Encuentros y desencuentros. Sydara - Johannes - Ébano. Interpretativo.

Oliver se giró al sentir el contacto de la vampira en su hombro. Aria se apartó en dirección a la ventana para abrir un poco la cortina y ver lo que ocurría afuera.

-Estaremos en buenas manos... -dijo pero ni él mismo se convencía y pudo ver en su semblante la duda-Bueno, hay traidores e infiltrados enemigos... Algo que... podríamos-dijo pensativamente y formó una sutil sonrisa que interiormente decía mucho. Parpadeó un poco y volvió a enfocar la mirada en la joven-Supongo que es la situación, descuida. La noche es un infierno-justificó su aturdimiento-No tendría posibilidades de hacer nada habiendo tantos testigos y tan poco tiempo mientras se marchan-advirtió mirando a la elfa.

Aria retrocedió un paso cuando vió que la vampira se dirigió a ella y la tomó de las manos, pero intentó zafarse y la ramilla se le cayó de sus manos.
-No podría ir con vosotros. No hay quien pueda ayudar a Sydara que no sea yo-replicó.

La vampira tomó la rama en sus manso a la vez que su brazo. No pudo zafarse esta vez. Deseó que la misma tocara alguna herida de ella, aunque fuera un mínimo rasguño como Oliver en la palma de su mano.

-Es medicinal, sólo la tenía en las manos inconscientemente-mintió sin dejarse intimidar, llevó la mano libre para protegerse. Lo de medicinal era cierto, pero con la mezcla de sustancias no era algo exactamente que fuera a sanar.

El elfo rubio examinó su mano. Se sentía con un efecto de ebriedad, pero luchaba por mantenerse firme. Se jactó y negó con la cabeza lanzando una mirada asesina a Aria.
-¿Intentas dormirme, o envenenarme?-arqueó las cejas girándose completamente-¿Con qué intensión mujer?-

Aria empalideció un poco, pero negó con la cabeza.
-Has recibido golpes duros, y cortes. No debería extrañarte sentirte mal-dijo la elfa-lo mismo que vosotros dos-miró a Ébano y señaló hacia la puerta donde estaba el humano.

Recordó lo que él le había dicho antes y que no tuvo oportunidad de replicar.
-¿Qué tanto os incumbe la vida del clan?-preguntó a nadie en particular-¿Qué tanto os importa la vida, si todos los días muere alguien? Es llorarlo unos días y después quedan en el olvido o se convierten en la locuraNo sois parte de esto ni del bosque, al cual Alyssa y Oberyn os hubieran acribillado si no fuesen por los del clan... Sin embargo muchos inocentes han muerto y seguirán muriendo-miró a los ojos a la vampira-La muerte de los actuales líderes serán suficiente para salvar a muchos. He dicho que harán cuanto fueren por quitarlos de en medio. Usarán rehenes, inocentes, seguirán infiltrados y más de los tantos que hay esperando el momento para clavarles un cuchillo mientras duermen, o envenenar sus copas de cena, o tenderles una emboscada como hicieron hoy en el claro... o bien, como hizo Zod. Es una guerra a la que ellos mismos dieron inicio en cuanto los ancianos...-bajó la mirada unos momentos, recordando a Audri. Lamentaba sinceramente su muerte, pero no podía permitirse competencias mientras estuviera en manos de ella el poder de la vida y la muerte-... hicieron que asumieran a sus actuales puestos... -

Un estruendo se oyó afuera de la casa, y algo pesado cayó con fuerza haciendo estremecer la casa. Aria señaló hacia el exterior por la ventana.
-Aprecio la vida de mi hijo o hija, pero no tendré más remedio de que atentar contra su vida si ustedes abren la boca. Estar en prisión y al cuidado, no impedirá que no pueda perderlo si quiero-sus ojos brillaron. Era muy astuta y era capaz de todo por conseguir lo que quería-Pero recuerden que está en mis manos el poder dar la vida, o devolverla o quitarla...-señaló hacia la cama, detrás de la vampira. La palidez de Sydara parecía de un muerto, así como sus labios violáceos, y apenas podía verse que respiraba.

-Si hubiese querido, lo habría matado-sin darse cuenta, miró la sustancia con la que humedeció la ramilla que Ébano tenía en sus manos.

Oliver la había escuchado, apoyándolo su espalda en el marco de la puerta mientras tomaba un poco de agua que había conseguido en un intento de aliviar el dolor de cabeza. Le pesaba el cuerpo, pero la brisa que ingresó por la ventana lo ayudaba a mantenerse en pié, aunque sentía que si posaba la cabeza en algún lado, caería dormido.Se incorporó cuando oyó el estruendo y no escuchó lo último que dijo la elfa. Avanzó hasta la puerta y la abrió desenfundando la espada una vez más, listo por si alguien atacaba y habría creído mal que eran los del clan. Pero no se equivocaba, eran los mismos soldados. Dos de ellos avanzaron por un puente que hicieron con el tronco de un árbol.

-Johannes, si desean quedarse en alguna casa de huéspedes... pueden hacerlo, pero ordenaré sin denegación que sean escoltados por séis soldados por vuestra seguridad mientras estén en el bosque-dijo y sin esperar respuesta salió de la casa a explicar lo que ocurría a los soldados que se apresuraban a llegar con la guardia en alto. Al ver al elfo, bajaron las armas.




________________
Off rol:
Un post mas cada uno y finalizamos? ^^

Les he dado positivo, y me ha parecido bien tu post Éb.

- Escucha... Por ahora no tengo deseos de permanecer más tiempo en este lugar, pero debes saber que cuando recupere la visión y mis fuerzas, volveré por la revancha y probablemente para saber como termino todo esto.

La muchacha había soltado un largo monólogo. Ébano no estaba en condiciones de escuchar nada, y menos que viniese de la boca de ella. Si tan convencida estaba... Allá ella, pero dudaba mucho de que su plan se llevase a cabo.

Coincido con él, niña. No tengo idea de qué pasa realmente por tu estúpida cabeza... Solo sé una cosa. Cualquier madre, que realmente lo sea, no pondría en peligro a su bebé por un estúpido cargo, poder. Lo pondría a salvo, y no lo dejaría expuesto a las disputas entre cargos. -la miró con despreció y luego por la ventana. Si era cierto que los soldados venían... Era esa su oportunidad.

Oliver se encargaría de ayudar a Sydara, no quería ver más a Aria, ni en pintura... Y tener encima a las huestes élficas puede que tampoco les ayudase demasiado, y suponía que tampoco querrían tenerlos pululando por sus terrenos y sus asuntos...

Con pesar miró a la habitación del elfo. Recordaba su piel en la oscuridad.. La comodidad que sentía en su presencia, poder ser ella con tranquilidad. Cerró los ojos y los abrió ya mirando hacia la puerta. Asintió ante la petición de Johannes y se dispuso a recoger sus cosas.

Oliver.. -dijo acercándose. Puso la mano en su hombro- Gracias por todo. Esto habría sido demasiado dificil sin ninguna ayuda, estaríamos muertos, de hecho. -sonrió con afecto y se dirigió detrás de Johannes hacia la salida.

Tenía ganas de llegar a un lugar tranquilo, a casa.. Y tenía que hacerse cargo de Isell...

El elfo rubio se aseguró que Ébano y Johannes se marcharan a salvo, escoltados por cuatro soldados. Apenas pudo contar de lo sucedido, que Zod los había traicionado. El dolor de cabeza le impedía concentrarse. Y tarde de dió cuenta de lo que Aria le había hecho.
-Aria, vigilenla-susurró antes tras no soportar más, llevando sus manos a la cabeza. Sangraba por la nariz. Uno de los soldados logró preveer que de desplomaría y lo sujetó antes de que ocurriera.

Oliver tenía heridas y cortes, pero no eran graves. Aria se las apañaría para salirse con la suya. El soldado Lionel no fue encontrado entre los cuerpos calcinados del lago. Lex yacía herido en la casa de Lólindir Ar-Feiniel, recuperándose. La noche sería demasiado larga..

La elfa, contó su versión de lo que había ocurrido, aprovechándose de los golpes que ella tenía y le había propinado el soldado de ojos negros y el mismo Oberyn, por rehusarse a cumplir órdenes. Había tenido que hacerlo, ya que habían descubierto su punto débil, pero que ahora debatía con gran dilema.