Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
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Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
El viento era tan fuerte que Hont tenía que llevar una mano en su sombrero de paja para que no saliera volando. Su otra mano quedaba en su espalda, la mantenía allí para que la capa corta con la que vestía no volase por encima suya tapándole la visión. Era incómodo pasear así. El hombrecillo zarigüeya se preguntaba cómo era posible que los héroes de los grabados salieran dibujados en un fuerte viento con la capa meciendo hacia atrás y no hacia delante tapándole la cabeza. Hont quería ser como uno de esos héroes, por ese mismo motivo se había comprado el sombrero de paja y la capa corta de color rojo oscuro. Con esas dos únicas prendas, el hombrecillo pensó que estaría mucho más guapo y se parecería más a lo que él quería ser.
Hasta el momento ninguna doncella le había cogido para darle un beso en la mejilla ni nadie le había ofrecido sus servicios como héroe errante. Aunque, no se podía quejar. Fuera la calle que fuera, todos se le quedaban mirando con los ojos muy abiertos. ¡Seguro que no habían visto a un héroe hache be en su vida! Al menos, ninguno que tuviera una espada de madera y que vistiera solamente con una copa de color rojo oscuro y un sombrero de paja.
-Atención, aquí héroe errante- anunciaba a pleno pulmón el pequeño hombrecillo- he luchado contra muchos monstruos malos. ¡Monstruos gigantes! Uno de ellos era tan grande como dos barcos piratas. También me he peleado contra brujos muy malos que daban mucho miedo. ¡Más miedo que los lobos de los cuentos! Y he salvado a muchas personas buenas de los malos como el brujo malo o los monstruos malos gigantes. Soy muy buen héroe y me ofrezco a realizar cualquier misión que queráis. ¡otra aventura para mi colección!-
No hubo respuesta de nadie. Por donde fuera, las personas apartaban la cabeza, se reían maldisimuladamente o fingían no escuchar al pequeño hombre zarigüeya. Ellos se lo perdían. Si un hombre malo tenía secuestrada a un familiar de esa gente, como lo decían, Hont no lo podría salvar. Con una inclinación de hombres, fue a otra plaza de la ciudad y dijo exactamente lo mismo que en la anterior. Con el mismo énfasis y con la misma ilusión. Alguien habría en Lunargenta que necesitará los servicios de un héroe como Hont.
Y ese alguien lo encontró en forma de cartel. ¿¡Cómo no lo había visto antes!? Sencillo: Porque el cartel estaba clavado en la pared a un metro y medio del suelo y Hont medía poco más de veinte centímetros. Si ponían los carteles tan alto era normal que no pudiera leerlos.
-De… ¡No veo!- Hont, desde bajo del cartel, saltaba con todas sus fuerzas para poder leerlo- Sa… ¡Desagüe! No eso no pone porque después viene una pe. Desapa….. ¡Desaparecido! Sí, es eso. ¡Un hombre ha desaparecido! Bien- festejó con más saltos y aplausos- ¡Ya tengo una misión!-
* Ambos: En primer lugar, debo agradeceros que hayáis venido precisamente a mí para que os haga un mastereado. Me siento muy halagada por ello y pienso esforzarme al máximo para que no os arrepintáis ni un solo momento de haberlo pedido. ¡Nos lo vamos a pasar muy bien los tres juntos!
Ahora bien, como Eretria me dijo que era nueva en este mundo de foros de rol voy a comentaros por encima como suelo trabajar yo como master. Cada uno de nosotros tiene un sistema diferente y todos son igual de buenos, eso os lo digo de antemano. Pero, a mí me gusta poner primero la parte de rol, es decir, la narración (a veces, si es muy largo lo que tengo que contar, lo separo en diferentes puntos de vista según personajes) y luego doy una serie de indicaciones desde yo (desde la chica que hay detrás de la pantalla) de qué es lo que ha pasado en el post y qué es lo que tenéis que hacer en el siguiente. Ahora, como podéis deducir, estamos en la parte de las indicaciones. Eretria (o Andiel, me fijo en Eretria porque me dijo que era nueva), si tienes alguna duda no molestas para nada si me preguntas por mp.
Vayamos al grano si os parece que ya estoy hablando durante demasiado tiempo. En este primer post vemos que Hont (un npc mío que adoro utilizar, encontraréis su ficha [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) lee un cartel en el que pone que un hombre ha desaparecido. En el siguiente turno, os encontráis al pequeño y decidís hacer grupo para la aventura. Podéis usar a Hont como os venga en gana, por algo os he pasado la ficha.
Hasta el momento ninguna doncella le había cogido para darle un beso en la mejilla ni nadie le había ofrecido sus servicios como héroe errante. Aunque, no se podía quejar. Fuera la calle que fuera, todos se le quedaban mirando con los ojos muy abiertos. ¡Seguro que no habían visto a un héroe hache be en su vida! Al menos, ninguno que tuviera una espada de madera y que vistiera solamente con una copa de color rojo oscuro y un sombrero de paja.
-Atención, aquí héroe errante- anunciaba a pleno pulmón el pequeño hombrecillo- he luchado contra muchos monstruos malos. ¡Monstruos gigantes! Uno de ellos era tan grande como dos barcos piratas. También me he peleado contra brujos muy malos que daban mucho miedo. ¡Más miedo que los lobos de los cuentos! Y he salvado a muchas personas buenas de los malos como el brujo malo o los monstruos malos gigantes. Soy muy buen héroe y me ofrezco a realizar cualquier misión que queráis. ¡otra aventura para mi colección!-
No hubo respuesta de nadie. Por donde fuera, las personas apartaban la cabeza, se reían maldisimuladamente o fingían no escuchar al pequeño hombre zarigüeya. Ellos se lo perdían. Si un hombre malo tenía secuestrada a un familiar de esa gente, como lo decían, Hont no lo podría salvar. Con una inclinación de hombres, fue a otra plaza de la ciudad y dijo exactamente lo mismo que en la anterior. Con el mismo énfasis y con la misma ilusión. Alguien habría en Lunargenta que necesitará los servicios de un héroe como Hont.
Y ese alguien lo encontró en forma de cartel. ¿¡Cómo no lo había visto antes!? Sencillo: Porque el cartel estaba clavado en la pared a un metro y medio del suelo y Hont medía poco más de veinte centímetros. Si ponían los carteles tan alto era normal que no pudiera leerlos.
-De… ¡No veo!- Hont, desde bajo del cartel, saltaba con todas sus fuerzas para poder leerlo- Sa… ¡Desagüe! No eso no pone porque después viene una pe. Desapa….. ¡Desaparecido! Sí, es eso. ¡Un hombre ha desaparecido! Bien- festejó con más saltos y aplausos- ¡Ya tengo una misión!-
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* Ambos: En primer lugar, debo agradeceros que hayáis venido precisamente a mí para que os haga un mastereado. Me siento muy halagada por ello y pienso esforzarme al máximo para que no os arrepintáis ni un solo momento de haberlo pedido. ¡Nos lo vamos a pasar muy bien los tres juntos!
Ahora bien, como Eretria me dijo que era nueva en este mundo de foros de rol voy a comentaros por encima como suelo trabajar yo como master. Cada uno de nosotros tiene un sistema diferente y todos son igual de buenos, eso os lo digo de antemano. Pero, a mí me gusta poner primero la parte de rol, es decir, la narración (a veces, si es muy largo lo que tengo que contar, lo separo en diferentes puntos de vista según personajes) y luego doy una serie de indicaciones desde yo (desde la chica que hay detrás de la pantalla) de qué es lo que ha pasado en el post y qué es lo que tenéis que hacer en el siguiente. Ahora, como podéis deducir, estamos en la parte de las indicaciones. Eretria (o Andiel, me fijo en Eretria porque me dijo que era nueva), si tienes alguna duda no molestas para nada si me preguntas por mp.
Vayamos al grano si os parece que ya estoy hablando durante demasiado tiempo. En este primer post vemos que Hont (un npc mío que adoro utilizar, encontraréis su ficha [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) lee un cartel en el que pone que un hombre ha desaparecido. En el siguiente turno, os encontráis al pequeño y decidís hacer grupo para la aventura. Podéis usar a Hont como os venga en gana, por algo os he pasado la ficha.
Última edición por Sigel el Miér Abr 05 2017, 15:48, editado 1 vez
Sigel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Supongo que solo hacían faltan un par de palabras, dos que encerraran una verdad irrefutable y una aventura escalofriante de la cual salir airada, "dinero" un millar de pensamientos me carcomen por dentro, aunque no es suficiente para que me inmute, pero si a la ecuación le metemos el segundo término, "secuestro" Lo que me martiriza por dentro transita a un segundo plano cuando la adrenalina es expedida por cada poro de mi piel. Elevo el mentón, las nubes grisáceas advierten de que el mal tiempo se nos viene encima, como el viento que acaece y arrastra tanto mis atavíos oscuros como la melena corta en dirección contraria, meciendo cada hebra cual juramento atractivo. Llueva, truene o la tierra tiemble, esa misión será de Anfaüglir.
Andares resolutos entremezclados en un contorneo sibarito me adentran en Lunargerta, si las lenguas son ciertas y los rumores exactos encontraré aquí la información que requiero. De plaza en plaza voy acercándome a los cuadrantes, pilares con todo tipo de folletos informativos, mis orbes felinas analizan cada uno de ellos con una conexión rara y desproporcionada, no está. Rechisto cuando el aire se me escapa de entre los huecos de mi dentadura entrecerrada, labios presionados a causa del frío y puños encogidos debido a la impotencia. Nada que no pueda solucionar matando en el caso de que un pobre diablo me arrebate lo que me pertenece por ser fuerte y caprichosa.
Reacia a abandonar la búsqueda observo a una rata revestida en una capa carmesí y con una espada de madera, ¿pero qué rayos? Frunzo el ceño, en sí el animal ni me va, ni me viene, pero lo que está sobre él un par de centímetros produce en mi persona una sensación sublime, las comisuras las alzo y donde había una ligera línea, ahora descansa una sonrisa ladina. No me supuso más de cuatro zancadas para tenerlo entre mis piernas, de un manotazo arranco el anuncio y lo leo de cerca, sin repudiar la letra pequeña, que son las que luego traen problemas. ─ Tenías. ─ Le expuse en voz alta con esos ápices perturbadores, desde las alturas lo observo, viéndome tentada a pisotearlo hasta que las entrañas bañen el suelo, no obstante, tiene su toque encantador. ─ Si no fueras un bicho cuco, estarías ya muerto. ─ Realcé no como pulla o advertencia, era una amenaza perfectamente expresada.
Refunfuño mientras me acuclillo en frente de la zarigüeya, analizándola de muy cerca. Que los ancestros lo bendigan si llegase a verse envuelto en una contienda. ─ ¿Estás loco? Alguien como tú, sería presa fácil en una misión así. ─ El anuncio se lo estampo en el hocico. ─ Que si buscas una excusa para morir como un héroe, yo podría dártela. ─ Oh sí, le sonrío aunque no pueda visualizar mi rostro al completo, en su oreja larga y puntiaguda le doy un toque directo con el dedo corazón, tan sólo por mortificar y cerciorarme de si este bicho tiene agallas o huirá con el rabo entre las patas.
Andares resolutos entremezclados en un contorneo sibarito me adentran en Lunargerta, si las lenguas son ciertas y los rumores exactos encontraré aquí la información que requiero. De plaza en plaza voy acercándome a los cuadrantes, pilares con todo tipo de folletos informativos, mis orbes felinas analizan cada uno de ellos con una conexión rara y desproporcionada, no está. Rechisto cuando el aire se me escapa de entre los huecos de mi dentadura entrecerrada, labios presionados a causa del frío y puños encogidos debido a la impotencia. Nada que no pueda solucionar matando en el caso de que un pobre diablo me arrebate lo que me pertenece por ser fuerte y caprichosa.
Reacia a abandonar la búsqueda observo a una rata revestida en una capa carmesí y con una espada de madera, ¿pero qué rayos? Frunzo el ceño, en sí el animal ni me va, ni me viene, pero lo que está sobre él un par de centímetros produce en mi persona una sensación sublime, las comisuras las alzo y donde había una ligera línea, ahora descansa una sonrisa ladina. No me supuso más de cuatro zancadas para tenerlo entre mis piernas, de un manotazo arranco el anuncio y lo leo de cerca, sin repudiar la letra pequeña, que son las que luego traen problemas. ─ Tenías. ─ Le expuse en voz alta con esos ápices perturbadores, desde las alturas lo observo, viéndome tentada a pisotearlo hasta que las entrañas bañen el suelo, no obstante, tiene su toque encantador. ─ Si no fueras un bicho cuco, estarías ya muerto. ─ Realcé no como pulla o advertencia, era una amenaza perfectamente expresada.
Refunfuño mientras me acuclillo en frente de la zarigüeya, analizándola de muy cerca. Que los ancestros lo bendigan si llegase a verse envuelto en una contienda. ─ ¿Estás loco? Alguien como tú, sería presa fácil en una misión así. ─ El anuncio se lo estampo en el hocico. ─ Que si buscas una excusa para morir como un héroe, yo podría dártela. ─ Oh sí, le sonrío aunque no pueda visualizar mi rostro al completo, en su oreja larga y puntiaguda le doy un toque directo con el dedo corazón, tan sólo por mortificar y cerciorarme de si este bicho tiene agallas o huirá con el rabo entre las patas.
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Striker se movía en la ciudad, esta vez con cierto cuidado, estaba bien llamar la atención cuando era necesario, pero no estaba seguro si los guardias aun lo estaban buscando.
"El precio de la libertad"
¿Que necesitaba? Dinero, no realmente, o sea, no es como si tuviera mucho pero no iba a morir por ello.
¿Emociones? Eso si parecía mas correcto, que clase de pirata seria si no tuviera una buena aventura de vez en cuando.
"Una buena leyenda necesita una buena historia"
"Mira eso, parece el comienzo de una aventura"
Striker vio la situación, era curioso como la mujer estaba atacando a la criatura, o lo que fuera que sea, y no pudo evitar escuchar parte de su conversación. A paso tranquilo se acerco a ambos, lo suficiente como para poder escuchar claramente lo que decían.
-Una misión.- dijo haciéndose presente.- Eso si parece interesante.
La mujer parecia, amenazante por decir poco, pero un capitan pirata no se atemorizaba por cualquier cosa.
"El precio de la libertad"
¿Que necesitaba? Dinero, no realmente, o sea, no es como si tuviera mucho pero no iba a morir por ello.
¿Emociones? Eso si parecía mas correcto, que clase de pirata seria si no tuviera una buena aventura de vez en cuando.
"Una buena leyenda necesita una buena historia"
"Mira eso, parece el comienzo de una aventura"
Striker vio la situación, era curioso como la mujer estaba atacando a la criatura, o lo que fuera que sea, y no pudo evitar escuchar parte de su conversación. A paso tranquilo se acerco a ambos, lo suficiente como para poder escuchar claramente lo que decían.
-Una misión.- dijo haciéndose presente.- Eso si parece interesante.
La mujer parecia, amenazante por decir poco, pero un capitan pirata no se atemorizaba por cualquier cosa.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
La primera palabra que hace que se le hinchen los mofletes de molestia es cuco. No le gustaba que le llamasen así. Él era el mayor aventurero de Aerandir. Había vivido muchos más combates que nadie en Lunargenta, se apostaría su preciosa y cara capa de color carmesí a que así lo era. Sus aventuras se contaban por cientos, incluso por miles (si consideramos las aventuras que el mismo se inventaba). Seguro que, si fuera tan grande como esos hombres y mujeres que lucen las armaduras de plata de la Guardia nadie le llamarían cuco ni le quitarían las misiones.
Y la segunda palabra que le hizo enfadar fue héroe. Irónico, pues era la palabra que Hont más utilizaba al largo del día. El mismo se autoproclamaba el mejor de los mejores héroes de Aerandir. Le encantaba esa palabra, y más cuando se la decían a él. Lo que no le gustó fue la forma con la que lo dijo la elfa. Al hombrecillo le pareció que sonaba como un insulto, casi como esas palabras desagradables que él nunca decía.
-¡Eres una elfa mala y maleducada!- dijo señalando la punta de la nariz de la chica con su espada de madera- Soy el mayor héroe de Aerandir. ¿No conoces a Alanna? Ella te diría con una sonrisa que soy más fuerte que tú elfa mala. Rescaté a Alanna de un brujo que daba mucho miedo que por poco la mató. ¿Y a Thiel? A ella seguro que la conoces. Estuve con Thiel cuando rescatamos a los niños que había secuestrado un flautista muy malo. ¡Seguro que las conoces y que te han hablado de mí! Soy Hont el mejor de los mejores héroes de Aerandir. Nada puede matarme- soltó una carcajada como la que emite un niño que acaba de ver a su mejor amigo resbalar y caer al suelo- ni siquiera una elfa mala y maleducada como tú puede hacerme daño. ¡Porque soy Hont!-
Un hombre delgado y de pelo largo y moreno, a Hont le pareció un joven marinero de la tripulación del Capitán Gareth (personaje que había conocido junto con su amigo Asher) se acercó al lugar donde estaban la elfa mala y maleducada y el pequeño hombre zarigüeya discutiendo.
El hombre fue igual de maleducado que la elfa. Había estado espiando mientras los dos hablaban de la misión para luego querer apuntarse él también. Era injusto. Hont había sido el primero en encontrar la misión. Ni la elfa ni el que vestía como un capitán pirata podían llegar y quitarle la misión. ¡Era suya!
-¿A él no se lo dices?- dijo a la elfa esta vez, señalando con la punta de la espada de madera la nariz del recién llegado- “Que si buscas una excusa para morir como un héroe, yo podría dártela”- imitó la voz de la chica.
* Eretria Noorgard: Muy buen post, eres la primera persona que ha hecho enfadar a Hont (estaba cansada que todos lo vieran como un muñeco adorable a que abrazar). Sin embargo, te aconsejaría que centrases tu objetivo en el próximo tema en tranquilizar al pequeño. Es un muy buen aliado para este tema. Dudo que puedas ganar su confianza, después de cómo lo has tratado, inténtalo, si es que te crees capaz. También, al ir en primer lugar en los turnos, deberás interaccionar con Andiel. Me pregunto si serás tan arisca con él como lo has sido con Hont.
* Andiel: Por tu parte, no has hecho nada para molestar a Hont. Puedes ganar fácilmente su confianza. El pequeño a conocido a muchos piratas, tienes ese punto a tu favor. Por otra parte, no me gusta llamar la atención a los temas referentes a la calidad del texto (cada uno roleamos como sabemos y podemos). Pero intenta mejorar. En los próximos turnos no me conformaré con un post de doce líneas en el que prácticamente no aportas nada. Si necesitas ayuda a la hora de escribir, en este foro tenemos una Escuela de Rol donde todos aprendemos muchísimo.
Y la segunda palabra que le hizo enfadar fue héroe. Irónico, pues era la palabra que Hont más utilizaba al largo del día. El mismo se autoproclamaba el mejor de los mejores héroes de Aerandir. Le encantaba esa palabra, y más cuando se la decían a él. Lo que no le gustó fue la forma con la que lo dijo la elfa. Al hombrecillo le pareció que sonaba como un insulto, casi como esas palabras desagradables que él nunca decía.
-¡Eres una elfa mala y maleducada!- dijo señalando la punta de la nariz de la chica con su espada de madera- Soy el mayor héroe de Aerandir. ¿No conoces a Alanna? Ella te diría con una sonrisa que soy más fuerte que tú elfa mala. Rescaté a Alanna de un brujo que daba mucho miedo que por poco la mató. ¿Y a Thiel? A ella seguro que la conoces. Estuve con Thiel cuando rescatamos a los niños que había secuestrado un flautista muy malo. ¡Seguro que las conoces y que te han hablado de mí! Soy Hont el mejor de los mejores héroes de Aerandir. Nada puede matarme- soltó una carcajada como la que emite un niño que acaba de ver a su mejor amigo resbalar y caer al suelo- ni siquiera una elfa mala y maleducada como tú puede hacerme daño. ¡Porque soy Hont!-
Un hombre delgado y de pelo largo y moreno, a Hont le pareció un joven marinero de la tripulación del Capitán Gareth (personaje que había conocido junto con su amigo Asher) se acercó al lugar donde estaban la elfa mala y maleducada y el pequeño hombre zarigüeya discutiendo.
El hombre fue igual de maleducado que la elfa. Había estado espiando mientras los dos hablaban de la misión para luego querer apuntarse él también. Era injusto. Hont había sido el primero en encontrar la misión. Ni la elfa ni el que vestía como un capitán pirata podían llegar y quitarle la misión. ¡Era suya!
-¿A él no se lo dices?- dijo a la elfa esta vez, señalando con la punta de la espada de madera la nariz del recién llegado- “Que si buscas una excusa para morir como un héroe, yo podría dártela”- imitó la voz de la chica.
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* Eretria Noorgard: Muy buen post, eres la primera persona que ha hecho enfadar a Hont (estaba cansada que todos lo vieran como un muñeco adorable a que abrazar). Sin embargo, te aconsejaría que centrases tu objetivo en el próximo tema en tranquilizar al pequeño. Es un muy buen aliado para este tema. Dudo que puedas ganar su confianza, después de cómo lo has tratado, inténtalo, si es que te crees capaz. También, al ir en primer lugar en los turnos, deberás interaccionar con Andiel. Me pregunto si serás tan arisca con él como lo has sido con Hont.
* Andiel: Por tu parte, no has hecho nada para molestar a Hont. Puedes ganar fácilmente su confianza. El pequeño a conocido a muchos piratas, tienes ese punto a tu favor. Por otra parte, no me gusta llamar la atención a los temas referentes a la calidad del texto (cada uno roleamos como sabemos y podemos). Pero intenta mejorar. En los próximos turnos no me conformaré con un post de doce líneas en el que prácticamente no aportas nada. Si necesitas ayuda a la hora de escribir, en este foro tenemos una Escuela de Rol donde todos aprendemos muchísimo.
Sigel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Aclimatada a la longeva soledad de los bosques, al interludio e interminable llanto que precede del clima venidero y la indiferencia de mis emociones anestesiadas por el pasar de las décadas, tan apagadas y mustias que rozan el punto donde no reconocería a la Anfaüglir de antaño, de melena platina y mejillas encarnadas por el esplendor de las primaveras. Esta rata de cloaca, con su temperamento y palabras matizadas en falacias, toques desconcertantes que su subconsciente recrea por júbilo mismo, sueños... Sueños en espejismos que me involucran, rompiendo a reír en una carcajada tan nociva que los que nos rodean nos observan. El dolor incesante que retuerce mis entrañas me encorva, y es tanta la gracia que abrevia con los embistes de la espada de madera y la capa insurrecta, que sólo recibe órdenes y se mueve al son de la brisa que me boto en el suelo, tomando asiento en frente suya con las piernas cruzadas en una especie de postura varonil.
─ Oh, vamos cielo. ─ Alguna que otra lágrima cae desde mis luceros, las aparto con el largo del dedo índice, las bocanadas me faltan y el pecho me arde de tanto reír. ─ No las conozco, no, pero seguro que han sido grandes "compañeras" de trifulcas. ─ La palabra entre comillas la expido con una pronunciación exclusiva. Ilusas muchachas que habrán terminado protegiendo al animal de constitución menuda, no obstante, gran y amplio ego. Ladeo la cabeza, los codos los apoyo sobre los muslos y en esos embistes hacia mi nariz acerco el rostro a la punta de madera, haciendo contacto la carne cálida con el frío material. Intrépida y sin miedo arraigado a que pueda dañar la belleza exótica que compone mis facciones. ─ Son los nervios que traicioneros, surgen de mi boca como ensayos ridículos para protegerme a mi misma, al fin y al cabo soy una mujer que necesita protección ante valientes como tú. ─ En el pecho percibo como el fuego se aviva con cada malicia que desligo del baúl de patrañas, ante situaciones así, surgen efecto.
Y por si las moscas, quito la tela que me cubre el rostro de vándala y maldita a su vez. Le sonrío con granujería, el dedo pulgar lo sitúo sobre la espada de madera para desviarla. Y yo, que soy lo peor que te puedes encontrar por los senderos si deseas que tu juicio siga impío, voy aproximándome a la nariz de la zarigüeya donde apoyo los labios para plantarle un beso genuino. ─ ¿Sabrás perdonarme? ─ Ronroneo en frente de sus facciones, esto es demasiado para mi sistema, menudo pasatiempo me ha salido en medio de la plaza. Todo este afecto sacado de la manga se lo proporciono al animal delante del moreno, que ni me va, ni me viene, si quiere "nuestra" misión tendrá que aportar algo.
─ A él no se lo diré, porque confío en que tú sabrás lidiar con la situación, jefe. ─ El mero hecho de que me imite con su vocecilla tintineante me hace reír, pero qué cosa tenemos aquí. Quizá y todo, en vez de matarle lo adopte para que alegre mis noches de travesía. ─ Y tú. ─ Al recién llegado lo observo por el rabillo del ojo, reflexiva y adusta. ─ ¿También eres un héroe? ─ Pregunté en voz alta, ¿que pasa hoy? De par en par van reuniéndose, pues no, yo soy una asesina y por el alto precio del rescate del noble, haré calamidades sin que el remordimiento pueda interponerse. ─ Si es así, mi queridísimo y nuevo amigo, dejará que vengas con nosotros, ¿verdad? ─ Llamo la atención de... ¿Cómo era? Hont, pero renacuajo me gusta más. En símbolo de paz, le devuelvo el anuncio con una sonrisa ladina y un batear de pestañas largas.
─ Oh, vamos cielo. ─ Alguna que otra lágrima cae desde mis luceros, las aparto con el largo del dedo índice, las bocanadas me faltan y el pecho me arde de tanto reír. ─ No las conozco, no, pero seguro que han sido grandes "compañeras" de trifulcas. ─ La palabra entre comillas la expido con una pronunciación exclusiva. Ilusas muchachas que habrán terminado protegiendo al animal de constitución menuda, no obstante, gran y amplio ego. Ladeo la cabeza, los codos los apoyo sobre los muslos y en esos embistes hacia mi nariz acerco el rostro a la punta de madera, haciendo contacto la carne cálida con el frío material. Intrépida y sin miedo arraigado a que pueda dañar la belleza exótica que compone mis facciones. ─ Son los nervios que traicioneros, surgen de mi boca como ensayos ridículos para protegerme a mi misma, al fin y al cabo soy una mujer que necesita protección ante valientes como tú. ─ En el pecho percibo como el fuego se aviva con cada malicia que desligo del baúl de patrañas, ante situaciones así, surgen efecto.
Y por si las moscas, quito la tela que me cubre el rostro de vándala y maldita a su vez. Le sonrío con granujería, el dedo pulgar lo sitúo sobre la espada de madera para desviarla. Y yo, que soy lo peor que te puedes encontrar por los senderos si deseas que tu juicio siga impío, voy aproximándome a la nariz de la zarigüeya donde apoyo los labios para plantarle un beso genuino. ─ ¿Sabrás perdonarme? ─ Ronroneo en frente de sus facciones, esto es demasiado para mi sistema, menudo pasatiempo me ha salido en medio de la plaza. Todo este afecto sacado de la manga se lo proporciono al animal delante del moreno, que ni me va, ni me viene, si quiere "nuestra" misión tendrá que aportar algo.
─ A él no se lo diré, porque confío en que tú sabrás lidiar con la situación, jefe. ─ El mero hecho de que me imite con su vocecilla tintineante me hace reír, pero qué cosa tenemos aquí. Quizá y todo, en vez de matarle lo adopte para que alegre mis noches de travesía. ─ Y tú. ─ Al recién llegado lo observo por el rabillo del ojo, reflexiva y adusta. ─ ¿También eres un héroe? ─ Pregunté en voz alta, ¿que pasa hoy? De par en par van reuniéndose, pues no, yo soy una asesina y por el alto precio del rescate del noble, haré calamidades sin que el remordimiento pueda interponerse. ─ Si es así, mi queridísimo y nuevo amigo, dejará que vengas con nosotros, ¿verdad? ─ Llamo la atención de... ¿Cómo era? Hont, pero renacuajo me gusta más. En símbolo de paz, le devuelvo el anuncio con una sonrisa ladina y un batear de pestañas largas.
Última edición por Eretria Noorgard el Mar Feb 14 2017, 13:03, editado 1 vez
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
“Esas personas están un poco locas, ¿estás seguro que queremos participar de esto?”
“Según algunos somos nosotros los locos, no hay que juzgar”
Striker miro la situación con curiosidad, el “conflicto” entre la mujer y la extraña criatura estaba avanzando a algo más, pero no estaba seguro de querer saber a qué.
“Todavía podemos huir”
“Además están llamando mucho la atención, que hacemos si vienen los guardias”
Striker miro a su alrededor, por suerte todavía no se había acercado ninguno de ellos para saber que estaba sucediendo, no sabía si aún lo estaban buscando, pero no sería del todo raro. Era un pirata, y que lo buscara la justicia era cosa de cada dia.
Al escuchar la pregunta de la joven primero la miro con incredulidad, para después elegir una buena respuesta que darle.
Extendió su mano hacia los lados, generando un pequeño movimiento en su abrigo y miro a ambas personas con una sonrisa.
-Striker, almirante pirata.- dijo.- Aventuras, tesoros y peleas, eso es mi vida.
Les dio unos segundos para que asimilaran su perfecta presentación antes de seguir hablando.
-Y no, no soy un héroe.- agrego.- Un héroe está atado por los grilletes de la moral, obligado a salvar personas hasta su muerte. Un pirata es libre.
-Y en este momento.- con un movimiento rápido tomo el papel con la información de la misión.- el pirata Striker ira libremente a rescatar una persona, pueden venir si quieren.- dijo mientras leía la descripción de lo que debía encontrar.
Andiel no odiaba a los héroes, en parte respetaba a una persona que eligiera ser así, pero los años de enseñanzas sobre honor y moral, sobre las cosas en las que se destacaba un héroe, lo habían vuelto completamente reacio a esa palabra. Podría hacer el bien, en más de una ocasión, pero nunca se llamaría a si mismo héroe.
“Bien, creo que tuvo el suficiente impacto”
“Esperemos no tener que pelear con esos dos”
“Siempre podemos escapar”
FdR1: A mi tampoco me gusta leer criticas sobre la calidad de mis textos, especialmente cuando el mismo esta dentro de las reglas del foro, y mas cuando la critica suena muy cerca de un ultimatum, yo no posteo para ser criticado de ese modo, y si es un problema, siempre puedo sacar a mi personaje de la mision.
FdR2: Por lo tanto, voy a explicar un poco porque mi personaje no hizo gran cosa en el post anterior, pensaba robar el papel antes y ver de que se trataba, pero no estaba seguro de como funciona la accion en un tema mastereado, y no queria meterme de lleno en el conflicto que estaba sucediendo, porque si yo, como pj me metia, creo se maneja distinto de si es un simple npc.
FdR3: No soy de escribir muchas descripciones, de personas, escenas, etc, mas que nada me baso en dialogos, asi que si eso en un problema, bueh. No voy a cambiar de estilo despues de tantos años.
FdR4: Lo que me molesto no fue la critica, puedo aceptar una critica como cualquiera, fue el "no me conformare con que sigas posteando asi" y que sono como un ultimatum, y si voy a andar forzandome a postear distinto para no quedar fuera de una mision, prefiero no participar y ya
FdR5: Quedo demasiado texto, deberia ponerlo entre spoiler?
“Según algunos somos nosotros los locos, no hay que juzgar”
Striker miro la situación con curiosidad, el “conflicto” entre la mujer y la extraña criatura estaba avanzando a algo más, pero no estaba seguro de querer saber a qué.
“Todavía podemos huir”
“Además están llamando mucho la atención, que hacemos si vienen los guardias”
Striker miro a su alrededor, por suerte todavía no se había acercado ninguno de ellos para saber que estaba sucediendo, no sabía si aún lo estaban buscando, pero no sería del todo raro. Era un pirata, y que lo buscara la justicia era cosa de cada dia.
Al escuchar la pregunta de la joven primero la miro con incredulidad, para después elegir una buena respuesta que darle.
Extendió su mano hacia los lados, generando un pequeño movimiento en su abrigo y miro a ambas personas con una sonrisa.
-Striker, almirante pirata.- dijo.- Aventuras, tesoros y peleas, eso es mi vida.
Les dio unos segundos para que asimilaran su perfecta presentación antes de seguir hablando.
-Y no, no soy un héroe.- agrego.- Un héroe está atado por los grilletes de la moral, obligado a salvar personas hasta su muerte. Un pirata es libre.
-Y en este momento.- con un movimiento rápido tomo el papel con la información de la misión.- el pirata Striker ira libremente a rescatar una persona, pueden venir si quieren.- dijo mientras leía la descripción de lo que debía encontrar.
Andiel no odiaba a los héroes, en parte respetaba a una persona que eligiera ser así, pero los años de enseñanzas sobre honor y moral, sobre las cosas en las que se destacaba un héroe, lo habían vuelto completamente reacio a esa palabra. Podría hacer el bien, en más de una ocasión, pero nunca se llamaría a si mismo héroe.
“Bien, creo que tuvo el suficiente impacto”
“Esperemos no tener que pelear con esos dos”
“Siempre podemos escapar”
FdR1: A mi tampoco me gusta leer criticas sobre la calidad de mis textos, especialmente cuando el mismo esta dentro de las reglas del foro, y mas cuando la critica suena muy cerca de un ultimatum, yo no posteo para ser criticado de ese modo, y si es un problema, siempre puedo sacar a mi personaje de la mision.
FdR2: Por lo tanto, voy a explicar un poco porque mi personaje no hizo gran cosa en el post anterior, pensaba robar el papel antes y ver de que se trataba, pero no estaba seguro de como funciona la accion en un tema mastereado, y no queria meterme de lleno en el conflicto que estaba sucediendo, porque si yo, como pj me metia, creo se maneja distinto de si es un simple npc.
FdR3: No soy de escribir muchas descripciones, de personas, escenas, etc, mas que nada me baso en dialogos, asi que si eso en un problema, bueh. No voy a cambiar de estilo despues de tantos años.
FdR4: Lo que me molesto no fue la critica, puedo aceptar una critica como cualquiera, fue el "no me conformare con que sigas posteando asi" y que sono como un ultimatum, y si voy a andar forzandome a postear distinto para no quedar fuera de una mision, prefiero no participar y ya
FdR5: Quedo demasiado texto, deberia ponerlo entre spoiler?
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Parecía una disculpa, pero no sonaba como tal. No dijo las palabras habituales para disculparse (lo siento, perdona, es culpa mía…) ni tampoco usó un tono de voz adecuado para pedir perdón. ¿Entonces, que tenía de disculpa todo lo que decía? Hont ladeó la cabeza hacia la izquierda pensando en lo que la chica decía. ¿Por qué se reía, por qué hablaba como si se disculpase cuando no había señales de disculpas? Inclinó tanto la cabeza que se le cayó el sombrero de paja. No lo recogió, no inmediatamente. Primero quería esperar a estar seguro que podía dejar de amenazar a la elfa con la punta de la espada de madera. Cosa difícil. La elfa hablaba con muchas palabras que para el pequeño hombre bestia resultaban incomprensibles. ¡Como estuviera mintiendo con palabras raras le iba a dar una buena zurra en el trasero! O mejor dos: Una por mentir y la otra por confundir.
Las palabras de disculpas vinieron después de las risas. Hont suspiró aliviado cuando, por fin, las escuchó. No quería tener que castigar a una chica tan guapa por mentir. Los héroes de verdad no pegaban a las mujeres aunque fueran unas maleducadas, mentirosas y hablasen tan raro como la elfa.
-Supongo que sí- dejó de señalar a la chica con la espada de madera y se agachó a recoger el sombrero que se le había caído- los héroes no se tienen que pelear entre ellos. Aunque, mi mejor amigo, Asher, sí se pelea con todos los héroes buenos. Es una persona muy violenta, ¿sabes?- se ajustó el sombrero de paja en la cabeza y continuó hablando- Me llamo Hont y soy el mejor héroe de Aerandir. ¿Tú cómo te llamas? Los elfos soléis tener nombres muy bonitos y difíciles de pronunciar. Si hubiera nacido en vuestras tierras seguro que me hubieran puesto: “Höntareil de las hojas verdes y de las flores bonitas”- acompañó el nombre con ridículos movimiento de manos en los que intentaba engrandecer el nombre más de lo que ya era de por sí. - ¡Con lo más fácil que es Hont!-
El otro chico, el nuevo que apareció de la nada, se presentó como un pirata. A Hont le encantaban los piratas. Ellos eran como su amigo Asher: feos, grandes, terroríficos pero muy buenos. Si Striker era así, posiblemente, fuera mejor héroe que la elfa maleducada que habla raro y, también, mejor amigo; a él, por lo menos, podía entender lo que decía.
-Pues yo soy Hont y mi vida es: Aventuras, heroicidades y tundas a los malos-.
Tenía razón los piratas no son héroes pero pueden ser buenos sin tener que ser héroes. A diferencia del pequeño, que trabajaba de héroe errante sin pedir ni una sola moneda, los piratas pedían muchos aeros, alcohol, mujeres y las malas palabras que Hont por jamás de los jamases decía. Era caro trabajar con un pirata. También peligroso, nunca se sabía lo que eran capaces de hacer con tal de conseguir lo que ellos tienen. A Hont le gustaba ese peligro.
-¿Ir a donde?- Hont dio un gran salto y atrapó el cartel de las manos del pirata. Seguro que lo hubiera guardado en un lugar tan inseguro como lo era el interior de una botella de cristal. Bajo del sombrero de paja de Hont estaba mejor. - Tú no sabes dónde ir y yo sí. Hay que ir a la casa de la casa de Lord Bladwin a buscar pistas. El Duque Baldwin es el hombre que ha desaparecido. Lo dice aquí mirad,- estuvo a punto de sacarse el papel de debajo de su sombrero, luego se lo pensó mejor y, antes que se lo volvieran a quitar, lo dejó donde estaba. Seguro y a buen recaudo- o mejor no lo miráis porque ya lo habéis visto antes y no quiero que se moje el papel porque alguien lo ha tirado al agua.- terminó la frase riéndose entre dientes mientras miraba a Striker.
Tenía dos nuevos amigos con los que jugar y una nueva aventura le estaba esperando. ¡El día había comenzado muy bien para Hont!
* Ambos: El objetivo en el siguiente tema va a ser idéntico para los dos. Deberéis poneros en camino para llegar a la mansión de Lord Baldwin. Aprovechad el paseo para conoceros un poco más entre los tres (si necesitáis usar a Hont, sabed que sois libres en todo momento mientras yo no diga nada). Estoy segura que tendréis muchas preguntas que haceros entre vosotros. Aprovechad ahora porque cuando venga la acción no habrá tiempo.
* Eretria Noorgard: Has ganado Hont y así te lo demuestra dándote una de esas largas charlas por las cuales se ha ganado el apodo de “Héroe charlatán”. Continúa como hasta ahora.
* Andiel: Has ganado la confianza de Hont. Le recuerdas a sus amigos que, como él mismo diría, “son malos pero que en realidad son buenos”. Tanto confianza en ti que es capaz de bromear sobre tu oficio de pirata.
Las palabras de disculpas vinieron después de las risas. Hont suspiró aliviado cuando, por fin, las escuchó. No quería tener que castigar a una chica tan guapa por mentir. Los héroes de verdad no pegaban a las mujeres aunque fueran unas maleducadas, mentirosas y hablasen tan raro como la elfa.
-Supongo que sí- dejó de señalar a la chica con la espada de madera y se agachó a recoger el sombrero que se le había caído- los héroes no se tienen que pelear entre ellos. Aunque, mi mejor amigo, Asher, sí se pelea con todos los héroes buenos. Es una persona muy violenta, ¿sabes?- se ajustó el sombrero de paja en la cabeza y continuó hablando- Me llamo Hont y soy el mejor héroe de Aerandir. ¿Tú cómo te llamas? Los elfos soléis tener nombres muy bonitos y difíciles de pronunciar. Si hubiera nacido en vuestras tierras seguro que me hubieran puesto: “Höntareil de las hojas verdes y de las flores bonitas”- acompañó el nombre con ridículos movimiento de manos en los que intentaba engrandecer el nombre más de lo que ya era de por sí. - ¡Con lo más fácil que es Hont!-
El otro chico, el nuevo que apareció de la nada, se presentó como un pirata. A Hont le encantaban los piratas. Ellos eran como su amigo Asher: feos, grandes, terroríficos pero muy buenos. Si Striker era así, posiblemente, fuera mejor héroe que la elfa maleducada que habla raro y, también, mejor amigo; a él, por lo menos, podía entender lo que decía.
-Pues yo soy Hont y mi vida es: Aventuras, heroicidades y tundas a los malos-.
Tenía razón los piratas no son héroes pero pueden ser buenos sin tener que ser héroes. A diferencia del pequeño, que trabajaba de héroe errante sin pedir ni una sola moneda, los piratas pedían muchos aeros, alcohol, mujeres y las malas palabras que Hont por jamás de los jamases decía. Era caro trabajar con un pirata. También peligroso, nunca se sabía lo que eran capaces de hacer con tal de conseguir lo que ellos tienen. A Hont le gustaba ese peligro.
-¿Ir a donde?- Hont dio un gran salto y atrapó el cartel de las manos del pirata. Seguro que lo hubiera guardado en un lugar tan inseguro como lo era el interior de una botella de cristal. Bajo del sombrero de paja de Hont estaba mejor. - Tú no sabes dónde ir y yo sí. Hay que ir a la casa de la casa de Lord Bladwin a buscar pistas. El Duque Baldwin es el hombre que ha desaparecido. Lo dice aquí mirad,- estuvo a punto de sacarse el papel de debajo de su sombrero, luego se lo pensó mejor y, antes que se lo volvieran a quitar, lo dejó donde estaba. Seguro y a buen recaudo- o mejor no lo miráis porque ya lo habéis visto antes y no quiero que se moje el papel porque alguien lo ha tirado al agua.- terminó la frase riéndose entre dientes mientras miraba a Striker.
Tenía dos nuevos amigos con los que jugar y una nueva aventura le estaba esperando. ¡El día había comenzado muy bien para Hont!
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* Ambos: El objetivo en el siguiente tema va a ser idéntico para los dos. Deberéis poneros en camino para llegar a la mansión de Lord Baldwin. Aprovechad el paseo para conoceros un poco más entre los tres (si necesitáis usar a Hont, sabed que sois libres en todo momento mientras yo no diga nada). Estoy segura que tendréis muchas preguntas que haceros entre vosotros. Aprovechad ahora porque cuando venga la acción no habrá tiempo.
* Eretria Noorgard: Has ganado Hont y así te lo demuestra dándote una de esas largas charlas por las cuales se ha ganado el apodo de “Héroe charlatán”. Continúa como hasta ahora.
* Andiel: Has ganado la confianza de Hont. Le recuerdas a sus amigos que, como él mismo diría, “son malos pero que en realidad son buenos”. Tanto confianza en ti que es capaz de bromear sobre tu oficio de pirata.
Sigel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Que absurdos solemos ser de vez en cuando al notar el tamaño de un sentimiento por el vacío que provoca una mala respuesta. Me importa tres cominos si esta rata de mal agüero enfundada en una capa y amenazante con una espada de madera cede, que menos mal que lo hace o ya estaría sacando al diablo que por dentro me corroe a pasos acrecentados. Con el pasar de los años he perdido un tanto de paciencia y un tanto de positivismo, aunque aquí, ahora, noto los vellos de mi ser erizados y un cosquilleo abatir mis costados, me estoy divirtiendo y eso es lo que importa. ─ Me llaman Anfaüglir. ─ Que no es un nombre, pero de cara al público así es como deben conocerme, con el mote de guerrera que me he ganado con sudor y sangre. ─ Qué imaginación tienes, tan extensa que seguramente las aventuras del día a día se quedan cortas con las que recreas en tu mente, ¿cierto? ─ Intento abrir surcos por donde pueda sacar información, la suficiente para conocer un poco más a la zarigüeya y me sea fácil en un futuro manipularla.
─ Hont estará bien. ─ E internamente, renacuajo. Con recelo se aferra al anuncio sin la posibilidad de hacerlo nuestro, descansa bajo su sombrero de paja y la valentía que muestra, certero de que no se lo arrebataremos en ese lugar protegido por sus manitas menudas me hace sonreír ladina. ─ Pues que no se hable más y dirijámonos a la casa del Lord, necesita de nuestra causa. ─ Tanto las buenas como las malas, para qué mentir. En el camino y sin miramientos ojeo al pirata de soslayo, este es como yo y se lo noto en el hedor que desprende y en las formas de moverse, habrá que andarse con ojo.
─ Y dime, querido Hont. ¿Qué te atrae tanto de las aventuras? Es decir, son un constante peligro y nunca sabes que te deparará la vida. ─ Escogí términos difíciles para hacerle pensar, no me bastan las contestaciones de serie o palabras que no encajan en el puzzle, requiero imagen y sobretodo, alimento para mi cerebro. Información explayada como pasatiempo o algo tan simple como un mero entretenimiento en medio del camino hacia la casa del Lord Baldwin. Aguardé paciente a que contestase, las prisas ante los exámenes son un desastre. ─ ¡Me gusta todo! Las aventuras son fascinantes, hacen que mi corazón explote de la emoción y emprenda nuevos caminos hacia lo aún no explorado. ─ Santa madre, que cosa más ingenua tenemos aquí. Agaché la cabeza para observarlo desde las alturas con una mueca incrédula, sonriendo después. Mis aventuras están tan bien escritas a fuego en las orbes de mis enemigos o víctimas como la revolución más violenta, que por consecuente quien las leyese, estarían atentando contra su vida si pestañeasen y se perdiesen un segundo de la lectura.
Me pregunta si viajo y yo asiento, aunque dudo en si debería seguir con la mentira o asustarle de buena vez con las visualizaciones fantásticas de cómo hay que sacarle las entrañas a alguien, versión gráfica. ─ Como hija de los bosques, soy una con la madre naturaleza. Pero hay ocasiones en las que la voluntad o el propio destino requiere que explore como tu bien dices, nuevos caminos. ─ Volver en mí, embrujada por las emociones y la tristeza del invierno conquistar lo verde hasta devolverlo a un blanco aterrador, me obliga a salir a los poblados por lo gélido y la falta de calor, ya sea en manos de un segundo o la ineficacia de una fogata por muy grande que sea. ─ No soy buena haciendo enemigos, me pierde la boca como habrás comprobado y no soy segura, esto es debido a mi color. ─ Asentí, seguramente se lo crea. ─ Dicen que el mundo es cruel, pero los que son crueles son los seres que nos rodean, sacan a relucir nuestras debilidades y las utilizan para hacernos daño. Nadie es perfecto, y por ello mismo hay belleza en todos. Desde el más pequeño, ─ Señalo a Hont. ─ Hasta el más grande. ─ Mi dedo índice gira al son del pirata, para que el ejemplo sirva.
No llevamos mucho camino, vamos a un paso lento y si está lejos lo mejor será conseguir caballos. ─ ¿Y tú, Striker, qué nos cuentas acerca de las aventuras en el océano? ─ Como lagrimones que brotan de un corazón oprimido, a eso es a lo que llamo yo océano. Siempre me ha fascinado grabar en mis retinas como las olas rompen en contra de las travesías marítimas de los buques o contra las rocas en baja mar, el aroma de la salitre o los animales de corazón humilde que conviven en las profundidades. ─ Alguna memoria de explorador tendrás, y el tiempo resulta que no nos falta. ─ Le animo a que se una a la conversación, y ya sabemos todos por qué. Cuanto más grande tenga la boca, más soltará cual becerro sin consciencia.
─ Hont estará bien. ─ E internamente, renacuajo. Con recelo se aferra al anuncio sin la posibilidad de hacerlo nuestro, descansa bajo su sombrero de paja y la valentía que muestra, certero de que no se lo arrebataremos en ese lugar protegido por sus manitas menudas me hace sonreír ladina. ─ Pues que no se hable más y dirijámonos a la casa del Lord, necesita de nuestra causa. ─ Tanto las buenas como las malas, para qué mentir. En el camino y sin miramientos ojeo al pirata de soslayo, este es como yo y se lo noto en el hedor que desprende y en las formas de moverse, habrá que andarse con ojo.
─ Y dime, querido Hont. ¿Qué te atrae tanto de las aventuras? Es decir, son un constante peligro y nunca sabes que te deparará la vida. ─ Escogí términos difíciles para hacerle pensar, no me bastan las contestaciones de serie o palabras que no encajan en el puzzle, requiero imagen y sobretodo, alimento para mi cerebro. Información explayada como pasatiempo o algo tan simple como un mero entretenimiento en medio del camino hacia la casa del Lord Baldwin. Aguardé paciente a que contestase, las prisas ante los exámenes son un desastre. ─ ¡Me gusta todo! Las aventuras son fascinantes, hacen que mi corazón explote de la emoción y emprenda nuevos caminos hacia lo aún no explorado. ─ Santa madre, que cosa más ingenua tenemos aquí. Agaché la cabeza para observarlo desde las alturas con una mueca incrédula, sonriendo después. Mis aventuras están tan bien escritas a fuego en las orbes de mis enemigos o víctimas como la revolución más violenta, que por consecuente quien las leyese, estarían atentando contra su vida si pestañeasen y se perdiesen un segundo de la lectura.
Me pregunta si viajo y yo asiento, aunque dudo en si debería seguir con la mentira o asustarle de buena vez con las visualizaciones fantásticas de cómo hay que sacarle las entrañas a alguien, versión gráfica. ─ Como hija de los bosques, soy una con la madre naturaleza. Pero hay ocasiones en las que la voluntad o el propio destino requiere que explore como tu bien dices, nuevos caminos. ─ Volver en mí, embrujada por las emociones y la tristeza del invierno conquistar lo verde hasta devolverlo a un blanco aterrador, me obliga a salir a los poblados por lo gélido y la falta de calor, ya sea en manos de un segundo o la ineficacia de una fogata por muy grande que sea. ─ No soy buena haciendo enemigos, me pierde la boca como habrás comprobado y no soy segura, esto es debido a mi color. ─ Asentí, seguramente se lo crea. ─ Dicen que el mundo es cruel, pero los que son crueles son los seres que nos rodean, sacan a relucir nuestras debilidades y las utilizan para hacernos daño. Nadie es perfecto, y por ello mismo hay belleza en todos. Desde el más pequeño, ─ Señalo a Hont. ─ Hasta el más grande. ─ Mi dedo índice gira al son del pirata, para que el ejemplo sirva.
No llevamos mucho camino, vamos a un paso lento y si está lejos lo mejor será conseguir caballos. ─ ¿Y tú, Striker, qué nos cuentas acerca de las aventuras en el océano? ─ Como lagrimones que brotan de un corazón oprimido, a eso es a lo que llamo yo océano. Siempre me ha fascinado grabar en mis retinas como las olas rompen en contra de las travesías marítimas de los buques o contra las rocas en baja mar, el aroma de la salitre o los animales de corazón humilde que conviven en las profundidades. ─ Alguna memoria de explorador tendrás, y el tiempo resulta que no nos falta. ─ Le animo a que se una a la conversación, y ya sabemos todos por qué. Cuanto más grande tenga la boca, más soltará cual becerro sin consciencia.
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
La vida tenía una forma extraña de comportarse, un pirata debería estar en el mar, buscando tesoros, atacando barcos, pero este pirata se encontraba caminando por la ciudad, para así rescatar a un Duque, con la compañía de un pequeño hombre y de una mujer peligrosa. Ninguno de ellos parecía un buen prospecto para unirlo a la tripulación.
“Rescatar a un noble no parece una buena reputación para un pirata, se supone que somos rebeldes”
“Bueno, pero van a pagar, y necesitamos el dinero”
“Esperemos que él vaya a escribir nuestra historia decida no escribir esta parte”
“Quien sabe, a un pirata le podría venir bien tener contactos”
Su mente divagaba en sus propios pensamientos mientras escuchaba distraído la conversación entre sus dos compañeros, en otro momento habría participado más de la charla y entregado sus propios puntos sobre el tema, pero todavía no los conocía lo suficiente.
-Son como las aventuras en tierra, pero con un poco más de agua.- respondió a la pregunta con un tono de broma, no le gustaría tener que admitir que realmente no había tenido tantas aventuras oceánicas.
“Sabes lo que dicen, un pirata es tan bueno como su reputación”
“Y, los piratas son conocidos tanto por sus mentiras como por sus verdades”
-Un día me encontré con un pulpo gigante.- dijo y espero unos segundos para continuar- Era una criatura gigante, cada uno de sus brazos era del tamaño de uno de mis barcos. Y, por alguna razón, decidió que mi flota seria su alimento.
-Ese día perdí más de la mitad de mis barcos, cada uno de ellos mas hermoso que el anterior, verdaderas joyas de la artesanía naval.
Fingió seriedad y tristeza, como si estuviera recordando un momento de verdadero sufrimiento.
-Muchos buenos hombres murieron ese día.
Espero otros segundos, pensando que quizás debería haber agregado más detalles a la historia.
-Es por eso que siempre hay que tener cuidado con las aventuras, el capricho del destino es muy fuerte en ellas.
“Rescatar a un noble no parece una buena reputación para un pirata, se supone que somos rebeldes”
“Bueno, pero van a pagar, y necesitamos el dinero”
“Esperemos que él vaya a escribir nuestra historia decida no escribir esta parte”
“Quien sabe, a un pirata le podría venir bien tener contactos”
Su mente divagaba en sus propios pensamientos mientras escuchaba distraído la conversación entre sus dos compañeros, en otro momento habría participado más de la charla y entregado sus propios puntos sobre el tema, pero todavía no los conocía lo suficiente.
-Son como las aventuras en tierra, pero con un poco más de agua.- respondió a la pregunta con un tono de broma, no le gustaría tener que admitir que realmente no había tenido tantas aventuras oceánicas.
“Sabes lo que dicen, un pirata es tan bueno como su reputación”
“Y, los piratas son conocidos tanto por sus mentiras como por sus verdades”
-Un día me encontré con un pulpo gigante.- dijo y espero unos segundos para continuar- Era una criatura gigante, cada uno de sus brazos era del tamaño de uno de mis barcos. Y, por alguna razón, decidió que mi flota seria su alimento.
-Ese día perdí más de la mitad de mis barcos, cada uno de ellos mas hermoso que el anterior, verdaderas joyas de la artesanía naval.
Fingió seriedad y tristeza, como si estuviera recordando un momento de verdadero sufrimiento.
-Muchos buenos hombres murieron ese día.
Espero otros segundos, pensando que quizás debería haber agregado más detalles a la historia.
-Es por eso que siempre hay que tener cuidado con las aventuras, el capricho del destino es muy fuerte en ellas.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
-Tampoco eres buena haciendo amigos-
Hont interrumpió la conversación de Anfaüglir para decir algo que, según creía, era sumamente importante. Lo que había hecho era de mala educación, muy gracioso pero muy mal educado. Se tapó la boca con las dos manitas y río en silencio a la vez que miraba a Anfaüglir con unos grandes ojos decían: “Lo siento, no lo volveré a hacer a no ser que tenga otra oportunidad tan graciosa como ésta”.
Hont levantó sus orejitas tanto como pudo al escuchar que el pirata que ahora era su amigo se había enfrentado contra un monstruo gigante de forma de pulpo. Fue en una aventura, muy similar a esa, en la que conoció a su querido amigo Asher. ¿Estaría Striker en entre la tripulación del Capitán Gareht? No estaba muy seguro de haber visto a nadie con tantos brazos como Stiker juraba haber tenido. Quizás hubiera estado en el otro barco, el primero que se hundió. O, también era posible, que Asher se hubiera peleado con el multibrazos Striker y por eso no se acercó a la mesa donde comían los haches bes.
Fuera como fuere, cuando el pirata terminó de relatar su historia, Hont se dio una serie de golpecitos en el pecho con el mango de la espada de madera y habló un tono de voz orgullos a la par que infantil:
-¡Yo también he peleado contra un monstruo de esos! Uno muy fuerte que había roto casi un centenar de barcos pesqueros y decenas de los barcos de los héroes buenos. Era muy fuerte y muy mal.–sacó la lengua al pirata. - Asher y yo matamos al malo y no perdimos ningún brazo. Somos más fuertes que tú, Stiker.-
Estuvo hablando tanto tiempo con sus dos nuevos amigos que no se dio cuenta que había llegado al barrio más adinerado de Lunargenta. Las pequeñas casas que había visto antes se convirtieron en grandes mansiones con inmensos jardines en la entrada. Eran muy bonitos, a Hont le hubiera gustado haber vivido de niño en un lugar como esos en lugar del orfanato. ¿Quién sabe cuántos fantasmas enfadados y tesoros escondidos podía encerraban esas mansiones? La respuesta, para Hont, era clara: ¡Un montón!
Si disimular toda la emoción que sentía por entrar en una de esas mansiones, que según él debían de estar encantadas, sacó el cartel de debajo de su sombrero de paja y releyó el nombre del noble desaparecido en voz alta para que sus amigos lo escuchasen alto y claro:
-Lord Baldwin,- arrugó su hocicó y echó un rápido vistazo a las fachadas de las mansiones más próximas- en uno de esos letreros debe de poner ese nombre: Lord Baldwin. ¿Lo habéis oído bien? LO-ORD BA-ALD WI-IN. Es más difícil que pronunciar Hont pero más fácil que decir Anfaüglir- de un salto se subió a la espalda de la elfa y puso sus manitas en los laterales de su cabeza, muy cerca de sus ojos- Tú tienes muy buena vista. ¡Tienes que ver el nombre!- empujó la cabeza de la elfa hacia un lado mientras él miraba hacia el otro- ¡AHÍ ESTÁ!- giró la cabeza de la elfa, ahora, hacia el lugar donde miraba- ¡Es esa!-
Bajó de la espalda de la chica con otro gran salto y, ahora sin decir nada, señaló con la punta de su espada de madera hacia la casa cuya fachada se podía leer con letras verdes: “HOGAR DE LORD BALDWIN Y SU FAMILIA”.
* Ambos: El objetivo en el siguiente tema va a ser idéntico para los dos. Entrad en la misión, por supuesto está vacía, y buscad información sobre la historia de Lord Baldwin. Es aquí donde más libertad tenéis, buscad entre sus pertenencias: “cuadros de familia, bustos, ropa en las diferentes habitaciones, libros de familia…” Cualquier cosa de ese estilo que os pueda dar alguna pista sobre quién era o a qué se dedicaba Lord Bladwin. Por favor, los temas correspondientes a su desaparición dejádmelos a mí.
El fragmento del texto que he subrayado corresponde a un tema que participó Hont, fue su aventura preferida. Ya que Andiel ha mencionado el monstruo, me ha venido como anillo al dedo mencionarlo de manera más profunda. Os invito que le echéis una ojeada, Asher hizo un magnífico trabajo en ese tema: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Hont interrumpió la conversación de Anfaüglir para decir algo que, según creía, era sumamente importante. Lo que había hecho era de mala educación, muy gracioso pero muy mal educado. Se tapó la boca con las dos manitas y río en silencio a la vez que miraba a Anfaüglir con unos grandes ojos decían: “Lo siento, no lo volveré a hacer a no ser que tenga otra oportunidad tan graciosa como ésta”.
Hont levantó sus orejitas tanto como pudo al escuchar que el pirata que ahora era su amigo se había enfrentado contra un monstruo gigante de forma de pulpo. Fue en una aventura, muy similar a esa, en la que conoció a su querido amigo Asher. ¿Estaría Striker en entre la tripulación del Capitán Gareht? No estaba muy seguro de haber visto a nadie con tantos brazos como Stiker juraba haber tenido. Quizás hubiera estado en el otro barco, el primero que se hundió. O, también era posible, que Asher se hubiera peleado con el multibrazos Striker y por eso no se acercó a la mesa donde comían los haches bes.
Fuera como fuere, cuando el pirata terminó de relatar su historia, Hont se dio una serie de golpecitos en el pecho con el mango de la espada de madera y habló un tono de voz orgullos a la par que infantil:
-¡Yo también he peleado contra un monstruo de esos! Uno muy fuerte que había roto casi un centenar de barcos pesqueros y decenas de los barcos de los héroes buenos. Era muy fuerte y muy mal.–sacó la lengua al pirata. - Asher y yo matamos al malo y no perdimos ningún brazo. Somos más fuertes que tú, Stiker.-
Estuvo hablando tanto tiempo con sus dos nuevos amigos que no se dio cuenta que había llegado al barrio más adinerado de Lunargenta. Las pequeñas casas que había visto antes se convirtieron en grandes mansiones con inmensos jardines en la entrada. Eran muy bonitos, a Hont le hubiera gustado haber vivido de niño en un lugar como esos en lugar del orfanato. ¿Quién sabe cuántos fantasmas enfadados y tesoros escondidos podía encerraban esas mansiones? La respuesta, para Hont, era clara: ¡Un montón!
Si disimular toda la emoción que sentía por entrar en una de esas mansiones, que según él debían de estar encantadas, sacó el cartel de debajo de su sombrero de paja y releyó el nombre del noble desaparecido en voz alta para que sus amigos lo escuchasen alto y claro:
-Lord Baldwin,- arrugó su hocicó y echó un rápido vistazo a las fachadas de las mansiones más próximas- en uno de esos letreros debe de poner ese nombre: Lord Baldwin. ¿Lo habéis oído bien? LO-ORD BA-ALD WI-IN. Es más difícil que pronunciar Hont pero más fácil que decir Anfaüglir- de un salto se subió a la espalda de la elfa y puso sus manitas en los laterales de su cabeza, muy cerca de sus ojos- Tú tienes muy buena vista. ¡Tienes que ver el nombre!- empujó la cabeza de la elfa hacia un lado mientras él miraba hacia el otro- ¡AHÍ ESTÁ!- giró la cabeza de la elfa, ahora, hacia el lugar donde miraba- ¡Es esa!-
Bajó de la espalda de la chica con otro gran salto y, ahora sin decir nada, señaló con la punta de su espada de madera hacia la casa cuya fachada se podía leer con letras verdes: “HOGAR DE LORD BALDWIN Y SU FAMILIA”.
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* Ambos: El objetivo en el siguiente tema va a ser idéntico para los dos. Entrad en la misión, por supuesto está vacía, y buscad información sobre la historia de Lord Baldwin. Es aquí donde más libertad tenéis, buscad entre sus pertenencias: “cuadros de familia, bustos, ropa en las diferentes habitaciones, libros de familia…” Cualquier cosa de ese estilo que os pueda dar alguna pista sobre quién era o a qué se dedicaba Lord Bladwin. Por favor, los temas correspondientes a su desaparición dejádmelos a mí.
El fragmento del texto que he subrayado corresponde a un tema que participó Hont, fue su aventura preferida. Ya que Andiel ha mencionado el monstruo, me ha venido como anillo al dedo mencionarlo de manera más profunda. Os invito que le echéis una ojeada, Asher hizo un magnífico trabajo en ese tema: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Alcé las comisuras, recreando una sonrisa socarrona ante la Zarigüeya, conoce lo que deseo compartir entre verdades matizadas y mentiras disfrazadas. A lo largo del recorrido de piedra, senderos flamantes y lozanos vestidos de un único propósito nos conducen al lugar inhóspito en donde, supuestamente, encontraremos la vivienda del Lord. Ladeo el rostro, observo de soslayo cada cimbra y respectivos carteles galardonados con el nombre de las familias, no debería estar lejos según el más pequeño. ─ Anfa estará bien. ─ Manifesté para los dos, si tan difícil llega ser el decirlo en voz alta, que lo recorten, no es de suma importancia ni me importunará.
Las aventuras del renacuajo eran de todo menos aburrida, no obstante, soy de las que hablan poco si no es para alardear o jugar con mis víctimas. Contemplo cada morada de lejos, retorciéndome al percibir la calidez del animal recorrerme la columna hasta arribar a lo alto de mi cabeza. Sonrío, mansa entre sus quehaceres y movimientos elocuentes. ─ Qué atrevido. ─ Murmuré tan solo para Hont entre risitas, al son de sus oscilaciones, si no es hacia la izquierda, es hacia la derecha, con detenimiento analizo las más lejanas hasta dar con la nuestra, bingo. No hizo falta expresar palabras victoriosas pues ya está Hont con su hiperactividad revelando la guinda del pastel. ─ No perdamos tiempo, será mejor aprovechar las horas de sol. ─ Porque cuando el manto de la oscuridad nos engulla, nada parecerá bueno y todo será espantoso.
Con el peso del pequeño fuera de mi silueta exótica aligero el paso, el portón se encuentra entreabierto y en su interior todo es un caos. Resuello malhumorada, alguien se nos ha adelantado o ha querido ocultar las pistas que requerimos, cada largo y experto dedo que componen mis manos van hacia mi cadera, ahí donde descansan mis armas, una de ellas se cohíbe ante la claridad en contra del bruno metal. ─ Me adelantaré a inspeccionar la segunda planta. Abrid los ojos y no os fiéis de que lo escuchéis a través de las paredes. ─ Porque por muy raro que parezca, hablan, gritan y cuentan secretos que no deberían revelar a cualquiera de nosotros, desconocidos en una morada que nos repudia.
Armada y a la carga, continúo por los largos pasillos hasta dar con una escalera de caracol, desviste mis miedos ante lo despampanante y armonioso a pesar de estar descuidada, es hermoso, pero por ello mismo trago saliva y desvío la mirada, subiendo con cautela a la par que la daga la llevo a la altura de mi pecho, por si las moscas. Habitáculo por habitáculo desordenado, cuadros rodados, pertenencias que descansan sobre el terreno sucio. Algo, debe haber algo de interés mutuo. En una de las del ala sur, una cama en volandas llama mi atención, no tiene un toque femenino pero en mi fuero interno, cual premonición o instinto presencial, me comunican que rebusque una vez más.
Uno de los cuadros rodados muestran una familia adinerada, la felicidad colma sus rostros y en la esquina superior, el papel está doblado. Por curiosa sujeto con el dedo índice y pulgar el papel, tirando de este para encontrarme la verdadera cara de la realidad. Misma familia, pero el rostro del padre está destrozado, arañado e irreconocible. Frunzo el ceño, tiro hacia afuera de los cajones colmados de pergaminos, correo sin abrir y sobre la mesita un colgante femenino. ¿Será de su mujer? Lo abro, en el interior hay dos pétalos carmesíes resecados y un papel que predice el futuro con una oración que dice así: "La misma que recordaré por el resto de mi vida" Siseo, ¿parte de alguna poesía? ¿Una sonrisa? ¿El amor de su vida? No sé si será importante, el caso es que sin darme cuenta ya lo llevo colgando en el cinto y el siguiente lugar a explorar, serán los rosales.
Por los pasillos hay muchísimos papeles quemados y ninguno que se pueda leer, las flores marchitas en los jarrones producen una fragancia tóxica y putrefacta, lo que un día era fulgor, ahora es sólo cenizas. Y por esa razón no tengo un hogar al cual regresar, prefiero viajar y ser una misma sólo con la naturaleza, que a pesar de sus cambios siempre logra acogerme con mis mejores o peores días. A mi espalda un sonsonete parecido al cristal que se rompe en añicos me alarma, ¿serán los otros dos viajeros? Vuelvo entre andares felinos, sinuosos y sin la aletargada sombra que me acompaña y posee el don de delatarme.
Desde las barandillas observo al pirata rebuscar, ¿y la zarigüeya? Maldición. Chasqueo con la lengua, de un salto vuelvo a la primera planta, el polvo se levanta a mi alrededor y gracias a la capa me protejo de que me envuelva en plenitud. ─ El pequeño, ¿dónde está? ─ Ya está dando problemas. ─ ¡Hont! ─ Exclamé bien alto, si hay alguien aparte de nosotros me importa una mierda, los mataré si hace falta. En una especie de patada algo choca en contra de mis botas, la coraza de un libro de tonalidad ocre y arrugado. En su interior las letras se desparraman gracias a la tinta y a un pulso exaltado.
"Es que es la primera vez que no me importa como son sus labios, como besa con ellos o si serán míos; sino lo que dice, como mueve su lengua para recitar la mas bella de las poesías, sus pensamientos. No me importa los universos que creemos al tocarnos, la electricidad que se traspasa desde la punta de nuestros dedos hasta nuestros cabellos, sino el arte que rebosa entre cada lienzo y el sabor amargo de lo prohibido."
Alzo el mentón, no me jodáis de que esto se trata de infidelidad, espero estar equivocándome y no tenga nada que ver con el secuestro. Vocifero, pasándole el libro a Striker para que le de un vistazo, quizá él sepa darle un mejor uso. ─ Deberías leerlo, entre la poesía y el infortunio del destino te darán ganas de regurgitar. ─ Por lo menos a mí me pone enferma, sentimientos, no deberían existir.
Las aventuras del renacuajo eran de todo menos aburrida, no obstante, soy de las que hablan poco si no es para alardear o jugar con mis víctimas. Contemplo cada morada de lejos, retorciéndome al percibir la calidez del animal recorrerme la columna hasta arribar a lo alto de mi cabeza. Sonrío, mansa entre sus quehaceres y movimientos elocuentes. ─ Qué atrevido. ─ Murmuré tan solo para Hont entre risitas, al son de sus oscilaciones, si no es hacia la izquierda, es hacia la derecha, con detenimiento analizo las más lejanas hasta dar con la nuestra, bingo. No hizo falta expresar palabras victoriosas pues ya está Hont con su hiperactividad revelando la guinda del pastel. ─ No perdamos tiempo, será mejor aprovechar las horas de sol. ─ Porque cuando el manto de la oscuridad nos engulla, nada parecerá bueno y todo será espantoso.
Con el peso del pequeño fuera de mi silueta exótica aligero el paso, el portón se encuentra entreabierto y en su interior todo es un caos. Resuello malhumorada, alguien se nos ha adelantado o ha querido ocultar las pistas que requerimos, cada largo y experto dedo que componen mis manos van hacia mi cadera, ahí donde descansan mis armas, una de ellas se cohíbe ante la claridad en contra del bruno metal. ─ Me adelantaré a inspeccionar la segunda planta. Abrid los ojos y no os fiéis de que lo escuchéis a través de las paredes. ─ Porque por muy raro que parezca, hablan, gritan y cuentan secretos que no deberían revelar a cualquiera de nosotros, desconocidos en una morada que nos repudia.
Armada y a la carga, continúo por los largos pasillos hasta dar con una escalera de caracol, desviste mis miedos ante lo despampanante y armonioso a pesar de estar descuidada, es hermoso, pero por ello mismo trago saliva y desvío la mirada, subiendo con cautela a la par que la daga la llevo a la altura de mi pecho, por si las moscas. Habitáculo por habitáculo desordenado, cuadros rodados, pertenencias que descansan sobre el terreno sucio. Algo, debe haber algo de interés mutuo. En una de las del ala sur, una cama en volandas llama mi atención, no tiene un toque femenino pero en mi fuero interno, cual premonición o instinto presencial, me comunican que rebusque una vez más.
Uno de los cuadros rodados muestran una familia adinerada, la felicidad colma sus rostros y en la esquina superior, el papel está doblado. Por curiosa sujeto con el dedo índice y pulgar el papel, tirando de este para encontrarme la verdadera cara de la realidad. Misma familia, pero el rostro del padre está destrozado, arañado e irreconocible. Frunzo el ceño, tiro hacia afuera de los cajones colmados de pergaminos, correo sin abrir y sobre la mesita un colgante femenino. ¿Será de su mujer? Lo abro, en el interior hay dos pétalos carmesíes resecados y un papel que predice el futuro con una oración que dice así: "La misma que recordaré por el resto de mi vida" Siseo, ¿parte de alguna poesía? ¿Una sonrisa? ¿El amor de su vida? No sé si será importante, el caso es que sin darme cuenta ya lo llevo colgando en el cinto y el siguiente lugar a explorar, serán los rosales.
Por los pasillos hay muchísimos papeles quemados y ninguno que se pueda leer, las flores marchitas en los jarrones producen una fragancia tóxica y putrefacta, lo que un día era fulgor, ahora es sólo cenizas. Y por esa razón no tengo un hogar al cual regresar, prefiero viajar y ser una misma sólo con la naturaleza, que a pesar de sus cambios siempre logra acogerme con mis mejores o peores días. A mi espalda un sonsonete parecido al cristal que se rompe en añicos me alarma, ¿serán los otros dos viajeros? Vuelvo entre andares felinos, sinuosos y sin la aletargada sombra que me acompaña y posee el don de delatarme.
Desde las barandillas observo al pirata rebuscar, ¿y la zarigüeya? Maldición. Chasqueo con la lengua, de un salto vuelvo a la primera planta, el polvo se levanta a mi alrededor y gracias a la capa me protejo de que me envuelva en plenitud. ─ El pequeño, ¿dónde está? ─ Ya está dando problemas. ─ ¡Hont! ─ Exclamé bien alto, si hay alguien aparte de nosotros me importa una mierda, los mataré si hace falta. En una especie de patada algo choca en contra de mis botas, la coraza de un libro de tonalidad ocre y arrugado. En su interior las letras se desparraman gracias a la tinta y a un pulso exaltado.
"Es que es la primera vez que no me importa como son sus labios, como besa con ellos o si serán míos; sino lo que dice, como mueve su lengua para recitar la mas bella de las poesías, sus pensamientos. No me importa los universos que creemos al tocarnos, la electricidad que se traspasa desde la punta de nuestros dedos hasta nuestros cabellos, sino el arte que rebosa entre cada lienzo y el sabor amargo de lo prohibido."
Alzo el mentón, no me jodáis de que esto se trata de infidelidad, espero estar equivocándome y no tenga nada que ver con el secuestro. Vocifero, pasándole el libro a Striker para que le de un vistazo, quizá él sepa darle un mejor uso. ─ Deberías leerlo, entre la poesía y el infortunio del destino te darán ganas de regurgitar. ─ Por lo menos a mí me pone enferma, sentimientos, no deberían existir.
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Un pirata era muchas cosas, un aventurero, un excepto en combate en el mar y en la tierra, un navegante capaz de ubicarse en el mundo solo viendo las constelaciones del cielo. Pero algo que no era, era un detective.
El hogar de Lord Baldwin no le llamaba específicamente la atención, si algo, le recordaba un poco la casa que había dejado atrás, y le generaba una sensación en el estómago que no estaba seguro le resultara agradable, buenos y malos recuerdos recorrían su mente.
-El aire de nobleza es agobiante.- dijo, más a si mismo que a los demás, podía sentir el peso de las reglas y las responsabilidades, de mostrar con orgullo la superioridad al resto de las personas, en cada cuadro y cada cosa de valor, el hogar no estaba en su mejor momento, pero aún era un mundo de diferencia con respecto a las casas de los plebeyos.
-No me gusta este lugar.- no solo eran los malos recuerdos, se notaba también que alguien había pasado por ahí, sería más que difícil encontrar pruebas, y, más que nada, un pirata no debería estar buscando pruebas.
-Indíquenme un enemigo y lo destruiré, pero encontrar detalles entre el desastre no es una de mis habilidades.
Acepto el libro a regañadientes, leer, otra de las habilidades que no se supone un pirata debería tener, por suerte para ellos, Andiel si tenía esa habilidad.
Andiel, a cambio del pirata, amaba leer.
Pero aun a él le resultaba difícil una lectura como esa, no solo era pesada, con una cantidad más que exagerada de metáforas, sino que el romance resultaba en sí mismo demasiado meloso.
“Porque no podía ser una buena historias de aventuras”
“Si por lo menos tuviera algún secreto escondido o algo”
-No puedo seguir leyendo esto.- dijo en voz alta y le lanzo el libro a Hont.- Continua tú.
Continuo explorando, algo mejor decía haber, o al menos más interesante.
“Una maldita biblioteca al menos, todos los nobles tiene bibliotecas”
“Nos dirán algo si nos robamos algunos libros, no creo”
“Pero si son todos como ese no valdrá la pena”
Al final, lo encontró, al abrir una habitación resultaba fácil darse cuenta que era el despacho, tenía un lugar como escribir con pluma y papel, y una biblioteca bastante interesante.
“Ese no lo tenemos”
“Hace tiempo que quiero leerlo”
Con la habilidad pirata del robo discreto oculto uno de los libros bajo su abrigo para continuar mirando, algo debía haber allí, abrió una de las gavetas, cualquier información sobre su negocio serviría, como pirata sabía que el dinero era un motivador para gran parte de las actividades delictivas.
FdR: La verdad, entre en conflicto hasta donde inventar cosas, no se si no me quede corto.
El hogar de Lord Baldwin no le llamaba específicamente la atención, si algo, le recordaba un poco la casa que había dejado atrás, y le generaba una sensación en el estómago que no estaba seguro le resultara agradable, buenos y malos recuerdos recorrían su mente.
-El aire de nobleza es agobiante.- dijo, más a si mismo que a los demás, podía sentir el peso de las reglas y las responsabilidades, de mostrar con orgullo la superioridad al resto de las personas, en cada cuadro y cada cosa de valor, el hogar no estaba en su mejor momento, pero aún era un mundo de diferencia con respecto a las casas de los plebeyos.
-No me gusta este lugar.- no solo eran los malos recuerdos, se notaba también que alguien había pasado por ahí, sería más que difícil encontrar pruebas, y, más que nada, un pirata no debería estar buscando pruebas.
-Indíquenme un enemigo y lo destruiré, pero encontrar detalles entre el desastre no es una de mis habilidades.
Acepto el libro a regañadientes, leer, otra de las habilidades que no se supone un pirata debería tener, por suerte para ellos, Andiel si tenía esa habilidad.
Andiel, a cambio del pirata, amaba leer.
Pero aun a él le resultaba difícil una lectura como esa, no solo era pesada, con una cantidad más que exagerada de metáforas, sino que el romance resultaba en sí mismo demasiado meloso.
“Porque no podía ser una buena historias de aventuras”
“Si por lo menos tuviera algún secreto escondido o algo”
-No puedo seguir leyendo esto.- dijo en voz alta y le lanzo el libro a Hont.- Continua tú.
Continuo explorando, algo mejor decía haber, o al menos más interesante.
“Una maldita biblioteca al menos, todos los nobles tiene bibliotecas”
“Nos dirán algo si nos robamos algunos libros, no creo”
“Pero si son todos como ese no valdrá la pena”
Al final, lo encontró, al abrir una habitación resultaba fácil darse cuenta que era el despacho, tenía un lugar como escribir con pluma y papel, y una biblioteca bastante interesante.
“Ese no lo tenemos”
“Hace tiempo que quiero leerlo”
Con la habilidad pirata del robo discreto oculto uno de los libros bajo su abrigo para continuar mirando, algo debía haber allí, abrió una de las gavetas, cualquier información sobre su negocio serviría, como pirata sabía que el dinero era un motivador para gran parte de las actividades delictivas.
FdR: La verdad, entre en conflicto hasta donde inventar cosas, no se si no me quede corto.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Stiker comenzó a leer del libro que le había dado Anfa (ese nombre sí que era fácil de pronuncia), pero el pirata no terminó de leer todo lo que ponía. Solo recitó en voz alta unas pocas palabras y dejó de leer. Hont no se podía aguantar la curiosidad. En su cabeza, Lord Baldwin le estaba cantando la poesía a una princesa que un dragón gigante había capturado y estaba a punto de comérsela. ¡Lord Baldwin era un héroe! La poesía de un héroe no podía quedarse a medias. Hont dio uno de sus grandes saltos y le quitó el libro de color de ocre al pirata que una vez tuvo muchos brazos y ahora solo le quedaban dos. Buscó entre las páginas del libro el fragmento que Stiker comenzó a leer y, una vez lo encontró, afinó su voz con una exagerada tos y continuó el poema por donde lo había dejado el pirata.
-¡Conozco esta canción!- gritó en cuanto terminó de leer la poesía- Se la escuché a un bardo hace un par de días. Lo recuerdo porque dos chicas tan altas como ella- señaló a Anfa- lloraron encima de mí. Las bobas no se dieron cuenta que tenían una zarigüeya entre sus pies. ¡Me ensuciaron con sus lágrimas- hizo una burda imitación como si estuviera vomitando- fue muy asqueroso-.
Con un pequeño salto que, en comparación con el que había dado para arrebatar el libro a Stiker, parecía un simple escalofrío, Hont se dio cuenta que estaba hablando más de la cuenta. Siempre le pasaba igual. El hombrecillo tenía muchas cosas que contar y quería contarlas todas a la vez. Sus gustos, sus disgustos, sus aventuras, sus desventuras… quería contarlo todo y, en ocasiones como ésta, dar demasiada información era algo que un gran héroe como él no se podía permitir. Tenía que ir directo al grano: leer la pista que había encontrado Anfa, pensar qué significaba y encontrar más pistas que le llevasen donde fuera que estuviera Lord Baldwin.
Con el pulgar se dio un golpecito entre ceja y ceja para hacerse callar y obligarse a pensar sobre la pista. ¿Qué tenían? Una casa abandonada, un poema muy bonito que hizo llorar a dos bobas y un bardo que cantó esa misma canción días atrás.
-¡Tenemos que encontrar al bardo!- otro salto/escalofrío- Él sacó la canción de este libro. Debe saber más sobre ella-.
Esa era una buena y mala idea al mismo tiempo. No podía dejar la casa sola, aquí podría haber más pistas que indicasen dónde estaba Lord Baldwin. Alguien se tenía quedar aquí y otro ir a buscar al bardo. Miró hacia el suelo con un gesto lastimoso y dijo con voz débil.
-Me gustaba la canción del bardo. ¡La cantaba muy bien, os lo prometo!- dirigió una mirada muy similar a las de las bobas llorosas primero a Stiker y luego a Anfa- Pero no sería lo correcto. Vosotros no la habéis escuchado- volvió a mirar al suelo- me puedo quedar buscando más pistas. Uno de vosotros puede ir a buscar al bardo. No me enfadaré por no escuchar la canción otra vez-.
* Eretria Noorgard: Has encontrado una muy buena pista que nos puede servir de mucha ayuda para encontrar a Lord Baldwin pero, tal vez, hayan más pistas en la mansión. Dado que tu don de gentes es bastante escaso, te aconsejo que te quedes con Hont a buscar más pistas. Siempre puedes discutir con Andiel para ir tú en busca del bardo y él que se quede. La elección me gustaría que la tomaseis entre los dos tanto offrol como onrol. Si te quedas, busca una nueva pista tan buena (o mejor) que la anterior. Si decidís que eres tú quién tiene que ir a buscar al bardo, tú objetivo será claro, encontrar al susodicho y preguntarle a cerca de la poesía.
* Andiel: Te digo lo mismo que le he dicho a Eretria. Entre los dos, deberéis decidir quién se queda y quien se va. Te aconsejo, ya que a tu personaje no se le da bien buscar pistas, que pruebes a ver si a Andiel se le da mejor interrogar al bardo. No obstante, esto es un consejo. Tenéis completa libertad, hablarlo entre vosotros, para decidir qué objetivo debe cumplir cada uno. Recuerda: Si te quedas, busca otra pista y, si te vas, busca y pregunta al bardo sobre la poesía. ¡Ah! Casi se me olvidaba. No te preocupes por dar rienda suelta a tu imaginación. Los límites de hasta donde inventar te lo puse en la parte offrol, creo recordar que no se debía poner nada que relacionase directamente a Lord Baldwin con un secuestro. Más que nada, para hacer de la historia un poco más enrevesada e interesante. Ese es el límite, todo lo demás sois libres. La originalidad es algo que valoro en especial. Seguramente, no me expliqué bien. Si tienes alguna duda, no dudes consultarme por mp. Sin parecer ostentosa, creo que me puedo considerar bastante cercana por mp y siempre estoy dispuesta a ayudar en caso de duda.
-¡Conozco esta canción!- gritó en cuanto terminó de leer la poesía- Se la escuché a un bardo hace un par de días. Lo recuerdo porque dos chicas tan altas como ella- señaló a Anfa- lloraron encima de mí. Las bobas no se dieron cuenta que tenían una zarigüeya entre sus pies. ¡Me ensuciaron con sus lágrimas- hizo una burda imitación como si estuviera vomitando- fue muy asqueroso-.
Con un pequeño salto que, en comparación con el que había dado para arrebatar el libro a Stiker, parecía un simple escalofrío, Hont se dio cuenta que estaba hablando más de la cuenta. Siempre le pasaba igual. El hombrecillo tenía muchas cosas que contar y quería contarlas todas a la vez. Sus gustos, sus disgustos, sus aventuras, sus desventuras… quería contarlo todo y, en ocasiones como ésta, dar demasiada información era algo que un gran héroe como él no se podía permitir. Tenía que ir directo al grano: leer la pista que había encontrado Anfa, pensar qué significaba y encontrar más pistas que le llevasen donde fuera que estuviera Lord Baldwin.
Con el pulgar se dio un golpecito entre ceja y ceja para hacerse callar y obligarse a pensar sobre la pista. ¿Qué tenían? Una casa abandonada, un poema muy bonito que hizo llorar a dos bobas y un bardo que cantó esa misma canción días atrás.
-¡Tenemos que encontrar al bardo!- otro salto/escalofrío- Él sacó la canción de este libro. Debe saber más sobre ella-.
Esa era una buena y mala idea al mismo tiempo. No podía dejar la casa sola, aquí podría haber más pistas que indicasen dónde estaba Lord Baldwin. Alguien se tenía quedar aquí y otro ir a buscar al bardo. Miró hacia el suelo con un gesto lastimoso y dijo con voz débil.
-Me gustaba la canción del bardo. ¡La cantaba muy bien, os lo prometo!- dirigió una mirada muy similar a las de las bobas llorosas primero a Stiker y luego a Anfa- Pero no sería lo correcto. Vosotros no la habéis escuchado- volvió a mirar al suelo- me puedo quedar buscando más pistas. Uno de vosotros puede ir a buscar al bardo. No me enfadaré por no escuchar la canción otra vez-.
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* Eretria Noorgard: Has encontrado una muy buena pista que nos puede servir de mucha ayuda para encontrar a Lord Baldwin pero, tal vez, hayan más pistas en la mansión. Dado que tu don de gentes es bastante escaso, te aconsejo que te quedes con Hont a buscar más pistas. Siempre puedes discutir con Andiel para ir tú en busca del bardo y él que se quede. La elección me gustaría que la tomaseis entre los dos tanto offrol como onrol. Si te quedas, busca una nueva pista tan buena (o mejor) que la anterior. Si decidís que eres tú quién tiene que ir a buscar al bardo, tú objetivo será claro, encontrar al susodicho y preguntarle a cerca de la poesía.
* Andiel: Te digo lo mismo que le he dicho a Eretria. Entre los dos, deberéis decidir quién se queda y quien se va. Te aconsejo, ya que a tu personaje no se le da bien buscar pistas, que pruebes a ver si a Andiel se le da mejor interrogar al bardo. No obstante, esto es un consejo. Tenéis completa libertad, hablarlo entre vosotros, para decidir qué objetivo debe cumplir cada uno. Recuerda: Si te quedas, busca otra pista y, si te vas, busca y pregunta al bardo sobre la poesía. ¡Ah! Casi se me olvidaba. No te preocupes por dar rienda suelta a tu imaginación. Los límites de hasta donde inventar te lo puse en la parte offrol, creo recordar que no se debía poner nada que relacionase directamente a Lord Baldwin con un secuestro. Más que nada, para hacer de la historia un poco más enrevesada e interesante. Ese es el límite, todo lo demás sois libres. La originalidad es algo que valoro en especial. Seguramente, no me expliqué bien. Si tienes alguna duda, no dudes consultarme por mp. Sin parecer ostentosa, creo que me puedo considerar bastante cercana por mp y siempre estoy dispuesta a ayudar en caso de duda.
Sigel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
De un manotazo literal el pequeño le arrebató el libro al pirata, lo releyó y con cada párrafo sus luceros brillaban, haciendo competencia con el fulgor de las estrellas, está en pleno debate interno y tras visualizarlo como pasatiempo me percato de que ha descubierto algo. ─ ¿Se trata de una canción? ─ Bufé en este camino infinito, lleno de minuciosos detalles y secretos a relucir. La zarigüeya origina uno de sus trajines charlatanes, bocazas y con un repertorio de aventuras una de ellas cae perfecta, nos la cuenta con tantísimo énfasis que el malhumor junto a este bicho sacado de cuentos fantásticos me hace sonreír. Si el bardo la conoce habrá burlado la muerte al entrar en la mansión de Lord, me gusta ese bardo más si tengo que sacarle información, la charla no sería amena. ─ Bien, pues pongámonos a ello. ─ Las palmas las llevo a mi cadera, sujeta y en jarra ante el presente afán y euforia.
El cielo ya me lo dijo de camino a la mansión, nubes grisáceas han aparecido y no se trata de nada más ni de nada menos que enigmas eclipsados por la mano humana, divagan al son de las paredes y habitaciones sin registrar. La ardentía quema mis entrañas y un escalofrío recorre mis costados, finalizando en la nuca como muestra de desafío. ─ Striker, soy una mal hablada y no lograré sacarle nada al Bardo. Tú pareces ser carismático y elegante a la hora de mantener una conversación, creo que será lo mejor si vas tú en su busca y yo me quedo con Hont escudriñando hasta que las pistas emerjan. ─ No es una orden, tan sólo un punto de vista que especifico suavizada y sin asperezas.
Todos de acuerdo aguardo a que Hont le explique el camino o donde vio por última vez al objetivo, será una ventaja para el pirata que tras nutrirse con las aclaraciones del pequeño se pone en marcha. Quedamos él y yo en esta selva inédita, colmada de cicatrices que parecen estar intactas más no es así, hurgaremos en la herida y hallaremos respuestas. El fuego no se extingue, crece con cada travesía y sin percatarme, río irónica, plena por la rivalidad que me obsequia esta lugar. ─ No te enfades conmigo por esto. ─ Le susurré con malicia tras agachar el cuerpo, las rodillas las flexiono y en un arranque vil y quizá, incómodo para el animal lo tomo por la cintura y me lo llevo al hombro cual saco de harina.
Sé que debo hacer, a donde debo ir y cómo salir airada de esta contienda con lo mítico. A paso raudo alterno los escalones de tres en tres, a zancadas para llegar cuanto antes al segundo y desordenado piso, en uno de los balcones traseros distinguí los rosales de la amada del Señor Baldwin y ese será nuestro punto de partida. ─ Mira, he encontrado esto en una de las habitaciones. ─ Del cinto desato el colgante y se lo paso al renacuajo que sigue en mi hombro dando botes cuando corro. ─ Es un colgante y dentro tenía un pétalo. ─ La habitación es iluminada debido a las puertas corredizas rotas, el balcón es precioso y las vistan fantásticas. ─ Allá vamos, ¡agárrate! ─ Grité tras subirme a la barandilla y saltar con picardía, la capa planea junto con la cola de Hont que se me mete en la cara por un lapsus corto de tiempo, fueron segundos mal contados cuando mis botas resuenan al son del terreno húmedo, llamativo jardín con rosales sin perder el color carmesí.
De un movimiento ágil lo pongo en el suelo y me volteo, aquí encontraremos algo sí o sí, por mis ancestros. Cabezota como una mula aparto los rosales con cuidado para no pincharme, es difícil así que por instinto agarro una de las paletas que se utilizan para cavar, el palo es de madera y su extensión la apruebo. Con dicho instrumento de floresta voy abriendo paso entre las amplias zonas de vegetación. Tardé quince minutos o así en refunfuñar sulfurada, una de mis mejillas está manchada de tierra y en uno de los arrebatos donde lanzo la pala lejos, ésta cae en una explanada con una cripta mohosa. En frente de la susodicha me acuclillo y en ella se lee "La misma que recordaré por el resto de mi vida" Sonreí triunfante, señalando a Hont y luego al descubrimiento.
─ ¿Se enfadarán si la abrimos sin permiso? ─ Piqué al aventurero, esto es adrenalina para nosotros y sin su permiso adentro la madera por una de las esquinas y actúa como palanca. Me esfuerzo en levantar la cubierta de acerco y cuando cede, una humareda de polvo inexplicable nos asfixia. ¡Puñetas! El aire va disipando el malestar y en un abrir y cerrar de ojos ya tengo al animal otra vez colgado en mi hombro derecho. Las escaleras están hechas una mierda y al final opto por abalanzarme alocada hacia lo más hondo, algunos ladrillos se sueltan y temo por caer al vacío. Tras recorrer un largo trecho, damos con un estancia polvorosa, más las pertenencias y objetos están intactos, como si los hubiesen colocado hace poco.
Le vuelvo a soltar y ya doy por sentado que me odia, en la mesa hay todo tipo de pergaminos, abro uno de ellos, es un mapa con las rutas de los mercaderes y señores feudales trazadas en un círculo negro. Ahí está, la prueba que necesitábamos. ─ Hont, mira esto. Las rutas marcadas son tramos donde pasan los mercaderas o carruajes en general. ¿Y si Lord Baldwin se dirigía a algún lugar y lo atacaron en estas travesías? ─ Me parece lógico, llevo el pulgar e índice a mi mentón, sujetándolo con el corazón alocado y unas ganas tremendas de seguir indagando hasta descubrir, que pasó realmente.
El cielo ya me lo dijo de camino a la mansión, nubes grisáceas han aparecido y no se trata de nada más ni de nada menos que enigmas eclipsados por la mano humana, divagan al son de las paredes y habitaciones sin registrar. La ardentía quema mis entrañas y un escalofrío recorre mis costados, finalizando en la nuca como muestra de desafío. ─ Striker, soy una mal hablada y no lograré sacarle nada al Bardo. Tú pareces ser carismático y elegante a la hora de mantener una conversación, creo que será lo mejor si vas tú en su busca y yo me quedo con Hont escudriñando hasta que las pistas emerjan. ─ No es una orden, tan sólo un punto de vista que especifico suavizada y sin asperezas.
Todos de acuerdo aguardo a que Hont le explique el camino o donde vio por última vez al objetivo, será una ventaja para el pirata que tras nutrirse con las aclaraciones del pequeño se pone en marcha. Quedamos él y yo en esta selva inédita, colmada de cicatrices que parecen estar intactas más no es así, hurgaremos en la herida y hallaremos respuestas. El fuego no se extingue, crece con cada travesía y sin percatarme, río irónica, plena por la rivalidad que me obsequia esta lugar. ─ No te enfades conmigo por esto. ─ Le susurré con malicia tras agachar el cuerpo, las rodillas las flexiono y en un arranque vil y quizá, incómodo para el animal lo tomo por la cintura y me lo llevo al hombro cual saco de harina.
Sé que debo hacer, a donde debo ir y cómo salir airada de esta contienda con lo mítico. A paso raudo alterno los escalones de tres en tres, a zancadas para llegar cuanto antes al segundo y desordenado piso, en uno de los balcones traseros distinguí los rosales de la amada del Señor Baldwin y ese será nuestro punto de partida. ─ Mira, he encontrado esto en una de las habitaciones. ─ Del cinto desato el colgante y se lo paso al renacuajo que sigue en mi hombro dando botes cuando corro. ─ Es un colgante y dentro tenía un pétalo. ─ La habitación es iluminada debido a las puertas corredizas rotas, el balcón es precioso y las vistan fantásticas. ─ Allá vamos, ¡agárrate! ─ Grité tras subirme a la barandilla y saltar con picardía, la capa planea junto con la cola de Hont que se me mete en la cara por un lapsus corto de tiempo, fueron segundos mal contados cuando mis botas resuenan al son del terreno húmedo, llamativo jardín con rosales sin perder el color carmesí.
De un movimiento ágil lo pongo en el suelo y me volteo, aquí encontraremos algo sí o sí, por mis ancestros. Cabezota como una mula aparto los rosales con cuidado para no pincharme, es difícil así que por instinto agarro una de las paletas que se utilizan para cavar, el palo es de madera y su extensión la apruebo. Con dicho instrumento de floresta voy abriendo paso entre las amplias zonas de vegetación. Tardé quince minutos o así en refunfuñar sulfurada, una de mis mejillas está manchada de tierra y en uno de los arrebatos donde lanzo la pala lejos, ésta cae en una explanada con una cripta mohosa. En frente de la susodicha me acuclillo y en ella se lee "La misma que recordaré por el resto de mi vida" Sonreí triunfante, señalando a Hont y luego al descubrimiento.
─ ¿Se enfadarán si la abrimos sin permiso? ─ Piqué al aventurero, esto es adrenalina para nosotros y sin su permiso adentro la madera por una de las esquinas y actúa como palanca. Me esfuerzo en levantar la cubierta de acerco y cuando cede, una humareda de polvo inexplicable nos asfixia. ¡Puñetas! El aire va disipando el malestar y en un abrir y cerrar de ojos ya tengo al animal otra vez colgado en mi hombro derecho. Las escaleras están hechas una mierda y al final opto por abalanzarme alocada hacia lo más hondo, algunos ladrillos se sueltan y temo por caer al vacío. Tras recorrer un largo trecho, damos con un estancia polvorosa, más las pertenencias y objetos están intactos, como si los hubiesen colocado hace poco.
Le vuelvo a soltar y ya doy por sentado que me odia, en la mesa hay todo tipo de pergaminos, abro uno de ellos, es un mapa con las rutas de los mercaderes y señores feudales trazadas en un círculo negro. Ahí está, la prueba que necesitábamos. ─ Hont, mira esto. Las rutas marcadas son tramos donde pasan los mercaderas o carruajes en general. ¿Y si Lord Baldwin se dirigía a algún lugar y lo atacaron en estas travesías? ─ Me parece lógico, llevo el pulgar e índice a mi mentón, sujetándolo con el corazón alocado y unas ganas tremendas de seguir indagando hasta descubrir, que pasó realmente.
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
El poema era una canción, una canción que Striker no tenía deseo alguno de escuchar, si ya el poema era así de molesto, la música no lo mejoraría para nada.
“Quizás podamos aprovechar y amenazar al bardo para que deje el negocio musical”
“No sé, tenemos que obtener la información”
“Bueno, primero información, después amenazas”
-No sé por qué razón querrías que un pirata sea el encargado de la conversación civilizada. - le dijo con una sonrisa. - No somos conocidos por esa clase de cosas.
No hubo tiempo para mucha más charla ya que Hont le explico a donde tenía que ir para encontrar al susodicho músico.
-Siendo así, me voy. - dijo y se dio la vuelta para continuar su camino.
-Si cuando vuelvo hay un bardo menos en la ciudad, hagan como que no se enteraron de nada. - agrego mientras se alejaba del dispar dúo.
“Quizás sería mejor que le enseñemos una mejor canción que tocar”
“Algo sobre piratas”
“Ya sé, y si la vamos pensando mientras vamos”
-Tiene que tener la palabra libertad en algún lado, y el mar.
Striker comenzó a silbar una tonada pegajosa mientras esquivaba a las personas de la calle, y al que no, empujaba, haciéndose espacio entre la multitud que recorría la ciudad.
En otro lugar de la ciudad, en un pequeño bar que pocos conocían, y aún menos frecuentaban, un bardo se encontraba en un dilema fundamental.
-No, no, no es una buena palabra, no puedo seguir la canción así. - hacia un bollo otra hoja de su a libreta y la tiraba al piso, comenzaban a acumularse en el piso formando un pequeño montículo. - No entiendo que me pasa, tengo una musa, bueno, varias musas, estoy en mi lugar para pensar, tengo mi sombrero de la inspiración.
-Porque no se me ocurre como continuar esta canción, y necesito presentarla mañana si quiero obtener algo a cambio.
No se daba cuenta que estaba murmurando las palabras, y que las personas que se encontraban en el bar podían escucharlo perfectamente.
Y tampoco se dio cuenta cuando una persona hecho la puerta abajo e ingreso al bar acompañado por un grupo de malvivientes.
-Ese es el idiota que intento cortejar a mi hermana. - dijo la persona, de cabello negro y vestido con un traje de alta calidad, por su aspecto parecía un noble menor o un comerciante de alto nivel.
Las personas a su alrededor no mostraban tanta clase, sucios y de aspecto violento, sacaron sus espadas y amenazaron a todo el bar.
-Tráiganlo, y nos aseguraremos que nunca vuelva a cantar ni escribir en su vida. - dijo. - Sin lengua y sin manos, mucho no podrá hacer.
El bardo, pequeño y flaco, de cabello sedoso y rubio y ojos de un verde brillante, se dio cuenta en ese momento lo que estaba pasando, pero demasiado tarde cuando los hombres lo agarraron de los brazos y con fuerza lo arrastraron fuera del local. Varios golpes recibió en su cuerpo y rostro, mientras era llevado por los callejones.
Pero, antes de que pudieran llevarlo mucho más lejos, algo interrumpió su camino.
-Necesito hablar con ese bardo. - dijo con un tono serio, el hombre era similar a la descripción, y no pensaba irse sin completar su misión. - Dénmelo ahora o sufran las consecuencias.
“Este es el momento en que un pirata debe ser intimidante”
“Algún día contaran este momento, necesitas matarlos de miedo”
Levanto su espada al cielo, y utilizo la mayor cantidad de fuego que le era posible, no tenía control alguno sobre el mismo, pero poco se quemaría si apuntaba hacia arriba.
-Si no quieren ser rostizados, hagan lo que digo.
“Quizás podamos aprovechar y amenazar al bardo para que deje el negocio musical”
“No sé, tenemos que obtener la información”
“Bueno, primero información, después amenazas”
-No sé por qué razón querrías que un pirata sea el encargado de la conversación civilizada. - le dijo con una sonrisa. - No somos conocidos por esa clase de cosas.
No hubo tiempo para mucha más charla ya que Hont le explico a donde tenía que ir para encontrar al susodicho músico.
-Siendo así, me voy. - dijo y se dio la vuelta para continuar su camino.
-Si cuando vuelvo hay un bardo menos en la ciudad, hagan como que no se enteraron de nada. - agrego mientras se alejaba del dispar dúo.
“Quizás sería mejor que le enseñemos una mejor canción que tocar”
“Algo sobre piratas”
“Ya sé, y si la vamos pensando mientras vamos”
-Tiene que tener la palabra libertad en algún lado, y el mar.
Striker comenzó a silbar una tonada pegajosa mientras esquivaba a las personas de la calle, y al que no, empujaba, haciéndose espacio entre la multitud que recorría la ciudad.
………………
En otro lugar de la ciudad, en un pequeño bar que pocos conocían, y aún menos frecuentaban, un bardo se encontraba en un dilema fundamental.
-No, no, no es una buena palabra, no puedo seguir la canción así. - hacia un bollo otra hoja de su a libreta y la tiraba al piso, comenzaban a acumularse en el piso formando un pequeño montículo. - No entiendo que me pasa, tengo una musa, bueno, varias musas, estoy en mi lugar para pensar, tengo mi sombrero de la inspiración.
-Porque no se me ocurre como continuar esta canción, y necesito presentarla mañana si quiero obtener algo a cambio.
No se daba cuenta que estaba murmurando las palabras, y que las personas que se encontraban en el bar podían escucharlo perfectamente.
Y tampoco se dio cuenta cuando una persona hecho la puerta abajo e ingreso al bar acompañado por un grupo de malvivientes.
-Ese es el idiota que intento cortejar a mi hermana. - dijo la persona, de cabello negro y vestido con un traje de alta calidad, por su aspecto parecía un noble menor o un comerciante de alto nivel.
Las personas a su alrededor no mostraban tanta clase, sucios y de aspecto violento, sacaron sus espadas y amenazaron a todo el bar.
-Tráiganlo, y nos aseguraremos que nunca vuelva a cantar ni escribir en su vida. - dijo. - Sin lengua y sin manos, mucho no podrá hacer.
El bardo, pequeño y flaco, de cabello sedoso y rubio y ojos de un verde brillante, se dio cuenta en ese momento lo que estaba pasando, pero demasiado tarde cuando los hombres lo agarraron de los brazos y con fuerza lo arrastraron fuera del local. Varios golpes recibió en su cuerpo y rostro, mientras era llevado por los callejones.
Pero, antes de que pudieran llevarlo mucho más lejos, algo interrumpió su camino.
………….
Striker extendió su espada, y lanzo un corte con una pequeña llama, deteniendo a los hombres en su avance.-Necesito hablar con ese bardo. - dijo con un tono serio, el hombre era similar a la descripción, y no pensaba irse sin completar su misión. - Dénmelo ahora o sufran las consecuencias.
“Este es el momento en que un pirata debe ser intimidante”
“Algún día contaran este momento, necesitas matarlos de miedo”
Levanto su espada al cielo, y utilizo la mayor cantidad de fuego que le era posible, no tenía control alguno sobre el mismo, pero poco se quemaría si apuntaba hacia arriba.
-Si no quieren ser rostizados, hagan lo que digo.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Desde que había entrado en la casa de lord Baldwin había notado ese olor. Al principio creyó que era algo sin importancia. No era por presumir, pero Hont tenía un olfato muy fino. Con solo llegar a una casa nueva, podía reconocer a todas las personas y animales que allí habían vivido solo por el aroma que impregnaban las paredes del hogar. Ese extraño olor, el que no podía sacar de su mente, era muy probable que fuera de alguna raza de perro o gato que, en su día, perteneciera a lord Baldwin. Por eso no le dio mucha importancia al principio, ni siquiera se lo había dicho a sus nuevos amigos. Ellos habían descubierto pistas más emocionantes sobre la vida del lord. No quería molestarles. Lo del olor sería una tontería, una muy grande que le tenía ensimismado, no debía distraer a sus amigos.
Al final, fue Striker quien fue a buscar al bardo mientras que Anfa y Hont se quedaron en la mansión a buscar más pistas (ese olor) sobre el paradero de lord Baldwin.
El hombrecillo zarigüeya estaba considerablemente más callado de lo normal, cosa extraña. Por supuesto, no se quedó completamente callado. Cada vez que Anfa le cogía, se quejó y pataleó para que le dejase otra vez en el suelto. Él no era un muñeco de felpa que pudiera estar cogiendo y abrazando en cada momento. Windorind hacía igual cada vez que lo veía. Cosas de elfas, suponía Hont, preferían abrazar y leer antes que fijarse en los aromas de la pared.
Cuando Anfa le llamó para que fuese a mirar una nueva pista, Hont estaba distraído mirando por una de las ventanas hacia la caseta de madera del jardín. De ahí venía el olor, estaba seguro. Era muy grande para un perro. ¿Caballos? Para los humanos era habitual utilizar a los animales como montura; podría ser una solución. Aunque, si lo pensaba con mayor detenimiento, al olor de caballos ya estaba acostumbrado. Eso era otra cosa mucho más extraña.
-¿Mirar el qué? ¡Ah! Sí, sí, -dio grandes saltos hasta llegar, de nuevo, a su lugar en el hombro de Anfa- suena interesante. Puedes tener razón. En Lunargenta hay más atracadores que héroes. Como me los encuentre les pienso dar una buena zurra en el trasero-.
El olor se hizo tan presente, que hizo que Hont se diera de vuelta de golpe.
A partir, de ahí, no dijo nada. Saltó del hombro de Anfa y fue corriendo al jardín donde habían estado minutos antes. Desenvainó su espada de madera y se enfrentó a golpes contra el candado oxidado que cerraba las puertas de la caseta de madera. ¡Ahí estaba el olor! Olía mal, raro y a aventura. El candado no tardó mucho en romperse y las puertas se abrieron de inmediato sin que Hont las tocase. El causante de la peste que tan nervioso ponía al hombrecillo zarigüeya estaba justo delante de él.
-¡Anfa, ahora eres tú la que tienes que mirar esto! Baldwin era una mala persona. ¡Corre a ver esto! Ya sé que era lo que vendía lord Baldwin a sus amigos antes de desaparecer. Es malo. Si los atracadores lo han matado, me alegro que lo hayan hecho. Si no lo han hecho, lo haré yo. ¡Claro que sí!-.
Un grifo de dos cabezas, tan desnutrido que parecía estar muerto, estaba encadenado en el interior de la caseta. Hacía días que nadie le había dado ni comida ni agua. Solo hacía falta ver el cuerpo del animalito para saber que no estaba sano. Hont gimoteó y lloró, a la vez que corría de un lado a otro buscando algo de agua para darle al animal. ¡Quería salvarlo! No era la primera vez que veía animales en esas condiciones. En el Circo de los Horrores eran igual de malos. Cogían los animales más extraños, aquellos que nacían enfermos o siendo especiales, y los ponían en jaulas. Baldwin debió de ser la clase de malo que vendía estos bonitos animales a personas como el Maestro de Rituales del Circo de los Horrores.
-¡Tenemos que hacer algo Anfa, no te quedes quieta y haz algo!-
Cuando los Dioses cerraban una puerta, abrieran una ventana. Aquel era un buen refrán que tenía en cuenta cada vez que se encontraba en un callejón, aparentemente, sin salida. La puerta cerrada, en su caso, era un rico mercader de telas cuya mujer parecía más joven de lo que realmente era y su hermana (una menor) más adulta de lo que le había dicho. Dos noches atrás, tuvo la buena fortuna de encontrase con esas dos mujeres y de creerse todas sus mentiras. Si no se las hubiera creído, suponía, que tampoco hubiera pasado nada diferente. De igual forma, habría hundido su cabeza en los pechos de la mujer del mercader mientras la hermana hacía su trabajito unos centímetros más abajo. Fue una buena noche, que le partiera un rayo ahora mismo si mentía. ¡Fue una jodida y maravillosa noche! Lástima que desembocase en el callejón sin salida, o puerta cerrada, en la que se encontraba ahora. El mercader no se había tomado de buena gana que se follase a los dos amores de su vida. Aunque, esa no fue la palabra exacta que dijo. En realidad, el hombrecito creía que solo había sido un vulgar coqueteo con su hermana. ¡Venga, hombre! ¿Es que no iba a mencionar lo más interesante de la noche?
Fuera como fuera, ahí llegó, con una puntualidad milimétrica, la ventana abierta que le libraría del aparente callejón sin salida donde se encontraba. Su ventana no era, ni más ni menos, que un joven pirata que necesitaba hablar urgentemente con el bardo. Parecía que estaba dispuesto a librar una batalla por él.
-No te inmiscuyas en mis asuntos, amigo- el mercader, más que hablar, escupía saliva de lo nervioso que estaba. Era como un perro con rabia.
-¿Es que no vas a dejar que le firme un autógrafo a mi fan? Al menos dejadme que le enseñe mi mejor truco-.
El bardo levantó los brazos. Tenía algo en su mano derecha, un pequeño aro dorado. Le dio un par de vueltas como si fuera una especie de señal a unos arqueros escondidos (nada más lejos de la realidad) y un durón de color café salió de su zurró, trepó por su brazo y mordisqueó el aro dorado.
-Impresionante, ¿no es cierto?-
-No tengo tiempo para tus juegos- ¿eso fue una orden o un gruñido de perro rabioso? El bardo pensó que sería lo segundo- chicos, a por él-.
* Eretria Noorgard: Creo que te resultará familiar esta imagen. Muy familiar. Ya te dije que este turno te iba a dar en qué pensar. Bromas a un lado, has obtenido muy buenas pistas sobre quién era Lord Baldwin: El hombre se dedicaba al tráfico de animales exóticos y su mujer tenía cierto idilio con “alguien” a quien todavía no conocemos. Por el momento, vamos a dejar de buscar pistas. La vida de una animal está en juego. Haz lo posible para sanar sus heridas.
* Andiel: Como te comenté por mp. Me gustó mucho tu post. Me pareció realmente perfecto ya que das mucha información con la que pueda jugar para crear una historia. Esos “giros” de historias muy originales son lo que yo más valoro. Ahora bien, en el siguiente turno, deberás hacer lo posible para rescatar al bardo. Quizás te ganes su favor y te pueda contar todo lo que sabe sobre cierto noble.
Al final, fue Striker quien fue a buscar al bardo mientras que Anfa y Hont se quedaron en la mansión a buscar más pistas (ese olor) sobre el paradero de lord Baldwin.
El hombrecillo zarigüeya estaba considerablemente más callado de lo normal, cosa extraña. Por supuesto, no se quedó completamente callado. Cada vez que Anfa le cogía, se quejó y pataleó para que le dejase otra vez en el suelto. Él no era un muñeco de felpa que pudiera estar cogiendo y abrazando en cada momento. Windorind hacía igual cada vez que lo veía. Cosas de elfas, suponía Hont, preferían abrazar y leer antes que fijarse en los aromas de la pared.
Cuando Anfa le llamó para que fuese a mirar una nueva pista, Hont estaba distraído mirando por una de las ventanas hacia la caseta de madera del jardín. De ahí venía el olor, estaba seguro. Era muy grande para un perro. ¿Caballos? Para los humanos era habitual utilizar a los animales como montura; podría ser una solución. Aunque, si lo pensaba con mayor detenimiento, al olor de caballos ya estaba acostumbrado. Eso era otra cosa mucho más extraña.
-¿Mirar el qué? ¡Ah! Sí, sí, -dio grandes saltos hasta llegar, de nuevo, a su lugar en el hombro de Anfa- suena interesante. Puedes tener razón. En Lunargenta hay más atracadores que héroes. Como me los encuentre les pienso dar una buena zurra en el trasero-.
El olor se hizo tan presente, que hizo que Hont se diera de vuelta de golpe.
A partir, de ahí, no dijo nada. Saltó del hombro de Anfa y fue corriendo al jardín donde habían estado minutos antes. Desenvainó su espada de madera y se enfrentó a golpes contra el candado oxidado que cerraba las puertas de la caseta de madera. ¡Ahí estaba el olor! Olía mal, raro y a aventura. El candado no tardó mucho en romperse y las puertas se abrieron de inmediato sin que Hont las tocase. El causante de la peste que tan nervioso ponía al hombrecillo zarigüeya estaba justo delante de él.
-¡Anfa, ahora eres tú la que tienes que mirar esto! Baldwin era una mala persona. ¡Corre a ver esto! Ya sé que era lo que vendía lord Baldwin a sus amigos antes de desaparecer. Es malo. Si los atracadores lo han matado, me alegro que lo hayan hecho. Si no lo han hecho, lo haré yo. ¡Claro que sí!-.
Un grifo de dos cabezas, tan desnutrido que parecía estar muerto, estaba encadenado en el interior de la caseta. Hacía días que nadie le había dado ni comida ni agua. Solo hacía falta ver el cuerpo del animalito para saber que no estaba sano. Hont gimoteó y lloró, a la vez que corría de un lado a otro buscando algo de agua para darle al animal. ¡Quería salvarlo! No era la primera vez que veía animales en esas condiciones. En el Circo de los Horrores eran igual de malos. Cogían los animales más extraños, aquellos que nacían enfermos o siendo especiales, y los ponían en jaulas. Baldwin debió de ser la clase de malo que vendía estos bonitos animales a personas como el Maestro de Rituales del Circo de los Horrores.
-¡Tenemos que hacer algo Anfa, no te quedes quieta y haz algo!-
- grifo de dos cabezas:
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Cuando los Dioses cerraban una puerta, abrieran una ventana. Aquel era un buen refrán que tenía en cuenta cada vez que se encontraba en un callejón, aparentemente, sin salida. La puerta cerrada, en su caso, era un rico mercader de telas cuya mujer parecía más joven de lo que realmente era y su hermana (una menor) más adulta de lo que le había dicho. Dos noches atrás, tuvo la buena fortuna de encontrase con esas dos mujeres y de creerse todas sus mentiras. Si no se las hubiera creído, suponía, que tampoco hubiera pasado nada diferente. De igual forma, habría hundido su cabeza en los pechos de la mujer del mercader mientras la hermana hacía su trabajito unos centímetros más abajo. Fue una buena noche, que le partiera un rayo ahora mismo si mentía. ¡Fue una jodida y maravillosa noche! Lástima que desembocase en el callejón sin salida, o puerta cerrada, en la que se encontraba ahora. El mercader no se había tomado de buena gana que se follase a los dos amores de su vida. Aunque, esa no fue la palabra exacta que dijo. En realidad, el hombrecito creía que solo había sido un vulgar coqueteo con su hermana. ¡Venga, hombre! ¿Es que no iba a mencionar lo más interesante de la noche?
Fuera como fuera, ahí llegó, con una puntualidad milimétrica, la ventana abierta que le libraría del aparente callejón sin salida donde se encontraba. Su ventana no era, ni más ni menos, que un joven pirata que necesitaba hablar urgentemente con el bardo. Parecía que estaba dispuesto a librar una batalla por él.
-No te inmiscuyas en mis asuntos, amigo- el mercader, más que hablar, escupía saliva de lo nervioso que estaba. Era como un perro con rabia.
-¿Es que no vas a dejar que le firme un autógrafo a mi fan? Al menos dejadme que le enseñe mi mejor truco-.
El bardo levantó los brazos. Tenía algo en su mano derecha, un pequeño aro dorado. Le dio un par de vueltas como si fuera una especie de señal a unos arqueros escondidos (nada más lejos de la realidad) y un durón de color café salió de su zurró, trepó por su brazo y mordisqueó el aro dorado.
-Impresionante, ¿no es cierto?-
-No tengo tiempo para tus juegos- ¿eso fue una orden o un gruñido de perro rabioso? El bardo pensó que sería lo segundo- chicos, a por él-.
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* Eretria Noorgard: Creo que te resultará familiar esta imagen. Muy familiar. Ya te dije que este turno te iba a dar en qué pensar. Bromas a un lado, has obtenido muy buenas pistas sobre quién era Lord Baldwin: El hombre se dedicaba al tráfico de animales exóticos y su mujer tenía cierto idilio con “alguien” a quien todavía no conocemos. Por el momento, vamos a dejar de buscar pistas. La vida de una animal está en juego. Haz lo posible para sanar sus heridas.
* Andiel: Como te comenté por mp. Me gustó mucho tu post. Me pareció realmente perfecto ya que das mucha información con la que pueda jugar para crear una historia. Esos “giros” de historias muy originales son lo que yo más valoro. Ahora bien, en el siguiente turno, deberás hacer lo posible para rescatar al bardo. Quizás te ganes su favor y te pueda contar todo lo que sabe sobre cierto noble.
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Suelo ser realista y en ocasiones tiende a afectarme más de lo normal, un repertorio de preguntas retumban en el interior de mi cabeza, ¿hacia donde ir o cual será el paso a ejercer? No planearé un futuro cuando siquiera el presente está claro sobre la mesa de acero con los pergaminos entreabiertos, los trazos no son rectos, esquivan posibles guardias nocturnas y atraviesan las partes arenosas donde los forajidos suelen hacer intercambios comerciales, también de esclavos y temas de peor índole. En mi hombro Hont permanece callado y comienzo a preocuparme, andará mareado el pobre. ─ Aquí hay dos más. ─ Le comenté a sabiendas de que no me oirá, está distraído y quizá sea de vital importancia que lo comparta conmigo.
En pleno silencio abro el segundo pergamino, éste es más pequeño y por el tacto del papel percibo que es reciente, ahora es cuestión de seguir adelante y abrazar todos los consejos que tengan una validez de raciocinio, vengan por mi parte, por la zarigüeya o hasta por el pirata que como las olas al cabriolar sobre la marea, libre y surcando la brisa tardía fue en busca del objetivo a interrogar. Enarco una de las cejas, mordiéndome el labio inferior, en el papel hay impreso variados cálculos acompasados por una escritura delicada y "principesca" como bien me parece, limpia, detallada y que al contrario de lo que aparenta su contenido se torna fantasmagórico, es un contrato antirreglamentario. ¿Pero de qué? Con el corazón dándome tumbos abro el tercer manuscrito, una sonrisa florece en mi rostro repentinamente torcido, la sensación que me invade es tenebrosa y la sangre comienza a calcinar todo a su recorrido, animales, pactan canjeando animales por otros manjares o pertenencias de calidad.
El problema del Lord Baldwin no serán los matones que lo han secuestrado, seré yo cuando le encuentre y lo abra en canal aún consciente, le haré sufrir de diversas formas que el mundo desconoce, se desentiende porque no sabe cómo un ser humano puede ser tan cruel con otro, y aquí Anfaüglir se apodará del rol satánico. Iracunda y con un afán indescriptible el peso en el hombro donde habitaba Hont parece esfumarse, no está. No estoy de humor para ir en su busca y como desahogo aferro uno de los jarrones polvorientos y lo lanzo con primor a una de las paredes hasta que este explota en unos instantes, me llama, grita mi nombre y sin saber cómo o porqué ya estoy saltando las escaleras de tres en tres hasta llegar al jardín con rubíes.
La zarigüeya chilla alterada y no logro discernir que punto quiere tratar. ─ Cálmate, ¿qué me quieres enseñar? ─ En el interior de la caseta de madera un hedor nauseabundo provoca que arrugue el gesto, me lleve una de las manos al estómago y tome una gran bocanada de aire para que mis entrañas sigan en su sitio y dejen de revolverse. No, no, no y no, soy una asesina sin corazón, inmisericorde no muevo hilos interiores ni aparto la coraza que me hace inmune para sentir congoja por aquellos que se yerguen a dos patas, no obstante, como hija de Imbar, seguidora de Anar y concubina de Isil los seres puros como el cáliz de los bosques donde nada se corrompe y es crédulo me pueden, sacan mis debilidades. Si hago contacto visual con el grifo las piernas se me convierten en gelatina y las manos me tiritan como nunca me ha pasado en una guerra.
Que los ancestros se apiaden del Lord porque el karma le tocará en la puerta no con el nombre de Anfaüglir, esta vez irá la empírica Eretria a romperle el tabique nasal e inclusive las dos piernas. Hont imperioso llama mi atención, estoy nostálgica y de un momento a otro quedé atorada en el pasar de las tristezas. ─ Necesito que me hagas caso Hont, salvaremos al grifo ya me cueste días y todo el equipamento de hierbas medicinales. Escúchame con atención, sigue siendo un animal feroz, asustado y desnutrido, lo primero será ganarnos su confianza. ─ Destensé los músculos y forcé a mis nudillos a que crujiesen entre ellos. ─ El agua será fácil conseguirla, de la comida te encargarás tú. ─ Impaciente agarro uno de los sacos vacíos de la caseta donde había maíz y se lo ofrezco. ─ Ve a la mansión, seguramente la cocina esté en el fondo en una zona poco concurrida, mete en el saco todo el pan que veas, aunque esté duro, hortalizas, hierbas en general, romero, hierbabuena, todo lo que sirva para condimentar. Si la cocina está vacía ve a la sala de suministros, los ricachones siempre tienen. Olvídate de los enlatados, necesito alimentos frescos y fáciles de digerir. Corre, vamos, ¡Corre! ─ Lo animé con una palmadita en el hombro, la zarigüeya salió volando fuera de los jardines, quedando la bestia maltratada en contra de una guerrera solitaria.
Tengo miedo, miedo de hacerle daño por descuido, porque se defenderá si me acerco y yo haré lo mismo. Cojo aire y lleno mis pulmones, la capa bruna que porto la desengancho y voy enredándola en uno de mis brazos. Paso a paso me acerco al grifo y el primer movimiento de este, a pesar de estar débil es devorarme la región protegida por la tela con sus fauces picotudas, apretujó y su hermano gemelo no dudó en atacarme por el costado contrario, a tiempo contraje el estómago y una de las zarpas pasó rozándome la carne. De un codazo ahora que Hont no puede verme golpeé al que no me tiene sujeta cerca de sus sienes para marearlo. ─ Cálmaos. ─ Susurré férrea y con un liderazgo propio de mis tierras, auxiliada de mi lengua y labios recreo un sonsonete tirando a felino, el grifo levanta las orejas y ladea su cabeza hermana.
Gruñe y vuelve a atacar, esta vez le aparto el pico con éxito, agarrándoselo a continuación para apoyar mi frente sobre la suya y así entregarle el afecto que he guardado durante tantas décadas. Son propensos a sentir la naturaleza de otros, y la mía es confusa, oscura pero con ápices de terneza que llevan siglos sin ver la luz, el animal comienza a gimotear y a mi se me parte el alma en mil pedazos, asfixiada por una emoción que me contrae por dentro y ahogada por mi propia saliva acaricio el lomo de la bestia. ─ Ya pasó, no os haré daño. ─ Indómita me agaché en frente de los dos para agarrar la pata encadenada, los picotazos en mi espalda no duelen, quizá no me vean como una amenaza o quizá les falte fuerza. Con una de mis dagas aguzadas trato de abrir el cierre, costó pero lo hice.
El grifo se planta de pie, tropezando sobre el sitio hasta quedar recostado, en ese mismo momento llegó Hont con todo lo solicitado. ─ ¡Anfa! Tenías razón, he traído de todo aunque no sé como cocinar, es decir, ¿cocinaremos? ─ El pequeño me observa confuso, y esa confusión se acrecienta al ver a la alimaña desencadenada. ─ Cuencos, mira, allí hay unos cuantos. ─ Suelen usarse para el cuidado de los rosales, en realidad son maseteros pero bueno, servirán ya que no tiene agujeros. ─ Tráeme la bolsa, por favor. ─ Hont está siendo efectivo y es todo un descubrimiento, sentada en frente del herido voy partiendo con una de mis dagas las hortalizas casi en su vencimiento, servirán por los pelos. Corto en rodajas algunas zanahorias, rábanos, maíz, apio... La fiera hambrienta agacha las dos cabezas y tiran de mis mechones canelos como si fuesen fideos, que no se comen, la madre que los trajo, le abofeteo el pico a uno y luego al otro con mimo y estos se apartan malhumorados. ─ Quitad puñetas, esperaros. ─ Bufé, en el interior de la maceta coloqué anís como condimento que nunca falta en las cocinas y que sirve para reducir el hinchazón y enfermedades respiratorias, al menos así el pecho del animal se destapará y respirará mejor.
─ Hont, en el jardín debe haber alguna cañería de donde cogen agua, llévate una de las macetas y llénala, si no puedes con el peso gritame. ─ Bueno, bueno, de un momento a otro se encendió, no quise menospreciar su "fuerza" menuda, lo hice por inercia. Siguiendo con la receta y tras apartar insistente la cabeza del bicharrajo meto unos cuantos panes duros y con mi bota de agua los humedezco para que se ablanden y sirvan como alimento pesado y les llene. La zarigüeya arribó encarnada debido a la fuerza ejercida y con la maceta enchumbada en agua, reí y de un cabeceo se lo agradecí. Humedecí un poco más los panes y mezclé con una de las dagas el fondo para que todos los alimentos se entremezclasen, es un buen aporte de energías. Con el agua y la comida el grifo se enloquece y se abalanza encima mía, me empuja con el pico y tras farfullar y apartarlo con los codos coloco ambos recipientes en frente suya.
─ No tardará en... ─ Lo dicho, con el estómago a medias, porque no ha sido una comida copiosa e hidratado proseguiré a curar sus heridas externas. Debería estar más confiado ahora que ha comido y sabe que no le haremos daño. Con unos cuantos pasos me coloqué en uno de los costados de la bestia, me ojea por el rabillo del ojo, ruge y bate las pestañas que cuales lanzas, van clavándose en mi espalda, no debería confiarme mucho porque capaz que vuelve a zurrarme. ─ Ahora pórtate bien y déjame curarte, ¿quieres? ─ Como si me entendiese, acuclillada diviso heridas dispares y bajo el pelaje algún que otro morado, extiendo mi palma y una luz cálida como afectuosa accede en las solapas de piel y grasa, revitalizando de dentro hacia afuera las heridas leves y esos moratones.
Sin prisas hice un trabajo estupendo, tarareé incluso por el aburrimiento con Hont a mi lado, curioso y seguramente más tranquilo. El grifo de dos cabezas ha recuperado el color de sus luceros, y si se le alimenta los días venideros podrá, creo yo como sanadora, seguir con el curso de una vida longeva. ─ ¿Te gusta? ─ Le pregunté a la zarigüeya con una sonrisa de oreja a oreja. ─ Quizá se haga tu amigo y se deje montar tras haberle salvado. ─ Hont ha sido de gran ayuda y como agradecimiento le beso una de las mejillas en un acto socarrón. ─ Volarás en un cielo cobalto y serás la envidia de los demás héroes de Lunargenta. ─ Reí con gracia, dándole esperanzas que es lo nunca debemos perder, al menos él.
En pleno silencio abro el segundo pergamino, éste es más pequeño y por el tacto del papel percibo que es reciente, ahora es cuestión de seguir adelante y abrazar todos los consejos que tengan una validez de raciocinio, vengan por mi parte, por la zarigüeya o hasta por el pirata que como las olas al cabriolar sobre la marea, libre y surcando la brisa tardía fue en busca del objetivo a interrogar. Enarco una de las cejas, mordiéndome el labio inferior, en el papel hay impreso variados cálculos acompasados por una escritura delicada y "principesca" como bien me parece, limpia, detallada y que al contrario de lo que aparenta su contenido se torna fantasmagórico, es un contrato antirreglamentario. ¿Pero de qué? Con el corazón dándome tumbos abro el tercer manuscrito, una sonrisa florece en mi rostro repentinamente torcido, la sensación que me invade es tenebrosa y la sangre comienza a calcinar todo a su recorrido, animales, pactan canjeando animales por otros manjares o pertenencias de calidad.
El problema del Lord Baldwin no serán los matones que lo han secuestrado, seré yo cuando le encuentre y lo abra en canal aún consciente, le haré sufrir de diversas formas que el mundo desconoce, se desentiende porque no sabe cómo un ser humano puede ser tan cruel con otro, y aquí Anfaüglir se apodará del rol satánico. Iracunda y con un afán indescriptible el peso en el hombro donde habitaba Hont parece esfumarse, no está. No estoy de humor para ir en su busca y como desahogo aferro uno de los jarrones polvorientos y lo lanzo con primor a una de las paredes hasta que este explota en unos instantes, me llama, grita mi nombre y sin saber cómo o porqué ya estoy saltando las escaleras de tres en tres hasta llegar al jardín con rubíes.
La zarigüeya chilla alterada y no logro discernir que punto quiere tratar. ─ Cálmate, ¿qué me quieres enseñar? ─ En el interior de la caseta de madera un hedor nauseabundo provoca que arrugue el gesto, me lleve una de las manos al estómago y tome una gran bocanada de aire para que mis entrañas sigan en su sitio y dejen de revolverse. No, no, no y no, soy una asesina sin corazón, inmisericorde no muevo hilos interiores ni aparto la coraza que me hace inmune para sentir congoja por aquellos que se yerguen a dos patas, no obstante, como hija de Imbar, seguidora de Anar y concubina de Isil los seres puros como el cáliz de los bosques donde nada se corrompe y es crédulo me pueden, sacan mis debilidades. Si hago contacto visual con el grifo las piernas se me convierten en gelatina y las manos me tiritan como nunca me ha pasado en una guerra.
Que los ancestros se apiaden del Lord porque el karma le tocará en la puerta no con el nombre de Anfaüglir, esta vez irá la empírica Eretria a romperle el tabique nasal e inclusive las dos piernas. Hont imperioso llama mi atención, estoy nostálgica y de un momento a otro quedé atorada en el pasar de las tristezas. ─ Necesito que me hagas caso Hont, salvaremos al grifo ya me cueste días y todo el equipamento de hierbas medicinales. Escúchame con atención, sigue siendo un animal feroz, asustado y desnutrido, lo primero será ganarnos su confianza. ─ Destensé los músculos y forcé a mis nudillos a que crujiesen entre ellos. ─ El agua será fácil conseguirla, de la comida te encargarás tú. ─ Impaciente agarro uno de los sacos vacíos de la caseta donde había maíz y se lo ofrezco. ─ Ve a la mansión, seguramente la cocina esté en el fondo en una zona poco concurrida, mete en el saco todo el pan que veas, aunque esté duro, hortalizas, hierbas en general, romero, hierbabuena, todo lo que sirva para condimentar. Si la cocina está vacía ve a la sala de suministros, los ricachones siempre tienen. Olvídate de los enlatados, necesito alimentos frescos y fáciles de digerir. Corre, vamos, ¡Corre! ─ Lo animé con una palmadita en el hombro, la zarigüeya salió volando fuera de los jardines, quedando la bestia maltratada en contra de una guerrera solitaria.
Tengo miedo, miedo de hacerle daño por descuido, porque se defenderá si me acerco y yo haré lo mismo. Cojo aire y lleno mis pulmones, la capa bruna que porto la desengancho y voy enredándola en uno de mis brazos. Paso a paso me acerco al grifo y el primer movimiento de este, a pesar de estar débil es devorarme la región protegida por la tela con sus fauces picotudas, apretujó y su hermano gemelo no dudó en atacarme por el costado contrario, a tiempo contraje el estómago y una de las zarpas pasó rozándome la carne. De un codazo ahora que Hont no puede verme golpeé al que no me tiene sujeta cerca de sus sienes para marearlo. ─ Cálmaos. ─ Susurré férrea y con un liderazgo propio de mis tierras, auxiliada de mi lengua y labios recreo un sonsonete tirando a felino, el grifo levanta las orejas y ladea su cabeza hermana.
Gruñe y vuelve a atacar, esta vez le aparto el pico con éxito, agarrándoselo a continuación para apoyar mi frente sobre la suya y así entregarle el afecto que he guardado durante tantas décadas. Son propensos a sentir la naturaleza de otros, y la mía es confusa, oscura pero con ápices de terneza que llevan siglos sin ver la luz, el animal comienza a gimotear y a mi se me parte el alma en mil pedazos, asfixiada por una emoción que me contrae por dentro y ahogada por mi propia saliva acaricio el lomo de la bestia. ─ Ya pasó, no os haré daño. ─ Indómita me agaché en frente de los dos para agarrar la pata encadenada, los picotazos en mi espalda no duelen, quizá no me vean como una amenaza o quizá les falte fuerza. Con una de mis dagas aguzadas trato de abrir el cierre, costó pero lo hice.
El grifo se planta de pie, tropezando sobre el sitio hasta quedar recostado, en ese mismo momento llegó Hont con todo lo solicitado. ─ ¡Anfa! Tenías razón, he traído de todo aunque no sé como cocinar, es decir, ¿cocinaremos? ─ El pequeño me observa confuso, y esa confusión se acrecienta al ver a la alimaña desencadenada. ─ Cuencos, mira, allí hay unos cuantos. ─ Suelen usarse para el cuidado de los rosales, en realidad son maseteros pero bueno, servirán ya que no tiene agujeros. ─ Tráeme la bolsa, por favor. ─ Hont está siendo efectivo y es todo un descubrimiento, sentada en frente del herido voy partiendo con una de mis dagas las hortalizas casi en su vencimiento, servirán por los pelos. Corto en rodajas algunas zanahorias, rábanos, maíz, apio... La fiera hambrienta agacha las dos cabezas y tiran de mis mechones canelos como si fuesen fideos, que no se comen, la madre que los trajo, le abofeteo el pico a uno y luego al otro con mimo y estos se apartan malhumorados. ─ Quitad puñetas, esperaros. ─ Bufé, en el interior de la maceta coloqué anís como condimento que nunca falta en las cocinas y que sirve para reducir el hinchazón y enfermedades respiratorias, al menos así el pecho del animal se destapará y respirará mejor.
─ Hont, en el jardín debe haber alguna cañería de donde cogen agua, llévate una de las macetas y llénala, si no puedes con el peso gritame. ─ Bueno, bueno, de un momento a otro se encendió, no quise menospreciar su "fuerza" menuda, lo hice por inercia. Siguiendo con la receta y tras apartar insistente la cabeza del bicharrajo meto unos cuantos panes duros y con mi bota de agua los humedezco para que se ablanden y sirvan como alimento pesado y les llene. La zarigüeya arribó encarnada debido a la fuerza ejercida y con la maceta enchumbada en agua, reí y de un cabeceo se lo agradecí. Humedecí un poco más los panes y mezclé con una de las dagas el fondo para que todos los alimentos se entremezclasen, es un buen aporte de energías. Con el agua y la comida el grifo se enloquece y se abalanza encima mía, me empuja con el pico y tras farfullar y apartarlo con los codos coloco ambos recipientes en frente suya.
─ No tardará en... ─ Lo dicho, con el estómago a medias, porque no ha sido una comida copiosa e hidratado proseguiré a curar sus heridas externas. Debería estar más confiado ahora que ha comido y sabe que no le haremos daño. Con unos cuantos pasos me coloqué en uno de los costados de la bestia, me ojea por el rabillo del ojo, ruge y bate las pestañas que cuales lanzas, van clavándose en mi espalda, no debería confiarme mucho porque capaz que vuelve a zurrarme. ─ Ahora pórtate bien y déjame curarte, ¿quieres? ─ Como si me entendiese, acuclillada diviso heridas dispares y bajo el pelaje algún que otro morado, extiendo mi palma y una luz cálida como afectuosa accede en las solapas de piel y grasa, revitalizando de dentro hacia afuera las heridas leves y esos moratones.
Sin prisas hice un trabajo estupendo, tarareé incluso por el aburrimiento con Hont a mi lado, curioso y seguramente más tranquilo. El grifo de dos cabezas ha recuperado el color de sus luceros, y si se le alimenta los días venideros podrá, creo yo como sanadora, seguir con el curso de una vida longeva. ─ ¿Te gusta? ─ Le pregunté a la zarigüeya con una sonrisa de oreja a oreja. ─ Quizá se haga tu amigo y se deje montar tras haberle salvado. ─ Hont ha sido de gran ayuda y como agradecimiento le beso una de las mejillas en un acto socarrón. ─ Volarás en un cielo cobalto y serás la envidia de los demás héroes de Lunargenta. ─ Reí con gracia, dándole esperanzas que es lo nunca debemos perder, al menos él.
- Spoiler:
- ¡¡KYYYAAAHHHH!! Me has dado muy fuerte en el kokoro *-*
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
En otra situación habría dejado al bardo responsabilizarse de sus acciones, pero en este momento era realmente necesario que hablara con él. Y claro, no podía permitirse que esas personas salir ilesas después de desafiarlo, no quedaría bien cuando contaran su historia.
“Y el valiente pirata salió huyendo después de ser amenazado”
“Si, no queda bien”
“Viste ese animalito”
“No creo hayamos visto uno así antes”
“Podríamos robárselo”
Striker extendió su espada, la amenaza no había funcionado, quizás eran un grupo de piromaniacos que amaban el fuego, o quizás el hombre que les ordenaba era más amenazante de lo que parecía a simple vista.
El pirata acelero, buscando superar la velocidad de sus contrincantes y llegar al Bardo antes que ellos, si lo destruían antes de que pudiera hablar con él no haría otra cosa más que complicarlo todo.
Por suerte su tiempo de reacción era un poco mejor que el de los matones, y alcanzo al Bardo poco antes que sus atacantes.
-En serio, yo tendría una reacción un poco distinta después de haber sido golpeado así.
Con un gesto toco el suelo con su espada invocando el elemento del fuego para bendecirla, llamas iluminaron los alrededores con un bello tono carmesí. No se tomo el tiempo para disfrutar de la confusión de sus enemigos ni del encanto del fuego.
Si el Bardo no era un completo idiota, cooperaría.
-Mejor que me des algo de información, antes de que decida que ayudarte no vale el esfuerzo.- dijo.- Que sabes sobre el Duque Baldwin, o mejor dicho, de cierto poema que encontré en su casa y te escucharon cantar.
Listo para amenazarlo, físicamente, si se negaba a resultar útil.
-El tiempo apremia. Seguramente yo podría salir con vida, pero claro, yo soy un pirata.
“Y el valiente pirata salió huyendo después de ser amenazado”
“Si, no queda bien”
“Viste ese animalito”
“No creo hayamos visto uno así antes”
“Podríamos robárselo”
Striker extendió su espada, la amenaza no había funcionado, quizás eran un grupo de piromaniacos que amaban el fuego, o quizás el hombre que les ordenaba era más amenazante de lo que parecía a simple vista.
El pirata acelero, buscando superar la velocidad de sus contrincantes y llegar al Bardo antes que ellos, si lo destruían antes de que pudiera hablar con él no haría otra cosa más que complicarlo todo.
Por suerte su tiempo de reacción era un poco mejor que el de los matones, y alcanzo al Bardo poco antes que sus atacantes.
-En serio, yo tendría una reacción un poco distinta después de haber sido golpeado así.
Con un gesto toco el suelo con su espada invocando el elemento del fuego para bendecirla, llamas iluminaron los alrededores con un bello tono carmesí. No se tomo el tiempo para disfrutar de la confusión de sus enemigos ni del encanto del fuego.
Si el Bardo no era un completo idiota, cooperaría.
-Mejor que me des algo de información, antes de que decida que ayudarte no vale el esfuerzo.- dijo.- Que sabes sobre el Duque Baldwin, o mejor dicho, de cierto poema que encontré en su casa y te escucharon cantar.
Listo para amenazarlo, físicamente, si se negaba a resultar útil.
-El tiempo apremia. Seguramente yo podría salir con vida, pero claro, yo soy un pirata.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Volar en un grifo de dos cabezas sonaba como algo muy divertido, casi tan divertido como dar tundas a los traseros de los malos. Hont junto sus manitas y pidió, a unos Dioses que no creía, que los tratamientos de la elfa funcionasen y que el grifo pudiera volver a volar de nuevo. ¡Sería estupendo! Hont conocía muy bien de la existencia de la magia de los elfos. Podían cerrar heridas y curar catarros con la misma facilidad que el movía su cola. ¿Pero, podían crear masa dónde la había? El animal estaba en los huesos. Casi parecía uno de esos muertos vivientes con los que había luchado. Acarició muy lentamente el vientre del animal mientras bebía del cuenco. Hont no pudo resistir las ganas de llorar al darse cuenta que todo cuanto tocaba eran los huesos de sus costillas.
-Los dos volaremos,- sonreía y lloraba al mismo tiempo- ya verás cómo lo haremos. Desde el cielo, zurraremos a todos los malos que se atrevan a luchar contra nosotros-.
-Toc, toc-.
Ahora es cuando alguien debía preguntar quién es, pero nadie respondió a la puerta cuando Flanagan la llamó. Aun así, el joven cazador siguió continuó con el chiste que siempre le hacía a Lord Baldwin cuando le entregaba uno de sus pedidos.
-Abu-.
Nada. Ni siquiera sonó el típico grito: “¡Oh, cállate Meyi!”. Era extraño, pero una vez empezado el chiste, tenía que terminarlo.
-Aburrido tienes que estar que cada vez que nos vemos te tenga que contar el mismo chiste-.
Meyi se río a la vez que golpeaba la puerta del lord. En su espalda tenía una ballesta, cargada por supuesto (¿qué hombre de verdad no lleva siempre su arma cargada?) y, a unos pasos detrás de él, estaba al jaula que le iba a entregar a Lord Baldwin: Una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de color de cobre. La mala noticia para el lord es que el animal estaba muerto. Meyi lo había tenido que matar para poder meterlo en esa jaula. El bicho era una bestia parda y esas pinzas no eran, precisamente, para jugar. Tuvo que hacer uso de todas sus armas para poder dar caza a la puta langosta gigante. Que no se quejase el señor Baldwin que, con la quitina del animal, bien podría hacerse un bonito mueble para el salón.
-Estés desnudo o no, voy a entrar- otra broma de mal gusto por parte de Meyi.
¿Serían ciertas las noticias que el viejo había desaparecido? Seguramente no. Sería parte de alguna de treta para escapar de la guardia. Esos cabrones le tenían fichado desde hacía muchos años. Meyi no sabía cómo había conseguido escapar todo este tiempo. ¿Magia, aeros, falsas desapariciones? Sea como sea, si el viejo estaba vivo, estaría en su salón disfrutando de una caliente taza de té.
El miedo era un lujo que no podía permitirse tener, ni tan siquiera cuando un maloliente pirata le amenazaba con su espada de fuego y su propio Durón, muerto del pánico, le mordisqueaba la oreja izquierda. Animales… Darían su vida por sus dueños hasta que conocieran a otro más fuerte y valiente, entonces lo cambiarían por él si éste no demostraba ser más fuerte. No hacía falta que durón hablase para que el bardo entendiese que le estaba alentando a luchar contra el pirata. ¡Bravo por él! No había querido combatir antes con una panda de mercenarios a pañales, lo haría ahora con el pirata. Adiós al viejo y buen amigo peludo, el bardo no iba a pelear. Por mucho que mordiera e insistiera el animal. Los combates no era algo que estuviera hecho para él.
-¿Baldwin? Me suena ese nombre. Quizás me acuerde mejor si no hubieran tantas personas amenazándome de muerte en este preciso instante.- otro mordisco del durón- Puede que los piratas estéis acostumbrados a que os quieran matar todo el día, pero yo tengo algo más de dignidad-.
¿Se acordaba de Baldwin? La respuesta era un rotundo no, en eso no mintió. En cambio, de lo que sí se acordaba era de la mujer del señor: “mirad cuántos aeros tengo pero no sé follar bien”. La muy estúpida se había enamorado de él. Qué ilusa fue al pensar qué el bardo también la amó, y más iluso era el bardo si creía que jamás sintió nada por ella y que la utilizó para entrar en casa del lord a escondidas y robar todo cuanto estuviera cerca de su mano. Sí, el poema/canción era suyo. Más bien de la señora Baldwind. Ella lo había compuesto y el bardo se apoderó de él. Nadie se tenía que haber enterrado. Cuando la mujer falleció (el bardo siempre pensó que la mató su marido), el bardo se hizo con el poder de sus joyas, que luego vendió, sus aeros, que pronto gastó y sus canciones.
* Eretria Noorgard: Tienes visita en la casa. Un cazador, y no de los débiles precisamente. Si se entera que estás metida en sus asuntos no acabarás bien parada. ¿Qué harás: esconderte, huir, atacar…? Me preguntó que harás con él. Si decides atacarle, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Ahora es cuando viene la sorpresa que tanto ansias: Has tratado muy bien al grifo y el animal siente que te debe la vida. A partir de este momento, el animal es tuyo. ¿Montarlo y volar? Me temo que no. Sigue demasiado débil para poder volver a volar de nuevo. Podrá volar dentro de poco, pero eso será en un nuevo mastereado que te abriré (no sé cuándo). Primero, 1uiero ver cómo, en los temas futuros a esté, consigues que formar un precioso vínculo entre el grifo bicéfalo y tu elfa.
* Andiel: El bardo insiste a que no va a contarte nada si no te deshaces primero de los mercenarios que le han amenazado antes. No hay que ser muy listo para saber que te estás utilizando. Tuya es la elección de: hacerle caso y matar a los que antes amenazaron al bardo o volver ser más violento con el bardo para que empiece a hablar.
Como extra: si demuestras ser el más fuerte de la taberna, el durón te podrá ver como un macho alfa y un futuro posible dueño. Te será más fácil robarlo si te ve como su dueño de verdad.
-Los dos volaremos,- sonreía y lloraba al mismo tiempo- ya verás cómo lo haremos. Desde el cielo, zurraremos a todos los malos que se atrevan a luchar contra nosotros-.
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-Toc, toc-.
Ahora es cuando alguien debía preguntar quién es, pero nadie respondió a la puerta cuando Flanagan la llamó. Aun así, el joven cazador siguió continuó con el chiste que siempre le hacía a Lord Baldwin cuando le entregaba uno de sus pedidos.
-Abu-.
Nada. Ni siquiera sonó el típico grito: “¡Oh, cállate Meyi!”. Era extraño, pero una vez empezado el chiste, tenía que terminarlo.
-Aburrido tienes que estar que cada vez que nos vemos te tenga que contar el mismo chiste-.
Meyi se río a la vez que golpeaba la puerta del lord. En su espalda tenía una ballesta, cargada por supuesto (¿qué hombre de verdad no lleva siempre su arma cargada?) y, a unos pasos detrás de él, estaba al jaula que le iba a entregar a Lord Baldwin: Una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de color de cobre. La mala noticia para el lord es que el animal estaba muerto. Meyi lo había tenido que matar para poder meterlo en esa jaula. El bicho era una bestia parda y esas pinzas no eran, precisamente, para jugar. Tuvo que hacer uso de todas sus armas para poder dar caza a la puta langosta gigante. Que no se quejase el señor Baldwin que, con la quitina del animal, bien podría hacerse un bonito mueble para el salón.
-Estés desnudo o no, voy a entrar- otra broma de mal gusto por parte de Meyi.
¿Serían ciertas las noticias que el viejo había desaparecido? Seguramente no. Sería parte de alguna de treta para escapar de la guardia. Esos cabrones le tenían fichado desde hacía muchos años. Meyi no sabía cómo había conseguido escapar todo este tiempo. ¿Magia, aeros, falsas desapariciones? Sea como sea, si el viejo estaba vivo, estaría en su salón disfrutando de una caliente taza de té.
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El miedo era un lujo que no podía permitirse tener, ni tan siquiera cuando un maloliente pirata le amenazaba con su espada de fuego y su propio Durón, muerto del pánico, le mordisqueaba la oreja izquierda. Animales… Darían su vida por sus dueños hasta que conocieran a otro más fuerte y valiente, entonces lo cambiarían por él si éste no demostraba ser más fuerte. No hacía falta que durón hablase para que el bardo entendiese que le estaba alentando a luchar contra el pirata. ¡Bravo por él! No había querido combatir antes con una panda de mercenarios a pañales, lo haría ahora con el pirata. Adiós al viejo y buen amigo peludo, el bardo no iba a pelear. Por mucho que mordiera e insistiera el animal. Los combates no era algo que estuviera hecho para él.
-¿Baldwin? Me suena ese nombre. Quizás me acuerde mejor si no hubieran tantas personas amenazándome de muerte en este preciso instante.- otro mordisco del durón- Puede que los piratas estéis acostumbrados a que os quieran matar todo el día, pero yo tengo algo más de dignidad-.
¿Se acordaba de Baldwin? La respuesta era un rotundo no, en eso no mintió. En cambio, de lo que sí se acordaba era de la mujer del señor: “mirad cuántos aeros tengo pero no sé follar bien”. La muy estúpida se había enamorado de él. Qué ilusa fue al pensar qué el bardo también la amó, y más iluso era el bardo si creía que jamás sintió nada por ella y que la utilizó para entrar en casa del lord a escondidas y robar todo cuanto estuviera cerca de su mano. Sí, el poema/canción era suyo. Más bien de la señora Baldwind. Ella lo había compuesto y el bardo se apoderó de él. Nadie se tenía que haber enterrado. Cuando la mujer falleció (el bardo siempre pensó que la mató su marido), el bardo se hizo con el poder de sus joyas, que luego vendió, sus aeros, que pronto gastó y sus canciones.
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* Eretria Noorgard: Tienes visita en la casa. Un cazador, y no de los débiles precisamente. Si se entera que estás metida en sus asuntos no acabarás bien parada. ¿Qué harás: esconderte, huir, atacar…? Me preguntó que harás con él. Si decides atacarle, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Ahora es cuando viene la sorpresa que tanto ansias: Has tratado muy bien al grifo y el animal siente que te debe la vida. A partir de este momento, el animal es tuyo. ¿Montarlo y volar? Me temo que no. Sigue demasiado débil para poder volver a volar de nuevo. Podrá volar dentro de poco, pero eso será en un nuevo mastereado que te abriré (no sé cuándo). Primero, 1uiero ver cómo, en los temas futuros a esté, consigues que formar un precioso vínculo entre el grifo bicéfalo y tu elfa.
* Andiel: El bardo insiste a que no va a contarte nada si no te deshaces primero de los mercenarios que le han amenazado antes. No hay que ser muy listo para saber que te estás utilizando. Tuya es la elección de: hacerle caso y matar a los que antes amenazaron al bardo o volver ser más violento con el bardo para que empiece a hablar.
Como extra: si demuestras ser el más fuerte de la taberna, el durón te podrá ver como un macho alfa y un futuro posible dueño. Te será más fácil robarlo si te ve como su dueño de verdad.
Última edición por Sigel el Mar Mar 21 2017, 21:24, editado 1 vez
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
En el principio de un todo me cansé de ser lo que otros querían que fuese, y hoy, después de lo sucedido en la mansión retazos nostálgicos me invaden junto con las palabras de Hont. Volar, síntoma de fe bajo una superficie terrenal que para algunos es el cielo y para otros es el mismísimo averno, no deseo volar, me obligaré a mantener los pies en esta tierra marchita donde puedo ser yo misma sin estar bajo la presión de una máscara con distintas muecas. ─ Lo de zurrar me parece una genialosa idea, así podrás verme en acción, aunque no descarto que te puedas asustar. ─ Le comenté con una aplastante sinceridad, la criatura de dos cabezas no parece estar asfixiándose tanto como al principio, mano de santo nombrada Anís. El grifo se ha atado fuertemente a la voluntad de sus dos salvadores, ha dejado de estar temeroso en apariencias y a perder el control donde nos obsequiaba con un amplio abanico de picotazos y zarpazos sin garras que ejerzan malas intenciones.
Hont decide acariciarlo aún cuando el pecho entre vaivenes tenaces culmina en un dolor que lo hace gimotear, las lágrimas no sanarán al animal ni tampoco la pena hacia este. ─ Se pondrá bien, en estos días nos aseguraremos de cuidarlo y alimentarle bien hasta que pueda volar, quizá eche de menos su hogar. ─ No volverá a derrumbarse ni a ser despojado de su especie para ser vendido, no al menos estando conmigo, lo protegeré a capa y espada con un espíritu pernicioso, si bien es cierto que no tengo alma que valorar, si que tengo principios hacia la madre naturaleza y sus primogénitos.
─ Iré a buscarle más comida a la despensa, quédate con él para que no se sienta solo o intente huir. ─ Con las heridas tratadas sólo falta que coma hasta llenarse, como bien dicen las lenguas, estómago lleno, corazón contento. Me levanto con parsimonia para no alterar a la bestia, la capa la vuelvo a colocar sobre mis hombros y tras encorvar la espalda recojo el saquito de trigo que sirvió como bolsa para los alimentos. ─ No sé cuando volverá Striker, pero recuerda que estamos en territorio enemigo, si no regreso en diez minutos intenta no hacer ruido y no vengas a buscarme, estaré bien, el grifo te necesita. ─ Lo último lo utilicé para manipularle, no dejará al animal en dichas condiciones aún cuando yo no regrese.
─ ¡Pero soy un héroe, debo proteger a mis amigos! ─ Rechistó la zarigüeya con las manos en jarra. ─ Eso harás, protegerás a nuestro nuevo amigo, yo volveré enseguida, te lo prometo. ─ Meh, no soy dadas a las promesas pero si eso lo relajará, pues no vienen mal aunque no vayan a ser cumplidas nunca. Cada paso hacia la mansión se tornan en un error que el instinto me recalca desde lo más hondo, previsora, cada intento realizado en reflexionar acerca del malestar de mi cuerpo es un intento para esclarecer que está pasando regresan a modo de alteramiento, las paredes están cohibidas y la mansión intenta advertirme de que algo anda fuera de lo corriente.
En la despensa analizo no sólo el desorden sino la expansión de la moqueta y cuan amplio se presenta, sin límites ni barreras esta mansión me ha dejado con la boca entreabierta. En el saco adentro una serie de hortalizas, las más nutritivas y algún que otro condimento sin importancia a nombrar, claramente me acogí a tres bonitos cuchillos de plata, de longitud excitante y afilados de manera cuidadosa, con un solo giro son capaces de desgarrar la carne y que lo carmesí fluya a raudales, mis favoritos. Lista para volver un "toc toc" que oí no me pareció trivial, es más, es una mera señal de que incapaz de huir me exhibiré a la aventura de quien será y cuales son sus intenciones en este tablero solaz repleto de misterios, desconfianzas y por supuesto batallas.
Se trata de la voz de un varón, con un sigilo yermado continúo por los pasillos hasta visualizarlo en la entrada, el animal muerto y enjaulado ya me da que pensar, un buen cazador con su buena ballesta patente en la espalda. Oculta detrás de una de las paredes y a un par de metros mal contados lo echo un vistazo. ─ Si buscas al Lord resulta que se tomó unas largas vacaciones. ─ Mencioné serena y sin darme a conocer todavía. ─ Y no, no estoy desnuda, aunque por un guaperas como tú podría hacer una excepción. ─ Ladeé las cuencas, el cazador anda buscando de donde proviene mi voz y antes de que dé con el paradero exacto me afianzo a uno de los cuchillos plateados y lo lanzo detrás de su espalda, no para darle, más bien para que siga un recorrido abstracto, impacte de lleno con uno de los jarrones y el susodicho se haga añicos, captando la atención del desconocido y próximo arreglo en mi lista negra.
No esperé, nunca espero y sin salir de mi escondite agarré el siguiente estilete y lo lancé con una puntería exquisita, si su arma es una ballesta necesitará precisión y fuerza en los brazos, ¿qué pasará si se los arrebato de poco a poco y con un daño considerable? Pues eso, el arma blanca, aguzada por la mismísima ira que denoto arder a través de mis venas va en dirección de su brazo derecho, concretamente al antebrazo donde espero que desgarre músculo y lo haga bramar por sorpresa. ─ Toc toc. ─ Ahora jugaré yo. ─ ¿Quién es? ─ Le pregunté abiertamente, depende de su respuesta volveré a atacar o... Atacaré, si es que las opciones son pocas.
Hont decide acariciarlo aún cuando el pecho entre vaivenes tenaces culmina en un dolor que lo hace gimotear, las lágrimas no sanarán al animal ni tampoco la pena hacia este. ─ Se pondrá bien, en estos días nos aseguraremos de cuidarlo y alimentarle bien hasta que pueda volar, quizá eche de menos su hogar. ─ No volverá a derrumbarse ni a ser despojado de su especie para ser vendido, no al menos estando conmigo, lo protegeré a capa y espada con un espíritu pernicioso, si bien es cierto que no tengo alma que valorar, si que tengo principios hacia la madre naturaleza y sus primogénitos.
─ Iré a buscarle más comida a la despensa, quédate con él para que no se sienta solo o intente huir. ─ Con las heridas tratadas sólo falta que coma hasta llenarse, como bien dicen las lenguas, estómago lleno, corazón contento. Me levanto con parsimonia para no alterar a la bestia, la capa la vuelvo a colocar sobre mis hombros y tras encorvar la espalda recojo el saquito de trigo que sirvió como bolsa para los alimentos. ─ No sé cuando volverá Striker, pero recuerda que estamos en territorio enemigo, si no regreso en diez minutos intenta no hacer ruido y no vengas a buscarme, estaré bien, el grifo te necesita. ─ Lo último lo utilicé para manipularle, no dejará al animal en dichas condiciones aún cuando yo no regrese.
─ ¡Pero soy un héroe, debo proteger a mis amigos! ─ Rechistó la zarigüeya con las manos en jarra. ─ Eso harás, protegerás a nuestro nuevo amigo, yo volveré enseguida, te lo prometo. ─ Meh, no soy dadas a las promesas pero si eso lo relajará, pues no vienen mal aunque no vayan a ser cumplidas nunca. Cada paso hacia la mansión se tornan en un error que el instinto me recalca desde lo más hondo, previsora, cada intento realizado en reflexionar acerca del malestar de mi cuerpo es un intento para esclarecer que está pasando regresan a modo de alteramiento, las paredes están cohibidas y la mansión intenta advertirme de que algo anda fuera de lo corriente.
En la despensa analizo no sólo el desorden sino la expansión de la moqueta y cuan amplio se presenta, sin límites ni barreras esta mansión me ha dejado con la boca entreabierta. En el saco adentro una serie de hortalizas, las más nutritivas y algún que otro condimento sin importancia a nombrar, claramente me acogí a tres bonitos cuchillos de plata, de longitud excitante y afilados de manera cuidadosa, con un solo giro son capaces de desgarrar la carne y que lo carmesí fluya a raudales, mis favoritos. Lista para volver un "toc toc" que oí no me pareció trivial, es más, es una mera señal de que incapaz de huir me exhibiré a la aventura de quien será y cuales son sus intenciones en este tablero solaz repleto de misterios, desconfianzas y por supuesto batallas.
Se trata de la voz de un varón, con un sigilo yermado continúo por los pasillos hasta visualizarlo en la entrada, el animal muerto y enjaulado ya me da que pensar, un buen cazador con su buena ballesta patente en la espalda. Oculta detrás de una de las paredes y a un par de metros mal contados lo echo un vistazo. ─ Si buscas al Lord resulta que se tomó unas largas vacaciones. ─ Mencioné serena y sin darme a conocer todavía. ─ Y no, no estoy desnuda, aunque por un guaperas como tú podría hacer una excepción. ─ Ladeé las cuencas, el cazador anda buscando de donde proviene mi voz y antes de que dé con el paradero exacto me afianzo a uno de los cuchillos plateados y lo lanzo detrás de su espalda, no para darle, más bien para que siga un recorrido abstracto, impacte de lleno con uno de los jarrones y el susodicho se haga añicos, captando la atención del desconocido y próximo arreglo en mi lista negra.
No esperé, nunca espero y sin salir de mi escondite agarré el siguiente estilete y lo lancé con una puntería exquisita, si su arma es una ballesta necesitará precisión y fuerza en los brazos, ¿qué pasará si se los arrebato de poco a poco y con un daño considerable? Pues eso, el arma blanca, aguzada por la mismísima ira que denoto arder a través de mis venas va en dirección de su brazo derecho, concretamente al antebrazo donde espero que desgarre músculo y lo haga bramar por sorpresa. ─ Toc toc. ─ Ahora jugaré yo. ─ ¿Quién es? ─ Le pregunté abiertamente, depende de su respuesta volveré a atacar o... Atacaré, si es que las opciones son pocas.
- Spoiler:
- La runa la tiraré para saber cual será mi suerte y si la daga lanzada hacia el brazo del cazador impactará o podrá ser esquivada con facilidad.
Edit: ¿Te he dicho ya que te quiero? HAHAAHAHA, La wea, la peor de todas, ains.
Última edición por Eretria Noorgard el Lun Mar 20 2017, 14:36, editado 1 vez
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
En un mundo ideal los bardos darían la información requerida al momento de ser amenazados por piratas, pero este no era un mundo ideal. En este mundo un pirata necesitaba hacer un poco mas de trabajo, quizás golpear a un matón o dos.
-Sí, pero no puedo hacer yo todo el trabajo.- dijo Striker.- No sin recibir algún incentivo.
Agarro al bardo de sus ropas mientras lo miraba con el rostro serio, no estaba seguro si era mejor opción seguir intimidando al bardo o vencer a los hombres. Ciertamente el bardo no había hecho ninguna promesa.
“Y existe la posibilidad de que se escape”
“No pienso andar persiguiéndolo por toda la ciudad”
-El efecto de fuego no va a durar mucho.
Y efectivamente, Striker sabía que en cuanto se moviera del lugar el efecto desaparecería, cosa que sucedió cuando se giro para enfrentarse a los matones, arrastrando al bardo con él.
-Supongo que por lo menos servirás para bloquear algún espadazo.
“Nada mortal, si se muere no nos podrá decir nada”
“Pero tampoco es cosa de que sea un paseo en el parque para él”
Striker extendió su espada y lanzo un corte de fuego hacia el enemigo que tenía más cerca, no tenia control alguno sobre la llama, pero esperaba al menos siguiera la forma del ataque. Y, inclino la espada para que el fuego también afectara a otro de los matones.
-Nunca voy a entender porque la gente tiene este inexplicable deseo de enfrentarse a un pirata.
El fuego los confundió, pero no era suficiente como para dejarlos fuera de combate, tendría que usar su imaginación y habilidad si deseaba que todo saliera bien.
Lanzo al bardo hacia uno de los hombres, el mismo que acababa de recibir el fuego y que con suerte no atinaría a utilizar su arma.
-Ese es tuyo.- le dijo con una sonrisa mientras se abalanzaba hacia el otro hombre que había sido afectado por las llamas, utilizando su espada para darle algunos nuevos agujeros en su cuerpo.
Aprovechando la distracción del bardo, clavo su espada en la espalda del otro hombre, afectado por la ridícula situación.
-Si alguno mas quiere pelear, esta invitado.
Nota1: Si la escena te parece un poco irreal la puedo editar, no soy bueno concluyendo escenas de combate.
Nota2: Que yo sepa ya no estebamos en el bar, los tipos arrastraron al bardo hacia afuera del lugar.
Nota3: Si el bardo no se intimido con esta, no se intimida con nada, creo ya demostré lo desequilibrado que esta mi personaje.
-Sí, pero no puedo hacer yo todo el trabajo.- dijo Striker.- No sin recibir algún incentivo.
Agarro al bardo de sus ropas mientras lo miraba con el rostro serio, no estaba seguro si era mejor opción seguir intimidando al bardo o vencer a los hombres. Ciertamente el bardo no había hecho ninguna promesa.
“Y existe la posibilidad de que se escape”
“No pienso andar persiguiéndolo por toda la ciudad”
-El efecto de fuego no va a durar mucho.
Y efectivamente, Striker sabía que en cuanto se moviera del lugar el efecto desaparecería, cosa que sucedió cuando se giro para enfrentarse a los matones, arrastrando al bardo con él.
-Supongo que por lo menos servirás para bloquear algún espadazo.
“Nada mortal, si se muere no nos podrá decir nada”
“Pero tampoco es cosa de que sea un paseo en el parque para él”
Striker extendió su espada y lanzo un corte de fuego hacia el enemigo que tenía más cerca, no tenia control alguno sobre la llama, pero esperaba al menos siguiera la forma del ataque. Y, inclino la espada para que el fuego también afectara a otro de los matones.
-Nunca voy a entender porque la gente tiene este inexplicable deseo de enfrentarse a un pirata.
El fuego los confundió, pero no era suficiente como para dejarlos fuera de combate, tendría que usar su imaginación y habilidad si deseaba que todo saliera bien.
Lanzo al bardo hacia uno de los hombres, el mismo que acababa de recibir el fuego y que con suerte no atinaría a utilizar su arma.
-Ese es tuyo.- le dijo con una sonrisa mientras se abalanzaba hacia el otro hombre que había sido afectado por las llamas, utilizando su espada para darle algunos nuevos agujeros en su cuerpo.
Aprovechando la distracción del bardo, clavo su espada en la espalda del otro hombre, afectado por la ridícula situación.
-Si alguno mas quiere pelear, esta invitado.
Nota1: Si la escena te parece un poco irreal la puedo editar, no soy bueno concluyendo escenas de combate.
Nota2: Que yo sepa ya no estebamos en el bar, los tipos arrastraron al bardo hacia afuera del lugar.
Nota3: Si el bardo no se intimido con esta, no se intimida con nada, creo ya demostré lo desequilibrado que esta mi personaje.
Andiel
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Normalmente, las meretrices del viejo Baldwin se quedaban en la cama. Que una tuviera el valor como para bajar al primer piso y abrir la puerta fue algo que Meyi aplaudió (literalmente) al instante. ¡Qué valor! La señora Baldwin, se imaginaba el cazador, estaría sentada en el gran sillón orejero del salón mientras veía pasear las hermosas caderas de la mujer de color oscura por toda la casa. Si agudizaba el oído, podía escuchar el ruido que hacía la señora Baldwin al rechinar sus dientes por pura frustración. Al menos, eso creía él. ¿Qué otra cosa podía ser: unas cadenas de hierro romperse, el chirrido de una mansión o el movimiento de la cola de una zarigüeya? Todas esas opciones le parecieron inverosímiles. Lord Baldwin se tomaba muchas molestias con tal de que ninguna de los engendros que comercializaba escapase, contrataba a decenas de sirvientes para que le limpiasen la casa y mandaría cortar la cola de cualquier animal si ésta era demasiado sonora. No había duda, no para Meyi, la mujer que se plantó delante de la puerta sin dejar que viera nada del interior de la mansión, era una prostituta. De las más guapas y exóticas que había visto en años. Si Baldwin le pagaba bien por el cuerpo de la langostruosidad, pasaría más que un par de noches con la chica.
Tan exótica como provocadora. Meyi, inconscientemente, hizo un gesto con las cejas ante la invitación de la mujer. Verla desnuda sería un regalo. Si era cierto que el viejo se había ido de vacaciones, podían utilizar la cama de matrimonio de la mansión, el mismo lecho donde el señor Baldwin se acostó con centenares de prostitutas y la señora disfrutó de la compañía de aquel misterioso amante. Todos los que trabajaron en la mansión, conocían de buena mano las infidelidades del matrimonio. Y es que, la cama que ellos tenían allí arriba, era una cama creada para cometer el adulterio.
La provocación no quedó solo en un movimiento de caderas. ¿Cómo iba a quedar en eso? La puta tenía valor. Tanto que no dudo un segundo para atacar justo cuando Meyi estaba distraído mirándole los pechos y pensando si sus pequeños pezones sabrían a café. La primera daga la falló intencionadamente como un segundo medio de distracción o, quizás, un aviso para que recordarse que le gustaba provocar. ¡Qué valor! El segundo cuchillo fue otro fallo. Pasó muy cerca del brazo de Meyi desgarrando la tela de su chaleco y parte su piel. El resultado fue un arañazo superficial que, lejos de provocarle dolor, hizo que la erección del cazador fuera más grande.
Meyi aprovechó su altura y su fuerza para tomar ventaja sobre la chica. De un salto, se lanzó contra ella cogiéndola, con una mano, del cuello y apretando con lo bastante fuerte como para que no pudiera defenderse y lo suficientemente fuerte como para que pudiera escuchar lo que decía. La otra mano, la tenía en uno de sus cuchillos que había desenvainado y lo apuntaba entre los pechos de la chica. Mala suerte amiga, no tuviste en cuenta lo rápido que era el cazador.
-Qué lástima preciosa,- habló muy despacio para que la chica pudiera escuchar bien lo que decía- me voy a quedar sin escuchar tu chiste.- aspiró el aroma provocador de su cabello- Pero, ¿sabes? Yo tengo uno mejor. Escúchame, te va a encantar: “Voya”. Ahora es cuando debes contestar: “¿Qué voya?” Y, yo te diré: “Voy a follarte hasta que esos maravilloso ojos de color café se vuelvan blancos de placer.” –le besó en ese pequeño espacio que está entre la mejilla izquierda y los labios. - No digas, nada, no te molestes- apretó con más fuerza- Reserva tus fuerzas para cuando estemos arriba-.
Piratas. No se podía confiar en piratas. Debería haberlo sabido desde un principio. Cuando alguien hacía tratos con uno de ellos, nunca acababa bien. ¿Quién le mandaría hacerle chantaje? Ahora estaba tirado el suelo, al lado de uno de los mercenarios inconscientes, con la daga de ese mismo mercenario clavada en el brazo. El bardo se mordía el labio inferior para aguantar el dolor y frustración que sentía en aquel momento. El pirata le había utilizado de mala manera. Cierto, su intención, en un principio, también fue la de utilizar al pirata con tal de poder escapar de la pandilla de mercenarios que le acosaba. Pero, jamás (¡JAMÁS!) pensó en hacerle daño.
En algún momento de su vida escuchó a un médico decir que había que frenar la hemorragia antes que la pérdida de sangre fuera algo a tener en cuenta. Con el labio inferior agrietado por las muchas mordidas que se había dado él mismo, suspirando lo más sonoramente de puro dolor y temblando como si hubiera visto a todo el elenco de Dioses Aerandianos, el bardo apretaba su brazo como si con ello fuera a conseguir que la herida dejase de sangrar o hiciera menos daño. El brazo derecho, lo sintió frío y adormecido como el brazo de un muerto. La mano derecha, la tenía empapada de toda la sangre que había perdido. ¡MALDITO PIRATA!
El bardo lanzó una desagradecida mirada de odio hacia el pirata. Se fijó que en sus hombros estaba el durón que había tenido como mascota (en realidad se lo había robado a alguien que no recordaba quién era). El animal estaba lamiendo la oreja del pirata como si le estuviera dando pequeños besos. Al pirata besos y al bardo mordisco…. Asqueroso saco de pulgas.
-¡IDIOTAS!- se refirió tanto al pirata como al durón- ¡MIRAD LO QUE ME HABÉIS HECHO!-
Los mercenarios estaban muertos, inconscientes o huían al ver la espada del fuego brillar al aire libre. El bardo no lo podía deducir claramente en su estado. Agradecer estar vivo sería lo sensato y lo lógico. ¿Verdad? Sin embargo, lo que hizo fue bramar con un vocabulario tan soez que el pirata se sentiría como en casa.
-¡¿QUIERES SABER ALGO SOBRE EL DUQUE?! ME FOLLABA A SU MUJER TODAS LAS NOCHES JUSTO DESPUÉS DE FOLLARME A TU PUTA MAAAAAHHHH- la última palabra terminó en aullido de dolor. -EL POEMA LO ESCRIBIÓ ELLAAAAAHHH.- otra frase que terminó en un grito.
* Eretria Noorgard: Yo también te quiero, mi querida Eretria. Te quiero tanto que el cazador está a punto de enseñarte lo mucho que te quiero. Defenderte es una opción; podría salir un combate bastante interesante. Otra opción, es sacar la información que Meyi sabe por otros medios(puedes pasar un buen rato si así lo deseas, no me importa poner la etiqueta de +18). Si decides volver a atacar, recuerda volver a lanzar la Voluntad de los Dioses. No olvides: Tienes completa libertad. La chica más original se gana un premio.
* Andiel: Hablando de originalidad, no ha estado nada mal tu movimiento de lanzar al bardo contra uno de los rivales. Por desgracia (o fortuna) en el impacto, el bardo se clavó en el brazo el arma del mercenario. Está herido y es vulnerable a cualquier cosa que le hagas. Aprovecha y pregunta todo lo que quieras preguntar. El chico sabe mucho más de lo que parece. Entre las cosas que sabe, al menos cree saberlo, quién mató a la señora Baldwin. Pregunta bien y pregunta todo lo que quieras, te lo contestará todo sin mentirte ni una sola vez. Eso es una buena noticia. Y otra buena noticia es el compañero que has conseguido. ¿Quién dijo que los piratas solo pueden tener loros? Tú tienes un durón.
Tan exótica como provocadora. Meyi, inconscientemente, hizo un gesto con las cejas ante la invitación de la mujer. Verla desnuda sería un regalo. Si era cierto que el viejo se había ido de vacaciones, podían utilizar la cama de matrimonio de la mansión, el mismo lecho donde el señor Baldwin se acostó con centenares de prostitutas y la señora disfrutó de la compañía de aquel misterioso amante. Todos los que trabajaron en la mansión, conocían de buena mano las infidelidades del matrimonio. Y es que, la cama que ellos tenían allí arriba, era una cama creada para cometer el adulterio.
La provocación no quedó solo en un movimiento de caderas. ¿Cómo iba a quedar en eso? La puta tenía valor. Tanto que no dudo un segundo para atacar justo cuando Meyi estaba distraído mirándole los pechos y pensando si sus pequeños pezones sabrían a café. La primera daga la falló intencionadamente como un segundo medio de distracción o, quizás, un aviso para que recordarse que le gustaba provocar. ¡Qué valor! El segundo cuchillo fue otro fallo. Pasó muy cerca del brazo de Meyi desgarrando la tela de su chaleco y parte su piel. El resultado fue un arañazo superficial que, lejos de provocarle dolor, hizo que la erección del cazador fuera más grande.
Meyi aprovechó su altura y su fuerza para tomar ventaja sobre la chica. De un salto, se lanzó contra ella cogiéndola, con una mano, del cuello y apretando con lo bastante fuerte como para que no pudiera defenderse y lo suficientemente fuerte como para que pudiera escuchar lo que decía. La otra mano, la tenía en uno de sus cuchillos que había desenvainado y lo apuntaba entre los pechos de la chica. Mala suerte amiga, no tuviste en cuenta lo rápido que era el cazador.
-Qué lástima preciosa,- habló muy despacio para que la chica pudiera escuchar bien lo que decía- me voy a quedar sin escuchar tu chiste.- aspiró el aroma provocador de su cabello- Pero, ¿sabes? Yo tengo uno mejor. Escúchame, te va a encantar: “Voya”. Ahora es cuando debes contestar: “¿Qué voya?” Y, yo te diré: “Voy a follarte hasta que esos maravilloso ojos de color café se vuelvan blancos de placer.” –le besó en ese pequeño espacio que está entre la mejilla izquierda y los labios. - No digas, nada, no te molestes- apretó con más fuerza- Reserva tus fuerzas para cuando estemos arriba-.
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Piratas. No se podía confiar en piratas. Debería haberlo sabido desde un principio. Cuando alguien hacía tratos con uno de ellos, nunca acababa bien. ¿Quién le mandaría hacerle chantaje? Ahora estaba tirado el suelo, al lado de uno de los mercenarios inconscientes, con la daga de ese mismo mercenario clavada en el brazo. El bardo se mordía el labio inferior para aguantar el dolor y frustración que sentía en aquel momento. El pirata le había utilizado de mala manera. Cierto, su intención, en un principio, también fue la de utilizar al pirata con tal de poder escapar de la pandilla de mercenarios que le acosaba. Pero, jamás (¡JAMÁS!) pensó en hacerle daño.
En algún momento de su vida escuchó a un médico decir que había que frenar la hemorragia antes que la pérdida de sangre fuera algo a tener en cuenta. Con el labio inferior agrietado por las muchas mordidas que se había dado él mismo, suspirando lo más sonoramente de puro dolor y temblando como si hubiera visto a todo el elenco de Dioses Aerandianos, el bardo apretaba su brazo como si con ello fuera a conseguir que la herida dejase de sangrar o hiciera menos daño. El brazo derecho, lo sintió frío y adormecido como el brazo de un muerto. La mano derecha, la tenía empapada de toda la sangre que había perdido. ¡MALDITO PIRATA!
El bardo lanzó una desagradecida mirada de odio hacia el pirata. Se fijó que en sus hombros estaba el durón que había tenido como mascota (en realidad se lo había robado a alguien que no recordaba quién era). El animal estaba lamiendo la oreja del pirata como si le estuviera dando pequeños besos. Al pirata besos y al bardo mordisco…. Asqueroso saco de pulgas.
-¡IDIOTAS!- se refirió tanto al pirata como al durón- ¡MIRAD LO QUE ME HABÉIS HECHO!-
Los mercenarios estaban muertos, inconscientes o huían al ver la espada del fuego brillar al aire libre. El bardo no lo podía deducir claramente en su estado. Agradecer estar vivo sería lo sensato y lo lógico. ¿Verdad? Sin embargo, lo que hizo fue bramar con un vocabulario tan soez que el pirata se sentiría como en casa.
-¡¿QUIERES SABER ALGO SOBRE EL DUQUE?! ME FOLLABA A SU MUJER TODAS LAS NOCHES JUSTO DESPUÉS DE FOLLARME A TU PUTA MAAAAAHHHH- la última palabra terminó en aullido de dolor. -EL POEMA LO ESCRIBIÓ ELLAAAAAHHH.- otra frase que terminó en un grito.
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* Eretria Noorgard: Yo también te quiero, mi querida Eretria. Te quiero tanto que el cazador está a punto de enseñarte lo mucho que te quiero. Defenderte es una opción; podría salir un combate bastante interesante. Otra opción, es sacar la información que Meyi sabe por otros medios
* Andiel: Hablando de originalidad, no ha estado nada mal tu movimiento de lanzar al bardo contra uno de los rivales. Por desgracia (o fortuna) en el impacto, el bardo se clavó en el brazo el arma del mercenario. Está herido y es vulnerable a cualquier cosa que le hagas. Aprovecha y pregunta todo lo que quieras preguntar. El chico sabe mucho más de lo que parece. Entre las cosas que sabe, al menos cree saberlo, quién mató a la señora Baldwin. Pregunta bien y pregunta todo lo que quieras, te lo contestará todo sin mentirte ni una sola vez. Eso es una buena noticia. Y otra buena noticia es el compañero que has conseguido. ¿Quién dijo que los piratas solo pueden tener loros? Tú tienes un durón.
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Ni corto ni perezoso sus orbes endiabladas recorrían no sólo mi trasero prieto sino también un escote pronunciado, estoy siendo deseada nuevamente y en una ocasión así donde mis intenciones no son las de acostarme con él, me facilitaría la faena si se dedicase a babearme las botas y no apuntarme con la ballesta en un futuro alentador. Sin dedicarle una de las magistrales sonrisas que conservo para los momentos más abismados y sanguinarios la daga aguzada continúa con su recorrido calculado, sin embargo el cabrón posee unos dotes innatos como sería la agilidad de esquivarlo al echarse a un costado, el arma blanca deshace parte de sus atavíos y el corte que deseé que fuese mortífero, habrá sido superficial y para nada distintivo.
Siseé en un defecto crónico como sería vérmelas con el varón de cara, es alto y con verificar la anchura de su espalda soy consciente de que me las veré con un ropero cuatro por cuatro y no con un hombre de poblado. Ejercitado apresó mi cuello y las asperezas del trabajo en cada palmo de sus dedos me produce repulsión, éste se cree que una elfa belicosa como es Anfaüglir se echantará por un gilipollas de su clase, altanero él, altanera yo alcé una de mis cejas con los labios rectos. Aguardé a que acabase con su discursito de chulo y sopesé la idea de tirármelo al principio, aunque ahora con ese chiste y sus palabras malsonantes ha sabido conquistarme, que se nos va a hacer, la vida y sus riesgos excitantes.
El beso cerca mi comisura izquierda no lo esperaba en absoluto, que "tierno" para tratarse de un cazador, omitiendo el acto bravío en contra de mis senos fui minorando los centímetros de su torso en contra del mío. Qué travieso, en un run rún juguetón le ronroneo y mis manos son conducidas a las suyas, una en el brazo que arremete en contra de mi cuello y otra al son de la que me apunta con una de sus dagas. ─ No me des órdenes. ─ Primero tragué saliva, luego me esmeré en reunir una voz serena y replicarle malhumorada aún con la presión inverosímil sobre mi garganta.
Fueron segundos lucrados de los que me hice apego para apartar ambos brazos del cazador, una llave conocida por el clan Doriath, eso sí, la daga en mis pechos dejó por supuesto una tajada escarlata que no tardó en derramar un néctar metálico a través de la abertura entre ambos. ─ Chico malo. ─ Susurré llevándole ambos brazos a su espalda, los apreté ahí y los junté como provocación, ¿follarme él? Sonreí, ni en sus mejores sueños. No quise darle más énfasis y preferí usar la seducción que tan bien se me da, al menos de momento hasta que pueda echarle el diente y no de manera satisfactoria.
─ Verás, ─ Continué, mis palmas abandonan el agarre del hombre y acicalan sus caderas, llegando al cinto que con total seguridad voy desatando, con lentitud para impacientarlo lo extraigo de los perforados en el pantalón y fuera de la prenda, se lo coloco alrededor del cuello, el cuero y el largo servirán como correa para este perro maleducado. ─ ¿Por qué arriba y no abajo? ─ No hay marcha atrás y lo mejor será apartarlo de la segunda planta, desde los balcones podría ver a Hont y sería una gran cagada. Con el cinto rodeándole el pescuezo lo guío por la estancia hasta que ambos llegamos a una de las salas abandonadas y para nuestra gracia, aún adecentada.
De un empujón lo asiento en el sofá más largo, situándome sobre su regazo con las caderas echadas hacia atrás, menudo trasero. ─ Ni soy una puta, ni soy una mujer que puedas utilizar cuando te dé la gana. ─ La capa que porto decae por ambos hombros, abandonando una silueta que se ocultaba y ahora, resplandeciente muestra una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] libidinosa. ─ Digamos que soy un amor no correspondido del Lord, no me toca, sólo me mira y por esa razón... ─ Ah, si hay que seducir seré lo más explícita posible. Con una de sus manos aferradas le comunico que puede tocar, primero mi costado más próximo, seguido de un vientre trabajado y una entrepierna oculta por un pantalón ceñido, en la cumbre y en ese punto favorito mío, dejo que denote un calor que por supuesto, no ha levantado el cazador. ─ Sufro, pero un sin nombre no tiene el pase para quitarme los pesares. ─ Le observo pícara, apartándole la mano rauda hasta llevarle ambas a mi cintura.
─ Así pues, cazador. ─ El tercer cuchillo plateado y sin haber utilizado vuelve a la escena, esta vez lo sitúo bajo el mentón de mi acompañante, hice presión no para asustarle, con lo poco que he visto a este depravado le va el dolor y joder, ¿cómo terminaré cargándomelo? El filo desciende por su cuello y llegados a la camisa que porta lo hundí en el pico superior, desgarrando la tela en un impulso carnal por parte mía, el resto que siguió intacto lo destrocé con mis propias manos tras clavar el cuchillo en lo alto del sofá, cerca de una de sus orejas. ─ ¿Quieres que sea tu caperucita roja o una loba indómita? ─ Pregunté abierta a todo tipo de ideas, mi encanto ya está puesto sobre la mesa, sólo queda que no se abalance y oiga mis restantes preguntas.
Por si las moscas me recuesto sobre él, mis manos le rodean el cuello y con las yemas voy tanteando la maldita ballesta, tengo que arrebatársela cuanto antes por garantía más que nada. La correa que ata al arma a su espalda circula en medio de sus pectorales y sin sutilezas tiro tan fuerte que finaliza rompiéndose y seguramente, sacándole bastante aire al cazador de los pulmones. ─ Ups. ─ Dejé caer socarrona, al menos ahora está suelta aunque no sé cómo se lo tomará.
Siseé en un defecto crónico como sería vérmelas con el varón de cara, es alto y con verificar la anchura de su espalda soy consciente de que me las veré con un ropero cuatro por cuatro y no con un hombre de poblado. Ejercitado apresó mi cuello y las asperezas del trabajo en cada palmo de sus dedos me produce repulsión, éste se cree que una elfa belicosa como es Anfaüglir se echantará por un gilipollas de su clase, altanero él, altanera yo alcé una de mis cejas con los labios rectos. Aguardé a que acabase con su discursito de chulo y sopesé la idea de tirármelo al principio, aunque ahora con ese chiste y sus palabras malsonantes ha sabido conquistarme, que se nos va a hacer, la vida y sus riesgos excitantes.
El beso cerca mi comisura izquierda no lo esperaba en absoluto, que "tierno" para tratarse de un cazador, omitiendo el acto bravío en contra de mis senos fui minorando los centímetros de su torso en contra del mío. Qué travieso, en un run rún juguetón le ronroneo y mis manos son conducidas a las suyas, una en el brazo que arremete en contra de mi cuello y otra al son de la que me apunta con una de sus dagas. ─ No me des órdenes. ─ Primero tragué saliva, luego me esmeré en reunir una voz serena y replicarle malhumorada aún con la presión inverosímil sobre mi garganta.
Fueron segundos lucrados de los que me hice apego para apartar ambos brazos del cazador, una llave conocida por el clan Doriath, eso sí, la daga en mis pechos dejó por supuesto una tajada escarlata que no tardó en derramar un néctar metálico a través de la abertura entre ambos. ─ Chico malo. ─ Susurré llevándole ambos brazos a su espalda, los apreté ahí y los junté como provocación, ¿follarme él? Sonreí, ni en sus mejores sueños. No quise darle más énfasis y preferí usar la seducción que tan bien se me da, al menos de momento hasta que pueda echarle el diente y no de manera satisfactoria.
─ Verás, ─ Continué, mis palmas abandonan el agarre del hombre y acicalan sus caderas, llegando al cinto que con total seguridad voy desatando, con lentitud para impacientarlo lo extraigo de los perforados en el pantalón y fuera de la prenda, se lo coloco alrededor del cuello, el cuero y el largo servirán como correa para este perro maleducado. ─ ¿Por qué arriba y no abajo? ─ No hay marcha atrás y lo mejor será apartarlo de la segunda planta, desde los balcones podría ver a Hont y sería una gran cagada. Con el cinto rodeándole el pescuezo lo guío por la estancia hasta que ambos llegamos a una de las salas abandonadas y para nuestra gracia, aún adecentada.
De un empujón lo asiento en el sofá más largo, situándome sobre su regazo con las caderas echadas hacia atrás, menudo trasero. ─ Ni soy una puta, ni soy una mujer que puedas utilizar cuando te dé la gana. ─ La capa que porto decae por ambos hombros, abandonando una silueta que se ocultaba y ahora, resplandeciente muestra una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] libidinosa. ─ Digamos que soy un amor no correspondido del Lord, no me toca, sólo me mira y por esa razón... ─ Ah, si hay que seducir seré lo más explícita posible. Con una de sus manos aferradas le comunico que puede tocar, primero mi costado más próximo, seguido de un vientre trabajado y una entrepierna oculta por un pantalón ceñido, en la cumbre y en ese punto favorito mío, dejo que denote un calor que por supuesto, no ha levantado el cazador. ─ Sufro, pero un sin nombre no tiene el pase para quitarme los pesares. ─ Le observo pícara, apartándole la mano rauda hasta llevarle ambas a mi cintura.
─ Así pues, cazador. ─ El tercer cuchillo plateado y sin haber utilizado vuelve a la escena, esta vez lo sitúo bajo el mentón de mi acompañante, hice presión no para asustarle, con lo poco que he visto a este depravado le va el dolor y joder, ¿cómo terminaré cargándomelo? El filo desciende por su cuello y llegados a la camisa que porta lo hundí en el pico superior, desgarrando la tela en un impulso carnal por parte mía, el resto que siguió intacto lo destrocé con mis propias manos tras clavar el cuchillo en lo alto del sofá, cerca de una de sus orejas. ─ ¿Quieres que sea tu caperucita roja o una loba indómita? ─ Pregunté abierta a todo tipo de ideas, mi encanto ya está puesto sobre la mesa, sólo queda que no se abalance y oiga mis restantes preguntas.
Por si las moscas me recuesto sobre él, mis manos le rodean el cuello y con las yemas voy tanteando la maldita ballesta, tengo que arrebatársela cuanto antes por garantía más que nada. La correa que ata al arma a su espalda circula en medio de sus pectorales y sin sutilezas tiro tan fuerte que finaliza rompiéndose y seguramente, sacándole bastante aire al cazador de los pulmones. ─ Ups. ─ Dejé caer socarrona, al menos ahora está suelta aunque no sé cómo se lo tomará.
- Spoiler:
- Eretria Noorgard se santifica y le hace vudú tanto al cazador como a Master Sigel a escondidas.
Eretria Noorgard
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Re: Guerras y evidencias +18 [Mastereado] [Eretria Noorgard][Andiel]
Las cosas habían salido, relativamente bien, quizás el bardo recibió más daño del calculado, pero esperaba eso lo volviera mas hablador. A la pequeña criatura si parecía que le agrada la situación.
“Supongo que no habrá necesidad de robarla al final”
“No es como si realmente nos importara el sujeto”
-Sera mejor que hables, o esa herida será lo mínimo de lo que podrás quejarte.- miro al bardo con tranquilidad, y el tono usado también fue muy frio.
-Dime todo lo que sepas del duque, de la señora, y de la casa.- dijo, acerco su espada al bardo manteniendo las llamas a la intensidad más baja que el control de permitía.-Sino siempre puedo terminar el trabajo de los mercenarios, quizás logre convencer al hombre de que me pague algo.
“Quizás deberíamos preguntar algo mas”
“No soy un detective”
“Esperemos el miedo le libre la lengua y no guarde detalles”
-No quedaría nada bien en mi historial que dejara un trabajo sin terminar.- agrego.- así que voy a encontrar al duque, no importa lo que necesite hacer.
“Esta es la historia que queremos contar, un pirata sin corazón para de hacer lo que sea necesario”
“No estoy seguro, es solo una faceta”
“Supongo que no habrá necesidad de robarla al final”
“No es como si realmente nos importara el sujeto”
-Sera mejor que hables, o esa herida será lo mínimo de lo que podrás quejarte.- miro al bardo con tranquilidad, y el tono usado también fue muy frio.
-Dime todo lo que sepas del duque, de la señora, y de la casa.- dijo, acerco su espada al bardo manteniendo las llamas a la intensidad más baja que el control de permitía.-Sino siempre puedo terminar el trabajo de los mercenarios, quizás logre convencer al hombre de que me pague algo.
“Quizás deberíamos preguntar algo mas”
“No soy un detective”
“Esperemos el miedo le libre la lengua y no guarde detalles”
-No quedaría nada bien en mi historial que dejara un trabajo sin terminar.- agrego.- así que voy a encontrar al duque, no importa lo que necesite hacer.
“Esta es la historia que queremos contar, un pirata sin corazón para de hacer lo que sea necesario”
“No estoy seguro, es solo una faceta”
Andiel
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