Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
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Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Bajé jadeando unas escaleras que había en un callejón que al principio parecía no tener salida en Lunargenta, para darme cuenta después de que éste conducía a un pasillo subterráneo hacia los suburbios de la ciudad.
Mi ropa estaba empapada, y el el agua chorreaba de mi pelo pegado al rostro de la lluviosa noche fría que se asentaba en la península. Mis pasos resonaban apresurados, intentando escapar con frecuentes miradas hacia atrás por si los veía. Eran como cuatro hombres que llevaban unas pañoletas que cubrían sus rostros, y dos de ellos, con ojos rojizos, indicándome que eran vampiros y empezaron a seguirme desenfundando sus armas.
No era una huida de cobardía, pero no tenía deseo de combatir si podía evitarlo y había visto el callejón como una posibilidad de escape.Había reconocido a uno, pero no sabía en que bando estaba y en cuanto crucé mirada con el sujeto, intentó llamar mi atención. No podían saber que había logrado escapar de la fortaleza.
Corrí por ese extraño túnel, donde había agua estancada y mal olor, sintiendo como dos corrientes de aire pasaban veloces por cada lado mío. Hacia el frente,un poco lejos, estaba la salida del pasillo a las calles de las llamadas catacumbas. No era mi intensión entretenerme mucho por allí, aunque no era una buena opción para escapar de unos mal vivientes. Todo lo contrario, obviamente.
Me extrañó que nadie apareciera frente a mí, después de sentir esas corrientes, hasta que llegué a una callejuela que se abría en dos direcciones, como bifurcaciones de alcantarillas, pero tenía conocimiento que en las profundidades del lugar, habían edificios interesantes como tabernas y lugares donde se reunían la gente "extraña". Volví a mirar hacía atrás con la leve esperanza de haberlos perdidos y esperar un rato para volver sobre mis pasos y regresar a la ciudad o bien buscar un camino alterno. ero cuando volví la vista al frente, me encontré con los ojos rojo carmesí intenso a la condesa, de largo cabello castaño, vestida de negro y una gruesa capa de abrigo, quien empuñó una daga directo a mi garganta, produciendo un leve punto sangrante a la vena palpitante.
Retrocedí un paso pero me choqué con alguien y apenas me giré para ver a mi viejo amigo Thomas, otro vampiro, al que había hecho convertir para salvarle la vida.
-Thomas... Condesa-dije apretando los dientes. Mi respiración sonaba fuerte en un intento de normalizarla con los acelerados latidos despues de correr en vano-Vaya sorpresa...-
La mujer, con la mano libre, tomó mi pelo y me obligó a girar la cabeza hacia ella, y a mirarla a los ojos, pero entrecerré los míos, conociendo lo suficiente como saber qué provocaba.
-Pensé que no volvería a verte, después de los rumores que corrieron entre los míos...-dijo ella. Intente tomar la empuñadura de mi espada pero ella dio un pinchazo más profundo con su daga en mi cuello. Thomas me tomó y empujó contra una pared cercana. No quise defenderme. Quería escuchar sus razones de sus acciones.
-Has olvidado algo, elfo-habló él, mientras la mujer volvía a acercarse y a acorralarme con la daga al cuello. Mantuve mi expresión calmada .
-Háblale más tarde, ¡ahora estoy hambrienta Thomas!-exclamó la condesa, provocando un resoplido de él, e hizo brillar sus ojos rojos. Se quedó callado, y ella se acercó, sin quitarme la daga de encima.Cerré los ojos, percibiendo como su aliento iba acercándose y con mano libre, me obligaba a doblar el cuello.Pensaba con toda rapidez para defenderme en el momento justo.Me moví pero el corte con su daga amenazaba con ser peligroso. El vampiro estaba listo para atacarme si hacía algo.
-¿Qué es lo que buscan...?-pregunté
--------------------------------------------------------------------------------
Off rol: cuaquier cosa que quieras que edite, decime ^^.
Ficha de la condesa: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ficha de Thomas: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Mi ropa estaba empapada, y el el agua chorreaba de mi pelo pegado al rostro de la lluviosa noche fría que se asentaba en la península. Mis pasos resonaban apresurados, intentando escapar con frecuentes miradas hacia atrás por si los veía. Eran como cuatro hombres que llevaban unas pañoletas que cubrían sus rostros, y dos de ellos, con ojos rojizos, indicándome que eran vampiros y empezaron a seguirme desenfundando sus armas.
No era una huida de cobardía, pero no tenía deseo de combatir si podía evitarlo y había visto el callejón como una posibilidad de escape.Había reconocido a uno, pero no sabía en que bando estaba y en cuanto crucé mirada con el sujeto, intentó llamar mi atención. No podían saber que había logrado escapar de la fortaleza.
Corrí por ese extraño túnel, donde había agua estancada y mal olor, sintiendo como dos corrientes de aire pasaban veloces por cada lado mío. Hacia el frente,un poco lejos, estaba la salida del pasillo a las calles de las llamadas catacumbas. No era mi intensión entretenerme mucho por allí, aunque no era una buena opción para escapar de unos mal vivientes. Todo lo contrario, obviamente.
Me extrañó que nadie apareciera frente a mí, después de sentir esas corrientes, hasta que llegué a una callejuela que se abría en dos direcciones, como bifurcaciones de alcantarillas, pero tenía conocimiento que en las profundidades del lugar, habían edificios interesantes como tabernas y lugares donde se reunían la gente "extraña". Volví a mirar hacía atrás con la leve esperanza de haberlos perdidos y esperar un rato para volver sobre mis pasos y regresar a la ciudad o bien buscar un camino alterno. ero cuando volví la vista al frente, me encontré con los ojos rojo carmesí intenso a la condesa, de largo cabello castaño, vestida de negro y una gruesa capa de abrigo, quien empuñó una daga directo a mi garganta, produciendo un leve punto sangrante a la vena palpitante.
Retrocedí un paso pero me choqué con alguien y apenas me giré para ver a mi viejo amigo Thomas, otro vampiro, al que había hecho convertir para salvarle la vida.
-Thomas... Condesa-dije apretando los dientes. Mi respiración sonaba fuerte en un intento de normalizarla con los acelerados latidos despues de correr en vano-Vaya sorpresa...-
La mujer, con la mano libre, tomó mi pelo y me obligó a girar la cabeza hacia ella, y a mirarla a los ojos, pero entrecerré los míos, conociendo lo suficiente como saber qué provocaba.
-Pensé que no volvería a verte, después de los rumores que corrieron entre los míos...-dijo ella. Intente tomar la empuñadura de mi espada pero ella dio un pinchazo más profundo con su daga en mi cuello. Thomas me tomó y empujó contra una pared cercana. No quise defenderme. Quería escuchar sus razones de sus acciones.
-Has olvidado algo, elfo-habló él, mientras la mujer volvía a acercarse y a acorralarme con la daga al cuello. Mantuve mi expresión calmada .
-Háblale más tarde, ¡ahora estoy hambrienta Thomas!-exclamó la condesa, provocando un resoplido de él, e hizo brillar sus ojos rojos. Se quedó callado, y ella se acercó, sin quitarme la daga de encima.Cerré los ojos, percibiendo como su aliento iba acercándose y con mano libre, me obligaba a doblar el cuello.Pensaba con toda rapidez para defenderme en el momento justo.Me moví pero el corte con su daga amenazaba con ser peligroso. El vampiro estaba listo para atacarme si hacía algo.
-¿Qué es lo que buscan...?-pregunté
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Off rol: cuaquier cosa que quieras que edite, decime ^^.
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Última edición por Sydara el Mar 24 Jun - 4:19, editado 1 vez
Sydara
Aerandiano de honor
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Lluvia torrencial.
Noche cerrada y lluvia. No eran las mejores condiciones para salir por ahí. Había llegado a la ciudad hacía dos días, tras un extraño encuentro en el bosque de las afueras de Lunargenta. Y ahora estaba allí. Había pasado un par de horas apoyada en una pared de una calle poco transitada, con la espalda helada por la piedra. Y ahora, más aún. La lluvia había comenzado de golpe, la había pillado en la calle, mientras observaba a los viandantes e intentaba trazar un plan de actuación... Había pensado iniciar un viaje a lo largo de todo el país, para conocer gente.. Buscar personas que pudiesen servirle para encontrar a su familia, aunque antes, claro, debería volver a su hogar y comprobar qué había ocurrido, si es que había ocurrido algo.
De modo que decidió quedarse unos días en la ciudad y escuchar bien, atenta a cualquier rumor interesante. Las catacumbas, el submundo de la ciudad, el hogar del vicio era sin duda, un sumidero de rumores... Con lo que había estado frecuentando locales, callejeando por allí,... Y justo cuando había salido, de noche, se ponía a llover.
Se puso en marcha, no quería empaparse más, o pillaría un resfriado potente. Sin embargo, un sujeto llamó su atención.
Pelo oscuro, piel pálida... orejas. ¿Un elfo? ¿Aquí?
Pasaba apresurado por la calle, mirando constantemente hacia atrás... ¿Pendiente de más personas? Tal vez era un fugitivo,.. un bandido, tal vez, o solo alguien que huye.. Un cobarde, podría ser.
La vampiresa esbozó media sonrisa divertida y comenzó a seguirlo con sus pasos, además de con la mirada.
Ya tenía diversión para aquella noche. Podría incluso ser un sujeto útil para su empresa..
Apresuró el paso, y siguió de lejos a la figura que torcía hasta un callejón sin salida... Pero entró hacia lo que parecía un pasadizo. "¿Así que las catacumbas, eh...? Interesante.." Era un sujeto curioso, sin duda, y eso aumentaba por momentos las ganas de Ébano de molestarle, o jugar con él..
Cuatro figuras más aparecieron por la calle y siguieron al individuo inicial. Ébano paró en seco y esperó.
No se lo pensó dos veces y entró.
Y tras seguir el sonido de los pasos y el olor de los cinco individuos, los visualizó en un punto intermedio de un pasadizo, encharcado.. Como toda la zona. Repugnante. Los escuchaba hablar, intimidantes. O al menos, a dos de ellos, que eran los que se habían acercado al elfo.
Ébano suspiró y se estremeció al oler el punto de sangre que escapaba del cuello del elfo, amenazado, en medio de tantos olores repugnantes, era una nota de placer olfativo entre basura... Llevaba botas por encima de la rodilla en cuero negro, pantalón corto, y ropa interior en cuero y una blusa de encaje transparente. Bajo el abrigo empapado, claro.
Sonrió espectante ante lo que podría salir de todo aquello, comprobó sus armas en una vaina en el muslo, y el anillo detector de mentiras. Acto seguido, se encaminó hacia el grupo, que acorralaba al elfo y lo amenazaba. Aquella noche, pretendería que el chico de los bosques era suyo. De su propiedad, su comida.
Conforme se acercó, alcanzó a escuchar trozos de la conversación.
-Háblale más tarde, ¡ahora estoy hambrienta Thomas! -le decía una voz femenina en la conversación, a la cual contestó el elfo- ¿Qué es lo que buscan...?
Se situó tras el grupo, alzó el mentón y se abrió paso:
-Pagarás por esto. Ya hablaremos más tarde, elfo. Nadie te dio permiso para hablar con nadie. -dijo situándose en el lado libre del elfo, mirando fijamente a su agresora.- Y mucho menos para salir corriendo.
Acarició con una mano su brazo, el hombro, y arañó lentamente su cuello hasta introducir la mano en su cabello mojado y acariciarlo. Miró a la otra mujer, por cuyo comentario, podría ser otra vampiresa. Las dudas quedaron disipadas en cuanto la miró a los ojos.
Ébano se despojó del abrigo y se lo tendió al elfo. Colocó los tirantes y la blusa en su sitio, y apartó la mano de la daga del cuello del elfo. Recogió una gota de su sangre y la degustó.
-Lo siento, querida. Ya tiene dueña. Me sigue a todas partes desde hace unos días.. Es mi... ¿cómo nombrarlo...? Me alimento de él.
Mantuvo el contacto visual con la mujer, pegandose al elfo, sin apartar la mano de lo que ahora era SU propiedad.
Noche cerrada y lluvia. No eran las mejores condiciones para salir por ahí. Había llegado a la ciudad hacía dos días, tras un extraño encuentro en el bosque de las afueras de Lunargenta. Y ahora estaba allí. Había pasado un par de horas apoyada en una pared de una calle poco transitada, con la espalda helada por la piedra. Y ahora, más aún. La lluvia había comenzado de golpe, la había pillado en la calle, mientras observaba a los viandantes e intentaba trazar un plan de actuación... Había pensado iniciar un viaje a lo largo de todo el país, para conocer gente.. Buscar personas que pudiesen servirle para encontrar a su familia, aunque antes, claro, debería volver a su hogar y comprobar qué había ocurrido, si es que había ocurrido algo.
De modo que decidió quedarse unos días en la ciudad y escuchar bien, atenta a cualquier rumor interesante. Las catacumbas, el submundo de la ciudad, el hogar del vicio era sin duda, un sumidero de rumores... Con lo que había estado frecuentando locales, callejeando por allí,... Y justo cuando había salido, de noche, se ponía a llover.
Se puso en marcha, no quería empaparse más, o pillaría un resfriado potente. Sin embargo, un sujeto llamó su atención.
Pelo oscuro, piel pálida... orejas. ¿Un elfo? ¿Aquí?
Pasaba apresurado por la calle, mirando constantemente hacia atrás... ¿Pendiente de más personas? Tal vez era un fugitivo,.. un bandido, tal vez, o solo alguien que huye.. Un cobarde, podría ser.
La vampiresa esbozó media sonrisa divertida y comenzó a seguirlo con sus pasos, además de con la mirada.
Ya tenía diversión para aquella noche. Podría incluso ser un sujeto útil para su empresa..
Apresuró el paso, y siguió de lejos a la figura que torcía hasta un callejón sin salida... Pero entró hacia lo que parecía un pasadizo. "¿Así que las catacumbas, eh...? Interesante.." Era un sujeto curioso, sin duda, y eso aumentaba por momentos las ganas de Ébano de molestarle, o jugar con él..
Cuatro figuras más aparecieron por la calle y siguieron al individuo inicial. Ébano paró en seco y esperó.
No se lo pensó dos veces y entró.
Y tras seguir el sonido de los pasos y el olor de los cinco individuos, los visualizó en un punto intermedio de un pasadizo, encharcado.. Como toda la zona. Repugnante. Los escuchaba hablar, intimidantes. O al menos, a dos de ellos, que eran los que se habían acercado al elfo.
Ébano suspiró y se estremeció al oler el punto de sangre que escapaba del cuello del elfo, amenazado, en medio de tantos olores repugnantes, era una nota de placer olfativo entre basura... Llevaba botas por encima de la rodilla en cuero negro, pantalón corto, y ropa interior en cuero y una blusa de encaje transparente. Bajo el abrigo empapado, claro.
Sonrió espectante ante lo que podría salir de todo aquello, comprobó sus armas en una vaina en el muslo, y el anillo detector de mentiras. Acto seguido, se encaminó hacia el grupo, que acorralaba al elfo y lo amenazaba. Aquella noche, pretendería que el chico de los bosques era suyo. De su propiedad, su comida.
Conforme se acercó, alcanzó a escuchar trozos de la conversación.
-Háblale más tarde, ¡ahora estoy hambrienta Thomas! -le decía una voz femenina en la conversación, a la cual contestó el elfo- ¿Qué es lo que buscan...?
Se situó tras el grupo, alzó el mentón y se abrió paso:
-Pagarás por esto. Ya hablaremos más tarde, elfo. Nadie te dio permiso para hablar con nadie. -dijo situándose en el lado libre del elfo, mirando fijamente a su agresora.- Y mucho menos para salir corriendo.
Acarició con una mano su brazo, el hombro, y arañó lentamente su cuello hasta introducir la mano en su cabello mojado y acariciarlo. Miró a la otra mujer, por cuyo comentario, podría ser otra vampiresa. Las dudas quedaron disipadas en cuanto la miró a los ojos.
Ébano se despojó del abrigo y se lo tendió al elfo. Colocó los tirantes y la blusa en su sitio, y apartó la mano de la daga del cuello del elfo. Recogió una gota de su sangre y la degustó.
-Lo siento, querida. Ya tiene dueña. Me sigue a todas partes desde hace unos días.. Es mi... ¿cómo nombrarlo...? Me alimento de él.
Mantuvo el contacto visual con la mujer, pegandose al elfo, sin apartar la mano de lo que ahora era SU propiedad.
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Ni Thomas ni la condesa pudieron responderme porque alguien más se interpuso con pasos apresurados. Por detrás de ellos, dijo:
-Pagarás por esto. Ya hablaremos más tarde, elfo. Nadie te dio permiso para hablar con nadie-abriéndose paso por ambos vampiros, me enfrentó ganándose unas miradas desconcertadas y fulminantes-Y mucho menos para salir corriendo-
La recién llegada alargó su mano hasta mi cabeza brazo, haciéndome creer al principio que me tomaría. Pero subió por el hombro hasta mi cuello, realizando un leve rasguño y luego a la cabeza hasta acariciar el pelo que formaba hebras chorreando agua sobre mi rostro y hombros.
Se apartó, desprendiéndose de su abrigo, y me lo tendió, que acepté dubitativo, desconcertado, sin aliento y tras acomodarse tirantes, blusa; apartó la daga de la condesa, a quien su mirada de odio y deseo de sangre aumentaba a cada movimiento que hacía quien estaba frente a mí. Llevó su dedo al pequeño punto sangrante producido por la daga,y luego a sus labios.
Brevemente, todo desapareció por unos segundos de mis ojos, para estar en una sala inmensa, sostenido con columnas de piedra, y un piso lleno de agua. Una sombra giró a todo alrededor,acompañada con una brisa helada que penetró a mi cuerpo hasta el punto que creí que la vida se iba en ello. Pero parpadeé y seguía donde estaba, de pié ante tres vampiros.
-Lo siento, querida. Ya tiene dueña. Me sigue a todas partes desde hace unos días.. Es mi... ¿cómo nombrarlo...? Me alimento de él-escuché. La miré con incredulidad, parpadeando para recuperarme de esa imagen en mi cabeza, que tan vívida me resultaba.
-Eres de los nuestros...-comentó Thomas a la que acababa de llegar al momento que su compañera parecía estallar. Yo sostuve el abrigo de la muer de cabello rubio, y piel pálida, vestida con un pantalón corto y solo una blusa. No comprendía la raza de ellos, pero de verla, era para sentir frío. Sin embargo tenía un cuerpo bien cuidado, era una joven bella, pero fría, aunque no alcanzara para rebatir a la condesa.
No supe si seguirle la corriente a la vampiresa desconocida, y temía sus intensiones, o si podía ser quien me sacara de este aprieto o bien quería sacarme para meterme en otro.
-¿Quién eres? Y este elfo no es tu propiedad-rebatió con un tono hostil el vampiro-Soy Thomas, y ella, es la Condesa. Él Sydara, alguien que tiene un asunto pendiente conmigo-había posado su mano en la mano de la vampiresa de cabello castaño para evitar que atacara a la mujer con su daga.
Pero ésta no se contuvo más y saltó, dura y amenazante, tomando con su mano libre el brazo de la mujer y tirándola hacia ella.
-¡No vengas con mentiras! ¡Vete por donde has venido y no te inmiscuyas en nuestros asuntos!-sus ojos refulgieron de un rojo intenso.
Debía hacer algo, la condesa era una loca desquiciada. Si la rubia venía en verdad con buenas intensiones, no podía permitir que le ocurriera algo. Tiré su abrigo a mi hombro y avancé un paso hasta quedar a lado de la mujer, preparando mi mano para tomarla del cuello con un rápido movimiento, entrecerrando los ojos para evitar que su mirada causara que cayera bajo su hipnosis una vez más. La ultima vez que los crucé, me encontraba malherido, además de la maldición por lo que le resultó fácil influenciarme.
-Thomas, estás muerto de humano-hablé-Te marchaste con la condesa olvidando tu misión. De nada sirvió seguirla. Tenía asuntos mas importantes que una venganza-El vampiro me miró fulminante,Nos rodeó a mi, y a la muchacha rubia.
-Podría mataros a ambos acá y en este mismo momento, pero de nada me servirían muertos. Un brujo te cree muerto, y su hija quiere esconderte de la faz de la tierra. Somos una gran familia, con secretos y diversos objetivos. A todos te les escapas de las manos, pero no a mí-amenazó. Miró a la rubia estirando su mano y acarició su mejilla-Podrías unirte y quizá Condesa comparta a su elfo contigo-le dijo guiñándole un ojo.
-Pagarás por esto. Ya hablaremos más tarde, elfo. Nadie te dio permiso para hablar con nadie-abriéndose paso por ambos vampiros, me enfrentó ganándose unas miradas desconcertadas y fulminantes-Y mucho menos para salir corriendo-
La recién llegada alargó su mano hasta mi cabeza brazo, haciéndome creer al principio que me tomaría. Pero subió por el hombro hasta mi cuello, realizando un leve rasguño y luego a la cabeza hasta acariciar el pelo que formaba hebras chorreando agua sobre mi rostro y hombros.
Se apartó, desprendiéndose de su abrigo, y me lo tendió, que acepté dubitativo, desconcertado, sin aliento y tras acomodarse tirantes, blusa; apartó la daga de la condesa, a quien su mirada de odio y deseo de sangre aumentaba a cada movimiento que hacía quien estaba frente a mí. Llevó su dedo al pequeño punto sangrante producido por la daga,y luego a sus labios.
Brevemente, todo desapareció por unos segundos de mis ojos, para estar en una sala inmensa, sostenido con columnas de piedra, y un piso lleno de agua. Una sombra giró a todo alrededor,acompañada con una brisa helada que penetró a mi cuerpo hasta el punto que creí que la vida se iba en ello. Pero parpadeé y seguía donde estaba, de pié ante tres vampiros.
-Lo siento, querida. Ya tiene dueña. Me sigue a todas partes desde hace unos días.. Es mi... ¿cómo nombrarlo...? Me alimento de él-escuché. La miré con incredulidad, parpadeando para recuperarme de esa imagen en mi cabeza, que tan vívida me resultaba.
-Eres de los nuestros...-comentó Thomas a la que acababa de llegar al momento que su compañera parecía estallar. Yo sostuve el abrigo de la muer de cabello rubio, y piel pálida, vestida con un pantalón corto y solo una blusa. No comprendía la raza de ellos, pero de verla, era para sentir frío. Sin embargo tenía un cuerpo bien cuidado, era una joven bella, pero fría, aunque no alcanzara para rebatir a la condesa.
No supe si seguirle la corriente a la vampiresa desconocida, y temía sus intensiones, o si podía ser quien me sacara de este aprieto o bien quería sacarme para meterme en otro.
-¿Quién eres? Y este elfo no es tu propiedad-rebatió con un tono hostil el vampiro-Soy Thomas, y ella, es la Condesa. Él Sydara, alguien que tiene un asunto pendiente conmigo-había posado su mano en la mano de la vampiresa de cabello castaño para evitar que atacara a la mujer con su daga.
Pero ésta no se contuvo más y saltó, dura y amenazante, tomando con su mano libre el brazo de la mujer y tirándola hacia ella.
-¡No vengas con mentiras! ¡Vete por donde has venido y no te inmiscuyas en nuestros asuntos!-sus ojos refulgieron de un rojo intenso.
Debía hacer algo, la condesa era una loca desquiciada. Si la rubia venía en verdad con buenas intensiones, no podía permitir que le ocurriera algo. Tiré su abrigo a mi hombro y avancé un paso hasta quedar a lado de la mujer, preparando mi mano para tomarla del cuello con un rápido movimiento, entrecerrando los ojos para evitar que su mirada causara que cayera bajo su hipnosis una vez más. La ultima vez que los crucé, me encontraba malherido, además de la maldición por lo que le resultó fácil influenciarme.
-Thomas, estás muerto de humano-hablé-Te marchaste con la condesa olvidando tu misión. De nada sirvió seguirla. Tenía asuntos mas importantes que una venganza-El vampiro me miró fulminante,Nos rodeó a mi, y a la muchacha rubia.
-Podría mataros a ambos acá y en este mismo momento, pero de nada me servirían muertos. Un brujo te cree muerto, y su hija quiere esconderte de la faz de la tierra. Somos una gran familia, con secretos y diversos objetivos. A todos te les escapas de las manos, pero no a mí-amenazó. Miró a la rubia estirando su mano y acarició su mejilla-Podrías unirte y quizá Condesa comparta a su elfo contigo-le dijo guiñándole un ojo.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
¿La estaba tocando? ¿En serio? No podía evitar tener algo de frío por el lugar donde estaban. Quería calor, el calor del alcohol, de un bar, y de unas sábanas.
Había escuchado con tranquilidad lo que habían dicho los dos vampiros y el elfo, midiendo sus palabras y guardando la calma. Ciertamente, el tal Thomas parecía menos hostil que la muchacha, "Condesa" como la había llamado. Y el elfo, porque, efectivamente era un elfo, ya no cabía duda, se llamaba Sydara. "Perfecto...." pensó la muchacha. Ahora tenía los datos que necesitaba, así como pequeños comentarios sobre algo que habían pasado juntos.
Sin embargo, la pizca de cortesía que había visto en el vampiro se esfumó cuando se atrevió a tocarla. Se apartó de golpe, como si de un hierro ardiendo se tratase, y siseó mirándolo a los ojos.
-Él vino a mi. No necesito buscar a nadie. Y no necesito que nadie comparta nada conmigo, -dijo Ébano con desprecio en la mirada, aunque cambió el gesto rápidamente a media sonrisa tentadora- porque... ¡Ah! Sí. Ya es algo mío. -dijo acariciando sinuosamente la espalda del elfo hacia abajo, lentamente, recreandose en el fin de la misma.
-Podéis llamarme Ébano. Y no, chica, no me inmiscuyo en ningún asunto. Claro que sé que tenéis cosas pendientes entre vosotros. Lo que ocurre.. -les dijo situándose ante Sydara, pero sin cubrir su cuerpo por completo, mirando a los dos vampiros, como señalando su propiedad. No quería quedarse sin diversión aquella noche, y si ellos se llevaban al elfo... Se acabó. Se ladeó el pelo sobre un hombro mirando seductora y desafiante a la "Condesa"- Es que Sydara acordó conmigo salir de la posada donde estamos en unos días.. Para solucionar sus cosas, -dijo quitandole importancia- aunque finalmente salió antes de tiempo.. ¿No es así? -dijo nuevamente mirando al elfo y posando una mano sobre su hombro.
Caminó por entre los dos vampiros durante un rato. Paseaba las manos por sus brazos, sus hombros, sin detenerse en su caminar. Esperaba una respuesta. Aunque esperaba aún más incordiarles.
Se acercó a la oreja del vampiro y le dijo en susurros: -Sé que mi reacción fue hostil... Pero entended mi situación. Yo entiendo la vuestra.. No debe ser fácil para ti estar con una.. fría desequilibrada.. Os entiendo, necesitais tocar a una mujer de verdad.. -dijo con la voz casi perdiéndose, se deslizó a su alrededor aún unos momentos y depositó un beso sobre su cuello para volver junto a Sydara y acariciar su pelo.
Empezaba a cansarse de aquella farsa. Ahora tenía curiosidad por qué había pasado. Y parecía una persona útil que utilizar para encontrar a su familia... Además de para otras cosas, claro está.
-Deberíamos irnos, me apetece beber en algún lugar de por aquí..
--------------------------------------------------------------
(Off: Syd, no estoy orgullosa de mi post xD cualquier cosa, ya sabes, mp nwn prometo post mejores!!)
Había escuchado con tranquilidad lo que habían dicho los dos vampiros y el elfo, midiendo sus palabras y guardando la calma. Ciertamente, el tal Thomas parecía menos hostil que la muchacha, "Condesa" como la había llamado. Y el elfo, porque, efectivamente era un elfo, ya no cabía duda, se llamaba Sydara. "Perfecto...." pensó la muchacha. Ahora tenía los datos que necesitaba, así como pequeños comentarios sobre algo que habían pasado juntos.
Sin embargo, la pizca de cortesía que había visto en el vampiro se esfumó cuando se atrevió a tocarla. Se apartó de golpe, como si de un hierro ardiendo se tratase, y siseó mirándolo a los ojos.
-Él vino a mi. No necesito buscar a nadie. Y no necesito que nadie comparta nada conmigo, -dijo Ébano con desprecio en la mirada, aunque cambió el gesto rápidamente a media sonrisa tentadora- porque... ¡Ah! Sí. Ya es algo mío. -dijo acariciando sinuosamente la espalda del elfo hacia abajo, lentamente, recreandose en el fin de la misma.
-Podéis llamarme Ébano. Y no, chica, no me inmiscuyo en ningún asunto. Claro que sé que tenéis cosas pendientes entre vosotros. Lo que ocurre.. -les dijo situándose ante Sydara, pero sin cubrir su cuerpo por completo, mirando a los dos vampiros, como señalando su propiedad. No quería quedarse sin diversión aquella noche, y si ellos se llevaban al elfo... Se acabó. Se ladeó el pelo sobre un hombro mirando seductora y desafiante a la "Condesa"- Es que Sydara acordó conmigo salir de la posada donde estamos en unos días.. Para solucionar sus cosas, -dijo quitandole importancia- aunque finalmente salió antes de tiempo.. ¿No es así? -dijo nuevamente mirando al elfo y posando una mano sobre su hombro.
Caminó por entre los dos vampiros durante un rato. Paseaba las manos por sus brazos, sus hombros, sin detenerse en su caminar. Esperaba una respuesta. Aunque esperaba aún más incordiarles.
Se acercó a la oreja del vampiro y le dijo en susurros: -Sé que mi reacción fue hostil... Pero entended mi situación. Yo entiendo la vuestra.. No debe ser fácil para ti estar con una.. fría desequilibrada.. Os entiendo, necesitais tocar a una mujer de verdad.. -dijo con la voz casi perdiéndose, se deslizó a su alrededor aún unos momentos y depositó un beso sobre su cuello para volver junto a Sydara y acariciar su pelo.
Empezaba a cansarse de aquella farsa. Ahora tenía curiosidad por qué había pasado. Y parecía una persona útil que utilizar para encontrar a su familia... Además de para otras cosas, claro está.
-Deberíamos irnos, me apetece beber en algún lugar de por aquí..
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(Off: Syd, no estoy orgullosa de mi post xD cualquier cosa, ya sabes, mp nwn prometo post mejores!!)
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Ébano se apartó de la mano del vampiro con desprecio, diciendo que yo había ido a él, pero luego cambió de postura dibujando una media sonrisa en su rostro para decir que yo era algo suyo. Ahogué la sorpresa cuando su mano empezó a descender por mi espalda y con un gesto casi inconsciente llevé mi mano derecha hasta el lumbar donde atajé su mano impidiéndole seguir.
"¿Donde demonios me metí? ¡Maldito Zod, Lex, Lionel y Oliver!" exclamé para mis adentros pero mi rostro se tensó al recordarlo. No sabía donde demonios se habían metido. Su objetivo era cuidar mi espalda, y normalmente yo me escapaba de ellos, pero al salir de la taberna no los encontré y buscándolos me había encontrado con los cuatros de quien intentaba huir.
La vampiresa se presentó como Ébano, aclarando que no le interesaba meterse en tales asuntos y se interpuso entre mi y los vampiro, haciendo a un lado su rubio cabello, mirando de lado a la condesa y justificó que el encuentro lo habíamos tenido acordado previamente. No tenía salida. Solo asentí con la cabeza. No tenía palabras. Sólo deseaba largarme del lugar, alejarme de ellos tres y no cruzar en el camino a los otros dos. Llevó una de sus manos a mi hombro, que estaba tan tenso como el resto de mi cuerpo para luego apartarse y caminar hasta Thomas, a susurrarle al oído.
El muchacho suspiró levemente. Tenía razón Ébano, porque estaba con la condesa, una loca obsesionada por mi sangre. Él la había salvado de una muerte segura tiempo atrás. A pesar de todo la amaba, y en vano intentaba hacerla cambiar, pero quien había cambiado, había sido él para el mal camino. Ya no era un amigo para mí. Los lazos se habían roto desde hace mucho. Decidió ignorar las palabras sobre el desquicio de su chica, ante la mirada asesina de la misma y no hizo nada respecto al suave beso que le dió en su cuello.
Pude aprovechar para escapar, pero como a ya sabía, estos tenían una velocidad capaz de aparecerse y aparecerse para detener mis pasos. Ébano llevó su mano nuevamente a mi pelo y apenas ladeé en un rechazo a su mano, pero simulé el gesto al mirarla. Tomé su antebrazo y le dije tratando de seguirle el hilo.
-Hay una taberna acá cerca... .-empecé, recordando que había una entrada hacia la taberna del edificio de Lunargenta. La condesa sonrió levemente, pero no sus ojos e interumpió parándose frente a mí.
-Podemos ir los cuatro. Nuestros dos colegas se habrán marchado ya, pero yo y Thomas queremos ir a beber algo e invitaros a ambos...-habló con cierta tensión en los músculos de su rostro.Se giró y empezó a dirigirse a la callejuela de la izquierda-Thomas, allí te espero. Ve y que el lugar quede en las condiciones que debe ser.
Thomas desapareció ante mi vista, siguiendo la orden de la condesa. Miré a Ébano levemente. La condesa se dirigía a la callejuela, ella estaba a mi lado. No sabía que hacer y cuanto de peligrosa podría ser esta vampira.
-Deseo hablar contigo, Ébano-dijo la condesa sin voltearse, pero había detenido sus pasos a espera de que la siguiéramos-Mejor sígueme con el elfo. No querrás ganarnos de enemigos a nosotros.... -advirtió.
Yo desenfundé mi espada, y con gran sigilo me dirigí hacia ella y su espalda antes de que nadie se diera cuenta. Mis pasos no podrían ser oídos por ella pero cuando apenas notó que me acercaba, se giró con brusquedad y yo lancé un corte para que retrocediera apenas y cuando fue a contraatacar furiosa, volví a lanzar un corte y crucé su mejilla. Ésta se horrorizó tapándose el rostro con una mano, de donde empezó a escurrírsele la sangre por entre los dedos.
Tras lanzarme una mirada de odio, desapareció. La belleza le era muy importante, además de su sed de sangre. Me giré rápidamente ahora que no estaban ni Thomas ni la condesa, y apuntando con amenaza a la vampira rubia, dije.
-No te me acerques, aprecio queme hayas ayudado, pero es hora de irme...-hablé girándome para correr, sin enfundar mi espada. Conocía una escalerilla en un edificio cercano abandonado por la callejuela de la derecha por donde podría regresar a Lunargenta.
Off rol: di like a tu post, más que acción, tu respuesta fue muy buena :). Decidí dar un giro a la trama, a que me persigas ^^ jaja, y sacar por un rato a la condesa y a Thomas porque sentía medio estancado el rol allí.Podrías poner si queres, que legamos a una casaen abandono con muebles deteriorados y lujosa, (como lo imagino)pero es opción tuya si queres cambiar la trama yo no tengo drama.
"¿Donde demonios me metí? ¡Maldito Zod, Lex, Lionel y Oliver!" exclamé para mis adentros pero mi rostro se tensó al recordarlo. No sabía donde demonios se habían metido. Su objetivo era cuidar mi espalda, y normalmente yo me escapaba de ellos, pero al salir de la taberna no los encontré y buscándolos me había encontrado con los cuatros de quien intentaba huir.
La vampiresa se presentó como Ébano, aclarando que no le interesaba meterse en tales asuntos y se interpuso entre mi y los vampiro, haciendo a un lado su rubio cabello, mirando de lado a la condesa y justificó que el encuentro lo habíamos tenido acordado previamente. No tenía salida. Solo asentí con la cabeza. No tenía palabras. Sólo deseaba largarme del lugar, alejarme de ellos tres y no cruzar en el camino a los otros dos. Llevó una de sus manos a mi hombro, que estaba tan tenso como el resto de mi cuerpo para luego apartarse y caminar hasta Thomas, a susurrarle al oído.
El muchacho suspiró levemente. Tenía razón Ébano, porque estaba con la condesa, una loca obsesionada por mi sangre. Él la había salvado de una muerte segura tiempo atrás. A pesar de todo la amaba, y en vano intentaba hacerla cambiar, pero quien había cambiado, había sido él para el mal camino. Ya no era un amigo para mí. Los lazos se habían roto desde hace mucho. Decidió ignorar las palabras sobre el desquicio de su chica, ante la mirada asesina de la misma y no hizo nada respecto al suave beso que le dió en su cuello.
Pude aprovechar para escapar, pero como a ya sabía, estos tenían una velocidad capaz de aparecerse y aparecerse para detener mis pasos. Ébano llevó su mano nuevamente a mi pelo y apenas ladeé en un rechazo a su mano, pero simulé el gesto al mirarla. Tomé su antebrazo y le dije tratando de seguirle el hilo.
-Hay una taberna acá cerca... .-empecé, recordando que había una entrada hacia la taberna del edificio de Lunargenta. La condesa sonrió levemente, pero no sus ojos e interumpió parándose frente a mí.
-Podemos ir los cuatro. Nuestros dos colegas se habrán marchado ya, pero yo y Thomas queremos ir a beber algo e invitaros a ambos...-habló con cierta tensión en los músculos de su rostro.Se giró y empezó a dirigirse a la callejuela de la izquierda-Thomas, allí te espero. Ve y que el lugar quede en las condiciones que debe ser.
Thomas desapareció ante mi vista, siguiendo la orden de la condesa. Miré a Ébano levemente. La condesa se dirigía a la callejuela, ella estaba a mi lado. No sabía que hacer y cuanto de peligrosa podría ser esta vampira.
-Deseo hablar contigo, Ébano-dijo la condesa sin voltearse, pero había detenido sus pasos a espera de que la siguiéramos-Mejor sígueme con el elfo. No querrás ganarnos de enemigos a nosotros.... -advirtió.
Yo desenfundé mi espada, y con gran sigilo me dirigí hacia ella y su espalda antes de que nadie se diera cuenta. Mis pasos no podrían ser oídos por ella pero cuando apenas notó que me acercaba, se giró con brusquedad y yo lancé un corte para que retrocediera apenas y cuando fue a contraatacar furiosa, volví a lanzar un corte y crucé su mejilla. Ésta se horrorizó tapándose el rostro con una mano, de donde empezó a escurrírsele la sangre por entre los dedos.
Tras lanzarme una mirada de odio, desapareció. La belleza le era muy importante, además de su sed de sangre. Me giré rápidamente ahora que no estaban ni Thomas ni la condesa, y apuntando con amenaza a la vampira rubia, dije.
-No te me acerques, aprecio queme hayas ayudado, pero es hora de irme...-hablé girándome para correr, sin enfundar mi espada. Conocía una escalerilla en un edificio cercano abandonado por la callejuela de la derecha por donde podría regresar a Lunargenta.
Off rol: di like a tu post, más que acción, tu respuesta fue muy buena :). Decidí dar un giro a la trama, a que me persigas ^^ jaja, y sacar por un rato a la condesa y a Thomas porque sentía medio estancado el rol allí.Podrías poner si queres, que legamos a una casaen abandono con muebles deteriorados y lujosa, (como lo imagino)pero es opción tuya si queres cambiar la trama yo no tengo drama.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Parecía que todo se iba a normalizar un poco, por fin. El elfo había decidido ceder al repentino "rescate" por así llamarlo, de la vampiresa, y la otra vampiresa, no sabía Ébano si por tensión, celos, o cansanción, había cedido y la invitó a irse por ahí, todos juntos. Supuso que también podía deberse a que su intento de farsa, había funcionado.... Como fuere, conversaron durante un rato.
-Hay una taberna acá cerca... -le dijo Sydara siguiendole el hilo a Ébano y tocando el brazo de la chica.
-Podemos ir los cuatro. Nuestros dos colegas se habrán marchado ya, pero yo y Thomas queremos ir a beber algo e invitaros a ambos... -Iba a contestar al comentario de la vampiresa desequilibrada, con lo que abrió la boca, pero volvió a cerrarla arrepintiendose de... de todo cuanto podría decir. No iba a ponerse a su altura. Puso los ojos en blanco unos instantes y emitió un sonoro suspiro.- -Deseo hablar contigo, Ébano. Mejor sígueme con el elfo. No querrás ganarnos de enemigos a nosotros.... -dijo por último, deteniendose en su camino, pues había echado a andar hacia un camino a la izquierda, para seguir al otro vampiro, que había acatado la orden impresa en las palabras de aquella mujer, con lo que ambos se retiraban.
Sin embargo, no todo sería tan fácil.
A pesar de que Sydara parecía seguirle el hilo a Ébano, había apartado la mano de la chica de su espalda, y en repetidas ocasiones había desdeñado el contacto. Solo estaba fingiendo, y Ébano quería realmente hablar con él...
Se quedó ausente unos instantes pensando en todo aquello, y en algún modo de convencerle para hablar. Parecía haber viajado mucho y eso era bueno. Sin embargo, de pronto salió de su estado de ausencia al escuchar el sonido del acero en la piel. Miró al elfo, que estaba tras la vampiresa y al segundo siguiente, la estaba hiriendo. Aunque más herida aún parecía la chica en su autoestima... "Por dios, solo es un corte..." pensó Ébano.
El elfo se giró hacia ella y le habló, amenazándola con la espada:
-No te me acerques, aprecio queme hayas ayudado, pero es hora de irme... -le decia, mas el anillo de Ébano, aquel que adivinaba mentiras.. palpitaba en sus dedos. La chica alzo las manos y lo miraba fija y seriamente a los ojos, dando a entender que no quería problemas. Sydara se giró, sin guardar su arma, y se disponía a irse, cuando Ébano le agarró por la muñeca levemente, no quería ofenderle demasiado o de lo contrario, huiría. Soltó su muñeca acto seguido y se puso a su altura.
-¿Sabes? Mi anillo, me dice cuando algo es mentira. Y eso, es mentira... Será la hora de irte a donde quieras, pero no vas a irte solo. ¿No podemos hablar? -dijo esbozando media sonrisa y poniéndose a su altura, empezó a caminar hacia el callejó opuesto a los demás, hacia la derecha. Guardó silencio unos momentos y volvió a hablarle- Eres... diferente al resto de elfos, -dijo mordiéndose el labio inferior mientras lo miraba- al menos diferente a cuantos conozco... Tu sangre huele diferente.. Además, te codeas con gente de mi... raza, por poco que me guste. ¿Será que te gusta la mala vida..? -dijo entre sugerente y divertida mirandolo, aunque no esperaba realmente respuesta.- ¿A donde nos dirigimos?
-----------------------
(Off: perdona tantas preguntas atropelladas xD pero me salió así, sin más. Me parece bien el camino que deseas tomar, cualquier cosa, ya sabes donde encontarme nwn)
-Hay una taberna acá cerca... -le dijo Sydara siguiendole el hilo a Ébano y tocando el brazo de la chica.
-Podemos ir los cuatro. Nuestros dos colegas se habrán marchado ya, pero yo y Thomas queremos ir a beber algo e invitaros a ambos... -Iba a contestar al comentario de la vampiresa desequilibrada, con lo que abrió la boca, pero volvió a cerrarla arrepintiendose de... de todo cuanto podría decir. No iba a ponerse a su altura. Puso los ojos en blanco unos instantes y emitió un sonoro suspiro.- -Deseo hablar contigo, Ébano. Mejor sígueme con el elfo. No querrás ganarnos de enemigos a nosotros.... -dijo por último, deteniendose en su camino, pues había echado a andar hacia un camino a la izquierda, para seguir al otro vampiro, que había acatado la orden impresa en las palabras de aquella mujer, con lo que ambos se retiraban.
Sin embargo, no todo sería tan fácil.
A pesar de que Sydara parecía seguirle el hilo a Ébano, había apartado la mano de la chica de su espalda, y en repetidas ocasiones había desdeñado el contacto. Solo estaba fingiendo, y Ébano quería realmente hablar con él...
Se quedó ausente unos instantes pensando en todo aquello, y en algún modo de convencerle para hablar. Parecía haber viajado mucho y eso era bueno. Sin embargo, de pronto salió de su estado de ausencia al escuchar el sonido del acero en la piel. Miró al elfo, que estaba tras la vampiresa y al segundo siguiente, la estaba hiriendo. Aunque más herida aún parecía la chica en su autoestima... "Por dios, solo es un corte..." pensó Ébano.
El elfo se giró hacia ella y le habló, amenazándola con la espada:
-No te me acerques, aprecio queme hayas ayudado, pero es hora de irme... -le decia, mas el anillo de Ébano, aquel que adivinaba mentiras.. palpitaba en sus dedos. La chica alzo las manos y lo miraba fija y seriamente a los ojos, dando a entender que no quería problemas. Sydara se giró, sin guardar su arma, y se disponía a irse, cuando Ébano le agarró por la muñeca levemente, no quería ofenderle demasiado o de lo contrario, huiría. Soltó su muñeca acto seguido y se puso a su altura.
-¿Sabes? Mi anillo, me dice cuando algo es mentira. Y eso, es mentira... Será la hora de irte a donde quieras, pero no vas a irte solo. ¿No podemos hablar? -dijo esbozando media sonrisa y poniéndose a su altura, empezó a caminar hacia el callejó opuesto a los demás, hacia la derecha. Guardó silencio unos momentos y volvió a hablarle- Eres... diferente al resto de elfos, -dijo mordiéndose el labio inferior mientras lo miraba- al menos diferente a cuantos conozco... Tu sangre huele diferente.. Además, te codeas con gente de mi... raza, por poco que me guste. ¿Será que te gusta la mala vida..? -dijo entre sugerente y divertida mirandolo, aunque no esperaba realmente respuesta.- ¿A donde nos dirigimos?
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(Off: perdona tantas preguntas atropelladas xD pero me salió así, sin más. Me parece bien el camino que deseas tomar, cualquier cosa, ya sabes donde encontarme nwn)
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Tras haber adentrado en la callejuela, una mano se cerró en mi muñeca obligándome a girar y detenerme. En cuanto volví a verla, estuve a punto de llevar mi espada a su garganta, pero al ver que me soltaba y no atacaba mantuve el arma a un costado, sin alzarla. La escuché con la respiración algo agitada, intentando controlarla y sorpresa me llevé al preguntarme si podíamos hablar. Vi el anillo en su mano, pero yo no mentía, aunque no había pedido que dijera algo o diera alguna información.
Dijo sobre mi sangre, que era diferente a otros elfos. Enfundé mi arma retrocediendo un paso, bajando levemente la guardia, convencido de que no era una muchacha hostil y terminó preguntando a dónde nos dirigíamos.
-Sí... mientras sea solo hablar...-respondí dubitativo, recordando la forma que me acarició el pelo y la espalda-¿Porqué no podría irme solo?-pregunté frunciendo el ceño-Eh.. sí, soy un poco diferente...creo. Pero no me gusta la mala vida. Sólo que tengo unos buenos enemigos que tienen distintos objetivos...-dije. La reliquia soltó un leve destello bajo la camisa que se alcanzaba a ver debajo del abrigo, al cual se le habían abierto los primeros botones de arriba. No sabía que significaban esos brillos y cuando cambiaba a tonos rojizos o naranjas aún.
Ella me había ayudado contra Thomas y Condesa, y no correspondía que intentara huir de nuevo. Lo mínimo que podía hacer sería responderle a sus preguntas y ver a donde quería llegar conmigo, ya que al parecer, el destino lo decidiría yo.
-Está bien... ¿Porqué me ayudas?-pregunté repentinamente. Señalé hacia la calle y dije-Hay una salida cerca, en una casa abandonada. La puerta está abierta y salimos a una puerta trampa detrás del mercader de Lunargenta. No se sí sea seguro que permanezcas acá... Ébano-recordé su nombre. Esperaba que restara importancia al brillo del colgante, que denotaba que había cierta magia en él. -De allí, podemos ir a la taberna…-dije extrañado de hablar en plural.
La casa no estaba muy lejos, pero habían unos borrachos peleando a duelo de cuchillos allí cerca y tres más que estaban a favor de uno u otro.
-----------------------------------------------------------------------------------
Off rol: no tengo drama en que manejes a los npj o podemos ir directamente a la casa abandonada y subir una escalerilla, pero eso implicaría abrir post en Lunargenta xD. (No tengo problema) Si querés que quedemos en catacumbas, dejo a tu elección como raptar a Sydara o meter alguna que otra situación a tu gusto jaja.
Off 2: Siento que haya quedado corto el post, pero no supe mas que poner y tengo la presión del tiempo que me voy a la uni jaja
Dijo sobre mi sangre, que era diferente a otros elfos. Enfundé mi arma retrocediendo un paso, bajando levemente la guardia, convencido de que no era una muchacha hostil y terminó preguntando a dónde nos dirigíamos.
-Sí... mientras sea solo hablar...-respondí dubitativo, recordando la forma que me acarició el pelo y la espalda-¿Porqué no podría irme solo?-pregunté frunciendo el ceño-Eh.. sí, soy un poco diferente...creo. Pero no me gusta la mala vida. Sólo que tengo unos buenos enemigos que tienen distintos objetivos...-dije. La reliquia soltó un leve destello bajo la camisa que se alcanzaba a ver debajo del abrigo, al cual se le habían abierto los primeros botones de arriba. No sabía que significaban esos brillos y cuando cambiaba a tonos rojizos o naranjas aún.
Ella me había ayudado contra Thomas y Condesa, y no correspondía que intentara huir de nuevo. Lo mínimo que podía hacer sería responderle a sus preguntas y ver a donde quería llegar conmigo, ya que al parecer, el destino lo decidiría yo.
-Está bien... ¿Porqué me ayudas?-pregunté repentinamente. Señalé hacia la calle y dije-Hay una salida cerca, en una casa abandonada. La puerta está abierta y salimos a una puerta trampa detrás del mercader de Lunargenta. No se sí sea seguro que permanezcas acá... Ébano-recordé su nombre. Esperaba que restara importancia al brillo del colgante, que denotaba que había cierta magia en él. -De allí, podemos ir a la taberna…-dije extrañado de hablar en plural.
La casa no estaba muy lejos, pero habían unos borrachos peleando a duelo de cuchillos allí cerca y tres más que estaban a favor de uno u otro.
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Off rol: no tengo drama en que manejes a los npj o podemos ir directamente a la casa abandonada y subir una escalerilla, pero eso implicaría abrir post en Lunargenta xD. (No tengo problema) Si querés que quedemos en catacumbas, dejo a tu elección como raptar a Sydara o meter alguna que otra situación a tu gusto jaja.
Off 2: Siento que haya quedado corto el post, pero no supe mas que poner y tengo la presión del tiempo que me voy a la uni jaja
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
El muchacho parecía sorprendido ante el hecho de que ella le agarrase de la muñeca. Su respiración era agitada. Ébano podía sentir la sangre corriendo veloz por sus venas... Después, mientras ella había hablado, el chico enfundó su arma. "Bien... Un paso en buena dirección, perfecto", pensó ella.
-Oh, no digo que no podrías irte solo. Digo, que no es así porque no te irás solo, vas conmigo, como puedes ver. -contestó la chica, aunque lo hizo simplemente por ganar tiempo para sopesar aquella situación.. Un paso en falso y el elfo huiría.
Mientras pensaba en todo aquello y trataba de actuar rápido, Sydara se le adelantó en el habla: -Está bien... ¿Porqué me ayudas? Hay una salida cerca, en una casa abandonada. La puerta está abierta y salimos a una puerta trampa detrás del mercader de Lunargenta. No se sí sea seguro que permanezcas acá... Ébano. De allí, podemos ir a la taberna…
La vampiresa dio un respingo ante sus palabras y se giró hacia él sin detener el paso. Cual fue su sorpresa al ver que de su camisa entreabierta -a parte de un bien formado torso- asomaba el tenue brillo de alguna joya. "Curioso... una joya no brilla sola cuando se le antoja..." -pensó ella. Ciertamente, le llamaba mucho la atención.
Decidió romper el silencio.
-Te ayudo, porque quiero conocerte. Pareces alguien con recursos. Además... ¿acaso una chica bonita no puede querer concer a un hombre interesante.. y tal vez atractivo? -dijo con una sonrisa pícara recordando el torso bajo la camisa. Aunque realmente, quería quitarle peso a la situación que resultaba algo tensa para ella.- Está bien. Mientras no haya nadie, me parece bien. No me gusta airear mis asuntos. Una casa abandonada es buena opción, tal vez una taberna sea algo muy concurrido... Aunque siempre podemos beber, antes o después.. o durante -dijo guiñándole un ojo divertida- Si prefieres algo de comidad, me estoy alojando en la posada, allá arriba. Únicamente tengo unas preguntas, pero no quiero correr riesgos. -le dijo dándole opciones. Se sorprendió a sí misma hablando con la naturalidad de una persona normal, pero eso, era algo que no le gustaba.
Cambió su expresión, su coraza de superioridad debía ser predominante, al menos en la calle donde cualquiera podía ver u oír.
-¿Qué te hace pensar que no puedo valerme sola...? -dijo. Quería preguntarle acerca de su iridiscente joya, pero no lo creyó oportuno, pues una pelea de borrachos y otros tantos que animaban, apareció ante ellos.
Ébano se detuvo de golpe y entreabrió la boca, dejando ver los colmillos, alerta. Desenfundó una de las dagas y la sostuvo, esperando la reacción de su compañero. Se pegó a una pared de espaldas. Aún no sabía si quería ser vista.
----------------------
(Off: Syd, te dejo a ti la opción de entretenernos con los bandidos o no, a mi me da lo mismo ^^ Me gustan tus post ~ Respecto a lo otro, sea casa o lo que sea.. me parece bien abrir post fuera. Eso, o catacumbas, me es realmente indiferente, aunque tal vez sea bueno estar en una casa y luego taberna o algo asi nwn sin problema por mi parte.!
-Oh, no digo que no podrías irte solo. Digo, que no es así porque no te irás solo, vas conmigo, como puedes ver. -contestó la chica, aunque lo hizo simplemente por ganar tiempo para sopesar aquella situación.. Un paso en falso y el elfo huiría.
Mientras pensaba en todo aquello y trataba de actuar rápido, Sydara se le adelantó en el habla: -Está bien... ¿Porqué me ayudas? Hay una salida cerca, en una casa abandonada. La puerta está abierta y salimos a una puerta trampa detrás del mercader de Lunargenta. No se sí sea seguro que permanezcas acá... Ébano. De allí, podemos ir a la taberna…
La vampiresa dio un respingo ante sus palabras y se giró hacia él sin detener el paso. Cual fue su sorpresa al ver que de su camisa entreabierta -a parte de un bien formado torso- asomaba el tenue brillo de alguna joya. "Curioso... una joya no brilla sola cuando se le antoja..." -pensó ella. Ciertamente, le llamaba mucho la atención.
Decidió romper el silencio.
-Te ayudo, porque quiero conocerte. Pareces alguien con recursos. Además... ¿acaso una chica bonita no puede querer concer a un hombre interesante.. y tal vez atractivo? -dijo con una sonrisa pícara recordando el torso bajo la camisa. Aunque realmente, quería quitarle peso a la situación que resultaba algo tensa para ella.- Está bien. Mientras no haya nadie, me parece bien. No me gusta airear mis asuntos. Una casa abandonada es buena opción, tal vez una taberna sea algo muy concurrido... Aunque siempre podemos beber, antes o después.. o durante -dijo guiñándole un ojo divertida- Si prefieres algo de comidad, me estoy alojando en la posada, allá arriba. Únicamente tengo unas preguntas, pero no quiero correr riesgos. -le dijo dándole opciones. Se sorprendió a sí misma hablando con la naturalidad de una persona normal, pero eso, era algo que no le gustaba.
Cambió su expresión, su coraza de superioridad debía ser predominante, al menos en la calle donde cualquiera podía ver u oír.
-¿Qué te hace pensar que no puedo valerme sola...? -dijo. Quería preguntarle acerca de su iridiscente joya, pero no lo creyó oportuno, pues una pelea de borrachos y otros tantos que animaban, apareció ante ellos.
Ébano se detuvo de golpe y entreabrió la boca, dejando ver los colmillos, alerta. Desenfundó una de las dagas y la sostuvo, esperando la reacción de su compañero. Se pegó a una pared de espaldas. Aún no sabía si quería ser vista.
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(Off: Syd, te dejo a ti la opción de entretenernos con los bandidos o no, a mi me da lo mismo ^^ Me gustan tus post ~ Respecto a lo otro, sea casa o lo que sea.. me parece bien abrir post fuera. Eso, o catacumbas, me es realmente indiferente, aunque tal vez sea bueno estar en una casa y luego taberna o algo asi nwn sin problema por mi parte.!
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
¿No ir solo porque ella iba conmigo...? Lo que dijo Ébano me dio vueltas en la un rato. Estaba algo aturdido. Debía de relajarme un poco y tomar la situación con calma. Me alegraba que empezáramos a andar, lo que me demostró que no iba a atacar. Íbamos a la par.
Me miró unos momentos antes de responder a mis preguntas, explicando el porqué de su ayuda, haciendo que mis orejas y mejillas ardieran un poco. Los pelos de la nuca se me erizaron. Guiño su ojo divertida.
-Bien... Creo que no habrá nada de malo si tomamos algo en la posada... Ahí supuestamente deberían de estar mis guardias... Pero no están trabajando muy bien últimamente-suspiré y ella rebatió sobre el valor que le daba al decirle que no podía cuidarse sola. No había sido mi intensión, pero no pude decir nada porque llegó a mis oídos el ruido de una pelea de borrachos.
La muchacha se detuvo y dos de ellos se apartaron de la pelea para venir a enfrentarnos. El tercero ordenó a los duelistas que acabaran ya. Tenían graves heridas entre ambos y uno de ellos estaba en el suelo, presionando una herida en su rostro que sangraba profusamente.
Observé impactado la situación. Tomé el antebrazo de Ébano, dándole señal de que no se adelantara, volviendo a recaer que podría estarla "desvalorizándola" según ella. Sin embargo, estaba tratando de evitar más problemas y que no fuera a atacarla.
-¿Oye rubia bonita, apuestas algo a nuestros campeones? Dile a tu pareja que te de algo de dinero-habló uno de ellos, con la camisa sucia, y ropa andrajosa. Su compañero tenía un abrigo con un hedor a humedad.
Mis ojos desafiaron al hombre y respondí con calma.
-Pasamos de esto, tenemos prisa muchachos…-el amigo alzó su botella de vidrio que hasta entonces tenía en la mano y contenía aún algo de cerveza. Retrocedí un paso e insté a Ébano a lo mismo. El que habló antes, insistió.
-Orejudo, hablé con la rubia, no contigo. No te entrometas-gruñó y miró a un amigo. Luego hacia atrás y gritó-¡Ya, dejad al moribundo y venid que esta noche hacemos fiesta con la rubia!-gritó a sus compañeros, sin importarle que estuviéramos delante suyo. Había sido una estupidez, pero borrachos, no sentirían dolor y habría que dejarles inconscientes para que la situación no pasara a mayores.
El amigo enarboló la botella mientras el otro se acercó a Ébano y tironeó de su mano derecha, en tanto yo intenté apartarlo de un empujón, pero por enfocarme en protegerla, descuidé al de la botella, y no pude ver cuando ésta golpeó de lleno en mi costado derecho de la cabeza, derribándome contra la pared. Sólo vi un destello blanco, seguido de una caída hacia el costado con un golpe seco.
La botella se hizo añicos, junto con la cerveza que manchó mi ropa y rostro. Podía sentir una sustancia tibia recorriendo por mi rostro.
Uno de los duelistas, decidió marcharse, malherido, pero su antiguo contrincante, se dirigió hacia Ébano para ayudar al amigo e intentar violarla en el callejón. Mientras que el otro gritó y a mis oídos llego lejana su voz. La obligarían a apartarse de mí, creyendo que me habían dejado inconsciente.
Llevé mi mano derecha al rostro y parpardée para ver borrosamente la sangre escurriendo entre mis dedos. Me moví un poco, entre los pedazos de vidrio en el suelo. El otro hombre había quedado con la botella partida y se disponía a atacar con ella a quien frustrara su intento de tomar a la vampira. “Idiotas” pensé llevando mi mano a la empuñadura, para sacarla una vez más. Los mataría en cuanto me levantara.
Me miró unos momentos antes de responder a mis preguntas, explicando el porqué de su ayuda, haciendo que mis orejas y mejillas ardieran un poco. Los pelos de la nuca se me erizaron. Guiño su ojo divertida.
-Bien... Creo que no habrá nada de malo si tomamos algo en la posada... Ahí supuestamente deberían de estar mis guardias... Pero no están trabajando muy bien últimamente-suspiré y ella rebatió sobre el valor que le daba al decirle que no podía cuidarse sola. No había sido mi intensión, pero no pude decir nada porque llegó a mis oídos el ruido de una pelea de borrachos.
La muchacha se detuvo y dos de ellos se apartaron de la pelea para venir a enfrentarnos. El tercero ordenó a los duelistas que acabaran ya. Tenían graves heridas entre ambos y uno de ellos estaba en el suelo, presionando una herida en su rostro que sangraba profusamente.
Observé impactado la situación. Tomé el antebrazo de Ébano, dándole señal de que no se adelantara, volviendo a recaer que podría estarla "desvalorizándola" según ella. Sin embargo, estaba tratando de evitar más problemas y que no fuera a atacarla.
-¿Oye rubia bonita, apuestas algo a nuestros campeones? Dile a tu pareja que te de algo de dinero-habló uno de ellos, con la camisa sucia, y ropa andrajosa. Su compañero tenía un abrigo con un hedor a humedad.
Mis ojos desafiaron al hombre y respondí con calma.
-Pasamos de esto, tenemos prisa muchachos…-el amigo alzó su botella de vidrio que hasta entonces tenía en la mano y contenía aún algo de cerveza. Retrocedí un paso e insté a Ébano a lo mismo. El que habló antes, insistió.
-Orejudo, hablé con la rubia, no contigo. No te entrometas-gruñó y miró a un amigo. Luego hacia atrás y gritó-¡Ya, dejad al moribundo y venid que esta noche hacemos fiesta con la rubia!-gritó a sus compañeros, sin importarle que estuviéramos delante suyo. Había sido una estupidez, pero borrachos, no sentirían dolor y habría que dejarles inconscientes para que la situación no pasara a mayores.
El amigo enarboló la botella mientras el otro se acercó a Ébano y tironeó de su mano derecha, en tanto yo intenté apartarlo de un empujón, pero por enfocarme en protegerla, descuidé al de la botella, y no pude ver cuando ésta golpeó de lleno en mi costado derecho de la cabeza, derribándome contra la pared. Sólo vi un destello blanco, seguido de una caída hacia el costado con un golpe seco.
La botella se hizo añicos, junto con la cerveza que manchó mi ropa y rostro. Podía sentir una sustancia tibia recorriendo por mi rostro.
Uno de los duelistas, decidió marcharse, malherido, pero su antiguo contrincante, se dirigió hacia Ébano para ayudar al amigo e intentar violarla en el callejón. Mientras que el otro gritó y a mis oídos llego lejana su voz. La obligarían a apartarse de mí, creyendo que me habían dejado inconsciente.
Llevé mi mano derecha al rostro y parpardée para ver borrosamente la sangre escurriendo entre mis dedos. Me moví un poco, entre los pedazos de vidrio en el suelo. El otro hombre había quedado con la botella partida y se disponía a atacar con ella a quien frustrara su intento de tomar a la vampira. “Idiotas” pensé llevando mi mano a la empuñadura, para sacarla una vez más. Los mataría en cuanto me levantara.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
A Sydara no le dio tiempo a contestar, ni mucho menos. Su intención de hablar pareció quedar cortada por la expresión de su rostro, aunque en aquel momento Ébano no tenía ojos para mirarle, únicamente miraba al frente, donde el grupo de maleantes borrachos enzarzados en la disputa dirigían su atención hacia ellos. O lo que era peor.. hacia ella.
Se adelantaron dos, evidentemente bebidos y la chica, a la par que Sydara pensó en adelantarse y seguir sin más... Mas el elfo la agarró del brazo. Ella miró hacia su mano ys eguidamente a los ojos del elfo, con profundidad y seriedad. No era momento para ponerse a reiterar su autosuficiencia. Le miró de un ojo a otro, intentando adivinar alguna intención del elfo, como un plan de huida... Aunque mientras, uno de los borrachos le habló: -¿Oye rubia bonita, apuestas algo a nuestros campeones? Dile a tu pareja que te de algo de dinero.
Una risa gutural salió de la garganta de Ébano mientras Sydara declinaba la "oferta", si es que así podía llamarse, del hombre de la botella.
La chica, ensimismada en sus pensamientos y tratando de trazar un plan, se dejó retroceder ante el leve tacto de Sydara. Podría agarrarle de un brazo y echar a correr, hacer acopio de fuerza y arrastrarle.. Podía embestir a todos los hombres, o enzarzarse entre dentelladas y cuchilladas. Pero eso llamaría la atención, y no tenía demasiado claro hacia dónde debía huir..
Puso los ojos en blanco "Por los dioses... que nos cojan confesados." Pensó la chica mientras decidía que lo mejor sería aturdirles y echar a correr enganchada a Sydara. Esperaba que pudiese al menos mantener cierto ritmo. Porque sería crucial.
Mientras pensaba todo aquello, el hombre había estado hablando. Menospreció al elfo, y habló, ignorandoles, como si no estuviesen allí: -Orejudo, hablé con la rubia, no contigo. No te entrometas ¡Ya, dejad al moribundo y venid que esta noche hacemos fiesta con la rubia! -dijo mirando a sus compañeros.
Ébano miró a Sydara, esperando que hubiese llegado a la misma conclusión que ella, confundirlos era la mejor opción..
Una mano se cerró en torno a su mano derecha y tiraban de ella. El elfo le dio un empujón al amigo.
-Eh tu, que carajo estás haciendo. -dijo ella. Retiró la mano con desprecio soltandose, pero todo ocurrió muy rápido y el de la botella la rompió en la cabeza de Sydara, estrellándolo a él contra un muro.
El olor de la sangre fresca estremeció a Ébano. Sus ojos tornaron algo rojos y sus colmillos crecieron alarmantemente. Flexionó el cuello, cerró los ojos y agudizó el oído. Estaba demasiado hambrienta, pero no era hora de comer... No obstante, aprovecharía aquello sin duda alguna. Debido al hambre, los sentidos estaban agudizados, se sentía llena de vida, con energía de sobra. es escuchaba. Querían violarla allí mismo y alejarla del elfo, del cual podía escuchar la respiración y sentir su sangre.. Abrió los ojos. Torno su expresión en seducción y ocuridad, y vio que, efectivamente, parecía inconsciente, y se tocaba la herida. "Detén la hemorragia, por los dioses.. antes de que no puedo aguantar más..." -pensó la chica.
Abrió los brazos inclinando un poco el escote y dejó que se acercasen a ella, esperando la ayuda del elfo. Si no, tendría que valerse sola..
-Ah... Por supuesto, chicos.... La rubia va a daros la fiesta... -dijo con voz sugerente mientras uno de ellos la agarraba de un brazo y paseaba su nariz maloliente por el cuello de la chica. La repugnancia que empezaba a sentir no tenía nombre. Uno de ellos se había ido, pero los cuatro restantes la estaban acariciando sin pudor alguno. Y ya no pudo aguantarlo más- ....en paz. -concluyó en susurros, con una sonrisa salvaje y sedienta de acción. Era su noche, era su elfo y necesitaba información. No quería ser entorpecida, y ahora estaba muy enfadada.
Agarró a uno de la cabeza y golpeó con la rodilla y expresión fría en medio de sus muslos. Se dobló y cayó al suelo entre chillidos. El alcohol y el dolor hicieron el resto, y uno menos, aturdido y en el suelo. Se movió con la velocidad propia de su raza y asestó puñetados en el estómago a uno de ellos mientras intentaba esquivarle a él y a otro más. Había perdido al último de vista, cuando sintió de pronto un golpe en un lado de la cara. La chica salió disparada contra una pared, sentía arder su mejilla, le dolía, ciertamente, pero nadie, nadie podia herirla e irse sin más. Se levantó chillando de ira, con el iris de sus ojos completamente rojo y lanzó una aguja con la que se sujetaba el pelo hacia el que le había pegado, clavandosela en un hombro. Corrió, saltó y asestó una patada. En un segundo de respiro miró hacia la pared donde estaba Sydara, deseando ver que no estaba ya allí.. esperó con todas sus fuerzas verle alrededor.
---------------------
Off: pensé interesante meter algo de pelea, espero que no te importe, ni tampoco el manejo de los pnj... en cuanto al número, creo que quedaban cuatro como dije ahi arriba, aunque no se si me equivoco ^^U Siento que el post sea tan raro! Cualquier cosa, me dices ^^
Se adelantaron dos, evidentemente bebidos y la chica, a la par que Sydara pensó en adelantarse y seguir sin más... Mas el elfo la agarró del brazo. Ella miró hacia su mano ys eguidamente a los ojos del elfo, con profundidad y seriedad. No era momento para ponerse a reiterar su autosuficiencia. Le miró de un ojo a otro, intentando adivinar alguna intención del elfo, como un plan de huida... Aunque mientras, uno de los borrachos le habló: -¿Oye rubia bonita, apuestas algo a nuestros campeones? Dile a tu pareja que te de algo de dinero.
Una risa gutural salió de la garganta de Ébano mientras Sydara declinaba la "oferta", si es que así podía llamarse, del hombre de la botella.
La chica, ensimismada en sus pensamientos y tratando de trazar un plan, se dejó retroceder ante el leve tacto de Sydara. Podría agarrarle de un brazo y echar a correr, hacer acopio de fuerza y arrastrarle.. Podía embestir a todos los hombres, o enzarzarse entre dentelladas y cuchilladas. Pero eso llamaría la atención, y no tenía demasiado claro hacia dónde debía huir..
Puso los ojos en blanco "Por los dioses... que nos cojan confesados." Pensó la chica mientras decidía que lo mejor sería aturdirles y echar a correr enganchada a Sydara. Esperaba que pudiese al menos mantener cierto ritmo. Porque sería crucial.
Mientras pensaba todo aquello, el hombre había estado hablando. Menospreció al elfo, y habló, ignorandoles, como si no estuviesen allí: -Orejudo, hablé con la rubia, no contigo. No te entrometas ¡Ya, dejad al moribundo y venid que esta noche hacemos fiesta con la rubia! -dijo mirando a sus compañeros.
Ébano miró a Sydara, esperando que hubiese llegado a la misma conclusión que ella, confundirlos era la mejor opción..
Una mano se cerró en torno a su mano derecha y tiraban de ella. El elfo le dio un empujón al amigo.
-Eh tu, que carajo estás haciendo. -dijo ella. Retiró la mano con desprecio soltandose, pero todo ocurrió muy rápido y el de la botella la rompió en la cabeza de Sydara, estrellándolo a él contra un muro.
El olor de la sangre fresca estremeció a Ébano. Sus ojos tornaron algo rojos y sus colmillos crecieron alarmantemente. Flexionó el cuello, cerró los ojos y agudizó el oído. Estaba demasiado hambrienta, pero no era hora de comer... No obstante, aprovecharía aquello sin duda alguna. Debido al hambre, los sentidos estaban agudizados, se sentía llena de vida, con energía de sobra. es escuchaba. Querían violarla allí mismo y alejarla del elfo, del cual podía escuchar la respiración y sentir su sangre.. Abrió los ojos. Torno su expresión en seducción y ocuridad, y vio que, efectivamente, parecía inconsciente, y se tocaba la herida. "Detén la hemorragia, por los dioses.. antes de que no puedo aguantar más..." -pensó la chica.
Abrió los brazos inclinando un poco el escote y dejó que se acercasen a ella, esperando la ayuda del elfo. Si no, tendría que valerse sola..
-Ah... Por supuesto, chicos.... La rubia va a daros la fiesta... -dijo con voz sugerente mientras uno de ellos la agarraba de un brazo y paseaba su nariz maloliente por el cuello de la chica. La repugnancia que empezaba a sentir no tenía nombre. Uno de ellos se había ido, pero los cuatro restantes la estaban acariciando sin pudor alguno. Y ya no pudo aguantarlo más- ....en paz. -concluyó en susurros, con una sonrisa salvaje y sedienta de acción. Era su noche, era su elfo y necesitaba información. No quería ser entorpecida, y ahora estaba muy enfadada.
Agarró a uno de la cabeza y golpeó con la rodilla y expresión fría en medio de sus muslos. Se dobló y cayó al suelo entre chillidos. El alcohol y el dolor hicieron el resto, y uno menos, aturdido y en el suelo. Se movió con la velocidad propia de su raza y asestó puñetados en el estómago a uno de ellos mientras intentaba esquivarle a él y a otro más. Había perdido al último de vista, cuando sintió de pronto un golpe en un lado de la cara. La chica salió disparada contra una pared, sentía arder su mejilla, le dolía, ciertamente, pero nadie, nadie podia herirla e irse sin más. Se levantó chillando de ira, con el iris de sus ojos completamente rojo y lanzó una aguja con la que se sujetaba el pelo hacia el que le había pegado, clavandosela en un hombro. Corrió, saltó y asestó una patada. En un segundo de respiro miró hacia la pared donde estaba Sydara, deseando ver que no estaba ya allí.. esperó con todas sus fuerzas verle alrededor.
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Off: pensé interesante meter algo de pelea, espero que no te importe, ni tampoco el manejo de los pnj... en cuanto al número, creo que quedaban cuatro como dije ahi arriba, aunque no se si me equivoco ^^U Siento que el post sea tan raro! Cualquier cosa, me dices ^^
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Me levanté con dificultad, viendo varias manchas borrosas que iban y venían. Por el cabello rubio de la vampira pude notar donde estaba y vi que sabía defenderse. Pasé una mano por mis ojos parpadeando con fuerza para aclarar la vista y escurrí un poco de sangre que seguía fluyendo del golpe.
Lenta pero a tiempo fue la recuperación de las fuerzas. Ébano consiguió derribar a uno golpeando sus muslos que cayó al suelo y me tiré sobre él dejando caer mis rodillas y tirarle un golpe al rostro haciéndole sangrar la herida. Mis nudillos causaron que quedara nokeado en el suelo, quedando fuera de combate. Rápidamente me incorporé, cuando ella fue lanzada contra la pared después de un golpe en el rostro y ella se defendió con una aguja que sacó de su cabello, pero había un tercero que se descuidó y antes de atacarla a ella, me vio en pie para lanzarse luego a mí.
Fue fácil, lo dejé venir y tomé sus antebrazos al tiempo que lanzaba un puñetazo a mi rostro, pero giré sobre mis pies de costado e impulsé la fuerza con que venía a mí para lanzarlo de boca al suelo. Me apresuré a acercarme antes de que se levantara, inclinándome apenas sobre su espalda, y con un movimiento simple sobre su nuca, no volvió a moverse.
Me giré hacia la rubia, que daba una patada al borracho. Éste volvía a querer atacarla, empeñado en abusar de su cuerpo, pero me acerqué a paso frío, mirando a la muchacha por el hombro de éste a su espalda, y antes de que se abalanzara, lo tomé por los hombros con fuerza, volteandolo y tirándolo a la pared como antes habían hecho con ella. Sin palabras ni piedad en mí, avancé para tomarlo del cuello y presionar con fuerza en una determinada zona. En menos de tres segundos, él pudo ver mis ojos asesinos, antes de que el torrente sanguíneo que iba al cerebro dejara de fluir y cayera inerte al suelo.
Me aparté sin preocuparme por sujetarlo. odiaba a los bandidos. Los detestaba. Sobre todo cuando implicaba a alguien que aparentaba ser débil e inseguro a los ojos de estos.
-¿Te encuentras bien?-pregunté a la joven, pero al mirarla sentí la punzada de dolor en mi cabeza que hizo que llevara mi mano a ella-Demonios...-rezongué buscando con la mano libre algún pañuelo entre mis bolsillos. Sonreí con despreocupación esperando su respuesta. Cuando encontré lo que buscaba, lo llevé a la herida y presioné con la mano-Deberíamos irnos cuanto antes de aquí. parecía más simpáticos los otros dos vampiros...-reí. De pronto me sentía con algo de confianza hacia la joven. Señalé una entrada cercana, en la primera casa donde había una puerta muy descuidada por los años. Ignoraba el olor que provocaría la herida a ella, mi concentración estaba en salir rápido de las catacumbas.
La casa a la que llegaríamos contaría de varias habitaciones grandes pero vacías, con la pintura y techo en ruinas. Habían nidos de ratas, insectos y algún ruido en particular que quizá nos llamara la atención.
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Off rol: me gustó tu post, tranqui. Hoy tuve día complicado con la uni, y mañana creo que será igual pero esto de escribir me resulta un descanso.
Puse lo útlimo de la casa porque sentí que no aporté mucho al post de rol con lo de la pelea, pero espero que compense un poco ^^ Dejo a tus manos lo que sea que fuera el ruido. Podemos avanzar si queres. Sydara te sigue hasta la casa
Lenta pero a tiempo fue la recuperación de las fuerzas. Ébano consiguió derribar a uno golpeando sus muslos que cayó al suelo y me tiré sobre él dejando caer mis rodillas y tirarle un golpe al rostro haciéndole sangrar la herida. Mis nudillos causaron que quedara nokeado en el suelo, quedando fuera de combate. Rápidamente me incorporé, cuando ella fue lanzada contra la pared después de un golpe en el rostro y ella se defendió con una aguja que sacó de su cabello, pero había un tercero que se descuidó y antes de atacarla a ella, me vio en pie para lanzarse luego a mí.
Fue fácil, lo dejé venir y tomé sus antebrazos al tiempo que lanzaba un puñetazo a mi rostro, pero giré sobre mis pies de costado e impulsé la fuerza con que venía a mí para lanzarlo de boca al suelo. Me apresuré a acercarme antes de que se levantara, inclinándome apenas sobre su espalda, y con un movimiento simple sobre su nuca, no volvió a moverse.
Me giré hacia la rubia, que daba una patada al borracho. Éste volvía a querer atacarla, empeñado en abusar de su cuerpo, pero me acerqué a paso frío, mirando a la muchacha por el hombro de éste a su espalda, y antes de que se abalanzara, lo tomé por los hombros con fuerza, volteandolo y tirándolo a la pared como antes habían hecho con ella. Sin palabras ni piedad en mí, avancé para tomarlo del cuello y presionar con fuerza en una determinada zona. En menos de tres segundos, él pudo ver mis ojos asesinos, antes de que el torrente sanguíneo que iba al cerebro dejara de fluir y cayera inerte al suelo.
Me aparté sin preocuparme por sujetarlo. odiaba a los bandidos. Los detestaba. Sobre todo cuando implicaba a alguien que aparentaba ser débil e inseguro a los ojos de estos.
-¿Te encuentras bien?-pregunté a la joven, pero al mirarla sentí la punzada de dolor en mi cabeza que hizo que llevara mi mano a ella-Demonios...-rezongué buscando con la mano libre algún pañuelo entre mis bolsillos. Sonreí con despreocupación esperando su respuesta. Cuando encontré lo que buscaba, lo llevé a la herida y presioné con la mano-Deberíamos irnos cuanto antes de aquí. parecía más simpáticos los otros dos vampiros...-reí. De pronto me sentía con algo de confianza hacia la joven. Señalé una entrada cercana, en la primera casa donde había una puerta muy descuidada por los años. Ignoraba el olor que provocaría la herida a ella, mi concentración estaba en salir rápido de las catacumbas.
La casa a la que llegaríamos contaría de varias habitaciones grandes pero vacías, con la pintura y techo en ruinas. Habían nidos de ratas, insectos y algún ruido en particular que quizá nos llamara la atención.
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Off rol: me gustó tu post, tranqui. Hoy tuve día complicado con la uni, y mañana creo que será igual pero esto de escribir me resulta un descanso.
Puse lo útlimo de la casa porque sentí que no aporté mucho al post de rol con lo de la pelea, pero espero que compense un poco ^^ Dejo a tus manos lo que sea que fuera el ruido. Podemos avanzar si queres. Sydara te sigue hasta la casa
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
..Y efectivamente, tras buscar al elfo con la mirada, la vampiresa lo localizó dirigiéndose al maleante que volvía a intentar dirigir las manos contra ella. Se quedó quieta, mirando por encima del hombro de aquel hombre a Sydara. Inconscientemente sus músculos se destensaron un tanto, pues daban por acabada aquella extraña pelea, pero la mente de la chica los quería alerta, de modo que flexionó las rodillas imperceptiblemente mientras miraba con asombro en los ojos cómo el elfo daba la vuelta y empujaba al borracho.
Y en menos de lo que pudo darse cuenta, estaba en el suelo, inconsciente, y no vio en Sydara asomo de piedad alguna.
Era una persona peligrosa si se encontraba en el bando enemigo... Ébano tomó nota mental de aquello, y seguidamente el silencio se hizo tan presente, que fue consciente de que había contenido aire esos últimos segundos.
Suspiró soltandolo en profundidad y relajó el cuerpo. Se acercó a Sydara, cerrando los ojos momentaneamente e intentando ignorar el incipiente olor a sangre que manaba.
-¿Te encuentras bien? -le dijo preocupandose por ella. Se sorprendió a sí misma asintiendo con la cabeza. ¿Desde cuando se dejaba a la protección o preocupación de los demás? Iba a contestar, pero el chico se apoyó en ella con una mano ante, supuso ella, dolor-. Demonios.. Deberíamos irnos cuanto antes de aquí. parecía más simpáticos los otros dos vampiros...
-No es nada, estoy bien, sólo algunas contusiones. -dijo ella, devolviéndole la sonrisa. ¿Él intentaba bromear? Curioso, cuanto menos. Él señaló una entrada en un edificio, hacia donde miró la vampiresa. Agarró su brazo, esperando que no se desvaneciese por la herida y comenzó a caminar hacia allí. Prefería estar a cubierto, aunque fuese en un lugar con no demasiada buena pinta.- A veces.. El arma de la belleza oscura conlleva ese precio para los.. necios, o ignorantes. -dijo ella, intentando quitar peso al asunto y refiriendose a la pelea. Le guiñó un ojo al elfo.- Aunque a veces no es el mismo para todos..
Sentía la cabeza algo ausente, no tenía muy claro por qué le decía aquello. Llegó a la conclusión de que prefería desviar la atención hacia cualquier otra cosa que no fuera su sed de sangre momentanea. No quería comer, no le gustaba, y menos aún delante de otras personas..... Eso claro está, cuando se encontraba siendo ella misma. Cuando la fuerza y la magia de la Luna la envolvían.. disfrutaba de la sangre más que de otra cosa. Sacudió la cabeza y dirigió una mirada algo pícara al elfo, esperando no fastidiar el ambiente de confianza mutua que empezaba a sentir, en cierto modo.
Subieron unos escalones, y se separó de él para golpear con un hombro con fuerza la puerta de entrada, tras comprobar que no estaba cerrado, pero sí atascado. Tras algunos jadeos y empujones, la puerta cedió, y la chica entró, abriendola y frotándose el hombro en cuestión, con arañazos por las astillas de madera. Miró al elfo esperando que pudiese caminar, pero no dijo nada. Entró.
Era un lugar muy amplio, majestuoso en tiempos pasados sin duda, pero sumido en un aire melancólico y en abundantes capas de polvo. Algunas cortinas raídas y algún mueble totalmente desgastado poblaban aquella especie de salón con una escalinata deteriorada por el tiempo. De las paredes, la pintura se desconchaba y caía por la humedad.
La chica se adelantó y buscó en un aparador en la otra punta de la sala. Sacó los restos de cuatro velas, que podría ir prendiendo conforme se apagasen y media botella de alcohol.
Volvió hasta la entrada e iba a hablarle cuando un sonido rítmico, como de golpes, constante se hizo presente en la sala. ¿Venía de más arriba? Ébano alzó la cabeza pensativa y volvió la cabeza hacia Sydara.
-Bienvenido a la acogedora morada del polvo y la humedad -dijo con una fingida voz, bromeando con media sonrisa-. Hay que curarte eso. Lo sabes, ¿verdad? -pensaba esperar una respuesta. Pero de lo que no estaba segura es de que él no querría saber la respuesta de Ébano ante la herida si no se curaba o hacían algo pronto. De modo que se acercó a él sin miramientos, metió la mano bajo su camisa y sujetó, mientras con la otra mano hacía lo propio desde fuera, y rasgaba un pedazo largo y fino en horizontal, sin embargo, momentaneamente vio de nuevo esa joya que anteriormente le llamó la atención... Desvió la vista y alzó la botella; señaló las velas sobre el aparador.- No tienes demasiadas opciones, a no ser que puedas obrar magia élfica, he oído hablar de ella. Y disculpa el atrevimiento, es solo.. que.. no quisiera ceder a mis impulsos. -dijo con la voz algo rasgada. Cogió la botella, la olisqueó acercandosela a la nariz y vertió un poco del líquido sobre su hombro levemente astillado, mientras esperaba su respuesta.
-No me gusta ese sonido... Pero me intriga esa joya tuya. ¿Puedes decirme por qué brillaba antes? -terminó por decir, ansiosa por saber, e intentando que no se notase ésto último.
----------------------------------
(Off: bien, disculpa el atrevimiento, si te parece metarol por supuesto ningún problema en cambiarlo. Pensé en algo rítmico en cuanto a los golpes como algo.. encantado, obra de un brujo o algo así, pero por lo pronto no tengo una idea clara. Lo de la herida, como se ve en el post pensaba en la curación pero luego caí en que tu pj es elfo, y tienen facilidad para curar, así que eso lo dejo a tu elección. ^^ Di like a tu post! nwn cualquier cosa me dicess
Y en menos de lo que pudo darse cuenta, estaba en el suelo, inconsciente, y no vio en Sydara asomo de piedad alguna.
Era una persona peligrosa si se encontraba en el bando enemigo... Ébano tomó nota mental de aquello, y seguidamente el silencio se hizo tan presente, que fue consciente de que había contenido aire esos últimos segundos.
Suspiró soltandolo en profundidad y relajó el cuerpo. Se acercó a Sydara, cerrando los ojos momentaneamente e intentando ignorar el incipiente olor a sangre que manaba.
-¿Te encuentras bien? -le dijo preocupandose por ella. Se sorprendió a sí misma asintiendo con la cabeza. ¿Desde cuando se dejaba a la protección o preocupación de los demás? Iba a contestar, pero el chico se apoyó en ella con una mano ante, supuso ella, dolor-. Demonios.. Deberíamos irnos cuanto antes de aquí. parecía más simpáticos los otros dos vampiros...
-No es nada, estoy bien, sólo algunas contusiones. -dijo ella, devolviéndole la sonrisa. ¿Él intentaba bromear? Curioso, cuanto menos. Él señaló una entrada en un edificio, hacia donde miró la vampiresa. Agarró su brazo, esperando que no se desvaneciese por la herida y comenzó a caminar hacia allí. Prefería estar a cubierto, aunque fuese en un lugar con no demasiada buena pinta.- A veces.. El arma de la belleza oscura conlleva ese precio para los.. necios, o ignorantes. -dijo ella, intentando quitar peso al asunto y refiriendose a la pelea. Le guiñó un ojo al elfo.- Aunque a veces no es el mismo para todos..
Sentía la cabeza algo ausente, no tenía muy claro por qué le decía aquello. Llegó a la conclusión de que prefería desviar la atención hacia cualquier otra cosa que no fuera su sed de sangre momentanea. No quería comer, no le gustaba, y menos aún delante de otras personas..... Eso claro está, cuando se encontraba siendo ella misma. Cuando la fuerza y la magia de la Luna la envolvían.. disfrutaba de la sangre más que de otra cosa. Sacudió la cabeza y dirigió una mirada algo pícara al elfo, esperando no fastidiar el ambiente de confianza mutua que empezaba a sentir, en cierto modo.
Subieron unos escalones, y se separó de él para golpear con un hombro con fuerza la puerta de entrada, tras comprobar que no estaba cerrado, pero sí atascado. Tras algunos jadeos y empujones, la puerta cedió, y la chica entró, abriendola y frotándose el hombro en cuestión, con arañazos por las astillas de madera. Miró al elfo esperando que pudiese caminar, pero no dijo nada. Entró.
Era un lugar muy amplio, majestuoso en tiempos pasados sin duda, pero sumido en un aire melancólico y en abundantes capas de polvo. Algunas cortinas raídas y algún mueble totalmente desgastado poblaban aquella especie de salón con una escalinata deteriorada por el tiempo. De las paredes, la pintura se desconchaba y caía por la humedad.
La chica se adelantó y buscó en un aparador en la otra punta de la sala. Sacó los restos de cuatro velas, que podría ir prendiendo conforme se apagasen y media botella de alcohol.
Volvió hasta la entrada e iba a hablarle cuando un sonido rítmico, como de golpes, constante se hizo presente en la sala. ¿Venía de más arriba? Ébano alzó la cabeza pensativa y volvió la cabeza hacia Sydara.
-Bienvenido a la acogedora morada del polvo y la humedad -dijo con una fingida voz, bromeando con media sonrisa-. Hay que curarte eso. Lo sabes, ¿verdad? -pensaba esperar una respuesta. Pero de lo que no estaba segura es de que él no querría saber la respuesta de Ébano ante la herida si no se curaba o hacían algo pronto. De modo que se acercó a él sin miramientos, metió la mano bajo su camisa y sujetó, mientras con la otra mano hacía lo propio desde fuera, y rasgaba un pedazo largo y fino en horizontal, sin embargo, momentaneamente vio de nuevo esa joya que anteriormente le llamó la atención... Desvió la vista y alzó la botella; señaló las velas sobre el aparador.- No tienes demasiadas opciones, a no ser que puedas obrar magia élfica, he oído hablar de ella. Y disculpa el atrevimiento, es solo.. que.. no quisiera ceder a mis impulsos. -dijo con la voz algo rasgada. Cogió la botella, la olisqueó acercandosela a la nariz y vertió un poco del líquido sobre su hombro levemente astillado, mientras esperaba su respuesta.
-No me gusta ese sonido... Pero me intriga esa joya tuya. ¿Puedes decirme por qué brillaba antes? -terminó por decir, ansiosa por saber, e intentando que no se notase ésto último.
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(Off: bien, disculpa el atrevimiento, si te parece metarol por supuesto ningún problema en cambiarlo. Pensé en algo rítmico en cuanto a los golpes como algo.. encantado, obra de un brujo o algo así, pero por lo pronto no tengo una idea clara. Lo de la herida, como se ve en el post pensaba en la curación pero luego caí en que tu pj es elfo, y tienen facilidad para curar, así que eso lo dejo a tu elección. ^^ Di like a tu post! nwn cualquier cosa me dicess
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Me alegró saber que Ébano se encontraba bien,más que con leves contusiones. Tomó mi brazo y nos dirigimos hacia la entrada a ese espacio abandonado. Presioné unos momentos más el pañuelo sobre la herida, sintiendo el entumecimiento y la molestia que causaba. Reí con las palabras que dijo para justificar el arma en nosotros. Me empezaba a agradar. Quizá fuera la única vampiresa con la que trataba amablemente.
Ayudé a la muchacha a abrir la puerta haciendo fuerza con el pié a la parte inferior donde parecía estar encajada contra el marco. Posteriormente dejé que ingresara primero. El lugar estaba completamente a oscuras ante mis ojos.En el techo del centro, apenas caía una luz del piso superior, que alto estaba. Se podía ver que había algún jardín donde se le llamaba Lunargenta, y alrededor de eso, había alguna casa donde la puerta trampa estaba trabada con algún mueble. Pero acá había otra escalerilla que llevaba a la parte trasera de algún negocio.
Aunque habían algunos pasillos que conducían estas escaleras mismas. Quizá a habitaciones o salas que antes habrían servido de depósitos o almacenes.Aun quedaban un par de muebles,y algunas que otras cosas. Me alegró que Ébano lograra encontrar unas velas, y yo tanteando en la mesa cercana a al puerta, pude hallar una lámpara de aceite. Me acerqué a donde supuse que estaba ella. Conocía este lugar después de estar dos veces por lo que me facilitaba orientarme en la oscuridad.
De alguna de las habitaciones, se escuchó un ruido rítmico, y seco, que al principio me hizo pensar que podría ser la misma lluvia, pero estaba equivocado. No estaba seguro si podría tratarse de algún animal.
Quise detener la mano de Ébano que me tomó por sorpresa, para rasgar la camisa y explicó sobre sus impulsos. Tenía razón, debía intentar sanarme con la magia propia de mi raza por lo que me aparté un poco. Le había llamado la atención la reliquia.Antes de responderle, quité el pañuelo húmedo de sangre y limpié todolo que pude la herida, de donde seguía brotando la tibia sustancia. Me giré hacia la mesa donde estaban las velas, mientras llevaba la mano derecha a la herida y murmurba para mi adentros unas palabras élficas, enfocando la energía para sanarla. Apenas se pudo ver un resplandor en la palma de mi mano y en breve la herida cesó levemente su malestar.
Con la manga del abrigo traté de limpiar lo que queda de sangre, pero al no ver bien en la oscuridad, confundía la sensación con la humedad de la lluvia. Había quedado en mi cuello, y además una leve cicatriz en la piel irritada. Prendí una de las velas en silencio, y despues me acerqué a una mesa donde encendí una lámpara de aceite y el lugar pudo hacerse visible a ambos. Se pudo ver que había una chimenea y cenizas por todo el suelo, además de un ropero viejo.
La puerta había quedad entreabierta, asi que me acerqué tratándola de nuevo, y cerrando bien las cortinas de un color negruzco. Antes habrían tenido un color azul pero ahora estaban raídas y descuidadas por los años.Al girare hacia la muchacha, y toqué su hombro esperando que su herida o magulladura se aliviara.
Tomé por debajo de mi camisa el colgante, y lo saqué por encima de la ropa para que lo pudiera ver.
-Es de una larga historia-conté-Antes trabajaba en Lunargenta, y salvé a una joven que no recuerdo quien era en este momento... y el precio costó una maldición por la misma muerte-tomé entre los dedos la reliquia, vagando en recuerdos, intentando descubrir lo que me faltaba. Me senté en el primer escalón que subía a las habitaciones, apoyando mi hombro y espalda contra la barandilla-Supuestamente debería protegerme, pero no recude nada de la maldición, más que protegerme de sus brazos-expliqué finalizando con una leve sonrisa, intentando restar importancia.
Ayudé a la muchacha a abrir la puerta haciendo fuerza con el pié a la parte inferior donde parecía estar encajada contra el marco. Posteriormente dejé que ingresara primero. El lugar estaba completamente a oscuras ante mis ojos.En el techo del centro, apenas caía una luz del piso superior, que alto estaba. Se podía ver que había algún jardín donde se le llamaba Lunargenta, y alrededor de eso, había alguna casa donde la puerta trampa estaba trabada con algún mueble. Pero acá había otra escalerilla que llevaba a la parte trasera de algún negocio.
Aunque habían algunos pasillos que conducían estas escaleras mismas. Quizá a habitaciones o salas que antes habrían servido de depósitos o almacenes.Aun quedaban un par de muebles,y algunas que otras cosas. Me alegró que Ébano lograra encontrar unas velas, y yo tanteando en la mesa cercana a al puerta, pude hallar una lámpara de aceite. Me acerqué a donde supuse que estaba ella. Conocía este lugar después de estar dos veces por lo que me facilitaba orientarme en la oscuridad.
De alguna de las habitaciones, se escuchó un ruido rítmico, y seco, que al principio me hizo pensar que podría ser la misma lluvia, pero estaba equivocado. No estaba seguro si podría tratarse de algún animal.
Quise detener la mano de Ébano que me tomó por sorpresa, para rasgar la camisa y explicó sobre sus impulsos. Tenía razón, debía intentar sanarme con la magia propia de mi raza por lo que me aparté un poco. Le había llamado la atención la reliquia.Antes de responderle, quité el pañuelo húmedo de sangre y limpié todolo que pude la herida, de donde seguía brotando la tibia sustancia. Me giré hacia la mesa donde estaban las velas, mientras llevaba la mano derecha a la herida y murmurba para mi adentros unas palabras élficas, enfocando la energía para sanarla. Apenas se pudo ver un resplandor en la palma de mi mano y en breve la herida cesó levemente su malestar.
Con la manga del abrigo traté de limpiar lo que queda de sangre, pero al no ver bien en la oscuridad, confundía la sensación con la humedad de la lluvia. Había quedado en mi cuello, y además una leve cicatriz en la piel irritada. Prendí una de las velas en silencio, y despues me acerqué a una mesa donde encendí una lámpara de aceite y el lugar pudo hacerse visible a ambos. Se pudo ver que había una chimenea y cenizas por todo el suelo, además de un ropero viejo.
La puerta había quedad entreabierta, asi que me acerqué tratándola de nuevo, y cerrando bien las cortinas de un color negruzco. Antes habrían tenido un color azul pero ahora estaban raídas y descuidadas por los años.Al girare hacia la muchacha, y toqué su hombro esperando que su herida o magulladura se aliviara.
Tomé por debajo de mi camisa el colgante, y lo saqué por encima de la ropa para que lo pudiera ver.
-Es de una larga historia-conté-Antes trabajaba en Lunargenta, y salvé a una joven que no recuerdo quien era en este momento... y el precio costó una maldición por la misma muerte-tomé entre los dedos la reliquia, vagando en recuerdos, intentando descubrir lo que me faltaba. Me senté en el primer escalón que subía a las habitaciones, apoyando mi hombro y espalda contra la barandilla-Supuestamente debería protegerme, pero no recude nada de la maldición, más que protegerme de sus brazos-expliqué finalizando con una leve sonrisa, intentando restar importancia.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Por una vez, la chica pensó que tal vez no había sido gran idea precipitarse. Había cogido cierto respeto al elfo, algo raro en ella, y prefirió mantenerse en silencio mientras obraba una serie de palabras y su malestar se aliviaba, según era visible en su rostro.
Encendió velas, una lámpara de aceite que había encontrado en algún mueble de la sala, cerraba las cortinas, raídas y polvorientas, y por último observó cómo se acercaba a ella y rozaba el hombro magullado. El malestar cesó prácticamente de inmediato, pues había sido leve.
Le sonrió verdaderamente agradecida. Le gustaba. No era frío ni tampoco apegado. En cierto modo era como ella y eso la hacía sentirse tranquila, aunque por otro lado, sabía que confiar demasiado podría ser un error con un precio muy caro, que no quería pagar.
La chica tras mirar alrededor y ver todo lleno de demasiado polvo decidió sentarse sobre la mesa. Cruzó las piernas que colgaban y lo observó cómo el elfo entaba en la escalera, contra la barandilla. Ciertamente, desde aquel punto, levemente iluminado por la luz del fuego, se le veía atractivo, lo cual llamó la atención de Ébano..
Sacudió la cabeza apartando esos pensamientos y ladeó hacia un extremo de la mesa donde se había sentado las velas y la lámpara. El fuego era algo que prefería mantener a distancia.. presente, pero a distancia. Le escuchó hablar con atención, pues vio que había sacado la joya que había brillado bajo su camisa, y sentía verdadera curiosidad.
-Es de una larga historia. Antes trabajaba en Lunargenta, y salvé a una joven que no recuerdo quien era en este momento... y el precio costó una maldición por la misma muerte. Supuestamente debería protegerme, pero no recude nada de la maldición, más que protegerme de sus brazos. -la chica ladeó la cabeza mirandole a los ojos y alternando su mirada al techo. Los golpes se hacían algo más fuertes.
-Ya veo... Es una historia que sin duda será interesante.. Sydara. -dijo, pues no había pronunciado antes su nombre.- Es un gesto muy noble. No todo el mundo está dispuesto a morir.. y mucho menos por otra persona. La vida, una vida normal.. -dijo levantandose, tomando impulso y caminando hacia la escalera. Se desprendió de la blusa para poder escurrirla bien, al igual que el pelo. No deseaba coger una pulmonía, y aquel gesto no suponía nada especial para ella por lo general.. - Es algo que muy pocos valoran.. y eso me pone enferma.. -dijo medio en un suspiro dejandose caer sobre el mismo escalón que el elfo pero al lado contrario. Dejó estirada una pierna y la otra la flexionó. Extendió la prenda sobre otro escalón y se cogió el pelo para escurrirlo también de agua.
Le miró con interés.
-¿Y puedo preguntar cual era tu trabajo? -dijo mordiendose el labio inferior, pensativa- Entiendo que mi intervención anterior.. pueda haber sido brusca. Me disculpo ahora. Y espero que tenga en cuenta que nunca me disculpo, eh.. -dijo con una sonrisa divertida.- Simplemente, busco información sobre algún tema, y además, me aburría.. Me pareciste el objetivo perfecto. -dijo, esperando que fuese suficiente argumento como para saber cuál era su trabajo y si esto respondería sus dudas.. Tal vez sabría de recientes altercados.
Terminó de escucrrirse el pelo y se frotó los brazos mirando al elfo. Señaló con el rostro a su cabello: -Deberías hacerlo tu también, o cogerás un resfriado. -dijo guiñandole un ojo divertida.
---------------------------------------
Off: disculpa mi poca imaginación... dejo a tu elección si conversar un rato más y subir en busca del ruido, o salir de ahi, o conversar más.. o cerrar si no te gusta claro D: Me gusta tu rol >.< saludosss~
Encendió velas, una lámpara de aceite que había encontrado en algún mueble de la sala, cerraba las cortinas, raídas y polvorientas, y por último observó cómo se acercaba a ella y rozaba el hombro magullado. El malestar cesó prácticamente de inmediato, pues había sido leve.
Le sonrió verdaderamente agradecida. Le gustaba. No era frío ni tampoco apegado. En cierto modo era como ella y eso la hacía sentirse tranquila, aunque por otro lado, sabía que confiar demasiado podría ser un error con un precio muy caro, que no quería pagar.
La chica tras mirar alrededor y ver todo lleno de demasiado polvo decidió sentarse sobre la mesa. Cruzó las piernas que colgaban y lo observó cómo el elfo entaba en la escalera, contra la barandilla. Ciertamente, desde aquel punto, levemente iluminado por la luz del fuego, se le veía atractivo, lo cual llamó la atención de Ébano..
Sacudió la cabeza apartando esos pensamientos y ladeó hacia un extremo de la mesa donde se había sentado las velas y la lámpara. El fuego era algo que prefería mantener a distancia.. presente, pero a distancia. Le escuchó hablar con atención, pues vio que había sacado la joya que había brillado bajo su camisa, y sentía verdadera curiosidad.
-Es de una larga historia. Antes trabajaba en Lunargenta, y salvé a una joven que no recuerdo quien era en este momento... y el precio costó una maldición por la misma muerte. Supuestamente debería protegerme, pero no recude nada de la maldición, más que protegerme de sus brazos. -la chica ladeó la cabeza mirandole a los ojos y alternando su mirada al techo. Los golpes se hacían algo más fuertes.
-Ya veo... Es una historia que sin duda será interesante.. Sydara. -dijo, pues no había pronunciado antes su nombre.- Es un gesto muy noble. No todo el mundo está dispuesto a morir.. y mucho menos por otra persona. La vida, una vida normal.. -dijo levantandose, tomando impulso y caminando hacia la escalera. Se desprendió de la blusa para poder escurrirla bien, al igual que el pelo. No deseaba coger una pulmonía, y aquel gesto no suponía nada especial para ella por lo general.. - Es algo que muy pocos valoran.. y eso me pone enferma.. -dijo medio en un suspiro dejandose caer sobre el mismo escalón que el elfo pero al lado contrario. Dejó estirada una pierna y la otra la flexionó. Extendió la prenda sobre otro escalón y se cogió el pelo para escurrirlo también de agua.
Le miró con interés.
-¿Y puedo preguntar cual era tu trabajo? -dijo mordiendose el labio inferior, pensativa- Entiendo que mi intervención anterior.. pueda haber sido brusca. Me disculpo ahora. Y espero que tenga en cuenta que nunca me disculpo, eh.. -dijo con una sonrisa divertida.- Simplemente, busco información sobre algún tema, y además, me aburría.. Me pareciste el objetivo perfecto. -dijo, esperando que fuese suficiente argumento como para saber cuál era su trabajo y si esto respondería sus dudas.. Tal vez sabría de recientes altercados.
Terminó de escucrrirse el pelo y se frotó los brazos mirando al elfo. Señaló con el rostro a su cabello: -Deberías hacerlo tu también, o cogerás un resfriado. -dijo guiñandole un ojo divertida.
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Off: disculpa mi poca imaginación... dejo a tu elección si conversar un rato más y subir en busca del ruido, o salir de ahi, o conversar más.. o cerrar si no te gusta claro D: Me gusta tu rol >.< saludosss~
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off rol: me han gustado mucho tus dos últimos post, y como me gustan, positivos ^^.Hubiera respondido más seguido, pero hoy la he pasado bastante mal, además que ya vengo con malestar de estómago desde hace unos días, además de un par noticias y cosas que no me han gustado nada han completado todo.
Off 2: no se qué quise poner en "recude"donde está el dialogo jajaj
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La vampira se sentó en una mesa frente a mí, donde escuchó lo que decía. Era atractiva,o empezaba a tomar gustos por las vampiresas... increíblemente. Fruncí el ceño extrañado al oír arriba los continuos golpes rítmicos, tratando de adivinar brevemente que era, pero aún no estaba en condiciones para un enfrentamiento, a menos que no tuviera otra opción.
Me habló mientras se apartó de la mesa y se dirigía a sentarse a mi lado. Se quitó a blusa, tendiéndola sobre un escalón y luego empezó a escurrir el agua de su cabello. La miré rápidamente. Deseaba tener algún abrigo para que no pasara frío, porque el lugar era húmedo. Apenas sonreí con recuerdos, que no recordaba por así decir pero reflexioné un poco antes de contestar.
-Creo que no temo a enfrentar a la muerte. Hubo algún momento en que sentí curiosidad por ella...-conté algo que sólo a pocos y nadie revelaba-Suena absurdo, pero era así. Desde entonces no temo a estar frente a ella, e incluso creo que estaría dispuesto a entregarme, siempre por alguna causa justa... -no la mirada a ella, sino al suelo,pensando que tal vez lo que pensaba fuera algo reprochable-Pero entiendo, hay quienes no valoran sus vidas, van al mal camino, y esas cosas que bien conocemos-señalé hacia la puerta, donde mas lejos estarían los borrachos.
-Médico del hospital de Lunargenta-respondí mirándola esta vez-Todo lo ue aprendí, me lo enseñó una...-no supe que decir, porque la palabra "novia" qe ya no era, quedaba chica, y aún más, la palabra "amada"-me lo enseñó con quien pensé estar toda mi vida-volví a reir, como si se tratara de una broma ridícula, o una fantasía que sólo creían las niñas-Descuida Ébano, fue una extraña situación y te debo la vida por ello. La condesa es una loca desquiciada. Desea convertirme en un vampiro, sabiendo que es imposible entre los mios. Casi llegó a sacarme toda la sangre...-recordé tiempo atrás, en las mismas catacumbas, en días oscuros de mi vida, donde la maldición contaba los días antes de acabar su trabajo-Thomas la salvo de una muerte segura, por tirarle ácido al rostro a un hombre que me tenía celos por...volvía a no recordar a la muchacha.Faltaba de mis recuerdos, y cada día que pasaba, era como si la olvidara más-alguien y él me quería matar, mientas que la condesa, todo lo contrario-volví a reir y dije acorde a lo que ella pedía-No se si te sea interesante mi vida o la información que pueda darte, más que las catacumbas no es lugar para los vivos-
Quité mi húmedo abrigo hacia atrás, dejando que cayera al escalón donde apoyaba mi espalda, y me quité la chaqueta de cuero negro, tendiéndosela a la espalda, como si fuera un gesto normal. No sentí ni timidez ni verguenza, pero sabía lo que era pasar frío y estar incómodo. Me quedé con la camisa solamente.
-Tengo la fortuna, de que en los últimos tiempos, el resfrío ha pasado de mí...-dije divertidamente, pero tomé el pelo y sacudí rápidamente el agua que tenía,aunque aún estaba muy húmedo, como si recién saliera de darme un baño.
Suspiré.
-¿Que hay de tu vida? Ya que estamos hablando de ella...-
Los ruidos habian acallado, por el momento.
Off 2: no se qué quise poner en "recude"donde está el dialogo jajaj
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La vampira se sentó en una mesa frente a mí, donde escuchó lo que decía. Era atractiva,o empezaba a tomar gustos por las vampiresas... increíblemente. Fruncí el ceño extrañado al oír arriba los continuos golpes rítmicos, tratando de adivinar brevemente que era, pero aún no estaba en condiciones para un enfrentamiento, a menos que no tuviera otra opción.
Me habló mientras se apartó de la mesa y se dirigía a sentarse a mi lado. Se quitó a blusa, tendiéndola sobre un escalón y luego empezó a escurrir el agua de su cabello. La miré rápidamente. Deseaba tener algún abrigo para que no pasara frío, porque el lugar era húmedo. Apenas sonreí con recuerdos, que no recordaba por así decir pero reflexioné un poco antes de contestar.
-Creo que no temo a enfrentar a la muerte. Hubo algún momento en que sentí curiosidad por ella...-conté algo que sólo a pocos y nadie revelaba-Suena absurdo, pero era así. Desde entonces no temo a estar frente a ella, e incluso creo que estaría dispuesto a entregarme, siempre por alguna causa justa... -no la mirada a ella, sino al suelo,pensando que tal vez lo que pensaba fuera algo reprochable-Pero entiendo, hay quienes no valoran sus vidas, van al mal camino, y esas cosas que bien conocemos-señalé hacia la puerta, donde mas lejos estarían los borrachos.
-Médico del hospital de Lunargenta-respondí mirándola esta vez-Todo lo ue aprendí, me lo enseñó una...-no supe que decir, porque la palabra "novia" qe ya no era, quedaba chica, y aún más, la palabra "amada"-me lo enseñó con quien pensé estar toda mi vida-volví a reir, como si se tratara de una broma ridícula, o una fantasía que sólo creían las niñas-Descuida Ébano, fue una extraña situación y te debo la vida por ello. La condesa es una loca desquiciada. Desea convertirme en un vampiro, sabiendo que es imposible entre los mios. Casi llegó a sacarme toda la sangre...-recordé tiempo atrás, en las mismas catacumbas, en días oscuros de mi vida, donde la maldición contaba los días antes de acabar su trabajo-Thomas la salvo de una muerte segura, por tirarle ácido al rostro a un hombre que me tenía celos por...volvía a no recordar a la muchacha.Faltaba de mis recuerdos, y cada día que pasaba, era como si la olvidara más-alguien y él me quería matar, mientas que la condesa, todo lo contrario-volví a reir y dije acorde a lo que ella pedía-No se si te sea interesante mi vida o la información que pueda darte, más que las catacumbas no es lugar para los vivos-
Quité mi húmedo abrigo hacia atrás, dejando que cayera al escalón donde apoyaba mi espalda, y me quité la chaqueta de cuero negro, tendiéndosela a la espalda, como si fuera un gesto normal. No sentí ni timidez ni verguenza, pero sabía lo que era pasar frío y estar incómodo. Me quedé con la camisa solamente.
-Tengo la fortuna, de que en los últimos tiempos, el resfrío ha pasado de mí...-dije divertidamente, pero tomé el pelo y sacudí rápidamente el agua que tenía,aunque aún estaba muy húmedo, como si recién saliera de darme un baño.
Suspiré.
-¿Que hay de tu vida? Ya que estamos hablando de ella...-
Los ruidos habian acallado, por el momento.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off: Ahhhh creo que querías decir "reduce" y no "recude" xD
Uhm... No te preocupes por postear seguido, no hay problema. Yo también he tenido tarea que hacer, y también me relaja escribir... Mejórate de la tripa y del malestar de las noticias.. D:
PD:si cualquier interacción con tu pj decides que no quieres que sea así, dimelo por favor, que creo me tomé demasiadas libertades D: saludossss~
------------------------------------------------------
La chica sentía algo de frío. Intentaba contener los escalofríos, pero no en todo momento lo conseguía. Se recostó viendo que Sydara comenzaba a hablarle sobre la vida y su punto de vista. La chica lo miraba a los ojos con interés. Era algo que siempre le había gustado, una conversación interesante con alguien.. compartir, contrastar ideas...
-No pienso que sea una tontería tu modo de ver las cosas. Cierto es que en ocasiones entregarse a la muerte es la opción más indicada... Mas como bien dices, perder la vida, no es lo mismo que morir. -dijo entrecerrando los ojos y sonriendole, pensando ciertamente en los maleantes que se habían topado antes con ellos.- Yo.. Pienso que.. Jamás traiciones tus principios, pase lo que pase. No cometas ese error.. el precio es muy alto. -dijo abruptamente. No supo muy bien por qué.
Supuso Ébano, dijo aquello porque recordó el error en su niñez.. vivir aventuras, quería la joven chica. Y quedó atrapada en garras de aquella hermandad... No más, nunca más. Se juró a si misma ser fiel a sus pensamientos siempre.
Sacudió la cabeza y escuchó al elfo, en este caso, la información le era de interés. "Médico... sabrá de altercados.." pensó la chica. Su rostro reflejaba toda emoción. Era consciente de que estaba expresando demasiado, pero le daba igual.. había tomado confianza con el elfo, y en ese momento sentía miedo y a la vez alivio por encontrar alguien que tal vez pudiese aportar respuestas, y miedo por la naturaleza de éstas...
Seguidamente, el elfo le habló sobre el altercado de antes, y sobre los vampiros. Una historia que tenía que ver al parecer con algo de su pasado. Escuchó con atención, pero no quiso aguantar más.
-Necesito saber. Necesito que me digas.. ¿ha habido altercados recientemente en las afueras de la ciudad? Ya conozco de la batalla en el castillo, pero.. anteriormente. En unos años.. ¿conoces de algún problema..? -dijo ella. Ansiaba con todas sus fuerzas que la respuesta fuese un no, y pasar al siguiente paso, buscar al siguiente sujeto..
Suspiró. Guardó silencio y observó cómo el elfo finalizaba su explicación, cómo se desprendía del abrigo y quedaba en camisa. Bromeó acerca del comentario sobre el resfriado. La tela mojada se pegaba a su cuerpo, que por lo visto era fuerte y bien formado. La chica lo miró con un renovado interés ahora. Empezaba a desarrollar cierto gusto especial por él...
Se cogió el pelo y comenzó a peinarselo con las manos, para eliminar el agua que quedaba.
-Cielo, sé de sobra que las catacumbas no son lugar para los vivos... Es por eso que ando por aquí. -dijo mostrando los colmillos en una sonrisa bastante atrevida.
-Mi vida.. Mi vida no puede considerarse vida, al menos, no la que llevo ahora. Es por eso que te digo que frecuento estos lugares, sobre todo estos días... Tiempo ha, tuve una familia, era una persona normal. Y siguiendo mis principios... huí. Viajé, buscaba aventuras.... Pero me traicioné. Y entonces, comenzó el sufrimiento... -le dijo con los ojos perdidos en otro tiempo, aunque mirandole a los ojos- Cambié. Dejé de ser yo. Y desde entonces no ha habido noche en que no me haya arrepentido de traicionar mis principios. Pero más aún maldigo mi existencia por haber aprendido a disfrutar de mi condición.. -comentó ella haciendo referencia a su condición de vampiresa-.
- ....y de la noche. -dijo, medio en susurros. Había bajado el tono sin darse cuenta, y le miraba con adicción en los ojos. No pensó, no sabía siquiera si era ella misma. Se inclinó sobre el elfo y le besó en los labios con profundidad, acariciando con sus labios y lengua los de Sydara.
No sabía qué hacía. Solo sabía que lo necesitaba. ¿Deseo? ¿Necesidad? Necesidad de complicidad.. de comodidad con otra persona. Era lo más parecido a confianza que había conseguido con alguien en tan poco tiempo.
"Necia.." pensó para sí. Se separó, mirandolo a los ojos, con la respiración algo agitada. Sentía las mejillas encendidas y eso implicaba una muestra de sus sentimientos.. Odiaba exponerse así. ¿Pero por qué no hacerlo? Estaba tan cansada de mantener una apariencia....
-Discúlpame. No debí.. He invadido tu espacio. No sé en qué pensaba.. -pero lo sabía muy bien, y aún con la vista baja, observaba el cuerpo de Sydara, esperando su reacción. El chico le gustaba, y se había mostrado amable. Amabilidad.. y hacía tanto que no la sentía... Por no mencionar el deseo constante que sentía Ébano...
Se mordió el labio sin atreverse a mirarle, sin saber ciertamente por qué se sentía así, pero no pensaba rechazar ningún sentimiento había decidido hacía tiempo, nunca más...
Uhm... No te preocupes por postear seguido, no hay problema. Yo también he tenido tarea que hacer, y también me relaja escribir... Mejórate de la tripa y del malestar de las noticias.. D:
PD:si cualquier interacción con tu pj decides que no quieres que sea así, dimelo por favor, que creo me tomé demasiadas libertades D: saludossss~
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La chica sentía algo de frío. Intentaba contener los escalofríos, pero no en todo momento lo conseguía. Se recostó viendo que Sydara comenzaba a hablarle sobre la vida y su punto de vista. La chica lo miraba a los ojos con interés. Era algo que siempre le había gustado, una conversación interesante con alguien.. compartir, contrastar ideas...
-No pienso que sea una tontería tu modo de ver las cosas. Cierto es que en ocasiones entregarse a la muerte es la opción más indicada... Mas como bien dices, perder la vida, no es lo mismo que morir. -dijo entrecerrando los ojos y sonriendole, pensando ciertamente en los maleantes que se habían topado antes con ellos.- Yo.. Pienso que.. Jamás traiciones tus principios, pase lo que pase. No cometas ese error.. el precio es muy alto. -dijo abruptamente. No supo muy bien por qué.
Supuso Ébano, dijo aquello porque recordó el error en su niñez.. vivir aventuras, quería la joven chica. Y quedó atrapada en garras de aquella hermandad... No más, nunca más. Se juró a si misma ser fiel a sus pensamientos siempre.
Sacudió la cabeza y escuchó al elfo, en este caso, la información le era de interés. "Médico... sabrá de altercados.." pensó la chica. Su rostro reflejaba toda emoción. Era consciente de que estaba expresando demasiado, pero le daba igual.. había tomado confianza con el elfo, y en ese momento sentía miedo y a la vez alivio por encontrar alguien que tal vez pudiese aportar respuestas, y miedo por la naturaleza de éstas...
Seguidamente, el elfo le habló sobre el altercado de antes, y sobre los vampiros. Una historia que tenía que ver al parecer con algo de su pasado. Escuchó con atención, pero no quiso aguantar más.
-Necesito saber. Necesito que me digas.. ¿ha habido altercados recientemente en las afueras de la ciudad? Ya conozco de la batalla en el castillo, pero.. anteriormente. En unos años.. ¿conoces de algún problema..? -dijo ella. Ansiaba con todas sus fuerzas que la respuesta fuese un no, y pasar al siguiente paso, buscar al siguiente sujeto..
Suspiró. Guardó silencio y observó cómo el elfo finalizaba su explicación, cómo se desprendía del abrigo y quedaba en camisa. Bromeó acerca del comentario sobre el resfriado. La tela mojada se pegaba a su cuerpo, que por lo visto era fuerte y bien formado. La chica lo miró con un renovado interés ahora. Empezaba a desarrollar cierto gusto especial por él...
Se cogió el pelo y comenzó a peinarselo con las manos, para eliminar el agua que quedaba.
-Cielo, sé de sobra que las catacumbas no son lugar para los vivos... Es por eso que ando por aquí. -dijo mostrando los colmillos en una sonrisa bastante atrevida.
-Mi vida.. Mi vida no puede considerarse vida, al menos, no la que llevo ahora. Es por eso que te digo que frecuento estos lugares, sobre todo estos días... Tiempo ha, tuve una familia, era una persona normal. Y siguiendo mis principios... huí. Viajé, buscaba aventuras.... Pero me traicioné. Y entonces, comenzó el sufrimiento... -le dijo con los ojos perdidos en otro tiempo, aunque mirandole a los ojos- Cambié. Dejé de ser yo. Y desde entonces no ha habido noche en que no me haya arrepentido de traicionar mis principios. Pero más aún maldigo mi existencia por haber aprendido a disfrutar de mi condición.. -comentó ella haciendo referencia a su condición de vampiresa-.
- ....y de la noche. -dijo, medio en susurros. Había bajado el tono sin darse cuenta, y le miraba con adicción en los ojos. No pensó, no sabía siquiera si era ella misma. Se inclinó sobre el elfo y le besó en los labios con profundidad, acariciando con sus labios y lengua los de Sydara.
No sabía qué hacía. Solo sabía que lo necesitaba. ¿Deseo? ¿Necesidad? Necesidad de complicidad.. de comodidad con otra persona. Era lo más parecido a confianza que había conseguido con alguien en tan poco tiempo.
"Necia.." pensó para sí. Se separó, mirandolo a los ojos, con la respiración algo agitada. Sentía las mejillas encendidas y eso implicaba una muestra de sus sentimientos.. Odiaba exponerse así. ¿Pero por qué no hacerlo? Estaba tan cansada de mantener una apariencia....
-Discúlpame. No debí.. He invadido tu espacio. No sé en qué pensaba.. -pero lo sabía muy bien, y aún con la vista baja, observaba el cuerpo de Sydara, esperando su reacción. El chico le gustaba, y se había mostrado amable. Amabilidad.. y hacía tanto que no la sentía... Por no mencionar el deseo constante que sentía Ébano...
Se mordió el labio sin atreverse a mirarle, sin saber ciertamente por qué se sentía así, pero no pensaba rechazar ningún sentimiento había decidido hacía tiempo, nunca más...
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
No podría traicionar nunca mis principios, ya que ello conllevaría a una actuación injusta para otros., por lo que deduje que a ella le habría ocurrido alguna vez o quizá por el hecho de ser vampira. Me llamó la atención que Ébano diera importancia al tema de que había obrado en las artes medicinales, llamándola así porque así lo consideraba. Una arte que implicaba responsabilidad y compromiso.
Tuve que pensar un rato antes de responder a la pregunta de la joven. Siempre hubo problemas, y sabría los habría en tanto hayan humanos y razas que eran capaces de pensar de forma muy distinta.
-He oído rumores de jinetes oscuros que aparecieron en algún momento cometiendo atrocidades en algunas ciudades. Según dicen, traían un a neblina que te helaba la sangre, y un chillido tan aterrador como enloquecedor a cualquiera que oyese, y que si entrabas en su campo visual... podías considerarte muerto... No he oído hablar de la batalla por algún castillo-comenté intrigado por ello, pensando en el castillo del rey de Lunargenta, de Siegfried. Pero decidí volver al tema antes de dejarla hablar, para responder a su pregunta-Los problemas sucederán si deben suceder, pero no estoy seguro de que ocurra algo grande hasta el conocimiento que yo tengo hasta ahora. Pero hay enfrentamientos en todos lados, al menos donde estoy en Sandorai y por lo que sé de los hechiceros, que mantienen sus tradiciones de muerte al enemigo por guerras de antaño-expliqué. No tenía en claro el porqué de su pregunta o intensiones por la curiosidad de ella, pero no quería negarle respuestas de lo que yo sabía.
Me agradó su respuesta al estar en catacumbas, su sonrisa y que mostrara sus colmillos en una sonrisa atrevida. Correspondí a su sonrisa, con una leve, para escuchar luego lo que dijo sobre su vida, hablando despacio.
-...y de la noche-dijo en un susurro.
Pensaba en su respuesta cuando de pronto sentí que rozó sus labios con los míos. Cerré los ojos de la sorpresa aunque mis latidos permanecieron tranquilo, como si esperaran algo así. No supe en claro porqué me agradó, considerando todo lo vivido en cuanto a lo que era el amor. O tal vez fuera por querer volver a sentir algo así, aunque no fuera a durar, tal vez sólo un momento...
Tomé sus brazos desde los hombros con suavidad, pero ella se apartó y disculpó. Sus ojos apenas marcaban un color carmesí, y no había sido efecto de algún encanto. Lo hacia aceptado.
Sonreí apenas y me acerqué más a su lado, acomodando el abrigo sobre sus hombros. Tal vez el abrirnos el uno al otro, había causado esta confianza, y por alguna razón me agradaba, solo temía no estar consciente de lo que yo hacía. Estaba muy cerca de ella, y cuando terminé de acomodar su abrigo, mantuve las manos apoyadas en sus hombros, a los costados del brazo, mirándola fijo, con calma.
-¿Qué es lo que te ha hecho sufrir tanto, de que te arrepientes?-pregunté despacio, pero no quería obligarla a responder, pero deseaba ayudarla, y que lograra sentirse bien con quien era-Si lo disfrutas, es por alguna razón. Todo tiene su motivo, para ser quien es uno. Cada uno sabe lo que está mal y lo que está bien. Veo en ti, a una joven llena de vida, que puede conseguir lo que quiere si lo propone, y que puede aprovechar su condición como una ventaja de otros...-dije pero no estaba muy seguro de qué ventajas tenía. Sólo conocía que eran una especie de seres inmortales, y que se alimentaban de sangre, y por ello optaban por buen o mal camino-Eres una joven muy hermosa, no solo físicamente-
La camisa estaba algo húmeda, y si bien semanas antes terminaron de desaparecer unas cuantas cicatrices, había una en especial que nunca pareció mejorar, sobre el mismo corazón y podía notarse como un pliegue extraño de la misma ropa. Había sido producida con el fin de la muerte, por esa persona a quien no podía recordar por más que me esforzara. Desde que volví al bosque, nunca me atreví a pedirle a Aria, quien era la más especializada en la medicina, que intentara curarla. Era una cicatriz que parecía no tener más de tres o cuatro días producida, sin embargo no había causado molestia o dolor, pero si en un par de ocasiones, pude ver que marcaba una leve franja rojiza sobre la tela.
Se escuchó un golpe fuerte en una de las habitaciones seguido por el caer de un estante que golpeó con fuerza el suelo, desparramando todo lo que tenía. Fue un estruendo grande, y parte del techo donde estábamos se resquebrajó y el cielo raso se nos vino encima.
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Off rol: te deseo suerte con tus tareas! Me ha gustado así el rol ^^ Te dejo a elección si se nos cae encima en cielo raso jajaj.
Tuve que pensar un rato antes de responder a la pregunta de la joven. Siempre hubo problemas, y sabría los habría en tanto hayan humanos y razas que eran capaces de pensar de forma muy distinta.
-He oído rumores de jinetes oscuros que aparecieron en algún momento cometiendo atrocidades en algunas ciudades. Según dicen, traían un a neblina que te helaba la sangre, y un chillido tan aterrador como enloquecedor a cualquiera que oyese, y que si entrabas en su campo visual... podías considerarte muerto... No he oído hablar de la batalla por algún castillo-comenté intrigado por ello, pensando en el castillo del rey de Lunargenta, de Siegfried. Pero decidí volver al tema antes de dejarla hablar, para responder a su pregunta-Los problemas sucederán si deben suceder, pero no estoy seguro de que ocurra algo grande hasta el conocimiento que yo tengo hasta ahora. Pero hay enfrentamientos en todos lados, al menos donde estoy en Sandorai y por lo que sé de los hechiceros, que mantienen sus tradiciones de muerte al enemigo por guerras de antaño-expliqué. No tenía en claro el porqué de su pregunta o intensiones por la curiosidad de ella, pero no quería negarle respuestas de lo que yo sabía.
Me agradó su respuesta al estar en catacumbas, su sonrisa y que mostrara sus colmillos en una sonrisa atrevida. Correspondí a su sonrisa, con una leve, para escuchar luego lo que dijo sobre su vida, hablando despacio.
-...y de la noche-dijo en un susurro.
Pensaba en su respuesta cuando de pronto sentí que rozó sus labios con los míos. Cerré los ojos de la sorpresa aunque mis latidos permanecieron tranquilo, como si esperaran algo así. No supe en claro porqué me agradó, considerando todo lo vivido en cuanto a lo que era el amor. O tal vez fuera por querer volver a sentir algo así, aunque no fuera a durar, tal vez sólo un momento...
Tomé sus brazos desde los hombros con suavidad, pero ella se apartó y disculpó. Sus ojos apenas marcaban un color carmesí, y no había sido efecto de algún encanto. Lo hacia aceptado.
Sonreí apenas y me acerqué más a su lado, acomodando el abrigo sobre sus hombros. Tal vez el abrirnos el uno al otro, había causado esta confianza, y por alguna razón me agradaba, solo temía no estar consciente de lo que yo hacía. Estaba muy cerca de ella, y cuando terminé de acomodar su abrigo, mantuve las manos apoyadas en sus hombros, a los costados del brazo, mirándola fijo, con calma.
-¿Qué es lo que te ha hecho sufrir tanto, de que te arrepientes?-pregunté despacio, pero no quería obligarla a responder, pero deseaba ayudarla, y que lograra sentirse bien con quien era-Si lo disfrutas, es por alguna razón. Todo tiene su motivo, para ser quien es uno. Cada uno sabe lo que está mal y lo que está bien. Veo en ti, a una joven llena de vida, que puede conseguir lo que quiere si lo propone, y que puede aprovechar su condición como una ventaja de otros...-dije pero no estaba muy seguro de qué ventajas tenía. Sólo conocía que eran una especie de seres inmortales, y que se alimentaban de sangre, y por ello optaban por buen o mal camino-Eres una joven muy hermosa, no solo físicamente-
La camisa estaba algo húmeda, y si bien semanas antes terminaron de desaparecer unas cuantas cicatrices, había una en especial que nunca pareció mejorar, sobre el mismo corazón y podía notarse como un pliegue extraño de la misma ropa. Había sido producida con el fin de la muerte, por esa persona a quien no podía recordar por más que me esforzara. Desde que volví al bosque, nunca me atreví a pedirle a Aria, quien era la más especializada en la medicina, que intentara curarla. Era una cicatriz que parecía no tener más de tres o cuatro días producida, sin embargo no había causado molestia o dolor, pero si en un par de ocasiones, pude ver que marcaba una leve franja rojiza sobre la tela.
Se escuchó un golpe fuerte en una de las habitaciones seguido por el caer de un estante que golpeó con fuerza el suelo, desparramando todo lo que tenía. Fue un estruendo grande, y parte del techo donde estábamos se resquebrajó y el cielo raso se nos vino encima.
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Off rol: te deseo suerte con tus tareas! Me ha gustado así el rol ^^ Te dejo a elección si se nos cae encima en cielo raso jajaj.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off: bueno.. me ha quedado así xD No es que sea un gran post ni mucho menos, pero como tu dices, va sobre la marcha. Ahhhh a ver que haces, saca a Éb de ahi e investiguemos por arriba, si te parece nwn ¡Espero que fuese bien con lo de las armas!
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La chica esperó pensativa algún grito, empujón o algo parecido. Pero el elfo había aceptado el beso, tranquilamente, y sin más. ¿Por qué había hecho eso? No tenía que ser ella, no podría hacerlo, no quería pasarlo mal..
Él se acercó a ella y le puso el abrigo por encima, dejando los brazos en los suyos, en un abrazo. Ella sonrió con sinceridad. Hacía tiempo que no lo hacía de aquel modo.
-¿Qué es lo que te ha hecho sufrir tanto, de que te arrepientes? Si lo disfrutas, es por alguna razón. Todo tiene su motivo, para ser quien es uno. Cada uno sabe lo que está mal y lo que está bien. Veo en ti, a una joven llena de vida, que puede conseguir lo que quiere si lo propone, y que puede aprovechar su condición como una ventaja de otros... Eres una joven muy hermosa, no solo físicamente. -le dijo él. Ella había escuchado pensativa, atenta a sus palabras. No necesitaba desahogarse, pero era agradable que alguien se preocupase.
-Es una historia muy lara.. Descuida, -le dijo con una sonrisa y pegandose el abrigo- estoy bien. Simplemente.. No me enorgullezco de lo que soy, por el cómo y por qué lo soy. Gracias.. -le dijo mirándolo a los ojos, con algo de inseguridad pero realmente agradecida. Alargó una mano y acarició su brazo, su cuello, y metió la mano en su pelo acariciando- No suelen preocuparse por mi. Pero estoy bien, Sydara. Y respecto a tu respuesta.. sobre mi pregunta de antes. Está bien, me es de ayuda, busco a unas personas en una cabaña, por las afueras.. Muchas gracias.
Se quedó tocandole el pelo, pero la mirada se dirigió a una cicatriz que parecía reciente en su pecho.
-¿Cómo te has hech... -dijo ella. Pero no llegó a continuar, un ruido bastante fuerte se escuchó arriba. Ébano paró de hablar bruscamente, retiró la mano del pelo y se tensaron sus músculos. "Algo anda mal" -pensó, cuando objetos cayeron de un mueble a abajo.
Y antes de que pudiese darse cuenta, un gran boquete se abría en el techo y se desplomaba.
Reaccionó todo lo rápido que pudo. Chilló de la impresión, siseó enseñando los colmillos y se separó de Sydara, pero acto seguido le agarró, y tiró de él escaleras arriba cogiéndolo de un brazo, todo lo fuerte que pudo. Pero no fue lo suficientemente rápida, Una gran losa cayó del techo, golpeandose con otros objetos y cayendo desparramada sobre ella. La golpeó en medio cuerpo y cayó al suelo, rodó varios escalones y quedó medio atrapada. Ignoraba si había tirado de Sydara con fuerza como para que no le diese, pero otros escombros cayeron y se le nubló la vista, perdiendo el conocimiento...
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La chica esperó pensativa algún grito, empujón o algo parecido. Pero el elfo había aceptado el beso, tranquilamente, y sin más. ¿Por qué había hecho eso? No tenía que ser ella, no podría hacerlo, no quería pasarlo mal..
Él se acercó a ella y le puso el abrigo por encima, dejando los brazos en los suyos, en un abrazo. Ella sonrió con sinceridad. Hacía tiempo que no lo hacía de aquel modo.
-¿Qué es lo que te ha hecho sufrir tanto, de que te arrepientes? Si lo disfrutas, es por alguna razón. Todo tiene su motivo, para ser quien es uno. Cada uno sabe lo que está mal y lo que está bien. Veo en ti, a una joven llena de vida, que puede conseguir lo que quiere si lo propone, y que puede aprovechar su condición como una ventaja de otros... Eres una joven muy hermosa, no solo físicamente. -le dijo él. Ella había escuchado pensativa, atenta a sus palabras. No necesitaba desahogarse, pero era agradable que alguien se preocupase.
-Es una historia muy lara.. Descuida, -le dijo con una sonrisa y pegandose el abrigo- estoy bien. Simplemente.. No me enorgullezco de lo que soy, por el cómo y por qué lo soy. Gracias.. -le dijo mirándolo a los ojos, con algo de inseguridad pero realmente agradecida. Alargó una mano y acarició su brazo, su cuello, y metió la mano en su pelo acariciando- No suelen preocuparse por mi. Pero estoy bien, Sydara. Y respecto a tu respuesta.. sobre mi pregunta de antes. Está bien, me es de ayuda, busco a unas personas en una cabaña, por las afueras.. Muchas gracias.
Se quedó tocandole el pelo, pero la mirada se dirigió a una cicatriz que parecía reciente en su pecho.
-¿Cómo te has hech... -dijo ella. Pero no llegó a continuar, un ruido bastante fuerte se escuchó arriba. Ébano paró de hablar bruscamente, retiró la mano del pelo y se tensaron sus músculos. "Algo anda mal" -pensó, cuando objetos cayeron de un mueble a abajo.
Y antes de que pudiese darse cuenta, un gran boquete se abría en el techo y se desplomaba.
Reaccionó todo lo rápido que pudo. Chilló de la impresión, siseó enseñando los colmillos y se separó de Sydara, pero acto seguido le agarró, y tiró de él escaleras arriba cogiéndolo de un brazo, todo lo fuerte que pudo. Pero no fue lo suficientemente rápida, Una gran losa cayó del techo, golpeandose con otros objetos y cayendo desparramada sobre ella. La golpeó en medio cuerpo y cayó al suelo, rodó varios escalones y quedó medio atrapada. Ignoraba si había tirado de Sydara con fuerza como para que no le diese, pero otros escombros cayeron y se le nubló la vista, perdiendo el conocimiento...
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Quise saber más sobre la cabaña que ella buscaba. ¿Podría tratarte de alguna de las cuales había conocido hacía un buen tiempo? Dejé que tocara mi pelo y no supe si miraba a mi rostro.
-Tal vez...-empecé pero ella me interrumpió al ver la cicatriz y que sin embargo no pudo terminar de preguntar cuando un fuerte estruendo hizo que mirara hacia el techo resquebrajarse y venirsenos encima.
La muchacha reaccionó antes de que yo, tomándome del brazo y llevándome escalera arriba, cuando el cielo raso se desmoronó en grandes trozos y me separó de ella, provocando que cayera de rodillas por el mismo impacto. Una gran losa cayó casi derribándome por la barandilla al caerse un trozo de ésta tambien, pero me lancé de costado. Allí estaba aprisionada bajo unos escombros yotro más venían a caersele encima.
-¡Ebano!-grité preocupado, tirandome hacia ella. Tomé su cabeza y torso inclinándome para serle de escudo. No habría tiempo para sacarla, y fue lo más que pude hacer por ella.
Noté como mi espalda pareció partirse en dos, pero la losa que aprisionaba medio cuerpo a Ébano sirvió de ayuda para amortiguar el golpe de lo que cayó. Lo que no logré protegerme bien fue la cabeza, pero la costilla derecha recibió la pero parte.
Allí me quedé esperando que todo terminara rápido, y como pude, traje hacia mí a la vampira, tratando de llegar al costado de la barandilla y la losa que la aprisionaba. Después de un buen rato, todo quedó en un silencio, roto por mi respiración entrecortada. Estaba seguro que podía haberme roto alguna costilla. Salí haciendo fuerza con mi espalda para quitar los escombros de encima, pero tome a Ébano en mis brazos. Subí a duras penas las escaleras en dirección a la salida, o la habitación mas cercana, pero no quería perder mucho tiempo si se encontraba mal herida. Llegué al final de al escalera,d onde solo había una puerta trampa y una habitación a la que entré abriendo con el hombro.
La otra escalera había quedado sellada por escombros.
Allí donde estábamos ahora, había una cama y unos muebles viejos y una lámpara de aceite, que después de que dejé con cuidado a Ébano recostada en la cama, la encendí.
Llevé una mano a mi costilla. Casi terminaba de doblarme del dolor, pero me senté aun lado de ella, examinando su rostro y luego sus heridas. Pero con una mano toqué su rostro, concentrando mi energía en que volviera en sí. A su vez revisé los golpes que se habría hecho.
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Off rol: No se si estabas de acuerdo en que Sydara te llevara, pero ya sabes, cualqueir cosa, manda mp y edito
-Tal vez...-empecé pero ella me interrumpió al ver la cicatriz y que sin embargo no pudo terminar de preguntar cuando un fuerte estruendo hizo que mirara hacia el techo resquebrajarse y venirsenos encima.
La muchacha reaccionó antes de que yo, tomándome del brazo y llevándome escalera arriba, cuando el cielo raso se desmoronó en grandes trozos y me separó de ella, provocando que cayera de rodillas por el mismo impacto. Una gran losa cayó casi derribándome por la barandilla al caerse un trozo de ésta tambien, pero me lancé de costado. Allí estaba aprisionada bajo unos escombros yotro más venían a caersele encima.
-¡Ebano!-grité preocupado, tirandome hacia ella. Tomé su cabeza y torso inclinándome para serle de escudo. No habría tiempo para sacarla, y fue lo más que pude hacer por ella.
Noté como mi espalda pareció partirse en dos, pero la losa que aprisionaba medio cuerpo a Ébano sirvió de ayuda para amortiguar el golpe de lo que cayó. Lo que no logré protegerme bien fue la cabeza, pero la costilla derecha recibió la pero parte.
Allí me quedé esperando que todo terminara rápido, y como pude, traje hacia mí a la vampira, tratando de llegar al costado de la barandilla y la losa que la aprisionaba. Después de un buen rato, todo quedó en un silencio, roto por mi respiración entrecortada. Estaba seguro que podía haberme roto alguna costilla. Salí haciendo fuerza con mi espalda para quitar los escombros de encima, pero tome a Ébano en mis brazos. Subí a duras penas las escaleras en dirección a la salida, o la habitación mas cercana, pero no quería perder mucho tiempo si se encontraba mal herida. Llegué al final de al escalera,d onde solo había una puerta trampa y una habitación a la que entré abriendo con el hombro.
La otra escalera había quedado sellada por escombros.
Allí donde estábamos ahora, había una cama y unos muebles viejos y una lámpara de aceite, que después de que dejé con cuidado a Ébano recostada en la cama, la encendí.
Llevé una mano a mi costilla. Casi terminaba de doblarme del dolor, pero me senté aun lado de ella, examinando su rostro y luego sus heridas. Pero con una mano toqué su rostro, concentrando mi energía en que volviera en sí. A su vez revisé los golpes que se habría hecho.
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Off rol: No se si estabas de acuerdo en que Sydara te llevara, pero ya sabes, cualqueir cosa, manda mp y edito
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Escuchó al elfo chillar su nombre cuando el techo se derrumbó, mientras ella perdía consciencia del mundo. Quería moverse, quería salir de debajo de los escombros que la atrapaba, coger a Sydara y ponerse a salvo arriba. Pero su cuerpo no reaccionaba, no respondía, perdía el conocimiento.
Empezó a sentir un hormigueo, no veía nada, no podía moverse ....De pronto abrió los ojos. De golpe. Había sido capaz de controlarlos, había abierto sus ojos y vio el rostro de alguien cerca del suyo. Una mano estaba en su rostro.
Con la respiración agitada y un grito ahogado que no llegó a salirle de la boca se echó hacia atrás, medio incorporándose, sentada, en lo que parecía una cama.
Su instinto actuaba por ella, que estaba desorientada aún. Se pegó a la pared donde estaba la cama y se quedó acurrucada, observando a través del pelo alborotado al sujeto que estaba...
....Sydara. Estaban en una casa abandonada, y todo se había derrumbado, literalmente.
Torció el gesto ahogando un quejido de dolor dejandose tumbar, arqueando la espalda y frotandosela en la parte inferior. Tenía la blusa completamente rasgada y trozos de las medias igual. Polvo y trocitos de escombros poblaban el cuerpo de ambos.
Se incorporó un poco, sentada en la cama, a pesar del dolor que sentía. Intentó cubrirse con las manos el pecho medio descubierto. Sentía pudor por una vez en mucho tiempo.. Era una sensación extraña, no sentía aquello a menudo. Supuso por no saber exáctamente qué había pasado y porque era consciente de que generalmente mantenía una fachada de fría necesidad carnal, precisamente para eludir preguntas, y para eludir sus propios deseos en el tema..
. Sentía la respiración agitada, y frío, pero prefirió mirar a su compañero y observarle bien. Al fin y al cabo estaban allí, supuso que él la había llevado, pues no había nadie más y no recordaba nada, desde que perdió el conocimiento. Ya preguntaría más tarde si sabía qué había provocado el estruendo, el derrumbe, y si la había llevado él hacia aquel cuarto.
-Se ha... derrumbado... ¿Cómo estás? ¿Estás herido? -dijo con preocupación observandole de arriba a abajo. Maldecía no poder ofrecerle nada que ayudase a su bienestar.- No dispongo de medios.. para ayudarte.. -torció la sonrisa y se erizó la piel, estremeciendose- Sólo calor, como de costumbre.. -dijo por último cuando recordó que le había besado, en un murmullo agachando la cabeza... Se sentía insegura por mostrarse como era.
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Off: Claro! Está bien el post así, me gustó mucho. ^^ Dejo a tu elección si salir del cuarto en el siguiente post o esperar.. Siento que sea tan pobre hoy uwu
Empezó a sentir un hormigueo, no veía nada, no podía moverse ....De pronto abrió los ojos. De golpe. Había sido capaz de controlarlos, había abierto sus ojos y vio el rostro de alguien cerca del suyo. Una mano estaba en su rostro.
Con la respiración agitada y un grito ahogado que no llegó a salirle de la boca se echó hacia atrás, medio incorporándose, sentada, en lo que parecía una cama.
Su instinto actuaba por ella, que estaba desorientada aún. Se pegó a la pared donde estaba la cama y se quedó acurrucada, observando a través del pelo alborotado al sujeto que estaba...
....Sydara. Estaban en una casa abandonada, y todo se había derrumbado, literalmente.
Torció el gesto ahogando un quejido de dolor dejandose tumbar, arqueando la espalda y frotandosela en la parte inferior. Tenía la blusa completamente rasgada y trozos de las medias igual. Polvo y trocitos de escombros poblaban el cuerpo de ambos.
Se incorporó un poco, sentada en la cama, a pesar del dolor que sentía. Intentó cubrirse con las manos el pecho medio descubierto. Sentía pudor por una vez en mucho tiempo.. Era una sensación extraña, no sentía aquello a menudo. Supuso por no saber exáctamente qué había pasado y porque era consciente de que generalmente mantenía una fachada de fría necesidad carnal, precisamente para eludir preguntas, y para eludir sus propios deseos en el tema..
. Sentía la respiración agitada, y frío, pero prefirió mirar a su compañero y observarle bien. Al fin y al cabo estaban allí, supuso que él la había llevado, pues no había nadie más y no recordaba nada, desde que perdió el conocimiento. Ya preguntaría más tarde si sabía qué había provocado el estruendo, el derrumbe, y si la había llevado él hacia aquel cuarto.
-Se ha... derrumbado... ¿Cómo estás? ¿Estás herido? -dijo con preocupación observandole de arriba a abajo. Maldecía no poder ofrecerle nada que ayudase a su bienestar.- No dispongo de medios.. para ayudarte.. -torció la sonrisa y se erizó la piel, estremeciendose- Sólo calor, como de costumbre.. -dijo por último cuando recordó que le había besado, en un murmullo agachando la cabeza... Se sentía insegura por mostrarse como era.
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Off: Claro! Está bien el post así, me gustó mucho. ^^ Dejo a tu elección si salir del cuarto en el siguiente post o esperar.. Siento que sea tan pobre hoy uwu
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Miré con calma cuando la muchacha se despertó algo desorientada. Teníamos fortuna de que en el lugar hubieran algunas prendas de vestir, aunque fueran viejas, servirían. Mantenía mi mano la costilla del lado derecho, pero no me encontraba con fuerzas para sanarla ahora.
Solo sonreí algo divertido cuando ella mencionó el calor.Por algo sentía deseo de abrazarla, o jugara ser pareja por una noche. Vaya cabeza la mía. Esta chica era especial, diferentes a otras y saber que la vida o la había tratado bien, deseaba ayudarla, y que se sintiera feliz. O tal vez mis sentimientos estuvieran confundidos y se mezclaban entre sí.
-Estoy bien, un poco golpeado, pero nada grave-sonreí para dejarla tranquila. Me gire cuando vi que se sintió incómoda, pero tomé de un sillón cercano que había un camisón y una capucha. Los tomé y se los pasé con algo de esfuerzo al girarme-Deberé descansar un poco y tenerle piedad a mi costilla- comenté presionando mi abdomen ahora. Esbocé otra leve sonrisa tratando de aparentar que todo marchaba bien. La sonrisa era mi defensa para estas situaciones. No me gustaba que me vieran en debilidad.
Esperé un rato mientras se colocaba la ropa que le había pasado, y yo tomé otro de los abrigos que habían apilados allí en el sillón cercano.
-Traté de revisar si estabas herida, pero no encontré nada visible, más que magulladuras. Pero... si te duele algo, me gustaría que me lo dijeras-dije mirándola a los ojos, buscando síntoma de dolencia.
-¿No habéis muerto...?-siseó una voz desde la puerta. Esa había sido la voz de un hombre bestia con forma de lagarto, que solo vi una vez. Lo vi. Tenía ropa andrajosa, ropa echa jirones, y no tenía la menor idea de como matarlo. La vez que lo había visto, clavé de lleno mi espada en su abdomen y no mostró signo de debilidad alguna. Nos miró con ojos brillosos desde la puerta, pero no parecía querer acercarse. Pude percibir que sentía cierto temor ala vampira. Quizá fuera algún punto débil en él-Creí que al tirar ese estante, el techo os mataría a los dos, y así recuperaría el aprecio de mi amo Claus...Al menos sabrá que estas con vida...-Desenfundé mi espada, dispuesto a acabarlo pero antes de levantarme del sillón, éste abrió la puerta trampa y saltó hacia ella para perderse en la noche de la ciudad de Lunargenta.
Maldije llegando hasta el marco de la puerta, donde me apoyé. No sentí solo el dolor de las costillas, sino donde estaba la cicatriz-Ese sujeto es un malnacido...-comenté. Sentía un calor ascendente, que a su vez hacía que mi cuerpo empezara a perder sensibilidad. El aire que me costaba respirar estaba dándome un fuerte malestar.
-Ya... ya lo atraparé en otra ocasión-dije, terminando en un susurro casi. Mantuve mi espalda apoyada en el marco de la puerta, cruzando mis brazos en el abdomen con fuerza-Me preguntabas algo antes... -miré hacia donde estaba la silla y el sillón con la ropa, calculando si podría llegar a sentarme.Tras tomar aliento, me avancé unos pasos, y antes de llegar, apoyé mi mano sobre el sillón tirando con la otra mano la ropa que hubiera al suelo y me dejé caer en él, apoyándome contra el apoyabrazos derecho. Estaba mas cerca de la cabecera donde estaba Ébano. Dejé caer la espada al suelo junto a mis pies . No tenía fuerza para enfundarla. No supe si ella me dijo algo, pues mis oídos estaban embotados,por lo que seguí hablando con la voz algo entrecortada-Discúlpame... no creo que ahora quiera volver a atentar con nosotros esa criatura bastarda...Su nombre es Koza...-
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Off rol: me picó un poquito el mosquito del drama xDD no pudo resistir de hacerlo sufrir a mi elfo! jaja. Menos mal que no hay un sindicato para personajes maltratados D: Trataré de poner poco drama en lo próximo por si te llega a incomodar! Cualquier cosa, mp ^^.
Solo sonreí algo divertido cuando ella mencionó el calor.Por algo sentía deseo de abrazarla, o jugara ser pareja por una noche. Vaya cabeza la mía. Esta chica era especial, diferentes a otras y saber que la vida o la había tratado bien, deseaba ayudarla, y que se sintiera feliz. O tal vez mis sentimientos estuvieran confundidos y se mezclaban entre sí.
-Estoy bien, un poco golpeado, pero nada grave-sonreí para dejarla tranquila. Me gire cuando vi que se sintió incómoda, pero tomé de un sillón cercano que había un camisón y una capucha. Los tomé y se los pasé con algo de esfuerzo al girarme-Deberé descansar un poco y tenerle piedad a mi costilla- comenté presionando mi abdomen ahora. Esbocé otra leve sonrisa tratando de aparentar que todo marchaba bien. La sonrisa era mi defensa para estas situaciones. No me gustaba que me vieran en debilidad.
Esperé un rato mientras se colocaba la ropa que le había pasado, y yo tomé otro de los abrigos que habían apilados allí en el sillón cercano.
-Traté de revisar si estabas herida, pero no encontré nada visible, más que magulladuras. Pero... si te duele algo, me gustaría que me lo dijeras-dije mirándola a los ojos, buscando síntoma de dolencia.
-¿No habéis muerto...?-siseó una voz desde la puerta. Esa había sido la voz de un hombre bestia con forma de lagarto, que solo vi una vez. Lo vi. Tenía ropa andrajosa, ropa echa jirones, y no tenía la menor idea de como matarlo. La vez que lo había visto, clavé de lleno mi espada en su abdomen y no mostró signo de debilidad alguna. Nos miró con ojos brillosos desde la puerta, pero no parecía querer acercarse. Pude percibir que sentía cierto temor ala vampira. Quizá fuera algún punto débil en él-Creí que al tirar ese estante, el techo os mataría a los dos, y así recuperaría el aprecio de mi amo Claus...Al menos sabrá que estas con vida...-Desenfundé mi espada, dispuesto a acabarlo pero antes de levantarme del sillón, éste abrió la puerta trampa y saltó hacia ella para perderse en la noche de la ciudad de Lunargenta.
Maldije llegando hasta el marco de la puerta, donde me apoyé. No sentí solo el dolor de las costillas, sino donde estaba la cicatriz-Ese sujeto es un malnacido...-comenté. Sentía un calor ascendente, que a su vez hacía que mi cuerpo empezara a perder sensibilidad. El aire que me costaba respirar estaba dándome un fuerte malestar.
-Ya... ya lo atraparé en otra ocasión-dije, terminando en un susurro casi. Mantuve mi espalda apoyada en el marco de la puerta, cruzando mis brazos en el abdomen con fuerza-Me preguntabas algo antes... -miré hacia donde estaba la silla y el sillón con la ropa, calculando si podría llegar a sentarme.Tras tomar aliento, me avancé unos pasos, y antes de llegar, apoyé mi mano sobre el sillón tirando con la otra mano la ropa que hubiera al suelo y me dejé caer en él, apoyándome contra el apoyabrazos derecho. Estaba mas cerca de la cabecera donde estaba Ébano. Dejé caer la espada al suelo junto a mis pies . No tenía fuerza para enfundarla. No supe si ella me dijo algo, pues mis oídos estaban embotados,por lo que seguí hablando con la voz algo entrecortada-Discúlpame... no creo que ahora quiera volver a atentar con nosotros esa criatura bastarda...Su nombre es Koza...-
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Off rol: me picó un poquito el mosquito del drama xDD no pudo resistir de hacerlo sufrir a mi elfo! jaja. Menos mal que no hay un sindicato para personajes maltratados D: Trataré de poner poco drama en lo próximo por si te llega a incomodar! Cualquier cosa, mp ^^.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off: Uuuuuh tranquila, así damos algo de emoción al asunto y cogen más confianza xD He hecho lo que creí oportuno teniendo lo que hay en la habitación, que es nada xD Si algo no te gusta.. me dices ^^
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-Estoy bien, un poco golpeado, pero nada grave. Deberé descansar un poco y tenerle piedad a mi costillas. Traté de revisar si estabas herida, pero no encontré nada visible, más que magulladuras. Pero... si te duele algo, me gustaría que me lo dijeras. -dijo el chico.
Relajó los músculos de nuevo, que entraban constantemente en tensión, y se bajó de la cama. Era una tontería que sintiese pudor, nunca lo sentía, y pensó que si solía ser así, debía ser ella misma, y había aprendido a no sentirse mal por cuanto pudiera verse de ella. Confiaba en Sydara y no debía sentir pudor..
En cuanto puso los pies en el suelo una punzada de dolor procedente de su espalda le nubló la vista, se tambaleó y guardó el equilibrio. Ahora no era momento de dejarse aquejar. Se acercó el sillón, o eso intentaba. Notaba la sonrisa de Sydara algo forzada, y se presionaba el abdomen.. Probablemente las costillas que había mencionado le molestaban bastante. Maldijo entre murmuros no poder hacer nada por él. Podía haber traído su bolsa con hierbas medicinales y no dejarlas allá en la posada con el resto de su ropa... "Necia, necia, necia.... Algún día aprenderás, ¿cuántas desgracias más hacen falta..?" -pensó para sí misma.
El elfo apartó la mirada y ella cogió el camisón que había. Era blanco. Ébano lo levantó, lo olisqueó, y decidió que no iba a ponerselo... Con mucha calma, respiró hondo y se desprendió de la blusa de encaje rasgada. Bajo ella llevaba a modo de vendaje para cubrirse los senos una tela espesa de cuero negro, cruzada por delante y por detrás... O lo que quedaba de ella, se había soltado y prácticamente no cubría nada. Cogió el camisón, rasgo todos los bajos y los enrrolló a modo de cuerda. Hizo un nudo fuerte y volvió a su lugar la improvisada ropa interior en cuero negro.
Carraspeó para hacerle saber que estaba lista. No comprendía por qué no la miraba del todo.. Supuso que al verla taparse prefirió respetarla... Pero Ébano no quería ser diferente a como era. Había reaccionado con pudor al sentirse desorientada, pero precisamente no tenía motivos para ocultarle su cuerpo a un elfo que le resultaba atractivo, y que encima había sido amable con ella..
Su intención era la de acercarse por detrás en un abrazo y agradecerle, besarle e intentar ayudarle a calmar su dolor. Con curas.... ¿y cariño, juegos de sábanas, tal vez alcohol...? Pero no llegó a hacerlo pues un ser extraño irrumpió allí. Ébano siseó mirándolo desde la puerta. ¡¡Un hombre lagarto andrajoso!! Por los dioses. Ébano sacó los colmillos cuando escuchó que él había intentado matarlos.
-¡...Malnacido! -dijo entre siseos mientras Sydara se acercaba desenfundando la espada. Mas no llegó a él, pues se esfumó por una puerta trampa.
El elfo estaba apoyado en el marco con dificultad para respirar mientras ella asimilaba las palabras... Se conocían entre ellos, y él trabajaba para un tal Claus... Tal vez Ébano intentaría tener unas palabras con él.. Pero no era el momento. Sacudió la cabeza eludiendo esos pensamientos por el momento, y miró al elfo. Se encontraba mal, definitivamente.
-Ya... ya lo atraparé en otra ocasión. Me preguntabas algo antes... -dijo él. Se presionaba el abdomen y miraba nervioso a la silla, la cama. Ébano se aproximó a él mientras intentaba llegar al sillón, pero se derrumbó antes de llegar y se apoyó en el reposabrazos.
Ella se apresuró hacia él. Le cogió el rostro con las manos y lo miró a los ojos exáminandolo y maldiciento con expresión preocupada por no tener conocimientos medicinales.
-Discúlpame... no creo que ahora quiera volver a atentar con nosotros esa criatura bastarda...Su nombre es Koza...
-Chsss chs chs, no hables, ya le daremos su merecido.. -dijo ella. Lo cogió de un hombro, de la axila, la más alejada y con la otra mano hizo fuerza, pasándose su brazo por encima del cuello y alzándolo. Tuvo que hacer verdadero acopio de fuerzas para levantarlo, pero lo hizo, se tambaleó un poco y llegó hasta la cama, donde le sentó y le tumbó. Había perdido el conocimiento.
A Ébano le temblaban las manos, no sabía que hacer.... Vio un brillo rojizo en su pecho y reaccionó por sus instintos. Cerró fuertemente los ojos y los abrió. Destapó su chaqueta y su camisa, dejó su torso al aire, y se mordió el labio inferior. No pudo evitar estremcerse, era un torso realmente bonito... Sacudió la cabeza y se centró, no era el mejor momento. La cicatriz estaba roja, como recién hecha, y el abdomen inflamado, con marcas oscuras de la contusión por el derrumbe. Se separó un poco y se pasó las manos por el pelo... Le tocó la frente, estaba ardiendo. Se incorporó y examinó la habitación con los ojos muy abiertos. Nada, na.. Corrió hasta la ventana, y como esperaba en el alfeizar había una jarra. Con agua.. No estaría demasiado limpia, pero bajaría la fiebre. Abrió la ventana y rasgó tela de la camisa ya rasgada del elfo. La empapó en agua y volvió apresurada a la cama, y sujetandole el rostro puso el paño sobre su frente, luego sobre su abdomen y cicatriz, esperando que bajase la hinchazón.. Lo devolvió a su frente, frotandolo con suavidad con el rostro preocupado.
-Vamos, venga.. Maldita sea, te compraré otra camisa, pero si no abres los ojos no podré hacer nada... Vamos.. Se supone que los elfos sois.. tenéis facilidad para esto.. Yo solo sé quitar vida, joder, no... venga... Para una vez que conozco a alguien bueno e interesante.. -decía ella. No estaba centrada, no sabía qué más hacer, y de ninguna manera quería dejarle inconsciente. Si no reaccionaba, estaba dispuesta a cargar con él hacia arriba.
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-Estoy bien, un poco golpeado, pero nada grave. Deberé descansar un poco y tenerle piedad a mi costillas. Traté de revisar si estabas herida, pero no encontré nada visible, más que magulladuras. Pero... si te duele algo, me gustaría que me lo dijeras. -dijo el chico.
Relajó los músculos de nuevo, que entraban constantemente en tensión, y se bajó de la cama. Era una tontería que sintiese pudor, nunca lo sentía, y pensó que si solía ser así, debía ser ella misma, y había aprendido a no sentirse mal por cuanto pudiera verse de ella. Confiaba en Sydara y no debía sentir pudor..
En cuanto puso los pies en el suelo una punzada de dolor procedente de su espalda le nubló la vista, se tambaleó y guardó el equilibrio. Ahora no era momento de dejarse aquejar. Se acercó el sillón, o eso intentaba. Notaba la sonrisa de Sydara algo forzada, y se presionaba el abdomen.. Probablemente las costillas que había mencionado le molestaban bastante. Maldijo entre murmuros no poder hacer nada por él. Podía haber traído su bolsa con hierbas medicinales y no dejarlas allá en la posada con el resto de su ropa... "Necia, necia, necia.... Algún día aprenderás, ¿cuántas desgracias más hacen falta..?" -pensó para sí misma.
El elfo apartó la mirada y ella cogió el camisón que había. Era blanco. Ébano lo levantó, lo olisqueó, y decidió que no iba a ponerselo... Con mucha calma, respiró hondo y se desprendió de la blusa de encaje rasgada. Bajo ella llevaba a modo de vendaje para cubrirse los senos una tela espesa de cuero negro, cruzada por delante y por detrás... O lo que quedaba de ella, se había soltado y prácticamente no cubría nada. Cogió el camisón, rasgo todos los bajos y los enrrolló a modo de cuerda. Hizo un nudo fuerte y volvió a su lugar la improvisada ropa interior en cuero negro.
Carraspeó para hacerle saber que estaba lista. No comprendía por qué no la miraba del todo.. Supuso que al verla taparse prefirió respetarla... Pero Ébano no quería ser diferente a como era. Había reaccionado con pudor al sentirse desorientada, pero precisamente no tenía motivos para ocultarle su cuerpo a un elfo que le resultaba atractivo, y que encima había sido amable con ella..
Su intención era la de acercarse por detrás en un abrazo y agradecerle, besarle e intentar ayudarle a calmar su dolor. Con curas.... ¿y cariño, juegos de sábanas, tal vez alcohol...? Pero no llegó a hacerlo pues un ser extraño irrumpió allí. Ébano siseó mirándolo desde la puerta. ¡¡Un hombre lagarto andrajoso!! Por los dioses. Ébano sacó los colmillos cuando escuchó que él había intentado matarlos.
-¡...Malnacido! -dijo entre siseos mientras Sydara se acercaba desenfundando la espada. Mas no llegó a él, pues se esfumó por una puerta trampa.
El elfo estaba apoyado en el marco con dificultad para respirar mientras ella asimilaba las palabras... Se conocían entre ellos, y él trabajaba para un tal Claus... Tal vez Ébano intentaría tener unas palabras con él.. Pero no era el momento. Sacudió la cabeza eludiendo esos pensamientos por el momento, y miró al elfo. Se encontraba mal, definitivamente.
-Ya... ya lo atraparé en otra ocasión. Me preguntabas algo antes... -dijo él. Se presionaba el abdomen y miraba nervioso a la silla, la cama. Ébano se aproximó a él mientras intentaba llegar al sillón, pero se derrumbó antes de llegar y se apoyó en el reposabrazos.
Ella se apresuró hacia él. Le cogió el rostro con las manos y lo miró a los ojos exáminandolo y maldiciento con expresión preocupada por no tener conocimientos medicinales.
-Discúlpame... no creo que ahora quiera volver a atentar con nosotros esa criatura bastarda...Su nombre es Koza...
-Chsss chs chs, no hables, ya le daremos su merecido.. -dijo ella. Lo cogió de un hombro, de la axila, la más alejada y con la otra mano hizo fuerza, pasándose su brazo por encima del cuello y alzándolo. Tuvo que hacer verdadero acopio de fuerzas para levantarlo, pero lo hizo, se tambaleó un poco y llegó hasta la cama, donde le sentó y le tumbó. Había perdido el conocimiento.
A Ébano le temblaban las manos, no sabía que hacer.... Vio un brillo rojizo en su pecho y reaccionó por sus instintos. Cerró fuertemente los ojos y los abrió. Destapó su chaqueta y su camisa, dejó su torso al aire, y se mordió el labio inferior. No pudo evitar estremcerse, era un torso realmente bonito... Sacudió la cabeza y se centró, no era el mejor momento. La cicatriz estaba roja, como recién hecha, y el abdomen inflamado, con marcas oscuras de la contusión por el derrumbe. Se separó un poco y se pasó las manos por el pelo... Le tocó la frente, estaba ardiendo. Se incorporó y examinó la habitación con los ojos muy abiertos. Nada, na.. Corrió hasta la ventana, y como esperaba en el alfeizar había una jarra. Con agua.. No estaría demasiado limpia, pero bajaría la fiebre. Abrió la ventana y rasgó tela de la camisa ya rasgada del elfo. La empapó en agua y volvió apresurada a la cama, y sujetandole el rostro puso el paño sobre su frente, luego sobre su abdomen y cicatriz, esperando que bajase la hinchazón.. Lo devolvió a su frente, frotandolo con suavidad con el rostro preocupado.
-Vamos, venga.. Maldita sea, te compraré otra camisa, pero si no abres los ojos no podré hacer nada... Vamos.. Se supone que los elfos sois.. tenéis facilidad para esto.. Yo solo sé quitar vida, joder, no... venga... Para una vez que conozco a alguien bueno e interesante.. -decía ella. No estaba centrada, no sabía qué más hacer, y de ninguna manera quería dejarle inconsciente. Si no reaccionaba, estaba dispuesta a cargar con él hacia arriba.
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off rol: mi culpa de no aclarar que se había sentado en sillón xD pero creo que queda bien igual jaja.
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Me disponía a sentarme en la cama, cuando se ella se acercó y alzó mi rostro en sus manos, y después dijo algo que mi mente tardó en entender. Quise detenerla, o decirle algo porque estaba herida también. La fuerza de mi brazo flaqueaba sobre el apoyabrazo pero el brazo de Ébano rodeó por debajo del otro, para incorporarme. Poco después sentí como ella me acomodaba en la cama y me iba recostando con cuidado pero solo sentí su mano llevando mi cabeza a la almohada. Mis párpados de volvieron demasiados pesados,como mi cuerpo y el dolor pareció amortiguarse. Me sentí desesperado de no poder moverme, o indicarle que estaba "bien"para no preocuparla más y seguir insistiendo que sólo necesitaba descansar. En cuanto tuviera algo de fuerzas, podría sanar la costilla de inmediato.
Levemente mi cuerpo recuperó la sensibilidad donde Ébano dejaba pasar el trapo húmedo. Sentí cómo la palma de su mano tocaba mi rostro, bajó al abdomen donde la herida palpitó ante el contacto y en la extraña cicatriz, no al instante, sino dio tiempo a que la joven regresara el paño a mi rostro cuando apenas entreabrí los ojos,con las pupilas totalmente dilatadas. Pude percibir que ella decía algo.
Al estar ambos en contacto, una gran sombra negra a la que solo se habría visto en dibujos representando a la parca de la muerte, aparecería ante ambos junto a la cama, inundando de un frío gélido la habitación, tanto que podría hacer perder el conocimiento a quien padeciera la visión o bien descubriría que mi vida no era común como la de otros elfos.
La figura de la muerte desaparecería tras blandir su guadaña y lanzar un golpe a ambos en la cama, pero cuando el arma debiera hundirse en ambos, la visión desaparecía con una sonora carcajada terrorífica en los oídos.
Mis ojos estarían cerrados cuando la visión terminara, pero de alguna manera, mis oídos dejaron de amortiguar todo sonido, pero todo malestar continuaba. Busqué con mi mano la de Ébano, para atraer su atención.
-Descansa-dije con un hilo de voz. Empezaba a cobrar fuerzas, aunque muy lentamente. La reliquia había resbalado por el cuello hasta la cama. No estaba tan brillante como antes lo había visto Ébano.
Off rol: uff no se que mas poner D:porque no se si pondrás que la visión te afecta. Dependerá de tu próximo post lo que diga xD pero en tanto Sydara te contará todo. Confía en tu pj y ha logrado sacar lo bueno de ella. jaja.
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Me disponía a sentarme en la cama, cuando se ella se acercó y alzó mi rostro en sus manos, y después dijo algo que mi mente tardó en entender. Quise detenerla, o decirle algo porque estaba herida también. La fuerza de mi brazo flaqueaba sobre el apoyabrazo pero el brazo de Ébano rodeó por debajo del otro, para incorporarme. Poco después sentí como ella me acomodaba en la cama y me iba recostando con cuidado pero solo sentí su mano llevando mi cabeza a la almohada. Mis párpados de volvieron demasiados pesados,como mi cuerpo y el dolor pareció amortiguarse. Me sentí desesperado de no poder moverme, o indicarle que estaba "bien"para no preocuparla más y seguir insistiendo que sólo necesitaba descansar. En cuanto tuviera algo de fuerzas, podría sanar la costilla de inmediato.
Levemente mi cuerpo recuperó la sensibilidad donde Ébano dejaba pasar el trapo húmedo. Sentí cómo la palma de su mano tocaba mi rostro, bajó al abdomen donde la herida palpitó ante el contacto y en la extraña cicatriz, no al instante, sino dio tiempo a que la joven regresara el paño a mi rostro cuando apenas entreabrí los ojos,con las pupilas totalmente dilatadas. Pude percibir que ella decía algo.
Al estar ambos en contacto, una gran sombra negra a la que solo se habría visto en dibujos representando a la parca de la muerte, aparecería ante ambos junto a la cama, inundando de un frío gélido la habitación, tanto que podría hacer perder el conocimiento a quien padeciera la visión o bien descubriría que mi vida no era común como la de otros elfos.
La figura de la muerte desaparecería tras blandir su guadaña y lanzar un golpe a ambos en la cama, pero cuando el arma debiera hundirse en ambos, la visión desaparecía con una sonora carcajada terrorífica en los oídos.
Mis ojos estarían cerrados cuando la visión terminara, pero de alguna manera, mis oídos dejaron de amortiguar todo sonido, pero todo malestar continuaba. Busqué con mi mano la de Ébano, para atraer su atención.
-Descansa-dije con un hilo de voz. Empezaba a cobrar fuerzas, aunque muy lentamente. La reliquia había resbalado por el cuello hasta la cama. No estaba tan brillante como antes lo había visto Ébano.
Off rol: uff no se que mas poner D:porque no se si pondrás que la visión te afecta. Dependerá de tu próximo post lo que diga xD pero en tanto Sydara te contará todo. Confía en tu pj y ha logrado sacar lo bueno de ella. jaja.
Sydara
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Off: Pues ahí va mi respuesta!! Espero sea de tu gusto ^^ nos vemosss~
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La chica continuaba en su desesperación por no saber cómo actuar ante aquello, ni qué hacer con Sydara, que no recobraba el conocimiento. Percibía su piel algo vibrante y aún caliente a pesar de pasarle el paño. Sin embargo sí que parecía relajarse y bajar el calor, porque abrió los ojos, como platos, fijos en ella.
Sus pupilas estabas completamente dilatas, y observó Ébano cómo palpitaba su abdomen, supuso por la herida, y también la cicatriz.. Ambas palpitaba. Se dispuso a tocarlas y a decirle algo pero, antes de que pudiese darse cuenta, una sombra se cernió entre ambos, grande, amplia, ocupaba cada recoveco, oscura como la noche. Amenazante.
Ébano abrió los ojos como platos, ahogó un grito ante la extraña aparición. No sabía si era real, si era imaginación suya, no tenía ni idea pero Sydara estaba débil y ella había podido percibir notablemente cómo un frío gélido acompañaba a la sombra.
No lo pensó dos veces. Echó a un lado el paño y sobre él, le cubrió con el cuerpo, rodeando su cabeza con un brazo y con el otro medio agarrando la ropa que aún cubría su hombro. Sentía el frío alrededor, y a la vez el calor intenso procedente del cuerpo de Sydara pegado a su piel. Podía ver el vapor saliendo de su propia boca en su respiración agitada, y también de la nariz y labios de Sydara. Aquello fue un alivio para ella. Estaba vivo, consciente.. Pues había vuelto a cerrar los ojos y no sabía exactamente por qué.
Por el rabillo del ojo vió cómo aquella sombra hacía un gesto con una guadaña, como para matarlos y deshacerse de ellos. Inclinó la cabeza sobre el cuello de Sydara, en el lado, intentando cubrirle con su cuerpo.
Pero de pronto, la temperatura de la sala volvió a la normalidad. Parpadeó. Se dio cuenta de que estaba demasiado pegada al elfo, y se despegó un rato, aún sobre él, con los brazos estirados a los lados de su rostro, apoyados en la cama. Lo miró examinando su rostro, esperando ver que no estaba peor, que el contacto con ella ni aquella sombra había sido demasiado perjudicial...
-Por todos los dioses.... ¿Qué demonios era eso...? -dijo en voz alta para sí misma. Tal vez el elfo podía oirla, de cualquier modo, se fijo en la joya que resbalaba de su cuello un tanto perlado por el sudor febril. Lo cogió con una mano sin moverse de su posición, tumbada sobre él, elevada por encima apoyando rodillas y codos, para no rozar las heridas. No estaba segura de si debía retirarse, o de si volvería aquella cosa o.....
-...Ya no estoy segura de nada, maldita sea... -dijo también en voz alta con preocupación en el rostro y observando la reliquia en una mano.
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La chica continuaba en su desesperación por no saber cómo actuar ante aquello, ni qué hacer con Sydara, que no recobraba el conocimiento. Percibía su piel algo vibrante y aún caliente a pesar de pasarle el paño. Sin embargo sí que parecía relajarse y bajar el calor, porque abrió los ojos, como platos, fijos en ella.
Sus pupilas estabas completamente dilatas, y observó Ébano cómo palpitaba su abdomen, supuso por la herida, y también la cicatriz.. Ambas palpitaba. Se dispuso a tocarlas y a decirle algo pero, antes de que pudiese darse cuenta, una sombra se cernió entre ambos, grande, amplia, ocupaba cada recoveco, oscura como la noche. Amenazante.
Ébano abrió los ojos como platos, ahogó un grito ante la extraña aparición. No sabía si era real, si era imaginación suya, no tenía ni idea pero Sydara estaba débil y ella había podido percibir notablemente cómo un frío gélido acompañaba a la sombra.
No lo pensó dos veces. Echó a un lado el paño y sobre él, le cubrió con el cuerpo, rodeando su cabeza con un brazo y con el otro medio agarrando la ropa que aún cubría su hombro. Sentía el frío alrededor, y a la vez el calor intenso procedente del cuerpo de Sydara pegado a su piel. Podía ver el vapor saliendo de su propia boca en su respiración agitada, y también de la nariz y labios de Sydara. Aquello fue un alivio para ella. Estaba vivo, consciente.. Pues había vuelto a cerrar los ojos y no sabía exactamente por qué.
Por el rabillo del ojo vió cómo aquella sombra hacía un gesto con una guadaña, como para matarlos y deshacerse de ellos. Inclinó la cabeza sobre el cuello de Sydara, en el lado, intentando cubrirle con su cuerpo.
Pero de pronto, la temperatura de la sala volvió a la normalidad. Parpadeó. Se dio cuenta de que estaba demasiado pegada al elfo, y se despegó un rato, aún sobre él, con los brazos estirados a los lados de su rostro, apoyados en la cama. Lo miró examinando su rostro, esperando ver que no estaba peor, que el contacto con ella ni aquella sombra había sido demasiado perjudicial...
-Por todos los dioses.... ¿Qué demonios era eso...? -dijo en voz alta para sí misma. Tal vez el elfo podía oirla, de cualquier modo, se fijo en la joya que resbalaba de su cuello un tanto perlado por el sudor febril. Lo cogió con una mano sin moverse de su posición, tumbada sobre él, elevada por encima apoyando rodillas y codos, para no rozar las heridas. No estaba segura de si debía retirarse, o de si volvería aquella cosa o.....
-...Ya no estoy segura de nada, maldita sea... -dijo también en voz alta con preocupación en el rostro y observando la reliquia en una mano.
Ébano
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Re: Seres de la noche [Ébano+Libre] [Finalizado]
Mis ojos se habían abierto, aunque no vieran nada más que el rostro de Ébano, demasiado borroso, y la muerte que se cernía sobre ambos, indicando que allí estaría siempre hasta los últimos días de mi vida, esperando un mínimo descuido y lograr su cometido del que me había escabullido por muy poco. Quizá no fuera una situación demasiado complicada esta, pero esta cicatriz, parecía llevar en su interior alguna herida letal, mas que una marca de volvería a encontrarme con Claus y lo que era capaz de hacer, o alguno de los suyos.
No supe en que momento mis ojos se cerraron, donde todo parecía ser un delirio, y sólo pude sentir el calor de quien estaba en esa habitación, en medio del frío que penetró a cada rincón del cuarto. Mis latidos se unieron al de la joven, acelerados así como la misma respiración.
Sentí como la guadaña traspasó ambos, y sentí el frío de su arma en mi pecho, pero no hubo dolor alguno solo frío, que de alguna forma, Ébano, tomando mi cabeza y mi hombro para atraerme hacia ella, a su cuerpo y poco a poco, todo fue pasando. El frio se alivió.
La muchacha se apartó un poco de mí rato después, pero aun permanecía sobre mi cuerpo, apoyando sus manos a ambos lados de mi cabeza.
-Por todos los dioses.... ¿Qué demonios era eso...? -pude oír de la joven, algo lejana, pero sabía que allí estaba. Sentí que se acercó a mí, apoyándose sobre un codo, y la cuerda del colgante se corría por mi nuca. Supuse que la estaría observando y maldijo algo de que no estaba segura de nada.
-Descansa...-susurré sin abrir los ojos pero no creí que me hubiera oído. No encontré la mano de ella, pero ya sabia que estaban entre cerca de mi cabeza y la otra en el dije-La reliquia me debería proteger supuestamente de estas visiones... o que mi cuerpo se debilitara hasta... -dejé la frase a medias, porque sabía que ella entendería-No importa la herida, pero la cicatriz... Me la causó una muchacha de quien no logro recordar... Creo que algo hizo que perdiera el recuerdo de ella, pero tenía la maldición-me detuve un momento para tomar aire y seguir hablando, apenas con un hilo de voz, aunque me sentía con fuerzas para continuar hablando. Quizá fuera mejor-y fuimos a la fortaleza de brujos donde me encontré con el hermano del brujo Claus, que intentaba matarme por motivos de familia, y del clan... Y supuestamente nos liberaría de la maldición, pero me utilizó para salvarla a ella, y cuando quise acordar...llegó el hermano con su hija Argwand. Claus ordenó que me mataran, y los brujos se lanzaron con cuchillos y todo lo que tenían... Me habían acorralado-me quedé en silencio de nuevo, recordando. No sabía porqué le contaba esto a alguien que apenas conocía y que a pocos había contado-Se llevó a la muchacha. Argwand convenció a su tío de que me salvara y que le sería útil para beneficio de ella. Quería mantenerme cautivo hasta que pudiera ejecutar su plan contra el padre. Sé que hubo algo allí, que afectaría a la hechicera de pelo blanco. Me entregaron esta reliquia para resguardar mi vida, y que sin embargo, temo que puedan controlarme a través de esta. La magia oscura es horrible. La muchacha que estaba maldecida también, fue obligada a clavarme la daga que me ha dejado esta cicatriz. Hace un par de meses...-hablaba medio pausado, divagando entre los recuerdos.
Parpadeé para intentar mirarla a los ojos.
-La bruja me advirtió que si me separaba de ese dije, era probable que tuviera una consecuencia fatal... Pero no logro controlar que saque lo peor de mí... o un lado que desconozco de mí...-dije pensativo. No había reflexionado mucho si ese era un yo que reprimía o solo la oscuridad de alguna magia negra-Puedo volverme en contra de los que aprecio, intentar matarlos a beneficio de otros. Ese Koza...-señalé con la cabeza a la puerta, donde rato antes se había marchado la criatura-Causó en mi primer encuentro con Claus, en Sandorai, la muerte de mi hermana... degollada y su cuerpo poseído y casi la mía y de quienes estaban allí conmigo. Despues me trajeron a estas catacumbas y conocí a la Condesa, obsesionada por querer convertirme en un vampiro y... hacerme suyo hasta que mis latidos pararan...- comenté. Noté como mi rostro ardía un poco por el sonrojo, pero quería hacerle saber cuan loca estaba la vampira condesa. Terminé de hablar igual, volví a mirarla a los ojos. Tal vez podría intentar curar las heridas ahora.
Llevé mi mano a la cintura de ella. Podría parecer alguna caricia, pero buscaba el punto donde antes había visto el dolor cuando se levantó de la cama, pero cerré mis ojos, recitando una plegaria en mi mente, para que todo malestar de ella sanara. La palma de mi mano resplandeció, pero poco después de sentirme seguro de que podría haberla curado, mi mano resbaló de nuevo a un costado de la cama.
No supe en que momento mis ojos se cerraron, donde todo parecía ser un delirio, y sólo pude sentir el calor de quien estaba en esa habitación, en medio del frío que penetró a cada rincón del cuarto. Mis latidos se unieron al de la joven, acelerados así como la misma respiración.
Sentí como la guadaña traspasó ambos, y sentí el frío de su arma en mi pecho, pero no hubo dolor alguno solo frío, que de alguna forma, Ébano, tomando mi cabeza y mi hombro para atraerme hacia ella, a su cuerpo y poco a poco, todo fue pasando. El frio se alivió.
La muchacha se apartó un poco de mí rato después, pero aun permanecía sobre mi cuerpo, apoyando sus manos a ambos lados de mi cabeza.
-Por todos los dioses.... ¿Qué demonios era eso...? -pude oír de la joven, algo lejana, pero sabía que allí estaba. Sentí que se acercó a mí, apoyándose sobre un codo, y la cuerda del colgante se corría por mi nuca. Supuse que la estaría observando y maldijo algo de que no estaba segura de nada.
-Descansa...-susurré sin abrir los ojos pero no creí que me hubiera oído. No encontré la mano de ella, pero ya sabia que estaban entre cerca de mi cabeza y la otra en el dije-La reliquia me debería proteger supuestamente de estas visiones... o que mi cuerpo se debilitara hasta... -dejé la frase a medias, porque sabía que ella entendería-No importa la herida, pero la cicatriz... Me la causó una muchacha de quien no logro recordar... Creo que algo hizo que perdiera el recuerdo de ella, pero tenía la maldición-me detuve un momento para tomar aire y seguir hablando, apenas con un hilo de voz, aunque me sentía con fuerzas para continuar hablando. Quizá fuera mejor-y fuimos a la fortaleza de brujos donde me encontré con el hermano del brujo Claus, que intentaba matarme por motivos de familia, y del clan... Y supuestamente nos liberaría de la maldición, pero me utilizó para salvarla a ella, y cuando quise acordar...llegó el hermano con su hija Argwand. Claus ordenó que me mataran, y los brujos se lanzaron con cuchillos y todo lo que tenían... Me habían acorralado-me quedé en silencio de nuevo, recordando. No sabía porqué le contaba esto a alguien que apenas conocía y que a pocos había contado-Se llevó a la muchacha. Argwand convenció a su tío de que me salvara y que le sería útil para beneficio de ella. Quería mantenerme cautivo hasta que pudiera ejecutar su plan contra el padre. Sé que hubo algo allí, que afectaría a la hechicera de pelo blanco. Me entregaron esta reliquia para resguardar mi vida, y que sin embargo, temo que puedan controlarme a través de esta. La magia oscura es horrible. La muchacha que estaba maldecida también, fue obligada a clavarme la daga que me ha dejado esta cicatriz. Hace un par de meses...-hablaba medio pausado, divagando entre los recuerdos.
Parpadeé para intentar mirarla a los ojos.
-La bruja me advirtió que si me separaba de ese dije, era probable que tuviera una consecuencia fatal... Pero no logro controlar que saque lo peor de mí... o un lado que desconozco de mí...-dije pensativo. No había reflexionado mucho si ese era un yo que reprimía o solo la oscuridad de alguna magia negra-Puedo volverme en contra de los que aprecio, intentar matarlos a beneficio de otros. Ese Koza...-señalé con la cabeza a la puerta, donde rato antes se había marchado la criatura-Causó en mi primer encuentro con Claus, en Sandorai, la muerte de mi hermana... degollada y su cuerpo poseído y casi la mía y de quienes estaban allí conmigo. Despues me trajeron a estas catacumbas y conocí a la Condesa, obsesionada por querer convertirme en un vampiro y... hacerme suyo hasta que mis latidos pararan...- comenté. Noté como mi rostro ardía un poco por el sonrojo, pero quería hacerle saber cuan loca estaba la vampira condesa. Terminé de hablar igual, volví a mirarla a los ojos. Tal vez podría intentar curar las heridas ahora.
Llevé mi mano a la cintura de ella. Podría parecer alguna caricia, pero buscaba el punto donde antes había visto el dolor cuando se levantó de la cama, pero cerré mis ojos, recitando una plegaria en mi mente, para que todo malestar de ella sanara. La palma de mi mano resplandeció, pero poco después de sentirme seguro de que podría haberla curado, mi mano resbaló de nuevo a un costado de la cama.
Sydara
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