[Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
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[Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Las ramas que cubrían el suelo crujían al paso de Fennel.
Había oído rumores acerca de la zona, que según algunos viajeros no era un lugar seguro desde que ardió el bosque hace años.
A pesar de que gran parte de la vegetación había vuelto a crecer aún se podían distinguir restos de cabañas calcinadas y cubiertas de musgo y enredaderas secas.
Apenas se veía algún animal por la zona, con suerte culebras o algún ciervo ocasional, pero desde luego alimentarse de la caza allí sería todo un reto para la fauna. Eso es lo que buscaba el hombre-lagarto, un auténtico desafío para sus habilidades.
Durante años había ejercido diversas funciones en su tribu, pero la principal siempre había sido la caza.
El pantano le había enseñado muchos trucos, desde los más básicos como identificar a las presas por sus huellas a conocer sus hábitos de vida y relación con otras criaturas.
La verdad es que nunca había abundancia en el pantano, ya que tenían que pelear a menudo con tribus de trasgos locales por el control de los cotos de caza, pero habían ido sobreviviendo como lo permitían las condiciones, y esta no iba a ser una excepción.
Fennel continuaba su caminata por el tétrico bosque, atento a cualquier sonido o movimiento repentino que pudiese delatar a su comida de hoy.
Debería tener cuidado, al fin y al cabo un bosque es un lugar ideal para tenderle una emboscada a viajeros incautos y dejarles quince centímetros de hierro en las costillas.
Tras un buen rato de travesía divisó lo que parecía una caseta de madera. Debía de ser de reciente construcción, ya que no mostraba quemaduras ni tizón por ninguna parte, aunque tampoco se habían encargado de mantenerla acondicionada a conciencia, ya que numerosos arbustos y plantas trepadoras cubrían la estructura a modo de abrazo de la naturaleza.
Probablemente se trataba de la cabaña de algún cazador que no tuvo mucha suerte en su última caza.
Ya se intuía el mediodía por la posición del sol y el incremento del calor, así que Fennel se dirigió a la caseta para resguardarse un poco del calor, que aunque no era agobiante sí causaba cansancio más rápidamente.
Como sospechaba se encontraba abandonada, con restos de lo que parecía ser carne ahumada colgando de una larga rama pulida. Dado que parecía reciente y en buen estado, el hombre-lagarto echó mano a la carne y comenzó a devorarla para saciar su hambre.
Cuando ya estaba acabando con el último pedazo oyó unos pasos en el exterior, cerca de la entrada de la cabaña.
¿Sería el dueño de esta, que volvía de una incursión algo larga?
Preparado para lo peor, Fennel echó mano a su fiel hacha y se puso de pie en guardia.
Había oído rumores acerca de la zona, que según algunos viajeros no era un lugar seguro desde que ardió el bosque hace años.
A pesar de que gran parte de la vegetación había vuelto a crecer aún se podían distinguir restos de cabañas calcinadas y cubiertas de musgo y enredaderas secas.
Apenas se veía algún animal por la zona, con suerte culebras o algún ciervo ocasional, pero desde luego alimentarse de la caza allí sería todo un reto para la fauna. Eso es lo que buscaba el hombre-lagarto, un auténtico desafío para sus habilidades.
Durante años había ejercido diversas funciones en su tribu, pero la principal siempre había sido la caza.
El pantano le había enseñado muchos trucos, desde los más básicos como identificar a las presas por sus huellas a conocer sus hábitos de vida y relación con otras criaturas.
La verdad es que nunca había abundancia en el pantano, ya que tenían que pelear a menudo con tribus de trasgos locales por el control de los cotos de caza, pero habían ido sobreviviendo como lo permitían las condiciones, y esta no iba a ser una excepción.
Fennel continuaba su caminata por el tétrico bosque, atento a cualquier sonido o movimiento repentino que pudiese delatar a su comida de hoy.
Debería tener cuidado, al fin y al cabo un bosque es un lugar ideal para tenderle una emboscada a viajeros incautos y dejarles quince centímetros de hierro en las costillas.
Tras un buen rato de travesía divisó lo que parecía una caseta de madera. Debía de ser de reciente construcción, ya que no mostraba quemaduras ni tizón por ninguna parte, aunque tampoco se habían encargado de mantenerla acondicionada a conciencia, ya que numerosos arbustos y plantas trepadoras cubrían la estructura a modo de abrazo de la naturaleza.
Probablemente se trataba de la cabaña de algún cazador que no tuvo mucha suerte en su última caza.
Ya se intuía el mediodía por la posición del sol y el incremento del calor, así que Fennel se dirigió a la caseta para resguardarse un poco del calor, que aunque no era agobiante sí causaba cansancio más rápidamente.
Como sospechaba se encontraba abandonada, con restos de lo que parecía ser carne ahumada colgando de una larga rama pulida. Dado que parecía reciente y en buen estado, el hombre-lagarto echó mano a la carne y comenzó a devorarla para saciar su hambre.
Cuando ya estaba acabando con el último pedazo oyó unos pasos en el exterior, cerca de la entrada de la cabaña.
¿Sería el dueño de esta, que volvía de una incursión algo larga?
Preparado para lo peor, Fennel echó mano a su fiel hacha y se puso de pie en guardia.
Última edición por Fennel Escamanegra el Jue 10 Dic - 23:27, editado 1 vez
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Volver a mis andanzas en el continente era una cuestión de tiempo, me gustaba la idea de que cada vez me faltara menos para lograr mi pequeño sueño en Ulmer. Me encontraba esta vez en el bosque de Midgar, según las malas lenguas del bajo mundo, un tal Franco estaba buscando un alto número de mikakos midgarianos, seres difíciles de echarles mano, sin contar con la tendencia de incendiar cosas, pero si me daba buenas recompensas, los problemas eran lo de menos. Extrañamente, no había dado con ninguna de esas esquivas criaturas en los dos días en los que había estado parando en ese lugar.
Era la primera vez que entraba a la tierra inhóspita y olvidada de los hombres bestia. Había pasado una o dos veces por sus tierras, en medio de algún viaje, pero ahora que estaba allí no tenía mucho más remedio que ver lo que no había querido. Como la cazadora que era, no pude más que lamentarme por lo que alguna vez habían sido fértiles bosques. La luz se colaba entre las copas muertas de los árboles secos, roídos y flacos. La tierra repiqueteaba seca bajo mis pies y algunos lechos de fuego que parecía ser eterno se dejaban ver aquí y allá, como los hitos de las almas perdidas del pasado. Mi halcón me acompañaba en este viaje, silencioso como las sombras, observaba desde mi hombro con su vista rapaz cada cosa que estuviese en movimiento.
A lo que no encuentre un lugar decente donde descansar creo que me va a dar algo le comenté al ave al tiempo que le acariciaba el buche. En ese momento recordé la existencia de una posada bastante famosa entre los viajeros. Me detuve unos momentos intentando orientarme, aunque no sabía cuál podría ser el punto de eso ya que no tenía mucha idea tampoco de cómo llegar. Solamente sabía de su buen servicio, de un tal desmembrado y de aguas casi milagrosas. Demonios mascullé, dando una patada al suelo que levantó una pequeña nube de tierra. Enarqué una ceja y miré al cielo en busca de lluvia. Si no llueve tendremos que volver pronto… aunque sabía que allí no llovía. Mientras me quejaba de mi suerte, advertí que Chy remontaba vuelo y se perdía tras una cortina de árboles secos. ¿Qué estás haciendo pajarraco? me pregunté, encaminando hacia el último punto en donde se había perdido.
En medio de mi canto, aparecieron dos cosas en mi visión. La primera, era una pequeña cabaña, la segunda, mi halcón con algo entre sus patas, siendo perseguido por un hombre mediano y su perro. Desenfundé las hachas y me paré frente a la casa
esperando el arribo del hombre para detenerlo a como diera lugar. Detente o pagarás caro.Era la primera vez que entraba a la tierra inhóspita y olvidada de los hombres bestia. Había pasado una o dos veces por sus tierras, en medio de algún viaje, pero ahora que estaba allí no tenía mucho más remedio que ver lo que no había querido. Como la cazadora que era, no pude más que lamentarme por lo que alguna vez habían sido fértiles bosques. La luz se colaba entre las copas muertas de los árboles secos, roídos y flacos. La tierra repiqueteaba seca bajo mis pies y algunos lechos de fuego que parecía ser eterno se dejaban ver aquí y allá, como los hitos de las almas perdidas del pasado. Mi halcón me acompañaba en este viaje, silencioso como las sombras, observaba desde mi hombro con su vista rapaz cada cosa que estuviese en movimiento.
A lo que no encuentre un lugar decente donde descansar creo que me va a dar algo le comenté al ave al tiempo que le acariciaba el buche. En ese momento recordé la existencia de una posada bastante famosa entre los viajeros. Me detuve unos momentos intentando orientarme, aunque no sabía cuál podría ser el punto de eso ya que no tenía mucha idea tampoco de cómo llegar. Solamente sabía de su buen servicio, de un tal desmembrado y de aguas casi milagrosas. Demonios mascullé, dando una patada al suelo que levantó una pequeña nube de tierra. Enarqué una ceja y miré al cielo en busca de lluvia. Si no llueve tendremos que volver pronto… aunque sabía que allí no llovía. Mientras me quejaba de mi suerte, advertí que Chy remontaba vuelo y se perdía tras una cortina de árboles secos. ¿Qué estás haciendo pajarraco? me pregunté, encaminando hacia el último punto en donde se había perdido.
One mischievous little woodpecker
Another day, pecking your holes
Ruining the woods, tree wrecker
The angry old forest god turned your poor beak into a poison knife
Another day, pecking your holes
Ruining the woods, tree wrecker
The angry old forest god turned your poor beak into a poison knife
En medio de mi canto, aparecieron dos cosas en mi visión. La primera, era una pequeña cabaña, la segunda, mi halcón con algo entre sus patas, siendo perseguido por un hombre mediano y su perro. Desenfundé las hachas y me paré frente a la casa
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Como sospechaba, tenía compañía, y por el ruído generado afuera debían de ser dos como mínimo.
Corrían apresurados hacia el interior de la cabaña, con tal mala suerte que entrar persiguiendo a un pájaro fue su ruína.
En el momento exacto en el que un hombre cruzó la puerta Fennel hizo bajar su hacha sobre él, quien apenas tuvo tiempo de verle por el rabillo del ojo.
Un tajo fuerte, frío y seco rebanó el pescuezo del pobre diablo, que calló al suelo inerte, con una fuente de sangre brotando del corte.
El que debía de ser su perro intentó reanimarlo inocentemente, dándole toquecitos con la cabeza mientras le gruñía al hombre-lagarto, quien ya había vuelto a preparar a la ofensiva su arma.
¡Fuera, essstúpido bicho!, le gritó, haciendo aspavientos y enseñando sus prominentes colmillos.
Mucho había vivido como para que un perro fuese a amedrentarlo tan rápido.
Mientras espantaba al chucho, que cada vez su mostraba más agresivo hacia él por instinto, intentó escudriñar la cabaña en busca del pájaro que había causado todo.
De nuevo pudo oír ruído en el exterior, aunque no pudo identificar de qué criatura era por el escándalo que estaba montando el mastín del defenestrado cazador.
Harto de sus ladridos, Escamanegra le propinó un hachazo igual de potente que a su dueño que hizo que la criatura callase de una vez por todas tras un breve quejido lastimero.
El problema de la comida ya había sido solucionado, ahora quedaba el de la seguridad, y lo que fuera que seguía en el exterior seguía siendo una amenaza potencial.
Corrían apresurados hacia el interior de la cabaña, con tal mala suerte que entrar persiguiendo a un pájaro fue su ruína.
En el momento exacto en el que un hombre cruzó la puerta Fennel hizo bajar su hacha sobre él, quien apenas tuvo tiempo de verle por el rabillo del ojo.
Un tajo fuerte, frío y seco rebanó el pescuezo del pobre diablo, que calló al suelo inerte, con una fuente de sangre brotando del corte.
El que debía de ser su perro intentó reanimarlo inocentemente, dándole toquecitos con la cabeza mientras le gruñía al hombre-lagarto, quien ya había vuelto a preparar a la ofensiva su arma.
¡Fuera, essstúpido bicho!, le gritó, haciendo aspavientos y enseñando sus prominentes colmillos.
Mucho había vivido como para que un perro fuese a amedrentarlo tan rápido.
Mientras espantaba al chucho, que cada vez su mostraba más agresivo hacia él por instinto, intentó escudriñar la cabaña en busca del pájaro que había causado todo.
De nuevo pudo oír ruído en el exterior, aunque no pudo identificar de qué criatura era por el escándalo que estaba montando el mastín del defenestrado cazador.
Harto de sus ladridos, Escamanegra le propinó un hachazo igual de potente que a su dueño que hizo que la criatura callase de una vez por todas tras un breve quejido lastimero.
El problema de la comida ya había sido solucionado, ahora quedaba el de la seguridad, y lo que fuera que seguía en el exterior seguía siendo una amenaza potencial.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
El hombre que venía con su mastín por mi halcón, ignoró mi amenaza, se balanceó de un lado a otro y como en un juego con su can esquivaron mis hachas y entraron puertas adentro en la casa. Negué con la cabeza, me estaba poniendo vieja y esos trucos ya ni siquiera me cabreaban. Pero qué bien fue todo lo que mascullé, siguiéndolos de cerca. Me llamó la atención que no cargaran contra mí, aunque parecían bastante enceguecidos por darle caza a mi ave. “¿Querrían comérselo?” me encogí de hombros. Ni en sus mejores sueños podrían atrapar a aquél halcón bribón y mañero. No por nada viajaba conmigo.
El olor a sangre me puso alerta repentinamente. Estaba bajo el alero de la casa cuando escuché un “tap” y luego la caída de un cuerpo. Había algo dentro de la casa, algo con la capacidad de usar el mismo tipo de armas que yo utilizaba y también con la capacidad de hablar. ¿Chy? llamé dos veces, antes de una tercera mi compañero estuvo en mi hombro, en su plumaje habían pequeñas gotas de sangre. Mi piel se erizó, no le pertenecía a él, pero sea lo que fuere que estaba del otro lado de la puerta, era peligroso.
Estoy de paso, busco comida y un lugar donde pasar la noche dije en voz alta, anunciándome. Casi sin hacer ruido empuñé mis hachas a la espera de un ataque sorpresa y en el mismo acto me transformé. Respiraba profundamente a través del hocico. No sabía a qué atenerme, solamente sabía que separándonos por una puerta estábamos dos asesinos peligrosos. ¿Cómo se daría nuestro encuentro? Pronto lo averiguaría.
Off:Siento haberme tardado. Francamente no tenía idea de qué poner xD. Supongo que ahora queda en tus manos.
El olor a sangre me puso alerta repentinamente. Estaba bajo el alero de la casa cuando escuché un “tap” y luego la caída de un cuerpo. Había algo dentro de la casa, algo con la capacidad de usar el mismo tipo de armas que yo utilizaba y también con la capacidad de hablar. ¿Chy? llamé dos veces, antes de una tercera mi compañero estuvo en mi hombro, en su plumaje habían pequeñas gotas de sangre. Mi piel se erizó, no le pertenecía a él, pero sea lo que fuere que estaba del otro lado de la puerta, era peligroso.
Estoy de paso, busco comida y un lugar donde pasar la noche dije en voz alta, anunciándome. Casi sin hacer ruido empuñé mis hachas a la espera de un ataque sorpresa y en el mismo acto me transformé. Respiraba profundamente a través del hocico. No sabía a qué atenerme, solamente sabía que separándonos por una puerta estábamos dos asesinos peligrosos. ¿Cómo se daría nuestro encuentro? Pronto lo averiguaría.
Off:Siento haberme tardado. Francamente no tenía idea de qué poner xD. Supongo que ahora queda en tus manos.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Estoy de paso, busco comida y un lugar donde pasar la noche.
Definitivamente la otra persona, por su voz delatada como mujer, pretendía entrar en la cabaña, y buscaba alimento, pero algo no cuadraba.
Olor a lobo.
Haciendo uso de memoria, el hombre-lagarto pudo recordar algo que se rumoreaba entre las poblaciones humanas, algo de seres que alternan entre su forma de hombre y su forma lupina. Licántropos, si no recordaba mal.
Hasta ahora nunca se había encontrado con uno de frente, pero si compartían algo con los lobos el olfato y el oído serían uno de los puntos a tener en cuenta.
¡Essstas ssson misss presssasss, bússscate otrasss o dame un buen motivo para passsar aquí la noche!
Si era una simple humana le bastaría con espantarla o darle caza, y si poseía ese don tan especial solo tendría que demostrar su legitimidad sobre la caza.
En cualquiera de los dos casos, si le daba motivos para repetir su movimiento de hacha favorito no tendría problema en desollarla y comérsela también, o dejarla a secar al sol como provisiones para sus viajes.
Al abrir la puerta pudo ver la figura imponente de lo que no dudó en clasificar como licántropo, pues ningún cánido anda sobre las patas traseras y erguido.
Tú no parecesss tan débil como esssosss mentecatosss...
Igual no era tan mala idea perdonarle la vida, quizás sería una buena sirvienta si demostraba algún tipo de cualidad adicional.
Adelante, passsa, pero no te confíesss demasssiado...
Definitivamente la otra persona, por su voz delatada como mujer, pretendía entrar en la cabaña, y buscaba alimento, pero algo no cuadraba.
Olor a lobo.
Haciendo uso de memoria, el hombre-lagarto pudo recordar algo que se rumoreaba entre las poblaciones humanas, algo de seres que alternan entre su forma de hombre y su forma lupina. Licántropos, si no recordaba mal.
Hasta ahora nunca se había encontrado con uno de frente, pero si compartían algo con los lobos el olfato y el oído serían uno de los puntos a tener en cuenta.
¡Essstas ssson misss presssasss, bússscate otrasss o dame un buen motivo para passsar aquí la noche!
Si era una simple humana le bastaría con espantarla o darle caza, y si poseía ese don tan especial solo tendría que demostrar su legitimidad sobre la caza.
En cualquiera de los dos casos, si le daba motivos para repetir su movimiento de hacha favorito no tendría problema en desollarla y comérsela también, o dejarla a secar al sol como provisiones para sus viajes.
Al abrir la puerta pudo ver la figura imponente de lo que no dudó en clasificar como licántropo, pues ningún cánido anda sobre las patas traseras y erguido.
Tú no parecesss tan débil como esssosss mentecatosss...
Igual no era tan mala idea perdonarle la vida, quizás sería una buena sirvienta si demostraba algún tipo de cualidad adicional.
Adelante, passsa, pero no te confíesss demasssiado...
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Hacía mucho tiempo desde que me había cruzado con una bestia de esa categoría, es decir, un asesino. Que tratara a los humanos como presas solamente me ponía más en alerta. Sólo los verdaderos monstruos se alimentaban de ellos, y yo sabía de eso porque en el pasado también lo había hecho, pero las cosas eran diferentes en el presente. No es que me llenase la boca con un discurso moralista, pero una bestia que no respetaba el tratado con los humanos y se atrincheraba a comerse al dueño de casa y mascota no tenía muchas esperanzas para vivir en sociedad. El bosque no sería su hogar por mucho más tiempo, luego ¿qué seguiría? ¿Lunargenta? ¿Ulmer? No, no lo permitiría.
No podía dejar a un asesino suelto, no uno de ese calibre. Eché mano a mi última [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]y me la bebí de un solo sorbo. Di un paso hacia atrás cuando la puerta se abrió dejando ver lo que parecía una salamandra gigante –y horrible-, cruza con víbora. “¿Qué mierda es eso?” me pregunté sin saber como referirme a eso. Lo único de lo que podía estar segura era que era peligroso y una especie de guerrero por su armadura. Digamos que solamente me cayó simpático por su elección de armas. Le observé de arriba abajo, midiéndolo. Buscándole algún punto débil.
¿Débil? pregunté, haciendo una muy sutil reverencia y agachándome para pasar por el marco de la puerta. Le observaba con el rabillo del ojo por si se le ocurría algo chistoso. Vi el cuerpo del hombre y pasé por encima de él con cuidado de no pisarle. Probablemente se merecía una sepultura Por más rico que se vea el dueño de casa, y, mascota dije haciendo importantes espacios entre los términos “casa-mascota”. Existe un pacto de no comerlos y no armar problemas con ellos. Son una raza despreciable, pero tienen protección en muchos lugares. le informé Aunque supongo que ya lo sabías y solamente te has estado comiendo la evidencia. Mejor tomar el toro por los cuernos. Señalé al humano y me crucé de brazos recostándome incómodamente contra la pared opuesta al lagarto.
Tendrás que aprender a controlarte o yo te enseñaré buenos modales dije entrecerrando los ojos Y no creas que me estoy confiando dije mirándole con frialdad, en mi pelaje podrían verse varias marcas blancas de cicatrices viejas. Quería amedrentarle, que desistiese antes de perder el tiempo en una pelea vana. Soy una luchadora experimentada, no quiero gastar mis fuerzas en algo que se puede evitar mascullé, erizando el pelo de mi espalda y nuca. Terminé la frase con un gruñido y mostrando los dientes.
No podía dejar a un asesino suelto, no uno de ese calibre. Eché mano a mi última [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]y me la bebí de un solo sorbo. Di un paso hacia atrás cuando la puerta se abrió dejando ver lo que parecía una salamandra gigante –y horrible-, cruza con víbora. “¿Qué mierda es eso?” me pregunté sin saber como referirme a eso. Lo único de lo que podía estar segura era que era peligroso y una especie de guerrero por su armadura. Digamos que solamente me cayó simpático por su elección de armas. Le observé de arriba abajo, midiéndolo. Buscándole algún punto débil.
¿Débil? pregunté, haciendo una muy sutil reverencia y agachándome para pasar por el marco de la puerta. Le observaba con el rabillo del ojo por si se le ocurría algo chistoso. Vi el cuerpo del hombre y pasé por encima de él con cuidado de no pisarle. Probablemente se merecía una sepultura Por más rico que se vea el dueño de casa, y, mascota dije haciendo importantes espacios entre los términos “casa-mascota”. Existe un pacto de no comerlos y no armar problemas con ellos. Son una raza despreciable, pero tienen protección en muchos lugares. le informé Aunque supongo que ya lo sabías y solamente te has estado comiendo la evidencia. Mejor tomar el toro por los cuernos. Señalé al humano y me crucé de brazos recostándome incómodamente contra la pared opuesta al lagarto.
Tendrás que aprender a controlarte o yo te enseñaré buenos modales dije entrecerrando los ojos Y no creas que me estoy confiando dije mirándole con frialdad, en mi pelaje podrían verse varias marcas blancas de cicatrices viejas. Quería amedrentarle, que desistiese antes de perder el tiempo en una pelea vana. Soy una luchadora experimentada, no quiero gastar mis fuerzas en algo que se puede evitar mascullé, erizando el pelo de mi espalda y nuca. Terminé la frase con un gruñido y mostrando los dientes.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
¿Pacto de no comerlosss? Essso esss blasssfemia y contradice la esssencia misssma de la caza.
Él entro dessspreocupadamente y yo hice lo que ssse esssperaba. Ademásss, essstoy hambriento, dijo abriendo la boca.
Sus dos hileras de afilados dientes se podían ver gracias a la luz del sol.
Tengo hambre, repitió.
Sssabesss tan bien como yo que no hay muchosss animalesss en essste bosssque, y me niego a sssucumbir al hambre. ¿Qué proponesss acassso como sssussstituto de essste humano?
La verdad es que no le hacía mucha gracia la idea de no devorar una presa tan deliciosa, pero sin duda no era una opción muy sabia la de comérselo, al menos delante de aquella loba.
Su paciencia nunca había sido su punto fuerte, pero podía intentar reprimirse un poco debida la situación, aunque la opción de bajar su hacha sobre aquella criatura era tentadora como poco. ¿A qué sabría si estaba a medio camino entre humano y lobo?
Él entro dessspreocupadamente y yo hice lo que ssse esssperaba. Ademásss, essstoy hambriento, dijo abriendo la boca.
Sus dos hileras de afilados dientes se podían ver gracias a la luz del sol.
Tengo hambre, repitió.
Sssabesss tan bien como yo que no hay muchosss animalesss en essste bosssque, y me niego a sssucumbir al hambre. ¿Qué proponesss acassso como sssussstituto de essste humano?
La verdad es que no le hacía mucha gracia la idea de no devorar una presa tan deliciosa, pero sin duda no era una opción muy sabia la de comérselo, al menos delante de aquella loba.
Su paciencia nunca había sido su punto fuerte, pero podía intentar reprimirse un poco debida la situación, aunque la opción de bajar su hacha sobre aquella criatura era tentadora como poco. ¿A qué sabría si estaba a medio camino entre humano y lobo?
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
¿Qué tan voraz puede ser tu apetito? pregunté olisqueando en el ambiente lo que parecía carne. Podría apostar a que te tragaste lo que sea que ese humano tenía para comer. El tufo se siente desde aquí con esa bocaza apunté mi hocico hacia la ventana con las orejas aplastadas contra mi cuerpo. La reacción que tuvo estaba dentro de las esperadas, pero no me gustaba nada de todas formas. De todas formas ¿qué haces aquí? No eres de estos territorios. cuestioné cruzándome de brazos. Suspiré y le volví a mirar. Tampoco te ves tan flaco. Tengo entendido que no muy lejos está la posada “Cicatrices y Pus”. Podríamos abastecernos allí y salir de aquí ofrecí.
Sería sencillo salir delante de él y dejarle el muerto, pero eso significaría hacer ojos ciegos a lo que estaba sucediendo. La próxima vez que nos encontráramos creería que podría hacer conmigo lo que quisiese y definitivamente yo no era el tipo de monstruo con el que se pudiese jugar de esa forma. A los amigos había que tenerlos cerca, pero a los enemigos más. Si no te gusta la idea, entonces tendremos que quemar al humano, compartirás la casa conmigo esta noche y mañana partiremos camino ofrecí cambiando el peso sobre mis piernas.
Sentí un cosquilleo en mi garganta, sabía que era el final del tiempo de la poción del habla, por lo que me apresuré a agregar Aquí termina el tiempo de discusión, a partir de ahora no podré usar el lenguaje común para hablar contigo y tal como predije mi facultad para comunicarme pereció junto a mis últimas frases. Moví mi cola con cierta impaciencia, esperando su respuesta. Por el momento no estaba en discusión el hecho de volver a mi forma humana para conversar con el monstruo lagarto.
Sería sencillo salir delante de él y dejarle el muerto, pero eso significaría hacer ojos ciegos a lo que estaba sucediendo. La próxima vez que nos encontráramos creería que podría hacer conmigo lo que quisiese y definitivamente yo no era el tipo de monstruo con el que se pudiese jugar de esa forma. A los amigos había que tenerlos cerca, pero a los enemigos más. Si no te gusta la idea, entonces tendremos que quemar al humano, compartirás la casa conmigo esta noche y mañana partiremos camino ofrecí cambiando el peso sobre mis piernas.
Sentí un cosquilleo en mi garganta, sabía que era el final del tiempo de la poción del habla, por lo que me apresuré a agregar Aquí termina el tiempo de discusión, a partir de ahora no podré usar el lenguaje común para hablar contigo y tal como predije mi facultad para comunicarme pereció junto a mis últimas frases. Moví mi cola con cierta impaciencia, esperando su respuesta. Por el momento no estaba en discusión el hecho de volver a mi forma humana para conversar con el monstruo lagarto.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
¿Qué haces aquí? No eres de estos territorios, preguntó aquella individua.
Un cazador esss libre de poder recorrer losss territoriosss que quiera.
Busssco desssafíos a mi altura entre otrasss razasss, ya que en la mía parece no haberlosss.
Tengo entendido que no muy lejos está la posada “Cicatrices y Pus”. Podríamos abastecernos allí y salir de aquí.
¿Posssada? ¿Esssasss cabañasss para comer y dormir pagando?
Yo no tengo dinero, y no me dejarían entrar tan fácilmente. Losss humanosss ssson demasssiado débilesss como para confiar en el sssentido de la hossspitalidad.
Si no te gusta la idea, entonces tendremos que quemar al humano, compartirás la casa conmigo esta noche y mañana partiremos camino.
Sssi quieresss que vaya allí a por comida en vez de aprovechar la que ya hay aquí tendrásss que convencerlesss tú, dijo mientras agarraba parte del cadáver del perro del cazador y le daba un buen mordisco.
Sabía buen, aunque quizás era demasiado fibroso para su gusto. Probablemente a la brasa tendría un sabor más refinado, similar al cerdo.
En cualquier caso, dijo mientras se limpiaba parte de la sangre que manchaba su quijada, tú también debesss de tener hambre sssi deambulasss por essstasss tierrasss.
Yo ya te he ofrecido parte de la caza, asssí que podríamosss librarnosss de él fácilmente y nadie ssse enteraría.
No te tengo miedo, pero merecesss algo másss que un hachazo en ssseco, asssí que sssi dessseasss un duelo que asssí sssea, no tengo todo el día, terminó su intervención tajantemente.
Por lo que a él respectaba no iba a tocar al humano hasta que su interlocutora se decidiese a hacer una cosa u otra.
Un cazador esss libre de poder recorrer losss territoriosss que quiera.
Busssco desssafíos a mi altura entre otrasss razasss, ya que en la mía parece no haberlosss.
Tengo entendido que no muy lejos está la posada “Cicatrices y Pus”. Podríamos abastecernos allí y salir de aquí.
¿Posssada? ¿Esssasss cabañasss para comer y dormir pagando?
Yo no tengo dinero, y no me dejarían entrar tan fácilmente. Losss humanosss ssson demasssiado débilesss como para confiar en el sssentido de la hossspitalidad.
Si no te gusta la idea, entonces tendremos que quemar al humano, compartirás la casa conmigo esta noche y mañana partiremos camino.
Sssi quieresss que vaya allí a por comida en vez de aprovechar la que ya hay aquí tendrásss que convencerlesss tú, dijo mientras agarraba parte del cadáver del perro del cazador y le daba un buen mordisco.
Sabía buen, aunque quizás era demasiado fibroso para su gusto. Probablemente a la brasa tendría un sabor más refinado, similar al cerdo.
En cualquier caso, dijo mientras se limpiaba parte de la sangre que manchaba su quijada, tú también debesss de tener hambre sssi deambulasss por essstasss tierrasss.
Yo ya te he ofrecido parte de la caza, asssí que podríamosss librarnosss de él fácilmente y nadie ssse enteraría.
No te tengo miedo, pero merecesss algo másss que un hachazo en ssseco, asssí que sssi dessseasss un duelo que asssí sssea, no tengo todo el día, terminó su intervención tajantemente.
Por lo que a él respectaba no iba a tocar al humano hasta que su interlocutora se decidiese a hacer una cosa u otra.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Ese reptil era de lo más pedante, aunque si hubiese sido de otra manera probablemente me sentiría incómoda. De algún modo tenía el presentimiento que él estaba mostrando todas sus cartas, era un tipo bastante derecho dentro de lo torcido que podía llegar a ser. Al menos era mejor de lo que yo era en el pasado. Dos años atrás, si yo hubiese estado en su lugar no me hubiera molestado en hablar, simplemente hubiese atacado a todo el que pasase por esa pequeña puerta. El cosa-lagarto-extraño tenía cierto mérito, por muy pequeño que fuese, aunque comerse un perro… “¿estaba dándome una indirecta o simplemente se atenía a no comerse al humano?”
La respuesta no tardó en llegar, se estaba ofreciendo a un duelo. “Haciendo cáscara dura ¿eh? pensé “creí que nunca lo pedirías” dije para mis fueros internos, desenfundando las hachas y girándolas rápidamente entre mis dedos. Le mostré los dientes en una sonrisa lobuna, era mi mejor señal de asentimiento. Quería ver hasta dónde llegaban sus fuerzas. Sentía que renovadas fuerzas comenzaban a recorrer mi cuerpo. Tenía hambre sí, pero mis ansias de pelear y empuñar mis armas contra un contrincante como ese eran más fuertes.
Me apresuré a salir por la puerta, el corazón bombeaba fuertemente, podía sentir mi pulso en cada fibra de mi ser, una delgada línea de baba bajaba por mi mandíbula a través de los colmillos. Esperaba su ataque y pensaba repelerlo a como diera lugar.
La respuesta no tardó en llegar, se estaba ofreciendo a un duelo. “Haciendo cáscara dura ¿eh? pensé “creí que nunca lo pedirías” dije para mis fueros internos, desenfundando las hachas y girándolas rápidamente entre mis dedos. Le mostré los dientes en una sonrisa lobuna, era mi mejor señal de asentimiento. Quería ver hasta dónde llegaban sus fuerzas. Sentía que renovadas fuerzas comenzaban a recorrer mi cuerpo. Tenía hambre sí, pero mis ansias de pelear y empuñar mis armas contra un contrincante como ese eran más fuertes.
Me apresuré a salir por la puerta, el corazón bombeaba fuertemente, podía sentir mi pulso en cada fibra de mi ser, una delgada línea de baba bajaba por mi mandíbula a través de los colmillos. Esperaba su ataque y pensaba repelerlo a como diera lugar.
Woodpecker
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Aquella bestia peluda no tenía ganas de continuar con las negociaciones.
La verdad es que el hombre-lagarto se sentía aliviado. La diplomacia nunca había sido su fuerte, o al menos no la diplomacia de las palabras. Él prefería la diplomacia de las armas.
Un buen filo o una flecha afilada pueden comunicar muchas más cosas que meras palabras vacías de significado y recubiertas de pretensiones.
Asssí me gusssta, dijo al ver la mueca de complacencia de la lupina.
Por fin hablamosss como adultosss.
Su contrincante abandonó la cabaña, armas en mano, y le esperó afuera.
En aquel momento descubrió que no eran solo lobos capaces de erguirse sobre las patas de atrás, sino que también podían utilizar instrumentos manuales, al parecer.
Interesssante...
Él, ni corto ni perezoso, siguió los pasos de su rival y abandonó la estructura también, hacha en mano.
La tensión se podía cortar con una daga de lo visible que era.
Frente a frente, a una distancia prudencial, ambos contrincantes esperaban ansiosos a su rival, dispuestos a demostrar su fuerza y su dominancia.
Si algo había aprendido es que siempre es mejor esperar a que tu rival haga sus movimientos primero, y en base a ellos modelar los tuyos. Abalanzarse sobre un oponente sin más es una estrategia demasiado arriesgada, y más aún cuando no conoces su estilo de pelea.
Fennel pasó su larga lengua por sus colmillos, afilados como puñales. La adrenalina fluía libre por su cuerpo, y los ojos ya estaban algo dilatados, adaptados a la luz y preparados para seguir visualmente movimientos rápidos.
Los músculos respondían perfectamente, el cansancio ya era casi inexistente dada la situación, y su hacha, aún bañada en la sangre reciente de sus víctimas, refulgía contra los rayos de sol.
Adelante, lobita, aquí te essspero...
La verdad es que el hombre-lagarto se sentía aliviado. La diplomacia nunca había sido su fuerte, o al menos no la diplomacia de las palabras. Él prefería la diplomacia de las armas.
Un buen filo o una flecha afilada pueden comunicar muchas más cosas que meras palabras vacías de significado y recubiertas de pretensiones.
Asssí me gusssta, dijo al ver la mueca de complacencia de la lupina.
Por fin hablamosss como adultosss.
Su contrincante abandonó la cabaña, armas en mano, y le esperó afuera.
En aquel momento descubrió que no eran solo lobos capaces de erguirse sobre las patas de atrás, sino que también podían utilizar instrumentos manuales, al parecer.
Interesssante...
Él, ni corto ni perezoso, siguió los pasos de su rival y abandonó la estructura también, hacha en mano.
La tensión se podía cortar con una daga de lo visible que era.
Frente a frente, a una distancia prudencial, ambos contrincantes esperaban ansiosos a su rival, dispuestos a demostrar su fuerza y su dominancia.
Si algo había aprendido es que siempre es mejor esperar a que tu rival haga sus movimientos primero, y en base a ellos modelar los tuyos. Abalanzarse sobre un oponente sin más es una estrategia demasiado arriesgada, y más aún cuando no conoces su estilo de pelea.
Fennel pasó su larga lengua por sus colmillos, afilados como puñales. La adrenalina fluía libre por su cuerpo, y los ojos ya estaban algo dilatados, adaptados a la luz y preparados para seguir visualmente movimientos rápidos.
Los músculos respondían perfectamente, el cansancio ya era casi inexistente dada la situación, y su hacha, aún bañada en la sangre reciente de sus víctimas, refulgía contra los rayos de sol.
Adelante, lobita, aquí te essspero...
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
El sol caía a plomo sobre nosotros. El silencio era sepulcral más allá de algunos irregulares soplos de viento. La tierra seca se arremolinaba entre nosotros mientras nos observábamos y medíamos mutuamente. A decir verdad, había esperado que el gran lagarto ese me atacase a la primera oportunidad. La espera y la paciencia eran una cualidad de la que jamás pude hacer alarde. Sentía que lo perdía, que los instintos asesinos poco a poco tomaban posesas a mis pocas ganas de mantener el raciocinio. Le analizaba, le miraba. Quería ir a su cuello en cuanto se me diera la oportunidad. Tampoco parecía tan difícil…
Sus palabras de tentación fueron la gota que rebasó el vaso. Tomé el hacha larga con las dos manos y arremetí contra él con ella a la altura de mi pecho en posición horizontal. Al estar a un metro de él la eché hacia atrás por mi lado derecho y aprovechando el impulso de la carrera arremetí directo con la punta de la misma para, a modo de lanza, clavársela por las costillas. De tener suerte, atravesaría su armadura que parecía ser ligera.
Respiraba pesadamente, mi mente iba más rápido que mi cuerpo mientras veía todo lo que acontecía como si los hechos estuviesen sucediendo lentamente. En comparación a mi oponente estaba con cierta desventaja, ya que no poseía más que mi piel para resguardarme. La armadura había quedado obsoleta meses atrás, exactamente durante los ataques de terpoli.
Sus palabras de tentación fueron la gota que rebasó el vaso. Tomé el hacha larga con las dos manos y arremetí contra él con ella a la altura de mi pecho en posición horizontal. Al estar a un metro de él la eché hacia atrás por mi lado derecho y aprovechando el impulso de la carrera arremetí directo con la punta de la misma para, a modo de lanza, clavársela por las costillas. De tener suerte, atravesaría su armadura que parecía ser ligera.
Respiraba pesadamente, mi mente iba más rápido que mi cuerpo mientras veía todo lo que acontecía como si los hechos estuviesen sucediendo lentamente. En comparación a mi oponente estaba con cierta desventaja, ya que no poseía más que mi piel para resguardarme. La armadura había quedado obsoleta meses atrás, exactamente durante los ataques de terpoli.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Su rival se había abalanzado sobre él, hacha en mano, en lo que parecía ser un corte horizontal, pero cuando estuvo suficientemente cerca realizó un cambio de posición que por poco pilló al hombre-lagarto desprevenido.
Haciendo uso de sus potentes piernas dio un salto lateral, causando que el filo del arma de su oponente apenas le hiciese un ligero rasguño a la superficie de su armadura ligera.
Había que aprovechar el impulso, así que sin pensarlo dos veces él realizó un movimiento más simple pero eficaz: un barrido horizontal con el filo de su hacha, que cortó el viento con gran intensidad.
Quizás no era tan rápido como su oponente, pero de seguro que sus embestidas no serían fáciles de digerir si impactaban.
El metal trazó un arco a la altura de la cadera de su rival, haciéndolo un golpe mucho más difícil de esquivar, aunque quizás con gran pericia podría lograr bloquearlo de alguna manera.
Mientras realizaba su ataque con las manos acumuló abundante saliva en su boca, y con un fuerte escupitajo propulsó sus fluídos bucales hacia el rostro de su oponente, quien, con suerte, quedaría cegada o al menos brevemente molesta por las emanaciones repentinas.
Haciendo uso de sus potentes piernas dio un salto lateral, causando que el filo del arma de su oponente apenas le hiciese un ligero rasguño a la superficie de su armadura ligera.
Había que aprovechar el impulso, así que sin pensarlo dos veces él realizó un movimiento más simple pero eficaz: un barrido horizontal con el filo de su hacha, que cortó el viento con gran intensidad.
Quizás no era tan rápido como su oponente, pero de seguro que sus embestidas no serían fáciles de digerir si impactaban.
El metal trazó un arco a la altura de la cadera de su rival, haciéndolo un golpe mucho más difícil de esquivar, aunque quizás con gran pericia podría lograr bloquearlo de alguna manera.
Mientras realizaba su ataque con las manos acumuló abundante saliva en su boca, y con un fuerte escupitajo propulsó sus fluídos bucales hacia el rostro de su oponente, quien, con suerte, quedaría cegada o al menos brevemente molesta por las emanaciones repentinas.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Gruñí cuando mi ataque había sido evadido con tanta facilidad; le tiré un tarascón al aire mientras buscaba reposicionarme para quedar de frente a mi oponente. Una vez que un ataque había sido lanzado, era difícil cuidar del fuerte –mi cuerpo- con solo el poder del hacha de dos manos… difícil, pero no imposible. Su manejo durante tanto tiempo me había enseñado algunos trucos que en ocasiones como esa siempre quedaban a mano. Como por ejemplo, hacer un movimiento rápido de pies, encarar al rival y devolver el hacha más o menos a la altura del pecho para esperar el contraataque.
…Contraataque que no tardó en llegar. El muy maldito era terriblemente rápido para la carcasa que tenía. Era poco menos que un humano maestro en el uso del hacha. La ejecución había sido casi perfecta. Apenas estaba devolviendo mi arma al lugar deseado cuando, su ataque súbito hizo sonar el filo de su arma contra el asa de la mía. El corte pretendía ser horizontal, pero terminó pegando de forma oblicua. El golpe había sido fuerte y seco. Mi hacha se quejaba y vibraba como queriendo zafarse de mi agarre. Yo por mi parte me sentía cada vez más apegada a la idea de ir a por su pescuezo en cuanto tuviera la oportunidad. Era un oponente digno, tal vez me costara más de lo esperado deshacerme de él.
Había sido arrastrada poco menos de medio metro hacia atrás debido a la fuerza del impacto y encima ese bicho con aliento a muerte y carne de perro me lanzó un escupitajo que aterrizó en mi ojo derecho. Gemí, por unos momentos había quedado ciega, reculé un par de metros sin darle la espalda. Bajé mi guardia y perdí el tiempo de lanzar un ataque directo y poderoso. Me vi forzada a soltar una de mis manos para limpiar como bien pude el ojo, sin embargo aquello no era muy provechoso. La cosa era ácida y pegajosa. Esperaba que no me derritiera mi iris, si me dejaba tuerta sería lo último que ese cazador hiciera en su puta vida.
Gruñí, mi garganta parecía que solamente tenía sonidos ferales. Sentí que mi cuerpo se volvía más grande, más fuerte*. Estaba cabreada, no… esa no era la descripción. Sentía que quería partir al medio a esa bestia, desmembrarla viva y luego bailar alrededor de la pira mientras asaba su carne para comérmela lentamente. En un movimiento fluido desenfundé el hacha corta y se la lancé a las patas como para cortárselas si daba de lleno con el filo o rompérselas si daban con la espalda. Tal vez ni una ni otra, entonces sería divertimento. Sin esperar una respuesta, volví a cargar como la primera vez, hacha en el pecho, a un metro cambié de posición pero esta vez di un paso al costado y en vez de atacar para atravesar, levanté el hacha como para partirle la cabeza al medio.
*Uso del modo alfa :3
Perdon perdon perdon, el finde se me pasó volando >o<
…Contraataque que no tardó en llegar. El muy maldito era terriblemente rápido para la carcasa que tenía. Era poco menos que un humano maestro en el uso del hacha. La ejecución había sido casi perfecta. Apenas estaba devolviendo mi arma al lugar deseado cuando, su ataque súbito hizo sonar el filo de su arma contra el asa de la mía. El corte pretendía ser horizontal, pero terminó pegando de forma oblicua. El golpe había sido fuerte y seco. Mi hacha se quejaba y vibraba como queriendo zafarse de mi agarre. Yo por mi parte me sentía cada vez más apegada a la idea de ir a por su pescuezo en cuanto tuviera la oportunidad. Era un oponente digno, tal vez me costara más de lo esperado deshacerme de él.
Había sido arrastrada poco menos de medio metro hacia atrás debido a la fuerza del impacto y encima ese bicho con aliento a muerte y carne de perro me lanzó un escupitajo que aterrizó en mi ojo derecho. Gemí, por unos momentos había quedado ciega, reculé un par de metros sin darle la espalda. Bajé mi guardia y perdí el tiempo de lanzar un ataque directo y poderoso. Me vi forzada a soltar una de mis manos para limpiar como bien pude el ojo, sin embargo aquello no era muy provechoso. La cosa era ácida y pegajosa. Esperaba que no me derritiera mi iris, si me dejaba tuerta sería lo último que ese cazador hiciera en su puta vida.
Gruñí, mi garganta parecía que solamente tenía sonidos ferales. Sentí que mi cuerpo se volvía más grande, más fuerte*. Estaba cabreada, no… esa no era la descripción. Sentía que quería partir al medio a esa bestia, desmembrarla viva y luego bailar alrededor de la pira mientras asaba su carne para comérmela lentamente. En un movimiento fluido desenfundé el hacha corta y se la lancé a las patas como para cortárselas si daba de lleno con el filo o rompérselas si daban con la espalda. Tal vez ni una ni otra, entonces sería divertimento. Sin esperar una respuesta, volví a cargar como la primera vez, hacha en el pecho, a un metro cambié de posición pero esta vez di un paso al costado y en vez de atacar para atravesar, levanté el hacha como para partirle la cabeza al medio.
*Uso del modo alfa :3
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
¿Pero qué cojonesss...?
Aquel bicho había crecido de nuevo. Más pelo, más carne, y juraría que más dientes.
Cambio total de chip: esto ya no era un combate de igual a igual, sino una cacería letal, y por una vez se encontraba en clarísima desventaja.
Podía ver perfectamente el brillo asesino en sus ojos.
La bestia aún sujetaba su arma en una mano, pero con la otra hizo un movimiento rápido y fuerte en su dirección.
Otra hacha, más pequeña que la anterior, se dirigía a una velocidad vertiginosamente alta hacia las piernas de Fennel, quien a duras penas pudo echarse a un lado, notando cómo el filo desgarraba un lado de su pierna derecha.
Vaya, vaya, por fin vasss en ssserio, ¿eh? Asssí me gusssta.
Sus palabras de desafío no podían aliviar el dolor que recorría su cuerpo en ese instante.
A pesar de que no había cortado ningún músculo importante el daño era innegable.
Aún podría andar, pero sería mucho más difícil evadir los ataques de la criatura.
De repente, sin apenas tiempo de recomponerse, vio cómo su adversaria se abalanzaba hacia él de forma similar a la vez anterior así que haciendo uso de sus trucos sucios de supervivencia dejó caer su propio cuerpo, de manera que el ataque pasó por encima de él, además de permitiéndole devolverle la gracia a su oponente, pasando su hacha entre sus piernas.
Tras hacer esto, rodó rápidamente por el suelo, impulsado por su cola, y se reincorporó todo lo veloz que pudo, poniéndose en guardia de nuevo.
Aquel bicho había crecido de nuevo. Más pelo, más carne, y juraría que más dientes.
Cambio total de chip: esto ya no era un combate de igual a igual, sino una cacería letal, y por una vez se encontraba en clarísima desventaja.
Podía ver perfectamente el brillo asesino en sus ojos.
La bestia aún sujetaba su arma en una mano, pero con la otra hizo un movimiento rápido y fuerte en su dirección.
Otra hacha, más pequeña que la anterior, se dirigía a una velocidad vertiginosamente alta hacia las piernas de Fennel, quien a duras penas pudo echarse a un lado, notando cómo el filo desgarraba un lado de su pierna derecha.
Vaya, vaya, por fin vasss en ssserio, ¿eh? Asssí me gusssta.
Sus palabras de desafío no podían aliviar el dolor que recorría su cuerpo en ese instante.
A pesar de que no había cortado ningún músculo importante el daño era innegable.
Aún podría andar, pero sería mucho más difícil evadir los ataques de la criatura.
De repente, sin apenas tiempo de recomponerse, vio cómo su adversaria se abalanzaba hacia él de forma similar a la vez anterior así que haciendo uso de sus trucos sucios de supervivencia dejó caer su propio cuerpo, de manera que el ataque pasó por encima de él, además de permitiéndole devolverle la gracia a su oponente, pasando su hacha entre sus piernas.
Tras hacer esto, rodó rápidamente por el suelo, impulsado por su cola, y se reincorporó todo lo veloz que pudo, poniéndose en guardia de nuevo.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
El muy desgraciado tenía más vidas que un gato. Al menos tuve el placer de sentir el aroma de su sangre unos instantes antes de sentir que mi vida se iba por mis piernas, literalmente. Todo sucedió muy rápido. En un momento le había lanzado el hacha pequeña, que con su filo cortó algo de la carne de la bestia. No esperaba que aquello resultase tan serio, es decir, tenía una armadura. Pero aquél líquido rojo no hacía más que darme cierto orgullo, contra todo pronóstico había sido del todo provechoso. No así el segundo de mis ataques.
La maldita lagartija gigante y parlanchina se echó al suelo aprovechándose de la diferencia entre las alturas y rodó esquivando completamente mi ataque. No solamente eso, sino que además se las arregló para tirar un hachazo a mis piernas. No lo vi venir, aquello fue sorpresivo. Punto para el malnacido. Pérdida para mí. Tuve tiempo de levantar mi pierna izquierda, más la diestra fue muy lenta en el salto y el filo del arma enemiga rozó mi piel abriendo un tajo entre cuero y carne. Dejé escapar un alarido mientras caía al piso de costado.
Abrí los ojos, respiraba pesadamente. Estaba cubierta de tierra envuelta en una pequeña nubecilla de polvo. El come humanos estaba en guardia a un par de metros de mí. Observé mi herida, estaba posicionada más abajo que la de él un poco más arriba del tobillo. Si hubiera ido más profundo me dejaba renga de por vida, por ahora sólo estaba envuelta en sangre. Aparté mi deseo de lamer la herida, de hacerlo perdería tiempo valioso. Moví el pie, aún estaba funcional Perfecto pensé. Tomando el hacha y poniéndome en pie, en guardia otra vez.
Nos encontrábamos en el primer escenario nuevamente. Más sucios, con más sangre, con menos aliento, pero en la misma posición. Le mostré mis dientes y me agazapé encrespando el pelo de la espalda y liberando un nuevo gruñido. Era mi aviso de una nueva oleada de ataques. Con ambos heridos, el acercamiento tomó un poco más de tiempo, pero lo que no tardó en llegar fue mi lluvia de ataques a dos manos con el hacha. No pretendía dejarle mucho intervalo para que lanzara algún contraataque. Pero en medio de nuestra pelea, el aire se contaminó. Habían visitas indeseadas.
De un salto me aparté de él y emití un sonido con un deje de interrogación mientras levantaba el hacha en posición defensiva. Hay invitados era todo lo que le quería transmitir. Odiaba tener espectadores, esos generalmente se aprovechaban de los caídos para hacer de las suyas y no pensaba hacérselos tan fácil de estar en mi poder.
______________
Off: La aparición de externos fue pactada.
Fenn, si quieres que edite algo solo avisa :3
La maldita lagartija gigante y parlanchina se echó al suelo aprovechándose de la diferencia entre las alturas y rodó esquivando completamente mi ataque. No solamente eso, sino que además se las arregló para tirar un hachazo a mis piernas. No lo vi venir, aquello fue sorpresivo. Punto para el malnacido. Pérdida para mí. Tuve tiempo de levantar mi pierna izquierda, más la diestra fue muy lenta en el salto y el filo del arma enemiga rozó mi piel abriendo un tajo entre cuero y carne. Dejé escapar un alarido mientras caía al piso de costado.
Abrí los ojos, respiraba pesadamente. Estaba cubierta de tierra envuelta en una pequeña nubecilla de polvo. El come humanos estaba en guardia a un par de metros de mí. Observé mi herida, estaba posicionada más abajo que la de él un poco más arriba del tobillo. Si hubiera ido más profundo me dejaba renga de por vida, por ahora sólo estaba envuelta en sangre. Aparté mi deseo de lamer la herida, de hacerlo perdería tiempo valioso. Moví el pie, aún estaba funcional Perfecto pensé. Tomando el hacha y poniéndome en pie, en guardia otra vez.
Nos encontrábamos en el primer escenario nuevamente. Más sucios, con más sangre, con menos aliento, pero en la misma posición. Le mostré mis dientes y me agazapé encrespando el pelo de la espalda y liberando un nuevo gruñido. Era mi aviso de una nueva oleada de ataques. Con ambos heridos, el acercamiento tomó un poco más de tiempo, pero lo que no tardó en llegar fue mi lluvia de ataques a dos manos con el hacha. No pretendía dejarle mucho intervalo para que lanzara algún contraataque. Pero en medio de nuestra pelea, el aire se contaminó. Habían visitas indeseadas.
De un salto me aparté de él y emití un sonido con un deje de interrogación mientras levantaba el hacha en posición defensiva. Hay invitados era todo lo que le quería transmitir. Odiaba tener espectadores, esos generalmente se aprovechaban de los caídos para hacer de las suyas y no pensaba hacérselos tan fácil de estar en mi poder.
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Off: La aparición de externos fue pactada.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Su triquiñuela había surtido efecto. Igual que él había sido herido ahora también le era retribuido el corte a la loba.
Cara a cara de nuevo, manchados de sangre tanto ellos como el terreno, rabia contra rabia, cuando de repente observó una reacción un tanto extraña en su rival, que se había apartado un poco más de lo normal.
Hay invitados, le oyó decir.
La verdad es que había estado tan enfrascado en evitar las embestidas de su oponente que apenas se había percatado de que estaban siendo observados.
Por el lugar probablemente debían de tratarse de compañeros cazadores del hombre que ahora yacía a la mitad en la cabaña.
No sabía de cuántos se trataban ni con qué equipamiento contaban, pero ahora que les podía prestar algo más de atención de refilón estaba seguro de que sus intenciones no eran buenas.
Heridos como estaban no obrarían bien al continuar el duelo, ya que era justo lo que esos carroñeros esperaban: rematar al superviviente y quedarse con todo.
Evaluando sus opciones en el momento, Fennel alzó la voz para hablar a su oponente.
Hagamosss una tregua temporal y librémonosss de essstosss entrometidosss; losss que no ressspetan un duelo individual no merecen el aire que consssumen.
El hombre-lagarto giraba lentamente sobre sí mismo, batiendo con la mirada los alrededores en busca de más acechadores.
De vez en cuando volvía a vigilar fugazmente a su rival, de la que aún esperaba respuesta.
Podía contar a cinco hombres en total, de rasgos algo difusos por la falta de luz a esa hora, aunque era probable que algo más se escondiese entre los matorrales.
Cara a cara de nuevo, manchados de sangre tanto ellos como el terreno, rabia contra rabia, cuando de repente observó una reacción un tanto extraña en su rival, que se había apartado un poco más de lo normal.
Hay invitados, le oyó decir.
La verdad es que había estado tan enfrascado en evitar las embestidas de su oponente que apenas se había percatado de que estaban siendo observados.
Por el lugar probablemente debían de tratarse de compañeros cazadores del hombre que ahora yacía a la mitad en la cabaña.
No sabía de cuántos se trataban ni con qué equipamiento contaban, pero ahora que les podía prestar algo más de atención de refilón estaba seguro de que sus intenciones no eran buenas.
Heridos como estaban no obrarían bien al continuar el duelo, ya que era justo lo que esos carroñeros esperaban: rematar al superviviente y quedarse con todo.
Evaluando sus opciones en el momento, Fennel alzó la voz para hablar a su oponente.
Hagamosss una tregua temporal y librémonosss de essstosss entrometidosss; losss que no ressspetan un duelo individual no merecen el aire que consssumen.
El hombre-lagarto giraba lentamente sobre sí mismo, batiendo con la mirada los alrededores en busca de más acechadores.
De vez en cuando volvía a vigilar fugazmente a su rival, de la que aún esperaba respuesta.
Podía contar a cinco hombres en total, de rasgos algo difusos por la falta de luz a esa hora, aunque era probable que algo más se escondiese entre los matorrales.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
El lagarto pareció comprender lo que estaba pensando. Se detuvo prácticamente de inmediato y observó junto a mí con más detenimiento aquello que nos rodeaba. Ambos no dejábamos de vigilarnos ni de observar a nuestros espectadores. Tomó la palabra, sus palabras seseantes eran lo más coherente que le había escuchado hasta el momento. Aunque dudaba que su “librarnos” y el mío tuvieran algo en común. Sólo me agradaba la idea de sacarlos de allí porque por sus expresiones no eran precisamente amantes de los animales o afines. Aquello que veía en sus ojos era lo mismo que tenía el lagarto: oscuridad y sed de sangre.
Asentí dos veces y lentamente me acerqué para retribuir el hacha corta. Habían cinco a simple vista, pero podía olfatear a dos que querían rodearnos, probablemente tenían armas a distancia y estuvieran buscando buenas locaciones para atravesar nuestros corazones con sus flechas llenas de odio. Los que estaban a la vista comenzaron a ganar terreno, al parecer querían acorralarnos y pensaban que con sus armas podrían intimidarnos. Reprimí una risilla lobuna que terminó en un estornudo. Uno de los hombres era particularmente chistoso, llevaba un gorro que parecía de lana. Los cuadros eran sobresalientes en su vestimenta, al igual que el rojo. El problema era que la mitad de la ropa le quedaba pequeña y la otra mitad excesivamente grande. Su arma era una maza de tres puntas y al parecer yo era su objetivo principal. A cada uno de sus lados tenía dos vasallos, uno con una pica y el otro con una espada.
Sacudí mi cabeza y emití un nuevo gruñido antes de cargar contra el de la espada que era el más cercano, sin embargo, desvió mi ataque hacia adentro y me esquivó. Terminé a escaso metro y medio del de la maza que la hacía girar. Lo vi en sus ojos, pretendía desarmarme y mandarme al otro mundo. Pero yo no se lo permitiría. Sonrió con dientes pútridos en lo que tiraba su arma en mi contra. La golpee con la cara plana del hacha y le devolví el golpe directo a su cara. Una de las puntas alcanzó a herirme en el acercamiento. Dejé escapar un gemido y apreté con más fuerza el cabo de mi arma.
Off la suerte es para saber como me fue con el de la maza
Asentí dos veces y lentamente me acerqué para retribuir el hacha corta. Habían cinco a simple vista, pero podía olfatear a dos que querían rodearnos, probablemente tenían armas a distancia y estuvieran buscando buenas locaciones para atravesar nuestros corazones con sus flechas llenas de odio. Los que estaban a la vista comenzaron a ganar terreno, al parecer querían acorralarnos y pensaban que con sus armas podrían intimidarnos. Reprimí una risilla lobuna que terminó en un estornudo. Uno de los hombres era particularmente chistoso, llevaba un gorro que parecía de lana. Los cuadros eran sobresalientes en su vestimenta, al igual que el rojo. El problema era que la mitad de la ropa le quedaba pequeña y la otra mitad excesivamente grande. Su arma era una maza de tres puntas y al parecer yo era su objetivo principal. A cada uno de sus lados tenía dos vasallos, uno con una pica y el otro con una espada.
Sacudí mi cabeza y emití un nuevo gruñido antes de cargar contra el de la espada que era el más cercano, sin embargo, desvió mi ataque hacia adentro y me esquivó. Terminé a escaso metro y medio del de la maza que la hacía girar. Lo vi en sus ojos, pretendía desarmarme y mandarme al otro mundo. Pero yo no se lo permitiría. Sonrió con dientes pútridos en lo que tiraba su arma en mi contra. La golpee con la cara plana del hacha y le devolví el golpe directo a su cara. Una de las puntas alcanzó a herirme en el acercamiento. Dejé escapar un gemido y apreté con más fuerza el cabo de mi arma.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
El miembro 'Woodpecker' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Los acechadores comenzaban a acercarse a los dos combatientes, cerrando poco a poco un círculo.
Además, se podían comenzar a oír movimientos entre los arbustos, seguramente de algún tipo de refuerzos a distancia.
En cuanto vio que la loba se abalanzaba sobre sus enemigos Fennel hizo lo propio, dirigiéndose hacia un calvo armado con poco más que una daga y una rama gorda, conocida como la maza de los pobres.
Visiblemente emocionado por el nuevo reto, el hombre-lagarto se escurrió entre dos hombres que se dirigían hacia él, haciendo que tropezasen con un golpe de su cola.
En poco tiempo se posicionó delante del hombre, grande y musculoso, pero pobremente armado.
Escamanegra abrió la boca y mostró su macabra sonrisa, teñida aún de sangre reciente, y con una risa estridente que haría que se le helase la sangre en las venas a cualquier humano corriente, embistió a su oponente con el hacha, causándole un profuso corte en el pecho que hizo que se desplomase de dolor en el suelo.
Cuando ya se encontraba a punto de rematarlo pudo notar como el frío filo de una daga se le clavaba en uno de los hombros.
Iracundo, se giró sobre sí mismo, realizando un barrido de cola que derribó al temerario humano que se había atrevido a apuñalarlo por la espalda. Esta vez no tuvo piedad, y con un fuerza sacada del dolor pisó el cráneo del desafortunado individuo, que cedió como un melón maduro.
Otra vez volvió a notar un pinchazo de dolor que le recorrió el espinazo y causó otro grito gutural. Una flecha se había incrustado en su espalda, aunque por fortuna su armadura había reducido notablemente la penetración de esta en la carne.
A pesar de que era un luchador experimentado no podría mantener la lucha mucho más tiempo a ese nivel de rendimiento si era superado por tanto en número.
De lado pudo ver cómo la loba se enfrentaba a dos individuos, uno de los cuales había alcanzado a acertarle un potente mazazo, por el alarido de dolor que dejó escapar.
Además, se podían comenzar a oír movimientos entre los arbustos, seguramente de algún tipo de refuerzos a distancia.
En cuanto vio que la loba se abalanzaba sobre sus enemigos Fennel hizo lo propio, dirigiéndose hacia un calvo armado con poco más que una daga y una rama gorda, conocida como la maza de los pobres.
Visiblemente emocionado por el nuevo reto, el hombre-lagarto se escurrió entre dos hombres que se dirigían hacia él, haciendo que tropezasen con un golpe de su cola.
En poco tiempo se posicionó delante del hombre, grande y musculoso, pero pobremente armado.
Escamanegra abrió la boca y mostró su macabra sonrisa, teñida aún de sangre reciente, y con una risa estridente que haría que se le helase la sangre en las venas a cualquier humano corriente, embistió a su oponente con el hacha, causándole un profuso corte en el pecho que hizo que se desplomase de dolor en el suelo.
Cuando ya se encontraba a punto de rematarlo pudo notar como el frío filo de una daga se le clavaba en uno de los hombros.
Iracundo, se giró sobre sí mismo, realizando un barrido de cola que derribó al temerario humano que se había atrevido a apuñalarlo por la espalda. Esta vez no tuvo piedad, y con un fuerza sacada del dolor pisó el cráneo del desafortunado individuo, que cedió como un melón maduro.
Otra vez volvió a notar un pinchazo de dolor que le recorrió el espinazo y causó otro grito gutural. Una flecha se había incrustado en su espalda, aunque por fortuna su armadura había reducido notablemente la penetración de esta en la carne.
A pesar de que era un luchador experimentado no podría mantener la lucha mucho más tiempo a ese nivel de rendimiento si era superado por tanto en número.
De lado pudo ver cómo la loba se enfrentaba a dos individuos, uno de los cuales había alcanzado a acertarle un potente mazazo, por el alarido de dolor que dejó escapar.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Tuve más suerte que mi agresor, o más bien agresores; ya que la maza apenas si me hizo algo de daño mientras que la devolución que le hice golpeó al ejecutante con una de las puntas en la cara y al de la lanza en el pecho con las restantes, dejándolo gravemente herido. Bien por mí, los dioses me sonreían. Levanté la cabeza y eché un ojo a la situación del lagarto. No era que me importase exactamente su persona o bienestar, pero si algo le pasaba a él, me quedaría primero sin rival y con un duelo inconcluso, segundo, tendría más cazadores para enfrentar. Por lo que vi y olí no le iba precisamente mal, ya teníamos puré de sesos decorando el monótono suelo del bosque muerto. Chachis pensé al ver aquella pasta. El grito de dolor del escamoso me recordó que estábamos en una lucha y que habían arqueros. Ugh eso debió doler
Me volví hacia el de la espada, era bueno deteniendo ataques, pero mis contraataques eran mejores. De no ser por la intervención del tuerto y las flechas ocasionales que le respaldaban ya hubiese sido mío. Sentí que la sangre me hervía cuando una de las flechas me rozó la oreja derecha, provocando un leve corte que dio en una pequeña venita. Con la sangre en el ojo, tomé al herido que llevaba la pica sin mucha oposición de su parte, el hombre estaba bastante entregado, y lo usé de escudo para las flechas y sus compañeros más cercanos. Ahora la maniobra con el hacha larga era más difícil, aunque no imposible, no con la fuerza que me otorgaba ese estado. Arrinconé al de la maza, al que desarmé y cuando iba a asestarle un buen golpe para desmayarlo, sentí un cosquilleo en el pelo entre mi pecho y barriga. Una flecha había atravesado a mi escudo que ahora yacía inerte entre mis brazos.
Lancé un gruñido furibundo y de un puñetazo quedó inconsciente el tuerto. Restaban el de la espada y los de las flechas, esos hijos de su reverenda madre eran los más peligrosos. Encaré al oponente que me quedaba y abrí carrera hacia él de forma directa. En mi mente solo pensaba que los malditos que se escondían a la distancia y que no respetaban ni a sus compañeros no podrían tener flechas interminables. Llegó el momento de la colisión, el espadachín se agachó para ir por mi vientre, pero el lagarto ya me había enseñado el truquito ese, por lo que bloquee con el mango del hacha y di media vuelta solo para darle una patada en la cabeza que lo dejó comiendo tierra. Bajé la guardia un instante. Una flecha silbó rozando el muslo derecho. Otra halló su objetivo en mi brazo izquierdo. Mal por ustedes, serán los siguientes pensé con ira, quebrando la cola de la saeta. La quitaría en cuanto tuviese alguna oportunidad.
Renga y con un brazo adormecido por el dolor, fui a enfrentar el siguiente desafío. Desconocía el estado del lagarto, sólo esperaba que no le hubiesen matado o las cosas se complicarían para mí. Los árboles ofrecían una buena protección tanto para mis enemigos como para mí. Y aunque no pudiera verlos, bien que podía olfatear su miedo a la distancia. Serían míos.
Me volví hacia el de la espada, era bueno deteniendo ataques, pero mis contraataques eran mejores. De no ser por la intervención del tuerto y las flechas ocasionales que le respaldaban ya hubiese sido mío. Sentí que la sangre me hervía cuando una de las flechas me rozó la oreja derecha, provocando un leve corte que dio en una pequeña venita. Con la sangre en el ojo, tomé al herido que llevaba la pica sin mucha oposición de su parte, el hombre estaba bastante entregado, y lo usé de escudo para las flechas y sus compañeros más cercanos. Ahora la maniobra con el hacha larga era más difícil, aunque no imposible, no con la fuerza que me otorgaba ese estado. Arrinconé al de la maza, al que desarmé y cuando iba a asestarle un buen golpe para desmayarlo, sentí un cosquilleo en el pelo entre mi pecho y barriga. Una flecha había atravesado a mi escudo que ahora yacía inerte entre mis brazos.
Lancé un gruñido furibundo y de un puñetazo quedó inconsciente el tuerto. Restaban el de la espada y los de las flechas, esos hijos de su reverenda madre eran los más peligrosos. Encaré al oponente que me quedaba y abrí carrera hacia él de forma directa. En mi mente solo pensaba que los malditos que se escondían a la distancia y que no respetaban ni a sus compañeros no podrían tener flechas interminables. Llegó el momento de la colisión, el espadachín se agachó para ir por mi vientre, pero el lagarto ya me había enseñado el truquito ese, por lo que bloquee con el mango del hacha y di media vuelta solo para darle una patada en la cabeza que lo dejó comiendo tierra. Bajé la guardia un instante. Una flecha silbó rozando el muslo derecho. Otra halló su objetivo en mi brazo izquierdo. Mal por ustedes, serán los siguientes pensé con ira, quebrando la cola de la saeta. La quitaría en cuanto tuviese alguna oportunidad.
Renga y con un brazo adormecido por el dolor, fui a enfrentar el siguiente desafío. Desconocía el estado del lagarto, sólo esperaba que no le hubiesen matado o las cosas se complicarían para mí. Los árboles ofrecían una buena protección tanto para mis enemigos como para mí. Y aunque no pudiera verlos, bien que podía olfatear su miedo a la distancia. Serían míos.
Woodpecker
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Se habían acabado las tonterías: si no los cobardes de los débiles arquitos no eran capaces de esperar su turno tranquilamente entonces sería él que les llevase la acción a sus morros.
Viendo que la masa de enemigos había decrecido sustancialmente gracias a la loba, Fennel echó a correr en la dirección de la que había venido aquella última flecha, avanzando en zig-zag irregular para evitar ser un blanco fácil.
Allí, entre los matorrales, encontró a un desgraciado recargando lo que parecía ser una ballesta.
¡Sssorpresssa!, gritó el hombre-lagarto, haciendo su tan ensayada maniobra de desencajar la mandíbula para inspirar más temor en sus adversarios.
En la espesura ya era casi imposible que nadie le disparase ningún maldito proyectil más, y aquel pobre estúpido se encontraba solo, así que como mucho habría otros tres arqueros y ballesteros repartidos por los arbustos.
Te gussstan mucho lasss flechitasss, ¿verdad?, dijo mirándole fijamente con sus ojos de reptil.
No passsa nada, aquí tienesss másss, y con un rápido movimiento se arrancó la flecha que había sido incrustada en la espalda de su armadura y se la clavó en el ojo izquierdo al atacante, que se retorcía de dolor en el suelo de tierra y ramitas.
Ya no esss tan divertido, ¿eh, hijo de chimpancé?, continuó mientras recogía la ballesta del suelo, que había caído cuando el hombre se llevó las manos a la cara como reacción instintiva al intensísimo sufrimiento por el que estaba pasando.
Ssse acabó el juego para ti, y con un rápido balanceo de hacha le rebanó el pescuezo al humano, que por fin halló descanso de su enorme agonía.
¡UNO MENOSSS!, bramó con fuerza para intentar que le oyese la loba.
Con suerte sabría entender a qué se refería Escamanegra.
Viendo que la masa de enemigos había decrecido sustancialmente gracias a la loba, Fennel echó a correr en la dirección de la que había venido aquella última flecha, avanzando en zig-zag irregular para evitar ser un blanco fácil.
Allí, entre los matorrales, encontró a un desgraciado recargando lo que parecía ser una ballesta.
¡Sssorpresssa!, gritó el hombre-lagarto, haciendo su tan ensayada maniobra de desencajar la mandíbula para inspirar más temor en sus adversarios.
En la espesura ya era casi imposible que nadie le disparase ningún maldito proyectil más, y aquel pobre estúpido se encontraba solo, así que como mucho habría otros tres arqueros y ballesteros repartidos por los arbustos.
Te gussstan mucho lasss flechitasss, ¿verdad?, dijo mirándole fijamente con sus ojos de reptil.
No passsa nada, aquí tienesss másss, y con un rápido movimiento se arrancó la flecha que había sido incrustada en la espalda de su armadura y se la clavó en el ojo izquierdo al atacante, que se retorcía de dolor en el suelo de tierra y ramitas.
Ya no esss tan divertido, ¿eh, hijo de chimpancé?, continuó mientras recogía la ballesta del suelo, que había caído cuando el hombre se llevó las manos a la cara como reacción instintiva al intensísimo sufrimiento por el que estaba pasando.
Ssse acabó el juego para ti, y con un rápido balanceo de hacha le rebanó el pescuezo al humano, que por fin halló descanso de su enorme agonía.
¡UNO MENOSSS!, bramó con fuerza para intentar que le oyese la loba.
Con suerte sabría entender a qué se refería Escamanegra.
Fennel Escamanegra
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
La voz conocida del hombre lagarto roñoso retumbó entre los árboles. ¡Carajo! me iba ganando y no solamente eso, sino que ya no sabía cuántas vidas había sesgado ese animalucho antes de que le terminara de enseñar una buena lección. Suspiré, él debía de tener algo lo suficientemente fuerte como para hacerme ir a su paso. Hacía tiempo que nadie lograba algo como aquello. Ni siquiera estaba tan segura de por qué tanto alboroto a fin de cuentas. Ese era el momento en el que podría irme tranquilamente sin ser vista, pero aquello era desleal y para nada mi estilo. Le respondí con un aullido, ¡demonios! Tenía que hacerlo.
Aquello delató mi posición y dos de los arqueros restantes abrieron un camino de saetas hasta mi posición. Mal por ellos, también se habían descubierto cuando me fueron a atacar. La velocidad no estaba de mi parte, pero el sigilo era algo que nacía con los lobos. Aprovechando el abrigo de las sombras y la penumbra, me acerqué a uno de los atacantes por la espalda. Una estúpida rama me delató apenas un momento antes de tenerlo seguro, pero aquello no fue exactamente algo inquietante. En sus manos no tenía otra arma que no fuese su arco y flechas. Intentó clavarme una de las puntas como puñal en el pecho, pero se la saqué con mi mano buena y le di un moquete que lo estampó contra un árbol. Su cabeza sonó como si estuviese hueca contra la superficie dura. Negué con la cabeza. Si se despertaba, aquello iba a doler por mucho tiempo. Agradecía que al menos no me hubiese visto en mi forma humana. Sería una pena desperdiciar un rostro tan lindo entre tanto idiota que andaba suelto.
Busqué al compañero del arquero, pero no encontré su rastro cercano. Sólo había un tenue olor que se alejaba del lugar. Me dejé caer contra el tronco de un árbol respirando pesadamente. Estaba muerta, bueno, muerta no. Pero muy cansada. El lagarto había resultado más duro de lo que creía y aquellos humanos un dolor en la espalda. Con el pie cortado no podría avanzar mucho a gran velocidad, mucho menos terminar la pelea. Me rasqué tras la oreja y miré el brazo con la flecha aún incrustada. Aquello iba a doler, a doler mucho. Y tenía que quitarlo antes de que comenzara a infestarse. Perfecto pensé sin muchas ganas de ponerme en movimiento. Había demasiado silencio.
Tanto espacio y ausencia de ruidos de batalla que era sospechoso. Recorrí el lugar en busca del bicho con aliento feo. Por bien o por mal debía encontrarle, pero de él ni el rastro. De los que se enfrentaran a mi mas temprano tampoco. Contando al del arco, que aún seguía inconsciente, solo estaban los cuerpos de los muertos. Aquél bandido había aprovechado la oportunidad para irse sin ser visto. Escupí al suelo, eché mis armas a la espalda y comencé a caminar buscando la dichosa posada Cicatrices y Pus para ver si alguien se podía hacer cargo de esa estúpida herida.
Aquello delató mi posición y dos de los arqueros restantes abrieron un camino de saetas hasta mi posición. Mal por ellos, también se habían descubierto cuando me fueron a atacar. La velocidad no estaba de mi parte, pero el sigilo era algo que nacía con los lobos. Aprovechando el abrigo de las sombras y la penumbra, me acerqué a uno de los atacantes por la espalda. Una estúpida rama me delató apenas un momento antes de tenerlo seguro, pero aquello no fue exactamente algo inquietante. En sus manos no tenía otra arma que no fuese su arco y flechas. Intentó clavarme una de las puntas como puñal en el pecho, pero se la saqué con mi mano buena y le di un moquete que lo estampó contra un árbol. Su cabeza sonó como si estuviese hueca contra la superficie dura. Negué con la cabeza. Si se despertaba, aquello iba a doler por mucho tiempo. Agradecía que al menos no me hubiese visto en mi forma humana. Sería una pena desperdiciar un rostro tan lindo entre tanto idiota que andaba suelto.
Busqué al compañero del arquero, pero no encontré su rastro cercano. Sólo había un tenue olor que se alejaba del lugar. Me dejé caer contra el tronco de un árbol respirando pesadamente. Estaba muerta, bueno, muerta no. Pero muy cansada. El lagarto había resultado más duro de lo que creía y aquellos humanos un dolor en la espalda. Con el pie cortado no podría avanzar mucho a gran velocidad, mucho menos terminar la pelea. Me rasqué tras la oreja y miré el brazo con la flecha aún incrustada. Aquello iba a doler, a doler mucho. Y tenía que quitarlo antes de que comenzara a infestarse. Perfecto pensé sin muchas ganas de ponerme en movimiento. Había demasiado silencio.
Tanto espacio y ausencia de ruidos de batalla que era sospechoso. Recorrí el lugar en busca del bicho con aliento feo. Por bien o por mal debía encontrarle, pero de él ni el rastro. De los que se enfrentaran a mi mas temprano tampoco. Contando al del arco, que aún seguía inconsciente, solo estaban los cuerpos de los muertos. Aquél bandido había aprovechado la oportunidad para irse sin ser visto. Escupí al suelo, eché mis armas a la espalda y comencé a caminar buscando la dichosa posada Cicatrices y Pus para ver si alguien se podía hacer cargo de esa estúpida herida.
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Re: [Libre] Donde hay humo... [Finalizado]
Las heridas estaban empezando a cobrarse su coste en el cuerpo de Escamanegra.
A pesar de que ninguna era especialmente grave ni profunda la gran cantidad de arañazos por todo el cuerpo y de pequeños cortes estaban haciendo que perdiese sangre a un ritmo alarmante, suficiente como para acabar mal si se descuidaba lo más mínimo.
Por desgracia no contaba con ninguna manera eficaz de detener las hemorragias, que se cobraban su precio en él.
Tremendamente cansado por el duelo contra la loba y el actual combate se apoyó con cuidado contra un árbol, intentando recuperar el aliento y ver qué podía hacer con las heridas.
De repente escuchó un frote entre los arbustos y vio moverse unas ramas a un lado de él.
Demasiado debilitado para reaccionar a tiempo, una maza descendió sobre su cráneo, dejándolo al hombre-lagarto inconsciente en el suelo.
Un hombre musculoso, calvo y con un sinfín de cicatrices por todo el torso, brazos y cara metió apresuradamente el cuerpo en un gran saco de lino y se lo cargó a la espalda, alejándose en la oscuridad del ocaso y dejando atrás un mar de cuerpos ensangrentados, pues por fin tenía su recompensa.
A pesar de que ninguna era especialmente grave ni profunda la gran cantidad de arañazos por todo el cuerpo y de pequeños cortes estaban haciendo que perdiese sangre a un ritmo alarmante, suficiente como para acabar mal si se descuidaba lo más mínimo.
Por desgracia no contaba con ninguna manera eficaz de detener las hemorragias, que se cobraban su precio en él.
Tremendamente cansado por el duelo contra la loba y el actual combate se apoyó con cuidado contra un árbol, intentando recuperar el aliento y ver qué podía hacer con las heridas.
De repente escuchó un frote entre los arbustos y vio moverse unas ramas a un lado de él.
Demasiado debilitado para reaccionar a tiempo, una maza descendió sobre su cráneo, dejándolo al hombre-lagarto inconsciente en el suelo.
Un hombre musculoso, calvo y con un sinfín de cicatrices por todo el torso, brazos y cara metió apresuradamente el cuerpo en un gran saco de lino y se lo cargó a la espalda, alejándose en la oscuridad del ocaso y dejando atrás un mar de cuerpos ensangrentados, pues por fin tenía su recompensa.
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Fennel Escamanegra
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