Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
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Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
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Y aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Poco importaba el vivir más de dos meses alojada en un castillo, el único oficio que había conocido a lo largo de su amplia existencia era el de granjera y encontrarse en un castillo mano sobre mano es algo que no iba demasiado con su personalidad. Casi a diario acudía a la granja en la que le habían cobijado durante sus primeros años en aquellas tierras y un par de veces a la semana lo hacia en compañía de los tres niños que tenia bajo su cuidado. Las gemelas y Keff, el joven licántropo que hasta hacia mas o menos una hora le habia estado acompañando.¿Dónde diablos se encontraría aquel mocoso? Seguro estaba escondido y riéndose de ella, cosa muy habitual en él. Llevaban alrededor de tres días de excursión/entrenamiento/acampada - o bueno, el nombre de aquella escapada poca importancia tenia- La cuestión es que, para variar, no tenia ni idea de donde se encontraba. Ainss… ella y su enorme sentido de la orientación. Keff habia encabritado a Onair, su yegua, y tras la regañina el joven licántropo habia desaparecido dejándola con el arco y dos flechas… ¡El muy bastardo se lo habia llevado todo!
- Keff ya está bien, esto ya no tiene gracia – Exclamaba, de vez en cuando, a medida que avanzaba por la orilla de aquel lago, pero era inútil pues, a ojos de quien pudiera haber por allí, parecía estar hablando sola.
Si, el mocoso era un incordio pero tenia que encontrarle pues aquel niño tan irritable, aquel mocoso que solía sacar lo peor de ella, era lo único que quedaba de lo que fue su primera amistad en Aerandir. Una amistad que empezó un pelin de aquella manera, sobre todo por los asesinatos, los guardas, los demás asesinatos y la posterior amenaza de muerte… Pero bueno, a base de un insistente acoso la loba se fue haciendo hueco en su vida.
Chasqueó la lengua y frunció el labio al recordar que, tarde o temprano, todos desaparecían. Todos, absolutamente todos. Pateó una piedra y, esta, salió disparada hacia la superficie cristalina del lago para después hundirse en sus aguas.
Terminó de acercarse a la orilla y se agachó, aún sin soltar el arco y las flechas, para refrescarse el rostro con la mano que tenía libre al tiempo que planeaba un buen castigo para el cachorro de licántropo… Ponerle aquellas ridículas falditas de volantes ya no daba resultado, ni en forma humana ni en forma lupina. Pero en fin, algo se le ocurriria.
Su larga melena perlada caía casi hasta la cintura dibujando suaves ondas a lo largo de su espalda. Sus ojos eran negros del mismo color de la noche. Iba vestida con un sencillo vestido en tonos azulados.
Última edición por Melwyn el Sáb 23 Ago 2014 - 19:50, editado 1 vez
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Estaba cansado. Estaba agotado de matar y no encontrar pistas. Malditas pistas. Llevaba meses por el Reino de Oeste y no sabia nada de su padre o de algun individuo relacionado.
Estaba en la orilla del lago, apenas con unos pantalones de cuero negro puestos. Miraba a la nada mientras el agua mojaba sus pies. Suspiro y se rasco la cabeza. Se sentia vacio. Los ultimos encuentros con extraños lo habian dejado agotado mentalmente. Y perdia las ganas de luchar. Tenia dinero y un caballo, el cual comia tranquilamente a su lado. Tenia todo lo que queria, no? Menos una historia, un origen. Alzo una mano y la observo. Sus venas palpitaban lentamente. Desde siempre el fuego habia corrido por las llemas de sus dedos, pero jamas busco una explicación ante aquello. Simplemente se dejaba llevar.
Suspiro y se acaricio la enorme cicatriz que le cubria media cara, desde la sien hasta el labio. Tantas luchas, tanta sangre. Fruncio el ceño y escupio en el agua. Y si volvia a encontrarse con vampiresas....maldita sea.
Salio de la orilla y fue a su campamento provisional. Entonces escucho el xapoteo del agua. Una chica. Se quedo quieto, mirandola. Mirando como se movia y como parecia esatr sumida en sus pensamientos. Camino lentamente para coger su espada de acero y asi asegurarse de que aquella chica no era una amenaza. Trago saliba. Sentia algo raro en ella. Algo familiar. Se volvio a sentar, sin dejar de mirarla. era muy extraña. Tambien hermosa, pero extraña. Estaba sola, o eso parecia. Wallace no sabia si seguir alli o hacer como que no la habia visto pero, su caballo, tan amigable como siempre se acerco a la extraña y lamio su pelo. Wallace se puso alerta y se levanto, corriendo descalzo, con los pantalones por abrochar.
- Ahel! No! -grito nervioso mientras sea cercaba. Con la espada bien cogida miro a la extraña.-....mis disculpas....
Estaba en la orilla del lago, apenas con unos pantalones de cuero negro puestos. Miraba a la nada mientras el agua mojaba sus pies. Suspiro y se rasco la cabeza. Se sentia vacio. Los ultimos encuentros con extraños lo habian dejado agotado mentalmente. Y perdia las ganas de luchar. Tenia dinero y un caballo, el cual comia tranquilamente a su lado. Tenia todo lo que queria, no? Menos una historia, un origen. Alzo una mano y la observo. Sus venas palpitaban lentamente. Desde siempre el fuego habia corrido por las llemas de sus dedos, pero jamas busco una explicación ante aquello. Simplemente se dejaba llevar.
Suspiro y se acaricio la enorme cicatriz que le cubria media cara, desde la sien hasta el labio. Tantas luchas, tanta sangre. Fruncio el ceño y escupio en el agua. Y si volvia a encontrarse con vampiresas....maldita sea.
Salio de la orilla y fue a su campamento provisional. Entonces escucho el xapoteo del agua. Una chica. Se quedo quieto, mirandola. Mirando como se movia y como parecia esatr sumida en sus pensamientos. Camino lentamente para coger su espada de acero y asi asegurarse de que aquella chica no era una amenaza. Trago saliba. Sentia algo raro en ella. Algo familiar. Se volvio a sentar, sin dejar de mirarla. era muy extraña. Tambien hermosa, pero extraña. Estaba sola, o eso parecia. Wallace no sabia si seguir alli o hacer como que no la habia visto pero, su caballo, tan amigable como siempre se acerco a la extraña y lamio su pelo. Wallace se puso alerta y se levanto, corriendo descalzo, con los pantalones por abrochar.
- Ahel! No! -grito nervioso mientras sea cercaba. Con la espada bien cogida miro a la extraña.-....mis disculpas....
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Apoyó el arco en el suelo y la mano derecha sobre este para luego inclinarse aún más hacia el agua disfrutando de algo que en los últimos tiempos escaseaba… soledad, silencio, paz. Un movimiento de hombre bastó para darse cuenta de que no se encontraba tan sola como había creído hasta el momento. Pero no le miró directamente, tenía la esperanza de que si no le prestaba atención cada uno seguiría su camino. Así que, cuando terminó de refrescarse continuó allí un par de minutos más, agachada y con la mirada fija sobre la superficie del agua pensando, como no, en Keff y Onair.
Justo en el momento que pensaba en volver a alzarse y continuar buscando a aquel par de testarudos, unos pasos a su espalda le hicieron creer que aquel animal que se acercaba era Onair - Sabia que volverías pequeña cabezota – dijo justo antes de que el caballo lamiera su cabello momento en el que se giró, levantándose lentamente, para encontrarse con aquel animal que, obviamente, no era su yegua.
- ¡Ahel! ¡No! – Así que, de nada había servido ignorar otra presencia… Cargó el arco con ambas flechas y lo dejó tensado a medio subir. Quizás si se hubiese acercado desarmado no le hubiera recibido arco en mano, quizás… solo quizás. Él se disculpó y después se hizo un prolongado silencio.
Ladeó el rostro mientras lo observaba detenidamente y, cuando hubo terminado, dio un par de pasos hacia el costado donde no se encontraba el animal; frunció el ceño y alzó el arco, esta vez si… apuntándole, pero no al pecho sino un poco mas abajo… allí donde los hombres suelen tener su “orgullo” - Suelta la espada, abróchate el pantalón y puede que después me piense el dejar de apuntarte…
Justo en el momento que pensaba en volver a alzarse y continuar buscando a aquel par de testarudos, unos pasos a su espalda le hicieron creer que aquel animal que se acercaba era Onair - Sabia que volverías pequeña cabezota – dijo justo antes de que el caballo lamiera su cabello momento en el que se giró, levantándose lentamente, para encontrarse con aquel animal que, obviamente, no era su yegua.
- ¡Ahel! ¡No! – Así que, de nada había servido ignorar otra presencia… Cargó el arco con ambas flechas y lo dejó tensado a medio subir. Quizás si se hubiese acercado desarmado no le hubiera recibido arco en mano, quizás… solo quizás. Él se disculpó y después se hizo un prolongado silencio.
Ladeó el rostro mientras lo observaba detenidamente y, cuando hubo terminado, dio un par de pasos hacia el costado donde no se encontraba el animal; frunció el ceño y alzó el arco, esta vez si… apuntándole, pero no al pecho sino un poco mas abajo… allí donde los hombres suelen tener su “orgullo” - Suelta la espada, abróchate el pantalón y puede que después me piense el dejar de apuntarte…
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Cuando la muchacha se alzo completamente,le apunto con el arco. La miro con recelo mientras la analizaba lentamente. Las palabras de la chica le hicieron sonreir levemente. Se ato el pantalon, quejandose de dolor por la herida del costillar izquiero.- mil demonios...-se apoyo en su caballo, quien le lamio el pelo, como signo de preocupación. Miro a l amujer de nuevo y se apoyo con la espada en forma de baston.
-Siento que Ahel te haya molestado...baja el arma mujer, no tengo ganas ni puedo de luchar contra ti...-le dijo apretandose el puente de la nariz con los dedos. Estaba agotado. Pero tenia que intentar ser amable. Solo un poquito.-...p-permite que te invite a sentarte en mi hoguera, tengo vino y pan de miel, es lo menos, por haberte molestado...-le susurro mirandola a los ojos.
Era extraño, sentia algo familiar en ella, un aura de energia. No era vampira. Lo sabia pq estar cerca de ella le producia mas bien una sensacion comoda. De hogar. Licantropa tal vez? Wallace no sabia que pensar de aquella muchacha que apenas le llegaba al hombro. Le hacia gracia la fuerza que desprendia con sus ojos. Al ver que ella mantenia el arco, sea cerco sin miedo y con la mano libre lo bajo lentamente, sin perder contacto visual. No pudo evitar pasarle un poco de calor de su fuego interno, sin dañarla. Que le sudecia? No la conocia, no era una chica de burdel o un cliente pasado.
-No hace falta manchar de sangre estas orillas y menos, privarme del poco placer que tengo...-le dijo intentando ser gracioso. Intentandolo. Se aparto de ella. Sabia que su contacto no gustana. Al menos no a una humana.
El costado le volvio a pinchar. Hizo una mueca de dolor y suspiro.- Aceptas mi ofrecimiento?
-Siento que Ahel te haya molestado...baja el arma mujer, no tengo ganas ni puedo de luchar contra ti...-le dijo apretandose el puente de la nariz con los dedos. Estaba agotado. Pero tenia que intentar ser amable. Solo un poquito.-...p-permite que te invite a sentarte en mi hoguera, tengo vino y pan de miel, es lo menos, por haberte molestado...-le susurro mirandola a los ojos.
Era extraño, sentia algo familiar en ella, un aura de energia. No era vampira. Lo sabia pq estar cerca de ella le producia mas bien una sensacion comoda. De hogar. Licantropa tal vez? Wallace no sabia que pensar de aquella muchacha que apenas le llegaba al hombro. Le hacia gracia la fuerza que desprendia con sus ojos. Al ver que ella mantenia el arco, sea cerco sin miedo y con la mano libre lo bajo lentamente, sin perder contacto visual. No pudo evitar pasarle un poco de calor de su fuego interno, sin dañarla. Que le sudecia? No la conocia, no era una chica de burdel o un cliente pasado.
-No hace falta manchar de sangre estas orillas y menos, privarme del poco placer que tengo...-le dijo intentando ser gracioso. Intentandolo. Se aparto de ella. Sabia que su contacto no gustana. Al menos no a una humana.
El costado le volvio a pinchar. Hizo una mueca de dolor y suspiro.- Aceptas mi ofrecimiento?
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Alto, fuerte, lleno de cicatrices, espada en mano y con el pantalón desabrochado... por mucho que estuviese herido ¿Qué otra cosa podria haber hecho ademas de apuntarle con el arco? Bueno, si... lanzarle una llamarada o herirle con un simple contacto. Pero aquello era el as que guardaba debajo de la manga inexsistente de su vestido. La magia era el ultimo recurso, así debia ser si no queria desequilibrar la balanza... bueno, desequilibrarla mas aun pues en las ultimas semanas habia terminado abusando bastante sin pensar en las consecuencias.
Él sonrió ante su comportamiento cosa que le molestó algo evidente, pues ante aquella sonrisa, tensó aun mas el arco de forma amenazante. No se movió en lo mas minimo mientras él abrochaba su pantalón y se quejaba de la herida.
La miró y le habló... Y entre aquellas palabras hubo una frase que no le gustó en lo mas minimo - baja el arma mujer- Enarcó las cejas "¿Yo le apunto y es él quien da la orden? increible, al menos podria haberlo sugerido" - Ve a darle ordenes a otra- Respondió dejando el arco allá donde estaba, sin moverlo ni un milimetro de aquella dirección.
¿Por qué en vez de darse la vuelta y volver a su campamento tenia que invitarla? Tanta formalidad... jamás entenderia el porque a invitar o presentarse ante extraños cuando después lo mas probables es que no se volvieran a cruzar. Al menos aun no se habia presentado. -es lo menos, por haberte molestado...- puso los ojos en blanco ante aquel comentario y volvió a ponerse alerta cuando se acercó a ella.
Al igual que hacia con toda persona desconocia cuando irrumpia en su espacio personal, su cuerpo se puso rigido. Si, estaba obsesionada con mantener distancias y no le agradaba, ni toleraba, en lo mas minimo que nadie se aproximase demasiado a ella... a muy pocas personas les permitia tanta proximidad. Apartó su brazo de manera brusca cuando sintió aquel calor, solo alguien de su mismo elemento podria desprender tal calor ¿Que demonios le pasaba? ¿Por qué no controlaba aquello? Poco le importaba, la respuesta a su ofrecimiento estaba decidida.
- No, tengo cosas mejores que... - Pero entonces, a lo lejos, se oyó una campanilla. Un sonido que jamas olvidaria, aquel viejo chiflado... "Mierda" - Esta bien, pero no vuelvas a tocarme o haré que pierdas la poca sangre que te queda...- Sus labios dibujaron una sonrisa semi circular - Las damas y los animales primero - Se burló, haciendo un gesto con la mano... indicándole que en aquella ocasion la "dama" era él.
Esperó a que fuese él quien se moviese primero y cuando lo hizo caminó detrás suyo y del caballo. Durante un segundo dejó de caminar y le observó, se agachó, cogió una piedra- ¡He!- Le llamó para que se girase y cuando lo hizo le lanzó la piedra, si era brujo la esquivaría telekineticamente...
Él sonrió ante su comportamiento cosa que le molestó algo evidente, pues ante aquella sonrisa, tensó aun mas el arco de forma amenazante. No se movió en lo mas minimo mientras él abrochaba su pantalón y se quejaba de la herida.
La miró y le habló... Y entre aquellas palabras hubo una frase que no le gustó en lo mas minimo - baja el arma mujer- Enarcó las cejas "¿Yo le apunto y es él quien da la orden? increible, al menos podria haberlo sugerido" - Ve a darle ordenes a otra- Respondió dejando el arco allá donde estaba, sin moverlo ni un milimetro de aquella dirección.
¿Por qué en vez de darse la vuelta y volver a su campamento tenia que invitarla? Tanta formalidad... jamás entenderia el porque a invitar o presentarse ante extraños cuando después lo mas probables es que no se volvieran a cruzar. Al menos aun no se habia presentado. -es lo menos, por haberte molestado...- puso los ojos en blanco ante aquel comentario y volvió a ponerse alerta cuando se acercó a ella.
Al igual que hacia con toda persona desconocia cuando irrumpia en su espacio personal, su cuerpo se puso rigido. Si, estaba obsesionada con mantener distancias y no le agradaba, ni toleraba, en lo mas minimo que nadie se aproximase demasiado a ella... a muy pocas personas les permitia tanta proximidad. Apartó su brazo de manera brusca cuando sintió aquel calor, solo alguien de su mismo elemento podria desprender tal calor ¿Que demonios le pasaba? ¿Por qué no controlaba aquello? Poco le importaba, la respuesta a su ofrecimiento estaba decidida.
- No, tengo cosas mejores que... - Pero entonces, a lo lejos, se oyó una campanilla. Un sonido que jamas olvidaria, aquel viejo chiflado... "Mierda" - Esta bien, pero no vuelvas a tocarme o haré que pierdas la poca sangre que te queda...- Sus labios dibujaron una sonrisa semi circular - Las damas y los animales primero - Se burló, haciendo un gesto con la mano... indicándole que en aquella ocasion la "dama" era él.
Esperó a que fuese él quien se moviese primero y cuando lo hizo caminó detrás suyo y del caballo. Durante un segundo dejó de caminar y le observó, se agachó, cogió una piedra- ¡He!- Le llamó para que se girase y cuando lo hizo le lanzó la piedra, si era brujo la esquivaría telekineticamente...
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
La reacción de ella ante su contacto no le sorprendio. Lo hacia muy amenudo para alejar a la gente. Pero lo que si le extraño fue su cambio de opinion. Alzando una ceja encogio los hombros y fue con ella al campamento, por delante. Su caballo lo acariciaba con la cabeza, buscando cariño. Se paro y lo acaricio mirando aquel majestuoso animal con un cariño que jamas le habia brindado a alguien. El caballo le lamia el pelo, agradecido. Llevaban muy poco juntos pero el vinculo entre ellos estaba claro.
Estaba distraido, acariciando a su animal cuando escucho que la chica lo llamaba. Se giro y derepente sintio un mareo muy fuerte. Dolor en la ceja y algo caliente bajando por su pumulo. Se tambaleo y se apoyo en el suelo con un brazo, cogiendose de su espalda. La muchacha le habia tirado una maldita piedra. En la cara. En su cara que casi no le quedaba sitio para cicatrices.
Carraspeo y bufo. Su corazon latia muy rapido, demasiado. Sentia su sangre hervir. Furia y dolor. Apretó los dientes y agarro con fuerza la empuñadura de la espada. El habia sido amable. Se levanto como pudo y la miro con furia contenida. La sangre bailaba por su rostro, lado derecho. Tubo que cerrar el ojo.
-Parece, que deseas morir, mujer... -le dijo con voz ronca.-dame un buen motivo para no despedazarte...-le dijo, apretando los puños. Era tal la presión que ejercia en su propia piel, que de sus brazos empezaban a salir pequeñas llamaradas. Muy pequeñas pero suficientes. Era la primera vez que estaba asi de furioso. Una pequeña mujer le habia lanzado una piedra.
Ahel se asusto y troto lejos de ellos, sin dejar de observar a su dueño y a la extraña.
Wallace respiraba pesadamente, mirando fijamente a la mujer.-...asi es ocmo respondes a un acto de buena fe, mujer? -le dijo mientras intentaba no caer de bruces por la presión que sentia por todo el cuerpo. Se estaba alterando demasiado. Se le nublaba la vista, pero debia permanecer quieto.
Estaba distraido, acariciando a su animal cuando escucho que la chica lo llamaba. Se giro y derepente sintio un mareo muy fuerte. Dolor en la ceja y algo caliente bajando por su pumulo. Se tambaleo y se apoyo en el suelo con un brazo, cogiendose de su espalda. La muchacha le habia tirado una maldita piedra. En la cara. En su cara que casi no le quedaba sitio para cicatrices.
Carraspeo y bufo. Su corazon latia muy rapido, demasiado. Sentia su sangre hervir. Furia y dolor. Apretó los dientes y agarro con fuerza la empuñadura de la espada. El habia sido amable. Se levanto como pudo y la miro con furia contenida. La sangre bailaba por su rostro, lado derecho. Tubo que cerrar el ojo.
-Parece, que deseas morir, mujer... -le dijo con voz ronca.-dame un buen motivo para no despedazarte...-le dijo, apretando los puños. Era tal la presión que ejercia en su propia piel, que de sus brazos empezaban a salir pequeñas llamaradas. Muy pequeñas pero suficientes. Era la primera vez que estaba asi de furioso. Una pequeña mujer le habia lanzado una piedra.
Ahel se asusto y troto lejos de ellos, sin dejar de observar a su dueño y a la extraña.
Wallace respiraba pesadamente, mirando fijamente a la mujer.-...asi es ocmo respondes a un acto de buena fe, mujer? -le dijo mientras intentaba no caer de bruces por la presión que sentia por todo el cuerpo. Se estaba alterando demasiado. Se le nublaba la vista, pero debia permanecer quieto.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
La piedra voló y fue a parar justo a su ceja. La expresión de su rostro fue una mescla entre asombro e incredibilidad. Habría jurado que aquel que, en aquel instante, sangraba perdiendo la poca sangre que tendría acumulada en su cuerpo... era un brujo. Frunció el ceño e intentó contener el inicio de una sonrisa causada por los nervios.
Como era de esperar el “supuesto brujo” no se tomó aquello demasiado bien. Bueno, siendo sinceros, se lo tomo muy muuuy mal… algo comprensible. Dudó unos instantes de su propia intuición e incluso se hubiera disculpado pero… no se habia equivocado y prueba de ello eran las pequeñas llamas que nacian de los brazos de aquel tipo. ¿Por qué no habia esquivado la piedra? – Dudo mucho que en tu estado puedas llegar a tocarme un pelo – Se mofó. Aham… si, probablemente de haberse encontrado en perfectas condiciones hubiera sido menos fanfarrona ante aquella escena ¿O no? Quien sabe…
- ¿Un motivo? – Respondió incrédula sin moverse del sitio, sin dejar de mirar los brazos de él. Dejó caer el arco y las flechas mientras su calor corporal se acumulaba a lo largo de uno de sus brazos. Y fruto de ese calentor una llama emergió de la palma de su mano derecha – Eres el peor brujo con el que me he cruzado en mucho tiempo – Mentira, tampoco es que se hubiera cruzado con muchos, aunque viviese bajo el mismo techo que otros dos – cinco contando a las gemelas y el crio del otro brujo con el que apenas se habia cruzado- Mira, en primer lugar no hay nada que agradecer… eres tú el que se ha acercado a interrumpir mi silencio y en segundo lugar – Guardó un leve silencio y sus labios dibujaron una sonrisa – Normalmente los brujos utilizamos nuestras habilidades para evitar los objetos que nos lanzan los demás…
Desvió su propia llama hacia la mano izquierda para después lanzarla muy cerca de los pies del brujo – pero no lo bastante como para que corriera algun riesgo – ni se te ocurra acercarte, brujo.
Como era de esperar el “supuesto brujo” no se tomó aquello demasiado bien. Bueno, siendo sinceros, se lo tomo muy muuuy mal… algo comprensible. Dudó unos instantes de su propia intuición e incluso se hubiera disculpado pero… no se habia equivocado y prueba de ello eran las pequeñas llamas que nacian de los brazos de aquel tipo. ¿Por qué no habia esquivado la piedra? – Dudo mucho que en tu estado puedas llegar a tocarme un pelo – Se mofó. Aham… si, probablemente de haberse encontrado en perfectas condiciones hubiera sido menos fanfarrona ante aquella escena ¿O no? Quien sabe…
- ¿Un motivo? – Respondió incrédula sin moverse del sitio, sin dejar de mirar los brazos de él. Dejó caer el arco y las flechas mientras su calor corporal se acumulaba a lo largo de uno de sus brazos. Y fruto de ese calentor una llama emergió de la palma de su mano derecha – Eres el peor brujo con el que me he cruzado en mucho tiempo – Mentira, tampoco es que se hubiera cruzado con muchos, aunque viviese bajo el mismo techo que otros dos – cinco contando a las gemelas y el crio del otro brujo con el que apenas se habia cruzado- Mira, en primer lugar no hay nada que agradecer… eres tú el que se ha acercado a interrumpir mi silencio y en segundo lugar – Guardó un leve silencio y sus labios dibujaron una sonrisa – Normalmente los brujos utilizamos nuestras habilidades para evitar los objetos que nos lanzan los demás…
Desvió su propia llama hacia la mano izquierda para después lanzarla muy cerca de los pies del brujo – pero no lo bastante como para que corriera algun riesgo – ni se te ocurra acercarte, brujo.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Primero me lastimas y luego....-se quedo callado al ver como ella tambien controlaba el fuego.- tu...que?...-perplejo la miro. Brujo? La mujer chiflada habia dicho...brujo?
Su cabeza empezo a dar vueltas. BRUJO.BRUJO.
Wallace, pequeño, no debes temer al hombre. Tu, hijo mio, eres un brujo, una raza fuerte y valerosa. Tuyo es el fuego.Wallace....Wallace....
Wallace se apreto la cabeza con las manos y cayó de rodillas. Tantos recuerdos de golpe. Esa voz. Apreto los dientes y miro la espada que llacia en el suelo. Brujo, el? Gruño y se levanto del suelo como puedo.
-Mujer loca, no soy ningun brujo! -le grito, cogiendo con fuerza, que ni el sabia de donde la sacaba, la espada. El calor de su cuerpo empeoraba las cosas. Se acerco un poco, incluso ignorando la bola de fuego a sus pies.- te clavare mi acero lo mas hondo posible...-la amenazo, andando, arrastrando los pies hacia ella. Sus ganas de matarla eran inferiores a las ganas de tumbarse y dormir, pero la furia movia sus pies, torpes y cansados.
Brujo
Brujo
Brujo
Wallace, hijo mio. Eres un brujo, mi hijo.
Cayo a los pies de la mujer, jadeando, sangrando. Era un brujo. Se toco la herida, con expresion de rabia y frustación. Aquella maldita mujer habia desenterrado recuerdos que el no queria saber. No queria ser un brujo. Ahel se acerco a su dueño y lo acarició con el morro. Se sento del todo en la arena de la orilla, respirado pesadamente.
-Quien eres...-le dijo con voz ronca, pesada y agotada. No aguantaria mucho en ese estado. Las venas de las extremidades le palpitaban fuertemente. El fuego se apaciguaba por el dolor y la sangre. Miro a la mujer a los ojos. Pero esta vez, con expresiñon perdida, de suplica, cual huerfano en un templo.- Que soy?
Su cabeza empezo a dar vueltas. BRUJO.BRUJO.
Wallace, pequeño, no debes temer al hombre. Tu, hijo mio, eres un brujo, una raza fuerte y valerosa. Tuyo es el fuego.Wallace....Wallace....
Wallace se apreto la cabeza con las manos y cayó de rodillas. Tantos recuerdos de golpe. Esa voz. Apreto los dientes y miro la espada que llacia en el suelo. Brujo, el? Gruño y se levanto del suelo como puedo.
-Mujer loca, no soy ningun brujo! -le grito, cogiendo con fuerza, que ni el sabia de donde la sacaba, la espada. El calor de su cuerpo empeoraba las cosas. Se acerco un poco, incluso ignorando la bola de fuego a sus pies.- te clavare mi acero lo mas hondo posible...-la amenazo, andando, arrastrando los pies hacia ella. Sus ganas de matarla eran inferiores a las ganas de tumbarse y dormir, pero la furia movia sus pies, torpes y cansados.
Brujo
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Brujo
Wallace, hijo mio. Eres un brujo, mi hijo.
Cayo a los pies de la mujer, jadeando, sangrando. Era un brujo. Se toco la herida, con expresion de rabia y frustación. Aquella maldita mujer habia desenterrado recuerdos que el no queria saber. No queria ser un brujo. Ahel se acerco a su dueño y lo acarició con el morro. Se sento del todo en la arena de la orilla, respirado pesadamente.
-Quien eres...-le dijo con voz ronca, pesada y agotada. No aguantaria mucho en ese estado. Las venas de las extremidades le palpitaban fuertemente. El fuego se apaciguaba por el dolor y la sangre. Miro a la mujer a los ojos. Pero esta vez, con expresiñon perdida, de suplica, cual huerfano en un templo.- Que soy?
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
En cuanto él se acercó, retrocedió un par de pasos para seguir manteniendo las distancias. Ridicula, si, la situación le pareció ridícula ¿Qué demonios le ocurría a aquel tipo?¿Enserio podía invocar fuego y no tenia ni idea de que era un brujo?¿Qué pensaba que era un dragón de fuego o acaso habia estado viviendo encerrado en una cueva toda su vida? – Eres muy raro… levántate. Creo que has perdido demasiada sangre y empiezas a delirar – Dijo entre dientes, sin poder evitar mirar en todas las direcciones para asegurarse de que nadie mas les veía. ¿Vergüenza? Si, aquella era una situación ilógica y de lo más extraña.
- No te importa quien sea yo… solo estoy de paso – “Y espero perderte de vista pronto” reconoció en un pensamiento – Anda, levántate…- Dijo mientras se acercaba a él para ayudarle a ponerse en pie. Si, dejaría atrás su pequeña obsesión con los espacios personales porque- aunque deseaba perderle de vista- no podía dejarle allí, en aquel estado. – O soy un iman para los dementes o la pedrada te ha atontado más de lo debido – Lo ayudó a girarse hacia su campamento improvisado. Con la intención de acompañarle hasta allí, ayudarle con aquellas heridas y, después, desaparecer... al fin y al cabo, tenia que encontrar a Keff. – Espero que allí tengas algo para la herida.
Off: Siento la tardanza y – ya de paso – los cutre post. Pero es que no quería seguir haciéndote esperar mas u.u
- No te importa quien sea yo… solo estoy de paso – “Y espero perderte de vista pronto” reconoció en un pensamiento – Anda, levántate…- Dijo mientras se acercaba a él para ayudarle a ponerse en pie. Si, dejaría atrás su pequeña obsesión con los espacios personales porque- aunque deseaba perderle de vista- no podía dejarle allí, en aquel estado. – O soy un iman para los dementes o la pedrada te ha atontado más de lo debido – Lo ayudó a girarse hacia su campamento improvisado. Con la intención de acompañarle hasta allí, ayudarle con aquellas heridas y, después, desaparecer... al fin y al cabo, tenia que encontrar a Keff. – Espero que allí tengas algo para la herida.
Off: Siento la tardanza y – ya de paso – los cutre post. Pero es que no quería seguir haciéndote esperar mas u.u
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Wallace no se dejo curar por ella. Se sentia ridiculo. Tenia tantos pensaminetos en la testa que le dolia.
Cogio las vendas y con la mano en la herida la cauterizo lentamente. Miraba a la muchacha fijamente. Cada rasgo, cada movimiento. Sus miradas se cruzaron.- Como lo sabes...como puedes saberlo...-le pregunto mientras de vendaba. Ahel pastaba al lado mirando a su amo. Wallace suspiro y bebio un trago de la botella de vino de su petate y echo un poco del liquido en la herida. Hacia tiempo que la tenia pero ni acababa de curar pues Wallace era cabezon y no descansaba. Los encuentros recientes tampoco habian ayudado a que la herida sanara. Se sentia viejo y cansado, a pesar de todo. Suspiro pesadamente. necesitaba matar o comer. Una de las dos cosas lo calmaria.
Un brujo. Lo que le faltaba. No sabia que decir. Miraba a la muchacha buscando respuestas a todas las respuestas. Si era un brujo debia averiguar como es que no lo habia averiguado antes. Los recuerdos del viejo Bjorn, el hombre que lo crio, estaban latentes en su cabeza. Bjorn jamas le conto nada. El uso del fuego empezo a cobrar sentido. La sangre que se podia hacer lava no era normal en un hombre que no poseyera habiliades magicas. Pero siempre lo habia considerado una maldicion. Si era un brujo, estaba claro que los efectos de ese poder podian corregirse. Penso en las posibilidades que le daria entrenar con esa muchacha.
-Si afirmas que soy un... brujo... tu podrias enseñarme, te pagare lo q sea... -le susurro poniendose la armadura de cuero.- lo que sea...hare lo que sea...-la miro a los ojos fijamente.- Ayudame.
Cogio las vendas y con la mano en la herida la cauterizo lentamente. Miraba a la muchacha fijamente. Cada rasgo, cada movimiento. Sus miradas se cruzaron.- Como lo sabes...como puedes saberlo...-le pregunto mientras de vendaba. Ahel pastaba al lado mirando a su amo. Wallace suspiro y bebio un trago de la botella de vino de su petate y echo un poco del liquido en la herida. Hacia tiempo que la tenia pero ni acababa de curar pues Wallace era cabezon y no descansaba. Los encuentros recientes tampoco habian ayudado a que la herida sanara. Se sentia viejo y cansado, a pesar de todo. Suspiro pesadamente. necesitaba matar o comer. Una de las dos cosas lo calmaria.
Un brujo. Lo que le faltaba. No sabia que decir. Miraba a la muchacha buscando respuestas a todas las respuestas. Si era un brujo debia averiguar como es que no lo habia averiguado antes. Los recuerdos del viejo Bjorn, el hombre que lo crio, estaban latentes en su cabeza. Bjorn jamas le conto nada. El uso del fuego empezo a cobrar sentido. La sangre que se podia hacer lava no era normal en un hombre que no poseyera habiliades magicas. Pero siempre lo habia considerado una maldicion. Si era un brujo, estaba claro que los efectos de ese poder podian corregirse. Penso en las posibilidades que le daria entrenar con esa muchacha.
-Si afirmas que soy un... brujo... tu podrias enseñarme, te pagare lo q sea... -le susurro poniendose la armadura de cuero.- lo que sea...hare lo que sea...-la miro a los ojos fijamente.- Ayudame.
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
"Haré lo que sea... Ayúdame..."
Las afiladas hojas azotaban mi rostro como cuchillas. El danzar entre las altas ramas de los árboles no era una de las mejores ideas, y sobre todo poque aquellos no eran los fuertes robles a los que estaba apegada, no era el Este... No sabía que cortaba más, si las casi inexistentes hojas o las puntiagudas ramitas que se perdían entre extrabagantes siluetas entre árbol y árbol. También podría haber optado por mi forma más poderosa, más noble, más veloz, pero si así fuese no podría hacer después lo que pretendía. Sí, ya faltaba poco. Ya casi podía saborear el aroma de aquella maldita bruja. Ya casi podría extender mis dedos hacia su sedoso cabello plaeado. Ya casi podría retomar lo mío. Ya casi...
La fina neblina que rodeaba aquellas tierras malditas me desorientaba, pero no podría engañar a mi olfato. Di una voltereta suicida y de milagro aterricé en la siguiente rama en mi camino hacia lo que tanto había anhelado. ¿Cúanto había pasado? Demasiado... Nunca antes medio año me había parecido tanto tiempo. Pero esta vez era diferente. Tenía a dos personas esperando por mi regreso. Dos personas que iban a lamentar el haber nacido.
Mis ojos se iluminaron del color del ambar y pude al fin ver una luz en la lejanía. El olor era inconfundible. Al igual que la ausencia del mismo... - Maldita... Aunque seas tu no te lo perdonaré... - susurré a la nada. Levanté una mano a modo de señal y aumenté el ritmo. En casi nada me encontré encima de esos tortolitos.
- Ayúdame... - Cuando notaron mi presencia, o mejor dicho, la presencia de alguna sombra extraña, ya era demasiado tarde. Ni siquiera la todopoderosa Melwyn pudo reaccionar a tiempo. Ni siquiera supo que era yo hasta que se lo dejé saber.
- Amor mío... Ha pasado largo tiempo... - susurré en su oído mientras la sujetaba por la espalda, acariciando su cuello con brusquedad. No pensaba soltarla fácilmente. - ¿No has perdido algo por casualidad? - Mi voz era sugerente, jadeante pero obscena, pero el instinto de matar se reflejaba en mi mirada, la cual quedaba oculta de su campo visual en aquella posición tan... Tan nuestra.
Antes siquiera de que el caballero que la acompañaba levantase una sola mano apareció un hombre a su lado. Alto, fuerte, y peligroso. - Risitas, no lo mates, no aún... - ordené con severidad. Su seria mirada lo mantenía vigilado hasta que Mel y yo acabásemos con nuestra escenita de enaoradas. Después de todo, aquel debía ser un reencuentro feliz. Pero no había tiempo que perder. Bigotitos ya estaba vagando por el terreno en busca del rastro de olor de ese mocoso estúpido.
- ¿¡En qué estabas pensando al llevar a un lobo a tierras de chupasangres?! ¡Ni siquiera mis espías quisieron adentrarse en este basurero! - Estaba de los nervios, aunque solo un poquito. "Un poquito."
*El aspecto, la ropa, el cabello, todo es como en la imagen de mi ficha. También están Risitas y Bigotitos por ahí abajo, en la firma. Ah y mel, se me ocurrió algo, te lo mando por MP xDD.*
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
- ¿QUE-YO-TE-QUÉ?- Aquel chiflado medio desangrado le estaba pidiendo que le ayudase con la magia. Tras aquello, confirmado quedó el hecho de que el ochenta por ciento a los brujos nacidos en aquel maldito mundo les faltaba un riego… estaban casi todos tarados – No hace falta que me pagues porque no pienso enseñarte nada… ni que tuvieras diez años – soltó un bufido y justo cuando estaba a punto de replicar una tercera presencia se precipitó a su espalda. Dejándola, mas petrificada que inmovilizada. Aquello... aquello era imposible.
- Amor mío... Ha pasado largo tiempo... ¿No has perdido algo por casualidad? - ¿¿¿¿¿¿EONA?????? Quién de los dos había recibido la pedrada en la cabeza… ¿el chiflado o ella? Durante lo que pudo ser un par de largos minutos, no se movió del sitio ni siquiera pestañeo y, muy probablemente, su rostro perdió todo color. Y no era por la invasión a su espacio personal aquella reacción se debía a que, según Keff y la nota que recibió, Eona estaba muerta.
No reaccionó hasta que aquel “chucho” entró en escena, muy cerca del brujo desangrado. Claro que lo de “chucho” solo era una intuición, pero siendo Eona ¿A quien mas podía dar alguna orden similar? - Risitas, no lo mates, no aún... – Tócale un pelo y arderás – oh, vamos… tampoco es que le importase mucho lo que le hicieran al brujo. Si ni siquiera sabia su nombre pero ¿con que derecho se presentaban así? ¿Y por qué le habían hecho creer que estaba muerta?¿Sabia Keff que su “madre” estaba viva?
Pero la gota que colmó el vaso fue -…¡Ni siquiera mis espías quisieron adentrarse en este basurero! – Espias… ¿¡ESPIAS!? – Indignada, estaba indignada. Le soltó un codazo y en un par de movimientos bruscos se liberó de sus brazos para después estallar – MALDITA CHUCHA APESTOSA ¿Me has estado espiando? – Sus ojos resplandecieron en aquel extraño brillo iridiscente que tanto fascinaba a la loba y que solo podía verse cuando hacia uso de su poder… instantes después, y sin tener que agacharse, la daga que acostumbraba a ocultar en la caña de su bota derecha apareció en una de sus manos para después, daga en mano, abalanzarse sobre Eona haciéndola retroceder hasta el tronco del árbol.
- Aquí la que me debe una maldita explicación eres tu – Dijo cogiéndola de la pechera y, para su sorpresa, manchándose de sangre al hacerlo…
- Amor mío... Ha pasado largo tiempo... ¿No has perdido algo por casualidad? - ¿¿¿¿¿¿EONA?????? Quién de los dos había recibido la pedrada en la cabeza… ¿el chiflado o ella? Durante lo que pudo ser un par de largos minutos, no se movió del sitio ni siquiera pestañeo y, muy probablemente, su rostro perdió todo color. Y no era por la invasión a su espacio personal aquella reacción se debía a que, según Keff y la nota que recibió, Eona estaba muerta.
No reaccionó hasta que aquel “chucho” entró en escena, muy cerca del brujo desangrado. Claro que lo de “chucho” solo era una intuición, pero siendo Eona ¿A quien mas podía dar alguna orden similar? - Risitas, no lo mates, no aún... – Tócale un pelo y arderás – oh, vamos… tampoco es que le importase mucho lo que le hicieran al brujo. Si ni siquiera sabia su nombre pero ¿con que derecho se presentaban así? ¿Y por qué le habían hecho creer que estaba muerta?¿Sabia Keff que su “madre” estaba viva?
Pero la gota que colmó el vaso fue -…¡Ni siquiera mis espías quisieron adentrarse en este basurero! – Espias… ¿¡ESPIAS!? – Indignada, estaba indignada. Le soltó un codazo y en un par de movimientos bruscos se liberó de sus brazos para después estallar – MALDITA CHUCHA APESTOSA ¿Me has estado espiando? – Sus ojos resplandecieron en aquel extraño brillo iridiscente que tanto fascinaba a la loba y que solo podía verse cuando hacia uso de su poder… instantes después, y sin tener que agacharse, la daga que acostumbraba a ocultar en la caña de su bota derecha apareció en una de sus manos para después, daga en mano, abalanzarse sobre Eona haciéndola retroceder hasta el tronco del árbol.
- Aquí la que me debe una maldita explicación eres tu – Dijo cogiéndola de la pechera y, para su sorpresa, manchándose de sangre al hacerlo…
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Wallace advirtio la presencia a espaldas de la mujer pero no pudo moverse pues sentia otra a su lado. Cuando vio la mujer conocia a la presencia se sorprendio. Al escuchar lo de "chucha" su mente se puso en blanco. Un estremecimiento le recorrio la columna vertebral. El mismo sentimiento de cuando conocio a la vampira. Una señal de peligro.
Chuchos. Perros. Lobos.
Wallace habrio mucho los ojos y miro al hombre k lo custodiaba. No era muy fornido comparado con el. No podia creer que el destino fuera tan cruel. Odiaba a los licantropos por encima de todo. Si aquellos individuos lo eran, que los dioses le perdonaran, no iba a tener piedad. Miro de reojo la escena que estaba teniendo la mujer y luego al hombre. Sin importarle la herida giro sobre sus talones y lo hizo caer al suelo de una patada. Le metio un codazo en el pecho para dejarlo tosiendo, con el tiempo suficiente para rodar por el suelo y blandir su espada.
Se levanto y la desenfundo. La espada silvo al salir de su prisión. Brillante y afilada. Wallace la empuño con destreza y miro al hombre tumando que se levantaba.
-Ni un paso mas...-le susurro poniendose la capucha. Una parte de el deseo que solo fuera un hombre. Un simple hombre que obedecia a esa mujer. Su parte mas oscura deseaba que fuera un maldito lobo, y no tener escusa para despedazarlo.
Vio como la mujer amenazaba al otro individuo con su daga. Era un mujer. Y parecia divertirse con la reaccion de la otra. Wallace no sabia que pensar. Se centraba en el hombre que lo miraba, amenazador. Escupio en el suelo y se puso en guarda alta. No iba a perder.
Escucho a las mujeres discutir y chillar. Habia algo entre ellas que lo turbaba. Cierta intimidad que solo habia visto en burdeles...Wallace alzo una ceja y nego con la cabeza. No debia haber hablado con esa mujer. Suspiro y se crujio el cuello. Debia de estar alerta.
Chuchos. Perros. Lobos.
Wallace habrio mucho los ojos y miro al hombre k lo custodiaba. No era muy fornido comparado con el. No podia creer que el destino fuera tan cruel. Odiaba a los licantropos por encima de todo. Si aquellos individuos lo eran, que los dioses le perdonaran, no iba a tener piedad. Miro de reojo la escena que estaba teniendo la mujer y luego al hombre. Sin importarle la herida giro sobre sus talones y lo hizo caer al suelo de una patada. Le metio un codazo en el pecho para dejarlo tosiendo, con el tiempo suficiente para rodar por el suelo y blandir su espada.
Se levanto y la desenfundo. La espada silvo al salir de su prisión. Brillante y afilada. Wallace la empuño con destreza y miro al hombre tumando que se levantaba.
-Ni un paso mas...-le susurro poniendose la capucha. Una parte de el deseo que solo fuera un hombre. Un simple hombre que obedecia a esa mujer. Su parte mas oscura deseaba que fuera un maldito lobo, y no tener escusa para despedazarlo.
Vio como la mujer amenazaba al otro individuo con su daga. Era un mujer. Y parecia divertirse con la reaccion de la otra. Wallace no sabia que pensar. Se centraba en el hombre que lo miraba, amenazador. Escupio en el suelo y se puso en guarda alta. No iba a perder.
Escucho a las mujeres discutir y chillar. Habia algo entre ellas que lo turbaba. Cierta intimidad que solo habia visto en burdeles...Wallace alzo una ceja y nego con la cabeza. No debia haber hablado con esa mujer. Suspiro y se crujio el cuello. Debia de estar alerta.
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Me dejé llevar. La rugosa corteza se clavó en mi espalda y me dejé rebotar contra aquella gélida superficie. Mis ojos estaban hundidos en los suyos, en los de la maga, tan mágicos y peligrosos como los recordaba. Era como si ante mi tuviese en primera fila la noche estrellada más luminosa de la historia, y era solo para mí. No pude evitar soltar un corto silbido, acompañado de una risita burlona camuflando así el débil rastro de dolor que recorrió mi rostro.
Melwyn bajó su mirada, sin soltarme, para ver que aquel tacto viscoso era la sangre que manchaba mi camisa. Dudó por unos segundos, pero después volvió a insistir en lo suyo. Estaba enfadada. Sabía que lo estaría. ¿Pero tanto? - ¿Tanto te molesta que tenga siempre un ojo sobre ti...? - Susurré una vez más, contrarestando así los gritos de su garganta. Lo cierto es que malgastaba demasiadas fuerzas en el simple echo de mantenerme de pie. Acababa de regresar de mi "pequeño viaje" y me había llevado un recuerdo conmigo. Pero el mareo tampoco iba a ser eterno. Por un buen rato me daría vueltas la cabeza y ya. Podía con ello. Habían cosas más importantes.
Miré de reojo lo que sucedía tras el hombro de Mel. Risitas justo se estaba levantando de su patosa caída y no parecía estar demasiado contento que digamos. Medio labio se le levantaba mostrando unos afilados dientes casi lobunos. Parecía estar a punto de convertirse para saltar a la yugular de aquel desgraciado. Pero no le culpaba en absoluto. Le di una orden y él trató de contenerse. Pero el hombrecito calzones de hierro quiso hacerse el héroe... Ahora debía recoger lo sembrado. Pero... Agudicé la vista, pues tenía la impresión de que los ojos se me estaban cerrando poco a poco. No podía permitir que aquello acabase en un baño de sangre y, con la mano en el corazón, sabía quién iba a ganar. - Risitas... - Ni yo misma lo había oído con claridad. Agarré los brazos de Melwyn con una mano, más para apoyarme que para apartarla. - ¡Risitas! - esta vez mi voz sonó más como un rugido. Uno que no podía ser ignorado. - Dije que esta mujer es importante para mí. Rompe su juguete y te quedarás sin brazo. -
Mi guardián escuchó la orden sin vacilar, volviendo a un estado calmado pero alerta. Ahora que él ya no tenía la muerte del humano en su mente esperaba que este no fuese estúpido y se portase como era debido. Y con un asunto resuelto, aún quedaba algo más. Le solté a la temida profesora una de mis mejores sonrisas, alegre pero arrogante, cálida pero poderosa. - ¿Me echabas de menos? - Traté de liberarme esta vez, aunque tropecé y tuve que dar un traspié para no caer. Noté la preocupación de mi subordinado y planté los pies con mayor fuerza en la húmeda tierra. - Pero no hay tiempo ahora... Los míos tienen asuntos pendientes con los de aquí y si no nos damos prisa ese crío podría sufrir las consecuencias. - Hablaba totalmente enserio. Tanta sangre atraería a los malditos.
**Off: Entiendo tu reacción Wally, pero siendo, según su ficha, Risitas un asesino de la Manada, experto en combate cuerpo a cuerpo, no se habría dejado tumbar al suelo, menos aún por alguien herido. Pero da igual, espero que mi respuesta contente a todos ;)))**
Melwyn bajó su mirada, sin soltarme, para ver que aquel tacto viscoso era la sangre que manchaba mi camisa. Dudó por unos segundos, pero después volvió a insistir en lo suyo. Estaba enfadada. Sabía que lo estaría. ¿Pero tanto? - ¿Tanto te molesta que tenga siempre un ojo sobre ti...? - Susurré una vez más, contrarestando así los gritos de su garganta. Lo cierto es que malgastaba demasiadas fuerzas en el simple echo de mantenerme de pie. Acababa de regresar de mi "pequeño viaje" y me había llevado un recuerdo conmigo. Pero el mareo tampoco iba a ser eterno. Por un buen rato me daría vueltas la cabeza y ya. Podía con ello. Habían cosas más importantes.
Miré de reojo lo que sucedía tras el hombro de Mel. Risitas justo se estaba levantando de su patosa caída y no parecía estar demasiado contento que digamos. Medio labio se le levantaba mostrando unos afilados dientes casi lobunos. Parecía estar a punto de convertirse para saltar a la yugular de aquel desgraciado. Pero no le culpaba en absoluto. Le di una orden y él trató de contenerse. Pero el hombrecito calzones de hierro quiso hacerse el héroe... Ahora debía recoger lo sembrado. Pero... Agudicé la vista, pues tenía la impresión de que los ojos se me estaban cerrando poco a poco. No podía permitir que aquello acabase en un baño de sangre y, con la mano en el corazón, sabía quién iba a ganar. - Risitas... - Ni yo misma lo había oído con claridad. Agarré los brazos de Melwyn con una mano, más para apoyarme que para apartarla. - ¡Risitas! - esta vez mi voz sonó más como un rugido. Uno que no podía ser ignorado. - Dije que esta mujer es importante para mí. Rompe su juguete y te quedarás sin brazo. -
Mi guardián escuchó la orden sin vacilar, volviendo a un estado calmado pero alerta. Ahora que él ya no tenía la muerte del humano en su mente esperaba que este no fuese estúpido y se portase como era debido. Y con un asunto resuelto, aún quedaba algo más. Le solté a la temida profesora una de mis mejores sonrisas, alegre pero arrogante, cálida pero poderosa. - ¿Me echabas de menos? - Traté de liberarme esta vez, aunque tropecé y tuve que dar un traspié para no caer. Noté la preocupación de mi subordinado y planté los pies con mayor fuerza en la húmeda tierra. - Pero no hay tiempo ahora... Los míos tienen asuntos pendientes con los de aquí y si no nos damos prisa ese crío podría sufrir las consecuencias. - Hablaba totalmente enserio. Tanta sangre atraería a los malditos.
**Off: Entiendo tu reacción Wally, pero siendo, según su ficha, Risitas un asesino de la Manada, experto en combate cuerpo a cuerpo, no se habría dejado tumbar al suelo, menos aún por alguien herido. Pero da igual, espero que mi respuesta contente a todos ;)))**
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Sangre… Eona estaba herida. Herida pero no muerta, durante todo aquel tiempo le habían hecho creer que la licantropa estaba muerta y que, a causa de ello, tendría que encargarse del mocoso lican durante unos años. Bajó su mirada hacia la mano, obviamente manchada de sangre - ¿Tanto te molesta que tenga siempre un ojo sobre ti...? – Se alejó un par de pasos de ella sin dejar de mirar el tono rojizo con el que se había teñido su mano al tocar a la que, hasta el momento, había creído muerta – Puede que me molesten más las mentiras – Alzó la mirada hacia ella al tiempo que volvia a cogerla de la pechera – Como por ejemplo tu muerte…- Apretó la mandíbula sin dejar de mirarla, aun con la indignación del momento.
Aunque había escuchado movimientos a su espalda, no se giró hasta que la loba llamó la atención a su “colega”. Para sorpresa de la bruja, el tal risitas se encontraba en el suelo. – al parecer- intentando contener la transformación.Pues si, ella habia creido que la escena seria a la inversa: Brujo en el suelo y lican de pie. Frunció el ceño y soltó a su “amiga” cuando este trato de liberarse una vez más – Se de otra persona que si que te ha echado de menos…- Respondió con el tono inexpresivo mientras que, con su propia ropa, limpiaba su mano ensangrentada.
Se alejó del árbol en el que la loba se encontraba apoyada y caminó hacia los hombres – Si le ocurriera algo se lo habría buscado el solito, por alejarse en mitad de una rabieta… y por cierto, hace meses que vive con una vampira y nadie le ha hecho nada – Sabia que la loba tenia razón, ella misma había sabía lo que era ir a tierras enemigas y encontrarse con algún fanático enfermizo… - Antes de nada – Miró a Risitas – Mi juguete y yo tenemos que hablar en privado, ve con tu ama – Hizo un gesto con la cabeza para que desapareciera. No miró al brujo hasta que el chucho- que parecía estar cansándose de la presencia de ambos brujos- se hubo alejado.
Bueno juguete…- Si, ya que aun no tenia ni idea de como se llamaba aquel tipo, habia decidido dirigirse a él como “juguete”. En cierto modo, si finalmente decidía aceptar su petición, él seria su juguete – Si vienes con nosotros me pensaré tu petición…
Quizás no era mala idea tener un “juguete” al que enseñar. Aquella podría ser una nueva manera de distraerse de los asuntos personales que normalmente nublaban su mente.
Aunque había escuchado movimientos a su espalda, no se giró hasta que la loba llamó la atención a su “colega”. Para sorpresa de la bruja, el tal risitas se encontraba en el suelo. – al parecer- intentando contener la transformación.Pues si, ella habia creido que la escena seria a la inversa: Brujo en el suelo y lican de pie. Frunció el ceño y soltó a su “amiga” cuando este trato de liberarse una vez más – Se de otra persona que si que te ha echado de menos…- Respondió con el tono inexpresivo mientras que, con su propia ropa, limpiaba su mano ensangrentada.
Se alejó del árbol en el que la loba se encontraba apoyada y caminó hacia los hombres – Si le ocurriera algo se lo habría buscado el solito, por alejarse en mitad de una rabieta… y por cierto, hace meses que vive con una vampira y nadie le ha hecho nada – Sabia que la loba tenia razón, ella misma había sabía lo que era ir a tierras enemigas y encontrarse con algún fanático enfermizo… - Antes de nada – Miró a Risitas – Mi juguete y yo tenemos que hablar en privado, ve con tu ama – Hizo un gesto con la cabeza para que desapareciera. No miró al brujo hasta que el chucho- que parecía estar cansándose de la presencia de ambos brujos- se hubo alejado.
Bueno juguete…- Si, ya que aun no tenia ni idea de como se llamaba aquel tipo, habia decidido dirigirse a él como “juguete”. En cierto modo, si finalmente decidía aceptar su petición, él seria su juguete – Si vienes con nosotros me pensaré tu petición…
Quizás no era mala idea tener un “juguete” al que enseñar. Aquella podría ser una nueva manera de distraerse de los asuntos personales que normalmente nublaban su mente.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Juguete? Wallace alzo un aceja y se cruzo los brazos con cuidado pues la herida volvia a molestarle. Gruño levemente y se acerco a la mujer. Estaba tan cerca que su perfume lo embriagaba. Tan solo debia inclinarse para saborearla, pero saco a patadas esos pensamientos y la miro a los ojos, fijamente. Esos ojos verdes brillantes estrecharon sus pupilas.- No soy tu juguete...y mas te vale que esos chuchos...pq parece que lo son...no se acerquen a mi...-le susurro roncamente. La rabia que estaba conteniendo le apuñalaba en la herida. Debia relajarse.-...vamos mi señora...-dijo en alto.-...tiene usted muchas cosas que contarme...-le sonrio falsamente. Fue hacia su campamento y maldiciendo en alto empezo a desmontarlo. Ahel, el valiente caballo se acerco a la mujer herida, amable, y le lamio el pelo. Wallace se apretó la armadura para sujetar las vendas y se acerco al caballo, mirando fijamente a la mujer. Lo irritaba. su mirada su presencia y ella en si. Cargo sus cosas en las alforjas de Ahel y se aparto, no sin antes dedicarle una mirada de odio puro a la mujer herida.
Paso por al lado de la otra mujer y se quedo cerca de su oido.-...me llamo Rojo...-y se aparto para que ella procediera. No le quitaba ojo al hombre, que lo miraba con ganas de matarlo. Le sonrio socarron. Le gustaba que se conteniera. Parecia ser un sumiso ante esa mujer. Esta, desprendia poder apesar de su estado. Como si el hombre estubiera siempre pendiente de cualquier pestañeo. Habia visto esa clase de liderazgo, en el clan de los cazadores, pero el liderazgo no se ganaba con la sumision. Estaba claro que esa mujer era peligrosa.
Wallace saco su cuaderno y no dudo en tomar nota de su rsotro. Con su carboncillo empezo a dibujarla, cada detalle y junto a ella a su sirviente o lo que fuera. Estar rodeado de gente asi lo ponia nervioso. Se cogio a su caballo acariciandolo pensando que quizas no debia haber hablado con aquella mujer. Penso en ella, y sonrio lentamente. A pesar del dolor que le producia no podia evitarlo. Se rasco las marcas de sus colimllos y miro a las mujeres a la espera de acontecimientos.
Paso por al lado de la otra mujer y se quedo cerca de su oido.-...me llamo Rojo...-y se aparto para que ella procediera. No le quitaba ojo al hombre, que lo miraba con ganas de matarlo. Le sonrio socarron. Le gustaba que se conteniera. Parecia ser un sumiso ante esa mujer. Esta, desprendia poder apesar de su estado. Como si el hombre estubiera siempre pendiente de cualquier pestañeo. Habia visto esa clase de liderazgo, en el clan de los cazadores, pero el liderazgo no se ganaba con la sumision. Estaba claro que esa mujer era peligrosa.
Wallace saco su cuaderno y no dudo en tomar nota de su rsotro. Con su carboncillo empezo a dibujarla, cada detalle y junto a ella a su sirviente o lo que fuera. Estar rodeado de gente asi lo ponia nervioso. Se cogio a su caballo acariciandolo pensando que quizas no debia haber hablado con aquella mujer. Penso en ella, y sonrio lentamente. A pesar del dolor que le producia no podia evitarlo. Se rasco las marcas de sus colimllos y miro a las mujeres a la espera de acontecimientos.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
- ¿Muerta? - Sí, estaba herida, pero no por eso tenía que enterrarme viva en una tumba la cual aún no me pertenecía. Y además, ¿una rabieta? ¿Enserio? ¿Realmente todo esto por una rabieta?
- Melwyn... Si le llega a pasar algo, aunque seas tu, no te lo perdonaré... - respondí con voz calmada. Pero eso no quitaba el echo de que confiase en ella. Después de todo había sido mi elección elegirla a ella como la protectora de Keff en mi ausencia. Al menos estuvo más a salvo que estando conmigo. - Aún así hiciste un buen trabajo. Más o menos... Creí que deberías saberlo. -
Le hice una señal a Risitas y este vino en mi dirección. Si lo que querían era despedirse al menos eso podría dejarles hacer. Pero no me gustó demasiado el rumbo por el que fue su conversación. ¿Creían que no los oía? ¡Este no era tiempo para juegos!
Dejé que el apestoso animal se me acercase. Si hubiese sido otra la situación este bicho sería sin lugar a duda una presa apetitosa, pero dejarlo vivo por el momento podría significar un aperitivo más adelante. - Eo... - Calló. O mejor dicho, mi fría mirada le hizo callar, ciertamente sorprendido. No era habitual que me viese de tan mal humor, y era normal. Pero era cierto, así no era yo. Y todo por ese maldito mocoso... ¿Acaso estas dos personas me habían ablandado tanto hasta llegar a estos extremos? Maldición. - Lo sé... -
- Tenemos que darnos prisa, Melwyn. Ah, y no esperes que sea la niñera de tu amiguito. - La sangre pronto atraería a los malditos chupasangres y el bebé grande se ponía a dibujar. Cuando pasó a mi lado le mostré una sonrisa victoriosa y nada más este se dio media vuelta Risitas arrancó la hoja de nuestro boceto con un limpio y ágil movimiento. Me la entregó y la guardé en mi escote ensangrentado, no antes de arrugarla sin piedad alguna. Si trataba de atacar esta vez mi subordinado no sería tan misericordioso. - Ni bocetos ni autógrafos. Es lo que hay. - Entonces le ignoré por completo y me dirigí a Melwyn una vez más. - Si cualquier cosa sucediera no te apartes de mí. Espero que no sea necesario pero si así fuese pronto llegarán los refuerzos. -
Di un paso en la dirección que debíamos tomar y una neblina parpadeante me cegó por unas milésimas de segundo. Después de un diminuto traspié volví a pisar con fuerza y seguridad y emprendí el camino a paso ligero.
*Off: Espero que no fuese demasiado arrancarte el papel de la mano xDD Cualquier cosa avísame por PM pero creo que con esto estamos iguales xDDD ;)) Besotes ^^*
- Melwyn... Si le llega a pasar algo, aunque seas tu, no te lo perdonaré... - respondí con voz calmada. Pero eso no quitaba el echo de que confiase en ella. Después de todo había sido mi elección elegirla a ella como la protectora de Keff en mi ausencia. Al menos estuvo más a salvo que estando conmigo. - Aún así hiciste un buen trabajo. Más o menos... Creí que deberías saberlo. -
Le hice una señal a Risitas y este vino en mi dirección. Si lo que querían era despedirse al menos eso podría dejarles hacer. Pero no me gustó demasiado el rumbo por el que fue su conversación. ¿Creían que no los oía? ¡Este no era tiempo para juegos!
Dejé que el apestoso animal se me acercase. Si hubiese sido otra la situación este bicho sería sin lugar a duda una presa apetitosa, pero dejarlo vivo por el momento podría significar un aperitivo más adelante. - Eo... - Calló. O mejor dicho, mi fría mirada le hizo callar, ciertamente sorprendido. No era habitual que me viese de tan mal humor, y era normal. Pero era cierto, así no era yo. Y todo por ese maldito mocoso... ¿Acaso estas dos personas me habían ablandado tanto hasta llegar a estos extremos? Maldición. - Lo sé... -
- Tenemos que darnos prisa, Melwyn. Ah, y no esperes que sea la niñera de tu amiguito. - La sangre pronto atraería a los malditos chupasangres y el bebé grande se ponía a dibujar. Cuando pasó a mi lado le mostré una sonrisa victoriosa y nada más este se dio media vuelta Risitas arrancó la hoja de nuestro boceto con un limpio y ágil movimiento. Me la entregó y la guardé en mi escote ensangrentado, no antes de arrugarla sin piedad alguna. Si trataba de atacar esta vez mi subordinado no sería tan misericordioso. - Ni bocetos ni autógrafos. Es lo que hay. - Entonces le ignoré por completo y me dirigí a Melwyn una vez más. - Si cualquier cosa sucediera no te apartes de mí. Espero que no sea necesario pero si así fuese pronto llegarán los refuerzos. -
Di un paso en la dirección que debíamos tomar y una neblina parpadeante me cegó por unas milésimas de segundo. Después de un diminuto traspié volví a pisar con fuerza y seguridad y emprendí el camino a paso ligero.
*Off: Espero que no fuese demasiado arrancarte el papel de la mano xDD Cualquier cosa avísame por PM pero creo que con esto estamos iguales xDDD ;)) Besotes ^^*
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Alzó el mentón y le aguantó la mirada, con el rostro completamente inexpresivo. Obviamente, era consciente de que tanto Eona como Risitas estaban prestando atención a los brujo… todo el mundo sabe que los licántropos no solo poseen un olfato bastante más desarrollado que un brujo o un humano, su oído también sale de lo normal. “¿Eso era una amenaza?” Pensó divertida mientras, sin moverse del sitio, observaba como el “juguete” le decía algo a la loba.- Vuelve a amenazarme y lo que haré será enseñarte modales – pensó en voz alta- aunque no lo suficiente como para que le escuchase- sin dejar de prestar atención a la escena que tenía ante sí.- Creo que ninguno de los cuatro necesita niñera- Respondió a Eona mientras el juguete parecia entretenido escribiendo en un papel.
El brujo habia escrito algo en un papel, el lobo se lo habia quitado y se lo entregaba a la loba…Negó con la cabeza -Sois como críos – Dijo mientras se acercaba a ellos para agacharse y recoger su el arco y su, UNICA, flecha.- Creo haber dicho que ningún de los cuatro necesita niñera- ¡Por los dioses dragón! ¿Es que acaso la consideraba una inútil? Eona empezó a caminar y su “perrito fardero” le siguió, no pasó por alto el traspié de la licantropa pero la conocía lo suficiente como para saber que se incomodaría – o mas bien, se cabrearía- si alguien se hubiera preocupado por su “bien estar”.
Antes de empezar a caminar, en la dirección que ambos licántropos habían tomado, se giró hacia el brujo y le miró en silencio durante unos segundos.- No vuelvas a amenazarme- Le advirtió justo antes de empezar a caminar, siguiendo los pasos de Eona y Risitas. ¿Por qué demonios llamaban risitas a un tio que ni siquiera gesticulaba?
El brujo habia escrito algo en un papel, el lobo se lo habia quitado y se lo entregaba a la loba…Negó con la cabeza -Sois como críos – Dijo mientras se acercaba a ellos para agacharse y recoger su el arco y su, UNICA, flecha.- Creo haber dicho que ningún de los cuatro necesita niñera- ¡Por los dioses dragón! ¿Es que acaso la consideraba una inútil? Eona empezó a caminar y su “perrito fardero” le siguió, no pasó por alto el traspié de la licantropa pero la conocía lo suficiente como para saber que se incomodaría – o mas bien, se cabrearía- si alguien se hubiera preocupado por su “bien estar”.
Antes de empezar a caminar, en la dirección que ambos licántropos habían tomado, se giró hacia el brujo y le miró en silencio durante unos segundos.- No vuelvas a amenazarme- Le advirtió justo antes de empezar a caminar, siguiendo los pasos de Eona y Risitas. ¿Por qué demonios llamaban risitas a un tio que ni siquiera gesticulaba?
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En la lejanía, entre un par de arboles, Keff observaba la escena. La yegua, reacia a todo acercamiento multitudinario, se dio la vuelta y se adentró en el bosque. El niño, atónito por la escena que tenia ante su joven mirada, se quedó inmóvil. Y las dos liebres que habia cazado para la cena, se deslizaron entre sus diminutos dedos hasta caer al suelo.
En la lejanía, entre un par de arboles, Keff observaba la escena. La yegua, reacia a todo acercamiento multitudinario, se dio la vuelta y se adentró en el bosque. El niño, atónito por la escena que tenia ante su joven mirada, se quedó inmóvil. Y las dos liebres que habia cazado para la cena, se deslizaron entre sus diminutos dedos hasta caer al suelo.
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Wallace miró el papel en el suelo, lo cogió y lo apretó en sus manos, quemandolo, mirando fijamente al lobo. No queria iniciar una pelea. No ahora. Necesitaba relajarse. Ignorando las miradas se puso en marcha detras de la mujer menuda, cogiendo a Ahel. Cuando ella soltó esas palabras, el simplemnte alzo una ceja y la ignoro. Amenazarla? No, era una pequeña promesa, si ella acababa siendo una molestia, la mataria.
Acarició el cuello del caballo pues estaba nervioso. La presencia de chuchos no le gustaba, al igual que a su dueño. No le gustaba la mirada del hombre y menos la actitud de la mujer, que en cualquier momento parecia que se fuera a caer. Ese trio lo ponia nervioso en si. La mujer menuda, mirando a la otra mujer de tanto en tanto, el intercambio de miradas, lo perturbaba. el hombre, que no paraba de mirar por todos lados, olisqueando, solo le faltaba oliquearse los testiculos. Wallace gruño en silencio y se acarició las marcas de cuello. Tenia ganas de volver a los bosques del oeste, relajarse en el lago y esperar. Pensó en el dibujo. Alli donde lo llevaban tendrai tiempo para dibujarlos, pues sus rostros habian quedado grabados en su mente. Mientras caminaba, comprobo que aquel perro no hubiera arracnado de mas. Sonrio levemente al comprobar que no era si. Los dibujos importantes estaban alli. Wallace acaricio las paginas lentamente y frunció el ceño. El dolor sentimental, el que tanto odiaba, se juntaba con el dolor de la herida. Guardó el cuaderno, con rabia y cogio las riendas de Ahel, quien se estaba poniendo mas nervioso.
Paro en seco, ignorando las miradas de los demas. Cogió al caballo por la cabeza y lo miro a los ojos. Estaba asustado. No podia obligarlo.
-Eh...tranquilo chico...esta bien, hoy no me acompañaras vale?...-el caballo se quejo en un bufido, moridendole las tiras de cuero de los guanteletes. Wallace lo miro con tristeza. Su fiel caballo ignoraba el miedo propio queriendo ir con el. Pero el cazarecompensas sabia que no era su lugar.-....shhh..tranquilo..estate a salvo, te vendre a buscar...-le dijo mientras se ponia las alforjas a la espalda y lo liberaba de la modesta silla, una simple manta con estribos, comoda para el animal y el jinete. Wallace no era partidario de las pesadas sillas de montar.
Ahel relinchó y se quejo, empujando con la cabeza a su amo. Wallace besó su morro y se separo.- Vamos ve...vamos Ahel...corre....-el caballo dudo y lo miro una vez antes de irse galpando hacia lo seguro, relinchando para que el lo escuchara. Cuando salio de su campo de visión, Wallace apreto los puños y los dientes. No queria ni imaginar el destino de aquel noble animal. Se giro y camino hacia los tres individuos, quienes lo miraban con cierta sorpresa. Se quedo al lado de la mujer y la miro a los ojos.-...si el sufre daño...no habra madriguera o castillo donde puedas refugiarte...-le susurro poniendose la capucha de nuevo. Sin mas que decirle, se puso al lado de la mujer menuda y siguio caminando junto a ella, sin decir palabra.
offrol- casi lloro escribiendo lo del puto caballo xD
Acarició el cuello del caballo pues estaba nervioso. La presencia de chuchos no le gustaba, al igual que a su dueño. No le gustaba la mirada del hombre y menos la actitud de la mujer, que en cualquier momento parecia que se fuera a caer. Ese trio lo ponia nervioso en si. La mujer menuda, mirando a la otra mujer de tanto en tanto, el intercambio de miradas, lo perturbaba. el hombre, que no paraba de mirar por todos lados, olisqueando, solo le faltaba oliquearse los testiculos. Wallace gruño en silencio y se acarició las marcas de cuello. Tenia ganas de volver a los bosques del oeste, relajarse en el lago y esperar. Pensó en el dibujo. Alli donde lo llevaban tendrai tiempo para dibujarlos, pues sus rostros habian quedado grabados en su mente. Mientras caminaba, comprobo que aquel perro no hubiera arracnado de mas. Sonrio levemente al comprobar que no era si. Los dibujos importantes estaban alli. Wallace acaricio las paginas lentamente y frunció el ceño. El dolor sentimental, el que tanto odiaba, se juntaba con el dolor de la herida. Guardó el cuaderno, con rabia y cogio las riendas de Ahel, quien se estaba poniendo mas nervioso.
Paro en seco, ignorando las miradas de los demas. Cogió al caballo por la cabeza y lo miro a los ojos. Estaba asustado. No podia obligarlo.
-Eh...tranquilo chico...esta bien, hoy no me acompañaras vale?...-el caballo se quejo en un bufido, moridendole las tiras de cuero de los guanteletes. Wallace lo miro con tristeza. Su fiel caballo ignoraba el miedo propio queriendo ir con el. Pero el cazarecompensas sabia que no era su lugar.-....shhh..tranquilo..estate a salvo, te vendre a buscar...-le dijo mientras se ponia las alforjas a la espalda y lo liberaba de la modesta silla, una simple manta con estribos, comoda para el animal y el jinete. Wallace no era partidario de las pesadas sillas de montar.
Ahel relinchó y se quejo, empujando con la cabeza a su amo. Wallace besó su morro y se separo.- Vamos ve...vamos Ahel...corre....-el caballo dudo y lo miro una vez antes de irse galpando hacia lo seguro, relinchando para que el lo escuchara. Cuando salio de su campo de visión, Wallace apreto los puños y los dientes. No queria ni imaginar el destino de aquel noble animal. Se giro y camino hacia los tres individuos, quienes lo miraban con cierta sorpresa. Se quedo al lado de la mujer y la miro a los ojos.-...si el sufre daño...no habra madriguera o castillo donde puedas refugiarte...-le susurro poniendose la capucha de nuevo. Sin mas que decirle, se puso al lado de la mujer menuda y siguio caminando junto a ella, sin decir palabra.
offrol- casi lloro escribiendo lo del puto caballo xD
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Já. Como había imaginado aquel par tampoco era tan amistoso como lo había pensado en un principio, pero aún así Mel insistía en quedárselo por el momento. No le veía la razón ni la utilidad, pero si eso era lo que quería no iba a negárselo. Después de todo, como ella misma había mencionado, ninguno de los cuatro necesitaba niñera alguna. Ni siquiera Melwyn la necesitaba... Tenía la impresión de que con el paso del tiempo su fuerza aumentaba, al igual que la oscuridad de su mirada. Pero yo no era quién para decir nada, ¿o sí?
- Cuando regresemos lo celebraremos como es debido. Me refiero a mi regreso. Cuando se te pase el mal humor. - forcé una sonrisa despreocupada. Aquella no era la forma en la que nos solíamos llevar, pero este medio año separadas parecía jugarnos sus malas pasadas. - Nunca imaginé que te preocuparías tanto por mi bienestar. - quise soltar una carcajada, pero el brusco movimiento de pecho me lo impidió, así que acabé camuflando una mueca de dolor. Y aunque me dispuse a seguir chinchando a la bruja el tipo raro detrás nuestro me lo impidió, pues empezó a hablar con el animal. "Y yo soy la loca..." pensé.
Exageré un largo suspiro, mientras meneaba la cabeza. - Espero que puedas seguirnos el ritmo cuando sea el momento. - "Además, ahora nos hemos quedado sin almuerzo..." pasó por mi cabeza, desilusionada. Y no solo eso, sino que notaba que no era solo mi sangre la que fluía por el aire, pero al contrario suyo, yo disponía de fuertes patas para cuando las necesitase. Él no. - Además... Espero que no seas un espía. Lo digo por la peste que desprendes. - Sonreí juguetona. - ¿Te gusta que te muerdan, eh? -
- ¡Mocoso! - gritó Glaive, ahora apodado Bigotitos. Keff se quedó petrificado. Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera pudo notar el aroma del asesino. - ¿Estás usando Beather para camuflar tu olor? Astuto, pero a mí no me engañarás. - Él tenía razón. Una vez que el joven licátropo notó el olor de su maestra corrió a esconderse rebuscando por cualquier cosa que pudiese camuflar su esencia. Y lo hacía con razón, pues una vez que se diera a conocer su "pequeña" broma ninguna de las dos madres que tenía iban a reírse precisamente. - Vamos, es hora de volver con la Capitana. - proclamó él, sin saber que aún estarían lejos de su encuentro.
- Cuando regresemos lo celebraremos como es debido. Me refiero a mi regreso. Cuando se te pase el mal humor. - forcé una sonrisa despreocupada. Aquella no era la forma en la que nos solíamos llevar, pero este medio año separadas parecía jugarnos sus malas pasadas. - Nunca imaginé que te preocuparías tanto por mi bienestar. - quise soltar una carcajada, pero el brusco movimiento de pecho me lo impidió, así que acabé camuflando una mueca de dolor. Y aunque me dispuse a seguir chinchando a la bruja el tipo raro detrás nuestro me lo impidió, pues empezó a hablar con el animal. "Y yo soy la loca..." pensé.
Exageré un largo suspiro, mientras meneaba la cabeza. - Espero que puedas seguirnos el ritmo cuando sea el momento. - "Además, ahora nos hemos quedado sin almuerzo..." pasó por mi cabeza, desilusionada. Y no solo eso, sino que notaba que no era solo mi sangre la que fluía por el aire, pero al contrario suyo, yo disponía de fuertes patas para cuando las necesitase. Él no. - Además... Espero que no seas un espía. Lo digo por la peste que desprendes. - Sonreí juguetona. - ¿Te gusta que te muerdan, eh? -
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En las profundidades del bosque un caballo asustado acalló el berrinche que se disponía a soltar. El crío licántropo, después de salir con la cola entre las patas, se disponía a pensar una solución para todo aquello, una que no le costase el cuello. Pero no estaba solo. Alguien más lo vigilaba desde la distancia...- ¡Mocoso! - gritó Glaive, ahora apodado Bigotitos. Keff se quedó petrificado. Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera pudo notar el aroma del asesino. - ¿Estás usando Beather para camuflar tu olor? Astuto, pero a mí no me engañarás. - Él tenía razón. Una vez que el joven licátropo notó el olor de su maestra corrió a esconderse rebuscando por cualquier cosa que pudiese camuflar su esencia. Y lo hacía con razón, pues una vez que se diera a conocer su "pequeña" broma ninguna de las dos madres que tenía iban a reírse precisamente. - Vamos, es hora de volver con la Capitana. - proclamó él, sin saber que aún estarían lejos de su encuentro.
Giró la cabeza con brusquedad y antes de que pudiese mover un solo dedo se vieron rodeados por sombras amenazantes...
**Off: Nooo... Nuestro almuerzo... TT-----TT xDDD**Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Offrol: Entiendo que la amenaza por lo del caballo va para Eona (?) si no es asi avísame y lo cambio xD
- Cuando regresemos lo celebraremos como es debido. Me refiero a mi regreso. Cuando se te pase el mal humor. – Estaría de buen humor si no se me hubiera tomado por imbécil – Replicó sin dejar de caminar y lanzándole una mirada cargada de indiferencia. Dejó de caminar para observar la tierna escenita del juguete y su caballo. Reanudó el paso cuando, el juguete, se hubo posicionado a su lado… no sin antes amenazar a Eona. – No sé que tienes en contra de los licántropos pero cuídate muy mucho de a quien amenazas y como amenazas – Lanzó una fugaz mirada hacia delante, Eona y Risitas caminaban un par de pasos por delante de ellos – No toda una raza tiene la culpa de lo que sea que te haya ocurrido.
Mientras tanto, la noche había caído sobre ellos y la luna se deslizaba tras las nubes. Caminaron, prácticamente en silencio, entre los árboles. Seguia a los lobos porque sabia que ellos tenían un mayor sentido de la orientación que ella – Bueno, a decir verdad, cualquiera tendría mayor sentido de la orientación que ella – pero aun así, tenia la impresión de estar siguiendo el camino equivocado. Y eso no era algo que normalmente le ocurriera, quizás era fruto del la tensión que habia entre los presentes…
De vez en cuando alternaba su mirada entre sus “simpáticos y amistosos” acompañantes – Creo que la forma mas rápida de llegar al Este era bordeando el lago y no caminando entre los arboles – Murmuró de mala gana sin evitar sentir que algo andaba mal.
- Cuando regresemos lo celebraremos como es debido. Me refiero a mi regreso. Cuando se te pase el mal humor. – Estaría de buen humor si no se me hubiera tomado por imbécil – Replicó sin dejar de caminar y lanzándole una mirada cargada de indiferencia. Dejó de caminar para observar la tierna escenita del juguete y su caballo. Reanudó el paso cuando, el juguete, se hubo posicionado a su lado… no sin antes amenazar a Eona. – No sé que tienes en contra de los licántropos pero cuídate muy mucho de a quien amenazas y como amenazas – Lanzó una fugaz mirada hacia delante, Eona y Risitas caminaban un par de pasos por delante de ellos – No toda una raza tiene la culpa de lo que sea que te haya ocurrido.
Mientras tanto, la noche había caído sobre ellos y la luna se deslizaba tras las nubes. Caminaron, prácticamente en silencio, entre los árboles. Seguia a los lobos porque sabia que ellos tenían un mayor sentido de la orientación que ella – Bueno, a decir verdad, cualquiera tendría mayor sentido de la orientación que ella – pero aun así, tenia la impresión de estar siguiendo el camino equivocado. Y eso no era algo que normalmente le ocurriera, quizás era fruto del la tensión que habia entre los presentes…
De vez en cuando alternaba su mirada entre sus “simpáticos y amistosos” acompañantes – Creo que la forma mas rápida de llegar al Este era bordeando el lago y no caminando entre los arboles – Murmuró de mala gana sin evitar sentir que algo andaba mal.
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Onair se habia mantenido cerca del niño, pero en la distancia. La yegua habia notado la presencia de aquel que vigilaba al mocoso y, por supuesto, la de aquellos que en aquel instante les rodeaban. – N-no p—p-podemos i-ir…- balbuceo el crio quien, a pesar de haber demostrado valor en los últimos tiempos, empezaba a temblar de miedo al recordar que se encontraba en tierras enemigas… - Estamos rodeados – Dijo a Bigotitos mientras sus pequeños ojos observaban como, fuesen quienes fuese aquellos que se acercaban hacia ellos, lo hacia lentamente, escurriéndose furtivamente entre las sombras. “Seis, no, siete” contó Keff mientras el terror le paralizaba imaginando como sus enemigos, aparentemente en mayoría, terminarían con ellos en un abrir y cerrar de ojos.
Onair se habia mantenido cerca del niño, pero en la distancia. La yegua habia notado la presencia de aquel que vigilaba al mocoso y, por supuesto, la de aquellos que en aquel instante les rodeaban. – N-no p—p-podemos i-ir…- balbuceo el crio quien, a pesar de haber demostrado valor en los últimos tiempos, empezaba a temblar de miedo al recordar que se encontraba en tierras enemigas… - Estamos rodeados – Dijo a Bigotitos mientras sus pequeños ojos observaban como, fuesen quienes fuese aquellos que se acercaban hacia ellos, lo hacia lentamente, escurriéndose furtivamente entre las sombras. “Seis, no, siete” contó Keff mientras el terror le paralizaba imaginando como sus enemigos, aparentemente en mayoría, terminarían con ellos en un abrir y cerrar de ojos.
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offrol- see iba para ella jajaja
Wallace seguia al grupo sin decir nada. Miraba a la mujer, viendo su expressión de cautela y preocupación. Toda una raza? Ahora mismo, si habia una manera de eliminar cualquier vestijio de licantropos, Wallace venderia su alma.
-Callate...-le dijo sin mas mientras caminaba un poco mas deprisa. Se estaba poniendo nervioso. Sentia algo raro alrededor. Algo no pintaba bien. Se acaricio las marcas, preocupado y miro a los lados, con cautela.-...algo no va bien..-susurro para si mismo. Los lobos parecian ignorarlos. Los miraba detenidamente, intentando encontrar las palabras que se susurraban entre ellos. Un relincho lejano lo alerto. No era de Ahel. No, no lo era. Intento calmarse y apreto en su pecho el colgante en forma de estaca de cristal. Calmate Wallace, calmate.
Cuando escucho la propuesta de la mujer menuda, se apoyo en un arbol, esperando a que ella y la loba discutieran, parecia que tenian ganas de ello. El lago, estaba harto de ese lugar...Suspiró y se acomodo la capucha. Saco su cuaderno y miro el mapa trazado. Esta zona no la habia explorado, era un bosque muy espeso. Demasiados arboles, era dificil seguir el rastro de alguien si no eras un chucho como ellos.
La sensación de sentirse observado era irritante. Alguien o algo los rodeaba, impaciente. Wallace apretó los labios y se acerco a las mujeres, ignorando la mirada de odio y aviso del perro.
O seguian andando o acampaban, no tenian muchas opciones. La tensión en el aire cada vez era mas fuerte.
-No estamos solos...asi que les ruego señoritas, que dejen la discusión de enamoradas para otro momento...-les susurro, nervioso.
Wallace seguia al grupo sin decir nada. Miraba a la mujer, viendo su expressión de cautela y preocupación. Toda una raza? Ahora mismo, si habia una manera de eliminar cualquier vestijio de licantropos, Wallace venderia su alma.
-Callate...-le dijo sin mas mientras caminaba un poco mas deprisa. Se estaba poniendo nervioso. Sentia algo raro alrededor. Algo no pintaba bien. Se acaricio las marcas, preocupado y miro a los lados, con cautela.-...algo no va bien..-susurro para si mismo. Los lobos parecian ignorarlos. Los miraba detenidamente, intentando encontrar las palabras que se susurraban entre ellos. Un relincho lejano lo alerto. No era de Ahel. No, no lo era. Intento calmarse y apreto en su pecho el colgante en forma de estaca de cristal. Calmate Wallace, calmate.
Cuando escucho la propuesta de la mujer menuda, se apoyo en un arbol, esperando a que ella y la loba discutieran, parecia que tenian ganas de ello. El lago, estaba harto de ese lugar...Suspiró y se acomodo la capucha. Saco su cuaderno y miro el mapa trazado. Esta zona no la habia explorado, era un bosque muy espeso. Demasiados arboles, era dificil seguir el rastro de alguien si no eras un chucho como ellos.
La sensación de sentirse observado era irritante. Alguien o algo los rodeaba, impaciente. Wallace apretó los labios y se acerco a las mujeres, ignorando la mirada de odio y aviso del perro.
O seguian andando o acampaban, no tenian muchas opciones. La tensión en el aire cada vez era mas fuerte.
-No estamos solos...asi que les ruego señoritas, que dejen la discusión de enamoradas para otro momento...-les susurro, nervioso.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
*Off: Me permití cambiar el orden de los echos para que diese más sentido lo que escribí. Cualquier cosa lo hablamos ;))*
Habíamos caminado durante largo rato, pero Melwyn seguía de mal humor. ¿Tan enfadada estaba? Entiendo que, siendo ella, le resultase molesto el que alguien la estuviese espiando durante este medio año entero, pero era lo mínimo que podía hacer, no solo por Keff, sino por ella misma también. Además, así al menos pude enterarme de todas esas aventuras suicidas que decidieron recorrer. No solo pude mantener un ojo encima del mocoso en mi ausencia sino aprender algo más de mi querida amiga a la fuerza. Tenía la impresión de que los tiempos estaban cambiando y de que algo grande se avecinaría sobre todos nosotros en algún momento u otro. No era la época indicada para andar despreocupados allá donde los pies llevasen a cada uno.
- Me temo que no es al Este donde nos dirigimos. - respondí a la maga. Miré a Risitas y este negó con la cabeza. No había notado ninguna señal. Ningún pájaro o roedor tratando de enviarnos un mensaje... No sabíamos nada de Bigotitos aún. Ni de él ni de mis estúpidos lacayos. - Si Keff estuviese en tierra de lobos ya lo sabría. No... No ha cruzado la frontera aún, y tampoco mi otro de confianza ha dado señales de vida en un largo tiempo... -
Entonces el juguete de Mel se acercó para informarnos de algo que, por sorpresa, ya sabía. - ¿Acaso pensaste que estaríamos solos? Pero no es lo que piensas, si fuesen ellos ya nos habrían atacado... - No eran vampiros, sino que... - ....... - Instintivamente me giré hacia los berrinches de un caballo en la distancia, y al parecer no había sido la única. Era un buen caballo, pues aunque no estuviese a la vista todavía había sido lo suficientemente silencioso como para que no hubiésemos oído sus pesadas pezuñas contra el suelo. "Maldita humedad..." La niebla lo emblandecía todo en aquellas tierras malditas y los sonidos y olores se veían camuflados...
Noté las ansias de Melwyn por hacerle una visita a ese animal. Me pareció bien, pero aún así dudaba el que tuviese sentido alguno, pues ni Keff ni Bigotitos estarían ahí, y acerté, pues la joven yegua se encontraba completamente sola. Odiaba la peste de los equinos.
- Hace rato que nos vigilan... - susurré una vez que estuvimos todos reunidos. No nos habían atacado aún, pero eran hábiles al esconderse, al igual que eran hábiles escondiendo su olor, el que me llegaba distorsionado por algún motivo. - Son humanos, pero usan alguna planta para esconder su olor. Cazadores de chupasangres me imagino... Si no nos han atacado todavía tendrán sus motivos... Tal vez podamos aprovecharnos un poco de ellos. Seguidme el juego. Seremos todos humanos por ahora. - comenté con una sonrisa. Ya tenían bastante esos ignorantes con enfrentarse a los vampiros, no creo que les gustase encontrarse lobos también.
Me planté mirando a los alrededores e inspiré con fuerza, para soltar un potente grito después. - Sabemos que estáis ahí. Si sois vampiros adelante, lucharemos por nuestras vidas. Si no lo sois entonces, por favor, ayudadnos. Nos contrataron en la ciudad para recuperar a un niño perdido... -
Mientras tanto, en una especie de prisión húmeda y oscura, ambos licántropos trataban de despertarse del sueño en el cual se vieron sumidos, para despertar después encerrados y encadenados en algún lugar desconocido.
Habíamos caminado durante largo rato, pero Melwyn seguía de mal humor. ¿Tan enfadada estaba? Entiendo que, siendo ella, le resultase molesto el que alguien la estuviese espiando durante este medio año entero, pero era lo mínimo que podía hacer, no solo por Keff, sino por ella misma también. Además, así al menos pude enterarme de todas esas aventuras suicidas que decidieron recorrer. No solo pude mantener un ojo encima del mocoso en mi ausencia sino aprender algo más de mi querida amiga a la fuerza. Tenía la impresión de que los tiempos estaban cambiando y de que algo grande se avecinaría sobre todos nosotros en algún momento u otro. No era la época indicada para andar despreocupados allá donde los pies llevasen a cada uno.
- Me temo que no es al Este donde nos dirigimos. - respondí a la maga. Miré a Risitas y este negó con la cabeza. No había notado ninguna señal. Ningún pájaro o roedor tratando de enviarnos un mensaje... No sabíamos nada de Bigotitos aún. Ni de él ni de mis estúpidos lacayos. - Si Keff estuviese en tierra de lobos ya lo sabría. No... No ha cruzado la frontera aún, y tampoco mi otro de confianza ha dado señales de vida en un largo tiempo... -
Entonces el juguete de Mel se acercó para informarnos de algo que, por sorpresa, ya sabía. - ¿Acaso pensaste que estaríamos solos? Pero no es lo que piensas, si fuesen ellos ya nos habrían atacado... - No eran vampiros, sino que... - ....... - Instintivamente me giré hacia los berrinches de un caballo en la distancia, y al parecer no había sido la única. Era un buen caballo, pues aunque no estuviese a la vista todavía había sido lo suficientemente silencioso como para que no hubiésemos oído sus pesadas pezuñas contra el suelo. "Maldita humedad..." La niebla lo emblandecía todo en aquellas tierras malditas y los sonidos y olores se veían camuflados...
Noté las ansias de Melwyn por hacerle una visita a ese animal. Me pareció bien, pero aún así dudaba el que tuviese sentido alguno, pues ni Keff ni Bigotitos estarían ahí, y acerté, pues la joven yegua se encontraba completamente sola. Odiaba la peste de los equinos.
- Hace rato que nos vigilan... - susurré una vez que estuvimos todos reunidos. No nos habían atacado aún, pero eran hábiles al esconderse, al igual que eran hábiles escondiendo su olor, el que me llegaba distorsionado por algún motivo. - Son humanos, pero usan alguna planta para esconder su olor. Cazadores de chupasangres me imagino... Si no nos han atacado todavía tendrán sus motivos... Tal vez podamos aprovecharnos un poco de ellos. Seguidme el juego. Seremos todos humanos por ahora. - comenté con una sonrisa. Ya tenían bastante esos ignorantes con enfrentarse a los vampiros, no creo que les gustase encontrarse lobos también.
Me planté mirando a los alrededores e inspiré con fuerza, para soltar un potente grito después. - Sabemos que estáis ahí. Si sois vampiros adelante, lucharemos por nuestras vidas. Si no lo sois entonces, por favor, ayudadnos. Nos contrataron en la ciudad para recuperar a un niño perdido... -
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Mientras tanto, en una especie de prisión húmeda y oscura, ambos licántropos trataban de despertarse del sueño en el cual se vieron sumidos, para despertar después encerrados y encadenados en algún lugar desconocido.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Alternó su mirada entre ambos licántropos cuando Eona le informó que no se dirigían hacia el Este. Frunció el labio y miró de reojo al brujo, hasta que la loba volvió a dirigirse a ella. Hizo ademán de hablar pero guardó silencio ¿Acaso crees que su “otro” de confianza podia estar con el mocoso? Si, casi había estado a punto de hacerle aquella pregunta, pero guardó silencio pues, después de todo, su “otro” de confianza bien podría ser aquel que le había estado siguiendo los pasos desde el dia en que Keff le fue entregado en Beltrexus.
- No todos lo vampiros son iguales – Murmuró en respuesta hacia las palabras de la loba al brujo justo antes de que Onair se hiciera notar. Observó el lugar unos segundos, buscando con la mirada algun rasto del cachorro… pero Keff no estaba allí, En aquella ocasión, ambos habían ido demasiado lejos. Sin mediar palabra, se acercó a su yegua y, de paso, a sus pertenencias. – Hola pequeña… - Saludó al nervioso animal al tiempo que pasaba a su lado, deslizando su mano por el cuello de Onair, y continuaba hasta llegar a las alforjas.
Descolgó el carcaj que colgaba de uno de los laterales para colgárselo después a su espalda. Ocho malditas flechas, nueve contando la que-hasta el momento – habia estado llevando en sus manos. Al contrario de lo que el brujo habia decidido unos minutos atrás, ella, no hizo que la yegua se marchase. No, si quería hacerlo… lo haria sin recibir orden alguna, del mismo modo que siempre lo hacia. Onair retrocedió dos pasos cuando todos se acercaron.
- Seamos humanos entonces – Dijo y no pudo evitar mirar de reojo al brujo. A él no le iria mal fingiendo ser humano, al fin y al cabo, por extraño que pareciera, acababa de enterarse de lo que realmente era. Un tipo extraño…
Cargó el arco con dos flecha, un buen truco de un viejo amigo pero una mala idea por las pocas flechas que ocupaban aquel carcaj medio vacío… Era nula en el combate cuerpo a cuerpo por lo que una vez terminadas las flechas sería imposible fingir ser una humana.
Tres hombres y una mujer salieron al encuentro, aparentemente desarmados pero quien sabe que más podría ocultarse entre las sombras. Quien sabe cuántos de ellos estarían acechando en la oscuridad…
Offrol: No he querido adelantar mucho porque no tengo muy claro hacia donde se va a enfocar la cosa y porque se me ha ido de la cabeza lo que queria responder T_T
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- No todos lo vampiros son iguales – Murmuró en respuesta hacia las palabras de la loba al brujo justo antes de que Onair se hiciera notar. Observó el lugar unos segundos, buscando con la mirada algun rasto del cachorro… pero Keff no estaba allí, En aquella ocasión, ambos habían ido demasiado lejos. Sin mediar palabra, se acercó a su yegua y, de paso, a sus pertenencias. – Hola pequeña… - Saludó al nervioso animal al tiempo que pasaba a su lado, deslizando su mano por el cuello de Onair, y continuaba hasta llegar a las alforjas.
Descolgó el carcaj que colgaba de uno de los laterales para colgárselo después a su espalda. Ocho malditas flechas, nueve contando la que-hasta el momento – habia estado llevando en sus manos. Al contrario de lo que el brujo habia decidido unos minutos atrás, ella, no hizo que la yegua se marchase. No, si quería hacerlo… lo haria sin recibir orden alguna, del mismo modo que siempre lo hacia. Onair retrocedió dos pasos cuando todos se acercaron.
- Seamos humanos entonces – Dijo y no pudo evitar mirar de reojo al brujo. A él no le iria mal fingiendo ser humano, al fin y al cabo, por extraño que pareciera, acababa de enterarse de lo que realmente era. Un tipo extraño…
Cargó el arco con dos flecha, un buen truco de un viejo amigo pero una mala idea por las pocas flechas que ocupaban aquel carcaj medio vacío… Era nula en el combate cuerpo a cuerpo por lo que una vez terminadas las flechas sería imposible fingir ser una humana.
Tres hombres y una mujer salieron al encuentro, aparentemente desarmados pero quien sabe que más podría ocultarse entre las sombras. Quien sabe cuántos de ellos estarían acechando en la oscuridad…
Offrol: No he querido adelantar mucho porque no tengo muy claro hacia donde se va a enfocar la cosa y porque se me ha ido de la cabeza lo que queria responder T_T
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Wallace vigilaba cada movimiento de la mujer menuda. Algo en ella lo hacia sentirse comodo, incluso atraido hacia su presencia. Puede que fuera por su raza, o simplemente que era hermosa. Escuchó las palabras de la loba, atentamente y asintió, acomodandose la capucha, con las manos listas para luchar en caso de que los planes se torcieran.
Cuando los individuos salieron de las sombras se puso a la defensiba, intentando aparentar ser normal. Lo intentaba. Las miradas furtivas de los individuos le ponian de los nervios. Parecian estar analizandolos uno a uno, intentando averiguar quien y que eran. No parecian simples bandoleros, iban bien armados. Wallace observaba sus movimientos de cautela. Miraban fijamente a la loba, sospechando algo. Wallace pensó que seguramente no estarian solos. Podrian haber mas entre los arboles y la neblilla que se estaba levantando. No deberian de haberse parado.
El caballo de la mujer menuda se movia nervioso. Le recordo a Ahel y no pudo evitar acercarse y acariciar al animal, calmandolo. Al principio el animal se apartó un poco, desconfiado, pero el olor a caballo de Wallace lo atrajo. Era una yegua preciosa. Si debian actuar como humanos, lo haria. Se acercó a la mujer menuda y le puso un mechon de pelo en su sitio, mirandola a los ojos, para que entendiera que todo era ficción.
No sabia como actuar. Para el, estas situaciones acababan con sangre y muertos. Esperar o finjir no era su tipo de modus operandi. Saltar sobre el enemigo, desgarrar arrancar y cortar. Quemarles para marcalos de por vida, hacerles sentir el miedo. Wallace no se dió cuenta que sonreia al recordar las cientos de peleas sangrientas en las que se habia metido. Giró levemente la cabeza y se dió cuenta que uno de los individuos, una mujer, lo miraba fijamente. El le devolvió la mirada, serio y frio.
Cuando los individuos salieron de las sombras se puso a la defensiba, intentando aparentar ser normal. Lo intentaba. Las miradas furtivas de los individuos le ponian de los nervios. Parecian estar analizandolos uno a uno, intentando averiguar quien y que eran. No parecian simples bandoleros, iban bien armados. Wallace observaba sus movimientos de cautela. Miraban fijamente a la loba, sospechando algo. Wallace pensó que seguramente no estarian solos. Podrian haber mas entre los arboles y la neblilla que se estaba levantando. No deberian de haberse parado.
El caballo de la mujer menuda se movia nervioso. Le recordo a Ahel y no pudo evitar acercarse y acariciar al animal, calmandolo. Al principio el animal se apartó un poco, desconfiado, pero el olor a caballo de Wallace lo atrajo. Era una yegua preciosa. Si debian actuar como humanos, lo haria. Se acercó a la mujer menuda y le puso un mechon de pelo en su sitio, mirandola a los ojos, para que entendiera que todo era ficción.
No sabia como actuar. Para el, estas situaciones acababan con sangre y muertos. Esperar o finjir no era su tipo de modus operandi. Saltar sobre el enemigo, desgarrar arrancar y cortar. Quemarles para marcalos de por vida, hacerles sentir el miedo. Wallace no se dió cuenta que sonreia al recordar las cientos de peleas sangrientas en las que se habia metido. Giró levemente la cabeza y se dió cuenta que uno de los individuos, una mujer, lo miraba fijamente. El le devolvió la mirada, serio y frio.
Wallace Mcgregor
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