Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
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Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Noche cerrada. La gente de bien ya hace mucho que ha regresado a sus hogares a refugiarse del frío nocturno y la contaminación de las fábricas locales.
Pocas personas rondan ya las calles a esas horas, y desde luego ninguna con buenas intenciones.
En una esquina de un callejón sombrío, una figura corpulenta se encuentra sentada sobre los fríos adoquines, con la espalda apoyada contra el sucio muro de piedra de un almacén en desuso.
El individuo, de barbas frondosas y largas y cabello oscuro y greñudo, vio tiempos mejores.
Envuelto en jirones de lo que parecía una vieja túnica raída por la falta de cuidados, su cuerpo, a pesar de relativamente joven, dejaba entrever las consecuencias de haber recorrido el mundo de una punta a otra, cubriéndose por el camino de experiencia y cicatrices a partes iguales.
Pero aquello no había acabado así por un repentino giro desafortunado de los acontecimientos, no...
Ya desde joven había realizado una serie de elecciones en la vida de dudosa calidad, conduciéndole cada vez por senderos más y más ambiguos, hasta lograr desvirtuar por completo sus ideales.
Él siempre había creído en un concepto de moral firme y ejemplar, pero su situación actual demostraba la imposibilidad de esas ideas en el mundo actual, y defenderlas no le había causado más que problemas.
Ya no quedaba casi nadie vivo y que lo conociese, y nadie da cobijo a alguien que vende su pericia al mejor postor.
Otro trago de aquella ponzoña a la que llamaban licor bajó por su garganta, intentando en vano ayudarle a olvidar ciertos puntos de su más que oscuro pasado, pero ni siquiera la botella era quién para librarle de semejante carga.
Todos los días desde que había llegado a esa ciudad se repetía el mismo círculo vicioso: abandonaba bien temprano su pequeño y cochambroso campamento urbano cerca del viejo almacén, deambulaba por la plaza del mercado, mendigando para poder tener qué llevarse a la boca y aguantar otro mísero día más, y al caer la noche trasladaba esa práctica a su calle, donde proseguía con su tarea hasta que caía dormido, exhausto.
Ahora simplemente esperaba a que su corazón se detuviese de una vez, o algún bandido venido a menos le atravesase el corazón en busca de un par de monedas, o que el frío no le permitiese despertarse de nuevo a la mañana siguiente, pero ese día jamás llegaba, y la angustia se prolongaba día tras día, hora tras hora.
Pocas personas rondan ya las calles a esas horas, y desde luego ninguna con buenas intenciones.
En una esquina de un callejón sombrío, una figura corpulenta se encuentra sentada sobre los fríos adoquines, con la espalda apoyada contra el sucio muro de piedra de un almacén en desuso.
El individuo, de barbas frondosas y largas y cabello oscuro y greñudo, vio tiempos mejores.
Envuelto en jirones de lo que parecía una vieja túnica raída por la falta de cuidados, su cuerpo, a pesar de relativamente joven, dejaba entrever las consecuencias de haber recorrido el mundo de una punta a otra, cubriéndose por el camino de experiencia y cicatrices a partes iguales.
Pero aquello no había acabado así por un repentino giro desafortunado de los acontecimientos, no...
Ya desde joven había realizado una serie de elecciones en la vida de dudosa calidad, conduciéndole cada vez por senderos más y más ambiguos, hasta lograr desvirtuar por completo sus ideales.
Él siempre había creído en un concepto de moral firme y ejemplar, pero su situación actual demostraba la imposibilidad de esas ideas en el mundo actual, y defenderlas no le había causado más que problemas.
Ya no quedaba casi nadie vivo y que lo conociese, y nadie da cobijo a alguien que vende su pericia al mejor postor.
Otro trago de aquella ponzoña a la que llamaban licor bajó por su garganta, intentando en vano ayudarle a olvidar ciertos puntos de su más que oscuro pasado, pero ni siquiera la botella era quién para librarle de semejante carga.
Todos los días desde que había llegado a esa ciudad se repetía el mismo círculo vicioso: abandonaba bien temprano su pequeño y cochambroso campamento urbano cerca del viejo almacén, deambulaba por la plaza del mercado, mendigando para poder tener qué llevarse a la boca y aguantar otro mísero día más, y al caer la noche trasladaba esa práctica a su calle, donde proseguía con su tarea hasta que caía dormido, exhausto.
Ahora simplemente esperaba a que su corazón se detuviese de una vez, o algún bandido venido a menos le atravesase el corazón en busca de un par de monedas, o que el frío no le permitiese despertarse de nuevo a la mañana siguiente, pero ese día jamás llegaba, y la angustia se prolongaba día tras día, hora tras hora.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Una serie de eventos me habían llevado a la ciudad de Roilkat, no era mi lugar favorito en el mundo y ahora mucho menos, no tenía manera de salir de ese lugar, al menos por ahora, un grupo de cazadores de vampiros rondaba el lugar tras una jugosa recompensa que alguien había puesto por mi cabeza, quedaban apenas unas horas para el amanecer, una batalla contra ellos me tomaría mucho tiempo y aún en el improbable caso de que pudiera escapar con vida, difícilmente podría llegar lejos -Lo mejor será esperar- Me dije a mí mismo mientras me dedicaba a recorrer las calles de esta ciudad en busca de alguna posada y esperando no tropezar con ninguno de los cazadores.
Andaba un poco paranoico con todo aquello y me detenía a analizar con la mirada a cada sujeto que se acercaba, aunque tenía claro que un cazador no se acercaría más de la cuenta, en su lugar me atacaría a distancia a la menor oportunidad, así que al final pensé que de momento lo mejor sería escabullirme en alguno de los oscuros callejones de la ciudad al menos hasta haber decidido qué hacer; poco conocía acerca de esa ciudad, y un lugar para pasar el día se convertiría dentro de poco en una prioridad, desventajas de ser un vampiro.
Me detuve entonces a pensar algunas cosas acerca de mi complicada existencia ¿Era realmente ventajoso ser un vampiro? ¿Querría alguien serlo por su propia voluntad o siempre la conversión debía ser un engaño y una trampa? Estar proscrito de los días, obligado a vivir únicamente bajo el manto de la noche no parecía ser una oferta muy tentadora, pero a su vez, la inmortalidad era un regalo que, sin lugar a dudas, resultaría un sueño para muchos humanos, los brujos y elfos podían vivir muchos años, los licántropos y hombres bestias poseían grandes ventajas ferales, pero los humanos, parecían ser los más frágiles, quienes con más desesperación solían negarse a caer en los brazos de la muerte, quienes buscaban maneras de mantenerse aferrados a la vida.
Desconocía el tiempo que había quedado atrapado en mis pensamientos, pero nuevamente era hora de moverme, necesitaba desesperadamente encontrar un refugio pronto, y no solo por la súbita llegada del día que no demoraría mucho en llegar, sino también por el grupo de cazadores que no se detendrían ante nada hasta tener mi cabeza...
Andaba un poco paranoico con todo aquello y me detenía a analizar con la mirada a cada sujeto que se acercaba, aunque tenía claro que un cazador no se acercaría más de la cuenta, en su lugar me atacaría a distancia a la menor oportunidad, así que al final pensé que de momento lo mejor sería escabullirme en alguno de los oscuros callejones de la ciudad al menos hasta haber decidido qué hacer; poco conocía acerca de esa ciudad, y un lugar para pasar el día se convertiría dentro de poco en una prioridad, desventajas de ser un vampiro.
Me detuve entonces a pensar algunas cosas acerca de mi complicada existencia ¿Era realmente ventajoso ser un vampiro? ¿Querría alguien serlo por su propia voluntad o siempre la conversión debía ser un engaño y una trampa? Estar proscrito de los días, obligado a vivir únicamente bajo el manto de la noche no parecía ser una oferta muy tentadora, pero a su vez, la inmortalidad era un regalo que, sin lugar a dudas, resultaría un sueño para muchos humanos, los brujos y elfos podían vivir muchos años, los licántropos y hombres bestias poseían grandes ventajas ferales, pero los humanos, parecían ser los más frágiles, quienes con más desesperación solían negarse a caer en los brazos de la muerte, quienes buscaban maneras de mantenerse aferrados a la vida.
Desconocía el tiempo que había quedado atrapado en mis pensamientos, pero nuevamente era hora de moverme, necesitaba desesperadamente encontrar un refugio pronto, y no solo por la súbita llegada del día que no demoraría mucho en llegar, sino también por el grupo de cazadores que no se detendrían ante nada hasta tener mi cabeza...
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
El mendigo dio un último trago a su botella, ya casi completamente vacía, y se preparó para pasar la noche en el frío callejón, cuando de repente pudo oír los pasos de alguien al final del camino.
Parecía apresurado, no demasiado, pero a algún lugar debía de dirigirse a esas horas.
Quizás era otro miembro más de una de tantas bandas clandestinas de traficantes y contrabandistas que azotaban de vez en cuando la tétrica paz de la ciudad.
Decidió que lo más sensato sería hacerse el dormido en el sitio, pues levantarse llamaría la atención, y aunque la iluminación de la zona era pobre como poco, se podría ver el movimiento de una figura allí.
En verdad ya no sabía ni siquiera qué quería, pues su mente le clamaba piedad, pero sus instintos le traicionaban, obligándole a recurrir a tácticas de supervivencia que rozan los límites de la dignidad, pero en este tipo de situaciones uno no podía permitirse escoger.
Quizás con suerte ese caminante tuviese algo de dinero para ofrecerle, así que mantuvo un ojo ligeramente entreabierto, vigilando atentamente los pasos de aquella figura que se aproximaba cada vez más.
Mientras, en una calle paralela, un grupo de tres hombres recorrían silenciosamente la ciudad, en busca de su presa.
Cuál era el motivo que les había arrastrado a perseguirla hasta tan lejos, solo ellos y su objetivo lo sabían, pero los cazadores parecían determinados a llevarse su particular botín de una manera u otra.
Un gato pardo maulló perezosamente entre los tejados de la ciudad, felizmente ignorante de los sucesos que sucederían en tan breve período de tiempo entre aquellos muros.
Parecía apresurado, no demasiado, pero a algún lugar debía de dirigirse a esas horas.
Quizás era otro miembro más de una de tantas bandas clandestinas de traficantes y contrabandistas que azotaban de vez en cuando la tétrica paz de la ciudad.
Decidió que lo más sensato sería hacerse el dormido en el sitio, pues levantarse llamaría la atención, y aunque la iluminación de la zona era pobre como poco, se podría ver el movimiento de una figura allí.
En verdad ya no sabía ni siquiera qué quería, pues su mente le clamaba piedad, pero sus instintos le traicionaban, obligándole a recurrir a tácticas de supervivencia que rozan los límites de la dignidad, pero en este tipo de situaciones uno no podía permitirse escoger.
Quizás con suerte ese caminante tuviese algo de dinero para ofrecerle, así que mantuvo un ojo ligeramente entreabierto, vigilando atentamente los pasos de aquella figura que se aproximaba cada vez más.
Mientras, en una calle paralela, un grupo de tres hombres recorrían silenciosamente la ciudad, en busca de su presa.
Cuál era el motivo que les había arrastrado a perseguirla hasta tan lejos, solo ellos y su objetivo lo sabían, pero los cazadores parecían determinados a llevarse su particular botín de una manera u otra.
Un gato pardo maulló perezosamente entre los tejados de la ciudad, felizmente ignorante de los sucesos que sucederían en tan breve período de tiempo entre aquellos muros.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Encerrarme en el callejón tal vez no había sido la mejor de las ideas, pues aunque había notado que se acercaban tres de los cazadores, ellos también habían notado mi presencia, murmuraron un plan entre ellos y avanzaron hacia el callejón por diferentes caminos, como única reacción posible decidí internarme en el angosto callejón esperando encontrar una salida pero no lograba ver ninguna, al darme la vuelta pude ver que los sujetos seguían acercándose y comenzaban a arrinconarme, retrocedía sin decir una palabra y sin perderlos de vista hasta que tropecé con algo que parecían los pies de alguien y tras patalear un rato en el aire fui a dar al piso -¡Qué rayos!- Exclamé mientras miraba aquello con lo que había tropezado -Espero que no seas un cazador encubierto- Dije con algo de sarcasmo al sujeto cuyo rostro no había alcanzado a ver aún.
La orden no tardó en llegar -Atrápenlo- Dijo el más alejado de los cazadores, uno que llevaba con él una ballesta de tres virotes y que me parecía el más peligroso de todos ellos, los otros avanzaron hasta donde me encontraba -Derupāre- [1] Dije en voz alta para atacar directamente a la mente de uno de los dos que atacaban haciendo que se debilitara a causa de un dolor mental que lo llevó al piso en apenas unos instantes cayendo cerca del mendigo que permanecía acostado en ese lugar, aunque se levantaría de nuevo, al menos me daría algo de tiempo para acabar con su compañero, esperaba derribarlo con un par de golpes certeros pero resultó ser más hábil de lo que yo estimaba y con su lanza bloqueaba todos mis ataques, las dagas eran cortas, por lo que requerían que me acercara bastante para poder tratar de lastimarlo, pero su lanza tenía un alcanza más largo, dicha arma estaba hecha de una extraña madera bastante resistente y no podía ni siquiera romperla con mis dagas a pesar de todos los intentos; a pesar de no tener magia o habilidades especiales, los humanos y sus maestrías en distintas armas resultaban ser formidables y complejos oponentes para cualquiera.
Finalmente el sujeto se aburrió de jugar a la defensiva y comenzó a usar una estrategia más ofensiva, se mantenía a cierta distancia lanzando rápidas estocadas con su lanza, me resultaba difícil evadirlo y la rapidez de sus ataques me impedía concentrarme para usar alguno de mis trucos mentales -¿Por qué quieren matarme?- Pregunté tal vez para ganar algo de tiempo mientras pensaba qué hacer, aunque de hecho también me daba mucha curiosidad no solo la razón de aquella cacería sino además, deseaba saber quién estaba detrás de todo eso; miraba hacia los lados en busca de una salida, la pared del fondo no parecía muy alta, pero si lo intentaba el sujeto con la ballesta me abriría unos hermosos agujeros en la espalda, necesitaba un plan rápido...
La orden no tardó en llegar -Atrápenlo- Dijo el más alejado de los cazadores, uno que llevaba con él una ballesta de tres virotes y que me parecía el más peligroso de todos ellos, los otros avanzaron hasta donde me encontraba -Derupāre- [1] Dije en voz alta para atacar directamente a la mente de uno de los dos que atacaban haciendo que se debilitara a causa de un dolor mental que lo llevó al piso en apenas unos instantes cayendo cerca del mendigo que permanecía acostado en ese lugar, aunque se levantaría de nuevo, al menos me daría algo de tiempo para acabar con su compañero, esperaba derribarlo con un par de golpes certeros pero resultó ser más hábil de lo que yo estimaba y con su lanza bloqueaba todos mis ataques, las dagas eran cortas, por lo que requerían que me acercara bastante para poder tratar de lastimarlo, pero su lanza tenía un alcanza más largo, dicha arma estaba hecha de una extraña madera bastante resistente y no podía ni siquiera romperla con mis dagas a pesar de todos los intentos; a pesar de no tener magia o habilidades especiales, los humanos y sus maestrías en distintas armas resultaban ser formidables y complejos oponentes para cualquiera.
Finalmente el sujeto se aburrió de jugar a la defensiva y comenzó a usar una estrategia más ofensiva, se mantenía a cierta distancia lanzando rápidas estocadas con su lanza, me resultaba difícil evadirlo y la rapidez de sus ataques me impedía concentrarme para usar alguno de mis trucos mentales -¿Por qué quieren matarme?- Pregunté tal vez para ganar algo de tiempo mientras pensaba qué hacer, aunque de hecho también me daba mucha curiosidad no solo la razón de aquella cacería sino además, deseaba saber quién estaba detrás de todo eso; miraba hacia los lados en busca de una salida, la pared del fondo no parecía muy alta, pero si lo intentaba el sujeto con la ballesta me abriría unos hermosos agujeros en la espalda, necesitaba un plan rápido...
Offrol [1]: Habilidad de nivel 0: El que susurra en la oscuridad
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
El desconocido aceleró el paso, posiblemente huyendo de algo, y en su falta de atención al camino tropezó con los pies del mendigo, quien no pudo evitar agitarse un poco por la sorpresa del contacto.
La caída permitió que un débil haz de luz de una de las farolas iluminase momentáneamente la cara del sujeto.
¡Qué rayos! Espero que no seas un cazador encubierto.
¿Cazador? ¿De qué estaba hablando? ¿Quién le perseguía?
Entonces el mendigo pudo recordar la cara de aquel hombre. Lo había conocido en una misión hacía muchos, muchos meses.
Su nombre era Bio, si no le fallaba la memoria, y era un habitante de la noche.
Por suerte o por desgracia él no parecía haberle reconocido, así que continuó un rato tendido en su sitio, haciéndose aún el dormido pero manteniendo una cierta vigilancia con su ojo derecho entreabierto.
Tres hombres más aparecieron por el estrecho callejón, que apenas daba paso a dos personas juntas.
Todos ellos llevaban algún tipo de arma: uno portaba una amenazante ballesta, otro una lanza robusta y el último una simple maza dentada de hierro, no por ello menos peligrosa.
El del arma a distancia se mantuvo atrás, ordenando a los otros dos que atrapasen al vampiro.
Este, por su parte, no tardó en reaccionar, y con una palabra que al mendigo le resultaba desconocida y foránea, el hombre de la maza tropezó también con el pordiosero, dejando caer su arma al suelo mientras se sujetaba la cabeza en agonía.
El de la lanza, sin embargo, prosiguió hábilmente con su acometida, arrinconando poco a poco a Bio, que se defendía como buenamente le permitían la distancia y sus propias dagas.
Aprovechando la distracción, el cazador de la ballesta trepó por unas cajas al final del callejón, encaramándose posteriormente a un tejadillo que le daba un punto mucho más claro y preciso para poder disparar a su presa.
El mendigo no podía soportar tal injusticia, pues aunque uno de ellos no se encontraba en condiciones de proseguir el enfrentamiento, seguían siendo dos contra uno, y el vampiro no tendría posibilidades de acercarse limpiamente al lancero, y menos aún teniendo que evitar ser perforado por los virotes del ballestero, que volaban cerca de su cabeza, aunque ninguno había logrado impactar en él por el momento.
El sintecho se incorporó como buenamente le permitían sus facultades, ciertamente mermadas tras mucho tiempo sin practicar, pero aún no inexistentes, y agarró por la nuca al cazador agonizante de la maza para acto seguido propinarle un potente rodillazo en la frente. Por supuesto, sin ningún tipo de protección, eso le dolió casi lo mismo a él que al guerrero, ahora inconsciente en el suelo.
Nicolás, pues así se llamaba el mendigo, agarró la maza y aprovechó que el lancero se encontraba enfrascado en su lucha contra el habitante de las sombras para hacer bajar el arma sobre su rodilla derecha, desestabilizándolo y haciendo que cayese al suelo entre gritos de dolor.
Por desgracia sus últimas acciones no habían pasado desapercibidas para el cazador de la ballesta, quien le apuntó unos instantes y disparó dos virotes en su dirección antes de regresar al vampiro.
El primero chocó contra un muro de piedra, cayendo al suelo tras el impacto, pero el segundo le acertó al hombre harapiento en el estómago, a apenas un palmo del corazón.
¡GAAAAGH!, profirió el mendigo, tosiendo un poco de sangre en el proceso.
¡Rápido, gagh... al almacén...!, le indicó a su nuevo cómplice.
Si querían sobrevivir era la única alternativa al asalto implacable del ballestero, aunque a él ya no le quedaba mucho, no si no recibía algún tipo de tratamiento.
La caída permitió que un débil haz de luz de una de las farolas iluminase momentáneamente la cara del sujeto.
¡Qué rayos! Espero que no seas un cazador encubierto.
¿Cazador? ¿De qué estaba hablando? ¿Quién le perseguía?
Entonces el mendigo pudo recordar la cara de aquel hombre. Lo había conocido en una misión hacía muchos, muchos meses.
Su nombre era Bio, si no le fallaba la memoria, y era un habitante de la noche.
Por suerte o por desgracia él no parecía haberle reconocido, así que continuó un rato tendido en su sitio, haciéndose aún el dormido pero manteniendo una cierta vigilancia con su ojo derecho entreabierto.
Tres hombres más aparecieron por el estrecho callejón, que apenas daba paso a dos personas juntas.
Todos ellos llevaban algún tipo de arma: uno portaba una amenazante ballesta, otro una lanza robusta y el último una simple maza dentada de hierro, no por ello menos peligrosa.
El del arma a distancia se mantuvo atrás, ordenando a los otros dos que atrapasen al vampiro.
Este, por su parte, no tardó en reaccionar, y con una palabra que al mendigo le resultaba desconocida y foránea, el hombre de la maza tropezó también con el pordiosero, dejando caer su arma al suelo mientras se sujetaba la cabeza en agonía.
El de la lanza, sin embargo, prosiguió hábilmente con su acometida, arrinconando poco a poco a Bio, que se defendía como buenamente le permitían la distancia y sus propias dagas.
Aprovechando la distracción, el cazador de la ballesta trepó por unas cajas al final del callejón, encaramándose posteriormente a un tejadillo que le daba un punto mucho más claro y preciso para poder disparar a su presa.
El mendigo no podía soportar tal injusticia, pues aunque uno de ellos no se encontraba en condiciones de proseguir el enfrentamiento, seguían siendo dos contra uno, y el vampiro no tendría posibilidades de acercarse limpiamente al lancero, y menos aún teniendo que evitar ser perforado por los virotes del ballestero, que volaban cerca de su cabeza, aunque ninguno había logrado impactar en él por el momento.
El sintecho se incorporó como buenamente le permitían sus facultades, ciertamente mermadas tras mucho tiempo sin practicar, pero aún no inexistentes, y agarró por la nuca al cazador agonizante de la maza para acto seguido propinarle un potente rodillazo en la frente. Por supuesto, sin ningún tipo de protección, eso le dolió casi lo mismo a él que al guerrero, ahora inconsciente en el suelo.
Nicolás, pues así se llamaba el mendigo, agarró la maza y aprovechó que el lancero se encontraba enfrascado en su lucha contra el habitante de las sombras para hacer bajar el arma sobre su rodilla derecha, desestabilizándolo y haciendo que cayese al suelo entre gritos de dolor.
Por desgracia sus últimas acciones no habían pasado desapercibidas para el cazador de la ballesta, quien le apuntó unos instantes y disparó dos virotes en su dirección antes de regresar al vampiro.
El primero chocó contra un muro de piedra, cayendo al suelo tras el impacto, pero el segundo le acertó al hombre harapiento en el estómago, a apenas un palmo del corazón.
¡GAAAAGH!, profirió el mendigo, tosiendo un poco de sangre en el proceso.
¡Rápido, gagh... al almacén...!, le indicó a su nuevo cómplice.
Si querían sobrevivir era la única alternativa al asalto implacable del ballestero, aunque a él ya no le quedaba mucho, no si no recibía algún tipo de tratamiento.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Mientras luchaba por defenderme, el ballestero consiguió subir a un lugar más elevado para tener un mejor tiro, hasta ahora, había intentado cubrirme discretamente interponiendo siempre al de la lanza entre nosotros, pero ahora la altura le permitiría al sujeto lanzar algún virote que me impactara sin mucho problema, pero justo cuando pensaba que todo se estaba poniendo peor, el mendigo se levantó y acabó con uno de los sujetos para tomar su arma y en un parpadeo destruir la rodilla del lancero que cayó al piso gritando de dolor, parecía ser que la situación mejoraba cuando de pronto un par de virotes fueron lanzados hacia el misterioso guerrero que había salido en ayuda del vampiro y aunque el primero falló, el segundo alcanzó a impactarlo, mis ojos se abrieron como platos al ver cómo aquel desconocido era herido y terminaba escupiendo sangre por mi culpa -¡¡Nooo!!- [1] Grité furioso mientras clavaba mis dos dagas en la cabeza del cazador que había caído de rodillas a causa del golpe y luego abrí las manos hacia los lados separando el cráneo en dos pedazos, el grito había sido más que eso, un poco de magia había escapado aunque sin control alguno, causando en el ballestero un profundo temor que lo dejaría casi sin poder reaccionar por unos instantes, tiempo suficiente para guardar una de mis dagas y usar la mano ahora libre para tomar la lanza del caído y lanzarla con todas mis fuerzas hacia el intimidado cazador.
No sabía si lograría acertarle, jamás había arrojado una lanza, pero estaba seguro de que al menos por un rato no lograría atacarnos -¿Almacén?- Pregunté confundido pues no había visto ninguna puerta, pero si ese callejón era el hogar del mendigo seguramente lo conocía más que yo, avancé un poco más y encontré una puerta casi oculta por algunas cajas, y aunque estaba cerrada, un par de patadas bastaron para hacerla ceder -Ven rápido- Dije al mendigo mientras le ofrecía mi mano para ayudarle a sostenerse pero también para apresurarlo, el hombre que me había ayudado me parecía conocido, algo en su mirada me recordaba haberlo visto, pero no terminaba de recordar, tal vez su descuidada barba y el aspecto andrajoso que ahora tenía me hacían dudar de que realmente fuera quien me parecía -¿Barbacero?- Pregunté con cierta duda; una vez dentro cerraría la puerta obstruyéndola con algún objeto para darnos algo de tiempo.
El lugar era bastante oscuro, parecía estar abandonado, colmado de cajas apiladas cuyo contenido no lograba siquiera imaginar, Un pequeño bulto de mantas acumuladas y sucias servirían de momento como una cama arcaica para que el herido pudiera reposar mientras pensaba qué hacer, mis conocimientos de medicina eran bastante limitados y con esa herida seguramente teníamos el tiempo contado.
No sabía si lograría acertarle, jamás había arrojado una lanza, pero estaba seguro de que al menos por un rato no lograría atacarnos -¿Almacén?- Pregunté confundido pues no había visto ninguna puerta, pero si ese callejón era el hogar del mendigo seguramente lo conocía más que yo, avancé un poco más y encontré una puerta casi oculta por algunas cajas, y aunque estaba cerrada, un par de patadas bastaron para hacerla ceder -Ven rápido- Dije al mendigo mientras le ofrecía mi mano para ayudarle a sostenerse pero también para apresurarlo, el hombre que me había ayudado me parecía conocido, algo en su mirada me recordaba haberlo visto, pero no terminaba de recordar, tal vez su descuidada barba y el aspecto andrajoso que ahora tenía me hacían dudar de que realmente fuera quien me parecía -¿Barbacero?- Pregunté con cierta duda; una vez dentro cerraría la puerta obstruyéndola con algún objeto para darnos algo de tiempo.
El lugar era bastante oscuro, parecía estar abandonado, colmado de cajas apiladas cuyo contenido no lograba siquiera imaginar, Un pequeño bulto de mantas acumuladas y sucias servirían de momento como una cama arcaica para que el herido pudiera reposar mientras pensaba qué hacer, mis conocimientos de medicina eran bastante limitados y con esa herida seguramente teníamos el tiempo contado.
Offrol [1] - Habilidad de nivel 3: El miedo que acecha
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
La fuerza comenzaba a abandonarle igual de rápido que había acudido en su auxilio.
El duro virote de acero permanecía atravesado en sus tripas, causante de la hemorragia interna que estaba sufriendo en aquellos instantes.
La vista le fallaba a ratos, sentía que se iba a desvanecer, cuando de repente una mano amistosa le agarró, ayudándole a avanzar a duras penas hacia el interior del almacén.
Casi por intervención divina la pareja logró evitar el acoso a distancia del cazador de la ballesta, y una vez dentro el vampiro atrancó la entrada con unas cuantas cajas de las que aún permanecían en el interior de la construcción.
¿Barbacero?
Era como si acabase de caer en la cuenta de quién era él.
Con una voz débil y quejumbrosa Nicolás contestó: S-sí... GAGH... Así me llamaban hace tiempo...
El desmejorado pordiosero hizo una pausa para tomar aire mientras intentaba regular su agitada y difícil respiración.
Pero ya hace... mucho de eso...
Apenas podía hablar, y el dolor, punzante, no cesaba, atormentándole durante esos últimos minutos de vida que le quedaban a su endeble cuerpo actual.
Mantenía las manos encima de la herida, intentando taponar inútilmente el flujo de sangre.
En el fondo sabía perfectamente que no había salvación posible; extraer aquel virote causaría un desgarro en sus entrañas aún mayor, y probablemente tuviese también algún tipo de veneno para asegurar que aunque solo rozase a su objetivo este se viese castigado de cualquier modo.
Sacando fuerzas de flaqueza, intentó hacerle la pregunta al de nocturnas costumbres.
¿Por... qué te perseguían...?
Necesitaba saber por qué había arriesgado su vida de aquella manera, al menos para poder descansar tranquilo.
Lo único que le podría terminar de hundir aún más en su miseria actual sería saber que había ayudado a que escapase un criminal buscado.
El duro virote de acero permanecía atravesado en sus tripas, causante de la hemorragia interna que estaba sufriendo en aquellos instantes.
La vista le fallaba a ratos, sentía que se iba a desvanecer, cuando de repente una mano amistosa le agarró, ayudándole a avanzar a duras penas hacia el interior del almacén.
Casi por intervención divina la pareja logró evitar el acoso a distancia del cazador de la ballesta, y una vez dentro el vampiro atrancó la entrada con unas cuantas cajas de las que aún permanecían en el interior de la construcción.
¿Barbacero?
Era como si acabase de caer en la cuenta de quién era él.
Con una voz débil y quejumbrosa Nicolás contestó: S-sí... GAGH... Así me llamaban hace tiempo...
El desmejorado pordiosero hizo una pausa para tomar aire mientras intentaba regular su agitada y difícil respiración.
Pero ya hace... mucho de eso...
Apenas podía hablar, y el dolor, punzante, no cesaba, atormentándole durante esos últimos minutos de vida que le quedaban a su endeble cuerpo actual.
Mantenía las manos encima de la herida, intentando taponar inútilmente el flujo de sangre.
En el fondo sabía perfectamente que no había salvación posible; extraer aquel virote causaría un desgarro en sus entrañas aún mayor, y probablemente tuviese también algún tipo de veneno para asegurar que aunque solo rozase a su objetivo este se viese castigado de cualquier modo.
Sacando fuerzas de flaqueza, intentó hacerle la pregunta al de nocturnas costumbres.
¿Por... qué te perseguían...?
Necesitaba saber por qué había arriesgado su vida de aquella manera, al menos para poder descansar tranquilo.
Lo único que le podría terminar de hundir aún más en su miseria actual sería saber que había ayudado a que escapase un criminal buscado.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Al confirmar que se trataba de Nicolás me sentí más angustiado por su herida que ahora comenzaba a parecerme mucho más grande y peligrosa -No hables- Le dije en tono protector -Guarda energías- Con semejante herida sería imposible que lograra resistir hasta llegar a un hospital e incluso, de poder salir, no llegaríamos lejos con esos cazadores buscándome, esperaba al menos haber eliminado a los tres de afuera, pero aún quedaban otros -¿Qué te ha pasado?- Pensé al detallar su apariencia tan descuidada en comparación con el que había conocido antes -Hace mucho- Expliqué en tono pausado para responder a su pregunta -Era parte de un grupo de asesinos, pero adopté a una pequeña niña a la que debíamos matar, al hacerlo me convertí en un traidor al que deben eliminar, además de que luego irán también por esa niña- Miré al piso con algo de melancolía.
Me afectaba mucho ver su hemorragia cada vez peor, pero lamentablemente no podía hacer nada para salvarlo, a menos que -No- Dije mientras me alejaba de su posición pensando en lo terrible de aquella idea que había venido a mi mente, no podía hacerle eso, cambiaría su vida totalmente; yo no podía tomar esa decisión por él, pero sin duda él sí podría, no se me ocurría manera alguna de salvarlo que un fuera compartir con él un poco de mi sangre, que a pesar de todas las desventajas de mi raza, al menos le permitirían vivir.
Me acerqué lentamente hacia él sin quitar la vista de su herida -¿Quieres vivir?- Pregunté en modo desafiante -No sé qué te ha sucedido, pero sí sé que una parte de ti ha muerto ya- Era más un reproche que otra cosa -Eso que eres ahora, morirá hoy, pero si el guerrero que yo conocí, quiere vivir, puedo ofrecerle la eternidad- Era sin duda un emotivo discurso, pero bastante sincero, sabía que el guerrero seguía ahí dentro, de otro modo no me habría ayudado durante el asalto donde resultó herido por mi culpa -Debes decidir rápido, tu tiempo se termina, pero es el guerrero a quien vale la pena salvar, sé que está ahí dentro- Dije mientras lo miraba fijamente -Yo recuerdo al guerrero que solías ser, pero tú... ¿Lo has olvidado?- La transformación no sería nada fácil, y durante el proceso podría morir si no tenía la suficiente fuerza de voluntad para aferrarse a la vida, por eso debía despertar en él sus ganas de vivir, pues el vagabundo se entregaría a la muerte al primer intento -¿Deseas vivir como un vampiro?- Pregunté finalmente esperando la respuesta que cambiaría su vida para siempre.
Me afectaba mucho ver su hemorragia cada vez peor, pero lamentablemente no podía hacer nada para salvarlo, a menos que -No- Dije mientras me alejaba de su posición pensando en lo terrible de aquella idea que había venido a mi mente, no podía hacerle eso, cambiaría su vida totalmente; yo no podía tomar esa decisión por él, pero sin duda él sí podría, no se me ocurría manera alguna de salvarlo que un fuera compartir con él un poco de mi sangre, que a pesar de todas las desventajas de mi raza, al menos le permitirían vivir.
Me acerqué lentamente hacia él sin quitar la vista de su herida -¿Quieres vivir?- Pregunté en modo desafiante -No sé qué te ha sucedido, pero sí sé que una parte de ti ha muerto ya- Era más un reproche que otra cosa -Eso que eres ahora, morirá hoy, pero si el guerrero que yo conocí, quiere vivir, puedo ofrecerle la eternidad- Era sin duda un emotivo discurso, pero bastante sincero, sabía que el guerrero seguía ahí dentro, de otro modo no me habría ayudado durante el asalto donde resultó herido por mi culpa -Debes decidir rápido, tu tiempo se termina, pero es el guerrero a quien vale la pena salvar, sé que está ahí dentro- Dije mientras lo miraba fijamente -Yo recuerdo al guerrero que solías ser, pero tú... ¿Lo has olvidado?- La transformación no sería nada fácil, y durante el proceso podría morir si no tenía la suficiente fuerza de voluntad para aferrarse a la vida, por eso debía despertar en él sus ganas de vivir, pues el vagabundo se entregaría a la muerte al primer intento -¿Deseas vivir como un vampiro?- Pregunté finalmente esperando la respuesta que cambiaría su vida para siempre.
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Hace mucho era parte de un grupo de asesinos, pero adopté a una pequeña niña a la que debíamos matar, al hacerlo me convertí en un traidor al que deben eliminar, además de que luego irán también por esa niña.
Así que eso era, una purga de traidores que sería llevada hasta sus últimas consecuencias.
Ir a por el vampiro era algo relativamente lógico, pero perseguir también a la niña era demasiado. ¿Qué había hecho al fin y al cabo la pobre criatura para acabar envuelta en algo tan escabroso?
Bio, mientras tanto, parecía más preocupado por el enorme virote que atravesaba su pecho y apenas le mantenía vivo, bloqueando la salida de aún más sangre con la propia madera.
No...
Parecía especialmente nervioso, como si estuviese meditando alguna decisión muy seria a cada paso que avanzaba.
Tras un rato de cavilar, continuó hablándole al viejo guerrero, quizás para asegurarse de que no perdiese la consciencia aún, aunque sus ojos casi completamente cerrados de agotamiento no colaboraban.
No sé qué te ha sucedido, pero sí sé que una parte de ti ha muerto ya.
Eso que eres ahora morirá hoy, pero si el guerrero que yo conocí quiere vivir, puedo ofrecerle la eternidad.
¿Qué quiere decir...?
Debes decidir rápido, tu tiempo se termina, pero es el guerrero a quien vale la pena salvar, sé que está ahí dentro.Yo recuerdo al guerrero que solías ser, pero tú... ¿Lo has olvidado?
Barbacero permaneció callado, exhausto y al borde de la muerte, no se encontraba en condiciones de responder tan libremente.
Un corto silencio reinó en el cobertizo durante unos segundos hasta que Bio prosiguió.
¿Deseas vivir como un vampiro?
La pregunta había calado como un jarro de agua fría en el mendigo moribundo, quien apenas alcanzaba a reaccionar con algo más que su mente a la proposición.
Desde tiempos inmemoriales vampiros y humanos habían sido enemigos mortales, los primeros alimentándose de los otros como mero ganado, y los segundos buscando su justa venganza contra los opresores y villanos habitantes de las tinieblas.
Sin embargo, el poco contacto que había tenido él con vampiros había demostrado que, al igual que las otras razas, no todo era como se contaba. También existían vampiros bondadosos, en sus propios términos, pero no carniceros desalmados como los describían muchos enemigos de los noctívagos.
Pero poniéndose en el extremo opuesto, ¿y si los casos que había tenido el gusto de conocer no eran más que la excepción de la regla de una comunidad muchísimo más vasta?
Alguna vez había tenido que matar a alguno, pero casi siempre bajo el amparo de la luz del sol, y rara vez mostraban resistencia efectiva en esos casos, incluso llegaban a llorar y suplicar clemencia.
Quizás simplemente nada era tan fácil en la vida como bien y mal, sin nada de por medio, sin motivaciones personales que obligasen a tomar un curso de acción dependiendo de la situación.
El pequeño discurso de su compañero había logrado reavivar ligeramente la llama de su corazón, tan moribunda como su dueño.
¿Iba a permitir que si final fuese este, morir desangrado en un sucio almacén abandonado, rodeado de mugre y esperando a ser descubierto por algún guardia cuando el olor de su cadáver en descomposición lo alertase?
¿Acaso había servido de algo tanto entrenamiento durante años, tantas vidas sacrificadas para que él pudiese continuar con la suya, tantos combates vencidos y adversidades superadas?
No, esa no podía ser su tumba...
Haciendo uso de las miserables energías que le quedaban, Nicolás extendió su brazo tembloroso hacia el vampiro, dándole por fin la respuesta que esperaba antes de que se le escapase la vida por la garganta.
No quiero... morir aquí... solo... Ayúdame, por favor...
No podía acabar su historia de este modo, aún quedaban muchas cosas por hacer.
Tenía que arrepentirse por los actos equivocados que había cometido durante su anterior vida.
Tenía que disculparse apropiadamente ante Arygos y aceptar el castigo que su familia considerase apropiado para semejante agravio.
Tenía que continuar recorriendo el mundo, en defensa de quien no podía protegerse por sí mismo, como la niña a la que pretendía proteger Bio.
Sí... deseo tener otra oportunidad...
Así que eso era, una purga de traidores que sería llevada hasta sus últimas consecuencias.
Ir a por el vampiro era algo relativamente lógico, pero perseguir también a la niña era demasiado. ¿Qué había hecho al fin y al cabo la pobre criatura para acabar envuelta en algo tan escabroso?
Bio, mientras tanto, parecía más preocupado por el enorme virote que atravesaba su pecho y apenas le mantenía vivo, bloqueando la salida de aún más sangre con la propia madera.
No...
Parecía especialmente nervioso, como si estuviese meditando alguna decisión muy seria a cada paso que avanzaba.
Tras un rato de cavilar, continuó hablándole al viejo guerrero, quizás para asegurarse de que no perdiese la consciencia aún, aunque sus ojos casi completamente cerrados de agotamiento no colaboraban.
No sé qué te ha sucedido, pero sí sé que una parte de ti ha muerto ya.
Eso que eres ahora morirá hoy, pero si el guerrero que yo conocí quiere vivir, puedo ofrecerle la eternidad.
¿Qué quiere decir...?
Debes decidir rápido, tu tiempo se termina, pero es el guerrero a quien vale la pena salvar, sé que está ahí dentro.Yo recuerdo al guerrero que solías ser, pero tú... ¿Lo has olvidado?
Barbacero permaneció callado, exhausto y al borde de la muerte, no se encontraba en condiciones de responder tan libremente.
Un corto silencio reinó en el cobertizo durante unos segundos hasta que Bio prosiguió.
¿Deseas vivir como un vampiro?
La pregunta había calado como un jarro de agua fría en el mendigo moribundo, quien apenas alcanzaba a reaccionar con algo más que su mente a la proposición.
Desde tiempos inmemoriales vampiros y humanos habían sido enemigos mortales, los primeros alimentándose de los otros como mero ganado, y los segundos buscando su justa venganza contra los opresores y villanos habitantes de las tinieblas.
Sin embargo, el poco contacto que había tenido él con vampiros había demostrado que, al igual que las otras razas, no todo era como se contaba. También existían vampiros bondadosos, en sus propios términos, pero no carniceros desalmados como los describían muchos enemigos de los noctívagos.
Pero poniéndose en el extremo opuesto, ¿y si los casos que había tenido el gusto de conocer no eran más que la excepción de la regla de una comunidad muchísimo más vasta?
Alguna vez había tenido que matar a alguno, pero casi siempre bajo el amparo de la luz del sol, y rara vez mostraban resistencia efectiva en esos casos, incluso llegaban a llorar y suplicar clemencia.
Quizás simplemente nada era tan fácil en la vida como bien y mal, sin nada de por medio, sin motivaciones personales que obligasen a tomar un curso de acción dependiendo de la situación.
El pequeño discurso de su compañero había logrado reavivar ligeramente la llama de su corazón, tan moribunda como su dueño.
¿Iba a permitir que si final fuese este, morir desangrado en un sucio almacén abandonado, rodeado de mugre y esperando a ser descubierto por algún guardia cuando el olor de su cadáver en descomposición lo alertase?
¿Acaso había servido de algo tanto entrenamiento durante años, tantas vidas sacrificadas para que él pudiese continuar con la suya, tantos combates vencidos y adversidades superadas?
No, esa no podía ser su tumba...
Haciendo uso de las miserables energías que le quedaban, Nicolás extendió su brazo tembloroso hacia el vampiro, dándole por fin la respuesta que esperaba antes de que se le escapase la vida por la garganta.
No quiero... morir aquí... solo... Ayúdame, por favor...
No podía acabar su historia de este modo, aún quedaban muchas cosas por hacer.
Tenía que arrepentirse por los actos equivocados que había cometido durante su anterior vida.
Tenía que disculparse apropiadamente ante Arygos y aceptar el castigo que su familia considerase apropiado para semejante agravio.
Tenía que continuar recorriendo el mundo, en defensa de quien no podía protegerse por sí mismo, como la niña a la que pretendía proteger Bio.
Sí... deseo tener otra oportunidad...
- Off-rol:
- Poco sabe el pobre Nicolás que la niña de Bio es esa monstruita repelente de Magazubi, jajajaja.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Un silencio sepulcral invadió el recinto tanto antes como después de mi pregunta, y es que a fin de cuentas, no era una decisión fácil, vampiros y humanos habían sido enemigos durante generaciones, muchos humanos elegirían la muerte sin pensarlo, antes que convertirse en los monstruos que consideran que somos, decisiones basadas más en el orgullo que en un razonamiento correcto, terquedad pura en menoscabo de la inteligencia, pero éste hombre estaba a punto de morir, si encontraba una razón para seguir viviendo, debía aferrarse a ella pues era lo que necesitaría para sobrevivir a la dura conversión.
Finalmente su respuesta llegó, justo la respuesta que esperaba recibir de un guerrero que no se rendiría ante la muerte, y aunque le ofrecía no era la mejor solución, al menos era la mejor que de momento podía darle; tomé su brazo que ya apenas podía levantar y me dispuse a comenzar el proceso. Decididamente llevé su antebrazo cerca de mi boca y clavé mis colmillos en su piel, con algo de suerte el efecto sedante de la mordida vampírica comenzaría a sentirse en poco tiempo, y aunque eso no sanaría la herida, al menos eliminaría el dolor que sentía el pobre Nicolás; arranqué violentamente el virote de su pecho, a estas alturas ya se encontraría sedado por la mordida, lo que me daba un poco de tranquilidad, y con el mismo filo del virote hice un corte en mi muñeca izquierda para luego dejar caer mi sangre directamente a los labios del moribundo humano -Bebe de mí y vivirás por siempre- Murmuré con un tono cargado de magia que se adentraría en su subconsciente para relajarlo, necesitaría entender y encontrar por si mismo el camino hacía la eternidad.
Esto sin duda me dejaría bastante débil, desconocía la cantidad exacta de sangre que debería darle para una conversión exitosa, así que simplemente confiaría en su autocontrol o lo detendría si ponía en riesgo mi propia salud; aunque no recordaba muchas cosas de mi propia conversión, sabía con certeza lo que estaba experimentando en este momento, confusión, incertidumbre, sed, mi sangre se mezclaba con la suya devorándola, convirtiendo cada gota de sangre humana en algo superior, la hemorragia en la herida de su pecho parecía cesar, tal vez comenzaba a recuperarse o tal vez ya se había muerto, mi parte estaba hecha, la magia de la sangre maldita ya estaba recorriendo su cuerpo, sin embargo no sería tan sencillo, sobrevivir a la conversión requería no solo recibir la sangre de un vampiro, sino además tener una fuerte determinación y deseo de vivir, tenía que encontrar un motivo para continuar y aferrarse a él, de ese modo y solo así, lograría soportar todo el proceso, ya le había dado algunas pistas al mencionarle que debía desear vivir, ese triste mendigo que era ahora difícilmente lograría sobrevivir, pero el guerrero que yo conocía, tendría fuerzas de sobra para soportarlo ¿Sería capaz de encontrar el camino para tener otra oportunidad?
Finalmente su respuesta llegó, justo la respuesta que esperaba recibir de un guerrero que no se rendiría ante la muerte, y aunque le ofrecía no era la mejor solución, al menos era la mejor que de momento podía darle; tomé su brazo que ya apenas podía levantar y me dispuse a comenzar el proceso. Decididamente llevé su antebrazo cerca de mi boca y clavé mis colmillos en su piel, con algo de suerte el efecto sedante de la mordida vampírica comenzaría a sentirse en poco tiempo, y aunque eso no sanaría la herida, al menos eliminaría el dolor que sentía el pobre Nicolás; arranqué violentamente el virote de su pecho, a estas alturas ya se encontraría sedado por la mordida, lo que me daba un poco de tranquilidad, y con el mismo filo del virote hice un corte en mi muñeca izquierda para luego dejar caer mi sangre directamente a los labios del moribundo humano -Bebe de mí y vivirás por siempre- Murmuré con un tono cargado de magia que se adentraría en su subconsciente para relajarlo, necesitaría entender y encontrar por si mismo el camino hacía la eternidad.
Esto sin duda me dejaría bastante débil, desconocía la cantidad exacta de sangre que debería darle para una conversión exitosa, así que simplemente confiaría en su autocontrol o lo detendría si ponía en riesgo mi propia salud; aunque no recordaba muchas cosas de mi propia conversión, sabía con certeza lo que estaba experimentando en este momento, confusión, incertidumbre, sed, mi sangre se mezclaba con la suya devorándola, convirtiendo cada gota de sangre humana en algo superior, la hemorragia en la herida de su pecho parecía cesar, tal vez comenzaba a recuperarse o tal vez ya se había muerto, mi parte estaba hecha, la magia de la sangre maldita ya estaba recorriendo su cuerpo, sin embargo no sería tan sencillo, sobrevivir a la conversión requería no solo recibir la sangre de un vampiro, sino además tener una fuerte determinación y deseo de vivir, tenía que encontrar un motivo para continuar y aferrarse a él, de ese modo y solo así, lograría soportar todo el proceso, ya le había dado algunas pistas al mencionarle que debía desear vivir, ese triste mendigo que era ahora difícilmente lograría sobrevivir, pero el guerrero que yo conocía, tendría fuerzas de sobra para soportarlo ¿Sería capaz de encontrar el camino para tener otra oportunidad?
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
El mordisco de aquel habitante de la noche fue súbito, intenso, feroz.
Nicolás pudo notar rápidamente como algo sucedía. Estaba comenzando a perder la sensibilidad de su cuerpo, pero no sentía dolor.
Aquello era casi una bendición, un regalo de los dioses para concederle el descanso de su sufrimiento actual.
Su sangre ascendía por los colmillos, introduciéndose por las comisuras de los labios del vampiro en su huida de aquel cuerpo moribundo mientras el mendigo contemplaba pasmado el techo del almacén de piedra.
Sin previo aviso, el virote en el que se encontraba empalado fui extraído brutalmente del torso, y, a pesar de todo, seguía sin notar más que un leve cosquilleo.
¿Le había estado mintiendo Bio?
Entonces pudo ver cómo con la punta casi roma de aquel virote el chupasangre se cortaba a sí mismo, dejando salir un reguero de sangre.
Bebe de mí y vivirás por siempre.
Casi no tuvo que hacer esfuerzos por la proximidad del brazo.
En un acto antinatural, Barbacero se llevó a la boca la herida, comenzando a succionar con una mezcla de asco y necesidad la sangre que manaba de ella.
El sabor era intenso, fuerte, cargado de sensaciones contradictorias. Picante y dulce, caliente y frío, desagradable y delicioso, extendiendo hasta el infinito conceptos que ni siquiera deberían de poder existir en el mismo espacio.
La cabeza comenzó a darle vueltas, quién sabe si por la pérdida de sangre o por el efecto de esta nueva.
Nicolás abrió los ojos. Se encontraba en un bosque oscuro y desconocido para él. Ninguno de todos los árboles pertenecía a especies regionales, así que solo pudo preguntarse qué hacía en semejante sitio.
Pudo notar cómo se encontraba en perfecto estado, aún con la buena forma física de la que presumía unos meses atrás, y desde luego sin heridas ni marcas de la existencia del virote.
Echó un segundo vistazo a la arboleda. Pudo distinguir un sendero de tierra a un lado, marcando el camino hasta una posada.
A falta de otro sitio más claro al que dirigirse, el guerrero se encaminó hacia el edificio, que parecía bastante animado.
Sin embargo, no pudo evitar sentirse incómodo durante el breve recorrido. Una serie de escalofríos recorrieron su espalda, pues en el fondo podía discernir centenares de ojos curiosos y relucientes que le observaban en silencio desde la oscuridad, como depredadores al acecho del primer error fatal de su presa.
Barbacero aceleró el paso para librarse cuanto antes de la sensación de incomodidad y muerte asegurada, y apenas a diez pasos de la puerta del local vio cómo se abría la puerta para dar paso a un hombre alto y apuesto, de unas treinta inviernos aproximadamente, esbelto y apuesto, con rasgos bien definidos y acentuados por su larga cabellera negra, que descansaba sobre sus hombros. Portaba un laúd de bella manufactura, pero este dejó de cobrar importancia cuando detrás del hombre salió una joven que apenas habría llegado a la madurez, hermosa como el cántico de un jilguero y vestida con bellas prendas de tejidos exóticos.
La joven acompañó al caballero hacia un lugar más apartado de la taberna, como toda moza había hecho alguna vez con el hijo del herrero para retozar entre los matorrales, ignorando a Nicolás como si no existiese.
Pasó el tiempo y no volvía ninguno de los dos, y el local parecía igual de animado en todo momento, así que el guerrero siguió esperando, temiéndose lo peor.
Unos minutos que parecieron horas más tarde, el hombre volvió de entre los árboles, solo, sin muestra alguna de saber qué había pasado con la moza aparte de una sonrisa en su rostro, y volvió a entrar en la posada, sin detenerse ante Nicolás tampoco.
Él se dirigió en dirección de la joven para acudir en su auxilio, pensando que quizás, con suerte, aún seguiría viva en algún sitio.
Entonces dio de bruces contra un claro en el bosque, donde yacía en el suelo la muchacha.
No se había fijado hasta entonces, pero tenía el cabello blanco. Eso le hizo acordarse de Arygos.
Algún día, pensó para sus adentros.
Iba camino a la taberna de nuevo para pedir explicaciones cuando pudo oír gritos a la distancia. Provenían de ese sitio.
Raudo como el viento, Barbacero echó a correr entre la arboleda de nuevo, pero cuando llegó la escena le desmoralizó nuevamente.
Restos de cuerpos mutilados se encontraban esparcidos por toda la zona. En el suelo, debajo de las rocas, incrustados en las ventanas, encima del tejado... Aderezando la escena se podían observar unas criaturas homínidas, ya casi deformes, con garras largas y afiladas como dagas, alimentándose como carroñeros de los restos de los anteriores clientes del local.
El guerrero apenas pudo contener las ganas de vomitar, pero por suerte tampoco parecían darse cuenta de su presencia.
Intentando apartarse de todo ese caos, echó a andar por el camino nuevamente en busca de algún tipo de ayuda en contra de aquellas bestias inmundas.
Pasaron horas y horas, aquel sendero no parecía tener fin. La oscuridad del cielo nocturno no cambiaba un ápice, y la tenue luz de la luna apenas era suficiente para proporcionar visión con tantas nubes tapando el firmamento.
Finalmente, cuando ya se encontraba a punto de abandonar su búsqueda, vio una figura a lo lejos luchando con lo que parecía un elevado número de trasgos. Barbacero apuró para equilibrar la balanza del combate.
De cerca pudo ver que el misterioso combatiente se defendía sin problemas contra aquellas aberraciones repugnantes, a pesar de ser superado en cuatro a uno.
Ellos intentaban sorprenderle con ataques coordinados entre todos, pero su férrea defensa no flaqueaba ni por un instante, y uno a uno todas las cuchilladas y embestidas eran bloqueadas sistemáticamente por su escudo.
El lancero soltó un grito de batalla y comenzó el contraataque. Las estocadas de su lanza eran rápidas y precisas, sin fallar ni un solo ataque.
Uno a uno, los trasgos se desplomaban sobre el suelo, con sus corazones aún palpitantes ensartados en la punta de la lanza.
Pronto solo se encontraba él rodeado de un montón de cadáveres, pues aún se había desecho de otros tantos antes de la llegado de Nicolás, quien aún se encontraba maravillado la proeza marcial que había presenciado.
El lancero misterioso apoyó sus armas contra una roca cercana, y a modo de descanso del combate se llevó las manos a la cabeza para desprenderse del casco, que hasta ahora había ocultado sus facciones.
Barbacero le miró a los ojos, y su cabeza comenzó a vibrar. Era el dolor más fuerte que había tenido en toda su vida.
Nicolás abrió los ojos de nuevo. Se encontraba recostado contra la pared, en el mismo sitio donde se habían escondido de los cazadores. El enorme agujero que antes tenía en el torso ahora ya casi se había tapado completamente, aunque se encontraba lejos de sentirse bien.
Por fin tenía de nuevo el control sobre sus miembros, dentro de lo que podía tenerlo alguien que acaba de escapar de los límites de la muerte.
Algo intenso fluía por sus venas. Se sentía diferente. Otra vez aquella misma sensación que cuando había absorbido la sangre de Bio. El proceso había dado inicio irremediablemente, su vieja vida ya no era más que cosa del pasado. Este ser era distinto.
Había recibido una segunda oportunidad, y no iba a desaprovecharla, no ahora que había llegado tan lejos.
He vuelto, afirmó contundentemente.
Nicolás pudo notar rápidamente como algo sucedía. Estaba comenzando a perder la sensibilidad de su cuerpo, pero no sentía dolor.
Aquello era casi una bendición, un regalo de los dioses para concederle el descanso de su sufrimiento actual.
Su sangre ascendía por los colmillos, introduciéndose por las comisuras de los labios del vampiro en su huida de aquel cuerpo moribundo mientras el mendigo contemplaba pasmado el techo del almacén de piedra.
Sin previo aviso, el virote en el que se encontraba empalado fui extraído brutalmente del torso, y, a pesar de todo, seguía sin notar más que un leve cosquilleo.
¿Le había estado mintiendo Bio?
Entonces pudo ver cómo con la punta casi roma de aquel virote el chupasangre se cortaba a sí mismo, dejando salir un reguero de sangre.
Bebe de mí y vivirás por siempre.
Casi no tuvo que hacer esfuerzos por la proximidad del brazo.
En un acto antinatural, Barbacero se llevó a la boca la herida, comenzando a succionar con una mezcla de asco y necesidad la sangre que manaba de ella.
El sabor era intenso, fuerte, cargado de sensaciones contradictorias. Picante y dulce, caliente y frío, desagradable y delicioso, extendiendo hasta el infinito conceptos que ni siquiera deberían de poder existir en el mismo espacio.
La cabeza comenzó a darle vueltas, quién sabe si por la pérdida de sangre o por el efecto de esta nueva.
Nicolás abrió los ojos. Se encontraba en un bosque oscuro y desconocido para él. Ninguno de todos los árboles pertenecía a especies regionales, así que solo pudo preguntarse qué hacía en semejante sitio.
Pudo notar cómo se encontraba en perfecto estado, aún con la buena forma física de la que presumía unos meses atrás, y desde luego sin heridas ni marcas de la existencia del virote.
Echó un segundo vistazo a la arboleda. Pudo distinguir un sendero de tierra a un lado, marcando el camino hasta una posada.
A falta de otro sitio más claro al que dirigirse, el guerrero se encaminó hacia el edificio, que parecía bastante animado.
Sin embargo, no pudo evitar sentirse incómodo durante el breve recorrido. Una serie de escalofríos recorrieron su espalda, pues en el fondo podía discernir centenares de ojos curiosos y relucientes que le observaban en silencio desde la oscuridad, como depredadores al acecho del primer error fatal de su presa.
Barbacero aceleró el paso para librarse cuanto antes de la sensación de incomodidad y muerte asegurada, y apenas a diez pasos de la puerta del local vio cómo se abría la puerta para dar paso a un hombre alto y apuesto, de unas treinta inviernos aproximadamente, esbelto y apuesto, con rasgos bien definidos y acentuados por su larga cabellera negra, que descansaba sobre sus hombros. Portaba un laúd de bella manufactura, pero este dejó de cobrar importancia cuando detrás del hombre salió una joven que apenas habría llegado a la madurez, hermosa como el cántico de un jilguero y vestida con bellas prendas de tejidos exóticos.
La joven acompañó al caballero hacia un lugar más apartado de la taberna, como toda moza había hecho alguna vez con el hijo del herrero para retozar entre los matorrales, ignorando a Nicolás como si no existiese.
Pasó el tiempo y no volvía ninguno de los dos, y el local parecía igual de animado en todo momento, así que el guerrero siguió esperando, temiéndose lo peor.
Unos minutos que parecieron horas más tarde, el hombre volvió de entre los árboles, solo, sin muestra alguna de saber qué había pasado con la moza aparte de una sonrisa en su rostro, y volvió a entrar en la posada, sin detenerse ante Nicolás tampoco.
Él se dirigió en dirección de la joven para acudir en su auxilio, pensando que quizás, con suerte, aún seguiría viva en algún sitio.
Entonces dio de bruces contra un claro en el bosque, donde yacía en el suelo la muchacha.
No se había fijado hasta entonces, pero tenía el cabello blanco. Eso le hizo acordarse de Arygos.
Algún día, pensó para sus adentros.
Iba camino a la taberna de nuevo para pedir explicaciones cuando pudo oír gritos a la distancia. Provenían de ese sitio.
Raudo como el viento, Barbacero echó a correr entre la arboleda de nuevo, pero cuando llegó la escena le desmoralizó nuevamente.
Restos de cuerpos mutilados se encontraban esparcidos por toda la zona. En el suelo, debajo de las rocas, incrustados en las ventanas, encima del tejado... Aderezando la escena se podían observar unas criaturas homínidas, ya casi deformes, con garras largas y afiladas como dagas, alimentándose como carroñeros de los restos de los anteriores clientes del local.
El guerrero apenas pudo contener las ganas de vomitar, pero por suerte tampoco parecían darse cuenta de su presencia.
Intentando apartarse de todo ese caos, echó a andar por el camino nuevamente en busca de algún tipo de ayuda en contra de aquellas bestias inmundas.
Pasaron horas y horas, aquel sendero no parecía tener fin. La oscuridad del cielo nocturno no cambiaba un ápice, y la tenue luz de la luna apenas era suficiente para proporcionar visión con tantas nubes tapando el firmamento.
Finalmente, cuando ya se encontraba a punto de abandonar su búsqueda, vio una figura a lo lejos luchando con lo que parecía un elevado número de trasgos. Barbacero apuró para equilibrar la balanza del combate.
De cerca pudo ver que el misterioso combatiente se defendía sin problemas contra aquellas aberraciones repugnantes, a pesar de ser superado en cuatro a uno.
Ellos intentaban sorprenderle con ataques coordinados entre todos, pero su férrea defensa no flaqueaba ni por un instante, y uno a uno todas las cuchilladas y embestidas eran bloqueadas sistemáticamente por su escudo.
El lancero soltó un grito de batalla y comenzó el contraataque. Las estocadas de su lanza eran rápidas y precisas, sin fallar ni un solo ataque.
Uno a uno, los trasgos se desplomaban sobre el suelo, con sus corazones aún palpitantes ensartados en la punta de la lanza.
Pronto solo se encontraba él rodeado de un montón de cadáveres, pues aún se había desecho de otros tantos antes de la llegado de Nicolás, quien aún se encontraba maravillado la proeza marcial que había presenciado.
El lancero misterioso apoyó sus armas contra una roca cercana, y a modo de descanso del combate se llevó las manos a la cabeza para desprenderse del casco, que hasta ahora había ocultado sus facciones.
Barbacero le miró a los ojos, y su cabeza comenzó a vibrar. Era el dolor más fuerte que había tenido en toda su vida.
Nicolás abrió los ojos de nuevo. Se encontraba recostado contra la pared, en el mismo sitio donde se habían escondido de los cazadores. El enorme agujero que antes tenía en el torso ahora ya casi se había tapado completamente, aunque se encontraba lejos de sentirse bien.
Por fin tenía de nuevo el control sobre sus miembros, dentro de lo que podía tenerlo alguien que acaba de escapar de los límites de la muerte.
Algo intenso fluía por sus venas. Se sentía diferente. Otra vez aquella misma sensación que cuando había absorbido la sangre de Bio. El proceso había dado inicio irremediablemente, su vieja vida ya no era más que cosa del pasado. Este ser era distinto.
Había recibido una segunda oportunidad, y no iba a desaprovecharla, no ahora que había llegado tan lejos.
He vuelto, afirmó contundentemente.
- Off-rol:
- Perdón si me ha salido una Biblia por fascículos, es que me he emocionado un poco escribiendo esto
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
La sangre iniciaba su llamativa y tentadora danza al tiempo que de manera inconsciente el agonizante futuro vampiro tomaba mi brazo dejándose llevar por el llamado de la sangre, seductora y adictiva que se deslizaba ahora por su garganta dejando que sus efectos llegaran directo a su cerebro; no tardaría mucho en comenzar su batalla personal, una pelea contra su propios temores, donde solo su deseo de vivir podría salvarlo de una muerte inminente; apenas unos minutos bastaron para que cayera inconsciente, había hecho tanto como había podido, deseaba hacer más, pero ahora solo dependía de sí mismo, de su propia fortaleza y determinación, estaba solo contra sus peores temores.
Me levanté pensativo, y caminé aun dudando si realmente había hecho lo correcto, no se me había ocurrido nada más, pero ¿Era realmente la única salida? Esperaba que lograra sobrevivir, pero entonces no me quedaba ninguna opción que no fuera simplemente esperar y ver qué sucedía. Las horas transcurrieron de prisa, el amanecer nos había sorprendido refugiados y luego de su llegada las horas se habían sucedido con tal prisa que sentía como si el tiempo quisiera dejarnos atrás.
Finalmente Nicolás logró despertar, escuchar su voz me había dejado un gran alivio, estaba vivo, lo había conseguido; corrí hacia él, estaba vivo, no muy bien pero al menos vivo, la conversión tardaría un poco más en completar el proceso, y durante todo ese tiempo debería permanecer oculto, refugiado -Esto apenas comienza, tu nueva tarea sería adaptarse a los cambios de una nueva condición física- Expliqué a modo de guía, jamás había convertido a nadie antes, pero recordaba claramente todo lo que había sentido cuando fue mi momento, la desesperación y el miedo ante lo desconocido se habían adueñado de mí, pero no dejaría que sucediera lo mismo con Nicolás -Dormiste un buen rato, en un par de horas ya será de noche de nuevo- Dije mientras señalaba la pequeña forma circular que parecía una ventana en lo alto del almacén -También sentirás un hambre que no podrá ser calmada por nada que conozcas, excepto la sangre, eso será lo único que realmente podrá alimentarte- Advertí en tono serio -Deberás permanecer unos días escondido mientras se completa el proceso, tu organismo debe adaptarse a lo que ahora es, no será fácil, pero es necesario- Expliqué para luego sentarme junto a él -De momento, y hasta que se oculte el sol, solo puedo ofrecerte respuestas a todas tus preguntas- Tal vez la mejor ayuda que podría darle era información, guiarlo en sus primeros pasos y preparar su mente para el comienzo de su nueva vida.
Me levanté pensativo, y caminé aun dudando si realmente había hecho lo correcto, no se me había ocurrido nada más, pero ¿Era realmente la única salida? Esperaba que lograra sobrevivir, pero entonces no me quedaba ninguna opción que no fuera simplemente esperar y ver qué sucedía. Las horas transcurrieron de prisa, el amanecer nos había sorprendido refugiados y luego de su llegada las horas se habían sucedido con tal prisa que sentía como si el tiempo quisiera dejarnos atrás.
Finalmente Nicolás logró despertar, escuchar su voz me había dejado un gran alivio, estaba vivo, lo había conseguido; corrí hacia él, estaba vivo, no muy bien pero al menos vivo, la conversión tardaría un poco más en completar el proceso, y durante todo ese tiempo debería permanecer oculto, refugiado -Esto apenas comienza, tu nueva tarea sería adaptarse a los cambios de una nueva condición física- Expliqué a modo de guía, jamás había convertido a nadie antes, pero recordaba claramente todo lo que había sentido cuando fue mi momento, la desesperación y el miedo ante lo desconocido se habían adueñado de mí, pero no dejaría que sucediera lo mismo con Nicolás -Dormiste un buen rato, en un par de horas ya será de noche de nuevo- Dije mientras señalaba la pequeña forma circular que parecía una ventana en lo alto del almacén -También sentirás un hambre que no podrá ser calmada por nada que conozcas, excepto la sangre, eso será lo único que realmente podrá alimentarte- Advertí en tono serio -Deberás permanecer unos días escondido mientras se completa el proceso, tu organismo debe adaptarse a lo que ahora es, no será fácil, pero es necesario- Expliqué para luego sentarme junto a él -De momento, y hasta que se oculte el sol, solo puedo ofrecerte respuestas a todas tus preguntas- Tal vez la mejor ayuda que podría darle era información, guiarlo en sus primeros pasos y preparar su mente para el comienzo de su nueva vida.
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Bio se dirigió a él, un poco preocupado. Parecía alegrarse de que aún estuviese vivo, probablemente porque en parte él tenía la culpa de cómo se habían desarrollado los acontecimientos.
Esto apenas comienza, tu nueva tarea sería adaptarse a los cambios de una nueva condición física.
Nicolás permaneció aún en silencio, no quería interrumpir nada.
El vampiro señaló el pequeño ventanuco del cobertizo, que por suerte estaba tan sucio y cubierto de roña que apenas penetraba la luz por él.
Dormiste un buen rato, en un par de horas ya será de noche de nuevo.
Sentirás un hambre que no podrá ser calmada por nada que conozcas, excepto la sangre, eso será lo único que realmente podrá alimentarte.
Deberás permanecer unos días escondido mientras se completa el proceso, tu organismo debe adaptarse a lo que ahora es.
No será fácil, pero es necesario.
Se sentó junto al mendigo, algo recuperado ahora por el proceso de conversión, aunque aún convaleciente.
Esto era peor que cuando acabó en el hospital tras los problemas con la sirena en aquella isla de los terremotos.
De momento, y hasta que se oculte el sol, solo puedo ofrecerte respuestas a todas tus preguntas.
Ya era el momento apropiado, así que Barbacero le hizo la pregunta que más le preocupaba.
Dices que solo podré alimentarme de sangre a partir de ahora...
¿Vale la de animal o tiene que ser a la fuerza de humano? Si es así, ¿esto cómo afecta a elfos, dragones y otras razas?
¿Y qué hay de la comida normal? ¿Nunca más podré sentir el gusto de comer un estofado caliente?
Probablemente esa era la parte más compleja de asimilar.
¿Y el sol, también tendré que ocultarme de él a todas horas?
Todo esto era un cambio muy repentino, y por desgracia irreversible.
El hombre se rascó la cabeza, pensativo.
Tengo que buscar un sitio donde establecer mi guarida, supongo... ¿Valdrán las catacumbas de Lunargenta?
He oído que hoy en día son casi una segunda ciudad subterránea, y aunque esté repleta de maleantes supongo que me podré hacer con algún sitio seguro...
Entonces recordó uno de los puntos más fundamentales para él.
Antes me ganaba la vida recorriendo el mundo...
¿Cómo puedo viajar ahora de sitio en sitio, si el sol debe ser evitado? ¿Envuelto en mantas en la parte de atrás de un carromato, metido en una caja de mercancía?
Sé que son muchas preguntas y muy seguidas, pero son de primera necesidad todas ellas...
Esto apenas comienza, tu nueva tarea sería adaptarse a los cambios de una nueva condición física.
Nicolás permaneció aún en silencio, no quería interrumpir nada.
El vampiro señaló el pequeño ventanuco del cobertizo, que por suerte estaba tan sucio y cubierto de roña que apenas penetraba la luz por él.
Dormiste un buen rato, en un par de horas ya será de noche de nuevo.
Sentirás un hambre que no podrá ser calmada por nada que conozcas, excepto la sangre, eso será lo único que realmente podrá alimentarte.
Deberás permanecer unos días escondido mientras se completa el proceso, tu organismo debe adaptarse a lo que ahora es.
No será fácil, pero es necesario.
Se sentó junto al mendigo, algo recuperado ahora por el proceso de conversión, aunque aún convaleciente.
Esto era peor que cuando acabó en el hospital tras los problemas con la sirena en aquella isla de los terremotos.
De momento, y hasta que se oculte el sol, solo puedo ofrecerte respuestas a todas tus preguntas.
Ya era el momento apropiado, así que Barbacero le hizo la pregunta que más le preocupaba.
Dices que solo podré alimentarme de sangre a partir de ahora...
¿Vale la de animal o tiene que ser a la fuerza de humano? Si es así, ¿esto cómo afecta a elfos, dragones y otras razas?
¿Y qué hay de la comida normal? ¿Nunca más podré sentir el gusto de comer un estofado caliente?
Probablemente esa era la parte más compleja de asimilar.
¿Y el sol, también tendré que ocultarme de él a todas horas?
Todo esto era un cambio muy repentino, y por desgracia irreversible.
El hombre se rascó la cabeza, pensativo.
Tengo que buscar un sitio donde establecer mi guarida, supongo... ¿Valdrán las catacumbas de Lunargenta?
He oído que hoy en día son casi una segunda ciudad subterránea, y aunque esté repleta de maleantes supongo que me podré hacer con algún sitio seguro...
Entonces recordó uno de los puntos más fundamentales para él.
Antes me ganaba la vida recorriendo el mundo...
¿Cómo puedo viajar ahora de sitio en sitio, si el sol debe ser evitado? ¿Envuelto en mantas en la parte de atrás de un carromato, metido en una caja de mercancía?
Sé que son muchas preguntas y muy seguidas, pero son de primera necesidad todas ellas...
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Un largo silencio se hizo presente luego de la primera pregunta, y es que no era nada fácil se asimilar, y era un precio bastante alto para gozar de la inmortalidad, no solo por lo detestable que resultaba para las demás razas, sino además por lo difícil que resultaba a veces elegir a las víctimas, a veces más fácil, a veces más difícil, al final un vampiro no parecía ser más que una máquina asesina, pero podíamos ser más que solo eso, aunque significara luchar contra nuestra naturaleza, nuestros impulsos -Solo la sangre te alimentará ahora- Expliqué en tono pausado -Elegimos la de humanos porque suelen dar menos batalla, pero al final, cualquier raza puede ser tu alimento, es cosa de gustos- Sus preguntas comenzaban a parecer intrigantes, hacía algunas semanas había comido unas cuantas biusas, y había disfrutado su sabor -Puedes comer tu estofado si así lo quieres, pero cuando estés hambriento, eso no te servirá de nada, solo la sangre podrá saciarte- Sabía que era bastante difícil de asimilar, así que procuraba ir despacio para hacerlo lo más sencillo posible.
Las horas avanzaban de prisa y el sol descendía como si se cayera del cielo, llevándose con él la peligrosa luz del día -El sol es nuestro peor enemigo, la luz del sol hace arder tu piel como si un volcán te quemara desde adentro hasta destruirte en apenas instantes, pero con el tiempo te acostumbras- Expliqué para luego reír con sus preguntas, este cambio era toda una novedad para él y parecía preocuparse demasiado -Sí, las catacumbas son un lugar seguro, pero si realmente buscas seguridad, puedes establecerte en Sacrestic, la villa de los vampiros, o en los bosques del oeste, la luz de sol que penetra ahí es mínima, por lo que el sol no representa un gran peligro- Aunque los reinos del norte no eran mi lugar favorito, tal vez sería el lugar indicado para Nicolás al menos -Yo he recorrido Aerandir de norte a sur y viceversa, viajar de noche no es tan malo- Aclaré con una sonrisa -Solo es cuestión de estar atento y tener listo un refugio antes del amanecer, no tienes que viajar como si fueras mercancía, vas normal pero solo de noche- Sonreí ante esa última afirmación -Han sido muchas preguntas, y seguro habrán más, es normal, esto es nuevo para ti- Llevé una mano a su hombro en señal de apoyo.
-Por otro lado- Aclaré finalmente -La inmortalidad no es el único beneficio que ahora posees- Dije para pasar a un último punto que tal vez el hombre desconocía -Ahora tendrás algo de afinidad con la magia según sea tu orientación para ello, aunque eso me temo que lo descubrirás por ti mismo- Me levanté y caminé lentamente hacía la puerta del almacén, desconocía cómo estaba todo afuera pero me aliviaba saber que no había cazadores intentando entrar, lo que me daba a entender que no tenían idea de dónde estábamos...
Las horas avanzaban de prisa y el sol descendía como si se cayera del cielo, llevándose con él la peligrosa luz del día -El sol es nuestro peor enemigo, la luz del sol hace arder tu piel como si un volcán te quemara desde adentro hasta destruirte en apenas instantes, pero con el tiempo te acostumbras- Expliqué para luego reír con sus preguntas, este cambio era toda una novedad para él y parecía preocuparse demasiado -Sí, las catacumbas son un lugar seguro, pero si realmente buscas seguridad, puedes establecerte en Sacrestic, la villa de los vampiros, o en los bosques del oeste, la luz de sol que penetra ahí es mínima, por lo que el sol no representa un gran peligro- Aunque los reinos del norte no eran mi lugar favorito, tal vez sería el lugar indicado para Nicolás al menos -Yo he recorrido Aerandir de norte a sur y viceversa, viajar de noche no es tan malo- Aclaré con una sonrisa -Solo es cuestión de estar atento y tener listo un refugio antes del amanecer, no tienes que viajar como si fueras mercancía, vas normal pero solo de noche- Sonreí ante esa última afirmación -Han sido muchas preguntas, y seguro habrán más, es normal, esto es nuevo para ti- Llevé una mano a su hombro en señal de apoyo.
-Por otro lado- Aclaré finalmente -La inmortalidad no es el único beneficio que ahora posees- Dije para pasar a un último punto que tal vez el hombre desconocía -Ahora tendrás algo de afinidad con la magia según sea tu orientación para ello, aunque eso me temo que lo descubrirás por ti mismo- Me levanté y caminé lentamente hacía la puerta del almacén, desconocía cómo estaba todo afuera pero me aliviaba saber que no había cazadores intentando entrar, lo que me daba a entender que no tenían idea de dónde estábamos...
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
La noche envejecía a pasos agigantados. Barbacero había demostrado tener más fuerza que un humano normal, sin embargo aquello no quería decir que hubiese superado la prueba completamente. Luego de su conversación con el vampiro se sumiría en un profundo sueño con terribles pesadillas. La fiebre comenzaría a ganarse su cuerpo al punto de hacerle sudar y temblar hasta casi convulsionar. La herida del virote se reabriría y una nueva dosis de sangre sería necesaria, lo cual debilitaría a Bio.
El pacto de sangre se sellaría al fin, pero a un alto costo. La noche sería complicada, habría que vendar la herida y bajar la fiebre. Los cazadores en los talones del vampiro no le facilitarían la tarea de ayudar a su amigo. ¿Bio sería capaz de resistir el peso de la vida que tenía y le había dado al humano moribundo?
Indicaciones:
Nicolás: Sentirás deseo, querrás alimentarte pero no sabrás si es sed o hambre. Tu cuerpo se retorcerá de dolor y los músculos se agarrotarán. Las nuevas pesadillas te asaltarán con rostros conocidos y desconocidos al punto que no podrás distinguir realidad de fantasía. Usarás este turno además para elegir la especialización que quieras y al final del post pondrás una pista de lo que será o lo pondrás en un off. Esto implica que estudies a fondo la raza y el diario de diseño de los vampiros. En base a eso dejarás una pista contundente.
Bio: Como lo puse antes, deberás de vendar y bajarle la fiebre además de volver a alimentarle. Pero no todo es sencillo, tendrás sed, tendrás impulsos homicidas. Al salir para buscar lo que necesites para ayudar a tu amigo encontrarás a uno de los cazadores. Dependiendo de la suerte que tengas en el enfrentamiento podrás alimentarte de él y salvarte o tu camino será difícil, teniendo que buscar alguna presa para ti y tu futuro sediento amigo. Aún quedan unas pocas horas de oscuridad.
Resultado de las runas:
*Si tienes buena suerte y afines+ suerte neutra: le ganarás con facilidad al cazador y te servirá de alimento.
*Mala suerte y similares: Luego de una ardua batalla le ganas al cazador, pero no puedes hacerte de su sangre. Deberás apurarte para alimentarte y buscar alimento para Barbacero.
El pacto de sangre se sellaría al fin, pero a un alto costo. La noche sería complicada, habría que vendar la herida y bajar la fiebre. Los cazadores en los talones del vampiro no le facilitarían la tarea de ayudar a su amigo. ¿Bio sería capaz de resistir el peso de la vida que tenía y le había dado al humano moribundo?
* * *
Indicaciones:
Nicolás: Sentirás deseo, querrás alimentarte pero no sabrás si es sed o hambre. Tu cuerpo se retorcerá de dolor y los músculos se agarrotarán. Las nuevas pesadillas te asaltarán con rostros conocidos y desconocidos al punto que no podrás distinguir realidad de fantasía. Usarás este turno además para elegir la especialización que quieras y al final del post pondrás una pista de lo que será o lo pondrás en un off. Esto implica que estudies a fondo la raza y el diario de diseño de los vampiros. En base a eso dejarás una pista contundente.
Bio: Como lo puse antes, deberás de vendar y bajarle la fiebre además de volver a alimentarle. Pero no todo es sencillo, tendrás sed, tendrás impulsos homicidas. Al salir para buscar lo que necesites para ayudar a tu amigo encontrarás a uno de los cazadores. Dependiendo de la suerte que tengas en el enfrentamiento podrás alimentarte de él y salvarte o tu camino será difícil, teniendo que buscar alguna presa para ti y tu futuro sediento amigo. Aún quedan unas pocas horas de oscuridad.
Resultado de las runas:
*Si tienes buena suerte y afines+ suerte neutra: le ganarás con facilidad al cazador y te servirá de alimento.
*Mala suerte y similares: Luego de una ardua batalla le ganas al cazador, pero no puedes hacerte de su sangre. Deberás apurarte para alimentarte y buscar alimento para Barbacero.
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
El miembro 'Thorn' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Las respuestas de Bio saciaron de forma temporal la curiosidad de Barbacero, a quien le comenzaban a fallar las fuerzas de nuevo.
A pesar de que estaba mejorando a una velocidad favorable seguía sin encontrarse bien, ni mucho menos, y la transformación también tenía sus inconvenientes.
Hacía bastante que no se alimentaba, y además ahora tenía nuevas necesidades de las que encargarse, pero en su situación actual no podía permitirse salir a cazar.
La cabeza le pesaba muchísimo, como si fuese a hundírsele a través del cuello, y los párpados cedían poco a poco al cansancio acumulado. Así pues, al cabo de unos minutos volvió a caer en un profundo estupor.
Despertó en un suelo arenoso. Le era familiar, sucio como estaba. Parecía manchado de algo, pero no podía distinguir colores en esa semi-penumbra. Sin embargo, el guerrero se atrevió a hacer una predicción sobre qué era aquella sustancia que impregnaba el suelo.
Se agachó con cuidado y extendió lentamente el brazo derecho, con el dedo índice como valiente explorador.
Su yema rozó el líquido, y con suma precaución se acercó el dedo mojado a la lengua, aunque ya intuía de qué se trataba, teniendo en cuenta el carácter de los acontecimientos recientes.
Nada más hacer contacto pudo confirmar sus teorías: se trataba de sangre, y parecía que bastante fresca.
En ese mismo instante se le dilataron las pupilas, su corazón comenzó a latir más rápido y volvió a percibir los colores con claridad.
El escenario le era de lo más familiar posible: el coliseo, aquel lugar donde se había hecho un nombre hace años.
Había sido victoreado, e hizo no poco dinero, pero como todo lo bueno esa época también vio un fin.
La nostalgia invadió su mente momentáneamente, añorando tiempos pasados.
Una vez más dueño de sus reacciones, echó otro vistazo más en detalle a la estructura circular. También contaba con dos únicas salidas, una en frente de la otra. Él se encontraba muy cerca de una de ellas.
Entonces pudo oír cómo se levantaban las rejas que taponaban la salida opuesta, y de el largo corredor salió una figura que le era sumamente familiar y se dirigía hacia él, aunque debido a la gran distancia aún no podía verla bien.
Al llegar a la mitad de la arena ya era totalmente distinguible: se trataba de un lancero armado con un escudo de motivos simples pero amenazadores, protegido por una coraza, grebas y casco.
De nuevo le sobrevino un tremendo dolor de cabeza a Nicolás. Era otra vez aquel hombre, el que había visto en su anterior sueño, pero seguía sin saber de quién se trataba.
El gladiador enarboló su lanza de manera ofensiva, y sin mediar palabra se lanzó contra Barbacero, quien seguía totalmente desprotegido, tapado apenas por su túnica raída.
¡Alto, no sé qué...!
Pero la punta de la lanza atravesó su cuerpo como una exhalación, en el mismo punto en el que había acertado el virote mientras huía de los cazavampiros.
Tu hora ha llegado a su fin, dijo con sonaba mecánica y distorsionada, como si alguien hablase tras un muro y el resultado fuese lo escuchado a través de él.
Esas fueron las únicas palabras que emitió el misterioso guerrero, ya pegado a Nicolás y con poco más que su escudo de por medio.
Barbacero levantó la mirada para intentar ver a su oponente a los ojos al menos una vez.
El guerrero ya no llevaba casco, a pesar de que no se había movido en ningún momento ni había presenciado cómo se lo quitaba.
La cara que se ocultaba tras el metal por fin fue expuesta a los ojos de Nicolás, quien apenas daba crédito a sus ojos: se trataba de él mismo, 10 años atrás, cuando las condiciones de su trabajo de mercenario aún no habían dejado marca en su físico. No cabía ninguna duda: el mismo semblante, la misma cabellera y el mismo fuego que había ardido en sus ojos tiempo atrás.
El desmejorado gladiador no entendía nada. ¿Qué narices estaba sucediendo?
Entonces cayó en la cuenta: todo eso no era más que un sueño.
Bajó sus ojos hacia su pecho, e incrédulo se descubrió a sí mismo sin un solo rasguño. La lanza ni siquiera estaba allí, y como anteriormente con el casco, tampoco había visto movimiento alguno.
Miró nuevamente a aquella versión más joven de sí mismo, y nuevamente se sorprendió por el resultado.
Ahora ni siquiera portaba equipamiento alguno, solo iba vestido con ropajes civiles.
Su clon alargó los brazos hacia él, y le dirigió unas nuevas palabras.
Tu hora ha llegado a su fin, repitió, y es el momento de que empiece tu hora.
Nicolás entendió a qué se refería con aquellas palabras crípticas. Era el momento de arreglar todos sus anteriores errores, de arrepentirse, de llevar la vida que se había prometido a sí mismo tiempo atrás.
El regalo de Bio le había dado la manera perfecta de enmendar sus errores, y si para ello debía convertirse en una criatura de la noche, el precio era bien bajo.
Él extendió a su vez los brazos hacia el joven Barbacero, y contestó.
Sí... Ya van siendo horas de volver al buen camino...
Su interlocutor sonrió levemente, y una oscuridad total se cernió sobre ambos, impidiendo toda visión.
Cuando Nicolás recuperó la visión solo pudo ver una cosa delante de él: su lanza, la lanza que había abandonado tiempo atrás de manera voluntaria cerca del acantilado, en Beltrexus.
El guerrero dio unos pasos hacia delante, plenamente consciente de sus acciones, y agarró el mango de la lanza.
Este es el camino que quiero seguir.
A pesar de que estaba mejorando a una velocidad favorable seguía sin encontrarse bien, ni mucho menos, y la transformación también tenía sus inconvenientes.
Hacía bastante que no se alimentaba, y además ahora tenía nuevas necesidades de las que encargarse, pero en su situación actual no podía permitirse salir a cazar.
La cabeza le pesaba muchísimo, como si fuese a hundírsele a través del cuello, y los párpados cedían poco a poco al cansancio acumulado. Así pues, al cabo de unos minutos volvió a caer en un profundo estupor.
Despertó en un suelo arenoso. Le era familiar, sucio como estaba. Parecía manchado de algo, pero no podía distinguir colores en esa semi-penumbra. Sin embargo, el guerrero se atrevió a hacer una predicción sobre qué era aquella sustancia que impregnaba el suelo.
Se agachó con cuidado y extendió lentamente el brazo derecho, con el dedo índice como valiente explorador.
Su yema rozó el líquido, y con suma precaución se acercó el dedo mojado a la lengua, aunque ya intuía de qué se trataba, teniendo en cuenta el carácter de los acontecimientos recientes.
Nada más hacer contacto pudo confirmar sus teorías: se trataba de sangre, y parecía que bastante fresca.
En ese mismo instante se le dilataron las pupilas, su corazón comenzó a latir más rápido y volvió a percibir los colores con claridad.
El escenario le era de lo más familiar posible: el coliseo, aquel lugar donde se había hecho un nombre hace años.
Había sido victoreado, e hizo no poco dinero, pero como todo lo bueno esa época también vio un fin.
La nostalgia invadió su mente momentáneamente, añorando tiempos pasados.
Una vez más dueño de sus reacciones, echó otro vistazo más en detalle a la estructura circular. También contaba con dos únicas salidas, una en frente de la otra. Él se encontraba muy cerca de una de ellas.
Entonces pudo oír cómo se levantaban las rejas que taponaban la salida opuesta, y de el largo corredor salió una figura que le era sumamente familiar y se dirigía hacia él, aunque debido a la gran distancia aún no podía verla bien.
Al llegar a la mitad de la arena ya era totalmente distinguible: se trataba de un lancero armado con un escudo de motivos simples pero amenazadores, protegido por una coraza, grebas y casco.
De nuevo le sobrevino un tremendo dolor de cabeza a Nicolás. Era otra vez aquel hombre, el que había visto en su anterior sueño, pero seguía sin saber de quién se trataba.
El gladiador enarboló su lanza de manera ofensiva, y sin mediar palabra se lanzó contra Barbacero, quien seguía totalmente desprotegido, tapado apenas por su túnica raída.
¡Alto, no sé qué...!
Pero la punta de la lanza atravesó su cuerpo como una exhalación, en el mismo punto en el que había acertado el virote mientras huía de los cazavampiros.
Tu hora ha llegado a su fin, dijo con sonaba mecánica y distorsionada, como si alguien hablase tras un muro y el resultado fuese lo escuchado a través de él.
Esas fueron las únicas palabras que emitió el misterioso guerrero, ya pegado a Nicolás y con poco más que su escudo de por medio.
Barbacero levantó la mirada para intentar ver a su oponente a los ojos al menos una vez.
El guerrero ya no llevaba casco, a pesar de que no se había movido en ningún momento ni había presenciado cómo se lo quitaba.
La cara que se ocultaba tras el metal por fin fue expuesta a los ojos de Nicolás, quien apenas daba crédito a sus ojos: se trataba de él mismo, 10 años atrás, cuando las condiciones de su trabajo de mercenario aún no habían dejado marca en su físico. No cabía ninguna duda: el mismo semblante, la misma cabellera y el mismo fuego que había ardido en sus ojos tiempo atrás.
El desmejorado gladiador no entendía nada. ¿Qué narices estaba sucediendo?
Entonces cayó en la cuenta: todo eso no era más que un sueño.
Bajó sus ojos hacia su pecho, e incrédulo se descubrió a sí mismo sin un solo rasguño. La lanza ni siquiera estaba allí, y como anteriormente con el casco, tampoco había visto movimiento alguno.
Miró nuevamente a aquella versión más joven de sí mismo, y nuevamente se sorprendió por el resultado.
Ahora ni siquiera portaba equipamiento alguno, solo iba vestido con ropajes civiles.
Su clon alargó los brazos hacia él, y le dirigió unas nuevas palabras.
Tu hora ha llegado a su fin, repitió, y es el momento de que empiece tu hora.
Nicolás entendió a qué se refería con aquellas palabras crípticas. Era el momento de arreglar todos sus anteriores errores, de arrepentirse, de llevar la vida que se había prometido a sí mismo tiempo atrás.
El regalo de Bio le había dado la manera perfecta de enmendar sus errores, y si para ello debía convertirse en una criatura de la noche, el precio era bien bajo.
Él extendió a su vez los brazos hacia el joven Barbacero, y contestó.
Sí... Ya van siendo horas de volver al buen camino...
Su interlocutor sonrió levemente, y una oscuridad total se cernió sobre ambos, impidiendo toda visión.
Cuando Nicolás recuperó la visión solo pudo ver una cosa delante de él: su lanza, la lanza que había abandonado tiempo atrás de manera voluntaria cerca del acantilado, en Beltrexus.
El guerrero dio unos pasos hacia delante, plenamente consciente de sus acciones, y agarró el mango de la lanza.
Este es el camino que quiero seguir.
- Off-rol:
- Perdón si ha quedado super-tópico el sueño, pero creo que es justo lo que le hacía falta.
Ya que se me pidió que eligiese especialización, que sea Guerrero Nocturno, según el diario de diseño de la raza, por si no quedó muy claro con las pistas en el sueño.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Mi larga sucesión de respuestas pareció adormecer al nuevo vampiro quien se adormitó sin decir una sola palabra, al fin y al cabo, descansar era lo que más necesitaría ahora; yo por mi parte había perdido un poco de mis fuerzas, aunque no más de la cuenta y aún me quedaba energía de sobra; caminé de nuevo hacia una ventana que se encontraba obstruida por una serie de escombros, tendría que apartarlos para poder hacer uso de la vista que me ofrecía pero unos sonidos llamarón mi atención, corrí de nuevo hacia Barbacero quien parecía tener una especie de convulsión, al tocar su cuerpo lo sentí prendido en fiebre y por si eso no fuera suficiente la herida en su pecho se abrió de nuevo -¡¡Maldita sea, no mueras!!- Exclamé mientras miraba a mi alrededor, arranqué un pedazo de mi camisa y corrí a mojarlo en una pequeña cubeta de agua que reposaba cerca de la puerta por la que habíamos entrado, el agua estaba fría, tal vez estaba ahí para compensar alguna gotera en el techo, pero fuera como fuera serviría de algo; igual como le bajaba la fiebre a mi pequeña Magazubi en sus peores noches, lo haría ahora con mi compañero, humedecí el pedazo de tela en el agua y luego lo acomodé en su frente mientras hacía presión en su pecho para evitar que la herida se siguiera abriendo, perdería más sangre de la que ya había perdido si no encontraba una solución.
Sin pensarlo mucho usé una de mis dagas para abrir una de mis muñecas, esta vez de manera menos cuidadosa y dejé salír ahora más sangre directamente a los labios del bárbaro que seguía atrapado en una pesadilla, coloqué le herida de mi antebrazo justo en su boca para evitar que se desperdiciara siquiera una gota, su estado de salud parecía mejorar ligeramente aunque al costo de que mi salud desmejoraba a pasos agigantados, a este paso sería un riesgo darle más pero ya no podía detenerme al menos hasta que su herida estuviera al menos estable; mis piernas flaquearon en varias oportunidades y la vista pareció fallarme pero aún así me mantuve hasta que finalmente me empujé hacia atrás al sentir que ya no podía más, caí al piso sentado intentando recuperar la visión pues todo se me había puesto oscuro; estaba débil, pero a la vez, hambriento, lo que me daba una especie de energía extra a causa de la adrenalina para buscar una víctima, necesitaba alimentarme.
Me levanté con la mirada perdida y caminé hacia la puerta, moví las cosas que había colocado para obstruirla y salí sin prestar demasiada atención, estaba decidido a hacer lo que fuera necesario sin importar que me pareciera bueno o malo, a fin de cuentas, los vampiros éramos mal vistos de cualquier manera, así que, nada importaba seguir el patrón, avancé por las calles hasta encontrar a una pareja de jóvenes que deambulaban de prisa por las calles, algo tomados tal vez, pues sus pasos no iban en línea completamente recta, los seguí durante un rato hasta que comenzaron a notar que les acechaba y aceleraron el ritmo, ante lo cual no fue necesario seguir disimulando y avancé hacia ellos, tomé al sujeto por el cuello y lo arrojé al piso para luego tomar a la chica por los costados y levantarla hasta apoyarla contra la pared -No, por favor, no lo hagas- Suplicó la chica con sus ojos llenos de espanto, la miré fijamente sin importarme sus súplicas pero al intentar acercarme algo me detuvo -No… No… No…- Escuché como un eco la voz de mi pequeña Magazubi dentro de mi mente, rugí al tiempo que golpeaba con ambos puños la pared a los lados de la cabeza de la chica luego de soltarla -Váyanse- Dije con una voz tétrica y siniestra; la pareja no perdió tiempo y se alejaron corriendo mientras yo me quedaba parado golpeando la pared un par de veces más -No habrías podido hacerlo de todos modos, monstruo- Escuché tras de mí una voz femenina -Yo no te lo habría permitido- Continuó hasta que giré la cabeza y pude ver de quién se trataba, una de las cazadoras que me perseguían me había encontrado finalmente, no podía dejarla ir, y ella tampoco me dejaría ir a mí, así que finalmente había encontrado una fuente de alimento que no me dejaría remordimiento alguno.
Giré hacia ella con una macabra sonrisa -Has escogido un muy mal día para cazarme- Dije en un tono entre gutural y susurrante mientras preparaba mis dagas y las giraba entre mis manos como solía hacer mi compañera Bathory, la mujer por su parte se puso en guardia sosteniendo una lanza negra de gran alcance que me haría un poco difícil acercarme, además de eso, no llevaba una armadura, pero su piel parecía muy fuerte al menos en algunas partes que quedaban al descubierto debido a sus escasas y ajustadas prendas de ropa, no quedaba duda, ella era un caballero dragón, por lo que la batalla debía acabar sin darle la oportunidad de transformarse y aplastarme, según sabía, un caballero dragón prefería luchar en su forma humana, aunque eso no quitaba que también pudiera transformarse; la mujer inició su ataque con una serie de giros de su lanza que evité retrocediendo un par de pasos para ponerme fuera de alcance pero en el momento menos esperado la mujer clavó la lanza en el piso y la usó para impulsarme y acertarme una patada directo en el pecho que me hizo caer al piso; ni siquiera pude notar el momento en el que hizo un nuevo salto y al darme cuenta ya venía a caer sobre mí con la lanza apuntando directo a mi cabeza, alcancé a girar en el piso para esquivarla y me levanté de prisa dando finalmente un salto para evitar con ataque de su lanza que venía rozando el suelo; estaba de más intentarlo, no le ganaría en una batalla justa así que para evitar perder tiempo de manera innecesaria usaría alguno de mis trucos.
Cuando la mujer vino de nuevo hacia mí pronuncié una palabra que la hizo perder el equilibrio ligeramente -Suffere- [1] Dije en voz alta haciendo que su mirada confundida se clavara en la mía sin saber lo que le había sucedido; era la oportunidad que no debía desaprovechar, así que avancé hacia ella, aún con lo débil que debía estar alcanzó a lanzar una estocada con su lanza que por suerte logré detener debido a sus pocas fuerzas, arranqué la lanza de sus manos y con un giro la enterré en su abdomen haciéndola soltar un grito desgarrador que hizo menguar sus fuerzas al extremo y sin darle tiempo de reaccionar la llevé al piso clavando mis colmillos en su cuello para alimentarme hasta la última gota de sangre; mis más violentos instintos habían salido a flote con el hambre que tenía y la sutileza era algo de lo que no podía disponer ahora, así que mordí con fuerza hasta arrancar un pedazo de su cuello y hacer salir más y más sangre hasta que estuve completamente saciado.
El cuerpo de la chica aún convulsionaba en el piso ligeramente mientras yo me sentía ahora lleno de energías, tomé el cuerpo de la chica junto a su decorada lanza y llevé ambas cosas hasta el almacén donde había dejado a Barbacero, si me daba prisa incluso él podría alimentarse un poco de la misma cazadora, con mis fuerzas renovadas me sentía veloz, como si volara, así que no tardé mucho en regresar al refugio, dejé caer el cuerpo de la cazadora y su lanza cerca de Nicolás y regresé para volver a cerrar la entrada y bloquearla con algunas cajas para luego atender a Nicolás -Deberás alimentarte- Murmuré mientras me acercaba al cuerpo agonizante de la cazadora.
Sin pensarlo mucho usé una de mis dagas para abrir una de mis muñecas, esta vez de manera menos cuidadosa y dejé salír ahora más sangre directamente a los labios del bárbaro que seguía atrapado en una pesadilla, coloqué le herida de mi antebrazo justo en su boca para evitar que se desperdiciara siquiera una gota, su estado de salud parecía mejorar ligeramente aunque al costo de que mi salud desmejoraba a pasos agigantados, a este paso sería un riesgo darle más pero ya no podía detenerme al menos hasta que su herida estuviera al menos estable; mis piernas flaquearon en varias oportunidades y la vista pareció fallarme pero aún así me mantuve hasta que finalmente me empujé hacia atrás al sentir que ya no podía más, caí al piso sentado intentando recuperar la visión pues todo se me había puesto oscuro; estaba débil, pero a la vez, hambriento, lo que me daba una especie de energía extra a causa de la adrenalina para buscar una víctima, necesitaba alimentarme.
Me levanté con la mirada perdida y caminé hacia la puerta, moví las cosas que había colocado para obstruirla y salí sin prestar demasiada atención, estaba decidido a hacer lo que fuera necesario sin importar que me pareciera bueno o malo, a fin de cuentas, los vampiros éramos mal vistos de cualquier manera, así que, nada importaba seguir el patrón, avancé por las calles hasta encontrar a una pareja de jóvenes que deambulaban de prisa por las calles, algo tomados tal vez, pues sus pasos no iban en línea completamente recta, los seguí durante un rato hasta que comenzaron a notar que les acechaba y aceleraron el ritmo, ante lo cual no fue necesario seguir disimulando y avancé hacia ellos, tomé al sujeto por el cuello y lo arrojé al piso para luego tomar a la chica por los costados y levantarla hasta apoyarla contra la pared -No, por favor, no lo hagas- Suplicó la chica con sus ojos llenos de espanto, la miré fijamente sin importarme sus súplicas pero al intentar acercarme algo me detuvo -No… No… No…- Escuché como un eco la voz de mi pequeña Magazubi dentro de mi mente, rugí al tiempo que golpeaba con ambos puños la pared a los lados de la cabeza de la chica luego de soltarla -Váyanse- Dije con una voz tétrica y siniestra; la pareja no perdió tiempo y se alejaron corriendo mientras yo me quedaba parado golpeando la pared un par de veces más -No habrías podido hacerlo de todos modos, monstruo- Escuché tras de mí una voz femenina -Yo no te lo habría permitido- Continuó hasta que giré la cabeza y pude ver de quién se trataba, una de las cazadoras que me perseguían me había encontrado finalmente, no podía dejarla ir, y ella tampoco me dejaría ir a mí, así que finalmente había encontrado una fuente de alimento que no me dejaría remordimiento alguno.
Giré hacia ella con una macabra sonrisa -Has escogido un muy mal día para cazarme- Dije en un tono entre gutural y susurrante mientras preparaba mis dagas y las giraba entre mis manos como solía hacer mi compañera Bathory, la mujer por su parte se puso en guardia sosteniendo una lanza negra de gran alcance que me haría un poco difícil acercarme, además de eso, no llevaba una armadura, pero su piel parecía muy fuerte al menos en algunas partes que quedaban al descubierto debido a sus escasas y ajustadas prendas de ropa, no quedaba duda, ella era un caballero dragón, por lo que la batalla debía acabar sin darle la oportunidad de transformarse y aplastarme, según sabía, un caballero dragón prefería luchar en su forma humana, aunque eso no quitaba que también pudiera transformarse; la mujer inició su ataque con una serie de giros de su lanza que evité retrocediendo un par de pasos para ponerme fuera de alcance pero en el momento menos esperado la mujer clavó la lanza en el piso y la usó para impulsarme y acertarme una patada directo en el pecho que me hizo caer al piso; ni siquiera pude notar el momento en el que hizo un nuevo salto y al darme cuenta ya venía a caer sobre mí con la lanza apuntando directo a mi cabeza, alcancé a girar en el piso para esquivarla y me levanté de prisa dando finalmente un salto para evitar con ataque de su lanza que venía rozando el suelo; estaba de más intentarlo, no le ganaría en una batalla justa así que para evitar perder tiempo de manera innecesaria usaría alguno de mis trucos.
Cuando la mujer vino de nuevo hacia mí pronuncié una palabra que la hizo perder el equilibrio ligeramente -Suffere- [1] Dije en voz alta haciendo que su mirada confundida se clavara en la mía sin saber lo que le había sucedido; era la oportunidad que no debía desaprovechar, así que avancé hacia ella, aún con lo débil que debía estar alcanzó a lanzar una estocada con su lanza que por suerte logré detener debido a sus pocas fuerzas, arranqué la lanza de sus manos y con un giro la enterré en su abdomen haciéndola soltar un grito desgarrador que hizo menguar sus fuerzas al extremo y sin darle tiempo de reaccionar la llevé al piso clavando mis colmillos en su cuello para alimentarme hasta la última gota de sangre; mis más violentos instintos habían salido a flote con el hambre que tenía y la sutileza era algo de lo que no podía disponer ahora, así que mordí con fuerza hasta arrancar un pedazo de su cuello y hacer salir más y más sangre hasta que estuve completamente saciado.
El cuerpo de la chica aún convulsionaba en el piso ligeramente mientras yo me sentía ahora lleno de energías, tomé el cuerpo de la chica junto a su decorada lanza y llevé ambas cosas hasta el almacén donde había dejado a Barbacero, si me daba prisa incluso él podría alimentarse un poco de la misma cazadora, con mis fuerzas renovadas me sentía veloz, como si volara, así que no tardé mucho en regresar al refugio, dejé caer el cuerpo de la cazadora y su lanza cerca de Nicolás y regresé para volver a cerrar la entrada y bloquearla con algunas cajas para luego atender a Nicolás -Deberás alimentarte- Murmuré mientras me acercaba al cuerpo agonizante de la cazadora.
Offrol [1] Habilidad de nivel 0: El que susurra en la oscuridad
- Cazadora (Mujer-Dragón):
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Última edición por Bio el Lun Ene 25 2016, 02:18, editado 1 vez
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Abrió los ojos de nuevo. Esta vez se encontraba de nuevo en el mundo real, lo sabía con certeza por el dolor restante en su pecho.
A pesar de que lo más gordo se había arreglado aún había que tapar del todo la hemorragia y, sobre todo, reponer lo mejor posible la pérdida abundante de sangre.
Podía ver que Bio había salido a cazar y regresado con éxito, por el cuerpo maltrecho de una mujer que yacía sobre el suelo del almacén abandonado.
Deberás alimentarte.
Ciertamente no era una tarea gratificante ni agradable, y menos para alguien que tenía en alta estima su humanidad, pero la otra alternativa era desangrarse en aquel cuchitril, y no era una opción válida, no a estas alturas.
Nicolás amarró del cuello al cuerpo inerte de la cazadora y succionó todo lo que pudo, como si la vida le fuese en ello.
Al rato ya se encontraba bastante mejor, pero aún debería arreglar la hemorragia.
Con un tirón fuerte desgarró parte de la ropa de la mujer, que una vez muerta no la echaría de menos, e improvisó un fuerte vendaje alrededor de todo el torso.
Haría falta desinfectar la herida más adelante, pero con suerte la mayor parte acabaría sanando gracias a su propia constitución y sus nuevos poderes.
Incorporándose lentamente, Nicolás se levantó del suelo con la sucia pared de apoyo.
Se encontraba suficientemente bien para andar a una velocidad moderada, aunque tardaría unos días en poder correr sin problemas.
En una esquina de la habitación pudo ver descansando una lanza negra, presumiblemente propiedad de la difunta cazadora.
Aquel era un buen momento para agradecerle apropiadamente su atención a su compañero.
Dio dos pasos hacia él y trató de estrecharle la mano.
No sabéis cómo de agradecido os estoy, mi señor. Si no hubiese sido por vos seguramente estaría muerto ahora mismo, y nadie me habría echado de menos.
Ahora tengo una nueva oportunidad para enmendar todos los errores de mi anterior vida, y me aseguraré de que la llama que arde en mi pecho no vuelva a apagarse nunca más debido a mi propia cobardía e irresponsabilidad.
Afuera el paisaje era el mismo de siempre: noche cerrada, oscura como la boca de un lobo, poblada por nubes de hollín y residuos industriales a partes iguales.
En las calles no había un alma siquiera, no después de los rumores de un gran depredador que se había asentado en aquella ciudad tan tranquila en apariencia, pero tan sucia por dentro como sus propias fundiciones.
Por desgracia aún deberían pasar unos cuantos días más hasta su total recuperación.
A pesar de que lo más gordo se había arreglado aún había que tapar del todo la hemorragia y, sobre todo, reponer lo mejor posible la pérdida abundante de sangre.
Podía ver que Bio había salido a cazar y regresado con éxito, por el cuerpo maltrecho de una mujer que yacía sobre el suelo del almacén abandonado.
Deberás alimentarte.
Ciertamente no era una tarea gratificante ni agradable, y menos para alguien que tenía en alta estima su humanidad, pero la otra alternativa era desangrarse en aquel cuchitril, y no era una opción válida, no a estas alturas.
Nicolás amarró del cuello al cuerpo inerte de la cazadora y succionó todo lo que pudo, como si la vida le fuese en ello.
Al rato ya se encontraba bastante mejor, pero aún debería arreglar la hemorragia.
Con un tirón fuerte desgarró parte de la ropa de la mujer, que una vez muerta no la echaría de menos, e improvisó un fuerte vendaje alrededor de todo el torso.
Haría falta desinfectar la herida más adelante, pero con suerte la mayor parte acabaría sanando gracias a su propia constitución y sus nuevos poderes.
Incorporándose lentamente, Nicolás se levantó del suelo con la sucia pared de apoyo.
Se encontraba suficientemente bien para andar a una velocidad moderada, aunque tardaría unos días en poder correr sin problemas.
En una esquina de la habitación pudo ver descansando una lanza negra, presumiblemente propiedad de la difunta cazadora.
Aquel era un buen momento para agradecerle apropiadamente su atención a su compañero.
Dio dos pasos hacia él y trató de estrecharle la mano.
No sabéis cómo de agradecido os estoy, mi señor. Si no hubiese sido por vos seguramente estaría muerto ahora mismo, y nadie me habría echado de menos.
Ahora tengo una nueva oportunidad para enmendar todos los errores de mi anterior vida, y me aseguraré de que la llama que arde en mi pecho no vuelva a apagarse nunca más debido a mi propia cobardía e irresponsabilidad.
Afuera el paisaje era el mismo de siempre: noche cerrada, oscura como la boca de un lobo, poblada por nubes de hollín y residuos industriales a partes iguales.
En las calles no había un alma siquiera, no después de los rumores de un gran depredador que se había asentado en aquella ciudad tan tranquila en apariencia, pero tan sucia por dentro como sus propias fundiciones.
Por desgracia aún deberían pasar unos cuantos días más hasta su total recuperación.
- Off-rol:
- Lo subrayado es el uso de mi pasiva de Primeros auxilios, a ver si arregla ahí un poquito la cosa.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Al volver de mi cacería Nicolás ya había despertado y aunque por instantes dudó acerca de su deseo de devorar cada gota de sangre de la cazadora, al final cedió a sus impulsos, era algo de en determinado momento debería aprender a controlar, pero ese día no sería hoy. Tras acabar su sangriento banquete con lo que había quedado de la cazadora que ahora yacía tirada en el piso sin el más mínimo atisbo de vida en sus venas, Nicolás se levantó y tras autoaplicarse algunos primeros auxilios se dirigió a mí de manera agradecida -De no ser por mí- Dije en tono de reproche contra mí mismo -No habrías tenido que enfrentarte a los cazadores, en primer lugar. Aunque me alegra tener de vuelta al antiguo Barbacero, el que luchó valientemente contra aquellos trasgos en el pantano- Dije finalmente con una sonrisa mientras recordaba aquella aventura aunque no había sido para nada agradable -Tienes ante ti un nuevo comienzo- Cambié a un tono más serio -No necesitas martirizarte por lo que hayas hecho mal, el arrepentimiento no revive a los muertos, pero tu determinación podría evitar que mueran de nuevo buenas personas o llevar la muerte a quienes deban morir- Mi tono de voz se hacía cada vez más severo -No todos los vampiros son depredadores insensibles, no todos son monstruos, somos depredadores, necesitamos sangre para alimentarnos, y cazamos para vivir, no por placer o diversión- Intentaba describirle mi visión del mundo, aunque la verdad era que muchos vampiros poco se interesaban por las vidas ajenas y las otras razas no les parecían más que comida ambulante; medité unos instantes acerca de mi antiguo grupo de vampiros asesinos hasta perderme abstraído en mis pensamientos.
Caminé hasta acercarme a la ventana que se dibujaba imponente en lo alto del almacén y mostraba a lo lejos algunas nubes atiborradas entre relámpagos y nubes de humo mientras las calles aún desiertas se cubrían con un velo de suspenso ¿Quedarían más cazadores? Era algo en lo que no quería ni siquiera pensar, las condiciones no eran favorables para acabar atrapados en una batalla, el almacén sería nuestro refugio hasta haber terminado el proceso de conversión de Barbacero pero ¿Y luego qué? Si había más cazadores seguro seguirían rondando, aunque si teníamos suerte, se irían al no encontrarme, solo así, si teníamos suerte.
Caminé hasta acercarme a la ventana que se dibujaba imponente en lo alto del almacén y mostraba a lo lejos algunas nubes atiborradas entre relámpagos y nubes de humo mientras las calles aún desiertas se cubrían con un velo de suspenso ¿Quedarían más cazadores? Era algo en lo que no quería ni siquiera pensar, las condiciones no eran favorables para acabar atrapados en una batalla, el almacén sería nuestro refugio hasta haber terminado el proceso de conversión de Barbacero pero ¿Y luego qué? Si había más cazadores seguro seguirían rondando, aunque si teníamos suerte, se irían al no encontrarme, solo así, si teníamos suerte.
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Con el paso de los días Barbacero fue adaptándose a su nueva condición, al tiempo que se recuperaba de las heridas sufridas.
Afuera parecía no haber grandes problemas con respecto a los cazadores. La guardia de Roilkat había encontrado los cuerpos de los hombres a los que habían tenido que matar en defensa propia, pero dado que eran extranjeros no se le dio gran importancia a sus defunciones aceleradas, aunque las patrullas nocturnas aumentaron.
Si aún quedaba alguien de aquella partida de caza debía de encontrarse al acecho o de haber abandonado la ciudad, ya que en las noches siguientes nadie volvió a molestar a la extraña pareja de moradores de la noche.
Aprovechando la estancia obligada en aquel cobertizo hasta encontrarse de nuevo en plena forma, Nicolás le pidió un pequeño pero sumamente útil favor a su compañero: que le enseñase a leer, aunque fuese lo más básico, ya que recordaba perfectamente cómo de difícil le había resultado comunicarse con Arygos cuando ella se encontraba en su forma dracónica.
Además, de esa manera también tendría una cierta ventaja sobre gran parte de la población, puesto que exceptuando unos cuantos nobles y mercaderes, bien pocos eran los que gozaban de aquel privilegio tan conveniente.
Afuera parecía no haber grandes problemas con respecto a los cazadores. La guardia de Roilkat había encontrado los cuerpos de los hombres a los que habían tenido que matar en defensa propia, pero dado que eran extranjeros no se le dio gran importancia a sus defunciones aceleradas, aunque las patrullas nocturnas aumentaron.
Si aún quedaba alguien de aquella partida de caza debía de encontrarse al acecho o de haber abandonado la ciudad, ya que en las noches siguientes nadie volvió a molestar a la extraña pareja de moradores de la noche.
Aprovechando la estancia obligada en aquel cobertizo hasta encontrarse de nuevo en plena forma, Nicolás le pidió un pequeño pero sumamente útil favor a su compañero: que le enseñase a leer, aunque fuese lo más básico, ya que recordaba perfectamente cómo de difícil le había resultado comunicarse con Arygos cuando ella se encontraba en su forma dracónica.
Además, de esa manera también tendría una cierta ventaja sobre gran parte de la población, puesto que exceptuando unos cuantos nobles y mercaderes, bien pocos eran los que gozaban de aquel privilegio tan conveniente.
Nicolás Barbacero
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Ambos han hecho un excelente trabajo. Les pido disculpas, no había visto el movimiento en el tema hasta hoy.
Para finalizar el tema quiero que hagan un último post cada uno.
Estaría muy bien que ambos coordinasen una eventualidad en donde Nicolas perdiese el control por unos momentos, buscando fugarse y atacar a alguien. En base a eso:
Bio: Harás un post donde expliques lo que le enseñas a Nicolas, sobre todo de autocontrol.
Nicolas: Haras un post en el que narres las nuevas necesidades de tu cuerpo y los cambios que sientes en el, por ejemplo tu cuerpo, reflejos, sed, etc. Y deberás de explicar qué sientes en ese momento en el que pierdes el control.
Una vez finalizado, pasaré a cerrar y entregar recompensas.
Para finalizar el tema quiero que hagan un último post cada uno.
Estaría muy bien que ambos coordinasen una eventualidad en donde Nicolas perdiese el control por unos momentos, buscando fugarse y atacar a alguien. En base a eso:
Bio: Harás un post donde expliques lo que le enseñas a Nicolas, sobre todo de autocontrol.
Nicolas: Haras un post en el que narres las nuevas necesidades de tu cuerpo y los cambios que sientes en el, por ejemplo tu cuerpo, reflejos, sed, etc. Y deberás de explicar qué sientes en ese momento en el que pierdes el control.
Una vez finalizado, pasaré a cerrar y entregar recompensas.
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
La noche, larga como pocas, pasaba tan despacio que a ratos parecía detenerse a burlarse de nosotros, salir no era la mejor de las ideas, aunque poco a poco todo comenzaba a parecer más tranquilo, aquello podría ser algún tipo de engañosa emboscada; para cortar la tensión del momento Nicolás me hizo una petición que me dejó bastante sorprendido, pues hasta ahora jamás habría siquiera imaginado que Barbacero no supiera leer -Claro que puedo enseñarte, conozco más idiomas de los que puedes contar- Dije con cierta arrogancia pero más que todo en modo divertido y poco serio -A ver...- Me detuve a pensar durante unos instantes buscando la manera más básica de enseñarle -Lo primero que debes conocer es el alfabeto- Dije ya en tono muy serio mientras rebuscaba en el viejo depósito recorriendo con la mirada de rincón a rincón hasta encontrar unos pequeños pedazos de pergaminos viejos, la mayoría sin uso posible debido al mal trato que habían sufrido a causa del abandono, usé uno de los pedazos para dibujar una serie de símbolos mientras comenzaba la explicación -Esto, Nicolás, es el alfabeto- Dije mientras escribía con un pedazo de grafito que había encontrado cerca de los pedazos de pergaminos -Está compuesto por vocales y consonantes, las vocales son sonidos que puedes hacer usando solo tu garganta, sin usar los labios, a, e, i, o, u- Le señalé cada letra en el pergamino mientras pronunciaba sus sonidos -Las consonantes, son aquellas que necesitas pronunciar con más cuidado, como ca-sa, lan-za; otra característica es que las vocales valen por sí mismas, mientras que para las consonantes es más difícil y generalmente necesitan una vocal para poder ser pronunciadas.
En un par de horas expliqué los diferentes aspectos del idioma mientras dibujaba una especie de mapa en la parte de atrás junto a una frase que Barbacero aún ni podría entender hasta que llegara el momento de hacerlo -Con las letras, vocales y consonantes formas palabras, que de hecho también tienen su división, así hay palabras que describen acciones o sensaciones, hay otras palabras que sirven para nombrar personas o cosas, y finalmente otras palabras que solo están en la oración por mera casualidad- Ya casi llegaba al punto indicado -Una vez que puedas pronunciar las palabras al leerlas, tu mente las relacionará con el objeto al que se refieren, así es como funciona la comunicación escrita- Entregué finalmente la nota a Nicolás -Si consigues leer lo que dice el papel, te será de gran ayuda en algún momento- Le dije en un tono un tanto desafiante aunque mientras le mostraba el mundo de las letras escuché algo que podría ser la oportunidad ideal para que Barbacero pudiera salir de aquella lúgubre ciudad marchita -¿Escuchas eso? Son carruajes, gitanos tal vez- Corrí hacia la puerta y de nuevo quité los obstáculos que había dejado bloqueando la puerta para asomarme y ver que efectivamente una caravana de gitanos partían de la ciudad y por sus canciones y consignas parecían ir hacía el norte, tal vez hacia la ciudad de los dragones..
Invité a Nicolás a acercarse a la entrada pero antes le dedicaría unas últimas palabras -Somos cazadores, no asesinos; habrá momentos en que tu hambre te derrumbe y tu oscuridad interior intente hacerse cargo de todo; es normal que suceda, pero deberías controlarte y podría resultar bastante complicado, entre más días pases sin duda crecerán tus impulsos animales y salvajes -Estos sujetos de la caravana no han hecho nada malo, así que solo corrige vigila, sube a uno de los tatuajes y cúbrete, así lograrás salir de acá sin problemas- Lo animé para que se atreviera, sin embargo, al estar recién convertido; el punto es que no puedes andar por la vida mordiendo a quien mejor te parezca, debes controlarte siempre.
Esperé unos instantes a que Nicolás se preparara para salir y finalmente le señalé la carreta que parecía ser mías destruidos, esperaba que lo lograra sin mayores problemas o me vería forzado a salir para detenerlo...
En un par de horas expliqué los diferentes aspectos del idioma mientras dibujaba una especie de mapa en la parte de atrás junto a una frase que Barbacero aún ni podría entender hasta que llegara el momento de hacerlo -Con las letras, vocales y consonantes formas palabras, que de hecho también tienen su división, así hay palabras que describen acciones o sensaciones, hay otras palabras que sirven para nombrar personas o cosas, y finalmente otras palabras que solo están en la oración por mera casualidad- Ya casi llegaba al punto indicado -Una vez que puedas pronunciar las palabras al leerlas, tu mente las relacionará con el objeto al que se refieren, así es como funciona la comunicación escrita- Entregué finalmente la nota a Nicolás -Si consigues leer lo que dice el papel, te será de gran ayuda en algún momento- Le dije en un tono un tanto desafiante aunque mientras le mostraba el mundo de las letras escuché algo que podría ser la oportunidad ideal para que Barbacero pudiera salir de aquella lúgubre ciudad marchita -¿Escuchas eso? Son carruajes, gitanos tal vez- Corrí hacia la puerta y de nuevo quité los obstáculos que había dejado bloqueando la puerta para asomarme y ver que efectivamente una caravana de gitanos partían de la ciudad y por sus canciones y consignas parecían ir hacía el norte, tal vez hacia la ciudad de los dragones..
Invité a Nicolás a acercarse a la entrada pero antes le dedicaría unas últimas palabras -Somos cazadores, no asesinos; habrá momentos en que tu hambre te derrumbe y tu oscuridad interior intente hacerse cargo de todo; es normal que suceda, pero deberías controlarte y podría resultar bastante complicado, entre más días pases sin duda crecerán tus impulsos animales y salvajes -Estos sujetos de la caravana no han hecho nada malo, así que solo corrige vigila, sube a uno de los tatuajes y cúbrete, así lograrás salir de acá sin problemas- Lo animé para que se atreviera, sin embargo, al estar recién convertido; el punto es que no puedes andar por la vida mordiendo a quien mejor te parezca, debes controlarte siempre.
Esperé unos instantes a que Nicolás se preparara para salir y finalmente le señalé la carreta que parecía ser mías destruidos, esperaba que lo lograra sin mayores problemas o me vería forzado a salir para detenerlo...
Offrol: La nota que Bio le entrega a Nicolás dice:
Siempre que necesites algo podrás encontrarme buscando en el punto más al sur de la playa de los ancestros, ahí siempre habrá lugar para ti
Bio
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Re: Sangre y hollín [Mastereado-Thorn] [2/2]
Claro que puedo enseñarte, conozco más idiomas de los que puedes contar
Como esperaba, la explicación de Bio era larga y difícil de seguir, y a pesar de los múltiples ejemplos y paradas del discurso, a Nicolás le costaba horrores entender todo.
Lo primero que debes conocer es el alfabeto. Está compuesto por vocales y consonantes, las vocales son sonidos que puedes hacer usando solo tu garganta, sin usar los labios (...)
Lo único que veía claro como el agua eran los garabatos que iba haciendo su maestro en aquella superficie, aún sin prácticamente ninguna luz.
(...) Las consonantes, son aquellas que necesitas pronunciar con más cuidado...
(...) Con las letras, vocales y consonantes formas palabras, que de hecho también tienen su división, así hay palabras que describen...
La cabeza empezaba a darle vueltas de tantos términos complicados seguidos.
(...) Una vez que puedas pronunciar las palabras al leerlas, tu mente las relacionará con el objeto al que se refieren, así es como funciona la comunicación escrita.
Parecía que aquella sesión estaba llegando por fin a su fin, para alivio del entendimiento de Barbacero.
Si consigues leer lo que dice el papel, te será de gran ayuda en algún momento.
La verdad es que los progresos eran mínimos, ya que era de esperar que no se solucionase en apenas una noche aquella carencia de estudios especializados.
Para el guerrero aquella era poco más que una sucesión de cortes dibujados con algo que manchaba, pero le parecía distinguir alguna de aquellas "letras" tan crípticas.
Le pareció leer algo sobre "lugar", "playa" y "ancestros", aunque tendría que hacer un esfuerzo mucho más grande para progresar en sus deficientes conocimientos del idioma escrito.
Entonces pudo oír un traqueteo lejano. Parecía el ruido de una caravana comercial, o algo por el estilo, a juzgar por el sonido del trote de los caballos y el rechinar de las ruedas de los carros.
¿Escuchas eso? Son carruajes, gitanos tal vez.
Bio desatrancó la puerta e hizo un gesto a Nicolás para que se acercase a él.
Somos cazadores, no asesinos; habrá momentos en que tu hambre te derrumbe y tu oscuridad interior intente hacerse cargo de todo; es normal que suceda, pero deberías controlarte y podría resultar bastante complicado, cuantos más días pasen sin duda crecerán tus impulsos animales y salvajes.
Lo entiendo bien, no permitiré sucumbir a la llamada de la oscuridad.
Antes pondría fin a esta segunda oportunidad que me ha sido concedida.
Su salvador le incitó a subirse a uno de los carruajes más atrasados del convoy, uno de aspecto algo destartalado, pero con la gran cantidad de mantas, pieles y cuero que cargaba bien podría servirle de refugio contra el sol, y a pesar de ser una jugada a la desesperada tampoco podía permitirse permanecer mucho más tiempo en la ciudad, pues nunca se sabía cuándo podrían aparecer más compañeros de los cazavampiros vistos hace poco.
Haciendo de tripas corazón, Nicolás, le dio un fuerte apretón de manos a su amigo, y se despidió de él entre susurros.
Mil gracias, camarada. Que las sombras te protejan y halles tu final de forma honrosa.
Acto seguido agarró la lanza que se habían agenciado, corrió hacia el carro y con un movimiento ágil saltó a su interior para esconderse entre las mercancías.
El transporte se tambaleó un poco, pero como coincidió como uno de tantos baches del camino su conductor no le dio mayor importancia, y así la caravana abandonó Roilkat, la ciudad donde sangre y hollín se mezclaban casi a diario.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ya habían pasado dos días desde que abandonó la ciudad, pero la caravana no avanzaba muy rápidamente, y dada la enorme cantidad de gente que formaba parte de la comitiva, Nicolás apenas tenía ocasiones de abandonar la seguridad de las mantas.
La sed aumentaba con el paso de las horas, y con ella la imperiosa necesidad de alimentarse.
Sentía cómo la garganta le quemaba, y aún faltaban unas cuantas horas para la puesta del sol, pero debía aguantar, era eso o morir irremediablemente.
Por fin, tras un período de tiempo que le pareció un año, las montañas del horizonte taparon completamente al sol, dando inicio a la noche.
De repente, la caravana se detuvo sin previo aviso, haciendo que el guerrero chocase contra uno de los lados.
Afuera se oían gritos y el entrechocar de metal contra madera.
¡Arto ahí o suh rajo de arriba abajo!, gritó un hombre de voz aguda.
Todo parecía indicar que unos bandidos habían asaltado el convoy de los gitanos.
Esta es la mía.
Sin previo aviso, Barbacero surgió de entre las mantas y cueros de la carreta, armado con nada más que sus puños y la sed que le daba fuerzas.
¡Ozú, ¿quezezo illo?!, chilló asustado el bandolero de antes.
Recuperando un poco la compostura, apuntó a Nicolás con su ballesta.
¡No te muevah o te hago brocheta de hombre!
Sin embargo, el vampiro se permitió una sonrisa macabra, dejando entrever sus colmillos a través de las comisuras de sus labios.
Se sentía vivo, lleno de energía, y a pesar de que aún se encontraba plenamente consciente de sus actos, dar esa impresión de criatura sanguinaria serviría para librarse de los asaltantes.
Avanzó raudo hacia el ballestero, a quien le temblaba ligeramente el arma en las manos, y a pesar de que este le disparó su virote no pasó a menos de un palmo entero del cuerpo de Nicolás, quien para entonces ya tenía al atracador al alcance de sus manos.
Los otros tres compañeros del bandido acudieron en su auxilio, intentando liberarlo del agarre tenaz del barbudo, quien lo tenía prendido por el pescuezo como si de un pollo se tratara.
Era el momento apropiado para poner a prueba sus nuevas habilidades.
La luz de la luna iluminaba el sendero, dando un toque aún más amenazador a la figura de Barbacero.
El enfrentamiento se resolvió en un abrir y cerrar de ojos: en el mismo instante en que los tres bandoleros se abalanzaron con sus cuchillos sobre el vampiro este zarandeo a su rehén, usándolo como si fuese un gran garrote de carne y derribando a sus oponentes, que perdieron el conocimiento por la fuerza del impacto.
Después, clavó sus colmillos en el cuello del hombre al que tenía agarrado y se alimentó, con cuidado de asegurarse de que aún tenía pulso, pues tampoco planeaba matarlo así sin más.
Una vez saciada su sed pudo sentirse algo más calmado. Era escalofriante solo pensar en las repercusiones que había tenido no alimentarse durante dos días, ¿qué habría pasado de haber sido mayor el plazo, como una semana?
Se dirigió con las manos en alto a los dueños de la caravana y a paso lento, mostrando buena fe en sus acciones.
Tranquilos, no les deseo ningún mal, solo quiero viajar con ustedes.
Les ofrezco mi protección, que como pueden ver no es poca, a cambio de algo tan simple como dejar que durante el día me resguarde del sol bajo las mantas que cargan.
Respecto a mi alimentación, no se preocupen, no mato a nadie para ello, y ahí tienen a esos canallas como muestra de ello.
Quien sabe si por temor o por una cierta confianza tensa, pero los gitanos accedieron a aquel pacto tan ventajoso. Cargar con otro hombre no era un gran problema, y tener un vigilante altamente efectivo mientras todos dormían podría ser muy beneficioso para la empresa.
Así pues, la caravana gitana reanudó su camino hacia las nevadas tierras de los dragones, con un nuevo pasajero a bordo.
Como esperaba, la explicación de Bio era larga y difícil de seguir, y a pesar de los múltiples ejemplos y paradas del discurso, a Nicolás le costaba horrores entender todo.
Lo primero que debes conocer es el alfabeto. Está compuesto por vocales y consonantes, las vocales son sonidos que puedes hacer usando solo tu garganta, sin usar los labios (...)
Lo único que veía claro como el agua eran los garabatos que iba haciendo su maestro en aquella superficie, aún sin prácticamente ninguna luz.
(...) Las consonantes, son aquellas que necesitas pronunciar con más cuidado...
(...) Con las letras, vocales y consonantes formas palabras, que de hecho también tienen su división, así hay palabras que describen...
La cabeza empezaba a darle vueltas de tantos términos complicados seguidos.
(...) Una vez que puedas pronunciar las palabras al leerlas, tu mente las relacionará con el objeto al que se refieren, así es como funciona la comunicación escrita.
Parecía que aquella sesión estaba llegando por fin a su fin, para alivio del entendimiento de Barbacero.
Si consigues leer lo que dice el papel, te será de gran ayuda en algún momento.
La verdad es que los progresos eran mínimos, ya que era de esperar que no se solucionase en apenas una noche aquella carencia de estudios especializados.
Para el guerrero aquella era poco más que una sucesión de cortes dibujados con algo que manchaba, pero le parecía distinguir alguna de aquellas "letras" tan crípticas.
Le pareció leer algo sobre "lugar", "playa" y "ancestros", aunque tendría que hacer un esfuerzo mucho más grande para progresar en sus deficientes conocimientos del idioma escrito.
Entonces pudo oír un traqueteo lejano. Parecía el ruido de una caravana comercial, o algo por el estilo, a juzgar por el sonido del trote de los caballos y el rechinar de las ruedas de los carros.
¿Escuchas eso? Son carruajes, gitanos tal vez.
Bio desatrancó la puerta e hizo un gesto a Nicolás para que se acercase a él.
Somos cazadores, no asesinos; habrá momentos en que tu hambre te derrumbe y tu oscuridad interior intente hacerse cargo de todo; es normal que suceda, pero deberías controlarte y podría resultar bastante complicado, cuantos más días pasen sin duda crecerán tus impulsos animales y salvajes.
Lo entiendo bien, no permitiré sucumbir a la llamada de la oscuridad.
Antes pondría fin a esta segunda oportunidad que me ha sido concedida.
Su salvador le incitó a subirse a uno de los carruajes más atrasados del convoy, uno de aspecto algo destartalado, pero con la gran cantidad de mantas, pieles y cuero que cargaba bien podría servirle de refugio contra el sol, y a pesar de ser una jugada a la desesperada tampoco podía permitirse permanecer mucho más tiempo en la ciudad, pues nunca se sabía cuándo podrían aparecer más compañeros de los cazavampiros vistos hace poco.
Haciendo de tripas corazón, Nicolás, le dio un fuerte apretón de manos a su amigo, y se despidió de él entre susurros.
Mil gracias, camarada. Que las sombras te protejan y halles tu final de forma honrosa.
Acto seguido agarró la lanza que se habían agenciado, corrió hacia el carro y con un movimiento ágil saltó a su interior para esconderse entre las mercancías.
El transporte se tambaleó un poco, pero como coincidió como uno de tantos baches del camino su conductor no le dio mayor importancia, y así la caravana abandonó Roilkat, la ciudad donde sangre y hollín se mezclaban casi a diario.
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Ya habían pasado dos días desde que abandonó la ciudad, pero la caravana no avanzaba muy rápidamente, y dada la enorme cantidad de gente que formaba parte de la comitiva, Nicolás apenas tenía ocasiones de abandonar la seguridad de las mantas.
La sed aumentaba con el paso de las horas, y con ella la imperiosa necesidad de alimentarse.
Sentía cómo la garganta le quemaba, y aún faltaban unas cuantas horas para la puesta del sol, pero debía aguantar, era eso o morir irremediablemente.
Por fin, tras un período de tiempo que le pareció un año, las montañas del horizonte taparon completamente al sol, dando inicio a la noche.
De repente, la caravana se detuvo sin previo aviso, haciendo que el guerrero chocase contra uno de los lados.
Afuera se oían gritos y el entrechocar de metal contra madera.
¡Arto ahí o suh rajo de arriba abajo!, gritó un hombre de voz aguda.
Todo parecía indicar que unos bandidos habían asaltado el convoy de los gitanos.
Esta es la mía.
Sin previo aviso, Barbacero surgió de entre las mantas y cueros de la carreta, armado con nada más que sus puños y la sed que le daba fuerzas.
¡Ozú, ¿quezezo illo?!, chilló asustado el bandolero de antes.
Recuperando un poco la compostura, apuntó a Nicolás con su ballesta.
¡No te muevah o te hago brocheta de hombre!
Sin embargo, el vampiro se permitió una sonrisa macabra, dejando entrever sus colmillos a través de las comisuras de sus labios.
Se sentía vivo, lleno de energía, y a pesar de que aún se encontraba plenamente consciente de sus actos, dar esa impresión de criatura sanguinaria serviría para librarse de los asaltantes.
Avanzó raudo hacia el ballestero, a quien le temblaba ligeramente el arma en las manos, y a pesar de que este le disparó su virote no pasó a menos de un palmo entero del cuerpo de Nicolás, quien para entonces ya tenía al atracador al alcance de sus manos.
Los otros tres compañeros del bandido acudieron en su auxilio, intentando liberarlo del agarre tenaz del barbudo, quien lo tenía prendido por el pescuezo como si de un pollo se tratara.
Era el momento apropiado para poner a prueba sus nuevas habilidades.
La luz de la luna iluminaba el sendero, dando un toque aún más amenazador a la figura de Barbacero.
El enfrentamiento se resolvió en un abrir y cerrar de ojos: en el mismo instante en que los tres bandoleros se abalanzaron con sus cuchillos sobre el vampiro este zarandeo a su rehén, usándolo como si fuese un gran garrote de carne y derribando a sus oponentes, que perdieron el conocimiento por la fuerza del impacto.
Después, clavó sus colmillos en el cuello del hombre al que tenía agarrado y se alimentó, con cuidado de asegurarse de que aún tenía pulso, pues tampoco planeaba matarlo así sin más.
Una vez saciada su sed pudo sentirse algo más calmado. Era escalofriante solo pensar en las repercusiones que había tenido no alimentarse durante dos días, ¿qué habría pasado de haber sido mayor el plazo, como una semana?
Se dirigió con las manos en alto a los dueños de la caravana y a paso lento, mostrando buena fe en sus acciones.
Tranquilos, no les deseo ningún mal, solo quiero viajar con ustedes.
Les ofrezco mi protección, que como pueden ver no es poca, a cambio de algo tan simple como dejar que durante el día me resguarde del sol bajo las mantas que cargan.
Respecto a mi alimentación, no se preocupen, no mato a nadie para ello, y ahí tienen a esos canallas como muestra de ello.
Quien sabe si por temor o por una cierta confianza tensa, pero los gitanos accedieron a aquel pacto tan ventajoso. Cargar con otro hombre no era un gran problema, y tener un vigilante altamente efectivo mientras todos dormían podría ser muy beneficioso para la empresa.
Así pues, la caravana gitana reanudó su camino hacia las nevadas tierras de los dragones, con un nuevo pasajero a bordo.
Nicolás Barbacero
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