Dulce obsesión (Mastreado) [Sakun + Keyan] FINALIZADO

Todo se salió exageradamente de control y lo peor es que aún no podía hacer nada... Habían partes de mi cuerpo que aún seguían inmóviles... No podía detener nada, sin poder levantarme era lo mismo... No tenía voz ni voto, ni siquiera podía alejarlos o unirme a la lucha... Nada de eso, solo me dedicaba a ver lo que estaba a punto de suceder... El tipo le había pedido amablemente a Gilda que me soltase... Simplemente sonreí levemente esperando a que ella aceptara, debía entender que todo estaba en su contra... Al fin podría salir de aquel cárcel que tanto me molestaba. En verdad ese tipo parecía bastante bueno, como un apoyo para mi... En verdad el dragón de fuego me tuvo en cuenta... Trajo al muchacho para salvarme de esa chica que quería tenerme amarrado literalmente a una cama.

Traté de usar mis brazos para levantarme, casi saliendo de la cama, impulsándome con fuerza. Gilda se enfureció y guardó su cuchillo para luego salir de la habitación... Pensé que se iría del lugar, así que me tiré al suelo y comencé a rodar con lentitud, hasta la puerta. -Vamos... Creo que se rindió...-Hablé mientras con mucho esfuerzo, trataba de rodar por el suelo, usando la fuerza de mis músculos pero de repente y sin previo aviso, la mujer apareció con su arco, él mismo que usó para matar a esa mujer serpiente. Me quedé atónito y miré al hombre. -¡DIOS!, Esquiva, es muy buena con eso...-Le avisé, tratando de pegarme contra una pared y respirando agitado dado que estaba bastante cansado.

Vi que el tipo alcanzó a detener el ataque y le rompió el arma a ella, dejándola si nada qué hacer... Yo apenas me traté de agarrar de un mueble, tratando de sentarme o mantener el equilibrio... Al menos no la había asesinado fue lo que me tranquilizó bastante. La embistió, eso fue muy bueno, no merecía la muerte la mujer aunque me haya tenido prisionero de su raro e incierto amor. -Uffff... Estuvo cerca...-Traté de buscar con la mirada la puerta, aún las piernas no me reaccionaban así que me tocaba rodar en el suelo o escurrirme como una babosa o serpiente.

Gilda, furiosa y sorprendida, se agarró de su brazo sangrante a la vez que trataba de percatarse de qué había pasado. Pero antes de que pudiese orientarse de nuevo el desconocido al que había llevado imprudentemente a su cabaña la embistió haciéndola caer al suelo inconsciente.

Nadie sabría qué le depararía el mañana a la pobre mujer al despertar, si es que despertaba para empezar, pero esta era la oportunidad que ambos viajeros habían estado esperando. Si registraban las ropas de la mujer aún encontrarían en su bolsillo dos setas paralizantes, las cuales el guerrero dragón identificaría de inmediato. En la cocina aún encontrarían la gran hoya con caldo al fuego y la ropa y pertenencias del dragón bien ordenadas encima de un gran baúl de madera desgastada.

Si querían escapar, aquel era el momento.

A continuación deberéis de narrar vuestro último post cada uno. En este tendréis que decir qué haréis con las setas, está a vustra elección, y qué haréis con la mujer si decidís hacer cualquier cosa. ¡Felicidades por haber terminado el rol!

También os aconsejaría abrir un nuevo rol en el cual salís oficialmente del pantano. En dicho rol, Sakun, habrás recuperad ya la movilidad en todo tu cuerpo. Sin embargo, la herida de Keyan habrá empeorado, por lo que debería de ser curado cuanto antes, pues podría correr el riesgo de necesitar una amputación. Estaré al tanto y si veo que no hay progresos médicos con esa pierna volveré a aparecer.

Keyan: Respecto a las acciones de Gilda; no te di la posibilidad de detenerla porque tu mismo le dijiste que se apartase, pero gracias a ello surgió un post interesante, por lo cual te felicito. Fue ingenioso el colocarse tras la puerta y la forma en la que lo narraste me gustó mucho.

Sakun: Después de varias semanas de cautiverio te devuelvo tu libertad, ¡felicidades!

Me quedé mirando aquella escena. Vi que el tipo la había embestido con bastante fuerza... Él estaba demasiado herido, quizá por eso también había venido al hogar, quizá para terminar de la misma manera pero... Lo bueno de aquel hombre era que no era tan confiado como yo... Es más, radiaba fuerza, poder e incluso seguridad. La pobre Gilda adquirió una herida en su brazo, haciéndome dar un poco de pesar con ella... Dado que quizá... No sé... La chica ha tenido bastante problemas amorosos o alguna enfermedad. Me acomodé bien en aquella silla y traté de calmar mi respiración, cerrando los ojos y llegando a meditar un poco. Cuando volví a abrir los ojos, noté que la chica había sido noqueada. Me quedé atónito y miré al hombre que estaba en el suelo junto a ella... Una gota de sudor pasó por mi frente. -Oye... ¿Estás bien?...-Dije para luego levantarme de mi silla y caminar hacia él, inclinándome y viendo que él se examinaba su herida... Si lo estaba, al menos parecía vivo. Pegué un suspiro de tranquilidad aunque algo no me parecía normal aquí...

Bajé mi cabeza y noté que estaba de pie... No me había dado cuenta de ello. Apenas sonreí exageradamente pegué un salto de alegría... Dios... Volví a sentir que mi sangre recorría mi cuerpo y mi alma había regresado. -¡Estupendo!, ¡GENIAAL!.-Grité con euforia, caminando por el pasillo y haciendo cuclillas por cada paso. Tomé un tiempo para hacer ejercicio y calentar mis músculos, dado que hace mucho que no los movía. Al principio sentí bastante dolor pero después ya comencé a sentirme mejor. Caminé ya tranquilo y serio hacia la cocina donde estaban mis pertenencias... Comencé a vestirme rápidamente, acomodando bien los atuendos en mi cuerpo.

Al final, noté mi espada... La acaricié por unos segundos hasta llegar al símbolo del dragón que llevaba en su empuñadura... Sonreí y pasé mis dedos por ella para luego tomarla, guardarla en su funda y colocarla en mi cintura... Como un buen espadachin. Caminé donde estaba el joven y lo miré fijamente. -Gracias... Me has salvado... No sé como compensarte lo que hiciste.-Dije, sacando mi estatua del dragón de fuego y comencé a rezar por el joven... Mi creencia tampoco se iba. Luego de esto, fui a donde se encontraba el cuerpo de la mujer y revisé su ropa... No soy un ladrón pero necesitaba algo... No sé, quizá unos Aeros pero me encontré con algunas cosas en su bolsillo... Las tomé, sacándolas de allí y al verlas, mi cuerpo se estremeció, quedé bastante atónito... Eran aquellas setas paralizantes... -Esto...-Me quedé examinándolas pero preferí primero salir de aquella casa. Al salir, vi el pantano... Respiré alegremente y caminé por allí, tratando de buscar la salida de aquel lugar. Detrás mío también estaba ese joven que me había salvado, iba conmigo.

Luego de dar varios pasos, giré mi cuerpo y para finalizar, le hice una pequeña promesa... -Hey... Dado que me salvaste... Te debo una. Así que si me necesitas para algún trabajo, estaré ahí, ayudándote.-Dije seriamente, jurando lo que pronunciaba.

Sakun, te llevas 2 setas paralizantes; está en tu decisión si deseas darle una a tu compañero, on-rol, por supuesto. Después de que lo hayáis decidido do olvidéis anunciarlas en el registro de objetos master.

No olvidéis pasaros por el Hospital de Lunargenta, o Keyan perderá su pierna. Creo que sería un buen agradecimiento que lo acompañaras Sakun.