Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El joven que de cabello gris le saco la flecha de una forma algo salvaje para mi gusto pero ahora sé que el de cabello gris es un brujo, pero no le tomo tanta importancia me vuelvo a fijar en la herida del peliblanco y resulto que la flecha estaba envenenada pero no de un veneno normal este te da 24 horas de vida si no se atiende y calculando el tiempo le queda hasta el próximo atardecer.
el me mira y me dice - Si es real lo de la tormenta, prefirió enfrentar esa desafortunada eventualidad... Al menos sé que tendríamos más posibilidad de sobrevivir a eso que a un nuevo ataque de los jinetes. También, si no lo has notado, por aquí ronda un sujeto armado con un arco que como viste, es bastante peligroso y no descansara hasta vernos muertos. Debemos alejarnos de él. – estaba por contestarle acerca de esta tormenta cuando el de cabello gris apunta la flecha recién salida de su compañero contra mí y la lanza.
No tuve que moverme de mi lugar ni un segundo la flecha fue frenada por los mismos vientos y regresada con más intensidad hacia el que me la lanzo pero la flecha no lo toco era una advertencia de los dioses al tratar de herir lo poco de vida que queda de estas desoladas tierras, pero eso no era lo único que los dioses me traían.
Se escuchó un aullido desde lo lejos y mi caballería había llegado 9 Scrunt y un montón de lobos llegaban a mi lado, ladrando y mostrando sus feroces colmillos a los 4 tipos con los que estaba pero no tardó en llegar Alabaron el más grande y fuerte de todos los Scrunt que hay en este lugar.
el parece un enorme oso blanco, pero le falta un ojo y se ve increíblemente amenazante además acababa de regresar de una cacería y estaba cubierto en sangre, se levanta a mis espaldas y rebasaba a estos tipos como el triple, da un enorme rugido a mis agresores, entonces el extiende sus brazos y entonces yo lo abrazo diciendo feliz su nombre y el contento me regresa el abrazo rugiendo con alegría (para cualquier otro parecen rugidos aterradores )
me suelta y me vuelve a poner en el suelo cuando toda la manada parece esperar una señal para descuartizar a los tipos que les siguen ladrando y les siguen mostrando sus colmillos, cuando me monto en Alabaron y les digo – quietos – los Scrunt y los lobos me obedecen de inmediato y se acercan a mi moviendo la cola y gimiendo con alegría, todos ellos son mis amigos.
Acaricio las cabezas de algunos, cuando les digo a los tipos – no , no se quien sean ustedes – señalándolos – pero en estas tierras sus títulos o lo que hayan hecho en el pasado aquí no vale nada y si no tenemos más inconvenientes, me gustaría invitarlos a la tregua de tormenta esta tormenta no es de las normales esta congelara todo y será como los jinetes que la trajeron por eso nos abandonaron esta tormenta congelara a todo ser vivo que este afuera hasta la muerte, les ruego acepten mi invitación ya que sus caballos acaban de hacerlo – me volteo y los caballos hartos por la temperatura que iba descendiendo de mal en peor se inquietaron tanto que fueron corriendo al jardín de los dioses con los demás.
Me giro y voy con Alabaron y los demás al jardín de los de los dioses todavía tengo preparativos que hacer para esta fría noche mientras que los copos que caían se hacían más y más grandes.
el me mira y me dice - Si es real lo de la tormenta, prefirió enfrentar esa desafortunada eventualidad... Al menos sé que tendríamos más posibilidad de sobrevivir a eso que a un nuevo ataque de los jinetes. También, si no lo has notado, por aquí ronda un sujeto armado con un arco que como viste, es bastante peligroso y no descansara hasta vernos muertos. Debemos alejarnos de él. – estaba por contestarle acerca de esta tormenta cuando el de cabello gris apunta la flecha recién salida de su compañero contra mí y la lanza.
No tuve que moverme de mi lugar ni un segundo la flecha fue frenada por los mismos vientos y regresada con más intensidad hacia el que me la lanzo pero la flecha no lo toco era una advertencia de los dioses al tratar de herir lo poco de vida que queda de estas desoladas tierras, pero eso no era lo único que los dioses me traían.
Se escuchó un aullido desde lo lejos y mi caballería había llegado 9 Scrunt y un montón de lobos llegaban a mi lado, ladrando y mostrando sus feroces colmillos a los 4 tipos con los que estaba pero no tardó en llegar Alabaron el más grande y fuerte de todos los Scrunt que hay en este lugar.
el parece un enorme oso blanco, pero le falta un ojo y se ve increíblemente amenazante además acababa de regresar de una cacería y estaba cubierto en sangre, se levanta a mis espaldas y rebasaba a estos tipos como el triple, da un enorme rugido a mis agresores, entonces el extiende sus brazos y entonces yo lo abrazo diciendo feliz su nombre y el contento me regresa el abrazo rugiendo con alegría (para cualquier otro parecen rugidos aterradores )
me suelta y me vuelve a poner en el suelo cuando toda la manada parece esperar una señal para descuartizar a los tipos que les siguen ladrando y les siguen mostrando sus colmillos, cuando me monto en Alabaron y les digo – quietos – los Scrunt y los lobos me obedecen de inmediato y se acercan a mi moviendo la cola y gimiendo con alegría, todos ellos son mis amigos.
Acaricio las cabezas de algunos, cuando les digo a los tipos – no , no se quien sean ustedes – señalándolos – pero en estas tierras sus títulos o lo que hayan hecho en el pasado aquí no vale nada y si no tenemos más inconvenientes, me gustaría invitarlos a la tregua de tormenta esta tormenta no es de las normales esta congelara todo y será como los jinetes que la trajeron por eso nos abandonaron esta tormenta congelara a todo ser vivo que este afuera hasta la muerte, les ruego acepten mi invitación ya que sus caballos acaban de hacerlo – me volteo y los caballos hartos por la temperatura que iba descendiendo de mal en peor se inquietaron tanto que fueron corriendo al jardín de los dioses con los demás.
Me giro y voy con Alabaron y los demás al jardín de los de los dioses todavía tengo preparativos que hacer para esta fría noche mientras que los copos que caían se hacían más y más grandes.
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Off: Con permiso de Nafen, salto su turno y dirijo algunas de las acciones de su personaje.
La flecha había sido repelida por una ráfaga poderosa de viento gélido, el cual me erizo la piel y recorrió violentamente mi espina en forma de un escalofrió, aunque de cierta forma me sentí aliviado de que no llegara a su destino. Quizás lo que decía aquella chiquilla era verdad. Se avecinaba algo grande en el horizonte. Algo que incluso un grupo de asesinos no podrían superar. Nafen estaba mejor, al menos eso aparentaba cuando utilizo ese milagroso brebaje, pero yo en cambio, estaba en la peor de las formas. Nada dispuesto para enfrentar a una tormenta. El veneno en mi sistema se abría paso entre mis venas y los efectos comenzaban a manifestarse en mis sentidos.
- Tranquilicence hermanos... Dije aun en el suelo conteniendo el dolor, intentando persuadir a mis compañeros. - Quizás la acción mas prudente por tomar, sea escuchar a esta joven y ver lo que nos ofrece. Si partimos ahora, es probable que todos muramos sepultados por la nieve. Un aullido provenía de lo lejos. Por algunos instantes conserve la esperanza, esperando que se tratara de Alask o su lobo, Reb. Estaba equivocado. Un grupo de bestias se acerco a nuestro grupo y nos rodearon inexplicablemente. Parecían tener algún tipo de relación con la chiquilla. Ahora estaba claro, aun no tenia la precisa respuesta a la incógnita, pero esa joven no era humana.
La intenciones de las bestias parecían ir en contra de nosotros. No estaba dispuesto a una batalla contra tal numero de fieras, pero no me tomarían indefenso. Como pude, haciendo uso de un gran esfuerzo, logre ponerme de pie y mantener la compostura pues no tendría miedo de enfrentarlos. Desenvaine mis dagas y entrecerré los ojos mientras echaba mi cuerpo hacia adelante y aceptar su reto. La sangre escurría entre mi torso, había un leve charco de liquido rojo ante mis pies. Apetecible para cualquiera de esas bestias. Tome la palabra antes que cualquiera de mis compañeros, quienes también tomaban sus armas y se preparaban para la batalla. Lo medite por algunos instantes y luego de que la pequeña detuviera a los animales, intuí que sus intenciones no eran malas.- Mark, Vaunder, Nafen... Sugiero que tomemos la tregua de la joven y le sigamos a cualquier lugar de su sugerencia.
Enfunde mis dagas nuevamente y pedí a Mark que me ayudara a avanzar. Todos nos pusimos en marcha para seguir el paso de la niña. Cualquier lugar al que nos condujera, esperaba que se tratara de un lugar seguro, donde pudiera atender mis heridas y mantenernos resguardados de la cruel nevada.
- Tranquilicence hermanos... Dije aun en el suelo conteniendo el dolor, intentando persuadir a mis compañeros. - Quizás la acción mas prudente por tomar, sea escuchar a esta joven y ver lo que nos ofrece. Si partimos ahora, es probable que todos muramos sepultados por la nieve. Un aullido provenía de lo lejos. Por algunos instantes conserve la esperanza, esperando que se tratara de Alask o su lobo, Reb. Estaba equivocado. Un grupo de bestias se acerco a nuestro grupo y nos rodearon inexplicablemente. Parecían tener algún tipo de relación con la chiquilla. Ahora estaba claro, aun no tenia la precisa respuesta a la incógnita, pero esa joven no era humana.
La intenciones de las bestias parecían ir en contra de nosotros. No estaba dispuesto a una batalla contra tal numero de fieras, pero no me tomarían indefenso. Como pude, haciendo uso de un gran esfuerzo, logre ponerme de pie y mantener la compostura pues no tendría miedo de enfrentarlos. Desenvaine mis dagas y entrecerré los ojos mientras echaba mi cuerpo hacia adelante y aceptar su reto. La sangre escurría entre mi torso, había un leve charco de liquido rojo ante mis pies. Apetecible para cualquiera de esas bestias. Tome la palabra antes que cualquiera de mis compañeros, quienes también tomaban sus armas y se preparaban para la batalla. Lo medite por algunos instantes y luego de que la pequeña detuviera a los animales, intuí que sus intenciones no eran malas.- Mark, Vaunder, Nafen... Sugiero que tomemos la tregua de la joven y le sigamos a cualquier lugar de su sugerencia.
Enfunde mis dagas nuevamente y pedí a Mark que me ayudara a avanzar. Todos nos pusimos en marcha para seguir el paso de la niña. Cualquier lugar al que nos condujera, esperaba que se tratara de un lugar seguro, donde pudiera atender mis heridas y mantenernos resguardados de la cruel nevada.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
“Niña irrespetuosa.” Iracundo, escuchaba las palabras de la joven con atención. Algunas de ellas lograban hacer eco en mi interior hasta producir fuertes vibraciones en mi ego. “en estas tierras sus títulos o lo que hayan hecho en el pasado aquí no vale nada” ¿Cómo se atrevía a decir esas palabras? Sin lugar a dudas, la niñita no entendía a qué se enfrentaba.
Las criaturas que acababan de aparecer no lograban mermar mi orgullosa pose, pues mi ego era suficiente defensa. Sólo recordar las grandes fieras a las que me había enfrentado en el pasado me hacía sentir confiado y seguro. El Pantano Misterioso había sido sin duda el mayor reto al que me había enfrentado, más el imponente Gigante de Roca que pretendió acabar con mi vida resultó ser una amenaza única, que pude derrotar.
Revisé mi mochila verificando los objetos con los que contaba: el raro huevo rojizo, mi daga, el espejo mágico y un poco de ropa y comida, sin embargo fueron dos objetos los que más llamaron mi atención: el colgante mágico regalado por la señora Alelí, que era capaz de invocar a un hombre-bestia, y la pócima paralizante. Sólo necesitaba tiempo y quizás podríamos derrotar a esos lobos y scrunts, pero sin Johannes no valía la pena intentarlo.
Por más que me disgustara, Johannes tenía la razón: debíamos seguir a Aisling. De otra manera moriríamos de frío y tener un combate contra los compañeros de la niña tampoco era una buena idea.
Mientras emprendíamos la caminata para seguir a la joven a nuestro paso se dibujaba un rastro en tinta rojiza. Gotas de sangre de Johannes se lanzaban al suicidio desde algunas puntas de su vestimenta, mientras otras preferían descender a través de sus pantalones hasta plasmarse en el suelo. La flecha que lo había atravesado estaba envenenada y el antídoto que minutos atrás había utilizado, y aún tenía en mi mano sería la cura perfecta. Pero… ¿valía la pena realmente?
Era un humano, ser de raza inferior, y en adición, de esta manera, obtendría lo que merecía por someterme a una tortura tan dolorosa y sangrienta, y las gruesas cicatrices en mi espalda podían dar fé de ello.
Me acerqué a Vaunder mientras observaba a la niña y la jauría que la acompañaba. – Yo mismo mataré a esta imbécil. Cuando se confíe atravesaré su corazón. – Hablé en voz baja, con ira. – Espero que la tortura previa no la mate. – Continué diciendo con cierta gracia.
- Vamos, niña, guíanos. – Grité. Ahora la seguiríamos a donde sea que fuera a llevarnos.
Off: Aisling, a pesar de que ya te lo aclaré por la CB te lo aclaro en este post también. Recuerda no excederte en tus acciones ya que este es un rol mastereado, no es interpretativo. Si lo fuera nosotros podríamos decir que todo el Gremio de Asesinos vino a acompañarnos y tendríamos el control total de la situación, pero eso no puede suceder. De la misma manera hacer aparecer el poder de una deidad o una jauría entera de perros salvajes a tu favor es una acción excesiva. Intenta evitarlo en el futuro.
Y por cierto, toda acción agresiva de mi PJ es únicamente on-rol, sabés que me caés muy bien.
Las criaturas que acababan de aparecer no lograban mermar mi orgullosa pose, pues mi ego era suficiente defensa. Sólo recordar las grandes fieras a las que me había enfrentado en el pasado me hacía sentir confiado y seguro. El Pantano Misterioso había sido sin duda el mayor reto al que me había enfrentado, más el imponente Gigante de Roca que pretendió acabar con mi vida resultó ser una amenaza única, que pude derrotar.
Revisé mi mochila verificando los objetos con los que contaba: el raro huevo rojizo, mi daga, el espejo mágico y un poco de ropa y comida, sin embargo fueron dos objetos los que más llamaron mi atención: el colgante mágico regalado por la señora Alelí, que era capaz de invocar a un hombre-bestia, y la pócima paralizante. Sólo necesitaba tiempo y quizás podríamos derrotar a esos lobos y scrunts, pero sin Johannes no valía la pena intentarlo.
Por más que me disgustara, Johannes tenía la razón: debíamos seguir a Aisling. De otra manera moriríamos de frío y tener un combate contra los compañeros de la niña tampoco era una buena idea.
Mientras emprendíamos la caminata para seguir a la joven a nuestro paso se dibujaba un rastro en tinta rojiza. Gotas de sangre de Johannes se lanzaban al suicidio desde algunas puntas de su vestimenta, mientras otras preferían descender a través de sus pantalones hasta plasmarse en el suelo. La flecha que lo había atravesado estaba envenenada y el antídoto que minutos atrás había utilizado, y aún tenía en mi mano sería la cura perfecta. Pero… ¿valía la pena realmente?
Era un humano, ser de raza inferior, y en adición, de esta manera, obtendría lo que merecía por someterme a una tortura tan dolorosa y sangrienta, y las gruesas cicatrices en mi espalda podían dar fé de ello.
Me acerqué a Vaunder mientras observaba a la niña y la jauría que la acompañaba. – Yo mismo mataré a esta imbécil. Cuando se confíe atravesaré su corazón. – Hablé en voz baja, con ira. – Espero que la tortura previa no la mate. – Continué diciendo con cierta gracia.
- Vamos, niña, guíanos. – Grité. Ahora la seguiríamos a donde sea que fuera a llevarnos.
Off: Aisling, a pesar de que ya te lo aclaré por la CB te lo aclaro en este post también. Recuerda no excederte en tus acciones ya que este es un rol mastereado, no es interpretativo. Si lo fuera nosotros podríamos decir que todo el Gremio de Asesinos vino a acompañarnos y tendríamos el control total de la situación, pero eso no puede suceder. De la misma manera hacer aparecer el poder de una deidad o una jauría entera de perros salvajes a tu favor es una acción excesiva. Intenta evitarlo en el futuro.
Y por cierto, toda acción agresiva de mi PJ es únicamente on-rol, sabés que me caés muy bien.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Sonrió con calma, parece que aceptaron mi invitación a la tregua - entonces vamos – nos movemos por los caminos que hay en esta helada ciudad, claro el frio aumentaba cada vez más y más y el viento igual. Cada paso que dábamos se hacía más difícil. La nieve aumentaba cada centímetro y todo se veía blanco, hasta que por fin llegamos a la entrada del jardín de los dioses.
La entrada era una cueva hecha por los escombros del templo que fue destruido en la guerra, alrededor ay estatuas de sacerdotes e ídolos de dragones tallados en roca. Al entrar vienen más animales desde zorros, búhos, lobos y otros animales, todos huyen de la tormenta que se acercaba, pero había una razón de por qué los animales vinieran aquí y era por el paraíso que estaba en el interior.
Era extraño y no se sabe porque exactamente, pero cuando el templo fue atacado se volteó un tanto, pero la estructura quedo solida e ilesa, pero lo que más sorprendió fue la cristalera del techo, por lo que se dé historia la cristalera representa al dragón de la luz y esta aun en la crueldad de la guerra.
El cristal nunca se rompió, pero con el tiempo el templo empezó a atrapar calor por la cristalera y con el calor que se acumulaba se volvió el entorno perfecto para que plantas pequeñas empezaran a crecer. Nada especial son plantas comunes y una pequeña variedad de florecitas blancas. No tienen ninguna propiedad curativa o especial son solo pequeñas como si fueran campanitas, pero crecen tanto que parecen nieve. El paisaje es hermoso y tan poco común en estas gélidas tierras, que le llamo el jardín de los dioses.
Al entrar se siente el cambio de temperatura y el aroma dulce de las florecillas abunda, pero no hace mucho calor se siente más el frio, pero aun así la vista es hermosa la estructura del templo todavía se ve y con las plantas que crecen en los muros pareciera que hombres, plantas y animales vivieran en total armonía.
Miro a mis acompañantes, el chico de cabello blanco se veía muy herido, me bajo de la espalda de Alabaron y le toco la frente al sujeto, su temperatura corporal subía. Empezaba a tener fiebre y creo que era por el veneno, tenía que sacar la sangre envenenada de alguna forma. Miro alrededor los animales que entraban se acomodaban en la hierba con sus familias para dormir, entonces me fijo en la hierba lo bueno del invierno es que esas polillas todavía no pueden ni volar, pero sus orugas ahora podrían serme útiles.
Busco entre las hierbas y por fin encuentro una es peludita y blanca además de que se ve regordeta la agarro por la cola, cuidando bien de que no me muerda y la guardo, podría colocarla cerca de la herida del chico de cabello blanco, la oruga al oler la sangre se dirigida hacia la herida y empezara a beberse la sangre. Sé que su mordida es dolorosa al principio, pero inyecta un calmante para poder beber la sangre tranquilamente.
Miro de nuevo a los animales todos están calmados y tranquilos la tregua había empezado, conocía a la mayoría de ellos, pero me llamo la atención los 3 caballos que dormitaban tranquilamente juntos, creía a ver visto solo 2 al principio, bueno eso no importaba.
Miro a mis acompañantes y les digo con una sonrisa – vengan dormirán en mi casa esta noche – cruzo el jardín hasta donde hay otra cueva más pequeña que la primera, tiene una estatua destrozada al principio, sigo adelante. En todos los muros hay grandes cantidades de dibujos de animales, personas y plantas, dibujados con sangre, distintas bayas silvestres y sabias. Todos dibujados por mí.
En el suelo hay hierba y florecillas pero también hay plumas y huesos entre las rocas, al final hay una puerta, la abro dejandola abierta para que puedan entrar a mis compañeros. Mi casa es sencilla tiene una sala, un comedor, y dos habitaciones, una es mía la otra era de mi abuelo, pero desde que se fue ya no la ocupo. La habitación del abuelo, es vieja y algo polvorienta solo tiene un armario, la cama, una cuna y una armadura antigua con su espada, la armadura era de mi abuelo al igual que la espada. En el techo había dibujos de las estrellas que yo había hecho para él.
Me dirijo a la cocina sin prestarles mucha atención a los demás y saco el conejo que había cazado antes. Lo acuesto y le abro el estómago con mis navajas, le voy sacando las tripas, luego agarrándolo por el pescuezo y doblándolo, le voy sacando la sangre y colocándola en un frasco, cuando termino le voy sacando la piel y la cuelgo cerca de la chimenea, después le quito la cabeza y voy cortándolo en trozos, lo meto en el horno de leños, prendo el fuego y espero que se caliente un poco mientras saco agua de la fuente bautismal, para ponerla a hervir, luego de la alacena saco unas papas, me quedan solo 3 así que las usare todas. Voy canturreo una canción mientras las pelo para terminar la cena.
La entrada era una cueva hecha por los escombros del templo que fue destruido en la guerra, alrededor ay estatuas de sacerdotes e ídolos de dragones tallados en roca. Al entrar vienen más animales desde zorros, búhos, lobos y otros animales, todos huyen de la tormenta que se acercaba, pero había una razón de por qué los animales vinieran aquí y era por el paraíso que estaba en el interior.
Era extraño y no se sabe porque exactamente, pero cuando el templo fue atacado se volteó un tanto, pero la estructura quedo solida e ilesa, pero lo que más sorprendió fue la cristalera del techo, por lo que se dé historia la cristalera representa al dragón de la luz y esta aun en la crueldad de la guerra.
El cristal nunca se rompió, pero con el tiempo el templo empezó a atrapar calor por la cristalera y con el calor que se acumulaba se volvió el entorno perfecto para que plantas pequeñas empezaran a crecer. Nada especial son plantas comunes y una pequeña variedad de florecitas blancas. No tienen ninguna propiedad curativa o especial son solo pequeñas como si fueran campanitas, pero crecen tanto que parecen nieve. El paisaje es hermoso y tan poco común en estas gélidas tierras, que le llamo el jardín de los dioses.
Al entrar se siente el cambio de temperatura y el aroma dulce de las florecillas abunda, pero no hace mucho calor se siente más el frio, pero aun así la vista es hermosa la estructura del templo todavía se ve y con las plantas que crecen en los muros pareciera que hombres, plantas y animales vivieran en total armonía.
Miro a mis acompañantes, el chico de cabello blanco se veía muy herido, me bajo de la espalda de Alabaron y le toco la frente al sujeto, su temperatura corporal subía. Empezaba a tener fiebre y creo que era por el veneno, tenía que sacar la sangre envenenada de alguna forma. Miro alrededor los animales que entraban se acomodaban en la hierba con sus familias para dormir, entonces me fijo en la hierba lo bueno del invierno es que esas polillas todavía no pueden ni volar, pero sus orugas ahora podrían serme útiles.
Busco entre las hierbas y por fin encuentro una es peludita y blanca además de que se ve regordeta la agarro por la cola, cuidando bien de que no me muerda y la guardo, podría colocarla cerca de la herida del chico de cabello blanco, la oruga al oler la sangre se dirigida hacia la herida y empezara a beberse la sangre. Sé que su mordida es dolorosa al principio, pero inyecta un calmante para poder beber la sangre tranquilamente.
Miro de nuevo a los animales todos están calmados y tranquilos la tregua había empezado, conocía a la mayoría de ellos, pero me llamo la atención los 3 caballos que dormitaban tranquilamente juntos, creía a ver visto solo 2 al principio, bueno eso no importaba.
Miro a mis acompañantes y les digo con una sonrisa – vengan dormirán en mi casa esta noche – cruzo el jardín hasta donde hay otra cueva más pequeña que la primera, tiene una estatua destrozada al principio, sigo adelante. En todos los muros hay grandes cantidades de dibujos de animales, personas y plantas, dibujados con sangre, distintas bayas silvestres y sabias. Todos dibujados por mí.
En el suelo hay hierba y florecillas pero también hay plumas y huesos entre las rocas, al final hay una puerta, la abro dejandola abierta para que puedan entrar a mis compañeros. Mi casa es sencilla tiene una sala, un comedor, y dos habitaciones, una es mía la otra era de mi abuelo, pero desde que se fue ya no la ocupo. La habitación del abuelo, es vieja y algo polvorienta solo tiene un armario, la cama, una cuna y una armadura antigua con su espada, la armadura era de mi abuelo al igual que la espada. En el techo había dibujos de las estrellas que yo había hecho para él.
Me dirijo a la cocina sin prestarles mucha atención a los demás y saco el conejo que había cazado antes. Lo acuesto y le abro el estómago con mis navajas, le voy sacando las tripas, luego agarrándolo por el pescuezo y doblándolo, le voy sacando la sangre y colocándola en un frasco, cuando termino le voy sacando la piel y la cuelgo cerca de la chimenea, después le quito la cabeza y voy cortándolo en trozos, lo meto en el horno de leños, prendo el fuego y espero que se caliente un poco mientras saco agua de la fuente bautismal, para ponerla a hervir, luego de la alacena saco unas papas, me quedan solo 3 así que las usare todas. Voy canturreo una canción mientras las pelo para terminar la cena.
Última edición por Aisling el Vie Ago 22, 2014 12:46 am, editado 2 veces
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Nos abríamos paso a través del frío y la nevada que parecía no pararía hasta el día siguiente, si es que teníamos suerte. Mis dedos comenzaban a entumirse y su movilidad decaía a cada segundo con el frío. Mis labios tomaban un color mas oscuro debido a las bajas temperaturas. La herida en mi costado y el veneno no ayudaban en lo mínimo. Todo ese conjunto de situaciones negativas, estaba arreglándoselas para hacer caer cualquier muestra de entusiasmo e incluso fortaleza. Apoyaba mis pasos en Mark, quien se esforzaba por cargar mi cuerpo pues no me era nada sencillo avanzar. Sabia que él se quejaba, pero era necesario. En cualquier otra circunstancia no lo habría molestado.
Vaunder caminaba cerca de Nafen quien no parecía tener muchas molestias en el aspecto físico, pero al juzgar por su mirada hacia la joven, estaba casi seguro que se encontraba maldiciéndola y planeando algo malévolo para ella. Vaunder sonreía burlonamente cada que Nafen le susurraba alguna palabra. La blanca nieve se teñía con el color de mi sangre a cada paso. Debíamos llegar pronto y si no podía atacar el veneno de inmediato, al menos frenar la hemorragia.
Después de un rato, llegamos hasta la derruida entrada de un edificio. La cruzamos sin mucha dificultad y me sorprendió lo que vi en su interior. Parecía un lugar totalmente desconectado de lo que habíamos visto con anterioridad. Un espacio tan maravilloso como misterioso. Me tome un momento para ver los alrededores mientras los animales nos rodeaban e ingresaban en el sitio para buscar refugio ante las inclemencias del tiempo. El cristal en el techo iluminaba con magnificencia cada superficie del recinto. Las flores parecían especiales. Crecían a desmedida con el paso del tiempo y sin interrupción de cualquier mano.
Con ayuda de Mark, nos acercamos un poco más en a su interior. La temperatura del lugar parece reconfortante a pesar del frío afuera. Quizás se debía a algún tipo de efecto invernadero debido al cristal y la fértil tierra que ayudaba a la vegetación a crecer. La chica bajo de la bestia y se acerco hasta mi. En un acto un poco precipitado, acerco su mano hasta mi frente. La mire confuso y eche mi cuerpo para atrás. No conocía las intenciones de esa joven, pero nadie podía ponerme la mano encima tan tranquilamente. - Agradezco tus intenciones, pero no necesito de tu ayuda... Dije en un tono tranquilo, intentado no parecer grosero.
La chica continuo a través del sitio, conduciéndonos a lo que ella menciono, era su casa.- ¿Tu casa? Sin lugar a dudas no era una joven común. nadie normal con su apariencia se abría atrevido a erigir un hogar en un lugar tan desolado como peligroso. La seguí hasta el lugar y cruzamos la pequeña puerta que nos conducía a una especie de caverna, que al parecer, ella misma había acondicionado para asegurar su estadía en el lugar. Una casa bastante peculiar. Era de algún modo decirlo, un paraíso para ella, aunque yo no lo encontré para nada acogedor. Comenzaba a incomodarme, no solo con todo lo sucedido, también con aquella joven ¿Cuales eran sus verdaderas intenciones?
Mark me deposito con cuidado sobre el piso mientras presionaba mi herida con firmeza.- Lo lamento, ensuciare el piso de tu hogar. Dije a la joven. Aun me preguntaba el porque de sus acciones, de algún modo, debía averiguarlo. Me puse de pie y me acerque hasta ella, interrumpiendo cualquier cosa que se encontrara haciendo. - ¿Porque haces esto? ¿Cual es el fin por ayudarnos? Aun no sabemos si podemos confiar en ti. Apareciste de la nada y parece que te rehúsas a mencionar tu nombre... La mire con seriedad. Me mostraba algo agitado y cansado por lo anterior, pero me mantendría firme hasta obtener alguna respuesta de su parte.
Vaunder caminaba cerca de Nafen quien no parecía tener muchas molestias en el aspecto físico, pero al juzgar por su mirada hacia la joven, estaba casi seguro que se encontraba maldiciéndola y planeando algo malévolo para ella. Vaunder sonreía burlonamente cada que Nafen le susurraba alguna palabra. La blanca nieve se teñía con el color de mi sangre a cada paso. Debíamos llegar pronto y si no podía atacar el veneno de inmediato, al menos frenar la hemorragia.
Después de un rato, llegamos hasta la derruida entrada de un edificio. La cruzamos sin mucha dificultad y me sorprendió lo que vi en su interior. Parecía un lugar totalmente desconectado de lo que habíamos visto con anterioridad. Un espacio tan maravilloso como misterioso. Me tome un momento para ver los alrededores mientras los animales nos rodeaban e ingresaban en el sitio para buscar refugio ante las inclemencias del tiempo. El cristal en el techo iluminaba con magnificencia cada superficie del recinto. Las flores parecían especiales. Crecían a desmedida con el paso del tiempo y sin interrupción de cualquier mano.
Con ayuda de Mark, nos acercamos un poco más en a su interior. La temperatura del lugar parece reconfortante a pesar del frío afuera. Quizás se debía a algún tipo de efecto invernadero debido al cristal y la fértil tierra que ayudaba a la vegetación a crecer. La chica bajo de la bestia y se acerco hasta mi. En un acto un poco precipitado, acerco su mano hasta mi frente. La mire confuso y eche mi cuerpo para atrás. No conocía las intenciones de esa joven, pero nadie podía ponerme la mano encima tan tranquilamente. - Agradezco tus intenciones, pero no necesito de tu ayuda... Dije en un tono tranquilo, intentado no parecer grosero.
La chica continuo a través del sitio, conduciéndonos a lo que ella menciono, era su casa.- ¿Tu casa? Sin lugar a dudas no era una joven común. nadie normal con su apariencia se abría atrevido a erigir un hogar en un lugar tan desolado como peligroso. La seguí hasta el lugar y cruzamos la pequeña puerta que nos conducía a una especie de caverna, que al parecer, ella misma había acondicionado para asegurar su estadía en el lugar. Una casa bastante peculiar. Era de algún modo decirlo, un paraíso para ella, aunque yo no lo encontré para nada acogedor. Comenzaba a incomodarme, no solo con todo lo sucedido, también con aquella joven ¿Cuales eran sus verdaderas intenciones?
Mark me deposito con cuidado sobre el piso mientras presionaba mi herida con firmeza.- Lo lamento, ensuciare el piso de tu hogar. Dije a la joven. Aun me preguntaba el porque de sus acciones, de algún modo, debía averiguarlo. Me puse de pie y me acerque hasta ella, interrumpiendo cualquier cosa que se encontrara haciendo. - ¿Porque haces esto? ¿Cual es el fin por ayudarnos? Aun no sabemos si podemos confiar en ti. Apareciste de la nada y parece que te rehúsas a mencionar tu nombre... La mire con seriedad. Me mostraba algo agitado y cansado por lo anterior, pero me mantendría firme hasta obtener alguna respuesta de su parte.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Al final los chicos decidieron entrar en mi casa, el de cabello blanco se veía cada vez más cansado y enfermo. No estaba segura si ayudarlo o no, el antes me dijo que no la necesitaba mi ayuda, pero no estoy de acuerdo con eso, uno de sus compañeros lo deposita en el suelo y me dijo - Lo lamento, ensuciare el piso de tu hogar.- sonrió, eso para mí me traía sin cuidado.
Sigo cocinando con calma, el aroma del guisado, empieza a inundar la sala, más el aroma de las flores y la tinta de los libros, le dan una sensación agradable al ambiente. Pero no para todos, el de cabello blanco se levanta y acercándose a mí, me interrumpe diciéndome - ¿Porque haces esto? ¿Cuál es el fin por ayudarnos? Aún no sabemos si podemos confiar en ti. Apareciste de la nada y parece que te rehúsas a mencionar tu nombre...
Le miro unos segundos, su expresión era seria aunque se veía cansado por el esfuerzo, estaba claro que no se movería sin una respuesta, así que le conteste con una sonrisa de calma – lo hago por ayudar simplemente. – le conteste con toda mi sinceridad y continúe – pero si buscas una razón, es por ella. – alzo mi vista hacia un muro, en el ay un retrato de una mujer adulta de cabellos castaños y ojos cristalinos como los míos, adornado con no-me-olvides a su alrededor. Era tal y como el abuelo me la había descrito, nunca la conocí, pero tenía sus diarios, en donde ella anoto todos sus pensamientos e ilusiones del mundo que la rodeaba.
Veo el retrato con algo de nostalgia, desearía poder haberla conocido, - Ella me enseño que todas las personas y seres vivos de este mundo tienen belleza en sus corazones, por eso es bueno ayudar a los que lo necesitan y disfrutar cada instante de la vida. – Regreso mi mirada hacia el chico de cabello blanco, su herida se veía cada vez peor y le digo – sabes que si no atiendes esa herida morirás - suspiro, el parece querer curarse solo. Así que me centro en el guisado.
Cuando está casi terminado les digo – hay una habitación libre en la puerta derecha, pueden dormir hay si gustan – saco los platos que tengo y los coloco en la mesa. Mientras voy sirviendo el guisado les digo – apropósito mi nombre es Aisling.
Sigo cocinando con calma, el aroma del guisado, empieza a inundar la sala, más el aroma de las flores y la tinta de los libros, le dan una sensación agradable al ambiente. Pero no para todos, el de cabello blanco se levanta y acercándose a mí, me interrumpe diciéndome - ¿Porque haces esto? ¿Cuál es el fin por ayudarnos? Aún no sabemos si podemos confiar en ti. Apareciste de la nada y parece que te rehúsas a mencionar tu nombre...
Le miro unos segundos, su expresión era seria aunque se veía cansado por el esfuerzo, estaba claro que no se movería sin una respuesta, así que le conteste con una sonrisa de calma – lo hago por ayudar simplemente. – le conteste con toda mi sinceridad y continúe – pero si buscas una razón, es por ella. – alzo mi vista hacia un muro, en el ay un retrato de una mujer adulta de cabellos castaños y ojos cristalinos como los míos, adornado con no-me-olvides a su alrededor. Era tal y como el abuelo me la había descrito, nunca la conocí, pero tenía sus diarios, en donde ella anoto todos sus pensamientos e ilusiones del mundo que la rodeaba.
Veo el retrato con algo de nostalgia, desearía poder haberla conocido, - Ella me enseño que todas las personas y seres vivos de este mundo tienen belleza en sus corazones, por eso es bueno ayudar a los que lo necesitan y disfrutar cada instante de la vida. – Regreso mi mirada hacia el chico de cabello blanco, su herida se veía cada vez peor y le digo – sabes que si no atiendes esa herida morirás - suspiro, el parece querer curarse solo. Así que me centro en el guisado.
Cuando está casi terminado les digo – hay una habitación libre en la puerta derecha, pueden dormir hay si gustan – saco los platos que tengo y los coloco en la mesa. Mientras voy sirviendo el guisado les digo – apropósito mi nombre es Aisling.
- off rol:
- perdon por la tardanza me quede con una tarea enorme y no me dio tiempo de postear en nada
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El silbido del viento se hacía sutilmente más sonoro por cada paso que dábamos. La niña era nuestro guía a través del Pueblo Abandonado, acompañada por la gran jauría de scrunts y lobos mientras nosotros caminábamos detrás del gran grupo. El frío se adueñaba de la tarde mientras algunos copos de nieve comenzaban a lucirse con su frígida danza a través del aire hasta caer en el suelo y morir en una trágica metamorfosis, de copo de nieve a gotas de agua.
Seguir a la joven no era la mejor de las ideas. Podía ser una trampa, podía presentar una amenaza mejor de la esperada. No existía garantía alguna de que no nos estuviera llevando a algún callejón sin salida para intentar atacarnos. Para cualquier ocasión me encontraba alerta, preparado; acariciaba la hoja de mi cuchillo casi con cariño, el helado metal palpitaba ante el tacto de mis yemas tiritantes.
- Y mi maestro usó su magia para atravesar un pequeño metal del grosor de un hilo desde el trasero del hombre hasta hacerlo salir por su cabeza. Pasaron más segundos de lo que esperaba hasta que el hombre cayó muerto. - Relataba a Vaunder mientras caminábamos, él respondía con mirada cómplice, como si lo disfrutara casi tanto como yo. - Mi maestro era un hombre de gran poder telequinético... sí. - Dichas estas palabras levanté la vista y parecía que finalmente habíamos arribado a la morada de la niña. Hasta entonces no parecía una trampa, pero después de todo no podía confiar en ella.
El lugar parecía tener cierta magia en él. De manera inexplicable, una infinidad de flores acolchonaban el suelo y lo pintaban de blanco. Mientras Johannes y la niña, que se identificó como Aisling, compartían una corta conversación yo volvía en mis pasos lentamente, regresando a la entrada de la guarida acompañado por un zorro. Sin duda alguna no era normal que los animales se apaciguaran en un mismo lugar sin tener conflicto alguno; estaban repartidos por toda la edificación.
Miré al zorro. Recorrí con la mirada sus elegantes rasgos. Su pelaje, sus orejas y hocico, su torso, patas y finalmente su cola. Era un animal bello, por algún motivo me resultaba altamente atractivo. Observé sus ojos y los suyos observaron los míos en un frágil vínculo que podía ser roto sólo con correr la vista. Pero la sostuve, había algo peculiar en el animalito, aunque no sabía qué.
Me senté en el suelo, con cuidado de no dejar de observarlo. Crucé mis piernas e inmediatamente el zorro se sentó sobre sus patas traseras, contemplándome con su profundo mirar.
Poco más de seis metros nos separaban, pero era como si lo tuviera a mi lado. De una manera que no conocía nos fundíamos en un sólo ser. Era algo totalmente ajeno a lo conocido, pero de alguna manera se sentía bien. En un largo movimiento desenfundé mi cuchillo y lo apoyé en el suelo, sin mermar la concentración que nos unía. Repentinamente mis párpados comenzaron a relajarse, y a sentirse levemente más pesados. Mis ojos se entrecerraron al tiempo que caía en un místico trance.
Empecé a mover los dedos, la muñeca y a hacer cortos movimientos con los codos, brazos y hombros. El cuchillo se arrastró despacio, levitando apenas milímetros sobre el suelo, hasta donde el zorro estaba. La hoja de metal se elevó hasta el hocico del zorro, que empezó a olisquearlo con curiosidad.
Cerré el puño con firmeza, el cuchillo se movió a una velocidad increíble, tan así que casi no se notó el momento en el que atravesó el ojo del zorro. Apenas un agudo quejido que no duró ni siquiera un segundo fue lo único que se escuchó, haciendo eco en la caverna. Su pelaje anaranjado era bellísimo; un incontrolable deseo de acariciarlo surgió en mí de manera tan potente como inesperada.
Continué haciendo movimientos con mis manos para que la filosa punta del cuchillo arrojadizo se clavara en el pecho del cuerpo inerte y se desplazara hacia la zona baja del vientre. La sangre brotó rápidamente, y los intestinos fueron los primeros órganos en salir del cuerpo. El suelo se tiñó de rojo y mis manos no cesaban su movimiento. Ahora el cuchillo comenzaba a cortar una de las tiernas patitas del zorro; atravesó la carne hasta que incluso de lejos fue visible el hueso, más el metal no pudo romper este último. "Qué suaves orejas" pensé con el ceño fruncido. La telequinesis una vez más hizo efecto sobre el cuchillo y el plateado metal comenzó a separar la dulce oreja del resto del cuerpo.
El cuchillo comenzó a levitar horizontalmente, cargando en el mango la oreja cortada, y guiándola hasta mí. Cuando estuvo al alcance de mi mano la tomé, la contemplé por breves momentos y froté la parte dorsal contra mi mejilla. Una gota de sangre me acarició y se detuvo junto a la comisura de mis labios. Lo dudé por momentos pero lamí la sangre con todo placer.
Off: Ehm... no se espanten (?) Sólo quería enfatizar en lo enfermo que está Naf.
Seguir a la joven no era la mejor de las ideas. Podía ser una trampa, podía presentar una amenaza mejor de la esperada. No existía garantía alguna de que no nos estuviera llevando a algún callejón sin salida para intentar atacarnos. Para cualquier ocasión me encontraba alerta, preparado; acariciaba la hoja de mi cuchillo casi con cariño, el helado metal palpitaba ante el tacto de mis yemas tiritantes.
- Y mi maestro usó su magia para atravesar un pequeño metal del grosor de un hilo desde el trasero del hombre hasta hacerlo salir por su cabeza. Pasaron más segundos de lo que esperaba hasta que el hombre cayó muerto. - Relataba a Vaunder mientras caminábamos, él respondía con mirada cómplice, como si lo disfrutara casi tanto como yo. - Mi maestro era un hombre de gran poder telequinético... sí. - Dichas estas palabras levanté la vista y parecía que finalmente habíamos arribado a la morada de la niña. Hasta entonces no parecía una trampa, pero después de todo no podía confiar en ella.
El lugar parecía tener cierta magia en él. De manera inexplicable, una infinidad de flores acolchonaban el suelo y lo pintaban de blanco. Mientras Johannes y la niña, que se identificó como Aisling, compartían una corta conversación yo volvía en mis pasos lentamente, regresando a la entrada de la guarida acompañado por un zorro. Sin duda alguna no era normal que los animales se apaciguaran en un mismo lugar sin tener conflicto alguno; estaban repartidos por toda la edificación.
Miré al zorro. Recorrí con la mirada sus elegantes rasgos. Su pelaje, sus orejas y hocico, su torso, patas y finalmente su cola. Era un animal bello, por algún motivo me resultaba altamente atractivo. Observé sus ojos y los suyos observaron los míos en un frágil vínculo que podía ser roto sólo con correr la vista. Pero la sostuve, había algo peculiar en el animalito, aunque no sabía qué.
Me senté en el suelo, con cuidado de no dejar de observarlo. Crucé mis piernas e inmediatamente el zorro se sentó sobre sus patas traseras, contemplándome con su profundo mirar.
Poco más de seis metros nos separaban, pero era como si lo tuviera a mi lado. De una manera que no conocía nos fundíamos en un sólo ser. Era algo totalmente ajeno a lo conocido, pero de alguna manera se sentía bien. En un largo movimiento desenfundé mi cuchillo y lo apoyé en el suelo, sin mermar la concentración que nos unía. Repentinamente mis párpados comenzaron a relajarse, y a sentirse levemente más pesados. Mis ojos se entrecerraron al tiempo que caía en un místico trance.
Empecé a mover los dedos, la muñeca y a hacer cortos movimientos con los codos, brazos y hombros. El cuchillo se arrastró despacio, levitando apenas milímetros sobre el suelo, hasta donde el zorro estaba. La hoja de metal se elevó hasta el hocico del zorro, que empezó a olisquearlo con curiosidad.
Cerré el puño con firmeza, el cuchillo se movió a una velocidad increíble, tan así que casi no se notó el momento en el que atravesó el ojo del zorro. Apenas un agudo quejido que no duró ni siquiera un segundo fue lo único que se escuchó, haciendo eco en la caverna. Su pelaje anaranjado era bellísimo; un incontrolable deseo de acariciarlo surgió en mí de manera tan potente como inesperada.
Continué haciendo movimientos con mis manos para que la filosa punta del cuchillo arrojadizo se clavara en el pecho del cuerpo inerte y se desplazara hacia la zona baja del vientre. La sangre brotó rápidamente, y los intestinos fueron los primeros órganos en salir del cuerpo. El suelo se tiñó de rojo y mis manos no cesaban su movimiento. Ahora el cuchillo comenzaba a cortar una de las tiernas patitas del zorro; atravesó la carne hasta que incluso de lejos fue visible el hueso, más el metal no pudo romper este último. "Qué suaves orejas" pensé con el ceño fruncido. La telequinesis una vez más hizo efecto sobre el cuchillo y el plateado metal comenzó a separar la dulce oreja del resto del cuerpo.
El cuchillo comenzó a levitar horizontalmente, cargando en el mango la oreja cortada, y guiándola hasta mí. Cuando estuvo al alcance de mi mano la tomé, la contemplé por breves momentos y froté la parte dorsal contra mi mejilla. Una gota de sangre me acarició y se detuvo junto a la comisura de mis labios. Lo dudé por momentos pero lamí la sangre con todo placer.
Off: Ehm... no se espanten (?) Sólo quería enfatizar en lo enfermo que está Naf.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Después de aquella muestra de desconfianza por mi parte hacia a joven, Nafen se retiraba del lugar, al parecer prefería estar afuera que entre todos aquellos inusuales adornos y el ambiente que se respiraba en esta atmósfera. De algún modo sabría que lo haría. Siempre me pregunte por los verdaderos motivos de ese brujo y cada uno de los pensamientos que pasan por su cabeza. Continuaba esperando una respuesta por parte de la niña, así que ignore el hecho de que Nafen se retiraba.
Mark, un hombre joven de no más de veinticinco años, contaba con un cuerpo bien formado de una complexión media. Su cabello era rubio y largo. Los mechones de su cabello caían al costado de su cara, mientras que atrás portaba una improvisada media cola para sujetar el movimiento de su cabellera. El marrón de sus ojos denotaba concentración y seriedad, muy al contrario de muchos de los otros asesinos. Las facciones de su rostro y su desalineado aspecto podrían atraer casi a cualquier dama que se propusiera, haciéndolo alguien peligroso para sus desafortunadas victimas. Un humano digno de confianza... al menos para sus compañeros. El hombre permanecía callado pero observador en el lugar, siempre parecía preocuparle algo, aunque nadie podría descifrar la respuesta a esa incógnita. Tomo asiento sobre el piso y se cruzo de brazos sin ninguna palabra.
Vaunder, quien se mantenía cerca de Nafen, gustaba ampliamente de cualquier acto violento, aun más si este contenía altas muestras de dolor y sufrimiento. Si él se trataba del verdugo, encontraba un plus en aquella manía. Un licántropo aunque delgado, mucho mas alto que el promedio. su negra y corta cabellera no destacaba en ningún aspecto, pero una bien delineada barba rodeando su boca y que ascendía a través de sus mejillas le daban cierta personalidad. Su mirada era burlona, tenia el poder de hacerte sentir de algún modo humillado o irritado sin decir una sola palabra, claro que si remataba con alguna risa o comentario podría sacarte de tus casillas sin siquiera darte cuenta. Siguió los pasos de Nafen y se sentó fuera de la casa, observando a todos los animales refugiándose del frío.
La joven respondía a mi pregunta, pero no me dejaba para nada satisfecho. Si bien podría ser utilizado como una respuesta, por algunos momentos dude de la naturaleza caritativa en sus palabras. El hecho de haber traído consigo a un grupo conformado por solo asesinos, me hacían dudar de su cordura aunque claro, ella no lo sabia. Levanto la mirada apuntando hacia la imagen de una mujer sobre el muro. Observe la imagen por algunos minutos. Sus ojos parecían tener cierto parecido con los de la joven. Regrese la mirada a la niña quien mantenía su vista en la pintura y emanaba cierta nostalgia en su mirar.
Calle por un rato, por ahora no quería interrumpirla. Algo en sus palabras me irritaba, me hacia sentir molesto y a tal grado inconforme. Después de comentar sobre mi herida, ofrecernos una habitación para dormir y finalmente revelar su nombre, Me decidí a hablar, no podría simplemente ignorar aquellas palabras. - Tus palabras son muy nobles... Pero me temo que se alejan mucho de la realidad. La mire a los ojos con una mirada tan fría como el clima afuera. - El mundo no es como lo imaginas. Ahí afuera hay un montón de corazones pútridos y despreciables. Las malas intenciones inundan la tierra que nos fue confiada. Gire sobre mis pies, dándole la espalda a la joven y camine hacia el muro donde se encontraba Mark. Dime... ¿Crees que ayudaría al hombre que provoco mi herida? En ese momento solo importa tu coraje y la rapidez con la que puedes terminar con la vida de los otros antes de que ellos terminen con la tuya... Solo así podrás alcanzar aquel instante de felicidad del que predicas. No agregue más. a pesar de que mientras hablaba pude escuchar un extraño sonido proveniente desde afuera, preferí volver a sentarme y tomar descanso para intentar detener la hemorragia en mi costado.
Mark, un hombre joven de no más de veinticinco años, contaba con un cuerpo bien formado de una complexión media. Su cabello era rubio y largo. Los mechones de su cabello caían al costado de su cara, mientras que atrás portaba una improvisada media cola para sujetar el movimiento de su cabellera. El marrón de sus ojos denotaba concentración y seriedad, muy al contrario de muchos de los otros asesinos. Las facciones de su rostro y su desalineado aspecto podrían atraer casi a cualquier dama que se propusiera, haciéndolo alguien peligroso para sus desafortunadas victimas. Un humano digno de confianza... al menos para sus compañeros. El hombre permanecía callado pero observador en el lugar, siempre parecía preocuparle algo, aunque nadie podría descifrar la respuesta a esa incógnita. Tomo asiento sobre el piso y se cruzo de brazos sin ninguna palabra.
Vaunder, quien se mantenía cerca de Nafen, gustaba ampliamente de cualquier acto violento, aun más si este contenía altas muestras de dolor y sufrimiento. Si él se trataba del verdugo, encontraba un plus en aquella manía. Un licántropo aunque delgado, mucho mas alto que el promedio. su negra y corta cabellera no destacaba en ningún aspecto, pero una bien delineada barba rodeando su boca y que ascendía a través de sus mejillas le daban cierta personalidad. Su mirada era burlona, tenia el poder de hacerte sentir de algún modo humillado o irritado sin decir una sola palabra, claro que si remataba con alguna risa o comentario podría sacarte de tus casillas sin siquiera darte cuenta. Siguió los pasos de Nafen y se sentó fuera de la casa, observando a todos los animales refugiándose del frío.
La joven respondía a mi pregunta, pero no me dejaba para nada satisfecho. Si bien podría ser utilizado como una respuesta, por algunos momentos dude de la naturaleza caritativa en sus palabras. El hecho de haber traído consigo a un grupo conformado por solo asesinos, me hacían dudar de su cordura aunque claro, ella no lo sabia. Levanto la mirada apuntando hacia la imagen de una mujer sobre el muro. Observe la imagen por algunos minutos. Sus ojos parecían tener cierto parecido con los de la joven. Regrese la mirada a la niña quien mantenía su vista en la pintura y emanaba cierta nostalgia en su mirar.
Calle por un rato, por ahora no quería interrumpirla. Algo en sus palabras me irritaba, me hacia sentir molesto y a tal grado inconforme. Después de comentar sobre mi herida, ofrecernos una habitación para dormir y finalmente revelar su nombre, Me decidí a hablar, no podría simplemente ignorar aquellas palabras. - Tus palabras son muy nobles... Pero me temo que se alejan mucho de la realidad. La mire a los ojos con una mirada tan fría como el clima afuera. - El mundo no es como lo imaginas. Ahí afuera hay un montón de corazones pútridos y despreciables. Las malas intenciones inundan la tierra que nos fue confiada. Gire sobre mis pies, dándole la espalda a la joven y camine hacia el muro donde se encontraba Mark. Dime... ¿Crees que ayudaría al hombre que provoco mi herida? En ese momento solo importa tu coraje y la rapidez con la que puedes terminar con la vida de los otros antes de que ellos terminen con la tuya... Solo así podrás alcanzar aquel instante de felicidad del que predicas. No agregue más. a pesar de que mientras hablaba pude escuchar un extraño sonido proveniente desde afuera, preferí volver a sentarme y tomar descanso para intentar detener la hemorragia en mi costado.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Oirían gemidos de un perro como si estuviera apaleado. Éste era Reb, era fiel lobo del licántropo Alask Mortense. El animal tenía el hocico ensangrentado, y varias manchas en todo su cuerpo, pero sólo una herida sobre su lomo y una de sus patas traseras resentida, y que apenas podía apoyar al caminar. Su mirada era clara: de frustración y dolor.
A duras penas llegó hasta la cueva donde los aventureros estaban. Buscaría a Johannes, para apoyar su cabeza sobre su regazo o echarse a su lado.
Reb de vez en cuando movería su cola y alzaría la cabeza en dirección a la puerta, como si estuviera esperando algo.
Cuando cierren el rol, regresen al gremio, pero no pongan que Igor está ahí esperándolos, de última unos guardias personales irán a buscarlo para darle aviso
A duras penas llegó hasta la cueva donde los aventureros estaban. Buscaría a Johannes, para apoyar su cabeza sobre su regazo o echarse a su lado.
Reb de vez en cuando movería su cola y alzaría la cabeza en dirección a la puerta, como si estuviera esperando algo.
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Nota: no tengo mucho más para decir, puesto que sólo quería dejar a Reb con ustedes. Pueden manejarlo, y confío en que ya saben como es su personalidad. ^^ Sólo estará con Johannes o Nafen en el gremio solo un tiempo.Cuando cierren el rol, regresen al gremio, pero no pongan que Igor está ahí esperándolos, de última unos guardias personales irán a buscarlo para darle aviso
Ansur
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El de cabello blanco me dijo - Tus palabras son muy nobles... Pero me temo que se alejan mucho de la realidad.- Me miro con una mirada fría - El mundo no es como lo imaginas. Ahí afuera hay un montón de corazones pútridos y despreciables. Las malas intenciones inundan la tierra que nos fue confiada. ¿Crees que ayudaría al hombre que provoco mi herida? En ese momento solo importa tu coraje y la rapidez con la que puedes terminar con la vida de los otros antes de que ellos terminen con la tuya... Solo así podrás alcanzar aquel instante de felicidad del que predicas.
Él estaba de espaldas, caminando hacia su compañero, me senté con calma y empecé a darle sorbos a mi sopa. para mi la felicidad no llegaria nunca si asesinada a alguien sin un motivo de verdad y le conteste con calma al chico. - El abuelo me dijo una vez, que en el mundo hay corazones pútridos, pero no siempre fueron así, todos nacemos en el mismo mundo. Sin mal, ni bien, pero es el tiempo y nuestra condición, es con la que forjamos nuestros corazones, todos podemos elegir quien ser y como acabar, pero siempre fue decisión nuestra.- le doy otro enorme sorbo a la sopa ya sin decir nada, sabía que a los que no desean escuchar no hay que decirles nada.
Termino la sopa y coloco el plato en una cubeta, ya es algo tarde y tengo sueño, voy al armario y saco un montón de pieles de animales y las coloco encima de la mesa, miro a mis invitados y con generosidad les digo – pueden usar todas estas pieles para cubrirse en la noche – y vuelvo a guardar silencio, sin nada más que hacer me dirijo a mi habitación y entro cerrando la puerta detrás de mí. La habitación era algo grande, pero siempre está llena de objetos como libros, jarrones, retratos, pinceles, nidos abandonados y juguetes rotos.
Me acerco a mi cama y me dejo caer, no sin antes dejar mi bolso al lado del escritorio y sacar los pequeños objetos que tenía, eran dos plumas una del ala del sombrero de un capitán pirata y la otra de una joven con alas, las coloco en mi escritorio con la botellita de tinta y la de sangre al lado, mañana regresare a mis tareas de reparación de libros.
Ya con las sabanas y las pieles acurrucándome empezaba a dormirme, pero siempre se me hacía algo difícil lograrlo y esta herida no ayudaba en nada, ya no sangraba, pero dolía como si la ira de los caídos se concentrada hay, ademas sin el abuelo y nadie que este junto a mí, no tenía las ganas de descansar sabiendo que volvería a estar sola la siguiente mañana, empezaba a lograrlo si no fuera por el ruido que provenía de afuera, parecía que arañaban la puerta principal.
Él estaba de espaldas, caminando hacia su compañero, me senté con calma y empecé a darle sorbos a mi sopa. para mi la felicidad no llegaria nunca si asesinada a alguien sin un motivo de verdad y le conteste con calma al chico. - El abuelo me dijo una vez, que en el mundo hay corazones pútridos, pero no siempre fueron así, todos nacemos en el mismo mundo. Sin mal, ni bien, pero es el tiempo y nuestra condición, es con la que forjamos nuestros corazones, todos podemos elegir quien ser y como acabar, pero siempre fue decisión nuestra.- le doy otro enorme sorbo a la sopa ya sin decir nada, sabía que a los que no desean escuchar no hay que decirles nada.
Termino la sopa y coloco el plato en una cubeta, ya es algo tarde y tengo sueño, voy al armario y saco un montón de pieles de animales y las coloco encima de la mesa, miro a mis invitados y con generosidad les digo – pueden usar todas estas pieles para cubrirse en la noche – y vuelvo a guardar silencio, sin nada más que hacer me dirijo a mi habitación y entro cerrando la puerta detrás de mí. La habitación era algo grande, pero siempre está llena de objetos como libros, jarrones, retratos, pinceles, nidos abandonados y juguetes rotos.
Me acerco a mi cama y me dejo caer, no sin antes dejar mi bolso al lado del escritorio y sacar los pequeños objetos que tenía, eran dos plumas una del ala del sombrero de un capitán pirata y la otra de una joven con alas, las coloco en mi escritorio con la botellita de tinta y la de sangre al lado, mañana regresare a mis tareas de reparación de libros.
Ya con las sabanas y las pieles acurrucándome empezaba a dormirme, pero siempre se me hacía algo difícil lograrlo y esta herida no ayudaba en nada, ya no sangraba, pero dolía como si la ira de los caídos se concentrada hay, ademas sin el abuelo y nadie que este junto a mí, no tenía las ganas de descansar sabiendo que volvería a estar sola la siguiente mañana, empezaba a lograrlo si no fuera por el ruido que provenía de afuera, parecía que arañaban la puerta principal.
Aisling
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
La sangre se esparcía por el suelo con pesadez y cierta lentitud. El potente color rojo brillaba ante la poca luz que se colaba por alguna abertura en los muros del lugar. Allí, sobre un suelo helado, el cadáver del zorro yacía inerte, quieto y en silencio. Si no fuera por el hoyo que tenía en lugar de uno de sus ojos, o por el hecho de que muchos de sus órganos -particularmente su intestino delgado- estaban salidos del cuerpo, el zorro podía dar la impresión de dormir plácidamente.
Sonreía mientras el suave pelaje naranja acariciaba mi piel. En mi mejilla ya había una mancha de sangre que caía hacia mi cuello y labios. Separé la oreja de mi cara y la miré pasearse por mis dedos con detenimiento. Era hermosa. "Seguramente a Vlad le gustará." Guardé la oreja en mi mochila, satisfecho por mi gran idea.
Una vez más, Vlad se convirtió en dueño de mis pensamientos. Su ausencia era una marca permanente aún más profunda que la gruesa cicatriz que cada mañana encontraba en mi estómago gracias al cuchillo de Igor. Extrañaba que su molesto llanto me despertara por las madrugadas y sus diminutas manos tantearan mi rostro en busca de seguridad.
Lo extraño era que saber que una vida dependía de mí, saber que sostener a Vlad lo ponía en un lugar seguro, me traía más seguridad de la que el niño podría sentir.
Mis pensamientos callaron cuando el sonido de un aleteo irrumpió en la habitación. Mi mirada, junto a la de Vaunder y algunos animales asustadizos, se dirigió hacia la pareja de cuervos que emprendía el descenso en dirección al zorro.
Una vez apoyaron sus patas en el cuerpo inerte del zorro, hundieron sus picos en la carne para arrancar pedazos rosados de alimento.
Hasta entonces no había notado que Vaunder contemplaba mi accionar. Me giré hacia él.
En el reflejo de sus ojos podía notar el placer que estos pretendían esconder. Un placer que yo comprendía a la perfección; ese mismo placer que había impulsado la muerte del zorro. Los demás no lo entendían, no eran capaces de hacerlo.
Un nuevo trío de cuervos se unió a sus compañeros, devorando a paso lento la carne del animal de tierno pelaje naranja.
Me puse de pie e ignoré las palabras que Vaunder empezó a balbucear, caminando hacia donde antes me encontraba con Johannes y la molesta niña.
Sonreía mientras el suave pelaje naranja acariciaba mi piel. En mi mejilla ya había una mancha de sangre que caía hacia mi cuello y labios. Separé la oreja de mi cara y la miré pasearse por mis dedos con detenimiento. Era hermosa. "Seguramente a Vlad le gustará." Guardé la oreja en mi mochila, satisfecho por mi gran idea.
Una vez más, Vlad se convirtió en dueño de mis pensamientos. Su ausencia era una marca permanente aún más profunda que la gruesa cicatriz que cada mañana encontraba en mi estómago gracias al cuchillo de Igor. Extrañaba que su molesto llanto me despertara por las madrugadas y sus diminutas manos tantearan mi rostro en busca de seguridad.
Lo extraño era que saber que una vida dependía de mí, saber que sostener a Vlad lo ponía en un lugar seguro, me traía más seguridad de la que el niño podría sentir.
Mis pensamientos callaron cuando el sonido de un aleteo irrumpió en la habitación. Mi mirada, junto a la de Vaunder y algunos animales asustadizos, se dirigió hacia la pareja de cuervos que emprendía el descenso en dirección al zorro.
Una vez apoyaron sus patas en el cuerpo inerte del zorro, hundieron sus picos en la carne para arrancar pedazos rosados de alimento.
Hasta entonces no había notado que Vaunder contemplaba mi accionar. Me giré hacia él.
En el reflejo de sus ojos podía notar el placer que estos pretendían esconder. Un placer que yo comprendía a la perfección; ese mismo placer que había impulsado la muerte del zorro. Los demás no lo entendían, no eran capaces de hacerlo.
Un nuevo trío de cuervos se unió a sus compañeros, devorando a paso lento la carne del animal de tierno pelaje naranja.
Me puse de pie e ignoré las palabras que Vaunder empezó a balbucear, caminando hacia donde antes me encontraba con Johannes y la molesta niña.
Nafen
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
El cansancio comenzaba a hacer estragos en mi estado de alerta. Mis parpados pesaban cada vez más y me costaba mucho mantener alerta mi percepción y cada uno de mis sentidos. Al menos la herida en mi costado, que ardía de terrible forma y su dolor irradiaba hacia todo mi torso, me ayudaba a mantenerme despierte aunque quizás lo mejor seria terminar por rendirme y tomar una siesta para recuperar energías, pero no podía descuidarme del todo. Había sido envenenado y a pesar de mi resistencia, no sabia como podría reaccionar mi cuerpo ante la toxina.
Mark, quien se mantenía callado al otro lado de la habitación, solo me había estado observando con una mirada analítica. Quizás se preguntaba el porque no había pedido ayuda a Nafen ya que el poseía el remedio para todos mis malestares, pero mi estupido orgullo no me permitía ser tan fresco e ir a pedir ayuda así como así. Por ahora confiaría con mi resistencia y esperaría porque el veneno cesara su efecto. Sentía terribles escalofríos que sacudían mi espina con fuerza y mi visión se tornaba cada vez más difusa.
Sin que nadie lo esperara, un nuevo visitante arribo hasta la edificación en donde nos encontrábamos. El visitante se abrió paso con dificultades a través de todos los otros huéspedes, quienes lo miraron confusos. Se trataba de nada menos que el lobo Reb, fiel compañero del desaparecido Alask. Nafen se disponía a ingresar en la casa de la niña, por lo que abrió la puerta y Reb aprovecho esto para colarse en el interior. A pesar de que había pasado a su lado, Reb pareció ignorar a Nafen en ese momento, parecía estar tras un rastro más conocido.
Cuando por fin cruzo la puerta, me sorprendió el hecho de verlo en ese lugar y en tan deplorable estado. Poseía sangre en su hocico y varias manchas sobre su cuerpo, también cojeaba sobre una de sus patas y gemía probablemente a causa del dolor. Antes de que pudiera reaccionar, el lobo se acerco hasta mi y poso su cabeza sobre mi regazo, desplomo su cuerpo a mi lado, agacho las orejas y cerro los ojos para descansar. Mire nuevamente hacia la puerta, esperando que Alask entrara por ella pero no fue así... Al parecer su dueño y amigo se había sacrificado de igual modo en que lo había hecho con nosotros para salvar la vida de Reb.
Debía hacer algo para ayudarlo, no permitiría que él también abandonara este mundo. - Mark, Alcánzame una de las mantas de aquel estante. Dije apuntando hacia un mueble al costado de la habitación, el cual contenía algunas mantas limpias. Ya antes había considerar usarlas en mi mismo, pero no quería profanar las pertenencias ajenas sin embargo, este era un caso especial. Mark se levanto y algo confundido fue hasta el mueble, tomo una de las mantas y la llevo hasta mis manos. - ¿Lo conoces? Pregunto Mark mientras miraba expectante. - En efecto... Respondí a secas.
Tome uno de mis pequeños cuchillos y corte las orillas de la manta para improvisar algunas vendas. Intente levantar cuidadosamente al lobo para ayudarlo, pero este gruño y mostró los dientes débilmente. - Tranquilo... Te ayudare con las heridas. Te sentirás mejor. Dije tranquilamente en un intento por apaciguarlo y hacerlo confiar. Luego de estas palabras y mi mirada sincera, Reb comenzó a relajarse y a mostrarse mucho menos hostil ante la situación. - Bien... Luego de un exhaustivo análisis al cuerpo del lobo, llegue a la conclusión de que solo tenia una herida importante en su lomo y una más en su pata trasera, específicamente la derecha. Esperaba que Aisling no se molestara por arruinar su manta y proseguí a vendar el lomo de Reb para mejorar la cicatrización de su herida e inmovilice ligeramente su pata para que sanara más rápido. - Trae un poco de agua. Pedí nuevamente a Mark quien sin decir nada, se dirigió a la cocina y tomo un pequeño recipiente el cual lleno con agua limpia y lo llevo hasta donde yo le aguardaba.
Corte un trozo más de la tela y la empape un poco con el Agua. Pase el paño húmedo sobre el hocico del lobo y a través de todas las manchas de sangre que poseía, así tendría un mejor aspecto y probablemente lo haría sentir mejor. Reb parecía sumamente cansado ya que solo se había limitado a cerrar los ojos y dejarse atender. Una vez que termine con todo, deje que el lobo se relajara y durmiera para descansar. Seguramente había pasado por cosas muy difíciles y se merecía dicho descanso.
Mark, quien se mantenía callado al otro lado de la habitación, solo me había estado observando con una mirada analítica. Quizás se preguntaba el porque no había pedido ayuda a Nafen ya que el poseía el remedio para todos mis malestares, pero mi estupido orgullo no me permitía ser tan fresco e ir a pedir ayuda así como así. Por ahora confiaría con mi resistencia y esperaría porque el veneno cesara su efecto. Sentía terribles escalofríos que sacudían mi espina con fuerza y mi visión se tornaba cada vez más difusa.
Sin que nadie lo esperara, un nuevo visitante arribo hasta la edificación en donde nos encontrábamos. El visitante se abrió paso con dificultades a través de todos los otros huéspedes, quienes lo miraron confusos. Se trataba de nada menos que el lobo Reb, fiel compañero del desaparecido Alask. Nafen se disponía a ingresar en la casa de la niña, por lo que abrió la puerta y Reb aprovecho esto para colarse en el interior. A pesar de que había pasado a su lado, Reb pareció ignorar a Nafen en ese momento, parecía estar tras un rastro más conocido.
Cuando por fin cruzo la puerta, me sorprendió el hecho de verlo en ese lugar y en tan deplorable estado. Poseía sangre en su hocico y varias manchas sobre su cuerpo, también cojeaba sobre una de sus patas y gemía probablemente a causa del dolor. Antes de que pudiera reaccionar, el lobo se acerco hasta mi y poso su cabeza sobre mi regazo, desplomo su cuerpo a mi lado, agacho las orejas y cerro los ojos para descansar. Mire nuevamente hacia la puerta, esperando que Alask entrara por ella pero no fue así... Al parecer su dueño y amigo se había sacrificado de igual modo en que lo había hecho con nosotros para salvar la vida de Reb.
Debía hacer algo para ayudarlo, no permitiría que él también abandonara este mundo. - Mark, Alcánzame una de las mantas de aquel estante. Dije apuntando hacia un mueble al costado de la habitación, el cual contenía algunas mantas limpias. Ya antes había considerar usarlas en mi mismo, pero no quería profanar las pertenencias ajenas sin embargo, este era un caso especial. Mark se levanto y algo confundido fue hasta el mueble, tomo una de las mantas y la llevo hasta mis manos. - ¿Lo conoces? Pregunto Mark mientras miraba expectante. - En efecto... Respondí a secas.
Tome uno de mis pequeños cuchillos y corte las orillas de la manta para improvisar algunas vendas. Intente levantar cuidadosamente al lobo para ayudarlo, pero este gruño y mostró los dientes débilmente. - Tranquilo... Te ayudare con las heridas. Te sentirás mejor. Dije tranquilamente en un intento por apaciguarlo y hacerlo confiar. Luego de estas palabras y mi mirada sincera, Reb comenzó a relajarse y a mostrarse mucho menos hostil ante la situación. - Bien... Luego de un exhaustivo análisis al cuerpo del lobo, llegue a la conclusión de que solo tenia una herida importante en su lomo y una más en su pata trasera, específicamente la derecha. Esperaba que Aisling no se molestara por arruinar su manta y proseguí a vendar el lomo de Reb para mejorar la cicatrización de su herida e inmovilice ligeramente su pata para que sanara más rápido. - Trae un poco de agua. Pedí nuevamente a Mark quien sin decir nada, se dirigió a la cocina y tomo un pequeño recipiente el cual lleno con agua limpia y lo llevo hasta donde yo le aguardaba.
Corte un trozo más de la tela y la empape un poco con el Agua. Pase el paño húmedo sobre el hocico del lobo y a través de todas las manchas de sangre que poseía, así tendría un mejor aspecto y probablemente lo haría sentir mejor. Reb parecía sumamente cansado ya que solo se había limitado a cerrar los ojos y dejarse atender. Una vez que termine con todo, deje que el lobo se relajara y durmiera para descansar. Seguramente había pasado por cosas muy difíciles y se merecía dicho descanso.
Johannes
Aerandiano de honor
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Me levante de mi cama, estaba cansada y con sueño, el día de hoy no fue tan calmado y despejado como lo había pensado, pero tenía la sensación de que alguien más había llegado a mi hogar, quito el seguro de la puerta y abriéndola lentamente para no hacer ruido veo si alguien más a llegado.
Espiando desde mi puerta veo como el tipo de cabello gris entra con un acompañante, era el lobo blanco del chico que nos salvó hace rato, se veía herido tenía sangre en su hocico y varias manchas de sangre, tierra y nieve por todo el cuerpo además de que el pobre cojeaba, se acercó hasta Johannes y desplomo su cuerpo sobre él, me pareció raro verlo sin su dueño, pero con tan solo verlo supe la tristeza que venía de aquel pobre animal.
Estaba a punto de salir y ayudar al lobo, pero Johannes reacciono más rápido que yo, me quede en la puerta observando que iba a hacer aquel chico, el raudo y veloz tomo una de las mantas y la corto haciendo vendajes para el lobo, aunque el animal le gruño el con palabras suaves logro calmarlo y él se acostó en su regazo mientras traían agua para él.
Al ver tal escena no pude evitar sonreír y pensé “madre esta belleza que me has enseñado es la más hermosa del mundo” voy hacia donde están ellos y dirigiéndome hacia la cocina tomo el cuenco de sopa que estaba destinado al de pelo gris, todavía está caliente y él lo necesita más.
Lo dejo en el suelo cerca de Johannes y me regreso a mi habitación sin decir nada.
Espiando desde mi puerta veo como el tipo de cabello gris entra con un acompañante, era el lobo blanco del chico que nos salvó hace rato, se veía herido tenía sangre en su hocico y varias manchas de sangre, tierra y nieve por todo el cuerpo además de que el pobre cojeaba, se acercó hasta Johannes y desplomo su cuerpo sobre él, me pareció raro verlo sin su dueño, pero con tan solo verlo supe la tristeza que venía de aquel pobre animal.
Estaba a punto de salir y ayudar al lobo, pero Johannes reacciono más rápido que yo, me quede en la puerta observando que iba a hacer aquel chico, el raudo y veloz tomo una de las mantas y la corto haciendo vendajes para el lobo, aunque el animal le gruño el con palabras suaves logro calmarlo y él se acostó en su regazo mientras traían agua para él.
Al ver tal escena no pude evitar sonreír y pensé “madre esta belleza que me has enseñado es la más hermosa del mundo” voy hacia donde están ellos y dirigiéndome hacia la cocina tomo el cuenco de sopa que estaba destinado al de pelo gris, todavía está caliente y él lo necesita más.
Lo dejo en el suelo cerca de Johannes y me regreso a mi habitación sin decir nada.
- perdon:
- perdon por la tardanza los arboles que atacan postes son un asunto grave
Aisling
Experto
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Cuando pasé el umbral de la puerta de madera aún quedaban algunos restos de sangre en mi rostro y la tierna oreja del zorro aguardaba en mi bolsa a que el joven Vlad la tomase como su juguete favorito. Como buen padre debía llevar algún recuerdo de mi viaje a mi adorado hijo, para que así él se pudiese regocijar en mi eterna grandeza.
La puerta se abrió con un curioso crujido, y antes de poder dar el primer paso hacia el interior de la casa un canino se me adelantó. Era de pelaje blancuzco, más bien pequeño y cargaba varias heridas a lo largo de su cuerpo. Quizás una extraña coincidencia, pero ese era quizás el mismo can que nos había salvado el pellejo frente a los jinetes en el callejón.
Observé con petulancia los esfuerzos de Johannes por atender al animal. El lobo sólo tenía pobres rasguños mientras el joven humano moría lentamente. Únicamente mi antídoto finalizaría tan peligrosa infección, más no tenía intención alguna de compartir tan poderoso bien con un ser tan inmundo como lo es un humano. No lo merece.
La niña ingresó a la habitación entonces. La miré de arriba a abajo y entrecerré los ojos. Dejé caer mi cuchillo, y como de costumbre lo hice levitar sobre el suelo antes de que llegase a tocarlo. Movimiento de muñeca y el cuchillo arrojadizo ya se encontraba a la altura de mi rostro, flotando con su punta dirigida hacia una de las sienes de la joven. Parecía no notar lo que mi magia realizaba sobre la hoja de metal; la niña dejó algo junto a Johannes y una vez estuvo cerca de la puerta de la que había salido comencé a cerrar mis dedos formando un puño. Hacer un poco de fuerza haría que el cuchillo saliese despedido hacia la cabeza de la niña y ese sería el fin, pero Mark evitó tan divertido espectáculo. "Nafen" fue lo único que dijo cuando me tomó de la muñeca. Negó sutilmente con la cabeza al tiempo que mi nariz se fruncía por milésimas de segundo.
El cuchillo cayó al suelo ya que mi magia dejó de sostenerlo. En un brusco movimiento me deshice de la mano de Mark y con enojo caminé hacia lo que parecía ser alguna clase de asiento. - No me toques. - Espeté.
Sólo bastarían algunos minutos para que una profunda relajación me llenara y quedara dormido en un constante estado de alerta.
La puerta se abrió con un curioso crujido, y antes de poder dar el primer paso hacia el interior de la casa un canino se me adelantó. Era de pelaje blancuzco, más bien pequeño y cargaba varias heridas a lo largo de su cuerpo. Quizás una extraña coincidencia, pero ese era quizás el mismo can que nos había salvado el pellejo frente a los jinetes en el callejón.
Observé con petulancia los esfuerzos de Johannes por atender al animal. El lobo sólo tenía pobres rasguños mientras el joven humano moría lentamente. Únicamente mi antídoto finalizaría tan peligrosa infección, más no tenía intención alguna de compartir tan poderoso bien con un ser tan inmundo como lo es un humano. No lo merece.
La niña ingresó a la habitación entonces. La miré de arriba a abajo y entrecerré los ojos. Dejé caer mi cuchillo, y como de costumbre lo hice levitar sobre el suelo antes de que llegase a tocarlo. Movimiento de muñeca y el cuchillo arrojadizo ya se encontraba a la altura de mi rostro, flotando con su punta dirigida hacia una de las sienes de la joven. Parecía no notar lo que mi magia realizaba sobre la hoja de metal; la niña dejó algo junto a Johannes y una vez estuvo cerca de la puerta de la que había salido comencé a cerrar mis dedos formando un puño. Hacer un poco de fuerza haría que el cuchillo saliese despedido hacia la cabeza de la niña y ese sería el fin, pero Mark evitó tan divertido espectáculo. "Nafen" fue lo único que dijo cuando me tomó de la muñeca. Negó sutilmente con la cabeza al tiempo que mi nariz se fruncía por milésimas de segundo.
El cuchillo cayó al suelo ya que mi magia dejó de sostenerlo. En un brusco movimiento me deshice de la mano de Mark y con enojo caminé hacia lo que parecía ser alguna clase de asiento. - No me toques. - Espeté.
Sólo bastarían algunos minutos para que una profunda relajación me llenara y quedara dormido en un constante estado de alerta.
Nafen
Honorable
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
No preste suficiente atención al ingreso del brujo Nafen en la habitación. Apenas si eche una mirada rápida tan solo para percatarme de quien se trataba y nada más. Al hacer esto, me di cuenta que mi vista se tornaba aun más borrosa. Tenia dificultad para ver los objetos a un par de metros a la distancia y para enfocar cualquier cosa que se encontrara cerca de mi. Levante mi mano y la posicione cerca de mi rostro para mirarla. Parecía que mis dedos se multiplicaban de algún modo hasta que me esforzaba por verla de la manera correcta. Empuñe débilmente la mano y la baje nuevamente, necesitaba descansar.
Como un extraño eco golpeando a través de la superficie de un sin numero de muros, escuche otra puerta abriéndose. Preste mi atención para darme cuenta que se trataba de Aisling a quien quizás habíamos despertado después del ruido provocado al atender las heridas del lobo Reb. Se dirigió hacia otra habitación y segundos después, regreso con un recipiente lleno del alimento que ella misma había preparado y lo deposito cerca de mi sin decir una sola palabra. El calido vapor que despedía la comida parecía realmente reconfortante, pero no tenia apetito. Por alguna razón, la idea de llevar algo de comida a mi boca me producía un terrible malestar y algo de nauseas, por lo que preferí ignorar el amable ofrecimiento de la joven.
La fiebre había ganado fuerza con el pasar de los minutos y al mismo tiempo sufría de terribles temblores producidos por la mínima de las brisas que se colaban por las hendiduras de la puerta provocando violentos escalofríos que recorrían sin ningún cuidado mi espina. El cansancio ahora se volvía insoportable, aunque lo intente con esmero, no pude continuar con los ojos abiertos. Parecían haberse transformado en algún material sumamente pesado y me seria imposible mantenerlos levantados por más tiempo. En unos instantes y casi sin darme cuenta, aquellas imágenes difusas y confusas se convirtieron en oscuridad y aquellas intenciones por mantenerme alerta y despierto, cambiaron en un profundo letargo, un sueño el cual no estaba seguro si podría terminar. Instintivamente mis brazos se contrajeron y envolvieron mi torso en un vano intento por mantener mi calor o quizás un inexplicable deseo por sentirme seguro.
Eche la cabeza hacia atrás para recargarla sobre el muro mientras mi piel tomaba un tono más pálido. De repente, en aquel momento entre la lucidez y la inconciencia, pude sentir nuevamente mi cuerpo, pero por alguna razón todo el dolor y cansancio desaparecía. Parecía estar envuelto en un delicado y suave manto que me ayudaba a consolar todo aquel infortunio. Abrí lentamente los labios y pronuncie un nombre en un casi inaudible susurro.
__________________________________________Como un extraño eco golpeando a través de la superficie de un sin numero de muros, escuche otra puerta abriéndose. Preste mi atención para darme cuenta que se trataba de Aisling a quien quizás habíamos despertado después del ruido provocado al atender las heridas del lobo Reb. Se dirigió hacia otra habitación y segundos después, regreso con un recipiente lleno del alimento que ella misma había preparado y lo deposito cerca de mi sin decir una sola palabra. El calido vapor que despedía la comida parecía realmente reconfortante, pero no tenia apetito. Por alguna razón, la idea de llevar algo de comida a mi boca me producía un terrible malestar y algo de nauseas, por lo que preferí ignorar el amable ofrecimiento de la joven.
La fiebre había ganado fuerza con el pasar de los minutos y al mismo tiempo sufría de terribles temblores producidos por la mínima de las brisas que se colaban por las hendiduras de la puerta provocando violentos escalofríos que recorrían sin ningún cuidado mi espina. El cansancio ahora se volvía insoportable, aunque lo intente con esmero, no pude continuar con los ojos abiertos. Parecían haberse transformado en algún material sumamente pesado y me seria imposible mantenerlos levantados por más tiempo. En unos instantes y casi sin darme cuenta, aquellas imágenes difusas y confusas se convirtieron en oscuridad y aquellas intenciones por mantenerme alerta y despierto, cambiaron en un profundo letargo, un sueño el cual no estaba seguro si podría terminar. Instintivamente mis brazos se contrajeron y envolvieron mi torso en un vano intento por mantener mi calor o quizás un inexplicable deseo por sentirme seguro.
Eche la cabeza hacia atrás para recargarla sobre el muro mientras mi piel tomaba un tono más pálido. De repente, en aquel momento entre la lucidez y la inconciencia, pude sentir nuevamente mi cuerpo, pero por alguna razón todo el dolor y cansancio desaparecía. Parecía estar envuelto en un delicado y suave manto que me ayudaba a consolar todo aquel infortunio. Abrí lentamente los labios y pronuncie un nombre en un casi inaudible susurro.
Off: Sugiero que prosigamos el hilo con un nuevo día.
Johannes
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Abrí los ojos perezosamente, no tengo ganas de levantarme la cama esta tan cómoda, pero todavía tengo invitados que atender. Ayer fue un día cansado y loco, por un momento creí que todo fue un sueño y me lo creería si no fuera por la herida en mi brazo, arde pero no sangra.
Me levanto y me dirijo al armario no tengo más que 3 vestidos, pero una nunca sabe que ponerse, lo decido un momento y elijo el azul marino, me pongo las medias, las botas, el blusón y por ultimo mi abrigo, arreglo mi cabello adoro hacerme trenzas pequeñas y adornarla con estas flores blancas del jardín de los dioses, es de mañana y seguramente hace bastante frio afuera.
Me acerco a la puerta pensando en que hacer para el desayuno, no tenía planeado tener tantas visitas apenas regresando de mi viaje y ayer nos acabamos lo último que tenía en la alacena, posiblemente haga sopa de raíz, pero el lobo va a necesitar carne, menudo dilema que tengo, pero hablando de invitados me pregunto si Johannes estará bien, es demasiado terco para dejar que lo ayude, espero que este bien.
Entro en la sala y me dirijo a la cocina, reviso lo que tengo y solo me quedan especias y algo de sal, tampoco es suficiente para tanta gente, pero sirve para condimentar algo bueno, miro alrededor no estoy segura de donde están ellos y me pregunto si habrán dormido en la habitación que les preste.
Me levanto y me dirijo al armario no tengo más que 3 vestidos, pero una nunca sabe que ponerse, lo decido un momento y elijo el azul marino, me pongo las medias, las botas, el blusón y por ultimo mi abrigo, arreglo mi cabello adoro hacerme trenzas pequeñas y adornarla con estas flores blancas del jardín de los dioses, es de mañana y seguramente hace bastante frio afuera.
Me acerco a la puerta pensando en que hacer para el desayuno, no tenía planeado tener tantas visitas apenas regresando de mi viaje y ayer nos acabamos lo último que tenía en la alacena, posiblemente haga sopa de raíz, pero el lobo va a necesitar carne, menudo dilema que tengo, pero hablando de invitados me pregunto si Johannes estará bien, es demasiado terco para dejar que lo ayude, espero que este bien.
Entro en la sala y me dirijo a la cocina, reviso lo que tengo y solo me quedan especias y algo de sal, tampoco es suficiente para tanta gente, pero sirve para condimentar algo bueno, miro alrededor no estoy segura de donde están ellos y me pregunto si habrán dormido en la habitación que les preste.
Aisling
Experto
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Re: Rememorando tiempos pasados (II): Solo quedan escombros. [LIBRE COMPLETO A TERMINAR CUANTO ANTES] [Mastereado]
Cuatro jinetes del gremio llegaron a todos galope para llevarse a Nafen y Johannaes de regreso a casa. El viaje sería largo, pero se detendrían en la ciudad más cercana para tratar las heridas del humano y el brujo si es que aún no se había curado bien.
Alandor queda atrapado en la oscuridad debajo de la ciudad, restándosele 4 puntos de exp.
Eremel Windalf queda maldito y con penalización por tres meses sin poder ingresara a una quest a partir de que se reactive en el foro, restándosele así 4 puntos de exp.
Aisling queda con herida maldita pero podrá desarrollarla a gusto, al igual que Nafen.
Johannes, con una herida de importancia que por 3 semanas on rol no te permitirá luchar.
Johannes recibe 500 aeros.
Nafen 400 aeros.
Aisling 300 aeros.
Fin del rol
Alandor queda atrapado en la oscuridad debajo de la ciudad, restándosele 4 puntos de exp.
Eremel Windalf queda maldito y con penalización por tres meses sin poder ingresara a una quest a partir de que se reactive en el foro, restándosele así 4 puntos de exp.
Aisling queda con herida maldita pero podrá desarrollarla a gusto, al igual que Nafen.
Johannes, con una herida de importancia que por 3 semanas on rol no te permitirá luchar.
Johannes recibe 500 aeros.
Nafen 400 aeros.
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Ansur
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