Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
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Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El sol ya casi se ocultaba por completo, con lo que sus últimos y anaranjados rayos empezaban a desaparecer bajo las alargadas sombras de los árboles. La yegua avanzaba a buen paso, con lo que solo un rato después de haber emprendido la marcha encontraron el ancho sendero en que se habían encontrado. El río discurría a pocos metros del mismo, con lo que la mejor opción era seguirlo hacia el norte, teniendo siempre precaución por lo que pudiesen encontrarse.
No había rastro ya del dríope, que seguramente había desistido en su búsqueda y vuelto a adoptar su apariencia de tronco muerto en el interior del bosque. Aquello resultaba un alivio para ellos, que no tendrían que preocuparse porque volviese a perseguirlos. Cuando la noche cubriese con su manto el lugar sería muy complicado avanzar, tendrían que reducir la marcha y ser muy cuidadosos para no chocar con nada ni caer en posibles hoyos o zanjas.
Intentó echar un vistazo al mapa, a pesar de que el mismo era muy básico y no aportaba muchos datos, solo marcaba el río y algunos puntos concretos, entre los que estaban el lago central y la ciudad de Sacrestic. La elfa prefería no separarse demasiado del Tymer, así que decidió seguir el sendero hasta la parte oeste del lago, desde la cual solo tendrían que cruzar un pequeño tramo de bosque y bordear una laguna de menor tamaño. Dobló el mapa y lo guardó en el fardo que colgaba de la silla, tomó las riendas y con un leve movimiento de sus talones indicó a su montura que se pusiera al trote, Lluvia obedeció de inmediato.
Demian seguía sentado delante de ella, con lo que su pequeño cuerpo se veían rodeado por los brazos de la jinete. Prosiguieron a lo largo del sendero, avanzando por la parte del mismo más cercana al río como medida de precaución. Ninguno de los dos sabía qué tipo de salvajes criaturas podía haber en la espesura, que se hacía cada vez mayor a medida que se desplazaban al norte. Los árboles muertos dieron paso a otros vivos, altos y de pocas hojas, entre los que empezaba a extenderse la niebla.
Ante aquella visión supo que había acertado, cabalgar por medio del bosque con aquella neblina hubiese sido peligroso, podrían perderse con facilidad y convertirse en un blanco fácil para bandidos y vampiros de la zona. Eärwen observó en la lejanía lo que parecía ser una estructura de considerables dimensiones, que poco a poco fue tomando forma ante sus ojos, a medida que se acercaban.
Cuando la niebla que lo rodeaba empezó a desaparecer, ambos pudieron observar con detenimiento lo que parecía ser un castillo. La de cabellos negros detuvo a la yegua durante unos instantes, sopesando si sería adecuado acercarse más al lugar o no. Finalmente decidió rodearlo y evitar así un desafortunado encuentro con quienes viviesen allí, pues no era difícil adivinar quienes podrían hospedarse en una fortaleza como aquella, los vampiros más poderosos.
Espoleó a la blanca yegua y ésta volvió a tomar el ligero paso que había mantenido anteriormente, llevándolos directamente hacia la parte oeste del lago, en que les esperaba un inesperado encuentro. Las voces de los extraños aún estaban lejos, con lo que llegaron a los oídos de la elfa como si fueran murmullos, pero fue suficiente para que se pusiera en guardia. Guió a Lluvia hacia la línea de árboles que formaba el lindero del bosque y avanzó con más lentitud, hasta que las figuras de los hombres fueron visibles.
Eran cuatro o cinco y tenían un barco, uno más grande que los que solían llevar pasajeros. Un par de ellos peleaban, se gritaban y se empujaban por el contenido de un pequeño cofre que descansaba sobre la orilla, mientras el resto se ocupaba de asegurar la embarcación. - Piratas… - musitó con voz temblorosa, su cuerpo se tensó de inmediato, como si hubiese quedado petrificada. Por un momento el paso del tiempo dejó de importar, volvía a sentirse como la pequeña e inocente niña que había sido cuando intentaron raptarla en la playa de los ancestros.
No había rastro ya del dríope, que seguramente había desistido en su búsqueda y vuelto a adoptar su apariencia de tronco muerto en el interior del bosque. Aquello resultaba un alivio para ellos, que no tendrían que preocuparse porque volviese a perseguirlos. Cuando la noche cubriese con su manto el lugar sería muy complicado avanzar, tendrían que reducir la marcha y ser muy cuidadosos para no chocar con nada ni caer en posibles hoyos o zanjas.
Intentó echar un vistazo al mapa, a pesar de que el mismo era muy básico y no aportaba muchos datos, solo marcaba el río y algunos puntos concretos, entre los que estaban el lago central y la ciudad de Sacrestic. La elfa prefería no separarse demasiado del Tymer, así que decidió seguir el sendero hasta la parte oeste del lago, desde la cual solo tendrían que cruzar un pequeño tramo de bosque y bordear una laguna de menor tamaño. Dobló el mapa y lo guardó en el fardo que colgaba de la silla, tomó las riendas y con un leve movimiento de sus talones indicó a su montura que se pusiera al trote, Lluvia obedeció de inmediato.
Demian seguía sentado delante de ella, con lo que su pequeño cuerpo se veían rodeado por los brazos de la jinete. Prosiguieron a lo largo del sendero, avanzando por la parte del mismo más cercana al río como medida de precaución. Ninguno de los dos sabía qué tipo de salvajes criaturas podía haber en la espesura, que se hacía cada vez mayor a medida que se desplazaban al norte. Los árboles muertos dieron paso a otros vivos, altos y de pocas hojas, entre los que empezaba a extenderse la niebla.
Ante aquella visión supo que había acertado, cabalgar por medio del bosque con aquella neblina hubiese sido peligroso, podrían perderse con facilidad y convertirse en un blanco fácil para bandidos y vampiros de la zona. Eärwen observó en la lejanía lo que parecía ser una estructura de considerables dimensiones, que poco a poco fue tomando forma ante sus ojos, a medida que se acercaban.
Cuando la niebla que lo rodeaba empezó a desaparecer, ambos pudieron observar con detenimiento lo que parecía ser un castillo. La de cabellos negros detuvo a la yegua durante unos instantes, sopesando si sería adecuado acercarse más al lugar o no. Finalmente decidió rodearlo y evitar así un desafortunado encuentro con quienes viviesen allí, pues no era difícil adivinar quienes podrían hospedarse en una fortaleza como aquella, los vampiros más poderosos.
Espoleó a la blanca yegua y ésta volvió a tomar el ligero paso que había mantenido anteriormente, llevándolos directamente hacia la parte oeste del lago, en que les esperaba un inesperado encuentro. Las voces de los extraños aún estaban lejos, con lo que llegaron a los oídos de la elfa como si fueran murmullos, pero fue suficiente para que se pusiera en guardia. Guió a Lluvia hacia la línea de árboles que formaba el lindero del bosque y avanzó con más lentitud, hasta que las figuras de los hombres fueron visibles.
Eran cuatro o cinco y tenían un barco, uno más grande que los que solían llevar pasajeros. Un par de ellos peleaban, se gritaban y se empujaban por el contenido de un pequeño cofre que descansaba sobre la orilla, mientras el resto se ocupaba de asegurar la embarcación. - Piratas… - musitó con voz temblorosa, su cuerpo se tensó de inmediato, como si hubiese quedado petrificada. Por un momento el paso del tiempo dejó de importar, volvía a sentirse como la pequeña e inocente niña que había sido cuando intentaron raptarla en la playa de los ancestros.
Última edición por Eärwen el Mar 17 Feb 2015 - 12:02, editado 1 vez
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La cabalgata no era del todo cómoda para alguien como Demian que no solía andar a caballo, pero al cabo de un rato la mezcla del descenso de la luz paulatinamente y el vaivén del animal, además del sentido de protección que propiciaban los brazos de la elfa fueron como un arrullo y el chico comenzó a sentir sueño. Sus párpados comenzaron a pesar, su mente a vaciarse de pensamientos y el paso del tiempo se limitaba a los momentos en que abría los ojos al percatarse que los había tenido cerrados más allá de un parpadeo. Entre cada abrir y cerrar de ojos el lugar cambiaba drásticamente, aún cuando para él había sido sólo un momento. Su cabeza tendió a reclinarse progresivamente hasta apoyarse en la mujer, aunque cada vez que despertaba procuraba enderezarla nuevamente.
En un momento le pareció ver un castillo, pero lo descartó pensando que simplemente lo había soñado, pues a estas alturas la realidad se mezclaba con sus ensoñaciones. En un momento le pareció ver el templo donde había crecido nuevamente, con sus múltiples salas de estudio, su enorme biblioteca y sus estatuas recordando a grandes brujos del pasado, pero entonces vio unos ojos familiares. Eran los ojos de su maestro, estaba seguro, pero no podía ver el resto de su cuerpo, todo estaba lleno de una espesa niebla, pero los ojos le miraban fijamente, severos, llenos de decepción y desprecio hacia él. Una suave voz resonó en el templo, una voz femenina que decía una sola palabra: “piratas”.
Abrió los ojos con una oscura sensación de peligro y el corazón agitado. Se giró inmediatamente para mirarla y vio el horror en su rostro. Él conocía esa expresión, la había aprendido en el templo, cuando entrenaba para ser asesino, era el rostro de alguien que presencia un miedo que le supera. Demian podía ser muy ignorante en muchos de los asuntos humanos, como el afecto y las expresiones sociales, pero era un experto en esa emoción, miedo… no, terror. Su sensación de seguridad se disipó como una de sus ilusiones al terminar el efecto y supo que en ese momento la responsabilidad caía en él. Sin pensarlo 2 veces, tan sólo un segundo luego de ver el rostro paralizado de a mujer que le había antes salvado, se bajaba de la yegua de un salto. No había sido un salto a lo loco, sino que era el movimiento de alguien que sabe andarse con sigilo y cuidado, amortiguando con gracia su caída como si fuera un gato, al tiempo que desenvainaba sus dagas, una en cada mano, buscando protección y cobertura tras una roca.
Sabía que pronto los piratas se darían cuenta de la presencia del animal y, con ello, de la elfa, de modo que sabía que debía actuar de manera rápida y decisiva si llegaba el momento de dejar al acero decidir su destino.
Asomó sus ojos para poder observar lo que ocurría y prepararse, alcanzó a ver 4 sujetos, pero imaginó que si el barco estaba tan cerca el resto de la tripulación bien podía estar oculta en la niebla o al interior del barco, pero si se confiaban tenía una pequeña oportunidad de actuar sin que el resto se diera cuenta.
“Esta vez no es por diversión ni entrenamiento… ahora es por salvar a otra persona” -pensó.
Notó entonces que uno de los piratas se erguía para mirar en dirección a la yegua y supo que el momento decisivo se aproximaba. Retrocedió nuevamente su cabeza hasta quedar oculto detrás de la roca, mientras le dedicaba una mirada al muy cuidado filo de sus dagas.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Tendría que haber retrocedido de inmediato, guiando a su montura para que se girase y volviese sobre sus pasos a toda prisa, pero no podía. Tenía el cuerpo totalmente rígido, tanto que al poco empezó a dolerle la postura, sensación a la que no hizo caso. Unas vívidas imágenes inundaron su mente, haciendo que desease no tener tan buena memoria. Aún se acordaba sus rostros, y de las malintencionadas sonrisas que le dedicaron al verla sola e indefensa.
Los que tenía delante no debían ser los mismos, pero la joven veía reflejados en ellos a los que muchos años antes habían intentado llevársela por la fuerza. Casi podía notar como habían tirado entonces de sus pequeños brazos, intentando arrastrarla al interior del barco. Un sonido familiar, el de una multitud de arcos al tensarse desde el lindero del bosque de Sandorai, sus captores se detuvieron nerviosos. Recordó el amenazador grito que su padre había proferido en su lengua materna, rescatando aquella imagen de Elessar de entre sus recuerdos.
Aquel incidente, provocado por su osadía, le había costado una mirada de desaprobación y una seria reprimenda de su padre, cuyas palabras podía escuchar dentro de su cabeza como si lo tuviese al lado. - ¡¿Acaso tienes idea del riesgo al que te has expuesto?! Te lo he dicho cientos de veces, los hombres son malos por naturaleza, te harán daño sin dudarlo si les das ocasión. - la pequeña pudo notar decepción en su voz, a parte del evidente enfado por lo que había hecho, cuando tenía prohibido salir del bosque sola.
- ¿Cuándo entenderás que solo puedes confiar en los nuestros Eärwen?, parece que no valoras todo lo que tu madre y yo hemos tenido que hacer para que estés hoy aquí, ni lo que nos costó traerte al mundo. - ella había guardado silencio en todo momento, cabizbaja y con las lágrimas a punto de escaparse de sus ojos. Tariel había intentado sin éxito calmar a su esposo, se llevó a la niña en cuanto éste terminó de reprenderla.
La elfa parpadeó, apartando aquellos recuerdos de su mente y centrándose en lo que pasaba a su alrededor. Le dolían los brazos, que empezaban a entumecerse a causa de la rigidez, pero aún no podía reaccionar ante lo que ocurría. Pero ¿cómo era posible que después de tanto tiempo aquello le afectase de ese modo? ¿De qué le valía haber recibido un estricto entrenamiento durante décadas o su depurado estilo de lucha si no podía hacer frente a los fantasmas de su pasado? De no haber tenido la mente algo bloqueada por la impresión se hubiese avergonzado de sí misma.
Cuando por fin volvió en sí notó de inmediato que le faltaba algo, o más bien alguien, Demian ya no estaba en la silla. Abrió los ojos desmesuradamente y lo buscó con la mirada, preocupada por la posibilidad de que alguno de aquellos maleantes le pusiese la mano encima. Alcanzó a verlo agazapado tras una roca cercana, con ambas dagas en las manos y listo para saltar si era necesario. Eärwen abrió la boca para llamarlo, para decirle que volviese a subirse y manejase a la yegua hasta sacarla de allí ya que ella no podía, pero no le salió la voz.
Uno de los piratas que se había encargado de asegurar el barco se irguió en su dirección, acabando con cualquier opción de huida sigilosa. - ¡Parad estúpidos! - exclamó de forma autoritaria, al tiempo que le arreaba una colleja a uno de los que peleaban. - Mirad lo que tenemos aquí. - prosiguió, señalando a la elfa para que el resto de sus compañeros la viesen. - Vaya, parece que has elegido un mal día para pasar por aquí. - empezó a hablar otro, mirándola con malicia. - Este no es lugar para jovencitas, aunque si cooperas puede que todos salgamos ganando. - añadió, empezando a acercarse lentamente a donde ella se encontraba.
Eärwen miró con nerviosismo a Demian, deseando que el niño no intentase enfrentarse solo a ellos, e intentando calmarse por si tenía que ayudarlo.
Los que tenía delante no debían ser los mismos, pero la joven veía reflejados en ellos a los que muchos años antes habían intentado llevársela por la fuerza. Casi podía notar como habían tirado entonces de sus pequeños brazos, intentando arrastrarla al interior del barco. Un sonido familiar, el de una multitud de arcos al tensarse desde el lindero del bosque de Sandorai, sus captores se detuvieron nerviosos. Recordó el amenazador grito que su padre había proferido en su lengua materna, rescatando aquella imagen de Elessar de entre sus recuerdos.
Aquel incidente, provocado por su osadía, le había costado una mirada de desaprobación y una seria reprimenda de su padre, cuyas palabras podía escuchar dentro de su cabeza como si lo tuviese al lado. - ¡¿Acaso tienes idea del riesgo al que te has expuesto?! Te lo he dicho cientos de veces, los hombres son malos por naturaleza, te harán daño sin dudarlo si les das ocasión. - la pequeña pudo notar decepción en su voz, a parte del evidente enfado por lo que había hecho, cuando tenía prohibido salir del bosque sola.
- ¿Cuándo entenderás que solo puedes confiar en los nuestros Eärwen?, parece que no valoras todo lo que tu madre y yo hemos tenido que hacer para que estés hoy aquí, ni lo que nos costó traerte al mundo. - ella había guardado silencio en todo momento, cabizbaja y con las lágrimas a punto de escaparse de sus ojos. Tariel había intentado sin éxito calmar a su esposo, se llevó a la niña en cuanto éste terminó de reprenderla.
La elfa parpadeó, apartando aquellos recuerdos de su mente y centrándose en lo que pasaba a su alrededor. Le dolían los brazos, que empezaban a entumecerse a causa de la rigidez, pero aún no podía reaccionar ante lo que ocurría. Pero ¿cómo era posible que después de tanto tiempo aquello le afectase de ese modo? ¿De qué le valía haber recibido un estricto entrenamiento durante décadas o su depurado estilo de lucha si no podía hacer frente a los fantasmas de su pasado? De no haber tenido la mente algo bloqueada por la impresión se hubiese avergonzado de sí misma.
Cuando por fin volvió en sí notó de inmediato que le faltaba algo, o más bien alguien, Demian ya no estaba en la silla. Abrió los ojos desmesuradamente y lo buscó con la mirada, preocupada por la posibilidad de que alguno de aquellos maleantes le pusiese la mano encima. Alcanzó a verlo agazapado tras una roca cercana, con ambas dagas en las manos y listo para saltar si era necesario. Eärwen abrió la boca para llamarlo, para decirle que volviese a subirse y manejase a la yegua hasta sacarla de allí ya que ella no podía, pero no le salió la voz.
Uno de los piratas que se había encargado de asegurar el barco se irguió en su dirección, acabando con cualquier opción de huida sigilosa. - ¡Parad estúpidos! - exclamó de forma autoritaria, al tiempo que le arreaba una colleja a uno de los que peleaban. - Mirad lo que tenemos aquí. - prosiguió, señalando a la elfa para que el resto de sus compañeros la viesen. - Vaya, parece que has elegido un mal día para pasar por aquí. - empezó a hablar otro, mirándola con malicia. - Este no es lugar para jovencitas, aunque si cooperas puede que todos salgamos ganando. - añadió, empezando a acercarse lentamente a donde ella se encontraba.
Eärwen miró con nerviosismo a Demian, deseando que el niño no intentase enfrentarse solo a ellos, e intentando calmarse por si tenía que ayudarlo.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
“Eres como una sombra, no tienes voz, no tienes deseos, no eres nadie, nada pasa por tu cabeza, eres frío como una piedra, eres parte del escenario, del paisaje. Nadie se fija en cada piedra del camino, ni en cada sombra que las personas proyectan. No tienes voluntad, no haces esto porque lo desees, sino que sólo cumples con tu deber” eran las palabras de su maestro cuando estaba en las islas entrenando para asesinar personas. Ahora debía poner en práctica todo aquello para acechar a su presa.
Su rostro era sereno, extremadamente calmo para quien se encuentra en un peligro tan extremo. Sus brazos estaban sólo lo suficientemente tensos para preparar el ataque, nada más. Sus piernas eran firmes en sostener su postura, pero sin hacer esfuerzos adicionales. En su mente sólo cabía una figura en este momento, el pirata más cercano. Todo el resto no era más que ruido de fondo, el caballo, la elfa, el viaje, el barco. Estaba lo suficientemente atento para cuidarse de que otro pirata no lo pillara desprevenido, pero nada más, no pensaba en el resto, sólo en su objetivo.
Escuchó voces a las que no prestó mayor atención, sólo sabía que los piratas ya habían visto a su compañera, quien aún seguía como paralizada, y se acercaban con una cierta expresión burlona y siniestra. Calculó la distancia y esperó sereno, contando cada paso del hombre más cercano para saber su posición. No se precipitó, esperó que aquel estuviera a la distancia perfecta, tan cerca que estuviera al alcance de un movimiento, entonces hizo su jugada.
Se concentró en una ilusión sencilla. Era un ilusión solamente sonora, un ruido de un perro furioso que gruñe y ladra justo al lado contrario de donde él se encontraba, como si un animal fuera justo a morder al pirata. Entonces se movió, aprovechando el pequeño momento de distracción del hombre, avanzó empujando su cuerpo con sus piernas de tal manera que todo su peso se proyectara al mismo tiempo que estiraba los brazos, sumando así las fuerzas en la punta de sus dagas. Sintió el acero entrar en la carne de la espalda de su objetivo, lo que era una sensación extrañamente agradable, como si todo aquel sujeto no fuera más que una bolsa de arena que se rajara con facilidad. El cuerpo humano era siempre tan frágil cuando se sabía dónde atacarle.
Gotas de sangre saltaron de inmediato sobre su rostro impasible, dándole un aspecto tenebroso de mirada vacía, piel pálida y manchas de sangre. Se aseguró de que las dagas penetraran hasta lo más profundo de aquel sujeto, haciendo el máximo de daño posible para un movimiento, y luego las retiró rápidamente, echándose hacia atrás para volver a la cobertura de la roca. No tenía sentido correr hacia los otros para atacarles, tenían ventaja numérica y él ya no tenía la sorpresa a su favor, debía ahora esperar a su reacción y elaborar un plan rápidamente para generar ventaja. No sería fácil.
Matar a una persona es fácil, pensó, lo difícil es salir de esa con vida cuando el resto se entera.
Respiró con calma, buscando concentrarse sólo en lo que podría ser su siguiente movimiento, pero entonces se vio a sí mismo mirando a la elfa. No era lo más sensato preocuparse de ella, ya que debía enfocar todos sus sentidos en su siguiente objetivo, pero una preocupación había crecido en su corazón, algo que no acostumbraba. ¿Estaría ella bien?, ¿le habrían hecho algo los piratas ya?. Al poner atención en ella no se percató de la figura que se acercaba por su izquierda a la roca.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El brujo se mantenía agazapado tras la roca, esperando el momento adecuado para saltar sobre su objetivo. Parecía tranquilo y sumamente concentrado, como si aquello le resultase natural, a pesar del peligro que ambos corrían. Por un momento la elfa se preguntó qué tipo de entrenamiento habría recibido en el templo de su maestro, lo imaginó en una amplia sala llena de blancos a los que acertar con sus dagas sin ser descubierto.
Un sonido se alzó sobre las voces de los piratas, un gruñido fiero seguido de varios ladridos, como si un enorme perro furioso hubiese entrado en escena y estuviese a punto de atacar al pirata más adelantado. Pero algo no era normal, pues la figura del animal no estaba por ninguna parte, solo se le escuchaba como si estuviese presente. Al momento cayó en la cuenta de que aquello debía ser una ilusión de Demian, que ahora saltaba ágilmente y hundía las dagas en la espalda del hombre.
El pirata profirió un agudo grito de dolor, mientras sus ojos amenazaban con salírsele de las órbitas, ofreciendo a sus compañeros una horrible expresión. Éstos se detuvieron al verlo, sorprendidos por el repentino ataque que se llevaría su vida. El pequeño se movió como una sombra, extrajo las hojas de sus armas y volvió a adoptar la postura anterior, bajo la cobertura de la roca. Y entonces la miró, con el rostro levemente cubierto de sangre y expresión algo preocupada.
Eärwen aún se encontraba algo asustada, pero pronto se vería obligada a actuar. Mientras los dos hombres más alejados avanzaban hacia ella maldiciéndola y desenvainando sus armas, el que había hablado antes comenzó a rodear la roca tras la que se ocultaba el mago. Sostenía un largo y afilado puñal, cuyo filo brillaba bajo la escasa luz que quedaba. - No, a él no. - pensó, abriendo desmesuradamente los ojos al ver lo cerca que estaba ya del muchacho.
Demian se había arriesgado por ella, había tenido que tomar la iniciativa por culpa del miedo que la había paralizado, impidiéndole emprender otro camino y sacarlos de allí evitando aquel encuentro. No podía permitir que lo alcanzaran, pues no podría perdonarse que lo hiriesen porque ella no había sido capaz de superar su terror de infancia.
Los brazos dejaron de dolerle de inmediato, mientras su cuerpo se movía de forma automática, tal como había hecho miles de veces durante los entrenamientos que su padre le había impuesto. Tomó el arco que llevaba a la espalda con una mano y sacó una flecha del carcaj con la otra, tensando la cuerda hasta que las plumas de la misma le rozasen la mejilla. No prestó atención a los dos piratas que venían hacia ella, en aquel momento solo podía centrarse en el que estaba a punto de atacar al brujo.
La flecha salió disparada con una rapidez pasmosa, cortando el aire y acertando en la ancha manga de la camisa del atacante, clavándola con fuerza al tronco más cercano y deteniendo así su avance. - Si intentas ponerle un dedo encima la próxima te hará perder la mano. - dijo con tono serio y firme, agradeciendo que la voz no le temblase, lo que habría quitado fuerza a su frase.
Para cuando el pirata alzase la vista hacia ella, otra flecha estaría lista en el arco, se lo pensó dos veces antes de decidir, pero viendo que sus dos compañeros estaban casi sobre la elfa decidió arriesgarse, craso error. - No das miedo orejas puntiagudas, cuando acabe con él te llegará el turno. - dijo antes de tirar bruscamente de su brazo, destrozando la tela y liberando su armada mano.
La de cabellos negros no tardó más de un segundo en soltar el segundo proyectil. - Sí justo ahí, directa a la articulación. - la flecha le atravesó la muñeca de lado a lado, destrozando por completo los huesos, nervios, venas y demás cosas que mantenían la mano unida al brazo. Un profundo grito se escapó de su garganta, mientras el puñal caía al suelo e intentaba sujetarse la destrozada articulación.
Ningún médico conseguiría arreglar ya aquella rotura, con lo que solo le quedaría la opción de amputar, y es que los conocimientos de primeros auxilios y sanación no solo servían para curar, sino que también daban a la elfa la información necesaria para hace que sus ataques resultaran precisos y críticos. Aunque poco más pudo ver del individuo, pues uno de los que se habían dirigido hacia ella ya se encontraba junto a la yegua, la golpeó en la nuca con la empuñadura de su espada, haciéndola caer de la montura.
Por un momento todo le dio vueltas, se sintió mareada y desorientada, pero por suerte logró echar mano a las dagas que portaba en el cinturón y levantarse antes de recibir otro golpe. Lluvia empezó a encabritarse, claramente nerviosa por la cercanía de aquellos extraños, se puso sobre dos patas y coceó al aire, golpeando de refilón la cabeza de uno de los hombres, que caería de rodillas sobre el suelo, llevándose una mano a la sien.
Un sonido se alzó sobre las voces de los piratas, un gruñido fiero seguido de varios ladridos, como si un enorme perro furioso hubiese entrado en escena y estuviese a punto de atacar al pirata más adelantado. Pero algo no era normal, pues la figura del animal no estaba por ninguna parte, solo se le escuchaba como si estuviese presente. Al momento cayó en la cuenta de que aquello debía ser una ilusión de Demian, que ahora saltaba ágilmente y hundía las dagas en la espalda del hombre.
El pirata profirió un agudo grito de dolor, mientras sus ojos amenazaban con salírsele de las órbitas, ofreciendo a sus compañeros una horrible expresión. Éstos se detuvieron al verlo, sorprendidos por el repentino ataque que se llevaría su vida. El pequeño se movió como una sombra, extrajo las hojas de sus armas y volvió a adoptar la postura anterior, bajo la cobertura de la roca. Y entonces la miró, con el rostro levemente cubierto de sangre y expresión algo preocupada.
Eärwen aún se encontraba algo asustada, pero pronto se vería obligada a actuar. Mientras los dos hombres más alejados avanzaban hacia ella maldiciéndola y desenvainando sus armas, el que había hablado antes comenzó a rodear la roca tras la que se ocultaba el mago. Sostenía un largo y afilado puñal, cuyo filo brillaba bajo la escasa luz que quedaba. - No, a él no. - pensó, abriendo desmesuradamente los ojos al ver lo cerca que estaba ya del muchacho.
Demian se había arriesgado por ella, había tenido que tomar la iniciativa por culpa del miedo que la había paralizado, impidiéndole emprender otro camino y sacarlos de allí evitando aquel encuentro. No podía permitir que lo alcanzaran, pues no podría perdonarse que lo hiriesen porque ella no había sido capaz de superar su terror de infancia.
Los brazos dejaron de dolerle de inmediato, mientras su cuerpo se movía de forma automática, tal como había hecho miles de veces durante los entrenamientos que su padre le había impuesto. Tomó el arco que llevaba a la espalda con una mano y sacó una flecha del carcaj con la otra, tensando la cuerda hasta que las plumas de la misma le rozasen la mejilla. No prestó atención a los dos piratas que venían hacia ella, en aquel momento solo podía centrarse en el que estaba a punto de atacar al brujo.
La flecha salió disparada con una rapidez pasmosa, cortando el aire y acertando en la ancha manga de la camisa del atacante, clavándola con fuerza al tronco más cercano y deteniendo así su avance. - Si intentas ponerle un dedo encima la próxima te hará perder la mano. - dijo con tono serio y firme, agradeciendo que la voz no le temblase, lo que habría quitado fuerza a su frase.
Para cuando el pirata alzase la vista hacia ella, otra flecha estaría lista en el arco, se lo pensó dos veces antes de decidir, pero viendo que sus dos compañeros estaban casi sobre la elfa decidió arriesgarse, craso error. - No das miedo orejas puntiagudas, cuando acabe con él te llegará el turno. - dijo antes de tirar bruscamente de su brazo, destrozando la tela y liberando su armada mano.
La de cabellos negros no tardó más de un segundo en soltar el segundo proyectil. - Sí justo ahí, directa a la articulación. - la flecha le atravesó la muñeca de lado a lado, destrozando por completo los huesos, nervios, venas y demás cosas que mantenían la mano unida al brazo. Un profundo grito se escapó de su garganta, mientras el puñal caía al suelo e intentaba sujetarse la destrozada articulación.
Ningún médico conseguiría arreglar ya aquella rotura, con lo que solo le quedaría la opción de amputar, y es que los conocimientos de primeros auxilios y sanación no solo servían para curar, sino que también daban a la elfa la información necesaria para hace que sus ataques resultaran precisos y críticos. Aunque poco más pudo ver del individuo, pues uno de los que se habían dirigido hacia ella ya se encontraba junto a la yegua, la golpeó en la nuca con la empuñadura de su espada, haciéndola caer de la montura.
Por un momento todo le dio vueltas, se sintió mareada y desorientada, pero por suerte logró echar mano a las dagas que portaba en el cinturón y levantarse antes de recibir otro golpe. Lluvia empezó a encabritarse, claramente nerviosa por la cercanía de aquellos extraños, se puso sobre dos patas y coceó al aire, golpeando de refilón la cabeza de uno de los hombres, que caería de rodillas sobre el suelo, llevándose una mano a la sien.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
¿Miedo?, no estaba seguro, él no estaba acostumbrado a sentir esa emoción, le habían entrenado para permanecer impasible ante el peligro y calcular sus acciones en base a estrategia, no emociones. ¿Por qué entonces sentía miedo?. No era su propia seguridad la que le causaba esa extraña sensación del corazón agitado y la piel de gallina, no, era Ëarwen, ella estaba en peligro y no quería que le pasara nada. Se levantó para ir en su ayuda, pero entonces ella lanzó una flecha en su dirección… no, no era hacia él, era hacia un pirata que se encontraba muy cerca suyo. ¿Cómo no le había visto?, ese no era él, no podía ser tan descuidado. Al menos ella le había matado… ¿o no?.
Se giró y observó que ella no había acabado con su vida del flechazo, en cambio sólo había herido su ropa. Pensó que había fallado, pero sus palabras confirmaron que era intencional. “No, mátalos” quiso decirle, pero entonces ella lanzó una segunda flecha. Esta vez sólo le dio en una articulación. Al menos había sido un flechazo con el suficiente daño para inutilizarle en la batalla, pero su maestro siempre se lo había dejado muy claro, un enemigo con vida es un enemigo aún en la batalla, nunca sabes lo que alguien desesperado puede hacer. Ella actuaba de manera demasiado… ¿compasiva?. Sí, eso era, pero no tenían tiempo para ello.
-Dispara a matar -gritó, pero en ese momento ella caía por el impacto de una empuñadura.
En ese momento sintió una emoción distinta, otra emoción que no conocía en el campo de batalla. Las palabras de su maestro parecían tan distantes “eres como la un reloj, haces tu trabajo sin preguntarte por qué, no tienes emociones, ni miedo, ni rabia…”. ¿Qué era entonces lo que le hacía hervir la sangre?.
-Déjenla en paz, malditos -gritó, aunque los piratas ciertamente no se vieron intimidados por su arranque de furia. Oculto en las sombras y causando una muerte inmediata en uno de los suyos les había llenado de incertidumbre, pero ahora al gritar era evidente que ni siquiera había pasado la pubertad, no era más que un chico.
Contrario a todo su estilo y creyendo que la elfa había muerto o estaba gravemente herida se arrojó hecho una bestia descontrolada. Sus cuchillos le precedían, danzando como el viento en una lluvia de acero. Por un momento parecía un guerrero, no un asesino, un soldado curtido en la batalla capaz de inspirar terror en sus enemigos. Saltó sobre el pirata que tenía más cerca y descargó su furia en él, rasgando, cortando. Más sangre saltó sobre su infantil rostro, que parecía tener pintura de guerra, peor ninguno de los cortes tenía la precisión de su emboscada, ninguno tenía la delicadeza de entrar justo en un punto débil del cuerpo humano, ni de herir arterias importantes, sino que simplemente causaban daño al azar. Al principio el pirata no pudo defenderse apropiadamente por la sorpresa y el desenfreno con que fue atacado, pero luego logró conectar un rodillazo al cuerpo de su atacante, el que no era ni la mitad de su masa, haciéndole que de inmediato retrocediera con la respiración cortada.
Un pirata había llegado a la pelea alertado por el ruido de la batalla, uno que Demian no había contado al principio, pero que en su rabia no había visto llegar.
-Te tengo -le escuchó decir.
Entonces notó que una cadena le había rodeado los brazos y rápidamente se apretaba contra su cuerpo. Intentó zafarse, pero los extremos eran sostenidos por un hombre de musculatura enorme y no tenía la más mínima oportunidad de resistir. Una segunda cadena en sus piernas le hizo caer de rodillas. Trató de encontrar a Ëarwen con la mirada.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Por desgracia, la fuerza con que la yegua había golpeado al atacante no fue mucha, con lo que tras unos instantes de desorientación, el hombre volvió a ponerse en pie y se lanzó furioso hacia la joven. La elfa consiguió esquivar sus golpes gracias a su agilidad, pero pronto se vería en problemas si no conseguía librarse al menos de uno de ellos. Dio un paso atrás y, aprovechando uno de los movimientos que se veía obligada a hacer para esquivar, contraataco al pirata más cercano, haciéndole un tajo por la parte interior del brazo en que portaba el arma.
El herido resopló, se palpó el corte y la miró con rabia, apretando los dientes antes de volver a ponerse en posición de ataque. Hizo un amplio movimiento con la espada, esperando alcanzarla a la altura del pecho, pero la de ojos azules se agachó a tiempo. Su cuerpo parecería desaparecer bajo los de sus atacantes, pero en realidad se encontraba acuclillada a unos metros de ellos, lista para saltar como un resorte.
Entonces escuchó un grito, antes de ver como la pequeña figura de Demian se abalanzaba sobre el otro hombre que intentaba alcanzarla. El brujo también parecía furioso, mientras sus dagas se movían con rapidez, cortando y rasgando al pirata de forma frenética. En primer momento, el objetivo del muchacho no pudo apenas defenderse de su sorpresivo ataque, pero cuando por fin consiguió recuperarse del impacto inicial, acertó a propinarle un rodillazo, enviándolo directamente a las manos de un quinto que se acercaba a la escena.
El recién llegado detuvo al chico y le rodeó los brazos con una cadena, antes de ponerle otra alrededor de las piernas, haciéndolo caer de rodillas. Eärwen palideció al verlo, culpándose interiormente por haber sido tan estúpida y débil, por no haber reaccionado a tiempo para librarse de aquellos desgraciados. - No os lo llevareis. - dijo con voz fría solo un instante después, mientras el odio se reflejaba en su mirada, algo que no le había ocurrido antes.
Podía verse reflejada en el brujo, y no estaba dispuesta a permitir que le hicieran nada, aunque para lograr liberarlo tuviese que ser más radical en sus ataques. Dio un salto y alcanzó al más cercano, cortándole profundamente la garganta, tras lo cual giró lateralmente y tomó su arco, que se le había caído al recibir el golpe en la nuca. Tensó la cuerda y dejó volar la primera flecha, que alcanzó al pirata con que Demian había peleado en el pecho, justo en la zona del corazón.
El primero comenzó a ahogarse con su propia sangre, mientras el segundo se desplomaba sobre el suelo sin vida. - No pienso correr más riesgos. - pensó para sí, colocando una segunda flecha y lanzándola contra el que aún gritaba de dolor por la que anteriormente le había destrozado la mano. Apuntó con decisión al que mantenía cautivo a su compañero, abandonando la postura que había tomado durante los tiros, con una rodilla clavada en el suelo.
- Suéltalo, ¡ahora! - exclamó con brusquedad, mientras vigilaba por el rabillo del ojo la embarcación, temiendo que de ella pudiesen salir más piratas.
El herido resopló, se palpó el corte y la miró con rabia, apretando los dientes antes de volver a ponerse en posición de ataque. Hizo un amplio movimiento con la espada, esperando alcanzarla a la altura del pecho, pero la de ojos azules se agachó a tiempo. Su cuerpo parecería desaparecer bajo los de sus atacantes, pero en realidad se encontraba acuclillada a unos metros de ellos, lista para saltar como un resorte.
Entonces escuchó un grito, antes de ver como la pequeña figura de Demian se abalanzaba sobre el otro hombre que intentaba alcanzarla. El brujo también parecía furioso, mientras sus dagas se movían con rapidez, cortando y rasgando al pirata de forma frenética. En primer momento, el objetivo del muchacho no pudo apenas defenderse de su sorpresivo ataque, pero cuando por fin consiguió recuperarse del impacto inicial, acertó a propinarle un rodillazo, enviándolo directamente a las manos de un quinto que se acercaba a la escena.
El recién llegado detuvo al chico y le rodeó los brazos con una cadena, antes de ponerle otra alrededor de las piernas, haciéndolo caer de rodillas. Eärwen palideció al verlo, culpándose interiormente por haber sido tan estúpida y débil, por no haber reaccionado a tiempo para librarse de aquellos desgraciados. - No os lo llevareis. - dijo con voz fría solo un instante después, mientras el odio se reflejaba en su mirada, algo que no le había ocurrido antes.
Podía verse reflejada en el brujo, y no estaba dispuesta a permitir que le hicieran nada, aunque para lograr liberarlo tuviese que ser más radical en sus ataques. Dio un salto y alcanzó al más cercano, cortándole profundamente la garganta, tras lo cual giró lateralmente y tomó su arco, que se le había caído al recibir el golpe en la nuca. Tensó la cuerda y dejó volar la primera flecha, que alcanzó al pirata con que Demian había peleado en el pecho, justo en la zona del corazón.
El primero comenzó a ahogarse con su propia sangre, mientras el segundo se desplomaba sobre el suelo sin vida. - No pienso correr más riesgos. - pensó para sí, colocando una segunda flecha y lanzándola contra el que aún gritaba de dolor por la que anteriormente le había destrozado la mano. Apuntó con decisión al que mantenía cautivo a su compañero, abandonando la postura que había tomado durante los tiros, con una rodilla clavada en el suelo.
- Suéltalo, ¡ahora! - exclamó con brusquedad, mientras vigilaba por el rabillo del ojo la embarcación, temiendo que de ella pudiesen salir más piratas.
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Demian estaba seguro que su compañera había caído inconsciente por el golpe, pero de pronto, cuando pensaba que todo ya estaba perdido, le vio convertirse en una máquina de guerra. No esperaba tales acciones, pero ya que la situación de pronto se ponía a su favor, procuró recuperar la calma y la cabeza fría. En unos instantes ella estaba apuntando de frente al pirata que le retenía, lo que le daba una nueva oportunidad. No la desperdiciaría. En el momento en que por la conmoción el pirata cedió en la fuerza de su agarre él rápidamente se escurrió por debajo de las cadenas, para luego darse vuelta y hacer un decisivo tajo en la parte baja del vientre del enemigo.
Examinó entonces el campo de batalla, 3 piratas se acercaban, uno portaba un escudo y una espada, poniéndose más adelante de los otros 2, mientras que los otros 2 portaban espadas y cadenas. No estaba seguro si habían llegado hace poco o durante la conmoción, pero parecía que tenían una oportunidad.
-Voy a distraer al del escudo para que puedas apuntar con más calma -dijo en un susurro limpiando el filo de sus dagas -Si hay algún peligro frente a mí gritas 0, si es a mi derecha 90, si es a mi espalda 180 y si es mi izquierda 270, ¿ok?.
Elaboró todo el plan en su mente, iría por el del escudo, de frente, se desviaría a la izquierda y lanzaría una ilusión luminosa al pirata de ese lado para evitar que le acertase, entonces atacaría al del escudo por el costado, obligándole a dirigir su escudo para protegerse de él y con ello abriendo el flanco para que la flecha hiciese su trabajo, a continuación retrocedería lo más rápido posible para no ser rebanado por los otros 2. No parecía tan difícil, sólo requería tener muy buenos reflejos.
Se preparó para avanzar, pero entonces una flecha cayó a sus pies, a sólo un metro de distancia, para clavarse en la arena. La flecha venía desde el agua.
-¡Se acabó! -se escuchó un grito desde el barco- Cualquier movimiento y se convertirán en lindos alfileteros… esos eran de mis mejores hombres los que mataron allí, debo decir que no estoy para nada contento.
Era un hombre de barba larga y un sombrero tan exageradamente grande que demostraba a todas luces que era quien estaba a cargo. Mascaba tabaco de una manera grotesca, dejando que se vieran sus dientes que variaban de amarillo a café y las múltiples cicatrices en su rostro daban a entender que no había llegado a esa posición por la vía fácil, sino que era sobreviviente de múltiples batallas. A su alrededor se encontraba una decena de piratas armados con ballestas, apuntando en dirección a ellos.
-Los elfos andan escasos últimamente y las mujeres jóvenes siempre tienen un valor adicional… creo que a ella le podemos sacar buen dinero al venderla como esclava, procuren no afearla, no toquen su rostro… -expresó con una sonrisa siniestra en el rostro- en cuanto al niño… mmmm… es un tanto pequeño y se ve flaco, no creo que valga mucho… pero a veces hay quienes compran niños… hay chupasangres de gustos raros… o ya se nos ocurrirá algo… tráiganlos a ambos a cubierta… y asegúrense de amarrarlos bien.
Entonces comprendió Demian de quienes se trataba. Había oído sobre piratas que secuestraban personas para venderlas a los vampiros. Si bien muchos vampiros gustaban de cazar a sus presas, había otros, especialmente los más aristócratas, que encontraban más cómodo tener sus esclavos siempre listos para proveerles del líquido vital, además de otros placeres. Algunos simplemente disfrutaban del sufrimiento ajeno. En cualquier caso, no parecía la mejor manera de concluir su viaje, pero sabía que no tenía oportunidad contra todas esas ballestas.
Bajó sus armas en señal de rendición, mientras los piratas se acercaban para tomarlos cautivos.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El hombre dudó unos segundos, aflojó el agarre que tenía sobre el chico y éste aprovechó la ocasión para darle un letal tajo en la parte baja del vientre. Pero aquello estaba lejos de terminar, otros tres piratas se acercaban corriendo, blandiendo largas espadas. Para más complicación, el primero tenía un escudo con que cubrirse de las flechas, cosa que lo convertía en un objetivo difícil de alcanzar.
La elfa guardó la flecha que sostenía y avanzó hacia uno de los cuerpos para recuperar una de las que había lanzado, la extrajo del cadáver y la colocó en el arco, sabiendo que podía haber más en el barco y que podría quedarse sin flechas. Demian preparó un plan con rapidez, le dio unas indicaciones claras y se preparó para ir contra el del escudo, con la intención de distraerlo de forma que terminase ofreciendo el vulnerable flanco a la de cabellos negros.
Pero justo cuando el chico se disponía a avanzar, una flecha enemiga se clavó en la arena, a tan solo un metro de distancia de sus pies. Alguien gritó desde el barco, claramente enfadado por que hubiesen matado a sus hombres, con lo que tuvieron que suponer que se trataba del capitán al mando. Eärwen alzó la vista y volvió a palidecer, viendo que en la embarcación aún quedaba una decena de hombres, que armados con ballestas, les apuntaban directamente.
El capitán habló de nuevo, rebelando que se encargaban de capturar gente para venderla como esclavos a los vampiros de la zona. - Ness despierta, te necesito. - susurró de forma casi inaudible mientras apartaba la flecha del arco y se agachaba con lentitud para dejarlo en el suelo. La pequeña lehtiä se revolvió en el interior de la bandolera, asomó el hocico al exterior y la de ojos azules abrió levemente el cuello de su túnica, asegurándose de hacerlo de manera que sus largos y oscuros cabellos cubriesen el gesto.
Nessa entendió al instante lo que debía hacer, saltó ágilmente y se escondió en el interior de la prenda. Solo entonces la elfa dejó el arco y volvió a levantarse, se acercó a su compañero y lo miró con tristeza mientras los piratas de las cadenas se les acercaban. - Lo siendo Demian, todo esto ha sido culpa mía, tendría que haber reaccionado antes pero… no pude. - musitó, antes de sentir como las cadenas se cerraba alrededor de sus muñecas.
El del escudo se acercó, recogió las armas de ambos y arrebató el carcaj a la joven, sin reparar en que faltaba una de las dagas de ella, que había escondido con rapidez en la caña de una de sus botas. Una vez asegurados los prisioneros, dos de ellos consiguieron sujetar a la nerviosa Lluvia, que también se llevarían como botín para venderla al mejor postor. - Vamos, andando. - dijo el más cercano a ellos, empujándolos levemente para que empezaran a caminar hacia el barco.
Pronto se encontraron sobre la cubierta, rodeados por aquellos desgraciados que los miraban con odio y malicia. Abrieron paso al capitán, que se acercó a ellos y los midió con la mirada antes de soltar una sonora carcajada. - Deja al niño, has dicho que no te darán mucho por él, libéralo y véndeme a mí. - la elfa habló con voz cortante, mientras un oscuro deseo de borrarle la sonrisa de la cara a punta de daga crecía en su interior. Pero aquello no era normal en ella, la presencia de Demian y que se encontrase en peligro estaban despertando algo en su interior.
Y es que solo había sido capaz de reaccionar ante su miedo al ver que iban a herirlo, como si un fuerte instinto protector se hubiese adueñado de sus actos e ignorase por completo el terror que la invadía. El capitán rió aún más alto, dejando entrever la amarillenta línea de irregulares dientes. - No estás en posición de ordenar ni pedir nada elfa, y después de lo que le habéis hecho a mis hombres no os soltaría de ningún modo. - respondió acercando el rostro al de ella, lo suficiente para que pudiese notar su horrible y aguardentoso aliento.
- Tenéis suerte de que pueda sacar dinero por vosotros, ten por seguro que si no fuera así os dejaría en sus manos para que se desquitasen con vosotros hasta mataros. - añadió con tono amenazador, a lo que su tripulación respondió dedicando macabras mirabas a los prisioneros. - ¡A la bodega con ellos! Atadlos a un poste y amarrad a ese animal, mañana los llevaremos a los vampiros. - exclamó con autoridad.
Un par de fornidos hombres guiaron a los prisioneros hasta el oscuro cuartucho que llamaban bodega, tomaron las cadenas y las aseguraron en torno a un par de postes, dejándolos sentados uno frente al otro. Una vez atados se dirigieron a la puerta, no sin hacer algún que otro maligno comentario antes de cerrar tras de sí. Ahora estaban solos y en una situación realmente complicada, de la que no sabía cómo lograrían salir.
- Sal Ness. - musitó Eärwen, su pequeña amiga peluda salió del interior de su túnica y observó lo que la rodeaba, antes de hacer caso al casi imperceptible gesto de su dueña y dirigirse a las cadenas. Los lehtiä eran bastante apreciados entre los aventureros experimentados, que los consideraban un método de escape portátil dada la fuerza de sus dientes, capaces de cortar cuerdas con facilidad y, con algo más de tiempo, incluso metal.
La elfa guardó la flecha que sostenía y avanzó hacia uno de los cuerpos para recuperar una de las que había lanzado, la extrajo del cadáver y la colocó en el arco, sabiendo que podía haber más en el barco y que podría quedarse sin flechas. Demian preparó un plan con rapidez, le dio unas indicaciones claras y se preparó para ir contra el del escudo, con la intención de distraerlo de forma que terminase ofreciendo el vulnerable flanco a la de cabellos negros.
Pero justo cuando el chico se disponía a avanzar, una flecha enemiga se clavó en la arena, a tan solo un metro de distancia de sus pies. Alguien gritó desde el barco, claramente enfadado por que hubiesen matado a sus hombres, con lo que tuvieron que suponer que se trataba del capitán al mando. Eärwen alzó la vista y volvió a palidecer, viendo que en la embarcación aún quedaba una decena de hombres, que armados con ballestas, les apuntaban directamente.
El capitán habló de nuevo, rebelando que se encargaban de capturar gente para venderla como esclavos a los vampiros de la zona. - Ness despierta, te necesito. - susurró de forma casi inaudible mientras apartaba la flecha del arco y se agachaba con lentitud para dejarlo en el suelo. La pequeña lehtiä se revolvió en el interior de la bandolera, asomó el hocico al exterior y la de ojos azules abrió levemente el cuello de su túnica, asegurándose de hacerlo de manera que sus largos y oscuros cabellos cubriesen el gesto.
Nessa entendió al instante lo que debía hacer, saltó ágilmente y se escondió en el interior de la prenda. Solo entonces la elfa dejó el arco y volvió a levantarse, se acercó a su compañero y lo miró con tristeza mientras los piratas de las cadenas se les acercaban. - Lo siendo Demian, todo esto ha sido culpa mía, tendría que haber reaccionado antes pero… no pude. - musitó, antes de sentir como las cadenas se cerraba alrededor de sus muñecas.
El del escudo se acercó, recogió las armas de ambos y arrebató el carcaj a la joven, sin reparar en que faltaba una de las dagas de ella, que había escondido con rapidez en la caña de una de sus botas. Una vez asegurados los prisioneros, dos de ellos consiguieron sujetar a la nerviosa Lluvia, que también se llevarían como botín para venderla al mejor postor. - Vamos, andando. - dijo el más cercano a ellos, empujándolos levemente para que empezaran a caminar hacia el barco.
Pronto se encontraron sobre la cubierta, rodeados por aquellos desgraciados que los miraban con odio y malicia. Abrieron paso al capitán, que se acercó a ellos y los midió con la mirada antes de soltar una sonora carcajada. - Deja al niño, has dicho que no te darán mucho por él, libéralo y véndeme a mí. - la elfa habló con voz cortante, mientras un oscuro deseo de borrarle la sonrisa de la cara a punta de daga crecía en su interior. Pero aquello no era normal en ella, la presencia de Demian y que se encontrase en peligro estaban despertando algo en su interior.
Y es que solo había sido capaz de reaccionar ante su miedo al ver que iban a herirlo, como si un fuerte instinto protector se hubiese adueñado de sus actos e ignorase por completo el terror que la invadía. El capitán rió aún más alto, dejando entrever la amarillenta línea de irregulares dientes. - No estás en posición de ordenar ni pedir nada elfa, y después de lo que le habéis hecho a mis hombres no os soltaría de ningún modo. - respondió acercando el rostro al de ella, lo suficiente para que pudiese notar su horrible y aguardentoso aliento.
- Tenéis suerte de que pueda sacar dinero por vosotros, ten por seguro que si no fuera así os dejaría en sus manos para que se desquitasen con vosotros hasta mataros. - añadió con tono amenazador, a lo que su tripulación respondió dedicando macabras mirabas a los prisioneros. - ¡A la bodega con ellos! Atadlos a un poste y amarrad a ese animal, mañana los llevaremos a los vampiros. - exclamó con autoridad.
Un par de fornidos hombres guiaron a los prisioneros hasta el oscuro cuartucho que llamaban bodega, tomaron las cadenas y las aseguraron en torno a un par de postes, dejándolos sentados uno frente al otro. Una vez atados se dirigieron a la puerta, no sin hacer algún que otro maligno comentario antes de cerrar tras de sí. Ahora estaban solos y en una situación realmente complicada, de la que no sabía cómo lograrían salir.
- Sal Ness. - musitó Eärwen, su pequeña amiga peluda salió del interior de su túnica y observó lo que la rodeaba, antes de hacer caso al casi imperceptible gesto de su dueña y dirigirse a las cadenas. Los lehtiä eran bastante apreciados entre los aventureros experimentados, que los consideraban un método de escape portátil dada la fuerza de sus dientes, capaces de cortar cuerdas con facilidad y, con algo más de tiempo, incluso metal.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
“Ahora, más que nunca, debes mantener la cabeza fría, un error, un descuido, y terminarás siendo una bolsa de sangre para un vampiro” se dijo una y otra vez como un mantra el chico mientras veía a los piratas acercarse para tomarles prisioneros. La situación estaba claramente en su contra, pero algo debían hacer, debía haber una manera de elaborar un plan y conseguir escapar. Al menos ellos no tenían intenciones de matarles, así que tenían asegurado seguir con vida un tiempo, de modo que podían planear algo. ¿Pero qué?, a Demian aún no se le ocurría nada. Miró entonces a Ëarwen y notó que realizaba un discreto movimiento para ocultar su daga.
Ella tenía un plan, podía sentirlo, podía verlo en su rostro. El chico siempre había aprendido a seguir instrucciones y actuar en equipo cuando era necesario, siempre por el bien de un plan mayor, así que se dispuso completamente a cooperar con el plan de ella, aún cuando no supiera con exactitud qué pretendía ella. Lo cierto es que el éxito de lo que intentara dependía de si pasaba desapercibida, de modo que su rol en ello fue claro. Debía darle una distracción para que los ojos estuvieran puestos en él y no en ella. Se adelantó un poco cuando los piratas se le acercaron y, cuando se disponían a encadenarle, dijo con voz prepotente y elevada.
-Son unos sucios desgraciados, traidores a sus propias gentes para cooperar con los vampiros.
A continuación procedió a dar una patada en los testículos al pirata que en ese momento le ponía las cadenas. No luchó más, sabía que si luchaba demasiado podía costarle la vida, ya había quedado claro que el capitán no consideraba que valiera una suma considerable y esperaba que con eso la elfa hubiera tenido el tiempo que necesitaba para hacer sus preparativos sin contratiempos.
-Tenemos uno rebelde -dijo burlesco el hombre que ahora le retenía firmemente- Acá no nos gustan los rebeldes.
Dos piratas lo sujetaron firmemente y le levantaron la camisa sobre los hombros, mientras el que había recibido la patada en sus partes privadas tomaba un látigo y le propinaba 3 azotes en la espalda. No pretendió hacerse más el valiente ni luchar, sólo soportó el castigo estoicamente y luego, bastante debilitado, dejó que lo condujeran a cubierta. Escuchó una disculpa de ella mientras la encadenaban, pero le contestó con una sonrisa forzada.
-Si yo… no hubiera bajado… de la yegua… quizás -no terminó la frase, el dolor y el cansancio no se lo permitieron.
Escuchó también la grotesca voz del capitán y fue testigo de cómo Ëarwen intentaba que la capturaran sólo a ella y a él le dejaran libre, pero no se hizo ilusiones, ella no estaba en condiciones de negociar pues ya la tenían. De todas maneras agradeció el gesto en su interior. Los condujeron entonces unos hombres fornidos hacia la bodega del barco. A esas alturas se dejó simplemente cargar como un bulto. Una vez en aquel oscuro y húmedo lugar fueron encadenados a unos postes, sentados uno frente al otro.
Demian bajó su cabeza para que sus cabellos lo cubrieran, pero no era tan fácil ocultar que su rostro estaba cubierto de lágrimas. No quería que ella lo notara, habían sido tan valientes luchando juntos, habían corrido tantos riesgos y ella parecía seguir con la frente en alto, incluso cuando al principio había mostrado tanto terror, ella parecía entera y decidida a escapar y él se portaba como un chiquillo, pero la mezcla del fracaso con el intenso dolor de los latigazos, sumados al hecho de que aún ni siquiera pasaba la pubertad, habían hecho que las lágrimas corrieran rebeldes desde sus ojos, aún cuando intentaba no emitir sonido alguno de estar llorando. Un asesino que llora no es un buen asesino, se dijo a sí mismo, pero no podía evitarlo.
En su corazón deseaba que la distracción no hubiera sido en vano y ella hubiera podido preparar un plan. Oyó la voz de ella sobre un tal Ness y levantó la vista para saber si alguien más estaba con ellos.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian se mantuvo cabizbajo, con el rostro cubierto por sus oscuros cabellos, evitando así que la elfa pudiese darse cuenta de que estaba llorando. No emitió sonido alguno que pudiese delatarlo, pero la joven sabía que debía encontrarse mal tras los azotes que le habían propinado. Su estado la tenía preocupada, y más tras oír lo débil y cansada que había sonado su voz al contestarle, antes de que fueran llevados al barco.
El pequeño reaccionó al escuchar que ella hablaba a Ness, levantó la cabeza para mirar a quien se dirigía. Solo entonces Eärwen se dio cuenta de que había llorado, las lágrimas le habían dejado unas claras y húmedas marcas en las mejillas. La tristeza se reflejó en su rostro, tiró de las cadenas para intentar acercarse a él, aunque fue en vano. - Ojalá pudiera abrazarlo y decirle que todo saldrá bien. - pensó para sí, mientras escuchaba como la lehtiä empezaba a morder el metal.
- ¿Cómo te encuentras Demian? ¿Te duele mucho? - preguntó con un hilo de voz, mientras giraba las muñecas en un intento por aflojar el agarre que la retenía. Nessa hacía lo que podía, pero al tratarse de un material tan resistente podría tardar horas en conseguir un avance útil, y aunque esperaba que los piratas les dejasen tranquilos aquella noche, el tiempo resultaba vital.
Pero aunque consiguiese liberarse y soltar a su compañero, ¿qué harían entonces? Solo disponía de su daga y ellos eran más de una decena de bien armados hombres, a lo que había que añadir que tenían su arco y las dagas del muchacho. Echó un vistazo a la bodega, entornando los ojos para poder ver mejor a pesar de la escasa iluminación que había en la estancia. A parte de los dos postes, lugar al que los habían encadenado y que servían a modo de vigas para sostener parte del peso de la cubierta, no había mucho más.
Unos barriles se agrupaban en una de las esquinas, con lo que no podrían bajar la guardia, en cualquier momento podría llegar algún miembro de la tripulación, para llevarse la cerveza y seguir con el jaleo que estaban armando sobre la cubierta. Desde allí se les oía gritar, golpear cosas e incluso cantar canciones sobre el mar y el dinero.
Siguió escrutando con la mirada el lugar, reparando en una larga cuerda que yacía enroscada al pie de los barriles. - Al menos algo útil. - pensó, mientras un plan iba tomando forma en su cabeza, aunque este dependería totalmente de la rapidez con que Nessa la liberase. Si la lehtiä conseguía deshacerse de las cadenas en un par de horas, para entonces los piratas ya estarían dormidos, lo que les daría la oportunidad de salir de allí de forma sigilosa, recuperar sus cosas y abandonar el barco con Lluvia.
El pequeño reaccionó al escuchar que ella hablaba a Ness, levantó la cabeza para mirar a quien se dirigía. Solo entonces Eärwen se dio cuenta de que había llorado, las lágrimas le habían dejado unas claras y húmedas marcas en las mejillas. La tristeza se reflejó en su rostro, tiró de las cadenas para intentar acercarse a él, aunque fue en vano. - Ojalá pudiera abrazarlo y decirle que todo saldrá bien. - pensó para sí, mientras escuchaba como la lehtiä empezaba a morder el metal.
- ¿Cómo te encuentras Demian? ¿Te duele mucho? - preguntó con un hilo de voz, mientras giraba las muñecas en un intento por aflojar el agarre que la retenía. Nessa hacía lo que podía, pero al tratarse de un material tan resistente podría tardar horas en conseguir un avance útil, y aunque esperaba que los piratas les dejasen tranquilos aquella noche, el tiempo resultaba vital.
Pero aunque consiguiese liberarse y soltar a su compañero, ¿qué harían entonces? Solo disponía de su daga y ellos eran más de una decena de bien armados hombres, a lo que había que añadir que tenían su arco y las dagas del muchacho. Echó un vistazo a la bodega, entornando los ojos para poder ver mejor a pesar de la escasa iluminación que había en la estancia. A parte de los dos postes, lugar al que los habían encadenado y que servían a modo de vigas para sostener parte del peso de la cubierta, no había mucho más.
Unos barriles se agrupaban en una de las esquinas, con lo que no podrían bajar la guardia, en cualquier momento podría llegar algún miembro de la tripulación, para llevarse la cerveza y seguir con el jaleo que estaban armando sobre la cubierta. Desde allí se les oía gritar, golpear cosas e incluso cantar canciones sobre el mar y el dinero.
Siguió escrutando con la mirada el lugar, reparando en una larga cuerda que yacía enroscada al pie de los barriles. - Al menos algo útil. - pensó, mientras un plan iba tomando forma en su cabeza, aunque este dependería totalmente de la rapidez con que Nessa la liberase. Si la lehtiä conseguía deshacerse de las cadenas en un par de horas, para entonces los piratas ya estarían dormidos, lo que les daría la oportunidad de salir de allí de forma sigilosa, recuperar sus cosas y abandonar el barco con Lluvia.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian fingió una sonrisa cuando Ëarwen le preguntó si sentía dolor, una sonrisa mentirosa.
-Naah -dijo restándole importancia- ya casi ni lo siento. Sus ojos revelaban otra cosa. En realidad era como si tuviera líneas de fuego en la espalda que reclamaban su atención constantemente y le hacían lucir incómodo, tratando de acomodar su posición frecuentemente en busca de algún ángulo en que mágicamente no sintiera el dolor, pero claramente era imposible encontrarlo. Las heridas dejadas por el látigo no habían cerrado aún y su cuerpo comenzaba a reaccionar con una sudoración excesiva.
-Lindo animalito -comentó, aunque en su interior había un aire de decepción. Esperaba que el plan secreto de ella fuera algo distinto, no un pequeño roedor, pero aún mantenía un dejo de esperanza en su interior, una esperanza que poco a poco se iba obscureciendo frente al peso de los hechos.
En ese momento sintió un ruido de pasos pesados y bajó nuevamente la vista. Alguien abrió la puerta, un pirata, el mismo que había castigado al chico antes. Traía una mirada lujuriosa para la elfa. Se acercó a ella y le habló tan cerca que de seguro ella podría sentir el aroma de su aliento.
-¿Estás cómoda, tesoro? -expresó en todo burlesco- para que sepas, los hombres estamos haciendo apuestas en cubierta y adivina quién es el premio -rió de manera grotesca, casi como un tosido, señal de alguien que ha tenido problemas respiratorios de tanto andar en el mar- el que gane te hará una visita esta noche, a solas… pero no te preocupes, no pretendemos que mueras… sólo probaremos la mercancía antes de venderla.
Acercó una mano para tocarla lascivamente, pero entonces los pasos de otro hombre se sintieron.
-He dicho que nadie toca por ahora a los esclavos, no todavía -se oyó la voz del capitán. El hombre retrocedió y salió presuroso de la bodega, llevando consigo un barril de cerveza.
Demian ardía en rabia, pero sabía que aún no era momento de tomar acción alguna, era muy pronto, necesitaban un plan. Decidió entonces que él también debía mostrar sus cartas, pero le costaba pensar por el cansancio y el dolor. Utilizando su telekinesia abrió el broche de sus botas y de cada una se asomó un pequeño cuchillo arrojadizo. No eran armas que pudieran esgrimirse fácilmente en una batalla frente a frente, por su pequeño mango, pero bien podían servir para una emboscada. Luego los volvió a esconder.
-Tengo aún algunos trucos… y soy bueno para las distracciones -dijo con cierto orgullo- No te asustes, lo que verás a continuación es sólo una ilusión.
Sus ojos se tornaron completamente blancos y de su boca comenzó a emanar una suerte de espuma mezclada con vómito y sangre, que también parecía salir de su nariz. Los ojos parecía que iban a estallar en sangre. Luego, de un segundo a otro, todo eso desapareció sin dejar señal.
-Llegado el momento finge que me estoy muriendo, debes sonar convincente… desesperada… como si de verdad estuviera pasando… luego debes decirle que me debe poner boca abajo, en el suelo, lo más rápido posible o moriré ahogado en mi propio… vómito -le indicó.
Esperaba que ella pudiera aprovechar esa información para complementar su propio plan. Sabía que un hombre de combate poca experiencia debía tener en situaciones de esa naturaleza y, si todo salía bien, le tendría que desencadenar para que no muriese. Si para ese entonces ella se había liberado tendría un blanco fácil.
El chico entonces pareció lentamente perder sus fuerzas, apagarse como una tímida brasa que ya ha cumplido su labor, hasta caer dormido, derrotado por el cansancio y el dolor. Quería permanecer despierto, pero su cuerpo le exigía el descanso y, si pensaba luego usar sus fuerzas para intentar escapar, no podía estar así de débil. Se sumió en un sueño de imágenes caóticas y pesadillas.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El pequeño intentó hacer ver que los latigazos no le dolían, pero la elfa supo que solo lo hacía para tranquilizarla, podía ver la verdad en sus ojos. Aquellas heridas le dolían y probablemente tardarían en cerrar, cosa que no pasaría si ella estuviese libre, se dijo mentalmente que lo primero que haría al soltarse sería curarlo. El brujo reparó en Ness con un deje de decepción en la voz, cosa que era comprensible ya que el chico hubiese deseado otro tipo de ayuda.
Unos pesados pasos la hicieron guardar silencio y ponerse en guardia, lista para hacer un gesto a su pequeña compinche para que se escondiese. A aquel pirata lo recordaba, era el que había castigado duramente al brujo, y que ahora la observaba a ella con una mirada que despertó el más profundo asco en la de cabellos negros. Se acercó a ella, para con tono burlesco rebelarle las apuestas que la tripulación estaba haciendo en la cubierta y que ella era el premio. El que ganase la visitaría más tarde y a solas, para según él “probar la mercancía”.
La voz del capitán se oyó desde la puerta, mientras anunciaba con autoridad que nadie tocaría a los prisioneros de momento. La expresión del pirata se volvió más seria, se levantó se dirigió a los barriles, salvándose por los pelos del intento de patada que la joven hacía a sus espaldas, y es que allí sentada apenas tenía movilidad. El tipo abandonó la bodega y cerró bruscamente la puerta tras de sí, recordando a un niño enrabietado al que han quitado su juguete.
Una vez solos, la elfa volvió a centrar su atención en el avance de Ness y en su compañero, que ahora le mostraba unos pequeños cuchillos que llevaba escondidos en las botas. Aquello si era una buena noticia, al menos él no estaría desarmado si conseguían liberarse. Acto seguido le mostró una ilusión, ante la que no pudo evitar asustarse a pesar de su aviso. Los ojos del muchacho se volvieron blancos, y de su boca comenzó a salir espuma, mezclada con sangre y vómitos, que también empezaron a salir de su nariz segundos después. Cuando los ojos parecían a punto de estallar en sangre, todo desapareció sin dejar el más mínimo rastro.
Eärwen quedó boquiabierta ante aquel tipo de ilusión, que aunque les sería útil para fingir un ataque, resultaba tan real que daba miedo. Ella tendría que llamar la atención de los piratas llegado el momento, para que éstos vieran el fingido ataque y soltasen a su compañero, momento que aprovecharía para atacarlos si conseguía estar libre para entonces. Si no era así pediría que la soltasen, alegando que ella podía curarlo con sus poderes, a fin de cuentas el capitán esperaba sacar algo por el chico, con lo que cabía la posibilidad de que se lo permitiese.
Demian comenzó a perder las fuerzas, hasta caer rendido en un profundo sueño, que claramente necesitaba para reponerse del esfuerzo y el dolor que sentía. La de ojos azules guardó silencio para no perturbar su descanso, centrando su atención en la lehtiä que seguía con su labor de destruir las cadenas.
Un par de horas después, en las que por suerte no habían recibido visita de ningún otro miembro de la tripulación, la elfa escuchó un chasquido y notó como la presión alrededor de sus muñecas disminuía. Movió las manos hasta liberarse de las cadenas, girándose para ver el trabajo de su amiga, que había destrozado con sus dientes por completo uno de los eslabones, dividiendo así las metálicas ataduras en dos cadenas más pequeñas.
Se levantó de inmediato y sin perder tiempo se acercó a Demian, colocando las manos a escasos centímetros de su espalda y permitiendo que de sus palmas brotasen los poderes curativos que poseía. Las heridas cerraros tras unos minutos, dejando en su lugar unas delgadas marcas que desaparecerían con los días. Al menos el brujo ya no sentiría dolor al despertarse, cosa que les ayudaría a la hora de llevar a cabo su plan de huida.
Volvieron a escucharse pasos, con lo que regresó junto a su poste y sujetó las cadenas con las manos para que pareciera estar atada aún, hizo un gesto a Nessa y ésta saltó hacia la túnica, volviendo a esconderse en su interior. - Bien hecho Ness. - musitaría, antes de que el pirata entrase en la bodega.
Unos pesados pasos la hicieron guardar silencio y ponerse en guardia, lista para hacer un gesto a su pequeña compinche para que se escondiese. A aquel pirata lo recordaba, era el que había castigado duramente al brujo, y que ahora la observaba a ella con una mirada que despertó el más profundo asco en la de cabellos negros. Se acercó a ella, para con tono burlesco rebelarle las apuestas que la tripulación estaba haciendo en la cubierta y que ella era el premio. El que ganase la visitaría más tarde y a solas, para según él “probar la mercancía”.
La voz del capitán se oyó desde la puerta, mientras anunciaba con autoridad que nadie tocaría a los prisioneros de momento. La expresión del pirata se volvió más seria, se levantó se dirigió a los barriles, salvándose por los pelos del intento de patada que la joven hacía a sus espaldas, y es que allí sentada apenas tenía movilidad. El tipo abandonó la bodega y cerró bruscamente la puerta tras de sí, recordando a un niño enrabietado al que han quitado su juguete.
Una vez solos, la elfa volvió a centrar su atención en el avance de Ness y en su compañero, que ahora le mostraba unos pequeños cuchillos que llevaba escondidos en las botas. Aquello si era una buena noticia, al menos él no estaría desarmado si conseguían liberarse. Acto seguido le mostró una ilusión, ante la que no pudo evitar asustarse a pesar de su aviso. Los ojos del muchacho se volvieron blancos, y de su boca comenzó a salir espuma, mezclada con sangre y vómitos, que también empezaron a salir de su nariz segundos después. Cuando los ojos parecían a punto de estallar en sangre, todo desapareció sin dejar el más mínimo rastro.
Eärwen quedó boquiabierta ante aquel tipo de ilusión, que aunque les sería útil para fingir un ataque, resultaba tan real que daba miedo. Ella tendría que llamar la atención de los piratas llegado el momento, para que éstos vieran el fingido ataque y soltasen a su compañero, momento que aprovecharía para atacarlos si conseguía estar libre para entonces. Si no era así pediría que la soltasen, alegando que ella podía curarlo con sus poderes, a fin de cuentas el capitán esperaba sacar algo por el chico, con lo que cabía la posibilidad de que se lo permitiese.
Demian comenzó a perder las fuerzas, hasta caer rendido en un profundo sueño, que claramente necesitaba para reponerse del esfuerzo y el dolor que sentía. La de ojos azules guardó silencio para no perturbar su descanso, centrando su atención en la lehtiä que seguía con su labor de destruir las cadenas.
Un par de horas después, en las que por suerte no habían recibido visita de ningún otro miembro de la tripulación, la elfa escuchó un chasquido y notó como la presión alrededor de sus muñecas disminuía. Movió las manos hasta liberarse de las cadenas, girándose para ver el trabajo de su amiga, que había destrozado con sus dientes por completo uno de los eslabones, dividiendo así las metálicas ataduras en dos cadenas más pequeñas.
Se levantó de inmediato y sin perder tiempo se acercó a Demian, colocando las manos a escasos centímetros de su espalda y permitiendo que de sus palmas brotasen los poderes curativos que poseía. Las heridas cerraros tras unos minutos, dejando en su lugar unas delgadas marcas que desaparecerían con los días. Al menos el brujo ya no sentiría dolor al despertarse, cosa que les ayudaría a la hora de llevar a cabo su plan de huida.
Volvieron a escucharse pasos, con lo que regresó junto a su poste y sujetó las cadenas con las manos para que pareciera estar atada aún, hizo un gesto a Nessa y ésta saltó hacia la túnica, volviendo a esconderse en su interior. - Bien hecho Ness. - musitaría, antes de que el pirata entrase en la bodega.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Las imágenes eran oscuras, siniestras, llenas de vampiros y piratas que le hacían daño. A la distancia estaban los ojos de reproche de su maestro y en un rincón, con la cara llena del mismo terror de cuando quedó paralizada en la yegua, Ëarwen. Unos piratas se acercaban, llevaban dagas en las manos. Uno de ellos dio un paso adelante y comenzó a rasgar su vestido. “No, no”, era lo único que quería decir, pero no podía hablar. Entonces una luz llenó todo, una luz tranquila, como una fuente de paz. Las imágenes desaparecieron, todo era luz. Despertó.
No sabía cuánto había dormido, pero supo de inmediato qué lo había despertado. Un pirata, aquel mismo que le había dado latigazos horas antes, entraba en la bodega con un rostro de satisfacción enorme, tan seguro de sí mismo que era obvio que algo bueno le había sucedido. Entonces recordó las palabras de antes de dormirse. Venía a aprovecharse de la mujer a la que ya consideraba su amiga. Él no podía quedarse simplemente quieto para ver aquello, pero ¿qué podía hacer?. Dio una rápida mirada a ella y notó seguridad en su rostro. ¿Habría logrado zafarse de las cadenas? ya no tenía tiempo de preguntar, el pirata estaba entre ellos. Sólo cabía actuar y esperar que fuera así.
-Si me molestas te doy una docena de latigazos, ¿entendido? -le amenazó.
El chico tenía ganas de responder con insultos, peor sabía que más latigazos sólo empeorarían la situación. ¿Latigazos?, recapacitó de pronto. ¿Por qué ya no sentía su dolor?, ¿sería acaso que el sueño había dado tiempo a las heridas de cerrar?…¿o sería acaso que ella le había logrado sanar?. De ser cierta la última entonces ella ya se había zafado de las cadenas. No tenía tiempo de comprobar cuál era la respuesta correcta, era hora del show.
-No me siento… bien -expresó de manera cansada y lastimosa, bajando su vista para no tener que mirarle a los ojos y expresar el desprecio que sentía.
Comenzó fingiendo un babeo, emitiendo un vago quejido gutural, para luego formar la ilusión en su rostro y comenzar a fingir estar en un estado convulsivo. De su boca fluía una mezcla de espuma, sangre y vómito, mientras sus ojos parecían a punto de estallar. Fingió que no podía respirar producto de esta mezcla obstruyendo sus vías respiratorias.
No pudo prestar atención a las reacciones de Ëarwen y en cierta manera no quería verlas, pues de seguro no serían agradables, así que simplemente se concentró en su teatro hasta que notó que el pirata, a regañadientes, abría sus cadenas con una llave y le tendía boca abajo.
Esperó con paciencia, manteniendo su show, confiando en que su compañera haría su parte y en que las palabras del pirata hubieran sido ciertas más temprano y la visita fuera a solas, sin ningún otro pirata cerca. Si tenían suerte la mayor parte de la tripulación estaría ebria a estas alturas.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Como había hecho anteriormente, el pirata que había causado los latigazos al pequeño apareció en la estancia, con una siniestra sonrisa en el rostro que dejaba clara su intención. Quizá el capitán hubiese permitido finalmente aquel vil acto, o puede que el hombre estuviese dispuesto a correr los riesgos que entrañaba desobedecer a su superior por un poco de diversión. - Maldito desgraciado, te arrepentirás de haber venido. - pensó la elfa, clavando en él una fría mirada llena de odio y desprecio.
Elessar había tenido razón al advertirle, al intentar retenerla en Sandorai para que el mal de los hombres no la alcanzase, aunque no podía generalizar aquello. En Lunargenta había conocido a mucha buena gente, que la había ayudado a instalarse y a acostumbrarse al bullicioso lugar, y ante sí tenía al pequeño brujo, prueba irrefutable de que existía el bien y de que las antiguas razas enemigas podían coexistir. El pequeño Demian había despertado en ella un instinto protector y el afecto que se solía sentir por los amigos, no permitiría que nadie le hiciera daño.
El pirata se colocó entre ellos y amenazó al brujo, mientras la elfa empezaba a enrollarse las cadenas en las palmas de las manos, preparada para entrar en acción y darle su merecido a aquel malnacido. Su compañero empezó a fingir que se sentía mal, se quejó lastimeramente y comenzó a crear la ilusión que tenía planeada. A pesar de haberla visto antes, la imagen surtió en ella el mismo efecto, cosa que ayudaría a dar credibilidad a la treta. - ¡Suéltalo! ¡Se está ahogando! - exclamó, fingiendo que tiraba de las cadenas para acercarse a él.
El hombre lo miró desconcertado, pero no parecía dispuesto a hacer nada, la de ojos azules lo maldijo interiormente. - ¡Animal! ¡Suelta al chico o morirá! - entonces le prestó atención, quizá alarmado ante la idea de hacer perder dinero a su capitán, que seguramente se lo cobraría de manera dolorosa. - ¡¿A qué esperas?! ¡Ponlo boca abajo para que no se ahogue! - se lo pensó dos veces, pero finalmente decidió hacer caso y soltarlo.
Eärwen aprovechó el momento en que el pirata le dio la espalda para tender el cuerpo de Demian sobre el suelo, extrajo la daga de su bota y se la clavó en la parte posterior de la rodilla. El desgraciado miembro de la tripulación se hincó sobre el suelo de madera, no tuvo tiempo siquiera de gritar antes de que la elfa le rodease el cuello con las cadenas y tirase con fuerza de las mismas hacia ella, al tiempo que apoyaba una de sus rodillas en su espalda para impedir que se levantase.
El aire empezó a faltarle de inmediato, y aunque ante la sensación de asfixia trató de liberarse, las fuerzas le fallaron muy poco después, dejando al hombre como un peso muerto. La joven lo dejó caer con cuidado de no hacer mucho ruido, lo observó con detenimiento durante unos segundos para comprobar que estuviese muerto. Levantó la vista hacia su compañero, que probablemente no se habría esperado verla haciendo algo así.
- Tenemos que salir de aquí como sea. - musitó, enrollando la cadena alrededor de su mano de modo que al golpear hiciese más daño. Se acercó a la puerta y aguzó el oído, pero por suerte para ellos no se escuchaba ya nada. - La bebida ha debido tumbarlos ya, será la mejor oportunidad para escapar. - volvió a hablar en voz muy baja, esperando que los descuidados piratas hubiesen dejado las requisadas armas de ambos en la cubierta, donde pudiesen encontrarlas con facilidad. - ¿Estás listo? - preguntó en un susurro, dispuesta ya a abrir la puerta.
Elessar había tenido razón al advertirle, al intentar retenerla en Sandorai para que el mal de los hombres no la alcanzase, aunque no podía generalizar aquello. En Lunargenta había conocido a mucha buena gente, que la había ayudado a instalarse y a acostumbrarse al bullicioso lugar, y ante sí tenía al pequeño brujo, prueba irrefutable de que existía el bien y de que las antiguas razas enemigas podían coexistir. El pequeño Demian había despertado en ella un instinto protector y el afecto que se solía sentir por los amigos, no permitiría que nadie le hiciera daño.
El pirata se colocó entre ellos y amenazó al brujo, mientras la elfa empezaba a enrollarse las cadenas en las palmas de las manos, preparada para entrar en acción y darle su merecido a aquel malnacido. Su compañero empezó a fingir que se sentía mal, se quejó lastimeramente y comenzó a crear la ilusión que tenía planeada. A pesar de haberla visto antes, la imagen surtió en ella el mismo efecto, cosa que ayudaría a dar credibilidad a la treta. - ¡Suéltalo! ¡Se está ahogando! - exclamó, fingiendo que tiraba de las cadenas para acercarse a él.
El hombre lo miró desconcertado, pero no parecía dispuesto a hacer nada, la de ojos azules lo maldijo interiormente. - ¡Animal! ¡Suelta al chico o morirá! - entonces le prestó atención, quizá alarmado ante la idea de hacer perder dinero a su capitán, que seguramente se lo cobraría de manera dolorosa. - ¡¿A qué esperas?! ¡Ponlo boca abajo para que no se ahogue! - se lo pensó dos veces, pero finalmente decidió hacer caso y soltarlo.
Eärwen aprovechó el momento en que el pirata le dio la espalda para tender el cuerpo de Demian sobre el suelo, extrajo la daga de su bota y se la clavó en la parte posterior de la rodilla. El desgraciado miembro de la tripulación se hincó sobre el suelo de madera, no tuvo tiempo siquiera de gritar antes de que la elfa le rodease el cuello con las cadenas y tirase con fuerza de las mismas hacia ella, al tiempo que apoyaba una de sus rodillas en su espalda para impedir que se levantase.
El aire empezó a faltarle de inmediato, y aunque ante la sensación de asfixia trató de liberarse, las fuerzas le fallaron muy poco después, dejando al hombre como un peso muerto. La joven lo dejó caer con cuidado de no hacer mucho ruido, lo observó con detenimiento durante unos segundos para comprobar que estuviese muerto. Levantó la vista hacia su compañero, que probablemente no se habría esperado verla haciendo algo así.
- Tenemos que salir de aquí como sea. - musitó, enrollando la cadena alrededor de su mano de modo que al golpear hiciese más daño. Se acercó a la puerta y aguzó el oído, pero por suerte para ellos no se escuchaba ya nada. - La bebida ha debido tumbarlos ya, será la mejor oportunidad para escapar. - volvió a hablar en voz muy baja, esperando que los descuidados piratas hubiesen dejado las requisadas armas de ambos en la cubierta, donde pudiesen encontrarlas con facilidad. - ¿Estás listo? - preguntó en un susurro, dispuesta ya a abrir la puerta.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian siguió con su acto hasta cuando el pirata puso una expresión de dolor. Entonces se preparó para sacar el cuchillo de su bota, esperando liquidarle en un corte al cuello, pero antes vio unas cadenas enrollarse en ese lugar. Se quedó algo atónito, viendo a la elfa asesinar a alguien de aquella manera tan brutal. Esperó atento por si el pirata lograba sacarse el agarre, pero pronto cayó al piso derrotado, no, muerto.
Se puso de pie y pasó una mano por su espalda. No encontró heridas, apenas si había unas líneas un tanto delicadas al tacto, pero nada más. Era imposible que eso fuera mero producto del paso del tiempo, definitivamente ella ya había usado su magia sanadora en sus heridas. No sólo eso, sino que el haber podido dormir unas horas le había recobrado considerablemente sus fuerzas. Era hora de la acción.
-Gracias -le dijo con una mirada sincera, realmente se sentía muy aliviado de que el dolor se hubiera ido- de verdad, gracias.
A continuación se dirigió con ella a la puerta y asintió cuando ella le preguntó si estaba listo. Entonces se asomó por el espacio, apenas abriendo lo mínimo posible la puerta, mientras con un ojo exploraba el lugar con la vista. Por lo visto el pasillo estaba vacío, así que abrió y avanzó por las escaleras hasta llegar a la puerta que de verdad importaba, la que daba directamente a cubierta. La abrió con más cuidado aún, procurando dejar el espacio apenas suficiente para su ojo.
-Veo a 2 piratas despiertos haciendo guardia -informó- pero ninguno mira en este momento hacia nosotros, sino que vigilan la playa ante posibles amenazas. Otros 2 duermen. Uno de ellos tiene nuestras cosas, quizás las ganó en las apuestas o algo… -siguió observando otro poco, procurando atender a distintos ángulos- no veo tu yegua, quizás no la han subido al barco, no lo se, pero no está en cubierta.
Volvió a mirarla a ella.
-Eres una gran guerrera, pero déjame a mí realizar la primera movida, esta es mi especialidad… tú asegúrate de estar alerta ante cualquier otra amenaza -expresó con cierto orgullo, al tiempo que abría su muñequera para revelar un bisturí pequeño escondido.
Con un entrenado sigilo abrió la puerta y se desplazó con una sutileza de alguien que ha dedicado su vida a ello, apenas apoyando los pies al caminar, como si pesara menos que una almohada. Sus botas estaban especialmente diseñadas para ello, pues tenían una suela suave y blanda que se adaptaba a sus pasos y no emitía ruidos innecesarios. Llegó hasta el pirata que dormía con sus cosas y realizó su movimiento con presteza, rápidamente poniendo una mano sobre la boca del pirata al tiempo que introducía profundamente el escalpelo en la garganta, rasgándola y abriéndola en un sólo movimiento, dejando que la sangre manara a chorros sobre el desdichado enemigo. Lo sostuvo así hasta que dejó de moverse. El asesinato había sido limpio, con la sangre fría y una calma para erizar los pelos, de modo que el ruido había sido mínimo, pero de todas maneras el enemigo había tenido unos segundos de agitarse y manotear antes de perder el conocimiento y la vida. Demian esperaba que eso no hubiera sido suficiente para alertar a los otros, pero no tenía tiempo de averiguarlo, tomó sus dagas y arrojó sus armas a Ëarwen.
-Hora de salir... por cierto, ahora es a muerte, si nos capturan seguro nos matan -susurró.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El pequeño brujo se limitó a asentir con la cabeza en respuesta a su pregunta, abrió la puerta lo justo para ver el exterior y tras comprobar que el pasillo estaba vacío, la abrió del todo. Avanzaron en silencio hasta las escaleras, subiéndolas con cuidado para no hacer ningún ruido que pudiese alertar a los tripulantes que quedasen aún despiertos. Tras unos instantes se encontraron frente a la puerta que daba a la cubierta, Demian la entreabrió con lentitud y echó un vistazo a lo que había fuera.
Por desgracia los piratas no eran tan descuidados como pensaba, habían dejado a un par de guardia y otros dos dormían cerca de ellos, probablemente descansando para relevarlos más tarde. El muchacho dio con las armas de ambos, que estaban en poder de uno de los que dormitaba, tendrían que hacerse con ellas cuanto antes. La no presencia de Lluvia no le extrañó, estaba casi segura de que la habrían atado a algún árbol cercano a la orilla, donde pudiesen vigilarla desde la embarcación.
La elfa escuchó con atención al niño, que pedía ser el primero en mover pieza ante aquella situación que tenían delante. Eärwen asintió levemente, con la vista puesta sobre el pequeño bisturí que el brujo llevaba escondido en la muñequera, por un momento se preguntó cuántas armas más llevaría consigo. Sabiendo que Demian sabría aprovechar mejor el factor sorpresa que ella, depositó la cadena que llevaba sobre el suelo y asió la empuñadura de su daga con firmeza, quedando expectante y lista para actuar en cuanto fuese necesario.
El muchacho se movió con agilidad hacia el dormido pirata que tenía sus armas, bajo la atenta mirada de la de ojos azules, que quedó bastante sorprendida al ver lo sigiloso que era. Vio como cubría la boca del hombre antes de rajarle la garganta, de inmediato apartó la vista hacia los otros, para vigilar que no se diesen cuenta de lo que estaba pasando a sus espaldas. El joven mago recuperó las armas de ambos, lanzando a la elfa las suyas, que atrapó en el aire.
Enfundó ambas dagas en las vainas que colgaban de su cinturón y se colocó el carcaj a la espalda. Tomó el arco y preparó una primera flecha mientras escuchaba las palabras de su compañero, que tenían toda la razón. Debía ser precisa y disparar a matar de forma rápida y limpia, no como en la bodega, que se había dejado embargar por el desprecio y el asco que le había provocado aquel tripulante con sus depravadas intenciones hacia ella.
Tensó el arco y avanzó por la cubierta, apuntando directamente a uno de los que montaban guardia. Lanzó la flecha para alcanzarlo a la altura del pecho, en la zona del corazón. El tiro resultó mortal, tal como esperaba, el herido balbuceó algo ininteligible y se desplomó sobre el suelo de madera, alertando a su compañero. La elfa liberó un segundo proyectil, que alcanzó a su objetivo de igual modo que al primero, dejando la zona casi despejada, a excepción del último pirata que aún dormía.
- Demian, ocúpate de ese mientras yo vigilo. - musitaría con un hilo de voz, avanzando hacia el par de cadáveres para recuperar las flechas, que limpió antes de devolver al carcaj. Cuando volviesen a la playa tendría que acercarse a los que habían abatido antes de que los llevasen al barco, recuperando así las otras cuatro que se habían quedado allí. Puede que aquello supusiese un riesgo, pero la joven solo disponía de una decena de flechas, que había llevado consigo desde que salió de Sandorai y que prefería no ir perdiendo por el camino.
Caminó por la cubierta, observando con detenimiento la orilla y la línea de árboles que separaban el lago de los bosques. Tardó solo unos segundos en dar con ella, su blanca yegua se hallaba atada a la gruesa rama de un árbol cercano, con todas las alforjas atadas aún a la silla de montar. - Ya veo a Lluvia, no está lejos. - susurró, volviendo la vista hacia el brujo.
Por desgracia los piratas no eran tan descuidados como pensaba, habían dejado a un par de guardia y otros dos dormían cerca de ellos, probablemente descansando para relevarlos más tarde. El muchacho dio con las armas de ambos, que estaban en poder de uno de los que dormitaba, tendrían que hacerse con ellas cuanto antes. La no presencia de Lluvia no le extrañó, estaba casi segura de que la habrían atado a algún árbol cercano a la orilla, donde pudiesen vigilarla desde la embarcación.
La elfa escuchó con atención al niño, que pedía ser el primero en mover pieza ante aquella situación que tenían delante. Eärwen asintió levemente, con la vista puesta sobre el pequeño bisturí que el brujo llevaba escondido en la muñequera, por un momento se preguntó cuántas armas más llevaría consigo. Sabiendo que Demian sabría aprovechar mejor el factor sorpresa que ella, depositó la cadena que llevaba sobre el suelo y asió la empuñadura de su daga con firmeza, quedando expectante y lista para actuar en cuanto fuese necesario.
El muchacho se movió con agilidad hacia el dormido pirata que tenía sus armas, bajo la atenta mirada de la de ojos azules, que quedó bastante sorprendida al ver lo sigiloso que era. Vio como cubría la boca del hombre antes de rajarle la garganta, de inmediato apartó la vista hacia los otros, para vigilar que no se diesen cuenta de lo que estaba pasando a sus espaldas. El joven mago recuperó las armas de ambos, lanzando a la elfa las suyas, que atrapó en el aire.
Enfundó ambas dagas en las vainas que colgaban de su cinturón y se colocó el carcaj a la espalda. Tomó el arco y preparó una primera flecha mientras escuchaba las palabras de su compañero, que tenían toda la razón. Debía ser precisa y disparar a matar de forma rápida y limpia, no como en la bodega, que se había dejado embargar por el desprecio y el asco que le había provocado aquel tripulante con sus depravadas intenciones hacia ella.
Tensó el arco y avanzó por la cubierta, apuntando directamente a uno de los que montaban guardia. Lanzó la flecha para alcanzarlo a la altura del pecho, en la zona del corazón. El tiro resultó mortal, tal como esperaba, el herido balbuceó algo ininteligible y se desplomó sobre el suelo de madera, alertando a su compañero. La elfa liberó un segundo proyectil, que alcanzó a su objetivo de igual modo que al primero, dejando la zona casi despejada, a excepción del último pirata que aún dormía.
- Demian, ocúpate de ese mientras yo vigilo. - musitaría con un hilo de voz, avanzando hacia el par de cadáveres para recuperar las flechas, que limpió antes de devolver al carcaj. Cuando volviesen a la playa tendría que acercarse a los que habían abatido antes de que los llevasen al barco, recuperando así las otras cuatro que se habían quedado allí. Puede que aquello supusiese un riesgo, pero la joven solo disponía de una decena de flechas, que había llevado consigo desde que salió de Sandorai y que prefería no ir perdiendo por el camino.
Caminó por la cubierta, observando con detenimiento la orilla y la línea de árboles que separaban el lago de los bosques. Tardó solo unos segundos en dar con ella, su blanca yegua se hallaba atada a la gruesa rama de un árbol cercano, con todas las alforjas atadas aún a la silla de montar. - Ya veo a Lluvia, no está lejos. - susurró, volviendo la vista hacia el brujo.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Ya recuperadas las armas, Demian observó cómo Ëarwen mostraba nuevamente que, a pesar de ser una sanadora, sabía muy bien cómo luchar. Con gran precisión acabó con los 2 guardias, aunque a esas alturas las muertes de tantos sujetos ya habría hecho algo de ruido, así que debían actuar rápido. Cuando ella le indicó que acabara con el último de los que dormía, él la miró con cierta extrañeza, horas antes, cuando iban a caballo, jamás la habría imaginado dándole la orden de matar a sangre fría. Asintió con una cierta satisfacción de por medio.
Se desplazó nuevamente con sigilo, pero más rápido que la vez anterior, pues el pirata parecía a punto de despertar. Esta vez iba armado con sus dagas, sus armas preferidas y más letales. Con calma y un pulso sólo posible por alguien que entrenado rebanó al mismo tiempo la garganta y el corazón de su víctima, la garganta para que no gritara, el corazón para que la muerte fuera instantánea.
Siguió entonces a su compañera para prepararse para salir del barco. Una vez cerca de la borda se giró sobre sí mismo e hizo un gesto que le dictaba la tradición de los asesinos de su orden. Miró hacia donde estaban los cadáveres que había matado e hizo una profunda reverencia.
-Que en la muerte encuentren paz y que nueva vida surja donde la sangre ha sido derramada -pronunció en voz baja, pero con aire solemne.
En las muertes anteriores había estado en pleno combate y bajo circunstancias más apremiantes, pero ahora tenía la instancia de mostrar sus respetos a quienes había quitado la vida. Su maestro en eso era muy claro, incluso el enemigo más despreciable merece tus respetos si has acabado con su vida. Hechas las formalidades, se giró nuevamente para seguir a la elfa.
Al momento de comenzar a bajar la escalera hacia la playa se oyeron pasos. Un pirata volvía a cubierta desde otra escalera del barco para sumarse al turno de guardia, aún ignorante de la suerte sus compañeros.
-Tenemos muy poco tiempo antes que se den cuenta lo que ha pasado, vamos rápido, no podemos arriesgar otra batalla -dijo con premura, comenzando a avanzar hacia Lluvia con paso ligero.
Demian estimaba que aún si les veían intentar la huída, tardarían un tiempo considerable en alertar a sus ballesteros para que les dispararan, lo que les daría un espacio para emprender la huída. No sabía exactamente cuántos piratas más había en total, pero estimaba que al menos una decena, pero seguramente la mayoría estaba dormido y ebrio en ese instante.
Al bajar a la playa deseó con todas sus fuerzas que no hubiera piratas custodiando los alrededores, pero en la oscuridad de la noche no podía saberlo con certeza, así que llevaba sus dagas listas en caso de que así fuera. Habían pasado por mucho, era hora de que la suerte les sonriera, pensó.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Cuando estuvieron listos para abandonar el barco, el brujo se detuvo un momento para mostrar respeto a los caídos, con una reverencia y unas solemnes palabras. La elfa lo miró sorprendida, pues aquello era lo último que hubiese esperado ver, la figura de su maestro empezó a despertar su curiosidad, era un asesino sí, pero tenía ciertas cosas que no parecían propias del gremio.
Inclinó levemente la cabeza en señal de respeto, antes de girar sobre sus talones y emprender la bajada hacia la orilla. Escuchó pasos a lo lejos, que indicaban claramente que otro de los tripulantes se acercaba a la cubierta para unirse a los que montaban guardia. Pronto el recién llegado se daría cuenta de la horrible suerte que habían corrido los otros cuatro, con lo que alertaría a los pocos que aún pudiesen levantarse para iniciar la persecución, no podían perder tiempo.
La elfa escuchó las palabras de Demian, que ya corría hacia la yegua a toda prisa. - Desata a Lluvia y súbete a la silla, volveré enseguida. - musitó, antes de echar a correr hacia el lugar donde yacían los cuerpos de los primeros piratas que abatieron, que por suerte no estaba lejos. Recuperó sus flechas y regresó a toda prisa junto al muchacho, viendo por el rabillo del ojo como el tripulante daba la voz de alarma a voz en grito.
Por suerte no se les había ocurrido poner guardia a la montura, corrió hacia ella y se subió de un salto, acomodándose tan rápido como podía para salir de allí. Por desgracia la noche había caído y la niebla que reinaba en el bosque complicaba aún más el orientarse, con lo que dudó unos segundos sobre qué dirección tomar. Sabía que debía dirigirse al otro lago, que era más pequeño y se hallaba muy cerca de Sacrestic, aunque la idea de entrar en la ciudad de vampiros en plena noche no le hacía mucha gracia.
Si conseguían llegar al lago de la luna y los piratas no los seguían, la joven sugeriría el pasar la noche allí, para acercarse a la ciudad de día, cuando fuese más segura para ambos. A fin de cuentas ya habían comprobado que allí los verían como alimento o posibles esclavos, y ninguna de aquellas opciones le gustaba. Echó un vistazo a la cubierta de la embarcación, sobre la cual empezaban a aparecer un par de hombres más, entre quejidos por el dolor de cabeza ocasionado por el alcohol.
- ¿Podrías crear una ilusión luminosa? - preguntó a su joven amigo, al tiempo que sujetaba con firmeza las riendas y se preparaba para espolear a la yegua y ponerla al galope de inmediato. Aquella sería su única oportunidad de salir de allí, y el tiempo de ventaja se les reducía con cada segundo que se mantenían detenidos.
Off: En cuanto crees la ilusión puedes manejar a Eärwen y decir que se lanza a la carrera.
Inclinó levemente la cabeza en señal de respeto, antes de girar sobre sus talones y emprender la bajada hacia la orilla. Escuchó pasos a lo lejos, que indicaban claramente que otro de los tripulantes se acercaba a la cubierta para unirse a los que montaban guardia. Pronto el recién llegado se daría cuenta de la horrible suerte que habían corrido los otros cuatro, con lo que alertaría a los pocos que aún pudiesen levantarse para iniciar la persecución, no podían perder tiempo.
La elfa escuchó las palabras de Demian, que ya corría hacia la yegua a toda prisa. - Desata a Lluvia y súbete a la silla, volveré enseguida. - musitó, antes de echar a correr hacia el lugar donde yacían los cuerpos de los primeros piratas que abatieron, que por suerte no estaba lejos. Recuperó sus flechas y regresó a toda prisa junto al muchacho, viendo por el rabillo del ojo como el tripulante daba la voz de alarma a voz en grito.
Por suerte no se les había ocurrido poner guardia a la montura, corrió hacia ella y se subió de un salto, acomodándose tan rápido como podía para salir de allí. Por desgracia la noche había caído y la niebla que reinaba en el bosque complicaba aún más el orientarse, con lo que dudó unos segundos sobre qué dirección tomar. Sabía que debía dirigirse al otro lago, que era más pequeño y se hallaba muy cerca de Sacrestic, aunque la idea de entrar en la ciudad de vampiros en plena noche no le hacía mucha gracia.
Si conseguían llegar al lago de la luna y los piratas no los seguían, la joven sugeriría el pasar la noche allí, para acercarse a la ciudad de día, cuando fuese más segura para ambos. A fin de cuentas ya habían comprobado que allí los verían como alimento o posibles esclavos, y ninguna de aquellas opciones le gustaba. Echó un vistazo a la cubierta de la embarcación, sobre la cual empezaban a aparecer un par de hombres más, entre quejidos por el dolor de cabeza ocasionado por el alcohol.
- ¿Podrías crear una ilusión luminosa? - preguntó a su joven amigo, al tiempo que sujetaba con firmeza las riendas y se preparaba para espolear a la yegua y ponerla al galope de inmediato. Aquella sería su única oportunidad de salir de allí, y el tiempo de ventaja se les reducía con cada segundo que se mantenían detenidos.
Off: En cuanto crees la ilusión puedes manejar a Eärwen y decir que se lanza a la carrera.
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La idea de Ëarwen de volver por sus flechas le pareció la peor idea posible a Demian, que en vez de correr de inmediato se quedó mirando nervioso de que el pirata que se aproximaba no la viera. Efectivamente él la vio y comenzaba a dar la voz de alarma. Maldijo la suerte en su interior y se dio a la carrera, ella confiaba en que él tuviera la yegua lista y sabía que debía hacerlo. Corrió sin mirar atrás, con el corazón en las manos ante la duda de si ella lo iba a lograr o no. Lamentablemente, pensó, si ella era capturada él no tenía oportunidad alguna de volver, debía tomar la montura y huir por sí mismo, solo.
Al llegar junto al animal no lo pensó 2 veces, debía actuar rápido, así que ni siquiera intentó desatarla, simplemente cortó con sus dagas la cuerda que la sujetaba y trepó con presteza. Se maldijo a sí mismo y se llamó estúpido cuando notó que nuevamente había trepado al revés, pero sin perder el tiempo se dio vuelta. Justo en ese instante la mujer llegaba junto a él y dio un profundo suspiro de alivio.
-No me hagas eso otra vez -exclamó.
¿Era eso la compasión de la que su maestro hablaba?, ¿era el sentir esas ganas de proteger a otra persona?, ¿era el estar dispuesto a correr riesgos por ella?. En las últimas horas Demian había experimentado sentimientos que antes le eran tan esquivos y una curiosa idea se formaba en su interior, no quería estar solo.
-Claro, de inmediato -contestó a su pregunta.
En un principio tuvo sus reparos internos, pues poner una señal de su ubicación no le parecía lo más sensato, pero se percató de lo oscuro de la noche y supo que sin una fuente de luz seguro acabarían accidentados, así que accedió y formó una simple esfera luminosa que puso sobre la cabeza de Lluvia.
En ese momento Demian no sabía con exactitud dónde estaban, simplemente confió en que ella supiera el camino o, en caso contrario, al menos ganaran el máximo de distancia de sus posibles perseguidores para buscar la senda correcta por la mañana, cuando el sol los bendijera.
Una vez que hubieron ganado una distancia que le permitiera sentirse seguro, el chico se giró cuanto pudo y dio un incómodo abrazo a la elfa, apretándola con todas sus fuerzas, mientras unas discretas lágrimas de alegría se juntaban en sus ojos. Habían salido con vida. No, no era sólo el salir con vida, se preocupaba por otra persona.
Lejos de ellos, el capitán se paraba con un pie apoyado en la borda y una mirada de rabia hacia el camino, masticando tabaco con una furia que parecía a punto de salírsele por los ojos. Uno de los marinos se le acercó y le preguntó si debían seguirlos, pero él negó y ordenó que hicieran un recuento de los caídos.
-Por mis barbas, prometo que os encontraré y os haré pagar por lo que han hecho hoy, nadie se ríe de mí y va por ahí para contarlo, nadie -dijo al viento a viva voz.
Demian
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Re: Enfrentando el pasado [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eärwen se sintió ligeramente culpable al oír lo que su compañero exclamaba, no volvería a dejarlo solo de aquella manera. Entornó los ojos ante la esfera de luz que había creado y situado sobre la cabeza de la yegua, que le permitiría ver con bastante claridad por dónde avanzaban. Espoleó a su montura y la puso al galope, deseando alejarse del lugar tan rápido como fuese posible.
Los gritos de los piratas empezaron a escucharse cada vez más lejanos, por lo que parecía no estaban dispuestos a perseguirlos, quizá por los peligros que entrañaba meterse en aquel bosque de noche o quizá porque intentar alcanzarlos a pie sería un esfuerzo en vano. De todos modos no se confió, entre los dos habían terminado con nueve de sus hombres y eso haría enfurecer al capitán, que seguramente intentaría vengarse más adelante.
La elfa se mantuvo totalmente concentrada, para evitar los árboles y posibles hoyos o zanjas que pudiese haber por la zona. Sabía que iba en la dirección correcta y que pronto llegarían al lago de la luna, donde con un poco de suerte podrían descansar algo. Quizá el brujo no lo necesitase tras el par de horas que había conseguido dormir en la bodega, pero ella si deseaba poder sentarse tranquilamente un rato en algún lugar seguro, donde reponerse de todo lo vivido aquel día.
Ella que siempre se había declarado partidaria del diálogo y contraria a las peleas, ahora tenía las manos manchadas con la sangre de todos los hombres que había matado. Le costaba asimilarlo, y más aún por la crueldad con que había asfixiado al de la bodega, llevada por el odio y el desprecio, emociones que le habían sido totalmente desconocidas hasta entonces. Demian se giró en la silla y la abrazó con fuerza, haciendo que todos aquellos pensamientos se desvaneciesen al momento. - No solo era por mí, sino por él. - pensó para sí.
Lo rodeo con un brazo, pasando las riendas a la mano libre, y lo estrechó contra su cuerpo, apoyando una de sus mejillas contra los oscuros cabellos que cubrían la coronilla del muchacho. - Todo está bien, lo conseguimos. - susurró, contenta por el gesto del pequeño y por haber salido ilesos de aquella difícil situación. Ninguno de los dos sabía qué les depararía el camino ni cuánto tiempo más lo compartirían, pero ella se sentía a gusto con su presencia y se alegraría de tenerlo a su lado durante el resto de su viaje.
Lluvia galopó veloz a través de los bosques, dando todo de sí para alejar a sus jinetes del peligro que los acechaba. Pronto la de ojos azules atisbó el pequeño lago al que se dirigían, esbozó una sonrisa y bajó la vista hacia su compañero. - Hemos llegado, aquí estaremos a salvo hasta mañana. - dijo con voz tranquila, deteniendo la yegua a escasos metros del agua.
Los gritos de los piratas empezaron a escucharse cada vez más lejanos, por lo que parecía no estaban dispuestos a perseguirlos, quizá por los peligros que entrañaba meterse en aquel bosque de noche o quizá porque intentar alcanzarlos a pie sería un esfuerzo en vano. De todos modos no se confió, entre los dos habían terminado con nueve de sus hombres y eso haría enfurecer al capitán, que seguramente intentaría vengarse más adelante.
La elfa se mantuvo totalmente concentrada, para evitar los árboles y posibles hoyos o zanjas que pudiese haber por la zona. Sabía que iba en la dirección correcta y que pronto llegarían al lago de la luna, donde con un poco de suerte podrían descansar algo. Quizá el brujo no lo necesitase tras el par de horas que había conseguido dormir en la bodega, pero ella si deseaba poder sentarse tranquilamente un rato en algún lugar seguro, donde reponerse de todo lo vivido aquel día.
Ella que siempre se había declarado partidaria del diálogo y contraria a las peleas, ahora tenía las manos manchadas con la sangre de todos los hombres que había matado. Le costaba asimilarlo, y más aún por la crueldad con que había asfixiado al de la bodega, llevada por el odio y el desprecio, emociones que le habían sido totalmente desconocidas hasta entonces. Demian se giró en la silla y la abrazó con fuerza, haciendo que todos aquellos pensamientos se desvaneciesen al momento. - No solo era por mí, sino por él. - pensó para sí.
Lo rodeo con un brazo, pasando las riendas a la mano libre, y lo estrechó contra su cuerpo, apoyando una de sus mejillas contra los oscuros cabellos que cubrían la coronilla del muchacho. - Todo está bien, lo conseguimos. - susurró, contenta por el gesto del pequeño y por haber salido ilesos de aquella difícil situación. Ninguno de los dos sabía qué les depararía el camino ni cuánto tiempo más lo compartirían, pero ella se sentía a gusto con su presencia y se alegraría de tenerlo a su lado durante el resto de su viaje.
Lluvia galopó veloz a través de los bosques, dando todo de sí para alejar a sus jinetes del peligro que los acechaba. Pronto la de ojos azules atisbó el pequeño lago al que se dirigían, esbozó una sonrisa y bajó la vista hacia su compañero. - Hemos llegado, aquí estaremos a salvo hasta mañana. - dijo con voz tranquila, deteniendo la yegua a escasos metros del agua.
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