Imperio salvaje [Interpretativo Libre] [Finalizado]

Observo cada movimiento de la licántropa y vampiro, de ésta bebiendo la sangre de él. Y finalmente como viene hacia mí para pedir el corazón de Yumalai, que la miró con desafío, posicionándose a mi lado y abrazándome como si ahora fuera su esposo pero en sus ojos había cierto temor y no dejaba de mirar a Ocker.

-¡HEY!, EL DIOS SYDARA HA DICHO QUE ME TRAJESEN UNA CAPA PARA QUE TENGAN SUERTE ABUNDANTE.-exclamó el vampiro y lo miro frunciendo el entrecejo, disgustado por esa mentira. Aparto bruscamente y me adelanto, pasando por el lado de la licántropa sin mirarla siquiera. Éste podría notar que no era yo, sino magia negra la que actuaba sobre mi ser ahora y que con algo de suerte, podría aprovechar para escapar.

“Demonio” llegó el pensamiento en el aire, o como si las palabras de esa voz maldita me las susurrara en la mente. Wood era una joven hermosa, licántropa, y Paul un vampiro. Estar lejos del colgante suponía la muerte, y más aun si era destruido o manipulado por otras manos. Con estar con la joya, debilitaba mi cuerpo, y la magia negra se apoderaba enteramente. Las venas se hacían notar del mismo color naranja que mis ojos con terminaciones rojas. Si no fuera por la camisa que tenía puesta, podría notarse una cicatriz en el pecho que amenazaba abrirse en cualquier momento. Causaba demasiado dolor, un recuerdos iban y venían a mi mente de alguien frente a mí, entregándome a la persona para salvar nuestras vidas. Esta magia, otorgada por la mano del chaman que sostenía la reliquia, me obligó a centrarme en la realidad.

Con gran sorpresa vi que habían obedecido a algo dicho pero no salido de mis labios, por una capucha para Paul. Retrocedo sobre mis pasos, apartando a Yumalai y poniendo en mi campo visual a todos nuevamente.
-Tendrás el cor…-empecé a responderle a la muchacha, pero me interrumpió un ajetreo en la entrada de la arena. Vi que allí estaban mis cuatro guardias. Estos supieron de inmediato al ver el resplandor naranja en mis ojos lo que ocurría, y planearon algún modo de recuperar la reliquia antes de que pudiera ser tarde o la magia negra me dictara algo de lo que pudiera arrepentirme. No era dueño de mis actos, palabras ni acciones. Cuando recobrara mi cuerpo tomando contacto con la joya, debería tener cuidado si seguía en la situación actual para mantener el papel que marchaba muy bien.

El fin de esto, era llevar a la muerte a todos. Deberían de temerme a mí. La sombras son traicioneras y quería borrarme de la faz de la tierra, pero no sin antes hacer de las suyas de la peor forma.

-¡Olaben isiris!-gritaron dos guardias señalando a la entrada por donde antes pasaron con mis guardias. A estos los llevaron junto a Paul, pero sin atarlo puesto que no había dado la orden. Los recién llegados, parecían desconocer quien tenía el mando del pueblo ahora. Sonreí con malicia. Ocker avanzó unos pasos de donde estaba hasta quedar cerca de mí y ambos observamos, como todos los de allí, a dos lobos con el hocico ensangrentado, llevando retazos humanos, ingresar, sucios, a la arena. Allí se transformaron veloces, quedando desnudos completamente, y reverenciaron frente a su jefe. Dejaron los restos en el suelo. Eran un brazo y una mano a la que le faltaban un par de dedos recientemente mutilados.

-Oler kolis ilorehatheresa femeo-dijo y unas cuantas palabras más que no logré entender y Ocker me miró, viendo que mi expresión no era muy buena por el hecho de que ahora yo tenía el mando.

-Encontrar grupo de espías y matar a uno. Pueblo poder tener problemas-explicó. Arqueé las cejas indiferente y volví a sonreír, para ordenar luego:
-Son licántropos, vampiros, hechiceros… Tienen buen ejército, ¿no? ¡Acabad con los intrusos!-exclamé y miré a Wood con una mirada de súplica, intentando decir algo con ella, pero que mis labios dijeron todo lo contrario-Mientras el pueblo esté ocupado con todo esto, podemos ir al recinto de Ocker, y ustedes, lucharán por mí-sonreí nuevamente y les guiñé el ojo.

-¿Quién diablos te crees?-me reproché en voz alta volteando con brusquedad y pude sentir un terrible pinchazo en el pecho que me obligó a doblarme. Miré hacia donde el chamán, que se había acercado unos pasos pero luego uno de sus tres compañeros lo llamó. Para hablar entre ellos. Ellos seguían convencidos de que tenía un dios rebelde que engañaba con un cuerpo mortal y buscaban la forma de convencer a su jefe Ocker. Éste tradujo las órdenes a los licántropos y los guardias de él, para mandar a sus salvajes a ver a los espías.

-Si quieren liberar a dios, ¡hacer rituales con enemigos!-exclamé volteando de nuevo. Mi rostro estaba algo desencajado, luchando entre mi ser y la magia negra que conllevaba la maldición. Mis cuatro guardias habían quedado cerca de Paul. Zod, el de pelo negro corto, explicó brevemente al vampiro en una oportunidad.

-Está poseído, si recuperamos esa reliquia, puede que sea una oportunidad para liberarnos. Mientras el ejército de esta ciudad esté ocupado con tales espías, podremos escapar.- Colocó su mano rápido sobre el hombro del vampiro y él sentiría que las heridas se aliviarían en su cuerpo. Le habían dado la capucha. Yo resté importancia a su comentario no dicho por mí, pero todavía estaba el salvaje con la espada tendida a mí y que había ignorado por un buen rato. Sonreí tomando el arma, giran dome sobre mí y dirigiéndome hacia Ozuno y Warrior.

-¡Ozuno! ¡Ir con el ejército!-ordené y el guerrero obedeció instantáneamente , temeroso cuando sintió que clavaba la vista en la suya, y viendo cosas horribles en su mente que divagó por los horrores del infierno por un instante. Warrior se quedó enfrentándome. También clavé la vista en él y su rostro se tensó, pero no di oportunidad a que regresara a la realidad. Con un rápido movimiento, tomando la espada de la empuñadura y el filo hacia atrás, la deslicé hacia su garganta degollándolo sin piedad. La sangre saltó de sus venas hacia mi rostro y pecho. El peso de su cuerpo cayó seco a mis pies. Tras terminar y sin dar tiempo a nada, volví a girarme ante la vista horrorizada de muchos.

En la lucidez, cuando la hubiera recuperado, sentiría mucho este injusto asesinato y sin embargo el mal ganaba terreno, debilitándome físicamente. El tiempo jugaba en contra y las acciones que había ordenado, llevarían a terribles consecuencias. Estos salvajes se habían metido con la gente equivocada esta vez. Mala fortuna.

Miré a Wood y a Yumalai, finalmente a Ocker.
-Condúceme hasta tu habitación con Yumalai y Woodpecker. Custodiad al vampiro y los cuatro elfos mortales. Que entierren a Warrior-empecé a adelantarme, seguro de que dos salvajes harían que Wood y Yumalai me siguieran y si tomaban contacto conmigo, tendrían visiones horribles sobre un cruel tormento de recuerdo o destino que temieran.

Ocker se adelantó para guiarme. En tanto otros seis se dispusieron a cumplir la orden para con Paul y elfos, que enterrarían el cadáver de Warrior detrás de la arena, donde calaveras empaladas, y restos de huesos y tumbas de antiguos duelistas caídos.

-¡Mor!-exclamó el chamán de la piedra y me giré junto con Yumalai y Ocker antes de dar un paso siquiera para verlo. No se movió del lugar, pero alzó la reliquia y explicó algunas cosas en su propio lenguaje. Esto hizo reír a Yumalai y su esposo. No era buena señal, para nada esas risas irónicas. A lo lejos noté como se elevaba una cortina de humo, y el viento trajo consigo alaridos de lucha.

Mi atención se desvió un poco de Sydara para ver a Paul cuando pidió cobijo ante el Sol. “Tch, debí darme cuenta antes” pensé negando con la cabeza en silencio. Ese elfo estaba jugando sus cartas de una forma demasiado arriesgada, pero mi corazón estaba firme por lo que procuré que mis pensamientos le siguieran. “¿Tendré qué? ¿el coraje?” me pregunté alzando la vista a su rostro por primera vez con la expectación en mis ojos. “¡Claro que tenía el coraje para afrontar lo que fuese!” no había hecho más nada sólo para no arriesgarle, pero no planeaba morir sola como una maldita mártir. ¡Jamás!

Al verle bajo los rayos del astro rey me percaté de un par de cosas. El elfo relucía casi hermoso bajo un manto de maldad…“¿Maldad?” pensé volviendo hacia atrás en mis recuerdos y en el tiempo. Tragué saliva. No estaba fingiendo. Cerré mi mordida fuertemente y volví a bajar la cabeza hincada como estaba. Ese elfo también tenía un demonio dentro y una risa malvada comenzó a brotar de mi pecho. Yo podría sufrir, pero esos salvajes no se la llevarían de gratis tampoco. Cuando el sonido sádico de mi risa comenzó a quebrar en el aire exterior, se apagaron rápidamente al percatarme de que mi compañero estaba sufriendo.

Sus ayudantes que habían llegado momentos atrás miraron la reliquia que él mismo había estado deseando e la noche y desde que llegué. Creí estar comenzando a tener un entendimiento general de la situación cuando él volvió a dar órdenes y hubo un intercambio de palabras y… extremidades por parte de los licántropos que habían aparecido. Se estaba conformando un circo muy interesante… aunque no comprendía qué estaba pasando ¿Lobos reverenciándose frente a ese Ocker? enarqué una ceja, algo se me estaba escapando y no me gustaba la idea de morir en la oscuridad de la ignorancia.

Sydara volvió a hablar de forma descorazonada, dio un par de órdenes y dijo… “¿Qué lucharíamos por él?” ¿iba eso dirigido a mí? Me regodee por el pensamiento. Tendría una muerte honorable. Sonreí de una forma forzada, después de todo, de una forma u otra moriría ¿no?. Atiné a buscar ayudarle, cuando se dobló, pero no estaba ya segura de qué era real o fantasía hasta donde ese amigo no se convertiría en enemigo… más aún después de que matara a sangre fría al guerrero. Feith lloraba dentro de mi, no le gustaba la idea de verle así. Agaché la vista y fingí indiferencia ante todo, procurando seguirle cuando citó a Yumalai y a mí hacia las habitaciones.

Los guardias horribles no tuvieron la necesidad de arrearme, estaba dispuesta a ir de buena gana. Syd… comencé a decir, pensando en tocar su hombro para detenerle, pero a escasos milímetros me detuve. Tenía un sexto sentido que me decía que no debía estar cerca de él, que debía alejarme y poner distancia de esas tierras malditas para mí. Cerré mis puños al punto de que la sangre dejó de circular por mis articulaciones frías; me sentía completamente atada de manos y no me gustaba para nada tener que seguir instrucciones como cuando era una niña.

La capucha era demasiado efectiva para ese sol tan fuerte que había en aquel lugar. No había seguridad de absolutamente nada y de nadie se podía confiar ya que la traición rondaba por el lugar... ¿Acaso sydara estaba poseído?... En el transcurso de este relato, se sabrá la sorprendente verdad... Todos se sorprenderían al ver esto...

Paul estaba aburrido en aquel poste, viendo el suelo mientras recordaba a su hermano Pedro que quizá estará "muerto". Pero de repente, llegaron unos guardias para desatarle y llevarle hacia los guardias que acompañaban anteriormente a Sydara. -¿Para qué me llevan allí?, No me dejaré matar por nada en el mundo.-Dijo el vampiro mientras recibía un golpe de un guardián indio que se enfurecía al oír a él. Los guardianes comenzaron a ver seriamente los movimientos del "dios" junto con Paul y los demás que estaban allí.

-Vaya... Esos ojos... Parece que alguien lo poseyó.-Pensó mientras trataba de conciliar lo que sucedía ya que además de que Sydara tenía su espada, podría hacer lo que quiera con Wood y con todos ya que lo proclamaban "dios". El colmilludo de repente sintió demasiado dolor en su cuerpo gracias a las herida y comenzó a caerse lentamente pero de alguna forma, sintió que se aliviaba aquellas heridas gracias a la mano de un hombre que se posaba en su hombro. -*¿Pero qué?....*-Pensó volteando su cabeza y veía a un hombre que tiene cabello negro corto que le hablaba sobre Sydara.

Paul después de la explicación, entendió que debía recuperar la reliquia de la forma que fuese y entonces tronó sus dedos y aprovechó el momento donde Ozuno fue mandado con un ejercito a matar a los espías. -Seguiré a Ozuno... Quizá el sepa conseguir la gema... Sé que no me dará las respuestas tan fácilmente... Por eso, tendré que torturarlo y después... MATARLO.-Dijo susurrando el vampiro hacia los guardianes para luego seguir su rastro sigilosamente...

Mientras se iba, volteó su rostro y vio que Sydara mató a Warrior Keeper, degollándolo, algo que hizo enfurecer a nuestro héroe. -Se ha dejado llevar por el mal...-Siguió su camino, siguiendo a Ozuno. Para la suerte del colmilludo, en el camino encontró una espada en el suelo, le serviría para pelear contra el guerrero.

-Le mataré...-

off: He decidido en el próximo post pelear contra Ozuno para que su muerte no sea tan insignificante ya que ha demostrado ser un gran peleador y me gustaría tener un combate reñido.

Me giré con brusquedad. Esto se salía de las manos y mis guardias seguían prisioneros junto a Paul. Avancé a grandes zancadas hasta el chamán y le arrebaté de las manos la reliquia. Al tomar contacto con esta, pude sentir que todo cobraba sentido y la gravedad de lo cometido anteriormente. Pero mantuve la mirada firme. Lo hecho, hecho estaba y si salía del papel, acabaríamos muertos, todos.

-Si no estoy en contacto con la reliquia, vendrán muchos demonios...malvados-hablé. Era una tontera, pero estaba sin palabras, pensando cómo escapar de allí con todos.
-Tu no dios, ¡tú demonio!-avanzó el chaman. Pude ver que éste tenía mis armas, los otros dos a cada lado de él, avanzaron, pero tomé el arma de Paul y apunté. Mis guardias, en tanto, se la rebuscaban para liberar al vampiro, y uno de ellos le respondió.
-Si quieres que te maten, ve y pelea, pero ya tiene esa reliquia y de nada servirá. Hay que escapar cuanto antes-advirtió, pero no lo retendrían. Si quería ir a pelear, que fuera.

La herida de la pierna era molesta, aunque estaba algo entumecida y aunque mis pasos eran torpes, podía moverme. La gente de la aldea se marchaba, puesto que las palabras del chaman anteriormente habían causado cierto temor en todos. Mejor que fuera así pero ahora quedaban los guardias salvajes, los chamanes, Ocker y Yumalai, y Ozuno. Retrocedí unos cuantos pasos, dibujando la mejor sonrisa malvada que pude, aunque se mezclaba con el temor.
-Exactamente. Soy un demonio, al que si no dejan ir de este lugar, junto con sus súbditos demonios.... la peste arrasará todo, las sombras, la putrefacción y la muerte. ¿Es lo que queréis?-hablé con toda la tranquilidad que pude-Ordenad a tus guardias que bajen las armas-miré a Ocker y señalé a los lugares donde apuntaban con arcos y lanzas en nuestra dirección. Aunque nada habían hecho, ya que peligraban sus autoridades.

Ocker y Yumalai, con sus escoltas, me miraban estupefactos. Dudosos de cómo preceder. Él miró buscando el apoyo de sus chamanes, pero estos estaban sin palabras hasta que ella, lo miró y le susurró algo, que Wood, quien estaba más cerca, pudo entender como súplica. Ocker asintió y con un gesto de la mano, hizo que bajaran las armas. Yo apunté a la garganta del chaman que poseía mis armas y las de Wood, las señalé y les indiqué que me las devolviera o que las tirara al suelo. Mis guardias irían a buscarla.

Dos sujetos trajeron de la entrada a un prisionero de los espías. Tenían ropas andrajosas. Parecían ser desertores, pero al ver la situación, se quedaron a un lado.

Si no iban a obedecerme, era hora de tomar medidas, así que me acerqué al grupo de las jóvenes ante las miradas amenazantes, y apunté al cuello de Ocker. Este intentó sacar su espadón colgado a la espalda, pero con un corte en su brazo, se mantuvo en el lugar. Miré con complicidad a Wood, esperando que hiciera lo mismo con la Yumalai.

-Si no quieres este lugar sin jefe y esposa, harás cada cosa que te ordene. ¿Entendido?-dije poniéndome de espalda a Wood y tratando de hacer contacto. Hice que Ocker se separara y me sirviera de escudo de ser necesario. Por lo tanto la licántropa, yo estaríamos de espalda apuntando cada uno a jefe y esposa. Asegurábamos nuestras espaldas pero dejábamos al descubierto nuestros costados y miraba con frecuencia a los lugares de donde podrían venir posibles ataques.
-Eran desertores, eso a los que los tuyos descuartizaron, ¿no?-pregunte y el hombre asintió de mala gana. El chamán que tenía las armas, se acercó y las dejó en el suelo. Los elfos y Paul fueron liberados y podría acercarse. La entrada al lugar estaba custodiaba pero parecía haber algún altercado dentro.

Ozuno se acercó al cuerpo de Warrior y empezó a arrastrarlo de los pies hasta algún extremo. Su rostro estaba tenso, indicando que había sido buen compañero del fallecido. ¿Y ahora qué? Mi cabeza pensada con t oda rapidez. Tenía que inventar algo y seguir con el juego.
-Iremos hasta la entrada, y si alguno de mis demonios es herido… sus cabezas rodarán-dije y señalé la entrada. Miré a Wood, para ver qué opinaba ella. Mis guardias elfos pronto tomaron cada uno sus armas, e intercambiaron la mía por la de Paul para dársela cuando se acercara.

Dudaba que no se avivarían pronto estos salvajes, pero era lo que más tenía a mano para escapar de este lugar cuanto antes. Podrían esperarnos y emboscarnos apenas saliéramos a la entrada al lugar, que constaba de un pasillo construido con piedras ya ambos costados, las celdas y en el otro lado, el lugar de los sacrificios con las tres entradas, todo rodeado por empalizada y a un costado de todo, la aldea de estos y en algún lado, la casa de los jefes.

Algo no andaba bien, para cuando levanté la cabeza de mi ensimismamiento sólo me encontré con sorpresas. Sydara se había dado la vuelta impetuosamente y reclamaba su reliquia. Hizo esto con tal naturalidad pese a sus heridas, que solamente sentí su esencia una vez que ya había acabado con todo. Ahora estaba completamente perdida, aunque bastante alegre por ver a mi amigo regresar a sus cabales. Arrugué la nariz siguiendo los intercambios de palabras. No veía el momento de empezar a ser útil.

Reí a carcajadas interiormente cuando le escuché al chamán decirle al elfo demonio. Tuve que buscar una expresión fiera para que la tentación no me delatase. Por bien o por mal, la farsa de este amigo estaba sembrando la duda, el mejor momento para matar o morir. La zorra de Yumalai le susurró cosas a Ocker en su lengua natal y sentí un gruñido emerger de mi garganta. Esa rea moriría, si que sí. Las hachas regresaron a mí y la mirada de Sydara me lo dijo todo. Ahora sí empezábamos a hablar el mismo idioma. Le puse el frío y delgado filo de una de las hachas en el cuello de la muy maldita, buscando la menor excusa para rebanárselo en delgados filetes.

Sentía cierta conexión con mi compañero de armas, quizás por eso supe que debía dejarle mi espalda a su cuidado. Tomé a la mujer por un brazo y la puse frente a mí, habían unos arqueros peligrosos no muy lejos de nosotros. Si alguien debía de morir, ella sería la primera. Sonreí con malicia, un rastro de sangre débil me llegaba desde el exterior, sentía que el momento de la lucha no tardaría en llegar y mi cuerpo poco menos que convulsionaba deseoso de bañarse en la sangre de aquellos bastardos de la naturaleza.

Asentí ante la estrategia y comencé a avanzar de costado, sin soltar a la salvaje quién ahora comenzaba a soltar su veneno a través de aquella lengua bífida que recién ahora estaba desvelando. Miré a Paul con la duda dibujada en mi entrecejo, le dediqué una especie de reverencia con mi cabeza, él era un vampiro después de todo y probablemente esta sería nuestra despedida. Avanzábamos con bastante agilidad pese al estado de mi compañero. Su séquito no se mantenía ni muy lejos ni muy cerca, lo escuchaban todo, lo veían todo. Diría que casi me ponían la piel de gallina, esos orejones podían ser como la peste si se lo proponían.

En poco tiempo habíamos salido de los pasillos y las entradas que tiempo atrás me habían obligado a traspasar. Bueno, esto no es precisamente una salida triunfal… pero puede que salvemos el pellejo. Y pensar que yo era quién quería salvarte… le dije en tono de broma. Yumalai pareció querer irse hacia unas casas que parecían con cierto porte real en ese lugar. No me digas que es tu casa espeté tirándole del pelo. Esta alimaña puede que tenga planes confesé a Sydara al ver la saña con la que luchaba. ¿Puedo matarla?

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Objetos usados: Bomba de humo x 1

Paul levantó la espada pero vio como recuperaba la reliquia su compañero Sydara... Eso le agradó ya que se quitaba un peso de encima pero aún seguían las ganas de combatir contra Ozuno aunque le costara la vida. -No puedo perdonar que Ozuno nos haya torturado y haga como si no hubiese pasado nada... Debe al menos recibir un castigo.-Le respondió de manera seria a los guardias que le habían tratado de parar. Por fin todo estaba terminando... La suerte estaba con el elfo, la licántropo y el vampiro... Tres seres diferentes pero con grandes características.

Woodpecker... Una licántropo fuerte e inteligente y honorable con grandes rasgos... Se podría decir que fue una especie de estratega en aquella pequeña alianza. Desde el punto de vista del vampiro, merece un aplauso fuerte.

Sydara... Un elfo líder y con un espíritu combatiente... Fue el que llevó a esa pequeña alianza a la victoria y su valentía lo caracterizó... El tipo es muy inteligente, también merece un aplauso fuerte que es escuche.

Paul... Un vampiro loco y resistente... Aunque haya sido el más débil de los tres, trató de ser de ayuda en la pequeña alianza... Quizá pudo haber sido la bestia rabiosa del grupo... Aquel vampiro merece también un aplauso.

Esa aldea estaba en shock ya que los más fuertes habían sido derrotados fácilmente como por ejemplo, degollados y asesinados... Por fin, luego de unos días, la victoria apareció y el sol brilló de manera sorprendente. El momento llegó... Wood apareció delante de Paul y le hizo una reverencia, dando a pensar que no se volverían a ver nunca más. Él sonrío levemente y se arrodilló como un sirviente y le contempló los pies. -Quizá esta sea la última vez que nos veamos... Pero... ¡El destino es incierto!, ¡Nada es seguro en esta vida!.-Gritó mientras comenzaba a reír a carcajadas para luego seguir su rumbo hacia su contrincante.

Ozuno estaba hablando en su idioma mientras posaba sus manos en el cuerpo difunto de Warrior. De repente, se le derramó una lagrima mientras recordaba la niñez con el, cuando practicaban en la arena con felicidad y alegría. -*Sniff*... Warrior... Hermano mío... ¡Vuelve a la vida por favor!. Juro que me vengaré...-Dijo el guerrero mientras abandonaba al difunto musculoso y sacaba su espada para matar a Sydara... El no aguantó mucho ya que le era duro ver su aldea semi destruida.

-Hey, Ozuno... Los mayores deseos de Warrior fue matarme a mi... Por eso cumple el deseo no solo por mi... Si no por tu compañero muerto.-Dijo Paul sabiamente mientras el pobre guerrero se daba un giro, notándose el odio que contenía en sus ojos... Su mirada había cambiado... Su mirada parecía al de un tigre a punto de atacar. -Yo... Yo cumplir deseo de Warrior... ¡Te mataré!.-Dijo con torpeza mientras lloraba para luego correr y estrellar la espada contra la de Paul... Tanta fue la fuerza de Ozuno que partió la espada de Paul e hizo que retrocediera. -*Mierda... Ese guerrero supera con creces a Warrior... Quizá me mate*-Pensó mientras miraba a su alrededor, buscando una espada.

Sin rencor, el indio tomó impulso y comenzó a atacar de forma salvaje. Paul esquivó algunos ataques pero otros los recibió aunque con decisión, hizo algo que nadie haría en la eternidad... Le metió un puñetazo a la espada, haciendo una grieta... Igualmente la espada estaba un poco oxidada.

El torpe vampiro se hirió la mano pero para su suerte, la hacha de Warrior estaba en el suelo. El colmilludo la alzó pero su peso era sorprendente y le sería difícil pelear con ello. Ozuno volvió a atacar a Paul pero esta vez bloqueó los ataques con el hacha y con esa arma, pudo cortarle el ojo al indio. -¡TSK!, MI OJO.-Dijo el pobre guerrero para luego con su espada partir el hacha, pero también aquella espada se rompió.

Un fragmento grande de la espada, se enterró en el abdomen del vampiro, e hizo que sangrase igualmente. Los dos estaban sin armas y Paul propuso algo... -Vamos a pelear a golpes hasta que alguien muera...-Dijo mientras Ozuno le zampaba un golpe en el rostro y le hacia estrellar contra una vasija que llevaba fuego. la vasija cayó al suelo junto con el fuego, creando un incendio allí. De alguna forma, Ozuno y Paul quedaron encerrados en un círculo de fuego, como si el destino lo hubiese mandado.

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El colmilludo se recuperó y lanzó una patada en la quijada. El guerrero se molestó demasiado y para llevar ganando el combate, comenzó a propinarle una ráfaga de golpes al pobre joven junto con rodillazos y puñetazos. Luego de ello, el morocho apenas tambaleaba pero logró mantenerse quieto y con un golpe en la nariz, le rompió el tabique. Ozuno comenzó a sangrar en su nariz y por su ojo pero no le importó en lo absoluto y con una patada voladora, mando a Paul cerca del fuego.

-Mierda... Debo levantarme rápido.-Dijo, levantándose y propinando un golpe en el rostro de su contrincante para luego con demasiada fuerza, enterrar un golpe en su estómago... -¡Argh!...-Botó un charco de sangre desde su boca pero Ozuno con un codazo, le rompió la ceja a Paul.

La sangre comenzó a esparcirse por el lugar, haciendo ver a los dos contrincantes heridos y a punto de morir. El colmilludo se agachó con esfuerzo y agarró un pedazo del filo de una espada y la escondió. Ozuno se fue rápidamente y también saco una daga. Al estrellarse, rápidamente Paul enterró el filo en la garganta del guerrero mientras Ozuno con su daga, solo alcanzó a enterrarla en el hombro.

-Argh... Tu matarme... Imposible...-Los ojos del guerrero perdieron su brillo y comenzaron a mirar a un lugar incierto mientras trataba de abrazarse al vampiro. -No creo en eso pero... Estarás en un lugar mejor... Desde ahora.-Dijo mientras con una mano le abrazaba y con la otra, le enterraba con fuerza ese fragmento de la espada, haciendo que los ojos del guerrero honorable Ozuno, tengan un color blanco y el cuerpo caiga al suelo como una marioneta.

El colmilludo lanzó el cuerpo al círculo de fuego, viendo atentamente como se quemaba mientras reflexionaba y agarraba el cuerpo de Warrior para también quemarlo. Los huesos se oían tronar y un hedor raro, aparecía mientras los cuerpos se quemaban pasando algunos minutos hasta que por fin el fuego cesó y Paul se dirigió a la salida cojeando y tratando de asimilar el dolor.

-Ugh... Mi hombro..-Dijo mientras salía casi arrastrándose. Algunos guardias le veían impotentes, dejándolo salir del lugar... Desde lejos vio a sus compañeros Woodpecker y Sydara. El vampiro comenzó a caminar más rápido con alegría. Al llegar, vio que aparecieron unos hombres que elogiaban a Wood pero en cambio, a Sydara le iban a secuestrar. Paul impotente y pidiendo la espada a los guardias, comenzó a mirarles perplejo... Esos hombres se veían demasiado fuertes y sería algo tonto hacerles frente ya que todos estaban heridos. -¿Q...Qué rayos está sucediendo?.-Dijo mientras sostenía su espada en la empuñadura y comenzaba mirar a los lados demasiado desconcertado.

De repente, al parecer el líder de ellos, dijo algo que enfrió la sangre del vampiro. - Wood! toma al elfo y tráelo ante nosotros, considéralo tu primera misión.-Dijo, haciendo que el vampiro aun sabiendo que no les podía hacer frente ya que era débil y sus heridas eran grandes, optó por hacerse delante de Sydara y sacar su espada para ponerse en guardia mientras les hacía frente a los del gremio. -*Coff* *Coff*... N...No... No dejaré que se lo ll..lleven...-Habló con valentía el vampiro respirando entrecortado mientras apuntaba la espada a todos los presentes menos a Sydara y a Wood.

Paul mirando a los recién llegados:

Los elfos del clan, lograron recuperar sus armas, y los salvajes notaron cuan precisos eran tan solo con ver sus miradas, escoltando a los rehenes que llevaba con Wood. Ellos cuidaban nuestros costados, hasta que ingresamos y esperaron de muy mala gana a Paul. El que lo había curado, estaba súper molesto y no se molesto en gritar cuando pasó por su lado:
-¡El querer pelear es signo de cobardía! ¡Y más aún cuando devuelves la misma moneda!-tuvo tentación de darle una zancadilla, pero al verlo tan lastimado, desangrándose, se contuvo. Era demasiado asombroso que aún estuviera en pie con tres veces siendo herido de gran gravedad. Colegas de Ozuno siguieron a las espaldas del vampiro, con lanzas, dispuesto a acabarlo. La lucha les había sido muy injusta, y una falta de respeto a sus creencias. Nunca luchaban y daban duelos porque uno quería venganza.

Aún no salíamos del pasillo y Yumalai quiso escaparse hacia las casas en el lado derecho, pero un grupo de gente se nos interpuso en la bifurcación de ese pasillo. Sonreí correspondiendo al comentario de mi compañera. Pudo notar que había un olor extraño, oír algunos alaridos de caídos y de pronto una media decena de armas que nos apuntaba. Afortunadamente, delante de mí, tenía a Ocker y Wood a su esposa. Los cuatro guardias estaba detrás de nosotros, cuidando nuestras espaldas, haciendo que los salvajes se retiraran también. En mi muñeca había atado la reliquia, que soltaba un brillo blanco fuerte, que acompañado con la violencia qué íbamos, ayudaba en este improvisado escape. No tuve tiempo para responderle a la licántropa sobre matar a Yumalai, porque un hombre de pelo blanco se adelantó entre ese grupo de hombres que se nos interponía en el paso y dijo:
-Saludos!... Sydara de Eden, el gremio ha venido por ti, no te resistas, seria algo inútil, si cooperas pacíficamente, garantizare la vida de cada uno de ustedes Wood! toma al elfo y tráelo ante nosotros, considéralo tu primera misión-miré por el costado del hombro de Ocker para ver al amenazante. Miré a mi compañero extrañado, y no pude evitar una carcajada, de estas incrédulas por lo que escuchaba-Para ayudar… ¿o ha sido demasiado casual nuestro encuentro… compañera?-pregunté evitando sonar acusador. No me lo creía capaz de ella, pero no podía juzgarla. Tal vez tuviera toda una situación detrás y de verdad todo fuera casual… pero no dejaba de ser extraño. ¡Encima habían saludado estos tipos de tal gremio!
Ocker aprovechó la confusión para voltearse dando la espalda a mi espada, y al girarse, tomar la punta sin importarle la herida en su mano, para desviarla y abalanzarse en mi contra, llevando en una de sus manos, lo que parecía una aguja grande de caña y con mi cuerpo ya preparado ante estos contraataques, tomé rápido la muñeca de él con mi mano libre y llevé el filo de la espada a su cuello nuevamente, produciéndole un corte sangrente, apenas poco profundo.

Oí detrás de mí una tos y alguien que se abrió paso. Era el vampiro, que estaba herido y habló en mi defensa. Y alzó su espada en contra de los que se nos interponían. “Vaya situación” pensé con fastidio. Ambos jefes parecían dos inútiles siendo prisioneros, pero no lo pensé mucho, porque desde ambos costados, dos puertas grandes se abrieron, de dos pasillos a los que habían arrojado humo uno par de salvajes desde cada lado, para abrir la puerta, inundarnos de esto y dar vía de escape a Yumalai y Ocker.

La nube de humo nos inundó. ¿No habían tirado ya una estos nuevos sujetos de tal gremio? Esto generó confusión entre mis colegas y sentí mucho movimiento. Apenas si veía algo en esta situación y procuré acercarme a unas de las paredes. Uno de mis guardias tomó a Paul y tironeó de él para salir al lado de la puerta izquierda, que llevaba a un pasillo corto, con una escalinata que se dirigía bajo tierra y de allí otro pasillo para salir afuera de la aldea. Pero habría dos salvajes, los que habían arrojado a la puerta la humareda. Mis guardias, con Paul, tratarían de escapar por allí, pero si el vampiro no quería irse con ellos, no irían. Suponían que yo iba con ellos también.

Cuando Ocker y Yumalai lograron escapar pro donde habíamos venido, cerraron con trabas de tablones por el lado de afuera, la puerta de ese extremo y pronto cerrarían la de donde había venido este nuevo grupo. En mi lado izquierdo, estaban las celdas, y a mi lado derecho, la escapatoria donde Paul y mis cuatro guardias elfos.

La única salida disponible, era la que estaba frente a Wood y de mí. El humo hacía que picara mi garganta y se resecara. Mi cuerpo demandaba al menos un trago de agua, porque apenas respondía. No podía proponerme luchar en estos momentos, en esta situación y antes de quedarme con los salvajes, prefería ir con estos extraños. Quizá hasta quedar fuera del alcance de esta aldea y en el camino escapar. No sería fácil que me tomaran así como así.

Había que salir cuanto antes de acá, y más considerando que este humo podía venir con drogas. Faltaría nomás que estos nuevos captores cayeran a la mesas de rituales… y me enojaría en serio. Envainé mi espada. Estábamos, Wood, yo. Paul quizá había logrado huir con mis cuatro guardias elfos, y este grupo de seis hombres, además de la nube de humo que comenzaba a intoxicarnos. Tapé mi boca y nariz con la manga de mi camisa dejando un pequeño espacio por debajo para intentar respirar algo de aire. Solo me quedaba esperar la respuesta de Wood, quien podría tomarme e ir por la puerta de la izquierda o llevarme con estos.


(Si es que Paul decide irse con los elfos)
-Podemos rodear la aldea y emboscar a la distancia a los enemigos-sugeriría Zod, el elfo, a Paul si salía con ellos por la puerta izquierda-Te seguimos… tu pareces… conocer esta aldea…-agregaría, pero no muy convencido viendo el estado en que se encontraría el vampiro. Era elfos precisos en sus armas, ballestas arcos, dagas y espadas. (mirar ficha de pnj)



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Off rol: aclaro, yo dejo la acción que escapan los elfos, no controlo la acción de Paul, y que Ocker y Yumalai se escapan, pero no es necesario que suceda así. Pueden poner si quieren que bloquean esa puerta y no permiten la escapatoria. Yo lo puse para sacar un poco de npjs y que no fastidien. Como prefieran ^^. Saco lo del fuego, porque considerandolo luego, me pareció medio absurdo, pero dejo lo de la humareda

No me jodas. Esas palabras fueron las únicas que se escaparon de mis labios semi sonrientes al ver y escuchar a Joh. “No, en serio, no me jodas” dije para mis adentros tratando de mantener una estanza compuesta. Escuché a Sydara y sentía que mi cara caería de la vergüenza, sin saber dónde meterme. Fue una coincidencia fue lo poco que atiné a responder, las palabras pegadas por espacios largos y pausados, sin vida.

Probablemente tendría mucho que explicar… a muchas personas. Pensaba dar alguna respuesta escueta o cuestionar a mi recién llegado camarada, pero el vampiro Paul hizo su llegada triunfal interponiéndose entre todos nosotros. Yumalai por su parte, se mantuvo serenita, parecía estar disfrutando del drama. Miré a la elfa de ojos fogosos, parecía poco menos bífida que la zorra que tenía de rehén. Probablemente si me negaba, ella sería la primera en disfrutar de mi sangre. Suspiré. “¿Podría pasar algo más?” me pregunté, pero esas palabras sólo sirvieron como un corto preludio a una nueva serie de eventos.

Humo, confusión, risas y una salvaje que se me escapó. Pronto sentí que solo nos encontrábamos Sydara y yo ante la disyuntiva: correr hacia la izquierda, el último pasillo abierto y huir del gremio de por vida, o llevar las cosas de la mejor forma posible y probar suerte. Por supuesto, tomé la opción dos. Respiraba cada cierto período de tiempo y hablé con voz nasal. El maldito humo estaba entrándome y era una molestia latente, además de la estúpida vista llorosa. Esperaba que este humo no tuviera los mismos efectos que el de las celdas.

Es lo necesario, no te resistas dije con la voz más neutral que podía salirme pese a las circunstancias. Acto seguido levanté mis manos en señal de paz y lo tomé del brazo izquierdo sin darle demasiadas opciones, aunque tampoco apreté mi agarre, no quería que las cosas fueran asi de todos modos... Pasamos entre la asesina que mantenía su posición y otro de los acompañantes de mi amigo, traté de no mirarlos fijamente, aunque se me hacía bastante difícil ignorar a varios ojos que no se despegaban de nosotros. Creí que te habías olvidado de mí le dije al humano asesino, nuevamente tratando de disimular la perturbación de mi voz.

Espero que tengas un buen plan de salida, porque esto es un pequeño infierno. Una sonrisa instintiva comenzó a dibujarse en mi rostro, mientras esperaba mi respuesta.
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Off:Syyyd, si quieres puedo modificar eso, simplemente avísame =3.
Edit: hice una pequeña edición en el penúltimo párrafo que comienza con "es lo necesario".

Quizá este sería el fin de todos... Obviamente se sabía que Paul no era capaz de enfrentarlos porque ni su cuerpo reaccionaría ante un ataque. -*M...Mierda, me duele el cuerpo*-Pensó aquel joven mientras sus huesos tronaban sosteniendo la empuñadura de la espada... Sus dedos apenas podían aplicar fuerza pero no le era tan útil. Su estado no era tan bueno que digamos... Es más... Su cuerpo en aquel escena era un completo estorbo.

Al parecer una chica soltó una carcajada y dijo algo de manera sarcástica, cuestionando la fuerza del pobre vampiro. -Ugh... Es verdad... Pero al menos... Puedo sostener mi espada...-Dijo de manera amargada, haciendo que sus heridas paren de sangrar pero el dolor sigue ahí. Ese hombre, vio que no tenía ninguna ventaja y bajó su espada mientras trataba de respirar hondo para hablar.

-E..Es una tontería... No puedo contra ustedes en estas condiciones...-Habló guardando su espada pero no se quitaba por ningún motivo del medio. Todo estaba absolutamente perdido pero de repente apareció humo, haciendo Paul se tape la nariz y se deje llevar por un guardia, era un gran momento de escapar. -Vayámonos Sydara y Wood, ¡Es la hora!.-Susurró, dejando que sea llevado su cuerpo mientras respiraba hondo y mostraba una sonrisa ligera.

Luego de caminar a ciegas por el humo, los guardias junto con el vampiro salieron de una vez por todas de ese lugar, quedando en un lugar lleno de pasto y bosques. Paul comenzó a toser exageradamente mientras su cuerpo posaba en el suelo. Luego de ello, el joven de melena negra se levantó muy alegre hablando. -Hemos escapados, ch...chicos...-Habló para luego ver que Wood y Sydara estaban adentro junto con Johannes y todos...

-¡Maldición!, ¡Maldición!,¡Maldición!, ¡Maldición!.-Decía mientras le propinaba puñetazos al suelo mordiéndose fuertemente para luego ver a los guardias y quedarse quieto. El dolor del combate con Ozuno se iba lentamente ya que no fueron golpes tan graves los que recibió y al menos ya podía hablar sin tartamudear...

Los guardias afirmaron que Paul sabría sobre la zona aunque no estaba seguro de hacer la emboscada. -Una emboscada toma tiempo...-Dijo el colmilludo sin seguidad mientras caminaba con rapidez, dejando a decisión de los guardias sí querían seguirlo... Mientras caminaban, se toparon desde lejos con unos caballos. -Caballos... ¿Acaso ellos...?.-Paul cojeó hacia los caballos aunque también no dejaba de pensar en la emboscada...

Off: Cualquier error mp a Sakun o a esta cuenta...

-Bien....-suspiré no muy convencido de las palabras de la licántropa, antes de que la humareda inundara de lleno el lugar.
-Es lo necesario, no te resistas-respondió Wood. No tenía opción. Entre la confusión del humo, los guardias elfos y Paul habían creído que íbamos con ellos.

Ocker y Yumalai con sus ayudantes, lograron escapar, pero seguro habrían ordenado que nos esperaban en las salidas por donde estos nuevos planeaban llevarnos al igual que la salida de la izquierda después de que el vampiro y los elfos lograran escapar.

Oí que de ese grupo discutían un par de cosas. Me molestaban que decidieran sobre mí o hablaran de llevarme uno u otro. Además, como si tuviera opción... Por el momento no, pero en mente dibujé una sonrisa. El principal de ellos se acercó mientras mi compañera tomaba de mi brazo y me conducía a unirme al grupo. Lo aceptaba con mucha tranquilidad. ¿Cierto? Uno de ellos nos interceptó y siguió órdenes de arrebatarme mis armas, pero retrocedí un paso y tiré del brazo de mi compañera.

-Solo confiaré mis armas a Wood-no estaba en posición de negociar, pero si aceptaba dar mis armas, al menos que fuera a quien yo quisiera. El humo nos complicaba la situación, y aunque todo parecía suceder demasiado rápido, esto se ponía peor. Entregué mis armas a mi compañera, pero vino otro detrás de ellos, el que parecía dirigir a todos, pero el tal llamado Gandelf seguía cerca y cuando vislumbré una mano cerca con algún arma punzante, retrocedió otro paso, tomando las manos enemigas, y atraje hacia mí al sujeto para decir rápidamente antes que se tomara mi acción como resistencia. Lo era, pero en su cierta medida.

-No me he negado a ir con ustedes, incluso estoy dispuesto a seguirlos.... Tengo...-mi mente dictó las palabras-Quizá algunos negocios para ofrecerles a donde quieran llevarme... ¡Pero suficiente droga tuve en este lugar!-exclamé sin gritar al hombre que tenía el dardo. Llevaba pelo blanco-Incluso querrán salir rápido de acá, ¿no? Sería demasiada carga para vosotros si me drogáis...-rebatí y miré a Wood para decirle tratando de que solo ella me oyera-Solo te sigo a tí, pero cuida bien de mis armas y que nos la toque nadie más...-pensaba rápidamente cómo curar la herida de la pierna. No me gustaba sentirla entumecida y como si tuviera algún paño helado sobre ella. Y aunque tratara caminara con velocidad, sería con dificultad y me sujetaría de vez en cuando a la licántropa, pero solo por momentos hasta recuperar el equilibrio y volver a andar por si solo.

En la salida, teníamos a unos hombres que estaban sobre el techo, con arcos, flechas y lanzas. Y unos cuatro guardias esperándonos además de aquellos. Parecería que saldríamos y no habría nadie, pero atacarían por la espalda.

Zod diría a Paul después de ver a los caballos, mirando a sus amigos.
-Entonces mejor nos vamos, y tu Paul... decides si nuestros caminos se separan acá, ya que nos marchamos a nuestras tierras para buscar...-silenció sus palabras e hizo señas para que los otros tres trajeran a un caballo para cada uno y poder ponerse en marcha.

Poco después, los elfos estaban sobre sus caballos, dejando uno al malherido vampiro.
-Será mejor que vayas a un hospital, sino morirás en pocas horas-dijo Lionel, con una sonrisa extraña, como deseando lo contrario y con un grito de orden, hizo que su caballo empezara a andar. Lo dejaron solo. Acá se empezaba a ver que al menos dos de ellos, no eran elfos de los buenos. Habían intereses ocultos en ellos, y los otros dos los seguían por no tener más opción.

El chico sonriente-Johannes de unos momentos atrás había desaparecido con el viento que comenzaba a borrar los efectos del humo. “Estaba durando demasiado” pensé mientras terminaba de posicionarme a su lado. Ni él ni el elfo estaban nada a gusto; sin duda esto no se trataba de sociales. No entendía cómo en el mundo dos personas que apreciaba estaban relacionadas de esa forma. Vamos, que yo no era una de esas chicas de ciudad que compiten por atención y son las reinas de la popularidad. ¿Cómo en el maldito universo podría estar pasando esto? Pero luego una revelación me trajo respuestas: “Se trataba de mí, sin dudas. Era mi sino”.

Miré algo desenfocada al muchacho que me trató de preciosa y arrugué la nariz ante sus palabras, pero sobre todo ante su actitud impulsiva y arrojada. Grumpf le respondí mirando hacia el resto de los compañeros del humano a propósito, para no verle a él, estaba comenzando a buscar la forma de reconocerlos uno a uno. La elfa-sexy-malvada era entre castaño-pelirroja, no más alta que yo y al parecer sus orejas no eran lo único puntiagudo y filoso que poseía. El arquero que había pasado momentos atrás, miraba con cautela y no dejaba de estar en guardia. Sus ojos eran inteligentes y al parecer su mano diestra.

El chiquillo que me habló, respondía al nombre de Grego. Su ímpetu se vio sofrenado por unos momentos cuando Sydara se negó a entregar las armas. Miró a su superior esperando una respuesta, pero me adelanté guiñándole un ojo e interponiéndome entre el elfo y él. Miré a Johannes y tomé la palabra Seguro que no hay inconveniente que las lleve yo ¿verdad? pregunté viéndolo a los ojos para luego volverme hacia el hijo de los bosques. Le miré con cierta preocupación, se trataba de un gremio de asesinos después de todo. ¿Por qué me las entregas a mi? le pregunté por lo bajo mientras tomaba la espada y otras armas. Mi pregunta no fue respondida. Quizás hablaba muy bajo o quizás era porque mi interlocutor planeaba algo más.

Retrocedí un par de pasos y Johannes hizo su aparición con algo que parecían dardos “Tranquilizantes, supongo” quise convencerme a mí misma, pero ellos decidieron tener una pequeña charla privada. Di unos pasos más hacia atrás, después de todo, Joh era una asesino y el elfo como estaba no era peligroso… me lo repensé y me decidí a dar un paso hacia adelante, pero un tipo en el que no había reparado estaba ahí, cuidándole las espaldas. Se trataba de una figura oscura y fría, tenía una especie de aura en forma de burbuja que le rodeaba y protegía. Olfatee el aire, pero no pude deducir mucho de él; su misterio me gustaba. Traté de llamar su atención, pero o hacía más que observar con mucho énfasis lo que ocurría entre aquellos dos.

Me faltaba uno, me giré y lo encontré tras de mi. Era otro licántropo, similar pero distinto al otro. Ambos llevaban el mismo tipo de arma, la misma mirada y el mismo color de pelo, que además era igual al mio. No me sentí tan mal por unos momentos, de hecho el pensamiento irónico de una casi familia empezó a abrazarme pero en seguida fue demasiado, por lo que cambié de imagen mental. Los dos parecían ser bastante camaradas. Las diferencias eran varias: la contextura, mientras el tal Gadelf era fuerte y robusto , su contraparte era ágil y delgado. “Una dupla inigualable pensé. Y al parecer, yo no era la única que estaba algo carente de ropa. Le guiñé un ojo y le envié una sonrisa torcida, pero en seguida fruncí el ceño “¿Por qué había hecho eso? quizás porque se parecía demasiado a mi difunto Luner.

Syd pareció terminar de hablar. Me acerqué un poco y escuché lo que decía. De nuevo ponía su confianza en mí. Sentía cómo mi cuerpo cada vez pesaba más… era una especie de carga invisible que me ataba al suelo y me dificultaba caminar. Procuré mantenerme cerca de él para que se apoyase en mí. Yo no podía –ni debía- ayudarle puesto que estaba un poco bastante cargada por mis armas y las de él.

Antes de salir en el aire se dibujó la presencia de personas sobre el techo. Tenemos compañía murmuré por lo bajo, aunque me di cuenta que mis palabras habían sido en vano. Parecía que todos eran muy diestros en el arte del asesinato y se habían percatado incluso antes que yo del inminente peligro. Me paré pegada al elfo y miré a Johannes, esperando órdenes. A lo lejos pude escuchar el chillido de mi halcón y un fuerte deseo por salir del lugar cuanto antes comenzó a invadirme.

Los pasos "rapidos" del hombre eran casi eternos puesto que cojeaba exageradamente por las heridas que tenía durante su estadía en ese imperio salvaje. Mientras cojeaba, vio que los habían traído sus caballos para agarrarlos y escapar de ese lugar. -Ufff... Qué bueno que hayan caballos aquí.-Dijo Paul con un suspiro suave de tranquilidad, mientras se "apagaba" el sol porque se hacía obviamente tarde.

Cada uno estaba agarrando su caballo para que los caminos se separen, haciendo que sea la última o quizá el comienzo de una amistad. Uno de ellos, se despidió diciendo que debían largarse de allí. El colmilludo se colocó muy serio y sin decir nada, miró muy serio a todos ellos dado que irse y dejar a un compañero, es un acto de vergüenza y debería causar pena.

-E..Está bien...-Dijo el vampiro con demasiada seriedad, arqueando su ceja sin soltar la empuñadura de su espada, pensando en atacar pero por respeto y por haberle ayudado cuando estaban dentro de la aldea, no lo hizo y calló sin decir nada más. Otro le avisó que podría morir mostrando un rostro de maldad, haciendo que Paul siga sospechando mucho más de ellos... Quizá había un plan dentro de todo esto... Quizá sucederá algo... -Gracias... Espero que nos volvamos a ver...-Dijo el morocho, dejando que se fueran en su caballo y desaparecieran del lugar mientras se iban alejando considerablemente.

Acto seguido, se montó a su caballo y miró muy serio la aldea, pensando que seguirían allí dentro con un rostro de tristeza. -Sydara... Wood... ¿Estarán bien?... Perdón por haber escapado... Pensé que vendrían con nosotros pero sucedió lo contrario. Sé que Sydara es fuerte y no dejará que ataquen a la licántropo pero aún me preocupa esos tipos... ¿Acaso son de algún equipo o gremio?.-Recordó mientras descargaba su cuerpo en el caballo pero no se iba de la zona... Quizá por miedo a tener la culpa sí llega a pasar algo.

De repente, apareció una india que salía de la aldea, dirigiéndose a nuestro héroe con rapidez y seriedad, haciendo que él se sienta incomodo y saque su espada, sonando el filo. -Si vienes a atacarme o a herirme más de lo que estoy, te juro que te rebanaré el cuello a pedazos...-Recriminó el joven herido mientras se caía de su caballo y quedaba en el suelo con su espada.

India:

-Shhhhh... Has silencio vampiro tonto...-Dijo, llegando hacia él y guardando la espada de él en la funda de ese vampiro. La india llevó a Paul y a su caballo a un arbol grande para que le hiciese sombra ante el sol que había. Estando allí, le abrió bruscamente su saco, descubriendo su abdomen y sacó unas vendas para taparle las partes donde sangraba mientras le hacía masajes en el pecho. La chica lo vendaba lentamente mientras le contaba por qué le ayudaba.

-Te estoy ayudando solo porque venciste a Ozuno ya que él había matado a mi padre. Mereces ser curado y por eso estoy aquí. Recuerda que estás herido y es un milagro que sigas vivo. Te daré un poco de sangre que recolecté de animales y algunos humanos.-Dijo la india mientras sacaba una botella de madera y se la daba completamente a Paul mientras él sonreía.

-G..Gracias...-Dijo el colmilludo mientras se levanta y se sube ahora con más ganas al caballo pero le roba un beso a aquella muchacha. La india se sonroja ante ello y se despide para luego escabullirse misteriosamente en el bosque.

El vampiro pegó un suspiro y vio por última vez el imperio salvaje mientras recordaba a sus dos compañeros... -Buena suerte... Chicos...-

En verdad, teníamos una esperada compañía para darnos la despedida en la salida. Dos o tres del grupo salieron a entretener mientras nosotros nos disponíamos a escabullirnos. El muchacho de pelo blanco ordenó a Woodpecker que yo estaba en sus manos y mi primer plan se vino abajo. No quería arruinarla, pero tan rápido como se me esfumó la idea, vino una nueva.

Arqueé las cejas con ironía pero cerré los ojos y me doblé un poco con una ueca de dolor, riendo para adentros. Me apoyé en un poste de la entrada llevando una mano a la herida de la pierna. Miré apenas a Wood y dije. El peliblanco nos esperaba para avanzar, pero para no desesperar más la situación, dije a la licántropa:
-Sólo dame un momento. Quiero tomar aire antes de… correr-miré hacia la puerta señalándola-Que es lo más seguro que haremos…-después oí lo del dardo por ese muchacho lo miré con los ojos entrecerrados, buscando alguna palabra para rebatir pero como el tiempo apremiaba, no podía demorar más, así que cerré los ojos y susurré unas palabras en la mente. Presioné la herida con la mano, arremangando un poco el pantalón sobre la bota de cuero negro. Poco rato después, suspiré con gran alivio, y me volví a incorporar para adelantarme un paso hacia la licántropa-Sólo porque confió en ti, Wood-respondí a las preguntas que antes había formulado ella. No se notaria signo de curación en mi pierna, y simularía seguir cojeando y dar tropiezos de vez en cuando.

Dibujé una leve sonrisa hacia el que parecía humano, el peliblanco y dije:
-Descuida. Es una buena muchacha y sabe realizar bien su trabajo sin llamar la atención-tiré la indirecta a la forma en que ellos había entrado y que creí innecesario, derramando la sangre de una cultura de la cuales, el afuera no compartía ni comprendía. No lo consideraba justo. A Wood no la había matar, o al menos no lo recordaba, en este imperio de salvajes.

Tomé el colgante que estaba enredado en mi muñeca y lo llevé debajo de la manga de la camisa. Había vuelto a perder mi abrigo, pero qué se le iba a hacer, mejor eso que la vida. O las armas. Miré fugazmente a ese hombre que lideraba al grupo y dictaba las órdenes, pasando miles de preguntas de sus acciones, pero ya me encargaría de formularlas en cuanto estuviéramos en un lugar seguro. O… quizá no fuera necesario hacerlas. Agradecía poder confiarle las armas a la licántropa, si hubiera sido a cualquier otro, creo que no me hubiera resistido a darle un buen golpe, sabiendo el peligro que me conllevaría eso dada la situación actual.

Me acerqué a la licántropa, y le pegué mi brazo al suyo, instando a que me lo tomara. Pero por las dudas, la miré y dije rápidamente.
-Tómame con fuerza el brazo y corramos veloces, no te preocupes por mi herida-señalé levemente la pierna-Sé cómo curarla después, aunque le estoy dando buena paliza-comenté.

Teníamos frente a nosotros el campo de sacrificios y tres entradas a ese lugar, pero la del centro nos llevaría a la entrada de la aldea, donde habría un par de casas y una puerta de madera que estarían cerrando apenas llegáramos y habría que actuar con rapidez para lograr escapar de allí.

Paul sería alcanzado mas tarde por la muchacha salvaje, enamorada perdidamente y de alguna forma conseguiría subirse a su caballo detrás de él, diciéndole que quería huir con él, que la llevara a conocer su mundo.


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Off rol: Paul: Opcional xD lo puse muy parcialmente pero podes desarrollarlo con profundidad y a gusto. Les he dado like a sus post porque me gustaron e hicieron buenos aportes a la trama ^^

Aun no olvidaba la validación de Johannes ante mis actos y el reconocimiento que me daba casi naturalmente antes de que efectivamente entrase al gremio. Mi corazón se sentía un par de grados más caliente ante la nueva perspectiva de pertenecer a un lugar. El líder intercambió palabras con el de la vista aguda mientras yo esperaba pacientemente órdenes. Sydara en tanto, inesperadamente respondió a mi pregunta anterior, haciendo que mi corazón casi se detuviese. Dos personas, dos amigos que confiaban en mí, era más de lo que jamás habría pedido y en ese momento ambos estaban parados en extremos opuestos de mi vida ¿cómo salir de la situación con el menor daño posible para todos?.

Mis pensamientos fugaces cual luces de auroras fueron interrumpidos por las palabras de aliento de los licántropos…mis ¿hermanos? negué con la cabeza, aún no estaba preparada para pensar en eso. Mis órdenes llegaron con la estridencia del trueno: Avanzar y cuidar del elfo. Asentí mientras con la vista periférica veía la transformación de Gadelf y Grego quienes se adelantaban para ofrecer de señuelos. Mi cuerpo vibraba y sentí como el pulso se me alineaba al de ellos para unirse a su empresa, aunque no debía. Además, ellos eran licántropos perfectos, hermosos y ágiles; no necesitaban de algo como yo que zanjase sus esfuerzos con torpeza natural.

Cuando me disponía a cumplir lo mandado, Sydara respondió ácidamente a las palabras del peliblanco. Fruncí el ceño ante el comentario y arrugué los labios echándolos hacia afuera como una niña. No realicé ningún comentario, más al poco tiempo fui forzada a reaccionar de un modo más… maduro. El momento que al principio el elfo me había pedido para descansar ahora surtiría sus buenos efectos, o al menos eso esperaba. No era ajena además de que él había estado manipulando su herida en el entretiempo y quizás… muy difícilmente –pero posible era- que hubiese curado toda o parte de ella.

El susodicho se acercó a mí y se cuadró de modo tal que le tomara por el brazo. Lo hice casi obligada, sobre todo cuando oí sus palabras. El contacto físico era para mí algo con lo que tenía que luchar para no rehuir. Está bien, está bien… dije, tomando su brazo pero apartándome de él. Espera sólo un momento ¿si? miré a Johannes y depuse las armas en el piso mientras una suave brisa comenzaba a rodearme. En un abrir y cerrar de ojos mi cuerpo se había transformado dándole contingencia a mis músculos, más volumen real y aparente además de un buen cacho de babas.

Recogí las debidas armas con un brazo, le hice una mueca a los del gremio y tomé a Syd por la cintura, asiéndolo fuertemente contra mí. Era lo más conveniente de acuerdo a mi nueva forma. Con los sentidos agudizados sentí la diferencia de temperaturas en las distintas partes del cuerpo de mi compañero y no estaba segura de que todo estuviese marchando bien para él… sin contar con lo obvio, claro está.

El elfo y yo al principio estuvimos bastante descoordinados para correr, sin contar con que tuvimos que esquivar un par de flechas perdidas con un poco de trabajo. Sin dudas sus reflejos eran buenos, probablemente los elfos habían fabricado todas las flechas creadas en Aerandir y conocían sus sonidos. De otra forma no me explico cómo fue capaz de evitar la última que casi nos atraviesa a ambos. Por mi parte y de mi lado, no fue tan difícil prever las trayectorias. Cada uno de los miles de pelos de mi cuerpo además de los sentidos agudizados me gritaban qué debía de ser hecho y en el momento exacto.

Alcanzamos a los licántropos después de haber elegido la puerta de en medio. Se encontraban enzarzados cual bestias salvajes y poderosas frente a una serie de casonas. El resto del grupo nos seguía de cerca, aunque sólo lo sentía; jamás me volví hacia atrás ni descuidé lo que estaba haciendo. Marcábamos como un cuerpo articulado, con una meta común y obligaciones individuales –y así me gustaba-

La puerta de salida se estaba cerrando, traté de apurar el paso pero sentí que no lograría nada con el herido a mi lado. Sopesé la idea de cargarlo sobre mi lomo para apurar el trámite, pero descarté la idea en el momento. Le miré a los ojos y le solté lentamente, para que retomara su propio equilibrio, entonces, salí corriendo hacia el gran portal que ya le quedaba poco para ser sellado. Tiré mis hachas por el aire a medio camino, para que ofrecieran de retención por algún tiempo y sin pensármelo dos veces o siquiera ver el resultado de mi acción apunté hacia lo alto del murallón en donde se encontraba uno de los fornidos guardias encargados de cerrar la puerta del lado izquierdo.

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Off:Joh, me tomé la libertad de manejar un poco a tus pnj's espero que no te moleste. Con respecto a mi última acción de ir donde el guardia, puedes detenerme o no en el on como el líder que eres. Saludines ^^

El caballo dejaba que su melena se agitara sin rechistar sin moverse, al igual que su nuevo amo con el que permanecía durante ese momento de tristeza y melancolía. La capa de Paul cubría su rostro ante ese sol asesino que radiaba hasta el lugar mas oscuro y siniestro del bosque. Los pasos de aquel animal eran lentos y pequeños ya que quizá tenía sed o prefería ir despacio para no cansarse. El vampiro le dejaba la completa libertad a ese animal que le llevara a donde fuese.

-Quizá me duerma en este viaje...-Habló con demasiada confianza de que no le atacarían aunque lo mas probable es que lo hagan porque ha causado estragos a esa aldea y los indios no le perdonarían eso. La sombra delataba a esos viajeros que iba a paso lento por ese bosque con decisión.

Todo ya se terminaba, hasta que apareció la india de antes, corriendo ruborizada mientras sonreía. -E...Espera...-Gritó mientras guardaba su lanza y de forma acrobática se subía al caballo para pegarle un abrazo a Paul. Él sin mas preámbulo, recostó su cuerpo mientras le daba la orden al caballo que parase. -¿Por qué volviste?...-Preguntó con seriedad.

La chica le dijo que huyesen de allí mientras le señalaba el cielo y el sol haciendo que ese colmilludo sonriera y estando a punto de dar ordenes al caballo, escuchó una voz fuerte " Alguien haga algo!". Paul miró hacia el lugar donde venía aquel voz y apresuró a su caballo que fuera hacia allí. -Oye, ¿a dónde vamos?.-Habló la india mientras abrazaba fuertemente al vampiro pero él solo seguía con un rostro de seriedad. -No te preocupes... Todo irá bien...-Habló mientras llevaba su caballo al lugar donde escuchó esos sonidos de flechas, gritos etc.

Johannes había sido herido con un corte por una lanza, pero viendo como era todo en este lugar, quizá no tuviera mucha suerte. El corte podría estar envenenado, y me replanteé mi plan para quizás extorsionarlo.

Habian conseguido mantener la puerta abierta y corrí hacia donde estaba Wood antes de ir por los licantropos como habia dicho tal hombre. Cuando a ella jadeando después de esa corrida, miré hacia atrás. A los demás no les faltaba mucho para llegar a donde nosotros y la puerta donde estaban los licántropos que venian por nosotros para llevarme, pero pude ver que cerca de la puerta, había una pendiente empinada en la cual podría escabullirme. Antes de que alguien hiciera algo, llevé mi brazo para rodear la espalda de mi amiga, simulando tenerla dolencia de la herida ya curada, pero con un punto de presión con un movimiento circular de dedo cerca de la clavícula de ella, esperé que la derribara y llevé una de mis rodillas al suelo.

-Lo siento Wood...-susurré y esperé que algún licántropo estuviera cerca. De afuera se vería que ella caería media aturdida al suelo, junto a mí, pero apenas otros se acercaran, le sacaría mi espada a la joven y daría algún que otro empujón a los enemigos. Mi agilidad y destreza estaban muy bien, al menos mientras durara la adrenalina que sentía, porque estaba muy sediento.

Rato después corrí contra la pendiente que había visto decidido a no mirar hacia atrás y realizar movimientos zigzagueantes mientras descendía por entre la maleza, roca, tropezando con raíces y esquivando los árboles como pudiera. Correría a mas no poder,pero suficiente había tenido en la aldea, y estaba dispuesto a a acabar con cualquiera que viniera por mí.  

Sentía el viento chocar contra mi rostro, con las ramas y hojas mientras corría pendiente abajo. Podía sentirlos detrás de mí, y algo me decía que no debía parar sino lograrían capturarme. Salté una rama,pero mi herida no parecía haber sanado del todo y traicionó mi destreza, provocándome una caída y girar hasta dar con las raíces de un árbol golpeando espalda, cabeza y brazos. Estaba lleno de raspones y magulladuras, además de barro y rasguños.

Me incorporé tambaleante ayudándome con el tronco del árbol con que el caí, y me tomé unos instantes para ver hacia arriba de la pendiente. Había recorrido un largo trecho, y pronto llegaría a la llanura de ese bosque, y podría perderlos. Tomé aire, lanzándome de nuevo a correr, tratando de controlar mis pisadas para no volver a caer.

Off rol: a elección tuya Wood si caes aturdida con el punto de presion que te aplica Sydara, y el desarrollo del ataque de tus npj Johannes. Tomé en consideración mi nivel, pero como habíamos acordado, no lograría huir, pero toma en cuenta que no sería fácil capturarme ^^. Cualquier desacuredo, mp, pero por mi, con este post ya finalizo, y si logras capturarme, haré un post más para el cierre y pasaríamos a tu rol.

Escuché la orden de Johannes cuando estaba a medio camino de llegar a aquél portero. Su cuerpo era fornido, de unos uno ochenta de estatura, piel curtida y músculos a la vista. De no ser porque tenía que deshacerme de él, quizás hubiera pensado en convertirlo en mi amante. Suspiré al llegar al murallón. Todos los eventos estaban sucediendo en cadena y en muy poco tiempo. Con un par de saltos ferales y apoyándome en cuatro patas en algunas ocasiones llegué donde el salvaje.

Una saeta se clavó magistralmente en la palanca que hacía girar todo el dispositivo de apertura. Clavé mi oreja para abajo y vi al silencioso dándome apoyo. Sonreí de lado y esta vez enfrenté al salvaje que me miraba entre sorprendido y enojado. Grraawr refunfuñé dando un paso hacia la primer saeta. Una segunda se clavó en la pierna derecha de mi oponente, lo que me dio un momento de distracción para saltar sobre aquél cuerpo que en vano intentó deshacerse de mi agarre. No era suficiente noquearlo, estaba sedienta y con bastante saña, además que intentar dejarlo vivo en ese momento me haría perder el tiempo.

Fui directo a su cuello y en dos mordidas el pálpito de su corazón se reflejó en delgados hilos de sangre que se esparcían en el aire con carmesineos colores. Era un espectáculo cautivante sin dudas. Por un momento me encontré hipnotizada por las formas que adquirían las últimas gotas de aquél elíxir, pero de la nada apareció Sydara. Sentí que se arqueaba la zona en la que estaban mis cejas, más él se reclinó sobre mí y sentí que mi cuerpo perdía fuerzas. Mientras caía lentamente pude ver a Johannes con gesto de preocupación, al silencioso conteniéndose de lanzar una flecha y a la elfa con rostro enojado acercarse corriendo.

* * *

Un fuerte olor a sangre se esparcía a mi lado. No estaba en la misma posición que recordaba… “Demonios” pensé reproduciendo los últimos hechos en mi cabeza. ¿Qué fue eso? pregunté. De alguna forma había vuelto a mi apariencia humana. No esperé la respuesta de mi pregunta, la elfo malvada me miró expectante. Siento haber sido una carga. Espero que hayas curado a Johannes le dije en tono seco. Conozco bien el aroma de su sangre espeté cerrando cualquier pregunta que pudiera ella tener.

Opción A:

Opción B:

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Off:Joh, no supe como manejar la situación y no estoy segura de cómo sea mi día hoy por lo que me tomé la libertad de escribir dos posibles finales a mi respuesta. Elige la que sea más conveniente ^-^. La segunda quedó más escueta porque me di cuenta que había pasado a la tercer hoja y les dejaría miopes xDDD. Pues eso, si creen que hay algo que modificar me avisan, como siempre :3. Slauditos

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Off- No se porque, pero algo me dice que probablemente algo ande mal con mi post xD. Si es así pueden hacérmelo notar y lo editare de ser necesario. Escogí la opción A por motivos personales.

El sol comenzaba a esconderse rápidamente, haciendo que Paul pudiese comenzar a quitarse la capa que llevaba. Su caballo corría como si no hubiese un mañana, siendo arreado por la india que por cierto, era muy buena en domar animales. -Cuidado... Te pueden herir...-Dijo la chica mientras abrazaba fuertemente al vampiro, haciendo que el pudiese recostarse en el cuerpo de ella.

-Oye... Deberías alejarte de mi... No soy confiable...-Habló el colmilludo mientras recostaba su cabeza en el pecho de la india, sintiendo la brisa que le acariciaba su piel y arreglaba su cabello. El aire comenzó a ponerse muy denso dado que se acercaban y la paciencia de Paul se estaba agotando.

Mientras se acercaban, vieron a un indio que apuntaba con su arco la cabeza del colmilludo con destreza, cerrando su ojos izquierdo para luego soltar la flecha. La india se percató y puso su brazo para recibirlo. -Ugh... Mi brazo...-Dijo la chica mientras le brotaba sangre de allí y Paul volteaba rápidamente para ver aquella sangre provocativa.

-¿E...Estás bien?...-Dijo Paul, acercándose al brazo de ella mientras le lame la sangre y piensa por un momento en morderla pero por respeto a que le salvó la vida, no lo hace. -Estoy bien... Pero veo que te gustó mi sangre vampirito...-Habló de forma tierna mientras recuesta su cabeza en la espalda del colmilludo.

El indio que había lanzado la flecha, se acercó al caballo y lo hizo parar con un silbido... Era obvio que el también domaba animales. -Tu dejar a mi hermana ahora... O pelear a espada conmigo.-Dijo ese indio sacando una espada reluciente, haciendo que Paul sonría levemente y se baje de su caballo. -Escojo la segunda opción...-Respondió el joven morocho mientras desenvainaba su espada y se colocaba en guardia. -Vampiro mío... No lo mates por favor...-Dijo ella mientras el colmilludo estrellaba la espada con el indio y con un movimiento rápido, le pega un golpe en la sien para hacerlo desmayar y poder irse sin matarlo.

-¿Ese enserio es tu hermano?...-Preguntó el chupasangre mientras seguía buscando arduamente con su caballo a Wood y a Sydara pero no encontraba ningún rastro. -Si... Pero no hay que darle importancia... Perdámonos juntos... Tus amigos quizá están a salvo...-Dijo la india, alentando a Paul y haciendo que él pegara un suspiro suave y girara su caballo para ir a otro lugar.

-Bueno... Entonces... Vamos a conocer el mundo...-Dijo entusiasmado el vampiro mientras su caballo galopeaba con rapidez, haciendo que la chica le abrace su torso...


-*Wood, Syd... Espero que estén bien... Yo me iré de una vez por todas... Ojalá algún día nos encontremos...*-

"Al menos lo intenté...."pensé exhausto mientras sentía como mi cuerpo se hacía cada vez más pesado, mirando a las borrosas copas de los árboles que se extendían sobre mí, interceptando los últimos rayos del sol del atardecer en el cielo de colores amarillentos y naranjas, que pronto darían lugar a las estrellas.


Salté por las raíces, sintiendo que ellos me pisaban los talones. Buscaba con la mirada algún mínimo indicio de mis guardias elfos, a quienes maldecía a cada paso. No podía creer sus intereses y la forma de traicionarme de este modo. Tendrían una buena cuando llegaran a Sandorai sin mi. Ahora mi prioridad era escapar.

Unas cuantas hojas cayeron sobre mí cuando me sujeté de un tronco, casi chocándose por el mismo cansancio que sentía. Necesitaba agua. Estos últimos dos días sin beber ni comer nada, me habían quitado todas energías y la buena agilidad para escabullirme. Hacía tiempo que no sobreesforzaba de esto modo a mi cuerpo.

Sin embargo,mi velocidad no alcanzaba para depistar a estos sujetos. La licántropa Woodpecker salió de la nada abalanzándose sobre mi espalda repentinamente. Me derribó, haciendo que mi pié se enganchara con unas raíces y cayera cuesta abajo hasta golpear unas rocas que se interponían.Sentí un terrible golpe en la cabeza, que me aturdió por momentos, pero intenté levantarme y ni bien lo hice, un dardo dio de lleno a mi pecho.Observé borrosamente que los demás me habían alcanzado y estaban rodeándome.

Mi rodillas fallaron y se doblaron para tirarme de bruces. Llevé una mano hacia el dardo y me lo quité arrojándolo lo más lejos que pude. Quise escupirles a los pies, pero apenas tuve fuerza para sostenerme y cuando quise acordar, estaba boca arriba con la vista nublándose de a poco. Mi garganta estaba completamente seca, sentía que necesitaba beber agua con urgencia.Era una sensación horrible.El calor, la sed y perder las fuerzas así.

"Al menos lo intenté"pensé.Apenas sentí una leve brisa fresca que recorrió mi rostro y fue como si una mano cerrara mis párpados con una suave caricia.


Off rol: cerramos acá? Tu dices a donde vamos Johannes ^^ Son las 2:14, es cuando me ataca la inspiración y algun dejo melancólico para escribir xDD espero no haberme ido por las nubes!