Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El muchacho repitió en su mente el nombre de Tyr para no olvidarse del guerrero, y Johannes, por el peliblanco. Una vez que tomó el libro que buscaba con aire triunfante, apenas volteó se encontró de cara con Tyr, que lo aferró del cuello y tiró contra el estante de una forma muy brusca. Alask tensó su rostro, controlando el miedo del sobresalto que le había causado, pero pasado unos momentos desde que escuchó el motivo, abrió la boca para responder con los dientes apretados, mientras con sus manos forcejeaba para quitarse las manos de su cuello.
SIn duda, tuvo que tragarse las palabras en el momento, ya que unas cuerdas de enredaderas muy fuertes lo asieron de los antebrazos, mientras que Tyw fue amarrado en el estante de enfrente.
-¿Forma agradable?-susurró sin aliento el licántropo, mirándolo con ojos asesinos. Carraspeó mientras intentó liberarse las manos, pero dos lazos más aferraron sus manos y otras sus pies, y cuando quedó pegado contra el estante, una cuerda pasó por sobre su cuello y torso-¿Consideras una forma agradable intentar que que te de una respuesta mientras presionas mi garganta y quitas el aire?... Deduzco donde puede estar Joseph... pero lo diré en cuanto estemos a salvo...-dijo. Ladeó su rostro para ver a Johannes, quien estaba siendo asfixiado y le costaba tomar sus armas para conseguir liberarse de las cuerdas.
Parecía que no tendría más opción que transformarse, pero no lo vio prudente ya que no conocía la magia de esas enredaderas, por lo que silbó como pudo y Reb alzó las orejas desde donde estaba, para luego echar a correr hasta su amo.
-Eso es Reb... buen amigo. Libérame...-pidió con un hilo de voz,, sintiendo el olfato se su lobo blanco donde las ataduras. Pronto el animal empezó a mordisquear y gruñir con fuerza, pero consiguió liberarlo. Tyr y Johannes lo habían conseguido más rápido y el último fue en su ayuda.
-Te debo una...-dijo, cayendo al suelo de rodillas. Se había olvidado que tenái ataduras allí. Reb retrocedió algo alarmado, pero logró frenar la caida con sus manos. Tomó su espada sentándose en el suelo y terminó de liberarse.
-Bien hecho amigo-acarició el hocico de su peludo lobo y se incorporó sin mirar al humano y dragón. Agradecía haber guardado el libro antes en su fardo, ya estaba a salvo y ahora sobrevivir y huir era la prioridad.
-Hay una puerta por aquel lado-señaló Alask en dirección opuesta a donde habían entrado ellos, pero se giró a la puerta y advirtió-Empieza a hacer frío y habría que sellar de alguna manera esa entrada...al menos hasta conseguir abrir la puerta-miró a Tyr, suponiendo que la fuerza de él bastaría para poner unas estatuas y estantes contra la entrada-Johannes, vamos a tratar de abrirla...-señaló Alask a lo que sería la salida. Sacó su espalda y recorrió lo que quedaba de la sala por los pasillos. Parecía imposible abrirla, y demasiado pesada. Alzó la vista observando que había una palanca, polea, y una cadena. Pero la polea que estaba al costado derecho de la misma, parecía que estaba en desuso desde hacía mucho tiempo y estaba atrancada.
Sin embargo, una especie de sombra, pero de color blanco, comenzaría a recorrer como un reflejo del agua desde una antorcha a otra. Reb sería quien lo viera primero y ladraría en su dirección. Pero el frío continuaba, y las llamas azuladas titilaban peligrosamente. En el techo podía verse destellos de colores rojizos brillantes que se reflejaban en el rostro de los aventureros.
SIn duda, tuvo que tragarse las palabras en el momento, ya que unas cuerdas de enredaderas muy fuertes lo asieron de los antebrazos, mientras que Tyw fue amarrado en el estante de enfrente.
-¿Forma agradable?-susurró sin aliento el licántropo, mirándolo con ojos asesinos. Carraspeó mientras intentó liberarse las manos, pero dos lazos más aferraron sus manos y otras sus pies, y cuando quedó pegado contra el estante, una cuerda pasó por sobre su cuello y torso-¿Consideras una forma agradable intentar que que te de una respuesta mientras presionas mi garganta y quitas el aire?... Deduzco donde puede estar Joseph... pero lo diré en cuanto estemos a salvo...-dijo. Ladeó su rostro para ver a Johannes, quien estaba siendo asfixiado y le costaba tomar sus armas para conseguir liberarse de las cuerdas.
Parecía que no tendría más opción que transformarse, pero no lo vio prudente ya que no conocía la magia de esas enredaderas, por lo que silbó como pudo y Reb alzó las orejas desde donde estaba, para luego echar a correr hasta su amo.
-Eso es Reb... buen amigo. Libérame...-pidió con un hilo de voz,, sintiendo el olfato se su lobo blanco donde las ataduras. Pronto el animal empezó a mordisquear y gruñir con fuerza, pero consiguió liberarlo. Tyr y Johannes lo habían conseguido más rápido y el último fue en su ayuda.
-Te debo una...-dijo, cayendo al suelo de rodillas. Se había olvidado que tenái ataduras allí. Reb retrocedió algo alarmado, pero logró frenar la caida con sus manos. Tomó su espada sentándose en el suelo y terminó de liberarse.
-Bien hecho amigo-acarició el hocico de su peludo lobo y se incorporó sin mirar al humano y dragón. Agradecía haber guardado el libro antes en su fardo, ya estaba a salvo y ahora sobrevivir y huir era la prioridad.
-Hay una puerta por aquel lado-señaló Alask en dirección opuesta a donde habían entrado ellos, pero se giró a la puerta y advirtió-Empieza a hacer frío y habría que sellar de alguna manera esa entrada...al menos hasta conseguir abrir la puerta-miró a Tyr, suponiendo que la fuerza de él bastaría para poner unas estatuas y estantes contra la entrada-Johannes, vamos a tratar de abrirla...-señaló Alask a lo que sería la salida. Sacó su espalda y recorrió lo que quedaba de la sala por los pasillos. Parecía imposible abrirla, y demasiado pesada. Alzó la vista observando que había una palanca, polea, y una cadena. Pero la polea que estaba al costado derecho de la misma, parecía que estaba en desuso desde hacía mucho tiempo y estaba atrancada.
Sin embargo, una especie de sombra, pero de color blanco, comenzaría a recorrer como un reflejo del agua desde una antorcha a otra. Reb sería quien lo viera primero y ladraría en su dirección. Pero el frío continuaba, y las llamas azuladas titilaban peligrosamente. En el techo podía verse destellos de colores rojizos brillantes que se reflejaban en el rostro de los aventureros.
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Bien, es la segunda vez que estoy esperando sus posteos. Tienen permiso de saltearse turnos. Le he puesto ganas a este rol, y no tenía deseos de frustrarme por los abandonos, como ya hizo Erelme. Daré las últimas 24 hs. y si vuelve a ocurrir, daré por finalizado este matereado.
O bien, si nadie postea dentro del plazo que otorgo, se dará por terminado y se restarán los puntos a quienes hayan abandonado.
No es lo mío la sanción, porque termina dándole gusto amargo al rol y quita el entusiasmo por seguirlo.
Dicho está; 24 HORAS.
O bien, si nadie postea dentro del plazo que otorgo, se dará por terminado y se restarán los puntos a quienes hayan abandonado.
No es lo mío la sanción, porque termina dándole gusto amargo al rol y quita el entusiasmo por seguirlo.
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Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Off: Me temo que debo saltar el turno de Alandor. Master2 ha dicho que si no contestas, te desmayara de la peor forma xDu
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Había logrado liberarme y ayudar a Alask quien agradecía el gesto. Aunque liberados, las enredaderas continuaban luchando por aprisionarnos y no daban tregua a ningún solo paso. Continué sorteando algunos cortes a los tallos para intentar repeler de una vez por todas su avance. Alask alzo la voz refiriéndose a una puerta al otro lado de la habitación. Como lo había dicho antes, no podríamos regresar por donde mismo. Seguramente aquel oscuro ser se aproximaba cada vez mas hacia esta habitación y no tardaría mucho en llegar hasta aquí.
Bien, intentemos por ahí! Dije apresurándome hacia la puerta. El frío comenzaba a hacerse presente en el aire. la atmósfera se sobrecargaba por aquella oscuridad característica de los jinetes. Cada vez que sentía ese helado frío que cala en los huesos, me ponía un tanto nervioso e impaciente. - Esos bastardos gustan de jugar con nosotros... Dije apretando los dientes. Fui tras de Alask a través de la habitación hasta llegar a la puerta.
Una vez frente a la salida, coloque mi hombro sobre ella y la empuje con todas mis fuerzas, pero esta no cedía ni un solo centímetro. Intente jalarla de algún modo pero esto también resultaba infructuoso. La puerta era demasiado pesada y parecía atascada para moverla. Golpee la madera con la mano empuñada con un gesto de frustración.- Maldición... Lance una mirada furtiva a mi alrededor, en busca de algún objeto que pudiese ayudarnos, pero no había nada para realizar dicha tarea. De pronto, note la mirada del joven que se posaba sobre una palanca y una vieja polea sobre la puerta, la cual se utilizaría anteriormente para mover la pesada puerta. - Intentemos con eso. Me acerque hasta la palanca y la tome con las manos. Intente jalarla con todas mis fuerzas pero la polea era demasiado vieja y oxidada y no pretendía ceder antes mis esfuerzos.
Sin intención de rendirme, continuaba con el ardua tarea, cuando los ladridos del lobo llamaron mi atención, alarmándome un poco. Gire la mirada para enterarme de que se trataba y lo primero que vi, fue una extraña y blanca sombra que se movía con rapidez a través de las antorchas en las paredes. - ¿Que es esta nueva aparición? Pregunte curioso y confundido. El frío aumentaba. Las llamas que alumbraban la cámara temblaban temerosamente en una clara amenaza por apagarse. Algunos destellos rojizos que emanaban del cielo llamaron mi atención súbitamente. - No sé que es lo que sucede, pero no hay tiempo para averiguarlo. Saque uno de los cuchillos en mi cinturón y lo arroje hacia la polea en un desesperado intento por hacerla moverse.
Bien, intentemos por ahí! Dije apresurándome hacia la puerta. El frío comenzaba a hacerse presente en el aire. la atmósfera se sobrecargaba por aquella oscuridad característica de los jinetes. Cada vez que sentía ese helado frío que cala en los huesos, me ponía un tanto nervioso e impaciente. - Esos bastardos gustan de jugar con nosotros... Dije apretando los dientes. Fui tras de Alask a través de la habitación hasta llegar a la puerta.
Una vez frente a la salida, coloque mi hombro sobre ella y la empuje con todas mis fuerzas, pero esta no cedía ni un solo centímetro. Intente jalarla de algún modo pero esto también resultaba infructuoso. La puerta era demasiado pesada y parecía atascada para moverla. Golpee la madera con la mano empuñada con un gesto de frustración.- Maldición... Lance una mirada furtiva a mi alrededor, en busca de algún objeto que pudiese ayudarnos, pero no había nada para realizar dicha tarea. De pronto, note la mirada del joven que se posaba sobre una palanca y una vieja polea sobre la puerta, la cual se utilizaría anteriormente para mover la pesada puerta. - Intentemos con eso. Me acerque hasta la palanca y la tome con las manos. Intente jalarla con todas mis fuerzas pero la polea era demasiado vieja y oxidada y no pretendía ceder antes mis esfuerzos.
Sin intención de rendirme, continuaba con el ardua tarea, cuando los ladridos del lobo llamaron mi atención, alarmándome un poco. Gire la mirada para enterarme de que se trataba y lo primero que vi, fue una extraña y blanca sombra que se movía con rapidez a través de las antorchas en las paredes. - ¿Que es esta nueva aparición? Pregunte curioso y confundido. El frío aumentaba. Las llamas que alumbraban la cámara temblaban temerosamente en una clara amenaza por apagarse. Algunos destellos rojizos que emanaban del cielo llamaron mi atención súbitamente. - No sé que es lo que sucede, pero no hay tiempo para averiguarlo. Saque uno de los cuchillos en mi cinturón y lo arroje hacia la polea en un desesperado intento por hacerla moverse.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El edificio se estremeció, y el la baldosa donde Tyr se encontraba cedió de pronto como una trampilla, y éste desapareció cayendo a un pozo que pareció infinito, donde el frío de volvió tan intenso que sintió morir congelado. Terminó por perder la conciencia y aún no había topado con el final del vacío. Arriba, donde estaba Alask, Johanne y Reb, la baldosa se acomodó veloz apenas terminó de desaparecer de la vista de todos el caballero dragón, y quedó en su lugar sin dejar rastro alguno de ser una trampilla y por más que pisaran, no volvería a ceder.
Alask y Reb, al menos, no se habían percatado de lo ocurrido y Johannes se encontraba intentando forzar la puerta.
-¡Tyr!-exclamó con enfado el licántropo, quien había confiado en la fuerza de ese hombre para correrlos muebles o bien, abrir la puerta-¿Dónde diablos de ha metido?-dijo mientras avanzaba a grandes zancadas por los estantes, buscando al hombre, pero no había nada y miró en dirección a la escalerilla, de donde comenzaba a ingresar una brisa fría.
-¡Maldición... !-gritó con furia soltando un pisotón en el suelo. Caminó hasta un estante y se dispuso a correrlo cuando Reb comenzó a ladrar y un brillo en el techo llamó su atención. Miró primero al destello que recorría las antorchas, y luego a centro, que por poco le encandilaba la vista.
La mancha blanca terminó de llegar hasta la última antorcha, y todas titilaron. Alask corrió rápidamente hasta donde se encontraba el humano, para ayudarle con la polea. Sudaba y tenía los ojos desorbitados del terror. Parecía costarle respirar.
-Esto no es bueno... para nada bueno-susurró.
Las llamas se apagaron y todo quedó en un completo silencio muerto y oscuridad, hasta que una brisa pasó susurrando por los oídos de los aventureros. Reb se pegó nuevamente a su amo. No se movieron ninguno de los dos. Alguna extraña fuerza los haría paralizarse, hasta que prestaran atención a ese susurro de una brisa fresca,y en ella parecía susurrar la voz suave de una mujer joven-
[color:1f0e=#9933ff
]"Vuestro fin está cerca, es hora de que cerréis los ojos para siempre. Nada ni nadie podrá salvarlos... Soy la muerte quien asecha, quien hiela vuestros corazones. Los jinetes están cerca. Si tenéis un motivo para seguir con vida, decid un buen motivo y pagad un precio por ello"
Dicho eso, podrían moverse, pero sus fuerzas escaseaban. Se escuchó un fuerte derrumbe en la entrada y que unos estantes caían. Sólo los brillos en el techo permanecían, pero ni Johannes ni Reb ni Alask podrían ver algo en esa densa oscuridad, más que tanteos, y donde pisaran o se arrastraran, sentirían decenas de largas serpientes que comenzaban a aparecer bajo ellos, salidas de la nada. Sus pieles ásperas, húmedas y frías, sus siseo... y que intentaban moderlos. No tenían antorchas, ya que la única que habían tenido, había caído al suelo y apagado.
Alask se levantó como pudo y ayudó al humano, pero cayó de espalda contra la polea, allí mismo se giró y trató de volver a girar la polea atrancada, pero sus fuerzas disminúan y terminó por dar una patada. Se abalanzó con puños haca la puerta lleno de rabia y luego se giró para gritar a toda fuerza:
-¡¿Un motivo?! ¿Vivir no es un motivo, maldita sea? ¡Tengo dos hermanos, y unos malditos traidores que han puesto precio a mi cabeza por intentar defender honores y ser justo! ¡Quiero cuidar de mi familia! ¿Quién mierda eres pra decidir sobre mi vida? ¡Tu no me la has dado ni tienes derecho a quitármela!-exclamó soltando un grito e rabia entre dientes, y se dejó caer de bruces al suelo, donde algunas serpientes se apartaron y otras estaban decididas a atacarlo-Sólo mi madre podría haberlo hecho cuando tuvo oportunidad...-dijo con la voz algo quebrada ante dolorosos recuerdos.
Alask y Reb, al menos, no se habían percatado de lo ocurrido y Johannes se encontraba intentando forzar la puerta.
-¡Tyr!-exclamó con enfado el licántropo, quien había confiado en la fuerza de ese hombre para correrlos muebles o bien, abrir la puerta-¿Dónde diablos de ha metido?-dijo mientras avanzaba a grandes zancadas por los estantes, buscando al hombre, pero no había nada y miró en dirección a la escalerilla, de donde comenzaba a ingresar una brisa fría.
-¡Maldición... !-gritó con furia soltando un pisotón en el suelo. Caminó hasta un estante y se dispuso a correrlo cuando Reb comenzó a ladrar y un brillo en el techo llamó su atención. Miró primero al destello que recorría las antorchas, y luego a centro, que por poco le encandilaba la vista.
La mancha blanca terminó de llegar hasta la última antorcha, y todas titilaron. Alask corrió rápidamente hasta donde se encontraba el humano, para ayudarle con la polea. Sudaba y tenía los ojos desorbitados del terror. Parecía costarle respirar.
-Esto no es bueno... para nada bueno-susurró.
Las llamas se apagaron y todo quedó en un completo silencio muerto y oscuridad, hasta que una brisa pasó susurrando por los oídos de los aventureros. Reb se pegó nuevamente a su amo. No se movieron ninguno de los dos. Alguna extraña fuerza los haría paralizarse, hasta que prestaran atención a ese susurro de una brisa fresca,y en ella parecía susurrar la voz suave de una mujer joven-
[color:1f0e=#9933ff
]"Vuestro fin está cerca, es hora de que cerréis los ojos para siempre. Nada ni nadie podrá salvarlos... Soy la muerte quien asecha, quien hiela vuestros corazones. Los jinetes están cerca. Si tenéis un motivo para seguir con vida, decid un buen motivo y pagad un precio por ello"
Dicho eso, podrían moverse, pero sus fuerzas escaseaban. Se escuchó un fuerte derrumbe en la entrada y que unos estantes caían. Sólo los brillos en el techo permanecían, pero ni Johannes ni Reb ni Alask podrían ver algo en esa densa oscuridad, más que tanteos, y donde pisaran o se arrastraran, sentirían decenas de largas serpientes que comenzaban a aparecer bajo ellos, salidas de la nada. Sus pieles ásperas, húmedas y frías, sus siseo... y que intentaban moderlos. No tenían antorchas, ya que la única que habían tenido, había caído al suelo y apagado.
Alask se levantó como pudo y ayudó al humano, pero cayó de espalda contra la polea, allí mismo se giró y trató de volver a girar la polea atrancada, pero sus fuerzas disminúan y terminó por dar una patada. Se abalanzó con puños haca la puerta lleno de rabia y luego se giró para gritar a toda fuerza:
-¡¿Un motivo?! ¿Vivir no es un motivo, maldita sea? ¡Tengo dos hermanos, y unos malditos traidores que han puesto precio a mi cabeza por intentar defender honores y ser justo! ¡Quiero cuidar de mi familia! ¿Quién mierda eres pra decidir sobre mi vida? ¡Tu no me la has dado ni tienes derecho a quitármela!-exclamó soltando un grito e rabia entre dientes, y se dejó caer de bruces al suelo, donde algunas serpientes se apartaron y otras estaban decididas a atacarlo-Sólo mi madre podría haberlo hecho cuando tuvo oportunidad...-dijo con la voz algo quebrada ante dolorosos recuerdos.
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
cuchillo había llegado con fuerza hasta su objetivo, pero este no se había movido para nada. Me sentía realmente frustrado pues a pesar de que habíamos llegado tan lejos, al parecer todo terminaría solo debido a una maldita puerta atascada. No me rendiría tan fácil, continué jalando con fuerza de la palanca y pateando en ocasiones intermitentes la puerta. Después de un extraño sonido y la voz de Alask llamando a Tyr, gire para ver que era lo que sucedía. Efectivamente, el dragón había desaparecido bajo misteriosas circunstancias, pues a pesar de los esfuerzos por encontrarlo con la vista, me fue imposible hacerlo.
Por el calor del momento, lo único que pude imaginar es que el infeliz había encontrado alguna salida escondida y probablemente nos había abandonado aquí debido a las asperezas que mantenía para con el licántropo. - Demonios... Dije entre dientes. - No perdamos más tiempo. Debemos escapar cuanto antes. Preste total atención nuevamente a la puerta mientras pensaba en mi siguiente movimiento. - Debo intentarlo... Terminada la frase, desenfunde mis katares y me prepare para atacar.
Arremetí con furia contra la puerta, atacándola una y otra vez con poderosos golpes de mis armas, pero todo era inútil. Solo algunas astillas se desprendían de ella y mis brazos comenzaban a doler de forma terrible ante los secos golpes a una superficie tan sólida. Mi compañero se acerco hasta mi para intentar ayudarme con la salida y se le notaba igual o aun más frustrado que yo. El frío comenzaba a hacerse mayormente notable. Un terrible escalofrió recorrió mi espalda haciéndome estremecer con violencia y de pronto, todo se convirtió en tinieblas y oscuridad.
Detuve mi ataque y luche por jalar aire hacia mis pulmones bajo una agitada respiración. Mi cuerpo se paralizo en su totalidad, apenas si podía sentir mis extremidades. Intente moverlas pero todo fue en vano. Una delicada brisa recorrió mi cuerpo y se poso con una misteriosa voz sobre mi oído. Todo era confuso y demasiado repentino, pero le preste atención y escuche lo que tendría que decirnos.
"Vuestro fin está cerca, es hora de que cerréis los ojos para siempre. Nada ni nadie podrá salvarlos... Soy la muerte quien asecha, quien hiela vuestros corazones. Los jinetes están cerca. Si tenéis un motivo para seguir con vida, decid un buen motivo y pagad un precio por ello"
Cuando aquellas palabras terminaron, sentí nuevamente mi cuerpo, aunque parecía muy pesado. Caí de rodillas al suelo y enfunde mis armas en mi espalda. apoye una de mis manos en el suelo mientras posaba mi vista en la oscuridad y la nada. Un fuerte sonido de destrucción provenía de la puerta. Todo era cierto, ya estaban aquí. De la nada, pude palpar algunos extraños y escamosos cuerpos moviéndose bajo de mi. Recorrían con saña y peligrosidad mis piernas y manos. Sus incesantes siseos me ponían los nervios de punta. Intente mantenerme inmóvil y respirar por lo mas bajo para no llamar su atención o alterar a aquellos seres rastreros.
Mi mente se alejo de todo aquello. Solo podía escuchar mi agitada respiración y los fuertes latidos de mi corazón en mi pecho. Alask continuaba luchando por salir, pero sin ningún resultado. Yo parecía haber abandonado ese lugar de algún modo. Mis ojos dibujaron aquella imagen una vez mas. El pequeño Johannes corría con todas sus fuerzas, a pesar del intenso dolor, para escapar de la muerte. Pero en esta ocasión, no estaría su tío para salvarle. Nadie podría ayudarlo. - ¿Me estaré resignando a morir? Resonó aquella pregunta en mi mente.
- Un motivo... Como un disparo de luz en medio de toda la oscuridad pude verla. - ¿Un motivo? Sonreí mientras cerraba los ojos para imaginar su imagen, su mirada y su voz pronunciando mi nombre. - jeje, es curioso... Hace algún tiempo no habría podido responder a eso. Volví a abrir los ojos y utilizando el resto de mis fuerzas, me puse de pie, volví a blandir mis katares y adopte mi posición de combate. - !Uno solo! Exclame con coraje y una profunda mirada. - Aunque por ahora parece imposible, !quiero un mañana con ella! y si el precio es luchar contra esos malditos, !pues que así sea! No podía ver nada y el terror continuaba presente, pero no moriría arrodillado y sin hacer nada. - !No seré un cobarde!
Por el calor del momento, lo único que pude imaginar es que el infeliz había encontrado alguna salida escondida y probablemente nos había abandonado aquí debido a las asperezas que mantenía para con el licántropo. - Demonios... Dije entre dientes. - No perdamos más tiempo. Debemos escapar cuanto antes. Preste total atención nuevamente a la puerta mientras pensaba en mi siguiente movimiento. - Debo intentarlo... Terminada la frase, desenfunde mis katares y me prepare para atacar.
Arremetí con furia contra la puerta, atacándola una y otra vez con poderosos golpes de mis armas, pero todo era inútil. Solo algunas astillas se desprendían de ella y mis brazos comenzaban a doler de forma terrible ante los secos golpes a una superficie tan sólida. Mi compañero se acerco hasta mi para intentar ayudarme con la salida y se le notaba igual o aun más frustrado que yo. El frío comenzaba a hacerse mayormente notable. Un terrible escalofrió recorrió mi espalda haciéndome estremecer con violencia y de pronto, todo se convirtió en tinieblas y oscuridad.
Detuve mi ataque y luche por jalar aire hacia mis pulmones bajo una agitada respiración. Mi cuerpo se paralizo en su totalidad, apenas si podía sentir mis extremidades. Intente moverlas pero todo fue en vano. Una delicada brisa recorrió mi cuerpo y se poso con una misteriosa voz sobre mi oído. Todo era confuso y demasiado repentino, pero le preste atención y escuche lo que tendría que decirnos.
"Vuestro fin está cerca, es hora de que cerréis los ojos para siempre. Nada ni nadie podrá salvarlos... Soy la muerte quien asecha, quien hiela vuestros corazones. Los jinetes están cerca. Si tenéis un motivo para seguir con vida, decid un buen motivo y pagad un precio por ello"
Cuando aquellas palabras terminaron, sentí nuevamente mi cuerpo, aunque parecía muy pesado. Caí de rodillas al suelo y enfunde mis armas en mi espalda. apoye una de mis manos en el suelo mientras posaba mi vista en la oscuridad y la nada. Un fuerte sonido de destrucción provenía de la puerta. Todo era cierto, ya estaban aquí. De la nada, pude palpar algunos extraños y escamosos cuerpos moviéndose bajo de mi. Recorrían con saña y peligrosidad mis piernas y manos. Sus incesantes siseos me ponían los nervios de punta. Intente mantenerme inmóvil y respirar por lo mas bajo para no llamar su atención o alterar a aquellos seres rastreros.
Mi mente se alejo de todo aquello. Solo podía escuchar mi agitada respiración y los fuertes latidos de mi corazón en mi pecho. Alask continuaba luchando por salir, pero sin ningún resultado. Yo parecía haber abandonado ese lugar de algún modo. Mis ojos dibujaron aquella imagen una vez mas. El pequeño Johannes corría con todas sus fuerzas, a pesar del intenso dolor, para escapar de la muerte. Pero en esta ocasión, no estaría su tío para salvarle. Nadie podría ayudarlo. - ¿Me estaré resignando a morir? Resonó aquella pregunta en mi mente.
- Un motivo... Como un disparo de luz en medio de toda la oscuridad pude verla. - ¿Un motivo? Sonreí mientras cerraba los ojos para imaginar su imagen, su mirada y su voz pronunciando mi nombre. - jeje, es curioso... Hace algún tiempo no habría podido responder a eso. Volví a abrir los ojos y utilizando el resto de mis fuerzas, me puse de pie, volví a blandir mis katares y adopte mi posición de combate. - !Uno solo! Exclame con coraje y una profunda mirada. - Aunque por ahora parece imposible, !quiero un mañana con ella! y si el precio es luchar contra esos malditos, !pues que así sea! No podía ver nada y el terror continuaba presente, pero no moriría arrodillado y sin hacer nada. - !No seré un cobarde!
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Estaba cansada, hace frio y además hay demasiado viento y nieve para poder volar y en el viaje perdí mi último trozo de cuerda así que mi cabello va desatado y a merced del viento, pero de que me quejo el viaje valió la pena, conocí a personas muy amigables y otras no tanto tengo nuevos tesoros y entre ellos están la tinta y una pluma muy especial que me dio una amiga, además cace un conejo y tengo algo que cenar esta noche.
Me detengo en medio de las calles del poblado abandonado, por muchos años este lugar en ruinas y olvidado en la nieve, fue mi hogar y sigue siéndolo, camino entre sus ruinas y veo los alrededores el silencio abruma, eso me extrañaba, cualquiera creería que esta zona esta deshabitada en su totalidad, pero yo sé que no es cierto, las aves, los zorros, los conejos, los osos, los lobos y otros animales viven en lo que antes fueron calles bulliciosas, pero no escucho ningún sonido miro al cielo ya está atardeciendo, pero las nubes anuncian tormentas y no me dejaran ver el atardecer y el frio recorre mi piel, estoy acostumbrada a él pero hoy hace un frio que no había sentido en años, me ajusto más mi abrigo de piel de oso, es calientito pero si hace demasiado frio para ir a la intemperie, así que me dirijo a un muro en específico.
El ambiente se ve triste pero si miras de cerca veras la belleza de los copos de nieve al caer, aun así no puedo dejar de pensar en ese antiguo refrán( – si las aves al salir de los nidos, caen muertas de frio, corre y escóndete en tu hogar, que la muerte está por llegar –) pienso en el hasta llegar al muro aparto la nieve y encuentro una grieta y entro, aquí en los túneles hace menos frio pero es fácil perderse si no se tiene cuidado, la gran cantidad de túneles y pasillos secretos que se hicieron antes de que la ciudad callera, eran bastos y algunos peligrosos e inestables ya que debilitaron las estructuras de algunas casas haciendo que se hundan o se derrumben y otros se pudren dejando enormes huecos donde no se puede ver el fondo.
Es peligroso estaba consciente de eso, pero para mí siempre fue una aventura y pase la mayoría de mi infancia corriendo y jugando en esta red de túneles por lo que sabía a donde iba, empecé la marcha, recorrí varios pasillos, atravesé grietas e hice algunos equilibrios en los tablones que hacían de puente para algunos agujeros, tenía cuidado en cada paso que daba el hielo y la nieve han vuelto resbalosa la zona, doy otras vueltas por los pasillos hasta que llego en donde el camino se divide a la izquierda está el camino para ir a mi casa y a la derecha un camino algo inseguro ya que la estructura de la biblioteca se hunde por un enorme hueco debajo de ella, iba por el camino de la izquierda pero en eso escucho un ruido como el de una voz, en el camino de la derecha.
Me detengo un momento durando hacia donde ir, el de la izquierda es seguro pero en el de la derecha escuche una voz que puede ser de algún animal o de alguna persona y si necesitan ayuda me necesitaran, así que voy por la derecha, camino con cuidado y reviso el techo por ahora se ve sólido, camino y en los muros con un trocito de tiza voy haciendo dibujos de animales para no perderme, cuando llego a una parte del pasillo, aquí tengo más cuidado debajo de este túnel hay un enorme agujero y no quiero que se desmorone, doy otros pasos mis ojos apenas pueden ver algo y no veo a nadie, entonces escucho voces vienen de un muro, pego mi oído en los muros y escucho gritos como si suplicaran o confesaran algo, escucho más atentamente y eran sus motivos por vivir, parecían atrapados, me alarmo y empiezo a golpear las paredes, sé que en algún punto debe de estar la piedra partida, golpeo más y encuentro unos bloques que por el hielo se han estado quebrando, agarro mis guanteletes y con las navajas empiezo a romper los bloques y sacar la piedra con velocidad al final logre hacer un hueco donde cabe una persona adulta arrastrándose, miro por el hueco y veo a dos personas entonces les digo – rápido por aquí – mientras hacía señas con mi mano para que vinieran.
Me detengo en medio de las calles del poblado abandonado, por muchos años este lugar en ruinas y olvidado en la nieve, fue mi hogar y sigue siéndolo, camino entre sus ruinas y veo los alrededores el silencio abruma, eso me extrañaba, cualquiera creería que esta zona esta deshabitada en su totalidad, pero yo sé que no es cierto, las aves, los zorros, los conejos, los osos, los lobos y otros animales viven en lo que antes fueron calles bulliciosas, pero no escucho ningún sonido miro al cielo ya está atardeciendo, pero las nubes anuncian tormentas y no me dejaran ver el atardecer y el frio recorre mi piel, estoy acostumbrada a él pero hoy hace un frio que no había sentido en años, me ajusto más mi abrigo de piel de oso, es calientito pero si hace demasiado frio para ir a la intemperie, así que me dirijo a un muro en específico.
El ambiente se ve triste pero si miras de cerca veras la belleza de los copos de nieve al caer, aun así no puedo dejar de pensar en ese antiguo refrán( – si las aves al salir de los nidos, caen muertas de frio, corre y escóndete en tu hogar, que la muerte está por llegar –) pienso en el hasta llegar al muro aparto la nieve y encuentro una grieta y entro, aquí en los túneles hace menos frio pero es fácil perderse si no se tiene cuidado, la gran cantidad de túneles y pasillos secretos que se hicieron antes de que la ciudad callera, eran bastos y algunos peligrosos e inestables ya que debilitaron las estructuras de algunas casas haciendo que se hundan o se derrumben y otros se pudren dejando enormes huecos donde no se puede ver el fondo.
Es peligroso estaba consciente de eso, pero para mí siempre fue una aventura y pase la mayoría de mi infancia corriendo y jugando en esta red de túneles por lo que sabía a donde iba, empecé la marcha, recorrí varios pasillos, atravesé grietas e hice algunos equilibrios en los tablones que hacían de puente para algunos agujeros, tenía cuidado en cada paso que daba el hielo y la nieve han vuelto resbalosa la zona, doy otras vueltas por los pasillos hasta que llego en donde el camino se divide a la izquierda está el camino para ir a mi casa y a la derecha un camino algo inseguro ya que la estructura de la biblioteca se hunde por un enorme hueco debajo de ella, iba por el camino de la izquierda pero en eso escucho un ruido como el de una voz, en el camino de la derecha.
Me detengo un momento durando hacia donde ir, el de la izquierda es seguro pero en el de la derecha escuche una voz que puede ser de algún animal o de alguna persona y si necesitan ayuda me necesitaran, así que voy por la derecha, camino con cuidado y reviso el techo por ahora se ve sólido, camino y en los muros con un trocito de tiza voy haciendo dibujos de animales para no perderme, cuando llego a una parte del pasillo, aquí tengo más cuidado debajo de este túnel hay un enorme agujero y no quiero que se desmorone, doy otros pasos mis ojos apenas pueden ver algo y no veo a nadie, entonces escucho voces vienen de un muro, pego mi oído en los muros y escucho gritos como si suplicaran o confesaran algo, escucho más atentamente y eran sus motivos por vivir, parecían atrapados, me alarmo y empiezo a golpear las paredes, sé que en algún punto debe de estar la piedra partida, golpeo más y encuentro unos bloques que por el hielo se han estado quebrando, agarro mis guanteletes y con las navajas empiezo a romper los bloques y sacar la piedra con velocidad al final logre hacer un hueco donde cabe una persona adulta arrastrándose, miro por el hueco y veo a dos personas entonces les digo – rápido por aquí – mientras hacía señas con mi mano para que vinieran.
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Mi viaje había comenzado desde la Parte Oeste del Lago. Tras abandonar la sede del Gremio, oculta para todo aquel que ignorase dónde se ubicaba su entrada, me dirigí a un pueblo cercano donde alquilé un caballo y me armé de provisiones: alimento y agua para varios días. Apenas divisé las montañas sentí que sería un viaje difícil y más tarde comprobé tener la razón.
Un viento gélido me mecía sobre el lomo del equino, haciendo amagues de tirarme al suelo. En adición los copos de nieve se desplazaban frenéticamente por el aire obstruyendo mi visión y obligándome a detener el paso en reiteradas ocasiones.
Había elegido tomar un sendero que se extendía entre las montañas, rodeándolas. El viaje era más largo, pero también más seguro; lo último que deseaba era morir congelado en una montaña. Acampaba sobre suelo helado cada vez que el sol se escondía tras el contorno de las imponentes montañas y reanudaba la tediosa cabalgata con el amanecer.
“Solovino zarpitas”: ése era el ridículo nombre que habían elegido los cuidadores del caballo marrón. Un humano y un brujo que por poco incendia todo me habían ‘rentado’ el equino por apenas 10 aeros. Los ingenuos hombres parecían encantados por las monedas doradas, que no eran más que una miserable cantidad por llevarme su caballo y poner en riesgo dicha vida; en Lunargenta tal cosa tenía un precio superior a cien aeros. Pero claro, eran campesinos de un pueblo cuya existencia pasaba desapercibida por casi todos debido a lo modesto de la localidad, era sin duda un escenario del que pude sacar provecho fácilmente.
Pedí prestado un robusto tapado de piel a una anciana que vivía sola en su vieja cabaña. Bajo la faceta de ser un forastero perdido me inmiscuí en el hogar de la mujer y compartí con ella una infusión caliente junto a algunas rebanadas de pan seco. Al conocer la trágica historia que venía transitando; cuando le conté que me dirigía al norte a buscar a mi amada el corazón de la señora se llenó de compasión y me brindó ropajes, alimentos y provisiones variadas. Me hizo prometerle que Annabell y yo la visitaríamos una vez estuviésemos juntos.
Fue de lo más satisfactorio saber que caía en mis mentiras. Lo supe cuando pude ver ese brillo de alegría en sus ojos, de esperanza e incluso de ternura por lo que yo, el valeroso Tristán, estaba dispuesto a hacer por el amor de mi vida. La anciana se sentía solitaria y tal vez fue el hecho de ver esa manipulada chispa de amor en otros lo que la impulsó a ayudarme. De una manera u otra me encantaba saber que las emociones de las personas resultaban ser una debilidad que podía explotar fácilmente.
Cerca de las horas de la tarde divisé el Poblado Abandonado, famoso por ser la cicatriz de un conflicto bélico entre licántropos, vampiros y dragones. Si mi matemática no fallaba esa misma noche vería una luna nueva, exactamente de la misma manera que la noche que dejé a Vlad con la señora Thorrie; y no lo veía desde entonces. “¿Qué estará haciendo? ¿Cómo estará?” Me preguntaba extrañándolo y con cierto aire de preocupación.
Pero cada vez que me distraía siquiera un poco, una ventisca helada me empujaba de nuevo a la realidad. Antes de notarlo ya me encontraba en una de las plazas principales del pueblo.
Una densa niebla lo cubría todo, sin embargo la noche y día anteriores no había caído un solo copo de nieve, por lo que los caminos se encontraban relativamente despejados y el acceso a las calles del pueblo no resultó ser tan complicado.
Una pañoleta de Lunargenta cubría mi nariz y boca, dejando a la vista mis ojos únicamente. Llevaba puesta la armadura de cuero, la capa multibolsillos y el tapado de piel, pero en algunos momentos incluso todo ese ropaje no parecía ser suficiente para abrigarme del viento helado.
Un edificio cercano cautivó mi atención. A pesar de que mi visión estaba mermada por la niebla una estructura tan imponente como aquella no pasaba desapercibida. Me acerqué a la entrada, aún montado sobre Solovino Zarpitas, sin embargo lo que descubrí no fue para nada alentador. La puerta estaba derrumbada y parecía estar más frío dentro de la biblioteca que a la intemperie, donde el crepúsculo que precedía a la noche empezaba a hacer acto de presencia. Para ser una biblioteca víctima de la guerra, aún tenía muchísimos libros relativamente sanos, en amplios estantes polvorientos de madera tan vieja como resistente.
No podría explicar cómo si me lo preguntasen, pero con solo acercarme supe que las cosas no estaban bien. Por la falta de luz no lo había notado, pero al final de la sala se encontraba un trío de seres oscuros que indicaban la presencia de la mismísima muerte. Se giraron hacia mí y montados sobre sus caballos, tan negros como el alma de los que llevaban en su lomo, blandieron sus espadas. El tiempo pareció suceder un poco más lento cuando extendí ambos brazos en dirección a ellos para que, con la fuerza de la telequinesis, toda clase de objetos salieran despedidos hacia los jinetes.
Tiré de las riendas de Solovino Zarpitas para que este, que de por sí ya estaba muy inquieto, echara a correr a toda velocidad. Ya me había enfrentado a situaciones de vida o muerte en innumerables ocasiones, al punto que había aprendido a no temer a perder la vida, mas siquiera pensar en la idea de tener que enfrentarme a adversarios como los jinetes me infundía el peor de los terrores.
Igor me había encomendado encontrar a Johannes y salvarlo de un posible ataque por parte de Sión, traidor a la Hermandad; sin embargo ahora yo, que venía a salvarlo, era quien estaba necesitando ser salvado.
Off: Disculpe la demora, señor Master2. No se repetirá en el futuro.
Un viento gélido me mecía sobre el lomo del equino, haciendo amagues de tirarme al suelo. En adición los copos de nieve se desplazaban frenéticamente por el aire obstruyendo mi visión y obligándome a detener el paso en reiteradas ocasiones.
Había elegido tomar un sendero que se extendía entre las montañas, rodeándolas. El viaje era más largo, pero también más seguro; lo último que deseaba era morir congelado en una montaña. Acampaba sobre suelo helado cada vez que el sol se escondía tras el contorno de las imponentes montañas y reanudaba la tediosa cabalgata con el amanecer.
“Solovino zarpitas”: ése era el ridículo nombre que habían elegido los cuidadores del caballo marrón. Un humano y un brujo que por poco incendia todo me habían ‘rentado’ el equino por apenas 10 aeros. Los ingenuos hombres parecían encantados por las monedas doradas, que no eran más que una miserable cantidad por llevarme su caballo y poner en riesgo dicha vida; en Lunargenta tal cosa tenía un precio superior a cien aeros. Pero claro, eran campesinos de un pueblo cuya existencia pasaba desapercibida por casi todos debido a lo modesto de la localidad, era sin duda un escenario del que pude sacar provecho fácilmente.
Pedí prestado un robusto tapado de piel a una anciana que vivía sola en su vieja cabaña. Bajo la faceta de ser un forastero perdido me inmiscuí en el hogar de la mujer y compartí con ella una infusión caliente junto a algunas rebanadas de pan seco. Al conocer la trágica historia que venía transitando; cuando le conté que me dirigía al norte a buscar a mi amada el corazón de la señora se llenó de compasión y me brindó ropajes, alimentos y provisiones variadas. Me hizo prometerle que Annabell y yo la visitaríamos una vez estuviésemos juntos.
Fue de lo más satisfactorio saber que caía en mis mentiras. Lo supe cuando pude ver ese brillo de alegría en sus ojos, de esperanza e incluso de ternura por lo que yo, el valeroso Tristán, estaba dispuesto a hacer por el amor de mi vida. La anciana se sentía solitaria y tal vez fue el hecho de ver esa manipulada chispa de amor en otros lo que la impulsó a ayudarme. De una manera u otra me encantaba saber que las emociones de las personas resultaban ser una debilidad que podía explotar fácilmente.
Cerca de las horas de la tarde divisé el Poblado Abandonado, famoso por ser la cicatriz de un conflicto bélico entre licántropos, vampiros y dragones. Si mi matemática no fallaba esa misma noche vería una luna nueva, exactamente de la misma manera que la noche que dejé a Vlad con la señora Thorrie; y no lo veía desde entonces. “¿Qué estará haciendo? ¿Cómo estará?” Me preguntaba extrañándolo y con cierto aire de preocupación.
Pero cada vez que me distraía siquiera un poco, una ventisca helada me empujaba de nuevo a la realidad. Antes de notarlo ya me encontraba en una de las plazas principales del pueblo.
Una densa niebla lo cubría todo, sin embargo la noche y día anteriores no había caído un solo copo de nieve, por lo que los caminos se encontraban relativamente despejados y el acceso a las calles del pueblo no resultó ser tan complicado.
Una pañoleta de Lunargenta cubría mi nariz y boca, dejando a la vista mis ojos únicamente. Llevaba puesta la armadura de cuero, la capa multibolsillos y el tapado de piel, pero en algunos momentos incluso todo ese ropaje no parecía ser suficiente para abrigarme del viento helado.
Un edificio cercano cautivó mi atención. A pesar de que mi visión estaba mermada por la niebla una estructura tan imponente como aquella no pasaba desapercibida. Me acerqué a la entrada, aún montado sobre Solovino Zarpitas, sin embargo lo que descubrí no fue para nada alentador. La puerta estaba derrumbada y parecía estar más frío dentro de la biblioteca que a la intemperie, donde el crepúsculo que precedía a la noche empezaba a hacer acto de presencia. Para ser una biblioteca víctima de la guerra, aún tenía muchísimos libros relativamente sanos, en amplios estantes polvorientos de madera tan vieja como resistente.
No podría explicar cómo si me lo preguntasen, pero con solo acercarme supe que las cosas no estaban bien. Por la falta de luz no lo había notado, pero al final de la sala se encontraba un trío de seres oscuros que indicaban la presencia de la mismísima muerte. Se giraron hacia mí y montados sobre sus caballos, tan negros como el alma de los que llevaban en su lomo, blandieron sus espadas. El tiempo pareció suceder un poco más lento cuando extendí ambos brazos en dirección a ellos para que, con la fuerza de la telequinesis, toda clase de objetos salieran despedidos hacia los jinetes.
Tiré de las riendas de Solovino Zarpitas para que este, que de por sí ya estaba muy inquieto, echara a correr a toda velocidad. Ya me había enfrentado a situaciones de vida o muerte en innumerables ocasiones, al punto que había aprendido a no temer a perder la vida, mas siquiera pensar en la idea de tener que enfrentarme a adversarios como los jinetes me infundía el peor de los terrores.
Igor me había encomendado encontrar a Johannes y salvarlo de un posible ataque por parte de Sión, traidor a la Hermandad; sin embargo ahora yo, que venía a salvarlo, era quien estaba necesitando ser salvado.
Off: Disculpe la demora, señor Master2. No se repetirá en el futuro.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
"Motivos débiles... el amor es la mayor debilidad de los mortales. No son motivos por lo que valga la pena que salgáis con vida, Alask, licántropo del norte y Johannes, el asesino. Has arrebatado vidas, te has burlado y sigues órdenes de asesinos. No eres más que un soldado manipulable. Y tú Alask, no temes a la muerte, y por ello sólo cerraras tus ojos sin dolor, y dormirás para siempre. Ambos lo harán..."
El sonido de la brisa se hizo más intenso y los estantes comenzaron a tambalearse, y en cualquier momento provocaban un efecto dominó que caería sobre la puerta. Sin embargo, cuando esto ocurrió, la puerta detrás de ellos se abrió. Las llamas de las antorchas volvieron a encenderse de un tono rojizo.
Detrás de la puerta que se abrió de par en par, y la polea crujió con fuerza. Fue como si unos gigantes la hubieses abierto, había una sala más y luego unas escaleras, la primera que habían visto al ingresar a la biblioteca.
-¡Reb no puede ir por allí niña!-exclamó Alask mirando a su perro. Se había levantado, pero sudaba y el cansancio parecía que lo derrumbaría en cualquier momento. Miró a todos lados. La voz ya no estaba y el viento se había esfumado. Los estantes quedaron en un mismo lugar.
Por la entrada donde había ingresado, apareció una figura similar a los jinetes, pero ésta flotaba sobre el suelo o parecía mas bien, volar. Era veloz y despedía un frío inmenso su paso, además de congelar todo a su paso. El hielo se movía consigo. Se elevó desde la entrada al tiempo que Alask gritó.
-¡Corred a la salida! ¡No importa donde, pero corred! ¡Vamos Reb!-detuvo sus pasos, y miró a Joahnnes y hacia donde estaba la grieta en el muro-Yo no dejaré a Reb...-
Sin embargo, la niña sentiría una garra aferrando su hombre, una mano helada, con un olor putrefacto.
Por otro lado, el brujo peliblanco Nafen, se vería perseguido por dos de los jinetes, mientras que uno había decidido volver sosbre sus pasos y consiguió derrumbar la puerta por donde Alask y Reb tenían pensado salir.
Estaban atrapados. Deberían armar alguna estrategia para engañar a los jinetes y escapar de allí.
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Apreté los dientes con fuerza y sujete mis katares con firmeza. Me preparaba para combatir contra un enemigo al cual, aun no conocía sus limites o capacidades pero estaba claro que encontraría la muerte en este combate. Aquella extraña y misteriosa voz, reanudo su charla con algunas despreciables declaraciones.
Fruncí el seño y lance un corte al aire mientras daba un paso hacia adelante. - ¡¿Que no valen la pena?! ¡Tu no sabes nada de la vida de un mortal! ¿Realmente pretendías salvarnos o burlarte de nosotros..? No sabia con quien o a que le estaba hablando, pero no permitiría que nos juzgara de esa forma. La brisa se agito violentamente sacudiendo el polvo del lugar. Protegí mis ojos con mi antebrazo y escuche un fuerte estruendo al otro lado de la cámara. Las antorchas volvieron a encenderse. Baje mi brazo para ver lo que sucedía y para mi sorpresa, la puerta tras de mi se abrió de forma inexplicable.
Eche un nuevo vistazo al lugar antes de cualquier otra reacción. Nunca me percate de una nueva presencia pero ahí estaba. Una niña había salido de no sé donde, se había abierto camino hasta aquí y nos llamaba para escapar. - ¿Quien demonios eres tu? Pregunte confundido. era muy extraño el ver a una niña de ese aspecto merodeando en un lugar tan desolado y peligroso como este. Como fuera, si había llegado hasta nosotros, posiblemente conocería alguna salida, sin embargo, Alask se negó a acompañarla alegando que su lobo, Reb, no podría avanzar por ese camino.
Sortee una mirada entre ambos para tomar mi decisión. Estaba claro, no podía dejar solo al joven y a su lobo. Enfunde mis katares y dirigí la mirada hacia la recién llegada.- Jovencita, si realmente quieres ayudarnos, acompáñanos, te aseguro que encontraremos una forma de escapar todos juntos. Dije mientras extendía mi mano como señal de confianza hacia ella.
Al otro lado de la habitación, apareció aquel extraño ser que continuaba con nuestra persecución. El frió invadió de forma abrupta la atmósfera, haciendo temblar la carne y los huesos de los presentes. Nos siguiera la niña o no, me aproxime hacia Alask para intentar ayudarlo a levantarse. - Alask, ¿Tienes idea de lo que ha sido aquella extraña brisa y esa misteriosa voz? Aunque necesitaba alguna respuesta, no me importaría si de momento no la hubiera. La puerta se había abierto y quizás ahora tendríamos alguna oportunidad para escapar.
Era probable que los jinetes continuaran afuera esperándonos, pero debíamos arriesgarnos a evadirles y salir de ahí. - Todos, de prisa! Justo cuando nos preparábamos a cruzar la puerta, esta fue derribada por uno de los jinetes. Estábamos acorralados, debíamos pensar en algo rápido. Lleve mi mano hasta una de mis bombas de humo y la sujete con fuerza. - No estoy seguro si esto funcione, pero algo debemos hacer... Dije en un tono bajo, intentando darme algún tipo de aliento. No espere más, lance la bomba de humo justo a los pies del jinete ara intentar confundirlo y darnos alguna oportunidad para el escape.
"Motivos débiles... el amor es la mayor debilidad de los mortales. No son motivos por lo que valga la pena que salgáis con vida, Alask, licántropo del norte y Johannes, el asesino. Has arrebatado vidas, te has burlado y sigues órdenes de asesinos. No eres más que un soldado manipulable. Y tú Alask, no temes a la muerte, y por ello sólo cerraras tus ojos sin dolor, y dormirás para siempre. Ambos lo harán..."
Fruncí el seño y lance un corte al aire mientras daba un paso hacia adelante. - ¡¿Que no valen la pena?! ¡Tu no sabes nada de la vida de un mortal! ¿Realmente pretendías salvarnos o burlarte de nosotros..? No sabia con quien o a que le estaba hablando, pero no permitiría que nos juzgara de esa forma. La brisa se agito violentamente sacudiendo el polvo del lugar. Protegí mis ojos con mi antebrazo y escuche un fuerte estruendo al otro lado de la cámara. Las antorchas volvieron a encenderse. Baje mi brazo para ver lo que sucedía y para mi sorpresa, la puerta tras de mi se abrió de forma inexplicable.
Eche un nuevo vistazo al lugar antes de cualquier otra reacción. Nunca me percate de una nueva presencia pero ahí estaba. Una niña había salido de no sé donde, se había abierto camino hasta aquí y nos llamaba para escapar. - ¿Quien demonios eres tu? Pregunte confundido. era muy extraño el ver a una niña de ese aspecto merodeando en un lugar tan desolado y peligroso como este. Como fuera, si había llegado hasta nosotros, posiblemente conocería alguna salida, sin embargo, Alask se negó a acompañarla alegando que su lobo, Reb, no podría avanzar por ese camino.
Sortee una mirada entre ambos para tomar mi decisión. Estaba claro, no podía dejar solo al joven y a su lobo. Enfunde mis katares y dirigí la mirada hacia la recién llegada.- Jovencita, si realmente quieres ayudarnos, acompáñanos, te aseguro que encontraremos una forma de escapar todos juntos. Dije mientras extendía mi mano como señal de confianza hacia ella.
Al otro lado de la habitación, apareció aquel extraño ser que continuaba con nuestra persecución. El frió invadió de forma abrupta la atmósfera, haciendo temblar la carne y los huesos de los presentes. Nos siguiera la niña o no, me aproxime hacia Alask para intentar ayudarlo a levantarse. - Alask, ¿Tienes idea de lo que ha sido aquella extraña brisa y esa misteriosa voz? Aunque necesitaba alguna respuesta, no me importaría si de momento no la hubiera. La puerta se había abierto y quizás ahora tendríamos alguna oportunidad para escapar.
Era probable que los jinetes continuaran afuera esperándonos, pero debíamos arriesgarnos a evadirles y salir de ahí. - Todos, de prisa! Justo cuando nos preparábamos a cruzar la puerta, esta fue derribada por uno de los jinetes. Estábamos acorralados, debíamos pensar en algo rápido. Lleve mi mano hasta una de mis bombas de humo y la sujete con fuerza. - No estoy seguro si esto funcione, pero algo debemos hacer... Dije en un tono bajo, intentando darme algún tipo de aliento. No espere más, lance la bomba de humo justo a los pies del jinete ara intentar confundirlo y darnos alguna oportunidad para el escape.
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Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Aunque el agujero que había echo podía ser una vía de escape el joven de cabello negro no quería salir por ahí, tenía un lobo y él se negaba a dejarlo solo, lo amaba, creí que no habría otra salida para lo que pensé que era un derrumbe pero no, no era un derrumbe era algo mucho peor.
Con tan solo mirar un poco más de tiempo pude ver como las puertas al otro lado de la pared se abrían de par en par y entraba el mismo retrato de la desesperación y la tristeza antes de morir congelado, era una imagen aterradora y triste a la vez, era una imagen ver aquel rostro que me trajo recuerdos de días pasado, de días felices en la nieve y el último suspiro del más grande de todos los héroes que hayan existido, pero no pude contemplar mucho más tiempo ese rostro tan siniestro más tiempo, por que sentí como si una mano helada agarrada mi hombro derecho y un olor putrefacto llenaba el ambiente al girar mi cabeza para ver lo que había hay, casi no creo lo que ven mis ojos.
<< caminaba como otros días por los confines de mi pequeño mundo, jugando al ser la heroína del cuento que el abuelo me leyó esa noche. Mientras caminaba por mi pequeño mundo encontré una paloma moribunda tendida en la nieve, la recogí y la lleve a casa y aunque cuide de ella, su pequeño cuerpo no resistió el beso de la muerte, esa noche me sentí muy triste pero el abuelo se quedó a mi lado y me explico que estas cosas pasaban y eran tanto necesarias como inevitables. La paloma se convertiría en plantas, plantas que comen los insectos e insectos que se comen las aves y el circulo seguía para siempre, por eso no temas de la muerte y no llores jovencita siempre hay una sonrisa en alguna parte. >>
Era una sombra tenebrosa y oscura una figura podrida de algún guerrero muerto en plena batalla tenía miedo con solo verlo y casi me desmayo del susto pero no podía hacer eso, le miró fijamente a la cara, el espectro me aprieta más el hombro y su mirada se clava en la mía y la veo, una pequeña chispa del recuerdo y la tristeza de los días en que cayo esta ciudad, extiendo mi mano no paraba de temblar no sabía si por el frio o el miedo pero el espectro va soltándome y me deja un anillo de cobre en la mano y desapareciendo casi al instante, miró fijamente el anillo y tenía gravado en el (Mery) casi me echo a llorar si no fuera por el peligro que representaban los jinetes tanto para nosotros como los que habitan y descansan aquí, la gente no suele poder ver estos pequeños detalles, pero yo me fijo más de lo que me dicen mis ojos y mi corazón.
Guardo rapiro el anillo en mi bolsa, no quiero perder el tesoro de esa persona y entro por el agujero que hice para ir con los otros tipos al llegar junto a ellos el de cabello blanco lanzo una bomba de humo hacia donde estaba el jinete no estoy segura si lo distrajo lo suficiente pero el hielo que creo ese tipo puede ser de utilidad, me enrollo en mi abrigo y me deslizo debajo del jinete hasta salir de esa habitación, no sé si fue lo suficiente para poder levantarme y huir.
Con tan solo mirar un poco más de tiempo pude ver como las puertas al otro lado de la pared se abrían de par en par y entraba el mismo retrato de la desesperación y la tristeza antes de morir congelado, era una imagen aterradora y triste a la vez, era una imagen ver aquel rostro que me trajo recuerdos de días pasado, de días felices en la nieve y el último suspiro del más grande de todos los héroes que hayan existido, pero no pude contemplar mucho más tiempo ese rostro tan siniestro más tiempo, por que sentí como si una mano helada agarrada mi hombro derecho y un olor putrefacto llenaba el ambiente al girar mi cabeza para ver lo que había hay, casi no creo lo que ven mis ojos.
<< caminaba como otros días por los confines de mi pequeño mundo, jugando al ser la heroína del cuento que el abuelo me leyó esa noche. Mientras caminaba por mi pequeño mundo encontré una paloma moribunda tendida en la nieve, la recogí y la lleve a casa y aunque cuide de ella, su pequeño cuerpo no resistió el beso de la muerte, esa noche me sentí muy triste pero el abuelo se quedó a mi lado y me explico que estas cosas pasaban y eran tanto necesarias como inevitables. La paloma se convertiría en plantas, plantas que comen los insectos e insectos que se comen las aves y el circulo seguía para siempre, por eso no temas de la muerte y no llores jovencita siempre hay una sonrisa en alguna parte. >>
Era una sombra tenebrosa y oscura una figura podrida de algún guerrero muerto en plena batalla tenía miedo con solo verlo y casi me desmayo del susto pero no podía hacer eso, le miró fijamente a la cara, el espectro me aprieta más el hombro y su mirada se clava en la mía y la veo, una pequeña chispa del recuerdo y la tristeza de los días en que cayo esta ciudad, extiendo mi mano no paraba de temblar no sabía si por el frio o el miedo pero el espectro va soltándome y me deja un anillo de cobre en la mano y desapareciendo casi al instante, miró fijamente el anillo y tenía gravado en el (Mery) casi me echo a llorar si no fuera por el peligro que representaban los jinetes tanto para nosotros como los que habitan y descansan aquí, la gente no suele poder ver estos pequeños detalles, pero yo me fijo más de lo que me dicen mis ojos y mi corazón.
Guardo rapiro el anillo en mi bolsa, no quiero perder el tesoro de esa persona y entro por el agujero que hice para ir con los otros tipos al llegar junto a ellos el de cabello blanco lanzo una bomba de humo hacia donde estaba el jinete no estoy segura si lo distrajo lo suficiente pero el hielo que creo ese tipo puede ser de utilidad, me enrollo en mi abrigo y me deslizo debajo del jinete hasta salir de esa habitación, no sé si fue lo suficiente para poder levantarme y huir.
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Solovino Zarpitas galopaba a toda velocidad, aterrorizado por el dúo de jinetes que a unos metros más atrás pretendía alcanzarnos. Viramos en una calle de pedregullo donde claramente se notaban los rasgos de una ya extinta burguesía, de la época previa a la guerra que arrasó con la localidad.
Los edificios se encontraban envueltos en mugre y humedad, quedando las que antes eran paredes blancas teñidas de un oscuro marrón negruzco. Algunos edificios se encontraban en situaciones deplorables, brindando la sensación de que caerían ante el más mínimo tacto a pesar de resultar ser de gran fortaleza.
Las herraduras producían un eco que se perdía en la lejanía cada vez que chocaban contra la piedra del camino. Mis reiterados intentos de atacar a los jinetes lanzando por medio de magia objetos a mí alrededor habían sido fallidos, pues los jinetes contaban con los medios para eludir cualquier ofensiva.
Mi caballo se encontraba agitado, aterrorizado y muy inquieto. Debía perder a los adversos seres cuanto antes para así encontrar a mi compañero; Johannes podía encontrarse enfrentando a un enemigo como aquel que me seguía, o aún peor: cabía la posibilidad de que Sión lo hubiese encontrado antes que yo.
Con el afán de perderme de vista tiré de las riendas del caballo una vez nos acercamos a una esquina para que el equino entonces virara hacia el camino que se abría a mi lado derecho. En cuestión de segundos los jinetes imitaron nuestro accionar. Ellos parecían acelerar cada vez más, y las distancias que nos separaban se desvanecían de a poco, por lo que opté por girar en todas las esquinas que me resultara posible, haciendo que mi trayectoria fuese más impredecible.
Para ralentizar el paso de los seres oscuros obstruía su camino con escombros a través de la telequinesis; los jinetes podían evadir estos obstáculos, más no podían hacerlo sin que su velocidad se viese mermada.
Una vez más, giré en una de las esquinas del arcano Poblado Abandonado y al hacerlo divisé a decenas de metros, en la entrada de un callejón, un montón de cajas apiladas. Ello quizás sería suficiente para esconderme de los jinetes durante el tiempo suficiente para escapar.
Antes de que los jinetes viraran hacia mi posición, un par de extensas telas de colores oscuros y opacos se vieron sometidas bajo la magia telequinética, alzando vuelo y bloqueando el campo de visión de los jinetes. Ahora no podrían verme, sólo oírme.
Altamente nervioso bajé del caballo, pinchándole levemente con mi daga en una de sus nalgas para que así echara a correr mientras yo me escondía detrás de la pila de cajas. Las telas comenzaron a ceder ante la gravedad y cayeron flameando al suelo cuando dejé de usar mi magia sobre ellas. Solovino Zarpitas corría desesperado, aún escuchaba el sonido de sus herraduras chocar contra el pedregullo. Esperaba que aquél simple intento fuese suficiente para despistar a los temidos jinetes.
Los edificios se encontraban envueltos en mugre y humedad, quedando las que antes eran paredes blancas teñidas de un oscuro marrón negruzco. Algunos edificios se encontraban en situaciones deplorables, brindando la sensación de que caerían ante el más mínimo tacto a pesar de resultar ser de gran fortaleza.
Las herraduras producían un eco que se perdía en la lejanía cada vez que chocaban contra la piedra del camino. Mis reiterados intentos de atacar a los jinetes lanzando por medio de magia objetos a mí alrededor habían sido fallidos, pues los jinetes contaban con los medios para eludir cualquier ofensiva.
Mi caballo se encontraba agitado, aterrorizado y muy inquieto. Debía perder a los adversos seres cuanto antes para así encontrar a mi compañero; Johannes podía encontrarse enfrentando a un enemigo como aquel que me seguía, o aún peor: cabía la posibilidad de que Sión lo hubiese encontrado antes que yo.
Con el afán de perderme de vista tiré de las riendas del caballo una vez nos acercamos a una esquina para que el equino entonces virara hacia el camino que se abría a mi lado derecho. En cuestión de segundos los jinetes imitaron nuestro accionar. Ellos parecían acelerar cada vez más, y las distancias que nos separaban se desvanecían de a poco, por lo que opté por girar en todas las esquinas que me resultara posible, haciendo que mi trayectoria fuese más impredecible.
Para ralentizar el paso de los seres oscuros obstruía su camino con escombros a través de la telequinesis; los jinetes podían evadir estos obstáculos, más no podían hacerlo sin que su velocidad se viese mermada.
Una vez más, giré en una de las esquinas del arcano Poblado Abandonado y al hacerlo divisé a decenas de metros, en la entrada de un callejón, un montón de cajas apiladas. Ello quizás sería suficiente para esconderme de los jinetes durante el tiempo suficiente para escapar.
Antes de que los jinetes viraran hacia mi posición, un par de extensas telas de colores oscuros y opacos se vieron sometidas bajo la magia telequinética, alzando vuelo y bloqueando el campo de visión de los jinetes. Ahora no podrían verme, sólo oírme.
Altamente nervioso bajé del caballo, pinchándole levemente con mi daga en una de sus nalgas para que así echara a correr mientras yo me escondía detrás de la pila de cajas. Las telas comenzaron a ceder ante la gravedad y cayeron flameando al suelo cuando dejé de usar mi magia sobre ellas. Solovino Zarpitas corría desesperado, aún escuchaba el sonido de sus herraduras chocar contra el pedregullo. Esperaba que aquél simple intento fuese suficiente para despistar a los temidos jinetes.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Los jinetes que perseguían a Nafen se detuvieron a la entrada del callejón por donde había entrado, y observaron como su caballo se retiraba. Giraron su cabeza unos momentos a la misma vez observándolo irse, mientras que delante de ellos, unas telas y objetos elevados por la telekinesis parecían querer obstaculizarles. Volvieron la vista al frente al mismo tiempo, alzando la mano enguantada en cuero negro y armadura de metal que relucía brillante ante la luz de la noche, y como si se tratase de magia, las cosas se detuvieron en el aire, congelándose de pronto para luego resquebrajarse y car hechos trizas como una copa al estrellarse en el suelo.
Bajaron de sus corceles, y el peso de sus armaduras cayó con ellos al posar los pies en la tierra. Los animales espectrales permanecieron sin moverse, más sí relincharon y el vaho escapó de sus hocicos. Un olor a azufre desprendían estos. Empezaron a andar hacia hacia el callejón, dispuesto a acabar con ese mortal que intentaba burlarse de ellos. Bajo sus pies, una capa de hielo cubría en suelo con cada paso que daban, y pronto alcanzaría al brujo si no lograba escapar.
Alask llamó Reb una vez más, y corrió a donde la niña se encontraba mientras exclamaba.
-Esa voz... ha sido una especie de hechizo que protege los secretos de este lugar, pero no saldremos impune de esto. Algo ocurrirá, pero debemos correr ahora y escapar antes de que decida matarnos ahora-tendió la mano a la pequeña dispuesta a ayudarla a correr- ¡Ahora! ¡Corred maldita sea!-gritó cuando vio a Johannes lanzar la bomba de humo que se esparció por toda la sala, llenando de una densa oscuridad negra.
-Espero que no sea con somnífero...-gruñó mientras llegaban a la puerta de salida de esa sala y tenía otra donde no se podía ver absolutamente nada, y la escalera hacia la luz del hall de entrada-¡Por allí! ¡Apresuráos!-apremió. Reb los seguía.
El jinete se había desconcertado un poco con la bomba de humo pero hizo relinchar sobre sus patas al caballo, y dispuesto a ir por sus presas a toda velocidad.
Cuando llegaran a la entrada, verían la puerta destrozada junto a la escalera. Habría que correr, correr como nunca hicieron en sus vidas. Tenía la plaza, una calle, calles a ambos costados del lugar, y muchos edificios en ruinas. Una niebla blanca cubría todo,. producto del mismo frío y los jinetes pisaban los talones a los aventureros...
Que no pasen más de 24 hs después de cada respuesta a partir de este lunes o empezaré los castigos.
Bajaron de sus corceles, y el peso de sus armaduras cayó con ellos al posar los pies en la tierra. Los animales espectrales permanecieron sin moverse, más sí relincharon y el vaho escapó de sus hocicos. Un olor a azufre desprendían estos. Empezaron a andar hacia hacia el callejón, dispuesto a acabar con ese mortal que intentaba burlarse de ellos. Bajo sus pies, una capa de hielo cubría en suelo con cada paso que daban, y pronto alcanzaría al brujo si no lograba escapar.
Alask llamó Reb una vez más, y corrió a donde la niña se encontraba mientras exclamaba.
-Esa voz... ha sido una especie de hechizo que protege los secretos de este lugar, pero no saldremos impune de esto. Algo ocurrirá, pero debemos correr ahora y escapar antes de que decida matarnos ahora-tendió la mano a la pequeña dispuesta a ayudarla a correr- ¡Ahora! ¡Corred maldita sea!-gritó cuando vio a Johannes lanzar la bomba de humo que se esparció por toda la sala, llenando de una densa oscuridad negra.
-Espero que no sea con somnífero...-gruñó mientras llegaban a la puerta de salida de esa sala y tenía otra donde no se podía ver absolutamente nada, y la escalera hacia la luz del hall de entrada-¡Por allí! ¡Apresuráos!-apremió. Reb los seguía.
El jinete se había desconcertado un poco con la bomba de humo pero hizo relinchar sobre sus patas al caballo, y dispuesto a ir por sus presas a toda velocidad.
Cuando llegaran a la entrada, verían la puerta destrozada junto a la escalera. Habría que correr, correr como nunca hicieron en sus vidas. Tenía la plaza, una calle, calles a ambos costados del lugar, y muchos edificios en ruinas. Una niebla blanca cubría todo,. producto del mismo frío y los jinetes pisaban los talones a los aventureros...
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Pista: escapen de los jinetes.Que no pasen más de 24 hs después de cada respuesta a partir de este lunes o empezaré los castigos.
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
La bomba había dado en el blanco y cumplía a cierto grado con su cometido. Si bien no lo distraería durante mucho, podríamos aprovechar la oportunidad para deslizarnos por el lado de la maldita criatura y proseguir con el escape. A la voz de Alask, todos corrimos como si no hubiese un mañana y así podría ser si no nos dábamos prisa. Ingrese en la cortina de humo que envolvía al jinete y pronto pude atravesarla para ver la salida y la escalera destruida que antes habíamos pasado. - Así que esta es la puerta que se mantenía sellada. Rápido, a la salida!
Algo no me gustaba, si bien dejábamos atrás a uno de los jinetes y mi memoria no fallaba, me parecía que habían tres de ellos y no solo uno. - Tengan cuidado, falta un par de ellos y es probable que los encontremos afuera. Dije para advertir a mis compañeros. Me adelante al joven y a la niña para llegar hasta la calle y echar un vistazo para asegurarme de que no habría mas peligro ahí.
Los grandes y casi destruidos edificios, que alguna vez habrían rebosado en calor y vida, permanecían callados, con un aire de desolador silencio y sus semblantes de fachadas gastadas y sucias. Sus ventanales parecían ojos vacíos y oscuros que permanecían quietos ante nuestros movimientos y se burlaban en voz baja mientras notaban nuestro predicamento y como corríamos desesperadamente en el intento por salvaguardar nuestras vidas.
Me detuve y mire en todas direcciones rápidamente mientras ideaba por donde seria lo mejor escapar. Por alguna razón, aunque la niebla seguía entorpeciendo la vista, afuera parecía no haber peligro. Pero a lo lejos, podían ser escuchados los golpes de cascos sobre los adoquines. - Algo debió haber llamado su atención y probablemente fueron tras él. Pensé en voz baja
Fuese lo que fuese, debíamos aprovechar aquella distracción y retirarnos cuanto antes del peligro. Aun teníamos a uno persiguiéndonos y mientras el contara con un caballo para ir tras nosotros, probablemente tendría la ventaja para alcanzarnos.
- Rápido, aparentemente no hay peligro. Sugiero que continuemos por la calle de la derecha y encontremos alguna forma de ocultarnos o salir de su alcance cuanto antes.
Algo no me gustaba, si bien dejábamos atrás a uno de los jinetes y mi memoria no fallaba, me parecía que habían tres de ellos y no solo uno. - Tengan cuidado, falta un par de ellos y es probable que los encontremos afuera. Dije para advertir a mis compañeros. Me adelante al joven y a la niña para llegar hasta la calle y echar un vistazo para asegurarme de que no habría mas peligro ahí.
Los grandes y casi destruidos edificios, que alguna vez habrían rebosado en calor y vida, permanecían callados, con un aire de desolador silencio y sus semblantes de fachadas gastadas y sucias. Sus ventanales parecían ojos vacíos y oscuros que permanecían quietos ante nuestros movimientos y se burlaban en voz baja mientras notaban nuestro predicamento y como corríamos desesperadamente en el intento por salvaguardar nuestras vidas.
Me detuve y mire en todas direcciones rápidamente mientras ideaba por donde seria lo mejor escapar. Por alguna razón, aunque la niebla seguía entorpeciendo la vista, afuera parecía no haber peligro. Pero a lo lejos, podían ser escuchados los golpes de cascos sobre los adoquines. - Algo debió haber llamado su atención y probablemente fueron tras él. Pensé en voz baja
Fuese lo que fuese, debíamos aprovechar aquella distracción y retirarnos cuanto antes del peligro. Aun teníamos a uno persiguiéndonos y mientras el contara con un caballo para ir tras nosotros, probablemente tendría la ventaja para alcanzarnos.
- Rápido, aparentemente no hay peligro. Sugiero que continuemos por la calle de la derecha y encontremos alguna forma de ocultarnos o salir de su alcance cuanto antes.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El chico del lobo agarro mi mano y me jalo hacia la salida de la biblioteca mientras el jinete estaba distraído por la bomba de humo corrimos por la biblioteca hacia su entrada pero al ver su alrededor me sorprendió la cantidad de destrozos que habían hecho estos chicos en la biblioteca, hasta destruyeron las escaleras y un centenar de estanterías que estaba reparando, seguramente cuando acabe todo esto voy a estar furiosa, pero na hay tiempo corrimos hasta llegar a la puerta, que también habían destruido al mirar en las calles el lugar estaba cubierto por una espesa niebla blanca, para mí el paisaje se veía hermoso la niebla resaltaba con la frágil nevada que estaba pasando y los primeros rayos de la luna atravesó de las nubes de tormenta hacían del paisaje un precioso cuadro que tendré que dibujar algún día.
Si no fuera por el peligro que corremos ahora estaría jugando en la nieve el chico de cabello blanco mira también a los alrededores y exclama - Tengan cuidado, falta un par de ellos y es probable que los encontremos afuera. – ¿faltaban? Esto se ponía cada vez peor.
- Rápido, aparentemente no hay peligro. Sugiero que continuemos por la calle de la derecha y encontremos alguna forma de ocultarnos o salir de su alcance cuanto antes.
Pensé en esa opción por un segundo y el camino de la derecha no era una buena opción el camino era muy despejado y los escondites más cercanos estaban lejos por lo que tardaríamos demasiado en llegar a un lugar seguro, entonces me volteo a la izquierda la zona es estrecha y se ve realmente peligroso pero hay suficientes escondites y anexos a los túneles para huir, miro a los chicos y les digo – no es por aquí – con mi mano señalo el camino de la izquierda y jalo un poco la mono del chico para decirle que este era el camino correcto luego se la suelto de inmediato el jinete venía detrás de nosotros y no había tiempo que perder explicando, miro al lobo del chico a los ojos el sabía que este era mi territorio y con solo verme el lobo sabía exactamente que hacer se voltea de nuevo a su dueño y me viene siguiendo pero a paso con el que su dueño pueda seguirlo el pequeño era muy listo.
Corro muy rápido y cuando llegamos a los edificios del camino de la izquierda entro a los destrozados y en ruinas hay un montón de tabiques y piedras que estorban el camino pero para mí y el lobo no hay problema ya que somos pequeños el lobo se queda unos pasos atrás y ya no puedo verlo pero él sabe mi aroma y sabrá por donde ir al final del camino parece que no hay salida pero hay una grieta enorme formada por los muros destruidos del edificio que por fuera se ven demasiado peligrosos pero yo los conozco entro y paso por unas grietas a la izquierda si voy en línea recta por este mismo camino podría caer al vacío hace que me detengo y me muevo a la derecha aquí hay otro camino que conduce a unos túneles que conozco muy bien.
Si no fuera por el peligro que corremos ahora estaría jugando en la nieve el chico de cabello blanco mira también a los alrededores y exclama - Tengan cuidado, falta un par de ellos y es probable que los encontremos afuera. – ¿faltaban? Esto se ponía cada vez peor.
- Rápido, aparentemente no hay peligro. Sugiero que continuemos por la calle de la derecha y encontremos alguna forma de ocultarnos o salir de su alcance cuanto antes.
Pensé en esa opción por un segundo y el camino de la derecha no era una buena opción el camino era muy despejado y los escondites más cercanos estaban lejos por lo que tardaríamos demasiado en llegar a un lugar seguro, entonces me volteo a la izquierda la zona es estrecha y se ve realmente peligroso pero hay suficientes escondites y anexos a los túneles para huir, miro a los chicos y les digo – no es por aquí – con mi mano señalo el camino de la izquierda y jalo un poco la mono del chico para decirle que este era el camino correcto luego se la suelto de inmediato el jinete venía detrás de nosotros y no había tiempo que perder explicando, miro al lobo del chico a los ojos el sabía que este era mi territorio y con solo verme el lobo sabía exactamente que hacer se voltea de nuevo a su dueño y me viene siguiendo pero a paso con el que su dueño pueda seguirlo el pequeño era muy listo.
Corro muy rápido y cuando llegamos a los edificios del camino de la izquierda entro a los destrozados y en ruinas hay un montón de tabiques y piedras que estorban el camino pero para mí y el lobo no hay problema ya que somos pequeños el lobo se queda unos pasos atrás y ya no puedo verlo pero él sabe mi aroma y sabrá por donde ir al final del camino parece que no hay salida pero hay una grieta enorme formada por los muros destruidos del edificio que por fuera se ven demasiado peligrosos pero yo los conozco entro y paso por unas grietas a la izquierda si voy en línea recta por este mismo camino podría caer al vacío hace que me detengo y me muevo a la derecha aquí hay otro camino que conduce a unos túneles que conozco muy bien.
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Mi intento de escape había sido inútil. "¿Brujos?" me preguntaba mientras retrocedía al ver que se acercaban. La magia del hielo emanaba de su cuerpo, como si este último no fuese lo suficientemente fuerte para contener tan inmenso poder.
Descendieron de sus monturas. El sonido del metal al golpear el suelo incendió mi corazón en llamas, llamas de un frenético miedo, que salvaje se esparcía por cada célula de mi cuerpo tiritante. Retrocedí un paso sin alejar mi mirada de los Oscuros, que en ese momento era la más filosa de las armas a mi alcance. Por cada paso que retrocedía otro igual avanzaban los Oscuros, y una delgada película de escarcha aparecía alrededor de sus pisadas para luego transformarse en hielo.
A mis espaldas, a poco más de un par de metros, me esperaba el golpe seco de la pared que me dejaría sin escape alguno: me encontraba en un callejón sin salida. Miré a los cielos por centésimas de segundo en una muda imploración, acallada por un terror que petrificaba los labios.
No oí respuesta más que el silbido del viento que se burlaba de mi desgracia. Bajé la mirada nuevamente hacia los jinetes y entonces recibí una respuesta en mi mente. Se encendió como luz en eterna oscuridad y, a pesar de haber experimentado antes la aparición de una idea, jamás había sucedido tan oportunamente.
Mi telequinesis era para mí otra de mis extremidades; tan relevante y presente como un brazo o una pierna, lo instintivo sería correr, lanzar puñetazos o en este caso: usar magia. Estiré ambos brazos en direcciones opuestas, cada uno apuntando hacia una pared, al tiempo que todos los músculos de mis brazos, antebrazos y dedos se tensaban.
Las numerosas cajas amontonadas se despegaron del suelo y sobrevolaron el lugar hasta posicionarse detrás de mí, apoyándose en la pared que frenaba cualquier posible escape. Me giré para comenzar a hacer extraños movimientos con mis manos y brazos, e incluso a veces con la cadera y torso, todo ello sin dejar de moverme a paso acelerado. Las cajas de madera formaron una improvisada escalera que me dirigiría directamente hacia el techo. El escape ya no era un remota ilusión, ahora se materializaba frente a mí en forma de viejas cajas hechas a partir de madera putrefacta.
Puse un pie en el primer escalón y comprobé que aún se mantenía fuerte. Apresurando el paso apoyé mi pie libre y fue entonces cuando noté que los jinetes se encontraban mucho más cerca de lo imaginado. Una vez más el corazón ardió con miedo y hasta el silbido del viento desapareció, ahuyentado por la presencia de los Oscuros.
Con toda seguridad pisé el segundo "escalón" pero la madera putrefacta no soportó mi peso. La caja se quebró casi sin hacer ruido y caí al suelo derribando toda chance de escape.
Descendieron de sus monturas. El sonido del metal al golpear el suelo incendió mi corazón en llamas, llamas de un frenético miedo, que salvaje se esparcía por cada célula de mi cuerpo tiritante. Retrocedí un paso sin alejar mi mirada de los Oscuros, que en ese momento era la más filosa de las armas a mi alcance. Por cada paso que retrocedía otro igual avanzaban los Oscuros, y una delgada película de escarcha aparecía alrededor de sus pisadas para luego transformarse en hielo.
A mis espaldas, a poco más de un par de metros, me esperaba el golpe seco de la pared que me dejaría sin escape alguno: me encontraba en un callejón sin salida. Miré a los cielos por centésimas de segundo en una muda imploración, acallada por un terror que petrificaba los labios.
No oí respuesta más que el silbido del viento que se burlaba de mi desgracia. Bajé la mirada nuevamente hacia los jinetes y entonces recibí una respuesta en mi mente. Se encendió como luz en eterna oscuridad y, a pesar de haber experimentado antes la aparición de una idea, jamás había sucedido tan oportunamente.
Mi telequinesis era para mí otra de mis extremidades; tan relevante y presente como un brazo o una pierna, lo instintivo sería correr, lanzar puñetazos o en este caso: usar magia. Estiré ambos brazos en direcciones opuestas, cada uno apuntando hacia una pared, al tiempo que todos los músculos de mis brazos, antebrazos y dedos se tensaban.
Las numerosas cajas amontonadas se despegaron del suelo y sobrevolaron el lugar hasta posicionarse detrás de mí, apoyándose en la pared que frenaba cualquier posible escape. Me giré para comenzar a hacer extraños movimientos con mis manos y brazos, e incluso a veces con la cadera y torso, todo ello sin dejar de moverme a paso acelerado. Las cajas de madera formaron una improvisada escalera que me dirigiría directamente hacia el techo. El escape ya no era un remota ilusión, ahora se materializaba frente a mí en forma de viejas cajas hechas a partir de madera putrefacta.
Puse un pie en el primer escalón y comprobé que aún se mantenía fuerte. Apresurando el paso apoyé mi pie libre y fue entonces cuando noté que los jinetes se encontraban mucho más cerca de lo imaginado. Una vez más el corazón ardió con miedo y hasta el silbido del viento desapareció, ahuyentado por la presencia de los Oscuros.
Con toda seguridad pisé el segundo "escalón" pero la madera putrefacta no soportó mi peso. La caja se quebró casi sin hacer ruido y caí al suelo derribando toda chance de escape.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Alask siguió a la niña, junto con su lobo Reb, y mientras corrían mirando permanentemente a todos lados por si el peligro estaba cerca, preguntó en una opción:
-¿Cual es tu nombre pequeña? Mi nombre es Alask... -preguntó esperando respuesta y miró a Johannes por si venía junto a ellos. Habían logrado escapar por muy poco del jinete y el espectro que estaba cerca. Quién sabe la suerte que habría corrido Tyn, el caballero dragón.
La pequeña los condujo por una calle donde los edificios a ambos lados estaban completamente en ruinas e inhabitables por supuesto pero no la siguió a ella cuando comenzó a trepar por unos escombros hacia una grieta que daba al parecer a túneles del lugar. El licántropo se giró hacia la calle que parecía desierta, y desde detrás de ellos por donde habían venido, un viento helado sopló con fuerza ligándolo a entrecerrar los ojos.
El lobo salió disparado hasta perderse de vista, y su amo intentó en vano llamarlo. Pero preocupado, vió como a donde se dirigía, unos edificios estaban envuelto en una capa de cristal, que sólo podía significar que los otros dos jinetes tenían a alguien allí. Asustado por la suerte de su amigo lobo, maldijo entre dientes y salió detrás de él.
-Ha percibido que alguien está en peligro... -justificó antes de echar a correr Alask.
En el lugar donde Nafen se encontraba, uno e los jinetes se abalanzó empuñando su arma directo a él. El joven hechicero sentiría un frío inmenso, paralizante, podría sentir como en su pecho el frío cerraba, impidiéndole respirar. El espectro aprovechó que había caído, y lo tomó con gran fuerza de un hombro y lo giró para poder mirarlo de frente a los ojos, aunque nada había que ver detrás de un yelmo oscuro, donde los ojos ni la boca existían.Pero si se pudiera adivinar la expresión que tendría, sería de una sonrisa maliciosa.
Los ladridos de un lobo desconcertarían a los jinetes, haciendo que estos se girarían y la presión que paralizaba al brujo se aliviaría por momentos. Y poco después, se escucharía exclamar a Alask horrorizado.
-¡¡Reb!! ¡Terminaré muerto por tu culpa!-el jinete que había permanecido detrás del que atacó a Nafen, ahora puso la vista en Alask y en los que lo habían seguido si es que lo habían hecho.
Alask retrocedería empuñando su arma,mientras Reb vuelve a pegarse a él gimoteando ante la muerte misma. Sin embargo, desde alguna lado, una flecha sale disparada en dirección al pecho espectro quien alza la vista y mira por detrás del hombro del licántropo, hacia la calle de enfrente, al techo de uno de los edificios, quien no se distingue en nada más que su silueta entre la nieblacon una capa raída y descuidada ondeando al viento.
Pista: ¿Salvador o...?
Pista 2: En caso de seguir a Reb, se encuentran en una situación crítica. El frío os agovia, así como la desesperanza y cansancio.
-¿Cual es tu nombre pequeña? Mi nombre es Alask... -preguntó esperando respuesta y miró a Johannes por si venía junto a ellos. Habían logrado escapar por muy poco del jinete y el espectro que estaba cerca. Quién sabe la suerte que habría corrido Tyn, el caballero dragón.
La pequeña los condujo por una calle donde los edificios a ambos lados estaban completamente en ruinas e inhabitables por supuesto pero no la siguió a ella cuando comenzó a trepar por unos escombros hacia una grieta que daba al parecer a túneles del lugar. El licántropo se giró hacia la calle que parecía desierta, y desde detrás de ellos por donde habían venido, un viento helado sopló con fuerza ligándolo a entrecerrar los ojos.
El lobo salió disparado hasta perderse de vista, y su amo intentó en vano llamarlo. Pero preocupado, vió como a donde se dirigía, unos edificios estaban envuelto en una capa de cristal, que sólo podía significar que los otros dos jinetes tenían a alguien allí. Asustado por la suerte de su amigo lobo, maldijo entre dientes y salió detrás de él.
-Ha percibido que alguien está en peligro... -justificó antes de echar a correr Alask.
En el lugar donde Nafen se encontraba, uno e los jinetes se abalanzó empuñando su arma directo a él. El joven hechicero sentiría un frío inmenso, paralizante, podría sentir como en su pecho el frío cerraba, impidiéndole respirar. El espectro aprovechó que había caído, y lo tomó con gran fuerza de un hombro y lo giró para poder mirarlo de frente a los ojos, aunque nada había que ver detrás de un yelmo oscuro, donde los ojos ni la boca existían.Pero si se pudiera adivinar la expresión que tendría, sería de una sonrisa maliciosa.
Los ladridos de un lobo desconcertarían a los jinetes, haciendo que estos se girarían y la presión que paralizaba al brujo se aliviaría por momentos. Y poco después, se escucharía exclamar a Alask horrorizado.
-¡¡Reb!! ¡Terminaré muerto por tu culpa!-el jinete que había permanecido detrás del que atacó a Nafen, ahora puso la vista en Alask y en los que lo habían seguido si es que lo habían hecho.
Alask retrocedería empuñando su arma,mientras Reb vuelve a pegarse a él gimoteando ante la muerte misma. Sin embargo, desde alguna lado, una flecha sale disparada en dirección al pecho espectro quien alza la vista y mira por detrás del hombro del licántropo, hacia la calle de enfrente, al techo de uno de los edificios, quien no se distingue en nada más que su silueta entre la nieblacon una capa raída y descuidada ondeando al viento.
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Sugerencia: Seguir a Reb hasta el callejón donde se encuentra Nafen. Pista: ¿Salvador o...?
Pista 2: En caso de seguir a Reb, se encuentran en una situación crítica. El frío os agovia, así como la desesperanza y cansancio.
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Reanudamos la huida o al menos eso creí. La niña aseguraba que aquel camino que había sugerido, no seria el correcto para tomar. - ¿Como estas tan segura? Pregunte para ella, aunque por las circunstancias quizás no había tiempo para una detallada explicación. Mire fijamente sus ojos por algunos instantes. El jinete que habíamos dejado atrás comenzaba a acercarse, bastante rápido para mi gusto. No había remedio, debíamos confiar en las palabras de la niña. Quizás a pesar de su joven aspecto, podría darnos alguna sorpresa. Después de todo, si andaba por ahí ella sola, era probable que fuese bastante independiente.
Fuimos tras ella, Nos guiaba a través de algunos edificios en ruinas. Ahora lo sabia, alguien que se movía tan fluidamente entre aquellos escombros, simplemente no podía ser una coincidencia, ella sabia lo que hacia. Dentro de poco, llegamos a una vieja y derruida entrada que parecía conducir a algunos túneles. - Bien pensado jovencita. Dije con una mueca de satisfacción. Podríamos usar esa ruta para ocultarnos y huir victoriosos.
Me disponía a ingresar e ir tras la chica pero al parecer, Reb, el lobo del joven, parecía tener otros planes. Se echo a correr en dirección a una calle aparentemente vacía debido a la alta presencia de niebla, aun así, un frío helado emanaba de dicha dirección. - ¿Que alguien esta en peligro? Añadí a las palabras de Alask, quien dio media vuelta y fue tras el lobo. - Alask! Espera! Mis intentos por frenarlo habían sido en vano. Sabia que el sujeto no era capaz de dejar solo a su compañero. - Maldición... Dije lanzando un escupitajo hacia el suelo. Gire para ver a la joven y me prepare para ir tras de ellos. - Señorita, debo ayudarlos. Algo me dice que la misión de Alask es importante. Al terminar la frase, tome carrera para darles alcance.
Solo algunos segundos pasaron para poder reunirme con ellos. Reb ladraba con fuerza al par de espectros que faltaban. Mantenían acorralado a alguien. Intente averiguar de quien se trataba, Me lleve una gran sorpresa de verle aquí. - ¿Nafen..? dije en voz baja arqueando una ceja. - ¡Resiste! Grite en dirección hacia él para hacerle saber nuestra presencia. Desenfunde un par de mis cuchillos y me prepare para lanzarlos a la criatura quien se aproximaba hacia el joven, el lobo y yo. Entrecerré los ojos y tome concentración para afinar mi puntería. Lamí suavemente mis labios y tome impulso para lanzar, pero justo antes de que pudiera atacar. El sonido de una flecha cortando el aire a una gran velocidad, se abrió paso hasta llegar hacia el pecho del jinete.
Reaccione con sorpresa, echando un poco la espalda hacia atrás. Gire para intentar ver la procedencia de dicho disparo. Al otro lado de la calle, justo frente a nuestra posición, una extraña y oscura figura se posaba sobre el tejado de uno de los edificios. Su manto gastado y harapiento, ondeaba en el viento de manera singular. - ¿Que es este nuevo misterio? Dije murmurando. Agite la cabeza para reaccionar de dicha sorpresa y regrese la atención hacia el espectro que mantenía preso a Nafen. El cansancio y el frió en los huesos se hacían presentes. Sin duda, la simple presencia de aquellos malditos causaban un efecto bastante negativo en cualquiera. Aun así, debía ayudar al brujo e intentar escapar todos juntos.
Lance el par de cuchillos en mi mano justo a la cabeza del jinete mas próximo al brujo. Si estos no dieran con su objetivo, quizás Nafen podría hacer uso de sus habilidades y utilizar ambos cuchillos a su antojo para intentar escapar.
Fuimos tras ella, Nos guiaba a través de algunos edificios en ruinas. Ahora lo sabia, alguien que se movía tan fluidamente entre aquellos escombros, simplemente no podía ser una coincidencia, ella sabia lo que hacia. Dentro de poco, llegamos a una vieja y derruida entrada que parecía conducir a algunos túneles. - Bien pensado jovencita. Dije con una mueca de satisfacción. Podríamos usar esa ruta para ocultarnos y huir victoriosos.
Me disponía a ingresar e ir tras la chica pero al parecer, Reb, el lobo del joven, parecía tener otros planes. Se echo a correr en dirección a una calle aparentemente vacía debido a la alta presencia de niebla, aun así, un frío helado emanaba de dicha dirección. - ¿Que alguien esta en peligro? Añadí a las palabras de Alask, quien dio media vuelta y fue tras el lobo. - Alask! Espera! Mis intentos por frenarlo habían sido en vano. Sabia que el sujeto no era capaz de dejar solo a su compañero. - Maldición... Dije lanzando un escupitajo hacia el suelo. Gire para ver a la joven y me prepare para ir tras de ellos. - Señorita, debo ayudarlos. Algo me dice que la misión de Alask es importante. Al terminar la frase, tome carrera para darles alcance.
Solo algunos segundos pasaron para poder reunirme con ellos. Reb ladraba con fuerza al par de espectros que faltaban. Mantenían acorralado a alguien. Intente averiguar de quien se trataba, Me lleve una gran sorpresa de verle aquí. - ¿Nafen..? dije en voz baja arqueando una ceja. - ¡Resiste! Grite en dirección hacia él para hacerle saber nuestra presencia. Desenfunde un par de mis cuchillos y me prepare para lanzarlos a la criatura quien se aproximaba hacia el joven, el lobo y yo. Entrecerré los ojos y tome concentración para afinar mi puntería. Lamí suavemente mis labios y tome impulso para lanzar, pero justo antes de que pudiera atacar. El sonido de una flecha cortando el aire a una gran velocidad, se abrió paso hasta llegar hacia el pecho del jinete.
Reaccione con sorpresa, echando un poco la espalda hacia atrás. Gire para intentar ver la procedencia de dicho disparo. Al otro lado de la calle, justo frente a nuestra posición, una extraña y oscura figura se posaba sobre el tejado de uno de los edificios. Su manto gastado y harapiento, ondeaba en el viento de manera singular. - ¿Que es este nuevo misterio? Dije murmurando. Agite la cabeza para reaccionar de dicha sorpresa y regrese la atención hacia el espectro que mantenía preso a Nafen. El cansancio y el frió en los huesos se hacían presentes. Sin duda, la simple presencia de aquellos malditos causaban un efecto bastante negativo en cualquiera. Aun así, debía ayudar al brujo e intentar escapar todos juntos.
Lance el par de cuchillos en mi mano justo a la cabeza del jinete mas próximo al brujo. Si estos no dieran con su objetivo, quizás Nafen podría hacer uso de sus habilidades y utilizar ambos cuchillos a su antojo para intentar escapar.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Los chicos me venían siguiendo pero en un momento el lobo blanco se giró o eso creo lo único que oí fue que alguien estaba en peligro y que fueron a buscarlo se desviaron del camino y a mí me preocupo que dirección tomaba el jinete que nos venía siguiendo, así que por los túneles en los que trataba de huir de los jinetes terminaron siendo mi vía hacia ellos que irónico, trepo por los muros de hogares destruidos por la ira de la batalla y al llegar al techo miro a mi alrededor le perdí la pista al jinete que nos venía siguiendo y luego miro para donde se escucha más ruido se estaba formando un escándalo de gritos, así que voy saltando de techo en techo para encontrarlos de nuevo.
Salto más alto y doy unas piruetas para llegar a una cúpula de un edificio cercano no estoy tan cerca pero si lo suficiente para poder ver que estaba pasando y me sorprendió que a uno de los jinetes le dieran con una flecha en pleno pecho era algo desconcertante pero en ese momento lo supe a estas cosas si se les puede herir mire de donde provenía la flecha y vi a un hombre o mejor dicho su silueta entre la niebla con una capa raída y descuidada ondeando al viento se veía la silueta de alguien.
El frio helaba mis huesos pero esa imagen misteriosa de este extraño héroe me dio suficiente esperanza para actuar miro la cúpula y los demás techos entonces me muevo u un techo en específico los jinetes pusieron toda su atención en el recién llegado y desde la punta más alta de ese techo, miro directamente al recién llegado su silueta es realmente misteriosa pero ya estaba acostumbrada a ver los espectros de los seres olvidados en esta solitaria tierra.
Agarro mi flauta y con fuerza y pasión toco una canción de rezo era una canción que tocaban las hijas e hijos de los guerreros para orarle a los dioses dragón un milagro que protegiera a sus seres queridos del peligro y los relajara antes de partir a la batalla.
Salto más alto y doy unas piruetas para llegar a una cúpula de un edificio cercano no estoy tan cerca pero si lo suficiente para poder ver que estaba pasando y me sorprendió que a uno de los jinetes le dieran con una flecha en pleno pecho era algo desconcertante pero en ese momento lo supe a estas cosas si se les puede herir mire de donde provenía la flecha y vi a un hombre o mejor dicho su silueta entre la niebla con una capa raída y descuidada ondeando al viento se veía la silueta de alguien.
El frio helaba mis huesos pero esa imagen misteriosa de este extraño héroe me dio suficiente esperanza para actuar miro la cúpula y los demás techos entonces me muevo u un techo en específico los jinetes pusieron toda su atención en el recién llegado y desde la punta más alta de ese techo, miro directamente al recién llegado su silueta es realmente misteriosa pero ya estaba acostumbrada a ver los espectros de los seres olvidados en esta solitaria tierra.
Agarro mi flauta y con fuerza y pasión toco una canción de rezo era una canción que tocaban las hijas e hijos de los guerreros para orarle a los dioses dragón un milagro que protegiera a sus seres queridos del peligro y los relajara antes de partir a la batalla.
- cancion del rezo :
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Yacía en el suelo, mi intento de escapatoria había sido totalmente fallido. Quizás incluso habría sido motivo de burla para alguien que pasase por allí de no ser por el claro hecho de que el Poblado estaba desolado desde hacía ya un muy largo tiempo.
Por supuesto, el Oscuro no desperdiciaría su oportunidad. Yo estaba totalmente indefenso cuando él alzó su espada y hundió la hoja en mi piel. El frío se coló hasta en mis huesos y en un santiamén una poderosa parálisis mermó todo intento por moverme.
Acercó su rostro al mío por medio de la fuerza y a pesar de no ver más que penumbra bajo la capucha negra, pude sentir su pesada mirada, regocijándose ante su logrado ataque. El jinete me soltó, caí al suelo sintiendo un espantoso dolor al tiempo que un ladrido inundaba el callejón. Numerosas preguntas surgieron en mi cabeza junto con el desconcierto, ¿qué hacía un lobo en una región tan hostil? Levanté la mirada para entonces observar que el animal se encontraba en un buen estado, como si estuviera bajo el cuidado de alguien, alguien que probablemente se encontraba cerca.
Mis suposiciones se vieron aclaradas cuando un joven se apareció y mientras comentaba algo por lo bajo la venenosa parálisis que dificultaba mi respiración desaparecía lentamente. Uno de los jinetes tomó una pose más amenazante, preparado para atacar a este nuevo desconocido. Fue entonces cuando una voz muy familiar me animó. - ¡Resiste! Exclamó Johannes. De no ser por el punzante dolor que me llenaba quizás habría esbozado una sonrisa.
Fue entonces cuando lo inesperado sucedió. Una flecha impactó contra el pecho de uno de los jinetes al tiempo que Johannes lanzaba un par de dagas hacia el otro Oscuro, el que se encontraba cerca de mío. Levanté una mano en dirección a uno de los cuchillos y haciendo el mayor de los esfuerzos lo desplacé con telequinesis, haciendo que diese una pequeña voltereta en el aire y saliera disparada hacia el rostro del jinete.
Una cuarta persona apareció, sin embargo no pude saber de su presencia hasta oír el sonido de una flauta, ya que apreté los ojos con gran fuerza cuando el dolor aumentó gracias al esfuerzo físico y mágico al que acababa de dar lugar.
Entreabrí mis ojos, tendido en el suelo, para entonces descubrir un montón de nieve cayendo en todo el callejón, enterrándome bajo nieve tan fría como aliviadora. De manera inesperada inhibía levemente el dolor, aunque sin hacerlo desaparecer.
Un grito ahogado por una gruesa capa de nieve escapó de entre mis labios. Hice un esfuerzo por correr la nieve con telequinesis, mas apenas fue suficiente para despejar mi nariz, estando el resto de mi rostro y cuerpo sepultado en una tumba blanca. En adición, numerosos pensamientos, interrogantes y objeciones bombardeaban mi mente.
Por supuesto, el Oscuro no desperdiciaría su oportunidad. Yo estaba totalmente indefenso cuando él alzó su espada y hundió la hoja en mi piel. El frío se coló hasta en mis huesos y en un santiamén una poderosa parálisis mermó todo intento por moverme.
Acercó su rostro al mío por medio de la fuerza y a pesar de no ver más que penumbra bajo la capucha negra, pude sentir su pesada mirada, regocijándose ante su logrado ataque. El jinete me soltó, caí al suelo sintiendo un espantoso dolor al tiempo que un ladrido inundaba el callejón. Numerosas preguntas surgieron en mi cabeza junto con el desconcierto, ¿qué hacía un lobo en una región tan hostil? Levanté la mirada para entonces observar que el animal se encontraba en un buen estado, como si estuviera bajo el cuidado de alguien, alguien que probablemente se encontraba cerca.
Mis suposiciones se vieron aclaradas cuando un joven se apareció y mientras comentaba algo por lo bajo la venenosa parálisis que dificultaba mi respiración desaparecía lentamente. Uno de los jinetes tomó una pose más amenazante, preparado para atacar a este nuevo desconocido. Fue entonces cuando una voz muy familiar me animó. - ¡Resiste! Exclamó Johannes. De no ser por el punzante dolor que me llenaba quizás habría esbozado una sonrisa.
Fue entonces cuando lo inesperado sucedió. Una flecha impactó contra el pecho de uno de los jinetes al tiempo que Johannes lanzaba un par de dagas hacia el otro Oscuro, el que se encontraba cerca de mío. Levanté una mano en dirección a uno de los cuchillos y haciendo el mayor de los esfuerzos lo desplacé con telequinesis, haciendo que diese una pequeña voltereta en el aire y saliera disparada hacia el rostro del jinete.
Una cuarta persona apareció, sin embargo no pude saber de su presencia hasta oír el sonido de una flauta, ya que apreté los ojos con gran fuerza cuando el dolor aumentó gracias al esfuerzo físico y mágico al que acababa de dar lugar.
Entreabrí mis ojos, tendido en el suelo, para entonces descubrir un montón de nieve cayendo en todo el callejón, enterrándome bajo nieve tan fría como aliviadora. De manera inesperada inhibía levemente el dolor, aunque sin hacerlo desaparecer.
Un grito ahogado por una gruesa capa de nieve escapó de entre mis labios. Hice un esfuerzo por correr la nieve con telequinesis, mas apenas fue suficiente para despejar mi nariz, estando el resto de mi rostro y cuerpo sepultado en una tumba blanca. En adición, numerosos pensamientos, interrogantes y objeciones bombardeaban mi mente.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
La flecha que dio de lleno al jinete, se congeló y pulverizó en pequeños fragmentos de cristales.Ocurrió lo mismo con los cuchillos que Johannes y Nafen manipularon, que dieron al rostro de uno, pero estos se cristalizaron e hicieron añicos.
El segundo espectro, desenfundó su espada, dispuestos a cegarla vida de quienes se atrevían desafiarlos, pero repentinamente, dos mantos de nieve cayeron de los techos de ambos lados del callejón, desconcetándolos, pero no tardarían en volver al ataque. El tercer jinete venía tras Alask, la pequeña que no respondió a la pregunta del licántropo, y Johannes.
Quien había disparado las flechas, volvió a apuntar hacia el lugar donde se encontraban los "Oscuros". Tensó su arco con una flecha, alistándose para un nuevo disparo. El licántropo, mientras tanto, tomó el suyo y viendo que Reb gruñía hacia sus espaldas al sujeto misterioso, pareció indeciso. Aunque se decidió a correr pasando por entre los jinetes y ayudar al brujo, tomándolo por debajo del brazo. Tenía una herida profunda sobre su pecho, que bien con algo más de fuerza, lo habría atravesado del todo. Se apresuró a salir del manto de nieve, a la vez que la misma que cubría a los espectros, se deshizo en agua alrededor de ellos.
-¡Johannes, ayúdame!-pidió el licántropo,a terrado. Podía ver la muerte sobre ellos, y más con el tercer jinete que los estaba alcanzando por la retaguardia.
Cuando Johannes se dispusiera a ayudar al joven muchacho, el supuesto disparo que iría dirigido a los jinetes, daría de lleno sobre la costilla derecha de él, atravesándolo lado a lado.
Mientras tanto, la pequeña, no podría continuar con la melodía de su flauta. El tercero llegaba hacia ellos, y enarbolaba su espada, dispuesto a galopar a toda velocidad hacia ella para partirla en un corte con esa espada.Debería ser muy astuta para esquivar el golpe, y si lo lograba, podría terminar con un rasguño poco profundo.
-¡Maldito!-exclamaría horrorizado el licántropo, y se giraría con el peso del brujo, para serle de escudo ante un nuevo ataque de Sion, que lanzó una nueva flecha y pudo sentir el impacto sobre su hombro izquierdo, en la parte de atrás.
-¡Eso es por Patrick, mi hermano!-exclamó con voz potente el hombre arriba-¡Morid, morid!-
Tras esto, el sujeto desapareció por el otro lado del edificio.
Malheridos, a pié, envenenados, y con tres jinetes dispuestos a ultimarlos, todo parecía acabarse allí...
Alask soltó un grito de dolor por el impacto, pero permaneció firme y trajo consigo al brujo dejándolo junto junto a Johannes. Empuñó su espada, respirando con algo de dificultad. Podía notarse su hombro tenso, y que las piernas le hacían tambalear un poco. Una de esas flechas tenía un veneno que provocaría un efecto irreversible a uno de los que había sido objetivo para Sion, el traidor del Gremio. Soltó un grito desafiante, preparándose para defender a los tres aventureros, llamando la atención de los mismos, pero de pronto se e ocurrió una idea, y enfundó su arma cuando los espectros dieron un paso avanzando a ellos. Los tenían rodeados en el medio de la calle.
Con un alarido, comenzó a transformarse en su forma lobuna, la ropa misma se encogió y ajustó a su cuerpo, como si se tratara de una armadura para lobo. Sus ojos brillaron en amarillo ante la poca luz que había en esa niebla que los cubría. Gruñó con fiereza y soltó fuerte ladridos. Jadeaba mucho, y de su pata izquierda, tenía una profunda herida que no dejaba desangrar. Mantenía esa pata algo levantada y no podía apoyarla en el suelo. Aún así, era a única vía de escape que tendrían.
Había logrado captar la atención de los jinetes, quienes avazaron más pero él, junto a Reb, tras lanzar una última mirada deseándoles lo mejor a los aventureros, se echó a correr por la calle perdiéndose en la niebla. Los dos jinetes, veloces de manera increíble, montaron a sus corceles negros, y salieron tras esos dos lobos. *El tercero no había bajado de su caballo, por lo que fue más rápido y se adelantó a sus dos compañeros. Habían visto la muerte en esos aventureros, desamparados a la suerte, gravemente heridos, en un frío que helaba hasta la sangre, y por ello habían ido a por ellos. Nada podía escapárseles. Ellos eran la muerte.
+Dos miembros del gremio han llegado en caballo hasta el lugar y logran verlos. Pero no cuentan con medicina, sólo transporte.
+La mínima herida que causan estos jinetes oscuros, están malditas. Nunca cicatrizan. Duelen con más intensidad siempre. Hay momentos, horas o días que no duelen, pero las emociones jugarán en contra a ello, ya sean positivas o negativas. Pero el dolor ira convirtiéndose a una agonía con malestares insoportables.
+¿Cura? Son buenos roleros, confío en que darán buen uso de heridas, cicatrices y pnjs, e incluso ustedes mismos se complicaran las osas, como ya ha hecho Nafen. Les he dejado un escenario crítico, que espero que disfruten en sus tramas.
+En caso de querer una cura para las maldiciones, mandar mp y lo hablaremos.
+Sin más, me despido con este post.
El segundo espectro, desenfundó su espada, dispuestos a cegarla vida de quienes se atrevían desafiarlos, pero repentinamente, dos mantos de nieve cayeron de los techos de ambos lados del callejón, desconcetándolos, pero no tardarían en volver al ataque. El tercer jinete venía tras Alask, la pequeña que no respondió a la pregunta del licántropo, y Johannes.
Quien había disparado las flechas, volvió a apuntar hacia el lugar donde se encontraban los "Oscuros". Tensó su arco con una flecha, alistándose para un nuevo disparo. El licántropo, mientras tanto, tomó el suyo y viendo que Reb gruñía hacia sus espaldas al sujeto misterioso, pareció indeciso. Aunque se decidió a correr pasando por entre los jinetes y ayudar al brujo, tomándolo por debajo del brazo. Tenía una herida profunda sobre su pecho, que bien con algo más de fuerza, lo habría atravesado del todo. Se apresuró a salir del manto de nieve, a la vez que la misma que cubría a los espectros, se deshizo en agua alrededor de ellos.
-¡Johannes, ayúdame!-pidió el licántropo,a terrado. Podía ver la muerte sobre ellos, y más con el tercer jinete que los estaba alcanzando por la retaguardia.
Cuando Johannes se dispusiera a ayudar al joven muchacho, el supuesto disparo que iría dirigido a los jinetes, daría de lleno sobre la costilla derecha de él, atravesándolo lado a lado.
Mientras tanto, la pequeña, no podría continuar con la melodía de su flauta. El tercero llegaba hacia ellos, y enarbolaba su espada, dispuesto a galopar a toda velocidad hacia ella para partirla en un corte con esa espada.Debería ser muy astuta para esquivar el golpe, y si lo lograba, podría terminar con un rasguño poco profundo.
-¡Maldito!-exclamaría horrorizado el licántropo, y se giraría con el peso del brujo, para serle de escudo ante un nuevo ataque de Sion, que lanzó una nueva flecha y pudo sentir el impacto sobre su hombro izquierdo, en la parte de atrás.
-¡Eso es por Patrick, mi hermano!-exclamó con voz potente el hombre arriba-¡Morid, morid!-
Tras esto, el sujeto desapareció por el otro lado del edificio.
Malheridos, a pié, envenenados, y con tres jinetes dispuestos a ultimarlos, todo parecía acabarse allí...
Alask soltó un grito de dolor por el impacto, pero permaneció firme y trajo consigo al brujo dejándolo junto junto a Johannes. Empuñó su espada, respirando con algo de dificultad. Podía notarse su hombro tenso, y que las piernas le hacían tambalear un poco. Una de esas flechas tenía un veneno que provocaría un efecto irreversible a uno de los que había sido objetivo para Sion, el traidor del Gremio. Soltó un grito desafiante, preparándose para defender a los tres aventureros, llamando la atención de los mismos, pero de pronto se e ocurrió una idea, y enfundó su arma cuando los espectros dieron un paso avanzando a ellos. Los tenían rodeados en el medio de la calle.
Con un alarido, comenzó a transformarse en su forma lobuna, la ropa misma se encogió y ajustó a su cuerpo, como si se tratara de una armadura para lobo. Sus ojos brillaron en amarillo ante la poca luz que había en esa niebla que los cubría. Gruñó con fiereza y soltó fuerte ladridos. Jadeaba mucho, y de su pata izquierda, tenía una profunda herida que no dejaba desangrar. Mantenía esa pata algo levantada y no podía apoyarla en el suelo. Aún así, era a única vía de escape que tendrían.
Había logrado captar la atención de los jinetes, quienes avazaron más pero él, junto a Reb, tras lanzar una última mirada deseándoles lo mejor a los aventureros, se echó a correr por la calle perdiéndose en la niebla. Los dos jinetes, veloces de manera increíble, montaron a sus corceles negros, y salieron tras esos dos lobos. *El tercero no había bajado de su caballo, por lo que fue más rápido y se adelantó a sus dos compañeros. Habían visto la muerte en esos aventureros, desamparados a la suerte, gravemente heridos, en un frío que helaba hasta la sangre, y por ello habían ido a por ellos. Nada podía escapárseles. Ellos eran la muerte.
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Pautas para continuar el rol:+Dos miembros del gremio han llegado en caballo hasta el lugar y logran verlos. Pero no cuentan con medicina, sólo transporte.
+La mínima herida que causan estos jinetes oscuros, están malditas. Nunca cicatrizan. Duelen con más intensidad siempre. Hay momentos, horas o días que no duelen, pero las emociones jugarán en contra a ello, ya sean positivas o negativas. Pero el dolor ira convirtiéndose a una agonía con malestares insoportables.
+¿Cura? Son buenos roleros, confío en que darán buen uso de heridas, cicatrices y pnjs, e incluso ustedes mismos se complicaran las osas, como ya ha hecho Nafen. Les he dejado un escenario crítico, que espero que disfruten en sus tramas.
+En caso de querer una cura para las maldiciones, mandar mp y lo hablaremos.
+Sin más, me despido con este post.
Última edición por Master2 el Vie Ago 15 2014, 17:08, editado 1 vez (Razón : * Edición de persecución de jinetes)
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Al ver como aquella flecha y mis cuchillos se hicieron añicos ante los inexplicables poderes de los jinetes, la esperanza me abandono por completo. Por primera vez me sentía aterrado y totalmente impotente. Ahora estaba claro, ninguno de los aquí presentes podría hacerle frente a ninguno de ellos. Desenfunde una de mis katares, mientras uno de los jinetes se acercaba a nosotros, más por instinto que por habilidad. Una gota de sudor frío nació en mi frente y recorrió mi rostro despacio. Sabia que no tendría oportunidad en mi ataque, estábamos condenados.
Una pequeña avalancha, proveniente de los tejados de los edificios aledaños, cayeron de repente, confundiendo temporalmente a las criaturas. Pude notar que la autora de dicha hazaña era la niña, quien había venido tras nosotros. - !Tenga cuidado jovencita! Exclame para ella. Ahora, si actuábamos rápido, podríamos ayudar al brujo quien se veía invadido por el dolor de la estocada que aquel oscuro ser le había propinado tan amargamente. El tercero de los jinetes se acercaba, dispuesto a atacar. Debíamos actuar pronto. Alask pidió mi ayuda y como pude, me reincorpore y me aproxime hasta donde el joven y mi compañero Nafen.
Con desesperación, tome a Nafen del brazo e hice que rodeara mi cuello para apoyarse de él. - Tranquilo hermano, saldremos de esto. Dije para él. No sé si trataba de darle alguna esperanza o engañarme a mi mismo. Justo cuando pudimos ponernos de pie. Una nueva flecha cruzo el espacio entre aquel misterioso encapuchado y nosotros. La flecha surco el aire con fuerza haciéndole gemir con su trayectoria. Ahora todo se complicaba, pues aquel nuevo disparo había dado justo entre uno de mis espacios intercostales, atravesando de lleno mi torso.
El golpe de la flecha me hizo retroceder un par de pasos hacia atrás, casi caigo con el impacto, pero pude arreglármelas para mantenerme de pie. No pude evitar soltar un grito de intenso dolor mientras una delgada línea de liquido vital comenzaba a brotar entre mis ropas. Un disparo más termino por atinar en el hombro de Alask, aunque por lo visto, parecía que en realidad había sido dedicado para el brujo Nafen. - -¡Eso es por Patrick, mi hermano! Al escuchar esa declaración, abrí los ojos de lleno. Ahora sabia de quien se trataba. Aquel que traiciono a todo el gremio y por supuesto a su líder, Igor. - !Maldito cobarde! Alce la voz llena de ira. Había aprovechado el peor de nuestros momentos para atacar.
Sion desapareció a la distancia sin más, al menos eso creí. El escenario era terrible. El frió mermaba nuestros movimientos y pareciera que la presencia de los jinetes nos arrancaban el alma a mordiscos cada segundo que pasaba. La herida en mi torso limitaba mi movimiento y me debilitaba de a poco. Alask, Nafen y tampoco la joven, se encontraban en forma para escapar o luchar. Sonreí de manera irónica. Una vez más veía a la muerte acercándose, tenia su helada mano sobre el hombro de todos nosotros y pronto nos arrojaría a un abismo sin fin.
Alask soltó a Nafen y yo me asegure de sujetarlo para que no cayera, mientras llevaba la otra de mis manos a mi herida para sujetarla por el intenso dolor. El joven se adelanto a todos nosotros bajo un semblante terrible. Era claro que sus fuerzas le abandonaban pues incluso sus piernas luchaban por mantener su peso. - Alask, ¿Que haces? Pregunte asustado. Estaba seguro que a pesar de sus intentos, no podría enfrentarse a esas abominaciones. El joven comenzó a transformarse y pronto tomo su forma de lobo. - Espera! ¿Que es lo que harás? Dije sorprendido ante el nuevo suceso. No hubo una respuesta.
Alask llamo por completo la atención de los jinetes y se echo a correr junto a Reb para intentar alejarlos de todos nosotros. - No! Alask! Levante mi mano hacia él, como si intentara detenerlo pero ya era tarde. Lo había logrado, los jinetes emprendieron marcha en su persecución y nos había librado de su peligro.- Alask... Ese infeliz... Baje la mirada encogiéndome de hombros. Apreté los puños y los dientes mientras maldecía por lo bajo. - Vamos. Que su esfuerzo no sea en vano. Dije resignado, mientras me dirigía a la salida con Nafen apoyándose en mi y mirando a la joven para que nos acompañara. Avanzamos algunos pasos al sur de una calle cuando a lo lejos, pude ver un par de hombres, montados a caballo. El color del pelaje de sus caballos eran distinta los de los jinetes y a sus espaldas, portaban una muy conocida capa que les caracterizaba.
Alce la mano y mi voz en un intento por hacerles conocer nuestra presencia. - Por aquí! El par de sujetos nos vieron y se aproximaron hasta nosotros. Se trataba de Mark y Vaunder, miembros del gremio y confiables compañeros. Johannes! Nafen! ¿Que es lo que ha sucedido? a ustedes y a este lugar... Dijo Mark mientras veía los alrededores, llenos de niebla y un frío abrumador. - Es una larga historia... Salgamos cuanto antes de aquí, es muy peligroso prolongar nuestra presencia. - ¿Quien es la joven? Agrego Vaunder mirando a la niña. - No lo sé, no nos ha dicho su nombre, pero trato de ayudarnos y se ha ganado mi favor. Mire a la chica a los ojos y le invite a acompañarnos. - Podemos ponerte a salvo si decides venir con nosotros. ¿Que dices? Intente ser amable con mi ofrecimiento, pero no estaba seguro del cual seria su respuesta.
Una pequeña avalancha, proveniente de los tejados de los edificios aledaños, cayeron de repente, confundiendo temporalmente a las criaturas. Pude notar que la autora de dicha hazaña era la niña, quien había venido tras nosotros. - !Tenga cuidado jovencita! Exclame para ella. Ahora, si actuábamos rápido, podríamos ayudar al brujo quien se veía invadido por el dolor de la estocada que aquel oscuro ser le había propinado tan amargamente. El tercero de los jinetes se acercaba, dispuesto a atacar. Debíamos actuar pronto. Alask pidió mi ayuda y como pude, me reincorpore y me aproxime hasta donde el joven y mi compañero Nafen.
Con desesperación, tome a Nafen del brazo e hice que rodeara mi cuello para apoyarse de él. - Tranquilo hermano, saldremos de esto. Dije para él. No sé si trataba de darle alguna esperanza o engañarme a mi mismo. Justo cuando pudimos ponernos de pie. Una nueva flecha cruzo el espacio entre aquel misterioso encapuchado y nosotros. La flecha surco el aire con fuerza haciéndole gemir con su trayectoria. Ahora todo se complicaba, pues aquel nuevo disparo había dado justo entre uno de mis espacios intercostales, atravesando de lleno mi torso.
El golpe de la flecha me hizo retroceder un par de pasos hacia atrás, casi caigo con el impacto, pero pude arreglármelas para mantenerme de pie. No pude evitar soltar un grito de intenso dolor mientras una delgada línea de liquido vital comenzaba a brotar entre mis ropas. Un disparo más termino por atinar en el hombro de Alask, aunque por lo visto, parecía que en realidad había sido dedicado para el brujo Nafen. - -¡Eso es por Patrick, mi hermano! Al escuchar esa declaración, abrí los ojos de lleno. Ahora sabia de quien se trataba. Aquel que traiciono a todo el gremio y por supuesto a su líder, Igor. - !Maldito cobarde! Alce la voz llena de ira. Había aprovechado el peor de nuestros momentos para atacar.
Sion desapareció a la distancia sin más, al menos eso creí. El escenario era terrible. El frió mermaba nuestros movimientos y pareciera que la presencia de los jinetes nos arrancaban el alma a mordiscos cada segundo que pasaba. La herida en mi torso limitaba mi movimiento y me debilitaba de a poco. Alask, Nafen y tampoco la joven, se encontraban en forma para escapar o luchar. Sonreí de manera irónica. Una vez más veía a la muerte acercándose, tenia su helada mano sobre el hombro de todos nosotros y pronto nos arrojaría a un abismo sin fin.
Alask soltó a Nafen y yo me asegure de sujetarlo para que no cayera, mientras llevaba la otra de mis manos a mi herida para sujetarla por el intenso dolor. El joven se adelanto a todos nosotros bajo un semblante terrible. Era claro que sus fuerzas le abandonaban pues incluso sus piernas luchaban por mantener su peso. - Alask, ¿Que haces? Pregunte asustado. Estaba seguro que a pesar de sus intentos, no podría enfrentarse a esas abominaciones. El joven comenzó a transformarse y pronto tomo su forma de lobo. - Espera! ¿Que es lo que harás? Dije sorprendido ante el nuevo suceso. No hubo una respuesta.
Alask llamo por completo la atención de los jinetes y se echo a correr junto a Reb para intentar alejarlos de todos nosotros. - No! Alask! Levante mi mano hacia él, como si intentara detenerlo pero ya era tarde. Lo había logrado, los jinetes emprendieron marcha en su persecución y nos había librado de su peligro.- Alask... Ese infeliz... Baje la mirada encogiéndome de hombros. Apreté los puños y los dientes mientras maldecía por lo bajo. - Vamos. Que su esfuerzo no sea en vano. Dije resignado, mientras me dirigía a la salida con Nafen apoyándose en mi y mirando a la joven para que nos acompañara. Avanzamos algunos pasos al sur de una calle cuando a lo lejos, pude ver un par de hombres, montados a caballo. El color del pelaje de sus caballos eran distinta los de los jinetes y a sus espaldas, portaban una muy conocida capa que les caracterizaba.
Alce la mano y mi voz en un intento por hacerles conocer nuestra presencia. - Por aquí! El par de sujetos nos vieron y se aproximaron hasta nosotros. Se trataba de Mark y Vaunder, miembros del gremio y confiables compañeros. Johannes! Nafen! ¿Que es lo que ha sucedido? a ustedes y a este lugar... Dijo Mark mientras veía los alrededores, llenos de niebla y un frío abrumador. - Es una larga historia... Salgamos cuanto antes de aquí, es muy peligroso prolongar nuestra presencia. - ¿Quien es la joven? Agrego Vaunder mirando a la niña. - No lo sé, no nos ha dicho su nombre, pero trato de ayudarnos y se ha ganado mi favor. Mire a la chica a los ojos y le invite a acompañarnos. - Podemos ponerte a salvo si decides venir con nosotros. ¿Que dices? Intente ser amable con mi ofrecimiento, pero no estaba seguro del cual seria su respuesta.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El sonido de mi flauta causo una avalancha que logro distraer a los jinetes o al menos eso creí ya que al que nos venía siguiendo logro darse cuenta de donde estaba y con un gran salto de su caballo negro vino saltando con dirección a mí, corriendo con una furia temible que ni siquiera el dolor de la batalla que destruyo esta ciudad eran comparables, se acercó violentamente hacia donde yo estaba y con su espada trato de partirme en dos pero no lo logro, al esquivarlo bruscamente logre salvar mi vida pero aun así el logro hacerme una cortada en el brazo era pequeña pero si llego a sacarme algo de sangre y desconcertarme para caer del techo y llegar a donde estaban atrapados los otros, caí en la mullida nieve pero aun así veía como el frio invadía la medula de mis huesos era una lástima morir así.
Pero los dioses no me abandonarían el joven del lobo se trasformó en un lobo, al momento de ver esa imagen la tristeza que guarda este lugar se asomó por todos lados los licántropos nunca fueron bienvenidos aquí pero eso no importo, el joven corrió y los jinetes al vernos al borde del beso de la muerte prefirieron los tres ir tras el que todavía seguía con vida, gran error porque a mí los dioses me sonríen y no me dejaran morir todavía, veo como los jinetes se marchan siguiendo al licántropo para no regresar y de nuestro misterioso ayudante mire de nuevo para el techo y su silueta había desaparecido pero sé que el sigue por aquí.
Me levando algo adolorida y no fue por la caída si no por la cortada es pequeña y casi superficial pero arde, estoy cubierta de nieve y el de pelo blanco ayuda a su nuevo compañero tenía el pelo también blanco pero el de él se veía más gris y le ayuda a levantarse cuando llegan otro grupo de jinetes son dos hombres y por su aspecto parecen más vivos que los jinetes oscuros tienen una charla con el de cabello blanco y luego uno de ellos me señala preguntando por mí el peliblanco le contesta y luego dirigiéndose a mí me dice - Podemos ponerte a salvo si decides venir con nosotros. ¿Qué dices? – su ofrecimiento era muy amable pero con tan solo mirar las nubes y conocer esta ciudad desde que tengo memoria le conteste – si voy con ustedes es seguro que muera de frio y ustedes igual, esos jinetes atrajeron una tormenta de nieve y las nubes me dicen que empezara esta noche y acabara en la mañana siguiente – miro de nuevo los cielos los pequeños copos se hacen cada vez más grandes, les miro de nuevo a todos y les digo – dos de ustedes están heridos y con la tormenta seguro que mueren si de verdad quieren ponerse a salvo síganme – con esta última frase me volteo y comienzo mi marcha hacia mi hogar como los jinetes se fueron el mismo viento que trae la tormenta aparta la niebla a mi paso.
Pero los dioses no me abandonarían el joven del lobo se trasformó en un lobo, al momento de ver esa imagen la tristeza que guarda este lugar se asomó por todos lados los licántropos nunca fueron bienvenidos aquí pero eso no importo, el joven corrió y los jinetes al vernos al borde del beso de la muerte prefirieron los tres ir tras el que todavía seguía con vida, gran error porque a mí los dioses me sonríen y no me dejaran morir todavía, veo como los jinetes se marchan siguiendo al licántropo para no regresar y de nuestro misterioso ayudante mire de nuevo para el techo y su silueta había desaparecido pero sé que el sigue por aquí.
Me levando algo adolorida y no fue por la caída si no por la cortada es pequeña y casi superficial pero arde, estoy cubierta de nieve y el de pelo blanco ayuda a su nuevo compañero tenía el pelo también blanco pero el de él se veía más gris y le ayuda a levantarse cuando llegan otro grupo de jinetes son dos hombres y por su aspecto parecen más vivos que los jinetes oscuros tienen una charla con el de cabello blanco y luego uno de ellos me señala preguntando por mí el peliblanco le contesta y luego dirigiéndose a mí me dice - Podemos ponerte a salvo si decides venir con nosotros. ¿Qué dices? – su ofrecimiento era muy amable pero con tan solo mirar las nubes y conocer esta ciudad desde que tengo memoria le conteste – si voy con ustedes es seguro que muera de frio y ustedes igual, esos jinetes atrajeron una tormenta de nieve y las nubes me dicen que empezara esta noche y acabara en la mañana siguiente – miro de nuevo los cielos los pequeños copos se hacen cada vez más grandes, les miro de nuevo a todos y les digo – dos de ustedes están heridos y con la tormenta seguro que mueren si de verdad quieren ponerse a salvo síganme – con esta última frase me volteo y comienzo mi marcha hacia mi hogar como los jinetes se fueron el mismo viento que trae la tormenta aparta la niebla a mi paso.
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
– si voy con ustedes es seguro que muera de frio y ustedes igual, esos jinetes atrajeron una tormenta de nieve y las nubes me dicen que empezara esta noche y acabara en la mañana siguiente. Dos de ustedes están heridos y con la tormenta seguro que mueren si de verdad quieren ponerse a salvo síganme – Tras escuchar las palabras de la niña que acababa de aparecer minutos atrás arqueé ambas cejas y entrecerré los ojos. ”Niña insolente” pensé con ira, quizá avivada por el dolor y el potente frío que recorría mi cuerpo. Sentía como si un extraño gusano gélido se paseaba por mis entrañas, quemándome por dentro y maximizando el dolor de la herida que ese Oscuro acababa de abrir.
- Tú… - dije con la voz más alta que pude, mirando a la niña mientras intentaba alcanzar algo en mi mochila con una mueca de dolor. - …no tienes idea de quién soy yo. De quiénes somos. – Con telequinesis moví los pliegues de la bolsa de tela y mi mirada hurgó en su interior. Ahí estaba el frasquito de vidrio con hierbas de tonos anaranjados, rojos, amarillos y verdes, suspendidas en un líquido aceitoso, incoloro y con un sabor suave, casi imperceptible.
Estiré mis dedos intentando tocar el vidrio, mas a duras penas logré acercarme unos centímetros. Mi magia hizo que el frasco saltara hacia mi mano como si de un imán se tratara. Quité el tapón y un corto sorbo me hizo saborear tan extraña pócima. Estaba tibio, era como si tuviese vida propia e ignorara las heladas temperaturas del ambiente.
Tragué.
Eché una mirada al frasco después de unos segundos. Las circunstancias por las que había conseguido ese antídoto eran de lo más extrañas. En mi cabeza cayeron los recuerdos de la Isla Lunar, los indígenas, y el asqueroso beso de un viajero desconocido, de quien había obtenido ese antídoto. Antes de poder notarlo ese frío descomunal había desaparecido de mi cuerpo, y con palpar sobre la herida descubrí que esta había desaparecido casi por completo. Repentinamente me encontraba en el mejor estado de salud.
Un denso parásito de hielo y oscuridad se había colado en mi cuerpo por medio de la oscura hoja del jinete, más ahora parecía haber desaparecido al probar el antídoto, veneno para cualquier mal. La vitalidad comenzaba a correr por mis venas una vez más.
Me puse de pie rápidamente, recuperando la compostura. Miré con gran seriedad a los dos miembros del Gremio que acababan de llegar, y entonces volví a mirar a Johannes. Sin dar a lugar a reacción alguna acerqué mi dedo a la flecha que penetraba la carne del joven al tiempo que decía en voz clara: – Esto dolerá. – Sólo bastó hacer un mínimo tacto, es más, diría que ni siquiera llegué a tocar la flecha para que esta se desprendiera de la carne de Johannes y saliera de su cuerpo por donde había entrado, aunque ahora estaba bañada en sangre.
Si se observaba con mucho cuidado se podría notar en la comisura de mis labios una muy sutil sonrisa. – Qué suerte tienes, hermano. – Dije con sarcasmo. – La última vez que intenté hacer algo así la flecha fue directo al corazón antes de salir del cuerpo. – Con magia hice que la flecha quedara suspendida y a la par del movimiento de mi dedo índice, la punta metálica se giró en dirección a la ‘niña insolente’. - ¿Ustedes qué opinan? – Dije a Mark y a Vaunder. – Yo creo que le daré en la cabeza. ¿Apostamos? – Un movimiento de muñeca y la flecha saldría disparada hacia la niña a toda velocidad. Quizás descargaba en la joven inocente la ira y la frustración acumuladas a partir de todo lo sucedido, y por eso era tan inexplicablemente agresivo. “¿Quién se cree que es? ¿Cómo se atreve a hablarnos así, a nosotros, seres superiores?”.
- Tú… - dije con la voz más alta que pude, mirando a la niña mientras intentaba alcanzar algo en mi mochila con una mueca de dolor. - …no tienes idea de quién soy yo. De quiénes somos. – Con telequinesis moví los pliegues de la bolsa de tela y mi mirada hurgó en su interior. Ahí estaba el frasquito de vidrio con hierbas de tonos anaranjados, rojos, amarillos y verdes, suspendidas en un líquido aceitoso, incoloro y con un sabor suave, casi imperceptible.
- Antídoto General único:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Estiré mis dedos intentando tocar el vidrio, mas a duras penas logré acercarme unos centímetros. Mi magia hizo que el frasco saltara hacia mi mano como si de un imán se tratara. Quité el tapón y un corto sorbo me hizo saborear tan extraña pócima. Estaba tibio, era como si tuviese vida propia e ignorara las heladas temperaturas del ambiente.
Tragué.
Eché una mirada al frasco después de unos segundos. Las circunstancias por las que había conseguido ese antídoto eran de lo más extrañas. En mi cabeza cayeron los recuerdos de la Isla Lunar, los indígenas, y el asqueroso beso de un viajero desconocido, de quien había obtenido ese antídoto. Antes de poder notarlo ese frío descomunal había desaparecido de mi cuerpo, y con palpar sobre la herida descubrí que esta había desaparecido casi por completo. Repentinamente me encontraba en el mejor estado de salud.
Un denso parásito de hielo y oscuridad se había colado en mi cuerpo por medio de la oscura hoja del jinete, más ahora parecía haber desaparecido al probar el antídoto, veneno para cualquier mal. La vitalidad comenzaba a correr por mis venas una vez más.
Me puse de pie rápidamente, recuperando la compostura. Miré con gran seriedad a los dos miembros del Gremio que acababan de llegar, y entonces volví a mirar a Johannes. Sin dar a lugar a reacción alguna acerqué mi dedo a la flecha que penetraba la carne del joven al tiempo que decía en voz clara: – Esto dolerá. – Sólo bastó hacer un mínimo tacto, es más, diría que ni siquiera llegué a tocar la flecha para que esta se desprendiera de la carne de Johannes y saliera de su cuerpo por donde había entrado, aunque ahora estaba bañada en sangre.
Si se observaba con mucho cuidado se podría notar en la comisura de mis labios una muy sutil sonrisa. – Qué suerte tienes, hermano. – Dije con sarcasmo. – La última vez que intenté hacer algo así la flecha fue directo al corazón antes de salir del cuerpo. – Con magia hice que la flecha quedara suspendida y a la par del movimiento de mi dedo índice, la punta metálica se giró en dirección a la ‘niña insolente’. - ¿Ustedes qué opinan? – Dije a Mark y a Vaunder. – Yo creo que le daré en la cabeza. ¿Apostamos? – Un movimiento de muñeca y la flecha saldría disparada hacia la niña a toda velocidad. Quizás descargaba en la joven inocente la ira y la frustración acumuladas a partir de todo lo sucedido, y por eso era tan inexplicablemente agresivo. “¿Quién se cree que es? ¿Cómo se atreve a hablarnos así, a nosotros, seres superiores?”.
Uso el *Antídoto general único: tiene 10 tragos, y uno te basta para sanar del veneno. Puedes usarlo en roles siempre que envies un mp. Puedes dar de beber a otros envenenados.
Off: si creen que mis acciones son excesivas, me avisan y edito.
Off: si creen que mis acciones son excesivas, me avisan y edito.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Nota: Johannes tiene herida envenenada y 24hs para curarse.
* Veneno 1: produce enrojecimiento y amorotonamiento de la herida al poco tiempo, que puede ser considerado parte de la misma herida, pero pasados los minutos, habrá sudor, luego fiebre, temblores y si no se trata con urgencia, la victima tardaría un día en morir dolorosamente.
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Las palabras de aquella joven no me parecían del todo dignas de confianza. Si bien podría conocer los alrededores, yo preferiría no quedarme por aquí durante más tiempo. Siempre podría existir la posibilidad de que los jinetes dieran alcance a Alask y luego volvieran en busca de nosotros. - Si es real lo de la tormenta, prefirió enfrentar esa desafortunada eventualidad... Al menos sé que tendríamos más posibilidad de sobrevivir a eso que a un nuevo ataque de los jinetes. Mire a sus ojos mientras hablaba. Era una mirada de disgusto y cansancio debido a las circunstancias. - También, si no lo has notado, por aquí ronda un sujeto armado con un arco que como viste, es bastante peligroso y no descansara hasta vernos muertos. Debemos alejarnos de él.
Nafen, con ayuda de sus habilidades, trajo hasta si un frasco de entre sus pertenencias. No sabia de que se trataba dicho brebaje, pero cuando el brujo lo bebió, pareció aliviado casi al instante, ni siquiera aparentaba haber pasado por cada una de las pasadas desventuras. Mark y Vaunder desmontaros de sus caballos y se acercaron a nosotros para revisar nuestras heridas. - Fabuloso Nafen. Esa poción tuya hace maravillas. Dijo Vaunder mientras inspeccionaba visualmente al brujo. Mark se acerco hasta mi, poniendo delicadamente uno de sus dedos sobre la punta de la flecha. Pudo notar alguna sustancia que impregnaba la punta de la flecha.
- ¿Como se ve? Pregunte a mi compañero. - Altamente enrojecido, parece comenzar a inflamarse... Me temo que la flecha estaba envenenada. Dijo arqueando una ceja y acercándose un poco para ver mas de cerca. - Maldita sea. Deje escapar mientras me quejaba por el dolor. Era cierto, algunos síntomas leves comenzaron a manifestarse en mi cuerpo mientras mi sistema luchaba por combatir el efecto de la toxina. - Si no fuera por mi resistencia a los venenos, seguramente ya estaría mucho peor. Asegure para todos. El entrenamiento de Richard hacia las toxinas, serviría bastante después de todo.
Nafen se acerco hasta mi y dijo alguna frase un poco incomprensible. Antes de que me diera la oportunidad de reaccionar, este utilizo sus trucos para retirar de la manera mas brusca y dolorosa la flecha de mi cuerpo. Contuve un inmenso grito de dolor en mi pecho. Envolví mi torso con los brazos. Mi frente y rodillas cayeron abatidas al suelo ante el insoportable sufrimiento mientras un grueso hilo de sangre brotaba de la herida, adornando el descolorido piso de piedra en el lugar con el intenso rojo de mi liquido vital. Respire agitadamente, mientras intentaba jalar mas aire a mis pulmones y soportar aquel dolor. - Algo me dice... Que lo has disfrutado. Dije mientras levantaba una vista acusadora hacia los ojos de Nafen.
Note como la flecha bañada en sangre comenzaba a suspenderse en el aire con la telequinesis del brujo y apuntaba macabramente hacia la joven frente a nosotros. - ¿Ustedes qué opinan? Menciono el brujo con aquel odioso y malévolo tono que suele utilizar. Mark y vaunder esbozaron una burlona sonrisa y rieron por lo bajo, incitando las acciones de Nafen. - Si no quiere venir con nosotros, por mi esta bien. Déjala en paz, es libre de irse a donde quiera. Dije tranquilamente, intentando contener las acciones de mi compañero, pero fue en vano. - ¡Espera! La flecha salio disparada como si de un arco se tratara, justo en dirección a la niña quien se mostraba indiferente.
Nafen, con ayuda de sus habilidades, trajo hasta si un frasco de entre sus pertenencias. No sabia de que se trataba dicho brebaje, pero cuando el brujo lo bebió, pareció aliviado casi al instante, ni siquiera aparentaba haber pasado por cada una de las pasadas desventuras. Mark y Vaunder desmontaros de sus caballos y se acercaron a nosotros para revisar nuestras heridas. - Fabuloso Nafen. Esa poción tuya hace maravillas. Dijo Vaunder mientras inspeccionaba visualmente al brujo. Mark se acerco hasta mi, poniendo delicadamente uno de sus dedos sobre la punta de la flecha. Pudo notar alguna sustancia que impregnaba la punta de la flecha.
- ¿Como se ve? Pregunte a mi compañero. - Altamente enrojecido, parece comenzar a inflamarse... Me temo que la flecha estaba envenenada. Dijo arqueando una ceja y acercándose un poco para ver mas de cerca. - Maldita sea. Deje escapar mientras me quejaba por el dolor. Era cierto, algunos síntomas leves comenzaron a manifestarse en mi cuerpo mientras mi sistema luchaba por combatir el efecto de la toxina. - Si no fuera por mi resistencia a los venenos, seguramente ya estaría mucho peor. Asegure para todos. El entrenamiento de Richard hacia las toxinas, serviría bastante después de todo.
Nafen se acerco hasta mi y dijo alguna frase un poco incomprensible. Antes de que me diera la oportunidad de reaccionar, este utilizo sus trucos para retirar de la manera mas brusca y dolorosa la flecha de mi cuerpo. Contuve un inmenso grito de dolor en mi pecho. Envolví mi torso con los brazos. Mi frente y rodillas cayeron abatidas al suelo ante el insoportable sufrimiento mientras un grueso hilo de sangre brotaba de la herida, adornando el descolorido piso de piedra en el lugar con el intenso rojo de mi liquido vital. Respire agitadamente, mientras intentaba jalar mas aire a mis pulmones y soportar aquel dolor. - Algo me dice... Que lo has disfrutado. Dije mientras levantaba una vista acusadora hacia los ojos de Nafen.
Note como la flecha bañada en sangre comenzaba a suspenderse en el aire con la telequinesis del brujo y apuntaba macabramente hacia la joven frente a nosotros. - ¿Ustedes qué opinan? Menciono el brujo con aquel odioso y malévolo tono que suele utilizar. Mark y vaunder esbozaron una burlona sonrisa y rieron por lo bajo, incitando las acciones de Nafen. - Si no quiere venir con nosotros, por mi esta bien. Déjala en paz, es libre de irse a donde quiera. Dije tranquilamente, intentando contener las acciones de mi compañero, pero fue en vano. - ¡Espera! La flecha salio disparada como si de un arco se tratara, justo en dirección a la niña quien se mostraba indiferente.
Johannes
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