Redes del amor [privado] [+18]
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Redes del amor [privado] [+18]
Ah… la paz. Claro, a excepción de ese corazón mío que no paraba de latir en mis orejas caninas. Los animales pequeños silenciaban en mi breve presencia cualquier prueba de su existencia; nada más prudente en ese momento. No solamente tenía ganas de huir, de correr, de sentir el viento en mi pelambre, sino que deseaba silencio. Sí… el redoblante de mi pecho, mi respiración, la humedad del suelo del bosque, los rayos de luz intermitentes y ese olor a la naturaleza, a la tierra, a la vida. Paz, de un par de criaturas que habían nacido con antelación a lo previsto, crías que eran dos en vez de una, existencias preciosas en mi vida que habían traído consigo un nuevo estado mental para mí. Me sentía más enfocada, más atenta, era como si todo lo anterior solamente hubiera sido un preludio del momento que estaba viviendo. Emel y Joner, eran la prueba viva de que había echado raíces. De cierta manera.
Raíces que ahora me pesaban como fuertes cadenas obligándome a un estilo de vida más moderado. La Wood salvaje, desafiante, y espontánea lentamente estaba cambiando. ¿El cambio era bueno? Ahora aprendía sobre la prudencia, el reconocimiento, el perdón, la paciencia… ¡NO PODÍA MÁS! Esos mellizos no hacían más que llorar, comer y dormir. Mis pechos vivían magullados o hinchados. Mis brazos siempre ocupados, mis noches que de por sí pocas veces lograba unir dos en paz y sin pesadillas ahora estaban minadas por llantos y los días con visitas. Por otro lado estaba él… Alex.
Detuve mi corrida desenfrenada y busqué un viejo camino que pocos conocían. Se trataba de un sendero modesto, nacido en la comunión de un talud de tierra que se elevaba, cual un plano montículo y corría por varias centenas de metros. Quién fuera el lado de abajo, podría transitar por la senda dejada por pequeños animales que la rodeaban en su tránsito por una de las partes más ralas del bosque. A mi diestra, una pared de tierra de unos dos metros, no era lo suficientemente empinada como para impedirme escalarla y llegar, a lo sumo, en media hora al cauce del río, pero yo prefería continuar, no estaba lejos. A mi derecha, Un bosque plano que poco a poco se volvía más denso, si continuaba a través de él hacia el Oeste, estaría en territorio de la Manada. Me detuve en seco; había encontrado lo que buscaba, la entrada al claro.
Hice un alto antes de abrirme paso. Olfateaba los alrededores buscando algún indicio de que tenía compañía; el lugar al que quería ir era una vieja cabaña que en el pasado probablemente servía como almacén de alguna gran casa, sin embargo ahora era el refugio de viajeros perdidos como yo. Mi corazón se saltó un latido cuando sentí una presencia aproximándome y no tardé mucho en reconocerla: el lobo negro, Black… Alex. Muchos pensamientos invadieron mi mente al mismo tiempo. Cuando nos conocimos se comprometió a ayudarme, desapareció por cerca de cuatro meses y al regresar, en la misma noche del Surnahi no se había despegado de mí. Era como si hubiese pertenecido todo el tiempo a mi casa, en mi vida. Acostumbrarme a su presencia fue más sencillo que aprender a cazar, pero…
¿Cuánto duraría esa paz? Cuidaba a mis crías como si fuesen propias, claro, a lo que se había comprometido, pero ¿por qué lo hacía? Sabía que habían personas de buen corazón, aunque pocas veces me había cruzado con ellas. ¿Cómo debía de tratarle? ¿Qué debía sentir? Cerré mis ojos y dejé que lo que me quedaba de paz volviera a mí para deshacer mi transformación. Dado que no había llevado nada conmigo, estaba desnuda. Esperé a que estuviese lo suficientemente cerca para ponerme a su vista y hablarle. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?Pregunté, sin darle mucho tiempo a nada y dándole la espalda para entrar al claro en donde me…nos esperaba la pequeña y derruida casona. Sabía que si había ido hasta allí me seguiría, al menos por un rato más. Lo siento… sólo necesito algo de tiempo, para acostumbrarme, ya sabes… a ser madre y todo eso. El llanto, los olores… mi pobre nariz aún me pica ahí iba mi mal intento de broma del día.
Alex, ¿qué quieres? pregunté finalmente dándome la vuelta en la puerta del edificio para encararle, mis palabras eran eco de mis pensamientos silenciosos que se habían ido amontonando desde hacía varias semanas. ¿Cuán fuerte era nuestro lazo? ¿encontraría una nueva familia y nos dejaría? Desde que llegó para acompañarme, habíamos vivido juntos, bajo el mismo techo, en una casa pequeña y sin reparticiones, más habíamos tenido menos intimidad que incluso la primera vez que nos conocimos.
Raíces que ahora me pesaban como fuertes cadenas obligándome a un estilo de vida más moderado. La Wood salvaje, desafiante, y espontánea lentamente estaba cambiando. ¿El cambio era bueno? Ahora aprendía sobre la prudencia, el reconocimiento, el perdón, la paciencia… ¡NO PODÍA MÁS! Esos mellizos no hacían más que llorar, comer y dormir. Mis pechos vivían magullados o hinchados. Mis brazos siempre ocupados, mis noches que de por sí pocas veces lograba unir dos en paz y sin pesadillas ahora estaban minadas por llantos y los días con visitas. Por otro lado estaba él… Alex.
Detuve mi corrida desenfrenada y busqué un viejo camino que pocos conocían. Se trataba de un sendero modesto, nacido en la comunión de un talud de tierra que se elevaba, cual un plano montículo y corría por varias centenas de metros. Quién fuera el lado de abajo, podría transitar por la senda dejada por pequeños animales que la rodeaban en su tránsito por una de las partes más ralas del bosque. A mi diestra, una pared de tierra de unos dos metros, no era lo suficientemente empinada como para impedirme escalarla y llegar, a lo sumo, en media hora al cauce del río, pero yo prefería continuar, no estaba lejos. A mi derecha, Un bosque plano que poco a poco se volvía más denso, si continuaba a través de él hacia el Oeste, estaría en territorio de la Manada. Me detuve en seco; había encontrado lo que buscaba, la entrada al claro.
Hice un alto antes de abrirme paso. Olfateaba los alrededores buscando algún indicio de que tenía compañía; el lugar al que quería ir era una vieja cabaña que en el pasado probablemente servía como almacén de alguna gran casa, sin embargo ahora era el refugio de viajeros perdidos como yo. Mi corazón se saltó un latido cuando sentí una presencia aproximándome y no tardé mucho en reconocerla: el lobo negro, Black… Alex. Muchos pensamientos invadieron mi mente al mismo tiempo. Cuando nos conocimos se comprometió a ayudarme, desapareció por cerca de cuatro meses y al regresar, en la misma noche del Surnahi no se había despegado de mí. Era como si hubiese pertenecido todo el tiempo a mi casa, en mi vida. Acostumbrarme a su presencia fue más sencillo que aprender a cazar, pero…
¿Cuánto duraría esa paz? Cuidaba a mis crías como si fuesen propias, claro, a lo que se había comprometido, pero ¿por qué lo hacía? Sabía que habían personas de buen corazón, aunque pocas veces me había cruzado con ellas. ¿Cómo debía de tratarle? ¿Qué debía sentir? Cerré mis ojos y dejé que lo que me quedaba de paz volviera a mí para deshacer mi transformación. Dado que no había llevado nada conmigo, estaba desnuda. Esperé a que estuviese lo suficientemente cerca para ponerme a su vista y hablarle. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?Pregunté, sin darle mucho tiempo a nada y dándole la espalda para entrar al claro en donde me…nos esperaba la pequeña y derruida casona. Sabía que si había ido hasta allí me seguiría, al menos por un rato más. Lo siento… sólo necesito algo de tiempo, para acostumbrarme, ya sabes… a ser madre y todo eso. El llanto, los olores… mi pobre nariz aún me pica ahí iba mi mal intento de broma del día.
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Alex, ¿qué quieres? pregunté finalmente dándome la vuelta en la puerta del edificio para encararle, mis palabras eran eco de mis pensamientos silenciosos que se habían ido amontonando desde hacía varias semanas. ¿Cuán fuerte era nuestro lazo? ¿encontraría una nueva familia y nos dejaría? Desde que llegó para acompañarme, habíamos vivido juntos, bajo el mismo techo, en una casa pequeña y sin reparticiones, más habíamos tenido menos intimidad que incluso la primera vez que nos conocimos.
Woodpecker
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Ya había pasado un tiempo desde que volví al lado de Wood para cumplir aquello a lo que me había comprometido, cuidar de aquellas criaturas que llevaba en su vientre porque, ¿quien nos lo iba a decir? No resulto ser un cachorro sino que fueron dos una cachorra y un cachorro. La verdad es que disfrutaba cuidandolos como si fueran mis propios hijos, cosa que no lo eran, pero tenían algo que realmente me llamaba la atención y me hacía seguir ahí parado mirandolos, cuidandolos cuando lloraban, y vigilando cada cosa que hacían para que nada malo les pudiera pasar mientras crecían y se hacían tan grandes y fuertes como su madre lo era.
Debía admitir que no todo era color de rosas porque aquellos dos renacuajos daban mucha guerra y eran muchas las noches que tanto Wood como yo pasábamos en vilo porque no nos dejaban dormir. También decir que desde que volví me había quedado a vivir con Wood en una pequeña cabaña donde teníamos que dormir juntos incluso, podría ser molesto pero para mi no lo era. A ver al principio pues si me resultaba un poco extraño dormir en el mismo lecho que Wood ya que apenas nos conocíamos y esas cosas pero poco a poco me fui adaptando hasta que al final dormía, lo que los cachorros nos permitían, a pierna suelta sin pensar mucho que estaba durmiendo con una mujer desconocida.
También debía decir que Wood tenía sus momentos donde necesitaba simplemente irse y estar un rato sola, y la podía comprender porque a mi también me pasaba y con mas frecuencia ya que era mas joven que ella. Muchas veces yo también me iba por ahí, perdiéndome en el bosque para tener un poco de paz pero aquel día no fue uno de ellos. Wood se había ido así que a mi me tocaba quedarme con los dos cachorros que por aquellos momentos dormían como unos troncos así que yo simplemente salí al claro que había delante de la casa con mi espada en la mano. Había cambiado un poco mi forma de vestir en todo aquel tiempo por una un tanto mas cómoda para mi.
Una vez fuera empecé a entrenar un poco lanzando espadazos al aíre como si de un enemigo invisible se tratará al que debía derrotar. El problema que tenía siempre que entrenaba de aquella manera era que de una aparecía ante mi el lobo al que quería matar y perdía el control lanzando golpes furiosos contra el aire. Caí de culo en el suelo respirando cortadamente por el cansancio. Debía aprender a controlar aquel impulso o podría acabar perdiendo el control que de vez en cuando aun me pasaba. Me levanté del suelo y deje mi espada a la espalda para luego colocarme la capucha marrón sobre la cabeza y quedarme mirando en una dirección. Esperaba a Wood estaba seguro que vendría por donde estaba mirando.
La verdad es que siempre esperaba los regresos de Wood de aquella manera incluso a veces me adelantaba un poco para encontrarme con ella antes. No sabría explicar bien el porque pero me alegraba bastante verla y tenerla cerca tanto como a los cachorros, no sé... me sentía un poco unida a ella por así decirlo. De repente olfatee el aire y allí estaba el aroma de Wood que ya estaba volviendo. Me adelanté un poco sin salir del claro mirando fijamente por donde ella venía con los brazos cruzados. La vi aparecer desnuda, tenía una buena figura ahora que se le había ido la tripa hincha, y escuché lo prinero que me dijo a lo cual no hice intento de responder ni nada solamente la observaba.
La seguí con la mirada hasta que se detuvo delante de la puerta y se giro para lanzarme una extraña pregunta. -Quiero que hablemos ahora que los cachorros estan durmiendo y no tienen intención de despertase, aunque con la noche que han dado lo veo normal.- Dicho aquello caminé hasta donde estaba ella y me paré justamente enfrente. Wood tenía algo que me atraía mucho y mi corazón iba a mil por hora teniendola así desnuda delante de mi. Creo que no me había dado cuenta hasta ahora pero... Sentía algo por Wood porque, esas formas que tenía de mirarla siempre, mis formas de esperarla cuando se iba a dar una vuelta; todo eran claros indicios de que sentía algo fuerte por Wood. -Quiero que hablemos sinceramente Wood así que vistete si quieres ¿de acuerdo?- Y de una sin decirle nada le di un beso en la mejilla y luego me quedé mirandola. ¿Le iba a decir lo que sentía? ¿Y si me rechazaba? Bueno debía intentarlo y quería intentarlo.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Abrí los ojos grandes, era la primera vez que Alex me pedía que hablásemos tan seriamente. De un momento a otro todo lo que había estado pululándome en la mente se había vuelto blanco, nada, tal y como estaba mi cabeza en ese mismo momento. Entrecerré los ojos y traté de encontrar algo en su expresión que delatase cualquier indicio de lo que se iba a venir, pero no podía dar nada por seguro. Si una cosa había aprendido en esos dos meses de convivencia era que cuando quería, ese hombre podía ser más cerrado que el puño de un troll. Pestañee un par de veces y me mordí el labio inferior, cambiando mi peso entre las piernas, pero el pequeño gesto de afección que supuso ese beso solamente me aflojó las rodillas. Al menos era un tema seguro en el que no aparecía la idea de separarnos o de peleas, para ello no se necesita estar vestidos o de confraternidad.
Llevé mi zurda al lugar donde me había besado, se sentía caliente, como si me hubiesen golpeado con carbón encendido. Asentí con la cabeza por simple costumbre de querer siempre complacerle, pero luego sentí que los colores se me subían por el cuello hasta la misma frente. Esto… hablar… eh…mmm… casa… ropa murmuré sin poder coordinar momentáneamente un tren lógico de palabras. Me aclaré la garganta. No solía tener la cabeza en las nubes y eso me tomó por sorpresa. Quiero decir… hablemos, ¡claro! Pero… volví a aclararme la garganta desviando ligeramente la vista No he traído ropa y en esta cabaña no hay nada de mi pertenencia, solo vengo aquí a refugiarme algunas veces informé, cruzando mis brazos a la altura del pecho, como queriendo disimularlos torpemente, demasiado torpemente.
No sabía que mi desnudez le molestase tanto. Miré al suelo pensando en que era algo normal, ya le había visto el pelo al lobo varias veces, aunque siempre era por as transformaciones Intentaré ser más eh… luché por encontrar una palabra adecuada para la oportunidad discreta en el futuro. Me transformaría para taparme, pero… bueno, ya sabes… no ayuda mucho en eso de la comunicación hablada. Me encogí de hombros torciendo el labio inferior en una mueca, como diciendo “ni qué hacerle”. Y preferiría no volver a la casa, incluso por el resto del día bajé la vista lo siento, supongo que estás igual o más cansado que yo. ¿Es eso lo que te trajo hasta aquí? pregunté comenzando a alarmarme y dejando notar el estrés en mi voz. Blackuart puede cuidar a los niños, incluso tengo un viejo conocido que tiene que estar por llegar a Ulmer para echarnos una mano… comencé a decir, mis palabras se apagaban lentamente. Tenía el presentimiento que no era eso lo que él había venido a decirme.
Señalé una roca para que se sentara, yo me acomodé contra el marco de la puerta con los brazos cruzados, intentando que el temblor en mis brazos pasara desapercibido ante la vista del joven licántropo.
Llevé mi zurda al lugar donde me había besado, se sentía caliente, como si me hubiesen golpeado con carbón encendido. Asentí con la cabeza por simple costumbre de querer siempre complacerle, pero luego sentí que los colores se me subían por el cuello hasta la misma frente. Esto… hablar… eh…mmm… casa… ropa murmuré sin poder coordinar momentáneamente un tren lógico de palabras. Me aclaré la garganta. No solía tener la cabeza en las nubes y eso me tomó por sorpresa. Quiero decir… hablemos, ¡claro! Pero… volví a aclararme la garganta desviando ligeramente la vista No he traído ropa y en esta cabaña no hay nada de mi pertenencia, solo vengo aquí a refugiarme algunas veces informé, cruzando mis brazos a la altura del pecho, como queriendo disimularlos torpemente, demasiado torpemente.
No sabía que mi desnudez le molestase tanto. Miré al suelo pensando en que era algo normal, ya le había visto el pelo al lobo varias veces, aunque siempre era por as transformaciones Intentaré ser más eh… luché por encontrar una palabra adecuada para la oportunidad discreta en el futuro. Me transformaría para taparme, pero… bueno, ya sabes… no ayuda mucho en eso de la comunicación hablada. Me encogí de hombros torciendo el labio inferior en una mueca, como diciendo “ni qué hacerle”. Y preferiría no volver a la casa, incluso por el resto del día bajé la vista lo siento, supongo que estás igual o más cansado que yo. ¿Es eso lo que te trajo hasta aquí? pregunté comenzando a alarmarme y dejando notar el estrés en mi voz. Blackuart puede cuidar a los niños, incluso tengo un viejo conocido que tiene que estar por llegar a Ulmer para echarnos una mano… comencé a decir, mis palabras se apagaban lentamente. Tenía el presentimiento que no era eso lo que él había venido a decirme.
Señalé una roca para que se sentara, yo me acomodé contra el marco de la puerta con los brazos cruzados, intentando que el temblor en mis brazos pasara desapercibido ante la vista del joven licántropo.
Woodpecker
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Lo iba a decir ya... Me alegraba haber ido a buscar a Wood ya que así yo también me distraia un poco de lo que era estar pendiente de los cachorros las veinticuatro horas del día en las que apenas tenía tiempo para mi. Sabía que el joven Black que estaba con Wood cuidaría bien de las crias mientras estábamos fuera pero es que quería aprovechar aquella salida de Wood para poder hablar con ella tranquilamente sin que nadie nos molestará o nos interrumpiera en ningún momento dado de la conversación que pudiéramos tener. Es que desde que los cachorros habían nacido no habíamos podido hablar ni una vez tranquilamente en total privacidad.
Sabiendo por donde se movía Wood siempre que salía me dirigí al mismo lugar pero en mi forma humana, no me apetecía estar en mi forma de lobo en aquellos momentos y además quería aprovechar para entrenar un poco. Fue justamente lo que hice al llegar al claro de una vieja cabaña donde sabía que Wood venía mas de una vez. El tiempo que había pasado con ella me había dado la oportunidad de conocerla algo mejor y conocer algunos sitios que llegaba a frecuentar cuando se quería alejar del deber que los pequeños lobeznos llegaban a darnos cada día que se despertaban y se dormían porque era un no parar pero bueno... todos fuimos así de cargantes en una temporada pasada.
Detecté el olor de Wood así que la esperé de brazos cruzados hasta que apareció completamente desnuda de entre los arboles. Su pelo blanco se veía mucho mas intenso con los rayos de sol que golpeaban sobre su cabeza, y su figura se veía mas favorecida habiendo perdido aquella tripa tan hinchada por el embarazo de aquel extraño cazador. Nunca le había preguntado a Wood por aquel hombre pero ya habría tiempo para hablar de lo que pasó porque en aquellos momentos no la había seguido para hablar de lo que le pasó una noche con un cazador desconodido. En aquellos momentos quería hablar con ella de cosas algo mas serías y así se lo dije añadiendo un beso en una de sus mejillas.
Ella se apresuró a hablar referente a su desnudez. -Tranquila no pasa nada porque estes desnuda Wood, ya te he visto sin ropa antes y ahora no tienes porque sentirte incómoda por mis palabras, las he dicho simplemente por si te sentirías mas cómoda vestida.- Dicho aquello la escuché hablar de nuevo sobre los pequeños y sobre Black que podría cuidarlos, luego la vi indicarme que me sentará en una roca y yo me senté quitandome la capucha que llevaba puesta, el pelo me había crecido un poco y lo llevaba mas estilo melena por encima de los hombros.
La miré un momento clavando mis ojos azules sobre sus ojos y luego puse una sonrisa en los labios para poder contestar a su pregunta. -No es el cansancio lo que me ha traido hasta aquí Wood. Lo que me ha traido hasta aquí es el querer estar un rato a solos contigo sin tener que preocuparnos de los pequeños.- Le dije tranquilamente y me levanté de la roca para caminar hasta donde ella estaba sentada. Una vez delante de ella me arrodille ante de ella con aquella sonrisa aun en mis labios incapaz de ser borrada. Mis ojos estaban todo el rato fijos en los suyos como si me inoptizaran por momentos que los miraba.
Llevé una de mis manos a una de sus mejillas, a donde le había dado el beso, y se la acaricie de forma tierna, como la vez que nos conocimos en el bosque y me pidió que fuera el padre adoptivo de sus cachorros. -Me has preguntado ¿que me ha traido hasta aquí? Y yo te he respondido que tu. La verdad es que me he visto movido por ti porque... Siento algo por ti Wood. Algo que me pide a gritos quedarme contigo mas tiempo incluso del que me querías pedir.- Mientras hablaba llevé mis manos a sus brazos he intenté que dejará de cubrirse la desnudez de la que lucia en aquellos momentos. Sin mas, de forma lenta, acerque mis labios a los suyos buscando darle un beso donde intentaría explicarme mejor que con simples palabras.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
…Vaaaya. Totalmente me había quedado sin palabras, solamente asentí con la cabeza, sin saber exactamente que expresión debía de usar. No entendía cómo había vivido toda mi vida sin pensar en lo que debía pasar por mi rostro. ¿Era tal vez ingenua o sería que me pasaba algo más con Alex? Hmmm… Esas eran más cosas en las que pensar. Aunque el tiempo pasara y yo hubiese madurado bastante desde que salí de la arboleda, todo eso de las relaciones, era demasiado nuevo para mí. Probablemente yo le sacase cierta ventaja a mi compañero en una lucha, pero él me ganaba con creces con eso de la socialización. Neófita era la mejor palabra que me sentaba en ese momento. Me sentía como un ente mientras él se acercaba a mí con ese andar masculino y decidido. Por algún motivo mi corazón comenzó a acelerarse. “Calma Wood, eres una mal pensada” me obligué a decirme a mí misma en mis fueros internos. Era como si nuestros ojos mantuvieran una conexión especial que no podía ser rota.
Cuando estuvo tan cerca de mí que podía sentirlo todo de él, su respiración, el latido de su corazón y esa esencia tan cautivante… Al principio no le había prestado mucha atención a su olor, es decir, a las leguas se notaba que era un macho con todos los beneficios que eso tiene, si entre entendidos hablamos, pero era de un par de semanas a la fecha que no podía dejar de seguirlo con mi hocico, como si fuese algo comestible pero que no se puede comer… un algo que quería tener entre mis dientes y acapararlo todo pero a la vez sin asustarlo. Sí, estaba muy confundida. El fresco de su mano no hizo más que reavivar la llama, pero no quería demostrar lo que en realidad era: una loba lasciva que estaba siendo seducida por el padre de sus hijos. Instintivamente me puse rígida y traté de mentirme y pensar que esto era totalmente normal.
¿Cómo puedes decir todo eso sin avergonzarte? comencé a preguntar a la ligera, queriendo levantar un poco la creciente tensión que se estaba generando en nuestros cuerpos; pero mis palabras se apagaron bruscamente cuando vi que venía por todo… ¡Realmente lo intenté! De verdad que intenté besarle en vez de casi romperle la nariz, pero cuando estaba escasos milímetros de sus labios, perdí el control y entré en pánico, haciendo que chocaran nuestras narices. No contento con ello mi cuerpo, comenzó a convulsionarse y ¡casi me transformo en ese mismo instante! Por lo que me aparté varios pasos de él, temblorosa y no muy segura. Habían muchas cosas que quería decirle en ese momento, sobre todo viendo su expresión confusa.
Espera le rogué sentándome lejos de él, intentando calmarme. ¡Lo siento! No quise… la verdad es que entré en pánico traté de explicar tan rápido que mi lengua se trabó y mis manos se movían por sí mismas en un intento vano de coordinar mis pensamientos con las palabras. Tú… ¿estás seguro? Es decir, no quiero decir… a lo que voy es que quieres mi cuerpo ¿no es así? pregunté al fin habiendo encontrado el valor para preguntar lo que más me interesaba. Habían algunas cuestiones accesorias de las que quería tomar recaudo. No lo tomes a mal, a lo que me refiero es que claro que tienes derecho, te debo mucho, ¿pero es eso lo que quieres para nosotros? pregunté tapándome el rostro con el antebrazo diestro. Por mi está bien, solo quiero no dejar cosas en el tintero y que luego hayan confusiones solté en un soliquio que comenzaba a cansarme incluso a mí misma.
Cuando estuvo tan cerca de mí que podía sentirlo todo de él, su respiración, el latido de su corazón y esa esencia tan cautivante… Al principio no le había prestado mucha atención a su olor, es decir, a las leguas se notaba que era un macho con todos los beneficios que eso tiene, si entre entendidos hablamos, pero era de un par de semanas a la fecha que no podía dejar de seguirlo con mi hocico, como si fuese algo comestible pero que no se puede comer… un algo que quería tener entre mis dientes y acapararlo todo pero a la vez sin asustarlo. Sí, estaba muy confundida. El fresco de su mano no hizo más que reavivar la llama, pero no quería demostrar lo que en realidad era: una loba lasciva que estaba siendo seducida por el padre de sus hijos. Instintivamente me puse rígida y traté de mentirme y pensar que esto era totalmente normal.
¿Cómo puedes decir todo eso sin avergonzarte? comencé a preguntar a la ligera, queriendo levantar un poco la creciente tensión que se estaba generando en nuestros cuerpos; pero mis palabras se apagaron bruscamente cuando vi que venía por todo… ¡Realmente lo intenté! De verdad que intenté besarle en vez de casi romperle la nariz, pero cuando estaba escasos milímetros de sus labios, perdí el control y entré en pánico, haciendo que chocaran nuestras narices. No contento con ello mi cuerpo, comenzó a convulsionarse y ¡casi me transformo en ese mismo instante! Por lo que me aparté varios pasos de él, temblorosa y no muy segura. Habían muchas cosas que quería decirle en ese momento, sobre todo viendo su expresión confusa.
Espera le rogué sentándome lejos de él, intentando calmarme. ¡Lo siento! No quise… la verdad es que entré en pánico traté de explicar tan rápido que mi lengua se trabó y mis manos se movían por sí mismas en un intento vano de coordinar mis pensamientos con las palabras. Tú… ¿estás seguro? Es decir, no quiero decir… a lo que voy es que quieres mi cuerpo ¿no es así? pregunté al fin habiendo encontrado el valor para preguntar lo que más me interesaba. Habían algunas cuestiones accesorias de las que quería tomar recaudo. No lo tomes a mal, a lo que me refiero es que claro que tienes derecho, te debo mucho, ¿pero es eso lo que quieres para nosotros? pregunté tapándome el rostro con el antebrazo diestro. Por mi está bien, solo quiero no dejar cosas en el tintero y que luego hayan confusiones solté en un soliquio que comenzaba a cansarme incluso a mí misma.
Woodpecker
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Las cosas se estaban torciendo demasiado rápido como para poder reaccionar. Al principio parecía, y era, que Wood iba a responderme al beso pero de repente lo único que habíamos conseguido era que nuestras narices chocaran entre ellas cortando de seco aquel beso, después de eso ya las cosas fueron a peor. Wood parecía mas nerviosa que antes, incluso me atrevía a decir que estaba apunto de perder el control y por eso se vio obligada a alejarse de mi. Yo al ver su reacción me apagué bastante y me senté dejandome caer en el suelo apoyando mi espalda contra el marco de la puerta mirando al suelo como un idiota. Lo había hecho muy mal estaba seguro de ello y todo se había estropeado por completo y ya no me iba a ser posible arreglarlo.
Fue la voz de Wood la que medio me saco de mi trance para prestarle atención sin levantar la cabeza si quiera. Cada palabra suya me caía encima como un cubo de agua congelada dejandome cada vez aun peor de lo que lo estaba. Wood lo estaba entendiendo mal. No había ido hasta allí porque quisiera su cuerpo, porque quisiera retozar con ella, había ido allí porque... Estaba enamorado de ella y quería decirselo pero no sabía como. Había intentado parecer seguro y decir las cosas como mejor podía pero me había dado cuenta que no lo estaba consiguiendo y que lo había hecho tremendamente mal al actuar como lo había hecho.
Cuando ella dejó de hablar yo no le respondí de priemras, estaba demasiado tocado por todo como para poder decir las cosas como quería. Pasaron unos segundos o unos minutos, seguramente minutos, en los que no me moví de donde estaba, no levanté la cabeza y tampoco dije nada de nada, estaba intentando aclarar bien las cosas para poder decirle todo a ella. -Si tengo vergüenza a la hora de decirte lo que quiero Wood y me cuesta expresarme es por eso que me has entendido mal.- Le dije sin levantar la cabeza cubriendo esta con mis brazos que abrazaban mis rodillas. Me sentía como un niño pequeño que había hecho algo realmente malo y realmente estaba seguro que había hecho algo malo.
-Yo... veras...- Había perdido la confianza en mi mismo para decirle lo que sentía porque si pensaba que solo había ido allí para gozar de ella en la cama mal iba la cosa. Hice un poco de forzas y me levanté para caminar hasta colocarme a su espalda mirando al suelo. -No... No he venido... por interes de tener tu cuerpo. Yo... Yo he venido porque...- Me quedé un momento callado pensando exactamente que decir para que todo quedará claro. -Desde que... llevamos viviendo juntos y criando de los cachorros yo... he... he empezado a sentir algo... y... es que... estoy enamorado de ti Feith- No me había dado cuenta pero mientras le estaba hablando estaba completamente nervioso, temblando y con todos los músculos tensos; y ahora que había dejado de hablar estaba igual pero mordiendome el labio inferior también.
-Te... Te amo Feith y... y me gustaría quedarme contigo por mucho mas tiempo del que me has pedido. So... Solo si quieres.- Ya esta, ya le había dicho lo que tenía que decir. Ya le había dicho lo que sentía de verdad correctamente y de una forma mas directa pero aun así estaba muerto de miedo por lo que ella pudiera decirme. Así pues me di la vuelta dandole la espalda y aun con la mirada fija en el suelo. Estaba por echar a correr y perderme por el bosque, era lo que mi mente me pedía pero mis piernas no reaccionaban. Estaban todos mis músculos demasiado tensos para poder correr, solo podía quedarme allí quieto esperando lo que Wood quisiera decirme.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Aiaiaiaiaiiaiiii definitivamente enamoraste a la user Key <33
Amé ese post T^T definitivamente >o<. Dudo que pueda hacer algo a la altura de eso, pero bueno… haré el intento.
Pasaron los segundos… los minutos comenzaron a escaparse en una lenta procesión hacia la nada. Finalmente decidí bajar mi brazo para ver qué pasaba con Alex, podía sentir su presencia en el mismo lugar, pero estaba totalmente ido. Me acerqué un poco, lentamente, observando como luchaba para decir algo. “la cagaste con todo y patas Wood, ahora ¿qué vas a hacer? ¿Encadenarlo?” me pregunté mientras miraba fijamente su rostro contorsionado por las marcas del profundo pensamiento en el que parecía estar sumido. De pronto empezó a hablar, respondiendo con lentitud el desorden de cosas que le había soltado a la cara al pobre. Estaba recién agarrando la punta del hilo de lo que él quería expresarme… y parecía que como siempre, había retorcido las cosas con mi muy muy mal pensada cabeza que no funcionaba más que para partir cosas.
Me obligué a no pensar mientras él se explicaba, realmente le estaba poniendo empeño. Estuve tan quieta como me lo permitió el momento, analizando sus movimientos, sus palabras, las reacciones de su cuerpo. De a ratos parecía que se había comido un limón rancio, o la hiel de un cordero, en otros, era como si se le hubiese escapado de entre los dedos la dulce ambrosía y por último, ojos que solamente parecían estar viendo destrucción frene a sí encontraron una luz de esperanza y tuvieron un chispazo de vida, un algo que me atravesó mientras todo lo que había dicho se hundía en lo más profundo de mi entendimiento… él respetó el momento que yo necesité, quieto y en silencio, invirtiendo los papeles de tan solo hacía unos minutos.
Las ideas se cocinaban a fuego lento dentro de mi cabeza, pero más temprano que tarde hicieron ebullición y se desbordaron en un mar de lágrimas. Me paré frente a él, sin molestarme en secar la humedad en mi rostro. Tomé su barbilla entre mis manos y le hice mirarme a los ojos con un gentil movimiento de mi muñeca. Le sonreí de buena gana, una sonrisa torcida mientras hacía contacto con sus ojos. Tú también me gustas Alex, siento algo más fuerte que solo una atracción… pero estoy un poco desconcertada hice una pausa, apartándome de él. Me mordí la uña del pulgar izquierdo, sopesando mis palabras. Solo he tenido dos parejas en mi vida. Bueno… en realidad no exactamente. El último hombre al que le tomé cariño era un hombre bestia. En ese tiempo era joven y tonta, sí, más que ahora me reí por lo bajo y recordé que a él no le gustaba que hablase mal de mi misma, por lo que busqué una forma mejor de continuar la historia.
Aquello fue más lujuria que otra cosa. Él llegó a sentir algo por mí, pero era demasiado bueno para la persona que yo era en ese momento, por lo que le abandoné. Sí, ahí iba parte de mi historia… Me apoyé contra el marco de la puerta y continué, esquivando la mirada de él. La otra pareja que tuve, fue mi primer hombre. Un licántropo que más bien era mi mentor desde la niñez. Probablemente para él al principio solo fue pasión y necesidad. Años después que murió me enteré que era un exiliado de la manada, menuda broma… viví con él por más de doce años y ni siquiera sabía su verdadero nombre suavicé mi ceño entre el pulgar y el índice y fui al punto al que había querido llegar. El resto de mi vida son recuerdos de una noche, solo necesidad y lujuria, jamás una relación. Ni siquiera recuerdo haber besado a alguien en los labios sin esperar que me pusiese una daga en la garganta. Esto es… terriblemente difícil para mí ¿entiendes? pregunté cediendo finalmente.
No se cómo expresar lo que siento sin lastimar a alguien en el proceso. Volví a morderme la uña y me acerqué a él. Dudándolo unos instantes, lentamente, muy lentamente me acerqué por uno de sus costados y le abracé suavemente, apoyando ligeramente mi cabeza en él. Soy mala para esto. ¿Realmente puedes aceptar a alguien como yo? pregunté aún sin creerme que él podría ser el indicado, aquél por el que mi corazón había esperado en un secreto silencioso. Levanté mi rostro, esperando su respuesta.
Amé ese post T^T definitivamente >o<. Dudo que pueda hacer algo a la altura de eso, pero bueno… haré el intento.
Pasaron los segundos… los minutos comenzaron a escaparse en una lenta procesión hacia la nada. Finalmente decidí bajar mi brazo para ver qué pasaba con Alex, podía sentir su presencia en el mismo lugar, pero estaba totalmente ido. Me acerqué un poco, lentamente, observando como luchaba para decir algo. “la cagaste con todo y patas Wood, ahora ¿qué vas a hacer? ¿Encadenarlo?” me pregunté mientras miraba fijamente su rostro contorsionado por las marcas del profundo pensamiento en el que parecía estar sumido. De pronto empezó a hablar, respondiendo con lentitud el desorden de cosas que le había soltado a la cara al pobre. Estaba recién agarrando la punta del hilo de lo que él quería expresarme… y parecía que como siempre, había retorcido las cosas con mi muy muy mal pensada cabeza que no funcionaba más que para partir cosas.
Me obligué a no pensar mientras él se explicaba, realmente le estaba poniendo empeño. Estuve tan quieta como me lo permitió el momento, analizando sus movimientos, sus palabras, las reacciones de su cuerpo. De a ratos parecía que se había comido un limón rancio, o la hiel de un cordero, en otros, era como si se le hubiese escapado de entre los dedos la dulce ambrosía y por último, ojos que solamente parecían estar viendo destrucción frene a sí encontraron una luz de esperanza y tuvieron un chispazo de vida, un algo que me atravesó mientras todo lo que había dicho se hundía en lo más profundo de mi entendimiento… él respetó el momento que yo necesité, quieto y en silencio, invirtiendo los papeles de tan solo hacía unos minutos.
Las ideas se cocinaban a fuego lento dentro de mi cabeza, pero más temprano que tarde hicieron ebullición y se desbordaron en un mar de lágrimas. Me paré frente a él, sin molestarme en secar la humedad en mi rostro. Tomé su barbilla entre mis manos y le hice mirarme a los ojos con un gentil movimiento de mi muñeca. Le sonreí de buena gana, una sonrisa torcida mientras hacía contacto con sus ojos. Tú también me gustas Alex, siento algo más fuerte que solo una atracción… pero estoy un poco desconcertada hice una pausa, apartándome de él. Me mordí la uña del pulgar izquierdo, sopesando mis palabras. Solo he tenido dos parejas en mi vida. Bueno… en realidad no exactamente. El último hombre al que le tomé cariño era un hombre bestia. En ese tiempo era joven y tonta, sí, más que ahora me reí por lo bajo y recordé que a él no le gustaba que hablase mal de mi misma, por lo que busqué una forma mejor de continuar la historia.
Aquello fue más lujuria que otra cosa. Él llegó a sentir algo por mí, pero era demasiado bueno para la persona que yo era en ese momento, por lo que le abandoné. Sí, ahí iba parte de mi historia… Me apoyé contra el marco de la puerta y continué, esquivando la mirada de él. La otra pareja que tuve, fue mi primer hombre. Un licántropo que más bien era mi mentor desde la niñez. Probablemente para él al principio solo fue pasión y necesidad. Años después que murió me enteré que era un exiliado de la manada, menuda broma… viví con él por más de doce años y ni siquiera sabía su verdadero nombre suavicé mi ceño entre el pulgar y el índice y fui al punto al que había querido llegar. El resto de mi vida son recuerdos de una noche, solo necesidad y lujuria, jamás una relación. Ni siquiera recuerdo haber besado a alguien en los labios sin esperar que me pusiese una daga en la garganta. Esto es… terriblemente difícil para mí ¿entiendes? pregunté cediendo finalmente.
No se cómo expresar lo que siento sin lastimar a alguien en el proceso. Volví a morderme la uña y me acerqué a él. Dudándolo unos instantes, lentamente, muy lentamente me acerqué por uno de sus costados y le abracé suavemente, apoyando ligeramente mi cabeza en él. Soy mala para esto. ¿Realmente puedes aceptar a alguien como yo? pregunté aún sin creerme que él podría ser el indicado, aquél por el que mi corazón había esperado en un secreto silencioso. Levanté mi rostro, esperando su respuesta.
Woodpecker
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Mis cartas ya estaban sobre la mesa y no por ello me sentía mejor o mas tranquilo sino todo lo contrario, estaba mas nervioso que un soldado a punto de entrar en combate por primera. Haber abierto mi corazón a Wood de aquella manera, viendo lo que había pasado antes me daba miedo. Miedo a que ella me dijera que no sentía nada o que no le interesaba para nada tener una relación con alguien como yo o cualquier cosa negativa que pudiera decirme. No estaba seguro pero por mi cabeza aparecian mas pensamientos malos que buenos sinceramente porque había sido todo tan malo y desastroso antes que me esperaba cualquier cosa.
El cuerpo me pedía correr. Correr tan lejos como pudiera de allí y perderme por el bosque durante horas donde nadie me pudiera encontrar y donde pudiera simplemente desahogarme; pero mi cuerpo no reaccionaba en absoluto, solamente estaba allí plantado dandole la espalda a la mujer a la que le había confesado mi amor, con la vista fija en el suelo, esperando cualquier comentario negativo por su parte; por que si, lo que mas esperaba y estaba mas que convencido de que iba a recibir por su parte era una negativa tan grande que me rompería en dos en un segundo. Algo que serías morir pero estando aun vivo.
Me hizo levantar la cabeza para que clavará mis ojos azules en sus ojos castaños. Se avecinaba la hora de la verdad y no estaba listo para lo que se avecinaba pero de repente todo cambió de golpe. Wood confeso interes por mi al igual que yo sentía interes por ella y aquello me relajo un poco, pero ella seguía hablando y moviendose mientras yo la miraba y escuchaba atentamente. En aquellos momentos no me quería perder ni uno de sus movimientos, ni una de sus palabras, quería almacenar todo aquello en mi memoria para no olvidarlo nunca en todo lo que me quedará de vida ya fuera junto a ella o no, aunque esperaba que fuera junto a ella.
De repente y muy lentamente Wood me rodeo con sus brazos abrazandome y apoyo su cabeza contra mi pecho mientras me lanzaba una nueva pregunta. La rodee con mis brazos también y la miré fijamente cuando ella me miró esperando una respuesta de mi parte. Como le iba a decir que no habiendole dicho ya que la amaba y que quería estar mas tiempo de lo que me había pedido con ella, por aquello dibujé una sonrisa en mis labios y sin darle tiempo a pensar ni a reaccionar la besé. Y no fue un beso breve sino que prolongue el beso durante un minuto mas o menos y era un beso lleno de cariño y amor.
Cuando separe nuestros labios la miré de nuevo. -Puedo y quiero aceptarte Feith porque te amo y quiero poder ser algo contigo a mi lado y conseguir un futuro juntos si quieres.- Dicho aquello empecé a acariciar un poco su espalda con dulzura intetando relajar sus nervios un poco pero no podía resistirme... la volví a besar de nuevo exactamente igual que la vez que la había pillado por sorpresa. Quería que sintiera lo mucho que sentía por ella y todo lo que estaba dispuesto a dar por estar con ella durante mucho, mucho, mucho tiempo.
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No podía negarlo, me sentía toda una pervertida. Incluso en momentos tan sensibles como ese, mi cuerpo se veía atraído por el de él. Solamente el contacto a través de sus ropas hacían retumbar el palpitar de mi corazón en cada uno de mis sentidos, agudizándolos, abriendo mis apetitos más carnales “Sosiégate mujer” refunfuñé para mis adentros mientras seguía viendo el rostro de Alex. Ese perfecto juego de labios, ligeramente desequilibrados debido a la anchura de su labio inferior. Su sensual labio inferior…
Tan cercano
“¡Sosegada!”
“¡Tch! Sosiégate”
Su boca se moldeó en una sonrisa a la que me estaba empezando a acostumbrar y automáticamente le devolví aquella media sonrisa mía. La respuesta esperada no llegó del modo exactamente esperado. Fue mejor. La diferencia en las temperaturas en nuestro cuerpo se condensaron en un beso, un largo beso que poco a poco se ponía más excitante. Mi fuego contra su frescura lozana. Mis brazos se fueron automáticamente desde su cintura por su pecho hasta alcanzar su cuello para no permitirle un escape, no uno fácil al menos. Sonreí para mis adentros, finalmente sentía que había encontrado mi otra mitad, una que pudiera contener ambos de mis lados, a la dulce e inocente Feith y a la carnal y salvaje Wood. Ambas, la mujer y la loba, quienes ahora buscaban el afecto de aquél hombre de gran corazón.
“No empieces algo que no quieres terminar aquí” mi yo bueno luchaba contra el instinto animal. “Amor, recuerda, amor, no atacar”
Finalmente él me liberó del dulce calvario de sus besos y yo encontré la fuerza para asegurar mis brazos en su cuello –mejor ahí que en otras partes más “sensibles”- obligándome a pegar mi cuerpo contra el suyo. ¿Sentiría mi calor? ¿Olfatearía cuánto le estaba deseando en ese mismo momento?. La loba que estaba llevándose lo mejor de mí se calmó cuando Alex habló. Me obligué a respirar y calmarme Quiero respondí a una pregunta que no había sido verbalizada pero que estaba en lo profundo de sus ojos. Cada vez estaba más segura de ello. Sus manos se deslizaron por mi espalda, recorriéndola , aplicando presión aquí y allá; se sentía demasiado bien. Levanté el rostro para hacerle un comentario, y ¡ahí estaba de nuevo! Un beso que desafiaba los límites de mi sanidad, esta vez no pude contener mi lengua dentro de sus recinto natural. Sentí que un gruñido comenzaba a brotar de mi pecho y esa fue la señal para terminar ese encuentro.
¡Eres un monstruo! le dije mirando a sus ojos en tono de broma Un monstruo besucón. Entre sus brazos me sentía indefensa pero también protegida. Una extraña sensación. Abrazar, ser abrazada… Un macho licántropo que no deseaba domarme ni tomarme a la fuerza ni golpearme o pelear… no Alex no era así Pareciera que tienes me aclaré la garganta haciendo tiempo para encontrar una buena combinación de palabras …experiencia en esto terminé la oración en un tono de pregunta. ¿Cuántas novias has tenido? ¿Dejaste alguna mujer por “eso”? pregunté sin poder contener mi curiosidad. Quería saber de él, sobre él, sobre su pasado, su presente, lo que le gustaba, lo que le disgustaba, sus temores y odios. Ya sabes… el exilio aclaré en apenas un tono de voz y bajando la mirada.
Deberíamos volver, no crees? pregunté apartándome de él. Tenía la intención de regresar manteniendo una conversación. Entonces recordé mi desnudez. Tal vez… ¿la capa? ¿podrías prestármela hasta la casa? inquirí. Estaba apurada por volver, no sabía cuánto tiempo duraría ese frágil equilibrio antes de saltarle encima y querer hacerlo mío.
Tan cercano
“¡Sosegada!”
“¡Tch! Sosiégate”
Su boca se moldeó en una sonrisa a la que me estaba empezando a acostumbrar y automáticamente le devolví aquella media sonrisa mía. La respuesta esperada no llegó del modo exactamente esperado. Fue mejor. La diferencia en las temperaturas en nuestro cuerpo se condensaron en un beso, un largo beso que poco a poco se ponía más excitante. Mi fuego contra su frescura lozana. Mis brazos se fueron automáticamente desde su cintura por su pecho hasta alcanzar su cuello para no permitirle un escape, no uno fácil al menos. Sonreí para mis adentros, finalmente sentía que había encontrado mi otra mitad, una que pudiera contener ambos de mis lados, a la dulce e inocente Feith y a la carnal y salvaje Wood. Ambas, la mujer y la loba, quienes ahora buscaban el afecto de aquél hombre de gran corazón.
“No empieces algo que no quieres terminar aquí” mi yo bueno luchaba contra el instinto animal. “Amor, recuerda, amor, no atacar”
Finalmente él me liberó del dulce calvario de sus besos y yo encontré la fuerza para asegurar mis brazos en su cuello –mejor ahí que en otras partes más “sensibles”- obligándome a pegar mi cuerpo contra el suyo. ¿Sentiría mi calor? ¿Olfatearía cuánto le estaba deseando en ese mismo momento?. La loba que estaba llevándose lo mejor de mí se calmó cuando Alex habló. Me obligué a respirar y calmarme Quiero respondí a una pregunta que no había sido verbalizada pero que estaba en lo profundo de sus ojos. Cada vez estaba más segura de ello. Sus manos se deslizaron por mi espalda, recorriéndola , aplicando presión aquí y allá; se sentía demasiado bien. Levanté el rostro para hacerle un comentario, y ¡ahí estaba de nuevo! Un beso que desafiaba los límites de mi sanidad, esta vez no pude contener mi lengua dentro de sus recinto natural. Sentí que un gruñido comenzaba a brotar de mi pecho y esa fue la señal para terminar ese encuentro.
¡Eres un monstruo! le dije mirando a sus ojos en tono de broma Un monstruo besucón. Entre sus brazos me sentía indefensa pero también protegida. Una extraña sensación. Abrazar, ser abrazada… Un macho licántropo que no deseaba domarme ni tomarme a la fuerza ni golpearme o pelear… no Alex no era así Pareciera que tienes me aclaré la garganta haciendo tiempo para encontrar una buena combinación de palabras …experiencia en esto terminé la oración en un tono de pregunta. ¿Cuántas novias has tenido? ¿Dejaste alguna mujer por “eso”? pregunté sin poder contener mi curiosidad. Quería saber de él, sobre él, sobre su pasado, su presente, lo que le gustaba, lo que le disgustaba, sus temores y odios. Ya sabes… el exilio aclaré en apenas un tono de voz y bajando la mirada.
Deberíamos volver, no crees? pregunté apartándome de él. Tenía la intención de regresar manteniendo una conversación. Entonces recordé mi desnudez. Tal vez… ¿la capa? ¿podrías prestármela hasta la casa? inquirí. Estaba apurada por volver, no sabía cuánto tiempo duraría ese frágil equilibrio antes de saltarle encima y querer hacerlo mío.
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Las cosas entre Wood y yo se habían calmado bastante al yo abrirle por completo mis sentimientos y ella al entenderlos mejor de lo que lo estaba haciendo antes. Ella al principio se pensaba que quería su cuerpo, solo su cuerpo, pero no era eso lo que yo quería exactamente. Yo quería su cuerpo, su mente, su corazón; quería que ella y yo fueramos algo mas que los padres de dos bebés sin sentir nada el uno por el otro; yo quería que Wood y yo tuviéramos algo sentimental entre nosotros por eso necesitaba decirle todo aquello a Wood de buena manera y me alegraba de haber encontrado por fin la manera correcta para poderlo hacer.
Wood correspondió a mis sentimientos quitandome un miedo enorme de encima del cuerpo, obligandome a centrar mis pensamientos en ella por cada segundo que pasaba; fue por eso por lo que no pude evitar atraerla hacia mi y besarla con ternura. La cosa era que teniendola tan cerca, desnuda como estaba, dentro de mi se iba despertando algo que sinceramente no quería en aquellos momentos. Mi animal interior empezaba a pedir que tomará a aquella hembra que tenía entre mis brazos para poseerla en aquel mismo claro pero yo no quería, no allí y por eso me alegré por dentro cuando Wood se separó de mi con aquellas bromas.
Cuando ella me pidió la capa yo me la quite y se la puse por encima de los hombros para que se tapará con ella, mientras lo hacia yo me quité mis botas y sin pedirle permiso se las puse a ella. -Nunca he estado enamorado hasta ahora. Eres la primera mujer por la que siento algo Feith.- Le dije mientras le ponía las botas y luego me levanté para mirarla de nuevo. -¿Te molesta que te llame Feith en vez de Wood?- No estaba seguro al cien por cien de si a ella le gustaba que le llamara por su verdadero nombre o no por eso le preguntaba. Y después de aquello nos pusimos de vuelta a la casa, tampoco podíamos dejar a los pequeños tanto tiempo solos.
***********
El día anterior ya había pasado y bastante mejor de lo que yo me esperaba. Los pequeños seguían igual de revoltosos cuando llegamos pero por suerte por la noche no nos dieron muchos problemas. Aquella noche fue algo diferente el dormir junto a Feith porque... ya no estaba esa pequeña incomodidad de que estaba en la cama durmiendo junto a una mujer por la que no sentía nada, en aquellos momentos Feith era la mujer por la que sentía algo por eso pude dormir mucho mas comodamente e incluso dormir con mi brazo rodeando su cintura notandola así cerca de mi por la noche mientras los dos yaciamos en aquella cama.
Claramente me desperté temprano, no tenía la costumbre de dormir mucho, y no por culpa de los pequeños sino porque yo nunca dormía mucho. El sol estaba saliendo en aquellos precisos momentos en los que yo estaba de pie mirando como los dos pequeños dormían como unos lirones. Aquellas dos criaturitas me llenaban de bastante felicidad pese a no ser mías pero para mi ya era como si lo fueran. Les había visto nacer y los estaba cuidando como si fueran míos y su madre era una de las tres cosas que mas me importaban en mi vida así que ellos dos eran mis otras dos cosas mas importantes en mi vida.
Cuando Feith se despertó fui a verla para hablar con ella. Entré donde estaba tranquilamente para proponerle algo. -Hoy los pequeños han dormido bien por una vez pero seguramente no duré para siempre ¿que te parece si aprovechamos para ir al bosque a por unas hierbas que les hagan dormir como esta noche? Además también podemos aprovechar para buscar otras hierbas tanto medicinales como aromáticas o para cocinar.- La verdad es que buscad o no las hierbas me daba igual a mi lo que me apetecía era estar un tiempo a solas con Feith para poder hablar tranquilamente y conocernos un poco mejor los dos ya que... bueno... queríamos intentar algo serio entre nosotros.
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Seguía teniendo muchas preguntas, quería saber, tenía sed y hambre del él, todo al mismo tiempo. Me sentía como una tonta. Bueno, en realidad no sabía lo que sentía. No recordaba la última vez que alguien me hubiese tratado con la misma delicadeza que Alex. Me arrebujé bajo la capa, aunque no lo aparentara, él era más grande que yo, musculoso… su prenda tenía impregnada la esencia que me volvía loca; tal vez pedírsela había sido contraproducente. Levanté un pie y el otro, escondiendo mi rostro avergonzado Feith está bien atiné a decir en un hilo de voz, tratando de digerir aún todo lo que estaba sucediendo, disfrutándolo cada instante.
Durante la noche casi no había podido pegar un ojo, y cuando lo hice, tuve aquellas recurrentes pesadillas en donde mis muertos y el día a día se mezclaban en una espiral interminable. Pero al contrario de lo que ocurría siempre, había un brazo alrededor de mi cuerpo, una persona protegiendo mi espalda en los momentos más sensibles, un olor que estaba comenzando a asociar con “hogar”, mi hogar personal. Un refugio andante de las inclemencias de la vida. Aunque no fue mi mejor noche, había sido de las que más había disfrutado hasta ahora.
La vigilia había cobrado interés en mí y desperté cuando el sol ya había salido. Él estaba allí, con sus penetrantes ojazos azules observándome intensamente. Tuve que recordar como respirar y luego eché un vistazo a mi desgarbada figura, por si me había salido un tercer ojo en el cuello o algo así. No, aparte de mi cabeza de cama con todos mis pelos parados, todo estaba en orden. Me estiré y sonreí pastosa. Creo que me dormí, pero no creo haberme perdido de mucho ¿o sí? me acerqué a él y besé su mejilla, apenas rozándole Buenos días susurré en su oído.
Escuché su plan y sonreí. Tomé una manzana y le tiré otra a él Me parece una estupenda idea, nada mejor que eso cuando terminé el desayuno improvisado volví a la cama para amamantar a Emel y Joner ¿Por qué no te adelantas y le pides a Black que se encargue? Estaré contigo en nada murmuré, no quería levantar el tono para que las criaturillas no despabilaran. Aún faltaban un par de horas para que estuviesen bien despiertos, si nada se salía demasiado de la rutina.
Prepararme me había tomado mucho más tiempo del que había planeado, pero esta vez él no me tomaría por sorpresa. Llevaba un bolso con algo de pan y queso, agua, una muda de ropa y un canasto para lo que recolectásemos. Estaba tan apurada que casi me llevo por delante a Alex, quién me esperaba a la entrada del bosque. Debí suponer que no te irías muy lejos. ¿Por qué no comenzamos por el bosque y pasamos el medio día en el río? propuse, tendiéndole el bolso. No recordaba que las hierbas fueran uno de tus intereses. ¿Hay algo más que me quieras decir? pregunté juguetona, mientras caminaba a su lado. Nuestras manos se rozaron un par de veces, pero no me sentía lo suficientemente valiente como para dar el primer paso y tomársela. ¿Qué pensaría de eso él? ¿No hay un momento del día en el que te veas mal ca… ca… ugh… lo estaba haciendo muy mal, eso no se me daba. Pero sentía que debía hacerlo.
…capaz que eres una especie de super-lobo-atractivo diseñado para hacer que las lobas se enamoren de ti. Ya sabes… he visto como te ven las chicas más jóvenes dije bromeando, sin poder creeme lo que estaba haciendo y diciendo. Quería morirme y que me enterraran allí mismo. ¿Por qué no podía decir una palabra tan tonta? Ca…r… me aclaré la garganta carquejas… deberíamos de llevar de esas exclamé, mordiéndome la lengua. El segundo intento ya se había desvanecido. Sabía que las oportunidades no crecían en los árboles y tenía que crearme otra. ¡La tercera era la vencida!
* * *
Durante la noche casi no había podido pegar un ojo, y cuando lo hice, tuve aquellas recurrentes pesadillas en donde mis muertos y el día a día se mezclaban en una espiral interminable. Pero al contrario de lo que ocurría siempre, había un brazo alrededor de mi cuerpo, una persona protegiendo mi espalda en los momentos más sensibles, un olor que estaba comenzando a asociar con “hogar”, mi hogar personal. Un refugio andante de las inclemencias de la vida. Aunque no fue mi mejor noche, había sido de las que más había disfrutado hasta ahora.
La vigilia había cobrado interés en mí y desperté cuando el sol ya había salido. Él estaba allí, con sus penetrantes ojazos azules observándome intensamente. Tuve que recordar como respirar y luego eché un vistazo a mi desgarbada figura, por si me había salido un tercer ojo en el cuello o algo así. No, aparte de mi cabeza de cama con todos mis pelos parados, todo estaba en orden. Me estiré y sonreí pastosa. Creo que me dormí, pero no creo haberme perdido de mucho ¿o sí? me acerqué a él y besé su mejilla, apenas rozándole Buenos días susurré en su oído.
Escuché su plan y sonreí. Tomé una manzana y le tiré otra a él Me parece una estupenda idea, nada mejor que eso cuando terminé el desayuno improvisado volví a la cama para amamantar a Emel y Joner ¿Por qué no te adelantas y le pides a Black que se encargue? Estaré contigo en nada murmuré, no quería levantar el tono para que las criaturillas no despabilaran. Aún faltaban un par de horas para que estuviesen bien despiertos, si nada se salía demasiado de la rutina.
Prepararme me había tomado mucho más tiempo del que había planeado, pero esta vez él no me tomaría por sorpresa. Llevaba un bolso con algo de pan y queso, agua, una muda de ropa y un canasto para lo que recolectásemos. Estaba tan apurada que casi me llevo por delante a Alex, quién me esperaba a la entrada del bosque. Debí suponer que no te irías muy lejos. ¿Por qué no comenzamos por el bosque y pasamos el medio día en el río? propuse, tendiéndole el bolso. No recordaba que las hierbas fueran uno de tus intereses. ¿Hay algo más que me quieras decir? pregunté juguetona, mientras caminaba a su lado. Nuestras manos se rozaron un par de veces, pero no me sentía lo suficientemente valiente como para dar el primer paso y tomársela. ¿Qué pensaría de eso él? ¿No hay un momento del día en el que te veas mal ca… ca… ugh… lo estaba haciendo muy mal, eso no se me daba. Pero sentía que debía hacerlo.
…capaz que eres una especie de super-lobo-atractivo diseñado para hacer que las lobas se enamoren de ti. Ya sabes… he visto como te ven las chicas más jóvenes dije bromeando, sin poder creeme lo que estaba haciendo y diciendo. Quería morirme y que me enterraran allí mismo. ¿Por qué no podía decir una palabra tan tonta? Ca…r… me aclaré la garganta carquejas… deberíamos de llevar de esas exclamé, mordiéndome la lengua. El segundo intento ya se había desvanecido. Sabía que las oportunidades no crecían en los árboles y tenía que crearme otra. ¡La tercera era la vencida!
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Como había dicho, la noche la había pasado bien, por una vez los pequeños se habían portado y no habían dado mucha guerra pero, verdaderamente, estaba seguro que no había dormido bien por eso. Si había dormido bien era porque al fin la mujer con la que yacía a mi lado, esa hembra de pelo blanco que ocupa mi corazón, ya sabía lo que sentía por ella y lo mejor de todo era que ella también sentía algo por mi. Por eso ya no me resultaba incómodo dormir a su lado y es mas, pasé la noche entera con mi brazo rodeando su cintura, a modo de protección; como si institivamente con aquel simple gesto la protegiera de cualquier cosa peligrosa que le pudiera pasar en la noche que estaba por pasar.
Obviamente me desperté yo primero y me levanté del lecho sin molestar a Feith para caminar hasta donde estaban durmiendo los cachorros. Aquellos diablillos nos llevaban locos a su madre y a mi pero... el cariño que había llegado a sentir por ellos era tan puro como el amor que sentía por su madre. Ya muchos diréis ¿que como podía querer a unos hijos que no eran míos como si lo fueran? Pues podía hacerlo y lo hacía. La verdad es que tenía ganas de que crecieran y así poder enseñarles a pelear, a cazar y a ser buenos para cuando fueran mayores fueran todo unos licantropos de primera como podía llegar a serlo su madre.
Feith despertó al poco y recibí un beso en la mejilla por su parte antes de que le propusiera un plan para el día de hoy. El plan en si me era indiferente pues lo que quería era estar con ella un tiempo a solas nada mas. Empome la manzana que Feith me lanzó y empecé a comermela tranquilamente mientras escuchaba lo que me decía ella antes de irse a dar de comer a los dos pequeños. -Bien. Voy a buscarlo.- El joven Black ya había demostrado ser alguien de confianza para mi pues cuidaba muy bien a los pequeños cuando Feith y yo no estábamos o simplemente no podíamos, y siempre lo hacía sin rechistar ni una sola vez.
Cuando Black fue hacia la casa para quedarse con Emel y Joner yo me quedé esperando a Feith en la entrada del bosque mirando al suelo, tal vez por aquello fue por lo que Feith casi me embiste y acabamos los dos tirados en el suelo. -No quería ir sin ti.- Le dije con un sonrisa. Los nervios que me dominaban cuando Feith estaba a mi lado eran enormes y debía calmarlos como podía para que no se me notara el nerviosismo pero a veces costaba. Así pues cogí el bolso que me dio ella y empezamos a andar por el bosque para buscar lo que queríamos y luego para llegar al rio donde pasar el medio día juntos y solos.
Mientras caminábamos notaba como la mano de Feith y la mía se iban rozando pero... ¿que hacer? ¿Le tomaba la mano? ¿No lo hacía? De nuevo los nervios me impedían pensar con claridad hasta que escuche su voz hablandome. A lo primero que me preguntó no dije nada, me daba vergüenza decirselo tan abiertamente. Luego ella gastó una broma sobre mi que me hizo reír. -Pueden mirarme como quieran pero solo quiero que unos ojos me miren con posesión.- Aquellas palabras me salieron solas, instintivas por el simple hecho de que Feith poseía esos ojos, los únicos ojos que podían mirarme y decir que era suyo.
A los pocos segundos ella volvió a hablar, se le notaba nerviosa, y me indicó unas hierbas que recoger. Me agache frente a las hierbas y luego de cogerlas las metí en el bolso. Seguimos caminando un rato y me atreví, tras unos minutos mas notando su mano rozar con mía, en tomar su mano. Al final llegamos a un claro cerca del rio y mientras caminábamos pensaba en lo que sentía en aquellos momentos. Amor, nervios y... deseo. Feith me atraía como las moscas a las miel y me costaba resistirme a eso pero ¿que hacer? ¿Como actuar? Dejé el bolso en el suelo y mirandola a ella metí su mano por debajo de mi armadura de cuero para que notará los fuertes latidos de mi corazón que se producian solo por estar con ella. -Lo de las hierbas era algo secundario Feith. Yo... Lo que quiero es estar contigo... a solas.- Le dije cerrando los ojos mientras sentía su mano en mi pecho.
Alexein Meltwork
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Contenta navegaba en las aguas de la fantasía. Era como si estuviese experimentando tarde las alegrías de la juventud, como si todo lo que me había saltado desde que murieron mis padres ahora viniera a mí con la fuerza de mil cascadas. Apreciaba de una forma diferente el bosque, no como un enemigo o un lugar por el que transitar, sino como un templo que nos daba cobijo. En lo que me decidía a por fin decir la palabra, Alex tomó mi mano, pareciendo adivinar mis intenciones, esa simple acción me dio la fuerza para decirlo.
…Una fuerza que no duró más que un latido. Era una cobarde, una cobarde que no era capaz de levantar sus ojos para mirar al hombre que tenía a su lado. Además de mis padres, no tenía memorias de alguien tomándome de las manos. Su fuego sobre mi piel era poco menos que abrazador, si seguía así mis manos comenzarían a sudar. Nuevamente me había vuelto una boba pensando en la facilidad con la que su cuerpo cubría al mío. Yo era una mujer bastante grande, por lo general miraba a los hombres a los ojos, ya que mi altura me lo permitía, nunca me había dado cuenta que ser un poco más pequeña no era ser inferior, al contrario, me sentía más femenina.
Nos detuvimos en un pequeño claro y la lentitud apacible que nos había transportado hasta allí se esfumó con un par de palabras de él. Un gesto, una mirada… “Ay Wood… estás perdida…. Parecía que su corazón fuese a salir disparado de su pecho, allí, con mi mano en contacto con su piel apreciaba por primera vez y sin remordimientos cómo se sentía tocarle, la textura de su cuerpo, su olor. Aspiré profundamente, incapaz de cerrar mis ojos, lentamente me acercaba a sus labios. Le besé suavemente los labios una vez y luego otra, apenas rozándole. Mi fuego se había estado ahogando ya por demasiado tiempo. Temblaba. Pero esta vez no por temor, tampoco por nerviosismo, ni mucho menos por una transformación.
Temblaba porque finalmente… finalmente me entregaría a él. El hombre por el que hubiese esperado años incluso, estaba frente a mí pidiéndomelo. Requiriendo de mí lo único que era realmente mío y era capaz de dar: mi amor, la expresión de mi amor. Lamí sus labios y muy despacio, mirando sus ojos le desabroché la capa. Acaricié su pelo, jugando con sus idas y vueltas, prestando atención a cada detalle. Sonreí y volví a besarle. Mis labios recorrieron su cuello mientras le desembarazaba del torso de su armadura. Tómame le susurré a su oreja, mordiéndosela suavemente y finalizando con un chupón. Estemos juntos mi voz cada vez más ronca, mis manos cada vez más ávidas sobre su piel tostada por el sol. Sobre los músculos de sus brazos, su pecho ancho, sus huesos… su abdomen fuerte. Finalmente era libre de tocar sus cicatrices y mirarle a los ojos. Más tarde habría tiempo para preguntar por ellas. Los cuerpos de los licántropos están llenos de historias grabadas con recuerdos palpables.
Me gustas Alex. Me gustas mucho mis palabras eran una súplica, mi ropa se había vuelto una carga, una pesada molestia que oficiaba de barrera entre nuestro encuentro. Quería terminar de desnudarle de romper sus ropas y saltar a él, pero aquello solo hubiese sido pasión pura. Quería mostrarle lo que llevaba dentro, mis más puros sentimientos.
…Una fuerza que no duró más que un latido. Era una cobarde, una cobarde que no era capaz de levantar sus ojos para mirar al hombre que tenía a su lado. Además de mis padres, no tenía memorias de alguien tomándome de las manos. Su fuego sobre mi piel era poco menos que abrazador, si seguía así mis manos comenzarían a sudar. Nuevamente me había vuelto una boba pensando en la facilidad con la que su cuerpo cubría al mío. Yo era una mujer bastante grande, por lo general miraba a los hombres a los ojos, ya que mi altura me lo permitía, nunca me había dado cuenta que ser un poco más pequeña no era ser inferior, al contrario, me sentía más femenina.
Nos detuvimos en un pequeño claro y la lentitud apacible que nos había transportado hasta allí se esfumó con un par de palabras de él. Un gesto, una mirada… “Ay Wood… estás perdida…. Parecía que su corazón fuese a salir disparado de su pecho, allí, con mi mano en contacto con su piel apreciaba por primera vez y sin remordimientos cómo se sentía tocarle, la textura de su cuerpo, su olor. Aspiré profundamente, incapaz de cerrar mis ojos, lentamente me acercaba a sus labios. Le besé suavemente los labios una vez y luego otra, apenas rozándole. Mi fuego se había estado ahogando ya por demasiado tiempo. Temblaba. Pero esta vez no por temor, tampoco por nerviosismo, ni mucho menos por una transformación.
Temblaba porque finalmente… finalmente me entregaría a él. El hombre por el que hubiese esperado años incluso, estaba frente a mí pidiéndomelo. Requiriendo de mí lo único que era realmente mío y era capaz de dar: mi amor, la expresión de mi amor. Lamí sus labios y muy despacio, mirando sus ojos le desabroché la capa. Acaricié su pelo, jugando con sus idas y vueltas, prestando atención a cada detalle. Sonreí y volví a besarle. Mis labios recorrieron su cuello mientras le desembarazaba del torso de su armadura. Tómame le susurré a su oreja, mordiéndosela suavemente y finalizando con un chupón. Estemos juntos mi voz cada vez más ronca, mis manos cada vez más ávidas sobre su piel tostada por el sol. Sobre los músculos de sus brazos, su pecho ancho, sus huesos… su abdomen fuerte. Finalmente era libre de tocar sus cicatrices y mirarle a los ojos. Más tarde habría tiempo para preguntar por ellas. Los cuerpos de los licántropos están llenos de historias grabadas con recuerdos palpables.
Me gustas Alex. Me gustas mucho mis palabras eran una súplica, mi ropa se había vuelto una carga, una pesada molestia que oficiaba de barrera entre nuestro encuentro. Quería terminar de desnudarle de romper sus ropas y saltar a él, pero aquello solo hubiese sido pasión pura. Quería mostrarle lo que llevaba dentro, mis más puros sentimientos.
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
El tiempo siempre parecía ir mas lento cuando estábamos en situaciones tensas, aburridas o vergonzosas; en mi caso me encontraba en una situación diferente a esas tres pues estaba como en una nube, mientras notaba la mano de Feith sobre mi pecho haciendo así que sintiera los fuertes latidos de mi corazón hacía ella. Esos latidos que solamente ella despertaba en mi con una sonrisa, una mirada, un simple movimiento de su cuerpo y mi corazón parecía que se me iba a salir del cuerpo y se iba a ir caminando solamente para estar junto a ella; y eso era lo que quería que notará al poner su mano sobre mi pecho.
La cosa fue que tuvo un efecto que estaba seguro que ambos queríamos pues en menos de un segundo los labios de Feith exigían los míos con leves besos que hacían rozar nuestros labios. Ella se deshizo de mi capa dejandola caer a un lado y basándome dejo mi torso desnudo sin decirme nada. Yo tampoco le decía nada ni le impedía nada, solamente respondía a sus besos y posaba mis manos sobre sus caderas acercandola mas a mi. Pero de repente escuché su susurro, aquello que realmente ambos queríamos, tener el uno al otro en lo mas intimo posible, y no siendo solo lujuria ocasional sino siendo con aquello que nos unía.
Escuché sus últimas palabras mientras sentía sus manos recorrer mi torso desnudo y pasar sus dedos por mis cicatrices. Yo por mi parte subí mis manos de su cadera hacía arriba para ir quitandole poco a poco la prenda de ropa que cubría su torso para así poder verlo una vez mas desnudo, pero esta vez solamente desnudo para mi. Una vez dejé caer su prenda al suelo la besé durante un rato largo para luego ir tumbandonos sobre la hierba. Una vez tumbados mis labios pasaron ha hacer un camino descendente de besos por su cuello hasta llegar a uno de sus pechos y ahí atrapar sus rosados pezones con los labios sin hacer mucha fuerza.
Aquella loba me atraía tanto que me podría volver loco solo por ella. -Se mi loba hoy Feith.- Le susurre al oido para devolverle el pequeño mordisco que ella me había dado antes. Pero ahí no terminaba la cosa. Volví a exigir sus labios y sin pedir permiso mis manos empezaron a quitarle las prendas inferiores para así tener todo su cuerpo para mi. La desnude por completo y allí la tenía tumbada toda para mi. -Te amo Feith.- Le dije en un susurro sobre sus labios antes de volver a besarlos con pasión y ternura. Ella iba a ser mía, y no por lujuria momentánea, sino porque ella se entregaba a mi como yo me entregaba a ella sin mas, porque ambos sentíamos que era lo que queríamos.
Empezaba a notar mi miembro apretado contra la ropa que aun me quedaba puesta pero al igual que ella me dejaba desnudarla yo le dejaría a ella hacerlo aun así quería darle algo de placer. Así pues mi mano derecha empezó a recorrer su vientre bajando muy lentamente mientras hacía eses, mi otra mano simplemente recorría su pelo enredándolo entre mis dedos pero lo importante era mi mano derecha la cual acabo en lugar prohibido y empezó abrindar a Feith suaves caricias en su intimidad. -Marcame como tu lobo Feith.- Le pedí antes de volver a besar su cuello y seguir acariciando su intimidad, aunque deseaba ya poder tomarla por completo.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Mi cuerpo estaba sensible, mucho más que en cualquier momento del pasado. Era como si mis sentidos estuvieran vivos y ardiesen allí donde él me tocaba. Mi cuerpo ardía en una fiebre incontrolable. Sus caricias no hacían más que avivar el deseo, no sabía si las reacciones de mi cuerpo se debían al pasado estado de gravidez o bien, si eran las atenciones del hombre que me recorría con sus ávidos labios. Los gruñidos estaban en mi garganta, haciéndose cada vez mayores. Mordí mis labios en un intento de contener la pasión que me embriagaba cuando él comenzó a jugar con mis pezones. Sin estar segura de qué hacer con mis manos, las puse a mis lados, arrancando el pasto que estaba a mi alrededor. Me gustaba, su aliento caliente recorría los poros de mi piel en una sensación entre cosquillosa y sensual. Sus ojos azules eran dulces pero duros. Sabía que se estaba conteniendo.
Enfrascada como estaba, recorriendo su torso y dándome los gustos que no había podido en todo ese tiempo que llevábamos juntos, no pude más que asentir a su petición y temblar al escuchar su voz grave en mi oído. Sus manos ávidas recorrían mi cuerpo y me desembarazaban de la molesta ropa. Ah… una pequeña satisfacción. Pero cuanto más él me daba, más quería tomar. Me sentía como una avara, una avara que era incapaz de saciarse con sólo eso, una avara que lo quería todo de él… pero que también quería dar todo de sí. Entonces sus palabras me hicieron reaccionar y mirar su rostro, sentí que toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en mi cuello, rostro y orejas. Le sonreí y acaricié su cara Lo se Al… yo también te amo. Le devolví el beso y creí que nos consumiríamos allí mismo sin aire, éramos pasión pura, pulsadas de calor que se complementaban la una con la otra.
El jugaba, seseaba con sus dedos sobre mi piel, me mordí la uña del pulgar y miré fijamente sus ojos mientras sonreía. Eres un lobo travieso finalicé la oración respirando súbitamente cuando sus caricias encontraron mi centro más sensible. Mi cuerpo se movió por sí mismo, acompañando el movimiento de sus dedos. Me mordí el labio inferior y elevé una plegaria muda a sus ojos. Sabía que el lo estaba disfrutando, sus dedos entrelazados en mi pelo no hacían más que hacerme sentir bien, me relajaban Así no se vale murmuré con la voz grave, apagada por el deseo contenido. Podía sentir mi propia humedad bajando de mi cuerpo Alexein Meltwork… no te vas a salvar
Con un poco de presión, le terminé de tumbar en el suelo y me puse sobre él, jugando, siempre con cuidado pero también restringiendo sus movimientos. El lobo se portará bien ordené mientras tomaba uno de sus brazos y lo flexionaba más arriba de su cabeza. Con mi mano libre le acariciaba lentamente, jugando con las depresiones de su cuerpo en lo que bajaba hasta sus pantalones, donde un bulto deformaba su figura. ¿No te duele? me detuve solo un momento, para ver sus ojos y escuchar su respuesta. Acto seguido besé su frente, nariz y me enfrasqué en sus labios, tal vez demasiado para ser un simple beso. Entonces recordé que aún tenía esa tensión entre sus piernas y sonreí apologéticamente, apurándome a quitarle la última de sus prendas.
Ciertamente quería echar un buen vistazo allí abajo, estaba totalmente listo. Lo había sentido… pero su mirada hipnótica no permitía que rompiera con esa conexión. Lentamente descendí, jugando con su hombría entre mi femeneidad. Siempre en las puertas del placer, más nunca permitiendo que los sentidos ganaran sobre mi consciencia. Volví a mirar sus ojos, la pasión que se derretía en ellos simplemente me completaba. No resistía más, mi cuerpo hablaba por mí. Bajé un poco, lentamente… hacía tiempo que no lo hacía, mis paredes estaban muy apretadas Se gentil susurré, deslizándome hasta la mitad. Exhalé un gemido y mordí su cuello.
Off: Espero que no te moleste que haga un poquito de meta dada la circunstancia. Te extiendo la misma cortesía~<3
Enfrascada como estaba, recorriendo su torso y dándome los gustos que no había podido en todo ese tiempo que llevábamos juntos, no pude más que asentir a su petición y temblar al escuchar su voz grave en mi oído. Sus manos ávidas recorrían mi cuerpo y me desembarazaban de la molesta ropa. Ah… una pequeña satisfacción. Pero cuanto más él me daba, más quería tomar. Me sentía como una avara, una avara que era incapaz de saciarse con sólo eso, una avara que lo quería todo de él… pero que también quería dar todo de sí. Entonces sus palabras me hicieron reaccionar y mirar su rostro, sentí que toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en mi cuello, rostro y orejas. Le sonreí y acaricié su cara Lo se Al… yo también te amo. Le devolví el beso y creí que nos consumiríamos allí mismo sin aire, éramos pasión pura, pulsadas de calor que se complementaban la una con la otra.
El jugaba, seseaba con sus dedos sobre mi piel, me mordí la uña del pulgar y miré fijamente sus ojos mientras sonreía. Eres un lobo travieso finalicé la oración respirando súbitamente cuando sus caricias encontraron mi centro más sensible. Mi cuerpo se movió por sí mismo, acompañando el movimiento de sus dedos. Me mordí el labio inferior y elevé una plegaria muda a sus ojos. Sabía que el lo estaba disfrutando, sus dedos entrelazados en mi pelo no hacían más que hacerme sentir bien, me relajaban Así no se vale murmuré con la voz grave, apagada por el deseo contenido. Podía sentir mi propia humedad bajando de mi cuerpo Alexein Meltwork… no te vas a salvar
Con un poco de presión, le terminé de tumbar en el suelo y me puse sobre él, jugando, siempre con cuidado pero también restringiendo sus movimientos. El lobo se portará bien ordené mientras tomaba uno de sus brazos y lo flexionaba más arriba de su cabeza. Con mi mano libre le acariciaba lentamente, jugando con las depresiones de su cuerpo en lo que bajaba hasta sus pantalones, donde un bulto deformaba su figura. ¿No te duele? me detuve solo un momento, para ver sus ojos y escuchar su respuesta. Acto seguido besé su frente, nariz y me enfrasqué en sus labios, tal vez demasiado para ser un simple beso. Entonces recordé que aún tenía esa tensión entre sus piernas y sonreí apologéticamente, apurándome a quitarle la última de sus prendas.
Ciertamente quería echar un buen vistazo allí abajo, estaba totalmente listo. Lo había sentido… pero su mirada hipnótica no permitía que rompiera con esa conexión. Lentamente descendí, jugando con su hombría entre mi femeneidad. Siempre en las puertas del placer, más nunca permitiendo que los sentidos ganaran sobre mi consciencia. Volví a mirar sus ojos, la pasión que se derretía en ellos simplemente me completaba. No resistía más, mi cuerpo hablaba por mí. Bajé un poco, lentamente… hacía tiempo que no lo hacía, mis paredes estaban muy apretadas Se gentil susurré, deslizándome hasta la mitad. Exhalé un gemido y mordí su cuello.
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Feith, ¿como podría describirla? Era una loba que desde nuestro primer encuentro había tenido algo que me había gustado. Que era no lo sabía exactamente pero ella lo tenía, y mira que había conocido a licantropas en mi vida tanto de desterrado como de cuando no lo era y ninguna había tenido ese algo que me llamará tanto la atención como lo que tenía Feith. Era algo que con solo una mirada, una pequeña sonrisa, un simple gesto me dejaba mas tonto que un niño por un dulce que le iban a comprar sus padres al ir a la ciudad. Era algo realmente me ataba a querer quedarme con ella y ayudarle con sus pequeños que ya no eran los hijos de Feith, sino que eran mis hijos también aunque no vinieran de mi.
La cosa es que aquella sola palabra de ella, esa simple palabra tras poner su mano en mi pecho, me había encendido como una cerilla a una vela, por ello le había dejado despojarme de la armadura de cuero que cubría mi torso para dejarlo descubierto solamente para ella, para que pudiera recorrer con sus manos mi torso desnudo y acarciar mis cicatrices mientras sus labios buscaban jugar con mi cuello y con mis propios labios; pero ahí no acabaría la cosa pues yo quería tomarla tal y como ella me lo había pedido pues a decir verdad llevaba un tiempo queriendo tenerla para mi de aquella forma. No con lujuria sino porque ella se quería entregar a mi de corazón como yo me quería entregar a ella del mismo modo.
Fue entonces cuando yo tomé cartas en el asunto despojandola de su ropa superior y empezando a besar su cuello y sus pechos apretando un poco con los labios sus rosados pezones. Nos fui tumbando en el pasto y allí fue donde terminé de desnudarla para mi, luego una de mis manos se insinuaba poco a poco por su vientre haciendo eses mientras la otra mano reposaba en su pelo blanco con los dedos enredados en este. Quería tantearla antes de poseerla por eso mis dedos empezaron a acariciar su intimidad y pude notar la reacción de ella, como movía la cadera al compas de mis dedos. La veía tan perfecta en aquellos momentos que sus palabras simplemente me hicieron sonreír sin necesidad de responderle. Fue entonces cuando decidió ella que debía llevar las riendas.
Dejé que me tumbara bajo ella y escuché su pregunta tras mirar el bulto creado por mi miembro en los pantalones. -Le duele la prisión en la que se encuentra ahora Feith.- Estaba claro que estaba esperando aquella respuesta pues tras dársela me liberó de mis pantalones dejandome igualmente desnudo como ella lo estaba. Ella me tenía con un brazo sobre mi cabeza flexionado y notaba su humeda intimidad contra mi ya endurecido miembro donde ambos tenían un pequeño roce que me tentaba mucho pero nuevamente fue ella quien pidió algo y luego, despacio, se introdujo hasta la mitad mi miembro en su interior. Noté como entraba en ella y lo apretada que estaba lo cual casi me provocaba dolor de lo estrecho que se sentía.
-Intentaré ser gentil Feith pero con lo mucho que te deseo no se cuanto podre aguantar siendolo.- Le dije antes de darnos la vuelta para dejarla nuevamente debajo mía y así ir poco a poco introduciendo mi miembro por completo en su interior. Una vez dentro solté un pequeño soplido de placer para empezar a dar lentas embestidas aunque algunas de ellas eran mas profundas que otras empezando así a tomar a Feith por completo. Notaba la calidez y humedad de su interior envolviendo mi miembro con cada embestida y sentía el calor que nuestros cuerpos desprendían por estar haciendo aquello, por eso sin mas me lancé a devorar sus labios exigiendo así pues también su lengua.
Aquella loba, aquella desconocida, aquella mujer de pelo blanco, aquella que era mi amada estaba siendo por fin mía y aquello despertaba poco a poco mi instinto mas animal por lo que poco a poco fui subiendo la intensidad de mis acometidas sin percatarme que mis ojos habían pasado de su color azul natural a aquel color ambar que adoptaban cuando me transformaba aunque no me iba a transformar. Aun así, separando mis labios un momento de los de Feith, alcé mi rostro y de mi garganta salió un fuerte aullido de lobo que indicaba a todo que lo escuchara que aquella loba era mía y nadie mas que yo tenía derecho a tenerla de aquella manera en la que nos encontrábamos.
Tras el aullido miré a Feith directamente a los ojos. -Te quiero tomar por completo Feith y que tu me tomes por completo.- Empecé a besar su cuello subiendo hasta su oreja. -Dejemonos llevar.- Le susurre al oido antes de morderselo levemente para no hacerle daño antes de darnos de nuevo la vuelta para dejarla de nuevo encima mía. En ningún momento dejaba de penetrarla ahora ya aun ritmo mas rápido que al principio pero quería que ella también hiciera cosas, que me marcará como su lobo y solamente suyo. Que pudiéramos sentirnos tan fundidos que creyéramos ser solamente uno porque yo estaba muy cerca de dejarme llevar por mi instinto animal y poseerla como un lobo posee a su loba.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
No tenía palabras para describir la sensación de tener a Alex, de poseerlo, de volverlo mío. Quería morderlo todo, devorarlo, pero no en el sentido violento, sino de una forma mas… era como si toda mi existencia quisiera tomar para sí todo lo de ese lobo, su aliento, sus labios, su mirada penetrante, su olor a macho… exprimir su deseo hasta la última gota y aún así… aún asi disolverme en él y proporcionarle placer. Allí donde tocaba, allí donde besaba, donde nuestros cuerpos se rozaban, todo ardía, todo se sentía infinitas veces más aumentado. Cuando él tocó mi fondo… no pude más que abrazarle con fuerza, intentar retenerlo en ese lugar para prolongar el placer, pero todo es efímero… sobre todo el tiempo. Pronto comenzó a moverse… entrar y salir, variando el ritmo y la intensidad. Lo único que podía hacer era acompañarle con mis caderas y recorrer su figura. Morderme los labios y apagar gruñidos de placer. Gruñidos que se convertían en gemidos aquí y allá luego que el hombre lobo le informara al bosque entero que un par de licántropos estaban resolviendo sus asuntos.
Había deseado unírmele en el aullido, pero simplemente no podía, estaba demasiado enfrascada en mi propio placer como para que mi garganta exhalase algún sonido diferente a un “grrr” o un “ah”. Me calentaba, todo él me excitaba y hacía que mis jugos le envolviesen. No recordaba haber estado así de mojada para nadie más y por un segundo de sanidad temí que a partir de ese momento, cada vez que me viera con esa expresión, mi cuerpo reaccionara de una forma vergonzosa. Mis piernas recorrían la espalda y las piernas de mi amante, buscando la mejor posición para disfrutar del placer, del placer carnal y el otro placer, ese que se alcanzaba luego de haber deseado algo por demasiado tiempo. Sus nalgas estaban llenas de carne y firmes. Apreté los dientes y cerré mis rodillas por sobre su cadera, permitiéndole un mejor alcance.
Sus palabras me hicieron entrar en trance, moví mi cabeza de lado a lado cuando sentí sus labios sobre mi cuello y oreja. ¿Es que no tenía fin? No sabía que hacer el amor era tan bueno, de haberlo hecho quizás… no. Abrí los ojos y estaba sobre él. Sonreí y acaricié su rostro desde la frente hasta la punta de su barba con la palma de la mano abierta. Toqué con el índice su entrecejo que se fruncía y besé sus labios demandante, devolviéndole la cortesía que él me había brindado. Comencé a moverme lentamente en una moción circular, poniendo en buen uso mis oxidadas caderas, sin dejar nunca de jugar con mi lengua en sus cavidades. Dándole a beber de mi saliva y tomando la de él en cambio. Lo compartiría todo y no me arrepentiría de nada.
Con la respiración entrecortada rompí la conexión entre nuestros labios, mi cuerpo exigía más y esa posición no era suficiente. Tomé sus manos y las coloqué bajo mis pechos, estaban hinchados, me preguntaba si saldría leche o si se agriaría, el pensamiento apenas duró un parpadeo, apoyé mis manos sobre su pecho y comencé a moverme lentamente, arriba y abajo… jugaba con el principio de su masculinidad mientras observaba cómo el ámbar de sus ojos se ablandaba y solidificaba con mis movimientos. Maravillada entre el placer de su entrepierna y la intensidad de su mirada, seguí experimentando, bajando más, pero ahora en un movimiento que hacía serpentear su miembro, como si se tratase de un látigo. Arggg gemí perdiendo el control y bajando hasta la base donde finalmente cambié mi inclinación. Me acerqué a sus labios para volver a besarle, con más cuidado esta vez. Era el preludio antes de la tempestad, el último momento que sabía podría mantener la compostura. No resistiré mucho adelanté, sin estar segura de cómo lo tomaría.
Acto seguido, me senté sobre él, con las rodillas rodeando su cuerpo, apretando sus costillas y comencé el peligroso juego. Cada vez más rápido, cada vez más profundo, cada vez más violento.
Había deseado unírmele en el aullido, pero simplemente no podía, estaba demasiado enfrascada en mi propio placer como para que mi garganta exhalase algún sonido diferente a un “grrr” o un “ah”. Me calentaba, todo él me excitaba y hacía que mis jugos le envolviesen. No recordaba haber estado así de mojada para nadie más y por un segundo de sanidad temí que a partir de ese momento, cada vez que me viera con esa expresión, mi cuerpo reaccionara de una forma vergonzosa. Mis piernas recorrían la espalda y las piernas de mi amante, buscando la mejor posición para disfrutar del placer, del placer carnal y el otro placer, ese que se alcanzaba luego de haber deseado algo por demasiado tiempo. Sus nalgas estaban llenas de carne y firmes. Apreté los dientes y cerré mis rodillas por sobre su cadera, permitiéndole un mejor alcance.
Sus palabras me hicieron entrar en trance, moví mi cabeza de lado a lado cuando sentí sus labios sobre mi cuello y oreja. ¿Es que no tenía fin? No sabía que hacer el amor era tan bueno, de haberlo hecho quizás… no. Abrí los ojos y estaba sobre él. Sonreí y acaricié su rostro desde la frente hasta la punta de su barba con la palma de la mano abierta. Toqué con el índice su entrecejo que se fruncía y besé sus labios demandante, devolviéndole la cortesía que él me había brindado. Comencé a moverme lentamente en una moción circular, poniendo en buen uso mis oxidadas caderas, sin dejar nunca de jugar con mi lengua en sus cavidades. Dándole a beber de mi saliva y tomando la de él en cambio. Lo compartiría todo y no me arrepentiría de nada.
Con la respiración entrecortada rompí la conexión entre nuestros labios, mi cuerpo exigía más y esa posición no era suficiente. Tomé sus manos y las coloqué bajo mis pechos, estaban hinchados, me preguntaba si saldría leche o si se agriaría, el pensamiento apenas duró un parpadeo, apoyé mis manos sobre su pecho y comencé a moverme lentamente, arriba y abajo… jugaba con el principio de su masculinidad mientras observaba cómo el ámbar de sus ojos se ablandaba y solidificaba con mis movimientos. Maravillada entre el placer de su entrepierna y la intensidad de su mirada, seguí experimentando, bajando más, pero ahora en un movimiento que hacía serpentear su miembro, como si se tratase de un látigo. Arggg gemí perdiendo el control y bajando hasta la base donde finalmente cambié mi inclinación. Me acerqué a sus labios para volver a besarle, con más cuidado esta vez. Era el preludio antes de la tempestad, el último momento que sabía podría mantener la compostura. No resistiré mucho adelanté, sin estar segura de cómo lo tomaría.
Acto seguido, me senté sobre él, con las rodillas rodeando su cuerpo, apretando sus costillas y comencé el peligroso juego. Cada vez más rápido, cada vez más profundo, cada vez más violento.
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
El cuerpo de Feith se hablaba con él mío, diciendose lo mucho que necesitaban estar el uno pegado con el otro y sucumbir a un placer intenso, ambos lo habíamos entendido a la perfección y nos habíamos dejado llevar por nuestros sentimientos desnudandonos mutuamente. Sabíamos a lo que eso nos llevaría, ha poseer el cuerpo del otro, pero era lo que queríamos ambos, lo que deseábamos con bastantes ganas pues tras tiempo durmiendo juntos, viviendo juntos y habiendo visto nuestros cuerpos muchas veces ya desnudos y con el amor fuertemente alzado en nuestros corazones era mas que normal que en aquellos momentos quisiéramos fundirnos en un mismo ser.
Notaba el interior de la loba. Calido, humedo y apretado arropando mi miembro que se movía lentamente en su interrior y a veces profundizando por completo en ella. También podía notar como ella movía sus caderas acompañando mis embistes que no buscaban otra cosa que profundizar en ella y otorgarle un placer único y prolongado hasta que no pudiéramos mas. Dios me había resistido tanto a las ganas de tenerla desde que la vi ayer desnuda ante mis ojos que ahora que ya la tenía no quería dejarla ir y solo la quería para mi. Por eso aquel aullido tan fuerte y posesivo salió de mis adentro alzandose por todo el bosque declarando que aquella hembra era solamente mía y que mataría a quien quisiera tomarla.
Aumente mi ritmo de embistes pero no quería ser dominante con ella, no quería eso. Quería que ambos pusiéramos de nuestra parte y pudiéramos dar al otro todo por completo, por eso nos di la vuelta de nuevo dejandola a ella una vez mas encima mía dejando de penetrarla sin sacar mi miembro de su interior. Sentía los circulos que hacía con las caderas y el placer que ello me daba arrancandome gruñidos de puro placer para cuando escuché sus palabras y empecé a ver y sentir como me cabalgaba con sus manos sobre mi pecho y mis manos por debajo de los suyos puestas ahí por ella misma; estaban muy abajo para mi gusto en aquellos momentos.
Sin mas llevé mis manos a sus pechos para empezar a masajearlos por igual mientras la dejaba cabalgarme cuanto quisiera pero era mas que obvio que yo quería mas y por sus palabras estaba claro que ella también quería mas aun. Sin decirle nada retiré sus manos de mi pecho y alce mi troso para abrazarla y con mis caderas acompañar sus cabalgadas de forma intensa sintiendo como mis genitales golpeaban contra su entrada provocando un sonido algo intenso y ritmico. -Mía, mía, mía y solo mía.- Dije antes de morder su cuello levemente y luego devorar sus labios apasionadamente, tan apasionadamente que no dude un segundo en volver a explorar su cavidad bucal con mi lengua buscando unir nuestras salivas y lenguas.
Seguíamos en aquella postura besandonos sin tregua alguna hasta que separe mis labios de los de ella. -Dioses Feith... Te tomaría hasta... En tu forma lupina.- Le dije pues no sabía cuanto mas podría aguantar a la vestía que ya gritaba en mi interior que la dejara salir para poseerla una vez y otra y otra; así pues se lo hice saber a ella volviendo mis penetraciones aun mas violentas y devorando sus pechos con saña y posesión exigiendo ya todo de ella pues lo quería absolutamente todo ya de ella.
Alexein Meltwork
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Re: Redes del amor [privado] [+18]
Todo el tiempo, toda mi disposición, no eran suficientes para devolverle a Alex todo el placer que me estaba brindando. Lo que dijo, en el modo que lo dijo, me hizo sentir bien, me dio ese sentido de pertenencia que siempre había estado buscando. Veía en el licántropo al macho que podría ser mi compañero, su mirada apasionada y furibunda que acompañaba esa posesión… su voz era grave, parecía que en cualquier momento soltaría a la bestia o su semilla. Sentía los labios rasposos de besarnos, esa estúpida piel humana era demasiado sensible, permitía mucho placer, pero no podría resistir. No si él se transformaba. Me sentía vulnerable, era la primera vez que dejaba que un hombre estuviese así de cerca de mi cuello, sobre todo un licántropo. Ni siquiera la vez en la que los mellizos fueron concebidos, nunca… jamás le dejé un punto débil al descubierto a nadie. Pero Alex… Alex me quitaba la voluntad. Si se transformara en ese mismo momento, moriría sin resentimientos.
Abrí mis ojos grandes, estaba por llegar, por acabar… y me decía aquello, y me hacía aquello. Sin duda no podía subestimar el vigor de mi pareja. El placer… ah… el placer. Él lo estaba tomando todo de mí y yo, había alcanzado el primer mojón, la primera piedra en el camino a la satisfacción. No fui capaz de moverme por cerca de un minuto, había consumado una parte del acto. Un hilillo se baba se coló por entre mis labios. Sabía que eso no era todo, pero la próxima vez… la próxima llegaría al placer total. Lo que me había dicho, su necesidad de mí y la mía de él, le cumpliría, pero en nuestra forma bípeda. No quería que terminásemos como dos lobos pegados. La idea era casi hilarante, casi. Si no estuviese tan caliente, tan deseosa. La simple idea me hacía sentir una perra, no… para qué degradarme, una loba. Una loba ardiente. No faltaba mucho para alcanzar el orgasmo, no sólo un simple adelanto del placer como había sentido momentos atrás. Nnnn, Al, no, apártate rogué cuando no me pude contener más.
Estaba dividida entre seguir sobre él o ser precavida. Sabía que se me escaparía, que la finesa con la que controlaba mis pasiones reposaba sobre un delicado hilo. Me deshice de sus brazos y me aparté, nuestra separación había sido como separar dos imanes, con la diferencia que había hecho un sonido bastante erótico. U(rrr)g apenas si había tenido tiempo de alejarme lo suficiente. Miré mis manos con impaciencia. No podía creer que me había paso eso. Me puse en cuatro patas, a varios pasos de él, esperando ver la piel negra del lobo. No me arriesgaría a tocarle en su forma humana mientras mi descontrol fuese tan grave. “Apresúrate” pensé sin poder resistir el peso que representaba no estar en contacto. Quería marcar todos los árboles de los alrededores mientras lo hiciéramos de pie, o en el suelo, o como fuese. Simplemente quería sentirle dentro de mí nuevamente. Como dos lobos, salvajes y fuertes, con una piel más resistente, sin restricciones.
Abrí mis ojos grandes, estaba por llegar, por acabar… y me decía aquello, y me hacía aquello. Sin duda no podía subestimar el vigor de mi pareja. El placer… ah… el placer. Él lo estaba tomando todo de mí y yo, había alcanzado el primer mojón, la primera piedra en el camino a la satisfacción. No fui capaz de moverme por cerca de un minuto, había consumado una parte del acto. Un hilillo se baba se coló por entre mis labios. Sabía que eso no era todo, pero la próxima vez… la próxima llegaría al placer total. Lo que me había dicho, su necesidad de mí y la mía de él, le cumpliría, pero en nuestra forma bípeda. No quería que terminásemos como dos lobos pegados. La idea era casi hilarante, casi. Si no estuviese tan caliente, tan deseosa. La simple idea me hacía sentir una perra, no… para qué degradarme, una loba. Una loba ardiente. No faltaba mucho para alcanzar el orgasmo, no sólo un simple adelanto del placer como había sentido momentos atrás. Nnnn, Al, no, apártate rogué cuando no me pude contener más.
Estaba dividida entre seguir sobre él o ser precavida. Sabía que se me escaparía, que la finesa con la que controlaba mis pasiones reposaba sobre un delicado hilo. Me deshice de sus brazos y me aparté, nuestra separación había sido como separar dos imanes, con la diferencia que había hecho un sonido bastante erótico. U(rrr)g apenas si había tenido tiempo de alejarme lo suficiente. Miré mis manos con impaciencia. No podía creer que me había paso eso. Me puse en cuatro patas, a varios pasos de él, esperando ver la piel negra del lobo. No me arriesgaría a tocarle en su forma humana mientras mi descontrol fuese tan grave. “Apresúrate” pensé sin poder resistir el peso que representaba no estar en contacto. Quería marcar todos los árboles de los alrededores mientras lo hiciéramos de pie, o en el suelo, o como fuese. Simplemente quería sentirle dentro de mí nuevamente. Como dos lobos, salvajes y fuertes, con una piel más resistente, sin restricciones.
Woodpecker
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Estábamos allí, en el bosque cerca del rio, los dos solos desnudos tomando lo que realmente queríamos tomar. Ya tenía a Feith donde yo quería, ya estaba tomando todo de ella pero aun así quería más y más y más. La vestía que llevaba en mi interrior me pedía tomarla aun más y yo poco a poco me costaba mas resistirme por eso habíamos acabado en aquella postura donde yo estaba sentado abrazando a Feith mientras la penetraba sin control alguno gritando al aire que era por completo mía y de nadie más. Pero ahí no acabó la cosa. No, de mis labios salieron unas palabras exigiendo algo mas. Pidiendo tomarla en su naturaleza mas salvaje sin pensarlo dos veces. Era tanto el deseo que sentía por ella que realmente estaba loco por transformarme y montarla como un lobo monta a su loba.
Feith respondió apartandose de mi, pero no de una forma brusca, sino de una forma placentera para ambos, aunque deje de sentirme dentro de ella solté un pequeño de desaprovacion pero entonces la vi. Vi como su cuerpo aumentaba de tamaño, como sus manos se convertían en garras y como su cuerpo quedaba cubierto por un pelaje tan blanco como la nieve. Allí estaba, la loba que había dominado mi corazón sin esfuerzo alguno, solamente siendo ella misma sin molestarse en recordar que estaba con alguien desconocido todos los días en su casa. Al verla no pude evitar masturbarme un poco antes de fijarme en sus ojos. Esos ojos que me pedían a gritos que me diera prisa o no aguantaría mucho mas en lanzarse contra mi de forma descontrolada.
Era el momento de dejar salir al lobo para que tomará a su loba como era debido, y que dejaran en aquel claro las marcas correspondientes a que dos licantropos habían tomado una lujuriosa decisión. Mi cuerpo empezó a crecer, mi hocico se estiro, mis orejas se volvieron puntiagudas, me crecieron los dientes, las manos y pies se convirtieron en garras, me salió una cola, mi cuerpo quedó cubierto por un pelaje negro intenso y mi miembro creció unos centimetros mas tanto de largo como de ancho. Mis ojos ambarinos se fijaron de nuevo en los de la loba que tenía delante mía, esperando a que su lobo se lanzase contra ella en cualquier momento. ¿Para que hacerla esperar mas?
De una me lancé a por ella para levantarla y hacer que su espalda quedará contra un árbol mientras nuestros alientos se fundían en uno solo. La levanté un poco del suelo y la abrí de piernas para sin mas y sin piedad alguna, penetrarla de nuevo. Volvía a estar dentro de ella, en ese lugar calido, estrello y húmedo que ocultaba por completo mi miembro; y sin mas empecé a penetrarla de forma salvaje notando su pelaje contra el mío. De una solté un nuevo aullido posesivo al aire para todo el bosque y quería que en aquel aullido Feith se me uniera, que ella también le gritara al bosque a quien pertenecía el lobo que la estaba poseyendo.
Tras el aullido seguía penetrandola sin parar pero mi hocico decidió ir a un lugar que no había exprimido del todo cuando estábamos en nuestra forma humana. Mi hocico se detuvo en sus pechos, aquellos pechos hinchados de los que salía leche para las crias y sin más empecé a lamerlos con mi lengua, haciendo que la punta de mi lengua jugara con sus duros pezones antes de que, sin avisar, atrapara uno de sus pechos con mi hocico y empezará a succionar como si fuera una cría mas, buscando así su leche, mientras que mi miembro seguía recorriendo su interior sin piedad alguna y una velocidad mas que considerada, porque si de algo estaba seguro era, de que no iba a parar de hacerle el amor a Feith hasta caer rendido de agotamiento porque ella era mi loba y la quería poseer hasta el final.
Alexein Meltwork
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Por todos los lobos… ese hombre iba a terminar conmigo. Me levantó como quien mueve una pluma y me emparedó contra un árbol, sin dejarme salida. No habían más opciones para mí, para Wood, era sólo dejarse poseer, dejar a la loba tomar su lado salvaje, dárselo todo al lobo negro. Su mirada tenía un brillo oscuro, era como si toda el hambre, toda la sed y toda la necesidad del mundo se hubiesen comprimido en su cuerpo. Sus movimientos eran bruscos, desmedidos… fatales. Pero los míos… los míos igualaban los suyos en intensidad y deseo. Apoyé mis manos en la corteza del árbol y clavé mis garras allí, para poder ejercer presión en las caderas de mi compañero. Cuando Alex aulló, me uní a él con todo lo que tenían mis pulmones. No había una hembra sumisa, había una loba posesiva que se encargaría de cualquier hembrilla que se acercara a husmear. Él era mío, mío y de nadie más.
Gruñí de placer, lamiendo y mordiendo el cuello de mi pareja. Era una sensación extraña sentir la succión y en el fondo un juego de dientes. Era excitante a la vez que placentero. Puse una de mis manos en su nuca para instarle a que no se apartara mientras que con el otro brazo le rodeaba el cuello para depositarlo en su hombro, donde clavé mis garras. Más ordené en nuestro propio idioma mordiendo su cuello. Podía oler su sangre, los vestigios de mi paso sobre su ser, pero no me detendría, no si él no me obligaba a hacerlo. Apreté mis piernas contra sus caderas con más fuerza, obligando a cambiar intermitentemente la fricción de nuestros cuerpos. Toda la pasión contenida iba expltando por partes, liberándose, quemándose con cada uno de nuestros encuentros. No podía negar que me había conseguido un semental, no tendría de qué preocuparme en el futuro.
Llegó un momento en el que mi cuerpo comenzó a sentir el cansancio, me aparté un poco de él y le insté a mirarme. Haré que te arrodilles y comencé a morderle y lamerle, besarle su cuello y a usar lo que quedaba de mis fuerzas para obligarlo a llegar, a alcanzar el máximo placer junto a mí. Sentía que estaba a un paso, un simple paso de tocar la completitud, un nuevo sentido se apoderó de mí, era como si cada uno de mis movimientos estuviese dictado por las paredes de mi punto más sensible. Apagué un aullido en una mordida en la base de su cuello mientras daba el paso para traspasar los umbrales del placer. Ah... el orgasmo puro y duro en su esplendor.
Gruñí de placer, lamiendo y mordiendo el cuello de mi pareja. Era una sensación extraña sentir la succión y en el fondo un juego de dientes. Era excitante a la vez que placentero. Puse una de mis manos en su nuca para instarle a que no se apartara mientras que con el otro brazo le rodeaba el cuello para depositarlo en su hombro, donde clavé mis garras. Más ordené en nuestro propio idioma mordiendo su cuello. Podía oler su sangre, los vestigios de mi paso sobre su ser, pero no me detendría, no si él no me obligaba a hacerlo. Apreté mis piernas contra sus caderas con más fuerza, obligando a cambiar intermitentemente la fricción de nuestros cuerpos. Toda la pasión contenida iba expltando por partes, liberándose, quemándose con cada uno de nuestros encuentros. No podía negar que me había conseguido un semental, no tendría de qué preocuparme en el futuro.
Llegó un momento en el que mi cuerpo comenzó a sentir el cansancio, me aparté un poco de él y le insté a mirarme. Haré que te arrodilles y comencé a morderle y lamerle, besarle su cuello y a usar lo que quedaba de mis fuerzas para obligarlo a llegar, a alcanzar el máximo placer junto a mí. Sentía que estaba a un paso, un simple paso de tocar la completitud, un nuevo sentido se apoderó de mí, era como si cada uno de mis movimientos estuviese dictado por las paredes de mi punto más sensible. Apagué un aullido en una mordida en la base de su cuello mientras daba el paso para traspasar los umbrales del placer. Ah... el orgasmo puro y duro en su esplendor.
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¿Como explicarlo? Tenía con Feith lo que nunca antes había creido tener nunca en mi vida al ver sido expulsado de lo que era mi hogar anteriormente, pero es que ahora mi hogar ya no era aquel pueblo donde nací, sino que mi hogar ahora era allí donde estuviera la loba de pelo plateado con sus dos criaturitas que ocupaban mi corazón por completo. Estaba realmente enamorado de Feith y no quería dejarla marchar de ninguna de las formas posibles y estaba super feliz de ser padre de aquellos pequeños retoños, que aunque no fueran míos los consideraba como si lp fueran porque me mataba por protegerlos y darles una figura paterna ejemplar como la que un día me dio mi padre a mi.
Pese a todo eso no podía evitar sentir un deseo intenso por Feith, por querer tomarla para mi solo y dejar en ella mi marca y mi aroma para que ningún otro macho se acercara a ella para intentar seducirla. Fue por eso que cuando me pidió que la tomará yo no pude negarme y en aquel mismo claro empecé a poseerla por completa. Empezamos con algo suave y lleno de cariño pero poco a poco empezábamos a notar como nuestras bestias interiores se llamaban fuertemente la una a la otra para que se tomarán sin piedad alguna entre ellas por eso Feith y yo acabamos transformados en nuestra forma bestial y sin mas yo me lancé a por ella para ponerla contra una árbol y empezar a penetrarla sin piedad.
Nuestros aullidos combinados se alzaron al cielo gritandole al bosque que el uno era propiedad del otro y que ninguna otra criatura nos podían tocar o el otro acabaría con ellos. Notaba las zarpas de Feith en mi cuello oprimiendo mi hocico contra sus pechos a los cuales no dejaba de atender mientras que mi miembro seguía moviendose en su interior con una buena velocidad facilitada por la humedad que la intimidad de ella misma creaba. Noté como con sus piernas aprisionaban mis caderas obligandome a estar aun mas apegada a ella mientras seguía haciendole el amor fue entonces cuando note los espamos de su cuerpo y noté como su interior se contaraía fuertemente contra mi miembro y estaba aun mas humedad de lo que lo estaba antes.
Feith había llegado al máximo clímax de aquel acto pero a mi aun me quedaba un poco mas para llegar, así pues nos separe del árbol y puse la espalda de ella contra el cesped y aferrando sus caderas empecé a penetrarla de una forma muy rápida, muy fuerte y muy profunda; lo cual hacía que el ruido de mis genitales que golpeaban contra ella se escucharan bien alto, pero al pasar unos minutos con aquella fuerte intensisdad todos mis músculos se tensaron al dar una fuerte y super profunda penetración en la que mi semen empezó a llenar el interior de Feith. Cuando aquello paso alcé mi cabeza al cielo y un aullido mas fuerte que cualquiera otro que hubiera lanzado en aquel momento y luego poco me destranforme aun estando dentro de Feith y me quedé mirandola muy jadeante. -Te amo Feith.- Le dije y me tumbé a su lado rodeando su cintura con mi brazo y mirándola fijamente a los ojos. Notaba ahora sus arañazos y mordiscos pero no me importaban solo que por fin, por fin, era suyo por completo y ella mía por completo.
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Estaba sin aliento, tirada en el piso en mi forma humana. Pestañee un par de veces al escuchar sus palabras de amor, estaba vieja para eso, pero mi cuerpo parecía tener sus propias ideas… un rubor totalmente inesperado inundó mis mejillas. Te amo mi lobo feroz respondí poniéndome sobre él para besar uno por uno sus parpados, su frente, su nariz y sus labios. Jugué un poco con su pelo en silencio, grabando cada uno de los detalles de su cuerpo en mi memoria. Finalmente tomé uno de sus brazos y me acurruqué a su lado. Estaba feliz, no podía pedir más de la vida.
Cerré los ojos y puse mi nariz sobre su piel, era adictivo. ¿Y ahora qué? pregunté haragana, sin querer moverme Oficialmente acabas de terminar con todas mis fuerzas… literalmente abrí un ojo para observarle y sonreí Aunque creo que podría acostumbrarme a este tipo de paseos de… “recolección” me reí a carcajadas si así acabarían esas salidas, no quería saber cómo sería un día en el que planificásemos este tipo de encuentros. Un temblor invadió mi cuerpo entero. Definitivamente podía acostumbrarme.
Apagué un bostezo contra su brazo, sentía una pesadez deliciosa. Me moví para picarle la mejilla con mi índice para luego morderle los labios y besar su piel Te quiero Al, te quiero mucho susurré apoyando mi cabeza en su pecho. ¿Te duele mucho? pregunté incapaz de mirarle a los ojos Todo pasó tan rápido… no me pude controlar, fue demasiado me excusé Lo siento pero en realidad no lo siento ¿sabes? Se sintió… me quedé sin palabras. Escondí mi rostro y le di la espalda sin dejar de usar su brazo como almohada.
¿Deberíamos volver? pregunté, no tenía muchas ganas de hacerlo, pero la situación era tan extraña. Ahora que todo había pasado no tenía ni la menor idea de qué debería de hacer. ¿Quedarme en silencio? ¿Hablar? ¿Irme? ¿Halagarle? Si tenía que hacer lo último no me sería nada difícil, ese lobo ardiente me traía loca y no dejó nada para atrás. Muy joven muy joven pero bien expediente, eso sí. Me mordí el labio inferior, había sido nuestra primera vez y casi habíamos llegado al mismo tiempo. Él no era uno más y por eso estaba tan nerviosa. Aún ahora, no… En ese momento más.
Cerré los ojos y puse mi nariz sobre su piel, era adictivo. ¿Y ahora qué? pregunté haragana, sin querer moverme Oficialmente acabas de terminar con todas mis fuerzas… literalmente abrí un ojo para observarle y sonreí Aunque creo que podría acostumbrarme a este tipo de paseos de… “recolección” me reí a carcajadas si así acabarían esas salidas, no quería saber cómo sería un día en el que planificásemos este tipo de encuentros. Un temblor invadió mi cuerpo entero. Definitivamente podía acostumbrarme.
Apagué un bostezo contra su brazo, sentía una pesadez deliciosa. Me moví para picarle la mejilla con mi índice para luego morderle los labios y besar su piel Te quiero Al, te quiero mucho susurré apoyando mi cabeza en su pecho. ¿Te duele mucho? pregunté incapaz de mirarle a los ojos Todo pasó tan rápido… no me pude controlar, fue demasiado me excusé Lo siento pero en realidad no lo siento ¿sabes? Se sintió… me quedé sin palabras. Escondí mi rostro y le di la espalda sin dejar de usar su brazo como almohada.
¿Deberíamos volver? pregunté, no tenía muchas ganas de hacerlo, pero la situación era tan extraña. Ahora que todo había pasado no tenía ni la menor idea de qué debería de hacer. ¿Quedarme en silencio? ¿Hablar? ¿Irme? ¿Halagarle? Si tenía que hacer lo último no me sería nada difícil, ese lobo ardiente me traía loca y no dejó nada para atrás. Muy joven muy joven pero bien expediente, eso sí. Me mordí el labio inferior, había sido nuestra primera vez y casi habíamos llegado al mismo tiempo. Él no era uno más y por eso estaba tan nerviosa. Aún ahora, no… En ese momento más.
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Había sido algo único e increíble lo que habíamos tenido Feith y yo en aquel bosque hace escasos segundos antes de estar ambos tumbados en el pasto notando así la hierba húmeda contra mi desnudo cuerpo, pero no me quejaba en absoluto. Era normal que no me quejara pues me acababa de unir de una forma única a la mujer que mas quería del mundo, a la loba que complementaba mi vida y hacía que mi lobo estuviera calmado y relajado con tan solo mirarla, y la única que era capaz de hacer que mi corazón latiera tan fuerte que casi se me salía del pecho con tan solo una media sonrisa dibujada en sus dulces labios.
Estaba algo exhausto para que negarlo pero tampoco me importaba mucho pues sabía que estaba en aquel estado porque le había dado todo lo que tenía a Feith de las dos formas que había sido capaz de darle, pues no solamente nos habíamos unido en nuestras formas humanas sino que nuestras bestias internas también habían decidido tomarse la una a la otra. Para mi era la primera vez que hacía aquello de cualquiera de las maneras, y sabía que Feith no era la primera vez que hacía aquello pues se quedó embarazada de los gemelos y ella mismo me lo había dicho, pero si estaba seguro que para ella como para mi era la primera vez que lo hacía con el amor en su corazón y con el deseo de entregarse al otro por el amor que sentíamos el uno al otro y no por la pasión simplemente.
Vi como Feith se ponía encima mía y besaba todo mi rostro y yo simplemente sonreía al notar sus suaves labios de nuevo por encima de mi piel. -Ahora no pienso dejarte sola nunca en la vida Feith, eso te lo puedo asegurar.- Sonreí de nuevo al escuchar sus siguientes palabras. -Tu a mi también me has dejado exhausto mi loba.- Había sido todo tan intenso que era normal que ambos estuviéramos tan exhaustos después de haber tenido aquel acto sexual que tanto nos pedían nuestros cuerpos y corazones al estar cerca el uno del otro.
-Yo también te quiero Feith.- Le dije ante su declaración de amor, pero mi sonrisa cambió un poco cuando escuché sus siguientes palabras referentes a los arañazos que ella había dejado sobre mi cuerpo mientras lo habíamos hecho en nuestra forma de lobo. -No te preocupes por eso, no me duelen, además si alguna hembra me pregunta de que son esos arañazos les diré que son de la loba que es la dueña de mi corazón y mi mente; es decir, tu.- Le dije pues no quería que se preocupara de si me había hecho daño o no. Al ver que se daba la vuelta dándome la espalda aun apoyada en mi brazo yo cogí mi capa y nos tape con ella mientras me giraba hacía ella.
Apegué me cuerpo al de Feith para que me notara a su lado y pasé mi brazo por su cintura y posé mi mano en su vientre dedicándole pequeñas caricias con las yemas de los dedos. -No tenemos porque volver ya. Me apetece quedarme descansando aquí contigo, con mi loba.- Le dije y le di un beso en la mejilla y en el cuello. No podía decir que el cuerpo de Feith tan apegado al mío de nuevo no me daban ganas de querer tomarla de nuevo pero no quería forzarla y dejar que ella descansara, además a mi también me vendría bien por lo que descansaríamos allí si ella quería. -Gracias Feith por darme algo que nunca le has dado a ningún otro hombre.-
Alexein Meltwork
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Apagué una risilla traviesa, toda mi juventud desperdiciada en violencia ahora volvía de golpe y no sabía cómo manejarla, los dedos de Alex sobre mi vientre me causaban cosquillas. Me moví inquieta entre sus brazos aún incapaz de mirarle, pero esta vez porque sentía que mis mejillas estaban al rojo vivo. Me arrebujé bajo la capa mientras escuchaba sus palabras, entonces me volví hacia y me acurruqué bajo su cuello, luego de un par de latidos me separé lo suficiente como para verle a los ojos No me agradezcas, suena como un favor y esto me lo vas a pagar cada día de tu vida porque te voy a estar tomando la palabra entonces volví a besarlo con pasión, sin darle tregua por un buen rato.
Juguetona apreté mi cuerpo contra el suyo, mis pechos se habían vuelto duros nuevamente. Acaricié el largo de su cuerpo bajo la capa y detuve mis manos masajeando su miembro. Parece que no quedaste satisfecho, mi lobo feroz murmuré mirándole a sus ojos que parecían atravesarlo todo. Me mordí el labio inferior, intentando tomar una decisión en frío, pero su presencia era intoxicante al punto de que no me dejaba tomar una decisión racional mientras estuviera en contacto con su piel. Me aclaré la garganta y sonreí. Desafortunadamente hice una pausa y coloqué ambas manos en su pecho… arg… su pechome mordí el interior de la mejilla. Seguir con la decisión era difícil para mi fuerza de voluntad.
Las tardes son cortas y si quieres descansar… apagué un bostezo y volví a acurrucarme contra él Lo que quiero decir es que tenemos el resto de la vida para consumar este fuego y mejor por ahora no consumirnos y resfriarnos reí ahogando el sonido con su pecho. El señor Al dije tocando su entrepierna Y el señor Alex rozando su cuello, tendrán que esperar un poco más. De esa forma, con una oreja pegada en su pecho, me dejé llevar por el sueño con su corazón susurrándome una dulce melodía. Fue la primera vez desde que era una niña, en la que no tuve pesadillas, ni sueños, ni nada. Se sentía de una forma que no había palabras para describirla.
Abrí mis ojos y él estaba allí. Respiré aliviada, por supuesto que estaría. Veía su quijada y sentía un leve movimiento. Entonces me di cuenta, efectivamente estábamos desplazándonos. Me agarré de su cuello ¿Pero qué es esto? ¿Es algún tipo de venganza por no llegar hasta el final la segunda vez? ¿tal vez porque me dormí? ¿Cuánto tiempo pasó? pregunté inquieta. Mi cuerpo estaba envuelto en la capa de él y no me permitía moverme. Esto es embarazoso Al… dije un poco más calmada y apoyando mi cabeza contra su pecho ¿A dónde me llevas? ¿sabes que parecemos esas parejas humanas…? Tú me entiendes
Juguetona apreté mi cuerpo contra el suyo, mis pechos se habían vuelto duros nuevamente. Acaricié el largo de su cuerpo bajo la capa y detuve mis manos masajeando su miembro. Parece que no quedaste satisfecho, mi lobo feroz murmuré mirándole a sus ojos que parecían atravesarlo todo. Me mordí el labio inferior, intentando tomar una decisión en frío, pero su presencia era intoxicante al punto de que no me dejaba tomar una decisión racional mientras estuviera en contacto con su piel. Me aclaré la garganta y sonreí. Desafortunadamente hice una pausa y coloqué ambas manos en su pecho… arg… su pechome mordí el interior de la mejilla. Seguir con la decisión era difícil para mi fuerza de voluntad.
Las tardes son cortas y si quieres descansar… apagué un bostezo y volví a acurrucarme contra él Lo que quiero decir es que tenemos el resto de la vida para consumar este fuego y mejor por ahora no consumirnos y resfriarnos reí ahogando el sonido con su pecho. El señor Al dije tocando su entrepierna Y el señor Alex rozando su cuello, tendrán que esperar un poco más. De esa forma, con una oreja pegada en su pecho, me dejé llevar por el sueño con su corazón susurrándome una dulce melodía. Fue la primera vez desde que era una niña, en la que no tuve pesadillas, ni sueños, ni nada. Se sentía de una forma que no había palabras para describirla.
Abrí mis ojos y él estaba allí. Respiré aliviada, por supuesto que estaría. Veía su quijada y sentía un leve movimiento. Entonces me di cuenta, efectivamente estábamos desplazándonos. Me agarré de su cuello ¿Pero qué es esto? ¿Es algún tipo de venganza por no llegar hasta el final la segunda vez? ¿tal vez porque me dormí? ¿Cuánto tiempo pasó? pregunté inquieta. Mi cuerpo estaba envuelto en la capa de él y no me permitía moverme. Esto es embarazoso Al… dije un poco más calmada y apoyando mi cabeza contra su pecho ¿A dónde me llevas? ¿sabes que parecemos esas parejas humanas…? Tú me entiendes
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