Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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"Cuesta creer lo que vi, en lo que puede convertir una maldición a las personas, ¿traicionar por hambre?, peor, matar a tus semejantes por sed, sed de sangre.... "
Las pupilas de Dal' miraban un punto fijo, nada, sus sentidos estaban sumergidos en los recuerdos, en lugar del aquí y el ahora. Contenía una rabia a la vida y su naturaleza, a tal destino lleno de poder de los vampiros, pero a la vez, de una infame lobreguez.
Sabia sobre la existencia de ellos por relatos, pero esta vez había visto con sus propios ojos, como seres que parecían humanos, drenaban la vida de hombres, que por muy canallas que fuesen, eran personas, que inevitablemente sufrieron un tormento silencioso.
*Dal' evoca imágenes, ver como tiritaban los hombres al ser mordidos y luego se tensaban hasta quedar como una roca inerte.*
Recuerda lo que detuvo su espada esa noche, su fuerza interior, que vio tal suceso como la moneda con la que responde la vida, ¿Hiciste cosas malas?, ahora pagas. Así obtuvieron su sentencia tales pérfidos de difuntos.
Luego de todo eso, Dalorian tomó la senda complicada, por lo que le contó el tabernero, la ruta oeste era un lugar conflictivo y por ende, podía haber gente que necesitará ayuda, que pudiese orientarle sobre algún conocimiento, o alguna espada se sume al ideal.
En el bosque de los humanos que rodeaba las proximidades de Lunargenta, allí, se comenzaban a notar campos un poco mas extensos para la vista.
Luego de la penumbra, el destello del alba —,susurra Dal' observando un precioso amanecer que se asomaba entre el horizonte.
Dal' continuó con el trayecto en un paso entre los bosques hasta que repentinamente, a unos metros salió, detrás de un árbol, un peculiar hombre anciano alto y con un aspecto macizo.
- Apariencia.:
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Tal tipo lo miraba fijamente con su cuerpo inclinado hacia un costado arrastrando una espada larga, sus ropajes estaban destrozados. Dalorian, le quedo mirando fijamente y dio un paso al costado, rápidamente el tipo le igualo, vice-versa intentando ver si le dejaría pasar, pero nada de eso ocurriría.
¡ADSTTE ARRANCARÉ LA PIEL! —,gritó el hombre babeando alterado.
Dal' confuso, trata de calmarle diciendo— Noo... no querrá hacer eso señor...no nos matemos entre nosotros.
¡PUDRETE!,AJH DISFRUTARÉ LO QUE LLEVAS! —,respondió sin importarle.
Dal' se enfada ante la negativa del senil, gritándole— ¡ESTOY HARTO DE VER MORIR A LA GENTE TERCA, POR QUE NO SE GANA LAS COSAS DE MANERA HONRADA POR LA MIERDA!, no quiero pelear..
Eso puso al hombre histérico y furioso, lanzándose a la confrontación.
No había nadie por allí cerca que viera tal locura, tronando los metales de las espadas el combate se extendía, tal bandido harapiento luchaba muy bien, casi nunca bajaba su guardia, y luego, de un momento a otro, Dal' golpeo al hombre con el escudo desequilibrandole y aprovecho ese instante para enterrarle la espada en la pierna.
¡UAAAARGH!—gritó de dolor el tipo mientras su cara se desfiguraba, en nada, Dalorian no podía sacar la espada, la piel del lunático se había endurecido, convirtiéndose en un dragón.
- Apariencia II.:
¡HIJO DE..! —vocifero Dal' al ver que estaba en serios problemas, hizo una finta para esquivar un zarpazo que propinó y luego, tratando de sacar su arma haciendo palanca con su pie sobre la pierna de aquella bestia, esta alzó el vuelo antes de que pudiese lograrlo, e inconscientemente Dalo', no soltó a Vehemencia, ya que para el, era algo muy preciado.
Mientras ascendía, el senil en su forma dragón media casi cinco metros, pero Dal' era fornido y pesaba para el, al elevarse le provocaba mucho dolor, así que avanzaba girando a ras de suelo para acelerar su velocidad y expulsar a Dalorian de su ser.
El guerrero le enterraba las puntas de su escudo reiteradas veces para que lo soltará, pero sus escamas eran gruesas, entonces, la velocidad fue la suficiente como para que Dal' tuviese que aferrarse a la guarda de su espada con la otra mano para no caer sin ella dado a la fatiga.
La azul criatura se inclinó, elevo y extendió sus alas para frenar bruscamente, quería morder a Dal', pero no pudo ya que la espada se desprendió de las escamas y el guerrero salió lanzado horizontalmente en la dirección que volaba el dragón, varios metros de espalda hasta descender por la gravedad y caer traspasando el techo de una morada, quedando inconsciente.
El hombre dragón, herido, dio la vuelta en dirección al norte y descendió desapareciendo entre los arboles.
Última edición por Dalorian el Mar 15 Sep - 20:57, editado 13 veces
Dalorian
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
Un golpe. Dos golpes. Tres y cuatro golpes. Golpes secos contra la madera, sonaba con una espectacular sonoridad que hasta causaba un terrible dolor en mis tímpanos. Sentía, de hecho, como si mis tímpanos estuvieran siendo golpeados por una enorme barra de madera. El dolor se acrecentó a medida que iba sintiendo muchos más golpes.
En la estancia estaba mi padre, y mi cuerpo era mucho más diminuto. El inocente cuerpo de una niña a sus cinco años.
— Karalynn, pedazo de niña vaga e imbécil, levántate de una vez. Tienes que ayudar a tu madre.
Yo todavía frotaba mis ojos, ¡ni siquiera había despertado aun! Me levanté con cierta lentitud, e incluso tranquilidad, pero una mano fuerte se cerró sobre mi brazo izquierdo y me hizo levantarme con gran brusquedad. Mi brazo, completamente rojo ahora por aquel apretón, se volvía de un tono más azulado. Por la puerta salió mi padre y tras él dio un portazo. Todavía me encontraba en pijama, y mis ropas de a diario estaban colocadas muy meticulosamente sobre una silla, justo a dos metros de mi lecho. Me acerqué y me vestí con rapidez. Cuando salí de la estancia, estaba mi padre nuevamente, justo frente a la puerta.
— ¿Por qué tardas tanto, niña inútil? —me preguntó, con su voz grave. A mis ojos, era un hombre gigantesco que casi rozaba el techo con su cráneo melenudo—. ¡Venga! Date prisa, ojalá te murieras. Ojalá nunca hubieras nacido, siempre estás perdiendo el tiempo.
Y de nuevo la oscuridad.
De pronto estaba en la orilla del mar. Más allá había un precioso barco, de tonos escarlata. Había tres pescadores que con suma tranquilidad aguardaban a que algún pez tomase el anzuelo y formara parte en su futura cena. Llevaba tiempo, varias semanas pensando en cómo habría sido mi vida, de haber nacido en otra familia. Con otro padre, con otra madre… No podría haber vivido sin una madre como la que tenía. Si había aguantado tanto tiempo, era gracias a ella. Gracias a mi querida madre.
— ¡Padre, para! —frené su mano frente a mi madre.
Y de nuevo la oscuridad.
Cuando me levanté aquella mañana, me sentí tremendamente agotada. No había descansado lo más mínimo, y había tenido una noche plagada de sueños desagradables. Sueños que más que sueños eran un conjunto entremezclado de diversos recuerdos que no quería atraer a mí. Recuerdos que constantemente trataba de alejar de mis pensamientos, pero que sin embargo en los momentos más inesperados, cuando más indefensa me hallaba en mi descanso, se filtraban.
Había dormido completamente desnuda aquella noche, y con la ventana abierta de par en par. Hubo un calor espantoso incluso durante las horas más tempranas, antes del amanecer, y aquello probablemente no había favorecido a mi descanso. Me vestí con los ropajes que llevaba habitualmente, aquella indumentaria que no eran más que un montón de harapos amorronados. Pantalones y camisa marrones, propias de un hombre pero que me resultaban tremendamente cómodos a la hora de trabajar. Y de hecho, en más de una ocasión vestía de aquel modo por pura comodidad. Nunca había probado a colocarme aquellos vestidos asombrosos, propios de damas nobles. Ni tampoco siquiera uno modesto. Siempre ropa usada, harapos y ropas de trabajo, en su mayoría de hombre.
Ya completamente vestida, me acerqué a la ventana. Justo bajo su marco reposaba el hacha con la que trabajaba a diario. Estaba tan afilada que en la distancia su filo soltó un breve destello. Breve pero tan intenso que casi sentí como si me cegara. El trabajo aquella mañana fue bastante duro. El calor no había cesado, y eso me torturaba mientras me ocupaba de talar un árbol tras otro. Llevaba ya un tiempo trabajando en aquel aserradero, y parecía que jamás terminase la arboleda de los alrededores de Lunargenta, y en parte eso me encantaba. Por las noches replantábamos muchos árboles allá donde talábamos otros, para poder mantener una población vegetal constante.
— Karalynn, ayúdame con este —me pidió uno de mis compañeros de trabajo.
Era Mika, un muchacho cuya larga cabellera rubia llegaba fácilmente hasta sus caderas, aunque su rostro era tan blanquecino e impoluto pero recordaba a la tez de un niño. Sin embargo era enorme, muy alto, ¡inclusive más que yo! Me acerqué y contribuí a terminar de talar aquel árbol en que estaba él centrado. Tardamos unos minutos y es que al terminar de talarlo —sin llegar a conseguirlo—, vislumbramos que en el interior del tronco había una larga barra de metal, hierro forjado sin duda alguna.
— Qué extraño… —pensé en alto—. ¿Me dejas ir a comentárselo al jefe? —le pregunté. Él asintió.
No tardé mucho en llegar nuevamente al aserradero, concretamente a la Casa de Leñadores, hogar de leñadores de Lunargenta. Entré por el gran portón, y avanzando hasta el vestíbulo continué hasta las grandes escaleras que conducían al piso superior. La primera puerta, una puerta de una madera oscura preciosa, con tallados sobre ésta, realmente hermosos, era la que conducía al despacho del jefe de leñadores. Toqué repetidas veces, hasta que él abrió.
Entré en la estancia y mi jefe hizo un gesto para que me sentase justo frente a la mesa, y él al otro lado.
— ¿Qué sucede, Karalynn? —me preguntó.
Su voz era grave. Mi jefe era un hombre enorme, con una gran espalda y un cuello que podía tener el mismo grosor que mi cabeza. La voz era tan grave, que parecía resonar y expandirse por cada rincón de la estancia. Sus ojos eran de un negro tan profundo que podía perderme sólo mirándolos, y su cabello… Bueno, lo cierto es que no tenía pelo alguno sobre su cabeza.
Fue cuando me disponía a comentarle el extraño suceso acontecido fuera, con el árbol cuyo interior estaba colmado de hierro forjado, cuando el techo de la estancia —un techo bastante arcaico, cabe decir—, se partió, y de éste apareció un individuo que se desplomó contra el suelo. Para su inmensa fortuna, cayó precisamente en el espacio del suelo que poseía una larga y mullida alfombra, con el símbolo de un lobo azul en su centro. Solté un leve gritito de sorpresa, sin esperar aquella aparición. De hecho, ocasionalmente me decía a mí misma que cada día pida acontecer un suceso extraño, ¡uno como máximo! Y que una vez hubiera sucedido, podía mantener mi mente tranquila y serena. Ya habíamos hallado un grueso fragmento de hierro forjado en el interior de un árbol. Que sucediera algo más extraño todavía como la caída repentina de un individuo de los cielos, ¡era excederse!
Inmediatamente, el jefe de los leñadores tomó al individuo en brazos. Traté de ayudarlo, pero lo cierto es que no necesitó mi ayuda así que lo acompañé hacia el vestíbulo tras bajar las escaleras, que era hacia donde se dirigía. Luego, me pidió que abriera una amplia puerta que conducía hasta la enfermería de la casa de leñadores. Todas las camas de aquella estancia estaban completamente vacías, salvo una. Las ventanas abiertas de par en par, haciendo entrar al lugar un aire fresco y agradable. La única persona que ya estaba recostada reposando en una de las camas de la enfermería, era William, un pobre muchacho que había perdido su brazo en un mal movimiento con su hacha al estar trabajando. Mi jefe recostó al desconocido sobre una de aquellas camas, eligiendo la más mullida —y en apariencia limpia— e inmediatamente llamó a la mujer que se ocupaba de atender a los heridos del aserradero. Pronto llegó una mujer muy hermosa. Nunca antes la había visto por allí —cabe decir, que jamás había entrado yo antes en la enfermería—, y me sorprendió con aquellos ojos azules, colmados de bondad. Llevaba su cabello oscuro recogido sobre un peinado muy incómodo, pero funcional para su trabajo. Rápidamente la enfermera buscó que el individuo tuviera alguna herida, más allá de la inconsciencia propia del golpe de la caída. Halló algunos cortes y magulladuras, y se dedicó a desinfectarlos de la forma correspondiente.
— Karalynn, quédate tú aquí. Tengo cosas que hacer, confío que la enfermera y tú podáis estar atenta de este hombre. Cuando sepas algo al respecto, házmelo saber —me dijo, y se marchó de la estancia tras posar su mano sobre mi hombro, como muestra de afecto.
Pasaron algunos minutos hasta que la enfermera me anunció que ya había terminado. Ella debía marchar a la oficina correspondiente, para poder registrar al herido y cuáles habían sido sus daños; era el procedimiento habitual que ella llevaba a cabo, al parecer. Me pidió antes, que de no ser una exagerada molestia, permaneciera allí hasta que el hombre despertara. Así como si eran horas, como si eran días. Obedecí, en parte por un inmenso interés por saber el origen de aquel descocido, y la razón por la que habría caído del cielo, y además, porque al fin y al cabo yo trabajaba para el aserradero, y si la enfermera requería de mi ayuda debía obedecer y contribuir. Así que tomé una silla que había a unos metros del lecho donde habían depositado al desconocido y me quedé sentada allí. Estuve unos minutos mirándolo, con inmensa curiosidad. Y pasaron un par de horas, tres… Finalmente el sueño me pudo, y fui cerrando los ojos de una forma tan leve que antes de darme cuenta, había cruzado mis brazos sobre el lecho, mi rostro sobre éstos, y me había quedado completamente dormida.
En la estancia estaba mi padre, y mi cuerpo era mucho más diminuto. El inocente cuerpo de una niña a sus cinco años.
— Karalynn, pedazo de niña vaga e imbécil, levántate de una vez. Tienes que ayudar a tu madre.
Yo todavía frotaba mis ojos, ¡ni siquiera había despertado aun! Me levanté con cierta lentitud, e incluso tranquilidad, pero una mano fuerte se cerró sobre mi brazo izquierdo y me hizo levantarme con gran brusquedad. Mi brazo, completamente rojo ahora por aquel apretón, se volvía de un tono más azulado. Por la puerta salió mi padre y tras él dio un portazo. Todavía me encontraba en pijama, y mis ropas de a diario estaban colocadas muy meticulosamente sobre una silla, justo a dos metros de mi lecho. Me acerqué y me vestí con rapidez. Cuando salí de la estancia, estaba mi padre nuevamente, justo frente a la puerta.
— ¿Por qué tardas tanto, niña inútil? —me preguntó, con su voz grave. A mis ojos, era un hombre gigantesco que casi rozaba el techo con su cráneo melenudo—. ¡Venga! Date prisa, ojalá te murieras. Ojalá nunca hubieras nacido, siempre estás perdiendo el tiempo.
Y de nuevo la oscuridad.
De pronto estaba en la orilla del mar. Más allá había un precioso barco, de tonos escarlata. Había tres pescadores que con suma tranquilidad aguardaban a que algún pez tomase el anzuelo y formara parte en su futura cena. Llevaba tiempo, varias semanas pensando en cómo habría sido mi vida, de haber nacido en otra familia. Con otro padre, con otra madre… No podría haber vivido sin una madre como la que tenía. Si había aguantado tanto tiempo, era gracias a ella. Gracias a mi querida madre.
— ¡Padre, para! —frené su mano frente a mi madre.
Y de nuevo la oscuridad.
Cuando me levanté aquella mañana, me sentí tremendamente agotada. No había descansado lo más mínimo, y había tenido una noche plagada de sueños desagradables. Sueños que más que sueños eran un conjunto entremezclado de diversos recuerdos que no quería atraer a mí. Recuerdos que constantemente trataba de alejar de mis pensamientos, pero que sin embargo en los momentos más inesperados, cuando más indefensa me hallaba en mi descanso, se filtraban.
Había dormido completamente desnuda aquella noche, y con la ventana abierta de par en par. Hubo un calor espantoso incluso durante las horas más tempranas, antes del amanecer, y aquello probablemente no había favorecido a mi descanso. Me vestí con los ropajes que llevaba habitualmente, aquella indumentaria que no eran más que un montón de harapos amorronados. Pantalones y camisa marrones, propias de un hombre pero que me resultaban tremendamente cómodos a la hora de trabajar. Y de hecho, en más de una ocasión vestía de aquel modo por pura comodidad. Nunca había probado a colocarme aquellos vestidos asombrosos, propios de damas nobles. Ni tampoco siquiera uno modesto. Siempre ropa usada, harapos y ropas de trabajo, en su mayoría de hombre.
Ya completamente vestida, me acerqué a la ventana. Justo bajo su marco reposaba el hacha con la que trabajaba a diario. Estaba tan afilada que en la distancia su filo soltó un breve destello. Breve pero tan intenso que casi sentí como si me cegara. El trabajo aquella mañana fue bastante duro. El calor no había cesado, y eso me torturaba mientras me ocupaba de talar un árbol tras otro. Llevaba ya un tiempo trabajando en aquel aserradero, y parecía que jamás terminase la arboleda de los alrededores de Lunargenta, y en parte eso me encantaba. Por las noches replantábamos muchos árboles allá donde talábamos otros, para poder mantener una población vegetal constante.
— Karalynn, ayúdame con este —me pidió uno de mis compañeros de trabajo.
Era Mika, un muchacho cuya larga cabellera rubia llegaba fácilmente hasta sus caderas, aunque su rostro era tan blanquecino e impoluto pero recordaba a la tez de un niño. Sin embargo era enorme, muy alto, ¡inclusive más que yo! Me acerqué y contribuí a terminar de talar aquel árbol en que estaba él centrado. Tardamos unos minutos y es que al terminar de talarlo —sin llegar a conseguirlo—, vislumbramos que en el interior del tronco había una larga barra de metal, hierro forjado sin duda alguna.
— Qué extraño… —pensé en alto—. ¿Me dejas ir a comentárselo al jefe? —le pregunté. Él asintió.
No tardé mucho en llegar nuevamente al aserradero, concretamente a la Casa de Leñadores, hogar de leñadores de Lunargenta. Entré por el gran portón, y avanzando hasta el vestíbulo continué hasta las grandes escaleras que conducían al piso superior. La primera puerta, una puerta de una madera oscura preciosa, con tallados sobre ésta, realmente hermosos, era la que conducía al despacho del jefe de leñadores. Toqué repetidas veces, hasta que él abrió.
Entré en la estancia y mi jefe hizo un gesto para que me sentase justo frente a la mesa, y él al otro lado.
— ¿Qué sucede, Karalynn? —me preguntó.
Su voz era grave. Mi jefe era un hombre enorme, con una gran espalda y un cuello que podía tener el mismo grosor que mi cabeza. La voz era tan grave, que parecía resonar y expandirse por cada rincón de la estancia. Sus ojos eran de un negro tan profundo que podía perderme sólo mirándolos, y su cabello… Bueno, lo cierto es que no tenía pelo alguno sobre su cabeza.
Fue cuando me disponía a comentarle el extraño suceso acontecido fuera, con el árbol cuyo interior estaba colmado de hierro forjado, cuando el techo de la estancia —un techo bastante arcaico, cabe decir—, se partió, y de éste apareció un individuo que se desplomó contra el suelo. Para su inmensa fortuna, cayó precisamente en el espacio del suelo que poseía una larga y mullida alfombra, con el símbolo de un lobo azul en su centro. Solté un leve gritito de sorpresa, sin esperar aquella aparición. De hecho, ocasionalmente me decía a mí misma que cada día pida acontecer un suceso extraño, ¡uno como máximo! Y que una vez hubiera sucedido, podía mantener mi mente tranquila y serena. Ya habíamos hallado un grueso fragmento de hierro forjado en el interior de un árbol. Que sucediera algo más extraño todavía como la caída repentina de un individuo de los cielos, ¡era excederse!
Inmediatamente, el jefe de los leñadores tomó al individuo en brazos. Traté de ayudarlo, pero lo cierto es que no necesitó mi ayuda así que lo acompañé hacia el vestíbulo tras bajar las escaleras, que era hacia donde se dirigía. Luego, me pidió que abriera una amplia puerta que conducía hasta la enfermería de la casa de leñadores. Todas las camas de aquella estancia estaban completamente vacías, salvo una. Las ventanas abiertas de par en par, haciendo entrar al lugar un aire fresco y agradable. La única persona que ya estaba recostada reposando en una de las camas de la enfermería, era William, un pobre muchacho que había perdido su brazo en un mal movimiento con su hacha al estar trabajando. Mi jefe recostó al desconocido sobre una de aquellas camas, eligiendo la más mullida —y en apariencia limpia— e inmediatamente llamó a la mujer que se ocupaba de atender a los heridos del aserradero. Pronto llegó una mujer muy hermosa. Nunca antes la había visto por allí —cabe decir, que jamás había entrado yo antes en la enfermería—, y me sorprendió con aquellos ojos azules, colmados de bondad. Llevaba su cabello oscuro recogido sobre un peinado muy incómodo, pero funcional para su trabajo. Rápidamente la enfermera buscó que el individuo tuviera alguna herida, más allá de la inconsciencia propia del golpe de la caída. Halló algunos cortes y magulladuras, y se dedicó a desinfectarlos de la forma correspondiente.
— Karalynn, quédate tú aquí. Tengo cosas que hacer, confío que la enfermera y tú podáis estar atenta de este hombre. Cuando sepas algo al respecto, házmelo saber —me dijo, y se marchó de la estancia tras posar su mano sobre mi hombro, como muestra de afecto.
Pasaron algunos minutos hasta que la enfermera me anunció que ya había terminado. Ella debía marchar a la oficina correspondiente, para poder registrar al herido y cuáles habían sido sus daños; era el procedimiento habitual que ella llevaba a cabo, al parecer. Me pidió antes, que de no ser una exagerada molestia, permaneciera allí hasta que el hombre despertara. Así como si eran horas, como si eran días. Obedecí, en parte por un inmenso interés por saber el origen de aquel descocido, y la razón por la que habría caído del cielo, y además, porque al fin y al cabo yo trabajaba para el aserradero, y si la enfermera requería de mi ayuda debía obedecer y contribuir. Así que tomé una silla que había a unos metros del lecho donde habían depositado al desconocido y me quedé sentada allí. Estuve unos minutos mirándolo, con inmensa curiosidad. Y pasaron un par de horas, tres… Finalmente el sueño me pudo, y fui cerrando los ojos de una forma tan leve que antes de darme cuenta, había cruzado mis brazos sobre el lecho, mi rostro sobre éstos, y me había quedado completamente dormida.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
Dal' sintió el dolor fugaz de su espalda cuando rompió el techo, y vio como se detenía el tiempo antes de que todo se volviera oscuro....
Ese sentimiento de que tiene tu ser, que te dice que puede haber llegado tu hora, que te hace aferrarte a lo mas preciado y solo...recordar.
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*Recuerdos visuales*
*Risas de niños se oyen, Dal' pequeño con cinco años jugaba en el piso de una taberna con unos niños, con un trocito de madera, entre borrachos dormidos en sus mesas, tía Angela le daba extracto de limón*, toda esa estadía en aquel entonces no duró nada, ya que debieron irse de aquella taberna con su padrastro, no podían ser hospedados mucho tiempo y tampoco permanecer en un lugar fijo.
*Un atardecer en el bosque, subido en la copa de un pequeño árbol, a los nueve años, solo, viendo las hojas brillar y hacer contraste con el sol al caer*. "Que lindo era todo cuando no habían preocupaciones, ese pleno momento en el que estabas tu, y la naturaleza, tu burbuja, donde imaginabas, donde no existía el tiempo, donde aun no perdías la inocencia."
Esa felicidad era demacrada por ruidos en el bosque, animales, bestias, Dalo' tenía que pasar en la copa del árbol todo el día y no podía bajar por los peligros.
*Mirando los muros de la base bio, a los seres fríos quienes lo observaban vacíos*...el trabajar, cargar cosas, limpiar... ganarse la comida. Ahí sentías que vivías cada segundo y se sudaban a base de esfuerzo.
Estuvo en muchos lugares, errante y sin un hogar seguro.
*Dal' bajo el agua en un lago, cayó de un pequeño precipicio a los siete años, hundiéndose, mira hacia arriba con su brazo extendido y ve los difuminados rayos del sol ondulantes... Cuando una mano se sumerge y le toma.*
Ahhhhhhhhhhhhj! —Dal' se inclina de la cama agitado inhalando por la boca fuerte como si en realidad estuviera ahogándose, despierta luego de su sueño profundo. Mira alarmado su alrededor y ve un extraño lugar pero...acogedor, recuerda el dragón y siente una confusión completa, no logra del todo ver bien, luego siente el dolor en todo su cuerpo que le resiente y recuesta nuevamente su cabeza mirando hacia el techo, de a poco recuperando la visión.
Última edición por Dalorian el Dom 20 Sep - 17:52, editado 2 veces
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
Había podido conciliar el sueño. El trabajo de la mañana sin duda alguna me había agotado en demasía. Ocasionalmente descansaba una o dos horas nada más terminar el trabajo. Tras lo sucedido, respecto al individuo que cayó de los cielos y, penetrando por el techo de la oficina del jefe —para su fortuna— cayó sobre la alfombra de la estancia, me sentía completamente agotada y sin darme cuenta me había quedado dormida reposando mi rostro sobre mis brazos, y éstos sobre el lecho del desconocido.
Un grito inmenso fue lo que me despertó. Por unos segundos mi corazón estuvo latiendo a toda velocidad, e inmediatamente me puse de pie.
— ¡¿Pero qué?! —me pregunté nada más levantarme. Luego vislumbré al hombre, que poco después de soltar aquel gran alarido (habiéndose levantado brevemente) se volvía a recostar, con la vista perdida hacia el techo—. Estás despierto. ¡Estás despierto! —bajé la voz de inmediato.
Tenía que avisar al jefe de leñadores tal y como me había pedido. Aunque en realidad no había sido eso lo que me había pedido. Me volví a sentar en la silla, apoyando mis manos sobe la mullida cama sobre la que estaba recostado el desconocido. Su respiración parecía ir acelerada, y su corazón probablemente también.
— ¿Te encuentras mejor? —le pregunté—. No sé cuánto has reposado, he estado dormida, pero debes saber que te han curado por completo —le informé. No conocía el grado de consciencia del individuo, pero le hablé con tal suavidad y lentitud que probablemente comprendería a la perfección cada una de mis palabras—. Caíste por el techo, así sin más.
Mi rostro, sin duda alguna, estaba colmado por una curiosidad inmensa. Y no podía esperar a sacarla con la verdad, el conocimiento de los acontecimientos. Pero tampoco era mi deseo atosigar al pobre individuo; al fin y al cabo un golpe como el que había sufrido, ¡ni yo lo había tenido en la vida!
Un grito inmenso fue lo que me despertó. Por unos segundos mi corazón estuvo latiendo a toda velocidad, e inmediatamente me puse de pie.
— ¡¿Pero qué?! —me pregunté nada más levantarme. Luego vislumbré al hombre, que poco después de soltar aquel gran alarido (habiéndose levantado brevemente) se volvía a recostar, con la vista perdida hacia el techo—. Estás despierto. ¡Estás despierto! —bajé la voz de inmediato.
Tenía que avisar al jefe de leñadores tal y como me había pedido. Aunque en realidad no había sido eso lo que me había pedido. Me volví a sentar en la silla, apoyando mis manos sobe la mullida cama sobre la que estaba recostado el desconocido. Su respiración parecía ir acelerada, y su corazón probablemente también.
— ¿Te encuentras mejor? —le pregunté—. No sé cuánto has reposado, he estado dormida, pero debes saber que te han curado por completo —le informé. No conocía el grado de consciencia del individuo, pero le hablé con tal suavidad y lentitud que probablemente comprendería a la perfección cada una de mis palabras—. Caíste por el techo, así sin más.
Mi rostro, sin duda alguna, estaba colmado por una curiosidad inmensa. Y no podía esperar a sacarla con la verdad, el conocimiento de los acontecimientos. Pero tampoco era mi deseo atosigar al pobre individuo; al fin y al cabo un golpe como el que había sufrido, ¡ni yo lo había tenido en la vida!
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Mientras Dal' miraba el techo, pensando en el pasado, en donde estaba, escuchó una voz difuminada que tomo sentido, por alguna razón no le asustó, y comenzó a comprender lo que decía, no se había percatado de la presencia de aquella mujer recostada en su lecho, sintió cuando ella se levanto abruptamente de la cama.
Observa con serenidad, mejor y ve un sutil rostro, con una mirada penetrante que te hacía sentir vulnerable a esconder secretos, que podía tocar un fragmento de tu alma, un cabello que brillaba a contraluz como las hojas de su sueño, "¿He muerto y ella es una enviada del cielo?, o solo es una exageración mía, por el golpe en la cabeza... da igual, me siento bien donde estoy."
*Cierra los ojos un momento y suspira* — Gracias, no se donde estoy... pero muchas gracias... estoy mejor... vivo, eso es suficiente, ahj —,suelta una queja susurrada de dolor para liberar la tensión de su cuerpo, eso le otorgaba la prueba... Estaba vivo, con un gozo en su interior...nuevamente en la senda...
Mientras Dal' miraba el techo, pensando en el pasado, en donde estaba, escuchó una voz difuminada que tomo sentido, por alguna razón no le asustó, y comenzó a comprender lo que decía, no se había percatado de la presencia de aquella mujer recostada en su lecho, sintió cuando ella se levanto abruptamente de la cama.
Observa con serenidad, mejor y ve un sutil rostro, con una mirada penetrante que te hacía sentir vulnerable a esconder secretos, que podía tocar un fragmento de tu alma, un cabello que brillaba a contraluz como las hojas de su sueño, "¿He muerto y ella es una enviada del cielo?, o solo es una exageración mía, por el golpe en la cabeza... da igual, me siento bien donde estoy."
*Cierra los ojos un momento y suspira* — Gracias, no se donde estoy... pero muchas gracias... estoy mejor... vivo, eso es suficiente, ahj —,suelta una queja susurrada de dolor para liberar la tensión de su cuerpo, eso le otorgaba la prueba... Estaba vivo, con un gozo en su interior...nuevamente en la senda...
Última edición por Dalorian el Sáb 26 Sep - 7:19, editado 1 vez
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
— Estás en la Casa de Leñadores —le informé—. Cerca de la ciudad de Lunargenta, pero todavía entre los bosques de sus afueras. Aquí trabajo yo talando árboles. Esta estancia, concretamente, es la enfermería de la Casa de Leñadores. Te han curado y no tienes, en apariencia, ninguna herida de gravedad. Debes descansar…
No podía evitar preguntarme mil cosas sobre él, pero no deseaba incomodarlo atosigándolo con el centenar de preguntas que tenía en mente. Pero fui a por lo más evidente, a por la pregunta que pensé que debía hacer esencialmente.
— Caíste del cielo… Me gustaría saber… Bueno. ¿Qué pasó antes? —pregunté, sin más—. Disculpa si te he molestado —negué con la cabeza, cerrando algo los ojos y sonriente, como disculpa—. Si no lo sabes, tampoco quiero que te fuerces a pensar.
No podía evitar preguntarme mil cosas sobre él, pero no deseaba incomodarlo atosigándolo con el centenar de preguntas que tenía en mente. Pero fui a por lo más evidente, a por la pregunta que pensé que debía hacer esencialmente.
— Caíste del cielo… Me gustaría saber… Bueno. ¿Qué pasó antes? —pregunté, sin más—. Disculpa si te he molestado —negué con la cabeza, cerrando algo los ojos y sonriente, como disculpa—. Si no lo sabes, tampoco quiero que te fuerces a pensar.
Karalynn Fjelstad
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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La mirada de ella era concentración pura, estaba curiosa de Dal', el era un desconfiado, pero con quien le salvo la vida era todo lo contrario, así que sentía que podía contarle todo, aunque se le haría difícil decir su nombre, menos iba dar a conocer su apellido, no podía arriesgarse.
— No te preocupes, estoy mucho mejor *sonríe cerrando sus ojos* —,para darle mas tranquilidad a la mujer.
No sabía como explicarle a ella lo del dragón, y peor, un dragón lunático andaba suelto, herido, pero peligroso igual, no quería alarmarla ni asustarla.
Pero no sabía si volvería, eso le tenía muy incomodo... pero debía decirlo...debían estar preparados.
— Que alivio que estoy aquí, pensé que terminaría mas al norte, me ha llevado varios días viajar...Se que te sonara raro esto, pero...
Luego siente esa pésima sensación de cuando uno pierde algo muy valioso, y se le arrebata del pensamiento, — ¡El Libro!, mis cosas. — decía alarmado pero en voz baja. Mira a la chica buscando las respuestas con la esperanza de encontrarlas.
La mirada de ella era concentración pura, estaba curiosa de Dal', el era un desconfiado, pero con quien le salvo la vida era todo lo contrario, así que sentía que podía contarle todo, aunque se le haría difícil decir su nombre, menos iba dar a conocer su apellido, no podía arriesgarse.
— No te preocupes, estoy mucho mejor *sonríe cerrando sus ojos* —,para darle mas tranquilidad a la mujer.
No sabía como explicarle a ella lo del dragón, y peor, un dragón lunático andaba suelto, herido, pero peligroso igual, no quería alarmarla ni asustarla.
Pero no sabía si volvería, eso le tenía muy incomodo... pero debía decirlo...debían estar preparados.
— Que alivio que estoy aquí, pensé que terminaría mas al norte, me ha llevado varios días viajar...Se que te sonara raro esto, pero...
Luego siente esa pésima sensación de cuando uno pierde algo muy valioso, y se le arrebata del pensamiento, — ¡El Libro!, mis cosas. — decía alarmado pero en voz baja. Mira a la chica buscando las respuestas con la esperanza de encontrarlas.
Última edición por Dalorian el Mar 15 Sep - 20:56, editado 1 vez
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
— Mas al norte? —Pregunte con curiosidad—. Es que te dirigías a alguna parte viajando, tomado de las manos de algún pájaro? —Pregunte con un tono burlón.
No quería ofenderlo, sencillamente trataba de hablar con mayor tranquilidad, sin que sintiera que lo que había pasado, era demasiado grave. Aunque no tenia ni la menor idea de que era lo que le habría sucedido, de la razón que lo habría hecho caer sobe el techo de la casa de leñadores, lo mínimo que podía hacer por el montan orea ser amable con el. Tratarlo de una forma apropiada. Y ya llegado el momento, en cuanto se mostrase mas receptivo hacia mi, le preguntaría al respecto. Pero por el momento…
—Ah, tus cosas —repetí en cuanto el hombre pareció tremendamente preocupado por haber perdido todos y cada uno de sus útiles—. No te preocupes, el jefe de la casa de leñadores los ha dejado en un baúl, para que puedas recogerlos cuando te hayas recuperado. Nadie lo tocara, no te preocupes.
Comprendía su preocupación. En cierto momento de mi vida, había padecido un problema semejante, claro que no había caído de los cielos, pero si que había vuelto de un combate peligroso y me había refugiado en una cabaña. Del cansancio, me había quedado completamente dormida y al despertar no había visto ni mis dagas, ni ninguno de mis útiles. De hecho, incluso no llevaba la misma ropa! Y eso había despertado una inmensa vergüenza en mi persona. Luego la dama de cabellos oscuros y gran panza que me había ofrecido un lecho aquel día, me hizo saber que había dejado todas y cada una de mis pertenencias en un cajón que nadie tocaría. Dalorian no querría perder sus objetos, y era comprensible.
— De hecho, si me pides ahora mismo en este mismo instante que vaya a por ello, iré sin problemas —le sugerí, para mayor tranquilidad—. Como quieras.
No quería ofenderlo, sencillamente trataba de hablar con mayor tranquilidad, sin que sintiera que lo que había pasado, era demasiado grave. Aunque no tenia ni la menor idea de que era lo que le habría sucedido, de la razón que lo habría hecho caer sobe el techo de la casa de leñadores, lo mínimo que podía hacer por el montan orea ser amable con el. Tratarlo de una forma apropiada. Y ya llegado el momento, en cuanto se mostrase mas receptivo hacia mi, le preguntaría al respecto. Pero por el momento…
—Ah, tus cosas —repetí en cuanto el hombre pareció tremendamente preocupado por haber perdido todos y cada uno de sus útiles—. No te preocupes, el jefe de la casa de leñadores los ha dejado en un baúl, para que puedas recogerlos cuando te hayas recuperado. Nadie lo tocara, no te preocupes.
Comprendía su preocupación. En cierto momento de mi vida, había padecido un problema semejante, claro que no había caído de los cielos, pero si que había vuelto de un combate peligroso y me había refugiado en una cabaña. Del cansancio, me había quedado completamente dormida y al despertar no había visto ni mis dagas, ni ninguno de mis útiles. De hecho, incluso no llevaba la misma ropa! Y eso había despertado una inmensa vergüenza en mi persona. Luego la dama de cabellos oscuros y gran panza que me había ofrecido un lecho aquel día, me hizo saber que había dejado todas y cada una de mis pertenencias en un cajón que nadie tocaría. Dalorian no querría perder sus objetos, y era comprensible.
— De hecho, si me pides ahora mismo en este mismo instante que vaya a por ello, iré sin problemas —le sugerí, para mayor tranquilidad—. Como quieras.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Un alivio en su interior le devolvió la calma en un instante, Dal' sonrió ante la broma de la mujer hospitalaria y le dijo una broma de vuelta,— Claro, un pájaro gordo con las alas pequeñas...— *sonríe* ,—...me dirijo a Lunargenta... —su cara cambia de una alegría a una frialdad plena, la crudeza regresa a su expresión, "No puedo irme de aquí, no toleraría saber después que ese loco arraso este aserradero, menos que asesine a esta simpática mujer, debo estar seguro de que se marcho lejos...".
Se levanta a dolorido de su lecho, se sienta en el y le dice de costado,— Te acompañaré a buscar las cosas, no puedo quedarme aquí recostado. —Dal' se sentía agobiado por que debía decirle lo del dragón, pero no quería que se alarmase, y eso, era algo que probablemente podía ocurrir, ya que al contarle que el dragón estaba cerca, nadie estaría tranquilo.
Sus últimos días habían sido complicados, con perdidas y llenos de agonía, estaba sobrecargado, ante esto inconscientemente tomo las manos de la mujer, las juntó y puso una mano de el por encima y otra por debajo, ante esto puso su frente en ellas inclinándose, dijo...— Te diré la verdad, se que no debería pedir esto, pero promete me que reaccionaras con la calma que puedas...
Un alivio en su interior le devolvió la calma en un instante, Dal' sonrió ante la broma de la mujer hospitalaria y le dijo una broma de vuelta,— Claro, un pájaro gordo con las alas pequeñas...— *sonríe* ,—...me dirijo a Lunargenta... —su cara cambia de una alegría a una frialdad plena, la crudeza regresa a su expresión, "No puedo irme de aquí, no toleraría saber después que ese loco arraso este aserradero, menos que asesine a esta simpática mujer, debo estar seguro de que se marcho lejos...".
Se levanta a dolorido de su lecho, se sienta en el y le dice de costado,— Te acompañaré a buscar las cosas, no puedo quedarme aquí recostado. —Dal' se sentía agobiado por que debía decirle lo del dragón, pero no quería que se alarmase, y eso, era algo que probablemente podía ocurrir, ya que al contarle que el dragón estaba cerca, nadie estaría tranquilo.
Sus últimos días habían sido complicados, con perdidas y llenos de agonía, estaba sobrecargado, ante esto inconscientemente tomo las manos de la mujer, las juntó y puso una mano de el por encima y otra por debajo, ante esto puso su frente en ellas inclinándose, dijo...— Te diré la verdad, se que no debería pedir esto, pero promete me que reaccionaras con la calma que puedas...
Última edición por Dalorian el Sáb 19 Sep - 17:36, editado 1 vez
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
— Oh, venga ya —proteste en cuanto vi que intentaba levantarse—. No seas el típico guerrero que durante su recuperación dice “oh, no, no puedo quedarme aquí, tengo que salvar al mundo”. Deberías quédate tranquilo, quieto, y descansar —le comente—. No es que hayas golpeado tu prominente nariz contra una puerta y hayas venido a la enfermería para que esta sea nuevamente colocada. Es que has caído por el techo, por el techo! —No llegue a gritar en ningún momento, pero si que mostré una expresión Mi clara en mi rostro. No de ira, ni de curiosidad tampoco en esta ocasión. Sino una expresión de indignación; quería que se recuperara, que no fuera tan estúpido como lo eran muchos caballeros, de levantares, ponerse en pie, retomar sus labores así sin mas, cuando todavía necesitaban relajarse, reposar.
Al cabo de unos segundos, volvió a dirigirse hacia mi, hablándome con el rostro hacia el frente, no totalmente vuelto hacia mi. Me pidió que no me pusiera nerviosa, que mantuviera la calma y la tranquilidad ante lo que el estaba por decirme. Entonces se me encogió el corazón, no era consciente de lo que podría llegar a decirme. La razón de que hubiera caído del cielo, era posible que fuera algo muy grave que nos pusiera en peligro a todos? A lo mejor sencillamente era un caballero andante de los que adoran causar un gran interés en ellos mismos por medio de misterios, una actitud distante, lejana.
— Claro, soy experta en eso —dije, asintiendo con la cabeza a su petición—. Puedes contarme lo que creas conveniente.
Lo mire con cautela. No quería llegar a molestarlo con mi mirada, pero mis ojos se perdían en el, como tratando de encontrar cada uno de los pensamientos que pasaban por s cabeza, a partir de, llanamente, su rostro.
Al cabo de unos segundos, volvió a dirigirse hacia mi, hablándome con el rostro hacia el frente, no totalmente vuelto hacia mi. Me pidió que no me pusiera nerviosa, que mantuviera la calma y la tranquilidad ante lo que el estaba por decirme. Entonces se me encogió el corazón, no era consciente de lo que podría llegar a decirme. La razón de que hubiera caído del cielo, era posible que fuera algo muy grave que nos pusiera en peligro a todos? A lo mejor sencillamente era un caballero andante de los que adoran causar un gran interés en ellos mismos por medio de misterios, una actitud distante, lejana.
— Claro, soy experta en eso —dije, asintiendo con la cabeza a su petición—. Puedes contarme lo que creas conveniente.
Lo mire con cautela. No quería llegar a molestarlo con mi mirada, pero mis ojos se perdían en el, como tratando de encontrar cada uno de los pensamientos que pasaban por s cabeza, a partir de, llanamente, su rostro.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Dal' quedo confuso ante la reacción de la mujer, "¿Qué tiene que ver mi nariz en todo esto?, seguramente no le gustó, da lo mismo."
— Estoy bien, de nada me serviría levantarme todo quebrado, pero tampoco me sirve quedarme acostado solo por tener unas heridas, y esto no se trata de orgullo... —negó lentamente con su cabeza.
— Lo mio es una larga historia que no vale la pena contar ahora, pero de camino hacia lunargenta, seguramente muy cerca de aquí... me tope con un viejo loco, muy fuerte, trato de matarme... resulto ser un hombre-dragón, está herido...yo me salvé de milagro. No se quedará tranquilo, esta desquiciado y tampoco creo que se valla al norte... quizás necesita que le curen, o a lo mejor se recupero igual que yo. —le cuenta aquello cambiando su cara de concentración y determinación a una faceta de suplica, con la esperanza de que le crea.
— No los conozco muy bien, solo se que este no era tan grande como las historias de los dragones de antaño, pero lo que si se...es que tu gente debe estar preparada, armada y alerta, y yo no puedo quedarme de brazos cruzados.
Dal' quedo confuso ante la reacción de la mujer, "¿Qué tiene que ver mi nariz en todo esto?, seguramente no le gustó, da lo mismo."
— Estoy bien, de nada me serviría levantarme todo quebrado, pero tampoco me sirve quedarme acostado solo por tener unas heridas, y esto no se trata de orgullo... —negó lentamente con su cabeza.
— Lo mio es una larga historia que no vale la pena contar ahora, pero de camino hacia lunargenta, seguramente muy cerca de aquí... me tope con un viejo loco, muy fuerte, trato de matarme... resulto ser un hombre-dragón, está herido...yo me salvé de milagro. No se quedará tranquilo, esta desquiciado y tampoco creo que se valla al norte... quizás necesita que le curen, o a lo mejor se recupero igual que yo. —le cuenta aquello cambiando su cara de concentración y determinación a una faceta de suplica, con la esperanza de que le crea.
— No los conozco muy bien, solo se que este no era tan grande como las historias de los dragones de antaño, pero lo que si se...es que tu gente debe estar preparada, armada y alerta, y yo no puedo quedarme de brazos cruzados.
Última edición por Dalorian el Dom 20 Sep - 17:55, editado 2 veces
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
Me costo mucho con total franqueza, no pensar cualquier cosa rara respecto a aquel individuo. Si bien ya resultaba extraño el hecho de que hubiera caído de los cielos, pensar que todo aquello había sido a causa de lo que el había denominado, un hombre dragón, me pareció terriblemente absurdo.
— Hombre dragón? —Pregunte, intentado tapar como pude mi perplejidad—. Eso existe? Eso es real?
Y aunque no quería ofenderlo ni hacerlo sentir incomodo, finalmente no pude evitar mostrar una expresión facial de completa incomprensión. En mi cabeza aquel hombre, estaba loco, de remate! Demente, muy posiblemente debido a la reciente caída, que podía haber nublado sus pensamientos y creado unas imágenes falsas de la realidad autentica. Podría haber sucedido cualquier cosa. Por ejemplo, podría haber estado peleando contra alguien, hasta que finalmente durante su escapada hubiera subido al techo de la caes de leñadores, teniendo la mala suerte de caer hasta la parte inferior, justo frente al jefe de leñadores y a mi.
Pero que un hombre dragón lo hubiera llevado volando ,me pareció absurdo. Yo nunca había visto dragones, siempre lo asocie con historias comunes sin mucha importancia. Como una criatura mitológica que, como los brujos —aunque había descubierto recientemente que su existencia era real— n orean mas que producto de una fantástica imaginación humana. Desde mi conocimiento de Wallace, había sabido que los brujos eran algo real, algo autentico. Pero los dragones… no podía con ello, no podía creer que eso fuera cierto. Y si lo hubiera creído, me habría estado engañando a mi misma. Aun así, le sonreí, y fingí creer sus palabras. Viejo loco, el hombre dragón. Mas loco este hombre caído de los cielos.
— Entonces se lo haré saber a mi jefe. El tendrá que estar atento. No queremos que ningún dragón destruya nada por estos lares! —Comente—. De todos modos, no es posible que el dragón haya continuado con su camino y por tanto no tenga razón alguna por la que volver? Además, hallándose herido, no creo que regrese para batirse contra ti. Es muy probable que en esas condiciones pudieras derrotarlo, y los dragones, según las leyendas, son seres inteligentes. Dudo que con su inteligencia regresara a enfrentar a su adversario, hallándose herido.
— Hombre dragón? —Pregunte, intentado tapar como pude mi perplejidad—. Eso existe? Eso es real?
Y aunque no quería ofenderlo ni hacerlo sentir incomodo, finalmente no pude evitar mostrar una expresión facial de completa incomprensión. En mi cabeza aquel hombre, estaba loco, de remate! Demente, muy posiblemente debido a la reciente caída, que podía haber nublado sus pensamientos y creado unas imágenes falsas de la realidad autentica. Podría haber sucedido cualquier cosa. Por ejemplo, podría haber estado peleando contra alguien, hasta que finalmente durante su escapada hubiera subido al techo de la caes de leñadores, teniendo la mala suerte de caer hasta la parte inferior, justo frente al jefe de leñadores y a mi.
Pero que un hombre dragón lo hubiera llevado volando ,me pareció absurdo. Yo nunca había visto dragones, siempre lo asocie con historias comunes sin mucha importancia. Como una criatura mitológica que, como los brujos —aunque había descubierto recientemente que su existencia era real— n orean mas que producto de una fantástica imaginación humana. Desde mi conocimiento de Wallace, había sabido que los brujos eran algo real, algo autentico. Pero los dragones… no podía con ello, no podía creer que eso fuera cierto. Y si lo hubiera creído, me habría estado engañando a mi misma. Aun así, le sonreí, y fingí creer sus palabras. Viejo loco, el hombre dragón. Mas loco este hombre caído de los cielos.
— Entonces se lo haré saber a mi jefe. El tendrá que estar atento. No queremos que ningún dragón destruya nada por estos lares! —Comente—. De todos modos, no es posible que el dragón haya continuado con su camino y por tanto no tenga razón alguna por la que volver? Además, hallándose herido, no creo que regrese para batirse contra ti. Es muy probable que en esas condiciones pudieras derrotarlo, y los dragones, según las leyendas, son seres inteligentes. Dudo que con su inteligencia regresara a enfrentar a su adversario, hallándose herido.
Última edición por Karalynn Fjelstad el Miér 16 Sep - 20:07, editado 1 vez
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Miró la cara de confusión e incredulidad de la mujer , Dal' también habría sido reacio hace unos días sobre los dragones, pero ya nada le sorprendía. — ¿Tu crees que si pudiera solo contra un dragón estaría aquí todo machacado? jah —*sonríe y cambia su expresión inmediatamente a seriedad*—, esta loco, no tendrá impedimento para venir a vengarse, claro, si piensa que estoy vivo, por algo estaba en estos lugares, no precisamente por mi. Ojala tengas razón y se haya ido lejos...
— Uno nunca debe creer todo lo que le dicen, eso me han enseñado, seguramente a ti también...no he recorrido mucho Aerandir, pero ¿Sabes de la Base Bio?, me han dicho cosas esos seres antiguos... ¿Haz hablado con tus compañeros del aserradero sobre lo que han visto en su vida?.
— A uno le pueden contar muchas cosas, y uno puede creer o no, pero lo que e aprendido a la mala es que todo es posible y hay que dejarlo como un quizás hasta verlo con tus propios ojos, lo peor es que, cuando no quieres que sea verdad, lo es... Hay criaturas haya afuera, que si supieras que existen...
— Esto te lo digo por que en tus ojos veo coraje, y si no me crees tu, no se si los demás lo harán. ¿Te han contado de los vampiros?, ¿Brujos?. ¿Haz visto últimamente algo que no tiene sentido?, ademas de mi caída claro, no te impresionaras de lo que te cuenten los hombres y mujeres en el futuro...—,Dal' termina mirando a los ojos a la mujer y asintiendo con la cabeza lleno de convicción.
Miró la cara de confusión e incredulidad de la mujer , Dal' también habría sido reacio hace unos días sobre los dragones, pero ya nada le sorprendía. — ¿Tu crees que si pudiera solo contra un dragón estaría aquí todo machacado? jah —*sonríe y cambia su expresión inmediatamente a seriedad*—, esta loco, no tendrá impedimento para venir a vengarse, claro, si piensa que estoy vivo, por algo estaba en estos lugares, no precisamente por mi. Ojala tengas razón y se haya ido lejos...
— Uno nunca debe creer todo lo que le dicen, eso me han enseñado, seguramente a ti también...no he recorrido mucho Aerandir, pero ¿Sabes de la Base Bio?, me han dicho cosas esos seres antiguos... ¿Haz hablado con tus compañeros del aserradero sobre lo que han visto en su vida?.
— A uno le pueden contar muchas cosas, y uno puede creer o no, pero lo que e aprendido a la mala es que todo es posible y hay que dejarlo como un quizás hasta verlo con tus propios ojos, lo peor es que, cuando no quieres que sea verdad, lo es... Hay criaturas haya afuera, que si supieras que existen...
— Esto te lo digo por que en tus ojos veo coraje, y si no me crees tu, no se si los demás lo harán. ¿Te han contado de los vampiros?, ¿Brujos?. ¿Haz visto últimamente algo que no tiene sentido?, ademas de mi caída claro, no te impresionaras de lo que te cuenten los hombres y mujeres en el futuro...—,Dal' termina mirando a los ojos a la mujer y asintiendo con la cabeza lleno de convicción.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
El muchacho me comento una realidad innegable. Después de haber sabido sobre la existencia de los brujos, inclusive de los vampiros tras haber conocido a Bio y Lyemin, por que iba a sorprenderme que hubiera también, hombres dragón? Aunque todavía me resultaban un concepto demasiado abstracto, demasiado irreal. Al fin yu al cabo los brujos seguían siendo humanos, no? Eran una clase distinta de humanos, con alguna que otra particularidad. Y los vampiros… también, mas de lo mismo. Humanos que subsistían en la noche y tomando la sangre de otros humanos. Pero humanos al fin y al cabo! Pero un humano dragón? Eso quería decir —en teoría—, que el individuo era en parte, un dragón. Y el dragón es una criatura mitológica, no? Son palabras mayores. Pero el muchacho tenia razón —bueno, muchacho, se notaba que ea un hombre con cierta experiencia de l ávida, no era atan joven como para llamarlo muchacho—, pues aunque no pudiera creer en ello., aunque no pudiera imaginar el hecho de la existencia de un hombre que compartiera su espíritu o su forma con un dragón, podía ser cierto. Igual que antes de que yo supiera de su existencia, podía haber sido cierta la existencia de los vampiros, o de los brujos.
— No puedo negarte que tienes razón —dije finalmente—. Mis compañeros posiblemente te comprenderán. No, no he hablado con ellos tanto sobre estas criaturas como lo estoy haciendo contigo, ni tampoco me ha dado por preguntarles, por miedo a que me dijeran que estaba loca, que debía quitarme cosas de la cabeza.
Al fin y al cabo, eso mismo había hecho mi padre. Cada vez que le preguntaba sobre el mundo, sobre los animales, o sobre las criaturas mitológicas, el en seguida había asociado aquello a la locura, a la demencia!
— Quieres que avise al jefe de leñadores? Seria lo mas apropiado, no? —Pregunte finalmente.
— No puedo negarte que tienes razón —dije finalmente—. Mis compañeros posiblemente te comprenderán. No, no he hablado con ellos tanto sobre estas criaturas como lo estoy haciendo contigo, ni tampoco me ha dado por preguntarles, por miedo a que me dijeran que estaba loca, que debía quitarme cosas de la cabeza.
Al fin y al cabo, eso mismo había hecho mi padre. Cada vez que le preguntaba sobre el mundo, sobre los animales, o sobre las criaturas mitológicas, el en seguida había asociado aquello a la locura, a la demencia!
— Quieres que avise al jefe de leñadores? Seria lo mas apropiado, no? —Pregunte finalmente.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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"Que hermosa es" Dalo' no se había fijado bien en la belleza de aquella fémina. Con tantas cosas en su cabeza e incógnitas, no había tenido ni tiempo de admirarla, solo imaginaba en su cabeza que decir acertivamente para que le creyese y palpitaban las imágenes del dragón en su mente, la miraba a los ojos para demostrar que los de él, no le mentían. "Un alivio, no es cerrada de mente.", pensaba el guerrero ante la respuesta de la leñadora.
— Gracias... al menos tratas de creerme, eres mas valiente metiéndote en lo desconocido que los que temen por que no les podría gustar la respuesta.—Mueve sus hombros y cuello estirándose, mira el lugar... y se levanta,— por favor, primero guíame hasta mis cosas, allí si quieres te acompaño a contarle a tu gente. —Dal' estaba curioso, la mujer era alta y delgada, no tenía la contextura de un leñador, si es que también lo era, seguramente tenía mucha fuerza y resistencia a pesar de su aspecto.
"Que hermosa es" Dalo' no se había fijado bien en la belleza de aquella fémina. Con tantas cosas en su cabeza e incógnitas, no había tenido ni tiempo de admirarla, solo imaginaba en su cabeza que decir acertivamente para que le creyese y palpitaban las imágenes del dragón en su mente, la miraba a los ojos para demostrar que los de él, no le mentían. "Un alivio, no es cerrada de mente.", pensaba el guerrero ante la respuesta de la leñadora.
— Gracias... al menos tratas de creerme, eres mas valiente metiéndote en lo desconocido que los que temen por que no les podría gustar la respuesta.—Mueve sus hombros y cuello estirándose, mira el lugar... y se levanta,— por favor, primero guíame hasta mis cosas, allí si quieres te acompaño a contarle a tu gente. —Dal' estaba curioso, la mujer era alta y delgada, no tenía la contextura de un leñador, si es que también lo era, seguramente tenía mucha fuerza y resistencia a pesar de su aspecto.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
— Si, por supuesto —le dije finalmente.
El hombre iba a insistir de todas maneras, le dijera lo que le dijera. Inevitablemente, el hombre querría sus cosas, y querría advertir sobre su avista miento. Iba y oa privarle de aquel derecho? Claramente, no. De hecho, comenzaba a creer en lo que me estaba diciendo. Si bien por un primer momento pensé que podía ser resultado del golpe que habría tenido en la caída, sus ojos mostraban una completa seguridad, certeza y sinceridad. No podía estar mintiéndome, y de haberlo hecho, con que fin seria? El realmente no tenia nada que pudiera ganar en el caso de que me mintiera. Así pues, finalmente, acabe creyendo en sus palabras. Aun sin decirle nada, por supuesto.
— Levántate con cuidado, por favor —le recomendé. No deseaba que cualquiera de sus heridas se entorpeciera por algún mal movimiento, brusquedad o cualquier mínima cosa que pudiera repercutir—. No conviene que fuerces demasiado tus huesos o tus músculos. No hay cerca elfos curativos, que puedan ayudarte.
Al decir aquello, recordé con suma claridad a Sarez. Aquel muchacho elfo que me había sanado una importante herida. Había sido la primera ocasión en la que había vislumbrado la habilidad natural de los elfos, de la sanación. Había sido una experiencia curiosa, que sin duda a la par que me brindo un conocimiento totalmente nuevo, al mismo tiempo despertó en mi cierta furia. Pues el elfo estaba claramente excitado con la situación, y aquello lo ponía nervioso. Curar a una dama, cuando nunca había tocado una; ciertamente, no aguantaba esa clase de situaciones, pero se daban en los momentos mas inesperados, y… de que iba a culpar yo al elfo dichoso, si además me estaba curando?
Una vez Dalorian se puso en pie, lo conduje por la estancia hasta la salida. Sin embargo no salimos de la enfermería. Allí mismo junto a la puerta de entrada, había un enorme baúl. El baúl tenia el precioso símbolo de un lobo tallado sobre la parte mas visible, justo un poco mas arriba del cierre. Tome un de las llaves que colgaban justo en la pared, y abrí el baúl. En su interior se hallaba el libro y los demás útiles del desconocido.
— Ahí están tus cosas. Ahora si te parece bien, iremos a comentarle lo sucedido, lo que has visto, a mi jefe —dije finalmente—. Puedes estar tranquilo. En el peor de los casos , apoyare lo que dices. De todos modos, mi jefe ha conocido mucho mundo, sabe de muchas criaturas y no es un escéptico incrédulo.
Salimos finalmente de la estancia. Lo conduje por un largo pasillo, hasta las escaleras, que bajamos con lentitud. No quería apurar su marcha, quería que se moviera con tranquilidad, sin forzarse. Una vez abajo, lo conduje hasta el vestíbulo, justo donde estaba el jefe de leñadores, por pura casualidad.
— Vaya, sanas rápido eh? —Comento el leñador en un tono amistoso.
Aunque el desconocido era un hombre grande, el jefe de leñadores era un hombre muchísimo mas gigante y vasto. Sobresalían sus pectorales en la textura de su enorme y rota camisa rojiza. Sostenía sobre su mano izquierda una gigantesca hacha de dos manos, que aunque no la estaba utilizando y en aquellos instantes no era verdaderamente necesaria para el, formaba parte de una simbología en su caso. Era como quien lleva una medalla, un colgante: el llevaba su hacha. Su barba se extendía hasta su pecho, y su calvicie era tan impresionante que brillaba con intensidad bajo la luz que entraba por las ventanas del edificio.
— Te encuentras mejor? Que ha pasado? —Pregunto el finalmente.
Mi jefe rae un hombre por lo general rudo, de pocas palabras, no gustaba mucho de la comunicación. Sin embargo cuando veía que el interlocutor hablaba con total franqueza, era tremendamente amable. Y es que además tenia una curiosa habilidad para poder saber quien era franco y quien no, con el. Se quedo mirando de forma permanente a Dalorian, esperando sus explicaciones, lo que tuviera que decir.
— Vio un dragón —adelante yo.
Mi jefe me dirigió la mirada a mi, perplejo. El si había visto dragones, y si sabia de su existencia, y aunque su rostro no decía lo mismo, no le sorprendió demasiado. Pero aun así, continuo mirando a Dalorian segundos después, esperando que el mismo fuera quien le detallara lo sucedido.
El hombre iba a insistir de todas maneras, le dijera lo que le dijera. Inevitablemente, el hombre querría sus cosas, y querría advertir sobre su avista miento. Iba y oa privarle de aquel derecho? Claramente, no. De hecho, comenzaba a creer en lo que me estaba diciendo. Si bien por un primer momento pensé que podía ser resultado del golpe que habría tenido en la caída, sus ojos mostraban una completa seguridad, certeza y sinceridad. No podía estar mintiéndome, y de haberlo hecho, con que fin seria? El realmente no tenia nada que pudiera ganar en el caso de que me mintiera. Así pues, finalmente, acabe creyendo en sus palabras. Aun sin decirle nada, por supuesto.
— Levántate con cuidado, por favor —le recomendé. No deseaba que cualquiera de sus heridas se entorpeciera por algún mal movimiento, brusquedad o cualquier mínima cosa que pudiera repercutir—. No conviene que fuerces demasiado tus huesos o tus músculos. No hay cerca elfos curativos, que puedan ayudarte.
Al decir aquello, recordé con suma claridad a Sarez. Aquel muchacho elfo que me había sanado una importante herida. Había sido la primera ocasión en la que había vislumbrado la habilidad natural de los elfos, de la sanación. Había sido una experiencia curiosa, que sin duda a la par que me brindo un conocimiento totalmente nuevo, al mismo tiempo despertó en mi cierta furia. Pues el elfo estaba claramente excitado con la situación, y aquello lo ponía nervioso. Curar a una dama, cuando nunca había tocado una; ciertamente, no aguantaba esa clase de situaciones, pero se daban en los momentos mas inesperados, y… de que iba a culpar yo al elfo dichoso, si además me estaba curando?
Una vez Dalorian se puso en pie, lo conduje por la estancia hasta la salida. Sin embargo no salimos de la enfermería. Allí mismo junto a la puerta de entrada, había un enorme baúl. El baúl tenia el precioso símbolo de un lobo tallado sobre la parte mas visible, justo un poco mas arriba del cierre. Tome un de las llaves que colgaban justo en la pared, y abrí el baúl. En su interior se hallaba el libro y los demás útiles del desconocido.
— Ahí están tus cosas. Ahora si te parece bien, iremos a comentarle lo sucedido, lo que has visto, a mi jefe —dije finalmente—. Puedes estar tranquilo. En el peor de los casos , apoyare lo que dices. De todos modos, mi jefe ha conocido mucho mundo, sabe de muchas criaturas y no es un escéptico incrédulo.
Salimos finalmente de la estancia. Lo conduje por un largo pasillo, hasta las escaleras, que bajamos con lentitud. No quería apurar su marcha, quería que se moviera con tranquilidad, sin forzarse. Una vez abajo, lo conduje hasta el vestíbulo, justo donde estaba el jefe de leñadores, por pura casualidad.
— Vaya, sanas rápido eh? —Comento el leñador en un tono amistoso.
Aunque el desconocido era un hombre grande, el jefe de leñadores era un hombre muchísimo mas gigante y vasto. Sobresalían sus pectorales en la textura de su enorme y rota camisa rojiza. Sostenía sobre su mano izquierda una gigantesca hacha de dos manos, que aunque no la estaba utilizando y en aquellos instantes no era verdaderamente necesaria para el, formaba parte de una simbología en su caso. Era como quien lleva una medalla, un colgante: el llevaba su hacha. Su barba se extendía hasta su pecho, y su calvicie era tan impresionante que brillaba con intensidad bajo la luz que entraba por las ventanas del edificio.
— Te encuentras mejor? Que ha pasado? —Pregunto el finalmente.
Mi jefe rae un hombre por lo general rudo, de pocas palabras, no gustaba mucho de la comunicación. Sin embargo cuando veía que el interlocutor hablaba con total franqueza, era tremendamente amable. Y es que además tenia una curiosa habilidad para poder saber quien era franco y quien no, con el. Se quedo mirando de forma permanente a Dalorian, esperando sus explicaciones, lo que tuviera que decir.
— Vio un dragón —adelante yo.
Mi jefe me dirigió la mirada a mi, perplejo. El si había visto dragones, y si sabia de su existencia, y aunque su rostro no decía lo mismo, no le sorprendió demasiado. Pero aun así, continuo mirando a Dalorian segundos después, esperando que el mismo fuera quien le detallara lo sucedido.
Karalynn Fjelstad
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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La mujer era un cambio peculiar, fuego y agua a la misma vez, en un momento estaba disgustada, ofensiva y en otro era una mujer cálida y amable, recomendó que no se esforzase mucho cuando Dalo' se levanto.
Cuando pareciera que le creyó a Dal', esta le guió hacia sus cosas, un bello y sencillo cofre, lo abrió... y Dalorian sintió como la motivación volvía a su ser, su libro, equipo y armas estaban. De ropajes ligeros paso a ajustar nuevamente su armadura liviana, enfundo su espada, escudo a la espalda y antes de acompañar a la mujer, ella le expresó sorpresivamente unas palabras de apoyo, Dal' se sentía grato, ya que ahora no estaba tan solo...
En el pasillo, miraba la espalda de aquella mujer alta y sus ropajes cuales demostraban que era una esforzada leñadora, tenía sucio y un poco desgastado, seguramente lo usaba para su labor. Ademas el guerrero observaba el piso, las paredes del lugar y a pesar de ser simples, los encontraba acogedores. El vivía en un lugar rustico, que contrastaba aun mas con el raro lugar que era la Base bio-cibernética, esto era un sitio mas...normal.
Al bajar las escaleras Dal' sentía dolor en sus costillas traseras, pero no les tomaba importancia, ya que en su mente trataba de imaginar el futuro y como tomar buenas decisiones, como... sobrevivir contra el ser dragón si este venía.
Entró en una sala luego de bajar, había un gran hombre, macizo, pero si alguien se guiara por los prejuicios parecía ser agresivo y hostil, Dalo', solo lo miro y escucho una amigable recepción.
Ante esto hizo el guerrero hizo un gesto asintiendo la cabeza como diciendo gracias o saludando.
Era el jefe, pregunto que había pasado, se mostraba ansioso por saberlo, antes de que Dal' pudiese responder, la mujer que le había cuidado el sueño se le anticipo. El hombre quedo impactado, pero de una manera no lo creyó del todo, Dal' tuvo que explicarle con detalles.
Miró a la mujer, decía lo correcto en cierto aspecto, pero decir que era un dragón como tal infundía temor y eso no convenía, tales criaturas son gigantescas y este favorablemente no lo era, Dal' miro nuevamente al gran hombre y le dijo preocupadamente.
— Ella tiene razón, no era un gran dragón, pero si lo suficiente para ser peligroso, luché con el cuando era un hombre...no sabía en lo que se iba a convertir, un hombre dragón, era como tres veces usted de grande, le enterré mi espada — dijo poniendo su mano en el pomo de la que tenía enfundada— y se quedo incrustada, cuando pude zafarme ya estaba en el aire y caí aquí, temo por nosotros que este vuelva, y lo mínimo que puedo hacer por haberme ayudado es avisarles y prevenirles de el, no se como, pero hay que actuar...
La mujer era un cambio peculiar, fuego y agua a la misma vez, en un momento estaba disgustada, ofensiva y en otro era una mujer cálida y amable, recomendó que no se esforzase mucho cuando Dalo' se levanto.
Cuando pareciera que le creyó a Dal', esta le guió hacia sus cosas, un bello y sencillo cofre, lo abrió... y Dalorian sintió como la motivación volvía a su ser, su libro, equipo y armas estaban. De ropajes ligeros paso a ajustar nuevamente su armadura liviana, enfundo su espada, escudo a la espalda y antes de acompañar a la mujer, ella le expresó sorpresivamente unas palabras de apoyo, Dal' se sentía grato, ya que ahora no estaba tan solo...
En el pasillo, miraba la espalda de aquella mujer alta y sus ropajes cuales demostraban que era una esforzada leñadora, tenía sucio y un poco desgastado, seguramente lo usaba para su labor. Ademas el guerrero observaba el piso, las paredes del lugar y a pesar de ser simples, los encontraba acogedores. El vivía en un lugar rustico, que contrastaba aun mas con el raro lugar que era la Base bio-cibernética, esto era un sitio mas...normal.
Al bajar las escaleras Dal' sentía dolor en sus costillas traseras, pero no les tomaba importancia, ya que en su mente trataba de imaginar el futuro y como tomar buenas decisiones, como... sobrevivir contra el ser dragón si este venía.
Entró en una sala luego de bajar, había un gran hombre, macizo, pero si alguien se guiara por los prejuicios parecía ser agresivo y hostil, Dalo', solo lo miro y escucho una amigable recepción.
Ante esto hizo el guerrero hizo un gesto asintiendo la cabeza como diciendo gracias o saludando.
Era el jefe, pregunto que había pasado, se mostraba ansioso por saberlo, antes de que Dal' pudiese responder, la mujer que le había cuidado el sueño se le anticipo. El hombre quedo impactado, pero de una manera no lo creyó del todo, Dal' tuvo que explicarle con detalles.
Miró a la mujer, decía lo correcto en cierto aspecto, pero decir que era un dragón como tal infundía temor y eso no convenía, tales criaturas son gigantescas y este favorablemente no lo era, Dal' miro nuevamente al gran hombre y le dijo preocupadamente.
— Ella tiene razón, no era un gran dragón, pero si lo suficiente para ser peligroso, luché con el cuando era un hombre...no sabía en lo que se iba a convertir, un hombre dragón, era como tres veces usted de grande, le enterré mi espada — dijo poniendo su mano en el pomo de la que tenía enfundada— y se quedo incrustada, cuando pude zafarme ya estaba en el aire y caí aquí, temo por nosotros que este vuelva, y lo mínimo que puedo hacer por haberme ayudado es avisarles y prevenirles de el, no se como, pero hay que actuar...
Dalorian
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
– Sin duda has hecho una importante labor advirtiéndonos –le comento mi jefe al hombre desconocido–. Me agradaría conocer tu nombre, y procedencia, antes de continuar interactuando. Cuando un hombre me da su nombre, con este me da a su vez su confianza.
El jefe de leñadores era un hombre formidablemente noble. A veces resultaba un poco rudo, tal vez tosco, y muchas veces incrédulo. Pero era una persona que valoraba inmensamente el honor, el respeto, la lealtad y todas y cada una de las virtudes que podrían englobarse en la moralidad de un humano. Sonreí cuando vi que el jefe de la casa de leñadores n ose mostraba apático frente a las palabras del hombre desconocido, y de hecho, llegaba inclusive a mostrar cierta preocupación real por sus palabras.
– De todos modos, serás tú mismo quien, cuando te recuperes, nos ayudaras en esta empresa de atrapar al dragón del que hablas.
Aquello era una oferta tanto amable como desconfiada. Sin duda el jefe de leñadores decía aquello pues en el caso de que Dalorian mintiera, no le quedaría otra opción que admitir que lo sucedido no era una realidad, y no era más que una invención de un loco que posiblemente habría perdido la memoria con la caída. En el caso de ser cierto, Dalorian ayudaría al jefe de leñadores y aquellos que se apuntaran a la empresa de atrapar al dragón, a atraparlo, y de ese modo resolver la situación y acabar con los riesgos que suponía en aquel momento el hombre dragón.
– Nunca habia oído hablar sobre esos hombre dragón –comente yo de pronto. El leñador me miro a mí, y soltó una carcajada.
– Sin duda habrá muchas cosas de las que no abras oído hablar tú, Karalynn –dijo, en tono amable–. Claro que existen y son más comunes de lo que puedes imaginar.
El jefe de leñadores era un hombre formidablemente noble. A veces resultaba un poco rudo, tal vez tosco, y muchas veces incrédulo. Pero era una persona que valoraba inmensamente el honor, el respeto, la lealtad y todas y cada una de las virtudes que podrían englobarse en la moralidad de un humano. Sonreí cuando vi que el jefe de la casa de leñadores n ose mostraba apático frente a las palabras del hombre desconocido, y de hecho, llegaba inclusive a mostrar cierta preocupación real por sus palabras.
– De todos modos, serás tú mismo quien, cuando te recuperes, nos ayudaras en esta empresa de atrapar al dragón del que hablas.
Aquello era una oferta tanto amable como desconfiada. Sin duda el jefe de leñadores decía aquello pues en el caso de que Dalorian mintiera, no le quedaría otra opción que admitir que lo sucedido no era una realidad, y no era más que una invención de un loco que posiblemente habría perdido la memoria con la caída. En el caso de ser cierto, Dalorian ayudaría al jefe de leñadores y aquellos que se apuntaran a la empresa de atrapar al dragón, a atraparlo, y de ese modo resolver la situación y acabar con los riesgos que suponía en aquel momento el hombre dragón.
– Nunca habia oído hablar sobre esos hombre dragón –comente yo de pronto. El leñador me miro a mí, y soltó una carcajada.
– Sin duda habrá muchas cosas de las que no abras oído hablar tú, Karalynn –dijo, en tono amable–. Claro que existen y son más comunes de lo que puedes imaginar.
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Dal' era un hombre precavido, le complicaba decir su nombre por si alguien de los corruptos llegaba a encontrarle, a veces mentía sobre el a los que conocía poco, pero esta vez...estos leñadores que salvaron su vida merecían la verdad.
— Mi nombre, es Dalorian, soy un errante...vengo del norte, vivía en el bosque que queda entre el pantano y la Base, solo, ahora recorro Aerandir ayudando, luchando y reuniendo guerreros bajo una causa en la que creo. —termina mirando hacia las personas presentes cuando se oye un ruido sin igual.
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Dal' al escuchar mira al jefe y a la mujer, la adrenalina no le dio tiempo de mencionar una palabra, le hace salir a inmediatamente observar donde esta la criatura, y a lo lejos, cerca de una granja se ve una figura oscura lanzando fuego a su alrededor, luego, mientras Dalo' comienza a correr ve que la criatura rápidamente retorna hacia el norte y desciende en una colina entre los arboles, el guerrero se detiene de a poco, mira hacia atrás, y luego decide continuar hasta la granja.
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Pasan unos minutos y Dalorian se aproxima al sitio del suceso...
Comienza a aumentar el humo en la granja aparente de trigo, el guerrero trata de dar un rodeo y se cuela por entre los pastizales con menos fuego, a su paso corriendo en el piso... se topa con una persona calcinada... un olor nauseabundo.
Eso le detuvo un momento, pero con esperanzas de encontrar a alguien con vida sigue corriendo intentando llegar a la casa junto a un molino que resaltaba...
Dal' era un hombre precavido, le complicaba decir su nombre por si alguien de los corruptos llegaba a encontrarle, a veces mentía sobre el a los que conocía poco, pero esta vez...estos leñadores que salvaron su vida merecían la verdad.
— Mi nombre, es Dalorian, soy un errante...vengo del norte, vivía en el bosque que queda entre el pantano y la Base, solo, ahora recorro Aerandir ayudando, luchando y reuniendo guerreros bajo una causa en la que creo. —termina mirando hacia las personas presentes cuando se oye un ruido sin igual.
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Dal' al escuchar mira al jefe y a la mujer, la adrenalina no le dio tiempo de mencionar una palabra, le hace salir a inmediatamente observar donde esta la criatura, y a lo lejos, cerca de una granja se ve una figura oscura lanzando fuego a su alrededor, luego, mientras Dalo' comienza a correr ve que la criatura rápidamente retorna hacia el norte y desciende en una colina entre los arboles, el guerrero se detiene de a poco, mira hacia atrás, y luego decide continuar hasta la granja.
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Comienza a aumentar el humo en la granja aparente de trigo, el guerrero trata de dar un rodeo y se cuela por entre los pastizales con menos fuego, a su paso corriendo en el piso... se topa con una persona calcinada... un olor nauseabundo.
Eso le detuvo un momento, pero con esperanzas de encontrar a alguien con vida sigue corriendo intentando llegar a la casa junto a un molino que resaltaba...
Dalorian
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
Karalynn y su jefe escucharon con suma atención las palabras de Dalorian. El hombre dio su nombre, y desde ese preciso instante el jefe de leñadores esbozo una sonrisa. Le agradaba conocer el nombre de su interlocutor, especialmente cuando escondía una historia tan curiosa y todavía sin resolver. El jefe de leñadores asintió levemente con su cabeza, y toco el hombro de Dalorian con su mano, en señal amistosa.
— Dalorian —repitió su nombre—. Contaras con nuestro apoyo en todo momento.
El jefe de leñadores era un hombre rudo, grande y en apariencia fuerte. Karalynn lo admiraba mucho por ello de forma ocasional, debido a que era tan fuerte como humilde, carente de orgullo, e inmensamente amable. Repentinamente sonó un ruido impresionante en la lejanía. Dalorian inmediatamente se giro con la intención de vislumbrar el origen de aquel ruido. Cuando Karalynn se volvió hacia el lugar de procedencia del ruido, pudo observar una criatura perdiéndose hacia el norte. Humo, una humareda inmensa que atrajo su atención. Dalorian ya estaba fuera, Dalorian ya se iba en esa dirección.
— Deberíamos ir con el —sugirió ella a su jefe—. No podemos dejarle ir solo!
— Tienes razón —contesto el jefe de leñadores—. Tranquila Karalynn, lo acompañaremos. Y lucharemos si es necesario, pero montante un poco al margen.
— Al margen? —Ella frunció el ceño ante aquel comentario—. Como que al margen?
— Eres fuerte, Karalyn n —dijo finalmente, mirándola casi con un amor fraternal—. Pero te aprecio, y no deseo que te suceda ningún mal.
— Da igual —respondió ella, ahora algo mas relajada—. Si hace falta, luchare. No quiero quedarme al margen. No intento hacerme fuerte para eso.
— Esta bien, esta bien.
Ambos marcharon, saliendo de la casa de leñadores, y persiguiendo el camino que había tomado Dalorian en dirección a la humareda. La humareda se alzaba sobre una granja, parecía que sin duda por allí había pasado la criatura, o tal vez todavía continuaba por esos lares. Karalynn se percato de que no, la criatura ya no debía estar ahí y se habría marchado pero no muy lejos. Cuando llego hasta la granja, pudo sentir el olor de la carne quemada, y la madera incendiada. El humo se volvía mas y mas intenso por momentos, pero había determinadas áreas de la granja que no estaban tan incendiadas. Sorteo los alrededores buscando a Dalorian. El jefe de leñadores caminaba a base de amplias zancadas, por lo que llevaba un ritmo muy supero al de la muchacha.
No vislumbraron a Dalorian por ninguna parte.
— No importa, ya nos encontraremos con el mas adelante —dijo el jefe de leñadores finalmente—. Es importante que atendamos heridos o ayudemos en lo que haga falta. Esto es grave, Karalynn.
Ella asintió. Se adentraron en la granja y marcharon hacia una de las casas. De su interior surgía un grito de pánico, llantos de una mujer. La puerta estaba cerrada y salia una amplia cantidad de humo por sus ventanas. El jefe de leñadores golpeo con una patada a la puerta, sin éxito sin embargo. De pronto los llantos de la mujer se callaron, y Karalynn abrió cuantiosamente sus ojos, preocupada. Era posible que la mujer hubiera caído inconsciente.
— Rápido, venga! —Acelero Karalynn.
Ella tomo con sus manos el hacha que llevaba el jefe y golpeo repetidas veces a la puerta. Poco a poco fue rompiéndola, hasta que la madera cedió. Mas allá de la puerta, había caído una gran viga de madera que pretéritamente había sostenido el techo. Con dificultad, Karalynn pudo ver como mas allá en un rincón de la casa había una mujer de mediana edad, cubriendo su rostro con las manos. Aunque parecía estar inconsciente, no se movía, ni emitía sonido alguno. El jefe de leñadores golpeo a base de fuertes patadas la puerta hasta reducirla por completo. Luego con todas sus fuerzas trato de mover la viga de madera, haciendo un espacio a Karalynn para que pudiera entrar. Ella rápidamente entro en la casa y se dirigió hacia la mujer. Tapándose la boca y la nariz con el brazo para evitar inhalar el humo. Como pudo, con su brazo derecho trato de alzar a la mujer. Estaba completamente inconsciente, así que no hizo mas que arrastrarla con gran dificultad para sacarla de allí.
— Por favor, date prisa. No aguantare mucho mas tiempo, mi fortaleza no es eterna —comento el jefe de leñadores, todavía sosteniendo la viga de madera.
Karalynn se apresuro en salir, sacando a la mujer. El jefe de leñadores dejo caer la viga de madera, que causo un gran ruido. El resto de la casa se desplomo con la caída de la viga. El jefe de leñadores se ocupo de la mujer, sosteniéndola. Al cabo de unos segundos esta comenzó a toser, escupiendo una gran cantidad de humo, polvo y ceniza. El jefe de leñadores sonrió. Una joven apareció, de algunos años menos que Karalynn. Corrió hasta ellos.
— Es mi tía, por favor, dejadme que cuide de ella. Rothiun mi abuelo esta en los establos. Los caballos han conseguido escapar pero el esta todavía dentro, y esta incendiado —pidió auxilio la joven. Mostraba una amplia preocupación en su rostro, y la impotencia. Se sentía sin duda mucho mas tranquila al ver a los dos allí. Si habían ayudado a su tía, también lo harían con su abuelo, imagino ella.
— Si, puedes estar tranquila. Lo sacaremos de ahí —anuncio el jefe.
Ambos corrieron en dirección na los establos, que no estaban mucho mas lejos de allí. Los establos estaban conformados por dos áreas, una externa donde habían estado los caballos al aire libre, y una parte interior, donde habían estado otros caballos y alguna que otra vaca. Todos los animales habían estallado en caos y habían escapado, sin embargo algún que otro se había quedado dentro, y no quedaba de el mas que un montón de carne quemada. Ya frente a los establos, no escucharon grito alguno. El edificio humeaba de forma intensa, y todavía soltaba llamas muchas de las cuales surgían de las ventanas. Karalynn busco con la mirada, y encontró una de las ventanas que se hallaba libre de fuego.
— Hazme entrar. Desde fuera luego busca una forma de que salgamos —le pidió la muchacha a su jefe.
— Es peligroso… bueno, esta bien —asintió el.
Acompañó a la joven hasta la ventana libre de fuego, y ella poso sus pies sobre sus manos. El le dio un impulso, y con cierto es fuerzo ella entro por la ventana. Dentro era un caos, todo estaba en lamas, una humareda espantosa que le impedía la visión, pero entre las llamas pudo ver a un anciano de largas barbas, las cuales de hecho, estaban plenas de fuego también. Corrió cuanto pudo hasta ese individuo. Busco con la mirada algo, y hallo un cubo lleno de agua, posiblemente un cubo situado allí para que tomaran los animales. Mojo con esa agua al anciano, y lo levanto en brazos con gran esfuerzo. De pronto vio como la ventana por la que había entrado, poco a poco se abría por debajo. El jefe de leñadores estaba rompiendo toda la madera que había bajo la ventana, de modo que estaba abriendo el lugar para que pudieran salir. Karalynn no iba a aguantar mucho mas tiempo con el anciano en brazos, pero la apertura de los establos estaba casi lista. El jefe repartía hachazo tras hachazo, demostrando con claridad su destreza cortando madera.
— Dalorian —repitió su nombre—. Contaras con nuestro apoyo en todo momento.
El jefe de leñadores era un hombre rudo, grande y en apariencia fuerte. Karalynn lo admiraba mucho por ello de forma ocasional, debido a que era tan fuerte como humilde, carente de orgullo, e inmensamente amable. Repentinamente sonó un ruido impresionante en la lejanía. Dalorian inmediatamente se giro con la intención de vislumbrar el origen de aquel ruido. Cuando Karalynn se volvió hacia el lugar de procedencia del ruido, pudo observar una criatura perdiéndose hacia el norte. Humo, una humareda inmensa que atrajo su atención. Dalorian ya estaba fuera, Dalorian ya se iba en esa dirección.
— Deberíamos ir con el —sugirió ella a su jefe—. No podemos dejarle ir solo!
— Tienes razón —contesto el jefe de leñadores—. Tranquila Karalynn, lo acompañaremos. Y lucharemos si es necesario, pero montante un poco al margen.
— Al margen? —Ella frunció el ceño ante aquel comentario—. Como que al margen?
— Eres fuerte, Karalyn n —dijo finalmente, mirándola casi con un amor fraternal—. Pero te aprecio, y no deseo que te suceda ningún mal.
— Da igual —respondió ella, ahora algo mas relajada—. Si hace falta, luchare. No quiero quedarme al margen. No intento hacerme fuerte para eso.
— Esta bien, esta bien.
Ambos marcharon, saliendo de la casa de leñadores, y persiguiendo el camino que había tomado Dalorian en dirección a la humareda. La humareda se alzaba sobre una granja, parecía que sin duda por allí había pasado la criatura, o tal vez todavía continuaba por esos lares. Karalynn se percato de que no, la criatura ya no debía estar ahí y se habría marchado pero no muy lejos. Cuando llego hasta la granja, pudo sentir el olor de la carne quemada, y la madera incendiada. El humo se volvía mas y mas intenso por momentos, pero había determinadas áreas de la granja que no estaban tan incendiadas. Sorteo los alrededores buscando a Dalorian. El jefe de leñadores caminaba a base de amplias zancadas, por lo que llevaba un ritmo muy supero al de la muchacha.
No vislumbraron a Dalorian por ninguna parte.
— No importa, ya nos encontraremos con el mas adelante —dijo el jefe de leñadores finalmente—. Es importante que atendamos heridos o ayudemos en lo que haga falta. Esto es grave, Karalynn.
Ella asintió. Se adentraron en la granja y marcharon hacia una de las casas. De su interior surgía un grito de pánico, llantos de una mujer. La puerta estaba cerrada y salia una amplia cantidad de humo por sus ventanas. El jefe de leñadores golpeo con una patada a la puerta, sin éxito sin embargo. De pronto los llantos de la mujer se callaron, y Karalynn abrió cuantiosamente sus ojos, preocupada. Era posible que la mujer hubiera caído inconsciente.
— Rápido, venga! —Acelero Karalynn.
Ella tomo con sus manos el hacha que llevaba el jefe y golpeo repetidas veces a la puerta. Poco a poco fue rompiéndola, hasta que la madera cedió. Mas allá de la puerta, había caído una gran viga de madera que pretéritamente había sostenido el techo. Con dificultad, Karalynn pudo ver como mas allá en un rincón de la casa había una mujer de mediana edad, cubriendo su rostro con las manos. Aunque parecía estar inconsciente, no se movía, ni emitía sonido alguno. El jefe de leñadores golpeo a base de fuertes patadas la puerta hasta reducirla por completo. Luego con todas sus fuerzas trato de mover la viga de madera, haciendo un espacio a Karalynn para que pudiera entrar. Ella rápidamente entro en la casa y se dirigió hacia la mujer. Tapándose la boca y la nariz con el brazo para evitar inhalar el humo. Como pudo, con su brazo derecho trato de alzar a la mujer. Estaba completamente inconsciente, así que no hizo mas que arrastrarla con gran dificultad para sacarla de allí.
— Por favor, date prisa. No aguantare mucho mas tiempo, mi fortaleza no es eterna —comento el jefe de leñadores, todavía sosteniendo la viga de madera.
Karalynn se apresuro en salir, sacando a la mujer. El jefe de leñadores dejo caer la viga de madera, que causo un gran ruido. El resto de la casa se desplomo con la caída de la viga. El jefe de leñadores se ocupo de la mujer, sosteniéndola. Al cabo de unos segundos esta comenzó a toser, escupiendo una gran cantidad de humo, polvo y ceniza. El jefe de leñadores sonrió. Una joven apareció, de algunos años menos que Karalynn. Corrió hasta ellos.
— Es mi tía, por favor, dejadme que cuide de ella. Rothiun mi abuelo esta en los establos. Los caballos han conseguido escapar pero el esta todavía dentro, y esta incendiado —pidió auxilio la joven. Mostraba una amplia preocupación en su rostro, y la impotencia. Se sentía sin duda mucho mas tranquila al ver a los dos allí. Si habían ayudado a su tía, también lo harían con su abuelo, imagino ella.
— Si, puedes estar tranquila. Lo sacaremos de ahí —anuncio el jefe.
Ambos corrieron en dirección na los establos, que no estaban mucho mas lejos de allí. Los establos estaban conformados por dos áreas, una externa donde habían estado los caballos al aire libre, y una parte interior, donde habían estado otros caballos y alguna que otra vaca. Todos los animales habían estallado en caos y habían escapado, sin embargo algún que otro se había quedado dentro, y no quedaba de el mas que un montón de carne quemada. Ya frente a los establos, no escucharon grito alguno. El edificio humeaba de forma intensa, y todavía soltaba llamas muchas de las cuales surgían de las ventanas. Karalynn busco con la mirada, y encontró una de las ventanas que se hallaba libre de fuego.
— Hazme entrar. Desde fuera luego busca una forma de que salgamos —le pidió la muchacha a su jefe.
— Es peligroso… bueno, esta bien —asintió el.
Acompañó a la joven hasta la ventana libre de fuego, y ella poso sus pies sobre sus manos. El le dio un impulso, y con cierto es fuerzo ella entro por la ventana. Dentro era un caos, todo estaba en lamas, una humareda espantosa que le impedía la visión, pero entre las llamas pudo ver a un anciano de largas barbas, las cuales de hecho, estaban plenas de fuego también. Corrió cuanto pudo hasta ese individuo. Busco con la mirada algo, y hallo un cubo lleno de agua, posiblemente un cubo situado allí para que tomaran los animales. Mojo con esa agua al anciano, y lo levanto en brazos con gran esfuerzo. De pronto vio como la ventana por la que había entrado, poco a poco se abría por debajo. El jefe de leñadores estaba rompiendo toda la madera que había bajo la ventana, de modo que estaba abriendo el lugar para que pudieran salir. Karalynn no iba a aguantar mucho mas tiempo con el anciano en brazos, pero la apertura de los establos estaba casi lista. El jefe repartía hachazo tras hachazo, demostrando con claridad su destreza cortando madera.
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Dal' corría sin poder mirar bien entre el humo y los pastizales, su inconsciente veía todo como un parpadeo entre la luz del fuego, y la oscuridad de las cenizas. Las llamas comenzaban a carcomer las estructuras de la pequeña comunidad que se asentaba allí, absoluto caos.
Al salir del pastizal... *Dal' divisa un caballo corriendo con su lomo en llamas* ,varios animales corrían de lo que al parecer era un establo, habían unas casas, la mas pequeña, se desplomo hasta los cimientos, otra estaba mas intacta aledaña a un molino. De pronto en la casa y el molino se escuchan dos gritos femeninos, los dos en el mismo instante, eso dejo en jake el actuar de Dalo', ya que debía decidir a quien socorrer, pero el que le llamo mas la atención, era el de una niña, su sonido venía desde la parte alta de la estructura de piedra, que en una de sus aspas comenzaba a arder.
Dalorian corrió inmediatamente al molino, su techo desde lejos se veía un poco arruinado y con unas llamas. Golpeó la puerta con el hombro reiteradas veces, diciendo con con voz de forcejeo— ¡AGUANTA! — la puerta no abría ni con patadas, seguramente estaba atascada, Dal' miro a su alrededor y observo una posibilidad lunática que tomo de inmediato, enfundo su espada, y echando carrera salto a agarrarse de la punta del techo de la vivienda aledaña, luego arrimándose encima de el, con un dolor en su costilla, se levanto, saco su daga que utilizaba para comer, corto su cuerda amarrada a la espalda donde llevaba el libro con el estandarte y los lanzó en un sitio despejado para que estuviesen a salvo del fuego.
Desenfundo a vehemencia, su espada y saltó enganchándose con los filos de sus armas blancas en el aspa que iba girando, comenzó a escalar lo mas rápido que pudo, desesperado. Cuando ya estaba el aspa por subir demasiado, desengancho y salto agarrándose de la ventana alta del molino.
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Mira hacia su interior y ve una niñita de cinco años, sentada con su mentón apoyado en las piernas y sus brazos cruzados tapando su cara, —¡VOY! —grita Dal' tratando de mantener despierta a la pequeña mientras ingresa por la ventana, mira el techo y este estaba quemándose, entraba un poco la luz del atardecer por unos orificios que tenía, enfunda sus armas, baja una escala y toma a la niña,— mamita, mamita —dice la pequeña en voz baja casi sedada por el humo.
La puerta estaba sellada con un pedazo de viga y techumbre que estaban en su base, no eran pequeños los ecombros y llevaría tiempo sacarlos, algo con lo que no se contaba. A un lado, había escondido un burrito, exhausto, seguro era el, el que hacia girar las aspas, pero se notaba que ya no daba mas, y seguramente las aspas se habían detenido. De pronto, cruje parte de techo y cae casi a los pies de Dal' una tabla encendida, comienza a encenderse la puerta, "mierda" piensa Dal' sin poder ni siquiera decirlo, ya que el lugar no daba un instante. Sube a la chica en su hombro y escala rápido hasta volver a la parte alta del molino, cuando lo hace mira hacia abajo por la ventana... y no encuentra nada seguro para lanzarse junto a la niña, en eso cree ver una silueta en el establo.
—¡LA NIÑA!, ¡QUE ALGUIEN LA RECIBA!, —solo le quedaba un poco de tiempo, el molino era resistente pero en llamas las posibilidades se agotaban y a Dal' solo le quedaba lanzarse con la niña en brazos.
Dal' corría sin poder mirar bien entre el humo y los pastizales, su inconsciente veía todo como un parpadeo entre la luz del fuego, y la oscuridad de las cenizas. Las llamas comenzaban a carcomer las estructuras de la pequeña comunidad que se asentaba allí, absoluto caos.
Al salir del pastizal... *Dal' divisa un caballo corriendo con su lomo en llamas* ,varios animales corrían de lo que al parecer era un establo, habían unas casas, la mas pequeña, se desplomo hasta los cimientos, otra estaba mas intacta aledaña a un molino. De pronto en la casa y el molino se escuchan dos gritos femeninos, los dos en el mismo instante, eso dejo en jake el actuar de Dalo', ya que debía decidir a quien socorrer, pero el que le llamo mas la atención, era el de una niña, su sonido venía desde la parte alta de la estructura de piedra, que en una de sus aspas comenzaba a arder.
Dalorian corrió inmediatamente al molino, su techo desde lejos se veía un poco arruinado y con unas llamas. Golpeó la puerta con el hombro reiteradas veces, diciendo con con voz de forcejeo— ¡AGUANTA! — la puerta no abría ni con patadas, seguramente estaba atascada, Dal' miro a su alrededor y observo una posibilidad lunática que tomo de inmediato, enfundo su espada, y echando carrera salto a agarrarse de la punta del techo de la vivienda aledaña, luego arrimándose encima de el, con un dolor en su costilla, se levanto, saco su daga que utilizaba para comer, corto su cuerda amarrada a la espalda donde llevaba el libro con el estandarte y los lanzó en un sitio despejado para que estuviesen a salvo del fuego.
Desenfundo a vehemencia, su espada y saltó enganchándose con los filos de sus armas blancas en el aspa que iba girando, comenzó a escalar lo mas rápido que pudo, desesperado. Cuando ya estaba el aspa por subir demasiado, desengancho y salto agarrándose de la ventana alta del molino.
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Mira hacia su interior y ve una niñita de cinco años, sentada con su mentón apoyado en las piernas y sus brazos cruzados tapando su cara, —¡VOY! —grita Dal' tratando de mantener despierta a la pequeña mientras ingresa por la ventana, mira el techo y este estaba quemándose, entraba un poco la luz del atardecer por unos orificios que tenía, enfunda sus armas, baja una escala y toma a la niña,— mamita, mamita —dice la pequeña en voz baja casi sedada por el humo.
La puerta estaba sellada con un pedazo de viga y techumbre que estaban en su base, no eran pequeños los ecombros y llevaría tiempo sacarlos, algo con lo que no se contaba. A un lado, había escondido un burrito, exhausto, seguro era el, el que hacia girar las aspas, pero se notaba que ya no daba mas, y seguramente las aspas se habían detenido. De pronto, cruje parte de techo y cae casi a los pies de Dal' una tabla encendida, comienza a encenderse la puerta, "mierda" piensa Dal' sin poder ni siquiera decirlo, ya que el lugar no daba un instante. Sube a la chica en su hombro y escala rápido hasta volver a la parte alta del molino, cuando lo hace mira hacia abajo por la ventana... y no encuentra nada seguro para lanzarse junto a la niña, en eso cree ver una silueta en el establo.
—¡LA NIÑA!, ¡QUE ALGUIEN LA RECIBA!, —solo le quedaba un poco de tiempo, el molino era resistente pero en llamas las posibilidades se agotaban y a Dal' solo le quedaba lanzarse con la niña en brazos.
Dalorian
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
El jefe de leñadores termino de romper la obertura que mas tarde permitiría a Karalynn salir. Ella todavía sostenía al anciano sobre sus brazos, pero estos le temblaban y era consciente de que no aguantaría mucho mas tiempo con el anciano sobre estos. Marcho hacia la obertura que habría hecho en la pared del establo el jefe de leñadores, que estaba a unos metros de distancia. El tendió los brazos para tomar al anciano consigo, y en cuanto se lo llevo, Karalynn sintió una gran liberación repentina. Sintió un cosquilleo inmenso en cuanto sus brazos se vieron liberados. Una explosión hubo desde el interior del establo, y Karalynn con mas rapidez todavía se esforzó por salir de aquella obertura. Lo hizo sola, el jefe de leñadores estaba ocupado atendiendo al anciano, tratando de reanimarlo.
— La niña! Que alguien la reciba! —Escucharon ambos una voz en la cercanía. Era indudablemente la voz de dal’, un grito de socorro, era posible que estuviera ayudando a mas gente, tal y como ambos estaban haciendo.
— Ve tu Karalynn. Si necesitas mi ayuda solo grita y acudiré en seguida —le dijo el jefe a la muchacha.
Ella corrió de inmediato en dirección al origen del grito. Era un molino y en la parte superior de este, desde la ventana estaba Dalorian con una pequeña niña sobre sus hombros. Karalynn comprendió que era lo que Dalorian necesaria. O que lo requieran en brazos, o que colocaran algo suficientemente blando en la parte inferior como para que pudiera lanzarse y no resultar malherido. Pero entonces Karalynn se vio imposibilitada como para realizar nada que pudiera ser de utilidad para ambos. Podía ser fuerte, podía tener cierta destreza en algunas cosas, pero no tenia la fortaleza necesaria para sostenerlos en la caída, ni tampoco encontraba en la cercanía algo que pudiera ser útil para poder frenar su caída. Así que marcho rápidamente en dirección a donde estaba el jefe de leñadores. El anciano estaba comenzando a despertar, ye mita algunos gemidos. Parecía estar herido, probablemente por alguna caída debida a la sorpresa o alguna explosión en el interior de los establos.
— Jefe, ve a ayudar a Dalorian mejor, yo me ocupare de el. Están arriba, no hay mucho tiempo, necesitan bajar cuanto antes. Es Dalorian junto con una muchacha que acaba de rescatar —le dijo rápidamente al jefe de leñadores.
Este, que había estado agachado junto con el anciano, se puso de pie en seguida y tras sentirle a Karalynn fue corriendo a la parte inferior del molino. Busco algunos y realizando todo aquello con gran brevedad, junto un montón de plantas y arbustos en el mismo sitio donde el se coloco después, mirando hacia arriba. Extendió los brazos. Cuando Karalynn lo miro de reojo, se dio cuenta de que abriendo sus brazos parecía incluso mas grande de lo que era. Un hombre gigante, como una criatura mitológica. Había dejado atrás el hacha junto con la mujer, y ahora extendía sus brazos incitando a Dalorian y a la niña a que cayeran sobre el. Parecía muy seguro, el sabia que cuando cayeran los sostendría sin problemas, amortiguando la caída, y además, con los arbustos tras amortiguar la caída podría dejarlos caer levemente sobre el montón de plantas que había juntado en un instante.
— Venga Dalorian, se una vez mas el caído del cielo —dijo el leñador, alzando la voz para que lo escuchara.
— La niña! Que alguien la reciba! —Escucharon ambos una voz en la cercanía. Era indudablemente la voz de dal’, un grito de socorro, era posible que estuviera ayudando a mas gente, tal y como ambos estaban haciendo.
— Ve tu Karalynn. Si necesitas mi ayuda solo grita y acudiré en seguida —le dijo el jefe a la muchacha.
Ella corrió de inmediato en dirección al origen del grito. Era un molino y en la parte superior de este, desde la ventana estaba Dalorian con una pequeña niña sobre sus hombros. Karalynn comprendió que era lo que Dalorian necesaria. O que lo requieran en brazos, o que colocaran algo suficientemente blando en la parte inferior como para que pudiera lanzarse y no resultar malherido. Pero entonces Karalynn se vio imposibilitada como para realizar nada que pudiera ser de utilidad para ambos. Podía ser fuerte, podía tener cierta destreza en algunas cosas, pero no tenia la fortaleza necesaria para sostenerlos en la caída, ni tampoco encontraba en la cercanía algo que pudiera ser útil para poder frenar su caída. Así que marcho rápidamente en dirección a donde estaba el jefe de leñadores. El anciano estaba comenzando a despertar, ye mita algunos gemidos. Parecía estar herido, probablemente por alguna caída debida a la sorpresa o alguna explosión en el interior de los establos.
— Jefe, ve a ayudar a Dalorian mejor, yo me ocupare de el. Están arriba, no hay mucho tiempo, necesitan bajar cuanto antes. Es Dalorian junto con una muchacha que acaba de rescatar —le dijo rápidamente al jefe de leñadores.
Este, que había estado agachado junto con el anciano, se puso de pie en seguida y tras sentirle a Karalynn fue corriendo a la parte inferior del molino. Busco algunos y realizando todo aquello con gran brevedad, junto un montón de plantas y arbustos en el mismo sitio donde el se coloco después, mirando hacia arriba. Extendió los brazos. Cuando Karalynn lo miro de reojo, se dio cuenta de que abriendo sus brazos parecía incluso mas grande de lo que era. Un hombre gigante, como una criatura mitológica. Había dejado atrás el hacha junto con la mujer, y ahora extendía sus brazos incitando a Dalorian y a la niña a que cayeran sobre el. Parecía muy seguro, el sabia que cuando cayeran los sostendría sin problemas, amortiguando la caída, y además, con los arbustos tras amortiguar la caída podría dejarlos caer levemente sobre el montón de plantas que había juntado en un instante.
— Venga Dalorian, se una vez mas el caído del cielo —dijo el leñador, alzando la voz para que lo escuchara.
Karalynn Fjelstad
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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Dal' diviso a la leñadora entre el humo que emanaba desde el establo, observo que se acercaba y sintió aliviado por que ella podría atajar a la niña, pero de pronto se devolvió... eso le hizo sentir impotencia profunda a Dalorian y se sintió desesperanzado, el podría lanzarse desde el molino y quedar herido nuevamente, pero junto a la niña no, el impacto sería muy fuerte para ella.
Al pasar un instante ve que la joven había ido en busca de su jefe, y este se aproximo rapidamente, mientras pasaba eso, Dal' reanimaba a la niña y le hablaba cosas para que se mantuviese despierta, gracias a que el techo del molino estaba destruido el humo escapaba mayormente directo hacia arriba, y eso le daba la oportunidad de respirar a los dos, cuando la niña comenzó a despertar, Dalo', miro por la ventana y vio al jefe extendiendo sus brazos, en ese momento, Dal' sintió unos rebuznos fuertes, era el burro que estaba abajo, a punto de ser calcinado. Dal' tomó a la niña y le grito a jefe —¡Ahí va! — dejando caer a la niña en sus brazos, se escucho el fugaz grito de la niña mientras caía, Dalorian ya bajaba y saltaba de la escala, "Ahora o nunca" pensó Dal' sacando su escudo, lo agarro de sus embrazaduras con las dos manos y corriendo con todas sus fuerzas, salto como un ariete golpeando la puerta carcomida por las llamas atravesándola.
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— ¡Ah! — gritaba Dal' al sentir el calor abrazador, y que parte de su camisa se quemaba, apagó el fuego en su cuerpo rápidamente girando en el suelo, el burro salió a toda velocidad del lugar y de la adrenalina Dalorian se levantó mirando el molino que dejó atrás y que comenzaba a incendiarse por completo desde la escala.
Miró a su alrededor buscando mas lugares a los que ir, pero la mayoría estaban incinerados, entonces lo que le retornó la tranquilidad, fue ver a la niña bien y a otros mas a salvo en el sitio eriazo. Tomo su estandarte, su libro, los limpió un poco, y los puso entre su espalda y el escudo, luego...recuperando un aliento de alegría interior, fue a ver a las personas.
Dalorian
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
La niña fue lanzada por Dalorian, y ésta cayó encima del jefe de leñadores. Él tomándola con sus fuertes brazos la reposó sobre el montón de arbustos y hierba que había amontonado, par que sirviese a la pequeña como lecho. Karalynn miraba asombrada la situación, y por un momento notó un terrible escalofrío. Todo aquello estaba pasando de verdad, y no terminaba de creerlo: La cantidad de civiles y personas inocentes que debían haber sido perjudicadas por culpa del maldito dragón. Frunció el ceño y apretó sus dientes.
— Karalynn —la llamó el jefe de leñadores—. Tranquilízate. Hemos hecho lo que hemos podido. Y no creo que “El caído del cielo” tarde mucho en salir, aunque desconozco la razón por la que se haya adentrado nuevamente en el molino.
El jefe de leñadores caminó por la zona. A paso ligero, fue recorriendo los alrededores del molino, buscando por alguna parte un rincón que todavía no estuviera completamente incendiado; un lugar donde todavía existiera una posibilidad de salvar a alguien. Pero no halló rincón alguno de esas condiciones. Karalynn escuchó un rebusco muy fuerte, y del molino salió corriendo un burro, y tras él vislumbró a un Dalorian dando vueltas sobre el suelo como una croqueta, con la intención de apagar las llamas que había sobre su cuerpo. Sus vestiduras, quedaron negruzcas y en algunas partes, se abrieron agujeros por el ardiente fuego. Ella rápidamente fue corriendo hasta él, quien se estaba incorporando con cierta dificultad.
— ¡Dalorian! —lo llamó, ya a pocos metros de él—. ¿Estás bien? No han pasado ni dos horas desde que te despertaste, y ya estás nuevamente magullado.
Vio a Dalorian mejor de lo que hubiera esperado, y no dijo aquello con un tono despectivo; De hecho, incluso sonó alegre. Contenta porque no hubiera tenido problemas al salir. Aun así tapó en su rostro la tristeza que la invadía debido al mal que había causado aquel dragón sobre aquella pequeña granja. Alzó la vista al cielo inmediatamente, cuando escuchó un sonido lejano. Un ruido espléndido, y aterrador.
— Karalynn —la llamó el jefe de leñadores—. Tranquilízate. Hemos hecho lo que hemos podido. Y no creo que “El caído del cielo” tarde mucho en salir, aunque desconozco la razón por la que se haya adentrado nuevamente en el molino.
El jefe de leñadores caminó por la zona. A paso ligero, fue recorriendo los alrededores del molino, buscando por alguna parte un rincón que todavía no estuviera completamente incendiado; un lugar donde todavía existiera una posibilidad de salvar a alguien. Pero no halló rincón alguno de esas condiciones. Karalynn escuchó un rebusco muy fuerte, y del molino salió corriendo un burro, y tras él vislumbró a un Dalorian dando vueltas sobre el suelo como una croqueta, con la intención de apagar las llamas que había sobre su cuerpo. Sus vestiduras, quedaron negruzcas y en algunas partes, se abrieron agujeros por el ardiente fuego. Ella rápidamente fue corriendo hasta él, quien se estaba incorporando con cierta dificultad.
— ¡Dalorian! —lo llamó, ya a pocos metros de él—. ¿Estás bien? No han pasado ni dos horas desde que te despertaste, y ya estás nuevamente magullado.
Vio a Dalorian mejor de lo que hubiera esperado, y no dijo aquello con un tono despectivo; De hecho, incluso sonó alegre. Contenta porque no hubiera tenido problemas al salir. Aun así tapó en su rostro la tristeza que la invadía debido al mal que había causado aquel dragón sobre aquella pequeña granja. Alzó la vista al cielo inmediatamente, cuando escuchó un sonido lejano. Un ruido espléndido, y aterrador.
Karalynn Fjelstad
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Re: Caído del cielo.[Interpretativo][Privado/Karralyn Fjelstad]
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La gente estaba atónita mirando como sus hogares se consumían en llamas, mirando a los ojos de todos buscando una ayuda, una respuesta, apagar el incendio?, había que hacerlo, pero... y si volvía el dragón?, que sentido tenía preocuparse de las casas ya consumidas, una ya estaba en cenizas y el fuego no se propago, la granja estaba en medio de un sitio eriazo y los pastizales estaban negros con la apariencia de un lago pantanoso.
Dal' vio que rápidamente se le acerco la mujer que le había cuidado, habían ido hasta el lugar y ayudado a mas personas, estaba feliz por ello, que había caído en el mejor lugar que podía estar, con gente de esfuerzo y buena de corazón, la leñadora le pregunto como estaba, diciendo una pequeña broma en tono alegre.
— Si — dijo sonriendo hacia abajo mientras miraba su propio cuerpo y veía el desastre en su ropa interna, su armadura de cuero había resistido al menos, enseguida pregunto —¿tu como estas...puedo saber tu nombre? — lo dijo en tono preocupado viendo lo sucia que estaba con el humo, — perdona por no haberlo preguntado, no suelo hacerlo — dijo mirando los ojos vidriosos de ella, los cuales no sabía si eran de tristeza o de alegría, le dieron ganas de abrazarla para que estuviese mejor, pero no quería incomodarla.
Luego un ruido propinado por el hombre-dragón se escuchó a lo lejos, muchos llegaron a saltar del susto. No se veía por ningún lado la criatura en el atardecer que preparaba la noche, pero a Dal' pareció no arruinarle el instante de alegría, debía disfrutar el momento.
La gente estaba atónita mirando como sus hogares se consumían en llamas, mirando a los ojos de todos buscando una ayuda, una respuesta, apagar el incendio?, había que hacerlo, pero... y si volvía el dragón?, que sentido tenía preocuparse de las casas ya consumidas, una ya estaba en cenizas y el fuego no se propago, la granja estaba en medio de un sitio eriazo y los pastizales estaban negros con la apariencia de un lago pantanoso.
Dal' vio que rápidamente se le acerco la mujer que le había cuidado, habían ido hasta el lugar y ayudado a mas personas, estaba feliz por ello, que había caído en el mejor lugar que podía estar, con gente de esfuerzo y buena de corazón, la leñadora le pregunto como estaba, diciendo una pequeña broma en tono alegre.
— Si — dijo sonriendo hacia abajo mientras miraba su propio cuerpo y veía el desastre en su ropa interna, su armadura de cuero había resistido al menos, enseguida pregunto —¿tu como estas...puedo saber tu nombre? — lo dijo en tono preocupado viendo lo sucia que estaba con el humo, — perdona por no haberlo preguntado, no suelo hacerlo — dijo mirando los ojos vidriosos de ella, los cuales no sabía si eran de tristeza o de alegría, le dieron ganas de abrazarla para que estuviese mejor, pero no quería incomodarla.
Luego un ruido propinado por el hombre-dragón se escuchó a lo lejos, muchos llegaron a saltar del susto. No se veía por ningún lado la criatura en el atardecer que preparaba la noche, pero a Dal' pareció no arruinarle el instante de alegría, debía disfrutar el momento.
Dalorian
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