[Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
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Tyr
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
La voz de Blazh me ponía aún más nerviosa. ¿De verdad no había una solución pacífica sin que nadie muriera? No quería matar a nadie: Mi profesión no era la de asesina, sino espía. No quería que nadie muriera por mi culpa. El padre de los niños y el pequeño Matie ya habían muerto, y según Blazh era culpa mía, como podía serlo la muerte de Rodrik y Bella si el señor Neph me terminaba llevando con las bestias. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que morir la gente? No era justo. Las palabras me dolían mucho, pero a NIA no importaba lo que dijera. Ella siempre tenía las ideas claras y no abandonaba nunca su guión. Yo ahora mismo no era más que una espectadora de cualquier cosa que aconteciera.
¿Y esas palabras tan groseras del Señor Neph? ¡Me iba a matar! ¿Por qué? ¿Qué le había hecho? Yo no quería morir, como tampoco quería el padre del pequeño Matie. El señor Neph mataba por matar, porque los asesinos matan porque su profesión es matar. Me estaba asustando. Yo no quería morir. “Por favor, no me mate, señor Neph”, quería decirle acurrucándome en un árbol, pero no era yo quién manejaba el cuerpo, sino NIA.
-Fijando objetivo: Gerrit Nephgerd. Ejecutando órdenes de eliminación del sujeto. – NIA se lanzaba a por él sin sentir dolor, esquivando sus golpes con rapidez y propinándole fuertes puñetazos que el musculoso rubio detenía con su martillo. Mientras Nephgerd insistía en que yo tenía la culpa de todo. Pero NIA no respondía a nada. Consiguió esquivar varios golpes, pero instantes después el señor Neph tomó mi cabeza con su mano mientras NIA trataba de alejar sus brazos, el señor Neph generó entonces una corriente eléctrica más potente que recorrió de nuevo mi cuerpo. Aquello desequilibró a la inteligencia, y luego tomó su martillo y golpeó con todas sus fuerzas en mi cabeza, haciéndome retroceder y caer al suelo.
De mi cuerpo brotaban chispas y humo. El golpe había sido tan fuerte que había perforado bien adentro, causándome una herida en la cabeza por la que brotaba sangre al romper por completo la armadura de tungsteno en este punto. Yo estaba destrozada, pero NIA no sentía el dolor. Jamás. Ella seguiría luchando hasta que no tuviese energías. Aunque perdiera un brazo en el intento.
Se levantó y se abalanzó contra el señor Neph. Trató de derribarlo en el suelo y comenzó a golpearle puñetazo tras puñetazo, con todas sus fuerzas. – ¡Destruir! – decía dando un golpe con el puño cerrado. – ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! – Cada palabra iba acompañada de un fortísimo golpe. Unos terminaban en el cuerpo o cara del señor Neph, otros en el suelo, aplastando mi dedo contra la tierra y rasgando por completo el tejido cutáneo de las manos, quedando visible la parte metálica de las mismas. Cada golpe me hería más y más. Echaba ya tanto humo que parecía una caldera a punto de explotar, y el gasto de energía era tal en cuestión de supervivencia que ya hasta emitía chispas. El brazo se me empezaba incluso a desencajar. NIA no controlaba, y aquella falta de control no ayudaba.
En uno de esos instantes, volvió a recibir otro martillazo brutal que me hizo salir volando, confiaba en que el señor Neph estuviera muy herido y no viniera a rematarme. Pues NIA estaba severamente averiada y ni siquiera se pudo levantar de ese golpe, quedando inmóvil y sumida en el desangro.
-Constantes vitales muy bajas. – indicó la inteligencia en el suelo en diferentes tonalidades de voz que alternaban tonos agudos y graves. La electricidad y la energía me abandonaba como si sufriese una avería. Mi cuerpo entero expulsaba humo en los puntos de soldadura por el fuerte impacto y una enorme brecha de sangre en mi cabeza, que había sido golpeada, bañaba entera mi frente y parte de mi maltrecho ropaje. – Desconexión in… - se apagaba. - …mineuh. – no se llegó a entender lo último y de repente los ojos de NIA se apagaron y volvieron a mi habitual tonalidad azul.
Estaba hundida. No podía moverme. Me dolía absolutamente todo y aunque podía levantarme el cuerpo estaba totalmente destrozado. ¿Iba a morir? Yo no quería morir. Tampoco quería acabar en un desgüace como muchos biocibernéticos. Era muy joven. Las lágrimas salían por mis ojos, que ni siquiera podía cerrar. Había quedado mirando en dirección al cuerpo del pequeño Matie. ¿Qué pasaría ahora? ¿Me llevarían con aquel brujo que me iba a arrebatar un alma que no es física? No quería saberlo. No tenía fuerzas ni energías para ello.
-Lo siento, pequeño Matie… No he podido hacerlo. - musité con lágrimas, humeante, con chispas saliendo de mí cada cierto tiempo.
*Off: Consulta de runa [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]¿Y esas palabras tan groseras del Señor Neph? ¡Me iba a matar! ¿Por qué? ¿Qué le había hecho? Yo no quería morir, como tampoco quería el padre del pequeño Matie. El señor Neph mataba por matar, porque los asesinos matan porque su profesión es matar. Me estaba asustando. Yo no quería morir. “Por favor, no me mate, señor Neph”, quería decirle acurrucándome en un árbol, pero no era yo quién manejaba el cuerpo, sino NIA.
-Fijando objetivo: Gerrit Nephgerd. Ejecutando órdenes de eliminación del sujeto. – NIA se lanzaba a por él sin sentir dolor, esquivando sus golpes con rapidez y propinándole fuertes puñetazos que el musculoso rubio detenía con su martillo. Mientras Nephgerd insistía en que yo tenía la culpa de todo. Pero NIA no respondía a nada. Consiguió esquivar varios golpes, pero instantes después el señor Neph tomó mi cabeza con su mano mientras NIA trataba de alejar sus brazos, el señor Neph generó entonces una corriente eléctrica más potente que recorrió de nuevo mi cuerpo. Aquello desequilibró a la inteligencia, y luego tomó su martillo y golpeó con todas sus fuerzas en mi cabeza, haciéndome retroceder y caer al suelo.
De mi cuerpo brotaban chispas y humo. El golpe había sido tan fuerte que había perforado bien adentro, causándome una herida en la cabeza por la que brotaba sangre al romper por completo la armadura de tungsteno en este punto. Yo estaba destrozada, pero NIA no sentía el dolor. Jamás. Ella seguiría luchando hasta que no tuviese energías. Aunque perdiera un brazo en el intento.
Se levantó y se abalanzó contra el señor Neph. Trató de derribarlo en el suelo y comenzó a golpearle puñetazo tras puñetazo, con todas sus fuerzas. – ¡Destruir! – decía dando un golpe con el puño cerrado. – ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! ¡Destruir! – Cada palabra iba acompañada de un fortísimo golpe. Unos terminaban en el cuerpo o cara del señor Neph, otros en el suelo, aplastando mi dedo contra la tierra y rasgando por completo el tejido cutáneo de las manos, quedando visible la parte metálica de las mismas. Cada golpe me hería más y más. Echaba ya tanto humo que parecía una caldera a punto de explotar, y el gasto de energía era tal en cuestión de supervivencia que ya hasta emitía chispas. El brazo se me empezaba incluso a desencajar. NIA no controlaba, y aquella falta de control no ayudaba.
En uno de esos instantes, volvió a recibir otro martillazo brutal que me hizo salir volando, confiaba en que el señor Neph estuviera muy herido y no viniera a rematarme. Pues NIA estaba severamente averiada y ni siquiera se pudo levantar de ese golpe, quedando inmóvil y sumida en el desangro.
-Constantes vitales muy bajas. – indicó la inteligencia en el suelo en diferentes tonalidades de voz que alternaban tonos agudos y graves. La electricidad y la energía me abandonaba como si sufriese una avería. Mi cuerpo entero expulsaba humo en los puntos de soldadura por el fuerte impacto y una enorme brecha de sangre en mi cabeza, que había sido golpeada, bañaba entera mi frente y parte de mi maltrecho ropaje. – Desconexión in… - se apagaba. - …mineuh. – no se llegó a entender lo último y de repente los ojos de NIA se apagaron y volvieron a mi habitual tonalidad azul.
- Estado final de Rachel:
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Estaba hundida. No podía moverme. Me dolía absolutamente todo y aunque podía levantarme el cuerpo estaba totalmente destrozado. ¿Iba a morir? Yo no quería morir. Tampoco quería acabar en un desgüace como muchos biocibernéticos. Era muy joven. Las lágrimas salían por mis ojos, que ni siquiera podía cerrar. Había quedado mirando en dirección al cuerpo del pequeño Matie. ¿Qué pasaría ahora? ¿Me llevarían con aquel brujo que me iba a arrebatar un alma que no es física? No quería saberlo. No tenía fuerzas ni energías para ello.
-Lo siento, pequeño Matie… No he podido hacerlo. - musité con lágrimas, humeante, con chispas saliendo de mí cada cierto tiempo.
Rachel Roche
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
Blazh estaba sentado en la rama de un árbol aplaudiendo y riéndose como si estuviera viendo el mayor espectáculo circense de todo el continente. Eso le parecía tan divertido que no quería perderse ni un movimiento. Los golpes metálicos eran música para sus oídos, la sangre hacía que su vitalidad creciese. ¡Se lo tenía que contar a Duna! Ella estaría tan contenta de lo que había hecho que no podía esperar para decírselo. Después de haber confundido de ese modo a Castinur hasta hacerle creer que estaba enamorado de una mujer cuando, en realidad, era un amasijo de hierros oxidados, esto era lo mejor que había hecho. ¡Ay! ¡Inocentes mortales! Era tan sencillo jugar con la mente de las personas, sobre todo si eran impulsivos, como esos dos. -¡Bien! ¡Seguid así! ¡Dale! ¡Dale! –Animaba. Había dejado atrás la oscuridad donde había los había metido antes y ahora estaban, de nuevo, en el bosque. Pese a que Gerrit y Rachel podían ver los árboles, Rodrik, hasta ese momento, no. Se sorprendió de volver a ver luz y a esos dos peleando.
-¡Rachel! -La llamó, pero no se atrevió a entrar a ayudarla. Hubiese sido caballeroso interponerse, pero sabía lo que Gerrit le había hecho a su amigo y, seamos sinceros, mejor perder la caballerosidad que la cabeza. Él se mantenía al margen, con Belly en sus brazos, quien seguía inconsciente.
Los golpes se seguían hasta que, finalmente, ambos fueron víctimas de los golpes del contrincante, quedando exhaustos y malheridos. Aquello divirtió más a Blazh, quien creó una ilusión especial para el brujo del martillo. Duna apareció frente a él, sonriente. -¿Qué te ha pasado, hijo de Odín? -Su risita inocente contrastaba con la personalidad de esa chica, que se balanceaba con los pies juntos. -¿Por qué dejas que te peguen? ¡Eres débil! ¡Te lo dije! -Se quejó, como si eso fuera una ofensa para ella. Pero rápido cambió su rostro, reflejando la inocencia que debía tener una niña de su edad. -¿Te hacen buena compañía mis cuervos? -Otra vez la risita. Por su parte, la visión de Rachel era diferente. Ella no veía a Duna, veía a su hermano, Jules Roche, tendido en el lugar de Matie, tal y como estaba el pequeño. Tampoco podía oírle, al contrario que Gerrit a Duna. Lo que ella oía era la voz que llevaba escuchando desde que había entrado en el bosque, la verdadera de Blazh, quien aún no se había mostrado tal como era delante de ellos. -Mira lo que le ha pasado a tu hermano por no haber conseguido el alma. Una vida por la otra.
Rodrik seguía sin entender qué estaba ocurriendo, él simplemente veía los cuerpos tendidos en el suelo, con sangre. Pero nada más.
De pronto, Duna y Jules desparecieron y con ellos, Blazh. Ya no quedaba rastro de ese muchacho que se divertía viendo sufrir a esos dos. A los cinco minutos aparecieron entre los árboles los dos hombres viejos. Jorah negó con la cabeza ante semejante espectáculo. -No me podía esperar menos de ti, chico. -Lo miró con una mueca de burla y expectación. Le habían encargado algo y casi le hace lo mismo a Rachel que a Talisa. ¡Si ya lo decía el buen hombre! Confiar en brujos, como que no.
Y si le había encargado llevar un alma a su casa, ¿por qué estaban ahí los dos? Fácil: venganza. Gerrit, ¿acaso pensabas que ibas a librarte después de haberle destrozado el corazón al pobre viejo? Castinur fue hacia el brujo y, en la marca del cuervo, puso su mano, creando la sensación de dolor a Gerrit como si le estuvieran quemando vivo.
-Disfruta del daño que haces. –Su mermada voz, ajada por la edad, se tornó sombría. Le había arrebatado lo que más quería. Pagaría con creces.
-Todavía podemos tomar el alma de esta chica. Su carcasa está muy dañada. -Comentó Jorah acercándose a Rachel. El viejo brujo miró el cuerpo de la cibernética y se acercó a él. Ambos estaban haciendo y deshaciendo sin contar ni un poco con la opinión que pudiera tener la destrozada Rachel, mientras un perplejo Rodrik miraba sin entender.-Eh… ¿Qué hacéis? ¡Dejadla! -Sentó a Belly en el suelo y se acercó despacio hacia ellos, quienes no hacían ni caso. -¡Eh! -Al no entender nada de lo que había pasado desde que Rachel le había contado lo que Blazh le pedía a Matie, se sentía frustrado. Había visto morir a dos personas hoy, a dos personas a quienes quería. Y la niña tampoco estaba bien del todo. Su rabia le llevó a tomar una piedra de gran tamaño y golpear al hombre que tenía más cerca en varias ocasiones, manchando de sangre a la robot, más todavía.
Castinur cayó al suelo con el cráneo abierto y su cara llena de sangre.
Jorah también recibió los salpicones de sangre y le dio a Rodrik en la cabeza con una de sus robustas muletas, haciendo que cayera. Definitivamente Rodrik era un inútil, pero había salvado a Rachel. -¡Idiota! ¿Qué hará Blazh cuando sepa que te has cargado a Rubeus Castinur? ¿Y Duna? ¡Van a ir a por ti! ¡O a por ella! -Señaló a Belly. -¡Esa niña va a acabar devorada por los cuervos! -Su rostro cambió, y sonrió haciendo que se marcasen mucho más sus arrugas. -Aunque tengo mucho “material” que ofrecerles. -El viejo Jorah miró a todos los que estaban tendidos en el suelo y se frotó las manos con ambición.
¿Os pido un combate y sacáis runas casi empatadas? Esperaba un claro ganador pero los dioses deben estar riéndose de vosotros tanto como Blazh. Por cierto, habéis cumplido el objetivo, que era entretenerle. ¡Enhorabuena! Con vuestra sangre derramada os habéis convertido en los bufones de un joven sádico.
Estamos llegando a la parte final del mastereado y, gracias a vuestro empate, tomaremos otro camino para acabar.
Hemos perdido a Rubeus Castinur, la suerte así lo ha decidido -> [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ambos: Estáis muy dañados, y por ahora nadie os va a sanar. Al menos hasta que busquéis la forma de salir de ahí, pues se avecina un mal peor. Debéis poneros de acuerdo entre vosotros para intentar convencer a Jorah de que no os venda a Blazh o a Duna. Si buscáis la forma del diálogo no tendréis que tirar runas, pero tenéis que comerle la cabeza para que no lo haga o negociar con él. Si tomáis el modo de convicción “made in Gerrit”, sí, deberéis lanzar runa.
• Runa Muy buena/buena: Acabaréis con Jorah y no llamará a Blazh. Os libráis, aunque seguís para el arrastre.
• Runa media: Se entregará a uno de vosotros, de todos vosotros, a Blazh. Será elegido a suerte.
• Runa mala/muy mala: Vendrá Blazh a vuestro encuentro, otra vez.
También podéis dejar a Jorah y tratar de salvar a Rodrik y a la niña. Irán juntos si decidís ponerlos a salvo. Pero esto debe ser rápido. Si decidís ponerlos a salvo sin tratar de dialogar con Jorah, debéis probar suerte:
• Runa Muy buena/buena: Salváis a ambos y no os encontraréis con Blazh.
• Runa media: Sólo vais a salvar a uno, elegido a suerte.
• Runa mala: No podréis salvarlos antes de que venga el brujo.
Como apunte: Tened en cuenta que Jorah es el único que puede reparar a Rachel (aunque quiera entregaros), pero que Belly conoce la historia de Blazh, sabe cosas sobre el brujo. Y Rodrik os puede ayudar aunque sea un poco inútil. Todo esto que os digo es por si acaso sirviera para ayudaros en vuestra decisión.
Y una cosa más, ¿seríais capaces de traicionaros para salvaros? Blazh quiere jugar, usad la imaginación.
Gerrit: Has destrozado la única oportunidad que tenías de que Castinur te ayudara a quitarte la maldición, y encima, los dioses caprichosos han decidido que el destino del poderoso brujo sea encontrarse con sus ancestros. No sólo no te ha quitado la maldición que pesaba sobre ti, sino que ha añadido otra más:
“Dentro de ti”: Cuando vayas a golpear a alguien, trates de torturar o algún otro agravio físico contra alguien, esto se volverá contra ti. Cualquier daño que hagas, lo sentirás tú exactamente igual que lo das.
Todo esto sin olvidar que los cuervos seguirán estando a tu lado cuando tengas el impulso o el pensamiento de no hacer las cosas correctamente.
¿Veremos a Gerrit portarse bien? A ver si en este turno podemos verte dialogar por primera vez o te veremos estrenar tu recuerdo a Castinur.
Por cierto, gracias a vuestro apasionado combate, tienes heridas graves.
Rachel: Has luchado muy bien pero no lo suficiente y has acabado siendo otra de las víctimas que Gerrit ha dejado en este hilo. Tienes muchas opciones: puedes vengarte, seguir siendo buena como eres tú, etc. En este turno tienes completa libertad, pero tus decisiones serán de vital importancia, al igual que las de tu compañero.
Y que no se me olvide: también tienes heridas graves.
-¡Rachel! -La llamó, pero no se atrevió a entrar a ayudarla. Hubiese sido caballeroso interponerse, pero sabía lo que Gerrit le había hecho a su amigo y, seamos sinceros, mejor perder la caballerosidad que la cabeza. Él se mantenía al margen, con Belly en sus brazos, quien seguía inconsciente.
Los golpes se seguían hasta que, finalmente, ambos fueron víctimas de los golpes del contrincante, quedando exhaustos y malheridos. Aquello divirtió más a Blazh, quien creó una ilusión especial para el brujo del martillo. Duna apareció frente a él, sonriente. -¿Qué te ha pasado, hijo de Odín? -Su risita inocente contrastaba con la personalidad de esa chica, que se balanceaba con los pies juntos. -¿Por qué dejas que te peguen? ¡Eres débil! ¡Te lo dije! -Se quejó, como si eso fuera una ofensa para ella. Pero rápido cambió su rostro, reflejando la inocencia que debía tener una niña de su edad. -¿Te hacen buena compañía mis cuervos? -Otra vez la risita. Por su parte, la visión de Rachel era diferente. Ella no veía a Duna, veía a su hermano, Jules Roche, tendido en el lugar de Matie, tal y como estaba el pequeño. Tampoco podía oírle, al contrario que Gerrit a Duna. Lo que ella oía era la voz que llevaba escuchando desde que había entrado en el bosque, la verdadera de Blazh, quien aún no se había mostrado tal como era delante de ellos. -Mira lo que le ha pasado a tu hermano por no haber conseguido el alma. Una vida por la otra.
Rodrik seguía sin entender qué estaba ocurriendo, él simplemente veía los cuerpos tendidos en el suelo, con sangre. Pero nada más.
De pronto, Duna y Jules desparecieron y con ellos, Blazh. Ya no quedaba rastro de ese muchacho que se divertía viendo sufrir a esos dos. A los cinco minutos aparecieron entre los árboles los dos hombres viejos. Jorah negó con la cabeza ante semejante espectáculo. -No me podía esperar menos de ti, chico. -Lo miró con una mueca de burla y expectación. Le habían encargado algo y casi le hace lo mismo a Rachel que a Talisa. ¡Si ya lo decía el buen hombre! Confiar en brujos, como que no.
Y si le había encargado llevar un alma a su casa, ¿por qué estaban ahí los dos? Fácil: venganza. Gerrit, ¿acaso pensabas que ibas a librarte después de haberle destrozado el corazón al pobre viejo? Castinur fue hacia el brujo y, en la marca del cuervo, puso su mano, creando la sensación de dolor a Gerrit como si le estuvieran quemando vivo.
-Disfruta del daño que haces. –Su mermada voz, ajada por la edad, se tornó sombría. Le había arrebatado lo que más quería. Pagaría con creces.
-Todavía podemos tomar el alma de esta chica. Su carcasa está muy dañada. -Comentó Jorah acercándose a Rachel. El viejo brujo miró el cuerpo de la cibernética y se acercó a él. Ambos estaban haciendo y deshaciendo sin contar ni un poco con la opinión que pudiera tener la destrozada Rachel, mientras un perplejo Rodrik miraba sin entender.-Eh… ¿Qué hacéis? ¡Dejadla! -Sentó a Belly en el suelo y se acercó despacio hacia ellos, quienes no hacían ni caso. -¡Eh! -Al no entender nada de lo que había pasado desde que Rachel le había contado lo que Blazh le pedía a Matie, se sentía frustrado. Había visto morir a dos personas hoy, a dos personas a quienes quería. Y la niña tampoco estaba bien del todo. Su rabia le llevó a tomar una piedra de gran tamaño y golpear al hombre que tenía más cerca en varias ocasiones, manchando de sangre a la robot, más todavía.
Castinur cayó al suelo con el cráneo abierto y su cara llena de sangre.
Jorah también recibió los salpicones de sangre y le dio a Rodrik en la cabeza con una de sus robustas muletas, haciendo que cayera. Definitivamente Rodrik era un inútil, pero había salvado a Rachel. -¡Idiota! ¿Qué hará Blazh cuando sepa que te has cargado a Rubeus Castinur? ¿Y Duna? ¡Van a ir a por ti! ¡O a por ella! -Señaló a Belly. -¡Esa niña va a acabar devorada por los cuervos! -Su rostro cambió, y sonrió haciendo que se marcasen mucho más sus arrugas. -Aunque tengo mucho “material” que ofrecerles. -El viejo Jorah miró a todos los que estaban tendidos en el suelo y se frotó las manos con ambición.
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¿Os pido un combate y sacáis runas casi empatadas? Esperaba un claro ganador pero los dioses deben estar riéndose de vosotros tanto como Blazh. Por cierto, habéis cumplido el objetivo, que era entretenerle. ¡Enhorabuena! Con vuestra sangre derramada os habéis convertido en los bufones de un joven sádico.
Estamos llegando a la parte final del mastereado y, gracias a vuestro empate, tomaremos otro camino para acabar.
Hemos perdido a Rubeus Castinur, la suerte así lo ha decidido -> [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ambos: Estáis muy dañados, y por ahora nadie os va a sanar. Al menos hasta que busquéis la forma de salir de ahí, pues se avecina un mal peor. Debéis poneros de acuerdo entre vosotros para intentar convencer a Jorah de que no os venda a Blazh o a Duna. Si buscáis la forma del diálogo no tendréis que tirar runas, pero tenéis que comerle la cabeza para que no lo haga o negociar con él. Si tomáis el modo de convicción “made in Gerrit”, sí, deberéis lanzar runa.
• Runa Muy buena/buena: Acabaréis con Jorah y no llamará a Blazh. Os libráis, aunque seguís para el arrastre.
• Runa media: Se entregará a uno de vosotros, de todos vosotros, a Blazh. Será elegido a suerte.
• Runa mala/muy mala: Vendrá Blazh a vuestro encuentro, otra vez.
También podéis dejar a Jorah y tratar de salvar a Rodrik y a la niña. Irán juntos si decidís ponerlos a salvo. Pero esto debe ser rápido. Si decidís ponerlos a salvo sin tratar de dialogar con Jorah, debéis probar suerte:
• Runa Muy buena/buena: Salváis a ambos y no os encontraréis con Blazh.
• Runa media: Sólo vais a salvar a uno, elegido a suerte.
• Runa mala: No podréis salvarlos antes de que venga el brujo.
Como apunte: Tened en cuenta que Jorah es el único que puede reparar a Rachel (aunque quiera entregaros), pero que Belly conoce la historia de Blazh, sabe cosas sobre el brujo. Y Rodrik os puede ayudar aunque sea un poco inútil. Todo esto que os digo es por si acaso sirviera para ayudaros en vuestra decisión.
Y una cosa más, ¿seríais capaces de traicionaros para salvaros? Blazh quiere jugar, usad la imaginación.
Gerrit: Has destrozado la única oportunidad que tenías de que Castinur te ayudara a quitarte la maldición, y encima, los dioses caprichosos han decidido que el destino del poderoso brujo sea encontrarse con sus ancestros. No sólo no te ha quitado la maldición que pesaba sobre ti, sino que ha añadido otra más:
“Dentro de ti”: Cuando vayas a golpear a alguien, trates de torturar o algún otro agravio físico contra alguien, esto se volverá contra ti. Cualquier daño que hagas, lo sentirás tú exactamente igual que lo das.
Todo esto sin olvidar que los cuervos seguirán estando a tu lado cuando tengas el impulso o el pensamiento de no hacer las cosas correctamente.
¿Veremos a Gerrit portarse bien? A ver si en este turno podemos verte dialogar por primera vez o te veremos estrenar tu recuerdo a Castinur.
Por cierto, gracias a vuestro apasionado combate, tienes heridas graves.
Rachel: Has luchado muy bien pero no lo suficiente y has acabado siendo otra de las víctimas que Gerrit ha dejado en este hilo. Tienes muchas opciones: puedes vengarte, seguir siendo buena como eres tú, etc. En este turno tienes completa libertad, pero tus decisiones serán de vital importancia, al igual que las de tu compañero.
Y que no se me olvide: también tienes heridas graves.
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
Duna estaba a pocos metros de mí. Tenía la vista borrosa, apenas podía abrir los ojos. Aun así, diferenciaba el pequeño cuerpo en mitad del descampado. Con su mano izquierda me señalaba con sarna mientras con la derecha sostenía un dulce de leche. Su aspecto era infantil, tanto como el aspecto de los niños que cuidaba Rachel, sin embargo, a diferencia de éstos, Duna reía como un demonio demente. Reía aunque tuviese la boca llena de trozos de bizcocho y chocolate.
Lentamente, usando las pocas fuerzas que me quedaban, levanté la mano derecha del cada vez más apetecible suelo e intenté cargar una descarga contra Duna; intento que resultó ser un fracaso total. Unas finas chipas, parecían pequeñas espigas de trigo azules, se desvanecieron entre mis dedos antes que ni siquiera pudiese disparar nada.
Sentí mis parpados muy pesados, dejé que cayesen y cerrasen los ojos. Era como estar en un sueño, un estado de inconsciencia en el que todo lo que había a mi alrededor desaparecía. Estaba despierto, y algo dentro de mí (cuervos) me empujaba (me picaban) a que abriese los ojos. Lo intenté, pero mi cuerpo estaba muerto. No obedecía a ninguna orden que le dictaba desde mi cabeza (Abre los ojos. Ataca a Duna). Si sabía que estaba vivo era porque podía escuchar mi propio latido. Lo oía en mi pecho y, con mayor intensidad, lo sentía en las heridas que Rachel me había hecho. La peor era de la cabeza. Sentía que tenía una tan grande como mi puño por la cual emanaba sangre caliente. ¿Cómo podía notar que la sangre que corría por mi cara estaba caliente y, en cambio, ignorar lo que fuera que estuviera sucediendo fuera de mi cuerpo? Los cuervos de mi mente respondieron entre graznidos a la pregunta: “Es porque te estás muriendo. ¡Muerto, muerto, muerto!”
Una mano ajena a la mía me obligó a levantar los párpados. Vi un rostro que no supe diferenciar hasta que habló. Era Castinur y tenía otra maldición preparada para mí. Mis labios se curvaron una sonrisa, mis dientes mantuvieron la misma expresión de rabia que había mantenido desde el combate con Rachel.
Cuando me dejó tirado en el suelo, hice fuerza para mantenerme despierto (vivo). Quería verlo todo, aunque no pudiese diferenciar nada. La sangre y las lágrimas corrían por mi cara nublándome la vista. Vi cosas muy divertidas: Rachel en un estado de debilidad muy parecido al mío, un tipo que no recordaba el nombre, amigo del primer hombre que había matado, llorar mientras veía con nerviosismo cada recoveco del claro y, lo mejor de todo, vi a Belly coger unas piedras y lanzárselas a Castinur y Jorah. Esa niña tenía futuro. ¿El viejo estaba muerto? Jamás había visto sobrevivir a nadie con un agujero en la cabeza, suponía que sí lo estaba. Verlo morir hizo que recorriera una extraña energía por mis venas, los estúpidos la llamarían felicidad. Mi mano derecha se volvió a cargar de chicas azules, esta vez no desvanecieron. Moví los dedos de mi mano el tiempo suficiente para comprobar que la electricidad no se iba. Estaba vivo, muy vivo.
Me levanté apoyándome en el suelo. En mi camino me crucé con la cabeza de Talisa, la cogí sin vacilación. Jorah estaba hablando, yo no le escuché.
-No-.
Fue lo único que supe decir, después de que aquella mísera palabra, golpeé el rostro engreído de Jorah con la dura cabeza de Talisa. Cayó al suelo en el acto. Lo miré fijamente desde en alto, como si fuera un insecto. No me costaría levantar el pie y chafarlo. Sonaría un “crack”, el mismo sonido que se escuchaba al pisar una cucaracha, y el hombre moriría. Podría haber muerto entre las ramas de los árboles, asesinado bajo el hechizo de viejo amigo. Fui tan necio como rescatarle de las ramas. ¿Ahora, quién iba a rescatarlo de mí? Ni los cuervos ni el nuevo dolor que sentía en la cabeza podían hacer nada para detenerme; al contrario, lo que hicieron fue despertar al antiguo Gerrit, aquel que no le importaba matar veinte elfos por la mañana y follarse tres mujeres por la noche.
Dejé caer la cabeza de Talisa a un lado del cuerpo yaciente de Jorah. Con una patada, aparté sus muletas. Cuando acabase con él, iba a quedármelas para mí.
-Escúchame bien, vas a hacer lo que te diga y sin trucos. Si obedeces, te prometo una muerte rápida. Si intentas engañarme- pisé el estomagó de Jorah y dejé caer todo mi peso sobre él- sufrirás todo lo que estoy sufriendo ahora-.
-Sigues sin entender nada.- el viejo tosió - Te lamentarás…-
No dejé que terminase la frase, rápidamente, moví mi pie hacia su cuello.
-Estoy hablando yo, no me interrumpas- antes de escuchar el “crack” (como una cucaracha)- Quiero que las dejes.- moví la mano bruscamente como si fuera el ala de un pájaro para señalar tanto a Belly como a Rachel- Tu amigo se ha divertido conmigo, ¿verdad? Ha sido cojonudo. ¿Y dónde está mi recompensa?- volví a pisarle el estómago y me di un puñetazo en el mío- ¡Aquí tienes mi recompensa! Ahora, a ellas las dejas, mejor, cura sus heridas y les pones en un lugar seguro. Ahora, seré yo quien se lo va a pasar cojonudamente bien con tu amiguito invisible. Verás como sí- una vez terminé, me limpié las babas que escupía al hablar.
Del bolsillo de mi pantalón, me saqué uno de los bollos de pájaro que dieron en el Ostara. Después de tanto tiempo, no sabía cómo seguía estando igual de esponjosos que el primer día. Me lo comí y, al momento, la herida de la cabeza desapareció. Me encontré muchísimo mejor. La magia, por mucho que Jorah la odie, era fabulosa.
Offrol: Uso la habilidad de los bollos de ave incinerada del Ostara para curarme.
Lentamente, usando las pocas fuerzas que me quedaban, levanté la mano derecha del cada vez más apetecible suelo e intenté cargar una descarga contra Duna; intento que resultó ser un fracaso total. Unas finas chipas, parecían pequeñas espigas de trigo azules, se desvanecieron entre mis dedos antes que ni siquiera pudiese disparar nada.
Sentí mis parpados muy pesados, dejé que cayesen y cerrasen los ojos. Era como estar en un sueño, un estado de inconsciencia en el que todo lo que había a mi alrededor desaparecía. Estaba despierto, y algo dentro de mí (cuervos) me empujaba (me picaban) a que abriese los ojos. Lo intenté, pero mi cuerpo estaba muerto. No obedecía a ninguna orden que le dictaba desde mi cabeza (Abre los ojos. Ataca a Duna). Si sabía que estaba vivo era porque podía escuchar mi propio latido. Lo oía en mi pecho y, con mayor intensidad, lo sentía en las heridas que Rachel me había hecho. La peor era de la cabeza. Sentía que tenía una tan grande como mi puño por la cual emanaba sangre caliente. ¿Cómo podía notar que la sangre que corría por mi cara estaba caliente y, en cambio, ignorar lo que fuera que estuviera sucediendo fuera de mi cuerpo? Los cuervos de mi mente respondieron entre graznidos a la pregunta: “Es porque te estás muriendo. ¡Muerto, muerto, muerto!”
Una mano ajena a la mía me obligó a levantar los párpados. Vi un rostro que no supe diferenciar hasta que habló. Era Castinur y tenía otra maldición preparada para mí. Mis labios se curvaron una sonrisa, mis dientes mantuvieron la misma expresión de rabia que había mantenido desde el combate con Rachel.
Cuando me dejó tirado en el suelo, hice fuerza para mantenerme despierto (vivo). Quería verlo todo, aunque no pudiese diferenciar nada. La sangre y las lágrimas corrían por mi cara nublándome la vista. Vi cosas muy divertidas: Rachel en un estado de debilidad muy parecido al mío, un tipo que no recordaba el nombre, amigo del primer hombre que había matado, llorar mientras veía con nerviosismo cada recoveco del claro y, lo mejor de todo, vi a Belly coger unas piedras y lanzárselas a Castinur y Jorah. Esa niña tenía futuro. ¿El viejo estaba muerto? Jamás había visto sobrevivir a nadie con un agujero en la cabeza, suponía que sí lo estaba. Verlo morir hizo que recorriera una extraña energía por mis venas, los estúpidos la llamarían felicidad. Mi mano derecha se volvió a cargar de chicas azules, esta vez no desvanecieron. Moví los dedos de mi mano el tiempo suficiente para comprobar que la electricidad no se iba. Estaba vivo, muy vivo.
Me levanté apoyándome en el suelo. En mi camino me crucé con la cabeza de Talisa, la cogí sin vacilación. Jorah estaba hablando, yo no le escuché.
-No-.
Fue lo único que supe decir, después de que aquella mísera palabra, golpeé el rostro engreído de Jorah con la dura cabeza de Talisa. Cayó al suelo en el acto. Lo miré fijamente desde en alto, como si fuera un insecto. No me costaría levantar el pie y chafarlo. Sonaría un “crack”, el mismo sonido que se escuchaba al pisar una cucaracha, y el hombre moriría. Podría haber muerto entre las ramas de los árboles, asesinado bajo el hechizo de viejo amigo. Fui tan necio como rescatarle de las ramas. ¿Ahora, quién iba a rescatarlo de mí? Ni los cuervos ni el nuevo dolor que sentía en la cabeza podían hacer nada para detenerme; al contrario, lo que hicieron fue despertar al antiguo Gerrit, aquel que no le importaba matar veinte elfos por la mañana y follarse tres mujeres por la noche.
Dejé caer la cabeza de Talisa a un lado del cuerpo yaciente de Jorah. Con una patada, aparté sus muletas. Cuando acabase con él, iba a quedármelas para mí.
-Escúchame bien, vas a hacer lo que te diga y sin trucos. Si obedeces, te prometo una muerte rápida. Si intentas engañarme- pisé el estomagó de Jorah y dejé caer todo mi peso sobre él- sufrirás todo lo que estoy sufriendo ahora-.
-Sigues sin entender nada.- el viejo tosió - Te lamentarás…-
No dejé que terminase la frase, rápidamente, moví mi pie hacia su cuello.
-Estoy hablando yo, no me interrumpas- antes de escuchar el “crack” (como una cucaracha)- Quiero que las dejes.- moví la mano bruscamente como si fuera el ala de un pájaro para señalar tanto a Belly como a Rachel- Tu amigo se ha divertido conmigo, ¿verdad? Ha sido cojonudo. ¿Y dónde está mi recompensa?- volví a pisarle el estómago y me di un puñetazo en el mío- ¡Aquí tienes mi recompensa! Ahora, a ellas las dejas, mejor, cura sus heridas y les pones en un lugar seguro. Ahora, seré yo quien se lo va a pasar cojonudamente bien con tu amiguito invisible. Verás como sí- una vez terminé, me limpié las babas que escupía al hablar.
Del bolsillo de mi pantalón, me saqué uno de los bollos de pájaro que dieron en el Ostara. Después de tanto tiempo, no sabía cómo seguía estando igual de esponjosos que el primer día. Me lo comí y, al momento, la herida de la cabeza desapareció. Me encontré muchísimo mejor. La magia, por mucho que Jorah la odie, era fabulosa.
Offrol: Uso la habilidad de los bollos de ave incinerada del Ostara para curarme.
Gerrit Nephgerd
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
El miembro 'Gerrit Nephgerd' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
“Error en el sistema motriz. Todos los módulos de combate están deshabilitados, se mantienen únicamente las funciones vitales. Se requiere intervención inmediata.”s No podía moverme. Estaba muy nerviosa, pero el corazón me latía muy despacio. Tanto que casi me hacía ahogarme. NIA estaba regulando las pocas energías que quedaban y las severas heridas para tratar de mantenerme con vida.
Todo lo que podía hacer era girar la cabeza un poco. Y ver entonces a mi hermano tendido en el suelo. - Jules… - comencé a llorar, tratando de estirar el brazo a la posición en la que lo veía tendido en el suelo. Donde estaba el pequeño Matie, estaba mi hermano. – Jules, no te mueras, por favor. – seguía llorando, impotente por no poder hacer nada por ayudar a mi hermano convaleciente. Cerré los ojos mientras muchas más lágrimas caían por mi rostro y miré al cielo sumida en el llanto. Había perdido a la Maestra Boisson. Ahora había perdido también a mi hermano. ¿Para qué vivir?
Ni siquiera me di cuenta de los dos entrañables a los que ni siquiera conocía, que llegaban hasta mi posición y debatían qué hacer con mi cuerpo, insistiendo en tomar a mi alma. Tampoco percibí cómo Rodrik discutía con ellos y los alejaba de mí, hiriendo a uno de ellos mortalmente.
-Jules… No te mueras, Jules. – rogaba a los dioses, mirando al cielo. Seguía con lo mío. Fue entonces cuando, entre las nubes de aquel día, pude ver el rostro de mi hermano como si estuviera allí mismo.
-¡Rachel! Estoy bien. ¿Qué te ha pasado? – preguntó. - ¡Alejaos de ella, malditos paletos! – Gritó con furia. Empujándolos a todos. Aquella escena era tan real… Era el Jules de verdad.
-Fui a Tyretus a por provisiones para el viaje. Lo que me pediste. – comenté. – El señor Neph me atacó tras ser manipulado por dos ancianos que querían robarme el alma, Jules. – comenté entre sollozos. El brujo se giró para ver la escena y pronto comprendió qué ocurría, al frotarse uno de ellos las manos llamándome material.
-Está bien. Tranquila, pequeña. Ya está tu hermano aquí. Mejorarás. – instó el brujo, acariciándome la cabeza, y alzó la vista para ver quién se encontraba allí. Un muy herido Gerrit discutía con el viejo que quedaba vivo, que le ordenaba que se alejara de mí y de la niña a la vez que se enfrentaba él. – Tranquila, cómete algo para reponer fuerzas. – Y sacó del bolsillo de mi falda ese pequeño bollo con forma de pato que me habían regalado en el Ostara y me lo dio de comer.
Aquel bollito con forma de pato parecía ser un regalo de los dioses. Poco a poco recuperaba algo de movilidad en el cuerpo. Al menos lo suficiente para que NIA se volviese a encontrar operativa y pudiera levantarme. Si bien la sangre no se quitaba, con tiempo me pude ir levantando. El señor Neph, el asesino, había cambiado de idea y ahora parecía querer ayudarme. Aquel viejo hombre me había llamado “material”. Y cargaba contra todos después de que Rodrik hubiese matado al supuesto Castinur.
-¡Blazh os hará pagar esto, estúpidos! – gritaba el hombre, aprisionado por el pie de Gerrit. Mi hermano se puso en cuclillas, apoyó un brazo en una de las rodillas y otra mano tranquila en el pecho del anciano.
-No sé qué mierdas ha pasado aquí, abuelete. – empezó diciendo. – Pero este tipo - dio una palmada a Neph en el hombro. - va a arrancarte la cabeza y yo no voy a ayudarte porque has llamado a mi hermana “material”. – respondió sereno, con ironía. – Yo en tu lugar cuidaría tu lengua de arpía, cabronazo.
Mi hermano y Neph estaban distraídos centrándose en el viejo, mientras Rodrik se mantenía con la inconsciente niña que no se llamaba número 119. observando la escena desde la distancia. Sin saber por qué pude ver algo moverse volando. Era un cuchillo. ¡El cuchillo Blazh!
- […] buena suerte soportando cómo te revientan la cabeza. - di toques rápidamente en el hombre de mi hermano. Señalando al cuchillo Blazh.
-¡Jules! ¡Jules! ¡El cuchillo Blazh! – le dije apresurada.. – ¡Él es el manipulador que nos quiere a todos muertos! – Jules se giró.
-¿Qué dices, Rachel? ¿Un cuchillo? – miró a la escena sin creerme. Incluso algo molesto por haberle interrumpido. - ¡La madre que me…! ¡Un cuchillo volador! – Jules era más avispado que yo, y sabía que aquello era parte de un truco de magia de un brujo. – Tú no eres un cuchillo. Eres un tío invisible. – El cazador me puso a su espalda y le apuntó con la ballesta que lucía el logo del gremio de cazadores.
El cuchillo Blazh ahora era el hombre invisible Blazh. comenzó a reír. Parecía haberse divertido con el espectáculo y quería volver a por más. Rodrik y la niña que no se llamaba número 119 parecían ser sus próximas víctimas, al menos por proximidad.
-¡Otro brujo! Sólo quería ayudar a los ancianitos a recuperar a su alma querida. Yo también quiero almas. Cuantas más almas, mejor. – habló el cuchillo. Yo me puse aún más detrás del brujo, con mucho miedo.
-Estúpido psicópata demente. – comentó el brujo. – No hace demasiado tiempo perdí a una persona a la que… - se le secó un poco la garganta. - … a la que amaba. – indicó. – No perderé a otra.
Jules disparó su ballesta, pero el hombre invisible Blazh esquivó el golpe. Y contraatacó con un nuevo ataque que mi hermano también esquivó. Estaba angustiada. - ¡Cuidado Jules! – clamé. Mantuvieron una encarnizada pelea durante varios instantes. El hombre invisible Blazh incluso consiguió despojarle de su ballesta una vez, aunque Jules volvió para recuperarla. El brujo lanzaba pequeños rayos de fuego contra su enemigo, que esquivaba con rapidez. Blazh, sabiendo que era delatado por el cuchillo, lo soltó rápidamente.
-Ahora no puedes verme, brujo. - rió Blazh, cuya voz sonaba desde todas partes. Pero Jules permanecía atento a los pasos, mirando en dirección contraria a la que se encontraba, tratando de adivinar su posición.
-¿Verte? No necesito verte. – comentó no muy alto para poder seguirle la pista. Sabía perfectamente dónde se encontraba Blazh, justo a su espalda. - Mi trabajo consiste en cazar gente a la que no puedes ver. – prosiguió. – ¿Y sabes qué? Aprendí junto a la mejor. – entonces se giró rápidamente y disparó su virote en la dirección en la que estaba seguro se encontraba el hombre invisible Blazh. Me llevé las manos a la boca. ¿Conseguiría darle y poner fin a aquella masacre?
*Off: Uso el bollito de ave del Ostara que me recupera el 60% de las heridas. Como tenía libertad y Gerrit sacó una runa pésima, según las indicaciones master asumí que Blazh vendría a matar a Belly, Rodrik y Jorah. Así que a ver si los dioses me acompañan y le doy caza.
Todo lo que podía hacer era girar la cabeza un poco. Y ver entonces a mi hermano tendido en el suelo. - Jules… - comencé a llorar, tratando de estirar el brazo a la posición en la que lo veía tendido en el suelo. Donde estaba el pequeño Matie, estaba mi hermano. – Jules, no te mueras, por favor. – seguía llorando, impotente por no poder hacer nada por ayudar a mi hermano convaleciente. Cerré los ojos mientras muchas más lágrimas caían por mi rostro y miré al cielo sumida en el llanto. Había perdido a la Maestra Boisson. Ahora había perdido también a mi hermano. ¿Para qué vivir?
Ni siquiera me di cuenta de los dos entrañables a los que ni siquiera conocía, que llegaban hasta mi posición y debatían qué hacer con mi cuerpo, insistiendo en tomar a mi alma. Tampoco percibí cómo Rodrik discutía con ellos y los alejaba de mí, hiriendo a uno de ellos mortalmente.
-Jules… No te mueras, Jules. – rogaba a los dioses, mirando al cielo. Seguía con lo mío. Fue entonces cuando, entre las nubes de aquel día, pude ver el rostro de mi hermano como si estuviera allí mismo.
-¡Rachel! Estoy bien. ¿Qué te ha pasado? – preguntó. - ¡Alejaos de ella, malditos paletos! – Gritó con furia. Empujándolos a todos. Aquella escena era tan real… Era el Jules de verdad.
-Fui a Tyretus a por provisiones para el viaje. Lo que me pediste. – comenté. – El señor Neph me atacó tras ser manipulado por dos ancianos que querían robarme el alma, Jules. – comenté entre sollozos. El brujo se giró para ver la escena y pronto comprendió qué ocurría, al frotarse uno de ellos las manos llamándome material.
-Está bien. Tranquila, pequeña. Ya está tu hermano aquí. Mejorarás. – instó el brujo, acariciándome la cabeza, y alzó la vista para ver quién se encontraba allí. Un muy herido Gerrit discutía con el viejo que quedaba vivo, que le ordenaba que se alejara de mí y de la niña a la vez que se enfrentaba él. – Tranquila, cómete algo para reponer fuerzas. – Y sacó del bolsillo de mi falda ese pequeño bollo con forma de pato que me habían regalado en el Ostara y me lo dio de comer.
Aquel bollito con forma de pato parecía ser un regalo de los dioses. Poco a poco recuperaba algo de movilidad en el cuerpo. Al menos lo suficiente para que NIA se volviese a encontrar operativa y pudiera levantarme. Si bien la sangre no se quitaba, con tiempo me pude ir levantando. El señor Neph, el asesino, había cambiado de idea y ahora parecía querer ayudarme. Aquel viejo hombre me había llamado “material”. Y cargaba contra todos después de que Rodrik hubiese matado al supuesto Castinur.
-¡Blazh os hará pagar esto, estúpidos! – gritaba el hombre, aprisionado por el pie de Gerrit. Mi hermano se puso en cuclillas, apoyó un brazo en una de las rodillas y otra mano tranquila en el pecho del anciano.
-No sé qué mierdas ha pasado aquí, abuelete. – empezó diciendo. – Pero este tipo - dio una palmada a Neph en el hombro. - va a arrancarte la cabeza y yo no voy a ayudarte porque has llamado a mi hermana “material”. – respondió sereno, con ironía. – Yo en tu lugar cuidaría tu lengua de arpía, cabronazo.
Mi hermano y Neph estaban distraídos centrándose en el viejo, mientras Rodrik se mantenía con la inconsciente niña que no se llamaba número 119. observando la escena desde la distancia. Sin saber por qué pude ver algo moverse volando. Era un cuchillo. ¡El cuchillo Blazh!
- […] buena suerte soportando cómo te revientan la cabeza. - di toques rápidamente en el hombre de mi hermano. Señalando al cuchillo Blazh.
-¡Jules! ¡Jules! ¡El cuchillo Blazh! – le dije apresurada.. – ¡Él es el manipulador que nos quiere a todos muertos! – Jules se giró.
-¿Qué dices, Rachel? ¿Un cuchillo? – miró a la escena sin creerme. Incluso algo molesto por haberle interrumpido. - ¡La madre que me…! ¡Un cuchillo volador! – Jules era más avispado que yo, y sabía que aquello era parte de un truco de magia de un brujo. – Tú no eres un cuchillo. Eres un tío invisible. – El cazador me puso a su espalda y le apuntó con la ballesta que lucía el logo del gremio de cazadores.
El cuchillo Blazh ahora era el hombre invisible Blazh. comenzó a reír. Parecía haberse divertido con el espectáculo y quería volver a por más. Rodrik y la niña que no se llamaba número 119 parecían ser sus próximas víctimas, al menos por proximidad.
-¡Otro brujo! Sólo quería ayudar a los ancianitos a recuperar a su alma querida. Yo también quiero almas. Cuantas más almas, mejor. – habló el cuchillo. Yo me puse aún más detrás del brujo, con mucho miedo.
-Estúpido psicópata demente. – comentó el brujo. – No hace demasiado tiempo perdí a una persona a la que… - se le secó un poco la garganta. - … a la que amaba. – indicó. – No perderé a otra.
Jules disparó su ballesta, pero el hombre invisible Blazh esquivó el golpe. Y contraatacó con un nuevo ataque que mi hermano también esquivó. Estaba angustiada. - ¡Cuidado Jules! – clamé. Mantuvieron una encarnizada pelea durante varios instantes. El hombre invisible Blazh incluso consiguió despojarle de su ballesta una vez, aunque Jules volvió para recuperarla. El brujo lanzaba pequeños rayos de fuego contra su enemigo, que esquivaba con rapidez. Blazh, sabiendo que era delatado por el cuchillo, lo soltó rápidamente.
-Ahora no puedes verme, brujo. - rió Blazh, cuya voz sonaba desde todas partes. Pero Jules permanecía atento a los pasos, mirando en dirección contraria a la que se encontraba, tratando de adivinar su posición.
-¿Verte? No necesito verte. – comentó no muy alto para poder seguirle la pista. Sabía perfectamente dónde se encontraba Blazh, justo a su espalda. - Mi trabajo consiste en cazar gente a la que no puedes ver. – prosiguió. – ¿Y sabes qué? Aprendí junto a la mejor. – entonces se giró rápidamente y disparó su virote en la dirección en la que estaba seguro se encontraba el hombre invisible Blazh. Me llevé las manos a la boca. ¿Conseguiría darle y poner fin a aquella masacre?
*Off: Uso el bollito de ave del Ostara que me recupera el 60% de las heridas. Como tenía libertad y Gerrit sacó una runa pésima, según las indicaciones master asumí que Blazh vendría a matar a Belly, Rodrik y Jorah. Así que a ver si los dioses me acompañan y le doy caza.
Rachel Roche
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Tyr
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
¿Quién iba a decir que aquellos dos que habían ido horas antes a Tyretus iban a acabar en el suelo sobre su propio charco de sangre? ¿Qué había pasado ese día en el Valhalla para que los dioses quisieran ver tantas muertes? Gerrit se buscaba su propio destino, mas la joven Rachel había sido víctima de una serie de desdichas que la habían conducido a una pelea contra el brujo.
¿Y Blazh? Simplemente era un crío ilusionista que se dedicaba a jugar. Simple y llanamente quería jugar. Pero sus compañías no eran del todo buenas: Duna era su mejor amiga. O eso creía él, que hacía cualquier cosa por tener contenta a la “dama de los cuervos”. Su obsesión por las almas había llevado al pequeño brujo a usar a Matie para sus fechorías; él nunca mostraba su rostro, oculto tras sus ilusiones para engañar a todos. Pero no solo jugaba con el pequeño, sino que también se había cebado con el viejo Castinur, haciéndole creer que Talisa era real, cuando sólo era un montón de chatarra vieja. De ahí nació la maldición que todos los del pueblo creían que tenía ese viejo loco. La gente de Tyretus pensaba que si dibujaban a una mujer se enamorarían de un objeto, como había hecho ese viejo hechicero que antaño fue un grandísimo profesor y alquímico.
¿Para qué las almas? Blazh no tenía responsabilidades, sólo quería divertirse. Y lo que más le gustaba era poner entre los hilos a las personas que, con tal de salvar a un ser querido, eran capaces de decidir sobre la vida de otra persona. Mientras Blazh sólo jugaba, Jorah trataba de retomar la cordura de su gran amigo, pero ya era imposible, ya no volvería a la vida.
Y desde que Gerrit se había levantado, peligraba también la suya. Acabó en el suelo, pisoteado por el brujo y, pese a tratar de escapar, le era imposible. Estaba muy débil, era un viejo ya, no se le podía pedir una gran defensa a quien los dioses reclamarían dentro de poco tiempo.
Por su parte, la visión de Rachel se convirtió en realidad cuando su hermano, Jules Roche, apareció. ¡Qué oportuno! Al fin los dioses dejaban de divertirse con la joven de metal. Gerrit se labraba su propio destino y su maldita suerte, ¿quién podría pensar que sería recompensado por sus malos actos? Pero la inocente Rachel había sufrido daños por una serie de desdichas propiciadas por quienes se supone que velaban por los mortales. Al fin un poco de luz arrojada en su túnel.
Blazh, por su parte, seguía riendo ante la situación, era eso mejor que la actuación de un juglar. Y encima se había unido otro más, así que esperaba más divertimento. Pero no fue así. Ese hombre era un diestro con la ballesta.
-Pareces un buen luchador. -La voz sonaba por varios puntos, tratando de confundir a Jules: a ambos lados de él, por encima de su cabeza, por detrás... -¿Cuánto me darían por tu alma? ¿O cuánto me darás tú por la de tu hermana? -Comenzó a reír y de pronto se hizo el silencio.
Jorah seguía aplastado por Gerrit, pero era capaz de quejarse y soltar maldiciones a diestro y siniestro contra los brujos. Rodrik, por su parte, apretó más fuerte a Belly contra su pecho, tratando de que por nada del mundo Blazh la tocara, aunque no era a ella a quien quería, sino a la biocibernética. Esquivó muy por los pelos el virote de Jules, cosa que le enfadó más e iría a por él, por haber osado atacarle.
Y de nuevo, la única técnica que el joven brujo manejaba a la perfección: El lugar se volvió todo negro, como hacía un rato, y varias personas aparecieron, diferentes a ojos de cada uno que las veía. Las risas de Blazh se mezclaban con las voces de los protagonistas de sus visiones, estaba totalmente seguro de que los tenía bajo su yugo y le entregaría a Duna los cuerpos de todos para dar de comer a sus cuervos, seguro que así ella le trataría mejor, le querría tener en su pequeño ejército de pájaros. Era su anhelo. Y ahora tenía a seis personas que podían servir, más los que estaban tendidos en el suelo.
-Yo te quitaré las maldiciones. -Duna volvió a aparecer frente a Gerrit, a pesar de que él veía, también a otra persona. -Todas. Ya no dolerá más. Pero ese brujo y su hermana me están fastidiando. -Frunció el ceño exageradamente, propio de una niña de su edad, y cruzó los brazos. -¡Ayúdame! ¡Y no dolerá nunca más!
Sólo por haber disparado la ballesta contra él, Blazh había hecho partícipe a Jules en sus visiones. Ambos hermanos verían a alguien a quien de verdad amasen sufriendo la peor de las torturas. Todo por su culpa. Y si encima podía manejar a Gerrit para que dejase al hombre como a su hermana… ¡Mejor! La verdadera Duna estaría orgullosa.
Ya casi estamos en el final, pero todavía os puede doler un poco más. Dependerá de la decisión de Gerrit. Deberéis coordinaros para intentar matar a Blazh, ya sabéis, la unión hace la fuerza. Así Gerrit puede contar por la aldea que ha hecho una buena labor en toda su vida.
Gerrit: Sé que te encanta la sangre más que a los vampiros, y que romper cabezas te hace feliz. Pero en estos últimos turnos, ¿podremos verte ayudar a alguien? Puedes atacar a Blazh e intentar matarlo o hacerle caso e ir a por Jules. ¿Qué prefieres? ¿La desaparición de tus maldiciones a cambio de la vida de dos personas que “pasaban por ahí”? ¿O te arriesgarías para salvarlos?
Rachel: Tu hermano es muy oportuno, menos mal que estaba cerca. Pero ahora también es presa de Blazh, y más aún habiéndole disparado. Quiere mataros. Dependiendo de lo que haga Gerrit tienes dos opciones: atacar a Blazh, junto con tu hermano, o defender a este del ataque de Gerrit. En el segundo caso también podrás huir si no deseas otro confrontamiento.
Ambos: Si decidís atacar a Blazh y unir vuestras fuerzas para dar caza a quien ha estado jugando con vosotros, deberéis lanzar runas, a ver si los dioses os quieren ayudar.
• Runa muy buena/buena: Acabaréis con Blazh. Los dioses os ayudarán a saber dónde está, pese a que no podáis verle la cara.
• Runa media: Si ambos obtenéis runa media, tendrá el mismo efecto que una buena/muy buena. Pero si sólo uno de los dos saca esta runa, sólo conseguirá herir a Blazh; aunque dependerá de la runa del otro: Si es mala, serán heridas, si es buena, la runa media ayudará a matarlo.
• Runa mala/muy mala: Blazh huirá y seguirá sembrando el caos en las islas.
Si Gerrit decide atacar a Jules y Rachel defenderlo, las runas serán las siguientes:
• Runa muy buena/buena: Gerrit será efectivo en su ataque; Rachel, en su defensa, en este caso, su hermano quedará ileso.
• Runa media: Esta runa es la de las heridas…
• Runa mala/muy mala: El ataque de Gerrit fracasará, al igual que la defensa de Rachel, dependiendo de quién lance las runas.
¿Y Blazh? Simplemente era un crío ilusionista que se dedicaba a jugar. Simple y llanamente quería jugar. Pero sus compañías no eran del todo buenas: Duna era su mejor amiga. O eso creía él, que hacía cualquier cosa por tener contenta a la “dama de los cuervos”. Su obsesión por las almas había llevado al pequeño brujo a usar a Matie para sus fechorías; él nunca mostraba su rostro, oculto tras sus ilusiones para engañar a todos. Pero no solo jugaba con el pequeño, sino que también se había cebado con el viejo Castinur, haciéndole creer que Talisa era real, cuando sólo era un montón de chatarra vieja. De ahí nació la maldición que todos los del pueblo creían que tenía ese viejo loco. La gente de Tyretus pensaba que si dibujaban a una mujer se enamorarían de un objeto, como había hecho ese viejo hechicero que antaño fue un grandísimo profesor y alquímico.
¿Para qué las almas? Blazh no tenía responsabilidades, sólo quería divertirse. Y lo que más le gustaba era poner entre los hilos a las personas que, con tal de salvar a un ser querido, eran capaces de decidir sobre la vida de otra persona. Mientras Blazh sólo jugaba, Jorah trataba de retomar la cordura de su gran amigo, pero ya era imposible, ya no volvería a la vida.
Y desde que Gerrit se había levantado, peligraba también la suya. Acabó en el suelo, pisoteado por el brujo y, pese a tratar de escapar, le era imposible. Estaba muy débil, era un viejo ya, no se le podía pedir una gran defensa a quien los dioses reclamarían dentro de poco tiempo.
Por su parte, la visión de Rachel se convirtió en realidad cuando su hermano, Jules Roche, apareció. ¡Qué oportuno! Al fin los dioses dejaban de divertirse con la joven de metal. Gerrit se labraba su propio destino y su maldita suerte, ¿quién podría pensar que sería recompensado por sus malos actos? Pero la inocente Rachel había sufrido daños por una serie de desdichas propiciadas por quienes se supone que velaban por los mortales. Al fin un poco de luz arrojada en su túnel.
Blazh, por su parte, seguía riendo ante la situación, era eso mejor que la actuación de un juglar. Y encima se había unido otro más, así que esperaba más divertimento. Pero no fue así. Ese hombre era un diestro con la ballesta.
-Pareces un buen luchador. -La voz sonaba por varios puntos, tratando de confundir a Jules: a ambos lados de él, por encima de su cabeza, por detrás... -¿Cuánto me darían por tu alma? ¿O cuánto me darás tú por la de tu hermana? -Comenzó a reír y de pronto se hizo el silencio.
Jorah seguía aplastado por Gerrit, pero era capaz de quejarse y soltar maldiciones a diestro y siniestro contra los brujos. Rodrik, por su parte, apretó más fuerte a Belly contra su pecho, tratando de que por nada del mundo Blazh la tocara, aunque no era a ella a quien quería, sino a la biocibernética. Esquivó muy por los pelos el virote de Jules, cosa que le enfadó más e iría a por él, por haber osado atacarle.
Y de nuevo, la única técnica que el joven brujo manejaba a la perfección: El lugar se volvió todo negro, como hacía un rato, y varias personas aparecieron, diferentes a ojos de cada uno que las veía. Las risas de Blazh se mezclaban con las voces de los protagonistas de sus visiones, estaba totalmente seguro de que los tenía bajo su yugo y le entregaría a Duna los cuerpos de todos para dar de comer a sus cuervos, seguro que así ella le trataría mejor, le querría tener en su pequeño ejército de pájaros. Era su anhelo. Y ahora tenía a seis personas que podían servir, más los que estaban tendidos en el suelo.
-Yo te quitaré las maldiciones. -Duna volvió a aparecer frente a Gerrit, a pesar de que él veía, también a otra persona. -Todas. Ya no dolerá más. Pero ese brujo y su hermana me están fastidiando. -Frunció el ceño exageradamente, propio de una niña de su edad, y cruzó los brazos. -¡Ayúdame! ¡Y no dolerá nunca más!
Sólo por haber disparado la ballesta contra él, Blazh había hecho partícipe a Jules en sus visiones. Ambos hermanos verían a alguien a quien de verdad amasen sufriendo la peor de las torturas. Todo por su culpa. Y si encima podía manejar a Gerrit para que dejase al hombre como a su hermana… ¡Mejor! La verdadera Duna estaría orgullosa.
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Ya casi estamos en el final, pero todavía os puede doler un poco más. Dependerá de la decisión de Gerrit. Deberéis coordinaros para intentar matar a Blazh, ya sabéis, la unión hace la fuerza. Así Gerrit puede contar por la aldea que ha hecho una buena labor en toda su vida.
Gerrit: Sé que te encanta la sangre más que a los vampiros, y que romper cabezas te hace feliz. Pero en estos últimos turnos, ¿podremos verte ayudar a alguien? Puedes atacar a Blazh e intentar matarlo o hacerle caso e ir a por Jules. ¿Qué prefieres? ¿La desaparición de tus maldiciones a cambio de la vida de dos personas que “pasaban por ahí”? ¿O te arriesgarías para salvarlos?
Rachel: Tu hermano es muy oportuno, menos mal que estaba cerca. Pero ahora también es presa de Blazh, y más aún habiéndole disparado. Quiere mataros. Dependiendo de lo que haga Gerrit tienes dos opciones: atacar a Blazh, junto con tu hermano, o defender a este del ataque de Gerrit. En el segundo caso también podrás huir si no deseas otro confrontamiento.
Ambos: Si decidís atacar a Blazh y unir vuestras fuerzas para dar caza a quien ha estado jugando con vosotros, deberéis lanzar runas, a ver si los dioses os quieren ayudar.
• Runa muy buena/buena: Acabaréis con Blazh. Los dioses os ayudarán a saber dónde está, pese a que no podáis verle la cara.
• Runa media: Si ambos obtenéis runa media, tendrá el mismo efecto que una buena/muy buena. Pero si sólo uno de los dos saca esta runa, sólo conseguirá herir a Blazh; aunque dependerá de la runa del otro: Si es mala, serán heridas, si es buena, la runa media ayudará a matarlo.
• Runa mala/muy mala: Blazh huirá y seguirá sembrando el caos en las islas.
Si Gerrit decide atacar a Jules y Rachel defenderlo, las runas serán las siguientes:
• Runa muy buena/buena: Gerrit será efectivo en su ataque; Rachel, en su defensa, en este caso, su hermano quedará ileso.
• Runa media: Esta runa es la de las heridas…
• Runa mala/muy mala: El ataque de Gerrit fracasará, al igual que la defensa de Rachel, dependiendo de quién lance las runas.
Fehu
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
“No dolerá nunca más”. Qué frase tan idiota; muy digna de la idiota de Duna. ¿Qué era lo que no me iba a doler? ¿Sus cuervos? ¿Las maldiciones? La tormenta de mi interior renacía con el dolor. Me volvía más decidido y violento, era el Demonio Nephgerd, aquel que abandoné hacía años. No sería más fuerte, al contrario, estaba más débil. Sentía mis músculos crujir por cada movimiento que hacía, sonaba como una madera que se estaba quebrando. ¿Los demás escucharían el mismo sonido o solo existía en mi imaginación? Quizás, los cuervos de Duna y el Fuego de Castinur me hiciesen escuchar cosas que no existían más que en mi imaginación. De ser así, si los allí presentes no podían escuchar los crujidos de mi cuerpo, se lo podrían imaginar. Mis músculos estaban tensos, las venas estaban tan marcadas que podían estallar. En un charco de agua y sangre vi el reflejo de mi rostro. La boca, con las mismas venas marcadas de los brazos y las piernas, la tenía abierta y apretada hacia dentro como si estuviera un lobo que prepara su aullido. Lo que estaba el charco mostraba no era un brujo, era un demonio. El Demonio Nephgerd. Así era como me llamaban los elfos cuando era joven. Por supuesto, ellos tenían una palabra especial en su idioma, pero no recuerdo cómo era.
Dejé caer los restos del bollo del Ostara encima del charco de agua y sangre. El reflejo deformado tras el golpe no era más agradable que el mostraba sin deformar. Chafé con fuerza el charco. Sentí los picotazos cuervos, como si vinieran de la sangre que había en el agua, trepar por mis piernas hasta mi ingle. El bollo del Ostara me curó gran parte de mis heridas, estos nuevos picotazos no eran más que un agradable calor en la entrepierna en comparación a las demás heridas. Me reí como un loco al imaginarme que los cuervos me estaban masturbando; la propia Duna, hija de puta, era quien me estaba masturbando.
-No dolerá nunca más- me oí decir entre risas aguadas. - Tú no podrás decir lo mismo, ¿verdad que no?- le dije a Jorah.
Di una patada a la cabeza de Jorah como si fuera un balón. Se escuchó el mismo sonido de cucaracha muerta que me imaginé oír antes de atacarle. Los molestos gritos del viejo se ahogaran en sangre. Si le maté o le dejé con vida era algo que no me interesaba, con hacerle callar me bastaba.
Mi cara se tiñó de rojo, el mismo tono que dejé en el rostro de Jorah después de la patada. Me dolía, los cuervos habían dejado de masturbando para sacarme los ojos de las cuencas. A Duna le gustaban mis ojos, dijo que era lo mejor de mi cuerpo. Recordé que todavía tenía en mi poder los ojos de aquel hombre que maté al empezar al día. Los tenía en el bolsillo del pantalón. Los saqué de allí y los aplasté con mi mano derecha en un gesto que solamente Duna entendería: “No voy a hacer lo que me pidas. No puedes controlarme”.
Jules, el cabroncete amigo de Huracán, estaba con Rachel hablando con un cuchillo que flotaba en el aire como el globo de un payaso. Aquel payaso, que se escondía entre las sombras de sus ilusiones, se llamaba Blazh y era su risa de loco la que se imponía por encima de la mía. ¿Quién estaba más loco, el loco o el que fingía estar loco? Blazh se estaba burlando de Jules y de Rachel. Controlaba con la vida de los niños como si formasen parte de un juego de cartas. La partida tenía un claro vencedor, y era él. En la mesa estaban las apuestas, la vida de Jules y Rachel por un lado, en el otro, la cartera vacía del ilusionista. Duna jugó igual conmigo y venció. Se llevó mi cordura y dejó escapar al Demonio Nephgerd. Conocía lo suficiente a Jules y a Rachel para empatizar con ellos. No les tenía aprecio, pero sí respeto. El suficiente como para ponerme de su lado y equilibrar la batalla.
Caminé hacia ellos lenta y pesadamente. Con la mano derecha sujetaba a Suuri y en la izquierda tenía cogido la cabeza de Talisa como si fuera un escudo. Dejé escapar el aullido que mi boca había estado reteniendo.
Lancé la cabeza de Talisa hacia el cuchillo flotante, un burdo entretenimiento para lo que le estaba por llegar. A diferencia de Jules, a mí no me hacía falta ver a mi enemigo para poder hacerle daño. El viejo Jorah había sido testigo de mi poder cuando le rescaté de los árboles. ¿A cuántos de esos árboles había cercenado a la vez de un solo ataque?
-Blazy, querido, has olvidado de mí-.
Por mi brazo derecho corría una corriente eléctrica como serpientes azules y grises que estuvieran reptando en él. En compañía de las serpientes estaban los cuervos quienes continuaban con sus picotazos. Por cada cuajo de piel que me imaginaba que me estaba arrancando, un rayo en forma de serpiente nacía de la herida.
Di un salto al suelo mientras conjuraba el hechizo con un nuevo aullido más agudo y visceral que el anterior. El martillo golpeó la tierra y los rayos, que los seguía viendo con la apariencia de serpientes, reptaron hacia los alrededores del cuchillo flotante.
-¡¿LO VES? DIME QUE AHORA LO VES!- le grité a Jules con las pocas fuerzas que me quedaban.
Uso mi habilidad de nivel 1, otra vez, para crear un campo electrico en el que Jules pueda ver Blazh.
Dejé caer los restos del bollo del Ostara encima del charco de agua y sangre. El reflejo deformado tras el golpe no era más agradable que el mostraba sin deformar. Chafé con fuerza el charco. Sentí los picotazos cuervos, como si vinieran de la sangre que había en el agua, trepar por mis piernas hasta mi ingle. El bollo del Ostara me curó gran parte de mis heridas, estos nuevos picotazos no eran más que un agradable calor en la entrepierna en comparación a las demás heridas. Me reí como un loco al imaginarme que los cuervos me estaban masturbando; la propia Duna, hija de puta, era quien me estaba masturbando.
-No dolerá nunca más- me oí decir entre risas aguadas. - Tú no podrás decir lo mismo, ¿verdad que no?- le dije a Jorah.
Di una patada a la cabeza de Jorah como si fuera un balón. Se escuchó el mismo sonido de cucaracha muerta que me imaginé oír antes de atacarle. Los molestos gritos del viejo se ahogaran en sangre. Si le maté o le dejé con vida era algo que no me interesaba, con hacerle callar me bastaba.
Mi cara se tiñó de rojo, el mismo tono que dejé en el rostro de Jorah después de la patada. Me dolía, los cuervos habían dejado de masturbando para sacarme los ojos de las cuencas. A Duna le gustaban mis ojos, dijo que era lo mejor de mi cuerpo. Recordé que todavía tenía en mi poder los ojos de aquel hombre que maté al empezar al día. Los tenía en el bolsillo del pantalón. Los saqué de allí y los aplasté con mi mano derecha en un gesto que solamente Duna entendería: “No voy a hacer lo que me pidas. No puedes controlarme”.
Jules, el cabroncete amigo de Huracán, estaba con Rachel hablando con un cuchillo que flotaba en el aire como el globo de un payaso. Aquel payaso, que se escondía entre las sombras de sus ilusiones, se llamaba Blazh y era su risa de loco la que se imponía por encima de la mía. ¿Quién estaba más loco, el loco o el que fingía estar loco? Blazh se estaba burlando de Jules y de Rachel. Controlaba con la vida de los niños como si formasen parte de un juego de cartas. La partida tenía un claro vencedor, y era él. En la mesa estaban las apuestas, la vida de Jules y Rachel por un lado, en el otro, la cartera vacía del ilusionista. Duna jugó igual conmigo y venció. Se llevó mi cordura y dejó escapar al Demonio Nephgerd. Conocía lo suficiente a Jules y a Rachel para empatizar con ellos. No les tenía aprecio, pero sí respeto. El suficiente como para ponerme de su lado y equilibrar la batalla.
Caminé hacia ellos lenta y pesadamente. Con la mano derecha sujetaba a Suuri y en la izquierda tenía cogido la cabeza de Talisa como si fuera un escudo. Dejé escapar el aullido que mi boca había estado reteniendo.
Lancé la cabeza de Talisa hacia el cuchillo flotante, un burdo entretenimiento para lo que le estaba por llegar. A diferencia de Jules, a mí no me hacía falta ver a mi enemigo para poder hacerle daño. El viejo Jorah había sido testigo de mi poder cuando le rescaté de los árboles. ¿A cuántos de esos árboles había cercenado a la vez de un solo ataque?
-Blazy, querido, has olvidado de mí-.
Por mi brazo derecho corría una corriente eléctrica como serpientes azules y grises que estuvieran reptando en él. En compañía de las serpientes estaban los cuervos quienes continuaban con sus picotazos. Por cada cuajo de piel que me imaginaba que me estaba arrancando, un rayo en forma de serpiente nacía de la herida.
Di un salto al suelo mientras conjuraba el hechizo con un nuevo aullido más agudo y visceral que el anterior. El martillo golpeó la tierra y los rayos, que los seguía viendo con la apariencia de serpientes, reptaron hacia los alrededores del cuchillo flotante.
-¡¿LO VES? DIME QUE AHORA LO VES!- le grité a Jules con las pocas fuerzas que me quedaban.
Uso mi habilidad de nivel 1, otra vez, para crear un campo electrico en el que Jules pueda ver Blazh.
Gerrit Nephgerd
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
El miembro 'Gerrit Nephgerd' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
-¡Bien, Jules! – lo animaba desde atrás. Observando como mi hermano disparaba una flecha tras otra contra el cuchillo Blazh, que se rifaba nuestras almas amenazándonos. Jules no le escuchaba, sólo le disparaba con el arma, recargando un nuevo virote.
-¿El alma? No está en venta. Aunque utilizo una medicina para el dolor de estómago que tiene un nombre parecido. – disparó un nuevo virote a donde había escuchado la voz. – Y voy a tener que tomármela de las arcadas que me produce tu irritante voz. – Apretó los dientes y volvió a fallar. Jules estaba muy enfadado. Y cuanto más se desesperara, peor nos iría. Noté como el cielo empezó a teñirse de negro. ¿Una nueva visión? Ya había visto fallecer a Jules. Parecía un sueño pero... ¡ay! ¡Era tan real...!
-¡Tengo una flecha de oro para ti, hijo de puta! – una mujer tomaba presencia en escena. Para sorprender al cuchillo Blazh y dispararle una flecha.
-¿Cass? – preguntó el brujo confuso.
-¡Maestra Harrowmont! – chillé loca de alegría. ¡Había venido a socorrernos!
Pero poco duró la maestra Harrowmont pues pronto recibió un fuerte hechizo mágico en el pecho que la atravesó. Me llevé las manos a la boca y Jules no se lo podía creer. Corrió hacia ella a atenderla, y Blazh reía. ¡Maldito cuchillo asesino! ¿A cuántas personas iba a matar? Se regocijaba con cada muerte que dejaba. Y Jules emocionalmente iba a acabar muy tocado. La maestra Harrowmont no era nadie importante para él, pero es que hacía sólo una semana que había perdido a la maestra Boisson.
-Sois míos. Hermanos Roche. – clamaba el cuchillo. Que se sentía victorioso después de verme a mí indefensa y a Jules atendiendo a la maestra.
Afortunadamente, todo era una ilusión que rompió el señor Neph cuando golpeó su martillo con fuerza no dejó ni siquiera que el brujo llegara hasta allí, y creó una esfera de electricidad que nos hizo a salir a ambos del nuevo sueño bajo el que nos encontrábamos. Jules cargó entonces su ballesta hacia Blazh, que ahora era visible. NIA realizó una rápida identificación del sujeto, cuya edad aproximaba a unos 18 años recién cumplidos.
Pero las cosas no iban muy bien para Neph, y yo, sintiéndome una completa inútil en aquel combate entre brujos, decidí intervenir lanzándome a primera línea. Mientras Jules disparaba su arma, yo corrí a rodearle y tratar de propinarle un puñetazo fuerte, que el cuchillo que ahora no era un cuchillo sino un joven esquivó y me propinó un tajazo en el brazo que no me dolió.
-¿Cuál es tu coeficiente intelectual? Eres demasiado estúpida para ser un robot. – Blazh era muy malo y ahora se dedicaba a insultarme. ¡Estaba cansada de decirle a todo el mundo que no era un robot! Gruñí y volví a tratar de propinarle un nuevo puñetazo pero me volvió a esquivar y luego conjuró un potente hechizo que me echó hacia atrás. El cuchillo Blazh era muy rápido, y mientras tanto Rodrik, aún con Belly en brazos, trató de venir de ayudar a levantarme.
-Estoy bien, señor Rodrik. No se preocupe. – le dije. Pero no me extrañaba que pensara que mi integridad física estaba bajo mínimos. Mi ropa estaba para el arrastre después de tanto combate, y tenía nuevos rasguños en el metal. El último corte de Blazh había terminado por rajarme el brazo de arriba abajo y a dejarme una nueva cicatriz sobre el tungsteno.
NIA mientras tanto, no callaba dentro de mí. “No puedes luchar cuerpo a cuerpo directamente, Rachel.” Me decía NIA, pero no estaba dispuesta a perder aquel combate, no contra el cuchillo Blazh. – NIA, rastrea los patrones de movimiento y combate del cuchillo Blazh y establece trayectorias. – no iba a rendirme tan fácilmente. “Orden recibida. Calculando trayectorias más probables.”
El señor Neph estaba herido, y una vez leí un libro que decía que no había mejor defensa que un buen ataque. Mi vista se llenó de círculos y cada movimiento de Blazh era digitalizado por NIA en forma roja. Jules y el resto de aliados, aparecían marcados en verde en mi visor. Mi hermano disparaba flechas una tras otra, recargando, y ya había conseguido arrinconar a Blazh detrás de una roca. Sólo tenía que ir por detrás y sorprenderlo ahora que no podía volverse invisible.
Me escondí tras la vegetación y fui tratando de flanquearle. Ya lo tenía justo delante de mí. Y me había escuchado llegar.
-¿A dónde vas, Rachel? – rió. – Ven aquí. Voy a arrebatarte toda tu alma. – Aquellas palabras me asustaron mucho, pero ya no tenía mucho margen para volver atrás, y mi hermano estaba al otro lado, tenía que actuar, y la voz de NIA llegó en el momento idóneo. “Patrones de combate identificados”.
-Vale, no sé como saldrá esto, cuchillo Blazh. – contesté, anteponiendo mis manos delante a modo disculpa. Luego me lancé a por él. NIA ya tenía los patrones de ataque, ahora sólo tenía que ejecutarlos. “Lanzamiento de hechizo por la derecha, rueda a la izquierda”. Como si lo previera, rodé hacia el sitio indicado y esquivé el primero de sus golpes, llegando a su posición. Aquello lo descolocó. - ¡¿Cómo lo has…?! - “Cuchillo en alto, golpeará desde el cenit, veinte grados a la izquierda”, coloqué el antebrazo izquierdo para protegerme del golpe, con una rodilla clavada en el suelo. “Descuida su flanco derecho. Golpea fuerte en su caja torácica” dirigí con todas mis fuerzas el otro puño hacia el costillar que me había indicado NIA. Si todo salía como pensaba, no estarían capacitada para aguantar los 300 kN con los que iba el impacto. “Evaluación de daños en el enemigo: Golpe crítico”. Estaba claro: Si le daba iba a quedar muy dañado. El problema sería haber lanzado bien la dirección del puño.
-¿El alma? No está en venta. Aunque utilizo una medicina para el dolor de estómago que tiene un nombre parecido. – disparó un nuevo virote a donde había escuchado la voz. – Y voy a tener que tomármela de las arcadas que me produce tu irritante voz. – Apretó los dientes y volvió a fallar. Jules estaba muy enfadado. Y cuanto más se desesperara, peor nos iría. Noté como el cielo empezó a teñirse de negro. ¿Una nueva visión? Ya había visto fallecer a Jules. Parecía un sueño pero... ¡ay! ¡Era tan real...!
-¡Tengo una flecha de oro para ti, hijo de puta! – una mujer tomaba presencia en escena. Para sorprender al cuchillo Blazh y dispararle una flecha.
-¿Cass? – preguntó el brujo confuso.
-¡Maestra Harrowmont! – chillé loca de alegría. ¡Había venido a socorrernos!
Pero poco duró la maestra Harrowmont pues pronto recibió un fuerte hechizo mágico en el pecho que la atravesó. Me llevé las manos a la boca y Jules no se lo podía creer. Corrió hacia ella a atenderla, y Blazh reía. ¡Maldito cuchillo asesino! ¿A cuántas personas iba a matar? Se regocijaba con cada muerte que dejaba. Y Jules emocionalmente iba a acabar muy tocado. La maestra Harrowmont no era nadie importante para él, pero es que hacía sólo una semana que había perdido a la maestra Boisson.
-Sois míos. Hermanos Roche. – clamaba el cuchillo. Que se sentía victorioso después de verme a mí indefensa y a Jules atendiendo a la maestra.
Afortunadamente, todo era una ilusión que rompió el señor Neph cuando golpeó su martillo con fuerza no dejó ni siquiera que el brujo llegara hasta allí, y creó una esfera de electricidad que nos hizo a salir a ambos del nuevo sueño bajo el que nos encontrábamos. Jules cargó entonces su ballesta hacia Blazh, que ahora era visible. NIA realizó una rápida identificación del sujeto, cuya edad aproximaba a unos 18 años recién cumplidos.
Pero las cosas no iban muy bien para Neph, y yo, sintiéndome una completa inútil en aquel combate entre brujos, decidí intervenir lanzándome a primera línea. Mientras Jules disparaba su arma, yo corrí a rodearle y tratar de propinarle un puñetazo fuerte, que el cuchillo que ahora no era un cuchillo sino un joven esquivó y me propinó un tajazo en el brazo que no me dolió.
-¿Cuál es tu coeficiente intelectual? Eres demasiado estúpida para ser un robot. – Blazh era muy malo y ahora se dedicaba a insultarme. ¡Estaba cansada de decirle a todo el mundo que no era un robot! Gruñí y volví a tratar de propinarle un nuevo puñetazo pero me volvió a esquivar y luego conjuró un potente hechizo que me echó hacia atrás. El cuchillo Blazh era muy rápido, y mientras tanto Rodrik, aún con Belly en brazos, trató de venir de ayudar a levantarme.
-Estoy bien, señor Rodrik. No se preocupe. – le dije. Pero no me extrañaba que pensara que mi integridad física estaba bajo mínimos. Mi ropa estaba para el arrastre después de tanto combate, y tenía nuevos rasguños en el metal. El último corte de Blazh había terminado por rajarme el brazo de arriba abajo y a dejarme una nueva cicatriz sobre el tungsteno.
NIA mientras tanto, no callaba dentro de mí. “No puedes luchar cuerpo a cuerpo directamente, Rachel.” Me decía NIA, pero no estaba dispuesta a perder aquel combate, no contra el cuchillo Blazh. – NIA, rastrea los patrones de movimiento y combate del cuchillo Blazh y establece trayectorias. – no iba a rendirme tan fácilmente. “Orden recibida. Calculando trayectorias más probables.”
El señor Neph estaba herido, y una vez leí un libro que decía que no había mejor defensa que un buen ataque. Mi vista se llenó de círculos y cada movimiento de Blazh era digitalizado por NIA en forma roja. Jules y el resto de aliados, aparecían marcados en verde en mi visor. Mi hermano disparaba flechas una tras otra, recargando, y ya había conseguido arrinconar a Blazh detrás de una roca. Sólo tenía que ir por detrás y sorprenderlo ahora que no podía volverse invisible.
Me escondí tras la vegetación y fui tratando de flanquearle. Ya lo tenía justo delante de mí. Y me había escuchado llegar.
-¿A dónde vas, Rachel? – rió. – Ven aquí. Voy a arrebatarte toda tu alma. – Aquellas palabras me asustaron mucho, pero ya no tenía mucho margen para volver atrás, y mi hermano estaba al otro lado, tenía que actuar, y la voz de NIA llegó en el momento idóneo. “Patrones de combate identificados”.
-Vale, no sé como saldrá esto, cuchillo Blazh. – contesté, anteponiendo mis manos delante a modo disculpa. Luego me lancé a por él. NIA ya tenía los patrones de ataque, ahora sólo tenía que ejecutarlos. “Lanzamiento de hechizo por la derecha, rueda a la izquierda”. Como si lo previera, rodé hacia el sitio indicado y esquivé el primero de sus golpes, llegando a su posición. Aquello lo descolocó. - ¡¿Cómo lo has…?! - “Cuchillo en alto, golpeará desde el cenit, veinte grados a la izquierda”, coloqué el antebrazo izquierdo para protegerme del golpe, con una rodilla clavada en el suelo. “Descuida su flanco derecho. Golpea fuerte en su caja torácica” dirigí con todas mis fuerzas el otro puño hacia el costillar que me había indicado NIA. Si todo salía como pensaba, no estarían capacitada para aguantar los 300 kN con los que iba el impacto. “Evaluación de daños en el enemigo: Golpe crítico”. Estaba claro: Si le daba iba a quedar muy dañado. El problema sería haber lanzado bien la dirección del puño.
Última edición por Rachel Roche el Miér 30 Ago 2017, 20:52, editado 1 vez (Razón : corrección de colores!)
Rachel Roche
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
El miembro 'Rachel Roche' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Mastereado] El alma de Talisa [Rachel - Gerrit] [+18]
Otro cuerpo más se encontraba sobre el suelo, de nuevo. Otra obra de Gerrit Nephgerd, incapaz de respetar las vidas de los demás. ¿Cuántos cadáveres había dejado ese hombre a su paso? Pero, sorprendentemente, entendió que luchando él solo y contra quien no era el enemigo, no iba a derrotar a Blazh, quien seguía riéndose a carcajada limpia de la serie de fallos que cometían sus contrincantes. Le encantaba cómo Jules se estaba poniendo cada vez más nervioso, incapaz de acertarle. Le resultaba tremendamente divertido ver cómo daban palos de ciego y no eran capaces de hacerle nada. También se reía de lo idiota que parecía ser Rachel, ¿acaso alguien así necesitaba un alma? Posiblemente no, pero sabía de alguien que sí las quería: Duna.
El campo de electricidad le pilló desprevenido y destrozó por completo su magia ilusoria, mostrando su rostro, por fin. Sólo ellos tendrían la dicha de verlo. Pese a que habían acabado con su divertimento no iba a permitir que salieran con vida. Tenía que entregarle las almas a Duna… O sus cuerpos y así alimentaba a los pájaros. No podía aparecer ante la niña con las manos vacías. La admiraba demasiado como para defraudarla.
Armado con su cuchillo de grandes dimensiones, trató de atacar al brujo de la ballesta. Era el último que había llegado y el que más molestias estaba causando, a pesar de que el del campo eléctrico no había sido él. Ese idiota del martillo también estaba jodiendo y la electricidad no le dejaba moverse bien. Estaba medio paralizado, le enlentecía. Algo que aprovecharon para atacar. ¡Y por poco consiguieron atinar!
A pesar de la superioridad en número, la maestría de los brujos y la biocibernética y que había perdido su “invisibilidad”, era un crío y era presa de su orgullo, así que siguió atacando y disfrutando como si fuera la obra de unos bufones. A Blazh le gustaba eso, le encantaba ver los gestos de desesperación. No era fuerte, ni mucho menos, pero sí sabía que muchos –incluido él mismo –eran susceptibles al pique fácil. Y cuando alguien dejaba de pensar con la cabeza había caído en las redes. Gerrit y Jules habían entrado de lleno, y Rachel simplemente iba detrás. La bondad extrema tampoco era buena, los mortales no saben apreciarla y se aprovechan. Algo que Blazh también hacía para atacar.
Posiblemente, los Dioses estarían encantados por el espectáculo que el chico estaba brindando con sus “marionetas”, pues en ningún caso ayudaron a Gerrit, Rachel o Jules a derrotar al brujo. Sin duda, era divertido ver cómo sus intentos de acabar con él eran un fiasco.
Harto de soltar cuchilladas y no conseguir destrozar a la biocibernética, optó por marcharse justo antes de que esta lanzase su último ataque. Sus golpes habían sido esquivados y le frustraba no conseguir atinar. Y tampoco iba a quedarse ahí, haciendo de diana para los virotes del cazador y el martillo del otro loco. Era un crío orgulloso, no un idiota. Ante el último ataque de Rachel, que pudo esquivar, se alejó de ellos tras una nueva ilusión: una nube de humo, parecida a la que hacían los vampiros para desplazarse. –Nos veremos en otra ocasión. –Riéndose, tal y como había estado durante todo el rato, se fue.
Se marchó dejando tras de sí una hilera de personas inocentes que habían muerto por culpa de sus jueguecitos. Por haber llevado a los cuervos de Duna a Tyretus para coaccionar a Glenn y que dejase de intentar evitar que su hijo “jugase con su amigo invisible”. Por haber usado al pequeño Mattie para todas sus fechorías, haciendo que el resto de personas creyesen que estaba empezando a enloquecer. Por hacer que un gran alquimista y profesor como era Castinur, se tuviese que aislar al ver que era juzgado por todos a causa de su “locura”, locura que el mismo Blazh había creado. Por haber causado el miedo en el pueblo por sus ilusiones, las que creían maldiciones. Y todo eso, por mero juego, por complacer a su querida Duna. A ella le ofrecía Tyretus como lugar de juego y de descanso para sus amigos alados.
Estos viajeros, a los que no se les puede considerar tan valientes como para escribir sus gestas, sólo habían estado en el momento más inoportuno y habían podido experimentar lo que se vivía en ese pueblo, tan solo durante unas horas.
La maldición de Castinur seguiría existiendo, Blazh no se había ido del pueblo. La muerte del alquimista sólo sería nombrada a causa de su locura, y nadie quería morir de locura, así que seguirían sin dibujar a una mujer. El pequeño Mattie había muerto por desafiar esa maldición, queriendo pintar a la joven Rachel. Eso era lo que las gentes de Tyretus creerían. Los cuervos se fueron de la villa, tan solo quedaron dos.
¿Y Jorah? No era muy bien recibido en las Islas, no es que tuviera buena contención en sus palabras, así que su muerte no importaba. Había sido causada por la locura de su amigo.
Rodrik, quien sí había presenciado todo, se ofreció para ayudar a los viajeros, Rachel, Gerrit y Jules. Les dio ropa nueva, alimentos, vendas y un lugar de descanso durante unas horas, las que tardó Belly en despertar y darse cuenta de lo ocurrido. Esa pobre niña creía que su hermano estaba siendo víctima de algún tipo de maldición y por eso intentó evitar que dibujase, no quería que estuviera loco como Castinur. Pero ella tampoco llegó a conocer a Blazh, sólo conocía los hechos de su hermano, había visto al pequeño hablando solo, diciendo cosas incoherentes… Y ahora le había perdido, a él y a su padre. Tardó un poco en asimilar todo lo que creía que había sido un mal sueño, como una realidad.
Y todavía no habían ido a contárselo a la madre de estos, pero Rodrik se encargaría. Él había sido el único bueno en esta historia, el más ignorante. Por eso se había salvado. Al igual que Mattie, su amigo Glenn también decía cosas sin sentido, pero Rodrik estaba ahí para intentar devolverle a la realidad. No sabía que había sido maldito por Duna, ni siquiera conocía a la “dama de los cuervos”. Él simplemente era un hombre normal, tratando de vivir una vida normal, que se había encontrado con un sinfín de problemas que no entendía.
Aun así, no negó su ayuda a los viajeros ni a la mujer e hija de su amigo perdido. Pero como ya dije, la bondad entre los mortales no era buena, no sabrían apreciarla. Y la gente buena también puede sufrir.
_____________________________________________
¡Fin del mastereado! Espero que os hayáis entretenido y haga sido de vuestro agrado, Gerrit y Rachel. Para ser el primero que hago, me he divertido bastante leyendo vuestras respuestas. Muy acertadas, por cierto. Bueno, acertadas para vuestros personajes, pues ibais retando a los dioses en cada acción.
Antes de nada, os desvelaré el misterio que habéis resuelto en este último tena: el rostro de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Lo volveréis a ver.
Gerrit: En principio, este mastereado era para eliminar la maldición que te puse en "[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]", pero tus esfuerzos por enfadar a los dioses han dado sus frutos: Sigues teniendo la maldición de la Marca del Alas Negra. Pero tranquilo, sé que te gusta la cabeza de Talisa. Te quedas con ella y, mientras la tengas, no te afectarán las maldiciones que yo te haya puesto.
Gracias a ti Duna ha perdido a otro de sus súbditos, así que lo comido por lo servido: Te has convertido en uno de sus siervos.
Un cuervo te acompañará siempre, no podrás deshacerte de él, te atacará si intentas hacerle algo. Dicho pájaro te transmitirá las órdenes de Duna, entenderás sus graznidos, pero sólo tú, ninguno más de los que estén a tu alrededor. Lo que ella pide es que:
Rachel: Tú has sido más buena que tu compañero, aunque no has obtenido mejores resultados que él pese a intentar ayudar con tus mejores intenciones. Por ahora, Blazh se ha quedado sin su alma, y gracias a Gerrit, Talisa ya no existe como contenedor de las mismas. Ni tampoco Castinur, para pedir almas. Así que te conservas íntegramente, salvo por tus heridas graves. No siempre vas a tener el martillo de Gerrit para que te dé energía y NIA ha quedado muy dañada, necesitarás que te reparen. Durante el siguiente turno, NIA no funcionará correctamente, dará algunos fallos.
Tú has sido la principal víctima del juego ilusorio de Blazh, te verás afectada por su maldición.
Tal vez pueda ser premonitorio en algunos casos… Siempre hay gente que juega con su vida.
Pero no todo va a ser malo. Rodrik y Belly te han ayudado. Ella, como recuerdo y a modo de agradecimiento Belly te ha entregado el bloc de Mattie, sin saber que contiene algo de magia.
Dentro del cuaderno hay una goma para borrar grafito, aplastada. Por su acertada intervención, Jules se quedará con ella.
Ambos: No presentáis heridas graves, Rodrik os ha ayudado en lo que buenamente ha podido.
Recompensas:
15 ptos de experiencia que han sido sumados a vuestros perfiles
El campo de electricidad le pilló desprevenido y destrozó por completo su magia ilusoria, mostrando su rostro, por fin. Sólo ellos tendrían la dicha de verlo. Pese a que habían acabado con su divertimento no iba a permitir que salieran con vida. Tenía que entregarle las almas a Duna… O sus cuerpos y así alimentaba a los pájaros. No podía aparecer ante la niña con las manos vacías. La admiraba demasiado como para defraudarla.
Armado con su cuchillo de grandes dimensiones, trató de atacar al brujo de la ballesta. Era el último que había llegado y el que más molestias estaba causando, a pesar de que el del campo eléctrico no había sido él. Ese idiota del martillo también estaba jodiendo y la electricidad no le dejaba moverse bien. Estaba medio paralizado, le enlentecía. Algo que aprovecharon para atacar. ¡Y por poco consiguieron atinar!
A pesar de la superioridad en número, la maestría de los brujos y la biocibernética y que había perdido su “invisibilidad”, era un crío y era presa de su orgullo, así que siguió atacando y disfrutando como si fuera la obra de unos bufones. A Blazh le gustaba eso, le encantaba ver los gestos de desesperación. No era fuerte, ni mucho menos, pero sí sabía que muchos –incluido él mismo –eran susceptibles al pique fácil. Y cuando alguien dejaba de pensar con la cabeza había caído en las redes. Gerrit y Jules habían entrado de lleno, y Rachel simplemente iba detrás. La bondad extrema tampoco era buena, los mortales no saben apreciarla y se aprovechan. Algo que Blazh también hacía para atacar.
Posiblemente, los Dioses estarían encantados por el espectáculo que el chico estaba brindando con sus “marionetas”, pues en ningún caso ayudaron a Gerrit, Rachel o Jules a derrotar al brujo. Sin duda, era divertido ver cómo sus intentos de acabar con él eran un fiasco.
Harto de soltar cuchilladas y no conseguir destrozar a la biocibernética, optó por marcharse justo antes de que esta lanzase su último ataque. Sus golpes habían sido esquivados y le frustraba no conseguir atinar. Y tampoco iba a quedarse ahí, haciendo de diana para los virotes del cazador y el martillo del otro loco. Era un crío orgulloso, no un idiota. Ante el último ataque de Rachel, que pudo esquivar, se alejó de ellos tras una nueva ilusión: una nube de humo, parecida a la que hacían los vampiros para desplazarse. –Nos veremos en otra ocasión. –Riéndose, tal y como había estado durante todo el rato, se fue.
Se marchó dejando tras de sí una hilera de personas inocentes que habían muerto por culpa de sus jueguecitos. Por haber llevado a los cuervos de Duna a Tyretus para coaccionar a Glenn y que dejase de intentar evitar que su hijo “jugase con su amigo invisible”. Por haber usado al pequeño Mattie para todas sus fechorías, haciendo que el resto de personas creyesen que estaba empezando a enloquecer. Por hacer que un gran alquimista y profesor como era Castinur, se tuviese que aislar al ver que era juzgado por todos a causa de su “locura”, locura que el mismo Blazh había creado. Por haber causado el miedo en el pueblo por sus ilusiones, las que creían maldiciones. Y todo eso, por mero juego, por complacer a su querida Duna. A ella le ofrecía Tyretus como lugar de juego y de descanso para sus amigos alados.
Estos viajeros, a los que no se les puede considerar tan valientes como para escribir sus gestas, sólo habían estado en el momento más inoportuno y habían podido experimentar lo que se vivía en ese pueblo, tan solo durante unas horas.
La maldición de Castinur seguiría existiendo, Blazh no se había ido del pueblo. La muerte del alquimista sólo sería nombrada a causa de su locura, y nadie quería morir de locura, así que seguirían sin dibujar a una mujer. El pequeño Mattie había muerto por desafiar esa maldición, queriendo pintar a la joven Rachel. Eso era lo que las gentes de Tyretus creerían. Los cuervos se fueron de la villa, tan solo quedaron dos.
¿Y Jorah? No era muy bien recibido en las Islas, no es que tuviera buena contención en sus palabras, así que su muerte no importaba. Había sido causada por la locura de su amigo.
Rodrik, quien sí había presenciado todo, se ofreció para ayudar a los viajeros, Rachel, Gerrit y Jules. Les dio ropa nueva, alimentos, vendas y un lugar de descanso durante unas horas, las que tardó Belly en despertar y darse cuenta de lo ocurrido. Esa pobre niña creía que su hermano estaba siendo víctima de algún tipo de maldición y por eso intentó evitar que dibujase, no quería que estuviera loco como Castinur. Pero ella tampoco llegó a conocer a Blazh, sólo conocía los hechos de su hermano, había visto al pequeño hablando solo, diciendo cosas incoherentes… Y ahora le había perdido, a él y a su padre. Tardó un poco en asimilar todo lo que creía que había sido un mal sueño, como una realidad.
Y todavía no habían ido a contárselo a la madre de estos, pero Rodrik se encargaría. Él había sido el único bueno en esta historia, el más ignorante. Por eso se había salvado. Al igual que Mattie, su amigo Glenn también decía cosas sin sentido, pero Rodrik estaba ahí para intentar devolverle a la realidad. No sabía que había sido maldito por Duna, ni siquiera conocía a la “dama de los cuervos”. Él simplemente era un hombre normal, tratando de vivir una vida normal, que se había encontrado con un sinfín de problemas que no entendía.
Aun así, no negó su ayuda a los viajeros ni a la mujer e hija de su amigo perdido. Pero como ya dije, la bondad entre los mortales no era buena, no sabrían apreciarla. Y la gente buena también puede sufrir.
_____________________________________________
¡Fin del mastereado! Espero que os hayáis entretenido y haga sido de vuestro agrado, Gerrit y Rachel. Para ser el primero que hago, me he divertido bastante leyendo vuestras respuestas. Muy acertadas, por cierto. Bueno, acertadas para vuestros personajes, pues ibais retando a los dioses en cada acción.
Antes de nada, os desvelaré el misterio que habéis resuelto en este último tena: el rostro de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Lo volveréis a ver.
Gerrit: En principio, este mastereado era para eliminar la maldición que te puse en "[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]", pero tus esfuerzos por enfadar a los dioses han dado sus frutos: Sigues teniendo la maldición de la Marca del Alas Negra. Pero tranquilo, sé que te gusta la cabeza de Talisa. Te quedas con ella y, mientras la tengas, no te afectarán las maldiciones que yo te haya puesto.
Gracias a ti Duna ha perdido a otro de sus súbditos, así que lo comido por lo servido: Te has convertido en uno de sus siervos.
Un cuervo te acompañará siempre, no podrás deshacerte de él, te atacará si intentas hacerle algo. Dicho pájaro te transmitirá las órdenes de Duna, entenderás sus graznidos, pero sólo tú, ninguno más de los que estén a tu alrededor. Lo que ella pide es que:
- Siervo de la Dama de los Cuervos:
Cada vez que rolees con alguien (PJ o PNJ) y te increpe o te ataque, el cuervo hará que tus habilidades suban un nivel y atributos suban en 3 puntos durante un turno, con un enfriamiento de 5 turnos. Después de todo, Duna no quiere siervos débiles, ni que un viajero acabe con uno de sus súbditos… ¿No, Gerrit?
En caso de que en el combate haya que lanzar runas, tendrás buena suerte, independientemente de la que te salga, durante ese turno. Sólo servirá para defenderte de una persona.
Sin embargo, si el PN/PNJ no es malo/a contigo, tu “ama” querrá algo de esa persona: Su sangre. ¿Para qué? Mejor no saberlo… Todavía. Pero esta niña tiene planes en su mente para ese líquido. Para ti no será difícil conseguir esa sangre. Además, los cuervos te ayudarán, aparecerán si necesitas ayuda y dejarán heridas graves a tu contrincante. Si decides portarte bien –algo raro en ti –y no atacar, durante ese tema, la cabeza de Talisa perderá efecto y las maldiciones que te puse volverán a resurgir con más fuerza.
Rachel: Tú has sido más buena que tu compañero, aunque no has obtenido mejores resultados que él pese a intentar ayudar con tus mejores intenciones. Por ahora, Blazh se ha quedado sin su alma, y gracias a Gerrit, Talisa ya no existe como contenedor de las mismas. Ni tampoco Castinur, para pedir almas. Así que te conservas íntegramente, salvo por tus heridas graves. No siempre vas a tener el martillo de Gerrit para que te dé energía y NIA ha quedado muy dañada, necesitarás que te reparen. Durante el siguiente turno, NIA no funcionará correctamente, dará algunos fallos.
Tú has sido la principal víctima del juego ilusorio de Blazh, te verás afectada por su maldición.
- Mal a mi alrededor:
Cada 5 turnos verás como la persona con quien estás roleando queda sumida en la desgracia, la verás muriendo durante un turno. A ti te afectará, pero en ese turno deberás lanzar runas antes de postear para ver si a tu hermano le afecta o no.
- Muy buena/buena: Jules no verá lo que ves tú. Es una ventaja, pues podrá ayudarte.
- Media: Jules verá lo que ves tú, pero será consciente de que es una ilusión.
- Mala/Muy mala: Ambos caéis, durante un turno, en plena visión.
Tal vez pueda ser premonitorio en algunos casos… Siempre hay gente que juega con su vida.
Pero no todo va a ser malo. Rodrik y Belly te han ayudado. Ella, como recuerdo y a modo de agradecimiento Belly te ha entregado el bloc de Mattie, sin saber que contiene algo de magia.
- Cuaderno de Häldsen:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
¿Quién es ese tal Häldsen? Bueno, da igual, por ahora.
Todo lo que dibujes en este cuaderno se hará realidad. Sólo podrás hacer aparecer cosas materiales, no poderes mágicos, habilidades, ni resucitar a los muertos o curar a los enfermos. Tan sólo objetos o cosas tangibles/visibles. Básicamente: lo que se puede dibujar. Al abrirlo saldrá la flor que Mattie dibujó.
Dentro del cuaderno hay una goma para borrar grafito, aplastada. Por su acertada intervención, Jules se quedará con ella.
- Borrador de Häldsen:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Pasándolo sobre una superficie pequeña consigue repararla. Sirve para arañazos, golpes, desconchones… Servirá durante tres temas, luego se acabará su vida útil.
Ambos: No presentáis heridas graves, Rodrik os ha ayudado en lo que buenamente ha podido.
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Fehu
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