Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
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Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
La vampira estaba en las ciudad de Lunargenta pronta a partir de regreso a Sacrestic Ville, quizás esa misma noche. Amaranth estaba sentada frente una añosa barra de una taberna bebiendo una copa de vino dulce, inmersa en sus pensanmientos bebía despacio de la copa de cristal, en esos lugares no era costumbre que el vino fuese servido en una copa de cristal fino, pero esta vez estaba de suerte.
Discretamente el tabernero deslizó disimuladamente hacia ella un sobre el cuál no tenia remitente. En silenció esperó alguna indicación del hombre pero este antes que ella alzara la cabeza ya había desaparecido sin darle tiempo a preguntar nada.
Miró a un lado y luego al otro para verificar si tenía compañía alrededor, sin embargo esa noche había poca gente en la taberna prácticamente se encontraba vacía. Abrió el sobre para ver de que se trataba, en su interior había una hoja escrita con letra muy prolija y una buena cantidad de aeros, los cuales guardó rápidamente el el bolsillo de su abrigo.
La carta no era muy extensa solo contenía un par de instrucciones, que decían:
“Sombra, tenemos buenas referencias de ti, hay una persona con mucha riqueza y poder que requiere de tu “ayuda”, me he encargado de buscar a alguien más para poder llevar a cabo la trabajo, solo tienes que dirigirte a la entrada de la ciudad mañana por la noche, ahí verás una hacienda, custodiada por guardias cabe destacar que están armados hasta los dientes, pero ese contratiempo confío en que podrás resolver, procura no meterte en lios antes de empezar. Tu compañero estará ahí esperándote, estoy seguro que sabrás reconocerlo.
Dentro del sobre hay un pequeño incentivo, cuando hayas acabado el trabajo tendrás el resto, mucha suerte”.
Al parecer era un trabajo con algunas complicaciones, sobre todo si tenía que hacerlo junto con otra persona que ni siquiera conocía, pero "la recompensa vale la pena”, pensó mientras rozaba con la punta de los dedos los aeros que tenía dentro del bolsillo.
Terminó la copa de vino dulce, saboreándola tal como lo haría un buen catador, con la mirada buscaba al tabernero, pero este no apareció, se encogió de hombros y dejó unas monedas al lado de la copa vacía.
Se dispuso retirarse de la taberna cubriéndose con la capucha en un intento de pasar desapercibida, con la mente puesta en el trabajo que le esperaba.
Discretamente el tabernero deslizó disimuladamente hacia ella un sobre el cuál no tenia remitente. En silenció esperó alguna indicación del hombre pero este antes que ella alzara la cabeza ya había desaparecido sin darle tiempo a preguntar nada.
Miró a un lado y luego al otro para verificar si tenía compañía alrededor, sin embargo esa noche había poca gente en la taberna prácticamente se encontraba vacía. Abrió el sobre para ver de que se trataba, en su interior había una hoja escrita con letra muy prolija y una buena cantidad de aeros, los cuales guardó rápidamente el el bolsillo de su abrigo.
La carta no era muy extensa solo contenía un par de instrucciones, que decían:
“Sombra, tenemos buenas referencias de ti, hay una persona con mucha riqueza y poder que requiere de tu “ayuda”, me he encargado de buscar a alguien más para poder llevar a cabo la trabajo, solo tienes que dirigirte a la entrada de la ciudad mañana por la noche, ahí verás una hacienda, custodiada por guardias cabe destacar que están armados hasta los dientes, pero ese contratiempo confío en que podrás resolver, procura no meterte en lios antes de empezar. Tu compañero estará ahí esperándote, estoy seguro que sabrás reconocerlo.
Dentro del sobre hay un pequeño incentivo, cuando hayas acabado el trabajo tendrás el resto, mucha suerte”.
Al parecer era un trabajo con algunas complicaciones, sobre todo si tenía que hacerlo junto con otra persona que ni siquiera conocía, pero "la recompensa vale la pena”, pensó mientras rozaba con la punta de los dedos los aeros que tenía dentro del bolsillo.
Terminó la copa de vino dulce, saboreándola tal como lo haría un buen catador, con la mirada buscaba al tabernero, pero este no apareció, se encogió de hombros y dejó unas monedas al lado de la copa vacía.
Se dispuso retirarse de la taberna cubriéndose con la capucha en un intento de pasar desapercibida, con la mente puesta en el trabajo que le esperaba.
Amaranth
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
El camino no había sido fácil.
Desde su casucho, había salido, atormentado por lo incipiente que se le hacía de pronto la soledad. Había acabado encaminándose a donde recordó haber encontrado trabajo. Anteriormente, en la misma ciudad por donde caminaba ahora, había encontrado trabajo junto a quien al final descubrió como uno de los suyos. Supuso que el trabajo le daría algo en qué pensar. Le distraería de lo terrible que resultaba el contraste de despertar entre caricias, a no conocer voz que no fuera la suya durante un mes entero. Se había vuelto algo más ladino y amargo. Al final, no acabó decepcionado. En la misma taberna tuvo un primer contacto, un día después habló con un par de mediadores y cuando todo aquello acabó, establecieron un punto de encuentro. Las instrucciones, sin embargo, no estaban claras. No tenía demasiado interés por la recompensa, aunque no estaría de más reemplazar su herrumbre afilada. Solo deseaba acabar matando algo, darse un festín de sangre y ser apremiado por ello. Siempre que terminaba un trabajo le invadía un ligero sopor dulce. Una autorealización falsa que le distanciaba de su vida vacía y sin destino.
El cielo estaba gris. El invierno no terminaba de despedirse y el frío aún calaba los huesos. Alzzul permanecía en el portón de Lunargenta, medio oculto entre una muchedumbre de madera que desordenada, apenas contrastaba con su cuerpo. Le habían informado que tendría que cargar con algún inútil de segunda. Despreciaba la idea, pero ya se las apañaría para acabar él solo reclamando la recompensa. No le importaba compartir, pero tampoco sacrificaría un brazo por quien estuviera, de todos modos, condenado al fracaso.
Pasó un par de horas desde que alcanzó la zona, poco después de que terminara de anochecer. Sentía cierta curiosidad. ¿De qué iba todo aquello? Cualquiera que caminara por allí notaría un profundo desasosiego. Estaba claro que había una presencia en alguna parte cerca de las puertas. Tal truco barato no fue, sin embargo, necesario. Para sorpresa del vampiro, la figura que acabó apareciendo en un momento bastante indeterminado, y sin que él supiera muy bien de dónde, distaba mucho de lo que esperaba. Imaginaba tener que tratar con algún mercenario grosero, torpe y estúpido que acabara perdiendo un dedo de los pies a causa de su propia espada. Aquella figura tenía un toque que de siniestro se le apetecía familiar, y que por misterioso le inculcaba curiosidad. No tardó en acercarse a paso lento y silencioso, a la espera de que aquella otra presencia se percatara de él, antes de que fuera inevitable llamar la atención de formas menos casuales. Quizá no era su compañero. ¿Quién era entonces?
Desde su casucho, había salido, atormentado por lo incipiente que se le hacía de pronto la soledad. Había acabado encaminándose a donde recordó haber encontrado trabajo. Anteriormente, en la misma ciudad por donde caminaba ahora, había encontrado trabajo junto a quien al final descubrió como uno de los suyos. Supuso que el trabajo le daría algo en qué pensar. Le distraería de lo terrible que resultaba el contraste de despertar entre caricias, a no conocer voz que no fuera la suya durante un mes entero. Se había vuelto algo más ladino y amargo. Al final, no acabó decepcionado. En la misma taberna tuvo un primer contacto, un día después habló con un par de mediadores y cuando todo aquello acabó, establecieron un punto de encuentro. Las instrucciones, sin embargo, no estaban claras. No tenía demasiado interés por la recompensa, aunque no estaría de más reemplazar su herrumbre afilada. Solo deseaba acabar matando algo, darse un festín de sangre y ser apremiado por ello. Siempre que terminaba un trabajo le invadía un ligero sopor dulce. Una autorealización falsa que le distanciaba de su vida vacía y sin destino.
El cielo estaba gris. El invierno no terminaba de despedirse y el frío aún calaba los huesos. Alzzul permanecía en el portón de Lunargenta, medio oculto entre una muchedumbre de madera que desordenada, apenas contrastaba con su cuerpo. Le habían informado que tendría que cargar con algún inútil de segunda. Despreciaba la idea, pero ya se las apañaría para acabar él solo reclamando la recompensa. No le importaba compartir, pero tampoco sacrificaría un brazo por quien estuviera, de todos modos, condenado al fracaso.
Pasó un par de horas desde que alcanzó la zona, poco después de que terminara de anochecer. Sentía cierta curiosidad. ¿De qué iba todo aquello? Cualquiera que caminara por allí notaría un profundo desasosiego. Estaba claro que había una presencia en alguna parte cerca de las puertas. Tal truco barato no fue, sin embargo, necesario. Para sorpresa del vampiro, la figura que acabó apareciendo en un momento bastante indeterminado, y sin que él supiera muy bien de dónde, distaba mucho de lo que esperaba. Imaginaba tener que tratar con algún mercenario grosero, torpe y estúpido que acabara perdiendo un dedo de los pies a causa de su propia espada. Aquella figura tenía un toque que de siniestro se le apetecía familiar, y que por misterioso le inculcaba curiosidad. No tardó en acercarse a paso lento y silencioso, a la espera de que aquella otra presencia se percatara de él, antes de que fuera inevitable llamar la atención de formas menos casuales. Quizá no era su compañero. ¿Quién era entonces?
Alzzul
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Esperarás que te diga que no te equivocas, esperarás, esperarás que te diga que el tiempo no hace a sabios, sino a personas ambiciosas que se querrán comer un mundo gigante y sin barreras a lo largo de las fronteras. ¿Cómo se ve el mundo desde allí, fuera de los bosques? Lleno de colores, dibujos y lienzos blancos a la espera de que tu pincel les haga cobrar vida.Porque el mío, el color que utilizará será el bermejo, y no precisamente para pintar. Las tabernas están hechas para barrigudos en busca de cortesanas, las posadas huelen a los restos del día anterior y las calles de Lunargenta dejan mucho que desear para mi gusto exquisito y terrenal.
Ladeo las cuencas bajo la cimbra de uno de los portales, no estoy ahí por mera casualidad o porque el destino sea dichoso, a mis orejas distinguidas llegaron rumores de que en este lugar plagado de malicia, labradores se traían algo entre manos lo suficientemente aterrador como para que la sangre se me hiele y note la adrenalina envenenar mi sistema. A pasos acreditados, silenciosos y cual sombra arraigada a los muros persigo a dos hombres de mediana edad que parlotean con una carta acomodada en la apertura del cinto de uno de ellos. Sé que soy una experta en el rastreo como también sé que están hasta las trancas de licor y que será fácil arrancarles el premio, no obstante y como soy una mujer juguetona, me divertiré primero. ─ Toc toc. ─ Susurré afelpada desde uno de los tejados, escalofríos de toda índole arremeten en contra de mi espina dorsal junto a un jadeo merecedor que expido, cautivante. ─ ¿Quién es? ─ Los borrachos se observan entre ellos con el ceño fruncido y las manos levantadas en forma de puños, me buscan y no se los pondré difícil.
─ ¿Quién es? ─ Volví a preguntar con los glúteos apoyados en las tejas, deslizándome hasta tocar tierra firme. Una silueta siniestra se les presenta, alta, esbelta y de enigmático porte. Ellos ríen apuntándome con el dedo índice. ─ ¡Una mujer! ─ Exclamó el más cercano entre carcajadas que por poco no le hicieron regurgitar. Mec, respuesta incorrecta. Alzo ambas comisuras en un contorneo de caderas, rodeándolos hasta permanecer quieta, negando a continuación. ─ Soy tu peor pesadilla. ─ Y la mujer que estaba detenida, se abalanzó, mutiló y sació el deseo de arrebatar vidas con una sonrisa torcida y las manos enguantadas en dos armas blancas, letales a la par de placenteras.
Con el caos a mis botas y la piedra que compone el terreno ensangrentada voy abriendo la carta. Ajá, misión oficial de un bonachón con los bolsillos cargados de aeros, hacerle guardia, unos cuantos halagos y... Oh, travesuras. Sonrío, doblo el fino papel con meticulosidad para no ensuciarlo de sangre y que más, ¿qué más? Nos vamos de excursión. Quince minutos después y adecentada, sin rastros del reguero de sangre o del fulgor que se engoma en mis luceros cuando mato voy al encuentro de los que me acompañarán, eso es lo que decía la carta aún cuando yo sola me basto. Refunfuño, dos encapuchados + una elfa embutida en negro suman la cantidad de tres individuos forrados hasta las orejas, aunque las mías son perfectamente visibles, y qué bonitas.
Me acerco con determinación y cuando los tengo delante, sin repelús ni pelos en la lengua me hago notar. ─ Esto, ¿tenéis una como esta? ─ Vamos, vamos, que el día pasa rápido y resulta que no estoy para alargar compañías. En mi defensa, saco la carta robada y la enseño por fuera, sólo por fuera.
Ladeo las cuencas bajo la cimbra de uno de los portales, no estoy ahí por mera casualidad o porque el destino sea dichoso, a mis orejas distinguidas llegaron rumores de que en este lugar plagado de malicia, labradores se traían algo entre manos lo suficientemente aterrador como para que la sangre se me hiele y note la adrenalina envenenar mi sistema. A pasos acreditados, silenciosos y cual sombra arraigada a los muros persigo a dos hombres de mediana edad que parlotean con una carta acomodada en la apertura del cinto de uno de ellos. Sé que soy una experta en el rastreo como también sé que están hasta las trancas de licor y que será fácil arrancarles el premio, no obstante y como soy una mujer juguetona, me divertiré primero. ─ Toc toc. ─ Susurré afelpada desde uno de los tejados, escalofríos de toda índole arremeten en contra de mi espina dorsal junto a un jadeo merecedor que expido, cautivante. ─ ¿Quién es? ─ Los borrachos se observan entre ellos con el ceño fruncido y las manos levantadas en forma de puños, me buscan y no se los pondré difícil.
─ ¿Quién es? ─ Volví a preguntar con los glúteos apoyados en las tejas, deslizándome hasta tocar tierra firme. Una silueta siniestra se les presenta, alta, esbelta y de enigmático porte. Ellos ríen apuntándome con el dedo índice. ─ ¡Una mujer! ─ Exclamó el más cercano entre carcajadas que por poco no le hicieron regurgitar. Mec, respuesta incorrecta. Alzo ambas comisuras en un contorneo de caderas, rodeándolos hasta permanecer quieta, negando a continuación. ─ Soy tu peor pesadilla. ─ Y la mujer que estaba detenida, se abalanzó, mutiló y sació el deseo de arrebatar vidas con una sonrisa torcida y las manos enguantadas en dos armas blancas, letales a la par de placenteras.
Con el caos a mis botas y la piedra que compone el terreno ensangrentada voy abriendo la carta. Ajá, misión oficial de un bonachón con los bolsillos cargados de aeros, hacerle guardia, unos cuantos halagos y... Oh, travesuras. Sonrío, doblo el fino papel con meticulosidad para no ensuciarlo de sangre y que más, ¿qué más? Nos vamos de excursión. Quince minutos después y adecentada, sin rastros del reguero de sangre o del fulgor que se engoma en mis luceros cuando mato voy al encuentro de los que me acompañarán, eso es lo que decía la carta aún cuando yo sola me basto. Refunfuño, dos encapuchados + una elfa embutida en negro suman la cantidad de tres individuos forrados hasta las orejas, aunque las mías son perfectamente visibles, y qué bonitas.
Me acerco con determinación y cuando los tengo delante, sin repelús ni pelos en la lengua me hago notar. ─ Esto, ¿tenéis una como esta? ─ Vamos, vamos, que el día pasa rápido y resulta que no estoy para alargar compañías. En mi defensa, saco la carta robada y la enseño por fuera, sólo por fuera.
Eretria Noorgard
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Sentía que alguien le clavaba la mirada, desde algún lugar no muy lejano, miró a su diestra, pero no había nadie, sabía que su “compañero” estaba por ahí, pero quien era…confiaba en que pronto encontraría la respuesta a esa interrogante.
-Vamos muévete, ahí parada no vas a conseguir nada, y hay muchos aeros en juego- pensó para si, caminó tranquilamente, mirando cada uno de los rostros que se cruzaban en su camino. De pronto encontró a un hombre, que se acercaba hacia ella, parecía buscar a alguien, se notaba un poco incómodo, entre la muchedumbre. –Quizás sea el- pensó.
Decidió acercarse con cautela hacia a aquel sujeto, se escabulló entre la gente hasta lograr verle el rostro, era tan pálido como el de la vampira, al ver esta similitud, se limitó a sonreír y no quitarle la mirada, algo así como un lenguaje que sólo el pudiera comprender.
Después de esa especie de complicidad o gesto de camaradería, se dispuso a extraer del bolsillo el sobre. No articuló palabra solo se limitó a levantar una ceja.
No sabía muy bien por dónde empezar, -Solo te diré que soy Sombra, nada más necesitas saber sobre mí. Hay mucho por hacer, no se perder el tiempo en presentaciones ni esas nimiedades- susurro. -Bueno…pongámonos en marcha no hay tiempo que perder sino….- no alcanzó a terminar la frase cuando una voz femenina y algo ruda arremetió ─ Esto, ¿tenéis una como esta?- , mostró el sobre haciendo un ademan. La mujer era imponente como ruda, se notaba que también tenía oficio sin embargo la vampira miró con desdén, -Vaya…con que somos 3, pensaba que la recompensa solo tendría que compartirla con este sujeto- gruñó enfadada dando un resoplido mientras miraba a su compañero.
-Venga ya que este no es el mejor lugar para organizarnos- hizo un gesto para sugerir que se movieran de ese lugar para no levantar sospechas. La situación era complicada, pues el lugar estaba lleno de guardias, había que hallar el modo de entrar sin despertar sospechas, tenían que ser cuidadosos de lo contrario cualquier error les costaría muy caro.
Presentía que lidiar con esos dos extraños sería aún más complicado que la tarea que se le había encomendado.
-Vamos muévete, ahí parada no vas a conseguir nada, y hay muchos aeros en juego- pensó para si, caminó tranquilamente, mirando cada uno de los rostros que se cruzaban en su camino. De pronto encontró a un hombre, que se acercaba hacia ella, parecía buscar a alguien, se notaba un poco incómodo, entre la muchedumbre. –Quizás sea el- pensó.
Decidió acercarse con cautela hacia a aquel sujeto, se escabulló entre la gente hasta lograr verle el rostro, era tan pálido como el de la vampira, al ver esta similitud, se limitó a sonreír y no quitarle la mirada, algo así como un lenguaje que sólo el pudiera comprender.
Después de esa especie de complicidad o gesto de camaradería, se dispuso a extraer del bolsillo el sobre. No articuló palabra solo se limitó a levantar una ceja.
No sabía muy bien por dónde empezar, -Solo te diré que soy Sombra, nada más necesitas saber sobre mí. Hay mucho por hacer, no se perder el tiempo en presentaciones ni esas nimiedades- susurro. -Bueno…pongámonos en marcha no hay tiempo que perder sino….- no alcanzó a terminar la frase cuando una voz femenina y algo ruda arremetió ─ Esto, ¿tenéis una como esta?- , mostró el sobre haciendo un ademan. La mujer era imponente como ruda, se notaba que también tenía oficio sin embargo la vampira miró con desdén, -Vaya…con que somos 3, pensaba que la recompensa solo tendría que compartirla con este sujeto- gruñó enfadada dando un resoplido mientras miraba a su compañero.
-Venga ya que este no es el mejor lugar para organizarnos- hizo un gesto para sugerir que se movieran de ese lugar para no levantar sospechas. La situación era complicada, pues el lugar estaba lleno de guardias, había que hallar el modo de entrar sin despertar sospechas, tenían que ser cuidadosos de lo contrario cualquier error les costaría muy caro.
Presentía que lidiar con esos dos extraños sería aún más complicado que la tarea que se le había encomendado.
Amaranth
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Ocurrió bastante rápido. Un par de gestos coquetos por su parte y unas respuestas casi naturales por la propia, indicaron a Alzzul que se encontraba entre uno de los suyos. No por eso se sentiría mejor. No le desagradaba, pero tampoco encontraba ningún nexo de unión con aquella mujer. Ni con ninguna. Tuvo que morderse la lengua para no hacer un par de objeciones hirientes cuando parloteó con ese deje de superioridad. De hecho, cuando no pudo contener una respuesta ácida, otra figura irrumpió en el pequeño grupo de las afueras. Una figura esbelta y ciertamente atractiva, con pocos pelos en la lengua. Enseñó la carta. Él no tenía una como esa, pero intuía de qué se trataba. Hasta donde él sabía iban a ser dos. Y parece que su compañera en la noche pensaba de igual manera.
Un detalle sin importancia, sentenció desviando la vista de ambas. Alzzul retiró la capucha que había improvisado con la capa roja destrozada. Se sacudió el pelo y escuchó la pequeña plática. Cuando la vampira hizo un gesto disentido para que se largaran de ahí Alzzul entrecerró los ojos con indiferencia. Con una sonrisa fingida arremetió verbalmente en voz baja:
- ¿Y por qué moverse? Sí que somos sospechosos, pero esos guardias tienen cosas mejores que hacer que preocuparse por los transeúntes nocturnos; esta es una ciudad ocupada. Prefiero que tracemos un plan en un ya y cumplamos con el mismo. No tengo tiempo para nimiedades. Podríamos degollar a esos cerdos y entrar por la puerta de delante, pero supongo que queréis algo más discreto. No es mi especialidad, pero me desenvuelvo en ello. ¿Algo que decir?
Y observó con renovada cautela a ambas, de arriba a abajo, quedándose con cuanto podía de lo que mostraban de cara, de los ropajes, los ojos aunque fueran. Cualquier cosa. Especial atención en el armamento. Acababa de empezar la noche, aún se sentía perezoso y aquello tenía pinta de ir a acabar mal. Al menos, aprendería algo de todo esto.
Un detalle sin importancia, sentenció desviando la vista de ambas. Alzzul retiró la capucha que había improvisado con la capa roja destrozada. Se sacudió el pelo y escuchó la pequeña plática. Cuando la vampira hizo un gesto disentido para que se largaran de ahí Alzzul entrecerró los ojos con indiferencia. Con una sonrisa fingida arremetió verbalmente en voz baja:
- ¿Y por qué moverse? Sí que somos sospechosos, pero esos guardias tienen cosas mejores que hacer que preocuparse por los transeúntes nocturnos; esta es una ciudad ocupada. Prefiero que tracemos un plan en un ya y cumplamos con el mismo. No tengo tiempo para nimiedades. Podríamos degollar a esos cerdos y entrar por la puerta de delante, pero supongo que queréis algo más discreto. No es mi especialidad, pero me desenvuelvo en ello. ¿Algo que decir?
Y observó con renovada cautela a ambas, de arriba a abajo, quedándose con cuanto podía de lo que mostraban de cara, de los ropajes, los ojos aunque fueran. Cualquier cosa. Especial atención en el armamento. Acababa de empezar la noche, aún se sentía perezoso y aquello tenía pinta de ir a acabar mal. Al menos, aprendería algo de todo esto.
Alzzul
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Odio este sitio, la armonía acorde a la centelleantes estrellas y el son melódico de la poca naturaleza, camuflada entre las posadas ruidosas y los transeúntes en plena travesía. Ruedo las cuencas, no son como yo, yo soy mejor, lo percibo en esos aires de grandeza de la fémina y la poca paciencia del varón, a simple vista huelen mal, una fragancia anormal y una palidez cual alabastro, sonrío, ladeando la cabeza hacia uno de mis costados. No me atrevo a entreabrir los labios y espetar con vehemencia la respuesta hallada que divaga en mi cabeza, más está claro, soy una elfa y ellos... Bueno, de naturaleza oscura, níveos como la caída de los copos en esta temporada y unos luceros que reflejan sed y ambición.
─ No habrá recompensa que compartir. ─ Malhumorada descruzo los brazos, llevándolos a la cadera donde reposan. Estoy dotada para esto y todo lo que se me ponga de por medio, no obstante, los términos del hombre producen escalofríos en mi espina dorsal, los vellos de la silueta que me compone se erizan y en la carta, en la mía, se supone que debo proteger al Lord, no degollar cuales cerdos a los soldados y abrirnos pasos. Así que él también, ¿y ella? Nada es lo que parece, más debemos aparentar si algo queremos sacar antes de que la luna vaya a descansar.
Refunfuño a la par que desenvaino una de mis viles dagas. De un empujón sitúo al más alto contra la pared, el filo colmado de cólera en su cuello y mi rodilla presionando sus dos bolas mágicas. ─ ¿Plan, qué decía tu carta? ─ Expuse sin tolerancia, el arma cada vez se acerca más a su nuez y mis manos lo mantienen presionado en contra de la pared. ─ No hemos venido a degollar, sino a proteger al pez gordo, ¿cierto? ─ Por supuesto que no, la presión en sus pelotas la agrando hasta separarme en cuestión de segundos. Por mi parte, ya he dejado la advertencia más que clara.
─ No sé a qué habéis venido, pero si os ponéis en medio no dudaré en rebanaros en trocitos y daros de comer a los pobres en las calles de Lunargenta. ─ Contemplo al encapuchado con unos luceros férreos y agresivos, después a la muchacha. ─ Y va por ti también, preciosa. ─ De arriba hacia abajo ojeo su vestimenta, esas curvas y su cabello azabache. Si fuese elfa no estaría mal para compartir lecho entre los solitarios bosques. La daga la guardo en el forro de cuero, adelantándome esta vez yo frente a ellos. ─ Es por aquí. ─ Y con un cabeceo indico en qué lugar permanece el Lord según lo escrito, quizá sea una trampa o quizá, sea cierto. ─ Se supone que nos está esperando, la mejor opción será entrar a las buenas, interrogar a los soldados de este señor y poner guardias en los puntos donde flaquee la visibilidad. De esta forma si alguien entra será cogido en el momento. Estamos aquí para mantenerlo con vida, y eso haremos. ─ Soy una líder y lo llevo en las venas, entre andares disonantes y una voz serena, profunda como las aguas del océano los observo por el rabillo del ojo, está claro que el enemigo ya estará dentro, si no es de este grupo... Una risita retozona se me escapa, pensarán que estoy loca más me la trae floja.
─ No habrá recompensa que compartir. ─ Malhumorada descruzo los brazos, llevándolos a la cadera donde reposan. Estoy dotada para esto y todo lo que se me ponga de por medio, no obstante, los términos del hombre producen escalofríos en mi espina dorsal, los vellos de la silueta que me compone se erizan y en la carta, en la mía, se supone que debo proteger al Lord, no degollar cuales cerdos a los soldados y abrirnos pasos. Así que él también, ¿y ella? Nada es lo que parece, más debemos aparentar si algo queremos sacar antes de que la luna vaya a descansar.
Refunfuño a la par que desenvaino una de mis viles dagas. De un empujón sitúo al más alto contra la pared, el filo colmado de cólera en su cuello y mi rodilla presionando sus dos bolas mágicas. ─ ¿Plan, qué decía tu carta? ─ Expuse sin tolerancia, el arma cada vez se acerca más a su nuez y mis manos lo mantienen presionado en contra de la pared. ─ No hemos venido a degollar, sino a proteger al pez gordo, ¿cierto? ─ Por supuesto que no, la presión en sus pelotas la agrando hasta separarme en cuestión de segundos. Por mi parte, ya he dejado la advertencia más que clara.
─ No sé a qué habéis venido, pero si os ponéis en medio no dudaré en rebanaros en trocitos y daros de comer a los pobres en las calles de Lunargenta. ─ Contemplo al encapuchado con unos luceros férreos y agresivos, después a la muchacha. ─ Y va por ti también, preciosa. ─ De arriba hacia abajo ojeo su vestimenta, esas curvas y su cabello azabache. Si fuese elfa no estaría mal para compartir lecho entre los solitarios bosques. La daga la guardo en el forro de cuero, adelantándome esta vez yo frente a ellos. ─ Es por aquí. ─ Y con un cabeceo indico en qué lugar permanece el Lord según lo escrito, quizá sea una trampa o quizá, sea cierto. ─ Se supone que nos está esperando, la mejor opción será entrar a las buenas, interrogar a los soldados de este señor y poner guardias en los puntos donde flaquee la visibilidad. De esta forma si alguien entra será cogido en el momento. Estamos aquí para mantenerlo con vida, y eso haremos. ─ Soy una líder y lo llevo en las venas, entre andares disonantes y una voz serena, profunda como las aguas del océano los observo por el rabillo del ojo, está claro que el enemigo ya estará dentro, si no es de este grupo... Una risita retozona se me escapa, pensarán que estoy loca más me la trae floja.
Última edición por Eretria Noorgard el Jue Mar 02 2017, 13:05, editado 1 vez
Eretria Noorgard
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Escuchaba atentamente las instrucciones que la mujer pretendía dar, suspiró y le dijo –Seguro que debemos entrar por las buenas, no debemos causar alboroto, es muy pronto para iniciar una riña- levantó una ceja suspirando –Y..No te pases de lista guapa- miró a la mujer de arriba abajo sonriendo de costado.
-Pues vamos a actuar de una vez!!- dijo enérgica acomodándose la capucha y escondiendo su daga entre los ropajes, disponiéndose a acercarse donde estaban los guardias que flanqueaban el lugar. Supuso que sus compañeros la iban a seguir pero no se ocupó de mirar atrás y con determinación le habló al guardia regordete que custodiaba la puerta principal junto con otro de igual característica. Ambos portaban una imponente espada, y un escudo, estaban impertérritos mirando al horizonte.
Los demás guardias estaban dispersos por todo el rededor de la propiedad, parecían estar petrificados, congelados casi sin respirar, sin embargo podía sentir los ojos como los de un halcón clavados en ella.
Volvió a sonreír al ver de cerca a los que custodiaban la vida y la seguridad de aquel hombre adinerado “Muchas armas pero tienen la agilidad de un caracol”pensó. –Perdone usted, su patrón me espera…- se aclaró la garganta y volvió a hablar, -Perdón, nos espera-, señaló a los otros dos que estaban ahí, -usted sabe que al patrón no le gusta esperar, ¿Podría anunciar nuestra llegada?-. Se ubicó a poca distancia del guardia quedando muy cerca del cuello del guardia al decir esta última frase en tono sensual y provocativo.
Esa cortesía fingida seria la llave de entrada a la hacienda. –Dígale que sombra ya está aquí- le susurró dando un paso atrás sin quitarle la mirada al sujeto. El hombre gordo, hizo un gesto con el dedo y apareció un mozuelo joven y escuálido al cual al parecer le dio instrucciones y el chiquillo abrío las puertas y entró corriendo hasta desaparecer en la inmensidad de la propiedad.
La espera era tensa, todos en silencio, esperaba que el hombre les diera la autorización para ingresar, no estaba segura que les esperaba dentro, sólo sabía que debían entrar de la manera más pacifica posible, en eso concordaba con su compañera.
-Pues vamos a actuar de una vez!!- dijo enérgica acomodándose la capucha y escondiendo su daga entre los ropajes, disponiéndose a acercarse donde estaban los guardias que flanqueaban el lugar. Supuso que sus compañeros la iban a seguir pero no se ocupó de mirar atrás y con determinación le habló al guardia regordete que custodiaba la puerta principal junto con otro de igual característica. Ambos portaban una imponente espada, y un escudo, estaban impertérritos mirando al horizonte.
Los demás guardias estaban dispersos por todo el rededor de la propiedad, parecían estar petrificados, congelados casi sin respirar, sin embargo podía sentir los ojos como los de un halcón clavados en ella.
Volvió a sonreír al ver de cerca a los que custodiaban la vida y la seguridad de aquel hombre adinerado “Muchas armas pero tienen la agilidad de un caracol”pensó. –Perdone usted, su patrón me espera…- se aclaró la garganta y volvió a hablar, -Perdón, nos espera-, señaló a los otros dos que estaban ahí, -usted sabe que al patrón no le gusta esperar, ¿Podría anunciar nuestra llegada?-. Se ubicó a poca distancia del guardia quedando muy cerca del cuello del guardia al decir esta última frase en tono sensual y provocativo.
Esa cortesía fingida seria la llave de entrada a la hacienda. –Dígale que sombra ya está aquí- le susurró dando un paso atrás sin quitarle la mirada al sujeto. El hombre gordo, hizo un gesto con el dedo y apareció un mozuelo joven y escuálido al cual al parecer le dio instrucciones y el chiquillo abrío las puertas y entró corriendo hasta desaparecer en la inmensidad de la propiedad.
La espera era tensa, todos en silencio, esperaba que el hombre les diera la autorización para ingresar, no estaba segura que les esperaba dentro, sólo sabía que debían entrar de la manera más pacifica posible, en eso concordaba con su compañera.
Amaranth
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Alzzul hervía de rabia; notaba fuego en vez de sangre correrle por las venas y, sin embargo, por el bien de la misión decidió apartar esos sentimientos tan contraproducentes para el trabajo en equipo -un equipo improvisado, absurdo y del mismo modo, adverso-, siguiendo al grupo tras permanecer unos segundos con la boca abierta, con palabras viperinas apunto de saltar de la punta de la lengua. Tendría que tener mucho cuidado, entre la una, altiva, repelente y nociva, y la otra... También repelente, nociva y altiva. Suspiró con pesadez. Sería una noche larga.
Justo después de tomar camino hacia la entrada, el vampiro observó con especial atención su alrededor; es decir, los guardias. Estaban estratégicamente colocados, cansados y aún así, en una letárgica alerta. Debían haber estado trabajando de lo lindo desde hace días. Este detalle era importante; normalmente no se necesita tal cantidad de protección, ni tal intensidad, ni tal dureza. La paranoia debía ser un rasgo acuciante de la figura del contratista. Más aún, teniendo en cuenta que había contratado a unos completos extraños para velar por su seguridad, deducía una falla en el respeto, la moral o la seguridad de su protección. O en caso negativo, ya incluso una ligera demencia. Debía de ser un hombre, adulto, más avezado que joven. Probablemente en no muy buena forma física y... Posiblemente, repugnante, tanto física como mentalmente.
Archivó eso en su memoria, mientra esperaba bajo la tensa mirada de uno de los guardias, después de la presentación tan teatral y... ¿Estúpida? De su congénere racial. ¿Sombra? ¿Quién cojones intentaba ganarse la confianza de un maldito noble paranoico llamándose sombra? Es como ser un general de guerra llamado Cobarde Mc Enclenque, o algo así.
- No creo que nos dejen entrar así como así. -murmuró lo evidente- Este tipo está paranoico; cuidaos las espaldas. Si lo es por naturaleza, entonces, estamos en peligro, y si tiene razones, estamos doblemente en peligro.
No esperó que lo entendieran, como tampoco esperó los pasos que se comenzaban a oír desde el interior. Alzzul seguía medio embutido en su capa, con sendos brazos, usualmente desnudos, cubiertos por la tela roja, sin perder de vista las manos de los guardias o las de sus dos compañeras que también había demostrado una desmesurada facilidad para alzarse en armas.
Justo después de tomar camino hacia la entrada, el vampiro observó con especial atención su alrededor; es decir, los guardias. Estaban estratégicamente colocados, cansados y aún así, en una letárgica alerta. Debían haber estado trabajando de lo lindo desde hace días. Este detalle era importante; normalmente no se necesita tal cantidad de protección, ni tal intensidad, ni tal dureza. La paranoia debía ser un rasgo acuciante de la figura del contratista. Más aún, teniendo en cuenta que había contratado a unos completos extraños para velar por su seguridad, deducía una falla en el respeto, la moral o la seguridad de su protección. O en caso negativo, ya incluso una ligera demencia. Debía de ser un hombre, adulto, más avezado que joven. Probablemente en no muy buena forma física y... Posiblemente, repugnante, tanto física como mentalmente.
Archivó eso en su memoria, mientra esperaba bajo la tensa mirada de uno de los guardias, después de la presentación tan teatral y... ¿Estúpida? De su congénere racial. ¿Sombra? ¿Quién cojones intentaba ganarse la confianza de un maldito noble paranoico llamándose sombra? Es como ser un general de guerra llamado Cobarde Mc Enclenque, o algo así.
- No creo que nos dejen entrar así como así. -murmuró lo evidente- Este tipo está paranoico; cuidaos las espaldas. Si lo es por naturaleza, entonces, estamos en peligro, y si tiene razones, estamos doblemente en peligro.
No esperó que lo entendieran, como tampoco esperó los pasos que se comenzaban a oír desde el interior. Alzzul seguía medio embutido en su capa, con sendos brazos, usualmente desnudos, cubiertos por la tela roja, sin perder de vista las manos de los guardias o las de sus dos compañeras que también había demostrado una desmesurada facilidad para alzarse en armas.
Alzzul
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
Los guantes de cuero, idóneos para resguardarme del frío acaloran mis palmas en esta temporada devastadora, he desatado el infierno en este grupo nada más conocernos y no hay nada que me satisfaga tanto como hacerlo. El varón supura lava y cólera impregnadas en esas dos cuencas que me erizan, le sonrío altanera y me encamino detrás de la mujer, una estúpida como para adelantarse y dejar tras su sombra a dos asesinos. Entre pasos acompasados arribamos a la propiedad que se muestra cual fauces lobunas, cada diente y colmillo son reflectados en los soldados férreos y los ojos rubíes del animal, metáfora cual anillo al dedo son esos dos ventanales junto al balcón más grande en la segunda planta. Tiene puesta vigilancia más se trata de un punto estratégico que utilizaré para escapar seguramente.
Porque yo no pierdo mi tiempo en cómo entrar, esa es la parte fácil, la difícil y excitante será salir. Cual víbora hambrienta se camela a los caudillos que no miden las consecuencias de una lengua entrenada a desobedecer una orden de primera, el que vendría siendo el eslabón inútil del lugar se apresura para entregar el mensaje de la azabache. ¿Sombra? Reí con sorna, entornando los luceros al son de mi otro compañero, sin lugar a dudas, esto será divertido. ─ Sus paranoias no tendrán nada que ver si las apaciguamos, quien quiera que aparezca esta noche, servirá como trofeo para este señor y nos dará la recompensa. ─ ¿Cuidarme la espalda? Por Anar, me he criado en campos sanguinarios y he sido partícipe en las guerras Illidenses, esto será pan comido y no llegará a ser siquiera un entrante, tan sólo un aperitivo.
─ ¿No confiáis en vuestras habilidades? ─ Insté en voz alta cual provocación pueril, entre pisotones, algunos más evidentes que otros ocultos a la entrada llega el Lord Balanta con su arsenal privado. Lanzas aguzadas y armaduras royales claman que no será tontería lidiar con estas, abrirse paso y clavar mis dagas en sus órganos vitales. En el semblante empalidecido tres tonos del señor solemne reparo en el miedo que lo carcome de dentro hacia afuera, en la humedad de las cuencas y en las ojeras pronunciadas. Está resentido y seguramente alarmado por la llegada de tres encapuchados. Con solidez me adelanto mientras me aparto la capucha, una mujer de piel atezada con cabellos sediciosos se da a conocer, en un cabeceo la joya en mi oreja se hace oír caprichosa mientras hinco una rodilla en el suelo y llevo el puño cerrado a mi pecho.
Cabizbaja por respeto falsificado entreabro los labios. ─ Mi señor, desde los más altos estándares me ha sido comunicada la oportunidad de protegerle y que todo lo malo que lo mortifique, sea una meta a cumplir, mi voluntad, este corazón osado y mis armas acatarán cualquier orden y le servirán hasta que el problema se resuelva. ─ Evité una sonrisa macabra, el discurso debe continuar. ─ Me presento ante usted como Anfaüglir, quijadas de la sed y guerrera con experiencia. ─ Como para no tenerla, soy una elfa. ─ Mis dos acompañantes, benévolos en la causa servirán como apoyo. No ha de temer, acabaremos en cuanto el agresor aparezca. ─ Alzo la vista, fundiéndome en una conexión eléctrica entre el Lord Balanta y mi mirada, proporcionándole confianza hasta que este suspira, relaja los hombros y aparta a los soldados reforzados.
─ Traedme la cabeza del malechor y os daré la recompensa. ─ Expuso sin salero alguno, oculta secretos y esa voz tiriteante deja un regusto intrigado, más callaré y me dignaré a seguirle a través de los pasillos largos y estrafalarios.No nos comenta que ha pasado o cómo sabe que le atacarán esta noche, es una incógnita que resuena y en la sala más amplia de la mansión, aguardamos los tres, rodeados de guardias y también del noble. Éste sonríe y toma asiento en su sofá carísimo. ─ Veo su cara, la veo incesante en mis sueños ¿y sabéis qué? Lo quiero desmembrado bajo las suelas de mis zapatos, él vendrá. ─ Da a entender que es un hombre y yo chasqueo con la lengua, sin saber si miente esta vez.
─ Sí, vendrá, le espero, le esperamos todos, ¡¡Vendrá, lo sé!! ─ Definitamente está loco, cruzo los brazos y asiento. ─ No os preocupéis, todo saldrá bien. ─ A nuestras espaldas un silencio dudoso emerge, los guardias braman de repente y eso señores, es el sonido de la guerra que a nuestra vera se acaudilla.
Porque yo no pierdo mi tiempo en cómo entrar, esa es la parte fácil, la difícil y excitante será salir. Cual víbora hambrienta se camela a los caudillos que no miden las consecuencias de una lengua entrenada a desobedecer una orden de primera, el que vendría siendo el eslabón inútil del lugar se apresura para entregar el mensaje de la azabache. ¿Sombra? Reí con sorna, entornando los luceros al son de mi otro compañero, sin lugar a dudas, esto será divertido. ─ Sus paranoias no tendrán nada que ver si las apaciguamos, quien quiera que aparezca esta noche, servirá como trofeo para este señor y nos dará la recompensa. ─ ¿Cuidarme la espalda? Por Anar, me he criado en campos sanguinarios y he sido partícipe en las guerras Illidenses, esto será pan comido y no llegará a ser siquiera un entrante, tan sólo un aperitivo.
─ ¿No confiáis en vuestras habilidades? ─ Insté en voz alta cual provocación pueril, entre pisotones, algunos más evidentes que otros ocultos a la entrada llega el Lord Balanta con su arsenal privado. Lanzas aguzadas y armaduras royales claman que no será tontería lidiar con estas, abrirse paso y clavar mis dagas en sus órganos vitales. En el semblante empalidecido tres tonos del señor solemne reparo en el miedo que lo carcome de dentro hacia afuera, en la humedad de las cuencas y en las ojeras pronunciadas. Está resentido y seguramente alarmado por la llegada de tres encapuchados. Con solidez me adelanto mientras me aparto la capucha, una mujer de piel atezada con cabellos sediciosos se da a conocer, en un cabeceo la joya en mi oreja se hace oír caprichosa mientras hinco una rodilla en el suelo y llevo el puño cerrado a mi pecho.
Cabizbaja por respeto falsificado entreabro los labios. ─ Mi señor, desde los más altos estándares me ha sido comunicada la oportunidad de protegerle y que todo lo malo que lo mortifique, sea una meta a cumplir, mi voluntad, este corazón osado y mis armas acatarán cualquier orden y le servirán hasta que el problema se resuelva. ─ Evité una sonrisa macabra, el discurso debe continuar. ─ Me presento ante usted como Anfaüglir, quijadas de la sed y guerrera con experiencia. ─ Como para no tenerla, soy una elfa. ─ Mis dos acompañantes, benévolos en la causa servirán como apoyo. No ha de temer, acabaremos en cuanto el agresor aparezca. ─ Alzo la vista, fundiéndome en una conexión eléctrica entre el Lord Balanta y mi mirada, proporcionándole confianza hasta que este suspira, relaja los hombros y aparta a los soldados reforzados.
─ Traedme la cabeza del malechor y os daré la recompensa. ─ Expuso sin salero alguno, oculta secretos y esa voz tiriteante deja un regusto intrigado, más callaré y me dignaré a seguirle a través de los pasillos largos y estrafalarios.No nos comenta que ha pasado o cómo sabe que le atacarán esta noche, es una incógnita que resuena y en la sala más amplia de la mansión, aguardamos los tres, rodeados de guardias y también del noble. Éste sonríe y toma asiento en su sofá carísimo. ─ Veo su cara, la veo incesante en mis sueños ¿y sabéis qué? Lo quiero desmembrado bajo las suelas de mis zapatos, él vendrá. ─ Da a entender que es un hombre y yo chasqueo con la lengua, sin saber si miente esta vez.
─ Sí, vendrá, le espero, le esperamos todos, ¡¡Vendrá, lo sé!! ─ Definitamente está loco, cruzo los brazos y asiento. ─ No os preocupéis, todo saldrá bien. ─ A nuestras espaldas un silencio dudoso emerge, los guardias braman de repente y eso señores, es el sonido de la guerra que a nuestra vera se acaudilla.
- Vampiros:
- Me he tomado la libertad de usar al Lord y darle nombre, en el caso de que no estéis de acuerdo con alguna parte, comunicadmelo por mp y edito <3.
Eretria Noorgard
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
La cólera se apoderaba de ella -¿ Pero quién demonios se cree?- repetía en su mente, jamás nadie le había quitado protagonismo, pero esta vez le estaba siendo arrebatado por aquella mujer con ínfulas de grandeza. La miró con desdén mientras hacía una fingida reverencia ante el hombre regordete que resultaba ser el loco paranoico que acabada la misión desembolsaría los aeros.
Su aspecto era repugnante y descuidado, sin embargo debía guardarse sus impresiones en lo más profundo de su mente. Miró de reojo a su compañero, intentado que sus miradas se encontraran. No confiaba en aquella mujer, mandamás, tampoco en el hombre que estaba a su lado, debía cuidarse doblemente las espaldas, suspiró con desgano intentando mantener la reverencia hacia el Lord.
Sentía la mirada de los guardias como cuchillos clavándole la nuca, sabía que sus movimientos y los de sus compañeros estaban sumamente vigilados. –Traedme la cabeza del malhechor y os daré la recompensa- espeto con un tono de desesperación y ansiedad. -No os preocupéis…-, respondió la mujer en un intento por darle seguridad.
Amaranth dio un paso al frente y con fingida humildad se dirigió hacia el Lord, -Cuente con ello Lord, lo más pronto posible traeremos a sus pies la cabeza de ese malhechor, eso se lo garantizo, pero antes necesitamos saber un poco más sobre ese sueño- esbozó una leve sonrisa y dio un paso atrás.
Después de esto el Lord se puso de pie con algo de dificultad debido a su volumen dando un golpe seco en el escritorio –Sueño cada noche con la figura de un encapuchado clavándome una daga en el corazón, la hunde sin piedad mientras yo grito de dolor, sin poder ser escuchado por mis hombres, siento que me volveré loco, temo por mi vida.- Hizo una pausa para intentar calmarse y recuperar la compostura, aún así se notaba la sensación de angustia que lo desbordaba. –Exijo su cabeza, habéis entendido bien no es así?, quiero su cabeza ya!!!- refunfuño con ira.
Procedió a retirarse del salón acompañado del séquito de guardias armados, dando la última mirada a los tres sujetos que supuestamente serían sus protectores. El silencio se apodera nuevamente del lugar.
Su aspecto era repugnante y descuidado, sin embargo debía guardarse sus impresiones en lo más profundo de su mente. Miró de reojo a su compañero, intentado que sus miradas se encontraran. No confiaba en aquella mujer, mandamás, tampoco en el hombre que estaba a su lado, debía cuidarse doblemente las espaldas, suspiró con desgano intentando mantener la reverencia hacia el Lord.
Sentía la mirada de los guardias como cuchillos clavándole la nuca, sabía que sus movimientos y los de sus compañeros estaban sumamente vigilados. –Traedme la cabeza del malhechor y os daré la recompensa- espeto con un tono de desesperación y ansiedad. -No os preocupéis…-, respondió la mujer en un intento por darle seguridad.
Amaranth dio un paso al frente y con fingida humildad se dirigió hacia el Lord, -Cuente con ello Lord, lo más pronto posible traeremos a sus pies la cabeza de ese malhechor, eso se lo garantizo, pero antes necesitamos saber un poco más sobre ese sueño- esbozó una leve sonrisa y dio un paso atrás.
Después de esto el Lord se puso de pie con algo de dificultad debido a su volumen dando un golpe seco en el escritorio –Sueño cada noche con la figura de un encapuchado clavándome una daga en el corazón, la hunde sin piedad mientras yo grito de dolor, sin poder ser escuchado por mis hombres, siento que me volveré loco, temo por mi vida.- Hizo una pausa para intentar calmarse y recuperar la compostura, aún así se notaba la sensación de angustia que lo desbordaba. –Exijo su cabeza, habéis entendido bien no es así?, quiero su cabeza ya!!!- refunfuño con ira.
Procedió a retirarse del salón acompañado del séquito de guardias armados, dando la última mirada a los tres sujetos que supuestamente serían sus protectores. El silencio se apodera nuevamente del lugar.
Amaranth
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
"Ya está loco" Se confirmó el vampiro para sí. Atusando la melena negra, analizando al descastado noble con ojo crítico. Sonrió para sí, intentando parecer calmo y reconciliador. Por otra parte, sus razones para sonreír eran muy diferentes. Le valdría cualquier cosa; no le valdría en realidad ninguna. Cualquiera que fuera el resultado de aquella misión, la recompensa dependía de la psique del viejo. Posiblemente la familia mediaba para quitárselo de en medio. No los culpaba. Quizá tomaría ese camino. ¡Tantas posibilidades sumamente deliciosas!
Por otra parte sus dos "compañeras" quedaban excluídas de cualquier doble intención. La una era impulsiva y tremendamente estúpida. La otra tenía un ego desmedido. ¿Cómo podía siquiera trabajar con alguien así? La descripción del tipo era demasiado ambigua. Esa figura descrita podría ser... Absolutamente cualquiera con una capucha. De ahí que no hiciera falta realmente cumplir la misión. Sólo tendríamos que encontrarle una cabeza al final del día. ¿Cómo se desentrañaría la noche al punto de conseguirla? Decidió, por el momento, esperar. ¿Se hospedaría ahí la familia? Sería un buen inicio para aquello. También, pensó, le gustaría observar el complejo entero. Habló entonces a la vampira, a sabiendas de que aquel gesto le daría puntos y... ofendería en algún modo a la elfa. Cualquier consecuencia estaba dispuesto a soportarla. Por supuesto, no dejaría que la encapuchada le volviera a poner una sola mano encima. Ni media. O acabaría sin ellas. Y sin un par de cosas más. Quizá tuviera que esclavizarla. Estaba en contra de la esclavitud, pero lo importante en ese momento era... El castigo.
Desvió la mirada a la espalda del noble, observando de paso la posición de los guardias. Esos tipos estaban entrenados, bastante más que el resto. ¿Serían leales? No era muy difícil hacerse a la idea de un gran y respetable noble cuyo hijo, el desdeñoso hombre que tenían delante. Quizá le servían por extensión. Por respeto a una figura anterior. Por supuesto, aquellos hombres no darían su brazo a cualquiera. Quizá... en el peor de los casos, entre ellos -o incluso, el pequeño grupo- eran los supuestos asesinos.
¡Pero al fin! ¿Existía si quiera el supuesto asesino?
Habló en voz baja, más bien parecía plantear un discurso ante un público. Eran sus maneras.
- Sí, tú que tienes más carisma deberías proponer que nos acompañen por las instancias. Estaría bien revisarlas. ¿Sí? Quizá encontremos algo de utilidad. Tras una breve batida, quizá lo más coherente sería quedarnos cerca del noble hasta que se nos presente la oportunidad. ¿O quizá tengas alguna idea mejor? Pareces pensar en algo mejor, querida. Compártelo conmigo.
Por otra parte sus dos "compañeras" quedaban excluídas de cualquier doble intención. La una era impulsiva y tremendamente estúpida. La otra tenía un ego desmedido. ¿Cómo podía siquiera trabajar con alguien así? La descripción del tipo era demasiado ambigua. Esa figura descrita podría ser... Absolutamente cualquiera con una capucha. De ahí que no hiciera falta realmente cumplir la misión. Sólo tendríamos que encontrarle una cabeza al final del día. ¿Cómo se desentrañaría la noche al punto de conseguirla? Decidió, por el momento, esperar. ¿Se hospedaría ahí la familia? Sería un buen inicio para aquello. También, pensó, le gustaría observar el complejo entero. Habló entonces a la vampira, a sabiendas de que aquel gesto le daría puntos y... ofendería en algún modo a la elfa. Cualquier consecuencia estaba dispuesto a soportarla. Por supuesto, no dejaría que la encapuchada le volviera a poner una sola mano encima. Ni media. O acabaría sin ellas. Y sin un par de cosas más. Quizá tuviera que esclavizarla. Estaba en contra de la esclavitud, pero lo importante en ese momento era... El castigo.
Desvió la mirada a la espalda del noble, observando de paso la posición de los guardias. Esos tipos estaban entrenados, bastante más que el resto. ¿Serían leales? No era muy difícil hacerse a la idea de un gran y respetable noble cuyo hijo, el desdeñoso hombre que tenían delante. Quizá le servían por extensión. Por respeto a una figura anterior. Por supuesto, aquellos hombres no darían su brazo a cualquiera. Quizá... en el peor de los casos, entre ellos -o incluso, el pequeño grupo- eran los supuestos asesinos.
¡Pero al fin! ¿Existía si quiera el supuesto asesino?
Habló en voz baja, más bien parecía plantear un discurso ante un público. Eran sus maneras.
- Sí, tú que tienes más carisma deberías proponer que nos acompañen por las instancias. Estaría bien revisarlas. ¿Sí? Quizá encontremos algo de utilidad. Tras una breve batida, quizá lo más coherente sería quedarnos cerca del noble hasta que se nos presente la oportunidad. ¿O quizá tengas alguna idea mejor? Pareces pensar en algo mejor, querida. Compártelo conmigo.
Alzzul
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
La luminiscencia de la estancia poco a poco va deteriorándose, como si el vaho de una bestia descomunal fuese el causante de cada una de las velas que de manera insospechada encuentran una frialdad como final, ni la penumbra en el interior de la mansión aunado a los alaridos de los fieles, aquellos que con ahínco han defendido el fuerte y han fallecido a manos del enemigo son suficientes razones para acobardarme. Nada en este mundo me fascina tanto como las trompetas al son de una contienda, a cada hombre y mujer en el frente amparando una mísera muerte a causa de un servidor que no moverá ni un sólo dedo para premiar a los restantes o familiares. El espectáculo emerge a través del crepúsculo mientras el Lord Balanta va siendo rodeado por los suyos.
─ ¿Revisar? ─ Reí con sorna, el hormigueo procedente de mi garganta es tal que al final termino soltando una carcajada. ─ No hará falta. ─ Con las dagas fuera de las fundas encueradas dí unos pasos hacia adelante, el aire retorna cargado y de un momento a otro, todos los ventanales van fracturándose a raíz de un ataque aereo. Flechas henchidas en fuego y sangre chocan en contra del inmobiliario y algunas pocas dan de lleno en los soldados más lentos y en la servidumbre. Los de alto encargo rodean al feudal, manteniéndole a salvo de un segundo ataque ya sea por tierra o por aire, ¿nada más llegar y ya tenemos fiesta?
Al elevar el mentón contemplo los ventanales despedazados junto al corredor que une el segundo piso al primero, diez hombres encapuchados, cinco a cada lado van descendiendo a través de las escaleras, otros tan sólo se lanzan desde las barandillas y los más rezagados emergen desde las puertas traseras. Ha sido una emboscada y seguramente alguien cercano haya dado la alarma, ataviados en plena vesanía van quitándose de encima los soldados restantes. Balanta chilla y va señalando a cada uno de los asesinos, según él alguno de ellos es quién lo matará, y yo me pregunto, ¿acaso no comparten todos el mismo propósito? Maldito vejestorio.
─ Que gane el mejor. ─ Le comenté a mis dos compañeros, esto aparte de ser una misión con suma recompensa se ha convertido en algo así como un juego en donde pondremos en práctica de que somos capaces, a donde llegaremos y si verdaderamente queremos proteger al feudal de sus enemigos. No será fácil, pues en vez de dirigirse directamente al señor de la mansión los diez encapuchados se reúnen en el frente, cuchicheando entre sí cuales mosquitas muertas. Se reparten las tareas como sería vigilar desde fuera, cerrar las puertas y mantener al Lord en la estancia junto a sus tres guerreros de honor y demás soldados expertos. ─ ¿¡Qué hacéis panda de inútiles!? ¡Matadlos a todos! ¡Quiero las diez cabezas, se trata de brujería! B-Br-ujer.. ¡BRUJERÍA, ESO ES! ¡ES EL MISMO, LOS DIEZ SON EL MISMO, A POR ELLOS, VAMOS, A POR ELLOS! ─ Los vociferos llegaron a todos los presentes y los soldados del Lord fueron directamente hacia los asesinos, tan sólo tres se quedaron guardándole la espalda.
El acero de las espaldas rechinaban en algunas zonas de la estancia mientras que en otras la sangre empapaba las paredes ante muertes inminentes. Tres de los encapuchados fueron directamente hacia nosotros, prefieren quitarse de encima a los más complicados antes de cargarse al señor de la casa. No recé por los vampiros y a estas alturas si no pueden en contra de sus contrincantes no merecen estar siquiera respirando el mismo aire que respiro. El que quiso enfrentarme empuñaba dos mazas con aguijones sangrantes, una de las armas fue hacia mi cabeza y tras agacharme adelanté una de las piernas, flexioné el torso y deslicé una de mis dagas por el costado del agresor, haciéndole sangrar entre chillidos de dolor.
Sonriente y con el rostro torcido por el placer de abrir la carne y ensuciar mis atavíos de matices carmesíes continué avanzando, la idea es llegar hasta el Lord Balanta y ponerlo a salvo, ¿quién de los tres llegará primero? O mejor dicho, ¿lograrán quitarse de encima a los asesinos los dos vampiros? Me importa una mierda, centrada en la demencia del crimen acorté camino tras saltar el sofá caro y cruzarme nuevamente con un segundo contrincante.
Off: Primera complicación para el trabajo: Alguien quiere matar al noble, pero ese alguien está al tanto de que tú has sido asignado a protegerle, de modo que intentará primero acabar contigo.
─ ¿Revisar? ─ Reí con sorna, el hormigueo procedente de mi garganta es tal que al final termino soltando una carcajada. ─ No hará falta. ─ Con las dagas fuera de las fundas encueradas dí unos pasos hacia adelante, el aire retorna cargado y de un momento a otro, todos los ventanales van fracturándose a raíz de un ataque aereo. Flechas henchidas en fuego y sangre chocan en contra del inmobiliario y algunas pocas dan de lleno en los soldados más lentos y en la servidumbre. Los de alto encargo rodean al feudal, manteniéndole a salvo de un segundo ataque ya sea por tierra o por aire, ¿nada más llegar y ya tenemos fiesta?
Al elevar el mentón contemplo los ventanales despedazados junto al corredor que une el segundo piso al primero, diez hombres encapuchados, cinco a cada lado van descendiendo a través de las escaleras, otros tan sólo se lanzan desde las barandillas y los más rezagados emergen desde las puertas traseras. Ha sido una emboscada y seguramente alguien cercano haya dado la alarma, ataviados en plena vesanía van quitándose de encima los soldados restantes. Balanta chilla y va señalando a cada uno de los asesinos, según él alguno de ellos es quién lo matará, y yo me pregunto, ¿acaso no comparten todos el mismo propósito? Maldito vejestorio.
─ Que gane el mejor. ─ Le comenté a mis dos compañeros, esto aparte de ser una misión con suma recompensa se ha convertido en algo así como un juego en donde pondremos en práctica de que somos capaces, a donde llegaremos y si verdaderamente queremos proteger al feudal de sus enemigos. No será fácil, pues en vez de dirigirse directamente al señor de la mansión los diez encapuchados se reúnen en el frente, cuchicheando entre sí cuales mosquitas muertas. Se reparten las tareas como sería vigilar desde fuera, cerrar las puertas y mantener al Lord en la estancia junto a sus tres guerreros de honor y demás soldados expertos. ─ ¿¡Qué hacéis panda de inútiles!? ¡Matadlos a todos! ¡Quiero las diez cabezas, se trata de brujería! B-Br-ujer.. ¡BRUJERÍA, ESO ES! ¡ES EL MISMO, LOS DIEZ SON EL MISMO, A POR ELLOS, VAMOS, A POR ELLOS! ─ Los vociferos llegaron a todos los presentes y los soldados del Lord fueron directamente hacia los asesinos, tan sólo tres se quedaron guardándole la espalda.
El acero de las espaldas rechinaban en algunas zonas de la estancia mientras que en otras la sangre empapaba las paredes ante muertes inminentes. Tres de los encapuchados fueron directamente hacia nosotros, prefieren quitarse de encima a los más complicados antes de cargarse al señor de la casa. No recé por los vampiros y a estas alturas si no pueden en contra de sus contrincantes no merecen estar siquiera respirando el mismo aire que respiro. El que quiso enfrentarme empuñaba dos mazas con aguijones sangrantes, una de las armas fue hacia mi cabeza y tras agacharme adelanté una de las piernas, flexioné el torso y deslicé una de mis dagas por el costado del agresor, haciéndole sangrar entre chillidos de dolor.
Sonriente y con el rostro torcido por el placer de abrir la carne y ensuciar mis atavíos de matices carmesíes continué avanzando, la idea es llegar hasta el Lord Balanta y ponerlo a salvo, ¿quién de los tres llegará primero? O mejor dicho, ¿lograrán quitarse de encima a los asesinos los dos vampiros? Me importa una mierda, centrada en la demencia del crimen acorté camino tras saltar el sofá caro y cruzarme nuevamente con un segundo contrincante.
Off: Primera complicación para el trabajo: Alguien quiere matar al noble, pero ese alguien está al tanto de que tú has sido asignado a protegerle, de modo que intentará primero acabar contigo.
Eretria Noorgard
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Re: Descifrando lo indescifrable [Trabajo] [Alzzul+Eretria+Amaranth]
En un segundo la aparente calma se quebrantó, el salón se convirtió en algo así como una arena de combate, sonidos de acero, gritos pidiendo clemencia, apenas hubo tiempo de reaccionar, miró a su alrededor intentando no caer en la confusión del momento, vio a su compañera con una sonrisa siniestra dibujada abrir como un cordero a un hombre que intentó atacarla.
En ese momento se dio cuenta que aquella no tan solo hablaba sino que era capaz de desollar a un hombre con tal de quitárselo del camino, sin embargo esto no la amedrentaba, por otro lado había perdido de vista al vampiro, cosa que la tenía sin cuidado, debía cuidarse las espaldas.
Buscó con la mirada a Lord, no podía permitir que lo mataran de lo contrario el trabajo fracasaría. Corrió escabulléndose y esquivando los cuerpos y muebles repartidos por el piso, dirigiéndose hacia Balanta, pero de entre las sombras y confusión surgió un hombre que se abalanzó velozmente sobre la vampira desenfundando una brillante espada, la inmovilizaba con sus piernas y con la mano le apretaba el cuello intentando cortar el paso del aire –Ahora te mueres maldita mujer- exclamó el hombre a punto de posicionar la espada en el cuello de la vampira.
Con toda su fuerza intentó quitárselo de encima, con dificultad deslizó su mano por sus ropas hasta encontrar la daga la cual empuñó con toda su fuerza clavándola en el pecho del hombre, hundiéndola sin piedad hasta llegar al corazón. En movimiento certero la quitó limpiándola con las mismas ropas del desdichado.
Sintió como el asesino que tenía encima iba a perdiendo la fuerza hasta caer hacia el costado del piso, aún aferrado a su espada. Se sacudió para quitarse lo por completo y miró como en su cara se reflejaba el dolor, aun permanecía con los ojos abiertos agónico.
La vampira se acercó a su rostro sonriendo con sorna enseñándole los colmillos –El que ríe ultimo ríe mejor- le susurró poniéndose de pie, para continuar en busca del Lord.
Llegó tarde pues ya habían retirado a Balanta del salón, debía hallarlo donde fuere. Se dirigió hacia el corredor pero no había señales de los guardias –Maldición- masculló.
Bajó rápidamente la escalera que comunica el corredor con la planta baja, buscando en cada una de las habitaciones, hasta que al fin dio con el. Abrió la puerta bruscamente y se encontró de frente con guardias armados impidiéndole el paso. Los miró con odio casi atravesándolos con la mirada, alzó la vista por entre ellos, el loco estaba sentado a la orilla de su cama con la cabeza entre las manos.
Al oír la puerta abrirse se sobresaltó abriendo los ojos como dos platos –¡¡¡¡Asesina…asesina…esa mujer quiere matarme!!!!, ¡¡¡Maldita seas, que esperan mátenla y los otros dos infelices también!!!!-. El adinerado estaba a punto de romper en llanto –¡¡¡Lo he soñado carajo, es esa maldita vampira, quien va a matarme!!!!.
En ese momento se dio cuenta que aquella no tan solo hablaba sino que era capaz de desollar a un hombre con tal de quitárselo del camino, sin embargo esto no la amedrentaba, por otro lado había perdido de vista al vampiro, cosa que la tenía sin cuidado, debía cuidarse las espaldas.
Buscó con la mirada a Lord, no podía permitir que lo mataran de lo contrario el trabajo fracasaría. Corrió escabulléndose y esquivando los cuerpos y muebles repartidos por el piso, dirigiéndose hacia Balanta, pero de entre las sombras y confusión surgió un hombre que se abalanzó velozmente sobre la vampira desenfundando una brillante espada, la inmovilizaba con sus piernas y con la mano le apretaba el cuello intentando cortar el paso del aire –Ahora te mueres maldita mujer- exclamó el hombre a punto de posicionar la espada en el cuello de la vampira.
Con toda su fuerza intentó quitárselo de encima, con dificultad deslizó su mano por sus ropas hasta encontrar la daga la cual empuñó con toda su fuerza clavándola en el pecho del hombre, hundiéndola sin piedad hasta llegar al corazón. En movimiento certero la quitó limpiándola con las mismas ropas del desdichado.
Sintió como el asesino que tenía encima iba a perdiendo la fuerza hasta caer hacia el costado del piso, aún aferrado a su espada. Se sacudió para quitarse lo por completo y miró como en su cara se reflejaba el dolor, aun permanecía con los ojos abiertos agónico.
La vampira se acercó a su rostro sonriendo con sorna enseñándole los colmillos –El que ríe ultimo ríe mejor- le susurró poniéndose de pie, para continuar en busca del Lord.
Llegó tarde pues ya habían retirado a Balanta del salón, debía hallarlo donde fuere. Se dirigió hacia el corredor pero no había señales de los guardias –Maldición- masculló.
Bajó rápidamente la escalera que comunica el corredor con la planta baja, buscando en cada una de las habitaciones, hasta que al fin dio con el. Abrió la puerta bruscamente y se encontró de frente con guardias armados impidiéndole el paso. Los miró con odio casi atravesándolos con la mirada, alzó la vista por entre ellos, el loco estaba sentado a la orilla de su cama con la cabeza entre las manos.
Al oír la puerta abrirse se sobresaltó abriendo los ojos como dos platos –¡¡¡¡Asesina…asesina…esa mujer quiere matarme!!!!, ¡¡¡Maldita seas, que esperan mátenla y los otros dos infelices también!!!!-. El adinerado estaba a punto de romper en llanto –¡¡¡Lo he soñado carajo, es esa maldita vampira, quien va a matarme!!!!.
Amaranth
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