Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
La libertad suele ser a veces un golpe de dura realidad; llevaba ya algunos días divagando entre bosques y tierra, cuando por fin llegue a la orilla de donde cruzaba el rió, no pude evitar correr hasta introducirme a la altura de las rodillas, acuñe mis manos y tome tanta agua como pude entre ellas, lave mi cara y de la misma manera logre saciar mi sed.
Los leves destellos de luz que lograban pasar entre los gigantescos arboles, me indicaban que aun era de día, me quede un momento hay de pie sintiendo como el agua que había resbalado de mi rostro recorría mi cuello; el silencio era casi sepulcral pero rápidamente fue roto por las pisadas de algunos animales que quizás habían corrido al escuchar mis apresurados pasos, el trinar de algunas avecillas, algunos peces cruzaron entre mis piernas y el cosquilleo solo me hizo mirar abajo, metí de nuevo mis manos en el agua, húmedas de aquel vital liquido las pase por mis brazos y lentamente volví a la orilla tratando de no hacer tantas olas al abandonar mi postura anterior.
Las botas se habían mojado en su totalidad y mis ropas también goteaban, había olvidado por completo que no contaba con más cambios más que ese; no le di demasiada importancia me descalce y comencé a recorrer la orilla.
Mantenía mi arco en la mano derecha mientras que cargaba las botas en la izquierda, no tenía mucha prisa por cazar por lo cual solo me mantenía alerta al camino que se plantaba frente a mi tan despejado y únicamente acompañado del ruido lejano de una cascada…
Había avanzado algunos metros cuando encontré algunas piedras en forma de circulo, mire a mi alrededor esperando no haber pasado por alto el rastro de alguno otro ser que anduviera de casería por aquellos lugares; al acercarme más note que al parecer tenia días abandonado. Deje mis botas aun húmedas, cargue una flecha en el arco y me dispuse a adentrarme en los bosques para buscar comida…
Los leves destellos de luz que lograban pasar entre los gigantescos arboles, me indicaban que aun era de día, me quede un momento hay de pie sintiendo como el agua que había resbalado de mi rostro recorría mi cuello; el silencio era casi sepulcral pero rápidamente fue roto por las pisadas de algunos animales que quizás habían corrido al escuchar mis apresurados pasos, el trinar de algunas avecillas, algunos peces cruzaron entre mis piernas y el cosquilleo solo me hizo mirar abajo, metí de nuevo mis manos en el agua, húmedas de aquel vital liquido las pase por mis brazos y lentamente volví a la orilla tratando de no hacer tantas olas al abandonar mi postura anterior.
Las botas se habían mojado en su totalidad y mis ropas también goteaban, había olvidado por completo que no contaba con más cambios más que ese; no le di demasiada importancia me descalce y comencé a recorrer la orilla.
Mantenía mi arco en la mano derecha mientras que cargaba las botas en la izquierda, no tenía mucha prisa por cazar por lo cual solo me mantenía alerta al camino que se plantaba frente a mi tan despejado y únicamente acompañado del ruido lejano de una cascada…
Había avanzado algunos metros cuando encontré algunas piedras en forma de circulo, mire a mi alrededor esperando no haber pasado por alto el rastro de alguno otro ser que anduviera de casería por aquellos lugares; al acercarme más note que al parecer tenia días abandonado. Deje mis botas aun húmedas, cargue una flecha en el arco y me dispuse a adentrarme en los bosques para buscar comida…
Keisha
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 13
Nivel de PJ : : 0
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Lado competitivo on: presentandome antes que la bruja
Porque no encontraba mi inspiración, me vi obligada a usar la tercera persona, espero que el cambio de tercera a primera no les moleste. Creo que solo sera este turno ^^
Porque no encontraba mi inspiración, me vi obligada a usar la tercera persona, espero que el cambio de tercera a primera no les moleste. Creo que solo sera este turno ^^
El elfo llevaba ya un tiempo sintiéndose melancólico, tal vez por su pronta separación con la bruja, porque estaba tan sólo a unas leguas de lo que había sido su hogar o quizás, muy allá en el fondo, extrañaba a sus viejos amigos Salerne y Landor. La elección del nomadismo había cobrado un alto precio en aquél elfo cálido que disfrutaba de la vida familiar y hermanas que entendieran su ánimo sin necesidad de preguntar. También estaba ese pequeño detalle de su incapacidad para expresar correctamente sus sentimientos a través del lenguaje corporal y con cada segundo que pasaba, toda esa tristeza que se le acumulaba en el corazón se reflejaba en una expresión cuanto menos tétrica y desoladora. A primera vista pareciera que un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] hubiese poseído el cuerpo de Will.
-Las lanzas de plata que todo lo tiñen de carmesí anuncian el paso del asesino silencioso- el tono apático de sus palabras y la serenidad de su expresión no mostraban ninguna emoción, la resignación era una virtud que había aprendido durante su niñez, y en momentos como ese, le permitían tomar mejores decisiones. -Tal vez sea hora de volver a casa- comentó a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] sin mucho humor. Tiró de las riendas de su montura y lo detuvo abruptamente. - ¿A cuál?-. El ceño fruncido y la línea blanca entre sus labios eran una clara expresión de indecisión. -¿Vestirme de mujer o hacer de crío?- Su lógica parecía haberse reducido a los dos peores escenarios que le esperaban. Cerró los ojos y respiró profundamente en lo que le había parecido una eternidad. Sus pulmones se llenaron de aire puro y nuevos pensamientos. Las esquinas de sus labios se encorvaron hacia arriba, estaba allí, entre las líneas de su frente, la resolución se estaba cristalizando.
Abrió los ojos y palmeó el pescuezo del animal que salió de su letargo retomando el camino. A través de la distancia, la silueta del elfo cubrió su figura con la capa ocre que había llevado terciada la mitad de su travesía y desapareció entre el espeso follaje. Su voz monótona y sin gracia se difuminaba, perdiéndose en la oscuridad del bosque que rodeaba la parte este del lago-Nos va a matar. Este frío nos va a matar-.
Eide había estado especialmente terco durante las últimas horas. Quizás por eso no había pensado en una ruta para volver a Verisar, o en una excusa para justificar mi larga ausencia a ese par de viejos amigos que probablemente estarían preocupados por mi bienestar luego de varios meses en un viaje que no debería tomar más de un par de semanas. Suspiré. Podía escuchar no muy lejos el sonido del agua corriente. -Iremos a refrescarnos un poco y seguiremos río abajo hasta cruzar a Midgar, siempre he querido ir ahí-- Le comenté al alce, era eso o hablar con un muñeco de arcilla. Definitivamente necesitaba regresar a un lugar donde pudiera mantener una buena conversación con alguien. De repente Eide se detuvo alerta, sus orejas apuntando hacia adelante, respirando profundamente por su nariz. Podía sentir como el aire inundaba su cuerpo tenso, el presentía una amenaza.
Tomé arco y flecha, apeándome de un salto. Nos encontrábamos en un claro con hierba alta, por lo que cuando vi movimiento en ella no dudé en apuntar. Se acercaba rápidamente, podría ser una gran serpiente, un monstruo que se arrastrara, perros salvajes o algo peor. Venía directamente hacia nosotros. Una gota de sudor frío bajó por mi sien mientras la tensión del arco parecía que le cortara la circulación a mis extremidades superiores. “¡Ahora!” pensé, pero la flecha no salió de su sitio. Era un cerdo salvaje. - Menudo valiente eres alce del mal- dije entre enojado y más tranquilo, volviéndome hacia él, pero pronto percibí otra presencia. Una presencia inteligente.
-Las lanzas de plata que todo lo tiñen de carmesí anuncian el paso del asesino silencioso- el tono apático de sus palabras y la serenidad de su expresión no mostraban ninguna emoción, la resignación era una virtud que había aprendido durante su niñez, y en momentos como ese, le permitían tomar mejores decisiones. -Tal vez sea hora de volver a casa- comentó a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] sin mucho humor. Tiró de las riendas de su montura y lo detuvo abruptamente. - ¿A cuál?-. El ceño fruncido y la línea blanca entre sus labios eran una clara expresión de indecisión. -¿Vestirme de mujer o hacer de crío?- Su lógica parecía haberse reducido a los dos peores escenarios que le esperaban. Cerró los ojos y respiró profundamente en lo que le había parecido una eternidad. Sus pulmones se llenaron de aire puro y nuevos pensamientos. Las esquinas de sus labios se encorvaron hacia arriba, estaba allí, entre las líneas de su frente, la resolución se estaba cristalizando.
Abrió los ojos y palmeó el pescuezo del animal que salió de su letargo retomando el camino. A través de la distancia, la silueta del elfo cubrió su figura con la capa ocre que había llevado terciada la mitad de su travesía y desapareció entre el espeso follaje. Su voz monótona y sin gracia se difuminaba, perdiéndose en la oscuridad del bosque que rodeaba la parte este del lago-Nos va a matar. Este frío nos va a matar-.
* * *
Eide había estado especialmente terco durante las últimas horas. Quizás por eso no había pensado en una ruta para volver a Verisar, o en una excusa para justificar mi larga ausencia a ese par de viejos amigos que probablemente estarían preocupados por mi bienestar luego de varios meses en un viaje que no debería tomar más de un par de semanas. Suspiré. Podía escuchar no muy lejos el sonido del agua corriente. -Iremos a refrescarnos un poco y seguiremos río abajo hasta cruzar a Midgar, siempre he querido ir ahí-- Le comenté al alce, era eso o hablar con un muñeco de arcilla. Definitivamente necesitaba regresar a un lugar donde pudiera mantener una buena conversación con alguien. De repente Eide se detuvo alerta, sus orejas apuntando hacia adelante, respirando profundamente por su nariz. Podía sentir como el aire inundaba su cuerpo tenso, el presentía una amenaza.
Tomé arco y flecha, apeándome de un salto. Nos encontrábamos en un claro con hierba alta, por lo que cuando vi movimiento en ella no dudé en apuntar. Se acercaba rápidamente, podría ser una gran serpiente, un monstruo que se arrastrara, perros salvajes o algo peor. Venía directamente hacia nosotros. Una gota de sudor frío bajó por mi sien mientras la tensión del arco parecía que le cortara la circulación a mis extremidades superiores. “¡Ahora!” pensé, pero la flecha no salió de su sitio. Era un cerdo salvaje. - Menudo valiente eres alce del mal- dije entre enojado y más tranquilo, volviéndome hacia él, pero pronto percibí otra presencia. Una presencia inteligente.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
En un intento por retomar sus estudios alquímicos, que con tanto jaleo habían quedado en un segundo plano, la de ojos verdes decidió hacer un pequeño viaje a los bosques del este, con objetivo de hallar un par de lamias y aprovechar las pieles de sus colas de serpiente, de las cuales se podían extraer varios compuestos, entre ellos un valioso potenciador que con suerte le serviría para aumentar los poderes curativos de sus fórmulas. - Quizá debería ir sola, esas criaturas se valen de sus encantos para dar caza a los hombres. - comentó a su compañero, mientras éste terminaba de recoger el campamento que habían utilizado para pasar la noche.
El dragón se volvió hacia ella y enarcó una ceja, incrédulo. - ¿Crees que me dejaría manipular por esas bestias? - preguntó, antes de quedar expectante ante la posible respuesta de la bruja. - Ya sé, ya sé, seguramente llevas cazando desde que yo era una cría y no debería ponerte en duda… pero las he visto en acción antes, son peligrosas… sobre todo para vosotros. - respondió la joven, tocando el tema de la diferencia de edad entre ambos, ya que sabía que tanto los dragones como los elfos envejecían a un ritmo más lento que el resto de razas. Los brujos por su parte podían mantenerse jóvenes gracias a algunas pociones como la que se mostraba en el libro que había tomado de la casa de Karen, pero no era lo mismo.
- Habrase visto… pensar que me dejaría engañar por una cara bonita… - masculló Alister algo molesto, no solo porque la hechicera cuestionase sus habilidades sino por haber sacado aquel tema, él nunca le había dicho cuántos años tenía y ahora ni se lo plantearía, prefería no quedar como un anciano a sus ojos revelándole que la duplicaba en edad. - Está bien, no volveré a decir nada al respecto. - intervino Elen, para zanjar el tema y volver al trabajo lo antes posible, esperando que con ello al alado se le pasase el enfado. Una vez recogido el campamento apagaron la hoguera con algo de agua que habían traído del lago la tarde anterior y se pusieron en marcha, avanzando hacia lo profundo del bosque.
Los altos árboles apenas dejaban pasar algo de luz, pero en ciertas zonas el paisaje cambiaba volviéndose más abierto, allí abundaban los claros con hierbas y flores, lugares que también interesaban a la tensai de viento por su riqueza en cuanto a ingredientes. De vez en cuando encontraba en su camino algún que otro árbol frutal, sobre todo ojos del bosque, fácilmente reconocibles por la forma de sus frutos, completamente blancos a excepción de una pequeña protuberancia negra que se asemejaba a una pupila. En estos se detenía para recolectar algunos, pues siempre venía bien tener algo de fruta a mano, más aún cuando no se sabía cuánto tardarían en pasar por otra aldea.
También dio con algunas Sproras, varias plantas de Osculum, más conocida como flor del beso y una considerable cantidad de Ayite, hongo que resultaba muy útil para expulsar venenos del cuerpo, efecto que lo hacía bastante práctico. La madre naturaleza le estaba ofreciendo un gran surtido de componentes, pero por desgracia no habían encontrado ningún rastro de lamia hasta el momento, quizá su búsqueda se alargase unos días más. Sin otra opción, bruja y dragón continuaron a través del bosque, avanzando con cuidado para que las pisadas de los caballos no espantasen a las criaturas de la zona, aunque a veces resultaba inevitable.
Un cerdo salvaje salió corriendo al cruzarse con el par de viajeros, huyendo directamente hacia uno de los claros cercanos y consiguiendo que la de cabellos cenicientos se detuviese, no estaban solos. Gracias a los entrenamientos con su madre, Elen era ahora capaz de detectar ciertas presencias, aquellas que estaban de algún modo vinculadas al maná que se relacionaba con la magia, y sin lugar a dudas, la tensai estaba percibiendo a un individuo en los alrededores, aunque no podía saber a qué raza pertenecía. Brujos, elfos, dragones y vampiros, todos ellos manejaban de alguna manera la magia, la cuestión era ¿con quién estaban a punto de toparse?
Lo que no podía percibir la joven, más allá de su oído, era que aquel individuo no era el único que pasaba por la zona, otra persona más deambulaba por el bosque.
El dragón se volvió hacia ella y enarcó una ceja, incrédulo. - ¿Crees que me dejaría manipular por esas bestias? - preguntó, antes de quedar expectante ante la posible respuesta de la bruja. - Ya sé, ya sé, seguramente llevas cazando desde que yo era una cría y no debería ponerte en duda… pero las he visto en acción antes, son peligrosas… sobre todo para vosotros. - respondió la joven, tocando el tema de la diferencia de edad entre ambos, ya que sabía que tanto los dragones como los elfos envejecían a un ritmo más lento que el resto de razas. Los brujos por su parte podían mantenerse jóvenes gracias a algunas pociones como la que se mostraba en el libro que había tomado de la casa de Karen, pero no era lo mismo.
- Habrase visto… pensar que me dejaría engañar por una cara bonita… - masculló Alister algo molesto, no solo porque la hechicera cuestionase sus habilidades sino por haber sacado aquel tema, él nunca le había dicho cuántos años tenía y ahora ni se lo plantearía, prefería no quedar como un anciano a sus ojos revelándole que la duplicaba en edad. - Está bien, no volveré a decir nada al respecto. - intervino Elen, para zanjar el tema y volver al trabajo lo antes posible, esperando que con ello al alado se le pasase el enfado. Una vez recogido el campamento apagaron la hoguera con algo de agua que habían traído del lago la tarde anterior y se pusieron en marcha, avanzando hacia lo profundo del bosque.
Los altos árboles apenas dejaban pasar algo de luz, pero en ciertas zonas el paisaje cambiaba volviéndose más abierto, allí abundaban los claros con hierbas y flores, lugares que también interesaban a la tensai de viento por su riqueza en cuanto a ingredientes. De vez en cuando encontraba en su camino algún que otro árbol frutal, sobre todo ojos del bosque, fácilmente reconocibles por la forma de sus frutos, completamente blancos a excepción de una pequeña protuberancia negra que se asemejaba a una pupila. En estos se detenía para recolectar algunos, pues siempre venía bien tener algo de fruta a mano, más aún cuando no se sabía cuánto tardarían en pasar por otra aldea.
También dio con algunas Sproras, varias plantas de Osculum, más conocida como flor del beso y una considerable cantidad de Ayite, hongo que resultaba muy útil para expulsar venenos del cuerpo, efecto que lo hacía bastante práctico. La madre naturaleza le estaba ofreciendo un gran surtido de componentes, pero por desgracia no habían encontrado ningún rastro de lamia hasta el momento, quizá su búsqueda se alargase unos días más. Sin otra opción, bruja y dragón continuaron a través del bosque, avanzando con cuidado para que las pisadas de los caballos no espantasen a las criaturas de la zona, aunque a veces resultaba inevitable.
Un cerdo salvaje salió corriendo al cruzarse con el par de viajeros, huyendo directamente hacia uno de los claros cercanos y consiguiendo que la de cabellos cenicientos se detuviese, no estaban solos. Gracias a los entrenamientos con su madre, Elen era ahora capaz de detectar ciertas presencias, aquellas que estaban de algún modo vinculadas al maná que se relacionaba con la magia, y sin lugar a dudas, la tensai estaba percibiendo a un individuo en los alrededores, aunque no podía saber a qué raza pertenecía. Brujos, elfos, dragones y vampiros, todos ellos manejaban de alguna manera la magia, la cuestión era ¿con quién estaban a punto de toparse?
Lo que no podía percibir la joven, más allá de su oído, era que aquel individuo no era el único que pasaba por la zona, otra persona más deambulaba por el bosque.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Demasiado altos me decía a mi misma; en varias ocasiones me detuve entre los arboles con troncos tan frondosos pensando la manera de subir a uno de ellos y buscar algún nido, la caminata comenzaba a repercutir en mi estomago que reclamaba algo de comida lo que fuese pero la rama más alta estaba a mas de tres metros y sabía de antemano que no la alcanzaría sin un buen y largo impulso. Continúe mi paseo esta vez con mayor lentitud tenía que guardar mis fuerzas lo mas que pudiera, cuando la suerte me sonrió; la rama no era más baja que las otras pero el nido parecía estar lleno, dos avecillas algo pequeñas acaban de posarse en el mismo dejando algunas plumas y flores que al parecer acaban de recoger de algún lado de aquellos prados donde el sol entraba con mayor claridad.
Deje las flechas en el suelo y comencé a buscar algunos guijarros o una roca lo bastante liza y de buena forma para lograr mi cometido, una vez tuve reunidas algunas provee mi puntería, como si de una flecha se tratase apunte con mi arco y la pequeña roca, falle las primeras dos veces pero la tercera después de rebotar en la rama tiro el nido.
Tres huevos calentitos yacían en medio de ramas y plumas, ansiosa los revisaba a contra luz... -La primera comida del día apenas había roto uno de ellos para poder saborear su contenido, cuando un ruido proveniente de mi flanco izquierdo me distrajo; un cuadrúpedo corría a toda velocidad en mi dirección, alcance a penas a esquivarlo y al darme cuenta que sería mejor presa que el tentempié, trate de darle casa.
En el claro pude verlo como dejaba un rastro entre la maleza, el surco que dejaba su cuerpo rechoncho al atravesar el pastizal era claro que ya no solo corría si no parecía huir cambiando su dirección en dos ocasiones, mi flecha solo atravesó el prado para terminar clavada en el tronco de un árbol por donde el animal había terminado de desaparecer.
En eso momento pensaba dar un vacilante paso al frente cuando la leve briza trajo aromas nuevos revueltos entre las yerbas, volví a mi posición anterior y cargue otra flecha esperando sigilosa tratar de captar cualquier señal de vida.
Aspire profundamente tratando de traer conmigo toda clase de aromas pero mi olfato era reducido y transformarme no era la mejor de las ideas en ese momento.
Deje las flechas en el suelo y comencé a buscar algunos guijarros o una roca lo bastante liza y de buena forma para lograr mi cometido, una vez tuve reunidas algunas provee mi puntería, como si de una flecha se tratase apunte con mi arco y la pequeña roca, falle las primeras dos veces pero la tercera después de rebotar en la rama tiro el nido.
Tres huevos calentitos yacían en medio de ramas y plumas, ansiosa los revisaba a contra luz... -La primera comida del día apenas había roto uno de ellos para poder saborear su contenido, cuando un ruido proveniente de mi flanco izquierdo me distrajo; un cuadrúpedo corría a toda velocidad en mi dirección, alcance a penas a esquivarlo y al darme cuenta que sería mejor presa que el tentempié, trate de darle casa.
En el claro pude verlo como dejaba un rastro entre la maleza, el surco que dejaba su cuerpo rechoncho al atravesar el pastizal era claro que ya no solo corría si no parecía huir cambiando su dirección en dos ocasiones, mi flecha solo atravesó el prado para terminar clavada en el tronco de un árbol por donde el animal había terminado de desaparecer.
En eso momento pensaba dar un vacilante paso al frente cuando la leve briza trajo aromas nuevos revueltos entre las yerbas, volví a mi posición anterior y cargue otra flecha esperando sigilosa tratar de captar cualquier señal de vida.
Aspire profundamente tratando de traer conmigo toda clase de aromas pero mi olfato era reducido y transformarme no era la mejor de las ideas en ese momento.
Keisha
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 13
Nivel de PJ : : 0
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Una cosa eran presencias y otra diferente que se hicieran presentes a través de una flecha, un proyectil real que zumbaba mientras cortaba el aire velozmente a escasos metros de mí, encontrando el final de su recorrido en un tronco muerto. El cerdo había entrado al claro por el sudeste y el ataque había provenido más o menos de la misma dirección. Helada la sangre en mis venas por lo que me parecieron unos segundos interminables, volví a tensar el arco. Quien quiera que fuera, era un peligro inminente. Probablemente iba tras el animal que ya le sacaba una buena ventaja. ¿Pero si el tiro hubiese sido para mí? En ese caso mi posición ya había sido descubierta, por lo que tomé la decisión más obviamente estúpida en esa situación, usar mi cuerpo de carnada para descubrir la ubicación del atacante.
De un salto estuve sobre el lomo de Eide, me puse en pie sobre él, imposiblemente alto. Sumadas la altura del alce y la mía, estimaba que mis ojos debían de estar alrededor de tres metros sobre el suelo. Con la saeta lista para volar, recorrí rápidamente el claro, encontrando a varios metros de mí, a la artífice, la culpable… -¡Tú mujer bárbara! Baja ese arco antes de que le saques un ojo a alguien-ordené con la voz tan fría y seca como el acero templado. -No busco problemas, así que no intentes nada raro. Sólo protejo mi persona de lo que parecen hábitos de caza poco seguros- argumenté en mi defensa. Podía sentir que esa mujer de níveos cabellos tenía una presencia muy fuerte. Sus ojos, del color cielo aunque inocentes brillaban con intensidad.
La oreja izquierda del alce se movió reiteradas veces como si tuviese un tic. Finalmente movió su cabeza ligeramente hacia ese lado, pareciendo no confiarse de la mujer porque no le sacaba un ojo de encima. “¿Por qué tanto desagrado hacia una desconocida Eide?” me preguntaba, sin hacer movimientos bruscos, expectante de cómo pudiera reaccionar la dama. Pasé la vista rápidamente hacia el otro objeto de la atención del alce y vi dos figuras humanas más. -Tienes compañía- casi le escupí esas palabras, lanzándome rápidamente al suelo para buscar una mejor posición en caso de que me rodeasen. -Solo estoy de paso y no quiero problemas- grité para que todos escucharan, repitiendo mi deseo por no tener que recurrir a la violencia.
-Definitivamente tendría que haber ido por Sandorai, ahí hubiese estado seguro. Esto es una maldición, mal karma, un castigo de los dioses o el producto de mis hermanas haciéndome algo a la distancia. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?- renegué por lo bajo en lo que me acomodaba tras de un tronco cercano, el mismo que tenía incrustado la flecha. -Una broma de mal gusto. Solo faltan que me entierren en tierra de hombres lobos, si tengo suerte. Tal vez ni siquiera se ocupen de mis restos y te coman, alce del mal- mis cavilaciones cada vez eran más oscuras, pero no podía cerrar mi boca. No quería silencio en un momento tan importante como ese.
De un salto estuve sobre el lomo de Eide, me puse en pie sobre él, imposiblemente alto. Sumadas la altura del alce y la mía, estimaba que mis ojos debían de estar alrededor de tres metros sobre el suelo. Con la saeta lista para volar, recorrí rápidamente el claro, encontrando a varios metros de mí, a la artífice, la culpable… -¡Tú mujer bárbara! Baja ese arco antes de que le saques un ojo a alguien-ordené con la voz tan fría y seca como el acero templado. -No busco problemas, así que no intentes nada raro. Sólo protejo mi persona de lo que parecen hábitos de caza poco seguros- argumenté en mi defensa. Podía sentir que esa mujer de níveos cabellos tenía una presencia muy fuerte. Sus ojos, del color cielo aunque inocentes brillaban con intensidad.
La oreja izquierda del alce se movió reiteradas veces como si tuviese un tic. Finalmente movió su cabeza ligeramente hacia ese lado, pareciendo no confiarse de la mujer porque no le sacaba un ojo de encima. “¿Por qué tanto desagrado hacia una desconocida Eide?” me preguntaba, sin hacer movimientos bruscos, expectante de cómo pudiera reaccionar la dama. Pasé la vista rápidamente hacia el otro objeto de la atención del alce y vi dos figuras humanas más. -Tienes compañía- casi le escupí esas palabras, lanzándome rápidamente al suelo para buscar una mejor posición en caso de que me rodeasen. -Solo estoy de paso y no quiero problemas- grité para que todos escucharan, repitiendo mi deseo por no tener que recurrir a la violencia.
-Definitivamente tendría que haber ido por Sandorai, ahí hubiese estado seguro. Esto es una maldición, mal karma, un castigo de los dioses o el producto de mis hermanas haciéndome algo a la distancia. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?- renegué por lo bajo en lo que me acomodaba tras de un tronco cercano, el mismo que tenía incrustado la flecha. -Una broma de mal gusto. Solo faltan que me entierren en tierra de hombres lobos, si tengo suerte. Tal vez ni siquiera se ocupen de mis restos y te coman, alce del mal- mis cavilaciones cada vez eran más oscuras, pero no podía cerrar mi boca. No quería silencio en un momento tan importante como ese.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
El característico sonido de un arco al disparar puso en alerta a la bruja, que de inmediato trató de determinar el origen del mismo para prepararse de cara a un ataque por sorpresa o peor, una emboscada. Aquel proyectil no pertenecía al individuo que la joven había percibido hacía un momento, no, venía de otro lado, pero había ido a parar muy cerca del extraño, hecho que lo alteró bastante. Fue entonces cuando el par de viajeros consiguió divisar al elfo, subido sobre un alce y preparado para defenderse también con un arco, aprovechando la altura que su curiosa montura le proporcionaba para hacer un barrido visual de la zona y situar a la persona que había disparado en primer lugar.
Una mujer era la causante de todo el jaleo, y nada más verla el joven le ordenó que bajase el arma, añadiendo al momento que no buscaba problemas y solo se estaba protegiendo a sí mismo al sostener su arco en ristre. ¿Haría caso la recién llegada o desconfiaría de él? Teniendo en cuenta que la estaba apuntando la cosa podría ponerse fea, pero por suerte el elfo pronto se dio cuenta de que había más gente en los alrededores del claro, y sin perder tiempo abandonó su posición para cubrirse tras un árbol cercano, recalcando que no quería tener problemas con nadie. El extraño daba por hecho que todos los demás viajaban juntos, y que por tanto estaba en desventaja numérica, pero la de cabellos cenicientos pronto lo sacaría de su error, esperando de paso que las cosas se calmasen y la otra mujer también dejase de lado su arma.
- Tranquilo, nosotros también estamos de paso por estas tierras. - explicó la centinela alzando un poco la voz, al tiempo que espoleaba su caballo para que entrase en el claro como muestra de confianza. Ni ella ni el dragón blandían sus armas, aunque en el caso de la hechicera no le hacía falta ya que ella misma era una, pero mientras Alister se mantuviese en su forma humana y no desenvainasen ante los extraños, éstos no deberían considerarlos una amenaza. Sin embargo, la tensión seguía apoderándose del cuerpo de la benjamina de los Calhoun, puede que el elfo no quisiese problemas pero aún faltaba conocer las intenciones de la otra mujer, cuya figura podían atisbar entre los árboles.
Un extraño murmullo provenía de detrás del árbol con que se había cubierto el joven, pero ni Elen ni su compañero alcanzaron a entender nada de lo que decía ya que hablaba muy bajo. Solo quedaba esperar a que el muchacho, por referirse a él de algún modo, ya que probablemente era más viejo que la hechicera, se relajase y decidiese salir de detrás del tronco, así que en vez de centrar su atención en él, la de ojos verdes buscó con la mirada a la otra extraña, una chica de cabellos parecidos a los suyos que iba ataviada con ropajes de tonalidades marrones. La tensai no percibió en ella ningún flujo de maná así que descartó de inmediato algunas razas, junto con las que eran evidentes a simple vista, lo que solo dejaba dos opciones, humana o licántropa.
- ¿Eres de por aquí? - preguntó tratando de sonar amable y que sus palabras fuese una invitación a que depusiese las armas y se acercase al claro. También había un interés oculto en su pregunta, pues de responder afirmativamente lo más probable era que estuviese tratando con una mujer loba de la zona, y si conocía el lugar sería la más indicada para darle pistas acerca de los posibles territorios de caza de las lamias. De todos modos lo primero era conseguir la confianza tanto de la desconocida como del elfo, después llegaría lo demás.
Alister hizo lo propio para colocar su montura junto a la de su compañera, luego ambos aguardaron en silencio a que alguno de los presentes se pronunciase, aunque la de ojos verdes no perdía de vista el arco de la muchacha, lista para hacer uso de sus poderes de viento si se veía en la necesidad de desviar alguna flecha.
Una mujer era la causante de todo el jaleo, y nada más verla el joven le ordenó que bajase el arma, añadiendo al momento que no buscaba problemas y solo se estaba protegiendo a sí mismo al sostener su arco en ristre. ¿Haría caso la recién llegada o desconfiaría de él? Teniendo en cuenta que la estaba apuntando la cosa podría ponerse fea, pero por suerte el elfo pronto se dio cuenta de que había más gente en los alrededores del claro, y sin perder tiempo abandonó su posición para cubrirse tras un árbol cercano, recalcando que no quería tener problemas con nadie. El extraño daba por hecho que todos los demás viajaban juntos, y que por tanto estaba en desventaja numérica, pero la de cabellos cenicientos pronto lo sacaría de su error, esperando de paso que las cosas se calmasen y la otra mujer también dejase de lado su arma.
- Tranquilo, nosotros también estamos de paso por estas tierras. - explicó la centinela alzando un poco la voz, al tiempo que espoleaba su caballo para que entrase en el claro como muestra de confianza. Ni ella ni el dragón blandían sus armas, aunque en el caso de la hechicera no le hacía falta ya que ella misma era una, pero mientras Alister se mantuviese en su forma humana y no desenvainasen ante los extraños, éstos no deberían considerarlos una amenaza. Sin embargo, la tensión seguía apoderándose del cuerpo de la benjamina de los Calhoun, puede que el elfo no quisiese problemas pero aún faltaba conocer las intenciones de la otra mujer, cuya figura podían atisbar entre los árboles.
Un extraño murmullo provenía de detrás del árbol con que se había cubierto el joven, pero ni Elen ni su compañero alcanzaron a entender nada de lo que decía ya que hablaba muy bajo. Solo quedaba esperar a que el muchacho, por referirse a él de algún modo, ya que probablemente era más viejo que la hechicera, se relajase y decidiese salir de detrás del tronco, así que en vez de centrar su atención en él, la de ojos verdes buscó con la mirada a la otra extraña, una chica de cabellos parecidos a los suyos que iba ataviada con ropajes de tonalidades marrones. La tensai no percibió en ella ningún flujo de maná así que descartó de inmediato algunas razas, junto con las que eran evidentes a simple vista, lo que solo dejaba dos opciones, humana o licántropa.
- ¿Eres de por aquí? - preguntó tratando de sonar amable y que sus palabras fuese una invitación a que depusiese las armas y se acercase al claro. También había un interés oculto en su pregunta, pues de responder afirmativamente lo más probable era que estuviese tratando con una mujer loba de la zona, y si conocía el lugar sería la más indicada para darle pistas acerca de los posibles territorios de caza de las lamias. De todos modos lo primero era conseguir la confianza tanto de la desconocida como del elfo, después llegaría lo demás.
Alister hizo lo propio para colocar su montura junto a la de su compañera, luego ambos aguardaron en silencio a que alguno de los presentes se pronunciase, aunque la de ojos verdes no perdía de vista el arco de la muchacha, lista para hacer uso de sus poderes de viento si se veía en la necesidad de desviar alguna flecha.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Barbara… apenas dije aquellas palabras en un sutil susurro, mi oído había captado bien su voz y podía oler a los tres animales que estaban a mi alrededor, lentamente destense el arco y quite la flecha; pero nunca la guarde la mantuve en mi mano apenas moviéndome levemente para poder observar mejor entonces de nuevo aquel hombre con su cuadrúpedo amigo hablaron y me percate de los aromas que provenían de una dirección diferente.
Di un paso y escuche como los cascos de los caballos retumbaban en el suelo donde mis pies descalzos me dejaban sentir el húmedo suelo, la leve voz del que ahora se mantenía oculto me distrajo por un momento hasta que la mujer salió al claro dejando a su acompañante atrás.
Humanos y caballos, esa no era una buena comida, baje mi arma por completo y guarde mi flecha saliendo de entre los yerbajos para darme a notar de manera completa.
Pasa mucha gente por estos lares, a orillas del cauce del rió esta una fogata. Mire a la mujer analizando sus vestimentas no parecía ser del tipo que vive al aire libre y su acompañante tampoco al menos lo poco que lograba ver.
Solo soy una nómada buscando alimento, el animal que ha corrido en tu dirección... para él era la flecha.
Di un paso o dos observando a la mujer y después recordé que quizás seguía representando una amenaza.
Si no te incomoda, quiero recuperar mi herramienta de caza. Camine directo al árbol donde con sumo cuidado saque aquella flecha, confiaba bastante en mis instintos por lo cual al tenerla en mis manos analice la punta y estructura de la misma si perdía mas flechas tendría que buscar la manera de compra mas y eso era algo que evitaba, al cerciorarme de que aun lograría usarla al menos en la próxima cacería la guarde junto a las otras dos, pase el arco sobre mi cabeza y lo acomode a mis espaldas para que su cuerda quedara al frente de mi pecho en diagonal.
No busco hacerme de enemigos y estos caminos al parecer nos han reunido.
Sabía que los animales tenían un sentido más agudo que los propios humanos por lo cual retrocedí lentamente hasta tener por seguro que a mis espaldas solo había arboles; gire mi atención al joven que aun permanecía detrás del árbol esperando como minimo que tanto mis palabras como las de la otra mujer calmaran su ansiedad de que esto fuese una trampa.
Di un paso y escuche como los cascos de los caballos retumbaban en el suelo donde mis pies descalzos me dejaban sentir el húmedo suelo, la leve voz del que ahora se mantenía oculto me distrajo por un momento hasta que la mujer salió al claro dejando a su acompañante atrás.
Humanos y caballos, esa no era una buena comida, baje mi arma por completo y guarde mi flecha saliendo de entre los yerbajos para darme a notar de manera completa.
Pasa mucha gente por estos lares, a orillas del cauce del rió esta una fogata. Mire a la mujer analizando sus vestimentas no parecía ser del tipo que vive al aire libre y su acompañante tampoco al menos lo poco que lograba ver.
Solo soy una nómada buscando alimento, el animal que ha corrido en tu dirección... para él era la flecha.
Di un paso o dos observando a la mujer y después recordé que quizás seguía representando una amenaza.
Si no te incomoda, quiero recuperar mi herramienta de caza. Camine directo al árbol donde con sumo cuidado saque aquella flecha, confiaba bastante en mis instintos por lo cual al tenerla en mis manos analice la punta y estructura de la misma si perdía mas flechas tendría que buscar la manera de compra mas y eso era algo que evitaba, al cerciorarme de que aun lograría usarla al menos en la próxima cacería la guarde junto a las otras dos, pase el arco sobre mi cabeza y lo acomode a mis espaldas para que su cuerda quedara al frente de mi pecho en diagonal.
No busco hacerme de enemigos y estos caminos al parecer nos han reunido.
Sabía que los animales tenían un sentido más agudo que los propios humanos por lo cual retrocedí lentamente hasta tener por seguro que a mis espaldas solo había arboles; gire mi atención al joven que aun permanecía detrás del árbol esperando como minimo que tanto mis palabras como las de la otra mujer calmaran su ansiedad de que esto fuese una trampa.
Keisha
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 13
Nivel de PJ : : 0
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Ah… la serenidad… ese momento en el que sientes que todo va a ir bien solo porque encontraste a la persona correcta que pronuncia claramente las palabras que quieres escuchar. Francamente me sorprendió un poco encontrarme con dos féminas con prácticamente el mismo color de pelo. Aquello no era una mera coincidencia, de eso estaba cada vez más convencido. Hermosos caballos y bien tratados, no podría negarme a la voluntad de la gran Imbar. Destensé mi arma y me asomé lentamente de mi improvisada trinchera. La recién llegada iba acompañada de un hombre, algo que tenía una presencia turbia, el tipo no terminaba de agradarme. Era bueno que solo estuviesen de paso. También era bueno que hicieran hablar a la mujer bárbara. Podía sentir como galopaba mi corazón en los lindes de mi pecho. Lo juraba por Isil, esa mujer mataría a alguien, ya podía leerlo en los tablones de noticias “mujer bárbara le rompe el corazón a caballero solitario y huye en el acto”.
Asomé mi cabeza y asentí una vez, dándome por enterado de la explicación breve sobre el malentendido. Aún tenía cierta duda, pero aquello era totalmente razonable. Pero definitivamente ella necesitaba una buena lección sobre hábitos de caza seguros. Eso por sentado. Y allí estaba ella, la chica sin temor ¡acercándose a la madriguera del elfo como si fuese a buscar el pan a la casa de la vecina! No sabía si estar contento de no parecer una amenaza o sentirme ultrajado en mi orgullo como guerrero, uno de los hijos de Anar siendo tranquilamente ignorado cuando podría haber estirado mi brazo y haberle hecho volar por los aires su tan delicada extremidad. Me había enojado, me había desenojado, me había puesto feliz pero luego rencoroso. Ya no sabía cómo sentirme con aquella mujer bárbara. Acomodé mi arco a la espalda y busqué entre mis cosas el ungüento para tapar la nariz que había vuelto a sangrar por no tener otra cosa mejor que hacer.
Con mis orificios nasales bien tapados, salí finalmente de mi escondrijo, con la espalda bien derecha, estirándome la ropa y mirando a todos a los ojos. -Zi clado, noz han deunido- me puse a un costado de la mujer bárbara, pero cuidándome de estar a varios pasos de ella. -Dado que soy el último en aparecer…- hablé ahora más lentamente para que mi problema con la nariz tapada se hiciera menos audible -Soy Willow, Will. Encantado de conocerlos. Me dirijo a Verisar, soy un aprendiz de herrero en esas tierras- tras la breve presentación, hice una leve reverencia a los presentes, la educación por delante. -Quién eres tú mujer bárbara y nómada que busca alimento con flechas perdidas? ¿En serio?- pregunté, olvidándome de cualquier intento de aplomo y buenos modales.
Asomé mi cabeza y asentí una vez, dándome por enterado de la explicación breve sobre el malentendido. Aún tenía cierta duda, pero aquello era totalmente razonable. Pero definitivamente ella necesitaba una buena lección sobre hábitos de caza seguros. Eso por sentado. Y allí estaba ella, la chica sin temor ¡acercándose a la madriguera del elfo como si fuese a buscar el pan a la casa de la vecina! No sabía si estar contento de no parecer una amenaza o sentirme ultrajado en mi orgullo como guerrero, uno de los hijos de Anar siendo tranquilamente ignorado cuando podría haber estirado mi brazo y haberle hecho volar por los aires su tan delicada extremidad. Me había enojado, me había desenojado, me había puesto feliz pero luego rencoroso. Ya no sabía cómo sentirme con aquella mujer bárbara. Acomodé mi arco a la espalda y busqué entre mis cosas el ungüento para tapar la nariz que había vuelto a sangrar por no tener otra cosa mejor que hacer.
Con mis orificios nasales bien tapados, salí finalmente de mi escondrijo, con la espalda bien derecha, estirándome la ropa y mirando a todos a los ojos. -Zi clado, noz han deunido- me puse a un costado de la mujer bárbara, pero cuidándome de estar a varios pasos de ella. -Dado que soy el último en aparecer…- hablé ahora más lentamente para que mi problema con la nariz tapada se hiciera menos audible -Soy Willow, Will. Encantado de conocerlos. Me dirijo a Verisar, soy un aprendiz de herrero en esas tierras- tras la breve presentación, hice una leve reverencia a los presentes, la educación por delante. -Quién eres tú mujer bárbara y nómada que busca alimento con flechas perdidas? ¿En serio?- pregunté, olvidándome de cualquier intento de aplomo y buenos modales.
Off:Keisha, nada contra ti mujer, es Will siendo un niño malcriado. Siéntete libre de ponerlo en su lugar
Ah, y recordarte que no des por sentado las acciones de tus compañeros, Will no necesariamente iba a estar tras del árbol todo el tiempo
Nos leemos~
Ah, y la sarta de nombres "Imbar, Anar, Isil, son de los dises élficos [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
La primera en responder fue la joven de ropajes marrones, bajando por completo su arco y guardando la flecha que hasta el momento había sostenido en una de las manos. Aquel gesto permitió que tanto la tensai como su compañero pudiesen relajarse, ya no debían preocuparse de que un inesperado proyectil saliese disparado hacia ellos, al menos no de parte de aquella mujer. El otro muchacho también iba armado y eso no podían olvidarlo, pero a juzgar por sus palabras no parecía el tipo de individuo que comenzaba una pelea sin motivo, lo cual lo descartaba como potencial amenaza.
Sin apartar la vista de la arquera, Elen escuchó lo que ésta tenía que decir para explicarse, pero oír que se trataba de una nómada no le dio muchas esperanzas, quizá no conociese aquellas tierras lo suficiente como para servirles de ayuda. Instantes después reveló que el causante de todo el malentendido entre ella y el elfo había sido el cerdo salvaje que los caballos espantaron, pues él y no el muchacho era el objetivo de su flecha, aunque finalmente había escapado entre los arbustos. Debía ser duro pasar la vida sobreviviendo a base de lo que la madre naturaleza ofrecía, sobre todo cuando se estaba acostumbrado a las comodidades que brindaban las ciudades.
La bruja había aprendido a pescar y cazar durante sus viajes, pero no de manera convencional sino con su magia, ya que teniendo a mano un elemento como la electricidad la tarea resultaba mucho más sencilla, solo tenía que apuntar y liberar una descarga contra lo estuviese dispuesta a comerse. Pero todo el mundo no tenía esas facilidades. Aprender a tirar con arco tenía bastante mérito, según lo poco que sabía al respecto había que practicar bastante para afinar la puntería, y eso no garantiza el éxito del tiro, sobre todo cuando se intenta acertar a objetivos en movimiento como había sido el caso.
La muchacha, tras indicar que quería recuperar su saeta, se aproximó al árbol y sacó con cuidado el proyectil del tronco, deteniéndose unos segundos a examinar el estado en que había quedado la punta del mismo para luego guardarlo junto con los demás. Se echó el arco a la espalda y al igual que el elfo, dejó claro que no buscaba problemas ni ganarse enemigos, aunque de todos modos prefirió situarse de forma que no hubiese nadie a su espalda, quizá por costumbre o por instinto.
El elfo no tardó en abandonar su improvisado escondite, con su arma también colocada a la espalda, lo que le eliminaba como peligro. La benjamina de los Calhoun palmeó suavemente el cuello de su montura, consciente de que a Sombra no le gustaban los extraños y era mejor dejarle claro que no había de qué preocuparse. Una vez hecho esto escuchó la presentación del moreno, que resultó ser un aprendiz de herrero que volvía a Verisar. Willow, así dijo que se llamaba, y tras hacer una reverencia al resto, el joven se centró en averiguar quién era aquella mujer que según él, cazaba a base de flechas perdidas.
- Me temo que en parte ha sido culpa nuestra, los caballos espantaron al cerdo y por eso llegó hasta aquí. - explicó la hechicera, al tiempo que desmontaba para quedar a la altura de ambos. Aquel era un intento por relajar los ánimos y evitar que se produjese una discusión, pero quizá no le hiciesen caso. - Me llamo Elen, y él es mi compañero de viaje, Alister. - continuó para presentarse, señalando al dragón mientras éste bajaba también de su montura. No quedaba mucho más que decir por su parte, al menos de momento, así que guardó silencio en espera de lo que pudiese decir la arquera para responder a Willow, luego a pesar de no guardar muchas esperanzas, preguntaría a la muchacha si había visto algún rastro sospechoso en el bosque durante los últimos días.
Las lamias podían llegar a ser muy escurridizas, y teniendo en cuenta que se alimentaban solo de los hombres a los que seducían y según los rumores también de niños, puede que tardasen bastante en encontrar alguna, aunque quizá estas criaturas rondasen los asentamientos de la zona en busca de presas.
Sin apartar la vista de la arquera, Elen escuchó lo que ésta tenía que decir para explicarse, pero oír que se trataba de una nómada no le dio muchas esperanzas, quizá no conociese aquellas tierras lo suficiente como para servirles de ayuda. Instantes después reveló que el causante de todo el malentendido entre ella y el elfo había sido el cerdo salvaje que los caballos espantaron, pues él y no el muchacho era el objetivo de su flecha, aunque finalmente había escapado entre los arbustos. Debía ser duro pasar la vida sobreviviendo a base de lo que la madre naturaleza ofrecía, sobre todo cuando se estaba acostumbrado a las comodidades que brindaban las ciudades.
La bruja había aprendido a pescar y cazar durante sus viajes, pero no de manera convencional sino con su magia, ya que teniendo a mano un elemento como la electricidad la tarea resultaba mucho más sencilla, solo tenía que apuntar y liberar una descarga contra lo estuviese dispuesta a comerse. Pero todo el mundo no tenía esas facilidades. Aprender a tirar con arco tenía bastante mérito, según lo poco que sabía al respecto había que practicar bastante para afinar la puntería, y eso no garantiza el éxito del tiro, sobre todo cuando se intenta acertar a objetivos en movimiento como había sido el caso.
La muchacha, tras indicar que quería recuperar su saeta, se aproximó al árbol y sacó con cuidado el proyectil del tronco, deteniéndose unos segundos a examinar el estado en que había quedado la punta del mismo para luego guardarlo junto con los demás. Se echó el arco a la espalda y al igual que el elfo, dejó claro que no buscaba problemas ni ganarse enemigos, aunque de todos modos prefirió situarse de forma que no hubiese nadie a su espalda, quizá por costumbre o por instinto.
El elfo no tardó en abandonar su improvisado escondite, con su arma también colocada a la espalda, lo que le eliminaba como peligro. La benjamina de los Calhoun palmeó suavemente el cuello de su montura, consciente de que a Sombra no le gustaban los extraños y era mejor dejarle claro que no había de qué preocuparse. Una vez hecho esto escuchó la presentación del moreno, que resultó ser un aprendiz de herrero que volvía a Verisar. Willow, así dijo que se llamaba, y tras hacer una reverencia al resto, el joven se centró en averiguar quién era aquella mujer que según él, cazaba a base de flechas perdidas.
- Me temo que en parte ha sido culpa nuestra, los caballos espantaron al cerdo y por eso llegó hasta aquí. - explicó la hechicera, al tiempo que desmontaba para quedar a la altura de ambos. Aquel era un intento por relajar los ánimos y evitar que se produjese una discusión, pero quizá no le hiciesen caso. - Me llamo Elen, y él es mi compañero de viaje, Alister. - continuó para presentarse, señalando al dragón mientras éste bajaba también de su montura. No quedaba mucho más que decir por su parte, al menos de momento, así que guardó silencio en espera de lo que pudiese decir la arquera para responder a Willow, luego a pesar de no guardar muchas esperanzas, preguntaría a la muchacha si había visto algún rastro sospechoso en el bosque durante los últimos días.
Las lamias podían llegar a ser muy escurridizas, y teniendo en cuenta que se alimentaban solo de los hombres a los que seducían y según los rumores también de niños, puede que tardasen bastante en encontrar alguna, aunque quizá estas criaturas rondasen los asentamientos de la zona en busca de presas.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Mi nombre es Keisha... aun sentía que el tal Willow subestimaba mi apariencia pero eso quizás podía usarlo en mi favor después de todo ignoraba que fuese más que una barbará como él dice.
Cualquier cosas puede espantar una presa.
Trataba de quitar algo de culpa al hecho de que ellos estuvieran de paso o al menos eso parecían pero lo lograba dejar de observar a ese tal Willow, no había tendido el placer de estar tan cerca de alguien como él y no solo su apariencia me dejaba algo perpleja sino también las cosas que se decían de los de su raza; inspiraba con la delicadeza que se me había mostrado tratando de absorber todo lo posible de información del viento, después de girar mi vista levemente para poder observar a Elen y su amigo que me parecía que ellos dos se veían muy extraños.
Soy una cazadora, podría decirse que en estos momentos me encontraba en esa labor.
Sonreí levemente a lo que implicaba tener una profesión como esa no solo me daba de comer si no era un empleo que me mantenía con vida y en constante movimiento, claro que tampoco pensaba dar tantos detalles de mi vida prefería seguir dejando que los demás se guiaran por una simple apariencia.
Era increíble como el destino es capaz de reunir a varias personas de tan diferentes razas en un pequeño claro, todo por culpa de un animalito que solo huía del ruido de unos cuantos cascos de caballos.
Me mantenía bastante alerta de lo que pudiera pasar, de la reacción de cada uno de ellos de su forma de mirarnos los unos a los otros.
¿Verisar está muy lejos de aquí?
Mi pregunta podría parecer fuera de lugar pero al menos era autentica me interesaba saber que podría encontrar en ese lugar y de alguna manera buscar encargos que me dejaran algo más que solo comida y pieles.
Cualquier cosas puede espantar una presa.
Trataba de quitar algo de culpa al hecho de que ellos estuvieran de paso o al menos eso parecían pero lo lograba dejar de observar a ese tal Willow, no había tendido el placer de estar tan cerca de alguien como él y no solo su apariencia me dejaba algo perpleja sino también las cosas que se decían de los de su raza; inspiraba con la delicadeza que se me había mostrado tratando de absorber todo lo posible de información del viento, después de girar mi vista levemente para poder observar a Elen y su amigo que me parecía que ellos dos se veían muy extraños.
Soy una cazadora, podría decirse que en estos momentos me encontraba en esa labor.
Sonreí levemente a lo que implicaba tener una profesión como esa no solo me daba de comer si no era un empleo que me mantenía con vida y en constante movimiento, claro que tampoco pensaba dar tantos detalles de mi vida prefería seguir dejando que los demás se guiaran por una simple apariencia.
Era increíble como el destino es capaz de reunir a varias personas de tan diferentes razas en un pequeño claro, todo por culpa de un animalito que solo huía del ruido de unos cuantos cascos de caballos.
Me mantenía bastante alerta de lo que pudiera pasar, de la reacción de cada uno de ellos de su forma de mirarnos los unos a los otros.
¿Verisar está muy lejos de aquí?
Mi pregunta podría parecer fuera de lugar pero al menos era autentica me interesaba saber que podría encontrar en ese lugar y de alguna manera buscar encargos que me dejaran algo más que solo comida y pieles.
Keisha
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 13
Nivel de PJ : : 0
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Levanté mi mano con la palma abierta y cerré el puño en un gesto dimisivo. La chica era mala, punto. No pensaba discutirlo con nadie. Keisha, Elen, Alister, nombres sencillos. Le hice una reverencia al hombre que en un principio no me había caído tan bien. Probablemente –y si los dioses me ayudaban- podría encontrar un aliado en él con el que intercambiar palabras cuando las féminas se pusieran difíciles. Estar cerca de mujeres siempre había sido una tarea ardua, el sexo opuesto había demostrado pensar de una forma ridículamente distinta a la que yo jamás sería capaz de comprender. Tal vez esa fue una de las razones principales de haber dejado la tranquilidad de mi hogar: poder comprenderlas. Pero llevaba en eso muchos años y cada vez me iba peor.
“Cazadora” había dicho que era. Flacuchenta, algo ida, de esa profesión solo se le veía la mirada y tal vez sus ropajes. Seguía creyendo que era bárbara. Aunque al menos se expresaba muy bien. Y no perdía rápido el temple. Ah… suspiré algo amilanado, tal vez la estaba juzgando mal, precipitándome a hacer juicios de valor. Quizás, muy por el fondo, se trataba de una buena chica con mala puntería. No. Ahora parecía buscar algo en mí. ¿Sería…? Bueno, no lo sabía con exactitud, tendría que observarla más. Eso explicaría varias cosas… “Menudo dolor de cabeza. ¿Para qué pides alguien con quien hablar?” me pregunté moviendo la nariz. La sangre había dejado de salir, de eso estaba casi seguro, pero aún esperaría un poco más para quitármelo.
Al fin, al fin había florecido de aquellos labios una pregunta que me interesara responder. -Verisar… no pude evitar que mi rostro se relajara, incluso para responderle a la mujer bárbara. - Para llegar a tierras humanas, debes terminar de cruzar el territorio de los licántropos, evitar el pantano misterioso, bien por bosques de humanos –que te llevarían directo hasta la base de los biocibernéticos, algunos dicen que son una leyenda, pero yo he visto con estos ojos sus cuerpos, aunque nunca he estado en su ciudad-; el otro camino… es a través de las tierras de los elfos. Mi madre tierra sentí que los ojos se me humedecían ¡cómo extrañaba los frondosos bosques, los altos árboles, mi hogar! -Verisar, tierra de ensueños. ¿No lo creen Alistair, Elen?-
-¿Distancia?- pregunté volviendo a la conversación -Días… semanas, supongo que depende de cómo te muevas… comencé a teorizar, nunca lo había pensado antes. Cuando el tiempo no es un problema, las distancias siempre son cortas. Sonreí, el chiste interno era malo. -¿ustedes qué opinan?- pregunté, dirigiéndome sobre todo al hombre, la mujer de blancos cabellos, Elen, me parecía un poco amedrantadora. Pensándolo bien, tal vez debería de apresurarme a regresar. Para cuando volviera Landor y Salerne podrían haber perecido debido a su edad. La vida algunas veces era demasiado injusta.
“Cazadora” había dicho que era. Flacuchenta, algo ida, de esa profesión solo se le veía la mirada y tal vez sus ropajes. Seguía creyendo que era bárbara. Aunque al menos se expresaba muy bien. Y no perdía rápido el temple. Ah… suspiré algo amilanado, tal vez la estaba juzgando mal, precipitándome a hacer juicios de valor. Quizás, muy por el fondo, se trataba de una buena chica con mala puntería. No. Ahora parecía buscar algo en mí. ¿Sería…? Bueno, no lo sabía con exactitud, tendría que observarla más. Eso explicaría varias cosas… “Menudo dolor de cabeza. ¿Para qué pides alguien con quien hablar?” me pregunté moviendo la nariz. La sangre había dejado de salir, de eso estaba casi seguro, pero aún esperaría un poco más para quitármelo.
Al fin, al fin había florecido de aquellos labios una pregunta que me interesara responder. -Verisar… no pude evitar que mi rostro se relajara, incluso para responderle a la mujer bárbara. - Para llegar a tierras humanas, debes terminar de cruzar el territorio de los licántropos, evitar el pantano misterioso, bien por bosques de humanos –que te llevarían directo hasta la base de los biocibernéticos, algunos dicen que son una leyenda, pero yo he visto con estos ojos sus cuerpos, aunque nunca he estado en su ciudad-; el otro camino… es a través de las tierras de los elfos. Mi madre tierra sentí que los ojos se me humedecían ¡cómo extrañaba los frondosos bosques, los altos árboles, mi hogar! -Verisar, tierra de ensueños. ¿No lo creen Alistair, Elen?-
-¿Distancia?- pregunté volviendo a la conversación -Días… semanas, supongo que depende de cómo te muevas… comencé a teorizar, nunca lo había pensado antes. Cuando el tiempo no es un problema, las distancias siempre son cortas. Sonreí, el chiste interno era malo. -¿ustedes qué opinan?- pregunté, dirigiéndome sobre todo al hombre, la mujer de blancos cabellos, Elen, me parecía un poco amedrantadora. Pensándolo bien, tal vez debería de apresurarme a regresar. Para cuando volviera Landor y Salerne podrían haber perecido debido a su edad. La vida algunas veces era demasiado injusta.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
La última en presentarse fue Keisha, mientras el elfo desestimaba con un gesto la explicación de la hechicera, negándose a aceptar cualquier razón que excusase a la arquera y su disparo, aquel que había estado a punto de alcanzarlo. Luego hizo una reverencia en dirección a Alister, que le devolvió el gesto con una leve inclinación de cabeza, ya que no estaba muy puesto en eso de los protocolos, algo completamente normal teniendo en cuenta que había pasado casi diez años viviendo al margen de la sociedad y visitándola solo cuando le resultaba necesario, al menos así fue hasta que su camino se cruzó con el de la centinela. Viajar con ella durante tanto tiempo había conseguido que cambiase, ya no le resultaban tan desagradables las grandes ciudades e incluso había aprendido a tolerar las multitudes, pero seguía sintiéndose más cómodo en los pueblos pequeños y por supuesto, prefería estar solo con la de cabellos cenicientos, aunque no pondría pegas a aquel tipo de fortuitos encuentros en mitad de la nada, siempre y cuando no trajesen problemas.
Keisha no tardó en explicar lo evidente, era una cazadora y el destino los había reunido mientras llevaba a cabo su trabajo, que por desgracia para ella esa mañana se saldaría con una presa menos en el haber. Lo bueno era que el bosque ofrecía una gran variedad de animales entre los que elegir, y sin duda la muchacha terminaría cruzándose con otro tarde o temprano, solo debía tener paciencia y valerse del sigilo para acechar, aunque eso tendría que esperar hasta que el grupo volviese a separarse.
De momento, el interés de la arquera por Verisar los mantendría juntos un poco más, y también el que la hechicera aún no había mencionado. Willow procedió a contestarle, no con una sola ruta sino con dos, la que iba desde las tierras de los licántropos hasta la base de los bio, bordeando por el camino el pantano misterioso y atravesando el bosque de los humanos, ruta más o menos segura, y luego la que pasaba por Sandorai. Para la hechicera ambas eran interesantes, pero siempre se sentía más tranquila fuera del territorio de los elfos, pues a pesar de considerar que la guerra entre ambas razas había sido un sinsentido, nunca sabías con qué te podías encontrar. - Verisar es un buen lugar para comerciar, aunque no os recomendaría pasar por Roilkat ni mucho menos por el arenal que lo rodea, la ciudad ha sufrido ataques de un grupo organizado de bandidos y no está en su mejor momento. - contestó Elen, para que de dirigirse hacia allí, estuviesen prevenidos del peligro.
Willow intervino de nuevo, esta vez para referirse a la distancia que los separaba de allí, aunque tras unos instantes buscó la opinión del resto, mirando hacia la bruja y su acompañante. - Como bien dices depende, a caballo y manteniendo un paso ligero puede tomar semanas, así que a pie el trayecto podría llevar bastante más. - indicó el cazador, paseando la mirada de uno a otro. Después de aquellas palabras se hizo un breve silencio, que la benjamina rompió para dirigirse a Keisha en busca de algo de información. - ¿No habrás visto por casualidad durante tus cacerías algún rastro extraño? Parecido al que dejaría una serpiente al arrastrarse por el suelo. - preguntó, centrándose en la arquera pero mirando también al elfo, quien sabe, quizá él hubiese visto algo.
- Se podría decir que nosotros también estamos de caza, buscamos lamias, criaturas con medio cuerpo de mujer y cola de serpiente. - desveló, esperando que alguno de los presentes hubiese oído hablar de ellas antes.
Keisha no tardó en explicar lo evidente, era una cazadora y el destino los había reunido mientras llevaba a cabo su trabajo, que por desgracia para ella esa mañana se saldaría con una presa menos en el haber. Lo bueno era que el bosque ofrecía una gran variedad de animales entre los que elegir, y sin duda la muchacha terminaría cruzándose con otro tarde o temprano, solo debía tener paciencia y valerse del sigilo para acechar, aunque eso tendría que esperar hasta que el grupo volviese a separarse.
De momento, el interés de la arquera por Verisar los mantendría juntos un poco más, y también el que la hechicera aún no había mencionado. Willow procedió a contestarle, no con una sola ruta sino con dos, la que iba desde las tierras de los licántropos hasta la base de los bio, bordeando por el camino el pantano misterioso y atravesando el bosque de los humanos, ruta más o menos segura, y luego la que pasaba por Sandorai. Para la hechicera ambas eran interesantes, pero siempre se sentía más tranquila fuera del territorio de los elfos, pues a pesar de considerar que la guerra entre ambas razas había sido un sinsentido, nunca sabías con qué te podías encontrar. - Verisar es un buen lugar para comerciar, aunque no os recomendaría pasar por Roilkat ni mucho menos por el arenal que lo rodea, la ciudad ha sufrido ataques de un grupo organizado de bandidos y no está en su mejor momento. - contestó Elen, para que de dirigirse hacia allí, estuviesen prevenidos del peligro.
Willow intervino de nuevo, esta vez para referirse a la distancia que los separaba de allí, aunque tras unos instantes buscó la opinión del resto, mirando hacia la bruja y su acompañante. - Como bien dices depende, a caballo y manteniendo un paso ligero puede tomar semanas, así que a pie el trayecto podría llevar bastante más. - indicó el cazador, paseando la mirada de uno a otro. Después de aquellas palabras se hizo un breve silencio, que la benjamina rompió para dirigirse a Keisha en busca de algo de información. - ¿No habrás visto por casualidad durante tus cacerías algún rastro extraño? Parecido al que dejaría una serpiente al arrastrarse por el suelo. - preguntó, centrándose en la arquera pero mirando también al elfo, quien sabe, quizá él hubiese visto algo.
- Se podría decir que nosotros también estamos de caza, buscamos lamias, criaturas con medio cuerpo de mujer y cola de serpiente. - desveló, esperando que alguno de los presentes hubiese oído hablar de ellas antes.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
-…¿En el camino…? ¿rastros?- me costaba un poco concentrarme, por algún motivo había algo que estaba llamando mi atención, pero no sabía lo que era. Esperé la respuesta de Keisha, pero no estaba seguro de si la escuché o no. No podía dejar de mirar hacia adelante, por entre Alister y Elen. Sentía que había alguien observándonos, pero mis ojos no veían lo suficientemente claro. Enarqué una ceja. -¿Lamias?- absurdo. -Las leyendas dicen que las lamias están en la playa de los ancestros, no en tierra de licántropos- fruncí el ceño y me moví para mirar mejor, pero nuevamente sólo había vegetación. -¿Son ustedes cazadores también? ¿Se les ha escapado?- pregunté, intentando poner toda mi atención en ello. Sin embargo una misteriosa voz me llamaba.
No podía ignorar más su llamado. -Si me disculpan- dije algo ausente, ignorando a todos en el camino. Sólo me interesaba ir hacia adelante, dentro del follaje, seguir la voz que cada vez se volvía más seductora, más clara. Era el de una mujer, una mujer misteriosa. Estaba cantando, la profundidad de su tono elevaba en mí pasiones que no recordaba tener. -Espérame, voy en camino- susurré, dejando atrás al alce y cualquier recuerdo, solamente estaba el presente. Tuve que hacer varios rodeos, no podía dar con la dueña de tan hermosa voz. Ahora podía escucharla con claridad, no como un eco místico en las profundidades de mi cabeza.
-Te escucho, ¿dónde estás?- pregunté mirando hacia la copa de los árboles, detrás de grandes troncos e incluso agachándome para ver tras arbustos. Me sentía como un niño pequeño que ha conocido su primer amor. -No tengas miedo, no tengo malas intenciones- dicho esto, me quité los tapones de mi nariz y comencé a trepar un árbol para observar desde las alturas. En el fondo de todo aquello, podía escuchar como si algo que se arrastraba se acercara a mí, pero estaba demasiado embelesado como para darle mayor importancia.
Entonces la vi. Con el torso desnudo, asomándose tímidamente tras un árbol. Sonreí. Era un elfo joven que había pasado muchos años viajando, pero nunca había visto tal belleza. Ironías de la vida. Criado entre hermosas mujeres, venía a encontrar la que me robó el corazón con una simple mirada tan lejos de casa. -Eres hermosa, no temas. Permíteme acercarme- me deslicé por una rama y comencé a acercarme a ella, ciego de amor. Ella sonreía y parecía la encarnación de la bondad. -¿cuál es tu nombre?-
Off: Dado que Keisha no se ha hecho presente, la omito para seguir el hilo con Elen. Elen, no me dejes morir D=
No podía ignorar más su llamado. -Si me disculpan- dije algo ausente, ignorando a todos en el camino. Sólo me interesaba ir hacia adelante, dentro del follaje, seguir la voz que cada vez se volvía más seductora, más clara. Era el de una mujer, una mujer misteriosa. Estaba cantando, la profundidad de su tono elevaba en mí pasiones que no recordaba tener. -Espérame, voy en camino- susurré, dejando atrás al alce y cualquier recuerdo, solamente estaba el presente. Tuve que hacer varios rodeos, no podía dar con la dueña de tan hermosa voz. Ahora podía escucharla con claridad, no como un eco místico en las profundidades de mi cabeza.
-Te escucho, ¿dónde estás?- pregunté mirando hacia la copa de los árboles, detrás de grandes troncos e incluso agachándome para ver tras arbustos. Me sentía como un niño pequeño que ha conocido su primer amor. -No tengas miedo, no tengo malas intenciones- dicho esto, me quité los tapones de mi nariz y comencé a trepar un árbol para observar desde las alturas. En el fondo de todo aquello, podía escuchar como si algo que se arrastraba se acercara a mí, pero estaba demasiado embelesado como para darle mayor importancia.
Entonces la vi. Con el torso desnudo, asomándose tímidamente tras un árbol. Sonreí. Era un elfo joven que había pasado muchos años viajando, pero nunca había visto tal belleza. Ironías de la vida. Criado entre hermosas mujeres, venía a encontrar la que me robó el corazón con una simple mirada tan lejos de casa. -Eres hermosa, no temas. Permíteme acercarme- me deslicé por una rama y comencé a acercarme a ella, ciego de amor. Ella sonreía y parecía la encarnación de la bondad. -¿cuál es tu nombre?-
Off: Dado que Keisha no se ha hecho presente, la omito para seguir el hilo con Elen. Elen, no me dejes morir D=
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
A pesar de que parecía algo desconcentrado, Willow tomó la palabra para responder a la hechicera, desechando la idea de que las lamias pudiesen morar por aquella zona ya que según las leyendas, su territorio era la playa de los ancestros. Tras esto su mirada buscó algo entre el par de viajeros, pero a juzgar por su expresión no lo estaba encontrando, aunque tampoco se rindió a la primera de cambio. - No se nos ha escapado, llevamos días buscándolas sin éxito pero sé que algunas frecuentan esta zona, ya me topé con una en el pantano misterioso hace algún tiempo. - explicó la joven, pero el elfo estaba más interesado en algo que debía ocultarse entre la vegetación que en ellos.
Tras disculparse, Willow comenzó a adentrarse en el bosque, y fue entonces cuando el dragón comenzó a escuchar también el canto de la lamia, finalmente habían tenido algo de suerte. - Hay una cerca, lo está llamando. - comentó Alister a su compañera, sin caer en el hechizo de la criatura gracias a sus años como cazador y a su experiencia. - Sigámosle, no podemos dejar que lo mate. - instó Elen, apresurándose a seguir al elfo aunque dándole cierta ventaja, la justa para que la mujer serpiente saliese de su escondrijo y pudiesen matarla. El muchacho no dejaba de avanzar hacia el origen de la melodiosa voz, y cuando finalmente llegó a este pudo ver el torso desnudo de la lamia asomando por detrás de un árbol, mientras la cola de reptil quedaba oculta, al menos de momento.
La de ojos verdes hizo un gesto a su compañero para que guardase silencio y se acercase al lugar desde otro ángulo, mientras ella rodeaba con cuidado el árbol en cuestión para intentar acercarse por detrás a la bestia. Tenía que mantenerse oculta entre los arbustos para no alertar a la lamia, y al mismo tiempo vigilar cada paso que daba para que estos no la delatasen, si perdía el factor sorpresa las cosas podrían complicarse. Desenvainando su daga con un lento movimiento, Elen se posicionó a escasos metros por detrás de la criatura y observó desde allí como Willow se deslizaba por una rama para acercarse a la mujer, que lo tenía completamente hechizado no solo con su voz sino también con su belleza. Esos eran los puntos fuertes de aquellas bestias, y pocos hombres eran capaces de resistirse a sus encantos, aunque gracias a los dioses, Alister se contaba entre ellos.
Tener que controlar a dos enamorados sería mucho más trabajoso, sobre todo si al ver en peligro a la lamia decidían defenderla en vez de abrir los ojos y darse cuenta de lo que tenían delante. - Detente Willow, es una trampa. - escuchó decir al dragón, que al verlo tan cerca del peligro decidió abandonar su posición entre los matorrales para advertirlo y tratar de que no siguiese avanzando hacia la bestia. Lo más probable era que el elfo no lo escuchase, pero lo importante era la posible reacción de la mujer serpiente, si al verse descubierta decidía huir se toparía de lleno con la tensai, que ya la esperaba daga en mano para acabar con ella.
Una vez muerta llegaría la tarea desagradable, hacerse con la piel de su escamosa cola, que era lo que habían venido a buscar.
Tras disculparse, Willow comenzó a adentrarse en el bosque, y fue entonces cuando el dragón comenzó a escuchar también el canto de la lamia, finalmente habían tenido algo de suerte. - Hay una cerca, lo está llamando. - comentó Alister a su compañera, sin caer en el hechizo de la criatura gracias a sus años como cazador y a su experiencia. - Sigámosle, no podemos dejar que lo mate. - instó Elen, apresurándose a seguir al elfo aunque dándole cierta ventaja, la justa para que la mujer serpiente saliese de su escondrijo y pudiesen matarla. El muchacho no dejaba de avanzar hacia el origen de la melodiosa voz, y cuando finalmente llegó a este pudo ver el torso desnudo de la lamia asomando por detrás de un árbol, mientras la cola de reptil quedaba oculta, al menos de momento.
La de ojos verdes hizo un gesto a su compañero para que guardase silencio y se acercase al lugar desde otro ángulo, mientras ella rodeaba con cuidado el árbol en cuestión para intentar acercarse por detrás a la bestia. Tenía que mantenerse oculta entre los arbustos para no alertar a la lamia, y al mismo tiempo vigilar cada paso que daba para que estos no la delatasen, si perdía el factor sorpresa las cosas podrían complicarse. Desenvainando su daga con un lento movimiento, Elen se posicionó a escasos metros por detrás de la criatura y observó desde allí como Willow se deslizaba por una rama para acercarse a la mujer, que lo tenía completamente hechizado no solo con su voz sino también con su belleza. Esos eran los puntos fuertes de aquellas bestias, y pocos hombres eran capaces de resistirse a sus encantos, aunque gracias a los dioses, Alister se contaba entre ellos.
Tener que controlar a dos enamorados sería mucho más trabajoso, sobre todo si al ver en peligro a la lamia decidían defenderla en vez de abrir los ojos y darse cuenta de lo que tenían delante. - Detente Willow, es una trampa. - escuchó decir al dragón, que al verlo tan cerca del peligro decidió abandonar su posición entre los matorrales para advertirlo y tratar de que no siguiese avanzando hacia la bestia. Lo más probable era que el elfo no lo escuchase, pero lo importante era la posible reacción de la mujer serpiente, si al verse descubierta decidía huir se toparía de lleno con la tensai, que ya la esperaba daga en mano para acabar con ella.
Una vez muerta llegaría la tarea desagradable, hacerse con la piel de su escamosa cola, que era lo que habían venido a buscar.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Tan cerca… estaba tan sólo a escasos metros de tocar la mano de aquella que me había hipnotizado con sus dotes. Nos sonreíamos como un par de tortolos que no conocen la oscuridad de las pasiones. Entonces una voz áspera turbó nuestro inocente intercambio; giré mi cabeza en un intento asesino, sacando mi arco y tensándolo con una ira ciega hacia el dueño de la voz. -Pierdete- el color de mi voz me sorprendió. Fruncí el ceño y reconocí a Alister, volviendo mi expresión en la imagen del arrepentimiento. Bajé mi arco e intercambié mi vista entre la hermosa joven que continuaba llamándome y el viajero que acababa de conocer.
-¿Trampa?- por más que intentara poner en el fondo de mis pensamientos la voz seductora de la mujer, no podía imaginarme la forma en la que el amor pudiese ser una trampa. -No, te equivocas- respondí extendiendo mi mano hacia la dama para que se acercase y aclarase todo, pero ella no se acusó. No hubo respuesta, la expresión de su rostro parecía tornada entre ideas opuestas. -¿Querida?- busqué a Elen con la mirada, la viajera que iba con Alister, pero no se veía por ninguna parte. Tal vez se hubiera quedado con Keisha. Sí, eso debía ser.
-Querida, no seas así. Ven a conocer a Alister- insté, pero la joven parecía querer huir en vez se venir hacia nosotros. Sus susurros se habían acallado. “Trampa…” por algún motivo esa palabra había quedado revoloteando en mi mente. Sabía que las mujeres no eran de fiar, pero ella, mi querida… ¿Mi querida?. Me volví hacia su posición para preguntarle por su nombre -¿Cómo te…- pero mis palabras se apagaron en mis labios y por primera vez en mi vida el horror del que me vi preso no me permitió hacer nada. Ante mis ojos se abría el peor espectáculo que nunca pudiese haberme imaginado. Quería dejar de ver, pero el morbo era mayor. La muerte se acercaba a mí con sus dagas de plata, en forma de fémina.
-Mujeres…- sonreí con ironía e histeria. Sabía que serían mi fin, pero no esperaba que de una forma tan literal. Mi amada… había resultado ser una de esas fantásticas criaturas que yo tan imprudentemente había rechazado como algo absurdo en estos parajes. “Elfo imbécil y obtuso, tu tiempo sobre la tierra está contado por tu propia insensatez” pensé cerrando los ojos dispuesto a abrazar la muerte como a una amiga. La lamia venía en pleno ataque por los aires, con sus brazos extendidos, garras y colmillos al descubierto con una expresión fiera, horrible… y la tan calma Elen, tras ella, con una expresión que demostraba estar dispuesta a todo. La imagen quemaba el fondo de mis ojos. No podía comprender como aquellos gruñidos apenas minutos atrás me habían parecido la voz más melodiosa que hubiese escuchado en toda mi existencia.
-¿Trampa?- por más que intentara poner en el fondo de mis pensamientos la voz seductora de la mujer, no podía imaginarme la forma en la que el amor pudiese ser una trampa. -No, te equivocas- respondí extendiendo mi mano hacia la dama para que se acercase y aclarase todo, pero ella no se acusó. No hubo respuesta, la expresión de su rostro parecía tornada entre ideas opuestas. -¿Querida?- busqué a Elen con la mirada, la viajera que iba con Alister, pero no se veía por ninguna parte. Tal vez se hubiera quedado con Keisha. Sí, eso debía ser.
-Querida, no seas así. Ven a conocer a Alister- insté, pero la joven parecía querer huir en vez se venir hacia nosotros. Sus susurros se habían acallado. “Trampa…” por algún motivo esa palabra había quedado revoloteando en mi mente. Sabía que las mujeres no eran de fiar, pero ella, mi querida… ¿Mi querida?. Me volví hacia su posición para preguntarle por su nombre -¿Cómo te…- pero mis palabras se apagaron en mis labios y por primera vez en mi vida el horror del que me vi preso no me permitió hacer nada. Ante mis ojos se abría el peor espectáculo que nunca pudiese haberme imaginado. Quería dejar de ver, pero el morbo era mayor. La muerte se acercaba a mí con sus dagas de plata, en forma de fémina.
-Mujeres…- sonreí con ironía e histeria. Sabía que serían mi fin, pero no esperaba que de una forma tan literal. Mi amada… había resultado ser una de esas fantásticas criaturas que yo tan imprudentemente había rechazado como algo absurdo en estos parajes. “Elfo imbécil y obtuso, tu tiempo sobre la tierra está contado por tu propia insensatez” pensé cerrando los ojos dispuesto a abrazar la muerte como a una amiga. La lamia venía en pleno ataque por los aires, con sus brazos extendidos, garras y colmillos al descubierto con una expresión fiera, horrible… y la tan calma Elen, tras ella, con una expresión que demostraba estar dispuesta a todo. La imagen quemaba el fondo de mis ojos. No podía comprender como aquellos gruñidos apenas minutos atrás me habían parecido la voz más melodiosa que hubiese escuchado en toda mi existencia.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Willow reaccionó de forma brusca ante la interrupción del dragón, tensando su arco y apuntándolo directamente mientras lo instaba a desaparecer del lugar en que él y su supuesta amada pretendían tener su primer encuentro. Elen ya se veía teniendo que intervenir para detener la flecha del elfo, pero por suerte no hizo falta, pues en cuanto Willow reconoció a su interlocutor, bajó el arma y paseó la mirada desde la encantadora dama hacia el alado. La presencia de la lamia nublaba su mente hasta el punto de no creer lo que Alister le había dicho, ¿cómo podía aquello ser una trampa? No, esa idea no entraba en su cabeza.
La hechicera aguardó agazapada entre los arbustos, sin perder de vista el cuerpo de la criatura y la cola que escondía tras el tronco para que su víctima no la viese, debía vigilar todos y cada uno de sus movimientos, sobre todo ahora que se veía descubierta por un extraño y eso ponía en peligro sus planes de hacerse con el elfo. Desde donde se encontraba, la joven pudo ver como la bestia movía su escamosa cola con cierto nerviosismo, ya no iba a resultarle tan fácil conseguir a su presa, pero ¿qué haría ahora? La verdad era que no tenía muchas opciones, sus encantos no bastarían para engañar a los dos hombres a la vez así que podía o huir, en cuyo caso no llegaría muy lejos, o bien lanzar un ataque contra el objetivo más cercano, esperando cobrarse una pieza y eliminar al otro después, de modo que en vez de tener una víctima tendría dos.
Este era un plan demasiado ambicioso, pero aun así la lamia prefirió pasar al ataque, abandonando su posición semi oculta tras el árbol para lanzarse hacia Willow, mostrándole lo que realmente era, una depredadora astuta y feroz. Puede que su engaño no hubiese funcionado pero aún contaba con sus garras, y si alcanzaba al hombre no dudaría en clavarlas en su carne, tenía que ser suyo. El elfo no reaccionó como se hubiese esperado de una persona en su situación, no trató de esquivarla ni utilizó su arco para defenderse, en vez de eso cerró los ojos, como si aceptase que la muerte debía llevárselo en aquel lugar, pero eso no iba a suceder, no mientras el dragón y la bruja estuviesen en los alrededores.
Alister avanzó hacia él y tiró de su brazo para apartarlo de la criatura, no tenía tiempo para transformarse así que le tocaría luchar en su forma humana, algo con lo que no se sentía nada cómodo. Mientras tanto, la benjamina de los Calhoun abandonó los matorrales y disparó una descarga contra el cuerpo de la mujer serpiente, acertándole de pleno en la espalda y consiguiendo que su cuerpo se entumeciese durante unos segundos, lo que la llevó a caer bruscamente contra el suelo, a escasos metros del arquero. La lamia se giró hacia ella en cuanto pudo, gruñó furiosa y cambió de posición para no dar la espalda a ninguno de los presentes, lo cual también le daba la opción de huir hacia el bosque, cosa que no podían permitir.
- ¡Que no escape! - exclamó la tensai, al tiempo que combinaba sus poderes de viento con la telequinesis para dar impulso a su daga, que salió disparada de su mano y a pesar de los buenos reflejos de la lamia, se clavó en su cola. Un gruñido gutural escapó de su garganta al verse herida, pero no iba a dejar que aquella individua volviese a hacerle daño, así que tras extraerse ella misma el puñal y lanzarlo al suelo, la bestia reptó con rapidez en dirección a la bruja, dispuesta a hacerla pedazos con sus garras antes de ocuparse del par de hombres. Elen pudo recuperar la daga por medio de su telequinesis, pero para cuando la tuvo en la mano su enemiga casi la había alcanzado, aunque la cercanía sin duda resultaría peor para la lamia que para ella.
Una nueva descarga salvó la escasa distancia que las separaba, pero ésta vez la criatura consiguió esquivar el ataque por los pelos, cambiando repentinamente de dirección para luego retomar la trayectoria que llevaba directamente hacia la de cabellos cenicientos.
La hechicera aguardó agazapada entre los arbustos, sin perder de vista el cuerpo de la criatura y la cola que escondía tras el tronco para que su víctima no la viese, debía vigilar todos y cada uno de sus movimientos, sobre todo ahora que se veía descubierta por un extraño y eso ponía en peligro sus planes de hacerse con el elfo. Desde donde se encontraba, la joven pudo ver como la bestia movía su escamosa cola con cierto nerviosismo, ya no iba a resultarle tan fácil conseguir a su presa, pero ¿qué haría ahora? La verdad era que no tenía muchas opciones, sus encantos no bastarían para engañar a los dos hombres a la vez así que podía o huir, en cuyo caso no llegaría muy lejos, o bien lanzar un ataque contra el objetivo más cercano, esperando cobrarse una pieza y eliminar al otro después, de modo que en vez de tener una víctima tendría dos.
Este era un plan demasiado ambicioso, pero aun así la lamia prefirió pasar al ataque, abandonando su posición semi oculta tras el árbol para lanzarse hacia Willow, mostrándole lo que realmente era, una depredadora astuta y feroz. Puede que su engaño no hubiese funcionado pero aún contaba con sus garras, y si alcanzaba al hombre no dudaría en clavarlas en su carne, tenía que ser suyo. El elfo no reaccionó como se hubiese esperado de una persona en su situación, no trató de esquivarla ni utilizó su arco para defenderse, en vez de eso cerró los ojos, como si aceptase que la muerte debía llevárselo en aquel lugar, pero eso no iba a suceder, no mientras el dragón y la bruja estuviesen en los alrededores.
Alister avanzó hacia él y tiró de su brazo para apartarlo de la criatura, no tenía tiempo para transformarse así que le tocaría luchar en su forma humana, algo con lo que no se sentía nada cómodo. Mientras tanto, la benjamina de los Calhoun abandonó los matorrales y disparó una descarga contra el cuerpo de la mujer serpiente, acertándole de pleno en la espalda y consiguiendo que su cuerpo se entumeciese durante unos segundos, lo que la llevó a caer bruscamente contra el suelo, a escasos metros del arquero. La lamia se giró hacia ella en cuanto pudo, gruñó furiosa y cambió de posición para no dar la espalda a ninguno de los presentes, lo cual también le daba la opción de huir hacia el bosque, cosa que no podían permitir.
- ¡Que no escape! - exclamó la tensai, al tiempo que combinaba sus poderes de viento con la telequinesis para dar impulso a su daga, que salió disparada de su mano y a pesar de los buenos reflejos de la lamia, se clavó en su cola. Un gruñido gutural escapó de su garganta al verse herida, pero no iba a dejar que aquella individua volviese a hacerle daño, así que tras extraerse ella misma el puñal y lanzarlo al suelo, la bestia reptó con rapidez en dirección a la bruja, dispuesta a hacerla pedazos con sus garras antes de ocuparse del par de hombres. Elen pudo recuperar la daga por medio de su telequinesis, pero para cuando la tuvo en la mano su enemiga casi la había alcanzado, aunque la cercanía sin duda resultaría peor para la lamia que para ella.
Una nueva descarga salvó la escasa distancia que las separaba, pero ésta vez la criatura consiguió esquivar el ataque por los pelos, cambiando repentinamente de dirección para luego retomar la trayectoria que llevaba directamente hacia la de cabellos cenicientos.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
El golpe llegó de un lugar inesperado. Desorientado me arrastré para ponerme en pie, mientras lo hacía pasaba inventario por mi cuerpo. Todo en su lugar, miré lo que me rodeaba, la lamia había sido golpeada por el mana de Elen que había resultado ser una bruja. ¿Qué extraño poder destructivo poseía? No lo sabía, pero no me quedaría quieto allí para averiguarlo. Si la vida me daba otra oportunidad, le daría un buen provecho; aunque en este caso la vida eran Alister y la bruja. Ese no era un dúo común, ahora podía notarlo. Qué ciego había estado. ¿De qué me servía haber vagado por la tierra sin volver a mi hogar si seguía exactamente igual a cómo salí? Había estado perdiendo mi tiempo.
-¡No!- dije a modo de respuesta ante la orden de la bruja y negando de igual forma la idea de haber estado perdiendo mi tiempo. En ese instante, Elen atacó con su arma, una daga usando una combinación envidiable de destreza física y mágica. Observé con atención todo lo que pude, estaba viendo y aprendiendo. La lamia había encontrado su lugar dándonos frente a los tres y el arma encontró su destino en la cola de la bestia, que reaccionó de una forma relativamente predecible, aunque no fue para nada predecible la saña con la que iba a por la mujer. Electricidad, la fémina tenía ese don. Sentí un escalofrío recordando un viejo encuentro amistoso alguien con similares facultades, no quería ser esa lamia; aunque no comprendía por qué atacaba sin retirarse.
Mientras lamia y bruja luchaban retribuí mi arco y tensé la cuerda y aspiré. Esperaba que Elen hiciera de nuevo una de esas cosas con su magia, contaba con que la lamia tuviese que moverse para lanzar un disparo certero a su pecho, pero los latidos pasaban, la criatura se acercaba y parecía que ya no habría más tiempo. Por Anar… mi posición no era privilegiada, pero no podía dejar que mi salvadora fuese alcanzada. Junto con el aire, dejé resbalar la flecha entre mis dedos que, con un sordo silbido se alojó en la parte posterior de su hombro, casi atravesándoselo. Un nuevo grito de la lamia, sentí que me perforaba los oídos. No quería hacerla sufrir cuando su destino ya había sido escrito, pero no me había dejado más opción.
La saeta había detenido el avance de aquél horrendo ser deformado por sentimientos oscuros. Sabía que intentaría atacarme a mí ahora o volvería por Elen, por lo que rápidamente saqué un nuevo proyectil y me ubiqué al lado de la fémina de blancos cabellos. -Te cubriré, no permitiré que - Ahora que éramos dos en el mismo sitio la bestia no dudó en dar un salto hacia nosotros. Pero no calculé que su cuerpo se moviera alrededor de un eje invisible, por lo que m siguiente flecha se alojó por debajo de su vientre. -¿Por qué no mueres ya?- murmuré saltando hacia un lado para caer y correr hacia otra posición donde pudiese atravesarle el corazón.
-¡No!- dije a modo de respuesta ante la orden de la bruja y negando de igual forma la idea de haber estado perdiendo mi tiempo. En ese instante, Elen atacó con su arma, una daga usando una combinación envidiable de destreza física y mágica. Observé con atención todo lo que pude, estaba viendo y aprendiendo. La lamia había encontrado su lugar dándonos frente a los tres y el arma encontró su destino en la cola de la bestia, que reaccionó de una forma relativamente predecible, aunque no fue para nada predecible la saña con la que iba a por la mujer. Electricidad, la fémina tenía ese don. Sentí un escalofrío recordando un viejo encuentro amistoso alguien con similares facultades, no quería ser esa lamia; aunque no comprendía por qué atacaba sin retirarse.
Mientras lamia y bruja luchaban retribuí mi arco y tensé la cuerda y aspiré. Esperaba que Elen hiciera de nuevo una de esas cosas con su magia, contaba con que la lamia tuviese que moverse para lanzar un disparo certero a su pecho, pero los latidos pasaban, la criatura se acercaba y parecía que ya no habría más tiempo. Por Anar… mi posición no era privilegiada, pero no podía dejar que mi salvadora fuese alcanzada. Junto con el aire, dejé resbalar la flecha entre mis dedos que, con un sordo silbido se alojó en la parte posterior de su hombro, casi atravesándoselo. Un nuevo grito de la lamia, sentí que me perforaba los oídos. No quería hacerla sufrir cuando su destino ya había sido escrito, pero no me había dejado más opción.
La saeta había detenido el avance de aquél horrendo ser deformado por sentimientos oscuros. Sabía que intentaría atacarme a mí ahora o volvería por Elen, por lo que rápidamente saqué un nuevo proyectil y me ubiqué al lado de la fémina de blancos cabellos. -Te cubriré, no permitiré que - Ahora que éramos dos en el mismo sitio la bestia no dudó en dar un salto hacia nosotros. Pero no calculé que su cuerpo se moviera alrededor de un eje invisible, por lo que m siguiente flecha se alojó por debajo de su vientre. -¿Por qué no mueres ya?- murmuré saltando hacia un lado para caer y correr hacia otra posición donde pudiese atravesarle el corazón.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Elen no podía distraerse pero aún así reconoció el sonido de la cuerda del arco al tensarse, al parecer Willow había reaccionado y en vez de querer proteger a la lamia, se había liberado de su hechizo y estaba listo para acabar con ella. Una flecha silbó mientras cortaba el aire, hasta que su punta se hundió en la carne de la criatura, acertándole en la parte posterior del hombro y consiguiendo que se detuviese al menos por un momento, que aprovechó para dejar muy claro lo molesta que estaba con aquel grupo de intrusos. Su vida corría grave peligro y ante eso solo podía actuar de dos formas, huir e intentar salvarse para ver otro día o seguir atacando, por desgracia para la lamia, eligió lo segundo.
El elfo se situó junto a la de cabellos cenicientos, dando a la bestia una dirección clara en la que avanzar, mientras Alister se le acercaba por la espalda espada en mano para que no tuviese ninguna ruta de escape. Puede que el dragón no se sintiese cómodo luchando con su forma humana pero sus entrenamientos en Lunargenta habían dado fruto, convirtiéndolo en un adversario peligroso tanto si se transformaba como si no. - ¡Cuidado! - exclamó la joven al ver como la lamia se abalanzaba hacia ellos, justo antes de echarse a un lado para esquivar el nuevo ataque de la bestia. Willow aprovechó la ocasión para disparar otra flecha, que acertó por debajo del vientre y arrancó un nuevo chillido de la garganta de la criatura.
La tensai se preparó entonces para intervenir, pues necesitaba la cola de la bestia lo más intacta posible y no podía permitirse que durante la pelea sus escamas se dañasen, ya tendría que quitar un trozo solo por el impacto de su daga, no quería que las flechas destrozasen el resto. Mientras el elfo buscaba una nueva posición para disparar, Elen lanzó una descarga al pecho de la lamia, consiguiendo toda su atención y que durante unos instantes, su entumecido cuerpo dejase de responderle, eso daría ocasión a Willow para apuntar con mayor facilidad a su objetivo, siempre y cuando la hechicera pudiese mantenerla completamente quieta.
Los gruñidos no se hicieron esperar, pero incapaz de moverse y totalmente rodeada, la lamia veía cercano su final, y todo por no haber querido renunciar a su presa, que irónicamente ahora iba a convertirse en su verdugo. Elen se encargó de enviar a su maltrecho ser varias descargas consecutivas pero ligeramente espaciadas en el tiempo, ante las cuales la bestia solo pudo seguir quejándose, aunque no perdía sus ganas de luchar. Quería atacar pero sus extremidades no le ayudaban, apenas podía alargar las manos en dirección a la bruja, quizá si su instinto la hubiese empujado a huir y esconderse en su guarida hubiese tenido otra oportunidad de vengarse más adelante.
Poco le quedaba ya que hacer, sus enemigos habían demostrado ser diestros y más que peligrosos, no una presa fácil como había pensado en un principio, y justo por eso, por subestimarlos, sabía que no saldría de aquel enfrentamiento. En un desesperado intento, la lamia giró su rostro hacia el bosque y haciendo acopio de las fuerzas que le quedaban, trató de arrastrarse hasta los arbustos más cercanos, pero no consiguió avanzar mucho antes de que Alister se situase entre ella y su objetivo, apuntándola con la espada. Un nuevo gruñido escapó entre sus dientes, pero ni el dragón ni la hechicera iban a quitarle a Willow la posibilidad de acabar con la criatura que lo había engañado, al menos no mientras tuviesen la situación controlada, como era el caso.
El elfo se situó junto a la de cabellos cenicientos, dando a la bestia una dirección clara en la que avanzar, mientras Alister se le acercaba por la espalda espada en mano para que no tuviese ninguna ruta de escape. Puede que el dragón no se sintiese cómodo luchando con su forma humana pero sus entrenamientos en Lunargenta habían dado fruto, convirtiéndolo en un adversario peligroso tanto si se transformaba como si no. - ¡Cuidado! - exclamó la joven al ver como la lamia se abalanzaba hacia ellos, justo antes de echarse a un lado para esquivar el nuevo ataque de la bestia. Willow aprovechó la ocasión para disparar otra flecha, que acertó por debajo del vientre y arrancó un nuevo chillido de la garganta de la criatura.
La tensai se preparó entonces para intervenir, pues necesitaba la cola de la bestia lo más intacta posible y no podía permitirse que durante la pelea sus escamas se dañasen, ya tendría que quitar un trozo solo por el impacto de su daga, no quería que las flechas destrozasen el resto. Mientras el elfo buscaba una nueva posición para disparar, Elen lanzó una descarga al pecho de la lamia, consiguiendo toda su atención y que durante unos instantes, su entumecido cuerpo dejase de responderle, eso daría ocasión a Willow para apuntar con mayor facilidad a su objetivo, siempre y cuando la hechicera pudiese mantenerla completamente quieta.
Los gruñidos no se hicieron esperar, pero incapaz de moverse y totalmente rodeada, la lamia veía cercano su final, y todo por no haber querido renunciar a su presa, que irónicamente ahora iba a convertirse en su verdugo. Elen se encargó de enviar a su maltrecho ser varias descargas consecutivas pero ligeramente espaciadas en el tiempo, ante las cuales la bestia solo pudo seguir quejándose, aunque no perdía sus ganas de luchar. Quería atacar pero sus extremidades no le ayudaban, apenas podía alargar las manos en dirección a la bruja, quizá si su instinto la hubiese empujado a huir y esconderse en su guarida hubiese tenido otra oportunidad de vengarse más adelante.
Poco le quedaba ya que hacer, sus enemigos habían demostrado ser diestros y más que peligrosos, no una presa fácil como había pensado en un principio, y justo por eso, por subestimarlos, sabía que no saldría de aquel enfrentamiento. En un desesperado intento, la lamia giró su rostro hacia el bosque y haciendo acopio de las fuerzas que le quedaban, trató de arrastrarse hasta los arbustos más cercanos, pero no consiguió avanzar mucho antes de que Alister se situase entre ella y su objetivo, apuntándola con la espada. Un nuevo gruñido escapó entre sus dientes, pero ni el dragón ni la hechicera iban a quitarle a Willow la posibilidad de acabar con la criatura que lo había engañado, al menos no mientras tuviesen la situación controlada, como era el caso.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Haciendo uso de sus poderes , la bruja volvió a atacar a la lamia antes de que ésta descargase su ataque sobre nosotros. Era la primera vez que tenía que ir contra una de las hijas de Imbar fuera de las veces necesarias para comer, siempre había estado orgulloso de ser capaz de utilizar mi arco para defenderme, más nunca para atacar a una de mis hermanas. Podía sentir como el arma temblaba bajo mi pulso que no se estabilizaba. Tener que matar a una criatura magnífica como aquella era una blasfemia contra la madre naturaleza, pero tampoco podía renegar ante las pruebas que tenía frente a mis ojos ¡yo mismo casi me había convertido en su cena! No podía dejar que una criatura cebada a asesinar se saliera con la suya, debía terminar con su tormento.
-…Sufre- susurré no queriendo ver el horrendo espectáculo frente a mis ojos. Alister y Elen mantenían a la criatura en el triángulo que se había formado entre nosotros y con horror era testigo mudo y cómplice del sufrimiento de la lamia. Podía ver en todo su cuerpo el sufrimiento por el que estaba atravesando, más no podía tomar el coraje para atravesar su corazón en esa situación. Con el arco tenso, no podía controlar mi pulso para soltar un disparo certero. Un delgado hilo de sangre bajó de mi nariz hasta mis labios, se alojó allí unos momentos y prosiguió su camino por la barbilla hasta comenzar a gotear. Bajé mi arma cuando el hombre se interpuso entre la lamia y el bosque, esperando que él se ocupase de terminar con el sufrimiento de la criatura, pero no lo hizo.
El recuerdo de mis hermanas rodeándome cuando apenas era un crío que podía caminar pobló mis pensamientos “cobarde” decían riéndose de mi, que no había sido capaz de terminar con el sufrimiento de un sapito aplastado en medio del camino “¿y te haces llamar elfo?”. Apreté el viejo fresno blanco que me había acompañado durante décadas y con una resolución firme me puse entre Elen y Alister, de espaldas al bosque, a una distancia prudente del animal. Sus hermosas facciones se habían deformado en la representación viva de la ira y el dolor. -Que la madre Imbar te abrace bajo su égida de amor- Rápidamente volví a tensar la cuerda e instantáneamente salió despedida la tercer saeta, encontrando su destino en el corazón de la bestia - Muere bien- dije bajando el arco y finalmente respirando profundamente. Sequé la sangre con el revés de la manga y miré al par.
-Los cazadores han encontrado a su lamia. Ahora descuartizarán su cuerpo y lo dejarán a un lado del camino ¿me equivoco? – interrogué, colgando el arco a mis espaldas y acercándome a la presa para retribuir las flechas. Puse una rodilla en el suelo y deposité las puntas de mis dedos sobre la piel de la criatura -Ahora todo está bien- susurré antes de quitar la saeta de la espalda. Las del frente se habían quebrado con la caída, pero podría hacerme de sus puntas una vez que la bruja y su acompañante hicieran lo que tuvieran que hacer. Me senté contra un árbol, mirándolos hacer sus cosas, sin poder sacar la vista del macabro espectáculo. Era como si estuviesen descuartizando a una sirena. Suspiré. -¿Para qué quieren su cola? ¿por qué es tan preciada como para arriesgar sus vidas?- pregunté mientras continuaba limpiando casi de forma maníaca la punta de la flecha que estaba entre mis dedos.
-…Sufre- susurré no queriendo ver el horrendo espectáculo frente a mis ojos. Alister y Elen mantenían a la criatura en el triángulo que se había formado entre nosotros y con horror era testigo mudo y cómplice del sufrimiento de la lamia. Podía ver en todo su cuerpo el sufrimiento por el que estaba atravesando, más no podía tomar el coraje para atravesar su corazón en esa situación. Con el arco tenso, no podía controlar mi pulso para soltar un disparo certero. Un delgado hilo de sangre bajó de mi nariz hasta mis labios, se alojó allí unos momentos y prosiguió su camino por la barbilla hasta comenzar a gotear. Bajé mi arma cuando el hombre se interpuso entre la lamia y el bosque, esperando que él se ocupase de terminar con el sufrimiento de la criatura, pero no lo hizo.
El recuerdo de mis hermanas rodeándome cuando apenas era un crío que podía caminar pobló mis pensamientos “cobarde” decían riéndose de mi, que no había sido capaz de terminar con el sufrimiento de un sapito aplastado en medio del camino “¿y te haces llamar elfo?”. Apreté el viejo fresno blanco que me había acompañado durante décadas y con una resolución firme me puse entre Elen y Alister, de espaldas al bosque, a una distancia prudente del animal. Sus hermosas facciones se habían deformado en la representación viva de la ira y el dolor. -Que la madre Imbar te abrace bajo su égida de amor- Rápidamente volví a tensar la cuerda e instantáneamente salió despedida la tercer saeta, encontrando su destino en el corazón de la bestia - Muere bien- dije bajando el arco y finalmente respirando profundamente. Sequé la sangre con el revés de la manga y miré al par.
-Los cazadores han encontrado a su lamia. Ahora descuartizarán su cuerpo y lo dejarán a un lado del camino ¿me equivoco? – interrogué, colgando el arco a mis espaldas y acercándome a la presa para retribuir las flechas. Puse una rodilla en el suelo y deposité las puntas de mis dedos sobre la piel de la criatura -Ahora todo está bien- susurré antes de quitar la saeta de la espalda. Las del frente se habían quebrado con la caída, pero podría hacerme de sus puntas una vez que la bruja y su acompañante hicieran lo que tuvieran que hacer. Me senté contra un árbol, mirándolos hacer sus cosas, sin poder sacar la vista del macabro espectáculo. Era como si estuviesen descuartizando a una sirena. Suspiré. -¿Para qué quieren su cola? ¿por qué es tan preciada como para arriesgar sus vidas?- pregunté mientras continuaba limpiando casi de forma maníaca la punta de la flecha que estaba entre mis dedos.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Willow no parecía encontrar el momento para disparar la flecha que acabaría con todo aquello, lo intentó una vez pero pronto bajó el arco, quizá sintiéndose apenado por el destino de la lamia, a pesar de que ésta había estado a punto de matarlo. Elen lo observaba con atención, esperando que sacase el coraje para terminar con la criatura, y tras unos instantes así lo hizo, atravesándole el corazón con una de sus flechas. La bestia se desplomó casi al momento, y con ello la hechicera ya tenía lo que venía buscando, solo debía tomarlo. Las palabras del elfo la detuvieron durante un instante, pero en cuanto éste recuperó las puntas de sus proyectiles y se hubo apartado del cuerpo, la de ojos verdes sujetó con fuerza su daga y se acercó al mismo.
Su tarea era desagradable, bien lo sabía, pero después de todo por lo que había pasado no se inmutaba por algo como aquello, ni tampoco su compañero, que durante años había vivido de la caza y por tanto, estaba más que acostumbrado a despellejar animales. La vida en el norte podía ser muy dura, y si no te hacías con pieles para combatir el frío estabas perdido, esa la cruda realidad. Cuidadosamente, la tensai realizó un corte vertical a lo largo de toda la cola para luego empezar a retirarla poco a poco, intentando dañarla lo menos posible.
- Sus escamas tienen propiedades. - comenzó a explicar tras oír la pregunta de Willow, que había optado por sentarse contra un árbol cercano. - Dependiendo del color sirven para elaborar un veneno o un potenciador, a mí me interesa lo segundo. - continuó, sin detener su labor de recolección. - Como podrás imaginar soy alquimista, entre otras cosas. - dijo, cuando ya le faltaba poco para terminar. Una vez separada la piel de la cola del resto del cuerpo, sacó una cantimplora de su bolsa y la lavó un poco para retirar los restos de sangre y de paso hacer lo mismo con sus manos, luego la enrolló con cuidado y la ató con un fino cordel, así se quedaría hasta que volviesen a Lunargenta, donde podría trabajar las escamas y extraer de ellas la sustancia que le interesaba.
Cuando se puso en pie no pudo evitar pensar en lo que el elfo había dicho, dejar el cuerpo a un lado del camino, nada ni nadie quería terminar así, sirviendo de alimento a cuervos y gusanos. - Alister, ¿podrías encargarte? - preguntó, buscando la mirada de su compañero. El dragón asintió y envainó su espada, para acto seguido comenzar a transformarse y pasar a su forma bestial, con la cual no le resultó complicado quemar el cadáver hasta reducirlo a cenizas, aunque debía tener cuidado de no incendiar el bosque. La lamia pasó a ser una negruzca mancha en el suelo, nadie se daría cuenta de lo que allí había perecido, era lo único que podía hacer a aquellas alturas por ella. - Bueno parece que hemos terminado aquí, era un espécimen grande, no será necesario que busquemos a otra. - indicó la bruja, mientras el alado regresaba a su versión humana.
- Ya podemos volver a la ciudad, ¿qué harás tú? - preguntó, dirigiendo la vista hacia Willow. El elfo había comentado que su camino lo llevaba al mismo sitio, a desempeñar su labor como aprendiz de herrero en Verisar, pero quizá prefiriese seguir el viaje en solitario, aunque ellos no pondrían pegas a compartir la senda.
Su tarea era desagradable, bien lo sabía, pero después de todo por lo que había pasado no se inmutaba por algo como aquello, ni tampoco su compañero, que durante años había vivido de la caza y por tanto, estaba más que acostumbrado a despellejar animales. La vida en el norte podía ser muy dura, y si no te hacías con pieles para combatir el frío estabas perdido, esa la cruda realidad. Cuidadosamente, la tensai realizó un corte vertical a lo largo de toda la cola para luego empezar a retirarla poco a poco, intentando dañarla lo menos posible.
- Sus escamas tienen propiedades. - comenzó a explicar tras oír la pregunta de Willow, que había optado por sentarse contra un árbol cercano. - Dependiendo del color sirven para elaborar un veneno o un potenciador, a mí me interesa lo segundo. - continuó, sin detener su labor de recolección. - Como podrás imaginar soy alquimista, entre otras cosas. - dijo, cuando ya le faltaba poco para terminar. Una vez separada la piel de la cola del resto del cuerpo, sacó una cantimplora de su bolsa y la lavó un poco para retirar los restos de sangre y de paso hacer lo mismo con sus manos, luego la enrolló con cuidado y la ató con un fino cordel, así se quedaría hasta que volviesen a Lunargenta, donde podría trabajar las escamas y extraer de ellas la sustancia que le interesaba.
Cuando se puso en pie no pudo evitar pensar en lo que el elfo había dicho, dejar el cuerpo a un lado del camino, nada ni nadie quería terminar así, sirviendo de alimento a cuervos y gusanos. - Alister, ¿podrías encargarte? - preguntó, buscando la mirada de su compañero. El dragón asintió y envainó su espada, para acto seguido comenzar a transformarse y pasar a su forma bestial, con la cual no le resultó complicado quemar el cadáver hasta reducirlo a cenizas, aunque debía tener cuidado de no incendiar el bosque. La lamia pasó a ser una negruzca mancha en el suelo, nadie se daría cuenta de lo que allí había perecido, era lo único que podía hacer a aquellas alturas por ella. - Bueno parece que hemos terminado aquí, era un espécimen grande, no será necesario que busquemos a otra. - indicó la bruja, mientras el alado regresaba a su versión humana.
- Ya podemos volver a la ciudad, ¿qué harás tú? - preguntó, dirigiendo la vista hacia Willow. El elfo había comentado que su camino lo llevaba al mismo sitio, a desempeñar su labor como aprendiz de herrero en Verisar, pero quizá prefiriese seguir el viaje en solitario, aunque ellos no pondrían pegas a compartir la senda.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Dicen que la primera impresión es la mejor cuando conoces a alguien. Mis sentidos no me habían fallado en el caso de la bruja Elen, ahora estaba totalmente alarmado viendo cómo se ocupaba de cortar en trocitos una lamia ¡una lamia! Como si fuese manteca con esa daga mortal suya, lo peor era que ni siquiera le parpadeaba un ojo, sus manos diestras no fallaban en cada uno de sus macabros trazos. Una experiencia más para agregar a mi diario de viajero, ahora además de las elfas, iba a procurar mirar con otros ojos a las brujas. Salerne, mi amiga de la infancia había sido para mí la prueba viviente de que los brujos no son necesariamente malos, además su torpeza usando sus poderes era casi linda. Sin embargo esta Elen era como un arma mortal, parecía flacuchenta y no muy apta, claro, sin contar con esa presencia que se imponía, pero a la hora de la acción era el arma viviente más poderosa que había visto hasta el momento.
Inconscientemente me eché hacia atrás cuando escuché su voz respondiendo mis preguntas. -Entre todas las cosas alquimista… ¿pero qué tipo de persona eres Elen? Con un poder destructivo avasallador y creas pócimas que no son veneno reflexioné entre murmullos apagados, sin poder evitar que mis cejas se volviesen una. -Tanto por aprender…- dije entre dientes sintiendo una emoción con la que no estaba familiarizado. De momento sentía el impulso de querer saber más acerca de esa mujer de pelo blanco y rostro marcado. No lo había percibido antes, pero observándola con más detenimiento parecía que no gastaba ninguno de sus movimientos, así como ninguna de sus palabras. Todo era medido y conciso, pero detrás de cada acción parecía también existir cierto nivel de meditación que me dejó complacido. Pero no todo eran Elen, su compañero parecía estar hecho a su medida, puesto que tampoco se iba a las largas. ¿Quién era ese par? ¿Qué era ese par?
Guardé las puntas de las flechas cada una en un compartimiento distinto del cinto y la que estaba indemne la regresé a su lugar en el carcaj. No entendía a qué se refería la fémina con que “Alister se encargase” y mi impaciencia comenzaba a rozar sus límites. Me había puesto en pie para decir algo cuando vi al hombre hacerse dragón. Las cosas ahora cobraban algo más de sentido, una bruja como esa no podía tener a cualquier hombre a su lado, tenía que ser un caballero dragón, como en las fábulas. Alister era espectacular, así como su cuerpo en forma humana era fuerte, su forma de dragón era aún más impresionante, sus manos se habían deformado en alas de un inmenso tamaño y su mirada penetrante se había convertido en el reflejo de la audacia, si es que era posible. Las púas y los cuernos eran un tema aparte, ciertamente amedrentadores, el conjunto gritaba “no te acerques” pero eso no iba a detenerme, menos cuando había entablado cierta conversación con el… no sabía cómo referirme a él.
El espectáculo de fuego y grandeza se extinguió tan pronto la tarea estuvo completa. Desanimado me detuve dándome cuenta que estaba tan solo a un par de pasos de la cazadora y su caballero. -Pues… si no me interpongo en su camino, me apunto. Estoy seguro que voy a ver unas cuantas cosas más que no vería de ir solo- respondí rápidamente, con cierto recelo a que la propuesta tuviese un límite de tiempo antes de expirar. Luego recordé que tal vez estaba un poco demasiado cerca de la fémina letal y disimuladamente me volví hacia el hombre, dándole su espacio -Eso fue magnífico Alister, es la primera vez que soy tan cercano a un hombre dragón y me preguntaba si eres capaz de contener parte de la esencia de tu fuego en algo pequeño… digamos ¿una gema?- me soné nerviosamente las coyunturas de los codos e hice un poco más larga mi explicación.
-No soy exactamente un aprendiz de herrero del todo convencional… más bien aprendo solo el arte de las joyas, engazarlas, encontrar minerales preciosos, transferirles un poco de mana temporalmente y ese tipo de cosas- me detuve en seco dándome cuenta que nuevamente me había puesto en modo fanático de las joyas. -Lo siento, cuando se trata de nuevas posibilidades me apasiono un poco- desvié mi vista algo avergonzado por mi comportamiento. Aún estaba curioso por esa pareja, tenía que recordar mi objetivo. Sí. No. Bueno, no exactamente. Estaba seguro que en el futuro podría ir desvelando los misterios de esa dupla y tal vez podría aprender a defenderme, al menos inicialmente, del ataque de un brujo como Elen. Esa mujer me tenía impresionado. -A propósito ¿estan juntos?- puse el dedo mayor sobre el índice -Es decir ¿juntos?- pregunté -Porque si es así trataré de dejarles sus momentos… ya saben- apreté mis labios y procuré observar sus reacciones. Era una pregunta bastante indiscreta sí, pero mejor comenzar sin meterme en la vida de pareja. Vi los ojos de Alister y me apresuré a agregar -No es que me interese tener ese grado de intimidad, era…- me aclaré la garganta y dejé las cosas así. Estaba cavando mi propia tumba.
Inconscientemente me eché hacia atrás cuando escuché su voz respondiendo mis preguntas. -Entre todas las cosas alquimista… ¿pero qué tipo de persona eres Elen? Con un poder destructivo avasallador y creas pócimas que no son veneno reflexioné entre murmullos apagados, sin poder evitar que mis cejas se volviesen una. -Tanto por aprender…- dije entre dientes sintiendo una emoción con la que no estaba familiarizado. De momento sentía el impulso de querer saber más acerca de esa mujer de pelo blanco y rostro marcado. No lo había percibido antes, pero observándola con más detenimiento parecía que no gastaba ninguno de sus movimientos, así como ninguna de sus palabras. Todo era medido y conciso, pero detrás de cada acción parecía también existir cierto nivel de meditación que me dejó complacido. Pero no todo eran Elen, su compañero parecía estar hecho a su medida, puesto que tampoco se iba a las largas. ¿Quién era ese par? ¿Qué era ese par?
Guardé las puntas de las flechas cada una en un compartimiento distinto del cinto y la que estaba indemne la regresé a su lugar en el carcaj. No entendía a qué se refería la fémina con que “Alister se encargase” y mi impaciencia comenzaba a rozar sus límites. Me había puesto en pie para decir algo cuando vi al hombre hacerse dragón. Las cosas ahora cobraban algo más de sentido, una bruja como esa no podía tener a cualquier hombre a su lado, tenía que ser un caballero dragón, como en las fábulas. Alister era espectacular, así como su cuerpo en forma humana era fuerte, su forma de dragón era aún más impresionante, sus manos se habían deformado en alas de un inmenso tamaño y su mirada penetrante se había convertido en el reflejo de la audacia, si es que era posible. Las púas y los cuernos eran un tema aparte, ciertamente amedrentadores, el conjunto gritaba “no te acerques” pero eso no iba a detenerme, menos cuando había entablado cierta conversación con el… no sabía cómo referirme a él.
El espectáculo de fuego y grandeza se extinguió tan pronto la tarea estuvo completa. Desanimado me detuve dándome cuenta que estaba tan solo a un par de pasos de la cazadora y su caballero. -Pues… si no me interpongo en su camino, me apunto. Estoy seguro que voy a ver unas cuantas cosas más que no vería de ir solo- respondí rápidamente, con cierto recelo a que la propuesta tuviese un límite de tiempo antes de expirar. Luego recordé que tal vez estaba un poco demasiado cerca de la fémina letal y disimuladamente me volví hacia el hombre, dándole su espacio -Eso fue magnífico Alister, es la primera vez que soy tan cercano a un hombre dragón y me preguntaba si eres capaz de contener parte de la esencia de tu fuego en algo pequeño… digamos ¿una gema?- me soné nerviosamente las coyunturas de los codos e hice un poco más larga mi explicación.
-No soy exactamente un aprendiz de herrero del todo convencional… más bien aprendo solo el arte de las joyas, engazarlas, encontrar minerales preciosos, transferirles un poco de mana temporalmente y ese tipo de cosas- me detuve en seco dándome cuenta que nuevamente me había puesto en modo fanático de las joyas. -Lo siento, cuando se trata de nuevas posibilidades me apasiono un poco- desvié mi vista algo avergonzado por mi comportamiento. Aún estaba curioso por esa pareja, tenía que recordar mi objetivo. Sí. No. Bueno, no exactamente. Estaba seguro que en el futuro podría ir desvelando los misterios de esa dupla y tal vez podría aprender a defenderme, al menos inicialmente, del ataque de un brujo como Elen. Esa mujer me tenía impresionado. -A propósito ¿estan juntos?- puse el dedo mayor sobre el índice -Es decir ¿juntos?- pregunté -Porque si es así trataré de dejarles sus momentos… ya saben- apreté mis labios y procuré observar sus reacciones. Era una pregunta bastante indiscreta sí, pero mejor comenzar sin meterme en la vida de pareja. Vi los ojos de Alister y me apresuré a agregar -No es que me interese tener ese grado de intimidad, era…- me aclaré la garganta y dejé las cosas así. Estaba cavando mi propia tumba.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
La pregunta del elfo era muy buena, ¿qué tipo de persona era realmente? Ella misma se la hacía muchas veces, y no resultaba sencillo darle respuesta. ¿Verdaderamente podía considerarse buena? Sí, puede que prestase ayuda sin pensarlo cuando encontraba a alguien en problemas, y que estuviese inmersa en una lucha que a pesar de haber comenzado como algo personal, podía afectar a mucha gente más, pero no podía negar que había matado a sangre fría, y que en cierto modo, por culpa de los jinetes se había insensibilizado ante la muerte, todo cuanto había visto a través de las pesadillas la había transformado en algo que no podía definir. ¿La convertía eso en una persona mala? Algunos podrían decir que sí, pero teniendo en cuenta todo por lo que había pasado, simplemente había hecho cuanto estaba en su mano para seguir adelante y no rendirse.
El interés de Willow pareció despertar cuando vio a Alister en su forma bestial, y tras aceptar unirse a ellos en el camino hacia Lunargenta, pasó a preguntar al dragón sobre sus habilidades, centrándose en si el alado era capaz de contener parte de su elemento en algo tan pequeño como una gema. Sus siguientes palabras dieron explicación a tal cuestión, pues no era un aprendiz de herrero convencional, de esos que se pasan el día en la forja creando armas y toda clase de objetos metálicos sino que se dedicaba al trabajo de las joyas, desde la búsqueda del mineral precioso hasta el engarce. Aquello sonaba interesante, sobre todo si podía encantar dichas piezas y darles algún efecto extra, como por ejemplo el que tenía el anillo de la bruja, que servía para cegar bestias.
- Nunca he intentado nada semejante. - respondió Alister, en cuanto tuvo ocasión. ¿Para qué iba a hacerlo? Puede que a otros les interesase tener algo de fuego a mano pero para él obtenerlo era tan sencillo como cambiar de forma, y en ocasiones podía sentir el calor recorriendo su cuerpo sin siquiera transformarse, no podía usarlo por supuesto, pero estaba ahí. Willow, quizá viendo que se estaba emocionando demasiado con aquella posibilidad, pidió disculpas, aunque no era necesario, resultaba normal que tuviese preguntas al encontrarse con un miembro de otra raza, Alister también las tenía. Pocas veces se había cruzado con elfos, al menos antes de unir su camino al de la hechicera, desde entonces se podría decir que había empezado a conocer más mundo, pero seguía teniendo algo de curiosidad.
Pero antes de que pudiese aprovechar para tratar de averiguar algo más acerca de la raza de los bosques, Willow formuló una pregunta que podía resultar incómoda. El dragón se mantuvo en silencio, y cruzó una fugaz mirada con la de cabellos cenicientos, que fue la que decidió responder. - No, solo somos compañeros de viaje. - aclaró, dejando de lado la misión que los había empujado a ello, pues ¿qué ganaría con asustar al elfo? Nada. - Y ahora deberíamos ponernos en marcha si queremos aprovechar las horas de luz que quedan. - instó, justo antes de encaminarse hacia el claro en que habían quedado las monturas de los tres.
Elen se adelantó para guardar la piel de lamia entre sus alforjas, mientras Alister se quedaba atrás a propósito para tener oportunidad de conocer algo mejor la raza de Willow. - ¿Es cierto que envejecéis el doble de lento que nosotros? - preguntó, sin apenas elevar la voz. De ser así quizá el elfo fuese el más viejo de los tres.
El interés de Willow pareció despertar cuando vio a Alister en su forma bestial, y tras aceptar unirse a ellos en el camino hacia Lunargenta, pasó a preguntar al dragón sobre sus habilidades, centrándose en si el alado era capaz de contener parte de su elemento en algo tan pequeño como una gema. Sus siguientes palabras dieron explicación a tal cuestión, pues no era un aprendiz de herrero convencional, de esos que se pasan el día en la forja creando armas y toda clase de objetos metálicos sino que se dedicaba al trabajo de las joyas, desde la búsqueda del mineral precioso hasta el engarce. Aquello sonaba interesante, sobre todo si podía encantar dichas piezas y darles algún efecto extra, como por ejemplo el que tenía el anillo de la bruja, que servía para cegar bestias.
- Nunca he intentado nada semejante. - respondió Alister, en cuanto tuvo ocasión. ¿Para qué iba a hacerlo? Puede que a otros les interesase tener algo de fuego a mano pero para él obtenerlo era tan sencillo como cambiar de forma, y en ocasiones podía sentir el calor recorriendo su cuerpo sin siquiera transformarse, no podía usarlo por supuesto, pero estaba ahí. Willow, quizá viendo que se estaba emocionando demasiado con aquella posibilidad, pidió disculpas, aunque no era necesario, resultaba normal que tuviese preguntas al encontrarse con un miembro de otra raza, Alister también las tenía. Pocas veces se había cruzado con elfos, al menos antes de unir su camino al de la hechicera, desde entonces se podría decir que había empezado a conocer más mundo, pero seguía teniendo algo de curiosidad.
Pero antes de que pudiese aprovechar para tratar de averiguar algo más acerca de la raza de los bosques, Willow formuló una pregunta que podía resultar incómoda. El dragón se mantuvo en silencio, y cruzó una fugaz mirada con la de cabellos cenicientos, que fue la que decidió responder. - No, solo somos compañeros de viaje. - aclaró, dejando de lado la misión que los había empujado a ello, pues ¿qué ganaría con asustar al elfo? Nada. - Y ahora deberíamos ponernos en marcha si queremos aprovechar las horas de luz que quedan. - instó, justo antes de encaminarse hacia el claro en que habían quedado las monturas de los tres.
Elen se adelantó para guardar la piel de lamia entre sus alforjas, mientras Alister se quedaba atrás a propósito para tener oportunidad de conocer algo mejor la raza de Willow. - ¿Es cierto que envejecéis el doble de lento que nosotros? - preguntó, sin apenas elevar la voz. De ser así quizá el elfo fuese el más viejo de los tres.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Era una pena que Alister nunca hubiese intentado hacer una gema, pero eso también tenía su lado bueno: no quería decir que no pudiera si no lo intentaba. La bruja me dejó bastante claro que no tenían ese tipo de relación, asi que me contenté con encogerme de hombros y asentir, mejor, sería menos incómodo viajar entre dos personas que ya se conocían. Los bosques por la noche pueden llegar a ser demasiado silenciosos si se trata de esconder el canto del amor en un matrimonio o relación. -Claro que sí- me apuré a responderle a Elen cuando ella sugirió movernos, tal vez la pregunta le había incomodado y no quería que yo continuara por ese camino y yo estaba deseoso de dejar atrás la pregunta que había tenido que ser hecha. Sin embargo Alister parecía tener otras ideas.
Cuando vi que el caballero dragón se quedaba para atrás empecé a tener mis dudas sobre la respuesta que me había dado Elen, tal vez sólo había querido ser discreta y el hombre ahora buscaba ponerme las cosas en claro. Sin dudas la pregunta que me hizo me tomó desprevenido y sin querer me reí algo nervioso. -Esto…- miré el suelo y a la fémina hacer y deshacer más adelante, buscaba la forma de responder. A muchos les incordiaba nuestra expectativa de vida. Miré los ojos del dragón, no parecía haber malicia en ellos, por lo que fui honesto -Es cierto, mi madre parece mi hermana y eso que me lleva casi un siglo- sonreí sin gracia -así como me ves voy para mi cumpleaños número setenta y tres en un par de semanas- agregué para que sintiera la veracidad de mis palabras -Aunque las cosas cambian tan rápido que uno no sabe exactamente cómo sentirse al respecto.- Me llevé una mano al mentón mientras pensaba.
-Pero no por tener más de tres cuartos de siglo quiere decir que sepa más. Generalmente estoy tan enfrascado en mis cosas o en el día a día que olvido lo que me rodea, por eso me obligo a salir a los caminos de vez en cuando. Aquí entre nos, tengo algunos problemas para relacionarme con las chicas, tú sabes… me ponen nervioso- mis últimas palabras eran casi un secreto, le toqué con el codo para que mantuviera eso en discreción. Y monté a Eide, si seguíamos retrasándonos Elen se arrepentiría de haberme ofrecido viajar juntos. -En fin, deberíamos intentar fusionar tu fuego con mi mana. O nuestros manas juntos ¿No Elen? ¿Tu has intentado concentrar tu poder en un objeto antes?- cerré mis ojos imaginandome la forma y textura de una joya que le sentara. Podía verla, un cristal ovalado engarzado en espinas que se adhirieran a donde ella le conviniera llevarlo, capaz de sentir su poder y moverse cuando lo usara. -Una magnífica joya… sí…-
Miré algo avergonzado a mis lados, no solamente debía parecer un elfo raro, aunque ellos ignoraban mi apariencia porque probablemente se encontraron con tipos peores que yo, sino que además que hablaba solo, perfecto… -A propósito ¿cuál es nuestra siguiente parada? quisiera evitar Sandorai lo máximo posible, ahí se encuentran mis hermanas mayores, y esto te va a gustar Alister, los elfos no tienen grandes familias, pero en la mía somos cinco hermanos y yo soy el único hombre. Si me atrapan no me dejarán volver a Baslodia- el simple pensamiento hizo que sintiera nuevas gotas de sangre en mi nariz. Eché la cabeza un poco hacia atras y tapé los orificios -Esas hermanas mías no son exactamente flores delicadas aunque lo parezcan, mejor y no acercarse demasiado-
Cuando vi que el caballero dragón se quedaba para atrás empecé a tener mis dudas sobre la respuesta que me había dado Elen, tal vez sólo había querido ser discreta y el hombre ahora buscaba ponerme las cosas en claro. Sin dudas la pregunta que me hizo me tomó desprevenido y sin querer me reí algo nervioso. -Esto…- miré el suelo y a la fémina hacer y deshacer más adelante, buscaba la forma de responder. A muchos les incordiaba nuestra expectativa de vida. Miré los ojos del dragón, no parecía haber malicia en ellos, por lo que fui honesto -Es cierto, mi madre parece mi hermana y eso que me lleva casi un siglo- sonreí sin gracia -así como me ves voy para mi cumpleaños número setenta y tres en un par de semanas- agregué para que sintiera la veracidad de mis palabras -Aunque las cosas cambian tan rápido que uno no sabe exactamente cómo sentirse al respecto.- Me llevé una mano al mentón mientras pensaba.
-Pero no por tener más de tres cuartos de siglo quiere decir que sepa más. Generalmente estoy tan enfrascado en mis cosas o en el día a día que olvido lo que me rodea, por eso me obligo a salir a los caminos de vez en cuando. Aquí entre nos, tengo algunos problemas para relacionarme con las chicas, tú sabes… me ponen nervioso- mis últimas palabras eran casi un secreto, le toqué con el codo para que mantuviera eso en discreción. Y monté a Eide, si seguíamos retrasándonos Elen se arrepentiría de haberme ofrecido viajar juntos. -En fin, deberíamos intentar fusionar tu fuego con mi mana. O nuestros manas juntos ¿No Elen? ¿Tu has intentado concentrar tu poder en un objeto antes?- cerré mis ojos imaginandome la forma y textura de una joya que le sentara. Podía verla, un cristal ovalado engarzado en espinas que se adhirieran a donde ella le conviniera llevarlo, capaz de sentir su poder y moverse cuando lo usara. -Una magnífica joya… sí…-
Miré algo avergonzado a mis lados, no solamente debía parecer un elfo raro, aunque ellos ignoraban mi apariencia porque probablemente se encontraron con tipos peores que yo, sino que además que hablaba solo, perfecto… -A propósito ¿cuál es nuestra siguiente parada? quisiera evitar Sandorai lo máximo posible, ahí se encuentran mis hermanas mayores, y esto te va a gustar Alister, los elfos no tienen grandes familias, pero en la mía somos cinco hermanos y yo soy el único hombre. Si me atrapan no me dejarán volver a Baslodia- el simple pensamiento hizo que sintiera nuevas gotas de sangre en mi nariz. Eché la cabeza un poco hacia atras y tapé los orificios -Esas hermanas mías no son exactamente flores delicadas aunque lo parezcan, mejor y no acercarse demasiado-
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
Lo que habían contado al dragón durante su infancia era cierto, así lo había corroborado Willow al admitir que los de su raza envejecían el doble de lento que los dragones, es decir, cuatro veces más despacio que un humano común. Lo malo de todo aquello era que tal como contaba el joven, se podían confundir los lazos familiares fácilmente, ya que sus apariencias tardaban en cambiar o mostrar signos de vejez. Los dragones no tenían ese problema, o al menos no les afectaba tanto. Alister recordaba perfectamente el rostro de su padre, un caballero dragón que casi había alcanzado los ciento cuarenta años cuando murió, por lo cual su aspecto era el de un hombre ya mayor pero que aún se mantenía en forma, tal como se lo exigía su cargo en el cuartel.
A él le esperaba el mismo camino, ya tenía 50 y estaba en la plenitud de su vida pero tarde o temprano los años pasarían factura a su cuerpo, aunque no debía preocuparse demasiado ya que para él, todo iría el doble de lento. Esbozó una leve sonrisa al escuchar lo que Willow comentaba sobre su problema para relacionarse con las mujeres, viéndose en parte reflejado en él. - Con eso no puedo ayudarte, después de mi familia Elen ha sido la única chica con la que me he relacionado más allá de comerciar por comida o alojamiento, antes de toparme con ella era algo así como un lobo solitario. - explicó en voz baja, para que la bruja no los escuchase. Cierto era que sus años alejado de la sociedad lo habían vuelto huraño y taciturno, pero desde que había decidido acompañar a la benjamina de los Calhoun había empezado a cambiar poco a poco, acostumbrándose a la vida que ella llevaba, en constante movimiento y conociendo gente nueva en todas partes.
Una vez subidos a sus monturas, el elfo volvió a centrar su interés en lo relacionado con las gemas, primero dirigiéndose a Alister y luego a la hechicera, que tampoco había intentado concentrar nunca su elemento en algo tan pequeño. - No lo he intentado, pero si puede convertirse en algo útil no me importaría probar. - respondió Elen, ligeramente intrigada por averiguar cuáles podrían ser los posibles usos de una joya que encerrase parte de su poder. La tensai sabía de pergaminos a los que se les podía lanzar un hechizo para tenerlo cuando hiciese falta, en más de una ocasión se había planteado adquirir uno pero por el momento no lo consideraba necesario, más adelante visitaría el taller de su hermano para que éste le vendiese uno.
La siguientes palabras de Willow sorprendieron un tanto a la de ojos verdes, ¿un elfo que quería evitar Sandorai? No, eso no se veía todos los días. - Estás de suerte, nosotros también evitamos el bosque en la medida de lo posible, ya sabes, la vieja rivalidad entre nuestras razas… no quiero problemas. - contestó, al tiempo que espoleaba su montura para ponerse en marcha. - Cruzaremos arboleda central y seguiremos por la costa hasta la base de los Bio, así tendrás tiempo de contarnos más acerca de lo que haces con las joyas. - propuso, sin preocuparse demasiado por meterse en territorio de licántropos, ya que no solía tener problemas con ellos.
- Dime, ¿para qué se podría utilizar una gema que contuviese los poderes de Alister o los míos? - preguntó, sin apartar la vista del camino.
A él le esperaba el mismo camino, ya tenía 50 y estaba en la plenitud de su vida pero tarde o temprano los años pasarían factura a su cuerpo, aunque no debía preocuparse demasiado ya que para él, todo iría el doble de lento. Esbozó una leve sonrisa al escuchar lo que Willow comentaba sobre su problema para relacionarse con las mujeres, viéndose en parte reflejado en él. - Con eso no puedo ayudarte, después de mi familia Elen ha sido la única chica con la que me he relacionado más allá de comerciar por comida o alojamiento, antes de toparme con ella era algo así como un lobo solitario. - explicó en voz baja, para que la bruja no los escuchase. Cierto era que sus años alejado de la sociedad lo habían vuelto huraño y taciturno, pero desde que había decidido acompañar a la benjamina de los Calhoun había empezado a cambiar poco a poco, acostumbrándose a la vida que ella llevaba, en constante movimiento y conociendo gente nueva en todas partes.
Una vez subidos a sus monturas, el elfo volvió a centrar su interés en lo relacionado con las gemas, primero dirigiéndose a Alister y luego a la hechicera, que tampoco había intentado concentrar nunca su elemento en algo tan pequeño. - No lo he intentado, pero si puede convertirse en algo útil no me importaría probar. - respondió Elen, ligeramente intrigada por averiguar cuáles podrían ser los posibles usos de una joya que encerrase parte de su poder. La tensai sabía de pergaminos a los que se les podía lanzar un hechizo para tenerlo cuando hiciese falta, en más de una ocasión se había planteado adquirir uno pero por el momento no lo consideraba necesario, más adelante visitaría el taller de su hermano para que éste le vendiese uno.
La siguientes palabras de Willow sorprendieron un tanto a la de ojos verdes, ¿un elfo que quería evitar Sandorai? No, eso no se veía todos los días. - Estás de suerte, nosotros también evitamos el bosque en la medida de lo posible, ya sabes, la vieja rivalidad entre nuestras razas… no quiero problemas. - contestó, al tiempo que espoleaba su montura para ponerse en marcha. - Cruzaremos arboleda central y seguiremos por la costa hasta la base de los Bio, así tendrás tiempo de contarnos más acerca de lo que haces con las joyas. - propuso, sin preocuparse demasiado por meterse en territorio de licántropos, ya que no solía tener problemas con ellos.
- Dime, ¿para qué se podría utilizar una gema que contuviese los poderes de Alister o los míos? - preguntó, sin apartar la vista del camino.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Paseos de reconocimiento (libre) [CERRADO]
“Lobo solitario” me gustaba esa expresión, pero me gustaba más ver el brillo en los ojos del caballero, no podía dejar de pensar que probablemente estuviera haciendo un mal tercio, tal vez fuera mejor disolver la sociedad ni bien tuviese la oportunidad más adelante, no me interpondría entre los caminos que ni siquiera yo aún sabía cómo funcionaban. Escuché atento a Elen y con alegría recibí las noticias. -Me parece una idea excelente- me aventuré a decir, cualquier cosa era mejor que estar cerca de casa. No solamente porque temía ser reprendido y torturado por mis hermanas, sino porque también extrañaba mucho mi hogar, extrañaba a esas hermanas mayores duras pero de corazón blando y sonrisa buena, a mis padres siempre sinceros y rectos. No podía pisar Sandorai, no cuando mi decisión de continuar con mi propósito estaba balanceándose peligrosamente.
Espolee a Eide, él y yo estábamos acostumbrados a un paso de mula, Alister y Elen parecían hechos para cabalgar. Si salíamos vivos de ese viaje mejoraríamos obligatoriamente nuestra condición física. -Interesante pregunta Elen, no podría decirlo a ciencia cierta, aún soy un aprendiz en arcanos y lo que tiene que ver con la exteriorización del mana… pero supongo que en teoría podrías almacenar tu poder para que sea utilizado posteriormente, por ti o por alguien más, o bien como una parte de algo más grande que requiera la comunión e varios elementos, como una cerradura en base al mana ¿sabes de ellas?- hice una muy breve pausa, en realidad era algo de lo que había leído mucho mucho tiempo atrás en un tomo antiquísimo en mi hogar materno, y quería decirlo en voz alta, era como si el conocimiento reviviera si lo hacía de esa forma.
-Existen lo que algunos llaman “herrajes arcanos” que responden a una llave o impresión, es decir, no necesitas una llave con forma de llave que sea tangible. En teoría, si yo tuviese más experiencia y conocimiento, podría fabricar para ustedes una cerradura que sólo ustedes podrían abrir, o bien ustedes y quienes sean portadores de su consentimiento a través de una extensión de su poder… como la mencionada joya. sonreí, había encontrado dos aplicaciones a las joyas, de todas formas escapaban a mis habilidades en ese momento -Probablemente si fuera a la biblioteca podría encontrar algo más, pero bueno, no he oído de nadie en la actualidad que investigue sobre el tema. Las joyas arcanas no son muy populares hoy en día. Se prefieren cosas que tardan menos en ser adquiridas y son más fáciles de usar. Una lástima… suspiré, si seguía así moriría de hambre en mi pequeño taller antes de poder practicar mis habilidades, por más de que viviera pensando en joyas, no era como que pudiese vivir sin financiación por el resto de mi laaaarga vida.
Se me ocurría una tercera aplicación, pero probablemente alguien como Elen no le importaría mucho, así que me dirigí a Alister -También serían un hermoso presente para intercambiar, se dice que esas gemas son hermosas cuando son creadas- y con todo esa perorata recordé una historia que me habían contado en mi niñez -Se dice que en los tiempos antiguos, las personas les pedían deseos- reí -Viejas supersticiones…- murmuré, reparando en cuánto habíamos avanzado. -Ahora me siento mal por haber hablado tanto y sin parar… es casi vergonzoso comenté un poco agobiado por la idea -¿Ustedes se dedican a comerciar?- pregunté, no eran un par común, eso ya lo había notado, pero simples comerciantes tampoco son tan fuertes, no sabía dónde estaba la línea que no debía pisar, asi que intenté ir por algo seguro. -¿El lobo solitario decidió tener compañía así porque sí? Hacen un muy buen equipo, tengo que reconocerlo. Esa lamia casi me saca el alma del cuerpo y ustedes como si nada. Estoy impresionado
Espolee a Eide, él y yo estábamos acostumbrados a un paso de mula, Alister y Elen parecían hechos para cabalgar. Si salíamos vivos de ese viaje mejoraríamos obligatoriamente nuestra condición física. -Interesante pregunta Elen, no podría decirlo a ciencia cierta, aún soy un aprendiz en arcanos y lo que tiene que ver con la exteriorización del mana… pero supongo que en teoría podrías almacenar tu poder para que sea utilizado posteriormente, por ti o por alguien más, o bien como una parte de algo más grande que requiera la comunión e varios elementos, como una cerradura en base al mana ¿sabes de ellas?- hice una muy breve pausa, en realidad era algo de lo que había leído mucho mucho tiempo atrás en un tomo antiquísimo en mi hogar materno, y quería decirlo en voz alta, era como si el conocimiento reviviera si lo hacía de esa forma.
-Existen lo que algunos llaman “herrajes arcanos” que responden a una llave o impresión, es decir, no necesitas una llave con forma de llave que sea tangible. En teoría, si yo tuviese más experiencia y conocimiento, podría fabricar para ustedes una cerradura que sólo ustedes podrían abrir, o bien ustedes y quienes sean portadores de su consentimiento a través de una extensión de su poder… como la mencionada joya. sonreí, había encontrado dos aplicaciones a las joyas, de todas formas escapaban a mis habilidades en ese momento -Probablemente si fuera a la biblioteca podría encontrar algo más, pero bueno, no he oído de nadie en la actualidad que investigue sobre el tema. Las joyas arcanas no son muy populares hoy en día. Se prefieren cosas que tardan menos en ser adquiridas y son más fáciles de usar. Una lástima… suspiré, si seguía así moriría de hambre en mi pequeño taller antes de poder practicar mis habilidades, por más de que viviera pensando en joyas, no era como que pudiese vivir sin financiación por el resto de mi laaaarga vida.
Se me ocurría una tercera aplicación, pero probablemente alguien como Elen no le importaría mucho, así que me dirigí a Alister -También serían un hermoso presente para intercambiar, se dice que esas gemas son hermosas cuando son creadas- y con todo esa perorata recordé una historia que me habían contado en mi niñez -Se dice que en los tiempos antiguos, las personas les pedían deseos- reí -Viejas supersticiones…- murmuré, reparando en cuánto habíamos avanzado. -Ahora me siento mal por haber hablado tanto y sin parar… es casi vergonzoso comenté un poco agobiado por la idea -¿Ustedes se dedican a comerciar?- pregunté, no eran un par común, eso ya lo había notado, pero simples comerciantes tampoco son tan fuertes, no sabía dónde estaba la línea que no debía pisar, asi que intenté ir por algo seguro. -¿El lobo solitario decidió tener compañía así porque sí? Hacen un muy buen equipo, tengo que reconocerlo. Esa lamia casi me saca el alma del cuerpo y ustedes como si nada. Estoy impresionado
Invitado
Invitado
Invitado
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Wonder [Libre] [Cerrado]
» Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
» This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
» [Cerrado] Pan y mermelada [Libre]
» El invento del año [Libre] [Cerrado]
» Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
» This is (not) Farming [libre 3/3][cerrado]
» [Cerrado] Pan y mermelada [Libre]
» El invento del año [Libre] [Cerrado]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr