El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
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El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Ni siquiera habiéndolo planeado, Lazid y sus ladrones habían encontrado una mejor noche para realizar su asalto al cuartel de la guardia real; aunque en la tarde algunas nubes negras habían desfilado pacientemente por el cielo de la ciudad, nadie imaginaría que se les vendría encima semejante diluvio, tal era la lluvia que dificultaba en gran manera la visibilidad; los guardias, o más bien, los pocos guardias que habían quedado esa noche, dado que muchos se habían quedado sin poder salir de casa para el cambio de horarios y otros se habían reportado enfermos dejando el cuartel un poco expuesto en aquella noche; justo por esa razón el imponente Héctor Loreley había asignado puestos específicos a los pocos efectivos que tenía disponibles para asegurar el completo control de las instalaciones.
Los novatos tendrían un rol de gran importancia, pues Héctor Loreley estaría siguiendo muy de cerca su desempeño dado que aún no les tenía mucha confianza, pero eso significaba para ellos, la oportunidad de ganarse el respeto; entre los novatos había uno que resultaba especialmente poco confiable, y es que, por amor a los dioses, alguien habría notado que... ¿¡Era un perro!? Cada vez que se lo cruzaba en algún lado Héctor Loreley se preguntaba cómo semejante bestia había podido entrar a la guardia, y lo estaría vigilando muy de cerca para echarlo a la primera falla.
Los ladrones por su parte llegarían por los dos frentes; sabiendo que el mayor peligro se encontraba por el patio frontal, envió a Chimar y a la otra pequeña de comportamiento extraño por ese lado, había escuchado acerca del desempeño del niño en la misión de reclutamiento y confiaba en que su ingenio les ayudaría a entrar mientras él, junto a la más grandecita de las nuevas reclutas, una a la que tal vez intentaba impresionar para llevarla luego a la cama; se escabullían por la parte trasera en donde seguramente había menos seguridad; un pequeño soborno a uno de los guardias le había hecho acreedor de un pequeño manojo de llaves, detalles que no había revelado a los otros chicos que a fin de cuentas eran solo una distracción mientras él se llenaba de gloria rescatando a Ambar y Gabret.
El astuto lagarto sabía que ganaría de cualquier manera, si rescataba a los líderes podría ganarse su confianza y quedarse cerca de ellos hasta poder despacharlos, y si no lo conseguían por lo menos lo habría intentado y quedaría bien ante los ojos del gremio ganándose al fin el respeto de todos -Esto será pan comido- Dijo el lagarto a Runa mientras abría se acercaba a la puerta; sacó una serie de objetos filosos para dar la impresión de que hacía un truco complicado pero al final, cubriendo la cerradura con su pequeño cuerpo usó la llave para abrir y empujar lentamente la puerta sabiendo que tal como le había dicho el guardia sobornado, al menos en esa entrada no habría nadie... ¿O sí?
∞ Lazid y Runa iban confiados de que no encontrarían resistencia, o al menos Lazid lo iba, pero no contaban con que había un elemento inesperado en la guardia y estaría justo ahí junto al imponente Héctor Loreley, quien le advertía que lo mantendría vigilado muy de cerca; el elemento sorpresa aplica para ambos, los guardias no esperaban que alguien entrara de ese modo y al tener llave podrían pensar que es alguien de la guardia; por otro lado los ladrones no esperaban resistencia; Héctor Loreley es un enemigo descomunal que mide más de dos metros al que nadie en su sano juicio querría enfrentarse y el otro pues, es un perro, con pulgas y esas cosas; En este caso el enfrentamiento es inevitable, Héctor buscará aplastar a quien se le ponga enfrente mientras Lazid buscará evadir y escabullirse hacia el interior, Runa decidirá si pelear o seguir al lagarto, y por su lado, Asher deberá demostrar lo que vale al poderoso Héctor; tanto Runa como Asher deberán lanzar runas.
∞ Por el otro lado; Chimar e Iliaki deberán ingeniárselas para abrir la puerta del esterior, luego se dividirán adentro, está lloviendo fuertemente y el patio está lleno de lodo, su paso por dicha estancia será breve y sin resistencia irán directamente a sus otros puntos elegidos; tras entrar a la puerta de las celdas, Iliaki se encontrará con una Alanna que si bien es menos violenta, sabe que debe cumplir su deber aunque el enemigo sea tan solo una niña, sin embargo en este caso el enfrentamiento no es obligatorio, Iliaki puede tratar de conversar con la joven guardia e inventarle alguna excusa para estar ahí; pero en caso de enfrentarse deberán lanzar runas.
∞ Chimar por su parte, puede seguir a Iliaki para encontrarse con Alanna a quien conoce, o puede ir por otra entrada y arriesgarse a un peligro diferente; si se dirige a 5D encontrará un desfile de ratas que huyen de algo o alguien, si entra por la puerta que lleva a 5A se encontraría directamente con Eltrant, a quien puede tratar de despistar o tratar de enfrentarlo. En caso de enfrentamiento, tanto Chimar como Eltrant deberán lanzar runas.
∞ Eltrant había sido asignado al almacén de comida, le ha sido asignada una tarea de gran importancia para el futuro de todo el cuartel, eliminar una plaga de ratas que buscan roer los sacos de comida; de momento será su tarea al menos por ahora; dependiendo de lo que haga Chimar y a dónde decida ir el niño, Eltrant podría escuchar ruido en una puerta cercana y acudir pensando que se trata de más ratas.
∞ El orden de posteo es libre, sin embargo cualquiera de los ladrones debe postear primero, después de cada ladrón debe ir el guardia con el que esté vinculado, de ese modo irían (Ladrón - Guardia - Ladrón - Guardia y así hastaque todos mueran acabar el tema). Procuren respetar los tiempos límites de posteo de 48 horas.
Los novatos tendrían un rol de gran importancia, pues Héctor Loreley estaría siguiendo muy de cerca su desempeño dado que aún no les tenía mucha confianza, pero eso significaba para ellos, la oportunidad de ganarse el respeto; entre los novatos había uno que resultaba especialmente poco confiable, y es que, por amor a los dioses, alguien habría notado que... ¿¡Era un perro!? Cada vez que se lo cruzaba en algún lado Héctor Loreley se preguntaba cómo semejante bestia había podido entrar a la guardia, y lo estaría vigilando muy de cerca para echarlo a la primera falla.
Los ladrones por su parte llegarían por los dos frentes; sabiendo que el mayor peligro se encontraba por el patio frontal, envió a Chimar y a la otra pequeña de comportamiento extraño por ese lado, había escuchado acerca del desempeño del niño en la misión de reclutamiento y confiaba en que su ingenio les ayudaría a entrar mientras él, junto a la más grandecita de las nuevas reclutas, una a la que tal vez intentaba impresionar para llevarla luego a la cama; se escabullían por la parte trasera en donde seguramente había menos seguridad; un pequeño soborno a uno de los guardias le había hecho acreedor de un pequeño manojo de llaves, detalles que no había revelado a los otros chicos que a fin de cuentas eran solo una distracción mientras él se llenaba de gloria rescatando a Ambar y Gabret.
El astuto lagarto sabía que ganaría de cualquier manera, si rescataba a los líderes podría ganarse su confianza y quedarse cerca de ellos hasta poder despacharlos, y si no lo conseguían por lo menos lo habría intentado y quedaría bien ante los ojos del gremio ganándose al fin el respeto de todos -Esto será pan comido- Dijo el lagarto a Runa mientras abría se acercaba a la puerta; sacó una serie de objetos filosos para dar la impresión de que hacía un truco complicado pero al final, cubriendo la cerradura con su pequeño cuerpo usó la llave para abrir y empujar lentamente la puerta sabiendo que tal como le había dicho el guardia sobornado, al menos en esa entrada no habría nadie... ¿O sí?
- Mapa del Cuartel de la Guardia en Lunargenta:
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∞ Lazid y Runa iban confiados de que no encontrarían resistencia, o al menos Lazid lo iba, pero no contaban con que había un elemento inesperado en la guardia y estaría justo ahí junto al imponente Héctor Loreley, quien le advertía que lo mantendría vigilado muy de cerca; el elemento sorpresa aplica para ambos, los guardias no esperaban que alguien entrara de ese modo y al tener llave podrían pensar que es alguien de la guardia; por otro lado los ladrones no esperaban resistencia; Héctor Loreley es un enemigo descomunal que mide más de dos metros al que nadie en su sano juicio querría enfrentarse y el otro pues, es un perro, con pulgas y esas cosas; En este caso el enfrentamiento es inevitable, Héctor buscará aplastar a quien se le ponga enfrente mientras Lazid buscará evadir y escabullirse hacia el interior, Runa decidirá si pelear o seguir al lagarto, y por su lado, Asher deberá demostrar lo que vale al poderoso Héctor; tanto Runa como Asher deberán lanzar runas.
∞ Por el otro lado; Chimar e Iliaki deberán ingeniárselas para abrir la puerta del esterior, luego se dividirán adentro, está lloviendo fuertemente y el patio está lleno de lodo, su paso por dicha estancia será breve y sin resistencia irán directamente a sus otros puntos elegidos; tras entrar a la puerta de las celdas, Iliaki se encontrará con una Alanna que si bien es menos violenta, sabe que debe cumplir su deber aunque el enemigo sea tan solo una niña, sin embargo en este caso el enfrentamiento no es obligatorio, Iliaki puede tratar de conversar con la joven guardia e inventarle alguna excusa para estar ahí; pero en caso de enfrentarse deberán lanzar runas.
∞ Chimar por su parte, puede seguir a Iliaki para encontrarse con Alanna a quien conoce, o puede ir por otra entrada y arriesgarse a un peligro diferente; si se dirige a 5D encontrará un desfile de ratas que huyen de algo o alguien, si entra por la puerta que lleva a 5A se encontraría directamente con Eltrant, a quien puede tratar de despistar o tratar de enfrentarlo. En caso de enfrentamiento, tanto Chimar como Eltrant deberán lanzar runas.
∞ Eltrant había sido asignado al almacén de comida, le ha sido asignada una tarea de gran importancia para el futuro de todo el cuartel, eliminar una plaga de ratas que buscan roer los sacos de comida; de momento será su tarea al menos por ahora; dependiendo de lo que haga Chimar y a dónde decida ir el niño, Eltrant podría escuchar ruido en una puerta cercana y acudir pensando que se trata de más ratas.
∞ El orden de posteo es libre, sin embargo cualquiera de los ladrones debe postear primero, después de cada ladrón debe ir el guardia con el que esté vinculado, de ese modo irían (Ladrón - Guardia - Ladrón - Guardia y así hasta
Última edición por Ansur el Miér Sep 28 2016, 22:50, editado 1 vez
Ansur
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Recibió la orden de Lazid y lo acompañó por la parte trasera de la guardia. Parecía que la suerte estaba de su lado cuando no se detectaba movimiento y Lazid habilidoso, abrió la puerta con demasiada facilidad.-Que poco has tardado... Se extraño la muchacha ante la habilidad resultante del lagarto.
Mientras entraban ella no pudo evitar si este sería como el antiguo, tan baboso y malhumorado como para pagarlo con cualquiera que se pusiera al frente.-¿No hay demasiado silencio? le cuestionó al hombre lagarto cuando una figura aparecía ante ellos.Algo iba mal, el hombre de la guardia , como de unos dos metros se lanzaba hacia ellos sin dudarlo y como aquel que no quiere la cosa, Lazid tiró adelante sin importar el ataque que estaba recibiendo esta.-¡Lazid! Pasaron a tres, cuatro, cinco y sus pies bailaban como podían para evitar los golpes mientras observaba al lagarto escabullirse.
Tuvo que desenfundar su bastón para protegerse del ultimo golpe, el metal chocaba demasiado fuerte que hundía sus pies en el suelo.Debía buscar una salida pronto sino quería ser arrestada , aprovechando un oportuno momento en el que una de las mesas estaba boca arriba, esquivó uno de los golpes y le aserto clavandolé y tratando de huir en ese momento.No sabia si la suerte estaba de su parte.
Mientras entraban ella no pudo evitar si este sería como el antiguo, tan baboso y malhumorado como para pagarlo con cualquiera que se pusiera al frente.-¿No hay demasiado silencio? le cuestionó al hombre lagarto cuando una figura aparecía ante ellos.Algo iba mal, el hombre de la guardia , como de unos dos metros se lanzaba hacia ellos sin dudarlo y como aquel que no quiere la cosa, Lazid tiró adelante sin importar el ataque que estaba recibiendo esta.-¡Lazid! Pasaron a tres, cuatro, cinco y sus pies bailaban como podían para evitar los golpes mientras observaba al lagarto escabullirse.
Tuvo que desenfundar su bastón para protegerse del ultimo golpe, el metal chocaba demasiado fuerte que hundía sus pies en el suelo.Debía buscar una salida pronto sino quería ser arrestada , aprovechando un oportuno momento en el que una de las mesas estaba boca arriba, esquivó uno de los golpes y le aserto clavandolé y tratando de huir en ese momento.No sabia si la suerte estaba de su parte.
Runa Thorgil
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El miembro 'Runa Thorgil' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El repiqueteo de la lluvia era incesante. Y me parecía que a Héctor le estaba poniendo nervioso.
Me habían enviado un aviso apenas unas horas antes. Al parecer, se sospechaba que dos de los presos más importantes de la guardia, los líderes del gremio de ladrones, iban a ser rescatados por los remanentes de su grupo. No habian sido demasiado sutiles: casi todos los guardias apostados en el cuartel habían caido enfermos misteriosamente. Y por eso, habían ordenado a algunos de los prescindibles el montar guardia nocturna.
Tal vez por seguridad extra o porque no confiaban del todo en nosotros, Héctor Loreley, el colosal líder de la Espada del Ocaso, estaba de pie a tan solo unos pasos de mi, toqueteando el enorme martillo con el que parecía tener una obsesión malsana. El hombre era aún más alto que yo, lo cual era sorprendente para un humano, pero parecía ser de soluciones simples.
-Espero que puedas manejarte, perro. Si te conviertes en un lastre...- el "héroe" había estado soltando bravuconadas similares durante una hora, y yo las había estado ignorando desde el principio. No tenía intención de intercambiar ladridos en ese momento.
-Si estamos tan seguros de que van a intentar rescatar a esos dos... ¿por qué no les partimos las piernas? Así no irán a ninguna parte.- sugerí, aburrido. No me importaba demasiado lo que les pasase a los prisioneros de la guardia, pero si algo iba mal, sabía que me echarían la culpa.
-¡Ja! Yo pregunté lo mismo, pero Tinegar no quiso dejarme.- respondió. No estaba seguro de como sentirme al tener las mismas ideas que él, pero daba igual. A pesar del intercambio, las miradas furtivas del gigante me dejaban claro que no se fiaba mucho de mi. Volvió a hacerse un silencio incómodo durante unos minutos, hasta que el humano lo volvió a interrumpir.
-¿Que hace alguien de tu clase en la guardia, de todos modos?- preguntó con toda su delicadeza. Suspiré, ignorando la carga ofensiva del comentario
-Buena pregunta.- musité. Al fin y al cabo, no era tan raro que los guardias de las murallas no hubiesen oido sobre la marca aún. No importaba demasiado: no tenía obligación de informarle. Mejor ser tratado con desconfianza que como un esclavo.
Mis oidos detectaron un sonido al otro lado de la puerta. Alguien debía estar usando las llaves. Debía ser un guardia... o eso pensamos: la sorpresa fue grande, pero lo que nos sorprendió, no. Un hombre lagarto de menos de la mitad de mi altura se escurrió entre la puerta y, tras vernos, salió despedido.
-Oh, no, de eso nada. ¡INTRUSOS!- grité a pleno pulmón. Todo el cuartel quedaría en alerta. Salí corriendo detrás del hombre lagarto, y de la mujer que le acompañaba. No iba a dejarlos huir. Llevé la mano a mi bolsillo y, tras seleccionar la runa apropiada, arrojé la piedra en dirección al enano. Debía estar empapado, asi que si acertaba, se llevaría un buen calambre.
Me habían enviado un aviso apenas unas horas antes. Al parecer, se sospechaba que dos de los presos más importantes de la guardia, los líderes del gremio de ladrones, iban a ser rescatados por los remanentes de su grupo. No habian sido demasiado sutiles: casi todos los guardias apostados en el cuartel habían caido enfermos misteriosamente. Y por eso, habían ordenado a algunos de los prescindibles el montar guardia nocturna.
Tal vez por seguridad extra o porque no confiaban del todo en nosotros, Héctor Loreley, el colosal líder de la Espada del Ocaso, estaba de pie a tan solo unos pasos de mi, toqueteando el enorme martillo con el que parecía tener una obsesión malsana. El hombre era aún más alto que yo, lo cual era sorprendente para un humano, pero parecía ser de soluciones simples.
-Espero que puedas manejarte, perro. Si te conviertes en un lastre...- el "héroe" había estado soltando bravuconadas similares durante una hora, y yo las había estado ignorando desde el principio. No tenía intención de intercambiar ladridos en ese momento.
-Si estamos tan seguros de que van a intentar rescatar a esos dos... ¿por qué no les partimos las piernas? Así no irán a ninguna parte.- sugerí, aburrido. No me importaba demasiado lo que les pasase a los prisioneros de la guardia, pero si algo iba mal, sabía que me echarían la culpa.
-¡Ja! Yo pregunté lo mismo, pero Tinegar no quiso dejarme.- respondió. No estaba seguro de como sentirme al tener las mismas ideas que él, pero daba igual. A pesar del intercambio, las miradas furtivas del gigante me dejaban claro que no se fiaba mucho de mi. Volvió a hacerse un silencio incómodo durante unos minutos, hasta que el humano lo volvió a interrumpir.
-¿Que hace alguien de tu clase en la guardia, de todos modos?- preguntó con toda su delicadeza. Suspiré, ignorando la carga ofensiva del comentario
-Buena pregunta.- musité. Al fin y al cabo, no era tan raro que los guardias de las murallas no hubiesen oido sobre la marca aún. No importaba demasiado: no tenía obligación de informarle. Mejor ser tratado con desconfianza que como un esclavo.
Mis oidos detectaron un sonido al otro lado de la puerta. Alguien debía estar usando las llaves. Debía ser un guardia... o eso pensamos: la sorpresa fue grande, pero lo que nos sorprendió, no. Un hombre lagarto de menos de la mitad de mi altura se escurrió entre la puerta y, tras vernos, salió despedido.
-Oh, no, de eso nada. ¡INTRUSOS!- grité a pleno pulmón. Todo el cuartel quedaría en alerta. Salí corriendo detrás del hombre lagarto, y de la mujer que le acompañaba. No iba a dejarlos huir. Llevé la mano a mi bolsillo y, tras seleccionar la runa apropiada, arrojé la piedra en dirección al enano. Debía estar empapado, asi que si acertaba, se llevaría un buen calambre.
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1) Usada habilidad de nivel 2: Runa elemental: Descarga
Si acierta, debería aturdir al reptil y causar daños moderados, al estar empapado.Asher Daregan
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El miembro 'Asher' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Un par de sombras se deslizaron entre la lluvia, dispuestas a liberar a sus líderes originales. La orden de acecho de Lazid había comenzado. Entre su trayecto, sin embargo, una de las sombras resbaló con el lodo, dejando sus ropajes llenos de humedad y tierra.
- ¡Wah! – exclamó en su caída, levantándose al instante para llegar a la entrada.
Bonita noche para un rescate… ahora parezco sopa ¡Me estoy congelando!
Lazid ha decidido una infiltración por ambas partes del edificio, sin embargo, dudo que haya escogido el clima propicio para hacerlo. Vale, que así nadie se da cuenta y que es difícil que alguien salga para vigilar, pero sinceramente yo lo hubiera preferido en una cálida noche de verano
Runa se ha ido con el jefe por el otro lado, y heme aquí, esperando a que Chimar logre abrir la puerta, ya que es el más habilidoso aquí para esto. El gran lagarto se ha ido lejos, no hemos vuelto a saber de él, pero en donde esté, espero que se la esté pasando de lujo. ¡Brrrr, qué helada cae el agua!
– No te quiero apresurar, Chim, pero ¡Apresúrate! ¡Odio que me llueva encima! – decía levantando su gabardina, toda aguada, toda pesada, pero gabardina.
Abriéndose la puerta, pasó la joven ladrona a la habitación que resguardaba a las celdas. Al caminar, fue dejando un rastro de barro, arrastrado por la capa de suciedad en sus botas a través del sendero. Estirándose, se disponía a su labor cuando algo inesperado (totalmente esperado de haber puesto atención al plan) se presentó.
– Oh… bueno… ¿Qué tal? – saludó a la mujer que se encontraba enfrente suyo, con la sonrisa como de quien roba una galleta – este… mira… yo sólo…
Bah, ¿A quién engaño? No queda mucho por hacer. O eso es lo que parecerá.
Bajando la mirada al suelo, con un dejo de desgano, Iliaki continuó así:
– Perdón, hacía mucho frío afuera ¡Está lloviendo a raudales! ¡No tuve otra opción más que entrar! Pero temí que de haber tocado la puerta, tal vez me habrían echado ¡Prometo no estorbar! – decía inclinándose respetuosamente.
Oh sí, prometo no estorbar, pero sí molestar, je, je, je…
Atrás aún se encuentra Chimar ¿Qué hará? Si ha oído mis palabras, espero que armemos un bonito juego. ¿Quién pone las reglas?
- ¡Wah! – exclamó en su caída, levantándose al instante para llegar a la entrada.
Bonita noche para un rescate… ahora parezco sopa ¡Me estoy congelando!
Lazid ha decidido una infiltración por ambas partes del edificio, sin embargo, dudo que haya escogido el clima propicio para hacerlo. Vale, que así nadie se da cuenta y que es difícil que alguien salga para vigilar, pero sinceramente yo lo hubiera preferido en una cálida noche de verano
Runa se ha ido con el jefe por el otro lado, y heme aquí, esperando a que Chimar logre abrir la puerta, ya que es el más habilidoso aquí para esto. El gran lagarto se ha ido lejos, no hemos vuelto a saber de él, pero en donde esté, espero que se la esté pasando de lujo. ¡Brrrr, qué helada cae el agua!
– No te quiero apresurar, Chim, pero ¡Apresúrate! ¡Odio que me llueva encima! – decía levantando su gabardina, toda aguada, toda pesada, pero gabardina.
Abriéndose la puerta, pasó la joven ladrona a la habitación que resguardaba a las celdas. Al caminar, fue dejando un rastro de barro, arrastrado por la capa de suciedad en sus botas a través del sendero. Estirándose, se disponía a su labor cuando algo inesperado (totalmente esperado de haber puesto atención al plan) se presentó.
– Oh… bueno… ¿Qué tal? – saludó a la mujer que se encontraba enfrente suyo, con la sonrisa como de quien roba una galleta – este… mira… yo sólo…
Bah, ¿A quién engaño? No queda mucho por hacer. O eso es lo que parecerá.
Bajando la mirada al suelo, con un dejo de desgano, Iliaki continuó así:
– Perdón, hacía mucho frío afuera ¡Está lloviendo a raudales! ¡No tuve otra opción más que entrar! Pero temí que de haber tocado la puerta, tal vez me habrían echado ¡Prometo no estorbar! – decía inclinándose respetuosamente.
Oh sí, prometo no estorbar, pero sí molestar, je, je, je…
Atrás aún se encuentra Chimar ¿Qué hará? Si ha oído mis palabras, espero que armemos un bonito juego. ¿Quién pone las reglas?
Última edición por Iliaki el Dom Oct 02 2016, 22:59, editado 1 vez (Razón : Edité una pequeña cosa sólo para dejar este mensaje discreto. Es mi post número 50, así que ¡Wuuuh! ¡Un placer postear con ustedes, chicos!)
Iliaki
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Siete de la tarde de un día lluvioso, Alanna se encontraba en uno de los despachos de la guardia, poco hacía que se había visto con el navegante, el hombre había estado dando instrucciones del viaje y los días de tardanza, Alanna, que no conocía el mar, poco más que asentir e intentar entenderlo había hacho. Tensa como estaba por la lluvia, y preocupada por que el hombre creyese que viajaba con inútiles, no había mostrado su preocupación por las incipientes tormentas que, con la llegada de los primeros fríos, habían comenzado a asolar, si no todo el continente, al menos, sí Lunargenta.
La cabeza le dolía, era el peor día posible para malas noticias, que, sin embargo, no tardaron en llegar. La poca presencia de amenaza había convencido a la mayoría de los guardias de que no era necesario tener una excesiva seguridad en las celdas de Gabret y Ámbar, sus constantes quejas, a pesar de las más que razonables explicaciones de Schott, Eltrant y Alanna habían hecho que los jefes acabasen por dar su brazo a torcer, por lo que habían reducido el número de guardias. De los pocos que quedaron, más de la mitad habían caído resfriados por los constantes entrenamientos bajo las fuertes lluvias que cruzaban la península por lo que las celdas, quedaban prácticamente sin control.
Había logrado, después de perseguir a sus jefes y discutir acaloradamente con Tyron, por segunda vez en pocos días, que les permitieran vigilar a su equipo, y Ser Hector, a regañadientes, se quedaría con ellos para vigilarlos. Alanna resopló cuando el sol ya se ponía por el horizonte y fue bajando las escaleras hasta las celdas. Estaban siendo unos días duros, había discutido dos veces con un superior, tenía un nuevo miembro en el grupo, Wernack, que, ahora, se hacía llamar Asher y parecía furioso con el mundo. Sentía que estaba discutiendo con todo el mundo, y, para colmo, la lluvia, no ayudaba a su humor.
Entró y dejó su capa a un lado, su posición estaba justo frente al patio de armas, si alguien entraba, sería la primera en verlo. Se sentó en una silla y comprobó sus armas, estaba, como poco, alterada, y la falta de personal y el pasotismo de algunos compañeros no ayudaban en nada a su humor. Para colmo horas después, se abrió la puerta. La chica había estado leyendo informes, intentando replantear sus tácticas para recuperar la información que había perdido al intervenir en favor de Asher. Todos los casos abiertos debían ser revisados porque, probablemente, tras lo revelado en el juicio debería volver a empezar desde cero.
Alazó la vista de su lectura y vio a una chiquilla pasar, totalmente mojada, al interior de la sala, extraño, cuanto menos, y encima la tomaba por tonta. Alanna había sido habilitada para distinguir mentiras a kilómetros de distancia, los mejores timadores de la península habían intentado tomarle el pelo sin lograr nada, y la chiquilla pensaba que creería sus timos.
La Gata se levantó con una fingida preocupación, alterada, con aire nervioso y una manta en la mano, parecía agitada por el estado de la niña. La pequeña sin duda la había tomado por idiota, debía pensar que sus mentiras iban a funcionar, lo que no sabía era que ella había usado las mismas mentiras años atrás.
- Oh, cariño, no te preocupes cielo, ven toma la manta.- le dijo cubriéndola con la manta y exáminandola de cerca. Abierta, junto a ella, había una habitación vacía, ahí la debía llevar.- ¿Estás bien cariño? Por dios, estás helada.- comentó tocándole las mejillas.- Vamos, pasa aquí dentro cielo, ve secándote, te traeré ropa para que no te enfermes.- la guió hasta el cuarto esperando a que entrase para cerrar la puerta.
Off: Habilidad “Mentiroso compulsivo” para distinguir las mentiras de Iliaki y que la chiquilla crea las suyas a pies juntillas.
Off 2: La habitación junto abierta y vacía es la 3D.
Off 3: Master, avisame si he de tirar las runas y recolgaré el post con las runas (esto no creo que se pueda considerar ataque, por lo que no las tiro en este momento, teóricamente, con el uso de la habilidad, ya debería funcionar la estrategia).
La cabeza le dolía, era el peor día posible para malas noticias, que, sin embargo, no tardaron en llegar. La poca presencia de amenaza había convencido a la mayoría de los guardias de que no era necesario tener una excesiva seguridad en las celdas de Gabret y Ámbar, sus constantes quejas, a pesar de las más que razonables explicaciones de Schott, Eltrant y Alanna habían hecho que los jefes acabasen por dar su brazo a torcer, por lo que habían reducido el número de guardias. De los pocos que quedaron, más de la mitad habían caído resfriados por los constantes entrenamientos bajo las fuertes lluvias que cruzaban la península por lo que las celdas, quedaban prácticamente sin control.
Había logrado, después de perseguir a sus jefes y discutir acaloradamente con Tyron, por segunda vez en pocos días, que les permitieran vigilar a su equipo, y Ser Hector, a regañadientes, se quedaría con ellos para vigilarlos. Alanna resopló cuando el sol ya se ponía por el horizonte y fue bajando las escaleras hasta las celdas. Estaban siendo unos días duros, había discutido dos veces con un superior, tenía un nuevo miembro en el grupo, Wernack, que, ahora, se hacía llamar Asher y parecía furioso con el mundo. Sentía que estaba discutiendo con todo el mundo, y, para colmo, la lluvia, no ayudaba a su humor.
Entró y dejó su capa a un lado, su posición estaba justo frente al patio de armas, si alguien entraba, sería la primera en verlo. Se sentó en una silla y comprobó sus armas, estaba, como poco, alterada, y la falta de personal y el pasotismo de algunos compañeros no ayudaban en nada a su humor. Para colmo horas después, se abrió la puerta. La chica había estado leyendo informes, intentando replantear sus tácticas para recuperar la información que había perdido al intervenir en favor de Asher. Todos los casos abiertos debían ser revisados porque, probablemente, tras lo revelado en el juicio debería volver a empezar desde cero.
Alazó la vista de su lectura y vio a una chiquilla pasar, totalmente mojada, al interior de la sala, extraño, cuanto menos, y encima la tomaba por tonta. Alanna había sido habilitada para distinguir mentiras a kilómetros de distancia, los mejores timadores de la península habían intentado tomarle el pelo sin lograr nada, y la chiquilla pensaba que creería sus timos.
La Gata se levantó con una fingida preocupación, alterada, con aire nervioso y una manta en la mano, parecía agitada por el estado de la niña. La pequeña sin duda la había tomado por idiota, debía pensar que sus mentiras iban a funcionar, lo que no sabía era que ella había usado las mismas mentiras años atrás.
- Oh, cariño, no te preocupes cielo, ven toma la manta.- le dijo cubriéndola con la manta y exáminandola de cerca. Abierta, junto a ella, había una habitación vacía, ahí la debía llevar.- ¿Estás bien cariño? Por dios, estás helada.- comentó tocándole las mejillas.- Vamos, pasa aquí dentro cielo, ve secándote, te traeré ropa para que no te enfermes.- la guió hasta el cuarto esperando a que entrase para cerrar la puerta.
Off: Habilidad “Mentiroso compulsivo” para distinguir las mentiras de Iliaki y que la chiquilla crea las suyas a pies juntillas.
Off 2: La habitación junto abierta y vacía es la 3D.
Off 3: Master, avisame si he de tirar las runas y recolgaré el post con las runas (esto no creo que se pueda considerar ataque, por lo que no las tiro en este momento, teóricamente, con el uso de la habilidad, ya debería funcionar la estrategia).
Alanna Delteria
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El jodido cielo se está cayendo a pedazos, menudo día para salir a pasear. La lluvia torrencial no es buena compañera aunque ayuda al camuflaje, los asalariados no patrullan con tanta agua de por medio. Para conseguir el premio se debe sufrir o eso dicen los ociosos, tristemente este es un ejemplo claro.
Los ladrones se dividen en grupos, táctica que tiene como objetivo asegurar la infiltración, si uno cae el segundo equipo puede actuar. Lazid en persona acompaña a Runa y Chimar termina con Iliaki como compañera… no se puede decir que sea la división más táctica del mundo pero quejarse no soluciona nada.
Maquiavelo gasta un par de minutos abriendo la puerta externa, entre los constantes quejidos de la elfa y la lluvia fría se puede decir que resulta toda una tortura. Cuando el característico sonido tiene lugar una sonrisa maliciosa se forma en el rostro del niño, tiempo de ganarse la paga “honradamente”.
La chica rara avanza primero, algo sin duda bastante afortunado pues termina siendo descubierta. El joven permanece afuera detallando todo como puede, parece que hoy pescara una gripe. Su compañera recurre al engaño para intentar sobrellevar la situación, una táctica inteligente aunque con muchas posibilidades de fracasar.
“¿Huir o intervenir?… esa es la pregunta”
Podría dejar a la orejas de punta abandonada aunque entre menos efectivos aliados más complicada se volverá la misión, a veces se deben cuidar los peones. Suspira con aburrimiento, tendrá que ayudar. Cuando los dos personajes adentro se mueven Chimar ingresa con la agilidad de un gato, pronto se lleva una gran sorpresa.
“Quien lo diría”
Reconoce a Alanna rápidamente incluso sin cruzar miradas, una memoria prodigiosa sirve de vez en cuando. Visto desde un Angulo tercero rápidamente se distingue la situación, su contemporánea está siendo guiada a una jaula. Menuda forma de rendirse voluntariamente... no se puede decir que sea muy lista.
“Tos fingida” hola chicas.
Antes de que las dos mujeres se acerquen al destino Maquiavelo interviene, vale destacar que apunta con su ballesta a la guarda. La acaba de pillar desprevenida por un error básico, tiene las de ganar. Pocas cosas pueden vencer la velocidad de un virote, especialmente cuando se tiene una destreza condenadamente buena.
Tiempo sin verte Alanna, me alegro que estés bien. Ahora entra en la jaula y ciérrala por favor, no queremos que pase nada desagradable ¿verdad?
Sonreí como tonto al final, luego le indica a su colega con los ojos que rebusque objetivos en las demás jaulas. El niño no es tan malo como para asesinar a Alanna, al final le cae bien, Afortunadamente tiene la suficiente habilidad para causarle daño lisiante temporal y dejarla fuera de combate si no colabora.
Espero que esto no afecte nuestra relación, son negocios.
Los ladrones se dividen en grupos, táctica que tiene como objetivo asegurar la infiltración, si uno cae el segundo equipo puede actuar. Lazid en persona acompaña a Runa y Chimar termina con Iliaki como compañera… no se puede decir que sea la división más táctica del mundo pero quejarse no soluciona nada.
Maquiavelo gasta un par de minutos abriendo la puerta externa, entre los constantes quejidos de la elfa y la lluvia fría se puede decir que resulta toda una tortura. Cuando el característico sonido tiene lugar una sonrisa maliciosa se forma en el rostro del niño, tiempo de ganarse la paga “honradamente”.
La chica rara avanza primero, algo sin duda bastante afortunado pues termina siendo descubierta. El joven permanece afuera detallando todo como puede, parece que hoy pescara una gripe. Su compañera recurre al engaño para intentar sobrellevar la situación, una táctica inteligente aunque con muchas posibilidades de fracasar.
“¿Huir o intervenir?… esa es la pregunta”
Podría dejar a la orejas de punta abandonada aunque entre menos efectivos aliados más complicada se volverá la misión, a veces se deben cuidar los peones. Suspira con aburrimiento, tendrá que ayudar. Cuando los dos personajes adentro se mueven Chimar ingresa con la agilidad de un gato, pronto se lleva una gran sorpresa.
“Quien lo diría”
Reconoce a Alanna rápidamente incluso sin cruzar miradas, una memoria prodigiosa sirve de vez en cuando. Visto desde un Angulo tercero rápidamente se distingue la situación, su contemporánea está siendo guiada a una jaula. Menuda forma de rendirse voluntariamente... no se puede decir que sea muy lista.
“Tos fingida” hola chicas.
Antes de que las dos mujeres se acerquen al destino Maquiavelo interviene, vale destacar que apunta con su ballesta a la guarda. La acaba de pillar desprevenida por un error básico, tiene las de ganar. Pocas cosas pueden vencer la velocidad de un virote, especialmente cuando se tiene una destreza condenadamente buena.
Tiempo sin verte Alanna, me alegro que estés bien. Ahora entra en la jaula y ciérrala por favor, no queremos que pase nada desagradable ¿verdad?
Sonreí como tonto al final, luego le indica a su colega con los ojos que rebusque objetivos en las demás jaulas. El niño no es tan malo como para asesinar a Alanna, al final le cae bien, Afortunadamente tiene la suficiente habilidad para causarle daño lisiante temporal y dejarla fuera de combate si no colabora.
Espero que esto no afecte nuestra relación, son negocios.
- Off:
- Es una amenaza con superioridad táctica… no sé si debo lanzar runas pues al final no he apretado el gatillo, si me equivoque pido perdón y la oportunidad para lanzar dados.
Invitado
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Truenos y relámpagos en el exterior, el agua se precipitaba desde el firmamento como si de una cascada infinita se tratase, aquellos dos eran los ingredientes ideales para hacer el coctel perfecto, para hacer una guardia nocturna, que, como no, Tyron decidió aprovechar encomendándole otro trabajo a modo de castigo de los que ya se estaba acostumbrando a realizar.
- ¡Malditas ratas…! - Exclamó mientras correteaba detrás de una de ellas, casi podía oír las carcajadas que Theo dejó escapar cuando le dieron la noticia en su cabeza - ¡Quédate quieta! – Y es que, al parecer, las lluvias torrenciales como aquella, anegaban las cloacas de la ciudad, de manera que sus amistosos habitantes salían a la superficie para evitar quedar atrapados en lo que, para ellas, era una muerte segura.
- ¡Te tengo! – Con el animalillo ahora retorciéndose entre sus manos, tratando de escapar, lo dejó caer en un grueso saco de loca y oteó la cocina en busca de otro. Por si fuera poco, el guarda que estaba encargado de asistirle había sido reportado como enfermo, no solo aquel, estaban básicamente solos en la fortaleza - ¡Maldito seas! – El escurridizo roedor se coló entre varios muebles eludiendo su agarre - ¡Ya saldrás de ahí! ¡Ya! – Agitando el puño se sentó frente a la hendidura por la que la rata había escapado y la observó detenidamente.
Frunció el ceño y suspiró – Esta noche nos íbamos a ir de copas y estoy aquí por tu culpa… - La hendidura, como era evidente, no respondió, se pasó la mano por el pelo – El lobo había descubierto una taberna nueva. ¿Sabes lo difícil que es para un guarda entrar en una taberna sin acabar arrestando a alguien? Seguro que no - ¿Por qué demonios estaba hablando con una rata? ¿Tan solo se encontraba?
-…TRUSOS
Antes de que pudiese responder a aquellas preguntas que desfilaban por su cabeza, el eco de una voz que, con un poco más de suerte habría oído mucho aquella noche, llegó hasta la cocina - ¿Pero qué…? – Levantándose entornó los ojos - ¿Qué leches te pasa ahora Asher? – Suspirando se giró sobre sí mismo y, durante unos segundos, ignorando a la rata que cuando no estuvo mirando salió disparada de su escondite trató de asociar aquel eco con algo lógico.
Hasta que, al cabo de unos segundos, logró hacerlo. – Oh, mierda. – Sin dudarlo un segundo se asomó a la ventana del patio – Perfecto, todo esto es perfecto – No solo le cargaban con un trabajo de forma injusta, no solo “desaparecían” por arte de magia todos los soldados que estaban de guardia aquella noche, sino que ahora, asaltaban la fortaleza.
Repasó varias veces el motivo por el que pudiese haber intrusos allí aquella noche, no fue muy complicado deducir que los lideres ladrones, Ambar y Garret, tenían algo que ver.
Chasqueando la lengua saltó al patio y comenzó a correr en dirección a las celdas, dónde según le había dicho Alanna, estaba de guardia. Era el primer sitio, y el lugar más evidente al que los ladrones acudirían.
Sintiendo como la fría lluvia resbalaba por su rostro, empapando sus ropajes, no tardo apenas un minuto en atravesar el patio de un lado a otro, al final los entrenamientos de Tyron estaban dando resultado, aunque le costase reconocerlo, el hombre sabía formar a los que estaban bajo su cargo.
Sin tiempo para pensar, irrumpió en la habitación que, supuestamente, estaba vigilando su compañera. Y allí estaba, pero, como había sospechado, no estaba sola.
A uno de los intrusos lo conocía, Iliaki, una elfa demasiado inocente para, probablemente, saber que estaba haciendo allí. Por otro lado, no reconoció al chico, al muchacho que ni siquiera había entrado en la adolescencia, o eso pensaba, pues el pequeño frasquito que pendía de su cuello, el que consiguió en la aldea de Vulfugar le describió con dos palabras, las ignoró.
Con un sonoro “ploch” su capa de color azul, oscurecida por el agua, cayó al suelo, desvelando la armadura de soldado raso de la guardia; Hierro y acero, cuero y piel, lo suficientemente pesada como para que la mayoría de los que estaban bajo techo decidiesen que no merecía la pena llevarla. – Alanna, detrás de mí – Susurró desenvainando la espada, frunció el ceño al ver el arma en la muñeca del muchacho, Huracán tenía una similar, una ballesta.
- Habéis elegido un mal día para pasaros por aquí – Le dijo al niño colocándose frente a su compañera, que los intrusos hubiesen decidido atacar aquella noche no podía haber sido una simple coincidencia – Espero que hayas traído munición suficiente, muchacho – Un relámpago iluminó la habitación durante unos instantes, un suave resplandor blanquecino alcanzó hasta el más recóndito de los lugares de la habitación. Alzó su arma levemente, él era el escudo, Alanna, era la espada.* – Vas a necesitarla.
---
Off: Uso de la habilidad Nivel 1: Salvaguarda si atacan a Alanna.
- ¡Malditas ratas…! - Exclamó mientras correteaba detrás de una de ellas, casi podía oír las carcajadas que Theo dejó escapar cuando le dieron la noticia en su cabeza - ¡Quédate quieta! – Y es que, al parecer, las lluvias torrenciales como aquella, anegaban las cloacas de la ciudad, de manera que sus amistosos habitantes salían a la superficie para evitar quedar atrapados en lo que, para ellas, era una muerte segura.
- ¡Te tengo! – Con el animalillo ahora retorciéndose entre sus manos, tratando de escapar, lo dejó caer en un grueso saco de loca y oteó la cocina en busca de otro. Por si fuera poco, el guarda que estaba encargado de asistirle había sido reportado como enfermo, no solo aquel, estaban básicamente solos en la fortaleza - ¡Maldito seas! – El escurridizo roedor se coló entre varios muebles eludiendo su agarre - ¡Ya saldrás de ahí! ¡Ya! – Agitando el puño se sentó frente a la hendidura por la que la rata había escapado y la observó detenidamente.
Frunció el ceño y suspiró – Esta noche nos íbamos a ir de copas y estoy aquí por tu culpa… - La hendidura, como era evidente, no respondió, se pasó la mano por el pelo – El lobo había descubierto una taberna nueva. ¿Sabes lo difícil que es para un guarda entrar en una taberna sin acabar arrestando a alguien? Seguro que no - ¿Por qué demonios estaba hablando con una rata? ¿Tan solo se encontraba?
-…TRUSOS
Antes de que pudiese responder a aquellas preguntas que desfilaban por su cabeza, el eco de una voz que, con un poco más de suerte habría oído mucho aquella noche, llegó hasta la cocina - ¿Pero qué…? – Levantándose entornó los ojos - ¿Qué leches te pasa ahora Asher? – Suspirando se giró sobre sí mismo y, durante unos segundos, ignorando a la rata que cuando no estuvo mirando salió disparada de su escondite trató de asociar aquel eco con algo lógico.
Hasta que, al cabo de unos segundos, logró hacerlo. – Oh, mierda. – Sin dudarlo un segundo se asomó a la ventana del patio – Perfecto, todo esto es perfecto – No solo le cargaban con un trabajo de forma injusta, no solo “desaparecían” por arte de magia todos los soldados que estaban de guardia aquella noche, sino que ahora, asaltaban la fortaleza.
Repasó varias veces el motivo por el que pudiese haber intrusos allí aquella noche, no fue muy complicado deducir que los lideres ladrones, Ambar y Garret, tenían algo que ver.
Chasqueando la lengua saltó al patio y comenzó a correr en dirección a las celdas, dónde según le había dicho Alanna, estaba de guardia. Era el primer sitio, y el lugar más evidente al que los ladrones acudirían.
Sintiendo como la fría lluvia resbalaba por su rostro, empapando sus ropajes, no tardo apenas un minuto en atravesar el patio de un lado a otro, al final los entrenamientos de Tyron estaban dando resultado, aunque le costase reconocerlo, el hombre sabía formar a los que estaban bajo su cargo.
Sin tiempo para pensar, irrumpió en la habitación que, supuestamente, estaba vigilando su compañera. Y allí estaba, pero, como había sospechado, no estaba sola.
A uno de los intrusos lo conocía, Iliaki, una elfa demasiado inocente para, probablemente, saber que estaba haciendo allí. Por otro lado, no reconoció al chico, al muchacho que ni siquiera había entrado en la adolescencia, o eso pensaba, pues el pequeño frasquito que pendía de su cuello, el que consiguió en la aldea de Vulfugar le describió con dos palabras, las ignoró.
Con un sonoro “ploch” su capa de color azul, oscurecida por el agua, cayó al suelo, desvelando la armadura de soldado raso de la guardia; Hierro y acero, cuero y piel, lo suficientemente pesada como para que la mayoría de los que estaban bajo techo decidiesen que no merecía la pena llevarla. – Alanna, detrás de mí – Susurró desenvainando la espada, frunció el ceño al ver el arma en la muñeca del muchacho, Huracán tenía una similar, una ballesta.
- Habéis elegido un mal día para pasaros por aquí – Le dijo al niño colocándose frente a su compañera, que los intrusos hubiesen decidido atacar aquella noche no podía haber sido una simple coincidencia – Espero que hayas traído munición suficiente, muchacho – Un relámpago iluminó la habitación durante unos instantes, un suave resplandor blanquecino alcanzó hasta el más recóndito de los lugares de la habitación. Alzó su arma levemente, él era el escudo, Alanna, era la espada.* – Vas a necesitarla.
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Off: Uso de la habilidad Nivel 1: Salvaguarda si atacan a Alanna.
Eltrant Tale
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
1A - Depósito de Armas y Salida Trasera
Los relámpagos iluminaban el cielo a ratos, dibujando en las paredes las siluetas de los hábiles ladrones en su camino a la base de la guardia; el lagarto tenía todo planeado, incluyendo algún que otro sacrificio aceptable, podría tolerar algunas bajas dentro de los suyos puesto que de cualquier manera, rescataran o no a los prisioneros, él saldría ganando, ni siquiera debía arriesgarse mucho, simplemente mantenerse a salvo mientras los niños eran atrapados, solo que no contaba con que la andrajosa chica que le acompañaba comenzaría a llamar su atención, pero además, el lugar que había escogido como entrada no estaba tan solo como debería.
Soy más hábil de lo que crees, preciosa- Respondió a las palabras de la joven aunque una vez dentro se llevaría una alarmante sorpresa; no era uno sino dos guardias quienes los sorprendieron al entrar -Demonios, ese maldito me mintió- Dijo refiriéndose al guardia que había logrado sobornar para obtener las llaves; su primera reacción fue correr, escabullirse hacia adentro en busca de un escondite; a pesar del peligro sabía que con su pequeño cuerpo tenía posibilidades de evadir al enorme Héctor Loreley y no dudó en aventurarse hacia adentro del cuartel, justo hacia la sala de reuniones.
Héctor no lo admitiría pero esperaba mucho del perro quien tras algunas coincidencias en su violento modo de pensar, parecía comenzar a agradarle; ni siquiera fue necesario dar la orden, cuando apenas Héctor se avalanzó sobre la jovencita sin piedad alguna; el peludo hombre bestia fijo su mira en el lagarto que dicho sea de paso valía la nada despreciable suma de 9000 aeros, suficiente para darse la buena vida por un buen rato.
En su escape hacia el interior del recinto el pequeño lagarto miraría hacia atrás con algo de remordimiento por abandonar a la chica, a fin de cuentas no estaba tan mal; pero justo ese momento de debilidad sirvió de ventaja para que el hombre bestia consiguiera golpearlo con una piedra que al alcanzarlo le propinó una fuerte descarga la cual hizo que el reptil se tambaleara un par de veces aunque aún sin caer -Tonto ¿Crees que eso me hará daño?- Dijo orgulloso mientras golpeaba su piel dura y resistente -Soy más duro de lo que parezco- Dijo de nuevo para darse media vuelta y comenzar a correr aunque no llegaría más allá de un par de pasos, pues su vista se nubló y ligeros espasmos le recorrieron el cuerpo que parecía comenzar a dormirse.
Lazid debía ahora tragarse su orgullo y darle algo de ayuda a la chica ahora que él parecía haber quedado fuera de juego, al menos por ahora; agarró el pequeño manojo de llaves y lo arrojó hacia la joven ladrona; aunque sus fuerzas le abandonarían antes y su triste intento de lanzamiento quedaría en el piso a medio camino justo entre la ladrona y el hombre bestia; quien llegara primero se quedaría con el manojo de llaves que podría representar una ventaja para los ladrones o una fuerte traba si era tomada por los guardias.
Runa por su parte se había quedado atrás y con esfuerzo había logrado salvarse de los poderosos golpes de aquel enorme coloso forrado de metal; un intento de golpe salió de la mujer y aunque no parecía ser lo más eficaz, logró golpear el casco de Héctor haciendo que éste se girara y eliminara la visibilidad del humano; no sería suficiente para vencerlo, pero le daría unos instantes de tiempo valiosos para ver cómo Lazid le arrojaba un manojo de llaves, entendiendo no sólo la manera como el astuto líder había logrado abrir la puerta tan fácil, sino además que debía alcanzar dicha herramienta para no perder esa ventaja; algunos murmullos se podrían escuchar bajo el casco del guardia, frases inentendibles pero que delataban un claro enojo y donde solo se pudo escuchar con claridad la orden "Atrapa a la maldita chica".
Mientras tanto en el otro lado, la joven elfa luego de entrar completamente empapada se encontraría con una mujer guardia que era más astuta de lo que aparentaba y que sin resistencia pareció creer completamente las palabras de la niña de orejas picudas; la actuación de la niña era magistral, pero no tanto como era la habilidad de la humana para detectar mentiras y difícilmente se tragaría aquella lastimosa historia, todo se había reducido a un juego de engaños pues la guardia decidió jugar el mismo juego.
La mujer ofreció amablemente una sábana a la niña mientras la invitaba a entrar a una ¿Celda? Ha sido fácil, demasiado fácil, ni en sus mejores sueños la elfa habría podido engañar a alguien con tal facilidad, sospecha que algo anda mal, un vago presentimiento de que le están jugando al mismo juego le hace pensar que quieren atraparla, tal vez sea por el hecho de que ese lugar a donde quieren meterla es una celda.
Afortunadamente Chimar llega en el último momento para ser el héroe de la partida; la entrada del chico hace reaccionar por fin a la niña si no es que ya se había dado cuenta antes; la llegada del chico cambia completamente las reglas del juego y ahora es él quien de manera más directa pretende librarse de la guardia metiéndola a su propia celda; justo parecía el mejor momento para los ladrones hasta que un nuevo refuerzo aparece para los guardias; Eltrant había escuchado claramente el grito de alerta del hombre bestia y había rodeado el patio para llegar al que se había convertido en el epicentro del caos.
La entrada del humano sería cuanto menos teatral, el despojarse de su capa con su brillante armadura cual noble caballero en rescate de su doncella era algo digno de recordar, aunque con eso no resolvería la situación y lo sabía, al menos en caso de fallar, le quedaría el recuerdo de haber hecho una buena entrada; se posicionó entre Alanna y el niño de la ballesta para servirle de escudo a su compañera y planear un contragolpe; el choque era inminente.
∞ Runa y Asher tendrán que lanzarse por el manojo de llaves que le dará una gran ventaja a quien sea que logre hacerse con él, ambos lanzarán una runa para determinar su suerte y saber quién consigue tomarlo; Lazid por su parte acaba por caer al piso aparentemente inconsciente, el lagarto enano vale mucho así que Asher podría también decidir no ir por las llaves sino más bien asegurar al reptil; Héctor lucha para enderezar su casco, serán apenas unos instantes que Runa debe aprovechar tanto como pueda, salir por donde ha entrado ya no es una opción pues Héctor avanza sin ver hasta bloquear la puerta con su cuerpo; así que con llave o sin ella, Runa no tendrá más opción que avanzar hacia el interior (Indica por favor a qué sala te diriges) Asher, deberás decidir si perseguir a la ladrona o dejara ir para adueñarte del lagarto.
∞ En otra sala Alanna y Eltrant se encuentran en una encrucijada, jugarán al contra golpe, dependiendo de las acciones de los ladrones podrán contra atacar; Chimar podrá reaccionar a los guardias, de momento es la espada del equipo, mientras tanto Iliaki podrá dar un vistazo discreto a las celdas en busca de los prisioneros cuyos retratos pudieron ver en la base del gremio de ladrones, a no ser que los hayan desfigurado no sería difícil ubicarlo; una mujer muy similar a la de las imágenes se asoma tras las rejas de la celda en el rincón más lejano, Parece ser Ambar pero ¿Y Gabret? Tal parece que no están juntos.
∞ Deberán lanzar runas si y solo sí realizan ataques físicos al oponente, estrategias verbales o amenazas no se consideran ataques reales; Alanna, Eltrant, sus enemigos parecen ser solo niños, pero no deben subestimarlos o les costará caro; no deben permitir que los chicos lleguen a la celda de Ambar; hicieron bien en usar celdas separadas para los dos ladrones.
Soy más hábil de lo que crees, preciosa- Respondió a las palabras de la joven aunque una vez dentro se llevaría una alarmante sorpresa; no era uno sino dos guardias quienes los sorprendieron al entrar -Demonios, ese maldito me mintió- Dijo refiriéndose al guardia que había logrado sobornar para obtener las llaves; su primera reacción fue correr, escabullirse hacia adentro en busca de un escondite; a pesar del peligro sabía que con su pequeño cuerpo tenía posibilidades de evadir al enorme Héctor Loreley y no dudó en aventurarse hacia adentro del cuartel, justo hacia la sala de reuniones.
Héctor no lo admitiría pero esperaba mucho del perro quien tras algunas coincidencias en su violento modo de pensar, parecía comenzar a agradarle; ni siquiera fue necesario dar la orden, cuando apenas Héctor se avalanzó sobre la jovencita sin piedad alguna; el peludo hombre bestia fijo su mira en el lagarto que dicho sea de paso valía la nada despreciable suma de 9000 aeros, suficiente para darse la buena vida por un buen rato.
En su escape hacia el interior del recinto el pequeño lagarto miraría hacia atrás con algo de remordimiento por abandonar a la chica, a fin de cuentas no estaba tan mal; pero justo ese momento de debilidad sirvió de ventaja para que el hombre bestia consiguiera golpearlo con una piedra que al alcanzarlo le propinó una fuerte descarga la cual hizo que el reptil se tambaleara un par de veces aunque aún sin caer -Tonto ¿Crees que eso me hará daño?- Dijo orgulloso mientras golpeaba su piel dura y resistente -Soy más duro de lo que parezco- Dijo de nuevo para darse media vuelta y comenzar a correr aunque no llegaría más allá de un par de pasos, pues su vista se nubló y ligeros espasmos le recorrieron el cuerpo que parecía comenzar a dormirse.
Lazid debía ahora tragarse su orgullo y darle algo de ayuda a la chica ahora que él parecía haber quedado fuera de juego, al menos por ahora; agarró el pequeño manojo de llaves y lo arrojó hacia la joven ladrona; aunque sus fuerzas le abandonarían antes y su triste intento de lanzamiento quedaría en el piso a medio camino justo entre la ladrona y el hombre bestia; quien llegara primero se quedaría con el manojo de llaves que podría representar una ventaja para los ladrones o una fuerte traba si era tomada por los guardias.
Runa por su parte se había quedado atrás y con esfuerzo había logrado salvarse de los poderosos golpes de aquel enorme coloso forrado de metal; un intento de golpe salió de la mujer y aunque no parecía ser lo más eficaz, logró golpear el casco de Héctor haciendo que éste se girara y eliminara la visibilidad del humano; no sería suficiente para vencerlo, pero le daría unos instantes de tiempo valiosos para ver cómo Lazid le arrojaba un manojo de llaves, entendiendo no sólo la manera como el astuto líder había logrado abrir la puerta tan fácil, sino además que debía alcanzar dicha herramienta para no perder esa ventaja; algunos murmullos se podrían escuchar bajo el casco del guardia, frases inentendibles pero que delataban un claro enojo y donde solo se pudo escuchar con claridad la orden "Atrapa a la maldita chica".
3A - Prisioneros Comunes y Temporales
Mientras tanto en el otro lado, la joven elfa luego de entrar completamente empapada se encontraría con una mujer guardia que era más astuta de lo que aparentaba y que sin resistencia pareció creer completamente las palabras de la niña de orejas picudas; la actuación de la niña era magistral, pero no tanto como era la habilidad de la humana para detectar mentiras y difícilmente se tragaría aquella lastimosa historia, todo se había reducido a un juego de engaños pues la guardia decidió jugar el mismo juego.
La mujer ofreció amablemente una sábana a la niña mientras la invitaba a entrar a una ¿Celda? Ha sido fácil, demasiado fácil, ni en sus mejores sueños la elfa habría podido engañar a alguien con tal facilidad, sospecha que algo anda mal, un vago presentimiento de que le están jugando al mismo juego le hace pensar que quieren atraparla, tal vez sea por el hecho de que ese lugar a donde quieren meterla es una celda.
Afortunadamente Chimar llega en el último momento para ser el héroe de la partida; la entrada del chico hace reaccionar por fin a la niña si no es que ya se había dado cuenta antes; la llegada del chico cambia completamente las reglas del juego y ahora es él quien de manera más directa pretende librarse de la guardia metiéndola a su propia celda; justo parecía el mejor momento para los ladrones hasta que un nuevo refuerzo aparece para los guardias; Eltrant había escuchado claramente el grito de alerta del hombre bestia y había rodeado el patio para llegar al que se había convertido en el epicentro del caos.
La entrada del humano sería cuanto menos teatral, el despojarse de su capa con su brillante armadura cual noble caballero en rescate de su doncella era algo digno de recordar, aunque con eso no resolvería la situación y lo sabía, al menos en caso de fallar, le quedaría el recuerdo de haber hecho una buena entrada; se posicionó entre Alanna y el niño de la ballesta para servirle de escudo a su compañera y planear un contragolpe; el choque era inminente.
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∞ Runa y Asher tendrán que lanzarse por el manojo de llaves que le dará una gran ventaja a quien sea que logre hacerse con él, ambos lanzarán una runa para determinar su suerte y saber quién consigue tomarlo; Lazid por su parte acaba por caer al piso aparentemente inconsciente, el lagarto enano vale mucho así que Asher podría también decidir no ir por las llaves sino más bien asegurar al reptil; Héctor lucha para enderezar su casco, serán apenas unos instantes que Runa debe aprovechar tanto como pueda, salir por donde ha entrado ya no es una opción pues Héctor avanza sin ver hasta bloquear la puerta con su cuerpo; así que con llave o sin ella, Runa no tendrá más opción que avanzar hacia el interior (Indica por favor a qué sala te diriges) Asher, deberás decidir si perseguir a la ladrona o dejara ir para adueñarte del lagarto.
∞ En otra sala Alanna y Eltrant se encuentran en una encrucijada, jugarán al contra golpe, dependiendo de las acciones de los ladrones podrán contra atacar; Chimar podrá reaccionar a los guardias, de momento es la espada del equipo, mientras tanto Iliaki podrá dar un vistazo discreto a las celdas en busca de los prisioneros cuyos retratos pudieron ver en la base del gremio de ladrones, a no ser que los hayan desfigurado no sería difícil ubicarlo; una mujer muy similar a la de las imágenes se asoma tras las rejas de la celda en el rincón más lejano, Parece ser Ambar pero ¿Y Gabret? Tal parece que no están juntos.
∞ Deberán lanzar runas si y solo sí realizan ataques físicos al oponente, estrategias verbales o amenazas no se consideran ataques reales; Alanna, Eltrant, sus enemigos parecen ser solo niños, pero no deben subestimarlos o les costará caro; no deben permitir que los chicos lleguen a la celda de Ambar; hicieron bien en usar celdas separadas para los dos ladrones.
Ansur
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Después de un largo día trabajando - labor que la mayor parte de la sociedad ni siquiera llamaría "trabajo" - regresaban los líderes de la calles con provisiones y objetos para todos. En lo profundo de las catacumbas, cobijada por la oscuridad de la noche, un par de ladrones habían logrado forjar una familia, de la cual ellos se habían convertido en proveedores y protectores. Olvidados por los ciudadanos, personas consideradas escoria de la sociedad continuaban sus vidas, mientras que, maravillosamente, algunos más dignos a llamarse héroes surgían de esa matriz.
Sus acciones jamás serían olvidadas, y sus sucesores agradecerían por siempre aquellos alimentos que los hicieron continuar de pie un día más, con una razón más para creer en sus propias historias.
Chimar logró salvarme de una buena, pero ahora ambos bandos estamos en partes iguales unos contra otros. A veces, es poco creíble que con los que seguiste el mismo camino (aunque por corto tiempo) ahora estén frente tuyo blandiendo la espada. No es maldad, sólo nos tocó jugar en equipos distintos esta vez. La guardia con la que me topé ¡Tenía una calidez con la que años antes me había topado! Humanos así casi no he encontrado... y si, tal vez...
- ¡Dejen dormir, sabandijas! - gritaba algún criminal encerrado - ¡Gritan como busconas!
Retrocediendo lentamente, giró la mirada a las celdas, llamada por la curiosidad de los encerrados. En una de ellas, como si el instinto y el recuerdo la hubieran alertado, reconoció un rostro femenino, abatido por el encierro, levantando sus ojos pesadamente hacia el caos que se comenzaba a armar.
Es... ¡Es Ámbar!
Debo llamar su atención de una forma u otra, pero caray, si ya nos está viendo, pero no creo que sepa quiénes somos nosotros. Si le hago señas, quizá me entienda. ¡Genial, parece que ya está captando!
Haciendo algunas señas discretas con sus manos, Iliaki trató de hacerle saber el plan a Ámbar, respondiendo algunas cosas apenas visibles por la luz de los candelabros.
"Hemos - venido - liberarlos"
"Niños - deberían - dormir"
"Hay - una - más"
"Dos - azúcar - por favor"
¿Qué fue eso? Me parece que no he entendido nada. Sin embargo, nuestro alboroto ha despertado al resto de los presos en las celdas. Me gustaría adivinar cuántos de ellos cometieron sus crímenes por maldad pura. Ahora, veamos, ¿Qué se puede hacer? No queda mucho tiempo antes de que una de las dos partes decida atacar, y no dudo que Runa esté en aprietos ahora mismo. ¡Vamos, debe haber algo!
Dando ligeros pasos, Iliaki se dio cuenta de un puesto de observación, separado por barrotes de acero hacia el pasillo en el que se encontraban. Dando un rápido vistazo, dedujo algunos mecanismos que abrían las celdas menores a partir del puesto de observación.
- Prometí no estorbar, pero lo lamento, por lo regular no suelo romper mi palabra, pero esta vez no queda de otra. - dijo disculpándose con una postura elegante, rota de pronto por un grito ensordecedor.
Pegando un salto convertido en carrera, la elfina salió por una de las puertas, buscando con la mirada algo. Subiendo a la mesa que se encontraba en el frente de la habitación, comenzó a inspeccionar con sus ojos traviesos lo que se encontraba alrededor.
Por favor, por favor ¿Dónde está? ¡Ajá! ¡La puerta! ¡Ahí debería estar! O por lo menos debería estar ahí.
Su mirada, luego de ubicar los espacios, se posicionó en la puerta por la que había salido, esperando algo, como un gladiador esperando a que el león lo atacara.
Sus acciones jamás serían olvidadas, y sus sucesores agradecerían por siempre aquellos alimentos que los hicieron continuar de pie un día más, con una razón más para creer en sus propias historias.
Chimar logró salvarme de una buena, pero ahora ambos bandos estamos en partes iguales unos contra otros. A veces, es poco creíble que con los que seguiste el mismo camino (aunque por corto tiempo) ahora estén frente tuyo blandiendo la espada. No es maldad, sólo nos tocó jugar en equipos distintos esta vez. La guardia con la que me topé ¡Tenía una calidez con la que años antes me había topado! Humanos así casi no he encontrado... y si, tal vez...
- ¡Dejen dormir, sabandijas! - gritaba algún criminal encerrado - ¡Gritan como busconas!
Retrocediendo lentamente, giró la mirada a las celdas, llamada por la curiosidad de los encerrados. En una de ellas, como si el instinto y el recuerdo la hubieran alertado, reconoció un rostro femenino, abatido por el encierro, levantando sus ojos pesadamente hacia el caos que se comenzaba a armar.
Es... ¡Es Ámbar!
Debo llamar su atención de una forma u otra, pero caray, si ya nos está viendo, pero no creo que sepa quiénes somos nosotros. Si le hago señas, quizá me entienda. ¡Genial, parece que ya está captando!
Haciendo algunas señas discretas con sus manos, Iliaki trató de hacerle saber el plan a Ámbar, respondiendo algunas cosas apenas visibles por la luz de los candelabros.
"Hemos - venido - liberarlos"
"Niños - deberían - dormir"
"Hay - una - más"
"Dos - azúcar - por favor"
¿Qué fue eso? Me parece que no he entendido nada. Sin embargo, nuestro alboroto ha despertado al resto de los presos en las celdas. Me gustaría adivinar cuántos de ellos cometieron sus crímenes por maldad pura. Ahora, veamos, ¿Qué se puede hacer? No queda mucho tiempo antes de que una de las dos partes decida atacar, y no dudo que Runa esté en aprietos ahora mismo. ¡Vamos, debe haber algo!
Dando ligeros pasos, Iliaki se dio cuenta de un puesto de observación, separado por barrotes de acero hacia el pasillo en el que se encontraban. Dando un rápido vistazo, dedujo algunos mecanismos que abrían las celdas menores a partir del puesto de observación.
- Prometí no estorbar, pero lo lamento, por lo regular no suelo romper mi palabra, pero esta vez no queda de otra. - dijo disculpándose con una postura elegante, rota de pronto por un grito ensordecedor.
Pegando un salto convertido en carrera, la elfina salió por una de las puertas, buscando con la mirada algo. Subiendo a la mesa que se encontraba en el frente de la habitación, comenzó a inspeccionar con sus ojos traviesos lo que se encontraba alrededor.
Por favor, por favor ¿Dónde está? ¡Ajá! ¡La puerta! ¡Ahí debería estar! O por lo menos debería estar ahí.
Su mirada, luego de ubicar los espacios, se posicionó en la puerta por la que había salido, esperando algo, como un gladiador esperando a que el león lo atacara.
- ¡Se fue por ahi!:
- Iliaki se ha movido al 2A
Última edición por Iliaki el Dom Oct 09 2016, 21:19, editado 2 veces
Iliaki
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Parecía todo tan sencillo, esa chiquilla estaba entrando a la celda totalmente cegada por su engaño, la celda, abierta ante ellas, era el lugar perfecto para encerrar a la chiquilla, allí se mantendría tranquila, no molestaría y no correría peligro, y, en cuanto hubiera un cambio de guardia y llegasen los de la mañana, podría sacarla de allí. Los ladrones parecían estar, por fin, haciendo su movimiento y ella había tenido, probablemente, que enfrentar al enemigo más sencillo. Después de todo no era más que una chiquilla.
Eso pensaba, al menos, cuando Chimar apareció a sus espaldas y la amenazó con un proyectil obligándola a soltar a la chiquilla a la que había cubierto con la manta. Tragó saliva. ¿Meterse en la celda? Debía estar loco si pensaba que lo haría, prefería una herida a una prisión. Sin embargo, no estaba nada contenta con la situación. A ese niño le había incluso, dado de comer, había luchado junto a él, y eso, eso era, cuanto menos, una traición.
Tanteó sus dagas, con cierto temor, dispuesta a lanzársela al niño para asustarle. Pero no tuvo tiempo para actuar, para su suerte, Eltrant entró corriendo en la sala, abriendo la puerta con fuerza y dejó caer su empapada capa sobre el suelo mostrando su armaduras de la guardia. La sorpresa no fue poca, no esperaba que fuera a ir a socorrerla, no a ella, teniendo en cuenta su posición, habría llegado antes a ayudar a Asher, pero, en cambio, había preferido recorrer todo el patio bajo la lluvia para llegar a ella.
Sin dudarlo un instante, confiando ciegamente en él, se situó a su espalda, no le hacía gracia necesitar protección, no le gustaba usar a nadie como escudo, ni ser una damisela en apuros, pero Eltrant era mucho más resistente que ella, y con la armadura no habría nada que pudiera con él, ni siquiera los jueguecitos de Chimar.
- Gracias por venir a por mi.- le dijo mientras sacaba las dagas dispuesta a atacar a cualquier movimiento que hicieran.
Iliaki fue la primera en actuar, la chiquilla pareció ver algo que le llamó la atención. Alanna guardó su mirada frustrada, ni siquiera chasqueó la lengua en señal de disgusto. De todos modos, tanto Gabret como Ámbar estaban puestos en celdas de alta seguridad y las llaves estaban a ben recaudo, sería prácticamente imposible que los sacasen de allí y menos teniendo en cuenta que, en el otro lado, encontraban Asher y Hector Loreley, contra un equipo como ese, nada podrían hacer, y ahora que Eltrant estaba con ella, tampoco podrían derrotarlos.
- Chimar, más vale que te rindas, poco puedes hacer contra nosotros, y lo sabes.- Dijo preparando sus dagas.
Apuntó con una al arma que el chiquillo usaba para amenazarla sin salir de detrás de Eltrant, su punto de visión era recto, no debería tener problemas para acertar. Afinó su vista , sin demasiado temor a fallo, lanzó su daga contra el arma que el chiquillo tenía atada a la mano, no quería herirlo, solo dejarlo sin posibilidades para poderlo atrapar.
Fijó el punto, la amenaza visible de Eltrant era un punto a favor, el chico era alto de normal, pero con la armadura parecía incluso más grande, ella, a su lado, semejaba casi una muñeca, pero no por eso era menos peligrosa, sin embargo, llamaba la atención más que ella, nadie esperaría que fuera la de aspecto más débil la que lanzase el ataque, pero las apariencias engañan. Chimar no conocía a Eltrant ni su modo de luchar, por lo que, para el pequeño traidor era él la amenaza más grave.
Él creía que podía confiar en ella, la igual que ella había creído poder confiar en él, pero las lealtades habían cambiado, la justicia era otra, y el riesgo mayor, ya no tendría compasión, ni miramientos, no tendría paciencia, se acabó la niña buena, ella nunca traicionaba a un amigo, pero si la traicionaban a ella, no tendría piedad a no ser que la razón fuera buena, y sacar a dos ladrones de la cárcel no era algo vita.
Se enfrentaba a ella, no había siquiera pensado en evitar el enfrentamiento, no iba a perdonarlo con tanta facilidad por muy niño que fuera, ella de pequeña también había vivido necesidades, pero incluso en ese entonces tenía principios, le daba vergüenza que alguien en quien confiaba, que la habían tenido a ella y a Níniel de ejemplo, no los tuviera.
Lanzó la daga hasta el artefacto y salió de detrás de Eltrant con la otra, si no le daba con la daga que volaba por el aire, la golpearía ella con la que mantenía en la mano, o, al menos, podría detenerlo cogiéndole las manos, era más fuerte que un niño, y más veloz, eso era algo que no podría negarle nadie. Estaba claro, se habían acabado los juegos.
Off: Yo he atacado, si no está bien, avisadme y cambio en seguida >-<
Eso pensaba, al menos, cuando Chimar apareció a sus espaldas y la amenazó con un proyectil obligándola a soltar a la chiquilla a la que había cubierto con la manta. Tragó saliva. ¿Meterse en la celda? Debía estar loco si pensaba que lo haría, prefería una herida a una prisión. Sin embargo, no estaba nada contenta con la situación. A ese niño le había incluso, dado de comer, había luchado junto a él, y eso, eso era, cuanto menos, una traición.
Tanteó sus dagas, con cierto temor, dispuesta a lanzársela al niño para asustarle. Pero no tuvo tiempo para actuar, para su suerte, Eltrant entró corriendo en la sala, abriendo la puerta con fuerza y dejó caer su empapada capa sobre el suelo mostrando su armaduras de la guardia. La sorpresa no fue poca, no esperaba que fuera a ir a socorrerla, no a ella, teniendo en cuenta su posición, habría llegado antes a ayudar a Asher, pero, en cambio, había preferido recorrer todo el patio bajo la lluvia para llegar a ella.
Sin dudarlo un instante, confiando ciegamente en él, se situó a su espalda, no le hacía gracia necesitar protección, no le gustaba usar a nadie como escudo, ni ser una damisela en apuros, pero Eltrant era mucho más resistente que ella, y con la armadura no habría nada que pudiera con él, ni siquiera los jueguecitos de Chimar.
- Gracias por venir a por mi.- le dijo mientras sacaba las dagas dispuesta a atacar a cualquier movimiento que hicieran.
Iliaki fue la primera en actuar, la chiquilla pareció ver algo que le llamó la atención. Alanna guardó su mirada frustrada, ni siquiera chasqueó la lengua en señal de disgusto. De todos modos, tanto Gabret como Ámbar estaban puestos en celdas de alta seguridad y las llaves estaban a ben recaudo, sería prácticamente imposible que los sacasen de allí y menos teniendo en cuenta que, en el otro lado, encontraban Asher y Hector Loreley, contra un equipo como ese, nada podrían hacer, y ahora que Eltrant estaba con ella, tampoco podrían derrotarlos.
- Chimar, más vale que te rindas, poco puedes hacer contra nosotros, y lo sabes.- Dijo preparando sus dagas.
Apuntó con una al arma que el chiquillo usaba para amenazarla sin salir de detrás de Eltrant, su punto de visión era recto, no debería tener problemas para acertar. Afinó su vista , sin demasiado temor a fallo, lanzó su daga contra el arma que el chiquillo tenía atada a la mano, no quería herirlo, solo dejarlo sin posibilidades para poderlo atrapar.
Fijó el punto, la amenaza visible de Eltrant era un punto a favor, el chico era alto de normal, pero con la armadura parecía incluso más grande, ella, a su lado, semejaba casi una muñeca, pero no por eso era menos peligrosa, sin embargo, llamaba la atención más que ella, nadie esperaría que fuera la de aspecto más débil la que lanzase el ataque, pero las apariencias engañan. Chimar no conocía a Eltrant ni su modo de luchar, por lo que, para el pequeño traidor era él la amenaza más grave.
Él creía que podía confiar en ella, la igual que ella había creído poder confiar en él, pero las lealtades habían cambiado, la justicia era otra, y el riesgo mayor, ya no tendría compasión, ni miramientos, no tendría paciencia, se acabó la niña buena, ella nunca traicionaba a un amigo, pero si la traicionaban a ella, no tendría piedad a no ser que la razón fuera buena, y sacar a dos ladrones de la cárcel no era algo vita.
Se enfrentaba a ella, no había siquiera pensado en evitar el enfrentamiento, no iba a perdonarlo con tanta facilidad por muy niño que fuera, ella de pequeña también había vivido necesidades, pero incluso en ese entonces tenía principios, le daba vergüenza que alguien en quien confiaba, que la habían tenido a ella y a Níniel de ejemplo, no los tuviera.
Lanzó la daga hasta el artefacto y salió de detrás de Eltrant con la otra, si no le daba con la daga que volaba por el aire, la golpearía ella con la que mantenía en la mano, o, al menos, podría detenerlo cogiéndole las manos, era más fuerte que un niño, y más veloz, eso era algo que no podría negarle nadie. Estaba claro, se habían acabado los juegos.
Off: Yo he atacado, si no está bien, avisadme y cambio en seguida >-<
Alanna Delteria
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El miembro 'Alanna Delteria' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
De repente otro personaje aparece, nada menos que un guardia adicional y lleno de metal. Chimar suspira, nunca nada resulta fácil. Para variar la sardina en su frasco llega con bravuconerías, tiene una alta opinión personal de sí mismo o no considera al niño como amenaza real… más básico que un libro infantil.
Aquí te espero “frijol”.
Maquiavelo usa sus conocimientos en herrería para buscar una parte vulnerable en la armadura enemiga, no resulta muy difícil debido a la factura barata. El blindaje protege de los golpes directos pero contra ataques más específicos falla, un virote bien disparado puede atravesar al guerrero y continuar volando.
Pero señorita Alanna rendirse no es divertido.
En ese momento ocurre algo raro, la mujer arroja una daga y por algún capricho de los dioses termina acertando jodidamente bien su blanco. La ballesta recibe un golpe que ocasiona cierto disparo automático, su trayectoria es diferente pero no por eso menos peligrosa, en pocas palabras ahora una flecha loca se dirige a la cabeza del guardia molesto.
… que conste, no fue mi culpa.
El niño percibe un bamboleo extraño en su arma, sabe bien a que se debe. Los sistemas automáticos se desequilibraron, por ahora tendrá que recargar manualmente. Menudo momento para que la maquinaria falle aunque con ese golpe resulta sorpresivo que algo siga funcionando, Alanna es más peligrosa de lo que parece.
Sin vacilar la mujer guerrera se lanza en carga, no quiere dejar cabo suelto. Chimar prepara una contramedida rápida, saca su esfera metálica y se la arroja al par de hostiles. El artilugio pronto hace su labor, explotar y causar una gran conmoción... alguien tendrá dolor de cabeza por varias horas.
Nadie daña mis juguetes.
Dice con tono serio y algo molesto, es bastante proteccionista con sus creaciones. Aprovechando la locura temporal recarga manualmente el arma, por suerte es mucho más rápida que un aparato corriente incluso tras recibir daño. Ahora tiene una encrucijada importante, quedarse y luchar o desaparecer como Iliaki.
Dos adultos bien equipados y curtidos pueden resultar un reto, incluso para él. Quizás sea momento de jugar al gato y al ratón con los aburridos, al menos hasta que pueda utilizar sus herramientas para reparar el arma. No le toma mucho tiempo salir corriendo, por suerte la jodida instalación está bastante vacía.
Veamos si todo ese tamaño sirve para algo.
Da algunas vueltas y busca un buen lugar para ocultarse, divide y vencerás dice el libro de tácticas. Tiene cierta idea sobre como causar más caos pero la reservara, no es bueno mostrar todas las cartas en un solo turno. Involuntariamente tal vez logre comprarle tiempo a los demás, su situación parece igual de precaria.
Aquí te espero “frijol”.
Maquiavelo usa sus conocimientos en herrería para buscar una parte vulnerable en la armadura enemiga, no resulta muy difícil debido a la factura barata. El blindaje protege de los golpes directos pero contra ataques más específicos falla, un virote bien disparado puede atravesar al guerrero y continuar volando.
Pero señorita Alanna rendirse no es divertido.
En ese momento ocurre algo raro, la mujer arroja una daga y por algún capricho de los dioses termina acertando jodidamente bien su blanco. La ballesta recibe un golpe que ocasiona cierto disparo automático, su trayectoria es diferente pero no por eso menos peligrosa, en pocas palabras ahora una flecha loca se dirige a la cabeza del guardia molesto.
… que conste, no fue mi culpa.
El niño percibe un bamboleo extraño en su arma, sabe bien a que se debe. Los sistemas automáticos se desequilibraron, por ahora tendrá que recargar manualmente. Menudo momento para que la maquinaria falle aunque con ese golpe resulta sorpresivo que algo siga funcionando, Alanna es más peligrosa de lo que parece.
Sin vacilar la mujer guerrera se lanza en carga, no quiere dejar cabo suelto. Chimar prepara una contramedida rápida, saca su esfera metálica y se la arroja al par de hostiles. El artilugio pronto hace su labor, explotar y causar una gran conmoción... alguien tendrá dolor de cabeza por varias horas.
Nadie daña mis juguetes.
Dice con tono serio y algo molesto, es bastante proteccionista con sus creaciones. Aprovechando la locura temporal recarga manualmente el arma, por suerte es mucho más rápida que un aparato corriente incluso tras recibir daño. Ahora tiene una encrucijada importante, quedarse y luchar o desaparecer como Iliaki.
Dos adultos bien equipados y curtidos pueden resultar un reto, incluso para él. Quizás sea momento de jugar al gato y al ratón con los aburridos, al menos hasta que pueda utilizar sus herramientas para reparar el arma. No le toma mucho tiempo salir corriendo, por suerte la jodida instalación está bastante vacía.
Veamos si todo ese tamaño sirve para algo.
Da algunas vueltas y busca un buen lugar para ocultarse, divide y vencerás dice el libro de tácticas. Tiene cierta idea sobre como causar más caos pero la reservara, no es bueno mostrar todas las cartas en un solo turno. Involuntariamente tal vez logre comprarle tiempo a los demás, su situación parece igual de precaria.
Chimar usa su habilidad de Lvl 1 (Bomba Hidráulica)
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Iliaki se había marchado, entornó los ojos, perseguirla ahora por todo el edificio seria perder el tiempo tras la chica, Alanna se encargaría de ella más adelante, o Asher, a él le preocupaba más el pequeño ballestero, le conocía, o lo había hecho tiempo atras según decía el colgante que pendía de su cuello, pero estaban igualados, pues el muchacho no hizo ninguna alusión a la presencia del exmercenario en aquel lugar, también parecía haberle olvidado a él.
- Un poco arrogante para alguien que aún no puede entrar en tabernas ¿No crees? – Contestó el guarda, siempre frente a Alanna. Podían correr, podían huir todo lo que quisieran, los ladrones tenían un tiempo limitado, él no, los ladrones tenían que sacar a sus líderes de las celdas y huir con ellos, él solo tenía que mantenerse en un lugar, estático, no tenía que vencer en combate, no tenía que matar a nadie, no tenía que demostrar que era más fuerte, solo tenia que resistir.
Tras la partida de Iliaki, Alanna decidió tomar la iniciativa, y oportunamente, lanzó unas dagas increíblemente precisas hacia el antebrazo del niño, lo que hizo que el dispositivo que tenía fallase y lanzase un virote directamente a la cabeza del mercenario.
La saeta cruzó grácil el lugar, cortando el aire en busca de su objetivo, apretando los dientes, colocó su antebrazo frente a su cara lo más rápido que pudo, un sonoro chasquido metálico indicó que el virote no había penetrado la armadura, y ahora giraba frenéticamente a lo largo de la habitación quedando, finalmente, clavada en mitad de la pared.
- ¡Ten más cuidado! ¡Casi me atraviesa la cabeza! – Le dijo a su compañera, que seguía oculta tras de él, con una sonrisa nerviosa en la cara. - ¡Y me gusta mi cabeza! Ya sé que no me gano la vida con ella, pero ya sabes.
Pero los juegos del joven que respondían al nombre de Chimar no habían acabado, con un veloz movimiento de brazos el muchacho extrajo un artefacto de aspecto extraño debajo de sus ropajes – Eso no puede ser bueno… - Susurró mientras veía volar aquella cosa en dirección a él y a Alanna, más de un centenar de personas le habían lanzado cosas a lo largo de los viajes, y en ninguna ocasión había acabado bien.
Apretando los dientes y esperando el posible impacto, se colocó frente a su compañera, como había predicho, aquella cosa primero emitió un fuerte chasquido, seguido de una onda expansiva solo comparable al tirón que Garret le hacía con la mente en los entrenamientos.
Protegiendo a Alanna con su cuerpo, el artefacto de Chimar explotó a escasos centímetros de él, haciendo estallar parte de la armadura que rodeaba su antebrazo en mil pedazos.
Infinidad de pequeños trozos de metal que momentos atrás habían sido parte de su armadura surcaron el lugar como si de un centenar de pequeñas saetas se tratasen, destrozándolo todo y a todos a su paso, vio como algunos de los prisioneros se llevaban las manos a las heridas lamentándose en voz alta por esto, pidiendo un médico, el chico tendría que tener mucha suerte si quería salir ileso de aquella lluvia de metal. Alanna, en cambio, le tenía a él.
Antes de vomitar en el suelo debido al incesante dolor de cabeza que le produjo la explosión, lanzó su espada al muchacho con toda la fuerza que tenía sus brazos, estaba intentando escapar, y no lo iba a permitir.
Él era muchas cosas, pero no era ningún asesino, por lo que se aseguró de lanzarla de forma que la espada le acertase con el envés del arma, le haría un moratón, sí, quizás le partiría un hueso, pero limitaría los movimientos del muchacho lo suficiente como para que dejase de dar problemas.*
Profiriendo un grito de dolor en cuando el muchacho desapareció de su línea de visión, Eltrant miró su brazo izquierdo, más de un centenar de pequeños cortes, de todos los tamaños, yacían ahora en su brazo, el cual no tardó en comenzar a sangrar, dejó escapar una carcajada y se ató su capa, empapada por agua, en torno a dicha extremidad– ¡Al final me va a caer bien el chaval este! – Gritó, sintiendo como su corazón se aceleraba, allí estaba, aquel sentimiento que, cada vez que se metía en una pelea importante, brotaba en él. – ¡No te preocupes Ali! ¡No pasaran! – Sonrió con entusiasmo a la muchacha y se golpeó con fuerza en el pecho, el llamado Chimar tendría poca edad, pero sí que era el poseedor de algo que el exmercenario quería.
Un reto.
Desde que contrajo la maldición, desde que perdió a todos los que quería. En momentos como aquel, volvía a sentirse vivo.
No sentía dolor, pero le pitaban los oídos, sentía nauseas, pero se las quitó de la cabeza sacudiéndola con fuerza, cualquier otro hombre se habría desmayado, cualquier otro habría dejado escapar al muchacho, pero él podía seguir luchando, él estaba dispuesto a morir allí. - Alanna, si vas a ir tras él no te alejes mucho, el crío es peligroso – Dijo girándose hacia la celda en la que estaba Ambar – Yo no me voy a mover de aquí. – Agitando el brazo herido, recogió su espada del suelo, esperaba haberle hecho el daño suficiente como para que decidiese retirarse, si el collar le había susurrado dichas palabras al oído significaba que el niño y él habían tenido algo similar a una amistad tiempo atrás, podía haber más de un centenar de razones por las cuales se encontrase allí, no podía juzgar a alguien por tratar de sobrevivir.
Por otro lado, tenia que hacer su trabajo.
Acercándose hacía la celda en la que se encontraba la prisionera estrella y aprovechando el hecho de que ambos ladrones habían huido, arrastró el mueble más pesado que encontró, el más gigantesco, hasta la puerta que separaba a Ambar de su libertad, bloqueándola.
Jadeando, contempló el enorme armario repleto de armas y armaduras que tenía frente a él, todas ellas listas para ser tomadas por los guardas en caso de que los prisioneros decidiesen hacer un motín.
Él lo había pasado mal moviendo aquella cosa hasta allí, no se imaginaba como un par de críos podrían hacerlo rápidamente. Sí, si se comían un poco la cabeza podrían apartar aquella cosa, pero iban a tardar bastante tiempo en hacerlo, y eso era lo que no tenían los ladrones, tiempo.
Girándose sobre sí mismo comprobó el estado de su brazo, cerrando el puño y abriéndolo repetidas veces, no le daría muchos problemas, aunque tendría que cuidarse del pequeño si no quería acabar con un virote en mitad de la frente.
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Off: Habilidad de Nivel 2: Karma
- Un poco arrogante para alguien que aún no puede entrar en tabernas ¿No crees? – Contestó el guarda, siempre frente a Alanna. Podían correr, podían huir todo lo que quisieran, los ladrones tenían un tiempo limitado, él no, los ladrones tenían que sacar a sus líderes de las celdas y huir con ellos, él solo tenía que mantenerse en un lugar, estático, no tenía que vencer en combate, no tenía que matar a nadie, no tenía que demostrar que era más fuerte, solo tenia que resistir.
Tras la partida de Iliaki, Alanna decidió tomar la iniciativa, y oportunamente, lanzó unas dagas increíblemente precisas hacia el antebrazo del niño, lo que hizo que el dispositivo que tenía fallase y lanzase un virote directamente a la cabeza del mercenario.
La saeta cruzó grácil el lugar, cortando el aire en busca de su objetivo, apretando los dientes, colocó su antebrazo frente a su cara lo más rápido que pudo, un sonoro chasquido metálico indicó que el virote no había penetrado la armadura, y ahora giraba frenéticamente a lo largo de la habitación quedando, finalmente, clavada en mitad de la pared.
- ¡Ten más cuidado! ¡Casi me atraviesa la cabeza! – Le dijo a su compañera, que seguía oculta tras de él, con una sonrisa nerviosa en la cara. - ¡Y me gusta mi cabeza! Ya sé que no me gano la vida con ella, pero ya sabes.
Pero los juegos del joven que respondían al nombre de Chimar no habían acabado, con un veloz movimiento de brazos el muchacho extrajo un artefacto de aspecto extraño debajo de sus ropajes – Eso no puede ser bueno… - Susurró mientras veía volar aquella cosa en dirección a él y a Alanna, más de un centenar de personas le habían lanzado cosas a lo largo de los viajes, y en ninguna ocasión había acabado bien.
Apretando los dientes y esperando el posible impacto, se colocó frente a su compañera, como había predicho, aquella cosa primero emitió un fuerte chasquido, seguido de una onda expansiva solo comparable al tirón que Garret le hacía con la mente en los entrenamientos.
Protegiendo a Alanna con su cuerpo, el artefacto de Chimar explotó a escasos centímetros de él, haciendo estallar parte de la armadura que rodeaba su antebrazo en mil pedazos.
Infinidad de pequeños trozos de metal que momentos atrás habían sido parte de su armadura surcaron el lugar como si de un centenar de pequeñas saetas se tratasen, destrozándolo todo y a todos a su paso, vio como algunos de los prisioneros se llevaban las manos a las heridas lamentándose en voz alta por esto, pidiendo un médico, el chico tendría que tener mucha suerte si quería salir ileso de aquella lluvia de metal. Alanna, en cambio, le tenía a él.
Antes de vomitar en el suelo debido al incesante dolor de cabeza que le produjo la explosión, lanzó su espada al muchacho con toda la fuerza que tenía sus brazos, estaba intentando escapar, y no lo iba a permitir.
Él era muchas cosas, pero no era ningún asesino, por lo que se aseguró de lanzarla de forma que la espada le acertase con el envés del arma, le haría un moratón, sí, quizás le partiría un hueso, pero limitaría los movimientos del muchacho lo suficiente como para que dejase de dar problemas.*
Profiriendo un grito de dolor en cuando el muchacho desapareció de su línea de visión, Eltrant miró su brazo izquierdo, más de un centenar de pequeños cortes, de todos los tamaños, yacían ahora en su brazo, el cual no tardó en comenzar a sangrar, dejó escapar una carcajada y se ató su capa, empapada por agua, en torno a dicha extremidad– ¡Al final me va a caer bien el chaval este! – Gritó, sintiendo como su corazón se aceleraba, allí estaba, aquel sentimiento que, cada vez que se metía en una pelea importante, brotaba en él. – ¡No te preocupes Ali! ¡No pasaran! – Sonrió con entusiasmo a la muchacha y se golpeó con fuerza en el pecho, el llamado Chimar tendría poca edad, pero sí que era el poseedor de algo que el exmercenario quería.
Un reto.
Desde que contrajo la maldición, desde que perdió a todos los que quería. En momentos como aquel, volvía a sentirse vivo.
No sentía dolor, pero le pitaban los oídos, sentía nauseas, pero se las quitó de la cabeza sacudiéndola con fuerza, cualquier otro hombre se habría desmayado, cualquier otro habría dejado escapar al muchacho, pero él podía seguir luchando, él estaba dispuesto a morir allí. - Alanna, si vas a ir tras él no te alejes mucho, el crío es peligroso – Dijo girándose hacia la celda en la que estaba Ambar – Yo no me voy a mover de aquí. – Agitando el brazo herido, recogió su espada del suelo, esperaba haberle hecho el daño suficiente como para que decidiese retirarse, si el collar le había susurrado dichas palabras al oído significaba que el niño y él habían tenido algo similar a una amistad tiempo atrás, podía haber más de un centenar de razones por las cuales se encontrase allí, no podía juzgar a alguien por tratar de sobrevivir.
Por otro lado, tenia que hacer su trabajo.
Acercándose hacía la celda en la que se encontraba la prisionera estrella y aprovechando el hecho de que ambos ladrones habían huido, arrastró el mueble más pesado que encontró, el más gigantesco, hasta la puerta que separaba a Ambar de su libertad, bloqueándola.
Jadeando, contempló el enorme armario repleto de armas y armaduras que tenía frente a él, todas ellas listas para ser tomadas por los guardas en caso de que los prisioneros decidiesen hacer un motín.
Él lo había pasado mal moviendo aquella cosa hasta allí, no se imaginaba como un par de críos podrían hacerlo rápidamente. Sí, si se comían un poco la cabeza podrían apartar aquella cosa, pero iban a tardar bastante tiempo en hacerlo, y eso era lo que no tenían los ladrones, tiempo.
Girándose sobre sí mismo comprobó el estado de su brazo, cerrando el puño y abriéndolo repetidas veces, no le daría muchos problemas, aunque tendría que cuidarse del pequeño si no quería acabar con un virote en mitad de la frente.
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Off: Habilidad de Nivel 2: Karma
Última edición por Eltrant Tale el Miér Oct 12 2016, 00:30, editado 1 vez (Razón : Jramatika)
Eltrant Tale
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
No era suficiente, no había tenido ya lo justo con un líder que la dejaba atrás como un perro ,sino que tenía que estar pendiente de un grandullón que a la mínima la dejaría como la papilla de un bebé. Demasiado que logró quitarle la visibilidad para darle unos minutos de ventaja, aunque como una bestia, furioso empezó a chocarse contra todo y gritar , así tapando la entrada por donde ella había entrado con Lazid.
-Oh no... Mierda. Empezó a lamentar la muchacha consciente del peligro en el que estaba metida.
Sabía que su única opción era continuar, era mirar tan solo adelante. Sobre todo si tenia aquel mastodonte que en cualquier momento la atraparía y acabaría encarcelada. "Encarcelada" pensó mientras ella siempre un alma libre que nunca se dejaba atrapar u oprimir ante ninguna ley, por muy humana que fuera.Era hora de arrancar, había sido traicionada por el líder , un líder que apenas conocía y ahora tenia que decidir que decisión tomar.
Salió corriendo hacia una sala que parecía el sitio de las reuniones,tras internar no chocar contra las mesas teniendo al anterior hombre detrás casi tropezando por todos los lugares, observó como unas llaves se arrastraban hacia ella y el quejido del lagarto al fondo. Esa criatura perro, lo había perseguido y lo había dado caza.Ahora , venia a por dichas llaves que parecían ser bastante importantes. -Soy la reina de todos los fregados... Se lanzó al suelo a intentar coger dichas llaves cuando escuchó al hombre grande ordenar al otro que la atrapará.
Antes de que pudiera atraparlas, aquel ciego torpe, se entrometió pisando su mano fuertemente haciendo soltar un gran chillido a la chica que alarmaría a lo demás compañeros.
Debían llegar, sino querían que ni Lazid ni ella acabaran en problemas más serios.
-Oh no... Mierda. Empezó a lamentar la muchacha consciente del peligro en el que estaba metida.
Sabía que su única opción era continuar, era mirar tan solo adelante. Sobre todo si tenia aquel mastodonte que en cualquier momento la atraparía y acabaría encarcelada. "Encarcelada" pensó mientras ella siempre un alma libre que nunca se dejaba atrapar u oprimir ante ninguna ley, por muy humana que fuera.Era hora de arrancar, había sido traicionada por el líder , un líder que apenas conocía y ahora tenia que decidir que decisión tomar.
Salió corriendo hacia una sala que parecía el sitio de las reuniones,tras internar no chocar contra las mesas teniendo al anterior hombre detrás casi tropezando por todos los lugares, observó como unas llaves se arrastraban hacia ella y el quejido del lagarto al fondo. Esa criatura perro, lo había perseguido y lo había dado caza.Ahora , venia a por dichas llaves que parecían ser bastante importantes. -Soy la reina de todos los fregados... Se lanzó al suelo a intentar coger dichas llaves cuando escuchó al hombre grande ordenar al otro que la atrapará.
Antes de que pudiera atraparlas, aquel ciego torpe, se entrometió pisando su mano fuertemente haciendo soltar un gran chillido a la chica que alarmaría a lo demás compañeros.
Debían llegar, sino querían que ni Lazid ni ella acabaran en problemas más serios.
Última edición por Runa Thorgil el Jue Oct 13 2016, 21:35, editado 1 vez
Runa Thorgil
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Sonreí. Había acertado de pleno con la runa, y el lagarto comenzó a convulsionar. No tardaría en caer redondo. Antes de eso, sin embargo, decidió esforzarse en ser un incordio final y lanzó sus llaves al suelo, brindándole una oportunidad a la mujer que le acompañaba que... había conseguido repeler a el temible coloso, Héctor Loreley, usando un maldito palo. "Tener a la élite para esto..."
La chica corrió hacia las llaves. Pero no tenía intención de permitírselo. Desenfundé mi espada. No tenía pensado ir tras ella: pensaba incapacitarle ahí mismo. Alcé mi arma, que comenzó a emitir un brillo plateado, y lancé un tajo vertical con todas mis fuerzas. Una media luna de energía voló en dirección al espacio entre la ladrona y su objetivo. Un ataque como ese podía ser letal contra alguien no protegido, pero definitivamente, su bienestar no me importaba en absoluto.
A pesar de las órdenes del grandullón, no podía distraerme de mi nuevo objetivo. Por lo poco que sabía, el hombre lagarto tenia una enorme recompensa por su cabeza al ser el actual líder de los ladrones. Sin él, el gremio podría perfectamente no existir. Avancé a donde estaba el reptil. Probablemente no quedaría inconsciente durante mucho más tiempo, lo cual podía ser problemático. Sin embargo, en su situación actual, estaba completamente indefenso... ¿no?
-No vamos a cometer el mismo error contigo que con los otros dos, ¿verdad?- murmuré. ¿Realmente había sido una descarga suficiente para dejarlo inconsciente? Normalmente solo entorpecía los movimientos del objetivo, aunque bien era cierto que el hombrecillo estaba empapado y no parecía tener una constitución muy resistente. Pero las escamas eran un punto a su favor. En cualquier caso, sería muy peligroso dar por sentado que mis 9.000 aeros iban a yacer ahí, tranquilamente, como respuesta al primer ataque.
Además, el bichejo era un ladrón, y huyó en el primer momento que pudo. Fingir estar indefenso para que no le siguiera era un truco de libro. Tanto como entrar por la puerta trasera, envenenar a la mitad de la guardia y conseguir un juego de llaves. Realmente, no había sido demasiado sutil. Sonreí. Se había tropezado con el guardia equivocado si creía que lo iba a dejar sin más para ocuparme de una chica y su palo.
-Bueno, hombre lagarto...- Sujeté mi espada bastarda con ambas manos y la alcé en posición vertical. -No es nada personal, pero...- La hoja descendió en una potente estocada hacia una de las piernas del lagarto. -...me caes mal.
______________________________________
Uso de la habilidad de Nivel 1: Corte de Energía
La chica corrió hacia las llaves. Pero no tenía intención de permitírselo. Desenfundé mi espada. No tenía pensado ir tras ella: pensaba incapacitarle ahí mismo. Alcé mi arma, que comenzó a emitir un brillo plateado, y lancé un tajo vertical con todas mis fuerzas. Una media luna de energía voló en dirección al espacio entre la ladrona y su objetivo. Un ataque como ese podía ser letal contra alguien no protegido, pero definitivamente, su bienestar no me importaba en absoluto.
A pesar de las órdenes del grandullón, no podía distraerme de mi nuevo objetivo. Por lo poco que sabía, el hombre lagarto tenia una enorme recompensa por su cabeza al ser el actual líder de los ladrones. Sin él, el gremio podría perfectamente no existir. Avancé a donde estaba el reptil. Probablemente no quedaría inconsciente durante mucho más tiempo, lo cual podía ser problemático. Sin embargo, en su situación actual, estaba completamente indefenso... ¿no?
-No vamos a cometer el mismo error contigo que con los otros dos, ¿verdad?- murmuré. ¿Realmente había sido una descarga suficiente para dejarlo inconsciente? Normalmente solo entorpecía los movimientos del objetivo, aunque bien era cierto que el hombrecillo estaba empapado y no parecía tener una constitución muy resistente. Pero las escamas eran un punto a su favor. En cualquier caso, sería muy peligroso dar por sentado que mis 9.000 aeros iban a yacer ahí, tranquilamente, como respuesta al primer ataque.
Además, el bichejo era un ladrón, y huyó en el primer momento que pudo. Fingir estar indefenso para que no le siguiera era un truco de libro. Tanto como entrar por la puerta trasera, envenenar a la mitad de la guardia y conseguir un juego de llaves. Realmente, no había sido demasiado sutil. Sonreí. Se había tropezado con el guardia equivocado si creía que lo iba a dejar sin más para ocuparme de una chica y su palo.
-Bueno, hombre lagarto...- Sujeté mi espada bastarda con ambas manos y la alcé en posición vertical. -No es nada personal, pero...- La hoja descendió en una potente estocada hacia una de las piernas del lagarto. -...me caes mal.
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Uso de la habilidad de Nivel 1: Corte de Energía
Última edición por Asher el Vie Oct 14 2016, 10:44, editado 3 veces
Asher Daregan
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
3A - Prisioneros Comunes y Temporales
El intento de Iliaki por comunicarse con Ambar había sido cuanto menos, desastroso; la comunicación no parecía poder contarse entre sus mejores habilidades y destrezas; sin embargo sí lo era el instinto de supervivencia, pues al notar que la habitación se llenaba de peligro decidió astutamente emprender la huida dejando atrás al par de guardias que arremeterían sin piedad contra el joven inventor.
Chimar había sido abandonado y se encontraba en desventaja contra dos adultos bien armados; la ballesta parecía ser capaz, con suficiente fuerza y precisión, de hacer al menos una pequeña perforación en la armadura y llegar a tocar la piel, sin embargo Alanna no le daría tal oportunidad y con una destreza propia del más prodigioso lanzador consiguió que su daga le diera de lleno a la ballesta del chico que por el mismo desperfecto acaba por dejar salir el proyectil que casi borra la cabeza del guardia; por suerte o reflejos logra esquivarla aunque ésta sigue adelante rebotando un par de veces antes de quedar finalmente clavada en la pared.
La guardia se sentía con suerte y trató de ir por el chico pero antes que pudiera lograrlo uno de los artilugios del ladrón fue arrojada a donde se encontraba con su guardián que afortunadamente logró absorber el impacto; el golpe había sido fuerte y su guante se había hecho trizas; el ruido les había hecho daño y además de una leve sordera temporal tendrían dificultades para correr sin marearse.
A pesar de todo y como un acto reflejo Eltrant arrojó su espada al chico y esta alcanzó al golpear el hombro derecho del niño antes que abandonara la sala en donde luego Ambar quedaría bloqueada de manera muy contundente por lo que de momento su liberación parecía una tarea muy complicada; por ahora parecía más fácil la idea de encontrar a Gabret pero ¿Dónde lo habían metido?
Mientras tanto en la otra sala Héctor volvía a la acción arrancando su casco con furia y lanzándolo al suelo; miró a un lado y al otro en busca de su arma pero antes encontró a la chica que antes le había tomado por sorpresa; la pisó con furia para evitar que escapara, si antes no había conseguido hacerse con las llaves ahora mucho menos podría; aunque el grito de la chica seguro llamaría la atención de sus compañeros que uno tras otro habían venido llegando a la misma sala; al parecer el encuentro final llegaría pronto.
Por su parte, Asher había preferido ir por el lagarto en lugar de ir por la chica, lo que significaba desobedecer una orden directa de un oficial de alto rango al que no le había gustado para nada tal acto; en su ambición de atrapar al valioso lagarto se acercó para herirle la pierna; no obstante el astuto líder de los ladrones abrió los ojos y se sacudió tropezando la pierna del guardia perro con la cola para hacerle perder el equilibrio, aunque eso no evitó que recibiera la herida muy cerca de la rodilla derecha; luego rodó por el piso hasta ponerse de pie aunque aún parecía mareado y acabó por recostarse a la pared con una mano mientras posaba la otra en su pierna herida; no parecía ser tan grave, lo cierto es que correr no estaría entre sus pasatiempos por un buen rato.
∞ Tanto Iliaki como Chimar han ido a parar a la misma sala donde se desarrollan los eventos del resto del grupo; tienen a Runa vulnerable ante un iracundo Héctor, el cual no tardará en atraparla con sus fuertes brazos, o cual le haría difícil escapar; la ballesta de Chimar está averiada, de momento no es confiable, podría dispararse sola o no disparar; además arrastras el dolor del golpe en el hombro.
∞ Por otro lado Lazid ha ganado un poco de tiempo, pero Asher no tardará en atacar al lagarto que aunque tiene sus trucos, no está en su mejor momento; Ambar parece difícil de rescatar y desconocen el paradero de Gabret; llega el momento de tomar la decisión más importante de la noche ¿Pelear contra todo pronóstico o planificar un escape táctico?
∞ Alanna y Eltrant tendrán leves mareos al correr, pero no durarían más que un par de minutos; luego podrán ir a la sala donde los ruidosos sonidos delatan que ha continuado la pelea; el vendaje en la mano de Eltrant servirá para resistir, pero esa mano no será muy confiable para esfuerzos grandes; hay más invasores de los que han visto ¿Habrán llegado más? Deben decidir si ir a ayudar a sus compañeros o quedarse a vigilar a Ambar.
Chimar había sido abandonado y se encontraba en desventaja contra dos adultos bien armados; la ballesta parecía ser capaz, con suficiente fuerza y precisión, de hacer al menos una pequeña perforación en la armadura y llegar a tocar la piel, sin embargo Alanna no le daría tal oportunidad y con una destreza propia del más prodigioso lanzador consiguió que su daga le diera de lleno a la ballesta del chico que por el mismo desperfecto acaba por dejar salir el proyectil que casi borra la cabeza del guardia; por suerte o reflejos logra esquivarla aunque ésta sigue adelante rebotando un par de veces antes de quedar finalmente clavada en la pared.
La guardia se sentía con suerte y trató de ir por el chico pero antes que pudiera lograrlo uno de los artilugios del ladrón fue arrojada a donde se encontraba con su guardián que afortunadamente logró absorber el impacto; el golpe había sido fuerte y su guante se había hecho trizas; el ruido les había hecho daño y además de una leve sordera temporal tendrían dificultades para correr sin marearse.
A pesar de todo y como un acto reflejo Eltrant arrojó su espada al chico y esta alcanzó al golpear el hombro derecho del niño antes que abandonara la sala en donde luego Ambar quedaría bloqueada de manera muy contundente por lo que de momento su liberación parecía una tarea muy complicada; por ahora parecía más fácil la idea de encontrar a Gabret pero ¿Dónde lo habían metido?
2A - Sala de Reuniones
Mientras tanto en la otra sala Héctor volvía a la acción arrancando su casco con furia y lanzándolo al suelo; miró a un lado y al otro en busca de su arma pero antes encontró a la chica que antes le había tomado por sorpresa; la pisó con furia para evitar que escapara, si antes no había conseguido hacerse con las llaves ahora mucho menos podría; aunque el grito de la chica seguro llamaría la atención de sus compañeros que uno tras otro habían venido llegando a la misma sala; al parecer el encuentro final llegaría pronto.
Por su parte, Asher había preferido ir por el lagarto en lugar de ir por la chica, lo que significaba desobedecer una orden directa de un oficial de alto rango al que no le había gustado para nada tal acto; en su ambición de atrapar al valioso lagarto se acercó para herirle la pierna; no obstante el astuto líder de los ladrones abrió los ojos y se sacudió tropezando la pierna del guardia perro con la cola para hacerle perder el equilibrio, aunque eso no evitó que recibiera la herida muy cerca de la rodilla derecha; luego rodó por el piso hasta ponerse de pie aunque aún parecía mareado y acabó por recostarse a la pared con una mano mientras posaba la otra en su pierna herida; no parecía ser tan grave, lo cierto es que correr no estaría entre sus pasatiempos por un buen rato.
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∞ Tanto Iliaki como Chimar han ido a parar a la misma sala donde se desarrollan los eventos del resto del grupo; tienen a Runa vulnerable ante un iracundo Héctor, el cual no tardará en atraparla con sus fuertes brazos, o cual le haría difícil escapar; la ballesta de Chimar está averiada, de momento no es confiable, podría dispararse sola o no disparar; además arrastras el dolor del golpe en el hombro.
∞ Por otro lado Lazid ha ganado un poco de tiempo, pero Asher no tardará en atacar al lagarto que aunque tiene sus trucos, no está en su mejor momento; Ambar parece difícil de rescatar y desconocen el paradero de Gabret; llega el momento de tomar la decisión más importante de la noche ¿Pelear contra todo pronóstico o planificar un escape táctico?
∞ Alanna y Eltrant tendrán leves mareos al correr, pero no durarían más que un par de minutos; luego podrán ir a la sala donde los ruidosos sonidos delatan que ha continuado la pelea; el vendaje en la mano de Eltrant servirá para resistir, pero esa mano no será muy confiable para esfuerzos grandes; hay más invasores de los que han visto ¿Habrán llegado más? Deben decidir si ir a ayudar a sus compañeros o quedarse a vigilar a Ambar.
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Un grito ¡Debe de ser Runa! ¡Creo que no obtuvo las llaves! No debo dejarla ¡No debo! ¡Eh, ahí están! Demonios, casi no me quedan rocas, debo usarlas bien.
Runa y Chimar han sido como la familia que jamás he tenido y verlos así... ¡Debo hacer algo rápido! Pero qué rayos...
La conmoción de aquellas ideas fugaces había desencadenado un halo de energía que emanaba de su ser. Tratando de forzar dentro de sus ojos un par de lágrimas, Iliaki desgarró unos pocos trozos de tela de su ya desgastada camisa, procediendo a envolver los guijarros y cuanto cachivache se hallara dentro de sus bolsillos, apartando uno de los trozos para lo que seguía.
¿Por qué siempre tienen que ser humanos grandotes los que causen problemas? Veamos... Lazid semi-muerto, aún no se podrá hacer nada con él, Runa puede con el gigantón... ¡Las llaves! Sin embargo, yo aún no puedo hacer nada, a no ser que... ¡Vaya, un chivo expiatorio!
Bien, la tela debería disminuir la resistencia con el aire. No tendré espadas ni grandes poderes, ¡Pero tengo estaaa...!
Corriendo y abriendo las puertas estruendosamente, dio un grito que delataría su presencia en el lugar.
- ¡MARCOOO...! - vitoreaba mientras barría su cuerpo en el suelo, dejando fluir explosivamente un rayo desde sus manos hasta el gorilón. [1] Viendo una minúscula oportunidad, tomó la llave que se encontraban en el suelo y acto seguido la envolvió en el último trozo de tela.
Sin prestar atención a lo que había hecho y sin saber qué sería lo que seguiría, comenzó a lanzar sus proyectiles.
Vamos, la piedra primero ¡Más vale aquí corrió que aquí quedó!
- ¡Hey, gorila, acá atrás! - dijo lanzando una piedra desnuda, llamando la atención del gigante. Acto seguido, lanzó la segunda piedra. - ¡He visto primates más hermosos que el trasero de tu madre! - decía lanzando la segunda piedra envuelta directo a la frente del grandote, quien comenzaba a enfurecerse - ¿Qué? ¿Te hice enojar? ¡Toma esta! - decía mientras arrojaba un pequeño proyectil hacia Golliat.
- Ups... ¡Tontos cabezas de lanza, a que no me atrapan!
Volteando luego al peludo guardia, le lanzó la última roca que poseía envuelta.
- ¡Hey, cachorro! ¿Quieres esto? - dijo burlonamente, moviendo el tintineante paquete que dejaba ver la punta de una llave - ¡Ven por él!
Hay que cruzar la puerta, no hay problema, no debe ¡Ay, ni me atrevo a ver si me sigue o no! ¡Diosa de la Papaya, protege a esta pobrecilla de tropezarse para no ser cadáver!
[1] Off rol: Habilidad Nivel 0. Lente Convergente.
Runa y Chimar han sido como la familia que jamás he tenido y verlos así... ¡Debo hacer algo rápido! Pero qué rayos...
La conmoción de aquellas ideas fugaces había desencadenado un halo de energía que emanaba de su ser. Tratando de forzar dentro de sus ojos un par de lágrimas, Iliaki desgarró unos pocos trozos de tela de su ya desgastada camisa, procediendo a envolver los guijarros y cuanto cachivache se hallara dentro de sus bolsillos, apartando uno de los trozos para lo que seguía.
¿Por qué siempre tienen que ser humanos grandotes los que causen problemas? Veamos... Lazid semi-muerto, aún no se podrá hacer nada con él, Runa puede con el gigantón... ¡Las llaves! Sin embargo, yo aún no puedo hacer nada, a no ser que... ¡Vaya, un chivo expiatorio!
Bien, la tela debería disminuir la resistencia con el aire. No tendré espadas ni grandes poderes, ¡Pero tengo estaaa...!
Corriendo y abriendo las puertas estruendosamente, dio un grito que delataría su presencia en el lugar.
- ¡MARCOOO...! - vitoreaba mientras barría su cuerpo en el suelo, dejando fluir explosivamente un rayo desde sus manos hasta el gorilón. [1] Viendo una minúscula oportunidad, tomó la llave que se encontraban en el suelo y acto seguido la envolvió en el último trozo de tela.
Sin prestar atención a lo que había hecho y sin saber qué sería lo que seguiría, comenzó a lanzar sus proyectiles.
Vamos, la piedra primero ¡Más vale aquí corrió que aquí quedó!
- ¡Hey, gorila, acá atrás! - dijo lanzando una piedra desnuda, llamando la atención del gigante. Acto seguido, lanzó la segunda piedra. - ¡He visto primates más hermosos que el trasero de tu madre! - decía lanzando la segunda piedra envuelta directo a la frente del grandote, quien comenzaba a enfurecerse - ¿Qué? ¿Te hice enojar? ¡Toma esta! - decía mientras arrojaba un pequeño proyectil hacia Golliat.
- Ups... ¡Tontos cabezas de lanza, a que no me atrapan!
Volteando luego al peludo guardia, le lanzó la última roca que poseía envuelta.
- ¡Hey, cachorro! ¿Quieres esto? - dijo burlonamente, moviendo el tintineante paquete que dejaba ver la punta de una llave - ¡Ven por él!
Hay que cruzar la puerta, no hay problema, no debe ¡Ay, ni me atrevo a ver si me sigue o no! ¡Diosa de la Papaya, protege a esta pobrecilla de tropezarse para no ser cadáver!
[1] Off rol: Habilidad Nivel 0. Lente Convergente.
- ¡Se fue por ahí!:
- Pasando la 1A, para luego ir al pasillo que conecta con el otro pasillo que dirige a 4A y 4B
- Tercera es la vencida:
- Ya he hecho un par de veces este post, por favor, si debo corregir o lanzar runas, no duden en avisarme.
Última edición por Iliaki el Vie Oct 21 2016, 06:46, editado 2 veces (Razón : Me faltaron colores >:v)
Iliaki
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
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Re: El caos bajo la lluvia [Ladrones Vs. Guardias]
Ambar estaba bien custodiada, dando varios golpes a un lado del armario se aseguró de que este estaba bien anclado al suelo y, como precaución extra tomó uno de los tantos grilletes que había repartidos por el lugar y lo ancló a una de las patas del mueble, para entonces colocar la otra en el barrote de la celda de la prisionera, una vez hecho esto procedió a guardarse la llave de las esposas en uno de sus bolsillos.
Asintiendo conforme ante su barriada improvisada se giró hacia Alanna cuando los gritos del enorme Héctor llamaron su atención. – Quédate aquí Alanna – Dijo moviendo su brazo herido, tratando de ignorar el hecho de que los pequeños cortes eran más molestos de lo que parecían a simple vista – Voy a ayudar al grandullón. - Tomando aire se ajustó con aún más fuerza la venda que rodeaba el antebrazo herido – Aguantará… espero. – Agitó el puño en el aire y, tras lanzar una última sonrisa de complicidad a su compañera, salió de la estancia por la misma puerta por la que había visto huir a Chimar.
Una vez en la amplia habitación que hacía las veces de sala de reuniones, la escena que se encontró fue ligeramente diferente a la que esperaba, Héctor estaba solo batiéndose contra tres ladrones, esperaba que Asher estuviese allí también, eso solo podía significar que estaba ocupado con otro, u otros ladrones en alguna otra parte del cuartel.
Uno de ellos yacía en el suelo, una joven que le resultaba lejanamente familiar, suspiró cuando vio al bruto que en aquel momento le comandaba y siguió repasando la habitación con la mirada, aunque Iliaki comenzó a enfadar al gigantón lanzándole lo que parecían ser, piedras – Maldita sea Iliaki… ¿En que estas pensando? - Susurró. Negando con la cabeza avanzó al centro de la habitación a toda prisa, sorteando a la joven del suelo y obviando a Chimar, la pequeña elfa ya había emprendido la retirada y su oficial aparentaba estar realmente furioso con ella. - ¡Descuide señor! – Atravesó la habitación como una flecha, ignorando a todos y a todo, era un blanco fácil, por lo que básicamente podía ser víctima de un sinfín de golpes, y aunque la armadura se encargaría de anularlos levemente, probablemente los sentiría más tarde - ¡Yo me encargo de ella! ¡No se moleste por algo tan nimio! ¡Quédese aquí! – Siguió diciendo acercándose cada vez más a la puerta por la que se había perdido la peliblanca, no podía permitir que Héctor siguiese a la chica, solo los dioses sabrían lo que el enfurecido Loreley haría a la ladrona si la alcanzaba en un sitio tan estrecho, el hombre era prácticamente un muro más, si llegaba al pasillo no tendría ninguna escapatoria realmente fácil.
Atravesando a la puerta por la que había desaparecido Iliaki la cerró inmediatamente tras él, y cuando esta estuvo cerrada colocó rápidamente el grueso tablón que hacía que solo pudiese abrirse desde el interior, si querían entrar en aquel pasillo, ya fuesen Héctor o los aliados de la joven elfa, tendrían que hacerlo por otra entrada.
Apoyándose contra la pared para recuperar el aliento por la carrera que había dado miró a la elfa, no se percató siquiera de las posibles abolladuras que podía tener en la armadura o las heridas que se podía haber hecho cruzando la habitación. - ¡Por los dioses niña! – Exclamó bajando su espada, gesticulando excesivamente con los brazos - ¿¡Es que quieres que te maten!? ¡Ten más cabeza! ¡Me da igual que me tires piedras a mí! ¡¿Pero a ese tipo?! Le he visto romper rocas más grande que tu cabeza con las manos – Envainó su arma y se cruzó de brazos suspirando, acercándose varios pasos a la joven, aquello que acababa de hacer no era prudente, pero tampoco iba a poder hablar las cosas con un arma en su mano, a unas malas, si el niño o la otra ladrona irrumpían en la habitación podía desenvainarla de un fuerte tirón – Lárgate de aquí antes de que el bestia de mi jefe atraviese la puerta a golpes, por favor – Pidió, la chica que tenía frente a él no era mala persona, mucho menos alguien violento, no quería que Héctor hiciese de su captura una cruzada - ¿Te han prometido dinero? – Frunció el ceño, aquella no era la pregunta correcta, era bastante evidente que Iliaki no estaba allí por gusto, probablemente ninguno de los jóvenes que se hacían llamar ladrones lo estaba - ¿Necesitas dinero? – Rebuscando en sus bolsillos tiró la bolsita con todo el dinero que tenía encima a los pies de la elfa – Tómalo, es todo mi dinero, son cincuenta y cinco Aeros. No es mucho, pero te dará para comer un par de semanas. Es tuyo – Torció el gesto al ver la pequeña bolsa y volvió a cruzarse de brazos dejando escapar una leve carcajada cansada – Agradecería que mi sueldo fuese un poco mejor, la verdad – Sonrió a la joven y se rascó la nuca sin saber que más decir.
¿Qué más podía hacer para que la muchacha se plantease su misión? Nervioso, miró fugazmente las dos entradas por las que aún se podían acceder al pasillo, por supuesto, siempre podrían tratar de tirar abajo la puerta que tenían justo tras él con fuerza bruta, eso aceleraría mucho las cosas y le pondría en un aprieto, por precaución, se apartó de la puerta.
Tomó aire y analizó el pasillo, era lo suficientemente estrecho para que alguien con su tamaño soportase a varios enemigos que se verían obligados a venir en fila, obviamente no se convertía automáticamente en un muro como Héctor.
Pero podría intentarlo de ser necesario.
***
Asintiendo conforme ante su barriada improvisada se giró hacia Alanna cuando los gritos del enorme Héctor llamaron su atención. – Quédate aquí Alanna – Dijo moviendo su brazo herido, tratando de ignorar el hecho de que los pequeños cortes eran más molestos de lo que parecían a simple vista – Voy a ayudar al grandullón. - Tomando aire se ajustó con aún más fuerza la venda que rodeaba el antebrazo herido – Aguantará… espero. – Agitó el puño en el aire y, tras lanzar una última sonrisa de complicidad a su compañera, salió de la estancia por la misma puerta por la que había visto huir a Chimar.
Una vez en la amplia habitación que hacía las veces de sala de reuniones, la escena que se encontró fue ligeramente diferente a la que esperaba, Héctor estaba solo batiéndose contra tres ladrones, esperaba que Asher estuviese allí también, eso solo podía significar que estaba ocupado con otro, u otros ladrones en alguna otra parte del cuartel.
Uno de ellos yacía en el suelo, una joven que le resultaba lejanamente familiar, suspiró cuando vio al bruto que en aquel momento le comandaba y siguió repasando la habitación con la mirada, aunque Iliaki comenzó a enfadar al gigantón lanzándole lo que parecían ser, piedras – Maldita sea Iliaki… ¿En que estas pensando? - Susurró. Negando con la cabeza avanzó al centro de la habitación a toda prisa, sorteando a la joven del suelo y obviando a Chimar, la pequeña elfa ya había emprendido la retirada y su oficial aparentaba estar realmente furioso con ella. - ¡Descuide señor! – Atravesó la habitación como una flecha, ignorando a todos y a todo, era un blanco fácil, por lo que básicamente podía ser víctima de un sinfín de golpes, y aunque la armadura se encargaría de anularlos levemente, probablemente los sentiría más tarde - ¡Yo me encargo de ella! ¡No se moleste por algo tan nimio! ¡Quédese aquí! – Siguió diciendo acercándose cada vez más a la puerta por la que se había perdido la peliblanca, no podía permitir que Héctor siguiese a la chica, solo los dioses sabrían lo que el enfurecido Loreley haría a la ladrona si la alcanzaba en un sitio tan estrecho, el hombre era prácticamente un muro más, si llegaba al pasillo no tendría ninguna escapatoria realmente fácil.
Atravesando a la puerta por la que había desaparecido Iliaki la cerró inmediatamente tras él, y cuando esta estuvo cerrada colocó rápidamente el grueso tablón que hacía que solo pudiese abrirse desde el interior, si querían entrar en aquel pasillo, ya fuesen Héctor o los aliados de la joven elfa, tendrían que hacerlo por otra entrada.
Apoyándose contra la pared para recuperar el aliento por la carrera que había dado miró a la elfa, no se percató siquiera de las posibles abolladuras que podía tener en la armadura o las heridas que se podía haber hecho cruzando la habitación. - ¡Por los dioses niña! – Exclamó bajando su espada, gesticulando excesivamente con los brazos - ¿¡Es que quieres que te maten!? ¡Ten más cabeza! ¡Me da igual que me tires piedras a mí! ¡¿Pero a ese tipo?! Le he visto romper rocas más grande que tu cabeza con las manos – Envainó su arma y se cruzó de brazos suspirando, acercándose varios pasos a la joven, aquello que acababa de hacer no era prudente, pero tampoco iba a poder hablar las cosas con un arma en su mano, a unas malas, si el niño o la otra ladrona irrumpían en la habitación podía desenvainarla de un fuerte tirón – Lárgate de aquí antes de que el bestia de mi jefe atraviese la puerta a golpes, por favor – Pidió, la chica que tenía frente a él no era mala persona, mucho menos alguien violento, no quería que Héctor hiciese de su captura una cruzada - ¿Te han prometido dinero? – Frunció el ceño, aquella no era la pregunta correcta, era bastante evidente que Iliaki no estaba allí por gusto, probablemente ninguno de los jóvenes que se hacían llamar ladrones lo estaba - ¿Necesitas dinero? – Rebuscando en sus bolsillos tiró la bolsita con todo el dinero que tenía encima a los pies de la elfa – Tómalo, es todo mi dinero, son cincuenta y cinco Aeros. No es mucho, pero te dará para comer un par de semanas. Es tuyo – Torció el gesto al ver la pequeña bolsa y volvió a cruzarse de brazos dejando escapar una leve carcajada cansada – Agradecería que mi sueldo fuese un poco mejor, la verdad – Sonrió a la joven y se rascó la nuca sin saber que más decir.
¿Qué más podía hacer para que la muchacha se plantease su misión? Nervioso, miró fugazmente las dos entradas por las que aún se podían acceder al pasillo, por supuesto, siempre podrían tratar de tirar abajo la puerta que tenían justo tras él con fuerza bruta, eso aceleraría mucho las cosas y le pondría en un aprieto, por precaución, se apartó de la puerta.
Tomó aire y analizó el pasillo, era lo suficientemente estrecho para que alguien con su tamaño soportase a varios enemigos que se verían obligados a venir en fila, obviamente no se convertía automáticamente en un muro como Héctor.
Pero podría intentarlo de ser necesario.
***
- Off:
- Todos mis Aeros ahora están en el suelo. Se los entrego voluntariamente a Iliaki.
Como podemos postear en el orden que queramos siempre que seamos ladrón/guarda. Lo he hecho en lugar de Alanna. Si hay algún problema edito ^^
Eltrant Tale
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