El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Mientras el chico estudiaba el techo, Keira se sentó, cansada, en el suelo, escuchando la más que razonable explicación para, luego empezar a andar tras el chico. Las bolas de luz desaparecían poco a poco, a causa del cansancio de la tensai, quedando solo dos para iluminar el camino.
Dos horas pasaron hasta que sus sandalias tocaron agua, cómo podía ser, esa sala era inmensa, no podía estar ya inundado. las dos luces que quedaban iluminaron un rostro azul colmillos afilados y vapor de agua. Keira dejó que las bolas se apagasen, esfumandose en la nada y estiró al espadachín de la camisa para, después taparle la boca con uno de sus dedos, indicando silencio.
No era ese sitio, estaba claro, y el dragón dormía, debían aprovechar la oportunidad de huir. Le tomó una mano al joven y empezó a andar despacio hacia el lugar por donde habían vneido, en completa oscuridad, e intentando mantener el silencio. Ya llevaban andados dos minutos cuando un nuevo temblor sacudio la sala y se escuchó un bostezo, casi un gruñido. El semblante de la Hada estaba pálido, no era la primera vez que se enfrentaba a un dragón, y la sensación era aun palpable, su hombro, a pesar de no doler, ardía en su conciencia. Con semblante asustado, pero decidido, se giró al chico y le susurró:
- Corré, descifra el dibujo, yo intentaré distraerlo, cuando lo tengas grita y me reuniré contigo, tendremos que correr para que esa cosa no nos alcance. Ahora, vete.- Susurró mientras encendía sus manos y comenzaba a alejarse del chico.
El enorme dragón vería las luces y la seguiría, tendría poco tiempo, pero si lo distraía, tal vez, consiguieran salir de allí. Las pisadas y el agua comenzaron a acercarse a la chica mientras esta corría, alejandose del chico y de la bestia cuando un tremendo rugido se escuchó cerca. Apagando sus manos, se escondió tras las columnas, esas eran su salvación.
Respiró hondo por la carrera, ojala el chico no tardase en averiguar como salir de allí y ojala tuviese a Fire a su lado, había sobrevivido a un dragón gracias a su compañera, ¿podría sobrevivir sola?
Dos horas pasaron hasta que sus sandalias tocaron agua, cómo podía ser, esa sala era inmensa, no podía estar ya inundado. las dos luces que quedaban iluminaron un rostro azul colmillos afilados y vapor de agua. Keira dejó que las bolas se apagasen, esfumandose en la nada y estiró al espadachín de la camisa para, después taparle la boca con uno de sus dedos, indicando silencio.
No era ese sitio, estaba claro, y el dragón dormía, debían aprovechar la oportunidad de huir. Le tomó una mano al joven y empezó a andar despacio hacia el lugar por donde habían vneido, en completa oscuridad, e intentando mantener el silencio. Ya llevaban andados dos minutos cuando un nuevo temblor sacudio la sala y se escuchó un bostezo, casi un gruñido. El semblante de la Hada estaba pálido, no era la primera vez que se enfrentaba a un dragón, y la sensación era aun palpable, su hombro, a pesar de no doler, ardía en su conciencia. Con semblante asustado, pero decidido, se giró al chico y le susurró:
- Corré, descifra el dibujo, yo intentaré distraerlo, cuando lo tengas grita y me reuniré contigo, tendremos que correr para que esa cosa no nos alcance. Ahora, vete.- Susurró mientras encendía sus manos y comenzaba a alejarse del chico.
El enorme dragón vería las luces y la seguiría, tendría poco tiempo, pero si lo distraía, tal vez, consiguieran salir de allí. Las pisadas y el agua comenzaron a acercarse a la chica mientras esta corría, alejandose del chico y de la bestia cuando un tremendo rugido se escuchó cerca. Apagando sus manos, se escondió tras las columnas, esas eran su salvación.
Respiró hondo por la carrera, ojala el chico no tardase en averiguar como salir de allí y ojala tuviese a Fire a su lado, había sobrevivido a un dragón gracias a su compañera, ¿podría sobrevivir sola?
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
-“¿¡Qué vas a hacer que!?” – Preguntó el chico mientras veía a la bruja correr en la dirección en la que se encontraba la bestia. Eltrant frunció el ceño y amparado por la enorme columna tras la cual se había escondido sacó de uno de sus bolsillos el papel en el que estaba dibujado el símbolo que, supuestamente, les conduciría hacia la libertad –“¿Qué se supone que quiere que haga? ¡No tengo nada con que comparar estos malditos símbolos!” – La bestia rugió con todas sus fuerzas y Eltrant, asomó la cabeza cuidadosamente por el borde de la columna para ver qué tal le estaba yendo a su compañera.
Chasqueó la lengua cuando vio cómo, imponente aquella cosa seguía a las bolas de fuego de Keria, tratando de morderlas, una vez se cansó de seguirlas exhaló lo que pareció un gas blanquecino a gran presión apagando una de ellas, aquel vaho, aunque aparentemente inofensivo, dejó una gran marca en una de las columnas, la cual empezó a humear a los pocos segundos. –“¿Vapor de agua?” – Eltrant buscó con la mirada el escondite de su compañera, que como él, estaba oculta tras una de las columnas, dispuesta a encarar a aquella cosa por sí sola, mientras que, el dragón seguía ensimismado con las pequeñas bolas de luz que, aunque se iban apagando una a una, seguían distrayendo al animal.
-“¿Por qué no puedo encontrare nunca con alguien medianamente normal?” – Susurró haciendo una bola de papel con el símbolo y guardándola de nuevo en uno de sus bolsillos, por mucho que quisiese no iba a adivinar por arte de magia el significado del emblema.
Con toda la calma que podía mantener en una situación como aquella volvió a echar un vistazo a la situación de la bestia, con cada movimiento que hacía, el agua a los pies de esa cosa creaba pequeñas olas que continuaban hasta perderse en la oscuridad de la gruta.
Cerró los ojos varios segundos, apoyando la espalda contra la columna en la que se encontraba y tomó aire, entonces salió de su escondite y buscó a Brabery con la mirada.
-“¡Lo he descifrado!” – Mintió –“¡Hacia allí! ¡Rápido!” – Gritó señalando hacia la posición de otro de los símbolos, aunque tenían una salida frente de ellos con aquella cosa custodiándola no iban a poder usarla, con un poco de suerte el lugar al que acababa de señalar seria otro modo de abandonar el lugar.
Como era de esperar la bestia se giró hacia el en el mismo instante en el cual le gritó a su compañera y abriendo sus fauces, desvelando de paso el incontable número de dientes que parecía tener aquella cosa exhaló ahora un torrente de agua a gran presión.
-“¡Mierda!” – Eltrant se escondió a tiempo tras la columna para esquivar el chorro, el cual arrancó parte del granito de la misma e impactó con la que quedaba justo detrás, perforándola también. El mercenario, viendo esto, no pudo hacer otra cosa que tragar saliva y agarrar firmemente su espada en un vano intento de tranquilizarse.
El chapoteo que producía aquella cosa con cada paso que daba era lo suficiente intimidatorio como para no querer abandonar aquel escondite, pero en el momento en el que le alcanzase estaba muerto, pero solo tenía una espada rota, ¿Qué diablos iba a hacer con una espada rota?
Apretó los dientes y metiendo una de sus manos en la bota derecha extrajo el cuchillo, ahora tenía una espada y un cuchillo, no obstante la idea brillante que le sacase de aquello estaba lejos de aparecer y empezar a correr hacia el simbolo era recibir uno de aquellos chorros de agua directamente a la espada.
El dragón volvió a rugir, lanzando de nuevo el humo blanco, que impactando contra la columna hizo que el mercenario empezase a sudar copiosamente debido al calor, otro como rugido como ese y su cuerpo se cocería literalmente tras aquel escondite, aquel ataque, sin embargo, le dio una idea. –“¡Dama de fuego!” – Gritó a Keira, lo cual hizo que la bestia avanzase hacia él más rápido –“¡Apunta al agua!”- Una cortina de vapor seria lo suficientemente efectiva como para poder huir sin que el dragón les disparase por la espalda, siempre y cuando aquella bestia fuese dura de oído y no oyese sus pisadas.
Chasqueó la lengua cuando vio cómo, imponente aquella cosa seguía a las bolas de fuego de Keria, tratando de morderlas, una vez se cansó de seguirlas exhaló lo que pareció un gas blanquecino a gran presión apagando una de ellas, aquel vaho, aunque aparentemente inofensivo, dejó una gran marca en una de las columnas, la cual empezó a humear a los pocos segundos. –“¿Vapor de agua?” – Eltrant buscó con la mirada el escondite de su compañera, que como él, estaba oculta tras una de las columnas, dispuesta a encarar a aquella cosa por sí sola, mientras que, el dragón seguía ensimismado con las pequeñas bolas de luz que, aunque se iban apagando una a una, seguían distrayendo al animal.
-“¿Por qué no puedo encontrare nunca con alguien medianamente normal?” – Susurró haciendo una bola de papel con el símbolo y guardándola de nuevo en uno de sus bolsillos, por mucho que quisiese no iba a adivinar por arte de magia el significado del emblema.
Con toda la calma que podía mantener en una situación como aquella volvió a echar un vistazo a la situación de la bestia, con cada movimiento que hacía, el agua a los pies de esa cosa creaba pequeñas olas que continuaban hasta perderse en la oscuridad de la gruta.
Cerró los ojos varios segundos, apoyando la espalda contra la columna en la que se encontraba y tomó aire, entonces salió de su escondite y buscó a Brabery con la mirada.
-“¡Lo he descifrado!” – Mintió –“¡Hacia allí! ¡Rápido!” – Gritó señalando hacia la posición de otro de los símbolos, aunque tenían una salida frente de ellos con aquella cosa custodiándola no iban a poder usarla, con un poco de suerte el lugar al que acababa de señalar seria otro modo de abandonar el lugar.
Como era de esperar la bestia se giró hacia el en el mismo instante en el cual le gritó a su compañera y abriendo sus fauces, desvelando de paso el incontable número de dientes que parecía tener aquella cosa exhaló ahora un torrente de agua a gran presión.
-“¡Mierda!” – Eltrant se escondió a tiempo tras la columna para esquivar el chorro, el cual arrancó parte del granito de la misma e impactó con la que quedaba justo detrás, perforándola también. El mercenario, viendo esto, no pudo hacer otra cosa que tragar saliva y agarrar firmemente su espada en un vano intento de tranquilizarse.
El chapoteo que producía aquella cosa con cada paso que daba era lo suficiente intimidatorio como para no querer abandonar aquel escondite, pero en el momento en el que le alcanzase estaba muerto, pero solo tenía una espada rota, ¿Qué diablos iba a hacer con una espada rota?
Apretó los dientes y metiendo una de sus manos en la bota derecha extrajo el cuchillo, ahora tenía una espada y un cuchillo, no obstante la idea brillante que le sacase de aquello estaba lejos de aparecer y empezar a correr hacia el simbolo era recibir uno de aquellos chorros de agua directamente a la espada.
El dragón volvió a rugir, lanzando de nuevo el humo blanco, que impactando contra la columna hizo que el mercenario empezase a sudar copiosamente debido al calor, otro como rugido como ese y su cuerpo se cocería literalmente tras aquel escondite, aquel ataque, sin embargo, le dio una idea. –“¡Dama de fuego!” – Gritó a Keira, lo cual hizo que la bestia avanzase hacia él más rápido –“¡Apunta al agua!”- Una cortina de vapor seria lo suficientemente efectiva como para poder huir sin que el dragón les disparase por la espalda, siempre y cuando aquella bestia fuese dura de oído y no oyese sus pisadas.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
De repente, un grito, ¿Eltrant había logrado descifrar donde estaba la salida? ¿Tan pronto? No podía ser, ¿no? De todos modos, no tuvo tiempo para pensarlo, el inmenso dragón azul giró a prestar atención al grito, vio a Eltrant esconderse tras una columna mientras un gran chorro de agua salía de la boca del dragón. Comenzó a correr hacia el chico, resvalando con el agua, era muy facil y rápido moverse así.
Escondida en una columna la mismo nivel que la del joven escuchó lo que él decía y, en cuando el dragón soltó un nuevo chorro de agua, se puso en frente y lanzó ella otro chorro, el suyo, de fuego. Azul y rojo se mezclaron creando una honda capa de humo blanco y cálido, como si fuera una sauna.
El vapor se esparció por el lugar, claro, eso pretendía el chico, el dragón no los vería y, si resvalaban por el agua, tampoco los podría escuchar. agotada por usar tanto poder, intentó a duras penas, mantener la consciencia. Era demasiado, su cuerpo se resentía, pero debían salir de ahí, tanteó las columnas sin encontrar al chico, y, mareada, acabó escondiendose tras una columna, No podía moverse como siempre con tal estado de agotamiento, entre la neblina vio una silueta, no muy lejana, y se levantó escuchando los gruñidos del dragon, que lanzaba su agua hacia todos lados. Tambaleante, se acercó a la silueta y lo reconoció, si, era él. Tomandolo de la manga comenzó a patinar por el agua en la dirección que el chico había marcado antes.
El agua desapareció al tiempo, dejando atrás al dragón y su peligro y una pared, en su frente, a duras penas llegó al muro, se polló en él y esa xona calló hacia atrás dejandola tumbada en el suelo, con respiración agitada, observando una sala brillante con unas escaleras al fondo.
- Parece que hemos encontrado tu salida.- dijo con voz entrecortada, al parecer el esfuerzo le había hecho subir un poco la fiebre.
Escondida en una columna la mismo nivel que la del joven escuchó lo que él decía y, en cuando el dragón soltó un nuevo chorro de agua, se puso en frente y lanzó ella otro chorro, el suyo, de fuego. Azul y rojo se mezclaron creando una honda capa de humo blanco y cálido, como si fuera una sauna.
El vapor se esparció por el lugar, claro, eso pretendía el chico, el dragón no los vería y, si resvalaban por el agua, tampoco los podría escuchar. agotada por usar tanto poder, intentó a duras penas, mantener la consciencia. Era demasiado, su cuerpo se resentía, pero debían salir de ahí, tanteó las columnas sin encontrar al chico, y, mareada, acabó escondiendose tras una columna, No podía moverse como siempre con tal estado de agotamiento, entre la neblina vio una silueta, no muy lejana, y se levantó escuchando los gruñidos del dragon, que lanzaba su agua hacia todos lados. Tambaleante, se acercó a la silueta y lo reconoció, si, era él. Tomandolo de la manga comenzó a patinar por el agua en la dirección que el chico había marcado antes.
El agua desapareció al tiempo, dejando atrás al dragón y su peligro y una pared, en su frente, a duras penas llegó al muro, se polló en él y esa xona calló hacia atrás dejandola tumbada en el suelo, con respiración agitada, observando una sala brillante con unas escaleras al fondo.
- Parece que hemos encontrado tu salida.- dijo con voz entrecortada, al parecer el esfuerzo le había hecho subir un poco la fiebre.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Bien, Keira le había entendido, o al menos eso parecía, no había pretendido que la mujer lanzase fuego directamente al agua de la bestia, si no al que estaba en el suelo y les llegaba hasta casi las rodillas, pero la nube de vapor se extendió rápido, había funcionado.
Salió de su escondite, se podía escuchar claramente a la bestia rugir y lanzar agua sin ton ni son, que lejos de abrir una línea de visibilidad en el vapor, hacía que el gas se agitase aún más.
Sonriendo ante la idea que se su pequeño plan había funcionado buscó a la bruja, quien como el dragón, se había desvanecido en el momento en el cual los rayos rojo y azul se tocaron. Fue ella quien le encontró, dando un fuerte tirón de su manga empezó a correr hacia la dirección que el mercenario había señalado poco antes, era una suerte de que la mujer la recordase, porque con la nube de vapor que lo cubría todo le estaba siendo muy difícil orientarse, por lo que simplemente siguió a la silueta que tenía frente a él.
Como ya iba siendo costumbre en aquel lugar, Eltrant desconocía el tiempo que pasó siguiendo a Keira, el agua bajo sus pies fue decreciendo paulatinamente hasta que no quedó ni rastro de ella, a su vez, los rugidos de la bestia se volvieron cada vez y más distantes y en cierto modo, agresivos, como si se lamentase de haber perdido a sus presas, los pequeños temblores que se sucedieron rápidamente mientras huían parecían dar fe de ello.
Llegaron hasta un muro, un muro que en un principio no tenía salida, sin embargo, según el mercenario se fue acercando, una pequeña abertura se empezó a distinguir en la misma. Eltrant sonrió cuando notó que esta tenía unas escaleras las cuales parecían conducir a un piso superior, quizás no fuese una salida propiamente dicho, pero era un comienzo.
La joven, que habia estado en cabeza durante todo el momento, llego hasta el lugar donde estaba la salida y, tras apoyarse en la pared de piedra junto a ella, se desplomó. Eltrant frunció el ceño y se acercó corriendo –“¡Keira!” – Gritó agachándose junto a ella –“¿Estas bien?” – Preguntó, estaba claro que era una obviedad que no lo estaba, pero no sabía que más hacer, la mujer tiritaba.
-“Parece que hemos encontrado tu salida” – Le dijo la mujer con voz entrecortada, Eltrant sonrió, habia sido más bien una cuestión de suerte, y ayudó a la mujer a levantarse agarrándola de un brazo, notando de paso que estaba ardiendo –“Tienes fiebre…” – Susurró para sí, ¿Acaso ese era el efecto que la magia de los magos tenía en ellos? Por una vez se alegraba de no ser capaz de realizar las hazañas de las que presumían los magos.
Los segundos pasaban y el suelo comenzó a vibrar, los rugidos de la bestia volvieron, el dragón se encontraba aún lejos, pero no había tiempo que perder. Mirando a la oscuridad de la que provenían los rugidos se quitó la capa, aun húmeda y cubrió a la mujer con ella, para después, levantarla como buenamente pudo –“Ya me odiaras luego” – Dijo para excusarse mientras empezaba a correr escaleras arriba cargando a bruja.
La subida fue larga y angustiosa, por suerte la mujer no era muy pesada, no obstante sí que empezó a notar como las fuerzas le dejaban según se acercaba a la cúspide –“¿Cómo es posible que estemos tan abajo?” – Preguntó jadeando –“El agujero del que te caíste era de apenas varios metros”
La luz del la luna le recibió, tenue y distante cuando dejando atrás las escaleras, emergió del subsuelo. Habían estado prácticamente todo el día bajo tierra, Eltrant se apenó un poco por Morh, aun esperando junto al embarcadero en la playa. La brisa del mar le golpeó en la cara, acompañada de un fuerte olor a sangre, frunció el ceño y dejando a un lado de la entrada a Keira avanzó unos pasos.
Cadáveres.
Unos veinte hombres yacían tirados frente a la entrada de la cueva, todos portando distintas armas, como si se hubiesen peleado entre ellos, Eltrant distinguió al tipo calvo al que le había robado el mapa el tal “Jack” entre ellos.
Frunció el ceño y se giró hacia las escaleras, no sabía que era tan importante para que un grupo de personas se matasen entre ellos hasta tal punto y un dragón lo custodiase, pero no iba a volver a bajar ahí para recuperarlo.
Salió de su escondite, se podía escuchar claramente a la bestia rugir y lanzar agua sin ton ni son, que lejos de abrir una línea de visibilidad en el vapor, hacía que el gas se agitase aún más.
Sonriendo ante la idea que se su pequeño plan había funcionado buscó a la bruja, quien como el dragón, se había desvanecido en el momento en el cual los rayos rojo y azul se tocaron. Fue ella quien le encontró, dando un fuerte tirón de su manga empezó a correr hacia la dirección que el mercenario había señalado poco antes, era una suerte de que la mujer la recordase, porque con la nube de vapor que lo cubría todo le estaba siendo muy difícil orientarse, por lo que simplemente siguió a la silueta que tenía frente a él.
Como ya iba siendo costumbre en aquel lugar, Eltrant desconocía el tiempo que pasó siguiendo a Keira, el agua bajo sus pies fue decreciendo paulatinamente hasta que no quedó ni rastro de ella, a su vez, los rugidos de la bestia se volvieron cada vez y más distantes y en cierto modo, agresivos, como si se lamentase de haber perdido a sus presas, los pequeños temblores que se sucedieron rápidamente mientras huían parecían dar fe de ello.
Llegaron hasta un muro, un muro que en un principio no tenía salida, sin embargo, según el mercenario se fue acercando, una pequeña abertura se empezó a distinguir en la misma. Eltrant sonrió cuando notó que esta tenía unas escaleras las cuales parecían conducir a un piso superior, quizás no fuese una salida propiamente dicho, pero era un comienzo.
La joven, que habia estado en cabeza durante todo el momento, llego hasta el lugar donde estaba la salida y, tras apoyarse en la pared de piedra junto a ella, se desplomó. Eltrant frunció el ceño y se acercó corriendo –“¡Keira!” – Gritó agachándose junto a ella –“¿Estas bien?” – Preguntó, estaba claro que era una obviedad que no lo estaba, pero no sabía que más hacer, la mujer tiritaba.
-“Parece que hemos encontrado tu salida” – Le dijo la mujer con voz entrecortada, Eltrant sonrió, habia sido más bien una cuestión de suerte, y ayudó a la mujer a levantarse agarrándola de un brazo, notando de paso que estaba ardiendo –“Tienes fiebre…” – Susurró para sí, ¿Acaso ese era el efecto que la magia de los magos tenía en ellos? Por una vez se alegraba de no ser capaz de realizar las hazañas de las que presumían los magos.
Los segundos pasaban y el suelo comenzó a vibrar, los rugidos de la bestia volvieron, el dragón se encontraba aún lejos, pero no había tiempo que perder. Mirando a la oscuridad de la que provenían los rugidos se quitó la capa, aun húmeda y cubrió a la mujer con ella, para después, levantarla como buenamente pudo –“Ya me odiaras luego” – Dijo para excusarse mientras empezaba a correr escaleras arriba cargando a bruja.
La subida fue larga y angustiosa, por suerte la mujer no era muy pesada, no obstante sí que empezó a notar como las fuerzas le dejaban según se acercaba a la cúspide –“¿Cómo es posible que estemos tan abajo?” – Preguntó jadeando –“El agujero del que te caíste era de apenas varios metros”
La luz del la luna le recibió, tenue y distante cuando dejando atrás las escaleras, emergió del subsuelo. Habían estado prácticamente todo el día bajo tierra, Eltrant se apenó un poco por Morh, aun esperando junto al embarcadero en la playa. La brisa del mar le golpeó en la cara, acompañada de un fuerte olor a sangre, frunció el ceño y dejando a un lado de la entrada a Keira avanzó unos pasos.
Cadáveres.
Unos veinte hombres yacían tirados frente a la entrada de la cueva, todos portando distintas armas, como si se hubiesen peleado entre ellos, Eltrant distinguió al tipo calvo al que le había robado el mapa el tal “Jack” entre ellos.
Frunció el ceño y se giró hacia las escaleras, no sabía que era tan importante para que un grupo de personas se matasen entre ellos hasta tal punto y un dragón lo custodiase, pero no iba a volver a bajar ahí para recuperarlo.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Con ojos entrecerrados agradeció la ayuda del chico, que la ayudaba a levantarse. Y se tambaleó un poco, odiaba gastar tanto poder, cuando se agotaba, su temperatura subia, siempre había sido así, era complicado controlar su propia temperatura siendo tensai de fuego y en ambientes tan humedos, aun más.
No protestó cuando el chico se la colocó al hombro cual saco, pero cuando se escontrase mejor le diría hasta cansarse. No era una niña y la fiebre no era tan alta, no le gustaba que la tocasen sin su permiso. Era una suerte que Keira fuese tan liviana, porque las escaleras parecían eternas y el chico parecía empeñado en no bajarla al suelo.
Finalmente salieron del lugar, una luna brillante saludó a los jovenes mientras Eltrant bajaba a Keira dejandola en el suelo. la chica había permanecido en completo silencio notando como, poco a poco, con el descanso, bajaba su temperatura. Un olor a oxido llegó a su nariz, y se giró a mirar que era eso. La sangre bañaba la arena, el aroma a sal y a muerte flotaba en el aire y los cuerpos ensangrentados eran imposibles de ocultar.
¿Qué demonios habría allí escondido? ¿Sería algo que resguardaba el dragón? Si era la sala a la que no habíam podido entrar... debía tener una salida allí, nadie era tan idiota como para enfrentarse al dragón dos veces. Si había una salida, había una entrada. Pero viendo ese espectaculo, no estaba segura de querer seguir. No obstante...
- Esto no tiene buena pinta, pero parece que tenemos dos opciones, o nos quedamos aqui esperando, y nos matan, o buscamos una forma de volver a la otra orilla y, al menos, intentamos sobre vivir.- mirando a su alrededor, y emprendiendo la marcha susurró, por si había alguien.- Ya estoy mejor, no tengo fiebre, gracias. Pero no vuelvas a tocarme sin permiso.- advirtió mientras apartaba una rama del camino.
Tras andar unos veinte minutos, unas voces se escucharon en la arena, con ceño fruncido, Keira se agachó entre los arbustos tirando del chico con ella y observó en silencio discutir a dos hombres:
- ¿Has encontrado la entrada a la sala?
- No, pero no debe estar lejos, los otros estan buscando en la playa por la que llegamos.
- ¿Allí? pero no puede ser, no?
- Si, en los planos de Daga había tres entradas, la del dragon, y otras dos escondidas bajo la arena.
- Bueno, como sea, han encontrado un bote más, tendríamos que buscar donde estan sus ocupantes.
- Si, dejemos esto para luego y acabemos con la competencia.
Se fueron alejando por la playa, posiblemente a esperar a los incautos en el lugar donde habían dejado los cuerpos, en silencio, Keira salió y contempló el lugar, así que bajo la arena y, además, con otra salida, mh, no le parecía mala idea, tal vez si cristalizara la arena le sería más fácil encontrar la entrada.
- Alejate un poco, voy a intentar hacer una cosa, necesito que estés atento a cualquier hueco que veas, porque lo verás.
Comenzó a calentar sus manos, a una temperatura tan alta que incluso le dolía para luego, lanzar llamas sobre la arena que creaba cristal trasparente durante unos instantes, no aguantaba el calor en un mismo sitio el suficiente tiempo como para que se mantuviera, pero si para que se viese si había algo, aunque ella, concentrada, no era capaz de fijarse.
No protestó cuando el chico se la colocó al hombro cual saco, pero cuando se escontrase mejor le diría hasta cansarse. No era una niña y la fiebre no era tan alta, no le gustaba que la tocasen sin su permiso. Era una suerte que Keira fuese tan liviana, porque las escaleras parecían eternas y el chico parecía empeñado en no bajarla al suelo.
Finalmente salieron del lugar, una luna brillante saludó a los jovenes mientras Eltrant bajaba a Keira dejandola en el suelo. la chica había permanecido en completo silencio notando como, poco a poco, con el descanso, bajaba su temperatura. Un olor a oxido llegó a su nariz, y se giró a mirar que era eso. La sangre bañaba la arena, el aroma a sal y a muerte flotaba en el aire y los cuerpos ensangrentados eran imposibles de ocultar.
¿Qué demonios habría allí escondido? ¿Sería algo que resguardaba el dragón? Si era la sala a la que no habíam podido entrar... debía tener una salida allí, nadie era tan idiota como para enfrentarse al dragón dos veces. Si había una salida, había una entrada. Pero viendo ese espectaculo, no estaba segura de querer seguir. No obstante...
- Esto no tiene buena pinta, pero parece que tenemos dos opciones, o nos quedamos aqui esperando, y nos matan, o buscamos una forma de volver a la otra orilla y, al menos, intentamos sobre vivir.- mirando a su alrededor, y emprendiendo la marcha susurró, por si había alguien.- Ya estoy mejor, no tengo fiebre, gracias. Pero no vuelvas a tocarme sin permiso.- advirtió mientras apartaba una rama del camino.
Tras andar unos veinte minutos, unas voces se escucharon en la arena, con ceño fruncido, Keira se agachó entre los arbustos tirando del chico con ella y observó en silencio discutir a dos hombres:
- ¿Has encontrado la entrada a la sala?
- No, pero no debe estar lejos, los otros estan buscando en la playa por la que llegamos.
- ¿Allí? pero no puede ser, no?
- Si, en los planos de Daga había tres entradas, la del dragon, y otras dos escondidas bajo la arena.
- Bueno, como sea, han encontrado un bote más, tendríamos que buscar donde estan sus ocupantes.
- Si, dejemos esto para luego y acabemos con la competencia.
Se fueron alejando por la playa, posiblemente a esperar a los incautos en el lugar donde habían dejado los cuerpos, en silencio, Keira salió y contempló el lugar, así que bajo la arena y, además, con otra salida, mh, no le parecía mala idea, tal vez si cristalizara la arena le sería más fácil encontrar la entrada.
- Alejate un poco, voy a intentar hacer una cosa, necesito que estés atento a cualquier hueco que veas, porque lo verás.
Comenzó a calentar sus manos, a una temperatura tan alta que incluso le dolía para luego, lanzar llamas sobre la arena que creaba cristal trasparente durante unos instantes, no aguantaba el calor en un mismo sitio el suficiente tiempo como para que se mantuviera, pero si para que se viese si había algo, aunque ella, concentrada, no era capaz de fijarse.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
-“Apostaría por intentar sobrevivir” – Dijo ante las opciones que dio Keira, oteando el horizonte, en busca de algo que le indicase lo que había sucedido en aquel lugar.
Eltrant frunció el ceño ante la extraña muestra de agradecimiento de la mujer –“De acuerdo” – Dijo cruzándose de brazos –“No volveré a ponerte la mano encima, descuida” – Contestó a la vez que registraba uno de los cadáveres, si aquella era la reacción que la joven tenía cuando le ayudaban, no quería está cerca de ella cuando se enfadase, repentinamente volvía a ser fría y distante.
No encontró nada de valor, unos pocos aeros, espadas tan desgastadas como la suya propia y alguna botella de licor que otra. –“¿Qué?” – Miró a la joven –“Ellos no lo van a echar en falta” - Dijo guardando el dinero.
Pronto se pusieron en marcha, por el lugar donde habían aparecido debían de estar, al menos, en el otro extremo de la isla, les esperaba una larga caminata hasta los botes.
Avanzaron a través de la noche, acompañados solo por el sonido de las olas chocando contra la arena hasta las voces de dos individuos rompieron la monotonía de la pequeña travesía. –“¿Una entrada más?” – Eltrant escuchó sin decir nada, agazapado para no dejarse ver, lo que decían los hombres.
Cuando se marcharon Eltrant observó que Keria observaba la arena bajo sus pies con una singular mirada en su rostro para a continuación, pedirle que vigilase por posibles aberturas –“¿Algún hueco?” – Preguntó a la joven colocándose frente a ella –“¿Es que quieres bajar otra vez ahí abajo? ¿De verdad?” – Inquirió frunciendo el ceño, ¿Después de todo lo que había pasado aún tenía interés en volver?
La mujer obvió su pregunta y haciendo gala de un control inaudito del fuego, convirtió toda la arena que tenía frente a ella en cristal durante varios segundos, no obstante había demasiada arena como para volver todo el lugar transparente. –“Esto le va a pasar factura” – Pensó Eltrant cruzado de brazos mientras miraba como la arena, incandescente aún, se iba enfriaba rápidamente debido al oleaje, dejando escapar una gran cantidad de vapor de agua en todas direcciones.
Lo cierto es que, si no se encontrasen en una isla completamente desierta rodeados de cadáveres y bestias enormes, el espectáculo que tenía frente él sería incluso bello a su manera.
Eltrant acabó resignándose y la obedeció, reconociendo una pequeña abertura oculta bajo el cristal que su compañera acababa de formar. –“Espera” – Le pidió rápidamente que parase para echar un vistazo mejor –“Ahí” – Señalo el lugar donde la bruja había aplicado fuego hacia escasos segundos.
El mercenario se quedó contemplando aquella pequeña capa de cristal y después se giró –“¿Alguna otra idea brillante?” – Sí, sabían dónde estaba exactamente la puerta, pero no tenían ni los medios ni el tiempo necesario para desenterrarla, por no decir que a él no le entusiasmaba mucho el tener que bajar de nuevo a enfrentarse contra un dragon.
Eltrant frunció el ceño ante la extraña muestra de agradecimiento de la mujer –“De acuerdo” – Dijo cruzándose de brazos –“No volveré a ponerte la mano encima, descuida” – Contestó a la vez que registraba uno de los cadáveres, si aquella era la reacción que la joven tenía cuando le ayudaban, no quería está cerca de ella cuando se enfadase, repentinamente volvía a ser fría y distante.
No encontró nada de valor, unos pocos aeros, espadas tan desgastadas como la suya propia y alguna botella de licor que otra. –“¿Qué?” – Miró a la joven –“Ellos no lo van a echar en falta” - Dijo guardando el dinero.
Pronto se pusieron en marcha, por el lugar donde habían aparecido debían de estar, al menos, en el otro extremo de la isla, les esperaba una larga caminata hasta los botes.
Avanzaron a través de la noche, acompañados solo por el sonido de las olas chocando contra la arena hasta las voces de dos individuos rompieron la monotonía de la pequeña travesía. –“¿Una entrada más?” – Eltrant escuchó sin decir nada, agazapado para no dejarse ver, lo que decían los hombres.
Cuando se marcharon Eltrant observó que Keria observaba la arena bajo sus pies con una singular mirada en su rostro para a continuación, pedirle que vigilase por posibles aberturas –“¿Algún hueco?” – Preguntó a la joven colocándose frente a ella –“¿Es que quieres bajar otra vez ahí abajo? ¿De verdad?” – Inquirió frunciendo el ceño, ¿Después de todo lo que había pasado aún tenía interés en volver?
La mujer obvió su pregunta y haciendo gala de un control inaudito del fuego, convirtió toda la arena que tenía frente a ella en cristal durante varios segundos, no obstante había demasiada arena como para volver todo el lugar transparente. –“Esto le va a pasar factura” – Pensó Eltrant cruzado de brazos mientras miraba como la arena, incandescente aún, se iba enfriaba rápidamente debido al oleaje, dejando escapar una gran cantidad de vapor de agua en todas direcciones.
Lo cierto es que, si no se encontrasen en una isla completamente desierta rodeados de cadáveres y bestias enormes, el espectáculo que tenía frente él sería incluso bello a su manera.
Eltrant acabó resignándose y la obedeció, reconociendo una pequeña abertura oculta bajo el cristal que su compañera acababa de formar. –“Espera” – Le pidió rápidamente que parase para echar un vistazo mejor –“Ahí” – Señalo el lugar donde la bruja había aplicado fuego hacia escasos segundos.
El mercenario se quedó contemplando aquella pequeña capa de cristal y después se giró –“¿Alguna otra idea brillante?” – Sí, sabían dónde estaba exactamente la puerta, pero no tenían ni los medios ni el tiempo necesario para desenterrarla, por no decir que a él no le entusiasmaba mucho el tener que bajar de nuevo a enfrentarse contra un dragon.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Tras un rato de lanzar fuego y cristalizar arena, el chico reconoció una cabidad, por fin, Keira, agotada, dejó de lanzar fuego, debía ser masoca, usar tanta energía no era buena idea. El chico, con aires de enfado, le preguntó si tenía alguna "otra gran idea" oh, por todos los, que sensibles eran todos, pero si le había dado las gracias.
Keira no entendía a la gente, sus años en soledad había hecho que sus modales y su caracter se avinagraran, decía lo que pensaba como lo pensaba, y eso, a la gente, la incomodaba. Con un suspiro contempló la distancia, tardarían mucho en volver. Lo cierto es que no le importaba, en realidad a ella le daba igual lo que hubiera ahí bajo, le gustaba su vida sencilla de viajera, su vida de bosque en bosque.
- Dime, ¿cuánto te importa lo que pueda haber ahí bajo?- preguntó ella cruzandose de brazos.- Si quieres podemos bajar, necesitaría bastante energía pero podría hacer que la arena de esa zona se cristalizase del todo y luego podríamos romperlo. Si no quieres, por mi perfecto, pero tendremos que buscar una forma de evitar los remolinos, y juraría que son culpa del dragón, tal vez si conseguimos lo que custodia se largue y podamos abandonar la isla en paz.
Sin esperar respuesta, se sentó en la arena, con brazos abiertos y piernas cruzadas, haciendo la figura de un loto, concentrandose, relajando su mente, para que su cansancio pareciera remitir y su energía fuera más facilmente controlable. Respiró hondo un par de veces y, cuando tuvo su mente en calma, abiró los ojos, se arrodilló y comenzó a cristalizar ese pequeño cuadrante. El sudor comenzó a correr por su frente, le dolía la cabeza y su respiración se aceleraba, abusar tanto de su poder, algún día le costaría caro, pero, finalmente, logró crear un cristal, no es que fuera precisamente fino, o delicado, ni muco menos, pero el caso es que podían romperlo y entrar, o cubrirlo con más arena y que los otros se apañaran.
Se sentó de nuevo, cansada, y respirando rápido con ojos cerrados, el corazón le latía demasiado rápido, no podía ser bueno. Esperó a que su pulso volviera a la normalidad para, aun sentada preguntar:
- ¿Y bien? Tu decides espadachín, o nos metemos ahi dentro conseguimos lo que sea que haya o nos enfrentamos a los remolinos, por segunda vez, y sin habernos llevado premio alguno por haberlos superado la primera.
Keira no entendía a la gente, sus años en soledad había hecho que sus modales y su caracter se avinagraran, decía lo que pensaba como lo pensaba, y eso, a la gente, la incomodaba. Con un suspiro contempló la distancia, tardarían mucho en volver. Lo cierto es que no le importaba, en realidad a ella le daba igual lo que hubiera ahí bajo, le gustaba su vida sencilla de viajera, su vida de bosque en bosque.
- Dime, ¿cuánto te importa lo que pueda haber ahí bajo?- preguntó ella cruzandose de brazos.- Si quieres podemos bajar, necesitaría bastante energía pero podría hacer que la arena de esa zona se cristalizase del todo y luego podríamos romperlo. Si no quieres, por mi perfecto, pero tendremos que buscar una forma de evitar los remolinos, y juraría que son culpa del dragón, tal vez si conseguimos lo que custodia se largue y podamos abandonar la isla en paz.
Sin esperar respuesta, se sentó en la arena, con brazos abiertos y piernas cruzadas, haciendo la figura de un loto, concentrandose, relajando su mente, para que su cansancio pareciera remitir y su energía fuera más facilmente controlable. Respiró hondo un par de veces y, cuando tuvo su mente en calma, abiró los ojos, se arrodilló y comenzó a cristalizar ese pequeño cuadrante. El sudor comenzó a correr por su frente, le dolía la cabeza y su respiración se aceleraba, abusar tanto de su poder, algún día le costaría caro, pero, finalmente, logró crear un cristal, no es que fuera precisamente fino, o delicado, ni muco menos, pero el caso es que podían romperlo y entrar, o cubrirlo con más arena y que los otros se apañaran.
Se sentó de nuevo, cansada, y respirando rápido con ojos cerrados, el corazón le latía demasiado rápido, no podía ser bueno. Esperó a que su pulso volviera a la normalidad para, aun sentada preguntar:
- ¿Y bien? Tu decides espadachín, o nos metemos ahi dentro conseguimos lo que sea que haya o nos enfrentamos a los remolinos, por segunda vez, y sin habernos llevado premio alguno por haberlos superado la primera.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El hombre miró a la bruja y se rascó la barba, no quería volver a pasar por el mal trago de los remolinos, pero tampoco quería volver a bajar ahí abajo, le tenía demasiado cariño a sus extremidades como para volver a enfrentarse a una bestia de ese tamaño.
Finalmente acabó resignándose y después de esperar varios minutos a que la mujer añadiese algo más asintió –“Adelante, haz… la cosa esa del fuego” – Dijo para seguidamente sentarse a observar como la mujer convertía todo la arena que había bajo ella en un enorme bloque de cristal.
Una vez las olas hubieron enfriado el nuevo suelo de cristal que tenían ante ellos Eltrant se levantó, con todo el ruido que habían hecho parecía poco probable que nadie les hubiese escuchado, por lo que haciéndole una seña con la mano a la mujer para que retrocediese un par de pasos, usó el pomo de su espada para empezar a golpear contra el bloque de cristal que tenía bajo sus pies, solo consiguió fragmentar las primeras capas. –“Inútil” – Dijo jadeando –“Apártate” – Volvió a repetir lo que había hecho hasta que la pequeña grieta se ensanchó un poco más, momento en el cual introdujo la espada e hizo palanca varias veces.
Un sonoro crack seguido de miles de pequeños crujidos precedió a lo que fue una cascada de cristal roto que se amontonó varios metros bajo ellos, justo frente la entrada al templo, Eltrant suspiró y se deslizó por la arena hasta abajo –“Vamos” – Llamó a la bruja mientras, pisando los innumerables trozos de cristal, se adentraba de nuevo en el templo.
La oscuridad les volvió a recibir con las manos abiertas, aunque debido a que era de noche esta vez el cambio de luz no fue tan drástico, pero aun así se podía apreciar que aquel lugar no tenía nada de normal.
Una vez dentro observó todo con cautela, en aquel sitio todo era igual, no tenían ningún maldito punto de referencia desde el cual avanzar, Eltrant suspiró y quedándose totalmente en silencio, aguardó unos instantes hasta que, en la lejanía, oyó un rugido. Ya sabían hacia dónde ir.
No tenía que haber entrado allí de nuevo, habían salido con vida ¿Qué necesidad había de enfrentarse de nuevo a una bestia que podía matarte sin problemas si tenía un mal día? Sin decirle nada a su compañera siguió caminando a través de la oscuridad, iluminado por, de nuevo, las pequeñas bolas de luz que acompañaban a la joven –“¿Te encuentras bien?” – Preguntó sin parar de caminar –“Conozco a un par de brujos y, bueno, sé que no es fácil mantener la energía después de usar… lo que sea que hagáis, constantemente” – Se pasó la por el pelo, buscando la manera más sutil de decir lo que pretendía –“No sería muy conveniente que… te vinieses abajo mientras enfrentamos a esa cosa”
Bostezó él también estaba cansado, no le vendría mal una cabezada, en cuanto llegase a Lunargenta iba a ir a la posada en la que siempre se hospedaba y se iba a estar sin hacer nada al menos un par de días, no se iba a acabar el mundo si descansaba un poco.
Los rugidos y los temblores se volvieron gradualmente más fuertes, se estaban acercando, cosa que a Eltrant no le entusiasmaba, también le pareció oír gritos, el mercenario frunció el ceño y miró a su compañera ¿Llegaban tarde?
Finalmente acabó resignándose y después de esperar varios minutos a que la mujer añadiese algo más asintió –“Adelante, haz… la cosa esa del fuego” – Dijo para seguidamente sentarse a observar como la mujer convertía todo la arena que había bajo ella en un enorme bloque de cristal.
Una vez las olas hubieron enfriado el nuevo suelo de cristal que tenían ante ellos Eltrant se levantó, con todo el ruido que habían hecho parecía poco probable que nadie les hubiese escuchado, por lo que haciéndole una seña con la mano a la mujer para que retrocediese un par de pasos, usó el pomo de su espada para empezar a golpear contra el bloque de cristal que tenía bajo sus pies, solo consiguió fragmentar las primeras capas. –“Inútil” – Dijo jadeando –“Apártate” – Volvió a repetir lo que había hecho hasta que la pequeña grieta se ensanchó un poco más, momento en el cual introdujo la espada e hizo palanca varias veces.
Un sonoro crack seguido de miles de pequeños crujidos precedió a lo que fue una cascada de cristal roto que se amontonó varios metros bajo ellos, justo frente la entrada al templo, Eltrant suspiró y se deslizó por la arena hasta abajo –“Vamos” – Llamó a la bruja mientras, pisando los innumerables trozos de cristal, se adentraba de nuevo en el templo.
La oscuridad les volvió a recibir con las manos abiertas, aunque debido a que era de noche esta vez el cambio de luz no fue tan drástico, pero aun así se podía apreciar que aquel lugar no tenía nada de normal.
Una vez dentro observó todo con cautela, en aquel sitio todo era igual, no tenían ningún maldito punto de referencia desde el cual avanzar, Eltrant suspiró y quedándose totalmente en silencio, aguardó unos instantes hasta que, en la lejanía, oyó un rugido. Ya sabían hacia dónde ir.
No tenía que haber entrado allí de nuevo, habían salido con vida ¿Qué necesidad había de enfrentarse de nuevo a una bestia que podía matarte sin problemas si tenía un mal día? Sin decirle nada a su compañera siguió caminando a través de la oscuridad, iluminado por, de nuevo, las pequeñas bolas de luz que acompañaban a la joven –“¿Te encuentras bien?” – Preguntó sin parar de caminar –“Conozco a un par de brujos y, bueno, sé que no es fácil mantener la energía después de usar… lo que sea que hagáis, constantemente” – Se pasó la por el pelo, buscando la manera más sutil de decir lo que pretendía –“No sería muy conveniente que… te vinieses abajo mientras enfrentamos a esa cosa”
Bostezó él también estaba cansado, no le vendría mal una cabezada, en cuanto llegase a Lunargenta iba a ir a la posada en la que siempre se hospedaba y se iba a estar sin hacer nada al menos un par de días, no se iba a acabar el mundo si descansaba un poco.
Los rugidos y los temblores se volvieron gradualmente más fuertes, se estaban acercando, cosa que a Eltrant no le entusiasmaba, también le pareció oír gritos, el mercenario frunció el ceño y miró a su compañera ¿Llegaban tarde?
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Cuando hubo terminado, intentando recuperar el aliento aun, vio como el chico usaba su ajada espada para romper el cristal, ella aprovechó esos momentos para recuperarse, mientras observaba que, sorprendentemente, nadie acudía al alboroto que estaban armando, posiblemente el ruido del la selva, era bastante para distraerlos.
El cristal se rompió en esquirlas claras que calleron hacia la apertura. Keira en ese momento ya se encontraba mejor, y siguió al espadachín que aun parecía molesto, que sensibilidad, por dios. Pisó los trozos de cristal con cuidado mientras la arena caía desde arriba, con un suspiro encendió de nuevo las bolas de luz, esta vez muchas menos, por su cansancio y la posibilidad de que les viera el dragón. cuando llevaban andados un par de metros, escuchó la voz del chico, que la sorprendió preguntandole por su bien estar.
- Estoy bien, gracias.- respondió de forma seca mientras seguía andando.
Un gruñido seguido de un grito se escuchó resonar por toda la sala. No parecía muy buena señal. Intercambió una mirada con Eltrant y le hizo una señal de silencio quedandose quieta. Se mantuvo estatica durante varios minutos, cuando temblores muy suaves comenzaron a sacudir el lugar, y una especie de ronquidos resonaron por entre las columnas. Keira apagó todas las bolas de luz excepto una, que sería la que los guiaría hasta el lugar de donde provenían los ronquidos. Tras anda durante lo que debieron ser un par de horas, llegaron frente al enorme dragon azul que con ojos cerrados dormía tranquilamente, había sangre en el suelo y sobre sus fauces. Había hecho una comida copiosa por lo que parecía.
En el suelo, agua, vapor y varias espadas y, algo alejada del dragón una puerta cerrada. Miró a Eltrant y señalo la puerta en silencio apagó la llama y encendió otra de un tono azulado, diminuta que apenas iluminaba bastante como para ver lo que tenían en frente, no quería que el dragón se despertara con la luz. Poco a poco, con sus delicados pasos de bailarina que no levantaban un solo murmullo, se acercó a la puerta y la empujó con suavidad. las visagras no hicieron ni un solo ruido, a pesar del tiempo pasado cerrada. Keira respiró de alivio entrando en el lugar, tras cerrar la puerta contampló una estancia pequeña en la que no había nada, nada excepto libros, un montón de libros agrupados y, en un costado, una escalera.
- ¿Libros?- preguntó en un susurro acercandose a ojear uno, aumentando el azul blanquecino de la llama
El cristal se rompió en esquirlas claras que calleron hacia la apertura. Keira en ese momento ya se encontraba mejor, y siguió al espadachín que aun parecía molesto, que sensibilidad, por dios. Pisó los trozos de cristal con cuidado mientras la arena caía desde arriba, con un suspiro encendió de nuevo las bolas de luz, esta vez muchas menos, por su cansancio y la posibilidad de que les viera el dragón. cuando llevaban andados un par de metros, escuchó la voz del chico, que la sorprendió preguntandole por su bien estar.
- Estoy bien, gracias.- respondió de forma seca mientras seguía andando.
Un gruñido seguido de un grito se escuchó resonar por toda la sala. No parecía muy buena señal. Intercambió una mirada con Eltrant y le hizo una señal de silencio quedandose quieta. Se mantuvo estatica durante varios minutos, cuando temblores muy suaves comenzaron a sacudir el lugar, y una especie de ronquidos resonaron por entre las columnas. Keira apagó todas las bolas de luz excepto una, que sería la que los guiaría hasta el lugar de donde provenían los ronquidos. Tras anda durante lo que debieron ser un par de horas, llegaron frente al enorme dragon azul que con ojos cerrados dormía tranquilamente, había sangre en el suelo y sobre sus fauces. Había hecho una comida copiosa por lo que parecía.
En el suelo, agua, vapor y varias espadas y, algo alejada del dragón una puerta cerrada. Miró a Eltrant y señalo la puerta en silencio apagó la llama y encendió otra de un tono azulado, diminuta que apenas iluminaba bastante como para ver lo que tenían en frente, no quería que el dragón se despertara con la luz. Poco a poco, con sus delicados pasos de bailarina que no levantaban un solo murmullo, se acercó a la puerta y la empujó con suavidad. las visagras no hicieron ni un solo ruido, a pesar del tiempo pasado cerrada. Keira respiró de alivio entrando en el lugar, tras cerrar la puerta contampló una estancia pequeña en la que no había nada, nada excepto libros, un montón de libros agrupados y, en un costado, una escalera.
- ¿Libros?- preguntó en un susurro acercandose a ojear uno, aumentando el azul blanquecino de la llama
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Eltrant frunció el ceño –“Debe de ser el alma de las fiestas” – Pensó el mercenario después de oír la réplica de su compañera.
Cuando llegaron hasta el origen de los rugidos y los gritos, el mercenario pudo vislumbrar su futuro y el de la bruja si no abandonaban aquel lugar enseguida, cadáveres despedazados flotando levemente en el agua del suelo, espadas rotas y sendas nubes de vapor con un fuerte olor a sangre, que, como comprobó poco después, se pegaba a sus ropajes.
La bruja captó su atención e indicándole que guardase silencio señaló a una pesada puerta de madera que estaba pocos metros de la bestia, la cual se encontraba dormitando, tratado de recuperarse de un gran banquete. –“¡No!” – Susurró todo lo alto que pudo sin llamar la atención del dragón–“¿Es que estas mal de la cabeza?” – La mujer ignoró sus palabras y avanzó de puntillas, grácil cual felino, sin hacer el más mínimo ruido, hasta la puerta que custodiaba el dragón.
Eltrant chasqueó la lengua y se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra una de las columnas se mantuvo alejado del campo de visión del monstruo que reposaba no muy lejos de él. Si trataba de seguir a la mujer se convertiría en otro de los trozos de carne que flotaban de aquí para allá, no era precisamente alguien sigiloso.
Desde su escondrijo lanzó miradas nerviosas hacia la puerta por la que se había perdido la mujer, la cual no emitió ni un solo sonido al abrirse, eso probó al mercenario que, o bien aquella puerta se abría constantemente, o bien el paso del tiempo no afectaba al templo en el que se encontraba, dado el número de personas que habían muerto tratando de entrar ahí, supuso que lo primero.
El dragón rugió levemente y soltó una pequeña voluta de vapor de sus fauces, el animal distraído, jugueteaba con el torso de uno de los pobres infelices que habían pensado que armados con simples espadas podían acabar con esa cosa ¿Qué era lo que estaba custodiando el animal con tanto celo? Eltrant volvió a mirar hacia la habitación en la que Keira había entrado –“¿Qué has encontrado ahí adentro que te está llevando tanto tiempo volver?” – Masculló entre dientes esperando que aquella puerta no fuese la entrada a la cámara de otra bestia como la que tenía delante.
Tenues luces comenzaron a apreciarse desde lo más profundo de la cueva, Eltrant entornó los ojos –“Antorchas” – fue lo primero que le vino a la mente, cauteloso salió de su escondrijo, desde donde los portadores de las antorchas podrían verlo a simple vista si se acercaban lo suficiente, y se ocultó lo mejor que pudo en los laterales de una de las columnas.
Gradualmente la tenue luz de las antorchas de fue agrandando hasta desvelar que se trataba de un pequeño contingente de individuos bien armados, con ropajes ligeros y transportando lo que parecía ser una ballesta de un tamaño considerable. Demasiados para ser los que venían en los botes, ¿Refuerzos? Quizás las pequeñas embarcaciones de la playa solo eran parte de una tripulación aún más grande.
Eltrant contempló como el dragón, enfurecido por la presencia de los hombres rugía y lanzaba una nube de vapor hirviendo que atrapaba a varios de ellos desvelando varios cadáveres cocidos cuando la nube de disipó.
El que parecía el líder, un gran tipo pelirrojo con una cicatriz que cruzaba su cara de lado a lado alzó su arma y apuntó con ella a la bestia. –“Fuego” –Dijo. La enorme saeta cruzó el aire y se clavó en una de las alas del dragón, el animal rugió dolorido y lanzó un chorro de agua a presión a través de sus fauces que atravesó a uno de los atacantes, el cual murió al instante. –“¡No retrocedáis!” – Gritó el pelirrojo cruzándose de brazos –“Cargad la balista, aseguraos de que el siguiente le da en la cabeza” – Gruño.
Eltrant desenvainó su espada y siguió oculto tras la enorme viga, aquel tipo era valiente, de eso no tenía duda, quizás aquella era la oportunidad que estaban esperando para llevarse el tesoro que había allí escondido.
Cuando llegaron hasta el origen de los rugidos y los gritos, el mercenario pudo vislumbrar su futuro y el de la bruja si no abandonaban aquel lugar enseguida, cadáveres despedazados flotando levemente en el agua del suelo, espadas rotas y sendas nubes de vapor con un fuerte olor a sangre, que, como comprobó poco después, se pegaba a sus ropajes.
La bruja captó su atención e indicándole que guardase silencio señaló a una pesada puerta de madera que estaba pocos metros de la bestia, la cual se encontraba dormitando, tratado de recuperarse de un gran banquete. –“¡No!” – Susurró todo lo alto que pudo sin llamar la atención del dragón–“¿Es que estas mal de la cabeza?” – La mujer ignoró sus palabras y avanzó de puntillas, grácil cual felino, sin hacer el más mínimo ruido, hasta la puerta que custodiaba el dragón.
Eltrant chasqueó la lengua y se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra una de las columnas se mantuvo alejado del campo de visión del monstruo que reposaba no muy lejos de él. Si trataba de seguir a la mujer se convertiría en otro de los trozos de carne que flotaban de aquí para allá, no era precisamente alguien sigiloso.
Desde su escondrijo lanzó miradas nerviosas hacia la puerta por la que se había perdido la mujer, la cual no emitió ni un solo sonido al abrirse, eso probó al mercenario que, o bien aquella puerta se abría constantemente, o bien el paso del tiempo no afectaba al templo en el que se encontraba, dado el número de personas que habían muerto tratando de entrar ahí, supuso que lo primero.
El dragón rugió levemente y soltó una pequeña voluta de vapor de sus fauces, el animal distraído, jugueteaba con el torso de uno de los pobres infelices que habían pensado que armados con simples espadas podían acabar con esa cosa ¿Qué era lo que estaba custodiando el animal con tanto celo? Eltrant volvió a mirar hacia la habitación en la que Keira había entrado –“¿Qué has encontrado ahí adentro que te está llevando tanto tiempo volver?” – Masculló entre dientes esperando que aquella puerta no fuese la entrada a la cámara de otra bestia como la que tenía delante.
Tenues luces comenzaron a apreciarse desde lo más profundo de la cueva, Eltrant entornó los ojos –“Antorchas” – fue lo primero que le vino a la mente, cauteloso salió de su escondrijo, desde donde los portadores de las antorchas podrían verlo a simple vista si se acercaban lo suficiente, y se ocultó lo mejor que pudo en los laterales de una de las columnas.
Gradualmente la tenue luz de las antorchas de fue agrandando hasta desvelar que se trataba de un pequeño contingente de individuos bien armados, con ropajes ligeros y transportando lo que parecía ser una ballesta de un tamaño considerable. Demasiados para ser los que venían en los botes, ¿Refuerzos? Quizás las pequeñas embarcaciones de la playa solo eran parte de una tripulación aún más grande.
Eltrant contempló como el dragón, enfurecido por la presencia de los hombres rugía y lanzaba una nube de vapor hirviendo que atrapaba a varios de ellos desvelando varios cadáveres cocidos cuando la nube de disipó.
El que parecía el líder, un gran tipo pelirrojo con una cicatriz que cruzaba su cara de lado a lado alzó su arma y apuntó con ella a la bestia. –“Fuego” –Dijo. La enorme saeta cruzó el aire y se clavó en una de las alas del dragón, el animal rugió dolorido y lanzó un chorro de agua a presión a través de sus fauces que atravesó a uno de los atacantes, el cual murió al instante. –“¡No retrocedáis!” – Gritó el pelirrojo cruzándose de brazos –“Cargad la balista, aseguraos de que el siguiente le da en la cabeza” – Gruño.
Eltrant desenvainó su espada y siguió oculto tras la enorme viga, aquel tipo era valiente, de eso no tenía duda, quizás aquella era la oportunidad que estaban esperando para llevarse el tesoro que había allí escondido.
Eltrant Tale
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Keira revisaba los libros con interés preguntandose porque el chico aun no la había seguido. Parecían tratados y libros de magia, algunos solo leyendas. Todos polvorientos, pero cuidados con primor. Ella no sabía demasiado sobre libros o leyendas, era una persona que sabía leer, escribir, y sabía sobre tradiciones y culturas diferentes, pero nunca se había sentido atraida por leyendas o historias.
Mientras investigaba el lugar, decidió mirar la escalera, subió poco a poco, intentado no hacer nada de ruido y llegó a una nueva puerta, era bastante pequeña, con ceño fruncido la abrió con cuidado y se encontró en el interior de lo que parecía una capilla, vacía como estaba, avanzó despaci hasta lo que debía ser la puerta pricipal, y la abrió con cuidado. allí entre la maleza, algo alejada, se veía la playa con los botes.
Un sonido se escuchó bajo las escaleras, ¿habría despertado el dragón? Preocupada por el espadachin decidió bajar de nuevo. Cuando fue a pasar por la puerta nuevamente, vio una inscripción extraña, que querría decir, reconoció un libro dibujado bajo. Un nuevo sonido la desperto, tenía que bajar. Llegó de nuevo a esa sala y se asomó un poco por la puerta.
Un grupo armado atacaba al dragón. ¿Es que eran unos suicidas? Poco le importaba, parecían bien preparados, pero ella y el espadachín hbían llegado antes. Creó una diminuta esfera de luz que dirigió hasta el chico para llamar su atención, y le hizo un gesto con las manos para que se acercase, ella cubriría su posición.Empezó a hacer una bubruja de fuego que lanó rodando sobre el aguacreando una capa de vapor que cubriría la posiciñon del chico.
El dragón ahora se había girado, dandoles la espalda, apuntando a quienes lo atacaban. Salió ella también a encontrarse con el chico a mitad de camino y tirar de él, no iba a dejarlo ahí, ni loca pisaba el mar ella sola. Lo arrastró hasta el cuarto justo cuando el vapor comenzaba a despejarse y cerró la puerta en silencio.
- Antes de que digas nada, hay una salida, esas escaleras llevan a una especie de capilla, y frente a las escaleras una inscripcion, no he podido entenderla, pero había un libro dibujado, creo que esto es el tesoro del que hablaban en la laya y lo que resguarda el dragón.-Dijo señalando a los libros con calma con una mano en la cadera y expresión sería y calmada.
Mientras investigaba el lugar, decidió mirar la escalera, subió poco a poco, intentado no hacer nada de ruido y llegó a una nueva puerta, era bastante pequeña, con ceño fruncido la abrió con cuidado y se encontró en el interior de lo que parecía una capilla, vacía como estaba, avanzó despaci hasta lo que debía ser la puerta pricipal, y la abrió con cuidado. allí entre la maleza, algo alejada, se veía la playa con los botes.
Un sonido se escuchó bajo las escaleras, ¿habría despertado el dragón? Preocupada por el espadachin decidió bajar de nuevo. Cuando fue a pasar por la puerta nuevamente, vio una inscripción extraña, que querría decir, reconoció un libro dibujado bajo. Un nuevo sonido la desperto, tenía que bajar. Llegó de nuevo a esa sala y se asomó un poco por la puerta.
Un grupo armado atacaba al dragón. ¿Es que eran unos suicidas? Poco le importaba, parecían bien preparados, pero ella y el espadachín hbían llegado antes. Creó una diminuta esfera de luz que dirigió hasta el chico para llamar su atención, y le hizo un gesto con las manos para que se acercase, ella cubriría su posición.Empezó a hacer una bubruja de fuego que lanó rodando sobre el aguacreando una capa de vapor que cubriría la posiciñon del chico.
El dragón ahora se había girado, dandoles la espalda, apuntando a quienes lo atacaban. Salió ella también a encontrarse con el chico a mitad de camino y tirar de él, no iba a dejarlo ahí, ni loca pisaba el mar ella sola. Lo arrastró hasta el cuarto justo cuando el vapor comenzaba a despejarse y cerró la puerta en silencio.
- Antes de que digas nada, hay una salida, esas escaleras llevan a una especie de capilla, y frente a las escaleras una inscripcion, no he podido entenderla, pero había un libro dibujado, creo que esto es el tesoro del que hablaban en la laya y lo que resguarda el dragón.-Dijo señalando a los libros con calma con una mano en la cadera y expresión sería y calmada.
Keira Brabery
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Una nube de vapor le rodeó, Eltrant frunció el ceño, ¿Aquella cosa era lo suficiente lista como para idear una estratagema como aquella?
Entonces algo tiró de él sin previo aviso, el mercenario, nervioso, trató de repeler a su atacante con la espada, solo para encontrar que era Keira la que, con apremió, le arrastraba hacia el lugar que al parecer custodiaba el dragón, aprovechando que este estaba ahora distraído con los atacantes.
Eltrant siguió obediente a la mujer, lo cierto es que era una oportunidad única para que él pudiese entrar en aquel lugar,pero por otro lado hasta dónde sabia Eltrant, se estaban metiendo en un callejón sin salida en medio de un combate a muerte entre un pequeño ejército y una bestia que si bien se estaba viendo amenazada por el número de enemigos y las armas de asedio, estaba plantando cara.
Un enorme proyectil pasó sobre sus cabezas y se clavó a la pared junto a ellos, los atacantes ahora atacaban, en un ataque de locura colectiva, cuerpo a cuerpo al dragón –“¡Cargad de nuevo!” – Oyó el mercenario gritar al líder de aquellos tipos –“¡Sin cuartel!” – Dijo otra vez –“¡Necesitamos los libros!” - Añadió finalmente.
Una vez estuvieron dentro de la habitación la bruja cerró la puerta con cuidado y tras explicarle la situación en la que se encontraban le enseñó lo que escondía aquel templo. Libros, centenares de ellos, de diferentes tamaños y colores, desperdigados por doquier.
Eltrant tratando de ignorar los rugidos y los gritos de dolor que procedían del otro lado de la puerta tomó un ejemplar aleatorio y lo ojeó por encima, estaba escrito en un lenguaje que no conocía, pero eso no lo hacía menos interesante, ¿Qué historias contarían? ¿Por qué estarían custodiados por un dragón?
En el momento en que Eltrant, movido por la curiosidad, posó la mano en un manuscrito que a diferencia de los otros estaba colocado cuidadosamente en un pedestal, el dragón que luchaba por su vida contra los hombres al otro lado de la puerta dejó escapar el mayor rugido que le habia oído lanzar hasta el momento.
Aquel bramido, ensordecedor, hizo temblar los cimientos del templo. De algún modo a Eltrant le pareció notar un deje de angustia en aquel gruñido, como si el dragón supiese lo que estaba ocurriendo en aquel momento, humanos, seres pequeños e inferiores habían tomado su tesoro después de tantos años, y no iba a permitirlo.
El mercenario dejó caer el libro a un lado en el mismo instante en el que pasos lentos y pesados empezaron anotarse en la habitación, se había dado cuenta de que había tomado ese libro, aquello era lo que el dragón estaba protegiendo.
Antes de que el muchacho pudiese gritar nada a su compañera, un chorro de agua derribó la puerta y parte de la pared que los separaba de la batalla que se estaba librando a escasos metros de él. El agua a presión lanzó al mercenario por los aires que cayó pesadamente sobre una pila de volúmenes, los cuales se echaron a perder tan pronto como el agua los cubrió, como si de un mecanismo de defensa, simplemente se deshicieron bajo el contacto del líquido.
Eltrant apretó los dientes dolorido y se llevó la mano al pecho, había tenido suerte, de no haber habido una pared entre él y la bestia probablemente aquel torrente de agua le abría atravesado fácilmente, como le había visto hacer momentos antes con uno de los hombres que ahora, aprovechando que el dragón estaba ocupado con él y la bruja, atacaban a la bestia por la espalda.
Eltrant rodó por el suelo para evitar un segundo ataque del reptil, que derribó la pared que tenía tras él e hizo desaparecer otro montón de libros, curiosamente, el mercenario había perdido la pista del libro que había hecho saber al dragón que estaban ahí adentro.
Eltrant empezó a correr hacia las escaleras mientras tomaba algún libro que otro del suelo.
–“¡Vámonos de aquí!”- Gritó tirando de la bruja, sabía que a la chica no le hacia ninguna gracia que la tocaran, pero por mucho que quisiese estudiar aquellos libros detenidamente, no estaba dispuesto a morir bajo las fauces de aquella cosa y tampoco iba a dejar que ella se quedase atrás, por muy cabezota que se pusiera.
Entonces algo tiró de él sin previo aviso, el mercenario, nervioso, trató de repeler a su atacante con la espada, solo para encontrar que era Keira la que, con apremió, le arrastraba hacia el lugar que al parecer custodiaba el dragón, aprovechando que este estaba ahora distraído con los atacantes.
Eltrant siguió obediente a la mujer, lo cierto es que era una oportunidad única para que él pudiese entrar en aquel lugar,pero por otro lado hasta dónde sabia Eltrant, se estaban metiendo en un callejón sin salida en medio de un combate a muerte entre un pequeño ejército y una bestia que si bien se estaba viendo amenazada por el número de enemigos y las armas de asedio, estaba plantando cara.
Un enorme proyectil pasó sobre sus cabezas y se clavó a la pared junto a ellos, los atacantes ahora atacaban, en un ataque de locura colectiva, cuerpo a cuerpo al dragón –“¡Cargad de nuevo!” – Oyó el mercenario gritar al líder de aquellos tipos –“¡Sin cuartel!” – Dijo otra vez –“¡Necesitamos los libros!” - Añadió finalmente.
Una vez estuvieron dentro de la habitación la bruja cerró la puerta con cuidado y tras explicarle la situación en la que se encontraban le enseñó lo que escondía aquel templo. Libros, centenares de ellos, de diferentes tamaños y colores, desperdigados por doquier.
Eltrant tratando de ignorar los rugidos y los gritos de dolor que procedían del otro lado de la puerta tomó un ejemplar aleatorio y lo ojeó por encima, estaba escrito en un lenguaje que no conocía, pero eso no lo hacía menos interesante, ¿Qué historias contarían? ¿Por qué estarían custodiados por un dragón?
En el momento en que Eltrant, movido por la curiosidad, posó la mano en un manuscrito que a diferencia de los otros estaba colocado cuidadosamente en un pedestal, el dragón que luchaba por su vida contra los hombres al otro lado de la puerta dejó escapar el mayor rugido que le habia oído lanzar hasta el momento.
Aquel bramido, ensordecedor, hizo temblar los cimientos del templo. De algún modo a Eltrant le pareció notar un deje de angustia en aquel gruñido, como si el dragón supiese lo que estaba ocurriendo en aquel momento, humanos, seres pequeños e inferiores habían tomado su tesoro después de tantos años, y no iba a permitirlo.
El mercenario dejó caer el libro a un lado en el mismo instante en el que pasos lentos y pesados empezaron anotarse en la habitación, se había dado cuenta de que había tomado ese libro, aquello era lo que el dragón estaba protegiendo.
Antes de que el muchacho pudiese gritar nada a su compañera, un chorro de agua derribó la puerta y parte de la pared que los separaba de la batalla que se estaba librando a escasos metros de él. El agua a presión lanzó al mercenario por los aires que cayó pesadamente sobre una pila de volúmenes, los cuales se echaron a perder tan pronto como el agua los cubrió, como si de un mecanismo de defensa, simplemente se deshicieron bajo el contacto del líquido.
Eltrant apretó los dientes dolorido y se llevó la mano al pecho, había tenido suerte, de no haber habido una pared entre él y la bestia probablemente aquel torrente de agua le abría atravesado fácilmente, como le había visto hacer momentos antes con uno de los hombres que ahora, aprovechando que el dragón estaba ocupado con él y la bruja, atacaban a la bestia por la espalda.
Eltrant rodó por el suelo para evitar un segundo ataque del reptil, que derribó la pared que tenía tras él e hizo desaparecer otro montón de libros, curiosamente, el mercenario había perdido la pista del libro que había hecho saber al dragón que estaban ahí adentro.
Eltrant empezó a correr hacia las escaleras mientras tomaba algún libro que otro del suelo.
–“¡Vámonos de aquí!”- Gritó tirando de la bruja, sabía que a la chica no le hacia ninguna gracia que la tocaran, pero por mucho que quisiese estudiar aquellos libros detenidamente, no estaba dispuesto a morir bajo las fauces de aquella cosa y tampoco iba a dejar que ella se quedase atrás, por muy cabezota que se pusiera.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
El joven comenzó a ojear los ejemplares bajo la atenta mirada de la bailarina, que lo observaba con curiosidad. Ella no era analfabeta, pero jamás entendería la pasión de algunas personas por la lectura, y más en idiomas que nadie entendía. Se cruzó de brazos con una pequeña burbuja encendida que iluminaba al chico, quien, en ese momento, se dirigía hacia un pedestal y tomaba el ejemplar que en el había.
Con eso, un tremendo rugido salió del dragón que había fuera de la estancia e, instantes después, un gran chorro de agua atravesó la puerta y lanzó al joven hacia la pared mientras los libros se deshacían con el contacto del liquido. Con premura, la joven tomó el libro que el chico había dejado caer, justo a tiempo, pues un tirón la obligo a iniciar el ascenso por las escaleras.
Nuevos ataques se dirigieron hacia el dragón, distrayéndolo de quienes robaban su tesoro. La desaparición del libro parecía afectar al poder del reptil, que disminuyó la fuerza de sus ataques y rebajó su defensa permitiendo que, los atacantes, comenzasen a ganar terreno.
Arriba, en la capilla, la bruja, dándose cuanta de que los sonidos del dragón no los seguían, cerraba la puerta e intentaba mover el pedestal que junto a ella se encontraba para que, si en algún caso, los otros vencían e intentaban seguirlos, no pudieran alcanzarlos, el problema es que pesaba demasiado. Decidió que la mejor opción era usar la telequinesis, habilidad que todos los magos poseían, junto a su fuerza. No le sería fácil, era algo que no solía usar ni entrenar, se había centrado en dominar el fuego, pues le parecía más peligroso que la habilidad de mover objetos.
Concentrándose al tiempo que tiraba logró colocar el pedestal frente a la puerta, que ya sería casi imposible abrir, de paso, derritió el candado, para que si o si, quien les persiguiera no tuviera más opción que, o tirar puerta y pedestal, o dar media vuelta.
Un tremendo rugido, como de muerte, alcanzó la playa extendiéndose por toda la isla, el dragón, había muerto a manos del enorme grupo de asaltantes. Ahora en e templó se abría la veda para una batalla campal entre todos los que habían ido a buscar el libro que, en ese momento, llevaba Keira escondido entre las capas etéreas de su vestido.
Junto a su bota, vio que los remolinos habían desaparecido con la muerte del dragón, era momento de salir de allí, pero no podían dejar los botes, o los seguirían en cuanto viesen que su buscado tesoro no estaba. La chica, a medida que pasaba por la playa hasta llegar al bote que hasta allí los había llevado, lanzó chispas a las otras embarcaciones que comenzaron a arder, Daga y su gente, junto a quienes más fueran, se pudrirían en esa playa.
Una vez ya dentro del bote, respiró hondo, recuperando el aliento, y con una media sonrisa sacó el libro que había robado del lugar y llamó a Eltrant:
- ¡Ey, espadachín!- sacó el libro y se lo lanzó flojo, para que lo cogiera- toma, te lo regalo, a ti te será más útil que a mi, y parece que te interesan estas cosas.- comentó antes de suspirar, agotada, por fin podían volver.
Con eso, un tremendo rugido salió del dragón que había fuera de la estancia e, instantes después, un gran chorro de agua atravesó la puerta y lanzó al joven hacia la pared mientras los libros se deshacían con el contacto del liquido. Con premura, la joven tomó el libro que el chico había dejado caer, justo a tiempo, pues un tirón la obligo a iniciar el ascenso por las escaleras.
Nuevos ataques se dirigieron hacia el dragón, distrayéndolo de quienes robaban su tesoro. La desaparición del libro parecía afectar al poder del reptil, que disminuyó la fuerza de sus ataques y rebajó su defensa permitiendo que, los atacantes, comenzasen a ganar terreno.
Arriba, en la capilla, la bruja, dándose cuanta de que los sonidos del dragón no los seguían, cerraba la puerta e intentaba mover el pedestal que junto a ella se encontraba para que, si en algún caso, los otros vencían e intentaban seguirlos, no pudieran alcanzarlos, el problema es que pesaba demasiado. Decidió que la mejor opción era usar la telequinesis, habilidad que todos los magos poseían, junto a su fuerza. No le sería fácil, era algo que no solía usar ni entrenar, se había centrado en dominar el fuego, pues le parecía más peligroso que la habilidad de mover objetos.
Concentrándose al tiempo que tiraba logró colocar el pedestal frente a la puerta, que ya sería casi imposible abrir, de paso, derritió el candado, para que si o si, quien les persiguiera no tuviera más opción que, o tirar puerta y pedestal, o dar media vuelta.
Un tremendo rugido, como de muerte, alcanzó la playa extendiéndose por toda la isla, el dragón, había muerto a manos del enorme grupo de asaltantes. Ahora en e templó se abría la veda para una batalla campal entre todos los que habían ido a buscar el libro que, en ese momento, llevaba Keira escondido entre las capas etéreas de su vestido.
Junto a su bota, vio que los remolinos habían desaparecido con la muerte del dragón, era momento de salir de allí, pero no podían dejar los botes, o los seguirían en cuanto viesen que su buscado tesoro no estaba. La chica, a medida que pasaba por la playa hasta llegar al bote que hasta allí los había llevado, lanzó chispas a las otras embarcaciones que comenzaron a arder, Daga y su gente, junto a quienes más fueran, se pudrirían en esa playa.
Una vez ya dentro del bote, respiró hondo, recuperando el aliento, y con una media sonrisa sacó el libro que había robado del lugar y llamó a Eltrant:
- ¡Ey, espadachín!- sacó el libro y se lo lanzó flojo, para que lo cogiera- toma, te lo regalo, a ti te será más útil que a mi, y parece que te interesan estas cosas.- comentó antes de suspirar, agotada, por fin podían volver.
Keira Brabery
Honorable
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Re: El Tesoro [Interpretativo][Libre][Keira Brabery][Cerrado]
Una vez fuera, respirando agitadamente, se dejó caer junto a un árbol. –“Ha ido por poco” – Dijo escuchando como el lagarto seguía luchando bajos sus pies contra los hombres.
Sin perder más tiempo se dirigieron hacia el lugar en el que había desembarcado, el sol un estaba lejos de salir y Eltrant no tenía forma alguna por la que guiarse, por lo que decidió simplemente seguir a Keira, quien sí que parecía tener un destino claro; el mercenario se mantuvo cerca de la bruja, sin poder evitar preguntarse cuál había sido el motivo que había llevado a la mujer ir en aquella dirección – “Quizás… ¿Las estrellas?” – Se preguntó mirando al cielo, según sabia era una manera muy útil de orientarse en mitad de la noche.
Mientras caminaban lo que parecía ser el último rugido del dragón emergió de las profundidades de la isla, no le sorprendió escuchar aquello, fuesen quienes fuesen aquellos hombres, habían sido capaces de derrotar un dragón; uno distraído y haciendo uso de armas de asedio, pero lo habían vencido.
Si no abandonaban la isla antes de que aquellos hombres descubriesen que el tesoro que custodiaba el dragón no era ahora sino un cumulo de papeles mojados iban a tener problemas, Eltrant aceleró el ritmo.
Una vez llegaron junto a los botes Eltrant se sentó en la arena recuperar el aliento, lo que en un principio parecía haber sido una pequeña travesía había acabado siendo un recorrido de al menos una hora de largo.
Mientras recuperaba el aliento Eltrant no dijo nada a la mujer que, fácilmente, prendía fuego a todas las balsas que había allí excepto a una; de haberse encontrado en mitad de la nada quizás habría detenido a la mujer. Por suerte para los hombres que habían vencido al dragón, la isla estaba lo suficiente cerca de tierra firme como ara llegar a nado, no era como si les tuviese mucho cariño, pero no sabía de muchos destinos peores que el quedarse atrapado en una isla desierta y esperar a morir de hambre.
Cuando los demás botes no era sino una pila de ceniza que las olas arrastraban lentamente hacia el mar, Eltrant observó como la bruja se subía en el bote. El mercenario tragó saliva, ya no se apreciaban las horribles corrientes que casi hacían volcar la balsa, pero eso no hacía que el viaje de vuelta le fuese a resultar placentero.
Sin pensar demasiado en que hacer, ya que sabía que si lo hacía solo se sentiría peor, se subió en aquel trozo de madera que algún carpintero borracho había decidido llamar embarcación y, una vez estuvo dentro, zarparon.
Al poco de estar en el mar, y justo cuando empezaba a sentirse mareado, Keria le lanzó el libro que había hecho que el dragón casi los matase. Eltrant sin saber muy bien que decir aceptó el regalo. –“¡Gracias!” – Dijo sin dejar de ojear, con una mal fingida tranquilidad, los contornos del volumen.
El libro parecía ser antiguo, muy antiguo, las inscripciones que tenía en la portada le eran totalmente desconocidas, por otro lado no podía abrir el manuscrito, pues un pequeño candado dorado unía la portada con la contraportada, de manera que solo podría abrirlo de tener la llave.
Por otro lado por aquel libro era por lo que un grupo de hombres se habían enfrentado entre ellos primero y después a un dragón. Eltrant frunció el ceño, ¿Qué tenía aquella cosa que era tan importante? Una parte de él sabía que aquel libro, por muchos secretos que desvelase, por mucho conocimientos que tuviese escritos en sus páginas, solo iba a traerles problemas.
Por primera vez en mucho tiempo el sentido común primó sobre la curiosidad y, con una extraña sensación de angustia en el pecho, bajo la mirada de su compañera, dejó caer el libro por la borda, el cual se hundió pesadamente bajo las oscuras aguas sobre las que navegaban. –“Lo siento…” – Dijo como toda explicación –“Sé que no debe de haber sido fácil recuperarlo en mitad de todo ese caos… pero…” – Para estar en una embarcación surcando las aguas en mitad de la noche, sin ningún punto de referencia salvo la luna, se sentía extrañamente lucido, no obstante no terminó la frase, simplemente dejó que la bruja interpretase lo que quería decir, era lista.
Finalmente acabaron llegando a la playa, Eltrant, como de costumbre, abandonó la embarcación en cuanto notó que bajo ellos había tierra firme. Mohr estaba ahí, esperando dónde lo había dejado, junto al embarcadero. El mercenario sonrió y se acercó al caballo –“¿Me has echado de menos?” – Susurró –“No te preocupes, galoparemos todo el camino que queda hacia Lunargenta, te lo debo”
Antes de marcharse se giró hacia la bruja, quizás no habían empezado con buen pie, y fuese un poco "especial" para algunas cosas, pero le caía bien, si ella no hubiese estado con él jamás habría abandonado el templo con vida, aunque a decir verdad, si ella no hubiese estado ahí, ni siquiera habría conseguido descifrar el mapa en un principio.
-"¿Te diriges hacia Lunargenta?" - Dijo subiéndose a su montura - "Puedo llevarte, si quieres" - Ofreció el mercenario amablemente, tendrían que ir más lentos, pero tampoco le importaba, Mohr era fuerte, lo más seguro era que se tomase el llevar a la mujer como una especie de reto.
En caso de que la mujer rechazase la proposición simplemente se despediría de ella y continuaría su camino, como le había dicho a Demian y a Eärwen hacia no mucho tiempo, Aerandir es más pequeño de lo que parece, no le seria muy difícil volverse a encontrar con alguien que tiene por afición incendiar cosas.
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Off: He tirado el libro porque tenia pinta de ser un objeto importante en plan mágico, y de esos en los interpretativos no se pueden conseguir (?)
Sin perder más tiempo se dirigieron hacia el lugar en el que había desembarcado, el sol un estaba lejos de salir y Eltrant no tenía forma alguna por la que guiarse, por lo que decidió simplemente seguir a Keira, quien sí que parecía tener un destino claro; el mercenario se mantuvo cerca de la bruja, sin poder evitar preguntarse cuál había sido el motivo que había llevado a la mujer ir en aquella dirección – “Quizás… ¿Las estrellas?” – Se preguntó mirando al cielo, según sabia era una manera muy útil de orientarse en mitad de la noche.
Mientras caminaban lo que parecía ser el último rugido del dragón emergió de las profundidades de la isla, no le sorprendió escuchar aquello, fuesen quienes fuesen aquellos hombres, habían sido capaces de derrotar un dragón; uno distraído y haciendo uso de armas de asedio, pero lo habían vencido.
Si no abandonaban la isla antes de que aquellos hombres descubriesen que el tesoro que custodiaba el dragón no era ahora sino un cumulo de papeles mojados iban a tener problemas, Eltrant aceleró el ritmo.
Una vez llegaron junto a los botes Eltrant se sentó en la arena recuperar el aliento, lo que en un principio parecía haber sido una pequeña travesía había acabado siendo un recorrido de al menos una hora de largo.
Mientras recuperaba el aliento Eltrant no dijo nada a la mujer que, fácilmente, prendía fuego a todas las balsas que había allí excepto a una; de haberse encontrado en mitad de la nada quizás habría detenido a la mujer. Por suerte para los hombres que habían vencido al dragón, la isla estaba lo suficiente cerca de tierra firme como ara llegar a nado, no era como si les tuviese mucho cariño, pero no sabía de muchos destinos peores que el quedarse atrapado en una isla desierta y esperar a morir de hambre.
Cuando los demás botes no era sino una pila de ceniza que las olas arrastraban lentamente hacia el mar, Eltrant observó como la bruja se subía en el bote. El mercenario tragó saliva, ya no se apreciaban las horribles corrientes que casi hacían volcar la balsa, pero eso no hacía que el viaje de vuelta le fuese a resultar placentero.
Sin pensar demasiado en que hacer, ya que sabía que si lo hacía solo se sentiría peor, se subió en aquel trozo de madera que algún carpintero borracho había decidido llamar embarcación y, una vez estuvo dentro, zarparon.
Al poco de estar en el mar, y justo cuando empezaba a sentirse mareado, Keria le lanzó el libro que había hecho que el dragón casi los matase. Eltrant sin saber muy bien que decir aceptó el regalo. –“¡Gracias!” – Dijo sin dejar de ojear, con una mal fingida tranquilidad, los contornos del volumen.
El libro parecía ser antiguo, muy antiguo, las inscripciones que tenía en la portada le eran totalmente desconocidas, por otro lado no podía abrir el manuscrito, pues un pequeño candado dorado unía la portada con la contraportada, de manera que solo podría abrirlo de tener la llave.
Por otro lado por aquel libro era por lo que un grupo de hombres se habían enfrentado entre ellos primero y después a un dragón. Eltrant frunció el ceño, ¿Qué tenía aquella cosa que era tan importante? Una parte de él sabía que aquel libro, por muchos secretos que desvelase, por mucho conocimientos que tuviese escritos en sus páginas, solo iba a traerles problemas.
Por primera vez en mucho tiempo el sentido común primó sobre la curiosidad y, con una extraña sensación de angustia en el pecho, bajo la mirada de su compañera, dejó caer el libro por la borda, el cual se hundió pesadamente bajo las oscuras aguas sobre las que navegaban. –“Lo siento…” – Dijo como toda explicación –“Sé que no debe de haber sido fácil recuperarlo en mitad de todo ese caos… pero…” – Para estar en una embarcación surcando las aguas en mitad de la noche, sin ningún punto de referencia salvo la luna, se sentía extrañamente lucido, no obstante no terminó la frase, simplemente dejó que la bruja interpretase lo que quería decir, era lista.
Finalmente acabaron llegando a la playa, Eltrant, como de costumbre, abandonó la embarcación en cuanto notó que bajo ellos había tierra firme. Mohr estaba ahí, esperando dónde lo había dejado, junto al embarcadero. El mercenario sonrió y se acercó al caballo –“¿Me has echado de menos?” – Susurró –“No te preocupes, galoparemos todo el camino que queda hacia Lunargenta, te lo debo”
Antes de marcharse se giró hacia la bruja, quizás no habían empezado con buen pie, y fuese un poco "especial" para algunas cosas, pero le caía bien, si ella no hubiese estado con él jamás habría abandonado el templo con vida, aunque a decir verdad, si ella no hubiese estado ahí, ni siquiera habría conseguido descifrar el mapa en un principio.
-"¿Te diriges hacia Lunargenta?" - Dijo subiéndose a su montura - "Puedo llevarte, si quieres" - Ofreció el mercenario amablemente, tendrían que ir más lentos, pero tampoco le importaba, Mohr era fuerte, lo más seguro era que se tomase el llevar a la mujer como una especie de reto.
En caso de que la mujer rechazase la proposición simplemente se despediría de ella y continuaría su camino, como le había dicho a Demian y a Eärwen hacia no mucho tiempo, Aerandir es más pequeño de lo que parece, no le seria muy difícil volverse a encontrar con alguien que tiene por afición incendiar cosas.
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Off: He tirado el libro porque tenia pinta de ser un objeto importante en plan mágico, y de esos en los interpretativos no se pueden conseguir (?)
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