Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
DeBlade y el capitan se encontraban en la playa. Jezar me propuso bajar del barco con el y asi lo hice. Una vez mas el pequeño grupo se habia juntado de nuevo. El capitan tenia muchas preguntas que respondernos, tal y como dijo Jezar ninguno de nosotros habia oido nada relacionado con islas magicas o huracanes repentinos. El hecho de los huracanes quizas fuera algo imprevisto, aunque me parecia algo sospechoso en parte... Cuando embarcamos rumbo a nuestro destino, el cual tampoco estaba muy claro, el tiempo se veia despejado en todo momento...
Me mantuve cerca de los tres mientras estos hablaban y hablaban. No tenia nada especial que preguntar, mi opinion al respecto era exactamente la misma que la de Jezar y DeBlade, asi que me parecia inutil gastar saliva de mas. En ese momento, mientras ellos conversaban, empeze a reflexionar ligeramente sobre la nota que habia cogido en la playa.
"El mar pierde sus barcos pues todo viajero que ha intentado llegar se ha perdido para siempre en las profundidades del océano"
La nota... - murmure mirando al capitan. Este habia acabado su discurso, antes habia mencionado algo de que su hija se encontraba aqui. De momento me limite a seguir sus ordenes, todo lo que decia acerca de este lugar no me daba animos de quedarme en la costa. Revise unos instantes mi equipo. Mi armadura se encontraba en buenas condiciones y mis espadas gemelas seguian apegadas a mi cinturon, cada una en sus respectivas fundas. Eche un pequeño vistazo al derruido barco de la orilla, aquellos humanos que nos acompañaron durante todo el dia iban a quedarse aqui? Es mas, en mi mente divagaba una duda mucho mayor - "Como se supone que vamos a volver...?" - cavile por lo bajo antes de marchar con el grupo hacia el interior de la selva.
Durante la travesia, mas de un ruido sospechoso se podia percibir en el ambiente. Conforme el viaje progresaba, mis sospechas iban en aumento. Lo que mas me intrigó del viaje fueron aquellas enormes telarañas que se encontraban sujetadas a varios arboles. Cuanto tiempo tardarian un par de arañas en formar una red tan grande? Si es que de arañas normales se trataban, en esta isla habian demasiadas cosas paranormales, no se asemejaba en ningun aspecto al bosque donde siempre habia vivido.
Despues de un buen recorrido habiamos llegado a un estanque de agua pura y limpia, este parecia ser un lugar mas o menos seguro, al menos aqui no habian esqueletos. Quizas seria buena idea parar aqui, aunque solo sea por unos minutos. Me acerque al lago, siempre y cuando el capitan no me lo impidiese, para arrodillarme frente a la orilla, juntando mis manos en el agua para poder beber un poco y de paso lavarme la cara. Hubo un instante en el que hundi mi rostro en el agua para refrescarme mejor, fue en ese momento cuando me percate de algo un tanto curioso. Dentro del agua habia abierto los ojos por unos instantes, encontrandome con una serie de objetos brillantes en el fondo del estanque... Es que en esta isla no habia nada normal?
Saque mi rostro del agua, levantandome y dirigiendome al grupo - Eh! Capitan! - le solte de manera repentina - Ya que sabes tanto de la isla... Que se supone que hay en el fondo de este lago?
Me mantuve cerca de los tres mientras estos hablaban y hablaban. No tenia nada especial que preguntar, mi opinion al respecto era exactamente la misma que la de Jezar y DeBlade, asi que me parecia inutil gastar saliva de mas. En ese momento, mientras ellos conversaban, empeze a reflexionar ligeramente sobre la nota que habia cogido en la playa.
"El mar pierde sus barcos pues todo viajero que ha intentado llegar se ha perdido para siempre en las profundidades del océano"
La nota... - murmure mirando al capitan. Este habia acabado su discurso, antes habia mencionado algo de que su hija se encontraba aqui. De momento me limite a seguir sus ordenes, todo lo que decia acerca de este lugar no me daba animos de quedarme en la costa. Revise unos instantes mi equipo. Mi armadura se encontraba en buenas condiciones y mis espadas gemelas seguian apegadas a mi cinturon, cada una en sus respectivas fundas. Eche un pequeño vistazo al derruido barco de la orilla, aquellos humanos que nos acompañaron durante todo el dia iban a quedarse aqui? Es mas, en mi mente divagaba una duda mucho mayor - "Como se supone que vamos a volver...?" - cavile por lo bajo antes de marchar con el grupo hacia el interior de la selva.
Durante la travesia, mas de un ruido sospechoso se podia percibir en el ambiente. Conforme el viaje progresaba, mis sospechas iban en aumento. Lo que mas me intrigó del viaje fueron aquellas enormes telarañas que se encontraban sujetadas a varios arboles. Cuanto tiempo tardarian un par de arañas en formar una red tan grande? Si es que de arañas normales se trataban, en esta isla habian demasiadas cosas paranormales, no se asemejaba en ningun aspecto al bosque donde siempre habia vivido.
Despues de un buen recorrido habiamos llegado a un estanque de agua pura y limpia, este parecia ser un lugar mas o menos seguro, al menos aqui no habian esqueletos. Quizas seria buena idea parar aqui, aunque solo sea por unos minutos. Me acerque al lago, siempre y cuando el capitan no me lo impidiese, para arrodillarme frente a la orilla, juntando mis manos en el agua para poder beber un poco y de paso lavarme la cara. Hubo un instante en el que hundi mi rostro en el agua para refrescarme mejor, fue en ese momento cuando me percate de algo un tanto curioso. Dentro del agua habia abierto los ojos por unos instantes, encontrandome con una serie de objetos brillantes en el fondo del estanque... Es que en esta isla no habia nada normal?
Saque mi rostro del agua, levantandome y dirigiendome al grupo - Eh! Capitan! - le solte de manera repentina - Ya que sabes tanto de la isla... Que se supone que hay en el fondo de este lago?
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
DeBlade aún no había terminado de formular su pregunta cuando Jézar, el hombre-bestia, agarró con violencia al capitán y empezó a lanzar gritos y amenazas encolerizadas. El capitán, poco impresionado, se soltó de la montaña de músculos que lo elevaban en el aire y le habló con un tono más sereno pero firme e inquietante:
-No me vengas con amenazas porque soy el único que sabe cómo es esta isla y cómo sobrevivir en ella. -Dijo con una mirada furiosa. Miró a los otros dos y les espetó: -Venid, esta es la isla donde tienen prisionera a mi hija, en el templo deben estar. Hay enemigos poderosos de las artes de la magia negra. Jézar, eres libre de decidir si nos sigues o mueres acá. No tienes opción. En la noches, las almas malditas se alzan para ir detrás de todo ser vivo...
Seguía dando su atemorizante discurso mientras se adentraba en la jungla.
Los tres aventureros dudaron un instante, pero en seguida comprendieron que ya sólo tenían un camino posible, y ese era el que marcaban los pasos del extraño guía.
La espesa vegetación dominaba el paisaje poco acogedor. El lugar tenía toda la pinta de ser nido y hogar de miles de criaturas peligrosas. Seres que podrían estar acechando en estos momentos a los caminantes.
DeBlade, que caminaba en 5º lugar en la cola que habían formado los tripulantes, se detuvo al ver algo que llamó poderosamente su atención:
Uno de los gruesos troncos que sostenían la inmensa maraña de vegetación que daba al lugar ese aspecto tan amenazante tenía un mensaje grabado. Cuando Petyr se acercó con curiosidad pudo comprobar que eso no era lo más inquietante: Un esqueleto colgaba inerte de las copas del árbol, con una especie de soga al cuello. Sus huesos estaban ennegrecidos, y la poca ropa que se conservaba sobre él estaba hecha jirones. En su cintura sobrevivía un viejo cinturón de cuero y una espada ancha y pesada.
"Desde luego, no es lo que se considera un acogedor comité de bienvenida" pensó DeBlade, y con un poco de esfuerzo desenganchó el oxidado cinturón, llevándose tanto el mismo como la espada que sujetaba.
Con el arma a cuestas, volvió a su posición en la columna humana.
Petyr se apresuró a dirigirse a sus dos compañeros hombres-bestia.
-Eh, grandullones, tomad. -Dijo, ofreciendo el espadón recién recogido. -La encontré en un cadáver que colgaba de un árbol, allí atrás. Deberíais echarle un vistazo, no tiene buena pinta. La espada, quedáosla. -Dijo, alejando el arma. -Yo ya voy armado, y no soy ducho en el combate con este tipo de armas pesadas. Seguro que alguno de vosotros, grandes guerreros, le da mejor uso.
-No me vengas con amenazas porque soy el único que sabe cómo es esta isla y cómo sobrevivir en ella. -Dijo con una mirada furiosa. Miró a los otros dos y les espetó: -Venid, esta es la isla donde tienen prisionera a mi hija, en el templo deben estar. Hay enemigos poderosos de las artes de la magia negra. Jézar, eres libre de decidir si nos sigues o mueres acá. No tienes opción. En la noches, las almas malditas se alzan para ir detrás de todo ser vivo...
Seguía dando su atemorizante discurso mientras se adentraba en la jungla.
Los tres aventureros dudaron un instante, pero en seguida comprendieron que ya sólo tenían un camino posible, y ese era el que marcaban los pasos del extraño guía.
La espesa vegetación dominaba el paisaje poco acogedor. El lugar tenía toda la pinta de ser nido y hogar de miles de criaturas peligrosas. Seres que podrían estar acechando en estos momentos a los caminantes.
DeBlade, que caminaba en 5º lugar en la cola que habían formado los tripulantes, se detuvo al ver algo que llamó poderosamente su atención:
Uno de los gruesos troncos que sostenían la inmensa maraña de vegetación que daba al lugar ese aspecto tan amenazante tenía un mensaje grabado. Cuando Petyr se acercó con curiosidad pudo comprobar que eso no era lo más inquietante: Un esqueleto colgaba inerte de las copas del árbol, con una especie de soga al cuello. Sus huesos estaban ennegrecidos, y la poca ropa que se conservaba sobre él estaba hecha jirones. En su cintura sobrevivía un viejo cinturón de cuero y una espada ancha y pesada.
"Desde luego, no es lo que se considera un acogedor comité de bienvenida" pensó DeBlade, y con un poco de esfuerzo desenganchó el oxidado cinturón, llevándose tanto el mismo como la espada que sujetaba.
Con el arma a cuestas, volvió a su posición en la columna humana.
La inscripción grabada en el tronco rezaba:
"Ya eres parte de la Isla"
"Ya eres parte de la Isla"
Petyr se apresuró a dirigirse a sus dos compañeros hombres-bestia.
-Eh, grandullones, tomad. -Dijo, ofreciendo el espadón recién recogido. -La encontré en un cadáver que colgaba de un árbol, allí atrás. Deberíais echarle un vistazo, no tiene buena pinta. La espada, quedáosla. -Dijo, alejando el arma. -Yo ya voy armado, y no soy ducho en el combate con este tipo de armas pesadas. Seguro que alguno de vosotros, grandes guerreros, le da mejor uso.
DeBlade
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
El capitán hizo ademán de zafarse del agarre al que le tenía sometido Jézar, por lo que éste, ante la sorpresa de que aquel anciano reaccionara mostrando valor, o rabia al menos, aflojó sus puños, permitiéndole así volver a pisar tierra firme.
-No me vengas con amenazas porque soy el único que sabe cómo es esta isla y cómo sobrevivir en ella. - Le advirtió mostrando una cólera que el hombre - bestia no esperaba en absoluto. Recuperado de la impresión inicial apretó los dientes y escuchó lo que tenía que decir el capitán.
-Hay enemigos poderosos, conocedores de las artes de la magia negra. Jézar, eres libre de decidir si nos sigues o mueres aquí. No tienes opción. Por las noches, las almas malditas se alzan para ir detrás de todo ser vivo...
Tras realizar su rápida exposición sobre lo paradisíaco que podía resultar aquel islote perdido, el marinero comenzó a adentrarse en la jungla junto con sus dos compañeros, dejándole plantado en medio de la playa. Jézar arrugó su rostro en un gesto de frustración y rugió con furia. No tenía elección, debía seguirles o resignarse a morir en la playa... Le soltó una patada a una calavera, haciéndola saltar en pedazos, y comenzó a seguir los pasos de los otros tres.
-Artes oscuras...Niebla mágica...Odio la magia... - Mascullaba entre dientes mientras daba largas zancadas para alcanzar a los demás.
Pronto consiguió ponerse a su altura y juntos se internaron en la jungla. Desde luego, tenía un aspecto más temible una vez adentrado en ella de lo que parecía desde fuera. Se oían sonidos extraños en los alrededores, pero las cosas que se podían escuchar no resultaban tan perturbadoras como las que estaban al alcance de los ojos.
-"Arañas gigantes. Claro, por qué no, seguro que hasta tienen alas. Pues que vengan" - Pensaba el hombre-bestia contemplando las enormes telarañas que colgaban entre la espesa vegetación de la selva. Sus compañeros también observaban el paisaje impresionados, o al menos Rengar, ya que aunque Jézar no lo había advertido,enfrascado como iba en sus cavilaciones, DeBlade se había ausentado durante un rato.
Sobre el mediodía llegaron a un estanque de agua cristalina situado en medio de un claro, donde Rengar decidió refrescarse la cara. Jézar en cambio, no se fiaba en absoluto de nada que pudiera proporcionarle aquel lugar, por lo que se sentó en una roca cercana, tras golpearla un par de veces con el pie, por si era mágica. Decidió matar el tiempo comprobando el filo de su hacha, por si se daba el caso de que les atacasen las arañas gigantes, o algo peor.
Eh! Capitan! - llamó Rengar mientras apartaba su rostro del estanque - Ya que sabes tanto de la isla... ¿Que se supone que hay en el fondo de este lago?
La pregunta pilló por sorpresa a Jézar, que se puso en pie y dio unos pasos hacia el lago para ver a que se refería su acompañante. Sin embargo el capitán no pudo responder, ya que en ese momento DeBlade apareció en el claro. Solo entonces se dio cuenta Jézar de que no había estado allí antes.
-Eh, grandullones, tomad. -Dijo, ofreciendo un espadón, sacado los dioses sabían de donde -La encontré en un cadáver que colgaba de un árbol, allí atrás. Deberíais echarle un vistazo, no tiene buena pinta. La espada, quedáosla. -Dijo, alejando el arma. -Yo ya voy armado, y no soy ducho en el combate con este tipo de armas pesadas. Seguro que alguno de vosotros, grandes guerreros, le da mejor uso.
-Humm... Así que estabas curioseando por ahí, me preguntaba donde te habrías metido.- Le mintió descaradamente, antes de dirigir su mirada hacia el arma que sostenía - ¿Se la has quitado a un muerto? Ten cuidado, ese chisme puede estar encantado, como todo este maldito sitio. Deja que le eche un vistazo.
Jézar se acercó a la espada y la examinó de cerca, mientras esperaba una explicación del capitán acerca del extraño brillo en el fondo del lago.
(Off rol: Agradecería una imagen o descripción del arma a ser posible, más que nada por saber si está en condiciones de ser usada por mi personaje, o si puede extraer de ella algo que le resulte útil.)
-No me vengas con amenazas porque soy el único que sabe cómo es esta isla y cómo sobrevivir en ella. - Le advirtió mostrando una cólera que el hombre - bestia no esperaba en absoluto. Recuperado de la impresión inicial apretó los dientes y escuchó lo que tenía que decir el capitán.
-Hay enemigos poderosos, conocedores de las artes de la magia negra. Jézar, eres libre de decidir si nos sigues o mueres aquí. No tienes opción. Por las noches, las almas malditas se alzan para ir detrás de todo ser vivo...
Tras realizar su rápida exposición sobre lo paradisíaco que podía resultar aquel islote perdido, el marinero comenzó a adentrarse en la jungla junto con sus dos compañeros, dejándole plantado en medio de la playa. Jézar arrugó su rostro en un gesto de frustración y rugió con furia. No tenía elección, debía seguirles o resignarse a morir en la playa... Le soltó una patada a una calavera, haciéndola saltar en pedazos, y comenzó a seguir los pasos de los otros tres.
-Artes oscuras...Niebla mágica...Odio la magia... - Mascullaba entre dientes mientras daba largas zancadas para alcanzar a los demás.
Pronto consiguió ponerse a su altura y juntos se internaron en la jungla. Desde luego, tenía un aspecto más temible una vez adentrado en ella de lo que parecía desde fuera. Se oían sonidos extraños en los alrededores, pero las cosas que se podían escuchar no resultaban tan perturbadoras como las que estaban al alcance de los ojos.
-"Arañas gigantes. Claro, por qué no, seguro que hasta tienen alas. Pues que vengan" - Pensaba el hombre-bestia contemplando las enormes telarañas que colgaban entre la espesa vegetación de la selva. Sus compañeros también observaban el paisaje impresionados, o al menos Rengar, ya que aunque Jézar no lo había advertido,enfrascado como iba en sus cavilaciones, DeBlade se había ausentado durante un rato.
Sobre el mediodía llegaron a un estanque de agua cristalina situado en medio de un claro, donde Rengar decidió refrescarse la cara. Jézar en cambio, no se fiaba en absoluto de nada que pudiera proporcionarle aquel lugar, por lo que se sentó en una roca cercana, tras golpearla un par de veces con el pie, por si era mágica. Decidió matar el tiempo comprobando el filo de su hacha, por si se daba el caso de que les atacasen las arañas gigantes, o algo peor.
Eh! Capitan! - llamó Rengar mientras apartaba su rostro del estanque - Ya que sabes tanto de la isla... ¿Que se supone que hay en el fondo de este lago?
La pregunta pilló por sorpresa a Jézar, que se puso en pie y dio unos pasos hacia el lago para ver a que se refería su acompañante. Sin embargo el capitán no pudo responder, ya que en ese momento DeBlade apareció en el claro. Solo entonces se dio cuenta Jézar de que no había estado allí antes.
-Eh, grandullones, tomad. -Dijo, ofreciendo un espadón, sacado los dioses sabían de donde -La encontré en un cadáver que colgaba de un árbol, allí atrás. Deberíais echarle un vistazo, no tiene buena pinta. La espada, quedáosla. -Dijo, alejando el arma. -Yo ya voy armado, y no soy ducho en el combate con este tipo de armas pesadas. Seguro que alguno de vosotros, grandes guerreros, le da mejor uso.
-Humm... Así que estabas curioseando por ahí, me preguntaba donde te habrías metido.- Le mintió descaradamente, antes de dirigir su mirada hacia el arma que sostenía - ¿Se la has quitado a un muerto? Ten cuidado, ese chisme puede estar encantado, como todo este maldito sitio. Deja que le eche un vistazo.
Jézar se acercó a la espada y la examinó de cerca, mientras esperaba una explicación del capitán acerca del extraño brillo en el fondo del lago.
(Off rol: Agradecería una imagen o descripción del arma a ser posible, más que nada por saber si está en condiciones de ser usada por mi personaje, o si puede extraer de ella algo que le resulte útil.)
Jézar
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Espada
El capitán observó al lago y dijo respondiendo a Rengar.
-Deben ser piedras, hay un volcán por este lugar, hay muchos minerales. En algún momento, esta agua llega a quemar-comentó el anciano y luego observó casi sin dar importancia a la espada. Solo se limitó a responder.
-No es peligrosa, ya conocerán lo que es el peligro cuando encontremos a mi hermano. La bestia nos ayudó bastante a pesar de todo...- se refirió al dragón huracán."Paranoico" pensó.
Mas tarde continuaron avanzando, seguían oyendo ruidos extraños, y después de caminar un buen trecho, empezaron a sentir que alguien los seguía. O algo. Había movimiento sobre las hojas de los árboles.
Rengar percibiría algo entre las ramas, DeBlade, algo que se alejó rápidamente en cuanto posó la mirada en algún lugar, y Jézar por tierra. Deberían subir, rebuscar por las ramas, y por algún sendero alejándose del grupo. ¿Habría beneficio? Si se apartaban por un rato, solo para curiosear, verían a unas niñas, vestidas de blanco, de no más de 6 años, una pelirroja, otra rubia, otra de cabello castaño.
La rubia estaba entre las ramas, observando con una sonrisa al que la buscaba con la mirada. La de cabello castaño, se echó a correr algo asustada, y la pelirroja trataría de ocultarse entre los arbustos.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
A decir verdad, no tenía ni la mas mínima idea de que es un volcán. Tampoco encontré conveniente preguntarlo ahora mismo, la situación actual requería mas atención, según el capitán nuestro objetivo era encontrar a su hija lo mas pronto posible y largarnos de aquí. Este sitio me da muy mala espina, cuando antes nos vayamos de aquí mejor para todos.
Antes de marchar, intente recapacitar un momento sobre la autentica identidad del capitán. El ya conocía esta isla, el ya había estado aquí antes... Como demonios ha logrado salir de aquí para contarlo? Según la nota, todo barco que surcaba estos mares acababa en el fondo del mar. Si lo que dice la nota es cierto, todo barco que intentara acercarse a esta isla acabaría igual que el barco en el que hemos venido. Partiendo de ese punto, sería imposible que un barco llegara a estas costas sano y salvo, por no hablar de que la distancia entre esta isla y el puerto de Cala de la Luna era algo que mi cabeza no lograba calcular ni de lejos. Sería casi imposible salir de aquí a nado.
Otro dato que el capitán nos dio anteriormente, en la costa, es que al anochecer las almas malditas cobrarían vida para acabar con todo ser vivo que habite en la isla. La playa estaba repleta de cientos de esqueletos, serian esas las almas malditas a las que se refería? Al anochecer los muertos cobrarían vida para matarnos?
Esta isla estaba llena de extraños acontecimientos. La forma de actuar del capitán ante estos acontecimientos no me era muy de fiar, es como si no le tuviera miedo a la muerte... Miedo a la muerte... - "Es probable que el capitán en realidad este... muerto...?" - pensé - "Puede ser que sea una de esas almas malditas de la isla? Mmmm... No lo entiendo, la magia y las maldiciones me son muy confusas..." - me rasque la cabeza confuso, siguiendo al capitán y al resto de hombres.
Anteriormente, DeBlade nos había ofrecido una espada que el mismo había encontrado de un cadáver. Yo por mi parte la había rechazado de manera educada, pero Jezar insistió en cogerla. La espada en realidad se trataba de una cimitarra, una espada curva. Que yo sepa, ese tipo de espadas suelen ser usadas comúnmente por piratas. No era algo que me importase mucho, el aspecto de la espada me importaba mucho mas que la forma. Parecía estar bastante oxidada... porque Jezar querría llevar algo asi encima? Y si la espada estaba maldita o encantada de alguna manera? Preferiría no pensar en ello...
La marcha por el bosque proseguía. Nuevamente, unos ruidos sospechosos volvían a inundar el paisaje lleno de vegetación. Por si acaso la situación lo requería, mi mano derecha estaba apegada a la empuñadura de una de mis espadas, lista para ser desenvainada en caso de que alguien o "algo" nos atacase. En varios momentos del viaje, mi mirada se fijaba en las ramas de los arboles, como si una presencia o varias no estuvieran espiando, esperando el momento exacto para atacar. El ruido, conforme íbamos avanzando se hacía cada vez más presente, hasta el punto en que estaba acabando con mi paciencia.
Me estoy empezando a hartar... - desenvaine mi espada derecha para colocarme la empuñadura de esta en la boca, sujetándola con mis dientes - Voy a subir - anduve en dirección al árbol cuyas ramas se empezaron a mover ligeramente. Saque mis garras al exterior para escalar el tronco del árbol hasta llegar a las ramas que albergaban ese sonido tan molesto.
Cuando me acerque a dichas ramas, para mi sorpresa me encontré con una niña. Una niña rubia, muy pequeña. Su edad no sobrepasaría los 8 años... me saque la espada de la boca empuñándola con la mano derecha. Con un rostro serio, sin rodeos, mis siguientes palabras saldrían de mis labios con un toque ligeramente enojado - Que haces aquí?
Antes de marchar, intente recapacitar un momento sobre la autentica identidad del capitán. El ya conocía esta isla, el ya había estado aquí antes... Como demonios ha logrado salir de aquí para contarlo? Según la nota, todo barco que surcaba estos mares acababa en el fondo del mar. Si lo que dice la nota es cierto, todo barco que intentara acercarse a esta isla acabaría igual que el barco en el que hemos venido. Partiendo de ese punto, sería imposible que un barco llegara a estas costas sano y salvo, por no hablar de que la distancia entre esta isla y el puerto de Cala de la Luna era algo que mi cabeza no lograba calcular ni de lejos. Sería casi imposible salir de aquí a nado.
Otro dato que el capitán nos dio anteriormente, en la costa, es que al anochecer las almas malditas cobrarían vida para acabar con todo ser vivo que habite en la isla. La playa estaba repleta de cientos de esqueletos, serian esas las almas malditas a las que se refería? Al anochecer los muertos cobrarían vida para matarnos?
Esta isla estaba llena de extraños acontecimientos. La forma de actuar del capitán ante estos acontecimientos no me era muy de fiar, es como si no le tuviera miedo a la muerte... Miedo a la muerte... - "Es probable que el capitán en realidad este... muerto...?" - pensé - "Puede ser que sea una de esas almas malditas de la isla? Mmmm... No lo entiendo, la magia y las maldiciones me son muy confusas..." - me rasque la cabeza confuso, siguiendo al capitán y al resto de hombres.
Anteriormente, DeBlade nos había ofrecido una espada que el mismo había encontrado de un cadáver. Yo por mi parte la había rechazado de manera educada, pero Jezar insistió en cogerla. La espada en realidad se trataba de una cimitarra, una espada curva. Que yo sepa, ese tipo de espadas suelen ser usadas comúnmente por piratas. No era algo que me importase mucho, el aspecto de la espada me importaba mucho mas que la forma. Parecía estar bastante oxidada... porque Jezar querría llevar algo asi encima? Y si la espada estaba maldita o encantada de alguna manera? Preferiría no pensar en ello...
La marcha por el bosque proseguía. Nuevamente, unos ruidos sospechosos volvían a inundar el paisaje lleno de vegetación. Por si acaso la situación lo requería, mi mano derecha estaba apegada a la empuñadura de una de mis espadas, lista para ser desenvainada en caso de que alguien o "algo" nos atacase. En varios momentos del viaje, mi mirada se fijaba en las ramas de los arboles, como si una presencia o varias no estuvieran espiando, esperando el momento exacto para atacar. El ruido, conforme íbamos avanzando se hacía cada vez más presente, hasta el punto en que estaba acabando con mi paciencia.
Me estoy empezando a hartar... - desenvaine mi espada derecha para colocarme la empuñadura de esta en la boca, sujetándola con mis dientes - Voy a subir - anduve en dirección al árbol cuyas ramas se empezaron a mover ligeramente. Saque mis garras al exterior para escalar el tronco del árbol hasta llegar a las ramas que albergaban ese sonido tan molesto.
Cuando me acerque a dichas ramas, para mi sorpresa me encontré con una niña. Una niña rubia, muy pequeña. Su edad no sobrepasaría los 8 años... me saque la espada de la boca empuñándola con la mano derecha. Con un rostro serio, sin rodeos, mis siguientes palabras saldrían de mis labios con un toque ligeramente enojado - Que haces aquí?
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
-No es peligrosa, ya conocerán lo que es el peligro cuando encontremos a mi hermano. -Dijo el capitán cuando el hombre-bestia le preguntó por la espada. -La bestia nos ayudó bastante a pesar de todo...
La conversación no se alargó más. El grupo continuó su búsqueda errante hasta casi llegado el atardecer.
Petyr se sentía como un pez fuera del agua que se resignaba a esperar una asfixia inevitable al haber sido arrastrado fuera de su entorno y no ser capaz de volver. Muy lejos del bullicio de las calles en las que acostumbraba a llevar su vida, DeBlade estaba totalmente aislado de todo lo que nunca hubiera conocido. Aquí no le servirían de mucho la astucia ni el engaño. En estas tierras misteriosas y hostiles sólo sobrevivía el más fuerte, y Petyr sabía que no era él.
Cavilaba también acerca del extraño anciano que los había arrastrado a esta locura. "De modo que este viejo que será poco más fuerte que yo conoce a la perfección la isla de la que se supone que no se puede salir vivo... es, como mínimo, sospechoso... No confío en absoluto en él ni en su palabra, pero ahora no tengo más remedio que seguirle." Pensaba DeBlade mientras caminaba vagamente por los alrededores "Además, tarde o temprano empezará a anochecer, y eso que nos contó de las almas de los muertos que se llevan a cualquiera que merodee por esta isla no suena nada bien..."
Entonces, unos extraños ruidos llamaron la atención de DeBlade y sus compañeros: parecía que algo los estaba siguiendo. Había movimiento sobre las hojas de los árboles que dominaban el paisaje.
Rengar, Jézar y Petyr no se lo pensaron dos veces y fueron raudos a tratar de descubrir qué o quién los observaba. Tres extrañas sombras se movieron en distintas direcciones, y los compañeros se separaron.
DeBlade llegó a un pequeño rincón entre unos matorrales, y allí se topó con aquello que estaba persiguiendo: Se trataba de una niña. Una pequeña niña de cabello castaño de no más de 6 años que parecía algo asustada.
-¿Quién eres tú? -Preguntó Petyr, claramente sorprendido con lo que estaba viendo. -¿Qué haces aquí?
---
[Off-Rol: Lamento la tardanza, no volverá a repetirse.]
La conversación no se alargó más. El grupo continuó su búsqueda errante hasta casi llegado el atardecer.
Petyr se sentía como un pez fuera del agua que se resignaba a esperar una asfixia inevitable al haber sido arrastrado fuera de su entorno y no ser capaz de volver. Muy lejos del bullicio de las calles en las que acostumbraba a llevar su vida, DeBlade estaba totalmente aislado de todo lo que nunca hubiera conocido. Aquí no le servirían de mucho la astucia ni el engaño. En estas tierras misteriosas y hostiles sólo sobrevivía el más fuerte, y Petyr sabía que no era él.
Cavilaba también acerca del extraño anciano que los había arrastrado a esta locura. "De modo que este viejo que será poco más fuerte que yo conoce a la perfección la isla de la que se supone que no se puede salir vivo... es, como mínimo, sospechoso... No confío en absoluto en él ni en su palabra, pero ahora no tengo más remedio que seguirle." Pensaba DeBlade mientras caminaba vagamente por los alrededores "Además, tarde o temprano empezará a anochecer, y eso que nos contó de las almas de los muertos que se llevan a cualquiera que merodee por esta isla no suena nada bien..."
Entonces, unos extraños ruidos llamaron la atención de DeBlade y sus compañeros: parecía que algo los estaba siguiendo. Había movimiento sobre las hojas de los árboles que dominaban el paisaje.
Rengar, Jézar y Petyr no se lo pensaron dos veces y fueron raudos a tratar de descubrir qué o quién los observaba. Tres extrañas sombras se movieron en distintas direcciones, y los compañeros se separaron.
DeBlade llegó a un pequeño rincón entre unos matorrales, y allí se topó con aquello que estaba persiguiendo: Se trataba de una niña. Una pequeña niña de cabello castaño de no más de 6 años que parecía algo asustada.
-¿Quién eres tú? -Preguntó Petyr, claramente sorprendido con lo que estaba viendo. -¿Qué haces aquí?
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[Off-Rol: Lamento la tardanza, no volverá a repetirse.]
DeBlade
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
-Bah, está hecha polvo, no me interesa un arma tan vieja e inservible - Dijo Jézar rechazando el sable que le tendía DeBlade. Tras escuchar la explicación del capitán sobre el volcán, fuera lo que fuera eso, decidieron continuar avanzando un rato más. El reducido grupo se movía a través de una vegetación espesa en una isla extraña, llena de cosas más extrañas todavía, lo cual provocaba en los compañeros de grupo del hombre-bestia una actitud de reflexión y de sospecha. Los pensamientos de Jézar, sin embargo, eran bastante más sencillos que todo eso.
-"Grmmmff... tengo ganas de partir algo con el hacha. Llevo días sin partir nada con el hacha. Como encuentre algo que partir con el hacha... voy a partirlo... con el hacha"- Sus profundas reflexiones dejaron paso al estado de alerta al que ya comenzaba a acostumbrarse, ya que se hacía común en aquel lugar alejado de la mano del hombre.
Al parecer los demás habían advertido algo significativo a los lados del camino, entre las ramas y arbustos. Él también lo había sentido, pero estaba bastante harto de tener que lidiar con cosas sobrenaturales, por lo que había decidido finjir que no se daba cuenta, a fin de que aquello que los siguiera, fuese lo que fuese, se confiase lo bastante como para lanzarse al ataque... y entonces lo despedazaría.
Sin embargo los otros dos parecían ser de opiniones distintas, ya que decidieron separarse para curiosear por el terreno, ansiosos probablemente de ser atacados por la espalda sin tener a ningún compañero cerca. Él único que parecía estar bastante tranquilo en aquel ambiente hostil era el capitán del navío, el cual, a pesar de su aspecto frágil, demostraba una calma propia de alguien que había vivido allí desde su nacimiento. Eso le pareció muy extraño a Jézar, por lo que su cabeza comenzó a atar cabos sueltos, pero en algún momento los cabos empezaron a enredarse demasiado y decidió dejar de pensar.
-"Viejo asqueroso." - Concluyó. Y se fue rápidamente a buscar a los demás entre la maleza.
Sin embargo lo único que encontró cuando rebuscó entre los arbustos fueron unas hebras de pelo rojo, las cuales fue muy sencillo rastrear hasta dar con su dueña metida entre unos espesos matojos.
-Vaya, vaya, ¿Que tenemos aquí? - Dijo el guerrero en voz alta, alzando a la pequeña por un brazo desde su escondrijo - Una cría de humano. Y una hembra además. ¿Que haces aquí pequeña? Te advierto que no se me dan muy bien las conversaciones, pero si resultas ser otro monstruo demoníaco de esta isla, tengo otras habilidades para ti - Le explicó tomando con tranquilidad el mango de su hacha de batalla.
-"Grmmmff... tengo ganas de partir algo con el hacha. Llevo días sin partir nada con el hacha. Como encuentre algo que partir con el hacha... voy a partirlo... con el hacha"- Sus profundas reflexiones dejaron paso al estado de alerta al que ya comenzaba a acostumbrarse, ya que se hacía común en aquel lugar alejado de la mano del hombre.
Al parecer los demás habían advertido algo significativo a los lados del camino, entre las ramas y arbustos. Él también lo había sentido, pero estaba bastante harto de tener que lidiar con cosas sobrenaturales, por lo que había decidido finjir que no se daba cuenta, a fin de que aquello que los siguiera, fuese lo que fuese, se confiase lo bastante como para lanzarse al ataque... y entonces lo despedazaría.
Sin embargo los otros dos parecían ser de opiniones distintas, ya que decidieron separarse para curiosear por el terreno, ansiosos probablemente de ser atacados por la espalda sin tener a ningún compañero cerca. Él único que parecía estar bastante tranquilo en aquel ambiente hostil era el capitán del navío, el cual, a pesar de su aspecto frágil, demostraba una calma propia de alguien que había vivido allí desde su nacimiento. Eso le pareció muy extraño a Jézar, por lo que su cabeza comenzó a atar cabos sueltos, pero en algún momento los cabos empezaron a enredarse demasiado y decidió dejar de pensar.
-"Viejo asqueroso." - Concluyó. Y se fue rápidamente a buscar a los demás entre la maleza.
Sin embargo lo único que encontró cuando rebuscó entre los arbustos fueron unas hebras de pelo rojo, las cuales fue muy sencillo rastrear hasta dar con su dueña metida entre unos espesos matojos.
-Vaya, vaya, ¿Que tenemos aquí? - Dijo el guerrero en voz alta, alzando a la pequeña por un brazo desde su escondrijo - Una cría de humano. Y una hembra además. ¿Que haces aquí pequeña? Te advierto que no se me dan muy bien las conversaciones, pero si resultas ser otro monstruo demoníaco de esta isla, tengo otras habilidades para ti - Le explicó tomando con tranquilidad el mango de su hacha de batalla.
Jézar
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
La de cabello rojo miró con susto a Jézar pero al verle el rostro y su aspecto, sonrió simpática. Lo mismo hicieron las otras niñas con los que la descubrieron. Pero se soltaron y se unieron al camino la tres encontrándose, y el capitán las enfrentó de brazos cruzados.
-Vaya, chiquitas y solas en esta isla... ¿Ustedes saben algo de Artharos o su hijo Davies? Muchachos, venid, estas niñas no son peligrosas...-las niñas irradiaban gran belleza, tanto en sus movimientos y ahora en sus voces cuando la oyeran.
-Te hemos visto en los sueños, Sam, y hemos venido a ver si era cierto. Tu comitiva es divertida, sobre todo ese hombre-señaló la niña de cabello rojizo con la mano al hombre-bestia-
El capitán formó una leve sonrisa en su rostro.
-Ya se quienes son, ustedes salvaron mi vida una vez... Espero poder contar con vuestra ayuda. Hemos venido a rescatar a mi hija-
La de cabello castaño pegó un saltito en el lugar, ansiosa de llamar la atención y dijo.
-Podemos ayudarles, por supuesto. La hemos visto, esta viva y encerrada en un celda, prisionera de esos hombres que mencionas-dijo con una voz muy dulce.
La rubia se interpuso.
-Aunque para ingresar dentro del lugar, deberán compartir una cena con Artharos, está sediento de poder y tendrán que convencerlo de que sois guerreros fuertes. Entonces tendrás una posibilidad de que rescaten a tu hija. Nosotras estaremos con ustedes-dijo meciéndose sobre los pies y de un momento para otro salieron corriendo, perdiéndose entre los matorrales. Pero se pudo ver un destello blanco y pronto tres motitas de pequeñas luces blancas se prendieron una en cada arma de los viajeros Jézar, Rengar, y DeBlade.
Llegó la noche y pisaban las primeras escalinatas templo. El aire parecía escalofriante. Se comenzó a oír voces fantasmagóricas y espectrales con ecos. Sin embargo cuando tomaron asiento agotados en algún momento, las luces que estaban sobre las armas invadió el cuerpo de todos y cayeron en un profundo sueño hasta el amanecer del día siguiente.
El capitán despertó primero, se sentía relajado como iban a sentirse los demás. Las luces volvían a estar sobre las armas, en la empuñadura, como si formara parte. Cuando hubieran despertado les tiró un par de frutas de su fardo de viaje y dijo.
-Las niñas son espíritus protectores, fallecieron hace más de 30 años, cuando el barco en el que viajaban naufragó, y los padres se perdieron en el mar, pero ellas sobrevivieron y quedaron en la isla, pero las malas energías terminaron por matarlas-explicó.
Observó el paisaje antes de emprender la subida a la escalera que se extendía ante ellos, a una gran puerta de hierro del templo. Las voces siniestras habían desaparecido y todo parecía estar en calma, pero de vez en cuando se veían esqueletos o huesos, y restos de armaduras rotas. Aunque la niebla continuaba pero menos densa que el día anterior.
-Vaya, chiquitas y solas en esta isla... ¿Ustedes saben algo de Artharos o su hijo Davies? Muchachos, venid, estas niñas no son peligrosas...-las niñas irradiaban gran belleza, tanto en sus movimientos y ahora en sus voces cuando la oyeran.
-Te hemos visto en los sueños, Sam, y hemos venido a ver si era cierto. Tu comitiva es divertida, sobre todo ese hombre-señaló la niña de cabello rojizo con la mano al hombre-bestia-
El capitán formó una leve sonrisa en su rostro.
-Ya se quienes son, ustedes salvaron mi vida una vez... Espero poder contar con vuestra ayuda. Hemos venido a rescatar a mi hija-
La de cabello castaño pegó un saltito en el lugar, ansiosa de llamar la atención y dijo.
-Podemos ayudarles, por supuesto. La hemos visto, esta viva y encerrada en un celda, prisionera de esos hombres que mencionas-dijo con una voz muy dulce.
La rubia se interpuso.
-Aunque para ingresar dentro del lugar, deberán compartir una cena con Artharos, está sediento de poder y tendrán que convencerlo de que sois guerreros fuertes. Entonces tendrás una posibilidad de que rescaten a tu hija. Nosotras estaremos con ustedes-dijo meciéndose sobre los pies y de un momento para otro salieron corriendo, perdiéndose entre los matorrales. Pero se pudo ver un destello blanco y pronto tres motitas de pequeñas luces blancas se prendieron una en cada arma de los viajeros Jézar, Rengar, y DeBlade.
Llegó la noche y pisaban las primeras escalinatas templo. El aire parecía escalofriante. Se comenzó a oír voces fantasmagóricas y espectrales con ecos. Sin embargo cuando tomaron asiento agotados en algún momento, las luces que estaban sobre las armas invadió el cuerpo de todos y cayeron en un profundo sueño hasta el amanecer del día siguiente.
El capitán despertó primero, se sentía relajado como iban a sentirse los demás. Las luces volvían a estar sobre las armas, en la empuñadura, como si formara parte. Cuando hubieran despertado les tiró un par de frutas de su fardo de viaje y dijo.
-Las niñas son espíritus protectores, fallecieron hace más de 30 años, cuando el barco en el que viajaban naufragó, y los padres se perdieron en el mar, pero ellas sobrevivieron y quedaron en la isla, pero las malas energías terminaron por matarlas-explicó.
Observó el paisaje antes de emprender la subida a la escalera que se extendía ante ellos, a una gran puerta de hierro del templo. Las voces siniestras habían desaparecido y todo parecía estar en calma, pero de vez en cuando se veían esqueletos o huesos, y restos de armaduras rotas. Aunque la niebla continuaba pero menos densa que el día anterior.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Aquella niña ni siquiera había hecho mención o atisbo alguno de asustarse. Solo permanecía ahí, sonriendo, como si encontrarse con una bestia como yo le resultase gracioso. En fin, era algo a lo que no preste demasiada importancia, nada en esta isla funciona como debería, que le vamos a hacer...
La joven echó a correr en dirección a donde estaba el capitán del grupo. Junto a ella se hallaban otras dos niñas, una pelirroja y la otra de cabellos castaños. Empezaron a conversar, parecían conocerse de antes - "Este hombre no para de escondernos sorpresas, una detrás de otra... ¿Que será lo siguiente?" - pensé.
Las niñas terminaron de conversar, alejándose del grupo para perderse en el bosque. Baje del árbol recapacitando sobre las últimas palabras de la chiquilla de pelo castaño. Cena con Artharos? Estamos aquí para rescatar a esa chica, no puedo perder el tiempo compartiendo alimento junto a nuestro posible enemigo, a quien se le ocurre? Esta isla cada vez me producía más escalofríos, el bosque en el que vivía es un paraíso comparado con esto.
Me dispuse a hablar con el capitán, cuando gire la cabeza alertado mirando hacia una de mis espadas - "?¿... Me ha parecido ver un pequeño destello... Creo que ya estoy sufriendo los efectos secundarios de estar tanto tiempo en esta isla" - pensé, volviendo a mirar al capitán - Veo que conoces demasiado bien esta isla y todos los que residen aquí. Deberías dejar de callarte esta clase de secretos, no crees? O acaso nos estas ocultando algo? - pregunte desconfiado, en parte. Ahora mismo solo se trataban de unas niñas, si llegara a ser algo peor puede que yo no siga de una pieza, ni ninguno de los que estemos aquí.
...........
Cayó la noche. Antes nosotros se hallaba al fin aquel templo que había divisado desde la orilla. Un camino desesperante, de eso estaba seguro, aquí dentro encontraríamos lo que buscábamos, o quizás no. Comenzamos a subir escaleras arriba. Los extraños e incómodos ruidos volvían a hacerse presentes, hasta el mismo aire del ambiente resultaba inquietante.
Pasados unos minutos el grupo entero paro a descansar. Mire el ambiente por unos segundos antes de sentarme en una de las escaleras próximas al resto de mis compañeros. "En la noche, las almas malditas se alzaran para ir detrás de todo ser vivo", las palabras del capitán resonaron en mi mente como si de una advertencia se tratase - Creéis que será buena idea parar a... a... - solté un bostezo en mitad de la conversación, el cansancio físico empezaba a hacer mella en mi, y no solo eso. Mi espada irradiaba un destello blanco, baje mi mirada para ver como una de mis armas empezaba a brillar cada vez más, hasta el punto en el que no solo era mi espada la que brillaba. Yo también empezaba a brillar ligeramente. Aquel destello había invadido mi cuerpo y el de mis compañeros, los cuales se encontraban en una situación similar. Me senté en la escalera con otro bostezo. A los pocos segundos mi cuerpo se hallaba tumbado en las escaleras, me había quedado completamente dormido.
...........
Los rayos de sol mañaneros lograron despertar de mi sueño. El capitán se encontraba despierto, me arrojo un par de frutas como desayuno y nos explico a todos quienes eran aquellas niñas y como acabaron en esta isla.
Un poco tarde para explicarlo, demasiado, pero toda información sería bien recibida. Más vale tarde que nunca, o eso dicen las lenguas. Su historia no me era muy lógica. "Las malas energías terminaron por matarlas". Se referiría a los muertos de la isla? Como sea, ahora mismo lo mejor era desayunar lo poco de comida que teníamos. Mientras disfrutaba de mi desayuno sentado en una de las escaleras, miraba algo inquieto a mis compañeros. Ellos también parecían tener sus sospechas desde un principio, sospechas tanto del capitán como de la isla en sí. Además, una de mis espadas aun brillaba ligeramente de blanco, en concreto la empuñadura. Eso significaba que tarde o temprano volvería a dormirme otra vez de la misma manera que antes? Habría que andar con ojo.
Una vez terminamos de comer, retomamos el camino escaleras arriba. Durante la aburrida travesía, llame con un pequeño susurro a ambos de mis compañeros - Jezar, Deblade - les indique con un gesto que acudiesen donde estaba. Una vez estuvieran cerca de mí, retrasaría mi avance ligeramente esperando que ellos hicieran lo mismo. Quería hablar con ellos a escondidas del capitán, o al menos tratar de ser discreto - Que pensáis de Sam? Yo, aunque parezca extraño, creo que él no está vivo. Sé que antes en el bosque había mencionado que aquellas chiquillas le habían salvado la vida, pero algo en el me dice que eso no es del todo cierto. Antes en la playa dijo que nadie salía de aquí con vida, todo barco se estrellaba antes de llegar a la costa en buen estado, por lo que resultaría difícil salir de aquí a nado. A juzgar por todo lo que está pasando aquí, nos oculta algo muy importante... - murmuraba a espaldas de Sam, un par de escaleras más abajo.
Pasado un rato ya nos encontrábamos frente a las puertas del templo. El ambiente pareció tornarse algo más normal y natural, a excepción de la niebla y los esqueletos, que aun persistían durante el camino pero con menos frecuencia que antes.
La joven echó a correr en dirección a donde estaba el capitán del grupo. Junto a ella se hallaban otras dos niñas, una pelirroja y la otra de cabellos castaños. Empezaron a conversar, parecían conocerse de antes - "Este hombre no para de escondernos sorpresas, una detrás de otra... ¿Que será lo siguiente?" - pensé.
Las niñas terminaron de conversar, alejándose del grupo para perderse en el bosque. Baje del árbol recapacitando sobre las últimas palabras de la chiquilla de pelo castaño. Cena con Artharos? Estamos aquí para rescatar a esa chica, no puedo perder el tiempo compartiendo alimento junto a nuestro posible enemigo, a quien se le ocurre? Esta isla cada vez me producía más escalofríos, el bosque en el que vivía es un paraíso comparado con esto.
Me dispuse a hablar con el capitán, cuando gire la cabeza alertado mirando hacia una de mis espadas - "?¿... Me ha parecido ver un pequeño destello... Creo que ya estoy sufriendo los efectos secundarios de estar tanto tiempo en esta isla" - pensé, volviendo a mirar al capitán - Veo que conoces demasiado bien esta isla y todos los que residen aquí. Deberías dejar de callarte esta clase de secretos, no crees? O acaso nos estas ocultando algo? - pregunte desconfiado, en parte. Ahora mismo solo se trataban de unas niñas, si llegara a ser algo peor puede que yo no siga de una pieza, ni ninguno de los que estemos aquí.
...........
Cayó la noche. Antes nosotros se hallaba al fin aquel templo que había divisado desde la orilla. Un camino desesperante, de eso estaba seguro, aquí dentro encontraríamos lo que buscábamos, o quizás no. Comenzamos a subir escaleras arriba. Los extraños e incómodos ruidos volvían a hacerse presentes, hasta el mismo aire del ambiente resultaba inquietante.
Pasados unos minutos el grupo entero paro a descansar. Mire el ambiente por unos segundos antes de sentarme en una de las escaleras próximas al resto de mis compañeros. "En la noche, las almas malditas se alzaran para ir detrás de todo ser vivo", las palabras del capitán resonaron en mi mente como si de una advertencia se tratase - Creéis que será buena idea parar a... a... - solté un bostezo en mitad de la conversación, el cansancio físico empezaba a hacer mella en mi, y no solo eso. Mi espada irradiaba un destello blanco, baje mi mirada para ver como una de mis armas empezaba a brillar cada vez más, hasta el punto en el que no solo era mi espada la que brillaba. Yo también empezaba a brillar ligeramente. Aquel destello había invadido mi cuerpo y el de mis compañeros, los cuales se encontraban en una situación similar. Me senté en la escalera con otro bostezo. A los pocos segundos mi cuerpo se hallaba tumbado en las escaleras, me había quedado completamente dormido.
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Los rayos de sol mañaneros lograron despertar de mi sueño. El capitán se encontraba despierto, me arrojo un par de frutas como desayuno y nos explico a todos quienes eran aquellas niñas y como acabaron en esta isla.
Un poco tarde para explicarlo, demasiado, pero toda información sería bien recibida. Más vale tarde que nunca, o eso dicen las lenguas. Su historia no me era muy lógica. "Las malas energías terminaron por matarlas". Se referiría a los muertos de la isla? Como sea, ahora mismo lo mejor era desayunar lo poco de comida que teníamos. Mientras disfrutaba de mi desayuno sentado en una de las escaleras, miraba algo inquieto a mis compañeros. Ellos también parecían tener sus sospechas desde un principio, sospechas tanto del capitán como de la isla en sí. Además, una de mis espadas aun brillaba ligeramente de blanco, en concreto la empuñadura. Eso significaba que tarde o temprano volvería a dormirme otra vez de la misma manera que antes? Habría que andar con ojo.
Una vez terminamos de comer, retomamos el camino escaleras arriba. Durante la aburrida travesía, llame con un pequeño susurro a ambos de mis compañeros - Jezar, Deblade - les indique con un gesto que acudiesen donde estaba. Una vez estuvieran cerca de mí, retrasaría mi avance ligeramente esperando que ellos hicieran lo mismo. Quería hablar con ellos a escondidas del capitán, o al menos tratar de ser discreto - Que pensáis de Sam? Yo, aunque parezca extraño, creo que él no está vivo. Sé que antes en el bosque había mencionado que aquellas chiquillas le habían salvado la vida, pero algo en el me dice que eso no es del todo cierto. Antes en la playa dijo que nadie salía de aquí con vida, todo barco se estrellaba antes de llegar a la costa en buen estado, por lo que resultaría difícil salir de aquí a nado. A juzgar por todo lo que está pasando aquí, nos oculta algo muy importante... - murmuraba a espaldas de Sam, un par de escaleras más abajo.
Pasado un rato ya nos encontrábamos frente a las puertas del templo. El ambiente pareció tornarse algo más normal y natural, a excepción de la niebla y los esqueletos, que aun persistían durante el camino pero con menos frecuencia que antes.
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Al parecer aquellas niñas no eran más que otro producto de la isla. Si bien, éstas eran de una naturaleza benigna, por lo que les dio a entender el capitán a sus acompañantes. Las chiquillas se mostraron muy cordiales con los visitantes, y advirtieron de la necesidad de mantener un cena con Artharos si querían acceder a la extraña construcción hacia la que se dirigían y rescatar a la hija del capitán, tal como se habían propuesto en un principio.
-Sin problema, me encanta asistir a una buena comida, y si después de eso necesito demostrar que soy un guerrero poderoso... bueno... no se me ocurre una forma mejor de digerir la comida que con una buena pelea. - A Jézar no le extrañaba en absoluto aquella costumbre, pues era algo habitual entre su gente organizar grandes banquetes, tras los cuales, los comensales demostraban su fuerza en un combate, bien fuese con armas o con las manos desnudas, dependiendo del ambiente que reinase entre los asistentes.
Una de las niñas espectrales, muertas tiempo atrás, resaltó el aspecto gracioso de Jézar, cosa que el hombre-bestia no acabó de entender, ya que no era su intención en absoluto resultarle gracioso a nadie, pero teniendo en cuenta que hablaba con una niña muerta, la situación le pareció lo suficientemente disparatada como para permitirse sonreír ante el comentario.
Después del breve encuentro, todos continuaron su viaje hacia el lugar donde se suponía encontrarían a la hija del condenado capitán y terminarían de una vez todo aquel sin sentido. Sin embargo poco antes de llegar, sus armas comenzaron a irradiar una extraña luz.
-Oh, perfecto, la isla acaba de embrujar mi hacha, mas le vale a estos malditos espíritus que no me la desafilen con sus hechizos de ultratumba, o pienso cortar... corta... cort... hmmf.. - No pudo terminar la frase, ya que cayó en un sueño profundo junto con el resto de los aventureros.
Al día siguiente, se levantaron frescos como rosas, y tras la desconfianza inicial de aquel suceso tan extraño, decidieron ignorarlo, dando por hecho que tenía que ver con aquellas extrañas señoritas que se habían encontrado, y continuaron su viaje.
Al poco rato llegaron a los escalones de aquel extraño templo que se alzaba en el centro de la isla, y Rengar se retrasó unos cuantos pasos del capitán para hablar con Jézar de forma discreta, sin que el anciano los oyera.
-¿Que piensas de Sam? Yo, aunque parezca extraño, creo que él no está vivo. Sé que antes en el bosque había mencionado que aquellas chiquillas le habían salvado la vida, pero algo en el me dice que eso no es del todo cierto. Antes en la playa dijo que nadie salía de aquí con vida, todo barco se estrellaba antes de llegar a la costa en buen estado, por lo que resultaría difícil salir de aquí a nado. A juzgar por todo lo que está pasando aquí, nos oculta algo muy importante...
-Hmmm... Quizás tengas razón camarada, yo tampoco me fío de este tipo, pero lo de las conspiraciones y engaños no es precisamente mi fuerte. Hagamos un trato, tú intenta descubrir que es exactamente lo que nos está ocultando, o por lo menos trata de averiguar si nuestras sospechas son ciertas. En caso de que lo sean, me ocuparé de extraerle la verdad a golpes de hacha. Si decide no decir nada, al menos nos divertiremos un rato. - Jézar frunció el ceño y sus afilados colmillos afloraron al exterior. Toda aquella situación le inspiraba desconfianza, tanto la isla como el propio capitán... Al menos parecía que Rengar estaba tan confuso y molesto como él. Por el momento dejaría que él se ocupase de hablar con el anciano. No le caía nada bien el tal Sam.
-Sin problema, me encanta asistir a una buena comida, y si después de eso necesito demostrar que soy un guerrero poderoso... bueno... no se me ocurre una forma mejor de digerir la comida que con una buena pelea. - A Jézar no le extrañaba en absoluto aquella costumbre, pues era algo habitual entre su gente organizar grandes banquetes, tras los cuales, los comensales demostraban su fuerza en un combate, bien fuese con armas o con las manos desnudas, dependiendo del ambiente que reinase entre los asistentes.
Una de las niñas espectrales, muertas tiempo atrás, resaltó el aspecto gracioso de Jézar, cosa que el hombre-bestia no acabó de entender, ya que no era su intención en absoluto resultarle gracioso a nadie, pero teniendo en cuenta que hablaba con una niña muerta, la situación le pareció lo suficientemente disparatada como para permitirse sonreír ante el comentario.
Después del breve encuentro, todos continuaron su viaje hacia el lugar donde se suponía encontrarían a la hija del condenado capitán y terminarían de una vez todo aquel sin sentido. Sin embargo poco antes de llegar, sus armas comenzaron a irradiar una extraña luz.
-Oh, perfecto, la isla acaba de embrujar mi hacha, mas le vale a estos malditos espíritus que no me la desafilen con sus hechizos de ultratumba, o pienso cortar... corta... cort... hmmf.. - No pudo terminar la frase, ya que cayó en un sueño profundo junto con el resto de los aventureros.
Al día siguiente, se levantaron frescos como rosas, y tras la desconfianza inicial de aquel suceso tan extraño, decidieron ignorarlo, dando por hecho que tenía que ver con aquellas extrañas señoritas que se habían encontrado, y continuaron su viaje.
Al poco rato llegaron a los escalones de aquel extraño templo que se alzaba en el centro de la isla, y Rengar se retrasó unos cuantos pasos del capitán para hablar con Jézar de forma discreta, sin que el anciano los oyera.
-¿Que piensas de Sam? Yo, aunque parezca extraño, creo que él no está vivo. Sé que antes en el bosque había mencionado que aquellas chiquillas le habían salvado la vida, pero algo en el me dice que eso no es del todo cierto. Antes en la playa dijo que nadie salía de aquí con vida, todo barco se estrellaba antes de llegar a la costa en buen estado, por lo que resultaría difícil salir de aquí a nado. A juzgar por todo lo que está pasando aquí, nos oculta algo muy importante...
-Hmmm... Quizás tengas razón camarada, yo tampoco me fío de este tipo, pero lo de las conspiraciones y engaños no es precisamente mi fuerte. Hagamos un trato, tú intenta descubrir que es exactamente lo que nos está ocultando, o por lo menos trata de averiguar si nuestras sospechas son ciertas. En caso de que lo sean, me ocuparé de extraerle la verdad a golpes de hacha. Si decide no decir nada, al menos nos divertiremos un rato. - Jézar frunció el ceño y sus afilados colmillos afloraron al exterior. Toda aquella situación le inspiraba desconfianza, tanto la isla como el propio capitán... Al menos parecía que Rengar estaba tan confuso y molesto como él. Por el momento dejaría que él se ocupase de hablar con el anciano. No le caía nada bien el tal Sam.
Jézar
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
-¡Seguidme al templo!-gritó el capitán y mas tarde, cuando llegaron frente a la puerta, con solo tocarla se abrió.
Era gigantesca, y las paredes de piedra. Hacia los lados se extendían columnas que soportaban al edificio. El hombre les indicó con un gesto que pasaran, pero para que ellos se sintieran seguros, se adelantó.
Había un gran hall allí iluminado con antorchas en las paredes y cuatro guardias vestidos con armaduras de cuero y ballestas. Cerraron el paso a los viajeros y Sam habló con voz tajante.
-Vengo a visitar a Artharos, a cenar con él, y a ver a mi hija. Vengo a ofrecer un buen negocio-dos guardias cerraron la puerta detrás de ellos, y la trabaron con pesadas maderas gruesas-Ninguno se mueva, confiad en mí si queréis salir con vida-
-Seguidme-habló uno y comenzaron a escoltar a los cuatro hasta el otro extremo de la sala. Subieron una escalera y recorrieron un pasillo con varias puertas y diversos caminos a otros lugares del edificio. Llegaron al final del corredor alfombrado en rojo sangre y se encontraron ante un mesón rectangular lleno de bandejas, cubiertos, platos de oro. Habían arañas de techo hechas con perlas marinas. Habían ventanales, pero cualquiera que mirara, vería una larga caída a un precipicio que terminaba en un rio.
En el extremo opuesto de la mesa estaba Artharos, el capitán quien se levantó y extendió sus manos. A la derecha de éste, estaba su hijo, sonriendo contento.
- ¡Bienvenidos, tanto tiempo querido hermano, y veo que traes invitados! -dijo observando a cada uno y se detuvo un momento en DeBlade. Pero sonrió de forma amable y los invitó a sentarse a su lado izquierdo a los cuatro. Los cuatro guardias los obligaron a sentarse.
-Artharos, sabes a lo que he venido, quiero hacer un negocio con tal de que me regreses a mi bella hija-se justificó Sam, sentándose del lado izquierdo, frente a su sobrino.
-Hablaremos del negocio después de almorzar...pero lamentablemente hay cena para 6 y no para siete, contando a la amada de mi hijo-miró a DeBlade y sonriendo dijo-Desháganse del humano-
Sin importar réplicas o reproches, varios guardias sujetaron en sus respectivos asientos a Jézar y Rengar en tanto que Sam le lanzó una mirada asesina a su hermano y reclamó.
- ¡No tiene la culpa, déjale hombre! ¡Estoy a cargo de su protección!-el hermano soltó una carcajada mientras dos guardias golpeaban en la cabeza a DeBlade y lo sacaban fuera del lugar. Al salir, unas rejas bajaron de todas las puertas quitando posibilidad de todo escape del lugar.
Mas tarde, al borde de un acantilado, con las manos atadas hacían retroceder a punta de filo a DeBlade. Esto ocurría cerca del templo, de atrás apuntaban con flecha, imposibilitándole escapatoria. Uno de ellos lanzó una flecha y llegó a darle en el hombro derecho, atravesándolo al humano. Y aprovechando el dolor, los soldados se adelantaron empujándolo al vacio.
Tres semanas después despertaría en el hospital de Lunargenta recuperándose de fracturas de costillas y heridas. Tenía suerte de que le hubieran encontrado.
Era gigantesca, y las paredes de piedra. Hacia los lados se extendían columnas que soportaban al edificio. El hombre les indicó con un gesto que pasaran, pero para que ellos se sintieran seguros, se adelantó.
Había un gran hall allí iluminado con antorchas en las paredes y cuatro guardias vestidos con armaduras de cuero y ballestas. Cerraron el paso a los viajeros y Sam habló con voz tajante.
-Vengo a visitar a Artharos, a cenar con él, y a ver a mi hija. Vengo a ofrecer un buen negocio-dos guardias cerraron la puerta detrás de ellos, y la trabaron con pesadas maderas gruesas-Ninguno se mueva, confiad en mí si queréis salir con vida-
-Seguidme-habló uno y comenzaron a escoltar a los cuatro hasta el otro extremo de la sala. Subieron una escalera y recorrieron un pasillo con varias puertas y diversos caminos a otros lugares del edificio. Llegaron al final del corredor alfombrado en rojo sangre y se encontraron ante un mesón rectangular lleno de bandejas, cubiertos, platos de oro. Habían arañas de techo hechas con perlas marinas. Habían ventanales, pero cualquiera que mirara, vería una larga caída a un precipicio que terminaba en un rio.
En el extremo opuesto de la mesa estaba Artharos, el capitán quien se levantó y extendió sus manos. A la derecha de éste, estaba su hijo, sonriendo contento.
- ¡Bienvenidos, tanto tiempo querido hermano, y veo que traes invitados! -dijo observando a cada uno y se detuvo un momento en DeBlade. Pero sonrió de forma amable y los invitó a sentarse a su lado izquierdo a los cuatro. Los cuatro guardias los obligaron a sentarse.
-Artharos, sabes a lo que he venido, quiero hacer un negocio con tal de que me regreses a mi bella hija-se justificó Sam, sentándose del lado izquierdo, frente a su sobrino.
-Hablaremos del negocio después de almorzar...pero lamentablemente hay cena para 6 y no para siete, contando a la amada de mi hijo-miró a DeBlade y sonriendo dijo-Desháganse del humano-
Sin importar réplicas o reproches, varios guardias sujetaron en sus respectivos asientos a Jézar y Rengar en tanto que Sam le lanzó una mirada asesina a su hermano y reclamó.
- ¡No tiene la culpa, déjale hombre! ¡Estoy a cargo de su protección!-el hermano soltó una carcajada mientras dos guardias golpeaban en la cabeza a DeBlade y lo sacaban fuera del lugar. Al salir, unas rejas bajaron de todas las puertas quitando posibilidad de todo escape del lugar.
Mas tarde, al borde de un acantilado, con las manos atadas hacían retroceder a punta de filo a DeBlade. Esto ocurría cerca del templo, de atrás apuntaban con flecha, imposibilitándole escapatoria. Uno de ellos lanzó una flecha y llegó a darle en el hombro derecho, atravesándolo al humano. Y aprovechando el dolor, los soldados se adelantaron empujándolo al vacio.
Tres semanas después despertaría en el hospital de Lunargenta recuperándose de fracturas de costillas y heridas. Tenía suerte de que le hubieran encontrado.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Asentí ante la respuesta de Jezar. Deblade se veía tan embobado en el camino que lo ignore por el momento. Intentaría averiguar algo sobre Sam, discretamente me seria difícil, los de mi especie no solemos andarnos con minucias y Jezar era un perfecto ejemplo con su hacha. El tenía mas aires de humor que yo, perdería los estribos antes que yo, así que no descarte que mataría al capitán sin dudarlo.
Poco después, mis pensamientos fueron interrumpidos por el grito del capitán. Con tan solo tocar el enorme portón, este se abrió lentamente dejándonos ver el interior de la estructura que habíamos escalado durante horas.
Un enorme hall con antorchas en las paredes como única iluminación se presento ante nuestras miradas. Cuatro guardias, armados con unas extrañas armas que jamás había visto antes, nos recibieron en la entrada, y no fue una bienvenida encantadora o alegre. Sam se presento ante los guardias, los cuales nos dejaron entrar trabando la puerta de entrada con trozos pesados de madera. El capitán nos murmuro que le siguiéramos la corriente en todo momento, siempre y cuando no queramos acabar en el otro barrio.
La palabra "negocio", que Sam menciono antes, no me gusto para nada. Ya conocía de antes algunos de los caprichos humanos, intercambiando dinero, pertenencias importantes, personas inocentes que habían sido secuestradas, incluso mujeres! Mujeres que se vendían a otros hombres mediante relaciones carnales donde el amor estaba totalmente fuera de lugar, solo lo hacían por dinero... - "Por esto..." - pensé con remordimiento mirando mi bolsa con 200 aeros en su interior. Acaso Sam planeaba vendernos a aquel sujeto para liberar a su hija? Solo pensaba por el mismo? Nos abandonaría, o de verdad quiere ayudarnos?
De todas formas, Sam se convertía para nosotros, poco a poco, en un sujeto neutral. Cualquier acción sospechosa que delate su verdadero propósito me obligaría a intervenir, de la manera en la que Jezar menciono antes. Una bestia enfurecida no es moco de pavo, dos bestias enfurecidas con sed de sangre pueden desempeñar perfectamente una escena cruel y despiadada aquí y ahora. Una escena donde el acero y la sangre son las principales protagonistas, deberías andar con cuidado, "capitán".
Los guardias nos acompañaron por un pasillo de irreconocible tamaño, donde residían varias habitaciones, además de más pasillos que se mostraban como bifurcaciones del pasillo principal. Salir de aquí sin la ayuda de Sam seria toda una odisea. Intente divisar lo que pude de cada pasillo para guiarme después, en caso de que el banquete no fuera realmente un banquete, donde la gente se sienta a comer alrededor de la mesa, donde todo son comida, charlas y risas hasta que su estomago diga "basta". O al menos eso he oído decir de mi padre, cuando él era joven como yo, las fiestas tribales de nuestra tribu eran muy frecuentes. Ojala hubiese nacido antes solo para contemplar con mis propios ojos cómo eran los de mi especie, la forma en la que mi especie celebraba cada victoria en la batalla, cada cacería bien realizada... Jezar debería saber algo de esto, o quizás no? Cuando acabemos con todo este lio, sería el momento de hablar. El podría ser una buena fuente de conocimiento, una fuente cuyos ríos del saber no podía ignorar, quería saber más sobre mi y los míos, y Jezar seria la perfecta persona, o bestia, que me ayudaría en esa labor.
La caminata nos llevo a un comedor de dimensiones muy aceptables. Una enorme mesa se presentaba en el centro de la habitación, debajo de esta, había una alfombra de color roja muy elegante. Unos ventanales decoraban las paredes, facilitando quizás una posible vía de escape, siempre y cuando no nos cayésemos del precipicio. Ni siquiera me hizo falta mirar, las horas que habíamos pasado escalando este templo eran la única pista que necesitaba. En el extremo contrario de la mesa se encontraba el posible sujeto que estábamos buscando desde un inicio, según las palabras de Sam, se hacía llamar "Artharos". Cerca de el residía su hijo, como bien pude deducir de las palabras de Artharos.
Sam y Artharos comenzaron a hablar. Yo tan solo me limite a sentarme al lado del capitán, esperando que Jezar se situase a mi lado también. La conversación entre ellos dos carecía de sentido común a mi parecer, yo tan solo me limitaba a quedarme quieto, con las manos entrelazadas, escuchando la conversación mientras miraba de reojo a los guardias con un gesto serio. No tenía nada que decir, solo era un mandado ahora mismo, el secuestrador de la hija de Sam se hallaba aquí, y nosotros nos disponemos a cenar con él. No todo debe resolverse con violencia, pero tal y como pensé antes, la palabra "negocio" saliendo de los labios de un humano no me revelaba un buen futuro, y más aun cuando el humano que la había pronunciado estaba hablando con nada más y nada menos que su hermano de sangre, otro humano.
La sorpresa vino cuando Artharos nos comento que solo habría cena para seis comensales. Como si de un vulgar saco de comida fuese, Artharos ordeno a los guardias deshacerse de Deblade. Ni siquiera pude levantarme de la silla, los guardias nos sujetaron en nuestros respectivos asientos, aunque realmente no había hecho atisbo alguno de levantarme, ni quería hacerlo. No dije nada, pues las palabras de Sam fueron exactamente mis palabras a pronunciar. No quería hablar más de lo necesario, así que calle, esperando respuesta de Artharos, la cual no fue nada agradable. No dijo nada, su sonrisa y su rostro maquiavélico eran toda la respuesta que necesitaba para contemplar la verdadera crueldad de algunos humanos.
Deblade... Se veía tan cortés y bonachón... - murmure a Jezar, bajando la mirada con preocupación. A decir verdad, Deblade era uno de los pocos humanos que consideraba amistosos desde su corazón, parecía buena persona... y ahora esa persona se había esfumado mas allá de nuestra mirada, pues la puerta de entrada se cerró a cal y canto, hasta mas ver...
Que vas a hacer con él? - pregunte a Artharos, levantando la cabeza sin despejar el gesto serio de mi rostro.
Poco después, mis pensamientos fueron interrumpidos por el grito del capitán. Con tan solo tocar el enorme portón, este se abrió lentamente dejándonos ver el interior de la estructura que habíamos escalado durante horas.
Un enorme hall con antorchas en las paredes como única iluminación se presento ante nuestras miradas. Cuatro guardias, armados con unas extrañas armas que jamás había visto antes, nos recibieron en la entrada, y no fue una bienvenida encantadora o alegre. Sam se presento ante los guardias, los cuales nos dejaron entrar trabando la puerta de entrada con trozos pesados de madera. El capitán nos murmuro que le siguiéramos la corriente en todo momento, siempre y cuando no queramos acabar en el otro barrio.
La palabra "negocio", que Sam menciono antes, no me gusto para nada. Ya conocía de antes algunos de los caprichos humanos, intercambiando dinero, pertenencias importantes, personas inocentes que habían sido secuestradas, incluso mujeres! Mujeres que se vendían a otros hombres mediante relaciones carnales donde el amor estaba totalmente fuera de lugar, solo lo hacían por dinero... - "Por esto..." - pensé con remordimiento mirando mi bolsa con 200 aeros en su interior. Acaso Sam planeaba vendernos a aquel sujeto para liberar a su hija? Solo pensaba por el mismo? Nos abandonaría, o de verdad quiere ayudarnos?
De todas formas, Sam se convertía para nosotros, poco a poco, en un sujeto neutral. Cualquier acción sospechosa que delate su verdadero propósito me obligaría a intervenir, de la manera en la que Jezar menciono antes. Una bestia enfurecida no es moco de pavo, dos bestias enfurecidas con sed de sangre pueden desempeñar perfectamente una escena cruel y despiadada aquí y ahora. Una escena donde el acero y la sangre son las principales protagonistas, deberías andar con cuidado, "capitán".
Los guardias nos acompañaron por un pasillo de irreconocible tamaño, donde residían varias habitaciones, además de más pasillos que se mostraban como bifurcaciones del pasillo principal. Salir de aquí sin la ayuda de Sam seria toda una odisea. Intente divisar lo que pude de cada pasillo para guiarme después, en caso de que el banquete no fuera realmente un banquete, donde la gente se sienta a comer alrededor de la mesa, donde todo son comida, charlas y risas hasta que su estomago diga "basta". O al menos eso he oído decir de mi padre, cuando él era joven como yo, las fiestas tribales de nuestra tribu eran muy frecuentes. Ojala hubiese nacido antes solo para contemplar con mis propios ojos cómo eran los de mi especie, la forma en la que mi especie celebraba cada victoria en la batalla, cada cacería bien realizada... Jezar debería saber algo de esto, o quizás no? Cuando acabemos con todo este lio, sería el momento de hablar. El podría ser una buena fuente de conocimiento, una fuente cuyos ríos del saber no podía ignorar, quería saber más sobre mi y los míos, y Jezar seria la perfecta persona, o bestia, que me ayudaría en esa labor.
La caminata nos llevo a un comedor de dimensiones muy aceptables. Una enorme mesa se presentaba en el centro de la habitación, debajo de esta, había una alfombra de color roja muy elegante. Unos ventanales decoraban las paredes, facilitando quizás una posible vía de escape, siempre y cuando no nos cayésemos del precipicio. Ni siquiera me hizo falta mirar, las horas que habíamos pasado escalando este templo eran la única pista que necesitaba. En el extremo contrario de la mesa se encontraba el posible sujeto que estábamos buscando desde un inicio, según las palabras de Sam, se hacía llamar "Artharos". Cerca de el residía su hijo, como bien pude deducir de las palabras de Artharos.
Sam y Artharos comenzaron a hablar. Yo tan solo me limite a sentarme al lado del capitán, esperando que Jezar se situase a mi lado también. La conversación entre ellos dos carecía de sentido común a mi parecer, yo tan solo me limitaba a quedarme quieto, con las manos entrelazadas, escuchando la conversación mientras miraba de reojo a los guardias con un gesto serio. No tenía nada que decir, solo era un mandado ahora mismo, el secuestrador de la hija de Sam se hallaba aquí, y nosotros nos disponemos a cenar con él. No todo debe resolverse con violencia, pero tal y como pensé antes, la palabra "negocio" saliendo de los labios de un humano no me revelaba un buen futuro, y más aun cuando el humano que la había pronunciado estaba hablando con nada más y nada menos que su hermano de sangre, otro humano.
La sorpresa vino cuando Artharos nos comento que solo habría cena para seis comensales. Como si de un vulgar saco de comida fuese, Artharos ordeno a los guardias deshacerse de Deblade. Ni siquiera pude levantarme de la silla, los guardias nos sujetaron en nuestros respectivos asientos, aunque realmente no había hecho atisbo alguno de levantarme, ni quería hacerlo. No dije nada, pues las palabras de Sam fueron exactamente mis palabras a pronunciar. No quería hablar más de lo necesario, así que calle, esperando respuesta de Artharos, la cual no fue nada agradable. No dijo nada, su sonrisa y su rostro maquiavélico eran toda la respuesta que necesitaba para contemplar la verdadera crueldad de algunos humanos.
Deblade... Se veía tan cortés y bonachón... - murmure a Jezar, bajando la mirada con preocupación. A decir verdad, Deblade era uno de los pocos humanos que consideraba amistosos desde su corazón, parecía buena persona... y ahora esa persona se había esfumado mas allá de nuestra mirada, pues la puerta de entrada se cerró a cal y canto, hasta mas ver...
Que vas a hacer con él? - pregunte a Artharos, levantando la cabeza sin despejar el gesto serio de mi rostro.
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Off Rol: Lamento decir que debo posponer mi turno algunos dias debido a los examenes de la universidad y algunos proyectos inacabados. Trataré de volver lo antes que pueda. Espero que no ocasione demasiadas molestias.
Gracias.
Gracias.
Jézar
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Uno de los guardias golpeó la nuca de Jézar al notar que forcejeaba para liberarse y tenía gran fuerza como para lograrlo. El hombre bestia inclinó su cabeza hacia adelante inconsciente.
-Lleváoslo al calabozo-dijo Artharos con desdén y dos guardias lo desataron y se lo llevaron por el único pasillo que quedaba sin rejas al costado derecho del hermano de Sam. La puerta volvió a cerrarse en cuanto se perdieron de vista de los presentes en el comedor.
En tanto que a Rengar, del apoyabrazos salió una cadena que se enroscó y sujetó firme al brazo de él, pero el derecho lo tenía libre. Le acomodaron la silla y hubo un momento de silencio, hasta que unas puertas de hierro se abrieron detrás de Artharos y apareció la hija del capitán, escoltada por dos hombres. Miró a los comensales y dirigió una leve sonrisa a su padre, para luego sentarse al lado de su amado, quedando frente al hombre gato.
Se cruzó de piernas y acomodó para almorzar. Su padre iba a hablar pero ella con un gesto de la cabeza, lo hizo callar.
Unas mujeres semidesnudas, aparecieron abriendo en par la puerta, y trajeron unas bandejas que traían consigo un olor apetitoso y fueron dejaron frente a los "invitados". Parecía ser sopa.
-Quedaos quietos y disfrutad la delicia de esta casa...-las mujeres llenaron las copas de vino y Artharos la alzó en señal de brindis, sonrió a todos y dijo-Buen apetito...-quitó la tapa de su bandeja tomando un cucharon se sirvió una sopa de color rojo y humeante con trozos de verdura.
El capitán Sam se sirvió también e indicó con un gesto a Rengar que hiciera lo mismo. Le dijo.
-Quédate tranquilo, quizás pienses muchas cosas pero estate en calma sino te asesinaran, confía en mi-dijo y se dispuso a cenar. El hombre gato solo podría usar su mano derecha.
Cuando se sirviera el caldo con las verduras, se daría cuenta que éste no tenía verdura, sino dedos y ojos humanos que brotaron a la superficie del caldo en cuando posara la cuchara. El hijo del capitán enemigo sonreía con desdén al ver las expresiones de los sujetos.
Jézar, si regresas antes que la quest termines, despertarás en un calabozo, pero podrás responder acá mismo. Pero si llegaras a venir despues de finalizar, se te dará solo 75% de experiencia a la acordada al principio y tu próximo rol tendría que ser de que escapas del calabozo y de la isla. Saludos.
-Lleváoslo al calabozo-dijo Artharos con desdén y dos guardias lo desataron y se lo llevaron por el único pasillo que quedaba sin rejas al costado derecho del hermano de Sam. La puerta volvió a cerrarse en cuanto se perdieron de vista de los presentes en el comedor.
En tanto que a Rengar, del apoyabrazos salió una cadena que se enroscó y sujetó firme al brazo de él, pero el derecho lo tenía libre. Le acomodaron la silla y hubo un momento de silencio, hasta que unas puertas de hierro se abrieron detrás de Artharos y apareció la hija del capitán, escoltada por dos hombres. Miró a los comensales y dirigió una leve sonrisa a su padre, para luego sentarse al lado de su amado, quedando frente al hombre gato.
Se cruzó de piernas y acomodó para almorzar. Su padre iba a hablar pero ella con un gesto de la cabeza, lo hizo callar.
Unas mujeres semidesnudas, aparecieron abriendo en par la puerta, y trajeron unas bandejas que traían consigo un olor apetitoso y fueron dejaron frente a los "invitados". Parecía ser sopa.
-Quedaos quietos y disfrutad la delicia de esta casa...-las mujeres llenaron las copas de vino y Artharos la alzó en señal de brindis, sonrió a todos y dijo-Buen apetito...-quitó la tapa de su bandeja tomando un cucharon se sirvió una sopa de color rojo y humeante con trozos de verdura.
El capitán Sam se sirvió también e indicó con un gesto a Rengar que hiciera lo mismo. Le dijo.
-Quédate tranquilo, quizás pienses muchas cosas pero estate en calma sino te asesinaran, confía en mi-dijo y se dispuso a cenar. El hombre gato solo podría usar su mano derecha.
Cuando se sirviera el caldo con las verduras, se daría cuenta que éste no tenía verdura, sino dedos y ojos humanos que brotaron a la superficie del caldo en cuando posara la cuchara. El hijo del capitán enemigo sonreía con desdén al ver las expresiones de los sujetos.
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Off rol: falta poco para terminar, paciencia.Jézar, si regresas antes que la quest termines, despertarás en un calabozo, pero podrás responder acá mismo. Pero si llegaras a venir despues de finalizar, se te dará solo 75% de experiencia a la acordada al principio y tu próximo rol tendría que ser de que escapas del calabozo y de la isla. Saludos.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Jezar trato de liberarse de las ataduras de aquellos guardias, lo cual empeoro aun más la situación. Tal y como le ocurrió a DeBlade, Jezar también fue arrestado y expulsado de la sala, hasta mas ver... Me había quedado solo, junto al capitán, su hermano, su hijo y aquella mujer que habían traído a la mesa desde unos aposentos. Desconocía quien era, sin embargo... jamás había sido partidario de enamorarme de mujeres humanas, pero debía admitir que la mujer que yacía ante mí en la mesa se veía bastante bella.
Que mente tan escurridiza la mía... encarcelado, a punto de ser asesinado si no cumplía las ordenes y me pongo a pensar en mujeres, después de que dos de mis compañeros se hallan esfumado repentinamente gracias a Artharos.
Unas mujeres humanas, con escasa vestimenta, irrumpieron en la habitación dejando unas bandejas cargadas de sopa. Cogí la bandeja más cercana y me dispuse a servirme yo mismo con cuidado, solo disponía de una mano libre. En cuanto hundí la cuchara en el caldo, no era verdura ni condimentos lo que llevaba la sopa, sino ojos y dedos humanos. Realmente asqueroso. A pesar de ser medio bestia, jamás había probado algo similar.
Mire con desdén a los comensales, ellos también parecían correr la misma suerte que yo. Confié en las palabras de Sam, esperaba que fuesen ciertas. Hundí la cuchara en el caldo, sin coger ningún ojo o dedo de la sopa, y me lo lleve a la boca. Mi rostro serio volvía a presentarse, inquebrantable ante un acto cualquiera, el caldo no estaba mal hecho, el problema eran los dedos y ojos humanos. Volví a hundir la cuchara en el caldo, tratando de que los ojos y los dedos de la sopa no se metieran dentro de esta.
Poco a poco fui terminándome el caldo, hasta que solo quedaron los "condimentos humanos" dentro del plato. Deje la cuchara al borde del plato, esperando ver la reacción del resto de personas presentes en la sala.
Que mente tan escurridiza la mía... encarcelado, a punto de ser asesinado si no cumplía las ordenes y me pongo a pensar en mujeres, después de que dos de mis compañeros se hallan esfumado repentinamente gracias a Artharos.
Unas mujeres humanas, con escasa vestimenta, irrumpieron en la habitación dejando unas bandejas cargadas de sopa. Cogí la bandeja más cercana y me dispuse a servirme yo mismo con cuidado, solo disponía de una mano libre. En cuanto hundí la cuchara en el caldo, no era verdura ni condimentos lo que llevaba la sopa, sino ojos y dedos humanos. Realmente asqueroso. A pesar de ser medio bestia, jamás había probado algo similar.
Mire con desdén a los comensales, ellos también parecían correr la misma suerte que yo. Confié en las palabras de Sam, esperaba que fuesen ciertas. Hundí la cuchara en el caldo, sin coger ningún ojo o dedo de la sopa, y me lo lleve a la boca. Mi rostro serio volvía a presentarse, inquebrantable ante un acto cualquiera, el caldo no estaba mal hecho, el problema eran los dedos y ojos humanos. Volví a hundir la cuchara en el caldo, tratando de que los ojos y los dedos de la sopa no se metieran dentro de esta.
Poco a poco fui terminándome el caldo, hasta que solo quedaron los "condimentos humanos" dentro del plato. Deje la cuchara al borde del plato, esperando ver la reacción del resto de personas presentes en la sala.
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
El próximo plato que trajeron las mujeres se trataba de un pollo relleno, pero con lo que de lejos parecía algo apetitoso, visto de cerca tenía gusanos, patas de arañas, y cabezas de serpiente. Alrededor del plato, a modo de decoración, los ojos de las mismas serpientes, con aceitunas, uñas humanas, y tendones de piernas.
El capitán Sam parecía disgustado, per comió todo sin mirar y sin pensar. El capitán observaba con una sonrisa, al igual que su hijo, a los invitados. En tanto la joven a la que venían a rescatar, se limitaba a mirar su plato, y comía sin gesto de desagrado. Parecía que no comía de hace mucho tiempo y cualquier cosa le resultaba un manjar.
-Disfrutad, disfrutad, luego tendremos una charla de amigos-ironizó Artharos.
El capitán Sam parecía disgustado, per comió todo sin mirar y sin pensar. El capitán observaba con una sonrisa, al igual que su hijo, a los invitados. En tanto la joven a la que venían a rescatar, se limitaba a mirar su plato, y comía sin gesto de desagrado. Parecía que no comía de hace mucho tiempo y cualquier cosa le resultaba un manjar.
-Disfrutad, disfrutad, luego tendremos una charla de amigos-ironizó Artharos.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
El siguiente plato tampoco era algo muy sabroso. Lo único que había bueno en él era el pollo y los gusanos. Si, gusanos, no era la primera vez que me llevaba uno a la boca. Al principio su sabor es algo asqueroso, pero es solo las primeras veces, luego eso se convierte en un pequeño detalle que pasa inadvertido. Aparté las patas de araña y las cabezas de serpiente, comiéndome el pollo y los gusanos mientras observaba a ratos al resto de comensales.
La mujer no se quejaba de lo que estaba comiendo, debería tener mucha hambre para deleitarse con semejantes alimentos. Situaciones como esta me hacen pensar por que intento ayudar a desconocidos sin pensar en las consecuencias. Cuando acabemos con todo este lio del rescate, Sam me debe algo más que las gracias, y va en serio...
Tras un rato solo quedaban en el plato las cabezas de serpiente, las patas de araña, los tendones, uñas, ojos y aceitunas. Aparte mi plato con delicadeza cuando acabé de comer. No dije nada, solo me limitaba a ver qué tal le iba al capitán y a la mujer, los cuales no reprochaban para nada lo que tenían en el plato.
La mujer no se quejaba de lo que estaba comiendo, debería tener mucha hambre para deleitarse con semejantes alimentos. Situaciones como esta me hacen pensar por que intento ayudar a desconocidos sin pensar en las consecuencias. Cuando acabemos con todo este lio del rescate, Sam me debe algo más que las gracias, y va en serio...
Tras un rato solo quedaban en el plato las cabezas de serpiente, las patas de araña, los tendones, uñas, ojos y aceitunas. Aparte mi plato con delicadeza cuando acabé de comer. No dije nada, solo me limitaba a ver qué tal le iba al capitán y a la mujer, los cuales no reprochaban para nada lo que tenían en el plato.
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Una vez que terminaron de comer, trajeron el postre. Un helado con forma piramidal, de colores blancos y rojizos, con trozos de frutillas y lo que parecía nuez picada.
Sin embargo, cuando estuvo frente a Rengar, pudo ver que la forma la daban unas orejas de elfos, restos de dientes que era lo que aparentaba en un principio ser las nueces, la salsa rojiza que decoraba, tendría un gusto a sangre pero dulce, y el helado... ¿De qué sería? Aunque el sabor iba a ser rico si se lo probaba.
Cuando terminaran el postre, la hija de Sam se levantó y se acercó a su amado y le acarició el rostro. Echó una mirada a su padre y a Rengar y les sonrió.
-¿A qué juegas?-dijo Artharos alzando su copa de vino. No parecía sentirse bien. El hijo de él cayó sobre la mesa, tirando su copa al suelo y derramando lo que había en ella. Tomó un cuchillo y con una estupenda arrojada, lo clavo en la frente de Sam, quien cayó muerto hacia atrás en su silla, con una mirada de gran desconcierto.
La cadena que sujetaba a Rengar se soltó, al tiempo que los guardias iban a detener a la mujer. Sus ojos destellaban un color celeste anormal. Ella alzó sus manos y la bajó como si golpeara algo. Los guardias que habían allí se tomaron del cuello, sangrando por sus bocas y cayeron al suelo sin vida.
En tanto, donde estaba Jézar, los guardias habían desobedecido la orden de Artharos, y lo llevaban al acantilado, donde antes habían arrojado a DeBlade. Quizá él pudiera ayudar a Rengar a enfrentarse a la mujer. El hombre bestia tendría que apañárselas bien para escapar de ese lugar, donde las puertas estaban enrejadas, sin posibilidad de escape.
Sin embargo, cuando estuvo frente a Rengar, pudo ver que la forma la daban unas orejas de elfos, restos de dientes que era lo que aparentaba en un principio ser las nueces, la salsa rojiza que decoraba, tendría un gusto a sangre pero dulce, y el helado... ¿De qué sería? Aunque el sabor iba a ser rico si se lo probaba.
Cuando terminaran el postre, la hija de Sam se levantó y se acercó a su amado y le acarició el rostro. Echó una mirada a su padre y a Rengar y les sonrió.
-¿A qué juegas?-dijo Artharos alzando su copa de vino. No parecía sentirse bien. El hijo de él cayó sobre la mesa, tirando su copa al suelo y derramando lo que había en ella. Tomó un cuchillo y con una estupenda arrojada, lo clavo en la frente de Sam, quien cayó muerto hacia atrás en su silla, con una mirada de gran desconcierto.
La cadena que sujetaba a Rengar se soltó, al tiempo que los guardias iban a detener a la mujer. Sus ojos destellaban un color celeste anormal. Ella alzó sus manos y la bajó como si golpeara algo. Los guardias que habían allí se tomaron del cuello, sangrando por sus bocas y cayeron al suelo sin vida.
En tanto, donde estaba Jézar, los guardias habían desobedecido la orden de Artharos, y lo llevaban al acantilado, donde antes habían arrojado a DeBlade. Quizá él pudiera ayudar a Rengar a enfrentarse a la mujer. El hombre bestia tendría que apañárselas bien para escapar de ese lugar, donde las puertas estaban enrejadas, sin posibilidad de escape.
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AVISO 24hs
Jézar, DeBlade tendrán consecuencias por abandono de quest.
Zarknoss, te esperaré 24hs.
Saludos.
Zarknoss, te esperaré 24hs.
Saludos.
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Desconocía el nombre del postre que tenía ante mí, jamás había probado algo similar, y sinceramente me había arrepentido un poco de ello. El sabor a sangre de aquella salsa rojiza casi había pasado desapercibido por mi parte, eso era lo de menos, lo peor eran esos trocitos crujientes que tenía el postre. Cuando me entere de que eran, aparte ligeramente el plato, dando a entender que no comería más.
El siguiente suceso me dio mucho que pensar, a la par de que me atemorizo, no por terror, sino por confusión. Antes de que pudiese darme cuenta, Artharos y su hijo yacían debilitados, las esposas que amarraban mi otro brazo se soltaron permitiéndome escapar. Los guardias no intentaron impedirlo, estaban tan centrados en detener a la mujer que habían ignorado este hecho. La mujer aparentemente humana alzo sus manos, bajándolas casi al instante, fue entonces cuando los guardias emanaban sangre de sus bocas, cayendo al suelo inconscientes, probablemente muertos.
"Si me seguís la corriente, todo saldrá bien"... las palabras de Sam resonaban en mi cabeza, palabras que ya no tenían sentido, pues aquel que las había pronunciado se hallaba muerto en su silla, con un cuchillo clavado en su cabeza. Jezar seguramente estaría en las mazmorras en este momento, DeBlade... quien sabe... me había quedado completamente solo en la sala, encerrado junto a esa bruja.
Jamás había entendido muy bien en que se basa la magia. Como se creaba? A partir de qué? Incluso la magia curativa que Elise uso en su momento, esa magia sanadora, también desconocía su método de uso. Aquella humana empleaba una magia oscura, asesina, puesto que los guardias no habían hecho nada en especial como para sufrir semejante accidente, todo había sido obra suya.
Yo solo me había metido en este entuerto, y yo solo tendría que salir de el...
Con delicadeza, sin levantarme por el momento, aparte el helado del plato, arrojando posteriormente esto último al rostro de aquella humana. Acto seguido, me metí debajo de la mesa, agazapado a 4 patas, recorriendo el enorme mesón hasta el otro extremo. Tenía que haber algún interruptor para levantar las rejas, a no ser que fuese la humana quien haya bajado las rejas mediante su extraña magia. Antes de llegar al extremo de la mesa, agarre con fuerza una de las sillas, sin salir de debajo de la mesa, cogiéndola por el respaldo de esta, situándola enfrente mía a modo de escudo, mientras observaba a pequeños ratos la sala, lo que podia verse de ella situado debajo de la mesa, en busca de algo que me permitiese salir de aqui, alguna palanca, interruptor...
Con esto trataba de evitar que aquella humana estableciera contacto visual conmigo, al menos, con buena parte de mi rostro, para poder visualizarla en parte. Los guardias se habían limitado a intentar detenerla de manera frontal, con lo cual se quedaron expuestos a su magia, o eso creía. Si ella no me veía, quizás su magia no me afectaría, quizás... esta clase de acciones demuestran mi poco conocimiento hacia la magia, pero que más podía hacer...
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OFF: Lamento el retraso, intentare que no vuelva a suceder
El siguiente suceso me dio mucho que pensar, a la par de que me atemorizo, no por terror, sino por confusión. Antes de que pudiese darme cuenta, Artharos y su hijo yacían debilitados, las esposas que amarraban mi otro brazo se soltaron permitiéndome escapar. Los guardias no intentaron impedirlo, estaban tan centrados en detener a la mujer que habían ignorado este hecho. La mujer aparentemente humana alzo sus manos, bajándolas casi al instante, fue entonces cuando los guardias emanaban sangre de sus bocas, cayendo al suelo inconscientes, probablemente muertos.
"Si me seguís la corriente, todo saldrá bien"... las palabras de Sam resonaban en mi cabeza, palabras que ya no tenían sentido, pues aquel que las había pronunciado se hallaba muerto en su silla, con un cuchillo clavado en su cabeza. Jezar seguramente estaría en las mazmorras en este momento, DeBlade... quien sabe... me había quedado completamente solo en la sala, encerrado junto a esa bruja.
Jamás había entendido muy bien en que se basa la magia. Como se creaba? A partir de qué? Incluso la magia curativa que Elise uso en su momento, esa magia sanadora, también desconocía su método de uso. Aquella humana empleaba una magia oscura, asesina, puesto que los guardias no habían hecho nada en especial como para sufrir semejante accidente, todo había sido obra suya.
Yo solo me había metido en este entuerto, y yo solo tendría que salir de el...
Con delicadeza, sin levantarme por el momento, aparte el helado del plato, arrojando posteriormente esto último al rostro de aquella humana. Acto seguido, me metí debajo de la mesa, agazapado a 4 patas, recorriendo el enorme mesón hasta el otro extremo. Tenía que haber algún interruptor para levantar las rejas, a no ser que fuese la humana quien haya bajado las rejas mediante su extraña magia. Antes de llegar al extremo de la mesa, agarre con fuerza una de las sillas, sin salir de debajo de la mesa, cogiéndola por el respaldo de esta, situándola enfrente mía a modo de escudo, mientras observaba a pequeños ratos la sala, lo que podia verse de ella situado debajo de la mesa, en busca de algo que me permitiese salir de aqui, alguna palanca, interruptor...
Con esto trataba de evitar que aquella humana estableciera contacto visual conmigo, al menos, con buena parte de mi rostro, para poder visualizarla en parte. Los guardias se habían limitado a intentar detenerla de manera frontal, con lo cual se quedaron expuestos a su magia, o eso creía. Si ella no me veía, quizás su magia no me afectaría, quizás... esta clase de acciones demuestran mi poco conocimiento hacia la magia, pero que más podía hacer...
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OFF: Lamento el retraso, intentare que no vuelva a suceder
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Jézar fue lanzado también al precipicio con una flecha clavada en su espalda, lo que lo dejaría herido muy grave y quién sabe si saldría con vida después de esa larga caída al río.
En la pared, sobre un hueco rectangular, había una palanca que podría ser la salvación de Rengar. Un brillo blanco se desprendió de la espada de él y se dividió en tres. Uno de los destellos se dirigió frente a la bruja, y los otros dos hacia la puerta, la salida que debería tomar el felino.
Los brillos blancos se transformaron en las niñas que habían visto durante el camino de venida a ese lugar. La de cabello castaño, que estaba frente a la mujer, gritó al hombre.
-¡Tienes que salvarla, pero primero abre las rejas, te ayudaremos a detenerla, pero no debes huir, sino ir en busca de la daga en el altar en la habitación de ella y luego clavársela en el corazón!-Las otras dos niñas se separaron y una se dirigió a la puerta por donde había ingresado la mujer a comer.
Cuando Rengar abriera la puerta, podría dirigirse a un pasillo y una escalera que llevaba a las habitaciones en el pisos superior, y el de la mujer era el que más destacaba por sus decoraciones, y enfrente de la cama, había un altar lleno de velas, esferas de cristal con luces extrañas en su interior, almohadillas de seda y muchos adornos con estatuas, piedras con símbolos... Sobre una almohada, descansaba la daga que la niña le pedía a él.
En tanto la niña de cabello castaño desapareció y los ojos de la mujer se volvieron con un brillo blanco. La había enceguecido, pero ¿Por cuánto tiempo?
En la pared, sobre un hueco rectangular, había una palanca que podría ser la salvación de Rengar. Un brillo blanco se desprendió de la espada de él y se dividió en tres. Uno de los destellos se dirigió frente a la bruja, y los otros dos hacia la puerta, la salida que debería tomar el felino.
Los brillos blancos se transformaron en las niñas que habían visto durante el camino de venida a ese lugar. La de cabello castaño, que estaba frente a la mujer, gritó al hombre.
-¡Tienes que salvarla, pero primero abre las rejas, te ayudaremos a detenerla, pero no debes huir, sino ir en busca de la daga en el altar en la habitación de ella y luego clavársela en el corazón!-Las otras dos niñas se separaron y una se dirigió a la puerta por donde había ingresado la mujer a comer.
Cuando Rengar abriera la puerta, podría dirigirse a un pasillo y una escalera que llevaba a las habitaciones en el pisos superior, y el de la mujer era el que más destacaba por sus decoraciones, y enfrente de la cama, había un altar lleno de velas, esferas de cristal con luces extrañas en su interior, almohadillas de seda y muchos adornos con estatuas, piedras con símbolos... Sobre una almohada, descansaba la daga que la niña le pedía a él.
En tanto la niña de cabello castaño desapareció y los ojos de la mujer se volvieron con un brillo blanco. La había enceguecido, pero ¿Por cuánto tiempo?
Ansur
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Una de mis espadas comenzó a brillar en mi intento por escapar de esta pesadilla de lugar. De ella, emergieron tres luces blancas, las cuales iluminaron la salida de la habitación, cerrada por las rejas, y la humana que había asesinado recientemente al resto de personas con las que había compartido la "comida". Algo desconfiado, asome la cabeza por uno de los laterales del mesón, sin soltar la silla por el momento. Las tres luces se transformaron en tres jóvenes niñas que ya conocía de antes. Dos opciones se mostraban ante mí...
Marcharme sin más, o acabar con la amenaza de aquella humana, la cual supuestamente era la hija del fallecido capitán.
De no ser porque me encontraba en mitad de una isla, me hubiese marchado seguramente. Aunque hubiese salido de este castillo, como demonios saldría de la isla? Teniendo en cuenta que ningún barco se había acercado sano y salvo a estas costas... la idea de ir a nado no era muy recomendable, para nada, por obvias razones como la falta de comida, las amenazas marinas, etc.
Nuevamente tenía que obedecer, o morir, ya sea a manos de la bruja humana o a manos de la isla - Dichosos sean los 7 dragones - murmure con rabia y una pizca de temor, temor infundado por una humana, que vergonzoso por mi parte - No me toca otra...
Sin pensármelo dos veces, salí de mi escondite dejándome ver con la silla aun amarrada en mi brazo izquierdo. Me acerque rápidamente a la palanca para tirar de ella, con lo cual las rejas se abrirían sin problemas. Sin demora, me dirigí a mi siguiente objetivo. Abrí la puerta que me indicaron aquellas tres niñas en busca de la daga.
Un pasillo y unas escaleras me separaban de lo que buscaba. Una vez arriba, empecé a buscar y rebuscar la daga de la humana en las habitaciones. La primera más cercana al pasillo fue la primera que inspeccione, busque y busque, pero no encontré la daga, tan solo joyas y estúpidos objetos brillantes y lujosos, propios de los humanos adinerados. En la segunda tampoco encontré nada de interés.
La tercera era la que mas decorada estaba de todas, y justo en esta habitación, encima de una almohada en la cama, descansaba la daga que estaba buscando - Al fin la tengo! - sin demora, volví a dirigirme abajo con la silla aun en mis manos. Cargue hacia la joven humana con la silla por delante mía. Sin pararme siquiera, me deshice de la silla arrojándola a un rincón de la habitación, cogiendo a la humana de su nuca mientras el filo de la daga empuñada por mi mano derecha se abalanzaba contra su pecho, en un intento de penetrar su corazón, tal y como dijeron aquellas niñas.
Marcharme sin más, o acabar con la amenaza de aquella humana, la cual supuestamente era la hija del fallecido capitán.
De no ser porque me encontraba en mitad de una isla, me hubiese marchado seguramente. Aunque hubiese salido de este castillo, como demonios saldría de la isla? Teniendo en cuenta que ningún barco se había acercado sano y salvo a estas costas... la idea de ir a nado no era muy recomendable, para nada, por obvias razones como la falta de comida, las amenazas marinas, etc.
Nuevamente tenía que obedecer, o morir, ya sea a manos de la bruja humana o a manos de la isla - Dichosos sean los 7 dragones - murmure con rabia y una pizca de temor, temor infundado por una humana, que vergonzoso por mi parte - No me toca otra...
Sin pensármelo dos veces, salí de mi escondite dejándome ver con la silla aun amarrada en mi brazo izquierdo. Me acerque rápidamente a la palanca para tirar de ella, con lo cual las rejas se abrirían sin problemas. Sin demora, me dirigí a mi siguiente objetivo. Abrí la puerta que me indicaron aquellas tres niñas en busca de la daga.
Un pasillo y unas escaleras me separaban de lo que buscaba. Una vez arriba, empecé a buscar y rebuscar la daga de la humana en las habitaciones. La primera más cercana al pasillo fue la primera que inspeccione, busque y busque, pero no encontré la daga, tan solo joyas y estúpidos objetos brillantes y lujosos, propios de los humanos adinerados. En la segunda tampoco encontré nada de interés.
La tercera era la que mas decorada estaba de todas, y justo en esta habitación, encima de una almohada en la cama, descansaba la daga que estaba buscando - Al fin la tengo! - sin demora, volví a dirigirme abajo con la silla aun en mis manos. Cargue hacia la joven humana con la silla por delante mía. Sin pararme siquiera, me deshice de la silla arrojándola a un rincón de la habitación, cogiendo a la humana de su nuca mientras el filo de la daga empuñada por mi mano derecha se abalanzaba contra su pecho, en un intento de penetrar su corazón, tal y como dijeron aquellas niñas.
Zarknoss
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
De donde debía salir la sangre de la herida, salió una especie de espectro oscuro. La piel de la mujer comenzó a secarse y a formarse grietas. Rengar notaría arenilla en entre sus manos. La piel comenzó a consumirse, y el cabello se pulverizó. Los ojos se hundieron, los labios y toda carne humana se convirtieron en polvo, hasta quedar el esqueleto, con la ropa que llevaba y lo único que había quedado sano de ella.
Las tres niñas estaban detrás de Rengar, y dos de ellas sostenían un espejo de medio cuerpo, esperando que volteara para hablarles.
La niña de cabello rubio dijo.
-No habrías podido hacer más.... pero hay algo más que tenemos que decirte-la niña miró hacia la puerta que Llevaría a las habitaciones y las otras dos que sostenían el espejo lo bajaron y se dirigieron hasta allá. A uno de las habitaciones del final que Zarknoss no había visto. Lo condujeron hasta allí después de que dejara el cuerpo de la mujer.
Cuando llegaron, encontraron la habitación de quien podría ser el hijo de Artharos, pero a un costado había una cuna, y dentro una bebé niña, dormida. La rubia dijo en voz baja.
-Es una licántropa, a veces se convierte en una hermosa cachorrita. El hijo del capitán Artharos la rescató de un naufragio, donde su madre murió. Ella fue la única sobreviviente. No eran muy malos del todo...-Las chicas de pelo negro y rojo volvieron a poner el espejo-¿Podrías cuidarla y llevártela? Se llama Azúlceles, pero si deseas puedes cambiarle el nombre...o dejárselo como segundo nombre. Puedes marcharte por el espejo, abriremos un portal, y puedes llevarte la daga de Artharos, donde cada vez que te sientas en peligro, apriétala fuerte en tu puño y allí estaremos... Sólo debes imaginar que estas en el lugar que deseas regresar, imaginándotelo en el espejo-
Las niñas esperaron respuesta de Rengar, esperanzadas que se llevara a la beba.
Las tres niñas estaban detrás de Rengar, y dos de ellas sostenían un espejo de medio cuerpo, esperando que volteara para hablarles.
La niña de cabello rubio dijo.
-No habrías podido hacer más.... pero hay algo más que tenemos que decirte-la niña miró hacia la puerta que Llevaría a las habitaciones y las otras dos que sostenían el espejo lo bajaron y se dirigieron hasta allá. A uno de las habitaciones del final que Zarknoss no había visto. Lo condujeron hasta allí después de que dejara el cuerpo de la mujer.
Cuando llegaron, encontraron la habitación de quien podría ser el hijo de Artharos, pero a un costado había una cuna, y dentro una bebé niña, dormida. La rubia dijo en voz baja.
-Es una licántropa, a veces se convierte en una hermosa cachorrita. El hijo del capitán Artharos la rescató de un naufragio, donde su madre murió. Ella fue la única sobreviviente. No eran muy malos del todo...-Las chicas de pelo negro y rojo volvieron a poner el espejo-¿Podrías cuidarla y llevártela? Se llama Azúlceles, pero si deseas puedes cambiarle el nombre...o dejárselo como segundo nombre. Puedes marcharte por el espejo, abriremos un portal, y puedes llevarte la daga de Artharos, donde cada vez que te sientas en peligro, apriétala fuerte en tu puño y allí estaremos... Sólo debes imaginar que estas en el lugar que deseas regresar, imaginándotelo en el espejo-
Las niñas esperaron respuesta de Rengar, esperanzadas que se llevara a la beba.
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
La terrible transformación de aquella mujer me había dejado de piedra. Se había convertido en un esqueleto? Qué demonios es esta brujería? Solo conservaba la ropa, todo lo demás lo había perdido poco a poco, en el momento en el que el filo de la daga penetro el corazón de la humana.
Aun perplejo, volteaba la mirada a mis espaldas, al escuchar el ruido de unas pisadas detrás de mí. Eran aquellas niñas, traían un espejo que reflejaba la mitad inferior de mi cuerpo, de cintura para abajo en ese momento. Indeciso, escuchaba sus palabras, asintiendo ligeramente ante ellas, sin decir nada por el momento. Abandone el cuerpo de la mujer, lo poco que quedaba de él, depositándolo suavemente en el suelo.
Las niñas me conducían al pasillo de antes. Sin embargo, esta vez me llevaron a una habitación que no había inspeccionado antes. En ella se hallaba una cuna, y en su interior, una niña pequeña. Las tres niñas hicieron ademan en que cuidara de la pequeña, lo cual me parecía confuso en su momento, pero finalmente termine por aceptar.
Mi amada había soñado con tener un hijo conmigo, pero por razones de raza esto no era posible. Quizás la pequeña niña que tenía en mis brazos podría ser nuestra descendiente, dentro de lo que cabe, pues una licantropa no era ni de lejos lo más parecido a una bestia felina, pero eso era lo de menos.
Quisiera dejar el nombre de esta niña a manos de otra persona... - les dije a las niñas, refiriéndome a mi amada Elise - Y si, yo cuidare de ella, y de la daga de Artharos. Tengo muchas preguntas que haceros, pero este no es el momento, ahora solo quiero marcharme de aquí para reunirme con ella - guarde la daga en su correspondiente empuñadura, atándola con fuerza a mi cinturón de cuero. Con la niña en mis brazos, me acerque al espejo, tal y como dijeron las niñas.
Gracias por todo, de verdad... - les confesé como frase de despedida, antes de postrarme frente al espejo, pensando en aquel lugar al que quería regresar de vuelta. Un lugar de paz y tranquilidad donde siempre he estado en esos momentos de tristeza, de alegría y de amor. Ese lugar donde había compartido por primera vez mi amor con una mujer.
Ese lugar, era el Lago de la Luna.
Aun perplejo, volteaba la mirada a mis espaldas, al escuchar el ruido de unas pisadas detrás de mí. Eran aquellas niñas, traían un espejo que reflejaba la mitad inferior de mi cuerpo, de cintura para abajo en ese momento. Indeciso, escuchaba sus palabras, asintiendo ligeramente ante ellas, sin decir nada por el momento. Abandone el cuerpo de la mujer, lo poco que quedaba de él, depositándolo suavemente en el suelo.
Las niñas me conducían al pasillo de antes. Sin embargo, esta vez me llevaron a una habitación que no había inspeccionado antes. En ella se hallaba una cuna, y en su interior, una niña pequeña. Las tres niñas hicieron ademan en que cuidara de la pequeña, lo cual me parecía confuso en su momento, pero finalmente termine por aceptar.
Mi amada había soñado con tener un hijo conmigo, pero por razones de raza esto no era posible. Quizás la pequeña niña que tenía en mis brazos podría ser nuestra descendiente, dentro de lo que cabe, pues una licantropa no era ni de lejos lo más parecido a una bestia felina, pero eso era lo de menos.
Quisiera dejar el nombre de esta niña a manos de otra persona... - les dije a las niñas, refiriéndome a mi amada Elise - Y si, yo cuidare de ella, y de la daga de Artharos. Tengo muchas preguntas que haceros, pero este no es el momento, ahora solo quiero marcharme de aquí para reunirme con ella - guarde la daga en su correspondiente empuñadura, atándola con fuerza a mi cinturón de cuero. Con la niña en mis brazos, me acerque al espejo, tal y como dijeron las niñas.
Gracias por todo, de verdad... - les confesé como frase de despedida, antes de postrarme frente al espejo, pensando en aquel lugar al que quería regresar de vuelta. Un lugar de paz y tranquilidad donde siempre he estado en esos momentos de tristeza, de alegría y de amor. Ese lugar donde había compartido por primera vez mi amor con una mujer.
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Re: Misión de Prisionera en Cala de la Luna [Quest]
Rengar se imaginó el lugar donde deseaba estar en esos momentos y cuando quiso acordar, estaba de pié allí, con la pequeña Azúlceles en brazos. Las niñas y el espejo ya no estaban, pero él tenía la daga consigo. ¿Qué habría sucedido con la espada qué Jézar y DeBlade habían encontrado? Por alguna razón, Rengar miró hacia su cintura y allí estaba. Podrías haber sido de quienes la encontraron, pero uno de ellos se encontraba mal herido en el hospital, y otro desaparecido.
Misión Finalizada con éxito.
Recompensa:
+20pts de Experiencia
+2000 aeros por la realeza para comprar una pequeña casa en Lunargenta + Derechos y reconocimientos para vivir una vida normal sin ser despreciado por ser un Hombre Bestia. La casa sería de una planta en zona de clase media.
+Adopta beba Azúlceles
+Daga de Artharos:
" [...] donde cada vez que te sientas en peligro, apriétala fuerte en tu puño y allí estaremos... [...] "según las tres niñas de la Isla.
+Espada de la Isla Cala de la Luna
Ficha
Jézar: Te encuentras en estado de desaparecido y cuando retomes el rol, tu personaje despertará en Isla Lunar después de dos semanas, a cuidado de un anciano en una choza humilde.
DeBlade: Te despiertas en el hospital después de tres semanas. Tienes una secuela por herida envenenada de las flechas cuando te tiraron al precipicio y deberás recurrir a un brujo o un elfo para que te sane. En tanto sentirás mucho cansancio y malestares.
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Misión Finalizada con éxito.
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+Adopta beba Azúlceles
+Daga de Artharos:
" [...] donde cada vez que te sientas en peligro, apriétala fuerte en tu puño y allí estaremos... [...] "según las tres niñas de la Isla.
- Daga de oro de Artharos:
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+Espada de la Isla Cala de la Luna
- Espada:
Ficha
- Pequeña licántropa Azúlceles:
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Jézar: Te encuentras en estado de desaparecido y cuando retomes el rol, tu personaje despertará en Isla Lunar después de dos semanas, a cuidado de un anciano en una choza humilde.
DeBlade: Te despiertas en el hospital después de tres semanas. Tienes una secuela por herida envenenada de las flechas cuando te tiraron al precipicio y deberás recurrir a un brujo o un elfo para que te sane. En tanto sentirás mucho cansancio y malestares.
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