El buen samaritano [quest]
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Re: El buen samaritano [quest]
Chimar escucha atentamente a su pequeño interlocutor, al final no puede evitar arquear la ceja derecha. Sin duda lo que Ralphy considera como “contarlo todo” no es la media común, su información tiene más partes faltantes que un argumento religioso. Por lo menos se le debe reconocer la intención, se nota que hace un gran esfuerzo personal.
La idea de ayudar a la anciana vampira no es demasiado tentadora que digamos pero tal vez el científico logre conseguir algún tipo de remuneración monetaria por su esfuerzo, solo resta esperar que dicha mujer se comporte con más decencia que su primo racial… mejor dicho, que toda su jodida especie.
Vale…
Dice al notar como un carruaje misterioso aparece en frente, ¿quién dijo que la eficiencia había muerto?, alguien quiere ganar dinero extra. El más pequeño sube y es seguido de cerca por su contemporáneo, al menos viajaran con comodidad. Un poco de lujo nunca viene mal… aunque sea como preludio a otras situaciones raras.
Maquiavelo pega un último vistazo afuera antes de acomodarse en su asiento predilecto, tardara un poco en volver a apreciar las sombras. Algo le dice que volverá a escuchar del viejo vampiro, muy probablemente noticias desagradables. Hacer enemigos poderosos es inevitable pero algunos son peores que otros.
No toma mucho recorrer el camino objetivo, al final Sacrestic ville sigue siendo bastante pequeña. Se detienen en la mansión previamente acechada por Chimar, todo un mundo de diferencia en comparación a la anterior. El intelectual traga saliva a medida que baja del vehículo, no puede saber que le espera adentro.
Bien Ralphy... ¿Qué sigue ahora?
La idea de ayudar a la anciana vampira no es demasiado tentadora que digamos pero tal vez el científico logre conseguir algún tipo de remuneración monetaria por su esfuerzo, solo resta esperar que dicha mujer se comporte con más decencia que su primo racial… mejor dicho, que toda su jodida especie.
Vale…
Dice al notar como un carruaje misterioso aparece en frente, ¿quién dijo que la eficiencia había muerto?, alguien quiere ganar dinero extra. El más pequeño sube y es seguido de cerca por su contemporáneo, al menos viajaran con comodidad. Un poco de lujo nunca viene mal… aunque sea como preludio a otras situaciones raras.
Maquiavelo pega un último vistazo afuera antes de acomodarse en su asiento predilecto, tardara un poco en volver a apreciar las sombras. Algo le dice que volverá a escuchar del viejo vampiro, muy probablemente noticias desagradables. Hacer enemigos poderosos es inevitable pero algunos son peores que otros.
No toma mucho recorrer el camino objetivo, al final Sacrestic ville sigue siendo bastante pequeña. Se detienen en la mansión previamente acechada por Chimar, todo un mundo de diferencia en comparación a la anterior. El intelectual traga saliva a medida que baja del vehículo, no puede saber que le espera adentro.
Bien Ralphy... ¿Qué sigue ahora?
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Re: El buen samaritano [quest]
Mientras estuvieron en carruaje, Ralphy no abrió la boca ni siquiera para bostezar. Tenía muchas cosas en las que pensar, nunca antes se había necesitado toda su concentración para pensar en algo. Durante todo el viaje, el vampiro se mantuvo sentado en su asiento sin hacer ruido y sin hacer nada más que balancear sus piernas como lo haría un niño normal que no llega a poner los pies en el suelo.
Bajaron del vehículo y Ralphy continuó con la misma posición fría y pensativa. Él sabía muy bein lo que venía ahora. Las puertas se abrirían, Chimar entraría dentro y Ralphy tendría que ir a buscar un nuevo buen samaritano. Contra más mejor.
-Ahora tendrás que entrar- confesó con cierto pesar. Las puertas de la mansión se abrieron sin que nadie estuviera detrás de ellas igual de como pasó minutos antes con el humano rubio – doña Grimhilde te espera dentro pero… -vaciló unos instantes antes de volver a hablar- tienes que prometerme que no la llevarás la contraria. Ella no es como Lester…-
Estaba a punto de decir algo más, algo muy importante, pero una voz grave de mujer que sonó desde el interior de la mansión interrumpió toda advertencia que Ralphy pudiera hacer.
-¡Corre, entra!- azuzó a Chimar a la vez que le empujaba- yo esperaré fuera-.
* Chimar: Ya no hay vuelta atrás. Las puertas se han abierto ante ti y tienes que entrar. Una vez en el interior de la mansión las enormes puertas de hierro se cerrarán sin que nadie las empujén. Dentro, deberás describir dos cosas que te llamen la atención de la mansión. En el siguiente turno, para un mayor suspense, no podrás ver a doña Grimhilde.
Bajaron del vehículo y Ralphy continuó con la misma posición fría y pensativa. Él sabía muy bein lo que venía ahora. Las puertas se abrirían, Chimar entraría dentro y Ralphy tendría que ir a buscar un nuevo buen samaritano. Contra más mejor.
-Ahora tendrás que entrar- confesó con cierto pesar. Las puertas de la mansión se abrieron sin que nadie estuviera detrás de ellas igual de como pasó minutos antes con el humano rubio – doña Grimhilde te espera dentro pero… -vaciló unos instantes antes de volver a hablar- tienes que prometerme que no la llevarás la contraria. Ella no es como Lester…-
Estaba a punto de decir algo más, algo muy importante, pero una voz grave de mujer que sonó desde el interior de la mansión interrumpió toda advertencia que Ralphy pudiera hacer.
-¡Corre, entra!- azuzó a Chimar a la vez que le empujaba- yo esperaré fuera-.
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* Chimar: Ya no hay vuelta atrás. Las puertas se han abierto ante ti y tienes que entrar. Una vez en el interior de la mansión las enormes puertas de hierro se cerrarán sin que nadie las empujén. Dentro, deberás describir dos cosas que te llamen la atención de la mansión. En el siguiente turno, para un mayor suspense, no podrás ver a doña Grimhilde.
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Re: El buen samaritano [quest]
Obviamente Ralphy se encuentra nervioso pero lleva en ese mismo estado desde el principio, es imposible saber si su temor tiene bases solidas. Las puertas se abren por arte de magia dando el estímulo final, la casa espera. Chimar escucha atentamente a su pequeño colega intentando descifrar lo que dice, resulta difícil pues no se expresa con fluidez.
¿En el buen o mal sentido?
Dice por la comparación aunque algo interrumpe cualquier respuesta, la dueña está al tanto de todo. El más pequeño empuja a su contemporáneo dentro y permanece afuera, se despide con una promesa, segundos después las puertas vuelven a cerrarse dando inicio a una nueva etapa de la aventura demencial.
Sin duda alguien podría hacer dinero vendiendo puertas con esas cualidades...
Expresa en voz baja mientras avanza, a veces se debe liberar el estrés con tonterías. Pilla cada rincón aunque mantiene su arma abajo, no quiere desencadenar otro problema. Con un vampiro loco molesto es suficiente, no vale la pena enemistarse con todos los mosquitos de la villa.
Al parecer los vampiros pueden tener estilo también.
La decoración es bastante interesante, elegante pero algo lúgubre. Lo que más sorprende al mocoso es el estado de limpieza, no existe nada fuera de lugar. Tanto orden por alguna razón dispara sus nervios, los enemigos meticulosos son complicados. se permite elogiar mentalmente el aspecto interno de la mansión, solo resta esperar que en el sótano no estén los cadáveres colgados.
Me pregunto si… nah, no puede ser.
Maquiavelo imagina cierto patrón y elabora una extensa trama mental, tener el cerebro rápido no siempre es útil. Tantos vampiros con propiedades enormes sin duda parece sospechoso, ¿acaso todos los nobles de Aerandir son vampiros? ... eso le daría al término “chupasangre” un significado bastante literal.
A alguien le gusta el metal viejo…
Suelta al reconocer la quinta armadura completa de exhibición, sin duda un punto destacable. Son bastante viejas pero se encuentran bien pulidas, algunas incluso reflejan cosas en el metal. Si fueran del niño ya las hubiera fundido para crear algo, menuda perdida de espacio y buen material de fabricación.
… ¿Dónde estará la señora del lugar?
¿En el buen o mal sentido?
Dice por la comparación aunque algo interrumpe cualquier respuesta, la dueña está al tanto de todo. El más pequeño empuja a su contemporáneo dentro y permanece afuera, se despide con una promesa, segundos después las puertas vuelven a cerrarse dando inicio a una nueva etapa de la aventura demencial.
Sin duda alguien podría hacer dinero vendiendo puertas con esas cualidades...
Expresa en voz baja mientras avanza, a veces se debe liberar el estrés con tonterías. Pilla cada rincón aunque mantiene su arma abajo, no quiere desencadenar otro problema. Con un vampiro loco molesto es suficiente, no vale la pena enemistarse con todos los mosquitos de la villa.
Al parecer los vampiros pueden tener estilo también.
La decoración es bastante interesante, elegante pero algo lúgubre. Lo que más sorprende al mocoso es el estado de limpieza, no existe nada fuera de lugar. Tanto orden por alguna razón dispara sus nervios, los enemigos meticulosos son complicados. se permite elogiar mentalmente el aspecto interno de la mansión, solo resta esperar que en el sótano no estén los cadáveres colgados.
Me pregunto si… nah, no puede ser.
Maquiavelo imagina cierto patrón y elabora una extensa trama mental, tener el cerebro rápido no siempre es útil. Tantos vampiros con propiedades enormes sin duda parece sospechoso, ¿acaso todos los nobles de Aerandir son vampiros? ... eso le daría al término “chupasangre” un significado bastante literal.
A alguien le gusta el metal viejo…
Suelta al reconocer la quinta armadura completa de exhibición, sin duda un punto destacable. Son bastante viejas pero se encuentran bien pulidas, algunas incluso reflejan cosas en el metal. Si fueran del niño ya las hubiera fundido para crear algo, menuda perdida de espacio y buen material de fabricación.
… ¿Dónde estará la señora del lugar?
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Re: El buen samaritano [quest]
El término exacto es vibrar. Casi parecía que la gran armadura de pulcro metal fuera a levantar uno de sus pesados pies y ponerse a caminar; lo parecía porque daba la impresión de que se estaba moviendo. Aunque, la palabra correcta seguía siendo vibrar. La armadura estaba vibrando.
La razón de esos ligeros temblores, como si de un pequeño terremoto asolase únicamente las baldosas que estaban a los pies de la armadura, era algo tan simple como el miedo. Si Ralphy había tenido miedo a que le devorase otro vampiro como él, no era raro sospechar que una armadura vacía temblanse al ver a la señora por las cuencas de los ojos del yelmo.
-Aquí estoy–una mano no tan arrugada como la del viejo Lester se posó en el hombro del chico para hacerlo girar hacia su nuevo interlocutor – has venido para ayudarme- sonó como una pregunta pero no lo era.– ¿por qué otra razón habrás entrado? A los ladrones no les suelen gustar las mansiones donde hay cadáveres en lugar de tesoros. Tú no debes de ser un ladrón y de serlo, eres de los más estúpidos. ¿¡A QUÉ HAS VENIDO!?-
La mujer que habló a espaldas de Chimar era la famosa doña Grimhilde. Era mayor, quizás tendría tantos años o más que el viejo Lester, pero no los aparentaba. Vestía de forma elegante, se peinaba el cabello en punta para hacerlo parecer más abundante; cabello que por cierto lucía dos colores el negro y el blanco. Ungüentos, pociones, cremas, polvos e infusiones de diferentes hierbas medicinales era el pan de cada día para la señora Grimhilde. Lo que sea para mantenerse joven y bella, como lo fue en los días que todavía era una humana inocente.
* Chimar: Y ahí la tienes. ¿Es cómo te la imaginabas? Espero que no pues mi labor es sorprender. Como el maestro en el arte del asombro que me considero, te presento a la señora Grimhilde. En el siguiente turno deberás convencerla de que no eres una amenaza; una tarea sencilla de no ser por lo que ya te advirtió Ralphy: La Doña está loca.
La razón de esos ligeros temblores, como si de un pequeño terremoto asolase únicamente las baldosas que estaban a los pies de la armadura, era algo tan simple como el miedo. Si Ralphy había tenido miedo a que le devorase otro vampiro como él, no era raro sospechar que una armadura vacía temblanse al ver a la señora por las cuencas de los ojos del yelmo.
-Aquí estoy–una mano no tan arrugada como la del viejo Lester se posó en el hombro del chico para hacerlo girar hacia su nuevo interlocutor – has venido para ayudarme- sonó como una pregunta pero no lo era.– ¿por qué otra razón habrás entrado? A los ladrones no les suelen gustar las mansiones donde hay cadáveres en lugar de tesoros. Tú no debes de ser un ladrón y de serlo, eres de los más estúpidos. ¿¡A QUÉ HAS VENIDO!?-
La mujer que habló a espaldas de Chimar era la famosa doña Grimhilde. Era mayor, quizás tendría tantos años o más que el viejo Lester, pero no los aparentaba. Vestía de forma elegante, se peinaba el cabello en punta para hacerlo parecer más abundante; cabello que por cierto lucía dos colores el negro y el blanco. Ungüentos, pociones, cremas, polvos e infusiones de diferentes hierbas medicinales era el pan de cada día para la señora Grimhilde. Lo que sea para mantenerse joven y bella, como lo fue en los días que todavía era una humana inocente.
- Doña Grimhilde:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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* Chimar: Y ahí la tienes. ¿Es cómo te la imaginabas? Espero que no pues mi labor es sorprender. Como el maestro en el arte del asombro que me considero, te presento a la señora Grimhilde. En el siguiente turno deberás convencerla de que no eres una amenaza; una tarea sencilla de no ser por lo que ya te advirtió Ralphy: La Doña está loca.
Última edición por Sigel el Sáb 6 Ago 2016 - 10:40, editado 1 vez
Sigel
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Re: El buen samaritano [quest]
De repente cierta armadura comienza a manifestar un extraño temblor, vale destacar que el enano pone toda su atención en la pieza decorativa. Su curiosidad intrínseca le dice que se acerque pero la zona más recatada del cerebro ordena que guarde distancia, al final una placa de metal enorme es a prueba de virotes.
¡Rayos!
Expresa al sentir una mano en su hombro, pega un ligero salto también. Las sorpresas no son agradables, especialmente con el ambiente tan pesado. El niño traga saliva y se voltea lento, finalmente esta frente a la famosa dueña del lugar. Queda en silencio unos instantes y le deja hablar, aún necesita calmarse.
El simple aspecto de la doña resulta destacable, no es natural ver personas con ese estilo lejos de las cortes en Lunargenta. No cabe duda de que la señora gasta mucho esfuerzo en preservar su estética, al parecer los vampiros también cuidan a sobremanera su imagen… por muy raro que suene el concepto.
Habla con evasivas, sin duda Ralphy aprendió sus cualidades sociales de ella. Maquiavelo, ahora más calmado, dedica toda su atención a las palabras. No es necesario recordar que se debe tener una buena primera impresión con esta gente para seguir respirando, eso y para no aderezar la cena nocturna.
Yo… “se aclara la garganta” Ralphy me dijo que necesita ayuda, yo ayudo a la gente…
Aunque la intensión inicial del enano era robar la mansión ahora sus objetivos cambiaron, quiere hacer las cosas por canales regulares. Trabajo y recompensa suele funcionar bien, solo resta esperar que los vampiros respeten esa idea general. Técnicamente es un trato con la maldad pero rara vez se pueden escoger los patrocinadores.
Tengo bastantes recursos, ¿tiene trabajo para mí?
¡Rayos!
Expresa al sentir una mano en su hombro, pega un ligero salto también. Las sorpresas no son agradables, especialmente con el ambiente tan pesado. El niño traga saliva y se voltea lento, finalmente esta frente a la famosa dueña del lugar. Queda en silencio unos instantes y le deja hablar, aún necesita calmarse.
El simple aspecto de la doña resulta destacable, no es natural ver personas con ese estilo lejos de las cortes en Lunargenta. No cabe duda de que la señora gasta mucho esfuerzo en preservar su estética, al parecer los vampiros también cuidan a sobremanera su imagen… por muy raro que suene el concepto.
Habla con evasivas, sin duda Ralphy aprendió sus cualidades sociales de ella. Maquiavelo, ahora más calmado, dedica toda su atención a las palabras. No es necesario recordar que se debe tener una buena primera impresión con esta gente para seguir respirando, eso y para no aderezar la cena nocturna.
Yo… “se aclara la garganta” Ralphy me dijo que necesita ayuda, yo ayudo a la gente…
Aunque la intensión inicial del enano era robar la mansión ahora sus objetivos cambiaron, quiere hacer las cosas por canales regulares. Trabajo y recompensa suele funcionar bien, solo resta esperar que los vampiros respeten esa idea general. Técnicamente es un trato con la maldad pero rara vez se pueden escoger los patrocinadores.
Tengo bastantes recursos, ¿tiene trabajo para mí?
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Re: El buen samaritano [quest]
Los fríos y enormes ojos de la señora Grimhilde se clavaron en los pantalones rasgados del chico que tenía en frente. Que maleducado que era. ¿Acaso no le habían enseñado modales? Delante de una dama, como ella era, nadie debía presentarse con la ropa sucia y rota. Cada vez Ralphy elegía peor. La Doña, al recordar al anterior humano que quiso ir para ayudar, miró hacia uno de los cristales más cercanos por tal de ver si tenía todavía alguna gota de sangre recorriendo su nítida tez. De haber sido así hubiera sido tan sucia y descuida como el nuevo chaval.
-Tú ayudas a la gente- repitió la señora casi con una voz amenazante- entonces, ¿cómo explicas esto?- La mujer extrajo de uno de los bolsillos del chico un mapa. – Cierto pájaro me avisó que un ladrón andaba suelto y venía hacia aquí-.
Lo que siguió fue una bofetada directa a la cara del chico. Un ladrón sucio y andrajoso pidiendo trabajo era justo lo que a la doña le faltaba por ver. Si aceptaba su ayuda sería igual que decirle a un hambriento que corte el pavo de la cena. Estuvo a punto de darle una segunda bofetada más por desahogarse por recordar aquella vez que un sirviente comió de su plato mientras lo servía que por estar enfadada con el joven humano; sin embargo, en el último segundo cambió de opinión. Algo se le había ocurrido a la vampira.
-¿Quieres trabajo? Empieza por vestir bien, toma un baño, perfúmate y, por favor, cámbiate esos pantalones- Dio exactamente dos aplausos y una de las puertas de las habitaciones superiores se abrió por sí sola.- cuando estés listos hablaremos de negocios. ¿Es así cómo los ladrones hablan? Vosotros decís “negocios-.
* Chimar: Hace escasos minutos te tiraste por el suelo al atrapar a Ralphy y se te rompieron los pantalones y, luego, en la mansión de Lester se creó una gran humareda de polvo gracias al ataque que hiciste. Un baño y una nueva muda limpia y aseada te harán falta. No me agradezcas a mí, dale las gracias a la señora Grimhilde. En el siguiente turno deberás asearte para la ocasión, algo más tranquilo después de todo cuanto ya has pasado.
-Tú ayudas a la gente- repitió la señora casi con una voz amenazante- entonces, ¿cómo explicas esto?- La mujer extrajo de uno de los bolsillos del chico un mapa. – Cierto pájaro me avisó que un ladrón andaba suelto y venía hacia aquí-.
Lo que siguió fue una bofetada directa a la cara del chico. Un ladrón sucio y andrajoso pidiendo trabajo era justo lo que a la doña le faltaba por ver. Si aceptaba su ayuda sería igual que decirle a un hambriento que corte el pavo de la cena. Estuvo a punto de darle una segunda bofetada más por desahogarse por recordar aquella vez que un sirviente comió de su plato mientras lo servía que por estar enfadada con el joven humano; sin embargo, en el último segundo cambió de opinión. Algo se le había ocurrido a la vampira.
-¿Quieres trabajo? Empieza por vestir bien, toma un baño, perfúmate y, por favor, cámbiate esos pantalones- Dio exactamente dos aplausos y una de las puertas de las habitaciones superiores se abrió por sí sola.- cuando estés listos hablaremos de negocios. ¿Es así cómo los ladrones hablan? Vosotros decís “negocios-.
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* Chimar: Hace escasos minutos te tiraste por el suelo al atrapar a Ralphy y se te rompieron los pantalones y, luego, en la mansión de Lester se creó una gran humareda de polvo gracias al ataque que hiciste. Un baño y una nueva muda limpia y aseada te harán falta. No me agradezcas a mí, dale las gracias a la señora Grimhilde. En el siguiente turno deberás asearte para la ocasión, algo más tranquilo después de todo cuanto ya has pasado.
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Re: El buen samaritano [quest]
La anciana tiene más cerebro de lo que parece, también buenos contactos. Sin vacilar extrae el mapa robado de los bolsillos de Chimar, menuda habilidad. Parece que el perista no mantuvo la boca cerrada. Es impresionante lo rápido que viajan las noticias hoy en día, hacen que ya nadie puede ganarse el dinero fácil y “honestamente”.
Maquiavelo recibe el golpe y abre los ojos como platos, ningún adulto lo había abofeteado antes. Su padre era muy controlado y los objetivos de robos rara vez logran verle, técnicamente el único ataque similar al rosto que ha recibido fue asestado por Dem… una respuesta merecida pues el agredió primero.
Pero…
Se cubre al ver el otro intento, afortunadamente la situación no se repite. El pequeño no sabe muy bien si debe quejarse, llorar o llenar de virotes a la vieja. Un pensamiento fugaz aparece en su mente y logra sorprenderle incluso a el mismo, las cosas que uno imagina en situaciones de tensión son raras.
“Para tener 100 años tiene un buen brazo…”
El pequeño escucha callado las nuevas indicaciones, aún mantiene su mano sobre el área de impacto. El otro chupa sangre destacaba por descuidado, en este caso la cosa no puede ser más diferente. Es un extraño momento para preocuparse por el aspecto personal de alguien aunque no se puede esperar que los mosquitos piensen cuerdamente.
De acuerdo.
Se retira por el camino recién abierto, todavía continua un poco molesto. No le toma mucho encontrar la habitación correcta y cuando entra se sorprende, no está acostumbrado a tanto lujo. Toma unos momentos de meditación frente a la bañera y copia mentalmente el diseño, por primera vez en mucho tiempo ve su creación de la ratonera como imperfecta.
Vale… seguiré el juego.
Prepara todo y se da un baño, tarda un poco más de lo normal pero el acabado del lugar merece admiración, además experimenta con algunos productos olorosos. Cuando termina se seca rápido y rebusca en el cuarto de vestir ropa funcional, consigue algunas prendas de buena calidad con tamaño usable y rápidamente se las endosa a Ralphy, es poco probable que algún otro niño se atreva a entrar.
Conque así vive la otra mitad… podría acostumbrarme jeje.
Termina de arreglarse y dedica unos minutos a peinarse bien, pequeña costumbre personal. Ya con todo listo sale del recinto, extrañamente ahora tiene buen humor. Baja al nivel anterior con cautela, como no encuentra a la doña decide convocarla otra vez, un par de palabras deberían bastar.
Estoy listo para los negocios.
Maquiavelo recibe el golpe y abre los ojos como platos, ningún adulto lo había abofeteado antes. Su padre era muy controlado y los objetivos de robos rara vez logran verle, técnicamente el único ataque similar al rosto que ha recibido fue asestado por Dem… una respuesta merecida pues el agredió primero.
Pero…
Se cubre al ver el otro intento, afortunadamente la situación no se repite. El pequeño no sabe muy bien si debe quejarse, llorar o llenar de virotes a la vieja. Un pensamiento fugaz aparece en su mente y logra sorprenderle incluso a el mismo, las cosas que uno imagina en situaciones de tensión son raras.
“Para tener 100 años tiene un buen brazo…”
El pequeño escucha callado las nuevas indicaciones, aún mantiene su mano sobre el área de impacto. El otro chupa sangre destacaba por descuidado, en este caso la cosa no puede ser más diferente. Es un extraño momento para preocuparse por el aspecto personal de alguien aunque no se puede esperar que los mosquitos piensen cuerdamente.
De acuerdo.
Se retira por el camino recién abierto, todavía continua un poco molesto. No le toma mucho encontrar la habitación correcta y cuando entra se sorprende, no está acostumbrado a tanto lujo. Toma unos momentos de meditación frente a la bañera y copia mentalmente el diseño, por primera vez en mucho tiempo ve su creación de la ratonera como imperfecta.
Vale… seguiré el juego.
Prepara todo y se da un baño, tarda un poco más de lo normal pero el acabado del lugar merece admiración, además experimenta con algunos productos olorosos. Cuando termina se seca rápido y rebusca en el cuarto de vestir ropa funcional, consigue algunas prendas de buena calidad con tamaño usable y rápidamente se las endosa a Ralphy, es poco probable que algún otro niño se atreva a entrar.
Conque así vive la otra mitad… podría acostumbrarme jeje.
Termina de arreglarse y dedica unos minutos a peinarse bien, pequeña costumbre personal. Ya con todo listo sale del recinto, extrañamente ahora tiene buen humor. Baja al nivel anterior con cautela, como no encuentra a la doña decide convocarla otra vez, un par de palabras deberían bastar.
Estoy listo para los negocios.
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Re: El buen samaritano [quest]
Mientras el chico subía a una de las habitaciones a acicalarse, la señora Grimhilde se sentó en un amplio butacón orejero. Era tan grande que podían sentarse dos como ella y todavía sobraría espacio. Dejó apoyar la cabeza en uno de los cojines superiores, estiró los pies hasta alcanzar el taburete de enfrente y cerró los ojos con el fin de meditar sobre lo la idea que había tenido. Tener un pequeño ladronzuelo en casa no era una buena idea, claro que no lo era. Decía que había ido a ayudar…. ¡Mentira! Lo que él había ido era a robar sus riquezas. Ella era la dama más adinerada de toda Sacrestic Ville y quizás también de todo Aerandir; eso la convertía directamente en el objetivo principal de todos los ladrones. Tenía que andarse con ojo. En estos casos, ser precavida no era suficiente. Tenía que meditar y estudiar absolutamente todas las opciones. Si se dejaba una ventana abierta como lo hacía su odioso vecino Lester podía perder todas sus riquezas a la vez.
Cuando el chico bajó las escaleras parecía otro. Sí, así estaba mejor. Ropa nueva y limpia, se había tomado un baño, olía a colonia e incluso se había peinado. Parecía todo un pequeño señor. Con ese aspecto tan lustro y lujoso podría ser su propio hijo y nadie dudaría de ello. A Ru Grimhilde no le hizo falta abrir los ojos para darse cuenta de todos esos detalles.
-Acércate- contestó la señora a la vez que abría los ojos muy lentamente- seré clara y directa: No me gustan los ladrones, no me gustan las mentiras y no me gustan los débiles. Veo que no eres débil, en ningún momento te he visto llorar ni siquiera cuando te he abofeteado. ¿Ladrón y mentiroso? Para mí lo seguirás siendo hasta que demuestres lo contrario- cogió una copa que había en la mesa que estaba al lado del sillón y bebió al sangre que había en ella-antes de ayudarme quiero que me demuestres que puedo confiar en ti-.
Dejó la copa ya vacía en el mismo lugar donde le había cogido y se relamió con la punta de la lengua los labios con tal de saborear hasta la última gota de sangre.
-Mi nombre es Ru Grimhilde- empezó a hablar muy despacio para que su quizás futuro nuevo ayudante no perdiera detalle de lo que le iba a contar- esta es mi casa y esta es mi ciudad- al segundo esta abrió los brazos con tal de abarcar todo lo que pudiera- sé todo lo que pasa en Sacrestic Ville. Conozco hasta el último mosquito y sé quién me es fiel y quién no. ¿Sabes quién nunca se ha inclinado a mis pies ni ha hecho nunca nada de lo que yo le he dicho? Lester Holmes. Ese cabrón se recluye en su ruinosa mansión y no sale para nada. Ahí es donde tú entras, pequeño ladrón y mentiroso. Quiero que vayas a su mansión y me traigas una estatuilla de caballo bañada en oro que el hijo de puta de Lester esconde entre el polvo-.
De nuevo cerró los ojos. Dos escenarios distintos pudo entrever en su imaginación, en el primero Lester devoraba al ladrón y en el segundo el ladrón robaba a Lester. Ambas cosas le beneficiarían.
-Ahora ve.- Finalizó a la vez que movía su mano derecha como si estuviera espantando a un pájaro que se ha colado por una ventana.
* Chimar: Ya que has aceptado su hospitalidad qué menos que hacer algo para ayudar a la señora. Vuelve a la mansión de Lester Holmes, puedes usar el carruaje si lo crees necesario, y averigua dónde guarda la estatuilla del caballo. Tuya es la elección si ves o no a Lester dentro de la mansión; aunque si lo ves, lo más seguro, es que él también te vea a ti.
Cuando el chico bajó las escaleras parecía otro. Sí, así estaba mejor. Ropa nueva y limpia, se había tomado un baño, olía a colonia e incluso se había peinado. Parecía todo un pequeño señor. Con ese aspecto tan lustro y lujoso podría ser su propio hijo y nadie dudaría de ello. A Ru Grimhilde no le hizo falta abrir los ojos para darse cuenta de todos esos detalles.
-Acércate- contestó la señora a la vez que abría los ojos muy lentamente- seré clara y directa: No me gustan los ladrones, no me gustan las mentiras y no me gustan los débiles. Veo que no eres débil, en ningún momento te he visto llorar ni siquiera cuando te he abofeteado. ¿Ladrón y mentiroso? Para mí lo seguirás siendo hasta que demuestres lo contrario- cogió una copa que había en la mesa que estaba al lado del sillón y bebió al sangre que había en ella-antes de ayudarme quiero que me demuestres que puedo confiar en ti-.
Dejó la copa ya vacía en el mismo lugar donde le había cogido y se relamió con la punta de la lengua los labios con tal de saborear hasta la última gota de sangre.
-Mi nombre es Ru Grimhilde- empezó a hablar muy despacio para que su quizás futuro nuevo ayudante no perdiera detalle de lo que le iba a contar- esta es mi casa y esta es mi ciudad- al segundo esta abrió los brazos con tal de abarcar todo lo que pudiera- sé todo lo que pasa en Sacrestic Ville. Conozco hasta el último mosquito y sé quién me es fiel y quién no. ¿Sabes quién nunca se ha inclinado a mis pies ni ha hecho nunca nada de lo que yo le he dicho? Lester Holmes. Ese cabrón se recluye en su ruinosa mansión y no sale para nada. Ahí es donde tú entras, pequeño ladrón y mentiroso. Quiero que vayas a su mansión y me traigas una estatuilla de caballo bañada en oro que el hijo de puta de Lester esconde entre el polvo-.
De nuevo cerró los ojos. Dos escenarios distintos pudo entrever en su imaginación, en el primero Lester devoraba al ladrón y en el segundo el ladrón robaba a Lester. Ambas cosas le beneficiarían.
-Ahora ve.- Finalizó a la vez que movía su mano derecha como si estuviera espantando a un pájaro que se ha colado por una ventana.
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* Chimar: Ya que has aceptado su hospitalidad qué menos que hacer algo para ayudar a la señora. Vuelve a la mansión de Lester Holmes, puedes usar el carruaje si lo crees necesario, y averigua dónde guarda la estatuilla del caballo. Tuya es la elección si ves o no a Lester dentro de la mansión; aunque si lo ves, lo más seguro, es que él también te vea a ti.
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Re: El buen samaritano [quest]
La señora parece complacida con el nuevo aspecto de Chimar, no lo dice pero su rostro muestra algunas señales. El pequeño por su parte recuerda su vida como miembro de la clase intelectual en Lunargenta, no tenía tantos lujos pero podía darse algunos gustos diferentes al de cualquier persona común.
Por un momento el chico se alegra de no haber soltado lágrimas cuando le golpearon, a veces ser testarudo da sus frutos. La vieja no confía pero esta dispuesta a dar una oportunidad, más de lo que mucha gente hace con un ladrón. Sera necesario demostrar lealtad para ganar el premio, un camino poco transitado por el ratero.
Finalmente llega hora de las explicaciones, tiempo de ver cual será en negocio en sí, todo un alivio luego del sermón anterior. Ru Grimhilde parece estar en el ajo, tiene sus esqueléticas manos en todo. Un vampiro con poder político suena jodidamente aterrador aunque de todo se ve en este mundo, no existe límite para el dinero como dicen.
Maquiavelo escucha atentamente su nuevo encargo, no puede evitar arquear una ceja cuando entiende bien. Nuevamente debe visitar la pocilga del viejo vampiro… menudo juego del destino. No debería resultar raro que ambos personajes se lleven como perros y gatos, son la viva imagen de los polos opuestos.
Al menos el trabajo suena relativamente sencillo. Algo que el chico lleva realizando desde hace casi un año. Robar un artículo valioso es cosa de todos los días, las circunstancias actuales… no tanto. El jovencito deberá hacer gala de sus habilidades para evitar otro encuentro directo y salir con el objeto.
Considérelo hecho.
Las puertas se abren y Chimar sale con velocidad, decide no ir en carruaje para evitar problemas, también evita saludar a Ralphy pues su ayuda en el último allanamiento dejo mucho que desear. Varias cuadras después se encuentra frente a la deteriorada mansión, suspira mientras prepara un plan mental.
Extrañamente el lugar ha vuelto a su estado previo con todas las ventas abiertas, la trampa está dispuesta de nuevo. El niño entrecierra los ojos, regula su respiración y entra de nuevo. Se mueve utilizando todo su sigilo, medita cada paso con antelación. El viejo no aparece de momento pero no es recomendable confiarse con alguien que manipula las sombras.
“¡allí!”
Entre tanta mugre aparece algo dorado en el estudio del piso actual, la estatuilla solicitada. El enano se prepara para hacer una carrera discreta, tomar la jodida cosa y salir de la casa. Cierta estrategia empleada por ladrones profesionales que de resultar exitosa aseguraría una victoria perfecta.
“El que no arriesga no gana”
Por un momento el chico se alegra de no haber soltado lágrimas cuando le golpearon, a veces ser testarudo da sus frutos. La vieja no confía pero esta dispuesta a dar una oportunidad, más de lo que mucha gente hace con un ladrón. Sera necesario demostrar lealtad para ganar el premio, un camino poco transitado por el ratero.
Finalmente llega hora de las explicaciones, tiempo de ver cual será en negocio en sí, todo un alivio luego del sermón anterior. Ru Grimhilde parece estar en el ajo, tiene sus esqueléticas manos en todo. Un vampiro con poder político suena jodidamente aterrador aunque de todo se ve en este mundo, no existe límite para el dinero como dicen.
Maquiavelo escucha atentamente su nuevo encargo, no puede evitar arquear una ceja cuando entiende bien. Nuevamente debe visitar la pocilga del viejo vampiro… menudo juego del destino. No debería resultar raro que ambos personajes se lleven como perros y gatos, son la viva imagen de los polos opuestos.
Al menos el trabajo suena relativamente sencillo. Algo que el chico lleva realizando desde hace casi un año. Robar un artículo valioso es cosa de todos los días, las circunstancias actuales… no tanto. El jovencito deberá hacer gala de sus habilidades para evitar otro encuentro directo y salir con el objeto.
Considérelo hecho.
Las puertas se abren y Chimar sale con velocidad, decide no ir en carruaje para evitar problemas, también evita saludar a Ralphy pues su ayuda en el último allanamiento dejo mucho que desear. Varias cuadras después se encuentra frente a la deteriorada mansión, suspira mientras prepara un plan mental.
Extrañamente el lugar ha vuelto a su estado previo con todas las ventas abiertas, la trampa está dispuesta de nuevo. El niño entrecierra los ojos, regula su respiración y entra de nuevo. Se mueve utilizando todo su sigilo, medita cada paso con antelación. El viejo no aparece de momento pero no es recomendable confiarse con alguien que manipula las sombras.
“¡allí!”
Entre tanta mugre aparece algo dorado en el estudio del piso actual, la estatuilla solicitada. El enano se prepara para hacer una carrera discreta, tomar la jodida cosa y salir de la casa. Cierta estrategia empleada por ladrones profesionales que de resultar exitosa aseguraría una victoria perfecta.
“El que no arriesga no gana”
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Re: El buen samaritano [quest]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El buen samaritano [quest]
Maquiavelo tiene una premonición, algo le dice que su suerte será mala. Escoge jugar sobre seguro y utiliza un artículo de su repertorio, cierto objeto ganado en una de sus aventuras que según historias mejora la suerte en situaciones críticas. Cuando tiene todo listo prepara su intento potenciado.
Chimar utiliza el artículo de su inventario (Portavelas con calor de nieve)
Chimar utiliza el artículo de su inventario (Portavelas con calor de nieve)
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Re: El buen samaritano [quest]
Los tablones suenan, en el polvo del suelo de la habitación hay unas huellas y huele a colonia: Alguien ha entrado en la mansión. Lester abre los ojos de la parte superior con tal de ver a su nueva víctima. Chimar, el chico inventor, se le escapó de entre las manos como si fuera un ágil y viscoso pez que salta de la barca de los pescadores después de haber sido pescado. Con este nuevo pez no iba a pasar igual. Por lo que podía darse cuenta solo era uno. ¿Quién? Alguien que sabía vestirse y perfumarse de buena manera. Alguien a quien Lester bautizó con el sobrenombre de Comida.
Hora de comer. Tenía los dientes caninos de vampiro afilados y preparados, la lengua para saborear hasta la última gota de sangre que se le escapase de su mordisco y los ojos abiertos para no perder detalle del espectáculo. Solo faltaba una cosa, lo más importante. Faltaba Comida.
Dónde estaba era un misterio. No lo podía ver aunque lo olía. Sí, podía oler esa colonia y la reconocía muy bien era la misma que él mismo llevaba hace años cuando su mansión se podía llamar mansión y no pocilga.
-Comida. ¿Dónde estás comida?- llamaba al pez antes de que saliera del bote como lo hizo Chimar la primera vez. -¿Comida?-
* Chimar: Muy buen movimiento Chimar. Lester no te atacará pues no te puede ver. Ahora, como yo lo veo, tienes dos opciones: Coger la estatuilla de caballo, irte a casa de Grimhilde y aquí no ha pasado nada o salir de tu escondite el tiempo justo para darle un golpe al vampiro y luego irte. Si eliges lo segundo deberás lanzar la voluntad de los Dioses por ver lo efectivo que es el golpe; las runas no afectarán al sigilo. Aunque falles el disparo (suponiendo que disparas) podrás seguir oculto ya que ne la runa anterior se midió lo efectivo que era tu escondite. Todavía queda una tercera opción y es que te quedes tú con la valiosa estatua; pero, en un primer momento, la descarté porque quizás te parecería muy inverosímil. ¿O quizás no?
Hora de comer. Tenía los dientes caninos de vampiro afilados y preparados, la lengua para saborear hasta la última gota de sangre que se le escapase de su mordisco y los ojos abiertos para no perder detalle del espectáculo. Solo faltaba una cosa, lo más importante. Faltaba Comida.
Dónde estaba era un misterio. No lo podía ver aunque lo olía. Sí, podía oler esa colonia y la reconocía muy bien era la misma que él mismo llevaba hace años cuando su mansión se podía llamar mansión y no pocilga.
-Comida. ¿Dónde estás comida?- llamaba al pez antes de que saliera del bote como lo hizo Chimar la primera vez. -¿Comida?-
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* Chimar: Muy buen movimiento Chimar. Lester no te atacará pues no te puede ver. Ahora, como yo lo veo, tienes dos opciones: Coger la estatuilla de caballo, irte a casa de Grimhilde y aquí no ha pasado nada o salir de tu escondite el tiempo justo para darle un golpe al vampiro y luego irte. Si eliges lo segundo deberás lanzar la voluntad de los Dioses por ver lo efectivo que es el golpe; las runas no afectarán al sigilo. Aunque falles el disparo (suponiendo que disparas) podrás seguir oculto ya que ne la runa anterior se midió lo efectivo que era tu escondite. Todavía queda una tercera opción y es que te quedes tú con la valiosa estatua; pero, en un primer momento, la descarté porque quizás te parecería muy inverosímil. ¿O quizás no?
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Re: El buen samaritano [quest]
El dueño aparece aunque solo puede percibir el nuevo olor de Chimar, sin duda un factor inesperado. Por suerte el olfato no es tan certero como la vista y el pequeño continua oculto, la fortuna esta de su lado. Toma la estatuilla de caballo y se dirige rumbo a la salida con el sigilo de una hoja.
Durante unos instantes cierta idea circula su mente pero no hace caso, atacar al vampiro podría desencadenar una serie de acontecimientos desafortunados. El anciano es más un daño visual que un peligro latente, se nota que está en el poso del castillo como dicen. Sin vacilar Maquiavelo sale por la ventana dedicando un último vistazo al interior, no extrañara nada.
Con su objetivo completado el niño ladrón avanza discretamente por las calles rumbo al recinto de Grimhilde, viene siendo la hora de cobrar. A medio camino se detiene de golpe, debe meditar algunas cosas. Cruza los brazos y se aleja de la ruta con discreción, una nueva posibilidad está en puerta.
¿Qué rayos estoy haciendo?
Meterse en una trama lúgubre y trabajar para cualquier vampiro no es lo que desea, tiene un verdadero tesoro entre manos que curiosamente viene con escape incluido. Si desaparece nadie le perseguirá, la vieja creerá que murió y el otro mosquito atribuirá el robo a su mala suerte… si es que lo descubre.
… interesante.
¿Para que escoger a que demonio servir si puedes tomar tu propio camino?, el as bajo la manga siempre resulta más jugoso. Una sonrisa maliciosa se vislumbra en Chimar, la decisión está tomada. Vuelve al camino y se dirige a la salida principal de Sacrestic ville, lo bueno es que falta poco para el amanecer.
Envuelve la pieza y la coloca en su capa multibolsillos, le darán buen dinero por ella en Lunargenta. Como valor agregado puede irse con la conciencia limpia, el equilibrio de poderes permanece intacto... Además robar a un par de seres nocturnos malignos se puede considerar bueno, es como robar a otro ladrón.
Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón jeje.
Durante unos instantes cierta idea circula su mente pero no hace caso, atacar al vampiro podría desencadenar una serie de acontecimientos desafortunados. El anciano es más un daño visual que un peligro latente, se nota que está en el poso del castillo como dicen. Sin vacilar Maquiavelo sale por la ventana dedicando un último vistazo al interior, no extrañara nada.
Con su objetivo completado el niño ladrón avanza discretamente por las calles rumbo al recinto de Grimhilde, viene siendo la hora de cobrar. A medio camino se detiene de golpe, debe meditar algunas cosas. Cruza los brazos y se aleja de la ruta con discreción, una nueva posibilidad está en puerta.
¿Qué rayos estoy haciendo?
Meterse en una trama lúgubre y trabajar para cualquier vampiro no es lo que desea, tiene un verdadero tesoro entre manos que curiosamente viene con escape incluido. Si desaparece nadie le perseguirá, la vieja creerá que murió y el otro mosquito atribuirá el robo a su mala suerte… si es que lo descubre.
… interesante.
¿Para que escoger a que demonio servir si puedes tomar tu propio camino?, el as bajo la manga siempre resulta más jugoso. Una sonrisa maliciosa se vislumbra en Chimar, la decisión está tomada. Vuelve al camino y se dirige a la salida principal de Sacrestic ville, lo bueno es que falta poco para el amanecer.
Envuelve la pieza y la coloca en su capa multibolsillos, le darán buen dinero por ella en Lunargenta. Como valor agregado puede irse con la conciencia limpia, el equilibrio de poderes permanece intacto... Además robar a un par de seres nocturnos malignos se puede considerar bueno, es como robar a otro ladrón.
Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón jeje.
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Re: El buen samaritano [quest]
Ya me tienes.
Una melodía de piano acompañaba una extraña voz.
Soy tuyo y tú eres mío.
Solo el chico que llevaba la estatuilla del caballo dorado podía escuchar esa voz.
Somos de los dos.
Venía de todas partes: de la tienda de dulces de la derecha del chico, del alcantarillado de debajo e incluso parecía que cada persona con la que se cruzaba estuviera hablando con esa voz decorada con la música de piano.
Siempre estaremos juntos.
A treinta pasos detrás de Chimar, una pequeña sombra se ocultaba entre las callejuelas y cubos de basura. Si Chimar daba un paso, él daba otro igual. Si giraba a la derecha, él giraba con él. Lo mismo si giraba izquierda.
La señora Grimhilde fue clara: “Síguelo a dónde vaya y que no te vea”. Después de esto le dio dos bofetas a Ralphy. La primera para que no se le olvidase lo que le había dicho y la segunda por haberse presentado con los pantalones rotos y la camisa sucia. Esta segunda bofetada fue tan fuerte que hizo que brotase un hilillo de sangre de la mejilla del niño vampiro. No era la primera vez que Ru Grimhilde le cortaba la mejillullasn sus largas uñas y lo más seguro es que tampoco fuese la última.
Hasta el momento Chimar había hecho todo lo que la Doña le había ordenado: Entró en la tenebrosa mansión de Lester, robó la estatuilla de oro y salió con vida de la mansión. ¡Increíble! Ni siquiera tenía ni un solo rasguño, al menos ninguno que Ralphy pudiera verlo.
El camino hacia la mansión de la señora Grimhilde era tranquilo, quizás demasiado tranquilo. No había señales de Lester, tampoco de Ru Grimhilde. Ralphy esperaba que en cualquier momento algo o alguien saliese de un callejón diferente al que él estaba para atacar al chico inventor. El niño vampiro tocó un trozo de madera del suelo mientras rezaba que todo continuase así.
¡No! Ese no era el camino hacia la mansión de Grimhilde. Por un momento pensó que tal vez Chimar se podría haber equivocado. Era un chico muy inteligente pero cualquiera podía cometer algún error. Pero, pronto, deshizo la idea cuando vio que estaba ya cerca de la salida de la ciudad.
Ralphy era molesto, estúpido y miedica. Lo único bueno que tenía a su favor era sus ojos. Él había visto cosas que ella nunca hubiera visto jamás. Ralphy vio al mentiroso ladrón entrar en la mansión de Lester y, posteriormente salir de ella con la estatuilla de caballo dorado en las manos. Ru Grimhilde, debido a ciertas habilidades que ella poseía, podía ver lo mismo que veían ojos de su fiel sirviente.
-Te he ofrecido mi hospitalidad y mi confianza. ¡¿Así me lo pagas?!- lo último lo dijo acompañado de un rugido a la vez que daba un puñetazo a la mesa. Se hizo sangre en la mano pero no le importó porque luego estaba segura que iba a recuperar toda esa sangre perdida y más con la sangre del pequeño ladrón. – ¿Cómo voy a confiar en alguien que no demuestra su confianza?-
Lo siguiente que vio Ru Grimhilde con los ojos de Ralphy fue una nube negra como el carbón corriendo por el suelo a gran velocidad. La nube tenía centenares de pequeñas patas peludas con la que correr. Era un escenario infame y asqueroso; uno de esos que, pese a estar bajo el control de la señora Grimhilde, nunca se vería cerca de donde ella estuviera. Al fin y al cabo, ella odiaba a las ratas.
* Chimar: Espero que no te den demasiado miedo las ratas pues una inmensa manada de ella va directa hacia ti. Y sí, tienen la intención de devorarte vivo. Es lo que tiene desobedecer a una señora tan poderosa como lo es Ru Grimhilde. Tienes total libertad para decir cómo te libras de las ratas (huyendo, atacando, pidiendo misericordia a los Dioses….). Sin embargo, las ratas no son el único problema de este turno. La estatua del caballo te está hablando y solo tú puedes oír su voz. Quiere poseerte igual como poseyó a Lester. ¿Podrás hacer frente a las ratas y a la obsesión que nace de la estatua de oro al mismo tiempo? Esperemos que sí. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses al finalizar el turno.
Una melodía de piano acompañaba una extraña voz.
Soy tuyo y tú eres mío.
Solo el chico que llevaba la estatuilla del caballo dorado podía escuchar esa voz.
Somos de los dos.
Venía de todas partes: de la tienda de dulces de la derecha del chico, del alcantarillado de debajo e incluso parecía que cada persona con la que se cruzaba estuviera hablando con esa voz decorada con la música de piano.
Siempre estaremos juntos.
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A treinta pasos detrás de Chimar, una pequeña sombra se ocultaba entre las callejuelas y cubos de basura. Si Chimar daba un paso, él daba otro igual. Si giraba a la derecha, él giraba con él. Lo mismo si giraba izquierda.
La señora Grimhilde fue clara: “Síguelo a dónde vaya y que no te vea”. Después de esto le dio dos bofetas a Ralphy. La primera para que no se le olvidase lo que le había dicho y la segunda por haberse presentado con los pantalones rotos y la camisa sucia. Esta segunda bofetada fue tan fuerte que hizo que brotase un hilillo de sangre de la mejilla del niño vampiro. No era la primera vez que Ru Grimhilde le cortaba la mejillullasn sus largas uñas y lo más seguro es que tampoco fuese la última.
Hasta el momento Chimar había hecho todo lo que la Doña le había ordenado: Entró en la tenebrosa mansión de Lester, robó la estatuilla de oro y salió con vida de la mansión. ¡Increíble! Ni siquiera tenía ni un solo rasguño, al menos ninguno que Ralphy pudiera verlo.
El camino hacia la mansión de la señora Grimhilde era tranquilo, quizás demasiado tranquilo. No había señales de Lester, tampoco de Ru Grimhilde. Ralphy esperaba que en cualquier momento algo o alguien saliese de un callejón diferente al que él estaba para atacar al chico inventor. El niño vampiro tocó un trozo de madera del suelo mientras rezaba que todo continuase así.
¡No! Ese no era el camino hacia la mansión de Grimhilde. Por un momento pensó que tal vez Chimar se podría haber equivocado. Era un chico muy inteligente pero cualquiera podía cometer algún error. Pero, pronto, deshizo la idea cuando vio que estaba ya cerca de la salida de la ciudad.
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Ralphy era molesto, estúpido y miedica. Lo único bueno que tenía a su favor era sus ojos. Él había visto cosas que ella nunca hubiera visto jamás. Ralphy vio al mentiroso ladrón entrar en la mansión de Lester y, posteriormente salir de ella con la estatuilla de caballo dorado en las manos. Ru Grimhilde, debido a ciertas habilidades que ella poseía, podía ver lo mismo que veían ojos de su fiel sirviente.
-Te he ofrecido mi hospitalidad y mi confianza. ¡¿Así me lo pagas?!- lo último lo dijo acompañado de un rugido a la vez que daba un puñetazo a la mesa. Se hizo sangre en la mano pero no le importó porque luego estaba segura que iba a recuperar toda esa sangre perdida y más con la sangre del pequeño ladrón. – ¿Cómo voy a confiar en alguien que no demuestra su confianza?-
Lo siguiente que vio Ru Grimhilde con los ojos de Ralphy fue una nube negra como el carbón corriendo por el suelo a gran velocidad. La nube tenía centenares de pequeñas patas peludas con la que correr. Era un escenario infame y asqueroso; uno de esos que, pese a estar bajo el control de la señora Grimhilde, nunca se vería cerca de donde ella estuviera. Al fin y al cabo, ella odiaba a las ratas.
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* Chimar: Espero que no te den demasiado miedo las ratas pues una inmensa manada de ella va directa hacia ti. Y sí, tienen la intención de devorarte vivo. Es lo que tiene desobedecer a una señora tan poderosa como lo es Ru Grimhilde. Tienes total libertad para decir cómo te libras de las ratas (huyendo, atacando, pidiendo misericordia a los Dioses….). Sin embargo, las ratas no son el único problema de este turno. La estatua del caballo te está hablando y solo tú puedes oír su voz. Quiere poseerte igual como poseyó a Lester. ¿Podrás hacer frente a las ratas y a la obsesión que nace de la estatua de oro al mismo tiempo? Esperemos que sí. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses al finalizar el turno.
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Re: El buen samaritano [quest]
Algo está mal, una extraña voz se manifiesta cerca del inventor. Al principio la tomo como los desvaríos de un mendigo aledaño pero no desaparece, es constante y en cierto modo perturbadora. Chimar baja la mirada intentando deducir que pasa, no le toma mucho formar una teoría.
Rayos… la estatua.
Es lo único nuevo que tiene encima, parece que el objeto decorativo tiene más propiedades. Si la figura esta maldita o algo similar tendrá que gastar dinero en algún sacerdote elfo de Lunargenta, ya no hacen las cosas iguales. Niega con la cabeza intentando disipar la voz molesta, es como si su cerebro hablara… con muchos niveles de inteligencia menos.
De repente algo ocurre atrás, sin duda difícil de describir. Gran cantidad de ratas se dirigen hacia él, no hay que ser listo para imaginar un resultado probable si le alcanzan. La cosa se pone interesante, en el mal sentido. El pequeño coloca un virote inferno y apunta mientras corre en la dirección contraria maldiciendo su suerte.
¡¡Es la última vez que hago negocios en Sacrestic ville!!
Por si fuera poco la jodida cosa con forma de caballo sigue hablando, diciendo todo tipo de babosadas. Esta debe ser una de las situaciones más raras en las que se ha visto envuelto el jovencito, todo un hito si tenemos en cuenta su historial de aventuras que abarca desde muertos caminantes hasta credos de asesinos.
Las ratas se siguen acercando comunalmente y en un extraño momento Maquiavelo siente satisfacción por haber ingerido muchos especímenes de su raza en la ratonera, carne es carne al final. Con una leve ventaja que alcanza corriendo tiene tiempo suficiente para apuntar y disparar al centro de la horda extraña.
¡¡Suficiente!!
El virote se estrella contra el suelo y libera su carga de aceite impregnando a muchos roedores, en cuestión de segundos las llamas les alcanzan y… bueno, rata frita. Los animales salvajes odian el fuego, solo resta esperar que las llamas y el olor de la carne quemada de sus compatriotas baste para alejarlas a todas.
No importa lo que digas voz extraña, fue un buen tiro.
Saca la estatuilla de caballo y se debate entre guardarla o arrojarla contra el suelo, en las historias si rompes algo acaban sus propiedades mágicas. Quedaría sin dinero pero la voz podría desaparecer, al final suspira mientras dispara un virote normal a cierto bicho sobreviviente, decisión difícil.
Esta no es mi noche… “Arroja la figura contra el suelo”
Rayos… la estatua.
Es lo único nuevo que tiene encima, parece que el objeto decorativo tiene más propiedades. Si la figura esta maldita o algo similar tendrá que gastar dinero en algún sacerdote elfo de Lunargenta, ya no hacen las cosas iguales. Niega con la cabeza intentando disipar la voz molesta, es como si su cerebro hablara… con muchos niveles de inteligencia menos.
De repente algo ocurre atrás, sin duda difícil de describir. Gran cantidad de ratas se dirigen hacia él, no hay que ser listo para imaginar un resultado probable si le alcanzan. La cosa se pone interesante, en el mal sentido. El pequeño coloca un virote inferno y apunta mientras corre en la dirección contraria maldiciendo su suerte.
¡¡Es la última vez que hago negocios en Sacrestic ville!!
Por si fuera poco la jodida cosa con forma de caballo sigue hablando, diciendo todo tipo de babosadas. Esta debe ser una de las situaciones más raras en las que se ha visto envuelto el jovencito, todo un hito si tenemos en cuenta su historial de aventuras que abarca desde muertos caminantes hasta credos de asesinos.
Las ratas se siguen acercando comunalmente y en un extraño momento Maquiavelo siente satisfacción por haber ingerido muchos especímenes de su raza en la ratonera, carne es carne al final. Con una leve ventaja que alcanza corriendo tiene tiempo suficiente para apuntar y disparar al centro de la horda extraña.
¡¡Suficiente!!
El virote se estrella contra el suelo y libera su carga de aceite impregnando a muchos roedores, en cuestión de segundos las llamas les alcanzan y… bueno, rata frita. Los animales salvajes odian el fuego, solo resta esperar que las llamas y el olor de la carne quemada de sus compatriotas baste para alejarlas a todas.
No importa lo que digas voz extraña, fue un buen tiro.
Saca la estatuilla de caballo y se debate entre guardarla o arrojarla contra el suelo, en las historias si rompes algo acaban sus propiedades mágicas. Quedaría sin dinero pero la voz podría desaparecer, al final suspira mientras dispara un virote normal a cierto bicho sobreviviente, decisión difícil.
Esta no es mi noche… “Arroja la figura contra el suelo”
Chimar usa la habilidad de lvl 2 (virotes inferno)
Última edición por Chimar el Vie 12 Ago 2016 - 20:57, editado 1 vez
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Re: El buen samaritano [quest]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El buen samaritano [quest]
Toda Sacrestic Ville apestaba a rata quemada. Era asqueroso. Ese fétido aroma seguro que podía hacer vomitar a más de uno. Aunque estuviera lejos del epicentro de ratas chamuscadas, no importaba, la peste iría a por él o ella. Mejor que fuera ella y mejor todavía que fuera Ru la que vomitase del asco.
La boca dentada de la caracola pareció curvarse en algo que asemejaba ser una sonrisa aunque distaba mucho de serlo. Quizás, se no estuviera allí dentro atrapado entonces su boca sí sería una auténtica sonrisa. La imagen de una remilgada señora vomitando por una nube de gas apestoso era muy graciosa. ¿Y qué más cosas eran graciosas? Estaba ese chavalín que servía de ojos de Ru; se partiría de risa al verlo saltar de miedo. Luego estaba Lester, el que debía de custodiar su celda dorada para que nadie pudiera encontarle. ¡Tarde! Y todavía lo mejor de todo, un crío, un poco grande que el perro de Ru, había roto la estatua de caballo dejando la caracola a la vista de todos.
Ya te tengo. Eres mío. Ya no seré tuyo. Ahora solo tú serás mío. Siempre estarás conmigo.
La caracola dentada era lo que producía la melodiosa voz acompañada de la música de piano. No hacía falta ponérsela en el oído para escucharla. Su voz venía de todas partes e inundaba toda la ciudad igual que la peste a rata quemada.
Lo que siguió fue un salto. La caracola, sin piernas y sin brazos que le pudieran dar la fuerza para saltar, saltó hacia la espalda del chico que le había liberado de la estatuilla y lo mordió un poco más abajo de donde estaba su nuca. No le hacía daño, no demasiado. Tampoco quería dañarle. Aun no, primero debería llevarlo hasta Ru y Lester para vengarse de ellos.
Ya no puedes escapar. Eres mío. Serás mis piernas y mis brazos hasta que yo recupere los míos.
Entonces lo mataría, pero eso aun no se lo podía decir.
Me harás caso en todas mis órdenes empezando por la primera. Mata al perro de Ru.
El brazo del chico se levantó con un gesto brusco y artificial, como si fuera la marioneta de un titiritero y señaló a Ralphy, el criado de Ru Grimhilde.
* Chimar: Antes de empezar con las aclaraciones del post me gustaría felicitarte. Eres original y nunca tomas la decisión más obvia. El guión que intento crear para seguir la quest y que ésta tenga una linealidad me lo destrozas con un simple movimiento; me gusta que hagas eso y lo haces muy bien. Dicho esto, pasemos a la acción que este post en especial está cargado. Al destruir la estatua de oro ves una caracola similar a las que puedes encontrar en la playa. Este parece tener vida propia, o encerrar algo que tenía vida. Salta y se pega a tu espalda (no te hace daño,no soy tan cruel). Ya has visto que puede manejar tu cuerpo con toscos movimientos, pero no puede hacer nada más. Necesita de tu sumisión y te pide que te enfrentes a Ralphy, a quien lo ves escondido detrás de unos cubos. Me pregunto que harás ahora. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses al final del tema.
La boca dentada de la caracola pareció curvarse en algo que asemejaba ser una sonrisa aunque distaba mucho de serlo. Quizás, se no estuviera allí dentro atrapado entonces su boca sí sería una auténtica sonrisa. La imagen de una remilgada señora vomitando por una nube de gas apestoso era muy graciosa. ¿Y qué más cosas eran graciosas? Estaba ese chavalín que servía de ojos de Ru; se partiría de risa al verlo saltar de miedo. Luego estaba Lester, el que debía de custodiar su celda dorada para que nadie pudiera encontarle. ¡Tarde! Y todavía lo mejor de todo, un crío, un poco grande que el perro de Ru, había roto la estatua de caballo dejando la caracola a la vista de todos.
Ya te tengo. Eres mío. Ya no seré tuyo. Ahora solo tú serás mío. Siempre estarás conmigo.
La caracola dentada era lo que producía la melodiosa voz acompañada de la música de piano. No hacía falta ponérsela en el oído para escucharla. Su voz venía de todas partes e inundaba toda la ciudad igual que la peste a rata quemada.
Lo que siguió fue un salto. La caracola, sin piernas y sin brazos que le pudieran dar la fuerza para saltar, saltó hacia la espalda del chico que le había liberado de la estatuilla y lo mordió un poco más abajo de donde estaba su nuca. No le hacía daño, no demasiado. Tampoco quería dañarle. Aun no, primero debería llevarlo hasta Ru y Lester para vengarse de ellos.
Ya no puedes escapar. Eres mío. Serás mis piernas y mis brazos hasta que yo recupere los míos.
Entonces lo mataría, pero eso aun no se lo podía decir.
Me harás caso en todas mis órdenes empezando por la primera. Mata al perro de Ru.
El brazo del chico se levantó con un gesto brusco y artificial, como si fuera la marioneta de un titiritero y señaló a Ralphy, el criado de Ru Grimhilde.
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* Chimar: Antes de empezar con las aclaraciones del post me gustaría felicitarte. Eres original y nunca tomas la decisión más obvia. El guión que intento crear para seguir la quest y que ésta tenga una linealidad me lo destrozas con un simple movimiento; me gusta que hagas eso y lo haces muy bien. Dicho esto, pasemos a la acción que este post en especial está cargado. Al destruir la estatua de oro ves una caracola similar a las que puedes encontrar en la playa. Este parece tener vida propia, o encerrar algo que tenía vida. Salta y se pega a tu espalda (no te hace daño,
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Re: El buen samaritano [quest]
Sin duda al momento de usar fuego Chimar no tuvo en cuenta el terrible olor que desencadenaría, una rata frita es tolerable pero decenas no. Entre expresiones de desagrado el chico siente un alivio, su estrategia resulta y ya no terminara siendo el pequeño aperitivo de muchos mamíferos.
Vale... no comeré rata por una temporada.
Baja la mirada para observar la estatuilla destrozada y se lleva una sorpresa, entre los restos encuentra cierta caracola marina. Arquea su ceja derecha con velocidad, no sabe muy bien qué hacer con ella. Por su mente pasa la idea de aplastarla para estar seguros, es una lástima que no actuara con suficiente rapidez.
¡¡Pero que rayos en el nombre de la ciencia!!
La jodida cosa se le sube encima por arte de magia y se le incrusta cerca de la nuca… eso no lo vio venir. Por si fuera poco la voz misteriosa con acompañamiento musical continua existiendo, sigue igual de demente que antes. Maquiavelo se prepara para arrancarse la “criatura” pero pronto nota algo aterrador.
¡¡Suéltame bicho desagradable!! ... pero que...
Siente algunos movimientos que no son suyos, parece que el bicho hace algo más que perturbar. Aun puede mantener buen control pero los gestos fantasmas son preocupantes, un ratero sin dominio de su cuerpo es un ratero muerto.
De vuelta a la sartén…
Nota como su brazo se levanta y apunta a un personaje no descubierto hasta ahora, se trata de Ralphy, La caracola parece querer matarlo debido a su afiliación… por muy raro que suene eso. en el último momento el pequeño inventor se mueve violentamente fallando el tiro de su arma, no lastimara al otro niño.
¡¡Largo de aquí Ralphy, no me controlo del todo!!
Aunque en ocasiones ha pensado seriamente en asesinar al mocoso sirviente nunca lo haría, los chicos deben estar unidos. Matar a un contemporáneo es la acción más aberrante que puede imaginar y pondrá todas sus fuerzas en impedirlo, ¿qué clase de mundo sería si los niños mataran niños?
Lo pediré amablemente… ¡bájate de mi espalda o te venderé como ingrediente marino para cocinar!
Vale... no comeré rata por una temporada.
Baja la mirada para observar la estatuilla destrozada y se lleva una sorpresa, entre los restos encuentra cierta caracola marina. Arquea su ceja derecha con velocidad, no sabe muy bien qué hacer con ella. Por su mente pasa la idea de aplastarla para estar seguros, es una lástima que no actuara con suficiente rapidez.
¡¡Pero que rayos en el nombre de la ciencia!!
La jodida cosa se le sube encima por arte de magia y se le incrusta cerca de la nuca… eso no lo vio venir. Por si fuera poco la voz misteriosa con acompañamiento musical continua existiendo, sigue igual de demente que antes. Maquiavelo se prepara para arrancarse la “criatura” pero pronto nota algo aterrador.
¡¡Suéltame bicho desagradable!! ... pero que...
Siente algunos movimientos que no son suyos, parece que el bicho hace algo más que perturbar. Aun puede mantener buen control pero los gestos fantasmas son preocupantes, un ratero sin dominio de su cuerpo es un ratero muerto.
De vuelta a la sartén…
Nota como su brazo se levanta y apunta a un personaje no descubierto hasta ahora, se trata de Ralphy, La caracola parece querer matarlo debido a su afiliación… por muy raro que suene eso. en el último momento el pequeño inventor se mueve violentamente fallando el tiro de su arma, no lastimara al otro niño.
¡¡Largo de aquí Ralphy, no me controlo del todo!!
Aunque en ocasiones ha pensado seriamente en asesinar al mocoso sirviente nunca lo haría, los chicos deben estar unidos. Matar a un contemporáneo es la acción más aberrante que puede imaginar y pondrá todas sus fuerzas en impedirlo, ¿qué clase de mundo sería si los niños mataran niños?
Lo pediré amablemente… ¡bájate de mi espalda o te venderé como ingrediente marino para cocinar!
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Re: El buen samaritano [quest]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El buen samaritano [quest]
Se había acostumbrado a no decir palabrotas. A la señora Grimhilde no le gustaba y cada vez que escuchaba que Ralphy decía alguna le pegaba. Una bofetada por cada letra de la palabrota. Sin embargo, cuando Chimar le lanzó aquel virote que por poco le revienta la cabeza, se vio casi obligado a maldecir gritando una palabrota.
-¡JODER!- eso eran cinco bofetadas por parte de Grimhilde.
No podía irse. Chimar no se fue cuando entraron en casa de Lester. Se quedó para luchar contra el vampiro incluso después de que Ralphy le hubiera advertido de lo muy peligroso que era el tipo. Le debía una y esa una se la quería devolver.
Cogió una piedra del suelo y la lanzó al bulto que sobre salía de la espalda del chico inventor. No esperaba romper lo que fuera que se hubiera pegado a la espalda de su amigo, pero por lo menos serviría para decir: “Eh, estoy aquí. No me has matado. Ven a por mí.”
Lo han despertado. Le costó mucho enjaurarlo en esa celda marina. Ahora, por culpa de ese maleducado, mentiroso y ladrón chico él iba a liberarse de su condena.
No estaba en las manos de Ru Grimhilde hacer nada para que su preso volviera a estar como tenía que estar: Encerrado. Estaba demasiado lejos para que pudiera utilizar sus artes oscuras. Tampoco estaba en las manos de la señora controlar ese tic nervioso que a cada segundo le hacía cerrar el ojo izquierdo en una grotesca mueca de turbación. El tic del pavor lo bautizó Ralphy una vez.
Si con los ojos del niño no podía hacer ya nada, era hora de hacer algo por ella misma. Ru Grimhilde, señora de media Sacrestic Ville, se levantó de su polvoroso sillón y se dirigió a la puerta con la intención de salir de su mansión. Hacía años que no tenía salía de casa.
Valiente y osado. Le gustaba aquel chico. Esa manera de gritar y desobedecer a quien claramente era superior tanto en poder como en inteligencia, era maravilloso. Simplemente, lo adoraba. En cambio, Ru, seguro que odiaría al muchacho. Sin quererlo, se volvió a imaginar a una Run vomitando sin parar por el perseverante aroma a rata quemada mientras el chico le decía esas geniales cosas como que le iba a vender como un ingrediente marino. Pagaría con todo su dinero por ver la cara de la zorra de Ru después de que un niño la llamase “ingrediente marino”. Bueno, si tuviera dinero que vender.
Llegas tarde. Ahora eres mío no tienes elección.
La música sonó más algo más lígera. Parecía una risa producida por las notas de un piano invisible.
No soy amable. No pidas a la amabilidad algo que no te va a concebir.
Ese chico le gustaba demasiado para poder dejarlo así como así. No, no iba a hacerlo. Quizás haría otra cosa, pero no dejarlo. Antes, lo tenía que usar para como medio para realizar su venganza. Ru y Lester morirían a manos de un osado crío a la vez que vomitaban por el olor a rata.
Dejas libre al perro. Bien. Mata entonces a la dueña. Ves a casa de Ru Grimhilde. Quiero verla y que ella me vea.
Y que vomite, que grité, que tenga miedo, que odie y que muera.
* Chimar: Mientras Lester te teme y Ru Grimhilde te odia, el preso de la caracola siente algo de aprecio hacia ti. Te lo has ganado con tu mordaz lengua. Te ordena que vayas a casa de Ru y dejes libre a tu amigo Ralphy. Tienes malos planes para la vampira. Malos planes de los cuales formas parte. Pocas opciones tienes en este momento. Si lo deseas, puedes hablar con Ralphy quien te seguirá allá donde vayas y conspirar contra el bando que quieras. ¿Estarás a favor de Ru o a favor del preso de la caracola dentada?
-¡JODER!- eso eran cinco bofetadas por parte de Grimhilde.
No podía irse. Chimar no se fue cuando entraron en casa de Lester. Se quedó para luchar contra el vampiro incluso después de que Ralphy le hubiera advertido de lo muy peligroso que era el tipo. Le debía una y esa una se la quería devolver.
Cogió una piedra del suelo y la lanzó al bulto que sobre salía de la espalda del chico inventor. No esperaba romper lo que fuera que se hubiera pegado a la espalda de su amigo, pero por lo menos serviría para decir: “Eh, estoy aquí. No me has matado. Ven a por mí.”
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Lo han despertado. Le costó mucho enjaurarlo en esa celda marina. Ahora, por culpa de ese maleducado, mentiroso y ladrón chico él iba a liberarse de su condena.
No estaba en las manos de Ru Grimhilde hacer nada para que su preso volviera a estar como tenía que estar: Encerrado. Estaba demasiado lejos para que pudiera utilizar sus artes oscuras. Tampoco estaba en las manos de la señora controlar ese tic nervioso que a cada segundo le hacía cerrar el ojo izquierdo en una grotesca mueca de turbación. El tic del pavor lo bautizó Ralphy una vez.
Si con los ojos del niño no podía hacer ya nada, era hora de hacer algo por ella misma. Ru Grimhilde, señora de media Sacrestic Ville, se levantó de su polvoroso sillón y se dirigió a la puerta con la intención de salir de su mansión. Hacía años que no tenía salía de casa.
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Valiente y osado. Le gustaba aquel chico. Esa manera de gritar y desobedecer a quien claramente era superior tanto en poder como en inteligencia, era maravilloso. Simplemente, lo adoraba. En cambio, Ru, seguro que odiaría al muchacho. Sin quererlo, se volvió a imaginar a una Run vomitando sin parar por el perseverante aroma a rata quemada mientras el chico le decía esas geniales cosas como que le iba a vender como un ingrediente marino. Pagaría con todo su dinero por ver la cara de la zorra de Ru después de que un niño la llamase “ingrediente marino”. Bueno, si tuviera dinero que vender.
Llegas tarde. Ahora eres mío no tienes elección.
La música sonó más algo más lígera. Parecía una risa producida por las notas de un piano invisible.
No soy amable. No pidas a la amabilidad algo que no te va a concebir.
Ese chico le gustaba demasiado para poder dejarlo así como así. No, no iba a hacerlo. Quizás haría otra cosa, pero no dejarlo. Antes, lo tenía que usar para como medio para realizar su venganza. Ru y Lester morirían a manos de un osado crío a la vez que vomitaban por el olor a rata.
Dejas libre al perro. Bien. Mata entonces a la dueña. Ves a casa de Ru Grimhilde. Quiero verla y que ella me vea.
Y que vomite, que grité, que tenga miedo, que odie y que muera.
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* Chimar: Mientras Lester te teme y Ru Grimhilde te odia, el preso de la caracola siente algo de aprecio hacia ti. Te lo has ganado con tu mordaz lengua. Te ordena que vayas a casa de Ru y dejes libre a tu amigo Ralphy. Tienes malos planes para la vampira. Malos planes de los cuales formas parte. Pocas opciones tienes en este momento. Si lo deseas, puedes hablar con Ralphy quien te seguirá allá donde vayas y conspirar contra el bando que quieras. ¿Estarás a favor de Ru o a favor del preso de la caracola dentada?
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Re: El buen samaritano [quest]
Ralphy se salva por los pelos, un trauma menos para Chimar. El chiquillo pálido se reincorpora del susto y ataca la extraña cosa que tiene pegada su salvador, tristemente no logra avance. Retirar una sanguijuela marina que además habla debe ser complicado, más problemas para el enorme saco.
Mientras tanto la criatura rara emite más comentarios, tiene una gran opinión de sí misma. Es casi seguro que cuando Maquiavelo se libere le aplastara, eso o experimentara con ella… al final es un científico. Sea como sea la venganza parece lejana ahora, el bicho tiene un control viable sobre su víctima.
Ralphy… ¿alguna idea de cómo quitarme este camarón?
Tanto tiempo al lado de una vampira anciana debe dar beneficios, al final fue Grimhilde quien encomendó buscar la estatuilla. Idea fascinante que prueba ser completamente errada con el más simple gesto, la negación de cabeza. No existe salida fácil, una constante en toda la noche.
La caracola muestra una gran cantidad de odio por el mosquito femenino, tanta maldad en un empaque tan pequeño confunde. Asuntos pendientes del peor tipo sin duda, posiblemente la triste historia de siempre. Quizás sea momento de tomar un camino más lógico, dejar que los entes poderosos se maten entre sí.
Te llevare a ver a la vieja pero si quieres matarla tendrás que hacerlo tú mismo, no moveré un dedo sin ganar algo.
Caminara voluntariamente al encuentro, allí se alineara con el que genere mejores beneficios. Seguramente la anciana querrá neutralizar al molusco, con el bicho muerto Chimar recupera su cuerpo. Si puede salir bien parado del combate o quizás con algún tipo de trato las cosas irán bien, el punto es quitarse la jodida cosa.
Considera la opción de aliarse con su titiritero, quizás pueda ofrecer algo mejor. La primera condición seria que abandonara el cuerpo huésped, a partir de allí todo depende de la negociación. Particularmente el niño se siente como en las intrigas de una corte, sin duda la inmortalidad no trae mucha sabiduría que digamos.
Quédate cerca colega y sígueme el juego.
Le dice a su contemporáneo, parece que su lealtad a cambiado, por alguna razón sigue al intelectual ahora. Las apuestas son a muerte, algún lado debe perder. Todas las esquinas muestran defectos pronunciados, si fuera decisión del chico escogería su propio lado. De momento solo puede esperar, esperar una opción que le haga decidir, esperar el momento oportuno.
¿Algo que deba saber Ralphy?
Mientras tanto la criatura rara emite más comentarios, tiene una gran opinión de sí misma. Es casi seguro que cuando Maquiavelo se libere le aplastara, eso o experimentara con ella… al final es un científico. Sea como sea la venganza parece lejana ahora, el bicho tiene un control viable sobre su víctima.
Ralphy… ¿alguna idea de cómo quitarme este camarón?
Tanto tiempo al lado de una vampira anciana debe dar beneficios, al final fue Grimhilde quien encomendó buscar la estatuilla. Idea fascinante que prueba ser completamente errada con el más simple gesto, la negación de cabeza. No existe salida fácil, una constante en toda la noche.
La caracola muestra una gran cantidad de odio por el mosquito femenino, tanta maldad en un empaque tan pequeño confunde. Asuntos pendientes del peor tipo sin duda, posiblemente la triste historia de siempre. Quizás sea momento de tomar un camino más lógico, dejar que los entes poderosos se maten entre sí.
Te llevare a ver a la vieja pero si quieres matarla tendrás que hacerlo tú mismo, no moveré un dedo sin ganar algo.
Caminara voluntariamente al encuentro, allí se alineara con el que genere mejores beneficios. Seguramente la anciana querrá neutralizar al molusco, con el bicho muerto Chimar recupera su cuerpo. Si puede salir bien parado del combate o quizás con algún tipo de trato las cosas irán bien, el punto es quitarse la jodida cosa.
Considera la opción de aliarse con su titiritero, quizás pueda ofrecer algo mejor. La primera condición seria que abandonara el cuerpo huésped, a partir de allí todo depende de la negociación. Particularmente el niño se siente como en las intrigas de una corte, sin duda la inmortalidad no trae mucha sabiduría que digamos.
Quédate cerca colega y sígueme el juego.
Le dice a su contemporáneo, parece que su lealtad a cambiado, por alguna razón sigue al intelectual ahora. Las apuestas son a muerte, algún lado debe perder. Todas las esquinas muestran defectos pronunciados, si fuera decisión del chico escogería su propio lado. De momento solo puede esperar, esperar una opción que le haga decidir, esperar el momento oportuno.
¿Algo que deba saber Ralphy?
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Re: El buen samaritano [quest]
Ru Grimhilde tuvo que ponerse una mano en la frente para hacer sombra y no ver la luz de las estrellas y la Luna. Había pasado tanto tiempo confinada en su mansión que todo lo del exterior le molestaba de una manera que nunca antes llegó a imaginar. El húmedo aire del exterior no se quedaba en la lista de los males de Grimhilde. Varias veces estornudó y tosió por culpa de ese nefasto aire.
Si no fuera importante se hubiera quedado en casa.
Tras pocos minutos caminando velozmente por las calles de Sacrestic Ville, Ru tropezó con un desafortunado agujero entre las piedras del camino. Cayó y gritó tan fuerte que los perros más cercanos empezaron a aullar para acompañar a su grito. El tacón de su caro zapato izquierdo se rompió con la caída. Después de pensárselo unos segundos se quitó los zapatos y los echó lejos. Que los vagabundos se peleen por el calzado. Ru Grimhilde tenía otra cosa por la que luchar.
Volvió a ponerse en pie y emprendió de nuevo su carrera. Tenía los puños cerrados, el maquillaje corrido y el pelo más alborotado de lo que acostumbraba a peinarse. Daba asco, pero no le importaba.
Su atención no estaba centrada en el pianista. Sus recuerdos volvían a aquel día de hace siglos en el que un joven y atractivo pianista cortejó a una dama vampira. Ru apretó los dientes y se ruborizó; tenía la cara de ese hombre grabada en el cabeza. Lo amaba al mismo tiempo que lo odiaba. Era imposible no enamorarse de él. De sus ojos, de su porte, de sus labios, de sus manos… ¿Cuántas veces soñó que el pianista le besase, le apretase los pechos con sus perfectas manos y le poseyera como nunca antes le hubiera poseído ningún otro hombre? Muchas. Demasiadas. Desde la primera vez que lo vio, esos mismos sueños húmedos se repetían una y otra vez.
Cuando quería algo lo conseguía. Fuera lo que fuera, al final lo obtenía. Al principio, pareció que el pianista quería complacer a la señora Grimhilde. Una sonrisa, una canción dedicada a ella y un beso en el aire como promesa de otro en la piel que jamás llegó. Y es que el pianista tenía otros gustos más exquisitos.
Una noche que llegaba tarde a su sesión de piano, Ru encontró al hombre en su propia cama poseyendo a una de las sirvientas que por aquel entonces tenía. Eso le molestó mucho más de lo que le molestaba el brillo de la Luna tras años sin salir de casa. Como castigo, encerró al pianista en una caracola de mar y ésta, a su vez, en una estatuilla de caballo de oro. El protector de tal preciada prisión sería Lester. Un vampiro que por aquellos años todavía estaba cuerdo.
Al pasar los siglos, los vampiros fueron perdiendo la razón. Lester y Ru por igual. Cada año, Ru amaba más y más al pianista encerrado. Necesitaba ver la estatuilla de caballo, susurrarla a al oído y obligar al pianista a que se enamorase de ella. Al mismo tiempo, Lester olvidaba quién era y dónde estaba. La sed de sangre no le era de ayuda. Empezó a no dejar entrar a nadie a su mansión. ¡Ni a su antigua señora Ru!
La única solución posible que le quedaba a Grimhilde sería la de robar la estatuilla y volverla a tener para ella sola. Aunque tuviera miedo de que, una vez más, viera a una sirvienta suya traicionarla con el amante del piano. Ru no iba a ser la ladrona, tenía la suficiente clase para no bajar a tal nivel. Sin embargo, los humanos, sí lo harían.
“Mi señora necesita ayuda” mandó a Ralphy que dijera por las calles. Los que respondían a la llamada acaban muriendo a manos de la propia Ru. Todos los hombres tenían algo que se les asemejaba al pianista. El anterior, uno rubio, tenía el mismo color de ojos, hubo uno que tenía la misma porte y otro más que era tocaba el órgano (no era un piano pero a Ru no le importaba). Al final, era la propia señora Grimhilde quien los devoraba para saciar el amor que el pianista le había dejado. Las mujeres que contestaban a Ralphy, oh sí, éstas sí que morían rápido. No quería que nunca otra zorra más le robase lo que era suyo por derecho.
Y ahora, por las calles de Sacrestic Ville y con un cuchillo en su mano izquierda, Ru corría descalza para recuperar su amor.
¡Robado! La cosa que tenía que proteger la habían robado. ¿Dónde estaba? No estaba. Había sido robado. ¿Quién? Nadie. No vio a nadie entrar en su casa. ¡Mentira! Hacía unas horas que entraron dos niños. Ralphy y…. ¡CHIMAR! El niño que olía a humano pero no luchaba mejor que uno de ellos.
Lester salió de su casa. Iba a recuperar la cosa que tenía proteger. No recordaba de quién la tenía de proteger ni tampoco qué era esa cosa. Sabía que Chimar la había robado y eso era suficiente.
-Sí- contestó Ralphy mirando hacia el suelo como si se estuviera lamentando de no haber dicho nada antes. - hay muchas cosas que debes saber-.
En ese instante se le hizo un nudo en la garganta. No sabía por dónde empezar ni cómo lo iba a terminar. Además, tampoco conocía todos los detalles de la historia. Sabía que era una cuestión de amor; aunque suponía que al principio era solo cuestión de un calentón por parte de su señora. Eso ocurrió hacía muchos años, más del doble de los que tenía Ralphy. Contar una historia así no era nada sencillo. No para él al menos.
-No conozco todas esas cosas- confesó finalmente. - pero te diré todo lo que sé: El hombre que está atrapado en la caracola era muy guapo. Todas las chicas estaban enamoradas de él. También doña Grimhilde. Pero al pianista le gustaban las chicas jóvenes y guapas...- dio una patada a una piedra del camino. A lo mejor bajo de esa piedra estaban las fuerzas que necesitaba para seguir hablando. Le estaba constando mucho. - Grimhilde se enfadó y… hizo cosas malas. Luego pidió ayuda a Lester para que él también hiciera más cosas malas. Pasaron tantos años que, quizás por castigo de unos Dioses justicieros, los dos viejos vampiros enloquecieron y se obsesionaron con esas cosas malas-.
Iba a decir algo más pero algo le cortó de repente la voz. Era la imagen de una cara conocida acercándose a él desde lo lejos. ¡Lester! Dio media vuelta para no ver al anciano y vio otra cosa aun peor. ¡Ru Grimhilde! Los dos estaban armados y daban mucho miedo. Ralphy se hizo pis encima.
* Chimar: Y al fin, llegamos al clímax de la quest. Todos los secretos han sido desvelados. Si hay algo de la quest que todavía no tienes claro (off rol) eres libre de preguntarme por mp. Como has visto, al final, era una quest enfocado en la obsesión del amor. Llegó la hora del combate final (tengo pensado que dure dos turnos, quizás alguno más) y tienes que elegir un bando:
Ru Grimhilde: Quiere la caracola, el hombre que hay dentro, para ella sola.
Lester: Está obsesionado con proteger algo que no recuerda ni qué es.
El pianista: Quiere venganza por lo que le hicieron en el pasado.
Ralphy: Quiere ser libre pero tiene mucho miedo. Él solo no podría matar a nadie.
Una buena conversación o un gesto de fidelidad hacia alguno de los bandos pueden hacer cambiar la imagen que tienen cada npc de ti. En el siguiente turno deberás elegir uno de estos bandos y demostrar tu fidelidad hacia él. Luego, en los turnos venideros, tendremos la batalla final que seguro que será de tu agrado.
Si no fuera importante se hubiera quedado en casa.
Tras pocos minutos caminando velozmente por las calles de Sacrestic Ville, Ru tropezó con un desafortunado agujero entre las piedras del camino. Cayó y gritó tan fuerte que los perros más cercanos empezaron a aullar para acompañar a su grito. El tacón de su caro zapato izquierdo se rompió con la caída. Después de pensárselo unos segundos se quitó los zapatos y los echó lejos. Que los vagabundos se peleen por el calzado. Ru Grimhilde tenía otra cosa por la que luchar.
Volvió a ponerse en pie y emprendió de nuevo su carrera. Tenía los puños cerrados, el maquillaje corrido y el pelo más alborotado de lo que acostumbraba a peinarse. Daba asco, pero no le importaba.
Su atención no estaba centrada en el pianista. Sus recuerdos volvían a aquel día de hace siglos en el que un joven y atractivo pianista cortejó a una dama vampira. Ru apretó los dientes y se ruborizó; tenía la cara de ese hombre grabada en el cabeza. Lo amaba al mismo tiempo que lo odiaba. Era imposible no enamorarse de él. De sus ojos, de su porte, de sus labios, de sus manos… ¿Cuántas veces soñó que el pianista le besase, le apretase los pechos con sus perfectas manos y le poseyera como nunca antes le hubiera poseído ningún otro hombre? Muchas. Demasiadas. Desde la primera vez que lo vio, esos mismos sueños húmedos se repetían una y otra vez.
Cuando quería algo lo conseguía. Fuera lo que fuera, al final lo obtenía. Al principio, pareció que el pianista quería complacer a la señora Grimhilde. Una sonrisa, una canción dedicada a ella y un beso en el aire como promesa de otro en la piel que jamás llegó. Y es que el pianista tenía otros gustos más exquisitos.
Una noche que llegaba tarde a su sesión de piano, Ru encontró al hombre en su propia cama poseyendo a una de las sirvientas que por aquel entonces tenía. Eso le molestó mucho más de lo que le molestaba el brillo de la Luna tras años sin salir de casa. Como castigo, encerró al pianista en una caracola de mar y ésta, a su vez, en una estatuilla de caballo de oro. El protector de tal preciada prisión sería Lester. Un vampiro que por aquellos años todavía estaba cuerdo.
Al pasar los siglos, los vampiros fueron perdiendo la razón. Lester y Ru por igual. Cada año, Ru amaba más y más al pianista encerrado. Necesitaba ver la estatuilla de caballo, susurrarla a al oído y obligar al pianista a que se enamorase de ella. Al mismo tiempo, Lester olvidaba quién era y dónde estaba. La sed de sangre no le era de ayuda. Empezó a no dejar entrar a nadie a su mansión. ¡Ni a su antigua señora Ru!
La única solución posible que le quedaba a Grimhilde sería la de robar la estatuilla y volverla a tener para ella sola. Aunque tuviera miedo de que, una vez más, viera a una sirvienta suya traicionarla con el amante del piano. Ru no iba a ser la ladrona, tenía la suficiente clase para no bajar a tal nivel. Sin embargo, los humanos, sí lo harían.
“Mi señora necesita ayuda” mandó a Ralphy que dijera por las calles. Los que respondían a la llamada acaban muriendo a manos de la propia Ru. Todos los hombres tenían algo que se les asemejaba al pianista. El anterior, uno rubio, tenía el mismo color de ojos, hubo uno que tenía la misma porte y otro más que era tocaba el órgano (no era un piano pero a Ru no le importaba). Al final, era la propia señora Grimhilde quien los devoraba para saciar el amor que el pianista le había dejado. Las mujeres que contestaban a Ralphy, oh sí, éstas sí que morían rápido. No quería que nunca otra zorra más le robase lo que era suyo por derecho.
Y ahora, por las calles de Sacrestic Ville y con un cuchillo en su mano izquierda, Ru corría descalza para recuperar su amor.
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¡Robado! La cosa que tenía que proteger la habían robado. ¿Dónde estaba? No estaba. Había sido robado. ¿Quién? Nadie. No vio a nadie entrar en su casa. ¡Mentira! Hacía unas horas que entraron dos niños. Ralphy y…. ¡CHIMAR! El niño que olía a humano pero no luchaba mejor que uno de ellos.
Lester salió de su casa. Iba a recuperar la cosa que tenía proteger. No recordaba de quién la tenía de proteger ni tampoco qué era esa cosa. Sabía que Chimar la había robado y eso era suficiente.
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-Sí- contestó Ralphy mirando hacia el suelo como si se estuviera lamentando de no haber dicho nada antes. - hay muchas cosas que debes saber-.
En ese instante se le hizo un nudo en la garganta. No sabía por dónde empezar ni cómo lo iba a terminar. Además, tampoco conocía todos los detalles de la historia. Sabía que era una cuestión de amor; aunque suponía que al principio era solo cuestión de un calentón por parte de su señora. Eso ocurrió hacía muchos años, más del doble de los que tenía Ralphy. Contar una historia así no era nada sencillo. No para él al menos.
-No conozco todas esas cosas- confesó finalmente. - pero te diré todo lo que sé: El hombre que está atrapado en la caracola era muy guapo. Todas las chicas estaban enamoradas de él. También doña Grimhilde. Pero al pianista le gustaban las chicas jóvenes y guapas...- dio una patada a una piedra del camino. A lo mejor bajo de esa piedra estaban las fuerzas que necesitaba para seguir hablando. Le estaba constando mucho. - Grimhilde se enfadó y… hizo cosas malas. Luego pidió ayuda a Lester para que él también hiciera más cosas malas. Pasaron tantos años que, quizás por castigo de unos Dioses justicieros, los dos viejos vampiros enloquecieron y se obsesionaron con esas cosas malas-.
Iba a decir algo más pero algo le cortó de repente la voz. Era la imagen de una cara conocida acercándose a él desde lo lejos. ¡Lester! Dio media vuelta para no ver al anciano y vio otra cosa aun peor. ¡Ru Grimhilde! Los dos estaban armados y daban mucho miedo. Ralphy se hizo pis encima.
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* Chimar: Y al fin, llegamos al clímax de la quest. Todos los secretos han sido desvelados. Si hay algo de la quest que todavía no tienes claro (off rol) eres libre de preguntarme por mp. Como has visto, al final, era una quest enfocado en la obsesión del amor. Llegó la hora del combate final (tengo pensado que dure dos turnos, quizás alguno más) y tienes que elegir un bando:
Ru Grimhilde: Quiere la caracola, el hombre que hay dentro, para ella sola.
Lester: Está obsesionado con proteger algo que no recuerda ni qué es.
El pianista: Quiere venganza por lo que le hicieron en el pasado.
Ralphy: Quiere ser libre pero tiene mucho miedo. Él solo no podría matar a nadie.
Una buena conversación o un gesto de fidelidad hacia alguno de los bandos pueden hacer cambiar la imagen que tienen cada npc de ti. En el siguiente turno deberás elegir uno de estos bandos y demostrar tu fidelidad hacia él. Luego, en los turnos venideros, tendremos la batalla final que seguro que será de tu agrado.
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Re: El buen samaritano [quest]
Ambos chicos caminan por la carretera, sería algo de lo más normal pero la cosa mutante en la nuca de Chimar distorsiona el ambiente. Ralphy finalmente se arma de valor para contar la historia completa, su contemporáneo deja la planificación de lado para escuchar todo atentamente.
Adelante.
Lo que sigue es una trama extraña de amor y obsesión, la locura también aparece. Maquiavelo es algo inocente para los primeros dos puntos, no conoce demasiado del tema pero logra comprender algunos aspectos puntuales… en cuanto a la locura, ya ha sido un destacado testigo directo.
Vale…
La caracola por alguna extraña razón se silencia, parece que las palabras del mocoso pálido despiertan su memoria. Si hay un hombre atrapado dentro del molusco la situación acaba de romper los niveles paranormales, en palabras simples es una de las cosas más raras jamás escuchadas por el inventor.
Recuérdame nunca molestar a un vampiro… lo de hoy no cuenta.
Una raza capaz de manejar tantas habilidades despierta cautela como mínimo. Magia, fuerza superior y muchos años de vida son una mala combinación cuando el usuario es malvado… los buenos nunca tienen tantos atributos. Pronto aparecen más “invitados”, el trio no tiene que buscar más.
Hablando del rey de Lunargenta.
Ambos vampiros ancianos se acercan con velocidad, no planean nada bueno. La batalla final acontecerá en breve, es momento de solucionar todo de la manera usual. Si los chicos buenos quieren tener una oportunidad lo mejor que pueden hacer es dividir y vencer, una batalla campal de todos contra todos resultaría provechosa.
Ralphy quiero que sepas que estoy de tu lado, más te vale sacar valor porque si me matan te matare.
Dice al observar cómo se orina de miedo su colega, ese niño necesita encontrar coraje interno. Finalmente todos se detienen, la tensión puede cortarse con un cuchillo. Las facciones se odian entre sí, el que menos pinta es Chimar. Este último traga saliva y emite algunas palabras, no se pierde nada tratando.
Todos ustedes tienen asuntos pendientes… que tal si me quitan esta cosa de la nuca y resuelven sus problemas entre ustedes, Ralphy y yo no tenemos nada que hacer aquí.
Podría funcionar, no pasara pero podría. Es difícil definir que vampiro se ve más loco, Lester tiene grandes posibilidades de ganar pero doña Grimhilde no se queda atrás, la demencia siempre encuentra su verdadera forma como dicen. Discretamente Maquiavelo prepara su estrategia, todo pasara rápido.
Adelante.
Lo que sigue es una trama extraña de amor y obsesión, la locura también aparece. Maquiavelo es algo inocente para los primeros dos puntos, no conoce demasiado del tema pero logra comprender algunos aspectos puntuales… en cuanto a la locura, ya ha sido un destacado testigo directo.
Vale…
La caracola por alguna extraña razón se silencia, parece que las palabras del mocoso pálido despiertan su memoria. Si hay un hombre atrapado dentro del molusco la situación acaba de romper los niveles paranormales, en palabras simples es una de las cosas más raras jamás escuchadas por el inventor.
Recuérdame nunca molestar a un vampiro… lo de hoy no cuenta.
Una raza capaz de manejar tantas habilidades despierta cautela como mínimo. Magia, fuerza superior y muchos años de vida son una mala combinación cuando el usuario es malvado… los buenos nunca tienen tantos atributos. Pronto aparecen más “invitados”, el trio no tiene que buscar más.
Hablando del rey de Lunargenta.
Ambos vampiros ancianos se acercan con velocidad, no planean nada bueno. La batalla final acontecerá en breve, es momento de solucionar todo de la manera usual. Si los chicos buenos quieren tener una oportunidad lo mejor que pueden hacer es dividir y vencer, una batalla campal de todos contra todos resultaría provechosa.
Ralphy quiero que sepas que estoy de tu lado, más te vale sacar valor porque si me matan te matare.
Dice al observar cómo se orina de miedo su colega, ese niño necesita encontrar coraje interno. Finalmente todos se detienen, la tensión puede cortarse con un cuchillo. Las facciones se odian entre sí, el que menos pinta es Chimar. Este último traga saliva y emite algunas palabras, no se pierde nada tratando.
Todos ustedes tienen asuntos pendientes… que tal si me quitan esta cosa de la nuca y resuelven sus problemas entre ustedes, Ralphy y yo no tenemos nada que hacer aquí.
Podría funcionar, no pasara pero podría. Es difícil definir que vampiro se ve más loco, Lester tiene grandes posibilidades de ganar pero doña Grimhilde no se queda atrás, la demencia siempre encuentra su verdadera forma como dicen. Discretamente Maquiavelo prepara su estrategia, todo pasara rápido.
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Re: El buen samaritano [quest]
“Cosa de la nuca”. No era el mejor apodo que le habían puesto en su larga vida pero sí el que más gracia le hizo. Si hubiera tiempo para reírse y si no hubiera visto a la amargada señora Ru Grimhilde , hubiera dedicado al chico una sonata de piano en do mayor para agradecerle que le hubiera hecho reír.
Lastima que toda la música del piano estuviera envuelta en una nube de odio y desdicha. La melodía iba dirigida hacia Ru, aunque el único que la podía escuchar era el chico.
Era una mala canción. Era como si alguien estuviera aporreando furioso las teclas de un viejo piano. ¡Y tan viejo! Las cuerdas de su interior rechinaban entre ellas y las teclas a veces se enganchaban haciendo que las notas se alargasen más de lo debido. Pero, en el fondo, al pianista le hacia gracia. Si ésta era la canción de Ru, no podía ser de otro modo.
No vas. No te vas. Eres mío. No puedes escapar.
Con el mismo movimiento tosco y bruto que hubo hecho hacía escasos minutos, el pianista controló los brazos del chico e hizo disparar un segundo virote. Esta vez contra Ru.
“Cosa de la nuca”. ¿Era eso lo que tenía que proteger? Tenía dudas. En su cabeza vivían escasos recuerdos sobre el objeto que tenía que guardar. ¡Tenía patas! De eso se acordaba. También recordaba que no se podía comer pues, de haber podido, Lester ya se lo habría comido. ¡Tenía tanta hambre! Tanta hambre que con gusto se enfrentaría a Ralphy, Lester y Chimar si con eso podía conseguir una mísera gota de sangre que llevarse a la boca.
¿Otra vez pensando en comer? ¡No! Tenía que concentrarse en recordar qué era lo que le robó Chimar. Solo así podría recuperarlo. Por el momento, aunque no se pareciese demasiado a lo que recordaba, la cosa de la nuca era lo que más posibilidades tenía en ser lo que tuviera que proteger.
Sacó a relucir sus colmillos de vampiro, sacó su vieja espada ropera de la vaina y avanzó hacia los niños dispuesto a luchar por algo que ya se le había olvidado.
“Cosa de la nuca”. ¡Ja! Era tan irónico que Chimar lo llamase de ese modo. La nuca, junto al entreteto, eran lugares fundamentales en el cuerpo de una mujer si lo que se desea es atraer a un hombre. ¿Dónde va a parar la cabeza del hombre cuando en los bailes lentos? En la nuca. ¿Dónde se ve mejor la firmeza y seguridad de una mujer? En lo recto que tiene el cuello. ¿Y dónde van a parar los primeros y últimos besos tras una bella noche? ¡Joder, en la nuca!
Si no se tratase de Ru Grimhilde, si fuera otra mujer más débil y más cuerda, justo en ese momento estaría llorando pues recordaba, con una pasión que se mezclaba con el odio, los besos que el pianista le dio a la criada justo el momento en que los pilló en la mano en la masa. Estaban los dos desnudos. Los pechos de la joven estaban pegados al cuerpo del pianista. Ël le besaba por todo el cuello y parte de la espalda mientras ella, ojo cerrados, disfrutaba cada segundo como si fuera el último. Esa maldita imagen se la tenía grabada en la mente. Hubiera dado todas sus riquezas y todo su poder con tal de haber sido ella la chica que disfrutase los besos del pianista.
Un zumbido le sacó de su amargo recuerdo. Era el ruido de un virote al volar al lado de su oreja. El disparo falló pero no por ello eso le enfurecía menos. Cuchillo en mano fue a por el tirador. Chimar. Como no. Ladrón, sucio, mentiroso y, ahora, creador de amargos recuerdos. No había a tener perdón con él. Tampoco con Ralphy. A las cinco bofetadas que le debía por haber dicho “Joder” se le iban a sumar cincuenta más por traidor. ¿Y Lester? No. Pensándolo bien, no se merecía su perdón. Más personas que morirían por su cuchillo.
* Chimar: Una vez has elegido un bando, toca luchar. Lucha contra tus tres rivales a la vez. Es una pelea a muerte. No tendrán piedad contigo, no la tengas con ellos. En el siguiente turno deberás describir tus movimientos y los de tus rivales en la gran pelea. Al final de ésta, lanza la voluntad de los Dioses. Dependiendo de tu suerte, el combate puede finalizar en un solo turno o más.
Lastima que toda la música del piano estuviera envuelta en una nube de odio y desdicha. La melodía iba dirigida hacia Ru, aunque el único que la podía escuchar era el chico.
Era una mala canción. Era como si alguien estuviera aporreando furioso las teclas de un viejo piano. ¡Y tan viejo! Las cuerdas de su interior rechinaban entre ellas y las teclas a veces se enganchaban haciendo que las notas se alargasen más de lo debido. Pero, en el fondo, al pianista le hacia gracia. Si ésta era la canción de Ru, no podía ser de otro modo.
No vas. No te vas. Eres mío. No puedes escapar.
Con el mismo movimiento tosco y bruto que hubo hecho hacía escasos minutos, el pianista controló los brazos del chico e hizo disparar un segundo virote. Esta vez contra Ru.
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“Cosa de la nuca”. ¿Era eso lo que tenía que proteger? Tenía dudas. En su cabeza vivían escasos recuerdos sobre el objeto que tenía que guardar. ¡Tenía patas! De eso se acordaba. También recordaba que no se podía comer pues, de haber podido, Lester ya se lo habría comido. ¡Tenía tanta hambre! Tanta hambre que con gusto se enfrentaría a Ralphy, Lester y Chimar si con eso podía conseguir una mísera gota de sangre que llevarse a la boca.
¿Otra vez pensando en comer? ¡No! Tenía que concentrarse en recordar qué era lo que le robó Chimar. Solo así podría recuperarlo. Por el momento, aunque no se pareciese demasiado a lo que recordaba, la cosa de la nuca era lo que más posibilidades tenía en ser lo que tuviera que proteger.
Sacó a relucir sus colmillos de vampiro, sacó su vieja espada ropera de la vaina y avanzó hacia los niños dispuesto a luchar por algo que ya se le había olvidado.
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“Cosa de la nuca”. ¡Ja! Era tan irónico que Chimar lo llamase de ese modo. La nuca, junto al entreteto, eran lugares fundamentales en el cuerpo de una mujer si lo que se desea es atraer a un hombre. ¿Dónde va a parar la cabeza del hombre cuando en los bailes lentos? En la nuca. ¿Dónde se ve mejor la firmeza y seguridad de una mujer? En lo recto que tiene el cuello. ¿Y dónde van a parar los primeros y últimos besos tras una bella noche? ¡Joder, en la nuca!
Si no se tratase de Ru Grimhilde, si fuera otra mujer más débil y más cuerda, justo en ese momento estaría llorando pues recordaba, con una pasión que se mezclaba con el odio, los besos que el pianista le dio a la criada justo el momento en que los pilló en la mano en la masa. Estaban los dos desnudos. Los pechos de la joven estaban pegados al cuerpo del pianista. Ël le besaba por todo el cuello y parte de la espalda mientras ella, ojo cerrados, disfrutaba cada segundo como si fuera el último. Esa maldita imagen se la tenía grabada en la mente. Hubiera dado todas sus riquezas y todo su poder con tal de haber sido ella la chica que disfrutase los besos del pianista.
Un zumbido le sacó de su amargo recuerdo. Era el ruido de un virote al volar al lado de su oreja. El disparo falló pero no por ello eso le enfurecía menos. Cuchillo en mano fue a por el tirador. Chimar. Como no. Ladrón, sucio, mentiroso y, ahora, creador de amargos recuerdos. No había a tener perdón con él. Tampoco con Ralphy. A las cinco bofetadas que le debía por haber dicho “Joder” se le iban a sumar cincuenta más por traidor. ¿Y Lester? No. Pensándolo bien, no se merecía su perdón. Más personas que morirían por su cuchillo.
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* Chimar: Una vez has elegido un bando, toca luchar. Lucha contra tus tres rivales a la vez. Es una pelea a muerte. No tendrán piedad contigo, no la tengas con ellos. En el siguiente turno deberás describir tus movimientos y los de tus rivales en la gran pelea. Al final de ésta, lanza la voluntad de los Dioses. Dependiendo de tu suerte, el combate puede finalizar en un solo turno o más.
Sigel
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Re: El buen samaritano [quest]
Esta vez no existe negociación, no se emite palabra por las dos partes vampiras. Tienen bien claro lo que quieren hacer y nada les hará cambiar de opinión, la lucha es inevitable. Chimar suspira, luego formula una cara de grima por el horrible sonido que emite la caracola… que cosa más perturbadora.
Luego de una breve pausa técnica comienza todo, irónicamente es el propio Chimar quien hace un primer movimiento, no controla ese ataque pero cuenta como inicial. Los ancianos escogen sus armas y se lanzan al ataque, Grimhilde ostenta un cuchillo mientras que su “colega” blande cierta espada.
¡Para atrás Ralphy!
Empuja al otro chico para sacarlo del área peligrosa y comienza su estrategia evasiva, básicamente utiliza la agilidad para esquivar ataques, es una suerte que tenga bien desarrollado ese aspecto. Con velocidad modifica el mecanismo de su ballesta para que recargue más rápido, se pierde algo de puntería pero contra enemigos de melee lo que conviene es atacar regularmente.
Lester se abalanza con su arma y lanza algunas estocadas, es bastante diestro para estar loco. La vieja no se queda atrás, centra toda su atención en Maquiavelo. Extrañamente cuando ambos seres nocturnos están cerca se atacan entre sí, al final es un combate de todos contra todos y nadie se salva.
La caracola vuelve a actuar y toma el control del brazo armado de Chimar, dispara poco después en contra del dúo mosquito. Vale destacar que esta vez el niño no interfiere, la jodida cosa a veces toma decisiones acertadas. Tristemente el virote es esquivado sin mucho esfuerzo, los chupasangres son rápidos a pesar de su edad.
Por su parte Ralphy observa todo desde una distancia segura, se puede notar su cara de pánico. Algunas veces tiene vestigios de valor y adelanta un paso aunque se retira más de lo que avanza, por ahora no colabora abiertamente en el conflicto. Lo bueno es que los demás participantes le ignoran, hay que darle crédito por eso.
El chico inventor carga uno de sus virotes incendiarios y apunta, por suerte la caracola no esta tan loca en ese instante. De momento el objetivo resulta obvio, sacar a Lester fuera de la ecuación. Grimhilde aún no puede caer pues debe quitarle el bicho de encima… de cualquier manera posible.
Grimhilde, eres muy tonta, usare este chico para ganar y luego podre buscar todas las mujeres bonitas que quiera… jajaja.
Por su mente pasa una idea arriesgada aunque viable, si despierta el odio de la vieja tal vez pueda utilizarle para sus propios propósitos. Un poco de información previa y algo de actuación crean el escenario perfecto, solo resta esperar que muerda la carnada, ella debe saber cómo eliminar los poderes del molusco.
Luego de una breve pausa técnica comienza todo, irónicamente es el propio Chimar quien hace un primer movimiento, no controla ese ataque pero cuenta como inicial. Los ancianos escogen sus armas y se lanzan al ataque, Grimhilde ostenta un cuchillo mientras que su “colega” blande cierta espada.
¡Para atrás Ralphy!
Empuja al otro chico para sacarlo del área peligrosa y comienza su estrategia evasiva, básicamente utiliza la agilidad para esquivar ataques, es una suerte que tenga bien desarrollado ese aspecto. Con velocidad modifica el mecanismo de su ballesta para que recargue más rápido, se pierde algo de puntería pero contra enemigos de melee lo que conviene es atacar regularmente.
Lester se abalanza con su arma y lanza algunas estocadas, es bastante diestro para estar loco. La vieja no se queda atrás, centra toda su atención en Maquiavelo. Extrañamente cuando ambos seres nocturnos están cerca se atacan entre sí, al final es un combate de todos contra todos y nadie se salva.
La caracola vuelve a actuar y toma el control del brazo armado de Chimar, dispara poco después en contra del dúo mosquito. Vale destacar que esta vez el niño no interfiere, la jodida cosa a veces toma decisiones acertadas. Tristemente el virote es esquivado sin mucho esfuerzo, los chupasangres son rápidos a pesar de su edad.
Por su parte Ralphy observa todo desde una distancia segura, se puede notar su cara de pánico. Algunas veces tiene vestigios de valor y adelanta un paso aunque se retira más de lo que avanza, por ahora no colabora abiertamente en el conflicto. Lo bueno es que los demás participantes le ignoran, hay que darle crédito por eso.
El chico inventor carga uno de sus virotes incendiarios y apunta, por suerte la caracola no esta tan loca en ese instante. De momento el objetivo resulta obvio, sacar a Lester fuera de la ecuación. Grimhilde aún no puede caer pues debe quitarle el bicho de encima… de cualquier manera posible.
Grimhilde, eres muy tonta, usare este chico para ganar y luego podre buscar todas las mujeres bonitas que quiera… jajaja.
Por su mente pasa una idea arriesgada aunque viable, si despierta el odio de la vieja tal vez pueda utilizarle para sus propios propósitos. Un poco de información previa y algo de actuación crean el escenario perfecto, solo resta esperar que muerda la carnada, ella debe saber cómo eliminar los poderes del molusco.
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