[Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Klinge quedo aturdido al caer al piso junto a Sir Ope, pero consigue reincorporarse lo bastante rápido como para notar la actitud de los otros caballeros y la de su propio compañero mantis que, parecía ser demasiado bestia como para entender que no podía ir por el lugar asesinando a todo mundo que lo mirase feo, nunca acabaría la carnicería.
Cuando la cosa parecía que se decantaría inmediatamente en una terrible carnicería, el mercenario recordó algo que menciono el estúpido caballero, que todos habían dado por sentado.
Klinge: ¡la princesa!
Al decir esto, para sorpresa de todos, el espadachín se levanto calmadamente del piso, y se sacudió el polvo de la armadura, y luego, recoger y enfundar su espada con la misma calma para, al final, acercarse a los demás caballeros con las manos desnudas y en alto, sin mostrar hostilidad.
Klinge: un hombre tan inepto como para dejarse humillar por un anciano, que desecho su honor en un arranque de ira al intentar matar al mismo viejo desarmado, y que, se lastimo a si mismo estúpidamente intentando liberarse de un agarra como ese no merece ser el jefe de la escolta de tan importante personalidad como voz mi lady.
Decía en voz alta para asegurarse que los ocupantes de los carruajes lo escucharan, su plan era evidente, mostrar a Sir Ope como el incompetente que era frente a sus hombres y a la dama que debía escoltar, para que lo relevaran de su cargo, sabía que si apelaba al honor de los otros caballeros, estos podrían ignorar las palabras de un simple mercenario al tomarlo como un insulto a su orgullo y seguir las órdenes de su líder, pero no podría decir que no a la noble que habían jurado proteger, quien era más fácil de convencer y conmover en su opinión.
Aun así, el espadachín estaba consciente de que seguía siendo una apuesta arriesgada, pues la dama, podría resultar una muchachita caprichosa y sádica… nunca se sabía con los nobles.
Cuando la cosa parecía que se decantaría inmediatamente en una terrible carnicería, el mercenario recordó algo que menciono el estúpido caballero, que todos habían dado por sentado.
Klinge: ¡la princesa!
Al decir esto, para sorpresa de todos, el espadachín se levanto calmadamente del piso, y se sacudió el polvo de la armadura, y luego, recoger y enfundar su espada con la misma calma para, al final, acercarse a los demás caballeros con las manos desnudas y en alto, sin mostrar hostilidad.
Klinge: un hombre tan inepto como para dejarse humillar por un anciano, que desecho su honor en un arranque de ira al intentar matar al mismo viejo desarmado, y que, se lastimo a si mismo estúpidamente intentando liberarse de un agarra como ese no merece ser el jefe de la escolta de tan importante personalidad como voz mi lady.
Decía en voz alta para asegurarse que los ocupantes de los carruajes lo escucharan, su plan era evidente, mostrar a Sir Ope como el incompetente que era frente a sus hombres y a la dama que debía escoltar, para que lo relevaran de su cargo, sabía que si apelaba al honor de los otros caballeros, estos podrían ignorar las palabras de un simple mercenario al tomarlo como un insulto a su orgullo y seguir las órdenes de su líder, pero no podría decir que no a la noble que habían jurado proteger, quien era más fácil de convencer y conmover en su opinión.
Aun así, el espadachín estaba consciente de que seguía siendo una apuesta arriesgada, pues la dama, podría resultar una muchachita caprichosa y sádica… nunca se sabía con los nobles.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Vankgen no hizo caso a las habladurías que recibían de mientras, solo le importó el percatarse de que Sir Ope tenía cada vez menos autoridad sobre sus hombres, y eso en su lenguaje significaba "Motin", nadie se las jugaba por un hombre muerto a quien no estaban dispuestos a obedecer.
Sin embargo la perorata de sus acompañantes dio tiempo a que algunos lo repensaran, y a que aquel sujeto con un truco que el hombre mantis calificaría mas bien de estúpido, se hirió a si mismo.
Mas trabajo que le ahorraban en cuanto al hombre mantis se refería.
Por si fuera poco, que algunos de sus compañeros intentaran detener que hiciera su trabajo no le hacía la mas minima gracia, y tiró n par de pinzas con las inferiores de su abdomen para hacerse con espacio, marcando y amenazando a sus propios aliados con la misma rigidez y brutalidad con la que trataba a sus enemigos.
Vankgen no esperó a que dieran la señal, al recibir la patada ne el pecho y tener que recular solo tomo impulso para abalanzarse sobre el líder de los caballeros dragón. El titulo, el rango, o incluso que función pudiera estar desempeñando no era mas relevante para el que cuantas nubes tenía el cielo. Bien podría haber sido el rey de Lunargenta que si le hubieran prometido paga suficiente o le hubiera caído en poca gracia se hubiera abalanzado sobre el mismo con exacta determinación.
Sir Ope no había conseguido sin embargo el titulo en vano, y demostrando gran habilidad pese a hallarse herido rodó en el piso esquivando las múltiples patas del hombre mantis. Su pronto ataque llamó a su vez la atención de varios de los caballeros dragón que lo habían estado rodeando, y que cargaron contra su cuerpo des de varias direcciones.
Vankgen no se gastó en intentar esquivarlos a todos, tarea que le hubiera resultado imposible, si no en seguir acosando a su líder. Con una lanza clavada entre las placas de la parte mas animal de su morfología y un chillido de dolor atroz que nada tenía de humano se abalanzó sobre el cuerpo de Sir Ope con pinzas y brazos.
Un forcejeo no tn encarnizado como podría haber sido, pues la armadura del caballero poca ventaja le proporcionaba al mismo en el suelo, y hacía de levantarse una ardua tarea. Ignorando en la adrenalina cualquier herida recibida el ex pirata no soltó en ninguno momento su presa, lanzando sus pinzas avuna velocidad formidable y haciendo crujir los huesos mientras algunos aceros se colaban entre sus placas.
Logró desprender del caballero parte de la armadura, y mientras el cuerpo de Sir Ope empezaba a cambiar, estirarse, y su piel a volverse escamosa finalmente logró llegar a la yugular y arrancarle un pedazo de cuello y traquea de un bocado.
El rostro reptilineo y a medio transformar del hombre dragón quedó en estasis durante unos segundos, y luego empezó a recuperar sus rasgo humanoides con una lividez propia de la muerte.
Una en la que su asesino no tardaría en seguirle, sumamente herido, y con algunas de los cortes en puntos vitales que manarían sangre hasta que el hombre bestia se desplomara no se detuvo. Se abalanzó contra el resto de soldados con la misma fiereza salvaje de un animal acorralado, y la sonrisa de un demente en aquel mosaico de carmesíes que lo embriagaba mas que la propia excitación del combate.
El hombre mantis no se fijó cuantos soldados cayeron por su mano o la de sus compañeros, tampoco si alguno de los ataques había sido hacia los mismos. Nos e preocupó por quien era el propietario de parte del intestino que colgaba enganchado de uno de sus apéndices, quizás de sir Ope, de uno de sus hombres, o del desdichado humano por quien no habría dado una piedra. Vanken simplemente se fue así, rodeado de muerte y sangre tal y como había venido al mundo.
Sin embargo la perorata de sus acompañantes dio tiempo a que algunos lo repensaran, y a que aquel sujeto con un truco que el hombre mantis calificaría mas bien de estúpido, se hirió a si mismo.
Mas trabajo que le ahorraban en cuanto al hombre mantis se refería.
Por si fuera poco, que algunos de sus compañeros intentaran detener que hiciera su trabajo no le hacía la mas minima gracia, y tiró n par de pinzas con las inferiores de su abdomen para hacerse con espacio, marcando y amenazando a sus propios aliados con la misma rigidez y brutalidad con la que trataba a sus enemigos.
Vankgen no esperó a que dieran la señal, al recibir la patada ne el pecho y tener que recular solo tomo impulso para abalanzarse sobre el líder de los caballeros dragón. El titulo, el rango, o incluso que función pudiera estar desempeñando no era mas relevante para el que cuantas nubes tenía el cielo. Bien podría haber sido el rey de Lunargenta que si le hubieran prometido paga suficiente o le hubiera caído en poca gracia se hubiera abalanzado sobre el mismo con exacta determinación.
Sir Ope no había conseguido sin embargo el titulo en vano, y demostrando gran habilidad pese a hallarse herido rodó en el piso esquivando las múltiples patas del hombre mantis. Su pronto ataque llamó a su vez la atención de varios de los caballeros dragón que lo habían estado rodeando, y que cargaron contra su cuerpo des de varias direcciones.
Vankgen no se gastó en intentar esquivarlos a todos, tarea que le hubiera resultado imposible, si no en seguir acosando a su líder. Con una lanza clavada entre las placas de la parte mas animal de su morfología y un chillido de dolor atroz que nada tenía de humano se abalanzó sobre el cuerpo de Sir Ope con pinzas y brazos.
Un forcejeo no tn encarnizado como podría haber sido, pues la armadura del caballero poca ventaja le proporcionaba al mismo en el suelo, y hacía de levantarse una ardua tarea. Ignorando en la adrenalina cualquier herida recibida el ex pirata no soltó en ninguno momento su presa, lanzando sus pinzas avuna velocidad formidable y haciendo crujir los huesos mientras algunos aceros se colaban entre sus placas.
Logró desprender del caballero parte de la armadura, y mientras el cuerpo de Sir Ope empezaba a cambiar, estirarse, y su piel a volverse escamosa finalmente logró llegar a la yugular y arrancarle un pedazo de cuello y traquea de un bocado.
El rostro reptilineo y a medio transformar del hombre dragón quedó en estasis durante unos segundos, y luego empezó a recuperar sus rasgo humanoides con una lividez propia de la muerte.
Una en la que su asesino no tardaría en seguirle, sumamente herido, y con algunas de los cortes en puntos vitales que manarían sangre hasta que el hombre bestia se desplomara no se detuvo. Se abalanzó contra el resto de soldados con la misma fiereza salvaje de un animal acorralado, y la sonrisa de un demente en aquel mosaico de carmesíes que lo embriagaba mas que la propia excitación del combate.
El hombre mantis no se fijó cuantos soldados cayeron por su mano o la de sus compañeros, tampoco si alguno de los ataques había sido hacia los mismos. Nos e preocupó por quien era el propietario de parte del intestino que colgaba enganchado de uno de sus apéndices, quizás de sir Ope, de uno de sus hombres, o del desdichado humano por quien no habría dado una piedra. Vanken simplemente se fue así, rodeado de muerte y sangre tal y como había venido al mundo.
- Offrol:
- Puesto que dejo aquí mi participación, y para no dejaron con el marronazo por mi ataque, ya que muero, muero como quiero. Destino o Rauko, si cualquiera de ustedes dos quiere ser quien termine con mi pj tienen mi permiso, como vía de demostrar que no buscan herir al resto y que no es cosa vuestra el exabrupto del hombre bestia.
Yarnelen Vankgen
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Afortunadamente mis valiosas y transcendentales respuestas lograron calmar a los confundidos caballeros, sin embargo aún con mi acciones no fue suficiente para que nos dejaran en paz, pues era difícil lograr que confiaran en nosotros cuando una enorme criatura nos acompaña exhibiendo su inoportuna capacidad de intimidar, así que era momento de interactuar otra vez para asegurar por lo menos una tregua temporal -Está bien, tomen…- Intenté aceptar la negociaciones pero fui interrumpido por el grito de dolor del molesto de Sir Ope que por alguna razón se había lastimado a él mismo.
No supe cómo reaccionar ante aquello, después de eso el enfrentamiento entre ambos bandos era inevitable y ya no había forma de que yo escapara de eso, no obstante el ambiente dio un giro ante la intervención Klinge que intentó evitar la masacre llamando la atención de la princesa -(Espero que eso funcione, ya está llegando el momento para comer y no hemos llegado a ningún lado)- Pensé mientras el mercenario hablaba con la princesa que por el momento no se mostraba, tal vez sí estaba secuestrada y los caballeros nos eliminarían para que no estorbáramos.
Desafortunadamente nada resultó cómo lo esperábamos, por alguna extraña razón Vankgen repentinamente perdió el control de sí mismo y con un aspecto más amenazante que antes se lanzó sin pensarlo sobre Sir Ope -¡¿Pero qué haces?!- Exclamé totalmente confundido y disgustado por la nueva actitud del hombre mantis que comenzó a luchar ferozmente contra todos los que le estorbaban en su objetivo de aniquilar al líder de los caballeros -¡¡Detente!!- Vociferé con tono imperativo tratando de detener la masacre que se había formado sin motivo alguno.
A pesar de mis esfuerzos no pude lograr nada ya que Vankgen parecía estar poseído por un maligno espíritu de batalla, nada podía detenerlo, ni siquiera las afiladas hojas de los enemigos que atravesaban constantemente varias partes de su cuerpo lograron evitar que se lanzara en un ataque frenesí sobre Sir Ope.
Yo no sabía cómo reaccionar, era un compañero de viaje y en el poco tiempo que lo había conocido no tuve problemas con él, pero, en ese momento… ya no era él mismo, ya no era el mismo compañero, ni siquiera era un aliado, se había convertido en la misma amenaza que mi código de honor me exigía eliminar para purificar a Aerandir -No… No, los caballeros son inocentes- Musité con un tono de tristeza y decepción mientras convertía mis manos en puños -No me dejas otra opción- Dije esta vez con un tono apagado y serio mientras desenvainaba mi espada con mi mano derecha -Te detendré aunque eso signifique eliminarte- Dije para luego emprender una vertiginosa carrera hacia mi nuevo objetivo.
Una vez que estuve lo suficientemente cerca lancé una estocada al torso del hombre mantis, sin embargo tuve que detener mi ataque para evadir con un salto una de sus extrañas extremidades extras que se dirigía hacia mis pies, por desgracia logró golpear mis piernas mientras que aún permanecía en el aire y como consecuencia inmediata terminé girando hasta que mi espalda impactó contra el suelo.
Tardé un par de segundos para recuperarme de mi última jugada y al tener nuevas fuerzas me levanté rápidamente para lanzar un torbellino de cortes al torso de Vankgen que comenzaba a bañarse tanto de su extraña sangre como la de su víctima.
Seguía lanzando varios cortes consecutivos sin detenerme en ningún momento y en mi rostro se reflejaba a la perfección toda la Odio, confusión y sed de venganza que atormentaba el interior de mi alma, en aquel momento yo también había perdido mi humanidad para destruir al hombre mantis y no pensaba detenerme hasta que mi objetivo estuviera hecho.
Desafortunadamente no pude evitar que el hombre mantis desencajara una parte de la armadura que protegía a Sir Ope para luego quitarle la vida en una escena cruel y sanguinaria que haría vomitar a cualquiera de estómago débil -¡No!- Vociferé con impotencia para nuevamente lanzar una estocada hacia el corazón de Vankgen, sin embargo antes de lograr acertar fui interrumpido por un fuerte golpe de aquella bestia que impactó en mi torso y no pude evitar salir impulsado un par de metros hacia atrás rodando por el suelo.
Esta vez fue más difícil volver a levantarme, el dolor me dificultaba moverme y el agotamiento parecía un arsenal de cadenas que me ataban al suelo, pero en aquel momento pude reflexionar varias cosas -(¿Por qué hace esto? No veo motivo alguno para que asesine sin piedad, pero sea lo que sea lo eliminaré, por lo menos su muerte servirá para resolver las cosas y evitará que nos ejecuten a todos por atacar a caballeros)- Pensé sin hacer nada más que reposar sobre el suelo.
Todavía no entendía a Vankgen pero una teoría llegó a mi cabeza -(Un momento ¿Acaso quiere sacrificarse para que nuestros nombres queden intactos? ¿Por qué haría eso? Hay otras formas de hacer las cosas, aunque tal vez Sir Ope hubiese hecho lo posible por hundirnos a todos)- Mi mente se llenaba de dudas sin importar las respuestas que encontrara y eso me frustraba.
Miré detalladamente las acciones del hombre mantis y noté que por más sanguinario que fuera no había acabado con más vidas que las de Sir Ope, aunque atacaba ferozmente a los demás solamente los hería gravemente para dejarlos fuera de combate y con una buena atención médica se podrían levantar, aunque eso tal vez sería complicado -(No sé qué quieres Vangken, pero haré que tu muerte sea nuestra salvación)- Una vez que tuve una idea en mente me preparé para darle un digno final de guerrero al hombre mantis.
Como pude me levanté y me preparé para acabar con la masacre, el hombre mantis estaba llegando a su momento crítico y eso era mi señal para atacar -Lamento tener que hacer esto- Susurré para mí mismo a modo de consuelo y finalmente me dispuse a actuar.
Comencé a dar unos pasos lentos con la meta de evitar más derramamiento de sangre, aunque en aquel momento estaba más motivado no por hacer justicia sino por las consecuencias positivas que podría traer la muerte de Vankgen.
Lentamente mis pasos terminaron convirtiéndose en una veloz carrera hacia mi objetivo y estaba decidido en acabar con todo con mi siguiente ataque, Vankgen se encontraba casi acabado, ya no tenía fuerzas para seguir luchando, así que aproveché aquella oportunidad para acercarme a él y al estar a una buena distancia lancé una veloz estocada ejecutando un perfecto movimiento de pies y brazos, logrando de esa manera atravesar el cuello de Vankgen provocándole una muerte instantánea y sin dolor.
El ambiente permaneció unos instantes gobernado por el silencio, pero luego fue roto por el sonido de mi voz -Todavía no entiendo por qué tenías que hacer las cosas de esta manera, pero tu sacrificio no será en vano- Susurré como si realmente alguien me escuchara para luego desenterrar mi espada, tal vez necesitaba decirlo para sentirme bien conmigo mismo.
En aquel momento no me sentía cómodo por haber acabado con un compañero y era más difícil cuando los demás me observaban. No podía dejar de pensar en la trágica vida que Vankgen había tenido que soportar para que terminara de esa manera, pero fuese como fuese esperaba que por lo menos después de todo él pudiera librarse de todos los problemas que afligían su alma y que así pudiera encontrar la verdadera paz…
No supe cómo reaccionar ante aquello, después de eso el enfrentamiento entre ambos bandos era inevitable y ya no había forma de que yo escapara de eso, no obstante el ambiente dio un giro ante la intervención Klinge que intentó evitar la masacre llamando la atención de la princesa -(Espero que eso funcione, ya está llegando el momento para comer y no hemos llegado a ningún lado)- Pensé mientras el mercenario hablaba con la princesa que por el momento no se mostraba, tal vez sí estaba secuestrada y los caballeros nos eliminarían para que no estorbáramos.
Desafortunadamente nada resultó cómo lo esperábamos, por alguna extraña razón Vankgen repentinamente perdió el control de sí mismo y con un aspecto más amenazante que antes se lanzó sin pensarlo sobre Sir Ope -¡¿Pero qué haces?!- Exclamé totalmente confundido y disgustado por la nueva actitud del hombre mantis que comenzó a luchar ferozmente contra todos los que le estorbaban en su objetivo de aniquilar al líder de los caballeros -¡¡Detente!!- Vociferé con tono imperativo tratando de detener la masacre que se había formado sin motivo alguno.
A pesar de mis esfuerzos no pude lograr nada ya que Vankgen parecía estar poseído por un maligno espíritu de batalla, nada podía detenerlo, ni siquiera las afiladas hojas de los enemigos que atravesaban constantemente varias partes de su cuerpo lograron evitar que se lanzara en un ataque frenesí sobre Sir Ope.
Yo no sabía cómo reaccionar, era un compañero de viaje y en el poco tiempo que lo había conocido no tuve problemas con él, pero, en ese momento… ya no era él mismo, ya no era el mismo compañero, ni siquiera era un aliado, se había convertido en la misma amenaza que mi código de honor me exigía eliminar para purificar a Aerandir -No… No, los caballeros son inocentes- Musité con un tono de tristeza y decepción mientras convertía mis manos en puños -No me dejas otra opción- Dije esta vez con un tono apagado y serio mientras desenvainaba mi espada con mi mano derecha -Te detendré aunque eso signifique eliminarte- Dije para luego emprender una vertiginosa carrera hacia mi nuevo objetivo.
Una vez que estuve lo suficientemente cerca lancé una estocada al torso del hombre mantis, sin embargo tuve que detener mi ataque para evadir con un salto una de sus extrañas extremidades extras que se dirigía hacia mis pies, por desgracia logró golpear mis piernas mientras que aún permanecía en el aire y como consecuencia inmediata terminé girando hasta que mi espalda impactó contra el suelo.
Tardé un par de segundos para recuperarme de mi última jugada y al tener nuevas fuerzas me levanté rápidamente para lanzar un torbellino de cortes al torso de Vankgen que comenzaba a bañarse tanto de su extraña sangre como la de su víctima.
Seguía lanzando varios cortes consecutivos sin detenerme en ningún momento y en mi rostro se reflejaba a la perfección toda la Odio, confusión y sed de venganza que atormentaba el interior de mi alma, en aquel momento yo también había perdido mi humanidad para destruir al hombre mantis y no pensaba detenerme hasta que mi objetivo estuviera hecho.
Desafortunadamente no pude evitar que el hombre mantis desencajara una parte de la armadura que protegía a Sir Ope para luego quitarle la vida en una escena cruel y sanguinaria que haría vomitar a cualquiera de estómago débil -¡No!- Vociferé con impotencia para nuevamente lanzar una estocada hacia el corazón de Vankgen, sin embargo antes de lograr acertar fui interrumpido por un fuerte golpe de aquella bestia que impactó en mi torso y no pude evitar salir impulsado un par de metros hacia atrás rodando por el suelo.
Esta vez fue más difícil volver a levantarme, el dolor me dificultaba moverme y el agotamiento parecía un arsenal de cadenas que me ataban al suelo, pero en aquel momento pude reflexionar varias cosas -(¿Por qué hace esto? No veo motivo alguno para que asesine sin piedad, pero sea lo que sea lo eliminaré, por lo menos su muerte servirá para resolver las cosas y evitará que nos ejecuten a todos por atacar a caballeros)- Pensé sin hacer nada más que reposar sobre el suelo.
Todavía no entendía a Vankgen pero una teoría llegó a mi cabeza -(Un momento ¿Acaso quiere sacrificarse para que nuestros nombres queden intactos? ¿Por qué haría eso? Hay otras formas de hacer las cosas, aunque tal vez Sir Ope hubiese hecho lo posible por hundirnos a todos)- Mi mente se llenaba de dudas sin importar las respuestas que encontrara y eso me frustraba.
Miré detalladamente las acciones del hombre mantis y noté que por más sanguinario que fuera no había acabado con más vidas que las de Sir Ope, aunque atacaba ferozmente a los demás solamente los hería gravemente para dejarlos fuera de combate y con una buena atención médica se podrían levantar, aunque eso tal vez sería complicado -(No sé qué quieres Vangken, pero haré que tu muerte sea nuestra salvación)- Una vez que tuve una idea en mente me preparé para darle un digno final de guerrero al hombre mantis.
Como pude me levanté y me preparé para acabar con la masacre, el hombre mantis estaba llegando a su momento crítico y eso era mi señal para atacar -Lamento tener que hacer esto- Susurré para mí mismo a modo de consuelo y finalmente me dispuse a actuar.
Comencé a dar unos pasos lentos con la meta de evitar más derramamiento de sangre, aunque en aquel momento estaba más motivado no por hacer justicia sino por las consecuencias positivas que podría traer la muerte de Vankgen.
Lentamente mis pasos terminaron convirtiéndose en una veloz carrera hacia mi objetivo y estaba decidido en acabar con todo con mi siguiente ataque, Vankgen se encontraba casi acabado, ya no tenía fuerzas para seguir luchando, así que aproveché aquella oportunidad para acercarme a él y al estar a una buena distancia lancé una veloz estocada ejecutando un perfecto movimiento de pies y brazos, logrando de esa manera atravesar el cuello de Vankgen provocándole una muerte instantánea y sin dolor.
El ambiente permaneció unos instantes gobernado por el silencio, pero luego fue roto por el sonido de mi voz -Todavía no entiendo por qué tenías que hacer las cosas de esta manera, pero tu sacrificio no será en vano- Susurré como si realmente alguien me escuchara para luego desenterrar mi espada, tal vez necesitaba decirlo para sentirme bien conmigo mismo.
En aquel momento no me sentía cómodo por haber acabado con un compañero y era más difícil cuando los demás me observaban. No podía dejar de pensar en la trágica vida que Vankgen había tenido que soportar para que terminara de esa manera, pero fuese como fuese esperaba que por lo menos después de todo él pudiera librarse de todos los problemas que afligían su alma y que así pudiera encontrar la verdadera paz…
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Pese a la pericia mostrada por Klinge para mantener a raya a Sir Ope, ambos terminaron cayendo al piso en los desesperados forcejeos del caballero por librarse de tan feroz agarre, no obstante, el caballero se levantaría de nuevo a la carga al notar como sus hombres comenzaban a dudar luego de escuchar las palabras del pequeño elfo, cualquiera podría notar como el hombre enceguecido por la ira apretaba los puños y hasta le crujían los dientes en medio de la impotencia.
En un nuevo intento por buscar una solución pacífica Klinge hace una nueva e inteligente jugada, llamar a la princesa, a fin de cuentas si había alguien que pudiera tener el control de todos, incluyendo al violento líder de los caballeros era sin duda la princesa, sin embargo antes de que las palabras del humano tuvieran algún efecto el hombre bestia fue dominado por algún tipo de espíritu de guerra y sin contemplaciones se arrojó contra el mentiroso caballero protagonizando una encarnizada lucha que terminó con la muerte del caballero bajo el herido y furioso Vankgen.
Era tal vez una obra del destino que la bestia hubiera interpretado como que su deber era acabar con el caballero, había actuado sin razón aparente para tal masacre pero al menos entre la conmoción y las miradas de asombro de la tropa de caballeros, unas piernas gordas se asomaron al abrirse la puerta de uno de los carruajes, que vendrían seguidas de un elegante y ancho vestido carmesí que rodeaba a una señora elegante, de moño en la cabeza y abultados senos que apenas cabían bajo el vestido; aunque la mujer se limitaría a contemplar en silencio la muerte del desdichado líder de los caballeros.
Destino estaba a punto de correr a donde se encontraba el colorido asesino pero antes de poder hacerlo, Rauko se adelantó en un frenesí rabioso que parecía venir por turnos, primero el hombre bestia y ahora el pequeño elfo enloquecían en una furiosa ola de destrucción y caos -¿Pero qué les pasa a todos?- Preguntó el elfo pelinegro caminando lentamente hasta donde Rauko y Vankgen libraban una batalla en la que ninguno parecía estar consciente de quién era su oponente y que apenas unos instantes atrás habían sido compañeros de viaje -¡¡Basta!!- Gritó el pelinegro intentando frenar la inevitable muerte del hombre bestia pero todo fue en vano; entre borbotones de sangre la vida del hombre bestia se extinguió.
Había muerto un hombre por cada bando, tal vez eso nos dejara en paz, o tal vez los caballeros no se sentían con suerte para pelear contra el resto, fuera como fuera, todos y cada uno dejaron caer sus espadas y retrocedieron mientras la mujer obesa que había bajado del carruaje comenzaba a pegar gritos de angustia -¡Han matado a Sir Ope! ¡Ahora nos matarán a todos!- Sus palabras parecían tener un poder de convencimiento formidable, pues al instante el resto de caballeros implorarían por sus vidas.
Destino preocupado de que alguien más entrara en ese extraño frenesí berserker y prestando especial atención a Klinge que era a quien tal vez le tocaba el turno; dio un par de pasos hacia la mujer para acercarse intentando no asustarla; hizo una pequeña reverencia inclinando el cuerpo y se dirigió a la mujer -Destino lamenta los problemas causados, pero nadie tiene la intención de hacerles daño- Expresó el elfo en tono serio pero a la vez calmado -Destino pide disculpas a la princesa- Expresó refiriéndose a la mujer pero esta soltó una risa burlesca -¿Princesa?- Dijo entre risas -Mi nombre es Lady Yita, pero yo no soy la princesa, ella es la princesa- Dijo señalando hacia adentro del carruaje de donde salió a la carrera una pequeña perra peluda y orejona lanzándose a los brazos de la mujer.
El pelinegro observó la escena confundido -¿La princesa es una perra? ¿O la perra es una princesa?- Preguntó un poco desconcertado -Claro que no es una princesa, solo se llama Princesa- Aclaró la mujer al menos ese aspecto -No puedo creer que hayan asignado tal escuadrón de soldados para proteger a una mugre perra- Dijo Filomeno de mala gana pero la mujer también explicaría aquello -Somos actores, vamos a una función especial en el palacio de Dundarak, aunque ahora nos quedamos sin el estelar- Dijo señalando a Sir Ope -Él si era un caballero, pero fue expulsado de las tropas por agresivo y se unió a nosotros, funcionaba como actor y protector a la vez aunque más de una vez nos había metido en problemas- Aclaró tal vez a modo de disculpas por todo el malentendido que el hombre había causado.
Pues ha sido un placer liberarla de tan tortuoso protector- Dijo Rocín en tono galante y con poca pena por la muerte del excaballero -Hemos cumplido con el deber, y nada más, ahora debería continuar su camino en paz, princesa- Advirtió el viejo a la mujer que de nuevo soltó una risa -Que no soy una princesa- Repitió esta vez para el viejo adulador que orgulloso, presumía de los resultados de su hazaña en la que de hecho, poco había participado -Adiós, princesa- Dijo de nuevo el viejo mientras la mujer comenzaba a alejarse junto a su grupo de actores.
Finalmente los hombres subieron el cuerpo de Sir Ope que al final resultó que se llamaba Claudio, y Sir Ope era tan solo el nombre de su personaje en la obra; la mujer obesa, al parecer, directora del grupo de actores abrazó a la perrita y subieron al carruaje para comenzar su camino, cosa que de hecho el grupo de Don Rocín y sus aventureros también deberían hacer.
En un nuevo intento por buscar una solución pacífica Klinge hace una nueva e inteligente jugada, llamar a la princesa, a fin de cuentas si había alguien que pudiera tener el control de todos, incluyendo al violento líder de los caballeros era sin duda la princesa, sin embargo antes de que las palabras del humano tuvieran algún efecto el hombre bestia fue dominado por algún tipo de espíritu de guerra y sin contemplaciones se arrojó contra el mentiroso caballero protagonizando una encarnizada lucha que terminó con la muerte del caballero bajo el herido y furioso Vankgen.
Era tal vez una obra del destino que la bestia hubiera interpretado como que su deber era acabar con el caballero, había actuado sin razón aparente para tal masacre pero al menos entre la conmoción y las miradas de asombro de la tropa de caballeros, unas piernas gordas se asomaron al abrirse la puerta de uno de los carruajes, que vendrían seguidas de un elegante y ancho vestido carmesí que rodeaba a una señora elegante, de moño en la cabeza y abultados senos que apenas cabían bajo el vestido; aunque la mujer se limitaría a contemplar en silencio la muerte del desdichado líder de los caballeros.
Destino estaba a punto de correr a donde se encontraba el colorido asesino pero antes de poder hacerlo, Rauko se adelantó en un frenesí rabioso que parecía venir por turnos, primero el hombre bestia y ahora el pequeño elfo enloquecían en una furiosa ola de destrucción y caos -¿Pero qué les pasa a todos?- Preguntó el elfo pelinegro caminando lentamente hasta donde Rauko y Vankgen libraban una batalla en la que ninguno parecía estar consciente de quién era su oponente y que apenas unos instantes atrás habían sido compañeros de viaje -¡¡Basta!!- Gritó el pelinegro intentando frenar la inevitable muerte del hombre bestia pero todo fue en vano; entre borbotones de sangre la vida del hombre bestia se extinguió.
Había muerto un hombre por cada bando, tal vez eso nos dejara en paz, o tal vez los caballeros no se sentían con suerte para pelear contra el resto, fuera como fuera, todos y cada uno dejaron caer sus espadas y retrocedieron mientras la mujer obesa que había bajado del carruaje comenzaba a pegar gritos de angustia -¡Han matado a Sir Ope! ¡Ahora nos matarán a todos!- Sus palabras parecían tener un poder de convencimiento formidable, pues al instante el resto de caballeros implorarían por sus vidas.
Destino preocupado de que alguien más entrara en ese extraño frenesí berserker y prestando especial atención a Klinge que era a quien tal vez le tocaba el turno; dio un par de pasos hacia la mujer para acercarse intentando no asustarla; hizo una pequeña reverencia inclinando el cuerpo y se dirigió a la mujer -Destino lamenta los problemas causados, pero nadie tiene la intención de hacerles daño- Expresó el elfo en tono serio pero a la vez calmado -Destino pide disculpas a la princesa- Expresó refiriéndose a la mujer pero esta soltó una risa burlesca -¿Princesa?- Dijo entre risas -Mi nombre es Lady Yita, pero yo no soy la princesa, ella es la princesa- Dijo señalando hacia adentro del carruaje de donde salió a la carrera una pequeña perra peluda y orejona lanzándose a los brazos de la mujer.
El pelinegro observó la escena confundido -¿La princesa es una perra? ¿O la perra es una princesa?- Preguntó un poco desconcertado -Claro que no es una princesa, solo se llama Princesa- Aclaró la mujer al menos ese aspecto -No puedo creer que hayan asignado tal escuadrón de soldados para proteger a una mugre perra- Dijo Filomeno de mala gana pero la mujer también explicaría aquello -Somos actores, vamos a una función especial en el palacio de Dundarak, aunque ahora nos quedamos sin el estelar- Dijo señalando a Sir Ope -Él si era un caballero, pero fue expulsado de las tropas por agresivo y se unió a nosotros, funcionaba como actor y protector a la vez aunque más de una vez nos había metido en problemas- Aclaró tal vez a modo de disculpas por todo el malentendido que el hombre había causado.
Pues ha sido un placer liberarla de tan tortuoso protector- Dijo Rocín en tono galante y con poca pena por la muerte del excaballero -Hemos cumplido con el deber, y nada más, ahora debería continuar su camino en paz, princesa- Advirtió el viejo a la mujer que de nuevo soltó una risa -Que no soy una princesa- Repitió esta vez para el viejo adulador que orgulloso, presumía de los resultados de su hazaña en la que de hecho, poco había participado -Adiós, princesa- Dijo de nuevo el viejo mientras la mujer comenzaba a alejarse junto a su grupo de actores.
Finalmente los hombres subieron el cuerpo de Sir Ope que al final resultó que se llamaba Claudio, y Sir Ope era tan solo el nombre de su personaje en la obra; la mujer obesa, al parecer, directora del grupo de actores abrazó a la perrita y subieron al carruaje para comenzar su camino, cosa que de hecho el grupo de Don Rocín y sus aventureros también deberían hacer.
Última edición por Destino el Mar Sep 20 2016, 20:49, editado 1 vez
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
De no haber sido por todo el desastre que armaron sus camaradas de viaje, Klinge volvería a reírse a carcajadas por lo absurdo de la situación, no se trataba de una caravana de nobles, y ni siquiera eran caballeros con los que estuvieron a punto de enfrentarse, sino con actores.
El espadachín tomaría el arma del difunto Claudio y se la paso respetuosamente a Don Rocín para reemplazar la espada que se le había roto, aunque en un principio el anciano se negó a tomar el arma de un rufián para reemplazar su gloriosa espada, Klinge lo convenció alegando que no era importante de quien hubiese pertenecido el arma, sino quien la empuñaba en el aquí y ahora, aparte de que se trataba de un arma de buena calidad, sin la cual no podría realizar grandes hazañas y defender a los inocentes, a lo cual el anciano acepto de mala gana tomando la espada de su adversario caído.
Luego de haber resuelto el asunto de conseguirle un arma nueva a Don Rocín, el mercenario se dispuso a saquear el cadáver de su antiguo compañero para sustraerle sus sables, al inspeccionar las armas de cerca y notar la calidad de la artesanía, a la vez de notar el buen estado en el que se encontraban los sables.
Klinge: ¡este bastardo debió ser un bandido o pirata bastante exitoso! Porque es muy difícil que un mercenario recién comenzado en el negocio pudiese permitirse estas armas, de seguro son bajo pedido.
Guardo los dos sables en una bolsa improvisada que ato a su espalda y se dispuso a seguir por el sendero.
Klinge: seguro que podre hacer un buen dinero vendiéndolos.
El espadachín tomaría el arma del difunto Claudio y se la paso respetuosamente a Don Rocín para reemplazar la espada que se le había roto, aunque en un principio el anciano se negó a tomar el arma de un rufián para reemplazar su gloriosa espada, Klinge lo convenció alegando que no era importante de quien hubiese pertenecido el arma, sino quien la empuñaba en el aquí y ahora, aparte de que se trataba de un arma de buena calidad, sin la cual no podría realizar grandes hazañas y defender a los inocentes, a lo cual el anciano acepto de mala gana tomando la espada de su adversario caído.
Luego de haber resuelto el asunto de conseguirle un arma nueva a Don Rocín, el mercenario se dispuso a saquear el cadáver de su antiguo compañero para sustraerle sus sables, al inspeccionar las armas de cerca y notar la calidad de la artesanía, a la vez de notar el buen estado en el que se encontraban los sables.
Klinge: ¡este bastardo debió ser un bandido o pirata bastante exitoso! Porque es muy difícil que un mercenario recién comenzado en el negocio pudiese permitirse estas armas, de seguro son bajo pedido.
Guardo los dos sables en una bolsa improvisada que ato a su espalda y se dispuso a seguir por el sendero.
Klinge: seguro que podre hacer un buen dinero vendiéndolos.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Después de haber acabado con la masacre y el derramamiento de sangre pensé que las cosas se resolverían y que todos admirarían de alguna u otra forma mis grandiosas habilidades de combate, sin embargo la muerte de Vankgen no trajo las consecuencias que esperaba, al contrario, las cosas parecían estar exactamente iguales que antes.
Finalmente la princesa se hace notar pero no hace otra cosa más que gritar y con su pánico exagerado logró convencer a todos sus caballeros que la muerte les llegaría en cuestión de segundos, sin duda alguna las cosas habían empeorado -(No puede ser ¿Esa es la princesa? Qué cosa más… Ancha, qué horror. Ahora falta que me digan traidor y traten de eliminarme)- Pensé mientras agitaba mi espada para limpiarla de toda la sangre que la cubría.
Destino, después de no haber hecho absolutamente nada durante la carnicería, finalmente reaccionó y rápidamente intervino para intentar tranquilizar a la enorme princesa y aunque sus palabras fueron bastante serias, por alguna razón lograron hacer reír a lady Yita -(Acaba de morir su caballero ¿Cómo puede estar riendo? Hace poco estaba gritando del susto ¿Y ahora está feliz? ¡¿Qué le pasa?!)- Pensé mientras observaba las reacciones de todos, había algo que no estaba bien.
Seguí escuchando la conversación entre el elfo y la gigantesca bolsa de carne esperando que todo terminara rápido y sin problemas, sin embargo cada vez me encontraba más desconcertado a medida que avanzaba el tiempo y cuando apareció un nuevo personaje en la escena todo fue peor -(¿Un cachorro es la princesa? ¡¿Pero qué está pasando?!)- Aunque me encontraba en silencio era obvio mi sorpresa ya que se expresaba muy bien en mi rostro.
No podía entender del todo las cosas pero seguí escuchando en busca de respuestas, eso fue una mala idea. Poco después entendí que todos los caballeros junto con la princesa y su cachorro en realidad eran unos simples actores, sin embargo eso no era lo más molesto para mí, sino que todos y cada uno de los presentes actuaban como si no hubiéramos tenido bajas en ningún bando, estaban felices con sus vidas y nadie sentía pena por nadie, aquello era demasiado extraño para mí, no podía ser real lo que sucedía.
Guardé mi espada con lentitud mientras miraba extrañado a los demás para luego intentar darle sentido a todo con mis propias teorías -(No puede ser, este viaje seguramente es otro de mis sueños locos donde puedo asesinar sin que nadie me odie)- Solamente me había llegado esa teoría a la mente, pero debía asegurarme de que era cierto -(Intentaré despertar)- Con una idea en mente me preparé para salir del sueño de una forma drástica, pero tuve que retractarme de la estupidez que estaba a punto de hacer, suicidarme no parecía una buena idea -(No, esto es real, en un sueño no sentiría hambre)- Pensé para luego acercarme a Filomeno olvidándome de todo y enfocándome solamente en encontrar comida, si había algo que podía doblegarme a hacer cualquier cosa era mi estómago.
Observé cómo rápidamente los falsos caballeros comenzaron a caminar y a andar como si no hubieran recibido una golpiza del hombre mantis y no pude evitar sentir repulsión por aquella actitud despreocupada y extraña, estos sujetos se encargaron del cadáver de Sir Ope que en realidad se llamaba Claudio y el grupo de actores siguieron su camino como si nada grave hubiese pasado.
Traté de ignorar lo sucedido y una vez que estuve cerca de Filomeno me coloqué al frente de éste y sujeté sus hombros con mis manos para asegurar que esta vez sí respondiera a mis preguntas -Esta vez me dirás todo lo que quiero saber, pero comienza diciendo ¿En qué momento vamos a comer? Ya tengo hambre- Le dije con un tono serio mientras lo miraba directamente a sus ojos, pero al instante miré a Don Rocín antes de que fuera a hacer otro escándalo -Esta vez no interrumpas- Le ordené al anciano con un tono imperativo para luego volver a enfocarme en Filomeno…
Finalmente la princesa se hace notar pero no hace otra cosa más que gritar y con su pánico exagerado logró convencer a todos sus caballeros que la muerte les llegaría en cuestión de segundos, sin duda alguna las cosas habían empeorado -(No puede ser ¿Esa es la princesa? Qué cosa más… Ancha, qué horror. Ahora falta que me digan traidor y traten de eliminarme)- Pensé mientras agitaba mi espada para limpiarla de toda la sangre que la cubría.
Destino, después de no haber hecho absolutamente nada durante la carnicería, finalmente reaccionó y rápidamente intervino para intentar tranquilizar a la enorme princesa y aunque sus palabras fueron bastante serias, por alguna razón lograron hacer reír a lady Yita -(Acaba de morir su caballero ¿Cómo puede estar riendo? Hace poco estaba gritando del susto ¿Y ahora está feliz? ¡¿Qué le pasa?!)- Pensé mientras observaba las reacciones de todos, había algo que no estaba bien.
Seguí escuchando la conversación entre el elfo y la gigantesca bolsa de carne esperando que todo terminara rápido y sin problemas, sin embargo cada vez me encontraba más desconcertado a medida que avanzaba el tiempo y cuando apareció un nuevo personaje en la escena todo fue peor -(¿Un cachorro es la princesa? ¡¿Pero qué está pasando?!)- Aunque me encontraba en silencio era obvio mi sorpresa ya que se expresaba muy bien en mi rostro.
No podía entender del todo las cosas pero seguí escuchando en busca de respuestas, eso fue una mala idea. Poco después entendí que todos los caballeros junto con la princesa y su cachorro en realidad eran unos simples actores, sin embargo eso no era lo más molesto para mí, sino que todos y cada uno de los presentes actuaban como si no hubiéramos tenido bajas en ningún bando, estaban felices con sus vidas y nadie sentía pena por nadie, aquello era demasiado extraño para mí, no podía ser real lo que sucedía.
Guardé mi espada con lentitud mientras miraba extrañado a los demás para luego intentar darle sentido a todo con mis propias teorías -(No puede ser, este viaje seguramente es otro de mis sueños locos donde puedo asesinar sin que nadie me odie)- Solamente me había llegado esa teoría a la mente, pero debía asegurarme de que era cierto -(Intentaré despertar)- Con una idea en mente me preparé para salir del sueño de una forma drástica, pero tuve que retractarme de la estupidez que estaba a punto de hacer, suicidarme no parecía una buena idea -(No, esto es real, en un sueño no sentiría hambre)- Pensé para luego acercarme a Filomeno olvidándome de todo y enfocándome solamente en encontrar comida, si había algo que podía doblegarme a hacer cualquier cosa era mi estómago.
Observé cómo rápidamente los falsos caballeros comenzaron a caminar y a andar como si no hubieran recibido una golpiza del hombre mantis y no pude evitar sentir repulsión por aquella actitud despreocupada y extraña, estos sujetos se encargaron del cadáver de Sir Ope que en realidad se llamaba Claudio y el grupo de actores siguieron su camino como si nada grave hubiese pasado.
Traté de ignorar lo sucedido y una vez que estuve cerca de Filomeno me coloqué al frente de éste y sujeté sus hombros con mis manos para asegurar que esta vez sí respondiera a mis preguntas -Esta vez me dirás todo lo que quiero saber, pero comienza diciendo ¿En qué momento vamos a comer? Ya tengo hambre- Le dije con un tono serio mientras lo miraba directamente a sus ojos, pero al instante miré a Don Rocín antes de que fuera a hacer otro escándalo -Esta vez no interrumpas- Le ordené al anciano con un tono imperativo para luego volver a enfocarme en Filomeno…
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Una vez resuelto el problema con los caballeros, o más bien con los falsos caballeros, era momento de continuar; el humano no había perdido tiempo y cual carroñero se dispuso adueñarse de las pertenencias del hombre bestia; poco honorable según la mentalidad de Destino, pero bastante práctico y provechoso; Mientras tanto Rauko se acercó al escudero Filomeno para interrogarlo de nuevo esperando tener mejor suerte esta vez pues, por alguna extraña e inexplicable razón, cada vez que el escudero estaba por responderle sus preguntas, algo sucedía, lo que en cierto modo todo podría hacer creer que todas y cada una de las desgracias ocurridas eran culpa de las preguntas del joven elfo.
Filomeno lo miró con incredulidad -Pero si no has preguntado nada antes ¿Cómo podríamos interrumpirte?- Protestó el viejo Don Rocín ante el reproche del jovencito que ahora ya le parecía irrespetuoso; tal vez solo necesitara un par de nalgadas, así habían criado a Don Rocín y había dado buen resultado, conviertiéndolo en lo que es ahora.
Pues la verdad- Dijo Filomeno -Estaba a punto de...- Nuevamente fue interrumpido por el viejo Rocín quien les pediría silencio a todos -¿Escucharon eso?- Preguntó a los presentes cerrando los ojos para concentrarse en el sonido -¿Qué ocurre? ¿Algún nuevo peligro? ¿Debemos protegerlo de una nueva amenaza?- Preguntó Destino un poco alarmado sacando su espada y avanzando hasta donde se encontraba Klinge para crear un frente de batalla que resistiera una posible embestida enemiga; hasta ahora a pesar de su extraña forma de actuar, el viejo había mostrado una maravillosa intuición para ver las cosas que los otros ignoraban.
No, no es nada- Dijo el anciano volviendo a su natural forma de ser, relajado y con una sonrisa deseosa de aventuras -Bueno, como decía- Continuó Filomeno de mala gana -Estaba a punto de decirles que...- Nuevamente fue interrumpido pero esta vez por el elfo pelinegro que alertaría a los presentes del nuevo peligro -¡¡Flecha!!- Fue todo lo que alcanzó a gritar el ojiazul mientras señalaba el proyectil que viajaba directamente hacia el viejo Rocín; el pobre estaba paralizado por la impresión y alguien debería salvarlo.
Destino estaba lejos del viejo pero al menos siguiendo la línea de trayectoria de la flecha pudo identificar el origen, a la distancia se pudo ver a la figura que antes había estado tras los molinos, que ahora había decidido terminarlo todo con un tiro certero, eliminando directamente al objetivo principal que era el viejo; sin embargo delatar su posición no había sido una buena idea -Hay que atraparlo- Sugirió Destino al tiempo que se echaba a correr tras la misteriosa figura que alertada se refugió entre los árboles del bosque cercano.
Una vez alcanzada la zona en donde se ocultaba aquella figura Destino cayó en cuenta de que tal vez no era la mejor de las ideas; el extraño arquero se mantenía escondido tras alguno de los árboles, o sobre alguno, lo cual haría bastante difícil verle -Divididos habrá más oportunidad- Sugirió el elfo señalando hacia la izquierda mientras él avanzaba por la derecha, no se escuchaban pisadas y era muy poco tiempo para que el atacante hubiera podido escapar, no había ningún rastro a lo lejos por lo que definitivamente debía estar cerca, escondido y al acecho.
Filomeno lo miró con incredulidad -Pero si no has preguntado nada antes ¿Cómo podríamos interrumpirte?- Protestó el viejo Don Rocín ante el reproche del jovencito que ahora ya le parecía irrespetuoso; tal vez solo necesitara un par de nalgadas, así habían criado a Don Rocín y había dado buen resultado, conviertiéndolo en lo que es ahora.
Pues la verdad- Dijo Filomeno -Estaba a punto de...- Nuevamente fue interrumpido por el viejo Rocín quien les pediría silencio a todos -¿Escucharon eso?- Preguntó a los presentes cerrando los ojos para concentrarse en el sonido -¿Qué ocurre? ¿Algún nuevo peligro? ¿Debemos protegerlo de una nueva amenaza?- Preguntó Destino un poco alarmado sacando su espada y avanzando hasta donde se encontraba Klinge para crear un frente de batalla que resistiera una posible embestida enemiga; hasta ahora a pesar de su extraña forma de actuar, el viejo había mostrado una maravillosa intuición para ver las cosas que los otros ignoraban.
No, no es nada- Dijo el anciano volviendo a su natural forma de ser, relajado y con una sonrisa deseosa de aventuras -Bueno, como decía- Continuó Filomeno de mala gana -Estaba a punto de decirles que...- Nuevamente fue interrumpido pero esta vez por el elfo pelinegro que alertaría a los presentes del nuevo peligro -¡¡Flecha!!- Fue todo lo que alcanzó a gritar el ojiazul mientras señalaba el proyectil que viajaba directamente hacia el viejo Rocín; el pobre estaba paralizado por la impresión y alguien debería salvarlo.
Destino estaba lejos del viejo pero al menos siguiendo la línea de trayectoria de la flecha pudo identificar el origen, a la distancia se pudo ver a la figura que antes había estado tras los molinos, que ahora había decidido terminarlo todo con un tiro certero, eliminando directamente al objetivo principal que era el viejo; sin embargo delatar su posición no había sido una buena idea -Hay que atraparlo- Sugirió Destino al tiempo que se echaba a correr tras la misteriosa figura que alertada se refugió entre los árboles del bosque cercano.
Una vez alcanzada la zona en donde se ocultaba aquella figura Destino cayó en cuenta de que tal vez no era la mejor de las ideas; el extraño arquero se mantenía escondido tras alguno de los árboles, o sobre alguno, lo cual haría bastante difícil verle -Divididos habrá más oportunidad- Sugirió el elfo señalando hacia la izquierda mientras él avanzaba por la derecha, no se escuchaban pisadas y era muy poco tiempo para que el atacante hubiera podido escapar, no había ningún rastro a lo lejos por lo que definitivamente debía estar cerca, escondido y al acecho.
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El mercenario, que se encontraba más cerca del anciano, reacciono a tiempo ante la advertencia del elfo pelinegro, empujándole la espalda al viejo para que la flecha pasara entre ellos dos sin lastimar a ninguno de ellos.
Cuando Don Rocín se dio la vuelta para preguntarle, el mercenario respondió rápidamente con:
Klinge: me pareció ver una avispa en su espalda...
Esta vez no se trataba de otra locura del viejo, sino que se trataba de un genuino intento de asesinato, y venia otra vez desde los molinos, Destino se precipito sin pensarlo en persecución del arquero, pero no se fijo que el arquero estaba en una mejor posición al ocultarse en el bosque.
Destino decidió comandar al resto del grupo para que se separase así pudiese buscar mejor, eso le dio una idea a Klinge que agarro a Rauko del hombro y le sugirió a Don Rocín y Filomeno que fueran por el centro mientras ellos dos irían por la izquierda, ya dentro del bosque Klinge se dirigió a su compañero elfico.
Klinge: escucha, el viejo es un loco que esta delirando, pero parece que algún pariente suyo quiere matarlo para quedarse con la fortuna de su familia, no lo pierdas de vista, nos ocultaremos para usarlo como carnada, cuando el asesino salga lo emboscamos.
A diferencia de los otros mercenarios, el había recibido la historia de boca de Filomeno cuando lo contrato, así que, estaba bien enterado de la situación, se podría decir que su motivación era la recompensa, pero lo cierto es, que se estaba divirtiendo bastante con todo esto.
Cuando Don Rocín se dio la vuelta para preguntarle, el mercenario respondió rápidamente con:
Klinge: me pareció ver una avispa en su espalda...
Esta vez no se trataba de otra locura del viejo, sino que se trataba de un genuino intento de asesinato, y venia otra vez desde los molinos, Destino se precipito sin pensarlo en persecución del arquero, pero no se fijo que el arquero estaba en una mejor posición al ocultarse en el bosque.
Destino decidió comandar al resto del grupo para que se separase así pudiese buscar mejor, eso le dio una idea a Klinge que agarro a Rauko del hombro y le sugirió a Don Rocín y Filomeno que fueran por el centro mientras ellos dos irían por la izquierda, ya dentro del bosque Klinge se dirigió a su compañero elfico.
Klinge: escucha, el viejo es un loco que esta delirando, pero parece que algún pariente suyo quiere matarlo para quedarse con la fortuna de su familia, no lo pierdas de vista, nos ocultaremos para usarlo como carnada, cuando el asesino salga lo emboscamos.
A diferencia de los otros mercenarios, el había recibido la historia de boca de Filomeno cuando lo contrato, así que, estaba bien enterado de la situación, se podría decir que su motivación era la recompensa, pero lo cierto es, que se estaba divirtiendo bastante con todo esto.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Esperaba que esta vez las cosas fueran diferentes, sin embargo, nuevamente Don Rocín decide interrumpir para expresar sus reclamos, pero luego no volvió a intervenir en la conversación y finalmente Filomeno comenzó a hablar para aclarar todas nuestras dudas -(Bien, sigue hablando, vamos, habla, habla)- Pensaba mientras observaba los movimientos de los labios de Filomeno.
Desafortunadamente una nueva interrupción arruina mis planes dejándome sin las respuestas que tanto anhelaba obtener -Por amor a los dioses- Dije frustrado para luego mirar al anciano que otra vez optó por interrumpirme -(¿Y ahora qué le pasa?)- Me pregunté sin decir nada, solamente me mantuve en silencio esperando lo que justificaría la inoportuna acción de Don Rocín, aunque al pasar unos segundos no sucedió nada.
Ahora que estábamos otra vez tranquilos, miré a Filomeno pero sin esperar realmente que me respondiera, tal vez simplemente no quería decirme nada, de hecho, en mi rostro se dibujaba muy bien mi desánimo.
Fue entonces cuando otra vez Filomeno es interrumpido y esta vez por el elfo que no había ayudado mucho con lo de Vankgen -¡¿Ahora tú también?!- Exclamé para luego descubrir sus razones para querer interponerse entre las respuestas y yo.
Rápidamente desenvainé mi espada y miré la flecha que estaba clavada en el suelo, a unos cuantos metros atrás de Don Rocín -(Si esa flecha está ahí, significa que…)- Una vez que encontré el origen del proyectil me preparé para emprender una carrera, sin embargo me detuve al ver que perseguir al arquero terminaríamos en una clara desventaja, aunque tampoco teníamos de otra si queríamos evitar más interrupciones inoportunas.
Seguí los pasos de Destino que avanzaba velozmente y cuando nos encontramos a la entrada de un bosque, el elfo ordenó que nos dividiéramos para tener más posibilidades de encontrar al objetivo, eso me parecía una mala idea ya que así podrían vencernos uno por uno, pero no tuve tiempo de quejarme ya que el elfo entró rápidamente en el bosque mientras que algo me halaba por uno de mis hombros.
Cuando descubrí que era Klinge quien quería llamar mi atención, escuché con atención las indicaciones que el mercenario le implantaba a Don Rocín y a Filomeno, en el momento no pude entender lo que trataba de hacer con eso así que lo seguí para averiguarlo.
Una vez dentro en el bosque escuché lo que Klinge sabía sobre el anciano, era la información que Filomeno nunca había podido compartir conmigo y descubrí por qué -(Ese viejo miserable, tiene dinero y de todas formas viste una armadura barata)- Pensé al tiempo que trataba de no explotar de furia… Otra vez.
Dejando de lado los detalles del anciano, Klinge me indicó la estrategia que había pensado en poco tiempo y realmente parecía que podría funcionar, sin embargo había un detalle que evitaría que lográramos nuestro cometido -El asesino es un arquero, no necesita salir para eliminar al anciano, pero si su objetivo está aquí, entonces no debe estar muy lejos. Revisaré los alrededores- susurré con determinación para luego desplazarme por el lugar en busca de la amenaza pero sin alejarme demasiado de donde se encontraba Don Rocín.
Caminé por unos segundos y no sucedía nada, lo único que se podía apreciar era el sonido de las hojas moverse con el viento que también acariciaba mi rostro y las delgadas líneas formadas por los pocos rayos de sol que lograban atravesar los árboles, sin duda alguna era un ambiente relajante y de hecho en ese momento fui invadido por deseos de dormir en aquel pacífico lugar, pero por desgracia las obligaciones estaban primero.
Finalmente, tras el paso de unos instantes, logré escuchar el sonido de hojas pisadas por alguien o algo, había sido por mi izquierda y seguramente era mi objetivo -(Te tengo)- Pensé mientras me colocaba en una posición ofensiva listo para atacar, no obstante el mismo sonido se hizo escuchar desde el lado contrario dejándome totalmente confundido y cuando descubrí la ubicación real de mi enemigo ya era demasiado tarde.
Rápidamente giré mi cuerpo hacia donde se escuchaba nuevamente el sonido que esta vez provenía desde una de las ramas de un árbol -Qoc- Susurró levemente el arquero encapuchado para luego dispararme una flecha que afortunadamente logré esquivarla moviéndome hacia un lado gracias a mis reflejos, sin embargo, miré el proyectil y éste poseía un pedazo de papel con las runas “φως” escritas en negro que no tardaron en adquirir un brillo que en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un resplandor de luz cegadora.
Quedé aturdido por el destello de luz y giré mi cabeza hacia los lados buscando recuperarme, pero cuando logré hacerlo, el arquero ya se encontraba corriendo en mi dirección con una flecha en su mano derecha -No me dejaré vencer tan fácil- Dije mientras me colocaba en una posición defensiva y cuando el enemigo estuvo a la distancia suficiente lancé una estocada directa a su pecho.
Desafortunadamente mi ataque fue evadido por el arquero que rápidamente se movió hacia un lado para luego golpear uno de mis codos y tras un grito de dolor dejé caer la espada mientras que el encapuchado, con un buen movimiento de pies, enterró en una de mis piernas la flecha que él tenía en su mano, y por desgracia era otra flecha con runas escritas.
Después de eso terminé cayendo sobre mis rodillas para luego escuchar al arquero -Varýs- Dijo para desencadenar el efecto de las runas “βαρύς” que estaban escritas en la hoja que colgaba de la flecha e instantáneamente se me hizo casi imposible mover mi pierna herida, por alguna extraña razón la sentía con un exagerado peso abrumador y gracias a eso el arquero pudo sin esfuerzo colocarse a mi espalda para intentar enterrarme una flecha justo en el cráneo.
Afortunadamente pude encontrar la forma de salir con vida cuando tomé una roca del suelo y la arrojé a la cabeza del arquero que al recibir el impacto no pudo evitar dar unos pasos hacia atrás para no perder el equilibrio, pero de ese modo su capucha se fue hacia atrás dejándole el rostro descubierto -¿Un elfo?- Me pregunté al ver la cabellera blanca del arquero, y éste, cuando descubrió que desde su frente comenzaba a brotar sangre, frunció el ceño y se preparó para dispararme otra flecha para acabar con mi vida, sin embargo sus planes fueron frustrados con la llegada de alguien que entró en la escena para ayudarme…
Desafortunadamente una nueva interrupción arruina mis planes dejándome sin las respuestas que tanto anhelaba obtener -Por amor a los dioses- Dije frustrado para luego mirar al anciano que otra vez optó por interrumpirme -(¿Y ahora qué le pasa?)- Me pregunté sin decir nada, solamente me mantuve en silencio esperando lo que justificaría la inoportuna acción de Don Rocín, aunque al pasar unos segundos no sucedió nada.
Ahora que estábamos otra vez tranquilos, miré a Filomeno pero sin esperar realmente que me respondiera, tal vez simplemente no quería decirme nada, de hecho, en mi rostro se dibujaba muy bien mi desánimo.
Fue entonces cuando otra vez Filomeno es interrumpido y esta vez por el elfo que no había ayudado mucho con lo de Vankgen -¡¿Ahora tú también?!- Exclamé para luego descubrir sus razones para querer interponerse entre las respuestas y yo.
Rápidamente desenvainé mi espada y miré la flecha que estaba clavada en el suelo, a unos cuantos metros atrás de Don Rocín -(Si esa flecha está ahí, significa que…)- Una vez que encontré el origen del proyectil me preparé para emprender una carrera, sin embargo me detuve al ver que perseguir al arquero terminaríamos en una clara desventaja, aunque tampoco teníamos de otra si queríamos evitar más interrupciones inoportunas.
Seguí los pasos de Destino que avanzaba velozmente y cuando nos encontramos a la entrada de un bosque, el elfo ordenó que nos dividiéramos para tener más posibilidades de encontrar al objetivo, eso me parecía una mala idea ya que así podrían vencernos uno por uno, pero no tuve tiempo de quejarme ya que el elfo entró rápidamente en el bosque mientras que algo me halaba por uno de mis hombros.
Cuando descubrí que era Klinge quien quería llamar mi atención, escuché con atención las indicaciones que el mercenario le implantaba a Don Rocín y a Filomeno, en el momento no pude entender lo que trataba de hacer con eso así que lo seguí para averiguarlo.
Una vez dentro en el bosque escuché lo que Klinge sabía sobre el anciano, era la información que Filomeno nunca había podido compartir conmigo y descubrí por qué -(Ese viejo miserable, tiene dinero y de todas formas viste una armadura barata)- Pensé al tiempo que trataba de no explotar de furia… Otra vez.
Dejando de lado los detalles del anciano, Klinge me indicó la estrategia que había pensado en poco tiempo y realmente parecía que podría funcionar, sin embargo había un detalle que evitaría que lográramos nuestro cometido -El asesino es un arquero, no necesita salir para eliminar al anciano, pero si su objetivo está aquí, entonces no debe estar muy lejos. Revisaré los alrededores- susurré con determinación para luego desplazarme por el lugar en busca de la amenaza pero sin alejarme demasiado de donde se encontraba Don Rocín.
Caminé por unos segundos y no sucedía nada, lo único que se podía apreciar era el sonido de las hojas moverse con el viento que también acariciaba mi rostro y las delgadas líneas formadas por los pocos rayos de sol que lograban atravesar los árboles, sin duda alguna era un ambiente relajante y de hecho en ese momento fui invadido por deseos de dormir en aquel pacífico lugar, pero por desgracia las obligaciones estaban primero.
Finalmente, tras el paso de unos instantes, logré escuchar el sonido de hojas pisadas por alguien o algo, había sido por mi izquierda y seguramente era mi objetivo -(Te tengo)- Pensé mientras me colocaba en una posición ofensiva listo para atacar, no obstante el mismo sonido se hizo escuchar desde el lado contrario dejándome totalmente confundido y cuando descubrí la ubicación real de mi enemigo ya era demasiado tarde.
Rápidamente giré mi cuerpo hacia donde se escuchaba nuevamente el sonido que esta vez provenía desde una de las ramas de un árbol -Qoc- Susurró levemente el arquero encapuchado para luego dispararme una flecha que afortunadamente logré esquivarla moviéndome hacia un lado gracias a mis reflejos, sin embargo, miré el proyectil y éste poseía un pedazo de papel con las runas “φως” escritas en negro que no tardaron en adquirir un brillo que en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un resplandor de luz cegadora.
Quedé aturdido por el destello de luz y giré mi cabeza hacia los lados buscando recuperarme, pero cuando logré hacerlo, el arquero ya se encontraba corriendo en mi dirección con una flecha en su mano derecha -No me dejaré vencer tan fácil- Dije mientras me colocaba en una posición defensiva y cuando el enemigo estuvo a la distancia suficiente lancé una estocada directa a su pecho.
Desafortunadamente mi ataque fue evadido por el arquero que rápidamente se movió hacia un lado para luego golpear uno de mis codos y tras un grito de dolor dejé caer la espada mientras que el encapuchado, con un buen movimiento de pies, enterró en una de mis piernas la flecha que él tenía en su mano, y por desgracia era otra flecha con runas escritas.
Después de eso terminé cayendo sobre mis rodillas para luego escuchar al arquero -Varýs- Dijo para desencadenar el efecto de las runas “βαρύς” que estaban escritas en la hoja que colgaba de la flecha e instantáneamente se me hizo casi imposible mover mi pierna herida, por alguna extraña razón la sentía con un exagerado peso abrumador y gracias a eso el arquero pudo sin esfuerzo colocarse a mi espalda para intentar enterrarme una flecha justo en el cráneo.
Afortunadamente pude encontrar la forma de salir con vida cuando tomé una roca del suelo y la arrojé a la cabeza del arquero que al recibir el impacto no pudo evitar dar unos pasos hacia atrás para no perder el equilibrio, pero de ese modo su capucha se fue hacia atrás dejándole el rostro descubierto -¿Un elfo?- Me pregunté al ver la cabellera blanca del arquero, y éste, cuando descubrió que desde su frente comenzaba a brotar sangre, frunció el ceño y se preparó para dispararme otra flecha para acabar con mi vida, sin embargo sus planes fueron frustrados con la llegada de alguien que entró en la escena para ayudarme…
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Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Por alguna razón que el pelinegro no llegaba a comprender, el joven peliblanco parecía enojado, como si se sintiera frustrado por algo, aunque era muy joven para tener tan mal humor, ya sería momento de darle algunos consejos luego; de momento había un peligro mayor aguardando a nuestros intrépidos viajeros; una flecha había sido disparada en dirección al pobre Rocín y de no ser por la rápida acción de Klinge lo habrían eliminado.
Rápidamente Destino partió en persecución del asesino seguido por el resto, todos querían hacerle pagar por tal afrenta o al menos atraparlo para sacarle información; alguien debía estar detrás de los ataques y descubrirlo era de gran importancia para el futuro del viejo escoltado; una vez en el bosque los guardianes de Rocín se dividieron para cubrir más terreno; mientras Klinge y Rauko se quedaban atrás, Destino sondeó la zona en busca de alguna pista; revisaba tras los árboles y sobre ellos sin encontrar nada.
No fue sino hasta que un leve destello llamó la atención de Destino, cuando supo que Rauko había dado con el asesino, una figura encapuchada y misteriosa que parecía tener más trucos además de su destreza con el arco; el pelinegro sacó su espada y corrió velozmente hacia la escena para ayudar al jovencito, pero detuvo sus pasos un instante al notar que el asesino había resultado ser un elfo; pocos conocía que salieran de las tierras de Sandorai a asesinar por dinero, así que ese debía ser un desertor, un desterrado del bosque, y a juzgar por lo lejos que se encontraba aquello era lo más probable.
Aquellos pensamientos fueron apartados de la mente de Destino cuando el arquero apuntó a Rauko con una flecha, entonces corrió a la mayor velocidad que pudo para llegar a la escena; no lo lograría pero al menos sus pasos llamaron la atención del arquero que decidió cambiar de objetivo y apuntar ahora al ojiazul; que optó por frenar violentamente y saltar a un lado justo a tiempo para evitar una flecha que avanzaba directo a su cabeza.
Nuestro elfo se recostó a un árbol que de momento le serviría de escudo; hizo a salir por el lado derecho del mismo desencadenando que una nueva flecha saliera disparada en su dirección; rápidamente Destino regresó el cuerpo aprovechando el impulso para salir por el lado contrario y correr hacia el objetivo antes que recargara una nueva flecha; afortunadamente lo había logrado e incluso alcanzó a lanzar un espadazo vertical que aunque no dio en su objetivo sirvió al menos para separarlo de Rauko.
El misterioso asesino dio un pequeño salto hacia atrás para evitar la embestida y en el mismo movimiento regresó hacia adelante en dirección a destino para herirlo en la pierna con las púas del arco que resultaba ser más resistente de lo que parecía; posteriormente enterró con la mano una de las mismas flechas que había usado contra Rauko pero esta vez en el brazo derecho de Destino, justo el que sostenía su arma haciendo que la soltara y fuera incapaz de levantar el brazo -No es su batalla, quédense fuera- Dijo el arquero tal vez teniendo piedad de ambos elfos por ser de la misma raza, y partió victorioso hacia el viejo Rocín que ahora podría matar sin mucha resistencia, Klinge se había convertido ahora en la última esperanza, el bastión que mantendría con vida al anciano que debían proteger.
Rápidamente Destino partió en persecución del asesino seguido por el resto, todos querían hacerle pagar por tal afrenta o al menos atraparlo para sacarle información; alguien debía estar detrás de los ataques y descubrirlo era de gran importancia para el futuro del viejo escoltado; una vez en el bosque los guardianes de Rocín se dividieron para cubrir más terreno; mientras Klinge y Rauko se quedaban atrás, Destino sondeó la zona en busca de alguna pista; revisaba tras los árboles y sobre ellos sin encontrar nada.
No fue sino hasta que un leve destello llamó la atención de Destino, cuando supo que Rauko había dado con el asesino, una figura encapuchada y misteriosa que parecía tener más trucos además de su destreza con el arco; el pelinegro sacó su espada y corrió velozmente hacia la escena para ayudar al jovencito, pero detuvo sus pasos un instante al notar que el asesino había resultado ser un elfo; pocos conocía que salieran de las tierras de Sandorai a asesinar por dinero, así que ese debía ser un desertor, un desterrado del bosque, y a juzgar por lo lejos que se encontraba aquello era lo más probable.
Aquellos pensamientos fueron apartados de la mente de Destino cuando el arquero apuntó a Rauko con una flecha, entonces corrió a la mayor velocidad que pudo para llegar a la escena; no lo lograría pero al menos sus pasos llamaron la atención del arquero que decidió cambiar de objetivo y apuntar ahora al ojiazul; que optó por frenar violentamente y saltar a un lado justo a tiempo para evitar una flecha que avanzaba directo a su cabeza.
Nuestro elfo se recostó a un árbol que de momento le serviría de escudo; hizo a salir por el lado derecho del mismo desencadenando que una nueva flecha saliera disparada en su dirección; rápidamente Destino regresó el cuerpo aprovechando el impulso para salir por el lado contrario y correr hacia el objetivo antes que recargara una nueva flecha; afortunadamente lo había logrado e incluso alcanzó a lanzar un espadazo vertical que aunque no dio en su objetivo sirvió al menos para separarlo de Rauko.
El misterioso asesino dio un pequeño salto hacia atrás para evitar la embestida y en el mismo movimiento regresó hacia adelante en dirección a destino para herirlo en la pierna con las púas del arco que resultaba ser más resistente de lo que parecía; posteriormente enterró con la mano una de las mismas flechas que había usado contra Rauko pero esta vez en el brazo derecho de Destino, justo el que sostenía su arma haciendo que la soltara y fuera incapaz de levantar el brazo -No es su batalla, quédense fuera- Dijo el arquero tal vez teniendo piedad de ambos elfos por ser de la misma raza, y partió victorioso hacia el viejo Rocín que ahora podría matar sin mucha resistencia, Klinge se había convertido ahora en la última esperanza, el bastión que mantendría con vida al anciano que debían proteger.
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El asesino se preparo para ir por su blanco una vez que logro inmovilizar a sus congéneres elfos, pero no contaba con que Destino no fue el único que pudio oír la pelea, de repente, como salido del mas bizarro de los sueños, Don Rocín salió de un arbusto cargando contra el asesino montado en su corcel y con espada en mano mientras lanzaba su grito de guerra, clamando que jamás seria vencido por un cobarde que ataco a sus protegidos por sorpresa.
El arquero no pudo reaccionar a tiempo, esta vez, de verdad fue tomando por sorpresa, y antes de poder hacer nada, ya estaba debajo de las pezuñas del caballo que detuvo su galope un par de metros más adelante, para permitirle a Don Rocín dar un rodeo y pasearse a lomos de su corcel alrededor del, ahora tumbado, atacante que al recuperar sus sentidos trato de soportar el inmenso dolor y volverse a levantar solo para verse inmovilizado por la espada del mercenario que apuntaba a su garganta mientras su bota pisaba con fuerza el pecho del derrotado elfo.
Klinge: ¡bien hecho mi lord!
Le decía el mercenario con una sonrisa en el rostro sin apartar la mirada del asesino para asegurarse de que no intentara nada.
Don Rocín: asegúrate de que no se escape, no quiero que este rufián huya son darnos algunas respuestas!
Mientras esto ocurría, Filomeno asistía como podía a los dos combatientes caídos y les explicaba que mientras ellos estaban luchando Klinge fue con Don Rocín, llevándole su caballo, indicándole la posición exacta donde se encontraban ellos dos.
Su plan original era usar al anciano como distracción para atacar por sorpresa al astuto asesino, mientras intentaba darle el golpe letal a un blanco móvil montado a caballo, pero todo resulto mejor de lo que planeaba, y el ataque sorpresa del auto proclamado héroe de la historia logro vencer al peligro que aquejaba el grupo en esta ocasión.
Filomeno: pero… pensar que este hombre sería tan despiadado como para usarlos a ustedes como señuelo y a mi amo como pantalla de humo hace que se me estremezca la piel… no tienes nada de sentido moral muchacho.
Klinge: eso es para los que puedan llenarse el estomago todos los días y tengan asegurada una larga vida, yo solo hago lo necesario para seguir adelante.
El arquero no pudo reaccionar a tiempo, esta vez, de verdad fue tomando por sorpresa, y antes de poder hacer nada, ya estaba debajo de las pezuñas del caballo que detuvo su galope un par de metros más adelante, para permitirle a Don Rocín dar un rodeo y pasearse a lomos de su corcel alrededor del, ahora tumbado, atacante que al recuperar sus sentidos trato de soportar el inmenso dolor y volverse a levantar solo para verse inmovilizado por la espada del mercenario que apuntaba a su garganta mientras su bota pisaba con fuerza el pecho del derrotado elfo.
Klinge: ¡bien hecho mi lord!
Le decía el mercenario con una sonrisa en el rostro sin apartar la mirada del asesino para asegurarse de que no intentara nada.
Don Rocín: asegúrate de que no se escape, no quiero que este rufián huya son darnos algunas respuestas!
Mientras esto ocurría, Filomeno asistía como podía a los dos combatientes caídos y les explicaba que mientras ellos estaban luchando Klinge fue con Don Rocín, llevándole su caballo, indicándole la posición exacta donde se encontraban ellos dos.
Su plan original era usar al anciano como distracción para atacar por sorpresa al astuto asesino, mientras intentaba darle el golpe letal a un blanco móvil montado a caballo, pero todo resulto mejor de lo que planeaba, y el ataque sorpresa del auto proclamado héroe de la historia logro vencer al peligro que aquejaba el grupo en esta ocasión.
Filomeno: pero… pensar que este hombre sería tan despiadado como para usarlos a ustedes como señuelo y a mi amo como pantalla de humo hace que se me estremezca la piel… no tienes nada de sentido moral muchacho.
Klinge: eso es para los que puedan llenarse el estomago todos los días y tengan asegurada una larga vida, yo solo hago lo necesario para seguir adelante.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Para mi salvación, en el momento indicado apareció Destino para luchar contra el arquero en una intensa batalla colosal… O por lo menos eso creía que sucedería, pues a pesar de la apariencia del mercenario, no fue capaz de durar mucho sin ser derrotado de forma humillante al igual que yo -(Inútiles, todos)- Pensé mientras buscaba la forma de volver a utilizar mi pierna.
El arquero a pesar de todo no luchaba con todo su potencial, tal vez porque éramos de la misma raza, sin embargo aun limitándose logró dejar a dos oponentes fuera de combate, lo que me hacía pensar en mi falta de experiencia, pero sin importar eso no me rendiría tan fácil.
Agarré la flecha que estaba clavada en mi pierna y tras contar un par de segundos al tiempo que respiraba profundamente, rápidamente saqué el proyectil teniendo como consecuencia inmediata que mi herida comenzara a brotar un poco de sangre, pero por lo menos mi pierna se sintió ligera como de costumbre y ya podía moverla.
En ese estado todavía no era buena idea seguir al arquero, así que no tuve de otra que encargarme de mi herida en primer lugar, en unos cuantos segundos lograría cerrarlo con mi habilidad de sanación y así tal vez podría seguir luchando, sin embargo seguía siendo muy arriesgado enfrentar el arquero.
Una vez que mi herida estuviera cerrada me levanté, tomé mi espada y como pude caminé en dirección al arquero pero tratando de no hacer mucho esfuerzo en mi pierna herida, debía detener al asesino antes de que llegara hasta su objetivo o todo el fastidioso viaje terminaría siendo en vano -Deberías huir mientras puedas, porque si insistes en asesinar a ese anciano entonces no me quedará de otra que teñir el suelo con tu sangre- Exclamé como una clara amenaza para luego acelerar mi paso, aunque no podía utilizar bien la pierna por lo menos le daría tiempo a Klinge para llegar y unirse al combate.
El arquero se detuvo solamente para mirarme como si yo fuese algo insignificante y luego siguió su camino, no obstante tanto él como yo nos sorprendimos al presenciar cómo el intrépido Don Rocín cabalgaba a gran velocidad para embestirlo, por lo que el arquero no tuvo tiempo para reaccionar y terminó por ser aplastado por el caballo dando de esa manera a todos los espectadores una escena que ninguno se esperaba -Ese anciano es una amenaza- Dije para mí mismo totalmente sorprendido por los heroicos actos de Don Rocín.
Para finalizar la humillación del arquero, Klinge se aproximó rápidamente y lo dejó sin posibilidades de moverse, sin embargo eso no me parecía suficiente, por la seguridad de todos lo ideal era dejar al asesino fuera de combate.
Entonces caminé hacia donde se encontraba el derrotado arquero y sin pensarlo clavé mi espada en su hombro izquierdo desencadenando que éste soltara un grito de dolor que rápidamente silenció para evitar verse como alguien débil.
Una vez que el arquero ya no le sería fácil utilizar su arma, me preparé para interrogarlo, sin embargo, dudé un par de segundos sobre si realmente debía hacerlo, pues en todo el día mis preguntas siempre quedaban en el aire para luego perderse en el olvido, y eso era frustrante.
Dejando de lado los pensamientos negativos finalmente opté por hacer las preguntas -Si quieres que tu alma permanezca en tu cuerpo entonces responde: ¿Quién te ha enviado?- Pregunté mostrándome como un dios que decide quién vive y quién muere.
El arquero a pesar de todo no luchaba con todo su potencial, tal vez porque éramos de la misma raza, sin embargo aun limitándose logró dejar a dos oponentes fuera de combate, lo que me hacía pensar en mi falta de experiencia, pero sin importar eso no me rendiría tan fácil.
Agarré la flecha que estaba clavada en mi pierna y tras contar un par de segundos al tiempo que respiraba profundamente, rápidamente saqué el proyectil teniendo como consecuencia inmediata que mi herida comenzara a brotar un poco de sangre, pero por lo menos mi pierna se sintió ligera como de costumbre y ya podía moverla.
En ese estado todavía no era buena idea seguir al arquero, así que no tuve de otra que encargarme de mi herida en primer lugar, en unos cuantos segundos lograría cerrarlo con mi habilidad de sanación y así tal vez podría seguir luchando, sin embargo seguía siendo muy arriesgado enfrentar el arquero.
Una vez que mi herida estuviera cerrada me levanté, tomé mi espada y como pude caminé en dirección al arquero pero tratando de no hacer mucho esfuerzo en mi pierna herida, debía detener al asesino antes de que llegara hasta su objetivo o todo el fastidioso viaje terminaría siendo en vano -Deberías huir mientras puedas, porque si insistes en asesinar a ese anciano entonces no me quedará de otra que teñir el suelo con tu sangre- Exclamé como una clara amenaza para luego acelerar mi paso, aunque no podía utilizar bien la pierna por lo menos le daría tiempo a Klinge para llegar y unirse al combate.
El arquero se detuvo solamente para mirarme como si yo fuese algo insignificante y luego siguió su camino, no obstante tanto él como yo nos sorprendimos al presenciar cómo el intrépido Don Rocín cabalgaba a gran velocidad para embestirlo, por lo que el arquero no tuvo tiempo para reaccionar y terminó por ser aplastado por el caballo dando de esa manera a todos los espectadores una escena que ninguno se esperaba -Ese anciano es una amenaza- Dije para mí mismo totalmente sorprendido por los heroicos actos de Don Rocín.
Para finalizar la humillación del arquero, Klinge se aproximó rápidamente y lo dejó sin posibilidades de moverse, sin embargo eso no me parecía suficiente, por la seguridad de todos lo ideal era dejar al asesino fuera de combate.
Entonces caminé hacia donde se encontraba el derrotado arquero y sin pensarlo clavé mi espada en su hombro izquierdo desencadenando que éste soltara un grito de dolor que rápidamente silenció para evitar verse como alguien débil.
Una vez que el arquero ya no le sería fácil utilizar su arma, me preparé para interrogarlo, sin embargo, dudé un par de segundos sobre si realmente debía hacerlo, pues en todo el día mis preguntas siempre quedaban en el aire para luego perderse en el olvido, y eso era frustrante.
Dejando de lado los pensamientos negativos finalmente opté por hacer las preguntas -Si quieres que tu alma permanezca en tu cuerpo entonces responde: ¿Quién te ha enviado?- Pregunté mostrándome como un dios que decide quién vive y quién muere.
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
A pesar de las heridas el joven elfo de cenicientos cabellos fue el primero en levantarse para perseguir al arquero, sin duda que era tenaz a pesar de su corta edad, aunque no tendría que hacer mucho pues, aunque había servido para distraer al oponente y mantenerlo en un sitio fijo, el héroe acabaría siendo Don Rocín que inesperadamente apareció contra todo pronóstico y en un impredecible ataque arrolló son su caballo a un arquero indefenso que no sabría qué lo había golpeado hasta estar en el piso con algunas evidentes fracturas aunque aun apretando con fuerza su arco.
Una vez en el piso para evitar que escapara, Klinge acudió rápidamente a inmovilizarlo poniendo un pie en su pecho y apuntándolo con su espada; mientras Don Rocín, hinchado de orgullo exigía respuestas, Filomeno les explicaba lo ocurrido a los elfos incluyendo el arriesgado plan del humano, ese plan que usaba al viejo como carnada; sin duda no era alguien en quien confiar y Destino lo tendría presente a futuro aunque de momento era mejor no decir nada.
Rauko se unió al interrogatorio clavando si espada de doble hojilla en el hombro del arquero que tras un adolorido gesto acabó por soltar su arma dejándolo completamente vulnerable y desarmado o al menos eso era lo que nos hacía creer, pues mientras Rauko formulaba su pregunta el arquero juntaba las piezas de un as bajo la manga, o más bien entre las manos; cuando Destino pudo sentirlo ya era demasiado tarde -¡¡Tengan cuidado!!- Advirtió sin embargo mientras el arquero con una malvada sonrisa generaba entre sus manos que había juntado frente al pecho, un pequeño orbe de luz que en apenas instantes se expandió como una burbuja de luz y energía repeliendo un par de metros a todos los presentes y cegándolos brevemente en el proceso.
No lo pierdan de vista- Advirtió Destino buscando en primer lugar ponerse cerca del anciano, aunque en su estado actual era poco lo que podría hacer el herido arquero; al recuperar la visión el arquero ya no estaba, se había marchado no sin antes dejar un rastro de sangre en el camino hacia los árboles donde seguramente tendría escondido su caballo listo para huír -Hay que alcanzarlo, si llega a su caballo escapará de nuevo- Advirtió el pelinegro mientras se ponía en marcha persiguiendo el rastro de sangre hasta que éste sencillamente dejó de estar, tal vez se había sanado en el camino, aunque Destino sabía de primera mano que esa explosión de luz causaba un fuerte agotamiento y al menos durante un rato el atacante no podría sanarse, era ahora o nunca.
El rastro llegaba hasta ahí -¡¡Maldita sea!!- Vociferó el pelinegro enojado justo antes de notar como un par de gotas de sangre caían sobre su hombro izquierdo; tal vez el asesino estaba más cerca de lo que pensaban; el pelinegro avanzó hacia el frente fingiendo que no había notado las gotas de sangre pero al mismo tiempo señalaba con la mano derecha, opuesta al lugar donde se encontraba trepado el asesino para que sus compañeros si venían tras él, pudieran notar la ubicación del arquero y volver a capturarlo aunque ahora sabían que hacía falta ser más violentos para lograr inmovilizarlo sin embargo si lo mataban no obtendrían las respuestas que deseaban.
Una vez en el piso para evitar que escapara, Klinge acudió rápidamente a inmovilizarlo poniendo un pie en su pecho y apuntándolo con su espada; mientras Don Rocín, hinchado de orgullo exigía respuestas, Filomeno les explicaba lo ocurrido a los elfos incluyendo el arriesgado plan del humano, ese plan que usaba al viejo como carnada; sin duda no era alguien en quien confiar y Destino lo tendría presente a futuro aunque de momento era mejor no decir nada.
Rauko se unió al interrogatorio clavando si espada de doble hojilla en el hombro del arquero que tras un adolorido gesto acabó por soltar su arma dejándolo completamente vulnerable y desarmado o al menos eso era lo que nos hacía creer, pues mientras Rauko formulaba su pregunta el arquero juntaba las piezas de un as bajo la manga, o más bien entre las manos; cuando Destino pudo sentirlo ya era demasiado tarde -¡¡Tengan cuidado!!- Advirtió sin embargo mientras el arquero con una malvada sonrisa generaba entre sus manos que había juntado frente al pecho, un pequeño orbe de luz que en apenas instantes se expandió como una burbuja de luz y energía repeliendo un par de metros a todos los presentes y cegándolos brevemente en el proceso.
No lo pierdan de vista- Advirtió Destino buscando en primer lugar ponerse cerca del anciano, aunque en su estado actual era poco lo que podría hacer el herido arquero; al recuperar la visión el arquero ya no estaba, se había marchado no sin antes dejar un rastro de sangre en el camino hacia los árboles donde seguramente tendría escondido su caballo listo para huír -Hay que alcanzarlo, si llega a su caballo escapará de nuevo- Advirtió el pelinegro mientras se ponía en marcha persiguiendo el rastro de sangre hasta que éste sencillamente dejó de estar, tal vez se había sanado en el camino, aunque Destino sabía de primera mano que esa explosión de luz causaba un fuerte agotamiento y al menos durante un rato el atacante no podría sanarse, era ahora o nunca.
El rastro llegaba hasta ahí -¡¡Maldita sea!!- Vociferó el pelinegro enojado justo antes de notar como un par de gotas de sangre caían sobre su hombro izquierdo; tal vez el asesino estaba más cerca de lo que pensaban; el pelinegro avanzó hacia el frente fingiendo que no había notado las gotas de sangre pero al mismo tiempo señalaba con la mano derecha, opuesta al lugar donde se encontraba trepado el asesino para que sus compañeros si venían tras él, pudieran notar la ubicación del arquero y volver a capturarlo aunque ahora sabían que hacía falta ser más violentos para lograr inmovilizarlo sin embargo si lo mataban no obtendrían las respuestas que deseaban.
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Lo cierto es que la presencia de los dos elfos llegaba a ser una molestia para el mercenario, a pesar del evidente disgusto de Rauko, la compañía del viejo le resultaba bastante agradable, a diferencia de Destino que muchas veces se lanzaba a la carrera sin pensar mucho antes, Don Rocín no era diferente, pero en su caso era por demencia y alucinaciones, y no lo que a ojos del espadachín se veía como una estupidez de parte del elfo pelinegro.
La compañía del elfo más joven tampoco se asía más agradable con el tiempo, su constante mal humor, sumándole el hecho de que no parecía más inteligente que su congénere, sin mencionar que a veces le parecía que cargaba con el pequeño complejo de superioridad que aqueja a su raza en muchas ocasiones resultaba en un coctel del personalidad que no le resultaba muy llevadera al humano.
Klinge solo pudo cubrirse los ojos y gruñir con fuerza cuando recupero la visión y se dio cuenta como el asesino se escapo, de nueva cuenta, Destino salió en su persecución sin considerar mucho la situación, cosa que obviamente irrito al humano, que finalmente se acerco al elfo una vez este se detuvo, el elfo le señalo la ubicación discretamente.
Noto que el arquero se encontraba bastante arriba en los arboles, Klinge gruño de nuevo y se acerco a Destino agarrándolo del hombro para susurrarle al oído.
Klinge: espero que tengas algo con que bajarlo, porque yo no pienso arriesgarme al trepar por un árbol para bajar a un arquero mal herido.
El mercenario se separo bruscamente del elfo pelinegro para seguir su camino, avanzando y dejando al asesino con los de su propia raza.
Klinge: iré a buscar su caballo, si logramos sacarle eso al menos, dejara de ser una molestia por un buen rato, de todos modos si escapa vendrá por nosotros de nuevo.
La compañía del elfo más joven tampoco se asía más agradable con el tiempo, su constante mal humor, sumándole el hecho de que no parecía más inteligente que su congénere, sin mencionar que a veces le parecía que cargaba con el pequeño complejo de superioridad que aqueja a su raza en muchas ocasiones resultaba en un coctel del personalidad que no le resultaba muy llevadera al humano.
Klinge solo pudo cubrirse los ojos y gruñir con fuerza cuando recupero la visión y se dio cuenta como el asesino se escapo, de nueva cuenta, Destino salió en su persecución sin considerar mucho la situación, cosa que obviamente irrito al humano, que finalmente se acerco al elfo una vez este se detuvo, el elfo le señalo la ubicación discretamente.
Noto que el arquero se encontraba bastante arriba en los arboles, Klinge gruño de nuevo y se acerco a Destino agarrándolo del hombro para susurrarle al oído.
Klinge: espero que tengas algo con que bajarlo, porque yo no pienso arriesgarme al trepar por un árbol para bajar a un arquero mal herido.
El mercenario se separo bruscamente del elfo pelinegro para seguir su camino, avanzando y dejando al asesino con los de su propia raza.
Klinge: iré a buscar su caballo, si logramos sacarle eso al menos, dejara de ser una molestia por un buen rato, de todos modos si escapa vendrá por nosotros de nuevo.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Si Filomeno nunca me respondía las preguntas entonces por lo menos el arquero tendría que hacerlo, pues alguien debía o si no entonces yo perdería la cordura, no obstante, cuando por fin obtendría lo que por derecho me pertenecía, el inoportuno de Destino decide interrumpir con su grito -Ya me lo esperaba- Murmuré de mala gana para luego ser empujado hacia atrás y caer sobre mi espalda gracias a la cegadora explosión de luz provocada por el arquero.
Estuve por unos cuantos segundos sin poder gozar de mi vista, pero en esos momentos pude olvidarme del mundo para reflexionar un poco y recordar todo mi esfuerzo por obtener respuestas, eso me hizo considerar la posibilidad de que simplemente no era la voluntad de los dioses que yo escuchara la verdad -(Sabiendo eso, entonces creo que lo mejor es no hacer nada y esperar que los demás lo intenten)- Pensé mientras reposaba sobre el suelo.
Afortunadamente pude recuperar la vista rápidamente, pero cuando abrí mis ojos el arquero ya no estaba con nosotros, aunque mi espada todavía estaba ahí así que no me molesté demasiado, después del último inconveniente decidí no preocuparme más por obtener respuestas, tal vez éstas vendrían solas en su momento.
Caminé hacia donde se encontraba mi espada y luego la tomé para finalmente seguir el rastro de sangre dejado por el arquero, no sería muy difícil encontrarlo en su estado actual -No escapará esta vez- Respondí con seguridad a la orden de Destino -(O eso espero)- Pensé mientras seguía al elfo pelinegro.
No tardamos mucho en llegar a donde se encontraba nuestro objetivo, pero ahora había un nuevo problema -(¿Cómo lo bajaremos de ahí, solamente disponemos de nuestras espadas y el factor sorpresa)- Pensé para luego escuchar a Klinge quejarse y así hacer saber al asesino que nosotros sabíamos que se escondía en las ramas del árbol sobre nosotros -(Bueno, ahora solamente disponemos de nuestras espadas)- Realmente no habían muchas cosas a nuestro favor, pero para no perder tiempo opté por sentarme para terminar de sanar mi pierna.
Trepar el árbol no parecía una idea muy impredecible, tal vez el arquero tenía algo en mente para responder ante eso, además, con tan solo pensar en trepar ya me invadía la flojera y mi pierna tampoco se había recuperado del todo como para escalar. Por otro lado, se podía dejar tranquilo al arquero para que éste escapara y así nosotros podríamos seguir con nuestras vidas, sin embargo, enfrentarlo en otra ocasión no me parecía lo ideal, él podría pensar en un nuevo y mejor plan para acabar con Don Rocín y eso no me parecía conveniente.
Después de buscar todas las soluciones posibles no encontré nada que fuese digno de alabanzas, por ello y por la pereza que me acompañaba, opté por lo que me pareció más sencillo -No pensemos tanto y terminemos con esto de una buena vez- Dije despreocupadamente mientras tomaba unas cuantas piedras del suelo -Así lo haremos bajar- Una vez dicho eso, me levanté y comencé a arrojar todos los improvisados proyectiles hacia el arquero -Vamos, cae, cae, cae, cae, cae- Repetía una y otra vez hasta que al no ver buenos resultados me rendí, no podía lograr mi objetivo de esa forma, sino pensando en grande.
Tomé una piedra mucho más grande y pesada que las anteriores, di un par de giros para tomar impulso y finalmente la arrojé hacia mi objetivo, pero tras esto perdí el equilibrio y no pude evitar caer sobre mis glúteos -¿Funcionó?- Pregunté mientras me levantaba para… Bueno, simplemente para no estar en el suelo.
Estuve por unos cuantos segundos sin poder gozar de mi vista, pero en esos momentos pude olvidarme del mundo para reflexionar un poco y recordar todo mi esfuerzo por obtener respuestas, eso me hizo considerar la posibilidad de que simplemente no era la voluntad de los dioses que yo escuchara la verdad -(Sabiendo eso, entonces creo que lo mejor es no hacer nada y esperar que los demás lo intenten)- Pensé mientras reposaba sobre el suelo.
Afortunadamente pude recuperar la vista rápidamente, pero cuando abrí mis ojos el arquero ya no estaba con nosotros, aunque mi espada todavía estaba ahí así que no me molesté demasiado, después del último inconveniente decidí no preocuparme más por obtener respuestas, tal vez éstas vendrían solas en su momento.
Caminé hacia donde se encontraba mi espada y luego la tomé para finalmente seguir el rastro de sangre dejado por el arquero, no sería muy difícil encontrarlo en su estado actual -No escapará esta vez- Respondí con seguridad a la orden de Destino -(O eso espero)- Pensé mientras seguía al elfo pelinegro.
No tardamos mucho en llegar a donde se encontraba nuestro objetivo, pero ahora había un nuevo problema -(¿Cómo lo bajaremos de ahí, solamente disponemos de nuestras espadas y el factor sorpresa)- Pensé para luego escuchar a Klinge quejarse y así hacer saber al asesino que nosotros sabíamos que se escondía en las ramas del árbol sobre nosotros -(Bueno, ahora solamente disponemos de nuestras espadas)- Realmente no habían muchas cosas a nuestro favor, pero para no perder tiempo opté por sentarme para terminar de sanar mi pierna.
Trepar el árbol no parecía una idea muy impredecible, tal vez el arquero tenía algo en mente para responder ante eso, además, con tan solo pensar en trepar ya me invadía la flojera y mi pierna tampoco se había recuperado del todo como para escalar. Por otro lado, se podía dejar tranquilo al arquero para que éste escapara y así nosotros podríamos seguir con nuestras vidas, sin embargo, enfrentarlo en otra ocasión no me parecía lo ideal, él podría pensar en un nuevo y mejor plan para acabar con Don Rocín y eso no me parecía conveniente.
Después de buscar todas las soluciones posibles no encontré nada que fuese digno de alabanzas, por ello y por la pereza que me acompañaba, opté por lo que me pareció más sencillo -No pensemos tanto y terminemos con esto de una buena vez- Dije despreocupadamente mientras tomaba unas cuantas piedras del suelo -Así lo haremos bajar- Una vez dicho eso, me levanté y comencé a arrojar todos los improvisados proyectiles hacia el arquero -Vamos, cae, cae, cae, cae, cae- Repetía una y otra vez hasta que al no ver buenos resultados me rendí, no podía lograr mi objetivo de esa forma, sino pensando en grande.
Tomé una piedra mucho más grande y pesada que las anteriores, di un par de giros para tomar impulso y finalmente la arrojé hacia mi objetivo, pero tras esto perdí el equilibrio y no pude evitar caer sobre mis glúteos -¿Funcionó?- Pregunté mientras me levantaba para… Bueno, simplemente para no estar en el suelo.
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El asesino se encontraba elevado entre las ramas, aguardando el momento indicado para atacarnos a saber con qué pues su arco se había quedado atrás, tal vez pretendía lanzar las flechas con la mano o tenía otra arma preparada, Destino se preparó para hacer de cebo esperando el ataque del arquero para que los demás le atacaran al caer pero Klinge decidió ir por el caballo aunque no sin antes dejar claro que habíamos descubierto el plan del atacante -Que sutil- Murmuró Destino apartándose del punto donde se había ubicado ahora que el arquero seguramente había notado que planeaban algo en su contra.
La rápida intervención de Rauko ayudó a tomar por sorpresa al arquero que se había enfocado hasta ahora en el pelinegro haciendo a un lado al chico; el elfo de las alturas intentó cubrirse pero ya era tarde, la pareja de elfos lo tenían bien ubicado y aunque lanzar piedras no era la mejor estrategia que se le podía haber ocurrido a Destino al menos estaba sirviendo para mantener ocupado al agresor que no se veía muy feliz; la última piedra lanzada por el joven elfo, un poco más grande que las otras hizo que el árbol se sacudiera y aunque eso no derribaría al elfo, hizo que una serie de animales y aves salieran espantados de entre las ramas, con lo que el arquero perdió el equilibrio y acabó por caer hasta estrellarse en el piso.
Corrí de nuevo hacia él para interrogarlo y saber un poco más acerca de toda esta intrigante situación y los asesinos que habían querido una y otra vez matar al viejo -¿Quién te ha enviado? ¿Por qué razón atacas?- Preguntó Destino en tono serio pero antes que el ahora capturado elfo pudiera hablar, la espada en las manos de Don Rocín le atravezó el cuello sin piedad -Eso evitará que escape- Dijo orgulloso de su hazaña -Eso evitará que hable- Murmuró el elfo un poco decepcionado al no obtener respuestas.
Sin embargo no todo era tan malo, si Klinge tenía éxito se habrían quedado con el caballo del elfo, lo que les serviría para, pues, para tener el caballo de un elfo; a fin de cuentas lo importantes es lo que vendría a continuación, durante sus andanzas ahora más tranquilas aunque no por ello menos intrigantes, se cruzan con una pequeña casa, curiosamente el lugar es una estructura de madera que parece tener la figura de un pequeño barco, ante lo cual Don Rocín no tarda en asegurar que han llegado al mar -Barco, agua, hemos pasado de largo y en nuestro afán de aventuras no nos dimos cuenta que erramos el camino y nuestros pasos nos han traído hasta el mar de Aerandir- Aseguró el anciano con seguridad aunque luego unos ruidos llamarían la atención de los presentes.
Parecía que estaban matando a una mujer ahí dentro, se escuchaban gritos extraños y el barco parecía sacudirse levemente como si se pelearan dentro de él -Ese es el inconfundible sonido de una damisela en peligro- Dijo Don Rocín antes de salir de nuevo a la carga en un viaje desmesurado hasta asomarse por las ventanas del “Barco” que desafortunadamente estaban cerradas -No hay barreras físicas que impidan el deber de un caballero- Aseguró el anciano mientras daba golpes con su espada intentando abrir un agujero en la pared de madera -Ahí va de nuevo- Murmuró Destino corriendo tras él en caso de que hubiera problemas.
La rápida intervención de Rauko ayudó a tomar por sorpresa al arquero que se había enfocado hasta ahora en el pelinegro haciendo a un lado al chico; el elfo de las alturas intentó cubrirse pero ya era tarde, la pareja de elfos lo tenían bien ubicado y aunque lanzar piedras no era la mejor estrategia que se le podía haber ocurrido a Destino al menos estaba sirviendo para mantener ocupado al agresor que no se veía muy feliz; la última piedra lanzada por el joven elfo, un poco más grande que las otras hizo que el árbol se sacudiera y aunque eso no derribaría al elfo, hizo que una serie de animales y aves salieran espantados de entre las ramas, con lo que el arquero perdió el equilibrio y acabó por caer hasta estrellarse en el piso.
Corrí de nuevo hacia él para interrogarlo y saber un poco más acerca de toda esta intrigante situación y los asesinos que habían querido una y otra vez matar al viejo -¿Quién te ha enviado? ¿Por qué razón atacas?- Preguntó Destino en tono serio pero antes que el ahora capturado elfo pudiera hablar, la espada en las manos de Don Rocín le atravezó el cuello sin piedad -Eso evitará que escape- Dijo orgulloso de su hazaña -Eso evitará que hable- Murmuró el elfo un poco decepcionado al no obtener respuestas.
Sin embargo no todo era tan malo, si Klinge tenía éxito se habrían quedado con el caballo del elfo, lo que les serviría para, pues, para tener el caballo de un elfo; a fin de cuentas lo importantes es lo que vendría a continuación, durante sus andanzas ahora más tranquilas aunque no por ello menos intrigantes, se cruzan con una pequeña casa, curiosamente el lugar es una estructura de madera que parece tener la figura de un pequeño barco, ante lo cual Don Rocín no tarda en asegurar que han llegado al mar -Barco, agua, hemos pasado de largo y en nuestro afán de aventuras no nos dimos cuenta que erramos el camino y nuestros pasos nos han traído hasta el mar de Aerandir- Aseguró el anciano con seguridad aunque luego unos ruidos llamarían la atención de los presentes.
Parecía que estaban matando a una mujer ahí dentro, se escuchaban gritos extraños y el barco parecía sacudirse levemente como si se pelearan dentro de él -Ese es el inconfundible sonido de una damisela en peligro- Dijo Don Rocín antes de salir de nuevo a la carga en un viaje desmesurado hasta asomarse por las ventanas del “Barco” que desafortunadamente estaban cerradas -No hay barreras físicas que impidan el deber de un caballero- Aseguró el anciano mientras daba golpes con su espada intentando abrir un agujero en la pared de madera -Ahí va de nuevo- Murmuró Destino corriendo tras él en caso de que hubiera problemas.
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Destino
Maestro de las Mil Espadas
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Al separarse del grupo, Klinge encuentra el caballo del asesino elfo a las afueras del bosque, una hermosa yegua negra atada a un árbol, los caballos eran, a entender del espadachín, animales leales, aunque asustadizos y un poco tontos por lo general.
Se acerco a ella con cuidado, pues no quería que se escapara a penas la desamarrara, sabía que no podría igualar la velocidad de este cuadrúpedo, por mas rápidas que fueran sus propias piernas, pero logro evitar que eso sucediera y se la llevo consigo de vuelta con sus camaradas, no sin dificultades, pues esta luchaba en su contra, pero ambos eran bastante tercos y, a fuerza de tirones y maldiciones, consiguió que le obedeciera de mala gana.
Buenas noticias!- dijo con la voz un poco irritada por el esfuerzo que le estaba costando tener al animal quieto –encontré el caballo de nuestro atacante, ¿Dónde está el?- pregunto para poder interrogarlo, solo para darse cuenta que Don Rocín lo había atravesado como a un puerco con su espada, el espadachín suspiro y se limito a decir con un tono de alivio –bueno… al menos ya no tendremos que preocuparnos por él.
Con la muerte del hombre bestia, el mercenario ya tenía demostrado a sus compañeros su afición por el “coleccionismo” que reafirmo al saquear el cadáver del elfo, sustrayéndole su arco, mas todas sus flechas restantes y su capa y botas, sin mucho miramiento, por un momento se pregunto si esto ofendería a sus dos compañeros, puesto que los elfos mostraban cierta empatía entre los de su propia especie, incluso cuando se encontraban en bandos opuestos, que no compartían los humanos y otras razas inteligentes, pero después de todos los problemas que les izo pasar ese granuja, se merecían sacar algo más que un caballo poco cooperativo.
¿Alguno de ustedes está familiarizado con el uso del arco?- pregunto a sus dos compañeros elfos con el arco y carcaj en su mano derecha –a mi me entrenaron principalmente para el uso de la espada y armas de una mano, así que no se manejarme bien con estas cosas- al tomar el arma de un adversario caído estaba demostrando un sentido práctico que es típico de alguien de su profesión, puesto que el grupo ya se había encontrado en situaciones en donde un arquero en el grupo no vendría mal.
Continuaron su viaje, pero el mercenario seguiría a pie, pues no sabía cómo montar a caballo, y si nadie más en el grupo decidiera quedarse con la yegua, la usaría para cargar el equipaje y sus trofeos, de seguro Filomeno se quedaría a lomos de su mula, pues estaba más familiarizado con ese animal y decían que era más cómodo el lomo de mula que el de caballo.
De pronto se encontraron con una casa que parecía un barco, algo inusual, pero no visto antes, Klinge escucho que muchas veces la gente reciclaba la madera de viejos naufragios en buen estado para construirse viviendas muy necesarias o incluso desmontaban barcos perfectamente funcionales con ese mismo motivo, sobre todo cuando querían establecerse en una nueva zona rápidamente, era más rápido que talar y procesar la madera de la vegetación local.
Lo que más lo inquieto fueron los gritos y ruidos que venían de dentro de la edificación, corrió junto al anciano hacia la casa y cuando este intento abrir la ventana cerrada a golpes de espada el guerrero lo aparto mientras sacaba su hacha de mano –no desperdicie el filo de su espada en simple madera, este es trabajo para otra herramienta- dijo con firmeza antes de derribar la ventana con unos pocos golpes de su hacha para luego asomar la cabeza con cuidado por la abertura que creo –muy bien!- bramo el mercenario –que, en nombre de la ponzoñosa lengua de Loki está pasando aquí?- exclamo mientras hacía notar su arma a los que se encontraban en el interior como advertencia.
Se acerco a ella con cuidado, pues no quería que se escapara a penas la desamarrara, sabía que no podría igualar la velocidad de este cuadrúpedo, por mas rápidas que fueran sus propias piernas, pero logro evitar que eso sucediera y se la llevo consigo de vuelta con sus camaradas, no sin dificultades, pues esta luchaba en su contra, pero ambos eran bastante tercos y, a fuerza de tirones y maldiciones, consiguió que le obedeciera de mala gana.
Buenas noticias!- dijo con la voz un poco irritada por el esfuerzo que le estaba costando tener al animal quieto –encontré el caballo de nuestro atacante, ¿Dónde está el?- pregunto para poder interrogarlo, solo para darse cuenta que Don Rocín lo había atravesado como a un puerco con su espada, el espadachín suspiro y se limito a decir con un tono de alivio –bueno… al menos ya no tendremos que preocuparnos por él.
Con la muerte del hombre bestia, el mercenario ya tenía demostrado a sus compañeros su afición por el “coleccionismo” que reafirmo al saquear el cadáver del elfo, sustrayéndole su arco, mas todas sus flechas restantes y su capa y botas, sin mucho miramiento, por un momento se pregunto si esto ofendería a sus dos compañeros, puesto que los elfos mostraban cierta empatía entre los de su propia especie, incluso cuando se encontraban en bandos opuestos, que no compartían los humanos y otras razas inteligentes, pero después de todos los problemas que les izo pasar ese granuja, se merecían sacar algo más que un caballo poco cooperativo.
¿Alguno de ustedes está familiarizado con el uso del arco?- pregunto a sus dos compañeros elfos con el arco y carcaj en su mano derecha –a mi me entrenaron principalmente para el uso de la espada y armas de una mano, así que no se manejarme bien con estas cosas- al tomar el arma de un adversario caído estaba demostrando un sentido práctico que es típico de alguien de su profesión, puesto que el grupo ya se había encontrado en situaciones en donde un arquero en el grupo no vendría mal.
Continuaron su viaje, pero el mercenario seguiría a pie, pues no sabía cómo montar a caballo, y si nadie más en el grupo decidiera quedarse con la yegua, la usaría para cargar el equipaje y sus trofeos, de seguro Filomeno se quedaría a lomos de su mula, pues estaba más familiarizado con ese animal y decían que era más cómodo el lomo de mula que el de caballo.
De pronto se encontraron con una casa que parecía un barco, algo inusual, pero no visto antes, Klinge escucho que muchas veces la gente reciclaba la madera de viejos naufragios en buen estado para construirse viviendas muy necesarias o incluso desmontaban barcos perfectamente funcionales con ese mismo motivo, sobre todo cuando querían establecerse en una nueva zona rápidamente, era más rápido que talar y procesar la madera de la vegetación local.
Lo que más lo inquieto fueron los gritos y ruidos que venían de dentro de la edificación, corrió junto al anciano hacia la casa y cuando este intento abrir la ventana cerrada a golpes de espada el guerrero lo aparto mientras sacaba su hacha de mano –no desperdicie el filo de su espada en simple madera, este es trabajo para otra herramienta- dijo con firmeza antes de derribar la ventana con unos pocos golpes de su hacha para luego asomar la cabeza con cuidado por la abertura que creo –muy bien!- bramo el mercenario –que, en nombre de la ponzoñosa lengua de Loki está pasando aquí?- exclamo mientras hacía notar su arma a los que se encontraban en el interior como advertencia.
- una imagen de la yegua:
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Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Mi plan no era el más inteligente de todos pero al final obtuve el resultado esperado y el elfo cayó rápidamente gracias a mis esfuerzos -Justo como lo planee- Dije como si las cosas en realidad hubieran sido como lo pensaba.
Destino actuó rápidamente y se acercó al arquero para interrogarlo antes de que sucediera algún otro inconveniente -(Veamos qué pasará ahora)- Pensé mientras que en mi rostro se dibujaba una pícara sonrisa esperando a ver cuál sería el motivo por el que no encontraríamos las respuestas.
Fue entonces cuando repentinamente el cuello del arquero fue atravesado por la espada de Don Rocín evitando de esa manera que siguiera el interrogatorio, y eso fue un poco molesto pero no pude evitar explotar a carcajadas para luego inclinarme hacia adelante colocando mis manos sobre mis rodillas -¿Qué se siente que no te respondan?- Le pregunté a Destino de forma burlesca -¡No te gusta! ¡¿Verdad?! ¡¡No te gusta!!- Exclamé para luego continuar riéndome como no lo había hecho en mucho tiempo.
Una vez que terminé de disfrutar toda aquella escena, me tranquilicé para tornarme serio como de costumbre -Lo siento, me emocioné- Dije a modo de disculpa, aunque en realidad no me sentía culpable, pero de ese modo sí debería sentirse Don Rocín -(Es la primera vez que ese anciano asesina a alguien, tal vez no es tan inocente como aparenta)- Pensé mientras observaba detalladamente los movimientos de éste -(De todas formas, todavía tengo hambr…)- Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Klinge quien se encontraba en ese momento robándole las cosas al difunto elfo -Todavía tengo que aprender a utilizar mi espada, así que, te regalo el arco- Respondí de forma despreocupada para luego echar una rápida mirada a mi alrededor en busca de frutas o algo comestible.
Desafortunadamente, por más que lo intenté, no pude encontrar nada apetitoso que no fuese venenoso y eso era decepcionante, pero por lo menos el viaje no tardó mucho en continuar, tal vez más adelante encontraríamos algo qué comer o si no entonces yo moriría por el camino.
Seguimos caminando por un rato y al pasar el tiempo logramos encontrar un barco, o eso pensé hasta que lo vi mejor y descubrí que en realidad se trataba de una especie de estancia muy original -(¿Habrá comida ahí dentro?)- Fue lo único que pude pensar.
Desafortunadamente Don Rocín tuvo que darle otro de sus ataques de locura y aseguró que habíamos al mar y que dentro del “barco” se encontraba una damisela en peligro -(No puede ser ¿Ahora qué?)- Ya comenzaba a ser estresante todo aquello, pero por lo menos esta vez el peligro sí parecía ser real y por ello me mantuve detrás del anciano mientras que éste intentaba abrir la puerta con su espada y su patética fuerza.
Para agilizar las cosas, Klinge ayudó a derribar la puerta con su hacha para luego entrar sin pensar en las consecuencias que podría traerle aquello -(¿”En nombre de la ponzoñosa lengua de Loki”? ¿Qué clase de expresión es esa?)- A veces ese humano decía unas cosas bien extrañas.
Antes de entrar en el barco opté por quedarme afuera por unos instantes mientras se aclaraban las cosas, ya que si al final todo era un malentendido entonces yo quedaría involucrado, así que preferí mantener seguro mi orgullosa reputación.
Destino actuó rápidamente y se acercó al arquero para interrogarlo antes de que sucediera algún otro inconveniente -(Veamos qué pasará ahora)- Pensé mientras que en mi rostro se dibujaba una pícara sonrisa esperando a ver cuál sería el motivo por el que no encontraríamos las respuestas.
Fue entonces cuando repentinamente el cuello del arquero fue atravesado por la espada de Don Rocín evitando de esa manera que siguiera el interrogatorio, y eso fue un poco molesto pero no pude evitar explotar a carcajadas para luego inclinarme hacia adelante colocando mis manos sobre mis rodillas -¿Qué se siente que no te respondan?- Le pregunté a Destino de forma burlesca -¡No te gusta! ¡¿Verdad?! ¡¡No te gusta!!- Exclamé para luego continuar riéndome como no lo había hecho en mucho tiempo.
Una vez que terminé de disfrutar toda aquella escena, me tranquilicé para tornarme serio como de costumbre -Lo siento, me emocioné- Dije a modo de disculpa, aunque en realidad no me sentía culpable, pero de ese modo sí debería sentirse Don Rocín -(Es la primera vez que ese anciano asesina a alguien, tal vez no es tan inocente como aparenta)- Pensé mientras observaba detalladamente los movimientos de éste -(De todas formas, todavía tengo hambr…)- Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Klinge quien se encontraba en ese momento robándole las cosas al difunto elfo -Todavía tengo que aprender a utilizar mi espada, así que, te regalo el arco- Respondí de forma despreocupada para luego echar una rápida mirada a mi alrededor en busca de frutas o algo comestible.
Desafortunadamente, por más que lo intenté, no pude encontrar nada apetitoso que no fuese venenoso y eso era decepcionante, pero por lo menos el viaje no tardó mucho en continuar, tal vez más adelante encontraríamos algo qué comer o si no entonces yo moriría por el camino.
Seguimos caminando por un rato y al pasar el tiempo logramos encontrar un barco, o eso pensé hasta que lo vi mejor y descubrí que en realidad se trataba de una especie de estancia muy original -(¿Habrá comida ahí dentro?)- Fue lo único que pude pensar.
Desafortunadamente Don Rocín tuvo que darle otro de sus ataques de locura y aseguró que habíamos al mar y que dentro del “barco” se encontraba una damisela en peligro -(No puede ser ¿Ahora qué?)- Ya comenzaba a ser estresante todo aquello, pero por lo menos esta vez el peligro sí parecía ser real y por ello me mantuve detrás del anciano mientras que éste intentaba abrir la puerta con su espada y su patética fuerza.
Para agilizar las cosas, Klinge ayudó a derribar la puerta con su hacha para luego entrar sin pensar en las consecuencias que podría traerle aquello -(¿”En nombre de la ponzoñosa lengua de Loki”? ¿Qué clase de expresión es esa?)- A veces ese humano decía unas cosas bien extrañas.
Antes de entrar en el barco opté por quedarme afuera por unos instantes mientras se aclaraban las cosas, ya que si al final todo era un malentendido entonces yo quedaría involucrado, así que preferí mantener seguro mi orgullosa reputación.
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Por alguna razón que Destino no lograba entender, de hecho, que nadie lograba entender, el pequeño peliblanco explotó en un ataque de risa argumentando algo acerca de respuestas y preguntas ¿Le habrían dejado sin respuestas alguna vez? Tal vez nunca lo sabrían, era un chico muy raro y de momento nadie se atrevería a pedirle explicaciones por ello; Destino siempre levantó una ceja y dijo al chico -¿Sabes qué?- Afortunadamente Klinge regresó con la montura del elfo para interrumpir el momento y luego se dedicó a saquear cual carroñero el cuerpo del elfo caído -Es hora de irnos- Dijo Filomeno preocupado por lo tarde que se había hecho y debían darse prisa o tendrían que enfrentar la noche a la interperie.
En el camino el mercenario ofreció el arco saqueado al par de elfos pero al parecer ninguno de ellos se sentía atraído por tal arma, aunque quien aprovecharía la oportunidad sería Filomeno que ante los constantes peligros acabó por pensar que un arma que no sabía usar era al menos mejor que nada y decidió pedirlo.
Al llegar al Barco Destino simplemente observó la escena de Rocín saliendo a atacar el mal ubicado barco, al cabo de un rato Klinge también decidió unirse a la aventura y emprendió un esfuerzo conjunto para derribar la puerta; Rauko había permanecido lejos pero finalmente acabó por ir tras el viejo y el mercenario a salvar a la supuesta doncella cuyos gritos eran bastante peculiares, por alguna razón gritaba que sí y pedía que fuera más duro; los esfuerzos conjuntos no tardaron en dar fruto y la puerta se fue abajo.
Menuda sorpresa se llevarían cuando saliera de la puerta un hombre gordo apenas cubierto por una toalla, seguido de una mujer con las mejillas sonrojadas y una sábana cubriendo su cuerpo -¿Es que ya no se puede tener sexo en paz ni en un lugar tan alejado?- Dijo con evidente disgusto ante lo ocurrido mientras agitaba su mano derecha con el puño cerrado -Largo, largo de mi casa- Dijo señalando a la puerta rota con la mano derecha mientras con la izquierda sostenía la toalla que a ratos amenazaba con caerse y dejar en evidencia atributos físicos que seguramente ninguno de nosotros quería conocer.
Don Rocín retrocedió arrepentido y ofreció dinero para pagar por los daños causados aunque aquel enojado hombre solo quería que le dejaran solo para continuar con sus cosas; tras el incómodo incidente continuamos la marcha con un Rocín derrotado, mantenía la vista en el suelo cual si sus esperanzas se hubieran marchado y perdido en el horizonte -Ánimos, jefazo, que un error cualquiera lo comete- Dijo Filomeno intentando animarlo pero resultó ser en vano; el ánimo del viejo parecía irrecuperable al menos por ahora.
Repentinamente una sorpresa nos llegaría de improvisto; una figura se vería venir desde lo lejos a toda prisa -Valiente Héroe- Dijo a gritos -Que bueno que al fin ha llegado, lo estábamos esperando- dijo la hermosa joven que había venido en busca del viejo; mientras tanto Destino quedó sorprendido ante tales palabras y tal vez los demás también -¿Qué sucede aquí?- Murmuró el elfo pelinegro ante tan intrigante situación en donde el viejo era reconocido como un héroe; fueron escoltados a una casa grande no muy lejos de allí, donde fueron recibidos por varios sirvientes que les invitaron a entrar a cenar y hospedarse; el dueño del lugar no tardaría en aparecer y con apremiantes gestos de cortesía se refirió a Don Rocín como el más noble y valiente caballero que hubiera pisado la tierra jamás -Nos honra con su presencia, inigualable Don Rocín- Dijo el hombre con una sospechosa sonrisa mientras nos invitaba a pasar.
Dentro, había una gran mesa llena de comida y unas personas nos observaban señalando y riendo de manera burlesca aunque luego intentaban mantener la calma, todo parecía ser una forma de burlarse del viejo Rocín pero ¿Cómo decirlo sin ser grosero? El viejo parecía contento con los halagos que recibía y no prestaba atención a las burlas que recibía de otros lados ¿Qué estarían tramando aquellas personas?
En el camino el mercenario ofreció el arco saqueado al par de elfos pero al parecer ninguno de ellos se sentía atraído por tal arma, aunque quien aprovecharía la oportunidad sería Filomeno que ante los constantes peligros acabó por pensar que un arma que no sabía usar era al menos mejor que nada y decidió pedirlo.
Al llegar al Barco Destino simplemente observó la escena de Rocín saliendo a atacar el mal ubicado barco, al cabo de un rato Klinge también decidió unirse a la aventura y emprendió un esfuerzo conjunto para derribar la puerta; Rauko había permanecido lejos pero finalmente acabó por ir tras el viejo y el mercenario a salvar a la supuesta doncella cuyos gritos eran bastante peculiares, por alguna razón gritaba que sí y pedía que fuera más duro; los esfuerzos conjuntos no tardaron en dar fruto y la puerta se fue abajo.
Menuda sorpresa se llevarían cuando saliera de la puerta un hombre gordo apenas cubierto por una toalla, seguido de una mujer con las mejillas sonrojadas y una sábana cubriendo su cuerpo -¿Es que ya no se puede tener sexo en paz ni en un lugar tan alejado?- Dijo con evidente disgusto ante lo ocurrido mientras agitaba su mano derecha con el puño cerrado -Largo, largo de mi casa- Dijo señalando a la puerta rota con la mano derecha mientras con la izquierda sostenía la toalla que a ratos amenazaba con caerse y dejar en evidencia atributos físicos que seguramente ninguno de nosotros quería conocer.
Don Rocín retrocedió arrepentido y ofreció dinero para pagar por los daños causados aunque aquel enojado hombre solo quería que le dejaran solo para continuar con sus cosas; tras el incómodo incidente continuamos la marcha con un Rocín derrotado, mantenía la vista en el suelo cual si sus esperanzas se hubieran marchado y perdido en el horizonte -Ánimos, jefazo, que un error cualquiera lo comete- Dijo Filomeno intentando animarlo pero resultó ser en vano; el ánimo del viejo parecía irrecuperable al menos por ahora.
Repentinamente una sorpresa nos llegaría de improvisto; una figura se vería venir desde lo lejos a toda prisa -Valiente Héroe- Dijo a gritos -Que bueno que al fin ha llegado, lo estábamos esperando- dijo la hermosa joven que había venido en busca del viejo; mientras tanto Destino quedó sorprendido ante tales palabras y tal vez los demás también -¿Qué sucede aquí?- Murmuró el elfo pelinegro ante tan intrigante situación en donde el viejo era reconocido como un héroe; fueron escoltados a una casa grande no muy lejos de allí, donde fueron recibidos por varios sirvientes que les invitaron a entrar a cenar y hospedarse; el dueño del lugar no tardaría en aparecer y con apremiantes gestos de cortesía se refirió a Don Rocín como el más noble y valiente caballero que hubiera pisado la tierra jamás -Nos honra con su presencia, inigualable Don Rocín- Dijo el hombre con una sospechosa sonrisa mientras nos invitaba a pasar.
Dentro, había una gran mesa llena de comida y unas personas nos observaban señalando y riendo de manera burlesca aunque luego intentaban mantener la calma, todo parecía ser una forma de burlarse del viejo Rocín pero ¿Cómo decirlo sin ser grosero? El viejo parecía contento con los halagos que recibía y no prestaba atención a las burlas que recibía de otros lados ¿Qué estarían tramando aquellas personas?
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El mercenario se notaba claramente molesto con esa situación –estar en un lugar apartado no quiere decir que tu mujer pueda gritar a todo pulmón mientras fornican!- exclamo disgustado –a la siguiente traten de conservar un poco de decencia- fue lo último que dijo antes de alejarse de la casa claramente molesto, mientras soltaba patadas y golpes al aire.
Después de que reemprendieran su viaje, el grupo fue sorprendido de nuevo por una jovencita que se refería al anciano como a un gran héroe, la situación le pareció sospechosa al mercenario, y se puso más sospechosa cuando los guiaron a ese caserón, lleno de sirvientes, era obviamente la casa de un noble adinerado, esta vez no había duda.
El anfitrión los recibió con un exceso de cortesías y alago que le resultaron incomodo al tosco espadachín que se mantuvo en silencio en todo momento, un escalofrió recorrió su espina al ver la sonrisa de ese hombre.
Cuando llegaron a la sala con la mesa llena de comida, Klinge mantenía su mano izquierda poyada sobre el pomo de la espada que colgaba del mismo lado de su cinturón, de pronto pudo ver como dos damas se reían a escondidas de Don Rocín, inmediatamente las fulmino con la mirada a la vez que agarraba con firmeza el mango de esa espada, dispuesto a desenfundarla inmediatamente para defender el honor del viejo.
Cierto es que en un principio el mismo se rió del anciano caballero, pero había comenzado a cogerle cariño y no permitiría que nadie lo insultará y se burlara de él a la ligera sin pagar un precio, que bien podría ser en sangre, el guerrero no era muy robusto, pero sí bastante alto lo cual, junto a sus pintas, lo volvían alguien particularmente imponente, cosa que provoco que las damas se callaran la boca inmediatamente a la vez que una trago saliva por el susto inicial.
El espadachín se mantenía alerta en caso de que se armara una pelea, nunca se sabía con los nobles, el nunca trato con ellos, por supuesto, pero rumores e historias iban y venia en su ambiente de trabajo, muchos mercenarios tenia a nobles como sus clientes habituales y no todas las historias que escuchaba de ellos eran buenas.
Después de que reemprendieran su viaje, el grupo fue sorprendido de nuevo por una jovencita que se refería al anciano como a un gran héroe, la situación le pareció sospechosa al mercenario, y se puso más sospechosa cuando los guiaron a ese caserón, lleno de sirvientes, era obviamente la casa de un noble adinerado, esta vez no había duda.
El anfitrión los recibió con un exceso de cortesías y alago que le resultaron incomodo al tosco espadachín que se mantuvo en silencio en todo momento, un escalofrió recorrió su espina al ver la sonrisa de ese hombre.
Cuando llegaron a la sala con la mesa llena de comida, Klinge mantenía su mano izquierda poyada sobre el pomo de la espada que colgaba del mismo lado de su cinturón, de pronto pudo ver como dos damas se reían a escondidas de Don Rocín, inmediatamente las fulmino con la mirada a la vez que agarraba con firmeza el mango de esa espada, dispuesto a desenfundarla inmediatamente para defender el honor del viejo.
Cierto es que en un principio el mismo se rió del anciano caballero, pero había comenzado a cogerle cariño y no permitiría que nadie lo insultará y se burlara de él a la ligera sin pagar un precio, que bien podría ser en sangre, el guerrero no era muy robusto, pero sí bastante alto lo cual, junto a sus pintas, lo volvían alguien particularmente imponente, cosa que provoco que las damas se callaran la boca inmediatamente a la vez que una trago saliva por el susto inicial.
El espadachín se mantenía alerta en caso de que se armara una pelea, nunca se sabía con los nobles, el nunca trato con ellos, por supuesto, pero rumores e historias iban y venia en su ambiente de trabajo, muchos mercenarios tenia a nobles como sus clientes habituales y no todas las historias que escuchaba de ellos eran buenas.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Si tan solo hubiese sabido que en realidad dentro de aquel barco estaban “dejándose querer” entonces yo jamás hubiese entrado, por desgracia tuve que seguir a Don Rocín y compañía para compartir la vergüenza con ellos -No los conozco- Dije refiriéndome a mis compañeros, estaba tratando de liberarme de toda culpa aunque eso ya era imposible después de lo ocurrido.
Sin esperar a que los demás terminaran de hablar y disculparse o expresar sus quejas, opté por alejarme de aquel lugar donde se podía… “Apreciar” una escena que me resultaba bastante desagradable hasta al punto de causarme nauseas, así que una vez fuera me incliné hacia adelante como si fuese a vomitar, ya no podía resistir las ganas de dejar que lo que estuviera en mi estómago saliera por mi boca, pero afortunadamente logré recuperarme antes de eso y no tuve que hacer ningún acto desagradable.
Una vez que volví a la normalidad me puse a pensar sobre lo ocurrido -(Un momento… Este anciano ¿Se confundió o sí sabía exactamente lo que sucedía y quería saciar su curiosidad?)- Pensé mientras observaba con desconfianza a Don Rocín, pues mi teoría tampoco parecía tan descabellada si se trataba de él, sin embargo, éste se mostraba un poco deprimido después de lo anterior así que sin duda alguna era simplemente un lunático como lo había dicho Klinge.
Seguimos nuestro viaje y después de un rato nos encontramos con una chica que por alguna extraña y misteriosa razón trataba a Don Rocín como si éste fuese un verdadero caballero digno de las alabanzas de los mismos dioses -(¡¡Es una trampa!!)- Fue lo único que pensé en aquel momento, pues todo era muy sospechoso, pero el anciano no veía las cosas de esa manera.
La misteriosa chica nos llevó hasta una enorme casa que se encontraba cerca y al entrar fuimos recibidos… Bueno, Don Rocín fue recibido con muchos halagos y con una cortesía que me pareció un tanto exagerada, además, toda esa atención debió ser para mí que sí había tenido varias aventuras dignas de alabanzas, aunque tal vez no eran tan gloriosas como yo las veía pero por lo menos era mejores historias que las del anciano.
A medida que transcurría el tiempo más inseguro me sentía, y no era para menos, pues a ratos se podía observar a alguien murmurando y burlándose de Don Rocín, sin duda alguna todo era una trampa así que lo mejor era hablar con mis compañeros para saber qué pensaban sobre la situación, sin embargo, en el centro del lugar se encontraba una enorme mesa cubierta de comida de todos los sabores y de todas las formas -(A comer)- Pensé mientras me dirigía rápidamente a saciar mi apetito.
No tardé mucho antes de detenerme al considerar que toda la comida podría estar envenenada, así que teniendo eso en cuenta me acerqué Klinge y me coloqué a su lado ya que en ese momento era el que se encontraba más cerca de mí, además, hasta el momento había contribuido más que el elfo pelinegro, así que él era más confiable -¿Qué piensas sobre todo esto?- Le pregunté con seriedad y con un volumen que solamente él podría escuchar, luego miré discretamente a mi alrededor para analizar a las personas -Debemos estar atentos, no te apartes de Don Rocín- Dije finalmente para luego contar a todos los sujetos que podrían convertirse en enemigos y también me dispuse a buscar con la mirada todas las rutas por donde pudiéramos escapar en caso de emergencia.
Sin esperar a que los demás terminaran de hablar y disculparse o expresar sus quejas, opté por alejarme de aquel lugar donde se podía… “Apreciar” una escena que me resultaba bastante desagradable hasta al punto de causarme nauseas, así que una vez fuera me incliné hacia adelante como si fuese a vomitar, ya no podía resistir las ganas de dejar que lo que estuviera en mi estómago saliera por mi boca, pero afortunadamente logré recuperarme antes de eso y no tuve que hacer ningún acto desagradable.
Una vez que volví a la normalidad me puse a pensar sobre lo ocurrido -(Un momento… Este anciano ¿Se confundió o sí sabía exactamente lo que sucedía y quería saciar su curiosidad?)- Pensé mientras observaba con desconfianza a Don Rocín, pues mi teoría tampoco parecía tan descabellada si se trataba de él, sin embargo, éste se mostraba un poco deprimido después de lo anterior así que sin duda alguna era simplemente un lunático como lo había dicho Klinge.
Seguimos nuestro viaje y después de un rato nos encontramos con una chica que por alguna extraña y misteriosa razón trataba a Don Rocín como si éste fuese un verdadero caballero digno de las alabanzas de los mismos dioses -(¡¡Es una trampa!!)- Fue lo único que pensé en aquel momento, pues todo era muy sospechoso, pero el anciano no veía las cosas de esa manera.
La misteriosa chica nos llevó hasta una enorme casa que se encontraba cerca y al entrar fuimos recibidos… Bueno, Don Rocín fue recibido con muchos halagos y con una cortesía que me pareció un tanto exagerada, además, toda esa atención debió ser para mí que sí había tenido varias aventuras dignas de alabanzas, aunque tal vez no eran tan gloriosas como yo las veía pero por lo menos era mejores historias que las del anciano.
A medida que transcurría el tiempo más inseguro me sentía, y no era para menos, pues a ratos se podía observar a alguien murmurando y burlándose de Don Rocín, sin duda alguna todo era una trampa así que lo mejor era hablar con mis compañeros para saber qué pensaban sobre la situación, sin embargo, en el centro del lugar se encontraba una enorme mesa cubierta de comida de todos los sabores y de todas las formas -(A comer)- Pensé mientras me dirigía rápidamente a saciar mi apetito.
No tardé mucho antes de detenerme al considerar que toda la comida podría estar envenenada, así que teniendo eso en cuenta me acerqué Klinge y me coloqué a su lado ya que en ese momento era el que se encontraba más cerca de mí, además, hasta el momento había contribuido más que el elfo pelinegro, así que él era más confiable -¿Qué piensas sobre todo esto?- Le pregunté con seriedad y con un volumen que solamente él podría escuchar, luego miré discretamente a mi alrededor para analizar a las personas -Debemos estar atentos, no te apartes de Don Rocín- Dije finalmente para luego contar a todos los sujetos que podrían convertirse en enemigos y también me dispuse a buscar con la mirada todas las rutas por donde pudiéramos escapar en caso de emergencia.
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El tiempo parecía avanzar lentamente para Klinge, quien se veía fácilmente irritable, primero debido a los desaforados gritos de aquella mujer en la casa barco y luego mostrando una excesiva seriedad en la casa donde les habían invitado; aunque estaba más que claro que el único invitado al lugar era Don Rocín y los demás no eran más que bulto del que pronto querrían librarse de alguna manera -Esto no me gusta- Murmuró Filomeno a los tres guardianes mientras Rocín avanzaba a disfrutar de la celebración que habían preparado en su nombre; no parecía percatarse de lo que ocurría a su alrededor, tal vez en parte a que sentirse halagado de tal manera le había hecho olvidar el mal rato que había pasado antes donde seguro se había sentido como un inútil.
Destino intentaba seguir a Don Rocín pero le resultaba imposible debido a la cantidad de personas; algunas mujeres se acercaron a él para jugar con su largo cabello, cosa que le molestó y trató de apartarse, otras más acudieron a abrazar y alabar a los otros acompañantes del viejo, ofreciéndoles también bebidas y alguno que otro favor libidinoso.
Cualquiera podría notar lo evidente del plan, querían separar a Don Rocín de sus guardianes y finalmente lo habían logrado; el viejo había sido llevado al frente de la sala en donde le esperaba una silla muy elegante junto a una mujer que cubría su rostro con un abanico hasta el último momento -Tal parece que aquí termina tu gran aventura- Dijo finalmente quitando el abanico de su rostro y descubriéndose como la malvada Huga; aquello pareció ser una señal para los presentes quienes de inmediato sacaron diversas armas para mantener alejados a los guardianes del viejo -Oh no, hay que ir por él- Dijo Filomeno asustado pero antes que pudiera correr fue interrumpido por un par de mujeres con dagas que habían mantenido ocultas bajo sus vestidos.
Rauko por su parte también fue acorralado por otras dos mujeres y finalmente Klinge y Destino serían arrinconados por otros sujetos con espadas y lanzas, quienes los apuntaban para que se quedaran quietos o sufrirían las consecuencias; todo había sido una vil emboscada para atrapar al viejo -Ha sido difícil detenerte- Dijo Huga mientras se levantaba frente a un Don Rocín que no tardó el alejarse de ella y sacar su espada para defenderse pero algo andaba mal, sus movimientos eran erráticos y desequilibrados, al parecer había algo en las bebidas que lo había debilitado o tal vez podría incluso ser algo peor como un veneno.
Destino se puso en guardia y de inmediato avanzó hacia quienes le bloqueaban el paso llevando su espada rozando al piso; pequeñas chispas salían de la fricción entre metal y piedra hasta que finalmente atacó al primero de lo que bloqueaban el camino con un corte vertical ascendente con tal fuerza que hizo retroceder al oponente a pesar de haber bloqueado el ataque con su espada -Hay que llegar a Don Rocín- Advirtió el elfo mientras aprovechaba la falla en la guardia de su oponente para atacarlo con el guante de su mano izquierda cuyas afiladas agujas se incrustaron en el estómago del rival y despidieron un festival de sangre sobre el piso -¡¡Maldito!!- Gritó el hombre herido mientras se recomponía para contra atacar con una estocada aunque ahora mantenía una mano en su abdomen para detener la hemorragia; eso hacía que tuviera menos fuerza para sostener su espada, cosa que el elfo aprovechó para interponer su espada y girar de medio lado cortando la mano del atacante.
Los ojos de aquel hombre se abrieron como platos mientras su mano despedía sangre a borbotones; aunque antes de que pudiera siquiera terminar de sentir el dolor de perder un miembro la espada del elfo ya regresaba para separarle la cabeza del cuerpo en un violento corte horizontal -Uno menos- Dijo el elfo de ojos azules mientras buscaba con la mirada al viejo Rocín pero su camino fue cortado por otro hombre que ahora portaba una lanza y apuntaba con ella al cuello de Destino intentando detenerlo; tardaría un poco más en llegar, tal vez sus compañeros tuvieran mejor suerte.
Destino intentaba seguir a Don Rocín pero le resultaba imposible debido a la cantidad de personas; algunas mujeres se acercaron a él para jugar con su largo cabello, cosa que le molestó y trató de apartarse, otras más acudieron a abrazar y alabar a los otros acompañantes del viejo, ofreciéndoles también bebidas y alguno que otro favor libidinoso.
Cualquiera podría notar lo evidente del plan, querían separar a Don Rocín de sus guardianes y finalmente lo habían logrado; el viejo había sido llevado al frente de la sala en donde le esperaba una silla muy elegante junto a una mujer que cubría su rostro con un abanico hasta el último momento -Tal parece que aquí termina tu gran aventura- Dijo finalmente quitando el abanico de su rostro y descubriéndose como la malvada Huga; aquello pareció ser una señal para los presentes quienes de inmediato sacaron diversas armas para mantener alejados a los guardianes del viejo -Oh no, hay que ir por él- Dijo Filomeno asustado pero antes que pudiera correr fue interrumpido por un par de mujeres con dagas que habían mantenido ocultas bajo sus vestidos.
Rauko por su parte también fue acorralado por otras dos mujeres y finalmente Klinge y Destino serían arrinconados por otros sujetos con espadas y lanzas, quienes los apuntaban para que se quedaran quietos o sufrirían las consecuencias; todo había sido una vil emboscada para atrapar al viejo -Ha sido difícil detenerte- Dijo Huga mientras se levantaba frente a un Don Rocín que no tardó el alejarse de ella y sacar su espada para defenderse pero algo andaba mal, sus movimientos eran erráticos y desequilibrados, al parecer había algo en las bebidas que lo había debilitado o tal vez podría incluso ser algo peor como un veneno.
Destino se puso en guardia y de inmediato avanzó hacia quienes le bloqueaban el paso llevando su espada rozando al piso; pequeñas chispas salían de la fricción entre metal y piedra hasta que finalmente atacó al primero de lo que bloqueaban el camino con un corte vertical ascendente con tal fuerza que hizo retroceder al oponente a pesar de haber bloqueado el ataque con su espada -Hay que llegar a Don Rocín- Advirtió el elfo mientras aprovechaba la falla en la guardia de su oponente para atacarlo con el guante de su mano izquierda cuyas afiladas agujas se incrustaron en el estómago del rival y despidieron un festival de sangre sobre el piso -¡¡Maldito!!- Gritó el hombre herido mientras se recomponía para contra atacar con una estocada aunque ahora mantenía una mano en su abdomen para detener la hemorragia; eso hacía que tuviera menos fuerza para sostener su espada, cosa que el elfo aprovechó para interponer su espada y girar de medio lado cortando la mano del atacante.
Los ojos de aquel hombre se abrieron como platos mientras su mano despedía sangre a borbotones; aunque antes de que pudiera siquiera terminar de sentir el dolor de perder un miembro la espada del elfo ya regresaba para separarle la cabeza del cuerpo en un violento corte horizontal -Uno menos- Dijo el elfo de ojos azules mientras buscaba con la mirada al viejo Rocín pero su camino fue cortado por otro hombre que ahora portaba una lanza y apuntaba con ella al cuello de Destino intentando detenerlo; tardaría un poco más en llegar, tal vez sus compañeros tuvieran mejor suerte.
Destino
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Después de tantas estupideces que ocurrieron en el viaje Klinge estaba feliz de poder descargar su rabia sobre algún pobre desgraciado que fuera lo bastante estúpido como para cruzarse en su camino.
No dudo un segundo en desenfundar sus dos espadas al ver como esos hombres armados con fierros y lanzas se le paraban en frente listos para asesinarlo, tres de ellos, uno con una lanza y dos con espada en mano que lo seguían, fueron directamente a por él.
El más problemático era el primero debido a su ventaja de alcance, el espadachín decidió despacharlo primero a él y cargo de frente contra su enemigo, desviando el golpe de su lanza con la espada de su mano izquierda para lanzarle una estocada con la intención clavarle la otra espada en el ojo.
El desgraciado logra evitar el golpe a tiempo al mover la cabeza a un lado quedando con un corte superficial a la altura de su se frente en el lado izquierdo de su cabeza, mientras uno de los dos hombres armados con espada intento ponerse a espaldas de Klinge intentando flanquearlo por el lado izquierdo, mientras que el tercer hombre permanecía detrás del lancero para apoyarlo.
El mercenario casi estaba rodeado, hubiese sido peligroso de no ser por la ineptitud de sus adversarios, cuando el lancero intento retroceder para volverse a colocar en una posición optima justo se choco con el espadachín detrás de él colocando la lanza entre las piernas del segundo espadachín que intentaba rodear al mercenario provocando que se tropiece y se caiga al suelo.
Klinge aprovecho esta oportunidad en seguida, pateando el estomago del lancero termino de derribar a los dos idiotas que tenía en frente, para luego correr encima de ellos, pegar un salto sobre la mesa y emprender una rápida carrera hacia Don Rocín tomando por sorpresa a la mujer a quien derribo cayéndole encima para luego forzarla a levantarse al agarrarla de las greñas para luego colocar el filo de su espada cerca de su garganta.
No dudo un segundo en desenfundar sus dos espadas al ver como esos hombres armados con fierros y lanzas se le paraban en frente listos para asesinarlo, tres de ellos, uno con una lanza y dos con espada en mano que lo seguían, fueron directamente a por él.
El más problemático era el primero debido a su ventaja de alcance, el espadachín decidió despacharlo primero a él y cargo de frente contra su enemigo, desviando el golpe de su lanza con la espada de su mano izquierda para lanzarle una estocada con la intención clavarle la otra espada en el ojo.
El desgraciado logra evitar el golpe a tiempo al mover la cabeza a un lado quedando con un corte superficial a la altura de su se frente en el lado izquierdo de su cabeza, mientras uno de los dos hombres armados con espada intento ponerse a espaldas de Klinge intentando flanquearlo por el lado izquierdo, mientras que el tercer hombre permanecía detrás del lancero para apoyarlo.
El mercenario casi estaba rodeado, hubiese sido peligroso de no ser por la ineptitud de sus adversarios, cuando el lancero intento retroceder para volverse a colocar en una posición optima justo se choco con el espadachín detrás de él colocando la lanza entre las piernas del segundo espadachín que intentaba rodear al mercenario provocando que se tropiece y se caiga al suelo.
Klinge aprovecho esta oportunidad en seguida, pateando el estomago del lancero termino de derribar a los dos idiotas que tenía en frente, para luego correr encima de ellos, pegar un salto sobre la mesa y emprender una rápida carrera hacia Don Rocín tomando por sorpresa a la mujer a quien derribo cayéndole encima para luego forzarla a levantarse al agarrarla de las greñas para luego colocar el filo de su espada cerca de su garganta.
Klinge
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
Con cada segundo que transcurría en aquel lujoso lugar era más obvio el verdadero objetivo de los anfitriones, sin embargo, Don Rocín no lograba considerar la posibilidad de que todo fuese solamente una trampa, pero por lo menos los otros mercenarios sí estaban al tanto de lo que podría suceder en cualquier momento.
Como pude me mantuve lo más cerca posible de Don Rocín, lo mejor era estar en una buena posición donde pudiera protegerlo, sin embargo la gran multitud de personas que elogiaban exageradamente al anciano me hacían imposible el paso, por ello no tuve de otra que conformarme con vigilar desde lejos.
Fue entonces cuando en mi camino aparecieron un par de mujeres jóvenes con el único fin de interponerse en mi trabajo, una era pelinegra y la otra era rubia con cara de pocos amigos. Aunque traté de evadirlas no pude deshacerme de ellas, eran muy persistentes -Vamos chico ¿Por qué nos huyes?- Preguntó la pelinegra con un tono jocoso mientras se acercaba demasiado a mi cuerpo para luego examinar mi torso con sus manos -Déjenme hacer mi trabajo y apártense- Respondí con formalidad mientras trataba de no perder de vista al anciano.
Finalmente la razón por la que fuimos invitados sale a la luz cuando una anciana revela su rostro tras decir una frase para brindar una escena bastante teatral -(¡Oh no! Debo salvarlo o nadie me pagará)- Fue lo único que pensé en aquel momento.
Cada uno de mis compañeros trataron de correr hacia donde se encontraba Don Rocín pero algunas personas de la fiesta sacaron armas para evitar que lo lograran, y por desgracia también fui detenido -No irás a ningún lado sin primero probar la derrota- Dijo la rubia para luego quitarse su elegante vestido y así mostrar su verdadero ropaje y su espada.
Por otro lado, la pelinegra también hizo lo mismo y desenvainó su espada, pero ella si se preparó para luchar mientras que la otra simplemente se mantuvo como espectadora -Karol, acaba con él de una vez y no perdamos tiempo- Dijo la rubia mientras daba un par de pasos hacia atrás -Oh vamos Sylfer, déjame disfrutar su sangre- Respondió su compañera con cierta malicia en sus palabras.
Su conversación no me importaba en lo absoluto así que mientras se encontraban distraídas traté de correr hacia Don Rocín, sin embargo Karol rápidamente se colocó frente a mí para evitar mi cometido -No seas cobarde y pelea- Dijo con euforia para luego lanzar una estocada hacia mi cabeza y no tuve de otra que esquivarlo dando un salto hacia la derecha al tiempo que desenvainaba mi espada.
Una vez que mis pies tocaron el suelo flexioné las piernas para tomar impulso, luego salté hacia mi contrincante lanzando un ataque horizontal que hubiese acertado si la pelinegra no hubiese dado un salto hacia atrás -Esto se pone interesan...- Comentó de forma despectiva pero antes de que pudiera terminar de hablar lancé una estocada hacia su pecho, por desgracia logró desviar mi ataque con su espada.
Después de eso último opté por saltar hacia atrás para tomar distancia, no obstante mi contrincante no quería descansar -No te detengas, sigue luchando- Dijo entusiasmada mientras se lanzaba hacia mí con una ráfaga de veloces estocadas que me eran imposible bloquearlas todas con mi espada así que tuve que retroceder -(Esto no me está funcionando. Debo hacer algo, pero ¿Qué?)- Me encontraba en aprietos y si no pensaba en algo entonces mi vida terminaría rápidamente.
Mientras trataba de resistir los ataques de la pelinegra, ésta se mostraba muy ansiosa y su sonrisa la hacía ver como una completa psicópata, realmente era intimidante -Hagamos esto más divertido, es hora de hacer las cosas más calientes- Una vez dicho eso expresando su sed de sangre, la hoja de su espada se rodeó de una delgada capa de fuego -(¡¿Pero qué clase de brujería es esa?!)- Pensé completamente asombrado por ese hecho inédito.
Sus ataques a pesar de que no habían incrementado su velocidad, me eran más difíciles de bloquear o evadir gracias a la capa de llamas que no me dejaba ver bien su espada, así que finalmente su hoja lograba herirme, aunque de forma leve; además de eso, las llamas también disminuían el oxígeno que respirábamos y eso me hacía agotarme más rápido, sin embargo, eso último también la afectaba a ella, pero eso no me ayudaba a ganar.
No tenía un plan pero lo mejor era dejar de resistir, era momento de ser ofensivo, así que esperé el momento correcto para lanzar un contraataque y cuando tuve la oportunidad flexioné mis piernas para agacharme y luego me levanté lanzando una estocada.
Desafortunadamente no logré acertar ya que la pelinegra saltó hacia atrás, pero por lo menos con eso detuve su cadena de ataques y aproveché eso para lanzarme en un torbellino de cortes -Finalmente, sigue así- Exclamó la pelinegra completamente feliz por mi actual desempeño para luego responder mis ataques.
Chocamos nuestras espadas una y otra vez, sin parar, llenando el ambiente con el sonido de nuestras hojas impactando y con las risas de la pelinegra que realmente disfrutaba del combate; seguimos así por unos instantes en donde ambos logramos herirnos mutuamente pero de forma leve ya que nuestra velocidad de reacción era admirable, pero… Finalmente el combate llegaría a su ocaso.
Ambos nos encontrábamos agotados, no obstante, en ella era más notorio el cansancio, tal vez porque era ella quien… Bueno, realmente no sé por qué, pero aproveché las circunstancias para realizar mi gloriosa jugada final.
Frené mis ataque para dar un salto hacia atrás y así tomar distancia para luego colocarme en una posición defensiva en donde mantendría mi espada apuntando al torso de mi contrincante, pero rápidamente ella se lanzó hacia mí con una veloz estocada con la que planeaba atravesar mi cráneo, no obstante, gracias a mis reflejos logré levantar mi arma para atrapar la hoja de mi contrincante entre las dos de mi espada, después, con un buen movimiento de pies y una buena coordinación de mis brazos giré mi cuerpo logrando de esa manera desarmar[1] a la pelinegra y antes de que ella pudiera asimilar la situación, rápidamente corté distancia y finalmente golpeé su cabeza con la empuñadura de mi espada causando que ella cayera inconsciente al suelo.
No la había asesinado pero la había dejado fuera de combate y en ese estado no podría hacer nada, aunque de todas formas me aseguré y atravesé su hombro derecho con mi espada, no obstante, fue entonces cuando pude observar cómo el intrépido Klinge corría sobre la mesa de comida para terminar salvando a Don Rocín -Todos son unos inútiles- Dijo Sylfer completamente decepcionada de sus compañeros.
Antes de que ella emprendiera una carrera hacia donde se encontraba la rehén de Klinge corrí hasta colocarme frente a Sylfer -No irás a ningún lado sin primero probar la derrota- Dije para luego dejar que se dibujara una pícara sonrisa en mi rostro…
Como pude me mantuve lo más cerca posible de Don Rocín, lo mejor era estar en una buena posición donde pudiera protegerlo, sin embargo la gran multitud de personas que elogiaban exageradamente al anciano me hacían imposible el paso, por ello no tuve de otra que conformarme con vigilar desde lejos.
Fue entonces cuando en mi camino aparecieron un par de mujeres jóvenes con el único fin de interponerse en mi trabajo, una era pelinegra y la otra era rubia con cara de pocos amigos. Aunque traté de evadirlas no pude deshacerme de ellas, eran muy persistentes -Vamos chico ¿Por qué nos huyes?- Preguntó la pelinegra con un tono jocoso mientras se acercaba demasiado a mi cuerpo para luego examinar mi torso con sus manos -Déjenme hacer mi trabajo y apártense- Respondí con formalidad mientras trataba de no perder de vista al anciano.
Finalmente la razón por la que fuimos invitados sale a la luz cuando una anciana revela su rostro tras decir una frase para brindar una escena bastante teatral -(¡Oh no! Debo salvarlo o nadie me pagará)- Fue lo único que pensé en aquel momento.
Cada uno de mis compañeros trataron de correr hacia donde se encontraba Don Rocín pero algunas personas de la fiesta sacaron armas para evitar que lo lograran, y por desgracia también fui detenido -No irás a ningún lado sin primero probar la derrota- Dijo la rubia para luego quitarse su elegante vestido y así mostrar su verdadero ropaje y su espada.
- Sylfer:
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Por otro lado, la pelinegra también hizo lo mismo y desenvainó su espada, pero ella si se preparó para luchar mientras que la otra simplemente se mantuvo como espectadora -Karol, acaba con él de una vez y no perdamos tiempo- Dijo la rubia mientras daba un par de pasos hacia atrás -Oh vamos Sylfer, déjame disfrutar su sangre- Respondió su compañera con cierta malicia en sus palabras.
- Karol:
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Su conversación no me importaba en lo absoluto así que mientras se encontraban distraídas traté de correr hacia Don Rocín, sin embargo Karol rápidamente se colocó frente a mí para evitar mi cometido -No seas cobarde y pelea- Dijo con euforia para luego lanzar una estocada hacia mi cabeza y no tuve de otra que esquivarlo dando un salto hacia la derecha al tiempo que desenvainaba mi espada.
Una vez que mis pies tocaron el suelo flexioné las piernas para tomar impulso, luego salté hacia mi contrincante lanzando un ataque horizontal que hubiese acertado si la pelinegra no hubiese dado un salto hacia atrás -Esto se pone interesan...- Comentó de forma despectiva pero antes de que pudiera terminar de hablar lancé una estocada hacia su pecho, por desgracia logró desviar mi ataque con su espada.
Después de eso último opté por saltar hacia atrás para tomar distancia, no obstante mi contrincante no quería descansar -No te detengas, sigue luchando- Dijo entusiasmada mientras se lanzaba hacia mí con una ráfaga de veloces estocadas que me eran imposible bloquearlas todas con mi espada así que tuve que retroceder -(Esto no me está funcionando. Debo hacer algo, pero ¿Qué?)- Me encontraba en aprietos y si no pensaba en algo entonces mi vida terminaría rápidamente.
Mientras trataba de resistir los ataques de la pelinegra, ésta se mostraba muy ansiosa y su sonrisa la hacía ver como una completa psicópata, realmente era intimidante -Hagamos esto más divertido, es hora de hacer las cosas más calientes- Una vez dicho eso expresando su sed de sangre, la hoja de su espada se rodeó de una delgada capa de fuego -(¡¿Pero qué clase de brujería es esa?!)- Pensé completamente asombrado por ese hecho inédito.
Sus ataques a pesar de que no habían incrementado su velocidad, me eran más difíciles de bloquear o evadir gracias a la capa de llamas que no me dejaba ver bien su espada, así que finalmente su hoja lograba herirme, aunque de forma leve; además de eso, las llamas también disminuían el oxígeno que respirábamos y eso me hacía agotarme más rápido, sin embargo, eso último también la afectaba a ella, pero eso no me ayudaba a ganar.
No tenía un plan pero lo mejor era dejar de resistir, era momento de ser ofensivo, así que esperé el momento correcto para lanzar un contraataque y cuando tuve la oportunidad flexioné mis piernas para agacharme y luego me levanté lanzando una estocada.
Desafortunadamente no logré acertar ya que la pelinegra saltó hacia atrás, pero por lo menos con eso detuve su cadena de ataques y aproveché eso para lanzarme en un torbellino de cortes -Finalmente, sigue así- Exclamó la pelinegra completamente feliz por mi actual desempeño para luego responder mis ataques.
Chocamos nuestras espadas una y otra vez, sin parar, llenando el ambiente con el sonido de nuestras hojas impactando y con las risas de la pelinegra que realmente disfrutaba del combate; seguimos así por unos instantes en donde ambos logramos herirnos mutuamente pero de forma leve ya que nuestra velocidad de reacción era admirable, pero… Finalmente el combate llegaría a su ocaso.
Ambos nos encontrábamos agotados, no obstante, en ella era más notorio el cansancio, tal vez porque era ella quien… Bueno, realmente no sé por qué, pero aproveché las circunstancias para realizar mi gloriosa jugada final.
Frené mis ataque para dar un salto hacia atrás y así tomar distancia para luego colocarme en una posición defensiva en donde mantendría mi espada apuntando al torso de mi contrincante, pero rápidamente ella se lanzó hacia mí con una veloz estocada con la que planeaba atravesar mi cráneo, no obstante, gracias a mis reflejos logré levantar mi arma para atrapar la hoja de mi contrincante entre las dos de mi espada, después, con un buen movimiento de pies y una buena coordinación de mis brazos giré mi cuerpo logrando de esa manera desarmar[1] a la pelinegra y antes de que ella pudiera asimilar la situación, rápidamente corté distancia y finalmente golpeé su cabeza con la empuñadura de mi espada causando que ella cayera inconsciente al suelo.
No la había asesinado pero la había dejado fuera de combate y en ese estado no podría hacer nada, aunque de todas formas me aseguré y atravesé su hombro derecho con mi espada, no obstante, fue entonces cuando pude observar cómo el intrépido Klinge corría sobre la mesa de comida para terminar salvando a Don Rocín -Todos son unos inútiles- Dijo Sylfer completamente decepcionada de sus compañeros.
Antes de que ella emprendiera una carrera hacia donde se encontraba la rehén de Klinge corrí hasta colocarme frente a Sylfer -No irás a ningún lado sin primero probar la derrota- Dije para luego dejar que se dibujara una pícara sonrisa en mi rostro…
Offrol[1]: Utilizo por primera vez mi habilidad nivel 1 “Disable”
Rauko
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Re: [Cerrado] La Gran Aventura de Don Rocín [Interpretativo-Libre]
El peligro se había hecho evidente, efectivamente habían estado tratando de matar al viejo de maneras sutiles y que pareciera un accidente, pero al no poder lograrlo habían recurrido a un método más directo, atraparlo y matarlo sin sutilezas, aunque para ello habían desplegado seguramente una gran suma de dinero para contratar a los matones que se harían pasar por invitados para tomar desprevenidos a la escolta de Don Rocín.
Uno tras otro acudían a cerrarle el paso a Destino que se defendía con su espada y contra atacada cada vez que podía con golpes directos y certeros a puntos vitales de sus oponentes, aunque esto le exigía una mayor concentración y pronto se vería completamente rodeado, ante lo cual solo le quedó una opción, una que de hecho apenas estaba perfeccionando pero tendría que hacerla funcionar bien o ya no podría seguir adelante con nada; el elfo fijó su espada en el piso y juntó las manos cerca de su pecho; quienes le rodeaban se acercaron para acabarle en ese momento pero ese sería el peor error; un fuerte brillo comenzó a salir de las manos del pelinegro y pronto una gran esfera de luz hizo un estallido que repelió a los atacantes cercanos; los que no fueron empujados por la onda de energía fueron golpeados por los cuerpos de sus propios compañeros que salieron despedidos hacia atrás dejando libre al elfo al menos de momento.
Buscó con la vista a sus compañeros que parecían bastante ocupados, o al menos el chico lo estaba; pero ¿Y el humano? Un rápido vistazo a la sala le permitió a Destino ver a Klinge saltando sobre mesas y cabezas hasta llegar a donde se encontraba Don Rocín; afortunadamente consiguió detener a la mujer antes que ocurriera una desgracia que les dejara sin ninguna paga -¡Acábala!- Gritó al humano para que terminara el trabajo, pues los enemigos contratados eran muchos por toda la sala, por lo que lo más inteligente sería cortar la cabeza, literalmente.
Una vez que acabaran con la mujer los demás mercenarios no tendrían motivos para seguir peleando a menos que su vocación al deber fuera demasiada; aunque el humano no la tendría tan fácil, pues la mujer se movía y pataleaba con fuerza aunque al final no conseguiría escapar; en momento de distracción le costó al elfo un golpe en la espalda que le hizo torcer el rostro en un gesto de dolor, y aunque se giró de prisa contra atacando con un corte hacia arriba; aquel golpe le dejaría un fuerte dolor de espalda por un buen rato impidiéndole moverse con toda su velocidad natural.
Maldito- Dijo enojado por el ataque a traición, Destino se abalanzó sobre el oponente en una sucesión de cortes con la espada para al final acabar tomando el cuello del atacante con su guante metálico y luego apretarlo hasta que los filos en las puntas de los dedos se incrustaron en la garganta del incauto que le había atacado por la espalda; de pronto un silencio se hizo presente y todos en la sala voltearon a donde Klinge tenía a la vieja Huga ¿Qué habría pasado?
Uno tras otro acudían a cerrarle el paso a Destino que se defendía con su espada y contra atacada cada vez que podía con golpes directos y certeros a puntos vitales de sus oponentes, aunque esto le exigía una mayor concentración y pronto se vería completamente rodeado, ante lo cual solo le quedó una opción, una que de hecho apenas estaba perfeccionando pero tendría que hacerla funcionar bien o ya no podría seguir adelante con nada; el elfo fijó su espada en el piso y juntó las manos cerca de su pecho; quienes le rodeaban se acercaron para acabarle en ese momento pero ese sería el peor error; un fuerte brillo comenzó a salir de las manos del pelinegro y pronto una gran esfera de luz hizo un estallido que repelió a los atacantes cercanos; los que no fueron empujados por la onda de energía fueron golpeados por los cuerpos de sus propios compañeros que salieron despedidos hacia atrás dejando libre al elfo al menos de momento.
Buscó con la vista a sus compañeros que parecían bastante ocupados, o al menos el chico lo estaba; pero ¿Y el humano? Un rápido vistazo a la sala le permitió a Destino ver a Klinge saltando sobre mesas y cabezas hasta llegar a donde se encontraba Don Rocín; afortunadamente consiguió detener a la mujer antes que ocurriera una desgracia que les dejara sin ninguna paga -¡Acábala!- Gritó al humano para que terminara el trabajo, pues los enemigos contratados eran muchos por toda la sala, por lo que lo más inteligente sería cortar la cabeza, literalmente.
Una vez que acabaran con la mujer los demás mercenarios no tendrían motivos para seguir peleando a menos que su vocación al deber fuera demasiada; aunque el humano no la tendría tan fácil, pues la mujer se movía y pataleaba con fuerza aunque al final no conseguiría escapar; en momento de distracción le costó al elfo un golpe en la espalda que le hizo torcer el rostro en un gesto de dolor, y aunque se giró de prisa contra atacando con un corte hacia arriba; aquel golpe le dejaría un fuerte dolor de espalda por un buen rato impidiéndole moverse con toda su velocidad natural.
Maldito- Dijo enojado por el ataque a traición, Destino se abalanzó sobre el oponente en una sucesión de cortes con la espada para al final acabar tomando el cuello del atacante con su guante metálico y luego apretarlo hasta que los filos en las puntas de los dedos se incrustaron en la garganta del incauto que le había atacado por la espalda; de pronto un silencio se hizo presente y todos en la sala voltearon a donde Klinge tenía a la vieja Huga ¿Qué habría pasado?
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