El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
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El silencio de la noche intentaba ocultar entre cortinas de niebla ornamentadas con los sigilosos ecos de pasos distantes, un par de figuras que se alejaban de Beltrexus, un extraño elfo de cabello oscuro se acercaba acompañado de un sujeto cuya apariencia estaba casi completamente oculta bajo una tétrica capa, al cabo de unos instantes llegaron a un claro del bosque - Maestro, nos siguen - Dijo el hombre de la capucha intentando alertar al elfo, pero éste ya se había enterado de ello, así que se detuvo en silencio y tras tomar su espada la clavó en el piso de forma arrogante - Seres diminutos que intentan acosar a Destino ¿Creen tener alguna posibilidad de detener a Destino? - Gritó en voz alta dirigiendo su mirada hacia los silentes árboles sabiendo que tras ellos danzaba el inquietante hedor del odio mezclado con miedo.
Uno tras otro comenzaron a aparecer algunos brujos, uno... dos... otros dos... y uno más en la distancia que apenas se dejó ver - Podremos con ellos, maestro, jamás te abandonaré - Dijo el hombre de la capucha mientras se quedaba detrás del elfo resguardándose discretamente - No lograrás salir de la isla, no lo permitiremos, tú no perteneces acá - Dijo uno de los brujos mientras comenzaba a preparar lo que parecía ser un rayo entre sus manos - Destino ha enfrentado poderes como los tuyos y los ha superado - Dijo el elfo de forma soberbia, tras lo cual el rayo no se hizo esperar, destino usó su espada para bloquear el rayo pero ésta vez no tendría el efecto deseado, la potencia del rayo fue tal que la espada acabó siendo un mero conductor y el rayo llegó hasta la mano del elfo quien no tuvo más remedio que soltar su espada, pero antes que ésta cayera al piso la tomó con la otra mano y tras girar todo su cuerpo intentó hacer que la espada se expandiera en una larga estocada pero eso no sucedió - Esto no puede estar sucediendo - Murmuró el elfo mientras el sujeto de la capa se alejaba sin decir nada hasta perderse entre los árboles abandonando Destino con aquellos 5 poderosos brujos.
Destino dejó caer al piso su espada y cayó también él de rodillas intentando comprender lo que sucedía, sus poderes desaparecían y su espada había perdido su utilidad especial, ¿era acaso un castigo divino por su soberbia? Un hado siniestro de indecible desdicha se dejaba caer sobre su apenas renovada historia, ¿De qué manera lograría salir de una situación en la que era ampliamente superado en número, y completamente abandonado por los poderes que antes presumía?
Uno tras otro comenzaron a aparecer algunos brujos, uno... dos... otros dos... y uno más en la distancia que apenas se dejó ver - Podremos con ellos, maestro, jamás te abandonaré - Dijo el hombre de la capucha mientras se quedaba detrás del elfo resguardándose discretamente - No lograrás salir de la isla, no lo permitiremos, tú no perteneces acá - Dijo uno de los brujos mientras comenzaba a preparar lo que parecía ser un rayo entre sus manos - Destino ha enfrentado poderes como los tuyos y los ha superado - Dijo el elfo de forma soberbia, tras lo cual el rayo no se hizo esperar, destino usó su espada para bloquear el rayo pero ésta vez no tendría el efecto deseado, la potencia del rayo fue tal que la espada acabó siendo un mero conductor y el rayo llegó hasta la mano del elfo quien no tuvo más remedio que soltar su espada, pero antes que ésta cayera al piso la tomó con la otra mano y tras girar todo su cuerpo intentó hacer que la espada se expandiera en una larga estocada pero eso no sucedió - Esto no puede estar sucediendo - Murmuró el elfo mientras el sujeto de la capa se alejaba sin decir nada hasta perderse entre los árboles abandonando Destino con aquellos 5 poderosos brujos.
Destino dejó caer al piso su espada y cayó también él de rodillas intentando comprender lo que sucedía, sus poderes desaparecían y su espada había perdido su utilidad especial, ¿era acaso un castigo divino por su soberbia? Un hado siniestro de indecible desdicha se dejaba caer sobre su apenas renovada historia, ¿De qué manera lograría salir de una situación en la que era ampliamente superado en número, y completamente abandonado por los poderes que antes presumía?
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:28, editado 4 veces
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Movido por el ansia de encontrar aquellas respuestas que necesitaba, aquello que estaba ocurriendo a su alrededor, según Cassandra, pero que él no percibía, terminó por asomar su presencia en las Islas Illidenses, donde se encontró cinco problemas y una sola respuesta. Su ama le había advertido millones de veces que tuviera cuidado con los brujos, eran criaturas extrañas y no se podía esperar nada bueno de ellos, pero teniendo en cuenta que Erzsébeth nunca hacía caso de un buen consejo, se mascaba la tragedia.
Horas antes, mientras realizaba sus cacerías nocturnas en las calles, se había topado con un grupo de brujos ataviados con túnicas más que extravagantes, con barbas largas y grises y arrugas que les hacían ver como abuelos indefensos. Les notó agitados, como si tuvieran que solventar algún tema importante, hablaban sobre maldiciones y muerte, y destrucción. Y en fin, todo lo que a él le parecía divertido y excitante. No tuvo más opción que perseguirles, con la esperanza muda de conseguir información acerca de lo que se avecinaba y, con suerte, formar parte del lado vencedor. La noche se fundía entre los árboles de aquel inmenso y frondoso bosque, las estrellas acariciaban las copas de los mismos, lo que le permitía moverse con total libertad y esconderse ante cualquier imprevisto. Los tacones no eran el mejor calzado para andar por tierras desconocidas y repletas de obstáculos (esas malditas rocas del camino estaban a punto de provocarle un esguince de tobillo). Los brujos detuvieron la marcha y Erzsébeth se escondió tras un robusto árbol. Alzó la vista y afinó el oído, al parecer alguien gritaba en al lejanía y los brujos estaban bastante enfurecidos por ello. Los brujos abandonaron la espesura del bosque para ir a parar a un claro, donde Erzsébeth solo discernía dos figuras borrosas. No pudo aguantar la tensión de no saber a qué se enfrentaban los cinco hombres, así que se deslizó, danzando con la noche cual sombra, hacia los dos viajeros, manteniendo una distancia prudente entre ambas partes.
—Pero... ¿qué demonios?... —musitó para sí mismo. No pudo creer lo que veían sus ojos. Esas orejas puntiagudas, esos rasgos finos y hermosos, y esa soberbia que solo poseían ciertas razas... estaba ante un auténtico elfo. Si el otro era también de su raza, no distinguía diferencia alguna de un humano común y corriente. Será la capucha, pensó. La situación comenzó a ponerse interesante cuando un brujo lanzó un rayo hacia el elfo, quien con mucha convicción alzó su espada... la cual casi terminó en el suelo. El elfo parecía confuso y abatido, agarrando la espada de formas extrañas, como si quisiera que echase a volar de un momento a otro. Su acompañante intentaba desvanecerse entre la confusión, lo que no sorprendió al cazador viniendo de lo que parecía un humano; lo importante en aquellos momentos era que el elfo desvalido y que no sabía hablar sino en tercera persona necesitaba que alguien le echara una mano. Y Erzsébeth no podía permitir que el enigma terminase tan deprisa ni desperdiciar a un ejemplar tan extraño para él, así que más que una mano decidió echarle un colmillo.
Aprovechando que los brujos habían ganado confianza al ver la rendición del elfo y que él era un experto en pasar desapercibido, se colocó a espaldas de dos de ellos. Estaban colocados de una forma semicircular, por lo que decidió atacar a los dos de la esquina izquierda. Se subió el vestido a la altura del muslo y agarró una de sus dagas, dejó caer nuevamente la prenda a su posición original y apuñaló por la espalda a la altura de los riñones a uno de los brujos, la sacó a toda prisa y se encaramó a la espalda de otra víctima, enterrando los colmillos en su cuello y liberando aquella tranquilizadora sustancia que pronto le haría dejar de actuar libremente. Lo que ocurriría a continuación era obvio, los otros tres brujos le atacarían y le harían añicos si el elfo no reaccionaba... pero tenía el presentimiento de que ver que una damisela frágil y vulnerable podía hacer eso y él se limitaba a estar de rodillas en el suelo, encendería su enfriado orgullo y sacaría las garras.
Horas antes, mientras realizaba sus cacerías nocturnas en las calles, se había topado con un grupo de brujos ataviados con túnicas más que extravagantes, con barbas largas y grises y arrugas que les hacían ver como abuelos indefensos. Les notó agitados, como si tuvieran que solventar algún tema importante, hablaban sobre maldiciones y muerte, y destrucción. Y en fin, todo lo que a él le parecía divertido y excitante. No tuvo más opción que perseguirles, con la esperanza muda de conseguir información acerca de lo que se avecinaba y, con suerte, formar parte del lado vencedor. La noche se fundía entre los árboles de aquel inmenso y frondoso bosque, las estrellas acariciaban las copas de los mismos, lo que le permitía moverse con total libertad y esconderse ante cualquier imprevisto. Los tacones no eran el mejor calzado para andar por tierras desconocidas y repletas de obstáculos (esas malditas rocas del camino estaban a punto de provocarle un esguince de tobillo). Los brujos detuvieron la marcha y Erzsébeth se escondió tras un robusto árbol. Alzó la vista y afinó el oído, al parecer alguien gritaba en al lejanía y los brujos estaban bastante enfurecidos por ello. Los brujos abandonaron la espesura del bosque para ir a parar a un claro, donde Erzsébeth solo discernía dos figuras borrosas. No pudo aguantar la tensión de no saber a qué se enfrentaban los cinco hombres, así que se deslizó, danzando con la noche cual sombra, hacia los dos viajeros, manteniendo una distancia prudente entre ambas partes.
—Pero... ¿qué demonios?... —musitó para sí mismo. No pudo creer lo que veían sus ojos. Esas orejas puntiagudas, esos rasgos finos y hermosos, y esa soberbia que solo poseían ciertas razas... estaba ante un auténtico elfo. Si el otro era también de su raza, no distinguía diferencia alguna de un humano común y corriente. Será la capucha, pensó. La situación comenzó a ponerse interesante cuando un brujo lanzó un rayo hacia el elfo, quien con mucha convicción alzó su espada... la cual casi terminó en el suelo. El elfo parecía confuso y abatido, agarrando la espada de formas extrañas, como si quisiera que echase a volar de un momento a otro. Su acompañante intentaba desvanecerse entre la confusión, lo que no sorprendió al cazador viniendo de lo que parecía un humano; lo importante en aquellos momentos era que el elfo desvalido y que no sabía hablar sino en tercera persona necesitaba que alguien le echara una mano. Y Erzsébeth no podía permitir que el enigma terminase tan deprisa ni desperdiciar a un ejemplar tan extraño para él, así que más que una mano decidió echarle un colmillo.
Aprovechando que los brujos habían ganado confianza al ver la rendición del elfo y que él era un experto en pasar desapercibido, se colocó a espaldas de dos de ellos. Estaban colocados de una forma semicircular, por lo que decidió atacar a los dos de la esquina izquierda. Se subió el vestido a la altura del muslo y agarró una de sus dagas, dejó caer nuevamente la prenda a su posición original y apuñaló por la espalda a la altura de los riñones a uno de los brujos, la sacó a toda prisa y se encaramó a la espalda de otra víctima, enterrando los colmillos en su cuello y liberando aquella tranquilizadora sustancia que pronto le haría dejar de actuar libremente. Lo que ocurriría a continuación era obvio, los otros tres brujos le atacarían y le harían añicos si el elfo no reaccionaba... pero tenía el presentimiento de que ver que una damisela frágil y vulnerable podía hacer eso y él se limitaba a estar de rodillas en el suelo, encendería su enfriado orgullo y sacaría las garras.
Bathory
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
El elfo, con sus rodillas en el suelo no acababa de aceptar lo débil que era ahora, no solo había cambiado su entorno, sino también, él mismo, sentía que la naturaleza misma y todas las cosas en las que creía, le habían abandonado, levantó sus manos hasta la altura de su cara buscando reconocerse a sí mismo, las ganas de seguir viviendo se escurrían vertiginosamente como efímeros destellos de delgados relámpagos, dos brujos se acercaron para dar el golpe final mientras otros tres decidieron quedarse atrás, no era necesario tanto poder para acabar con alguien que ya estaba vencido.
Sin embargo, el elfo acabó sintiendo otra presencia en el lugar, levantó la vista buscando encontrar al otro ser que merodeaba en el lugar hasta que finalmente un grito llamó su atención y la de los brujos, una extraña mujer había aparecido atacándolos aparentemente sin razón alguna, Destino la observó sin hacer mucho mientras ella mostraba una gran destreza para el sigilo, consiguió morder a uno de los brujos cuyo cuerpo acabó completamente neutralizado y consiguió atravesar el riñón de otro de ellos, parecía una experta en sigilo pero ahora que se había mostrado, el sigilo dejaba de ser una buena opción, los dos brujos cerca de Destino regresaron hacia ella de prisa mientras el último brujo, que no había participado en nada hasta ahora, se alejó de prisa hasta desaparecer entre la sombra de los árboles ¿Habría huido? Tal vez, pero esa mujer, vampiresa al parecer, por la forma como atacaba a mordidas, ya no tendría mayores oportunidades contra aquellos dos poderosos brujos.
Uno de los brujos comenzó a reunir electricidad en la palma de sus manos mientras el otro concentraba pequeños destellos amarillos en su puño hasta formar una pequeña esfera de fuego que iba creciendo considerablemente, no sabía quién era aquella mujer, pero sabía que debía ayudarla, o al menos sacarla de ese lugar - Lo que va a ser, escrito está, si hoy es el último día de Destino, entonces que sea glorioso - Se levantó del piso apretando fuertemente sus puños, vio en el piso su espada pero un poco decepcionado de ella, optó por agarrar una rama larga del suelo para usarla como una especie de lanza, corrió hacia los brujos hasta estar relativamente cerca de ellos, no podría atacar a ambos a la vez, así que debía ser prudente, el de fuego resultaba ser una mayor amenaza para la vampiresa, por lo que no dudó en dejar caer todo el peso de la rama robre la cabeza de aquel brujo de fuego, y aunque logró hacerlo caer de rodillas, el brujo se levantó de prisa, aquella rama no era lo bastante efectiva, o tal vez necesitaba más fuerza, pero al menos, la misión estaba cumplida, había dividido a la pareja de brujos y ahora era una batalla de uno contra uno, él enfrentaría al brujo de fuego mientras la vampiresa se enfrentaría al de electricidad, aunque aún quedaba la amenaza del brujo que estaba herido y además el otro que había escapado, tal vez a pedir ayuda...
Sin embargo, el elfo acabó sintiendo otra presencia en el lugar, levantó la vista buscando encontrar al otro ser que merodeaba en el lugar hasta que finalmente un grito llamó su atención y la de los brujos, una extraña mujer había aparecido atacándolos aparentemente sin razón alguna, Destino la observó sin hacer mucho mientras ella mostraba una gran destreza para el sigilo, consiguió morder a uno de los brujos cuyo cuerpo acabó completamente neutralizado y consiguió atravesar el riñón de otro de ellos, parecía una experta en sigilo pero ahora que se había mostrado, el sigilo dejaba de ser una buena opción, los dos brujos cerca de Destino regresaron hacia ella de prisa mientras el último brujo, que no había participado en nada hasta ahora, se alejó de prisa hasta desaparecer entre la sombra de los árboles ¿Habría huido? Tal vez, pero esa mujer, vampiresa al parecer, por la forma como atacaba a mordidas, ya no tendría mayores oportunidades contra aquellos dos poderosos brujos.
Uno de los brujos comenzó a reunir electricidad en la palma de sus manos mientras el otro concentraba pequeños destellos amarillos en su puño hasta formar una pequeña esfera de fuego que iba creciendo considerablemente, no sabía quién era aquella mujer, pero sabía que debía ayudarla, o al menos sacarla de ese lugar - Lo que va a ser, escrito está, si hoy es el último día de Destino, entonces que sea glorioso - Se levantó del piso apretando fuertemente sus puños, vio en el piso su espada pero un poco decepcionado de ella, optó por agarrar una rama larga del suelo para usarla como una especie de lanza, corrió hacia los brujos hasta estar relativamente cerca de ellos, no podría atacar a ambos a la vez, así que debía ser prudente, el de fuego resultaba ser una mayor amenaza para la vampiresa, por lo que no dudó en dejar caer todo el peso de la rama robre la cabeza de aquel brujo de fuego, y aunque logró hacerlo caer de rodillas, el brujo se levantó de prisa, aquella rama no era lo bastante efectiva, o tal vez necesitaba más fuerza, pero al menos, la misión estaba cumplida, había dividido a la pareja de brujos y ahora era una batalla de uno contra uno, él enfrentaría al brujo de fuego mientras la vampiresa se enfrentaría al de electricidad, aunque aún quedaba la amenaza del brujo que estaba herido y además el otro que había escapado, tal vez a pedir ayuda...
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:26, editado 1 vez
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Un atisbo de angustia cruzó la mirada de Erzsébeth al ver que dos brujos se acercaban iracundos hacia ella. El tercer brujo desapareció en la espesura del bosque, igual que el acompañante del elfo. ¿Estarían juntos? No lo sabía. Lo que sabía es que dos de ellos yacían en el suelo, dejando bajo su cuerpo un rastro de sangre y dolor, mientras que otros dos pretendían acabar con su vida usando lo que llamamos magia. Uno envuelto en fuego, otro envuelto en rayos. Tanta luz junta cegaba un poco al vampiro, que reculaba mientras agarraba la otra daga y se colocaba en posición de combate. Logró ver cómo el elfo se levantaba del suelo, y una sonrisa asomó en sus labios. No hay nada más poderoso e imprudente que un hombre con el orgullo herido, pensó. Comenzó a dar vueltas a las dagas en sus manos para distraer un poco a los brujos, los cuales impregnaban sus manos en energía a la vez que el pelinegro llegaba hasta él con una rama de un árbol con claras intenciones de utilizarla como arma (vaya, teniendo un árbol, ¿quién quiere una espada?).
Aprovechó la arremetida del elfo para agacharse y rebanar el cuello del brujo malherido, así tendrían una preocupación menos, y al levantarse terminó espalda junto a espalda con el elfo. Levantando la guardia, él tenía en frente al brujo envuelto en rayos, mientras que su compañero se enfrentaba directamente al brujo de fuego. Con la respiración agitada y jadeando, decidió que aunque no era el mejor momento para dirigirse al elfo, debía hacerlo.
—Tenemos una sola oportunidad para deshacernos de estos tipos —susurró. El combate cuerpo a cuerpo no era la mayor ventaja del cazador, pero siempre disponía de la noche para obtener una mayor ventaja. —Procura agacharte ante el menor gesto que hagan, estos magos suelen apuntar hacia arriba o hacia el corazón, y puede que lo esquives si te agachas lo suficiente. Dicho esto, Erzsébeth arremetió contra el brujo. Lanzó cuchilladas al aire mientras que el brujo las esquivaba a duras penas, lanzándole chispas que al rozar con su piel ardían como mil infiernos. Una chispa por poco le abrasa el cabello, pero consiguió descender a tierra a tiempo. Con cada paso que daba pretendía acabar en la espalda del brujo, aunque este se resistía de tal manera que se le estaba convirtiendo en un trabajo difícil. Suspiró. Llegaba el momento de usar un poco de estrategia. Lanzó una daga a la cabeza del mago y este tuvo que agacharse para evitarla, momento clave para el cazador. En lo que se agachaba, colocó sus manos en los hombros del mago y saltó para colocarse en su espalda. Agarró la otra daga y mientras con un brazo le estrangulaba, con la mano del arma acariciaba la espalda del brujo.
—Fin de la fiesta. ¿Qué queréis del elfo, brujo?
Aprovechó la arremetida del elfo para agacharse y rebanar el cuello del brujo malherido, así tendrían una preocupación menos, y al levantarse terminó espalda junto a espalda con el elfo. Levantando la guardia, él tenía en frente al brujo envuelto en rayos, mientras que su compañero se enfrentaba directamente al brujo de fuego. Con la respiración agitada y jadeando, decidió que aunque no era el mejor momento para dirigirse al elfo, debía hacerlo.
—Tenemos una sola oportunidad para deshacernos de estos tipos —susurró. El combate cuerpo a cuerpo no era la mayor ventaja del cazador, pero siempre disponía de la noche para obtener una mayor ventaja. —Procura agacharte ante el menor gesto que hagan, estos magos suelen apuntar hacia arriba o hacia el corazón, y puede que lo esquives si te agachas lo suficiente. Dicho esto, Erzsébeth arremetió contra el brujo. Lanzó cuchilladas al aire mientras que el brujo las esquivaba a duras penas, lanzándole chispas que al rozar con su piel ardían como mil infiernos. Una chispa por poco le abrasa el cabello, pero consiguió descender a tierra a tiempo. Con cada paso que daba pretendía acabar en la espalda del brujo, aunque este se resistía de tal manera que se le estaba convirtiendo en un trabajo difícil. Suspiró. Llegaba el momento de usar un poco de estrategia. Lanzó una daga a la cabeza del mago y este tuvo que agacharse para evitarla, momento clave para el cazador. En lo que se agachaba, colocó sus manos en los hombros del mago y saltó para colocarse en su espalda. Agarró la otra daga y mientras con un brazo le estrangulaba, con la mano del arma acariciaba la espalda del brujo.
—Fin de la fiesta. ¿Qué queréis del elfo, brujo?
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Los árboles se agitaban con enojo ante la situación, el ambiente se mostraba desierto sin nada más que aquellos brujos y los dos desconocidos forasteros, el elfo y la vampiresa, ésta última, había sabido aprovechar la oportunidad para eliminar a un par de brujos en apenas unos instantes, pero su factor sorpresa ya no le ayudaría contra los que quedaban de pie, finalmente se acercó al elfo hasta quedar espalda con espalda - Tenemos una sola oportunidad para deshacernos de estos tipos - Dijo la misteriosa mujer que por alguna razón había decido ayudar al elfo mientras éste, aún no comprendía las razones que ella pudiera tener para aliarse con él, los vampiros no le habían dado antes una buena impresión, pero por ahora, confiaría en esta al menos hasta que lograra salir de esta situación - Procura agacharte ante el menor gesto que hagan, estos magos suelen apuntar hacia arriba o hacia el corazón, y puede que lo esquives si te agachas lo suficiente - Dijo la vampiresa justo antes de iniciar una inexpugnable arremetida contra uno de los brujos, pero Destino no tenía tiempo para detenerse a observar, pues frente a él había un poderoso brujo preparando sus ya predecibles ataques con fuego.
El elfo tomó la rama con más fuerza hasta que casi hacía sangrar su mano, era un hijo de la naturaleza y ésta no lo abandonaría - Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar - Susurró el elfo para sí mismo mientras cerraba los ojos por unos instantes, al abrirlos, se hallaba lleno de determinación, no era una buena noche para morir, aún deseaba explorar este nuevo mundo y descubrir qué cosas habían cambiado, cuando notó que el brujo de fuego se preparaba para lanzar un ataque, le arrojó la rama que sostenía en su mano interrumpiendo completamente la acción, acto seguido intentó correr hacia un lado para flanquear al objetivo por la izquierda pero antes de llegar el brujo se había recuperado del ataque con la rama y se preparaba para atacar, pero el elfo recordó las palabras de la misteriosa chica - Agacharse al menos gesto que hagan - Susurró mientras se dejaba caer al piso justo a tiempo para evitar una ráfaga de fuego, aquel poderoso ataque ígneo evidenciaba el deseo de los brujos de aniquilarlo a cualquier costo, y a cualquiera que se interpusiera en el logro de ese objetivo - Si no puedes ser fuerte, pero tampoco sabes ser débil, serás derrotado - Susurró Destino para sí mismo mientras se levantaba del piso apoyando sus manos de espalda contra el piso y estirando sus piernas para caer agachado y en buena forma para evitar un posible ataque, necesitaba una buena estrategia que no requiriera grandes habilidades físicas, pues al parecer, no estaba en sus mejores condiciones - Solo triunfan quienes se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos - Dijo mientras planeaba una manera de acercarse sin ser rostizado, pero no quedaba mucho tiempo, el brujo preparaba un segundo ataque y esta vez no estaba seguro de poder evitarlo, fue entonces cuando la vista del brujo se desvió hacia su compañero que había caído ante la vampiresa quien parecía ser muy eficaz en el arte de pelear.
Las palabras de la chica retumbaron con firmeza mostrando una gran determinación - Fin de la fiesta. ¿Qué queréis del elfo, brujo? - Dijo ella dejando regado el eco de su voz por todo el campo de batalla - Ésta no es tu batalla, monstruo - Dijo el brujo de fuego preparándose para atacarla, pero a la vez, había cometido el descuido de apartar su vista del elfo - Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el corazón - Susurró nuevamente el elfo mientras se precipitaba de prisa hacia el brujo a una velocidad que antes creía no poder lograr, tomó los brazos del brujo por los codos y los levantó con fuerza hasta hacer que sus manos encendidas se estrellaran contra la misma cara del brujo que quedaría completamente desconcertado por unos instantes, tiempo que el elfo aprovecharía para sujetar el cabello del molesto brujo y halarlo brutalmente hacia abajo dirigiendo la cabeza de su adversario hacia su élfica rodilla que acabó por impactar brutalmente la nariz del brujo - Esta noche no será el fin de Destino - Dijo el elfo mientras pisaba fuertemente el cuello del brujo hasta escuchar un sonido de huesos crujir - Esa aberración debe ser detenida - Gritó el otro brujo intentando convencer a la vampiresa de que estaba defendiendo el lado equivocado, por lo que Destino se detuvo esperando la reacción de la chica ante semejante acusación...
El elfo tomó la rama con más fuerza hasta que casi hacía sangrar su mano, era un hijo de la naturaleza y ésta no lo abandonaría - Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar - Susurró el elfo para sí mismo mientras cerraba los ojos por unos instantes, al abrirlos, se hallaba lleno de determinación, no era una buena noche para morir, aún deseaba explorar este nuevo mundo y descubrir qué cosas habían cambiado, cuando notó que el brujo de fuego se preparaba para lanzar un ataque, le arrojó la rama que sostenía en su mano interrumpiendo completamente la acción, acto seguido intentó correr hacia un lado para flanquear al objetivo por la izquierda pero antes de llegar el brujo se había recuperado del ataque con la rama y se preparaba para atacar, pero el elfo recordó las palabras de la misteriosa chica - Agacharse al menos gesto que hagan - Susurró mientras se dejaba caer al piso justo a tiempo para evitar una ráfaga de fuego, aquel poderoso ataque ígneo evidenciaba el deseo de los brujos de aniquilarlo a cualquier costo, y a cualquiera que se interpusiera en el logro de ese objetivo - Si no puedes ser fuerte, pero tampoco sabes ser débil, serás derrotado - Susurró Destino para sí mismo mientras se levantaba del piso apoyando sus manos de espalda contra el piso y estirando sus piernas para caer agachado y en buena forma para evitar un posible ataque, necesitaba una buena estrategia que no requiriera grandes habilidades físicas, pues al parecer, no estaba en sus mejores condiciones - Solo triunfan quienes se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos - Dijo mientras planeaba una manera de acercarse sin ser rostizado, pero no quedaba mucho tiempo, el brujo preparaba un segundo ataque y esta vez no estaba seguro de poder evitarlo, fue entonces cuando la vista del brujo se desvió hacia su compañero que había caído ante la vampiresa quien parecía ser muy eficaz en el arte de pelear.
Las palabras de la chica retumbaron con firmeza mostrando una gran determinación - Fin de la fiesta. ¿Qué queréis del elfo, brujo? - Dijo ella dejando regado el eco de su voz por todo el campo de batalla - Ésta no es tu batalla, monstruo - Dijo el brujo de fuego preparándose para atacarla, pero a la vez, había cometido el descuido de apartar su vista del elfo - Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el corazón - Susurró nuevamente el elfo mientras se precipitaba de prisa hacia el brujo a una velocidad que antes creía no poder lograr, tomó los brazos del brujo por los codos y los levantó con fuerza hasta hacer que sus manos encendidas se estrellaran contra la misma cara del brujo que quedaría completamente desconcertado por unos instantes, tiempo que el elfo aprovecharía para sujetar el cabello del molesto brujo y halarlo brutalmente hacia abajo dirigiendo la cabeza de su adversario hacia su élfica rodilla que acabó por impactar brutalmente la nariz del brujo - Esta noche no será el fin de Destino - Dijo el elfo mientras pisaba fuertemente el cuello del brujo hasta escuchar un sonido de huesos crujir - Esa aberración debe ser detenida - Gritó el otro brujo intentando convencer a la vampiresa de que estaba defendiendo el lado equivocado, por lo que Destino se detuvo esperando la reacción de la chica ante semejante acusación...
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:33, editado 2 veces
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
El brujo, agitado, se revolvía en el brazo de Erzsébeth, haciendo esfuerzos inútiles para deshacerse de su agresor. Cada movimiento que realizaba el viejo era un motivo más que suficiente para apretar su garganta y dejarlo sin aire, mas si quería sacarle alguna información debía dejarlo con vida... al menos de momento. La tarea de un espía no era nada fácil, debes recabar datos interesantes o que creas importantes a cualquier precio y de cualquier modo, o sino te despiden. Y en el caso del cazador, despedir era sinónimo de matar. Desvió la mirada del brujo hacia su acompañante, quien al principio parecía algo torpe, pero en el fragor de la batalla parecía recomponerse. Evitaba las bolas de fuego del brujo con mucha elegancia, propia de su raza, dedujo Erzsébeth. Lo que no se esperaba era que incluso dando una patada como aquella y partiéndole el cuello al brujo, no fuese capaz de perder la elegancia en un solo gesto. Malditos y fabulosos elfos, pensó para sí mismo.
Esa aberración debe ser detenida, esputó el brujo. Erzsébeth sacudió la cabeza, tenía los oídos tan sensibles que le molestaba cuando alguien hablaba tan fuerte a su lado. Tenía muchos motivos para meterse en aquella pelea, tanto profesionales como personales. Si ese elfo era tan importante como para que una panda de brujos intentase aniquilarlo de aquella forma, en lo perdido de un bosque, con intenciones de no dejar rastro de que alguna vez existió, es que merecía la pena salvarle o, al menos, investigarle. Además, eso de que te abandonen a tu suerte era algo muy familiar para el cazador, por lo que en cierto sentido ayudó a que se solidarizara con el elfo.
—Veamos, veamos... cinco contra uno nunca fue una cifra justa, así que lo correcto era intervenir —dijo Erzsébeth, ladeando la cabeza y riéndose, dado que él nunca hacía lo correcto. Si no queríais que nadie se interpusiera en vuestros planes, deberíais haber ido con más cautela desde un principio. Veamos, ¿por qué queréis detener a esta aberración? Ni siquiera sabe cómo funciona una espada.
En lo que esperaba respuesta de lo que sabía que sería su próxima víctima, posó sus ojos en el pelinegro. Lo escudriñó con la mirada, y no vio nada extraño, quitando un guantelete que tenía en una de sus manos con unas garras un poco afiladas. No tenía intención alguna de quedarse allí y arriesgar su vida si la cosa se ponía mucho más difícil, dar la vida por alguien a quien no conoces solo pasa en los cuentos infantiles y, en la vida real, jamás termina bien. El paraje estaba en completo silencio y antes de que el brujo contestase, lo interrumpió para dirigirse a su acompañante, el elfo que solo sabía hablar en tercera persona.
—No sé qué has hecho ni por qué te persiguen, pero mi ayuda no es gratuita, elfo. Y tampoco soy de un bando fijo, para serte sincera. Se me paga con información... ¿por qué quieren detenerte? ¿Quién me contestará primero, el brujo indefenso o el elfo no-tan-indefenso? Hagan sus apuestas, señores... ¡la sangre no ha terminado de correr todavía!
Esa aberración debe ser detenida, esputó el brujo. Erzsébeth sacudió la cabeza, tenía los oídos tan sensibles que le molestaba cuando alguien hablaba tan fuerte a su lado. Tenía muchos motivos para meterse en aquella pelea, tanto profesionales como personales. Si ese elfo era tan importante como para que una panda de brujos intentase aniquilarlo de aquella forma, en lo perdido de un bosque, con intenciones de no dejar rastro de que alguna vez existió, es que merecía la pena salvarle o, al menos, investigarle. Además, eso de que te abandonen a tu suerte era algo muy familiar para el cazador, por lo que en cierto sentido ayudó a que se solidarizara con el elfo.
—Veamos, veamos... cinco contra uno nunca fue una cifra justa, así que lo correcto era intervenir —dijo Erzsébeth, ladeando la cabeza y riéndose, dado que él nunca hacía lo correcto. Si no queríais que nadie se interpusiera en vuestros planes, deberíais haber ido con más cautela desde un principio. Veamos, ¿por qué queréis detener a esta aberración? Ni siquiera sabe cómo funciona una espada.
En lo que esperaba respuesta de lo que sabía que sería su próxima víctima, posó sus ojos en el pelinegro. Lo escudriñó con la mirada, y no vio nada extraño, quitando un guantelete que tenía en una de sus manos con unas garras un poco afiladas. No tenía intención alguna de quedarse allí y arriesgar su vida si la cosa se ponía mucho más difícil, dar la vida por alguien a quien no conoces solo pasa en los cuentos infantiles y, en la vida real, jamás termina bien. El paraje estaba en completo silencio y antes de que el brujo contestase, lo interrumpió para dirigirse a su acompañante, el elfo que solo sabía hablar en tercera persona.
—No sé qué has hecho ni por qué te persiguen, pero mi ayuda no es gratuita, elfo. Y tampoco soy de un bando fijo, para serte sincera. Se me paga con información... ¿por qué quieren detenerte? ¿Quién me contestará primero, el brujo indefenso o el elfo no-tan-indefenso? Hagan sus apuestas, señores... ¡la sangre no ha terminado de correr todavía!
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
La rubia sostenía al brujo con una fuerza antinatural para una fémina, pero al ser una vampira, era lógico que tuviera más fuerza que su débil presa, sin embargo, lo que a los brujos les faltaba de fuerza lo tenían de ingenio, y aunque estaba en posición bastante desventajosa, seguramente estaba tramando algo, finalmente la dama comenzó a hablar con el brujo, algo le decía pero el elfo no alcanzaba a oír lo que decía, por lo que decidió acercarse a una distancia prudente hasta que fue detenido por la amenazante mirada de la hermosa rubia que lo detallaba de pies a cabeza, aunque no se atrevió a acercarse más, al menos a esa distancia podría escucharla con claridad - No sé qué has hecho ni por qué te persiguen, pero mi ayuda no es gratuita, elfo. Y tampoco soy de un bando fijo, para serte sincera. Se me paga con información... ¿por qué quieren detenerte? ¿Quién me contestará primero, el brujo indefenso o el elfo no-tan-indefenso? Hagan sus apuestas, señores... ¡la sangre no ha terminado de correr todavía! - Dijo la rubia mientras sostenía al inquietante brujo atrapado.
El elfo se mantuvo callado unos instantes, no sabía si confiar en una desconocida, aunque de todos modos, no estaba seguro de lo que hubiera pasado con él, o con el mundo que conocía, al parecer, había pasado muchos años atrapado y no tenía manera de saber exactamente lo que estaba sucediendo - Destino es tan solo un instrumento de la naturaleza, un camino hacia el orden en medio del caos... Ellos son el caos - Dijo finalmente el elfo mientras observaba al brujo con desprecio - Ésta ni siquiera es su tierra ¿Dónde están los elfos que habitaban este lugar? - Le preguntó al brujo esperando una respuesta inmediata pero éste tardó en responder - Fueron expulsados de estas tierras, todos ellos, huyeron para intentar sobrevivir, ya no quedan muchos de ustedes - Destino realmente no tenía mucho aprecio hacia los elfos, pero saber que habían sido expulsados de su amada tierra hacía hervir su sangre.
El elfo se acercó un poco a la rubia sin apartar la vista del brujo - Destino estará en deuda contigo si salimos vivos de esto, y te responderá todo lo que sepa - Le dijo con un poco de calma aunque al final se puso en guardia bruscamente al ver que el brujo había estado preparando una jugada defensiva, tenía preparada en sus manos una pequeña esfera de electricidad en cada mano y movió ambas hacia el cuerpo de la vampira para intentar deshacerse de ella de sorpresa - ¡¡Ten cuidado!! - Le gritó el elfo esperando que ella lograra reaccionar a tiempo...
El elfo se mantuvo callado unos instantes, no sabía si confiar en una desconocida, aunque de todos modos, no estaba seguro de lo que hubiera pasado con él, o con el mundo que conocía, al parecer, había pasado muchos años atrapado y no tenía manera de saber exactamente lo que estaba sucediendo - Destino es tan solo un instrumento de la naturaleza, un camino hacia el orden en medio del caos... Ellos son el caos - Dijo finalmente el elfo mientras observaba al brujo con desprecio - Ésta ni siquiera es su tierra ¿Dónde están los elfos que habitaban este lugar? - Le preguntó al brujo esperando una respuesta inmediata pero éste tardó en responder - Fueron expulsados de estas tierras, todos ellos, huyeron para intentar sobrevivir, ya no quedan muchos de ustedes - Destino realmente no tenía mucho aprecio hacia los elfos, pero saber que habían sido expulsados de su amada tierra hacía hervir su sangre.
El elfo se acercó un poco a la rubia sin apartar la vista del brujo - Destino estará en deuda contigo si salimos vivos de esto, y te responderá todo lo que sepa - Le dijo con un poco de calma aunque al final se puso en guardia bruscamente al ver que el brujo había estado preparando una jugada defensiva, tenía preparada en sus manos una pequeña esfera de electricidad en cada mano y movió ambas hacia el cuerpo de la vampira para intentar deshacerse de ella de sorpresa - ¡¡Ten cuidado!! - Le gritó el elfo esperando que ella lograra reaccionar a tiempo...
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:37, editado 1 vez
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
A veces los monstruos tienen delirios de humanidad, por muy inapropiado que sea en ellos. Erzsébeth tenía el corazón apagado desde hacía más de 70 años, y había estado en situaciones duras, situaciones amargas y dulces, dolorosas y placenteras, pero había sido un simple espectador ante dichas emociones, sentirlas en un cuerpo muerto y vacío como el suyo era casi imposible, y él era el primero que negaba poseerlas. Para un cazador despiadado el talón de Aquiles era sentir; cuanto menos pienses, sientas y padezcas, mejor será tu trabajo y más fácil se hará con cada nueva puñalada. Pero de alguna manera, ese elfo de ojos tristes había conmovido levemente al vampiro. Le recordaba a sí mismo hacía muchos años, como si acabase de salir de una pesadilla y no comprendiera lo que era el mundo, como un niño recién nacido al que separaban de su madre. Como si realmente ese que se hacía llamar Destino estuviera perdido y sin rumbo. Y Erzsébeth no era una brújula, ni tampoco un guía, mas no podía permitirse abandonar a su suerte algo que parecía tan frágil. Si lo llevara en brazos y se me cayera al suelo, se rompería, seguro, pensó. Aunque él sabía que la fragilidad era solamente una fachada, ya la usaba cada día para que las personas no se esperasen que tras un vestido ajustado y una cara preciosa se escondiese un asesino de sangre fría.
Destino es tan solo un instrumento de la naturaleza, un camino hacia el orden en medio del caos... Ellos son el caos. El argumento no era muy convincente, y el hecho de que hablara en tercera persona era algo que le resultaba algo repulsivo. Supuso que era propio de una raza que se veía tan prepotente, y lo dejó correr. ¿Orden en el caos, eh? pensó. No puede existir desorden sin orden y viceversa, y quien le conocía sabía que Erzsébeth era puro caos. Quizá le vendría bien salvar un poco de orden y destruir el exceso de caos que suponía el brujo. Cada vez apretaba más el cuello del mismo, y agarraba con fervor su daga solo para comprobar que seguía en su mano. Ésta ni siquiera es su tierra ¿Dónde están los elfos que habitaban este lugar? preguntó el elfo. La teoría cada vez tomaba más fuerza, esa criatura estaba indefensa y desorientada, ¿sería siquiera de Lunargenta? Tragó saliva con cada palabra que se sucedía en los labios del pelinegro, esperando una respuesta que parecía que jamás iba a llegar. Pero llegó.
Destino estará en deuda contigo si salimos vivos de esto, y te responderá todo lo que sepa, dijo. Y le convenció. Tener a alguien que escondía tantos secretos como aliado podía ser bien un arma de doble filo, pero eso a penas importaba. Tenía que llevarse al muchacho de allí, explicarle cómo se usaba una espada y cómo se hablaba de forma normal para no llamar tanto la atención. Seguro que los brujos habían caído en cólera porque no soportaban a alguien que hablase de sí mismo con tanta soberbia. De pronto notó un cambio en los rasgos del elfo, un leve indicio de que algo no iba bien. Abrió la boca y dejó escapar una advertencia, como si realmente se preocupase por él. Erzsébeth no llegó a escuchar sus palabras, pero estaba acostumbrado a correr riesgos, y siempre que iba en una misión de espionaje conjunta con alguien tenía dos normas: confía en tu compañero y mátalo si te traiciona. Por costumbre asumió la primera y ejecutó al brujo con la daga que descansaba al lado de su yugular sin siquiera bajar la vista. Notó el peso muerto en su brazo y lo dejó caer al suelo. Su cara era un contenedor de inexpresiones, mas en el fondo estaba asustado por haberse dejado llevar por la advertencia de un completo desconocido, ya que eso no era una verdadera misión conjunta en la que debas poner tu vida a merced del juicio de tu acompañante, y bien podía haberle mentido para deshacerse de los brujos y ahora ir a por él. Su rostro seguía sin expresión alguna cuando se agachó para recoger la daga que había lanzado con anterioridad. Esperaba no tener que aplicar la segunda norma.
—Yo soy el caos, Destino —musitó, a la vez que se recogía la espada del elfo y se levantaba, acercándose hacia él. Las distancias de seguridad se habían esfumado; el peligro yacía en forma de cadáveres bajo sus pies y el mundo perdía su sentido mientras el corazón del cazador se desbocaba de su pecho debido a la emoción del combate. Cuando se acercó lo suficiente, la luz de la luna se reflejó en sus ojos. Eran de un color gris semejante al pelaje de los lobos, y de cerca le seguía pareciendo igual de elegante que de lejos. Le ofreció su espada mientras le mantenía la mirada, algo desafiante, y cuando la hubo tomado se ajustó el corsé, se recolocó su sombrero y, levantándose el vestido, depositó las dagas a su lugar de origen, con esperanzas de no tener que usarlas más en aquella noche. El encapuchado que estaba con Destino había desaparecido por completo. Comenzó a caminar para salir del claro y se giró hacia él.
—Sígueme, elfo—declaró con la voz más melosa que pudo. Tenemos mucho que hablar... y la luna no nos protegerá en este claro.
Destino es tan solo un instrumento de la naturaleza, un camino hacia el orden en medio del caos... Ellos son el caos. El argumento no era muy convincente, y el hecho de que hablara en tercera persona era algo que le resultaba algo repulsivo. Supuso que era propio de una raza que se veía tan prepotente, y lo dejó correr. ¿Orden en el caos, eh? pensó. No puede existir desorden sin orden y viceversa, y quien le conocía sabía que Erzsébeth era puro caos. Quizá le vendría bien salvar un poco de orden y destruir el exceso de caos que suponía el brujo. Cada vez apretaba más el cuello del mismo, y agarraba con fervor su daga solo para comprobar que seguía en su mano. Ésta ni siquiera es su tierra ¿Dónde están los elfos que habitaban este lugar? preguntó el elfo. La teoría cada vez tomaba más fuerza, esa criatura estaba indefensa y desorientada, ¿sería siquiera de Lunargenta? Tragó saliva con cada palabra que se sucedía en los labios del pelinegro, esperando una respuesta que parecía que jamás iba a llegar. Pero llegó.
Destino estará en deuda contigo si salimos vivos de esto, y te responderá todo lo que sepa, dijo. Y le convenció. Tener a alguien que escondía tantos secretos como aliado podía ser bien un arma de doble filo, pero eso a penas importaba. Tenía que llevarse al muchacho de allí, explicarle cómo se usaba una espada y cómo se hablaba de forma normal para no llamar tanto la atención. Seguro que los brujos habían caído en cólera porque no soportaban a alguien que hablase de sí mismo con tanta soberbia. De pronto notó un cambio en los rasgos del elfo, un leve indicio de que algo no iba bien. Abrió la boca y dejó escapar una advertencia, como si realmente se preocupase por él. Erzsébeth no llegó a escuchar sus palabras, pero estaba acostumbrado a correr riesgos, y siempre que iba en una misión de espionaje conjunta con alguien tenía dos normas: confía en tu compañero y mátalo si te traiciona. Por costumbre asumió la primera y ejecutó al brujo con la daga que descansaba al lado de su yugular sin siquiera bajar la vista. Notó el peso muerto en su brazo y lo dejó caer al suelo. Su cara era un contenedor de inexpresiones, mas en el fondo estaba asustado por haberse dejado llevar por la advertencia de un completo desconocido, ya que eso no era una verdadera misión conjunta en la que debas poner tu vida a merced del juicio de tu acompañante, y bien podía haberle mentido para deshacerse de los brujos y ahora ir a por él. Su rostro seguía sin expresión alguna cuando se agachó para recoger la daga que había lanzado con anterioridad. Esperaba no tener que aplicar la segunda norma.
—Yo soy el caos, Destino —musitó, a la vez que se recogía la espada del elfo y se levantaba, acercándose hacia él. Las distancias de seguridad se habían esfumado; el peligro yacía en forma de cadáveres bajo sus pies y el mundo perdía su sentido mientras el corazón del cazador se desbocaba de su pecho debido a la emoción del combate. Cuando se acercó lo suficiente, la luz de la luna se reflejó en sus ojos. Eran de un color gris semejante al pelaje de los lobos, y de cerca le seguía pareciendo igual de elegante que de lejos. Le ofreció su espada mientras le mantenía la mirada, algo desafiante, y cuando la hubo tomado se ajustó el corsé, se recolocó su sombrero y, levantándose el vestido, depositó las dagas a su lugar de origen, con esperanzas de no tener que usarlas más en aquella noche. El encapuchado que estaba con Destino había desaparecido por completo. Comenzó a caminar para salir del claro y se giró hacia él.
—Sígueme, elfo—declaró con la voz más melosa que pudo. Tenemos mucho que hablar... y la luna no nos protegerá en este claro.
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Finalmente el momento de tensión había sido muy breve, la mujer consiguió liquidar al brujo con un rápido movimiento y luego lo dejó caer al piso como si fuera un simple pedazo de basura, tras eso, se agachó un poco para recoger su daga del suelo mientras observaba al elfo con una razonable desconfianza - Yo soy el caos, Destino - Dijo con cierta soberbia y completamente segura de lo que decía, cosa que de hecho, se evidenciaba en sus ojos, esos ojos turbados tal vez por heridas del pasado, heridas del alma, de esas que no cierran nunca.
El elfo la miró fijamente a los ojos buscando encontrar respuestas a tal afirmación, no obstante, no alcanzaba a atravesar el indeleble muro de inexpresividad que se había formado en la mirada de la rubia, sin embargo las miradas se cortaron cuando ella se levantó y tras levantar la espada de Destino, se acercó hacia él - No es malo ser el caos, mientras sepas controlarlo - Le dijo en tono bajo, prefería mantenerse en silencio ante el inminente peligro al que estaban sometidos - Pero si aquello que eres te controla, tu peor enemigo serán tus propios impulsos - Extendió su mano para recibir la espada que ella le ofrecía, aunque la tomó con un poco de desprecio hacia el arma, sin duda alguna se sentía decepcionado de semejante artilugio que casi le había costado la vida.
Destino alzó una ceja un poco impresionado por la gracia con que aquella mujer retomaba el orden, tan elegante y sensual que no parecía ser la misma que había acabado con los brujos sin ningún atisbo de misericordia, seguidamente se dirigieron al bosque, no era buena idea quedarse ahí, pues sin lugar a dudas, el brujo que se había escapado, seguro regresaría con ayuda - Sígueme, elfo - Dijo la chica en un tono lleno de sutil delicadeza - Tenemos mucho que hablar... y la luna no nos protegerá en este claro - Efectivamente tenía razón, aunque no fueran conocidos, ahora los brujos los perseguirían a ambos por igual, por lo que ganar un poco de confianza entre ambos no estaría nada mal, al menos para cubrirse las espaldas mientras lograban salir de la isla - Destino siempre cumple lo que ofrece, ahora responderá tus preguntas, o al menos las que conozca la respuesta - Dijo el elfo mientras avanzaba junto a ella a paso acelerado aunque sin llegar a correr.
El elfo la miró fijamente a los ojos buscando encontrar respuestas a tal afirmación, no obstante, no alcanzaba a atravesar el indeleble muro de inexpresividad que se había formado en la mirada de la rubia, sin embargo las miradas se cortaron cuando ella se levantó y tras levantar la espada de Destino, se acercó hacia él - No es malo ser el caos, mientras sepas controlarlo - Le dijo en tono bajo, prefería mantenerse en silencio ante el inminente peligro al que estaban sometidos - Pero si aquello que eres te controla, tu peor enemigo serán tus propios impulsos - Extendió su mano para recibir la espada que ella le ofrecía, aunque la tomó con un poco de desprecio hacia el arma, sin duda alguna se sentía decepcionado de semejante artilugio que casi le había costado la vida.
Destino alzó una ceja un poco impresionado por la gracia con que aquella mujer retomaba el orden, tan elegante y sensual que no parecía ser la misma que había acabado con los brujos sin ningún atisbo de misericordia, seguidamente se dirigieron al bosque, no era buena idea quedarse ahí, pues sin lugar a dudas, el brujo que se había escapado, seguro regresaría con ayuda - Sígueme, elfo - Dijo la chica en un tono lleno de sutil delicadeza - Tenemos mucho que hablar... y la luna no nos protegerá en este claro - Efectivamente tenía razón, aunque no fueran conocidos, ahora los brujos los perseguirían a ambos por igual, por lo que ganar un poco de confianza entre ambos no estaría nada mal, al menos para cubrirse las espaldas mientras lograban salir de la isla - Destino siempre cumple lo que ofrece, ahora responderá tus preguntas, o al menos las que conozca la respuesta - Dijo el elfo mientras avanzaba junto a ella a paso acelerado aunque sin llegar a correr.
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:43, editado 1 vez
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
En aquella noche llena de desprecio, miedo y sangre, de lo que más se arrepentía el cazador no era ni de sus pecados ni de sus errores, era de los tacones que llevaba. Las pequeñas rocas del camino eran motivo suficiente para dar más de un traspiés, y no le molestaba del todo mientras estaba a solas, pero delante de alguien que caminaba con tanta elegancia como el elfo sufría cierta vergüenza. Cada paso que daba era más tortura que el anterior, pero por suerte encontró unas rocas lo suficientemente grandes y planas como para que él y su acompañante pudieran sentarse y charlar sobre sus asuntos pendientes. Era un sitio más o menos cubierto, donde poder hablar sin temer que los cogieran desprevenidos.
—Cuando te cojan por sorpresa, que sea con un arma en la mano —dijo Erzsébeth con cierto tono melancólico, a la vez que se sacudía el vestido y se sentaba en aquella fría e inmensa piedra grisácea. Cruzó las piernas y dejó caer las manos sobre su regazo. Elevó la mirada hasta la cara del elfo y repitió la pregunta que había formulado hacía unos segundos, mientras que le invitaba a sentarse a su lado.
—¿Por qué quieren detenerte?—preguntó sin demora. En fin, sí, eres un elfo y pareces peligroso con ese guante tan feo y que por cierto deberías decirme qué es exactamente, y por cómo manejas el arte de las ramas de los árboles, pero, ¿qué has hecho que sea tan significativo como para querer liquidarte en medio del bosque? En lo que esperaba respuesta, sacó una de sus dagas y se dedicó a darle vueltas entre sus dedos. No puedo dejar que me engañe, pero tampoco a mí me gustaría tener que serle sincera a alguien del que lo único que conozco es que mata a mordiscos, pensó el cazador.
—Cuando te cojan por sorpresa, que sea con un arma en la mano —dijo Erzsébeth con cierto tono melancólico, a la vez que se sacudía el vestido y se sentaba en aquella fría e inmensa piedra grisácea. Cruzó las piernas y dejó caer las manos sobre su regazo. Elevó la mirada hasta la cara del elfo y repitió la pregunta que había formulado hacía unos segundos, mientras que le invitaba a sentarse a su lado.
—¿Por qué quieren detenerte?—preguntó sin demora. En fin, sí, eres un elfo y pareces peligroso con ese guante tan feo y que por cierto deberías decirme qué es exactamente, y por cómo manejas el arte de las ramas de los árboles, pero, ¿qué has hecho que sea tan significativo como para querer liquidarte en medio del bosque? En lo que esperaba respuesta, sacó una de sus dagas y se dedicó a darle vueltas entre sus dedos. No puedo dejar que me engañe, pero tampoco a mí me gustaría tener que serle sincera a alguien del que lo único que conozco es que mata a mordiscos, pensó el cazador.
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Como sombras etéreas desdibujándose de prisa bajo el manto de la noche se deslizaron ambos a través de los árboles hasta llegar a un pequeño y pacífico lugar donde podrían conversar con más calma, el elfo recorrió con la vista todo el entorno para asegurarse de que no apareciera ninguna sorpresa inesperada, acto seguido regresó la vista a la dama que bajo la luz apropiada bañando su rostro dejaba salir una enigmática belleza - Cuando te cojan por sorpresa, que sea con un arma en la mano - Dijo la dama mientras delicadamente cruzaba las piernas de forma seductora, aunque el romance poco le interesaba al elfo, tampoco resultaba ajeno a la belleza de aquella mujer - Destino odia las sorpresas - Respondió el elfo con algo de desgano en su expresión.
No pasó mucho tiempo antes que la chica comenzara con su ronda de preguntas - ¿Por qué quieren detenerte? - Fue la primera de ellas, a lo que el elfo respondió con lo poco que recordaba - Hace tiempo, Destino causó muchas muertes, y ahora arrastra el odio acumulado en varias generaciones - No era una respuesta muy detallada, pero era bueno para comenzar, al menos no había inventado una mentira - En fin, sí, eres un elfo y pareces peligroso con ese guante tan feo y que por cierto deberías decirme qué es exactamente, y por cómo manejas el arte de las ramas de los árboles, pero, ¿qué has hecho que sea tan significativo como para querer liquidarte en medio del bosque? - Insistió la rubia decidida a sacar hasta la última respuesta - El guante - Dijo el elfo mientras levantaba un poco su mano izquierda - Es una inteligente arma para inyectar venenos, aunque por ahora no posee ninguno, por lo que es una simple garra, y sí, es fea, arcáica, poco ortodoxa, pero efectiva, sobre la rama - Levantó una ceja y suspiró - Destino nunca ha sido muy exigente, si algo sirve para golpear, es un arma, y finalmente, Destino es algo que no debería existir, es todo lo que siempre dijeron, por eso deben eliminarlo - Al terminar esa frase la miró fijamente y se atrevió a preguntar luego de un rato - ¿Y tú... Qué andas buscando? - Mantuvo la mirada fija mientras esperaba una respuesta, aunque debía ser breve, ya se escuchaban pasos y gritos acercarse entre los árboles...
No pasó mucho tiempo antes que la chica comenzara con su ronda de preguntas - ¿Por qué quieren detenerte? - Fue la primera de ellas, a lo que el elfo respondió con lo poco que recordaba - Hace tiempo, Destino causó muchas muertes, y ahora arrastra el odio acumulado en varias generaciones - No era una respuesta muy detallada, pero era bueno para comenzar, al menos no había inventado una mentira - En fin, sí, eres un elfo y pareces peligroso con ese guante tan feo y que por cierto deberías decirme qué es exactamente, y por cómo manejas el arte de las ramas de los árboles, pero, ¿qué has hecho que sea tan significativo como para querer liquidarte en medio del bosque? - Insistió la rubia decidida a sacar hasta la última respuesta - El guante - Dijo el elfo mientras levantaba un poco su mano izquierda - Es una inteligente arma para inyectar venenos, aunque por ahora no posee ninguno, por lo que es una simple garra, y sí, es fea, arcáica, poco ortodoxa, pero efectiva, sobre la rama - Levantó una ceja y suspiró - Destino nunca ha sido muy exigente, si algo sirve para golpear, es un arma, y finalmente, Destino es algo que no debería existir, es todo lo que siempre dijeron, por eso deben eliminarlo - Al terminar esa frase la miró fijamente y se atrevió a preguntar luego de un rato - ¿Y tú... Qué andas buscando? - Mantuvo la mirada fija mientras esperaba una respuesta, aunque debía ser breve, ya se escuchaban pasos y gritos acercarse entre los árboles...
Última edición por Destino el Dom 17 Mayo 2015 - 11:52, editado 3 veces
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Erzsébeth se descubrió mirando con los ojos abiertos como platos al elfo. Sí, podía imaginarse que había tenido que matar a alguien importante como para que le persiguieran de aquella manera, pero, ¿un odio que perdura a través de las generaciones? ¿Muchas muertes? Tragó saliva, imaginándose guerras que quizá jamás existieron. No era quién para juzgar los pecados de los demás, a lo largo de su corta vida había provocado una estela de dolor y muerte a más personas de las que recordaba. La posibilidad de matar se nos da a todos, pero no todos somos capaces de elegir la vía de la sangre, y cuando la escogemos normalmente no es por placer. Tú no eliges la maldad; cuando te das cuenta la oscuridad ya te ha consumido y no puedes evitar sucumbir ante los encantos de la noche.
Cuando le comentó lo que hacía ese guante no pudo evitar recordar a su padre, a su gremio, a que él era un forjador de sueños. Con que el elfo le diera las instrucciones de fabricación o simplemente le explicara la mecánica del aparato, podría hacerse uno para sí mismo. Aunque más que un guante así de feo y sospechoso, podría hacerme algún colgante, pensó el cazador. También podría hacerle una espada a Destino, que al parecer despreciaba la que ya tenía aunque se la veía en buenas condiciones. Solo le hacía falta un taller, aeros, materiales... en fin, que lo único que tenía era la idea.
Destino es algo que no debería existir, es todo lo que siempre dijeron, por eso deben eliminarlo. Las palabras del elfo evocaron a su madre, esa persona que se había referido toda la vida hacia Erzsébeth como “el monstruo”. Su progenitora también creía que no tenía que haber existido, que debía haber muerto él en lugar de la verdadera Erzsébeth. Pensar en su madre le provocaba una sensación de opresión en el pecho, así que llevó sus manos hacia el mismo y entrecruzó los dedos, deseando que la sensación de angustia desapareciera antes de que le provocara un cambio radical de humor. Pero eso no llegaría a desaparecer al escuchar la pregunta del elfo. No le importaban preguntas sin importancia, como qué haces los domingos o cuál es tu color favorito; pero cuando se metían en sus asuntos, de forma muy leve que fuese, le molestaba de tal manera que le temblaban las manos. Se levantó bruscamente y se acercó hasta quedar próxima al cuerpo del elfo. Él era más alto, así que tuvo que alzar la cabeza para mantener el duelo de miradas que había iniciado Destino.
— Si existes no es para que te eliminen, Destino, es porque tienes un cometido. Todos hemos venido al mundo a joderle la vida a alguien, sino, ¿qué sentido tendría? — rió él, posando las manos sobre sus caderas y ladeando la cabeza. No podía ocultar su enfado incluso entre risas, el mal humor asomó a sus siguientes palabras, por mucho que Destino no tuviera la culpa de sus cambios de ánimo. — Lo que yo busque no es de tu incumbencia, elfo. Solo debes saber que recompenso bien a las personas que me son útiles... Y pienso descubrir todo acerca de ti. No puedo dejar que te escapes sin que sepamos por qué has terminado en estas condiciones, sin conocer toda tu historia. Te he echado el ojo y ahora no puedes fingir que no existes.
El jaleo devolvió al mundo real al vampiro, quien comprobó que se acercaba un gran gentío, al parecer por el número de pisadas que se escuchaban y los gritos. La daga no paraba de girar entre sus dedos y decidió que era momento de reanimar la marcha. Le devolvió una última mirada a la espesura del bosque y se giró.
— Creo que la conversación sería mejor si caminásemos. Menos observadores.
Cuando le comentó lo que hacía ese guante no pudo evitar recordar a su padre, a su gremio, a que él era un forjador de sueños. Con que el elfo le diera las instrucciones de fabricación o simplemente le explicara la mecánica del aparato, podría hacerse uno para sí mismo. Aunque más que un guante así de feo y sospechoso, podría hacerme algún colgante, pensó el cazador. También podría hacerle una espada a Destino, que al parecer despreciaba la que ya tenía aunque se la veía en buenas condiciones. Solo le hacía falta un taller, aeros, materiales... en fin, que lo único que tenía era la idea.
Destino es algo que no debería existir, es todo lo que siempre dijeron, por eso deben eliminarlo. Las palabras del elfo evocaron a su madre, esa persona que se había referido toda la vida hacia Erzsébeth como “el monstruo”. Su progenitora también creía que no tenía que haber existido, que debía haber muerto él en lugar de la verdadera Erzsébeth. Pensar en su madre le provocaba una sensación de opresión en el pecho, así que llevó sus manos hacia el mismo y entrecruzó los dedos, deseando que la sensación de angustia desapareciera antes de que le provocara un cambio radical de humor. Pero eso no llegaría a desaparecer al escuchar la pregunta del elfo. No le importaban preguntas sin importancia, como qué haces los domingos o cuál es tu color favorito; pero cuando se metían en sus asuntos, de forma muy leve que fuese, le molestaba de tal manera que le temblaban las manos. Se levantó bruscamente y se acercó hasta quedar próxima al cuerpo del elfo. Él era más alto, así que tuvo que alzar la cabeza para mantener el duelo de miradas que había iniciado Destino.
— Si existes no es para que te eliminen, Destino, es porque tienes un cometido. Todos hemos venido al mundo a joderle la vida a alguien, sino, ¿qué sentido tendría? — rió él, posando las manos sobre sus caderas y ladeando la cabeza. No podía ocultar su enfado incluso entre risas, el mal humor asomó a sus siguientes palabras, por mucho que Destino no tuviera la culpa de sus cambios de ánimo. — Lo que yo busque no es de tu incumbencia, elfo. Solo debes saber que recompenso bien a las personas que me son útiles... Y pienso descubrir todo acerca de ti. No puedo dejar que te escapes sin que sepamos por qué has terminado en estas condiciones, sin conocer toda tu historia. Te he echado el ojo y ahora no puedes fingir que no existes.
El jaleo devolvió al mundo real al vampiro, quien comprobó que se acercaba un gran gentío, al parecer por el número de pisadas que se escuchaban y los gritos. La daga no paraba de girar entre sus dedos y decidió que era momento de reanimar la marcha. Le devolvió una última mirada a la espesura del bosque y se giró.
— Creo que la conversación sería mejor si caminásemos. Menos observadores.
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
El tiempo, aletargado entre los tenues susurros de la noche, parecía moverse despacio, cansado y sin deseos de caminar, los árboles dibujaban una inquietante paz ornamentada por el ensordecedor silencio de la absoluta quietud, nada parecía moverse, como si todo se quedara detenido mientras el elfo y la vampira, de quien aún no sabía el nombre, dejaban escapar algunas respuestas encriptadas para no ofrecer demasiada información, era un extraño juego de confesiones y desconfianzas que rozaban peligrosamente conocer las vulnerabilidades ajenas - Si existes no es para que te eliminen, Destino - Dijo la rubia un poco agitada, como si sus sentimientos se revolvieran al escuchar el fragmento de la historia del elfo - Es porque tienes un cometido. Todos hemos venido al mundo a joderle la vida a alguien, sino, ¿qué sentido tendría? - El elfo se perdió unos instantes en la mirada de la chica llena de osada determinación - La vida es un teatro, Destino solo debe encontrar su papel - Contestó finalmente el elfo ante las palabras de la vampira, pero antes que pudiera continuar su argumento la vampira respondió a la otra pregunta - Lo que yo busque no es de tu incumbencia, elfo. Solo debes saber que recompenso bien a las personas que me son útiles... Y pienso descubrir todo acerca de ti. No puedo dejar que te escapes sin que sepamos por qué has terminado en estas condiciones, sin conocer toda tu historia. Te he echado el ojo y ahora no puedes fingir que no existes
Destino se quedó sorprendido y confuso por unos instantes hasta que el vuelo de unos pájaros destruyó la confidencialidad del momento - Creo que la conversación sería mejor si caminásemos. Menos observadores - Argumentó la chica que seguramente había notado las presencias que se acercaban ¿o no? Claro que no se acercaban, los habían estado intentando rodear, comenzaron a aparecer brujos desde todos lados y apenas quedaba una ruta de escape, aunque resultaba demasiado sospechoso, solo había dos explicaciones, no habían sido tan rápidos para rodearlos completamente, o era una trampa para hacer que se fueran por esa única ruta de escape - Cuando estalla el relámpago, ya es demasiado tarde para taparse los oídos - Murmuró el elfo para sí mismo mientras miraba a su alrededor en busca de algo que le sirviera de arma, pero solo encontró piedras, y lanzar piedras contra brujos con telequinesis no era una buena idea, tal vez lo mejor para salir de la trampa era ir a activar esa trampa, tras mirar a la vampira y señalarle el camino emprendió una rápida carrera esperando a que esta le siguiera, pero debían estar preparados para cualquier cosa que pudiera aparecer más adelante...
Destino se quedó sorprendido y confuso por unos instantes hasta que el vuelo de unos pájaros destruyó la confidencialidad del momento - Creo que la conversación sería mejor si caminásemos. Menos observadores - Argumentó la chica que seguramente había notado las presencias que se acercaban ¿o no? Claro que no se acercaban, los habían estado intentando rodear, comenzaron a aparecer brujos desde todos lados y apenas quedaba una ruta de escape, aunque resultaba demasiado sospechoso, solo había dos explicaciones, no habían sido tan rápidos para rodearlos completamente, o era una trampa para hacer que se fueran por esa única ruta de escape - Cuando estalla el relámpago, ya es demasiado tarde para taparse los oídos - Murmuró el elfo para sí mismo mientras miraba a su alrededor en busca de algo que le sirviera de arma, pero solo encontró piedras, y lanzar piedras contra brujos con telequinesis no era una buena idea, tal vez lo mejor para salir de la trampa era ir a activar esa trampa, tras mirar a la vampira y señalarle el camino emprendió una rápida carrera esperando a que esta le siguiera, pero debían estar preparados para cualquier cosa que pudiera aparecer más adelante...
Destino
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Erzsébeth tenía experiencia ya en este tipo de situaciones como para esperarse del todo algún tipo de emboscada. No robas algo que alguien poderoso quiere y te lo llevas sin más, pensó, a la vez que observaba cómo una manada de brujos salvajes los rodeaban a los dos. Aunque normalmente se encontraba siendo apoyado por sus compañeras de trabajo, alguien que cubrir su espalda, así que estar junto a un extraño en aquellos momentos era algo perturbador y peligroso. Se colocó en posición de defensa. Las dagas cada vez rodaban más rápido entre sus dedos. Pero al parecer el elfo no estaba por la labor, y pensándolo a sangre fía, eran demasiados para tan pocos, y la sorpresa no estaba de su lado en aquel momento. Destino hizo un leve gesto con la mano, y entonces él comprendió algo: solo había un camino que se abría entre los brujos, una única oportunidad de correr directos al pabellón de la muerte o de salvar sus posaderas por un día más. La idea de morir a mano de esos mortales le resultaba repulsivo.
De pronto el elfo corría como si el suelo le quemara los pies, y aunque tardó un par de segundos en reaccionar emprendió a su vez una carrera dificultada por el cansancio, las piedras y esos malditos tacones que de seguro vendería en cuanto tuviera la oportunidad. Ambos cruzaron esquivando rayos y ramas lanzadas por los brujos, a duras penas, hasta llegar a aquel sendero que misteriosamente no habían cubierto, quizá por falta de personal, quizá por falta de neuronas, quizá por poner a los dos en un aprieto. Pero corrió, incluso sin aliento. La senda que encontraron era un camino estrecho, bordeado por altos robles, con hojas cayendo en grandes montañas a los pies de los árboles. Los pájaros chillaban mientras los pasos de ambos dejaban una estela de huellas en la tierra mojada, unas más pequeñas y unas más grandes, pero huellas al fin y al cabo, si querían seguirles podrían hacerlo; pero primero debían alcanzar la frenética velocidad que la desesperación hacía que consiguiera el cuerpo humano.
— Si... lo que quieres... es matarme... — dijo el vampiro, entre jadeos— ¡no tienes por qué hacerme sufrir de esta manera! Solo... clávame esa espada rota tuya... ¡por favor! Qué tortura... Y pensar que hay gente que hace esto por placer... humanos y sus modas... ¡¡CÓMO LOS ODIO!! — gritó a la vez que daba un pequeño sprint para intentar alcanzar a Destino y correr a la par, mas solo se quedó en un frustrado intento que reflejaba la poca capacidad aeróbica que poseía el cazador.
De pronto el elfo corría como si el suelo le quemara los pies, y aunque tardó un par de segundos en reaccionar emprendió a su vez una carrera dificultada por el cansancio, las piedras y esos malditos tacones que de seguro vendería en cuanto tuviera la oportunidad. Ambos cruzaron esquivando rayos y ramas lanzadas por los brujos, a duras penas, hasta llegar a aquel sendero que misteriosamente no habían cubierto, quizá por falta de personal, quizá por falta de neuronas, quizá por poner a los dos en un aprieto. Pero corrió, incluso sin aliento. La senda que encontraron era un camino estrecho, bordeado por altos robles, con hojas cayendo en grandes montañas a los pies de los árboles. Los pájaros chillaban mientras los pasos de ambos dejaban una estela de huellas en la tierra mojada, unas más pequeñas y unas más grandes, pero huellas al fin y al cabo, si querían seguirles podrían hacerlo; pero primero debían alcanzar la frenética velocidad que la desesperación hacía que consiguiera el cuerpo humano.
— Si... lo que quieres... es matarme... — dijo el vampiro, entre jadeos— ¡no tienes por qué hacerme sufrir de esta manera! Solo... clávame esa espada rota tuya... ¡por favor! Qué tortura... Y pensar que hay gente que hace esto por placer... humanos y sus modas... ¡¡CÓMO LOS ODIO!! — gritó a la vez que daba un pequeño sprint para intentar alcanzar a Destino y correr a la par, mas solo se quedó en un frustrado intento que reflejaba la poca capacidad aeróbica que poseía el cazador.
Bathory
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Las pisadas se sucedían en una ordenada y casi rítmica secuencia cada vez más acelerada, Destino corría tan de prisa como podía para evitar que la brecha se cerrara o si era una trampa, antes que pudieran sorprenderlo, tenía que tratar de sorprender él, tomar por asalto a sus atacantes cuando se sintieran más seguros sería una buena manera de derrotarlos sin tener que llegar a la confrontación física donde, por la superioridad numérica, los brujos llevaban una gran ventaja - Date prisa mujer - Susurró el elfo sin dirigir la vista hacia su compañera que aún no lograba alcanzarlo, mantenía los ojos bien puestos en el entorno, árboles, arbustos, cualquier cosa que generara hasta la más mínima sospecha de amenaza, no se podía dejar nada al azar, nada era irrelevante.
De pronto, su concentración fue bruscamente interrumpida por su compañera - Si... lo que quieres... es matarme... - Dijo con severos síntomas de agotamiento - ¡no tienes por qué hacerme sufrir de esta manera! Solo... clávame esa espada rota tuya... ¡por favor! Qué tortura... Y pensar que hay gente que hace esto por placer... humanos y sus modas... ¡¡CÓMO LOS ODIO!! - Destino bajó la vista hasta los pies de la rubia, correr con aquellos zapatos en ese terreno era realmente admirable ¿Cómo pudo no notarlo antes? - Te irá mejor si quitas tu calzado - Le dijo en tono serio mientras regresaba la vista al frente, unas voces lo pusieron de nuevo en alerta y tras estirar la mano tratando de tomar a la chica por el brazo, emprendió de nuevo su fuga - Ahí vienen - Escuchó decir entre los arbustos. Seguro tenían algo planeado, por lo que la pareja de perseguidos debería ser más rápida y ágil - Salta sobre ellos - Dijo el elfo a su compañera mientras detenía su carrera para asegurarse de que su compañera lograra saltar a salvo, redujo su velocidad hasta casi llegar a los arbustos en cuestión, había algo ahí, pero Destino no estaba en condiciones de entablar una batalla, entonces observó la respuesta en lo alto de un árbol sobre los arbustos, un pequeño enjambre de las penas se veían tentadoramente amenazantes, por lo que el elfo no dudó en arrojar una piedra para hacer que el enjambre se viniera abajo, mientras caía, tomó impulso para saltar sobre los arbustos con mucha gracia, evitando la cercanía del enjambre, saltó hacia el árbol del lado contrario y tras posar ambos pies en el tronco, dio un segundo salto hacia adelante hasta caer al otro lado mientras los brujos quedaban atrás intentando deshacerse de la plaga que les había caído casi encima, al menos por ahora, solo quedaba correr hacia el final del camino y salir de esto, no faltaba mucho para llegar a la orilla de la isla y los brujos que intentaran seguirlos estarían ocupados por un buen rato con el enjambre, por lo que a buena velocidad no sería difícil dejarlos atrás...
De pronto, su concentración fue bruscamente interrumpida por su compañera - Si... lo que quieres... es matarme... - Dijo con severos síntomas de agotamiento - ¡no tienes por qué hacerme sufrir de esta manera! Solo... clávame esa espada rota tuya... ¡por favor! Qué tortura... Y pensar que hay gente que hace esto por placer... humanos y sus modas... ¡¡CÓMO LOS ODIO!! - Destino bajó la vista hasta los pies de la rubia, correr con aquellos zapatos en ese terreno era realmente admirable ¿Cómo pudo no notarlo antes? - Te irá mejor si quitas tu calzado - Le dijo en tono serio mientras regresaba la vista al frente, unas voces lo pusieron de nuevo en alerta y tras estirar la mano tratando de tomar a la chica por el brazo, emprendió de nuevo su fuga - Ahí vienen - Escuchó decir entre los arbustos. Seguro tenían algo planeado, por lo que la pareja de perseguidos debería ser más rápida y ágil - Salta sobre ellos - Dijo el elfo a su compañera mientras detenía su carrera para asegurarse de que su compañera lograra saltar a salvo, redujo su velocidad hasta casi llegar a los arbustos en cuestión, había algo ahí, pero Destino no estaba en condiciones de entablar una batalla, entonces observó la respuesta en lo alto de un árbol sobre los arbustos, un pequeño enjambre de las penas se veían tentadoramente amenazantes, por lo que el elfo no dudó en arrojar una piedra para hacer que el enjambre se viniera abajo, mientras caía, tomó impulso para saltar sobre los arbustos con mucha gracia, evitando la cercanía del enjambre, saltó hacia el árbol del lado contrario y tras posar ambos pies en el tronco, dio un segundo salto hacia adelante hasta caer al otro lado mientras los brujos quedaban atrás intentando deshacerse de la plaga que les había caído casi encima, al menos por ahora, solo quedaba correr hacia el final del camino y salir de esto, no faltaba mucho para llegar a la orilla de la isla y los brujos que intentaran seguirlos estarían ocupados por un buen rato con el enjambre, por lo que a buena velocidad no sería difícil dejarlos atrás...
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Re: El duro despertar [Interpretativo-Libre-Noche] [1/1] [Cerrado]
Te irá mejor si te quitas tu calzado, le había dicho el elfo. Aquellas palabras le habían recordado a la primera vez que usó tacones. Fue el primer día que pasó con Cassandra, se pasaron toda una tarde haciendo un auténtico "pase de modelos", probándose vestidos y zapatos con tacones de vértigo, caminaban en la primera y segunda planta, bajando y subiendo escalones, creyó recordar que se había torcido un tobillo, mas aun así prosiguió con su práctica para contentar a su nueva ama. Después de practicar caminando, comenzaron a aparecer espías de Cassandra, con armas en mano, y le ofrecieron dagas para defenderse. Luchar en tacones era algo totalmente nuevo para él, y cayó más veces de las que estuvo en pie, pero tampoco le importó... Habría hecho cualquier cosa por ella, pensó, incluso cortarme la garganta con estas agujas que llaman tacones. Salió de su ensimismamiento cuando escuchó las voces de los brujos muy cerca, más de lo que habría deseado.
De pronto la mano del elfo rozó su brazo, agarrándolo con cierta firmeza, cosa que descolocó al vampiro, mas no se resistió: al parecer su compañero tenía un plan. Le soltó y agarró una piedra. ¿No pretenderá atacarles con piedras, o sí? pensó. La piedra voló alto hasta las ramas de un árbol, donde había un enjambre. De la nada empezaron a salir insectos blancos algo pequeños, pero su número era mayor del que se esperaba, y se agachó para evitar el embiste de las bestias con alas. A gachas avanzó siguiendo los pasos del elfo, saltó y cayó al suelo rodando por culpa de sus zapatos, pero no había tiempo para preocuparse de esguinces; se levantó enseguida y recorrió el camino que Destino había trazado. Juraría que había escuchado unos llantos tras de sí, pero no se paró a comprobarlo, ni miró atrás. Lo único que importaba era llegar a un lugar seguro fuera del alcance de los brujos.
Tras un rato corriendo y jadeando, logró alcanzar a Destino, el cual se había parado frente a la orilla. El mar estaba bañado por la luna llena, una luz blanquecina cubría las olas mientras que el sonido de los gritos era ya casi imperceptible. El crepúsculo llegaría en unas horas, eso lo sabía de sobra, pero debía mantener la compostura. Se colocó al lado del elfo y le tiró del guantelete.
—Es hora de marcharnos, Destino. El refugio de la noche no durará para siempre. Y emprendió un nuevo camino lejos de allí, hacia algún lugar que les ofreciera la intimidad y seguridad que necesitaban en aquellos momentos.
De pronto la mano del elfo rozó su brazo, agarrándolo con cierta firmeza, cosa que descolocó al vampiro, mas no se resistió: al parecer su compañero tenía un plan. Le soltó y agarró una piedra. ¿No pretenderá atacarles con piedras, o sí? pensó. La piedra voló alto hasta las ramas de un árbol, donde había un enjambre. De la nada empezaron a salir insectos blancos algo pequeños, pero su número era mayor del que se esperaba, y se agachó para evitar el embiste de las bestias con alas. A gachas avanzó siguiendo los pasos del elfo, saltó y cayó al suelo rodando por culpa de sus zapatos, pero no había tiempo para preocuparse de esguinces; se levantó enseguida y recorrió el camino que Destino había trazado. Juraría que había escuchado unos llantos tras de sí, pero no se paró a comprobarlo, ni miró atrás. Lo único que importaba era llegar a un lugar seguro fuera del alcance de los brujos.
Tras un rato corriendo y jadeando, logró alcanzar a Destino, el cual se había parado frente a la orilla. El mar estaba bañado por la luna llena, una luz blanquecina cubría las olas mientras que el sonido de los gritos era ya casi imperceptible. El crepúsculo llegaría en unas horas, eso lo sabía de sobra, pero debía mantener la compostura. Se colocó al lado del elfo y le tiró del guantelete.
—Es hora de marcharnos, Destino. El refugio de la noche no durará para siempre. Y emprendió un nuevo camino lejos de allí, hacia algún lugar que les ofreciera la intimidad y seguridad que necesitaban en aquellos momentos.
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