[Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
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[Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
La noche prometía ser tranquila, una más como tantas en las afueras de Lunargenta, las estrellas parecían multiplicarse en el cielo, desdibujadas a ratos por las oscuras nubes de la inminente lluvia, aunque solo era una amenaza pues el agua no comenzaba a caer; a lo lejos, un pequeño grupo de personas alarmadas comenzaba a convertirse en multitud, finalmente los gritos de alarma no se hicieron esperar, era evidente que había sucedido algo grave, por la forma como todos se alteraban al ver de cerca la situación.
Una mujer completamente aterrada gritaba desesperadamente - ¡Ayuda, me han robado! - Mientras presionaba su cuerpo con sus manos a la altura del abdomen, la guardia de Lunargenta se acercó y notó que todas sus pertenencias seguían estando junto a ella, sin embargo la mujer seguía gritando - ¡¡Me han robado, me han robado!! - Varias personas intentaron calmarla pero todo era en vano, empujaba a quien se le acercaba, desconfiaba de todos mientras mantenía una mirada de espanto como si le hubiesen arrancado el alma misma. De entre la multitud apareció alguien que tras observar con detenimiento notó una pequeña y precisa incisión y costura en el lado izquierdo del abdomen de la mujer, al examinarla con más detalle pudo notar que le faltaba algo adentro, el sujeto, al parecer médico, observó con rostro de espanto mientras guardaba silencio, sabía lo que había sucedido, o al menos lo imaginaba, con algo de esfuerzo consiguió palpar el abdomen de la mujer para luego decir en un tono muy bajo - Le han... Su riñón... No está - El rostro de la mujer se convirtió en un poema de horror, completamente pálida y fría comenzó a gritar desesperada mientras el médico se levantaba al ver llegar a la guardia de Lunargenta - Le han extraído un riñón - Comentó con algo de pena mientras se apartaba de la escena para que la mujer fuera levantada y sacada del lugar por la guardia real.
Desde muy lejos se podría ver el alboroto formado por la mujer que no se dejaba sujetar ni siquiera por los guardias, lloraba desesperada ante la pérdida de algo insustituible ¿Quién podría hacer algo tan grave? Era necesario tener mucha maldad, pero también mucha precisión para conseguir cortarlo y volver a cerrar, tenía que ser alguien con grandes conocimientos en medicina, mucha gente se había congregado en torno al lugar de los acontecimientos mientras la guardia seguía tratando de subir a la mujer a un carruaje y ésta se seguía resistiendo alargando la duración de aquel incómodo momento...
Una mujer completamente aterrada gritaba desesperadamente - ¡Ayuda, me han robado! - Mientras presionaba su cuerpo con sus manos a la altura del abdomen, la guardia de Lunargenta se acercó y notó que todas sus pertenencias seguían estando junto a ella, sin embargo la mujer seguía gritando - ¡¡Me han robado, me han robado!! - Varias personas intentaron calmarla pero todo era en vano, empujaba a quien se le acercaba, desconfiaba de todos mientras mantenía una mirada de espanto como si le hubiesen arrancado el alma misma. De entre la multitud apareció alguien que tras observar con detenimiento notó una pequeña y precisa incisión y costura en el lado izquierdo del abdomen de la mujer, al examinarla con más detalle pudo notar que le faltaba algo adentro, el sujeto, al parecer médico, observó con rostro de espanto mientras guardaba silencio, sabía lo que había sucedido, o al menos lo imaginaba, con algo de esfuerzo consiguió palpar el abdomen de la mujer para luego decir en un tono muy bajo - Le han... Su riñón... No está - El rostro de la mujer se convirtió en un poema de horror, completamente pálida y fría comenzó a gritar desesperada mientras el médico se levantaba al ver llegar a la guardia de Lunargenta - Le han extraído un riñón - Comentó con algo de pena mientras se apartaba de la escena para que la mujer fuera levantada y sacada del lugar por la guardia real.
Desde muy lejos se podría ver el alboroto formado por la mujer que no se dejaba sujetar ni siquiera por los guardias, lloraba desesperada ante la pérdida de algo insustituible ¿Quién podría hacer algo tan grave? Era necesario tener mucha maldad, pero también mucha precisión para conseguir cortarlo y volver a cerrar, tenía que ser alguien con grandes conocimientos en medicina, mucha gente se había congregado en torno al lugar de los acontecimientos mientras la guardia seguía tratando de subir a la mujer a un carruaje y ésta se seguía resistiendo alargando la duración de aquel incómodo momento...
Última edición por Bio el Mar Jul 28 2015, 05:03, editado 2 veces
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
El gruñido de protesta de Fenrir la sacó de sus pensamientos, devolviéndola al lugar en que se encontraba, el bosque que se extendía a las afueras de Lunargenta. Levantó la vista y maldijo interiormente, la noche ya había caído sobre el lugar sin que se diera cuenta de ello, por lo concentrada que estaba en su tarea de recolectar ciertas hierbas de los alrededores. Junto a ella flotaba una esfera de electricidad, así que hasta el momento no había echado en falta la luz solar, detalle por el cual no se había percatado del avance del astro en el cielo.
Su peludo compañero la miró con interés, ladeando levemente la cabeza hacia un lado mientras la bruja se levantaba y resoplaba, al tiempo que guardaba en su bolsa de cuero los ingredientes que había reunido durante la jornada. - No me mires de ese modo, ya sé que me he despistado… no volverá a pasar. - dijo la maga, aunque estaba casi segura de que se repetiría, siempre perdía la noción del tiempo cuando andaba metida en algo relacionado con la alquimia.
- Volvamos a la ciudad antes de que oscurezca aún más. - añadió tras unos segundos, y sus palabras fueron suficientes para que el perro se levantase y emprendiese la marcha por delante de ella. Ambos avanzaron a paso ligero hasta dar con el camino por el que solían pasar cazadores y algunos campesinos de las tierras de cultivo que se encontraban más allá del bosque, desde allí solo tendrían que seguirlo durante un rato y regresarían a Lunargenta.
Pero lo que prometía ser un simple paseo hasta la ciudad pronto se vería perturbado por la presencia de una multitud, que comenzaba a congregarse alrededor de una mujer, cuyos gritos podían escucharse con claridad desde la distancia. Al parecer pedía ayuda de forma desesperada, alegando que le habían robado algo, pero los guardias que pasaban por allí pudieron comprobar que aún conservaba sus pertenencias, hecho que los dejó algo confusos.
La de ojos verdes no prestó mayor atención al asunto, convencida de que se trataba de un pequeño hurto sin importancia, como tantos otros que había a diario en las calles, así que decidió pasar de largo junto a la muchedumbre. Sin embargo, las extrañas palabras de un caballero hicieron que se detuviera en seco, volviendo el rostro hacia la horrorizada dama, a la que habían extraído un riñón.
Eso no era para nada normal, se necesitaba precisión y altos conocimientos sobre medicina, además de una motivación cuanto menos cuestionable, capaz de llevar a alguien a robar órganos ajenos. Sin perder tiempo, la bruja se abrió paso entre los curiosos y avanzó con rapidez hasta el carruaje en que trataban de meter a la mujer, que se resistía y seguía sollozando a causa de lo perdido. - ¡Déjenla!, así solo conseguirán que se le reabra el corte. - exclamó al llegar junto a los guardias, que no tenían demasiado tacto para manejar aquel tipo de situaciones. Era de entender que quisieran sacarla de allí y dispersar a la multitud, pero si seguían tratando de subirla a la fuerza terminarían causándole un daño que quizá no pudiesen reparar.
La dama estaba visiblemente alterada por lo sucedido, pero si la joven quería sacar alguna información sobre lo que había pasado debía aprovechar aquel momento, luego las autoridades se la llevarían y sería muy complicado hablar con ella. - ¿Recuerda algo? ¿Dónde estaba en el momento en que la asalto? - preguntó sin elevar mucho la voz, para que los curiosos que se habían acercado hasta allí no la oyesen. - Cualquier cosa será de ayuda, ¿Pudo verle? - añadió con tono tranquilo tras una leve pausa, sin saber si la guardia permitiría que la víctima le respondiese, ya que podían considerar que se estaba metiendo en labores que no le correspondían.
Su peludo compañero la miró con interés, ladeando levemente la cabeza hacia un lado mientras la bruja se levantaba y resoplaba, al tiempo que guardaba en su bolsa de cuero los ingredientes que había reunido durante la jornada. - No me mires de ese modo, ya sé que me he despistado… no volverá a pasar. - dijo la maga, aunque estaba casi segura de que se repetiría, siempre perdía la noción del tiempo cuando andaba metida en algo relacionado con la alquimia.
- Volvamos a la ciudad antes de que oscurezca aún más. - añadió tras unos segundos, y sus palabras fueron suficientes para que el perro se levantase y emprendiese la marcha por delante de ella. Ambos avanzaron a paso ligero hasta dar con el camino por el que solían pasar cazadores y algunos campesinos de las tierras de cultivo que se encontraban más allá del bosque, desde allí solo tendrían que seguirlo durante un rato y regresarían a Lunargenta.
Pero lo que prometía ser un simple paseo hasta la ciudad pronto se vería perturbado por la presencia de una multitud, que comenzaba a congregarse alrededor de una mujer, cuyos gritos podían escucharse con claridad desde la distancia. Al parecer pedía ayuda de forma desesperada, alegando que le habían robado algo, pero los guardias que pasaban por allí pudieron comprobar que aún conservaba sus pertenencias, hecho que los dejó algo confusos.
La de ojos verdes no prestó mayor atención al asunto, convencida de que se trataba de un pequeño hurto sin importancia, como tantos otros que había a diario en las calles, así que decidió pasar de largo junto a la muchedumbre. Sin embargo, las extrañas palabras de un caballero hicieron que se detuviera en seco, volviendo el rostro hacia la horrorizada dama, a la que habían extraído un riñón.
Eso no era para nada normal, se necesitaba precisión y altos conocimientos sobre medicina, además de una motivación cuanto menos cuestionable, capaz de llevar a alguien a robar órganos ajenos. Sin perder tiempo, la bruja se abrió paso entre los curiosos y avanzó con rapidez hasta el carruaje en que trataban de meter a la mujer, que se resistía y seguía sollozando a causa de lo perdido. - ¡Déjenla!, así solo conseguirán que se le reabra el corte. - exclamó al llegar junto a los guardias, que no tenían demasiado tacto para manejar aquel tipo de situaciones. Era de entender que quisieran sacarla de allí y dispersar a la multitud, pero si seguían tratando de subirla a la fuerza terminarían causándole un daño que quizá no pudiesen reparar.
La dama estaba visiblemente alterada por lo sucedido, pero si la joven quería sacar alguna información sobre lo que había pasado debía aprovechar aquel momento, luego las autoridades se la llevarían y sería muy complicado hablar con ella. - ¿Recuerda algo? ¿Dónde estaba en el momento en que la asalto? - preguntó sin elevar mucho la voz, para que los curiosos que se habían acercado hasta allí no la oyesen. - Cualquier cosa será de ayuda, ¿Pudo verle? - añadió con tono tranquilo tras una leve pausa, sin saber si la guardia permitiría que la víctima le respondiese, ya que podían considerar que se estaba metiendo en labores que no le correspondían.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
El día había pasado tan de prisa que apenas lo había notado, debía dejar la ciudad de Lunargenta tan pronto como me fuera posible, apenas oscureció salí tan de prisa como pude, la granja de upeleros me había permitido tener un refugio durante el día, ahora solo debía aprovechar la ventaja obtenida para avanzar otro tanto en el camino, a fin de cuentas, solo disponía de las noches y el camino era sumamente largo.
Mientras caminaba pude observar un extraño tumulto de personas en la lejanía, me acerqué hasta una distancia prudente evitando llamar la atención, desde donde lograba escuchar los desesperados gritos de la mujer, inevitablemente debía pasar por el lugar si quería continuar mi camino, así que no me quedaba más opción que seguir adelante, esperar a que se disipara la muchedumbre me podría tomar horas de mi valioso tiempo y eso era algo realmente inaceptable.
Me dispuse a cruzar al otro lado evitando en lo posible llamar la atención, el camino era algo angosto, o tal vez lo parecía por el exceso de personas que se habían amontonado, algunos guardias intentaban subir a una mujer a un carruaje, la cual gritaba aterrada sin parar, sin embargo, lo más asombroso fue escuchar lo que murmuraban las personas, según uno de los presentes a la mujer le habían extraído un órgano.
De la nada, una mujer con aparente autoridad, al menos en cuanto a carácter, pues no parecía ser de la guardia real, interrumpió la cadena de eventos ordenando que dejaran en paz a la mujer, pues ciertamente el forcejeo le podría causar daños en su estado actual; tras interrogarla, un incómodo silencio invadió la escena para que se escuchara su delicado susurro - Los... Escorpiones... - Dijo de forma casi inentendible, seguido de otro silencio aún más largo - ¡¡Escorpiones!! - Dijo la mujer en un tono de voz más elevado para luego cubrirse la boca con sus manos con ojos de espanto, al decir eso, los curiosos se miraron unos a otros y comenzaron a alejarse despacio quedando solo pocas personas.
Cerca de la mujer, una pequeña niña acabó por alzar la voz - No debemos temer a los escorpiones - Tras sus palabras, las miradas de los presentes, incluyéndome, voltearon a verla - ¡¡Calla Mary!! - Dijo la joven que acompañaba a la niña mientras la tomaba fuertemente del brazo y la sacaba de la escena a la fuerza - Son fuertes porque les tienen miedo, por eso vuelven cada noche - Gritaría la niña al ser casi arrastrada por la joven que se la llevaba por la fuerza mientras la multitud comenzaba a dispersarse, los guardias terminaron de meter a la mujer al carruaje y se la llevaron de vuelta a la ciudad, lentamente todos se fueron retirando hasta que solo quedamos unos pocos, entre ellos, el sujeto que había descubierto la ausencia del riñón.
Me acerqué discretamente a los que habían quedado esperando encontrar algo más de información, hasta que el sujeto, aparentemente médico, comenzó a murmurar, tal vez para sí mismo pero queriendo ser oído - Ellos vuelven cada noche a tomar nuevas víctimas, y el miedo entre la población obliga a todos a guardar silencio, pero si no decimos nada... Esto no se detendrá - Decía el hombre mientras apretaba los puños con furia.
Mientras caminaba pude observar un extraño tumulto de personas en la lejanía, me acerqué hasta una distancia prudente evitando llamar la atención, desde donde lograba escuchar los desesperados gritos de la mujer, inevitablemente debía pasar por el lugar si quería continuar mi camino, así que no me quedaba más opción que seguir adelante, esperar a que se disipara la muchedumbre me podría tomar horas de mi valioso tiempo y eso era algo realmente inaceptable.
Me dispuse a cruzar al otro lado evitando en lo posible llamar la atención, el camino era algo angosto, o tal vez lo parecía por el exceso de personas que se habían amontonado, algunos guardias intentaban subir a una mujer a un carruaje, la cual gritaba aterrada sin parar, sin embargo, lo más asombroso fue escuchar lo que murmuraban las personas, según uno de los presentes a la mujer le habían extraído un órgano.
De la nada, una mujer con aparente autoridad, al menos en cuanto a carácter, pues no parecía ser de la guardia real, interrumpió la cadena de eventos ordenando que dejaran en paz a la mujer, pues ciertamente el forcejeo le podría causar daños en su estado actual; tras interrogarla, un incómodo silencio invadió la escena para que se escuchara su delicado susurro - Los... Escorpiones... - Dijo de forma casi inentendible, seguido de otro silencio aún más largo - ¡¡Escorpiones!! - Dijo la mujer en un tono de voz más elevado para luego cubrirse la boca con sus manos con ojos de espanto, al decir eso, los curiosos se miraron unos a otros y comenzaron a alejarse despacio quedando solo pocas personas.
Cerca de la mujer, una pequeña niña acabó por alzar la voz - No debemos temer a los escorpiones - Tras sus palabras, las miradas de los presentes, incluyéndome, voltearon a verla - ¡¡Calla Mary!! - Dijo la joven que acompañaba a la niña mientras la tomaba fuertemente del brazo y la sacaba de la escena a la fuerza - Son fuertes porque les tienen miedo, por eso vuelven cada noche - Gritaría la niña al ser casi arrastrada por la joven que se la llevaba por la fuerza mientras la multitud comenzaba a dispersarse, los guardias terminaron de meter a la mujer al carruaje y se la llevaron de vuelta a la ciudad, lentamente todos se fueron retirando hasta que solo quedamos unos pocos, entre ellos, el sujeto que había descubierto la ausencia del riñón.
Me acerqué discretamente a los que habían quedado esperando encontrar algo más de información, hasta que el sujeto, aparentemente médico, comenzó a murmurar, tal vez para sí mismo pero queriendo ser oído - Ellos vuelven cada noche a tomar nuevas víctimas, y el miedo entre la población obliga a todos a guardar silencio, pero si no decimos nada... Esto no se detendrá - Decía el hombre mientras apretaba los puños con furia.
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Aquella mañana había amanecido con nubes cubriendo el cielo, amenazando con dejar caer una llovizna no demasiado intensa aunque si molesta durante todo el día a medida que ocultaban cada vez mas y mas la ya tenue presencia del sol. La falta de sol y la humedad en el ambiente creaban una sensación térmica de frío de lo mas desagradable, sin embargo las horas habían pasado y la lluvia aún no había hecho acto de presencia, por el momento, por suerte para los viajeros como Níniel.
Para la joven elfa, que cabalgaba a lomos de un corcel blanco, como su pelo y sus ropajes, esa clase de días, oscuros y húmedos, con un tiempo que parecía no decidirse sobre si despejarse o no, llover o no, eran días en los que no podía evitar sentirse apagada, al menos algo mas que otros días. A la sacerdotisa le encantaban las tormentas y los días en los que las nubes descargaban con fuerza sobre Aerandir, por supuesto si la pillaban a cubierto y al calor de un buen fuego mejor que mejor. Disfrutaba de los cálidos días de primera y verano en los que la vida bullía por doquier desbordante, incluso disfrutaba de la nieve cuando sus pasos la llevaban hacia el norte...Pero los días grises...No, el gris no estaba hecho para ella.
Mientras su inteligente montura mantenía un buen paso en la dirección correcta, siguiendo el camino, la peliblanca dedicaba solo parte de su atención a suentorno mientras en su cabeza mataba el tiempo repasando sucesos pasados, así como historias que conocía por libros y de las que modificaba partes con imaginación para incluirse a si misma en ellas o para cambiar aquellas que no le gustaban, como que las cosas no les fueran bien a sus personajes preferidos. También se entretenía observando las plantas que se iba encontrando a los bordes del camino y repasaba sus propiedades y los métodos de alquimia para elaborar elixires y pociones, un ejercicio muy útil aunque era mas divertido hacerlo con otro alquimista y convertirlo en un juego. El viaje entre Sindorai y Lunargenta, si bien no era una gran odisea, llevaba su tiempo de aburrido recorrido, en solitario en aquella ocasión, y la elfa había aprendido a mantenerse entretenida con cosas de ese estilo.
Recorrer el último trecho del camino le había llevado un poco más de tiempo de lo planeado y ya estaba oscureciendo cuando llegó a los límites de la ciudad. El plan era haber llegado al atardecer y evitar que la oscuridad la pillara en el camino pero su última parada para comer en uno de los pueblos humanos que salpicaban la ruta escogida se había alargado demasiado por culpa del delicioso pastel de manzana recién hecho de la dueña del establecimiento. Su olor mientras terminaba de enfriarse poco menos que obligó a la elfa a esperar allí para poder probarlo...Y no se arrepentía de haberlo hecho, estaba delicioso, aunque por su culpa tocara apresurarse, ya casi había llegado.
Fue entonces cuando vio a un grupo de personas reunidas unos metros mas adelante y que, si bien parecían pacíficas e inofensivas parecían conmocionadas y alteradas por algo a juzgar por el nivel de murmullos y por los gestos. Fuese lo que fuese que había perturbado los ánimos de aquella gente, estaría sin duda en el centro del corrillo que habían formado, junto a un carro que se encontraba allí detenido.
Níniel, curiosa por naturaleza, aminoró el ritmo de su montura para hacerse una idea de lo que fuese que había ocurrido y captó ciertas palabras y frases de todo aquello. Escuchó mencionar un robo y algo que, a primeras, poco tenía que ver con un hurto, la mención a un riñón. También algo sobre unos "escorpiones". Robo, riñón, escorpiones...Eso no tenía mucho sentido.
Entonces pudo escuchar como la voz de una niña hacía una reflexión sobre esos "escorpiones".
Como si aquellas palabras supusieran el final de la curiosidad de los allí reunidos, el gentío comenzó a dispersarse y el carro giró para dirigirse hacia las puertas de la ciudad de los humanos, dirección que también tomaron muchos otros. Ante aquel panorama, parecía que la elfa iba a quedarse sin saber qué es lo que había ocurrido exactamente y quiénes eran esos escorpiones, claro que viendo la reacción de la gente con solo oír su nombre casi que mejor no saberlo.
Dispuesta a seguir su camino la peliblanca le dijo a su caballo que continuara...Y entonces uno de los humanos que allí quedaba comenzó a hablar en voz alta, como hablando para si mismo pero con suficiente voz como para que los demás allí le escucharan. Sus palabras parecían el comienzo de una historia de terror.
La elfa iba a preguntar, como si la curiosidad hubiese activado un resorte dentro de ella, entonces se percató de que otra de las personas que allí quedaban no era un extraño para ella y también se mostraba interesado en las palabras del humano. El loco del anillo...Bio. La última vez que lo vio se lo llevaban preso por "Robo de cuberterías". ¿Qué hacía allí?.
Para la joven elfa, que cabalgaba a lomos de un corcel blanco, como su pelo y sus ropajes, esa clase de días, oscuros y húmedos, con un tiempo que parecía no decidirse sobre si despejarse o no, llover o no, eran días en los que no podía evitar sentirse apagada, al menos algo mas que otros días. A la sacerdotisa le encantaban las tormentas y los días en los que las nubes descargaban con fuerza sobre Aerandir, por supuesto si la pillaban a cubierto y al calor de un buen fuego mejor que mejor. Disfrutaba de los cálidos días de primera y verano en los que la vida bullía por doquier desbordante, incluso disfrutaba de la nieve cuando sus pasos la llevaban hacia el norte...Pero los días grises...No, el gris no estaba hecho para ella.
Mientras su inteligente montura mantenía un buen paso en la dirección correcta, siguiendo el camino, la peliblanca dedicaba solo parte de su atención a suentorno mientras en su cabeza mataba el tiempo repasando sucesos pasados, así como historias que conocía por libros y de las que modificaba partes con imaginación para incluirse a si misma en ellas o para cambiar aquellas que no le gustaban, como que las cosas no les fueran bien a sus personajes preferidos. También se entretenía observando las plantas que se iba encontrando a los bordes del camino y repasaba sus propiedades y los métodos de alquimia para elaborar elixires y pociones, un ejercicio muy útil aunque era mas divertido hacerlo con otro alquimista y convertirlo en un juego. El viaje entre Sindorai y Lunargenta, si bien no era una gran odisea, llevaba su tiempo de aburrido recorrido, en solitario en aquella ocasión, y la elfa había aprendido a mantenerse entretenida con cosas de ese estilo.
Recorrer el último trecho del camino le había llevado un poco más de tiempo de lo planeado y ya estaba oscureciendo cuando llegó a los límites de la ciudad. El plan era haber llegado al atardecer y evitar que la oscuridad la pillara en el camino pero su última parada para comer en uno de los pueblos humanos que salpicaban la ruta escogida se había alargado demasiado por culpa del delicioso pastel de manzana recién hecho de la dueña del establecimiento. Su olor mientras terminaba de enfriarse poco menos que obligó a la elfa a esperar allí para poder probarlo...Y no se arrepentía de haberlo hecho, estaba delicioso, aunque por su culpa tocara apresurarse, ya casi había llegado.
Fue entonces cuando vio a un grupo de personas reunidas unos metros mas adelante y que, si bien parecían pacíficas e inofensivas parecían conmocionadas y alteradas por algo a juzgar por el nivel de murmullos y por los gestos. Fuese lo que fuese que había perturbado los ánimos de aquella gente, estaría sin duda en el centro del corrillo que habían formado, junto a un carro que se encontraba allí detenido.
Níniel, curiosa por naturaleza, aminoró el ritmo de su montura para hacerse una idea de lo que fuese que había ocurrido y captó ciertas palabras y frases de todo aquello. Escuchó mencionar un robo y algo que, a primeras, poco tenía que ver con un hurto, la mención a un riñón. También algo sobre unos "escorpiones". Robo, riñón, escorpiones...Eso no tenía mucho sentido.
Entonces pudo escuchar como la voz de una niña hacía una reflexión sobre esos "escorpiones".
Como si aquellas palabras supusieran el final de la curiosidad de los allí reunidos, el gentío comenzó a dispersarse y el carro giró para dirigirse hacia las puertas de la ciudad de los humanos, dirección que también tomaron muchos otros. Ante aquel panorama, parecía que la elfa iba a quedarse sin saber qué es lo que había ocurrido exactamente y quiénes eran esos escorpiones, claro que viendo la reacción de la gente con solo oír su nombre casi que mejor no saberlo.
Dispuesta a seguir su camino la peliblanca le dijo a su caballo que continuara...Y entonces uno de los humanos que allí quedaba comenzó a hablar en voz alta, como hablando para si mismo pero con suficiente voz como para que los demás allí le escucharan. Sus palabras parecían el comienzo de una historia de terror.
La elfa iba a preguntar, como si la curiosidad hubiese activado un resorte dentro de ella, entonces se percató de que otra de las personas que allí quedaban no era un extraño para ella y también se mostraba interesado en las palabras del humano. El loco del anillo...Bio. La última vez que lo vio se lo llevaban preso por "Robo de cuberterías". ¿Qué hacía allí?.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Todos los presentes callaron en cuanto la joven terminó de formular las preguntas, y aquel incómodo silencio se extendió durante unos instantes, hasta que la mujer se atrevió a responderle en un susurro. No dijo mucho, pero si lo suficiente para que la multitud comenzara a dispersarse casi de inmediato, quedando en su lugar solo un pequeño grupo de personas, compuesto por los guardias, el médico y algunos de los curiosos que se habían acercado al escuchar los gritos.
Sin embargo, para la de cabellos grises no tenía sentido alguno lo que decía la mujer, no había oído hablar de los Escorpiones antes y de hecho tenía dudas acerca de lo que podían ser. ¿Se trataba de una banda como las que sembraban el terror en la ciudad? O por el contrario, ¿tendría algo que ver el nombre con los sujetos? La bruja ya había visto bastantes hombres bestia de diferentes tipos, pero nada semejante a la idea que comenzaba a tomar forma en su cabeza. Por otro lado cabía la posibilidad de que se tratase de personas normales, y que los llamasen de ese modo quizá por usar el veneno del animal para sus maléficos fines, tendría que seguir investigando al respecto hasta hallar la respuesta.
La voz de una pequeña captó su atención, y a pesar de que su acompañante intentase sacarla de allí a la fuerza para que no siguiera hablando, la niña consiguió dar algo más de información antes de que se la llevasen de la escena. Sin importar qué o quienes fuesen, la de ojos verdes ya sabía que regresaban cada noche a la zona para llevarse una nueva víctima, así que no sería demasiado complicado espiarlos si se ocultaba en el bosque, pero debía tener cuidado para que no la descubriesen.
Debían tener algún modo para dormir a la gente antes de comenzar con la extracción de los órganos, así que sería mejor observar cómo actuaban antes de intervenir, para tener algo de tiempo y pensar una estrategia. Fenrir olfateaba el aire y gruñía por lo bajo, había captado el olor de aquellos escorpiones y no le agradaba, razón de más para ser precavidos. Elen confiaba en el instinto de su peludo amigo, pero esta vez quizá tuviese que valerse de sus habilidades para rastrear al objetivo, y podía estar segura de que al perro no le gustaría ir tras ellos.
Acarició con delicadeza una de sus orejas y trató de calmarlo, antes de desviar la vista hacia el médico, que comenzaba a murmurar algo en voz muy baja. Desde donde estaba apenas podía escucharlo, así que avanzó hacia él y paseó la vista por entre los pocos que aún se encontraban allí, centrando momentáneamente su interés sobre un hombre de aspecto misterioso y una joven de cabellos blancos, subida a su montura.
No se parecían al resto de curiosos que quedaban por la zona y eso le llamaba la atención, pero debía atender a las palabras del doctor, pues en ellas quizá encontrase alguna otra pista, algo que la ayudara a ir en la dirección correcta. La población de las afueras temía a aquellos individuos, que regresaban cada noche para volver a llevarse algo, y ese mismo miedo los mantenía callados, así que la guardia poco sabría del tema.
Para la bruja resultaba increíble no parar de encontrar problemas en su camino, solo unos días atrás se las había visto con unos matones en Lunargenta y ahora esto, dejó escapar un suspiro de resignación y se situó frente al médico, sabiendo que no podía quedarse de brazos cruzados mientras aquel tipo de cosas pasaban a su alrededor. - Dígame todo lo que sepa sobre ellos y trataré de ayudarlos. - pronunció con tranquilidad, ésta vez sin preocuparse porque la escuchasen, ya que no quedaba mucha gente en las cercanías.
El hombre la observó durante unos segundos, y en su rostro podía notarse la impotencia que sentía, estaba furioso por culpa de aquellos hechos y parecía cansado de callar, así que no tardó en tomar la palabra. - Los robos de órganos empezaron hace unos meses, probablemente cuando llegaron a estas tierras. - comenzó a decir, con voz algo nerviosa. - Al principio solo ocurría de vez en cuando así que no se le dio importancia, pero con el paso del tiempo se volvieron más frecuentes, y desde hace dos meses se repite cada noche. - prosiguió, bajando la vista al suelo durante unos instantes.
- Pocos han tenido ocasión de verlos, son rápidos y utilizan su veneno para dormir a las víctimas antes de extraerles los órganos. - dijo tras una leve pausa, cruzando una mirada de súplica con cuantos quedaban a su alrededor, en busca de ayuda. - Normalmente vuelven a dejarlos por aquí y despiertan sin problemas, pero ya se han dado casos de muertes, campesinos y habitantes de la zona que reaparecen sin corazón u otros órganos vitales. - la hechicera torció el gesto al escuchar sus palabras, alguien debía detener a esos Escorpiones de inmediato.
- Necesitamos ayuda. - El médico no podía dar mucha más información, pero esperaría en silencio por si algún otro de los presentes tenía algo que preguntarle.
Sin embargo, para la de cabellos grises no tenía sentido alguno lo que decía la mujer, no había oído hablar de los Escorpiones antes y de hecho tenía dudas acerca de lo que podían ser. ¿Se trataba de una banda como las que sembraban el terror en la ciudad? O por el contrario, ¿tendría algo que ver el nombre con los sujetos? La bruja ya había visto bastantes hombres bestia de diferentes tipos, pero nada semejante a la idea que comenzaba a tomar forma en su cabeza. Por otro lado cabía la posibilidad de que se tratase de personas normales, y que los llamasen de ese modo quizá por usar el veneno del animal para sus maléficos fines, tendría que seguir investigando al respecto hasta hallar la respuesta.
La voz de una pequeña captó su atención, y a pesar de que su acompañante intentase sacarla de allí a la fuerza para que no siguiera hablando, la niña consiguió dar algo más de información antes de que se la llevasen de la escena. Sin importar qué o quienes fuesen, la de ojos verdes ya sabía que regresaban cada noche a la zona para llevarse una nueva víctima, así que no sería demasiado complicado espiarlos si se ocultaba en el bosque, pero debía tener cuidado para que no la descubriesen.
Debían tener algún modo para dormir a la gente antes de comenzar con la extracción de los órganos, así que sería mejor observar cómo actuaban antes de intervenir, para tener algo de tiempo y pensar una estrategia. Fenrir olfateaba el aire y gruñía por lo bajo, había captado el olor de aquellos escorpiones y no le agradaba, razón de más para ser precavidos. Elen confiaba en el instinto de su peludo amigo, pero esta vez quizá tuviese que valerse de sus habilidades para rastrear al objetivo, y podía estar segura de que al perro no le gustaría ir tras ellos.
Acarició con delicadeza una de sus orejas y trató de calmarlo, antes de desviar la vista hacia el médico, que comenzaba a murmurar algo en voz muy baja. Desde donde estaba apenas podía escucharlo, así que avanzó hacia él y paseó la vista por entre los pocos que aún se encontraban allí, centrando momentáneamente su interés sobre un hombre de aspecto misterioso y una joven de cabellos blancos, subida a su montura.
No se parecían al resto de curiosos que quedaban por la zona y eso le llamaba la atención, pero debía atender a las palabras del doctor, pues en ellas quizá encontrase alguna otra pista, algo que la ayudara a ir en la dirección correcta. La población de las afueras temía a aquellos individuos, que regresaban cada noche para volver a llevarse algo, y ese mismo miedo los mantenía callados, así que la guardia poco sabría del tema.
Para la bruja resultaba increíble no parar de encontrar problemas en su camino, solo unos días atrás se las había visto con unos matones en Lunargenta y ahora esto, dejó escapar un suspiro de resignación y se situó frente al médico, sabiendo que no podía quedarse de brazos cruzados mientras aquel tipo de cosas pasaban a su alrededor. - Dígame todo lo que sepa sobre ellos y trataré de ayudarlos. - pronunció con tranquilidad, ésta vez sin preocuparse porque la escuchasen, ya que no quedaba mucha gente en las cercanías.
El hombre la observó durante unos segundos, y en su rostro podía notarse la impotencia que sentía, estaba furioso por culpa de aquellos hechos y parecía cansado de callar, así que no tardó en tomar la palabra. - Los robos de órganos empezaron hace unos meses, probablemente cuando llegaron a estas tierras. - comenzó a decir, con voz algo nerviosa. - Al principio solo ocurría de vez en cuando así que no se le dio importancia, pero con el paso del tiempo se volvieron más frecuentes, y desde hace dos meses se repite cada noche. - prosiguió, bajando la vista al suelo durante unos instantes.
- Pocos han tenido ocasión de verlos, son rápidos y utilizan su veneno para dormir a las víctimas antes de extraerles los órganos. - dijo tras una leve pausa, cruzando una mirada de súplica con cuantos quedaban a su alrededor, en busca de ayuda. - Normalmente vuelven a dejarlos por aquí y despiertan sin problemas, pero ya se han dado casos de muertes, campesinos y habitantes de la zona que reaparecen sin corazón u otros órganos vitales. - la hechicera torció el gesto al escuchar sus palabras, alguien debía detener a esos Escorpiones de inmediato.
- Necesitamos ayuda. - El médico no podía dar mucha más información, pero esperaría en silencio por si algún otro de los presentes tenía algo que preguntarle.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
La luna desfilaba lentamente por el cielo, dejando caer en sigilo delgados hilos de luz que se escurrían entre las nubes cuando estas lograban ocultarla, bajo el cielo, la mayoría de los curiosos se habían dispersado quedando solo algunos de los más curiosos, y entre estos curiosos, una mujer de cabellos blancos parecía muy interesada en la historia, y yo por mi parte, no podía esconder la curiosidad que sentía, pero a la vez, sentía el deber moral de hacer algo por aquellas personas.
Antes que pudiera acercarme más a conversar con el hombre vi llegar a la elfa viuda, aún me sentía bastante apenado por la muerte de su esposo, pero traté de disimularlo mientras levantaba mi mano como un noble saludo - Iston i nîf lîn - Le dije con algo de timidez esperando haberlo pronunciado de forma correcta, pues la lengua de los elfos no formaba parte de mis favoritas, pero al menos me podía defender a medias, luego pensé que por no ser elfo, le podría parecer un insulto que usara su lengua, así que traté rápidamente de borrar mi error - Hola... - Detuve mi frase mientras intentaba recordar su nombre pero al final el recuerdo jamás llegó - Chica - Entonces pensé que tal vez podría tomar el concepto de “chica” como “pequeña”; no dejaba de cometer errores uno tras otro así que preferí simplemente saludar con la mano sin decir nada más esperando a que se acercara si aún deseaba hacerlo.
Sin embargo, procuraba no desviar la atención del sujeto que ahora era interrogado por la otra mujer, fue entonces cuando un leve silbido se escuchó venir desde muy alto, levanté la vista sin llegar a ver nada aunque recorría el cielo de lado a lado, y para cuando vi lo que era ya fue demasiado tarde, era una pequeña y extraña flecha que tras la punta tenía un pequeño contenedor que al clavarse la punta en el suelo, comenzó a despedir un extraño gas que rápidamente se esparció entre los presentes; la confusión y el miedo se adueñaron del lugar y finalmente acabé por caer al suelo empujado por los pocos curiosos que habían quedado y que ahora buscaban escapar tan pronto como pudiera, pero no el sujeto que había hablado con esa mujer de cabello blanco, él permanecía estático, tal vez el miedo no lo dejaba correr, o tal vez era algo más.
Al seguir la línea de visión del sujeto pude ver salir de entre los árboles algunos individuos bastante extraños, el gas comenzaba a meterse en mis ojos, por lo que los cerré un instante y cuando los abrí de nuevo los atacantes ya estaban casi sobre nosotros, me costaba ver, sentía que me ardían los ojos y todo me daba vueltas, realmente parecían escorpiones, caminaban inclinados hacia adelante con tenazas junto a sus manos y un aguijón enorme en la espalda que parecía moverse por cuenta propia; llevé las manos a mis ojos para restregarlos y asegurarme de que era real, pero al abrirlos de nuevo estaban ahí.
Me levanté velozmente para hacerles frente pero los músculos de mi cuerpo parecían estar todos adormecidos y me desplomé de nuevo al piso, cubrí mi nariz con el brazo para dejar de respirar ese extraño gas pero ya era tarde, el efecto había comenzado - Tomen a la elfa y vámonos - Dijo una de las extrañas criaturas, aunque no supe cuál de ellas había sido, estaba completamente atontado en el piso, ya no podía sentir nada hasta que finalmente unas pequeñas puntadas frías gotearon sobre mi piel devolviéndome la sensibilidad, comenzaba a llover al fin.
Antes que pudiera acercarme más a conversar con el hombre vi llegar a la elfa viuda, aún me sentía bastante apenado por la muerte de su esposo, pero traté de disimularlo mientras levantaba mi mano como un noble saludo - Iston i nîf lîn - Le dije con algo de timidez esperando haberlo pronunciado de forma correcta, pues la lengua de los elfos no formaba parte de mis favoritas, pero al menos me podía defender a medias, luego pensé que por no ser elfo, le podría parecer un insulto que usara su lengua, así que traté rápidamente de borrar mi error - Hola... - Detuve mi frase mientras intentaba recordar su nombre pero al final el recuerdo jamás llegó - Chica - Entonces pensé que tal vez podría tomar el concepto de “chica” como “pequeña”; no dejaba de cometer errores uno tras otro así que preferí simplemente saludar con la mano sin decir nada más esperando a que se acercara si aún deseaba hacerlo.
Sin embargo, procuraba no desviar la atención del sujeto que ahora era interrogado por la otra mujer, fue entonces cuando un leve silbido se escuchó venir desde muy alto, levanté la vista sin llegar a ver nada aunque recorría el cielo de lado a lado, y para cuando vi lo que era ya fue demasiado tarde, era una pequeña y extraña flecha que tras la punta tenía un pequeño contenedor que al clavarse la punta en el suelo, comenzó a despedir un extraño gas que rápidamente se esparció entre los presentes; la confusión y el miedo se adueñaron del lugar y finalmente acabé por caer al suelo empujado por los pocos curiosos que habían quedado y que ahora buscaban escapar tan pronto como pudiera, pero no el sujeto que había hablado con esa mujer de cabello blanco, él permanecía estático, tal vez el miedo no lo dejaba correr, o tal vez era algo más.
Al seguir la línea de visión del sujeto pude ver salir de entre los árboles algunos individuos bastante extraños, el gas comenzaba a meterse en mis ojos, por lo que los cerré un instante y cuando los abrí de nuevo los atacantes ya estaban casi sobre nosotros, me costaba ver, sentía que me ardían los ojos y todo me daba vueltas, realmente parecían escorpiones, caminaban inclinados hacia adelante con tenazas junto a sus manos y un aguijón enorme en la espalda que parecía moverse por cuenta propia; llevé las manos a mis ojos para restregarlos y asegurarme de que era real, pero al abrirlos de nuevo estaban ahí.
Me levanté velozmente para hacerles frente pero los músculos de mi cuerpo parecían estar todos adormecidos y me desplomé de nuevo al piso, cubrí mi nariz con el brazo para dejar de respirar ese extraño gas pero ya era tarde, el efecto había comenzado - Tomen a la elfa y vámonos - Dijo una de las extrañas criaturas, aunque no supe cuál de ellas había sido, estaba completamente atontado en el piso, ya no podía sentir nada hasta que finalmente unas pequeñas puntadas frías gotearon sobre mi piel devolviéndome la sensibilidad, comenzaba a llover al fin.
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Off: Iston i nîf lîn= Conozco tu rostro
Bio
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
La elfa realizó unos leves movimientos con las riendas para que su montura se acercara a su conocido y el caballo obedeció de inmediato moviéndose al paso hacia aquella parte del camino, deteniéndose ante el pelinegro. Quizás Bio pudiera contarle la parte de la información sobre lo ocurrido que a la peliblanca le faltaba y así saciar su curiosidad, pues parecía haber llegado antes que la elfa al tumulto. Incluso era posible que supiera algo más sobre esos "escorpiones" que pudiera contarle sin tener que molestar al humano de rostro compungido que, con sus palabras dirigidas al viento, a nadie y a todos los allí presentes, parecía suplicar ayuda. Una ayuda que la elfa dudaba mucho poder ofrecerle salvo que necesitara una sanadora.
-Êl síla erin lû e-govaned vîn.*- Respondió la elfa al torpe saludo del pelinegro decidiendo ignorar la parte en la que, al parecer por no recordar su nombre, la llamaba chica a secas. También decidió que, ya que él no se había tomado la molestia de recordar su nombre a pesar de lo ocurrido en alta mar no hacía tanto, lo cuál era poco menos que un desprecio para alguien como ella acostumbrada a que no olvidasen su nombre, la peliblanca no iba a recordárselo. Si le interesaba, cosa que no parecía ser el caso, que al menos tuviera la humildad de reconocer su grosería y preguntase.
-Te hacía en la cárcel, Bio.- Continuó diciendo sin mirarle a él si no prestando atención a la misma conversación entre el humano y una mujer de cabellos grises que parecía decidida a ayudarle contra los escorpiones una vez tuviera suficiente información para actuar, debía de tratarse de una persona muy valiente viendo como hombres que la doblaban en tamaño se habían desentendido de todo aquello.
El cuento de terror continuaba saliendo de los labios del humano conforme respondía a los interrogantes aclarándole las cosas también a la elfa. Ladrones de órganos, víctimas que habían reaparecido vivas a pesar de haberles extraído algo, venenos somníferos...
-Extraer un órgano es sencillo...- Comenzó a decir en voz alta, metiéndose en la conversación entre el humano y la mujer.-...Especialmente de un cadáver. Si ya han extraído órganos vitales de algunas víctimas, demostrando que poco les importa matar...¿Por qué molestarse en realizar complicadas operaciones para salvar a otras? ¿Por qué no matarlas también y obtener más órganos de cada ataque?. -
Por supuesto no esperaba que nadie respondiera a aquello, solo quería exponer que no estaban ante un simple robo de órganos con intención de venderlos en el mercado negro, en cuyo caso cuantos más mejor, las cosas no cuadraban. Casi parecía más como una macabra práctica médica.
Entonces aquel silbido extraño atrajo la atención de los mas perceptivos y tras un ruido de cristal roto, un gas extraño llenó la zona rápidamente, causando que los pocos que aún permanecían allí comenzaran a correr temiéndose lo peor, y no era para menos. Níniel, hubiese tardado en reaccionar por tratar de ayudar, quizá incluso hubiera acabado en el suelo como Bio, pero su caballo no y eso la salvó. La montura, tan pronto como el gas comenzó a expandirse, comenzó a alejarse rápidamente guiado por su instinto miminizando la cantidad de la sustancia inhalada y manteniendo a su jinete a salvo de empujones. Níniel pudo ver entonces a los que sin duda eran esos "escorpiones" y no pudo si no pensar que a pesar de la rápida reacción de su caballo, el gas la estaba haciendo ver visiones. Había pensado que aquel nombre era el de una banda de maleantes...Pero parecían escorpiones de verdad, con pinzas, aguijones y todo...Hasta que una habló. "¿La elfa? ¿Cómo que la elfa?".
Níniel espoleó al caballo para alejarse de allí al saberse el objetivo de aquellas cosas, aunque no sabía por qué, pero el caballo no pudo ni dar dos pasos antes de que le fallaran las patas y cayera al suelo casi atrapando una de sus piernas bajo su peso. Aquella maldita sustancia debía de ser fuerte para haber afectado a un animal tan grande a pesar de haberse alejado tan rápido. Y eso no era lo peor, la propia sacerdotisa comenzó a sentirse mareada.
La primera de aquellas cosas que llegó hasta ella se llevó un bastonazo que apenas si fue efectivo y le quitó el bastón de las manos a la elfa sin muchos problemas. Con la visión nublosa y sintiendo que sus piernas apenas podían mantenerla en pie, la joven aún trató de defenderse con la daga, de nuevo sin éxito hasta que acabó en el suelo con dos de aquellas cosas mirándola. Le pareció escuchar unas risas, pero no podía estar segura, le dolía la cabeza, los ojos se le cerraban, su cuerpo no se movía.
Notó como la cargaban, al hombro parecía, difícil de saber...Pero si que tenía claro que lo que comenzó a sentir en su espalda eran gotas de lluvia, tras todo el día amenazando con llover, ahora al caer la noche por fin comenzaba.
Pasaron unos instantes, minutos posiblemente, cuando la elfa se dio cuenta de que los efectos del veneno se estaban disipando. "Agua", pensó la peliblanca, gran purificadora y vinculada con las deidades de los elfos. Sin embargo aunque notaba que su cuerpo volvía a responderle decidió esperar. Esperar a estar mas despejada y al momento adecuado.
-Êl síla erin lû e-govaned vîn.*- Respondió la elfa al torpe saludo del pelinegro decidiendo ignorar la parte en la que, al parecer por no recordar su nombre, la llamaba chica a secas. También decidió que, ya que él no se había tomado la molestia de recordar su nombre a pesar de lo ocurrido en alta mar no hacía tanto, lo cuál era poco menos que un desprecio para alguien como ella acostumbrada a que no olvidasen su nombre, la peliblanca no iba a recordárselo. Si le interesaba, cosa que no parecía ser el caso, que al menos tuviera la humildad de reconocer su grosería y preguntase.
-Te hacía en la cárcel, Bio.- Continuó diciendo sin mirarle a él si no prestando atención a la misma conversación entre el humano y una mujer de cabellos grises que parecía decidida a ayudarle contra los escorpiones una vez tuviera suficiente información para actuar, debía de tratarse de una persona muy valiente viendo como hombres que la doblaban en tamaño se habían desentendido de todo aquello.
El cuento de terror continuaba saliendo de los labios del humano conforme respondía a los interrogantes aclarándole las cosas también a la elfa. Ladrones de órganos, víctimas que habían reaparecido vivas a pesar de haberles extraído algo, venenos somníferos...
-Extraer un órgano es sencillo...- Comenzó a decir en voz alta, metiéndose en la conversación entre el humano y la mujer.-...Especialmente de un cadáver. Si ya han extraído órganos vitales de algunas víctimas, demostrando que poco les importa matar...¿Por qué molestarse en realizar complicadas operaciones para salvar a otras? ¿Por qué no matarlas también y obtener más órganos de cada ataque?. -
Por supuesto no esperaba que nadie respondiera a aquello, solo quería exponer que no estaban ante un simple robo de órganos con intención de venderlos en el mercado negro, en cuyo caso cuantos más mejor, las cosas no cuadraban. Casi parecía más como una macabra práctica médica.
Entonces aquel silbido extraño atrajo la atención de los mas perceptivos y tras un ruido de cristal roto, un gas extraño llenó la zona rápidamente, causando que los pocos que aún permanecían allí comenzaran a correr temiéndose lo peor, y no era para menos. Níniel, hubiese tardado en reaccionar por tratar de ayudar, quizá incluso hubiera acabado en el suelo como Bio, pero su caballo no y eso la salvó. La montura, tan pronto como el gas comenzó a expandirse, comenzó a alejarse rápidamente guiado por su instinto miminizando la cantidad de la sustancia inhalada y manteniendo a su jinete a salvo de empujones. Níniel pudo ver entonces a los que sin duda eran esos "escorpiones" y no pudo si no pensar que a pesar de la rápida reacción de su caballo, el gas la estaba haciendo ver visiones. Había pensado que aquel nombre era el de una banda de maleantes...Pero parecían escorpiones de verdad, con pinzas, aguijones y todo...Hasta que una habló. "¿La elfa? ¿Cómo que la elfa?".
Níniel espoleó al caballo para alejarse de allí al saberse el objetivo de aquellas cosas, aunque no sabía por qué, pero el caballo no pudo ni dar dos pasos antes de que le fallaran las patas y cayera al suelo casi atrapando una de sus piernas bajo su peso. Aquella maldita sustancia debía de ser fuerte para haber afectado a un animal tan grande a pesar de haberse alejado tan rápido. Y eso no era lo peor, la propia sacerdotisa comenzó a sentirse mareada.
La primera de aquellas cosas que llegó hasta ella se llevó un bastonazo que apenas si fue efectivo y le quitó el bastón de las manos a la elfa sin muchos problemas. Con la visión nublosa y sintiendo que sus piernas apenas podían mantenerla en pie, la joven aún trató de defenderse con la daga, de nuevo sin éxito hasta que acabó en el suelo con dos de aquellas cosas mirándola. Le pareció escuchar unas risas, pero no podía estar segura, le dolía la cabeza, los ojos se le cerraban, su cuerpo no se movía.
Notó como la cargaban, al hombro parecía, difícil de saber...Pero si que tenía claro que lo que comenzó a sentir en su espalda eran gotas de lluvia, tras todo el día amenazando con llover, ahora al caer la noche por fin comenzaba.
Pasaron unos instantes, minutos posiblemente, cuando la elfa se dio cuenta de que los efectos del veneno se estaban disipando. "Agua", pensó la peliblanca, gran purificadora y vinculada con las deidades de los elfos. Sin embargo aunque notaba que su cuerpo volvía a responderle decidió esperar. Esperar a estar mas despejada y al momento adecuado.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Pronto una voz se alzó sobre los murmullos de los presentes atrayendo la atención de casi todos, que desviaron la vista hacia la dueña de la misma, la elfa de la montura blanca. Elen no fue la excepción, giró el rostro en su dirección y escuchó con interés lo que decía, pues ciertamente sus palabras daban que pensar sobre el motivo que pudiesen tener los Escorpiones para dejar con vida a algunas de las víctimas, lo que descartaba la venta de órganos por el momento.
Pero si aquella no era la razón ¿cuál podía ser?, ¿experimentos médicos?, era una posibilidad, cargada de malicia sin duda pero al menos debía tenerla en cuenta. La bruja hubiese considerado la idea de que aquellos individuos estuviesen robando los órganos para reimplantárselos a otras personas, pero si tal como decía el médico llevaban dos meses volviendo cada noche no tendría demasiado sentido, a no ser que el número de demandantes fuese muy elevado.
De cualquier modo, la noche había caído sobre la zona y no se encontraban en un lugar seguro, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de gente que se había reunido en el lugar, lo que llamaría la atención de cuantos se acercasen. Elen bajó la vista al escuchar un gutural gruñido de Fenrir, que escrutaba con la mirada la línea de árboles más próxima y mostraba los dientes, su sensible olfato había detectado algo en las cercanías, y eso no podía ser una buena señal.
El cuerpo de la hechicera se tensó de inmediato, antes incluso de escuchar el silbido de la flecha, que por suerte no acertó a nadie, aunque eso se debió más a que su propósito era otro bien distinto. Retrocedió instintivamente para apartarse del proyectil, y al ver que su peludo compañero reaccionaba con rapidez ante el gas que empezaba a salir del mismo, ladrando con fuerza y aferrando con las mandíbulas uno de los guantes de cuero de su dueña para tirar de ella y alejarla, la de ojos verde se llevó una mano al rostro y comenzó a correr, tratando de contener el aliento.
A aquellas alturas muchos de los curiosos ya se habían marchado hacía rato, pero los que aún permanecían en la escena entraron en pánico, huyendo de forma desordenada en todas direcciones. La de cabellos cenicientos siguió avanzando, pero su paso pronto se vio ralentizado, los ojos le ardían y apenas podía ver más allá de unos metros por delante de sí, a lo que tuvo que sumar una repentina sensación de mareo, como la que había padecido algunas veces antes de perder el conocimiento, cosa que en aquel momento no podía permitirse.
Alcanzó a apoyarse en un tronco cercano y pudo ver como su fiel perro se tambaleaba, el gas le estaba afectando rápidamente, haciendo que perdiese el control de la movilidad. - Fenrir no, no te duermas. - musitó, sin poder aguantar más la respiración. El extraño humo entró en sus pulmones y su efecto fue casi inmediato, cayó de rodillas e hizo lo posible por llegar hasta el animal, que yacía sobre el suelo y gemía lastimeramente. Pronto notó que perdía la sensibilidad en el cuerpo, al igual que la capacidad para moverse, con lo que terminó tirada boca arriba y con el rostro girado hacia el lugar del que había intentado huir.
Entonces los vio, parpadeó varias veces y la preocupación se reflejó en su cara, no había estado tan errada al pensar en la idea de que fuesen hombres bestia, pues justamente eso era lo que había salido de entre los árboles. Caminaban encorvados hacia delante y junto a las manos tenían tenazas, pero lo que más llamaba la atención era el aguijón que les salía de la espalda, y que se movía peligrosamente rápido.
Tragó saliva y observó cómo dos de ellos se dirigían hacia la elfa para llevársela, parecía que habían elegido nueva víctima y no les importaba en absoluto mostrarse ante tanta gente. Elen intentó moverse pero su cuerpo no le respondía, no era capaz de sentir nada hasta que las primeras gotas de lluvia cayeron sobre su rostro. Frío y humedad, era un buen comienzo, al menos quería decir que el líquido elemento ayudaba a anular los efectos del gas, pero no tan rápido como ella hubiese querido.
Probó a abrir y cerrar las manos, y tras varios intentos lo consiguió sin tener que hacer demasiado esfuerzo, giró hasta quedar sobre uno de sus costados y aprovechó que los escorpiones iniciaban el regreso a los bosques, dándole la espalda, para incorporarse. Fenrir también empezaba a reaccionar, se puso en pie y la siguió de cerca, sin emitir ruido alguno tras ver el gesto de su dueña, que lo instaba a mantenerse callado.
La joven no se encontraba en su mejor momento, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados viendo como raptaban a otra persona delante de sus narices, apresuró el paso conforme se fue sintiendo mejor y concentró la electricidad en una de las manos. No tenía idea de cuantos podían ser, pero si lograba acertar a uno con su rayo bífido la descarga se dividiría en dos y alcanzaría a más objetivos a la vez, y eso sumado al hecho de que la lluvia los hubiese mojado, sería suficiente para causarles algo de daño.
Apuntó a uno de los escorpiones más alejados de la elfa, esperando de ese modo que su ataque no diese al que la llevaba encima, pues entonces ella también recibiría parte de la corriente. Con suerte al menos le daría una oportunidad de liberarse si las criaturas se ponían nerviosas por su descarga, pero si no conseguía que la soltaran iría tras ellos, ya era hora de que alguien acabase con el terror que habían sembrado entre la población. Liberó la electricidad y pudo ver como impactaba casi de lleno en la espalda de uno de los hombres bestia, para luego dividirse y tomar dirección hacia otros dos.
- A ver si esto os gusta desgraciados…- musitó molesta, aunque su ataque solo los aturdiría durante algo menos de un minuto a causa de la distancia, pero quizá eso fuese suficiente para espantarlos de momento.
Pero si aquella no era la razón ¿cuál podía ser?, ¿experimentos médicos?, era una posibilidad, cargada de malicia sin duda pero al menos debía tenerla en cuenta. La bruja hubiese considerado la idea de que aquellos individuos estuviesen robando los órganos para reimplantárselos a otras personas, pero si tal como decía el médico llevaban dos meses volviendo cada noche no tendría demasiado sentido, a no ser que el número de demandantes fuese muy elevado.
De cualquier modo, la noche había caído sobre la zona y no se encontraban en un lugar seguro, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de gente que se había reunido en el lugar, lo que llamaría la atención de cuantos se acercasen. Elen bajó la vista al escuchar un gutural gruñido de Fenrir, que escrutaba con la mirada la línea de árboles más próxima y mostraba los dientes, su sensible olfato había detectado algo en las cercanías, y eso no podía ser una buena señal.
El cuerpo de la hechicera se tensó de inmediato, antes incluso de escuchar el silbido de la flecha, que por suerte no acertó a nadie, aunque eso se debió más a que su propósito era otro bien distinto. Retrocedió instintivamente para apartarse del proyectil, y al ver que su peludo compañero reaccionaba con rapidez ante el gas que empezaba a salir del mismo, ladrando con fuerza y aferrando con las mandíbulas uno de los guantes de cuero de su dueña para tirar de ella y alejarla, la de ojos verde se llevó una mano al rostro y comenzó a correr, tratando de contener el aliento.
A aquellas alturas muchos de los curiosos ya se habían marchado hacía rato, pero los que aún permanecían en la escena entraron en pánico, huyendo de forma desordenada en todas direcciones. La de cabellos cenicientos siguió avanzando, pero su paso pronto se vio ralentizado, los ojos le ardían y apenas podía ver más allá de unos metros por delante de sí, a lo que tuvo que sumar una repentina sensación de mareo, como la que había padecido algunas veces antes de perder el conocimiento, cosa que en aquel momento no podía permitirse.
Alcanzó a apoyarse en un tronco cercano y pudo ver como su fiel perro se tambaleaba, el gas le estaba afectando rápidamente, haciendo que perdiese el control de la movilidad. - Fenrir no, no te duermas. - musitó, sin poder aguantar más la respiración. El extraño humo entró en sus pulmones y su efecto fue casi inmediato, cayó de rodillas e hizo lo posible por llegar hasta el animal, que yacía sobre el suelo y gemía lastimeramente. Pronto notó que perdía la sensibilidad en el cuerpo, al igual que la capacidad para moverse, con lo que terminó tirada boca arriba y con el rostro girado hacia el lugar del que había intentado huir.
Entonces los vio, parpadeó varias veces y la preocupación se reflejó en su cara, no había estado tan errada al pensar en la idea de que fuesen hombres bestia, pues justamente eso era lo que había salido de entre los árboles. Caminaban encorvados hacia delante y junto a las manos tenían tenazas, pero lo que más llamaba la atención era el aguijón que les salía de la espalda, y que se movía peligrosamente rápido.
Tragó saliva y observó cómo dos de ellos se dirigían hacia la elfa para llevársela, parecía que habían elegido nueva víctima y no les importaba en absoluto mostrarse ante tanta gente. Elen intentó moverse pero su cuerpo no le respondía, no era capaz de sentir nada hasta que las primeras gotas de lluvia cayeron sobre su rostro. Frío y humedad, era un buen comienzo, al menos quería decir que el líquido elemento ayudaba a anular los efectos del gas, pero no tan rápido como ella hubiese querido.
Probó a abrir y cerrar las manos, y tras varios intentos lo consiguió sin tener que hacer demasiado esfuerzo, giró hasta quedar sobre uno de sus costados y aprovechó que los escorpiones iniciaban el regreso a los bosques, dándole la espalda, para incorporarse. Fenrir también empezaba a reaccionar, se puso en pie y la siguió de cerca, sin emitir ruido alguno tras ver el gesto de su dueña, que lo instaba a mantenerse callado.
La joven no se encontraba en su mejor momento, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados viendo como raptaban a otra persona delante de sus narices, apresuró el paso conforme se fue sintiendo mejor y concentró la electricidad en una de las manos. No tenía idea de cuantos podían ser, pero si lograba acertar a uno con su rayo bífido la descarga se dividiría en dos y alcanzaría a más objetivos a la vez, y eso sumado al hecho de que la lluvia los hubiese mojado, sería suficiente para causarles algo de daño.
Apuntó a uno de los escorpiones más alejados de la elfa, esperando de ese modo que su ataque no diese al que la llevaba encima, pues entonces ella también recibiría parte de la corriente. Con suerte al menos le daría una oportunidad de liberarse si las criaturas se ponían nerviosas por su descarga, pero si no conseguía que la soltaran iría tras ellos, ya era hora de que alguien acabase con el terror que habían sembrado entre la población. Liberó la electricidad y pudo ver como impactaba casi de lleno en la espalda de uno de los hombres bestia, para luego dividirse y tomar dirección hacia otros dos.
- A ver si esto os gusta desgraciados…- musitó molesta, aunque su ataque solo los aturdiría durante algo menos de un minuto a causa de la distancia, pero quizá eso fuese suficiente para espantarlos de momento.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Al parecer no lo estaba haciendo nada bien al socializar con la enigmática elfa cantarina - ¿En la cárcel por matar a tu esposo? - Respondí algo apenado - De verdad lo lamento, pero te conseguiré uno nuevo, esa chica seguro tiene un hermano - Dije mientras señalaba a cualquier dirección aunque finalmente mi dedo acabó indicando casualmente hacia la de cabellos cenicientos que había llegado antes, lo que vino luego me pareció realmente impresionante, las deducciones de la elfa habían sido bastante coherentes y aunque no servía para resolver el problema, al menos sus preguntas nos orientaban en una dirección.
Luego de eso todo sucedió tan rápido que apenas hubo segundos para responder, el ruido, los gritos, pasos de personas y caballos, cuando logré reaccionar de nuevo ya se habían llevado a la elfa - ¡¡Maldición!! - Exclamé ante la impotencia de mi situación, aunque logré levantarme, correr me resultaba aún imposible, sin embargo me sorprendió un poderoso rayo de electricidad que surcó el aire en dirección a los sujetos que se alejaban llevando a su víctima.
Había impactado de lleno a uno de ellos y aunque se había dividido hacia otros objetivos, el daño había sido menor, o tal vez eran más resistentes y aunque con gestos de dolor, siguieron alejándose hasta desaparecer entre los árboles, sin embargo, el que llevaba a la elfa no lo conseguiría llevándola a cuestas, se detuvo pensativo, no sabía si llevar a la elfa, cargar a su camarada caído o huir solo; finalmente dejó caer a la elfa y emprendió una vertiginosa carrera hacia el lugar por donde los otros habían escapado.
Reuní suficientes fuerzas para comenzar una moderada carrera a donde se encontraba la chica que había resultado atraer sobre ella cada intento de secuestro - Ha sido... Impresionante - Dije a la que sin duda debía ser una bruja, mientras continuaba mi camino hacia la elfa, detuve mi carrera al ver que no tenía ninguna herida, además de que el hombre que nos daba la información de los escorpiones ya se dirigía a atenderla - Soy el Doctor Steve ¿Estás bien? - Le diría el sujeto mientras yo enfocaba mi atención en el escorpión caído, me acerqué lentamente hasta contemplar con algo de sorpresa que habíamos sido engañados, sin los efectos del gas era fácil darse cuenta de la realidad, eran simples humanos, las tenazas en sus manos eran una especie de guantes con aguijones para inyectar venenos preparados, pero ¿Qué función haría el aguijón en su espalda?
Si era interrogado tal vez podríamos obtener algo de información, ese sujeto podría ser la clave para resolverlo todo en apenas unos minutos, pero no sería tan sencillo - ¿Quién es tu líder? - Pregunté mientras lo sostenía por el cuello ¿Dónde se esconden? - Insistí con determinación pero no alcanzaría a dar ninguna respuesta, estaba demasiado aturdido aún por el poderoso rayo, tras mi pregunta, otras más fueron sonando hasta que finalmente consiguió reaccionar asustado al verse atrapado, pero finalmente tenía un plan para un caso como éste, en un loco acto, repentino e impredecible, estiró su mano derecha hasta su espalda, a la altura de su cuello tomando con ella el aguijón que luego incrustó en su pecho, justo a la altura del corazón, soltando un espantoso grito de dolor nos observó con una sonrisa de victoria mientras su cuerpo comenzaba a cambiar de color a un violeta oscuro, no pasaría mucho tiempo antes que un gas del mismo color comenzara a salir de sus poros y orificios haciendo arder la piel de quienes estuvieran cerca, aunque tras apenas unos segundos el mismo gas habría consumido el cuerpo dejando solo huesos pálidos y limpios desparramados en el piso.
Al revisar entre sus pertenencias logramos encontrar diversos objetos, entre ellos un reloj de arena, un par de botellas con líquidos verde y rojo respectivamente, y finalmente un mapa.
Luego de eso todo sucedió tan rápido que apenas hubo segundos para responder, el ruido, los gritos, pasos de personas y caballos, cuando logré reaccionar de nuevo ya se habían llevado a la elfa - ¡¡Maldición!! - Exclamé ante la impotencia de mi situación, aunque logré levantarme, correr me resultaba aún imposible, sin embargo me sorprendió un poderoso rayo de electricidad que surcó el aire en dirección a los sujetos que se alejaban llevando a su víctima.
Había impactado de lleno a uno de ellos y aunque se había dividido hacia otros objetivos, el daño había sido menor, o tal vez eran más resistentes y aunque con gestos de dolor, siguieron alejándose hasta desaparecer entre los árboles, sin embargo, el que llevaba a la elfa no lo conseguiría llevándola a cuestas, se detuvo pensativo, no sabía si llevar a la elfa, cargar a su camarada caído o huir solo; finalmente dejó caer a la elfa y emprendió una vertiginosa carrera hacia el lugar por donde los otros habían escapado.
Reuní suficientes fuerzas para comenzar una moderada carrera a donde se encontraba la chica que había resultado atraer sobre ella cada intento de secuestro - Ha sido... Impresionante - Dije a la que sin duda debía ser una bruja, mientras continuaba mi camino hacia la elfa, detuve mi carrera al ver que no tenía ninguna herida, además de que el hombre que nos daba la información de los escorpiones ya se dirigía a atenderla - Soy el Doctor Steve ¿Estás bien? - Le diría el sujeto mientras yo enfocaba mi atención en el escorpión caído, me acerqué lentamente hasta contemplar con algo de sorpresa que habíamos sido engañados, sin los efectos del gas era fácil darse cuenta de la realidad, eran simples humanos, las tenazas en sus manos eran una especie de guantes con aguijones para inyectar venenos preparados, pero ¿Qué función haría el aguijón en su espalda?
Si era interrogado tal vez podríamos obtener algo de información, ese sujeto podría ser la clave para resolverlo todo en apenas unos minutos, pero no sería tan sencillo - ¿Quién es tu líder? - Pregunté mientras lo sostenía por el cuello ¿Dónde se esconden? - Insistí con determinación pero no alcanzaría a dar ninguna respuesta, estaba demasiado aturdido aún por el poderoso rayo, tras mi pregunta, otras más fueron sonando hasta que finalmente consiguió reaccionar asustado al verse atrapado, pero finalmente tenía un plan para un caso como éste, en un loco acto, repentino e impredecible, estiró su mano derecha hasta su espalda, a la altura de su cuello tomando con ella el aguijón que luego incrustó en su pecho, justo a la altura del corazón, soltando un espantoso grito de dolor nos observó con una sonrisa de victoria mientras su cuerpo comenzaba a cambiar de color a un violeta oscuro, no pasaría mucho tiempo antes que un gas del mismo color comenzara a salir de sus poros y orificios haciendo arder la piel de quienes estuvieran cerca, aunque tras apenas unos segundos el mismo gas habría consumido el cuerpo dejando solo huesos pálidos y limpios desparramados en el piso.
Al revisar entre sus pertenencias logramos encontrar diversos objetos, entre ellos un reloj de arena, un par de botellas con líquidos verde y rojo respectivamente, y finalmente un mapa.
Bio
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Mientras fingía seguir bajo los efectos de la potente droga y a pesar de que desde su precaria situación sobre el hombro de uno de los extraños escorpiones tenía el campo de visión bastante limitado a no ser que se arriesgara a delatar su estado a su captor, Níniel pudo darse cuenta de que, a diferencia de lo que había parecido en un primer momento, aquellos sujetos no eran ningunos extraños engendros u hombres bestia mitad artrópodos si no que llevaban unos artilugios con alguna clase de propósito y que a su vez parecían diseñados para parecer partes de un escorpión o al menos estaban claramente inspirados en dichas criaturas.Tan cerca como estaba de uno de ellos resultaba evidente que era un humano aunque despedía un extraño olor a productos alquímicos con los que la peliblanca estaba familiarizada.
Había esperado el momento propicio para zafarse de su secuestrador y finalmente había decidido que su momento llegaría en cuanto entraran en el bosque, allí el haberse criado entre árboles jugaría en su favor o al menos tendría una oportunidad de escapar o esconderse que difícilmente tendría en campo abierto. La idea era coger su propia daga, que a modo de trofeo el escorpión había guardado en su cinto, y clavársela en algún punto vital desde su espalda...Después tocaba correr y encomendarse a los dioses para que los demás sujetos no la cogieran, lo cual a pesar de no ser el mejor plan de la historia era infinítamente mejor que lo que fuera para lo que aquellos hombres la quisieran.
El momento casi había llegado y la elfa había comenzado una cuenta hasta tres para animarse a actuar, incluso había alargado su mano ya hacia la daga, cuando un ruido extraño y la inconfundible sensación de la magia en el ambiente se hicieron patentes junto con un fogonazo de luz. No pudo ver qué era lo que había sucedido exactamente pero fuese lo que fuese causó que su captor se detuviera en seco y se girara, como mirando algo. Entonces y como si la joven no fuera mas que un vulgar saco de patatas, la arrojó al suelo sin modales ni cuidado ninguno y comenzó a correr hacia el bosque sin mirar atrás, dejándola allí en el suelo, sentada con cara de circunstancias y con un fuerte dolor en el culo por el golpe. La elfa miró alrededor y vio a otro de aquellos extraños sujetos en el suelo con humo saliendo de su espalda y a Bio y al humano que había contado la historia de los robos corriendo hacia ella. Parecía que su integridad ya no corría ningún peligro, habían espantado a los atacantes.
-Estoy bien, parece que el agua ha neutralizado los efectos del veneno...- Dijo guardándose la daga y levantándose del suelo evitando frotarse las nalgas como le gustaría para aliviar el dolor del golpe. Cosa que no iba a hacer porque no sería propio de una dama, al menos no delante de extraños...Y de Bio. Echó de nuevo un vistazo para comprobar que su caballo estaba bien y se quedó mas tranquila al ver que también estaba ya en pie y parecía estar perfectamente, aunque nervioso por lo ocurrido. También vio su bastón en el suelo a unos metros de allí. -¿Eso fue un rayo?- Preguntó usando la lógica tanto para saber qué clase de ataque había derribado al escorpión herido y también para presuponer que si no tenía ya un agujero negruzco en el pecho era porque la mujer de cabello gris no odiaba a los elfos y en principio, en principio, no tenía nada que temer de ella, por supuesto tampoco ella de la elfa.
Volvió a mirar al sujeto herido y recapituló las habilidades de otros brujos que había conocido con el tiempo, decir que eran peligrosos era quedarse corta.
Mientras Bio lidiaba con el tipejo, Níniel aprovechó para recuperar su bastón y tranquilizar a su montura, también para pedirle permiso a la bruja para acariciar a su mascota.
-Mi nombre es Níniel, gracias por la ayuda- Dijo con una sonrisa de agradecimiento. Puede que técnicamente no la hubiesen rescatado ni ella ni el humano que resultó ser médico, pero de alguna manera su intervención la había liberado y el hombre se había preocupado por ella. Además que fuese médico ya le otorgaba bastantes puntos de confianza con la elfa, pues también era sanadora.
-¿Es prudente permanecer aquí?. Podrían volver a atacar y parece que la lluvia va a empeorar-
Finalmente Bio consiguió que el hombre - escorpión reaccionase pero no logró obtener de él ninguna información. Pareció asustado pero pronto el miedo desapareció de su rostro y fue sustituido por un extraña expresión de determinación. Entonces se auto infligió una herida en el pecho de forma totalmente inesperada que pronto quedó claro no era un simple pinchazo. Antes de que la elfa tratara de atender su herida para evitar que muriese y poder seguir obteniendo información de él, la sustancia que debía de impregnar el aguijón comenzó a actuar hasta no dejar tras de si mas que los huesos del hombre.
-!Por lo dioses!- Esclamó horrorizada la elfa al presenciar semejante espectáculo y alejándose rápidamente de los gases que emanaba la reacción, tapándose la boca para amortiguar su grito de sorpresa y miedo. Extrañamente y a pesar de lo virulento de la reacción, esta solo había hecho desaparecer la carne, no el tejido oseo ni los objetos del pobre tipo que habían quedado allí en el suelo, intactos.
-Cuidado al cogerlos, pueden quedar restos peligrosos, incluso a pesar de la lluvia- Advirtió aunque mirando lo que había quedado con interés. Un trozo de cuero con marcas dibujadas, un reloj de arena y un par de frascos que a tenor de lo presenciado podrían contener líquidos realmente peligrosos -Doctor, creo que debe de vivir cerca, ¿Tiene equipo de alquimia?. Así podríamos tratar de averiguar qué son esas cosas y qué contienen esos frascos sin correr riesgos innecesarios- Propuso.
La verdad es que nunca había tenido la intención de meterse en aquel asunto pero aquellos tipos casi la secuestran y parecía que al final, si que iba a poder ser de ayuda a pesar de no poder luchar.
Había esperado el momento propicio para zafarse de su secuestrador y finalmente había decidido que su momento llegaría en cuanto entraran en el bosque, allí el haberse criado entre árboles jugaría en su favor o al menos tendría una oportunidad de escapar o esconderse que difícilmente tendría en campo abierto. La idea era coger su propia daga, que a modo de trofeo el escorpión había guardado en su cinto, y clavársela en algún punto vital desde su espalda...Después tocaba correr y encomendarse a los dioses para que los demás sujetos no la cogieran, lo cual a pesar de no ser el mejor plan de la historia era infinítamente mejor que lo que fuera para lo que aquellos hombres la quisieran.
El momento casi había llegado y la elfa había comenzado una cuenta hasta tres para animarse a actuar, incluso había alargado su mano ya hacia la daga, cuando un ruido extraño y la inconfundible sensación de la magia en el ambiente se hicieron patentes junto con un fogonazo de luz. No pudo ver qué era lo que había sucedido exactamente pero fuese lo que fuese causó que su captor se detuviera en seco y se girara, como mirando algo. Entonces y como si la joven no fuera mas que un vulgar saco de patatas, la arrojó al suelo sin modales ni cuidado ninguno y comenzó a correr hacia el bosque sin mirar atrás, dejándola allí en el suelo, sentada con cara de circunstancias y con un fuerte dolor en el culo por el golpe. La elfa miró alrededor y vio a otro de aquellos extraños sujetos en el suelo con humo saliendo de su espalda y a Bio y al humano que había contado la historia de los robos corriendo hacia ella. Parecía que su integridad ya no corría ningún peligro, habían espantado a los atacantes.
-Estoy bien, parece que el agua ha neutralizado los efectos del veneno...- Dijo guardándose la daga y levantándose del suelo evitando frotarse las nalgas como le gustaría para aliviar el dolor del golpe. Cosa que no iba a hacer porque no sería propio de una dama, al menos no delante de extraños...Y de Bio. Echó de nuevo un vistazo para comprobar que su caballo estaba bien y se quedó mas tranquila al ver que también estaba ya en pie y parecía estar perfectamente, aunque nervioso por lo ocurrido. También vio su bastón en el suelo a unos metros de allí. -¿Eso fue un rayo?- Preguntó usando la lógica tanto para saber qué clase de ataque había derribado al escorpión herido y también para presuponer que si no tenía ya un agujero negruzco en el pecho era porque la mujer de cabello gris no odiaba a los elfos y en principio, en principio, no tenía nada que temer de ella, por supuesto tampoco ella de la elfa.
Volvió a mirar al sujeto herido y recapituló las habilidades de otros brujos que había conocido con el tiempo, decir que eran peligrosos era quedarse corta.
Mientras Bio lidiaba con el tipejo, Níniel aprovechó para recuperar su bastón y tranquilizar a su montura, también para pedirle permiso a la bruja para acariciar a su mascota.
-Mi nombre es Níniel, gracias por la ayuda- Dijo con una sonrisa de agradecimiento. Puede que técnicamente no la hubiesen rescatado ni ella ni el humano que resultó ser médico, pero de alguna manera su intervención la había liberado y el hombre se había preocupado por ella. Además que fuese médico ya le otorgaba bastantes puntos de confianza con la elfa, pues también era sanadora.
-¿Es prudente permanecer aquí?. Podrían volver a atacar y parece que la lluvia va a empeorar-
Finalmente Bio consiguió que el hombre - escorpión reaccionase pero no logró obtener de él ninguna información. Pareció asustado pero pronto el miedo desapareció de su rostro y fue sustituido por un extraña expresión de determinación. Entonces se auto infligió una herida en el pecho de forma totalmente inesperada que pronto quedó claro no era un simple pinchazo. Antes de que la elfa tratara de atender su herida para evitar que muriese y poder seguir obteniendo información de él, la sustancia que debía de impregnar el aguijón comenzó a actuar hasta no dejar tras de si mas que los huesos del hombre.
-!Por lo dioses!- Esclamó horrorizada la elfa al presenciar semejante espectáculo y alejándose rápidamente de los gases que emanaba la reacción, tapándose la boca para amortiguar su grito de sorpresa y miedo. Extrañamente y a pesar de lo virulento de la reacción, esta solo había hecho desaparecer la carne, no el tejido oseo ni los objetos del pobre tipo que habían quedado allí en el suelo, intactos.
-Cuidado al cogerlos, pueden quedar restos peligrosos, incluso a pesar de la lluvia- Advirtió aunque mirando lo que había quedado con interés. Un trozo de cuero con marcas dibujadas, un reloj de arena y un par de frascos que a tenor de lo presenciado podrían contener líquidos realmente peligrosos -Doctor, creo que debe de vivir cerca, ¿Tiene equipo de alquimia?. Así podríamos tratar de averiguar qué son esas cosas y qué contienen esos frascos sin correr riesgos innecesarios- Propuso.
La verdad es que nunca había tenido la intención de meterse en aquel asunto pero aquellos tipos casi la secuestran y parecía que al final, si que iba a poder ser de ayuda a pesar de no poder luchar.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Elen siguió con la mirada a los escorpiones desde donde estaba, satisfecha por haber conseguido derribar a uno con su ataque, pero lo que más la tranquilizó fue que el otro liberase a la prisionera para salir huyendo a toda prisa hacia los árboles. Aligeró el paso y se acercó al lugar en que ya estaban reunidos el doctor, la elfa y un caballero al que no conocía, pero que a juzgar por las sus palabras, parecía estar en el mismo bando que ella.
Observó con detenimiento al individuo que yacía en el suelo, y frunció el ceño al comprobar que lo que había creído ver antes no se correspondía con la realidad. No eran hombres bestia como había pensado en un principio, sino humanos con artilugios para asemejarse a un escorpión, las tenazas de las manos formaban parte de los guantes y estaban listas para inyectar venenos a corta distancia, función que seguramente también tendría el aguijón de la espalda.
Pero ¿a qué venía todo aquello? ¿pretendían usar la bestial apariencia para infundir miedo a los habitantes de la zona? ¿o la habrían elegido para que si la guardia decidía intervenir perdiese el tiempo buscando hombres escorpión verdaderos? La bruja no sabía que pensar al respecto, pero quizá pudiesen obtener algo de información del caído, al que ya se acercaba el caballero cuyo nombre aún no conocía. El extraño se había permitido hacer un comentario acerca de su rayo poco antes, pero Elen estaba ya tan acostumbrada a sus poderes y a verlos en acción, que no los consideraba impresionantes, aunque para alguien que no hubiese visto nada parecido antes podrían serlo.
La elfa se acercó a ella, mientras el de cabellos negros trataba de conseguir algunas respuestas de boca del herido, que por el momento no reaccionaba a causa de la descarga. Pidió permiso para acariciar a Fenrir y la de ojos verdes asintió con la cabeza, por suerte el perro era mucho más sociable que Sombra, así que no oponía demasiada resistencia cuando alguien trataba de tocarlo, al menos no mientras quien lo intentase no despertase su desconfianza. Viendo que su peludo amigo aceptaba de buen grado el gesto de la peliblanca, la bruja pudo relajarse, confiaba en el instinto de su compañero y si él se mostraba tan tranquilo en su presencia, era porque no suponía una amenaza.
- Yo soy Elen, me alegra ver que no llegaron a hacerte daño. - respondió para presentarse, antes de desviar la vista hacia el médico, que sorprendentemente no había salido huyendo en cuanto aparecieron los escorpiones. Puede que estuviese harto de soportar aquella situación, y que por ello ya no quisiera seguir adelante, lo que podría explicar que aún se encontrase allí, en el foco del peligro. - No regresaran mientras llueva, con los efectos de su gas anulados a causa del agua no tienen ventaja alguna sobre nosotros. De hecho, si volviesen a atacar serían blancos fáciles para mí, la electricidad les haría mucho más daño por estar mojados. - respondió tras escuchar las palabras de Níniel.
Tendría que seguirlos al bosque, y la idea no le agradaba en absoluto, ya que suponía entrar en su territorio y seguramente se lo conocían mucho mejor que ella, pero ahora que tenía claro que se trataba de simples humanos, y que el agua la mantendría la salvo del gas que utilizaban, debía aprovechar la ocasión y seguir el rastro que hubiesen dejado tras de sí. Para ello necesitaría a Fenrir, pero no le gustaba llevar al perro consigo cuando la situación era peligrosa, aún era un cachorro.
Un movimiento cercano la sacó de sus pensamientos, el herido por fin había reaccionado y era el momento de obtener respuestas. Ninguno hubiese podido predecir lo que estaba a punto de pasar, pero al ver cómo el extraño se clavaba en el pecho su propio aguijón, buscando una muerte inmediata, las reacciones de los presentes fueron muy distintas. Níniel quedó horrorizada ante la escena, se apartó con rapidez del cuerpo y ahogó un grito, mientras en el rostro del doctor se reflejaba una mezcla entre sorpresa y desconcierto. Elen por su parte, vio morir al hombre sin inmutarse, no había expresión alguna en su cara.
Ese era el producto de su maldición, una insensibilidad patente ante la muerte. Esperó a que el gas consumiese la carne y luego se acercó para ver qué había quedado, solo huesos y algunos objetos que llevaba encima. Hizo un gesto a Fenrir para que se mantuviese a cierta distancia y luego se agachó para tomar un trozo de cuero, en que se podían ver claras marcas. No se preocupaba por los posibles restos de veneno, ya que los guantes la protegerían del contacto directo, así que extendió lo que había recogido al tiempo que volvía a erguirse. - Parece un mapa… - musitó sin elevar mucho la voz, por si aún quedaban escorpiones vigilando entre los árboles.
Dio la espalda al bosque y revisó con detenimiento las marcas, tratando de buscar una ruta que pudiese guiarlos hasta su base. - Con esto se les podría seguir, solo hay que llegar hasta este punto, seguro que están instalados ahí. - indicó señalando la marca más grande, que según el mapa se encontraba en el interior del bosque. Níniel parecía más interesada en analizar el contenido de unas botellas que también habían quedado en el suelo, pero la de ojos verdes podía hacerse una idea de lo que eran sin siquiera tocarlas. - En el mejor de los casos podrían ser pócimas sedantes para las intervenciones, pero lo más probable es que sea veneno, si pretendes manipularlo ten cuidado. - intervino, mientras doblaba el mapa.
Elen no solía tocar la parte de la alquimia que tenía que ver con toxinas y productos creados a partir de ellas, pero al parecer la elfa tenía intención de descubrir lo que habían utilizado para elaborar aquellas sustancias, así que lo menos que podía hacer era ayudarla con sus conocimientos, para que no ocurriese nada malo. Luego podría perseguir a los escorpiones y darles caza, pues estaba segura de que detenerlos y llevarlos ante la guardia no sería posible.
Observó con detenimiento al individuo que yacía en el suelo, y frunció el ceño al comprobar que lo que había creído ver antes no se correspondía con la realidad. No eran hombres bestia como había pensado en un principio, sino humanos con artilugios para asemejarse a un escorpión, las tenazas de las manos formaban parte de los guantes y estaban listas para inyectar venenos a corta distancia, función que seguramente también tendría el aguijón de la espalda.
Pero ¿a qué venía todo aquello? ¿pretendían usar la bestial apariencia para infundir miedo a los habitantes de la zona? ¿o la habrían elegido para que si la guardia decidía intervenir perdiese el tiempo buscando hombres escorpión verdaderos? La bruja no sabía que pensar al respecto, pero quizá pudiesen obtener algo de información del caído, al que ya se acercaba el caballero cuyo nombre aún no conocía. El extraño se había permitido hacer un comentario acerca de su rayo poco antes, pero Elen estaba ya tan acostumbrada a sus poderes y a verlos en acción, que no los consideraba impresionantes, aunque para alguien que no hubiese visto nada parecido antes podrían serlo.
La elfa se acercó a ella, mientras el de cabellos negros trataba de conseguir algunas respuestas de boca del herido, que por el momento no reaccionaba a causa de la descarga. Pidió permiso para acariciar a Fenrir y la de ojos verdes asintió con la cabeza, por suerte el perro era mucho más sociable que Sombra, así que no oponía demasiada resistencia cuando alguien trataba de tocarlo, al menos no mientras quien lo intentase no despertase su desconfianza. Viendo que su peludo amigo aceptaba de buen grado el gesto de la peliblanca, la bruja pudo relajarse, confiaba en el instinto de su compañero y si él se mostraba tan tranquilo en su presencia, era porque no suponía una amenaza.
- Yo soy Elen, me alegra ver que no llegaron a hacerte daño. - respondió para presentarse, antes de desviar la vista hacia el médico, que sorprendentemente no había salido huyendo en cuanto aparecieron los escorpiones. Puede que estuviese harto de soportar aquella situación, y que por ello ya no quisiera seguir adelante, lo que podría explicar que aún se encontrase allí, en el foco del peligro. - No regresaran mientras llueva, con los efectos de su gas anulados a causa del agua no tienen ventaja alguna sobre nosotros. De hecho, si volviesen a atacar serían blancos fáciles para mí, la electricidad les haría mucho más daño por estar mojados. - respondió tras escuchar las palabras de Níniel.
Tendría que seguirlos al bosque, y la idea no le agradaba en absoluto, ya que suponía entrar en su territorio y seguramente se lo conocían mucho mejor que ella, pero ahora que tenía claro que se trataba de simples humanos, y que el agua la mantendría la salvo del gas que utilizaban, debía aprovechar la ocasión y seguir el rastro que hubiesen dejado tras de sí. Para ello necesitaría a Fenrir, pero no le gustaba llevar al perro consigo cuando la situación era peligrosa, aún era un cachorro.
Un movimiento cercano la sacó de sus pensamientos, el herido por fin había reaccionado y era el momento de obtener respuestas. Ninguno hubiese podido predecir lo que estaba a punto de pasar, pero al ver cómo el extraño se clavaba en el pecho su propio aguijón, buscando una muerte inmediata, las reacciones de los presentes fueron muy distintas. Níniel quedó horrorizada ante la escena, se apartó con rapidez del cuerpo y ahogó un grito, mientras en el rostro del doctor se reflejaba una mezcla entre sorpresa y desconcierto. Elen por su parte, vio morir al hombre sin inmutarse, no había expresión alguna en su cara.
Ese era el producto de su maldición, una insensibilidad patente ante la muerte. Esperó a que el gas consumiese la carne y luego se acercó para ver qué había quedado, solo huesos y algunos objetos que llevaba encima. Hizo un gesto a Fenrir para que se mantuviese a cierta distancia y luego se agachó para tomar un trozo de cuero, en que se podían ver claras marcas. No se preocupaba por los posibles restos de veneno, ya que los guantes la protegerían del contacto directo, así que extendió lo que había recogido al tiempo que volvía a erguirse. - Parece un mapa… - musitó sin elevar mucho la voz, por si aún quedaban escorpiones vigilando entre los árboles.
Dio la espalda al bosque y revisó con detenimiento las marcas, tratando de buscar una ruta que pudiese guiarlos hasta su base. - Con esto se les podría seguir, solo hay que llegar hasta este punto, seguro que están instalados ahí. - indicó señalando la marca más grande, que según el mapa se encontraba en el interior del bosque. Níniel parecía más interesada en analizar el contenido de unas botellas que también habían quedado en el suelo, pero la de ojos verdes podía hacerse una idea de lo que eran sin siquiera tocarlas. - En el mejor de los casos podrían ser pócimas sedantes para las intervenciones, pero lo más probable es que sea veneno, si pretendes manipularlo ten cuidado. - intervino, mientras doblaba el mapa.
Elen no solía tocar la parte de la alquimia que tenía que ver con toxinas y productos creados a partir de ellas, pero al parecer la elfa tenía intención de descubrir lo que habían utilizado para elaborar aquellas sustancias, así que lo menos que podía hacer era ayudarla con sus conocimientos, para que no ocurriese nada malo. Luego podría perseguir a los escorpiones y darles caza, pues estaba segura de que detenerlos y llevarlos ante la guardia no sería posible.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
El sujeto casi se había desvanecido entre mis dedos, espantoso y tétrico eran palabras que bien podrían definir el hecho, lo que fuera que se hubiera inyectado resultaba sumamente peligroso y letal, pues ni siquiera el agua lo había salvado de eso, entonces, había cosas más peligrosas de las que ni siquiera un diluvio podría salvarnos, lo que había quedado se veía bastante curioso, Niniel me advirtió sobre tener cuidado y con ello evitó que me precipitara a tomarlo, no por miedo a algún efecto corrosivo, sino por... Bueno, por algún efecto corrosivo, pero jamás lo admitiría, así que solo los observé en detalle mientras la peliblanca que se había presentado como Elen, se inclinaba a tomarla sin cuidado alguno.
La electro-bruja parecía estar decidida a ir tras ellos, y yo no la dejaría ir sola, pero, no iría sin antes tener una estrategia, por lo que por ahora me agradaba la idea de Niniel - Mi casa está cerca, y no tengo equipo de alquimia exactamente, pero sí algunas cosas con las que se podría improvisar - Dijo el médico quien al parecer se había encariñado con la elfa - Yo digo que ataquemos y eliminemos a cada falso escorpión - Dije mientras me levantaba bajo la lluvia que se hacía cada vez más fuerte - Pero antes necesitamos saber más acerca de ellos - Señalé mientras observaba a la bruja - Si conoces al enemigo y te conoces a ti misma, tendrás ventaja en una batalla - Me agaché a tomar con cuidado los pequeños frascos - Pero apenas conocimos a uno de ellos, y no sabemos qué sustancias puedan usar para atacarnos - Arrojé los pequeños frascos a la elfa esperando que los atrapara en el aire, si caían al piso y se rompían sería un verdadero desastre, así que los lancé. Uno a la vez, para asegurarme de que aún con lo torpe que pudiera resultar, consiguiera atrapar ambos - Ellos mismos no parecían se afectados por su gas, tal vez uno de esos sea un antídoto, si pudiéramos reproducirlo sería muy útil, el problema sería saber si es uno de esos, o ninguno - Dirigí la vista al doctor - Descansemos un par de horas, solo eso, luego partiremos al punto marcado en el mapa - Propuse finalmente esperando haber convencido a la osada Elen de aventurarse sin tomar las debidas precauciones, ciertamente la lluvia nos había ayudado esta vez, pero en un espacio cerrado no tendría tanta suerte.
Ciertamente la casa del médico no estaba lejos, bastaba andar unos metros para llegar, aunque no era propiamente una casa, era apenas una habitación para dormir y comer, y otra destinada a la atención médica, un tipo muy dedicado, pero la misión no era solo recuperar fuerzas, al parecer había seguido los ataques de los escorpiones, así que tal vez podría darnos una idea de cuántos eran los que atacaban, o si siempre era el mismo número, de esa forma podríamos calcular cuántos eran, por más poderosa que fuera la bruja o más rápido que fuera yo, no podríamos acabar con un ejército entero.
La electro-bruja parecía estar decidida a ir tras ellos, y yo no la dejaría ir sola, pero, no iría sin antes tener una estrategia, por lo que por ahora me agradaba la idea de Niniel - Mi casa está cerca, y no tengo equipo de alquimia exactamente, pero sí algunas cosas con las que se podría improvisar - Dijo el médico quien al parecer se había encariñado con la elfa - Yo digo que ataquemos y eliminemos a cada falso escorpión - Dije mientras me levantaba bajo la lluvia que se hacía cada vez más fuerte - Pero antes necesitamos saber más acerca de ellos - Señalé mientras observaba a la bruja - Si conoces al enemigo y te conoces a ti misma, tendrás ventaja en una batalla - Me agaché a tomar con cuidado los pequeños frascos - Pero apenas conocimos a uno de ellos, y no sabemos qué sustancias puedan usar para atacarnos - Arrojé los pequeños frascos a la elfa esperando que los atrapara en el aire, si caían al piso y se rompían sería un verdadero desastre, así que los lancé. Uno a la vez, para asegurarme de que aún con lo torpe que pudiera resultar, consiguiera atrapar ambos - Ellos mismos no parecían se afectados por su gas, tal vez uno de esos sea un antídoto, si pudiéramos reproducirlo sería muy útil, el problema sería saber si es uno de esos, o ninguno - Dirigí la vista al doctor - Descansemos un par de horas, solo eso, luego partiremos al punto marcado en el mapa - Propuse finalmente esperando haber convencido a la osada Elen de aventurarse sin tomar las debidas precauciones, ciertamente la lluvia nos había ayudado esta vez, pero en un espacio cerrado no tendría tanta suerte.
Ciertamente la casa del médico no estaba lejos, bastaba andar unos metros para llegar, aunque no era propiamente una casa, era apenas una habitación para dormir y comer, y otra destinada a la atención médica, un tipo muy dedicado, pero la misión no era solo recuperar fuerzas, al parecer había seguido los ataques de los escorpiones, así que tal vez podría darnos una idea de cuántos eran los que atacaban, o si siempre era el mismo número, de esa forma podríamos calcular cuántos eran, por más poderosa que fuera la bruja o más rápido que fuera yo, no podríamos acabar con un ejército entero.
Bio
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
No hubo reacción alguna cuando la bruja tomo el trozo de cuero de entre los restos del escorpión muerto y eso tranquilizó a la peliblanca en ese aspecto. Parecía que fuese lo que fuese lo que había consumido a aquel humano creaba una reacción fulgurante y violenta pero que no se alargaba en el tiempo y pronto quedaba inactiva, una pista más a la hora de tratar de averiguar a qué se enfrentaban exactamente. Por desgracia parecía que el médico no disponía de un equipo en condiciones pero si algunas variantes, tocaría agudizar el ingenio. La verdad es que salvo en contadas ocasiones esa era la historia de cada día, un auténtico equipo de alquimia básico no era especialmente caro, pero uno completo y de calidad podía valer una pequeña fortuna, cantidad solo al alcance de prósperos comerciantes que vendieran sus pociones, gente adinerada que lo tuviera por hobby o instituciones como el hospital de la ciudad, que de hecho tenía un equipo magnífico, la elfa lo sabía bien.
-Seguro que podemos apañar algo- Comentó para tranquilizar al hombre. La elfa pensaba que de necesitar un mejor equipo sería tan sencillo como ir a la ciudad y acudir a alguno de los lugares que dispusieran de el pero Bio parecía demasiado dispuesto a solucionar el asunto cuanto antes y en cuanto a determinación Elen no le iba a la zaga. No era el caso de Níniel que pensaba que la mejor opción sería averiguar cuanto pudieran y poner la información en manos de la guardia, no lanzar un ataque en inferioridad numérica sobre un lugar que el enemigo conocería mejor. Con aquel mapa, si es que realmente indicaba un lugar de reunión de los asaltantes y no otra cosa, así como con aquellas muestras estudiadas, un pelotón de guardias lo tendría fácil, al menos mucho más fácil que ellos para eliminar aquella amenaza a la seguridad ciudadana. Atrapó los frascos al vuelo y escuchó el resto de su plan de acción antes de responderle conforme avanzaban rumbo a la cercana casa del médico, no sin antes pedir que recogiera también el reloj de arena. Podría ser un simple trasto pero quizá hubiera una razón para que el escorpión lo llevara encima.
-Sería muy útil si, casi tanto como no lanzar al aire frascos que pueden contener peligroso veneno o la única muestra de antídoto disponible...-Dijo en tono de reproche que a pesar de ello seguía resultando melódico. Hizo una pausa para guardar los frascos en los bolsos de su capa con mucho mas cuidado que el mostrado por Bio. -Antes que nada quiero daros mi opinión. Son más con toda probabilidad, conocen mejor el terreno y si el mapa muestra su base han tenido tiempo de sobra para prepararla para recibir a posibles intrusos por el tiempo que llevan actuando. Lo mejor sería informar a la guardia, y si tantas ganas tienes de lanzarte al ataque contra ellos, colaborar. Si vais los dos solos, incluso con un antídoto que bien podría no funcionar contra todo lo que puedan tener, solo lograréis que os maten y que cambien de lugar su base.- No quería subestimar a los allí presentes, pero desde luego tampoco iba a hacerlo con el enemigo. Además como sanadora que era y no guerrera, esos planes de ataque frontal casi a ciegas no eran de su agrado. No obstante ella no podía evitar que hicieran con sus vidas lo que quisieran, solo decirles lo que pensaba al respecto.
Ya en la modesta casa del médico, que parecía confirmar que era de esa clase de personas que trataban de ayudar a las personas y no de enriquecerse a costa de su salud como otros doctores hacían sin ningún tipo de reparo, la peliblanca comenzó a inspeccionar los útiles de los que disponía para comenzar a estudiar el contenido de los frascos. El humano no mentía, era un equipo modesto en el que buena parte de las herramientas y utensilios habían sido improvisadas e incluso fabricadas y/o modificadas a mano. Aquello le recordó a la elfa el equipo con el que tuvo que trabajar en el barco cuando conoció a Bio. Allí los marineros, en su afán de conseguir licor fuerte y barato, habían montado un mas que decente equipo, en este caso la cosa no iba a ser tan sencilla.
-Esto no va a ser fácil, pero si seguís empeñados en hacerlo a vuestro modo...Haré cuanto esté en mi mano-
-Seguro que podemos apañar algo- Comentó para tranquilizar al hombre. La elfa pensaba que de necesitar un mejor equipo sería tan sencillo como ir a la ciudad y acudir a alguno de los lugares que dispusieran de el pero Bio parecía demasiado dispuesto a solucionar el asunto cuanto antes y en cuanto a determinación Elen no le iba a la zaga. No era el caso de Níniel que pensaba que la mejor opción sería averiguar cuanto pudieran y poner la información en manos de la guardia, no lanzar un ataque en inferioridad numérica sobre un lugar que el enemigo conocería mejor. Con aquel mapa, si es que realmente indicaba un lugar de reunión de los asaltantes y no otra cosa, así como con aquellas muestras estudiadas, un pelotón de guardias lo tendría fácil, al menos mucho más fácil que ellos para eliminar aquella amenaza a la seguridad ciudadana. Atrapó los frascos al vuelo y escuchó el resto de su plan de acción antes de responderle conforme avanzaban rumbo a la cercana casa del médico, no sin antes pedir que recogiera también el reloj de arena. Podría ser un simple trasto pero quizá hubiera una razón para que el escorpión lo llevara encima.
-Sería muy útil si, casi tanto como no lanzar al aire frascos que pueden contener peligroso veneno o la única muestra de antídoto disponible...-Dijo en tono de reproche que a pesar de ello seguía resultando melódico. Hizo una pausa para guardar los frascos en los bolsos de su capa con mucho mas cuidado que el mostrado por Bio. -Antes que nada quiero daros mi opinión. Son más con toda probabilidad, conocen mejor el terreno y si el mapa muestra su base han tenido tiempo de sobra para prepararla para recibir a posibles intrusos por el tiempo que llevan actuando. Lo mejor sería informar a la guardia, y si tantas ganas tienes de lanzarte al ataque contra ellos, colaborar. Si vais los dos solos, incluso con un antídoto que bien podría no funcionar contra todo lo que puedan tener, solo lograréis que os maten y que cambien de lugar su base.- No quería subestimar a los allí presentes, pero desde luego tampoco iba a hacerlo con el enemigo. Además como sanadora que era y no guerrera, esos planes de ataque frontal casi a ciegas no eran de su agrado. No obstante ella no podía evitar que hicieran con sus vidas lo que quisieran, solo decirles lo que pensaba al respecto.
Ya en la modesta casa del médico, que parecía confirmar que era de esa clase de personas que trataban de ayudar a las personas y no de enriquecerse a costa de su salud como otros doctores hacían sin ningún tipo de reparo, la peliblanca comenzó a inspeccionar los útiles de los que disponía para comenzar a estudiar el contenido de los frascos. El humano no mentía, era un equipo modesto en el que buena parte de las herramientas y utensilios habían sido improvisadas e incluso fabricadas y/o modificadas a mano. Aquello le recordó a la elfa el equipo con el que tuvo que trabajar en el barco cuando conoció a Bio. Allí los marineros, en su afán de conseguir licor fuerte y barato, habían montado un mas que decente equipo, en este caso la cosa no iba a ser tan sencilla.
-Esto no va a ser fácil, pero si seguís empeñados en hacerlo a vuestro modo...Haré cuanto esté en mi mano-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
El caballero cuyo nombre seguía siendo desconocido para ella parecía dispuesto a intervenir, quería atacar a los escorpiones y eliminarlos, pero apostaba por conseguir tanta información sobre ellos como fuese posible antes de lanzarse a perseguirlos. Elen sabía que era la opción más sensata, pero temía que aquellos ladrones de órganos huyesen a otra parte, tendrían que darse prisa. Observó como el hombre recogía los frascos y los lanzaba a la elfa, de forma poco cuidadosa, teniendo en cuenta que muy probablemente contendrían veneno.
Volvió a agacharse junto a los escasos restos y tomó el reloj de arena, mientras trataba de dar sentido a su presencia, ¿para qué necesitaban los escorpiones llevar algo así encima? Eso tendrían que descubrirlo, pero por el momento debían ponerse en marcha y dirigirse a la casa del médico, que no estaba muy lejos de donde se encontraban.
Por suerte Níniel se tomaba más en serio la posibilidad de que los recipientes contuviesen veneno, los atrapó antes de que cayesen al suelo y soltó un reproche hacia el caballero por haberlos tirado de aquel modo, para luego guardarlos en su capa. El doctor no contaba con un equipo de alquimia en condiciones, pero la bruja podía arreglar eso en cierta medida, siempre llevaba encima algunos enseres básicos para trabajar, a lo que aquella noche se sumaba la cantidad de ingredientes que había recolectado en el bosque durante la jornada.
Pero antes de que alcanzasen la casa, la peliblanca decidió detenerse un momento y dar su opinión sobre el plan al resto, alegando que lo mejor sería dejar el tema en manos de la guardia, ya que los escorpiones jugaban en su terreno y seguramente los superaban en número. La de ojos verdes prefirió no responder por el momento, ya había visto como las autoridades se llevaban a la víctima de la zona sin pararse a interrogar al resto de habitantes de las afueras, solo se preocupaban por parar el alboroto y dispersar a los curiosos. Por ello podía estar casi segura de que tardarían demasiado en actuar, y que eso permitiría huir a los falsos hombres bestia, que se trasladarían a otro lugar y volverían a empezar.
Caminó junto al resto hasta entrar en la modesta vivienda del doctor, y una vez dentro sacó los objetos que había recogido y los dejó sobre una mesa, para que los demás también pudiesen examinarlos si querían. Observó el reloj de arena pensativa, hasta que una idea le vino a la mente, una que conseguiría explicar por qué lo llevaban. - Tiempo… sí podría ser. - musitó en voz baja, antes de buscar con la mirada al resto para exponer lo que se le acababa de ocurrir. - Son inmunes al gas que usan, pero quizá esa ventaja solo se mantenga por un breve espacio de tiempo. Ya hemos visto que son humanos y pueden morir con su propio veneno, así que podrían llevar los relojes para controlar el tiempo que les queda antes de volverse vulnerables, momento en que tendrían que tomar nuevamente lo que quiera que los proteja. - explicó, con renovado interés por los frascos que Níniel llevaba consigo.
Puede que uno de ellos contuviese el antídoto, debían averiguar si era el caso. - Quizá no lo tengamos tan complicado. - dijo a la elfa, para acto seguido abrir su bolsa de cuero y empezar a sacar recipientes vacíos, manojos de hierbas recién recogidas y su mortero. También contaba con algunas pócimas y ungüentos que había elaborado en la posada, donde tras tanto tiempo había conseguido reunir un nada despreciable equipo de alquimia. - ¿Me permites? - preguntó, esperando que la peliblanca le dejase echar un vistazo a los contenidos de los frascos que llevaba el escorpión.
Elen había trabajado ya con tantas recetas que era capaz de reconocer ciertos ingredientes por su olor, así que trataría de identificar los componentes principales utilizando los amplios conocimientos que tenía sobre la materia. - Por cierto…- añadió tras unos segundos, girándose hacia el otro caballero. - Aún no sé cómo te llamas. - dijo tratando de sonar amable, para dar pie a que se presentase.
Volvió a agacharse junto a los escasos restos y tomó el reloj de arena, mientras trataba de dar sentido a su presencia, ¿para qué necesitaban los escorpiones llevar algo así encima? Eso tendrían que descubrirlo, pero por el momento debían ponerse en marcha y dirigirse a la casa del médico, que no estaba muy lejos de donde se encontraban.
Por suerte Níniel se tomaba más en serio la posibilidad de que los recipientes contuviesen veneno, los atrapó antes de que cayesen al suelo y soltó un reproche hacia el caballero por haberlos tirado de aquel modo, para luego guardarlos en su capa. El doctor no contaba con un equipo de alquimia en condiciones, pero la bruja podía arreglar eso en cierta medida, siempre llevaba encima algunos enseres básicos para trabajar, a lo que aquella noche se sumaba la cantidad de ingredientes que había recolectado en el bosque durante la jornada.
Pero antes de que alcanzasen la casa, la peliblanca decidió detenerse un momento y dar su opinión sobre el plan al resto, alegando que lo mejor sería dejar el tema en manos de la guardia, ya que los escorpiones jugaban en su terreno y seguramente los superaban en número. La de ojos verdes prefirió no responder por el momento, ya había visto como las autoridades se llevaban a la víctima de la zona sin pararse a interrogar al resto de habitantes de las afueras, solo se preocupaban por parar el alboroto y dispersar a los curiosos. Por ello podía estar casi segura de que tardarían demasiado en actuar, y que eso permitiría huir a los falsos hombres bestia, que se trasladarían a otro lugar y volverían a empezar.
Caminó junto al resto hasta entrar en la modesta vivienda del doctor, y una vez dentro sacó los objetos que había recogido y los dejó sobre una mesa, para que los demás también pudiesen examinarlos si querían. Observó el reloj de arena pensativa, hasta que una idea le vino a la mente, una que conseguiría explicar por qué lo llevaban. - Tiempo… sí podría ser. - musitó en voz baja, antes de buscar con la mirada al resto para exponer lo que se le acababa de ocurrir. - Son inmunes al gas que usan, pero quizá esa ventaja solo se mantenga por un breve espacio de tiempo. Ya hemos visto que son humanos y pueden morir con su propio veneno, así que podrían llevar los relojes para controlar el tiempo que les queda antes de volverse vulnerables, momento en que tendrían que tomar nuevamente lo que quiera que los proteja. - explicó, con renovado interés por los frascos que Níniel llevaba consigo.
Puede que uno de ellos contuviese el antídoto, debían averiguar si era el caso. - Quizá no lo tengamos tan complicado. - dijo a la elfa, para acto seguido abrir su bolsa de cuero y empezar a sacar recipientes vacíos, manojos de hierbas recién recogidas y su mortero. También contaba con algunas pócimas y ungüentos que había elaborado en la posada, donde tras tanto tiempo había conseguido reunir un nada despreciable equipo de alquimia. - ¿Me permites? - preguntó, esperando que la peliblanca le dejase echar un vistazo a los contenidos de los frascos que llevaba el escorpión.
Elen había trabajado ya con tantas recetas que era capaz de reconocer ciertos ingredientes por su olor, así que trataría de identificar los componentes principales utilizando los amplios conocimientos que tenía sobre la materia. - Por cierto…- añadió tras unos segundos, girándose hacia el otro caballero. - Aún no sé cómo te llamas. - dijo tratando de sonar amable, para dar pie a que se presentase.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Escuché con atención el argumento de Niniel que parecía tener bastante sentido, si prepararon el terreno habría trampas por el camino, y con lo que llevaban en el lugar, habrían tenido tiempo de sobra para ello, incluso, tener el mapa no era lo mismo que saber descifrarlo, seguro tendrían sus códigos, por lo que me costaba decidir si realmente teníamos alguna ventaja, aunque me costara admitirlo, la elfa tenía razón en lo que decía, sin embargo, no confiaba en los guardias, al menos no en los que había visto hace poco, parecía hacerse los ciegos ante lo que estaba pasando, en tal caso sería necesario llamar a otros, incluso tal vez en Lunargenta, lo que tomaría demasiado tiempo, sin embargo, si ellos ya sabían que teníamos un mapa o las cosas que llevaba el caído, seguro tomarían las medidas necesarias, abandonar la base o prepararse para recibirnos, así que tener el apoyo de la guardia no sonaba del todo descabellado.
Caminamos hasta entrar a la casa del sujeto, la lluvia seguía cayendo con violencia, lo cual al menos nos daba la certeza que de momento no habría ningún ataque, o al menos no con ese potente gas alucinógeno, la bruja colocó los objetos del escorpión sobre la mesa, parecía ser un acertijo, nos tocaba encontrarle un sentido a cada cosa - El mapa señala un destino, pero, no puede ser tan difícil llegar, a no ser que tengan muy mala memoria - Objeté al ver el trozo de mapa - Seguro indica más que la entrada a su base, sino también posibles trampas o tal vez - Tomé el mapa para leer una inscripción en su parte posterior - Nec ante nec post, aequilibrio clavem - Repetí sin encontrarle sentido, la última parte podía deducirla por su similitud con las palabras significantes - ¿Clave de equilibrio? - Dije en tono de interrogación - No tiene sentido - Dije de nuevo, sin embargo, las palabras de Elen acerca del reloj me daban otra pista para la traducción, la primera parte se podría traducir literalmente como “No antes, No después”, pero en un sentido más legible sería “Ni antes ni después” - Tiempo y equilibrio... - Dije casi susurrando - Ni antes ni después, el equilibrio es la clave - Dije en tono un poco más fuerte, seguramente era una pista, aunque no teníamos idea de para qué serviría.
Me dirigí a la bruja nuevamente - Creo que el tiempo es para más que eso - Dije mientras señalaba el mapa - Creo que varias de sus artimañas están basadas en tiempo, por eso la necesidad de cargar algo que les permita medir el tiempo - Dije antes de confesar con cierta duda - Entonces, aun teniendo un antídoto, no sabríamos por cuánto tiempo funcionaría - Di un pequeño golpe a la mesa expresando algo de frustración ante la impotencia del momento, necesitábamos saber más pero el tiempo avanzaba de prisa.
Niniel había aceptado finalmente ponerse manos a la obra - Esto no va a ser fácil, pero si seguís empeñados en hacerlo a vuestro modo... Haré cuanto esté en mi mano - Dijo finalmente, yo ya la había visto trabajar bajo presión y tenía la certeza de que haría un buen trabajo, además la bruja parecía tener buenos conocimientos acerca del tema, así que tal vez resultaría más rápido de lo previsto - Me llaman Bio - Respondí a la pregunta de Elen con una sonrisa amigable - Y antes de que lo sugieran, NO, no soy un bio, siempre me asocian con esas cosas - Expliqué con cara de resentimiento.
Caminamos hasta entrar a la casa del sujeto, la lluvia seguía cayendo con violencia, lo cual al menos nos daba la certeza que de momento no habría ningún ataque, o al menos no con ese potente gas alucinógeno, la bruja colocó los objetos del escorpión sobre la mesa, parecía ser un acertijo, nos tocaba encontrarle un sentido a cada cosa - El mapa señala un destino, pero, no puede ser tan difícil llegar, a no ser que tengan muy mala memoria - Objeté al ver el trozo de mapa - Seguro indica más que la entrada a su base, sino también posibles trampas o tal vez - Tomé el mapa para leer una inscripción en su parte posterior - Nec ante nec post, aequilibrio clavem - Repetí sin encontrarle sentido, la última parte podía deducirla por su similitud con las palabras significantes - ¿Clave de equilibrio? - Dije en tono de interrogación - No tiene sentido - Dije de nuevo, sin embargo, las palabras de Elen acerca del reloj me daban otra pista para la traducción, la primera parte se podría traducir literalmente como “No antes, No después”, pero en un sentido más legible sería “Ni antes ni después” - Tiempo y equilibrio... - Dije casi susurrando - Ni antes ni después, el equilibrio es la clave - Dije en tono un poco más fuerte, seguramente era una pista, aunque no teníamos idea de para qué serviría.
Me dirigí a la bruja nuevamente - Creo que el tiempo es para más que eso - Dije mientras señalaba el mapa - Creo que varias de sus artimañas están basadas en tiempo, por eso la necesidad de cargar algo que les permita medir el tiempo - Dije antes de confesar con cierta duda - Entonces, aun teniendo un antídoto, no sabríamos por cuánto tiempo funcionaría - Di un pequeño golpe a la mesa expresando algo de frustración ante la impotencia del momento, necesitábamos saber más pero el tiempo avanzaba de prisa.
Niniel había aceptado finalmente ponerse manos a la obra - Esto no va a ser fácil, pero si seguís empeñados en hacerlo a vuestro modo... Haré cuanto esté en mi mano - Dijo finalmente, yo ya la había visto trabajar bajo presión y tenía la certeza de que haría un buen trabajo, además la bruja parecía tener buenos conocimientos acerca del tema, así que tal vez resultaría más rápido de lo previsto - Me llaman Bio - Respondí a la pregunta de Elen con una sonrisa amigable - Y antes de que lo sugieran, NO, no soy un bio, siempre me asocian con esas cosas - Expliqué con cara de resentimiento.
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Off: He subrayado el uso de mi habilidad pasiva... Aunque mi personaje aún no sabe para qué servirá eso xDBio
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Ni Bio ni Elen contestaron a sus ideas sobre evitar lanzar ellos mismos un ataque y avisar a la guardia para que se hiciera cargo tras poner las aptitudes del grupo al servicio de la búsqueda de información útil, o en cuanto supieran algo mas y tuvieran pistas tangibles que aportar. Níniel no sabía si era era una buena señal, si significaría que había hecho que reflexionaran y que vieran las cosas como ella y fueran sensatos, o si por el contrario en sus mentes se había alojado la idea de que la peliblanca era una cobarde y que no merecía la pena discutir el asunto con ella. Era difícil de saber. Desde luego ella no se sentía falta de valor pero nadie la definiría nunca como temeraria eso estaba claro. En cualquier caso, su opinión había quedado clara, no iba a insistir más.
Níniel sacó los dos frascos de los bolsos ocultos de su capa y los colocó con cuidado sobre la mesa del pequeño laboratorio de alquimia del doctor antes de quitarse la capa empapada para evitar que la humedad calase hasta sus ropas. Nadie trabaja a gusto calada hasta los huesos y congelada de frío. La colocó con cuidado cerca de la puerta y se alisó los pliegues de su ropa mientras no perdía detalle de las palabras de los demás sobre lo que creían o intuían que podían ser el mapa y el reloj de arena, un objeto que parecía a priori tan fuera de lugar que debía de tener alguna utilidad o valor.
-La idea de Elen me parece lógica al menos. Tiene sentido usarlo para algo así, especialmente cuando no se tienen muchas luces para el cálculo de tiempo mental.- Giró el reloj de arena para que el tiempo fluyera y ver cuánto tardaba en pasar toda la arena de un lado a otro para hacerse una mejor idea de qué medía por el tiempo que transcurriese. -Si no son inmunes, la primera regla del manejo de venenos es tener el antídoto, por si ocurre un accidente, es de sentido común. Pero hemos visto dos venenos diferentes en acción...¿Qué tenemos nosotros?. ¿Dos venenos, dos antídotos, uno de cada o nada en absoluto?.- Eso último pareció casi preguntárselo a Elen pues la miraba a ella a los ojos mientras formulaba la pregunta.
Por su parte Bio parecía pelearse con el idioma antiguo de las inscripciones del mapa y pensaba en voz alta. Reconoció el idioma sobre el que meditaba por haberlo leído en libros antiguos, algunos de ellos sobre la extraña religión humana a la que llamaban cristianismo. Claro que por mucho que le sonara sería incapaz de entender nada.
-Artimañas de tiempo...Ni antes ni después. ¿El momento justo?.- La verdad es que solo podían suponer cosas y eso de poco serviría, si iban armados solo con suposiciones la muerte era lo único que les esperaría al final del camino. La elfa se sobresaltó por el golpe de Bio sobre la mesa pero entendía su frustración, especialmente cuando de resolver un rompecabezas dependían vidas.
-Acabamos de empezar. Es pronto para que la frustración te venza. No te rindas.-
Dicho eso y ya sin el peso de su mojada capa la elfa se dispuso a comenzar a tratar de descubrir lo que había en los frascos a pesar del limitado equipo. Pero para su sorpresa la bruja llevaba consigo la solución a aquel problema, o al menos a parte de él. De una bolsa de cuero comenzó a sacar útiles alquímicos así como una buena cantidad de ingredientes que Níniel reconocía como frescos y de la zona.
-Eres alquimista...Sin duda debe de ser una señal de los dioses que dos alquimistas se encuentren en unas circunstancias como esta en las que sus habilidades son tan necesarias. Y con equipo de campo...- Sabía que los brujos no creían en sus mismas deidades, de hecho era mas que probable que las despreciaran, pero ni siquiera una bruja podría negar que era un golpe de suerte muy conveniente. Con cuidado tomó uno de los frascos, el de color verde, y se lo tendió a la mujer. -Con equipo y con dos mentes trabajando en ello retiro lo de la dificultad y añado un "dalo por hecho"-
Entonces La peliblanca, compartiendo espacio y recursos con Elen, comenzó a estudiar la poción roja empezando por el primer análisis básico, la inspección visual. Levantó el frasco y lo expuso a diferentes intensidades de luz y cambiando el ángulo en el que esta incidía sobre el líquido para hacerse una primera idea de lo que tenía entre manos. También agitó con cuidado el contenido para ver su reacción y cuanto tardaba en volver al reposo tras el movimiento. Aquello le entregó la primera información relevante.
-No es algo natural, es un preparado con toda seguridad.-
Lo siguiente sería comprobar su olor y tratar de identificar algún compuesto que le resultase familiar pero, ya sabía lo que podía hacer aquel gas somnífero y debía tomar precauciones al respecto por si aquel era el contenido del frasco. Con cuidado tomó una pequeña cantidad y la expuso al aire asegurándose de que nadie respiraría el gas resultante si se daba el caso y preparando abundante agua para mas seguridad. No ocurrió nada, fuese lo que fuese no se trataba del gas que casi les cuesta muy caro, especialmente a ella. Entonces y de nuevo con cuidado olió el frasco y enseguida arrugó la nariz ante el fuerte olor, aunque ya tenía una pista bastante clara de qué era. Quedaba confirmarlo.
Vertió unas gotas de liquido en diferentes cristalizadores de vidrio y, tras pedir permiso al doctor para usar sus ingredientes, añadió un reactivo diferente a cada uno observando el resultado. Dos de los cristalizadores tuvieron reacciones negativas pero el tercero reaccionó de forma positiva.
-Tal y como pensaba...Ayite, bueno, un preparado de Ayite. Aquí tenemos un antídoto...Y uno bastante fuerte. Si la dosis se excede, vómitos, diarrea e incluso la muerte por deshidratación o intoxicación. La buena noticia es que es bastante común en el bosque si hay que preparar más.- Anunció a los demás.
Subrayado el uso de la pasiva alquimia para averiguar qué era lo que era el contenido del frasco.
Níniel sacó los dos frascos de los bolsos ocultos de su capa y los colocó con cuidado sobre la mesa del pequeño laboratorio de alquimia del doctor antes de quitarse la capa empapada para evitar que la humedad calase hasta sus ropas. Nadie trabaja a gusto calada hasta los huesos y congelada de frío. La colocó con cuidado cerca de la puerta y se alisó los pliegues de su ropa mientras no perdía detalle de las palabras de los demás sobre lo que creían o intuían que podían ser el mapa y el reloj de arena, un objeto que parecía a priori tan fuera de lugar que debía de tener alguna utilidad o valor.
-La idea de Elen me parece lógica al menos. Tiene sentido usarlo para algo así, especialmente cuando no se tienen muchas luces para el cálculo de tiempo mental.- Giró el reloj de arena para que el tiempo fluyera y ver cuánto tardaba en pasar toda la arena de un lado a otro para hacerse una mejor idea de qué medía por el tiempo que transcurriese. -Si no son inmunes, la primera regla del manejo de venenos es tener el antídoto, por si ocurre un accidente, es de sentido común. Pero hemos visto dos venenos diferentes en acción...¿Qué tenemos nosotros?. ¿Dos venenos, dos antídotos, uno de cada o nada en absoluto?.- Eso último pareció casi preguntárselo a Elen pues la miraba a ella a los ojos mientras formulaba la pregunta.
Por su parte Bio parecía pelearse con el idioma antiguo de las inscripciones del mapa y pensaba en voz alta. Reconoció el idioma sobre el que meditaba por haberlo leído en libros antiguos, algunos de ellos sobre la extraña religión humana a la que llamaban cristianismo. Claro que por mucho que le sonara sería incapaz de entender nada.
-Artimañas de tiempo...Ni antes ni después. ¿El momento justo?.- La verdad es que solo podían suponer cosas y eso de poco serviría, si iban armados solo con suposiciones la muerte era lo único que les esperaría al final del camino. La elfa se sobresaltó por el golpe de Bio sobre la mesa pero entendía su frustración, especialmente cuando de resolver un rompecabezas dependían vidas.
-Acabamos de empezar. Es pronto para que la frustración te venza. No te rindas.-
Dicho eso y ya sin el peso de su mojada capa la elfa se dispuso a comenzar a tratar de descubrir lo que había en los frascos a pesar del limitado equipo. Pero para su sorpresa la bruja llevaba consigo la solución a aquel problema, o al menos a parte de él. De una bolsa de cuero comenzó a sacar útiles alquímicos así como una buena cantidad de ingredientes que Níniel reconocía como frescos y de la zona.
-Eres alquimista...Sin duda debe de ser una señal de los dioses que dos alquimistas se encuentren en unas circunstancias como esta en las que sus habilidades son tan necesarias. Y con equipo de campo...- Sabía que los brujos no creían en sus mismas deidades, de hecho era mas que probable que las despreciaran, pero ni siquiera una bruja podría negar que era un golpe de suerte muy conveniente. Con cuidado tomó uno de los frascos, el de color verde, y se lo tendió a la mujer. -Con equipo y con dos mentes trabajando en ello retiro lo de la dificultad y añado un "dalo por hecho"-
Entonces La peliblanca, compartiendo espacio y recursos con Elen, comenzó a estudiar la poción roja empezando por el primer análisis básico, la inspección visual. Levantó el frasco y lo expuso a diferentes intensidades de luz y cambiando el ángulo en el que esta incidía sobre el líquido para hacerse una primera idea de lo que tenía entre manos. También agitó con cuidado el contenido para ver su reacción y cuanto tardaba en volver al reposo tras el movimiento. Aquello le entregó la primera información relevante.
-No es algo natural, es un preparado con toda seguridad.-
Lo siguiente sería comprobar su olor y tratar de identificar algún compuesto que le resultase familiar pero, ya sabía lo que podía hacer aquel gas somnífero y debía tomar precauciones al respecto por si aquel era el contenido del frasco. Con cuidado tomó una pequeña cantidad y la expuso al aire asegurándose de que nadie respiraría el gas resultante si se daba el caso y preparando abundante agua para mas seguridad. No ocurrió nada, fuese lo que fuese no se trataba del gas que casi les cuesta muy caro, especialmente a ella. Entonces y de nuevo con cuidado olió el frasco y enseguida arrugó la nariz ante el fuerte olor, aunque ya tenía una pista bastante clara de qué era. Quedaba confirmarlo.
Vertió unas gotas de liquido en diferentes cristalizadores de vidrio y, tras pedir permiso al doctor para usar sus ingredientes, añadió un reactivo diferente a cada uno observando el resultado. Dos de los cristalizadores tuvieron reacciones negativas pero el tercero reaccionó de forma positiva.
-Tal y como pensaba...Ayite, bueno, un preparado de Ayite. Aquí tenemos un antídoto...Y uno bastante fuerte. Si la dosis se excede, vómitos, diarrea e incluso la muerte por deshidratación o intoxicación. La buena noticia es que es bastante común en el bosque si hay que preparar más.- Anunció a los demás.
Subrayado el uso de la pasiva alquimia para averiguar qué era lo que era el contenido del frasco.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Finalmente el caballero se presentó como Bio, para de inmediato aclarar que no tenía nada que ver con la raza del mismo nombre, antes de que ninguno de los presentes comentase algo al respecto. Sin duda debía estar harto de que la gente se lo preguntase, así que la bruja optó por no decir nada al respecto y centrarse en lo que tenían delante, aún quedaba identificar el contenido de los frascos y descifrar el mapa, aunque de eso ya se estaba encargando el de cabellos negros, que debía tener nociones de lenguas antiguas.
Bio también tenía su propia teoría acerca del reloj de arena, que iba más allá de lo que había pensado ella, y que era igual de posible. ¿Por qué iban a llevar encima los escorpiones un mapa con la situación exacta de su base? La única explicación que se le ocurría es que el lugar estuviese rodeado de trampas o algún tipo de defensas, y que éstas se cambiaban con cierta regularidad, motivo por el que los miembros de tal grupo se verían obligados a salir siempre con el plano.
Si ese era el caso tendrían que moverse con cuidado por el bosque, para no caer en ninguna ni alertar de su presencia a los ladrones, cosa que podría resultar muy complicada. Pero aún no era momento de preocuparse por eso, sino por el contenido de los frascos que Níniel había depositado sobre la mesa del doctor. La peliblanca, al saber que se encontraba junto a otra alquimista, tomó la coincidencia como una señal de los dioses y pareció animarse un poco, ya no parecía tan difícil analizar los líquidos siendo dos.
Tendió hacia la hechicera el frasco de sustancia verde y comenzó a trabajar con el otro, así que la joven Calhoun no perdió el tiempo, sostuvo el recipiente que le había entregado y procedió a examinarlo, primero visualmente, para determinar la densidad de su contenido. Era muy líquido, así que podía tratarse de una infusión hecha a partir de algún componente natural, ya fuese beneficioso o nocivo, punto que trataría de esclarecer a continuación.
Se apartó ligeramente de su compañera y lo destapó, para acto seguido acercárselo al rostro y detenerse a estudiar el olor, que enseguida la puso en tensión. Era muy semejante al que había podido captar durante el ataque, así que no cabía duda, lo que tenía entre manos era el veneno. Apartó el tóxico de sí y vertió un poco del mismo en dos cuencos de cristal, a los que añadió diferentes reactivos, que en cuestión de segundos le permitirían conocer el origen del ingrediente principal.
El de la izquierda reaccionó de inmediato, comenzando a burbujear ante la presencia del reactivo que acababa de añadir. - La toxina es de origen animal. - musitó sin sorprenderse demasiado, ya que no conocía ninguna planta con propiedades capaces de paralizar a una persona, así que sus sospechas iban por buen camino. Escuchó la voz de Níniel mientras reflexionaba en silencio, pues el aroma del veneno le resultaba extrañamente conocido, pero no terminaba de recordar de dónde.
El antídoto estaba hecho a partir del hongo de Ayite, lo que era una buena noticia para el grupo, teniendo en cuenta que la de ojos verdes ya había trabajado con aquel particular purgante natural y que sería fácil de encontrar en los alrededores. Además había algo más, que en breve compartiría con sus compañeros para darles algo de ánimo, pero primero debía concentrarse e identificar el componente principal del veneno que tenía delante.
Y entonces recordó, de forma repentina y vívida su desafortunado encuentro con una extraña araña en las tierras del norte, cuyo nombre no se le podría olvidar. - Kolmyr, ¡eso es! - exclamó, girándose hacia los demás. - Los escorpiones deben haber llegado desde la llanura nevada, allí habitan unas singulares arañas, cuyos pinchos inyectan un veneno paralizante en el torrente sanguíneo de quien se los clava. El efecto suele durar unos minutos, pero supongo que los ladrones de órganos han mejorado la fórmula al convertirlo en un gas, así se introduce a través de las vías respiratorias de forma constante durante más tiempo, lo que aumenta la dosis. - prosiguió, convencida de estar en lo cierto.
- Resulta extraño que tengan un compuesto basado en una criatura que no se encuentra por la zona, pero hoy en día no es complicado encontrar todo tipo de venenos en el mercado negro. - añadió tras una breve pausa, imaginándose a aquellos hombres en la ciudad, pasando totalmente desapercibidos sin sus extraños guantes ni aguijones. - En cuanto al antídoto tendremos una ventaja…- continuó, mientras sacaba de su bolsa un frasco de contenido transparente. - Esto es un potenciador, si lo añadimos al Ayite podremos alargar sus efectos, estaríamos a salvo del gas el doble de tiempo, quizá más. - anunció, alegrándose de llevar consigo aquel componente que había obtenido de la piel de lamia.
Off: Subrayado el inicio de uso de la pasiva (alquimia)
Bio también tenía su propia teoría acerca del reloj de arena, que iba más allá de lo que había pensado ella, y que era igual de posible. ¿Por qué iban a llevar encima los escorpiones un mapa con la situación exacta de su base? La única explicación que se le ocurría es que el lugar estuviese rodeado de trampas o algún tipo de defensas, y que éstas se cambiaban con cierta regularidad, motivo por el que los miembros de tal grupo se verían obligados a salir siempre con el plano.
Si ese era el caso tendrían que moverse con cuidado por el bosque, para no caer en ninguna ni alertar de su presencia a los ladrones, cosa que podría resultar muy complicada. Pero aún no era momento de preocuparse por eso, sino por el contenido de los frascos que Níniel había depositado sobre la mesa del doctor. La peliblanca, al saber que se encontraba junto a otra alquimista, tomó la coincidencia como una señal de los dioses y pareció animarse un poco, ya no parecía tan difícil analizar los líquidos siendo dos.
Tendió hacia la hechicera el frasco de sustancia verde y comenzó a trabajar con el otro, así que la joven Calhoun no perdió el tiempo, sostuvo el recipiente que le había entregado y procedió a examinarlo, primero visualmente, para determinar la densidad de su contenido. Era muy líquido, así que podía tratarse de una infusión hecha a partir de algún componente natural, ya fuese beneficioso o nocivo, punto que trataría de esclarecer a continuación.
Se apartó ligeramente de su compañera y lo destapó, para acto seguido acercárselo al rostro y detenerse a estudiar el olor, que enseguida la puso en tensión. Era muy semejante al que había podido captar durante el ataque, así que no cabía duda, lo que tenía entre manos era el veneno. Apartó el tóxico de sí y vertió un poco del mismo en dos cuencos de cristal, a los que añadió diferentes reactivos, que en cuestión de segundos le permitirían conocer el origen del ingrediente principal.
El de la izquierda reaccionó de inmediato, comenzando a burbujear ante la presencia del reactivo que acababa de añadir. - La toxina es de origen animal. - musitó sin sorprenderse demasiado, ya que no conocía ninguna planta con propiedades capaces de paralizar a una persona, así que sus sospechas iban por buen camino. Escuchó la voz de Níniel mientras reflexionaba en silencio, pues el aroma del veneno le resultaba extrañamente conocido, pero no terminaba de recordar de dónde.
El antídoto estaba hecho a partir del hongo de Ayite, lo que era una buena noticia para el grupo, teniendo en cuenta que la de ojos verdes ya había trabajado con aquel particular purgante natural y que sería fácil de encontrar en los alrededores. Además había algo más, que en breve compartiría con sus compañeros para darles algo de ánimo, pero primero debía concentrarse e identificar el componente principal del veneno que tenía delante.
Y entonces recordó, de forma repentina y vívida su desafortunado encuentro con una extraña araña en las tierras del norte, cuyo nombre no se le podría olvidar. - Kolmyr, ¡eso es! - exclamó, girándose hacia los demás. - Los escorpiones deben haber llegado desde la llanura nevada, allí habitan unas singulares arañas, cuyos pinchos inyectan un veneno paralizante en el torrente sanguíneo de quien se los clava. El efecto suele durar unos minutos, pero supongo que los ladrones de órganos han mejorado la fórmula al convertirlo en un gas, así se introduce a través de las vías respiratorias de forma constante durante más tiempo, lo que aumenta la dosis. - prosiguió, convencida de estar en lo cierto.
- Resulta extraño que tengan un compuesto basado en una criatura que no se encuentra por la zona, pero hoy en día no es complicado encontrar todo tipo de venenos en el mercado negro. - añadió tras una breve pausa, imaginándose a aquellos hombres en la ciudad, pasando totalmente desapercibidos sin sus extraños guantes ni aguijones. - En cuanto al antídoto tendremos una ventaja…- continuó, mientras sacaba de su bolsa un frasco de contenido transparente. - Esto es un potenciador, si lo añadimos al Ayite podremos alargar sus efectos, estaríamos a salvo del gas el doble de tiempo, quizá más. - anunció, alegrándose de llevar consigo aquel componente que había obtenido de la piel de lamia.
Off: Subrayado el inicio de uso de la pasiva (alquimia)
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Ante la situación, yo parecía ser el menos útil en la resolución del problema, descifrar el idioma no me había dado ninguna pista de nada, lo cual me generaba cierta frustración, las chicas debatían y aunque habría preferido un ataque directo, debía reconocer que las precauciones acusadas por Niniel tenían mucho sentido, ignorarla significaría una gran falta de sensatez, aunque sus preguntas no hacían más que causar intriga, eran cosas que evidentemente debíamos plantearnos antes de tomar decisiones deliberadas, por lo que finalmente me alegré de poder contar con su mentalidad llena de precauciones; las palabras de la elfa me animaron un poco y le regalé una ligera sonrisa mientras caminaba hacia una ventana para relajarme un poco y pensarlo todo con mente fría.
Guardé silencio mientras debatían haciendo muestra de sus grandes conocimientos hasta que finalmente sus palabras emocionadas llamaron mi atención y no me quedó más opción que acercarme a ellas, gracias a Niniel teníamos un antídoto que además era fácil de preparar pues los componentes se encontraban en las cercanías del lugar, posterior a eso Elen anunció su descubrimiento de la toxina pero además de ello, tenía una forma de potenciar el antídoto, al menos contra ese veneno, alargar la duración del efecto podría llegar a ser muy útil, aunque aún no sabíamos qué otros trucos eran capaces de usar.
Hasta entonces me había mantenido en silencio evitando interrumpirlas, pero cuando intenté hablar, fui interrumpido por el sonido de pequeños objetos cayendo al suelo, eran varias esferas menores al tamaño de un puño que habían sido arrojadas por la ventana, algunas rebotaron en la pared mientras otras cayeron al suelo, en su primer impacto rebotaban como piedras, pero al segundo comenzaban a romperse dejando escapar un líquido corrosivo que al contacto con superficies las carcomía a una velocidad vertiginosa - ¡¡Hay que salir!! - Grité mientras tomaba el mapa y el reloj en mi carrera hacia la puerta y trataba de derribarla de una patada, aunque la madera era fuerte y no se abrió, así que giré la manija y la abrí de la manera correcta.
Al mirar atrás, la extraña sustancia corrosiva no solo devoraba los materiales sino que además comenzaba a arder, una casa de madera era una invitación para las llamas que no tardaron mucho en expandirse - ¡¡De prisa, de prisa!! - Dije desde la puerta esperando que salieran a tiempo, luego giré la vista hacia atrás y me encontré de frente con uno de los escorpiones, éste era diferente a los otros, llevaba una máscara además de la indumentaria antes vista y una capa con la que cubría su cuerpo, tras la máscara, sonreía, aunque no podía ver su rostro sabía que sonreía, tal vez solo intentaba provocarme o realmente disfrutaba su victoria, corrí para acercarme y atacarlo pero retrocedía de prisa dando pequeños saltos hasta que finalmente abrió su capa soltando una serie de pequeñas esferas al suelo, estas no parecían hacer nada pero al estar cerca comenzaron a explotar lanzando algunas agujas al aire impactando algunas en mi pecho y los brazos que había usado para cubrirme la cara, finalmente abrió de nuevo su capa dejando escapar una sola esfera de color blanco que estalló dejando escapar una luz que me cegó durante unos instantes en los que no me quedó más remedio que agacharme y calmarme, usaría mis oídos para tratar de evitar los siguientes y definitivos ataques, sin embargo, estos no fueron dirigidos contra mí, pues escuché como silbaban los objetos arrojados al pasar sobre mí dirigidos hacia la casa en llama, o tal vez hacia las chicas si habían logrado salir.
Finalmente cuando pude volver a ver, el escorpión se alejaba de prisa escapando hacia su base, de nuevo encontraban una razón para escapar, tal vez de nuevo el tiempo resultaba ser su enemigo, terminé de arrancar de mi cuerpo las agujas que se me habían incrustado esperando que no estuvieran envenenadas mientras giraba para ver la pequeña casa a punto de venirse abajo, mi vista seguía fallando y regresaba muy lentamente, pero lograba ver siluetas de quienes esperaba que fueran las chicas y el médico - Esto se ha vuelto personal - Dije con voz de furia - Iré por ellos, pero no podré solo, si Elen me acompaña habrá más posibilidades - Afirmé completamente decidido - Niniel, no pareces una guerrera, pero tu poder de persuasión es innegable, si vas por la guardia seguro lograrás convencerlos de darnos apoyo - Dije mientras le arrojaba el mapa esperando que lo atrapara - Si seguimos a éste, no necesitaremos el mapa, seguro nos llevará directo a su refugio, aunque ya debemos olvidar el factor sorpresa - Concluí mientras me fregaba los ojos para terminar de recuperar mi visibilidad - Es hacia allá - Dije mientras señalaba el camino y comenzaba a correr esperando que la bruja me apoyara mientras Niniel iba a buscar ayuda...
Guardé silencio mientras debatían haciendo muestra de sus grandes conocimientos hasta que finalmente sus palabras emocionadas llamaron mi atención y no me quedó más opción que acercarme a ellas, gracias a Niniel teníamos un antídoto que además era fácil de preparar pues los componentes se encontraban en las cercanías del lugar, posterior a eso Elen anunció su descubrimiento de la toxina pero además de ello, tenía una forma de potenciar el antídoto, al menos contra ese veneno, alargar la duración del efecto podría llegar a ser muy útil, aunque aún no sabíamos qué otros trucos eran capaces de usar.
Hasta entonces me había mantenido en silencio evitando interrumpirlas, pero cuando intenté hablar, fui interrumpido por el sonido de pequeños objetos cayendo al suelo, eran varias esferas menores al tamaño de un puño que habían sido arrojadas por la ventana, algunas rebotaron en la pared mientras otras cayeron al suelo, en su primer impacto rebotaban como piedras, pero al segundo comenzaban a romperse dejando escapar un líquido corrosivo que al contacto con superficies las carcomía a una velocidad vertiginosa - ¡¡Hay que salir!! - Grité mientras tomaba el mapa y el reloj en mi carrera hacia la puerta y trataba de derribarla de una patada, aunque la madera era fuerte y no se abrió, así que giré la manija y la abrí de la manera correcta.
Al mirar atrás, la extraña sustancia corrosiva no solo devoraba los materiales sino que además comenzaba a arder, una casa de madera era una invitación para las llamas que no tardaron mucho en expandirse - ¡¡De prisa, de prisa!! - Dije desde la puerta esperando que salieran a tiempo, luego giré la vista hacia atrás y me encontré de frente con uno de los escorpiones, éste era diferente a los otros, llevaba una máscara además de la indumentaria antes vista y una capa con la que cubría su cuerpo, tras la máscara, sonreía, aunque no podía ver su rostro sabía que sonreía, tal vez solo intentaba provocarme o realmente disfrutaba su victoria, corrí para acercarme y atacarlo pero retrocedía de prisa dando pequeños saltos hasta que finalmente abrió su capa soltando una serie de pequeñas esferas al suelo, estas no parecían hacer nada pero al estar cerca comenzaron a explotar lanzando algunas agujas al aire impactando algunas en mi pecho y los brazos que había usado para cubrirme la cara, finalmente abrió de nuevo su capa dejando escapar una sola esfera de color blanco que estalló dejando escapar una luz que me cegó durante unos instantes en los que no me quedó más remedio que agacharme y calmarme, usaría mis oídos para tratar de evitar los siguientes y definitivos ataques, sin embargo, estos no fueron dirigidos contra mí, pues escuché como silbaban los objetos arrojados al pasar sobre mí dirigidos hacia la casa en llama, o tal vez hacia las chicas si habían logrado salir.
Finalmente cuando pude volver a ver, el escorpión se alejaba de prisa escapando hacia su base, de nuevo encontraban una razón para escapar, tal vez de nuevo el tiempo resultaba ser su enemigo, terminé de arrancar de mi cuerpo las agujas que se me habían incrustado esperando que no estuvieran envenenadas mientras giraba para ver la pequeña casa a punto de venirse abajo, mi vista seguía fallando y regresaba muy lentamente, pero lograba ver siluetas de quienes esperaba que fueran las chicas y el médico - Esto se ha vuelto personal - Dije con voz de furia - Iré por ellos, pero no podré solo, si Elen me acompaña habrá más posibilidades - Afirmé completamente decidido - Niniel, no pareces una guerrera, pero tu poder de persuasión es innegable, si vas por la guardia seguro lograrás convencerlos de darnos apoyo - Dije mientras le arrojaba el mapa esperando que lo atrapara - Si seguimos a éste, no necesitaremos el mapa, seguro nos llevará directo a su refugio, aunque ya debemos olvidar el factor sorpresa - Concluí mientras me fregaba los ojos para terminar de recuperar mi visibilidad - Es hacia allá - Dije mientras señalaba el camino y comenzaba a correr esperando que la bruja me apoyara mientras Niniel iba a buscar ayuda...
Bio
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Por fin avanzaban en el buen camino y lograban despejar al menos alguno de los interrogantes que aquel caso les había puesto delante. Ya tenían un antídoto viable y fácil de conseguir y un método para alargar su duración sin aumentar con ello los peligrosos efectos secundarios del Ayite, una suerte pues era poco probable que quisieran que les diera un apretón mientras luchaban contra aquellos extraños sujetos. En cuanto a disponer de aquel veneno, bueno, quizá pudieran darle un buen uso si se daban las circunstancias propicias, no era mala idea conservarlo por el momento.
Niniél sonrió con complicidad a la bruja por el buen trabajo en equipo realizado y también a Bio para darle ánimos con los idiomas antiguos y las pistas que pudiese encerrar aquel mapa entre sus letras, números y símbolos. El médico y dueño de la casa, que había observado en silencio aquellas investigaciones también parecía mostrarse alegre por haber encontrado ayuda capaz y que había logrado resultados en tan poco tiempo mientras que el apenas había recopilado algo de información desde que aquellos ataques empezasen un mes antes, algo de lo que no se sentía muy orgulloso pero claro, el solo era un simple médico de pueblo que lo mas parecido a un arma que había empuñado en su vida era un bisturí médico.
Pero la satisfacción duró poco. Un sonido de cristales rotos precedió a que unas extrañas esferas chocaran contra las paredes del interior de la casita y después fueran a parar al suelo. Entonces emitieron un crujido de ruptura y comenzaron a liberar un líquido. La sorpresa y la curiosidad hubiese causado que Níniel hubiese reaccionado de forma lenta, pero aquella era la segunda vez que trataban de gasearla aquella noche y reaccionó como movida como un resorte, apartándose, tapándose la boca con las mangas de su túnica y tomando una cazuela con agua fría para neutralizar el efecto del gas. Además tenía en su poder el frasco con el antídoto, aquella vez no iban a cogerla tan fácilmente. Pero no era gas somnífero, eso quedó claro en cuanto aquel líquido no se evaporó a gas y en cuanto comenzó a comerse como si de un potente ácido se tratara el mobiliario que entraba en contacto con el. Por si fuera poco, aquella reacción debía de ser muy energética pues comenzó también a provocar varios focos de fuego. Los gritos de Bio no hicieron si no expresar lo que sin duda todos pensaban, había que salir de allí.
Sin embargo tenían el equipo y los ingredientes de Elen allí, y sin el equipo de alquimia podían olvidarse de hacer mas antídoto salvo que fueran a la ciudad o encontraran otro equipo cercano, cosa bastante improbable. Por no hablar de las pistas que no podían dejar atrás. Níniel ayudó a guardar y preservar cuanto pudo de todo aquello, incluyendo el antídoto y el reloj de arena y tras coger su capa de la entrada de la casa salió afuera tras el pelinegro, respirando con dificultad por el ya espeso humo y los ingredientes y reactivos en llamas, era peligroso respirar cerca de allí por mucho tiempo.
Buscó apartarse de la casa caminando agachada, con un equilibrio un tanto precario y dejando las cosas que había podido salvar en el suelo, empapado por la persistente lluvia que caía y que sin embargo no alcanzaba a apagar las llamas. Su caballo relinchaba asustado a cierta distancia de allí pues el fuego le había asustado, o quizá antes de aquello fue el enemigo al que Bio hacia frente el que había espantado al animal. Era uno de aquellos escorpiones aunque...Con máscara y con algunas prendas más que le daban un aspecto mas imponente que a los que habían enfrentado anteriormente. Parecía que habían logrado cabrear a alguien.
Hubo un destello blanco que no afectó a Níniel por la distancia y entonces vio como aquel escorpión lanzaba algo contra ella, otro objeto esférico que fuese lo que fuese no era bueno. Sin muchas opciones y con la única cobertura disponible cerca de ella ardiendo, la elfa peliblanca hizo lo único que podía hacer...Usó su bastón a modo de bate y golpeó la bola que salió disparada en dirección al lanzador a toda velocidad, explotando en el aire y lanzando una lluvia de agujas por todas partes alrededor de la explosión, sin dar a nadie.
Entonces el enemigo comenzó a huir del lugar. Bio iba a perseguirlo, acompañado de Elen si ella aceptaba y dejando a Níniel la tarea de tratar con los humanos para conseguir ayuda con la prueba que representaba aquel mapa que Bio no había podido descifrar. Asi que al final el plan era una mezcla entre el de Bio y sus temores sobre el mismo, seguía siendo muy arriesgado.
-Como queráis, conseguiré ayuda y el doctor vendrá conmigo, solo os estorbaría y conmigo estará a salvo.- Le lanzó el reloj de arena a Bio tras guardar el mapa a buen recaudo. -Te hará falta, Buena suerte, que los dioses os guarden cuando enfrentéis al peligro- Le hizo un gesto a Elen entregándole el antídoto y señalando las otras cosas que había podido salvar del fuego por si necesitaba algo de aquello, el resto se lo llevaría ella.
Tras separarse y tras conseguir calmar a su caballo, partió junto al doctor hacia el puesto de la guardia mas cercano, pudo ver al pasar por delante de otra casa como su dueño miraba a través de la ventana intentando a su vez no ser visto, aquello era miedo. Ella no estaba tranquila, pero el humano temblaba y no era de frio. Normal que de todos los curiosos que se habían reunido en el camino cercano solo unos pocos se quedaran tras escuchar mencionar el nombre de los escorpiones, no eran de la clase de tipos con los que nadie se metía sin arriesgar el cuello.
Niniél sonrió con complicidad a la bruja por el buen trabajo en equipo realizado y también a Bio para darle ánimos con los idiomas antiguos y las pistas que pudiese encerrar aquel mapa entre sus letras, números y símbolos. El médico y dueño de la casa, que había observado en silencio aquellas investigaciones también parecía mostrarse alegre por haber encontrado ayuda capaz y que había logrado resultados en tan poco tiempo mientras que el apenas había recopilado algo de información desde que aquellos ataques empezasen un mes antes, algo de lo que no se sentía muy orgulloso pero claro, el solo era un simple médico de pueblo que lo mas parecido a un arma que había empuñado en su vida era un bisturí médico.
Pero la satisfacción duró poco. Un sonido de cristales rotos precedió a que unas extrañas esferas chocaran contra las paredes del interior de la casita y después fueran a parar al suelo. Entonces emitieron un crujido de ruptura y comenzaron a liberar un líquido. La sorpresa y la curiosidad hubiese causado que Níniel hubiese reaccionado de forma lenta, pero aquella era la segunda vez que trataban de gasearla aquella noche y reaccionó como movida como un resorte, apartándose, tapándose la boca con las mangas de su túnica y tomando una cazuela con agua fría para neutralizar el efecto del gas. Además tenía en su poder el frasco con el antídoto, aquella vez no iban a cogerla tan fácilmente. Pero no era gas somnífero, eso quedó claro en cuanto aquel líquido no se evaporó a gas y en cuanto comenzó a comerse como si de un potente ácido se tratara el mobiliario que entraba en contacto con el. Por si fuera poco, aquella reacción debía de ser muy energética pues comenzó también a provocar varios focos de fuego. Los gritos de Bio no hicieron si no expresar lo que sin duda todos pensaban, había que salir de allí.
Sin embargo tenían el equipo y los ingredientes de Elen allí, y sin el equipo de alquimia podían olvidarse de hacer mas antídoto salvo que fueran a la ciudad o encontraran otro equipo cercano, cosa bastante improbable. Por no hablar de las pistas que no podían dejar atrás. Níniel ayudó a guardar y preservar cuanto pudo de todo aquello, incluyendo el antídoto y el reloj de arena y tras coger su capa de la entrada de la casa salió afuera tras el pelinegro, respirando con dificultad por el ya espeso humo y los ingredientes y reactivos en llamas, era peligroso respirar cerca de allí por mucho tiempo.
Buscó apartarse de la casa caminando agachada, con un equilibrio un tanto precario y dejando las cosas que había podido salvar en el suelo, empapado por la persistente lluvia que caía y que sin embargo no alcanzaba a apagar las llamas. Su caballo relinchaba asustado a cierta distancia de allí pues el fuego le había asustado, o quizá antes de aquello fue el enemigo al que Bio hacia frente el que había espantado al animal. Era uno de aquellos escorpiones aunque...Con máscara y con algunas prendas más que le daban un aspecto mas imponente que a los que habían enfrentado anteriormente. Parecía que habían logrado cabrear a alguien.
Hubo un destello blanco que no afectó a Níniel por la distancia y entonces vio como aquel escorpión lanzaba algo contra ella, otro objeto esférico que fuese lo que fuese no era bueno. Sin muchas opciones y con la única cobertura disponible cerca de ella ardiendo, la elfa peliblanca hizo lo único que podía hacer...Usó su bastón a modo de bate y golpeó la bola que salió disparada en dirección al lanzador a toda velocidad, explotando en el aire y lanzando una lluvia de agujas por todas partes alrededor de la explosión, sin dar a nadie.
Entonces el enemigo comenzó a huir del lugar. Bio iba a perseguirlo, acompañado de Elen si ella aceptaba y dejando a Níniel la tarea de tratar con los humanos para conseguir ayuda con la prueba que representaba aquel mapa que Bio no había podido descifrar. Asi que al final el plan era una mezcla entre el de Bio y sus temores sobre el mismo, seguía siendo muy arriesgado.
-Como queráis, conseguiré ayuda y el doctor vendrá conmigo, solo os estorbaría y conmigo estará a salvo.- Le lanzó el reloj de arena a Bio tras guardar el mapa a buen recaudo. -Te hará falta, Buena suerte, que los dioses os guarden cuando enfrentéis al peligro- Le hizo un gesto a Elen entregándole el antídoto y señalando las otras cosas que había podido salvar del fuego por si necesitaba algo de aquello, el resto se lo llevaría ella.
Tras separarse y tras conseguir calmar a su caballo, partió junto al doctor hacia el puesto de la guardia mas cercano, pudo ver al pasar por delante de otra casa como su dueño miraba a través de la ventana intentando a su vez no ser visto, aquello era miedo. Ella no estaba tranquila, pero el humano temblaba y no era de frio. Normal que de todos los curiosos que se habían reunido en el camino cercano solo unos pocos se quedaran tras escuchar mencionar el nombre de los escorpiones, no eran de la clase de tipos con los que nadie se metía sin arriesgar el cuello.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
La lluvia seguía cayendo fuera con fuerza, pero ni siquiera eso los mantendría a salvo por mucho tiempo. Antes de que ninguna de las alquimistas pudiese ponerse a reproducir el antídoto mejorado, unas extrañas esferas se colaron en la casa a través de una de las ventanas, rebotando y rompiéndose al segundo impacto, liberando de ese modo su corrosivo contenido, que comenzó a consumir la madera.
Bio fue el primero en dirigirse hacia la salida, instando al resto para que hicieran lo mismo y se dieran prisa, pues el extraño líquido no solo carcomía las superficies, tras unos segundos empezaba a arder, extendiendo las llamas con rapidez por la modesta vivienda. La bruja recogió con rapidez sus enseres e ingredientes, para luego tomar del brazo al médico, que a causa del humo parecía algo desorientado, y tirar de él hasta la puerta.
Su cuerpo se tensó en cuanto ambos estuvieron fuera del alcance del fuego, uno de los escorpiones se había acercado hasta allí, y a juzgar por su apariencia, que no era igual a la de los otros que habían visto antes, debía tener un rango algo mayor dentro de la banda o lo que quisiera que tuviesen por organización. El recién llegado no perdió el tiempo, atacó a Bio e intentó cegarlos, pero por suerte la de ojos verdes estaba más que acostumbrada a las luces brillantes, ella misma utilizaba su electricidad para cegar cuando era necesario.
Observó como el enmascarado lanzaba hacia su posición una esfera, y por mero instinto, apartó al doctor y se cubrió con los brazos, donde recibió los pinchazos de varias agujas. Con expresión molesta, buscó al enemigo y lanzó una descarga en su contra, pero el escorpión ya estaba huyendo del lugar, no consiguió acertarle. Se quitó las agujas y corrió hacia el buen hombre que les había prestado su casa, para comprobar que estuviese bien.
La voz furiosa de Bio captó su atención, estaba dispuesto a seguir a aquel tipo si ella lo acompañaba, y sugirió además que Níniel se llevase el mapa y buscase refuerzos entre la guarida de Lunargenta, ya que no era una guerrera. Elen confiaba bien poco en que las autoridades se decidiesen a ayudar, pero dada la situación, era la mejor opción que tenían. La elfa les deseó suerte y entregó a la maga el antídoto, junto con cuanto había podido salvar del incendio.
- Gracias, tened cuidado. - musitó la de cabellos grises, antes de correr tras su compañero. - ¡Bio espera! - exclamó, para poder alcanzarlo y tratar de ir a su lado, aunque su forma física no le diese mucha resistencia. El escorpión era consciente de que lo seguían, apuró el paso y dejó caer otra esfera como la que había utilizado no hacía mucho, para cegarlos y ganar algo de ventaja, ya que los estaba conduciendo directamente a su guarida.
- ¡Cúbrete los ojos! - indicó la joven, sin perder de vista el camino por el que huía su objetivo. Siguieron avanzando en esa dirección, pero en un momento dado, quizá por lo familiarizado que estaba el escorpión con la zona, consiguió dejarlos atrás. La de ojos verdes alcanzó a ver como se metía en una cueva, detuvo con un gesto a su compañero y echó mano al antídoto que Níniel le había entregado, y que ahora era lo único que tenían.
- Añadiré el potenciador para que podamos estar listos antes de entrar, así si vuelven a utilizar el gas no nos hará efecto. - dijo con tranquilidad, antes de rebuscar en su bolsa hasta dar con el frasco en que descansaba la transparente sustancia. Vertió diez gotas contadas en el recipiente del antídoto y aguardó un par de minutos para que se combinasen, luego tendió el rojizo preparado a Bio y buscó otro recipiente vacío, para dividir la mezcla y que cada uno tuviese a mano parte del antídoto.
- Con un trago debería bastar. - añadió, al tiempo que cerraba el frasco que llevaría consigo y lo colocaba con cuidado en el interior de su bolsa. En cuanto notase cualquier olor semejante al que había analizado en la casa del doctor, no dudaría en beberse el remedio de Ayite. Tomó aire y comenzó a adentrarse en la caverna, esperando que el de cabellos negros la siguiese de cerca para tener algo de apoyo cuando entrasen en combate. No tenían el factor sorpresa de su lado así que sería realmente complicado investigar qué hacían con los órganos, probablemente solo encontrasen a un montón de escorpiones esperándolos.
Bio fue el primero en dirigirse hacia la salida, instando al resto para que hicieran lo mismo y se dieran prisa, pues el extraño líquido no solo carcomía las superficies, tras unos segundos empezaba a arder, extendiendo las llamas con rapidez por la modesta vivienda. La bruja recogió con rapidez sus enseres e ingredientes, para luego tomar del brazo al médico, que a causa del humo parecía algo desorientado, y tirar de él hasta la puerta.
Su cuerpo se tensó en cuanto ambos estuvieron fuera del alcance del fuego, uno de los escorpiones se había acercado hasta allí, y a juzgar por su apariencia, que no era igual a la de los otros que habían visto antes, debía tener un rango algo mayor dentro de la banda o lo que quisiera que tuviesen por organización. El recién llegado no perdió el tiempo, atacó a Bio e intentó cegarlos, pero por suerte la de ojos verdes estaba más que acostumbrada a las luces brillantes, ella misma utilizaba su electricidad para cegar cuando era necesario.
Observó como el enmascarado lanzaba hacia su posición una esfera, y por mero instinto, apartó al doctor y se cubrió con los brazos, donde recibió los pinchazos de varias agujas. Con expresión molesta, buscó al enemigo y lanzó una descarga en su contra, pero el escorpión ya estaba huyendo del lugar, no consiguió acertarle. Se quitó las agujas y corrió hacia el buen hombre que les había prestado su casa, para comprobar que estuviese bien.
La voz furiosa de Bio captó su atención, estaba dispuesto a seguir a aquel tipo si ella lo acompañaba, y sugirió además que Níniel se llevase el mapa y buscase refuerzos entre la guarida de Lunargenta, ya que no era una guerrera. Elen confiaba bien poco en que las autoridades se decidiesen a ayudar, pero dada la situación, era la mejor opción que tenían. La elfa les deseó suerte y entregó a la maga el antídoto, junto con cuanto había podido salvar del incendio.
- Gracias, tened cuidado. - musitó la de cabellos grises, antes de correr tras su compañero. - ¡Bio espera! - exclamó, para poder alcanzarlo y tratar de ir a su lado, aunque su forma física no le diese mucha resistencia. El escorpión era consciente de que lo seguían, apuró el paso y dejó caer otra esfera como la que había utilizado no hacía mucho, para cegarlos y ganar algo de ventaja, ya que los estaba conduciendo directamente a su guarida.
- ¡Cúbrete los ojos! - indicó la joven, sin perder de vista el camino por el que huía su objetivo. Siguieron avanzando en esa dirección, pero en un momento dado, quizá por lo familiarizado que estaba el escorpión con la zona, consiguió dejarlos atrás. La de ojos verdes alcanzó a ver como se metía en una cueva, detuvo con un gesto a su compañero y echó mano al antídoto que Níniel le había entregado, y que ahora era lo único que tenían.
- Añadiré el potenciador para que podamos estar listos antes de entrar, así si vuelven a utilizar el gas no nos hará efecto. - dijo con tranquilidad, antes de rebuscar en su bolsa hasta dar con el frasco en que descansaba la transparente sustancia. Vertió diez gotas contadas en el recipiente del antídoto y aguardó un par de minutos para que se combinasen, luego tendió el rojizo preparado a Bio y buscó otro recipiente vacío, para dividir la mezcla y que cada uno tuviese a mano parte del antídoto.
- Con un trago debería bastar. - añadió, al tiempo que cerraba el frasco que llevaría consigo y lo colocaba con cuidado en el interior de su bolsa. En cuanto notase cualquier olor semejante al que había analizado en la casa del doctor, no dudaría en beberse el remedio de Ayite. Tomó aire y comenzó a adentrarse en la caverna, esperando que el de cabellos negros la siguiese de cerca para tener algo de apoyo cuando entrasen en combate. No tenían el factor sorpresa de su lado así que sería realmente complicado investigar qué hacían con los órganos, probablemente solo encontrasen a un montón de escorpiones esperándolos.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Tras manifestar estar de acuerdo, Niniel prefirió llevar con ella al médico, seguramente entre los dos tendrían más oportunidad de ser escuchados por las autoridades, entre más rápido volvieran con nosotros mejor sería, tomé el reloj que la elfa me arrojó con sorprendente destreza, no imaginaba que también sabía arrojar cosas, finalmente entregó algunos objetos a Elen y se alejó de prisa junto a su futuro esposo.
Observé con agrado que la bruja había decidido acompañarme, su apoyo sería de gran ayuda contra una banda de sujetos locos con trucos extraños a los cuales jamás podría vencer solo, detuve el paso un instante para esperarla y luego seguimos avanzando juntos; el objetivo estaba consciente de que era seguido, así que trataba de ir cada vez más rápido aunque no le bastaba para perderse de vista, así que usó otro de sus trucos, dejó caer una esfera similar a la que nos había cegado antes, sin embargo, yo ya estaba preparado gracias a la alerta que me había dado la bruja, así que cerré los ojos, volteé la cara, y usé mis manos para cubrir mi rostro, tal vez habría bastado con cerrar los ojos pero no quería arriesgarme; al parecer, su objetivo no era cegarnos para escapar, sino evitar que lo viéramos entrar a la cueva de su guarida.
Me lancé de prisa a la entrada pero fui detenido por Elen para entregarme el extraño antídoto - Gracias - Dije mientras observaba con cuidado el pequeño envase escuchando la explicación de la chica, en mi mente, recordaba el terrible sabor de la poción preparada por Niniel en el barco y me imaginaba que ésta sería algo parecido, así que evité tomarla al instante y la guardé para usarla solo en caso de emergencia.
Seguí por instantes a la bruja adentrándonos en la cueva hasta que llegamos a una especie de callejón sin salida, era imposible que el escorpión hubiese tomado un camino diferente, pues la cueva solo tenía un camino recto - Creo que necesitaremos algo de luz - Dije a Elen insinuándole qué hacer, con sus poderes no le resultaría difícil; teníamos al frente una especie de puerta sobre la cual estaba escrita la misma frase que había visto antes en el reverso del mapa - Nec ante nec post, aequilibrio clavem - Repetí en voz baja mientras observaba el resto de la oscura habitación, a ambos lados de la puerta había algo parecido a dos palancas o mecanismos que al activarlos, dejaban caer una pesada piedra a cada lado del dibujo de una balanza en el piso - El equilibrio es la clave... Es una especie de contraseña - Dije un poco emocionado por el descubrimiento - Y ya sé cómo entrar - Caminé hacia el primero de los mecanismos y lo activé dejando caer la primera piedra, rápidamente avancé hasta el segundo dejando caer la otra piedra, sin embargo, Nada pasó, las piedras esféricas giraron lentamente hasta perderse en agujeros de su tamaño cercanos al dibujo de la balanza - Si ambas piedras son iguales, la balanza debería quedar en equilibrio, pero no sucede... - Dije mientras me detenía a pensar en la solución - ¡¡Ni antes ni después!! - Exclamé con más seguridad - Ambas deben caer al mismo tiempo - Afirmé con total seguridad, sin embargo no lograría alcanzar ambas al mismo tiempo - Yo iré a una y tú a la otra - Dije a la bruja señalándole uno de los mecanismos - Cuando te dé la señal, activaremos ambos mecanismos a la vez, así no serán antes ni después y ambas piedras caerán al mismo tiempo - Me acerqué a uno de los objetivos y tras darle tiempo de llegar, le hice una señal inclinando el rostro mientras le decía - ¡¡Ahora!! - Haciendo entonces mi parte del trabajo y esperando a que ella lograra hacer su parte al mismo tiempo, si teníamos éxito lograríamos abrir la puerta.
Pero aún había algo con lo que no contábamos, tras lo sucedido con la puerta me sentí ligeramente débil hasta que fui a dar al piso, los músculos de mi cuerpo parecían haberse apagado y no respondían a mis deseos, me sentía completamente agotado y recordé entonces las agujas que antes me había lanzado el escorpión, era demasiado insignificantes para ser simples agujas, al parecer, sí estaban envenenadas, solo que no había notado el efecto hasta que ya fue muy tarde, entonces venir hasta acá y seguir al escorpión no había sido nuestro plan, sino el de ellos, nos habían tendido una trampa - ¡¡Rayos!! - Exclamé con preocupación - Caímos como idiotas, es mi culpa - Afirmé con algo de frustración, había actuado por impulsos y eso nos había traído hasta otro problema, observé con atención su cuerpo notando que también tenía algunas marcas de agujas - Huye antes que comience a surtir efecto en ti - Dije mientras me debilitaba cada vez más y un extraño color morado comenzaba a expandirse desde los pequeños orificios causados por las agujas.
Observé con agrado que la bruja había decidido acompañarme, su apoyo sería de gran ayuda contra una banda de sujetos locos con trucos extraños a los cuales jamás podría vencer solo, detuve el paso un instante para esperarla y luego seguimos avanzando juntos; el objetivo estaba consciente de que era seguido, así que trataba de ir cada vez más rápido aunque no le bastaba para perderse de vista, así que usó otro de sus trucos, dejó caer una esfera similar a la que nos había cegado antes, sin embargo, yo ya estaba preparado gracias a la alerta que me había dado la bruja, así que cerré los ojos, volteé la cara, y usé mis manos para cubrir mi rostro, tal vez habría bastado con cerrar los ojos pero no quería arriesgarme; al parecer, su objetivo no era cegarnos para escapar, sino evitar que lo viéramos entrar a la cueva de su guarida.
Me lancé de prisa a la entrada pero fui detenido por Elen para entregarme el extraño antídoto - Gracias - Dije mientras observaba con cuidado el pequeño envase escuchando la explicación de la chica, en mi mente, recordaba el terrible sabor de la poción preparada por Niniel en el barco y me imaginaba que ésta sería algo parecido, así que evité tomarla al instante y la guardé para usarla solo en caso de emergencia.
Seguí por instantes a la bruja adentrándonos en la cueva hasta que llegamos a una especie de callejón sin salida, era imposible que el escorpión hubiese tomado un camino diferente, pues la cueva solo tenía un camino recto - Creo que necesitaremos algo de luz - Dije a Elen insinuándole qué hacer, con sus poderes no le resultaría difícil; teníamos al frente una especie de puerta sobre la cual estaba escrita la misma frase que había visto antes en el reverso del mapa - Nec ante nec post, aequilibrio clavem - Repetí en voz baja mientras observaba el resto de la oscura habitación, a ambos lados de la puerta había algo parecido a dos palancas o mecanismos que al activarlos, dejaban caer una pesada piedra a cada lado del dibujo de una balanza en el piso - El equilibrio es la clave... Es una especie de contraseña - Dije un poco emocionado por el descubrimiento - Y ya sé cómo entrar - Caminé hacia el primero de los mecanismos y lo activé dejando caer la primera piedra, rápidamente avancé hasta el segundo dejando caer la otra piedra, sin embargo, Nada pasó, las piedras esféricas giraron lentamente hasta perderse en agujeros de su tamaño cercanos al dibujo de la balanza - Si ambas piedras son iguales, la balanza debería quedar en equilibrio, pero no sucede... - Dije mientras me detenía a pensar en la solución - ¡¡Ni antes ni después!! - Exclamé con más seguridad - Ambas deben caer al mismo tiempo - Afirmé con total seguridad, sin embargo no lograría alcanzar ambas al mismo tiempo - Yo iré a una y tú a la otra - Dije a la bruja señalándole uno de los mecanismos - Cuando te dé la señal, activaremos ambos mecanismos a la vez, así no serán antes ni después y ambas piedras caerán al mismo tiempo - Me acerqué a uno de los objetivos y tras darle tiempo de llegar, le hice una señal inclinando el rostro mientras le decía - ¡¡Ahora!! - Haciendo entonces mi parte del trabajo y esperando a que ella lograra hacer su parte al mismo tiempo, si teníamos éxito lograríamos abrir la puerta.
Pero aún había algo con lo que no contábamos, tras lo sucedido con la puerta me sentí ligeramente débil hasta que fui a dar al piso, los músculos de mi cuerpo parecían haberse apagado y no respondían a mis deseos, me sentía completamente agotado y recordé entonces las agujas que antes me había lanzado el escorpión, era demasiado insignificantes para ser simples agujas, al parecer, sí estaban envenenadas, solo que no había notado el efecto hasta que ya fue muy tarde, entonces venir hasta acá y seguir al escorpión no había sido nuestro plan, sino el de ellos, nos habían tendido una trampa - ¡¡Rayos!! - Exclamé con preocupación - Caímos como idiotas, es mi culpa - Afirmé con algo de frustración, había actuado por impulsos y eso nos había traído hasta otro problema, observé con atención su cuerpo notando que también tenía algunas marcas de agujas - Huye antes que comience a surtir efecto en ti - Dije mientras me debilitaba cada vez más y un extraño color morado comenzaba a expandirse desde los pequeños orificios causados por las agujas.
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Off: He subrayado el uso de mi habilidad pasiva =)Última edición por Bio el Mar Jul 28 2015, 07:39, editado 1 vez
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Al galope no tardaron mucho en llegar hasta el lugar donde se encontraba el pequeño cuartel en la zona de la guardia de Lunargenta. Era un puesto pequeño, apenas poco mas que una casa amplia de piedra y madera con un establo propio al lado donde descansaban plácidamente media docena de caballos marrones. Por la chimenea de los barracones salía un abundante humo que impregnaba el lugar de olor a carne recién hecha, parecía que los soldados se preparaban para una buena cena. Debía de ser buena porque ni un solo hombre armado estaba vigilando la puerta ni los alrededores del lugar y aunque Níniel no era una experta en soldadesca, al menos sabía sobre la importancia de apostar guardias y que su ausencia no era buena señal.
Elfa y humano desmontaron y tras atar a su montura entraron por la puerta con el ánimo evidentemente agitado por la gravedad de la situación, lo que encontraron allí dentro era todo menos una guarnición tratando de resolver los asaltos que los ciudadanos de la zona llevaban sufriendo un mes o siquiera tratar de evitar que volviera a suceder. La mitad de los hombres estaban tumbados sobre sus jergones, descansando y disfrutando del agradable calor del fuego. Había otros dos hombres conservando al fuego mientras vigilaban unos generosos espetones de carne que estaban cocinándose, el resto jugaban a los dados en una mesa mientras bebían hidromiel especiado. Era evidente que ninguno de ellos esperaba visita a esas horas pues la única reacción que tuvieron fue mirar hacia la puerta y observar en silencio a los recién llegados. Por fin uno de los hombres de la mesa se levantó y se acercó para preguntarles el por qué de su presencia allí, ni siquiera parecía preocupado por el hecho de que estaban empapados, sucios y cubiertos de hollín.
-¿En que puedo ayudarles ciudadanos?- Dijo mirando hacia el doctor, como si dudase de que la elfa pudiese ser una ciudadana del reino y por lo tanto no mereciese su consideración, de hecho casi habría que agradecerle que usara el plural pare referirse a ellos aunque no fuese sincero. A pesar de ello Níniel habló.
-¿Os suena el nombre de "los escorpiones"? Un grupo de hombres con disfraces y artilugios que les hacen parecer escorpiones gigantes y que llevan un mes robando órganos de ciudadanos y que han causado incluso muertes- Por la cara que pusieron el hombre y sus compañeros era evidente que si que reconocían aquella historia y no les gustaba un pelo.
-La guardia se está esforzando por acabar con esos ataques...Pero no estamos hablando de una banda organizada, son ataques de bandidos y animales salvajes...Los escorpiones son una invención de la gente...-
-¿En serio? Pues una invención nos ha atacado...Dos veces. Casi me secuestran para hacerme a saber qué y el médico acaba de quedarse sin casa porque esa invención vuestra le ha prendido fuego. De hecho vimos morir a uno de ellos-
-Serían bandidos señorita. No...-
-Tengo un mapa sacado del cuerpo del atacante muerto, un mapa que muestra el lugar donde se encuentra su base- Dijo sacando el mapa y desplegándolo sobre la mesa donde hasta que entró por la puerta estaban jugando los hombres y a cuyo alrededor había aún tres de ellos sentados. -El doctor puede dar fe de que lo que digo es cierto.- Aquella era la única pista que tenía para ellos, ojalá tuviera más, ojalá fuera suficiente. Cada minuto allí perdido era un minuto en el que Bio y Elen mas se adentraban en la boca del lobo, solos.
El soldado miró el mapa pero de una manera desganada, como si lo considerara una pérdida de tiempo. Siguió las líneas del dibujo con un dedo y pronto otros de los soldados le imitaron, murmurando para ellos cosas como que reconocían algunos de los marcadores del mapa como lugares conocidos y que se encontraban en la ubicación correcta.
-¿Qué significan estas letras y símbolos?- Preguntaron a la elfa. Aquella parte era la que sabía que más le iba a costar explicar y que no la creyeran por loca o que quería hacerles perder el tiempo. Era una lástima no haber tenido más tiempo para descifrar al menos una parte de todo aquello, darles a los soldados un hueso que roer para conseguir su ayuda.
-Nuestro experto en lenguas antiguas no está seguro, pistas, ubicación de trampas, pistas para las trampas...Pero está seguro de que ese lugar marcado es dónde está su base.-
-Es una zona con varias cuevas, parece marcar una de ellas- Dijo uno de los otros guardias al que parecía al mando.
-¿Dónde está ese experto en lenguas antiguas señorita?. No podemos seguir un mapa que no sabemos lo que dice.-
-Siguiendo al escorpión incendiario junto con otra compañera, seguramente muy cerca ya de...- Señaló el lugar marcado en el mapa.- ...Aquí-
Puede que no fuera una prueba totalmente contundente pero ¿Qué más necesitaban?. Tenían una casa quemada como prueba de un ataque y dos testigos frente a ellos afirmando la existencia de esos escorpiones y haber obtenido un mapa con la localización de su base del cuerpo de uno...¿Tan inútiles eran, o lo que les impedía actuar era otra cosa?. Níniel cayó en la cuenta, lo veía en los rostros de aquellos hombres, el miedo les afectaba igual que a los pueblerinos a pesar de sus corazas y sus grandes armas.
-Ya veo. Este pueblo debe de ser muy tranquilo normalmente. Una granja por aquí, una por allá, algunas casas salpicando el paisaje y algunos viajeros que se dejan algunas monedas en la posada de turno y que rara vez dan problemas mas allá de una pelea de borrachos...Y de repente ocurre esto. Ataques organizados perpetrados por expertos peligrosos. Sin duda pediríais ayuda a la ciudad pero os habrán respondido que no tienen efectivos que mandar hasta aquí o algo así...Y el sueldo de un guardia no es suficiente como para jugarse el tipo. ¿Me equivoco?-
Aquello era un ataque directamente al orgullo de aquellos hombres, estaba llamandoles algo peor que vagos o pasotas, los estaba llamando cobardes a la cara y de no haber dado en el clavo seguramente alguno ya habría intentado golpearla. Pero había acertado y lo único que hacían era apretar los dientes y los puños y mirarla con odio, al menos hasta que la elfa continuó hablando.
-Todo lo que he dicho es cierto y no puedo culparos de tener miedo. Lanzaron una especie de gas del sueño y a punto estuvieron de llevarme con ellos. Os he llamado cobardes pero tampoco pude hacer nada, os entiendo. Mi modo de ayudar es venir a por vosotros y conseguir toda la ayuda posible para dos locos que se han lanzado contra estos asesinos. ¿Queríais refuerzos de Lunargenta?, bien, ese par son mejores que la ayuda que os mandarían. La mujer es una poderosa bruja que lanza rayos desde la punta de sus dedos y el hombre, el linguista, se enfrentó a un Basilisco en el agua y vivió para contarlo. ¿Queréis proteger a la gente? Esta es vuestra oportunidad-
Los hombres comenzaron a murmurar entre ellos, inseguros. Tan pronto podrían decidirse a actuar como a todo lo contrario y a seguir esperando una ayuda de la ciudad que nunca llegaría o lo haría demasiado tarde. Era el momento de jugar la última carta de triunfo que la elfa tenía bajo la manga.
-¿Recordáis aquel incidente en la plaza de altaciudad hace un tiempo? ¿El intento de robo a media nobleza de la ciudad?- Algunos asintieron. -Yo estuve allí, soy amiga de "La gata", la hija del teniente de la guardia. Allí también estaba el capitán, agradeció que usara mis conocimientos de alquimia para despertar a los nobles dormidos.- Aquello era un doble sentido en toda regla. Por una parte quería mostrarles que ya había colaborado con éxito con la guardia, que era de fiar y de utilidad. Por otra parte insinuaba que no le costaría nada hablar bien o mal de aquel grupo de hombres ante gente importante, podía ser el empujoncito que necesitaban.
-Coged vuestro equipo muchachos, esta noche salimos a cazar escorpiones-
Elfa y humano desmontaron y tras atar a su montura entraron por la puerta con el ánimo evidentemente agitado por la gravedad de la situación, lo que encontraron allí dentro era todo menos una guarnición tratando de resolver los asaltos que los ciudadanos de la zona llevaban sufriendo un mes o siquiera tratar de evitar que volviera a suceder. La mitad de los hombres estaban tumbados sobre sus jergones, descansando y disfrutando del agradable calor del fuego. Había otros dos hombres conservando al fuego mientras vigilaban unos generosos espetones de carne que estaban cocinándose, el resto jugaban a los dados en una mesa mientras bebían hidromiel especiado. Era evidente que ninguno de ellos esperaba visita a esas horas pues la única reacción que tuvieron fue mirar hacia la puerta y observar en silencio a los recién llegados. Por fin uno de los hombres de la mesa se levantó y se acercó para preguntarles el por qué de su presencia allí, ni siquiera parecía preocupado por el hecho de que estaban empapados, sucios y cubiertos de hollín.
-¿En que puedo ayudarles ciudadanos?- Dijo mirando hacia el doctor, como si dudase de que la elfa pudiese ser una ciudadana del reino y por lo tanto no mereciese su consideración, de hecho casi habría que agradecerle que usara el plural pare referirse a ellos aunque no fuese sincero. A pesar de ello Níniel habló.
-¿Os suena el nombre de "los escorpiones"? Un grupo de hombres con disfraces y artilugios que les hacen parecer escorpiones gigantes y que llevan un mes robando órganos de ciudadanos y que han causado incluso muertes- Por la cara que pusieron el hombre y sus compañeros era evidente que si que reconocían aquella historia y no les gustaba un pelo.
-La guardia se está esforzando por acabar con esos ataques...Pero no estamos hablando de una banda organizada, son ataques de bandidos y animales salvajes...Los escorpiones son una invención de la gente...-
-¿En serio? Pues una invención nos ha atacado...Dos veces. Casi me secuestran para hacerme a saber qué y el médico acaba de quedarse sin casa porque esa invención vuestra le ha prendido fuego. De hecho vimos morir a uno de ellos-
-Serían bandidos señorita. No...-
-Tengo un mapa sacado del cuerpo del atacante muerto, un mapa que muestra el lugar donde se encuentra su base- Dijo sacando el mapa y desplegándolo sobre la mesa donde hasta que entró por la puerta estaban jugando los hombres y a cuyo alrededor había aún tres de ellos sentados. -El doctor puede dar fe de que lo que digo es cierto.- Aquella era la única pista que tenía para ellos, ojalá tuviera más, ojalá fuera suficiente. Cada minuto allí perdido era un minuto en el que Bio y Elen mas se adentraban en la boca del lobo, solos.
El soldado miró el mapa pero de una manera desganada, como si lo considerara una pérdida de tiempo. Siguió las líneas del dibujo con un dedo y pronto otros de los soldados le imitaron, murmurando para ellos cosas como que reconocían algunos de los marcadores del mapa como lugares conocidos y que se encontraban en la ubicación correcta.
-¿Qué significan estas letras y símbolos?- Preguntaron a la elfa. Aquella parte era la que sabía que más le iba a costar explicar y que no la creyeran por loca o que quería hacerles perder el tiempo. Era una lástima no haber tenido más tiempo para descifrar al menos una parte de todo aquello, darles a los soldados un hueso que roer para conseguir su ayuda.
-Nuestro experto en lenguas antiguas no está seguro, pistas, ubicación de trampas, pistas para las trampas...Pero está seguro de que ese lugar marcado es dónde está su base.-
-Es una zona con varias cuevas, parece marcar una de ellas- Dijo uno de los otros guardias al que parecía al mando.
-¿Dónde está ese experto en lenguas antiguas señorita?. No podemos seguir un mapa que no sabemos lo que dice.-
-Siguiendo al escorpión incendiario junto con otra compañera, seguramente muy cerca ya de...- Señaló el lugar marcado en el mapa.- ...Aquí-
Puede que no fuera una prueba totalmente contundente pero ¿Qué más necesitaban?. Tenían una casa quemada como prueba de un ataque y dos testigos frente a ellos afirmando la existencia de esos escorpiones y haber obtenido un mapa con la localización de su base del cuerpo de uno...¿Tan inútiles eran, o lo que les impedía actuar era otra cosa?. Níniel cayó en la cuenta, lo veía en los rostros de aquellos hombres, el miedo les afectaba igual que a los pueblerinos a pesar de sus corazas y sus grandes armas.
-Ya veo. Este pueblo debe de ser muy tranquilo normalmente. Una granja por aquí, una por allá, algunas casas salpicando el paisaje y algunos viajeros que se dejan algunas monedas en la posada de turno y que rara vez dan problemas mas allá de una pelea de borrachos...Y de repente ocurre esto. Ataques organizados perpetrados por expertos peligrosos. Sin duda pediríais ayuda a la ciudad pero os habrán respondido que no tienen efectivos que mandar hasta aquí o algo así...Y el sueldo de un guardia no es suficiente como para jugarse el tipo. ¿Me equivoco?-
Aquello era un ataque directamente al orgullo de aquellos hombres, estaba llamandoles algo peor que vagos o pasotas, los estaba llamando cobardes a la cara y de no haber dado en el clavo seguramente alguno ya habría intentado golpearla. Pero había acertado y lo único que hacían era apretar los dientes y los puños y mirarla con odio, al menos hasta que la elfa continuó hablando.
-Todo lo que he dicho es cierto y no puedo culparos de tener miedo. Lanzaron una especie de gas del sueño y a punto estuvieron de llevarme con ellos. Os he llamado cobardes pero tampoco pude hacer nada, os entiendo. Mi modo de ayudar es venir a por vosotros y conseguir toda la ayuda posible para dos locos que se han lanzado contra estos asesinos. ¿Queríais refuerzos de Lunargenta?, bien, ese par son mejores que la ayuda que os mandarían. La mujer es una poderosa bruja que lanza rayos desde la punta de sus dedos y el hombre, el linguista, se enfrentó a un Basilisco en el agua y vivió para contarlo. ¿Queréis proteger a la gente? Esta es vuestra oportunidad-
Los hombres comenzaron a murmurar entre ellos, inseguros. Tan pronto podrían decidirse a actuar como a todo lo contrario y a seguir esperando una ayuda de la ciudad que nunca llegaría o lo haría demasiado tarde. Era el momento de jugar la última carta de triunfo que la elfa tenía bajo la manga.
-¿Recordáis aquel incidente en la plaza de altaciudad hace un tiempo? ¿El intento de robo a media nobleza de la ciudad?- Algunos asintieron. -Yo estuve allí, soy amiga de "La gata", la hija del teniente de la guardia. Allí también estaba el capitán, agradeció que usara mis conocimientos de alquimia para despertar a los nobles dormidos.- Aquello era un doble sentido en toda regla. Por una parte quería mostrarles que ya había colaborado con éxito con la guardia, que era de fiar y de utilidad. Por otra parte insinuaba que no le costaría nada hablar bien o mal de aquel grupo de hombres ante gente importante, podía ser el empujoncito que necesitaban.
-Coged vuestro equipo muchachos, esta noche salimos a cazar escorpiones-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Nada más entrar a la cueva, la maga empezó a notar que la temperatura descendía y el ambiente se tornaba húmedo, cosa que era de esperar, al igual que la escasa iluminación, que se volvía más tenue conforme avanzaban. Esto se hizo más notable en cuanto llegaron a lo que parecía ser una puerta, así que haciendo caso a las palabras de su compañero, concentró la electricidad sobre la palma de la mano y la manipuló hasta crear una esfera brillante, que les serviría para leer con claridad la inscripción y orientarse una vez cruzaran la puerta.
Debía tener en cuenta que aquella bola de energía delataría su posición, así que la haría desaparecer en cuanto escuchasen algún sonido extraño, que pudiese indicar la presencia de los escorpiones. Por el momento tenían que centrarse en hallar el modo de abrir la entrada, aunque eso no supuso un gran problema para Bio, que se percató de las palancas situadas a ambos lados de la puerta y del mecanismo que activaban, dando con la forma en cuestión de segundos.
La frase que había logrado descifrar anteriormente del mapa era la clave, y se correspondía con la inscripción que había sobre la entrada, haciendo que las cosas encajasen. Pero si las dos piedras debían caer a la misma vez, ¿cómo había logrado pasar el escorpión al que perseguían? Aquella cuestión la hizo dudar durante unos instantes, mientras tomaba posición junto a una de las palancas. Clavó la vista en su compañero y esperó su señal, activando su parte del mecanismo en cuanto el de cabellos oscuros inclinó la cabeza.
La puerta empezó a abrirse lentamente, pero antes siquiera de poder mirar lo que había más allá de ella, Bio cayó al suelo, ante la atónita mirada de la hechicera. Elen corrió hacia él e intentó ayudarlo para que se incorporase, pero pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando, las agujas estaban envenenadas y ambos corrían ahora un gran peligro. Antes de que empezasen a hacerle efecto a ella también, echó mano al antídoto y acercó el frasco a los labios del hombre, para que tomase cuanto antes el remedio de Ayite potenciado y este comenzase a expulsar las toxinas de su cuerpo.
A fin de cuentas, el hongo servía para eliminar diferentes tipos de veneno, y aunque aquel no fuese igual que el que los había paralizado, también conseguiría anular sus efectos. - Rápido, tienes que dar un trago al antídoto. - indicó con voz apremiante, para luego beber ella también del mismo, esperando que el potenciador de lamia lo hiciese actuar más deprisa para no quedar a merced de los escorpiones, que de seguro se estarían frotando las manos ante la idea de disponer de dos nuevos individuos a los que sacar órganos.
- El que incendió la casa iba solo, no hubiese podido abrir la puerta sin ayuda, otro debía estarlo esperando aquí…- musitó mientras se vigilaba los brazos, donde podían apreciarse las marcas de los pinchazos recibidos. - Este era su plan, atraernos hasta aquí para acabar con nosotros…- prosiguió, desviando la vista hacia lo que había más allá de la entrada, por si aparecían enemigos.
Con cierta dificultad, pues sus músculos parecían tener problemas para responder, consiguió llevar una de las manos hasta la empuñadura de su daga y desenvainarla, mientras se concentraba para guiar su elemento hacia la contraria, de la que empezaron a salir algunas chispas. Si cualquiera de esos ladrones la tocaba se llevaría una buena descarga, pues no solo se valía de las palmas para aplicar su elemento, sino que era capaz de conducirlo a través de todo su cuerpo, con lo que cualquier parte del mismo podía transmitir la corriente.
- ¿Notas alguna mejora? - preguntó a su compañero, visiblemente preocupada por el hecho de que ambos estuviesen en la boca del lobo y debilitados a causa del veneno de las agujas. Sin duda los escorpiones contaban con un variado arsenal de toxinas a su disposición, seguramente adquiridas en el mercado negro de las catacumbas, así que ni la de cabellos cenicientos ni su acompañante podían hacerse una idea de lo que les podría estar esperando en el interior de la caverna.
Trató de volver a ponerse en pie y situarse entre la puerta y Bio, para hacer frente a lo que pudiese acercarse mientras él se iba recuperando. - Ojala Níniel haya tenido suerte con la guardia…- musitó, antes de que un eco lejano hiciera que su cuerpo se tensara. No tenía mucha fe en que las autoridades interviniesen, pero debía confiar en la capacidad de la elfa para persuadirlos. También estaba el doctor, que podría corroborar todo cuanto contase la joven al respecto, sobre el ataque a la casa y la posterior persecución al causante del incendio.
Debía tener en cuenta que aquella bola de energía delataría su posición, así que la haría desaparecer en cuanto escuchasen algún sonido extraño, que pudiese indicar la presencia de los escorpiones. Por el momento tenían que centrarse en hallar el modo de abrir la entrada, aunque eso no supuso un gran problema para Bio, que se percató de las palancas situadas a ambos lados de la puerta y del mecanismo que activaban, dando con la forma en cuestión de segundos.
La frase que había logrado descifrar anteriormente del mapa era la clave, y se correspondía con la inscripción que había sobre la entrada, haciendo que las cosas encajasen. Pero si las dos piedras debían caer a la misma vez, ¿cómo había logrado pasar el escorpión al que perseguían? Aquella cuestión la hizo dudar durante unos instantes, mientras tomaba posición junto a una de las palancas. Clavó la vista en su compañero y esperó su señal, activando su parte del mecanismo en cuanto el de cabellos oscuros inclinó la cabeza.
La puerta empezó a abrirse lentamente, pero antes siquiera de poder mirar lo que había más allá de ella, Bio cayó al suelo, ante la atónita mirada de la hechicera. Elen corrió hacia él e intentó ayudarlo para que se incorporase, pero pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando, las agujas estaban envenenadas y ambos corrían ahora un gran peligro. Antes de que empezasen a hacerle efecto a ella también, echó mano al antídoto y acercó el frasco a los labios del hombre, para que tomase cuanto antes el remedio de Ayite potenciado y este comenzase a expulsar las toxinas de su cuerpo.
A fin de cuentas, el hongo servía para eliminar diferentes tipos de veneno, y aunque aquel no fuese igual que el que los había paralizado, también conseguiría anular sus efectos. - Rápido, tienes que dar un trago al antídoto. - indicó con voz apremiante, para luego beber ella también del mismo, esperando que el potenciador de lamia lo hiciese actuar más deprisa para no quedar a merced de los escorpiones, que de seguro se estarían frotando las manos ante la idea de disponer de dos nuevos individuos a los que sacar órganos.
- El que incendió la casa iba solo, no hubiese podido abrir la puerta sin ayuda, otro debía estarlo esperando aquí…- musitó mientras se vigilaba los brazos, donde podían apreciarse las marcas de los pinchazos recibidos. - Este era su plan, atraernos hasta aquí para acabar con nosotros…- prosiguió, desviando la vista hacia lo que había más allá de la entrada, por si aparecían enemigos.
Con cierta dificultad, pues sus músculos parecían tener problemas para responder, consiguió llevar una de las manos hasta la empuñadura de su daga y desenvainarla, mientras se concentraba para guiar su elemento hacia la contraria, de la que empezaron a salir algunas chispas. Si cualquiera de esos ladrones la tocaba se llevaría una buena descarga, pues no solo se valía de las palmas para aplicar su elemento, sino que era capaz de conducirlo a través de todo su cuerpo, con lo que cualquier parte del mismo podía transmitir la corriente.
- ¿Notas alguna mejora? - preguntó a su compañero, visiblemente preocupada por el hecho de que ambos estuviesen en la boca del lobo y debilitados a causa del veneno de las agujas. Sin duda los escorpiones contaban con un variado arsenal de toxinas a su disposición, seguramente adquiridas en el mercado negro de las catacumbas, así que ni la de cabellos cenicientos ni su acompañante podían hacerse una idea de lo que les podría estar esperando en el interior de la caverna.
Trató de volver a ponerse en pie y situarse entre la puerta y Bio, para hacer frente a lo que pudiese acercarse mientras él se iba recuperando. - Ojala Níniel haya tenido suerte con la guardia…- musitó, antes de que un eco lejano hiciera que su cuerpo se tensara. No tenía mucha fe en que las autoridades interviniesen, pero debía confiar en la capacidad de la elfa para persuadirlos. También estaba el doctor, que podría corroborar todo cuanto contase la joven al respecto, sobre el ataque a la casa y la posterior persecución al causante del incendio.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Debilitado por el efecto retardado de las agujas, había terminado en el suelo, me arrastré como pude hasta quedar sentado y recostado a un lado del camino, apoyando mi espalda en una de las paredes naturales de aquella cueva; Elen actuó de prisa dándome un poco del antídoto preparado anteriormente; tal vez, con algo de suerte sería eficaz contra esta variante del veneno, los efectos no eran muy diferentes al que habían usado anteriormente, así que tal vez era tan solo alguna variante de la misma toxina. Alcancé a beber lo que la chica acercaba a mi boca y contemplé con preocupación que nada sucedía, seguía estando exactamente igual, recosté la cabeza hacia la pared y al pasar unos instantes comencé a sentir un extraño hormigueo por todo el cuerpo, los músculos me dolían un poco, pero así tras la intervención de la chica mis músculos volvían a activarse lentamente, y recuperaba con ello mi movilidad, sin embargo, el proceso de recuperación era bastante lento, al punto que aún no conseguía ponerme de pie y tendría que esperar unos instantes mientras aquel hormigueo me recorría todo el cuerpo, tal vez anulando de cada rincón los efectos de la toxina.
Después de mí, la bruja tomó también un poco de la poción para prevenir los efectos que seguro eran inminentes en ella y pareció tener éxito pues no pareció ser afectada posteriormente, recosté mi cabeza quedando con la mirada hacia arriba donde pude ver entre destellos la silueta de algo que no había podido notar antes, tal vez porque no se me ocurrió mirar en esa dirección, o porque no había imaginado que alguien podría estar en ese lugar; arriba, justo sobre nosotros, sostenido a algunas estructuras en la pared, se encontraba el escorpión que había quemado la casa - No pudo abrir la puerta solo - Confirmé la teoría de Elen en tono bajo intentando no llamar demasiado la atención - Acércate - Dije a Elen para finalmente alertarla del inminente peligro que nos acechaba, posteriormente le indiqué con la mirada que había algo sobre nosotros, con suerte entendería de lo que se trataba, apreté los puños discretamente y moví un poco los brazos para asegurarme que había recuperado mis fuerzas, y una vez satisfecho, tomé una de mis dagas y la arrojé con fuerza hacia la parte superior donde había visto la silueta del intrépido sujeto, pero antes que la daga lo alcanzara consiguió apartarse aunque escuché que la daga impactaba contra algo antes de chocar contra el techo, tal vez lo había rozado al menos ligeramente pero no podía asegurarlo.
Me levanté de prisa buscándolo con un rápido vistazo hasta encontrarlo, contaba apenas con una daga pero eso me bastaría por ahora para defenderme, Elen por su parte parecía menos indefensa, por lo que yo era la víctima más fácil - Gracias - Dije a la bruja mientras me preparaba para cualquier cosa, o al menos casi cualquier cosa - Ya me siento mejor - Afirmé mientras me lanzaba en un rápido ataque contra el escorpión que parecía sangrar por una de sus piernas, eso seguramente lo haría más lento, demasiado como para poder defenderse de los rayos de la chica, al ver que me acercaba dio un salto pasando sobre mí, pero que lo dejaba vulnerable a el ataque directo de un rayo - ¡¡Ahora Elen!! - Grité mientras me arrojaba al piso para evitar ser alcanzado por algún error de puntería, nunca está de más ser precavido, con algo de suerte lograríamos deshacernos de él, sin embargo, al caer, pude notar el lugar donde había caído parecía ser un poco más abultado que el resto del terreno, ante el presentimiento de un peligro giré hacia un lado en el suelo hasta alejarme del lugar para ver como un enorme grupo de filosas púas salía del suelo en respuesta a haber pisado ese lugar, respiré aliviado al haberme salvado pero sentí que mi espalda caía en otro punto similar así que continué rodando para ver como otro grupo de púas aparecía, me agaché con cuidado para contemplar que el suelo estaba lleno de esos pequeños bultos de tierra que antes no estaban ahí, parecían aparecer misteriosamente como si el escorpión hubiera activado algún tipo de mecanismo, aunque por ahora no podría explicar eso.
No podía permitir que Niniel cayera en alguna de esas trampas, así que tomé una piedra y tras cortar la palma de mi mano con mi daga, escribí con sangre un par de oraciones que apenas me cabían en el reducido espacio “No entres a oscuras” y “Cuidado con el suelo” fueron las únicas cosas que pude escribir antes de arrojar la piedra hasta afuera de la cueva esperando que con algo de suerte la elfa pudiera verla al pasar y que le sirviera de ayuda para mantenerse a salvo, me giré entonces para ver cómo había terminado la batalla de Elen contra el escorpión para continuar avanzando o si aún seguía en curso...
Después de mí, la bruja tomó también un poco de la poción para prevenir los efectos que seguro eran inminentes en ella y pareció tener éxito pues no pareció ser afectada posteriormente, recosté mi cabeza quedando con la mirada hacia arriba donde pude ver entre destellos la silueta de algo que no había podido notar antes, tal vez porque no se me ocurrió mirar en esa dirección, o porque no había imaginado que alguien podría estar en ese lugar; arriba, justo sobre nosotros, sostenido a algunas estructuras en la pared, se encontraba el escorpión que había quemado la casa - No pudo abrir la puerta solo - Confirmé la teoría de Elen en tono bajo intentando no llamar demasiado la atención - Acércate - Dije a Elen para finalmente alertarla del inminente peligro que nos acechaba, posteriormente le indiqué con la mirada que había algo sobre nosotros, con suerte entendería de lo que se trataba, apreté los puños discretamente y moví un poco los brazos para asegurarme que había recuperado mis fuerzas, y una vez satisfecho, tomé una de mis dagas y la arrojé con fuerza hacia la parte superior donde había visto la silueta del intrépido sujeto, pero antes que la daga lo alcanzara consiguió apartarse aunque escuché que la daga impactaba contra algo antes de chocar contra el techo, tal vez lo había rozado al menos ligeramente pero no podía asegurarlo.
Me levanté de prisa buscándolo con un rápido vistazo hasta encontrarlo, contaba apenas con una daga pero eso me bastaría por ahora para defenderme, Elen por su parte parecía menos indefensa, por lo que yo era la víctima más fácil - Gracias - Dije a la bruja mientras me preparaba para cualquier cosa, o al menos casi cualquier cosa - Ya me siento mejor - Afirmé mientras me lanzaba en un rápido ataque contra el escorpión que parecía sangrar por una de sus piernas, eso seguramente lo haría más lento, demasiado como para poder defenderse de los rayos de la chica, al ver que me acercaba dio un salto pasando sobre mí, pero que lo dejaba vulnerable a el ataque directo de un rayo - ¡¡Ahora Elen!! - Grité mientras me arrojaba al piso para evitar ser alcanzado por algún error de puntería, nunca está de más ser precavido, con algo de suerte lograríamos deshacernos de él, sin embargo, al caer, pude notar el lugar donde había caído parecía ser un poco más abultado que el resto del terreno, ante el presentimiento de un peligro giré hacia un lado en el suelo hasta alejarme del lugar para ver como un enorme grupo de filosas púas salía del suelo en respuesta a haber pisado ese lugar, respiré aliviado al haberme salvado pero sentí que mi espalda caía en otro punto similar así que continué rodando para ver como otro grupo de púas aparecía, me agaché con cuidado para contemplar que el suelo estaba lleno de esos pequeños bultos de tierra que antes no estaban ahí, parecían aparecer misteriosamente como si el escorpión hubiera activado algún tipo de mecanismo, aunque por ahora no podría explicar eso.
No podía permitir que Niniel cayera en alguna de esas trampas, así que tomé una piedra y tras cortar la palma de mi mano con mi daga, escribí con sangre un par de oraciones que apenas me cabían en el reducido espacio “No entres a oscuras” y “Cuidado con el suelo” fueron las únicas cosas que pude escribir antes de arrojar la piedra hasta afuera de la cueva esperando que con algo de suerte la elfa pudiera verla al pasar y que le sirviera de ayuda para mantenerse a salvo, me giré entonces para ver cómo había terminado la batalla de Elen contra el escorpión para continuar avanzando o si aún seguía en curso...
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Re: [Cerrado] El misterioso caso de los hombres escorpión [Interpretativo-Libre-Noche]
Tal y como había ordenado el hombre al mando del pequeño grupo de la guardia, el humano que respondía al nombre de Matié o al título de sargento, sus hombres dejaron de holgazanear y tomaron su equipo en un silencio solo roto por el crepitar del fuego en la chimenea y el tintineo metálico de sus armas y armaduras al colocárselas. Níniel había conseguido su ayuda pero su ánimo no era precisamente alto, casi parecía que estuviesen pensando en que aquella salida nocturna iba a acabar muy mal, y seguramente mas de uno estaba maldiciendo el día en que decidió unirse a la guardia. Los únicos mas animados de entre aquellos humanos eran los dos que el sargento iba a dejar en los barracones, el resto, que sumaban la cifra de diez, irían a aquella zona de cuevas a buscar la marcada en el mapa. Níniel, incapaz de mandar a aquellos humanos a hacer algo que ella misma no estuviera dispuesta a hacer iría con ellos, pero el doctor se quedaría allí, de hecho seguramente pasaría allí una temporada hasta que su casa fuese reconstruida.
Una vez fuera, bajo la lluvia, seis de aquellos hombres tomaron caballos y otros cuatro irían andando. Avanzarían juntos un trecho, hasta llegar a la casa incendiada y comprobar que cuanto habían dicho de aquel ataque era cierto. Allí se quedarían los cuatro guardias a pie y los jinetes continuarían su camino pudiéndose mover a partir de ese momento más rápido, y los dioses sabían que necesitaban ser raudos o solo encontraría los cuerpos desprovistos de órganos de Bio Y Elen. De nuevo el silencio ominoso fue la tónica general y Níniel, cerrando la comitiva sobre su montura y arrebujándose bajo su capa, no sabía cómo romperlo. Qué diferentes eran aquellas historias en los libros que los humanos escribían, soldados apuestos y valientes que se arrojaban al peligro y volvían henchidos de orgullo por el deber cumplido...Aquellos parecían ganado camino al matadero.
Cuando llegaron al lugar del incendio, ya apagado y que poca cosa había dejado de la modesta casa, solo una pequeña parte de su estructura totalmente negra por el fuego, se encontraron con un tipo con una capa corta con capucha y un arco a la espalda que parecía sentir curiosidad por los restos calcinados, concrétamente sostenía en sus manos una de aquella esferas que habían usado los atacantes, una de las soltaban una lluvia de agujas poco después de ser lanzadas. Antes de que pudiera moverse, de hecho ni lo intentó, dos de los guardias le amenazaban con sus armas.
-¿Es uno de los atacantes?- Preguntó el sargento Matié en voz alta a Níniel que rápidamente negó con la cabeza.
-No, los atacantes tenían artilugios en las manos y en la espalda que les hacían parecer grandes escorpiones...Y no llevaban arco-
-¿Quién demonios eres? Quítate esa capucha para que pueda verte- El hombre obedeció despacio y se retiró la capucha que cubría su rostro. Era un humano, uno joven, de unos quince o dieciséis años a lo sumo.
-Es el hijo del molinero...¿Qué haces aquí?-
-Escuché al médico hablar de los escorpiones y también a la mujer elfa decir que iba a por ayuda tras el incendio. sabía que si os convencía pasaríais por aquí...Voy con vosotros, quiero ayudar-
Aquellas palabras causaron que la mayoría de los guardias estallara en carcajadas, lo cual no tenía mucho sentido para la peliblanca. Entendía que era joven, y que fuese el hijo de un molinero parecía prueba de que no habría recibido entrenamiento marcial alguno, pero aún así la determinación en su mirada y en su voz demostraba un valor mayor que el mostrado por los supuestos "hombres de armas" a los que casi había tenido que sacar a rastras de su cuartel.
-Sé disparar con el arco, practico todos los días tras ayudar a mi padre en el molino- Dijo el chico herido por las burlas
-Vuelve a casa antes de que le diga a tu padre que has cogido su arco de caza sin permiso- De nuevo mas risas burlonas.
-He dicho que voy, esos malnacidos atacaron a mi madre y voy a hacer que lo lamenten, iré con o sin vuestro permiso-
El sargento lo miró y por primera vez sopesó la opción de dejar que el chico les acompañara pero seguía sin tenerlo claro.
-Ninguno de mis hombres puede llevarte, puedes intentar seguirnos a pie si quieres- dijo dando el asunto por zanjado y poniendo al grupo en marcha y dejando allí al desolado joven. Sin embargo, cuando la peliblanca pasó al lado del chico le tendió la mano ofreciéndole llevarle, su montura era fuerte y ella era ligera, podría con los dos. Le había caído bien aquel muchacho, la familia era importante, no podía permitirse que nadie le hiciera daño y saliese impune.
Tras ayudar a subir a su caballo al joven, que se sonrojó al sentarse tras la peliblanca, pareciendo cohibido por estar tan cerca de ella, puso al galope a su montura para seguir a los guardias, el lugar marcado no debía de estar muy lejos. La joven no le dio importancia al nerviosismo de su nuevo compañero, suponiendo que no debía de tratar con muchos elfos y que ese sería el motivo.
Pronto el grupo se detuvo y bajaron de sus monturas, el guardia que llevaba el mapa informó de que el lugar que buscaban debía de estar por allí y que quizá la entrada estuviese oculta o fuese difícil de ver. Se dividieron en grupos y no tardaron en encontrar la apertura en la roca. El interior estaba oscuro como boca de lobo por lo que entre los últimos preparativos para entrar estaba el preparar antorchas. En ese momento el joven advirtió a los demás de que se fijaran en algo que había visto en el suelo. Era una piedra y en ella había un mensaje escrito en rojo. "No", "oscuras" y "suelo" era lo único que podía leerse, el resto estaba borroso.
-¿Está escrito con sangre?- preguntó uno de los guardias alarmado, Níniel asintió. -Y fresca, creo que es un aviso de mis compañeros. No oscuras, suelo...Será mejor tener cuidado. Avanzar en silencio con la mínima luz posible y atentos a cualquier posible peligro-
Ya preparados y con aquella advertencia medio borrada por la lluvia en la cabeza, el grupo se encaminó hacia la oscuridad iluminados por el fuego de las antorchas.
Una vez fuera, bajo la lluvia, seis de aquellos hombres tomaron caballos y otros cuatro irían andando. Avanzarían juntos un trecho, hasta llegar a la casa incendiada y comprobar que cuanto habían dicho de aquel ataque era cierto. Allí se quedarían los cuatro guardias a pie y los jinetes continuarían su camino pudiéndose mover a partir de ese momento más rápido, y los dioses sabían que necesitaban ser raudos o solo encontraría los cuerpos desprovistos de órganos de Bio Y Elen. De nuevo el silencio ominoso fue la tónica general y Níniel, cerrando la comitiva sobre su montura y arrebujándose bajo su capa, no sabía cómo romperlo. Qué diferentes eran aquellas historias en los libros que los humanos escribían, soldados apuestos y valientes que se arrojaban al peligro y volvían henchidos de orgullo por el deber cumplido...Aquellos parecían ganado camino al matadero.
Cuando llegaron al lugar del incendio, ya apagado y que poca cosa había dejado de la modesta casa, solo una pequeña parte de su estructura totalmente negra por el fuego, se encontraron con un tipo con una capa corta con capucha y un arco a la espalda que parecía sentir curiosidad por los restos calcinados, concrétamente sostenía en sus manos una de aquella esferas que habían usado los atacantes, una de las soltaban una lluvia de agujas poco después de ser lanzadas. Antes de que pudiera moverse, de hecho ni lo intentó, dos de los guardias le amenazaban con sus armas.
-¿Es uno de los atacantes?- Preguntó el sargento Matié en voz alta a Níniel que rápidamente negó con la cabeza.
-No, los atacantes tenían artilugios en las manos y en la espalda que les hacían parecer grandes escorpiones...Y no llevaban arco-
-¿Quién demonios eres? Quítate esa capucha para que pueda verte- El hombre obedeció despacio y se retiró la capucha que cubría su rostro. Era un humano, uno joven, de unos quince o dieciséis años a lo sumo.
-Es el hijo del molinero...¿Qué haces aquí?-
-Escuché al médico hablar de los escorpiones y también a la mujer elfa decir que iba a por ayuda tras el incendio. sabía que si os convencía pasaríais por aquí...Voy con vosotros, quiero ayudar-
Aquellas palabras causaron que la mayoría de los guardias estallara en carcajadas, lo cual no tenía mucho sentido para la peliblanca. Entendía que era joven, y que fuese el hijo de un molinero parecía prueba de que no habría recibido entrenamiento marcial alguno, pero aún así la determinación en su mirada y en su voz demostraba un valor mayor que el mostrado por los supuestos "hombres de armas" a los que casi había tenido que sacar a rastras de su cuartel.
-Sé disparar con el arco, practico todos los días tras ayudar a mi padre en el molino- Dijo el chico herido por las burlas
-Vuelve a casa antes de que le diga a tu padre que has cogido su arco de caza sin permiso- De nuevo mas risas burlonas.
-He dicho que voy, esos malnacidos atacaron a mi madre y voy a hacer que lo lamenten, iré con o sin vuestro permiso-
El sargento lo miró y por primera vez sopesó la opción de dejar que el chico les acompañara pero seguía sin tenerlo claro.
-Ninguno de mis hombres puede llevarte, puedes intentar seguirnos a pie si quieres- dijo dando el asunto por zanjado y poniendo al grupo en marcha y dejando allí al desolado joven. Sin embargo, cuando la peliblanca pasó al lado del chico le tendió la mano ofreciéndole llevarle, su montura era fuerte y ella era ligera, podría con los dos. Le había caído bien aquel muchacho, la familia era importante, no podía permitirse que nadie le hiciera daño y saliese impune.
Tras ayudar a subir a su caballo al joven, que se sonrojó al sentarse tras la peliblanca, pareciendo cohibido por estar tan cerca de ella, puso al galope a su montura para seguir a los guardias, el lugar marcado no debía de estar muy lejos. La joven no le dio importancia al nerviosismo de su nuevo compañero, suponiendo que no debía de tratar con muchos elfos y que ese sería el motivo.
Pronto el grupo se detuvo y bajaron de sus monturas, el guardia que llevaba el mapa informó de que el lugar que buscaban debía de estar por allí y que quizá la entrada estuviese oculta o fuese difícil de ver. Se dividieron en grupos y no tardaron en encontrar la apertura en la roca. El interior estaba oscuro como boca de lobo por lo que entre los últimos preparativos para entrar estaba el preparar antorchas. En ese momento el joven advirtió a los demás de que se fijaran en algo que había visto en el suelo. Era una piedra y en ella había un mensaje escrito en rojo. "No", "oscuras" y "suelo" era lo único que podía leerse, el resto estaba borroso.
-¿Está escrito con sangre?- preguntó uno de los guardias alarmado, Níniel asintió. -Y fresca, creo que es un aviso de mis compañeros. No oscuras, suelo...Será mejor tener cuidado. Avanzar en silencio con la mínima luz posible y atentos a cualquier posible peligro-
Ya preparados y con aquella advertencia medio borrada por la lluvia en la cabeza, el grupo se encaminó hacia la oscuridad iluminados por el fuego de las antorchas.
Níniel Thenidiel
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