Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
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Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Desperté junto a los primeros rayos de sol, los cuales simbolizaban nuestra mayor ventaja contra los chupasangres. Levanté perezosamente la mirada, aún acurrucada contra el suave y cálido pelaje de uno de los lobos que vinieron en nuestra ayuda la noche anterior. En total eramos seis. Dos lobos de la Manada, lacayos del montón, pero que acabaron resultar siendo útiles. Mi fiel mano derecha, Risitas, seguía vigilando desde la puerta de la cabaña. Me aseguré de que Melwyn siguiese en el mismo lugar desde la última vez que cerré los ojos y, en la otra esquina, el mago llorón del cual seguía desconociendo nombre alguno, fumando una pipa desde a saber hace cuantas horas. Conmigo eramos seis, y no debía de olvidarme del rehén que habíamos capturado de aquel grupo de cazadores de vampiros; el único que sobrevivió a aquella sangrienta noche.
Me ajusté el cuello de la camisa y me aseguré de que la herida no me molestara más adelante. Ciertamente era un problema, pero ya podía moverme con mayor libertad, todo gracias a la magia de fuego de la maga, la cual al parecer compartía elemento con el desconocido guerrero llorón. Ahora que la carne desgarrada había cicatrizado a la fuerza no tenía por qué contenerme, pero desde luego no quedaba bonito. Me mordí el labio y me alargué para alcanzar el chaleco de piel de lobo que siempre usaba, vistiéndolo con orgullo. No me gustaba tapar mi verdadera naturaleza y aquella era una forma bastante sádica de demostrarlo.
- ¿Cuanto más vas a seguir pretendiendo estar dormida? - sonreí burlona en la dirección de la maga, pues aún descansando para prepararnos para la batalla conocía su naturaleza precavida. Al menos debía confiar en mis lobos para descansar antes del espectáculo principal del día, pero sabía que aquello era mucho pedir, y más tratándose de ella.
Esta vez desvié la mirada a hacia la única ventana de aquella mohosa cabaña medio derrumbada. La pálida luz del día se mezclaba aún con las sombras de la noche, pero pronto iluminaría aquel asqueroso bosque sin vida. Parecía ser que estabaos de suerte y la niebla que suele dominar estos páramos no planeaba hacernos una visita el día de hoy. - Preparaos, pronto saldremos a cazar un par de vampiros. - Mi mirada se perdió en el horizonte, salteando los árboles que se metían en mi camino. En algún rincón de aquellas tierras se encontraban prisioneros Keff y Bigotitos.
Me ajusté el cuello de la camisa y me aseguré de que la herida no me molestara más adelante. Ciertamente era un problema, pero ya podía moverme con mayor libertad, todo gracias a la magia de fuego de la maga, la cual al parecer compartía elemento con el desconocido guerrero llorón. Ahora que la carne desgarrada había cicatrizado a la fuerza no tenía por qué contenerme, pero desde luego no quedaba bonito. Me mordí el labio y me alargué para alcanzar el chaleco de piel de lobo que siempre usaba, vistiéndolo con orgullo. No me gustaba tapar mi verdadera naturaleza y aquella era una forma bastante sádica de demostrarlo.
- ¿Cuanto más vas a seguir pretendiendo estar dormida? - sonreí burlona en la dirección de la maga, pues aún descansando para prepararnos para la batalla conocía su naturaleza precavida. Al menos debía confiar en mis lobos para descansar antes del espectáculo principal del día, pero sabía que aquello era mucho pedir, y más tratándose de ella.
Esta vez desvié la mirada a hacia la única ventana de aquella mohosa cabaña medio derrumbada. La pálida luz del día se mezclaba aún con las sombras de la noche, pero pronto iluminaría aquel asqueroso bosque sin vida. Parecía ser que estabaos de suerte y la niebla que suele dominar estos páramos no planeaba hacernos una visita el día de hoy. - Preparaos, pronto saldremos a cazar un par de vampiros. - Mi mirada se perdió en el horizonte, salteando los árboles que se metían en mi camino. En algún rincón de aquellas tierras se encontraban prisioneros Keff y Bigotitos.
- Los recuperaremos. -
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Continuación de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
- Melwyn... Lo que dijiste antes, sobre la primera y última batalla... ¿A qué te referías con eso? - Preguntó la loba aquella misma noche. Melwyn no respondió, en silencio, se dio la vuelta e hizo como que no habia escuchado nada. Tenia planes, aunque aun no habia nada completamente decidido pero, de todos modos, en el caso de llevarlos a cabo, no sabia ni cuando ni como ocurriría… el silencio, era la unica respuesta que Eona obtendría cada vez que hiciera alguna pregunta sobre el futuro o el pasado.
Puede que aquella noche, ninguno de los presentes pegase ojo. Para ella, aunque fingia dormir, fue una noche larga e interminable…- ¿Cuanto más vas a seguir pretendiendo estar dormida? – Abrió los ojos y dirigió su oscura mirada hacia Eona. Le sacó la lengua, se incorporó y pasó su mirada sobre los presentes para, después, volver a fiarla sobre su amiga – Creo que nos estamos precipitando – Murmuró. Es cierto, según pensaba, necesitaban mas gente y armas… Durante el dia anterior habia perdido todas las flechas ¿De qué demonios servía un arco sin flechas?
Cogió aire y lo expulsó al mismo tiempo que terminaba de ponerse en pie - Claro que lo recuperaremos y después le daré una paliza...- Sentenció. Maldito mocoso y malditos sentimientos, de haberse mantenido al margen de todo... no se encontraria en aquella situación. Giró el rostro para mirar al brujo - ¿Piensas decirme tu nombre o te sigo llamando juguete? - Preguntó con lo que pareció ser el inicio de una sonrisa, que tan pronto apareció... desapareció.
Puede que aquella noche, ninguno de los presentes pegase ojo. Para ella, aunque fingia dormir, fue una noche larga e interminable…- ¿Cuanto más vas a seguir pretendiendo estar dormida? – Abrió los ojos y dirigió su oscura mirada hacia Eona. Le sacó la lengua, se incorporó y pasó su mirada sobre los presentes para, después, volver a fiarla sobre su amiga – Creo que nos estamos precipitando – Murmuró. Es cierto, según pensaba, necesitaban mas gente y armas… Durante el dia anterior habia perdido todas las flechas ¿De qué demonios servía un arco sin flechas?
Cogió aire y lo expulsó al mismo tiempo que terminaba de ponerse en pie - Claro que lo recuperaremos y después le daré una paliza...- Sentenció. Maldito mocoso y malditos sentimientos, de haberse mantenido al margen de todo... no se encontraria en aquella situación. Giró el rostro para mirar al brujo - ¿Piensas decirme tu nombre o te sigo llamando juguete? - Preguntó con lo que pareció ser el inicio de una sonrisa, que tan pronto apareció... desapareció.
Off: Perdón por la tardanza y el corto u.u
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Wallace las miro alzando una ceja y negó con la cabeza.-...esta locura te hace olvidadiza... mujer...mi nombre, ya te lo dije, Rojo...-susurro con voz ronca, aguantandose las ganas de decirle cualquier insulto. Pero debia controlarse. Eres un cazador Wallace, un hombre de acero y fuego. Ladrar como un perro no es lo tuyo.
Miro hacia la puerta y frunció el ceño. Algo le inquietaba, no se escuchaban pajaros ni animales nocturnos. Eso le daba escalofrios. Le recordaba aquella noche. Apretó los labios y siguio fumando en silencio, escuchando atentamente.
-...podriamos utilizar un cebo...tengo la sensación de que conozco los metodos de esos contrabandistas...-susuró sin importarle si lo escuchaban o no.-...unos metodos familiares...-si, si lo eran, pues el tambien estubo en negocios asi.
En sus años de poca luz, cuando el dinero escaseaba y cualquier metodo parecia viable, capturar a seres vivos, de cualquier tipo por su sangre era lo unico que hacia. Se sintió mal por un momento. Remordimientos al recordar los rostros de las muchas victimas que habian pedido piedad. Bajo la mirada para observar su espada, apoyada en el suelo, dormida, intranquila, sedienta de sangre. Era un monstruo? Su pasado parecia despertar poco a poco, a pesar de sus esfuerzos por mantenerlo alejado. Los rostros y las palabras parecian hacerle cada vez, mas daño. Agito la cabeza levemente y se estiró.-...podria hacer yo de cebo...si se quienes son...podria funcionar...un ataque sorpresa...no se lo esperaran...-le dijo esta vez, a la loba, mirandola serio, como si no hubiera pasado nada entre ellos. La idea de sacrificarse por alguien desconocido lo abrumada. Se seguia preguntando si valia la pena seguir a aquellas mujeres mas locas que cuerdas. Seguia preguntando que demonios hacia alli. Pudiendo estar en una taberna ahogando sus penas den ron y mujeres. Suspiró y miro a la bruja.-....tu nombre...
Miro hacia la puerta y frunció el ceño. Algo le inquietaba, no se escuchaban pajaros ni animales nocturnos. Eso le daba escalofrios. Le recordaba aquella noche. Apretó los labios y siguio fumando en silencio, escuchando atentamente.
-...podriamos utilizar un cebo...tengo la sensación de que conozco los metodos de esos contrabandistas...-susuró sin importarle si lo escuchaban o no.-...unos metodos familiares...-si, si lo eran, pues el tambien estubo en negocios asi.
En sus años de poca luz, cuando el dinero escaseaba y cualquier metodo parecia viable, capturar a seres vivos, de cualquier tipo por su sangre era lo unico que hacia. Se sintió mal por un momento. Remordimientos al recordar los rostros de las muchas victimas que habian pedido piedad. Bajo la mirada para observar su espada, apoyada en el suelo, dormida, intranquila, sedienta de sangre. Era un monstruo? Su pasado parecia despertar poco a poco, a pesar de sus esfuerzos por mantenerlo alejado. Los rostros y las palabras parecian hacerle cada vez, mas daño. Agito la cabeza levemente y se estiró.-...podria hacer yo de cebo...si se quienes son...podria funcionar...un ataque sorpresa...no se lo esperaran...-le dijo esta vez, a la loba, mirandola serio, como si no hubiera pasado nada entre ellos. La idea de sacrificarse por alguien desconocido lo abrumada. Se seguia preguntando si valia la pena seguir a aquellas mujeres mas locas que cuerdas. Seguia preguntando que demonios hacia alli. Pudiendo estar en una taberna ahogando sus penas den ron y mujeres. Suspiró y miro a la bruja.-....tu nombre...
Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Al parecer Melwyn se había despertado de buen humor, si es que había dormido siquiera; al menos yo había descansado como era debido, no tenía otra opción con aquella herida calcinada en el pecho después de todo.
- Puede ser... Pero no pienso esperar un solo segundo más. - respondí a la maga, entre seria y burlona. El preocuparme no era mi estilo y, aunque lo hiciese, no tenía por qué mostrárselo a los demás.
Entonces fue el juguete de mi amiga la que tomó la palabra, y antes de que ella lo hiciese fui yo la que respondí con una diminuta y fugaz carcajada. - ¿Rojo? ¿Enserio? - Levanté las manos abiertas frente a mí antes incluso de que le diese tiempo a mostrarme una de sus miradas asesinas. El empezar una disputa aquí y ahora no iba a ayudar en el rescate de Keff y Bigotitos, pero era culpa suya por ponérmelo tan fácil para hacer la broma.
Escuché, atenta a los torpes movimientos del mago de fuego. Parecía estar hundido en su propio mundo y, además, parecía no contarnos toda la verdad, o al menos no lo que parecía ser necesario para la batalla que íbamos a afrontar. - Ahora eres tu el que anda escaso de memoria, pues yo ya mencioné su nombre. - comenté con una medio sonrisa. Quisiese o no, una tregua era necesaria, y más en aquella ocasión. - Melwyn y Eona, las amigas inseparables. - le guiñé un ojo a la segunda madre de Keff.
- Y sobre lo del cebo... Me parece buena idea. El sigilo y la sangre fácil no funcionarían esta vez, no contra un grupo de vampiros de a saber cuantos integrantes. - cavilé las opciones que teníamos presentes. Si al menos tuviese a mano toda mi fuerza, sin restricciones, podría infiltrarme como una sombra entre los chupasangres, pero en el estado en el que me encontraba era demasiado arriesgado... Tampoco podía llamar a más lobos, pues no había ni tiempo ni ganas de hacerlo. Si mataba a más de los soldaditos de Thorbald me jugaría el cuello y no resolvería nuestro problema... - No conozco todas tus habilidades, a parte de tus manos de pulpo. - sonreí con ironía. - Pero creo ser la más cualificada para hacer de cebo, pues tengo un as en la manga. Aunque... Si realmente crees conocer a los que enfrentamos y crees poder salir con vida, nada me haría mayor ilusión que echarte a los vampiros para ganar tiempo y buscar a ese mocoso... - volví a sonreír. A pesar de la situación me parecía estar bastante risueña, tal vez por el cansancio.
Mientras esperaba su respuesta algo más ocurrió, pues el prisionero que recogimos por el camino empezaba a despertar. Risitas se colocó cerca, para asegurarse de que no hiciera ninguna estupidez. Tal vez podríamos sacar algo más de información de él después de todo.
- Puede ser... Pero no pienso esperar un solo segundo más. - respondí a la maga, entre seria y burlona. El preocuparme no era mi estilo y, aunque lo hiciese, no tenía por qué mostrárselo a los demás.
Entonces fue el juguete de mi amiga la que tomó la palabra, y antes de que ella lo hiciese fui yo la que respondí con una diminuta y fugaz carcajada. - ¿Rojo? ¿Enserio? - Levanté las manos abiertas frente a mí antes incluso de que le diese tiempo a mostrarme una de sus miradas asesinas. El empezar una disputa aquí y ahora no iba a ayudar en el rescate de Keff y Bigotitos, pero era culpa suya por ponérmelo tan fácil para hacer la broma.
Escuché, atenta a los torpes movimientos del mago de fuego. Parecía estar hundido en su propio mundo y, además, parecía no contarnos toda la verdad, o al menos no lo que parecía ser necesario para la batalla que íbamos a afrontar. - Ahora eres tu el que anda escaso de memoria, pues yo ya mencioné su nombre. - comenté con una medio sonrisa. Quisiese o no, una tregua era necesaria, y más en aquella ocasión. - Melwyn y Eona, las amigas inseparables. - le guiñé un ojo a la segunda madre de Keff.
- Y sobre lo del cebo... Me parece buena idea. El sigilo y la sangre fácil no funcionarían esta vez, no contra un grupo de vampiros de a saber cuantos integrantes. - cavilé las opciones que teníamos presentes. Si al menos tuviese a mano toda mi fuerza, sin restricciones, podría infiltrarme como una sombra entre los chupasangres, pero en el estado en el que me encontraba era demasiado arriesgado... Tampoco podía llamar a más lobos, pues no había ni tiempo ni ganas de hacerlo. Si mataba a más de los soldaditos de Thorbald me jugaría el cuello y no resolvería nuestro problema... - No conozco todas tus habilidades, a parte de tus manos de pulpo. - sonreí con ironía. - Pero creo ser la más cualificada para hacer de cebo, pues tengo un as en la manga. Aunque... Si realmente crees conocer a los que enfrentamos y crees poder salir con vida, nada me haría mayor ilusión que echarte a los vampiros para ganar tiempo y buscar a ese mocoso... - volví a sonreír. A pesar de la situación me parecía estar bastante risueña, tal vez por el cansancio.
Mientras esperaba su respuesta algo más ocurrió, pues el prisionero que recogimos por el camino empezaba a despertar. Risitas se colocó cerca, para asegurarse de que no hiciera ninguna estupidez. Tal vez podríamos sacar algo más de información de él después de todo.
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
-...esta locura te hace olvidadiza... mujer...mi nombre, ya te lo dije, Rojo...- “¿Locura? Serás imbécil” – Esta bien, pues juguete serás - Se giró para mirar a Eona, quien parecía estar pasándoselo de lo lindo pero entonces se volvió hacia él – Y controla esos humos.
De brazos cruzados, escuchó hablar a “Rojo” sin apartar su mirada de él. - ....tu nombre... – Dijo juguete y, ella, no pudo evitar soltar una carcajada. Abrió la boca para hablar, con la clara intención de decir que se llamaba “blanquita” Pero Eona se adelantó - Melwyn y Eona, las amigas inseparables. – Rodó los ojos cuando Eona le hizo un guiño.- Me gustaba mas la idea de llamarnos por un color. Señaló al brujo – Rojo – Luego a Eona – Amarillo –A ella misma – Blanco y…- Buscó a Risitas con la mirada para después agregar – Azul –Pero el tio ni media mueca ¿Por qué le llamaban risitas si habia visto piedras con mas gesticulación que aquel licántropo? Se encogió de hombros – En fin, yo tambien estoy de acuerdo en utilizar a juguete como cebo... creo que deberíamos empezar a movernos.
Off: A partir de aquí, Eona puedes usar a Mel como pnj. Pobre de vosotros que intentéis meterle mano porque os estaré vigilando… (?)
De brazos cruzados, escuchó hablar a “Rojo” sin apartar su mirada de él. - ....tu nombre... – Dijo juguete y, ella, no pudo evitar soltar una carcajada. Abrió la boca para hablar, con la clara intención de decir que se llamaba “blanquita” Pero Eona se adelantó - Melwyn y Eona, las amigas inseparables. – Rodó los ojos cuando Eona le hizo un guiño.- Me gustaba mas la idea de llamarnos por un color. Señaló al brujo – Rojo – Luego a Eona – Amarillo –A ella misma – Blanco y…- Buscó a Risitas con la mirada para después agregar – Azul –Pero el tio ni media mueca ¿Por qué le llamaban risitas si habia visto piedras con mas gesticulación que aquel licántropo? Se encogió de hombros – En fin, yo tambien estoy de acuerdo en utilizar a juguete como cebo... creo que deberíamos empezar a movernos.
Off: A partir de aquí, Eona puedes usar a Mel como pnj. Pobre de vosotros que intentéis meterle mano porque os estaré vigilando… (?)
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Wallace gruño ante las gracias de esas mujeres y suspiro, aguantando. Miro al hombre capturado y se fijo en el pañuelo al cuello. Habia visto ese emblema antes.
Un conjunto de recuerdos le invadio la cabeza. Recuerdos dolorosos.
Fuego, sangre, gritos.
Sarah
-Juguete! Juguete! -la voz de Mel lo hizo volver. Agito la cabeza y la miro frunciendo el ceño.- me estabas escuchando? -Wallace nego levemnte y miro al hombre de nuevo.
-Conozco al clan de contravandistas...conozco a esos chupasangre...y si son quienes creo que son...-miro a ambas. No era una mirada viva. OScura, vacia, llena de muerte y sed de sangre.-...no voy a controlarme...-dijo mientras apretaba la mano alrededor de la empuñadura.-...si el esta aqui...si el patriarca esta aqui...es mio....-les dijo levantandose.-...tu hijo...vuestro hijo...-dijo mirando por la ventana.-...saldra con vida....lo juro.- dicho eso se fue afuera y se coloco bien la armadura, vendandose lo suficente para poder aguantar una lucha mas.
La noche volvia a invadirlos, era el momento perfecto. Se acercarón al campamento, sigilosos, flanqueando. Wallace miraba a los vampiros con odio contenido.
-Bien...hasta ahora..-les dijo acomodandose la capucha. Se dejo ver, saltando la alarma. Lo cogieron bruscamente, pegandole un golpe en el vientre, cosquillas para el. Le sujetaron los brazos y lo hicieron caer de rodillas. De las sombras, un individuo palido, lato de pelo gris y mirada roja.
-Vaya...tu...tu eres el muchacho que vivio...mmmh...que dulce concidencia...-susurro con su voz asquerosamente dulce. Wallace lo miraba fijamente. De reojo encontro al niño, en una jaula. Era el, si seguro.-...sabes...padre estara encantado de saber que vives...
-Padre?...-susurro Wallace, temiendose lo pero.-....Quien es tu padre, criatura del demonio....-el joven sonrio mostrando sus dientes.
-Alucard...el hombre que te mato una vez, junto a todos los tuyos..ese clan de debiles cazadores....y tu...Rojo, maestro de la espada, has aparecido en el momento indicado...estoy seguro que ella se alegrara de verte...-dijo con un rintintin burlón.
-Ella?...-el tiempo empezo a ir mas lento. La sangre empezo a arder. Oir el nombre de ese ser despertaba su bestia interior. El asesino dormido.
-Mi madre. Sarah.
offrol: tan tan taaaaan
Un conjunto de recuerdos le invadio la cabeza. Recuerdos dolorosos.
Fuego, sangre, gritos.
Sarah
-Juguete! Juguete! -la voz de Mel lo hizo volver. Agito la cabeza y la miro frunciendo el ceño.- me estabas escuchando? -Wallace nego levemnte y miro al hombre de nuevo.
-Conozco al clan de contravandistas...conozco a esos chupasangre...y si son quienes creo que son...-miro a ambas. No era una mirada viva. OScura, vacia, llena de muerte y sed de sangre.-...no voy a controlarme...-dijo mientras apretaba la mano alrededor de la empuñadura.-...si el esta aqui...si el patriarca esta aqui...es mio....-les dijo levantandose.-...tu hijo...vuestro hijo...-dijo mirando por la ventana.-...saldra con vida....lo juro.- dicho eso se fue afuera y se coloco bien la armadura, vendandose lo suficente para poder aguantar una lucha mas.
La noche volvia a invadirlos, era el momento perfecto. Se acercarón al campamento, sigilosos, flanqueando. Wallace miraba a los vampiros con odio contenido.
-Bien...hasta ahora..-les dijo acomodandose la capucha. Se dejo ver, saltando la alarma. Lo cogieron bruscamente, pegandole un golpe en el vientre, cosquillas para el. Le sujetaron los brazos y lo hicieron caer de rodillas. De las sombras, un individuo palido, lato de pelo gris y mirada roja.
-Vaya...tu...tu eres el muchacho que vivio...mmmh...que dulce concidencia...-susurro con su voz asquerosamente dulce. Wallace lo miraba fijamente. De reojo encontro al niño, en una jaula. Era el, si seguro.-...sabes...padre estara encantado de saber que vives...
-Padre?...-susurro Wallace, temiendose lo pero.-....Quien es tu padre, criatura del demonio....-el joven sonrio mostrando sus dientes.
-Alucard...el hombre que te mato una vez, junto a todos los tuyos..ese clan de debiles cazadores....y tu...Rojo, maestro de la espada, has aparecido en el momento indicado...estoy seguro que ella se alegrara de verte...-dijo con un rintintin burlón.
-Ella?...-el tiempo empezo a ir mas lento. La sangre empezo a arder. Oir el nombre de ese ser despertaba su bestia interior. El asesino dormido.
-Mi madre. Sarah.
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Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
El nuevo amiguito de Mel nos mostró una expresión de lo más extraña, pero con aquello todos parecíamos estar de acuerdo en el plan del cebo y, hasta tenía preparado un nombre en clave. - Bien pues, esta será la operación Arcoiris. Los nombres en clave de cada uno ya los sabéis. - mencioné lanzándole una sonrisa a Mel, pues ella había sido su creadora. Respecto al preso... No estaba muy segura de qué hacer con él, la verdad. En cualquier otra ocasión habría eliminado cualquier rastro de su existencia, pero aún podría ser útil más adelante, ya fuese como escudo u otro cebo por si el primero... ¿Cómo decirlo...? Dejaba de moverse.
- Átalo por el momento. Y que no escape. - ordené con voz severa a Risitas y este escuchó. - Sí, Eona. - Ahora dirigí una última mirada a los demás y asentí con la cabeza. Cuanto antes empezásemos mejor.
Las altas ramas de los árboles aportaban a aquellos malditos seres de la noche la sombra necesaria para patrullar la entrada del antiguo edifició, aún bajo el naciente sol del amanecer. El mago decidió de la nada que era el momento de iniciar la acción y empezó a alejarse de la seguridad de nuestra compañía. Fuese quien fuese, tal vez no sería tan inútil como había imaginado. - Eh, escucha. - dije con total tranquilidad, antes de que se alejase demasiado. - En cuanto huelan sangre, mis lobos te ayudarán. Supongo que no querrás escucharlo, pero suerte, novato. - sonreí, pues no intuía su edad, pero de seguro era más joven de lo que yo lo era en realidad.
Ambos lobos se quedaron entre los arbustos, rodeando sigilosamente el lugar donde tendría lugar el primer acto. Escuché lo que pude desde las sobras, pero debíamos mantenernos en movimiento. Les hice una señal a Melwyn y Risitas de que era el momento de aprovechar la distracción que Rojo nos ofrecía. - Blanca, Azul, vamos. -
Los tres rodeamos el grisaceo edificio de piedra desgastada hasta llegar a la parte trasera, donde solo uno de los traficantes guardaba ahora el lugar. Al principio pensé en enviar a mi mano derecha, pero Melwyn sacó su arco y flecha con decisión, apuntó y en menos de lo que dura un suspiro embistió el corazón del pobre desgraciado. - Nada mal. Al parecer la magia no es lo único que tienes. - sonreí, y me acerqué al cuerpo ahora muerto, pues no notaba ningún otro olor cerca. Saqué la flecha del pecho del chupasangres, asegurándome de que no volviese a levantarse, y se la entregué aún manchada de sangre a su original propietaria, la cual me lo agradeció levantando una ceja, indignada. Agradeció con ironía y limpió su juguete en la ropa del muerto.
Le hice una seña a Risitas y este cogió carrerilla para acabar corriendo por la pared hasta sujetarse a la ventana más próxima, la del primer piso. Esperé a que volviese a sacar su cabeza en señal de que el aire estaba limpio y le ofrecí mi espalda a la "profe de escuela".
- ¿Qué se supone que haces? - pregunto alzando, esta vez, ambas cejas.
- Dudo que volar sea una de tus habilidades mágicas. - me reí. - Vamos, te enseñaré algo divertido. -
Finalmente accedió y la aupé con firmeza sobre mí. Me aparté unos pasos y, después, de forma suicida, empecé a correr hacia la pared. Al estar a tan solo unos centímetros de estampillarnos y convertirnos papilla di un salto, claramente insuficiente, pero después di otro más. Sí, otro salto más en el aire. Concentré la energía necesaria en mis piernas para poder lograrlo y realicé un tercer impulso, apoyándome en la nada hasta llegar a la ventana sin mayor esfuerzo.
Off: Me tomé la libertad de reordenar un pelín un par de datos. (El ataque fue planeado para la mañana cuando los vampiros son más vulnerables y Keff y Bigotitos estaban encerrados en una habitación húmeda y oscura.) No es tan importante, pero me gusta tenerlo todo bien ordenadito xDD Y solo por si las dudas, lo de saltar en el aire es una de mis habilidades, en las que uso una fuerza tan compacta que es capaz de impulsarse en el aire (Sí, molaaa~ *-------*)
- Átalo por el momento. Y que no escape. - ordené con voz severa a Risitas y este escuchó. - Sí, Eona. - Ahora dirigí una última mirada a los demás y asentí con la cabeza. Cuanto antes empezásemos mejor.
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Las altas ramas de los árboles aportaban a aquellos malditos seres de la noche la sombra necesaria para patrullar la entrada del antiguo edifició, aún bajo el naciente sol del amanecer. El mago decidió de la nada que era el momento de iniciar la acción y empezó a alejarse de la seguridad de nuestra compañía. Fuese quien fuese, tal vez no sería tan inútil como había imaginado. - Eh, escucha. - dije con total tranquilidad, antes de que se alejase demasiado. - En cuanto huelan sangre, mis lobos te ayudarán. Supongo que no querrás escucharlo, pero suerte, novato. - sonreí, pues no intuía su edad, pero de seguro era más joven de lo que yo lo era en realidad.
Ambos lobos se quedaron entre los arbustos, rodeando sigilosamente el lugar donde tendría lugar el primer acto. Escuché lo que pude desde las sobras, pero debíamos mantenernos en movimiento. Les hice una señal a Melwyn y Risitas de que era el momento de aprovechar la distracción que Rojo nos ofrecía. - Blanca, Azul, vamos. -
Los tres rodeamos el grisaceo edificio de piedra desgastada hasta llegar a la parte trasera, donde solo uno de los traficantes guardaba ahora el lugar. Al principio pensé en enviar a mi mano derecha, pero Melwyn sacó su arco y flecha con decisión, apuntó y en menos de lo que dura un suspiro embistió el corazón del pobre desgraciado. - Nada mal. Al parecer la magia no es lo único que tienes. - sonreí, y me acerqué al cuerpo ahora muerto, pues no notaba ningún otro olor cerca. Saqué la flecha del pecho del chupasangres, asegurándome de que no volviese a levantarse, y se la entregué aún manchada de sangre a su original propietaria, la cual me lo agradeció levantando una ceja, indignada. Agradeció con ironía y limpió su juguete en la ropa del muerto.
Le hice una seña a Risitas y este cogió carrerilla para acabar corriendo por la pared hasta sujetarse a la ventana más próxima, la del primer piso. Esperé a que volviese a sacar su cabeza en señal de que el aire estaba limpio y le ofrecí mi espalda a la "profe de escuela".
- ¿Qué se supone que haces? - pregunto alzando, esta vez, ambas cejas.
- Dudo que volar sea una de tus habilidades mágicas. - me reí. - Vamos, te enseñaré algo divertido. -
Finalmente accedió y la aupé con firmeza sobre mí. Me aparté unos pasos y, después, de forma suicida, empecé a correr hacia la pared. Al estar a tan solo unos centímetros de estampillarnos y convertirnos papilla di un salto, claramente insuficiente, pero después di otro más. Sí, otro salto más en el aire. Concentré la energía necesaria en mis piernas para poder lograrlo y realicé un tercer impulso, apoyándome en la nada hasta llegar a la ventana sin mayor esfuerzo.
To be continued...
Off: Me tomé la libertad de reordenar un pelín un par de datos. (El ataque fue planeado para la mañana cuando los vampiros son más vulnerables y Keff y Bigotitos estaban encerrados en una habitación húmeda y oscura.) No es tan importante, pero me gusta tenerlo todo bien ordenadito xDD Y solo por si las dudas, lo de saltar en el aire es una de mis habilidades, en las que uso una fuerza tan compacta que es capaz de impulsarse en el aire (Sí, molaaa~ *-------*)
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Sarah estaba viva. Ese dato, lo golpeo como un martillo en un yunque. Se quedo mirando al vampiro sin poder creerselo que el..que el hubiera tocado a....El asco y la rabia se mezclaban en su estomago.
-Maldito...MIENTES! -rugio mientras intentaba soltarse. Aunque sabia que debia seguir con la distracción para que Melwyn y Eona siguieran estaba perdiendo la paciencia. Maldijo a ese ser y a todos sus muertos, apretando la mandibula.-..es imposible...-el vampiro solto una risita irritante y negó con la cabeza.
-Padre vio que era util...asi que por que no?...joven, guapa...bueno eso tu ya lo sabes...-le dijo con malicia mientras desenvainaba su florete de la funda, alzandole la barbilla.-...es una lastima que no pueda matarte...pero al menos...podemos darte tu merecido por aparecer aqui y pensar que podrias atacar o algo parecizo...-hizo una señal y dos hombres corpulentos lo arrastraron hasta dos postes, atandolo con los brazos extendidos, apoyando en las rodillas. Wallace rugio, resistiendose y le propinaron una patada en el vientre. Escupio del golpe y miro con furia al vampiro.-....que sientes Wallace?...al ver al hijo que a salido de tu amada...aah...los mortales sois tan divertidos cuando os torturan...-susurro acariciando utensilios en una mesa de madera.-...padre dijo que eras el mas duro de todo lso niños en el clan...y segun lo que ha descubierto, has sufrido muchas clases de torturas...-la sonrisa que le dirigio le puso los pelos de punta. Wallace maldijo a esas mujeres cien veces.
Espero que podais oirme por que como no esteis con el niño del demonio juro que depues del vampiro ire a por vosotras...
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando uno de los hombres le arranco la armadura de cuero de un tiron, dejandole la espalda al descubierto. Wallace miro de reojo. Se conocia aquel cuento. Recuerdos de la niñez lo hicieron sonreir levemente.
Que estaba haciendo?...sacrificarse por otros...por un desconocido...se estaba poniendo en peligro por alguien que nisiquiera se lo agradeceria...pero sonrió para si y miro al vampiro fijamente mientras este les daba un latigo.
-Empezad...hasta que chille...
Latigazo.
Dolor.
Latigazo.
Apreta la mandibula y frunce el ceño, mirandolo.
Latigazo.
Siente la piel arder.
Latigazo.
Sangre. El vampiro sonrie.
Otro mas, y otro. Wallace pierde la cuenta. La espalda le arde. La sangre cae libre. Esta concentrado en el vampiro. En las muchas formas como lo podria matar. No ve nada mas. El sonido del latigo en su piel, ahora en carne viva, es lo unico que lo acompaña. Es como una melodia. Y sonrie, porque le duele. Tensa sus ataduras, apreta los puños y cada musculo de su cuerpo.
Los hombres se cansan, se turnan perplejos ante la resistencia del brujo. El vampiro empieza a perder la paciencia. La sangre ensucia el suelo. Hay mucha. Es la señal que ella esperaba. Wallace mira al cielo mientras los golpes caen, y caen.
Y el sonrie.
-Maldito...MIENTES! -rugio mientras intentaba soltarse. Aunque sabia que debia seguir con la distracción para que Melwyn y Eona siguieran estaba perdiendo la paciencia. Maldijo a ese ser y a todos sus muertos, apretando la mandibula.-..es imposible...-el vampiro solto una risita irritante y negó con la cabeza.
-Padre vio que era util...asi que por que no?...joven, guapa...bueno eso tu ya lo sabes...-le dijo con malicia mientras desenvainaba su florete de la funda, alzandole la barbilla.-...es una lastima que no pueda matarte...pero al menos...podemos darte tu merecido por aparecer aqui y pensar que podrias atacar o algo parecizo...-hizo una señal y dos hombres corpulentos lo arrastraron hasta dos postes, atandolo con los brazos extendidos, apoyando en las rodillas. Wallace rugio, resistiendose y le propinaron una patada en el vientre. Escupio del golpe y miro con furia al vampiro.-....que sientes Wallace?...al ver al hijo que a salido de tu amada...aah...los mortales sois tan divertidos cuando os torturan...-susurro acariciando utensilios en una mesa de madera.-...padre dijo que eras el mas duro de todo lso niños en el clan...y segun lo que ha descubierto, has sufrido muchas clases de torturas...-la sonrisa que le dirigio le puso los pelos de punta. Wallace maldijo a esas mujeres cien veces.
Espero que podais oirme por que como no esteis con el niño del demonio juro que depues del vampiro ire a por vosotras...
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando uno de los hombres le arranco la armadura de cuero de un tiron, dejandole la espalda al descubierto. Wallace miro de reojo. Se conocia aquel cuento. Recuerdos de la niñez lo hicieron sonreir levemente.
Que estaba haciendo?...sacrificarse por otros...por un desconocido...se estaba poniendo en peligro por alguien que nisiquiera se lo agradeceria...pero sonrió para si y miro al vampiro fijamente mientras este les daba un latigo.
-Empezad...hasta que chille...
Latigazo.
Dolor.
Latigazo.
Apreta la mandibula y frunce el ceño, mirandolo.
Latigazo.
Siente la piel arder.
Latigazo.
Sangre. El vampiro sonrie.
Otro mas, y otro. Wallace pierde la cuenta. La espalda le arde. La sangre cae libre. Esta concentrado en el vampiro. En las muchas formas como lo podria matar. No ve nada mas. El sonido del latigo en su piel, ahora en carne viva, es lo unico que lo acompaña. Es como una melodia. Y sonrie, porque le duele. Tensa sus ataduras, apreta los puños y cada musculo de su cuerpo.
Los hombres se cansan, se turnan perplejos ante la resistencia del brujo. El vampiro empieza a perder la paciencia. La sangre ensucia el suelo. Hay mucha. Es la señal que ella esperaba. Wallace mira al cielo mientras los golpes caen, y caen.
Y el sonrie.
Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Las plantas que nos había proporcionado Risitas habían sido lo suficientemente útiles como para asegurarnos el no ser devorados por los chupasangres nada más entrar en aquel edificio en ruinas. Dejé a Melwyn en el suelo, alegrándome de que la hubiese impresionado al menos un poquito, y confirmé lo que mi subordinado ya nos había informado momentos atrás; no parecía haber nadie en las cercanías.
Di un último vistazo sacando la cabeza por la ventana. A lo lejos se oía el eco de los latigazos que tantos recuerdos me traían. Nunca confundiría aquel sonido. Y no solo eso, pues por el aire fluía la dulce fragancia de sangre humana, y podía fácilmente imaginar la de quién. Pero no era el momento de pensar en aquel estúpido pervertido. Los lobos mismo reconocerán el momento justo para atacar. Nosotros debíamos de centrarnos en cosas más importantes que el sacrificio de un simple mago.
Melwyn me dedicó una mirada interrogativa, como si preguntase qué es lo que había captado mi atención. Simplemente meneé la cabeza, dándole a entender que no tenía por qué saberlo, y aunque insatisfecha continuamos camino hacia las escaleras. Debíamos de encontrarlos por el olor, y en aquel lugar apestado de sangre putrefacta no sería nada fácil.
Un goteo constante irrumpía la silenciosa habitación de suelo mohoso del sótano. Ahí, en una de las muchas que habían, se encotraban aquellos por los que se había formado aquel escuadrón de rescate tan peculiar. Bigotitos, como lo llamaba la capitana del famoso clan de lobos, permanecía atento a cada sonido, a cada pequeña oportunidad de tratar de escapar de aquel agujero, mientras ue el joven convertido trataba de hacer el mínimo ruido posible con su lloriqueo.
- Keff, cállate por un segundo. - dijo e ligón empedernido, recibiendo la atenta mirada del muchacho.
- ¿Por qué? ¿Oyes algo...? -
- ¿Y tu no? - Como si aquel fuese el momento idóneo para una lección de asesinos el experto en el tema aconsejó que el novato parase las orejas centrándose en todo lo que estas le ofrecían.
- No... Yo no oigo nada... - respondió desconcertado, pero Bigotitos asintió con la cabeza.
- Exacto. Normalmente oiríamos al malparido que siempre vigila las celdas tarareando una estúpida canción. Pero la canción ha parado. Ya no se oye. -
- ¡Pero eso significa que...! - el pequeño recibió el asentimiento de su superior. - Algo... Algo está pasando fuera de estas paredes. ¡Algo que atrajo la atención de los vigilantes! -
El asesino sonrió de medio lado, pues sabía perfectamente qué era aquello que sucedía. - Eona. -
Los lobos olfatearon la leve brisa, impacientes. No podían esperar más, pero debían aprovechar el momento idóneo, o todo aquello no habría valido la pena.
En uno de los cambios de turno, un buen rato después de que la tortura del guerrero empezara, llegó el momento. Ambos, tan silenciosos como les fue posibles, saltaron de entre los arbustos, cada uno hacia uno de los dos hombres que sujetaban al mago.
El primer lobo consiguió liberarle el lado derecho, arrancando el brazo de su captor y tirándolo a su espalda. El segundo no tuvo tanta suerte, y aunque consiguió embestir al último vampiro que mantenía inmóvil a su improvisado compañero humano, el chupasangres contraatacó lanzándolo por los aires.
Off: Dejo los lobos en tus manos Wall, pero deja a al menos a uno con vida! xDD Uno tendrá que morir D:
Di un último vistazo sacando la cabeza por la ventana. A lo lejos se oía el eco de los latigazos que tantos recuerdos me traían. Nunca confundiría aquel sonido. Y no solo eso, pues por el aire fluía la dulce fragancia de sangre humana, y podía fácilmente imaginar la de quién. Pero no era el momento de pensar en aquel estúpido pervertido. Los lobos mismo reconocerán el momento justo para atacar. Nosotros debíamos de centrarnos en cosas más importantes que el sacrificio de un simple mago.
Melwyn me dedicó una mirada interrogativa, como si preguntase qué es lo que había captado mi atención. Simplemente meneé la cabeza, dándole a entender que no tenía por qué saberlo, y aunque insatisfecha continuamos camino hacia las escaleras. Debíamos de encontrarlos por el olor, y en aquel lugar apestado de sangre putrefacta no sería nada fácil.
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(Narrador I)
Un goteo constante irrumpía la silenciosa habitación de suelo mohoso del sótano. Ahí, en una de las muchas que habían, se encotraban aquellos por los que se había formado aquel escuadrón de rescate tan peculiar. Bigotitos, como lo llamaba la capitana del famoso clan de lobos, permanecía atento a cada sonido, a cada pequeña oportunidad de tratar de escapar de aquel agujero, mientras ue el joven convertido trataba de hacer el mínimo ruido posible con su lloriqueo.
- Keff, cállate por un segundo. - dijo e ligón empedernido, recibiendo la atenta mirada del muchacho.
- ¿Por qué? ¿Oyes algo...? -
- ¿Y tu no? - Como si aquel fuese el momento idóneo para una lección de asesinos el experto en el tema aconsejó que el novato parase las orejas centrándose en todo lo que estas le ofrecían.
- No... Yo no oigo nada... - respondió desconcertado, pero Bigotitos asintió con la cabeza.
- Exacto. Normalmente oiríamos al malparido que siempre vigila las celdas tarareando una estúpida canción. Pero la canción ha parado. Ya no se oye. -
- ¡Pero eso significa que...! - el pequeño recibió el asentimiento de su superior. - Algo... Algo está pasando fuera de estas paredes. ¡Algo que atrajo la atención de los vigilantes! -
El asesino sonrió de medio lado, pues sabía perfectamente qué era aquello que sucedía. - Eona. -
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(Narrador II)
Los lobos olfatearon la leve brisa, impacientes. No podían esperar más, pero debían aprovechar el momento idóneo, o todo aquello no habría valido la pena.
En uno de los cambios de turno, un buen rato después de que la tortura del guerrero empezara, llegó el momento. Ambos, tan silenciosos como les fue posibles, saltaron de entre los arbustos, cada uno hacia uno de los dos hombres que sujetaban al mago.
El primer lobo consiguió liberarle el lado derecho, arrancando el brazo de su captor y tirándolo a su espalda. El segundo no tuvo tanta suerte, y aunque consiguió embestir al último vampiro que mantenía inmóvil a su improvisado compañero humano, el chupasangres contraatacó lanzándolo por los aires.
Off: Dejo los lobos en tus manos Wall, pero deja a al menos a uno con vida! xDD Uno tendrá que morir D:
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Todo fue muy rapido. Demasiado para el cerebro de Wallace. Cuando escucho a lobos, mas bien, cuando los sintio a su alrededor, sonrio lentamente. Su brazo liberado fue suficiente como para sujetar el latigo que iba a caer encima de el otra vez. Tiro de la cuerda haciendo caer al vampiro y este fue rematado por un lobo. El brujo se levanto lentamente y analizo la situación.
Todo ocurria a camara lenta para el. Lobos por un lado. Vampiros por el otro. Su cuerpo no le respondia. A quien debia atacar? La espalda le arde y le sangra. Los lobos y los vampiros luchan. Un vampiro se le acerca, hacha en mano. Un paso atras, giro, el brazo del vampiro se tuerce hacia atras, el hacha de clava en su cabeza. El vampiro cae. Wallace pasa por encima con el hacha en la mano. Un lobo es acribillado a mordidas, otro depedaza a otro vampiro. El rubio, el hijo de Sarah grita, esquivando a los lobos restantes. Y el tiempo vuelve.
-Basta!!! parad!....malditos chuchos!.... -grita el vampiro al observar que, aparte de otro vampiro, solo quedaba el. Jadeando saca su espada y apunta a Wallace.-...no me ire de aqui sin tu cabeza McGregor! -ruge, alzandose hacia el. Chocan los aceros, los lobos gruñen y aullan. Wallace no escucha, no habla, no siente. Sus manos, su cuerpo, son dirigidos por la ira. Pero la ira conducia a la destreza. El vampiro es rapido y agil pero fallaba, el miedo a la muerte hacia estragos en sus golpes. Wallace le propino una patada haciendolo caer. Alzo el hacha para matarlo. Acabar con el. Destrozalo. Matar el recuerdo y con el a Sarah. Pero un gruñido le hizo girar la cabeza. Uno de los lobos se lanzo hacia el vampiro.
-NOO! -El rugido de Wallace alteró al lobo quien ataco a quien no debia. Se escucho un desgarro. Los lobos se retiraron agilmente. Wallace habia caido de rodillas, miraba al suelo mientras la sangre le caia del rostro. El vampiro jadeaba y se apartaba.
-esto...esto no quedara asi...no quedara asi...-se incorporo y cogio el unico caballo que quedaba vivo. Wallace alzo el rostro observando como el vampiro se alejaba. Se miro las manos mientras la sangre caia.
No veo...mi cara...no veo....Bjorn....Bjorn ayudame....
Las primeras gotas de lluvia limpiaron sus manos. El agua empezo a caer. Alli estaba el brujo de rodillas.
-----
Un lobo subio por las escaleras de aquella torre medio derruida. Llego hasta el piso, abriendose paso con violencia pues los unicos guardias que quedaban eran simples humano. El lobo se acerco donde estaban Eona y los demas, gruño, moviendose inquieto. Alguien detras suyo aparecio. Llevaba medio rostro vendado. El individuo miro a la loba y a la bruja y se apoyo como pudo.
-Todo...despejado...-susurro, Wallace, en pie, desangrandose.
offrol: ale ojo fuera y cicatrizaca en toa la cara xD algo malo edito!
Todo ocurria a camara lenta para el. Lobos por un lado. Vampiros por el otro. Su cuerpo no le respondia. A quien debia atacar? La espalda le arde y le sangra. Los lobos y los vampiros luchan. Un vampiro se le acerca, hacha en mano. Un paso atras, giro, el brazo del vampiro se tuerce hacia atras, el hacha de clava en su cabeza. El vampiro cae. Wallace pasa por encima con el hacha en la mano. Un lobo es acribillado a mordidas, otro depedaza a otro vampiro. El rubio, el hijo de Sarah grita, esquivando a los lobos restantes. Y el tiempo vuelve.
-Basta!!! parad!....malditos chuchos!.... -grita el vampiro al observar que, aparte de otro vampiro, solo quedaba el. Jadeando saca su espada y apunta a Wallace.-...no me ire de aqui sin tu cabeza McGregor! -ruge, alzandose hacia el. Chocan los aceros, los lobos gruñen y aullan. Wallace no escucha, no habla, no siente. Sus manos, su cuerpo, son dirigidos por la ira. Pero la ira conducia a la destreza. El vampiro es rapido y agil pero fallaba, el miedo a la muerte hacia estragos en sus golpes. Wallace le propino una patada haciendolo caer. Alzo el hacha para matarlo. Acabar con el. Destrozalo. Matar el recuerdo y con el a Sarah. Pero un gruñido le hizo girar la cabeza. Uno de los lobos se lanzo hacia el vampiro.
-NOO! -El rugido de Wallace alteró al lobo quien ataco a quien no debia. Se escucho un desgarro. Los lobos se retiraron agilmente. Wallace habia caido de rodillas, miraba al suelo mientras la sangre le caia del rostro. El vampiro jadeaba y se apartaba.
-esto...esto no quedara asi...no quedara asi...-se incorporo y cogio el unico caballo que quedaba vivo. Wallace alzo el rostro observando como el vampiro se alejaba. Se miro las manos mientras la sangre caia.
No veo...mi cara...no veo....Bjorn....Bjorn ayudame....
Las primeras gotas de lluvia limpiaron sus manos. El agua empezo a caer. Alli estaba el brujo de rodillas.
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Un lobo subio por las escaleras de aquella torre medio derruida. Llego hasta el piso, abriendose paso con violencia pues los unicos guardias que quedaban eran simples humano. El lobo se acerco donde estaban Eona y los demas, gruño, moviendose inquieto. Alguien detras suyo aparecio. Llevaba medio rostro vendado. El individuo miro a la loba y a la bruja y se apoyo como pudo.
-Todo...despejado...-susurro, Wallace, en pie, desangrandose.
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Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
El escuadrón de búsqueda, bajo el maravilloso nombre en clave Arcoiris, buscamos por el primer piso, pero no encontrábamos nuestro objetivo. Después de aquel momento desilusionante continuamos hacia el segundo, pero tampoco... Ya no nos quedaba de otra que bajar a la planta baja, y esperar que allí finalmente acertásemos en nuestro rastreo por aquel par de idiotas.
Estábamos entre el primer piso y el bajo, parados en las escaleras. A nuestro paso por las alturas de aquel no tan alto edificio tuvimos que librarnos de varias comadrejas, todas bastante débiles, y más para un grupo como el nuestro, tan... Variado, y una vez más un ruido que se acercaba nos hizo parar a medio camino, eso sí, de inmediato notamos la peste de perro mojado; se trataba de uno de mis lobos. - ¿Qué haces aquí? - pregunté enfadada, pues tendría que estar afuera ganando tiempo, pero poco después apareció el mago con la cara toda ensangrentada, anunciando que afuera ya estaba todo resuelto. - ¿Enserio? Vaya... Eso fue... Más rápido de lo que esperaba... - comenté con las cejas alzadas. No solo había sido más rápido de lo que esperaba sino que se trataba de un final inesperado, pues no había previsto que volvería con vida.
Melwyn al ver la herida se le acercó para examinarle, pero como enfermera valía una mierda. Toco con "gentileza", notese la ironía, lo que quedaba de la cara del supuesto cebo, y no me habría extrañado que se hubiese puesto a llorar ahí mismo. - Bueno, ya que estás aquí puedes acompañarnos. Arriba no están, así que solo nos queda suponer que hay algo bajo tierra. - dije ignorando al jadeante mago, al cual evidentemente no le haría gracia seguir en pie, no con esa herida.
Bajamos y tras comprobar, o mejor dicho, después de que Risitas comprobara que no había nadie en aquella planta, encontramos unas estrechas escaleras que nos guiaron hacia abajo. Mandé al único lobo que había regresado junto a Mr. Musculitos a investigar y después de un aullido afirmativo nos dirigimos todos los demás.
- ¡Eona! ¡Eona...! - se escucharon repetidamente los gritos del idiota de Keff. Junto a él se encontraba un sonriente Bigotitos, ambos esposados con cadenas de hierro a la pared.
- Hay que ver... - Risitas se tomó su tiempo en tratar de liberarlos a la fuerza, y después de varios intentos me encargué yo, que con tan solo un minuto y un alfiler de hierro oculto entre mis ropas conseguí forzar las cerraduras.
El enano inmediatamente saltó a mis brazos, no solo por haber pasado lo que parecía ser un infierno, sino por el largo tiempo que pasamos sin vernos, pero al instante se le pasó y decidió cambiar mi pecho por el de Melwyn, en el que hundió su cara llena de lágrimas. - Keff, los hombres no... - suspiré. Un día es un día, y además estaba agotada... Suerte de que todo había acabado bien. - Qué más da... Venga, vayámonos de aquí. -
Off: Wall, te dejo la salida del edificio, el regreso al refugio, la sanación de tu ojo, etc.. xDD No creo que a Mel le moleste echarte una mano con eso ;)) Úsala (y no pienes de forma pervertida!! xDD )
Estábamos entre el primer piso y el bajo, parados en las escaleras. A nuestro paso por las alturas de aquel no tan alto edificio tuvimos que librarnos de varias comadrejas, todas bastante débiles, y más para un grupo como el nuestro, tan... Variado, y una vez más un ruido que se acercaba nos hizo parar a medio camino, eso sí, de inmediato notamos la peste de perro mojado; se trataba de uno de mis lobos. - ¿Qué haces aquí? - pregunté enfadada, pues tendría que estar afuera ganando tiempo, pero poco después apareció el mago con la cara toda ensangrentada, anunciando que afuera ya estaba todo resuelto. - ¿Enserio? Vaya... Eso fue... Más rápido de lo que esperaba... - comenté con las cejas alzadas. No solo había sido más rápido de lo que esperaba sino que se trataba de un final inesperado, pues no había previsto que volvería con vida.
Melwyn al ver la herida se le acercó para examinarle, pero como enfermera valía una mierda. Toco con "gentileza", notese la ironía, lo que quedaba de la cara del supuesto cebo, y no me habría extrañado que se hubiese puesto a llorar ahí mismo. - Bueno, ya que estás aquí puedes acompañarnos. Arriba no están, así que solo nos queda suponer que hay algo bajo tierra. - dije ignorando al jadeante mago, al cual evidentemente no le haría gracia seguir en pie, no con esa herida.
Bajamos y tras comprobar, o mejor dicho, después de que Risitas comprobara que no había nadie en aquella planta, encontramos unas estrechas escaleras que nos guiaron hacia abajo. Mandé al único lobo que había regresado junto a Mr. Musculitos a investigar y después de un aullido afirmativo nos dirigimos todos los demás.
- ¡Eona! ¡Eona...! - se escucharon repetidamente los gritos del idiota de Keff. Junto a él se encontraba un sonriente Bigotitos, ambos esposados con cadenas de hierro a la pared.
- Hay que ver... - Risitas se tomó su tiempo en tratar de liberarlos a la fuerza, y después de varios intentos me encargué yo, que con tan solo un minuto y un alfiler de hierro oculto entre mis ropas conseguí forzar las cerraduras.
El enano inmediatamente saltó a mis brazos, no solo por haber pasado lo que parecía ser un infierno, sino por el largo tiempo que pasamos sin vernos, pero al instante se le pasó y decidió cambiar mi pecho por el de Melwyn, en el que hundió su cara llena de lágrimas. - Keff, los hombres no... - suspiré. Un día es un día, y además estaba agotada... Suerte de que todo había acabado bien. - Qué más da... Venga, vayámonos de aquí. -
Off: Wall, te dejo la salida del edificio, el regreso al refugio, la sanación de tu ojo, etc.. xDD No creo que a Mel le moleste echarte una mano con eso ;)) Úsala (y no pienes de forma pervertida!! xDD )
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Cuando la mujer se acerco para examinarlo Wallace se aparto bruscamente. Melwyn lo miro con recelo intentándolo de nuevo pero el brujo fue mas rápido y le agarró por la muñeca, mirándola con furia, intentando no fruncir mucho el ceño por el dolor.
-No...me...toques...-masculló mientras le apartaba el brazo bruscamente. La bruja maldijo al hombre, echándole en cara muchas cosas. Por los dioses parecían un matrimonio. Wallace le gruñó y siguió a la loba ignorando las amenazas de la mujer menuda. No quería que lo tocasen, no en ese estado.
Al descubrir el calabozo subterráneo, Wallace se apoyo en la puerta de entrada observando la escena familiar mientras su herida no paraba de sangrar. El niño parecía estar a salvo y todos parecían estar felices. Genial.
La bruja se acercó a el, con el mocoso aun en su falda, este lo miraba con curiosidad. Los ojos de la mujer reflejaban, por primera vez, agradecimiento. Wallace simplemente agacho la cabeza en señal de acuerdo y salió de la torre con el grupo.
Arriba de la colina, con el campamento ya a lo lejos, el brujo se giro para mirar como el fuego lo quemaba. No querían dejar rastro de las atrocidades que habían echo esos traficantes, aunque el fuego quemaría las uncias pistas sobre Sarah. Wallace carraspeó y siguió andando.
El brujo andaba algo rezagado, la herida empezaba hacer estragos en su temple. Se paró cerca de un árbol donde se apoyo, respirando lentamente. Fue el mocoso quien advirtió al grupo. La bruja se acercó al hombre herido y suspiro, mosqueada.
-Vas a dejar que te mire eso o prefieres morir desangrado como un hombre macho y viril? a mi me da igual pero...nos has ayudado a rescatar a Keff...-dijo, con las palabras forzosas. Wallace gruñó y asintió lentamente.
La noche les daba una magnifica luz junto con la luna, el aire fresco y la música del bosque, mas activo que por el día. Los lobos patrullaban mientras la bruja intentaba sanar al hombre. Wallace se removía, sin querer ser tocado mientras la mujer intentaba ponerle la mano encima.
-Estate quieto! eres peor que Keff!-le gritaba. Wallace gruñía esquivando sus manos. Le agarró las muñecas y la miró muy cerca, poniéndola nerviosa de nuevo.
-He cambiado de idea...no me toques...ocúpate del crio y de tu mujer...-le susurró apartándola de nuevo. Sentándose un poco lejos de ellos, se quitó la venda, llena de sangre, y se miro en un espejuelo que llevaba consigo en su bolsa. Estaba horrible. El zarpazo del chucho le había marcado desde la sien hasta la comisura del labio. El ojo por supuesto ya no servia. Wallace suspiró, agotado y empezó a tratarse la herida. Una mas.
offrol: esa Mel que quiere meterle mano (?) xDD
-No...me...toques...-masculló mientras le apartaba el brazo bruscamente. La bruja maldijo al hombre, echándole en cara muchas cosas. Por los dioses parecían un matrimonio. Wallace le gruñó y siguió a la loba ignorando las amenazas de la mujer menuda. No quería que lo tocasen, no en ese estado.
Al descubrir el calabozo subterráneo, Wallace se apoyo en la puerta de entrada observando la escena familiar mientras su herida no paraba de sangrar. El niño parecía estar a salvo y todos parecían estar felices. Genial.
La bruja se acercó a el, con el mocoso aun en su falda, este lo miraba con curiosidad. Los ojos de la mujer reflejaban, por primera vez, agradecimiento. Wallace simplemente agacho la cabeza en señal de acuerdo y salió de la torre con el grupo.
Arriba de la colina, con el campamento ya a lo lejos, el brujo se giro para mirar como el fuego lo quemaba. No querían dejar rastro de las atrocidades que habían echo esos traficantes, aunque el fuego quemaría las uncias pistas sobre Sarah. Wallace carraspeó y siguió andando.
El brujo andaba algo rezagado, la herida empezaba hacer estragos en su temple. Se paró cerca de un árbol donde se apoyo, respirando lentamente. Fue el mocoso quien advirtió al grupo. La bruja se acercó al hombre herido y suspiro, mosqueada.
-Vas a dejar que te mire eso o prefieres morir desangrado como un hombre macho y viril? a mi me da igual pero...nos has ayudado a rescatar a Keff...-dijo, con las palabras forzosas. Wallace gruñó y asintió lentamente.
La noche les daba una magnifica luz junto con la luna, el aire fresco y la música del bosque, mas activo que por el día. Los lobos patrullaban mientras la bruja intentaba sanar al hombre. Wallace se removía, sin querer ser tocado mientras la mujer intentaba ponerle la mano encima.
-Estate quieto! eres peor que Keff!-le gritaba. Wallace gruñía esquivando sus manos. Le agarró las muñecas y la miró muy cerca, poniéndola nerviosa de nuevo.
-He cambiado de idea...no me toques...ocúpate del crio y de tu mujer...-le susurró apartándola de nuevo. Sentándose un poco lejos de ellos, se quitó la venda, llena de sangre, y se miro en un espejuelo que llevaba consigo en su bolsa. Estaba horrible. El zarpazo del chucho le había marcado desde la sien hasta la comisura del labio. El ojo por supuesto ya no servia. Wallace suspiró, agotado y empezó a tratarse la herida. Una mas.
offrol: esa Mel que quiere meterle mano (?) xDD
Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Una vez más, aunque mohosa y desgastada, la pequeña cabaña medio derrumbada nos sirvió de refugio. Melwyn se había apartado ocupándose del mago medio muerto, no por ello menos cascarrabias, y yo comprobaba cuidadosamente que el estúpido de Keff no estuviese herido.
- Ya... No tengo nada... - se quejaba el enano. Mientras tanto mis dos subordinados y el lobo que quedó con vida patrullaban las afueras del escondite.
Suspiré. Aunque mi herida ya había sido cicatrizada a la fuerza seguía siendo una molestia. Keff me miró con curiosidad, pues no estaba acostumbrado a verme en ese estado, e hizo uso de su nariz para olfatear la carne carbonizada. Levanté una ceja y le golpeé la frente con el dedo de en medio. Lo que me faltaba, no tenía por qué aguantar a un Keff preocupado.
Esta vez ambos nos dirigimos a observar la escenita de los dos Manos de Fuego, que parecían estar pasándoselo en grande. - ¿Molestamos? - pregunté con media sonrisa, a lo que me gané una mirada asesina de la estricta profesora.
- ¿Quien es este? ¿Qué hacíais? ¿Es tu novio? ¿Tengo que llamarle papá...? - empezó su interrogatorio con el ceño fruncido, pero su curiosidad lo mataba más que los celos. Claro que eso no le privaba el placer de observar fijamente al uni-ojo ensangrentado, como si fuese lo más normal del mundo.
- Esperemos que no Keff. Que asquito... - contesté burlándome del herido, notando un tirón en el pecho al reírme demasiado. Revolví el pelo del enano y le di un empujoncito para que no fuese tan malcriado. - Este tipo perdió su ojo por ti, y ya sabes lo que me gustan los ojos, así que portate bien. Eso sí, lo perdió de una forma bastante estúpida. - dije ahora dirigiéndome al hombre con una ceja levantada. - El lobo me lo contó todo. Anda que meterte en medio... - negué con la cabeza exageradamente, claramente burlándome de él. Pero al parecer no tuvo efecto, pues se alejó para curarse él mismo la herida.
Melwyn lo observó en silencio, dejándole hacer. Si no quería ayuda era cosa suya, o eso era lo que probablemente pensaba la maga. La conocía lo suficientemente bien como para poder leerle la mente en ocasiones como aquella. Pero pronto dirigió su atención a otro lado, y como no, ese era el lado de Keff...
- Creo que hay algo que deberías de explicar... ¿No crees? - De repente todo rastro de color de la cara del niño desapareció y no pude hacer más que expresar mi desconcierto en el entrecejo arrugado. Uní mi mirada interrogante a la de la maga y casi pareciese que el enano empezase a tiritar de miedo.
- No... Bueno... Quiero decir... - empezó a enredar más las cosas.
- ¿A qué te refieres? - pregunté intrigada, esperando que Melwyn pudiese hablar como una persona normal, no balbucear estupideces como el mocoso.
- ¿No lo sabes? ¡Todo este tiempo pensé que estabas muerta! - empezó a perder los nervios.
- ¿Muerta? - levanté una ceja, pero no tardé mucho en atar los cabos sueltos y dirigí mi mirada hacia la de Keff, la cual me evitó de inmediato.
- ¡Sí, muerta! Cuando llegó Keff no tuve tiempo ni de preguntarle al mensajero y me vi con él sobre el cuello y una nota con tu supuesto testamento... -
Ambas cejas se me elevaron hacia los cielos. No sabía con qué empezar, pero después de unos segundos sin reacción alguna estallé en una potente carcajada.
- Ya... No tengo nada... - se quejaba el enano. Mientras tanto mis dos subordinados y el lobo que quedó con vida patrullaban las afueras del escondite.
Suspiré. Aunque mi herida ya había sido cicatrizada a la fuerza seguía siendo una molestia. Keff me miró con curiosidad, pues no estaba acostumbrado a verme en ese estado, e hizo uso de su nariz para olfatear la carne carbonizada. Levanté una ceja y le golpeé la frente con el dedo de en medio. Lo que me faltaba, no tenía por qué aguantar a un Keff preocupado.
Esta vez ambos nos dirigimos a observar la escenita de los dos Manos de Fuego, que parecían estar pasándoselo en grande. - ¿Molestamos? - pregunté con media sonrisa, a lo que me gané una mirada asesina de la estricta profesora.
- ¿Quien es este? ¿Qué hacíais? ¿Es tu novio? ¿Tengo que llamarle papá...? - empezó su interrogatorio con el ceño fruncido, pero su curiosidad lo mataba más que los celos. Claro que eso no le privaba el placer de observar fijamente al uni-ojo ensangrentado, como si fuese lo más normal del mundo.
- Esperemos que no Keff. Que asquito... - contesté burlándome del herido, notando un tirón en el pecho al reírme demasiado. Revolví el pelo del enano y le di un empujoncito para que no fuese tan malcriado. - Este tipo perdió su ojo por ti, y ya sabes lo que me gustan los ojos, así que portate bien. Eso sí, lo perdió de una forma bastante estúpida. - dije ahora dirigiéndome al hombre con una ceja levantada. - El lobo me lo contó todo. Anda que meterte en medio... - negué con la cabeza exageradamente, claramente burlándome de él. Pero al parecer no tuvo efecto, pues se alejó para curarse él mismo la herida.
Melwyn lo observó en silencio, dejándole hacer. Si no quería ayuda era cosa suya, o eso era lo que probablemente pensaba la maga. La conocía lo suficientemente bien como para poder leerle la mente en ocasiones como aquella. Pero pronto dirigió su atención a otro lado, y como no, ese era el lado de Keff...
- Creo que hay algo que deberías de explicar... ¿No crees? - De repente todo rastro de color de la cara del niño desapareció y no pude hacer más que expresar mi desconcierto en el entrecejo arrugado. Uní mi mirada interrogante a la de la maga y casi pareciese que el enano empezase a tiritar de miedo.
- No... Bueno... Quiero decir... - empezó a enredar más las cosas.
- ¿A qué te refieres? - pregunté intrigada, esperando que Melwyn pudiese hablar como una persona normal, no balbucear estupideces como el mocoso.
- ¿No lo sabes? ¡Todo este tiempo pensé que estabas muerta! - empezó a perder los nervios.
- ¿Muerta? - levanté una ceja, pero no tardé mucho en atar los cabos sueltos y dirigí mi mirada hacia la de Keff, la cual me evitó de inmediato.
- ¡Sí, muerta! Cuando llegó Keff no tuve tiempo ni de preguntarle al mensajero y me vi con él sobre el cuello y una nota con tu supuesto testamento... -
Ambas cejas se me elevaron hacia los cielos. No sabía con qué empezar, pero después de unos segundos sin reacción alguna estallé en una potente carcajada.
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Wallace se estaba intentando coser la herida cuando la carcajada de la loba casi hace que se pinchara el otro ojos. Miro de reojo la escena y suspiro. Sintio rabia pues ellas parecian tan contentas, claro que a ellas no les habian arrancado media cara. El brujo gruño y saco una petaca de su bolsa y bebio un poco para calmar el dolor que lo quemaba por toda la cara.
Al mirar al niño, el causante de todo eso, no pudo evitar verse a si mismo. Las preguntas del mocoso le hicieron reir. Era curioso y activo tal y como lo fue el en sus años mozos. Mientras las mujeres lo reñian, bueno, mas bien la mujer menuda era quien hacia el papel de madre gruñona, Wallace miraba fijamente al crio. Este, dejo de escuchar a su madre y miro al hombre fijamente, con la curiosidad lantente es un rostro. Se levantó ignorando las miradas asesinas de su madre y la mirada de curiosidad de la loba. El niño se sento enfrente del brujo y este lo miro alzando la ceja que no le dolia.
-Te duele?...-le pregunto en voz baja mirando las vendas ensangrentadas. El niño parecia estar lleno de preguntas. Wallace asintio levemente. Era como un espejo. No paraba de recordar esos años en los que solo le importaba poder dormir resguardado y comer pan duro.-Por que...has ayudado a Melwyn?...-Wallace alzo la ceja buena y miro a Melwyn y despues a Eona para acabar fijandose en los ojos lobunos del mocoso.
-A veces un hombre debe ayudar a los demas aunque no le hayan educado para ello...-le susurró mientras saca de su bolsa un medallón en forma de cuervo.-Un buen hombre una vez me ayudo sin esperar nada a cambio...ahora yo debo seguir su ejemplo...-El niño cogio el medallón y lo estudio con curiosidad, acariciando los detalles.-No vuelvas a meterte en lios mocoso...no se si estare cerca para salvarte de nuevo...-le dijo, bromenado por primera vez desde que se junto con las dos mujeres y la compañia de lobos. Keff sonrio al hombre y siguió mirando el medallón. Wallace, cerro los dedos del niño alrededor del objeto y lo miro a los ojos.- Cuidalo bien...algun dia tendras que devolvermelo...- Se levantó y se fue a su rincón, donde saco su pipa de nogal y la empezó a preparar.
Al mirar al niño, el causante de todo eso, no pudo evitar verse a si mismo. Las preguntas del mocoso le hicieron reir. Era curioso y activo tal y como lo fue el en sus años mozos. Mientras las mujeres lo reñian, bueno, mas bien la mujer menuda era quien hacia el papel de madre gruñona, Wallace miraba fijamente al crio. Este, dejo de escuchar a su madre y miro al hombre fijamente, con la curiosidad lantente es un rostro. Se levantó ignorando las miradas asesinas de su madre y la mirada de curiosidad de la loba. El niño se sento enfrente del brujo y este lo miro alzando la ceja que no le dolia.
-Te duele?...-le pregunto en voz baja mirando las vendas ensangrentadas. El niño parecia estar lleno de preguntas. Wallace asintio levemente. Era como un espejo. No paraba de recordar esos años en los que solo le importaba poder dormir resguardado y comer pan duro.-Por que...has ayudado a Melwyn?...-Wallace alzo la ceja buena y miro a Melwyn y despues a Eona para acabar fijandose en los ojos lobunos del mocoso.
-A veces un hombre debe ayudar a los demas aunque no le hayan educado para ello...-le susurró mientras saca de su bolsa un medallón en forma de cuervo.-Un buen hombre una vez me ayudo sin esperar nada a cambio...ahora yo debo seguir su ejemplo...-El niño cogio el medallón y lo estudio con curiosidad, acariciando los detalles.-No vuelvas a meterte en lios mocoso...no se si estare cerca para salvarte de nuevo...-le dijo, bromenado por primera vez desde que se junto con las dos mujeres y la compañia de lobos. Keff sonrio al hombre y siguió mirando el medallón. Wallace, cerro los dedos del niño alrededor del objeto y lo miro a los ojos.- Cuidalo bien...algun dia tendras que devolvermelo...- Se levantó y se fue a su rincón, donde saco su pipa de nogal y la empezó a preparar.
Última edición por Wallace Mcgregor el Jue Nov 13 2014, 21:32, editado 1 vez
Wallace Mcgregor
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
- ¿¡Cómo puedes reírte de algo así!? ¡Esto es algo serio! ¡Se muy bien que estás como una cabra pero lo que es demasiado es demasiado! ¡Sabes la de problemas que...! -
Me vi obligada a recibir la bronca de la bruja, pues milagrosamente Keff se escapó justo a tiempo, pero yo no corrí la misma suerte... Melwyn seguía y seguía, y yo, bueno, yo hacía como que escuchaba, mientras le lanzaba ojeadas a lo que el enano hacía.
- Gracias señor, y no te preocupes, Eona y Mel me protegerán. - escuché que respondía con una sonrisa de oreja a oreja antes de venir corriendo a enseñarme su nuevo juguete. - ¡Mira Eona! - gritó emocionado mostrándome el medallón en el preciso momento en el que Melwyn lo agarro del cuello de la camisa como si de una madre loba levantando a la cría del pellejo se tratase.
- ¡Y tu, enano, no creas que te librarás de esta tan fácilmente! - continuó severa la peliblanca, hasta que con el niño aún de puntillas soltó un largo suspiro dejándolo de nuevo en el suelo. Se veía lo aliviada que estaba en verdad de que nada peor hubiese pasado. - No haces más que dar problemas... Prepárate para llevar la falda otra larga temporada... - dijo con la fuerza que hasta hace poco emanaba totalmente agotada. Como resultado, el canijo volvió a echarse a sus brazos. Después de todo, medio año es tiempo más que suficiente para acostumbrarse a la compañía de una persona.
Recogí el trozo de metal con forma de cuervo del suelo y miré en la dirección del "sin cara", mostrándole una rápida y sincera sonrisa, pero rápida rápida, no vaya a pensarse que me cae bien. - Bueno, entonces qué vosotros dos, ¿queréis quedaros juntos una temporadita más? - pregunté animada. Ambos, niño y mujer, se separaron con la cara horrorizada y un NO unísono. Me eché a reír, soltando toda la tensión que hasta ese momento había dominado el ambiente de nuestro curioso pero no tan mal grupo.
Off: Ha sido un gran rol, gracias a los dos ;)))
Me vi obligada a recibir la bronca de la bruja, pues milagrosamente Keff se escapó justo a tiempo, pero yo no corrí la misma suerte... Melwyn seguía y seguía, y yo, bueno, yo hacía como que escuchaba, mientras le lanzaba ojeadas a lo que el enano hacía.
- Gracias señor, y no te preocupes, Eona y Mel me protegerán. - escuché que respondía con una sonrisa de oreja a oreja antes de venir corriendo a enseñarme su nuevo juguete. - ¡Mira Eona! - gritó emocionado mostrándome el medallón en el preciso momento en el que Melwyn lo agarro del cuello de la camisa como si de una madre loba levantando a la cría del pellejo se tratase.
- ¡Y tu, enano, no creas que te librarás de esta tan fácilmente! - continuó severa la peliblanca, hasta que con el niño aún de puntillas soltó un largo suspiro dejándolo de nuevo en el suelo. Se veía lo aliviada que estaba en verdad de que nada peor hubiese pasado. - No haces más que dar problemas... Prepárate para llevar la falda otra larga temporada... - dijo con la fuerza que hasta hace poco emanaba totalmente agotada. Como resultado, el canijo volvió a echarse a sus brazos. Después de todo, medio año es tiempo más que suficiente para acostumbrarse a la compañía de una persona.
Recogí el trozo de metal con forma de cuervo del suelo y miré en la dirección del "sin cara", mostrándole una rápida y sincera sonrisa, pero rápida rápida, no vaya a pensarse que me cae bien. - Bueno, entonces qué vosotros dos, ¿queréis quedaros juntos una temporadita más? - pregunté animada. Ambos, niño y mujer, se separaron con la cara horrorizada y un NO unísono. Me eché a reír, soltando toda la tensión que hasta ese momento había dominado el ambiente de nuestro curioso pero no tan mal grupo.
Off: Ha sido un gran rol, gracias a los dos ;)))
Eona
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Re: Rescate a la sombra de la venganza (Privado)
Wallace miro la escena y la carcajada repentina de la loba y sonrio levemente. Cogio su mochila y se puso la capa bien, acomodandose la venda de la cabeza. Miro al muchacho por ultima vez y fijo su mirada en Melwyn.
-Seguramanete...no nos volvamos a ver...pero a sido un...placer acompañaros...- susurro mientras apoyaba la mano en el cinto y sonreia, amable. El debia partir pues ya habia gastado mucho tiempo, y el plazo de su viaje se iba a acabar.
El brujo miro hacia las montañas del norte y suspiro. Le quedaba un largo trecho pero sabia que era su destino. Miro a la loba de reojo y sonrio una vez mas.
- Y espero no verte a ti tampoco en una buena temporada mujer...almenos en otras circumstancias...-dijo mientras no pidia evitar soltar una risilla.- En fin...cuidaos...muchacho...hazte fuerte, lo necesitaras! -dijo mientras empezaba a caminar por el sendero. Alzó una mano como ultimo adios y se fundio entre los arboles.
El camino seria largo y lleno de peligros pero ese hombre estaba preparado para ello. El dolor de la perdida y el abandono ya no importaban. Tenia una mision que hacer, recontruir un clan y su nuevo hogar.
Por que es un Cuervo, hoy y siempre.
-Seguramanete...no nos volvamos a ver...pero a sido un...placer acompañaros...- susurro mientras apoyaba la mano en el cinto y sonreia, amable. El debia partir pues ya habia gastado mucho tiempo, y el plazo de su viaje se iba a acabar.
El brujo miro hacia las montañas del norte y suspiro. Le quedaba un largo trecho pero sabia que era su destino. Miro a la loba de reojo y sonrio una vez mas.
- Y espero no verte a ti tampoco en una buena temporada mujer...almenos en otras circumstancias...-dijo mientras no pidia evitar soltar una risilla.- En fin...cuidaos...muchacho...hazte fuerte, lo necesitaras! -dijo mientras empezaba a caminar por el sendero. Alzó una mano como ultimo adios y se fundio entre los arboles.
El camino seria largo y lleno de peligros pero ese hombre estaba preparado para ello. El dolor de la perdida y el abandono ya no importaban. Tenia una mision que hacer, recontruir un clan y su nuevo hogar.
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Wallace Mcgregor
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