Cuando el sol acecha. [Interpretativo libre] [Dahlia - Bio][CERRADO]

Bio me ofreció su mano para ayudarme a levantarme de mi torpe caída a la vez que soltaba una de sus bromas metiéndose conmigo, aunque en ese momento no podía negarle la razón, porque desde luego estaba demostrando ser una chica bastante torpe. Le tomé la mano y me puse en pie. Tras invitarle a que pasara el día en mi casa el vampiro se negó, pero en cambio me dijo que me acompañaría para asegurarse que llegaba sana y salva.

- Aunque es cierto que hoy no ha sido mi mejor noche te aseguro que no necesito protección, además más te vale quedarte si no quieres morir quemado, y te aseguro que no será una muerte bonita. En serio ¿Cómo has sobrevivido tantos años?.

Tras aquello comenzamos a andar y le fui guiando por el bosque dirección a mi casa con paso lento ya que yo no me encontraba en mi mejor momento. Empecé a temer no llegar a tiempo pero tampoco era capaz de ir mucho más rápido por no hablar de que cada dos por tres me daban pinchazos en la herida del cuello. De pronto dijo que no éramos tan diferentes y que yo ser adictiva. Cuando dijo aquello le miré extrañada hasta que descubrí que lo decía de broma y que volvía a meterse conmigo llamándome presumida y alardeando de ser mejor que yo.

- ¿Sabes que diciendo eso te estás reflejando tú aún más presumido que yo?

Reí y me quedé pensando en sus palabras. Me miré un momento analizándome. Era una chica que en su mayoría vestía con ropas cómodas masculinas y siempre de negro, no me maquillaba y de mi pelo mejor ni hablar ya que solía tenerlo alocado y en ocasiones enredado, por lo que me quedé pensativa en su forma de referirme a mí como "presumida". Si de verdad creía eso debería haber conocido a mi madre.

Al fin tras unos 20 minutos de caminata llegamos a un claro de flores, y al fondo se encontraba mi pequeña casita. Nada más verla sonreí al descubrir que al fin estábamos a salvo. Miré a Bio y señalé la pequeña cabaña.

- Esa es mi casa.

Casa:

Adoraba aquel hogar. Había vivido toda mi vida en un pequeño castillo junto a mis feudos padres terratenientes, pero jamás me sentí tan a gusto como en aquella pequeña casa con apenas 60 metros cuadrados. Me acerqué a la puerta junto a Bio y la abrí. Al hacerlo sentí el crujir de la puerta y pude observar lo ordenada que la tenía. Era muy pequeña pero tenía más de lo que necesitaba. Nada más entrar había un saloncito decorado con un sofá algo desgastado y frente a él una pequeña mesita. También había otra mesa de madera con 4 sillas, a la derecha había una diminuta cocina que no utilizaba nunca ya que no necesitaba comer comida común, y a la izquierda había una puerta cerrada que sería la que llevaría a mi cuarto.

Miré a Bio, y a pesar de lo que me dijo de que no iba a quedarse le cogí de la camiseta y tiré de él entrándole a la casa. Una vez lo hice cerré la puerta y me acerqué a la ventana corriendo las cortinas para que no entrase ninguna luz solar. Cogí un par de velas grandes y las encendí dejándolas en la mesa central del salón, y tras aquello encendí la chimenea y comencé a hablarle al vampiro mientras avivaba el fuego.

- Bien, te quedan menos de 3 minutos para que salga el sol, y por aquí no hay ningún lugar donde refugiarte de ese problema que podría desintegrarte así que o bien te quedas aquí unas horitas o bien te animas a salir y mueres quemado. - De pronto me giré mirándole y acercándome a él- Tú eliges, aunque te aconsejo que por una vez te tragues tu orgullo y aceptes la ayuda de los demás.

Parecía que le estaba obligando, pero la verdad era que no quería que le pasase nada. Era el único vampiro que había conocido que no pensaba solo en matar, violar y despellejar al resto de seres y humanos. No estaba segura de si le iba a convencer pero decidí usar la misma frase que él utilizó conmigo.

- Tú y yo no somos tan diferentes.

Cuando prácticamente le obligué a entrar y le di los evidentes motivos de por qué debía quedarse a pasar el día allí el vampiro por vez primera aceptó, pero no sin antes soltar una frase que me dejó bastante desconcertada y no sabía si se trataba de un cumplido o solo quería quedarse conmigo. Al escuchar sus palabras de: "Ya no sigas. Mi orgullo se desvanece cuando me miras así" no pude evitar sonrojarme mínimamente y girar la mirada hacia el fuego hasta terminar de avivarlo.

- Vale, esto ya está.

Me fui a mi cuarto y me cambie las ropas por otras similares pero secas. Comencé a andar por el saloncito mientras me peinaba el largo cabello mojado con un cepillo y me sentaba al lado de Bio en el sofá, dejándonos calentar por el fuego. En verdad se agradecía un montón tener chimenea,de nos ser así las noches no serían tan llevaderas.

De pronto el vampiro me miró y preguntó por mi pasado, o mejor dicho por mi transformación, aunque claro está su pregunta seguí haciéndola con ese tono de jugueteo que me seguía poniendo nerviosa. Me lo pensé un momento antes de contestar, pues tampoco quería que pareciese algo muy dramático para mí.

- Bueno, a ver por donde empiezo. - Hice una pausa a la vez que continuaba cepillándome el pelo- Yo tenía 15 años y mis padres no me dejaban salir nunca de casa, salvo si iba con ellos a alguna fiesta o reunión para exhibirme ante el resto de grandes feudos y nobles. Siempre que me reunía con esa gente me obligaban a ponerme lentillas para que no viesen mis anormales ojos y también me hacían cantar o hacer algún numerito para alegrarles y luego ya podía irme a jugar con el resto de hijos de los nobles. Pues en una fiesta de estas un grupo de chicos y chicas de mi edad me invitaron a salir con ellos la noche de Samhaim. Yo me moría de ganas de salir con ellos pero mis padres no me dejaban, así que por vez primera me escapé. Fue la mejor noche de mi vida. Quedamos para cenar y luego fuimos al cementerio a contar historias de miedo. La cosa es que hubo una apuesta y el castigo era pasar la noche en una casa abandonada y la pobre chica que perdió estaba cagada de miedo, así que decidí cumplir el castigo por ella. Y bueno, aquella noche un vampiro entró a la casa y me mordió. Al día siguiente mi hermano vino a por mí y por la noche volví a casa. Cuando mis padres se enteraron me negaron como su hija porque ya no era su pequeña niña perfecta, en aquel momento me había convertido en un monstruo y no deseaban saber nada más de mí, así que básicamente para ellos estaba muerta. Me pusieron de criada en mi propia casa sin prácticamente alimentarme y bueno, un día, después de casi un año mi hermano me contó que mis padres pretendían asesinarme al día siguiente dejándome a la luz del sol hasta desintegrarme. Cuando intenté huir mi padre me vio e intentó impedírmelo atacándome y en defensa propia tuve que matarlo, primero a él y luego a mamá. Cogí dinero y varias cosas y tras despedirme de mi hermano me fui. - Miré de reojo al techo esperando no haberme olvidado de nada - Y bueno, tras aquello viajé en un barco pirata donde todos éramos vampiros, pero un año después me desembarqué de allí porque no me gustaba esa forma de vida. Además tenía que presenciar demasiadas injusticias y situaciones muy malas con las que no estaba de acuerdo. Tras aquello vine aquí y construí esta casita.

Sonreí al recordar aquella última parte en la que por fin encontré mi verdadero hogar en el bosque. Tras contar mi historia me levanté volviendo de nuevo a mi cuarto dando saltitos y apenas un minutos después reaparecí en el salón con una camisa y unos pantalones oscuros y anchos. Se los lancé a Bio con intención de darle en la cara con las prendas.

- Cámbiate antes de que cojas una pulmonía. Cuando estés dame la ropa mojada para que la tienda junto al fuego y la tengas seca para cuando caiga la noche.

Me acerqué al sofá de nuevo, pero esta ocasión en vez de sentarme a su lado opté por tumbarme dejando mi cabeza sobre sus piernas mirándole riendo.

-¿Y tú? ¿Cómo un viejo tan pesado y protector como tú llegó a esta situación vampírica?

Al terminar de contar mi historia noté como Bio estaba escuchando todas y cada una de mis palabras con total atención. Aquello me sorprendió y me hizo sentir algo nerviosa ya que nunca había tenido la atención de alguien tan puesta en mí. Entonces me preguntó por mi atacante y por si tenía curiosidad por saber quien era. Me quedé pensando un segundo antes de contestar.

- No me importa quien fue la verdad. Aquel momento fue un cambio en mi vida. Por una parte aquel vampiro convirtió mi vida en el suplicio de no poder volver a ser tocada por el sol, pero por otro lado me dio la libertad que jamás había tenido - Le miré fijamente- Yo siempre fui sin saberlo una presa en mi propia casa. Como me regalaban muchas cosas y tenía de todo creía que era feliz, pero no era así. No tenía a nadie a mi lado que me quisiese de verdad salvo mi hermano. Mis padres solo me utilizaban como una muñeca a la que mostrar al mundo. Creo que me vale la pena renunciar al sol a cambio de poder ser libre, salir y decidir que hacer con mi vida, aunque admito que echo mucho de menos el calor del sol en mi piel

Tras decir aquello entré en mi cuarto y salí con más ropa seca. Cuando le lancé la ropa esperé que se levantase y fuese a mi cuarto para cambiarse, pero en vez de eso me lanzó la camiseta a la cara y descubrí que su intención era cambiarse allí mismo delante de mí, por lo que sonrojada me di la vuelta tensando mi cuerpo. Me daba vergüenza el simple hecho de tener en mi propia casa un hombre desnudándose, aunque sabía que no lo hacía con intenciones desagradables.

Una vez me lanzó ambas prendas deduje que ya se había cambiado por completo y las puse a secar en un perchero que coloqué cerca de la chimenea. Cuando volví a tumbarme en el sofá sobre sus piernas comenzó a tocarme el pelo y colocármelo sobre la cara tratando de molestarme llamándome monstruo del pantano por lo cual empecé a reírme tratando de quitármelo de la cara. Tras aquello comenzó con su historia, la cual estuve escuchando con la misma atención que él había escuchado la mía. Hablo sobre su difunta esposa y de la muerte de esta. Al parecer tras morir Bio estuvo buscando cualquier solución para devolverla a la vida, y entonces se encontró con unos tipos que le ofrecieron resurgirla del más allá a cambio de favores, y ahí fue cuando le convirtieron en vampiro pero sin recibir a cambio la recompensa buscada, que era el renacer de su mujer. Después continuó con el encuentro de su hija adoptiva hasta tener que dejarla atrás.

- No se puede resucitar a los muertos. - Dije con voz suave mientras le miraba aun apoyada en sus rodillas- Todos lo sabemos, pero cuando la desesperación nos aborda intentamos hacer lo imposible, aunque la mayoría de veces resultan ser eso, imposibles. . suspiré- Y no creo que seas un asesino más, y mucho menos que no tengas corazón. Hiciste eso por una razón muy pura, y aún así otros aprovecharon tu dolor para engañarte y utilizarte. En cambio tú conseguiste salir de ese camino y en un momento decisivo decidiste ayudar al más débil y enfrentarte a aquellos que te habían engañado. Además, hoy me has demostrado que eres un ser lleno de bondad. Me has salvado la vida dos veces esta noche sin esperar nada a cambio, y eso que no me conoces de nada. Aunque admito que eres también un pesado egocéntrico que no hace más que chincharme e intentar protegerme de peligros que no existen.

Ante aquello sonreí y después Bio cambió de tema de forma radical, supongo que porque estábamos tocando momentos de su vida que no le gustaba recordar, así que me preguntó por qué tenía ropa de chico en mi armario. Al escucharle reí después de que pensase que pertenecían a alguna época antigua donde podría haber estado más gordita.

- Jajajaja, nunca he pesado más de lo que peso ahora. Siempre visto de negro y con ropas de chico porque .... bueno, porque no quiero volver a ser la niña guapa que todos veían en mí cuando era pequeña. Antes siempre tenía que ir con vestidos elegantes y caros, joyas puestas, pelo perfecto y bueno, me obligaban a esconder mis ojos detrás de unas lentillas, y ahora que al fin yo puedo ser yo de verdad prefiero dejar todo eso atrás - me mordí el labio inferior- De hecho aún tengo algunos vestidos guardados por si surge alguna emergencia, pero no los utilizo, y a ser posible espero no tener que utilizarlos nunca más porque me recuerdan a una época a la que no quiero volver. Así que visto de chico porque es más cómodo para moverme, y de negro para pasar más desapercibida entre el mundo. Además, todo es más fácil cuando la gente cree que eres un chico. Las mujeres no valemos nada en esta sociedad de hoy en día.

Levanté la cabeza de sus rodillas y me senté a su lado en el sofá. La verdad es que estaba resultando una mañana agradable con buena compañía y buena conversación. Jamás le conté a nadie mi historia y hacerlo me hacía sentir mejor por dentro, como si me hubiese deshecho de un gran peso de encima.

- Oye Bio me dijiste que eras un caminante ¿Eso es cierto? ¿No tienes ninguna casa fija? ... ¿No hay ningún lugar donde te gustaría vivir por siempre?

Cuando puso sobre la mesa nuestras similitudes en cuanto a nuestro masculino y oscuro vestuario no pude evitar echarme a reír. Y por supuesto él dejó calra su opinión de lo importantes que eran las mujeres. Sonreí, pero aún así por dentro sentía cierta agonía ya que su opinión poca gente la compartía. Me puso el ejemplo de una tribu élfica, pero no me sirvió de mucho consuelo ya que ciertamente los elfos protegían y daban mucha importancia sus mujeres, pero el resto de razas no. Pensé en rebatirle con otra respuesta pero preferí dejarlo pasar y hablar de ello en otra ocasión si venía al caso.

Escuché con atención su explicación de por qué se había convertido en un caminante, y pude entenderla después de haber escuchado la historia de su mujer y de su hija adoptiva. Debía ser muy duro dejar de ver a un persona con tal de protegerla. Bien penado yo no tenía ningún ser querido de verdad por que que preocuparme y aquello me hizo replantearme mucas cosas. Quizás por eso andaba tan perdida por el mundo, quizás por eso me resultaba tan fácil fiarme e la gente, e incluso quizás por eso había consentido en traer a mi casa a un completo desconocido por el hecho de que me había salvado al vida aunque ni siquiera conocía sus intenciones.

Dijo algo también de un clan, pero la verdad esa parte apenas la escuché porque estaba ocupada recapacitando mis pensamientos, y de hecho podría haber estado mucho tiempo empanada si no fuera porque de repente noté su rostro acercarse al mío mirándome fijamente. Aquel hizo que despertase de golpe y por instinto me echase un poco hacia atrás mientras mis mejillas se ruborizaban de vergüenza. Nunca antes me habían mirado así y de hecho el simple hecho que me mirasen me ponía muy nerviosa, y entonces comentó lo "bonitos" que eran mis ojos.

Un momento... ¿Había dicho bonitos?, mi cara de nerviosismo cambió de golpe y se transformó mostrando bastante extrañeza hacia lo que había dicho. No podía ser, aquel vampiro debía estar bromeando, pero nada más verle supe que no, que sus palabras eran tan ciertas como que los rayos de sol nos queman.

- ¿Has dicho... bonitos? - Le miré aún sin poder cambiar mi cara de asombro - Eres la primera persona que hace un cumplido sobre mis ojos. Siempre me habían dicho que era mi gran defecto, la parte de mí que me hacía fea, aunque ahora ya me da lo mismo. Desde que huí de mi antiguo hogar decidí ser yo de verdad y no esconderme a voluntad de nadie.

Aquella frase tenía sentido a medias, pues en realidad analizando mi situación me pasaba la vida escondiéndome detrás e ropas anchas, de apariencias de chico y bueno, de la sociedad en si. Pero al menos me escondía de lo que de verdad quería, no de lo que me obligaban a esconderme otras personas. Si me refugiaba sin salir era porque yo así lo había decidido,y no los demás.

De pronto comenzó a llover. Las gotas de lluvia se escuchaban mientras golpeaban el techo. Bio me preguntó si tenía goteras por lo que suspiré y me levanté del sofá en busca de un par de cubos porque efectivamente, tenía goteras, 2 para ser exactos. La primera pegada a la entrada y la segunda en el centro de la diminuta cocina. Coloqué uno de los cubos en su sitio y cuando fui a colocar el de la cocina tropecé y me caí al suelo de boca. Aguanté el impacto y al ntar el golpe de la barbilla con el suelo no pude evitar tocarme la mandíbula y mirar a Bio atontada por la estúpida caída.

- Au.... - Me reí al pensar en lo cómico que debía haber resultado verlo desde fuera y volví a reunirme con Bio en el sofá- No vale reírse.... aunque te advierto que ya me da igual, me tropiezo mucho jajaja.

Y era verdad. Por muy vampiresa y ágil que se supusiera que era, cada día era un nuevo golpe debido a alguna caída, y había algún resbalón que parecía más bien sacado de una comedia del arte. Suspiré mirando al vampiro y al cruzar mi mirada con la suya de nuevo no pude evitar desplazar la mirada de vergüenza al recordar cómo me había mirado anteriormente.

- Bio... ¿Recuerdas algo de cuando eras humano?, me refiero a algo aparte de tu mujer. Es decir, tu comida preferida, si tenías mascota, mejores amigos, o incluso si recuerdas el rostro de tus padres. - Devolví de nuevo la mirada- Lo pregunto porque bueno, tú ya hace mucho que dejaste atrás todo eso y tenía curiosidad por saber si todos mis recuerdos algún día acabarán desvanecidos en el olvido.

Al sentir mi nerviosismo mientras se acercaba se paró en seco y se alejó de golpe alegando que "no era lo que yo creía". Cuando dijo aquello me volví a extrañar ya que no le entendía muy bien. Después le comenté lo que el resto opinaban de aquella parte de mí y él me defendió como nadie antes lo había hecho. Al verle tan entusiasta con la defensa no pude evitar reírme ya que en realidad no tenía ningún complejo con ello.

- Sinceramente, no me importa en absoluto ser guapa o fea. El concepto de belleza no existe en mi vida, y sino solo tienes que mirarme y darte cuenta de que voy con las peores ropas que te puedes encontrar, por no hablar de lo desastre que soy.

Cuando arreglé el tema de las goteras y conseguí sentarme de nuevo en el sofá Bio me empezó a responder a si aún recordaba cosas de su anterior vida. Las contaba echando la mente atrás y recordando algunas de forma costosa mientras otras tantas las rememoraba con mucha seguridad y cierta añoranza, como por ejemplo el tema de su comida preferida. En verdad hacía mucho que no veía una biusa y me hacía echar la vista atrás a cuando era más pequeña y me pasaba tardes jugando a las muñecas mientras las comía. Eran tan dulces y jugosas que podías pasarte el día entero alimentándote solo de eso.

- Jajaja yo cuando era pequeña me pasaba las tardes comiendo una detrás de otra, aunque mi comida preferida siempre fueron los pastelitos rellenos que me hacía mi Nana.

Me preguntó después que qué pretendía haciéndole aquellas preguntas y la verdad es que no estaba muy segura. Supuse que sería curiosidad por saber que me depararía el resto de mi vida para siempre, y a la vez quería averiguar también si podría o no olvidar para siempre mi pasado, pero pasase lo que pasase esperaba no dejar de ser yo misma.

- Pues... no lo se la verdad. En realidad estoy bien tal como estoy pero a la vez, no se, esta vida es muy tranquila y se que en poco tiempo me aburriré de ella, pero tampoco veo muchas más salidas que sean seguras para alguien como yo. No quiero vivir para siempre aquí en medio del bosque huyendo del mundo por temer que vayan a matarme. No quiero estar sola para siempre. Necesito poder salir, conocer gente y no se... Cuando me convertí tenía la esperanza de que al ser libre podría hacer amigos, pero no ha sido así. Conocí a los piratas pero nunca los tuve como "amigos", solo compañeros de buque. - Le miré- Tampoco quiero morir. Creo que esta vida es una oportunidad de cambiar la que tenía antes, pero tampoco quiero convertirme en un ser solitario de por vida.

Aquel momento más que estar contándole mi vida a Bio parecía más bien una reflexión interna que quería salir. No me daba cuenta de lo sola que me sentía hasta tener que contarlo, hasta haber tenido al fin contacto con otra persona. Además bien sabido era que casi todos los vampiros eran malvados, pero pensándolo bien todos ellos antes debieron haber sido humanos, por lo que seguro que en sus inicios sus intenciones no eran sádicas ni asesinas.

- Oye Bio... ¿Crees que me acabaré convirtiendo en alguien malvado?, es la fama que tenemos y seguro que ninguno de nosotros empezó ya con ansias de matar.

Cada vez era mayor el sonido de las gotas golpeando el techo, y aquel sonido me causaba un sueño que apenas me hacía estar prestando atención a las palabras posteriores del vampiro. Intentaba aguantar despierta pero la iluminación delas velas y el fuego y el sonido de lluvia me iba desplazando poco a poco hacia los brazos de Morfeo.

- Igual... deberíamos ir a dormir.

Las palabras que decía el vampiro tenían mucho sentido. Se notaba que hablaba con la misma voz de la experiencia. Cuando los seres creemos ser más fuertes y estar fuera de la sociedad tendemos a cometer el error de creernos mejores que el resto y comenzar a desengancharnos de las leyes y de el concepto de lo correcto o no. Y esa posiblemente fuese la razón por la que los vampiros se veían por encima de las leyes y comenzaban a tomarse la justicia por su mano cometiendo injusticias de asesinatos. Yo era de las que no pensaba que nadie mereciese morir, pero a pesar de lo que opinase hace unas horas acababa de matar a un hombre porque casi le corta la mano a una niña.

Dios mío... me estaba convirtiendo en un monstruo. Había matado sin necesidad, pues aunque me hubiese bebido su sangre podría haber simplemente cazado un animal a la vuelta y no haber matado a aquel hombre, ya fuese más bueno o más malo la muerte no era la solución, y matar era un pecado muy grave.

Luego Bio comenzó a explicar por qué no existía ni el bien ni el mal, pues dependiendo de la percepción obtenida desde fuera por unas personas o otras nunca coincidirían todas en si eres bueno o malo. Cuando estaba a medias de esa explicación no pude evitarlo y se me cerraron los ojos evadiéndome en un profundo sueño. Y así fue cuando la oscuridad de mis párpado me invadió para luego dar color a un sueño donde me encontraba en una fiesta de máscaras. Al principio todo iba bien, pero de repente las máscaras de fantasía se convirtieron en rostros desfigurados mirándome con odio y provocándome miedo. Quería salir de ahí pero las puertas estaba cerradas, y los enmascarados se acercaban a mí rodeándome y susurrando palabras como "asesina", "muere", "monstruo"...

Al rato me desperté y me encontré tumbada en el sofá con Bio al lado. Le miré un segundo y descubrí que estaba dormido por lo que al verle tan tranquilo y sereno me dediqué a sonreír y dejarle descansar un rato más. Hacía frío así que tomé una manta y se la pasé por encima del cuerpo par calentarle un poco más, a pesar de que aún seguía el fuego encendido.

Decidí que era un buen momento para bañarme, por lo que me puse en pie y me dirigí hacia uno de los cubos que había usado para recoger las goteras. Como estaba lleno de agua lo sustituí por otro y el cubo de agua lo puse un rato al fuego hasta calentarse, después me dirigí con él hacia un cuartito pequeño situado al lado de mi habitación. Dentro solo había una bañera de madera pequeña, más parecida aun barril grande que a otra cosa, pero era suficiente para bañarme por lo que me desnudé y me metí dentro comenzando a lavarme con el agua caliente y una especie de jabón que me había hecho yo misma con unos pétalos de narcisos.Tuve cuidado con la herida de la mano y la mordedura del cuello mientras me frotaba con la esponja. Mientras me limpiaba con el agua caliente no podía evitar ponerme a tararear una canción par después animarme y continuar cantándola por completo.

Canción.:

Era una canción triste pero con un mensaje de esperanza, no era conocida ni la había cantado nunca nadie, simplemente un día en casa me había salido improvisar e inventarme aquella canción que se había convertido en un himno para mí. Había creado muchas canciones a lo tonto, pero aquella era de las pocas que recordaba y me gustaba.

Cuando salí de la bañera me sequé con una manta enrollándola alrededor de mi cuerpo y volví a ponerme la ropa ya que me la había cambiado hace apenas unas horas cuando llegué a casa. Me dirigí a la puerta de entrada y aparté la tela que tenía colocada en la ranura de debajo de la puerta para ver la cantidad de luz que entraba. Al ver los leves rayos colarse descubrí que serían aproximadamente las 4 o 5 de la tarde, por lo que aún quedaba un rato para el nuevo anochecer, así que me dirigí a un mueble que había en el salón y cogí un libro que tenía dentro y comencé a leer sin prestar atención al sofá donde suponía que estaría Bio durmiendo. Me senté en una silla de la cocina cercana a una de las velas y continué mi lectura.

Cuando me puse a leer no pude evitar escuchar un sonido proveniente de mi cuarto. Mi intención era levantarme a mirar de qeu se trataba, pero supuse que sería algún gato o animal que se hubiese colado en la casa sin querer, así que no le di mayor importancia al asunto, por no hablar de que me daba mucha pereza levantarme para mirar que era aquello.

De pronto escuché otro sonido mucho mayor. De hecho fue un estruendo, y asustada me levanté corriendo y me giré caminando hacia el salón y ver lo ocurrido. Al llegar encontré el cuerpo de Bio en el suelo con la cara clavada en la madera. Ante aquella imagen no pude evitar echarme a reír y acercarme a él arrodillándome a su lado.

- ¿Estás bien?... Y luego la torpe soy yo.

Al mirarle el rostro descubrí que se había hecho un pequeño corte superficial en la ceja. Le pasé el dedo por la pequeña gotita de sangre que le salía de la herida tratando de quitársela. La verdad es que había sido un golpe muy fuerte para simplemente haberse caído de la cama. Me levanté y cogí un paño, lo mojé en agua y se lo coloqué con cuidado en la herida.

- Menudo golpe más tonto te has dado. ¿Cómo te puedes caer de la cama con tanta fuerza?... Ahora tengo curiosidad por saber que has soñado.

Le ayudé a levantarse y le senté en el sofá mientras me sentaba yo a su lado. Aún quedaba mucho tiempo para que se escondiese el sol, así que podría aprovechar para saber más cosas sobre él, supuse que no le importaría, y si había alguna pregunta que se resultase incómoda siempre podía optar por no responderla.

- Oye Bio... ¿Qué te parece si para matar el tiempo nos conocemos un poco mejor?, aunque igual no nos volvemos a ver jamás jajajajaj - Le sonreí- Después de tantos años como vampiro ¿Nunca te has vuelto a enamorar de ninguna otra chica que no fuese tu mujer?, lo pregunto porque han sido muchos años ¿no? Habrás conocido a muchas personas.

Ante la broma sobre su sueño no pude evitar abrir la boca a modo de sorpresa mientras intentaba aguantar la risa y hacerme la ofendida. Giré de forma brusca y exagerada la cabeza a modo de indignación total y le puse la mano extendida frente a sus ojos.

- ¿Cómo osas hablar así de mí? No mereces estar en mi presencia.

Al terminar de hacerme la sufrida le volví a mirar y le guiñé un ojo. De pronto comentó algo que me dejó sin saber qué decir, pues prácticamente me estaba dejando caer que quería que nos volviésemos a ver. Sonreí mirándole. Tal vez se podría decir que Bio estaba actuando como un "amigo" , y pensar en aquella posibilidad me hacía muy feliz, incluso conseguía que se me revolviese en cierto modo el estómago. Era cierto que no le conocía de nada, pero había demostrado ser alguien de confianza y me gustaría seguir teniéndole e mi vida.

- Eres bienvenido siempre que quieras. Es lo menos que puedo hacer por el que ha salvado mi vida dos veces hoy.

Me toqué el cuello recordando el ataque de la serpiente. Ya apenas dolía, pus regeneraba con bastante rapidez y posiblemente tras la venda la herida hubiese mejorado notablemente. Entonce le hice "la gran pregunta" a Bio, el cual se empezó ruborizar cada vez más mientras respondía. Por su palabras demostraba tener un gran amor y cariño por aquella mujer que años atrás le dejó inevitablemente. Al escuchar u historia me enternecí de que existiera gente que pudiese querer de aquella manera.

- Eso dice mucho de ti. Han pasado muchísimos años y aún sigues amando a la primera y única mujer que consiguió tu corazón - le sonreí con cariño- ¿No te has sentido solo alguna vez?

No podía darle ningún consejo de que siguiese adelante con su vida o buscase a otra persona por el simple hecho de que yo no tenía ninguna experiencia en aquellas cosas. Lo único que sabía de esos temas entre parejas era de los libros de amor y aventuras que había leído, y aquello se basaba en una vida mucho más fantástica e idealizada que era difícil de vivir en la realidad. Entonces Bio me preguntó si había algún "Dahlio" en mi vida. Al escuchar su forma de preguntarlo me eché a reír, pero después me quedé unos segundos pensativa. Me di cuenta de lo triste que resultaba que nunca hubiese llegado a querer a nadie.

- Pues no... de hecho - Me mordí el labio inferior- Como siempre me tenían oculta jamás he tenido novio y apenas e conocido chicos de mi edad. Supongo que mis padres tendrían pensado casarme con alguien. He estado únicamente con mi familia tato tiempo que jamás he logrado conocer a nadie que pudiera gustarme. - Suspiré- Ojalá supiera lo que se siente.Según lo que he leído y lo que me han contado es una sensación indescriptible y maravillosa. El sentimiento más placentero y a la vez el más doloroso cuando no te corresponden y te hacen daño... Quien sabe si alguna vez llegaré a amar.

Le miré fijamente. Nada más hacerlo me arrepentí de todo lo que acababa de decir porque me sonara demasiado cursi y de niña pequeña, pero por otro lado tampoco iba a mentirle, eso estaba fuera de mi naturaleza.

- De hecho nunca me han besado.

En realidad aquello era de risa. Era una chica con 18 años. La mayoría de jóvenes de mi categoría estaban casadas ya a los 16, pero mis padres me querían reservar para un buen partido especial, aunque claro está nunca lo consiguieron. La mayoría de señoritas de mi edad ya tenían hijos por lo que un simple beso no les costaba nada, y mucho menos el hecho de llegar más lejos. En cambio a mí pensarlo me aterraba.

Jamás estuve tan feliz de dejar de ser una señorita. Así al menos no me podrían obligar a casarme con nadie.

De pronto me fijé en las ropas oscuras del perchero pertenecientes a Bio. Me levanté y las cogí descubriendo que el fuego había cumplido su misión y las había secado por completo. Las doblé sobre lames y se las entregué a mi huésped dejándolas con cuidado sobre sus manos.

- Aquí están tus ropas lavadas secas. De todas formas quédate con las mías puestas. Tómatelo como un regalo, total, te quedan mucho mejor que a mí jaja.

Y era verdad. La ropa que le había prestado me quedaba excesivamente grande a mí por lo que siempre tenía que ponerme el pantalón con una cuerda atada para que no se me cayese. Sonreí de nuevo al vampiro esperando a que él preguntase algo si tenía intención de que siguiésemos conociéndonos.

Bio empezó a nombrar a una gran cantidad de personas a las cuales calificaba como sus amigos. Me sorprendió mucho escuchar sus palabras pues estaba nombrando a mucha gente y ninguno tenía mucho que ver con el anterior. Entablaba amistad con elfos, bios, brujos... y de hecho de toda la gente que nombró solo había otra vampiresa que al parecer se esforzaba por protegerle. Al escuchar aquello no pude evitar sentir como que algo se me removía por dentro.

- Vaya, ya veo que no soy la única que trata de protegerte.

Lo dije con cierto tono de decepción pero en seguida le volví a sonreír dejándole entrever que lo decía de broma, aunque en realidad si que sentía cierto "rencor" si es que se podía decir así, de que hubiese otra vampiresa protectora en la vida de Bio.

Después habló de la soledad. Estaba de acuerdo con él, en verdad me gustaba estar sola, podía hacer lo que quisiera pero no podía evitar querer relacionarme también con más gente. Por un lado quería tener un poco más de vida, pero por otro tenía cierto miedo del mundo exterior, pues sabía que era un lugar lleno de odio y personas y seres malvados. Pocas personas hacían el bien.

- En verdad me gusta la soledad y estoy acostumbrada a ella pero... no se, toda la eternidad me parece demasiado tiempo como para pasarlo siempre sola.

Cuando le conté mi nula experiencia e relaciones con chicos y que jamás había besado nadie, Bio se quedó de piedra afirmando de forma asombrada lo que yo acababa de decir. Me sonrojé bajando la cabeza con bochorno ya que incluso a aquel vampiro le resultaba extraño aquello. Entonces sentí que sus ojos se clavaban en los míos. Cuando alcé la cabeza para mirarle pasaron unos segundos que se hicieron eternos y él poco a poco se fue acercando a mí mientras me acariciaba el rostro con su mano. Inevitablemente noté cómo yo misma me acercaba con lentitud hacia él también, y cuando apenas nos separan unos centímetro mi cabeza volvió su sitio y giré la cara corriendo mientras me sonrojaba aún más por lo que había estado a punto de hacer. Noté como Bio reaccionaba también separando su mano de mi mejilla y alejándose. Nos miramos durante unos segundos y yo me quedé paralizada sin saber que hacer. De pronto él se disculpó y con cierta torpeza y precipitación se levantó con tan mala suerte que se tropezó con la mesa cayendo al suelo. Al ver la caída después de aquella situación tan "violenta" no pude evitar echarme a reír. Al principio intenté aguantar la risa por cortesía pero la situación me venció y comencé a reír a carcajada limpia mientras le ofrecía la manos para ayudarle a levantarse.

- Jajajajjajaja ¿Estas bien?

De pronto comentó que la noche había caído. Me asomé a la ventana y descubrí con desilusión que así era. Me lo había pasado tan bien con él que ni siquiera me di cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo. Comentó que iba a irse ya que nada le retenía en la casa por lo que fingí una leve sonrisa. En realidad me caía muy bien y no quería que se fuera, pero él tenía su vida y yo la mía. Antes de irse me advirtió que tuviese cuidad con los guardias ya que seguirían buscándome, por lo que sería mejor que no saliese de casa.

- Lo mismo digo. Lleva cuidado. No quisiera que muriera la única persona con la que he entablado amistad en los últimos 18 años.

Sonreí acompañándole a la puerta mientras él me intentaba imitar de forma burlona y yo sonreía ante aquella pésima imitación de mí misma. Cuando noté que se iba a alejar le seguí y le cogí de la mano con decisión, pero en el momento en que se giró para volver a mirarme los nervios volvieron a atacarme al cruzar de nuevo nuestras miradas.

- Esto... ¿volveremos a vernos?, es decir, que vengas cuando quieras. Siempre serás bienvenido.

Le sonreí con dulzura y solté su mano dejándole ir allá donde sus pies le guiasen.

Al girarse me dejó caer que posiblemente nos veríamos antes de lo que esperaba y no pude evitar sonreírle, pero tenía que asumirlo, aquello era un adiós, y tampoco podía esperar volver a verlo porque nunca se sabe lo que nos depararía el destino. Ya era el momento en que debía irse a continuar él con su vida y yo con la mía.

A medida que daba un par de pasos estuve a punto de cerrarla puerta cuando un sonido llamó mi atención. Escuché risas infantiles a lo lejos y aquello me descuadró bastante, y al parecer a Bio también ya que me dirigió una mirada de extrañeza. Era muy peligroso que hubiesen niños por el bosque, y más aún cuando había caído la noche.

- De hecho no los tengo - dije respondiendo a su afirmación de que "no sabía que tenías niños vecinos" - Y ese es un gran problema.

Bio se volvió hacia mí acercándose de nuevo mirándome y sonriendo con cierta picardía afirmando que estaba a punto de cometer una locura y que necesitaría la protección de alguien que quisiera salvarle. Al ver por donde iban los tiros le devolví la sonrisa picarona y me toqué el pelo enredándolo entre mis dedos haciéndome la interesante.

- Vaya, supongo que en ese caso no me quedará más remedio que acceder. Pero a cambio exigiré una recompensa, no creas que te va a salir barato.

Comencé a caminar con decisión en dirección a las risas divertidas e infantiles de los niños. No debían andar muy lejos pero aún así no estaría tranquila hasta llegar al lugar puesto que solo Dios sabía si algún otro vampiro o bestia aparte de nosotros les había escuchado. De pronto en medio de la espesura del bosque pude encontrar a 2 niños y una niña jugando a perseguirse. La niña y el niño de cabello castaño se divertían jugando sin preocupación mientras el niño de cabellos dorados miraba con cierto miedo a su alrededor intentando advertir a sus amigos de que no le gustaba estar solo de noche en el bosque. Los otros dos se rieron de él mientras continuaban con su juego. Cuando salí de entre los árboles junto a Bio los niños nos miraron alterados y con cierto susto.

- Chicos ¿Qué hacéis aquí? ¡Este lugar es peligroso! Deberíais volver a casa.

Los niños al mirar a Bio sintieron cierto miedo, pero después al verme a mí suspiraron aliviados. Aquello no sabía si era bueno o malo, me di cuenta de que no servía ni para dar miedo. Me acerqué a ellos con lentitud y cuando estuve suficientemente cerca me arrodillé hasta quedarme más o menos a su altura. Deduje que tendrían unos 8 años y al ver sus inocentes caritas no pude evitar sonreírles. Ellos me miraron ensimismados y al ver mi sonrisa hicieron lo propio y me la devolvieron también. Iban como "disfrazados" de piratas, y de hecho la niña llevaba un improvisado sombrero de capitana, por lo que dio un paso al frente para contestarme.

- No tenemos miedo, somos unos piratas muy valientes, y hemos venido al bosque para robar elbotín del castillo de algún vampiro jajajja

Ante aquello no pude evitar reírme, pero por otro lado me apetecía seguirles el juego.

- ¿Ah si?, ¿Y qué pasaría si el vampiro os encontrase? Que sepáis que yo he sido secuestrada por el señor vampiro durante muchos años, y hoy por fin he conseguido escapar de él. ¿Me ayudaríais a volver a casa?

Los niños sonrieron contentos al ver que les estaba siguiendo el juego y se mostraron ante mí con poses de guerreros en guardia. Uno de los niños, el más valiente se acercó a mí cogiendo mi mano.

- No te preocupes señorita. Nosotros te salvaremos y te protegeremos.

Ante aquel gesto tan dulce no pude evitar reírme y seguir con la historia que habían montado. Sabía que era peligroso que estuviesen ahí, pero por lo menos estaban a salvo si continuábamos con ellos Bio y yo, y la mejor forma de sacarles de ahí sería si les seguíamos el juego y conseguíamos que confiasen en nosotros. Al mirar a Bio se me ocurrió una idea muy divertida. Miré de nuevo a los niños poniendo cara de horror y señalé a Bio.

- ¡Oh no! ¡Mirar! ¡Ahí está el vampiro malvado que me tenía secuestrada! ¡Ayudarme por favor!

Los niños se echaron a reír y cogieron unos palos del suelo que pretendían usar como espadas. Me dijeron que me quedase tras ellos mientras iban a matar la malvado vampiro. Así que acto seguido corrieron hacia Bio con intención de jugar con él a pelearse. Al ver el panorama me mordí el labio inferior mientras me echaba a reír. Nunca pensé que aquella noche pudiese ser tan divertida.

Los niños se lanzaron de forma juguetona sobre el vampiro, y este se tiró de forma dramática al suelo siguiéndoles la broma y "rindiéndose" ante la valentía de aquellos valientes piratas que trataban de rescatarme de las feroces garras de aquel malvado vampiro. Al ver la escena no pude evitar sentir dulzura a ver a Bio jugando con aquellos niños. De pronto su mirada cambió volviéndose más seria. Me extrañé ante aquella reacción y él se acercó a mí mirándome con seriedad advirtiendo que debíamos irnos.

Ante aquel cambio tan brusco supe que algo no iba bien. Intenté afinar el oído y escuché pasos y sonidos entre la maleza del bosque. Aquello no me gustaba nada. Sonaba a animal, y no precisamente a un conejito no, tenía pinta de tratarse de lobos, scrunts u osos. Fuera lo que fuese era grande, y no venía uno solo no, eran mínimo 3.

Cogí a los niños mirándoles. No quería asustarles, pero debía conseguir que no gritasen para no atraer a las bestias. Me arrodillé de nuevo frente a ellos. La verdad es que tenía curiosidad por saber cómo habían llegado hasta ahí, y si sus padres les estarían buscando, pero primero tenía que sacarles del lugar.

- Mis valientes héroes - Les susurré- Habéis demostrado ser los más fuertes del reino pero... me gustaría volver a la ciudad, a mi hogar con mis familiares. ¿Seríais tan amables de acompañarme?

Los niños asintieron y uno de ellos contestó susurrando igual que hice yo.

- No te preocupes doncella, te llevaremos a tu casa.... oye ¿Por qué susurramos?

Los niños rieron y tuve que pensar rápido para contestar aquella pregunta, por lo que decidí seguir el juego.

- No deben escucharnos. El vampiro ahora es bueno pero hay más seres malvados en el bosque que quieren secuestrarme porque soy... soy... soy la hija de un rey al que quieren hacer daño. Así que debemos andar con cuidado y sin hacer ruido para que no nos vean.

La broma coló y los niños rieron en silencio mientras caminábamos con cuidado dirección al claro que había antes del bosque. Aún faltaba un rato de camino cuando de repente la niña tropezó con la raíz de un árbol que había en el suelo y cayó de bruces golpeándose la rodilla con fuerza. Al escuchar la caída me giré de golpe observándola. Quise preguntarle si se encontraba bien, pero no pude ya que la niña comenzó a llorar y a gritar de dolor. Aquello era malo, pues los gritos atraerían seguro a las bestias. Intenté calmarla pero de su boca solo salía un incontrolable llanto y de pronto me fijé en la herida.

Su rodilla comenzó a sangrar levemente, pero lo suficiente como para que mi atención se cegase observando la sangre. Me arrodillé y me acerqué lentamente a la herida. La sed me llamaba y tenía justo en frente de mí una fresca e inocente presa que sangraba para mí. Lentamente me acercaba con cautela y lentitud a la rodilla de la pequeña sin ser consciente de mis sentidos y de mi propio ser.

"¿Dahlia qué haces?... ¡Para! ¡Tú eres más fuerte que eso!"

Mi consciencia me advertía del mal que estaba a punto de cometer y de pronto volví a ser yo misma mirando a la niña que me observaba con incertidumbre. Le miré a sus claros ojos y traté de sonreirle, pero de pronto un rugido interrumpió aquel momento incómodo y para cuando me giré encontré a una manada de 4 Scrunts saliendo de entre los árboles. Al vernos pararon en seco mostrando sus colmillos y su ferocidad. Nos estaban observando para posteriormente atacarnos por lo que dejé  a los niños detrás de mí y miré con furia y descaro a aquellos seres emergentes de entre las sombras.Miré a Bio de forma rápida para descubrir si él también se encontraba preparado para el ataque.

Al ver aquellos seres mi primer impulso fue utilizar mi voz, pero aquella no era una solución factible porque podría sin querer hechizar también a los niños y a Bio. Por otro lado tenía mi Chakram pero tampoco me parecía bien montar ahí un numerito y degollar a todos los Scrunts delante de niños. No sabía muy bien qué hacer, estaba bloqueada y de pronto una de las bestias se lanzó contra nosotros y como primer impulso saqué mi arma y se la lancé haciéndole un profundo corte en el cuello que lo dejó tieso en el suelo.

Antes de poder recuperar el Chakram ya estaba un segundo Scrunt atacándonos y dado que no tenía forma de defenderme aparté a los niños de golpe y dejé que aquella bestia se lanzase contra mí. Caí de espaldas al suelo mientras aquella especie de lobo gigante trataba de matarme a base de mordiscos. Intenté resistirme pero consiguió arañarme el hombro derecho dejándome la marca de sus garras clavadas en forma de arañazo. Entonces al fin volvió el Chakram a mi mano y conseguí hacerle otro corte que lo dejó muerto a mi lado.

- Niños ¿Estáis bien?

Les miré un segundo. Estaban muertos de miedo sin poder moverse. Parecía que les iba a dar un ataque. Quería seguir pendiente de ellos pero antes teníamos que acabar con las 2 bestias que quedaban.

Nada más quitarme de encima al segundo Scrunt observé con cierto terror como un tercero se lanzaba sobre el cuello de Bio. Traté de correr hacia él para evitar el mordisco pero el vampiro fue más rápido y ágil de lo que imaginé y consiguió bloquear al animal y clavarle un puñal en el cráneo. Ante aquella masacre conjunta la última de las bestias optó por la estrategia más inteligente en su situación: Huir.

Al ver a Bio volver a incorporarse no pude evitar observarle y analizarle como no lo había hecho antes. En verdad era un chico muy fuerte y rápido, más de lo que me imaginaba, y de hecho tenía un algo que lo hacía parecer atractivo. Tal vez solo fuese el hecho de que era vampiro, o de que era la única persona que había conocido que me caía bien.

De pronto se giró mirando a los niños haciendo que los recordase. Estaba tan ensimismada mirándole pelear y admirando sus habilidades que había olvidado la presencia de aquellas 3 criaturas que se mantenían presas del pánico. Al verles corrí en su ayuda mirándoles con preocupación.

- ¿Estáis bien chicos? No tengáis miedo, ya ha pasado todo.

De repente y tras decir aquellas palabras los niños comenzaron a respirar apresuradamente tratando de relajarse. No pude evitar sentir afecto por ellos y les abracé con cariño mientras les acariciaba las cabezas y los rostros. Eran muy pequeños para estar en el bosque de noche.

- No hemos podido salvarte princesa...

Al escuchar aquello no pude evitar sorprenderme de que aquellos niños aún siguieran con el juego. Suspiré mirándoles, y supuse que igual aquello era mejor. Quizás era la mejor forma de que pudiesen sobrellevar aquel susto que casi les cuesta la vida, por lo que no me quedó más remedio que sonreírles mientras les miraba.

- No os preocupéis. Soy una guerrera muy bien entrenada, así que no necesito que me protejáis. Pero ahora en serio chicos debemos irnos de aquí rápido. Corréis un gran peligro si continuáis dentro del bosque.

Bio se acercó y cargó sobre su espalda a la niña mientras yo le daba la mano a los dos niños. Comenzamos a atravesar el bosque. La buena noticia era que quedaba poco para salir de allí, aunque Bio y yo no podíamos entrar a la ciudad ya que los guardias seguirían buscándonos por el altercado de la noche anterior. Estuve caminando y hablando con los niños mientras jugueteábamos. La verdad es que eran una compañía fabulosa ya que no tenían miedo ni temor de hablar sobre nada, y sus historias fantásticas eran algo maravilloso de escuchar, por lo que yo les iba siguiendo el juego mientras continuábamos actuando en nuestros roles de piratas y princesas.

Mientras yo me encontraba sumergida en mi conversación con los niños, la niña que Bio llevaba a la espalda nos miraba y sonreía con alegría, y cuando no podíamos escucharles la niña se acercó al rostro de Bio para hablarle y hacerle preguntas más comprometidas.

- Oye ¿Dahlia es una princesa de verdad? ¿Y tú eres su novio? - Sonrió con picardía y vergüenza - ¿Os dais besitos?

De pronto llegamos al claro que había antes del bosque. Aproximadamente un kilómetro más adelante se encontraban las puertas de la ciudad por lo que pronto tendríamos que despedirnos de nuestros pequeños amigos. Me paré en seco y miré a los niños intrigada.

- Bueno chicos, ahora antes de devolveros a casa tenéis que contarnos qué hacíais exactamente dentro del bosque a estas horas. No quiero asustaros pero pensarlo seriamente ¿Qué hubiese pasado si no hubiésemos estado Bio y yo?

Caminamos durante varios minutos mientras reíamos. Yo me encontraba más pendiente de los dos chicos mientras Bio mantenía una conversación aparentemente más animada con la muchacha. Al cabo de un rato la espesura del bosque se diluía y por fin llegamos al claro. Una vez allí les miré sonriente.

- Bueno chicos, ya casi estamos. En cuanto atravesemos el claro llegaremos a las puertas de la ciudad y podréis volver a casa.

Los niños nos miraron con desilusión ya que se lo estaban pasando muy bien con nosotros, Personalmente a mí también se me estaba cayendo el alma a los pies a darme cuenta de que tendríamos que separarnos ya que me había encariñado mucho con ellos, pero aquella despedida era necesaria. Una vez en el claro uno de los niños preguntó.

- Oye... ¿Por qué no podéis entrar con nosotros en la ciudad? ¡Quedaros con nosotros!

Ante aquella pregunta me quedé helada. ¿Qué iba a decirle?¿Que Bio y yo éramos vampiros y nos estaban buscando?. No, aquellos niños no debían saber la verdad.

- Pues, Bio y yo somo seres de la naturaleza. Nos daña el mundo real y nadie nos comprende. Por eso nos refugiamos en el bosque.

No les había mentido, pero tampoco les iba a contar lo que éramos realmente. De pronto a medio camino aparecieron un par de sombras corriendo desde la lejanía. Se trataba de un hombre y una mujer acercándose a nosotros mientras gritaban los nombres de los niños que nos acompañaban. Los niños al verles gritaron y corrieron en su búsqueda abrazándoles. Al ver aquella escena tan enternecedora no pude evitar sonreír y sentirme entristecida a la vez, pues yo nunca recibí un cariño así.

El hombre tras abrazar a sus hijos nos miró amenazándonos con la pala. Se le veía un hombre pobre, posiblemente un granjero bajo el servicio de algún feudal que cobraría una miseria por pasarse todos los días más de 12 horas trabajando. Los niños les contaron que Bio y yo les habíamos ayudado a salir del bosque, pero aquello no tranquilizó al hombre que seguía amenazándonos.

- Da igual. Si estaban en el bosque de noche es porque no son gente de fiar. Seguro que son monstruos chupasangre que han tratado de engañaros para comeros. ¡OS TENGO DICHO QUE NO VAYÁIS AL BOSQUE NI OS FIÉIS DE NADIE!

Sus palabras dolían en mi interior. Cada vez que alguien me llamaba monstruo sentía una punzada dolorosa en el pecho. Bajé la cabeza sin ser capaz de mirar a aquel hombre. De hecho podría atacarme en aquel instante que yo no sería ni consciente debido a la vergüenza que me causaba ser como era. Una Vampiresa.

Los niños volvieron a nuestra salvación comentándoles atropelladamente como Bio y yo les habíamos salvado minutos antes del ataque de las bestias. La madre se mostraba más clemente e intentaba calmar al hombre, pero este seguía sin fiarse a la par que preguntaba por nuestra procedencia, quiénes éramos y qué hacíamos en el bosque. A pesar de que la mujer intentaba agradecernos la ayuda a sus hijos el hombre no paraba de cuestionar nuestra presencia en aquel lugar por lo que cansada alcé la cabeza mirándoles.

- Tiene razón. Somos vampiros, y por eso estábamos en el bosque. - El hombre al escucharme se quedó petrificado parándose en seco y quedándose boquiabierto. Al parecer a pesar de sus amenazas no creía de verdad que Bio y yo fuesemos chupasangres.- Pero he de decirle algo. Nosotros hemos salvado a sus hijos, les hemos cuidado y hemos conseguido sacarles de ahí sanos y salvos, así que tengo una sorpresa para usted: No todos los vampiros son malvados.

Miré a los niños una vez más intentando dedicarles una última sonrisa y me giré dirección al bosque de nuevo.