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La peliblanca estuvo tentada de no hacer caso a Ellie y presentarse delante de los guardias para explicarles toda la situación hasta el último detalle, incluido el hecho de que sus dos compañeros no estaban en el cuerpo que les correspondía y que aquellos Vivant sin duda sabrían cómo revertir el proceso, el libro que la elfa conservaba en su poder era la prueba. El problema era que si ya les iba a costar explicar a la guardia cómo un buen puñado de invitados habían acabado convertidos en animales durante el asalto de unos ladrones, si la elfa les delataba como brujos y destapaba sus peligrosos estudios sobre alquimia directamente acabarían en prisión, y allí de poca ayuda iban a ser, por ello a pesar de todo decidió seguir a la chica-chico. Con cuidado le tendió a Mini-Alanna que continuaba adormilada y siguió a Eltrant a través de la ventana y desde allí a la puerta de atrás de la mansión, donde parecía que la guardia aún no había apostado vigilancia. El frío debió despertar a la pequeña y fue una suerte, Níniel hubiese arrancado aquella puerta de sus goznes sin importarle mucho alertar con el ruido a alguna patrulla de soldados y sin embargo Alanna pudo abrirla en silencio, demostrando una vez más que incluso con ese diminuto cuerpecito seguía siendo ella.
-Iremos a la posada donde tengo una habitación, allí podremos pararnos a pensar nuestro siguiente paso con tranquilidad y descansar. Además hay habitaciones libres, lo de la sastrería no puede volver a repetirse- Dijo la elfa entendiendo que era la mejor opción disponible.
Por desgracia los carruajes estaban en la parte delantera de la mansión de los Vivant y a aquellas alturas ir a por el suyo sería muy mala idea por lo que no tuvieron más remedio que ir andando hasta la zona cercana al hospital de la ciudad. Debían moverse rápido y tratando de evitar encontrarse con alguien en la medida de lo posible, su aspecto podría levantar sospechas y provocar preguntas incómodas que difícilmente podrían responder de manera satisfactoria. ¿Qué podían decir? ¿Que fueron a una fiesta y la pequeña se cayó en la fondue de chocolate?. No obstante por la hora que era las calles no estaban muy concurridas y con un poco de suerte y hábil callejeo lograron llegar sin mayores contratiempos que el de una pareja de guardias que les vio y de lejos y no les dio importancia.
La planta baja de la posada estaba vacía, los últimos parroquianos habrían vuelto a su casa hacía tiempo y los huéspedes estarían ya de vuelta a sus habitaciones en el piso superior. Tras la barra solo quedaba el dueño del lugar que parecía estar de guardia aquella noche pero se había quedado dormido mientras limpiaba las jarras y roncaba pesádamente con la cabeza apoyada sobre la madera con una gran jarra en una mano. Un tintineo metálico sonó cuando la puerta se abrió y con un respingo el hombre se despertó y miró a los recién llegados con media cara roja por la postura en la que se había quedado frito.
-...ummmh...ammm, señorita Thenidiel, regresa pronto ¿Quiénes la acompañan?-
-Buenas noches Beor. La fiesta tuvo que acabar antes de lo previsto por un un...Incidente, estas son unas amigas mías. Ellie y su prima Alanna. ¿Sigue libre la habitación frente a la mía?-
-Sí señorita. Les haré descuento ya que vienen con usted. Diez monedas, y esa pequeña parece necesitar un baño, prepararé algo de agua caliente.- El hombre les tendió una llave que abriría la habitación mencionada y desapareció para preparar el agua caliente mientras murmuraba algo sobre que parecía que la niña se había caído en una fundue de chocolate. Níniel enarcó la ceja por aquel comentario y no pudo evitar pensar en lo raros que eran los humanos.
Ya en el piso de arriba Níniel trató de mantener a Alanna despierta y de que necesitaba bañarse antes de ir a dormir o pondría toda la cama perdida de chocolate y eso pondría triste al posadero que siempre trataba de mantenerlo todo limpio. Se quitó aquel vestido para ponerse una de sus túnicas mucho más cómodas tras asegurarse de que Eltrant estaba en su propia habitación y le prometió que tan pronto como amaneciera se pondrían manos a la obra para tratar de devolverles a él y a Alanna a la normalidad.
-Mucho mejor, me dolían los pies de andar con esos zapatos-
A pesar de sus esfuerzos por intentar que la pequeña aguantara despierta el sueño la estaba venciendo y aunque eso la volvía irascible la verdad es que resultaba muy mona incluso así. Además Níniel contaba con un arma secreta que la niña no esperaba y tras ver que sus palabras ya poco podían hacer dio un par de golpecitos a la madera de la cama y de debajo de ella salió una pequeña y adorable ardilla de blanco pelaje que inmediatamente comenzó a mirar a Mini-Alanna con curiosidad con sus ojitos negros y a corretear a su alrededor de forma juguetona.
-Te presento a mi fiel compañero de aventuras, Geralt. Parece que le caes bien-
Pronto recibió el aviso del posadero de que el agua caliente estaba preparada y la peliblanca llenó la bañera mientras Geralt entretenía a la pequeña...Aunque también parecía que era al revés y era la niña la que entretenía al roedor que emitía constantes chillidos de satisfacción e incluso le regaló una de sus preciadas bellotas a su nueva compañera de juegos. Cuando el baño estuvo a punto, Níniel instó a Alanna a quitarse aquel sucio vestido y se metiera al agua de forma maternal.
Última edición por Níniel Thenidiel el Miér Ago 26 2015, 17:57, editado 2 veces
Níniel Thenidiel
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La pequeña Alanna, medio dormida, notaba el trote que tenían los dos adultos al intentar salir, el balanceo era como una cuna, y, enganchada a los lazos de la camisa de Ellie, volvió a adormilarse. La velocidad disminuyó a medida que se alejaban de la mansión, estaba claro que no querían alzar sospechas.
Alanna comenzaba a impacientarse, quería dormir, pero notaba la tensión de los adultos y no podía, con ojitos entrecerrados, se medio levantó para observar el camino, con un mohin en los labios y pequeños gruñiditos molestos. Miraba a su alrededor, rabiosa, ¿por qué hacía frío? Quería meterse en la cama calentita, abrazando su peluche y dormir. Volvió a recostar la cabecita en el pecho de Ellie, y rió un poco.
- Blandito, blandito, blandito...- dijo chocando su mejilla con suavidad. Para, al instante, dar un bostezo.
El resto del camino lo pasó intentando no dormirse, pero con sus gruñiditos como protesta. Finalmente llegaron frente a una casa de dos pisos, daba la impresión de ser larga, más de lo que era ancha, tenía un color blancuzco, aunque por la mañana debía de verse de un color crema, piedras hasta algo menos de media pared, ventanas de madera, puerta del mismo material con bisagras negras.
Cuando la elfa abrió se escuchó un sonido metálico que despertó más a la pequeña, quien aguantaba a duras penas, cabeceando. Un hombre mayor se revolvió con susto, haciendo reír a la pequeña con su gesto, allí se estaba más calentito, ¿ya podría dormir?
Niniel y el posadero intercambiaron unas cuantas palabras antes de que pudieran ir a las habitaciones, tras subir unas escaleras, Alanna notó que volvía a cambiar de manos, y se abrazó a la elfa, que seguía oliendo a flores, y se acurrucó en su cuello mirando hacia fuera "calentita" pensó mientras escuchaba abrir la puerta. La dejaron en el suelo, sentada sobre una alfombra, dando bandazos con la cabeza mientras Niniel se cambiaba de ropa.
A cada intentó de la elfa por mantenerla despierta, Alanna daba un cabezazo y hacía un quejido que sonaba a una "meh" largo, bastante gracioso. La pequeña quería dormir. Sin embargo, los golpes que Niniel dio en la madera de la cama la hicieron abrir los ojos, la cabeza le giró de delante a atrás hasta quedarse recta.
Frente a la niña, una adorable ardillita blanca que giró su cabeza la hizo despertar. La niña miró a Niniel, que le presentó a la ardillita como Geralt, la niña sentada, imitó el movimiento de cabeza del animal, mirando al roedor con la cabeza girada, para, finalmente, sonreír e intentar decir su nombre.
- Gerald.- sonrió estirando sus manitas.
La ardilla se acercó a ella, y subió hasta su hombro para olisquearla haciéndole cosquillas con los bigotes y logrando que la pequeña riese y la abrazase con cuidado. Se mantuvo jugando con la ardilla dando vueltas por el suelo riendo con voz clara, recibió una bellota del animalito y volvió a achucharlo con cariño. Finalmente acabó el juego, la elfa avisó a la niña para que fuera a bañarse, y la pequeña asintió entrando en el baño.
Pronto estuvo dentro del agua calentita, que le devolvió el sueño, aun con cinco años, había cosas que ya sabía hacer, asearse era una, salió de la bañera con cuidado y después de secarse, se metió dentro de una de las camisas de Niniel, que le venía gigantesca, empezó a andar somnolienta, y, ya en el dormitorio, se pisó la camisa cayendo sobre la alfombra, y, soltando otro "meh" se arrastró para, finalmente, subir de un salto a la cama y quedarse dormida inmediatamente tras tocar el colchón.
*******************
Se despertó a media noche, revolviéndose en la mullida cama, y abrió los ojos, asustada, la Alanna adulta estaba acostumbrada a tolerar esas pesadillas, pero no la Alanna pequeña. Los ojos, abiertos como platos, empezaron a llenarsele de lágrimas, y unos ligeros hipidos empezaron a resonar, para, finalmente, volverse un llanto claro.
La niña se había arrodillado sobre la cama mientras llamaba
- ¡Mamá... Papá... Elise...! ¿porque os habeis ido?- se lamentó la pequeña- prometo que seré buena, Mamá... Elise...- Volvió a llorar acurrucandose y abrazandose a si misma, asustada por la oscuridad del cuarto, sus pesadillas y los pensamientos oscuros que se abrían paso desde su corazón hasta su cabeza.- Pedon...- se disculpó a la nada mientras el agua salada mojaba sus mejillas rojizas.
¿Cuándo acabarían las pesadillas que tenía desde el viaje al norte? ¿es que no podían dejar de acosarla ni siquiera en esa mente inocente? ¿Tenían que atormentarla incluso siendo niña?
Alanna comenzaba a impacientarse, quería dormir, pero notaba la tensión de los adultos y no podía, con ojitos entrecerrados, se medio levantó para observar el camino, con un mohin en los labios y pequeños gruñiditos molestos. Miraba a su alrededor, rabiosa, ¿por qué hacía frío? Quería meterse en la cama calentita, abrazando su peluche y dormir. Volvió a recostar la cabecita en el pecho de Ellie, y rió un poco.
- Blandito, blandito, blandito...- dijo chocando su mejilla con suavidad. Para, al instante, dar un bostezo.
El resto del camino lo pasó intentando no dormirse, pero con sus gruñiditos como protesta. Finalmente llegaron frente a una casa de dos pisos, daba la impresión de ser larga, más de lo que era ancha, tenía un color blancuzco, aunque por la mañana debía de verse de un color crema, piedras hasta algo menos de media pared, ventanas de madera, puerta del mismo material con bisagras negras.
Cuando la elfa abrió se escuchó un sonido metálico que despertó más a la pequeña, quien aguantaba a duras penas, cabeceando. Un hombre mayor se revolvió con susto, haciendo reír a la pequeña con su gesto, allí se estaba más calentito, ¿ya podría dormir?
Niniel y el posadero intercambiaron unas cuantas palabras antes de que pudieran ir a las habitaciones, tras subir unas escaleras, Alanna notó que volvía a cambiar de manos, y se abrazó a la elfa, que seguía oliendo a flores, y se acurrucó en su cuello mirando hacia fuera "calentita" pensó mientras escuchaba abrir la puerta. La dejaron en el suelo, sentada sobre una alfombra, dando bandazos con la cabeza mientras Niniel se cambiaba de ropa.
A cada intentó de la elfa por mantenerla despierta, Alanna daba un cabezazo y hacía un quejido que sonaba a una "meh" largo, bastante gracioso. La pequeña quería dormir. Sin embargo, los golpes que Niniel dio en la madera de la cama la hicieron abrir los ojos, la cabeza le giró de delante a atrás hasta quedarse recta.
Frente a la niña, una adorable ardillita blanca que giró su cabeza la hizo despertar. La niña miró a Niniel, que le presentó a la ardillita como Geralt, la niña sentada, imitó el movimiento de cabeza del animal, mirando al roedor con la cabeza girada, para, finalmente, sonreír e intentar decir su nombre.
- Gerald.- sonrió estirando sus manitas.
La ardilla se acercó a ella, y subió hasta su hombro para olisquearla haciéndole cosquillas con los bigotes y logrando que la pequeña riese y la abrazase con cuidado. Se mantuvo jugando con la ardilla dando vueltas por el suelo riendo con voz clara, recibió una bellota del animalito y volvió a achucharlo con cariño. Finalmente acabó el juego, la elfa avisó a la niña para que fuera a bañarse, y la pequeña asintió entrando en el baño.
Pronto estuvo dentro del agua calentita, que le devolvió el sueño, aun con cinco años, había cosas que ya sabía hacer, asearse era una, salió de la bañera con cuidado y después de secarse, se metió dentro de una de las camisas de Niniel, que le venía gigantesca, empezó a andar somnolienta, y, ya en el dormitorio, se pisó la camisa cayendo sobre la alfombra, y, soltando otro "meh" se arrastró para, finalmente, subir de un salto a la cama y quedarse dormida inmediatamente tras tocar el colchón.
*******************
Se despertó a media noche, revolviéndose en la mullida cama, y abrió los ojos, asustada, la Alanna adulta estaba acostumbrada a tolerar esas pesadillas, pero no la Alanna pequeña. Los ojos, abiertos como platos, empezaron a llenarsele de lágrimas, y unos ligeros hipidos empezaron a resonar, para, finalmente, volverse un llanto claro.
La niña se había arrodillado sobre la cama mientras llamaba
- ¡Mamá... Papá... Elise...! ¿porque os habeis ido?- se lamentó la pequeña- prometo que seré buena, Mamá... Elise...- Volvió a llorar acurrucandose y abrazandose a si misma, asustada por la oscuridad del cuarto, sus pesadillas y los pensamientos oscuros que se abrían paso desde su corazón hasta su cabeza.- Pedon...- se disculpó a la nada mientras el agua salada mojaba sus mejillas rojizas.
¿Cuándo acabarían las pesadillas que tenía desde el viaje al norte? ¿es que no podían dejar de acosarla ni siquiera en esa mente inocente? ¿Tenían que atormentarla incluso siendo niña?
Alanna Delteria
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Después de unos segundos en silencio la elfa le hizo caso, y aunque noto la duda en su mirada, acabaron saliendo de la mansión a escondidas. Sabía perfectamente por qué la peliblanca dudó, y no la culpaba, no había que ser ningún tipo de genio para adivinarlo, todo podría ser mucho más sencillo si explicaran a la guardia lo que había sucedido, no obstante, aquello también podría acabar mal, si pensaban fríamente los hechos, era lo más probable.
Siguió a Niniel, mientras cargaba con la pequeña guarda, hasta la posada dónde esta se hospedaba. Era un lugar agradable y por su aspecto, bastante más caro que el sitio dónde él solía pasar la noche en Lunargenta, estaba demasiado cansado como para preguntarse siquiera si tenía dinero encima como para pagarse una estancia en aquel lugar, así que, sin mediar palabra con la elfa se adentró tras ella en el local.
Una vez dentro la elfa les presentó como al hospedero, sonriendo educadamente, Eltrant dejó sobre el mostrador la cantidad de dinero que este había pedido y subió al piso superior, dónde Niniel se aseguró que se internase en su habitación. –“No es como si fuese a espiaros o algo…” – Susurró mientras entraba en su dormitorio. -"A parte, ya lo he visto todo" - Pensó cerrando la puerta tras de si, sin poder ocultar la media sonrisa que cruzó su cara.
La habitación no era sumamente grande, pero como el mercenario había sospechado, era muy acogedora, una suave y mullida cama, un gran armario y una pequeña mesilla de noche; lo justo y necesario para pasar allí una noche agradable. Suspiró al pensar que todas sus posesiones seguían en la otra posada, al menos seguían seguras.
Sin mucho que hacer salvo esperar a caer agotado, vagó por la habitación durante varios minutos, hasta que, curioso, abrió el armario; Un juego de ropa de hombre descansaba en su interior, Eltrant, tras estudiar las prendas durante un rato, decidió deshacerse de la falda y la camisa e intercambiarlas por aquellas que descansaban al fondo del mueble.
Sonriendo gracias a un atuendo con el que se sentía mucho más cómodo se dejó caer sobre la cama, no había conseguido encontrar ropa interior masculina, pero al menos ya no llevaba aquella falda de color rosa.
Un último bostezo le indicó lo que estaba a punto de pasar, no tardó en caer dormido.
***
Se despertó a mitad de la noche, le dolía la cabeza, como si esta quisiese estallar en cualquier momento, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que acababa de vivir el día más extraño que recordaba, y eso que una maldita botella le transportó hasta una playa donde había una especie de mercado.
Se estiró y, después de levantarse de la cama, salió de la habitación; El dueño de la posada seguiría en la planta baja esperando los posibles clientes que llegaban a la ciudad a aquellas horas, podría pedirle al menos un vaso de agua.
Una vez en el pasillo no pudo evitar oír a Alanna hablando sola en su habitación, alzó la mano dispuesto a entrar en la misma y ver que sucedida, pero dormía en la misma habitación que Niniel, y la elfa había sido bastante estricta en ese sentido, si tenía algún problema la peliblanca se encargaría de animarla; después de esperar un rato hasta que la voz de la pequeña cesó, suspiró y bajó hasta el piso inferior.
Una vez ahí, volvió a despertar al pobre hombre que había vuelto a quedar profundamente dormido sobre la barra y cortésmente pidió que le sirvieran un vaso de agua, pagando justo tras aquello por las ropas que acababa de ponerse, el hombre somnoliento, enarcó una ceja al ver a la muchacha vestir ropas de hombre, pero no dijo ningún comentario al respecto, alguien que regentaba una posada estaría muy acostumbrado a ver cosas bastante más raras.
Tras una pequeña conversación con el posadero, que resultaba llamarse Beor, volvió a su habitación, no sin antes pararse frente a la habitación donde la guarda y la elfa descansaban, por si oía algo.
No consiguió volver a oír nada, así que tras encogerse de hombros volvió a la cama, habría tenido una pesadilla.
Siguió a Niniel, mientras cargaba con la pequeña guarda, hasta la posada dónde esta se hospedaba. Era un lugar agradable y por su aspecto, bastante más caro que el sitio dónde él solía pasar la noche en Lunargenta, estaba demasiado cansado como para preguntarse siquiera si tenía dinero encima como para pagarse una estancia en aquel lugar, así que, sin mediar palabra con la elfa se adentró tras ella en el local.
Una vez dentro la elfa les presentó como al hospedero, sonriendo educadamente, Eltrant dejó sobre el mostrador la cantidad de dinero que este había pedido y subió al piso superior, dónde Niniel se aseguró que se internase en su habitación. –“No es como si fuese a espiaros o algo…” – Susurró mientras entraba en su dormitorio. -"A parte, ya lo he visto todo" - Pensó cerrando la puerta tras de si, sin poder ocultar la media sonrisa que cruzó su cara.
La habitación no era sumamente grande, pero como el mercenario había sospechado, era muy acogedora, una suave y mullida cama, un gran armario y una pequeña mesilla de noche; lo justo y necesario para pasar allí una noche agradable. Suspiró al pensar que todas sus posesiones seguían en la otra posada, al menos seguían seguras.
Sin mucho que hacer salvo esperar a caer agotado, vagó por la habitación durante varios minutos, hasta que, curioso, abrió el armario; Un juego de ropa de hombre descansaba en su interior, Eltrant, tras estudiar las prendas durante un rato, decidió deshacerse de la falda y la camisa e intercambiarlas por aquellas que descansaban al fondo del mueble.
Sonriendo gracias a un atuendo con el que se sentía mucho más cómodo se dejó caer sobre la cama, no había conseguido encontrar ropa interior masculina, pero al menos ya no llevaba aquella falda de color rosa.
Un último bostezo le indicó lo que estaba a punto de pasar, no tardó en caer dormido.
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Se despertó a mitad de la noche, le dolía la cabeza, como si esta quisiese estallar en cualquier momento, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que acababa de vivir el día más extraño que recordaba, y eso que una maldita botella le transportó hasta una playa donde había una especie de mercado.
Se estiró y, después de levantarse de la cama, salió de la habitación; El dueño de la posada seguiría en la planta baja esperando los posibles clientes que llegaban a la ciudad a aquellas horas, podría pedirle al menos un vaso de agua.
Una vez en el pasillo no pudo evitar oír a Alanna hablando sola en su habitación, alzó la mano dispuesto a entrar en la misma y ver que sucedida, pero dormía en la misma habitación que Niniel, y la elfa había sido bastante estricta en ese sentido, si tenía algún problema la peliblanca se encargaría de animarla; después de esperar un rato hasta que la voz de la pequeña cesó, suspiró y bajó hasta el piso inferior.
Una vez ahí, volvió a despertar al pobre hombre que había vuelto a quedar profundamente dormido sobre la barra y cortésmente pidió que le sirvieran un vaso de agua, pagando justo tras aquello por las ropas que acababa de ponerse, el hombre somnoliento, enarcó una ceja al ver a la muchacha vestir ropas de hombre, pero no dijo ningún comentario al respecto, alguien que regentaba una posada estaría muy acostumbrado a ver cosas bastante más raras.
Tras una pequeña conversación con el posadero, que resultaba llamarse Beor, volvió a su habitación, no sin antes pararse frente a la habitación donde la guarda y la elfa descansaban, por si oía algo.
No consiguió volver a oír nada, así que tras encogerse de hombros volvió a la cama, habría tenido una pesadilla.
Eltrant Tale
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Es una mañana relativamente tranquila y llena de ineptos con dinero, no se puede pedir más en esta vida. Chimar realiza su típica “limpieza” en el mercado, ya tiene suficiente habilidad para realizar los robos sin preocuparse demasiado. En breve cumple la cuota del día pero decide hacer un poco de trabajo extra, siempre resulta bueno tener dinero adicional en la reserva de la ratonera para situaciones extrañas.
Esto es demasiado fácil jeje.
Un gordo mercader pierde parte de su capital mientras cierra cierto trato, aquella señora noble “extravía” su dinero al estar demasiado ocupada viendo puestos. El joven inventor esta de suerte, parece que será uno de esos días en lo que todo sale bien. Se toma un descanso, a veces la adrenalina puede llegar a ser embriagante y es necesario bajar su nivel para seguir realizando trabajos de precisión.
Recostado del obelisco en el centro de la plaza nota como alguien le clava una mirada, luego de varios instantes se le acerca. Un centenar de cosas recorren la mente del niño ¿alguien le vio? ¿Se delato? Barajea sus opciones pero decide no correr de momento pues nadie ha gritado “ladrón” aun. Se contiene para no parecer asustado aunque la situación puede tornarse algo comprometedora, tiene las piernas listas para huir y una ruta previamente trazada por precaución.
¿Chimar?
Si… ¿quién eres tú?
No me conoces, me mandaron a buscarte y dijeron que estarías aquí.
¿Alguien en particular?
Una elfa, se queda en la posada de mi padre cerca de la carretera del rey.
¿Níniel? ¿¡Le ocurre algo!?
No sabría decirte, quiere que la encuentres lo antes posible. Bien recado completado ahora debo comprar pescado en el puerto, suerte.
Gracias.
El personaje veinteañero se despide dejando al chico con muchas preguntas sin responder ¿Níniel tiene problemas? Difícil saberlo pero lo mejor es dirigirse a su posada. De repente la mujer adinerada grita que le han robado dándole más razones al pequeño para retirarse, discretamente abandona el mercado y fija rumbo al sitio deseado. Recuerda la localización pues visitó dicho establecimiento durante el trabajo en el hospital, como buen inventor nada se escapa de su mente.
En que se abra metido esta vez…
Avanza con paso rápido por las calles, toma varios atajos que le hacen desplazarse más eficientemente. Se encuentra algo lejos pero luego de media hora debería llegar, la ciudad puede ser bastante grande a veces. Es jodidamente temprano aun por lo que tiene bastante tiempo, siempre toma las primeras horas para robar pues la gente anda somnolienta todavía. Un par de giros y ya está en la carretera del rey, solo queda seguir derecho.
Es una suerte que el mensajero no le encontrara “trabajando”, de haber llegado antes le hubiera pillado con las manos en algún bolsillo. Aunque Níniel conoce su condición de ladrón tolerándola hasta cierto punto seguramente terceras personas se sentirían indignados por aquella profesión, no les culpa pues el mismo pensaba de manera igual hasta hace algunos meses. La vida da bastantes vueltas.
Finalmente divisa la posada en el horizonte, disminuye su velocidad para no llegar agitado. Ya con la puerta enfrente decide entrar activando un sonido que alerta a todos de su presencia, una práctica creación sin duda. Parece que la gente esta desayunando todavía o eso se puede deducir al darle un vistazo a las mesas del fondo, la comida se ve buena pero no vino por eso. Al final se acerca al posadero y con una leve sonrisa pregunta.
Buenas ¿sabe donde se encuentra la señorita Níniel? … “la elfa”.
Tercera habitación al dejar las escaleras arriba, debe estar por bajar así que puedes esperarla aquí.
Bien, gracias.
Esto es demasiado fácil jeje.
Un gordo mercader pierde parte de su capital mientras cierra cierto trato, aquella señora noble “extravía” su dinero al estar demasiado ocupada viendo puestos. El joven inventor esta de suerte, parece que será uno de esos días en lo que todo sale bien. Se toma un descanso, a veces la adrenalina puede llegar a ser embriagante y es necesario bajar su nivel para seguir realizando trabajos de precisión.
Recostado del obelisco en el centro de la plaza nota como alguien le clava una mirada, luego de varios instantes se le acerca. Un centenar de cosas recorren la mente del niño ¿alguien le vio? ¿Se delato? Barajea sus opciones pero decide no correr de momento pues nadie ha gritado “ladrón” aun. Se contiene para no parecer asustado aunque la situación puede tornarse algo comprometedora, tiene las piernas listas para huir y una ruta previamente trazada por precaución.
¿Chimar?
Si… ¿quién eres tú?
No me conoces, me mandaron a buscarte y dijeron que estarías aquí.
¿Alguien en particular?
Una elfa, se queda en la posada de mi padre cerca de la carretera del rey.
¿Níniel? ¿¡Le ocurre algo!?
No sabría decirte, quiere que la encuentres lo antes posible. Bien recado completado ahora debo comprar pescado en el puerto, suerte.
Gracias.
El personaje veinteañero se despide dejando al chico con muchas preguntas sin responder ¿Níniel tiene problemas? Difícil saberlo pero lo mejor es dirigirse a su posada. De repente la mujer adinerada grita que le han robado dándole más razones al pequeño para retirarse, discretamente abandona el mercado y fija rumbo al sitio deseado. Recuerda la localización pues visitó dicho establecimiento durante el trabajo en el hospital, como buen inventor nada se escapa de su mente.
En que se abra metido esta vez…
Avanza con paso rápido por las calles, toma varios atajos que le hacen desplazarse más eficientemente. Se encuentra algo lejos pero luego de media hora debería llegar, la ciudad puede ser bastante grande a veces. Es jodidamente temprano aun por lo que tiene bastante tiempo, siempre toma las primeras horas para robar pues la gente anda somnolienta todavía. Un par de giros y ya está en la carretera del rey, solo queda seguir derecho.
Es una suerte que el mensajero no le encontrara “trabajando”, de haber llegado antes le hubiera pillado con las manos en algún bolsillo. Aunque Níniel conoce su condición de ladrón tolerándola hasta cierto punto seguramente terceras personas se sentirían indignados por aquella profesión, no les culpa pues el mismo pensaba de manera igual hasta hace algunos meses. La vida da bastantes vueltas.
Finalmente divisa la posada en el horizonte, disminuye su velocidad para no llegar agitado. Ya con la puerta enfrente decide entrar activando un sonido que alerta a todos de su presencia, una práctica creación sin duda. Parece que la gente esta desayunando todavía o eso se puede deducir al darle un vistazo a las mesas del fondo, la comida se ve buena pero no vino por eso. Al final se acerca al posadero y con una leve sonrisa pregunta.
Buenas ¿sabe donde se encuentra la señorita Níniel? … “la elfa”.
Tercera habitación al dejar las escaleras arriba, debe estar por bajar así que puedes esperarla aquí.
Bien, gracias.
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Alanna insistió de nuevo en hacer las cosas por ella misma a la hora del baño y nada pudo hacer la peliblanca por convencerla de que una niña pequeña no podía quedarse sola en el baño por si se resbalaba o pasaba cualquier cosa. Desde luego era cabezona como ella sola asi que la elfa se contentó con permanecer cerca de la puerta del baño de la habitación y la instaba a mantener una conversación para saber que estaba bien y que no se había quedado dormida en el agua. Cuando por fin la pequeña terminó y vestida con una camisa de adulto, algo a lo que habría que poner remedio o la gente iba a sospechar, fue directa a la cama donde se quedo roque tan pronto su cabecita se apoyó sobre el lecho de plumas. Con cuidado de no despertarla la colocó bien en la cama para que estuviera más cómoda y la arropó con una sonrisa dibujada en los labios. Incluso cuando lograra devolverla a la normalidad le recordaría a su amiga aquel día y cómo la arropó por la noche y lo mona que estaba.
Níniel se daba cuenta de que el día había sido largo y ella también debería sentirse muy cansada y estar deseando dormir pero aquel día las cosas en ella no funcionaban como siempre y sabía que aquel bastón tenía algo que ver. De algún modo su gran poder la hacía actuar de manera distinta, le permitía hacer cosas fuera de su alcance y por alguna razón a pesar de todo lo vivido no se sentía para nada cansada, al contrario, se sentía llena de energía. Por ello decidió que aprovecharía el tiempo para estudiar con mas detenimiento el raro libro de transmutación, la clave de todo lo ocurrido y la llave para su resolución.
Encendió una vela y sentada en el sofá del cuarto, aquel en el que una vez durmiera Chimar antes de juntarse con Demian y Ratita, comenzó a pasar las páginas con cuidado y a memorizar fórmulas y procedimientos útiles. Era una lectura más que apasionante con una gran variedad de recetas muy útiles aunque también peligrosas. Todas tenían algo en común, incluidas las fórmulas que habían cambiado respectivamente los cuerpos de Alanna y Eltrant, y es que eran de un nivel avanzado de alquimia con procesos que se salían del típico laboratorio y con algunos ingredientes muy raros. Eso tenía un lado bueno y un lado malo, el bueno era que su complicada elaboración hacía que aquello no fuese usado de manera común, Níniel no podía imaginarse el daño que causaría un ataque que convirtiera a media ciudad en críos, por otro lado aquello también complicaba fabricar el antídoto de reversión. Sin el acceso al equipo de los Vivant iban a necesitar un par de cosas especiales y algo de ayuda, por suerte la peliblanca tenía al niño adecuado para cubrir parte de esas necesidades especiales, el resto habría que verlo.
Mientras anotaba en un pergamino algunas cosas a modo de apuntes y notas propias, Mini-Alanna comenzó a llorar sacando a la elfa del enfrascamiento en su estudio y rápidamente se acercó hasta la pequeña para ver qué le ocurría. Temía que estuviera sufriendo algún efecto secundario no revelado hasta aquel momento o que se hubiese asustado al despertarse en un lugar extraño al no recordar que estaba con ella. Pronto resultó patente que no era nada de aquello, la pequeña habría sufrido alguna pesadilla, una mente infantil azotada por las pérdidas con las apenas podía lidiar su "yo" adulta. La peliblanca se sentó allí a su lado y la abrazó tratando de consolarla.
-Alanna, ya pasó. Estoy contigo ¿Recuerdas?- Escaso consuelo para tan gran pérdida, pero ¿Qué más podía hacer?. Su madre y su hermana habían fallecido, nada se podía hacer al respecto. Entonces Níniel pensó en qué haría su madre en una situación así, como consolaría a una hija. Con cuidado apoyó a la pequeña sobre su regazo y comenzó a acariciarla muy despacio, rítmicamente, relajando su cuerpo y devolviéndola el sueño, un proceso pausado, calmado, sin prisa, acompañado por suaves palabras de tranquilidad, compañía y la reconfortante presencia de una madre. -Yo cuido de ti, descansa Alanna.-
Permaneció allí, junto a ella, vigilando su sueño durante horas y alejando las pesadillas con palabras dulces y tranquilizadoras caricias dejando de lado por el momento el estudio de aquel libro. Cuando llegó el amanecer y las primeras luces del nuevo día comenzaron a entrar por la ventana, Níniel la dejó allí dormidita en la cama y bajo a la planta de abajo donde Beor estaba comenzando a preparar el desayuno en sus grandes ollas lo cual junto al olor del pan recién hecho que debían de acabar de traerle hacía que el lugar oliera de maravilla.
-Beor, necesito un gran favor. Necesito que alguien vaya a avisar a un amigo mio para que venga aquí y no puedo ir yo misma.-
-Ron va a salir ahora a hacer las compras de productos frescos...Puedo pedirle que intente encontrar a ese amigo tuyo si se mueve por la zona del mercado o cerca.-
-Los dioses me sonríen, mi amigo suele estar por el mercado.- Puso unas monedas sobre la barra de madera.- También necesito ropa de niña, si tienes guardado algo de cuando tus hijos eran pequeños me sacarías de un apuro- El hombre miró las monedas pero las rechazó.
-Algo tengo, guárdate tu oro, ya sabes que eres como de la familia, aunque quizá quieras contarme una versión diferente sobre lo que pasó anoche y quiénes son la castaña y la pequeña.-
-Resumiendo...Lo que pasa cuando la alquimia sale mal.-
-Me basta con eso.-
Tras darle una descripción al hijo del posadero sobre Chimar, el pequeño pero inteligente niño inventor, Níniel volvió rápidamente a la habitación pues no quería dejar a Alanna sola mucho tiempo. Una vez allí acabó de apuntar lo poco que le quedaba por apuntar sobre aquel libro, que guardó a buen recaudo. Un rato después de haber vuelto a la habitación la hija del posadero, una chiquilla de doce años bastante agradable y pizpireta le llevó algo de su ropa de cuando era pequeña. Beor no había aceptado su dinero pero la peliblanca le dio a la niña una moneda con complicidad para que disfrutara de algún dulce.
-Nín.- Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja por la moneda. -Acaba de llegar un niño a la posada preguntando por ti, es muy mono. ¿Le digo algo?-
-¿Chimar?, si dile que suba. Y no me lo entretengas con tus sonrisa señorita-
Tras cerrar la puerta, Níniel despertó con cuidado a Alanna acariciándole la carita. Debían empezar a ponerse de acuerdo sobre el modo de actuar y la peliblanca tenía que contarles a los demás lo que había descubierto y qué necesitaba que hicieran si querían solucionar aquel terrible embrollo de cuerpos cambiados.
-He conseguido algo de ropa de tu tamaño pequeñaja y si ya sé que sabes hacerlo tu sola pero asegúrate de que no te pones nada del revés. Iré a avisar a Ellié, bueno a Eltrant, bueno ya sabes.-
Llamó a la puerta de la habitación de enfrente y esperó a qué Eltrant abriera. Cuando lo hizo el chico-chica había logrado librarse del vestidito rosa con lacitos y llevaba ropa típica de hombre que aunque resultaba extraña en aquel cuerpo sin duda en términos globales y para cualquiera que supiera su situación eran las más correctas. Níniel ya no sentía rencor hacia aquel hombre con el cuerpo equivocado, bueno quizá un poco, y ya se había reído bastante de él, su ropa, su ligoteo con Leo Vivant y su pericia bailando así que era momento de tratar de arreglar las cosas. En el momento en el que le decía a Eltrant que fuese a su habitación, Chimar subía las escaleras y se encontraba con ellos el pasillo, también lo instó a pasar a la habitación donde una vez estuvieron todos, incluida Alanna, era la hora de explicar las cosas.
Lo primero de todo fue aclararle a Chimar que sí, efectívamente aquella niña requetemona era Alanna para despuéspasar a un resumen al recién incorporado a aquella fiesta sobre lo ocurrido durante el día y la noche anteriores. Por supuesto Níniel dejó que Eltrant explicara cómo había acabado siendo una chica, algo que ni ella misma sabía, para después contar lo ocurrido durante la fiesta de los Vivant y cómo Alanna había acabado siendo una chiquilla que no se alzaba ni un metro del suelo. Acabando con su huida por la puerta de atrás y cómo la elfa había estado aquella noche estudiando el libro de transmutación alquímica.
-Por eso no podemos tratar con los Vivant ni acceder a su equipo y ahora viene lo mejor. No podemos esperar a que esos nobles solucionen sus asuntos con la guardia porque los efectos serán permanentes en menos de tres días.- La peliblanca dejó que aquella noticia calara en sus compañeros antes de proseguir.- Lo bueno es que puedo crear una "cura" antes de ese tiempo sin ayuda de los Vivant ni sin su equipo. La mala es que necesitamos tres cosas que pueden ser...Complicadas de obtener. Lo primero, necesitamos un ingrediente raro, muy raro, raíz de Nirn carmesí. Lo segundo y para eso te he llamado Chimar, una estructura especial de madera y metal que mida con precisión milimétrica el tiempo y la vez la cantidad de un líquido que se une a una mezcla, debe de poder medir al menos una hora con total precisión y mezclar en el tiempo una cantidad total de treinta y cinco gramos de polvo. Tercero...Esto puede ser lo más complicado, necesitamos encontrar un lugar en la ciudad que el libro llama "El jardín de Therazzir", necesitamos el agua de su fuente, las notas lo dicen claramente, cualquier otra agua podría no funcionar. Es el cabo suelto, sé dónde conseguir la raíz de Nirn, sé que Chimar podrá fabricar lo que necesito a tiempo, pero el libro es muy antiguo, no me consta ningún jardín con ese nombre en la ciudad. La opción es preguntarles a los Vivant...-
Tras aquello quedó en silencio, dispuesta a responder cualquier duda si estaba en su mano hacerlo y aceptar sugerencias si es que se producían. En cualquier caso ahora sabían que había un tiempo límite que una vez traspasado significaría decir adiós a sus antiguos "yo", ya habían descansado, era hora de moverse.
Níniel se daba cuenta de que el día había sido largo y ella también debería sentirse muy cansada y estar deseando dormir pero aquel día las cosas en ella no funcionaban como siempre y sabía que aquel bastón tenía algo que ver. De algún modo su gran poder la hacía actuar de manera distinta, le permitía hacer cosas fuera de su alcance y por alguna razón a pesar de todo lo vivido no se sentía para nada cansada, al contrario, se sentía llena de energía. Por ello decidió que aprovecharía el tiempo para estudiar con mas detenimiento el raro libro de transmutación, la clave de todo lo ocurrido y la llave para su resolución.
Encendió una vela y sentada en el sofá del cuarto, aquel en el que una vez durmiera Chimar antes de juntarse con Demian y Ratita, comenzó a pasar las páginas con cuidado y a memorizar fórmulas y procedimientos útiles. Era una lectura más que apasionante con una gran variedad de recetas muy útiles aunque también peligrosas. Todas tenían algo en común, incluidas las fórmulas que habían cambiado respectivamente los cuerpos de Alanna y Eltrant, y es que eran de un nivel avanzado de alquimia con procesos que se salían del típico laboratorio y con algunos ingredientes muy raros. Eso tenía un lado bueno y un lado malo, el bueno era que su complicada elaboración hacía que aquello no fuese usado de manera común, Níniel no podía imaginarse el daño que causaría un ataque que convirtiera a media ciudad en críos, por otro lado aquello también complicaba fabricar el antídoto de reversión. Sin el acceso al equipo de los Vivant iban a necesitar un par de cosas especiales y algo de ayuda, por suerte la peliblanca tenía al niño adecuado para cubrir parte de esas necesidades especiales, el resto habría que verlo.
Mientras anotaba en un pergamino algunas cosas a modo de apuntes y notas propias, Mini-Alanna comenzó a llorar sacando a la elfa del enfrascamiento en su estudio y rápidamente se acercó hasta la pequeña para ver qué le ocurría. Temía que estuviera sufriendo algún efecto secundario no revelado hasta aquel momento o que se hubiese asustado al despertarse en un lugar extraño al no recordar que estaba con ella. Pronto resultó patente que no era nada de aquello, la pequeña habría sufrido alguna pesadilla, una mente infantil azotada por las pérdidas con las apenas podía lidiar su "yo" adulta. La peliblanca se sentó allí a su lado y la abrazó tratando de consolarla.
-Alanna, ya pasó. Estoy contigo ¿Recuerdas?- Escaso consuelo para tan gran pérdida, pero ¿Qué más podía hacer?. Su madre y su hermana habían fallecido, nada se podía hacer al respecto. Entonces Níniel pensó en qué haría su madre en una situación así, como consolaría a una hija. Con cuidado apoyó a la pequeña sobre su regazo y comenzó a acariciarla muy despacio, rítmicamente, relajando su cuerpo y devolviéndola el sueño, un proceso pausado, calmado, sin prisa, acompañado por suaves palabras de tranquilidad, compañía y la reconfortante presencia de una madre. -Yo cuido de ti, descansa Alanna.-
Permaneció allí, junto a ella, vigilando su sueño durante horas y alejando las pesadillas con palabras dulces y tranquilizadoras caricias dejando de lado por el momento el estudio de aquel libro. Cuando llegó el amanecer y las primeras luces del nuevo día comenzaron a entrar por la ventana, Níniel la dejó allí dormidita en la cama y bajo a la planta de abajo donde Beor estaba comenzando a preparar el desayuno en sus grandes ollas lo cual junto al olor del pan recién hecho que debían de acabar de traerle hacía que el lugar oliera de maravilla.
-Beor, necesito un gran favor. Necesito que alguien vaya a avisar a un amigo mio para que venga aquí y no puedo ir yo misma.-
-Ron va a salir ahora a hacer las compras de productos frescos...Puedo pedirle que intente encontrar a ese amigo tuyo si se mueve por la zona del mercado o cerca.-
-Los dioses me sonríen, mi amigo suele estar por el mercado.- Puso unas monedas sobre la barra de madera.- También necesito ropa de niña, si tienes guardado algo de cuando tus hijos eran pequeños me sacarías de un apuro- El hombre miró las monedas pero las rechazó.
-Algo tengo, guárdate tu oro, ya sabes que eres como de la familia, aunque quizá quieras contarme una versión diferente sobre lo que pasó anoche y quiénes son la castaña y la pequeña.-
-Resumiendo...Lo que pasa cuando la alquimia sale mal.-
-Me basta con eso.-
Tras darle una descripción al hijo del posadero sobre Chimar, el pequeño pero inteligente niño inventor, Níniel volvió rápidamente a la habitación pues no quería dejar a Alanna sola mucho tiempo. Una vez allí acabó de apuntar lo poco que le quedaba por apuntar sobre aquel libro, que guardó a buen recaudo. Un rato después de haber vuelto a la habitación la hija del posadero, una chiquilla de doce años bastante agradable y pizpireta le llevó algo de su ropa de cuando era pequeña. Beor no había aceptado su dinero pero la peliblanca le dio a la niña una moneda con complicidad para que disfrutara de algún dulce.
-Nín.- Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja por la moneda. -Acaba de llegar un niño a la posada preguntando por ti, es muy mono. ¿Le digo algo?-
-¿Chimar?, si dile que suba. Y no me lo entretengas con tus sonrisa señorita-
Tras cerrar la puerta, Níniel despertó con cuidado a Alanna acariciándole la carita. Debían empezar a ponerse de acuerdo sobre el modo de actuar y la peliblanca tenía que contarles a los demás lo que había descubierto y qué necesitaba que hicieran si querían solucionar aquel terrible embrollo de cuerpos cambiados.
-He conseguido algo de ropa de tu tamaño pequeñaja y si ya sé que sabes hacerlo tu sola pero asegúrate de que no te pones nada del revés. Iré a avisar a Ellié, bueno a Eltrant, bueno ya sabes.-
Llamó a la puerta de la habitación de enfrente y esperó a qué Eltrant abriera. Cuando lo hizo el chico-chica había logrado librarse del vestidito rosa con lacitos y llevaba ropa típica de hombre que aunque resultaba extraña en aquel cuerpo sin duda en términos globales y para cualquiera que supiera su situación eran las más correctas. Níniel ya no sentía rencor hacia aquel hombre con el cuerpo equivocado, bueno quizá un poco, y ya se había reído bastante de él, su ropa, su ligoteo con Leo Vivant y su pericia bailando así que era momento de tratar de arreglar las cosas. En el momento en el que le decía a Eltrant que fuese a su habitación, Chimar subía las escaleras y se encontraba con ellos el pasillo, también lo instó a pasar a la habitación donde una vez estuvieron todos, incluida Alanna, era la hora de explicar las cosas.
Lo primero de todo fue aclararle a Chimar que sí, efectívamente aquella niña requetemona era Alanna para despuéspasar a un resumen al recién incorporado a aquella fiesta sobre lo ocurrido durante el día y la noche anteriores. Por supuesto Níniel dejó que Eltrant explicara cómo había acabado siendo una chica, algo que ni ella misma sabía, para después contar lo ocurrido durante la fiesta de los Vivant y cómo Alanna había acabado siendo una chiquilla que no se alzaba ni un metro del suelo. Acabando con su huida por la puerta de atrás y cómo la elfa había estado aquella noche estudiando el libro de transmutación alquímica.
-Por eso no podemos tratar con los Vivant ni acceder a su equipo y ahora viene lo mejor. No podemos esperar a que esos nobles solucionen sus asuntos con la guardia porque los efectos serán permanentes en menos de tres días.- La peliblanca dejó que aquella noticia calara en sus compañeros antes de proseguir.- Lo bueno es que puedo crear una "cura" antes de ese tiempo sin ayuda de los Vivant ni sin su equipo. La mala es que necesitamos tres cosas que pueden ser...Complicadas de obtener. Lo primero, necesitamos un ingrediente raro, muy raro, raíz de Nirn carmesí. Lo segundo y para eso te he llamado Chimar, una estructura especial de madera y metal que mida con precisión milimétrica el tiempo y la vez la cantidad de un líquido que se une a una mezcla, debe de poder medir al menos una hora con total precisión y mezclar en el tiempo una cantidad total de treinta y cinco gramos de polvo. Tercero...Esto puede ser lo más complicado, necesitamos encontrar un lugar en la ciudad que el libro llama "El jardín de Therazzir", necesitamos el agua de su fuente, las notas lo dicen claramente, cualquier otra agua podría no funcionar. Es el cabo suelto, sé dónde conseguir la raíz de Nirn, sé que Chimar podrá fabricar lo que necesito a tiempo, pero el libro es muy antiguo, no me consta ningún jardín con ese nombre en la ciudad. La opción es preguntarles a los Vivant...-
Tras aquello quedó en silencio, dispuesta a responder cualquier duda si estaba en su mano hacerlo y aceptar sugerencias si es que se producían. En cualquier caso ahora sabían que había un tiempo límite que una vez traspasado significaría decir adiós a sus antiguos "yo", ya habían descansado, era hora de moverse.
Níniel Thenidiel
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Llorando en la cama con ojos cerrados, notó como el colchón cedía con un nuevo peso y unos brazos que la rodeaban con ternura mientras la pequeña seguía llorando desconsolada, y unos susurros de consuelo, que poco hicieron en un inicio. La niña se sostuvo con fuerza del camisón de la elfa mientras seguía llorando.
Noto que Niniel la tomaba en brazos y la acunaba con dulzura, secándole las lágrimas murmurando palabras dulces, poco a poco, más por el abrazo que por las palabras, más por su presencia que por sus arrullos, las lágrimas, pasada una hora, puede que algo más, comenzaron a calmarse. La pequeña parecía hiperventilar de tanto llanto, pero se sentía mejor tras llorar, más cansada, mucho más, agotada, pero al menos se había aligerado un poco la presión en el pecho.
Finalmente, acabó volviéndose a dormir con los arrumacos, agarrada a la túnica de la elfa que había terminado empapando. Las pesadillas no volvieron esa noche, finalmente pudo dormir tras la llantera.
Se despertó tarde, notando unas caricias en la mejilla, y escuchando un ruidito chillón, le gustaban las caricias, eran suavecitas, y hacían cosquillas, por lo que intentó remolonear un poco, pero cuando la ardilla se acercó a ella y acercó su naricilla con bigotes a la de la niña, las cosquillas la superaron y despertó con una risa achuchando al roedor medio dormida y miró a Niniel con una sonrisilla adormilada.
Vagamente entendió que tenía que vestirse, y que la elfa había conseguido ropa de su talla, siguió la mano de la elfa con la barbilla hasta que la mujer se alejó dejando la ropa sobre la cama y salió del cuarto. Alanna se frotó los ojitos, que le picaban aun del llanto, los sentía algo hinchados, así que se dirigió al baño a lavarse la cara con una palangana que llenó de agua de una jarra que había al lado, seguida en todo momento por la ardilla que parecía haberla tomado como su compañera de juegos desde la noche anterior.
Más despierta, y entretenida por el animalillo, se fue a cambiar. Se subió a la cama y empezó a vestirse, tardó un poco, se puso la camiseta del revés un par de veces, y le costó meterse en los zapatos, pero finalmente estuvo vestida y se quedó jugando con la ardilla hasta que llegaron los adultos.
Al llegar Niniel sonrió y corrió a abrazarla alzando la cabecita y sonriendo dio los buenos días, sin embargo, no podía evitar distraerse, y en cuanto entró Ellie corrió hasta ella, o él, y volvió a pedir que la tomara en brazos con sus saltitos y su "aupa" Cuando estuvo allí arriba, y Geralt hubo trepado hasta el hombro del chico para estar cerca de Alanna, rió y acariciando la mejilla de la chica, imitando lo que había hecho Niniel con ella, repitió el saludo:
- Buenos dias.- sonrió haciendo que sus mofletes parecieran aun más pellizcables.
A la entrada del joven inventor, lo miró curiosa, pero no tardó en darle un "Hola Chim" reconociéndolo, aunque sin poder decir todo su nombre, resultándole demasiado complicado para su boquita de niña. La niña jugó con la ardilla mientras los adultos hablaban, distraída, hasta que escuchó un nombre "Nirn carmesí" y comenzó a mover la manita, esperando a que la elfa terminase la explicación para hablar, como la niña buena que era:
- ¡Yo se, yo se, yo he visto esa flor!- dijo emocionada- la he visto en... en... ¡donde hay hadas!- intentó explicar sin saber el nombre exacto- fuera de aquí, pero no muy fuera, es en... m....- infló los mofletes por no saber como se llamaba- ¡donde las puertas gandes, en el bosque!, pues... hay un sitio sin árboles, y... allí... ¡allí hay muchas Nirn!- comentó refiriéndose a un claro en el bosque de las afueras de la ciudad, a no más de unas horas.- y... y en... donde hay gente malita, creo que tamben.- sonrió satisfecha por ser útil luchando por bajar de los brazos de Eltrant.
Cuando logró llegar al suelo, estiró de con su manita a Niniel, sonriendo emocionada, quería ir a buscar la flor, y jugar, con sus tironcitos de "vamos, vamos" finalmente salieron de la posada con la pequeña despidiéndose del niño y Ellie sacudiendo su manita y diciendo "adiosh, adiosh", camino a buscar la flor.
Avanzaron por la ciudad, era día de mercado, y era fácil perderse, la ardillita pasaba de su hombro al de Niniel, juguetona y de buen humor, la pequeña se sentía ilusionada por el movimiento de las calles, lógico, todo era nuevo visto desde los ojos de una niña, mientras andaban por entre las paradas, dirigiéndose al posible paradero de la flor, los mercaderes gritaban anunciando sus productos, y más de uno al ver a la pequeña le dio algún que otro recuerdo, una manzana, una ramita de canela, y diciéndole algún que otro elogio o intentando jugar con ella.
La personalidad abierta de la niña parecía mantener a la gente encandilada, pero ella, recordando lo que le había dicho la elfa la noche anterior, no se soltó de su mano, "he de ser mena" pensaba para si mientras andaban, tenía que portarse bien, así no se quedaría sola de nuevo.
Noto que Niniel la tomaba en brazos y la acunaba con dulzura, secándole las lágrimas murmurando palabras dulces, poco a poco, más por el abrazo que por las palabras, más por su presencia que por sus arrullos, las lágrimas, pasada una hora, puede que algo más, comenzaron a calmarse. La pequeña parecía hiperventilar de tanto llanto, pero se sentía mejor tras llorar, más cansada, mucho más, agotada, pero al menos se había aligerado un poco la presión en el pecho.
Finalmente, acabó volviéndose a dormir con los arrumacos, agarrada a la túnica de la elfa que había terminado empapando. Las pesadillas no volvieron esa noche, finalmente pudo dormir tras la llantera.
Se despertó tarde, notando unas caricias en la mejilla, y escuchando un ruidito chillón, le gustaban las caricias, eran suavecitas, y hacían cosquillas, por lo que intentó remolonear un poco, pero cuando la ardilla se acercó a ella y acercó su naricilla con bigotes a la de la niña, las cosquillas la superaron y despertó con una risa achuchando al roedor medio dormida y miró a Niniel con una sonrisilla adormilada.
Vagamente entendió que tenía que vestirse, y que la elfa había conseguido ropa de su talla, siguió la mano de la elfa con la barbilla hasta que la mujer se alejó dejando la ropa sobre la cama y salió del cuarto. Alanna se frotó los ojitos, que le picaban aun del llanto, los sentía algo hinchados, así que se dirigió al baño a lavarse la cara con una palangana que llenó de agua de una jarra que había al lado, seguida en todo momento por la ardilla que parecía haberla tomado como su compañera de juegos desde la noche anterior.
Más despierta, y entretenida por el animalillo, se fue a cambiar. Se subió a la cama y empezó a vestirse, tardó un poco, se puso la camiseta del revés un par de veces, y le costó meterse en los zapatos, pero finalmente estuvo vestida y se quedó jugando con la ardilla hasta que llegaron los adultos.
Al llegar Niniel sonrió y corrió a abrazarla alzando la cabecita y sonriendo dio los buenos días, sin embargo, no podía evitar distraerse, y en cuanto entró Ellie corrió hasta ella, o él, y volvió a pedir que la tomara en brazos con sus saltitos y su "aupa" Cuando estuvo allí arriba, y Geralt hubo trepado hasta el hombro del chico para estar cerca de Alanna, rió y acariciando la mejilla de la chica, imitando lo que había hecho Niniel con ella, repitió el saludo:
- Buenos dias.- sonrió haciendo que sus mofletes parecieran aun más pellizcables.
A la entrada del joven inventor, lo miró curiosa, pero no tardó en darle un "Hola Chim" reconociéndolo, aunque sin poder decir todo su nombre, resultándole demasiado complicado para su boquita de niña. La niña jugó con la ardilla mientras los adultos hablaban, distraída, hasta que escuchó un nombre "Nirn carmesí" y comenzó a mover la manita, esperando a que la elfa terminase la explicación para hablar, como la niña buena que era:
- ¡Yo se, yo se, yo he visto esa flor!- dijo emocionada- la he visto en... en... ¡donde hay hadas!- intentó explicar sin saber el nombre exacto- fuera de aquí, pero no muy fuera, es en... m....- infló los mofletes por no saber como se llamaba- ¡donde las puertas gandes, en el bosque!, pues... hay un sitio sin árboles, y... allí... ¡allí hay muchas Nirn!- comentó refiriéndose a un claro en el bosque de las afueras de la ciudad, a no más de unas horas.- y... y en... donde hay gente malita, creo que tamben.- sonrió satisfecha por ser útil luchando por bajar de los brazos de Eltrant.
Cuando logró llegar al suelo, estiró de con su manita a Niniel, sonriendo emocionada, quería ir a buscar la flor, y jugar, con sus tironcitos de "vamos, vamos" finalmente salieron de la posada con la pequeña despidiéndose del niño y Ellie sacudiendo su manita y diciendo "adiosh, adiosh", camino a buscar la flor.
Avanzaron por la ciudad, era día de mercado, y era fácil perderse, la ardillita pasaba de su hombro al de Niniel, juguetona y de buen humor, la pequeña se sentía ilusionada por el movimiento de las calles, lógico, todo era nuevo visto desde los ojos de una niña, mientras andaban por entre las paradas, dirigiéndose al posible paradero de la flor, los mercaderes gritaban anunciando sus productos, y más de uno al ver a la pequeña le dio algún que otro recuerdo, una manzana, una ramita de canela, y diciéndole algún que otro elogio o intentando jugar con ella.
La personalidad abierta de la niña parecía mantener a la gente encandilada, pero ella, recordando lo que le había dicho la elfa la noche anterior, no se soltó de su mano, "he de ser mena" pensaba para si mientras andaban, tenía que portarse bien, así no se quedaría sola de nuevo.
Alanna Delteria
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Un sonoro golpe en la puerta le desveló.
Bostezando, el mercenario giró sobre sí mismo tumbado en la cama, aún desconcertado por los repentinos rayos de sol que entraban a la habitación, buscó el origen del sonido, cuando por fin se percató de dónde procedía este, se levantó.
Torpemente se zafó del abrazo de las sabanas, que debido al repentino movimiento se enredaron a las piernas de la joven, y se giró hacia la esquina en la que había dejado su ropa cuidadosamente doblada. -“Ya voy… ya…” – Dijo a la vez que se vestía con los pantalones que había adquirido momentos antes de irse a la cama, para cuando estuvo completamente ataviado con su nuevo atuendo, se dirigió hacia la puerta del dormitorio apartándose el flequillo de la cara.
Al otro lado de la entrada aguardaba Niniel, quien por sus ojeras, parecía no haber pegado ojo en toda la noche, le dedicó una sonrisa agradable a la peliblanca y, justo cuando esta le ofreció ir a su habitación, dónde tratarían de ordenar todo lo sucedido la noche anterior y buscar una solución al problema que atañía a los cuerpos de la guardia y el mercenario, un pequeño joven irrumpió en la escena.
-“Yo conozco a ese…” – Eltrant arqueó una ceja al ver al muchacho, para cuando el niño estuvo frente a él sonreír ampliamente –“¡Menuda coincidencia!” – Exclamó agachándose junto al muchacho y revolviéndole el pelo –“Este niño me salvo la vida en Terpoli, es un maldito genio, ¿Esta aquí para ayudarnos?” – Dijo Ellie sonriendo –“¿Me recuerdas?” – Preguntó ahora dirigiéndose al muchacho de buen humor, lo cierto es que nunca pudo darle las gracias apropiadamente.
–“…Lo cierto es que entonces tenía barba, era algo más alto, estaba cubierto de barro y sangre… Tercer regimiento de infantería, tiramos abajo media muralla…” – La joven jugueteó con su flequillo esperando una respuesta por parte del muchacho, no le dio tiempo a decir nada más ya que la peliblanca los condujo a los dos hasta la habitación en la que aguardaba la pequeña guarda, la cual no dudo ni dos instantes en subirse en brazos del mercenario al poco de entrar este en el dormitorio.
Después de unos largos y extraños segundos de silencio, la elfa explicó al joven recién llegado que la niña que correteaba divertida junto a una ardilla de color blanco por la habitación era Alanna, Eltrant asintió con los brazos cruzados, jamás habría imaginado que el niño con quien compartió una de las experiencias más horrible de su vida podía conocer a su amiga.
Cuando la peliblanca termino de hablar, las miradas de los presentes se centraron en él, quien se rascó la cabeza pensativo –“Los Vivant me contrataron para capturar a… este tipo…” – Chasqueó los dedos mientras hacía memoria para recordar el nombre –“Uroboros… Mordecai… creo que su nombre era algo así, el tipo era un ególatra, me lo recordó un par de veces mientras esquivaba su espada” – Dejando escapar un suspiro se llevó la mano derecha a la cara –“… Antes de dejarlo fuera de combate me tiró un tarro de algo por encima, parecía agua, pero para cuando me di cuenta de lo que pasaba una anciana me arrastraba dentro de una sastrería” – Cerró los ojos para después mirar a Niniel – “… Lo siento por eso” – Concluyó.
La habitación se volvió a quedar en silencio, este fue pronto roto por la voz de Alanna que comenzó a balbucear algo relacionado con el roedor que por algún motivo tenía en el hombro, la peliblanca entonces les puso a todos al tanto de lo que sucedía, Eltrant respiró aliviado cuando escuchó que ella misma podría devolverles a la normalidad, no obstante no le fascinaba el hecho de que tuviesen tres das como límite, de otro modo tendría que acostumbrarse a llevar falda por el resto de sus días.
Todo sería realmente fácil si no fuese porque a la elfa le faltaban tres objetos esenciales, una flor de la cual nunca había oído hablar, un pequeña estructura en la cual mezclar la poción, probablemente el motivo por el que el pequeño genio se encontraba en la habitación, y agua de un lugar llamado "El jardín de Therazzir".
Eltrant frunció el ceño al oír ese nombre, sabía que le sonaba de algo, estaba seguro de ello, lo había visto en alguna parte, según creía recordar era una especie de Jardín especial, databa de los primeros años de la ciudad, pero hasta dónde el conocía solo eran leyendas, cuentos para crios. *
Antes de que pudiese decirle nada a la elfa, Alanna ya se las había ingeniado para bajarse de sus brazos y llevársela a rastras de la habitación, parecía bastante entusiasmada por ir a buscar esa flor, el mercenario no pudo evitar preguntarse qué pasaba por la cabeza de la joven, pero una vez se quedaron el pequeño y el solos se giró hacia él y sonrió.
-“Creo… que tengo una… idea de lo que es ese jardín… ” – Le dijo al muchacho –“… Voy a la posada en la que me suelo hospedar a buscar unos libros, espero que no te importe quedarse solo un rato” – Se agachó junto a él y le tendió la mano –“Eltrant Tale” – Dijo como toda presentación antes de salir de la habitación.
Caminó por las ajetreadas calles de la ciudad hasta la posada en la que se hospedaba usualmente, no le costó mucho convencer al viejo posadero de que se trataba de un familiar cercano de su huésped estrella y que le dejase recoger sus cosas, al menos seguía teniendo un ligero parecido con su forma original.
Después de atarse sus dos espadas al cinto, y de ponerse la polvorosa capa de viaje con la luna bordada en el hombro comenzó a ojear los libros que tenía tirados por toda la habitación.
-“Tiene que estar por aquí, lo sé, vamos, estuve leyendo sobre eso la semana pasada” – Dijo para sí revisando las páginas de uno de sus manuscritos. Después de casi una hora de trabajo logró encontrar una referencia al jardín en uno de sus tomos más amarillentos y desgastados, lanzando una exclamación de júbilo leyó cautelosamente las líneas que seguían al nombre del jardín, las cuales, emborronadas, eran prácticamente indescifrables –“No puede ser posible” – Dijo agudizando la vista para tratar de vislumbrar alguna palabra, por inútil que fuese, al menos pudo leer dos “Oculto” y “Tiempo”
-“Perfecto” – Dijo con un inconfundible tono sarcástico frunciendo el ceño –“... Bueno, tiene que haber algún otro libro por aquí que me indique dónde está el maldito jardín” – Después de descubrir impotente que se equivocaba, frunció el ceño y miró por la ventana, la biblioteca no estaba muy lejos.
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Off: Uso de la pasiva Conocimiento Antiguo (Historia)*
Bostezando, el mercenario giró sobre sí mismo tumbado en la cama, aún desconcertado por los repentinos rayos de sol que entraban a la habitación, buscó el origen del sonido, cuando por fin se percató de dónde procedía este, se levantó.
Torpemente se zafó del abrazo de las sabanas, que debido al repentino movimiento se enredaron a las piernas de la joven, y se giró hacia la esquina en la que había dejado su ropa cuidadosamente doblada. -“Ya voy… ya…” – Dijo a la vez que se vestía con los pantalones que había adquirido momentos antes de irse a la cama, para cuando estuvo completamente ataviado con su nuevo atuendo, se dirigió hacia la puerta del dormitorio apartándose el flequillo de la cara.
Al otro lado de la entrada aguardaba Niniel, quien por sus ojeras, parecía no haber pegado ojo en toda la noche, le dedicó una sonrisa agradable a la peliblanca y, justo cuando esta le ofreció ir a su habitación, dónde tratarían de ordenar todo lo sucedido la noche anterior y buscar una solución al problema que atañía a los cuerpos de la guardia y el mercenario, un pequeño joven irrumpió en la escena.
-“Yo conozco a ese…” – Eltrant arqueó una ceja al ver al muchacho, para cuando el niño estuvo frente a él sonreír ampliamente –“¡Menuda coincidencia!” – Exclamó agachándose junto al muchacho y revolviéndole el pelo –“Este niño me salvo la vida en Terpoli, es un maldito genio, ¿Esta aquí para ayudarnos?” – Dijo Ellie sonriendo –“¿Me recuerdas?” – Preguntó ahora dirigiéndose al muchacho de buen humor, lo cierto es que nunca pudo darle las gracias apropiadamente.
–“…Lo cierto es que entonces tenía barba, era algo más alto, estaba cubierto de barro y sangre… Tercer regimiento de infantería, tiramos abajo media muralla…” – La joven jugueteó con su flequillo esperando una respuesta por parte del muchacho, no le dio tiempo a decir nada más ya que la peliblanca los condujo a los dos hasta la habitación en la que aguardaba la pequeña guarda, la cual no dudo ni dos instantes en subirse en brazos del mercenario al poco de entrar este en el dormitorio.
Después de unos largos y extraños segundos de silencio, la elfa explicó al joven recién llegado que la niña que correteaba divertida junto a una ardilla de color blanco por la habitación era Alanna, Eltrant asintió con los brazos cruzados, jamás habría imaginado que el niño con quien compartió una de las experiencias más horrible de su vida podía conocer a su amiga.
Cuando la peliblanca termino de hablar, las miradas de los presentes se centraron en él, quien se rascó la cabeza pensativo –“Los Vivant me contrataron para capturar a… este tipo…” – Chasqueó los dedos mientras hacía memoria para recordar el nombre –“Uroboros… Mordecai… creo que su nombre era algo así, el tipo era un ególatra, me lo recordó un par de veces mientras esquivaba su espada” – Dejando escapar un suspiro se llevó la mano derecha a la cara –“… Antes de dejarlo fuera de combate me tiró un tarro de algo por encima, parecía agua, pero para cuando me di cuenta de lo que pasaba una anciana me arrastraba dentro de una sastrería” – Cerró los ojos para después mirar a Niniel – “… Lo siento por eso” – Concluyó.
La habitación se volvió a quedar en silencio, este fue pronto roto por la voz de Alanna que comenzó a balbucear algo relacionado con el roedor que por algún motivo tenía en el hombro, la peliblanca entonces les puso a todos al tanto de lo que sucedía, Eltrant respiró aliviado cuando escuchó que ella misma podría devolverles a la normalidad, no obstante no le fascinaba el hecho de que tuviesen tres das como límite, de otro modo tendría que acostumbrarse a llevar falda por el resto de sus días.
Todo sería realmente fácil si no fuese porque a la elfa le faltaban tres objetos esenciales, una flor de la cual nunca había oído hablar, un pequeña estructura en la cual mezclar la poción, probablemente el motivo por el que el pequeño genio se encontraba en la habitación, y agua de un lugar llamado "El jardín de Therazzir".
Eltrant frunció el ceño al oír ese nombre, sabía que le sonaba de algo, estaba seguro de ello, lo había visto en alguna parte, según creía recordar era una especie de Jardín especial, databa de los primeros años de la ciudad, pero hasta dónde el conocía solo eran leyendas, cuentos para crios. *
Antes de que pudiese decirle nada a la elfa, Alanna ya se las había ingeniado para bajarse de sus brazos y llevársela a rastras de la habitación, parecía bastante entusiasmada por ir a buscar esa flor, el mercenario no pudo evitar preguntarse qué pasaba por la cabeza de la joven, pero una vez se quedaron el pequeño y el solos se giró hacia él y sonrió.
-“Creo… que tengo una… idea de lo que es ese jardín… ” – Le dijo al muchacho –“… Voy a la posada en la que me suelo hospedar a buscar unos libros, espero que no te importe quedarse solo un rato” – Se agachó junto a él y le tendió la mano –“Eltrant Tale” – Dijo como toda presentación antes de salir de la habitación.
Caminó por las ajetreadas calles de la ciudad hasta la posada en la que se hospedaba usualmente, no le costó mucho convencer al viejo posadero de que se trataba de un familiar cercano de su huésped estrella y que le dejase recoger sus cosas, al menos seguía teniendo un ligero parecido con su forma original.
Después de atarse sus dos espadas al cinto, y de ponerse la polvorosa capa de viaje con la luna bordada en el hombro comenzó a ojear los libros que tenía tirados por toda la habitación.
-“Tiene que estar por aquí, lo sé, vamos, estuve leyendo sobre eso la semana pasada” – Dijo para sí revisando las páginas de uno de sus manuscritos. Después de casi una hora de trabajo logró encontrar una referencia al jardín en uno de sus tomos más amarillentos y desgastados, lanzando una exclamación de júbilo leyó cautelosamente las líneas que seguían al nombre del jardín, las cuales, emborronadas, eran prácticamente indescifrables –“No puede ser posible” – Dijo agudizando la vista para tratar de vislumbrar alguna palabra, por inútil que fuese, al menos pudo leer dos “Oculto” y “Tiempo”
-“Perfecto” – Dijo con un inconfundible tono sarcástico frunciendo el ceño –“... Bueno, tiene que haber algún otro libro por aquí que me indique dónde está el maldito jardín” – Después de descubrir impotente que se equivocaba, frunció el ceño y miró por la ventana, la biblioteca no estaba muy lejos.
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Eltrant Tale
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Toda esa cantidad de comida comienza a dar hambre, Chimar desayuno una manzana como era habitual pero pocas cosas tientan más que un pan recién horneado. Suspira levemente mientras se centra en la escalera, de seguir viendo a los comensales terminara pidiendo un desayuno. Para distraerse piensa en que situación extraña se habrá metido Níniel, es la primera vez que pide su ayuda para un evento ajeno.
Una niña se le acerca y solicita que suba al encuentro de la elfa, por alguna razón el chico sonríe como tonto durante aquella conversación aunque seguramente fue como respuesta a la buena actitud de la joven contemporánea, a veces se siente raro frente a las mujeres. Dejando ese misterio aparte comienza el ascenso agradeciendo a sobremanera que el buen olor de abajo pierde intensidad.
Parece que Níniel no ha cambiado de habitación en toda su estancia, una técnica común entre los forasteros. En el pasillo cierta mujer se le queda mirando de forma directa, el pequeño intenta parecer poco interesado por cortesía pero en breve escucha una de las cosas más extrañas jamás oídas en su vida. Le mira como si acabara de ver cualquier momia parlante quedando tan sorprendido que es incapaz de formar palabra, traga saliva y expresa.
Que… que rayos...
No todos los días te dicen que alguien se transformo en mujer, intentando disimular su cara de asombro medita un poco. En los muelles existen varios individuos que se visten como seres femeninos con propósitos desconocidos, claro que no les queda nada bien su intento. Por otra parte si lo que dice este sujeto es cierto ha experimentado una transformación que va más allá de disfrazarse ¿todo estará relacionado con la llamada de auxilio emitida por su compañera?
No da tiempo de responder pues la propia Níniel aparece y reúne al grupo, ya se disculpara más adelante con el personaje de género variable por ser tan obvio. Adentro esta una chiquilla también ¿Nin tiene hija? Esto ya de por si es demasiado extraño pero pasa a nivel sobrenatural cuando la infante reconoce al inventor y hasta menciona su nombre abreviado. En este punto Chimar no sabe qué decir, se queda callado con los ojos abiertos como platos mientras espera la explicación pertinente.
…
Su compañera elfa revela los detalles, la situación en la que se vio envuelta es digna de un libro pero lo que resulta más curioso es el resultado final. En pocas palabras las pociones son peligrosas y ahora tienen un hombre convertido en chica y una adulta en forma infantil, estados que serán permanentes en una corta cantidad de tiempo. Chimar se lleva la mano al rostro ¡una vez tomo cierta poción preparada por aquella mujer!
Al final se calma y comienza a usar su madurez, no necesitan un niño conmocionado ahora. En el mundo de la ciencia ocurren cosas raras también pero siempre existe un método de revertirlo, parece que en este caso también. El jovencito acerca la mano derecha hasta su barbilla a la vez que recibe los datos sobre cómo ser útil, es hora de crear una cosa extraña jamás fabricada.
Sencillo… dame algunas horas jeje, tranquilos no les defraudare.
Dice esto último con su cara más decidida, Níniel y Alanna son sus amigas, además aquel sujeto le salvo el trasero en ese asedio así que le puede considerar un compañero fiable. Si existe una cosa que el pequeño valora con todas sus fuerzas son los vínculos, peca de emotivo pero así le criaron. La guardia volverá a su edad completa y por el bienestar de la humanidad Eltrant conseguirá orinar de pie otra vez.
… ya tengo un diseño en mente… me costó dos minutos de concentración pero es que el olor a pan sabotea mi mente… Me reuniré con ustedes aquí de nuevo, suerte chicos.
Sale disparado teniendo en cuenta que debe actuar con rapidez, tendrá que usar su taller de la ratonera pues esto requiere precisión. Toma la ruta más rápida y en diez minutos ya se encuentra ingresando por la angosta puerta, a excepción de Arty nadie mas esta cerca cosa que le alegra pues dar explicaciones cobra tiempo. Se pone el delantal de trabajo modificado dirigiéndose por inercia hasta su “pequeño paraíso”.
A trabajar.
Si bien es cierto que Chimar es un chico de lo más meticuloso pocas veces se le puede ver tan concentrado como al fabricar un artículo, es casi una experiencia religiosa para él. Con la mente volando de tantas ideas hace cierto dibujo a mano alzada para guiarse, es hora de crear. Su taller es una obra de ingeniería por si mismo así que la fragua se calienta fugazmente, ya con todas las herramientas a punto inicia.
Selecciona varios moldes específicos iniciando el vaciado de metal cuando llega el momento preciso, son partes variables que requieren cuidado constante. Una vez termina la conformación ajusta varios puntos pertinentes y arroja pieza por pieza en un liquido refrigerante, vale destacar que no es simple agua por lo que obra de manera más eficiente. Las creaciones en breve están frías gracias a su tamaño compacto.
Veamos…
La parte complicada en estas cosas es el ensamblaje pero también es lo más divertido. Con una base de madera comienza a unir secciones, es un trabajo que demanda bastante atención. Conforma todo con rapidez pero sigue el sistema de medición que pidió Níniel, eso solo se puede lograr con un mecanismo relojero. Es algo complejo crearlo por lo que le toma una hora de concentración al pequeño, en el último instante sonríe al ver la maquinaria trabajando.
Fascinante…
Luego de cinco horas logra su cometido, no es el mejor de los tiempos realizados pero se puede considerar aceptable. Envuelve el artilugio en tela iniciando la retirada luego de dejar todo milimétricamente arreglado, se despide del mayordomo robótico con una sonrisa y de un recién llegado ratita con cierta despeinada. Como si llevara un tesoro avanza lentamente por lo que le toma el doble de tiempo llegar a la posada.
Sube las escaleras y toca la puerta de Níniel, mientras espera descubre su creación. Tomo algo de tiempo fabricarla haciendo posible que los demas volvieran, de no ser así esperara. Admira orgulloso su obra, tal vez se excedió al agregar un sistema programable automático pero si vas a realizar algo debes hacerlo bien. De repente su estomago gruñe y se da cuenta que olvido el almuerzo por estar tan centrado en su trabajo, seguramente esta mas pálido de lo normal.
… Espero que inviten la comida…
Una niña se le acerca y solicita que suba al encuentro de la elfa, por alguna razón el chico sonríe como tonto durante aquella conversación aunque seguramente fue como respuesta a la buena actitud de la joven contemporánea, a veces se siente raro frente a las mujeres. Dejando ese misterio aparte comienza el ascenso agradeciendo a sobremanera que el buen olor de abajo pierde intensidad.
Parece que Níniel no ha cambiado de habitación en toda su estancia, una técnica común entre los forasteros. En el pasillo cierta mujer se le queda mirando de forma directa, el pequeño intenta parecer poco interesado por cortesía pero en breve escucha una de las cosas más extrañas jamás oídas en su vida. Le mira como si acabara de ver cualquier momia parlante quedando tan sorprendido que es incapaz de formar palabra, traga saliva y expresa.
Que… que rayos...
No todos los días te dicen que alguien se transformo en mujer, intentando disimular su cara de asombro medita un poco. En los muelles existen varios individuos que se visten como seres femeninos con propósitos desconocidos, claro que no les queda nada bien su intento. Por otra parte si lo que dice este sujeto es cierto ha experimentado una transformación que va más allá de disfrazarse ¿todo estará relacionado con la llamada de auxilio emitida por su compañera?
No da tiempo de responder pues la propia Níniel aparece y reúne al grupo, ya se disculpara más adelante con el personaje de género variable por ser tan obvio. Adentro esta una chiquilla también ¿Nin tiene hija? Esto ya de por si es demasiado extraño pero pasa a nivel sobrenatural cuando la infante reconoce al inventor y hasta menciona su nombre abreviado. En este punto Chimar no sabe qué decir, se queda callado con los ojos abiertos como platos mientras espera la explicación pertinente.
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Su compañera elfa revela los detalles, la situación en la que se vio envuelta es digna de un libro pero lo que resulta más curioso es el resultado final. En pocas palabras las pociones son peligrosas y ahora tienen un hombre convertido en chica y una adulta en forma infantil, estados que serán permanentes en una corta cantidad de tiempo. Chimar se lleva la mano al rostro ¡una vez tomo cierta poción preparada por aquella mujer!
Al final se calma y comienza a usar su madurez, no necesitan un niño conmocionado ahora. En el mundo de la ciencia ocurren cosas raras también pero siempre existe un método de revertirlo, parece que en este caso también. El jovencito acerca la mano derecha hasta su barbilla a la vez que recibe los datos sobre cómo ser útil, es hora de crear una cosa extraña jamás fabricada.
Sencillo… dame algunas horas jeje, tranquilos no les defraudare.
Dice esto último con su cara más decidida, Níniel y Alanna son sus amigas, además aquel sujeto le salvo el trasero en ese asedio así que le puede considerar un compañero fiable. Si existe una cosa que el pequeño valora con todas sus fuerzas son los vínculos, peca de emotivo pero así le criaron. La guardia volverá a su edad completa y por el bienestar de la humanidad Eltrant conseguirá orinar de pie otra vez.
… ya tengo un diseño en mente… me costó dos minutos de concentración pero es que el olor a pan sabotea mi mente… Me reuniré con ustedes aquí de nuevo, suerte chicos.
Sale disparado teniendo en cuenta que debe actuar con rapidez, tendrá que usar su taller de la ratonera pues esto requiere precisión. Toma la ruta más rápida y en diez minutos ya se encuentra ingresando por la angosta puerta, a excepción de Arty nadie mas esta cerca cosa que le alegra pues dar explicaciones cobra tiempo. Se pone el delantal de trabajo modificado dirigiéndose por inercia hasta su “pequeño paraíso”.
A trabajar.
Si bien es cierto que Chimar es un chico de lo más meticuloso pocas veces se le puede ver tan concentrado como al fabricar un artículo, es casi una experiencia religiosa para él. Con la mente volando de tantas ideas hace cierto dibujo a mano alzada para guiarse, es hora de crear. Su taller es una obra de ingeniería por si mismo así que la fragua se calienta fugazmente, ya con todas las herramientas a punto inicia.
Selecciona varios moldes específicos iniciando el vaciado de metal cuando llega el momento preciso, son partes variables que requieren cuidado constante. Una vez termina la conformación ajusta varios puntos pertinentes y arroja pieza por pieza en un liquido refrigerante, vale destacar que no es simple agua por lo que obra de manera más eficiente. Las creaciones en breve están frías gracias a su tamaño compacto.
Veamos…
La parte complicada en estas cosas es el ensamblaje pero también es lo más divertido. Con una base de madera comienza a unir secciones, es un trabajo que demanda bastante atención. Conforma todo con rapidez pero sigue el sistema de medición que pidió Níniel, eso solo se puede lograr con un mecanismo relojero. Es algo complejo crearlo por lo que le toma una hora de concentración al pequeño, en el último instante sonríe al ver la maquinaria trabajando.
Fascinante…
Luego de cinco horas logra su cometido, no es el mejor de los tiempos realizados pero se puede considerar aceptable. Envuelve el artilugio en tela iniciando la retirada luego de dejar todo milimétricamente arreglado, se despide del mayordomo robótico con una sonrisa y de un recién llegado ratita con cierta despeinada. Como si llevara un tesoro avanza lentamente por lo que le toma el doble de tiempo llegar a la posada.
Sube las escaleras y toca la puerta de Níniel, mientras espera descubre su creación. Tomo algo de tiempo fabricarla haciendo posible que los demas volvieran, de no ser así esperara. Admira orgulloso su obra, tal vez se excedió al agregar un sistema programable automático pero si vas a realizar algo debes hacerlo bien. De repente su estomago gruñe y se da cuenta que olvido el almuerzo por estar tan centrado en su trabajo, seguramente esta mas pálido de lo normal.
… Espero que inviten la comida…
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La situación no era sencilla y Níniel hubiese entendido que los demás tuvieran dudas sobre cómo iba a lograr aquella cura exáctamente o si estaba segura de que una vez resuelto el cómo hacerse con aquellos tres objetos problemáticos lo tendrían todo listo. La peliblanca estaba preparada para resolver las la mayoría de las dudas que podrían haberles surgido pero agradeció infinitamente la confianza que los demás parecían depositar en ella ya que no dudaron de sus palabras ni de sus capacidades ahorrando largo de tiempo de tediosas explicaciones sobre procesos de alquimia.
Chimar pensó unos instantes sobre el aparato que la elfa le había pedido y pronto pareció tener una solución a las necesidades de la peliblanca de precisión. Sabía que podía contar con el pequeño inventor para aquello y le satisfizo verle tan seguro de conseguir un buen resultado pues aquella pieza tenía una importancia capital para el proceso. El libro lo dejaba muy claro, las mezclas debían de ser exactas y precisas como solo un maestro alquimista era capaz de hacerlo y la versada elfa aún no llegaba a tanto, aquel aparato era la solución. Níniel asintió con la cabeza al chico mostrándole su conformidad y confianza en sus aptitudes, muy atrás quedaba el primer encuentro entre elfa y humano en el que la joven había subestimado a su amigo, equivocándose totalmente.
Alanna por su parte de poca ayuda podría servir dadas sus peculiares circunstancias pero aunque no pudiese hacer gran cosa con su cuerpecito de niña sus recuerdos de adulta aún conservaban información de más posibles lugares donde poder encontrar aquella rara raiz, lo que unido al lugar con el que la peliblanca ya contaba aumentaba sus posibilidades, y no solo eso, de ser cierto que podían conseguir la raiz en los sitios que la pequeña había mencionado se ahorrarían muchas horas. Níniel le dio unos golpecitos en la cabeza a la pequeña a modo de aprobación.
Por último quedaba el asunto del jardín que debía quedar en manos de Eltrant, al menos en el tiempo en el que los demás cumplían el resto de los objetivos. El chico-chica había fruncido el ceño ante la mención de aquel nombre pero no dijo nada al respecto lo cual podía ser algo bueno...O no. Cualquier pista que pudiera conseguir podría serles de ayuda y era seguro que estaría motivado a conseguir aquella información por la cuenta que le traía si no quería seguir llevando ropa interior de encaje y sufrir las insinuaciones de hombres el resto de su vida.
Mini-Alanna comenzó a tironear de la manga de la túnica de Níniel impaciente por guiar a la elfa hasta los lugares donde encontrar Nirn carmesí y su vivacidad había contagiado al pequeño Geralt que también parecía deseoso de salir a la calle. Comenzando a andar en aquella dirección para evitar que al final la pequeña le arrancara la manga de la ropa Níniel le encargó a Eltrant comenzar a investigar sobre el jardín y les lanzó una última mirada que quería decir "Vamos a conseguirlo". Cogió su bastón y su capa a duras penas ante la insistencia de Alanna y dejó a los dos chicos allí.
-Cerrad al salir y no fisgoneéis en mis cosas- Dijo antes de cerrar la puerta.
Las calles estaban muy concurridas pues era día de mercado y la ciudad bullía de con la actividad de vendedores, compradores y curiosos. Se escuchaba música proveniente de algunos de los puestos que trataban de atraer clientela con aquellos sonidos y también desde los instrumentos y voces de los artistas callejeros que hacían las delicias de los ciudadanos a cambio de unas monedas. Níniel procuraba tener cuidado con Alanna no siendo que por su pequeño tamaño pudiera ser empujada por algún despistado o desconsiderado transeunte y no pudo evitar sonreís al imaginarse aquella situación si las cosas no fuesen tan peliagudas como eran, si Alanna fuese una niña de verdad y estuvieran dando un simple y ocioso paseo entre los puestos. La pequeña se estaba portando bien y eso ayudaba pero no podía evitar parase constantemente y de forma curiosa ante los puestos o ante algún artista especialmente sorprendente, a juzgar por sus ojos aquel embelesamiento era cosa de la Alanna niña. Para cuando lograron llegar hasta el hospital, primer lugar, y último si tenían suerte, donde buscarían ya había pasado un buen rato y Alanna había sido recompensada varias veces por resultar tan irresistéblemente adorable.
-Si todo sale bien podremos volver más tarde-
Elfa y niña entraron en el hospital donde la recepcionista reconoció a la elfa enseguida y le preguntó si iba por motivos de trabajo o a visitar a alguien. Níniel le explicó que necesitaba hablar con Martha, la anciana que siempre se encargaba de ella tanto si necesitaba algo como si había ido a trabajar o a ayudar. Mientras alguien iba a avisar a la anciana la enfermera de la recepción no pudo evitar pellizcar las mejillas a Mini-Alanna y hacerles carantoñas a niña y ardilla.
-No sabía que tenías una hija Níniel, tampoco que te gustaran los humanos- Era lógico si alguien pensaba que la niña era su hija que dijeran que el padre sería humano pero lo cierto es que era tan incorrecto como vergonzoso.
-Es la hija de una amiga no el fruto de una relación con un humano no te hagas ideas raras- Respondió la peliblanca mientras llamaba a Alanna para que volviera a coger su mano pues acababa de ver a Martha acercarse.
-Níniel, me alegra verte, ¿Has venido a ayudar?- Dijo la anciana auqnue acto seguido comenzó a comportarse como una abuela con la niña sin esperar respuesta a su pregunta. A ese paso la niña acabaría necesitando curación en los mofletes.
-En realidad vengo porque necesito un ingrediente muy raro que creo que podrías tener en el laboratorio. Sabes que no te lo pediría si no fuese un asunto importante y que siempre pago por los ingredientes que uso.-
-Lo sé, pero no puedo acceder hasta que me digas qué ingrediente es.-
-Raiz de Nirn carmesí- Tan pronto dijo aquel nombre la anciana dejó de mimar a la niña y se puso seria incorporándose y mirando a la elfa desde toda su altura, la cual no era mucha. Níniel ya había supuesto una reacción así.
-Tengo lo que necesitas si aunque no sé cómo lo sabes. Nos la entregó la guardia de la ciudad tras incautársela a un brujo loco que no pensaba darle un buen uso precisamente. ¿Para qué la necesitas?.-
Martha era de fiar asi que mientras caminaban hasta el laboratorio de alquimia Níniel le explicó la situación aunque sin entrar en muchos detalles. Si la anciana estaba sorprendida no lo mostró y se limitó a asentir en todo el momento. Para cuando llegaron al laboratorio la peliblanca ya la había puesto al corriente.
-Casi cuesta creer que esta pequeña sea la famosa "Gata". Mi nieto es admirador de sus hazañas, eso y que quiere casarse con ella. Esa clase de alquimia es peligrosa Níniel, espero que sepas lo que haces.-
-No estaría aquí si no lo supiera-
Entraron en la zona separada donde estaba todo el equipo alquímico y sacando una llave de entre los pliegues de su ropa la anciana abrió una de las cajas fuertes que contenían los ingredientes y pociones mas raros y valiosos de los que disponía el hospital. Con cuidado saco un tubo de cristal transparente que contenía una planta cuyas Hojas eran rojas como la sangre y que emitía una tenue luz propia. Pero aquello no era lo más raro, cuando la anciana sacó la planta de aquel tubo comenzó oírse un extraño sonido proveniente también de la planta como una especie de suave tañido.
-Puedes usar este equipo Níniel a cambio quiero con el resto de la planta que no necesites hagas pociones que ayuden a los enfermos. Estaré en mi despacho si me necesitas. ¿Quieres que entretenga a la niña mientras trabajas?-
-No, sigue siendo "la gata" y necesito su ayuda, yo la vigilaré-
Aquel era un buen trato, ya puesta a ayudar a sus amigos ¿Por qué no aprovechar y ayudar a más gente aún?. La anciana las dejó solas y la peliblanca comenzó su ritual previo a cualquier trabajo alquímico que consistía en colocar todos los utensilios y herramientas a su gusto, una vez tuvo estuvo en orden comenzó a encender los alambiques y a preparar el agua destilada.
-Alanna, necesito que recuerdes algo.- Le dijo a la pequeña. -Necesito que seas mi ayudante para que la cura sea perfecta y así pueda ayudar a Eltrant. ¿Recuerdas cuando hiciste cloroformo? Pues ahora necesito que pienses en algo que se absorba rápidamente, un veneno. ¿Recuerdas cómo hacerlo?-
Chimar pensó unos instantes sobre el aparato que la elfa le había pedido y pronto pareció tener una solución a las necesidades de la peliblanca de precisión. Sabía que podía contar con el pequeño inventor para aquello y le satisfizo verle tan seguro de conseguir un buen resultado pues aquella pieza tenía una importancia capital para el proceso. El libro lo dejaba muy claro, las mezclas debían de ser exactas y precisas como solo un maestro alquimista era capaz de hacerlo y la versada elfa aún no llegaba a tanto, aquel aparato era la solución. Níniel asintió con la cabeza al chico mostrándole su conformidad y confianza en sus aptitudes, muy atrás quedaba el primer encuentro entre elfa y humano en el que la joven había subestimado a su amigo, equivocándose totalmente.
Alanna por su parte de poca ayuda podría servir dadas sus peculiares circunstancias pero aunque no pudiese hacer gran cosa con su cuerpecito de niña sus recuerdos de adulta aún conservaban información de más posibles lugares donde poder encontrar aquella rara raiz, lo que unido al lugar con el que la peliblanca ya contaba aumentaba sus posibilidades, y no solo eso, de ser cierto que podían conseguir la raiz en los sitios que la pequeña había mencionado se ahorrarían muchas horas. Níniel le dio unos golpecitos en la cabeza a la pequeña a modo de aprobación.
Por último quedaba el asunto del jardín que debía quedar en manos de Eltrant, al menos en el tiempo en el que los demás cumplían el resto de los objetivos. El chico-chica había fruncido el ceño ante la mención de aquel nombre pero no dijo nada al respecto lo cual podía ser algo bueno...O no. Cualquier pista que pudiera conseguir podría serles de ayuda y era seguro que estaría motivado a conseguir aquella información por la cuenta que le traía si no quería seguir llevando ropa interior de encaje y sufrir las insinuaciones de hombres el resto de su vida.
Mini-Alanna comenzó a tironear de la manga de la túnica de Níniel impaciente por guiar a la elfa hasta los lugares donde encontrar Nirn carmesí y su vivacidad había contagiado al pequeño Geralt que también parecía deseoso de salir a la calle. Comenzando a andar en aquella dirección para evitar que al final la pequeña le arrancara la manga de la ropa Níniel le encargó a Eltrant comenzar a investigar sobre el jardín y les lanzó una última mirada que quería decir "Vamos a conseguirlo". Cogió su bastón y su capa a duras penas ante la insistencia de Alanna y dejó a los dos chicos allí.
-Cerrad al salir y no fisgoneéis en mis cosas- Dijo antes de cerrar la puerta.
Las calles estaban muy concurridas pues era día de mercado y la ciudad bullía de con la actividad de vendedores, compradores y curiosos. Se escuchaba música proveniente de algunos de los puestos que trataban de atraer clientela con aquellos sonidos y también desde los instrumentos y voces de los artistas callejeros que hacían las delicias de los ciudadanos a cambio de unas monedas. Níniel procuraba tener cuidado con Alanna no siendo que por su pequeño tamaño pudiera ser empujada por algún despistado o desconsiderado transeunte y no pudo evitar sonreís al imaginarse aquella situación si las cosas no fuesen tan peliagudas como eran, si Alanna fuese una niña de verdad y estuvieran dando un simple y ocioso paseo entre los puestos. La pequeña se estaba portando bien y eso ayudaba pero no podía evitar parase constantemente y de forma curiosa ante los puestos o ante algún artista especialmente sorprendente, a juzgar por sus ojos aquel embelesamiento era cosa de la Alanna niña. Para cuando lograron llegar hasta el hospital, primer lugar, y último si tenían suerte, donde buscarían ya había pasado un buen rato y Alanna había sido recompensada varias veces por resultar tan irresistéblemente adorable.
-Si todo sale bien podremos volver más tarde-
Elfa y niña entraron en el hospital donde la recepcionista reconoció a la elfa enseguida y le preguntó si iba por motivos de trabajo o a visitar a alguien. Níniel le explicó que necesitaba hablar con Martha, la anciana que siempre se encargaba de ella tanto si necesitaba algo como si había ido a trabajar o a ayudar. Mientras alguien iba a avisar a la anciana la enfermera de la recepción no pudo evitar pellizcar las mejillas a Mini-Alanna y hacerles carantoñas a niña y ardilla.
-No sabía que tenías una hija Níniel, tampoco que te gustaran los humanos- Era lógico si alguien pensaba que la niña era su hija que dijeran que el padre sería humano pero lo cierto es que era tan incorrecto como vergonzoso.
-Es la hija de una amiga no el fruto de una relación con un humano no te hagas ideas raras- Respondió la peliblanca mientras llamaba a Alanna para que volviera a coger su mano pues acababa de ver a Martha acercarse.
-Níniel, me alegra verte, ¿Has venido a ayudar?- Dijo la anciana auqnue acto seguido comenzó a comportarse como una abuela con la niña sin esperar respuesta a su pregunta. A ese paso la niña acabaría necesitando curación en los mofletes.
-En realidad vengo porque necesito un ingrediente muy raro que creo que podrías tener en el laboratorio. Sabes que no te lo pediría si no fuese un asunto importante y que siempre pago por los ingredientes que uso.-
-Lo sé, pero no puedo acceder hasta que me digas qué ingrediente es.-
-Raiz de Nirn carmesí- Tan pronto dijo aquel nombre la anciana dejó de mimar a la niña y se puso seria incorporándose y mirando a la elfa desde toda su altura, la cual no era mucha. Níniel ya había supuesto una reacción así.
-Tengo lo que necesitas si aunque no sé cómo lo sabes. Nos la entregó la guardia de la ciudad tras incautársela a un brujo loco que no pensaba darle un buen uso precisamente. ¿Para qué la necesitas?.-
Martha era de fiar asi que mientras caminaban hasta el laboratorio de alquimia Níniel le explicó la situación aunque sin entrar en muchos detalles. Si la anciana estaba sorprendida no lo mostró y se limitó a asentir en todo el momento. Para cuando llegaron al laboratorio la peliblanca ya la había puesto al corriente.
-Casi cuesta creer que esta pequeña sea la famosa "Gata". Mi nieto es admirador de sus hazañas, eso y que quiere casarse con ella. Esa clase de alquimia es peligrosa Níniel, espero que sepas lo que haces.-
-No estaría aquí si no lo supiera-
Entraron en la zona separada donde estaba todo el equipo alquímico y sacando una llave de entre los pliegues de su ropa la anciana abrió una de las cajas fuertes que contenían los ingredientes y pociones mas raros y valiosos de los que disponía el hospital. Con cuidado saco un tubo de cristal transparente que contenía una planta cuyas Hojas eran rojas como la sangre y que emitía una tenue luz propia. Pero aquello no era lo más raro, cuando la anciana sacó la planta de aquel tubo comenzó oírse un extraño sonido proveniente también de la planta como una especie de suave tañido.
-Puedes usar este equipo Níniel a cambio quiero con el resto de la planta que no necesites hagas pociones que ayuden a los enfermos. Estaré en mi despacho si me necesitas. ¿Quieres que entretenga a la niña mientras trabajas?-
-No, sigue siendo "la gata" y necesito su ayuda, yo la vigilaré-
Aquel era un buen trato, ya puesta a ayudar a sus amigos ¿Por qué no aprovechar y ayudar a más gente aún?. La anciana las dejó solas y la peliblanca comenzó su ritual previo a cualquier trabajo alquímico que consistía en colocar todos los utensilios y herramientas a su gusto, una vez tuvo estuvo en orden comenzó a encender los alambiques y a preparar el agua destilada.
-Alanna, necesito que recuerdes algo.- Le dijo a la pequeña. -Necesito que seas mi ayudante para que la cura sea perfecta y así pueda ayudar a Eltrant. ¿Recuerdas cuando hiciste cloroformo? Pues ahora necesito que pienses en algo que se absorba rápidamente, un veneno. ¿Recuerdas cómo hacerlo?-
- Cosas cositas:
- Alanna: Solo eres una cría y me cuesta pedirte que hagas un veneno pero sus propiedades son necesarias para la cura, tienes mi permiso para usar a Nín en tu post para que te ayude o coja lo que necesites y no alcances (xDD).
Eltrant: (Hago de master) Tus libros no pueden ayudarte a encontrar el jardín porque tienen borrosa la información importante, tendrás que buscar información en otro lugar pero una vez que llegas allí surgen problemas a escoger entre:
A) El trabajador de la biblioteca parece más interesado en tus curvas que en ayudarte por lo que deberás lidiar con él antes de que te entregue el libro que necesitas.
B)El libro que buscas está siendo leído ya por otro usuario del lugar y al pedírselo resulta que ser el sujeto mas odioso de Aerandir y no quiere dártelo.
Chimar: Has acabado raudo cual bala pero ocurre algo malo tras llamar a la puerta de la habitación de Níniel. Se abre la puerta y un hombre rápido te golpea en la cabeza con un pesado libro y sale corriendo, la habitación de la elfa está totalmente patas arriba. ¿Qué harás?
Níniel Thenidiel
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Llegaron a un edificio de piedra blanca con un pequeño jardín trasero, un huerto, lleno de flores, allí crecían un gran número de plantas medicinales, todo el rodeado por fuertes murallas similares a las del castillo, cuyas puertas, abiertas de par en par daban a otras algo más pequeñas igualmente abiertas que dejaban entrar a una sala de recepción amplia y limpia.
Allí una joven de cabellos castaños, sentada tras una mesa, les dio la bienvenida, parándose a hablar con la elfa al tiempo que hacía caricias a la niña y a la ardilla, la pequeña se encontraba abrazada al cuello de la chica con la mejilla aplastada en la de la mujer cuando Niniel volvió a tenderle la mano, que la niña cogió al instante con una sonrisa para volver a ponerse en marcha, llevando a la ardillita en la cabeza.
La anciana que las guiaba parecía una persona dura y afable, y la pequeña la miró con curiosidad, algo temerosa por la fuerte energía que podía sentirse, debía ocupar un cargo importante en el lugar, fue cauta hasta que la mujer le sonrió, tras eso ya no se preocupó más y, tras devolverle la sonrisa, acabó soltando la mano de Niniel para tomar la de la anciana y seguir andando mientras los adultos hablaban y ella veía corretear a Gerlad a su alrededor.
La pequeña no prestó atención hasta que escuchó la palabra "guardia" solo entonces giró la cabecita preguntándose si hablaban de ella, cuando escuchó que la anciana la miraba y la llamaba "Gata" entendió que así era, y con una sonrisa hizo un "miau" antes de soltarse y correr tras Gerald que había acelerado la marcha.
Alanna, viendo lo que les rodeaba, tomó a Gerald y le hizo un gesto, con el dedo en la boca, de "silencio" y esperó a que la anciana abriera la puerta frente a la que estaban, cuando estuvo abierta, la niña se asomó por el marco y sonrió al ver todo el instrumental y las plantas, era hora de jugar.
Dejó a Gerald sobre su cabeza e intentó subir a un taburete alto, mientras Niniel iba a por la Nin carmesí, al tiempo que ella llegaba a poner el trasero en el asiento, la elfa tomaba la planta que soltaba un ligero tañido. Cuando la niña escuchó que la llamaban, se giró y dejó de mirar los tubos repletos de líquidos de colores.
Aun atendiendo solo entendió ayudar, y Eltrant, comprendiendo parte del mensaje, frunciendo el ceño asintió seria, y escuchó lo que necesitaba "algo que se absorba rápido" tuvo que rebuscar en su pequeña cabeza para entender por completo la frase hasta que lo comprendió, necesitaba los componentes que hacían que los venenos actuasen con rapidez, no un veneno como tal, si no la mezcla aislada de las sustancias que los hacían ser instantáneos.
Asintiendo, comprendiéndolo todo, pidió ayuda para bajar de allí y poder recorrer el lugar en busca de los elementos, si estaba todo allí sería bastante rápido. Paseo por la sala con la cabeza alzada leyendo los nombres de las plantas, buscaba algo útil, fácil de aislar, al menos daba la impresión que los recuerdos de la niña habían permitido que su mente de adulta prevaleciera durante unos instantes en pos de ayudar a su amigo.
Finalmente, tras una lectura exhaustiva, encontró algo útil. Ricina. Una semilla de la llamada Higuera del diablo, que causaba fallos orgánicos y respiratorios pudiendo matar en cuestión de horas, y, si se usaba bien, de minutos. Eso era lo que le interesaba, lo que daba esa rapidez eran una única parte del líquido, debía picar la semilla hasta lograr una pasta, mezclarla con agua, y esperar cinco minutos, se evaporaría lo necesario para acelerarlo, y quedaría encerrado en el tubo, después solo debía volver a pasarlo a su estado líquido, y asegurarse, probando una de sus gotas en una hoja sana de cualquier planta, si había eliminado todo rastro de veneno.
La raíz estaba demasiado alta, por lo que, comprobando tras varios saltos que no iba a ser capaz de llegar, y sabiendo que tenían prisa, infló los mofletes y decidió, a regañadientes, pedir ayuda. Cuando tuvo las semillas en sus manos, volvió a pedir ayuda para subir a la mesa, allí no le costó empezar a preparar cosas.
Con una carita seria, que posiblemente resultaba graciosa desde fuera, buscó unos guantes, eran todos enormes, los más pequeños, los que cogió ella, le llegaban a los codos, pero no podía tocarlo a piel descubierta. Tomó un mortero y tiró cinco semillas, con eso habría más que suficiente, se evaporaba rápido. Cuando estuvieron bien machacadas, agua, gota por gota, mientras seguía mezclando, hasta tener una pasta de color marrón, no tenía un aspecto apetecible, solo eso ya lo decía todo, no los venenos más lujosos debían ser los más peligrosos por necesidad.
Cuando lo tuvo miró como colocar las botellas una debía estar situada arriba, conectada por dos tubos a las de abajo,una a cada lado, y poner una tela entre las uniones de los tubos y las bocas de las botellas, para destilar bien el veneno. Lo colocó con cuidado, era necesario separarlo todo bien, no podía arriesgarse a envenenar a Eltrant.
Cuando lo tuvo montado, vertió la pasta en la primera botella y volvió a unirlo todo. Tomó un reloj de arena de una hilera de relojes y tomó el que medía exactamente cinco minutos, comprobó que la arena caía bien y, sosteniéndolo en la mano, miró a la elfa esperando a que encendiera el fuego, con los enormes guantes puestos le era imposible, y con sus pequeñas manos, ya bastante que podía hacer las mezclas sin tirar nada.
Al tiempo que el fuego se encendía, comenzaba a correr el reloj. la pequeña Alanna miró atenta como comenzaba a evaporarse todo durante cinco minutos, a fuego medio. y al tiempo que en el reloj caía el último grano de arena, se apagaba el fuego. Ya solo faltaba esperar a que todo se volviera líquido. A medida que el recipiente de arriba enfriaba el vapor, el liquido pasaba por entre las telas, recorría el tubo, y llegaba líquido, y de color azulado al recipiente de abajo.
La pequeña lo miraba de forma seria, sonriendo al ver que el color era el adecuado. En cuanto hubo terminado de enfriarse el vapor, se hubo llenado lo mismo que una probeta, Alanna sacó la botella y tomó una hoja verde y un cuentagotas. Con una pequeña dosis del líquido dentro del contador, lo lanzó sobre la hoja, pasados unos minutos, no pasó nada, Alanna sonrió, ya tenían el acelerados.
Tapoó el bote de cristal y se giró a Niniel quitándose los guantes, con una enorme sonrisa, enseñándole la hoja, que se encontraba en perfecto estado, esperando alguna carantoña por haberlo hecho bien.
- ¿He sido mena?- preguntó sonriente con las mejillas rojas por la alegría, Gerald, que no se había movido de su cabeza en todo el proceso, le hizo cosquillas en la nariz con la suya, como si ella también la felicitara- ¿He ayudado a Eltrant?- preguntó abrazando a la ardilla como si fuera su peluche, pero sin hacerle daño.
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Off: subrayado el uso de habilidad pasiva: Trampas y venenos
Allí una joven de cabellos castaños, sentada tras una mesa, les dio la bienvenida, parándose a hablar con la elfa al tiempo que hacía caricias a la niña y a la ardilla, la pequeña se encontraba abrazada al cuello de la chica con la mejilla aplastada en la de la mujer cuando Niniel volvió a tenderle la mano, que la niña cogió al instante con una sonrisa para volver a ponerse en marcha, llevando a la ardillita en la cabeza.
La anciana que las guiaba parecía una persona dura y afable, y la pequeña la miró con curiosidad, algo temerosa por la fuerte energía que podía sentirse, debía ocupar un cargo importante en el lugar, fue cauta hasta que la mujer le sonrió, tras eso ya no se preocupó más y, tras devolverle la sonrisa, acabó soltando la mano de Niniel para tomar la de la anciana y seguir andando mientras los adultos hablaban y ella veía corretear a Gerlad a su alrededor.
La pequeña no prestó atención hasta que escuchó la palabra "guardia" solo entonces giró la cabecita preguntándose si hablaban de ella, cuando escuchó que la anciana la miraba y la llamaba "Gata" entendió que así era, y con una sonrisa hizo un "miau" antes de soltarse y correr tras Gerald que había acelerado la marcha.
Alanna, viendo lo que les rodeaba, tomó a Gerald y le hizo un gesto, con el dedo en la boca, de "silencio" y esperó a que la anciana abriera la puerta frente a la que estaban, cuando estuvo abierta, la niña se asomó por el marco y sonrió al ver todo el instrumental y las plantas, era hora de jugar.
Dejó a Gerald sobre su cabeza e intentó subir a un taburete alto, mientras Niniel iba a por la Nin carmesí, al tiempo que ella llegaba a poner el trasero en el asiento, la elfa tomaba la planta que soltaba un ligero tañido. Cuando la niña escuchó que la llamaban, se giró y dejó de mirar los tubos repletos de líquidos de colores.
Aun atendiendo solo entendió ayudar, y Eltrant, comprendiendo parte del mensaje, frunciendo el ceño asintió seria, y escuchó lo que necesitaba "algo que se absorba rápido" tuvo que rebuscar en su pequeña cabeza para entender por completo la frase hasta que lo comprendió, necesitaba los componentes que hacían que los venenos actuasen con rapidez, no un veneno como tal, si no la mezcla aislada de las sustancias que los hacían ser instantáneos.
Asintiendo, comprendiéndolo todo, pidió ayuda para bajar de allí y poder recorrer el lugar en busca de los elementos, si estaba todo allí sería bastante rápido. Paseo por la sala con la cabeza alzada leyendo los nombres de las plantas, buscaba algo útil, fácil de aislar, al menos daba la impresión que los recuerdos de la niña habían permitido que su mente de adulta prevaleciera durante unos instantes en pos de ayudar a su amigo.
Finalmente, tras una lectura exhaustiva, encontró algo útil. Ricina. Una semilla de la llamada Higuera del diablo, que causaba fallos orgánicos y respiratorios pudiendo matar en cuestión de horas, y, si se usaba bien, de minutos. Eso era lo que le interesaba, lo que daba esa rapidez eran una única parte del líquido, debía picar la semilla hasta lograr una pasta, mezclarla con agua, y esperar cinco minutos, se evaporaría lo necesario para acelerarlo, y quedaría encerrado en el tubo, después solo debía volver a pasarlo a su estado líquido, y asegurarse, probando una de sus gotas en una hoja sana de cualquier planta, si había eliminado todo rastro de veneno.
La raíz estaba demasiado alta, por lo que, comprobando tras varios saltos que no iba a ser capaz de llegar, y sabiendo que tenían prisa, infló los mofletes y decidió, a regañadientes, pedir ayuda. Cuando tuvo las semillas en sus manos, volvió a pedir ayuda para subir a la mesa, allí no le costó empezar a preparar cosas.
Con una carita seria, que posiblemente resultaba graciosa desde fuera, buscó unos guantes, eran todos enormes, los más pequeños, los que cogió ella, le llegaban a los codos, pero no podía tocarlo a piel descubierta. Tomó un mortero y tiró cinco semillas, con eso habría más que suficiente, se evaporaba rápido. Cuando estuvieron bien machacadas, agua, gota por gota, mientras seguía mezclando, hasta tener una pasta de color marrón, no tenía un aspecto apetecible, solo eso ya lo decía todo, no los venenos más lujosos debían ser los más peligrosos por necesidad.
Cuando lo tuvo miró como colocar las botellas una debía estar situada arriba, conectada por dos tubos a las de abajo,una a cada lado, y poner una tela entre las uniones de los tubos y las bocas de las botellas, para destilar bien el veneno. Lo colocó con cuidado, era necesario separarlo todo bien, no podía arriesgarse a envenenar a Eltrant.
Cuando lo tuvo montado, vertió la pasta en la primera botella y volvió a unirlo todo. Tomó un reloj de arena de una hilera de relojes y tomó el que medía exactamente cinco minutos, comprobó que la arena caía bien y, sosteniéndolo en la mano, miró a la elfa esperando a que encendiera el fuego, con los enormes guantes puestos le era imposible, y con sus pequeñas manos, ya bastante que podía hacer las mezclas sin tirar nada.
Al tiempo que el fuego se encendía, comenzaba a correr el reloj. la pequeña Alanna miró atenta como comenzaba a evaporarse todo durante cinco minutos, a fuego medio. y al tiempo que en el reloj caía el último grano de arena, se apagaba el fuego. Ya solo faltaba esperar a que todo se volviera líquido. A medida que el recipiente de arriba enfriaba el vapor, el liquido pasaba por entre las telas, recorría el tubo, y llegaba líquido, y de color azulado al recipiente de abajo.
La pequeña lo miraba de forma seria, sonriendo al ver que el color era el adecuado. En cuanto hubo terminado de enfriarse el vapor, se hubo llenado lo mismo que una probeta, Alanna sacó la botella y tomó una hoja verde y un cuentagotas. Con una pequeña dosis del líquido dentro del contador, lo lanzó sobre la hoja, pasados unos minutos, no pasó nada, Alanna sonrió, ya tenían el acelerados.
Tapoó el bote de cristal y se giró a Niniel quitándose los guantes, con una enorme sonrisa, enseñándole la hoja, que se encontraba en perfecto estado, esperando alguna carantoña por haberlo hecho bien.
- ¿He sido mena?- preguntó sonriente con las mejillas rojas por la alegría, Gerald, que no se había movido de su cabeza en todo el proceso, le hizo cosquillas en la nariz con la suya, como si ella también la felicitara- ¿He ayudado a Eltrant?- preguntó abrazando a la ardilla como si fuera su peluche, pero sin hacerle daño.
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Off: subrayado el uso de habilidad pasiva: Trampas y venenos
Alanna Delteria
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Suspiró y abandonó la posada, no podía encontrar la información necesaria en sus propios libros, no le quedaba otra que ir a la enorme biblioteca de la ciudad.
Caminó raudo a través de las calles de la urbe, ignorando las miradas de los demás transeúntes y centrándose en su objetivo, si no encontraba el dichoso jardín nunca iban a volver a la normalidad.
No tardó en llegar hasta el lugar que almacenaba gran parte del conocimiento de los humanos, sonrió entusiasmado por la gran cantidad de información que había allí adentro, y se preguntó seriamente como no había entrado aún en aquel pequeño baluarte del saber.
Tras pasar varios segundos embelesado por bella fachada de la biblioteca, negó con la cabeza alejando todo lo que no tuviese que ver con volver a su cuerpo original, y frunciendo el ceño se internó en el edificio.
Una vez dentro el mercenario no pudo evitar dejar escapar una exclamación sorprendida mientras miraba a su alrededor, si el exterior del edificio era de por si majestuoso, el interior desprendía algo que Eltrant no era capaz de describir con palabras, miles de ejemplares apilados ordenadamente en más de un centenar de estanterías de varios pisos de alto.
La chica se ajustó la capa y, sin dejar de mirar a su alrededor sonriente, se acercó al mostrador.
-“Buenos días señorita” – Saludó el hombre canoso que estaba tras la recepción –“¿Qué puedo hacer por usted?” - Eltrant contestó al saludo con una sonrisa y señaló al grupo más cercano de estanterías – “¿Puede ayudarme a encontrar un libro?” – Preguntó, el hombre sonrió y asintió cortésmente –“Para eso estoy aquí” – Dicho esto sacó un gran tomo el cual abrió aproximadamente por la mitad –“¿Puedo saber que ejemplar busca?” – Eltrant jugueteó con su pelo y miró a su alrededor –“En realidad… no estoy buscando uno en concreto” – El bibliotecario, sin cerrar el libro, miró a la muchacha –“… Entiendo” – La joven sonrió –“Tiene que ver sobre las leyendas de la ciudad, concretamente el Jardín de…” – El hombre sonrió –“…Therazzir” – Dijo antes de que el mercenario pudiese decir la palabra –“Tenemos varios ejemplares que hablan sobre el Jardín” – Se colocó unas gafas que guardaba en uno de los bolsillos de su túnica y ojeó el catalogo que tenía entre sus manos –“Sin embargo, los ha tomado todos una señorita llamada… Gabrielle” – Leyó –“Los libros son propiedad de la biblioteca y no pueden sacarse del edificio, así que no debería de andar muy lejos, creo que la he visto rondando la segunda planta” – Eltrant agradeció la información y a continuación, firmó en el catalogo como le pidió en hombre.
Era un alivio saber que había libros en aquel lugar que trata, aunque dado el número de ejemplares que podía almacenar aquel lugar, no le extrañaba.
Tomó aire y, después de aclarar sus ideas buscó a la joven que, como él, estaba interesada en el jardín de Therazzir. La encontró en la segunda planta, sentada en una de las numerosas mesas que había repartidas por todo el lugar.
Con la sonrisa más encantadora que tenía en su poder se acercó a la chica y, tras dejarse notar dándole varios toques en el hombro, le pidió amablemente el libro que tenía entre las manos.
La mujer de cabellos tan rubios que parecían plateados, puso los ojos en blanco y dejó escapar un gruñido exasperado.
–“¿Disculpe?” – Preguntó Eltrant, fuera de lugar, por aquel flagrante gesto de repudia que había hecho la mujer –“Es que, a ver, no me puedo creer que alguien que no sabe conjuntar la ropa me hable” – Eltrant arqueó una ceja y entreabrió los labios, tratando de buscar las palabras adecuadas que decir, pero aquello era tan surrealista que ni siquiera estaba seguro de acertar si contestaba. –“¿Qué es lo que te pasa? Este libro lo he sacado yo, ahora ve y comprante un conjunto decente” – Dicho esto la mujer volvió a su lectura, pegando tanto la cabeza al manuscrito que el mercenario podía observar como las letras que estaban escritas sobre las hojas del libro se grababan en la frente de la muchacha.
-“No, enserio, necesito ese libro” – Dijo ahora agarrando del brazo a la chiquilla y obligándola a que la mirase –“O sea, ¿Es que buscas problemas guapa?” – Eltrant negó con la cabeza –“Solo quiero mirarlo un segundo, después te lo dejo para ti, por favor” – La mujer se zafó del agarre de la entonces Ellie y sonrió –“Lo que quieres es encontrar tú la fuente maja, pues no, lo voy a hacer yo, y me voy a hacer rica, bueno, más rica” – La rubia dejó escapar una ligera carcajada con esa última frase y miró desafiante a Eltrant.
-“Entonces voy a tener que…” – La mujer avanzó tras pasos y le dio una bofetada a Eltrant, atrayendo la atención de los pocos presentes –“¿Vas a hacer qué?” – Dijo ahora alzando la voz –“¡Cuchi cuchi!”- Gritó la mujer, haciendo caso omiso a los gruñidos disconformes de los que estaban oyendo la aguda voz de la joven.
Como si de algún ser invocado se tratase, un tipo extremadamente musculoso de al menos dos metros de alto y con una exuberante mata de pelo en la cabeza apareció de entre varias estanterías apartándolas con sus brazos como si apenas pesasen nada –“¿Qué te aflige palomita mía?” – Dijo el hombre en cuanto estuvo frente a las dos chicas.
-“Esta fresca me ha dicho que me quiere matar” – Gritó señalando a Eltrant – “Eso es mentira” – Dijo un amable desconocido desde el otro lado de la habitación –“¡Tú a callar calvo!” – Exclamó inmediatamente la chica –“No soy calvo, es que hace calor” – Respondió el hombre antes de abandonar la mesa en la que estaba.
El recién llegado entonces estudió con la mirada a Eltrant, aunque los ojos de este se centrasen casi exclusivamente en el pecho de la chica –“Eh, mi cara está aquí arriba” – Advirtió el mercenario cruzándose de brazos; El hombre dejó escapar una carcajada simiesca y asintió –“A mí me gusta… ¿Y si nos la llevamos a casa?” – Eltrant dejó escapar un suspiró hastiado – “Mirad, solo quiero el libro, leer un par de cosas y nada más" – Ellie podía contemplar, gracias al color rojizo que estaba tomando la cara de aquel tipo, como las tres neuronas que este poseía se frotaban enérgicamente las unas contra las otras tratando de sacar algún significado a las palabras que decía el mercenario.
–“Podemos… dejarle… tú… camisón” – Dijo como si acabase de descubrir el misterio que encerraba la magia a la chica de cabellos plateados, quien entonces, pareció olvidarse del libro y acariciándose la barbilla asintió.
- “¡Hasta aquí hemos llegado!” – Exclamó el mercenario desenvainando la espada, la mujer dejó escapar una exclamación ahogada y se escondió detrás de su supuesta pareja quien, sonriendo se colocó en una increíblemente sugestiva posición de combate haciendo de este modo que, la ya de por si diminuta camisa que cubría su torso, estallase en mil pedazos debido a la presión que su cuerpo ejercía sobre esta.
-“¡Oh, por los dioses, no!” – Gritó el mercenario cubriéndose los ojos cuando los pantalones del hombre decidieron que no aguantaban más intactos –“’¡Contemplad y regocijaos! ¡El cuerpo de un dios!” - Aulló el hombre mientras cambiaba de una pose a otra, todo esto mientras su compañera aplaudía cada cambio mientras le coreaba.
-“Vosotros dos, a la puta calle” – Oyó tras él; El bibliotecario, que había oído el alboroto azotó al hombre con una escoba que llevaba en la mano –“¡Ahora!”
Estos, después de quejarse y de culpar de todo a Eltrant, acabaron abandonando el lugar cuando el recepcionista les amenazó con llamar a la guardia.
Suspirando aliviado, el mercenario volvió a envainar la espada, quien solo recibió una breve regañina por parte del hombre por desenvainar un arma y después se marchó de nuevo a su mostrador. Eltrant se preguntó por qué no le habían expulsado a él también, al fin y al cabo, hasta hacia unos segundos tenía una espada en la mano.
Entonces se percató del hombre sin pelo que le miraba desde el otro lado de la habitación, sonriendo, y comprendió que probablemente él había llamado al bibliotecario. –“¡Tienes un peinado entrañable!” – Le dijo sonriendo, el tipo asintió ante estas palabras y volvió a su lectura.
Eltrant tomó aire y le imitó.
–“Muy bien, ahora a ver dónde se encuentra el maldito jardín”
Caminó raudo a través de las calles de la urbe, ignorando las miradas de los demás transeúntes y centrándose en su objetivo, si no encontraba el dichoso jardín nunca iban a volver a la normalidad.
No tardó en llegar hasta el lugar que almacenaba gran parte del conocimiento de los humanos, sonrió entusiasmado por la gran cantidad de información que había allí adentro, y se preguntó seriamente como no había entrado aún en aquel pequeño baluarte del saber.
Tras pasar varios segundos embelesado por bella fachada de la biblioteca, negó con la cabeza alejando todo lo que no tuviese que ver con volver a su cuerpo original, y frunciendo el ceño se internó en el edificio.
Una vez dentro el mercenario no pudo evitar dejar escapar una exclamación sorprendida mientras miraba a su alrededor, si el exterior del edificio era de por si majestuoso, el interior desprendía algo que Eltrant no era capaz de describir con palabras, miles de ejemplares apilados ordenadamente en más de un centenar de estanterías de varios pisos de alto.
La chica se ajustó la capa y, sin dejar de mirar a su alrededor sonriente, se acercó al mostrador.
-“Buenos días señorita” – Saludó el hombre canoso que estaba tras la recepción –“¿Qué puedo hacer por usted?” - Eltrant contestó al saludo con una sonrisa y señaló al grupo más cercano de estanterías – “¿Puede ayudarme a encontrar un libro?” – Preguntó, el hombre sonrió y asintió cortésmente –“Para eso estoy aquí” – Dicho esto sacó un gran tomo el cual abrió aproximadamente por la mitad –“¿Puedo saber que ejemplar busca?” – Eltrant jugueteó con su pelo y miró a su alrededor –“En realidad… no estoy buscando uno en concreto” – El bibliotecario, sin cerrar el libro, miró a la muchacha –“… Entiendo” – La joven sonrió –“Tiene que ver sobre las leyendas de la ciudad, concretamente el Jardín de…” – El hombre sonrió –“…Therazzir” – Dijo antes de que el mercenario pudiese decir la palabra –“Tenemos varios ejemplares que hablan sobre el Jardín” – Se colocó unas gafas que guardaba en uno de los bolsillos de su túnica y ojeó el catalogo que tenía entre sus manos –“Sin embargo, los ha tomado todos una señorita llamada… Gabrielle” – Leyó –“Los libros son propiedad de la biblioteca y no pueden sacarse del edificio, así que no debería de andar muy lejos, creo que la he visto rondando la segunda planta” – Eltrant agradeció la información y a continuación, firmó en el catalogo como le pidió en hombre.
Era un alivio saber que había libros en aquel lugar que trata, aunque dado el número de ejemplares que podía almacenar aquel lugar, no le extrañaba.
Tomó aire y, después de aclarar sus ideas buscó a la joven que, como él, estaba interesada en el jardín de Therazzir. La encontró en la segunda planta, sentada en una de las numerosas mesas que había repartidas por todo el lugar.
Con la sonrisa más encantadora que tenía en su poder se acercó a la chica y, tras dejarse notar dándole varios toques en el hombro, le pidió amablemente el libro que tenía entre las manos.
La mujer de cabellos tan rubios que parecían plateados, puso los ojos en blanco y dejó escapar un gruñido exasperado.
–“¿Disculpe?” – Preguntó Eltrant, fuera de lugar, por aquel flagrante gesto de repudia que había hecho la mujer –“Es que, a ver, no me puedo creer que alguien que no sabe conjuntar la ropa me hable” – Eltrant arqueó una ceja y entreabrió los labios, tratando de buscar las palabras adecuadas que decir, pero aquello era tan surrealista que ni siquiera estaba seguro de acertar si contestaba. –“¿Qué es lo que te pasa? Este libro lo he sacado yo, ahora ve y comprante un conjunto decente” – Dicho esto la mujer volvió a su lectura, pegando tanto la cabeza al manuscrito que el mercenario podía observar como las letras que estaban escritas sobre las hojas del libro se grababan en la frente de la muchacha.
-“No, enserio, necesito ese libro” – Dijo ahora agarrando del brazo a la chiquilla y obligándola a que la mirase –“O sea, ¿Es que buscas problemas guapa?” – Eltrant negó con la cabeza –“Solo quiero mirarlo un segundo, después te lo dejo para ti, por favor” – La mujer se zafó del agarre de la entonces Ellie y sonrió –“Lo que quieres es encontrar tú la fuente maja, pues no, lo voy a hacer yo, y me voy a hacer rica, bueno, más rica” – La rubia dejó escapar una ligera carcajada con esa última frase y miró desafiante a Eltrant.
-“Entonces voy a tener que…” – La mujer avanzó tras pasos y le dio una bofetada a Eltrant, atrayendo la atención de los pocos presentes –“¿Vas a hacer qué?” – Dijo ahora alzando la voz –“¡Cuchi cuchi!”- Gritó la mujer, haciendo caso omiso a los gruñidos disconformes de los que estaban oyendo la aguda voz de la joven.
Como si de algún ser invocado se tratase, un tipo extremadamente musculoso de al menos dos metros de alto y con una exuberante mata de pelo en la cabeza apareció de entre varias estanterías apartándolas con sus brazos como si apenas pesasen nada –“¿Qué te aflige palomita mía?” – Dijo el hombre en cuanto estuvo frente a las dos chicas.
-“Esta fresca me ha dicho que me quiere matar” – Gritó señalando a Eltrant – “Eso es mentira” – Dijo un amable desconocido desde el otro lado de la habitación –“¡Tú a callar calvo!” – Exclamó inmediatamente la chica –“No soy calvo, es que hace calor” – Respondió el hombre antes de abandonar la mesa en la que estaba.
El recién llegado entonces estudió con la mirada a Eltrant, aunque los ojos de este se centrasen casi exclusivamente en el pecho de la chica –“Eh, mi cara está aquí arriba” – Advirtió el mercenario cruzándose de brazos; El hombre dejó escapar una carcajada simiesca y asintió –“A mí me gusta… ¿Y si nos la llevamos a casa?” – Eltrant dejó escapar un suspiró hastiado – “Mirad, solo quiero el libro, leer un par de cosas y nada más" – Ellie podía contemplar, gracias al color rojizo que estaba tomando la cara de aquel tipo, como las tres neuronas que este poseía se frotaban enérgicamente las unas contra las otras tratando de sacar algún significado a las palabras que decía el mercenario.
–“Podemos… dejarle… tú… camisón” – Dijo como si acabase de descubrir el misterio que encerraba la magia a la chica de cabellos plateados, quien entonces, pareció olvidarse del libro y acariciándose la barbilla asintió.
- “¡Hasta aquí hemos llegado!” – Exclamó el mercenario desenvainando la espada, la mujer dejó escapar una exclamación ahogada y se escondió detrás de su supuesta pareja quien, sonriendo se colocó en una increíblemente sugestiva posición de combate haciendo de este modo que, la ya de por si diminuta camisa que cubría su torso, estallase en mil pedazos debido a la presión que su cuerpo ejercía sobre esta.
-“¡Oh, por los dioses, no!” – Gritó el mercenario cubriéndose los ojos cuando los pantalones del hombre decidieron que no aguantaban más intactos –“’¡Contemplad y regocijaos! ¡El cuerpo de un dios!” - Aulló el hombre mientras cambiaba de una pose a otra, todo esto mientras su compañera aplaudía cada cambio mientras le coreaba.
-“Vosotros dos, a la puta calle” – Oyó tras él; El bibliotecario, que había oído el alboroto azotó al hombre con una escoba que llevaba en la mano –“¡Ahora!”
Estos, después de quejarse y de culpar de todo a Eltrant, acabaron abandonando el lugar cuando el recepcionista les amenazó con llamar a la guardia.
Suspirando aliviado, el mercenario volvió a envainar la espada, quien solo recibió una breve regañina por parte del hombre por desenvainar un arma y después se marchó de nuevo a su mostrador. Eltrant se preguntó por qué no le habían expulsado a él también, al fin y al cabo, hasta hacia unos segundos tenía una espada en la mano.
Entonces se percató del hombre sin pelo que le miraba desde el otro lado de la habitación, sonriendo, y comprendió que probablemente él había llamado al bibliotecario. –“¡Tienes un peinado entrañable!” – Le dijo sonriendo, el tipo asintió ante estas palabras y volvió a su lectura.
Eltrant tomó aire y le imitó.
–“Muy bien, ahora a ver dónde se encuentra el maldito jardín”
Eltrant Tale
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Media hora después ninguno de los integrantes del improvisado grupo había llegado, tal vez no fue buena idea terminar tan rápido. El pequeño se acerca a la puerta de Níniel y le toca un par de veces, no escucha su voz por ningún lado pero no cuesta nada tratar ¿O tal vez si? De repente alguien desconocido le golpea con un libro en la cabeza y sale corriendo como si se estuviera acabando el mundo.
Que… rayos…
Dice mientras se lleva las manos al impacto, más que un texto esa cosa parece una enciclopedia. El niño espera unos instantes para recuperar su pleno funcionamiento mientras se recuesta de la pared, un poco más fuerte y le hubiera tumbado al suelo. Vale destacar que el tipo escapa sin repercusiones, su víctima no responde rápido lo que le da una oportunidad demasiado jugosa para desaprovechar.
Aaa… esto dejara… esto se inflamara seguro.
Ya un poco mas restablecido aquel jovencito detalla su entorno, específicamente la habitación abierta. Adentro esta todo desordenado como si hubieran registrado por horas el recinto, parece que los problemas siguen rondando a la elfa. Chimar ingresa con discreción para dar un mejor vistazo, la dueña no estará complacida al ver el estado de su habitación. Un rápido repaso a través de la ventana revela al perpetrador corriendo por la calle.
Rayos, voy a tener que correr.
Al parecer aquel sujeto no es demasiado rápido o ya se hubiera perdido de vista, todavía existe una oportunidad de atraparle. El chico hace gala de su agilidad para salir por la ventana y tocar tierra luego de varios movimientos estilizados, algo peligroso pero le ahorra una buena cantidad de tiempo. Aprender a correr por los tejados está comenzando a resultar bastante útil últimamente, saltando entre las cornisas se puede llegar fugazmente a cualquier lugar.
Menudo momento para no haber comido nada…
Sale corriendo esperando que su cuerpo no le falle por el hambre, avanzar con dolor de estomago no es agradable. Se mueve con celeridad pero su blanco lleva bastante ventaja, por suerte evita revelarse consiguiendo un avance discreto. Demian no es el único que puede acechar a la gente, claro que sus ilusiones serian útiles en este momento pero se usa lo que se tiene, sea como sea la carrera apenas está comenzando.
Pasa por cierto puesto de frutas y roba un par de manzanas aprovechando el descuido de su dependiente, pega dos mordiscos de la primera mientras avanza. No es el mejor almuerzo del mundo pero al menos le hará dejar de temblar media hora, después podrá comer un plato fuerte con mucha más calma. La distancia que separa a ambos personajes comienza a disminuir drásticamente a medida que el adulto se confía.
Eso es.
Murmura en tono bajo, es solo cuestión de tiempo para que el perseguido baje su guardia completamente. La velocidad disminuye para alivio del niño quien utiliza una multitud como camuflaje, ser pequeño tiene sus ventajas de vez en cuando. Al poco tiempo el hostil se detiene convencido de que está a salvo, es momento de realizar la jugada necesaria aunque eso requiera una aproximación directa.
Chimar necesita dos cosas, respuestas y el libro que su blanco carga. Se le acerca por detrás listo para iniciar la amenaza cuando de repente un ruido tiene lugar, algún idiota acaba de arruinar su carga. El sujeto se voltea reconociendo al pequeño de inmediato, no resulta raro que comience a correr de nuevo. Este juego del gato y ratón comienza a cansar por lo que es momento de darle un final digno de cualquier teatro.
Aquel científico apunta con la ballesta y detalla su alrededor, calcula varias variables antes de disparar un virote. Dicho proyectil va demasiado alto para impactar al otro personaje pero ese no es el blanco, la punta se dirige a los tejados. Esa flecha modificada golpea una superficie inestable llena de masetas ocasionando que todas se desplomen, aunque hay que darle crédito al tipo por eludir la mayoría al final recibe lo que se merece.
¡¡En el blanco!!
Un golpe certero le desmaya al instante, en su estado actual no puede seguir huyendo. El inventor se acerca pero pone cara de ironía por un punto que no tuvo en cuenta, ahora no podrá interrogarle. Antes de que la multitud se reúna en torno al herido aquel joven pasa a revisarle las prendas, toma una bolsa de aeros y cierta carta con un símbolo desconocido, para finalizar levanta el libro con esfuerzo retirándose en el acto.
Quien dijo que el conocimiento no pesa estaba borracho ese día…
Se retira eludiendo un par de guardias oportunamente, en breve vuelve a la posada cubierto de sudor debido al peso del texto. Toma una mesa dejando el manuscrito sobre la madera, después se recuesta de la silla mientras respira agitadamente. Saca el dosificador y le coloca encima de todo, podrá ser compacto pero ostenta como unos cinco kilos. Medita varios instantes y levanta la mano pidiendo el especial del día, comerá algo mientras espera la llegada de los demás. Por ahora Níniel es la única que puede arrojar luz acerca del libro, la carta y el ladrón.
Rayos… el golpe se está agrandando…
Que… rayos…
Dice mientras se lleva las manos al impacto, más que un texto esa cosa parece una enciclopedia. El niño espera unos instantes para recuperar su pleno funcionamiento mientras se recuesta de la pared, un poco más fuerte y le hubiera tumbado al suelo. Vale destacar que el tipo escapa sin repercusiones, su víctima no responde rápido lo que le da una oportunidad demasiado jugosa para desaprovechar.
Aaa… esto dejara… esto se inflamara seguro.
Ya un poco mas restablecido aquel jovencito detalla su entorno, específicamente la habitación abierta. Adentro esta todo desordenado como si hubieran registrado por horas el recinto, parece que los problemas siguen rondando a la elfa. Chimar ingresa con discreción para dar un mejor vistazo, la dueña no estará complacida al ver el estado de su habitación. Un rápido repaso a través de la ventana revela al perpetrador corriendo por la calle.
Rayos, voy a tener que correr.
Al parecer aquel sujeto no es demasiado rápido o ya se hubiera perdido de vista, todavía existe una oportunidad de atraparle. El chico hace gala de su agilidad para salir por la ventana y tocar tierra luego de varios movimientos estilizados, algo peligroso pero le ahorra una buena cantidad de tiempo. Aprender a correr por los tejados está comenzando a resultar bastante útil últimamente, saltando entre las cornisas se puede llegar fugazmente a cualquier lugar.
Menudo momento para no haber comido nada…
Sale corriendo esperando que su cuerpo no le falle por el hambre, avanzar con dolor de estomago no es agradable. Se mueve con celeridad pero su blanco lleva bastante ventaja, por suerte evita revelarse consiguiendo un avance discreto. Demian no es el único que puede acechar a la gente, claro que sus ilusiones serian útiles en este momento pero se usa lo que se tiene, sea como sea la carrera apenas está comenzando.
Pasa por cierto puesto de frutas y roba un par de manzanas aprovechando el descuido de su dependiente, pega dos mordiscos de la primera mientras avanza. No es el mejor almuerzo del mundo pero al menos le hará dejar de temblar media hora, después podrá comer un plato fuerte con mucha más calma. La distancia que separa a ambos personajes comienza a disminuir drásticamente a medida que el adulto se confía.
Eso es.
Murmura en tono bajo, es solo cuestión de tiempo para que el perseguido baje su guardia completamente. La velocidad disminuye para alivio del niño quien utiliza una multitud como camuflaje, ser pequeño tiene sus ventajas de vez en cuando. Al poco tiempo el hostil se detiene convencido de que está a salvo, es momento de realizar la jugada necesaria aunque eso requiera una aproximación directa.
Chimar necesita dos cosas, respuestas y el libro que su blanco carga. Se le acerca por detrás listo para iniciar la amenaza cuando de repente un ruido tiene lugar, algún idiota acaba de arruinar su carga. El sujeto se voltea reconociendo al pequeño de inmediato, no resulta raro que comience a correr de nuevo. Este juego del gato y ratón comienza a cansar por lo que es momento de darle un final digno de cualquier teatro.
Aquel científico apunta con la ballesta y detalla su alrededor, calcula varias variables antes de disparar un virote. Dicho proyectil va demasiado alto para impactar al otro personaje pero ese no es el blanco, la punta se dirige a los tejados. Esa flecha modificada golpea una superficie inestable llena de masetas ocasionando que todas se desplomen, aunque hay que darle crédito al tipo por eludir la mayoría al final recibe lo que se merece.
¡¡En el blanco!!
Un golpe certero le desmaya al instante, en su estado actual no puede seguir huyendo. El inventor se acerca pero pone cara de ironía por un punto que no tuvo en cuenta, ahora no podrá interrogarle. Antes de que la multitud se reúna en torno al herido aquel joven pasa a revisarle las prendas, toma una bolsa de aeros y cierta carta con un símbolo desconocido, para finalizar levanta el libro con esfuerzo retirándose en el acto.
Quien dijo que el conocimiento no pesa estaba borracho ese día…
Se retira eludiendo un par de guardias oportunamente, en breve vuelve a la posada cubierto de sudor debido al peso del texto. Toma una mesa dejando el manuscrito sobre la madera, después se recuesta de la silla mientras respira agitadamente. Saca el dosificador y le coloca encima de todo, podrá ser compacto pero ostenta como unos cinco kilos. Medita varios instantes y levanta la mano pidiendo el especial del día, comerá algo mientras espera la llegada de los demás. Por ahora Níniel es la única que puede arrojar luz acerca del libro, la carta y el ladrón.
Rayos… el golpe se está agrandando…
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Níniel era más que consciente del hecho de que por mucho que tuviera unos días de plazo antes de que el efecto de las pociones que habían cambiado a Alanna y a Eltrant de aspecto al de una niña y al de una chica respectivamente de forma permanente no tenía tiempo que perder. Aún así y aunque tras haberla visto preparar cloroformo la peliblanca sabía que la pequeña aún conservaba sus aptitudes en la preparación de venenos y sus propiedades la peliblanca no pudo centrarse mucho en sus propias tareas, auqnue algo pudo adelantar, y dejar a Alanna sin supervisión, no solo para evitar que se lastimara o porque con esas manitas necesitaría ayuda para algunas cosas si no también porque la elfa debía asegurarse de que la niña hacía lo que necesitaba. La "gata" seguía allí, en alguna parte dentro de aquella cabecita y pronto comenzó a demostrarlo realizando los procesos bajo la atenta mirada de la elfa. Tras acabar y realizar una prueba que demostraba que, no solo había entendido lo que la adulta necesitaba si no que lo había hecho perfectamente, sonrió y pidió con una carita de niña buena un justo premio. Claro que siendo tan mona hubiese sido difícil no hacerle mimos incluso si no hubiese podido completar la tarea encomendada.
-Claro que si, has sido muy buena.- Respondió la peliblanca acariciando su pelo con cariño. -Cuando volvamos te compraré algún dulce como premio. Ahora necesito que vigiles a Geralt para que se porte bien mientras termino el trabajo y hago lo que Martha me ha pedido ¿Vale?.-
Tenía que acordarse de darle las gracias a Alanna cuando volviese a su antiguo "yo" por la lección recibida incluso en su forma portátil, con aquella fórmula de rápida absorción obtenida de un fruto venenoso podría hacer que sus pociones de curación pudiesen ser mucho más efectivas al tener un efecto mucho más rápido, por supuesto tendría que volver a calcular las dosis pero sin duda aquel esfuerzo merecería la pena para ganar en efectividad. De hecho había apuntado todo aquel proceso en un trozo de papel para el futuro.
Con un movimiento de su cabeza apartó aquellos planes de futuro de su mente para centrarse en el proceso que debía realizar y comenzó su parte del trabajo. Lo primero fue separar la raíz del nirn carmesí del resto de la planta por el lugar que había aprendido gracias al libro antiguo de los Vivant, al hacerlo el tañido se detuvo aunque el brillo continuó un rato mas antes de comenzar a apagarse lentamente. La peliblanca debía de preparar la raíz y la planta antes de que la luz se extinguiera del todo pues aquello sería señal de que habría perdido las propiedades por la que tan valiosa resultaba para los alquimistas.
Con cuidado depositó la raíz en un mortero y comenzó a machacarla mientras iba añadiendo agua poco a poco para obtener la textura que necesitaba. Una vez terminó con aquello separó el contenido del mortero en dos frascos y a uno le añadió polvo de raíz trepadora mientras que al segundo le añadió extracto de lengua de dragón, una flor anaranjada y que era de las favoritas de la elfa. A continuación volvió a machacar sendas mezclas hasta que se volvieron perfectamente homogéneas, una de color naranja, aquella sería para Eltrant, y otra de color rojo la que devolvería a Alanna a la normalidad. Una vez la esencia de ambas mezclas estuviese destilada por separado, para lo cual las colocó en sendos alambiques con agua destilada, solo quedaba añadir el acelerador de absorción preparado por la humana y el agua del jardín de Therazzir con el instrumento de precisión encargado a Chimar para tener la ansiada cura. Níniel deseó que los demás estuviesen teniendo suerte con aquello mientras se permitió un momento de pausa controlando la temperatura de los alambiques.
Mientras se producía la destilación, Níniel tomó las hojas y el tallo de la planta de Nirn y comenzó a preparar el pago acordado a cambio de poder usar la raíz. Cortó las hojas en trozitos pequeños con su daga y las puso también en agua para destilar. Lo siguiente fue preparar alas de mariposa para convertirlas en un fino polvo y para terminar extrajo algo de líquido de un hongo que crecía en las cuevas más oscuras y que emitía una ligera luz propia por lo que la gente lo llamaba normalmente seta brillante y que calentó al fuego pues de lo contrario resultaba tóxico. La mezcla de aquellos tres ingredientes dio como resultado cuatro ampollas de un líquido rojo intenso y que parecía sangre, una poción de curación fuerte y muy valiosa de la que Martha estaría satisfecha.
Tuvieron que esperar un tiempo hasta que todo estuvo listo pero Níniel estaba satisfecha. Se disculpó con la pequeña que sin duda ya estaría aburrida de esperar y le hizo unas carantoñas para que la perdonara tratando de hacerla entender que era necesario y reiterando que ayudaría a Eltrant. Por alguna razón la peliblanca pensaba que Alanna no entendería que también había una cura para ella y siempre mencionaba solo a Eltrant, su instinto le decía que aquello era lo mejor por el momento.
-Le daremos sus pociones a Martha e iremos de vuelta a casa, no se tú pero yo tengo hambre.-
La anciana se mostró más que contenta por aquellas pociones y les deseó suerte con el resto del proceso, aunque recalcó que dentro de lo malo volver a ser una niña no era lo peor que podía pasarle a alguien que tocaba frascos sin saber lo que contenían y que tener tetas tampoco era tan malo, de hecho bromeó sobre que el amigo de Níniel con cuerpo de chica debía de estar aprendiendo a manejar la espada con las orejas al tener las manos ocupadas con ciertas partes de su nueva anatomía. Níniel pensaba que Eltrant era un poco...Poco caballeroso tras su experiencia en la sastrería pero no creía que llegase a tanto, aunque el comentario había tenido gracia.
Ya de vuelta a la posada y tras una pequeña parada en un puesto de caramelos y demás productos dulces en el que la elfa cumplió su promesa de recompensar a la pequeña por su gran trabajo, aunque sentía la extraña necesidad de decirle a Alanna que se guardara su premio para después de comer, las dos chicas se encontraron allí con Chimar que devoraba un buen plato de comida. Para la elfa no pasó desapercibido que parecía tener un buen chichón en la cabeza.
-¿Qué ha pasado Chimar? ¿No habrás hecho nada impropio con la hija del dueño no?. Quizá debí advertirte que en su día fue campeón de lanzamiento de peso...- La verdad era algo mucho peor. -Quédate con Alanna.-
Tan pronto como supo lo que había ocurrido la peliblanca subió corriendo a la habitación donde la joven hija de Beor estaba ya poniendo algo de orden. Como era lógico solo una mujer podía ocuparse de aquella tarea dado que era la habitación de otra mujer. La chica alzó la vista hacia al puerta cuando escuchó llegar a Níniel.
-Lamento todo esto Nín, nadie vio entrar a ese tipo. Cuando mi padre se enteró salió corriendo tras él y tras Chimar pero les perdió de vista, si lo llega a coger le hubiera dado una buena lección.-
La peliblanca revisó sus cosas por encima y no echó nada más en falta que el libro que el pequeño inventor ya había recuperado, incluso el antiguo libro de los Vivant seguía en su escondite. Níniel sospechaba que aquel sujeto no era un ladrón común si no que era alguien que había ido por aquel libro y se había llevado otro por equivocación, uno también antiguo y valioso aunque sobre todo por lo sentimental pues era su copia del herbolario y bestiario de Aerandir, regalo de su madre cuando comenzó a aprender alquimia.
-Gracias por recogerlo todo.-
-Oye Nín, ¿Sabes si Chimar tiene novia? Fue muy valiente al lanzarse tras aquel ladrón solo, y recuperó tu libro...-
-No, creo que no- Dijo mientras salía de allí, dejando que la chica siguiese recogiendo la habitación con una sonrisa soñadora en los labios.
Ya abajo una vez más la elfa le contó sus sospechas sobre el ladrón a Chimar que parecía tener algo más de información sobre aquel asaltante.
-Gracias por recuperar mi libro de herbología Chimar, tu acto parece que ha encandilado a cierta jovencita. ¿Sabés algo de Elt...Ellie?-
Subrayado el uso de la pasiva alquimia para supervisar a Mini-Alanna y realizar las pociones que necesitamos
-Claro que si, has sido muy buena.- Respondió la peliblanca acariciando su pelo con cariño. -Cuando volvamos te compraré algún dulce como premio. Ahora necesito que vigiles a Geralt para que se porte bien mientras termino el trabajo y hago lo que Martha me ha pedido ¿Vale?.-
Tenía que acordarse de darle las gracias a Alanna cuando volviese a su antiguo "yo" por la lección recibida incluso en su forma portátil, con aquella fórmula de rápida absorción obtenida de un fruto venenoso podría hacer que sus pociones de curación pudiesen ser mucho más efectivas al tener un efecto mucho más rápido, por supuesto tendría que volver a calcular las dosis pero sin duda aquel esfuerzo merecería la pena para ganar en efectividad. De hecho había apuntado todo aquel proceso en un trozo de papel para el futuro.
Con un movimiento de su cabeza apartó aquellos planes de futuro de su mente para centrarse en el proceso que debía realizar y comenzó su parte del trabajo. Lo primero fue separar la raíz del nirn carmesí del resto de la planta por el lugar que había aprendido gracias al libro antiguo de los Vivant, al hacerlo el tañido se detuvo aunque el brillo continuó un rato mas antes de comenzar a apagarse lentamente. La peliblanca debía de preparar la raíz y la planta antes de que la luz se extinguiera del todo pues aquello sería señal de que habría perdido las propiedades por la que tan valiosa resultaba para los alquimistas.
Con cuidado depositó la raíz en un mortero y comenzó a machacarla mientras iba añadiendo agua poco a poco para obtener la textura que necesitaba. Una vez terminó con aquello separó el contenido del mortero en dos frascos y a uno le añadió polvo de raíz trepadora mientras que al segundo le añadió extracto de lengua de dragón, una flor anaranjada y que era de las favoritas de la elfa. A continuación volvió a machacar sendas mezclas hasta que se volvieron perfectamente homogéneas, una de color naranja, aquella sería para Eltrant, y otra de color rojo la que devolvería a Alanna a la normalidad. Una vez la esencia de ambas mezclas estuviese destilada por separado, para lo cual las colocó en sendos alambiques con agua destilada, solo quedaba añadir el acelerador de absorción preparado por la humana y el agua del jardín de Therazzir con el instrumento de precisión encargado a Chimar para tener la ansiada cura. Níniel deseó que los demás estuviesen teniendo suerte con aquello mientras se permitió un momento de pausa controlando la temperatura de los alambiques.
Mientras se producía la destilación, Níniel tomó las hojas y el tallo de la planta de Nirn y comenzó a preparar el pago acordado a cambio de poder usar la raíz. Cortó las hojas en trozitos pequeños con su daga y las puso también en agua para destilar. Lo siguiente fue preparar alas de mariposa para convertirlas en un fino polvo y para terminar extrajo algo de líquido de un hongo que crecía en las cuevas más oscuras y que emitía una ligera luz propia por lo que la gente lo llamaba normalmente seta brillante y que calentó al fuego pues de lo contrario resultaba tóxico. La mezcla de aquellos tres ingredientes dio como resultado cuatro ampollas de un líquido rojo intenso y que parecía sangre, una poción de curación fuerte y muy valiosa de la que Martha estaría satisfecha.
Tuvieron que esperar un tiempo hasta que todo estuvo listo pero Níniel estaba satisfecha. Se disculpó con la pequeña que sin duda ya estaría aburrida de esperar y le hizo unas carantoñas para que la perdonara tratando de hacerla entender que era necesario y reiterando que ayudaría a Eltrant. Por alguna razón la peliblanca pensaba que Alanna no entendería que también había una cura para ella y siempre mencionaba solo a Eltrant, su instinto le decía que aquello era lo mejor por el momento.
-Le daremos sus pociones a Martha e iremos de vuelta a casa, no se tú pero yo tengo hambre.-
La anciana se mostró más que contenta por aquellas pociones y les deseó suerte con el resto del proceso, aunque recalcó que dentro de lo malo volver a ser una niña no era lo peor que podía pasarle a alguien que tocaba frascos sin saber lo que contenían y que tener tetas tampoco era tan malo, de hecho bromeó sobre que el amigo de Níniel con cuerpo de chica debía de estar aprendiendo a manejar la espada con las orejas al tener las manos ocupadas con ciertas partes de su nueva anatomía. Níniel pensaba que Eltrant era un poco...Poco caballeroso tras su experiencia en la sastrería pero no creía que llegase a tanto, aunque el comentario había tenido gracia.
Ya de vuelta a la posada y tras una pequeña parada en un puesto de caramelos y demás productos dulces en el que la elfa cumplió su promesa de recompensar a la pequeña por su gran trabajo, aunque sentía la extraña necesidad de decirle a Alanna que se guardara su premio para después de comer, las dos chicas se encontraron allí con Chimar que devoraba un buen plato de comida. Para la elfa no pasó desapercibido que parecía tener un buen chichón en la cabeza.
-¿Qué ha pasado Chimar? ¿No habrás hecho nada impropio con la hija del dueño no?. Quizá debí advertirte que en su día fue campeón de lanzamiento de peso...- La verdad era algo mucho peor. -Quédate con Alanna.-
Tan pronto como supo lo que había ocurrido la peliblanca subió corriendo a la habitación donde la joven hija de Beor estaba ya poniendo algo de orden. Como era lógico solo una mujer podía ocuparse de aquella tarea dado que era la habitación de otra mujer. La chica alzó la vista hacia al puerta cuando escuchó llegar a Níniel.
-Lamento todo esto Nín, nadie vio entrar a ese tipo. Cuando mi padre se enteró salió corriendo tras él y tras Chimar pero les perdió de vista, si lo llega a coger le hubiera dado una buena lección.-
La peliblanca revisó sus cosas por encima y no echó nada más en falta que el libro que el pequeño inventor ya había recuperado, incluso el antiguo libro de los Vivant seguía en su escondite. Níniel sospechaba que aquel sujeto no era un ladrón común si no que era alguien que había ido por aquel libro y se había llevado otro por equivocación, uno también antiguo y valioso aunque sobre todo por lo sentimental pues era su copia del herbolario y bestiario de Aerandir, regalo de su madre cuando comenzó a aprender alquimia.
-Gracias por recogerlo todo.-
-Oye Nín, ¿Sabes si Chimar tiene novia? Fue muy valiente al lanzarse tras aquel ladrón solo, y recuperó tu libro...-
-No, creo que no- Dijo mientras salía de allí, dejando que la chica siguiese recogiendo la habitación con una sonrisa soñadora en los labios.
Ya abajo una vez más la elfa le contó sus sospechas sobre el ladrón a Chimar que parecía tener algo más de información sobre aquel asaltante.
-Gracias por recuperar mi libro de herbología Chimar, tu acto parece que ha encandilado a cierta jovencita. ¿Sabés algo de Elt...Ellie?-
Subrayado el uso de la pasiva alquimia para supervisar a Mini-Alanna y realizar las pociones que necesitamos
- Spoiler:
- Eltrant: (Continuo con el mastereo) Te cuesta un poco pero finalmente consigues seguir el rastro en la historia (Uso de pasiva) del jardín de Therazzir y acabas descubriendo su nombre actual y lugar. Dejo a tu elección que escojas que sea. No obstante tu regreso de vuelta no será solo un corto paseo...La chica odiosa y su novio "divino" te esperan a la salida de la biblioteca. Al final de tu post debes llegar a la posada y reunirte con los demás.
Alanna, Chimar: Mientras esperamos a Eltrant no curre nada más que afecte a la trama, sois libres este turno.
Níniel Thenidiel
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La chica de pelo blanco le acarició el pelo haciéndola sonreír mientras aun abrazaba a Gerarld con la mejilla aplastada. La promesa de un dulce la entusiasmo y soltó a la ardillita para dar un pequeño saltito emocionado y, enseguida, pasó a controlar a la ardillita, bajando de la mesa con cuidado, para no tirar la botella de preparado.
Mientras la elfa se concentraba, ella comenzó su misión de vigilar a la ardilla, empezó por tumbarse en el suelo mirado fijamente al animalito, con ojitos entrecerrados, y labios fruncidos, mientras el roedor le devolvía la mirada dudosa, la niña pudo estar seria durante 5 minutos, en cuanto el pequeño se cansó y se acercó a ella, tocándole la naricilla con una patita, y haciéndole cosquillas. Fue el inicio de una pequeña lucha para que el animalito dejase de corretear por encima de ella y dejase de hacerle cosquillas.
Sin embargo, el tiempo pasaba, y Alanna y la ardillita empezaban a aburrirse, la elfa estaba tan ensimismada con la preparación de potingues, que Alanna decidió salir a investigar un rato que había más allá de esa sala. Con Gerald al lado abrió la puerta del laboratorio y escapó de allí dejándola entreabierta.
Correteando por el pasillo en silencio, subió las primeras escaleras que vio, llegando al primer piso, donde una enfermera se paseaba por las habitaciones, la niña, curiosa, entró en la primera que tenía la puerta abierta. Allí, una joven de pelo rubio y ojos marrones sostenía a un bebe en brazos.
La pequeña, miró la escena sintiendo nostalgia y ganas de llorar, una parte de ella, la adulta escondida, se preguntaba si alguna vez alguien la habría mirado a ella con ese cariño, el carió que podía provenir solo de una madre. La pequeña en cambio, solo pensó que quería un abrazo, sin embargo no lloró, la mujer escuchó a la ardilla con su chillidito y se giró a ver, cuando vio a la pequeña niña observarla a ella y al bebe, con una sonrisa feliz la instó a acercarse.
Alanna se acercó despacio, nerviosa, ¿la irían a regañar? En cambio la mujer, con cariño, la ayudó a subir a la cama y comenzó a hablar con ella.
- Hola, ¿cómo te llamas? ¿estás con tus papas? ¿Tendrás un hermanito?- Alanna negó con la cabeza, se había metido en maternidad.- ¿Una hermanita?- la niña volvió a negar, las preguntas la estaban poniendo nerviosa, y más aun por el delicado tema que trataban, por suerte, la joven rubia pareció darse cuenta y cambió el tema.- mira, este es Tom, ¿como te llamas tu?
- Alanna- respondió la chiquilla asomándose a ver al bebe- es pequeño- sonrió al ver al niño.
- Si, es muy pequeño, pero muy fuerte, cuando sea mayor, será tan fuerte como tu.- comentó la mujer mientras el bebe tomaba un mechón de pelo de Alanna y se reía. sin embargo, cuando se acercó Gerald el pequeño comenzó a llorar y la mujer se vió nerviosa, debía ser primeriza. - ay, no se que hacer cuando llora....- protestó acunando al niño
- A mi... cuando era pequeña y lloraba, me contaban cuentos....- pensó ella.- por ejemplo... Hace mucho... mucho tiempo....- comenzó a narrar.
El niño terminó por calmarse, justo cuando una enfermera entró y sacó de allí a Alanna, que se despidió de la mujer y su niño con una sonrisa, le había gustado sentirse útil y mayor, hacía dos días que no podía y aunque su mente fuera la de una niña, había una adulta oculta en algún lugar que no se sentía cómoda con la situación.
Entretenida con el chiquillo, ya había pasado un buen rato, así que volvió con Niniel, justo a tiempo, pues la mujer acababa en ese momento la medicina y se giraba a buscarla a ella y al roedor.
Acabado el trabajo, tomaron lo que ellas debían llevarse dejando atrás las medicinas para el hospital, avisando a la mujer que las había guiado, que bromeó bastante, sin embargo, a la niña no le hizo gracia, e inflando los molfetes protestó con su vocecilla "No, Elt no haría eso", peró se quedó en una simple protesta infantil, que se ignoró con una sonrisa y tanto la elfa como ella salieron a la calle.
Como había prometido la adulta, pasaron por el mercado y su premio fue una manzana de caramelo, aunque la mujer de la tienda decidió darle también un par de caramelos sin que la elfa lo supiera. Finalmente llegaron a la posada, donde Chimar, con un chichón en la cabeza, comía sentado en una mesa. Niniel se alteró y tras preguntarle por la información, la dejó allí bajo con el chico.
La pequeña se sentó en el banco junto a él y con cara preocupada se tocó el sitio donde debía estar el chichón prenguntando:
- ¿Pupa?- con un ligero mohín, la niña bajó de su asiento y correteó por el cuarto hasta que llegó donde el posadero reposaba con saltitos nerviosos para pedirle ayuda- señor señor, pupa, aquí -señaló su cabecita.
- ¿Te has hecho daño?, espera, te daré hielo- sonrió el hombre enternecido.
La niña logró el hielo y se lo llevó al inventor sonriendo satisfecha justo antes de que bajase Niniel que tras explicar un par de teorías que la niña no escuchó, demasiado centrada en decidir que caramelo comerse primero, preguntó por Eltrant, haciendo que la niña girase la cabeza, cierto, ¿cómo le iría a su amigo?
Mientras la elfa se concentraba, ella comenzó su misión de vigilar a la ardilla, empezó por tumbarse en el suelo mirado fijamente al animalito, con ojitos entrecerrados, y labios fruncidos, mientras el roedor le devolvía la mirada dudosa, la niña pudo estar seria durante 5 minutos, en cuanto el pequeño se cansó y se acercó a ella, tocándole la naricilla con una patita, y haciéndole cosquillas. Fue el inicio de una pequeña lucha para que el animalito dejase de corretear por encima de ella y dejase de hacerle cosquillas.
Sin embargo, el tiempo pasaba, y Alanna y la ardillita empezaban a aburrirse, la elfa estaba tan ensimismada con la preparación de potingues, que Alanna decidió salir a investigar un rato que había más allá de esa sala. Con Gerald al lado abrió la puerta del laboratorio y escapó de allí dejándola entreabierta.
Correteando por el pasillo en silencio, subió las primeras escaleras que vio, llegando al primer piso, donde una enfermera se paseaba por las habitaciones, la niña, curiosa, entró en la primera que tenía la puerta abierta. Allí, una joven de pelo rubio y ojos marrones sostenía a un bebe en brazos.
La pequeña, miró la escena sintiendo nostalgia y ganas de llorar, una parte de ella, la adulta escondida, se preguntaba si alguna vez alguien la habría mirado a ella con ese cariño, el carió que podía provenir solo de una madre. La pequeña en cambio, solo pensó que quería un abrazo, sin embargo no lloró, la mujer escuchó a la ardilla con su chillidito y se giró a ver, cuando vio a la pequeña niña observarla a ella y al bebe, con una sonrisa feliz la instó a acercarse.
Alanna se acercó despacio, nerviosa, ¿la irían a regañar? En cambio la mujer, con cariño, la ayudó a subir a la cama y comenzó a hablar con ella.
- Hola, ¿cómo te llamas? ¿estás con tus papas? ¿Tendrás un hermanito?- Alanna negó con la cabeza, se había metido en maternidad.- ¿Una hermanita?- la niña volvió a negar, las preguntas la estaban poniendo nerviosa, y más aun por el delicado tema que trataban, por suerte, la joven rubia pareció darse cuenta y cambió el tema.- mira, este es Tom, ¿como te llamas tu?
- Alanna- respondió la chiquilla asomándose a ver al bebe- es pequeño- sonrió al ver al niño.
- Si, es muy pequeño, pero muy fuerte, cuando sea mayor, será tan fuerte como tu.- comentó la mujer mientras el bebe tomaba un mechón de pelo de Alanna y se reía. sin embargo, cuando se acercó Gerald el pequeño comenzó a llorar y la mujer se vió nerviosa, debía ser primeriza. - ay, no se que hacer cuando llora....- protestó acunando al niño
- A mi... cuando era pequeña y lloraba, me contaban cuentos....- pensó ella.- por ejemplo... Hace mucho... mucho tiempo....- comenzó a narrar.
El niño terminó por calmarse, justo cuando una enfermera entró y sacó de allí a Alanna, que se despidió de la mujer y su niño con una sonrisa, le había gustado sentirse útil y mayor, hacía dos días que no podía y aunque su mente fuera la de una niña, había una adulta oculta en algún lugar que no se sentía cómoda con la situación.
Entretenida con el chiquillo, ya había pasado un buen rato, así que volvió con Niniel, justo a tiempo, pues la mujer acababa en ese momento la medicina y se giraba a buscarla a ella y al roedor.
Acabado el trabajo, tomaron lo que ellas debían llevarse dejando atrás las medicinas para el hospital, avisando a la mujer que las había guiado, que bromeó bastante, sin embargo, a la niña no le hizo gracia, e inflando los molfetes protestó con su vocecilla "No, Elt no haría eso", peró se quedó en una simple protesta infantil, que se ignoró con una sonrisa y tanto la elfa como ella salieron a la calle.
Como había prometido la adulta, pasaron por el mercado y su premio fue una manzana de caramelo, aunque la mujer de la tienda decidió darle también un par de caramelos sin que la elfa lo supiera. Finalmente llegaron a la posada, donde Chimar, con un chichón en la cabeza, comía sentado en una mesa. Niniel se alteró y tras preguntarle por la información, la dejó allí bajo con el chico.
La pequeña se sentó en el banco junto a él y con cara preocupada se tocó el sitio donde debía estar el chichón prenguntando:
- ¿Pupa?- con un ligero mohín, la niña bajó de su asiento y correteó por el cuarto hasta que llegó donde el posadero reposaba con saltitos nerviosos para pedirle ayuda- señor señor, pupa, aquí -señaló su cabecita.
- ¿Te has hecho daño?, espera, te daré hielo- sonrió el hombre enternecido.
La niña logró el hielo y se lo llevó al inventor sonriendo satisfecha justo antes de que bajase Niniel que tras explicar un par de teorías que la niña no escuchó, demasiado centrada en decidir que caramelo comerse primero, preguntó por Eltrant, haciendo que la niña girase la cabeza, cierto, ¿cómo le iría a su amigo?
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Buscó entre las páginas del manuscrito que tenía en las manos el lugar en el que se encontraba el jardín, y aunque localizó la parte del libro en el que explicaban la historia del también denominado “Oasis de Lunargenta” , tardó bastante más de lo que esperaba en encontrarlo.
Una vez analizada toda aquella información el mercenario jugueteó con su flequillo mientras estudiaba que hacer, como de costumbre las indicaciones que daba aquel libro estaban anticuadas, por no hablar de que el autor parecía haberlo escrito así apropósito para ocultar el lugar de los curiosos.
Suspirando profundamente Eltrant se llevó ambas manos a la cara y se reclinó sobre su asiento, según decía el escrito el jardín se encontraba en el corazón de la ciudad, era, como la biblioteca y el castillo, de los edificios más antiguos del lugar, y el único de ellos que con el tiempo había sido engullido por la urbe hasta casi no dejar rastro.
-“Casi sin dejar rastro…” – Murmuró, estaba claro que ese “casi” indicaba que el sitio seguía existiendo, al menos eso era lo que decía el autor del libro, pues este afirmaba que siguiendo las pistas se encontraría con facilidad.
Afortunadamente para Eltrant, las indicaciones estaban descritas de forma que cualquiera con un mínimo de conocimiento sobre la historia de la ciudad podría descifrar las pistas con el suficiente tiempo y esfuerzo, por lo que después de un largo rato leyendo lo que el libro mostraba, tomó uno de los muchos mapas de la ciudad que la biblioteca poseía, y cotejó los lugares históricos que conocía con los que decía el libro.
-“Aquí esta… el castillo…” – El mercenario tomó un trozo de carboncillo que guardaba en la bolsa de viaje e hizo un circulo –“La biblioteca, y el hospital…” – Hizo varios círculos más, asegurándose de diferenciar bien entre los edificios.
El erudito que se encargó de escribir aquellas pistas aseguraba que el jardín se construyó en el centro del triángulo que formaban los tres edificios más importantes de la ciudad, Eltrant unió con líneas los círculos que había dibujado en el mapa, un triángulo perfecto adornaba ahora el papel, estando en el centro de este, lo que en la actualidad era el mercado.
El mercenario volvió a revolverse el flequillo mientras estudiaba el mapa, ¿Se habría equivocado? No, estaba seguro de haber seguido las instrucciones al pie de la letra, no podía estar equivocado; Por si acaso, volvió a repasar las pistas.
Suspiró, no había ninguna duda, el distrito del mercado era ahora el Jardín, no le extrañaba nada que este hubiese transformado hasta ser lo que era en la actualidad, si lo que decían los escritos era cierto, era lógico que el lugar más bello de la ciudad atrajese más puestos de comerciantes.
Miró a su alrededor, y después de asegurarse de que estaba solo en aquella parte de la biblioteca, arrancó cuidadosamente la página del libro donde había tomado todas las notas, la cual se desprendió de forma casi inaudible.
También recortó el mapa por la parte que correspondía al lugar de la fuente; Según había entendido el mercenario, la fuente sí que había pasado desapercibida y aunque se encontraba en la zona del mercando esta estaba arrinconada al fondo de varios callejones, aislada de toda la muchedumbre, necesitarían aquel trozo para encontrarla.
Con las instrucciones y el mapa en su poder, las guardó para entregárselas a Niniel en la posada, seguidamente se giró hacia la salida y con la cabeza bien alta, comenzó a caminar hacia esta.
No pudo contener la sonrisa que cruzaba su cara, no podía negar que para la información con la que contaba no lo había hecho nada mal. Después de despedirse del recepcionista, no sin sentirse un poco más por haber arrancado la hoja del libro y haber roto ligeramente el mapa, volvió a salir al exterior.
Una vez fuera se palpó el bolsillo en el que había metido ambos papeles y avanzó en dirección a la posada en la que se alojaba la peliblanca, durante las primeras dos calles todo parecía ir normal, empujones y miradas raras por parte de los alegres ciudadanos de Lunargenta, pero como venía siendo ya una costumbre, una mano le agarró por la capa impidiéndole avanzar al poco de cruzar una esquina más.
-“Tienes algo que es mío, guapa” – Eltrant suspiró al reconocer la voz y se giró – “Es que, qué fuerte me parece que nos hayan expulsado de la blibi…bibite… del sitio donde se lee por tu culpa” – La chica odiosa y el caballero de la neurona habían salido tras ella, Eltrant apretó los dientes y deslizó su mano derecha hacia la espada –“Mi cari exige una compensación por la ropa, unos ochocientos Aeros estará requeté bien, eso y lo que sepas del jardín del agua” – Ahora el mercenario arqueó una ceja –“No” – Contestó Eltrant mientras apartaba la mano de la niña rica de su capa y comenzaba a andar, siendo detenido instantes después por una de las manoplas simiescas del tipo grande.
-“Me vas a comprar otro conjunto, y lo vas a hacer ahora” – Dijo el tipo tratando de aparentar ser más peligroso de lo que en realidad era –“No me obligues a pegarte, no me gusta pegar a chicas, sois frágiles” – El mercenario sonrió y soltó la espada –“¿De verdad? ¿Aquí? ¿En mitad de la calle?” – La pareja miró a Eltrant como si no comprendiesen por que el mercenario hacia aquellas preguntas, así que este, viendo que no le quedaba otro remedio, se cruzó de brazos y encaró al gigante –“Me gustaría verte intentar pegarme, mono” – El tipo frunció el ceño y lanzando algo que solo podía describirse como un gruñido lanzó un fuerte derechazo contra la castaña.
No le dio tiempo a esquivar el golpe, que le cinceló la cara y la lanzó contra el suelo en menos de un segundo –“Muy bien, a ver esos puños” - Tras limpiarse la sangre que emanaba de su nariz en la capa, Eltrant se levantó del suelo y después de evitar, una vez por poco, que alguno de aquellos golpes volviera a conectar, dirigió un fuerte ataque hacia la mandíbula de aquel tipo.
El primer puñetazo no aparentó hacerle nada, fue básicamente como si hubiese golpeado una pared, los tres que le siguieron lograron hacer que el gorila se tambalease un poco pero después de que la niña rica gritase a pleno pulmón lo que le pensaba hacer en la cama, aquel intento de humano volvió a acometer contra la castaña, fue el cuarto golpe el que tumbó a aquel simio, el cual solo logró encajar porque su contrario decidió que la mejor idea para vencer a una chica a la que le sacaba casi tres cabezas era, literalmente, morderle un brazo
Jadeando, el mercenario se envolvió el brazo que sangraba con la capa y después de recomendarle un buen lugar al tipo semiinconsciente para comprarse otros pantalones, volvió a la posada. Esperaba haberles dado una lección, no conocía de nada a aquel tipo, pero algo le decía que aquella derrota había sido un golpe duro para su virilidad, aunque la mirada de odio de la chica solo le decía que aquel extraño conflicto distaba mucho de haber terminado.
Cuando llegó frente al hotel entró en él e inmediatamente después de saludar al amable posadero, subió al piso superior, dónde estaba la habitación de la elfa. Curiosamente, justo en el momento en el cual el mercenario irrumpió en la habitación, Niniel preguntaba al pequeño Chimar si sabía dónde estaba el mercenario.
-“He encontrado el jardín” – Dijo sonriendo mientras le tendía los papeles que había tomado “prestados” de la biblioteca –“Que mejor sitio para esconder un árbol que en mitad de un bosque, ¿Verdad?” – Dijo señalando el mapa.
---
Off: Subrayado uso de la pasiva.
Una vez analizada toda aquella información el mercenario jugueteó con su flequillo mientras estudiaba que hacer, como de costumbre las indicaciones que daba aquel libro estaban anticuadas, por no hablar de que el autor parecía haberlo escrito así apropósito para ocultar el lugar de los curiosos.
Suspirando profundamente Eltrant se llevó ambas manos a la cara y se reclinó sobre su asiento, según decía el escrito el jardín se encontraba en el corazón de la ciudad, era, como la biblioteca y el castillo, de los edificios más antiguos del lugar, y el único de ellos que con el tiempo había sido engullido por la urbe hasta casi no dejar rastro.
-“Casi sin dejar rastro…” – Murmuró, estaba claro que ese “casi” indicaba que el sitio seguía existiendo, al menos eso era lo que decía el autor del libro, pues este afirmaba que siguiendo las pistas se encontraría con facilidad.
Afortunadamente para Eltrant, las indicaciones estaban descritas de forma que cualquiera con un mínimo de conocimiento sobre la historia de la ciudad podría descifrar las pistas con el suficiente tiempo y esfuerzo, por lo que después de un largo rato leyendo lo que el libro mostraba, tomó uno de los muchos mapas de la ciudad que la biblioteca poseía, y cotejó los lugares históricos que conocía con los que decía el libro.
-“Aquí esta… el castillo…” – El mercenario tomó un trozo de carboncillo que guardaba en la bolsa de viaje e hizo un circulo –“La biblioteca, y el hospital…” – Hizo varios círculos más, asegurándose de diferenciar bien entre los edificios.
El erudito que se encargó de escribir aquellas pistas aseguraba que el jardín se construyó en el centro del triángulo que formaban los tres edificios más importantes de la ciudad, Eltrant unió con líneas los círculos que había dibujado en el mapa, un triángulo perfecto adornaba ahora el papel, estando en el centro de este, lo que en la actualidad era el mercado.
El mercenario volvió a revolverse el flequillo mientras estudiaba el mapa, ¿Se habría equivocado? No, estaba seguro de haber seguido las instrucciones al pie de la letra, no podía estar equivocado; Por si acaso, volvió a repasar las pistas.
Suspiró, no había ninguna duda, el distrito del mercado era ahora el Jardín, no le extrañaba nada que este hubiese transformado hasta ser lo que era en la actualidad, si lo que decían los escritos era cierto, era lógico que el lugar más bello de la ciudad atrajese más puestos de comerciantes.
Miró a su alrededor, y después de asegurarse de que estaba solo en aquella parte de la biblioteca, arrancó cuidadosamente la página del libro donde había tomado todas las notas, la cual se desprendió de forma casi inaudible.
También recortó el mapa por la parte que correspondía al lugar de la fuente; Según había entendido el mercenario, la fuente sí que había pasado desapercibida y aunque se encontraba en la zona del mercando esta estaba arrinconada al fondo de varios callejones, aislada de toda la muchedumbre, necesitarían aquel trozo para encontrarla.
Con las instrucciones y el mapa en su poder, las guardó para entregárselas a Niniel en la posada, seguidamente se giró hacia la salida y con la cabeza bien alta, comenzó a caminar hacia esta.
No pudo contener la sonrisa que cruzaba su cara, no podía negar que para la información con la que contaba no lo había hecho nada mal. Después de despedirse del recepcionista, no sin sentirse un poco más por haber arrancado la hoja del libro y haber roto ligeramente el mapa, volvió a salir al exterior.
Una vez fuera se palpó el bolsillo en el que había metido ambos papeles y avanzó en dirección a la posada en la que se alojaba la peliblanca, durante las primeras dos calles todo parecía ir normal, empujones y miradas raras por parte de los alegres ciudadanos de Lunargenta, pero como venía siendo ya una costumbre, una mano le agarró por la capa impidiéndole avanzar al poco de cruzar una esquina más.
-“Tienes algo que es mío, guapa” – Eltrant suspiró al reconocer la voz y se giró – “Es que, qué fuerte me parece que nos hayan expulsado de la blibi…bibite… del sitio donde se lee por tu culpa” – La chica odiosa y el caballero de la neurona habían salido tras ella, Eltrant apretó los dientes y deslizó su mano derecha hacia la espada –“Mi cari exige una compensación por la ropa, unos ochocientos Aeros estará requeté bien, eso y lo que sepas del jardín del agua” – Ahora el mercenario arqueó una ceja –“No” – Contestó Eltrant mientras apartaba la mano de la niña rica de su capa y comenzaba a andar, siendo detenido instantes después por una de las manoplas simiescas del tipo grande.
-“Me vas a comprar otro conjunto, y lo vas a hacer ahora” – Dijo el tipo tratando de aparentar ser más peligroso de lo que en realidad era –“No me obligues a pegarte, no me gusta pegar a chicas, sois frágiles” – El mercenario sonrió y soltó la espada –“¿De verdad? ¿Aquí? ¿En mitad de la calle?” – La pareja miró a Eltrant como si no comprendiesen por que el mercenario hacia aquellas preguntas, así que este, viendo que no le quedaba otro remedio, se cruzó de brazos y encaró al gigante –“Me gustaría verte intentar pegarme, mono” – El tipo frunció el ceño y lanzando algo que solo podía describirse como un gruñido lanzó un fuerte derechazo contra la castaña.
No le dio tiempo a esquivar el golpe, que le cinceló la cara y la lanzó contra el suelo en menos de un segundo –“Muy bien, a ver esos puños” - Tras limpiarse la sangre que emanaba de su nariz en la capa, Eltrant se levantó del suelo y después de evitar, una vez por poco, que alguno de aquellos golpes volviera a conectar, dirigió un fuerte ataque hacia la mandíbula de aquel tipo.
El primer puñetazo no aparentó hacerle nada, fue básicamente como si hubiese golpeado una pared, los tres que le siguieron lograron hacer que el gorila se tambalease un poco pero después de que la niña rica gritase a pleno pulmón lo que le pensaba hacer en la cama, aquel intento de humano volvió a acometer contra la castaña, fue el cuarto golpe el que tumbó a aquel simio, el cual solo logró encajar porque su contrario decidió que la mejor idea para vencer a una chica a la que le sacaba casi tres cabezas era, literalmente, morderle un brazo
Jadeando, el mercenario se envolvió el brazo que sangraba con la capa y después de recomendarle un buen lugar al tipo semiinconsciente para comprarse otros pantalones, volvió a la posada. Esperaba haberles dado una lección, no conocía de nada a aquel tipo, pero algo le decía que aquella derrota había sido un golpe duro para su virilidad, aunque la mirada de odio de la chica solo le decía que aquel extraño conflicto distaba mucho de haber terminado.
Cuando llegó frente al hotel entró en él e inmediatamente después de saludar al amable posadero, subió al piso superior, dónde estaba la habitación de la elfa. Curiosamente, justo en el momento en el cual el mercenario irrumpió en la habitación, Niniel preguntaba al pequeño Chimar si sabía dónde estaba el mercenario.
-“He encontrado el jardín” – Dijo sonriendo mientras le tendía los papeles que había tomado “prestados” de la biblioteca –“Que mejor sitio para esconder un árbol que en mitad de un bosque, ¿Verdad?” – Dijo señalando el mapa.
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Off: Subrayado uso de la pasiva.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
La comida está bastante buena pero tragar con cierto dolor en la frente no es muy agradable, el niño tarda el doble en consumir su alimento. Si los libros no se usaran para aprender seguramente tendrían buen futuro como armas de asedio moderado, quizás artículos de batalla personales. Ríe unos instantes al imaginarse aquella irracionalidad, la imaginación puede pecar de divertida por momentos.
Cerca del último bocado llega Níniel acompañada de la pequeña Alanna, el joven levanta la mano para llamar su atención. La elfa tiene una teoría de lo más rara para buscarle sentido al golpe pero pronto descubre la verdad, información dada por el propio testigo. Con gran sorpresa aquella mujer deja la infante a cuidado del pequeño mientras sube a revisar la situación, sin duda no le gustara lo que vera.
Chimar termina el plato emitiendo cierto sonido de satisfacción, la comida fue gloriosa. Mini Alanna parece tener una idea, emite sus balbuceos antes de dirigirse al posadero. El niño le mira todo el rato a modo de protección, no quiere que se haga daño. Al final la chiquilla vuelve con algo de hielo, es un bonito gesto que puede conmover a cualquiera. Aquel inventor sonríe y le alborota el cabello mientras toma la poca cantidad de agua congelada, envuelve esa estructura natural en un trozo de tela llevándoselo al chichón.
Aaa mucho mejor, gracias Alanna, eres muy lista pesar de ser pequeña me recuerdas a mi jeje.
Níniel vuelve a bajar ahora más calmada que cuando subió, al parecer nada paso a mayores. El científico le escucha atentamente, parece que aun están en la mira de varios intereses complicados. Dicho chico solo espera no haberse endosado más enemigos, de seguir así los nuevos tendrán que pedir turno. La elfa expresa algo acerca de una jovencita pero su interlocutor no le comprende demasiado bien, los adultos son raros en especial las mujeres.
Por cierto el ladrón llevaba esto también.
Entrega la carta que le quito al sujeto, tiene un símbolo extraño y cierto texto que Chimar no reviso. En ese momento llega a la posada el hombre atrapado en el cuerpo de una mujer, irónico si tenemos en cuenta que estaban preguntando por él. Parece haber encontrado la dichosa fuente, el último punto faltante. Todo ha transcurrido de manera rápida cosa que es de agradecer, no pueden arriesgarse a que los efectos “únicos” se vuelvan permanentes.
Pues… ¿que esperamos? Rompamos las leyes de la naturaleza… de nuevo.
Ya que tiene el golpe en su forma más diminuta le pasa la tela con hielo a Ellie, parece que se hubiera peleado con un marinero. Después le toca el hombro contrario a Alanna ocasionando que esta voltee, aprovechando la distracción toma uno de los dulces mas pequeños para sí mismo ¿Qué es una comida sin postre?, se lo traga con rapidez para pasar desapercibido. Que se puede decir, a veces salen a flote sus once años.
Aprovecha un silencio espontaneo para enseñar el artilugio creado, no pueden decir que han visto algo similar. Instruir la forma de operarlo tomaría una media hora pero su creador se ocupara de eso, no planea dejarle la parte divertida a sus amigos. Además tiene cierta necesidad moral de colaborar, se pueden comentar varias cosas sobre Chimar pero nunca abandona una empresa antes de ser completada en especial cuando está involucrada gente que le importa.
Cuando ustedes digan chicos.
Cerca del último bocado llega Níniel acompañada de la pequeña Alanna, el joven levanta la mano para llamar su atención. La elfa tiene una teoría de lo más rara para buscarle sentido al golpe pero pronto descubre la verdad, información dada por el propio testigo. Con gran sorpresa aquella mujer deja la infante a cuidado del pequeño mientras sube a revisar la situación, sin duda no le gustara lo que vera.
Chimar termina el plato emitiendo cierto sonido de satisfacción, la comida fue gloriosa. Mini Alanna parece tener una idea, emite sus balbuceos antes de dirigirse al posadero. El niño le mira todo el rato a modo de protección, no quiere que se haga daño. Al final la chiquilla vuelve con algo de hielo, es un bonito gesto que puede conmover a cualquiera. Aquel inventor sonríe y le alborota el cabello mientras toma la poca cantidad de agua congelada, envuelve esa estructura natural en un trozo de tela llevándoselo al chichón.
Aaa mucho mejor, gracias Alanna, eres muy lista pesar de ser pequeña me recuerdas a mi jeje.
Níniel vuelve a bajar ahora más calmada que cuando subió, al parecer nada paso a mayores. El científico le escucha atentamente, parece que aun están en la mira de varios intereses complicados. Dicho chico solo espera no haberse endosado más enemigos, de seguir así los nuevos tendrán que pedir turno. La elfa expresa algo acerca de una jovencita pero su interlocutor no le comprende demasiado bien, los adultos son raros en especial las mujeres.
Por cierto el ladrón llevaba esto también.
Entrega la carta que le quito al sujeto, tiene un símbolo extraño y cierto texto que Chimar no reviso. En ese momento llega a la posada el hombre atrapado en el cuerpo de una mujer, irónico si tenemos en cuenta que estaban preguntando por él. Parece haber encontrado la dichosa fuente, el último punto faltante. Todo ha transcurrido de manera rápida cosa que es de agradecer, no pueden arriesgarse a que los efectos “únicos” se vuelvan permanentes.
Pues… ¿que esperamos? Rompamos las leyes de la naturaleza… de nuevo.
Ya que tiene el golpe en su forma más diminuta le pasa la tela con hielo a Ellie, parece que se hubiera peleado con un marinero. Después le toca el hombro contrario a Alanna ocasionando que esta voltee, aprovechando la distracción toma uno de los dulces mas pequeños para sí mismo ¿Qué es una comida sin postre?, se lo traga con rapidez para pasar desapercibido. Que se puede decir, a veces salen a flote sus once años.
Aprovecha un silencio espontaneo para enseñar el artilugio creado, no pueden decir que han visto algo similar. Instruir la forma de operarlo tomaría una media hora pero su creador se ocupara de eso, no planea dejarle la parte divertida a sus amigos. Además tiene cierta necesidad moral de colaborar, se pueden comentar varias cosas sobre Chimar pero nunca abandona una empresa antes de ser completada en especial cuando está involucrada gente que le importa.
Cuando ustedes digan chicos.
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Fue mencionar al compañero con cuerpo de muchacha y llegar éste como si hubiera sido invocado por alguna clase de arte mágica y además llegó con excelentes noticias para el resto aunque sin duda especialmente buenas para él mismo y para la pequeña Alanna. No solo había logrado encontrar pistas sobre el lugar donde encontrar el extraño y perdido en el tiempo jardín si no que había seguido el rastro a través de varios tomos de la biblioteca de la ciudad y había dado con el lugar exacto donde se encontraba la fuente, que por lo que decía el propio Eltrant tras explicarse poco de jardín tenía ya, con razón se había perdido en las corrientes del tiempo. Lo más extraño de todo no era sin embargo que dispusieran de aquella información tan a tiempo por mucho que la peliblanca nunca hubiese pensado que al chico-chica se le diera tan bien aquel tipo de investigaciones, si no que para haber estado en una biblioteca Eltrant parecía haber estado en la guerra o haberse peleado con un oso o algo así, de hecho un examen de la herida en su antebrazo mostró la marca inconfundible de un mordisco humano.
-¿Estás seguro de que fuiste a una biblioteca y no te colaste en la casa de un caníbal? O en la caseta de un perro, menuda marca.-
La peliblanca colocó una de sus manos sobre la zona de la herida y comenzó a curar la herida aunque enseguida notó que, a pesar de que aquella herida no era la gran cosa, le costaba mucho menos esfuerzo y tiempo sanar a Ellie por completo. De nuevo pensó en que debía de ser cosa del bastón, no solo le permitía hacer cosas que nunca antes había podido hacer si no que también reforzaba las habilidades que siempre había tenido, muy útil. Quizá debiera exigirlo como pago a los Vivant por solucionar los problemas que sus jueguecitos habían causado. En apenas unos segundos aquel "bocado" desapareció dejando solo suave y femenina piel aunque manchada de sangre. Por otra parte el chichón en la cabeza de Chimar ya había recibido un tratamiento adecuado y el golpe en la cara de Ellíe no revestía la menor importancia por lo que no hizo falta sanar nada más.
-Bien, podemos afirmar que tenemos ya todo lo necesario y antes de lo que pensaba. No creí que encontrar la fuente si los Vivant fuese a ser tan rápido ni que pudiera echar mano a una raíz de nirn carmesí tan pronto, hacemos buen equipo lo cual es una suerte. No obstante creo que tenemos que andar con cuidado, parece que hay más gente interesada en lo que tenemos entre manos-
La elfa hizo girar la carta aún sellada que Chimar consiguió del ladrón que entró en su habitación y que aún no había abierto para que todos vieran el símbolo del sello. Era el símbolo de un frasco con una serpiente enroscada alrededor, Níniel no tenía ni idea de qué representaba pero no era la primera vez que veía aquel símbolo, la primera vez fue la noche anterior mientras estudiaba el libro. Abrió la carta y le echó un vistazo a su contenido mientras comentaba:
-Este símbolo está en la primera página del libro de los Vivant, pero no decía nada. Lo extraño es que ese libro tiene como poco cien años, puede que más.-
Hizo una pausa mientras seguía leyendo lo que decía aquel papel y finalmente continuó dejando la carta a la vista de todos, solo tenía una línea de texto escrito a mano con una letra llena de florituras. "Buen trabajo, ahora tráemelo al barrio del mercado, ya conoces nuestro lugar de encuentro". Parecía que aquel asaltante debía leer aquella nota tras tener éxito en su robo pero no contó con cierto niño inventor con una ballesta en el brazo.
-No creo en las coincidencias...¿Y vosotros?. Apuesto a que gracias a Eltr...A Ellie ahora nosotros sabemos también cuál ese ese lugar del barrio del mercado.-
La Níniel normal se hubiese mostrado cauta, hubiese pensado en avisar a la guardia para que fuera a aquel lugar del barrio del mercado para detener al cómplice del ladrón de libros o algo que no implicara correr riesgos innecesarios pero en esos momentos se sentía fuerte y muy segura de si misma por lo que en su cabeza se perfiló un plan de corte muy distinto a lo habitual en ella.
-Yo digo que vayamos y le mostremos a quién sea que esté detrás que se ha intentado fastidiar a las personas equivocadas. Una vez que nos hayamos ocupado del asunto cogemos el agua que necesitamos y tranquilamente terminamos de preparar la cura, antes de que acabe el día todo volverá a la normalidad.-
*******************************************************************************************************************************************************
Mientras, en el concurrido barrio del mercado, a rebosar de gente pues era día de feria, un hombre cercano a la cuarentena se pasaba la mano por su cabeza desprovista de pelo para limpiarse un sudor que rápidamente volvía a perlar su craneo. Solo una pequeña parte de ese sudor era fruto del calor de aquel agradable y soleado día y la mayoría era por culpa de unos nervios que le traicionaban en su intento de aparentar normalidad. Despacio se acercó a la fuente que tenía a sus espaldas y bebió un poco para después echarse algo del transparente líquido sobre la cara. La fuente estaba decorada muy al gusto de la nobleza, lo cual era un poco extraño teniendo en cuenta que se encontraba al final de un callejón poco transitado al que daban las puertas traseras de algunos talleres y tiendas y que normalmente era usado para dejar basura o para introducir en los almacenes algún pedido sin que los transportistas perturbaran a la clientela. El chorro de agua brotaba de la boca de una representación de un hombre barbudo con una extraña corona de tres picos con el símbolo de un tridente en ella, el resto estaba decorada con extrañas criaturas marinas que parecían caballos pero con aletas en vez de cuartos traseros.
-Ya debería estar aquí, es una posada no el palacio real- Dijo mostrando su frustración en el tono de su voz, el hombre que le contestó, un hombre de su misma edad pero con abundante y desgreñado pelo negro y que vestía una armadura media de malla se encogió de hombros quitándole importancia.
-Dicen que los elfos usan magia y se les da muy bien manejar el arco...También dicen que las elfas son peores que los elfos, que son las que llevan los pantalones, ya me entiendes. No querrá correr riesgos.-
-Son una raza con un marcado carácter matriarcal si es a eso a lo que te refieres.-
-Eso he dicho. Esperaremos un poco más y si no mandaré a algunos chicos a ver qué ha pasado.-
El hombre de la armadura miró a un lado del callejón donde medio ocultos había otro par de hombres con armaduras de cuero que respondieron a aquella mirada con complicidad, después levantó la vista hasta los tejados del lugar y aunque no parecía haber nadie allí pronto se asomaron algunos hombres más. El tipo sonrió.
-Hace décadas que que andamos tras ese libro y nunca habíamos tenido una ocasión así, los Vivant se han relajado por primera vez en décadas, ¿qué es una elfa al lado de esos monstruos?-
-Espero que tengas razón, la paciencia del jefe se agota...-
-Lo sé.- Dijo el otro cuyo semblante se tornó muy serio de repente. -Lo se perfectamente-
-¿Estás seguro de que fuiste a una biblioteca y no te colaste en la casa de un caníbal? O en la caseta de un perro, menuda marca.-
La peliblanca colocó una de sus manos sobre la zona de la herida y comenzó a curar la herida aunque enseguida notó que, a pesar de que aquella herida no era la gran cosa, le costaba mucho menos esfuerzo y tiempo sanar a Ellie por completo. De nuevo pensó en que debía de ser cosa del bastón, no solo le permitía hacer cosas que nunca antes había podido hacer si no que también reforzaba las habilidades que siempre había tenido, muy útil. Quizá debiera exigirlo como pago a los Vivant por solucionar los problemas que sus jueguecitos habían causado. En apenas unos segundos aquel "bocado" desapareció dejando solo suave y femenina piel aunque manchada de sangre. Por otra parte el chichón en la cabeza de Chimar ya había recibido un tratamiento adecuado y el golpe en la cara de Ellíe no revestía la menor importancia por lo que no hizo falta sanar nada más.
-Bien, podemos afirmar que tenemos ya todo lo necesario y antes de lo que pensaba. No creí que encontrar la fuente si los Vivant fuese a ser tan rápido ni que pudiera echar mano a una raíz de nirn carmesí tan pronto, hacemos buen equipo lo cual es una suerte. No obstante creo que tenemos que andar con cuidado, parece que hay más gente interesada en lo que tenemos entre manos-
La elfa hizo girar la carta aún sellada que Chimar consiguió del ladrón que entró en su habitación y que aún no había abierto para que todos vieran el símbolo del sello. Era el símbolo de un frasco con una serpiente enroscada alrededor, Níniel no tenía ni idea de qué representaba pero no era la primera vez que veía aquel símbolo, la primera vez fue la noche anterior mientras estudiaba el libro. Abrió la carta y le echó un vistazo a su contenido mientras comentaba:
-Este símbolo está en la primera página del libro de los Vivant, pero no decía nada. Lo extraño es que ese libro tiene como poco cien años, puede que más.-
Hizo una pausa mientras seguía leyendo lo que decía aquel papel y finalmente continuó dejando la carta a la vista de todos, solo tenía una línea de texto escrito a mano con una letra llena de florituras. "Buen trabajo, ahora tráemelo al barrio del mercado, ya conoces nuestro lugar de encuentro". Parecía que aquel asaltante debía leer aquella nota tras tener éxito en su robo pero no contó con cierto niño inventor con una ballesta en el brazo.
-No creo en las coincidencias...¿Y vosotros?. Apuesto a que gracias a Eltr...A Ellie ahora nosotros sabemos también cuál ese ese lugar del barrio del mercado.-
La Níniel normal se hubiese mostrado cauta, hubiese pensado en avisar a la guardia para que fuera a aquel lugar del barrio del mercado para detener al cómplice del ladrón de libros o algo que no implicara correr riesgos innecesarios pero en esos momentos se sentía fuerte y muy segura de si misma por lo que en su cabeza se perfiló un plan de corte muy distinto a lo habitual en ella.
-Yo digo que vayamos y le mostremos a quién sea que esté detrás que se ha intentado fastidiar a las personas equivocadas. Una vez que nos hayamos ocupado del asunto cogemos el agua que necesitamos y tranquilamente terminamos de preparar la cura, antes de que acabe el día todo volverá a la normalidad.-
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Mientras, en el concurrido barrio del mercado, a rebosar de gente pues era día de feria, un hombre cercano a la cuarentena se pasaba la mano por su cabeza desprovista de pelo para limpiarse un sudor que rápidamente volvía a perlar su craneo. Solo una pequeña parte de ese sudor era fruto del calor de aquel agradable y soleado día y la mayoría era por culpa de unos nervios que le traicionaban en su intento de aparentar normalidad. Despacio se acercó a la fuente que tenía a sus espaldas y bebió un poco para después echarse algo del transparente líquido sobre la cara. La fuente estaba decorada muy al gusto de la nobleza, lo cual era un poco extraño teniendo en cuenta que se encontraba al final de un callejón poco transitado al que daban las puertas traseras de algunos talleres y tiendas y que normalmente era usado para dejar basura o para introducir en los almacenes algún pedido sin que los transportistas perturbaran a la clientela. El chorro de agua brotaba de la boca de una representación de un hombre barbudo con una extraña corona de tres picos con el símbolo de un tridente en ella, el resto estaba decorada con extrañas criaturas marinas que parecían caballos pero con aletas en vez de cuartos traseros.
-Ya debería estar aquí, es una posada no el palacio real- Dijo mostrando su frustración en el tono de su voz, el hombre que le contestó, un hombre de su misma edad pero con abundante y desgreñado pelo negro y que vestía una armadura media de malla se encogió de hombros quitándole importancia.
-Dicen que los elfos usan magia y se les da muy bien manejar el arco...También dicen que las elfas son peores que los elfos, que son las que llevan los pantalones, ya me entiendes. No querrá correr riesgos.-
-Son una raza con un marcado carácter matriarcal si es a eso a lo que te refieres.-
-Eso he dicho. Esperaremos un poco más y si no mandaré a algunos chicos a ver qué ha pasado.-
El hombre de la armadura miró a un lado del callejón donde medio ocultos había otro par de hombres con armaduras de cuero que respondieron a aquella mirada con complicidad, después levantó la vista hasta los tejados del lugar y aunque no parecía haber nadie allí pronto se asomaron algunos hombres más. El tipo sonrió.
-Hace décadas que que andamos tras ese libro y nunca habíamos tenido una ocasión así, los Vivant se han relajado por primera vez en décadas, ¿qué es una elfa al lado de esos monstruos?-
-Espero que tengas razón, la paciencia del jefe se agota...-
-Lo sé.- Dijo el otro cuyo semblante se tornó muy serio de repente. -Lo se perfectamente-
- Spoiler:
- Bien, ya estamos todos y tenemos cuanto necesitamos o disponemos de los medios para conseguirlo pero...No pensaríais que iba a ser tan fácil. La fuente es el sitio donde el ladrón iba a reunirse con sus compinches y resulta que no son precisamente pocos. A ver qué sabéis hacer.
Alanna, dadas las circunstancias de tu pj quizá quieras pasar a ocupar el último turno y así reaccionar a lo que escriban los demás.
Níniel Thenidiel
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
El inventor le revolvió el pelo haciendo que la niña sonriera, al tiempo que pensaba en como la madre había intentado calmar al niño, cuando había estado en el cuarto no le había prestado atención alguna, demasiado ocupada en pensar por si misma como calmar al bebé, pero en ese momento se acordó y decidió que ella también era grande para calmar a los demás.
Se levantó sobre el asiento dándole un besito en la cabeza al niño y con un gesto de las manos como si se sacudiese el agua después de lavárselas dijo con su voz infantil y una sonrisa:
- Ya no duele, ya no duele.
Justo en el momento en que Niniel lo mencionó y la pequeña giró la cabeza al oír el nombre, entró el susodicho, con un brazo mordido, y un buen golpe en la cara. Chimar se acercó a él, tendiéndole la bolsa de hielo que la niña había conseguido y Alanna lo siguió para tirar del pantalón de Ellie a espera de que la cogiera, con carita preocupada.
Ya en brazos, protestó por lo poco que se cuidaba el chico, y vio acercarse a Niniel con cara sorprendida dispuesta a curarlo y recibir la información. La elfa curó la mordida del brazo de la chica, pero no hizo nada con el golpe de la cara. Alanna observó el morado que empezaba a formarse bajo la bolsa de hielo y después repitió lo que había hecho antes con el niño.
Le dio un pequeño beso en la mejilla e hizo de nuevo el gesto con las manos, diciendo nuevamente "ya no duele, ya no duele", para, enseguida, escuchar sin entender lo que explicaba la elfa, solo logró comprender que irían al mercado de nuevo. A Alanna, que cada vez sabía menos de su situación y su mente adulta cada vez tenía menos espacio, le encantó la idea de ir a divertirse.
Bajó de los brazos del chico y se puso frente a ellos como un diminuto soldado que espera que le digan "descansen", para poder cambiar la postura, en su caso, para poder empezar a corretear. Un golpecito en el hombro la hizo girar, pero no había nadie que la hubiera llamado, sin embargo, cuando antes de marcharse se giró a coger sus chuches, vio que faltaba una, extrañada, aunque le dio igual, tomó la manzana y comenzó a comérsela mientras le daba la mano a Niniel para salir de la posada.
No tardaron en llegar a la plaza del mercado, donde los vendedores seguían con sus gritos, y los niños continuaban con sus juegos, a la pequeña le habrían encantado corretear por el lugar, soltarse de la mano de la mujer y salir disparada a jugar con las peonzas, pero sabía que no podía y, además, no quería que se le cayese la manzana de caramelo aunque poca había comido, la mayoría se encontraba en sus mejillas, ya pegajosas.
Miró el lugar con sus ojos inocentes y contempló como un grupo de teatro ambulante daba una función de marionetas, nuevamente, se quedó con las ganas de verla, cuando pasaron de largo de ella, y siguió comiendo, esta vez con los mofletes inflados en señal de protesta.
La mente de la Alanna adulta estaba cada vez más embotada dentro del cuerpo de la pequeña, y ya solo salía en ciertos momentos de lucidez en los que realmente parecía necesitarsela, el tiempo corría, y ella, sin entender nada, ingenua como era en ese momento, solo se preocupaba por jugar.
*******************
Se levantó sobre el asiento dándole un besito en la cabeza al niño y con un gesto de las manos como si se sacudiese el agua después de lavárselas dijo con su voz infantil y una sonrisa:
- Ya no duele, ya no duele.
Justo en el momento en que Niniel lo mencionó y la pequeña giró la cabeza al oír el nombre, entró el susodicho, con un brazo mordido, y un buen golpe en la cara. Chimar se acercó a él, tendiéndole la bolsa de hielo que la niña había conseguido y Alanna lo siguió para tirar del pantalón de Ellie a espera de que la cogiera, con carita preocupada.
Ya en brazos, protestó por lo poco que se cuidaba el chico, y vio acercarse a Niniel con cara sorprendida dispuesta a curarlo y recibir la información. La elfa curó la mordida del brazo de la chica, pero no hizo nada con el golpe de la cara. Alanna observó el morado que empezaba a formarse bajo la bolsa de hielo y después repitió lo que había hecho antes con el niño.
Le dio un pequeño beso en la mejilla e hizo de nuevo el gesto con las manos, diciendo nuevamente "ya no duele, ya no duele", para, enseguida, escuchar sin entender lo que explicaba la elfa, solo logró comprender que irían al mercado de nuevo. A Alanna, que cada vez sabía menos de su situación y su mente adulta cada vez tenía menos espacio, le encantó la idea de ir a divertirse.
Bajó de los brazos del chico y se puso frente a ellos como un diminuto soldado que espera que le digan "descansen", para poder cambiar la postura, en su caso, para poder empezar a corretear. Un golpecito en el hombro la hizo girar, pero no había nadie que la hubiera llamado, sin embargo, cuando antes de marcharse se giró a coger sus chuches, vio que faltaba una, extrañada, aunque le dio igual, tomó la manzana y comenzó a comérsela mientras le daba la mano a Niniel para salir de la posada.
No tardaron en llegar a la plaza del mercado, donde los vendedores seguían con sus gritos, y los niños continuaban con sus juegos, a la pequeña le habrían encantado corretear por el lugar, soltarse de la mano de la mujer y salir disparada a jugar con las peonzas, pero sabía que no podía y, además, no quería que se le cayese la manzana de caramelo aunque poca había comido, la mayoría se encontraba en sus mejillas, ya pegajosas.
Miró el lugar con sus ojos inocentes y contempló como un grupo de teatro ambulante daba una función de marionetas, nuevamente, se quedó con las ganas de verla, cuando pasaron de largo de ella, y siguió comiendo, esta vez con los mofletes inflados en señal de protesta.
La mente de la Alanna adulta estaba cada vez más embotada dentro del cuerpo de la pequeña, y ya solo salía en ciertos momentos de lucidez en los que realmente parecía necesitarsela, el tiempo corría, y ella, sin entender nada, ingenua como era en ese momento, solo se preocupaba por jugar.
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- off::
- Perdón por este post tan horrible, como ayer, voy con prisas >-<' Esta es la última vez que posteo en el segundo turno, en la próxima ronda, pasad delante de mi Elt y Chim, así tendré algo más de tiempo, que, encima mi pj, siendo una niña, poco útil va a ser en esta ronda, divertios n.n/
Alanna Delteria
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Una vez entregado a la peliblanca sus descubrimientos el mercenario tomó la bolsa de hielo que el pequeño genio amablemente le cedía, agradeciendo aquel gesto Eltrant sonrió al chico y se la colocó en la cara, dónde el mastodonte con el que se había peleado le había propinado el puñetazo.
-“Es una largo de explicar… pero en resumen, había más gente buscando el jardín…” – El mercenario contestó a la pregunta de la elfa con un suspiro mientras dejaba que esta le curase el brazo, cuando lo hubo hecho, lo movió de un lado a otro comprobando que todo estaba correcto – “Gracias Niniel” – Ellie respondió a los cuidados de la peliblanca de similar forma a como lo había hecho con el amable gesto de Chimar.
Entonces la elfa comenzó a relatar a los presentes sus propios descubrimientos de todo lo que sucedida y lo que debían hacer para finalizar con aquello de una vez por todas, según entendió Eltrant, durante su pequeña investigación, alguien había tratado de robar el libro que tenía Niniel en su poder, el que recuperó en la casa de los Vivant, de ahí el chichón que se había ganado Chimar tratando de detener al ladrón; esto indicaba que había más gente involucrada en todo el tema de la alquimia, algo que si bien no tomaba a Eltrant por sorpresa, hacía ver aún más lejano el recuperar su cuerpo.
Se cruzó de brazos al ver a la mujer abrir la carta que tenía entre sus manos y, junto a los pequeños, esperó pacientemente a que esta expusiese su plan de acción.
-“Un poco… precipitado” – Murmuró para sí distraído con su flequillo – “… Pero tenemos que ir a por el agua al fin y al cabo, supongo que no nos queda otra opción que ir” – Terminó diciendo, la actitud de la mujer era muy distinta a la que había mostrado durante todo el día anterior, era cierto que solo la conocía de hacia un día, pero aquel sutil cambio de personalidad no dejó de parecerle cuanto menos curioso.
Tras planificar un poco más cómo afrontar lo que les esperaba salieron de la posada en dirección al distrito del mercado, no eran un grupo especialmente hábil para el combate, había visto a Chimar usar el pequeño aparato que llevaba en la muñeca con bastante precisión, así como la elfa infundía una extraña aura de poder cuando empuñaba el báculo que le había entregado la señora Vivant, no obstante Alanna cada vez parecía más abstraída de la realidad, y con risas y carreras iba de aquí para allá ojeando los puestos del mercado.
Eltrant, que iba en cabeza, la sujetó por un brazo antes de que esta se perdiese en la multitud sin ni siquiera percatarse de que lo hacía y sonrió a la pequeña –“No te separes de Chimar ¿Vale? Si te portas bien, te compro todos los dulces que quieras” – La guarda no se encontraba en condiciones para pelear, y siendo Chimar quien estaba en la retaguardia, era el mejor sitio en el que la pequeña Alanna podía esperar, aunque tuviese que sobornarla para que lo hiciera.
El singular grupo no tardó en internarse en los callejones prácticamente desérticos que cruzaban el distrito de una punta a la otra, previendo que se iban a encontrar problemas el mercenario desenvainó su espada y, aún en cabeza, se dirigió hacia el lugar en el que el mapa indicaba que estaba la fuente.
A decir verdad no podían estar seguros de ninguna forma de que el lugar que decía la carta fuese aquella fuente, el mercado era grande y escondía un centenar de secretos, había infinidad de lugares en los que reunirse para hacer negocios turbios.
Mientras caminaba entre las estrechas y oscuras calles que debían de tomar para llegar hasta donde pretendían, Eltrant confiaba en encontrar el lugar vacío, no es que le tuviese miedo combatir a unos ladrones, pero no podía evitar pensar que Alanna se escaparía de alguna forma u otra en cuanto alguno de los presentes se despistase.
Llegaron hasta la última esquina antes del lugar en el que, supuestamente, estaba situada la fuente sin cruzarse a nadie, no era de extrañar, aquel sitio estaba bastante escondido y no de no haber tenido el mapa, el mercenario jamás habría pensado que podía internarse por aquellas calles.
Cauteloso, como había hecho con cada apertura que se habían encontrado, se asomó para ver si había alguien, la fuente estaba allí, claramente desentonando con él lugar mustio y oscuro, sin embargo, dejó escapar una maldición en voz baja cuando vio a dos siluetas junto esta; estaban demasiado lejos como para reconocer facciones, pero estaba claro que estaban esperando.
Eltrant se giró hacia la elfa –“Tenias razón, hay dos personas esperando ahí” – Volvió a mirar a hurtadillas, el callejón era un pasillo recto que conducía hasta la fuente –“No creo que podamos acércanos sin que nos vean” – Comentó preparando la espada, antes de hacer nada, se aseguró de que la guarda estaba dónde le había dicho que estuviese, y se giró hacia la elfa buscando su aprobación.
-“Es una largo de explicar… pero en resumen, había más gente buscando el jardín…” – El mercenario contestó a la pregunta de la elfa con un suspiro mientras dejaba que esta le curase el brazo, cuando lo hubo hecho, lo movió de un lado a otro comprobando que todo estaba correcto – “Gracias Niniel” – Ellie respondió a los cuidados de la peliblanca de similar forma a como lo había hecho con el amable gesto de Chimar.
Entonces la elfa comenzó a relatar a los presentes sus propios descubrimientos de todo lo que sucedida y lo que debían hacer para finalizar con aquello de una vez por todas, según entendió Eltrant, durante su pequeña investigación, alguien había tratado de robar el libro que tenía Niniel en su poder, el que recuperó en la casa de los Vivant, de ahí el chichón que se había ganado Chimar tratando de detener al ladrón; esto indicaba que había más gente involucrada en todo el tema de la alquimia, algo que si bien no tomaba a Eltrant por sorpresa, hacía ver aún más lejano el recuperar su cuerpo.
Se cruzó de brazos al ver a la mujer abrir la carta que tenía entre sus manos y, junto a los pequeños, esperó pacientemente a que esta expusiese su plan de acción.
-“Un poco… precipitado” – Murmuró para sí distraído con su flequillo – “… Pero tenemos que ir a por el agua al fin y al cabo, supongo que no nos queda otra opción que ir” – Terminó diciendo, la actitud de la mujer era muy distinta a la que había mostrado durante todo el día anterior, era cierto que solo la conocía de hacia un día, pero aquel sutil cambio de personalidad no dejó de parecerle cuanto menos curioso.
Tras planificar un poco más cómo afrontar lo que les esperaba salieron de la posada en dirección al distrito del mercado, no eran un grupo especialmente hábil para el combate, había visto a Chimar usar el pequeño aparato que llevaba en la muñeca con bastante precisión, así como la elfa infundía una extraña aura de poder cuando empuñaba el báculo que le había entregado la señora Vivant, no obstante Alanna cada vez parecía más abstraída de la realidad, y con risas y carreras iba de aquí para allá ojeando los puestos del mercado.
Eltrant, que iba en cabeza, la sujetó por un brazo antes de que esta se perdiese en la multitud sin ni siquiera percatarse de que lo hacía y sonrió a la pequeña –“No te separes de Chimar ¿Vale? Si te portas bien, te compro todos los dulces que quieras” – La guarda no se encontraba en condiciones para pelear, y siendo Chimar quien estaba en la retaguardia, era el mejor sitio en el que la pequeña Alanna podía esperar, aunque tuviese que sobornarla para que lo hiciera.
El singular grupo no tardó en internarse en los callejones prácticamente desérticos que cruzaban el distrito de una punta a la otra, previendo que se iban a encontrar problemas el mercenario desenvainó su espada y, aún en cabeza, se dirigió hacia el lugar en el que el mapa indicaba que estaba la fuente.
A decir verdad no podían estar seguros de ninguna forma de que el lugar que decía la carta fuese aquella fuente, el mercado era grande y escondía un centenar de secretos, había infinidad de lugares en los que reunirse para hacer negocios turbios.
Mientras caminaba entre las estrechas y oscuras calles que debían de tomar para llegar hasta donde pretendían, Eltrant confiaba en encontrar el lugar vacío, no es que le tuviese miedo combatir a unos ladrones, pero no podía evitar pensar que Alanna se escaparía de alguna forma u otra en cuanto alguno de los presentes se despistase.
Llegaron hasta la última esquina antes del lugar en el que, supuestamente, estaba situada la fuente sin cruzarse a nadie, no era de extrañar, aquel sitio estaba bastante escondido y no de no haber tenido el mapa, el mercenario jamás habría pensado que podía internarse por aquellas calles.
Cauteloso, como había hecho con cada apertura que se habían encontrado, se asomó para ver si había alguien, la fuente estaba allí, claramente desentonando con él lugar mustio y oscuro, sin embargo, dejó escapar una maldición en voz baja cuando vio a dos siluetas junto esta; estaban demasiado lejos como para reconocer facciones, pero estaba claro que estaban esperando.
Eltrant se giró hacia la elfa –“Tenias razón, hay dos personas esperando ahí” – Volvió a mirar a hurtadillas, el callejón era un pasillo recto que conducía hasta la fuente –“No creo que podamos acércanos sin que nos vean” – Comentó preparando la espada, antes de hacer nada, se aseguró de que la guarda estaba dónde le había dicho que estuviese, y se giró hacia la elfa buscando su aprobación.
Eltrant Tale
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Luego de “repararse” los daños del grupo ya estaban listos para partir, vale destacar que solo la mordida de Ellie necesito curación mágica “por muy raro que suene”. Ahora tienen el último elemento faltante que es la dirección exacta de la fuente, solo resta tomar el agua y esa probablemente sea la parte más fácil ¿verdad?, a pesar de lo extraño toda la situación ha transcurrido con buen viento.
Níniel le pega un vistazo a la carta descubriendo varias anécdotas interesantes que se apresura a vociferar, existe gente interesada en los pasos del grupo y probablemente les encuentren de nuevo. De repente ocurre algo bastante imprevisto, aquella elfa no rehúye de la posible pelea si no que la alienta. Es la primera vez que Chimar ve a su compañera actuar de esa forma y se le queda mirando unos instantes.
Bien ya sabemos a dónde ir.
Salen de la posada rumbo al mercado, para ese entonces aquellas calles están atestadas de gente. Al inventor le parece curiosa la localización del objetivo pero a veces dejar las cosas en sitios tan mundanos sirve de camuflaje, por alguna razón se imaginaba que sería necesario peinar la cloacas o algo así. Como dice aquella ley del comportamiento inteligente “triunfaras si aprovechas la estupidez colectiva”.
El niño queda de ultimo en la fila y no puede evitar actuar de forma sobreprotectora con Alanna quien parece bastante distraída, dicho comportamiento se dispara al entrar en el mercado. Es día de compras así que toda la ciudad está en el distrito, seguramente ratita y Demian se encuentran “trabajando” cerca. Marchar entre tanta gente resulta perturbador pero pronto eluden la numerosa multitud.
Pasan a los callejones menos poblados y a medida que avanzan se quedan solos, entre menos personas mejor. Varios minutos de caminata más les llevan a su destino pero detienen el avance en una esquina, la vanguardia parece haber descubierto algo adelante. Chimar se acerca a los demás para escuchar atentamente lo que dicen, la fuente está vigilada.
Típico… nunca es tan fácil... tengo una idea “risa maliciosa"
Entre murmullos expresa cierta felicidad en un tono más macabro de lo habitual, tiene una estrategia poco convencional bajo la manga. Saca de su polvorera cierta esfera, a simple vista parece inofensiva pero es uno de los últimos inventos del pequeño científico. Fue nombrado como "bomba hidráulica" y se amolda perfectamente a la situación actual, este será un experimento de campo tan bueno como cualquier otro.
Chicos, confíen en mí.
Toma la delantera quedando cerca del borde, planea actuar inmediatamente para evitar perder una buena iniciativa. Realiza un cálculo sencillo teniendo en cuenta distancia y velocidad, luego acciona la llave superior de la esfera y la arroja con gran destreza. aquella creación metálica choca contra el piso despidiendo cierto sonido característico, en breve llega rodando a los pies del grupo enemigo. Dichos personajes se reúnen en torno al artefacto atraídos por el ruido, son completamente ignorantes de su funcionamiento.
¿Y esta mierda que es?
Parece el juguete de un niño… ustedes dos vayan a “estallido”
Con una sonrisa un tanto siniestra Chimar observa el acontecimiento, aquel artilugio ha creado una explosión de buenas proporciones que se ve concentrada gracias al angosto espacio. Todo el procedimientos fue bastante sencillo, al girar la válvula se activo el mecanismo relojero de tiempo, cuando el contador finalizo su proceso libero una asombrosa presión atrapada en la compacta estructura lo suficientemente poderosa para desequilibrar y aturdir lo que le rodeaba.
¡¡No se queden parados es hora de noquear gente!!
El artilugio queda incrustado en cierto agujero recién formado mientras una nube de partículas inunda aquella sección, los enemigos no están muertos pero tardaran algo de tiempo en volver a estar funcionales. Una solución no letal bastante practica para inutilizar grandes cantidades de gente, en especial si los cabezotas se reúnen a mirar la creación. Chimar sale de su escondite y se acerca confiado cuando de repente nota que le apuntan desde el tejado, abre los ojos como platos mientras se paraliza.
Tienen… ¡¡Tienen gente arriba!!
Níniel le pega un vistazo a la carta descubriendo varias anécdotas interesantes que se apresura a vociferar, existe gente interesada en los pasos del grupo y probablemente les encuentren de nuevo. De repente ocurre algo bastante imprevisto, aquella elfa no rehúye de la posible pelea si no que la alienta. Es la primera vez que Chimar ve a su compañera actuar de esa forma y se le queda mirando unos instantes.
Bien ya sabemos a dónde ir.
Salen de la posada rumbo al mercado, para ese entonces aquellas calles están atestadas de gente. Al inventor le parece curiosa la localización del objetivo pero a veces dejar las cosas en sitios tan mundanos sirve de camuflaje, por alguna razón se imaginaba que sería necesario peinar la cloacas o algo así. Como dice aquella ley del comportamiento inteligente “triunfaras si aprovechas la estupidez colectiva”.
El niño queda de ultimo en la fila y no puede evitar actuar de forma sobreprotectora con Alanna quien parece bastante distraída, dicho comportamiento se dispara al entrar en el mercado. Es día de compras así que toda la ciudad está en el distrito, seguramente ratita y Demian se encuentran “trabajando” cerca. Marchar entre tanta gente resulta perturbador pero pronto eluden la numerosa multitud.
Pasan a los callejones menos poblados y a medida que avanzan se quedan solos, entre menos personas mejor. Varios minutos de caminata más les llevan a su destino pero detienen el avance en una esquina, la vanguardia parece haber descubierto algo adelante. Chimar se acerca a los demás para escuchar atentamente lo que dicen, la fuente está vigilada.
Típico… nunca es tan fácil... tengo una idea “risa maliciosa"
Entre murmullos expresa cierta felicidad en un tono más macabro de lo habitual, tiene una estrategia poco convencional bajo la manga. Saca de su polvorera cierta esfera, a simple vista parece inofensiva pero es uno de los últimos inventos del pequeño científico. Fue nombrado como "bomba hidráulica" y se amolda perfectamente a la situación actual, este será un experimento de campo tan bueno como cualquier otro.
Chicos, confíen en mí.
Toma la delantera quedando cerca del borde, planea actuar inmediatamente para evitar perder una buena iniciativa. Realiza un cálculo sencillo teniendo en cuenta distancia y velocidad, luego acciona la llave superior de la esfera y la arroja con gran destreza. aquella creación metálica choca contra el piso despidiendo cierto sonido característico, en breve llega rodando a los pies del grupo enemigo. Dichos personajes se reúnen en torno al artefacto atraídos por el ruido, son completamente ignorantes de su funcionamiento.
¿Y esta mierda que es?
Parece el juguete de un niño… ustedes dos vayan a “estallido”
Con una sonrisa un tanto siniestra Chimar observa el acontecimiento, aquel artilugio ha creado una explosión de buenas proporciones que se ve concentrada gracias al angosto espacio. Todo el procedimientos fue bastante sencillo, al girar la válvula se activo el mecanismo relojero de tiempo, cuando el contador finalizo su proceso libero una asombrosa presión atrapada en la compacta estructura lo suficientemente poderosa para desequilibrar y aturdir lo que le rodeaba.
¡¡No se queden parados es hora de noquear gente!!
El artilugio queda incrustado en cierto agujero recién formado mientras una nube de partículas inunda aquella sección, los enemigos no están muertos pero tardaran algo de tiempo en volver a estar funcionales. Una solución no letal bastante practica para inutilizar grandes cantidades de gente, en especial si los cabezotas se reúnen a mirar la creación. Chimar sale de su escondite y se acerca confiado cuando de repente nota que le apuntan desde el tejado, abre los ojos como platos mientras se paraliza.
Tienen… ¡¡Tienen gente arriba!!
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
Níniel no quería expresarlo en voz alta pero se había dado cuenta de que la actitud de Alanna se había ido tornando cada vez más infantil y desenfadada con el paso del tiempo, y no solo desde aquella mañana, comparándola con la mini-Alanna recién convertida en niña el cambio resultaba mucho más evidente aún. Aquello la preocupaba pues temía que fuese un síntoma de que el cambio que sufría, lejos de estancarse como parecía el caso de Eltrant, iba a peor. Quizá los Vivant o quién fuese que había preparado esa fórmula no había seguido las instrucciones del libro o hubiese experimentado con diferentes variantes de la fórmula tratando de hacerla más efectiva, quizá el plazo de tres días calculado por la peliblanca tras estudiar durante horas aquel libro había sido demasiado optimista...No podía saberlo pero era mejor darse tanta prisa por completar el proceso como les fuera posible. Le dedicó una mirada a la pequeña que empezaba a mordisquear la manzana de caramelo que había ganado con su gran trabajo en el hospital, poniéndose perdida pero sin duda disfrutando del dulce. No iba a fallarla.
La elfa admitía que su suposición sobre encontrarse con los cómplices del ladrón de libros pudiese ser errónea pero aún así su instinto decía que debían ir preparados para tener compañía. A pesar de ello le tendió su mano a la niña para que fuera con ella, confiaba más en si misma para protegerla que en ningún otro y aunque la idea de dejarla allí en la posada resultaba tentadora temía que alguien más lograra entrar como ya había pasado y lastimara a la pequeña. También le mostró a Beor el libro y le dijo que si había cualquier otro problema no dudase en decir que aquel libro la elfa lo llevaba consigo.
Resultó curioso que aunque su plan y sus métodos parecían no convencer del todo a los demás nadie refutó su plan. Como sacerdotisa estaba acostumbrada a que su palabra se tuviera muy en cuenta entre los suyos pero fuera de Sandorai solo había sido siempre la curandera, destinada siempre a la retaguardia tras fuertes y hábiles guerreros, nunca nadie la había tomado como líder y como mucho habían tenido en cuenta sus consejos, nada más. Era una situación satisfactoria, ella hablaba y los demás obedecían...Nada mal.
Emprendieron camino y en cuanto pisaron la zona de feria la Alanna más infantil comenzó a mostrar mucho más interés en las distracciones de los distintos puestos del mercado y sus espectáculos que en avanzar presta hacia el último ingrediente de la cura. Incluso llegó a ponerse de morritos cuando no la dejaron detenerse ante un espectáculo de marionetas que parecía representar la llegada al poder del actual rey de los humanos, resultando adorable con los mofletes hinchados y con gesto enfurruñado. A la elfa se le partía el alma por no dejarla disfrutar ni siquiera un poco de aquello pero no podían demorarse, por suerte Eltarnt, en su papel de padre...Segunda madre... Algo así, se aseguró de que la pequeña no se detuviera aunque fuese mediante un jugoso y azucarado soborno. Tampoco Chimar perdía de vista a la pequeña realizando un excelente trabajo como hermano mayor.
Pronto abandonaron las calles más concurridas para comenzar a serpentear por calles cada vez más vacías hasta que apenas algunos animales callejeros eran los únicos que transitaban los lugares por los que se movían, e incluso estos se limitaban a mirarles un segundo con curiosidad antes de perderse de vista tras alguna esquina. Costaba creer que en algún momento aquel lugar formó parte de un gran jardín mencionado incluso en leyendas locales. Algo así ocurriría incluso con Sindorai si los elfos no mantenían a los humanos lejos del bosque, primero naturaleza amaestrada y luego calles de piedra...Los humanos lo llamaban civilización y progreso, la peliblanca no podía estar de acuerdo por mucho que con el tiempo hubiese aprendido a preciar las cosas buenas que incluso la gran ciudad podía ofrecer. No importaba cuan alto edificaran ni lo profusamente que adornaran sus fachadas y sus palacios, nunca alcanzarían el esplendor de árbol madre, lo que se lograba en comunión con el entorno y no parasitándolo.
Llegaron cerca del lugar exacto y Eltrant, con suma cautela, le echó un vistazo al lugar al que iban antes de permitir que el grupo entero saliera a la vista y quedara expuesto. Enseguida se percató de que la elfa no se había equivocado al desconfiar de las coincidencias, Níniel asintió comprendiendo sus palabras. Le hizo un gesto a Alanna para que se portara bien y pregunto:
-¿Cuantos son?- El número de sujetos a la vista no parecía gran cosa y en la expresión de la joven casi aparecía algo muy parecido a la decepción. Por supuesto desconocía que apenas veían la pinta del iceberg, algo que podía resultar letal.
Níniel iba a asentir a Ellie pero antes debía comprobar si Chimar también estaba a punto y comprobar que Alanna estaría bien en lo que se ocupaban de aquel par.
-Alanna, vamos a ocuparnos de unos hombres malos, tu escóndete y vigila. Es muy importante, si no vigilas los malos podrían hacernos pupa.- La idea era asegurarse de que la pequeña estuviese bien y que se lo tomara todo como un juego, posiblemente lo único que podría tomarse "en serio" en su estado.
Mientras, Chimar había tomado la iniciativa del ataque mediante uno de sus inventos y era la hora de zurrarles a unos bandidos. Sin vacilación Níniel sigue al pequeño inventor y aunque cuesta ver se percata de que los dos sujetos junto a la fuente han quedado fuera de combate, aún se mueven pero lo hacen en el suelo y como si un troll les hubiera pasado por encima. No sabe cómo lo ha hecho el chico pero no puede negar que ha sido muy eficaz. Por desgracia la alegría dura muy poco, el ruido ha hecho que los hombres apostados en los tejados, dos a la derecha y dos a la izquierda se asomasen ballestas en mano y les apuntasen, el aviso del niño llega tarde para la peliblanca.
-Ya los veo Chimar...Ya los veo.-
Nota como uno de los ballesteros sonríe con superioridad pero también que a pesar de todo aún no habían disparado. ¿A qué estaban esperando?. Por si aquello no fuera lo suficientemente malo otros dos hombres con armadura de cuero y espadas largas en mano se acercan desde el otro lado del callejón. A todas luces acababan de caer en una trampa.
-¿Quiénes sois y por qué nos atacáis?- Dijo uno de los hombres con espada mirando a los que debían de ser sus jefes que por el momento no están en condiciones de dirigir nada.
-¿No dijo el jefe que el libro lo tenía una elfa?. ¿Pues tenemos delante a una?- respondió uno de los ballesteros acercándose más al borde del tejado.
No parecían tenerlo muy claro, no debían de ser muy espabilados o eran la clase de sicarios que sin sus líderes no sabían ni atarse los cordones de los zapatos, la cosa pintaba mal pero al menos aquello era algo, el truco de Chimar había noqueado a las personas correctas puestos a elegir. Entonces ocurrió algo que, al menos Níniel no se esperaba.
Una mujer rubia platino acompañada por un tipo enorme y tan musculado que ni de lejos podía a nadie parecerle atractivo aparecieron por el callejón por el que habían llegado también los dos bandidos con espadas. El gigantón empuñaba una espada ridículamente pequeña para su tamaño y por alguna razón que la elfa no entendía parecían querer pelea, pero no estaba muy claro con quien.
-Qué pensabas guapa, que a pesar de tus constantes sabotajes no iba a encontrar la fuen...-
Comenzó a decir la mujer dejando la frase a medias cuando pareció percatarse de que el lugar estaba lleno de gente armada con unas pintas de lo mas peligrosas que miraban ojipláticos a los recién llegados.. El callejón quedó unos instantes en un silencio tal que casi daba miedo romperlo, hasta se podía percibir el rumor del aire silbando en su paso por entre las callejuelas cercanas. -Creo que nos hemos equivocado de calle...- Continuó la rubia tratando de dar un paso atrás antes de que los sorprendidos ballesteros bandidos en un evidente acto de nerviosismo y falta de trabajo en equipo apuntaran todas sus armas contra ella y su fornido acompañante. Una mancha de liquido comenzó a extenderse por la zona de la entrepierna del grandullón.
Si el grupo estaba esperando una buena ocasión para salir del lío era aquella y Níniel no dudó en aprovecharla. Concentró su energía en el bastón y lanzó una onda de energía hacía los tejados que causó que los ballesteros fueran derribados y sufrieran daños, incluso un par de ellos cayeron a la calle tras recibir el golpe. No estaban muertos pero permanecerían aturdidos unos segundos más. Era ahora o nunca.
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La elfa admitía que su suposición sobre encontrarse con los cómplices del ladrón de libros pudiese ser errónea pero aún así su instinto decía que debían ir preparados para tener compañía. A pesar de ello le tendió su mano a la niña para que fuera con ella, confiaba más en si misma para protegerla que en ningún otro y aunque la idea de dejarla allí en la posada resultaba tentadora temía que alguien más lograra entrar como ya había pasado y lastimara a la pequeña. También le mostró a Beor el libro y le dijo que si había cualquier otro problema no dudase en decir que aquel libro la elfa lo llevaba consigo.
Resultó curioso que aunque su plan y sus métodos parecían no convencer del todo a los demás nadie refutó su plan. Como sacerdotisa estaba acostumbrada a que su palabra se tuviera muy en cuenta entre los suyos pero fuera de Sandorai solo había sido siempre la curandera, destinada siempre a la retaguardia tras fuertes y hábiles guerreros, nunca nadie la había tomado como líder y como mucho habían tenido en cuenta sus consejos, nada más. Era una situación satisfactoria, ella hablaba y los demás obedecían...Nada mal.
Emprendieron camino y en cuanto pisaron la zona de feria la Alanna más infantil comenzó a mostrar mucho más interés en las distracciones de los distintos puestos del mercado y sus espectáculos que en avanzar presta hacia el último ingrediente de la cura. Incluso llegó a ponerse de morritos cuando no la dejaron detenerse ante un espectáculo de marionetas que parecía representar la llegada al poder del actual rey de los humanos, resultando adorable con los mofletes hinchados y con gesto enfurruñado. A la elfa se le partía el alma por no dejarla disfrutar ni siquiera un poco de aquello pero no podían demorarse, por suerte Eltarnt, en su papel de padre...Segunda madre... Algo así, se aseguró de que la pequeña no se detuviera aunque fuese mediante un jugoso y azucarado soborno. Tampoco Chimar perdía de vista a la pequeña realizando un excelente trabajo como hermano mayor.
Pronto abandonaron las calles más concurridas para comenzar a serpentear por calles cada vez más vacías hasta que apenas algunos animales callejeros eran los únicos que transitaban los lugares por los que se movían, e incluso estos se limitaban a mirarles un segundo con curiosidad antes de perderse de vista tras alguna esquina. Costaba creer que en algún momento aquel lugar formó parte de un gran jardín mencionado incluso en leyendas locales. Algo así ocurriría incluso con Sindorai si los elfos no mantenían a los humanos lejos del bosque, primero naturaleza amaestrada y luego calles de piedra...Los humanos lo llamaban civilización y progreso, la peliblanca no podía estar de acuerdo por mucho que con el tiempo hubiese aprendido a preciar las cosas buenas que incluso la gran ciudad podía ofrecer. No importaba cuan alto edificaran ni lo profusamente que adornaran sus fachadas y sus palacios, nunca alcanzarían el esplendor de árbol madre, lo que se lograba en comunión con el entorno y no parasitándolo.
Llegaron cerca del lugar exacto y Eltrant, con suma cautela, le echó un vistazo al lugar al que iban antes de permitir que el grupo entero saliera a la vista y quedara expuesto. Enseguida se percató de que la elfa no se había equivocado al desconfiar de las coincidencias, Níniel asintió comprendiendo sus palabras. Le hizo un gesto a Alanna para que se portara bien y pregunto:
-¿Cuantos son?- El número de sujetos a la vista no parecía gran cosa y en la expresión de la joven casi aparecía algo muy parecido a la decepción. Por supuesto desconocía que apenas veían la pinta del iceberg, algo que podía resultar letal.
Níniel iba a asentir a Ellie pero antes debía comprobar si Chimar también estaba a punto y comprobar que Alanna estaría bien en lo que se ocupaban de aquel par.
-Alanna, vamos a ocuparnos de unos hombres malos, tu escóndete y vigila. Es muy importante, si no vigilas los malos podrían hacernos pupa.- La idea era asegurarse de que la pequeña estuviese bien y que se lo tomara todo como un juego, posiblemente lo único que podría tomarse "en serio" en su estado.
Mientras, Chimar había tomado la iniciativa del ataque mediante uno de sus inventos y era la hora de zurrarles a unos bandidos. Sin vacilación Níniel sigue al pequeño inventor y aunque cuesta ver se percata de que los dos sujetos junto a la fuente han quedado fuera de combate, aún se mueven pero lo hacen en el suelo y como si un troll les hubiera pasado por encima. No sabe cómo lo ha hecho el chico pero no puede negar que ha sido muy eficaz. Por desgracia la alegría dura muy poco, el ruido ha hecho que los hombres apostados en los tejados, dos a la derecha y dos a la izquierda se asomasen ballestas en mano y les apuntasen, el aviso del niño llega tarde para la peliblanca.
-Ya los veo Chimar...Ya los veo.-
Nota como uno de los ballesteros sonríe con superioridad pero también que a pesar de todo aún no habían disparado. ¿A qué estaban esperando?. Por si aquello no fuera lo suficientemente malo otros dos hombres con armadura de cuero y espadas largas en mano se acercan desde el otro lado del callejón. A todas luces acababan de caer en una trampa.
-¿Quiénes sois y por qué nos atacáis?- Dijo uno de los hombres con espada mirando a los que debían de ser sus jefes que por el momento no están en condiciones de dirigir nada.
-¿No dijo el jefe que el libro lo tenía una elfa?. ¿Pues tenemos delante a una?- respondió uno de los ballesteros acercándose más al borde del tejado.
No parecían tenerlo muy claro, no debían de ser muy espabilados o eran la clase de sicarios que sin sus líderes no sabían ni atarse los cordones de los zapatos, la cosa pintaba mal pero al menos aquello era algo, el truco de Chimar había noqueado a las personas correctas puestos a elegir. Entonces ocurrió algo que, al menos Níniel no se esperaba.
Una mujer rubia platino acompañada por un tipo enorme y tan musculado que ni de lejos podía a nadie parecerle atractivo aparecieron por el callejón por el que habían llegado también los dos bandidos con espadas. El gigantón empuñaba una espada ridículamente pequeña para su tamaño y por alguna razón que la elfa no entendía parecían querer pelea, pero no estaba muy claro con quien.
-Qué pensabas guapa, que a pesar de tus constantes sabotajes no iba a encontrar la fuen...-
Comenzó a decir la mujer dejando la frase a medias cuando pareció percatarse de que el lugar estaba lleno de gente armada con unas pintas de lo mas peligrosas que miraban ojipláticos a los recién llegados.. El callejón quedó unos instantes en un silencio tal que casi daba miedo romperlo, hasta se podía percibir el rumor del aire silbando en su paso por entre las callejuelas cercanas. -Creo que nos hemos equivocado de calle...- Continuó la rubia tratando de dar un paso atrás antes de que los sorprendidos ballesteros bandidos en un evidente acto de nerviosismo y falta de trabajo en equipo apuntaran todas sus armas contra ella y su fornido acompañante. Una mancha de liquido comenzó a extenderse por la zona de la entrepierna del grandullón.
Si el grupo estaba esperando una buena ocasión para salir del lío era aquella y Níniel no dudó en aprovecharla. Concentró su energía en el bastón y lanzó una onda de energía hacía los tejados que causó que los ballesteros fueran derribados y sufrieran daños, incluso un par de ellos cayeron a la calle tras recibir el golpe. No estaban muertos pero permanecerían aturdidos unos segundos más. Era ahora o nunca.
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- Spoiler:
- Como digo, los ballesteros están aturdidos, podéis usarlos tanto a ellos como a los hombres con espada y a los líderes de todos estos, afectados por la granada de Chimar, como os plazca. En cuanto a la rubia insoportable y su novio "divino", pues igual, si no los usáis se limitarán a huir.
Alanna, reiterando tu estado no puedes luchar, pero aún así también tienes una prueba que afrontar. El impacto de la magia de Níniel (con el bastón de lady Vivant) ha hecho que uno de los cuatro ballesteros acabara aterrizando en el suelo cerca de donde estás tú. Igual que los que están en el callejón y el que lógicamente queda en los tejados, estará aturdido unos segundos...A ver qué se te ocurre.
Alanna, que espero esté disfrutando de sus vacaciones en la palyita, posteará la última por lo que es turno de Eltrant.
Níniel Thenidiel
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Después de una rápidas palabras con los presentes, el joven inventor lanzó un artefacto que, en lo que dura un parpadeo, dejó fuera de combate a los tipos que aguardaban en la fuente, y acto seguido comenzó a correr dispuesto a acabar con ellos, la peliblanca no tardó en seguir al muchacho, después de, en su papel de madre, asegurarse de que la pequeña Alanna se quedaba alejada de todo lo que le podía esperar en el interior del callejón.
Con la espada firmemente sujeta siguió a la elfa al interior del callejón, dónde, como era de esperar del tipo de gente que hacia negocios en aquellos lugares, no estaban solos.
Un grupo de hombres armados con ballestas aparecieron como por arte de magia en los tejados sobre ellos y apuntaron fijamente a los recién llegados, segundos después de que estos apareciesen, entraron en escena otro par de soldados armados con largas espadas.
–“¿Por qué no me sorprende…?” – Murmuró Eltrant entre dientes, colocándose frente a los tipos que tenía más cerca.
Al menos contaban con un extraño factor sorpresa de su parte, era un hecho que no esperan a un grupo tan grande para hacer el intercambio que quisiesen hacer, mucho menos que les atacasen, el mercenario no le quitó ojo a los ballesteros, tenían suerte de seguir con vida, pero si a ninguno se le ocurría una respuesta coherente no duraría mucho.
Dejó escapar un acongojado suspiro cuando el musculoso que le había mordido el brazo y su fiel pareja entraron en escena, no sabía cómo se las habían figurado para llegar hasta allí pero al parecer la chica repelente, de alguna forma, habían encontrado la fuente.
La presencia de la curiosa pareja solo hizo que la confusión y el desconcierto de los presentes aumentasen, hecho que Niniel usó rápidamente para noquear a los tipos del tejado con el bastón que había tomado “prestado” a los Vivant.
En aquel momento el caos azotó el callejón, dos de los ballesteros se precipitaron desde sus posiciones contra el suelo, la mujer de los cabellos plateados saltó gritando a la espalda de su musculosa pareja, quien había dejado caer la diminuta espada que portaba y corría en círculos mientras gritaba con un tono extrañamente agudo para alguien de su tamaño.
Los dos espadachines que estaban en el callejón, anticipando otro posible ataque por parte de la peliblanca, embistieron contra la elfa.
Eltrant, aun con el extraño pitido que la onda de choque procedente del bastón de Niniel había dejado en sus oídos, interpuso su hoja entre la espada de uno de sus rivales y la elfa, deflactándola con un intenso sonido metálico momentáneamente, justo el tiempo suficiente como para acometer contra el segundo de los atacantes, a quien hizo retroceder después de varias estocadas características de su singular y poco ortodoxo estilo de esgrima, nunca habría pensado que existía alguien peor que él con la espada.
Jadeando trató de no pensar en los ballesteros que aún tenían sobre sus cabezas y se obligó a centrarse en mantener alejados a los espadachines de Niniel y Chimar, volvió a desviar la espada de uno de sus oponentes justo por escasos centímetros, para ser enseguida asaltado por el segundo de ellos; colocando su arma frente a su cara evitó que se la cortasen por la mitad y retrocedió varios pasos hasta quedar contra una pared, momento en el cual la espada de uno de sus oponente le perforó el bajo vientre.
Eltrant gritó y perdió el equilibrio debido al dolor, por mucho que quisiese y aunque superase a esos dos bandidos de poca monta en tanto en habilidad como en fuerza física, había muy poco espacio en aquel estrecho callejón para encararlos a ambos, llevándose la mano a la herida de donde manaba sangre frunció el ceño solo para ver como sus oponentes le dejaban atrás.
–“Dioses… ” – Escupió a un lado y se ayudó a levantarse con la pared en la que estaba apoyado, dejando la palma ensangrentada de su mano marcada en ella de paso – “¿Es que no vais a dejarme salir ileso ni de esta? ¿Ni una sola vez? ” – Masculló recogiendo su espada del suelo, realmente no recordaba una pelea en la que no hubiese sido herido de alguna forma u otra.
–“Cabrones arrogantes…”- Dijo mirando hacia los tejados cuando notó el silbido de una flecha junto a su cabeza y se clavó en la ventana que tenía junto a él, por mucho que quisiese no podía hacer nada contra ellos, tenía que centrarse en lo que podía controlar, Chimar se encargaría de ellos, esperaba.
Tomó tanto aire como le permitieron los pulmones e ignorando la ardiente sensación que tenía en el abdomen se apartó el pelo de la cara para instantes después lanzarse gritando contra los dos espadachines que ahora encaraban de nuevo a la portadora del báculo.
El primero de ellos cayó bajo la espada del mercenario de inmediato, no eran grandes estrategas después de todo, le habían dado la espalda a un oponente que seguía con vida, el segundo, aun habiendo estado a punto de acometer contra la elfa, se giró a tiempo para bloquear su ataque e hizo retroceder a Eltrant de nuevo.
La castaña no podía evitar dejar escapar algún gemido de dolor que otro debido a la herida abierta que tenía en el abdomen, afortunadamente, aquel bandido estaba demasiado preocupado por los poderes mágicos de la elfa como para dedicarle al mercenario toda su atención, por lo que, aun cuando él no sabía fintas ni tenia conocimientos avezados en el manejo de la espada, el chico-chica no tardó en inclinar la balanza a su favor con varios ataques fuertes y concisos que desarmaron a su adversario.
Sonriendo alzó la espada, dispuesto a dejar fuera de combate a aquel tipo, fue una lástima que en aquel momento una flecha de la que Eltrant no sabía su procedencia, impactase en su muslo.
Eltrant volvió a gritar e inmediatamente cayó de rodillas, instante que su oponente usó para recuperar su espada – “¿No te rindes?” – Murmuró el mercenario respirando agitadamente, momentos antes de arrancarse la flecha del muslo con un rápido y fuerte tirón que acabó en otro gemido dolorido. –“Perfecto… pues yo tampoco” – Usó la espada como apoyó y volvió a levantarse.
Después de evitar ser decapitado en varias ocasiones por muy poco, Eltrant sacó partido a un descuido de su oponente, que se distrajo de nuevo tratando de buscar la localización de la elfa, y le estampó el envés de su espada en la cara.
El callejón seguía siendo un caos, pero al menos Chimar y Niniel tendrían que lidiar con dos atacantes menos.
Llevándose la mano al vientre se apoyó contra una pared y se deslizó poco a poco hasta quedar sentado, suspiró profundamente, deseando que no quedasen ballesteros que pudiesen acabar con él, estaba sentado, no había que ser un tirador de primera para matarle en aquel momento.
Con la espada firmemente sujeta siguió a la elfa al interior del callejón, dónde, como era de esperar del tipo de gente que hacia negocios en aquellos lugares, no estaban solos.
Un grupo de hombres armados con ballestas aparecieron como por arte de magia en los tejados sobre ellos y apuntaron fijamente a los recién llegados, segundos después de que estos apareciesen, entraron en escena otro par de soldados armados con largas espadas.
–“¿Por qué no me sorprende…?” – Murmuró Eltrant entre dientes, colocándose frente a los tipos que tenía más cerca.
Al menos contaban con un extraño factor sorpresa de su parte, era un hecho que no esperan a un grupo tan grande para hacer el intercambio que quisiesen hacer, mucho menos que les atacasen, el mercenario no le quitó ojo a los ballesteros, tenían suerte de seguir con vida, pero si a ninguno se le ocurría una respuesta coherente no duraría mucho.
Dejó escapar un acongojado suspiro cuando el musculoso que le había mordido el brazo y su fiel pareja entraron en escena, no sabía cómo se las habían figurado para llegar hasta allí pero al parecer la chica repelente, de alguna forma, habían encontrado la fuente.
La presencia de la curiosa pareja solo hizo que la confusión y el desconcierto de los presentes aumentasen, hecho que Niniel usó rápidamente para noquear a los tipos del tejado con el bastón que había tomado “prestado” a los Vivant.
En aquel momento el caos azotó el callejón, dos de los ballesteros se precipitaron desde sus posiciones contra el suelo, la mujer de los cabellos plateados saltó gritando a la espalda de su musculosa pareja, quien había dejado caer la diminuta espada que portaba y corría en círculos mientras gritaba con un tono extrañamente agudo para alguien de su tamaño.
Los dos espadachines que estaban en el callejón, anticipando otro posible ataque por parte de la peliblanca, embistieron contra la elfa.
Eltrant, aun con el extraño pitido que la onda de choque procedente del bastón de Niniel había dejado en sus oídos, interpuso su hoja entre la espada de uno de sus rivales y la elfa, deflactándola con un intenso sonido metálico momentáneamente, justo el tiempo suficiente como para acometer contra el segundo de los atacantes, a quien hizo retroceder después de varias estocadas características de su singular y poco ortodoxo estilo de esgrima, nunca habría pensado que existía alguien peor que él con la espada.
Jadeando trató de no pensar en los ballesteros que aún tenían sobre sus cabezas y se obligó a centrarse en mantener alejados a los espadachines de Niniel y Chimar, volvió a desviar la espada de uno de sus oponentes justo por escasos centímetros, para ser enseguida asaltado por el segundo de ellos; colocando su arma frente a su cara evitó que se la cortasen por la mitad y retrocedió varios pasos hasta quedar contra una pared, momento en el cual la espada de uno de sus oponente le perforó el bajo vientre.
Eltrant gritó y perdió el equilibrio debido al dolor, por mucho que quisiese y aunque superase a esos dos bandidos de poca monta en tanto en habilidad como en fuerza física, había muy poco espacio en aquel estrecho callejón para encararlos a ambos, llevándose la mano a la herida de donde manaba sangre frunció el ceño solo para ver como sus oponentes le dejaban atrás.
–“Dioses… ” – Escupió a un lado y se ayudó a levantarse con la pared en la que estaba apoyado, dejando la palma ensangrentada de su mano marcada en ella de paso – “¿Es que no vais a dejarme salir ileso ni de esta? ¿Ni una sola vez? ” – Masculló recogiendo su espada del suelo, realmente no recordaba una pelea en la que no hubiese sido herido de alguna forma u otra.
–“Cabrones arrogantes…”- Dijo mirando hacia los tejados cuando notó el silbido de una flecha junto a su cabeza y se clavó en la ventana que tenía junto a él, por mucho que quisiese no podía hacer nada contra ellos, tenía que centrarse en lo que podía controlar, Chimar se encargaría de ellos, esperaba.
Tomó tanto aire como le permitieron los pulmones e ignorando la ardiente sensación que tenía en el abdomen se apartó el pelo de la cara para instantes después lanzarse gritando contra los dos espadachines que ahora encaraban de nuevo a la portadora del báculo.
El primero de ellos cayó bajo la espada del mercenario de inmediato, no eran grandes estrategas después de todo, le habían dado la espalda a un oponente que seguía con vida, el segundo, aun habiendo estado a punto de acometer contra la elfa, se giró a tiempo para bloquear su ataque e hizo retroceder a Eltrant de nuevo.
La castaña no podía evitar dejar escapar algún gemido de dolor que otro debido a la herida abierta que tenía en el abdomen, afortunadamente, aquel bandido estaba demasiado preocupado por los poderes mágicos de la elfa como para dedicarle al mercenario toda su atención, por lo que, aun cuando él no sabía fintas ni tenia conocimientos avezados en el manejo de la espada, el chico-chica no tardó en inclinar la balanza a su favor con varios ataques fuertes y concisos que desarmaron a su adversario.
Sonriendo alzó la espada, dispuesto a dejar fuera de combate a aquel tipo, fue una lástima que en aquel momento una flecha de la que Eltrant no sabía su procedencia, impactase en su muslo.
Eltrant volvió a gritar e inmediatamente cayó de rodillas, instante que su oponente usó para recuperar su espada – “¿No te rindes?” – Murmuró el mercenario respirando agitadamente, momentos antes de arrancarse la flecha del muslo con un rápido y fuerte tirón que acabó en otro gemido dolorido. –“Perfecto… pues yo tampoco” – Usó la espada como apoyó y volvió a levantarse.
Después de evitar ser decapitado en varias ocasiones por muy poco, Eltrant sacó partido a un descuido de su oponente, que se distrajo de nuevo tratando de buscar la localización de la elfa, y le estampó el envés de su espada en la cara.
El callejón seguía siendo un caos, pero al menos Chimar y Niniel tendrían que lidiar con dos atacantes menos.
Llevándose la mano al vientre se apoyó contra una pared y se deslizó poco a poco hasta quedar sentado, suspiró profundamente, deseando que no quedasen ballesteros que pudiesen acabar con él, estaba sentado, no había que ser un tirador de primera para matarle en aquel momento.
Eltrant Tale
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
A pesar de haber neutralizado temporalmente un par de hostiles pronto se hace evidente que aun están en desventaja, el número de enemigos restantes les supera astronómicamente. Un poco excesivo pero jodidamente funcional, a menos que actúen rápido caerán antes de oponer resistencia por culpa de los ballesteros. Chimar tensa la mano que porta su arma pero decide no reaccionar hasta que los demás muevan pieza.
Afortunadamente aquellos mercenarios no parecen ser del tipo pensador, con sus líderes noqueados son incapaces de llegar a un acuerdo sobre cómo actuar. Tal vez los chicos buenos no tengan tanta desventaja como originalmente pensaron, sin una voz de mando los grupos grandes pierden bastante efectividad. El tiempo para reaccionar se acaba pero justo antes de comenzar ocurre un evento aleatorio.
Cierto sujeto del tamaño de un roble y su acompañante femenina aparecen en la escena, vale destacar que resaltan por estar tan fuera de lugar. Al principio avanzan con insolencia pero luego de percatarse del cuadro completo retroceden, a veces pasan cosas extrañas en las situaciones peliagudas. Indiferentemente por la cara que muestran los matones parece que el encuentro funciona como una distracción perfecta.
Que…
En ese momento Níniel realiza una habilidad de lo más rara con su arma ¿Qué rayos tiene ese bastón? debe ser magia seguramente. Al final desequilibra los ballesteros arrojando dos al suelo, es tiempo de actuar. Ellie se centra en los atacantes de melee teniendo como única intensión la protección de los demás, es de agradecer pues en teoría es el único integrante que puede batirse cuerpo a cuerpo.
Está claro cuál será la labor del niño inventor, librarse de los enemigos a distancia. Aun quedan dos hostiles funcionales con ballestas, es necesario quitarles la ventaja. A pesar del aturdimiento dichos individuos se ponen de pie y comienzan a lanzar virotes, al principio erran los tiros pero durante su segunda ronda comienzan a mejorar. Chimar apunta y dispara al primero sin embargo para su mala suerte el proyectil impacta en un área no letal.
¡¡Rayos!!
Cuando la recarga concluye ataca otra vez atinándole al corazón del blanco, aquel desafortunado se lleva las manos hasta el daño cayendo posteriormente del tejado muerto, Uno menos. Es difícil enfocar algo cuando tienes una masa de músculos enorme corriendo y gritando por todos lados, esto debe ser lo que se conoce como “trabajo bajo presión”. Por algunos instantes el chico piensa en quitar la distracción del medio con un disparo pero luego borra esos pensamientos de su mente, parecen cosas de Demian.
Los gritos de la mujer guerrera le hacen despabilar, tiene problemas. El joven se prepara para ayudarle pero pierde el foco al esquivar cierto ataque, no puede distraerse. Es hora de quitar al último enemigo del tejado, apunta y dispara certeramente. El proyectil impacta en una de las piernas del personaje el cual cae erráticamente al suelo de golpe, dada su posición se rompe la nuca con la caída. Desgraciadamente antes de recibir el ataque logra arrojar su ultima flecha con una precisión envidiable, Ellie recibe ese daño.
¡¡Mierda!!
Se prepara prestar apoyo pero no hace falta, los mercenarios han sido vencidos. Con una mueca de felicidad hace cierto vitoreo descuidando su flanco, un error que le cuesta caro ya que uno de los enemigos aturdidos se reincorpora y le apunta con una ballesta. Chimar voltea y se le queda mirando pero es demasiado tarde para contraatacar, lo único que puede hacer es mejorar sus posibilidades con un movimiento rápido.
Quita de la trayectoria su cabeza recibiendo el proyectil en el hombro, aquel golpe es tan fuerte que le hace caer al suelo debido al escaso tamaño que posee. Se paraliza, le duele bastante por lo que suelta algunas lagrimas, entre quejidos lleva su mano buena hasta el virote e intenta sacarlo pero desiste por el intenso malestar. Después de aguantar bastante se pone a llorar discretamente, es la primera vez que siente tanto dolor.
El hostil recarga con rapidez dispuesto a finiquitar la acción, más atrás se puede ver como uno de sus colega se levanta también. El científico intenta accionar su artilugio pero le dieron en el brazo armado, no puede activar el mecanismo debido a la dolencia. Esta es una de esas situaciones en la que depende enteramente de lo que hagan los demás, si nadie actúa le mataran con mucha rapidez.
Es solo cuestión de tiempo para que los afectados por la esfera vuelvan al combate también, está diseñada para aturdir y rara vez noquea a la primera. Tanta cantidad de gente para una tarea tan sencilla parece ridícula, Níniel ha tenido que molestar a alguien bastante paranoico o muy poderoso. Si salen de esta los tres adultos le deberán un favor enorme a Chimar y hablamos de tamaño descomunal.
Afortunadamente aquellos mercenarios no parecen ser del tipo pensador, con sus líderes noqueados son incapaces de llegar a un acuerdo sobre cómo actuar. Tal vez los chicos buenos no tengan tanta desventaja como originalmente pensaron, sin una voz de mando los grupos grandes pierden bastante efectividad. El tiempo para reaccionar se acaba pero justo antes de comenzar ocurre un evento aleatorio.
Cierto sujeto del tamaño de un roble y su acompañante femenina aparecen en la escena, vale destacar que resaltan por estar tan fuera de lugar. Al principio avanzan con insolencia pero luego de percatarse del cuadro completo retroceden, a veces pasan cosas extrañas en las situaciones peliagudas. Indiferentemente por la cara que muestran los matones parece que el encuentro funciona como una distracción perfecta.
Que…
En ese momento Níniel realiza una habilidad de lo más rara con su arma ¿Qué rayos tiene ese bastón? debe ser magia seguramente. Al final desequilibra los ballesteros arrojando dos al suelo, es tiempo de actuar. Ellie se centra en los atacantes de melee teniendo como única intensión la protección de los demás, es de agradecer pues en teoría es el único integrante que puede batirse cuerpo a cuerpo.
Está claro cuál será la labor del niño inventor, librarse de los enemigos a distancia. Aun quedan dos hostiles funcionales con ballestas, es necesario quitarles la ventaja. A pesar del aturdimiento dichos individuos se ponen de pie y comienzan a lanzar virotes, al principio erran los tiros pero durante su segunda ronda comienzan a mejorar. Chimar apunta y dispara al primero sin embargo para su mala suerte el proyectil impacta en un área no letal.
¡¡Rayos!!
Cuando la recarga concluye ataca otra vez atinándole al corazón del blanco, aquel desafortunado se lleva las manos hasta el daño cayendo posteriormente del tejado muerto, Uno menos. Es difícil enfocar algo cuando tienes una masa de músculos enorme corriendo y gritando por todos lados, esto debe ser lo que se conoce como “trabajo bajo presión”. Por algunos instantes el chico piensa en quitar la distracción del medio con un disparo pero luego borra esos pensamientos de su mente, parecen cosas de Demian.
Los gritos de la mujer guerrera le hacen despabilar, tiene problemas. El joven se prepara para ayudarle pero pierde el foco al esquivar cierto ataque, no puede distraerse. Es hora de quitar al último enemigo del tejado, apunta y dispara certeramente. El proyectil impacta en una de las piernas del personaje el cual cae erráticamente al suelo de golpe, dada su posición se rompe la nuca con la caída. Desgraciadamente antes de recibir el ataque logra arrojar su ultima flecha con una precisión envidiable, Ellie recibe ese daño.
¡¡Mierda!!
Se prepara prestar apoyo pero no hace falta, los mercenarios han sido vencidos. Con una mueca de felicidad hace cierto vitoreo descuidando su flanco, un error que le cuesta caro ya que uno de los enemigos aturdidos se reincorpora y le apunta con una ballesta. Chimar voltea y se le queda mirando pero es demasiado tarde para contraatacar, lo único que puede hacer es mejorar sus posibilidades con un movimiento rápido.
Quita de la trayectoria su cabeza recibiendo el proyectil en el hombro, aquel golpe es tan fuerte que le hace caer al suelo debido al escaso tamaño que posee. Se paraliza, le duele bastante por lo que suelta algunas lagrimas, entre quejidos lleva su mano buena hasta el virote e intenta sacarlo pero desiste por el intenso malestar. Después de aguantar bastante se pone a llorar discretamente, es la primera vez que siente tanto dolor.
El hostil recarga con rapidez dispuesto a finiquitar la acción, más atrás se puede ver como uno de sus colega se levanta también. El científico intenta accionar su artilugio pero le dieron en el brazo armado, no puede activar el mecanismo debido a la dolencia. Esta es una de esas situaciones en la que depende enteramente de lo que hagan los demás, si nadie actúa le mataran con mucha rapidez.
Es solo cuestión de tiempo para que los afectados por la esfera vuelvan al combate también, está diseñada para aturdir y rara vez noquea a la primera. Tanta cantidad de gente para una tarea tan sencilla parece ridícula, Níniel ha tenido que molestar a alguien bastante paranoico o muy poderoso. Si salen de esta los tres adultos le deberán un favor enorme a Chimar y hablamos de tamaño descomunal.
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Re: !Menudo embrollo! (Libre) [4/4] [Cerrado]
La pequeña siguio a los demás al callejón, quedandose en retaguardia, y, al igual que los demás, quiso asomarse y solo vio a unos hombres sentados, no entendió el revuelo hasta que Niniel le explicó que era un juego, y que para ganar debía esconderse, para que a nadie le hicieran "pupa".
La niña no entendió comom alguien podía hacerse daño, solo era un juego, ¿no? aun así, asintió a la chica y slaió corriendo en busca de un buen escondite. Lo encontró pronto, en esa misma calle, un hueco estrecho entre dos casas que no llegaba siquiera a callejon. Era simplemente, un espacio cuadrado, no mucho mása ancho que la chiquilla, cubierto por la junta de dos tejados, delante del cual había varias cajas de cartón viejas y junto al que terminaba un canalón.
El suelo estaba seco y polvoriento, el canalón debía estar en desuso o en mal estado, y dentro del hueco varios tubos de metal se agrupaban en una esquina, parecían ligeros, incluso la pequeña debía ser capaz de enerbolar uno, pero la niña no se dio cuenta de nada. Se metio dentro del hueco de la pared y, mientras sus compañeros iniciaban un ataque encabezado por el pequeño inventor, ella desde su escondite organiaba las cajas para poder ver sin ser vista.
Era sorprendente como la chiquilla era capaz de usa lo aprendido como adulta, aunque sin recordar el aprendizaje, si se concentraba en únicamente una cosa, tal vez pudiera tener algunos segundos de lucidez, donde la adulta que era podía salir a relucir durante unos minutos. Pero nada dura para siempre, y en cuanto hubo organizado las cajas, guardó una risa infantil tampandose la boca con ambas manos.
Aun centrada en su juego, algo retumbó, y varios ballesteros calleron al sueo desde los tejados. A la pequeña, le entró un fuerte dolor de cabeza que la mareó y le hio retumbar los oidos. Con malestar, se cogió la cabecita con sus diminutas manos, y cerró los ojos. Quería llorar porque no se encontraba bien, pero eso la haría perder el juego, y no quería, debía mantenerse callada.
Y lo consiguio, al menos, durante unos segundos, porque, cuando un hombre calló, sobre las cajas, totalmente aturdido, mierandola directamente, la pequeña se quedó muda un instante, para, al momento, tomar un tubo de metal, asustada y dar un golpe en la cabeza del hombre, que terminó totalmente desmayado.
La niña ya había salido de su posición, y el pequeño grito de "No" que había dado al golpear al tipo la había delatado aun más. Pero nadie tenía tiempo para una niña, una niña que, olvidandose de su dolor de cabeza y el pitido de sus oidos, comenzó a toquetear la ballesta del caido. Era un arma bastante pesada, al menos para lo que una niña pequeña se refiere, parecía de buena calidad, y tenía una recamara con munición, al menos seis flechas.
Alanna, pensando que era un juguete, la cogió como si fuera a disparar, le costaba mucho, pero la cargaba. Andó hacia delante, con la ballesta a cuestas, acercandose al centro de la batalla. El humo de la bomba de Chimar había desaparecido, y la pequeña pudo ver con claridad lo que había pasado.
Elli sentada a un lado, malherida, o malherido, como sea, y Chimar siendo apuntado por un enemigo a sus espaldas. La niña frunció el ceño y, aun pensando que todo era un juego, creyendo que estaban perdiendo, apuntó como buenamente pudo y activó el mecanismo de la ballesta, acertando con las 6 flechas seguidas en el cuerpo de quien apuntaba al inventor.
Hombros, brazos, y piernas, del tipo quedaron inservibles y su propia ballesta terminó de rematarlo cuando, al caer, el hombre dejaba ir la ballesta que daba un giro apuntandolo a el y le atravesaba el craneo de arriba a bado.
La pequeña guarda lo miró horrorizada. Ya no quedaba enemigo alguno, el sielncio reinó un intante, un silencio pesado, en el que la niña tomaba conciencia de lo que acababa de suceder. Miró a su alrededor, sin entender porque nadie se levantaba, el juego había acabado, ya podía ser todos amigos, pero su voz adulta se logró interponer entre la confusión "no van a levantarse, algunos no van a levantarse nunca más", y entonces se rompió el silencio con su llanto agudo, que subió por los tejados.
La Gata, no, la Gatita, corrió a ver a Ellie, con lagrimones en los ojos para ver que estaba bien, al inventor sabía que no le había pasado nada, ella misma lo había evitado, pero una vez la voz de la razón había entrado en juego, la niña hab´ia comprendido que lo que acababa de suceder poco tenía de juego, por lo que, lo que tenía Eltrant, era una herida seria.
Nerviosa y sin saber como actuar, repitió una vez más lo que había hecho en la posada, dio un besito en la mejilla de la chica castaña e hizo un gesto con sus manitas mientras lloraba, ya no de forma escandalosa, si no casi en silencio, y decía:
- No duele, no duele.- Por supuesto, no funcionó, puso sus manitas intentando ayudar a taponar la herida manchandose de sangre, mientras buscaba a Niniel con la mirada.- ¡Nin!- acabó por llamar llorando con fuerza nuevamente.
Hacía rato que se le había pasado el dolor de cabeza y el pitido de oidos, el susto que se haía llevado al ver a sus compañeros siendo amenazados había logrado que se le pasara todo de golpe.
La niña no entendió comom alguien podía hacerse daño, solo era un juego, ¿no? aun así, asintió a la chica y slaió corriendo en busca de un buen escondite. Lo encontró pronto, en esa misma calle, un hueco estrecho entre dos casas que no llegaba siquiera a callejon. Era simplemente, un espacio cuadrado, no mucho mása ancho que la chiquilla, cubierto por la junta de dos tejados, delante del cual había varias cajas de cartón viejas y junto al que terminaba un canalón.
El suelo estaba seco y polvoriento, el canalón debía estar en desuso o en mal estado, y dentro del hueco varios tubos de metal se agrupaban en una esquina, parecían ligeros, incluso la pequeña debía ser capaz de enerbolar uno, pero la niña no se dio cuenta de nada. Se metio dentro del hueco de la pared y, mientras sus compañeros iniciaban un ataque encabezado por el pequeño inventor, ella desde su escondite organiaba las cajas para poder ver sin ser vista.
Era sorprendente como la chiquilla era capaz de usa lo aprendido como adulta, aunque sin recordar el aprendizaje, si se concentraba en únicamente una cosa, tal vez pudiera tener algunos segundos de lucidez, donde la adulta que era podía salir a relucir durante unos minutos. Pero nada dura para siempre, y en cuanto hubo organizado las cajas, guardó una risa infantil tampandose la boca con ambas manos.
Aun centrada en su juego, algo retumbó, y varios ballesteros calleron al sueo desde los tejados. A la pequeña, le entró un fuerte dolor de cabeza que la mareó y le hio retumbar los oidos. Con malestar, se cogió la cabecita con sus diminutas manos, y cerró los ojos. Quería llorar porque no se encontraba bien, pero eso la haría perder el juego, y no quería, debía mantenerse callada.
Y lo consiguio, al menos, durante unos segundos, porque, cuando un hombre calló, sobre las cajas, totalmente aturdido, mierandola directamente, la pequeña se quedó muda un instante, para, al momento, tomar un tubo de metal, asustada y dar un golpe en la cabeza del hombre, que terminó totalmente desmayado.
La niña ya había salido de su posición, y el pequeño grito de "No" que había dado al golpear al tipo la había delatado aun más. Pero nadie tenía tiempo para una niña, una niña que, olvidandose de su dolor de cabeza y el pitido de sus oidos, comenzó a toquetear la ballesta del caido. Era un arma bastante pesada, al menos para lo que una niña pequeña se refiere, parecía de buena calidad, y tenía una recamara con munición, al menos seis flechas.
Alanna, pensando que era un juguete, la cogió como si fuera a disparar, le costaba mucho, pero la cargaba. Andó hacia delante, con la ballesta a cuestas, acercandose al centro de la batalla. El humo de la bomba de Chimar había desaparecido, y la pequeña pudo ver con claridad lo que había pasado.
Elli sentada a un lado, malherida, o malherido, como sea, y Chimar siendo apuntado por un enemigo a sus espaldas. La niña frunció el ceño y, aun pensando que todo era un juego, creyendo que estaban perdiendo, apuntó como buenamente pudo y activó el mecanismo de la ballesta, acertando con las 6 flechas seguidas en el cuerpo de quien apuntaba al inventor.
Hombros, brazos, y piernas, del tipo quedaron inservibles y su propia ballesta terminó de rematarlo cuando, al caer, el hombre dejaba ir la ballesta que daba un giro apuntandolo a el y le atravesaba el craneo de arriba a bado.
La pequeña guarda lo miró horrorizada. Ya no quedaba enemigo alguno, el sielncio reinó un intante, un silencio pesado, en el que la niña tomaba conciencia de lo que acababa de suceder. Miró a su alrededor, sin entender porque nadie se levantaba, el juego había acabado, ya podía ser todos amigos, pero su voz adulta se logró interponer entre la confusión "no van a levantarse, algunos no van a levantarse nunca más", y entonces se rompió el silencio con su llanto agudo, que subió por los tejados.
La Gata, no, la Gatita, corrió a ver a Ellie, con lagrimones en los ojos para ver que estaba bien, al inventor sabía que no le había pasado nada, ella misma lo había evitado, pero una vez la voz de la razón había entrado en juego, la niña hab´ia comprendido que lo que acababa de suceder poco tenía de juego, por lo que, lo que tenía Eltrant, era una herida seria.
Nerviosa y sin saber como actuar, repitió una vez más lo que había hecho en la posada, dio un besito en la mejilla de la chica castaña e hizo un gesto con sus manitas mientras lloraba, ya no de forma escandalosa, si no casi en silencio, y decía:
- No duele, no duele.- Por supuesto, no funcionó, puso sus manitas intentando ayudar a taponar la herida manchandose de sangre, mientras buscaba a Niniel con la mirada.- ¡Nin!- acabó por llamar llorando con fuerza nuevamente.
Hacía rato que se le había pasado el dolor de cabeza y el pitido de oidos, el susto que se haía llevado al ver a sus compañeros siendo amenazados había logrado que se le pasara todo de golpe.
Alanna Delteria
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El callejón se convirtió en un auténtico campo de batalla en miniatura que nada tenía que envidiar a un enfrentamiento bélico salvo en la escala. Las espadas destellaban con cada movimiento y el resonar de los impactos metal contra metal llenaba el lugar con su melodía mortal a la par que los proyectiles de las ballestas de uno y otro bando volaban por todas partes con sus característicos silbidos, aquellas flechas que no hacían blanco acababan clavadas en las superficies más blandas como testimonio del duro combate o quebradas contra las paredes de piedra salpicando el suelo con sus fragmentos.
El combate se fue desarrollando y poco a poco Níniel y los suyos lograron imponerse aunque no a bajo precio. Para cuando los enemigos que habían quedado en pie y los que se habían repuesto primero del ataque de Níniel fueron despachados, Ellie había resultado seriamente herida hasta en dos ocasiones, aunque sin duda la herida de su vientre era la más grave. La peliblanca avanzó hasta ella para atender esas heridas mientras Chimar comenzaba a celebrar la victoria, pero pronto se demostró que sus vítores habían sido precipitados. Uno de los enemigos temporalmente incapacitado se incorporó y cogió al pequeño inventor y a sus compañeros con la guardia baja, solo la rapidez del chico evitó un impacto fatal pero aún así recibió el daño en el hombro bastando para derribarle y dejarle indefenso ante el siguiente virote. Inmediatamente Níniel interrumpió la cura sobre Ellie para la que estaba usando ambas manos y tan rápidamente como pudo tomó su bastón para lanzar otro de sus ataques contra aquel maldito con la vida de su amigo en sus manos, esperaba lograr derribarle a tiempo pero por alguna razón ajena a ella el bastón no respondió como lo había hecho hasta entonces, no reaccionó a la magia y la gema no se iluminó. Desprovista de la que había sido su mejor baza aquellos días la elfa gritó para llamar la atención del enemigo a la vez que se lanzaba a la carrera contra aquel sujeto, con toda la intención de tumbarlo a bastonazos si era necesario...Pero la distancia era demasiado larga, no podría llegar a tiempo, y lo peor de todo era que lo sabía. El enemigo recargó y llevó la mano al gatillo del arma, comenzando a apretarlo...Y de repente un virotazo, luego otro y otro y otro hasta que cayó al suelo se clavaron en su cuerpo, sin embargo es su propio proyectil el que acaba con su vida al dispararse el arma al golpear contra el suelo. Níniel dirigió de inmediato su mirada en la dirección de la que habían venido aquellos virotes salvadores sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían, mini - Alanna con una ballesta casi tan grande como ella.
La pequeña comenzó a llorar ante la escena que tenía delante centrando su preocupación en la malherida Ellie, sabiendo quizá por los fragmentos de la Alanna adulta que era con diferencia la que peor estaba. Aquel lugar no era era el adecuado para una niña por mucho que apenas dos días atrás fuese la gata, una mujer que sin duda habría visto cosas mucho peores que la escena de aquel callejón, Níniel había querido evitar que viera las escenas más violentas pero de algún modo la pequeña había acabado en el callejón ante el peor panorama posible, aún así, gracias a ello, Chimar seguía vivo. La apartó de Ellíe tratando tranquilizarla antes de que se manchara con más de su sangre y obligó a aquella mujer rubia platino y al gigantón meón que se calmaran y se ocuparan de ella.
-Un arañazo...Y desearéis estar muertos- Fue el único aviso que les dio a aquel par con una mirada asesina pero incapaz de que su voz perdiera su permanente tono melódico. No sabía quiénes eran ni por qué estaban allí pero por su lamentable actuación durante la batalla al menos sabía que no eran enemigos, alguien tan inútil no podía serlo. Con Chimar y Eltrant heridos la peliblanca no sabía qué más hacer para evitar que la pequeña viera más horrores, estaba sola y uno de los individuos que Chimar dejó fuera de combate estaba ya casi incorporado del todo.
-Nín tiene que curar a los amigos Alanna, quédate aquí con estas personas, Ellie y a Chim se pondrán bien, lo prometo, ¿vale?- Dijo endulzando su gesto para la pequeña.
Se encaminó de nuevo hasta Eltrant mientras la asustada pareja comenzaba a balbucear una negativa a quedarse con la niña. Los apresurados pasos de la elfa la llevaron a pasar al lado de aquel hombre calvo junto a la fuente al que el efecto del invento de Chimar casi se le había pasado, tomó el bastón con ambas manos al pararse frente a él y el bastón comenzó a brillar con una tenue luz, sin mediar palabra le golpeó al calvo con el sin que pareciera esforzarse mucho. Podía parecer que la elfa tenía poca fuerza, pero esta vez usando sus propias habilidades había imbuido aquel bastón con magia y el golpe no era exactamente normal ni leve, aquel hombre acabó estampado contra el suelo como si el golpe se lo hubiera dado un gigante, Níniel volvió a mirar a la extraña pareja y musitó una nueva amenaza.
-Ni un rasguño...-
Ante aquella demostración aquel par tragaron saliva y comenzaron a asentir profusamente con las cabezas al unísono, habían captado el mensaje.
-Chimar, aguanta, sé que duele pero tendrás que esperar, Eltrant está mucho peor- Le dijo al pequeño dedicándole una mirada que de nuevo era amable y tranquilizadora.
Se arrodilló delante de Ellíe y como ya había intentado hacer sin éxito antes al haber sido interrumpida colocó sus manos sobre el vientre del chico-chica para sanar aquella herida, le llevaría varios minutos. Cuando acabó, por primera vez desde que el bastón de lady Vivant obraba en su poder, Níniel comenzó a sentir cansancio, y a medida que el cansancio crecía aquella “yo” que tan bien la hacía sentir menguaba. La siguiente herida que trató fue la de Chimar, para la cual tuvo primero que sacar la flecha lo que incluso con sus hábiles y suaves manos era un proceso doloroso. No obstante al comenzar a aplicar la magia el dolor desapareció y pronto no quedó rastro de aquella herida.
-Ya está, has sido muy valiente Chimar, hombres mucho mayores que tú no aguantan el dolor y se desmayan.- Le revolvió el pelo
Tras aquello Níniel estaba agotada pero se esforzó por continuar con la herida también de proyectil en la pierna de Ellie. Tomó aire para ganar fuerzas y de nuevo aplicó su sanación, le llevó más tiempo de lo normal para la gravedad de la herida pero logró que aquella también desapareciera totalmente.
-Ya...solo queda coger el agua y...En la posada podremos...- Pareció desvanecerse por un momento y finalmente cayó al suelo desmayada. Su cuerpo se cobraba el precio del uso excesivo de magia durante aquel día y el anterior en la mansión Vivant.
El combate se fue desarrollando y poco a poco Níniel y los suyos lograron imponerse aunque no a bajo precio. Para cuando los enemigos que habían quedado en pie y los que se habían repuesto primero del ataque de Níniel fueron despachados, Ellie había resultado seriamente herida hasta en dos ocasiones, aunque sin duda la herida de su vientre era la más grave. La peliblanca avanzó hasta ella para atender esas heridas mientras Chimar comenzaba a celebrar la victoria, pero pronto se demostró que sus vítores habían sido precipitados. Uno de los enemigos temporalmente incapacitado se incorporó y cogió al pequeño inventor y a sus compañeros con la guardia baja, solo la rapidez del chico evitó un impacto fatal pero aún así recibió el daño en el hombro bastando para derribarle y dejarle indefenso ante el siguiente virote. Inmediatamente Níniel interrumpió la cura sobre Ellie para la que estaba usando ambas manos y tan rápidamente como pudo tomó su bastón para lanzar otro de sus ataques contra aquel maldito con la vida de su amigo en sus manos, esperaba lograr derribarle a tiempo pero por alguna razón ajena a ella el bastón no respondió como lo había hecho hasta entonces, no reaccionó a la magia y la gema no se iluminó. Desprovista de la que había sido su mejor baza aquellos días la elfa gritó para llamar la atención del enemigo a la vez que se lanzaba a la carrera contra aquel sujeto, con toda la intención de tumbarlo a bastonazos si era necesario...Pero la distancia era demasiado larga, no podría llegar a tiempo, y lo peor de todo era que lo sabía. El enemigo recargó y llevó la mano al gatillo del arma, comenzando a apretarlo...Y de repente un virotazo, luego otro y otro y otro hasta que cayó al suelo se clavaron en su cuerpo, sin embargo es su propio proyectil el que acaba con su vida al dispararse el arma al golpear contra el suelo. Níniel dirigió de inmediato su mirada en la dirección de la que habían venido aquellos virotes salvadores sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían, mini - Alanna con una ballesta casi tan grande como ella.
La pequeña comenzó a llorar ante la escena que tenía delante centrando su preocupación en la malherida Ellie, sabiendo quizá por los fragmentos de la Alanna adulta que era con diferencia la que peor estaba. Aquel lugar no era era el adecuado para una niña por mucho que apenas dos días atrás fuese la gata, una mujer que sin duda habría visto cosas mucho peores que la escena de aquel callejón, Níniel había querido evitar que viera las escenas más violentas pero de algún modo la pequeña había acabado en el callejón ante el peor panorama posible, aún así, gracias a ello, Chimar seguía vivo. La apartó de Ellíe tratando tranquilizarla antes de que se manchara con más de su sangre y obligó a aquella mujer rubia platino y al gigantón meón que se calmaran y se ocuparan de ella.
-Un arañazo...Y desearéis estar muertos- Fue el único aviso que les dio a aquel par con una mirada asesina pero incapaz de que su voz perdiera su permanente tono melódico. No sabía quiénes eran ni por qué estaban allí pero por su lamentable actuación durante la batalla al menos sabía que no eran enemigos, alguien tan inútil no podía serlo. Con Chimar y Eltrant heridos la peliblanca no sabía qué más hacer para evitar que la pequeña viera más horrores, estaba sola y uno de los individuos que Chimar dejó fuera de combate estaba ya casi incorporado del todo.
-Nín tiene que curar a los amigos Alanna, quédate aquí con estas personas, Ellie y a Chim se pondrán bien, lo prometo, ¿vale?- Dijo endulzando su gesto para la pequeña.
Se encaminó de nuevo hasta Eltrant mientras la asustada pareja comenzaba a balbucear una negativa a quedarse con la niña. Los apresurados pasos de la elfa la llevaron a pasar al lado de aquel hombre calvo junto a la fuente al que el efecto del invento de Chimar casi se le había pasado, tomó el bastón con ambas manos al pararse frente a él y el bastón comenzó a brillar con una tenue luz, sin mediar palabra le golpeó al calvo con el sin que pareciera esforzarse mucho. Podía parecer que la elfa tenía poca fuerza, pero esta vez usando sus propias habilidades había imbuido aquel bastón con magia y el golpe no era exactamente normal ni leve, aquel hombre acabó estampado contra el suelo como si el golpe se lo hubiera dado un gigante, Níniel volvió a mirar a la extraña pareja y musitó una nueva amenaza.
-Ni un rasguño...-
Ante aquella demostración aquel par tragaron saliva y comenzaron a asentir profusamente con las cabezas al unísono, habían captado el mensaje.
-Chimar, aguanta, sé que duele pero tendrás que esperar, Eltrant está mucho peor- Le dijo al pequeño dedicándole una mirada que de nuevo era amable y tranquilizadora.
Se arrodilló delante de Ellíe y como ya había intentado hacer sin éxito antes al haber sido interrumpida colocó sus manos sobre el vientre del chico-chica para sanar aquella herida, le llevaría varios minutos. Cuando acabó, por primera vez desde que el bastón de lady Vivant obraba en su poder, Níniel comenzó a sentir cansancio, y a medida que el cansancio crecía aquella “yo” que tan bien la hacía sentir menguaba. La siguiente herida que trató fue la de Chimar, para la cual tuvo primero que sacar la flecha lo que incluso con sus hábiles y suaves manos era un proceso doloroso. No obstante al comenzar a aplicar la magia el dolor desapareció y pronto no quedó rastro de aquella herida.
-Ya está, has sido muy valiente Chimar, hombres mucho mayores que tú no aguantan el dolor y se desmayan.- Le revolvió el pelo
Tras aquello Níniel estaba agotada pero se esforzó por continuar con la herida también de proyectil en la pierna de Ellie. Tomó aire para ganar fuerzas y de nuevo aplicó su sanación, le llevó más tiempo de lo normal para la gravedad de la herida pero logró que aquella también desapareciera totalmente.
-Ya...solo queda coger el agua y...En la posada podremos...- Pareció desvanecerse por un momento y finalmente cayó al suelo desmayada. Su cuerpo se cobraba el precio del uso excesivo de magia durante aquel día y el anterior en la mansión Vivant.
Níniel Thenidiel
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