[cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
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[cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Después de tanto tiempo peinando diferentes regiones volando sin fruto alguno decidí empezar a hacer lo mismo pro tierra, pro o menos en las partes donde la vegetación era mas espesa y no tenía ninguna forma de ver cómodamente a través de la misma. Por suerte mi nueva forma híbrida suponía una gran ventaja para cualquier exploración terrestre.
Había buscado por las ciudades sin éxito, probablemente se mantendría moderadamente alejado de ellas, o eso esperaba, pues aun podía permanecer fresca en la memoria de algún mercenario la imagen de su rostro en los carteles de se busca.
Me había levantado al ocaso, y des de entonces que recorría el bosque en busca de mi amigo del cual ya sospechaba que comía de animalejos cuando ni yo ni nada mas apetecible andaba cerca.
Había conseguido atrapar una ardilla antes de abandonar la cueva en la que me había refugiado, y, para poder caminar sin problemas por i tamaño entre la maleza, había tomado esa forma híbrida que cada vez me era mas normal.
Los cuatro cuernos hacia atrás que salían de mi cabeza cual tocado evitaban que las ramas mas bajas se enredaran con mi pelo, o me rasparan la cabeza, y las arrancaban si se quedaban atrapados. Gracias a mis ojos reptilianos podía ver muchísimo mejor y mas detalladamente, aunque en la noche los colores eran mucho mas grisáceos aun que durante el día, mas apagados, cosa que me permitía centrarme en mis otros sentidos.
La piel, cubierta casi por completo de pequeñas y duras escamas blancas no sufría por las ramas y la vegetación que hubiera arañado mi piel de ser la humana. Además, las garras que adornaban la ultima falange de mis pies y mis manos me permitían aferrarme mejor al entorno, tanto al caminar como si necesitaba de alguna ayuda. Por ultimo, la cola que zarandeaba de un lado al otro hacia que mi equilibrio fuera casi el de una persona normal.
Caminaba de ese modo tranquilamente mientras terminaba de pulir la carcasa de la ardilla que había perecido a medio tentempié, pues aunque mis dientes eran ahora afilados casi todos ellos, mi boca era en esa forma muy pequeña como para engullir al animal con huesos incluidos.
Suspiraba con cierto desgano cada pocos pasos, con una esperanza cada vez mas pequeña, que solo dejaba que un vació aun mas grande en mi pecho, cuando pise algo al atravesar un arbusto poco firme, lo suficiente como para enviarme de cara al suelo, como hacía mucho tiempo que no ocurría, con un quejido sorprendido. Apenas alcancé a soltar la ardilla y cubrirme el rostro con los brazos antes de impactar con parte del arbusto, el suelo, y el sustrato blando con el que me había tropezado.
Había buscado por las ciudades sin éxito, probablemente se mantendría moderadamente alejado de ellas, o eso esperaba, pues aun podía permanecer fresca en la memoria de algún mercenario la imagen de su rostro en los carteles de se busca.
Me había levantado al ocaso, y des de entonces que recorría el bosque en busca de mi amigo del cual ya sospechaba que comía de animalejos cuando ni yo ni nada mas apetecible andaba cerca.
Había conseguido atrapar una ardilla antes de abandonar la cueva en la que me había refugiado, y, para poder caminar sin problemas por i tamaño entre la maleza, había tomado esa forma híbrida que cada vez me era mas normal.
Los cuatro cuernos hacia atrás que salían de mi cabeza cual tocado evitaban que las ramas mas bajas se enredaran con mi pelo, o me rasparan la cabeza, y las arrancaban si se quedaban atrapados. Gracias a mis ojos reptilianos podía ver muchísimo mejor y mas detalladamente, aunque en la noche los colores eran mucho mas grisáceos aun que durante el día, mas apagados, cosa que me permitía centrarme en mis otros sentidos.
La piel, cubierta casi por completo de pequeñas y duras escamas blancas no sufría por las ramas y la vegetación que hubiera arañado mi piel de ser la humana. Además, las garras que adornaban la ultima falange de mis pies y mis manos me permitían aferrarme mejor al entorno, tanto al caminar como si necesitaba de alguna ayuda. Por ultimo, la cola que zarandeaba de un lado al otro hacia que mi equilibrio fuera casi el de una persona normal.
Caminaba de ese modo tranquilamente mientras terminaba de pulir la carcasa de la ardilla que había perecido a medio tentempié, pues aunque mis dientes eran ahora afilados casi todos ellos, mi boca era en esa forma muy pequeña como para engullir al animal con huesos incluidos.
Suspiraba con cierto desgano cada pocos pasos, con una esperanza cada vez mas pequeña, que solo dejaba que un vació aun mas grande en mi pecho, cuando pise algo al atravesar un arbusto poco firme, lo suficiente como para enviarme de cara al suelo, como hacía mucho tiempo que no ocurría, con un quejido sorprendido. Apenas alcancé a soltar la ardilla y cubrirme el rostro con los brazos antes de impactar con parte del arbusto, el suelo, y el sustrato blando con el que me había tropezado.
Última edición por Arygos Valnor el Dom Abr 30 2017, 03:52, editado 1 vez
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Había sido un día muy agotador, era de aquellos donde tuve que ir a Lunargenta tratando de negociar con pieles de animalitos y fruta fresca. Como de costumbre no es que lograra cerrar muchos tratos, solo había podido comer algo de carne bien cocinada y un vaso de jugo algo pasado, ahora que lo pensaba… me habían estafado, para algo les había dado fruta fresca. Suspiré y me arrullé nuevamente entre las hojas del arbusto, supongo que ya era muy tarde para hacer reclamos al respecto.
No tenía idea cuanto tiempo llevaba oculto en aquel arbusto, tenía una pésima vista hacía el cielo pero era más cálido que dormir a la intemperie o en las copas de los árboles, aquel posiblemente sería mi nuevo escondite favorito para capturar bandidos. Saqué unas plantas de mentha de mi bolsillo y comencé a morderlas, debía dejar la costumbre de comer cualquier plantica que tuviese buen sabor, tarde o temprano terminaría confundiendo la hierba pica pica con cualquier otra y debería rogar por piedad… pero ese día no sería hoy, volví a llevarme la mentha a la boca para darle otra mordida.
Sorprendentemente gracias al calor de las hojas y el fresco sabor de la mentha comencé a dormirme, tenía tiempo sin estar relajado de tal manera por las noches, una pequeña siesta no caería nada mal, en el peor de los casos un bandido encontraría mi escondite y me apuñalaría para hacerse un collar con mis huesos. Antes de sucumbir ante la paranoia y el pánico me metí en la boca toda la mentha que pude y la mordí lentamente, tardé otro momento en relajarme pero ahora la calma era mucho mayor, por lo visto ahora tenía una planta favorita.
No me fijé en qué momento me dormí, pero al despertarme escuchaba el crujir de las ramas de algo o alguien acercándose. Ventajas de tener el sueño súper ligero, quizá era un animalito inofensivo o era un oso súper agresivo, ambas opciones sonaban mal para mi adormilada cabeza así que me la mano al carcaj y saqué lentamente una flecha listo para defenderme de cualquier conejo salvaje que se me acercara.
Esperé tranquilamente mientras sudaba y temblaba, maldita mentha, ella era la culpable de todo aquello, jamás había estado tan tranquilo en muchos años y ahora al mínimo sonido estaba aterrado. Estaba listo para salir al ataque cuando algo raro me pisó, no tardó de irse de cara contra el suelo, lo que me dio la oportunidad de saltar de mi escondite y ponerme en posición defensiva.
Miré detenidamente al ser, no era algo que hubiese visto antes, el guerrero más intrépido le hubiese hecho frente con valor… quizá un elfo le hubiese ofrecido ayuda, ¿Qué hice yo? A causa del revoltijo de sensaciones que estaba teniendo mordí la flecha y le tiré la poca mentha que me quedaba, luego grité tanto por el dolor al morder metal con fuerza y también al no saber cómo defenderme contra aquello. Era una lagartija gigante con cuernos en su cabeza, nunca había leído que alguien se topase con algo así y si alguien alguna vez lo hizo dudaba de que hubiese salido vivo.
- ¿Qué rayos eres tú? – Señale a la criatura mientras mi brazo no dejaba de temblar, la miré fijamente un momento tratando de pensar que podía hacer, con suerte podría ser un ser racional, algún hombre bestia nunca antes visto, tardé un rato en descubrir que tenía rostro, un rostro que ya había visto en el pasado. – Espera ¿Eres… Arygos? – Aquello no tenía sentido, la Arygos que yo conocía era o una humana o un dragón, no un caimán humanoide con cuernos.
Miré al suelo donde había caído las plantas que había usado como armas, ahora que las veía con la luz de la luna todo tenía sentido, no era mentha, había estado comiendo plantas alucinógenas, todo estaba totalmente claro ahora, la Arygos caimán no estaba realmente allí, solo era un efecto de mi mente. Me recosté al árbol más cercano mientras reía como idiota por el malentendido, aquello era una señal, debía dejar de morder todo lo que tuviese buen aspecto en la noche.
No tenía idea cuanto tiempo llevaba oculto en aquel arbusto, tenía una pésima vista hacía el cielo pero era más cálido que dormir a la intemperie o en las copas de los árboles, aquel posiblemente sería mi nuevo escondite favorito para capturar bandidos. Saqué unas plantas de mentha de mi bolsillo y comencé a morderlas, debía dejar la costumbre de comer cualquier plantica que tuviese buen sabor, tarde o temprano terminaría confundiendo la hierba pica pica con cualquier otra y debería rogar por piedad… pero ese día no sería hoy, volví a llevarme la mentha a la boca para darle otra mordida.
Sorprendentemente gracias al calor de las hojas y el fresco sabor de la mentha comencé a dormirme, tenía tiempo sin estar relajado de tal manera por las noches, una pequeña siesta no caería nada mal, en el peor de los casos un bandido encontraría mi escondite y me apuñalaría para hacerse un collar con mis huesos. Antes de sucumbir ante la paranoia y el pánico me metí en la boca toda la mentha que pude y la mordí lentamente, tardé otro momento en relajarme pero ahora la calma era mucho mayor, por lo visto ahora tenía una planta favorita.
No me fijé en qué momento me dormí, pero al despertarme escuchaba el crujir de las ramas de algo o alguien acercándose. Ventajas de tener el sueño súper ligero, quizá era un animalito inofensivo o era un oso súper agresivo, ambas opciones sonaban mal para mi adormilada cabeza así que me la mano al carcaj y saqué lentamente una flecha listo para defenderme de cualquier conejo salvaje que se me acercara.
Esperé tranquilamente mientras sudaba y temblaba, maldita mentha, ella era la culpable de todo aquello, jamás había estado tan tranquilo en muchos años y ahora al mínimo sonido estaba aterrado. Estaba listo para salir al ataque cuando algo raro me pisó, no tardó de irse de cara contra el suelo, lo que me dio la oportunidad de saltar de mi escondite y ponerme en posición defensiva.
Miré detenidamente al ser, no era algo que hubiese visto antes, el guerrero más intrépido le hubiese hecho frente con valor… quizá un elfo le hubiese ofrecido ayuda, ¿Qué hice yo? A causa del revoltijo de sensaciones que estaba teniendo mordí la flecha y le tiré la poca mentha que me quedaba, luego grité tanto por el dolor al morder metal con fuerza y también al no saber cómo defenderme contra aquello. Era una lagartija gigante con cuernos en su cabeza, nunca había leído que alguien se topase con algo así y si alguien alguna vez lo hizo dudaba de que hubiese salido vivo.
- ¿Qué rayos eres tú? – Señale a la criatura mientras mi brazo no dejaba de temblar, la miré fijamente un momento tratando de pensar que podía hacer, con suerte podría ser un ser racional, algún hombre bestia nunca antes visto, tardé un rato en descubrir que tenía rostro, un rostro que ya había visto en el pasado. – Espera ¿Eres… Arygos? – Aquello no tenía sentido, la Arygos que yo conocía era o una humana o un dragón, no un caimán humanoide con cuernos.
Miré al suelo donde había caído las plantas que había usado como armas, ahora que las veía con la luz de la luna todo tenía sentido, no era mentha, había estado comiendo plantas alucinógenas, todo estaba totalmente claro ahora, la Arygos caimán no estaba realmente allí, solo era un efecto de mi mente. Me recosté al árbol más cercano mientras reía como idiota por el malentendido, aquello era una señal, debía dejar de morder todo lo que tuviese buen aspecto en la noche.
- Ayahuasca (Planta alucinógena referencial):
- Sus efectos son sedantes y alucinatorios, tantos visuales como auditivo.
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Última edición por Fredericksen el Sáb Dic 10 2016, 18:11, editado 1 vez
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
La cosa blanda que había quedado parcialmente bao mio se apartó con una premura y ruido que solo odía pertenecer a otro ser viviente, no había pisado algo, si no alguien, y eso no ponía las cosas mucho mejor, no para mi por lo menos.
La suerte de mi nueva forma es que semejante percance no había rallado siquiera las escamas de mis antebrazos, solo los había llenado de tierra, y mi pelo había quedado lleno de hojas y ramas, o mas que antes, porque no es que lo llevara especialmente peinado y pulcro después de un buen rato caminando por la foresta.
Mientras me levantaba la voz me indicó que había pisado alguna clase de humanoide, pero no solo eso, si no que el timbre me era familiar, vagamente familiar, por lo que conocía a aquella criatura.
Cuando finalmente la vi, no cabía duda de ello. Entrecerré los ojos, haciendo memoria, y entonces una par de imágenes fugaces y un nombre se formularon antes que el resto.
-¡Chucho!.-Por alguna razón no era capaz de acordarme de su complicado nombre humano, pero el apodo que le había puesto el vampiro se había gravado a fuego con su rostro. La extraña pantomima con su arco y las plantas me hizo torcer el gesto y arrugar la nariz, recordando que en nuestro primer encuentro había pretendido que yo y mi compañero mascaramos pasto como si fuéramos alguna especie de rumiante.
El también me había reconocido lo cual reafirmaba que había acertado, por lo menos con el hecho de que ambos habíamos cruzado nuestros caminos con anterioridad. Además, estaba bastante segura de que no me equivocaba de persona.
-Siento haberte pisado.-Vocalice con algo de lentitud, aun haciéndome a mi nueva fonética. Ladeé el rostro extrañada cuando vi que se recostaba contra el tronco y se empezaba a reír como si hubiera dicho o hecho algo gracioso, yo o el suelo al que estaba mirando antes.-¿Te sientes bien?¿Que es tan gracioso?.-Empecé a pasear mi mirada de las plantas del suelo al humano "alegre" como si aquello pudiera darme alguna pista.-¿Has estado comiendo mas plantas?¿Hacen reír?.-Fue lo único que se me ocurrió basado en su relación demostrable con el mundo vegetal. Y hablando de comer, había perdido mi ardilla.
-Me debes un zorro.-Verbalice.
La suerte de mi nueva forma es que semejante percance no había rallado siquiera las escamas de mis antebrazos, solo los había llenado de tierra, y mi pelo había quedado lleno de hojas y ramas, o mas que antes, porque no es que lo llevara especialmente peinado y pulcro después de un buen rato caminando por la foresta.
Mientras me levantaba la voz me indicó que había pisado alguna clase de humanoide, pero no solo eso, si no que el timbre me era familiar, vagamente familiar, por lo que conocía a aquella criatura.
Cuando finalmente la vi, no cabía duda de ello. Entrecerré los ojos, haciendo memoria, y entonces una par de imágenes fugaces y un nombre se formularon antes que el resto.
-¡Chucho!.-Por alguna razón no era capaz de acordarme de su complicado nombre humano, pero el apodo que le había puesto el vampiro se había gravado a fuego con su rostro. La extraña pantomima con su arco y las plantas me hizo torcer el gesto y arrugar la nariz, recordando que en nuestro primer encuentro había pretendido que yo y mi compañero mascaramos pasto como si fuéramos alguna especie de rumiante.
El también me había reconocido lo cual reafirmaba que había acertado, por lo menos con el hecho de que ambos habíamos cruzado nuestros caminos con anterioridad. Además, estaba bastante segura de que no me equivocaba de persona.
-Siento haberte pisado.-Vocalice con algo de lentitud, aun haciéndome a mi nueva fonética. Ladeé el rostro extrañada cuando vi que se recostaba contra el tronco y se empezaba a reír como si hubiera dicho o hecho algo gracioso, yo o el suelo al que estaba mirando antes.-¿Te sientes bien?¿Que es tan gracioso?.-Empecé a pasear mi mirada de las plantas del suelo al humano "alegre" como si aquello pudiera darme alguna pista.-¿Has estado comiendo mas plantas?¿Hacen reír?.-Fue lo único que se me ocurrió basado en su relación demostrable con el mundo vegetal. Y hablando de comer, había perdido mi ardilla.
-Me debes un zorro.-Verbalice.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Aun existía la posibilidad de que todo fuese un truco de mi imaginación, pero al escuchar la palabra “Chucho” dudé de que aquello fuera una ilusión, ni mi propia mente se atrevería a ponerme un apodo tan pésimo para torturarme, confiaba en aquello, sabía que tenía al menos un poco más de clase o gusto para los motes, quizá me hubiese llamado “lechuga con patas” o algo por el estilo.
La voz de la joven de la joven era diferente a lo que recordaba, bueno, aquello podía ser una pista de si mi mente me engañaba o no, al no poder recordar la voz exacta simplemente buscaba alternativas. Me pasé las manos por el rostro tratando de calmar la risa, ya estaba claro lo de las plantas pero la Arygos reptil humanoide seguía pareciéndome muy real y sus preguntas no me ayudaban para concentrarme.
Regresé la vista a las plantas en el suelo y agité levemente la mano en el aire tratando de que la joven dejara de hacer preguntas, si aquello realmente estaba sucediendo daría respuestas a su momento. Recordaba haber tirado aquellas planticas, si al final se toparon con la joven reptil significaba que ella era tangible ¿Cierto? Y si era tangible debía ser real. Sacudí la cabeza aclarando mis pensamientos, podía ser que una brisa de aire hubiese pasado en el momento justo y cortara la trayectoria de las hojas… aquello resultaba tan confuso.
Una nueva palabra de Arygos me había hecho creer aun más que era real “¿Le debo un zorro? Si, recuerdo algo de un zorro.” Sin dudas algo de aquello tenía sentido, el mote y las pistas encajaban, mi mente entumecida no lograría tanto en tan poco tiempo, esa escena debía ser real.
- Bien, suponiendo que esto es real, y que tú realmente estás aquí y no aquí. – Dije mientras señalaba con un dedo primero a la joven y luego a mi cabeza.- Primero, no comas esas plantas a menos que quieras estar en un mal estado y segundo… muérdeme. – Aquello no era sensato pero el dolor era la única sensación real en la que podía confiar, yo podía clavarme fácilmente una flecha pero eso no ayudaba, en cambio si Arygos me mordía podía saber que su dentadura era real y por ende ella también.
Estiré lentamente el brazo hacía el frente con miedo, no miedo a saber lo que era real o no, simplemente miedo a que fuese real y terminará arrancándome el brazo brutalmente con su instinto de dragón. – Para aclarar, dije muérdeme, no mutílame. – Una leve advertencia nunca iba a estar de más.
La voz de la joven de la joven era diferente a lo que recordaba, bueno, aquello podía ser una pista de si mi mente me engañaba o no, al no poder recordar la voz exacta simplemente buscaba alternativas. Me pasé las manos por el rostro tratando de calmar la risa, ya estaba claro lo de las plantas pero la Arygos reptil humanoide seguía pareciéndome muy real y sus preguntas no me ayudaban para concentrarme.
Regresé la vista a las plantas en el suelo y agité levemente la mano en el aire tratando de que la joven dejara de hacer preguntas, si aquello realmente estaba sucediendo daría respuestas a su momento. Recordaba haber tirado aquellas planticas, si al final se toparon con la joven reptil significaba que ella era tangible ¿Cierto? Y si era tangible debía ser real. Sacudí la cabeza aclarando mis pensamientos, podía ser que una brisa de aire hubiese pasado en el momento justo y cortara la trayectoria de las hojas… aquello resultaba tan confuso.
Una nueva palabra de Arygos me había hecho creer aun más que era real “¿Le debo un zorro? Si, recuerdo algo de un zorro.” Sin dudas algo de aquello tenía sentido, el mote y las pistas encajaban, mi mente entumecida no lograría tanto en tan poco tiempo, esa escena debía ser real.
- Bien, suponiendo que esto es real, y que tú realmente estás aquí y no aquí. – Dije mientras señalaba con un dedo primero a la joven y luego a mi cabeza.- Primero, no comas esas plantas a menos que quieras estar en un mal estado y segundo… muérdeme. – Aquello no era sensato pero el dolor era la única sensación real en la que podía confiar, yo podía clavarme fácilmente una flecha pero eso no ayudaba, en cambio si Arygos me mordía podía saber que su dentadura era real y por ende ella también.
Estiré lentamente el brazo hacía el frente con miedo, no miedo a saber lo que era real o no, simplemente miedo a que fuese real y terminará arrancándome el brazo brutalmente con su instinto de dragón. – Para aclarar, dije muérdeme, no mutílame. – Una leve advertencia nunca iba a estar de más.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Seguí el recorrido de su mano, que parecía aventar el aire con la intención de que..¿Me callara? Si, conocía ese gesto, y me hacía mas bien poca gracia,algo que se puso de manifiesto cuando arrugué la nariz de forma inconsciente al percatarme de la connotación de su gesto. Sin embargo dejé de hacer preguntas y acotaciones por un instante. Se veía bastante confuso por si solo, como para que yo añadiera mas incongitas antes de que pudiera asentir su mente.
Decidí entonces esperar pacientemente, contemplando cada uno de sus pequeños gestos mientras miraba con confusión su entorno como si analizara algo. Solo mi cola latigaba el aire y barría las hojas del suelo de un lado al otro denotando la impaciencia que estaba manteniendo a raya de forma admirable.
Abrí la boca cuando por fin hablo, intuyendo que ya podía hacer lo mismo, sin embargo quedé de ese modo, anonadada cuando prosiguió hablando e hizo esa petición extraña. Cerré la boca y ladee el rostro, frunciendo ligeramente el ceño, no por molestia, si no por lo raro de la situación.
-Por supuesto que soy real.-Resoplé por la nariz.-Y yo no como plantas, yo como cosas que se alimentan de plantas.-Aclaré.-Pero no humanos.-Maticé al recordar que el solía rumiar cual vaca de pueblo, además de las múltiples veces que me habían acusado de hacer aquello, o las muchas otras que aunque me costara reconocerlo, había estado a punto de hacerlo.
Luego mire su brazo, y a el, como si esperara que se echara por atrás en su decisión. Podía ver cierto miedo en el, y casi habría jurado que podía olerlo también. No entendía muy bien el porque de esa petición, pero alargue una de mis manos y lle rodeé el antebrazo con la misma, cuidando de no clavar las garras, mientras lo volteaba viendo donde podía morderlo sin hacerle excesivo daño. Lo torcí un poco, me acerque al mismo y le peque un mordisco a la parte externa, donde era mas duro y resistente, sangraría menos y resultaría menos peligroso e inhabilitante para el humano.
Mordí con moderada fuerza, mi idea no era arrancarle un trozo de carne, así que en el momento en el que sentí la piel empezar a romperse bajo el filo de los múltiples colmillos que recorrían los cuartos finales de la mandíbula, le solté y me enderecé, mirandole con la misma mirada turbada por la confusión.
Pasé la lengua por encima de los dientes, enrojecidos de nuevo, aunque esta vez no era por la sangre de la ardilla, podía distinguirlo por el sabor y la temperatura, esa era mas tibia, mas salada, de algún modo podía reconocer los tintes de la sangre humanoide con perfecta seguridad tras tantas contiendas.
No dejé las manos quitas, aproveché los ruinosos harapos azules que apenas podían llamarse ropas que colgaban estratégicamente por mi cuerpo y les arranque un pedazo. Total, tenía que cambiarlos. Le extendí ese pedazo al humano para que parara la herida, y, si bien no era ropa precisamente limpia, pararía la pequeña herida en forma de pequeños y múltiples dientes que había quedado sobre su extremidad.
-¿Te sientes bien? Eres la primera persona que escucho que le pida a un dragón que lo muerda...
Decidí entonces esperar pacientemente, contemplando cada uno de sus pequeños gestos mientras miraba con confusión su entorno como si analizara algo. Solo mi cola latigaba el aire y barría las hojas del suelo de un lado al otro denotando la impaciencia que estaba manteniendo a raya de forma admirable.
Abrí la boca cuando por fin hablo, intuyendo que ya podía hacer lo mismo, sin embargo quedé de ese modo, anonadada cuando prosiguió hablando e hizo esa petición extraña. Cerré la boca y ladee el rostro, frunciendo ligeramente el ceño, no por molestia, si no por lo raro de la situación.
-Por supuesto que soy real.-Resoplé por la nariz.-Y yo no como plantas, yo como cosas que se alimentan de plantas.-Aclaré.-Pero no humanos.-Maticé al recordar que el solía rumiar cual vaca de pueblo, además de las múltiples veces que me habían acusado de hacer aquello, o las muchas otras que aunque me costara reconocerlo, había estado a punto de hacerlo.
Luego mire su brazo, y a el, como si esperara que se echara por atrás en su decisión. Podía ver cierto miedo en el, y casi habría jurado que podía olerlo también. No entendía muy bien el porque de esa petición, pero alargue una de mis manos y lle rodeé el antebrazo con la misma, cuidando de no clavar las garras, mientras lo volteaba viendo donde podía morderlo sin hacerle excesivo daño. Lo torcí un poco, me acerque al mismo y le peque un mordisco a la parte externa, donde era mas duro y resistente, sangraría menos y resultaría menos peligroso e inhabilitante para el humano.
Mordí con moderada fuerza, mi idea no era arrancarle un trozo de carne, así que en el momento en el que sentí la piel empezar a romperse bajo el filo de los múltiples colmillos que recorrían los cuartos finales de la mandíbula, le solté y me enderecé, mirandole con la misma mirada turbada por la confusión.
Pasé la lengua por encima de los dientes, enrojecidos de nuevo, aunque esta vez no era por la sangre de la ardilla, podía distinguirlo por el sabor y la temperatura, esa era mas tibia, mas salada, de algún modo podía reconocer los tintes de la sangre humanoide con perfecta seguridad tras tantas contiendas.
No dejé las manos quitas, aproveché los ruinosos harapos azules que apenas podían llamarse ropas que colgaban estratégicamente por mi cuerpo y les arranque un pedazo. Total, tenía que cambiarlos. Le extendí ese pedazo al humano para que parara la herida, y, si bien no era ropa precisamente limpia, pararía la pequeña herida en forma de pequeños y múltiples dientes que había quedado sobre su extremidad.
-¿Te sientes bien? Eres la primera persona que escucho que le pida a un dragón que lo muerda...
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
La joven aun afirmaba ser real, cada vez hacía más gestos que resultaban físicos y a la par su entorno también reaccionaba a estos, pero cualquier corriente de aire podía lograr acertadamente lo que estaba sucediendo, era mejor eliminar las sospechas desde la raíz con un método infalible desde mi punto de vista.
La joven reptil se acercó y examino mi brazo, había sentido el tacto inicial pero debía asegurarme totalmente. Cerré los ojos cuando vi que llegaba el momento decisivo, en el peor de los casos perdería el brazo o estaba alucinando totalmente a causa de comer plantas sin revisar, un error que podría resultar fatal. Primero no sentí nada, luego fueron los dientes hundiéndose en la carne lo que me llevo a sangrar y sisear a causa del dolor.
- Espera espera, ya me duele, detente. – Analicé las palabras en mi cabeza antes de abrir los ojos y mirar la sangre ¿Aquello dolía? Si, efectivamente me dolía. – ¡Qué bien, me está doliendo!
La joven me ofreció un pedazo de tela para parar la herida pero negué amablemente, prefería ver correr la sangre y sentir el leve dolor a volver a dudar de que era real y que no. Arygos parecía ciertamente extrañada, no podía culparla, después de todo no era normal ver a alguien delirando en el bosque dispuesto a ser herido por un dragón.
- Puede decirse que estoy bien pero a la vez no, errores pequeños de la vida. – Levanté con cuidado las plantas del suelo y las guardé en mi bolsillo, claramente no las comería de nuevo, pero servirían para dárselas a alguien que molestara, aquellas eran las ventajas que daba el bosque. – No debes preocuparte por lo de la mordida, solo era para verificar tu presencia. Lo siento por dudar de que fueras real.
Ahora que estaba ciertamente más calmado saqué la típica flecha de mi carcaj y acaricié el filo de esta, para mantenerme despierto y menos alarmado. Sabiendo que Arygos si era real me daba curiosidad saber que hacía por aquella zona o mejor aún, saber porque lucía tan diferente por así decirlo.
- Pues ya sabiendo que yo estoy relativamente bien, quiero saber si tú lo estás…. Luces diferente. – Y para dar a notar mi punto dibuje en el aire la cola o los cuernos de la chica, no recordaba que la ultima vez tuviese aquello, realmente no se parecía nada a la Arygos que había visto. - ¿Alguien hizo todo eso? ¿Estás escapando de tu torturador? Eso explicaría que haces en el bosque a estás horas. – Inconscientemente había sacado otra planta de mi bolsillo y ya me la estaba llevando a la boca, afortunadamente me fijé en aquello y con cara de asco sacudí la mano para deshacerme del alucinógeno, al parecer debería esforzarme todo lo posible para mantener clara mi mente y no volver a caer en la tentación de las plantas.
La joven reptil se acercó y examino mi brazo, había sentido el tacto inicial pero debía asegurarme totalmente. Cerré los ojos cuando vi que llegaba el momento decisivo, en el peor de los casos perdería el brazo o estaba alucinando totalmente a causa de comer plantas sin revisar, un error que podría resultar fatal. Primero no sentí nada, luego fueron los dientes hundiéndose en la carne lo que me llevo a sangrar y sisear a causa del dolor.
- Espera espera, ya me duele, detente. – Analicé las palabras en mi cabeza antes de abrir los ojos y mirar la sangre ¿Aquello dolía? Si, efectivamente me dolía. – ¡Qué bien, me está doliendo!
La joven me ofreció un pedazo de tela para parar la herida pero negué amablemente, prefería ver correr la sangre y sentir el leve dolor a volver a dudar de que era real y que no. Arygos parecía ciertamente extrañada, no podía culparla, después de todo no era normal ver a alguien delirando en el bosque dispuesto a ser herido por un dragón.
- Puede decirse que estoy bien pero a la vez no, errores pequeños de la vida. – Levanté con cuidado las plantas del suelo y las guardé en mi bolsillo, claramente no las comería de nuevo, pero servirían para dárselas a alguien que molestara, aquellas eran las ventajas que daba el bosque. – No debes preocuparte por lo de la mordida, solo era para verificar tu presencia. Lo siento por dudar de que fueras real.
Ahora que estaba ciertamente más calmado saqué la típica flecha de mi carcaj y acaricié el filo de esta, para mantenerme despierto y menos alarmado. Sabiendo que Arygos si era real me daba curiosidad saber que hacía por aquella zona o mejor aún, saber porque lucía tan diferente por así decirlo.
- Pues ya sabiendo que yo estoy relativamente bien, quiero saber si tú lo estás…. Luces diferente. – Y para dar a notar mi punto dibuje en el aire la cola o los cuernos de la chica, no recordaba que la ultima vez tuviese aquello, realmente no se parecía nada a la Arygos que había visto. - ¿Alguien hizo todo eso? ¿Estás escapando de tu torturador? Eso explicaría que haces en el bosque a estás horas. – Inconscientemente había sacado otra planta de mi bolsillo y ya me la estaba llevando a la boca, afortunadamente me fijé en aquello y con cara de asco sacudí la mano para deshacerme del alucinógeno, al parecer debería esforzarme todo lo posible para mantener clara mi mente y no volver a caer en la tentación de las plantas.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Si me había sorprendido que me pidiera que lo mordiera, aun fue mas grande mi asombro cuando se alegró de que le doliera. Como si hubiera algún otro escenario posible. Claro que, con sus preguntas sobre la veracidad de mi existencia para el humano podía caber la posibilidad de que todo aquello fuera un sueño, o algo similar.
Ladeé aun mas el rostro al verle trastear con las plantas, y posteriormente disculparse, y torcí el gesto aun algo desorientada por la peculiar situación en la que me había visto envuelta.- Es la primera vez que algo se disculpa después de que lo muerdo.-Si habían habido suplicas, o chillidos de dolor, pero disculpas, nunca. Supuse que siempre había una primera vez para todo.
Ademas, ese muchacho había sido algo extraño incluso en mi primer encuentro con el mismo, así que pese a que no podía evitar sorprenderme ante su comportamiento, intentaba asimilarlo como algo normal a su existencia, que no a la del resto de su especie.
-¿Yo?.-Parpadeé. No era yo quien acariciaba cosas afiladas teniendo una piel tan delicada.-¿Que tienen mis cuernos y mi cola?.-Mire hacia atrás al tiempo que zarandeaba esta ultima de un lado a otro.-Los dragones tenemos cola... soy un dragón, ¿recuerdas?.-Yo por lo menos recordaba su incredulidad cuando se lo había dicho por primera vez, y su descompostura tras esa pequeña incidencia que genero que probara mis palabras.-Yo no necesito escapar de nadie.-Respondí alzando ligeramente el tono y el mentón a la vez que henchía el pecho levemente con orgullo.-Soy un dragón.-Repetí nuevamente, como si mi condición racial me pusiera por encima de cualquier peligro. Algo que era mas o menos cierto.-Y nadie me ha torturado.
Entonces fue cuando caí que el muchacho podía estar interpretando mi nueva forma como alguna clase de malformación u experimento fallido de un tercero, y no pude evitar resoplar con cierta desgana y desagrado, esperando haber errado en mi presunción.-Estoy así porque quiero, es mas cómodo que ir en forma de dragón, algunos arboles están muy juntos. Y yo vivo mayormente en el bosque. No me gustan las ciudades, ni los sureños....la mayoría.-Había ciertas excepciones, por desgracia, no demasiadas.
-¿Por casualidad no has visto a Víctor?.-No recordaba si Bio se había presentado con su nombre real o con cualquier otro, así que simplemente lo llame por su propio nombre.
Ya viendo que el humano estaba mas tranquilo empece a caminar alrededor de donde estábamos mirando al suelo hasta que una pequeña bola de pelo húmeda y enrojecida con parte de los huesos pelados llamo mi atención. Recuperé mi ardilla y volví con el humano, pegando mordiscos esporádicos a la criatura de los que tironeaba para despegar la carne del hueso, que no era mucha.
-Me sigues debiendo un zorro, pero me olvidaré de eso si me dices donde esta Víctor.
Ladeé aun mas el rostro al verle trastear con las plantas, y posteriormente disculparse, y torcí el gesto aun algo desorientada por la peculiar situación en la que me había visto envuelta.- Es la primera vez que algo se disculpa después de que lo muerdo.-Si habían habido suplicas, o chillidos de dolor, pero disculpas, nunca. Supuse que siempre había una primera vez para todo.
Ademas, ese muchacho había sido algo extraño incluso en mi primer encuentro con el mismo, así que pese a que no podía evitar sorprenderme ante su comportamiento, intentaba asimilarlo como algo normal a su existencia, que no a la del resto de su especie.
-¿Yo?.-Parpadeé. No era yo quien acariciaba cosas afiladas teniendo una piel tan delicada.-¿Que tienen mis cuernos y mi cola?.-Mire hacia atrás al tiempo que zarandeaba esta ultima de un lado a otro.-Los dragones tenemos cola... soy un dragón, ¿recuerdas?.-Yo por lo menos recordaba su incredulidad cuando se lo había dicho por primera vez, y su descompostura tras esa pequeña incidencia que genero que probara mis palabras.-Yo no necesito escapar de nadie.-Respondí alzando ligeramente el tono y el mentón a la vez que henchía el pecho levemente con orgullo.-Soy un dragón.-Repetí nuevamente, como si mi condición racial me pusiera por encima de cualquier peligro. Algo que era mas o menos cierto.-Y nadie me ha torturado.
Entonces fue cuando caí que el muchacho podía estar interpretando mi nueva forma como alguna clase de malformación u experimento fallido de un tercero, y no pude evitar resoplar con cierta desgana y desagrado, esperando haber errado en mi presunción.-Estoy así porque quiero, es mas cómodo que ir en forma de dragón, algunos arboles están muy juntos. Y yo vivo mayormente en el bosque. No me gustan las ciudades, ni los sureños....la mayoría.-Había ciertas excepciones, por desgracia, no demasiadas.
-¿Por casualidad no has visto a Víctor?.-No recordaba si Bio se había presentado con su nombre real o con cualquier otro, así que simplemente lo llame por su propio nombre.
Ya viendo que el humano estaba mas tranquilo empece a caminar alrededor de donde estábamos mirando al suelo hasta que una pequeña bola de pelo húmeda y enrojecida con parte de los huesos pelados llamo mi atención. Recuperé mi ardilla y volví con el humano, pegando mordiscos esporádicos a la criatura de los que tironeaba para despegar la carne del hueso, que no era mucha.
-Me sigues debiendo un zorro, pero me olvidaré de eso si me dices donde esta Víctor.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Por lo visto no era el primer humano como tal al que mordía la dragona, claramente ya la había visto morder a otra persona, pero comparando los resultados podía apostar que era el primer humano que salía en buenas condiciones luego de que aquellos dientes encontraran algún pedazo de carne. Además su acotación era lógica, nadie se disculpa cuando la otra persona es la causante de algo, pero la disculpa no iba dirigida exactamente a la mordida.
- No te pido perdón por ello, lo hago por insinuar que no existías, no sé, creo que aquello puede llegar a ser insultante ¿Me estoy equivocando? – Generalmente ya debía asegurarme de mis palabras, siempre que abría la boca un malentendido sucedía, por mucho que me esforzara en pensar las palabras.
La joven parecía confusa ahora a causa de mi pregunta, veía muy normal el hecho de tener cuernos y cola al parecer… bueno, en ella era normal, pero recordaba que solamente los tenía cuando estaba en su forma de dragón. Asentí cuando ella menciono si recordaba que era un dragón, Arygos siguió con su discurso, resaltaba que podía defenderse por sí misma con orgullo… o al menos así lo daba a entender.
Nadie la había torturado aquella noticia era buena, pero aun así me preguntaba porque ahora se veía tan diferente. La joven volvió a resoplar dando a notar cierta molestia ¿Ahora que había dicho? Que recuerde no me había excedido con mis comentarios, solo me estaba asegurando de que no le hubiese pasado nada ¿En serio era tan malo tratando de ser cortes? Debería encargarme después de aquello.
- ¿Vives mayormente en los bosques? Creí que habitabas en aquel sitio que habían mencionado la primera vez. – Aquello sonaba más lógico. – Bien, no importa, aunque tengo otra pregunta. Si no estás en forma dragón y claramente en la humana tampoco ¿En cuál estás? - Esperaba haber dicho bien las cosas esta vez, si seguía ofendiendo sin querer a la dragona ella acabaría mordiéndome la yugular.
Arygos preguntó por un tal Victor, no tenía ni la más remota idea de quien fuese, posiblemente fuese una mascota que había perdido en el bosque. Miré los árboles tratando de recordar a alguien con aquel nombre pero no se me ocurría nadie, quizá en Lunargenta supieran de aquello y si era de un animal iba a ser difícil conseguirlo a aquellas horas en el bosque.
Los mordiscos que daba Arygos al animal muerto que tenía entre manos me sacaron de mis pensamientos, aquello era muy poca comida ¿Cuento tiempo llevaría la joven si comer una cantidad de animalitos adecuados? Ahora que me recordaba mi deuda del zorro nuevamente ideé un plan, tanto para liberarme de esa deuda y también para ayudarla.
- No tengo idea de quien sea Victor y tampoco planeo matar a un pequeño zorro, pero, puedo ayudarte a buscar a ese tal Victor y además saldar mi deuda a base de conejos y ardillas ¿Qué te parece? – Finalmente había ideado un buen plan o al menos me sonaba a que fuese bueno, mientras no comenzara a alucinar en el camino no podría pasar nada malo.
- No te pido perdón por ello, lo hago por insinuar que no existías, no sé, creo que aquello puede llegar a ser insultante ¿Me estoy equivocando? – Generalmente ya debía asegurarme de mis palabras, siempre que abría la boca un malentendido sucedía, por mucho que me esforzara en pensar las palabras.
La joven parecía confusa ahora a causa de mi pregunta, veía muy normal el hecho de tener cuernos y cola al parecer… bueno, en ella era normal, pero recordaba que solamente los tenía cuando estaba en su forma de dragón. Asentí cuando ella menciono si recordaba que era un dragón, Arygos siguió con su discurso, resaltaba que podía defenderse por sí misma con orgullo… o al menos así lo daba a entender.
Nadie la había torturado aquella noticia era buena, pero aun así me preguntaba porque ahora se veía tan diferente. La joven volvió a resoplar dando a notar cierta molestia ¿Ahora que había dicho? Que recuerde no me había excedido con mis comentarios, solo me estaba asegurando de que no le hubiese pasado nada ¿En serio era tan malo tratando de ser cortes? Debería encargarme después de aquello.
- ¿Vives mayormente en los bosques? Creí que habitabas en aquel sitio que habían mencionado la primera vez. – Aquello sonaba más lógico. – Bien, no importa, aunque tengo otra pregunta. Si no estás en forma dragón y claramente en la humana tampoco ¿En cuál estás? - Esperaba haber dicho bien las cosas esta vez, si seguía ofendiendo sin querer a la dragona ella acabaría mordiéndome la yugular.
Arygos preguntó por un tal Victor, no tenía ni la más remota idea de quien fuese, posiblemente fuese una mascota que había perdido en el bosque. Miré los árboles tratando de recordar a alguien con aquel nombre pero no se me ocurría nadie, quizá en Lunargenta supieran de aquello y si era de un animal iba a ser difícil conseguirlo a aquellas horas en el bosque.
Los mordiscos que daba Arygos al animal muerto que tenía entre manos me sacaron de mis pensamientos, aquello era muy poca comida ¿Cuento tiempo llevaría la joven si comer una cantidad de animalitos adecuados? Ahora que me recordaba mi deuda del zorro nuevamente ideé un plan, tanto para liberarme de esa deuda y también para ayudarla.
- No tengo idea de quien sea Victor y tampoco planeo matar a un pequeño zorro, pero, puedo ayudarte a buscar a ese tal Victor y además saldar mi deuda a base de conejos y ardillas ¿Qué te parece? – Finalmente había ideado un buen plan o al menos me sonaba a que fuese bueno, mientras no comenzara a alucinar en el camino no podría pasar nada malo.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Quedaba poco de la ardilla, y desde colmillo hacia atrás, donde todos los dientes casi eran serrados, tironeaba la carne que se desgarraba con facilidad. Chucho había hecho peguntas lógicas, y era consciente de que su moderado desconcierto era culpa de mis vagas explicaciones, así que trague ese pedazo de roedor y me dispuse a explicarle el tema de mi domicilio.
-Yo tengo un hogar en el norte con mi familia, otro en el sur con Víctor, y después vivo en el bosque mientras viajo. Uno es una cueva, el otro una torre de piedra, pero tiene habitaciones que recuerdan a una cueva y bueno, los bosques tiene también varias hondonadas y cavernas que puedo usar, y encima suelen contener algo de comer primero.-Esbocé una sonrisa orgullosa ante mi practicad, o lo que yo entendía como tal.
La siguiente pregunta era aun mas fácil de responder, y me hizo acordar inmediatamente a otro de los sujetos que me había encontrado durante mis viajes, a aquel que me había sugerido tomar esa forma híbrida.
-Es como parar la transformación a la mitad, o solo transformar la parte que quiero, un poco de ambas. La forma humana es mas pequeña y cómoda para ir por algunos sitios y manipular elementos delicados, pero es muy fragil, así que la arreglo poniéndole todo lo que puedo de mi forma de dragón.-Volví a sonreír esta vez con el orgullo de lo que identificaba como mi ingenio.
Su oferta me hizo rumiar un poco, ladee el rostro con el ceño fruncido pensando en el pequeño y delicioso zorrito y después en lo que me ofrecía como resarcimiento. No tardé demasiado en dar mi veredicto.
-Esta bien. Oh, pero si lo conoces, el vampiro que iba conmigo. Mas o menos así de alto.-Alce el brazo hasta marcar su estatura.- Con una capa, y el pelo largo, ojos oscuros, el que te puso el nombre de chucho ¿No lo recuerdas?.-Yo estaba segura de que habría recordado a quien me pusiera un nombre tan estúpido, de hecho era el propio Víctor que había tenido le "fantastica" idea de darme "babitas" por nombre.
-Ah! También busco a otra persona. Si lo encuentras cuenta también. Es un elfo también alto, de ojos azules, muy blanco, de pelo negro y largo, bastante.. monocromático. Con cara de molesto, y que desprende un aura de soledad, habla de si mismo en tercera persona y se hace llamar "Destino".-Aunque no era prioridad, le había dicho que le mostraría cuando fuera capaz de adjudicarme el logro de aplicar su idea, y quería ver si el había podido arreglar su extraña arma.
-Oh.. chucho...¿Que hacías tirado en un arbusto?.-Recordé repentinamente, olvidándome de mis propias cosas para ser un poquito mas consciente de mi contertulio, y apagando rápidamente la pequeña chispa de culpabilidad que se había encendido fruto de mi desconsideración.
-Yo tengo un hogar en el norte con mi familia, otro en el sur con Víctor, y después vivo en el bosque mientras viajo. Uno es una cueva, el otro una torre de piedra, pero tiene habitaciones que recuerdan a una cueva y bueno, los bosques tiene también varias hondonadas y cavernas que puedo usar, y encima suelen contener algo de comer primero.-Esbocé una sonrisa orgullosa ante mi practicad, o lo que yo entendía como tal.
La siguiente pregunta era aun mas fácil de responder, y me hizo acordar inmediatamente a otro de los sujetos que me había encontrado durante mis viajes, a aquel que me había sugerido tomar esa forma híbrida.
-Es como parar la transformación a la mitad, o solo transformar la parte que quiero, un poco de ambas. La forma humana es mas pequeña y cómoda para ir por algunos sitios y manipular elementos delicados, pero es muy fragil, así que la arreglo poniéndole todo lo que puedo de mi forma de dragón.-Volví a sonreír esta vez con el orgullo de lo que identificaba como mi ingenio.
Su oferta me hizo rumiar un poco, ladee el rostro con el ceño fruncido pensando en el pequeño y delicioso zorrito y después en lo que me ofrecía como resarcimiento. No tardé demasiado en dar mi veredicto.
-Esta bien. Oh, pero si lo conoces, el vampiro que iba conmigo. Mas o menos así de alto.-Alce el brazo hasta marcar su estatura.- Con una capa, y el pelo largo, ojos oscuros, el que te puso el nombre de chucho ¿No lo recuerdas?.-Yo estaba segura de que habría recordado a quien me pusiera un nombre tan estúpido, de hecho era el propio Víctor que había tenido le "fantastica" idea de darme "babitas" por nombre.
-Ah! También busco a otra persona. Si lo encuentras cuenta también. Es un elfo también alto, de ojos azules, muy blanco, de pelo negro y largo, bastante.. monocromático. Con cara de molesto, y que desprende un aura de soledad, habla de si mismo en tercera persona y se hace llamar "Destino".-Aunque no era prioridad, le había dicho que le mostraría cuando fuera capaz de adjudicarme el logro de aplicar su idea, y quería ver si el había podido arreglar su extraña arma.
-Oh.. chucho...¿Que hacías tirado en un arbusto?.-Recordé repentinamente, olvidándome de mis propias cosas para ser un poquito mas consciente de mi contertulio, y apagando rápidamente la pequeña chispa de culpabilidad que se había encendido fruto de mi desconsideración.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Arygos respondió fácilmente mi duda, tenía diferentes sitios donde quedarse y a la vez también vivía en el bosque, según sus referencias parecía adorar las cuevas, aquello debía ser normal en los dragones. Ahora me preguntaba si tal como Arygos habían otros dragones que dormían en el bosque, al menos en lo que yo llamaba “mi zona” no había ninguno, era muy extraño la presencia de viajeros.
La segunda respuesta era referente a su forma pero yo seguía apostando por el hecho de que quizá algo raro le había pasado. Según ella aquella forma era mucho mejor que la humana, no por el hecho de su apariencia, si no por las ventajas que le daban a factores externos referentes a resistencia.
- Eso suena interesante, ¿Significa que si tú quieres solo podrías transformar una parte de tu cuerpo? Por ejemplo… la parte del hocico. – La respuesta de por sí ya debía ser clara, la joven era casi totalmente una dragón humanoide pero era mejor no quedarme con las dudas.
Esperaba que Arygos aceptara el trato de animalitos y ayuda, no se lo pensó mucho al parecer antes de aceptar la oferta. Según ella ya conocía a Victor, aquello era imposible, no recordaba conocer a alguien con aquel nombre, ella además marco su estatura con los brazos y añadió una descripción.
- Estás describiendo a Bio y él era el vampiro que te acompañaba aquella noche… espera un momento, ¿Te refieres a Bio? – Quizá aquello tenía lógica, porque era el único vampiro que conocía que resultaba ser agradable y también concordaba perfectamente a la descripción… y como olvidar a la persona que me había puesto Chucho. - Si te refieres a Bio la ultima vez que lo vi fue en las Islas Illidenses.
La chica parecía buscar también a alguien más, se trataba de un elfo, esta vez su descripción realmente no sirvió de mucho, tampoco el nombre de dicha persona, no lo conocía para nada. Aun así podía ayudarla a buscar, con suerte lo conseguiríamos.
- ¿Dónde los viste por última vez? Aquella nos puede servir para seguirles el rastro, suponiendo que fuese un sitio cercano. Podríamos buscar huellas o señales de cambio en el paisaje. – Aquello era algo básico en lo que hacía, podía rastrear y evitar dejar muchos rastros para no confundirme, supervivencia pura.
Una vez aclarados los puntos la chica pareció tener cierta curiosidad por mi cama destruida, a simple vista cualquier persona consideraría que es un arbusto común y corriente, la verdad es que había sido el arbusto más cómodo en el que había dormido. Suspiré tratando de alejar los pensamientos deprimentes de mi cama ahora arruinada, no lo olvidaría nunca, lo recordaría por siempre.
- No estaba tirado, estaba durmiendo, en parte porque tenía sueño y también porque estaba algo… ido a causa de las plantas. – Nunca más volvería a buscar menta. – Además es mejor que dormir a vista de todos, podía evitar ataques sorpresas, claro, debería estar despierto para ello.
Estar vigilante la mayoría del tiempo causaba que no durmiera bien y además me volvía más paranoico, eso tenía sus ventajas, muy pocas cosas podrían sorprenderme si estaba alerta, los bosques resultaban ser peligrosos.
- Tengo un par de ardillas en mi bolsa, debería montar más trampas para capturar otro par. Si quieres podemos comenzar a buscar mientras me encargo de ello.
La segunda respuesta era referente a su forma pero yo seguía apostando por el hecho de que quizá algo raro le había pasado. Según ella aquella forma era mucho mejor que la humana, no por el hecho de su apariencia, si no por las ventajas que le daban a factores externos referentes a resistencia.
- Eso suena interesante, ¿Significa que si tú quieres solo podrías transformar una parte de tu cuerpo? Por ejemplo… la parte del hocico. – La respuesta de por sí ya debía ser clara, la joven era casi totalmente una dragón humanoide pero era mejor no quedarme con las dudas.
Esperaba que Arygos aceptara el trato de animalitos y ayuda, no se lo pensó mucho al parecer antes de aceptar la oferta. Según ella ya conocía a Victor, aquello era imposible, no recordaba conocer a alguien con aquel nombre, ella además marco su estatura con los brazos y añadió una descripción.
- Estás describiendo a Bio y él era el vampiro que te acompañaba aquella noche… espera un momento, ¿Te refieres a Bio? – Quizá aquello tenía lógica, porque era el único vampiro que conocía que resultaba ser agradable y también concordaba perfectamente a la descripción… y como olvidar a la persona que me había puesto Chucho. - Si te refieres a Bio la ultima vez que lo vi fue en las Islas Illidenses.
La chica parecía buscar también a alguien más, se trataba de un elfo, esta vez su descripción realmente no sirvió de mucho, tampoco el nombre de dicha persona, no lo conocía para nada. Aun así podía ayudarla a buscar, con suerte lo conseguiríamos.
- ¿Dónde los viste por última vez? Aquella nos puede servir para seguirles el rastro, suponiendo que fuese un sitio cercano. Podríamos buscar huellas o señales de cambio en el paisaje. – Aquello era algo básico en lo que hacía, podía rastrear y evitar dejar muchos rastros para no confundirme, supervivencia pura.
Una vez aclarados los puntos la chica pareció tener cierta curiosidad por mi cama destruida, a simple vista cualquier persona consideraría que es un arbusto común y corriente, la verdad es que había sido el arbusto más cómodo en el que había dormido. Suspiré tratando de alejar los pensamientos deprimentes de mi cama ahora arruinada, no lo olvidaría nunca, lo recordaría por siempre.
- No estaba tirado, estaba durmiendo, en parte porque tenía sueño y también porque estaba algo… ido a causa de las plantas. – Nunca más volvería a buscar menta. – Además es mejor que dormir a vista de todos, podía evitar ataques sorpresas, claro, debería estar despierto para ello.
Estar vigilante la mayoría del tiempo causaba que no durmiera bien y además me volvía más paranoico, eso tenía sus ventajas, muy pocas cosas podrían sorprenderme si estaba alerta, los bosques resultaban ser peligrosos.
- Tengo un par de ardillas en mi bolsa, debería montar más trampas para capturar otro par. Si quieres podemos comenzar a buscar mientras me encargo de ello.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Cucho entendió perfectamente lo que le explicaba, lo cual era un avance, aunque no había usado palabras distintas a mis fallidos intentos con algunos mercaderes. Quizás su notoria incapacidad para socializar con su propia especie acercaba su comunicación mas a la de su entorno, el mundo salvaje, y por eso me entendía con mas facilidad. O quizás era una mente privilegiada o un sabio iluminado. Me inclinaba hacia la primera opción porque no tenía la impresión de que fuera especialmente listo ni que guardara un gran conocimiento en esa fragil cabe cita que reposaba sobre sus hombros.
-Supongo que por poder podría..-Murmure, concentrándome para intentar hacer aquello. Lentamente sentí somo se alargaba la nariz y la mandíbula hasta quedar a la misma altura bastante por delante del resto de mi rostro, como la nariz se aplastaba y separaba hasta mostrar las narinas y aparecían pequeños cuernecitos en el puente de la nariz. Antes de que siguiera creciendo todo y terminara demasiado deformada hice volver el proceso atrás hasta que mi rostro quedó como siempre, normal, con la fina y tersa piel blanca llena de pecas, y con alguna que otra escama suelta cerca de los bordes de la mandíbula.
-No puedo hablar bien con hocico.-Ese era el motivo por el cual no iba con uno. Alce la mano y alcé las comisuras del los labios en un solo costado hasta mostrar la parte de dientes en donde debería haber piezas romas, pero solo había un montón de colmillos sumamente afilados, que ya había podido sentir en su brazo.-Fero con efto me fasta.-Deje de toquetearme la boca y di otro bocado a la ardilla de la que quedaba poco y nada a estas alturas.
-Oh, si, si me refiero a Bio, eso.- Me corregí cuando menciono ese apodo por el que también conocía a mi compañero, e hice un gesto con la zarpa en el aire, como abanicándome, para que lo dejara correr, como había visto que hacían los mercaderes cada vez que revelaban una tara de su producto sin querer.
-Espera..¿Has dicho las islas illidienses?.-Me lleve la mano a la cara. ¡Pues claro! Le había dicho que me quería dirigir allí, era lógico que pudiera haber ido en esa dirección tras no poder encontrarme, quizás había asumido que era estúpido dar vueltas en círculos y había buscado un lugar de mi interés.-No se como no lo pensé antes.-Negué para mi misma.
Las siguientes acotaciones de chucho me sacaron de mi autolamento para volver a centrarme en destino.- La ultima vez que lo vi fue hará mas de medio año, no creo que quede huella alguna de su rastro por las inmediaciones, además tampoco daba la sensación de ir a quedarse allí... buscaba algo.-Algo que no podía relacionar con un solo lugar, pero que sabia que no encontraría encerrado en esa cueva.
-Ojala mi comida durmiera en el suelo tan en medio del bosque.-Musite cuando Chucho dió su explicación, lo que me hizo acordar que ya me había terminado la ardilla y seguía teniendo hambre. Me acerque al muchacho y extendí una de mis garras.-Aceptaré la ardilla mientras buscamos una presa mejor, somos dos, podemos cazar algo mas grande y sabroso.- Apunte.-Un zorro.. no, no te gustan.-Ladeé el rostro pensando.-Los lobos cazan en grupo....-Quizás fuera demasiado para el joven.-Jabalíes,... dejan buen rastro, y son suficientemente grandes como para poder pasar por unas horas.-Resolví contenta. Ahora solo hacia falta que me acordara mas o menos en que dirección había podido comer de esas bestias la ultima vez que había estado en el sur.
-Supongo que por poder podría..-Murmure, concentrándome para intentar hacer aquello. Lentamente sentí somo se alargaba la nariz y la mandíbula hasta quedar a la misma altura bastante por delante del resto de mi rostro, como la nariz se aplastaba y separaba hasta mostrar las narinas y aparecían pequeños cuernecitos en el puente de la nariz. Antes de que siguiera creciendo todo y terminara demasiado deformada hice volver el proceso atrás hasta que mi rostro quedó como siempre, normal, con la fina y tersa piel blanca llena de pecas, y con alguna que otra escama suelta cerca de los bordes de la mandíbula.
-No puedo hablar bien con hocico.-Ese era el motivo por el cual no iba con uno. Alce la mano y alcé las comisuras del los labios en un solo costado hasta mostrar la parte de dientes en donde debería haber piezas romas, pero solo había un montón de colmillos sumamente afilados, que ya había podido sentir en su brazo.-Fero con efto me fasta.-Deje de toquetearme la boca y di otro bocado a la ardilla de la que quedaba poco y nada a estas alturas.
-Oh, si, si me refiero a Bio, eso.- Me corregí cuando menciono ese apodo por el que también conocía a mi compañero, e hice un gesto con la zarpa en el aire, como abanicándome, para que lo dejara correr, como había visto que hacían los mercaderes cada vez que revelaban una tara de su producto sin querer.
-Espera..¿Has dicho las islas illidienses?.-Me lleve la mano a la cara. ¡Pues claro! Le había dicho que me quería dirigir allí, era lógico que pudiera haber ido en esa dirección tras no poder encontrarme, quizás había asumido que era estúpido dar vueltas en círculos y había buscado un lugar de mi interés.-No se como no lo pensé antes.-Negué para mi misma.
Las siguientes acotaciones de chucho me sacaron de mi autolamento para volver a centrarme en destino.- La ultima vez que lo vi fue hará mas de medio año, no creo que quede huella alguna de su rastro por las inmediaciones, además tampoco daba la sensación de ir a quedarse allí... buscaba algo.-Algo que no podía relacionar con un solo lugar, pero que sabia que no encontraría encerrado en esa cueva.
-Ojala mi comida durmiera en el suelo tan en medio del bosque.-Musite cuando Chucho dió su explicación, lo que me hizo acordar que ya me había terminado la ardilla y seguía teniendo hambre. Me acerque al muchacho y extendí una de mis garras.-Aceptaré la ardilla mientras buscamos una presa mejor, somos dos, podemos cazar algo mas grande y sabroso.- Apunte.-Un zorro.. no, no te gustan.-Ladeé el rostro pensando.-Los lobos cazan en grupo....-Quizás fuera demasiado para el joven.-Jabalíes,... dejan buen rastro, y son suficientemente grandes como para poder pasar por unas horas.-Resolví contenta. Ahora solo hacia falta que me acordara mas o menos en que dirección había podido comer de esas bestias la ultima vez que había estado en el sur.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
La chica intentó transformar la parte de su boca en un hocico, al inicio no pasó nada pero en un par de segundos la joven comenzó a metamorfosear la parte delantera de su rostro. La escena resultaba interesante y algo perturbadora, no estaba acostumbrando a ver a alguien transformarse en algo… realmente nunca había visto a nadie transformarse siquiera en dragón.
Aquel era uno de los momentos donde debía alejar totalmente la curiosidad de mi ser y tratar de ver cómo era el tacto con aquel hocico ¿Se sentía igual que el de algún caimán? La última vez que había acercado la mano a un hocico había acabado con una herida y con ciervo para la cena, una de las mejores cenas que había tenido por si me lo preguntan. Sacudí la cabeza para controlar el impulso, afortunadamente Arygos había regresado aquella parte a su forma humana, un peligro menos del cual preocuparme por el momento.
La chica pareció recordar al fin el nombre real de Bio ¿Por qué le llamaría Victor? El no tenía para nada cara de Victor, quizá cara de Federico, pero de Victor para nada. Arygos se llevó la mano al rostro después de haberle dado la ubicación, por lo visto recordaba donde podría estar ahora el vampiro.
El otro ser que debía ayudar a buscar era un poco más difícil de rastrear, la chica llevaba sin verlo un buen tiempo y ningún rastro duraba tanto, ni alguien lleno de barro dejaría tantas pistas… a menos que estuviese lleno de barro todo el tiempo, allí la cosa sería totalmente diferente.
- ¿Intentaste preguntar en las ciudades? Hay personas que se encargan de cazar… a otras personas por así decirlo, ellos deberían lograr rastrear a alguien. – Tenía entendido que ese tipo de personas era efectivo, pero las cosas resultaban mal al final.
La joven al parecer seguía teniendo hambre después de su acabarse a la ardilla, acercó su mano esperando los nuevos aperitivos y a la vez propuso que cazar. Mi idea original era cazar mas ardillas, no empezar una cacería nocturna contra quien sabe que animal, las opciones empezaron por zorros y luego por lobos, finalmente se decidió por Jabalíes.
- Sabes que alterar a un jabalí puede resultar peligroso ¿Cierto? – Aquellos animales resultaban agresivos si se les molestaba, eran seres de temer. – Pero un trato es un trato, así que supongo que serán jabalíes. – Saqué una de las ardillas que llevaba en la bolsa y se la puse en las garras antes de que pudiese usar estas como armas.
Según mi conocimiento los jabalíes debían estar en una zona algo más húmeda, necesitaban agua y maleza para vivir… tal como todos los animales claramente. Aunque si había alguno cerca iba a buscar algún lugar con suficiente maleza y donde la fruta cayese de los árboles, después de todo de allí es donde provenía su principal fuente de alimento.
- Se donde pueden haber, hay un sitio un poco más al norte donde la maleza es más abundante, poca gente pasa por aquel sitio así que no creo que haya problema. – Tomé el arco y lo coloqué en mi hombro para tenerlo más a la mano, no sabía que tan rápido podía seguirme Arygos así que opté por escalar un árbol e ir poco a poco. – Voy a estar observando desde aquí arriba, así puedo tratar de localizarlos con más rapidez, si ves algo desde allí abajo no dudes en avisarme. – Saltaba con cuidado de árbol en árbol tratando de ser lo menos notado posible, así los animales no se darían cuenta de nuestra llegada y si había algún cazador invadiendo mi zona también podría atacarlo.
Mientras saltaba pude notar que había algo raro en los árboles, como si los hubiesen marcado y además había una corriente extraña en el aire, decidí no preocuparme por ahora de aquello, primero debía saldar mis deudas con la joven dragona.
Aquel era uno de los momentos donde debía alejar totalmente la curiosidad de mi ser y tratar de ver cómo era el tacto con aquel hocico ¿Se sentía igual que el de algún caimán? La última vez que había acercado la mano a un hocico había acabado con una herida y con ciervo para la cena, una de las mejores cenas que había tenido por si me lo preguntan. Sacudí la cabeza para controlar el impulso, afortunadamente Arygos había regresado aquella parte a su forma humana, un peligro menos del cual preocuparme por el momento.
La chica pareció recordar al fin el nombre real de Bio ¿Por qué le llamaría Victor? El no tenía para nada cara de Victor, quizá cara de Federico, pero de Victor para nada. Arygos se llevó la mano al rostro después de haberle dado la ubicación, por lo visto recordaba donde podría estar ahora el vampiro.
El otro ser que debía ayudar a buscar era un poco más difícil de rastrear, la chica llevaba sin verlo un buen tiempo y ningún rastro duraba tanto, ni alguien lleno de barro dejaría tantas pistas… a menos que estuviese lleno de barro todo el tiempo, allí la cosa sería totalmente diferente.
- ¿Intentaste preguntar en las ciudades? Hay personas que se encargan de cazar… a otras personas por así decirlo, ellos deberían lograr rastrear a alguien. – Tenía entendido que ese tipo de personas era efectivo, pero las cosas resultaban mal al final.
La joven al parecer seguía teniendo hambre después de su acabarse a la ardilla, acercó su mano esperando los nuevos aperitivos y a la vez propuso que cazar. Mi idea original era cazar mas ardillas, no empezar una cacería nocturna contra quien sabe que animal, las opciones empezaron por zorros y luego por lobos, finalmente se decidió por Jabalíes.
- Sabes que alterar a un jabalí puede resultar peligroso ¿Cierto? – Aquellos animales resultaban agresivos si se les molestaba, eran seres de temer. – Pero un trato es un trato, así que supongo que serán jabalíes. – Saqué una de las ardillas que llevaba en la bolsa y se la puse en las garras antes de que pudiese usar estas como armas.
Según mi conocimiento los jabalíes debían estar en una zona algo más húmeda, necesitaban agua y maleza para vivir… tal como todos los animales claramente. Aunque si había alguno cerca iba a buscar algún lugar con suficiente maleza y donde la fruta cayese de los árboles, después de todo de allí es donde provenía su principal fuente de alimento.
- Se donde pueden haber, hay un sitio un poco más al norte donde la maleza es más abundante, poca gente pasa por aquel sitio así que no creo que haya problema. – Tomé el arco y lo coloqué en mi hombro para tenerlo más a la mano, no sabía que tan rápido podía seguirme Arygos así que opté por escalar un árbol e ir poco a poco. – Voy a estar observando desde aquí arriba, así puedo tratar de localizarlos con más rapidez, si ves algo desde allí abajo no dudes en avisarme. – Saltaba con cuidado de árbol en árbol tratando de ser lo menos notado posible, así los animales no se darían cuenta de nuestra llegada y si había algún cazador invadiendo mi zona también podría atacarlo.
Mientras saltaba pude notar que había algo raro en los árboles, como si los hubiesen marcado y además había una corriente extraña en el aire, decidí no preocuparme por ahora de aquello, primero debía saldar mis deudas con la joven dragona.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Un hondo resoplido salio de mis narinas cuando me ofreció aquella opción. Sabía que tenía razón, que sería mucho mas fácil contratar a gente que peinaran el lugar por mi, y, aunque la busca y captura de Víctor en el norte hacía que no me sirviera en ese caso, con Destino era algo totalmente diferente. Había llegado a pensar en mandarlos e ir hacia donde no volvieran, al fin y al cabo sabía que Destino era un buen combatiente, pero no quería arriesgarme a que saliera lastimado, y a darles a esos matones amorales lo que ansiaban mas que al propio aire.
-Lo pensé.-Admití.-Pero no quiero contratar mercenarios.-La ultima palabra salió como un siseo lleno de desprecio, aun cuando había intentado que no se notara la aversión que tenía para esos sujetos que no sabían hacer mas que blandir erraticamente sus aceros.-No me llevo bien con ellos. Matan a gente por dinero, hacen cualquier cosa por dinero, son peores que las ratas.-Intente explicar al principio de forma racional porque de esa animadversión, pero no pude evitar coronarlo con esa comparación fuera de tono.
Resoplé de nuevo, esta vez por mis problemas de control. El odio era un sentimiento muy difícil de manejar.
La ardilla en la mano barrió las nubes grises de mi mal humor, esbocé una tenue sonrisa y le pegué un mordisco al animal con pelo y todo, empezando a tironear para arrancar cuero y carne al mismo tiempo. El roedor estaba frío, y eso no me había gustado nunca, pero ya tendría un jabalí recién cazado en un rato.-Oh, si, lo se, pero como cosas mas grandes y peligrosas yo.-Ladee un poco el rostro.-Pensé que tal y como estamos los dos debería estar dentro de nuestras capacidades.-Si el bicho venía a atacarnos me convertiría en un dragón y lo desnucaría de un bocado, tampoco hacía falta complicarse demasiado, pero quería ver si podía cazar en esa forma, así me evitaría bastante cansancio al no tener que ir metamorfoseando mas de la cuenta.
La forma en la que el humano trepó a los arboles y se empezó a mover me hizo acordar a mi percance con los elfos, se movía similar a uno en algunos aspectos. Mirando hacia arriba de forma esporádica empece a emprender la marcha, naturalmente sin dejar de comer de la ardilla que tan amablemente me había cedido aquel sureño.
Era notable la mayor facilidad que tenía para caminar con esa forma, y cuando parecía que iba a desequilibrarme la cola se zarandeaba haciendo que recuperase el equilibrio, o se enredaba en un tronco para evitar que me cayera y poder seguir sin detener mi avance un solo paso. No caminaba rápido, pero caminaba normal.
Quería preguntarle al humano como había aprendido a moverse así, y si podía tratar de enseñarme. Era consciente de que quizás era muy ambicioso por mi parte, pero se veía útil y hasta divertido. Cuando tuviéramos el estomago lleno quizás estuviera dispuesto a responder a mis preguntas y acceder a mis peticiones, así que, convenciéndome de eso, me obligue a mantenerme callada para no alertar a los animales y seguirlo al ritmo que marcase.
-Lo pensé.-Admití.-Pero no quiero contratar mercenarios.-La ultima palabra salió como un siseo lleno de desprecio, aun cuando había intentado que no se notara la aversión que tenía para esos sujetos que no sabían hacer mas que blandir erraticamente sus aceros.-No me llevo bien con ellos. Matan a gente por dinero, hacen cualquier cosa por dinero, son peores que las ratas.-Intente explicar al principio de forma racional porque de esa animadversión, pero no pude evitar coronarlo con esa comparación fuera de tono.
Resoplé de nuevo, esta vez por mis problemas de control. El odio era un sentimiento muy difícil de manejar.
La ardilla en la mano barrió las nubes grises de mi mal humor, esbocé una tenue sonrisa y le pegué un mordisco al animal con pelo y todo, empezando a tironear para arrancar cuero y carne al mismo tiempo. El roedor estaba frío, y eso no me había gustado nunca, pero ya tendría un jabalí recién cazado en un rato.-Oh, si, lo se, pero como cosas mas grandes y peligrosas yo.-Ladee un poco el rostro.-Pensé que tal y como estamos los dos debería estar dentro de nuestras capacidades.-Si el bicho venía a atacarnos me convertiría en un dragón y lo desnucaría de un bocado, tampoco hacía falta complicarse demasiado, pero quería ver si podía cazar en esa forma, así me evitaría bastante cansancio al no tener que ir metamorfoseando mas de la cuenta.
La forma en la que el humano trepó a los arboles y se empezó a mover me hizo acordar a mi percance con los elfos, se movía similar a uno en algunos aspectos. Mirando hacia arriba de forma esporádica empece a emprender la marcha, naturalmente sin dejar de comer de la ardilla que tan amablemente me había cedido aquel sureño.
Era notable la mayor facilidad que tenía para caminar con esa forma, y cuando parecía que iba a desequilibrarme la cola se zarandeaba haciendo que recuperase el equilibrio, o se enredaba en un tronco para evitar que me cayera y poder seguir sin detener mi avance un solo paso. No caminaba rápido, pero caminaba normal.
Quería preguntarle al humano como había aprendido a moverse así, y si podía tratar de enseñarme. Era consciente de que quizás era muy ambicioso por mi parte, pero se veía útil y hasta divertido. Cuando tuviéramos el estomago lleno quizás estuviera dispuesto a responder a mis preguntas y acceder a mis peticiones, así que, convenciéndome de eso, me obligue a mantenerme callada para no alertar a los animales y seguirlo al ritmo que marcase.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Arygos había considerado la idea de los mercenarios por lo visto, al inicio podía ser un odio irrazonable pero cuando continuó hablando pude ver que tenía su motivo para despreciarlos, aquel era un tema que no debía volver a mencionar… o al menos mencionar sin cuidado. Me había fijado que cada vez que la joven dragona resoplaba significaba que estaba disconforme, tal como otros animales del bosque, debía de ser una seña natural.
- ¿Comes cosas más grandes que tú? – Era imposible que habían cosas más grandes que los dragones, no había leído o visto de algo así ¿Qué clase de presas buscaba la chica? – Pues realmente si podría ser fácil conseguir uno que otro jabalí, pero conociéndome siempre acabo haciendo un mal movimiento. Por ejemplo está la vez que tuve que escapar de aquella manada de lobos o cuando mi maestro me ayudó a encargarme de aquel oso.
Cada vez que estaba más cerca del territorio de los jabalíes mi sentido me decía que algo iba mal, había un olor a madera quemada en el aire y aquello podía significar dos cosas, que había un incendio o había una fogata. Ambas opciones eran malas, un incendio no podía ser controlado en aquella zona y una fogata podía ser señal de bandidos, con suerte podrían ser amables viajeros pero eso pasaba muy pocas veces.
Dejé de saltar de rama en rama y me quedé quieto un momento, necesitaba comprobar si el olor a madera era real. Olfateé buscando la dirección del aroma, no estaba tan lejos, entre más cerca se estaba de el humo más fuerte se podía sentir. Salté desde las ramas y aterricé sobre un arbusto, no era lo que tenía planeado pero aun así funcionaba, si debía seguir un rastro debía ser desde tierra.
- No sé si te diste cuenta, pero parece haber fuego en las cercanías. – Le dije a Arygos para que estuviese alerta si era posible. – Nuestro jabalí deberá esperar un poco si no te molesta, quiero asegurarme de que todo está bien en la zona. – Me sentía mal por deber que posponer una promesa, pero primero la seguridad.
Palpé los árboles tratando de conseguir marcas que usaba la gente para guiarse, si el olor venía de un campamento existía la posibilidad de que dejaran rastros, busqué por un momento pero no había ninguna señal, aquello era bueno. Me incliné y pasé una mano por la tierra, había rastros de barro, aquello no encajaba ya que el resto de la zona estaba totalmente seco. – Hay pisadas. – Susurré para mi mismo más que nada.
Estaba por ponerme a seguir el rastro cuando pude escuchar el grito de alguien que me erizo la piel, aquello no sonaba nada bien, y efectivamente había alguien más en el bosque. Me giré para ver a Arygos, normalmente yo me dirigiría a ver que estaba sucediendo pero no sabía si ella querría ir a ver, lo más sensato era preguntarle. - ¿Continuamos a ver de donde fue eso? Dudo que un animal pueda hacer un ruido así o similar.
- ¿Comes cosas más grandes que tú? – Era imposible que habían cosas más grandes que los dragones, no había leído o visto de algo así ¿Qué clase de presas buscaba la chica? – Pues realmente si podría ser fácil conseguir uno que otro jabalí, pero conociéndome siempre acabo haciendo un mal movimiento. Por ejemplo está la vez que tuve que escapar de aquella manada de lobos o cuando mi maestro me ayudó a encargarme de aquel oso.
Cada vez que estaba más cerca del territorio de los jabalíes mi sentido me decía que algo iba mal, había un olor a madera quemada en el aire y aquello podía significar dos cosas, que había un incendio o había una fogata. Ambas opciones eran malas, un incendio no podía ser controlado en aquella zona y una fogata podía ser señal de bandidos, con suerte podrían ser amables viajeros pero eso pasaba muy pocas veces.
Dejé de saltar de rama en rama y me quedé quieto un momento, necesitaba comprobar si el olor a madera era real. Olfateé buscando la dirección del aroma, no estaba tan lejos, entre más cerca se estaba de el humo más fuerte se podía sentir. Salté desde las ramas y aterricé sobre un arbusto, no era lo que tenía planeado pero aun así funcionaba, si debía seguir un rastro debía ser desde tierra.
- No sé si te diste cuenta, pero parece haber fuego en las cercanías. – Le dije a Arygos para que estuviese alerta si era posible. – Nuestro jabalí deberá esperar un poco si no te molesta, quiero asegurarme de que todo está bien en la zona. – Me sentía mal por deber que posponer una promesa, pero primero la seguridad.
Palpé los árboles tratando de conseguir marcas que usaba la gente para guiarse, si el olor venía de un campamento existía la posibilidad de que dejaran rastros, busqué por un momento pero no había ninguna señal, aquello era bueno. Me incliné y pasé una mano por la tierra, había rastros de barro, aquello no encajaba ya que el resto de la zona estaba totalmente seco. – Hay pisadas. – Susurré para mi mismo más que nada.
Estaba por ponerme a seguir el rastro cuando pude escuchar el grito de alguien que me erizo la piel, aquello no sonaba nada bien, y efectivamente había alguien más en el bosque. Me giré para ver a Arygos, normalmente yo me dirigiría a ver que estaba sucediendo pero no sabía si ella querría ir a ver, lo más sensato era preguntarle. - ¿Continuamos a ver de donde fue eso? Dudo que un animal pueda hacer un ruido así o similar.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Parpadee confusa ante el nuevo interrogante de mi humano compañero, aunque no tarde en percatarme que no era si no culpa de mis escasas dotes sociales, y que nuevamente, me había expresado mal.
-No, mas grandes que yo no... mas grandes de lo que tu sueles comer...creo, a no ser que te comas un venado entero.-Trate de mirarlo entre las ramas, o incluso recordar su tamaño exacto, pero lo formara como lo formara en mi imaginación no había forma de que ninguna clase de ciervo cupiese por entero en su diminuto estomago, no al menos uno adulto.
El pequeño relato sobre su torpeza me arranco una breve risa entre diente,s bastante alegre y por primera vez en mucho tiempo no pude evitar sentir cierta empatía hacia ese muchacho blando y fugaz y su torpeza, que me recordaba tanto a la que yo había sufrido hasta hacia poco, y de la que todavía no me había librado absolutamente.
-A mi me ha pasado mucho de toparme con animales grandes y salvajes de golpe y tener que comérmelos... bueno abatirlos y aprovecharlo. Como la pantera esa que tenía el hombre anciano en su sotano, o la que había en la cueva de la selva a la que me nos íbamos a refugiar mi grupo y yo...-Recordé esas extrañas situaciones, que pese a que habían ocurrido hacia escasamente menos de un año, se sentían sumamente lejanas, como si me separara una vida entera de esos momentos.
Mi mirada estaba mas atenta al muchacho que a los rastros, y tarde lo suyo en darme cuenta, sin embargo no podía evitarlo. Jamás había visto a un humano cazar, muchísimo menos moverse entre los arboles de esa forma. Era una faceta de su comportamiento completamente nueva y desconocida, que me fascinaba mas que el jabalí. Sobre todo porque mi estomago se hallaba entretenido digiriendo los pedazos de ardilla que arrancaba de los frágiles huesecillos del roedor que tenía entre las manos.
Cuando lo vi olfatear no hice lo mismo, intentando ponerme en su piel, comprender como funcionaba, como se movía con el entorno.
Entonces noté un olor conocido y que no esperaba hallar en el aire. Antes de que pudiera decir nada, el ya lo había hecho, mucho mas atento que yo.
-Si, tienes razón.-Le confirme, para que supiera que yo también lo estaba notando.-Esta bien.-Concedí, en parte por curiosidad de a quien pertenecería la fogata, en parte por seguir observando el comportamiento en la foresta de chucho.
Ahora que estaba en el suelo palpaba todo su entorno, un sentido que yo no tendía a usar pero que parecía orientarlo tan bien como el resto para identificar su presa o leer el entorno. Otra cosa que tenía que añadir en mi larga lista de cosas que aprender, y que probablemente le pediría mas tarde en vez del jabalí... o además del mismo.
Estaba emocionada, como un niño en esos juegos de la búsqueda del tesoro, un entusiasmo inocente y pacifico, inofensivo, hasta que un grito rompió los sonidos del bosque y sumió la arboleda en el mas sepulcral de los silencios durante unos segundos.
-Un cerdo.-Respondí con seguridad.-O una persona.-Concluí. Eran las dos únicas criaturas capaz de emitir un chillido semejante.
-Ellos se divierten y yo que ¿He? a mi a buscar las plantas.-Un refunfuño amargado pero lo suficientemente claro vino acompañado de unas pisadas, alguien se acercaba a nuestra posición y parecía no ser consciente todavía de que había alguien tan cercano.
Intenté jalar del brazo a Cucho y tirarlo al suelo conmigo para que nos escondiéramos entre la maleza y la persona que se acercaba no nos viera. Si algo había aprendido de todos mis infortunios era a observar bien a la gente antes de presentarte de golpe siempre que tuviera la posibilidad de tomar esa precaución.
-"Ve tu Joe, tu puedes ver en la oscuridad mejor que nosotros".-La voz se puso mas aguda, haciendo una imitación llena de desdén, sus pasos se escuchaban cercanos, las hojas secas crujían a medida que la voz cobraba nitidez. Se acercaba.-"Mientras nosotros cuidaremos de la mercancía".-Siguió.-Como si yo no supiera a que se refieren.¡Ja!.-Espeto el sujeto, mientras seguía farfullando en contra de unos supuestos compañeros que debían hallarse no muy lejos.
-No, mas grandes que yo no... mas grandes de lo que tu sueles comer...creo, a no ser que te comas un venado entero.-Trate de mirarlo entre las ramas, o incluso recordar su tamaño exacto, pero lo formara como lo formara en mi imaginación no había forma de que ninguna clase de ciervo cupiese por entero en su diminuto estomago, no al menos uno adulto.
El pequeño relato sobre su torpeza me arranco una breve risa entre diente,s bastante alegre y por primera vez en mucho tiempo no pude evitar sentir cierta empatía hacia ese muchacho blando y fugaz y su torpeza, que me recordaba tanto a la que yo había sufrido hasta hacia poco, y de la que todavía no me había librado absolutamente.
-A mi me ha pasado mucho de toparme con animales grandes y salvajes de golpe y tener que comérmelos... bueno abatirlos y aprovecharlo. Como la pantera esa que tenía el hombre anciano en su sotano, o la que había en la cueva de la selva a la que me nos íbamos a refugiar mi grupo y yo...-Recordé esas extrañas situaciones, que pese a que habían ocurrido hacia escasamente menos de un año, se sentían sumamente lejanas, como si me separara una vida entera de esos momentos.
Mi mirada estaba mas atenta al muchacho que a los rastros, y tarde lo suyo en darme cuenta, sin embargo no podía evitarlo. Jamás había visto a un humano cazar, muchísimo menos moverse entre los arboles de esa forma. Era una faceta de su comportamiento completamente nueva y desconocida, que me fascinaba mas que el jabalí. Sobre todo porque mi estomago se hallaba entretenido digiriendo los pedazos de ardilla que arrancaba de los frágiles huesecillos del roedor que tenía entre las manos.
Cuando lo vi olfatear no hice lo mismo, intentando ponerme en su piel, comprender como funcionaba, como se movía con el entorno.
Entonces noté un olor conocido y que no esperaba hallar en el aire. Antes de que pudiera decir nada, el ya lo había hecho, mucho mas atento que yo.
-Si, tienes razón.-Le confirme, para que supiera que yo también lo estaba notando.-Esta bien.-Concedí, en parte por curiosidad de a quien pertenecería la fogata, en parte por seguir observando el comportamiento en la foresta de chucho.
Ahora que estaba en el suelo palpaba todo su entorno, un sentido que yo no tendía a usar pero que parecía orientarlo tan bien como el resto para identificar su presa o leer el entorno. Otra cosa que tenía que añadir en mi larga lista de cosas que aprender, y que probablemente le pediría mas tarde en vez del jabalí... o además del mismo.
Estaba emocionada, como un niño en esos juegos de la búsqueda del tesoro, un entusiasmo inocente y pacifico, inofensivo, hasta que un grito rompió los sonidos del bosque y sumió la arboleda en el mas sepulcral de los silencios durante unos segundos.
-Un cerdo.-Respondí con seguridad.-O una persona.-Concluí. Eran las dos únicas criaturas capaz de emitir un chillido semejante.
-Ellos se divierten y yo que ¿He? a mi a buscar las plantas.-Un refunfuño amargado pero lo suficientemente claro vino acompañado de unas pisadas, alguien se acercaba a nuestra posición y parecía no ser consciente todavía de que había alguien tan cercano.
Intenté jalar del brazo a Cucho y tirarlo al suelo conmigo para que nos escondiéramos entre la maleza y la persona que se acercaba no nos viera. Si algo había aprendido de todos mis infortunios era a observar bien a la gente antes de presentarte de golpe siempre que tuviera la posibilidad de tomar esa precaución.
-"Ve tu Joe, tu puedes ver en la oscuridad mejor que nosotros".-La voz se puso mas aguda, haciendo una imitación llena de desdén, sus pasos se escuchaban cercanos, las hojas secas crujían a medida que la voz cobraba nitidez. Se acercaba.-"Mientras nosotros cuidaremos de la mercancía".-Siguió.-Como si yo no supiera a que se refieren.¡Ja!.-Espeto el sujeto, mientras seguía farfullando en contra de unos supuestos compañeros que debían hallarse no muy lejos.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Al parecer no era el único que había tenido encuentros nada cómodos con animales, aunque el final de aquellos encuentros era totalmente diferente a los míos, según logré notar, ella terminaba comiéndose a las presas. Aunque me daba curiosidad una de las cosas que había dicho ella ¿Se había comida una pantera encerrada en un sótano? Debería preguntarle respecto a eso más tarde si era posible.
Arygos también se había percatado del aroma extra que había en el bosque, eso me reconfortaba ya que aseguraba que no solo eran ideas mías, ahora solo faltaba descubrir de donde venía. El grito que sonó a continuación fue de igual ayuda, bueno, no mucho, para seguir un sonido siempre había que estar escuchándolo, una sola vez solo servía para acercarse un poco pero nunca bastaba para dar con el paradero.
- No creo que un cerdo pueda chillar de tal manera… creo. –Respondí a la acotación de la joven, claramente debía de ser un humano el creador de aquel sonido.
Un nuevo sonido se hizo presente, pisadas junto la voz de alguien quejándose, se estaba acercando a nuestra posición. Estaba listo para usar mi arco cuando Arygos se interpuso jalándome el brazo, esconderse sería un buen plan por el momento, seguí un momento el plan de la chica y me escondí también en la maleza, según las quejas del sujeto estaba claro que él no era el único “Demonios, un campamento.” Aquello era lo que me temía, siempre que había un campamento era mala señal, hubiese sacado el arco en aquel momento para ir arrancando el problema de raíz pero aun necesitaba conocer que hacía esa gente en el bosque.
- Arygos, necesito que prestes mucha atención, confió en que seas lo ojos en mi espalda. – Ya tenía un pequeño plan pero si algo salía mal necesitaba que la chica interviniera. -Voy a tratar de que me lleve con él, si comenzamos a alejarnos quiero pedirte que nos sigas con cuidado… y al mínimo índice de que algo va mal, no me molestaría tu ayuda.
Con cuidado me alejé de mi escondite y subí la capucha de mi atuendo para cubrirme la cara, aquella era una táctica que había creado en el pasado, hacerme pasar por un vagabundo perdido para analizar los campamentos desde adentro. Tomé un puñado de tierra y césped del suelo y lo froté por diferentes partes de mi rostro y mi cuerpo, así lograba tener una apariencia más acorde a mis palabras.
- Si alguien te ataca, no dudes en defenderte. – Sabía que aquella advertencia estaba de más pero no perdía nada diciéndolo. – Oh, otra cosa, esconde o cuida mis cosas, si me ven armado seré sospechoso desde el primer momento. – Retiré con cuidado el carcaj y el arco y los deje en el suelo sin hacer mucho ruido.
Ya tenía el aspecto perfecto para mi encuentro, tomé una rama del suelo que usé como bastón y fingiendo cierta cojera comencé a dirigirme al explorador. Pude escuchar como el sonido de las pisadas del viajero se detenían, seguramente había notado mi presencia… rogaba porque la notase hasta ahora y no cuando hablaba con la joven dragona.
- Necesito ayuda. – Dije con mi mejor voz de viajero herido.
- ¿Quien está allí? – El tono de voz del otro sujeto denotaba nerviosismo, aquello era buena y mala señal a la vez. Me acerqué un poco más dejándome notar bajo la escasa luz de la luna, aunque aquel movimiento tampoco era muy sabio de mi parte ahora que lo pensaba.
- Estoy perdido, una criatura me atacó en el bosque y necesito ayuda. – Para que mi argumento fuese más creíble mostré la marca de la mordida que había dejado Arygos, agradecía no haberla tratado, la sangre seca junto a esta también me beneficiaba.
- Ya veo, si quieres ayuda podría dártela, mis amigos y yo estamos cerca de aquí.- Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del sujeto, seguramente el tipo era buena persona, nadie ofrece ayuda a un extraño porque si. – Acompáñame y allí trataremos esa herida. – El sujeto guardo algo en sus bolsillos para luego regresar por el camino que había llegado, el mismo camino de las marcas de barro.
- Por cierto ¿Escuchaste el grito de hace unos momentos? – Una pregunta así siempre podría traer problemas, de igual manera podía revelar cosas. El sujetó se tensó un momento al escuchar aquello para luego mirarme con una sonrisa.
- Si, seguramente fue un cerdo. – Luego regresó su vista al camino mientras sus manos comenzaban a tensarse.
Chasqueé la lengua con cierta preocupación para luego seguir al explorador con mi falsa cojera, definitivamente nada bueno sucedería de aquel encuentro.
Arygos también se había percatado del aroma extra que había en el bosque, eso me reconfortaba ya que aseguraba que no solo eran ideas mías, ahora solo faltaba descubrir de donde venía. El grito que sonó a continuación fue de igual ayuda, bueno, no mucho, para seguir un sonido siempre había que estar escuchándolo, una sola vez solo servía para acercarse un poco pero nunca bastaba para dar con el paradero.
- No creo que un cerdo pueda chillar de tal manera… creo. –Respondí a la acotación de la joven, claramente debía de ser un humano el creador de aquel sonido.
Un nuevo sonido se hizo presente, pisadas junto la voz de alguien quejándose, se estaba acercando a nuestra posición. Estaba listo para usar mi arco cuando Arygos se interpuso jalándome el brazo, esconderse sería un buen plan por el momento, seguí un momento el plan de la chica y me escondí también en la maleza, según las quejas del sujeto estaba claro que él no era el único “Demonios, un campamento.” Aquello era lo que me temía, siempre que había un campamento era mala señal, hubiese sacado el arco en aquel momento para ir arrancando el problema de raíz pero aun necesitaba conocer que hacía esa gente en el bosque.
- Arygos, necesito que prestes mucha atención, confió en que seas lo ojos en mi espalda. – Ya tenía un pequeño plan pero si algo salía mal necesitaba que la chica interviniera. -Voy a tratar de que me lleve con él, si comenzamos a alejarnos quiero pedirte que nos sigas con cuidado… y al mínimo índice de que algo va mal, no me molestaría tu ayuda.
Con cuidado me alejé de mi escondite y subí la capucha de mi atuendo para cubrirme la cara, aquella era una táctica que había creado en el pasado, hacerme pasar por un vagabundo perdido para analizar los campamentos desde adentro. Tomé un puñado de tierra y césped del suelo y lo froté por diferentes partes de mi rostro y mi cuerpo, así lograba tener una apariencia más acorde a mis palabras.
- Si alguien te ataca, no dudes en defenderte. – Sabía que aquella advertencia estaba de más pero no perdía nada diciéndolo. – Oh, otra cosa, esconde o cuida mis cosas, si me ven armado seré sospechoso desde el primer momento. – Retiré con cuidado el carcaj y el arco y los deje en el suelo sin hacer mucho ruido.
Ya tenía el aspecto perfecto para mi encuentro, tomé una rama del suelo que usé como bastón y fingiendo cierta cojera comencé a dirigirme al explorador. Pude escuchar como el sonido de las pisadas del viajero se detenían, seguramente había notado mi presencia… rogaba porque la notase hasta ahora y no cuando hablaba con la joven dragona.
- Necesito ayuda. – Dije con mi mejor voz de viajero herido.
- ¿Quien está allí? – El tono de voz del otro sujeto denotaba nerviosismo, aquello era buena y mala señal a la vez. Me acerqué un poco más dejándome notar bajo la escasa luz de la luna, aunque aquel movimiento tampoco era muy sabio de mi parte ahora que lo pensaba.
- Estoy perdido, una criatura me atacó en el bosque y necesito ayuda. – Para que mi argumento fuese más creíble mostré la marca de la mordida que había dejado Arygos, agradecía no haberla tratado, la sangre seca junto a esta también me beneficiaba.
- Ya veo, si quieres ayuda podría dártela, mis amigos y yo estamos cerca de aquí.- Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del sujeto, seguramente el tipo era buena persona, nadie ofrece ayuda a un extraño porque si. – Acompáñame y allí trataremos esa herida. – El sujeto guardo algo en sus bolsillos para luego regresar por el camino que había llegado, el mismo camino de las marcas de barro.
- Por cierto ¿Escuchaste el grito de hace unos momentos? – Una pregunta así siempre podría traer problemas, de igual manera podía revelar cosas. El sujetó se tensó un momento al escuchar aquello para luego mirarme con una sonrisa.
- Si, seguramente fue un cerdo. – Luego regresó su vista al camino mientras sus manos comenzaban a tensarse.
Chasqueé la lengua con cierta preocupación para luego seguir al explorador con mi falsa cojera, definitivamente nada bueno sucedería de aquel encuentro.
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Decidí que no era el mejor momento de discutir como podía o no chillar un cerdo, cuando temrinaramos con aquello y consiguiéramos mi almuerzo podría comprobarlo por si mismo, y entonces debatir las similitudes o no de los ruidos que emitían esos animales en comparación con el que acabábamos de oír, pero eso sería mas tarde.
Asentí en silenció ante su petición, fijarme en cosas y estar tnta, acechar, se me daba bien,lo que quizás sería mas problemático sería el tema del sigilo, no hacer ruido y seguir sin ser vista era algo que me costaría un poco en un lugar tan verde y marrón, ya que solo quedaba oculta por lo tupido de los matojos, pero si tenía que pasar tras vegetación menos tupida, el brillante y níveo blanco de mis escamas y mi pelo me podían jugar una mala pasada.
Decidí entonces hacer lo mismo que el, mientras el se embadurnaba de tierra y barro solo en algunos lados, yo empece a hacerme una capa que me recubriese por entero, pelo y piel, hasta quedar de color marrón, por lo menos así si hacia algún ruido y se giraban en mi dirección, sería mas difícil de que me vieran.
Tomé las armas que me dejó y las embutí en mi morral como buenamente pude, aunque ambas cosas sobresalían del mismo, la tapa cerrada las mantenía a presión o suficiente como para que no se cayeran de el.
Me quedé muy quieta, escuchando que ocurría, y solo empece´a seguirlos cuando los pasos ya no se escuchaban y apenas oia la voz, de ese modo los crujidos que no podía evitar emitir al moverme entre la maleza, pese a hacerlo con la mayor discreción que podía, no alertarían al sujeto.
-Oh si, no tienes ni idea.-La voz del sujeto llegaba a mis oídos de forma tenue, pero lo suficientemente clara como apra que pudiera notar el nerviosismo que la teñía, y como esta era un poco mas aguda que cuando hablaba solo y no imitaba a nadie.-En, en las fiestas de algunos pueblos por ejemplo, cuando matan a los cerdos, hacen unos chillidos escalofriantes...-Siguió, hablando algo mas deprisa de lo que lo haría alguien sereno, y permitiéndome seguirles a una buena distancia. También había aprendido eso, que algunos sureños hablaban mucho cuando estaban nerviosos.- Mis, mis compañeros y yo somos cazadores ¿sabes? deben de haber conseguido algún jabalí y se les ha resistido. Por lo menos podremos ofrecerte algo bueno que comer.
Durante un par de segundos se calló, quizás para recuperar el aliento, o porque se dio cuenta de que estaba hablando demasiado, no podía verlos y por lo tanto tampoco advertir su gesto, pero finalmente hablo de nuevo, haciéndome recuperar su pista. Esos segundos en silencio casi hicieron que se me parara el corazón, temiendo haber perdido a mi acompañante al que había prometido seguir la pista.
-¿Y que clase de criatura te ataco?¡Menudos dientes!.-Aproveche mientras hablaba, para acercarme mas y mas, hasta que podía intuir sus siluetas entre el follaje de los arbustos, aunque eso hacía que pudiera ser mucho mas fácil que me descubrieran, no quería arriesgarme a perder el rastro de aquel sujeto y de chucho otra vez.
-¿Viajas solo?.-Prosiguió el sujeto, como si el silencio le incomodara.
Asentí en silenció ante su petición, fijarme en cosas y estar tnta, acechar, se me daba bien,lo que quizás sería mas problemático sería el tema del sigilo, no hacer ruido y seguir sin ser vista era algo que me costaría un poco en un lugar tan verde y marrón, ya que solo quedaba oculta por lo tupido de los matojos, pero si tenía que pasar tras vegetación menos tupida, el brillante y níveo blanco de mis escamas y mi pelo me podían jugar una mala pasada.
Decidí entonces hacer lo mismo que el, mientras el se embadurnaba de tierra y barro solo en algunos lados, yo empece a hacerme una capa que me recubriese por entero, pelo y piel, hasta quedar de color marrón, por lo menos así si hacia algún ruido y se giraban en mi dirección, sería mas difícil de que me vieran.
Tomé las armas que me dejó y las embutí en mi morral como buenamente pude, aunque ambas cosas sobresalían del mismo, la tapa cerrada las mantenía a presión o suficiente como para que no se cayeran de el.
Me quedé muy quieta, escuchando que ocurría, y solo empece´a seguirlos cuando los pasos ya no se escuchaban y apenas oia la voz, de ese modo los crujidos que no podía evitar emitir al moverme entre la maleza, pese a hacerlo con la mayor discreción que podía, no alertarían al sujeto.
-Oh si, no tienes ni idea.-La voz del sujeto llegaba a mis oídos de forma tenue, pero lo suficientemente clara como apra que pudiera notar el nerviosismo que la teñía, y como esta era un poco mas aguda que cuando hablaba solo y no imitaba a nadie.-En, en las fiestas de algunos pueblos por ejemplo, cuando matan a los cerdos, hacen unos chillidos escalofriantes...-Siguió, hablando algo mas deprisa de lo que lo haría alguien sereno, y permitiéndome seguirles a una buena distancia. También había aprendido eso, que algunos sureños hablaban mucho cuando estaban nerviosos.- Mis, mis compañeros y yo somos cazadores ¿sabes? deben de haber conseguido algún jabalí y se les ha resistido. Por lo menos podremos ofrecerte algo bueno que comer.
Durante un par de segundos se calló, quizás para recuperar el aliento, o porque se dio cuenta de que estaba hablando demasiado, no podía verlos y por lo tanto tampoco advertir su gesto, pero finalmente hablo de nuevo, haciéndome recuperar su pista. Esos segundos en silencio casi hicieron que se me parara el corazón, temiendo haber perdido a mi acompañante al que había prometido seguir la pista.
-¿Y que clase de criatura te ataco?¡Menudos dientes!.-Aproveche mientras hablaba, para acercarme mas y mas, hasta que podía intuir sus siluetas entre el follaje de los arbustos, aunque eso hacía que pudiera ser mucho mas fácil que me descubrieran, no quería arriesgarme a perder el rastro de aquel sujeto y de chucho otra vez.
-¿Viajas solo?.-Prosiguió el sujeto, como si el silencio le incomodara.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Al menos contaba esta vez con la protección de Arygos, en el pasado siempre tenía que tener mucho más cuidado con aquel plan, los bandidos nunca andaban solos en el bosque y preparaban emboscadas para cualquier pobre alma que vagara sin rumbo. Muchas veces había caído en aquellas trampas, afortunadamente mi ventaja en los bosques me permitía escapar con escasas heridas.
El sujeto parecía nervioso dando la explicación del chillar de los cerdos, aunque ni siquiera sabía por qué la daba ¿Tan fanático de los sonidos naturales era? Afirmaba que había escuchado el chillido de aquel animal en fiestas de pueblos… pero me temía que la verdad fuese diferente, que el sujeto fuese aquel amante psicótico de animales. No pude evitar temblar tanto de miedo a que fuese cierto y también de asco, aquel tipo de personas me enfermaba.
Mientras aquel viajero seguía hablando la cosa se volvía más confusa, ¿Por qué un grupo de cazadores prendería una fogata con ramas que deja una clara señal? Al menos algo sonaba bien de aquello, habían conseguido jabalí, si eran pésimos protegiendo su ubicación al menos podían serlo cazando y aquello era lo importante.
- Mientras el jabalí no esté quemado supongo que lo puedo aceptar… bueno, ando en pésimas condiciones para rechazar comida, lo aceptaré como venga. – Era una terrible idea rechazar comida cuando tienes la apariencia de un viajero mugriento y perdido, aquello generalmente levantaría sospechas, era mejor aceptar cualquier propuesta de comida.
El ambiente por un momento se colocó tenso ¿Había hecho algo mal? Quizá el sujeto ya me había descubierto, aquello no era bueno, aun tenía tiempo para correr o para dejarlo fuera de combate con un golpe de mi rama-bastón. Suspiré un momento concentrándome, listo para dar el golpe de salvación y escapar, estaba preparado para levantar la vara cuando el sujeto volvió a hablar. La nueva pregunta era referente a mi herida, no podía delatar a Arygos así que tuve que acudir a mi método “Di lo primero que se te ocurra.”
- Estaba tranquilamente descansando bajo un árbol cuando una lagartija así de de grande se me acercó. – Y extendí los brazos lo máximo que pude para dar la exageración perfecta del animal.- Tenía dientes tan afilados como navajas, en forma de punta como el filo de una flecha. Andaba a dos patas y su lengua era similar a una serpiente, sus ojos eran amarillos y te penetraban hasta el alma… jamás había visto algo similar, tuve suerte de que fuese solo una mordida.
Estaba claro que el sujeto parecía tener miedo ahora, era normal temerle a una bestia que acechaba cerca donde dormías, lo sabía a la perfección. La siguiente pregunta del viajero fue más normal, algo que haría cualquier persona cuerda, preguntar de manera discreta si estaba acompañado o no.
- Viajo solo, no tengo a ningún sitio donde ir, así que solo me queda mendigar de aquí para allá. – Otra mentira muy usada en los caminos, me sentía mal por tener que usarlas pero al menos no lo hacía para mal.
- Ya veo, entonces no tendrás problemas por quedarte a cenar con nosotros. – El sujeto ahora parecía mal calmado y tranquilo, quizá averiguar que no planeaban una emboscada contra él o sus camaradas relajaba la tensión en el ambiente.
Luego de unos minutos más logré distinguir la luz de lo que posiblemente fuese la fogata del campamento, después de todo de allí provenía el olor a humo. Rogaba que Arygos estuviese cerca, una vez estuviese allí dentro no podría defenderme de igual manera contra un atacante, no sabía cuanta gente pudiese estar allí esperando. Entramos a un descampado donde estaban ubicadas un par de tiendas, en el centro de la zona estaba la fogata que liberaba más humo del que debería hacer en el bosque. Sobre ella había una cacerola con algo hirviendo, posiblemente sopa y a los lados estaba cocinándose un trozo de carne que lo más seguro es que fuese la de jabalí.
- Chicos, ya regresé, conseguí a un sujeto que necesita ayuda. – Dijo el explorador demostrando nerviosismo nuevamente.
- Ya nos estabas preocupando Joe. – Dijo una voz desde el interior de las carpas, no tardó mucho en hacerse presente el cuerpo de dicha voz. Era un hombre con cicatrices en gran parte de su rostro, uno de sus ojos parecía tener un problema ya que estaba en blanco, ni idea de que le sucedería. - ¿Dónde estabas metido?
- Estaba… haciendo el encargo y me lo encontré a él. – Dijo Joe señalándome.
- ¿Y “él” tiene nombre? – El tono de voz que usaba cicatrices no me agradaba mucho, aquello era mala señal.
- Me llamó Federico… Federico Candelabro. – No debía usar mi verdadero nombre en aquel caso, lo mejor que me ocurrió fue usar alteraciones que le habían dado a mi nombre en el pasado. – Lo sé, mis padres tienen pésimo gusto eligiendo.
- ¿Qué haces aquí Federico? – Dijo nuevamente el sujeto de las cicatrices, ya me había quedado claro que él era al mando en aquel sitio.
- S-señor, el fue atacado por una bestia y le dije que le ayudaríamos. – Interpuso Joe nuevamente, algo que no le hizo mucha gracia a cicatrices.
- Oh muy bien, pero la próxima vez cierra la boca Joe, solo debes hablar cuando sea tu turno. – El sujeto de las cicatrices me analizó de pies a cabezas y luego me hizo una señal para acércame a la fogata.– Vamos a comer primero, quiero que me cuentes tu historia. Joe, ve a buscar a Dan y a su… hermana, mucha diversión por ahora, es hora de comer.
Vi como el explorador que me había traído corría a la maleza a cumplir lo que le habían dicho, por lo visto solo estaban aquellas cuatro personas en el campamento, no era tan grave en caso de peligro. Aun así ahora tenía mis dudas y además mis preocupaciones, la actitud de cicatrices me inquietaba mucho, rogaba que no me fuese a apuñalar mientras me acercaba. En aquel momento me sentí inútil por no tener manera de comunicarme con la joven dragona, necesitaba pedirle otro rápido favor antes de mi posible muerte, solo se me ocurrió una idea para buscarla velozmente.
- Necesito ir a orinar primero. – Dije sintiéndome ciertamente idiota.
- ¿Y? – Fue lo único que me dijo el de las cicatrices. - ¿Te acompaño? ¿Eres un bebe? Por dios, apúrate y ve a los matorrales. – El tipo resopló con cierta molestia y sacó una taza para servir algo de sopa.
Me apresuré a cojear a los matorrales para que mi mentira siguiera en pie, el problema es que no veía a Arygos por ningún lado y gritar sería muy idiota de mi parte. Me di un par de golpes en la frente tratando de acelerar el proceso de ideas hasta que se me ocurrió algo, quizá no podía gritar pero si susurrar con fuerza.
- Arygos, ¿Estás cerca? Necesito pedirte otro pequeño favor. – Me incliné un poco sobre los arbustos para tratar de distinguir a la chica entre la maleza. – Se que te pedí que cuidaras mis espaldas, pero necesito que por favor revises la cercanías del campamento, en este momento lo último que necesitamos es un grupo de 30 bandidos sobre nosotros… sigo sin fiarme de estos cazadores. – Rogaba que la joven dragona me hubiese escuchado, así relajaría un poco mi paranoia.
El sujeto parecía nervioso dando la explicación del chillar de los cerdos, aunque ni siquiera sabía por qué la daba ¿Tan fanático de los sonidos naturales era? Afirmaba que había escuchado el chillido de aquel animal en fiestas de pueblos… pero me temía que la verdad fuese diferente, que el sujeto fuese aquel amante psicótico de animales. No pude evitar temblar tanto de miedo a que fuese cierto y también de asco, aquel tipo de personas me enfermaba.
Mientras aquel viajero seguía hablando la cosa se volvía más confusa, ¿Por qué un grupo de cazadores prendería una fogata con ramas que deja una clara señal? Al menos algo sonaba bien de aquello, habían conseguido jabalí, si eran pésimos protegiendo su ubicación al menos podían serlo cazando y aquello era lo importante.
- Mientras el jabalí no esté quemado supongo que lo puedo aceptar… bueno, ando en pésimas condiciones para rechazar comida, lo aceptaré como venga. – Era una terrible idea rechazar comida cuando tienes la apariencia de un viajero mugriento y perdido, aquello generalmente levantaría sospechas, era mejor aceptar cualquier propuesta de comida.
El ambiente por un momento se colocó tenso ¿Había hecho algo mal? Quizá el sujeto ya me había descubierto, aquello no era bueno, aun tenía tiempo para correr o para dejarlo fuera de combate con un golpe de mi rama-bastón. Suspiré un momento concentrándome, listo para dar el golpe de salvación y escapar, estaba preparado para levantar la vara cuando el sujeto volvió a hablar. La nueva pregunta era referente a mi herida, no podía delatar a Arygos así que tuve que acudir a mi método “Di lo primero que se te ocurra.”
- Estaba tranquilamente descansando bajo un árbol cuando una lagartija así de de grande se me acercó. – Y extendí los brazos lo máximo que pude para dar la exageración perfecta del animal.- Tenía dientes tan afilados como navajas, en forma de punta como el filo de una flecha. Andaba a dos patas y su lengua era similar a una serpiente, sus ojos eran amarillos y te penetraban hasta el alma… jamás había visto algo similar, tuve suerte de que fuese solo una mordida.
Estaba claro que el sujeto parecía tener miedo ahora, era normal temerle a una bestia que acechaba cerca donde dormías, lo sabía a la perfección. La siguiente pregunta del viajero fue más normal, algo que haría cualquier persona cuerda, preguntar de manera discreta si estaba acompañado o no.
- Viajo solo, no tengo a ningún sitio donde ir, así que solo me queda mendigar de aquí para allá. – Otra mentira muy usada en los caminos, me sentía mal por tener que usarlas pero al menos no lo hacía para mal.
- Ya veo, entonces no tendrás problemas por quedarte a cenar con nosotros. – El sujeto ahora parecía mal calmado y tranquilo, quizá averiguar que no planeaban una emboscada contra él o sus camaradas relajaba la tensión en el ambiente.
Luego de unos minutos más logré distinguir la luz de lo que posiblemente fuese la fogata del campamento, después de todo de allí provenía el olor a humo. Rogaba que Arygos estuviese cerca, una vez estuviese allí dentro no podría defenderme de igual manera contra un atacante, no sabía cuanta gente pudiese estar allí esperando. Entramos a un descampado donde estaban ubicadas un par de tiendas, en el centro de la zona estaba la fogata que liberaba más humo del que debería hacer en el bosque. Sobre ella había una cacerola con algo hirviendo, posiblemente sopa y a los lados estaba cocinándose un trozo de carne que lo más seguro es que fuese la de jabalí.
- Chicos, ya regresé, conseguí a un sujeto que necesita ayuda. – Dijo el explorador demostrando nerviosismo nuevamente.
- Ya nos estabas preocupando Joe. – Dijo una voz desde el interior de las carpas, no tardó mucho en hacerse presente el cuerpo de dicha voz. Era un hombre con cicatrices en gran parte de su rostro, uno de sus ojos parecía tener un problema ya que estaba en blanco, ni idea de que le sucedería. - ¿Dónde estabas metido?
- Estaba… haciendo el encargo y me lo encontré a él. – Dijo Joe señalándome.
- ¿Y “él” tiene nombre? – El tono de voz que usaba cicatrices no me agradaba mucho, aquello era mala señal.
- Me llamó Federico… Federico Candelabro. – No debía usar mi verdadero nombre en aquel caso, lo mejor que me ocurrió fue usar alteraciones que le habían dado a mi nombre en el pasado. – Lo sé, mis padres tienen pésimo gusto eligiendo.
- ¿Qué haces aquí Federico? – Dijo nuevamente el sujeto de las cicatrices, ya me había quedado claro que él era al mando en aquel sitio.
- S-señor, el fue atacado por una bestia y le dije que le ayudaríamos. – Interpuso Joe nuevamente, algo que no le hizo mucha gracia a cicatrices.
- Oh muy bien, pero la próxima vez cierra la boca Joe, solo debes hablar cuando sea tu turno. – El sujeto de las cicatrices me analizó de pies a cabezas y luego me hizo una señal para acércame a la fogata.– Vamos a comer primero, quiero que me cuentes tu historia. Joe, ve a buscar a Dan y a su… hermana, mucha diversión por ahora, es hora de comer.
Vi como el explorador que me había traído corría a la maleza a cumplir lo que le habían dicho, por lo visto solo estaban aquellas cuatro personas en el campamento, no era tan grave en caso de peligro. Aun así ahora tenía mis dudas y además mis preocupaciones, la actitud de cicatrices me inquietaba mucho, rogaba que no me fuese a apuñalar mientras me acercaba. En aquel momento me sentí inútil por no tener manera de comunicarme con la joven dragona, necesitaba pedirle otro rápido favor antes de mi posible muerte, solo se me ocurrió una idea para buscarla velozmente.
- Necesito ir a orinar primero. – Dije sintiéndome ciertamente idiota.
- ¿Y? – Fue lo único que me dijo el de las cicatrices. - ¿Te acompaño? ¿Eres un bebe? Por dios, apúrate y ve a los matorrales. – El tipo resopló con cierta molestia y sacó una taza para servir algo de sopa.
Me apresuré a cojear a los matorrales para que mi mentira siguiera en pie, el problema es que no veía a Arygos por ningún lado y gritar sería muy idiota de mi parte. Me di un par de golpes en la frente tratando de acelerar el proceso de ideas hasta que se me ocurrió algo, quizá no podía gritar pero si susurrar con fuerza.
- Arygos, ¿Estás cerca? Necesito pedirte otro pequeño favor. – Me incliné un poco sobre los arbustos para tratar de distinguir a la chica entre la maleza. – Se que te pedí que cuidaras mis espaldas, pero necesito que por favor revises la cercanías del campamento, en este momento lo último que necesitamos es un grupo de 30 bandidos sobre nosotros… sigo sin fiarme de estos cazadores. – Rogaba que la joven dragona me hubiese escuchado, así relajaría un poco mi paranoia.
- Sujeto de las cicatrices:
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Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Para mi sorpresa y envidia el humano se manejaba bastante bien con la situación, incluso teniendo que mentir mostraba una soltura que si bien no se comparaba a la de bio, era infinitamente superior a la mía. También me percate de que usaba el mismo truco que yo, aunque en mi caso lo exageraba mas hasta evitar dar datos errados, el trataba de ceñirse a la realidad lo mejor posible.
Cuando sus pasos se detuvieron y otra voz se sumó a la charla llego el momento en el que tendría que ser aun mas cuidadosa, por lo que, con una lentitud desesperante empece a acercarme mientras escuchaba la conversación.
El cuidador del campamento no sonaba contento con la llegada de chucho, y tampoco con el actuar de su subordinado. Solo por los tonos y la zozobra del "explorador" podía intuir claramente la jerarquía bajo la que se regían en ese campamento.
Estaba a punto de acercarme lo suficiente como para empezar a otear entre la maleza cuando chucho encontró una excusa para salir del campamento, asi que me puse a recular y cuando ya no podían oírme seguí arrastrándome por el suelo cual saurópsido esperando toparme con chucho.
-Si-sisee cerca de donde estaba mi amigo al escuchar su voz y su petición.-Pero espera.-Proseguí.-Si hay tantos y tu vuelves no podré avisarte...Haz ruidos de hacer caca, como si te costara mucho, no tardaré en volver.- Prometí.
Había visto en varias boticas una infinidad de remedios contra el estreñimiento y los problemas estomacales tan grande que había advertido rápidamente de que era un malestar habitual. Cosa que no me sorprendía con lo que comían. A mi me daba unas nauseas tremendas su comida, no quería imaginarme lo que podía llegar a hacerme si llegaba a mantenerla en mi estomago.
Esperando que el humano me hubiera hecho caso, me dirigí esta vez hacia donde había perdido el rastro de su guia, y busque sus huellas en el suelo, allá donde la maleza estaba aplastada y rota, o el olor a sudor que había empezado a desprender de forma mas penetrante a medida que hablaba con chucho de camino, y que todavía desprendía su cuerpo.
Un gemido hizo que virara la dirección, pronto, entre los arbustos, se presentaba un pequeño tocón donde se hallaban dos personas muy juntas.
Intuí que el sujeto era ese tal Dan de quien había hablado el macho alfa de los cazadores, y la mujer menuda bajo el, con la ropa en harapos y la piel enrojecida y amoratada de golpes debía de ser su hermana.
Joe entro en la escena cuando estaba por irme a informar a chucho, así que me quedé un instante mas.
-Tienes que volver al campamento.-La envidia se marcaba tanto en el tono del esmirriado vampiro ninguneado que su timbre se volvió mas agudo.
Dan chasqueó la lengua mientras se separaba de su hermana, y se empezó a acomodar las ropas. La argéntea luz de la luna iluminaba una expresión de socarronería dedicada a su compañero, y una enorme sonrisa de satisfacción.
-Trae a tu "hermana".-Añadió Joe y se dio la vuelta sin querer esperar mas.
Dan lució confuso unos segundos, pero al final abrió la boca.-Vamos.-Se giró hacia la joven y la jaló en el brazo con tanta brusquedad que la muchacha paso de estar tendida a de pie, y casi cae de bruces contra el suelo. Sus piernas temblaban como las de un cervatillo, y sus manos, igual de alteradas, se aferraban a los retazos de tela de sus ropas intentando cubrirse lo máximo posible.
Apenas si se veía su rostro entre su pelo trigueño, completamente desordenado, pero durante el breve segundo que pude contemplar sus jóvenes rasgos me pareció aterrada, y las lagrimas habían dejado sobre su rostro relucientes regueros de agua y sal.
Mientras ese grupo volvía al campamento yo me escurrí como antes, aprovechando la propia partida de esos dos grupos, que iban separados y podían confundir mi ruido con el de aquellos que no los acompañaban, y me alejé hasta que ya no pudieron oírme, y volví a hallarme cerca de donde chucho había ido a orinar.
-Vi a dan y su hermana, no vi mas gente ni parece que la fueran a buscar,, aunque ella estaba herida, parecía tenerles miedo.-susurre esperando que mi amigo pudiera oírme. O quizás era normal que ella estuviera allí, aun había muchas cosas que no comprendía sobre el apareamiento de los humanos.
Cuando sus pasos se detuvieron y otra voz se sumó a la charla llego el momento en el que tendría que ser aun mas cuidadosa, por lo que, con una lentitud desesperante empece a acercarme mientras escuchaba la conversación.
El cuidador del campamento no sonaba contento con la llegada de chucho, y tampoco con el actuar de su subordinado. Solo por los tonos y la zozobra del "explorador" podía intuir claramente la jerarquía bajo la que se regían en ese campamento.
Estaba a punto de acercarme lo suficiente como para empezar a otear entre la maleza cuando chucho encontró una excusa para salir del campamento, asi que me puse a recular y cuando ya no podían oírme seguí arrastrándome por el suelo cual saurópsido esperando toparme con chucho.
-Si-sisee cerca de donde estaba mi amigo al escuchar su voz y su petición.-Pero espera.-Proseguí.-Si hay tantos y tu vuelves no podré avisarte...Haz ruidos de hacer caca, como si te costara mucho, no tardaré en volver.- Prometí.
Había visto en varias boticas una infinidad de remedios contra el estreñimiento y los problemas estomacales tan grande que había advertido rápidamente de que era un malestar habitual. Cosa que no me sorprendía con lo que comían. A mi me daba unas nauseas tremendas su comida, no quería imaginarme lo que podía llegar a hacerme si llegaba a mantenerla en mi estomago.
Esperando que el humano me hubiera hecho caso, me dirigí esta vez hacia donde había perdido el rastro de su guia, y busque sus huellas en el suelo, allá donde la maleza estaba aplastada y rota, o el olor a sudor que había empezado a desprender de forma mas penetrante a medida que hablaba con chucho de camino, y que todavía desprendía su cuerpo.
Un gemido hizo que virara la dirección, pronto, entre los arbustos, se presentaba un pequeño tocón donde se hallaban dos personas muy juntas.
Intuí que el sujeto era ese tal Dan de quien había hablado el macho alfa de los cazadores, y la mujer menuda bajo el, con la ropa en harapos y la piel enrojecida y amoratada de golpes debía de ser su hermana.
Joe entro en la escena cuando estaba por irme a informar a chucho, así que me quedé un instante mas.
-Tienes que volver al campamento.-La envidia se marcaba tanto en el tono del esmirriado vampiro ninguneado que su timbre se volvió mas agudo.
Dan chasqueó la lengua mientras se separaba de su hermana, y se empezó a acomodar las ropas. La argéntea luz de la luna iluminaba una expresión de socarronería dedicada a su compañero, y una enorme sonrisa de satisfacción.
-Trae a tu "hermana".-Añadió Joe y se dio la vuelta sin querer esperar mas.
Dan lució confuso unos segundos, pero al final abrió la boca.-Vamos.-Se giró hacia la joven y la jaló en el brazo con tanta brusquedad que la muchacha paso de estar tendida a de pie, y casi cae de bruces contra el suelo. Sus piernas temblaban como las de un cervatillo, y sus manos, igual de alteradas, se aferraban a los retazos de tela de sus ropas intentando cubrirse lo máximo posible.
Apenas si se veía su rostro entre su pelo trigueño, completamente desordenado, pero durante el breve segundo que pude contemplar sus jóvenes rasgos me pareció aterrada, y las lagrimas habían dejado sobre su rostro relucientes regueros de agua y sal.
Mientras ese grupo volvía al campamento yo me escurrí como antes, aprovechando la propia partida de esos dos grupos, que iban separados y podían confundir mi ruido con el de aquellos que no los acompañaban, y me alejé hasta que ya no pudieron oírme, y volví a hallarme cerca de donde chucho había ido a orinar.
-Vi a dan y su hermana, no vi mas gente ni parece que la fueran a buscar,, aunque ella estaba herida, parecía tenerles miedo.-susurre esperando que mi amigo pudiera oírme. O quizás era normal que ella estuviera allí, aun había muchas cosas que no comprendía sobre el apareamiento de los humanos.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Fue un gran alivio escuchar la voz de la joven de la dragona, nos había seguido muy bien y al parecer se había fundido a la perfección con la maleza. Mi plan era simplemente avisarle aquello a Arygos y regresar al campamento para no levantar sospechas, estaba por irme cuando la joven me detuvo, al parecer ella había pensado algo que yo no, necesitaba saber si me emboscarían o no.
- Buen punto… aunque no creo que la constipación sea una buena idea. – Aquello no colaría como algo verdadero, pero ya me las ingeniaría a su momento. – Yo esperaré aquí sentado.
No tardé mucho en volver a escuchar pisadas dirigirse hasta mi ubicación, ¿Arygos ya estaba de vuelta? Imposible, había pasado muy poco tiempo, temía que fuese el ataque sorpresa que temía recibir, aferré la rama-baston con fuerza y esperé sin moverme.
- Federico ¿Sigues vivo? Vaya meada más larga. – Era la voz del sujeto de las cicatrices, debía improbar una excusa rápidamente. - ¿Dónde estás metido?
Imitar a alguien con problemas estomacales no era muy factible en aquel momento, quizá si decía que me había intoxicado con una planta ¿Pero como demostrarlo? El signo más cercano que daban esas cosas era el vomito… eso era. Llevé dos de mis dedos a la boca y los empujé hasta la garganta, la primera arcada no dio resultado, repetí el procedimiento hasta expulsar la manzana de mi desayuno.
- Por Dios ¿Estás bien? Sal de una vez de donde estás para ayudarte.
- E…estoy bien, solo que algo no me sentó bien y está regresando. – Respiré pesadamente conteniendo otra arcada y acercándome donde cicatrices pudiese verme. – No te preocupes, cuando acabe volveré para recuperar energías con algo de comida.
- Parece que necesitaras ayuda para regresar, ven y te ayudo. – El sujeto se acercaba cada vez más, necesitaba alejarlo mientras volvía Arygos, Deje de retener las ganas de vomitar y con algo de esfuerzo llamé otra arcada, tuve que apoyarme en un árbol evitando caer mientras apuntaba al sujeto y llenaba sus pantalones de baba y comida sin procesar.
Su rostro pasó de amable a molesto más rápido de lo que canta un gallo, me miraba con cierto desprecio mientras apretaba los nudillos, al parecer quería pegarme. Mi único gesto fue sonreír con cierta malicia mientras respiraba con dificultad.
- Te dije que todo está bien, cuando me recupere te alcanzó.
- Como quieras maldito idiota. – Y acto seguido cicatrices se marcho de regresó sacudiendo sus piernas para librarse de mi almuerzo.
Me senté en el suelo lejos del charco viscoso que había dejado, debía recuperar algo de energía fuerza mientras Arygos regresaba de su información. Jugué con una ramita hasta que volví a sentir la presencia de algo acercándose, esperaba que no fuese el raro del campamento de nuevo. Afortunadamente era Arygos con lo que había descubierto, según la dragona no parecía que hubiese nadie más aparte de aquellas 4 personas… solo la descripción de la hermana es lo que me preocupaba.
- Te lo agradezco Arygos, ahora sigamos con el plan…. Y cuidado donde pisas, vomité hace poco. – Me coloqué de pie y fingiendo la cojera me acerqué al campamento nuevamente.
Llegué al campamento en el justo momento que trataban de meter a la chica en una de las tiendas, por lo poco que había visto parecía realmente alterada y habían unas heridas a simple vista. Quise acercarme a preguntar o a ver mejor la condición de la joven pero una mano se posó sobre mi hombro y me giró.
- Que gusto ver que aun puedes caminar. – Era de nuevo el tedioso sujeto de las cicatrices.
- Te dije que todo estaba bien. – Traté de esconder la preocupación que tenía en aquel momento. - ¿Ya regresaron sus amigos? – La respuesta era obvia pero quería saber que diría el líder de aquel grupo.
- Claro que regresaron, Joe y Dan están contándole una historia a la pequeña para que se duerma.
- ¿Viajan con una niña? – Fue lo único que alcancé a decir con asombro.
- Claro, es nuestra querida hermanita.
Aquello estaba mal, había visto a la chica antes de que la metiesen en la tienda y estaba claro que no era una niña, aquel sujeto me estaba mintiendo. Otro grito se hizo presente y salía directo de la tienda, cicatrices tensó la mandíbula mientras dirigía la mirada al lugar donde estaban los sujetos.
- ¡Chicos! ¿Todo bien con la pequeña?
- En perfectas condiciones Alexander, solo que ella no quería tomarse su medicina. – Aquella voz era nueva, seguramente del sujeto que estaba en el bosque.
- Son unos idiotas. – Dijo Alexander dirigiéndome la mirada. – Pero olvidémonos de eso y déjame servirte algo de comer, debes recuperar fuerzas.
- Claro… algo de comida no estará tan mal. – Comenzaba a extrañar mi arco, en aquel momento ya me sentía totalmente indefenso.
Alexander alias cicatrices me sirvió un plato de sopa caliente y me lo acercó, no me quedó más remedio que aceptarlo y sentarme en un tronco junto a la fogata. Si miraba lo positivo de aquello es que tenía comida gratis, le di un sorbo a la sopa y no demoré en sentir un sabor familiar.
- Delicioso, sabe a menta. – Miré sorprendido a cicatrices mientras continuaba bebiéndome la sopa. “Un momento… esto no es menta, es lo mismo que estaba masticando hace rato” Escupí el buche de sopa al suelo, el maldito pretendían drogarme, no caería dos veces la misma noche… al menos no por la misma planta.
- ¿Algún problema con la comida? – La molestia volvía a hacerse presente en el sujeto.
- Solo… me quemé la lengua. – Dejé la taza de sopa a un lado no sin antes darle otro sorbo, estaba deliciosa, no podía negarlo. – Creo que debo volver a orinar.
- Vaya vejiga la tuya amigo, pero lo mejor será que primero comas. – Cicatrices tomó la taza y la volví a acercar.
- En serio debo ir a los matorrales, tengo problemas para retener líquido. – Me levanté rápido del asiento y me alejé lentamente olvidando la cojera hasta chocar con un cuerpo, era Joe que estaba de regreso y tenía cara de pocos amigos.
- Es mejor que comencemos a sincerarnos Federico ¿Hay alguien más? – Dijo Alexander con tono seco. Cicatrices comenzó a acercarse peligrosamente mientras sacaba un puñal de su cinturón, traté de correr pero en ese preciso instante Joe me había sujetado. – Más te vale que digas la verdad, así que dinos ¿Viajas con alguien más?
No podía delatar a Arygos, aunque ella pudiese salvarme aquello sería como una señal de traición a su confianza, ordené las ideas en mi mente buscando una escapatoria y me limité a negar con la cabeza. Cicatrices levantó el puñal y me pegó con la empuñadura, la visión se me nubló un momento y tuve que sacudir la cabeza para concentrarme.
- No me hagas perder la paciencia, la próxima vez te dibujare en la cara con el filo. – El sujeto hizo unas señales al que supuse que sería Dan para que se la acercara, Dan no dudo en obedecer. – Ve y revisa en aquella dirección. – Dijo señalando al sitio donde antes había ido para “orinar”. – Si encuentras a alguien, lo matas.
Aquello estaba mal, estaba claro que no lograrían asesinar a Arygos… o al menos eso esperaba, pero la chica podía salir herida si la tomaban por sorpresa, era momento de hacer mi plan ultra secreto. Tomé aire y miré hacía los árboles en dirección opuesta a la que debía estar Arygos.
- ¡Muy bien, salgan todos! – Aquello siempre desconcentraba a los atacantes y les hacía bajar la defensa, esperaba que diera frutos está vez.
- Buen punto… aunque no creo que la constipación sea una buena idea. – Aquello no colaría como algo verdadero, pero ya me las ingeniaría a su momento. – Yo esperaré aquí sentado.
No tardé mucho en volver a escuchar pisadas dirigirse hasta mi ubicación, ¿Arygos ya estaba de vuelta? Imposible, había pasado muy poco tiempo, temía que fuese el ataque sorpresa que temía recibir, aferré la rama-baston con fuerza y esperé sin moverme.
- Federico ¿Sigues vivo? Vaya meada más larga. – Era la voz del sujeto de las cicatrices, debía improbar una excusa rápidamente. - ¿Dónde estás metido?
Imitar a alguien con problemas estomacales no era muy factible en aquel momento, quizá si decía que me había intoxicado con una planta ¿Pero como demostrarlo? El signo más cercano que daban esas cosas era el vomito… eso era. Llevé dos de mis dedos a la boca y los empujé hasta la garganta, la primera arcada no dio resultado, repetí el procedimiento hasta expulsar la manzana de mi desayuno.
- Por Dios ¿Estás bien? Sal de una vez de donde estás para ayudarte.
- E…estoy bien, solo que algo no me sentó bien y está regresando. – Respiré pesadamente conteniendo otra arcada y acercándome donde cicatrices pudiese verme. – No te preocupes, cuando acabe volveré para recuperar energías con algo de comida.
- Parece que necesitaras ayuda para regresar, ven y te ayudo. – El sujeto se acercaba cada vez más, necesitaba alejarlo mientras volvía Arygos, Deje de retener las ganas de vomitar y con algo de esfuerzo llamé otra arcada, tuve que apoyarme en un árbol evitando caer mientras apuntaba al sujeto y llenaba sus pantalones de baba y comida sin procesar.
Su rostro pasó de amable a molesto más rápido de lo que canta un gallo, me miraba con cierto desprecio mientras apretaba los nudillos, al parecer quería pegarme. Mi único gesto fue sonreír con cierta malicia mientras respiraba con dificultad.
- Te dije que todo está bien, cuando me recupere te alcanzó.
- Como quieras maldito idiota. – Y acto seguido cicatrices se marcho de regresó sacudiendo sus piernas para librarse de mi almuerzo.
Me senté en el suelo lejos del charco viscoso que había dejado, debía recuperar algo de energía fuerza mientras Arygos regresaba de su información. Jugué con una ramita hasta que volví a sentir la presencia de algo acercándose, esperaba que no fuese el raro del campamento de nuevo. Afortunadamente era Arygos con lo que había descubierto, según la dragona no parecía que hubiese nadie más aparte de aquellas 4 personas… solo la descripción de la hermana es lo que me preocupaba.
- Te lo agradezco Arygos, ahora sigamos con el plan…. Y cuidado donde pisas, vomité hace poco. – Me coloqué de pie y fingiendo la cojera me acerqué al campamento nuevamente.
Llegué al campamento en el justo momento que trataban de meter a la chica en una de las tiendas, por lo poco que había visto parecía realmente alterada y habían unas heridas a simple vista. Quise acercarme a preguntar o a ver mejor la condición de la joven pero una mano se posó sobre mi hombro y me giró.
- Que gusto ver que aun puedes caminar. – Era de nuevo el tedioso sujeto de las cicatrices.
- Te dije que todo estaba bien. – Traté de esconder la preocupación que tenía en aquel momento. - ¿Ya regresaron sus amigos? – La respuesta era obvia pero quería saber que diría el líder de aquel grupo.
- Claro que regresaron, Joe y Dan están contándole una historia a la pequeña para que se duerma.
- ¿Viajan con una niña? – Fue lo único que alcancé a decir con asombro.
- Claro, es nuestra querida hermanita.
Aquello estaba mal, había visto a la chica antes de que la metiesen en la tienda y estaba claro que no era una niña, aquel sujeto me estaba mintiendo. Otro grito se hizo presente y salía directo de la tienda, cicatrices tensó la mandíbula mientras dirigía la mirada al lugar donde estaban los sujetos.
- ¡Chicos! ¿Todo bien con la pequeña?
- En perfectas condiciones Alexander, solo que ella no quería tomarse su medicina. – Aquella voz era nueva, seguramente del sujeto que estaba en el bosque.
- Son unos idiotas. – Dijo Alexander dirigiéndome la mirada. – Pero olvidémonos de eso y déjame servirte algo de comer, debes recuperar fuerzas.
- Claro… algo de comida no estará tan mal. – Comenzaba a extrañar mi arco, en aquel momento ya me sentía totalmente indefenso.
Alexander alias cicatrices me sirvió un plato de sopa caliente y me lo acercó, no me quedó más remedio que aceptarlo y sentarme en un tronco junto a la fogata. Si miraba lo positivo de aquello es que tenía comida gratis, le di un sorbo a la sopa y no demoré en sentir un sabor familiar.
- Delicioso, sabe a menta. – Miré sorprendido a cicatrices mientras continuaba bebiéndome la sopa. “Un momento… esto no es menta, es lo mismo que estaba masticando hace rato” Escupí el buche de sopa al suelo, el maldito pretendían drogarme, no caería dos veces la misma noche… al menos no por la misma planta.
- ¿Algún problema con la comida? – La molestia volvía a hacerse presente en el sujeto.
- Solo… me quemé la lengua. – Dejé la taza de sopa a un lado no sin antes darle otro sorbo, estaba deliciosa, no podía negarlo. – Creo que debo volver a orinar.
- Vaya vejiga la tuya amigo, pero lo mejor será que primero comas. – Cicatrices tomó la taza y la volví a acercar.
- En serio debo ir a los matorrales, tengo problemas para retener líquido. – Me levanté rápido del asiento y me alejé lentamente olvidando la cojera hasta chocar con un cuerpo, era Joe que estaba de regreso y tenía cara de pocos amigos.
- Es mejor que comencemos a sincerarnos Federico ¿Hay alguien más? – Dijo Alexander con tono seco. Cicatrices comenzó a acercarse peligrosamente mientras sacaba un puñal de su cinturón, traté de correr pero en ese preciso instante Joe me había sujetado. – Más te vale que digas la verdad, así que dinos ¿Viajas con alguien más?
No podía delatar a Arygos, aunque ella pudiese salvarme aquello sería como una señal de traición a su confianza, ordené las ideas en mi mente buscando una escapatoria y me limité a negar con la cabeza. Cicatrices levantó el puñal y me pegó con la empuñadura, la visión se me nubló un momento y tuve que sacudir la cabeza para concentrarme.
- No me hagas perder la paciencia, la próxima vez te dibujare en la cara con el filo. – El sujeto hizo unas señales al que supuse que sería Dan para que se la acercara, Dan no dudo en obedecer. – Ve y revisa en aquella dirección. – Dijo señalando al sitio donde antes había ido para “orinar”. – Si encuentras a alguien, lo matas.
Aquello estaba mal, estaba claro que no lograrían asesinar a Arygos… o al menos eso esperaba, pero la chica podía salir herida si la tomaban por sorpresa, era momento de hacer mi plan ultra secreto. Tomé aire y miré hacía los árboles en dirección opuesta a la que debía estar Arygos.
- ¡Muy bien, salgan todos! – Aquello siempre desconcentraba a los atacantes y les hacía bajar la defensa, esperaba que diera frutos está vez.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
El olor ocre a bilis casi tapaba el olor de mi compañero cuando logre hacia el, y me advirtió, con muy buenas intenciones, pero sin verdadera necesidad, que había vomitado por allí cerca. Con suerte la temporada de lluvias haría presente ese fenómeno que le daba nombre y barreria ese intrusivo aroma de la brisa nocturna y húmeda que se adhería, junto a todos los olores que transportaba, a las fosas nasales con garras y dientes.
Seguí de nuevo a chucho con su lento paso de hombre cojo que ayudaba a disimular alguna esporádica rama que se partía durante mi avance. Ya empezaba a sentirme como un cocodrilo, con la maleza deslizándose ásperamente por mi escamoso vientre, acechando pegada al suelo en busca de una presa. Solo que mi presa era la información.
El campamento se presento finalmente, podía distinguir las siluetas, recortadas en los pequeños pero múltiples espacios que quedaban entre las hojas. El movimiento ayudaba mucho a distinguirlos.
A simple vista parecían una familia normal, pequeña, quizás un poco violenta, pero algunas especies eran así, solo hacía falta observar a los felinos en celo y ver las heridas que se dejaban unos a otros en el proceso, no me resultaba sorprendente que los sureños tuvieran esas costumbres, ni que su anatomía, muy sensible a los golpes, los mostrara con tanta claridad como la de la joven que habían metido en la tienda.
Solo había algo que no me cuadraba, como la movían de un lado a otro, como si todo aquello no fuera con ella, si no contra ella, algo, pero no lograba advertir el qué.
Parecía que todo iba bastante bien hasta que chucho empezó a comportarse extraño con la comida. Definitivamente el estaba notando cosas que yo no, cosas que podría explicarme y enseñarme mas adelante, pero que ahora lo ponían en peligro.
El sujeto de las cicatrices no tardó en percatarse del escenario mas plausible. Mi compañero no estaba solo.
Mientras uno de los sujetos se dirigía en mi dirección, los pensamientos empezaron aglomerarse en mi frente con la misma violencia con la que los latidos de mi corazón resonaban, ensordecedores, en mis tímpanos.
Podía convertirme en dragón y acabar con uno de ellos antes de que tuviera tiempo de reaccionar, pero el hombre de las cicatrices estaba demasiado cerca de chucho lo que podía conllevar su muerte, o que terminara muy herido, había dejado sus armas atrás y dudaba que su cuerpo fuera suficiente para defenderse.
Por otro lado, los cazadores tenían un terrible historial con querer agenciarse de mi cuerpo, o partes de el para el mercado negro y su decoración doméstica.
Podía permanecer como estaba, escondida, si no encontraban a nadie quizás aflojarían la presión sobre chucho, pero algo me decía que no se confiarían rápidamente,, ya habían visto algo sospechoso en el.
La ultima quizás era la mas arriesgada para mi, el sujeto había dado ordenes de matar al cómplice, pero eso era en base a la asunción de que este fuera peligroso. Si se convencían de que no había amenaza alguna, y que lo que ocultaba chucho era inocuo quizás podía sacarlo de peligro.
Sonaba la mas peligrosa para mi, pero mucho mas segura para mi compañero. Con que fuera suficiente para alejar a los sujetos de el y permitirle correr hacia sus armas serviría para mi.
Tomé una gran bocanada de aire, y hice desaparecer las escamas, las garras, la cola, todos y cada uno de los rasgos que delataba aquello que era, hasta volver a la forma engañosa que ocultaba mi naturaleza. Los humanos tendían a pensar en mi como algo inocuo cuando me presentaba en mi forma humana.
Me alce de los arbustos y corrí hacia el campamento, hacia el centro donde crepitaba la fogata para que pudieran verme, pequeña, fragil, con la ropa hecha harapos y bastante sucia, pero aun así claramente una muchacha pequeña y joven. Parecía una vagabunda, de eso no había duda.
-Basta.-Alcé la voz.-Yo, yo voy con el, estábamos solos, tenía miedo de que fuera una amenaza, así que me escondí, el solo iba a avisarme si de verdad ibais a ayudarnos para que saliera, no queríamos asustarles.-Las palabras salieron en tropel, era un alivio que ya tuviera mas que practica en como hablar con esa forma.-Intentábamos ser cautos.
Además no había mentido, había sido algo complicado relatar la situación omitiendo lo justo y preciso para que no mentir, y sin embargo dejarlo todo listo para que entendieran la situación tal y como me convenía.
El tono genuino de alarma y preocupación en mi voz ayudaría a crear esa imagen, o estaba segura de ello por lo menos, y mi torpeza al frenar que casi hizo que me cayese de boca al suelo a pasar todo ello por nerviosismo.
Ahora solo faltaba que mordieran el anzuelo lo justo para que chucho escapara si había algo sospechoso, o inventara alguna mentira audaz para calmar las cosas y quedarnos si todo había sido un gran malentendido.
Seguí de nuevo a chucho con su lento paso de hombre cojo que ayudaba a disimular alguna esporádica rama que se partía durante mi avance. Ya empezaba a sentirme como un cocodrilo, con la maleza deslizándose ásperamente por mi escamoso vientre, acechando pegada al suelo en busca de una presa. Solo que mi presa era la información.
El campamento se presento finalmente, podía distinguir las siluetas, recortadas en los pequeños pero múltiples espacios que quedaban entre las hojas. El movimiento ayudaba mucho a distinguirlos.
A simple vista parecían una familia normal, pequeña, quizás un poco violenta, pero algunas especies eran así, solo hacía falta observar a los felinos en celo y ver las heridas que se dejaban unos a otros en el proceso, no me resultaba sorprendente que los sureños tuvieran esas costumbres, ni que su anatomía, muy sensible a los golpes, los mostrara con tanta claridad como la de la joven que habían metido en la tienda.
Solo había algo que no me cuadraba, como la movían de un lado a otro, como si todo aquello no fuera con ella, si no contra ella, algo, pero no lograba advertir el qué.
Parecía que todo iba bastante bien hasta que chucho empezó a comportarse extraño con la comida. Definitivamente el estaba notando cosas que yo no, cosas que podría explicarme y enseñarme mas adelante, pero que ahora lo ponían en peligro.
El sujeto de las cicatrices no tardó en percatarse del escenario mas plausible. Mi compañero no estaba solo.
Mientras uno de los sujetos se dirigía en mi dirección, los pensamientos empezaron aglomerarse en mi frente con la misma violencia con la que los latidos de mi corazón resonaban, ensordecedores, en mis tímpanos.
Podía convertirme en dragón y acabar con uno de ellos antes de que tuviera tiempo de reaccionar, pero el hombre de las cicatrices estaba demasiado cerca de chucho lo que podía conllevar su muerte, o que terminara muy herido, había dejado sus armas atrás y dudaba que su cuerpo fuera suficiente para defenderse.
Por otro lado, los cazadores tenían un terrible historial con querer agenciarse de mi cuerpo, o partes de el para el mercado negro y su decoración doméstica.
Podía permanecer como estaba, escondida, si no encontraban a nadie quizás aflojarían la presión sobre chucho, pero algo me decía que no se confiarían rápidamente,, ya habían visto algo sospechoso en el.
La ultima quizás era la mas arriesgada para mi, el sujeto había dado ordenes de matar al cómplice, pero eso era en base a la asunción de que este fuera peligroso. Si se convencían de que no había amenaza alguna, y que lo que ocultaba chucho era inocuo quizás podía sacarlo de peligro.
Sonaba la mas peligrosa para mi, pero mucho mas segura para mi compañero. Con que fuera suficiente para alejar a los sujetos de el y permitirle correr hacia sus armas serviría para mi.
Tomé una gran bocanada de aire, y hice desaparecer las escamas, las garras, la cola, todos y cada uno de los rasgos que delataba aquello que era, hasta volver a la forma engañosa que ocultaba mi naturaleza. Los humanos tendían a pensar en mi como algo inocuo cuando me presentaba en mi forma humana.
Me alce de los arbustos y corrí hacia el campamento, hacia el centro donde crepitaba la fogata para que pudieran verme, pequeña, fragil, con la ropa hecha harapos y bastante sucia, pero aun así claramente una muchacha pequeña y joven. Parecía una vagabunda, de eso no había duda.
-Basta.-Alcé la voz.-Yo, yo voy con el, estábamos solos, tenía miedo de que fuera una amenaza, así que me escondí, el solo iba a avisarme si de verdad ibais a ayudarnos para que saliera, no queríamos asustarles.-Las palabras salieron en tropel, era un alivio que ya tuviera mas que practica en como hablar con esa forma.-Intentábamos ser cautos.
Además no había mentido, había sido algo complicado relatar la situación omitiendo lo justo y preciso para que no mentir, y sin embargo dejarlo todo listo para que entendieran la situación tal y como me convenía.
El tono genuino de alarma y preocupación en mi voz ayudaría a crear esa imagen, o estaba segura de ello por lo menos, y mi torpeza al frenar que casi hizo que me cayese de boca al suelo a pasar todo ello por nerviosismo.
Ahora solo faltaba que mordieran el anzuelo lo justo para que chucho escapara si había algo sospechoso, o inventara alguna mentira audaz para calmar las cosas y quedarnos si todo había sido un gran malentendido.
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Los segundos pasaban cada vez con más lentitud, las cosas no estaban tan bien y esperaba que Arygos ya hubiese pensado en algo o al menos se hubiese retirado. Si yo no hubiese dejado el bastón y me hubiese concentrado en seguir con la mentira de la cojera las cosas estarían más cómodas, solo necesitaría distraerlos con algún golpe y correr… algo que podía hacer todavía pero era más arriesgado tomando en cuenta el arma de cicatrices.
Un ruido se hizo presente en los arbustos, ¿Había alguien más? ¿Estaba de regreso el explorador? También podía ser un animalito. La silueta de algo salió disparada hasta quedar junto a la fogata, allí finalmente logre visualizar qué o quién era.
“Debe de ser una broma.” Arygos se había dejado descubrir en aquel momento, no había entrado en su forma de dragón o en la que parecía un lagarto gigante, simplemente apareció en su forma humana. Aquello debía de ser mi culpa, le había hablado a la nada para que los cazadores se asustaran, no creí que Arygos fuese a salir de su escondite y menos de aquella manera.
La joven dijo un par de palabras tratando de aligerar el ambiente, aquello no serviría, esos cazadores no traían nada bueno entre manos y ahora no podía decirle en lo que nos habíamos metido. Bajé la cabeza y suspiré ahora sin tener idea de que hacer, posiblemente improvisar de nuevo.
- Ella es mi hermana. – Dije tratando de inventar algo en el proceso, algo útil.- Lo que sucede es… - No logré terminar la frase, cicatrices colocó su puñal cerca de mi boca en señal de que me callara.
- No importa, mientras no tengan más sorpresas. – Alexander movió la daga en el aire mientras se dirigía a Arygos. - ¿Puedo saber cómo te llamas? No temas a dejar tus cosas, nadie te quitara nada. – Seguidamente guardo el puñal y acercó la mano esperando recibir la mochila de Arygos. – Cuidaremos bien tus pertenencias.
- No hay nadie entre los matorrales Alexander. – La voz era nuevamente la del cazador que había ido a buscar pro órdenes de cicatrices.
- No te preocupes Dan, la pequeña amiga de nuestro visitante ya salió a la luz. Pero me agradaría que le enseñaran a Federico donde puede dormir… parece que está muy cansado. – Aquellas últimas palabras sonaban bruscas y agresivas, ni la sonrisa en el rostro de cicatrices podía ocultat su enojo.
- Realmente aun no tengo sueño, no deberían molestarse en ello... en serio.- Sabia muy bien lo que aquella orden significaba pero no podía decir algo que pusiera peor las cosas.
Dan simplemente se limitó a asentir e ignorarme, luego junto a Joe me arrastraron detrás de una de las tiendas que supuse que usaban para descansar, estaba claro que no me enseñarían donde tomar una siesta. Traté de liberarme pero la fuerza que ejercían aquellos dos sujetos no me dejaban hacer nada, una vez me dejaron de arrastrar Joe se quedó a cargo de sostenerme.
- No sé qué habrás hecho pero para que el jefe te mande a dormir debe de pasar algo. – Dan tomó una hacha de mano que estaba sobre una de las cajas, la sopesó pasándola de una mano a otra y luego sonrió. – Pero no te preocupes, cuidaremos de tu amiguita.
No tenía escapatoria, aquella cosa acabaría conmigo… a menos que “Claro, eso es.” Era otra de las técnicas que había aprendido de mis viajes, algo que en una pelea justa no se debía usar pero había quedado claro que esta no era una pelea justa. Tomé impulso y estrellé la coronilla contra la nariz de Joe, esté quedó aturdido unos segundos y liberó la presión en mis brazos lo suficiente como para zafarme.
Corrí en dirección al bosque para planear que debía hacer, el hacha de mano pasó muy cerca de mí y terminó incrustada en la corteza de un árbol, no giré la vista y simplemente seguí corriendo, entre más terreno ganara más podía pensar.
- ¡Ve por él, idiota! – Gritó Dan a su compañero.
- Estoy en eso. – Las pisadas de Joe se acercaban a gran velocidad, al parecer debería esconderme mientras analizaba la situación.
- Ignora el ruido. – La voz de Alexander volvía a mostrar irritación y molestia. - ¿Por qué no tomas asiento? Tenemos un poco de sopa por si deseas comer, parecer tener mucha hambre.
Un ruido se hizo presente en los arbustos, ¿Había alguien más? ¿Estaba de regreso el explorador? También podía ser un animalito. La silueta de algo salió disparada hasta quedar junto a la fogata, allí finalmente logre visualizar qué o quién era.
“Debe de ser una broma.” Arygos se había dejado descubrir en aquel momento, no había entrado en su forma de dragón o en la que parecía un lagarto gigante, simplemente apareció en su forma humana. Aquello debía de ser mi culpa, le había hablado a la nada para que los cazadores se asustaran, no creí que Arygos fuese a salir de su escondite y menos de aquella manera.
La joven dijo un par de palabras tratando de aligerar el ambiente, aquello no serviría, esos cazadores no traían nada bueno entre manos y ahora no podía decirle en lo que nos habíamos metido. Bajé la cabeza y suspiré ahora sin tener idea de que hacer, posiblemente improvisar de nuevo.
- Ella es mi hermana. – Dije tratando de inventar algo en el proceso, algo útil.- Lo que sucede es… - No logré terminar la frase, cicatrices colocó su puñal cerca de mi boca en señal de que me callara.
- No importa, mientras no tengan más sorpresas. – Alexander movió la daga en el aire mientras se dirigía a Arygos. - ¿Puedo saber cómo te llamas? No temas a dejar tus cosas, nadie te quitara nada. – Seguidamente guardo el puñal y acercó la mano esperando recibir la mochila de Arygos. – Cuidaremos bien tus pertenencias.
- No hay nadie entre los matorrales Alexander. – La voz era nuevamente la del cazador que había ido a buscar pro órdenes de cicatrices.
- No te preocupes Dan, la pequeña amiga de nuestro visitante ya salió a la luz. Pero me agradaría que le enseñaran a Federico donde puede dormir… parece que está muy cansado. – Aquellas últimas palabras sonaban bruscas y agresivas, ni la sonrisa en el rostro de cicatrices podía ocultat su enojo.
- Realmente aun no tengo sueño, no deberían molestarse en ello... en serio.- Sabia muy bien lo que aquella orden significaba pero no podía decir algo que pusiera peor las cosas.
Dan simplemente se limitó a asentir e ignorarme, luego junto a Joe me arrastraron detrás de una de las tiendas que supuse que usaban para descansar, estaba claro que no me enseñarían donde tomar una siesta. Traté de liberarme pero la fuerza que ejercían aquellos dos sujetos no me dejaban hacer nada, una vez me dejaron de arrastrar Joe se quedó a cargo de sostenerme.
- No sé qué habrás hecho pero para que el jefe te mande a dormir debe de pasar algo. – Dan tomó una hacha de mano que estaba sobre una de las cajas, la sopesó pasándola de una mano a otra y luego sonrió. – Pero no te preocupes, cuidaremos de tu amiguita.
No tenía escapatoria, aquella cosa acabaría conmigo… a menos que “Claro, eso es.” Era otra de las técnicas que había aprendido de mis viajes, algo que en una pelea justa no se debía usar pero había quedado claro que esta no era una pelea justa. Tomé impulso y estrellé la coronilla contra la nariz de Joe, esté quedó aturdido unos segundos y liberó la presión en mis brazos lo suficiente como para zafarme.
Corrí en dirección al bosque para planear que debía hacer, el hacha de mano pasó muy cerca de mí y terminó incrustada en la corteza de un árbol, no giré la vista y simplemente seguí corriendo, entre más terreno ganara más podía pensar.
- ¡Ve por él, idiota! – Gritó Dan a su compañero.
- Estoy en eso. – Las pisadas de Joe se acercaban a gran velocidad, al parecer debería esconderme mientras analizaba la situación.
- Ignora el ruido. – La voz de Alexander volvía a mostrar irritación y molestia. - ¿Por qué no tomas asiento? Tenemos un poco de sopa por si deseas comer, parecer tener mucha hambre.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
No me agrado que el sujeto de las cicatrices usara ese cuchillo tan cerca de la cara de chucho, por muy asustado que pudiera estar, de hecho, como mas fijamente lo miraba, menos asustado me parecía, y mucho mas similar a los mercenarios de los tugurios me parecía, lo que no le ayudaba para nada a conseguir mi afecto.
Le cedí las cosas, de cualquier modo si llegaba a ser un peligro no me servirían de nada, tendría que tirar de mi cuerpo, no de acero, o del arco de chucho. Nunca en mi vida había tomado un arco, y no parecía practico empezar a intentarlo en ese momento.
-Me llamo Arygos, y el no parece cansado.-Repliqué. Chucho no tardó en darme la razón, sin embargo lo tomaron y se lo llevaron prácticamente a rastras. Lo seguí de soslayo con la mirada, percatándome de que uno de ellos tomaba un arma.
No era difícil imaginarme que querían extorsionarle de alguna forma, quizás incluso lastimarle o algo peor, pero de nada me serviría enfrentarme a todos ellos de golpe, lo suyo sería que aprovechara que me había quedado con uno de ellos a solas para dar ejemplo, o tomarlo de rehén.
Me acerque al humano, dispuesta a intentar alguna clase de movida, cuando el aroma de eso a lo que el llamó sopa invadió mis fosas nasales. La ardilla que amablemente me había cedido mi compañero decidió entonces aprovechar su oportunidad para emerger, y con mi gran facilidad para esputar cosas, pronto, entre el hombre de cicatrices y yo, pudo apreciarse un pastiche verde lleno de pedazos de cuero y pelo,y con algún que otro hueso casi intacto.
El olor acre de los líquidos gástricos se sumó al de la carne cruda a medio digerir. Un espectáculo que no dejó indiferente al sujeto de las cicatrices que parecía algo sorprendido de ver en el suelo pedazos enteros del tamaño de un puño. Una pata casi intacta así como el resto dejaban bien en claro que me había zampado casi sin masticar un bicho crudo, lo que lo desconcertó por unos momentos.
Unos momentos que pude aprovechar par acercarme a el.
El sujeto alzó la mano en un acto automático, sosteniendo el cuchillo, y yo aproveche para mordérsela con todas mis fuerzas con los dientes afilados que había tenido la astucia de mantener en mi boca.
-¡Fifef fe fefen fa fi fefafo!.-Exigí por encima de los gritos de dolor al sujeto.
Este no tardo en lanzar un puñetazo hacia mi rostro que me partió el pómulo de un solo golpe. No nos estábamos entendiendo, y que me golpeara no me había gustado lo mas mínimo.
Sin soltarle empecé a transformarme, por lo menos parte de mi, los cuernos que rápidamente poblaban mi cuerpo dejaban poco donde golpear, y en cuanto la forma de dragón estuvo completa, la parte de la mano que había estado mordiendo con fuerza se cerceno como si estuviera hecha de cera.
Los gritos y maldiciones, a la vez que peticiones de ayuda hacia sus camaradas esperaba que dieran tiempo a chucho para librarse de los sujetos que se lo habían llevado. Lo cierto es que la mitad de las cosas que balbuceaba entre gritos, conmocionado por la perdida de la mitad de su mano, no se entendían, pero la palabra llena de alarma que repetia una y otra vez resonaba clara en la noche. "Dragón!"
Le cedí las cosas, de cualquier modo si llegaba a ser un peligro no me servirían de nada, tendría que tirar de mi cuerpo, no de acero, o del arco de chucho. Nunca en mi vida había tomado un arco, y no parecía practico empezar a intentarlo en ese momento.
-Me llamo Arygos, y el no parece cansado.-Repliqué. Chucho no tardó en darme la razón, sin embargo lo tomaron y se lo llevaron prácticamente a rastras. Lo seguí de soslayo con la mirada, percatándome de que uno de ellos tomaba un arma.
No era difícil imaginarme que querían extorsionarle de alguna forma, quizás incluso lastimarle o algo peor, pero de nada me serviría enfrentarme a todos ellos de golpe, lo suyo sería que aprovechara que me había quedado con uno de ellos a solas para dar ejemplo, o tomarlo de rehén.
Me acerque al humano, dispuesta a intentar alguna clase de movida, cuando el aroma de eso a lo que el llamó sopa invadió mis fosas nasales. La ardilla que amablemente me había cedido mi compañero decidió entonces aprovechar su oportunidad para emerger, y con mi gran facilidad para esputar cosas, pronto, entre el hombre de cicatrices y yo, pudo apreciarse un pastiche verde lleno de pedazos de cuero y pelo,y con algún que otro hueso casi intacto.
El olor acre de los líquidos gástricos se sumó al de la carne cruda a medio digerir. Un espectáculo que no dejó indiferente al sujeto de las cicatrices que parecía algo sorprendido de ver en el suelo pedazos enteros del tamaño de un puño. Una pata casi intacta así como el resto dejaban bien en claro que me había zampado casi sin masticar un bicho crudo, lo que lo desconcertó por unos momentos.
Unos momentos que pude aprovechar par acercarme a el.
El sujeto alzó la mano en un acto automático, sosteniendo el cuchillo, y yo aproveche para mordérsela con todas mis fuerzas con los dientes afilados que había tenido la astucia de mantener en mi boca.
-¡Fifef fe fefen fa fi fefafo!.-Exigí por encima de los gritos de dolor al sujeto.
Este no tardo en lanzar un puñetazo hacia mi rostro que me partió el pómulo de un solo golpe. No nos estábamos entendiendo, y que me golpeara no me había gustado lo mas mínimo.
Sin soltarle empecé a transformarme, por lo menos parte de mi, los cuernos que rápidamente poblaban mi cuerpo dejaban poco donde golpear, y en cuanto la forma de dragón estuvo completa, la parte de la mano que había estado mordiendo con fuerza se cerceno como si estuviera hecha de cera.
Los gritos y maldiciones, a la vez que peticiones de ayuda hacia sus camaradas esperaba que dieran tiempo a chucho para librarse de los sujetos que se lo habían llevado. Lo cierto es que la mitad de las cosas que balbuceaba entre gritos, conmocionado por la perdida de la mitad de su mano, no se entendían, pero la palabra llena de alarma que repetia una y otra vez resonaba clara en la noche. "Dragón!"
Arygos Valnor
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
A medida que iba escapando de mis perseguidores noté que solo había una persona corriendo detrás de mi ¿Se había quedado el del hacha? Estaba seguro que Joe era el que me seguía… pero aun así no estaba en ventaja para girarme y hacerle frente. Me acerqué rápidamente a un árbol y lo escalé lo más rápido que pude, estaba por esconderme en las ramas cuando visualicé a Joe llegando por el camino, decidí quedarme quieto y esperar.
Para mi suerte el cazador siguió corriendo y no se detuvo, aquello era una buena señal, con cuidado me movilicé de una rama a otra, todo estaba bien hasta que la nueva rama que me servía de apoyo se rompió. Traté de afianzarme en el tronco del árbol pero lo único que hice fue arrastrarme hasta el suelo mientras la corteza rasgaba mis manos, al menos no me había partido una pierna como la otra vez, apreté las manos en mi camisa tratando de evitar que la sangré brotase.
- Maldita sea, esto arde. – Después debería buscar algo para tratar las heridas, por el momento debía regresar al campamento y ver como estaba Arygos, podía estar en problemas si el otro cazador también había ido a por ella.
- ¿Dónde estás Federico? Sé que estás cerca. – Era la voz de Joe, por lo visto estaba de regreso ¿Pero cómo? Bueno… quizá por el ruido de las ramas partiéndose, si, eso era.
Me arrastré con cuidado a un arbusto pensando la manera de escapar y volver al campamento, podía regresar corriendo, no era mala idea ¿Pero si Joe me capturaba? Quizá podía hacerle frente, estábamos en iguales condiciones, el que fuese más ágil ganaba, además conocía el bosque como la palma de mi mano y eso me daba ventaja.
Estaba por salir corriendo nuevamente cuando Joe ya se encontraba enfrente de mí con una sonrisa ¿Cómo me había conseguido? El ruido de mis pisadas no era gran señal, el único rastro que había dejado era la sangre en el árbol “Soy un idiota.” Había olvidado la sangre en el árbol, y como no había dado señal alguna de que me alejaba estaba claro que yo seguía cerca.
- Podemos olvidarnos de todo esto, nadie vio a nadie y dices que yo me escapé ¿Qué te parece? – La negociación siempre era el método desesperado de huida menos útil, aun así nunca debía descartarse.
- Eso es una muy buena idea. – Seguidamente en su sonrisa Joe dejo a notar un par de colmillos nada amistosos. – Nadie te volverá a ver y yo al fin podré tener algo de diversión.
Aquello me dejaba claro que ahora un enfrentamiento cara a cara no era factible, solo me quedaba una salida de aquel asunto, correr. Me giré bruscamente y comencé a escapar de la muerte, si tuviese mi arco las cosas podrían ser diferentes.
Cicatrices se encontraba agonizando en el suelo lleno de rabia, aquel lagarto lo había atacado y además le había mutilado la mano. Las lágrimas de dolor le caían por su rostro que tomaba un color rojizo.
- ¡L..la chica es un maldito dragón! – Cicatrices observó su mano mutilada mientras la apretaba tratando de detener la pérdida de sangre. – Sucio dragón… a…asqueroso monstruo ¿¡Como te atrevess a mutilarme l…la mano!? – La saliva salía de la boca de cicatrices con cada palabra que soltaba.
Dan al percatarse de el ruido que hacía su líder decidió dejarle el trabajo de búsqueda a Joe y averiguar qué pasaba, cuando llegó consiguió la escena de su jefe mutilado sollozando en el suelo sin hacer nada mientras un dragón estaba junto a él.
- ¿Q…qué es eso? – Ahora parecía que Dan era el nervioso.
- ¡Es un maldito dragón, maldito ciego! – Cicatrices se incorporó con esfuerzo y tomó un palo que había junto a las tiendas. - ¿Qué esperas para matarla? ¡Atácala!
El pobre Dan sin saber a quién temerle más se acercó lentamente a Arygos arrojándole el hacha de mano que había recuperado, sin tener nada más a la mano para arrojar comenzó a retroceder, sabía bien que ya había hecho más de lo que podía… y prefería ser apaleado que asesinado.
Para mi suerte el cazador siguió corriendo y no se detuvo, aquello era una buena señal, con cuidado me movilicé de una rama a otra, todo estaba bien hasta que la nueva rama que me servía de apoyo se rompió. Traté de afianzarme en el tronco del árbol pero lo único que hice fue arrastrarme hasta el suelo mientras la corteza rasgaba mis manos, al menos no me había partido una pierna como la otra vez, apreté las manos en mi camisa tratando de evitar que la sangré brotase.
- Maldita sea, esto arde. – Después debería buscar algo para tratar las heridas, por el momento debía regresar al campamento y ver como estaba Arygos, podía estar en problemas si el otro cazador también había ido a por ella.
- ¿Dónde estás Federico? Sé que estás cerca. – Era la voz de Joe, por lo visto estaba de regreso ¿Pero cómo? Bueno… quizá por el ruido de las ramas partiéndose, si, eso era.
Me arrastré con cuidado a un arbusto pensando la manera de escapar y volver al campamento, podía regresar corriendo, no era mala idea ¿Pero si Joe me capturaba? Quizá podía hacerle frente, estábamos en iguales condiciones, el que fuese más ágil ganaba, además conocía el bosque como la palma de mi mano y eso me daba ventaja.
Estaba por salir corriendo nuevamente cuando Joe ya se encontraba enfrente de mí con una sonrisa ¿Cómo me había conseguido? El ruido de mis pisadas no era gran señal, el único rastro que había dejado era la sangre en el árbol “Soy un idiota.” Había olvidado la sangre en el árbol, y como no había dado señal alguna de que me alejaba estaba claro que yo seguía cerca.
- Podemos olvidarnos de todo esto, nadie vio a nadie y dices que yo me escapé ¿Qué te parece? – La negociación siempre era el método desesperado de huida menos útil, aun así nunca debía descartarse.
- Eso es una muy buena idea. – Seguidamente en su sonrisa Joe dejo a notar un par de colmillos nada amistosos. – Nadie te volverá a ver y yo al fin podré tener algo de diversión.
Aquello me dejaba claro que ahora un enfrentamiento cara a cara no era factible, solo me quedaba una salida de aquel asunto, correr. Me giré bruscamente y comencé a escapar de la muerte, si tuviese mi arco las cosas podrían ser diferentes.
* * *
Cicatrices se encontraba agonizando en el suelo lleno de rabia, aquel lagarto lo había atacado y además le había mutilado la mano. Las lágrimas de dolor le caían por su rostro que tomaba un color rojizo.
- ¡L..la chica es un maldito dragón! – Cicatrices observó su mano mutilada mientras la apretaba tratando de detener la pérdida de sangre. – Sucio dragón… a…asqueroso monstruo ¿¡Como te atrevess a mutilarme l…la mano!? – La saliva salía de la boca de cicatrices con cada palabra que soltaba.
Dan al percatarse de el ruido que hacía su líder decidió dejarle el trabajo de búsqueda a Joe y averiguar qué pasaba, cuando llegó consiguió la escena de su jefe mutilado sollozando en el suelo sin hacer nada mientras un dragón estaba junto a él.
- ¿Q…qué es eso? – Ahora parecía que Dan era el nervioso.
- ¡Es un maldito dragón, maldito ciego! – Cicatrices se incorporó con esfuerzo y tomó un palo que había junto a las tiendas. - ¿Qué esperas para matarla? ¡Atácala!
El pobre Dan sin saber a quién temerle más se acercó lentamente a Arygos arrojándole el hacha de mano que había recuperado, sin tener nada más a la mano para arrojar comenzó a retroceder, sabía bien que ya había hecho más de lo que podía… y prefería ser apaleado que asesinado.
Fredericksen
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Re: [cerrado]Un re encuentro inesperado [Noche]
Rl sujeto de las cicatrices estaba en el suelo, u pro lo menos de esa forma había perdido toda la impresión amenazadora que pudiese tener. Mientras berreaba intentando parar el sangrado de su media mano, pisé la daga que había quedado plana en el suelo, con la garra inferior, y la arrastre para patearla bien lejos. Mi cuello se contorsionaba de un lado a otro, buscando que el resto de sujetos volvieran con un chucho completamente indemne. Aunque estaba seguro de que eso era poco viable por el alboroto que se había escuchado allí.
Por lo menos esperaba que siguiera vivito y coleando.
Sin embargo, y para mayor preocupación mía, solo emergió de los arbustos el sujeto llamado Dan, con un hacha de una mano. Mi mirada paseo sobre el acero, limpio. Si habían herido a Chucho no era con eso. Sin embargo yo era un objetivo mucho mas grande que un humano, y me hallaba lo bastante cerca como para que serpentear para apartarme de la trayectoria de ese proyectil fuera, como poco difícil. Por lo que, cuando el hacha salió volando, no pude evitar un corte en el hombro y que la pequeña hacha de mano quedara incrustada allí.
Esa distracción dio tiempo al sujeto de las cicatrices de tomar el arco de mi acompañante, desaparecido en combate, y pese que con media mano, poco podía tensar el arma el proyectil, e hizo un patético intento de dispararme flechas, pero su empuje era tan deprimente que, aunque llegaban a mi cuerpo, resbalaban sobre mis escamas como si fueran guijarros.
-Mátalo! No seas cobarde, agarra cualquier cosa y lucha!.-Gritaba desaforadamente el hombre de las cicatrices, cuya autoridad se escapaba con cada gota de sangre, y cada gemido de dolor que emitía su cuerpo.
El sujeto de las cicatrices difícilmente fuera útil de aquí en mas, y seguiría intentando proporcionar una ventaja a sus aliados,por lo que el dialogo con el había quedado completamente descartado. Giré el cuello, ahora que este estaba a salvo de hachas voladoras, y enfoque mis fauces hacia el que era, todavía el líder de aquel pequeño grupo, y esputé sobre el mismo toda el agua hirviendo que fui capaz de invocar.
No me molesté en quedarme mirando los atroces efectos del liquido elemento, los conocía de sobras, y si bien era muy probable que sobreviviese un tiempo, y que si moría fuera lunas después, fruto de las infecciones en las quemaduras, por ahora apenas podría moverse, y a cada cosa que intentara, gritos de dolor lo delatarían si se hallaba a mis espaldas.
Mi mirada se centró entonces hacia el sujeto restante, dan, que retrocedía y miraba a ambos lados como si buscara una forma de escape, o alguna ayuda de algún lado, como la de su otro compañero que parecía tan desaparecido como chucho.
Me moví de forma circular, aprovechando para pasar detrás de la tienda, pero no había rastro de chucho allí, y el sujeto ese estaba tan asustado que parecía dispuesto a colaborar.
Con reticencia tomé esa forma de mujer mas dragón que humana para poderle hablar.
-Llévame a Federico y no te pasara lo mismo que a tu compañero.-Le prometí con firmeza, y total determinación.
Dan tragó saliva sin saber muy bien que hacer, y aunque en un instante la esperanza había parecido relucir en su mirada, la expresión consiguiente como si hubiera hecho algo terrible le hizo dudar. Seguramente quien se había llevado a mi compañero no le preparaba nada bueno, así que temía pagar por ello.
-Mientras siga vivo, y os mostréis dóciles no os haremos daño.-Prometí esta vez, ese indulto tan necesario para que el desenlace no fuera, ineludiblemente el mismo
Dió la sensación de que ese "perdón" fue como una corriente eléctrica que lo sacó de su estupor y sus dudas.
-S-s-ssi.-Asintió varias veces con demasiada energía el humano, paseando su mirada de forma nerviosa entre mi peculiar aspecto y el hacha que seguía en mi hombro, y que me veia obligada a sostener, si la sacaba la herida manaría sangre con profusion debería detenerla, mantenerla en su sitio me ocupaba una extremidad y naturalmente, dolía lo suyo, pero era necesario por ahora.
Nos internamos ambos en el bosque, sin separarnos mucho uno de otro, yo por vigilarle y el por demostrar, imaginaba, que no tenía intención ninguna de escapar.
-JOE.-La voz de dan salió con una intensidad inusitada.-JOE MALDITA SEA, VEN AHORA MISMO.-Prosiguió, con una paciencia escasa, y el tono algo mas agudo por la alarma.
Por lo menos esperaba que siguiera vivito y coleando.
Sin embargo, y para mayor preocupación mía, solo emergió de los arbustos el sujeto llamado Dan, con un hacha de una mano. Mi mirada paseo sobre el acero, limpio. Si habían herido a Chucho no era con eso. Sin embargo yo era un objetivo mucho mas grande que un humano, y me hallaba lo bastante cerca como para que serpentear para apartarme de la trayectoria de ese proyectil fuera, como poco difícil. Por lo que, cuando el hacha salió volando, no pude evitar un corte en el hombro y que la pequeña hacha de mano quedara incrustada allí.
Esa distracción dio tiempo al sujeto de las cicatrices de tomar el arco de mi acompañante, desaparecido en combate, y pese que con media mano, poco podía tensar el arma el proyectil, e hizo un patético intento de dispararme flechas, pero su empuje era tan deprimente que, aunque llegaban a mi cuerpo, resbalaban sobre mis escamas como si fueran guijarros.
-Mátalo! No seas cobarde, agarra cualquier cosa y lucha!.-Gritaba desaforadamente el hombre de las cicatrices, cuya autoridad se escapaba con cada gota de sangre, y cada gemido de dolor que emitía su cuerpo.
El sujeto de las cicatrices difícilmente fuera útil de aquí en mas, y seguiría intentando proporcionar una ventaja a sus aliados,por lo que el dialogo con el había quedado completamente descartado. Giré el cuello, ahora que este estaba a salvo de hachas voladoras, y enfoque mis fauces hacia el que era, todavía el líder de aquel pequeño grupo, y esputé sobre el mismo toda el agua hirviendo que fui capaz de invocar.
No me molesté en quedarme mirando los atroces efectos del liquido elemento, los conocía de sobras, y si bien era muy probable que sobreviviese un tiempo, y que si moría fuera lunas después, fruto de las infecciones en las quemaduras, por ahora apenas podría moverse, y a cada cosa que intentara, gritos de dolor lo delatarían si se hallaba a mis espaldas.
Mi mirada se centró entonces hacia el sujeto restante, dan, que retrocedía y miraba a ambos lados como si buscara una forma de escape, o alguna ayuda de algún lado, como la de su otro compañero que parecía tan desaparecido como chucho.
Me moví de forma circular, aprovechando para pasar detrás de la tienda, pero no había rastro de chucho allí, y el sujeto ese estaba tan asustado que parecía dispuesto a colaborar.
Con reticencia tomé esa forma de mujer mas dragón que humana para poderle hablar.
-Llévame a Federico y no te pasara lo mismo que a tu compañero.-Le prometí con firmeza, y total determinación.
Dan tragó saliva sin saber muy bien que hacer, y aunque en un instante la esperanza había parecido relucir en su mirada, la expresión consiguiente como si hubiera hecho algo terrible le hizo dudar. Seguramente quien se había llevado a mi compañero no le preparaba nada bueno, así que temía pagar por ello.
-Mientras siga vivo, y os mostréis dóciles no os haremos daño.-Prometí esta vez, ese indulto tan necesario para que el desenlace no fuera, ineludiblemente el mismo
Dió la sensación de que ese "perdón" fue como una corriente eléctrica que lo sacó de su estupor y sus dudas.
-S-s-ssi.-Asintió varias veces con demasiada energía el humano, paseando su mirada de forma nerviosa entre mi peculiar aspecto y el hacha que seguía en mi hombro, y que me veia obligada a sostener, si la sacaba la herida manaría sangre con profusion debería detenerla, mantenerla en su sitio me ocupaba una extremidad y naturalmente, dolía lo suyo, pero era necesario por ahora.
Nos internamos ambos en el bosque, sin separarnos mucho uno de otro, yo por vigilarle y el por demostrar, imaginaba, que no tenía intención ninguna de escapar.
-JOE.-La voz de dan salió con una intensidad inusitada.-JOE MALDITA SEA, VEN AHORA MISMO.-Prosiguió, con una paciencia escasa, y el tono algo mas agudo por la alarma.
Arygos Valnor
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