El arte del saber (Mastreado Privado)
Página 1 de 1. • Comparte
El arte del saber (Mastreado Privado)
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
A pesar de que las fuertes ráfagas de viento azotasen las tierras de los elfos, el sol brillaba mostrando todo su esplendor, haciendo de ese un día maravilloso para explorar las memorias de tiempos pasados, o eso creía Ul'rian, el aprendiz de uno de los elfos más sabios jamás antes conocidos.
El joven elfo paseaba entre las pocas planicies que dominaban los reinos del sur, disfrutando el salado aroma que el aire transportaba. Su maestro le había enviado en busca de algunas plantas medicinales, pero ya que tenía asuntos de importancia aquel día no lo esperaba hasta la noche, por lo que aún tendría un par de horas hasta tener que regresar a su hogar. Estiró su mano distraído y un pájaro dorado se posó en su dedo índice, reluciendo ante el sol las deslumbrantes joyas de su plumaje, pero un sonido lejano lo asustó. - ¿Qué puede ser...? - murmuró el joven elfo, pues no hacía más de 84 años que había abierto los ojos por vez primera.
Ul'rian se acercó silencioso hacia las sagradas rocas que su raza resguardaba con recelo, encontrándose con dos figuras desconocidas. Parecían ser forasteros, pues ninguna forma puntiaguda adornaba sus orejas. - ¿Qué hacéis aquí? ¡Este es un lugar sagrado! - preguntó alarmado, temiendo que los guardianes del bosque aparecieran.
- Elfo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
____________________________________________________________________________________
Este es un Rol Mastreado, por lo que al entrar en él se han de respetar las normas y condiciones que este conlleva. El orden de posteo será el siguiente; Woodpeker - Athos, aunque el Master podrá cambiarlo en cualquier momento. De este rol no se podrá obtener Experiencia además de la Reputación que podéis o no recibir por vuestro desempeño, pero sí puede caer algún objeto especial si sois merecedores del mismo. Si en un plazo de 48 horas, sin mensaje previo excusándose para alargar dicho plazo o buscar una solución, no se contesta al Mastreado, el turno de dicho personaje será saltado, con la posibilidad de expulsión del rol si sucede una segunda vez, además de un castigo adecuado. Suerte a todos los participantes y recordad; cualquier duda no dudéis en enviar un MP.
Othel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 690
Nivel de PJ : : 0
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Athos y yo estábamos embarcados en una nueva aventura. Llevábamos unos pocos días de viaje desde Ulmer hasta la tierra de los elfos, lugar donde se decía sería capaz de hacerme de aquél preciado elixir. No tenía claro cuál sería nuestro destino final, pero sí lo que quería y que no descansaría hasta encontrarlo; después de todo, era una de esas pocas veces en las que actuaba solamente movida por mi deseo personal y siendo tan contadas esas ocasiones estaba empeñada a salirme con la mía.
¿Recuerdas la propuesta que me hiciste la noche que llegamos a Ulmer? Tengo la respuesta y es un sí definitivo, pero no para los siguientes días o semanas, antes tengo que solucionar varios pendientes pero ¿podría ser en unos meses? le pregunté con total conciencia y tranquilidad. Me había tomado mi tiempo para pensarlo y si bien estaba segura de que yo no tenía vuelta de hoja y que estaba condenada, probablemente podría salvar a alguno que otro con mis pecados y con mi trabajo.
Habíamos hecho un rodeo en algunas partes del bosque, digamos que yo no era bien recibida en algunos lares y a otros no deseaba volver por más que me fueran a buscar para celebrar una fiesta en mi honor. El paso era lento entre la penumbra de los árboles, el desnivel en el terreno, los troncos, las hojas, los interminables sonidos, el acecho de animales y la idea de que los depredadores pudieran estar tras mi cuello tampoco mejoraban la situación. Las hachas sin dudas eran un buen arma en ese terreno, sobre todo la larga, que me permitía librar un poco el camino, aunque no quería dejar un sendero que indicara el lugar exacto por el que íbamos. La desconfianza me seguiría hasta la misma tumba y quizá más allá…
De pronto nos alcanzó una brisa que salió de la nada. Apreté el paso e intercambié una mirada con el dragón, gesticulándole que olfateaba compañía. Frente a nosotros se desplegaba un enorme claro dentro del bosque, con bloques de piedra dispuestos de diferentes maneras, probablemente para llevar a cabo ritos paganos. Enarqué una ceja intentando recordar qué se decía de ese lugar… conocía de su existencia por algunas historias, pero como muchos otros, solamente había creído que pertenecía al mundo de los cuentos e historias de taberna y terror.
Elfos fue lo único que pude adelantar entre susurros antes de que la figura de lo que parecía un veiteañero flacucho nos increpara como si fuese un gallito. ¿Lugar sagrado? pregunté haciéndome la distraída, tenía que recordar comportarme como una especie de dama frente a Athos, pero a veces me costaba. No vi ninguna advertencia, pero ya que lo mencionas… buscamos a algún sabio que prepare pociones respondí encogiéndome de hombros y restándole importancia al asunto, como si todos los elfos supieran sobre pociones y para colmo, como si tuvieran alguna especie de mente colectiva que les permitiera comunicarse a leguas de distancia. Sonreí y miré a Athos para darle lugar a que dijera algo más si le apetecía, luego cambié mi vista al desconocido con no mucho amor.
¿Recuerdas la propuesta que me hiciste la noche que llegamos a Ulmer? Tengo la respuesta y es un sí definitivo, pero no para los siguientes días o semanas, antes tengo que solucionar varios pendientes pero ¿podría ser en unos meses? le pregunté con total conciencia y tranquilidad. Me había tomado mi tiempo para pensarlo y si bien estaba segura de que yo no tenía vuelta de hoja y que estaba condenada, probablemente podría salvar a alguno que otro con mis pecados y con mi trabajo.
Habíamos hecho un rodeo en algunas partes del bosque, digamos que yo no era bien recibida en algunos lares y a otros no deseaba volver por más que me fueran a buscar para celebrar una fiesta en mi honor. El paso era lento entre la penumbra de los árboles, el desnivel en el terreno, los troncos, las hojas, los interminables sonidos, el acecho de animales y la idea de que los depredadores pudieran estar tras mi cuello tampoco mejoraban la situación. Las hachas sin dudas eran un buen arma en ese terreno, sobre todo la larga, que me permitía librar un poco el camino, aunque no quería dejar un sendero que indicara el lugar exacto por el que íbamos. La desconfianza me seguiría hasta la misma tumba y quizá más allá…
De pronto nos alcanzó una brisa que salió de la nada. Apreté el paso e intercambié una mirada con el dragón, gesticulándole que olfateaba compañía. Frente a nosotros se desplegaba un enorme claro dentro del bosque, con bloques de piedra dispuestos de diferentes maneras, probablemente para llevar a cabo ritos paganos. Enarqué una ceja intentando recordar qué se decía de ese lugar… conocía de su existencia por algunas historias, pero como muchos otros, solamente había creído que pertenecía al mundo de los cuentos e historias de taberna y terror.
Elfos fue lo único que pude adelantar entre susurros antes de que la figura de lo que parecía un veiteañero flacucho nos increpara como si fuese un gallito. ¿Lugar sagrado? pregunté haciéndome la distraída, tenía que recordar comportarme como una especie de dama frente a Athos, pero a veces me costaba. No vi ninguna advertencia, pero ya que lo mencionas… buscamos a algún sabio que prepare pociones respondí encogiéndome de hombros y restándole importancia al asunto, como si todos los elfos supieran sobre pociones y para colmo, como si tuvieran alguna especie de mente colectiva que les permitiera comunicarse a leguas de distancia. Sonreí y miré a Athos para darle lugar a que dijera algo más si le apetecía, luego cambié mi vista al desconocido con no mucho amor.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Dejaron Ulmer atrás, emprendiendo un nuevo recorrido hacia el sur. Aunque no fue un camino recto, sino que tomaron diferentes direcciones, como si estuvieran rodeando regiones específicas. Seguramente era para evitar encontrarse con presencias indeseadas u obstáculos innecesarios. No era un secreto que Wood tuviera enemigos o no tan amigos por esa zona. Era una lástima que una persona viviera con ese tipo de relaciones, debía haber una forma para hacer que todos estuvieran en paz, ¿pero cómo? ¿Cómo enseñar a los demás a dejar el odio atrás y abrazar la solidaridad y el amor? Algunos podían ser convencidos de manera sencilla, otros debían pasar por un procesos un poco más laborioso, mas existían aquéllos que eran tercos y no abandonaban esas ideas envenenadas.
Quizá lo mejor era distraer las mentes y ofrecer buenas intenciones. Enseñar a través del ejemplo. Quizá por eso Athos había aceptado viajar junto con la licántropa. Más allá del buen aire que sentía a su lado, veía en ella una persona que había pasado por tragedias y necesitaba desesperadamente una mano para regresarla al camino de la rectitud y la bondad. Inevitablemente su naturaleza fiera estaría ahí, pero así como él pudo domar su dragón, ella lograría lo mismo con la loba. "Aunque parecen estar bien comunicados". Era evidente que disfrutaba de ese estado, no trataba de separar ambas partes, sino de hacerle tomar un verdadero control mental y emocional.
"¿Propuesta?" Por un segundo no lograba unir el recuerdo. ¿A qué petición se refería? "Ah, cierto, llevar felicidad". Una parte de él creía que sería rechazado, precisamente por ese aspecto caótico de la dama, debido a eso sentía aún más contento por saber que estaría a su lado, apoyándolo en esa misión. Si lograba mantener ese ritmo, de ir reuniendo camaradas para esparcir un mensaje de armonía, eventualmente todos lograrían aceptarse y coexistir sin violencia. "Después de todo, somos una gran familia". Una muy variada, sin duda.
—Excelente. —Dijo animado—. Gracias por aceptar. —Junto sus manos e hizo un ademán marcial de gratitud—. Y un mes está bien. Después de esto, establezcamos un punto y día de encuentro. ¿Le parece? —Ofreció calmado, aunque con un claro gesto de alegría. Imaginaba que podían verse en Ulmer o Dundarak dentro de un mes, pero existían otras variantes.
Con eso sanjado, el sendero se reanudaba. Athos seguía muy de cerca a Wood, atento a cualquier peligro que pudiera aparecer. Realmente consideraba que el peor escenario sería ver a un animal salvaje que les atacara, en cuyo caso no debería ser problema para una excelente cazadora como su compañera. Aun así, cabía la posibilidad hallar a una alma confundida que estuviera vagando por el camino del caos y el pecado, y de ser así esperaba poder reaccionar a tiempo para que nadie saliera herido y encontraran una forma de llegar a un acuerdo pacífico. También debía estar alerta a un posible tropiezo, aun si sólo corrían el riesgo de ser raspados.
Repentinamente notó un gesto peculiar por parte de la dama, avisando que no estaban solos. Y realmente tenía sentido, tomando en cuenta que delante de ellos había rocas de curioso diseño y gran tamaño, aparentemente ordenadas. Eso no podía ser algo natural, algún ser debió haber colaborado en su elaboración y colocación. ¿Con qué propósito? No podía ser para algo decorativo, así que lo más probable es que se trataba de una ubicación un tanto más especial, quizá para llegar a cabo rituales o incluso fiestas. En cualquier caso, ese lugar emanaba cierta atmósfera beatificada. Un fuerte impulso de respeto hizo a Athos frenar.
Y justo cuando él se detuvo, antes de que pudiera llamar la atención de la mujer, ella hizo lo mismo y le ganó la jugada. No obstante, ella no pareció haber actuado por la misma razón que el dragón. Un elfo se había colocado frente a ellos, cuestionando sus presencias y exclamando la cualidad del lugar. Efectivamente, era un punto sagrado. Ahora Komar se sentía un profanador, sintiendo la necesidad de expresar sus disculpas. Por otro lado, Wood no pareció sentirse perturbada por la advertencia. Era verdad que no habían dañado algo y que el único error que habían cometido fue hacer presencia sin ser invitados, mas la ignorancia e inocencia no los exentaba.
—Dispense usted este acto irreverente. —Inclinó su cuerpo hacia enfrente, haciendo una gran reverencia—. El cual, aseguro, fue hecho con total ingenuidad. Nos retiraremos de inmediato, puesto que no es nuestra intención mancillar su cultura. —Conocía lo formal que esa raza podía ser y lo mucho que protegían sus costumbres, así como también los extremos que podían alcanzar cuando se sentían ofendidos.
Volvió a reincorporándose, dando un par de pasos hacia atrás—. Precisamente, buscamos a alguien capaz que nos auxilie con la elaboración de una poción muy especial y de suma importancia. ¿Cree usted poder conducirnos con alguien que esté dispuesto a prestar sus excelsos servicios? —Interrogó con el mayor aire de respeto que pudo reunir, el cual no le costó, ya que Athos siempre había sentido una gran consideración por la magia y la sabiduría. Además, quería hacerle ver a Wood que había muchas formas de pedir las cosas, pero aquellas peticiones que se hacían con educación siempre tendrían un efecto mucho más positivo, sin la necesidad de poner el orgullo en juego.
Quizá lo mejor era distraer las mentes y ofrecer buenas intenciones. Enseñar a través del ejemplo. Quizá por eso Athos había aceptado viajar junto con la licántropa. Más allá del buen aire que sentía a su lado, veía en ella una persona que había pasado por tragedias y necesitaba desesperadamente una mano para regresarla al camino de la rectitud y la bondad. Inevitablemente su naturaleza fiera estaría ahí, pero así como él pudo domar su dragón, ella lograría lo mismo con la loba. "Aunque parecen estar bien comunicados". Era evidente que disfrutaba de ese estado, no trataba de separar ambas partes, sino de hacerle tomar un verdadero control mental y emocional.
"¿Propuesta?" Por un segundo no lograba unir el recuerdo. ¿A qué petición se refería? "Ah, cierto, llevar felicidad". Una parte de él creía que sería rechazado, precisamente por ese aspecto caótico de la dama, debido a eso sentía aún más contento por saber que estaría a su lado, apoyándolo en esa misión. Si lograba mantener ese ritmo, de ir reuniendo camaradas para esparcir un mensaje de armonía, eventualmente todos lograrían aceptarse y coexistir sin violencia. "Después de todo, somos una gran familia". Una muy variada, sin duda.
—Excelente. —Dijo animado—. Gracias por aceptar. —Junto sus manos e hizo un ademán marcial de gratitud—. Y un mes está bien. Después de esto, establezcamos un punto y día de encuentro. ¿Le parece? —Ofreció calmado, aunque con un claro gesto de alegría. Imaginaba que podían verse en Ulmer o Dundarak dentro de un mes, pero existían otras variantes.
Con eso sanjado, el sendero se reanudaba. Athos seguía muy de cerca a Wood, atento a cualquier peligro que pudiera aparecer. Realmente consideraba que el peor escenario sería ver a un animal salvaje que les atacara, en cuyo caso no debería ser problema para una excelente cazadora como su compañera. Aun así, cabía la posibilidad hallar a una alma confundida que estuviera vagando por el camino del caos y el pecado, y de ser así esperaba poder reaccionar a tiempo para que nadie saliera herido y encontraran una forma de llegar a un acuerdo pacífico. También debía estar alerta a un posible tropiezo, aun si sólo corrían el riesgo de ser raspados.
Repentinamente notó un gesto peculiar por parte de la dama, avisando que no estaban solos. Y realmente tenía sentido, tomando en cuenta que delante de ellos había rocas de curioso diseño y gran tamaño, aparentemente ordenadas. Eso no podía ser algo natural, algún ser debió haber colaborado en su elaboración y colocación. ¿Con qué propósito? No podía ser para algo decorativo, así que lo más probable es que se trataba de una ubicación un tanto más especial, quizá para llegar a cabo rituales o incluso fiestas. En cualquier caso, ese lugar emanaba cierta atmósfera beatificada. Un fuerte impulso de respeto hizo a Athos frenar.
Y justo cuando él se detuvo, antes de que pudiera llamar la atención de la mujer, ella hizo lo mismo y le ganó la jugada. No obstante, ella no pareció haber actuado por la misma razón que el dragón. Un elfo se había colocado frente a ellos, cuestionando sus presencias y exclamando la cualidad del lugar. Efectivamente, era un punto sagrado. Ahora Komar se sentía un profanador, sintiendo la necesidad de expresar sus disculpas. Por otro lado, Wood no pareció sentirse perturbada por la advertencia. Era verdad que no habían dañado algo y que el único error que habían cometido fue hacer presencia sin ser invitados, mas la ignorancia e inocencia no los exentaba.
—Dispense usted este acto irreverente. —Inclinó su cuerpo hacia enfrente, haciendo una gran reverencia—. El cual, aseguro, fue hecho con total ingenuidad. Nos retiraremos de inmediato, puesto que no es nuestra intención mancillar su cultura. —Conocía lo formal que esa raza podía ser y lo mucho que protegían sus costumbres, así como también los extremos que podían alcanzar cuando se sentían ofendidos.
Volvió a reincorporándose, dando un par de pasos hacia atrás—. Precisamente, buscamos a alguien capaz que nos auxilie con la elaboración de una poción muy especial y de suma importancia. ¿Cree usted poder conducirnos con alguien que esté dispuesto a prestar sus excelsos servicios? —Interrogó con el mayor aire de respeto que pudo reunir, el cual no le costó, ya que Athos siempre había sentido una gran consideración por la magia y la sabiduría. Además, quería hacerle ver a Wood que había muchas formas de pedir las cosas, pero aquellas peticiones que se hacían con educación siempre tendrían un efecto mucho más positivo, sin la necesidad de poner el orgullo en juego.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Ul'rian se quedó observando al par de desconocidos... La mujer parecía ser capaz de escupir veneno por la boca si quisiese hacerlo, mientras que el hombre desprendía bondad por cada uno de los poros de su piel. Una extraña combinación, desde luego, pero no había tiempo que perder. El elfo, algo tembloroso, miró de lado a lado, como si esperase que algo o alguien apareciera, y después retrocedió un paso, mirando aún de frente a ambos con una mezcla de miedo, desconfianza y curiosidad. Pero, por suerte para ellos, había tomado una decisión.
- ¡Corred, venid por aquí...! Los guardianes vigilan estos bosques y podrían aparecer en cualquier instante. Si no queréis ser capturados haréis bien en seguirme cuanto más lejos mejor. -
Después de una corta carrera los tres llegaron a los extremos del bosque, siendo así recibidos por la fresca y salada bienvenida de la brisa marina. Ul'rian inspiró con fuerza tratando de recuperar el aliento; parecía ser que a pesar de su condición de elfo no salía demasiado de su refugio, plagado de libros, y después les echó una mejor ojeada a los desconocidos, soltando un leve soplido nervioso. - ¿Qué clase de... Poción estáis buscando? - dijo aún algo jadeante, reaccionando a cada uno de los movimientos de la pareja como una ardilla asustadiza. - ¿Y para qué...? No pienso ayudaros si no se nada de vosotros... - en verdad se preguntaba por qué siquiera había empezado ya a ayudarles... Tal vez porque poco conocía del mundo fuera de los bosques de su gente, y todo lo nuevo, a pesar de inculcarle algo de miedo, también le inculcaba respeto y curiosidad. Así de poderosa era la fuerza del saber, y de querer aprender un poco más sobre todo lo desconocido.
- ¡Corred, venid por aquí...! Los guardianes vigilan estos bosques y podrían aparecer en cualquier instante. Si no queréis ser capturados haréis bien en seguirme cuanto más lejos mejor. -
------------
Después de una corta carrera los tres llegaron a los extremos del bosque, siendo así recibidos por la fresca y salada bienvenida de la brisa marina. Ul'rian inspiró con fuerza tratando de recuperar el aliento; parecía ser que a pesar de su condición de elfo no salía demasiado de su refugio, plagado de libros, y después les echó una mejor ojeada a los desconocidos, soltando un leve soplido nervioso. - ¿Qué clase de... Poción estáis buscando? - dijo aún algo jadeante, reaccionando a cada uno de los movimientos de la pareja como una ardilla asustadiza. - ¿Y para qué...? No pienso ayudaros si no se nada de vosotros... - en verdad se preguntaba por qué siquiera había empezado ya a ayudarles... Tal vez porque poco conocía del mundo fuera de los bosques de su gente, y todo lo nuevo, a pesar de inculcarle algo de miedo, también le inculcaba respeto y curiosidad. Así de poderosa era la fuerza del saber, y de querer aprender un poco más sobre todo lo desconocido.
Othel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 690
Nivel de PJ : : 0
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Como era de esperar Athos era el negociador con el don de la palabra; estaba contenta por haberle arrastrado conmigo en esa aventura, después de todo, aunque yo pudiese intentar llevar adelante una conversación civilizada nunca sabía cómo terminarla de una forma feliz, yo comprendía bien el lenguaje del cuerpo y los puños, pero él, el de la confianza y la rectitud. De cierto modo me sentía culpable de estar usando sus buenas cualidades como persona, pero no le había puesto mi daga en su cuello para hacerle venir y de alguna forma sentía que nos habíamos vuelto camaradas si no amigos. Pensaba pagarle de una forma u otra el favor que me estaba haciendo y si no en el presente, probablemente en el futuro cercano.
Bajé la cabeza como una cachorra in fraganti acompañando el sentimiento de mi compañero más no seguí su ejemplo de dar un paso atrás, no, eso no lo iba a conceder. Volví a mirar al elfillo con cierto recelo, él no me daba tanta confianza que digamos y Athos como que se estaba esmerando demasiado. Yo que él no me iba con tanto tiento, después de todo, no encontraba en sus palabras más que floridos adornos que si bien le daban color a tan humilde petición no eran más útiles de lo que habían sido las mías. Bufé para mis adentros sin poder reprimir el gesto de negar con mi cabeza ante lo absurda que se me hacía la situación. Además, ¿tanto respeto a un flacuchito que probablemente era menor que él? De ser como ellos, así de longeva, probablemente sería un poco menos rígida con todo eso de las formalidades… pero bueno, esa era la diferencia entre ellos y yo. Yo no llegaría a vieja.
Después de lo que pareció un tiempo exageradamente largo de miradas raras y ojos perturbados, el elfo se apresuró a hacer aspavientos y salió corriendo como alma que lleva el diablo con la gracilidad de una gacela pidiéndonos que le siguiéramos. Algo muy pequeño dentro de mí se despertó, la cazadora que viendo al elfo como nada más que una criatura corriendo sobre la verde hierba deseaba darle alcance y saltarle al cuello. Claro que al principio había salido corriendo tras él sin pensarlo, pero luego dudé unos momentos ¿diría la verdad? ¿podré contenerme? el dragón era un ser dócil y ahora me sentía con la responsabilidad de pensar por los dos. No sabía qué me había hecho él, pero no me agradaba para nada; en otro momento hubiera seguido al elfo sin preocuparme del desenlace pero en esos momentos solamente la preocupación invadía mis pensamientos.
Tuve que detenerme un par de veces para bajar el ritmo de mi respiración e intentar focalizarme en que ese desconocido no podía recibir daño alguno. Incluso en una ocasión me di un buen golpe en la línea baja de mi mandíbula para ver si la fiera se calmaba. Finalmente, llegamos al linde con el bosque, en donde nos detuvimos. La actitud de animal cobarde, de presa de ese elfo, no dejaba de llamar a mi lado más sangriento y me daba rabia, era como si estuviese tentando a propósito su suerte para conmigo. Miré desesperadamente a Athos, buscando la paz en su semblante que tanta falta me hacía a mí.
¿De verdad? pregunté apretando mis dientes, sientiendo que mis esfuerzos por mantenerme cuerda eran en vano con un ratoncillo como ese. Miré a Athos y abracé el tronco de un árbol delgado, como buscando fuerzas en él para no saltarle a la yugular. Es como un niño dije entre dientes, tratando de aflojar mi mandíbula para poder responder lo que pudiera. Esa era una gran prueba para mí y sentía que la perdería en cualquier momento.
Después de unos momentos sentí que estaba en relativo control de mi cuerpo y que quizás podría intentar ser amable. Solté el tronco y di un par de pasos con mucha cautela hacia el desconocido. Como si quisiera decirte quién soy sin saber quién eres cerré mis ojos y traté de contar hasta cinco, miré a Athos nuevamente, podía sentir que me estaba corrigiendo desde detrás Lo siento, soy Feith y él Athos, soy un licántropo y necesito una poción para hablar normalmente cuando estoy transformada… sentí que me iba a atragantar con las palabras, sobre todo con las que sabían debían seguir, por lo que las solté rápidamente, entre dientes Por favor y de algún modo, sentí algo que no recordaba y pensé estar enfermando o haciéndome más débil: calor en mis mejillas y la punta de mis orejas.
Bajé la cabeza como una cachorra in fraganti acompañando el sentimiento de mi compañero más no seguí su ejemplo de dar un paso atrás, no, eso no lo iba a conceder. Volví a mirar al elfillo con cierto recelo, él no me daba tanta confianza que digamos y Athos como que se estaba esmerando demasiado. Yo que él no me iba con tanto tiento, después de todo, no encontraba en sus palabras más que floridos adornos que si bien le daban color a tan humilde petición no eran más útiles de lo que habían sido las mías. Bufé para mis adentros sin poder reprimir el gesto de negar con mi cabeza ante lo absurda que se me hacía la situación. Además, ¿tanto respeto a un flacuchito que probablemente era menor que él? De ser como ellos, así de longeva, probablemente sería un poco menos rígida con todo eso de las formalidades… pero bueno, esa era la diferencia entre ellos y yo. Yo no llegaría a vieja.
Después de lo que pareció un tiempo exageradamente largo de miradas raras y ojos perturbados, el elfo se apresuró a hacer aspavientos y salió corriendo como alma que lleva el diablo con la gracilidad de una gacela pidiéndonos que le siguiéramos. Algo muy pequeño dentro de mí se despertó, la cazadora que viendo al elfo como nada más que una criatura corriendo sobre la verde hierba deseaba darle alcance y saltarle al cuello. Claro que al principio había salido corriendo tras él sin pensarlo, pero luego dudé unos momentos ¿diría la verdad? ¿podré contenerme? el dragón era un ser dócil y ahora me sentía con la responsabilidad de pensar por los dos. No sabía qué me había hecho él, pero no me agradaba para nada; en otro momento hubiera seguido al elfo sin preocuparme del desenlace pero en esos momentos solamente la preocupación invadía mis pensamientos.
Tuve que detenerme un par de veces para bajar el ritmo de mi respiración e intentar focalizarme en que ese desconocido no podía recibir daño alguno. Incluso en una ocasión me di un buen golpe en la línea baja de mi mandíbula para ver si la fiera se calmaba. Finalmente, llegamos al linde con el bosque, en donde nos detuvimos. La actitud de animal cobarde, de presa de ese elfo, no dejaba de llamar a mi lado más sangriento y me daba rabia, era como si estuviese tentando a propósito su suerte para conmigo. Miré desesperadamente a Athos, buscando la paz en su semblante que tanta falta me hacía a mí.
¿De verdad? pregunté apretando mis dientes, sientiendo que mis esfuerzos por mantenerme cuerda eran en vano con un ratoncillo como ese. Miré a Athos y abracé el tronco de un árbol delgado, como buscando fuerzas en él para no saltarle a la yugular. Es como un niño dije entre dientes, tratando de aflojar mi mandíbula para poder responder lo que pudiera. Esa era una gran prueba para mí y sentía que la perdería en cualquier momento.
Después de unos momentos sentí que estaba en relativo control de mi cuerpo y que quizás podría intentar ser amable. Solté el tronco y di un par de pasos con mucha cautela hacia el desconocido. Como si quisiera decirte quién soy sin saber quién eres cerré mis ojos y traté de contar hasta cinco, miré a Athos nuevamente, podía sentir que me estaba corrigiendo desde detrás Lo siento, soy Feith y él Athos, soy un licántropo y necesito una poción para hablar normalmente cuando estoy transformada… sentí que me iba a atragantar con las palabras, sobre todo con las que sabían debían seguir, por lo que las solté rápidamente, entre dientes Por favor y de algún modo, sentí algo que no recordaba y pensé estar enfermando o haciéndome más débil: calor en mis mejillas y la punta de mis orejas.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
¿Correr? ¿En realidad era completamente necesario echar a la carrera? Ciertamente debían retirarse de ahí si la zona poseía un nivel de gran importancia para ello, aún más si estar ahí provocaría la rabia de los guardias. Sin embargo, por más que Athos compartiera la idea de respetar las áreas sagradas, no apoyaba el concepto de retirarse con velocidad. Eso le hacía sentir como si hubiese hecho algo muy malo, y aunque sí era un error estar ahí, tampoco era cuestión de vida o muerte. Lo que llevaba a su segunda justificación. "Es innecesario exponerse a ese escenario".
No obstante, les siguió el paso, pero con mucha calma y claramente no con el mismo ritmo. Dudaba que fuese a perder el control por correr un poco, pero de nuevo, no había necesidad de forzar esa mínima posibilidad. Aunque en un par de segundos consideró alcanzarlos, para estar atentos a lo que hacían, no se sabía en qué momento uno de ellos pudiera tropezar o tocar una hierba poco amigable. Confiaba en el talento de Wood, lo que le traía tranquilidad, mas no se libraría de la responsabilidad. Sí trató de estar cerca, pero la distancia aún era clara.
Aun así, en ese trayecto, se dio el pequeño lujo de prestar atención al ambiente, a la brisa y los sonidos del bosque. El correr por el campo, alrededor de árboles, siempre había tenido su lado relajante y armónico. Era una excelente manera para liberar energía negativa y presenciar una agradable vista. Era una lástima que no estuvieran trotando por el simple hecho de disfrutarlo. "Me pregunto si estará disfrutando esto". Ya había demostrado ser una dama muy activa, así que era probable que en efecto le gustara de manera especial estirar las piernas. ¿O quizá estaba demasiado enfocada en su objetivo como para deleitarse? Sin duda era una misión muy importante...
Se detuvieron, llegando a un punto en donde el viento dejaba de ser tropical y se transformaba en salado, como si estuvieran en una playa, o cerca de una. Y no es como si supiera mucho de esa sensación, el mar del norte era muy frío y no ofrecía el mismo aroma que ahora percibía, pero ya antes le habían contado al respecto. Era agradable, sí, aunque sin ser tan fenomenal. "Supongo que me acostumbre a la nieve". En cualquier caso, para una persona como él, esos detalles quedaban en un margen para disfrutar temporalmente.
Y hablando de detalles... "¿Estará bien?" Lucía atareada, mas Wood no era del tipo que se cansara por correr tan poco. Cierto que no fueron algunos metros, pero para ella que gozaba de tan buena salud, ni siquiera cinco kilómetros deberían imponer un reto. ¿Qué podría ser? Él la observaba con curiosidad, recibiendo su mirada pesada. Quería preguntarle si estaba bien, acercarse a ella, quitarse la duda. Pero en ese momento no parecía adecuado, y no tenía fundamento suficiente para estar en verdad preocupado. Después de todo, quizá sólo estaba cansada y había formado un mal prejuicio, que ya de por sí era tan erróneo como entrar en territorio prohibido. "Lo siento". Se limitó a contemplar y prestar atención a la menor señal de peligro. Esa señal no llegó.
Pareció ser la mejor decisión, ya que en un instante se pusieron a hablar. El elfo comenzó a curiosear y pedir información adicional, y con justa razón. Bien pudo contestar el dragón, y casi lo hacía, pero parecía mejor dejar que su compañera manejara la situación; después de todo, ella era la interesada y tenía todo el derecho de controlar el ritmo que esta búsqueda cobrara, aunque de alguna manera ya había intervenido antes. Precisamente por la misma razón que ahora se presentaba, por esa actitud tajante y desafiante. No era respetuoso responder a una pregunta de esa manera, menos si se era un invitado. Se sentía obligado a tomar la palabra, reparar el pequeño error...
"Muy bien". La señorita se corrigió a sí misma, contestando con un enfoque mucho más correcto y aceptable. Aunque... "¿Feith?" No le sonaba alguna campana ese nombre, ¿sería su verdadero nombre o algún apodo? Él mismo usaba un apodo, así que no le sorprendía mucho el acto. Sólo era curioso. "Otra duda que añadir a la ya gran lista". Las preguntas se acumulaban, ¿cuánto pararían? Seguramente, nunca.
Tomó pasos hacia adelante, posicionándose a un lado de ella, otorgándole una sonrisa satisfecha, o de aprobación, mejor dicho. Era estupendo que se estuviera esforzando para tener un mejor trato con desconocidos—. La comunicación es extremadamente importante, ¿no le parece, joven elfo? ¿Qué es una amistad, por ejemplo, si no hay un continuo intercambio de palabras? —Casi parecía un comentario que sobraba, mas guardaba la idea de justificar la necesidad de esa poción, satisfaciendo la curiosidad que pudiera tener ese amable elfo—. Para algunos es más fácil conversar con otros, pues no sufren de cambios en su voz. Pero otros no poseemos esa suerte, y perdemos el don de la palabra bajo ciertas circunstancias. Es, pues, natural querer mantenerlo a pesar de esos momentos.
No había un gran secreto detrás de la búsqueda de Wood, ella simplemente deseaba poder hablar con otros en su forma licántropa, así que no había forma de extender la razón por la que estaban ahí. Ergo, el elfo no debería poner muchos peros a la hora de asistirlos. "Me pregunto cómo se llama". No había dado su nombre, y esperaba conocerlo pronto. Era un poco extraño pensar en él sólo como un 'elfo', sobre todo ahora que ya conocía sus nombres.
No obstante, les siguió el paso, pero con mucha calma y claramente no con el mismo ritmo. Dudaba que fuese a perder el control por correr un poco, pero de nuevo, no había necesidad de forzar esa mínima posibilidad. Aunque en un par de segundos consideró alcanzarlos, para estar atentos a lo que hacían, no se sabía en qué momento uno de ellos pudiera tropezar o tocar una hierba poco amigable. Confiaba en el talento de Wood, lo que le traía tranquilidad, mas no se libraría de la responsabilidad. Sí trató de estar cerca, pero la distancia aún era clara.
Aun así, en ese trayecto, se dio el pequeño lujo de prestar atención al ambiente, a la brisa y los sonidos del bosque. El correr por el campo, alrededor de árboles, siempre había tenido su lado relajante y armónico. Era una excelente manera para liberar energía negativa y presenciar una agradable vista. Era una lástima que no estuvieran trotando por el simple hecho de disfrutarlo. "Me pregunto si estará disfrutando esto". Ya había demostrado ser una dama muy activa, así que era probable que en efecto le gustara de manera especial estirar las piernas. ¿O quizá estaba demasiado enfocada en su objetivo como para deleitarse? Sin duda era una misión muy importante...
Se detuvieron, llegando a un punto en donde el viento dejaba de ser tropical y se transformaba en salado, como si estuvieran en una playa, o cerca de una. Y no es como si supiera mucho de esa sensación, el mar del norte era muy frío y no ofrecía el mismo aroma que ahora percibía, pero ya antes le habían contado al respecto. Era agradable, sí, aunque sin ser tan fenomenal. "Supongo que me acostumbre a la nieve". En cualquier caso, para una persona como él, esos detalles quedaban en un margen para disfrutar temporalmente.
Y hablando de detalles... "¿Estará bien?" Lucía atareada, mas Wood no era del tipo que se cansara por correr tan poco. Cierto que no fueron algunos metros, pero para ella que gozaba de tan buena salud, ni siquiera cinco kilómetros deberían imponer un reto. ¿Qué podría ser? Él la observaba con curiosidad, recibiendo su mirada pesada. Quería preguntarle si estaba bien, acercarse a ella, quitarse la duda. Pero en ese momento no parecía adecuado, y no tenía fundamento suficiente para estar en verdad preocupado. Después de todo, quizá sólo estaba cansada y había formado un mal prejuicio, que ya de por sí era tan erróneo como entrar en territorio prohibido. "Lo siento". Se limitó a contemplar y prestar atención a la menor señal de peligro. Esa señal no llegó.
Pareció ser la mejor decisión, ya que en un instante se pusieron a hablar. El elfo comenzó a curiosear y pedir información adicional, y con justa razón. Bien pudo contestar el dragón, y casi lo hacía, pero parecía mejor dejar que su compañera manejara la situación; después de todo, ella era la interesada y tenía todo el derecho de controlar el ritmo que esta búsqueda cobrara, aunque de alguna manera ya había intervenido antes. Precisamente por la misma razón que ahora se presentaba, por esa actitud tajante y desafiante. No era respetuoso responder a una pregunta de esa manera, menos si se era un invitado. Se sentía obligado a tomar la palabra, reparar el pequeño error...
"Muy bien". La señorita se corrigió a sí misma, contestando con un enfoque mucho más correcto y aceptable. Aunque... "¿Feith?" No le sonaba alguna campana ese nombre, ¿sería su verdadero nombre o algún apodo? Él mismo usaba un apodo, así que no le sorprendía mucho el acto. Sólo era curioso. "Otra duda que añadir a la ya gran lista". Las preguntas se acumulaban, ¿cuánto pararían? Seguramente, nunca.
Tomó pasos hacia adelante, posicionándose a un lado de ella, otorgándole una sonrisa satisfecha, o de aprobación, mejor dicho. Era estupendo que se estuviera esforzando para tener un mejor trato con desconocidos—. La comunicación es extremadamente importante, ¿no le parece, joven elfo? ¿Qué es una amistad, por ejemplo, si no hay un continuo intercambio de palabras? —Casi parecía un comentario que sobraba, mas guardaba la idea de justificar la necesidad de esa poción, satisfaciendo la curiosidad que pudiera tener ese amable elfo—. Para algunos es más fácil conversar con otros, pues no sufren de cambios en su voz. Pero otros no poseemos esa suerte, y perdemos el don de la palabra bajo ciertas circunstancias. Es, pues, natural querer mantenerlo a pesar de esos momentos.
No había un gran secreto detrás de la búsqueda de Wood, ella simplemente deseaba poder hablar con otros en su forma licántropa, así que no había forma de extender la razón por la que estaban ahí. Ergo, el elfo no debería poner muchos peros a la hora de asistirlos. "Me pregunto cómo se llama". No había dado su nombre, y esperaba conocerlo pronto. Era un poco extraño pensar en él sólo como un 'elfo', sobre todo ahora que ya conocía sus nombres.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Una vez con el aliento recuperado el elfo colocó bien sus ropas sencillas pero elegantes, escuchando a los desconocidos. Al principio abrió la boca con la intención de responder a las palabras de la mujer, pero la volvió a cerrar sin emitir ningún sonido, pues esta continuó.
Agradeció lo que le pareció el gran esfuerzo que hizo la loba en pedir ayuda de la forma debida, hasta levantó las cejas como muestra de su sorpresa, pero después se quedó escuchando las palabras de su compañero, pensativo.
- Veo que hablas con sabiduría, pero permíteme añadir algo, pues la comunicación no reside solo en las palabras. Hay muchas formas de transmitir los pensamientos, de transmitir los sentimientos... Una amistad seguiría siéndolo incluso cuando el silencio se apodera de su ser, pues sobran las palabras para llegar a ser entendido. -
Por primera vez aquel elfo dejó relucir alguna de sus cualidades. Después de todo era aprendiz de su maestro, y la sabiduría era una de las gemas que el anciano elfo le trataba de inculcar. Empezó a rascarse la barbilla como si le diese vueltas no tan solo a las palabras del tal Athos, sino a las suyas propias. - No existe tal cosa como la verdad absoluta, al igual que no hay una sola clase de sabiduría... Mi maestro dice que uno siempre ha de ver más de una de las caras de las cosas para poder siquiera llegar a comprender una parte de las mismas... - pero como si toda su magia y elegancia desapareciera este estornudó de forma estrepitosa, recomponiéndose para rascarse la nariz.
- Mi nombre es Ul'rian, y aunque no lo parezca no soy tan joven como creéis... Pero eso no tiene ninguna importancia... Hmmm... - seguía pensativo, sin saber qué hacer realmente con los desconocidos. Le mataba la curiosidad, las ansias del saber sobre lo desconocido, pero a la vez le asustaban las posibles consecuencias...
- Está... Bien. - miró a ambos para después acercarse primero al hombre, con cuidado, dibujándole con la punta del dedo algo en la muñeca. Su indicador se iluminó en un tono verdoso y los trazos que creaba en la piel del dragón se quedaban en él grabados como si de tinta se tratase. Una vez terminado se acercó a la mujer, algo más asustado, pero aún así repitió el proceso. - Id a buscar esta planta y mientras tanto me pensaré si confiar o no en vosotros. - se alejó acomodándose en una enorme roca, empezando a sacar algunos cuencos de su bolsa, pero antes de que se fuesen añadió algo más. - Tal vez... Tal vez fue la Madre Tierra la que cruzó nuestros caminos... Conozco una poción como la que me pedís, pero dejadme preguntárselo primero. -
- Muy bien, aquí viene vuestra primera tarea. Deberéis encontrar la planta, pero no creáis que será tan sencillo. Tendréis que relatar la búsqueda, pero un puma se interpondrá en vuestro camino, atacándoos. Haced con él lo que creáis conveniente, pero no os lo toméis a la ligera; pensadlo bien.
El orden de posteo será: Woodpeker - Athos - Woodpeker - Athos. Después de eso volveré a postear yo y para entonces ya tendréis que haber vuelto con la planta que el elfo os pide que consigáis. No olvidéis que como máximo puede haber 48 horas entre post y post. Suerte. ;))
Agradeció lo que le pareció el gran esfuerzo que hizo la loba en pedir ayuda de la forma debida, hasta levantó las cejas como muestra de su sorpresa, pero después se quedó escuchando las palabras de su compañero, pensativo.
- Veo que hablas con sabiduría, pero permíteme añadir algo, pues la comunicación no reside solo en las palabras. Hay muchas formas de transmitir los pensamientos, de transmitir los sentimientos... Una amistad seguiría siéndolo incluso cuando el silencio se apodera de su ser, pues sobran las palabras para llegar a ser entendido. -
Por primera vez aquel elfo dejó relucir alguna de sus cualidades. Después de todo era aprendiz de su maestro, y la sabiduría era una de las gemas que el anciano elfo le trataba de inculcar. Empezó a rascarse la barbilla como si le diese vueltas no tan solo a las palabras del tal Athos, sino a las suyas propias. - No existe tal cosa como la verdad absoluta, al igual que no hay una sola clase de sabiduría... Mi maestro dice que uno siempre ha de ver más de una de las caras de las cosas para poder siquiera llegar a comprender una parte de las mismas... - pero como si toda su magia y elegancia desapareciera este estornudó de forma estrepitosa, recomponiéndose para rascarse la nariz.
- Mi nombre es Ul'rian, y aunque no lo parezca no soy tan joven como creéis... Pero eso no tiene ninguna importancia... Hmmm... - seguía pensativo, sin saber qué hacer realmente con los desconocidos. Le mataba la curiosidad, las ansias del saber sobre lo desconocido, pero a la vez le asustaban las posibles consecuencias...
- Está... Bien. - miró a ambos para después acercarse primero al hombre, con cuidado, dibujándole con la punta del dedo algo en la muñeca. Su indicador se iluminó en un tono verdoso y los trazos que creaba en la piel del dragón se quedaban en él grabados como si de tinta se tratase. Una vez terminado se acercó a la mujer, algo más asustado, pero aún así repitió el proceso. - Id a buscar esta planta y mientras tanto me pensaré si confiar o no en vosotros. - se alejó acomodándose en una enorme roca, empezando a sacar algunos cuencos de su bolsa, pero antes de que se fuesen añadió algo más. - Tal vez... Tal vez fue la Madre Tierra la que cruzó nuestros caminos... Conozco una poción como la que me pedís, pero dejadme preguntárselo primero. -
- Spoiler:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
________________________________________________________________________________________
- Muy bien, aquí viene vuestra primera tarea. Deberéis encontrar la planta, pero no creáis que será tan sencillo. Tendréis que relatar la búsqueda, pero un puma se interpondrá en vuestro camino, atacándoos. Haced con él lo que creáis conveniente, pero no os lo toméis a la ligera; pensadlo bien.
El orden de posteo será: Woodpeker - Athos - Woodpeker - Athos. Después de eso volveré a postear yo y para entonces ya tendréis que haber vuelto con la planta que el elfo os pide que consigáis. No olvidéis que como máximo puede haber 48 horas entre post y post. Suerte. ;))
Othel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 690
Nivel de PJ : : 0
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Athos se puso a mi lado cuando terminé mi petición, le dediqué una mirada significativa. Ese simple gesto de él significaba mucho para mí. No recordaba la última vez que había usado ese par de palabras “por favor” fruncí el ceño escuchando el discurso de mi compañero dragón mientras mi mente navegaba en las aguas de las memorias pasadas, aquellas difusas de mi infancia más temprana.
-¿Qué? Albert ¿ves a alguna princesa por aquí? –preguntó la madre de bellas facciones, delgada, con mirada tierna pero con tanta fuerza que podrían derretir cualquier intención.
-Claro que sí Gabrielle, veo a nuestra Feith, pero…- el joven hombre, flaco y de ropas roídas por el trabajo rascándose la barba mientras simulaba pensar por unos momentos- mi hija, si quieres algo tienes que pedir “por favor” y cuando lo recibas siempre siempre decir “gracias”.
-¿Y por qué? – preguntó con inocencia, olvidando su torta y todo lo demás. Por más pobre que fuera la familia, ella siempre estaba vestida decentemente y su madre se esmeraba porque estuviera limpia.
-Porque son buenos modales.
-¿Por qué quiero ser buenos modales papo?
-¿Por qué quiero tener buenos modales papá? –corrigió la madre
-No es tú papá, es mío –replicó la pequeña haciendo aspavientos con sus manos y los progenitores se echaron a reír, abrazados mientras veían a su pequeña crecer y aprender a ser buena persona.
Observé como el que decía llamarse Ul'rian le hacía unos pases extraños a mi compañero que terminaron por convertirse en un tatuaje de nenas. Levanté una ceja en señal de cuestionamiento, pero no sentía que fuera el mejor momento para hablar. Odiaba esos momentos en los que recordaba todo aquello que había perdido, lo odiaba y me dolía. Sentía un profundo vacío en el pecho, como si alguien me hubiera arrancado la capacidad de sentir.
Al parecer yo era la siguiente, me tomó con sus manos frías, temblorosas y sudorosas mientras dibujaba la misma planta. Me hacía cosquillas, pero no tenía ganas de reír, por lo que centré mi mirada en mi nuevo dibujo florido. El elfo se alejó para situarse en una roca no muy lejana. ¿Es que piensa preguntarle a la tierra? le pregunté a Athos con cierta incredulidad en la voz más baja que pude emitir. Como sea dije a modo de despedida mientras movía mi mano en señal de adiós.
Supongo que tú eres el recolector, aunque la tenga pintada en la mano y me golpease en la cara, lo más probable es que no la encuentre le dije cruzando mis manos tras la nuca mientras miraba al cielo. ¿Qué te ha parecido ese tal Ul'rian? No me da buena espina le confié. El cielo estaba despejado, de un hermoso azul claro, tan intenso… respiré profundamente, hasta el momento no me había dado cuenta de la salitre en el ambiente. Tengo ganas de echarme a dormir confesé bajando la mirada para depositarla en los ojos de mi acompañante. Pero ni modos me resigné, desperezándome y haciendo sonar mis huesos. Miré mi mano, observando el dibujo de la planta. Si tuviera el rastro la encontraría en un momento.
_________________
- Mama, quiero comer torta, torta torta tooooortaaaaaa- pedía una pequeña de largos cabellos castaños rizados a la altura de su espalda media mientras golpeaba con sus pequeños puños la humilde mesa que no tenía más que un par de platos de madera y cubiertos viejos.-¿Qué? Albert ¿ves a alguna princesa por aquí? –preguntó la madre de bellas facciones, delgada, con mirada tierna pero con tanta fuerza que podrían derretir cualquier intención.
-Claro que sí Gabrielle, veo a nuestra Feith, pero…- el joven hombre, flaco y de ropas roídas por el trabajo rascándose la barba mientras simulaba pensar por unos momentos- mi hija, si quieres algo tienes que pedir “por favor” y cuando lo recibas siempre siempre decir “gracias”.
-¿Y por qué? – preguntó con inocencia, olvidando su torta y todo lo demás. Por más pobre que fuera la familia, ella siempre estaba vestida decentemente y su madre se esmeraba porque estuviera limpia.
-Porque son buenos modales.
-¿Por qué quiero ser buenos modales papo?
-¿Por qué quiero tener buenos modales papá? –corrigió la madre
-No es tú papá, es mío –replicó la pequeña haciendo aspavientos con sus manos y los progenitores se echaron a reír, abrazados mientras veían a su pequeña crecer y aprender a ser buena persona.
_________________
Pestañee un par de veces, el elfo estaba diciendo insensateces. Si tuviera amigos en primer lugar sería sencillo, pero existían cosas que debían ser coordinadas a veces en situaciones extremas que no podían ser intuidas, órdenes directas, entre otras cosas. Suspiré, probablemente ese elfo no tuviera idea de lo que estaba hablando ni lo que yo estuviera pidiendo. Ya me gustaría que no pudieras hablar por un buen rato” pensé con malicia mientras trataba de sacudirme aquellas imágenes de mi pasado que parecían tan ajenas a mí como aquél desconocido que ahora movía la boca después de haber estornudado como el más pequeño de los infantes. Traté de concentrarme en escuchar lo que decía, Athos estaba prestándole atención, por lo que debería de ser importante.Observé como el que decía llamarse Ul'rian le hacía unos pases extraños a mi compañero que terminaron por convertirse en un tatuaje de nenas. Levanté una ceja en señal de cuestionamiento, pero no sentía que fuera el mejor momento para hablar. Odiaba esos momentos en los que recordaba todo aquello que había perdido, lo odiaba y me dolía. Sentía un profundo vacío en el pecho, como si alguien me hubiera arrancado la capacidad de sentir.
Al parecer yo era la siguiente, me tomó con sus manos frías, temblorosas y sudorosas mientras dibujaba la misma planta. Me hacía cosquillas, pero no tenía ganas de reír, por lo que centré mi mirada en mi nuevo dibujo florido. El elfo se alejó para situarse en una roca no muy lejana. ¿Es que piensa preguntarle a la tierra? le pregunté a Athos con cierta incredulidad en la voz más baja que pude emitir. Como sea dije a modo de despedida mientras movía mi mano en señal de adiós.
Supongo que tú eres el recolector, aunque la tenga pintada en la mano y me golpease en la cara, lo más probable es que no la encuentre le dije cruzando mis manos tras la nuca mientras miraba al cielo. ¿Qué te ha parecido ese tal Ul'rian? No me da buena espina le confié. El cielo estaba despejado, de un hermoso azul claro, tan intenso… respiré profundamente, hasta el momento no me había dado cuenta de la salitre en el ambiente. Tengo ganas de echarme a dormir confesé bajando la mirada para depositarla en los ojos de mi acompañante. Pero ni modos me resigné, desperezándome y haciendo sonar mis huesos. Miré mi mano, observando el dibujo de la planta. Si tuviera el rastro la encontraría en un momento.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
El joven elfo —al menos en apariencia, según él mismo presumía— tocaba un tema interesante desde una perspectiva interesante. Tenía razón en decir que la comunicación verbal no era el único método para intercambiar ideas, pensamientos, emociones o cualquier otro tipo de mensaje. Efectivamente, existían sistemas no verbales para lograr ese intercambio de conocimiento, como simples señas, hasta modos más complejos empleando magia o algún código especial. De hecho, la sincronización psíquica era una opción completamente posible, la cual parecía ser la preferida del Ul’rian. Sin embargo, todas esas variantes del lenguaje requieren que ambas partes conozcan la técnica, de otra manera no tendría sentido. Ergo, hablar es el método más popular y general para transmitir un mensaje, quizá no el mejor, quizá sí, pero resulta más simple y fácil hacerlo mediante palabras que son captadas por el oído.
“Lo siento, amigo, pero por todo eso y poco más, no estoy de acuerdo”. No obstante, calló. Estaba plenamente seguro que Ul’rian era consciente de esos detalles y que únicamente estaba informando la existencia de éstos, algo comprensible y natural. Sobre todo, guardó silencio para acelerar el proceso. No estaba seguro cuánto Wood deseaba la poción, seguramente muchísimo, o más que muchísimo, en cualquier caso no era su deseo prolongar más de lo necesario esa búsqueda, por lo tanto no quiso iniciar un debate que bien podía durar horas, y que además no entraba en el interés de la licántropa.
Además, él mismo lo dijo, no había una verdad absoluta. Todos los escenarios, o al menos la inmensa mayoría, están atados a condiciones que dependiendo de su naturaleza, efecto y otras propiedades, se llegará a un resultado. Es decir que para algunos sería imposible expresarse sin palabras, mientras que otros pueden expresarse de mil maneras, excepto con palabras. Ejemplos sobraban y nunca se llegaría a una conclusión real. Dioses, hasta decir que el Sol saldrá mañana como todos los días no es algo certero.
—Un placer conocerle, joven Ul’rian. —Hizo el amague de una reverencia, simbolizando un saludo corporal, lleno de respeto—. No me sorprendería saber que usted posee más años que yo. Pero para mí, para estos ojos ignorantes, usted conserva una larga vida por delante llena de plenitud y vigor, como la de un joven. Es por eso que no creo que el título sobre, ni a usted o a mí. —Athos cargaba con cuarenta años, después de todo—. Y gracias por recordarnos que aún en el silencio existen mensajes. —Dio una sonrisa asertiva, no queriendo hacerle pensar que sus palabras habían sido mal recibidas, pues no era el caso.
Tras un instante de reflexión, el buen elfo se inclinó por ayudar a los aventureros. “Espléndido”. Las cosas parecían estar avanzando, y hasta ahora ningún inconveniente grave habían tenido. A ese ritmo, la señorita estaría cantando y corriendo en su forma bestial en un santiamén. Y por eso habría que decir ‘amén’. “No empecemos con las rimas”.
Le inquietó un poco el avance de Ul’rian. Definitivamente no era alguien agresivo, y estaba lejos de presentar una amenaza, mas no pudo evitar reaccionar cuando se le acercó, un simple reflejo de combate. En cualquier caso, ese titubeo no evitó que hiciera lo que planeaba hacer, que resultó ser la imagen de la flor que tenían como objetivo. Le pareció extraño la manera en que les hizo saber qué planta debían encontrar, ¿acaso quería dejar en claro que las palabras no siempre eran suficientes? Después de todo, no parecía exactamente sencillo describir la hierba que tenía ahora tatuada en el antebrazo. “Espero que se vaya pronto”. Le incomodaba que su cuerpo se contaminara con cosas innecesarias, más si no las había elegido a voluntad. “Seguro que sí”. Y si no, habría una forma de quitarlo, pero sería interrogante para el futuro.
Tras repetir el mismo proceso con Wood, estaban listos para retirarse. Athos se despidió con un sencillo además y unas cuantas palabras—. Gracias de nuevo. Volveremos con ella en cuanto podamos. Espero de corazón que podamos ser dignos de vuestra asistencia. —No veía menester abundar en razones por las cuales podían ser de confianza, no tenía ningún cargo de consciencia y confiaba en la habilidad de empatía del elfo, quien seguro sabría reconocer las intenciones de los viajeros.
Iniciaron así el rastreo de la planta, y la dama ya tenía un comentario que dar—. Yo también pensé de esa forma al principio, pero… creo que se refería a su maestro. —Se encogió de hombros— ¿O tal vez no? Quizá es su forma de decir que meditará al respecto, ¿hmm? —Tampoco era algo importante, aunque sí tenía cierto nivel de curiosidad.
No supo cómo responder a la infravaloración que Wood se daba a sí misma. Estaba seguro que era perfectamente capaz de detectar la flor que buscaban, así como podía cazar a un alce en medio del bosque, y si ella fuera una desconocida, le haría ver su punto de vista. Pero sí la conocía, y ya estaba un poco más familiarizado con su tipo de humor, y ese comentario precisamente parecía ser una broma. ¿O no? Podría decirle algo al menos para alejar las dudas, mas tampoco quería acercarse a un tema con una perspectiva equivocada—. Lo haremos bien. Ya lo verá. —Lo mantuvo simple. Menos es más, ¿no?
Observó detenidamente la imagen en su piel, tratando de detectar las peculiaridades que le hacían más especial. El color parecía ser lo más llamativo. ¿Y también las hojas? Parecía más un gráfico abstracto, lo cual sería muy difícil para él interpretar. “Pero si es un reflejo real, será fácil encontrarla”. Mas nunca había visto una planta así. Mientras tanto, se enfocaría en hallar pétalos con ese matiz y luego vería si era o no la indicada.
—Hmm… —Pensó un poco sobre la pregunta de su amiga. Pensaba varias cosas de él, pero no le transmitía desconfianza. ¿Por qué a ella sí?—. Parece alguien muy estudioso y correcto. ¿Se fijó cómo nos alejó de esas piedras? Sin duda tiene un gran respeto por aquello que es sagrado. En general, me parece una buena persona. ¿Acaso usted vio algo inquietante en él? —Athos era consciente de su incapacidad para hallar esos rasgos sutiles que había en los individuos de lengua bífida o con intenciones ocultas, cualidad que podía ser compensada con su compañera.
Era extraño que repentinamente Wood adoptara esa posición de pereza. ¿Tal vez no estaba tan apurada, después de todo? Tampoco debía ser algo sorprendente, habían estado viajando por mucho tiempo y ahora debían de encontrar algo tan pequeño como una planta en este inmenso bosque, eso podía deprimir a cualquiera. En cualquier caso, la planta no iría a algún lado, ¿verdad? Con paciencia y perseverancia la hallarían.
—Yo no conozco muy bien ese sentido súper desarrollado que posee, señorita. Sin embargo, ¿cree posible dar con la flor sin conocer su aroma? Es decir, ya conoce los aromas que no le pertenece, ¿no? Entonces sigamos los rastros que usted desconoce. ¿Comprende mi idea? —Si no es gato, es gata. De esa manera no tendrían que andar buscando de manera tan arbitraría, teniendo un pequeño sendero a seguir.
Estuvieron andando un par de minutos, Athos siempre con su mirada activa, tratando de usar su velocidad procesamiento de información visual a su favor. Como artista marcial, poseía la virtud de ‘ver rápido’—. Hey, ¿qué tal ésa? —Repentinamente un color morado llamó su atención en el suelo. Se acercó a la planta, arrodillándose para verla más de cerca—. No, ¿verdad? Los pétalos son distintos. —Efectivamente, la tonalidad variaba bastante y la forma se asemejaba más a una rosa, la que buscaban parecía un especie de girasol.
Antes de que pudiera ponerse de pie, el caballero sintió un peso sobre su espalda, llevándolo al piso con brusquedad. Por un instante, un brevísimo instante, creyó que se trataba de Wood que le estaba jugando alguna broma, así como en el río, mas no demoró en darse cuenta que estaba en peligro. No lo veía, pero sentía garras enterrarse en su espalda y un gruñido tipo felino. Era demasiado grande para ser un simple gato salvaje, aunque no parecía ser tampoco un tigre, o al menos no uno grande.
Su sentido de supervivencia lo impulsó a defenderse, así que trató girar para apartar al animal de un codazo. El golpe era lo de menos, lo importante era establecer una posición apta para contraatacar, ya que estando de espaldas poco podía hacer. “¿Una mano, amiga Wood?”
____
OFF: Dejaré que Wood decida qué tan efectivo fue el movimiento de Athos~
“Lo siento, amigo, pero por todo eso y poco más, no estoy de acuerdo”. No obstante, calló. Estaba plenamente seguro que Ul’rian era consciente de esos detalles y que únicamente estaba informando la existencia de éstos, algo comprensible y natural. Sobre todo, guardó silencio para acelerar el proceso. No estaba seguro cuánto Wood deseaba la poción, seguramente muchísimo, o más que muchísimo, en cualquier caso no era su deseo prolongar más de lo necesario esa búsqueda, por lo tanto no quiso iniciar un debate que bien podía durar horas, y que además no entraba en el interés de la licántropa.
Además, él mismo lo dijo, no había una verdad absoluta. Todos los escenarios, o al menos la inmensa mayoría, están atados a condiciones que dependiendo de su naturaleza, efecto y otras propiedades, se llegará a un resultado. Es decir que para algunos sería imposible expresarse sin palabras, mientras que otros pueden expresarse de mil maneras, excepto con palabras. Ejemplos sobraban y nunca se llegaría a una conclusión real. Dioses, hasta decir que el Sol saldrá mañana como todos los días no es algo certero.
—Un placer conocerle, joven Ul’rian. —Hizo el amague de una reverencia, simbolizando un saludo corporal, lleno de respeto—. No me sorprendería saber que usted posee más años que yo. Pero para mí, para estos ojos ignorantes, usted conserva una larga vida por delante llena de plenitud y vigor, como la de un joven. Es por eso que no creo que el título sobre, ni a usted o a mí. —Athos cargaba con cuarenta años, después de todo—. Y gracias por recordarnos que aún en el silencio existen mensajes. —Dio una sonrisa asertiva, no queriendo hacerle pensar que sus palabras habían sido mal recibidas, pues no era el caso.
Tras un instante de reflexión, el buen elfo se inclinó por ayudar a los aventureros. “Espléndido”. Las cosas parecían estar avanzando, y hasta ahora ningún inconveniente grave habían tenido. A ese ritmo, la señorita estaría cantando y corriendo en su forma bestial en un santiamén. Y por eso habría que decir ‘amén’. “No empecemos con las rimas”.
Le inquietó un poco el avance de Ul’rian. Definitivamente no era alguien agresivo, y estaba lejos de presentar una amenaza, mas no pudo evitar reaccionar cuando se le acercó, un simple reflejo de combate. En cualquier caso, ese titubeo no evitó que hiciera lo que planeaba hacer, que resultó ser la imagen de la flor que tenían como objetivo. Le pareció extraño la manera en que les hizo saber qué planta debían encontrar, ¿acaso quería dejar en claro que las palabras no siempre eran suficientes? Después de todo, no parecía exactamente sencillo describir la hierba que tenía ahora tatuada en el antebrazo. “Espero que se vaya pronto”. Le incomodaba que su cuerpo se contaminara con cosas innecesarias, más si no las había elegido a voluntad. “Seguro que sí”. Y si no, habría una forma de quitarlo, pero sería interrogante para el futuro.
Tras repetir el mismo proceso con Wood, estaban listos para retirarse. Athos se despidió con un sencillo además y unas cuantas palabras—. Gracias de nuevo. Volveremos con ella en cuanto podamos. Espero de corazón que podamos ser dignos de vuestra asistencia. —No veía menester abundar en razones por las cuales podían ser de confianza, no tenía ningún cargo de consciencia y confiaba en la habilidad de empatía del elfo, quien seguro sabría reconocer las intenciones de los viajeros.
Iniciaron así el rastreo de la planta, y la dama ya tenía un comentario que dar—. Yo también pensé de esa forma al principio, pero… creo que se refería a su maestro. —Se encogió de hombros— ¿O tal vez no? Quizá es su forma de decir que meditará al respecto, ¿hmm? —Tampoco era algo importante, aunque sí tenía cierto nivel de curiosidad.
No supo cómo responder a la infravaloración que Wood se daba a sí misma. Estaba seguro que era perfectamente capaz de detectar la flor que buscaban, así como podía cazar a un alce en medio del bosque, y si ella fuera una desconocida, le haría ver su punto de vista. Pero sí la conocía, y ya estaba un poco más familiarizado con su tipo de humor, y ese comentario precisamente parecía ser una broma. ¿O no? Podría decirle algo al menos para alejar las dudas, mas tampoco quería acercarse a un tema con una perspectiva equivocada—. Lo haremos bien. Ya lo verá. —Lo mantuvo simple. Menos es más, ¿no?
Observó detenidamente la imagen en su piel, tratando de detectar las peculiaridades que le hacían más especial. El color parecía ser lo más llamativo. ¿Y también las hojas? Parecía más un gráfico abstracto, lo cual sería muy difícil para él interpretar. “Pero si es un reflejo real, será fácil encontrarla”. Mas nunca había visto una planta así. Mientras tanto, se enfocaría en hallar pétalos con ese matiz y luego vería si era o no la indicada.
—Hmm… —Pensó un poco sobre la pregunta de su amiga. Pensaba varias cosas de él, pero no le transmitía desconfianza. ¿Por qué a ella sí?—. Parece alguien muy estudioso y correcto. ¿Se fijó cómo nos alejó de esas piedras? Sin duda tiene un gran respeto por aquello que es sagrado. En general, me parece una buena persona. ¿Acaso usted vio algo inquietante en él? —Athos era consciente de su incapacidad para hallar esos rasgos sutiles que había en los individuos de lengua bífida o con intenciones ocultas, cualidad que podía ser compensada con su compañera.
Era extraño que repentinamente Wood adoptara esa posición de pereza. ¿Tal vez no estaba tan apurada, después de todo? Tampoco debía ser algo sorprendente, habían estado viajando por mucho tiempo y ahora debían de encontrar algo tan pequeño como una planta en este inmenso bosque, eso podía deprimir a cualquiera. En cualquier caso, la planta no iría a algún lado, ¿verdad? Con paciencia y perseverancia la hallarían.
—Yo no conozco muy bien ese sentido súper desarrollado que posee, señorita. Sin embargo, ¿cree posible dar con la flor sin conocer su aroma? Es decir, ya conoce los aromas que no le pertenece, ¿no? Entonces sigamos los rastros que usted desconoce. ¿Comprende mi idea? —Si no es gato, es gata. De esa manera no tendrían que andar buscando de manera tan arbitraría, teniendo un pequeño sendero a seguir.
Estuvieron andando un par de minutos, Athos siempre con su mirada activa, tratando de usar su velocidad procesamiento de información visual a su favor. Como artista marcial, poseía la virtud de ‘ver rápido’—. Hey, ¿qué tal ésa? —Repentinamente un color morado llamó su atención en el suelo. Se acercó a la planta, arrodillándose para verla más de cerca—. No, ¿verdad? Los pétalos son distintos. —Efectivamente, la tonalidad variaba bastante y la forma se asemejaba más a una rosa, la que buscaban parecía un especie de girasol.
Antes de que pudiera ponerse de pie, el caballero sintió un peso sobre su espalda, llevándolo al piso con brusquedad. Por un instante, un brevísimo instante, creyó que se trataba de Wood que le estaba jugando alguna broma, así como en el río, mas no demoró en darse cuenta que estaba en peligro. No lo veía, pero sentía garras enterrarse en su espalda y un gruñido tipo felino. Era demasiado grande para ser un simple gato salvaje, aunque no parecía ser tampoco un tigre, o al menos no uno grande.
Su sentido de supervivencia lo impulsó a defenderse, así que trató girar para apartar al animal de un codazo. El golpe era lo de menos, lo importante era establecer una posición apta para contraatacar, ya que estando de espaldas poco podía hacer. “¿Una mano, amiga Wood?”
____
OFF: Dejaré que Wood decida qué tan efectivo fue el movimiento de Athos~
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
¿A su maestro? pregunté con curiosidad. Ese día sentía que no era yo misma, primero actuando toda pituca pidiendo por favor, luego intentando no matar al elfo y para colmo recordando aquellas escenas de mi pasado. Quería hacerme bolita y quedarme tirada al sol en algún lugar. Muchas cosas se me estaban pasando y me sentía una completa inútil. Intenté sonreír con sus palabras de aliento, pero la verdad era que eso no me salía y muchas veces me decían que mi sonrisa era como la de una asesina; no que eso no fuera cierto, pero algunas veces realmente quería transmitir algo no maligno con ella, como ese momento y lo cierto es que tanto esmero le puse que no salió nada. Suspiré y continué caminando con la cabeza puesta en el piso, para probar suerte.
¿Eh? Ah… esto, si. Mucho. No se… los elfos no son tan temblorosos y generalmente tienen más voluntad y orgullo. Ese parecía una hoja al viento de tembloroso, me temo que pueda tener algo que ocultar. Otros en su lugar y viéndome en mis peores días han tenido otra forma de encararme y hoy que me he portado bien ese estaba asustado. Quizás y los que me conocen tengan razón, asusto más cuando intento no hacerlo… dije bajando los hombros resignada y dejando salir el aire como si fuese parte de mi alma. Soy una loba incomprendida murmuré mirando mi mano por enésima vez, intentando grabar en mi mente el motivo para cotejarlo con aquella variedad inmensurable de plantas que nos rodeaban.
Levanté la cabeza sorprendida ante la extraña sugerencia de Athos. Eso suena muy loco incluso para mí comencé a decir pero me rezagué creyendo haber encontrado la flor que estaba buscando, más no era más que una vil doble. Mi compañero parecía estar disfrutando de la recolección, tal y como lo había supuesto, yendo de aquí para allá, probando una y otra flor. Suspiré y decidí que intentaría lo que él me había dicho. Me quedé un poco para atrás y dejé que el lobo saliera. No pasó mucho tiempo antes de que mis recuerdos olfativos se hicieran presentes en mi cabeza; estando en la forma de lobo mi olfato era más sensible que cuando tenía la apariencia humana y también lo era mi memoria.
Me aparté del camino que estábamos siguiendo, reconociendo nuevas plantas y especies con gran interés, pero fuero tantas las ganas que le eché que en poco tiempo ya tenía dolor de cabeza por haber clasificado mentalmente tantas nuevas esencias. Algo cansada de todo eso resolví buscar a Athos, pero un deje de sangre en al ambiente súbitamente me inyectó adrenalina “¿Qué estaría pasando?” corté camino por entre un ramadal, sin importar espinas ni hojas y allí estaba: un gato gigante sobre la espalda de Athos. Quise gritar su nombre, más de mi garganta salió un gruñido y tras eso una explosión de babas y ladridos.
En un pestañeo me encontré sobre el lomo de la bestia que había sido tirada al suelo por una excelente maniobra del dragón. Pero como todos los gatos esa alimaña era ágil y en breve nos encontramos en medio de una pelea de dientes, babas y garras en el suelo. Podía sentir sus colmillos sobre mi piel y sus gruñidos ferales a todo volumen que parecían venir de un lado y de otro, como si hubieran cientos de ellos, todo un ejército. Pero pasara lo que pasara, no me dejaría por un gato superdesarrollado. Odiaba a los gatos, eran inferiores y pensaba hacérselo notar a ese que tenía entre mis brazos y en mi espalda de a ratos.
¿Eh? Ah… esto, si. Mucho. No se… los elfos no son tan temblorosos y generalmente tienen más voluntad y orgullo. Ese parecía una hoja al viento de tembloroso, me temo que pueda tener algo que ocultar. Otros en su lugar y viéndome en mis peores días han tenido otra forma de encararme y hoy que me he portado bien ese estaba asustado. Quizás y los que me conocen tengan razón, asusto más cuando intento no hacerlo… dije bajando los hombros resignada y dejando salir el aire como si fuese parte de mi alma. Soy una loba incomprendida murmuré mirando mi mano por enésima vez, intentando grabar en mi mente el motivo para cotejarlo con aquella variedad inmensurable de plantas que nos rodeaban.
Levanté la cabeza sorprendida ante la extraña sugerencia de Athos. Eso suena muy loco incluso para mí comencé a decir pero me rezagué creyendo haber encontrado la flor que estaba buscando, más no era más que una vil doble. Mi compañero parecía estar disfrutando de la recolección, tal y como lo había supuesto, yendo de aquí para allá, probando una y otra flor. Suspiré y decidí que intentaría lo que él me había dicho. Me quedé un poco para atrás y dejé que el lobo saliera. No pasó mucho tiempo antes de que mis recuerdos olfativos se hicieran presentes en mi cabeza; estando en la forma de lobo mi olfato era más sensible que cuando tenía la apariencia humana y también lo era mi memoria.
Me aparté del camino que estábamos siguiendo, reconociendo nuevas plantas y especies con gran interés, pero fuero tantas las ganas que le eché que en poco tiempo ya tenía dolor de cabeza por haber clasificado mentalmente tantas nuevas esencias. Algo cansada de todo eso resolví buscar a Athos, pero un deje de sangre en al ambiente súbitamente me inyectó adrenalina “¿Qué estaría pasando?” corté camino por entre un ramadal, sin importar espinas ni hojas y allí estaba: un gato gigante sobre la espalda de Athos. Quise gritar su nombre, más de mi garganta salió un gruñido y tras eso una explosión de babas y ladridos.
En un pestañeo me encontré sobre el lomo de la bestia que había sido tirada al suelo por una excelente maniobra del dragón. Pero como todos los gatos esa alimaña era ágil y en breve nos encontramos en medio de una pelea de dientes, babas y garras en el suelo. Podía sentir sus colmillos sobre mi piel y sus gruñidos ferales a todo volumen que parecían venir de un lado y de otro, como si hubieran cientos de ellos, todo un ejército. Pero pasara lo que pasara, no me dejaría por un gato superdesarrollado. Odiaba a los gatos, eran inferiores y pensaba hacérselo notar a ese que tenía entre mis brazos y en mi espalda de a ratos.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
El rugido no lo sintió como un grito de batalla, sino que lo interpretó más como una exclamación inspiradora. Quizá prácticamente eran lo mismo, ambas llenaban de ímpetu, la diferencia estribaba en el propósito. Athos no tenía intenciones de pelear para aniquilar a su oponente, ya ni siquiera para sobrevivir, puesto que se sentía bastante seguro con Wood ahora presente. Con ella en juego, el felino corría el riesgo de perder la vida, aunque se hiciera el difícil y lograra herir a la licántropa, eventualmente sería superado por la experiencia y la fuerza. Era por eso que el dragón sentía la responsabilidad de proteger al animal, o al menos salvarlo de una muerte segura.
Tras repeler al gato, se puso de pie casi completamente, observando con atención lo que sucedía y pensando en la mejor medida para entrar en el combate. Aproximadamente pesaban lo mismo, así que no había forma de obtener ventaja por ese lado. Presentía que si trataba de mantenerse erguido, sus brazos poca ayuda brindarían y sus patadas podrían perjudicar al animal o así mismo, sin mencionar que daba la oportunidad a Wood de seguir atacando, facilitándole un movimiento letal. Prefería encargarse por su cuenta, al menos por un instante, con la oportunidad de repelerlo sin necesidad de lastimarlo gravemente. Por ende, la mejor opción sería solucionar el problema en el piso, en donde podía sacar ventaja de sus técnicas de sumisión.
Hizo crujir sus articulaciones y se lanzó sobre el puma—. ¡No lo mate! —Suplicó en el aire, mientras tacleaba a su oponente y lo azotaba contra el suelo. A esas alturas, probablemente el felino se sentiría un poco abrumado por estar superado en número, además de que podía ya estar lastimado por algún ataque que la dama había efectuado; así que, con un poco de suerte, no necesitaría esforzarse demasiado para vencerle.
Estando encima de él, tratando de limitar las extremidades del gato al aplastarlas con sus rodillas, golpeó con el filo de sus palmas las orejas de manera simultánea. La idea era aturdirlo y hacerle abandonar debido a confusión o simplemente por mareo. La primera arremetida fue un éxito, pero al repetir el movimiento su mano izquierda fue atrapada por las fauces del puma, sintiendo sus gruesos colmillos traspasar la carne y poner en riesgo sus huesos y tendones. Su primer reflejo fue dar un puñetazo al hocico, estando a punto de hacerlo, a tan sólo centímetros de él, se detuvo preocupado por la salud íntegra del felino. Creyendo lo peor, abandonó esa primera intención.
Gruñó, tanto de dolor como por la frustración. Podía sentir a Wood a un lado, dispuesta a interponerse y arrancarle la cabeza al pobre gato. No quería arriesgarse a que ella tomara una decisión drástica, por más justificada que estuviese. Este felino merecía estar vivo tanto como ellos dos, o incluso tal vez más. Tal vez sólo está protegiendo su territorio, después de todo. Desesperado, y recurriendo a una táctica sucia y poco honrada, aunque útil en ese instante, tomó un puño de tierra y lo esparció por todo el rostro del puma una y otra vez, hasta que soltó a Athos.
Inmediatamente retiró su mano y se puso de pie, permitiendo que su enemigo se reincorporara, tomando varios pasos hacia atrás, sacudiendo la cabeza y tallándose los ojos. Había logrado cegarlo por un momento, teniendo suficiente tiempo para retirarse. El puma estaría bien, con unas cuantas lágrimas se iría el polvo de sus ojos.
—Amiga Wood. —Llamó la atención con su gruesa voz, poniendo un tono inusualmente severo en sus palabras—. Retirémonos mientras podemos. No hay necesidad de llevar este combate más lejos. No parece estar la planta por aquí, en cualquier caso. —Casi parecía una orden. Casi. Pero por más grave que sonara, era difícil que Komar tomara una postura de liderazgo, mas confiaba en que la razón estuviera de su lado y la lógica le ayudara a retener la naturaleza de la licántropa. Aun así, no esperó y al instante comenzó a correr, tomando el camino por donde vino ella.
Durante la corrida, recordó la grave herida que tenía en su mano, notando también los rasguños en su espalda, éstos más incómodos que otra cosa, sirviendo como recordatorio de nunca bajar la guardia. Por otro lado, su palma necesitaría de una atención significativa, pero luego. Ya habían explorado tanto que parecía que estaban tan cerca de encontrar esa flor.
—Gracias. Estaré bien. No moriré por esto. Hallemos esa planta y volvamos con Ul'rian. ¿Usted está bien?—Sostuvo su zurda con cuidado, no queriendo moverla mucho y ni mostrar a su compañera qué tan profunda era—. ¿Qué tal ésa? —Señaló arbitrariamente una dirección, con la intención de desviar la atención de Wood y centrarla en la vegetación. No era su estilo manipular de esa forma a los demás, pero en ese instante prefería que se enfocaran en lo que él consideraba verdaderamente importante.
Continuó mirando a los alrededores, pasando rápidamente la vista por su compañera, asegurándose de que no estuviera igual o peor que él. Los felinos eran diestros en ocasionar daños inesperados con la mínima oportunidad que les dieras, y conociendo a Wood, tampoco manifestaría estar lastimada. Irónicamente, de enterarse que ella tuviera alguna lesión, haría todo lo posible por sanarla, incluso si eso significaba correr hasta con el elfo y pedirle que le sanara o recolectar hierbas curativas que conociera.
______
OFF: Supongo que para el siguiente post, es decir el de Wood, encontraremos la plantita y volveremos a con Ul'rian, ¿hmm?
Tras repeler al gato, se puso de pie casi completamente, observando con atención lo que sucedía y pensando en la mejor medida para entrar en el combate. Aproximadamente pesaban lo mismo, así que no había forma de obtener ventaja por ese lado. Presentía que si trataba de mantenerse erguido, sus brazos poca ayuda brindarían y sus patadas podrían perjudicar al animal o así mismo, sin mencionar que daba la oportunidad a Wood de seguir atacando, facilitándole un movimiento letal. Prefería encargarse por su cuenta, al menos por un instante, con la oportunidad de repelerlo sin necesidad de lastimarlo gravemente. Por ende, la mejor opción sería solucionar el problema en el piso, en donde podía sacar ventaja de sus técnicas de sumisión.
Hizo crujir sus articulaciones y se lanzó sobre el puma—. ¡No lo mate! —Suplicó en el aire, mientras tacleaba a su oponente y lo azotaba contra el suelo. A esas alturas, probablemente el felino se sentiría un poco abrumado por estar superado en número, además de que podía ya estar lastimado por algún ataque que la dama había efectuado; así que, con un poco de suerte, no necesitaría esforzarse demasiado para vencerle.
Estando encima de él, tratando de limitar las extremidades del gato al aplastarlas con sus rodillas, golpeó con el filo de sus palmas las orejas de manera simultánea. La idea era aturdirlo y hacerle abandonar debido a confusión o simplemente por mareo. La primera arremetida fue un éxito, pero al repetir el movimiento su mano izquierda fue atrapada por las fauces del puma, sintiendo sus gruesos colmillos traspasar la carne y poner en riesgo sus huesos y tendones. Su primer reflejo fue dar un puñetazo al hocico, estando a punto de hacerlo, a tan sólo centímetros de él, se detuvo preocupado por la salud íntegra del felino. Creyendo lo peor, abandonó esa primera intención.
Gruñó, tanto de dolor como por la frustración. Podía sentir a Wood a un lado, dispuesta a interponerse y arrancarle la cabeza al pobre gato. No quería arriesgarse a que ella tomara una decisión drástica, por más justificada que estuviese. Este felino merecía estar vivo tanto como ellos dos, o incluso tal vez más. Tal vez sólo está protegiendo su territorio, después de todo. Desesperado, y recurriendo a una táctica sucia y poco honrada, aunque útil en ese instante, tomó un puño de tierra y lo esparció por todo el rostro del puma una y otra vez, hasta que soltó a Athos.
Inmediatamente retiró su mano y se puso de pie, permitiendo que su enemigo se reincorporara, tomando varios pasos hacia atrás, sacudiendo la cabeza y tallándose los ojos. Había logrado cegarlo por un momento, teniendo suficiente tiempo para retirarse. El puma estaría bien, con unas cuantas lágrimas se iría el polvo de sus ojos.
—Amiga Wood. —Llamó la atención con su gruesa voz, poniendo un tono inusualmente severo en sus palabras—. Retirémonos mientras podemos. No hay necesidad de llevar este combate más lejos. No parece estar la planta por aquí, en cualquier caso. —Casi parecía una orden. Casi. Pero por más grave que sonara, era difícil que Komar tomara una postura de liderazgo, mas confiaba en que la razón estuviera de su lado y la lógica le ayudara a retener la naturaleza de la licántropa. Aun así, no esperó y al instante comenzó a correr, tomando el camino por donde vino ella.
Durante la corrida, recordó la grave herida que tenía en su mano, notando también los rasguños en su espalda, éstos más incómodos que otra cosa, sirviendo como recordatorio de nunca bajar la guardia. Por otro lado, su palma necesitaría de una atención significativa, pero luego. Ya habían explorado tanto que parecía que estaban tan cerca de encontrar esa flor.
—Gracias. Estaré bien. No moriré por esto. Hallemos esa planta y volvamos con Ul'rian. ¿Usted está bien?—Sostuvo su zurda con cuidado, no queriendo moverla mucho y ni mostrar a su compañera qué tan profunda era—. ¿Qué tal ésa? —Señaló arbitrariamente una dirección, con la intención de desviar la atención de Wood y centrarla en la vegetación. No era su estilo manipular de esa forma a los demás, pero en ese instante prefería que se enfocaran en lo que él consideraba verdaderamente importante.
Continuó mirando a los alrededores, pasando rápidamente la vista por su compañera, asegurándose de que no estuviera igual o peor que él. Los felinos eran diestros en ocasionar daños inesperados con la mínima oportunidad que les dieras, y conociendo a Wood, tampoco manifestaría estar lastimada. Irónicamente, de enterarse que ella tuviera alguna lesión, haría todo lo posible por sanarla, incluso si eso significaba correr hasta con el elfo y pedirle que le sanara o recolectar hierbas curativas que conociera.
______
OFF: Supongo que para el siguiente post, es decir el de Wood, encontraremos la plantita y volveremos a con Ul'rian, ¿hmm?
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
La pelea estaba reñida, resultó más difícil de lo que esperaba deshacerme de esa asquerosa fiera con colmillos agudos y filosos. Sus garras se clavaban en mi carne, atravesando la gruesa capa de pelos lo suficiente como para rasgar y cabrearme más. Era un tira y afloje que no estaba dispuesta a perder más cuando iba por su garganta escuché la voz imperiosa de Athos y de pronto mi contrincante había desaparecido de entre mis brazos. Mis mandíbulas chasquearon en el aire con un fuerte “clack” que hizo eco en lo más profundo del bosque. Desorientada miré hacia todas direcciones para ver que mi compañero había tomado la posta. “Allá él” pensé aún con la cabeza caliente y llena de adrenalina. Intuía sus razones para meterse en la pelea y si tanto quería salvarle la vida a un asesino como ese, pues que lo hiciera; aunque ganas no me faltaban para volver a meterme en el combate y desangrar a ese bichejo tan solo con mis dientes.
Tal y como lo esperaba, Athos era un hombre fuerte y luchaba con su cabeza. Aunque el animal parecía querer ganarle de a ratos, con una treta no demasiado limpia –pero que le salvó la vida al animal- pudo deshacerse de él por el tiempo suficiente como para exhortarme a huir. Y esa vez agradecí que no se me entendiera lo que decía porque de lo contrario sería iluminado en las artes de las bocas sucias y las malas palabras, de los peores insultos pocas veces antes vistos. “¿Huír?... no jamás… ¡ATACAR!” Casi no podía escuchar sus palabras, cambiaba mi vista entre él y el animal, pero finalmente me decanté por seguirle. Quizás… probablemente se lo debiera… y muy muy en el fondo “¿Eso podría ser bueno?” estaba confundida. Quería destrozar el cuerpo del gato ese que le había atacado y no entendía por qué él le perdonaba. Pero sus palabras habían sonado terminantes, las más fuertes que le había escuchado pronunciar.
Cuando me di cuenta nos habíamos detenido y él sangraba. Asentí a su pregunta, tenía escozor en las heridas y mordidas provocadas por el animal, más nada serio, al menos eso suponía. Sin contar con las hojas y la tierra que ahora cubrían toda mi piel, estaba bien, o al menos las había tenido peores y había sobrevivido. Tomé su mano entre las mías, sintiendo el aroma de su sangre y con cuidado pasé mi lengua por ella para limpiársela. Su sangre al principio fría y con un gusto horrible, luego comenzó a salir limpia y caliente, palpitante como su corazón, deliciosa. Miré a sus ojos con culpa. Si yo hubiera estado más cerca, si no le hubiera pedido que me ayudara, si no le hubiera permitido pelear, si hubiera terminado con la bestia antes y más rápido. Mi culpa, todo era mi culpa. De mi garganta nació un leve quejido, entonces miré el suelo ya que no podía verle a los ojos, su sangre había sido derramada.
Entonces olfatee algo extremadamente exótico y raro. Levanté los ojos, girándome levemente para darle la espalda al hombre dragón y allí estaba, hecha de cuadritos y con formas tan abstractas que no podría clasificar. Entorné los ojos y aullé suavemente para indicar a Athos la presencia de la planta. Bajo mi forma lupina no podía ver el dibujo de aquella flor en mi piel, por lo que acudí a mi compañero para que nuevamente me ayudase, esta vez con timidez. Paré mis orejas y cola y señalicé hacia la planta con profundo interés.
Tal y como lo esperaba, Athos era un hombre fuerte y luchaba con su cabeza. Aunque el animal parecía querer ganarle de a ratos, con una treta no demasiado limpia –pero que le salvó la vida al animal- pudo deshacerse de él por el tiempo suficiente como para exhortarme a huir. Y esa vez agradecí que no se me entendiera lo que decía porque de lo contrario sería iluminado en las artes de las bocas sucias y las malas palabras, de los peores insultos pocas veces antes vistos. “¿Huír?... no jamás… ¡ATACAR!” Casi no podía escuchar sus palabras, cambiaba mi vista entre él y el animal, pero finalmente me decanté por seguirle. Quizás… probablemente se lo debiera… y muy muy en el fondo “¿Eso podría ser bueno?” estaba confundida. Quería destrozar el cuerpo del gato ese que le había atacado y no entendía por qué él le perdonaba. Pero sus palabras habían sonado terminantes, las más fuertes que le había escuchado pronunciar.
Cuando me di cuenta nos habíamos detenido y él sangraba. Asentí a su pregunta, tenía escozor en las heridas y mordidas provocadas por el animal, más nada serio, al menos eso suponía. Sin contar con las hojas y la tierra que ahora cubrían toda mi piel, estaba bien, o al menos las había tenido peores y había sobrevivido. Tomé su mano entre las mías, sintiendo el aroma de su sangre y con cuidado pasé mi lengua por ella para limpiársela. Su sangre al principio fría y con un gusto horrible, luego comenzó a salir limpia y caliente, palpitante como su corazón, deliciosa. Miré a sus ojos con culpa. Si yo hubiera estado más cerca, si no le hubiera pedido que me ayudara, si no le hubiera permitido pelear, si hubiera terminado con la bestia antes y más rápido. Mi culpa, todo era mi culpa. De mi garganta nació un leve quejido, entonces miré el suelo ya que no podía verle a los ojos, su sangre había sido derramada.
Entonces olfatee algo extremadamente exótico y raro. Levanté los ojos, girándome levemente para darle la espalda al hombre dragón y allí estaba, hecha de cuadritos y con formas tan abstractas que no podría clasificar. Entorné los ojos y aullé suavemente para indicar a Athos la presencia de la planta. Bajo mi forma lupina no podía ver el dibujo de aquella flor en mi piel, por lo que acudí a mi compañero para que nuevamente me ayudase, esta vez con timidez. Paré mis orejas y cola y señalicé hacia la planta con profundo interés.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
- Spoiler:
- A nombre del Staff, les ofrezco una sincera disculpa. A partir de este punto me haré cargo del tema. Podemos continuar...
Cuando el par de forasteros estuviera de regreso, el joven elfo recibiría a ambos sin prestar mucha atención. Se encontraba distraído revolviendo el contenido de libros y papeles sin siquiera haber notado el estado de sus invitados. Cuando finalmente el distraído joven pudo acomodar sus pensamientos, retornó a la que sería la idea principal. En sus manos pudo ver la planta que ayudaría en la elaboración de la poción, pero al parecer habían conseguido encontrar algo más que su preciado espécimen. - Esas heridas... ¿Que les sucedió? Pregunto con preocupación en su mirar.
El joven aprendiz escucho de principio a fin la historia del par de aventureros. Cuando su relato se viera concluido, Ul'rian cambiaria su semblante de sorpresa por uno de respeto y gratitud. - Veo que la bondad y el respeto por la vida reside también en el corazón de los ajenos a mi pueblo. Agregaría él con entusiasmo. - Ayudare a sanar sus heridas, solo deben poseer algo de paciencia. El elfo tomo la planta en sus manos y la llevo hasta la gran roca donde había preparado ya el resto de menesteres que servirían para la preparación, solo faltaba un ingrediente. Luego de hacer memoria, se dirigió a uno de los estantes más altos de donde tomo un frasco meticulosamente envuelto por un fino y húmedo manto blanco. - ¿Cuando fue que se termino? Pregunto al aire.
- Temo decirles que el ingrediente final no figura en mi inventario... Los brillantes y profundos ojos del joven se posaron en la pequeña ventana de su austero refugio. - El ocaso no esta muy lejos, deben darse prisa si es que pretenden ser guiados por la luz. El elfo les otorgo algunos vendajes que servirían para cubrir provisionalmente sus heridas. - Donde el río desemboca con el mar, cerca de las morismas en la playa, crece una peculiar planta la cual posee en el interior de su flor una semilla. Les advierto, una vez que corten la flor, la semilla comenzara a perder sus propiedades poco a poco, por ese motivo deben apresurarse en volver o la recolección habrá sido en vano. Ul'rian se dirigió hasta una pequeña mesa de madera de cual tomo una pequeña y vieja hoja con un detallado dibujo en ella. - Podrán guiarse por esta ilustración El elfo deposito el papel en manos de la dama y deseo a ambos la buena fortuna.
- Spoiler:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Segundo paso: Conseguirán la planta sin problemas pero en su camino de regreso se encontraran con un par de guardias elfos quienes los acosaran a preguntas y querrán culparlos como cazadores. Deben describir el aspecto de sus antagonistas y deshacerse de ellos como mejor les parezca. Recuerden que no pueden tardar mucho tiempo en llegar con Ul'rian o las semillas de la flor se convertirán en algo inservible.
Orden de posteo: Woodpecker - Athos - Woodpecker - Athos. Luego de eso volveré a intervenir. La regla de las 48 horas entre post y post sigue vigente. Suerte.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Difícil no fue encontrar el paradero del tal Ul’rian que como un ratón ahora se encontraba en su escondite entre libros y esas basuras. No podía entender de ninguna forma cómo podr{ia llamar a eso hogar y tenerlo tan lleno de cosas. Mi casa era austera sí, pero vaya que tenía espacio y no precisamente por ser más grande que ese lugar en el que nos encontrábamos.
Dejé que Athos le diera la explicación al elfo sobre lo de las heridas, después de todo ya había tenido demasiados esfuerzos en ese día y todo era muy caótico como para pensar demasiado en nada. Me senté en un hueco libre que encontré en el piso tratando de ordenar y acompasar mi respiración después de todo lo que habíamos vivido, sin mencionar los nervios al no encontrar a ese enclenque asustadizo. Para cuando terminaron su intercambio yo ya estaba más tranquila y con la sangre lo suficientemente coagulada como para dejarme acercar por ese… ese… ese “él”. Aunque lo peor de todo no fue la idea de ser curada por un sucio elfo miedoso sino el pensamiento de que quizás con esa actitud suya tan abierta, desgarbada e irresponsable tal vez nos tendría de mandaderos hasta que no nos quedara sangre en las venas. El mundo era un lugar peligroso, más al lado de esos nabos.
Intercambié miradas con Athos. Me encogí de hombros y negué mis porción de vendas. Nos vamos yendo que para luego es tarde dije a modo de despedida mientras atravesaba el umbral de la puerta. Levanté la nariz al aire. Ese elfo es una prueba a mi paciencia le confié al dragón con algo de frustración en la voz, apurando el paso porque la maldita luz se estaba escabullendo de nosotros como una serpiente por el pasto. Mis ojos van a quedar verdes de tanto mirar el suelo y espero llegar a tiempo al río espeté, levantando la nariz en busca de una buena pista del lugar hacia donde dirigirnos. Íbamos en buena dirección, pero nos tomó varios minutos dar con el lugar indicado.
¿Puedes verla por algún lado? pregunté con los ojos tan puestos en el suelo que no vi una rama que me llevé puesta a la altura de la frente. Reboté en la misma y caí de bruces. Genial dije sin muchas fuerzas para ponerme en pie, esperando a ser ayudada. ¿y cómo está eso de cortarla y apurarse a llegar? dije con cierto enfado negando con la cabeza a una de las ideas del dragón. Supongo que tendremos que transformarnos para ganar velocidad… sugerí viéndolo con cierta sospecha. ¿Sería al fin el momento en que o viera bajo su otra piel?
_________________________Dejé que Athos le diera la explicación al elfo sobre lo de las heridas, después de todo ya había tenido demasiados esfuerzos en ese día y todo era muy caótico como para pensar demasiado en nada. Me senté en un hueco libre que encontré en el piso tratando de ordenar y acompasar mi respiración después de todo lo que habíamos vivido, sin mencionar los nervios al no encontrar a ese enclenque asustadizo. Para cuando terminaron su intercambio yo ya estaba más tranquila y con la sangre lo suficientemente coagulada como para dejarme acercar por ese… ese… ese “él”. Aunque lo peor de todo no fue la idea de ser curada por un sucio elfo miedoso sino el pensamiento de que quizás con esa actitud suya tan abierta, desgarbada e irresponsable tal vez nos tendría de mandaderos hasta que no nos quedara sangre en las venas. El mundo era un lugar peligroso, más al lado de esos nabos.
Intercambié miradas con Athos. Me encogí de hombros y negué mis porción de vendas. Nos vamos yendo que para luego es tarde dije a modo de despedida mientras atravesaba el umbral de la puerta. Levanté la nariz al aire. Ese elfo es una prueba a mi paciencia le confié al dragón con algo de frustración en la voz, apurando el paso porque la maldita luz se estaba escabullendo de nosotros como una serpiente por el pasto. Mis ojos van a quedar verdes de tanto mirar el suelo y espero llegar a tiempo al río espeté, levantando la nariz en busca de una buena pista del lugar hacia donde dirigirnos. Íbamos en buena dirección, pero nos tomó varios minutos dar con el lugar indicado.
¿Puedes verla por algún lado? pregunté con los ojos tan puestos en el suelo que no vi una rama que me llevé puesta a la altura de la frente. Reboté en la misma y caí de bruces. Genial dije sin muchas fuerzas para ponerme en pie, esperando a ser ayudada. ¿y cómo está eso de cortarla y apurarse a llegar? dije con cierto enfado negando con la cabeza a una de las ideas del dragón. Supongo que tendremos que transformarnos para ganar velocidad… sugerí viéndolo con cierta sospecha. ¿Sería al fin el momento en que o viera bajo su otra piel?
Off: Siegel: Coordinamos algunas ideas con Athos para la realización de este post por privado.
Athos: mezclé algunas de las ideas, puse que tu personaje planteaba on lo que discutimos off, espero no haberme equivocado ^^’’. Con respecto a lo siguiente, supongo que la encuentras y partimos hacia atrás para encontrarnos con los guardias (?)
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
—Gracias. —Quizá su saliva no era milagrosa, pero ese gesto era reconfortante. Se sentía contento por estar ahí para ayudarle, aunque de alguna manera sentía que poco había aportado. De una u otra forma, Wood pudo haber llegado hasta este punto. Al menos Athos esperaba que ella estuviera aprendiendo tanto como él. "Cada paso siempre tiene una dirección, aunque no sé esté consciente de ésta". Quién hubiera pensado que ese dragón solitario estuviera del otro lado de Aerandir con una licántropa vigorosa, en busca de una plan indicada por un elfo. La incertidumbre estaba bien, es incluso insano tratar de predecir cada evento.
La señorita parecía tener un rastro que indicaba con firmeza hacia un punto en concreto. ¿Podría ser lo que buscaban? ¿De alguna forma Wood había capado una esencia inusual, sí? ¡Sí! Komar se acercó a la planta y la comparó detenidamente con el tatuaje sobre su piel. No cabía duda, ésa era la que buscaban. No obstante, no dejó lugar a la desfortuna, se puso a observar ambas imágenes por unos segundos, asegurándose que no sólo fueran similares, sino que fuesen iguales. Lo eran, tenían lo que habían estado buscando—. La ha encontrado, señorita. —Dijo animado, sonriéndole—. Ahora volvamos, ¿hmm? Aunque recomiendo no dejarse llevar por el júbilo. Tomémonos nuestro tiempo para volver, así evitaremos posibles accidentes. —Lo menos que el dragón quería era que por un descuido se metieran en más problemas. Ya tenían lo que buscaban y no había razón alguna para exponerse.
Al volver, contrario a lo esperado, no todo fueron buenas noticias. "¿Qué había sucedido?" Realmente habían pasado varias cosas y los detalles abundaban, ¿pero qué tan prudente era narrar todo lo sucedido? Era evidente que estaba preocupado, pero tampoco parecía necesario exponer toda la aventura con el peligro de aburrirle. Por ende, Athos pasó a contar la escena más relevante, puesto que lo demás podía intuirse—. Un gato salvaje, quizá un puma, me atacó por la espalda y de no ser por la pronta intervención de mi amiga Wood... —en ese instante recordó que ella se había presentado con otro nombre, ¿había hecho mal en referirse de esa manera? No había vuelta atrás, y tampoco podía ser algo tan grave—. Quizá ya estaría muerto. Aunque no fue sencillo el forcejeo, eventualmente pudimos repelerlo y evitar una muerta innecesaria, a costa de... —mostró su mano izquierda— algunas heridas. Nada grave.
—Cualquier corazón puede proteger una vida. —Respondió en forma de susurro. De nuevo, no quería iniciar un diálogo profundo, pero tampoco quería dejar pasar ese comentario. Creía importante recordar que no pertenecer a un grupo no te privaba de una cualidad, menos de una tan noble como el respeto a la vida. Sin importar la raza o pasado, todos podían ser buenas personas. Esperaba que Ul'rian tuviera en cuenta con mayor énfasis ese factor y le sirviera en el futuro para confiar en los demás.
Mas aquello no era lo más significativo. Las cortadas iban y venían, la filosofía siempre sería ambigua, los individuos siempre eran volubles. Aquello no importaba. El dilema que cobró protagonismo fue la falta de uno de los ingredientes para la poción. Definitivamente una espina desagradable, pero que sabrían superarla. Y parecía que sería más fácil dar con la semilla, pues tenían su exacta ubicación. Prácticamente era ir, tomar y volver. Algo simple de hacer que incluso él solo podía hacerlo, para dejar que Wood descansara, no en balde...
—Sí, vamos. —Lucía apurada, ansiosa de ir a por el nuevo objetivo. No le quitaría la intención de ir a emprender una nueva búsqueda—. Gracias, joven Ul'rian. —Tomó la ilustración haciendo una señal de respeto, fijando su vista en la figura. Parecía llamativa y más descriptiva, lo que se traducía como una tarea simple. Volverían aquí en un parpadeo—. No demoraremos. Y confío en que no habrá más obstáculos. —No sólo lo decía en un sentido de que ellos no enfrentarían a otro animal salvaje, sino para que el propio elfo reflexionara sobre lo que estaba haciendo. No estaba enojado con él por haber descuidado su inventario, eso le pasaba a cualquiera, pero sí esperaba que ahora no hubiera duda de que sólo esa semilla faltaba.
—¿De verdad? —Inquirió sonriendo al primer comentario de Wood tras dirigirse al río—. Pues yo diría que esta prueba la pasará con calificación casi impecable. Y no se fije en el aspecto negativo de esta experiencia. Véalo de esta forma. En el futuro alguien más buscará la ayuda de Ul'rian, quizá para algo muchísimo más importante. Para entonces, Ul'rian estará más experimentado y será más cuidadoso, ofreciendo un servicio mucho mejor. ¿Hmm? Mejor que nos haya sucedido a nosotros que podemos lidiar con ese contra tiempo, que a otros cuyas reacciones podrían ser delicadas.
No quiso hacer un comentario respecto al tiempo, a sabiendas que ahora podrían contar con algunos minutos extra si Athos no hubiese hecho bajar el ritmo al volver con el elfo, o si hubiese sido más breve con sus palabras. Tampoco era como si la noche significara el fin para ellos, pero la luz era mejor, sin duda. Con eso en mente, se esforzaría en emplear más velocidad—. Ponga el ritmo, señorita. Yo sigo. —Apretó el paso sin titubear, apurándose hacia el río.
—Aún no la veo. —Le contestó, viendo a su alrededor. Qué mala sincronización. Si tan sólo no hubiese girado la cabeza, quizá hubiese sido capaz de evitar la caída de su compañera—. Lo siento. —Extendió su mano para que pudiera levantarse con facilidad—. No está lastimada, ¿verdad? —No lo estaba. Se necesitaba más que eso para detener a la dama.
—Mi idea es simple, bruta, quizá. —Dio pasos largos y apresurados, aproximándose al río, oyendo el agua golpear las rocas y fluir a través—. Yo me pongo en donde la semilla está y usted se pone a mitad de camino. Cojo la semilla, corro a toda velocidad hasta llegar a usted, le entrego la semilla y entonces usted arranca rápidamente hasta con Ul'rian. Como una carrera de relevos. De esa manera no nos cansaremos tanto, ¿hmm? Aunque... sobre transformarse... —Rascó su barbilla, pensando al respecto. ¿Sería buena idea, cuáles eran los beneficios y contradicciones?
Mientras hacía esa reflexión, lograron dar con la planta que cazaban. Sin duda saber su localización y tener un dibujo descriptivo era más útil, menos estético que con el tatuaje, sí, pero igual Athos no era fanático de éstos. La luz se iba, el Sol ya se despedía y el cielo comenzaba a tomar un matiz oscuro. Prudente era apresurarse.
—Supongo que... podría transformarme y llevarla sobre mi lomo. —Jugó con su mirada, imaginando la situación. No parecía tan mala idea—. No llegaría junto con usted, sería un acto escandaloso. Mejor, sobrevolaría y usted salta en el momento adecuado, de forma que llegará primero con la semilla. Eventualmente yo la alcanzaría. No obstante... —Sobó sus labios, pensando en las repercusiones. Lo peor que podía pasar es que Wood llegara a caerse, y lo veía improbable. Realmente era beneficioso optar por esa decisión.
—Sí, ¿por qué no? El tiempo apremia. Un minúsculo riesgo no hará daño, estoy seguro. Eso sí, tendré que pedirle que me cuide mi túnica, pues estas ropas no son aprueba de transformación. —No se despojaría de cada prenda, le bastaba con la sotana. Antes, debía hacer los preparativos—. En cuanto extienda mis alas, móntese sobre mí y emprenderé vuelo. ¿Vale? Dígame cualquier cosa para saber que está lista. —Observé su alrededor, asegurándose de que hubiese espacio suficiente sin tener que dañar algo.
Desató el nudo del fajín, desprendió los botones de la sotana y se la retiró, doblándolas y dándoselas a Wood, quedando con su camisa simple y pantalón ligero. Estaba a punto de proceder a cambiar su aspecto, cuando la oración de un tercero le hizo mirar a un lado. Se trataban de dos elfos de aspecto marcial. Uno de ellos portaba una armadura ligera, que consistía de un caso verde con una joya en la frente, sirviendo como un sombrero. Hombreras gruesas y largas con decoraciones plateadas y un peto menos ostentoso, cubriendo más las costillas que el estómago. Debajo de la cintura no parecía llevar protección importante, salvo el propio cinturón con la espada enfundada. Llevaba una larga capa morada que se ondeaba con sutileza. Su semblante era muy serio y sus ojos fulminaban al contacto. Parecía furioso, como si fuera un capitán a punto de regañar a sus soldados por una mala decisión.
El otro que le acompañaba...*
—Ni un movimiento más. —Exclamó uno de ellos, con esa voz que caracteriza a un Capitán experimentado—. Exijo que revelen sus intenciones. —Sus sobrias palabras no podían ser pasadas por alto.
Athos exhaló, cobrando tranquilidad. Era muy peligroso que su transformación fuese interrumpida de esa manera tan abrupta, por lo tanto debía tomarse unos segundos para calmarse y no cambiar de forma en ese momento, justo cuando más necesitaría su habla.
___________
OFF: Y al final, esto :v Si ven algo indebido, avisarme y lo cambiaré antes de que cante un gallo. Wood, si no te parece esta aproximación que he tomado, sin temor dime y puedo editarlo.
*No hice la descripción del otro guardia para permitirle a Wood hacerlo. Seguramente tendrá algo mucho mejor en mente ñ.n
La señorita parecía tener un rastro que indicaba con firmeza hacia un punto en concreto. ¿Podría ser lo que buscaban? ¿De alguna forma Wood había capado una esencia inusual, sí? ¡Sí! Komar se acercó a la planta y la comparó detenidamente con el tatuaje sobre su piel. No cabía duda, ésa era la que buscaban. No obstante, no dejó lugar a la desfortuna, se puso a observar ambas imágenes por unos segundos, asegurándose que no sólo fueran similares, sino que fuesen iguales. Lo eran, tenían lo que habían estado buscando—. La ha encontrado, señorita. —Dijo animado, sonriéndole—. Ahora volvamos, ¿hmm? Aunque recomiendo no dejarse llevar por el júbilo. Tomémonos nuestro tiempo para volver, así evitaremos posibles accidentes. —Lo menos que el dragón quería era que por un descuido se metieran en más problemas. Ya tenían lo que buscaban y no había razón alguna para exponerse.
Al volver, contrario a lo esperado, no todo fueron buenas noticias. "¿Qué había sucedido?" Realmente habían pasado varias cosas y los detalles abundaban, ¿pero qué tan prudente era narrar todo lo sucedido? Era evidente que estaba preocupado, pero tampoco parecía necesario exponer toda la aventura con el peligro de aburrirle. Por ende, Athos pasó a contar la escena más relevante, puesto que lo demás podía intuirse—. Un gato salvaje, quizá un puma, me atacó por la espalda y de no ser por la pronta intervención de mi amiga Wood... —en ese instante recordó que ella se había presentado con otro nombre, ¿había hecho mal en referirse de esa manera? No había vuelta atrás, y tampoco podía ser algo tan grave—. Quizá ya estaría muerto. Aunque no fue sencillo el forcejeo, eventualmente pudimos repelerlo y evitar una muerta innecesaria, a costa de... —mostró su mano izquierda— algunas heridas. Nada grave.
—Cualquier corazón puede proteger una vida. —Respondió en forma de susurro. De nuevo, no quería iniciar un diálogo profundo, pero tampoco quería dejar pasar ese comentario. Creía importante recordar que no pertenecer a un grupo no te privaba de una cualidad, menos de una tan noble como el respeto a la vida. Sin importar la raza o pasado, todos podían ser buenas personas. Esperaba que Ul'rian tuviera en cuenta con mayor énfasis ese factor y le sirviera en el futuro para confiar en los demás.
Mas aquello no era lo más significativo. Las cortadas iban y venían, la filosofía siempre sería ambigua, los individuos siempre eran volubles. Aquello no importaba. El dilema que cobró protagonismo fue la falta de uno de los ingredientes para la poción. Definitivamente una espina desagradable, pero que sabrían superarla. Y parecía que sería más fácil dar con la semilla, pues tenían su exacta ubicación. Prácticamente era ir, tomar y volver. Algo simple de hacer que incluso él solo podía hacerlo, para dejar que Wood descansara, no en balde...
—Sí, vamos. —Lucía apurada, ansiosa de ir a por el nuevo objetivo. No le quitaría la intención de ir a emprender una nueva búsqueda—. Gracias, joven Ul'rian. —Tomó la ilustración haciendo una señal de respeto, fijando su vista en la figura. Parecía llamativa y más descriptiva, lo que se traducía como una tarea simple. Volverían aquí en un parpadeo—. No demoraremos. Y confío en que no habrá más obstáculos. —No sólo lo decía en un sentido de que ellos no enfrentarían a otro animal salvaje, sino para que el propio elfo reflexionara sobre lo que estaba haciendo. No estaba enojado con él por haber descuidado su inventario, eso le pasaba a cualquiera, pero sí esperaba que ahora no hubiera duda de que sólo esa semilla faltaba.
—¿De verdad? —Inquirió sonriendo al primer comentario de Wood tras dirigirse al río—. Pues yo diría que esta prueba la pasará con calificación casi impecable. Y no se fije en el aspecto negativo de esta experiencia. Véalo de esta forma. En el futuro alguien más buscará la ayuda de Ul'rian, quizá para algo muchísimo más importante. Para entonces, Ul'rian estará más experimentado y será más cuidadoso, ofreciendo un servicio mucho mejor. ¿Hmm? Mejor que nos haya sucedido a nosotros que podemos lidiar con ese contra tiempo, que a otros cuyas reacciones podrían ser delicadas.
No quiso hacer un comentario respecto al tiempo, a sabiendas que ahora podrían contar con algunos minutos extra si Athos no hubiese hecho bajar el ritmo al volver con el elfo, o si hubiese sido más breve con sus palabras. Tampoco era como si la noche significara el fin para ellos, pero la luz era mejor, sin duda. Con eso en mente, se esforzaría en emplear más velocidad—. Ponga el ritmo, señorita. Yo sigo. —Apretó el paso sin titubear, apurándose hacia el río.
—Aún no la veo. —Le contestó, viendo a su alrededor. Qué mala sincronización. Si tan sólo no hubiese girado la cabeza, quizá hubiese sido capaz de evitar la caída de su compañera—. Lo siento. —Extendió su mano para que pudiera levantarse con facilidad—. No está lastimada, ¿verdad? —No lo estaba. Se necesitaba más que eso para detener a la dama.
—Mi idea es simple, bruta, quizá. —Dio pasos largos y apresurados, aproximándose al río, oyendo el agua golpear las rocas y fluir a través—. Yo me pongo en donde la semilla está y usted se pone a mitad de camino. Cojo la semilla, corro a toda velocidad hasta llegar a usted, le entrego la semilla y entonces usted arranca rápidamente hasta con Ul'rian. Como una carrera de relevos. De esa manera no nos cansaremos tanto, ¿hmm? Aunque... sobre transformarse... —Rascó su barbilla, pensando al respecto. ¿Sería buena idea, cuáles eran los beneficios y contradicciones?
Mientras hacía esa reflexión, lograron dar con la planta que cazaban. Sin duda saber su localización y tener un dibujo descriptivo era más útil, menos estético que con el tatuaje, sí, pero igual Athos no era fanático de éstos. La luz se iba, el Sol ya se despedía y el cielo comenzaba a tomar un matiz oscuro. Prudente era apresurarse.
—Supongo que... podría transformarme y llevarla sobre mi lomo. —Jugó con su mirada, imaginando la situación. No parecía tan mala idea—. No llegaría junto con usted, sería un acto escandaloso. Mejor, sobrevolaría y usted salta en el momento adecuado, de forma que llegará primero con la semilla. Eventualmente yo la alcanzaría. No obstante... —Sobó sus labios, pensando en las repercusiones. Lo peor que podía pasar es que Wood llegara a caerse, y lo veía improbable. Realmente era beneficioso optar por esa decisión.
—Sí, ¿por qué no? El tiempo apremia. Un minúsculo riesgo no hará daño, estoy seguro. Eso sí, tendré que pedirle que me cuide mi túnica, pues estas ropas no son aprueba de transformación. —No se despojaría de cada prenda, le bastaba con la sotana. Antes, debía hacer los preparativos—. En cuanto extienda mis alas, móntese sobre mí y emprenderé vuelo. ¿Vale? Dígame cualquier cosa para saber que está lista. —Observé su alrededor, asegurándose de que hubiese espacio suficiente sin tener que dañar algo.
Desató el nudo del fajín, desprendió los botones de la sotana y se la retiró, doblándolas y dándoselas a Wood, quedando con su camisa simple y pantalón ligero. Estaba a punto de proceder a cambiar su aspecto, cuando la oración de un tercero le hizo mirar a un lado. Se trataban de dos elfos de aspecto marcial. Uno de ellos portaba una armadura ligera, que consistía de un caso verde con una joya en la frente, sirviendo como un sombrero. Hombreras gruesas y largas con decoraciones plateadas y un peto menos ostentoso, cubriendo más las costillas que el estómago. Debajo de la cintura no parecía llevar protección importante, salvo el propio cinturón con la espada enfundada. Llevaba una larga capa morada que se ondeaba con sutileza. Su semblante era muy serio y sus ojos fulminaban al contacto. Parecía furioso, como si fuera un capitán a punto de regañar a sus soldados por una mala decisión.
El otro que le acompañaba...*
—Ni un movimiento más. —Exclamó uno de ellos, con esa voz que caracteriza a un Capitán experimentado—. Exijo que revelen sus intenciones. —Sus sobrias palabras no podían ser pasadas por alto.
Athos exhaló, cobrando tranquilidad. Era muy peligroso que su transformación fuese interrumpida de esa manera tan abrupta, por lo tanto debía tomarse unos segundos para calmarse y no cambiar de forma en ese momento, justo cuando más necesitaría su habla.
___________
OFF: Y al final, esto :v Si ven algo indebido, avisarme y lo cambiaré antes de que cante un gallo. Wood, si no te parece esta aproximación que he tomado, sin temor dime y puedo editarlo.
*No hice la descripción del otro guardia para permitirle a Wood hacerlo. Seguramente tendrá algo mucho mejor en mente ñ.n
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Las respuestas y acciones de mi compañero eran tales como las había pensado. Con agrado asentí a sus palabras sintiéndome orgullosa de que una persona como él fuera mi compañero en esa aventura. Perfecto le respondí luego de que él terminara de expresarme los detalles del plan. Había, para ese entonces, mirado y recontra mirado la planta varias veces no sólo para estar segura de que era esa y no otra sino que porque no me cabía en la mente el efímero tiempo que teníamos para llevarla donde Ul’rian. Algunos detalles no me quedaban claros, pero eso lo veríamos sobre la marcha. Tomé silenciosamente su prenda, dándole vueltas a la mente de la razón posible para que no tuviera ropas a prueba de la transformación. Los dragones son de lo más… “especiales” finalicé en mi mente, cuando apareció aquella dupla de monigotes elfos. Miré a Athos y luego a ellos.
El tontín del elfillo nos había advertido. Era la guardia, sin dudarlo; uno con pinta de capitán lanzó unas palabras a lo macho, mientras que el segundo al mando –pensé con ironía- no era más que un elfo promedio, ni muy flaco ni muy grueso. De pecho ancho pero disimuladamente escondido bajo una capa verde apagado. Llevaba una capucha, pero podía apreciarse un casco finamente decorado con esas cosas de ellos típicas como ramitas, hojitas y todo eso que tiene diminutivos, en los mismos grabados habían piedras. Pero lo que más me llamó la atención fue la dureza y frialdad tras aquél rostro de piel sonrosada y tersa. Sus ojos del color del mar eran tan amenazadores como mortales y reflejaban el más peligroso de los hielos. Su nariz delicada terminaba ligeramente en punta para enmarcar unos labios sutilmente apretados, demostrando presteza y seguridad. Era un guerrero, todo un guerrero… un buen elfo.
Caballeros… comencé a decir levantando las manos, pensaba dar un paso hacia ellos más el verdoso impasiblemente tensó la cuerda de su arco con una flecha dirigida a mi corazón. Le sonreí y guiñé mi ojo derecho dejando arqueada la ceja. Nos dirigimos a casa del elfo Ul’rien y no podemos tardar. Un momento, hablan de Ul’rien pero no dicen sus intenciones ni se identifican. ¿Quiénes son y qué quieren? ¿Para qué quieren a Ul’rien? ¿Acaso han venido a robarle? aunque en otro momento sus palabras me hubieran honrado, no dejaba de tener en mente que Athos también estaba presente y que debía comportarme de una forma civilizada. Luché unos momentos para encontrar las palabras adecuadas para responderles y la fuerza necesaria para no mandar todo al demonio y saltarle al cuello… aunque luego caí en la conclusión de que yo hubiera hecho lo mismo de estar en Ulmer y en la misma situación.
Respiré profundamente bajé las manos y dejé caer mis hombros, rodee los ojos y dejé salir el aire lentamente. Viajero de paso, Athos. Guerrera de Ulmer, también de paso. Venimos por esa planta cada una de mis palabras iba acompañada de una seña, primero a mi compañero, luego a mi y finalmente a la planta que cada vez era más difícil de discernir a medida que la luz de apagaba “demonios, falta que la muy mentada desaparezca cuando no hay luz o algo así” pensé frunciendo el ceño. Al parecer mi actitud no les caía muy en gracia pero ese era un juego de tire y afloje que no estaba dispuesta a dejar en tablas. ¿Robarle? ¿Hojas y frascos con cosas raras? ¡jamás! Respondí tentada de reírme más eso les cayó como una patada en el hígado. Volví a ponerme seria, tragué saliva y cuando pensaba dar una respuesta más conveniente volvió al ataque ¿Están cazando? y por algún motivo su pregunta sonó a una acusación. Levanté mis dos cejas sin poder creer lo que estaba diciendo ese hombre y sin palabras. Era el elfo que más preguntas le había escuchado hacer. ¿No es que los elfos lo saben todo? pregunté hinchando el pecho, cansada de tantas vueltas. Me di media vuelta, ignorando completamente su presencia y rogando que no se atrevieran a dispararme. Tomé la planta y miré a Athos. No hay tiempo dije seriamente.
_______________
Off:Perdonen mi tardanza >o<
Athos, te cedo la posta nwn
El tontín del elfillo nos había advertido. Era la guardia, sin dudarlo; uno con pinta de capitán lanzó unas palabras a lo macho, mientras que el segundo al mando –pensé con ironía- no era más que un elfo promedio, ni muy flaco ni muy grueso. De pecho ancho pero disimuladamente escondido bajo una capa verde apagado. Llevaba una capucha, pero podía apreciarse un casco finamente decorado con esas cosas de ellos típicas como ramitas, hojitas y todo eso que tiene diminutivos, en los mismos grabados habían piedras. Pero lo que más me llamó la atención fue la dureza y frialdad tras aquél rostro de piel sonrosada y tersa. Sus ojos del color del mar eran tan amenazadores como mortales y reflejaban el más peligroso de los hielos. Su nariz delicada terminaba ligeramente en punta para enmarcar unos labios sutilmente apretados, demostrando presteza y seguridad. Era un guerrero, todo un guerrero… un buen elfo.
Caballeros… comencé a decir levantando las manos, pensaba dar un paso hacia ellos más el verdoso impasiblemente tensó la cuerda de su arco con una flecha dirigida a mi corazón. Le sonreí y guiñé mi ojo derecho dejando arqueada la ceja. Nos dirigimos a casa del elfo Ul’rien y no podemos tardar. Un momento, hablan de Ul’rien pero no dicen sus intenciones ni se identifican. ¿Quiénes son y qué quieren? ¿Para qué quieren a Ul’rien? ¿Acaso han venido a robarle? aunque en otro momento sus palabras me hubieran honrado, no dejaba de tener en mente que Athos también estaba presente y que debía comportarme de una forma civilizada. Luché unos momentos para encontrar las palabras adecuadas para responderles y la fuerza necesaria para no mandar todo al demonio y saltarle al cuello… aunque luego caí en la conclusión de que yo hubiera hecho lo mismo de estar en Ulmer y en la misma situación.
Respiré profundamente bajé las manos y dejé caer mis hombros, rodee los ojos y dejé salir el aire lentamente. Viajero de paso, Athos. Guerrera de Ulmer, también de paso. Venimos por esa planta cada una de mis palabras iba acompañada de una seña, primero a mi compañero, luego a mi y finalmente a la planta que cada vez era más difícil de discernir a medida que la luz de apagaba “demonios, falta que la muy mentada desaparezca cuando no hay luz o algo así” pensé frunciendo el ceño. Al parecer mi actitud no les caía muy en gracia pero ese era un juego de tire y afloje que no estaba dispuesta a dejar en tablas. ¿Robarle? ¿Hojas y frascos con cosas raras? ¡jamás! Respondí tentada de reírme más eso les cayó como una patada en el hígado. Volví a ponerme seria, tragué saliva y cuando pensaba dar una respuesta más conveniente volvió al ataque ¿Están cazando? y por algún motivo su pregunta sonó a una acusación. Levanté mis dos cejas sin poder creer lo que estaba diciendo ese hombre y sin palabras. Era el elfo que más preguntas le había escuchado hacer. ¿No es que los elfos lo saben todo? pregunté hinchando el pecho, cansada de tantas vueltas. Me di media vuelta, ignorando completamente su presencia y rogando que no se atrevieran a dispararme. Tomé la planta y miré a Athos. No hay tiempo dije seriamente.
_______________
Off:Perdonen mi tardanza >o<
Athos, te cedo la posta nwn
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Inhaló profundamente, soltando el aire almacenado con mucha lentitud, aminorando su actividad mental y cobrando un estado pasivo. Convenientemente se encontraba Wood para tomar las riendas del asunto, de otra forma quizá esos elfos se hubiesen desesperado y perturbado demasiado a Athos, quizá causando un alboroto. Para cuando Komar se había centralizado, la licántropa ya parecía llevar un buen ritmo para estabilizar la situación. Ciertamente ese par de elfos, tan marciales como tercos, estaban lejos de dejar en paz al par de aventureros, mas la dama estaba tomando una buena aproximación para aclarar cualquier incertidumbre. No estaban haciendo algo malo, después de todo, así que ninguno debería representar un problema para el otro.
Contra todo pronóstico, ese delicado equilibrio fue extinguido. No estuvo claro cómo sucedió, o mejor dicho, por qué estaba sucediendo. A pesar de que se había esforzado Athos en observar el comportamiento de los guardias y comprender sus motivaciones, no lograba entender lo que pasaba. Por un lado, se le podía atribuir a Wood su repentino cambio de tono, el cual estaba perfectamente justificado al tomar en cuenta las interrogantes tan tajantes de los patrulleros. Estaba bien investigar y cuidar la tierra natal de uno, pero existían maneras para hacerlo y definitivamente el estar bombardeando con tantas preguntas no era la forma más agradable de todas. Sin embargo, tampoco era necesario reaccionar así... No había qué temer, no había algo que ocultar, sólo estaban ahí para recolectar una planta, ni eso, una simple semilla era suficiente.
"¿Qué hacer?"
—Por favor. No hay que crear un problema de la mera nada. Ninguno de nosotros desea entablar conflicto. —Se adelantó algunos pasos, exponiendo sus manos en señal de paz. No quería levantar mucho el tono de voz, así que por eso acortaba distancia con ellos—. El joven Ul'rien necesita crear una poción, y para eso nos mandó a buscar la semilla que tiene esa planta a la orilla del... —Quiso señalar la hierba, apuntando con su dedo índice, tornando su vista hacia ella, mas no sólo divisó la planta, sino a su amiga poniendo sus manos encima de ella. "Creo que hubiese sido mejor esperar". Ahora sí había problema. Tenían el tiempo encima y si no apresuraban sus acciones, todo el esfuerzo resultaría ser en vano.
—¡Cualquiera puede decir cualquier cosa! —Exclamó molesto, mostrando un semblante duro e inflexible—. Ustedes los humanos crean mentiras como las arañas tejen sus redes. Sólo traen problemas y devoran todo a su paso. —Empuñó su espada y su compañero parecía estar listo para disparar su flecha.
—¡Alto! —Suplicó el dragón, tratando de mantenerse tranquilo—. Les ruego analicen un poco la situación. ¿Qué perjuicio podríamos causarles a ustedes en nuestra posición? —Daba pasos lentos pero largos hacia atrás—. ¿O por qué cazaríamos a estas horas, justo en esta zona tan central? Y de hacerlo, ¿dónde están nuestras presas y nuestras armas de caza? —Cierto que la señorita portaba sus hachas, pero estaban limpias y los agudos ojos de los elfos podrían notarlo—. No hemos hecho algo malo y ni lo haremos. Sin embargo... —Vio hacia atrás, enfocando a Wood, quien sin duda estaba preparada para dar el siguiente paso, quizá hasta impaciente. "Tomará sólo unos segundos". Le echó una mirada, suave y sutil, mas para los ojos de una cazadora experimentada esa vista guardaba un significado en concreto. Era la señal de lanzarse a la carga y atacar.
Volvió los ojos hacia los elfos, que lucían como su fuesen a perder la compostura en cualquier instante. Dejó caer su cuerpo de golpe, cayendo sobre sus rodillas—. Pido disculpas por lo que sucederá. Es preciso que no perdamos más tiempo. Si nos siguen, ustedes mismos comprobarán lo que hemos dicho. —Había colocado sus manos sobre la tierra, junto con su frente, y estaba seguro que en algún momento sus palabras habían dejado de ser escuchadas con claridad, ya sea por su bajo tono de voz o por el ruido.
—Nada de trucos. Vendrán con nosotros les guste o no. —Terminó por desenfundar su filo, comenzando a dar pasos duros en dirección a Athos. Mientras que el arquero, quien nunca había dejado de tensar su arma, decidió enfocarse sobre la mujer que había estado actuando a espaldas del hombre.
No necesitaba que se causara un gran alboroto, sólo requería un instante de distracción para poder transformarse sin tener las vistas escépticas de los elfos sobre él. Sólo un minúsculo y diminuto intervalo de tiempo. Unos pequeños segundos.
Sus músculos comenzaron a expandirse, su piel se tornó oscura y escamosa, su cráneo se deformó en gran medida, siendo su mandíbula la que mayor crecimiento parecía demostrar. Una prominente y gruesa cola hizo presencia junto a un par de alas rojizas. Paulatinamente iba cobrando su forma dracónica, ese aspecto feroz y terrible que hacía un inmenso contraste con su típica postura frágil. Cuernos y picos abundaban sobre él, y sus ojos brillantes e intensos reflejaban una aparente sed de caos. Su cuerpo de casi cuatro metros —trescientos noventa y nueve centímetros, exactamente— cubría casi la totalidad del terreno.
Movió una de sus potentes patas, poniéndola enfrente de los elfos, pero sin acercarse demasiado para no dañarlos. La idea era hacerlos retroceder y demostrar que podía hacer muchas cosas desde su posición, que claramente no haría. Extendió una de sus alas hacia Wood, para que pudiera treparse sobre él y entonces poder emprender vuelo hasta el lugar de Ul'rian. Fue muy cuidadoso al despegar, pues debía considerar los dos espectadores, los árboles y su propia acompañante. Estaba seguro que ella sería capaz de sujetarse, ¿pero para qué arriesgarse más de la cuenta?
Llevó un vuelo poco agitado, sin movimientos bruscos, sin aletear demasiado. Quizá sacrificaba un poco de velocidad, pero al menos no perturbaría demasiado a los alrededores. Se fue acercando, y justo al llegar a su destino, bajó repentinamente la velocidad y rotó en el aire para ponerse de cabeza y permitirle a Wood descender en línea recta con una caída que confiaba no ocasionaría mucho malestar para una mujer tan versátil como ella. Él siguió algunos metros adelante, para aterrizar con mayor tranquilidad y cambiar a su forma humana sin algún tipo de interrupción.
—Espero no haber hecho algo indebido... —Susurró para sí mismo, recapitulando lo que había sucedido. Estaba seguro que no había golpeado a sus guardias y que el descenso de su amiga no había presentado un gran riesgo. Así que no había mucho de qué preocuparse. Tampoco consideraba que había transcurrido demasiado tiempo tras haber tomando la semilla, so... "Todo bien, supongo". Ver para creer. Se dirigió con cautela hacia la cabaña de Ul'rian, esperando afuera no queriendo presentarse con tan... ligera apariencia. "Me pregunto cuánto demorarán los guardias en venir. Y qué tan molestos estarán". Sonrió ante la idea de verlos frente a él.
Contra todo pronóstico, ese delicado equilibrio fue extinguido. No estuvo claro cómo sucedió, o mejor dicho, por qué estaba sucediendo. A pesar de que se había esforzado Athos en observar el comportamiento de los guardias y comprender sus motivaciones, no lograba entender lo que pasaba. Por un lado, se le podía atribuir a Wood su repentino cambio de tono, el cual estaba perfectamente justificado al tomar en cuenta las interrogantes tan tajantes de los patrulleros. Estaba bien investigar y cuidar la tierra natal de uno, pero existían maneras para hacerlo y definitivamente el estar bombardeando con tantas preguntas no era la forma más agradable de todas. Sin embargo, tampoco era necesario reaccionar así... No había qué temer, no había algo que ocultar, sólo estaban ahí para recolectar una planta, ni eso, una simple semilla era suficiente.
"¿Qué hacer?"
—Por favor. No hay que crear un problema de la mera nada. Ninguno de nosotros desea entablar conflicto. —Se adelantó algunos pasos, exponiendo sus manos en señal de paz. No quería levantar mucho el tono de voz, así que por eso acortaba distancia con ellos—. El joven Ul'rien necesita crear una poción, y para eso nos mandó a buscar la semilla que tiene esa planta a la orilla del... —Quiso señalar la hierba, apuntando con su dedo índice, tornando su vista hacia ella, mas no sólo divisó la planta, sino a su amiga poniendo sus manos encima de ella. "Creo que hubiese sido mejor esperar". Ahora sí había problema. Tenían el tiempo encima y si no apresuraban sus acciones, todo el esfuerzo resultaría ser en vano.
—¡Cualquiera puede decir cualquier cosa! —Exclamó molesto, mostrando un semblante duro e inflexible—. Ustedes los humanos crean mentiras como las arañas tejen sus redes. Sólo traen problemas y devoran todo a su paso. —Empuñó su espada y su compañero parecía estar listo para disparar su flecha.
—¡Alto! —Suplicó el dragón, tratando de mantenerse tranquilo—. Les ruego analicen un poco la situación. ¿Qué perjuicio podríamos causarles a ustedes en nuestra posición? —Daba pasos lentos pero largos hacia atrás—. ¿O por qué cazaríamos a estas horas, justo en esta zona tan central? Y de hacerlo, ¿dónde están nuestras presas y nuestras armas de caza? —Cierto que la señorita portaba sus hachas, pero estaban limpias y los agudos ojos de los elfos podrían notarlo—. No hemos hecho algo malo y ni lo haremos. Sin embargo... —Vio hacia atrás, enfocando a Wood, quien sin duda estaba preparada para dar el siguiente paso, quizá hasta impaciente. "Tomará sólo unos segundos". Le echó una mirada, suave y sutil, mas para los ojos de una cazadora experimentada esa vista guardaba un significado en concreto. Era la señal de lanzarse a la carga y atacar.
Volvió los ojos hacia los elfos, que lucían como su fuesen a perder la compostura en cualquier instante. Dejó caer su cuerpo de golpe, cayendo sobre sus rodillas—. Pido disculpas por lo que sucederá. Es preciso que no perdamos más tiempo. Si nos siguen, ustedes mismos comprobarán lo que hemos dicho. —Había colocado sus manos sobre la tierra, junto con su frente, y estaba seguro que en algún momento sus palabras habían dejado de ser escuchadas con claridad, ya sea por su bajo tono de voz o por el ruido.
—Nada de trucos. Vendrán con nosotros les guste o no. —Terminó por desenfundar su filo, comenzando a dar pasos duros en dirección a Athos. Mientras que el arquero, quien nunca había dejado de tensar su arma, decidió enfocarse sobre la mujer que había estado actuando a espaldas del hombre.
No necesitaba que se causara un gran alboroto, sólo requería un instante de distracción para poder transformarse sin tener las vistas escépticas de los elfos sobre él. Sólo un minúsculo y diminuto intervalo de tiempo. Unos pequeños segundos.
Sus músculos comenzaron a expandirse, su piel se tornó oscura y escamosa, su cráneo se deformó en gran medida, siendo su mandíbula la que mayor crecimiento parecía demostrar. Una prominente y gruesa cola hizo presencia junto a un par de alas rojizas. Paulatinamente iba cobrando su forma dracónica, ese aspecto feroz y terrible que hacía un inmenso contraste con su típica postura frágil. Cuernos y picos abundaban sobre él, y sus ojos brillantes e intensos reflejaban una aparente sed de caos. Su cuerpo de casi cuatro metros —trescientos noventa y nueve centímetros, exactamente— cubría casi la totalidad del terreno.
Movió una de sus potentes patas, poniéndola enfrente de los elfos, pero sin acercarse demasiado para no dañarlos. La idea era hacerlos retroceder y demostrar que podía hacer muchas cosas desde su posición, que claramente no haría. Extendió una de sus alas hacia Wood, para que pudiera treparse sobre él y entonces poder emprender vuelo hasta el lugar de Ul'rian. Fue muy cuidadoso al despegar, pues debía considerar los dos espectadores, los árboles y su propia acompañante. Estaba seguro que ella sería capaz de sujetarse, ¿pero para qué arriesgarse más de la cuenta?
Llevó un vuelo poco agitado, sin movimientos bruscos, sin aletear demasiado. Quizá sacrificaba un poco de velocidad, pero al menos no perturbaría demasiado a los alrededores. Se fue acercando, y justo al llegar a su destino, bajó repentinamente la velocidad y rotó en el aire para ponerse de cabeza y permitirle a Wood descender en línea recta con una caída que confiaba no ocasionaría mucho malestar para una mujer tan versátil como ella. Él siguió algunos metros adelante, para aterrizar con mayor tranquilidad y cambiar a su forma humana sin algún tipo de interrupción.
—Espero no haber hecho algo indebido... —Susurró para sí mismo, recapitulando lo que había sucedido. Estaba seguro que no había golpeado a sus guardias y que el descenso de su amiga no había presentado un gran riesgo. Así que no había mucho de qué preocuparse. Tampoco consideraba que había transcurrido demasiado tiempo tras haber tomando la semilla, so... "Todo bien, supongo". Ver para creer. Se dirigió con cautela hacia la cabaña de Ul'rian, esperando afuera no queriendo presentarse con tan... ligera apariencia. "Me pregunto cuánto demorarán los guardias en venir. Y qué tan molestos estarán". Sonrió ante la idea de verlos frente a él.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: El arte del saber (Mastreado Privado)
Sin perder tiempo, el joven elfo recibió a la mujer en su pequeño refugio y tomo la planta, casi arrebatándola de sus manos. Sin decir una palabra, el joven aprendiz comenzó a extraer cada semilla del interior del espécimen, depositando cada una en el frasco donde solía almacenarlas procurando un gran cuidado. - Perfecto. Menciono sin medir palabra. - Lo han logrado. Añadió obsequiando una gran sonrisa.
El desempeño de los forasteros se reflejaría en la textura y el color que reflejaban las semillas de lo que ellos mismos habían cosechado. Sin más preámbulo, Ul'rian tomo el frasco para llevarlo con el resto de ingredientes y cuencos que utilizaría para preparar el deseado elixir.
La concentración del elfo crecía a cada segundo. El entusiasmo en tan meticulosa preparación se asomaba tras el brillo de sus ojos. Los viajeros tendrían que aguardar algunos minutos antes de ver terminado su trabajo. La habitación comenzó a ser inundada por distintas y frescas esencias que se agolpaban en la nariz de los presentes. El joven aprendiz susurraba cada paso en voz bajo mientras sus manos actuaban hábilmente con peculiar maestría.
Luego de algunos momentos, El elfo libero un profundo suspiro que se había estado alojando en lo más profundo de su pecho. Tomo el cuenco donde había mezclado los ingredientes y vació el contenido en un pequeño frasco. El elfo abandono su lugar para dirigirse hacia la que seria la dueña de su más reciente creación. Sin embargo, antes de que pudiera colocar el frasco en sus manos, pudo divisar a lo lejos algunas figuras y oscuras siluetas avanzando a través del páramo como la penumbra de la noche lo hacia.
Confundido, el elfo atravesó la puerta de su refugio para prestar mayor atención a lo que se acercaba. Su vista no podría mentirle, se trataba de un numeroso grupo perteneciente a la guardia elfica quien marchaba altamente armado. - Su presencia es un evento sumamente inusual. Me pregunto qué han venido a hacer. El joven elfo busco la mirada de ambos y por su aspecto, sabia que el par de forasteros tendrían que estar involucrados con esa inesperada visita. - ¿Han hecho algo indebido? Cuestiono, intentando no solo encontrar una respuesta en ellos mismos, si no también en su interior.
Ul'rian Ingreso rápidamente en su hogar nuevamente. Una vez ahí, revolvió entre sus cuadernos algo donde pudiera escribir y con premura plasmo sus conocimientos en ese pequeño pedazo de papel. - Aquí tienes. Finalmente depositaba en las manos de la licántropo el frasco con el elixir que tanto había esperado y el pequeño papel enrollado. - El silencio, en muchas ocasiones, es capaz de expresar aquello que las palabras no pueden, pero concuerdo contigo al pensar que en ciertas situaciones, bajo especificas condiciones, una palabra puede cámbialo todo. El elfo se dirigió hacia el hombre excelso y de igual modo deposito un pequeño frasco en sus manos. - Ninguna vida debe ser desperdiciada y como muestra de ello, he preparado una poción con los ingredientes restantes. Ambos tenemos mucho por aprender aún, sé que encontraras el momento exacto para hacer uso de ella.
El joven aprendiz dirigió una sonrisa a ambos. No podría negar sus deseos de acompañarlos y buscar todo aquello que se había mantenido en secreto para su recopilación de conocimiento, más sin embargo, sus principios dictaban que debía permanecer justo ahí, al lado de su maestro pues ese era su lugar. - Deben irse. Yo convenceré a los guardias de su inocencia, pueden estar tranquilos. Aseguraba pues su corazón así lo había dictaminado.
Woodpecker.
Recibes:
-Poción del habla [0/3] Al ingerirla podrás hacer uso del habla en tu forma de lobo. La duración del efecto de dicha poción dependerá del nivel en el que te encuentres.
Nivel 1 - 3:
1 turno
Nivel 4 - 6:
2 turnos
Nivel 6 – 10:
3 turnos
- Receta para poción del habla. Para poder llevarla a cabo, deberás ponerte en contacto con algún master el cual desarrollara un tema en donde puedas preparar un nuevo lote de esta poción.
Athos:
Recibes:
- Poción sonata. [0/1] Al utilizarla, tu voz natural cambiara por un tono sumamente agradable y atractivo la cual surtirá efectos mágicos en todo aquel que te escuche, obedeciendo a cualquier orden o creyendo sin lugar a dudas cualquier cosa que quieras infundir en ellos durante todo un turno.
* No olviden registrar los objetos en el apartado correspondiente.
El desempeño de los forasteros se reflejaría en la textura y el color que reflejaban las semillas de lo que ellos mismos habían cosechado. Sin más preámbulo, Ul'rian tomo el frasco para llevarlo con el resto de ingredientes y cuencos que utilizaría para preparar el deseado elixir.
La concentración del elfo crecía a cada segundo. El entusiasmo en tan meticulosa preparación se asomaba tras el brillo de sus ojos. Los viajeros tendrían que aguardar algunos minutos antes de ver terminado su trabajo. La habitación comenzó a ser inundada por distintas y frescas esencias que se agolpaban en la nariz de los presentes. El joven aprendiz susurraba cada paso en voz bajo mientras sus manos actuaban hábilmente con peculiar maestría.
Luego de algunos momentos, El elfo libero un profundo suspiro que se había estado alojando en lo más profundo de su pecho. Tomo el cuenco donde había mezclado los ingredientes y vació el contenido en un pequeño frasco. El elfo abandono su lugar para dirigirse hacia la que seria la dueña de su más reciente creación. Sin embargo, antes de que pudiera colocar el frasco en sus manos, pudo divisar a lo lejos algunas figuras y oscuras siluetas avanzando a través del páramo como la penumbra de la noche lo hacia.
Confundido, el elfo atravesó la puerta de su refugio para prestar mayor atención a lo que se acercaba. Su vista no podría mentirle, se trataba de un numeroso grupo perteneciente a la guardia elfica quien marchaba altamente armado. - Su presencia es un evento sumamente inusual. Me pregunto qué han venido a hacer. El joven elfo busco la mirada de ambos y por su aspecto, sabia que el par de forasteros tendrían que estar involucrados con esa inesperada visita. - ¿Han hecho algo indebido? Cuestiono, intentando no solo encontrar una respuesta en ellos mismos, si no también en su interior.
Ul'rian Ingreso rápidamente en su hogar nuevamente. Una vez ahí, revolvió entre sus cuadernos algo donde pudiera escribir y con premura plasmo sus conocimientos en ese pequeño pedazo de papel. - Aquí tienes. Finalmente depositaba en las manos de la licántropo el frasco con el elixir que tanto había esperado y el pequeño papel enrollado. - El silencio, en muchas ocasiones, es capaz de expresar aquello que las palabras no pueden, pero concuerdo contigo al pensar que en ciertas situaciones, bajo especificas condiciones, una palabra puede cámbialo todo. El elfo se dirigió hacia el hombre excelso y de igual modo deposito un pequeño frasco en sus manos. - Ninguna vida debe ser desperdiciada y como muestra de ello, he preparado una poción con los ingredientes restantes. Ambos tenemos mucho por aprender aún, sé que encontraras el momento exacto para hacer uso de ella.
El joven aprendiz dirigió una sonrisa a ambos. No podría negar sus deseos de acompañarlos y buscar todo aquello que se había mantenido en secreto para su recopilación de conocimiento, más sin embargo, sus principios dictaban que debía permanecer justo ahí, al lado de su maestro pues ese era su lugar. - Deben irse. Yo convenceré a los guardias de su inocencia, pueden estar tranquilos. Aseguraba pues su corazón así lo había dictaminado.
_______________________________________________________________________________________________
FINALIZADO
Woodpecker.
Recibes:
-Poción del habla [0/3] Al ingerirla podrás hacer uso del habla en tu forma de lobo. La duración del efecto de dicha poción dependerá del nivel en el que te encuentres.
Nivel 1 - 3:
1 turno
Nivel 4 - 6:
2 turnos
Nivel 6 – 10:
3 turnos
- Receta para poción del habla. Para poder llevarla a cabo, deberás ponerte en contacto con algún master el cual desarrollara un tema en donde puedas preparar un nuevo lote de esta poción.
Athos:
Recibes:
- Poción sonata. [0/1] Al utilizarla, tu voz natural cambiara por un tono sumamente agradable y atractivo la cual surtirá efectos mágicos en todo aquel que te escuche, obedeciendo a cualquier orden o creyendo sin lugar a dudas cualquier cosa que quieras infundir en ellos durante todo un turno.
* No olviden registrar los objetos en el apartado correspondiente.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Temas similares
» Ilusiones en el pantano [Mastreado Privado - Sakun]
» El arte de agradar es el arte de engañar [Libre]
» La payasa Betty (MASTREADO - LIBRE)
» ¿Qué esconden las profundidades del pantano? (Mastreado - Libre)
» El arte de la seducción [Libre] [TEMA CERRADO]
» El arte de agradar es el arte de engañar [Libre]
» La payasa Betty (MASTREADO - LIBRE)
» ¿Qué esconden las profundidades del pantano? (Mastreado - Libre)
» El arte de la seducción [Libre] [TEMA CERRADO]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 19:33 por Thorn
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Hoy a las 18:48 por Invitado
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Hoy a las 17:47 por Zelas Hazelmere
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Hoy a las 04:51 por Tyr
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Hoy a las 02:10 por Zagreus
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Dom Nov 10 2024, 00:41 por Sango
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr