No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
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No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Si me preguntabas hace un mes si me quedaría permanentemente en Lunargenta, mi respuesta seria un guantazo que le dolería hasta a tus ancestros. Demasiadas personas que soportar. Una subsistencia basada en el absurdo intercambio de productos por un círculo hecho de algún material fundido como el oro. Solo me gusta la organización social por la que se rigen en este sitio, demuestra quien eres y serás alguien, comparto esos ideales. Sin embargo, las cosas han cambiado demasiado de un tiempo para acá y ahora tengo un motivo con nombre y apellido por el cual permanecer más tiempo del deseado en el lugar donde se que le puedo encontrar —¡y también me tienes a mi! ¡No me olvides!—. A ti te tengo desde hace ya un buen tiempo, que ahora tengas una desagradable voz independiente la cual desearía que no hubieras desarrollado es otra cosa completamente diferente.
Como seguía diciendo, si voy a quedarme aquí tendré que adaptarme al estilo y condiciones de vida del lugar, consiguiendo una buena forma de ganar aeros al tener un trabajo estable. No será difícil, ya buscaba trabajos pequeños cuando venia a Lunargenta para variar un poco la rutina y divertirme un rato, ¿que tan difícil puede ser? Solo debo buscar a alguien que quiera a una masa de músculos con poca paciencia y ligeros problemas de trastorno de la personalidad como empleado, tan fácil como atarse los zapatos —pero tu no usas zapatos—. Silencio, nadie pidió tu opinión. Busco un trabajo en el que preferiblemente no tenga que interactuar demasiado con los civiles, ya lo he intentado una vez y no obtuve buenos resultados. No lo se, quizás pueda cazar alguna bestia para alguien o servir de mercenario, ustedes solo encárguenme algo en lo que pueda aprovechar mi fuerza y mis habilidades, y considérenlo un hecho.
Sin embargo, ya han pasado un par de días y solo he conseguido obtener pequeños y absurdos recados con pequeñas y absurdas recompensas. Quizás deba abortar la misión y volver al bosque, no tengo que hacer esto después de todo —si, si tenemos—. ¿Alguien dijo algo? Porque yo no he escuchado nada. Si, es mejor que vuelva a los bosques, ya buscare yo solo una forma de deshacerme de ti. Pero justo en el momento en que decido que no tiene caso continuar con todo esto y opto por volver sobre mis pasos, un extraño hombre de unos treinta y dos años se ha cruzado en mi camino y tras mirarme como si hubiera visto un milagro, ha salido a toda velocidad a mi encuentro. ¿Que le pasa? ¿Acaso tengo algo en la cara?
— ¡Tu! ¡Eres perfecto! —soltó el hombre deteniéndose frente a mi — Perfecto, perfecto, perfecto, ¡perfecto! —dijo mientras daba vueltas alrededor de mi sin quitarme ojo de encima —deja yo lo pongo en su sitio—. Relájate, ya hablamos sobre esto y acordamos no golpear a las personas solo por esforzarse en demostrarnos que son patéticas. — Alto, cabello erizado, sano y bien entrenado, ¡solo mira esos brazos! —dijo antes de inclinarse y posar con admiración sus sucias manos en mi brazo izquierdo. Ok, hasta aquí, ponlo en su sitio. Inmediatamente le solté un buen tortazo con la mano abierta por piedad de no desfigurarle el rostro golpeándole con los nudillos.
— ¡Cuidado, amigo! No estoy de ese lado si es lo que piensas —le aclare antes de continuar andando. Por supuesto, el hombre no dudo en comenzar a seguirme tras recomponerse del golpe.
— ¡E-espere, señor! ¡Solo necesito que me eche una ayudita con algo! —me rogo el hombre caminando a mi lado.
— Ni en tus sueños, piltrafa. Vuelve del agujero que saliste. —solté antes de acelerar el paso para intentar perderlo. Admiro sus esfuerzos, pero no pienso ayudarle después de ese teatrito que monto hace un par de minutos, de seguro solo es una chorrada y no estoy de humor para jueguitos.
— ¡E-espere! ¡Le pagare! —añadió haciéndome frenar en seco.
— ¿Cuanto ofreces? —le pregunte sin girarme.
— Mm... No lo se, depende de los resultados, si cumple con éxito el encargo le prometo una cantidad aceptable —oferto el hombre con picardía en su voz. Genial, patético y encima un rufián.
Demonios, no se que hacer, estoy entre la espada y la pared. ¡Yo buscaba un trabajo estable! No esto. Aunque debo admitir que su oferta suena bien para posiblemente tratarse de una simple y absurda idiotez. Mis opciones son muy limitadas —vamos, ¿que podemos perder?—. No lo se, ¿la dignidad? Di un bufido antes de girarme y cruzarme de brazos.
— Suéltalo, ¿Qué quieres? Dilo antes que me arrepienta. —levante una ceja expectante a lo que sea que vaya a encargarme.
— ¡No tan rápido! Aún falta buscarte un compañero que reúna las elementos necesarios para cumplir con el encargo. —me detuvo generando mi cólera con su comentario. No me preocupa tener que soportar a otro de esos civiles lunáticos, me he topado con tantos que he terminado acostumbrándome a lidiar con ellos. El problema es tener que dividir la recompensa.
— ¿¡Que!? No pienso compartir la recompensa con otra persona. —gruñí expresando mi desacuerdo.
— ¡Tranquilo! Les recompensare a ambos de forma individual. —añadió logrando calmarme un poco.
Mierda, ya me las he arreglado para meterme en otro lio. No me agrada esto en lo absoluto, pero no tengo demasiadas alternativas. Ella es la única que puede mantenerle controlado y debo permanecer aquí aunque no quiera. Todo sea por conseguir el dinero, ¿no? Me inquieta no saber que diablos quiere este hombre y porque yo soy perfecto para cumplir con el encargo. ¿Que características deberá reunir mi compañero? Solo espero que manipulable y silencioso sean parte de ellas.
Como seguía diciendo, si voy a quedarme aquí tendré que adaptarme al estilo y condiciones de vida del lugar, consiguiendo una buena forma de ganar aeros al tener un trabajo estable. No será difícil, ya buscaba trabajos pequeños cuando venia a Lunargenta para variar un poco la rutina y divertirme un rato, ¿que tan difícil puede ser? Solo debo buscar a alguien que quiera a una masa de músculos con poca paciencia y ligeros problemas de trastorno de la personalidad como empleado, tan fácil como atarse los zapatos —pero tu no usas zapatos—. Silencio, nadie pidió tu opinión. Busco un trabajo en el que preferiblemente no tenga que interactuar demasiado con los civiles, ya lo he intentado una vez y no obtuve buenos resultados. No lo se, quizás pueda cazar alguna bestia para alguien o servir de mercenario, ustedes solo encárguenme algo en lo que pueda aprovechar mi fuerza y mis habilidades, y considérenlo un hecho.
Sin embargo, ya han pasado un par de días y solo he conseguido obtener pequeños y absurdos recados con pequeñas y absurdas recompensas. Quizás deba abortar la misión y volver al bosque, no tengo que hacer esto después de todo —si, si tenemos—. ¿Alguien dijo algo? Porque yo no he escuchado nada. Si, es mejor que vuelva a los bosques, ya buscare yo solo una forma de deshacerme de ti. Pero justo en el momento en que decido que no tiene caso continuar con todo esto y opto por volver sobre mis pasos, un extraño hombre de unos treinta y dos años se ha cruzado en mi camino y tras mirarme como si hubiera visto un milagro, ha salido a toda velocidad a mi encuentro. ¿Que le pasa? ¿Acaso tengo algo en la cara?
— ¡Tu! ¡Eres perfecto! —soltó el hombre deteniéndose frente a mi — Perfecto, perfecto, perfecto, ¡perfecto! —dijo mientras daba vueltas alrededor de mi sin quitarme ojo de encima —deja yo lo pongo en su sitio—. Relájate, ya hablamos sobre esto y acordamos no golpear a las personas solo por esforzarse en demostrarnos que son patéticas. — Alto, cabello erizado, sano y bien entrenado, ¡solo mira esos brazos! —dijo antes de inclinarse y posar con admiración sus sucias manos en mi brazo izquierdo. Ok, hasta aquí, ponlo en su sitio. Inmediatamente le solté un buen tortazo con la mano abierta por piedad de no desfigurarle el rostro golpeándole con los nudillos.
— ¡Cuidado, amigo! No estoy de ese lado si es lo que piensas —le aclare antes de continuar andando. Por supuesto, el hombre no dudo en comenzar a seguirme tras recomponerse del golpe.
— ¡E-espere, señor! ¡Solo necesito que me eche una ayudita con algo! —me rogo el hombre caminando a mi lado.
— Ni en tus sueños, piltrafa. Vuelve del agujero que saliste. —solté antes de acelerar el paso para intentar perderlo. Admiro sus esfuerzos, pero no pienso ayudarle después de ese teatrito que monto hace un par de minutos, de seguro solo es una chorrada y no estoy de humor para jueguitos.
— ¡E-espere! ¡Le pagare! —añadió haciéndome frenar en seco.
— ¿Cuanto ofreces? —le pregunte sin girarme.
— Mm... No lo se, depende de los resultados, si cumple con éxito el encargo le prometo una cantidad aceptable —oferto el hombre con picardía en su voz. Genial, patético y encima un rufián.
Demonios, no se que hacer, estoy entre la espada y la pared. ¡Yo buscaba un trabajo estable! No esto. Aunque debo admitir que su oferta suena bien para posiblemente tratarse de una simple y absurda idiotez. Mis opciones son muy limitadas —vamos, ¿que podemos perder?—. No lo se, ¿la dignidad? Di un bufido antes de girarme y cruzarme de brazos.
— Suéltalo, ¿Qué quieres? Dilo antes que me arrepienta. —levante una ceja expectante a lo que sea que vaya a encargarme.
— ¡No tan rápido! Aún falta buscarte un compañero que reúna las elementos necesarios para cumplir con el encargo. —me detuvo generando mi cólera con su comentario. No me preocupa tener que soportar a otro de esos civiles lunáticos, me he topado con tantos que he terminado acostumbrándome a lidiar con ellos. El problema es tener que dividir la recompensa.
— ¿¡Que!? No pienso compartir la recompensa con otra persona. —gruñí expresando mi desacuerdo.
— ¡Tranquilo! Les recompensare a ambos de forma individual. —añadió logrando calmarme un poco.
Mierda, ya me las he arreglado para meterme en otro lio. No me agrada esto en lo absoluto, pero no tengo demasiadas alternativas. Ella es la única que puede mantenerle controlado y debo permanecer aquí aunque no quiera. Todo sea por conseguir el dinero, ¿no? Me inquieta no saber que diablos quiere este hombre y porque yo soy perfecto para cumplir con el encargo. ¿Que características deberá reunir mi compañero? Solo espero que manipulable y silencioso sean parte de ellas.
Última edición por Yomo Taemasu el Lun Jun 05 2017, 06:01, editado 2 veces
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Otro día, otra cadena de robos discretos. Nada puede superar la vida del ratero… quizás nacer noble pero eso es un poco difícil. Chimar lleva las primeras horas de la mañana desplumando objetivos, tiene tanta experiencia que llenar su cuota autoimpuesta es tan fácil como respirar en un bosque verdoso.
En este punto debe decidir qué hacer con el dinero, los Gorriones tienen un tesoro bastante abultado… eso sin mencionar las reservas de cada miembro. De seguir así podrían pensar seriamente en adquirir una nueva base de operaciones, deben haber varias mansiones en oferta pululando por la ciudad.
Sin querer Maquiavelo termina inmerso en sus pensamientos, es un chico al que le gusta planear los pasos a seguir. Para tomar una decisión tan importante debe lograr convencer a sus hermanos, no es algo demasiado complicado. El personaje más difícil de influenciar es Demian, jodido enano siempre hace las cosas complicadas.
Un espectáculo llama la atención del chiquillo, cierto sujeto golpea a su interlocutor con la mano. Los adultos no se cansan nunca de hacer tonterías, todo ese tamaño les atrofia el cerebro. Se prepara para retirarse pero peca de curioso, en su mente tal vez puede robar al que termine peor parado si estalla una pelea.
Aburridos…
Dice al pillar los acontecimientos posteriores, ambos frijoles logran un débil acuerdo. Chimar suspira, las cosas no pueden ser tan fáciles. Escoge retirarse, gastara un par de monedas en su sitio favorito para comer pescado empanizado y disfrutar de la mejor vista citadina. Ya tiene su cuota cubierta… ¿qué es la vida sin pequeños placeres?
Allí está tu futuro compañero, ¡es perfecto!
El niño arquea su ceja derecha a medida que un curioso sujeto se le acerca, es el mismo del conflicto anterior. Aunque suelta algunos cumplidos pertinentes Maquiavelo muestra un rostro de desconfianza, que tenga buen ojo para clasificar individuos no significa amistad instantánea y duradera.
No pongas esa cara, te pagare bien.
Una sonrisa maliciosa se forma en el rostro del mocoso, acaba de escuchar las palabras mágicas. Con la cuota diaria cubierta toda ganancia adicional es valor agregado, no existe mejor forma de motivar a un huérfano. Su posible empleador ha logrado ganarse varios minutos, ahora puede explicar bien su plan.
Acérquense, es tiempo de los detalles.
De repente Maquiavelo nota que no será una misión solitaria, tendrá un compañero. Su nuevo colega predilecto es el típico sujeto lleno de músculos, sin duda tiene el cerebro más pequeño de la cadena evolutiva. Por suerte a tratado con peores tontos, tiene mucho tiempo viviendo aventuras extrañas.
No nos dejes en vilo, ¿de que se trata?
En este punto debe decidir qué hacer con el dinero, los Gorriones tienen un tesoro bastante abultado… eso sin mencionar las reservas de cada miembro. De seguir así podrían pensar seriamente en adquirir una nueva base de operaciones, deben haber varias mansiones en oferta pululando por la ciudad.
Sin querer Maquiavelo termina inmerso en sus pensamientos, es un chico al que le gusta planear los pasos a seguir. Para tomar una decisión tan importante debe lograr convencer a sus hermanos, no es algo demasiado complicado. El personaje más difícil de influenciar es Demian, jodido enano siempre hace las cosas complicadas.
Un espectáculo llama la atención del chiquillo, cierto sujeto golpea a su interlocutor con la mano. Los adultos no se cansan nunca de hacer tonterías, todo ese tamaño les atrofia el cerebro. Se prepara para retirarse pero peca de curioso, en su mente tal vez puede robar al que termine peor parado si estalla una pelea.
Aburridos…
Dice al pillar los acontecimientos posteriores, ambos frijoles logran un débil acuerdo. Chimar suspira, las cosas no pueden ser tan fáciles. Escoge retirarse, gastara un par de monedas en su sitio favorito para comer pescado empanizado y disfrutar de la mejor vista citadina. Ya tiene su cuota cubierta… ¿qué es la vida sin pequeños placeres?
Allí está tu futuro compañero, ¡es perfecto!
El niño arquea su ceja derecha a medida que un curioso sujeto se le acerca, es el mismo del conflicto anterior. Aunque suelta algunos cumplidos pertinentes Maquiavelo muestra un rostro de desconfianza, que tenga buen ojo para clasificar individuos no significa amistad instantánea y duradera.
No pongas esa cara, te pagare bien.
Una sonrisa maliciosa se forma en el rostro del mocoso, acaba de escuchar las palabras mágicas. Con la cuota diaria cubierta toda ganancia adicional es valor agregado, no existe mejor forma de motivar a un huérfano. Su posible empleador ha logrado ganarse varios minutos, ahora puede explicar bien su plan.
Acérquense, es tiempo de los detalles.
De repente Maquiavelo nota que no será una misión solitaria, tendrá un compañero. Su nuevo colega predilecto es el típico sujeto lleno de músculos, sin duda tiene el cerebro más pequeño de la cadena evolutiva. Por suerte a tratado con peores tontos, tiene mucho tiempo viviendo aventuras extrañas.
No nos dejes en vilo, ¿de que se trata?
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Me limito a mirar el atardecer mientras el hombre busca de manera incesante a mi nuevo e indeseado compañero. No entiendo porque es tan necesario que alguien deba acompañarme, puedo hacerlo solo y el doble de bien, pero en fin, ya he comprobado que darle una buena zurra a este hombre no lo hará cambiar de parecer. Siempre me meto en líos donde debo tolerar la compañía de dos o tres agradables transeúntes, debo verle el lado positivo, al menos esta vez solo es uno, ¿no?
Solo me he despistado un par de segundos y ya el hombre ha traído consigo a un mocoso, le echo un vistazo con el rabillo del ojo a mi compañero, algo en él me recuerda a un duende, del tipo gruñón y maquiavélico. Tantos lunáticos adultos que podías traer y te has decidido por un niñato, magnifico. ¿Qué me molesta de que mi compañero sea un niño? Pues no tiene nada que ver con que ahora tenga que cambiarle los pañales y servir de niñera, ya que Magazubi no me dio ese tipo de problemas, o al menos no que recuerde. Pero no quiero tener que empezar a hablar de mi maravilloso encuentro con aquella maldita niña y sus cuervos, pues solo una cuarta parte de mi relato tratara sobre mi encuentro con ella y el resto será soltar maldiciones y obscenidades a diestra y siniestra. Las quemaduras y los picotazos sanaron hace nada, pero no por eso he olvidado lo ocurrido, aún tengo un par de asuntos pendientes con ella y sus dulces pajaritos. Por otro lado, este enano no parece ser específicamente del tipo tolerable, no sé qué me da más mala espina, la mirada ambiciosa o ese peinado de pijo.
Dejando de lado mi alegría de ver al duende, el hombre se adentró en un callejón y nos pidió que nos acercáramos, ya era momento de que nos explicara de que iba todo esto. ¿A dónde nos lleva? ¿Por qué tanto misterio? Empiezo a creer que esto no será algo tan sencillo después de todo... aunque sigo creyendo que será una idiotez. El hombre finalmente entro por una puerta al final del callejón, el lugar era un pequeño cuarto iluminado solo por una antorcha y una mesa de madera en el centro acompañada de tres asientos, al final de la habitación puedo apreciar otra puerta. El hombre tomo asiento en una de las sillas y nos hizo una señal de que hiciéramos lo mismo.
— Estoy bien así. —me negué a imitarle, será más difícil salir corriendo si estoy sentado. El hombre hizo un gesto de desagrado, pero al final se abstuvo de protestar.
— Bien, no hay tiempo que perder. —inicio el hombre, despertando mi curiosidad. ¿Qué clase de encargo necesita de un par de individuos tan opuestos? — He logrado enterarme que esta noche se ha programado un evento, varios peces gordos de las catacumbas tendrán una muy importante reunión secreta en cuestión de tan solo unas cuantas horas. Se dice que se hará una importantísima revelación al final de la velada, algo que cambiara por completo el mundo como lo conocemos. —anuncio aquel hombre con dramatismo. Imagino que ahí es donde entramos nosotros. — Quiero que os infiltréis en la reunión y me traigan esa valiosa información. —finalizo con codicia en su mirada
— ¿Y cómo demonios planeas que nos colemos en tan importante velada? —pregunte al ver que el hombre no continuaba. — A juzgar por el punto de reunión, el lugar estará plagado de matones.
— Estas en lo cierto, pero no os preocupéis, por algo les he elegido. —respondió el hombre con un atisbo de malicia. — Un buen amigo mío fue invitado al evento, pero al final ha preferido no asistir. Ambos comparten un increíble parecido con él y su guardaespaldas, haciéndose pasar por ellos podrán colarse. —¿qué es este mal presentimiento? El hombre señala al mocoso — Tu serás Lord Abrazos, el amoroso magnate enano, —y luego me señala a mí. — y tu su fiel y amable guardián, el señor Caricias.
Parpadeo un par de veces. Ok, ok, esto debe tener una buena explicación. Los nombres solo son una forma sarcástica de referirse a lo terribles que son, ¿cierto? Decido creerlo en una primera instancia, pero empiezo a dudar de ello al percatarme de como la sonrisa del hombre no desaparece. Demonios, esto tiene que ser una broma, tiene que ser una maldita broma. Pienso en salir corriendo, por algo he decidido no sentarme, pero entre la recompensa y la influencia de alguien que había estado muy callado hasta estos momentos, termino quedándome en el lugar. No sé por dónde empezar con tantos puntos débiles en ese plan, ¿y si no se lo tragan? Entiendo que no me conozca, ¿pero acaso no le he golpeado lo suficientemente fuerte para que haya entendido ya que no soy específicamente amigable?
— E-está bromeando, ¿cierto? —pregunte arqueando una ceja.
— No, va completamente en serio, —afirmo el hombre. Mierda. — el parecido que tienen es increíble. Pocos conocen el verdadero rostro de Lord Abrazos, es un hombrecito bastante misterioso, aunque eso no quita lo buen tipazo que es. —comento divagando en sus recuerdos. — El señor Caricias es más o menos igual, pero siempre se preocupa por todo el mundo. — añadió para luego volver a mirarnos — Si os mostráis amables con todos y no llamáis la atención, no creo que haya problema alguno para cumplir el encargo.
Quiero protestar, decirle que se vaya a la mierda, pero termino optando por no hacerlo. ¿Cuándo me he vuelto tan avaricioso por algo que hace un rato he llamado absurdo? —no se trata de eso, solo queremos otra aventura— Maldito oso suicida, para ti es fácil decirlo, no eres tú el que ahora tendrá que buscar una forma de no perder la paciencia y ser amable sin querer romperle un brazo a alguien en el proceso. Me resigno a bufar para intentar recuperar la tranquilidad, después de todo, me queda una larga noche de tolerancia que no ha hecho más que comenzar.
Solo me he despistado un par de segundos y ya el hombre ha traído consigo a un mocoso, le echo un vistazo con el rabillo del ojo a mi compañero, algo en él me recuerda a un duende, del tipo gruñón y maquiavélico. Tantos lunáticos adultos que podías traer y te has decidido por un niñato, magnifico. ¿Qué me molesta de que mi compañero sea un niño? Pues no tiene nada que ver con que ahora tenga que cambiarle los pañales y servir de niñera, ya que Magazubi no me dio ese tipo de problemas, o al menos no que recuerde. Pero no quiero tener que empezar a hablar de mi maravilloso encuentro con aquella maldita niña y sus cuervos, pues solo una cuarta parte de mi relato tratara sobre mi encuentro con ella y el resto será soltar maldiciones y obscenidades a diestra y siniestra. Las quemaduras y los picotazos sanaron hace nada, pero no por eso he olvidado lo ocurrido, aún tengo un par de asuntos pendientes con ella y sus dulces pajaritos. Por otro lado, este enano no parece ser específicamente del tipo tolerable, no sé qué me da más mala espina, la mirada ambiciosa o ese peinado de pijo.
Dejando de lado mi alegría de ver al duende, el hombre se adentró en un callejón y nos pidió que nos acercáramos, ya era momento de que nos explicara de que iba todo esto. ¿A dónde nos lleva? ¿Por qué tanto misterio? Empiezo a creer que esto no será algo tan sencillo después de todo... aunque sigo creyendo que será una idiotez. El hombre finalmente entro por una puerta al final del callejón, el lugar era un pequeño cuarto iluminado solo por una antorcha y una mesa de madera en el centro acompañada de tres asientos, al final de la habitación puedo apreciar otra puerta. El hombre tomo asiento en una de las sillas y nos hizo una señal de que hiciéramos lo mismo.
— Estoy bien así. —me negué a imitarle, será más difícil salir corriendo si estoy sentado. El hombre hizo un gesto de desagrado, pero al final se abstuvo de protestar.
— Bien, no hay tiempo que perder. —inicio el hombre, despertando mi curiosidad. ¿Qué clase de encargo necesita de un par de individuos tan opuestos? — He logrado enterarme que esta noche se ha programado un evento, varios peces gordos de las catacumbas tendrán una muy importante reunión secreta en cuestión de tan solo unas cuantas horas. Se dice que se hará una importantísima revelación al final de la velada, algo que cambiara por completo el mundo como lo conocemos. —anuncio aquel hombre con dramatismo. Imagino que ahí es donde entramos nosotros. — Quiero que os infiltréis en la reunión y me traigan esa valiosa información. —finalizo con codicia en su mirada
— ¿Y cómo demonios planeas que nos colemos en tan importante velada? —pregunte al ver que el hombre no continuaba. — A juzgar por el punto de reunión, el lugar estará plagado de matones.
— Estas en lo cierto, pero no os preocupéis, por algo les he elegido. —respondió el hombre con un atisbo de malicia. — Un buen amigo mío fue invitado al evento, pero al final ha preferido no asistir. Ambos comparten un increíble parecido con él y su guardaespaldas, haciéndose pasar por ellos podrán colarse. —¿qué es este mal presentimiento? El hombre señala al mocoso — Tu serás Lord Abrazos, el amoroso magnate enano, —y luego me señala a mí. — y tu su fiel y amable guardián, el señor Caricias.
Parpadeo un par de veces. Ok, ok, esto debe tener una buena explicación. Los nombres solo son una forma sarcástica de referirse a lo terribles que son, ¿cierto? Decido creerlo en una primera instancia, pero empiezo a dudar de ello al percatarme de como la sonrisa del hombre no desaparece. Demonios, esto tiene que ser una broma, tiene que ser una maldita broma. Pienso en salir corriendo, por algo he decidido no sentarme, pero entre la recompensa y la influencia de alguien que había estado muy callado hasta estos momentos, termino quedándome en el lugar. No sé por dónde empezar con tantos puntos débiles en ese plan, ¿y si no se lo tragan? Entiendo que no me conozca, ¿pero acaso no le he golpeado lo suficientemente fuerte para que haya entendido ya que no soy específicamente amigable?
— E-está bromeando, ¿cierto? —pregunte arqueando una ceja.
— No, va completamente en serio, —afirmo el hombre. Mierda. — el parecido que tienen es increíble. Pocos conocen el verdadero rostro de Lord Abrazos, es un hombrecito bastante misterioso, aunque eso no quita lo buen tipazo que es. —comento divagando en sus recuerdos. — El señor Caricias es más o menos igual, pero siempre se preocupa por todo el mundo. — añadió para luego volver a mirarnos — Si os mostráis amables con todos y no llamáis la atención, no creo que haya problema alguno para cumplir el encargo.
Quiero protestar, decirle que se vaya a la mierda, pero termino optando por no hacerlo. ¿Cuándo me he vuelto tan avaricioso por algo que hace un rato he llamado absurdo? —no se trata de eso, solo queremos otra aventura— Maldito oso suicida, para ti es fácil decirlo, no eres tú el que ahora tendrá que buscar una forma de no perder la paciencia y ser amable sin querer romperle un brazo a alguien en el proceso. Me resigno a bufar para intentar recuperar la tranquilidad, después de todo, me queda una larga noche de tolerancia que no ha hecho más que comenzar.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
El nuevo compañero predilecto despierta intriga en Chimar, tiene algo raro pero no logra definir qué. Cuando se mantiene callado sus ojos bailan, como si tuviera una fiesta interna en su mente. Vale destacar que es bastante normal sumergirse en los pensamientos pero algunos lo disimulan mucho mejor.
Son guiados por el empleador hasta una extraña oficina, sin duda un lugar discreto para cerrar tratos extraños o hablar de cosas secretas. Maquiavelo reclama la silla lateral sin chistar, tanto tiempo tratando con los elementos más “bruscos” de la sociedad le han dado experiencia… casi siempre se solicita tomar asiento para que entablar combate requiera esfuerzo adicional, eso tiende a tranquilizar.
Sin más babosadas los detalles son dispensados, es una trama interesante. El niño es miembro del gremio de ladrones, por suerte nadie distingue a un enano de otro. Espiar a otros integrantes sin duda demandara habilidad y eso lo hace intrínsecamente más divertido, ¿Qué es la vida sin desafíos?
Debe ser un jodido chiste…
Cuando se exponen sus nuevas identidades temporales ambos involucrados expresan descontento, menuda situación incómoda. El joven inventor revisa la habitación buscando algún Gorrión, por un momento cree firmemente que es una broma molesta de sus hermanos… tristemente se da cuenta que todo es en serio.
Aterrador...
Chimar es un niño genio con complejo de superioridad que ocasionalmente debe recurrir al asesinato para salir bien parado… aunque no es malo se le puede llamar “incomprendido”. Puede ser bastante agradable cuando se lo propone pero eso suele pasar una vez al año, tener que fingir una personalidad amena suena horrible.
¿No puedo ser el que sirve las bebidas?, de todas formas me enteraría de todo.
Una negativa discreta del hombre a cargo tira por la borda el nuevo e improvisado plan, por lo visto esta vez el dinero tendrá que ser ganado con sufrimiento. Al mocoso no le queda más remedio que aceptar su cruel destino de momento, al menos nadie se enterara de su terrible numerito, eso es lo bueno de las reuniones secretas.
Ya que más da “largo suspiro”, ¿a donde tenemos que ir?
El dado tiene un lado bueno esta vez, su colega debe sentirse más miserable. Se nota que es el típico sujeto carente de empatía, su actuación divertirá a sobremanera. No es bueno sentir alegría por el sufrimiento ajeno pero si sirve para superar una situación de por si perturbadora bienvenida sea.
Con todo fijado el enano se levanta de su asiento, al mal paso darle prisa. Otra cosa colma su mente con rapidez, ¿de qué será la reunión?, tanta planificación apunta algo gordo. Más vale que sea así por el bienestar de todos los involucrados… si al final era una tertulia para degustar queso más de una persona recibirá un virote.
Adelante señor Caricias… ¡Puaj!
Son guiados por el empleador hasta una extraña oficina, sin duda un lugar discreto para cerrar tratos extraños o hablar de cosas secretas. Maquiavelo reclama la silla lateral sin chistar, tanto tiempo tratando con los elementos más “bruscos” de la sociedad le han dado experiencia… casi siempre se solicita tomar asiento para que entablar combate requiera esfuerzo adicional, eso tiende a tranquilizar.
Sin más babosadas los detalles son dispensados, es una trama interesante. El niño es miembro del gremio de ladrones, por suerte nadie distingue a un enano de otro. Espiar a otros integrantes sin duda demandara habilidad y eso lo hace intrínsecamente más divertido, ¿Qué es la vida sin desafíos?
Debe ser un jodido chiste…
Cuando se exponen sus nuevas identidades temporales ambos involucrados expresan descontento, menuda situación incómoda. El joven inventor revisa la habitación buscando algún Gorrión, por un momento cree firmemente que es una broma molesta de sus hermanos… tristemente se da cuenta que todo es en serio.
Aterrador...
Chimar es un niño genio con complejo de superioridad que ocasionalmente debe recurrir al asesinato para salir bien parado… aunque no es malo se le puede llamar “incomprendido”. Puede ser bastante agradable cuando se lo propone pero eso suele pasar una vez al año, tener que fingir una personalidad amena suena horrible.
¿No puedo ser el que sirve las bebidas?, de todas formas me enteraría de todo.
Una negativa discreta del hombre a cargo tira por la borda el nuevo e improvisado plan, por lo visto esta vez el dinero tendrá que ser ganado con sufrimiento. Al mocoso no le queda más remedio que aceptar su cruel destino de momento, al menos nadie se enterara de su terrible numerito, eso es lo bueno de las reuniones secretas.
Ya que más da “largo suspiro”, ¿a donde tenemos que ir?
El dado tiene un lado bueno esta vez, su colega debe sentirse más miserable. Se nota que es el típico sujeto carente de empatía, su actuación divertirá a sobremanera. No es bueno sentir alegría por el sufrimiento ajeno pero si sirve para superar una situación de por si perturbadora bienvenida sea.
Con todo fijado el enano se levanta de su asiento, al mal paso darle prisa. Otra cosa colma su mente con rapidez, ¿de qué será la reunión?, tanta planificación apunta algo gordo. Más vale que sea así por el bienestar de todos los involucrados… si al final era una tertulia para degustar queso más de una persona recibirá un virote.
Adelante señor Caricias… ¡Puaj!
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
¿Por que? De tantas personas que hay en Lunargenta precisamente yo, el nómada, tengo que parecerme al guardián-mayordomo de un lord enano del que no tengo ni la más mínima idea. Se que me gusta meterme en líos, pero esto ya es un poco exagerado. Con lo mucho que me gusta enloquecer y volverme una fiera, he tenido que conseguirme un encargo donde debo mantenerme completamente controlado, buen trabajo, Yomo. Vamos, podemos hacerlo, solo debemos mantener la calma, no golpear a nadie y ser amable con todos, no puede ser tan difícil, ¿cierto? —lo será, estamos muertos— Gracias por animarme, eres un gran apoyo. Doy un último suspiro antes de recomponerme.
— ¿Y bien? —pregunte arqueando una ceja. — ¿Cual será nuestro destino?
— La reunión se realizara en una taberna, es un lugar sencillo pero no es lo que parece, tiene una habitación de reuniones subterránea donde se llevara a cabo el encuentro. Esta es la dirección. —con una enorme sonrisa en su rostro, el hombre me entrego un papel, arquee la ceja ante los casi incomprensibles garabatos en los cuales estaba plasmado la dirección.
— Genial. —suspire. Mi adorado compañero dio la iniciativa para que partamos y demos inicio a nuestra misión de espionaje, estoy a punto de soltarle un "No me molestes, mocoso", pero recuerdo a tiempo que se supone que debo ser amable y me abstengo. — D-después de usted, Lord Abrazos.
Tras salir de aquella pocilga, mi adorable compañero y yo emprendimos rumbo al lugar del encuentro: La taberna "El vampirito". Ignorando la espontaneidad del nombre, hay demasiadas cosas revolviendo mi mente con respecto a la reunión que se llevara a cabo en el lugar. ¿Cual será esa importante revelación? ¿Como será esa zona subterránea debajo de la taberna? ¿Lograremos hacer que se traguen nuestras falsas identidades? No lo se, puede que me parezca físicamente, pero no creo que el señor Caricias suela vestir con toda la piel que cargo encima y toda la pintura tribal que llevo en el rostro, ¿o quizás si? A todas estas, aún no he entablado conversación con el mocoso ni le he dicho mi nombre, no es que me emocione la idea de forjar lazo alguno con este niñato, pero no esta de más darle a conocer una forma de dirigirse a mí aparte de "Señor Caricias".
— Oye, niño. —inicie llamando su atención. No soy específicamente bueno iniciando conversaciones. — Puedes llamarme, Yomo. —afirme para luego quedarme en blanco y en silencio, tampoco soy bueno continuando conversaciones. — Mira, creo que es ahí. —dije señalando y agradeciendo la oportuna aparición de nuestro destino, me ha salvado de uno de esos silencios incómodos.
El lugar parecía una taberna común y corriente, tanto por dentro como por fuera, a excepción de que el lugar estaba relativamente vacio, ¿quizás se deba a la reunión que se hará en el lugar? Solo habían un par de hombres con semblante de bandidos que nos dedicaron una mirada de pocos amigos, al final optaron por pasar de nosotros. Tengo un mal presentimiento, solo es la entrada y ya este lugar me da mala espina, no quiero imaginar con que nos encontraremos al avanzar. Un hombre enorme y robusto como una muralla bloquea lo que parece ser una cortina, imagino que él es el guardia que custodia la entrada a la zona subterránea; su expresión estoica le delata y refuerza mis creencias de que fracasaremos intentando colarnos.
— Ha llegado la hora, Lord Abrazos. —afirme para prepararme mentalmente y "encender" mi modo amable, exprese la sonrisa menos fingida que me fue capaz antes de dirigirnos con el guarda.
— Identifíquense. —dijo el hombre tras habernos observado un tanto confuso, ¿acaso esta poniendo en duda nuestra identidad? ¿En serio hay una pequeña posibilidad de que este plan funcione?
Estoy nervioso, ¿y como no estarlo? Quien sabe que nos harán si descubren que somos espías. Me mantengo detrás de mi compañero sonriendo en silencio. Realmente agradezco que yo solo sea el guardián y que de momento no me toque a mi hablar, pero de todas formas ruego porque el enano sea bueno fingiendo y que el guarda se trague su actuación. Todo depende de ti, niño.
— ¿Y bien? —pregunte arqueando una ceja. — ¿Cual será nuestro destino?
— La reunión se realizara en una taberna, es un lugar sencillo pero no es lo que parece, tiene una habitación de reuniones subterránea donde se llevara a cabo el encuentro. Esta es la dirección. —con una enorme sonrisa en su rostro, el hombre me entrego un papel, arquee la ceja ante los casi incomprensibles garabatos en los cuales estaba plasmado la dirección.
— Genial. —suspire. Mi adorado compañero dio la iniciativa para que partamos y demos inicio a nuestra misión de espionaje, estoy a punto de soltarle un "No me molestes, mocoso", pero recuerdo a tiempo que se supone que debo ser amable y me abstengo. — D-después de usted, Lord Abrazos.
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Tras salir de aquella pocilga, mi adorable compañero y yo emprendimos rumbo al lugar del encuentro: La taberna "El vampirito". Ignorando la espontaneidad del nombre, hay demasiadas cosas revolviendo mi mente con respecto a la reunión que se llevara a cabo en el lugar. ¿Cual será esa importante revelación? ¿Como será esa zona subterránea debajo de la taberna? ¿Lograremos hacer que se traguen nuestras falsas identidades? No lo se, puede que me parezca físicamente, pero no creo que el señor Caricias suela vestir con toda la piel que cargo encima y toda la pintura tribal que llevo en el rostro, ¿o quizás si? A todas estas, aún no he entablado conversación con el mocoso ni le he dicho mi nombre, no es que me emocione la idea de forjar lazo alguno con este niñato, pero no esta de más darle a conocer una forma de dirigirse a mí aparte de "Señor Caricias".
— Oye, niño. —inicie llamando su atención. No soy específicamente bueno iniciando conversaciones. — Puedes llamarme, Yomo. —afirme para luego quedarme en blanco y en silencio, tampoco soy bueno continuando conversaciones. — Mira, creo que es ahí. —dije señalando y agradeciendo la oportuna aparición de nuestro destino, me ha salvado de uno de esos silencios incómodos.
El lugar parecía una taberna común y corriente, tanto por dentro como por fuera, a excepción de que el lugar estaba relativamente vacio, ¿quizás se deba a la reunión que se hará en el lugar? Solo habían un par de hombres con semblante de bandidos que nos dedicaron una mirada de pocos amigos, al final optaron por pasar de nosotros. Tengo un mal presentimiento, solo es la entrada y ya este lugar me da mala espina, no quiero imaginar con que nos encontraremos al avanzar. Un hombre enorme y robusto como una muralla bloquea lo que parece ser una cortina, imagino que él es el guardia que custodia la entrada a la zona subterránea; su expresión estoica le delata y refuerza mis creencias de que fracasaremos intentando colarnos.
— Ha llegado la hora, Lord Abrazos. —afirme para prepararme mentalmente y "encender" mi modo amable, exprese la sonrisa menos fingida que me fue capaz antes de dirigirnos con el guarda.
— Identifíquense. —dijo el hombre tras habernos observado un tanto confuso, ¿acaso esta poniendo en duda nuestra identidad? ¿En serio hay una pequeña posibilidad de que este plan funcione?
Estoy nervioso, ¿y como no estarlo? Quien sabe que nos harán si descubren que somos espías. Me mantengo detrás de mi compañero sonriendo en silencio. Realmente agradezco que yo solo sea el guardián y que de momento no me toque a mi hablar, pero de todas formas ruego porque el enano sea bueno fingiendo y que el guarda se trague su actuación. Todo depende de ti, niño.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Y así comienza la aventura, con una dirección. Claramente el frijol se encuentra en una situación incómoda, no debe estar en su naturaleza fingir empatía. Chimar no puede hablar mucho del tema tampoco pero al menos sabe mantener una tapadera… eso sin mencionar que de vez en cuando es agradable.
Una cosa esta clara, Maquiavelo tendrá que hacer su mejor esfuerzo mental para no poner al adulto en situaciones molestas. ¿Qué se puede decir?, es un enano y le gusta jugar. Con paso decidido el dúo avanza, la taberna objetivo no está demasiado lejos, bastante curioso si tenemos en cuenta que es una ciudad enorme.
Bien tommo, puedes llamarme Chimar.
Dice a modo de broma, pillo el nombre pero siempre viene bien inventar un mote. Cuando llegan al destino otra cosa llama la atención del enano, menudo calificativo para un establecimiento. Parece que la regla tabernera sigue vigente, entre más raro el nombre del local mejor… sin duda deben tener una competencia secreta sobre dicho aspecto.
Ingresan en el lugar con cautela, esta sorprendentemente vacío. Dos matones les observan con suspicacia, por suerte todo se queda en miradas. Claramente la soledad del sitio se debe al pequeño intercambio secreto de abajo, el método que utilizaron para ahuyentar a todo el mundo sigue siendo desconocido.
Son detenidos por un portero enorme, la primera línea defensiva. Su tosca expresión ante la respuesta de Yomo hace que Chimar despabile, parece difícil de convencer. El enano mira discretamente a los presentes, podría neutralizarlos con virotes pero sin duda causaría ruido y su tapadera terminaría en la cloaca.
“Que me parta un rayo…”
Una idea aparece con violencia en su mente… una bastante aterradora vale destacar. Si el personaje que interpreta hace gala a su nombre tal vez exista una forma de no levantar sospechas y poder ingresar sin mayores contratiempos. Completamente resignado el pequeño toma aire, después hace algo que aborrece con todo su ser.
Toma la posición característica y luego le propina un fuerte abrazo al portero, intenta parecer “lindo” aunque su mente solo piense en vomitar. Se toma algunos segundos para hacerlo creíble, luego repliega sus pasos. Sale bastante bien, logra parar toda expresión de aversión antes de que se manifieste.
Soy Lord Abrazos y este es mí fiel guardián el Señor Caricias, por favor déjenos pasar.
Reciben un par de miradas pertinentes, luego les permiten ingresar. Su “nuevo amigo” abre la puerta con discreción, una vez Chimar y Yomo están adentro la vuelve a cerrar… no despierta mucha confianza pero seguro son medidas de seguridad. La escalera que desciende se encuentra iluminada por antorchas, en ese momento de soledad el jovencito aprovecha de informar un punto importante a su compañero.
Si le dices a alguien lo que ocurrió allá arriba… te cortare tu miembro más valioso.
Una cosa esta clara, Maquiavelo tendrá que hacer su mejor esfuerzo mental para no poner al adulto en situaciones molestas. ¿Qué se puede decir?, es un enano y le gusta jugar. Con paso decidido el dúo avanza, la taberna objetivo no está demasiado lejos, bastante curioso si tenemos en cuenta que es una ciudad enorme.
Bien tommo, puedes llamarme Chimar.
Dice a modo de broma, pillo el nombre pero siempre viene bien inventar un mote. Cuando llegan al destino otra cosa llama la atención del enano, menudo calificativo para un establecimiento. Parece que la regla tabernera sigue vigente, entre más raro el nombre del local mejor… sin duda deben tener una competencia secreta sobre dicho aspecto.
Ingresan en el lugar con cautela, esta sorprendentemente vacío. Dos matones les observan con suspicacia, por suerte todo se queda en miradas. Claramente la soledad del sitio se debe al pequeño intercambio secreto de abajo, el método que utilizaron para ahuyentar a todo el mundo sigue siendo desconocido.
Son detenidos por un portero enorme, la primera línea defensiva. Su tosca expresión ante la respuesta de Yomo hace que Chimar despabile, parece difícil de convencer. El enano mira discretamente a los presentes, podría neutralizarlos con virotes pero sin duda causaría ruido y su tapadera terminaría en la cloaca.
“Que me parta un rayo…”
Una idea aparece con violencia en su mente… una bastante aterradora vale destacar. Si el personaje que interpreta hace gala a su nombre tal vez exista una forma de no levantar sospechas y poder ingresar sin mayores contratiempos. Completamente resignado el pequeño toma aire, después hace algo que aborrece con todo su ser.
Toma la posición característica y luego le propina un fuerte abrazo al portero, intenta parecer “lindo” aunque su mente solo piense en vomitar. Se toma algunos segundos para hacerlo creíble, luego repliega sus pasos. Sale bastante bien, logra parar toda expresión de aversión antes de que se manifieste.
Soy Lord Abrazos y este es mí fiel guardián el Señor Caricias, por favor déjenos pasar.
Reciben un par de miradas pertinentes, luego les permiten ingresar. Su “nuevo amigo” abre la puerta con discreción, una vez Chimar y Yomo están adentro la vuelve a cerrar… no despierta mucha confianza pero seguro son medidas de seguridad. La escalera que desciende se encuentra iluminada por antorchas, en ese momento de soledad el jovencito aprovecha de informar un punto importante a su compañero.
Si le dices a alguien lo que ocurrió allá arriba… te cortare tu miembro más valioso.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
El ambiente esta increíblemente pesado y tenso, el guarda no desvía la mirada de Chimar y al mismo tiempo parece tener un tercer ojo que vigila cada uno de mis movimientos. Hago lo posible por mantener una sonrisa decente, pero la situación no me ayuda en lo absoluto. Empiezo a pensar en un plan B, honestamente preferiría siempre poder usar el plan B —yo adoro el plan B—, tan sencillo como usar la fuerza bruta para deshacerme del guarda y acceder a la reunión sin más contratiempos. Me va a costar derribar semejante muralla. En serio, ¿para que necesitan una puerta si con el guarda ya tienen tres? Al menos tengo al enano pijo, ¿no? Algo podrá hacer... supongo. Nadie lo notara, ¿cierto? Solo más de la mitad del edificio que se alertara con el ruido y ahí se ira nuestra falsa identidad. Demonios.
Lo siguiente que ocurrió fue... inesperado. El duende se acerco al hombre e hizo lo que pudo para rodearle con sus brazos haciendo gala de su falsa identidad. El guarda parecía estar en una situación similar a la mía, de hecho, creo que todo el universo parecía estar impresionado con esta —increíblemente adorable y tierna escena —. Me espabilo para volver a la realidad, pues tras asimilar que aquello acababa de ocurrir, el guarda finalmente nos dejo acceder al lugar del encuentro. Tras cerrar la puerta a nuestras espaldas, nos encontramos en un breve momento en el que no teníamos que mantener la fachada, momento que aproveche para reírme de aquel acto que tanto le había costado al enano.
— Vamos, pero si has estado adorable. —bromee como respuesta a su mortal amenaza, la cual solo me genero mayor gracia. — Andando, milord. —añadí tras recuperar la compostura.
Descendimos por las escaleras que parecían no tener un final, agradezco que al menos el pasillo este bien iluminado. Finalmente dimos con el final: una puerta muy similar a la anterior, con la diferencia de que esta era más pequeña y no tenia ningún tipo de guardián ni nada similar. Me detuve frente a ella para volver a centrarme en mantener la fachada. Tras suspirar, dirigí mi mirada hacia mi compañero.
— ¿Listo? —pregunte para finalmente abrir la puerta.
Trague saliva mientras sentía un escalofrió correr por mi nuca al ritmo en que nos abríamos paso a la tan dichosa reunión. Nos encontramos con un lugar enorme, plagado de matones que acompañaban y protegían a sus respectivos magnates, un gran mesón servia como el centro del salón. Empece a sudar al mirar como no pudimos evitar captar la atención de todos y cada uno de los presentes. Me di por muerto por un par de segundos, hasta que una guapa mujer-bestia de apariencia felina, pelaje blanco, ojos dorados y finas ropas salio de la nada con un efusivo grito.
— ¡Lord Abrazos! —grito la mujer antes de salir a toda velocidad a capturar a Chimar y apretarle las mejillas, quizás con demasiada brusquedad. — Purr ¡Ven a mis brazos! —ronroneo antes de atraer el rostro del niño hasta su pronunciado busto para luego llevárselo a quien sabe donde.
— ¡L-L-Lord Abrazos! —alcance a decir para intentar frenar a la gata antropomórfica sin éxito alguno. Me disponía a perseguirle, pero fui detenido por un extraño hombre de cuerpo delgado y anteojos.
— Es un placer verle de nuevo, Señor Caricias. —dijo el hombre cerca de mi rostro, demasiado cerca de mi rostro. Mi bestia me ordena directamente soltarle un buen guantazo, pero mi cerebro sabe que no puedo hacerlo. Demonios, odio esto.
— Igualmente... mi adorado señor... —dije con nervios, tenerle tan cerca no esta ayudando en nada. Un nombre, maldita sea, piensa en un nombre.
— Stewart, veo que sigue tan olvidadizo como siempre. —dijo justo antes de soltar a reír a carcajadas. Uff... casi no lo cuento.
No le hallo gracia alguna, pero hago lo posible por reírme con el, se supone que somos amigos o algo similar. Todavía me cuesta creer que esto de las falsas identidades este funcionando, esa mujer se ha llevado Chimar, al menos se que con mucho esfuerzo el pequeño puede sobrevivir solo. De momento solo tengo que preocuparme por mi y por lidiar con este sujeto y su exagerada cercanía. Genial, ¿algún otro lunático quiere unirse a la fiesta?
Lo siguiente que ocurrió fue... inesperado. El duende se acerco al hombre e hizo lo que pudo para rodearle con sus brazos haciendo gala de su falsa identidad. El guarda parecía estar en una situación similar a la mía, de hecho, creo que todo el universo parecía estar impresionado con esta —increíblemente adorable y tierna escena —. Me espabilo para volver a la realidad, pues tras asimilar que aquello acababa de ocurrir, el guarda finalmente nos dejo acceder al lugar del encuentro. Tras cerrar la puerta a nuestras espaldas, nos encontramos en un breve momento en el que no teníamos que mantener la fachada, momento que aproveche para reírme de aquel acto que tanto le había costado al enano.
— Vamos, pero si has estado adorable. —bromee como respuesta a su mortal amenaza, la cual solo me genero mayor gracia. — Andando, milord. —añadí tras recuperar la compostura.
Descendimos por las escaleras que parecían no tener un final, agradezco que al menos el pasillo este bien iluminado. Finalmente dimos con el final: una puerta muy similar a la anterior, con la diferencia de que esta era más pequeña y no tenia ningún tipo de guardián ni nada similar. Me detuve frente a ella para volver a centrarme en mantener la fachada. Tras suspirar, dirigí mi mirada hacia mi compañero.
— ¿Listo? —pregunte para finalmente abrir la puerta.
Trague saliva mientras sentía un escalofrió correr por mi nuca al ritmo en que nos abríamos paso a la tan dichosa reunión. Nos encontramos con un lugar enorme, plagado de matones que acompañaban y protegían a sus respectivos magnates, un gran mesón servia como el centro del salón. Empece a sudar al mirar como no pudimos evitar captar la atención de todos y cada uno de los presentes. Me di por muerto por un par de segundos, hasta que una guapa mujer-bestia de apariencia felina, pelaje blanco, ojos dorados y finas ropas salio de la nada con un efusivo grito.
— ¡Lord Abrazos! —grito la mujer antes de salir a toda velocidad a capturar a Chimar y apretarle las mejillas, quizás con demasiada brusquedad. — Purr ¡Ven a mis brazos! —ronroneo antes de atraer el rostro del niño hasta su pronunciado busto para luego llevárselo a quien sabe donde.
— ¡L-L-Lord Abrazos! —alcance a decir para intentar frenar a la gata antropomórfica sin éxito alguno. Me disponía a perseguirle, pero fui detenido por un extraño hombre de cuerpo delgado y anteojos.
— Es un placer verle de nuevo, Señor Caricias. —dijo el hombre cerca de mi rostro, demasiado cerca de mi rostro. Mi bestia me ordena directamente soltarle un buen guantazo, pero mi cerebro sabe que no puedo hacerlo. Demonios, odio esto.
— Igualmente... mi adorado señor... —dije con nervios, tenerle tan cerca no esta ayudando en nada. Un nombre, maldita sea, piensa en un nombre.
— Stewart, veo que sigue tan olvidadizo como siempre. —dijo justo antes de soltar a reír a carcajadas. Uff... casi no lo cuento.
No le hallo gracia alguna, pero hago lo posible por reírme con el, se supone que somos amigos o algo similar. Todavía me cuesta creer que esto de las falsas identidades este funcionando, esa mujer se ha llevado Chimar, al menos se que con mucho esfuerzo el pequeño puede sobrevivir solo. De momento solo tengo que preocuparme por mi y por lidiar con este sujeto y su exagerada cercanía. Genial, ¿algún otro lunático quiere unirse a la fiesta?
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
El comentario no le hace mucha gracia a Chimar pero evita caer en debates… no es adorable. Avanzan un par de minutos por la escalera, vale destacar que la jodida cosa es bastante larga. Cuando finalmente llegan al otro extremo el enano toma aire, ahora debe continuar con su pequeño numerito.
Ingresan sin vacilar, claramente atraen la atención de los presentes. La sala privada está llena con guardaespaldas y señores, resulta fácil identificar a cada facción. En condiciones normales Maquiavelo se sentiría en el paraíso con tanto noble dispuesto para desplumar, por desgracia no puede comprometer su tapadera.
Hola…
Una mujer felina aparece, se nota que tiene confianza con el tal Lord Abrazos. Atrapa al enano y presiona sus mejillas con brusquedad, su víctima debe hacer un esfuerzo sobrehumano para no dispararle un virote. Eventualmente y como si la tortura anterior no fuera suficiente dicha mujer decide propinar un fuerte abrazo, el chico inventor termina atrapado entre su… busto.
“Esto no puede ser natural…”
Poco después Chimar es separado de su compañero por la misma dama felina, parece que tendrá que arreglárselas por si solo un momento. Logra detallar como Yomo es abordado por otro sujeto peculiar, tampoco será fácil para él. La dinámica de espionaje comienza, hora de obtener información sin comprometer la tapadera.
La señorita con cola termina guiando a su “prisionero” hasta un grupo de sujetos bestia, cierto hombre perro y su acompañante con forma de conejo. El jovencito siente un escalofrió a medida que se acercan los desconocidos, es suficiente con decir que sus temores se cumplen cuando ambos personajes repiten las acciones molestas de su igual.
“No creo en los dioses pero… denme fuerzas esta vez”
La tortura termina sorprendentemente rápido, sin duda algo favorable para todos los presentes. Los siguientes minutos Maquiavelo intenta seguir el curso de conversaciones empalagosas, existen nobles de nobles y estos son de la clase más rara. En un determinado momento los dos sujetos masculinos se frotan el pelaje como gesto de "cariño"… aterrador.
Cambiando de tema, ¿alguien sabe de qué va la reunión?
Un gesto audaz pero necesario, existe un límite para tolerar tonterías. Muchas veces las reuniones discretas se realizan sin revelar información previa, en pocas palabras todos deben estar igual de perdidos. La cara que forman los interrogados confirma dicha teoría, todo parece indicar que se encuentran en las mismas.
Nadie lo sabe lord abrazos, dicen que sorprenderá a todos, por eso estamos aquí pillín.
No me digas...
Eso sin duda trae problemas agregados, el más pertinente es que ambos infiltrados tendrán que soportar toda la reunión. No todo es malo, una ignorancia colectiva significa que las preguntas no serán mal vistas. Las intrigas no es un tema que domine mucho el inventor pero sabe pasar desapercibido… nadie sospecha del enano nunca.
Ingresan sin vacilar, claramente atraen la atención de los presentes. La sala privada está llena con guardaespaldas y señores, resulta fácil identificar a cada facción. En condiciones normales Maquiavelo se sentiría en el paraíso con tanto noble dispuesto para desplumar, por desgracia no puede comprometer su tapadera.
Hola…
Una mujer felina aparece, se nota que tiene confianza con el tal Lord Abrazos. Atrapa al enano y presiona sus mejillas con brusquedad, su víctima debe hacer un esfuerzo sobrehumano para no dispararle un virote. Eventualmente y como si la tortura anterior no fuera suficiente dicha mujer decide propinar un fuerte abrazo, el chico inventor termina atrapado entre su… busto.
“Esto no puede ser natural…”
Poco después Chimar es separado de su compañero por la misma dama felina, parece que tendrá que arreglárselas por si solo un momento. Logra detallar como Yomo es abordado por otro sujeto peculiar, tampoco será fácil para él. La dinámica de espionaje comienza, hora de obtener información sin comprometer la tapadera.
La señorita con cola termina guiando a su “prisionero” hasta un grupo de sujetos bestia, cierto hombre perro y su acompañante con forma de conejo. El jovencito siente un escalofrió a medida que se acercan los desconocidos, es suficiente con decir que sus temores se cumplen cuando ambos personajes repiten las acciones molestas de su igual.
“No creo en los dioses pero… denme fuerzas esta vez”
La tortura termina sorprendentemente rápido, sin duda algo favorable para todos los presentes. Los siguientes minutos Maquiavelo intenta seguir el curso de conversaciones empalagosas, existen nobles de nobles y estos son de la clase más rara. En un determinado momento los dos sujetos masculinos se frotan el pelaje como gesto de "cariño"… aterrador.
Cambiando de tema, ¿alguien sabe de qué va la reunión?
Un gesto audaz pero necesario, existe un límite para tolerar tonterías. Muchas veces las reuniones discretas se realizan sin revelar información previa, en pocas palabras todos deben estar igual de perdidos. La cara que forman los interrogados confirma dicha teoría, todo parece indicar que se encuentran en las mismas.
Nadie lo sabe lord abrazos, dicen que sorprenderá a todos, por eso estamos aquí pillín.
No me digas...
Eso sin duda trae problemas agregados, el más pertinente es que ambos infiltrados tendrán que soportar toda la reunión. No todo es malo, una ignorancia colectiva significa que las preguntas no serán mal vistas. Las intrigas no es un tema que domine mucho el inventor pero sabe pasar desapercibido… nadie sospecha del enano nunca.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Me vi obligado a sostener una conversación con el hombre noble de nombre Stewart. Su constante invasión hacia mi espacio personal me esta sacando de quicio, pero al menos su constante palabrería me ha hecho fácil la tarea de "conversar" —puesto que no he hecho nada más que decir si o no—. En cuestión de minutos, el hombre me ha hecho un breve resumen de lo que ha comido en las ultimas semanas, cuantas veces ha sacado a pasear a su mascota, y de todos los trucos sucios que ha usado su jefe para estafar personas, tomo nota de esto ultimo, quizás me venga bien recordarles, me podrían servir algún día.
— Oh, vaya, creo que me he extendido, solo un poco. —rió el sujeto. No, ¿tu crees? Para nada.
— No, no se preocupe, siempre es un placer escucharle. —afirme escondiendo mi incomodidad y fingiendo una sonrisa.
Tras terminar de reír, el sujeto y yo decidimos —y con decidimos me refiero a que literalmente me obligo a caminar— ir hasta un interesante trió, imagino que serán amigos del Señor Caricias. Entable una "agradable" conversación con un dúo de guardianes cubiertos hasta arriba con una resplandeciente armadura, se muestran cariñosos uno con el otro, demasiado podría decirse. Y con una coqueta y atrevida mujer: Lady Barbariccia, esta mujer parece mostrar un cierto interés en el bondadoso guardián de Lord Abrazos, es decir; en mi, pues sin contar sus constantes provocaciones e indirectas, parece competir con Lord Stewart a ver quien invade con mayor frecuencia mi espacio personal. Intento sacarles alguna información a los presentes sobre los misterios de la reunión, pero ninguno demuestra saber mucho más de lo que ya conozco.
A todas estas, ¿como le estará yendo al enano? No me preocupa que le vaya mal, puesto que ya ha demostrado que puede cuidarse solo, pero buscarle es una excusa perfecta para escapar de este grupito antes de que terminen de sacarme de quicio y acabe el jueguito de las falsas identidades, soy su protector después de todo. Pierdo el hilo de la conversación y me dedico a buscar a Chimar con la mirada, finalmente logro visualizarle con aquella mujer felina y otros hombres-bestia.
— Mis disculpas —inicie con una muy costosa reverencia — Lord Abrazos necesita de mi presencia. —y finalice despidiéndome y retirándome rumbo a la ubicación de mi compañero.
Mis acompañantes solo hicieron pucheros y se quejaron de mi partida, pero fuera de eso no representaron mayor obstáculo. Me desplace por la sala hasta llegar al punto en el que se encontraba el mocoso junto al grupo de animales antropomórficos, veo que se encuentra en una situación similar a la mía, le ha tocado un grupito de lunáticos. En serio, ¿no pueden simplemente ser estafadores y malvados como las personas normales de Las catacumbas?
— Buenas noches, mis señores, ¿están disfrutando la velada? —inicie haciendo mi mayor esfuerzo por parecer inferior a ellos, según entendí, a los nobles les importa mucho estas cosas. Que asco, odio esto, me importa un bledo si me responden o no, solo vengo a rescatar al enano. — Lord Abrazos, ya es hora. —afirme con la mejor sonrisa que pude fingir, esperando que el niño entendiera y se retirara sin dar muchos detalles. — ¿Has conseguido algo de información? —afirme tras estar ya apartados del grupo de hombres-bestia y en un lugar donde podíamos vigilar que nadie escuchara nuestra conversación. — Yo solo aprendí que todos están realmente mal de la cabeza. —afirme con ironía. Mataría por salir de este lugar, ¿a que hora revelan esa tan importante información? Por como están yendo las cosas, ya me huele a que sera una idiotez y créeme que nada terminara bien si solo me hicieron perder el tiempo.
— Oh, vaya, creo que me he extendido, solo un poco. —rió el sujeto. No, ¿tu crees? Para nada.
— No, no se preocupe, siempre es un placer escucharle. —afirme escondiendo mi incomodidad y fingiendo una sonrisa.
Tras terminar de reír, el sujeto y yo decidimos —y con decidimos me refiero a que literalmente me obligo a caminar— ir hasta un interesante trió, imagino que serán amigos del Señor Caricias. Entable una "agradable" conversación con un dúo de guardianes cubiertos hasta arriba con una resplandeciente armadura, se muestran cariñosos uno con el otro, demasiado podría decirse. Y con una coqueta y atrevida mujer: Lady Barbariccia, esta mujer parece mostrar un cierto interés en el bondadoso guardián de Lord Abrazos, es decir; en mi, pues sin contar sus constantes provocaciones e indirectas, parece competir con Lord Stewart a ver quien invade con mayor frecuencia mi espacio personal. Intento sacarles alguna información a los presentes sobre los misterios de la reunión, pero ninguno demuestra saber mucho más de lo que ya conozco.
A todas estas, ¿como le estará yendo al enano? No me preocupa que le vaya mal, puesto que ya ha demostrado que puede cuidarse solo, pero buscarle es una excusa perfecta para escapar de este grupito antes de que terminen de sacarme de quicio y acabe el jueguito de las falsas identidades, soy su protector después de todo. Pierdo el hilo de la conversación y me dedico a buscar a Chimar con la mirada, finalmente logro visualizarle con aquella mujer felina y otros hombres-bestia.
— Mis disculpas —inicie con una muy costosa reverencia — Lord Abrazos necesita de mi presencia. —y finalice despidiéndome y retirándome rumbo a la ubicación de mi compañero.
Mis acompañantes solo hicieron pucheros y se quejaron de mi partida, pero fuera de eso no representaron mayor obstáculo. Me desplace por la sala hasta llegar al punto en el que se encontraba el mocoso junto al grupo de animales antropomórficos, veo que se encuentra en una situación similar a la mía, le ha tocado un grupito de lunáticos. En serio, ¿no pueden simplemente ser estafadores y malvados como las personas normales de Las catacumbas?
— Buenas noches, mis señores, ¿están disfrutando la velada? —inicie haciendo mi mayor esfuerzo por parecer inferior a ellos, según entendí, a los nobles les importa mucho estas cosas. Que asco, odio esto, me importa un bledo si me responden o no, solo vengo a rescatar al enano. — Lord Abrazos, ya es hora. —afirme con la mejor sonrisa que pude fingir, esperando que el niño entendiera y se retirara sin dar muchos detalles. — ¿Has conseguido algo de información? —afirme tras estar ya apartados del grupo de hombres-bestia y en un lugar donde podíamos vigilar que nadie escuchara nuestra conversación. — Yo solo aprendí que todos están realmente mal de la cabeza. —afirme con ironía. Mataría por salir de este lugar, ¿a que hora revelan esa tan importante información? Por como están yendo las cosas, ya me huele a que sera una idiotez y créeme que nada terminara bien si solo me hicieron perder el tiempo.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Un evento aleatorio termina salvando al enano de esa molesta situación, su “fiel protector”. El frijol finalmente demuestra su utilidad, ¿se lo agradecerá?... ni en sueños. Maquiavelo se despide educadamente del trio raro, luego es guiado hasta una zona discreta en donde puede conversar con su aliado sin intervenciones ni peligro directo a la tapadera.
Es claro que están dementes… por desgracia nadie sabe nada.
Claramente todos los presentes fueron atraídos por la promesa de algo interesante y nadie se preocupó en indagar más… típicos nobles. Eso deja poco espacio para maniobrar, ahora ambos espías deben limitarse a esperar un anuncio oficial completamente rodeados de gente muy aterradora.
Parece que será necesario permanecer más tiempo aquí…
No es algo agradable, los invitados asustan. Si se les pudiera robar la historia sería diferente pero por desgracia ese no es el caso, la vida puede ser cruel. En la otra mano se tiene un pequeño consuelo, la gente pudiente no es reconocida por su paciencia y todos los que tratan con dicha facción lo saben.
De repente y como si las plegarias colectivas del dúo fueran oídas se forma una discreta conmoción adelante, Chimar decide forzar sus ojos para detallar todo. Los contactos criminales se hacen presentes, es fácil distinguirles por su vestimenta. El niño logra reconocer a uno del gremio aunque no teme por su fachada, si han cruzado miradas un par de veces es mucho.
Señor Caricias, es tiempo.
Dice con firmeza, el anuncio importante se dará en cualquier momento. No se puede llegar a otra conclusión lógica, todos los nobles se arremolinan como abejas en un panal. El chiquillo logra colarse entre los presentes y alcanza las primeras hileras, tener un cuerpo pequeño puede ser bastante útil a veces.
Peca de temerario y por desgracia existen algunos peligros que no tiene en cuenta, uno de ellos le observa con recelo desde cierto lateral. Parece uno de los guardaespaldas aunque curiosamente no tiene señor, lleva camuflándose entre los presentes por casi una hora, saber sus intenciones resulta difícil.
El segundo recién llegado se aclara la garganta, eso genera un silencio rápido. Se le debe dar crédito, callar a decenas de nobles con un pequeño ruido gutural merece apreciación. La persona misteriosa rompe contacto visual por un momento, ahora observa al individuo cotizado. Eso no significa seguridad para el grupo aliado, cada que puede desvía los ojos hacia Chimar o el propio Yomo.
Bienvenidos a la primera reunión del año, estamos aquí para fijar el interés por la venta de mercancías exóticas y… poco aceptadas. El gremio propone… 60%.
“Protesta general”
Es claro que están dementes… por desgracia nadie sabe nada.
Claramente todos los presentes fueron atraídos por la promesa de algo interesante y nadie se preocupó en indagar más… típicos nobles. Eso deja poco espacio para maniobrar, ahora ambos espías deben limitarse a esperar un anuncio oficial completamente rodeados de gente muy aterradora.
Parece que será necesario permanecer más tiempo aquí…
No es algo agradable, los invitados asustan. Si se les pudiera robar la historia sería diferente pero por desgracia ese no es el caso, la vida puede ser cruel. En la otra mano se tiene un pequeño consuelo, la gente pudiente no es reconocida por su paciencia y todos los que tratan con dicha facción lo saben.
De repente y como si las plegarias colectivas del dúo fueran oídas se forma una discreta conmoción adelante, Chimar decide forzar sus ojos para detallar todo. Los contactos criminales se hacen presentes, es fácil distinguirles por su vestimenta. El niño logra reconocer a uno del gremio aunque no teme por su fachada, si han cruzado miradas un par de veces es mucho.
Señor Caricias, es tiempo.
Dice con firmeza, el anuncio importante se dará en cualquier momento. No se puede llegar a otra conclusión lógica, todos los nobles se arremolinan como abejas en un panal. El chiquillo logra colarse entre los presentes y alcanza las primeras hileras, tener un cuerpo pequeño puede ser bastante útil a veces.
Peca de temerario y por desgracia existen algunos peligros que no tiene en cuenta, uno de ellos le observa con recelo desde cierto lateral. Parece uno de los guardaespaldas aunque curiosamente no tiene señor, lleva camuflándose entre los presentes por casi una hora, saber sus intenciones resulta difícil.
El segundo recién llegado se aclara la garganta, eso genera un silencio rápido. Se le debe dar crédito, callar a decenas de nobles con un pequeño ruido gutural merece apreciación. La persona misteriosa rompe contacto visual por un momento, ahora observa al individuo cotizado. Eso no significa seguridad para el grupo aliado, cada que puede desvía los ojos hacia Chimar o el propio Yomo.
Bienvenidos a la primera reunión del año, estamos aquí para fijar el interés por la venta de mercancías exóticas y… poco aceptadas. El gremio propone… 60%.
“Protesta general”
Subrayado el inicio de la complicación “Aparecen más espías que compiten contigo y quieren ganarse el favor de tu empleador”.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Bufe resignado, el mocoso tampoco había logrado obtener esa gran información. Demonios, en serio tenía la esperanza de poder finalmente largarnos de este vertedero de idiotas, no creo poder tolerar otra de esas conversaciones tan insustanciales o que otra piltrafa salte sobre mi y me obligue a acariciarle, toda esta nobleza me hará vomitar tarde o temprano. ¿A que esperan para dar el maldito anuncio? ¿O es que acaso celebraremos un torneo de tres en raya primero? Quizás ese pensamiento no este tan lejos de la realidad... con lo poco que he visto creo que ya puedo esperar lo que sea de esta bola de idiotas y sus refinadas costumbres. Cuando lo doy todo por perdido, el ambiente del lugar cambia, todos guardan silencio y de un momento a otro empiezan a formar un tumulto.
¿Que ocurre? ¿Acaso los dioses han oído mis plegarias? ¿Es lo que creo que es? El duende aclara mis dudas con una breve orden, advirtiéndome que ya es hora de volver a adentrarnos en el papel, cumplir con el objetivo y terminar de una vez el maldito encargo. Me acerco junto a mi compañero a la multitud arremolinada alrededor de un grupo de individuos, ¿en que momento han aparecido? No recuerdo haberlos visto en la reun- Un momento... ¿donde esta Chimar? Le busco con la mirada, pero lo único que logro divisar es a un hombre misterioso que me desafía con la mirada, aceptaría el desafió, pero no estoy en posición de hacerlo, se supone que solo soy un guardaespaldas filántropo. ¿Donde diablos te metiste, mocoso? No es momento para que tenga que hacerle de tu niñera, ya darán el dichoso anuncio y puedes cuidarte solo.
Me rindo de buscar al enano, pero me mantengo atento a ese hombre, algo en su aura me inquieta, tampoco parece encajar con el resto de los lunáticos presentes. El hombre que parece hacer de anfitrión silencia a la multitud de forma impresionante, con sus bocas cerradas son menos desagradables. Retiro lo dicho, si me parecían desagradables, ahora oficialmente me dan asco. Los presentes empezaron a discutir sobre mercancías... especiales, y no en el buen sentido. Desde aquella montura de madera hecha para la tortura y el sometimiento de los prisioneros, hasta esa pieza orgánica hechizada con magia arcana para usos de... auto-complacencia, por decirlo de la forma más elegante posible.
— Finalmente, quiero anunciar por lo que muchos de ustedes han venido a este encuentro. —afirmo el hombre, haciendo que todos guarden silencio de nuevo.
Por fin, pensé que nunca lo dirías, incluso ya puedo divisar al pequeñajo en las primeras filas. Un escalofrió corre por mi nuca y me percato que el hombre misterioso ya no esta en mi rango de visión... ¿a donde ha ido? Mi mente se divide entre buscar al sujeto y escuchar con curiosidad el tan esperado anuncio —Yo soy el curioso, por supuesto—.
— Tras escuchar sus incesantes quejas. —inicia calmado, esto no suena nada bien. — Finalmente hemos capturado e iniciado las ventas clandestinas en Las Catacumbas de los más jóvenes y apuestos esclavos que complacerán todos sus deseos lujuriosos. —anuncio finalmente, y todos los presentes se volvieron locos. No se que es más aterrador, lo que acabo de escuchar o esta sensación de peligro, como si un lobo estuviera a punto de saltar sobre mi.
¿Que ocurre? ¿Acaso los dioses han oído mis plegarias? ¿Es lo que creo que es? El duende aclara mis dudas con una breve orden, advirtiéndome que ya es hora de volver a adentrarnos en el papel, cumplir con el objetivo y terminar de una vez el maldito encargo. Me acerco junto a mi compañero a la multitud arremolinada alrededor de un grupo de individuos, ¿en que momento han aparecido? No recuerdo haberlos visto en la reun- Un momento... ¿donde esta Chimar? Le busco con la mirada, pero lo único que logro divisar es a un hombre misterioso que me desafía con la mirada, aceptaría el desafió, pero no estoy en posición de hacerlo, se supone que solo soy un guardaespaldas filántropo. ¿Donde diablos te metiste, mocoso? No es momento para que tenga que hacerle de tu niñera, ya darán el dichoso anuncio y puedes cuidarte solo.
Me rindo de buscar al enano, pero me mantengo atento a ese hombre, algo en su aura me inquieta, tampoco parece encajar con el resto de los lunáticos presentes. El hombre que parece hacer de anfitrión silencia a la multitud de forma impresionante, con sus bocas cerradas son menos desagradables. Retiro lo dicho, si me parecían desagradables, ahora oficialmente me dan asco. Los presentes empezaron a discutir sobre mercancías... especiales, y no en el buen sentido. Desde aquella montura de madera hecha para la tortura y el sometimiento de los prisioneros, hasta esa pieza orgánica hechizada con magia arcana para usos de... auto-complacencia, por decirlo de la forma más elegante posible.
— Finalmente, quiero anunciar por lo que muchos de ustedes han venido a este encuentro. —afirmo el hombre, haciendo que todos guarden silencio de nuevo.
Por fin, pensé que nunca lo dirías, incluso ya puedo divisar al pequeñajo en las primeras filas. Un escalofrió corre por mi nuca y me percato que el hombre misterioso ya no esta en mi rango de visión... ¿a donde ha ido? Mi mente se divide entre buscar al sujeto y escuchar con curiosidad el tan esperado anuncio —Yo soy el curioso, por supuesto—.
— Tras escuchar sus incesantes quejas. —inicia calmado, esto no suena nada bien. — Finalmente hemos capturado e iniciado las ventas clandestinas en Las Catacumbas de los más jóvenes y apuestos esclavos que complacerán todos sus deseos lujuriosos. —anuncio finalmente, y todos los presentes se volvieron locos. No se que es más aterrador, lo que acabo de escuchar o esta sensación de peligro, como si un lobo estuviera a punto de saltar sobre mi.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Las protestas del grupo duran varios minutos, la única forma de molestar realmente a un noble es perturbar su bolsillo. Si consideran que sus bienes monetarios están en peligro… son capaces de muchas cosas. Eventualmente el orador cede algunos porcentajes, a partir de ahora solo se cobrara el 50% de interés por los objetos raros.
“Pero que rayos…”
Maquiavelo se imaginaba artefactos científicos o quizás reliquias terrestres… claramente estaba muy equivocado. A medida que se debate sobre cada artículo en particular una inmensa sensación de repulsión inunda al joven, existen seres extraños en los reinos y estos superan el común denominador.
Pronto otro anuncio vuelve el ambiente más extraño todavía, algo jodidamente difícil de lograr vale destacar. La trata de esclavos es un crimen despreciable, sobre todo cuando se utilizan para labores tan bizarras. Chimar toma nota mental de la información mientras elabora un esquema vengativo, cuando reciba su paga atraerá con artimañas un batallón de guardias al lugar secreto.
El chiquillo apenas puede creer lo que escucha, esa misma sorpresa nubla sus sentidos. Un peligro inmediato acecha, mira detalladamente la competencia. Por suerte la rápida reacción de Yomo salva involuntariamente a su compañero, el espía rival se ve obligado a modificar su posición para responder.
No es fácil mantener un blanco enfocado con tantos nobles juntos, eso sin mencionar las protestas continuas que tienen lugar. El “Señor Caricias” pronto se convierte en una víctima fácil, sin darse cuenta ahora tiene al enemigo en su espalda. Este último afinca un cuchillo con fría tranquilidad mientras susurra varias cosas, problemas a la carta.
Bien “Señor Caricias”, tiempo de dar un paseo sin llamar la atención, los dos no deberíamos estar aquí.
Las opciones se ven limitadas para el adulto, un mal movimiento y terminara muerto o como parte de la “mercancía”. Si forma una pelea campal sin justificar arruinara su fachada, eso terminaría mal para los dos involucrados. Las intrigas son muy molestas porque requieren discreción constante, no todos tienen ese talento. Chimar por su parte peca de inútil esta vez, no puede apartar los ojos del orador.
Ahora seguimos con otro punto resaltante, la manutención para los animales de… compañía.
“Pero que rayos…”
Maquiavelo se imaginaba artefactos científicos o quizás reliquias terrestres… claramente estaba muy equivocado. A medida que se debate sobre cada artículo en particular una inmensa sensación de repulsión inunda al joven, existen seres extraños en los reinos y estos superan el común denominador.
Pronto otro anuncio vuelve el ambiente más extraño todavía, algo jodidamente difícil de lograr vale destacar. La trata de esclavos es un crimen despreciable, sobre todo cuando se utilizan para labores tan bizarras. Chimar toma nota mental de la información mientras elabora un esquema vengativo, cuando reciba su paga atraerá con artimañas un batallón de guardias al lugar secreto.
El chiquillo apenas puede creer lo que escucha, esa misma sorpresa nubla sus sentidos. Un peligro inmediato acecha, mira detalladamente la competencia. Por suerte la rápida reacción de Yomo salva involuntariamente a su compañero, el espía rival se ve obligado a modificar su posición para responder.
No es fácil mantener un blanco enfocado con tantos nobles juntos, eso sin mencionar las protestas continuas que tienen lugar. El “Señor Caricias” pronto se convierte en una víctima fácil, sin darse cuenta ahora tiene al enemigo en su espalda. Este último afinca un cuchillo con fría tranquilidad mientras susurra varias cosas, problemas a la carta.
Bien “Señor Caricias”, tiempo de dar un paseo sin llamar la atención, los dos no deberíamos estar aquí.
Las opciones se ven limitadas para el adulto, un mal movimiento y terminara muerto o como parte de la “mercancía”. Si forma una pelea campal sin justificar arruinara su fachada, eso terminaría mal para los dos involucrados. Las intrigas son muy molestas porque requieren discreción constante, no todos tienen ese talento. Chimar por su parte peca de inútil esta vez, no puede apartar los ojos del orador.
Ahora seguimos con otro punto resaltante, la manutención para los animales de… compañía.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Mis percepciones fueron acertadas y he sido castigado al negligentemente ignorarlas. Fui la oveja que se aparto del rebaño, y el lobo no tardo en saltar sobre su presa. Aunque tenía buenas intenciones, fue descuidado de mi parte apartarme del tumulto sabiendo que había un individuo sospechoso en el área, no me fije de que el sujeto ya se encontraba a mis espaldas hasta que sentí la filosa punta del cuchillo amenazar con clavarse fríamente en mi espalda. En un principio no lograba entender lo que estaba pasando, me quede tenso y paralizado por unos segundos hasta que finalmente me percate del peligro en el que me encontraba.
Estaba, literalmente, entre la espada y la pared. No tenía ninguna escapatoria que no terminara por ponerme en una situación aún peor de la que me encontraba. Si lograra encontrar y aprovechar una brecha de descuidado para desarmarlo y noquearlo —¡Hazlo! Esta piltrafa nos esta subestimando—, iniciaría un escándalo que terminaría por desmoronar mi falsa identidad y por adyacente la del mocoso. Pensándolo bien, debería hacerlo, yo estoy más cerca de la salida y tengo más posibilidades de escapar con vida. Le culpo por esto, de haberse quedado conmigo, me encontraría en una posición más favorable... ¿o quizá no? No es tiempo para divagar, tengo que buscar una solución a esto y rápido. Dudo que pueda engañarle al mantener mi papel, pero no tengo otra opción que no termine por convertirme en una brocheta de oso. Es esto o nada.
— ¡Oh! Encantado acepto su amable oferta, buen hombre. Solo permitame avisarle a mi adorado Lord Cari- —dije fingiendo amabilidad e inocencia, deteniéndome al sentir como el sujeto afincaba con mayor presión la hoja. Demonios, estar con tantos nobles me esta volviendo igual de iluso que ellos.
— ¿Me crees idiota? Ambos sabemos que toda esa cursilería no es más que una absurda fachada dada por un absurdo hombre. —afirmo con desdén. Imagino que el sujeto también tuvo la dicha de encontrarse con el hombre que nos hizo venir aqui en primer lugar.
— Já. Lo lamento, estas tán metido en tu papel que pensé que también eras uno de esos torpes magnates. —me excuse con sarcasmo. — ¿Cual eres tu? ¿Lady Lamebotas? —le solté con osadía. El sujeto no tardo en responder, ejerciendo con rapidez más presión en el arma hasta enterrar la punta de la hoja, destruyendo así las primeras defensas de mi caja torácica. Me vi forzado a reprimir un quejido de dolor, no podía permitirme causar un gran escándalo.
— No estas en posición de hacer comentarios como esos, te recomiendo que mantengas la boca cerrada, no hagas movimientos bruscos y camines si no quieres que me deshaga de esa lengua tan sucia que tienes. —soltó el sujeto. Le sonreí con picardía tras recomponerme, no iba a demostrarle temor alguno a mi atacante. Créeme, cuando salga de esta te recomiendo que corras, pues no habrá dios que te salve de la paliza que te voy a dar.
El sujeto y yo comenzamos a desplazarnos hacia la salida, ¿en serio nadie se da cuenta que me esta amenazando con un cuchillo? Sabía que todos los presentes eran una cuerda de idiotas, pero no sabía que eran tan idiotas. Finalmente logre salir de ese nido de lunáticos, no de la forma esperada ni mucho menos la más deseada, pero hay que verle el lado bueno a la situación, supongo... ¿Que pretende llevándome hasta acá? ¿No se supone que debe estar en la reunión escuchando la información? La muralla humana ya no esta en su posición. Salimos de El vampirito hasta llegar a un callejón no muy lejos de la taberna. Aunque tuve varias oportunidades donde no había testigos que pusieran en riesgo mi falsa identidad, mi captor no me dio ni la mas mínima oportunidad de girar las cartas a mi favor. Maldita sea, esto no me gusta nada.
— Bien, "Señor Caricias", ¿disfruto del paseo? —inicio imitando el sarcasmo y la osadía que use antes. — Ahora que no eres un obstáculo en mi camino puedo capturar al niño, sacarle toda la información y luego llevarme la recompensa tras deshacerme de él. —finalizo con malicia.
— ¿Has estado leyendo muchas novelas últimamente? Suenas como esos villanos que sin motivo alguno le explican todo su diabólico plan a los héroes. —le solté en un claro tono de burla. Él rió antes de continuar, algo me inquieta y me eriza el vello de la nuca.
— Lo siento, pensaba que le gustaría una historia antes de ir a dormir. —afirmo. Al principio no logre entender a que se refería, cuando finalmente lo hice ya era demasiado tarde para reaccionar. — ¡Buenas noches! —fue lo ultimo que escuche. Un golpe seco... y luego todo se torno negro.
Estaba, literalmente, entre la espada y la pared. No tenía ninguna escapatoria que no terminara por ponerme en una situación aún peor de la que me encontraba. Si lograra encontrar y aprovechar una brecha de descuidado para desarmarlo y noquearlo —¡Hazlo! Esta piltrafa nos esta subestimando—, iniciaría un escándalo que terminaría por desmoronar mi falsa identidad y por adyacente la del mocoso. Pensándolo bien, debería hacerlo, yo estoy más cerca de la salida y tengo más posibilidades de escapar con vida. Le culpo por esto, de haberse quedado conmigo, me encontraría en una posición más favorable... ¿o quizá no? No es tiempo para divagar, tengo que buscar una solución a esto y rápido. Dudo que pueda engañarle al mantener mi papel, pero no tengo otra opción que no termine por convertirme en una brocheta de oso. Es esto o nada.
— ¡Oh! Encantado acepto su amable oferta, buen hombre. Solo permitame avisarle a mi adorado Lord Cari- —dije fingiendo amabilidad e inocencia, deteniéndome al sentir como el sujeto afincaba con mayor presión la hoja. Demonios, estar con tantos nobles me esta volviendo igual de iluso que ellos.
— ¿Me crees idiota? Ambos sabemos que toda esa cursilería no es más que una absurda fachada dada por un absurdo hombre. —afirmo con desdén. Imagino que el sujeto también tuvo la dicha de encontrarse con el hombre que nos hizo venir aqui en primer lugar.
— Já. Lo lamento, estas tán metido en tu papel que pensé que también eras uno de esos torpes magnates. —me excuse con sarcasmo. — ¿Cual eres tu? ¿Lady Lamebotas? —le solté con osadía. El sujeto no tardo en responder, ejerciendo con rapidez más presión en el arma hasta enterrar la punta de la hoja, destruyendo así las primeras defensas de mi caja torácica. Me vi forzado a reprimir un quejido de dolor, no podía permitirme causar un gran escándalo.
— No estas en posición de hacer comentarios como esos, te recomiendo que mantengas la boca cerrada, no hagas movimientos bruscos y camines si no quieres que me deshaga de esa lengua tan sucia que tienes. —soltó el sujeto. Le sonreí con picardía tras recomponerme, no iba a demostrarle temor alguno a mi atacante. Créeme, cuando salga de esta te recomiendo que corras, pues no habrá dios que te salve de la paliza que te voy a dar.
El sujeto y yo comenzamos a desplazarnos hacia la salida, ¿en serio nadie se da cuenta que me esta amenazando con un cuchillo? Sabía que todos los presentes eran una cuerda de idiotas, pero no sabía que eran tan idiotas. Finalmente logre salir de ese nido de lunáticos, no de la forma esperada ni mucho menos la más deseada, pero hay que verle el lado bueno a la situación, supongo... ¿Que pretende llevándome hasta acá? ¿No se supone que debe estar en la reunión escuchando la información? La muralla humana ya no esta en su posición. Salimos de El vampirito hasta llegar a un callejón no muy lejos de la taberna. Aunque tuve varias oportunidades donde no había testigos que pusieran en riesgo mi falsa identidad, mi captor no me dio ni la mas mínima oportunidad de girar las cartas a mi favor. Maldita sea, esto no me gusta nada.
— Bien, "Señor Caricias", ¿disfruto del paseo? —inicio imitando el sarcasmo y la osadía que use antes. — Ahora que no eres un obstáculo en mi camino puedo capturar al niño, sacarle toda la información y luego llevarme la recompensa tras deshacerme de él. —finalizo con malicia.
— ¿Has estado leyendo muchas novelas últimamente? Suenas como esos villanos que sin motivo alguno le explican todo su diabólico plan a los héroes. —le solté en un claro tono de burla. Él rió antes de continuar, algo me inquieta y me eriza el vello de la nuca.
— Lo siento, pensaba que le gustaría una historia antes de ir a dormir. —afirmo. Al principio no logre entender a que se refería, cuando finalmente lo hice ya era demasiado tarde para reaccionar. — ¡Buenas noches! —fue lo ultimo que escuche. Un golpe seco... y luego todo se torno negro.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Veinte minutos después el orador finaliza la negociación, debe ceder terrero un par de veces aunque una mirada de satisfacción augura ganancias futuras. Chimar suspira de alivio, ya tiene toda la información en su cabeza por lo que es momento de reportar. Como puede sale del tumulto y detalla la puerta aliviado, tiene una tolerancia relativamente limitada a la estupidez.
Con intriga busca a su compañero pero no le encuentra, eso despierta las alarmas. Siempre debes cuidar de tus colegas en misiones secretas, regla número dos del manual. Maquiavelo se sube a una silla y detalla el lugar con mayor énfasis, llega a una conclusión poco favorable para la delicada misión.
No está aquí….
Baja de su apoyo y avanza hasta la salida, afortunadamente no es abordado por nadie… están demasiado ocupados hablando sobre “mercancías”. Llega al nivel superior con rapidez, tener un cuerpo sano resulta útil en situaciones como esta. Su compañero debe estar cerca, es el único camino que pudo tomar.
Sale del establecimiento, aun no pilla su objetivo. Si no lo encuentra cerca es probable que Yomo haya desistido... demasiado estrés para su personalidad y ese tipo de cosas. El pequeño inventor barajea un par de veces seguir solo aunque por suerte para su amigo adulto nota la conmoción en el callejón cercano.
Típico.
El idiota se dejó atrapar y noquear por un elemento peligroso… por eso no se debe confiar en las personas grandes. El tamaño lo tienen de adorno, su cerebro se reduce en el crecimiento. Chimar apunta su ballesta al atacante, desgraciadamente es descubierto con facilidad y el enemigo elabora una contramedida.
¡¡Mil rayos!!
Le arrojan un desecho del callejón, el golpe ocasiona que pierda su tiro. Este personaje es más listo que el común denominador, la mayoría solo se limita a recibir el virote. Eso puede significar diversión intrínseca, entre más complicado de vencer sea un enemigo mejor combate orquesta.
¿Sabes que estas molestando al niño equivocado?
Dicho comentario genera un bufido en el enemigo, nadie respeta a los niños hasta que es demasiado tarde. Equipado con su cuchillo el adulto avanza en carga e intenta propinar varios cortes, el blanco desvía la mayoría aunque recibe un ligero daño que arruina su ropa… eso lo pone relativamente molesto. La ballesta del niño termina su recarga automática, el dueño decide disparar a un utensilio de cocina lleno de agua para que vacié su contenido en Yomo, la superioridad numérica ayuda mucho.
No es tiempo de dormir frijol, ¡¡arriba!!
Con intriga busca a su compañero pero no le encuentra, eso despierta las alarmas. Siempre debes cuidar de tus colegas en misiones secretas, regla número dos del manual. Maquiavelo se sube a una silla y detalla el lugar con mayor énfasis, llega a una conclusión poco favorable para la delicada misión.
No está aquí….
Baja de su apoyo y avanza hasta la salida, afortunadamente no es abordado por nadie… están demasiado ocupados hablando sobre “mercancías”. Llega al nivel superior con rapidez, tener un cuerpo sano resulta útil en situaciones como esta. Su compañero debe estar cerca, es el único camino que pudo tomar.
Sale del establecimiento, aun no pilla su objetivo. Si no lo encuentra cerca es probable que Yomo haya desistido... demasiado estrés para su personalidad y ese tipo de cosas. El pequeño inventor barajea un par de veces seguir solo aunque por suerte para su amigo adulto nota la conmoción en el callejón cercano.
Típico.
El idiota se dejó atrapar y noquear por un elemento peligroso… por eso no se debe confiar en las personas grandes. El tamaño lo tienen de adorno, su cerebro se reduce en el crecimiento. Chimar apunta su ballesta al atacante, desgraciadamente es descubierto con facilidad y el enemigo elabora una contramedida.
¡¡Mil rayos!!
Le arrojan un desecho del callejón, el golpe ocasiona que pierda su tiro. Este personaje es más listo que el común denominador, la mayoría solo se limita a recibir el virote. Eso puede significar diversión intrínseca, entre más complicado de vencer sea un enemigo mejor combate orquesta.
¿Sabes que estas molestando al niño equivocado?
Dicho comentario genera un bufido en el enemigo, nadie respeta a los niños hasta que es demasiado tarde. Equipado con su cuchillo el adulto avanza en carga e intenta propinar varios cortes, el blanco desvía la mayoría aunque recibe un ligero daño que arruina su ropa… eso lo pone relativamente molesto. La ballesta del niño termina su recarga automática, el dueño decide disparar a un utensilio de cocina lleno de agua para que vacié su contenido en Yomo, la superioridad numérica ayuda mucho.
No es tiempo de dormir frijol, ¡¡arriba!!
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Pero mira por donde... ¿otra vez holgazaneando?
¿...? ¿Donde estoy? ¿Finalmente he despertado de esa espantosa pesadilla? Todo a mi alrededor se encuentra completamente negro, tengo una jaqueca que no me deja levantarme ni mucho menos abrir los ojos. ¿Esa voz? La reconozco, es el vejete, ¿en que lio me he metido ahora? Su silueta se manifiesta delante de mi envuelta en un aura fantasmal y con un resplandor celestial, lleva consigo un balde lleno de agua hasta arriba, es imposible no deducir sus intenciones, así solía despertarme cuando me quedaba dormido y faltaba a los entrenamientos.
Vaya cambiapieles estas hecho... No es tiempo de dormir frijol, ¡¡arriba!!
¿Pero que diablos? Su frase termino con un final inesperado, cambiando su voz por la del mocoso que me acompañaba; justo antes de arrojarme el balde de agua y devolviéndome a la realidad. Despierto para encontrarme con mi visión obstruida por aquel utensilio de cocina, retiro el artefacto para encontrarme con el duende enfrentándose al sujeto que me noqueo, todavía tengo la inmensa jaqueca y me duele el cuello por el golpe anterior. Demonios, en serio esperaba que solo hubiera sido una pesadilla, pero aquí me encuentro: mojado, golpeado y humillado de aproximadamente diez formas distintas. Estoy harto, han cruzado ya el límite de mi tolerancia. Es hora de terminar con el jueguito del Señor Caricias. Es tu turno.
Cierro los ojos mientras me apoyo en mis nudillos para levantarme, sin terminar de realizar dicha acción. Me concentro para liberar mi lado bestial, toda la rabia que tenia contenida empieza a emerger hasta tornar mi espíritu en una bestia y opacar por completo el dolor, la adrenalina corre por cada fibra de mi cuerpo y nubla mi juicio. He trascendido. Abro los ojos para marcar a mi objetivo y suelto un grito bestial justo antes de arremeter contra él hecho una fiera. El sujeto no pudo correr ni defenderse al verse paralizado por el miedo, pude ver el terror reflejado en sus ojos mientras empuñaba débilmente el cuchillo para intentar atacarme, pero fácilmente le desarme con un zarpazo antes de retenerlo en el suelo. Se lo había advertido, ahora él era la oveja que perseguía el lobo sediento de sangre.
Sin importarme en lo más mínimo que un niño estuviera presenciando la escena, descargue mi furia contra el hombre. Sin ningún tipo de piedad y sin mermar mi fuerza, le golpee salvajemente el rostro con el puño logrando hacerle escupir una pequeña cantidad de sangre. No perdí ni un segundo cuando continúe atacándole con un zarpazo, mis uñas lograron debilitar la sensible defensa que representaba su piel. Cada golpe desataba un grito bestial de mi parte, buscaba derramar su sangre, no estaría satisfecho hasta que lo lograra. Una vez lo logre, me levante y le tome violentamente por el cuello para luego golpear su débil cuerpo contra la pared, le estrangule hasta que sus manos dejaron de intentar liberarle de mi agarre y le deje finalmente caer en el suelo. Me aleje del hombre mientras calmaba mi agitada respiración, no se si lo he matado o no, pero tampoco me interesa. Tras lograr recuperar un poco de cordura me dirigí al niño.
— Andando. —le ordene.
Salí de aquel callejón con prisa dejando atrás al duende, no me importaba si me seguía o no, pero termine encontrándome con lo menos deseado en ese momento. Un pequeño grupo conformado por aquellos tan extravagantes personajes que nos habían abordado tanto a Chimar como a mi se aproximaban con prisa a nuestra ubicación. La jaqueca y la contusión en el cuello volvieron a hacerse presentes antes de que yo retornara rápidamente sobre mis pasos, rogando que no hayan logrado percibir mi presencia esa cuerda de lunaticos.
— Demonios, ¿que no tienen a otro a quien molestar? —susurre en un tono de voz lo suficientemente alto para que Chimar lo escuchara. Nos acompaña un hombre aparentemente muerto, si esos idiotas nos ven, nuestras identidades se irán a la mierda... ¿o tal vez no? No importa ahora, no es tiempo de divagar, sea como sea, estamos en serios aprietos.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
El adulto aliado se levanta como puede, hay que darle crédito al agua. Chimar se aleja del enemigo y apunta con su ballesta, para bien o para mal no tiene tiempo de usarla. Yomo se abalanza como un oso colérico sobre el espía rival, a partir de allí la situación se pone un tanto extraña.
Su estilo de pelea es como mínimo peculiar… claramente no aprendió de un profesional acreditado. Parece una mezcla de malabares circenses y ataques animales, a decir verdad entretiene bastante. Maquiavelo baja su ballesta para no cortar la inspiración del personaje, ahora tendrá algo nuevo con lo que asustar a Ratita.
La extraña escena termina pronto, como siempre todo acaba en muchos gritos y poca acción. Al menos resulta ser algo no antes visto, Yomo se gana el premio a la originalidad. El pequeño inventor debe admitir que la batalla desigual supero en ocasiones su resistencia aunque supo controlarse, luego de tantas aventuras bizarras tiene mucha experiencia en el tema.
Las uñas se cortan, ¿sabes?
Un pequeño punto gracioso y cierto, buena forma de volver a la realidad. Por suerte su acompañante logra tranquilizarse bastante rápido… tiene un temperamento complicado. Sin la necesidad de una fachada el personaje vuelve a comunicarse de manera molesta, los frijoles jamás aprenden.
En breve comienza una carrera de velocidad, Yomo lidera la marcha. Es rápido, nada mal para un adulto. Al pequeño genio le cuesta trabajo seguir el paso los primeros minutos, a partir de allí van a la misma posición. El guía parece tener intención de volver al agujero de subnormales, su pequeño acompañante espera hasta el último momento para revelar una realidad incomoda.
Por cierto, ya anunciaron todo, debemos informar y recibir la paga... ¿quién lo diría? Jeje.
Nada como molestar a un sujeto grande, esa cara que forma da valor agregado a la rara aventura. A partir de ese momento Chimar lidera la marcha, se dirige al punto de encuentro. Pega algunos vistazos ocasionales para ver que su colega venga cerca, aunque le duela admitirlo ambos se ganaron el dinero por soportar la espeluznante velada.
No tienen mayores contratiempos, lo único medianamente peligroso es ese grupo de nobles que casi les pillan cerca del cuerpo. Por suerte Maquiavelo tiene el sigilo de una rata y el adulto hizo un esfuerzo por no encontrarse con sus “admiradores”. Instantes después llegan al sitio inicial, se puede saborear el oro en el aire hasta que…
Rayos…
Cuando la puerta de la discreta oficina de su empleador se abre aparecen más problemas, el jefe esta noqueado o muerto y tres desconocidos saltan en alerta. Llevan indumentaria noble y portan extrañas mascaras de animal encima, más cosas raras al saco sin duda. Los sujetos están equipados con armas cortas, no tardan mucho en utilizarlas.
Ve el lado bueno Tommo… es un premio de consolación eliminar matones vestidos de nobles luego de esa reunión bizarra.
Su estilo de pelea es como mínimo peculiar… claramente no aprendió de un profesional acreditado. Parece una mezcla de malabares circenses y ataques animales, a decir verdad entretiene bastante. Maquiavelo baja su ballesta para no cortar la inspiración del personaje, ahora tendrá algo nuevo con lo que asustar a Ratita.
La extraña escena termina pronto, como siempre todo acaba en muchos gritos y poca acción. Al menos resulta ser algo no antes visto, Yomo se gana el premio a la originalidad. El pequeño inventor debe admitir que la batalla desigual supero en ocasiones su resistencia aunque supo controlarse, luego de tantas aventuras bizarras tiene mucha experiencia en el tema.
Las uñas se cortan, ¿sabes?
Un pequeño punto gracioso y cierto, buena forma de volver a la realidad. Por suerte su acompañante logra tranquilizarse bastante rápido… tiene un temperamento complicado. Sin la necesidad de una fachada el personaje vuelve a comunicarse de manera molesta, los frijoles jamás aprenden.
En breve comienza una carrera de velocidad, Yomo lidera la marcha. Es rápido, nada mal para un adulto. Al pequeño genio le cuesta trabajo seguir el paso los primeros minutos, a partir de allí van a la misma posición. El guía parece tener intención de volver al agujero de subnormales, su pequeño acompañante espera hasta el último momento para revelar una realidad incomoda.
Por cierto, ya anunciaron todo, debemos informar y recibir la paga... ¿quién lo diría? Jeje.
Nada como molestar a un sujeto grande, esa cara que forma da valor agregado a la rara aventura. A partir de ese momento Chimar lidera la marcha, se dirige al punto de encuentro. Pega algunos vistazos ocasionales para ver que su colega venga cerca, aunque le duela admitirlo ambos se ganaron el dinero por soportar la espeluznante velada.
No tienen mayores contratiempos, lo único medianamente peligroso es ese grupo de nobles que casi les pillan cerca del cuerpo. Por suerte Maquiavelo tiene el sigilo de una rata y el adulto hizo un esfuerzo por no encontrarse con sus “admiradores”. Instantes después llegan al sitio inicial, se puede saborear el oro en el aire hasta que…
Rayos…
Cuando la puerta de la discreta oficina de su empleador se abre aparecen más problemas, el jefe esta noqueado o muerto y tres desconocidos saltan en alerta. Llevan indumentaria noble y portan extrañas mascaras de animal encima, más cosas raras al saco sin duda. Los sujetos están equipados con armas cortas, no tardan mucho en utilizarlas.
Ve el lado bueno Tommo… es un premio de consolación eliminar matones vestidos de nobles luego de esa reunión bizarra.
Subrayado el inicio de la complicación “Atentan contra tu vida cuando descubres algo importante”.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Solté un suspiro de alivio al ver que aquel grupito paso de nosotros, ignorando el cuerpo a mis espaldas, no creo estar lo suficientemente calmado para tolerar nada. Una vez más me sorprendo al ver que la suerte me haya sonreído, no suele hacerlo con tanta frecuencia, imagino que a la vuelta de la esquina debe estar medio fin del mundo esperándome. Bufe antes de dejar que el mocoso guiara nuestro camino hacia la aparente casa de nuestro jefe, más le vale a esa piltrafa que la recompensa sea buena, nos debe hasta el alma después de habernos hecho pasar semejante noche. Llegamos al lugar, finalmente parece que podre despertar de esta asquerosa pesadilla, incluso el dolor ha menguado.
— ¿Pero que diablos? —dije al abrir la puerta de aquel basurero y encontrarme con una inesperada escena.
Nuestro jefe esta tirado en el suelo mientras le rodean tres desconocidos con una muy peculiar forma de encubrir sus identidades, ¿serán compañeros de aquel hombre que hace unos minutos gritaba ante la furia de mis zarpas? Sus formas de vestir no concuerdan, no recuerdo que mi victima llevara una adorable mascara de tigre cubriendo su rostro. De todas formas, vaya forma más grata y poco inteligente de recibirnos, me viene de perlas para liberar toda la cólera y el estrés que cargo encima. Solo me preocupa que el idiota en el suelo este muerto, ¿quien nos pagara entonces?
— Ja. No podría pedir otro regalo de bienvenida. —respondí ante el comentario del duende. — Me pido a los dos de la izquierda. —afirme mientras hacia crujir mis nudillos.
Tras mostrar que están armados con dagas y cuchillos, los sujetos no tardaron en abalanzarse hacia nosotros. Me adelante al niño para desviar la estocada del primer atacante con una patada alta, haciéndole perder su arma y el equilibrio con un potente golpe de palma en el pecho. El siguiente atacante no pierde tiempo en socorrer a su compañero y aprovecha para hacer un corte vertical con su daga, no alcanzo a esquivarlo por completo y el corte abre una pequeña herida en mi brazo izquierdo, el otro sujeto ha pasado de mi y ha ido a por Chimar.
— ¿Y bien? ¿Se han perdido? El teatro infantil esta en la otra esquina. —le solté a mi atacante en una clara burla a su mascara, busco provocarle y así poder ejecutar un contraataque.
El hombre cayó en mi mofa y procedió con un corte vertical, atrape su muñeca con mi mano antes de que culminara su ataque y tras usar un rápido movimiento de giro le inmovilice torciendo su brazo. Teniéndolo a mi merced, golpee con brusquedad y salvajismo la mitad de su brazo hasta que le escuche gritar de dolor en señal de un quiebre, el sujeto cayo sobre sus rodillas y termine con él propiciándole una patada que le hizo morder el suelo. Sentí un frio corte horizontal en mi espalda que me hizo reaccionar rápidamente girando con un golpe de brazo que no logro impactar, recibí un segundo corte en el pecho antes de percatarme que se trataba del hombre que derribe hace unos segundos, que idiota. Arremetí violentamente contra él usando un lariat que logro derribarle de nuevo, proseguí a clavarle su propia daga en el hombro derecho y luego le molí a pisotones el otro.
Confió en la independencia del mocoso para dejarle enfrentarse al último de ellos sin mi ayuda. Me dirijo hasta el mequetrefe que reposa en el suelo. ¿Esta inconsciente, esta muerto o solo esta fingiendo estarlo? Le tomo por el cuello de la camisa y le acuesto en la mesa para buscar señales de vida, ¿donde era? Poso mis dedos índice y medio en el lateral de su cuello y logro percibir sus pulsaciones. Para suerte de mi bolsillo sigue con vida.
— Venga, arriba piltrafa, ya tenemos tu sucia información. —dije antes de soltarle una buena bofetada para hacerle despertar.
— ¿Pero que diablos? —dije al abrir la puerta de aquel basurero y encontrarme con una inesperada escena.
Nuestro jefe esta tirado en el suelo mientras le rodean tres desconocidos con una muy peculiar forma de encubrir sus identidades, ¿serán compañeros de aquel hombre que hace unos minutos gritaba ante la furia de mis zarpas? Sus formas de vestir no concuerdan, no recuerdo que mi victima llevara una adorable mascara de tigre cubriendo su rostro. De todas formas, vaya forma más grata y poco inteligente de recibirnos, me viene de perlas para liberar toda la cólera y el estrés que cargo encima. Solo me preocupa que el idiota en el suelo este muerto, ¿quien nos pagara entonces?
— Ja. No podría pedir otro regalo de bienvenida. —respondí ante el comentario del duende. — Me pido a los dos de la izquierda. —afirme mientras hacia crujir mis nudillos.
Tras mostrar que están armados con dagas y cuchillos, los sujetos no tardaron en abalanzarse hacia nosotros. Me adelante al niño para desviar la estocada del primer atacante con una patada alta, haciéndole perder su arma y el equilibrio con un potente golpe de palma en el pecho. El siguiente atacante no pierde tiempo en socorrer a su compañero y aprovecha para hacer un corte vertical con su daga, no alcanzo a esquivarlo por completo y el corte abre una pequeña herida en mi brazo izquierdo, el otro sujeto ha pasado de mi y ha ido a por Chimar.
— ¿Y bien? ¿Se han perdido? El teatro infantil esta en la otra esquina. —le solté a mi atacante en una clara burla a su mascara, busco provocarle y así poder ejecutar un contraataque.
El hombre cayó en mi mofa y procedió con un corte vertical, atrape su muñeca con mi mano antes de que culminara su ataque y tras usar un rápido movimiento de giro le inmovilice torciendo su brazo. Teniéndolo a mi merced, golpee con brusquedad y salvajismo la mitad de su brazo hasta que le escuche gritar de dolor en señal de un quiebre, el sujeto cayo sobre sus rodillas y termine con él propiciándole una patada que le hizo morder el suelo. Sentí un frio corte horizontal en mi espalda que me hizo reaccionar rápidamente girando con un golpe de brazo que no logro impactar, recibí un segundo corte en el pecho antes de percatarme que se trataba del hombre que derribe hace unos segundos, que idiota. Arremetí violentamente contra él usando un lariat que logro derribarle de nuevo, proseguí a clavarle su propia daga en el hombro derecho y luego le molí a pisotones el otro.
Confió en la independencia del mocoso para dejarle enfrentarse al último de ellos sin mi ayuda. Me dirijo hasta el mequetrefe que reposa en el suelo. ¿Esta inconsciente, esta muerto o solo esta fingiendo estarlo? Le tomo por el cuello de la camisa y le acuesto en la mesa para buscar señales de vida, ¿donde era? Poso mis dedos índice y medio en el lateral de su cuello y logro percibir sus pulsaciones. Para suerte de mi bolsillo sigue con vida.
— Venga, arriba piltrafa, ya tenemos tu sucia información. —dije antes de soltarle una buena bofetada para hacerle despertar.
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
La batalla comienza sin mayores presentaciones, todos saben lo que deben hacer… matarse entre sí. El comentario de Chimar hace gracia en su compañero, resulta fácil predecir sus gustos. Dicha mole de músculos se abalanza en combate, nuevamente utiliza su cuerpo como arma y escudo simultaneo.
“Que forma más tonta de luchar”
Dice para sus adentros, no le parece prudente molestar tan directamente al peleador mientras combate. El aliado reclama dos enemigos, como puede se maneja. Recibe ataques y propina algunos, los puños son su mejor implemento. Maquiavelo es amante de los equipos estilizados, ver a un personaje luchar así le revuelve el estómago.
Un tercer enemigo decide “jugar” con el niño, afortunadamente este último tiene buenos “juguetes”. Se limita a alzar su brazo y disparar, el virote atraviesa la cabeza del objetivo como si fuera una sandía fresca. Solo le toma un par de segundos despachar la amenaza, queda confirmado que método es más efectivo a la hora de pelear.
Sin mucho más que hacer el jovencito se recuesta de una pared, evita intervenir por miedo a errar el disparo y lastimar al frijol con problemas de personalidad. La refriega alternativa dura bastante… en comparación con la rápida acción del inventor. Cuando ambos hostiles son eliminados se escucha un bostezo exagerado, tiempo de jugar un poco.
Y media hora después…
Yomo se apresura a despertar al jefe, movimiento acertado pues es hora de la paga. Respira, eso es bueno… Maquiavelo imaginaba que estaba muerto. Luego de varias bofetadas el hombre reacciona, tarda un poco en pillar lo que pasa pero los tres cadáveres le refrescan la memoria al final.
Eso estuvo feo… nunca se me acercan tanto, la información debe ser buena.
Depende de la perspectiva…
Sin más variaciones Chimar suelta todo lo que sabe, datos comerciales y negociaciones escuchadas durante la reunión subterránea. El hombre escucha atentamente, resulta curioso que no anote nada. Varios minutos después el pequeño finaliza, por suerte eran datos pertinentes y no un discurso entero.
Y allí lo tienes, ¿no necesitas escribir nada?
En mi negocio si no puedes memorizar todo fracasas rápido… y creo que es momento de que les pague, esperen aquí.
Por supuesto.
“Que forma más tonta de luchar”
Dice para sus adentros, no le parece prudente molestar tan directamente al peleador mientras combate. El aliado reclama dos enemigos, como puede se maneja. Recibe ataques y propina algunos, los puños son su mejor implemento. Maquiavelo es amante de los equipos estilizados, ver a un personaje luchar así le revuelve el estómago.
Un tercer enemigo decide “jugar” con el niño, afortunadamente este último tiene buenos “juguetes”. Se limita a alzar su brazo y disparar, el virote atraviesa la cabeza del objetivo como si fuera una sandía fresca. Solo le toma un par de segundos despachar la amenaza, queda confirmado que método es más efectivo a la hora de pelear.
Sin mucho más que hacer el jovencito se recuesta de una pared, evita intervenir por miedo a errar el disparo y lastimar al frijol con problemas de personalidad. La refriega alternativa dura bastante… en comparación con la rápida acción del inventor. Cuando ambos hostiles son eliminados se escucha un bostezo exagerado, tiempo de jugar un poco.
Y media hora después…
Yomo se apresura a despertar al jefe, movimiento acertado pues es hora de la paga. Respira, eso es bueno… Maquiavelo imaginaba que estaba muerto. Luego de varias bofetadas el hombre reacciona, tarda un poco en pillar lo que pasa pero los tres cadáveres le refrescan la memoria al final.
Eso estuvo feo… nunca se me acercan tanto, la información debe ser buena.
Depende de la perspectiva…
Sin más variaciones Chimar suelta todo lo que sabe, datos comerciales y negociaciones escuchadas durante la reunión subterránea. El hombre escucha atentamente, resulta curioso que no anote nada. Varios minutos después el pequeño finaliza, por suerte eran datos pertinentes y no un discurso entero.
Y allí lo tienes, ¿no necesitas escribir nada?
En mi negocio si no puedes memorizar todo fracasas rápido… y creo que es momento de que les pague, esperen aquí.
Por supuesto.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Tras un par de bofetadas más —en las cuales termine de descargar toda la ira que llevaba contenida— el hombre despertó. No parecía entender nada de lo que estaba pasando, retengo las ganas de mi lado bestial de propinarle otra buena golpiza. Al final y tras observar al adorable trió de enmascarados muertos, termina por recordar todo lo que había pasado. Le dedico una mirada amenazante que termina por impedir que se extienda demasiado contando como termino envolviéndonos en otro combate innecesario, no me interesa en lo absoluto, con haberme hecho barrer el suelo con mi orgullo y mi dignidad ya tengo suficiente de él.
Mi compañero procedió ha cumplir con el trabajo asignado, —puesto que yo no recuerdo absolutamente nada de lo que se hablo en la reunión, mi memoria se niega rotundamente ha almacenar semejante basura— vaya que esos nobles son del tipo más raro que he conocido, ¿juguetes de auto-complacencia? ¿A quien se le puede ocurrir algo semejante? Por otro lado, la esclavización no necesita ser un delito para considerarse un acto inhumano y despreciable, y aún más si planean usarlos para semejantes servicios. No creo que la Guardia de Lunargenta este muy contenta si se llega enterar de lo que se esta cociendo en Las Catacumbas. Tras recibir la información, el sujeto procedió a buscar nuestra recompensa tras la otra puerta de la habitación. Estando a solas con el mocoso me da esa sensación incomoda que me obliga a decir algo,
— Fue divertido, Lord Abrazos —termine por soltarle sin mirarle. Fue lo único realmente sincero que pude expresarle, puesto que a pesar de todos los contratiempos, ambos supimos sacarles provecho al vanagloriarnos en el sufrimiento del otro. ¿Como olvidar aquel abrazo que el niño le brindo a la muralla-guardián? ¿O aquel momento en que su pequeño rostro quedo atrapado en el busto de esa mujer felina? Recordare esas escenas por un largo tiempo.
— Aquí tenéis, les hago entrega de la muestra de mi agradecimiento. —dijo el hombre apareciendo derepente con una sonrisa espeluznante y nuestra tan anhelada recompensa en aeros, una bolsa llena para cada uno.
— Si, si. Ya era hora. —bufe arrebatandole de las manos la bolsa que me correspondía y sin el más mínimo interés en lo que tuviera que decir. Conté rápidamente la cantidad de pasta que contenía, un monto aceptable, supondré.
Tras aquello, el hombre mantuvo esa sonrisa aterradora por un par de segundos antes de que finalmente optáramos por retirarnos. Una vez afuera me percate de que la pesadilla se había terminado por fin, ¿quien diría que terminaría dejándome llevar por la vana codicia para meterme en semejante lió? No importa ahora, ya he conseguido lo que buscaba, ademas, como decía el fósil que tenia por abuelo: nunca tienes un buen día hasta que vives una absurda y bizarra aventura, ¿no?
Mi compañero procedió ha cumplir con el trabajo asignado, —puesto que yo no recuerdo absolutamente nada de lo que se hablo en la reunión, mi memoria se niega rotundamente ha almacenar semejante basura— vaya que esos nobles son del tipo más raro que he conocido, ¿juguetes de auto-complacencia? ¿A quien se le puede ocurrir algo semejante? Por otro lado, la esclavización no necesita ser un delito para considerarse un acto inhumano y despreciable, y aún más si planean usarlos para semejantes servicios. No creo que la Guardia de Lunargenta este muy contenta si se llega enterar de lo que se esta cociendo en Las Catacumbas. Tras recibir la información, el sujeto procedió a buscar nuestra recompensa tras la otra puerta de la habitación. Estando a solas con el mocoso me da esa sensación incomoda que me obliga a decir algo,
— Fue divertido, Lord Abrazos —termine por soltarle sin mirarle. Fue lo único realmente sincero que pude expresarle, puesto que a pesar de todos los contratiempos, ambos supimos sacarles provecho al vanagloriarnos en el sufrimiento del otro. ¿Como olvidar aquel abrazo que el niño le brindo a la muralla-guardián? ¿O aquel momento en que su pequeño rostro quedo atrapado en el busto de esa mujer felina? Recordare esas escenas por un largo tiempo.
— Aquí tenéis, les hago entrega de la muestra de mi agradecimiento. —dijo el hombre apareciendo derepente con una sonrisa espeluznante y nuestra tan anhelada recompensa en aeros, una bolsa llena para cada uno.
— Si, si. Ya era hora. —bufe arrebatandole de las manos la bolsa que me correspondía y sin el más mínimo interés en lo que tuviera que decir. Conté rápidamente la cantidad de pasta que contenía, un monto aceptable, supondré.
Tras aquello, el hombre mantuvo esa sonrisa aterradora por un par de segundos antes de que finalmente optáramos por retirarnos. Una vez afuera me percate de que la pesadilla se había terminado por fin, ¿quien diría que terminaría dejándome llevar por la vana codicia para meterme en semejante lió? No importa ahora, ya he conseguido lo que buscaba, ademas, como decía el fósil que tenia por abuelo: nunca tienes un buen día hasta que vives una absurda y bizarra aventura, ¿no?
Asger Björn
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
Mientras el sujeto rebusca la paga en otra habitación ambos personajes esperan con impaciencia, en ese momento Yomo muestra su lado más amable. Expresa algo parecido a un cumplido, es la primera vez en todo el rato que suelta algo amable… Chimar no sabe si sentirse bien o asustarse un poco.
Sin duda entretenido… “Señor Caricias”.
Su empleador aparece poco después, sabe que no puede hacerse esperar. Ofrece una bolsa de monedas a cada uno, no duran mucho sin dueño predilecto. En todo momento mantiene un rostro algo perturbador, eso no resulta sorpresivo. Luego de vigilar una facción tan rara… algo se le tuvo que pegar.
Muchas gracias, si necesitas otro trabajo no dudes en acudir a alguien más.
El pequeño sonríe ante su comentario, una forma educada y algo graciosa de decir “ni se te ocurra llamarme de nuevo”. Con todos los puntos saldados el par disparejo sale del local, es tiempo de separarse. No es algo que haga derramar lágrimas al inventor… su acompañante tiene un desorden de personalidad.
Suerte.
Sin más que decir emprende la carrera, se asegura de meter la paga en uno de sus bolsillos secretos. Nada como un montón de aeros para alegrar el día, cuota de la semana cubierta. Esta aventura en particular estuvo llena de cosas diferentes… el pequeño solo puede esperar no verse involucrado en ese submundo de nuevo.
Como lo prometido es deuda pasa cerca del cuartel, allí espera una víctima potencial. Cuando algún tonto este rodeado de otros frijoles inútiles le pateara en la entrepierna para gatillar una persecución, sabe exactamente a donde guiara ese montón de armas, armaduras y exceso de peso corporal.
No es nada personal, solo negocios. Hará que los guardias pillen el antro de degenerados antes de escapar para que se ganen un par de medallas, en el proceso dicha célula aberrante desaparecerá. Tales cosas dan mala fama a los "rateros honestos" como Maquiavelo, eso no puede permitirse en Lunargenta.
Y allí está el espécimen perfecto, tiempo de “jugar” jeje.
Sin duda entretenido… “Señor Caricias”.
Su empleador aparece poco después, sabe que no puede hacerse esperar. Ofrece una bolsa de monedas a cada uno, no duran mucho sin dueño predilecto. En todo momento mantiene un rostro algo perturbador, eso no resulta sorpresivo. Luego de vigilar una facción tan rara… algo se le tuvo que pegar.
Muchas gracias, si necesitas otro trabajo no dudes en acudir a alguien más.
El pequeño sonríe ante su comentario, una forma educada y algo graciosa de decir “ni se te ocurra llamarme de nuevo”. Con todos los puntos saldados el par disparejo sale del local, es tiempo de separarse. No es algo que haga derramar lágrimas al inventor… su acompañante tiene un desorden de personalidad.
Suerte.
Sin más que decir emprende la carrera, se asegura de meter la paga en uno de sus bolsillos secretos. Nada como un montón de aeros para alegrar el día, cuota de la semana cubierta. Esta aventura en particular estuvo llena de cosas diferentes… el pequeño solo puede esperar no verse involucrado en ese submundo de nuevo.
Como lo prometido es deuda pasa cerca del cuartel, allí espera una víctima potencial. Cuando algún tonto este rodeado de otros frijoles inútiles le pateara en la entrepierna para gatillar una persecución, sabe exactamente a donde guiara ese montón de armas, armaduras y exceso de peso corporal.
No es nada personal, solo negocios. Hará que los guardias pillen el antro de degenerados antes de escapar para que se ganen un par de medallas, en el proceso dicha célula aberrante desaparecerá. Tales cosas dan mala fama a los "rateros honestos" como Maquiavelo, eso no puede permitirse en Lunargenta.
Y allí está el espécimen perfecto, tiempo de “jugar” jeje.
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Re: No hay espacio para intolerantes [Trabajo] [Chimar]
RECOMPENSAS
Una de las historias que más me han gustado, de una pareja bastante particular, algo distópica, sin duda, pero que lograron integrarse bastante bien para construir una trama muy amena y fácil de leer.
A modo de recomendación, han de tener en cuenta en futuras oportunidades, que las complicaciones no deben ser vistas como meros accesorios para cumplir el requisito, sino como algo relevante en la trama; por lo que lo ideal es no resolverlas muy rápido; incluso una alternativa es plantear la complicación al inicio o a la mitad, y realizar varias tareas menores para lograr resolver la complicación al final de modo que se vea que les da dado trabajo.
De resto, ha sido un muy entretenido trabajo, felicidades, reciben ambos 19 puntos de experiencia y 400 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
A modo de recomendación, han de tener en cuenta en futuras oportunidades, que las complicaciones no deben ser vistas como meros accesorios para cumplir el requisito, sino como algo relevante en la trama; por lo que lo ideal es no resolverlas muy rápido; incluso una alternativa es plantear la complicación al inicio o a la mitad, y realizar varias tareas menores para lograr resolver la complicación al final de modo que se vea que les da dado trabajo.
De resto, ha sido un muy entretenido trabajo, felicidades, reciben ambos 19 puntos de experiencia y 400 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
Ansur
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