[Cerrado]Polifonía de libertad [libre][interpretativo][3/3]
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Re: [Cerrado]Polifonía de libertad [libre][interpretativo][3/3]
Ilthariion se sentía observado aunque aun losojos de la joven no se dibujaban con claridad sobre la mancha cada vez más nítida que respondía a su silueta. El suspiro de alivio que escuchó de la misma le hizo sentir mas tranquilo al atribuirlo a la apreciación exterior de la irritación ocular de la cual sufría en aquel momento.
El elfo asintió obediente y dio otro trago a la botella, cuyo líquido ya no le abrasó las papilas, pero el sabor del té, si es que podía llamarse así, apenas fue percibido por el escaldado apéndice del trovador.
-Esta bien.-Le aseguró, porque desde luego ganas de escupirlo no tenía. El bardo cerró la bota de agua y la ató a tientas en su cinturón con tal de poder acceder a la misma mas adelante, y dosificar un poco aquel brebaje.
Iltharion siguió a la elfina, apoyándose discretamente en los arboles, y siguiendo el sendero que ella pisaba tanto como podía calcular de aquella forma para evitar tropiezos.
Los relinchos de las bestias de carga no tardaron en escucharse, así como en aparecer dichas bestias, reconocibles por su tamaño por el pelirrojo, quien entrecerró los ojos tratando de enfocar la vista.
La gran expresividad de windorind era ahora un regalo de los divinos para el músico, quien podía hacer una mezcla de su tono y lo que conocía de ella para terminar de dibujar las escenas que tenía delante. Pero no solo era el sonido, si no la carencia del mismo lo que le orientó aquella vez. Manchas de colores, inertes, sin aquel maullido grave y extraño que generaban los aski, similar y a la vez inconfundible con el de un gato. No había que ver para saber qe escena estaba contemplando la muchacha.
El hijo de Sandorai se acercó cojeando a su acompañante y le colocó una mano en el hombro, presionando con los dedos y trazando un cemicirculo sobre el homoplato con el pulgar, en señal de consuelo.
La pregunta de ella hizo que el pardo mirara aunque no pudiera precisar bien, a las manchas de colores y la elfa, deliberando. De haberse encontrado sano habría buscado un modo de poder volver más adelante a por los aski y sacarles la piel, se cotizaba cara y su carne era exquisita, pero eso escandalizaría a la muchacha, quien ahora no solo lo guiaba en su ceguera parcial si no que encima lo sanaba, era una pésima idea.
Quizás podía dejar aquellas bestias allá y si sanaba en los próximos días ir a buscar el botín, aun a riesgo de que los animales de carga murieran, a fin de cuentas no eran suyos tampoco, y enterrar los aski haría que luego no pudiera encontrarlos.
También ahbía otra cuestión, y era las crías, aunque venderlas también sacaba benefició, no tenía forma de llevarlas hasta lunargenta donde sabía que se cotizaban, así que soltó un hondo suspiro de pena por la pérdida de tantos beneficios, sabiendo que probablemente sería interpretado como algo fruto de la lastimera situación de los animales.
-Hay en la estepa granjas donde los crían, quizás tengan alguna camada en la que puedan intentar meter a estos, o sepan como alimentarlos y crialos sin su madre, por si alguno de sus animales rechaza a sus crías.-Sugirió.
Fueran o no a las granjas, lo mas prudente sería dejar aquel monticulo.
Una idea pasó entonces por su mente. Se alejó de la muchacha y se acercó a las bestias de tiro. Tanteó con las manos el espeso y áspero pelaje de aquel yak en busca de las cuerdas o correas que sostenían los jaulones de madera por los que pasaron sus manos y los fue soltando, luego se acerco al otro e hizo lo mismo solo con los aski adultos, los cuales tomó y ató con la primera bestia.
Una vez estaban todos juntos usó las cuerdas para colocarlos detrás de las pieles de abrigo que harían de sillín.
-No quiero que encuentren botín alguno cuando despierten.-Le comentó a la elfa, con desprecio mal contenido de forma deliberada, y la misma pericia de actor consumado que jamás le abandonaba.
Finalmente desató las riendas de la bestia y se giró hacia la joven extendiendole una mano para ayudarla a subir.
-¿Sabes montar?.- El elfo esperaba que si porque facilitaría mucho las cosas, si no, tocaría enseñarle a ciegas, lo cual podría ser algo bastante peculiar, pero no imposible. Esa bestia representaba el modo mas sencillo de abandonar el monte, y también, el único que se le había ocurrido para llevarse a los aski para si.
El elfo asintió obediente y dio otro trago a la botella, cuyo líquido ya no le abrasó las papilas, pero el sabor del té, si es que podía llamarse así, apenas fue percibido por el escaldado apéndice del trovador.
-Esta bien.-Le aseguró, porque desde luego ganas de escupirlo no tenía. El bardo cerró la bota de agua y la ató a tientas en su cinturón con tal de poder acceder a la misma mas adelante, y dosificar un poco aquel brebaje.
Iltharion siguió a la elfina, apoyándose discretamente en los arboles, y siguiendo el sendero que ella pisaba tanto como podía calcular de aquella forma para evitar tropiezos.
Los relinchos de las bestias de carga no tardaron en escucharse, así como en aparecer dichas bestias, reconocibles por su tamaño por el pelirrojo, quien entrecerró los ojos tratando de enfocar la vista.
La gran expresividad de windorind era ahora un regalo de los divinos para el músico, quien podía hacer una mezcla de su tono y lo que conocía de ella para terminar de dibujar las escenas que tenía delante. Pero no solo era el sonido, si no la carencia del mismo lo que le orientó aquella vez. Manchas de colores, inertes, sin aquel maullido grave y extraño que generaban los aski, similar y a la vez inconfundible con el de un gato. No había que ver para saber qe escena estaba contemplando la muchacha.
El hijo de Sandorai se acercó cojeando a su acompañante y le colocó una mano en el hombro, presionando con los dedos y trazando un cemicirculo sobre el homoplato con el pulgar, en señal de consuelo.
La pregunta de ella hizo que el pardo mirara aunque no pudiera precisar bien, a las manchas de colores y la elfa, deliberando. De haberse encontrado sano habría buscado un modo de poder volver más adelante a por los aski y sacarles la piel, se cotizaba cara y su carne era exquisita, pero eso escandalizaría a la muchacha, quien ahora no solo lo guiaba en su ceguera parcial si no que encima lo sanaba, era una pésima idea.
Quizás podía dejar aquellas bestias allá y si sanaba en los próximos días ir a buscar el botín, aun a riesgo de que los animales de carga murieran, a fin de cuentas no eran suyos tampoco, y enterrar los aski haría que luego no pudiera encontrarlos.
También ahbía otra cuestión, y era las crías, aunque venderlas también sacaba benefició, no tenía forma de llevarlas hasta lunargenta donde sabía que se cotizaban, así que soltó un hondo suspiro de pena por la pérdida de tantos beneficios, sabiendo que probablemente sería interpretado como algo fruto de la lastimera situación de los animales.
-Hay en la estepa granjas donde los crían, quizás tengan alguna camada en la que puedan intentar meter a estos, o sepan como alimentarlos y crialos sin su madre, por si alguno de sus animales rechaza a sus crías.-Sugirió.
Fueran o no a las granjas, lo mas prudente sería dejar aquel monticulo.
Una idea pasó entonces por su mente. Se alejó de la muchacha y se acercó a las bestias de tiro. Tanteó con las manos el espeso y áspero pelaje de aquel yak en busca de las cuerdas o correas que sostenían los jaulones de madera por los que pasaron sus manos y los fue soltando, luego se acerco al otro e hizo lo mismo solo con los aski adultos, los cuales tomó y ató con la primera bestia.
Una vez estaban todos juntos usó las cuerdas para colocarlos detrás de las pieles de abrigo que harían de sillín.
-No quiero que encuentren botín alguno cuando despierten.-Le comentó a la elfa, con desprecio mal contenido de forma deliberada, y la misma pericia de actor consumado que jamás le abandonaba.
Finalmente desató las riendas de la bestia y se giró hacia la joven extendiendole una mano para ayudarla a subir.
-¿Sabes montar?.- El elfo esperaba que si porque facilitaría mucho las cosas, si no, tocaría enseñarle a ciegas, lo cual podría ser algo bastante peculiar, pero no imposible. Esa bestia representaba el modo mas sencillo de abandonar el monte, y también, el único que se le había ocurrido para llevarse a los aski para si.
Iltharion Dur'Falas
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Re: [Cerrado]Polifonía de libertad [libre][interpretativo][3/3]
Wind permaneció en silencio, observando la escena y analizando la situación mientras aguardaba por alguna solución que le proporcionara el bardo. Cuando este suspiró, la elfa le miró de nuevo, con la esperanza de que tras aquella exhalación comenzara a hablar.
La solución hizo que a Wind se le iluminara la mirada, aquello salvaría a las crías que seguían revolviéndose en el morral y aunque sentía ganas de dar saltitos de alegría, prefirió contenerse para no remover demasiado a los askki pero sí que le dio un efusivo abrazo al elfo por haber tenido una solución a semejante problema -Gracias a los dioses…- Casi fue un susurro, pero lo suficiente para que su compañero pudiera oírlo.
Mientras la joven pensaba en la suerte que habían tenido aquellos animales de haberse topado con ellos en vez de con cualquier maleante, el bardo se alejó hasta llegar a las dos monturas y Wind le siguió unos instantes más tarde, caminó despacio hasta ponerse a su altura. Observó cómo manejaba las cuerdas que estaban atadas a los yaks sin interferir pues tampoco es que tuviera mucha idea de lo que estaba haciendo ni de lo que quería conseguir.
A la elfa, el acto del bardo le pareció muy noble -Estoy de acuerdo- Bajó la mirada y observó la bolsa cerrada un momento y cuando vio como Iltharion se subía al animal y le tendía la mano no supo que hacer. -Y-Yo no…- Tartamudeó despacio mientras movía las manos en negativa -No se montar, me caí de pequeña intentándolo y nunca más... lo… intenté- Se ruborizó por lo que le pareció una vergonzosa confesión y bajó la mirada unos segundos -Parece que a los animales les caigo bien, siempre que no esté montada encima- Añadió en tono de burla hacia sí misma y se rió.
Después de unos segundos miró de nuevo al bardo - ¿Qué hacemos entonces? - Wind sabía que ir caminando les retrasaría casi hasta el anochecer, sobre todo en las condiciones en las que se encontraba el elfo pues, andando y medio ciego no sería demasiado sencillo el trayecto. Por otro lado, montar al yak sin siquiera saber subirse no lo veía como una opción demasiado viable pero fuera cual fuera la solución que prefiriera el bardo, Wind la seguiría pues igual, ya era hora de aprender a montar.
La solución hizo que a Wind se le iluminara la mirada, aquello salvaría a las crías que seguían revolviéndose en el morral y aunque sentía ganas de dar saltitos de alegría, prefirió contenerse para no remover demasiado a los askki pero sí que le dio un efusivo abrazo al elfo por haber tenido una solución a semejante problema -Gracias a los dioses…- Casi fue un susurro, pero lo suficiente para que su compañero pudiera oírlo.
Mientras la joven pensaba en la suerte que habían tenido aquellos animales de haberse topado con ellos en vez de con cualquier maleante, el bardo se alejó hasta llegar a las dos monturas y Wind le siguió unos instantes más tarde, caminó despacio hasta ponerse a su altura. Observó cómo manejaba las cuerdas que estaban atadas a los yaks sin interferir pues tampoco es que tuviera mucha idea de lo que estaba haciendo ni de lo que quería conseguir.
A la elfa, el acto del bardo le pareció muy noble -Estoy de acuerdo- Bajó la mirada y observó la bolsa cerrada un momento y cuando vio como Iltharion se subía al animal y le tendía la mano no supo que hacer. -Y-Yo no…- Tartamudeó despacio mientras movía las manos en negativa -No se montar, me caí de pequeña intentándolo y nunca más... lo… intenté- Se ruborizó por lo que le pareció una vergonzosa confesión y bajó la mirada unos segundos -Parece que a los animales les caigo bien, siempre que no esté montada encima- Añadió en tono de burla hacia sí misma y se rió.
Después de unos segundos miró de nuevo al bardo - ¿Qué hacemos entonces? - Wind sabía que ir caminando les retrasaría casi hasta el anochecer, sobre todo en las condiciones en las que se encontraba el elfo pues, andando y medio ciego no sería demasiado sencillo el trayecto. Por otro lado, montar al yak sin siquiera saber subirse no lo veía como una opción demasiado viable pero fuera cual fuera la solución que prefiriera el bardo, Wind la seguiría pues igual, ya era hora de aprender a montar.
Windorind Crownguard
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Re: [Cerrado]Polifonía de libertad [libre][interpretativo][3/3]
El trovador rodeó a la joven con un brazo, presionando ligeramente con la presa con la cual la había envuelto por respuesta a su abrazo, y apenas si movió la cabeza hacia un lado al escuchar el breve y halagador susurro de la muchacha.
En aquel momento, como en tantos otros, se le antojaba como un pequeño gorrión que apenas daba sus pasos fuera del nido, abrazando a un halcón. Comparación que respondía no solo a la situación si no a la alta consideración de si mismo, y al orgullo interno que se henchía con cada uno de esos gestos, y muchos otros.
La muchacha no pareció ver ningún mal en su triquiñuela con las correas, lo que le permitió al bardo dejar bien atados los aski muertos bajo las pieles que hacían de abrigo o de silla, para que estos no se vieran des de a fuera ni por accidente. Por si a caso su visión, ahora nublada, no era bastante, corroboro aquello con el tacto de sus manos que le confirmó un trabajo pulcro y bien hecho, igual de meticuloso de lo que solían ser.
Iltharion ya había contemplado posibilidad de que aquella citadina no supiera montar, así que se soltó de la rienda un segundo y le restó importancia.
-Ven, acérquese al yak, toquelo un poco para que no se ponga nervioso y subase. Yo la ayudaré.-El trovador daba las instrucciones con un tono calmo y firme, como si lo tuviera todo bajo control.
Una vez que la joven siguió sus indicaciones, o por lo menos se acercó como si lo hubiera hecho, el trovador se aferró bien a la bestia, y tomó la mano de la elfina, jalando de la misma para dejarla sentada a horcadas delante de el. Pasó los brazos en paralelo a los de ella hasta hacerle sostener las riendas y cubrir sus pequeñas manos con las propias de forma parcial, y tender parte de la correa con los dedos libres en solitario.
-Aférrese bien con las rodillas a los costados del animal, y tire un poco de las riendas hacia donde debamos girar, yo la ayudaré.-Prosiguió el músico cual instructor, mientras hacia que la joven diera un pequeño tirón de las riendas y junto con un golpe de talón el Yak empezaba a caminar hacia al pendiente del montículo, dispuesto a alejarse junto con sus jinetes de la arboleda.
A su espalda quedaron los dos cadáveres de los cazadores furtivos que serían pasto de carroñero o quedarían sepultados en la próxima nevada.
Atrás quedaba también la otra bestia de tiro, e incluso la otra elfa que tras acecharlos había perdido el interés en su aventura y no los había seguido en su infortunada búsqueda.
Con las huellas sobre la nieve quedaban todo lo que había pasado, recuerdo, pensamiento y palabra, y ante el Yak en el horizonte la estepa y las granjas salpicadas sobre el suelo verde y blanco.
En aquel momento, como en tantos otros, se le antojaba como un pequeño gorrión que apenas daba sus pasos fuera del nido, abrazando a un halcón. Comparación que respondía no solo a la situación si no a la alta consideración de si mismo, y al orgullo interno que se henchía con cada uno de esos gestos, y muchos otros.
La muchacha no pareció ver ningún mal en su triquiñuela con las correas, lo que le permitió al bardo dejar bien atados los aski muertos bajo las pieles que hacían de abrigo o de silla, para que estos no se vieran des de a fuera ni por accidente. Por si a caso su visión, ahora nublada, no era bastante, corroboro aquello con el tacto de sus manos que le confirmó un trabajo pulcro y bien hecho, igual de meticuloso de lo que solían ser.
Iltharion ya había contemplado posibilidad de que aquella citadina no supiera montar, así que se soltó de la rienda un segundo y le restó importancia.
-Ven, acérquese al yak, toquelo un poco para que no se ponga nervioso y subase. Yo la ayudaré.-El trovador daba las instrucciones con un tono calmo y firme, como si lo tuviera todo bajo control.
Una vez que la joven siguió sus indicaciones, o por lo menos se acercó como si lo hubiera hecho, el trovador se aferró bien a la bestia, y tomó la mano de la elfina, jalando de la misma para dejarla sentada a horcadas delante de el. Pasó los brazos en paralelo a los de ella hasta hacerle sostener las riendas y cubrir sus pequeñas manos con las propias de forma parcial, y tender parte de la correa con los dedos libres en solitario.
-Aférrese bien con las rodillas a los costados del animal, y tire un poco de las riendas hacia donde debamos girar, yo la ayudaré.-Prosiguió el músico cual instructor, mientras hacia que la joven diera un pequeño tirón de las riendas y junto con un golpe de talón el Yak empezaba a caminar hacia al pendiente del montículo, dispuesto a alejarse junto con sus jinetes de la arboleda.
A su espalda quedaron los dos cadáveres de los cazadores furtivos que serían pasto de carroñero o quedarían sepultados en la próxima nevada.
Atrás quedaba también la otra bestia de tiro, e incluso la otra elfa que tras acecharlos había perdido el interés en su aventura y no los había seguido en su infortunada búsqueda.
Con las huellas sobre la nieve quedaban todo lo que había pasado, recuerdo, pensamiento y palabra, y ante el Yak en el horizonte la estepa y las granjas salpicadas sobre el suelo verde y blanco.
Iltharion Dur'Falas
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Re: [Cerrado]Polifonía de libertad [libre][interpretativo][3/3]
Windorin: +2 puntos de profesión, Alquimia, que pasan a sumarse a tu perfil.
Othel
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