Consiguiendo información [Interpretativo/Libre] (Cerrado)

Había pasado una semana desde que intentó cruzar Sandorai por primera vez, pero por fin había conseguido llegar al otro extremo. La joven aún cojeaba ligeramente, pero podía soportar el dolor. No se había atrevido a quitarse los puntos, algo le decía que aún debía esperar más.

A lo lejos pudo divisar los edificios juntos, propio de una ciudad. Sacó el mapa y no había duda: llegó a su destino sin equivocarse. Volvió a meter el mapa en el zurrón y se secó el sudor de la frente. Era mediodía y había estado todo el día anterior andando, por lo que estaba exhausta. Al entrar a la ciudad, rápidamente fue a buscar una posada económical. Había preguntado previamente para encontrarla más rápido y, tras seguir las indicaciones que le habían dado, llegó a su destino.

Consiguió una habitación y rápidamente le indicaron dónde estaba y le dieron la llave de su cuarto. Subió deprisa y dejó el zurrón a un lado de la cama. Se desabrochó la capa y se tumbó sobre la cama, usándola de manta. No tardó en quedarse dormida.

Cuando despertó, la noche había caído. Se adecentó y bajó a la taberna, donde se pidió una cerveza y fue a sentarse en un lugar alejado. Allí pudo observar a la gente variopinta que se encontraba, y mentalmente fue descartando los que podrían ser o no una fuente de información. Muy pocos se salvaron, y Wondie suspiró. Terminó la cerveza y se fue a la calle. Antes de perderse entre los callejones, memorizó el nombre de la posada.

Se echó la capucha sobre la cabeza y comenzó a vagabundear por las calles de Sacrestic, en misión de reconocimiento y, si se diera el caso, de interrogatorio.

Alessa caminaba por las calles de Sacrestic Ville, aun no se acostumbraba a su nueva vida, o maldición era la palabra adecuada. El olor de la dueña de la capa que llevaba le impregnaba el olfato. Recordó como se alimento de esa mujer después de haber dejado la cabaña, recordó como le quito sus prendas luego de matarla, recordó las palabras de suplica de la mujer, pidiendo clemencia porque tenía hijos que quedarían huérfanos sin ella, pero a Alessa eso no le había importado, la sed que había sentido había sido más fuerte. Luego lloro, lloro por la vida que tendría de ahora en adelante, por la muerte de la mujer y por los hijos de esta que quedarían totalmente huérfanos como ella.

Se había sorprendido al absorber la sangre de esa manera, fue puro instinto, la tomo de forma bruta pues la sed que había sentido le quemaba la garganta, había sido un alivio sentir la sangre de esa mujer, no pudo detenerse para dejarla viva, aunque ni siquiera lo intento. No imagino sentirse tan desolada después, pero recordó que ya no debía ser buena.

Entro a una posada para buscar una habitación, pues no pensaba pasarse la eternidad durmiendo en las calles, había pasado dos días durmiendo en una casa abandonada y eso la deprimía.  Entró a la taberna de la posada y se sintió rara, no sabía que buscaba allí pues ahora no le interesaba tomar cervezas o comer, solo la sangre le gustaba y no tenía sed en ese momento. No se quito la capa al entrar pues no quería que nadie la mirase, sus gestos se notaban demasiado en la cara y no se sentía bien, su mirada estaba llena de odio hacia el mundo.

Miró a una mujer allí, tomando una jarra de cerveza, la conocía, pero ¿De dónde? Disimuladamente la observó, la capa le daba oportunidad de mirarla sin que se diera cuenta, la chica salió  de la taberna y Alessa recordó donde la conoció. Aquella mujer fue aquella que se enfrento a unos matones en el  callejón en Lunargenta, aquel fue el día que conoció a la bruja con la que trabajo. La había observado, ella era silenciosa, callada, quería aprender algunas cosas de ella así que salió de la taberna. Una vez estuvo en la calle corrió rápido hasta encontrarla, sus nuevas habilidades le permitieron encontrarla entre las calles sin problema.

Se quedo detrás de ella para no asustarla. –Ehm… hola!- le dijo  quitándose la capucha, tal vez ella la reconociera de algo, solo esperaba que aquella mujer no la atacase.

Wondie se había parado en varias ocasiones, observando las casas y comercios, tratando de memorizar la ciudad. A pesar de ser de noche, la luna alumbraba bien Sacrestic Ville, lo cual la permitía desenvolverse con soltura.

En una de las ocasiones en que se había parado, una voz muy cerca de ella habló. La joven se había sobresaltado ligeramente y como reacción había sacado la daga de su manga y apuntó a su cuello:
- Ehm… hola!
- ¿Estás loca? No vuelvas a hacer eso. Podría haberte matado.

Apartó el arma y la guardó en su sitio. Después, la observó detenidamente. Se notaba que era más joven que ella, por lo que supuso que ella viviría en esa ciudad.
- Pero si apenas eres una niña aún. ¿Qué haces por aquí a estas horas?

Esperaba que no se hubiera perdido, ya que no le apetecía ir en misión de entrega de niña perdida.
- Oye, no es seguro que te quedes por aquí. Deberías volver a casa con tu familia. De seguro ellos están preocupados por ti.
Sentía algo raro en aquella chica, pero no alcanzaba a saber de qué se trataba.

Y de repente tenía una daga apuntando su cuello, aquello la sorprendió un segundo. – ¿Estás loca?, no vuelvas a hacer eso. Podría haberte matado.- le dijo la mujer para después bajar su daga.  Luego hizo otro comentario que de paso no le gustó, pensaba que ella era una niña. Pensó que la que debía tener cuidado era esa mujer y no ella, desde que se había convertido Alessa no le daba miedo la muerte, pues esta sería una bendición, pero la mujer tendría desventaja si quería enfrentarse a ella. Aunque recordaba la facilidad con la que mato a aquellos hombres en el callejón de Lunargenta.

Familia… aquella era la palabra que mas la deshacía, sus ojos se tornaron tristes pues la familia para ella era algo mas como un mito, sus deseos de venganza dominaban aun por encima de sus sueños, aunque a decir verdad, ya no tenía sueños. Todo en cuanto había tenido en la vida le había sido arrebatado, hasta la propia vida pues, dejándola en la muerte eterna.

-No, no estoy perdida, no me busca nadie. Yo te conozco, te vi matar varios hombres en un callejón en Lunargenta- le dijo sin titubeos, le interesaba aquella mujer, parecía perfecta para enseñarle a ser mas silenciosa a la hora de matar. –No creo que me vieras pues  salí corriendo, pero en ese tiempo era una chiquilla asustada, ya no lo soy- la miro fijamente para que viese que hablaba enserio.  –Ya no- repitió para convencerse a sí misma de que ya no tenía miedo, que ya no era buena.

El joven cazarecompensas caminaba por las calles de Sacrestic, siguiendo a su contrato. Una joven que osó insultar la "varonilidad" de un cliente. Alguien la queria muerta. Y él cumpliria su parte.
La joven se paro un momento y giro la cabeza. Mal hecho. Al verlo, grito de horror y salio corriendo por las callejuelas. Wallace chasqueó la lengua y la persiguio saltando por las cajas y subiendo a los tejados. Era rapida, la fulana. Pero no suficiente.

Dejo que corriera, que pensara que podia sobrevivir. Le hizo dar tumbos por todo Sacrestic. Hasta que paso algo. Tubo un extraño presentimiento. Una corriente de aire frio le paso por la nuca dejandole la piel de gallina. Un mal presentimiento. Muy malo. Trago saliba y respiro hondo. Calmate Wallace, pensó. El contrato. Eso es lo que debes hacer. La chica-
Corrio tras la chica, otra vez. Pero esta vez no estaba sola. La muchacha se habia caido enfrente de dos mujeres. Una de ella era alta y hermosa. La otra era mas bajita, con aspecto de niña.

Se le volvieron a poner los pelos de punta. Un ligero temblor en el cuerpo.Wallace se escondio detras de unas cajas y observo lo que pasaba. La chica miraba a todos lados ajena a las mujeres. Podia matarla alli mismo...pero, y si eran guardias? o pero, competencia...

Wallace desengancho la ballesta de mano de su pecho. La cargo con cuidado. Un solo virote, en el corazon o entre las cejas. Sacó el contrato de dentro de su guante y leyo con rapidez. en el corazón. Bien.

Cuando dijo que no la buscaba nadie, Wondie observó un deje de distreza en su rostro. "Vaya, ¿qué le habrá pasado?", pensó. No iba a preguntarle, puesto que eso conllevaría a que ella debería revelar su pasado y era lo último que quería.

Al decir que la conocía, la joven se quedó perpleja. No sabía que hubiera más gente aquel día en Lunargenta. Trató de mantener el rostro impasible.
- No creo que me vieras pues salí corriendo, pero en ese tiempo era una chiquilla asustada, ya no lo soy. Ya no.
- Tienes razón, no te vi. Estaba demasiado ocupada tratando de quitarme a aquellos matones de encima.

Iba a decir algo más, pero en ese momento una mujer cayó entre ambas, lo que provocó que Wondie saltara hacia atrás, sorprendida.
- ¿Pe-pero qué...?
No le dio tiempo a terminar la frase. La mujer, ya en pie, fue atravesada por una flecha, muriendo a los pocos segundos.

Sin pensarlo, tomó la mano de la chica con la que estaba hablando y tiró de ella, ocultándose ambas en el lateral de la casa que tenían cerca. No sabía si aquella flecha era para la mujer que acababa de morir o si estaba destinada a alguna de ellas. Miró el cadáver y trató de averiguar la trayectoria de la flecha, cosa que no tardó.
- Espera aquí- susurró a la chica.

Rodeó la casa andando sigilosamente. Asomó la cabeza con cuidado y allí vio a un hombre de espaldas con una ballesta en la mano. Dejó que la daga resbalara hasta su mano y se acercó muy despacio. Rápidamente alzó el brazo y puso la daga en su cuello. Al tener aquella postura, la capucha se le cayó.
- Suelta la ballesta. Despacio.

En cuanto ya no la tuvo en las manos, la alejó con el pie.
- Date la vuelta, y no intentes nada.
Se alejó un poco y esperó a que se girase. Pudo ver que se trataba de un desconocido. Wondie, aún con la daga en la mano, le miró desafiante.
- ¿Quién te envía?- su mirada fue de desdén-. Mucho no ha tenido que pagarte, por como has fallado.

De repente una mujer cayo muerta entre ellas y la mujer de capa tomo la mano de Alessa ocultándola para luego decirle que esperase allí, pero Alessa no hizo caso, ahora nada le daba miedo. Observo a la chica desarmar al atacante -¿Quién te envía?- le pregunto la mujer, al parecer la mujer era peligrosa, o eso imagino por el hecho de que habían mandado a matarla.

Una sonrisa recorrió su rostro mientras pensaba que había sido buena idea el haberla buscado, por sus movimientos se veía que era buena y sigilosa a la hora de matar, justo lo que Alessa necesitaba.  Alguien que le enseñara a defenderse, a ocultarse entre las sombras y a atacar con precisión. Observo al caballero, era alto y bastante fuerte, sus brazos eran cuan musculosos como un dios divino y Alessa no pudo evitar fijarse detenidamente en la cicatriz que tenia y preguntarse si aquella marca también la llevaría en el alma.

Una ligera brisa se levanto e hizo que el olor a sangre llegase hasta Alessa, había una mujer, la mujer que habían matado, estaba encima de un charco de su propia sangre, quería aprender a atacar pero lo primero que debía aprender era a control tentación era demasiado fuerte, se arrodillo en el suelo y toco la sangre derramada,paso sus dedos por su nariz oliéndola lo cual provoco que se embarrase de sangre la cara también. –No puedo… no puedo- dijo y sin poder resistirse más clavo sus colmillos en la yugular de la mujer muerda y absorbió su sangre olvidándose de todo. Olvidándose que allí había dos personas más y que probablemente la estaban observando.

Al sentir el filo en su carganta, frio, afilado y peligroso, Wallace sonrio lentamente. Miro a la mujer fijamente. Era hermosa, pero el tenia algo mas importante que hacer.
-Le he dado en el corazón?...-le pregunto en un susurro. Miro de reojo la ballesta. Tenia que destruirla. Aun con la daga en el cuello, alzó una mano y con un ligero movimeinto y un susurro quemo la ballesta, reduciendola a cenizas. Miro de nuevo a la mujer. Estaba sola. La niña no la habia seguido. Eso le extraño muchisimo. Pero las palabras de la mujer resonaron en su cabeza. Fallar?...
Wallace respiro hondo y le sonrio mas, descapuchandose, dejando su cresta bailar al viento.- No he fallado mujer....tu no eras mi contrato...y si lo fueras....ya estarias muerta.- le dijo sin dejar de mirar sus ojos.
Escucho un sonido muy pequeño y debil. Algo punzante clavandose en carne. El aire frio le paso por el cuello. Trago saliba. Fruncio el ceño y no dudo en posar su mano en la espada de plata de su espalda.- La niña que te acompañaba...donde esta mujer? -le dijo con la voz ronca de nerviosismo. El presentimiento de entonces volvio a recorrer todo su cuerpo. Debia apartar a esa mujer del medio, pero sin matarla, no le intersaba mancharse de sangre "inocente". Sintio una gota de sangre caer por su cuello. Si, debia quitarla del medio, enseguida.
Fijo su mirada en ella y espero algun movimiento, con los 5 sentidos puestos en ella.

La noche era fría y muy oscura. Las decisiones que rápidamente había tomado Risk era todo lo que había en su mente. Lunargenta había quedado atrás y ahora estaba en otras tierras. Había escuchado hablar sobre el oeste, un lugar oscuro y tétrico donde ocurrían cosas terribles. Cuando Risk tuvo los recursos suficientes para embarcarse en una travesía para llegar a esas tierras no dudo en tomar la decisión. Poco después de subir a borde del “Remero Fugaz”, barco pequeño de mercaderes, fue abandonado en playas desconocidas mientras dormía. Ahora caminaba entre la oscuridad, sintiendo la gélida brisa del aire en sus pulmones, su respiración era rápida y sus fuerzas comenzaba a abandonarlo. Para su buena suerte, tras caminar dos días sin rumbo, las luces de un pueblo cercano, generaron en el muchacho una sensación de alivio. Encapuchado y sucio entro en el pueblo de noche. En las sigilosa oscuridad de la noche, supuso que nadie había notado su presencia y con calma camino a la taberna más cercana. Comió pan, carne fría de la mañana, un trozo de queso y dos jarras de vino. Saciada su hambre, se sintió algo incómodo. Buscando con la mirada alguna cosa fuera de lugar. El ambiente estaba cargado, los hombres callados y con una tétrica mirada en sus ojos. La puerta se abrió y lo que distinguió como una figura encapuchada salió de la taberna. Risk desde niño había aprendido en las calles a diferenciar lo que robaba, las cosas podridas y las cosas buenas, su olfato era bastante bueno. Cuando la figura encapuchada salió, el aroma singular que olio Risk le sugirió muchas cosas.
“Sangre, pero que demonios” – Había llegado a la conclusión de que aquella figura no era tan alta para ser un hombre – “Un niño tal vez” – pensó mientras pensaba en la decisión que debía tomar. Risk tuvo un mal presentimiento de aquella noche y luego de un momento decidió salir de la taberna.

Miro a ambos lados de la calle, vio una sombra extraña moverse no muy lejos de él y la siguió con cautela. Sin dudarlo y con la agilidad que había aprendido en las calles, trepo por las salientes de un muro y siguió a aquella sombra extraña. Pronto notó que había otra sombra más delante de la que seguía. “Maldición, que rayos pasa en este lugar”, pensó mientras se movía entre los techos de las casas, siguiendo a aquellas personas. De pronto en una calle, aparecieron dos más. Risk se agacho para no ser visto y vio que había tres mujeres debajo de él, un poco más halla, vio como un hombre se escondía entre unas cajas.

Lo que siguió paso muy rápido. El hombre le disparo una flecha a una de las mujeres. Una de ellas parecía una niña y las otras dos mayores. Cuando eso sucedió, Risk descendió a una calle justo detrás de donde estaban aquellas mujeres. La mujer mayor que no había sido abatida, tenía al hombre arrinconado con una daga en el cuello. La que parecía ser una niña se había quedado de pie mirando el cadáver inerte de la mujer que tenía a sus pies. Risk hasta a las espaldas de todos y sin dudarlo, se acercó rápidamente a lado de la niña.

-He, tú que ha… - Risk la miró levemente .No era una niña del todo, “una adolescente tal vez”, pensó mientras, se agachaba para ver a la mujer muerta. Algo no andaba bien, la sensación de inquietud no se iba, peor se había vuelto más fuerte al estar en ese lugar y Risk sabía que esta situación solo le traerían una conclusión inesperada.

Se había quedado en la misma posición, asintiendo a su pregunta. Al ver lo que hizo con la ballesta, se sorprendió tanto que dio un salto atrás. Recordó a aquella mujer de Lunargenta, Melwyn se llamaba, que invocó una bola de fuego.
- No he fallado mujer....tu no eras mi contrato...y si lo fueras....ya estarias muerta.
Wondie frunció el ceño.
- No me subestimes. No soy nada fácil de matar. Además, te mataría yo antes de que lograses tocarme un pelo- dijo con altivez.

Unos segundos de silencio por parte de ambos hicieron que pudieran oír otros ruidos cercanos.
- La niña que te acompañaba...donde esta mujer?
- Soy Wondie. Y en cuanto a ella, la dejé al otro lado de esta casa...
Volvió a escuchar esos ruidos, con lo que se inclinó a un lado y pudo ver cómo la chica estaba bebiendo de la mujer muerta.
- ¿Pero qué demonios hace?- al momento, recordó las palabras de aquel hombre al que vendió la capa en Lunargenta. "Los vampiros existen", dijo. No se lo terminó de creer pero no se lo dijo por estar de cara al público.

Con paso rápido y firme se dirigió hacia ella. En el mismo momento se había acercado otro chico, quien estaba tan estupefacto como ella.
- ¡Eh, para! ¿Es que no tienes respeto por los muertos?

- ¡Eh, para! ¿Es que no tienes respeto por los muertos?-Parar, era algo que quería pero no podía, simplemente no pudo parar hasta después de un tiempo. Se levanto limpiándose el rostro con la manga y saboreando la sangre que le quedaba en los labios. La sangre de esa mujer no había estado nada mal a pesar de estar muerta. Miro a todos y en especial al hombre que había llegado el cual se quedo observándola. ¿Tendrían miedo de ella? se pregunto.

-Lo lamento... -dijo, no quería que nadie se asustase mas porque necesitaba aprender de ellos, no había sentido hambre, pero la sangre derramada había sido demasiado tentadora y no pudo resistirse a su olor. Miro a la mujer muerta, tenía una flecha en el corazón y la mirada perdida, era la segunda vez que se alimentaba así y sintió deseos de llorar, no tanto como la primera vez claro esta, aquella primera vez su victima habló mucho.

-¿Quien era ella?- pregunto dirigiéndose al hombre de la ballesta, pues el la había matado -¿Quien eres tu?¿Por qué la mataste?- preguntó, hacia todas esas preguntas para no sentirse culpable, para evitar llorar por las cosas que hacia. Aun era frágil,aun no era mala del todo, pero quería serlo, quería ser fuerte por sobre todas las cosas.

Wallace, que habia seguido a la mujer de quedo parado mirando a la muchacha y luego al joven. Las preguntas de la chica lo hicieron sonreir levemente pero el hechi de que ella fuera posiblemente una vampira hizo que Wallace retrocediera lentamente. La presencia de un vamp. lo ponia nervioso y mas siendo una muchacha tan joven y hermosa.
- Mujer...esta vampira va contigo?...-le pregunto mirando al muchacho. Parecia igual de confuso que ella. Debia irse de alli cuanto antes. Miro a la fulana muerta e ignorando a los demas cogio su mano inerte y llena de sangrr y con ella sello el contrato. Bien, penso. Uno menos. Faltaba poco para poder comprar un caballo. Se levanto y los miro, a los tres.
-Mis asuntos aqui han acabado...vampira...si nuestros caminos se vuelven a cruzar...seras mi nueva pieza.... - le amenazó. A continuacion se puso bien su capa oscura y se retiro la capucha, dejandose ver al completo. Sus ojos verdes brillaban a la luz de la noche. Miro con desden a la mujer y se coloco bn las espadas.
- Recomiendo irse de aqui antes de llameis la atencion...hasta nunca.- dijo dandoles la esplada caminando hacia las callejuelas. No podia quedarse. No debia hablar con ellos o trabar algun lazo. No debia. No podia.No.

La situación se había vuelto rápidamente muy extraña y oscura. La joven que estaba al lado de Risk se había puesto de rodillas y había mordido a la mujer sin vida. Un escalofrió muy intenso sintió Risk por todo el cuerpo cuando vio los colmillos de aquellas joven pero no era por el hecho de lo que era, era por el hecho de que la parecía interesante el haber conocido a una vampiro tan joven en circunstancias tan extrañas.  Al escuchar que la mujer que había visto momentos antes con la daga del asesino le decía:

- ¡Eh, para! ¿Es que no tienes respeto por los muertos?

Escucho el lamento de la joven vampiro y luego sus preguntas al asesino que había ocasionado todo. Risk se puso en pie, con su mano derecha en el mango de la katana izquierda y apunto de llevar su mano izquierda al de la otra para atacar sin dudar, detuvo su frenético instinto de supervivencia al pensar en aquella joven vampiro. Era hermosa pero sabía que los vampiros se alimentaban de la sangre de los hombres, así que tendría que tener cuidado.

El asesino dijo algunas cosas que les sonaron conocidas a Risk. “Un caza recompensas igual que yo”, pensó mientras daba un paso al frente. Sin darse cuenta Risk estaba delante de la joven vampiro, se sentía incómodo, avergonzado y algo asustado por todo lo que había pasado. La reacción que tuvo no fue natural de él. Algo dentro de sí le decía que esa mujer vampiro necesitaba su ayuda y aunque la lógica le decía que era demasiado peligroso, Risk no entendía que estaba haciendo.

Vio como el hombre les dio la espalda para irse. Ese hombre tenía una mirada muy parecida a la de Risk pero no tan profunda y fría. Risk miro a las dos mujeres que estaban frente a él y como era de costumbre no sabía que decirles pero su mirada estaba fija en los ojos de la joven vampira.

- Mujer...esta vampira va contigo?
- ¿Eres sordo? Te dije que me llamo Wondie. Y... algo así. Cosas mías- agregó ante su mirada.
Vio como el hombre se acercó a examinar el cadáver.
-Mis asuntos aqui han acabado...vampira...si nuestros caminos se vuelven a cruzar...seras mi nueva pieza....

Cuando se colocó bien sus armas y capa le lanzó a Wondie una mirada de desdén, la cual la enfadó pero no lo demostró.
- Recomiendo irse de aqui antes de llameis la atencion...hasta nunca.
Se dio la vuelta, y la joven no pudo evitar la daga hacia el poste de madera de la casa que tenía al lado del chico con poderes. Al llamar su atención y que ambos se mirasen, Wondie puso la suya desafiante mientras se acercaba.
- No la vas a tocar, ni siquiera volverás a pensar en ella. ¿Queda claro?- dijo mientras recuperaba su arma.

Aún no sabía por qué la ayudaba, esa no era su pelea. Tal vez porque la veía perdida, como una vez lo estuvo ella, años atrás. Como estaba cerca del chico, con la mano libre le robó la bolsa de dinero sin que se diera cuenta y rápidamente lo escondió. Vio al hombre alejarse sin haberse inmutado.
- Como has dicho antes, hasta nunca- dijo seca.

Ya con ese hombre lejos, Wondie se giró hacia la vampira y el otro hombre.
- El chico raro tiene razón, debemos irnos de aqui. Yo vuelvo a la posada, ¿alguien me acompaña? Invito a una cerveza- mostró la bolsa y la tiró al aire para que luego volviera a caer en su mano-. Él paga- agregó con una sonrisa de satisfacción.

Se giró también y echó a andar por otra calle distinta a la del brujo, volviendo a la posada.

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Offrol: Cualquier cosa que deba cambiar me decís.

El asesino marchó no sin antes amenazarla y dejarla con todas las preguntas sin contestar. La acción de la chica le impresiono, y lo que le dijo a el más aun, ¿Por qué lo habrá hecho?, nadie nunca se había preocupado por su protección. Aquello se había sentido raro, muy raro. Un joven nuevo se había agregado a ellos y no dejaba de mirarla, pero su mirada no parecía del todo miedo. “¿Es que ya nadie le teme a los vampiros?” pensaba. Le sonrió a aquel joven y siguió a la chica que invitaba las cervezas.

Llegaron a la taberna y se sentaron en una mesa alejada de todos. Pidieron cervezas pero era algo que Alessa ya no bebía, además de que se sentía bastante llena. ¿Cuándo demonios aprendería a parar?, era una de las preguntas que la atormentaban, deseaba aprender a controlarse. Pero al menos allí estaba, a punto de aprender cosas de una humana asesina, con otro humano al que desconocía totalmente y que la hacía poner nerviosa.

Intento buscar conversación y se percató de que no sabía sus nombres así que comenzó por presentarse. –Mi nombre es Alessa y… ya saben en lo que me han convertido, pero no les atacare- dijo. Después de lo que había hecho la joven asesina de protegerla, y después de que aquel joven le viese alimentarse de una mujer sentía que debía portarse bien con ellos, pues ellos la trataban bien.

Wallace se alejaba de ellos cuando se quedo quieto. Pensaba en lo que acababa de pasar. En la mujer extraña, la vampira y el muchacho. Un grupo un tanto peculiar. Se froto el costado, donde tenia una herida reciente. Chasqueo la lengua y siguio su camino.
De golpe se sentia ligero. Demasiado. Palpo sus bolsillos y su bandana.
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Spoiler:

No lo tenia. La bolsa del dinero no estaba. Su dinero. Meses de trabajo y capturas. Planes, sueños, caballos. Wallace abrio mucho los ojos. Una simple mujer le habia robado. No se lo podia creer.
Dio media vuelta, y con la sangre hierviendo literalmente siguio al grupo que no se habia alejado mucho. Se quedo parado, viendo como entraban en la posada. Entró entre la muchedumbre y se sento en una mesa olvidada, mirandoles, mirandola a ella, fijamente. Saco su pipa de nogal, la cargo y la encendio. Debia esperar.

Vio como hablaban. Como la mujer intentaba trabar conversaciñon. La vampira parecia colaborar mientras que el muchacho las escuchaba. Se sorprendio al estar sumido en la conversación de ellos. Que veian? Que sentian al estar reunidos, al no estar solos. Wallace cerro un momento los ojos y penso en todo lo que le habia pasado en el bosque. Acaricio su costado, donde la herida. Se sentia extraño. Por primera vez, la soledad le estaba importando.

Se levanto de golpe y le cogio la jarra a n borracho que ya no la necesitaria y la planto de golpe en la mesa del trio. Se sento y cogio la mano de la mujer. Dejo que el hormigueo ardiente pasara de su piel a la de ella, muy lentamente.
-A los ladrones se les cortan las manos....-le susurro mientras le apretaba los dedos, aumentando la temperatura de su samgre, dandole mas calor a ella.- Quizas yo deba quemartelas, eh?...-le dijo bebiendo de la jarra, sin dejar de mirarla.- Esto va asi..tu me das mi dinero...yo no te quemo.-le dijo amenazador mientras la acercaba a el.- No me importara cubrir las paredes de esta taberna con tu sangre mujer...-no le gustaba que le quitaran las cosas. Y menos su dinero.
Aflojo un poco su mano. La herida del costado le dolia. Se abriria mas si se movia asi.

La noche estaba calmada ahora Risk estaba con aquellas mujeres. La taberna estaba llena de gente y a nadie parecía importarle el hecho de los tres estuviéramos hablando muy tranquilos.  Risk había decidido seguir a las mujeres y en especial a la joven vampira por que sin duda alguna le interesaba de una forma extraña. Miro a su alrededor para asegurarse de que ningún curioso estuviera tramando algo contra sus acompañantes. La cerveza estaba espumosa y tibia. Risk bebió un poco al mismo tiempo que escuchaba a la vampiro decir:

Mi nombre es Alessa y… ya saben en lo que me han convertido, pero no les atacare

La vampira tenía una voz suave y dulce. Risk la oyó y sintió una extraña sensación de bochorno. No solía estar acompañado de nadie y menos de mujeres, ya que era muy desconfiado de todas las personas. No sabía que decir, o cómo comportarse, solo sabía que debía decir su nombre.

En el preciso momento que iba a hablar, una jarra de cerveza se estampo contra la mesa y junto con ella, estaba el hombre que hace un rato  había causado un gran alboroto entre ellos cuatro. Tomo la mano de la mujer que le había robado su dinero. Una sensación de alerta pasó por todo el cuerpo de Risk. Sus manos se deslizaron el aire en un movimiento reflejo y ya tenía sujetas la empuñadura de sus espadas. Estaba listo para ponerse de pie mientras miraba fijamente al hombre sin quitarle la vista de encima.

-Suelta, o esta noche tu dinero no será lo único que pierdas – dijo en tonó no amenazador pero si lo suficientemente serio para generar en el hombre alguna respuesta

Habían llegado a la taberna sin incidentes, y tanto el chico como Wondie se pidieron una jarra para cada uno. Había algo de alboroto, por lo cual podían hablar sin miedo de lo que quisieran y no necesariamente a gritos, puesto que el barullo no era tan fuerte para llegar a tal extremo.
- Mi nombre es Alessa y… ya saben en lo que me han convertido, pero no les atacare.
- Vaya, es todo un alivio. Yo soy Wondie, y me dedico a ir por las ciudades buscando información- bebió un trago antes de seguir hablando-. Por casualidad, ¿no conoceréis a John Forest? Necesito encontrarle para...

¡BUM!
El sonido de la jarra golpeando con fuerza la interrumpió y sobresaltó. Escuchó una voz muy cerca de su oído:
- A los ladrones se les cortan las manos... Quizas yo deba quemartelas, eh?....
Wondie apretó los dientes, sintiendo cada vez más calor proveniente de la mano y le miró furiosa.
- Y a los matones se les cuelga, bastardo- dijo tratando de zafarse.
- Esto va asi..tu me das mi dinero...yo no te quemo.
- Yo no tengo tu estúpido dinero.
- Suelta, o esta noche tu dinero no será lo único que pierdas- dijo el hombre que las había acompañado.

La joven hizo un gesto con la mano que tenía libre para decir que se calmara.
- Aunque no tengo por qué demostrar nada, aún así lo haré.
Se ladeó hacia el brujo para alcanzar la bolsa del lado contrario, dándole una suave patada a Alessa. Gracias a la capa y a su propio cuerpo, no pudo ver el juego de manos que hizo y acercó la bolsa a la vampira rápidamente y, como tenía la cara del brujo justo detrás de la suya, pudo aprovechar para mover los labios y decir a Alessa "Espera". Siempre se le habían dado bien los juegos de manos, y esta vez no iba a ser diferente. Seguido de esto metió la mano en su propia bolsa y sacó lo que tenía en ella: 5 aeros. Lo puso sobre la mesa mientras ella volvía a incorporarse.

Alzó la mano que tenía cogida.
- ¿Te importa? La necesito para buscar en mi otra bolsa.
Cuando sintió que aflojó la mano, ella hizo un movimiento brusco para soltarse.
- Sólo por tocarme te hubiera cosido a puñaladas. Agradece que estemos en un lugar lleno de gente.

Con la mano que había tenido aprisionada se dispuso a sacar las monedas que allí tenía mientras la otra estaba apoyada sobre el banco ligeramente hacia atrás. En lo que iba sacando las monedas, aprovechó para sacudir la mano, dando a entender que podía esconderla. Terminó de sacar las monedas, un total de 20 aeros.
- Esto es todo lo que tengo, veinticinco aeros. No me digas que fue esa cantidad exacta la que se te perdió, y ahora me acusas a mí de robarte- dijo mientras volvía a guardar el dinero en su sitio.

Wondie le miró con desprecio.
- Ahora largo. Me das asco.
Se dirigió a sus dos acompañantes, ignorando a su agresor.
- Como os decía, necesito encontrarle para devolverle su espada. Cualquier información me sería útil.

La chica asesina se presento como Wondie, era un nombre bastante extraño la verdad. Al parecer buscaba pistas sobre alguien llamado Jhon Forest. Y justo cuando iba a saber el nombre del otro chico y el por qué Wondie buscaba a ese hombre… llega el brujo. Colocando una jarra de cerveza y amenazando a Wondie por haberle robado el dinero. El chico le amenazo aunque ni falta que hiciera ya que la mujer se defendía bastante bien sola.

Ella accedió a demostrarle que no había tomado nada y le paso el dinero a Alessa por debajo de la mesa. Alessa no aprobaba esas cosas, pero el brujo la había amenazado, y eso no se lo podía permitir. Tal vez la vieja Alessa si, pero no la nueva.

El ser vampiresa le daba agilidad en muchas cosas así que silenciosamente guardo el dinero entre su ropa. –Deja ya de amenazar insolente, mejor siéntate a tomar algo, o vete si así lo deseas, pero no armes lio aquí.- Se sorprendió a sí misma de su forma de hablar. Nunca había hablado de esa manera a nadie. Wondie ignoró al brujo y Alessa hizo lo mismo, al parecer debía devolverle la espada a alguien pero antes de continuar Alessa interrumpió y dirigiéndose al chico le preguntó. -¿Cuál es tu nombre?

Escucho cada maldita palabra de la mujer sin ninguna expresion. Se pensaba que era un imbecil de pueblo. Alguien que jamas habia estado con ladrones. Wallace rio para si. Las palabras de la vampira lo irritaron. Clavo sus ojos verdes y estiro sus pupilas, clavandole la mirada cual estaca. El muchacho lo amenazo pero lo ignoro. No merecia el esfuerzo hablar con ellos. Pronto vendrua su cliente. Wallace se levanto y se puso la capucha.

- Pasad una buena noche...-susurro con una sonrisa malvada e ironica. Paso la mano por la mesa, dejando marcas de quemadura. El mango de la jarra estaba fundido.
En la taberna entro un hombre bajito rechoncho y con hedor a cerveza.

-Rojo! - le grito a Wallace. El, al verle asintio y se fue con a la mesa de al lado.- siento haber tardado...se ha muerti el padre de un amigo, Jacob, el hijo del Loco, ese que fue escudero.- le dijo escupiendo de esa boca mugrienta.- aaah me contaron que su padre le pevo una buena paliza cuando su señor despidio a su hijo. Un tal Forest, otro chalado militarista jajajaja - Wallace ladeo la cabeza y entrecerro los ojos. Forest? donde lo habia oido? En fin, penso, que se calle y me pague.
La taberna estaba llenandose de gente. No podia evitar sentir curiosidad por lo que estarian hablando el grupo de aventureros.
Un pensamiento oscuro se le paso por la cabeza. Quizas deberias matarlos, Wallace, te han insultado, te han subestimado....
Wallace frunció el ceño y nego lentamente. Debia controlar esos pensamientos. Miro al hombre fijamente, y sin darse cuenta puso una expresión tetrica y mortal.

- Esta muerta...- dijo en un susurri. El hombre se quedo quieto, tragando saliba, y solto una carcajada ronca. Dejo en la mesa una bolsda de cuero de cochinillo. Bastante grande. Wallace  la cogio y la guardo.
-Aaah dime Wallace, estas soltero? no te enamores nunca pq tendras que matarla tu JAJAJAJA -queria matarlo. Cortarle la lengua y que se la comiefa. Apreto los dedos en la mesa, quemandola lentamente. Seria una noche muuy larga.

Risk se tranquilizo luego de ver que el brujo se alejo de la mesa. Era un hombre impulsivo y bastante grotesco para ser un brujo, lo cual le parecía algo no normal para Risk. Recordó que no mucho tiempo atrás le encargaron asesinar a un brujo que residía en las montañas. El chico como siempre analizaba la situación antes de aceptar cualquier trabajo así que fue a investigar a su posible objetivo. No encontró más que un viejo tranquilo, que vivía solo y que ya no ejercía mucho la magia sino que a veces le gustaba gastarle bromas a los ciudadanos desprevenidos que se atrevía a pasar por los alrededores de su casa.

"La naturaleza no sabe a quien le da poder" , pensó mientras miraba como aquel brujo se encontraba con otro hombre y juntos se sentaban a charlar en otra mesa. La taberna comenzaba estar más concurrida de personas y se oían en algunos momentos, sonrisas y carcajadas.

Risk escuchó que la joven vampiro le pregunto su nombre

-Risk - dijo mirando a la mesa

Se notaba que el humano estaba algo nervioso por estar entre aquellas dos mujeres, así que no sabia como actuar frente a ellas o que decirles. Risk veía como algunas mujeres bajaban por las escaleras de la taberna. Cada cierto tiempo algunas de esas mujeres, subían con algún acompañante y luego regresaban solas, una situación que comenzó a inquietar su mente.

Wondie supo que no tendría respuestas de sus dos acompañantes, así que suspiró. Durante su viaje sólo había obtenido nada, y eso la irritaba. Escuchó su apellido y rápidamente miró a su alrededor por si la habían reconocido. Se relajó en cuanto supo que no era así, pero buscó con la mirada quién había pronunciado el apellido. Vio a un hombre que estaba con el brujo, y la joven bufó. "Bendita suerte la mía", pensó con ironía.

Esperó pacientemente a que se separaran y fue detrás del hombre hasta salir de la taberna.
- ¡Espera!
- ¿Qué quieres, niña? Este no es lugar para ti, demasiado peligro.
- Sé cuidarme sola, gracias. Quería preguntarte si has sido tú quien habló de Forest en la taberna.
- Así es. ¿Quién lo busca?
- Wondie. Tengo un encargo para él, pero lleva años desaparecido- le mostró la espada, desenvainando un trozo-. Tengo que devolvérsela.
- Siento decepcionarte, pero no sé dónde estará. Es una vieja gloria que se esfumó en el aire en cuanto le hirieron en combate. Escuché rumores de que se había establecido por Lunargenta, pero no sé si será cierto.

La joven apretó los dientes y puso cara de frustración, guardando la espada en su lugar.
- Gracias de todas formas. No le entretengo más.
No esperó respuesta y volvió a entrar a la taberna. El cambio de temperatura hizo que Wondie sintiese el cansancio en su cuerpo. Volvió hacia sus acompañantes.
- Me encantaría seguir charlando, pero estoy agotada- se acercó a Alessa para susurrar-. Usa el dinero del brujo para pedir un par de habitaciones para vosotros, pero no saques la bolsa. Aún anda merodeando por aquí y seguro que la reconoce.
Fue escaleras arriba, hacia su habitación. Se apoyó unos instantes en el marco de la puerta, notando el cansancio por cargar más una pierna. Le echaría un vistazo a la herida antes de dormir.

Y así hizo una vez dentro de su habitación. Puso la espada colgando de un extremo de la cama, se quitó el zurrón y lo dejo al lado de la misma, se desabrochó la capa, dejándola a un lado. Seguido se descalzó y se bajó el pantalón lo justo para ver cómo había cicatrizado. Supuso que ya no podría abrirse la herida, por lo que cogió la daga de su manga y comenzó a cortar con cuidado los hilos cosidos a su piel, soltando maldiciones al darle cierto repelús esa sensación y vista.

El brujo inteligentemente no dijo nada sobre el comentario de Alessa. El chico también le ignoro y procedió a presentarse, se llamaba Risk. Alessa no era una experta en las personas pero al chico se le veía nervioso. ¿Tal vez pensaba que ella le mordería? La chica se levanto de la mesa para hablar con alguien y se hizo el silencio, Alessa no sabía que decir.

Wondie volvió minutos después anunciando que estaba cansada y dejándole las monedas para que alquilaran un par de habitaciones antes de desaparecer. Alessa haría justamente eso pues deseaba verla pronto, pero no eran sus horas de dormir. Sus horas de dormir eran durante el dia, cuando todas las personas hacían cosas. La noche aún era joven para Alessa quien se marchaba al alba, pero no tenía ni la menor idea de que mas hacer aquella noche.

El silencio flotaba en el aire y Alessa decidió romperlo. -No seas así, hoy ya he comido, no te morderé- le dijo a Risk. –Wondie nos ha dejado dinero… ¿Alquilamos un par de habitaciones?- le dijo con una sonrisa tan amplia que sus colmillos afilados quedaban a la vista. Pensaba ir con el humano a alquilar las habitaciones y buscar algo divertido que hacer hasta el alba, con suerte conociera nuevas personas, aunque era muy tímida a la hora de conocer a otros vampiros ya que aunque era una, su odio hacia ellos no dejaba de sentirse.

Al acabar de hablar con el hombre, Wallace medito sobre sus palabras. Enamorarse. Sonrio levemente y acaricio las marcas de los colmillos de la vampira que no abandonaba su mente. Su atencion se centro en la mujer, que salio detras del hombre. Alli pasaba algo. Salio de la taberna, subiendo a los tejados y los siguio. Escucho toda la conversacion y cuando ella se fue salto del tejaxo delante del hombre que se asusto.

- Joder Rojo! deja de asustarm...-no pudo acabar la frase pues Wallace lo empujo a un callejon.- eh eh no le he dicho nada...-tartamudeo al ver esos ojos afilados de nuevo. Wallace fruncio en ceño levemente, tansolo un poco y el hombre se cago encima.-eh...e-ella busca al tal Forest...pero el viejo, el padre del escudero no querra saber nada de nadie relacionado...-Wallace se acerco mas a el, quemandole el cuello muy lentamente. El hombre gimio de miedo-Vale Vale! En un pueblo cerca de las ruinas de los Baldios! dicen que se ha vuelto loco! - se meaba de miedo. Wallace lo solto y lo miro con desprecio. Perfecto.

Corrio hacia la taberna y escalo la fachada, espiando por las ventanas hasta llegar a la habotacion de la mujer. Entro y se quedo en la ventana, como un  halcon, esperando. Cuando ella termino de sanarse y lo vio pego un grito y le tiro lo que tenia en mano, el orinal, un candelabro y mas. Wallace esquivo y desenvaino su espada, directamente a su cuello. Se quito la capa sin importar que se vieran las marcas de colmillos. Su cara llena de cicatrices reflejaba seriedad y satisfaccion.

- Mujer, te perdono lo del dinero, pues tengo informacion sobre Forest.

Risk miro a la vampira luego de oír lo que dijo.   Su figura era la de una joven dulce e inocente pero el humano sabía muy bien que en cualquier momento la bestia que llevaba dentro se liberaría y lo atacaría. Había oído historia de vampiros y hasta ese día no había visto a ninguno pero aquella joven no parecía ser un vampiro del todo.  Risk movió la cabeza de arriba abajo, asintiendo a la pregunta de Alessa. Estaba algo cansado y por todo lo que había pasado. Miro a su alrededor y noto que el brujo se había ido.
 
“Ha donde se habrá ido, no creo que esté planeando algo malo “pensó mientras se ponía de pie esperando que la vampira lo siguiera hacia las habitaciones de arriba.
 
-Creo que sería mejor que ambos estemos solos en una habitación, podría vigilarte y protegerte al mismo tiempo, no pienses mal , no te haré nada malo, aunque preferiría estar a tu lado por si se te ocurre salir de noche a comer – le dijo en voz baja para que solamente la vampira lo escuchara.

Risk sabía que si entraba en una habitación solo con la vampiro, el riesgo de que lo mordiera aumentaría pero así mismo, no quería que el brujo que había visto antes le hiciera algo malo a la joven.