Espadas de adorno [CERRADO]

Un rugido cercano me despertó repentinamente, haciéndome casi saltar del susto. Tardé unos segundos en darme cuenta, era ese maldito león de nuevo. Parecía haber desarrollado una obsesión con decirme "buenos dias" de esa forma a una hora a la que no acostumbraba a despertarme.

Me senté sobre mi "cama", que era una palabra bastante generosa para describir la tela sobre la que había estado durmiendo esos últimos dias, aunque era mejor que hacerlo en el suelo de la pequeña cueva en la que me había asentado. El motivo era esa enorme felino que me observaba altivo, como si estuviese orgulloso de haberme asustado. -Te odio...- gruñí. Volví a echarme sobre la cama, sin ganas de despertarme, pero Kayr parecía tener un plan distinto. Continuó emitiendo... ¿maullidos? que sonaban más bien a rugidos cortos*. Continuó hasta que volví a mirarle, molesto. -¿Que quieres de mi? ¿Por qué no vas a cazar algo?- ¿Que clase de depredador era ese? No me había dejado solo más de cinco minutos desde que le rescaté, y no lo entendía. No se despegaba de mi, pero me ignoraba casi por completo cuando no me necesitaba, y ya me había quedado sin comida. -Hmph... muy bien, vamos.- me levanté y salí de la cueva, con el león detrás.

La razón de que hubiese estado viviendo en una cueva era que de ninguna manera iban a dejar que me metiese en Lunargenta con un león adulto, y el animal no me hacía caso cuando le decía que se quedase en un sitio. "Supongo que es culpa mía..." después de todo, yo había decidido quedármelo, pero no esperaba que fuese a ser así...

Caminé hasta ver una posible presa. Uno venado, solitario, tan tranquilo... eso sería fácil. Sin embargo, esperé a ver que hacía Kayr. El felino acechó al herbívoro lentamente, sin hacer ningún ruido, lo cual era bastante impresionante para un animal de ese tamaño, hasta quedarse a tan solo un par de metros... y entonces saltó, lanzándose sobre el cuello del animal y matándolo a los pocos segundos. Después, vino con el cadáver en la boca hasta donde estaba yo, se acostó, y se puso a devorarlo. -Me irás a dejar algo, ¿no?- era lo único que podía parecerse a una señal de respeto que venía del león: compartía las presas. Aunque yo también hacía lo mismo. Empecé a preparar una hoguera para cocinar el desayuno... si conseguía cortar una parte limpia, claro.


Media hora después, estaba sentado junto a un árbol, comiendo la carne "cocinada" del animal, cuando escuché unos ruidos provenientes de la maleza, junto a un olor familiar. Keyr levantó la cabeza, con el hocico lleno de sangre, y miró con curiosidad a los arbustos de donde venia el sonido.


*Si, los leones maullan, aunque no se parezca mucho al sonido de un gato. Suena más o menos [ASÍ]

El peliblanco se encontraba apoyado contra un árbol mientras observaba a sus dos mascotas, concretamente, estaba interesado en Loki, agazapado detrás de la hierva, a pesar de que se le veía perfectamente la cola y las orejas. Por suerte, su presa, una mariposa azulada, era algo menos lista que el conejo medio, por lo que poco pudo hacer cuando el lobo se abalanzo sobre ella.

El cachorro troto hacia el, con las alas azuladas del insecto aun saliendole por la boca, luego se sentó delante suyo, con el pecho hinchado de orgullo. Muy bien fue lo que dijo mientras le acariciaba la cabeza eres el mejor cazador de este bosque, sisi Freya, celosa, le dio con el morro en la otra mano, lo que desato una oleada de dolor procedente de su muñeca. Estúpido murciélago... Aun podía verse la sangre seca cubriendo el mordisco, que se agrietaba y sangraba según como moviera la mano. Pero por lo menos no había muerto de una horrible infección, no podía quejarse.

¿Que hacia allí, en ese rincón perdido de las afueras de Lunargenta? Oficialmente, sacar a pasear a los lobos, el aire de la ciudad no era bueno para las bestias salvajes. Aunque consiguiera que obedecieran como si fueran perros, le parecía cruel privarles de su habitad natural. Aunque había que vigilarlos, seguro que no sabían volver si se perdían, porque eran casi perros, lo que los hacia tontos.

Pero no eran tan tontos, a medio paseo, mientras jugaban entre ellos, perseguían ardillas o olisqueaban flores pararon en seco, con los pelos del lomo erizados. Curioso, y peligroso. El brujo desenvaino la espada, que resonó por el bosque con un chirrido metálico y avanzo, lentamente, con cuidado. Aunque solo se encontró a un perro crecido. Y a Wernack.

¿Por fin has ligado? se limito a decir con una sonrisa, con sus mascotas detrás suyo, no muy confiadas de las intenciones del león.

Noté un zumbido en los oídos y un sabor amargo en la boca, abrí lentamente los ojos y el sol me cegó, tuve que cerrarlos rápidamente, me llevé las manos a la cara, estaba sangrando, bueno, más concretamente había sangrado, ahora solo sangre seca me cubría la frente, abrí los ojos nuevamente, estaba tirado en un arbusto en medio de un bosque, -Mierda otra vez no, ¿Pero qué demonios ha pasado?, mierda como narices me meto siempre en estas situaciones- maldije.

Me levanté como pude y me sacudí la ropa -¿Qué narices hago aquí?-, traté de recordar la noche anterior, nada, ¿Había estado cobrándome un favor de un colega en forma de bebida? ¿O había estado corriendo por el bosque hasta que me golpeé la cabeza contra una rama?, ¿O tal vez me habían robado y dejado tirado en medio de la nada?, todas las opciones eran igual de estupidas y de posibles,me revisé los bolsillos, no me faltaba nada salvo dinero, es decir que no me habían robado nada.

Decidí darme la vuelta y caminar hacia donde creía que estaba Lunargenta, al menos eso me parecía a mí.
Según andaba me vendé la frente con un trapo, estaba hecho polvo, menuda novedad, ¿Cuántas horas había estado tirado en ese arbusto?

Inspiré profundamente, hacía una mañana estupenda para dar un paseo por el alegre bosquecillo, sin contar claro la jaqueca, el dolor de espalda y las terribles criaturas que podían plagar el bosque.

En ese momento oí un ruido en la lejanía, me parecía una voz humana, fantástico, tal vez podría indicarme el camino, avancé por la maleza, no sin poder evitar rasparme la cara hasta llegar al claro desde el que provenía el sonido.
-Perdonen, podrían indicarme como llegar a…..eyyyyy, pero si son mis dos mejores amigos- sonreí ampliamente al comprobar que eran Wernack y Geralt –¿Qué tal chicos, como os va?- sonreí, era imposible equivocarse, el enorme perro humanoide sagaz y diestro en combate y el letal brujo peliblanco que hací virguerías con el fuego, buena gente ambos.

Me fijé entonces en que les acompañaban dos cachorrilos de perro de una raza que no sabría determinar y un...¿Un leon?¿Un maldito león?, nunca habia visto ninguno fuera de los libros, desde luego estos dos tenían un gusto muy raro para las mascotas.
-Wow chicos bonitas....bonitas mascotas Jajaja, que ricos los perritos..jeje...y el león...que..que mono tambien si- sonreí -Yo…yo no he traído ninguna…si me lo hubiesen dicho....ah bueno, espera, tengo..tengo vino si….- sonreí rebuscando en mi mochila, sin exito –Ah pues no, vino tampoco tengo Jajaja- reí.

Off: Uso de habilidad pasiva de Hierbas y Venenos

De los arbustos salió un animal repugnante, acompañado de dos pequeños cachorros de lobo. -Tu, como no. Debería haber reconocido el hedor a azufre y ceniza.- dije, poniendo una mueca de asco. -De todos modos sigue siendo mejor compañía que tu, que tienes la espada de adorno... las dos.- sonreí y golpeé su espada con la mía, provocandole.

El león a mi espalda parecía curioso por el recién llegado, pero sobre todo, por los cachorros. Les miró fijamente y se acercó despacio, con cierta cautela, lo suficiente para olisquearles. -Tranquilo, acaba de comer. Probablemente no querrá postre.. tenía cierto peligro dejarlo a sus anchas. Iba a tener que establecer algunos límites si quería que me respetase. -Tss. Kayr. Atrás.- por algún tipo de alineación astral, el león perdió el interés y volvió a su sitio a acostarse. Probablemente había sido más suerte que obediencia. Fuera como fuese, antes de que dijese nada más, otra persona salió de entre la maleza.

Ah... tu eres...- chasqueé los dedos un par de veces intentando recordar su nombre. -¿Scott? No te preocupes por Kayr, ya ha comido.- bostecé, aún cansado. -En fin, como iba diciendo... ¿realmente sabes usar esa espada, Geralt? No me creo que te hayan instruido...- era casi sorprendente que pudiese levantarla con ese físico suyo. -En serio, te he visto usar eso cuando matamos trasgos... y era como si manejases un palo de metal.- dije, algo más alejado de bromear. Ni su postura era la adecuada ni sus movimientos correctos. De hecho, casi no llegaba a sujetarla bien. -Y antes de que preguntes, si, yo se hacerlo mejor.- luego dirigí mi atención a Schott. Era aún más extraño, usaba escudo, pero no espada... -¿Os apetece que os enseñe un par de cosas? No tengo nada mejor que hacer.- Y, para confirmarlo, el león se acostó en el suelo a echarse la siesta, lo cual implicaba que me iba a quedar ahí un buen rato.

Así que azufre y ceniza... nada mal, era lo más similar a muerte y destrucción que podía oler uno sin apestar a cadáver, era lo más parecido a un halago que sacaría del chucho. Y el otro chucho, el de la peluca ridícula, se acerco a sus cachorros, cosa que no pareció hacerles mucha gracia a Loki y Freya, pero antes de que fuera convertido en león asado, decidió volver a echarse la siesta, con una ligera motivación de Wernack.  Pero su intercambio de puyas fue interrumpido por un tercero, un tercero que ya conocían ambos.

Hola Schott saludo amablemente con la mano. Y si, mate a un mago el otro día usando... antes muerto que admitir que había usado una técnica suya Un truco especial de brujos espadachines transmitido durante generaciones sutil... Ademas, tengo cuchillos, flechas y fuego, la espada ES un palo de metal, un palo en el que se fijan antes de morir de un flechazo en el ojo aunque claro, un poco de practica nunca venia mal...

Si el maestro nos hace el honor de enseñarnos... se limito a decir con una reverencia burlona. Prometo no chamuscarte.... mucho realmente debía aburrirse mucho, no lo había visto ofrecer ayuda gratis desde... bueno, nunca.

Puede que si sus lobos no hubieran estado tan pendientes de ese enorme y temible león hubieran avisado a su amo del crío que los espiaba, pero estaban demasiado ocupados resguardándose detrás de las piernas del brujo.

Sonreí al ver que ambos se acordaban de mi nombre, que menos después del jaleo que tuvimos con los trasgos aquellos, pero en fin, aquello ya había pasado, pero fue divertido.

Wernack dijo que su león ya había comido, supuse que iba en serio, de otra manera no habría podido dejar de mirarlo preocupado, ¿Cómo demonios habría conseguido ese tío a un león?, aunque claro, después de la historia del dragón podía esperarme cualquier cosa de él.

Wernack y Geralt estaban discutiendo sobre cómo era este ultimo de malo con la espada, reí y me senté en un tocón a escuchar, había visto a Geralt usar la espada sí, pero yo no tenía la destreza para juzgar si su técnica era buena o no, para mí con que la espada matase era suficiente y anda que si lo hacía.

Wernack se ofreció a enseñarnos un par de trucos con la espada, Geralt pareció aceptar con humor, yo me encogí de hombros –Claro, ¿por qué no?, creo que no tengo planes para hoy, será un honor- dije sonriendo recostándome en el tocón.

Había visto a Wernack pelear, y madre mía, eso sí que era dar caña, aunque cuando el brujo se refirió a lo de chamuscar, él también iba en serio, menos mal que esta parte del bosque estaba verde y frondosa, si no podíamos llegar a armar un buen lio con estos dos, aunque sin duda no iba a quedar como lo habíamos encontrado.

-Brujos espadachines. Ya. Claro.- Si ese peliblanco usase un arma regularmente, no tendría un aspecto tan... flojucho. -¿Y si te quedas sin munición? ¿O no puedes usar magia? Nunca te centres en usar solo un arma, podrías perderla...- Y eso lo sabía bien, mi última espada había acabado atrapada en el craneo petrificado de un lagargo gigante escupefuego. Y después me había tocado matar a un montón de demonios anorexicos, nada bonito...

Pero accedió, demostrando que, realmente, no tenía ni idea de usar su espada, o que mi tecnica le había impresionado (aunque sabía que jamás lo admitiría). Probablemente ambas. Kayr se dedicó a dar vueltas, observando a los presentes, y olisqueando de cerca a Schott una vez se sentó en el tronco. Parecía ser bastante curioso para pasar tanto de mi. -Bueno, pues entonces...- un crío apareció de entre los arbustos. Uno pequeño. Y no era el de la ballesta, el que se parecía a un trasgo... este era distinto, sobre todo en olor. Sobre todo porque, básicamente, no tenía olor... no, no era eso. Era como si estuviese camuflado, como si oliese a "vacío", si eso tenía algún sentido.. Aquello no era natural, no había ser viviente que no tuviese un olor. Al parecer, quería entrenar con nosotros... ¿que iba a saber sobre combate con espada? Aunque, claro, para eso era el entrenamiento... nos provocó un poco, realmente parecía interesado. Pero tenía que asegurarme de algo.

Me acerqué al crío y me puse en cuclillas, enseñando un poco los dientes instintivamente. Al estar cara a cara, di un largo olfateo a apenas 20cm de su rostro. Era leve, pero perceptible. Suspiré, algo más tranquilo, y me levanté. Entonces me di cuenta de que el resto probablemente no entendía lo que estaba haciendo. Carraspeé y miré al pequeño. Seguía habiendo algo poco natural en él... Kayr se acercó a un par de metros y olisqueó el aire, parecía notar lo mismo que yo. Soltó un grave gruñido, expresando desconfianza, pero no se acercó más.
-Bueno, está bien... al menos así hay alguien al nivel de Geralt.- le dediqué una sonrisa burlona al peliblanco. -Demuestra que me equivoco. Niño, di tu nombre y por qué quieres aprender.- dije seriamente. Después, me llevé la espada al hombro y alcé la voz para que me escuchasen bien.

-Bien, lo primero es lo primero. Posición de combate. Levantaos y poneos en guardia.- ordené. -Schott, supongo que puedes usar tu pala para eso, pero te recomiendo conseguirte una espada de verdad... o afilar mucho la parte metálica. De momento, no saques tu escudo.- me puse frente a ellos y me coloqué en la posición que conocía. -Hombros arriba, pie derecho por delante si sois diestros. Os poneis de lado, así teneis menos cuerpo que defender. Usad solo una mano para sujetar la espada, y mantenedla en alto. -Sin previo aviso, le di un fuerte golpe de lado al arma de Scott. -Agarre firme, no quereis perder el equilibrio ni que vuestra arma salga volando al primer golpe.-

Después de corregir cualquier posible error que tuviesen con cierta severidad, pasé a la siguiente lección. -Bien, ahora ataque. De uno en uno, lanzad dos ataques rápidos. -Me puse en una postura más defensiva, preparado para desviar o bloquear por completo sus ataques. -Tu primero. Nada de trucos de brujo, que te conozco. Solo dos tajos con espada.-

Nota:

Antes de que el brujo pudiera chulear gracias a las técnicas transmitidas en su familia de manera imaginaria, fueron interrumpidos, por un crío. Parecía evitar sus miradas, como si fuera culpable de algo. Geralt inmediatamente se palpo los bolsillos, no, no era eso.

Eh, Wer, quita, los niños no se comen dijo cuando el perro se acerco de manera sospechosa al niño. Aunque luego del comentario, acompaño la frase con una llamarada hacia la cola. Quita bicho eso le enseñaría.

El brujo cerro los ojos y respiro hondo, adoptando una posición de combate, pie derecho delante... Tengo serias dudas de que vaya a luchar así nunca... sonaba más lógico al revés, con su mano izquierda delante, lanzando llamas y la derecha defendiendo... aunque también podía alternar el paso para golpear con una lluvia de llamas y acero... si, eso sonaba más espectacular...

Pero el maldito chucho le había leído el pensamiento. Dos tristes y aburridos tajos con espada... tse.

El peliblanco acabo de adoptar la posición, pie derecho delante, cuerpo ladeado, espada apuntando al pecho del perro, por el lado que pinchaba, obviamente. Empezaría por algo ingenioso, un tajo que pararía a la mitad seguido de una estocada, seguro que esquivaba el golpe saltando hacia atrás y le golpeaba la estocada. Chupado. Sin más preámbulos el brujo movió su espada hacia la izquierda y lanzo un tajo horizontal a la altura del pecho. AL chucho le basto con apartarse un paso, pero el golpe se paro al llegar a la mitad y se convirtió en una estocada. No salio del todo bien, puesto que choco contra la espada de su "instructor" y se desvió, siguiendo su camino, sola.

La había cagado, y el pequeño tirón que dio con su telequiensis no basto para que el arma volviera a su mano, puesto que llego demasiado tarde, aunque no era mala idea... una estocada voladora... Tenia que practicar eso luego.

Sonreí incomodo cuando el león se me acercó y se puso a olisquearme de arriba a abajo, vaya hombre, y yo que me había sentado para evitar que me mostrase atención. –Ho..hola bonito, minino bonito, minino… minino bonito- le dije con una sonrisa nerviosa sin tocarle por supuesto, dicen que las fieras pueden oler el miedo, por mi bien, espero que no, tenía el cuerpo tan tenso que no sabría donde acababa yo y empezaba el tocón

Y en esas que de repente alguien hablo detrás de mí, habia debido de salir de los arbustos, supongo que sería debido a que el león me los había puesto de corbata, pero el caso es que no pude evitar soltar un brinco que me hizo caerme de espaldas del tocón.
-Uaa, que susto, mierda, mecachen la mar- maldije aun en el suelo, miré al recién llegado, era tan solo un niño, de unos 11 años, pálido y ataviado con una holgada capa, me recordaba a Chimar, solo que este era algo…no se…más siniestro.
-E..Ey hola- sonreí poniéndome de pie –Procura no dar más esos sustos eh- aunque ahora que pensaba hasta que había hablado no le había oído acercarse ni una pizca.

Wernack se le acercó y se puso a olisquearle de cerca, mire a Geralt alzando una ceja como diciendo ¿Es normal que haga eso?
El chiquillo parecía algo tímido, creo que no nos miraba a los ojos, aunque claro, quien no se iba a sentir intimidado por dos hombres armados en medio del bosque, un fiero hombre bestia y un león, dicho así hasta sonaba cómico.

Sin embrago el chaval preguntó que si podía unirse al entrenamiento, Wernack bromeando pareció aceptarle, yo por mi parte encantado, cuantos más mejor, le tendí la mano al chaval –Yo soy Schott, encantado- sonreí.

Tras eso me puse firme junto a Geralt observando atento las instrucciones de Wernack –Si, la verdad es que lo he pensado varias veces, aunque el efecto maza es más eficaz contra armaduras que el efecto filo, aunque podría combinar ambos…- dije pensativo ante su pregunta sobre la pala, luego apuntaría nuevas ideas en mi libreta, también me indico que guardase el escudo, que dejé apoyado en el tocón.

Escuche atento las explicaciones desenfundando la pala, pie derecho delante, cuerpo de lado, perfecto, luego tendría que apuntar todo esto.
Sin previo aviso, Wernack golpeó mi arma por el mango haciendo que se me escurriese y cayese pesadamente al suelo.
-Si..si..entiendo...firme si- dije recogiendo rápido la pala del suelo y sosteniéndola de nuevo con firmeza.

Nos indicó entonces que le hiciésemos dos ataques rápidos, torcí el gesto, no quería llegar a hacerle daño, aunque rápidamente recapacite y recordé delante de quien estaba.
Geralt atacó primero, con un movimiento bastante rápido, al menos a mi parecer, sin embrago no logro tocar a Wernack y su espada acabó en el suelo.

Trague saliva al legar mi turno, si el brujo había fallado, que sería de mí, preparé la postura, pensé en atacarle con un golpe alto, que tendría que parar con la espada en horizontal, entonces yo aprovecharía para deslizar el mango hacia la derecha, liberar mi arma y lanzarle un golpe de costado por su izquierda, sobre el papel, no podía fallar, aunque contra todo pronóstico claramente falló, Wernack paró sin ninguna dificultad mi fuerte golpe y con un giro de muñeca hizo pivotar mi arma hacia mi izquierda ocasionando que se me escurriese nuevamente de los dedos y cayese al suelo.

-Agg, mierda, eres rápido- solté recogiendo la espada, esto iba a ser difícil, si el objetivo era tocarle, íbamos a estar aquí muuuucho tiempo.

Como era de esperar, Geralt intentó una maniobra creativa, para hacerse el listo o algo similar. No era algo que me sorprendiese ni decepcionase, y el ataque estaba bien planteado, pero necesitaba ser pulido, puesto que no hizo falta ningún movimiento adicional por mi parte para que su arma saliese volando. Suspiré. -Geralt, si quieres aprender algo, deberías dejar de actuar como si lo supieras todo.- Era algo que me habían dicho muchas, muchas veces, y por fin veía lo que quería decir. -Dicho esto... no está mal. Luego practicamos algunas técnicas creativas, si quieres, ¿hmm?- dije, tendiéndole su espada. Me encontraba de buen humor y no estaba mal mostrar algo de amabilidad de vez en cuando... después de todo, Geralt era lo más cercano a un amigo que tenía, aunque eso era un poco triste...

El siguiente era Schott. Aunque el combate con pala no era algo precisamente común, ni especialmente letal, o práctico, no lo hacía del todo mal, pero no contó con que desviar fuese una opción. Una vez recogió su arma, le miré a los ojos. -Schott. Eres listo. Si piensas bien tus ataques lo puedes hacer bien, pero debes tener en cuenta todas las posibilidades. Creo que te saldría mejor si pudieses usar el escudo como distracción mientras atacas, amenaza con golpear con el escudo y entonces... golpe de remo. Digo... de pala.-

Por último estaba el niño. Ese pequeño que tenía una daga negra de aspecto caro. Bastaba echarle un vistazo rápido para saber que no era algo comprado en cualquier herrería por 50 aeros. ¿De donde la había sacado? Aquel crío no era normal. Sus ataques fueron simples,  y bloquear cortes de un arma tan pequeña era fácil, ya que no requería mucha fuerza. Pero era rápido, muy rápido, casi ni me dio tiempo a ver por donde venían, y tuve que esquivar el segundo. -¡Joder!- ni yo podía atacar tan deprisa, claro que mi arma era una espada bastarda. Pero ni de broma reconocía eso. -Las dagas tienen poco alcance, así que son fáciles de esquivar, pero eres muy rápido con eso. Usa ataques difíciles de prever, y recuerda que la gente prefiere defender su torso o su cara a una pierna.- lo tenía más fácil, porque... a la pierna llegaba.

-Muy bien, ahora... yo os atacaré a vosotros. Schott, tu primero.- sonreí. Sin darle tiempo a prepararse, hice amago de lanzarle un tajo a la cara, pero me paré a la mitad y empecé a reír. -Es broma, tranquilo.- dije, guiñándole el ojo y dándole una palmada en el hombro. -Combate de práctica. Schott contra Geralt. Os estaré mirando y corregiré vuestros errores cuando hayáis terminado. Schott puede usar pala y escudo, y Geralt, usa tu espada y telequinesis, pero nada de fuego.- dije bien claro. -Demian, ven aquí.- añadí con tono severo, alejándome un poco de los demás. Me acerqué a donde estaba Kayr, acostado relajadamente, y empecé a acariciar al león, aunque este me ignoraba. -Por cierto, me llamo Wernack. Hay una cosa que no acabo de entender muy bien.- dije, sin apartar la vista del combate entre Schott y Geralt. -¿Que hace un niño en las profundidades del bosque, solo, armado, y que al ver a tres extraños, les pide entrenar con ellos? Y no es la primera vez que usas esa daga, de eso estoy seguro.- No sonaba tan serio como antes, pero era algo curioso cuanto menos. -Y, ¿por qué apenas puedo notar tu olor?

"No estaba mal" eso que notaba era... ¿amabilidad? Un escalofrió le recorrió la espalda mientras recuperaba su espada. Luego vino Schott, con el exótico estilo de pala al que le paso algo muy similar. Puede que tuvieran que usar guantes para mejorar el agarre, ignífugos en su caso. ¿Pero podría lanzar fuego entonces? Ya lo pensaría luego...y luego estaba el diablillo, sorprendentemente rápido, aunque seguro que era porque era más pequeño, tenia un centro de gravedad más bajo y todo eso. Estaba bastante convencido de que si el chucho se descuidaba lo hacia filetes. Y esa daga negra lucia bastante...rara. Parecía algo sacado de un museo.

Tenían que mejorar, sobretodo él y Schott, y Wernack debía pensar lo mismo, puesto que los emparejo. Espada y telequinesis... el brujo reflexiono un momento. No iba a incendiar a Schott, pobre, y estaba practicando la espada, no tendría gracia clavarle una flecha. Pero ese escudo daba problemas... Aunque... de nada le servia practicar solo la espada, probaría algunas combinaciones, las menos peligrosas. Antes de comenzar, le echo un ojo a sus mascotas. Durmiendo hechos un ovillo, para variar. Que rápido se han olvidado del perro con peluca

Bien... empiezo yo ¿vale?

Geralt rebusco en su capa y saco dos flechas con la mano izquierda. Una vez se aseguro de que Schott estuviese listo, extendió sus brazos, las flechas a su izquierda y la espada a la derecha. No iba a complicarse mucho la vida, ni siquiera acabaría el ataque. El peliblanco avanzo tranquilamente, para seguir con una carrera y luego uso la telequinesis. La flecha se situó encima de su hombro derecho y luego salio disparada hacia el izquierdo de su rival. Un proyectil fácil de bloquear con el escudo, pero que creaba una apertura que aprovecharía con un tajo horizontal al estomago. Otro ataque simple, menos peligroso que una estocada y que podía bloquearse con otra "espada". Y allí paro, enseñando su mano izquierda, aun con una flecha. Idealmente, el proyectil habría avanzado por las aperturas, sin la más mínima oposición ahora que ambas manos estaban ocupadas.

Una vez hubo acabado su pequeño truco, se aparto, manteniendo la guardia que le había enseñado Wer, como si usara un maldito florete. Podía decirse que la lluvia de golpes que iba a recibir iba a... enterrarlo.

Asentí con convicción a la lección de Wernack, pensar los ataques, analizar posibilidades, usar el escudo como distracción, perfecto, me lo anoté todo en el hueco de "no olvidar" de mi cabeza, lo cierto es que Wernack sabía lo que se decía.

Me senté en el tocón para ver luchar al chaval, Demian había dicho que se llamaba, lo que más me llamó la atención de él no fue su actitud, que también, sino sus rápidos ataques con una daga negra de elegante factura, me gustaría poderla echar un ojo más adelante, pero sin duda fueron sus movimientos los que me dejaron asombrado, eran muy rápidos, incluso parecía que a Wernack se le escapaba una gota de sudor, que quedaría inmediatamente absorbida por su pelaje claro, reí.

Tras el combate del chiquillo, que parecía el mejor aprendiz de los tres, Wernack nos indicó que ahora nos atacaría el, pero antes siquiera que pudiera mentalizarme vi con horror como Wernack se me lanzaba encima, por suerte era una de sus “graciosas” bromas y se detuvo a escasos centímetros de rebanarme la cara. Tuve que poner todo mi cuerpo en tensión para evitar caerme de culo del susto.
-Joder, tío…- respiré entrecortadamente –que susto macho-, tenía el corazón en un puño, Wernack me guio el ojo y me dio una palmadita en el hombro –Ja ja ja si, muy buena- sonreí nervioso.

Tras aquella bromichuela, nos indicó que combatiésemos Geralt y yo, por suerte no dejó a Geralt usar el fuego, pero si la telequinesis, lo que me faltaba, eso sí que iba a ser un problema.
-B...bien- dije recogiendo mi escudo y poniéndome firme frente a Geralt, como Wernack nos había dicho, por un momento pensé en cómo podía evitar hacerle daño, y confiaba que él estuviese pensando lo mismo.

Sin más dilación Geralt sacó un par de flechas de algún lugar de su capa, ya empezamos con las sorpresas, y eso que aún no había atacado, tras esto se abalanzó corriendo hacia mí, puse mi escudo en posición de defensa cuando una de las flechas que había cogido vino volando hacia mí, tuve tiempo justo para recolocar el escudo y oír como rebotaba, no sé qué pretendía lanzándome una flecha, aunque el hecho de haberlo hecho sin arco tenía su mérito, pero tampoco me dio tiempo a pensar demasiado, nada más paré la flecha vi volar la espada de Geralt hacia mi vientre, que me apresuré a parar con la pala, creí que ya lo tenía hecho cuando oí el entrechocar de los metales, sin embargo vi con horror como Geralt aún tenía una flecha en la mano, que podría lanzar si quisiera, y a mí no me quedaban manos para cubrirme.
-Impresionante Geralt, me has pillado, esa sí que no la vi venir- sonreí, tener la telequinesis esa sí que tenía que molar.

-Bien, ver que tal te defiendes- sonreí.
Esperé a que Geralt se hubiese colocado y comencé mi ataque, corrí hacia el apuntándole con la pala como si le fuera a dar un golpe alto, pero antes justo de llegar a él, pivoté sobre el pie izquierdo, me agache, y le lanzó un golpe de revés, de abajo a arriba con el escudo, el no tendía otro remedio que pararlo con la espada, lo que me permitía escurrir mi pala por la derecha del escudo y lanzarle una estocada directa al cuello que debería estar desprotegido, en ese punto me detuve, no hacía falta que la pala fuera punzante o afilada, un golpe recto en el cuello con ella y lo único que la pararía sería la columna, con suerte.

Sonreí y bajé las armas atento al juicio de Wernack, que estaba hablando con el chaval, espero que no fuera a lanzárnoslo contra nosotros, yo llevaba escudo y rodilleras, pero tenía otra gran parte del cuerpo al descubierto igual de valiosa, o más.

El niño parecía bien educado, y había cierta inteligencia en sus movimientos, lo cual lo hacía aún más raro. -¿Entrenamiento desde pequeño?- no era común que nadie aprendiese a luchar antes de la adolescencia. Ese maestro suyo tenía que haber sido una persona peculiar... o de profesión discreta. Pero por lo que había dicho, se cuidaba a sí mismo. Pero a la última pregunta...

-¿Hmm? Creía que habias dicho que no ibas a mentir.- dije, chasqueando la lengua y mirandole de reojo. -Soy medio perro, ¿no lo ves? Los de mi clase olemos el miedo...- bromeé, esbozando una sonrisa feroz.- Bueno, no tanto. Pero si tengo un olfato bastante bueno como para reconocer a cualquiera. Pero tu... apenas hueles a nada. No es cuestión de bañarse muy a menudo, eso apenas te quita el olor.- sin embargo, no insistí. -Oh, ¿no lo soy?- respondí a la broma del chico. -¿Acaso no huelo a hombre perro?- pregunté, algo divertido. No podía detectar mi propio olor, pero por lo que sabía, no podría pasar muy desapercibido. Di una larga exhalación. -Te han educado bien, ¿hmm?- esa formalidad era casi inexistente en niños... y en adultos. Personalmente, prefería evitarlas, de donde venía, casi todos eramos iguales...

Me levanté y me acerqué a los dos "alumnos". -Geralt, es buena idea abrir aperturas con distracciones, pero, ¿no te cansa usar la telequinesis? Intenta minimizarlo usando una sola flecha. Tal vez con un ángulo más drástico... o puedes usar la flecha como ataque principal, clavandola en la nuca del enemigo. Scott, veo que vas directo a lo letal... no está mal, pero vigila las manos de tu oponente. Ese golpe de escudo te deja vulnerable ante golpes bajos.- Una daga en la mano descubierta podría acabar en su estómago, y ambos de sus ataques podían pararse con un arma en el ángulo correcto...

-Hmm...-  ¿Ahora que? No se me ocurría nada más que hacer de entrenamiento, dejar que siguiesen luchando sería demasiado aburrido. -Tomaos un descanso de momento, en una media hora seguimos.- exclamé.

Off:

Su plan funciono bien. Por supuesto, solía pasar, pero se alegraba de no haber fallado y haberse cargado a Schott. Si era Wer no pasaba nada, pero no podía hacerle eso a Schotty. En cualquier caso, el brujo se preparo para la defensa.

Empezó con un golpe alto de pala, salvo que no lo hizo y tuvo que bajar el brazo rápidamente para que no le atizara el escudo. El dolor de la empuñadura en las costillas demostró que no fue su decisión más sabia, la próxima vez se limitaría a dar un paso atrás. Y luego estaba la pala, la tan subestimada pala, de aspecto nada amenazante y con un peligro real... aun menos amenazante, que se dirigía a su cuello. Le podían partir el cuello incluso con un arma de madera, así que no era mala idea evitar que eso le diera.

Pero no hizo falta, justo cuando estaba a punto de interponer su mano, justo como había hecho con ese estúpido murciélago, la pala paró en seco. Miro al chucho, que estaba interrogando al crío como si de un respetable miembro de la sociedad se tratara. El mismo que había matado a dos tipejos a la salida de la taberna hacia... no mucho. Seguro que solo era un crío noble que se aburría y salia a cazar ardillas o algo así, nada inusual.

Geralt se sentó en el suelo, desdeñando el comentario de Wernack. Claro que cansaba, pero ¿cuanto podía tardar en acabar con alguien? ¿Uno o dos ataques bien dados? Nunca tenia que enfrentarse a enemigos tan numerosos como para que eso fuera un problema. Tenían media hora, puede que incluso pudiera dormir. Se levanto otra vez y se dirigió hacia sus lobos, pero antes de poder tumbarse a su lado, vio algo, algo cornudo.

El peliblanco se acerco lentamente. Cuernos, peludo, del tamaño de un ciervo pero con cola de perro... eso era un Aion, un esbelto y precioso Aion blanco como la nieve más pura. Y lo más importante, había oído que podían montarse, pero en cuando acerco la mano, este retrocedió un poco y troto hasta la otra punta del claro. Seguro que su piel valía una fortuna, y seguro que no venia solo, como rápidamente confirmaron unos crujidos en las hojas cercanas.

Tras nuestro pequeño combate de entrenamiento Wernack, que había estado charlando con el chaval, se nos acercó. –Cierto, trataré de fijarme la próxima vez- Asentí a Wernack, era cierto que el escudo me dejaba vulnerable de pecho para abajo, tendría que cuidar la inclinación del escudo.

Tras las breves aunque sabias indicaciones nos indicó que hiciésemos un descanso.
-Siii, perfecto- dije sin tratar de contener la alegría, a fin de cuentas, haría una media hora que me había despertado, y no había dormido demasiado bien que digamos.

Me senté en mí ya favorito tocón y rebusqué en mis bolsillos algo de comer, extrañamente encontré una manzana. ¿Desde cuándo llevaba manzanas?, bueno, me daba igual, yo tenía hambre y ella buena pinta.
Saqué mi navaja y comencé a pelarla. –Ey chaval, ¿un gajo?- le ofrecí al chiquillo tratando de ser amable.

En ese momento nos fijamos en que un especie de ciervo cabra peludo había entrado en el claro. –¡Wow, que bonito!- sonreí. –Creo que es un…si…un Aion, Wow, nunca había visto ninguno en libertad, es fantástico- sonreí -Sabeis. conocía a un tipo que los criaba, en el norte, hacen un queso con su leche..mmmmmm…muac, que queso- sonreí gesticulando, una auténtica delicia.

Geralt se acercó a él, a mí me hubiera gustado dibujarlo, aunque mi arte no pasaba más que de una patata con cuatro palitos de patas, dejaría el dibujo a los artistas de Lunargenta.
-Deben de quedar muy pocos por estos lares, oí una vez que un tipo pago por su pelaje unos impresionantes…- me detuve al ver que unas voces se acercaban, más compañía.

-Ey Olaf, lo has perdido bastardo, saco de mierda-
-Que no Hans capullo, ha ido por aquí, te lo digo yo-
-Tu eres tan tonto Olaf que no encontrarías ni a tu madre sifilítica en un burdel-
-Jurgen, cabron, te voy a hacer comer el arco, díselo tu Marden-
-Callaos los tres, idiotas, que hay gente-

Cuatro tipos salieron de entre la maleza, dos iban armados con espadas cortas y arcos, otro llevaba un gran cuchillo que reconocí como una pieza para desollar y el cuarto iba armado con una gran espada, y un arco aún mayor en la espalda, por sus pintas, sus malos lenguajes y los cadáveres de animales que llevaban echados al hombro dirían que eran cazadores furtivos.

-Buenos días caballeros- saludé cortés, aunque cautamente.
-De buenos nada payaso, largo de aquí tú y tu chusma- Dijo el tal Marden, que parecía ser el jefe
-Eso piraos de aquí, ese Aion es nuestro- dijo señalando con su sucio dedo al pobre animal, que se habia refugiado en el otro extremo del claro, tras nosotros.
-Me temo caballeros que su caza en estos bosques está prohibida-
-A ti sí que te voy a prohibir la cara- dijo uno de ellos, el más feo a mi parecer desenfundando una flecha.
-Clama calma, seguro que podemos llegar a un acuerdo, ustedes dejan al animal en paz y….-
-De eso nada, no me asustáis un pelo, tú y tu amigo albino soy unos esmirriados, el otro es un puto crio y el perro grande feo ese fijo que no vale ni para buscar trufas- escupió otro, similar de feo.

Me llevé las manos a la cabeza, no sabían con quien se estaban metiendo, no lo decía por mi claro, pero por mis amigotes no respondo.
-Miren me temo que no podemos permitir que…-
-Pues pasaremos por encima de vuestros cadáveres, y además nos llevaremos la piel de esos caniches que tenéis y de ese gato raro enorme, fijo que nos dan un enorme montón de Aeros por ellos-

Miré horrorizado a mis compañeros, esto se iba a desmadrar, y de qué manera.

De la nada, salió un pequeño... algo. Un Aión, según Schott. ¿No había visto carteles ofreciendo dinero por su piel en los tablones? Aunque nunca le presté demasiada atención. Querer una piel no es motivo para matar a ningún animal, y menos cuando tienes tanto dinero para pagar por cualquier otra. Pero pronto aparecieron cuatro hombres que no estaban tan de acuerdo con mis convicciones.

Suspiré, exasperado. Tanto griterío y tantas voces... -Yo soy medio perro, pero vosotros estáis ladrando más que cualquiera...- me rasqué la cabeza, molesto. Al parecer era momento de mancharse de sangre, otra vez. El pequeño Demian me aconsejó que protegiésemos a Geralt. Reí ligeramente. -Si, claro, eso sería lo más eficaz...- si hubiese sido una amenaza seria, podría habérmelo planteado. Pero para ese combate... Ni siquiera hacía falta que interviniese. Esa convicción se reafirmó cuando el niño se hizo invisible, lo cual tenía su gracia. -Ah, menudo entrenamiento que has tenido...- ¿Como había tantos brujos? Eso era un misterio, aunque esa habilidad era bastante más impresionante que lo que uno de su raza podía hacer.

Me quedé atrás, apoyado contra un árbol, viendo que tal lo hacían los demás. -Nada de errores, esto es un combate real. Más o menos.- dije, dedicándole una sonrisa burlona a uno de los arqueros. Esto hizo que frunciese el ceño y me apuntase con su lanzapalos... le miré desafiante, preparado para evitar la flecha en el momento que disparase, pero nunca lo hizo: el niño brujo apareció a su lado, clavandole sus dagas en el riñón. Reí de nuevo, no había ningún problema. El otro arquero parecía haber centrado su atención en el pequeño, pero estaba seguro de que podía arreglárselas solo.

Le dediqué una mirada a Kayr. El león parecía haber centrado su atención en el Aion, mirándole como a su próximo plato. Chasqueé la lengua y me interpuse entre ambos con paso firme y gesto serio. Kayr detuvo su paso y me miro con expresión neutral, pero, para no dejarle sin comida, chasqueé los dedos y señalé con la espada al arquero que estaba preparando su flecha para Demian. -Presa.- El animal corrió hacia el arquero, fuera por sed de sangre o algún tipo de... ¿respeto? No, no era eso. Tal vez se diese cuenta de que podían ser una amenaza. O tal vez no los hubiese visto hasta que los señale. Fuera como fuese, el león saltó sobre el otro arquero por su costado, tirandole al suelo mientras disparaba su flecha, que se clavó en un árbol. Kayr procedió a desgarrar la carne del desgraciado y morderle el cuello, aprisionándolo bajo su peso. Tenía que recompensarle luego por su "obediencia", tal vez con carne cocinada.

Cuatro tipos siguieron al casiciervo, furtivos a juzgar por las pintas. Dos arqueros con espada, un tipo con espadón y arco y otro que parecía de esos que te apuñalaban en un callejón oscuro, el maldito dream team de los furtivos al parecer. No era una profesión que le entusiasmara, ni siquiera la respetaba, pero podría haberles dejado llevarse al bicho si hubiesen sido lo suficientemente carismáticos y con ese chiste de las trufas se habían ganado un poco su aprecio.

Pero habían cruzado una linea. Nadie hacia daño a sus "caniches". Eran la única familia que le quedaba, y dependían de el, igual que el dependería de ellos en cuando crecieran algo. El león podían quedárselo, pero nadie se acercaría a Loki y Freya.

Usualmente preguntaría si tenéis familia, pero me niego a creer que unos adefesios como vosotros encuentren compañía sin pagar los que más le preocupaban, los arqueros, habían sido neutralizados por el crío y el perro con peluca. ¿No se le despegaba? ¿Era un león de verdad? El chaval invisible le sorprendió menos. Obviamente, no era común, puesto que no lo había visto nunca, pero no sonaba imposible para un brujo. Y ahora que no era el único brujo, ahora que tenia un rival, tenia que quedar bien.

En cualquier caso, su insulto había logrado su cometido, atrayendo al tipo del cuchillo y reduciendo los problemas de Schott a un solo tipo. El brujo se concentro, dándose cuenta de que la espada había llegado a su mano en algún momento. Podía esperar a que atacara y contraatacar o atacar el mismo y confiar en hacerlo bien. Dos opciones, ambas arriesgadas.  Un mal movimiento, un paso en falso y adiós muy buenas, lo desollaría como un pez.

Si no estuviera en tensión, con la adrenalina bombeando a máxima potencia, habría estallado en carcajadas. ¿Desde cuando se preocupaba tanto? Probaría lo que había hecho antes, eso de la espada, pero con algo más pequeño, para practicar.

Toma, cógelo le lanzo uno de sus cuchillos, no de manera peligrosa, como habría hecho Wernack, sino como había lanzado una botella, de manera parabólica, rodando efectivamente, el tipo alargo la mano por instinto y el cuchillo se desvió de la trayectoria uh, no, casi, casi lo tienes, oh, lo siento fue todo lo que dijo, en tono burlón, mientras el cuchillo serpenteaba y el tipo intentaba apartarlo a manotazos, pero de igual manera que un cuervo atacaba a los ojos para beber los dulces fluidos oculares, su cuchillo le travesó el ojo, llegandole al cerebro y matándolo.

Schotty, ¿te ayudo? podía pasarse el día haciendo eso, era divertidísimo.

La situación era muy tensa, los furtivos se habían revelado como claramente hostiles y no nos quedaba más remedio que luchar para defender al Aion, y nuestras vidas claro.

El chico nos propuso que Wernack y yo defendiésemos a Geralt, jajaja, eso es que no había visto éste mucho a Geralt en acción, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, le perdí de vista.
-Ey ¿Dónde se ha metido el chaval? Si estaba aquí hace un momento- le susurré a Wernack revisando la línea de árboles sin exito.

Pero tampoco tuve tiempo de pensar, como bestias los furtivos se lanzaron sobre nosotros, el que parecía el jefe se me echó encima blandiendo la enorme espada a dos manos.
-Ven aquí Chaval, que te voy a partir en dos- gritó
Me eché deprisa a un lado rodando y blandi el escudo que paró el golpe con una lluvia de chispas.
-Esa chapa no te podrá proteger eternamente- gritó lanzándome golpes burdos pero potentes que logre ir parando sin demasiada dificultad.
-No me tiene que proteger para siempre, solo hasta que cometas un error-
–Serás cabrón, te mato, te mato- grito.

Mis compañeros por su parte se estaban enfrentando al resto de cazadores, durante uno de los esquivos pude ver como Wernack se había apoyado cómodamente en un árbol, como si esto fuese parte del entrenamiento, obviando el hecho de que estos tiraban a matar.

Seguí parando los golpes del individuo este con igual nivel de habilidad y suerte confiando en que se cansase para poder contraatacar, tras un golpe que desvié al suelo, logre darle una patada que le hizo perder el equilibrio y retroceder un par de pasos, no se lo tomó muy bien.

-Estas muerto chaval- me grito, sin embrago pude ver por encima de su cabeza como al fondo el chiquillo sostenía sus dagas goteando sangre y uno de los arqueros se retorcía de dolor.
-Joder- se me escapó, por lo visto el chaval había salido de la nada y le había reventado la espalda, trague saliva, no le había visto ni acercarse.

Pero al poco, el jefe me volvió a sacar de mis pensamientos con otra tanda de embestidas fallidas.
-Deja de cubrirte bastardo, y lucha como un hombre-
-Oye, que el escudo es muy de hombre-
-¡Que va a ser muy de hombre!-
-Que si, en las historias de caballeros…-
-¡Calla!- gritó y siguió golpeando, por suerte la espada larga era bastante lenta, en ese momento una fugaz sombra peluda cruzó a mi lado, era el león de Wernack, y pude ver por debajo del escudo como se lanzaba al cuello del otro arquero, una muerte horrible sin duda.

Tenía que darme prisa, mis compañeros ya estaban acabando y yo ni siquiera había podido atacar a este capullo, vi de reojo como Geralt se reía mientras su oponente hacía aspavientos. ¿Otro de los malditos trucos de telequinesis?, eso si que tenía que ser una putada.

El jefe también se dio cuenta de las enormes bajas que estaba sufriendo su equipo, y lejos de rendirse redobló la fiereza de sus ataques, me areció oír como Geralt me ofrecía ayuda.
-No…tranquilo..ya…me…encargo- mascullé parando ataques, el tío, loco de furia estaba atacando a muerte, con una fiereza increíble, eso o yo era un negado.

-Te voy a matar bastardo sifilítico hijo de….-
-Venga va se acabó- grité dándole un rodillazo tras pararle un golpe alto de espada que le dejó los bajos descubiertos, mi rodilla, que encima llevaba una dura rodillera de metal, impactó de lleno con sus joyas de la corona haciendo que el tipo se aullase de dolor y cayese de rodillas al suelo, hecho que aproveché para desenfundar la pala dándola un par de vueltas de muñeca completamente innecesarias y golpeándole la cabeza de lado, un desagradable crujido reveló que difícilmente se iba a levantar mañana, y cayó redondo al suelo.

-Uf….pues…ya está….ahhh- mascullé recuperando el aliento.
-Uff..aahh…no ha estado mal eh- sonreí sentándome en el tocón -¿Que dice maestro, lo hemos hecho bien?- sonreí mirando a Wernack

Reí mientras veia el truco de Geralt, la mezcla de confusión y miedo del tipo que intentaba evitar el cuchillo hizo que su expresión fuese algo cómica. Sin embargo, no era lo que esperaba: el entrenamiento era para usar la espada, no para sus trucos mentales. Schott no parecía divertirse tanto como el brujo, pues había adoptado una posición más defensiva. Lo cual era lógico, teniendo en cuenta su arma. Su oponente estaba furioso, y lanzando muchos ataques con bastante peligro para ambos. Me di cuenta de que el herrero no parecía querer arriesgarse mucho, de forma que desaprovechó oportunidades para contraatacar hasta encontrar una segura.


Cuando acabó el combate, Demian hizo una reverencia y formuló algún tipo de rezo o plegaria. ¿De verdad le importaba su significado, o sería simplemente una tradición? No le di más importancia y reorganicé mis pensamientos. -Eh... ah, si. Geralt, se suponía que debías usar la espada. Para eso es el entrenamiento.- dije, suspirando. No iba a confesar que me había gustado el truco, ya que corría el riesgo de que su ego se hinchase tanto que nos aplastaría a todos. -Schott, te vendría bien tener una lanza o algo ligero que puedas usar junto al escudo. Te proteges bien, pero desaprovechas muchas aperturas para acabar rápido. Si luchas uno contra uno, tu técnica está bien, pero si son más...- Si no recordaba mal, había sido el único herido contra la horda de trasgos, pero preferí no mencionarlo. -Y Demian, igual que con Geralt, esperaba que os defendieseis sin trucos mágicos. Lo de hacerte invisible y apuñalar por la espalda está bien, pero no estamos practicando eso.- Eché un vistazo a los cadáveres. -Bueno, al menos ahora tenemos espadas para vosotros dos.- dije, mirando a dos de los tipos que yacian en el suelo con espadas cortas en la mano, cerca del león. Me acerqué a uno de ellos y tomé la espada corta, algo manchada de sangre. -Un ejercicio más y lo dejamos por hoy. Schott, coge tu escudo. Tienes que parar los golpes de Demian, y golpearle con la pala en cuanto veas una apertura. No le rompas nada, pero que duela.- Le di la espada al joven brujo y me senté a observarlos , haciendole un gesto con la cabeza a Geralt para que viniese.

-Nunca hemos hablado mucho, ¿hmm?- murmuré. Nos habiamos encontrado en varias ocasiones, y aunque nos metiamos el uno con el otro constantemente, no nos conociamos tan bien. -¿Naciste en las islas? Lo de manejar el fuego... ¿lo elegiste? ¿O eso se hereda?- Sabía que había dos escuelas mágicas, pero no mucho más. -¿Que hay de tus padres?- inquirí, apartando la vista momentaneamente de Schott y Demian. No estaba seguro de por qué me interesaba, pero era una curiosidad sincera.