El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
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El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Llovía.
Las gotas caían una tras otra, como una cascada infinita, cubriéndolo todo bajo su manto. Era, sin embargo, una lluvia cálida, fina, agradable, nada parecida al gélido frío que había soportado apenas unas semanas atrás.
El mercenario se ajustó la venda que cubría su ojo derecho, aún tenía problemas para ver correctamente, pero tanto las quemaduras como las demás heridas estaban sanando a buen ritmo, sobre todo después de haber abandonado el norte.
Respiró hondo y dejó que el olor a salitre que impregnaba el aire inundara sus pulmones, frente a él estaba la masa de agua más grande que había visto en su vida, y no sabía nadar. Solía evitar todo lo relacionado con el agua, por lo que no estaba precisamente cómodo en aquel lugar, después de contemplar el mar durante unos segundos, se afianzó su bolsa de viaje a la espalda, y empezó a andar.
Por cuestiones que no venían al caso en aquel momento, en lugar de tomar el camino que siempre usaba se había visto obligado a desviare hasta llegar a aquella playa, por no hablar de que, después de lo que le había costado recuperar a Mohr este seguía yéndose a cabalgar por su cuenta y riesgo en bastantes ocasiones, apareciendo, curiosamente, cuando el mercenario empezaba a cansarse –“Maldito caballo” – Masculló entre dientes mientras caminaba sobre la arena –“Siempre queriendo correr de un lado a otro ¿Por qué no me tocaría uno más tranquilo?” – Continuó diciendo – “Me dejo quemar, golpear, arrastrar por la nieve para salvarlo y vay desaparece cuando le da la gana” – El mencionado animal apareció de la nada y le alcanzó –“Ya era hora” – Le dijo molesto –“Supongo que habrás llegado hasta ¿Dónde? ¿Lunargenta?” – Siguió hablándole mientras agarraba las bridas del animal y se subía a él, puede que se quejase de la actitud del caballo, pero en realidad le tenía bastante cariño.
No había encontrado lo que había ido a buscar, ni al pequeño brujo ni a la elfa, pero había conocido a Herman, lo cual no había estado mal. Lamentablemente después de un tiempo se habían visto forzados a separase, él debía marcharse a la ciudad de los humanos de nuevo y el brujo… bueno, Eltrant nunca llegó a comprender exactamente qué pasaba por su cabeza, por lo cual no sabía realmente si algo de lo que le había dicho era cierto, seguía confiando en él a pesar de ello, no era un mal tipo, le caía bien.
Siguió avanzando a lo largo de aquella playa bajo la lluvia hasta que unas figuras empezaron a vislumbrarse en la lejanía, Eltrant suspiró y cuando las figuras fueron lo suficientemente grandes se bajó del caballo para ver que sucedía–“¿Por qué tengo la sensación de que esto no es buena idea?” – Pensó mientras se acercaba a los presentes, quienes parecían curiosear algo en la arena.
-“¿Necesitan ayuda?” – Preguntó el mercenario en voz alta desde una distancia que consideró segura, los presentes se giraron hacia él y fruncieron el ceño –“¡Jack!” – Dijo el más bajito de ellos a punto de tener un colapso nervioso –“¡JACK, QUIERE EL TESORO!” – gritó a continuación, Eltrant abrió los ojos de par en par y ante la actitud de los presentes agarró la empuñadura de su espada, el susodicho Jack, un tipo calvo y mal vestido, interpretó esto como acto de agresión pues hizo lo mismo que el mercenario. –“Te envía Daga, ¿Verdad?” – El joven arqueó una ceja y soltó su arma –“¿Daga? No mirad, voy a seguir…” – “¡No mientas matón!” – Jack atacó a Eltrant quien tras evitar el primer golpe desenvainó al momento su espada, desvelando que ahora además del óxido, la hoja estaba completamente rota, teniendo como arma una especie de daga con la punta irregular.
El mercenario desvió el primer ataque y evitó el segundo, desarmando a su adversario al tercero, aquel tipo no era un buen luchador, y sus compañeros no tenían pinta de ser mucho mejores, pues cuando vieron al tal Jack ser derrotado emprendieron su retirada hacia el bosque de palmeras que había junto a la playa, seguidos al poco por su líder.
-“Ya ni me sorprenden estas cosas...” – Pensó Eltrant mientras envainaba su arma y tomaba del suelo un extraño papel, empapado por la lluvia, en el cual rezaba “Daga”
Las gotas caían una tras otra, como una cascada infinita, cubriéndolo todo bajo su manto. Era, sin embargo, una lluvia cálida, fina, agradable, nada parecida al gélido frío que había soportado apenas unas semanas atrás.
El mercenario se ajustó la venda que cubría su ojo derecho, aún tenía problemas para ver correctamente, pero tanto las quemaduras como las demás heridas estaban sanando a buen ritmo, sobre todo después de haber abandonado el norte.
Respiró hondo y dejó que el olor a salitre que impregnaba el aire inundara sus pulmones, frente a él estaba la masa de agua más grande que había visto en su vida, y no sabía nadar. Solía evitar todo lo relacionado con el agua, por lo que no estaba precisamente cómodo en aquel lugar, después de contemplar el mar durante unos segundos, se afianzó su bolsa de viaje a la espalda, y empezó a andar.
Por cuestiones que no venían al caso en aquel momento, en lugar de tomar el camino que siempre usaba se había visto obligado a desviare hasta llegar a aquella playa, por no hablar de que, después de lo que le había costado recuperar a Mohr este seguía yéndose a cabalgar por su cuenta y riesgo en bastantes ocasiones, apareciendo, curiosamente, cuando el mercenario empezaba a cansarse –“Maldito caballo” – Masculló entre dientes mientras caminaba sobre la arena –“Siempre queriendo correr de un lado a otro ¿Por qué no me tocaría uno más tranquilo?” – Continuó diciendo – “Me dejo quemar, golpear, arrastrar por la nieve para salvarlo y vay desaparece cuando le da la gana” – El mencionado animal apareció de la nada y le alcanzó –“Ya era hora” – Le dijo molesto –“Supongo que habrás llegado hasta ¿Dónde? ¿Lunargenta?” – Siguió hablándole mientras agarraba las bridas del animal y se subía a él, puede que se quejase de la actitud del caballo, pero en realidad le tenía bastante cariño.
No había encontrado lo que había ido a buscar, ni al pequeño brujo ni a la elfa, pero había conocido a Herman, lo cual no había estado mal. Lamentablemente después de un tiempo se habían visto forzados a separase, él debía marcharse a la ciudad de los humanos de nuevo y el brujo… bueno, Eltrant nunca llegó a comprender exactamente qué pasaba por su cabeza, por lo cual no sabía realmente si algo de lo que le había dicho era cierto, seguía confiando en él a pesar de ello, no era un mal tipo, le caía bien.
Siguió avanzando a lo largo de aquella playa bajo la lluvia hasta que unas figuras empezaron a vislumbrarse en la lejanía, Eltrant suspiró y cuando las figuras fueron lo suficientemente grandes se bajó del caballo para ver que sucedía–“¿Por qué tengo la sensación de que esto no es buena idea?” – Pensó mientras se acercaba a los presentes, quienes parecían curiosear algo en la arena.
-“¿Necesitan ayuda?” – Preguntó el mercenario en voz alta desde una distancia que consideró segura, los presentes se giraron hacia él y fruncieron el ceño –“¡Jack!” – Dijo el más bajito de ellos a punto de tener un colapso nervioso –“¡JACK, QUIERE EL TESORO!” – gritó a continuación, Eltrant abrió los ojos de par en par y ante la actitud de los presentes agarró la empuñadura de su espada, el susodicho Jack, un tipo calvo y mal vestido, interpretó esto como acto de agresión pues hizo lo mismo que el mercenario. –“Te envía Daga, ¿Verdad?” – El joven arqueó una ceja y soltó su arma –“¿Daga? No mirad, voy a seguir…” – “¡No mientas matón!” – Jack atacó a Eltrant quien tras evitar el primer golpe desenvainó al momento su espada, desvelando que ahora además del óxido, la hoja estaba completamente rota, teniendo como arma una especie de daga con la punta irregular.
El mercenario desvió el primer ataque y evitó el segundo, desarmando a su adversario al tercero, aquel tipo no era un buen luchador, y sus compañeros no tenían pinta de ser mucho mejores, pues cuando vieron al tal Jack ser derrotado emprendieron su retirada hacia el bosque de palmeras que había junto a la playa, seguidos al poco por su líder.
-“Ya ni me sorprenden estas cosas...” – Pensó Eltrant mientras envainaba su arma y tomaba del suelo un extraño papel, empapado por la lluvia, en el cual rezaba “Daga”
Última edición por Eltrant Tale el Dom 21 Jun 2015 - 18:16, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Keira había decidido volver al lugar donde encontró a Fire, tras la lucha contra esa enorme bestia necesitaba la paz que daban los elfos, y, tras pasar con ellos unos días, pensó en volver a sus andanzas, que la habían llevado hasta esa playa de aguas claras en la que, desgraciadamente en ese momento, llovía.
Una suave llovizna caía de forma tierna dejando la marca de sus suaves pisadas en la arena que las recibía como a hijas que se habían marchado tiempo atrás, con brazos abiertos, acogiéndolas con calidez, porque, a pesar de la lluvia, la arena seguí sintiéndose cálida al roce. Al principio al menos, ya que cuando las nubes grises comenzaron a cubrir e cielo el frío llego al polvo.
Con eso la Hada se vio obligada a calzarse teniendo que dejar atrás la calma que le proporcionaba la arena cálida rozando sus pies. se cubrió los hombros con una tela fina, no le importaba demasiado mojarse, pero odiaba el frío y junto a esa horrible masa acuosa y salada que se llamaba mar, las temperaturas con lluvia se volvían incomodas para la joven de cabellos castaños.
Siguió paseando, sola por la playa, Fire se había quedado recuperándose de sus andanzas en el bosque, debería ir por ella pronto, la echaba de menos, sin su querida amiga se sentía bastante sola y, aunque pareciese estúpido, desprotegida. No obstante su soledad duró poco. Algo alejado, un caballo trotaba sin nadie como guía, ¿qué hacía un caballo en un lugar así y con lluvia? ¿se habría perdido? Sería mejor ignorarlo, seguro que, como siempre sucedía, le traería problemas intervenir. Pero si había algo que la joven odiaba más que los problemas, era el aburrimiento, y en ese momento se encontraba sumamente aburrida, así que, sin más, inició la persecución del animal con paso lento.
Cuando lo volvió a ver, un joven había subido a su grupa y avanzaba con calma por la arena, así que tenía dueño, bueno, pues ya estaba, se había acabado la investigación, o eso pensaba. Tras girarse para volver sobre sus pasos escuchó ruido de pelea, el chico había bajado del caballo y derrotado si dificultad alguna a un grupo de bandidos, bastante inútiles al parecer, de los cuales, algunos, en su huida se dirigían hacia ella. Eso ya era otra cosa, un poco de diversión, cuando pasaban de largo, la joven pensó que no deberían salirse de rositas, así que, moviendo su mano, incendió el trasero de los dos corredores, quienes, al notar el fuego, corrieron al agua entre gritos.
Keria rió por lo bajo y se acercó con calma al chico del ojo vendado que sostenía un papel entre las manos, era tal su aburrimiento que cualquier cosa le valía, hasta ser la primera en entablar conversación, además, sin Fire, ¿con quien más iba a hablar?
- Eres bueno con la espada, o, tal vez ellos sean muy torpes.- comentó mientras se acercaba al chico, esperaba no tener que acercarse mucho más al agua- ¿Puedo saber tu nombre, espadachín...?- preguntó con una media sonrisa al llegar junto al chico mientras el viento se llevaba la tela que cubría sus hombros, genial, a pasar frío... porque tenía claro que ni loca iba a correr tras el mantón, y mucho menos cuando había una posibilidad, más que razonable, de que acabase en el oceano.
Una suave llovizna caía de forma tierna dejando la marca de sus suaves pisadas en la arena que las recibía como a hijas que se habían marchado tiempo atrás, con brazos abiertos, acogiéndolas con calidez, porque, a pesar de la lluvia, la arena seguí sintiéndose cálida al roce. Al principio al menos, ya que cuando las nubes grises comenzaron a cubrir e cielo el frío llego al polvo.
Con eso la Hada se vio obligada a calzarse teniendo que dejar atrás la calma que le proporcionaba la arena cálida rozando sus pies. se cubrió los hombros con una tela fina, no le importaba demasiado mojarse, pero odiaba el frío y junto a esa horrible masa acuosa y salada que se llamaba mar, las temperaturas con lluvia se volvían incomodas para la joven de cabellos castaños.
Siguió paseando, sola por la playa, Fire se había quedado recuperándose de sus andanzas en el bosque, debería ir por ella pronto, la echaba de menos, sin su querida amiga se sentía bastante sola y, aunque pareciese estúpido, desprotegida. No obstante su soledad duró poco. Algo alejado, un caballo trotaba sin nadie como guía, ¿qué hacía un caballo en un lugar así y con lluvia? ¿se habría perdido? Sería mejor ignorarlo, seguro que, como siempre sucedía, le traería problemas intervenir. Pero si había algo que la joven odiaba más que los problemas, era el aburrimiento, y en ese momento se encontraba sumamente aburrida, así que, sin más, inició la persecución del animal con paso lento.
Cuando lo volvió a ver, un joven había subido a su grupa y avanzaba con calma por la arena, así que tenía dueño, bueno, pues ya estaba, se había acabado la investigación, o eso pensaba. Tras girarse para volver sobre sus pasos escuchó ruido de pelea, el chico había bajado del caballo y derrotado si dificultad alguna a un grupo de bandidos, bastante inútiles al parecer, de los cuales, algunos, en su huida se dirigían hacia ella. Eso ya era otra cosa, un poco de diversión, cuando pasaban de largo, la joven pensó que no deberían salirse de rositas, así que, moviendo su mano, incendió el trasero de los dos corredores, quienes, al notar el fuego, corrieron al agua entre gritos.
Keria rió por lo bajo y se acercó con calma al chico del ojo vendado que sostenía un papel entre las manos, era tal su aburrimiento que cualquier cosa le valía, hasta ser la primera en entablar conversación, además, sin Fire, ¿con quien más iba a hablar?
- Eres bueno con la espada, o, tal vez ellos sean muy torpes.- comentó mientras se acercaba al chico, esperaba no tener que acercarse mucho más al agua- ¿Puedo saber tu nombre, espadachín...?- preguntó con una media sonrisa al llegar junto al chico mientras el viento se llevaba la tela que cubría sus hombros, genial, a pasar frío... porque tenía claro que ni loca iba a correr tras el mantón, y mucho menos cuando había una posibilidad, más que razonable, de que acabase en el oceano.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Observó el papel que tenía entre sus manos el cual, parcialmente emborronado a causa del agua, resultó ser un mapa de lo que parecía ser la zona en la que se encontraba, o eso acabó interpretando, no obstante la lluvia lo había hecho casi inservible, lo único reconocible del mismo era una gran cruz de color negro en una esquina del mismo, en un lugar que, por su forma y tamaño Eltrant supuso que era una isla.
Se preguntó quién era ese tal “Daga” que habían mencionado, y porqué su nombre estaba escrito en el mapa ¿Se lo habrían robado? Eso explicaría el miedo que le tenían y hubiesen atacado a un completo desconocido bajo aquel pretexto, aunque tenía que de darles la razón, con aquella vendajes cruzando su cara, parte de su brazo y yendo armado, el también habría sospechado de sí mismo, no tenía aspecto de ser un pacífico granjero.
La súbita voz de una mujer irrumpió en la escena, sacándole de sus pensamientos. El mercenario alzó la vista para ver a una bella mujer con una curiosa mezcla de colores en el pelo, Eltrant frunció el ceño y desenvainó su espada, o lo que quedaba de ella al menos, dejando caer el papel al suelo que se deslizó sobre la arena hasta los pies de la recién llegada.
¿Qué hacia la mujer allí? No era muy usual el que viajeros fueran por ahí, llevaba días sin ver a nadie, solo al bueno de Jack y sus compinches. No estaba dispuesto a volver a correr el riesgo de que le atacasen porque sí, ¿Quién le decía que aquella mujer no trabajaba con los tipos que acababa de espantar? Hizo caso omiso a las palabras de elogio de la mujer y siguió mirándola con el único ojo libre que tenía –“¿Y el motivo por el que desea saber mi nombre es…?” – Preguntó retrocediendo unos pasos, listo para atacar en el caso de que la joven decidiese que eran enemigos.
Contempló como la tela que cubría los hombros de la mujer emprendía el vuelo tras una fuerte bocanada de aire y después de verla hacer un par de piruetas en el aire cayó junto a él.
La mujer, fuese quien fuese, no parecía ser peligrosa a simple vista, no contaba con grandes armas ni vestía armadura, aparentemente lo único que portaba consigo era aquel vestido que casualmente, había visto vestir a algunas bailarinas en Lunargenta; no obstante, su porte y las dos dagas que llevaba atadas a una de sus piernas decían lo contrario.
-“¿Puedo confiar en que no me vas a clavar uno de esos puñales en el cuello al girarme?”- Preguntó, llevaba ya unos segundos mirándola y no parecía que fuese atacarle, acabó suspirando y sin envainar la espada se agachó a recoger la tela, para seguidamente ofrecérsela a la mujer.
-“Eltrant… Tale” – Dijo envainando el arma, si se daba prisa aun podría llegar a Lunargenta antes de que acabase la semana.
Miró hacia el cielo, no se había percatado de que las nubes empezaban a fragmentarse en otras más pequeñas, paró de llover.
Se preguntó quién era ese tal “Daga” que habían mencionado, y porqué su nombre estaba escrito en el mapa ¿Se lo habrían robado? Eso explicaría el miedo que le tenían y hubiesen atacado a un completo desconocido bajo aquel pretexto, aunque tenía que de darles la razón, con aquella vendajes cruzando su cara, parte de su brazo y yendo armado, el también habría sospechado de sí mismo, no tenía aspecto de ser un pacífico granjero.
La súbita voz de una mujer irrumpió en la escena, sacándole de sus pensamientos. El mercenario alzó la vista para ver a una bella mujer con una curiosa mezcla de colores en el pelo, Eltrant frunció el ceño y desenvainó su espada, o lo que quedaba de ella al menos, dejando caer el papel al suelo que se deslizó sobre la arena hasta los pies de la recién llegada.
¿Qué hacia la mujer allí? No era muy usual el que viajeros fueran por ahí, llevaba días sin ver a nadie, solo al bueno de Jack y sus compinches. No estaba dispuesto a volver a correr el riesgo de que le atacasen porque sí, ¿Quién le decía que aquella mujer no trabajaba con los tipos que acababa de espantar? Hizo caso omiso a las palabras de elogio de la mujer y siguió mirándola con el único ojo libre que tenía –“¿Y el motivo por el que desea saber mi nombre es…?” – Preguntó retrocediendo unos pasos, listo para atacar en el caso de que la joven decidiese que eran enemigos.
Contempló como la tela que cubría los hombros de la mujer emprendía el vuelo tras una fuerte bocanada de aire y después de verla hacer un par de piruetas en el aire cayó junto a él.
La mujer, fuese quien fuese, no parecía ser peligrosa a simple vista, no contaba con grandes armas ni vestía armadura, aparentemente lo único que portaba consigo era aquel vestido que casualmente, había visto vestir a algunas bailarinas en Lunargenta; no obstante, su porte y las dos dagas que llevaba atadas a una de sus piernas decían lo contrario.
-“¿Puedo confiar en que no me vas a clavar uno de esos puñales en el cuello al girarme?”- Preguntó, llevaba ya unos segundos mirándola y no parecía que fuese atacarle, acabó suspirando y sin envainar la espada se agachó a recoger la tela, para seguidamente ofrecérsela a la mujer.
-“Eltrant… Tale” – Dijo envainando el arma, si se daba prisa aun podría llegar a Lunargenta antes de que acabase la semana.
Miró hacia el cielo, no se había percatado de que las nubes empezaban a fragmentarse en otras más pequeñas, paró de llover.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
La chica miró, con una ceja alzada, como el chico la amenazaba con una espada oxidada y destartalada. Su único ojo sano, el que no estaba tapado por una tela, la miraba con desconfiana. La mujer supuso que sería a causa del ataque que acababa de sufir a manos de esos ineptos. Mucho más torpes de lo que la joven había pensado, dado que el hombre que tenía en frente parecía bastante malherido.
¿Tan raro era querer saber el nombre de alguien? En ese momento Keira se dio cuenta de lo poco que sabía acerca de las convenciones sociales, su actitud asocial y, en ocasiones, arisca, la había apartado de tal forma del mundo que no entendía nada, ni siquiera sabía si la pregunta del joven era o no retórica. Por si a caso, decidió mantenerse callada. Cuando su chal voló y el vuelo de su vestido la envolvió dejando ver sus dos dagas, notó la mirada precavida del hombre del espáda de óxido, no obstante, tras observarla fijamente unos segundos, para la grata sorpresa de Keira, no con ansias si no con desconfianza, bajó la espada con una pregunta.
- Si hubiese querido atacar, ya lo habría hecho- explicló con suavidad -estabas concentrado en un papel, yo llegaba por detrás, era una buena oportunidad, pero no la he aprovechado, supongo que eso puede decirte algo de mi.- habló con suavidad con ojos suavemente entrecerrados.
El agua empezaba a amainar cuando el guerrero herido le pasó su mantón y se presentó como Eltrant Tale. Curioso nombre para curioso chico. Keira dió un suspiro mirando la tela y se la ató a la cintura mientras avanzaba para acercarse más al propietario del caballo.
- Muchas gracias por recogerlo.- señaló el pañuelo- Soy Keira Brabery, encantada.- Dijo con una media sonrisa intentando practicar algo que no solía usar nunca, la amabilidad.- tal vez no debería pero... ¿puedo preguntar como te heriste? No parece que hayas pasado por algo fácil.
La joven se acercó, ignorando las últimas gotas de lluvia, a recoger el papel que Eltrant había tirado. Lo observó con calma, las lineas estaban muy borrosas lo íunico que quedaba claramente a la vista era una marca negra en forma de cruz.
-M....- un aroma ácido subía del papel y la joven lo olió con calma.- ¿limón?- Eso le recordaba la tinta que solían usar los gitanos cuando querían ocultar algo de los guardias por si decidían registrar las carabanas. Encendió una pequeña llamita y situó el papel encima. A medida que se calentaba comenzaron a surgir marcas claras de color negro.- Curioso, parece que esto lleva a algún sitio.- se giró a mirar al chico- oh, lo siento, ¿era tuyo? Perdona.- se lo devolvió sin decir nada más, ¿se habría enfadado?
¿Tan raro era querer saber el nombre de alguien? En ese momento Keira se dio cuenta de lo poco que sabía acerca de las convenciones sociales, su actitud asocial y, en ocasiones, arisca, la había apartado de tal forma del mundo que no entendía nada, ni siquiera sabía si la pregunta del joven era o no retórica. Por si a caso, decidió mantenerse callada. Cuando su chal voló y el vuelo de su vestido la envolvió dejando ver sus dos dagas, notó la mirada precavida del hombre del espáda de óxido, no obstante, tras observarla fijamente unos segundos, para la grata sorpresa de Keira, no con ansias si no con desconfianza, bajó la espada con una pregunta.
- Si hubiese querido atacar, ya lo habría hecho- explicló con suavidad -estabas concentrado en un papel, yo llegaba por detrás, era una buena oportunidad, pero no la he aprovechado, supongo que eso puede decirte algo de mi.- habló con suavidad con ojos suavemente entrecerrados.
El agua empezaba a amainar cuando el guerrero herido le pasó su mantón y se presentó como Eltrant Tale. Curioso nombre para curioso chico. Keira dió un suspiro mirando la tela y se la ató a la cintura mientras avanzaba para acercarse más al propietario del caballo.
- Muchas gracias por recogerlo.- señaló el pañuelo- Soy Keira Brabery, encantada.- Dijo con una media sonrisa intentando practicar algo que no solía usar nunca, la amabilidad.- tal vez no debería pero... ¿puedo preguntar como te heriste? No parece que hayas pasado por algo fácil.
La joven se acercó, ignorando las últimas gotas de lluvia, a recoger el papel que Eltrant había tirado. Lo observó con calma, las lineas estaban muy borrosas lo íunico que quedaba claramente a la vista era una marca negra en forma de cruz.
-M....- un aroma ácido subía del papel y la joven lo olió con calma.- ¿limón?- Eso le recordaba la tinta que solían usar los gitanos cuando querían ocultar algo de los guardias por si decidían registrar las carabanas. Encendió una pequeña llamita y situó el papel encima. A medida que se calentaba comenzaron a surgir marcas claras de color negro.- Curioso, parece que esto lleva a algún sitio.- se giró a mirar al chico- oh, lo siento, ¿era tuyo? Perdona.- se lo devolvió sin decir nada más, ¿se habría enfadado?
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Eltrant siguió mirando con desconfianza a la mujer, aunque la explicación que le había dado era lógica, si quisiera atacar ya lo habría hecho, se resignó a asentir cordialmente con la cabeza y correspondió a la sonrisa de la mujer con una propia.
Su rostro se endureció cuando la mujer, que se presentó como Keira Bradley, le preguntó cómo se había herido, la imagen del enorme dragón de color blanco que le había cubierto en llamas cruzó su mente. –“Fuego” – Dijo como toda respuesta mientras deslizaba de forma inconsciente la mano por la venda que envolvía parte de su cara, aún podía sentir el fuego de aquella bestia envolviéndole.
Sin prestar mucha atención a lo que hacia la chica se acercó a su caballo y aseguró las bridas del mismo, cuando se giró de nuevo hacia Keira se encontró con que, de alguna manera, se había hecho con el mapa que él tenía y ahora con una pequeña llama que flotaba incomprensiblemente sobre su dedo anular, calentaba el papel.
-“Así que una bruja… bueno, eso explica… su aspecto” – Pensó con los brazos cruzados mientras observaba como la señorita Bradley decidía quemar el mapa. Para su sorpresa, lejos de carbonizarse completamente, el papel comenzó a desvelar más dibujos, completando de esta forma los trozos restantes del mapa, el cual ahora parecía cobrar un poco más de sentido.
-“No, no es mío” – Contestó a la pregunta de la mujer mientras negaba con la cabeza –“Se lo han dejado… bueno… ellos” – Dijo señalando el agujero que estaban cavando y las dos palas que habían dejado. –“¿Alguna idea de hacía dónde conduce?” – Dijo ahora acercándose a la mujer con curiosidad, estaba claro que tenía que ser importante, no lo pudo evitar.
Sí que era cierto que habían aparecido muchos trazos nuevos, el gran número de líneas del mapa seguía siendo bastante incompresible para él, pero aquello no debía de ser un problema para una bruja, supuestamente son bastante versados en estas cosas y hasta lo que sabía solía ser cierto.
Miró a Keira, esperando que la joven dijese algo sobre el mapa. –“Los…” – Realmente no sabía cómo describir a quienes le habían atacado hace unos instantes, no parecían ser campesinos, pero no tenían pinta de bandidos tampoco –“…tipos que se han dejado eso hablaban algo sobre un tesoro” – Se rascó la barba –“…Creo que por eso me han atacado, algo de que me habían enviado a robárselo… aunque tampoco parecían ser las luces más brillantes del carnaval de Lunargenta ” – El mercenario no pudo evitar preguntarse si era buena idea hablarle de aquello a la recién llegada, lo único que sabía de ella era su nombre, podría hacerle estallar por los aires si se lo proponía solo para quedarse con lo que fuese lo que escondía aquel mapa.
Se llevó la mano al interior de forma automática y tanteó la pequeña bolsa con dinero que guardaba ahí, era ridículamente ligera, el mercenario se cruzó de brazos y, mentalmente, volvió a calcular los aeros necesarios para sobrevivir un mes más. Lo cierto era que un par de aeros más no le iban a venir mal, y aunque no era seguro que se tratase de dinero, cualquier cosa era mejor que nada.
Por otro lado... su vista volvió a posarse en Keira, se giró hacia la chica y se aclaró la garganta, no podía apartarla de la búsqueda, no ahora que ella había descifrado el mapa, era consciente de que podía llegar a ser bastante egoísta a veces, pero no hasta aquel punto, lo lógico en aquel momento seria disculparse por la desconfianza que había mostrado hacia ella momentos atrás, la chica solo trataba de ser amable. –“Siento haberte apuntado con la espada y eso… sé que no es precisamente agradable”
Su rostro se endureció cuando la mujer, que se presentó como Keira Bradley, le preguntó cómo se había herido, la imagen del enorme dragón de color blanco que le había cubierto en llamas cruzó su mente. –“Fuego” – Dijo como toda respuesta mientras deslizaba de forma inconsciente la mano por la venda que envolvía parte de su cara, aún podía sentir el fuego de aquella bestia envolviéndole.
Sin prestar mucha atención a lo que hacia la chica se acercó a su caballo y aseguró las bridas del mismo, cuando se giró de nuevo hacia Keira se encontró con que, de alguna manera, se había hecho con el mapa que él tenía y ahora con una pequeña llama que flotaba incomprensiblemente sobre su dedo anular, calentaba el papel.
-“Así que una bruja… bueno, eso explica… su aspecto” – Pensó con los brazos cruzados mientras observaba como la señorita Bradley decidía quemar el mapa. Para su sorpresa, lejos de carbonizarse completamente, el papel comenzó a desvelar más dibujos, completando de esta forma los trozos restantes del mapa, el cual ahora parecía cobrar un poco más de sentido.
-“No, no es mío” – Contestó a la pregunta de la mujer mientras negaba con la cabeza –“Se lo han dejado… bueno… ellos” – Dijo señalando el agujero que estaban cavando y las dos palas que habían dejado. –“¿Alguna idea de hacía dónde conduce?” – Dijo ahora acercándose a la mujer con curiosidad, estaba claro que tenía que ser importante, no lo pudo evitar.
Sí que era cierto que habían aparecido muchos trazos nuevos, el gran número de líneas del mapa seguía siendo bastante incompresible para él, pero aquello no debía de ser un problema para una bruja, supuestamente son bastante versados en estas cosas y hasta lo que sabía solía ser cierto.
Miró a Keira, esperando que la joven dijese algo sobre el mapa. –“Los…” – Realmente no sabía cómo describir a quienes le habían atacado hace unos instantes, no parecían ser campesinos, pero no tenían pinta de bandidos tampoco –“…tipos que se han dejado eso hablaban algo sobre un tesoro” – Se rascó la barba –“…Creo que por eso me han atacado, algo de que me habían enviado a robárselo… aunque tampoco parecían ser las luces más brillantes del carnaval de Lunargenta ” – El mercenario no pudo evitar preguntarse si era buena idea hablarle de aquello a la recién llegada, lo único que sabía de ella era su nombre, podría hacerle estallar por los aires si se lo proponía solo para quedarse con lo que fuese lo que escondía aquel mapa.
Se llevó la mano al interior de forma automática y tanteó la pequeña bolsa con dinero que guardaba ahí, era ridículamente ligera, el mercenario se cruzó de brazos y, mentalmente, volvió a calcular los aeros necesarios para sobrevivir un mes más. Lo cierto era que un par de aeros más no le iban a venir mal, y aunque no era seguro que se tratase de dinero, cualquier cosa era mejor que nada.
Por otro lado... su vista volvió a posarse en Keira, se giró hacia la chica y se aclaró la garganta, no podía apartarla de la búsqueda, no ahora que ella había descifrado el mapa, era consciente de que podía llegar a ser bastante egoísta a veces, pero no hasta aquel punto, lo lógico en aquel momento seria disculparse por la desconfianza que había mostrado hacia ella momentos atrás, la chica solo trataba de ser amable. –“Siento haberte apuntado con la espada y eso… sé que no es precisamente agradable”
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Fuego... si, ella sabía bien que el fuego quemaba, dolía y era peligroso, lo sabía mejor que nadie. Tocó su hombro, aun marcado por su propio fuego, no era la primera vez que se quemaba, pero si la primera vez que le duraba tanto tiempo, y algo le decía que no se borraría, tal vez se lo tapase con un tatuaje. Su semblante sereno se crispó un instante, para volver sin que fuese distinguible, a su aspecto usual.
- Son idiotas si han dejado caer un mapa, aunque no lleve a ningún sitio, siempre son útiles.- Observó el mapa con atención- parece que lleva a una isla.
Mar, eso no le hacía nada de gracia. Escuchó lo que decía el chico acerca de un tesoro, mh, interesante, no le interesaba el dinero, le gustaba vivir a la intemperie, viajando de pueblo en pueblo, viviendo de baile en baile, comparando soles y tormentas, respirando todo tipo de vientos y viendo, no necesariamente conociendo, todo tipo de personas, pero la experiencia de encontrar un tesoro... podría estar bien, si tuviera a Fire, sería mejor ir con ella, pero no estaba, solo tenía a ese joven malherido al lado. Bueno, si él quería podrían ir juntos, aunque fuera un incordio tener una voz al lado todo el tiempo, ojala fuera de pocas palabras.
- No se nada de mapas de tesoros, pero a algún lado debe llevar.- Escuchó la disculpa del joven y dió una pequeña sonrisa, divertida, ni que fuera la primera vez que la apuntaban con una espada o la amenazaban.- Tranquilo, estoy acostumbrada a lidiar con esas cosas, lo cierto es, que eres el primero que baja el arma. Así que, de algún modo, gracias.
Me observó el mapa, que ya tenía trazadas las lineas y algunas figuras confusas. cambió el peso de una pierna a otra haciendo que el vestido y el pañuelo insinuasen su figura. parecía que había una especie de dibujo mal hecho de algo. comenzó a girar el mapa hasta que encontró una posición que le resultaba lógica, así tenía más sentido, los rallajos podían ser el mar, por lo tanto, las lineas, seguían hacia el norte.
Comenzó a caminar, absorta en el mapa mientras la arena se elevaba con el viento y el mar se calmaba, llevaba dados unos cuantos pasos cuando pensó en el chico a quien se haía encontrado, miró hacia arriba buscandolo y cuando lo localizo, lo miro pensativa, moridiendose el labio, ¿por qué no? Le dió una media sonrisa de ojos caidos y preguntó:
- ¿Vienes?
- Son idiotas si han dejado caer un mapa, aunque no lleve a ningún sitio, siempre son útiles.- Observó el mapa con atención- parece que lleva a una isla.
Mar, eso no le hacía nada de gracia. Escuchó lo que decía el chico acerca de un tesoro, mh, interesante, no le interesaba el dinero, le gustaba vivir a la intemperie, viajando de pueblo en pueblo, viviendo de baile en baile, comparando soles y tormentas, respirando todo tipo de vientos y viendo, no necesariamente conociendo, todo tipo de personas, pero la experiencia de encontrar un tesoro... podría estar bien, si tuviera a Fire, sería mejor ir con ella, pero no estaba, solo tenía a ese joven malherido al lado. Bueno, si él quería podrían ir juntos, aunque fuera un incordio tener una voz al lado todo el tiempo, ojala fuera de pocas palabras.
- No se nada de mapas de tesoros, pero a algún lado debe llevar.- Escuchó la disculpa del joven y dió una pequeña sonrisa, divertida, ni que fuera la primera vez que la apuntaban con una espada o la amenazaban.- Tranquilo, estoy acostumbrada a lidiar con esas cosas, lo cierto es, que eres el primero que baja el arma. Así que, de algún modo, gracias.
Me observó el mapa, que ya tenía trazadas las lineas y algunas figuras confusas. cambió el peso de una pierna a otra haciendo que el vestido y el pañuelo insinuasen su figura. parecía que había una especie de dibujo mal hecho de algo. comenzó a girar el mapa hasta que encontró una posición que le resultaba lógica, así tenía más sentido, los rallajos podían ser el mar, por lo tanto, las lineas, seguían hacia el norte.
Comenzó a caminar, absorta en el mapa mientras la arena se elevaba con el viento y el mar se calmaba, llevaba dados unos cuantos pasos cuando pensó en el chico a quien se haía encontrado, miró hacia arriba buscandolo y cuando lo localizo, lo miro pensativa, moridiendose el labio, ¿por qué no? Le dió una media sonrisa de ojos caidos y preguntó:
- ¿Vienes?
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El mercenario asintió inmediatamente ante la proposición de la mujer quien después de avanzar unos pasos se había girado para invitarle. Era curioso, para empezar había sido él quien había encontrado el mapa, aunque eso a ella parecía haberse olvidado en el momento en que empezó a seguirlo por su propia cuenta.
Eltrant suspiró y conduciendo a Mohr con las bridas la siguió de cerca. No pudo evitar pensar que la mujer era un poco presuntuosa, su forma de hablar, de moverse, le recordó por qué muchos de los humanos de la ciudad desconfiaban de los brujos, no eran pocos los que se creían invulnerables por el simple hecho de controlar los elementos a su antojo.
Por supuesto era consciente de que no debía juzgar a un libro por la portada, pero que más daba, no era como si aquella mujer pudiese leerle el pensamiento; además, por confiar ciegamente en un desconocido casi moría chamuscado entre la nieve. Su padre tenía razón, hay ser precavido con los desconocidos, y hasta dónde el joven sabia, su progenitor seguía vivo y él había estado a las puertas de la muerte en más ocasiones de las que a cualquier mortal le gustaría, aquello tenía que significar algo.
Eltrant dejó que Keira fuese en cabeza y continuó tras ella haciendo los mínimos comentarios posibles. Después de un rato caminando a lo largo de playa decidió romper el hielo –“Y… bueno, si no es meterme dónde no me llaman ¿A qué te dedicas? No es muy usual acabar en esta parte de ” – Preguntó sin dejar de andar mientras sujetaba a Mohr’akdu por las bridas para que no escapase.
Eltrant aguardó en silencio a que la reina de hielo le diera una respuesta ingeniosa, insultante, con algún doble sentido, o a fin de cuentas, algo que un simple mortal sin poderes sobrenaturales como él no iba a entender. Una vez la mujer respondió, asintió en silenció y después de sonreir educadamente por la respuesta, siguió como hasta ahora.
-“Estoy acostumbrada a que me apunten con la espada, alguien de tu nivel no puede hacerme daño, no sé por qué desconfías, podría haberte matado con mis fabulosos poderes divinos y no lo he hecho, eso dice que soy genial y amable” – La imitó mentalmente mientras seguía caminando tras ella, asegurándose de que le ponía una voz ridícula mientras decía eso en su cabeza, dibujó una sonrisa ante este pensamiento y después de notar que quizás se le notaba demasiado que estaba pensando en sus asuntos se serenó de nuevo, Keira no parecía mala persona, puede que quizás tuviese la actitud de alguien que se piensa inmortal, pero probablemente solo estaba siendo precavida, como él.
De mejor humor, quizás porque le había caído en gracia su propia ocurrencia se adelantó hasta ponerse junto a la joven –“¿Qué harás con el tesoro?” – Le preguntó ahora sonriendo de buena gana –“Probablemente yo…” – Frente a ellos, en un pequeño embarcadero destartalada que había aparecido de la nada, dónde había una única barca, un grupo de unos seis hombres pobremente vestidos les esperaban armados, con espadas y hachas curiosamente de mejor calidad que la suya propia, el quinto y último de los individuos permanecía desarmado, con las manos en los bolsillos. Algo le decían que no estaban esperando allí por las vistas.
Eltrant se llevó la mano derecha, aun vendada, hasta la sien –“Por los dioses…dadme un respiro”. – Suspirando desenvainó la espada y tras clavarla en la arena junto a él se sentó en el suelo para justo después dedicarle una agradable sonrisa a Keira –“Todo tuyos” – Dijo estirándose –“No nos han atacado aún, quizás sean amistosos, si necesitas ayuda, avísame”
El mercenario bostezó y volvió a sonreír a la bruja, era un hecho que no iba a dejarla que se batiese por si sola contra seis enemigos, por muy brujo y poderoso que seas incluso de ese modo estas en desventaja. En cualquier caso sentía curiosidad por ver como la mujer reaccionaba ante aquello ¿Seguiría con aquella actitud? Divertido ante la situación, se quedó ahí sentado mirando como los hombres se acercaban lentamente con las espadas en alto, aquel hecho en cambio no le preocupó mucho, si tenían la misma habilidad que los tipos de antes no sería muy difícil para dos personas quitárselos de encima.
Eltrant suspiró y conduciendo a Mohr con las bridas la siguió de cerca. No pudo evitar pensar que la mujer era un poco presuntuosa, su forma de hablar, de moverse, le recordó por qué muchos de los humanos de la ciudad desconfiaban de los brujos, no eran pocos los que se creían invulnerables por el simple hecho de controlar los elementos a su antojo.
Por supuesto era consciente de que no debía juzgar a un libro por la portada, pero que más daba, no era como si aquella mujer pudiese leerle el pensamiento; además, por confiar ciegamente en un desconocido casi moría chamuscado entre la nieve. Su padre tenía razón, hay ser precavido con los desconocidos, y hasta dónde el joven sabia, su progenitor seguía vivo y él había estado a las puertas de la muerte en más ocasiones de las que a cualquier mortal le gustaría, aquello tenía que significar algo.
Eltrant dejó que Keira fuese en cabeza y continuó tras ella haciendo los mínimos comentarios posibles. Después de un rato caminando a lo largo de playa decidió romper el hielo –“Y… bueno, si no es meterme dónde no me llaman ¿A qué te dedicas? No es muy usual acabar en esta parte de ” – Preguntó sin dejar de andar mientras sujetaba a Mohr’akdu por las bridas para que no escapase.
Eltrant aguardó en silencio a que la reina de hielo le diera una respuesta ingeniosa, insultante, con algún doble sentido, o a fin de cuentas, algo que un simple mortal sin poderes sobrenaturales como él no iba a entender. Una vez la mujer respondió, asintió en silenció y después de sonreir educadamente por la respuesta, siguió como hasta ahora.
-“Estoy acostumbrada a que me apunten con la espada, alguien de tu nivel no puede hacerme daño, no sé por qué desconfías, podría haberte matado con mis fabulosos poderes divinos y no lo he hecho, eso dice que soy genial y amable” – La imitó mentalmente mientras seguía caminando tras ella, asegurándose de que le ponía una voz ridícula mientras decía eso en su cabeza, dibujó una sonrisa ante este pensamiento y después de notar que quizás se le notaba demasiado que estaba pensando en sus asuntos se serenó de nuevo, Keira no parecía mala persona, puede que quizás tuviese la actitud de alguien que se piensa inmortal, pero probablemente solo estaba siendo precavida, como él.
De mejor humor, quizás porque le había caído en gracia su propia ocurrencia se adelantó hasta ponerse junto a la joven –“¿Qué harás con el tesoro?” – Le preguntó ahora sonriendo de buena gana –“Probablemente yo…” – Frente a ellos, en un pequeño embarcadero destartalada que había aparecido de la nada, dónde había una única barca, un grupo de unos seis hombres pobremente vestidos les esperaban armados, con espadas y hachas curiosamente de mejor calidad que la suya propia, el quinto y último de los individuos permanecía desarmado, con las manos en los bolsillos. Algo le decían que no estaban esperando allí por las vistas.
Eltrant se llevó la mano derecha, aun vendada, hasta la sien –“Por los dioses…dadme un respiro”. – Suspirando desenvainó la espada y tras clavarla en la arena junto a él se sentó en el suelo para justo después dedicarle una agradable sonrisa a Keira –“Todo tuyos” – Dijo estirándose –“No nos han atacado aún, quizás sean amistosos, si necesitas ayuda, avísame”
El mercenario bostezó y volvió a sonreír a la bruja, era un hecho que no iba a dejarla que se batiese por si sola contra seis enemigos, por muy brujo y poderoso que seas incluso de ese modo estas en desventaja. En cualquier caso sentía curiosidad por ver como la mujer reaccionaba ante aquello ¿Seguiría con aquella actitud? Divertido ante la situación, se quedó ahí sentado mirando como los hombres se acercaban lentamente con las espadas en alto, aquel hecho en cambio no le preocupó mucho, si tenían la misma habilidad que los tipos de antes no sería muy difícil para dos personas quitárselos de encima.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El joven rompió el silencio con suavidad, preguntando por su profesión, Keira no pudo evitarlo, y hizo lo más extraño que jamás se la podría ver hacer, sonrió abiertamente y de forma brillante. Se giró a mirar al joven, y sin darse cuenta, al hablar de bailar la sonrisa le salió del alma:
- Bailo.- acabó el giro y se quedó quieta por un segundo, pensativa.
¿Había sonreido? ¿En serio? Claro, ¿cuanto tiempo hacía que no hablaba con nadie sobre el baile? años, se dedicaba a su pasión, la compartía como muestra, pero nunca hablaba sobre ella, y el mero hecho de poder decir que bailaba le había resultado refrescante. DIó un suspiro y siguió andando, ignorando todo lo que sucedía a su alrededor excepto el mapa. Las nuves que se habían empezado a despejar dejaban simples rastros grises en el cielo, tapando la luz del sol que luchaba por abrirse paso entre la tristeza de ese tono grisaceo y blancuzco.
El joven volvió a hablar, preguntandole que haría con el tesoro, mientras el joven seguía hablando ella intentó plantearselo, pero a su frente apareció un grupo an,rmado, y daba la impresión de que, el mapa, pasaba por ese embarcadero. Cuando los vieron, los tipos armados comenzaron a acercarse haciendo que la joven frunciera el ceño y Etrant, posiblemente cansado por sus heridas, decidió que ella se librara de los contrincantes, que, de momento, no atacaba.
Esperó paciente a que ellos se acercaran, intentando planear algo, pero... ¿el qué? Había demasiados, no dudaba de poder contra dos o tres, pero... ¿todos? Cuendo estuvieron a su lado, la chica prefirióno usar su magia, y mientras ellos preguntaban, ella tanteó sus dagas, sacandolas por las oberturas que tenía su vestido a los lados.
- ¿Qué haceis aquí?- inquirió uno, pero los otros no esperaron a la respuesta.
Dos de ellos se lanzaron contra Keira en un ataque directo. No podía vencerlos en fuerza, pero podía hacerlo en rapidez, se agachó rauda y golpeó sus estomagos con la empuñadura de las dagas, para, mientras ellos caían le vantarse para golpearlos en la cabeza. Alzó una ceja con ojos entrecerrados, demasiado fácil, no se equivocaba, pues un tercero fue a atacarla por detrás, este era más rápido que los otros. Esquivó una estocada volviendo a bajar hacia el suelo, pero no podría esquivar una segunda, y no tenía la fuerza como para detener el golpe de una espada.
Dos de ellos se lanzaron contra Keira. Que sacó sus dagas y esquivando un par de estocadas
- Bailo.- acabó el giro y se quedó quieta por un segundo, pensativa.
¿Había sonreido? ¿En serio? Claro, ¿cuanto tiempo hacía que no hablaba con nadie sobre el baile? años, se dedicaba a su pasión, la compartía como muestra, pero nunca hablaba sobre ella, y el mero hecho de poder decir que bailaba le había resultado refrescante. DIó un suspiro y siguió andando, ignorando todo lo que sucedía a su alrededor excepto el mapa. Las nuves que se habían empezado a despejar dejaban simples rastros grises en el cielo, tapando la luz del sol que luchaba por abrirse paso entre la tristeza de ese tono grisaceo y blancuzco.
El joven volvió a hablar, preguntandole que haría con el tesoro, mientras el joven seguía hablando ella intentó plantearselo, pero a su frente apareció un grupo an,rmado, y daba la impresión de que, el mapa, pasaba por ese embarcadero. Cuando los vieron, los tipos armados comenzaron a acercarse haciendo que la joven frunciera el ceño y Etrant, posiblemente cansado por sus heridas, decidió que ella se librara de los contrincantes, que, de momento, no atacaba.
Esperó paciente a que ellos se acercaran, intentando planear algo, pero... ¿el qué? Había demasiados, no dudaba de poder contra dos o tres, pero... ¿todos? Cuendo estuvieron a su lado, la chica prefirióno usar su magia, y mientras ellos preguntaban, ella tanteó sus dagas, sacandolas por las oberturas que tenía su vestido a los lados.
- ¿Qué haceis aquí?- inquirió uno, pero los otros no esperaron a la respuesta.
Dos de ellos se lanzaron contra Keira en un ataque directo. No podía vencerlos en fuerza, pero podía hacerlo en rapidez, se agachó rauda y golpeó sus estomagos con la empuñadura de las dagas, para, mientras ellos caían le vantarse para golpearlos en la cabeza. Alzó una ceja con ojos entrecerrados, demasiado fácil, no se equivocaba, pues un tercero fue a atacarla por detrás, este era más rápido que los otros. Esquivó una estocada volviendo a bajar hacia el suelo, pero no podría esquivar una segunda, y no tenía la fuerza como para detener el golpe de una espada.
Dos de ellos se lanzaron contra Keira. Que sacó sus dagas y esquivando un par de estocadas
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Eltrant, sentado en la arena, contempló como la bruja se deshacía fácilmente de los dos primeros atacantes quienes al parecer, eran tan hostiles como sus pintas intentaban demostrar. –“… Así que baila” – Pensó Eltrant rememorando la respuesta de la mujer ante lo que se dedicaba mientras Bradley esquivaba grácilmente los ataques de sus contrincantes, como si estuviese bailando. No tardó en atacarla un tercer enemigo, a quien no pudo esquivar completamente, y poco después los demás se sumaron a la pequeña fiesta.
El joven agarró su espada, que yacía clavada junto a él en la arena y se levantó, aquello había durado bastante y Keira parecía ser demasiado cabezota como para pedirle ayuda. Sin mediar palabra con su compañera se lanzó contra los dos más cercanos a él, que se dirigían hacia la mujer dispuestos a acabar con su vida.
Interponiendo su arma entre su compañera y el acero de su contrincante paró la primera estocada, para después rodar por el suelo evitando el tajo del su otro adversario, quien aprovechando que estaba distraído trató de acabar con su vida por la espalda.
Una vez a una distancia segura de las espadas de sus rivales se levantó y estudió la situación, Keira estaba peleando contra tres de aquellos sujetos y el solo contra dos, faltaba uno. Trató de buscar al tipo que faltaba con la mirada cosa que no consiguió pues se vio obligado a volver a desviar el arma de uno de sus contrincantes, para después, sacándole partido a que aquel tipo tenia aspecto de no haber empuñado un arma en su vida lanzarle un puñado de arena, que se había encargado de recoger en su fugaz visita al suelo, a la cara; el tipo dejó escapar un grito de dolor y se cubrió su rostro con ambas manos dejando caer la espada al suelo momento en el cual el mercenario aprovechó para atacar horizontalmente contra el pecho de su contrincante, sin embargo la estocada nunca llegó a impactar en su enemigo, la hoja por escasos centímetros, aun estando este desprotegido.
Eltrant maldijo su suerte, no era la primera vez que fallaba un golpe como aquel desde que tenía el ojo vendado. No sabía con certeza si era porque la hoja, que ahora que estaba rota, era bastante más corta o porque no percibía bien la distancia que había entre él y su enemigo.
Ante este fallo no pudo evitar recibir un golpe en su torso del otro tipo al que estaba enfrentando, la improvisada coraza de cuero que llevaba bajo la ropa adsorbió la mayor parte del golpe, irónicamente era la primera vez que lo hacía. El joven masculló por lo bajo y atacó sin dejar tiempo a que su adversario conectara otro golpe, puede que sus conocimientos de esgrima no fuesen muy superiores a los de aquellos maleantes, pero estaba seguro de que se había visto a sí mismo en aquella situación más veces que ellos.
No tardó mucho en desarmar también al segundo de los atacantes, quien al verse desarmado comenzó a correr en dirección al embarcadero. Eltrant miró el estado de su compañera, seguía ocupada, pero no parecía tener muchos problemas para mantener el tipo contra sus contrincantes, curiosa habilidad para ser una bailarina.
Su vista se posó entonces en el tipo que había permanecido desaparecido hasta entonces, el que no iba armado, no muy lejos de su compañera, parecía concentrado en algo, poco a poco una esfera de luz fue apareciendo en sus manos. –“¡¡Keira!!” – Gritó mientas corría en dirección a aquel tipo, aquello era culpa suya, no tenía que haber dejado que ella empezase enfrentándose sola contra seis, aquellos tipos eran más peligrosos de lo que había pensado.
Antes de que el tipo pudiese terminar de hacer lo que estuviese planeando Eltrant se lanzó contra él y rodaron por el suelo. –“¡Daga se encargará de acabar con vosotros, nadie que le haya robado a Daga sigue con vida!” – Gritó el brujo mientras forcejeaban en el suelo, Eltrant le golpeó repetidamente en la cara para después ser víctima de lo que fuese que estaba preparando el brujo, recibió un fuerte impacto en el pecho y voló varios metros hasta caer a pocos metros, junto al agua.
El joven agarró su espada, que yacía clavada junto a él en la arena y se levantó, aquello había durado bastante y Keira parecía ser demasiado cabezota como para pedirle ayuda. Sin mediar palabra con su compañera se lanzó contra los dos más cercanos a él, que se dirigían hacia la mujer dispuestos a acabar con su vida.
Interponiendo su arma entre su compañera y el acero de su contrincante paró la primera estocada, para después rodar por el suelo evitando el tajo del su otro adversario, quien aprovechando que estaba distraído trató de acabar con su vida por la espalda.
Una vez a una distancia segura de las espadas de sus rivales se levantó y estudió la situación, Keira estaba peleando contra tres de aquellos sujetos y el solo contra dos, faltaba uno. Trató de buscar al tipo que faltaba con la mirada cosa que no consiguió pues se vio obligado a volver a desviar el arma de uno de sus contrincantes, para después, sacándole partido a que aquel tipo tenia aspecto de no haber empuñado un arma en su vida lanzarle un puñado de arena, que se había encargado de recoger en su fugaz visita al suelo, a la cara; el tipo dejó escapar un grito de dolor y se cubrió su rostro con ambas manos dejando caer la espada al suelo momento en el cual el mercenario aprovechó para atacar horizontalmente contra el pecho de su contrincante, sin embargo la estocada nunca llegó a impactar en su enemigo, la hoja por escasos centímetros, aun estando este desprotegido.
Eltrant maldijo su suerte, no era la primera vez que fallaba un golpe como aquel desde que tenía el ojo vendado. No sabía con certeza si era porque la hoja, que ahora que estaba rota, era bastante más corta o porque no percibía bien la distancia que había entre él y su enemigo.
Ante este fallo no pudo evitar recibir un golpe en su torso del otro tipo al que estaba enfrentando, la improvisada coraza de cuero que llevaba bajo la ropa adsorbió la mayor parte del golpe, irónicamente era la primera vez que lo hacía. El joven masculló por lo bajo y atacó sin dejar tiempo a que su adversario conectara otro golpe, puede que sus conocimientos de esgrima no fuesen muy superiores a los de aquellos maleantes, pero estaba seguro de que se había visto a sí mismo en aquella situación más veces que ellos.
No tardó mucho en desarmar también al segundo de los atacantes, quien al verse desarmado comenzó a correr en dirección al embarcadero. Eltrant miró el estado de su compañera, seguía ocupada, pero no parecía tener muchos problemas para mantener el tipo contra sus contrincantes, curiosa habilidad para ser una bailarina.
Su vista se posó entonces en el tipo que había permanecido desaparecido hasta entonces, el que no iba armado, no muy lejos de su compañera, parecía concentrado en algo, poco a poco una esfera de luz fue apareciendo en sus manos. –“¡¡Keira!!” – Gritó mientas corría en dirección a aquel tipo, aquello era culpa suya, no tenía que haber dejado que ella empezase enfrentándose sola contra seis, aquellos tipos eran más peligrosos de lo que había pensado.
Antes de que el tipo pudiese terminar de hacer lo que estuviese planeando Eltrant se lanzó contra él y rodaron por el suelo. –“¡Daga se encargará de acabar con vosotros, nadie que le haya robado a Daga sigue con vida!” – Gritó el brujo mientras forcejeaban en el suelo, Eltrant le golpeó repetidamente en la cara para después ser víctima de lo que fuese que estaba preparando el brujo, recibió un fuerte impacto en el pecho y voló varios metros hasta caer a pocos metros, junto al agua.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Mientras se libraba de los dos primeros sintió una presencia a su espalda y el choque de dos metales, Eltrant se había interpuesto entre ella y uno de los tipos que había intentado atacarla por detrás, más tarde, tal vez, debería agradecerselo... lo vió rodar por el suelo y lanzarle arena a los ojos a su atacante.
Keira sintió que alguien se acercaba por su espalda, tres sujetos llegaban para atacarla, no podía con tantos únicamente con sus dagas, se agachó y rodó por la arena evitando estocadas para desde el suelo, apollarse en su espalda y darles una patada a los de los lados al tiempo que se levantaba y acababa sentada sobr euno de ellos, a quien sin esperar un momento, le prendió el pelo. Se levantó con rapidez y clavó sus dagas en los brazos de los que habían recibido sus patadasy las volvía a sacar con rapidez. tomó arena y les pegó con las manos llenas en las heridas, que les empezarían a escocer por la suciedad.
Mientras esos tres desaparecían huyendo despavoridos la voz de Eltrant la alertó y se giró a ver a que venía el grito para encontrarse con un mago de manos iluminadas, iba a detener su ataque con su fuego cuando el joven espadachín se intrpuso en el camino de la bola de luz y ella, acabando por los aires, junto al agua. Keira corrió hacia él, ¿por qué salvaba a una completa desconocida? ¿A caso era un suicida? Escuchó las palabras de advertencia del otro hombre, y, enfadada, frunció el ceño y le lanzó una bola de fuego que, al rozarle, lo prendió en llamas.
Agachandose junto al chico del ojo vendado, le observó con preocupación disimulada, solo estaba desmayado, pero no parecía que le hubieran causado herida alguna. Era una suerte, el pobre chico ya tenía bastantes. Intentó arrastrarlo lejos del agua, y llevarlo junto a su caballo, que preocupado, alzaba las patas con nervio. Dejó al chico tendido en la arena y fue a calmar al animal. Si por ella fuera, lo asustaba más y que saliese corriendo, pero parecía que era importante para el chico y, al fin y al cabo, acababa de salvarla. Keira podía ser orgullosa, pero no desagradecida.
Desató su toca de la cintura y cubrió al chico con ella para, después, sentarse a su lado a esperar a que despertase. Lo miró de reojo, y se fijó, sobretodo, en sus heridas, algunas antiguas. Estaba claro que la vida del chico no era fácil, la suya tampoco, y también estaba claro que no cuidaba demasiado de su cuerpo. Keira se tocó el hombro por segunda vez, era una vergüenza para una bailarina ir marcada, y una deshonra para una bruja de fuego ir con una quemadura, una quemadura de su propia llama. Con un suspiró miro hacia el mar, debía ocultar esa cicatriz... de algún modo debía lograr ocultarla.
- ¿Cuando crees que despertará este loco que se arriesga por desconocidos?- preguntó al caballo, sabía que no le respondería, pero le gustaba hablar con los animales, se sentía más cómoda con ellos que con las personas.
Keira sintió que alguien se acercaba por su espalda, tres sujetos llegaban para atacarla, no podía con tantos únicamente con sus dagas, se agachó y rodó por la arena evitando estocadas para desde el suelo, apollarse en su espalda y darles una patada a los de los lados al tiempo que se levantaba y acababa sentada sobr euno de ellos, a quien sin esperar un momento, le prendió el pelo. Se levantó con rapidez y clavó sus dagas en los brazos de los que habían recibido sus patadasy las volvía a sacar con rapidez. tomó arena y les pegó con las manos llenas en las heridas, que les empezarían a escocer por la suciedad.
Mientras esos tres desaparecían huyendo despavoridos la voz de Eltrant la alertó y se giró a ver a que venía el grito para encontrarse con un mago de manos iluminadas, iba a detener su ataque con su fuego cuando el joven espadachín se intrpuso en el camino de la bola de luz y ella, acabando por los aires, junto al agua. Keira corrió hacia él, ¿por qué salvaba a una completa desconocida? ¿A caso era un suicida? Escuchó las palabras de advertencia del otro hombre, y, enfadada, frunció el ceño y le lanzó una bola de fuego que, al rozarle, lo prendió en llamas.
Agachandose junto al chico del ojo vendado, le observó con preocupación disimulada, solo estaba desmayado, pero no parecía que le hubieran causado herida alguna. Era una suerte, el pobre chico ya tenía bastantes. Intentó arrastrarlo lejos del agua, y llevarlo junto a su caballo, que preocupado, alzaba las patas con nervio. Dejó al chico tendido en la arena y fue a calmar al animal. Si por ella fuera, lo asustaba más y que saliese corriendo, pero parecía que era importante para el chico y, al fin y al cabo, acababa de salvarla. Keira podía ser orgullosa, pero no desagradecida.
Desató su toca de la cintura y cubrió al chico con ella para, después, sentarse a su lado a esperar a que despertase. Lo miró de reojo, y se fijó, sobretodo, en sus heridas, algunas antiguas. Estaba claro que la vida del chico no era fácil, la suya tampoco, y también estaba claro que no cuidaba demasiado de su cuerpo. Keira se tocó el hombro por segunda vez, era una vergüenza para una bailarina ir marcada, y una deshonra para una bruja de fuego ir con una quemadura, una quemadura de su propia llama. Con un suspiró miro hacia el mar, debía ocultar esa cicatriz... de algún modo debía lograr ocultarla.
- ¿Cuando crees que despertará este loco que se arriesga por desconocidos?- preguntó al caballo, sabía que no le respondería, pero le gustaba hablar con los animales, se sentía más cómoda con ellos que con las personas.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Le dolía la cabeza.
- "¿Cuándo crees que despertará este loco que se arriesga por desconocidos?"
Recordaba haber parado una bola de fuego con el estómago ¿Estaba muerto? No, no lo estaba, dudaba mucho que los muertos sintieran nauseas, para su desgracia aquella pregunta se estaba volviendo cada vez más usual en su día a día, si fuese una persona con un mínimo de sentido de supervivencia empezaría a plantearse su mortalidad.
Abrió los ojos, sintió como la brisa marina le despejaba, estaba tumbado sobre la arena, cubierto por una especie de manta. Mareado se incorporó, el olor a salitre fue rápidamente reemplazado por un intenso aroma a carne quemada, asustado, se revisó el pecho en busca de nuevas quemaduras para, segundos después, respirar aliviado, de algún modo no había estallado en llamas.
A su lado, Keira permanecía sentada sobre la arena, mirando a la mar pensativa. Eltrant no dijo nada, dejó que se quedase un poco más inmersa en sus pensamientos, doblando manta con la que la bruja le había cubierto la dejó a un lado para levantarse justo después, por lo que sabía se había deshecho de todos los atacantes, y pronto descubrió que el olor a quemado procedía del brujo que casi le había hecho saltar por los aires. –“No conozco… a muchas bailarinas que sean capaces de prenderle fuego a alguien” – Dijo a Bradley mientras, tambaleándose, recogía su espada del suelo.
–“No sé si es conveniente que sigamos con esta pequeña excursión” – Dijo a continuación contemplando a sus contrincantes inconscientes en el suelo, tuviese lo que tuviese el tesoro no merecía la pena meterse en entre dos facciones que se peleaban por él, además, si estaba en una isla era prácticamente imposible de que él lo encontrase, para empezar no sabía nadar, no estaba dispuesto a subirse a un bote por su cuenta.
Dicho esto se dirigió hacia Mohr, que inquieto andaba de un lugar a otro junto a la orilla.
-“Sí…” – Le susurró al caballo mientras le sujetaba por las bridas –“Ya sé que el dinero nos vendría muy bien… pero…” – El animal giró la cabeza levemente. –“Es agua Mohr, agua ¿Es que quieres que me ahogue? Eso por no hablar de la panda de psicópatas que persiguen el mapa.” – El caballo ladeó ahora la cabeza hacía el otro lado, el mercenario suspiró –“Sí, ya sé que hay un bote” – Se cruzó de brazos y miró hacia el embarcadero, donde una destartalada embarcación se mecía suavemente sobre el agua.
El mercenario se giró de nuevo hacia Keira, –“Supongo que no nos queda otra que ir en barca ¿Verdad?” –Preguntó. Trató de no fijarse en el extraño acto reflejo de la muchacha, no era la primera vez que la veía tocarse el hombro desde que se había encontrado con ella hacia unas horas. Por su parte el brazo derecho volvía a temblarle, puntual como siempre que lo forzaba tras una pelea, fue por ello por lo que no hizo ningún comentario sobre la actitud de la muchacha, podría ser por cualquier cosa y estaba seguro como la mujer encajaría que un completo desconocido le preguntase asuntos personales.
-“Vamos, la mayoría de estos tipos no tardaran en despertarse” – Apremió a su compañera, estaba claro que el brujo que desprendía una leve voluta de humo no se iba a volver a levantar, los demás en cambio solo estaban fuera de combate, al menos los dos que él se había encargado de enfrentar.
- "¿Cuándo crees que despertará este loco que se arriesga por desconocidos?"
Recordaba haber parado una bola de fuego con el estómago ¿Estaba muerto? No, no lo estaba, dudaba mucho que los muertos sintieran nauseas, para su desgracia aquella pregunta se estaba volviendo cada vez más usual en su día a día, si fuese una persona con un mínimo de sentido de supervivencia empezaría a plantearse su mortalidad.
Abrió los ojos, sintió como la brisa marina le despejaba, estaba tumbado sobre la arena, cubierto por una especie de manta. Mareado se incorporó, el olor a salitre fue rápidamente reemplazado por un intenso aroma a carne quemada, asustado, se revisó el pecho en busca de nuevas quemaduras para, segundos después, respirar aliviado, de algún modo no había estallado en llamas.
A su lado, Keira permanecía sentada sobre la arena, mirando a la mar pensativa. Eltrant no dijo nada, dejó que se quedase un poco más inmersa en sus pensamientos, doblando manta con la que la bruja le había cubierto la dejó a un lado para levantarse justo después, por lo que sabía se había deshecho de todos los atacantes, y pronto descubrió que el olor a quemado procedía del brujo que casi le había hecho saltar por los aires. –“No conozco… a muchas bailarinas que sean capaces de prenderle fuego a alguien” – Dijo a Bradley mientras, tambaleándose, recogía su espada del suelo.
–“No sé si es conveniente que sigamos con esta pequeña excursión” – Dijo a continuación contemplando a sus contrincantes inconscientes en el suelo, tuviese lo que tuviese el tesoro no merecía la pena meterse en entre dos facciones que se peleaban por él, además, si estaba en una isla era prácticamente imposible de que él lo encontrase, para empezar no sabía nadar, no estaba dispuesto a subirse a un bote por su cuenta.
Dicho esto se dirigió hacia Mohr, que inquieto andaba de un lugar a otro junto a la orilla.
-“Sí…” – Le susurró al caballo mientras le sujetaba por las bridas –“Ya sé que el dinero nos vendría muy bien… pero…” – El animal giró la cabeza levemente. –“Es agua Mohr, agua ¿Es que quieres que me ahogue? Eso por no hablar de la panda de psicópatas que persiguen el mapa.” – El caballo ladeó ahora la cabeza hacía el otro lado, el mercenario suspiró –“Sí, ya sé que hay un bote” – Se cruzó de brazos y miró hacia el embarcadero, donde una destartalada embarcación se mecía suavemente sobre el agua.
El mercenario se giró de nuevo hacia Keira, –“Supongo que no nos queda otra que ir en barca ¿Verdad?” –Preguntó. Trató de no fijarse en el extraño acto reflejo de la muchacha, no era la primera vez que la veía tocarse el hombro desde que se había encontrado con ella hacia unas horas. Por su parte el brazo derecho volvía a temblarle, puntual como siempre que lo forzaba tras una pelea, fue por ello por lo que no hizo ningún comentario sobre la actitud de la muchacha, podría ser por cualquier cosa y estaba seguro como la mujer encajaría que un completo desconocido le preguntase asuntos personales.
-“Vamos, la mayoría de estos tipos no tardaran en despertarse” – Apremió a su compañera, estaba claro que el brujo que desprendía una leve voluta de humo no se iba a volver a levantar, los demás en cambio solo estaban fuera de combate, al menos los dos que él se había encargado de enfrentar.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El chico no tardó en despertar llamado, con su movimiento, la atención de Keira, que se giró a mirar como él doblaba lo que ella había usado para taparlo y lo dejaba doblado sobre la arena, El olor del tipo que había ardido seguía en el aire, no lo había matado, pero el dolo lo había dejado inconsciente y tardaría en despertar. Le quedarían unas quemaduras bonitas... tanto como la que ella misma tenía en su brazo.
Se levantó para atarse el pañuelo y escuchó de soslayó lo que comentaba el espadachín. Con una media sonrisa, pensó "Eso es porque nunca me a visto bailar" aunque no lo dijo, aunque sabía de su talento, no iba presumiendo de él, pensaba que el talento es algo que hay que mantener, y demostrar, no simplemente parlotear como si no costara esfuerzo. No era facil mantenerse en forma, la elasticidad, si no se entrena, se pierde, hay que cuidar el cuerpo, y, por lo que veía, el chico no era muy partidario de cuidar de si mismo, la chica se tocó el hombro, ella, últimamente, tampoco.
Miró el mar, cuando el joven de ojo vendado le dijo que les tocaría ir en la barcaza y pensó en el mapa, se negaba a meterse en esa barca, ni loca volvía a meterse en el mar, lo odiaba, era salado, frío, tenía olas peces y bichos, esa masa de agua salada no era natural tener que meterse en el agua, no volvería a hacerlo, aunque tuviera que aprender a volar, antes de volver a poner un pie en un barco se teletransportaba. No estaban hechos para el mar, ¿tenían branquias? no. Pues ya estaba, el mar para los peces.
Eso pensaba pero, sin saber muy bien cómo, acabó sobre la barcaza, con las piernas cruzadas, un brazo sobre su rodilla y, su barbilla sobre la mano de este, a espera de zarpar, con cara de exasperación. Cuando pisara tierra firme estaría mejor, pero, de momento, se sentía como pez fuera del agua, y nunca mejor dicho. "espero que al menos, no me meta dentro de esta cosa al caballo, ya está bastante destartalada como para aguantar el pso del animal, es lo que nos falta en medio del agua, un animal enorme que nos ponga el culo en la cara..."- pensaba rodando los ojos. Dio un suspiro para calmar sus humos, el chico no tenía la culpa de que a ella no le gustaran las olas, solo quedaba cortar el amarre.
- Cuando quieras, zarpamos.- dijo con calma
Se levantó para atarse el pañuelo y escuchó de soslayó lo que comentaba el espadachín. Con una media sonrisa, pensó "Eso es porque nunca me a visto bailar" aunque no lo dijo, aunque sabía de su talento, no iba presumiendo de él, pensaba que el talento es algo que hay que mantener, y demostrar, no simplemente parlotear como si no costara esfuerzo. No era facil mantenerse en forma, la elasticidad, si no se entrena, se pierde, hay que cuidar el cuerpo, y, por lo que veía, el chico no era muy partidario de cuidar de si mismo, la chica se tocó el hombro, ella, últimamente, tampoco.
Miró el mar, cuando el joven de ojo vendado le dijo que les tocaría ir en la barcaza y pensó en el mapa, se negaba a meterse en esa barca, ni loca volvía a meterse en el mar, lo odiaba, era salado, frío, tenía olas peces y bichos, esa masa de agua salada no era natural tener que meterse en el agua, no volvería a hacerlo, aunque tuviera que aprender a volar, antes de volver a poner un pie en un barco se teletransportaba. No estaban hechos para el mar, ¿tenían branquias? no. Pues ya estaba, el mar para los peces.
Eso pensaba pero, sin saber muy bien cómo, acabó sobre la barcaza, con las piernas cruzadas, un brazo sobre su rodilla y, su barbilla sobre la mano de este, a espera de zarpar, con cara de exasperación. Cuando pisara tierra firme estaría mejor, pero, de momento, se sentía como pez fuera del agua, y nunca mejor dicho. "espero que al menos, no me meta dentro de esta cosa al caballo, ya está bastante destartalada como para aguantar el pso del animal, es lo que nos falta en medio del agua, un animal enorme que nos ponga el culo en la cara..."- pensaba rodando los ojos. Dio un suspiro para calmar sus humos, el chico no tenía la culpa de que a ella no le gustaran las olas, solo quedaba cortar el amarre.
- Cuando quieras, zarpamos.- dijo con calma
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El mercenario ató al corcel al embarcadero y cuidadosamente le pasó la mano por el hocico – “Espérame aquí, ¿Vale?” – Sonrió –“No voy a tardar mucho” – El caballo miró al mercenario largo y tendido y después ladeó un poco la cabeza, una vez más. No le gustaba la idea de dejar allí al caballo por su cuenta, pero era un animal inteligente, dejó la soga medio sueltan en caso de que necesitase huir de algo, no estaba dispuesto a dejar que se lo robasen de nuevo.
Después Eltrant le dedicó una sonrisa nerviosa a su compañera y subió al embarcadero –“Vamos” – Dijo simplemente a Keira.
Sus pisadas, claramente audibles sobre la madera carcomida le indicaban que aquel lugar iba a venirse abajo en cualquier momento, el embarcadero tenía aspecto de llevar abandonado bastante tiempo, en cierto modo era incluso asombroso que aquel lugar no se hubiese derrumbado aún.
Junto a la embarcación, observó como esta se tambaleaba levemente a causa del vaivén de las olas, Eltrant tragó saliva, aun recordaba lo mal que lo pasó la última vez que se vio obligado a subirse un barco, apartando aquellos pensamientos de su cabeza frunció el ceño y saltó al bote.
En el mismo instante en el cual se sintió sobre la barca palideció, se dejó caer de espaldas sobre el húmedo suelo y esperó a que su compañera le imitase, lo sabía, iba morir ahogado en aquel bote, por un tesoro que en cierto modo no le podía importar lo más mínimo.
Respiró hondo y miró hacia el horizonte como le había aconsejado Demian que hiciese en aquellos casos para tratar de aliviar la sensación de malestar que le ocasionaban las olas.
Miró a la bruja frente a él y sonrió, ella tampoco parecía muy cómoda en aquella situación, pero era una bruja, vivían en islas, seguro que sabía nadar.
Volviendo a tomar otra gran bocanada de aire agarró los remos, cerró los ojos concentrándose en lo que estaba a punto de hacer, y poco a poco se alejó de la orilla.
-“Odio el mar…” – Dijo a su compañera,mareado, se dejó caer de espaldas de nuevo esperando que se le pasase un poco aquella horrible sensación –“¿Hacia dónde?” – Preguntó a la chica, que tenía el mapa, esperaba que fuse donde fuesen estuviese cerca, el bote era pequeño, idóneo para ir a pequeños islotes, los que les habían atacado no lo habrían estado protegiendo si no fuese indispensable para llegar hasta su destino.
Después Eltrant le dedicó una sonrisa nerviosa a su compañera y subió al embarcadero –“Vamos” – Dijo simplemente a Keira.
Sus pisadas, claramente audibles sobre la madera carcomida le indicaban que aquel lugar iba a venirse abajo en cualquier momento, el embarcadero tenía aspecto de llevar abandonado bastante tiempo, en cierto modo era incluso asombroso que aquel lugar no se hubiese derrumbado aún.
Junto a la embarcación, observó como esta se tambaleaba levemente a causa del vaivén de las olas, Eltrant tragó saliva, aun recordaba lo mal que lo pasó la última vez que se vio obligado a subirse un barco, apartando aquellos pensamientos de su cabeza frunció el ceño y saltó al bote.
En el mismo instante en el cual se sintió sobre la barca palideció, se dejó caer de espaldas sobre el húmedo suelo y esperó a que su compañera le imitase, lo sabía, iba morir ahogado en aquel bote, por un tesoro que en cierto modo no le podía importar lo más mínimo.
Respiró hondo y miró hacia el horizonte como le había aconsejado Demian que hiciese en aquellos casos para tratar de aliviar la sensación de malestar que le ocasionaban las olas.
Miró a la bruja frente a él y sonrió, ella tampoco parecía muy cómoda en aquella situación, pero era una bruja, vivían en islas, seguro que sabía nadar.
Volviendo a tomar otra gran bocanada de aire agarró los remos, cerró los ojos concentrándose en lo que estaba a punto de hacer, y poco a poco se alejó de la orilla.
-“Odio el mar…” – Dijo a su compañera,mareado, se dejó caer de espaldas de nuevo esperando que se le pasase un poco aquella horrible sensación –“¿Hacia dónde?” – Preguntó a la chica, que tenía el mapa, esperaba que fuse donde fuesen estuviese cerca, el bote era pequeño, idóneo para ir a pequeños islotes, los que les habían atacado no lo habrían estado protegiendo si no fuese indispensable para llegar hasta su destino.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Afortunadamente, el chico dejo al caballo en la orilla, y, tras una despedida, entró a la balsa quedandose blanco al instante y viendose obligado a tumbarse y mirar al cielo, vaya, él lo pasaba peor que Keira, que no pudo evitar soltar una risilla ante el comportamiento del que, en un principio, parecía tan valiente. Al momento recuperó su semblante serio normal. Cuando dijo que podían zarpar, Keira cortó el amarre y empujó la barca con un pie, tambaleandose, logró sentarse de nuevo,
Sacó el mapa y observó lo que los rodeaba, maldita agua, madito mar, no le gustaba nada de eso, ahí no tenía coordenadas, ni tneía nada, solo un dibujo de una isla con forma de fresa, y, para colmo, no estba Fier para decirle que veía desde el cielo. Cuando no tenía a su ave cerca, se volvía una completa idiota. Mientras la barca avanzaba en linea recta alejandose de la playa, haciendo que el caballo fuera un mero punto blanco en la lejanía, escuchó murmurar al chico, en el suelo que odiaba el mar.
- Bienvenido a mi mundo.- sonrío sarcástica.
Menudos dos se habían juntado para ir hasta una isla, Keira no sabría decir si eran simples locos o idiotas destacados. Se levantó nuevamente, según el mapa la isla no podía encontrarse lejos. Tambaleandose un par de veces, logró recuperar el equilibrio y, a lo lejos, oteó un pedazo de tierra con palmeras por encima vaya, si que estaba cerca, la misma corriente los llevaba. Extraño, tal vez debía haber alguna corriente subterranea, en la isla. Keira pensó de nuevo lo que le había venido a la cabeza, una corriente... Remolinos. Abriendo los ojos tomó los remos, apresurada.
- Espadachín, tengo dos noticias, una buena y otra mala, la buena, tierra a la vista, la mala, lo que nos está acercando a ella es un remolino.- dijo nerviosa- Dejate de mareos y ayudame a remar.- terminó gritando haciendo fuerza con los brazos.- Por todos los dioses, como odio el mar, lo odio a muerte...- musitó con dientes apretados mientras intentaba salir de la corriente, que, de repente, comenzaba a desviarlos hacia la izquierda, pero ellos debían seguir recto, hacia la isla.
Sacó el mapa y observó lo que los rodeaba, maldita agua, madito mar, no le gustaba nada de eso, ahí no tenía coordenadas, ni tneía nada, solo un dibujo de una isla con forma de fresa, y, para colmo, no estba Fier para decirle que veía desde el cielo. Cuando no tenía a su ave cerca, se volvía una completa idiota. Mientras la barca avanzaba en linea recta alejandose de la playa, haciendo que el caballo fuera un mero punto blanco en la lejanía, escuchó murmurar al chico, en el suelo que odiaba el mar.
- Bienvenido a mi mundo.- sonrío sarcástica.
Menudos dos se habían juntado para ir hasta una isla, Keira no sabría decir si eran simples locos o idiotas destacados. Se levantó nuevamente, según el mapa la isla no podía encontrarse lejos. Tambaleandose un par de veces, logró recuperar el equilibrio y, a lo lejos, oteó un pedazo de tierra con palmeras por encima vaya, si que estaba cerca, la misma corriente los llevaba. Extraño, tal vez debía haber alguna corriente subterranea, en la isla. Keira pensó de nuevo lo que le había venido a la cabeza, una corriente... Remolinos. Abriendo los ojos tomó los remos, apresurada.
- Espadachín, tengo dos noticias, una buena y otra mala, la buena, tierra a la vista, la mala, lo que nos está acercando a ella es un remolino.- dijo nerviosa- Dejate de mareos y ayudame a remar.- terminó gritando haciendo fuerza con los brazos.- Por todos los dioses, como odio el mar, lo odio a muerte...- musitó con dientes apretados mientras intentaba salir de la corriente, que, de repente, comenzaba a desviarlos hacia la izquierda, pero ellos debían seguir recto, hacia la isla.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
-“¿Remolinos? ¿Tan cerca de la orilla?” – Preguntó Eltrant mientas obedecía a la bruja y tomaba uno de los remos.
El vaivén de la barca no le hacía ningún favor, ni siquiera se encontraba en condiciones para remar, pero la bruja tenia razón, estaban escorándose levemente hacia la izquierda, si no quería acabar pataleando a varios metros bajo el agua iba a tener que mantener la trayectoria de la embarcación.
Eltrant apretó los dientes y remó con todas sus fuerzas en dirección a la isla luchando contra lo que fuese que tiraba de ellos. –“¿¡Por qué habré decidido subirme en esta maldita tabla?!” – Dijo sin parar de remar, sentía que la cabeza le iba a estallar y todo le daba vueltas, si sobrevivía, aquella sería la última vez que se subiría en un barco.
Seguían desviándose, lentamente a causa del esfuerzo de los dos tripulantes, pero no conseguían estabilizar el bote. Frunció el ceño y forzó a sus brazos a seguir remando, la isla no estaba muy lejos, podían llegar, solo tenían que seguir remando.
Totalmente empapado, notó como la embarcación se agitaba cada vez con más violencia a causa de la corriente. Inconscientemente dejó caer un remó a un lado para a continuación precipitándose de rodillas sobre el suelo del bote, el suelo de aquella canoa destartalada no se estaba quieto, le costaba respirar.
Se llevó la mano derecha, temblorosa, hasta la venda que cubría su cara y se la quitó de un fuerte tirón aliviando un poco la sensación de agobio que la tela le producía, aún cegado parcialmente a causa del cambio drástico de visibilidad en el ojo que había tenido vendado hasta hacia un momento tragó saliva y volvió a agarrar la pala para continuar remando.
La isla se volvía poco a poco una parte importante del horizonte, pero seguía estando lejos, demasiado. Sentía como el corazón se le paraba con cada ola contra la que chocaban, tenían que salir de allí.
Cerró los ojos y continuó remando –“¡Odio el mar!” – Gritó a pleno pulmón tratando de tranquilizarse.
Hacía tiempo que no estaba tan aterrado, podía luchar contra seres que escupían fuego, bandidos, vampiros y bestias sin problema alguno, pero aquello le superaba, si ya tenía problemas manteniendo la coordinación en barcos grandes y bien mantenidos, en aquel momento no había un solo pensamiento cuerdo que cruzase su cabeza.
Continuó remando con los ojos cerrados, sabía que si los abría lo único que conseguiría es terminar de perder la concentración, repitió la misma acción una y otra vez, confiando en que su compañera estuviese dirigiendo la embarcación en la dirección adecuada.
Y entonces se pararon bruscamente. Abrió los ojos.
Habían encallado en la playa, frente a él, unas palmeras se agitaban con suavidad mecidas por la brisa marina, las olas impactaban mansamente contra la embarcación que había quedado encajada en la arena.
No sabia como habían superado los remolinos, pero no importaba, el mercenario saltó fuera de la embarcación tan pronto como entendió que estaban en tierra firme, chapoteó en el agua y después cayó de rodillas sobre la arena, a pocos metros del bote respirando agitadamente –“¡Nunca!” – Gritó –“¡Nunca más!”
No estaba orgulloso del espectáculo que le estaba dando a su compañera, pero le daba igual, estaba vivo; y aunque una parte muy grande de él sabía que tenía que pasar por lo mismo en aquel momento carecía de importancia, se concentró en el la sensación que la fina arena producía en sus manos. Tan ocupado estaba con aquello, que ni siquiera se percató en los otros botes, vacíos, que descansaban a pocos metros de ellos.
El vaivén de la barca no le hacía ningún favor, ni siquiera se encontraba en condiciones para remar, pero la bruja tenia razón, estaban escorándose levemente hacia la izquierda, si no quería acabar pataleando a varios metros bajo el agua iba a tener que mantener la trayectoria de la embarcación.
Eltrant apretó los dientes y remó con todas sus fuerzas en dirección a la isla luchando contra lo que fuese que tiraba de ellos. –“¿¡Por qué habré decidido subirme en esta maldita tabla?!” – Dijo sin parar de remar, sentía que la cabeza le iba a estallar y todo le daba vueltas, si sobrevivía, aquella sería la última vez que se subiría en un barco.
Seguían desviándose, lentamente a causa del esfuerzo de los dos tripulantes, pero no conseguían estabilizar el bote. Frunció el ceño y forzó a sus brazos a seguir remando, la isla no estaba muy lejos, podían llegar, solo tenían que seguir remando.
Totalmente empapado, notó como la embarcación se agitaba cada vez con más violencia a causa de la corriente. Inconscientemente dejó caer un remó a un lado para a continuación precipitándose de rodillas sobre el suelo del bote, el suelo de aquella canoa destartalada no se estaba quieto, le costaba respirar.
Se llevó la mano derecha, temblorosa, hasta la venda que cubría su cara y se la quitó de un fuerte tirón aliviando un poco la sensación de agobio que la tela le producía, aún cegado parcialmente a causa del cambio drástico de visibilidad en el ojo que había tenido vendado hasta hacia un momento tragó saliva y volvió a agarrar la pala para continuar remando.
La isla se volvía poco a poco una parte importante del horizonte, pero seguía estando lejos, demasiado. Sentía como el corazón se le paraba con cada ola contra la que chocaban, tenían que salir de allí.
Cerró los ojos y continuó remando –“¡Odio el mar!” – Gritó a pleno pulmón tratando de tranquilizarse.
Hacía tiempo que no estaba tan aterrado, podía luchar contra seres que escupían fuego, bandidos, vampiros y bestias sin problema alguno, pero aquello le superaba, si ya tenía problemas manteniendo la coordinación en barcos grandes y bien mantenidos, en aquel momento no había un solo pensamiento cuerdo que cruzase su cabeza.
Continuó remando con los ojos cerrados, sabía que si los abría lo único que conseguiría es terminar de perder la concentración, repitió la misma acción una y otra vez, confiando en que su compañera estuviese dirigiendo la embarcación en la dirección adecuada.
Y entonces se pararon bruscamente. Abrió los ojos.
Habían encallado en la playa, frente a él, unas palmeras se agitaban con suavidad mecidas por la brisa marina, las olas impactaban mansamente contra la embarcación que había quedado encajada en la arena.
No sabia como habían superado los remolinos, pero no importaba, el mercenario saltó fuera de la embarcación tan pronto como entendió que estaban en tierra firme, chapoteó en el agua y después cayó de rodillas sobre la arena, a pocos metros del bote respirando agitadamente –“¡Nunca!” – Gritó –“¡Nunca más!”
No estaba orgulloso del espectáculo que le estaba dando a su compañera, pero le daba igual, estaba vivo; y aunque una parte muy grande de él sabía que tenía que pasar por lo mismo en aquel momento carecía de importancia, se concentró en el la sensación que la fina arena producía en sus manos. Tan ocupado estaba con aquello, que ni siquiera se percató en los otros botes, vacíos, que descansaban a pocos metros de ellos.
Última edición por Eltrant Tale el Sáb 6 Jun 2015 - 23:26, editado 2 veces
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El chico tomó uno de los remos que ella sostenía y comenzó a remar con ella, por desgracia, Keira no era especialmente fuerte, y eso hacía que, en consecuencia, no pudieran avanzar, en reliadad estaba haciendo el joven herido casi todo el trabajo. Y encima, él estaba mareado, ella solo se asustaba, pero podía mantener el tipo, en cambio Eltrant, tenía muy mal aspecto. Incluso se tuvo que ir al suelo para recuperar la compostura, mientras se acercaban, cada vez más, al remolino.
Cuando el jove volvió a su sitio, y comenzó a remar cerrando los ojos, Keira, sabiendo que no lo lograrían, se alzó de su sitio y, gastando mucha de su energía, situó las manos cerca del agua, empapandose a si misma y, con un nudo en la garganta, soltó unas llamaradas desde sus manos hacia el agua, haciendo que esta se moviese con rapidez y quedando encallados en la arena.
Tumbada sobre el suelo firma de la isla, respirando con dificultad por el esfuerzo, se tiró en la arena boca arriba, mirando el sol, escupiendo agua, había tragado demasiada al ponerse tan cerca del mar, y de poco no se cae, pero había aguantado, y, a pesar del agotamiento, ahora estaban sanos y salvos. Escuchó como el chico protestaba diciendo que nunca más, le habría gustado responder, pero aun necesitaba recuperarse un poco.
Cuando pudo volver a respirar, luchando por no vomitar, se levantó e intentando despegarse la ropa del cuerpo, tapandose con el mantón, los hombros para que no se viera su quemadura, ya no le dolía, pero verla o incluso enseñarla, era una vergüenza para ella. Lanzó un suspiro recuperando el aliento y le preguntó acercandose:
- ¿Estás bien? parece que a ninguno de los dos nos gusta demasiado el mar.- comentó apartandose el largo pelo mojado de la cara.
Miró a su alrededor, botes, al menos, unos 3, ¿qué debía haber en ese sitio que fuera tan importante? Lo que estaba claro es que algo había en esa isla y que alguien había llegado antes que ellos. Miró el mapa y contempló las marcas, nada, todo terminaba en la isla, no había ninguna indicación más. No en el mapa, pero en la playa, cercano a la linde del bosque, un totem daba indicaciones para encontrar lo que buscaban, ¿sabrían entender las indicaciones? parecía algo muy antiguo.
Cuando el jove volvió a su sitio, y comenzó a remar cerrando los ojos, Keira, sabiendo que no lo lograrían, se alzó de su sitio y, gastando mucha de su energía, situó las manos cerca del agua, empapandose a si misma y, con un nudo en la garganta, soltó unas llamaradas desde sus manos hacia el agua, haciendo que esta se moviese con rapidez y quedando encallados en la arena.
Tumbada sobre el suelo firma de la isla, respirando con dificultad por el esfuerzo, se tiró en la arena boca arriba, mirando el sol, escupiendo agua, había tragado demasiada al ponerse tan cerca del mar, y de poco no se cae, pero había aguantado, y, a pesar del agotamiento, ahora estaban sanos y salvos. Escuchó como el chico protestaba diciendo que nunca más, le habría gustado responder, pero aun necesitaba recuperarse un poco.
Cuando pudo volver a respirar, luchando por no vomitar, se levantó e intentando despegarse la ropa del cuerpo, tapandose con el mantón, los hombros para que no se viera su quemadura, ya no le dolía, pero verla o incluso enseñarla, era una vergüenza para ella. Lanzó un suspiro recuperando el aliento y le preguntó acercandose:
- ¿Estás bien? parece que a ninguno de los dos nos gusta demasiado el mar.- comentó apartandose el largo pelo mojado de la cara.
Miró a su alrededor, botes, al menos, unos 3, ¿qué debía haber en ese sitio que fuera tan importante? Lo que estaba claro es que algo había en esa isla y que alguien había llegado antes que ellos. Miró el mapa y contempló las marcas, nada, todo terminaba en la isla, no había ninguna indicación más. No en el mapa, pero en la playa, cercano a la linde del bosque, un totem daba indicaciones para encontrar lo que buscaban, ¿sabrían entender las indicaciones? parecía algo muy antiguo.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Volvió a tomar tanto aire como sus pulmones le permitían mientras de rodillas seguía acariciando la arena que tenía bajo él, paulatinamente la sensación de malestar fue remitiendo hasta un punto tolerable, momento en el cual se levantó y buscó con la mirada a su compañera, que no parecía estar en mejor estado que el mismo.
Keira no parecía haber disfrutado el trayecto mucho más que él sin embargo se había levantado y recuperado al poco de llegar a tierra –“Sí… estoy bien, solo… no sé nadar…” – Contestó a Keira tratando de disculparse ante el comportamiento que había demostrado momentos antes. –“El agua… bueno, digamos que la idea de ahogarme no me entusiasma.”- Eltrant rió nervioso y se rascó la barba, la muchacha estaba empapada, él había tenido los ojos cerrados la mayor parte del trayecto, por lo que no sabía con exactitud qué había sucedido, sin embargo, algo le decía que la mujer se había llevado la peor parte.
Desatándose la capa y escurriéndola para deshacerse de todo el líquido que había absorbido se la lanzó a Keira –“Sécate” – Dijo sonriéndole –“Está un poco húmeda, pero hará un apaño”
Fue ese el momento en el cual Eltrant se percató de los botes que había a pocos metros de la barca en la que habían llegado a la isla, el mercenario frunció el ceño, para ser un lugar apartado y tan pequeño estaba yendo demasiada gente.
Comprobó que no había perdido nada, la espada rota, una libreta gastada y un carboncillo, todo estaba en su lugar; los libros y las provisiones para sus viajes descansaban en las alforja de Mohr.
Se acercó a la orilla y miró hacia él lugar del cual habían zarpado, no era en aquel momento sino una pequeña casa en el horizonte, sintió como se le revolvía el estómago solo de pensar que al volver tenía que subirse una vez más en el bote.
Antes de continuar explorando la playa el mercenario se palpó la piel alrededor del ojo derecho, sonrió al no sentir ninguna imperfección en su piel, Lucía le había dicho la verdad. La curandera se había asegurado de que las quemaduras no le dejarían marca, seguía viendo las cosas parcialmente borrosas ahora que se había deshecho de la venda y su cara aún poseía cierto tono ocre, sin embargo, según Lucia, aquellos síntomas irían remitiendo con el paso de los días.
Se giró de nuevo hacia la bruja y le sonrió –“¿Alguna idea de hacia dónde…?” – Dejó la frase a la mitad cuando su vista se clavó en una especie de escultura, carcomida por el paso de los años, que se encontraba cerca de lo que parecía ser la entrada al bosque.
Reconoció aquella cosa, había visto una similar en uno de sus libros de historia, por supuesto no sabía que era exactamente aun habiéndolo leído con anterioridad, no lo hacia para estudiar, sino más bien porque le gustaba y se le antojaba entretenido.
Inmediatamente se acercó hasta la escultura y una vez frente a ella la estudió más de cerca, no pudo evitar sonreír al ver las formas de los grabados, ¿Quién habría hecho aquello? ¿Cuál era su función? Miles de preguntas, de las que estaba claro que no tenía respuesta, empezaron a surcar su mente.
Curioso, siguió contemplando el tótem hasta que, después de unos minutos, desde lo más profundo de su memoria un pequeño pie de página que había leído hacia unos meses salió a la luz, frunció el ceño y se giró hacia su compañera –“Los piratas y los bandidos usan estas… esculturas para indicar la dirección en la que está escondido algo importante” – Se atusó la barba –“¿Contrabando? ¿Aeros? ¿Qué es lo que han escondido en esta isla?” – Pensó mirando pensativo el pilar y tras unos segundos se volvió, una vez más, hacia la joven –“Su… euh… su significado inicial era otro…aunque no lo recuerdo exactamente” – Hizo aún más memoria –“En cualquier caso, cayeron en el olvido hace tanto que ya apenas se tienen en cuenta, de ahí a que... bueno, las usen para eso.” – Se agachó junto a la roca y comenzó a deslizar sus dedos por las formas talladas en la piedra –“Probablemente hable de dragones ancestrales y esas cosas” – Volvió a sonreír. – “Debería conducirnos hasta lo que sea que escondan aquí, debe de haber otro no muy lejos de este” – Añadió levantándose.
Keira no parecía haber disfrutado el trayecto mucho más que él sin embargo se había levantado y recuperado al poco de llegar a tierra –“Sí… estoy bien, solo… no sé nadar…” – Contestó a Keira tratando de disculparse ante el comportamiento que había demostrado momentos antes. –“El agua… bueno, digamos que la idea de ahogarme no me entusiasma.”- Eltrant rió nervioso y se rascó la barba, la muchacha estaba empapada, él había tenido los ojos cerrados la mayor parte del trayecto, por lo que no sabía con exactitud qué había sucedido, sin embargo, algo le decía que la mujer se había llevado la peor parte.
Desatándose la capa y escurriéndola para deshacerse de todo el líquido que había absorbido se la lanzó a Keira –“Sécate” – Dijo sonriéndole –“Está un poco húmeda, pero hará un apaño”
Fue ese el momento en el cual Eltrant se percató de los botes que había a pocos metros de la barca en la que habían llegado a la isla, el mercenario frunció el ceño, para ser un lugar apartado y tan pequeño estaba yendo demasiada gente.
Comprobó que no había perdido nada, la espada rota, una libreta gastada y un carboncillo, todo estaba en su lugar; los libros y las provisiones para sus viajes descansaban en las alforja de Mohr.
Se acercó a la orilla y miró hacia él lugar del cual habían zarpado, no era en aquel momento sino una pequeña casa en el horizonte, sintió como se le revolvía el estómago solo de pensar que al volver tenía que subirse una vez más en el bote.
Antes de continuar explorando la playa el mercenario se palpó la piel alrededor del ojo derecho, sonrió al no sentir ninguna imperfección en su piel, Lucía le había dicho la verdad. La curandera se había asegurado de que las quemaduras no le dejarían marca, seguía viendo las cosas parcialmente borrosas ahora que se había deshecho de la venda y su cara aún poseía cierto tono ocre, sin embargo, según Lucia, aquellos síntomas irían remitiendo con el paso de los días.
Se giró de nuevo hacia la bruja y le sonrió –“¿Alguna idea de hacia dónde…?” – Dejó la frase a la mitad cuando su vista se clavó en una especie de escultura, carcomida por el paso de los años, que se encontraba cerca de lo que parecía ser la entrada al bosque.
Reconoció aquella cosa, había visto una similar en uno de sus libros de historia, por supuesto no sabía que era exactamente aun habiéndolo leído con anterioridad, no lo hacia para estudiar, sino más bien porque le gustaba y se le antojaba entretenido.
Inmediatamente se acercó hasta la escultura y una vez frente a ella la estudió más de cerca, no pudo evitar sonreír al ver las formas de los grabados, ¿Quién habría hecho aquello? ¿Cuál era su función? Miles de preguntas, de las que estaba claro que no tenía respuesta, empezaron a surcar su mente.
Curioso, siguió contemplando el tótem hasta que, después de unos minutos, desde lo más profundo de su memoria un pequeño pie de página que había leído hacia unos meses salió a la luz, frunció el ceño y se giró hacia su compañera –“Los piratas y los bandidos usan estas… esculturas para indicar la dirección en la que está escondido algo importante” – Se atusó la barba –“¿Contrabando? ¿Aeros? ¿Qué es lo que han escondido en esta isla?” – Pensó mirando pensativo el pilar y tras unos segundos se volvió, una vez más, hacia la joven –“Su… euh… su significado inicial era otro…aunque no lo recuerdo exactamente” – Hizo aún más memoria –“En cualquier caso, cayeron en el olvido hace tanto que ya apenas se tienen en cuenta, de ahí a que... bueno, las usen para eso.” – Se agachó junto a la roca y comenzó a deslizar sus dedos por las formas talladas en la piedra –“Probablemente hable de dragones ancestrales y esas cosas” – Volvió a sonreír. – “Debería conducirnos hasta lo que sea que escondan aquí, debe de haber otro no muy lejos de este” – Añadió levantándose.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El chico respondió a la cuestión, calmandose y explicando que no sabía nadar, vaya, así entendía su reacción, le había parecido una persona valiente, que lo pasara tan mal en alta mar le resultaba extraño, pero si no sabía nadar, aun había tenido narices, meterse al agua sin saber nadar... hacía falta o mucho valor, o mucha locura.
Desde arriba Keira vio que el chico se quitaba la capa, la escurría, para, despues, lanzarsela diciendole que se secase. Sorprendida, tomó la capa y asintió con la cabeza cambiando la toca por la capa. Vaya, que cambio de repente, primero la amenazaba con la espada, y luego intentaba, por así decirlo, ¿cuidarla?
- Gracias...- susurró cansada. Había usado demasiada energía y se había levantado con demasiada rapidez, pero no podía quedarse allí quieta.
Si pudiera usar más magia, no le costaría demasiado secar su ropa y la del chico, pero sentía que, como hiciera algo más en ese momento, se caería ahí mismo. Escuchó de nuevo la voz del chico, que se cortó cuando vió el totem de piedra junto al bosque y se acercó a mirar, ella, más despacio, hizo otro tanto, miró intentando ver lo que veía el chico, pero no entendía nada, así que espero a sus explicaciones. Así que se usaba para marcar direcciones... y habría otro cerca... Keira se fijó en la inclinación de la piedra, que se adentraba en el bosque.
- Yo no entiendo de estas cosas, la verdad, pero... esto señala hacia dentro, ¿vamos? ¿o lo que hay ahí escrito lleva hacia otro sitio?- preguntó cuando el chico se levantó. por primera vez se dio cuenta de que era alto, le sacaba como... dos cabezas y e veía obligada a alzar la vista.
Finalmente decidió internarse en el bosque, donde los cocoteros y otros árboles daban sombra, no hacia calor, pero el ambiente era algo agobiante, muy humedo, Keira, acostumbrada a aires más secos, se sentía incomoda. Con un suspiro avanzó por la espesura hasta darse de frente con otra estatua de piedra, esta casi completamente cubierta por enredaderas. La chica estaba tan cansada que resvaló con el musgo y se tuvo que sostener de un árbol para no caer. Esa isla era asquerosa, cada vez odiaba más el mar y sus climas cambiantes...
Desde arriba Keira vio que el chico se quitaba la capa, la escurría, para, despues, lanzarsela diciendole que se secase. Sorprendida, tomó la capa y asintió con la cabeza cambiando la toca por la capa. Vaya, que cambio de repente, primero la amenazaba con la espada, y luego intentaba, por así decirlo, ¿cuidarla?
- Gracias...- susurró cansada. Había usado demasiada energía y se había levantado con demasiada rapidez, pero no podía quedarse allí quieta.
Si pudiera usar más magia, no le costaría demasiado secar su ropa y la del chico, pero sentía que, como hiciera algo más en ese momento, se caería ahí mismo. Escuchó de nuevo la voz del chico, que se cortó cuando vió el totem de piedra junto al bosque y se acercó a mirar, ella, más despacio, hizo otro tanto, miró intentando ver lo que veía el chico, pero no entendía nada, así que espero a sus explicaciones. Así que se usaba para marcar direcciones... y habría otro cerca... Keira se fijó en la inclinación de la piedra, que se adentraba en el bosque.
- Yo no entiendo de estas cosas, la verdad, pero... esto señala hacia dentro, ¿vamos? ¿o lo que hay ahí escrito lleva hacia otro sitio?- preguntó cuando el chico se levantó. por primera vez se dio cuenta de que era alto, le sacaba como... dos cabezas y e veía obligada a alzar la vista.
Finalmente decidió internarse en el bosque, donde los cocoteros y otros árboles daban sombra, no hacia calor, pero el ambiente era algo agobiante, muy humedo, Keira, acostumbrada a aires más secos, se sentía incomoda. Con un suspiro avanzó por la espesura hasta darse de frente con otra estatua de piedra, esta casi completamente cubierta por enredaderas. La chica estaba tan cansada que resvaló con el musgo y se tuvo que sostener de un árbol para no caer. Esa isla era asquerosa, cada vez odiaba más el mar y sus climas cambiantes...
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Avanzó tras la muchacha a lo largo de aquella extraña jungla, aunque la isla era pequeña el mercenario no iba a poner en duda la frondosidad de aquella selva, no fueron pocas las veces en las que estuvo a punto de resbalarse, la humedad, en cambio era asfixiante, ¿Podía cambiar tanto el clima? A fin de cuentas estaban solo a unos kilómetros de la costa.
Siguió de cerca a la muchacha, su forma de moverse por aquel lugar le indicó al mercenario que la mujer no estaba habituada a lidiar con lugares como aquella selva, sonrió, no habían sido pocas las veces que la mujer había podido acabar con su vida de haberlo querido, de momento seguía de una pieza, por lo que empezó a relajarse ante la presencia de la joven, aunque ni él mismo se percatase de ello.
A un paso lento pero constante llegaron hasta el segundo tótem, lugar donde Keira se resbaló y se vio obligada a sujetarse en uno de los gruesos árboles para no venirse abajo, el mercenario se acercó a ella –“¿Te encuentras bien?” – Preguntó, la bruja parecía estar agotada, Eltrant se pasó la mano por el pelo, no habían caminado tanto ¿Acaso todavía se encontraba indispuesta a causa de la pequeña travesía en bote? Podía ser, por lo que sabía, ella tampoco le tenía mucho apego al mar. –“Siéntate y descansa un poco” – Le dijo Eltrant sonriendo mientas señalaba la única piedra que no estaba cubierta por musgo.
Después de hablar con la joven el muchacho se giró hacia la escultura, y como un niño al que acaban de regalar un juguete nuevo se acercó a ella, la torre estaba un poco inclinada a la derecha, por lo que, según habían descubierto gracias a la otra, probablemente esa la dirección que debían tomar; Pero aquello era algo secundario para Eltrant en aquel momento, después de asegurarse de que le iba a ser imposible apartar las enredaderas con sus manos desnudas, desenvainó el trozo de metal herrumbroso al que llamaba espada y cortó las plantas que envolvían la efigie.
Una pequeña exclamación de emoción mal contenida emanó de sus labios cuando empezó a vislumbrar los grabados –“¡Mira, mira, mira!” – Apremió a la chica, mientras señalaba un símbolo medio borrado a causa del tiempo – “Este lo conozco… es… es…” – Se atusó la barba pensativo –“Creo… que… representa un dragón, importante, de los de las leyendas” – Asintió conforme ante su escueta explicación.
Sonrió para si, al final el viaje en bote había merecido la pena, era la primera vez que tenía la oportunidad de ver esos símbolos fuera de los libros – “Supuestamente… tienen nombre, pero no me acuerdo” – Dijo un poco frustrado mientras recorría los demás emblemas con la yema de los dedos. Según recordaba había tenido que vender el libro sobre la mitología de los dragones al poco de salir de Dundarak para poder permitirse dormir en una posada.
Minutos después, de mejor humor se volvió a levantar y se giró hacia la mujer –“¿Mejor?” – Preguntó –“Puedo esperar un poco más si lo prefieres” – En realidad, eso es lo que le habría gustado, poder quedándose más tiempo allí curioseando el tótem, al menos hasta que la pequeña libreta amarillenta que guardaba en uno de los bolsillos de la capa terminase de secarse, pero ya tendría tiempo para dibujar aquellos glifos cuando encontrasen el tesoro, por no hablar que según los botes que permanecían en la playa, había más gente vagando por la selva.
Cuando la muchacha estuvo lista para continuar el mercenario asintió sencillamente y como habían hecho antes, siguieron la dirección en la que señalaba el tótem.
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Siguió de cerca a la muchacha, su forma de moverse por aquel lugar le indicó al mercenario que la mujer no estaba habituada a lidiar con lugares como aquella selva, sonrió, no habían sido pocas las veces que la mujer había podido acabar con su vida de haberlo querido, de momento seguía de una pieza, por lo que empezó a relajarse ante la presencia de la joven, aunque ni él mismo se percatase de ello.
A un paso lento pero constante llegaron hasta el segundo tótem, lugar donde Keira se resbaló y se vio obligada a sujetarse en uno de los gruesos árboles para no venirse abajo, el mercenario se acercó a ella –“¿Te encuentras bien?” – Preguntó, la bruja parecía estar agotada, Eltrant se pasó la mano por el pelo, no habían caminado tanto ¿Acaso todavía se encontraba indispuesta a causa de la pequeña travesía en bote? Podía ser, por lo que sabía, ella tampoco le tenía mucho apego al mar. –“Siéntate y descansa un poco” – Le dijo Eltrant sonriendo mientas señalaba la única piedra que no estaba cubierta por musgo.
Después de hablar con la joven el muchacho se giró hacia la escultura, y como un niño al que acaban de regalar un juguete nuevo se acercó a ella, la torre estaba un poco inclinada a la derecha, por lo que, según habían descubierto gracias a la otra, probablemente esa la dirección que debían tomar; Pero aquello era algo secundario para Eltrant en aquel momento, después de asegurarse de que le iba a ser imposible apartar las enredaderas con sus manos desnudas, desenvainó el trozo de metal herrumbroso al que llamaba espada y cortó las plantas que envolvían la efigie.
Una pequeña exclamación de emoción mal contenida emanó de sus labios cuando empezó a vislumbrar los grabados –“¡Mira, mira, mira!” – Apremió a la chica, mientras señalaba un símbolo medio borrado a causa del tiempo – “Este lo conozco… es… es…” – Se atusó la barba pensativo –“Creo… que… representa un dragón, importante, de los de las leyendas” – Asintió conforme ante su escueta explicación.
Sonrió para si, al final el viaje en bote había merecido la pena, era la primera vez que tenía la oportunidad de ver esos símbolos fuera de los libros – “Supuestamente… tienen nombre, pero no me acuerdo” – Dijo un poco frustrado mientras recorría los demás emblemas con la yema de los dedos. Según recordaba había tenido que vender el libro sobre la mitología de los dragones al poco de salir de Dundarak para poder permitirse dormir en una posada.
Minutos después, de mejor humor se volvió a levantar y se giró hacia la mujer –“¿Mejor?” – Preguntó –“Puedo esperar un poco más si lo prefieres” – En realidad, eso es lo que le habría gustado, poder quedándose más tiempo allí curioseando el tótem, al menos hasta que la pequeña libreta amarillenta que guardaba en uno de los bolsillos de la capa terminase de secarse, pero ya tendría tiempo para dibujar aquellos glifos cuando encontrasen el tesoro, por no hablar que según los botes que permanecían en la playa, había más gente vagando por la selva.
Cuando la muchacha estuvo lista para continuar el mercenario asintió sencillamente y como habían hecho antes, siguieron la dirección en la que señalaba el tótem.
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Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El chico se acercó cuando ella resvaló a preguntarle si estaba bien, en ese momento, lo cierto era que no, pero descansando un poco mejoraría rápido. Agradecida, se sentó sobre la piedra señalada por el chico en el agobiante ambiente mientras el joven, emocionado, miraba el totem. Debían de gustarle esas cosas. Keira miró al cielo, y de entre las ramas creyó ver volar algo, grande y azul. Debían ser imaginaciones suyas, solo debía haber sido una nube.
La voz del chico, emocionado, captó su atención, parecía un niño que acababa de abrir un regalo mientras observaba el totem y sus signos. Estar sin Fire e ayudaba a acercarse a la gente, no tenía la excusa de que el pajaro era peligroso para alejarse de los demás, y, de momento, no le desagradaba esa persona, era particular, pero no le gustaba el mar, cualquiera a quien no le gustase el mar, era una persona razonable. Pasados unos minutos, la tensai comenzó a encontrarse mejor y, con un suspiro se levantó de la roca dispuesta a seguir la dirección del totem.
- Estoy bien, gracias. Podemos seguir.-Dio unos pasos avanzando de nuevo por la maleza y mientras se sostenía de árbol en árbol, intentando aliviar el silencio que solo cortaban los animales y la ligera brisa, preguntó.- ¿Te gusta la historia? A mi nunca me ha llamado la atención, ni siquiera la de mi propio pueblo, ¿qué hay de atrayente?- preguntó interesada, esperaba no sonar cortante, no estaba acostumbrada a comunicarse, asi que no sería extraño que se la malinterpretase.
Seguían andando cuando, de repente sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Dio un gritito sorprendido y calló de culo sobre el musgo blando, a su frente, un arco de piedra se abría, oculto entre la malea. Arriba de la puerta unos simbolos extraños informaban de algo, Sería buena idea entrar, ¿estaría allí dentro lo que buscaban con tanto fervor quienes los habían atacado? Alzó su cabeza para llamar al chico, ¿cómo se llamaba? Ah, si.
- ¡Eltrant! ¡Aqui hay una puerta!- se levantó sacudiendose el vestido que, por fin, comenzaba a secarse.
La voz del chico, emocionado, captó su atención, parecía un niño que acababa de abrir un regalo mientras observaba el totem y sus signos. Estar sin Fire e ayudaba a acercarse a la gente, no tenía la excusa de que el pajaro era peligroso para alejarse de los demás, y, de momento, no le desagradaba esa persona, era particular, pero no le gustaba el mar, cualquiera a quien no le gustase el mar, era una persona razonable. Pasados unos minutos, la tensai comenzó a encontrarse mejor y, con un suspiro se levantó de la roca dispuesta a seguir la dirección del totem.
- Estoy bien, gracias. Podemos seguir.-Dio unos pasos avanzando de nuevo por la maleza y mientras se sostenía de árbol en árbol, intentando aliviar el silencio que solo cortaban los animales y la ligera brisa, preguntó.- ¿Te gusta la historia? A mi nunca me ha llamado la atención, ni siquiera la de mi propio pueblo, ¿qué hay de atrayente?- preguntó interesada, esperaba no sonar cortante, no estaba acostumbrada a comunicarse, asi que no sería extraño que se la malinterpretase.
Seguían andando cuando, de repente sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Dio un gritito sorprendido y calló de culo sobre el musgo blando, a su frente, un arco de piedra se abría, oculto entre la malea. Arriba de la puerta unos simbolos extraños informaban de algo, Sería buena idea entrar, ¿estaría allí dentro lo que buscaban con tanto fervor quienes los habían atacado? Alzó su cabeza para llamar al chico, ¿cómo se llamaba? Ah, si.
- ¡Eltrant! ¡Aqui hay una puerta!- se levantó sacudiendose el vestido que, por fin, comenzaba a secarse.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Eltrant dejó escapar una leve risa cuando la mujer preguntó por el interés de la historia, no era la primera vez que se lo preguntaba y estaba prácticamente seguro de que no sería la última.
-“Es difícil de explicar…” – Dijo mientras apartaba varias ramas para seguir avanzando –“… Simplemente me gusta, ir a lugares en donde nunca he estado, conocer el origen de las grandes ciudades” - Continuó siguiendo a la joven de cerca –“… probablemente se deba a que me crié en un lugar dónde nunca pasaba nada” – Añadió finalmente sonriendo.
Continuaron caminando a través de la selva durante varios angustiosos y húmedos minutos hasta que Keria desapareció repentinamente de su campo de visión. Sorprendido el mercenario miró a su alrededor buscando por dónde se había podido marchar la bruja, por fortuna segundos después escuchó su voz, llamándolo, le pareció oír algo de que había encontrado una puerta. –“¿En mitad de la nada?” – Fue lo primero que cruzó su mente.
Eltrant avanzó en dirección a ella y encontró con que se había caído por un agujero. –“¿Estas bien?” – Preguntó desde arriba mientras buscaba con la mirada un sitio por el cual bajar –“Tienes una extraña afición por tropezarte dónde menos conviene hacerlo” – Bromeó mientras, ayudándose de unas viejas raíces, descendía por el agujero.
Una vez abajo comprobó el estado de la bruja, no estaba mal para haberse caído por un agujero simplemente algunos rasguños, aunque por el aspecto de la sala y la arena del suelo, más bien parecía que la tierra se hubiese hundido bajo sus pies.
Frente a ellos, una imponente puerta de granito se alzaba majestuosa, haciendo gala de que había perdurado durante generaciones y que probablemente, mucho después de que ellos se hubiesen marchado, seguiría allí.
Eltrant se acercó a estudiar los símbolos, pero no consiguió entender ninguno, la mayoría estaban desgastados, y los que no lo estaban eran incomprensibles para él. –“Bueno, menos es nada” – Se encogió de hombros mientras revisaba la pesada puerta –“Parece que hemos entrado por donde no debíamos, creo que estamos en una especie de… ¿Templo?”
El joven se cruzó de brazos y miró a su alrededor, parecían estar en una cámara que había sido bastante maltratada por el tiempo, plantas y raíces de los árboles que estaban sobre ellos habían logrado traspasar las duras paredes de piedra con el paso de los años.
–“Ven, ayúdame” – El mercenario empezó a empujar la puerta con fuerza, notando como esta se deslizaba levemente. –“Al menos no está cerrada” – Dijo después de parar momentáneamente a recuperar el aliento.
Con un poco de esfuerzo y ayuda de Keria el mercenario logró, después de varios intentos, abrir la puerta, tras esta se extendía un largo pasillo con, en un principio, nada más que oscuridad. -“Supongo que la Dama del Fuego tendrá algún sistema para iluminar habitaciones” – Dijo el mercenario desenvainando la hoja mellada que tenia como arma, no se sentía cómodo adentrándose en aquel lugar, algo le decía que no iban a tener un paseo agradable una vez se internaran en el templo.
-“Es difícil de explicar…” – Dijo mientras apartaba varias ramas para seguir avanzando –“… Simplemente me gusta, ir a lugares en donde nunca he estado, conocer el origen de las grandes ciudades” - Continuó siguiendo a la joven de cerca –“… probablemente se deba a que me crié en un lugar dónde nunca pasaba nada” – Añadió finalmente sonriendo.
Continuaron caminando a través de la selva durante varios angustiosos y húmedos minutos hasta que Keria desapareció repentinamente de su campo de visión. Sorprendido el mercenario miró a su alrededor buscando por dónde se había podido marchar la bruja, por fortuna segundos después escuchó su voz, llamándolo, le pareció oír algo de que había encontrado una puerta. –“¿En mitad de la nada?” – Fue lo primero que cruzó su mente.
Eltrant avanzó en dirección a ella y encontró con que se había caído por un agujero. –“¿Estas bien?” – Preguntó desde arriba mientras buscaba con la mirada un sitio por el cual bajar –“Tienes una extraña afición por tropezarte dónde menos conviene hacerlo” – Bromeó mientras, ayudándose de unas viejas raíces, descendía por el agujero.
Una vez abajo comprobó el estado de la bruja, no estaba mal para haberse caído por un agujero simplemente algunos rasguños, aunque por el aspecto de la sala y la arena del suelo, más bien parecía que la tierra se hubiese hundido bajo sus pies.
Frente a ellos, una imponente puerta de granito se alzaba majestuosa, haciendo gala de que había perdurado durante generaciones y que probablemente, mucho después de que ellos se hubiesen marchado, seguiría allí.
Eltrant se acercó a estudiar los símbolos, pero no consiguió entender ninguno, la mayoría estaban desgastados, y los que no lo estaban eran incomprensibles para él. –“Bueno, menos es nada” – Se encogió de hombros mientras revisaba la pesada puerta –“Parece que hemos entrado por donde no debíamos, creo que estamos en una especie de… ¿Templo?”
El joven se cruzó de brazos y miró a su alrededor, parecían estar en una cámara que había sido bastante maltratada por el tiempo, plantas y raíces de los árboles que estaban sobre ellos habían logrado traspasar las duras paredes de piedra con el paso de los años.
–“Ven, ayúdame” – El mercenario empezó a empujar la puerta con fuerza, notando como esta se deslizaba levemente. –“Al menos no está cerrada” – Dijo después de parar momentáneamente a recuperar el aliento.
Con un poco de esfuerzo y ayuda de Keria el mercenario logró, después de varios intentos, abrir la puerta, tras esta se extendía un largo pasillo con, en un principio, nada más que oscuridad. -“Supongo que la Dama del Fuego tendrá algún sistema para iluminar habitaciones” – Dijo el mercenario desenvainando la hoja mellada que tenia como arma, no se sentía cómodo adentrándose en aquel lugar, algo le decía que no iban a tener un paseo agradable una vez se internaran en el templo.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
- Estoy bien, es el mar, aunque no me afecte al momento, es pisar tierra firme despues de estar en el oceano, y no soy yo.- Explicó mirando a su alrededor.
Se fijo en el sitio por donde había caido, bajar, factible, subir, imposible. Eltrant curioseaba la entrada mientras Keira, agobiada con el ambiente se abanicaba con la mano. El joven, decidido a entrar, le pidio ayuda para abrir la puerta, con un suspiro, la tensai se acercó a la puerta y, colocando uno de sus finos hombros en lo que había podido abrir el chico por si mismo, comenzó a empujar, ayudandose apoyando las piernas en la pared.
Una puerta a la negrura. con ceño fruncido, avanzó unos pasos en la oscuridad, con cuidado, y ya dentro, juntó sus manos para formar una bola de luz, que, como una burbuja, salio flotando de sus manos mientras se dividía en varias mucho más pequeñas, que iluminaban toda la sala. Abrió los ojos que había mantenido cerrados y vio ante si una enorme sala llena de arcos, al parecer el lugar era alto, muy lato, pues por muchas luces que flotaran por el lugar, no llegaba a ver el techo.
- Extraño...- susurró mientras se adentraba en el lugar.
Era un sitio frío, oscuro y lleno de polvo y telarañas, las columnas tenían unas bases decoradas con simbolos, y los arcos parecían propios de su misma cultura. Los pasos resonaban en el suelo de piedra que cubría columnas y suelo. Esa luz rojiza hacía que, a ojos normales, la piedra se asemejase a la plata. En un espacio tan enorme y con un terreno tan perfecto para su profesión, a Keira le entraban una ganas tremendas de danzar de un lado a otro, pero algo le daba una mala sensación, era todo demasiado extraño, estaba todo demasiado tranquilo y, para colmo, la sala parecía no tener final alguno.
Una sacudida movió el terreno e hizo tambalear el lugar, las columnas eran fuertes, no caerían, pero no podia decir lo mismo del suelo, que comenzó a romperse por ciertas zonas. El temblor no tardó en cesar, de forma tan repentina como había llegado, la Hada se giró a mirar al espadachín.
- ¿Seguimos o nos volvemos?- aunque lo cierto es que dudaba de poder volver.- si vuelve a haber otro temblor...
Antes lo dice, antes sucede, un nuevo temblor de tierra movilizó el lugar rompiendo el lugar por el que habían entrado y dejando entrar una brisa con olor a mar. El pelo de la bailarina volvó a su alrededor mientras las luces se acercaban a ella, evitando alejarse de su creadora. Esa parecía ser la respuesta a su pregunta. Mientras el temblor continuaba, comenzó a correr antes de que el suelo terminase por dejarlos caer, ¿dónde llegarían con eso?
Se fijo en el sitio por donde había caido, bajar, factible, subir, imposible. Eltrant curioseaba la entrada mientras Keira, agobiada con el ambiente se abanicaba con la mano. El joven, decidido a entrar, le pidio ayuda para abrir la puerta, con un suspiro, la tensai se acercó a la puerta y, colocando uno de sus finos hombros en lo que había podido abrir el chico por si mismo, comenzó a empujar, ayudandose apoyando las piernas en la pared.
Una puerta a la negrura. con ceño fruncido, avanzó unos pasos en la oscuridad, con cuidado, y ya dentro, juntó sus manos para formar una bola de luz, que, como una burbuja, salio flotando de sus manos mientras se dividía en varias mucho más pequeñas, que iluminaban toda la sala. Abrió los ojos que había mantenido cerrados y vio ante si una enorme sala llena de arcos, al parecer el lugar era alto, muy lato, pues por muchas luces que flotaran por el lugar, no llegaba a ver el techo.
- Extraño...- susurró mientras se adentraba en el lugar.
Era un sitio frío, oscuro y lleno de polvo y telarañas, las columnas tenían unas bases decoradas con simbolos, y los arcos parecían propios de su misma cultura. Los pasos resonaban en el suelo de piedra que cubría columnas y suelo. Esa luz rojiza hacía que, a ojos normales, la piedra se asemejase a la plata. En un espacio tan enorme y con un terreno tan perfecto para su profesión, a Keira le entraban una ganas tremendas de danzar de un lado a otro, pero algo le daba una mala sensación, era todo demasiado extraño, estaba todo demasiado tranquilo y, para colmo, la sala parecía no tener final alguno.
Una sacudida movió el terreno e hizo tambalear el lugar, las columnas eran fuertes, no caerían, pero no podia decir lo mismo del suelo, que comenzó a romperse por ciertas zonas. El temblor no tardó en cesar, de forma tan repentina como había llegado, la Hada se giró a mirar al espadachín.
- ¿Seguimos o nos volvemos?- aunque lo cierto es que dudaba de poder volver.- si vuelve a haber otro temblor...
Antes lo dice, antes sucede, un nuevo temblor de tierra movilizó el lugar rompiendo el lugar por el que habían entrado y dejando entrar una brisa con olor a mar. El pelo de la bailarina volvó a su alrededor mientras las luces se acercaban a ella, evitando alejarse de su creadora. Esa parecía ser la respuesta a su pregunta. Mientras el temblor continuaba, comenzó a correr antes de que el suelo terminase por dejarlos caer, ¿dónde llegarían con eso?
- bola de fuego y sala:
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Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Una fuerte sacudida que cesó tan rápido como había empezado alertó al mercenario, algo no iba bien con aquel lugar, gruesas grietas comenzaron a atravesar el suelo sobre el que se encontraban, no era arquitecto, pero aquellas hendiduras le decían no aguantaría un segundo temblor.
Girándose hacia su compañera, que ya había formulado la pregunta que pretendía hacer desde un principio, un segundo temblor, más violento que el anterior sacudió los cimientos de aquel lugar.
Sin tiempo alguno para reaccionar de ninguna otra forma comenzó a correr hacia el único punto de referencia que tenía en aquel mar de oscuridad, la bola de luz que la bruja e había encargado de hacer aparecer, la cual seguía de cerca a su creadora, quien como él había empezado a correr en cuanto comenzó la segunda sacudida.
El suelo crujía con cada paso que daba, Eltrant apretó los dientes y no pensó en lo que podía o no podía haber bajo sus pies, por lo que sabía un vacío infinito podría estar extendiéndose bajo aquel templo o por el contrario aquella carrera no era sino una pérdida de tiempo, pues si la suerte estaba de su parte, los cimientos de aquel lugar serian ser tan firmes como los de Lunargenta.
El mercenario no tardó en tropezarse en mitad de la carrera, cayendo de bruces contra el suelo, se levantó rápidamente a la vez que lanzaba improperios y maldecía su sentido del equilibro para continuar corriendo tras Keira.
Y tal y como había comenzado el temblor cesó, sin previo aviso, eso no impidió que Eltrant siguiese corriendo hasta que alcanzó a su compañera, quien había ido a la cabeza durante todo el trayecto.
Jadeando el mercenario sonrió a la mujer y se sentó a descansar, parte del suelo se había venido abajo, desvelando que no se hallaban en la planta baja, por el aspecto que tenían, el nivel más bajo de aquel lugar estaba a bastantes metros bajo ellos.
El sonido de un riachuelo no tardó en llegar hasta los oídos del mercenario, eso unido al aroma a mar que traía la suave brisa que recorría el lugar le indicó que, de algún modo se encontraban bajo el nivel del mar y que se estaba filtrando agua en aquella gruta; aunque en un principio no era nada alarmante, puesto que dado el tamaño del lugar harían falta meses para inundar todo aquello de agua, no pudo evitar sentirse incomodo sabiendo aquello.
Eltrant tomó aire, la única forma que tenían de salir de allí se había venido abajo, afianzó su mano en torno a la espada y se giró a su compañera –“Tiene que haber alguna otra entrada” – Dijo tratando de distinguir algo entre las sombras que se extendían a lo largo de la inmensa cueva –“… Al menos eso espero” - La idea de haberse quedado atrapado en unas ruinas que llevaban inexploradas varias decenas de años no era precisamente tranquilizadora.
Miró a su alrededor tratando de buscar algún punto de referencia, una puerta por la que explorar, mobiliario antiguo que explicase la utilidad aquella sala, el lugar en el que se encontraban era sobrecogedor, en cierto modo se le hacía impensable el creer que estaban bajo tierra, el techo simplemente estaba demasiado alto.
-“Vamos, no ganamos nada estándonos aquí” – Le dijo a la joven empezando a anda hacía un punto indeterminado del horizonte de infinita oscuridad.
Después de un tiempo caminando, Eltrant calculó que fueron al menos unas horas ya que allí encerrados les era imposible saber con certeza cuanto, encontraron algo parecido a una puerta de granito, similar a la anterior, la cual se encontraba parcialmente abierta.
El rostro del muchacho se endureció cuando descubrió una silueta parcialmente oculta en la oscuridad yaciendo tumbada junto a la entrada, el joven frunció el ceño y se acercó lentamente hacía lo que fuese aquello, la luz que emanaba el pequeño ser que Keira había creado acabó iluminando un cuerpo que ya conocían, Eltrant no dijo nada y se agachó junto al cadáver del brujo que les había atacado en la playa, no estaba seguro de querer seguir buscando el tesoro.
Girándose hacia su compañera, que ya había formulado la pregunta que pretendía hacer desde un principio, un segundo temblor, más violento que el anterior sacudió los cimientos de aquel lugar.
Sin tiempo alguno para reaccionar de ninguna otra forma comenzó a correr hacia el único punto de referencia que tenía en aquel mar de oscuridad, la bola de luz que la bruja e había encargado de hacer aparecer, la cual seguía de cerca a su creadora, quien como él había empezado a correr en cuanto comenzó la segunda sacudida.
El suelo crujía con cada paso que daba, Eltrant apretó los dientes y no pensó en lo que podía o no podía haber bajo sus pies, por lo que sabía un vacío infinito podría estar extendiéndose bajo aquel templo o por el contrario aquella carrera no era sino una pérdida de tiempo, pues si la suerte estaba de su parte, los cimientos de aquel lugar serian ser tan firmes como los de Lunargenta.
El mercenario no tardó en tropezarse en mitad de la carrera, cayendo de bruces contra el suelo, se levantó rápidamente a la vez que lanzaba improperios y maldecía su sentido del equilibro para continuar corriendo tras Keira.
Y tal y como había comenzado el temblor cesó, sin previo aviso, eso no impidió que Eltrant siguiese corriendo hasta que alcanzó a su compañera, quien había ido a la cabeza durante todo el trayecto.
Jadeando el mercenario sonrió a la mujer y se sentó a descansar, parte del suelo se había venido abajo, desvelando que no se hallaban en la planta baja, por el aspecto que tenían, el nivel más bajo de aquel lugar estaba a bastantes metros bajo ellos.
El sonido de un riachuelo no tardó en llegar hasta los oídos del mercenario, eso unido al aroma a mar que traía la suave brisa que recorría el lugar le indicó que, de algún modo se encontraban bajo el nivel del mar y que se estaba filtrando agua en aquella gruta; aunque en un principio no era nada alarmante, puesto que dado el tamaño del lugar harían falta meses para inundar todo aquello de agua, no pudo evitar sentirse incomodo sabiendo aquello.
Eltrant tomó aire, la única forma que tenían de salir de allí se había venido abajo, afianzó su mano en torno a la espada y se giró a su compañera –“Tiene que haber alguna otra entrada” – Dijo tratando de distinguir algo entre las sombras que se extendían a lo largo de la inmensa cueva –“… Al menos eso espero” - La idea de haberse quedado atrapado en unas ruinas que llevaban inexploradas varias decenas de años no era precisamente tranquilizadora.
Miró a su alrededor tratando de buscar algún punto de referencia, una puerta por la que explorar, mobiliario antiguo que explicase la utilidad aquella sala, el lugar en el que se encontraban era sobrecogedor, en cierto modo se le hacía impensable el creer que estaban bajo tierra, el techo simplemente estaba demasiado alto.
-“Vamos, no ganamos nada estándonos aquí” – Le dijo a la joven empezando a anda hacía un punto indeterminado del horizonte de infinita oscuridad.
Después de un tiempo caminando, Eltrant calculó que fueron al menos unas horas ya que allí encerrados les era imposible saber con certeza cuanto, encontraron algo parecido a una puerta de granito, similar a la anterior, la cual se encontraba parcialmente abierta.
El rostro del muchacho se endureció cuando descubrió una silueta parcialmente oculta en la oscuridad yaciendo tumbada junto a la entrada, el joven frunció el ceño y se acercó lentamente hacía lo que fuese aquello, la luz que emanaba el pequeño ser que Keira había creado acabó iluminando un cuerpo que ya conocían, Eltrant no dijo nada y se agachó junto al cadáver del brujo que les había atacado en la playa, no estaba seguro de querer seguir buscando el tesoro.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Una silueta se vislumbró no muy lejos de ellos y el espadachín se acercó a él mientras keira mandaba unas cuantas burbujas junto al chico, al parecer era el brujo que le atacó en la playa. Keira se acercó al chico, preocupada por la subida del agua, que, si lenta, acabaría aumentando. Se agachó y revisó el cuerpo, efectivamente, estaba muerto.. De su chaqueta asomaba un papel, la bruja lo tomó y, despues, giró el cuerpo, le cruzó los brazos y le cerró los ojos, en señal de respeto. Parecía haberse ahogado...
Abrió el papel con cara seria mientras escuchaba caer el agua desde algún sitio y acercó una de las burbujas para iluminar el papel, parecía la sala en la que se encontraban.
-Eltrant- Llamó- ayudame a buscar este simbolo por aquí por favor. parece que. siguiendolos, llegaríamos a la salida.
Se aceró a las culumnas y empezó a revirsarlas, al menos, siempre podrían encontrarse, la sonoridad de ese lugar parecía inmejorable. Buscó durante unos minutos pero no encontró nada, así que, siguiendo la luz de las burbujas que quedaban revoloteando junto al chico, fue hasta allí.
- ¿Lo has econtrado? Yo no he visto nada.- dijo molesta
Un nuevo temblor asoló el lugar haciendo que Keira, cansada, perdiese el control de las bolitas luminosas que se elevaron hacia arriba dejando ver, por fin, el alto techo, donde un enorme dibujo indicaba que estaban en el lugar correcto, Así que debían seguir el techo, pero... hacia dónde, esa imagen tenía muchas lineas, tal vez con los conocimientos del chico y el mapa lograsen encontrar la salida. con que el descubriese hacia donde dirigirse, para usarlo como brujula, les bastaría para seguir el mapa.
- Parece que te toca.- Comentó algo nerviosa por el agua que sentía acercarse cada vez más.
-----
En otro lado de la sala, el inmenso responsable de la muerte del brujo, cuyo cadaver aun seguía junto a los otros dos visitantes, resoplaba un vapor acuoso con una sonrisa lupina enseñando todos sus dientes. Poco sospechaban los incautos que el remolino, los temblores e, incluso, el agua que pronto les rozaría los pies, eran a causa de este ser azulado que la bruja había creido ver a las afureas de ese lugar. Era posible que, si no molestaban a esa mole, no saliesen heridos, ¿serían lo bastante tontos como para molestarlo? ¿o lograrían llegar a la salida slavando sus vidas? Todo estaba en manos del espadachín.
Abrió el papel con cara seria mientras escuchaba caer el agua desde algún sitio y acercó una de las burbujas para iluminar el papel, parecía la sala en la que se encontraban.
-Eltrant- Llamó- ayudame a buscar este simbolo por aquí por favor. parece que. siguiendolos, llegaríamos a la salida.
Se aceró a las culumnas y empezó a revirsarlas, al menos, siempre podrían encontrarse, la sonoridad de ese lugar parecía inmejorable. Buscó durante unos minutos pero no encontró nada, así que, siguiendo la luz de las burbujas que quedaban revoloteando junto al chico, fue hasta allí.
- ¿Lo has econtrado? Yo no he visto nada.- dijo molesta
Un nuevo temblor asoló el lugar haciendo que Keira, cansada, perdiese el control de las bolitas luminosas que se elevaron hacia arriba dejando ver, por fin, el alto techo, donde un enorme dibujo indicaba que estaban en el lugar correcto, Así que debían seguir el techo, pero... hacia dónde, esa imagen tenía muchas lineas, tal vez con los conocimientos del chico y el mapa lograsen encontrar la salida. con que el descubriese hacia donde dirigirse, para usarlo como brujula, les bastaría para seguir el mapa.
- Parece que te toca.- Comentó algo nerviosa por el agua que sentía acercarse cada vez más.
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En otro lado de la sala, el inmenso responsable de la muerte del brujo, cuyo cadaver aun seguía junto a los otros dos visitantes, resoplaba un vapor acuoso con una sonrisa lupina enseñando todos sus dientes. Poco sospechaban los incautos que el remolino, los temblores e, incluso, el agua que pronto les rozaría los pies, eran a causa de este ser azulado que la bruja había creido ver a las afureas de ese lugar. Era posible que, si no molestaban a esa mole, no saliesen heridos, ¿serían lo bastante tontos como para molestarlo? ¿o lograrían llegar a la salida slavando sus vidas? Todo estaba en manos del espadachín.
- símbolo:
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Keira Brabery
Honorable
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Un nuevo temblor azotó las ruinas en las que se encontraban, Keira se tambaleó agotada y la bola de luz que comandaba se volvió momentáneamente independiente, volando hacia el techo de aquel lugar, iluminándolo casi en su totalidad.
Como ya había sucedido dos veces antes, el temblor cesó segundos después de haber comenzado, dejando al mercenario con una extraña sensación de angustia, cada segundo que pasaba el techo podía venírseles encima, que el suelo lo hiciese no le sorprendería tampoco, teniendo en cuenta que ya habían estado a punto de morir de esa forma.
Iluminado bajo la tenue luz de la pequeña bola de fuego de Brabery el símbolo que habían estado buscando se les miraba desde el techo, dibujado con viejos azulejos descoloridos, los últimos temblores habían hecho que algunos de los mismos se desplomasen sobre su peso haciendo que la imagen tuviese numerosas lagunas.
-“No sé qué significa” – Contestó a su compañera, sin dejar de mirar el símbolo fascinado –“… pero sí que se seguir patrones” – Agudizó su vista y estudió los diferentes vértices del emblema –“Normalmente… estos símbolos tienen un esquema no muy difícil de reconocer, en los libros que leo suelen repetirse.” – Dijo atusándose la barba –“Aunque sin ningún tipo de guía es imposible saber que significa cada cosa, por lo que sabemos puede ser simplemente decorativo… pero, mira, nosotros venimos desde esa dirección” – Señaló uno de los vértices que acababa en tres puntas. –“Eso descarta los similares, si confiamos en que el dibujo es una especie de mapa esas habitaciones no son importantes, al menos en la que hemos estado no lo era…” – Siguió mirando el emblema, nervioso porque, para empezar le gustaría estudiar aquello tranquilo, no bajo la presión de que una cuarta sacudida podía matarlos –“Supongo que el centro es donde nos encontramos...”
Con los brazos cruzados el mercenario cambiaba el peso de cuerpo de una pierna a otra, impaciente –“Eso nos deja cuatro posibilidades…” – Eltrant examinó cada una de ellas –“ Y todas… parecen válidas” – Terminó suspirando, tras varios segundos más sin decir ninguna palabra señaló el símbolo más elaborado de todos –“O nos conduce a la salida, o a una muerte desagradable, no tenemos mucho que perder” – Sonrió a la mujer y empezó a andar hacia la dirección en la que señalaba.
El camino siguió igualmente tranquilo, amparados bajo la luz de la pequeña bola de fuego avanzaron sin ningún problema entra las columnas, siguiendo la dirección que el símbolo les había indicado.
Y aunque no hubo ningún temblor más, Eltrant sí que notó como el suelo vibraba levemente según iban caminando y por ende, se iban acercando a lo que fuese que señalaba el gigantesco mapa del techo. Uno de sus mayores temores se confirmó cuando un débil chapoteo sustituyó a sus pisadas al caminar sobre el granito, aquello no era posible, un templo de ese tamaño no podía inundarse a esa velocidad, el mercenario se giró hacia la bruja en busca de algún tipo de explicación y siguió andando.
Para cuando habían perdido casi otra hora caminando el mercenario pudo vislumbrar una leve luz en lejanía, una salida, el agua que ahora les llegaba hasta aproximadamente las rodillas se dirigía hacia allí, así que no había otra explicación. Con el corazón en un puño Eltrant siguió caminando hacia la salida había acertado escogiendo aquel camino, no obstante, sin previo aviso se paró de inmediato y, agarrando a Keira de un brazo, se escondió con ella tras una de las columnas –“...Así que una muerte desagradable” – Susurró mirando la enorme bestia que descansaba frente a la salida.
Como ya había sucedido dos veces antes, el temblor cesó segundos después de haber comenzado, dejando al mercenario con una extraña sensación de angustia, cada segundo que pasaba el techo podía venírseles encima, que el suelo lo hiciese no le sorprendería tampoco, teniendo en cuenta que ya habían estado a punto de morir de esa forma.
Iluminado bajo la tenue luz de la pequeña bola de fuego de Brabery el símbolo que habían estado buscando se les miraba desde el techo, dibujado con viejos azulejos descoloridos, los últimos temblores habían hecho que algunos de los mismos se desplomasen sobre su peso haciendo que la imagen tuviese numerosas lagunas.
-“No sé qué significa” – Contestó a su compañera, sin dejar de mirar el símbolo fascinado –“… pero sí que se seguir patrones” – Agudizó su vista y estudió los diferentes vértices del emblema –“Normalmente… estos símbolos tienen un esquema no muy difícil de reconocer, en los libros que leo suelen repetirse.” – Dijo atusándose la barba –“Aunque sin ningún tipo de guía es imposible saber que significa cada cosa, por lo que sabemos puede ser simplemente decorativo… pero, mira, nosotros venimos desde esa dirección” – Señaló uno de los vértices que acababa en tres puntas. –“Eso descarta los similares, si confiamos en que el dibujo es una especie de mapa esas habitaciones no son importantes, al menos en la que hemos estado no lo era…” – Siguió mirando el emblema, nervioso porque, para empezar le gustaría estudiar aquello tranquilo, no bajo la presión de que una cuarta sacudida podía matarlos –“Supongo que el centro es donde nos encontramos...”
Con los brazos cruzados el mercenario cambiaba el peso de cuerpo de una pierna a otra, impaciente –“Eso nos deja cuatro posibilidades…” – Eltrant examinó cada una de ellas –“ Y todas… parecen válidas” – Terminó suspirando, tras varios segundos más sin decir ninguna palabra señaló el símbolo más elaborado de todos –“O nos conduce a la salida, o a una muerte desagradable, no tenemos mucho que perder” – Sonrió a la mujer y empezó a andar hacia la dirección en la que señalaba.
El camino siguió igualmente tranquilo, amparados bajo la luz de la pequeña bola de fuego avanzaron sin ningún problema entra las columnas, siguiendo la dirección que el símbolo les había indicado.
Y aunque no hubo ningún temblor más, Eltrant sí que notó como el suelo vibraba levemente según iban caminando y por ende, se iban acercando a lo que fuese que señalaba el gigantesco mapa del techo. Uno de sus mayores temores se confirmó cuando un débil chapoteo sustituyó a sus pisadas al caminar sobre el granito, aquello no era posible, un templo de ese tamaño no podía inundarse a esa velocidad, el mercenario se giró hacia la bruja en busca de algún tipo de explicación y siguió andando.
Para cuando habían perdido casi otra hora caminando el mercenario pudo vislumbrar una leve luz en lejanía, una salida, el agua que ahora les llegaba hasta aproximadamente las rodillas se dirigía hacia allí, así que no había otra explicación. Con el corazón en un puño Eltrant siguió caminando hacia la salida había acertado escogiendo aquel camino, no obstante, sin previo aviso se paró de inmediato y, agarrando a Keira de un brazo, se escondió con ella tras una de las columnas –“...Así que una muerte desagradable” – Susurró mirando la enorme bestia que descansaba frente a la salida.
Eltrant Tale
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