No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
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No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
La luna iluminaba el cuerpo desnudo de Ocel, la cual admiraba la belleza de la noche, mientras que la luz de la luna dejaba ver una figura hipnotizarte, su cabello brillaba como plata recien pulida, parecía un ángel, aunque, quien estaba tras ella, no apreciaba esas cosas –¿Te pones arriba?- Ella lo miró de reojo con una leve sonrisa asintiendo, mientras, él ya se había tumbado en la cama. –Voltéate, quiero masajear tu espalda- él sonrió y se dio la vuelta –Me sentará bien un masaje antes de que te deje el coño mas abierto que la ventana- Ella rió, aunque no con ganas, pues ese comentario le pareció fuera de lugar –Ya llegará ese momento…- De pronto, se dio cuenta del tatuaje de la espalda, no lo había visto antes, se había agachado para coger su daga de debajo de la cama –Tardas mucho en ponerte sobre mi ¿Qué pasa? ¿Estas tan mojada que te da cosa?- ‘’Cállate capullo’’ Le hubiera gustado gritarle, pero no, solo sonrió ocultando el cuchillo tras su espalda, por si se giraba –No, solo miraba tu hermoso tatuaje, una carabera con dos lanzas, muy bien hecho- Él rió y se acomodó –No preguntes mas por cosas que no te incumben- Luna, suspiró negando -No he preguntado nada, he afirmado- Ella se puso sobre él, tenía razón en lo de estar húmeda, solo pensar en lo que iba hacer.
El bandido bajó su mano a la pierna de ella acariciándola –Pareces deseosa de una noche loca..- Ella se rio levemente, acallando su risa con su mano, como si fuese una dulce niña inocente –Ya… aunque yo voy a disfrutar mas esta noche que tu- él, claramente, no sabía lo que se le veía encima –Si tu…- La daga, le atravesó el cuello, como si fuese mantequilla, él apenas pudo soltar un leve gemido de dolor, un sonido ahogado, la sangre manchó la almohada, las sabanas, la cama, la pared… -Lo dicho, yo voy a disfrutar esto mas- Sacó la daga con sumo cuidado, lamiendo la herida que le había dejado, bebiendo la sangre de esa persona –Dios… me… me vengo…- Gimió agarrándose a las sabanas dejando su daga a un lado, estaba disfrutando eso, como si fuese una noche loca de sexo.
Tras ese placer incontrolado, le dio la vuelta al cuerpo, no le gustaba mucho la forma que tenía por delante, y su cara no se podía decir que fuese de las más hermosas. Acabó envolviéndolo en mantas y sabanas y acercando el cuerpo a la ventana. Miró la cama sonriendo –Otra marca de muerte- La cama estaba llena de manchas de sangre, aunque no solo había ese tipo de manchas, por mucho que limpiase, se veían manchas amarillas por toda la cama, mas de uno se meó de miedo tras verla. Lanzó el cuerpo por la ventana, el cual chocó contra el suelo haciendo un ruido seco, como si lanzase una roca a un montículo de barro.
Bajó lentamente por las escaleras aun desnuda, llegando al huerto trasero, lugar en donde estaba el cuerpo de ese hombre -Me encanta el olor de sangre cuando la luna llena se cierne sobre mi taberna- empezó arrastrar el frío cuerpo por el suelo del huerto; El huerto estaba repleto de coles que habría que recoger pronto, alguna que otra hortaliza más y patatas. En un hueco, había un montón de tierra húmeda, empezó a cavar hasta dar con una trampilla, apenas había cavado con sus manos hasta llegar a esta, la abrió y del hueco enorme que había abajo, salió un hedor a putrefacto, nauseabundo, como si se estuviera pudriendo aun, una gran cantidad de cadáveres en su interior, y así era, junto vino añejo, comida de la cual solo tendría que quedar polvo. Pues a donde lo iba a lanzar, era una antigua bodega. Lanzó el cadáver y lo volvió a tapar. Para luego dormir en su cama como si nada hubiera pasado.
``No sabes por cual camino te has metido, él no tendría que haber muerto´´
A la mañana siguiente se despertó a su hora, preguntándose lo que quería decir esa voz, abrió la taberna y preparó todo para sus clientes. Ahora Sol se preguntaba qué cosas podrían haber pasado ayer, aunque algo le decía que había actuado Luna, pues la daga que guardaba en la barra de la taberna, había desaparecido, suspiró al ver la ausencia y se apoyó en la barra, con su mano en su cabeza. Se acerco a ella uno de los clientes más comunes mirándola los ojos sonriendo –Se te ve aburrida, ponme una de esas jarras de frutas que te sale tan bien, preciosa- Ella le mostró su sonrisa más dulce y sirvió dos, una para ella y otra para él -Esto, se vuelve aburrido- Suspiró y le dio un sorbo a la jarra –No tengo a nadie con quien compartir mis días- El hombre era alto, de pelo largo y blanco, tendría 50 años pero se conservaba bien, era fuerte y siempre cargaba con una gran hacha a su espalda, era y es un gran leñador, ayudó al antiguo dueño a construir los muebles con la mejor madera del lugar.
-Cierto es que se te va a ir pronto todas las oportunidades, pero...- Acarició su mejilla –Vas a tener suerte te lo aseguro- Ella le devolvió una sonrisa y de golpe entró más personas –Me voy a poner a servir- La mañana empezaba bien, algunos carros comerciantes llegaron a la taberna para dejar su dinero y hacer feliz a Sol. Cuanta más clientela mejor, aunque cuanta más gente más posibilidades de problemas, en donde Luci y Luna actúan. No de la mejor forma pero de la forma mas eficaz.
En uno de lo momentos, cuando fue a servir una jarra de cerveza, uno de los comerciantes, grande y fuerte la cogió de la cadera sentándola en su regazo -Vamos, acompáñame en esta comida- Ella se empezó a intentar zafarse del agarre –Tengo a gente que servir- Él dejó una bolsa de dinero en la mesa –No pasa nada, que yo te pago, no me importa todos esos cortes que tienes en el cuerpo- él le guiño un ojo, y la expresión de ella lo decía todo, se sentía impotente y no tenía muchas maneras de librarse –DEJAME- Le dijo elevando la voz molesta, la había llamado puta al poner la bolsa, y el hombre no la soltaba, al gente no quería meterse en problemas, y el único que podría ayudarla, el leñador, se había ido, ahora estaba llorando en silencio, Luna y Luci dormían, mientras el hombre iba tocando su cuerpo con lentitud.
El bandido bajó su mano a la pierna de ella acariciándola –Pareces deseosa de una noche loca..- Ella se rio levemente, acallando su risa con su mano, como si fuese una dulce niña inocente –Ya… aunque yo voy a disfrutar mas esta noche que tu- él, claramente, no sabía lo que se le veía encima –Si tu…- La daga, le atravesó el cuello, como si fuese mantequilla, él apenas pudo soltar un leve gemido de dolor, un sonido ahogado, la sangre manchó la almohada, las sabanas, la cama, la pared… -Lo dicho, yo voy a disfrutar esto mas- Sacó la daga con sumo cuidado, lamiendo la herida que le había dejado, bebiendo la sangre de esa persona –Dios… me… me vengo…- Gimió agarrándose a las sabanas dejando su daga a un lado, estaba disfrutando eso, como si fuese una noche loca de sexo.
Tras ese placer incontrolado, le dio la vuelta al cuerpo, no le gustaba mucho la forma que tenía por delante, y su cara no se podía decir que fuese de las más hermosas. Acabó envolviéndolo en mantas y sabanas y acercando el cuerpo a la ventana. Miró la cama sonriendo –Otra marca de muerte- La cama estaba llena de manchas de sangre, aunque no solo había ese tipo de manchas, por mucho que limpiase, se veían manchas amarillas por toda la cama, mas de uno se meó de miedo tras verla. Lanzó el cuerpo por la ventana, el cual chocó contra el suelo haciendo un ruido seco, como si lanzase una roca a un montículo de barro.
Bajó lentamente por las escaleras aun desnuda, llegando al huerto trasero, lugar en donde estaba el cuerpo de ese hombre -Me encanta el olor de sangre cuando la luna llena se cierne sobre mi taberna- empezó arrastrar el frío cuerpo por el suelo del huerto; El huerto estaba repleto de coles que habría que recoger pronto, alguna que otra hortaliza más y patatas. En un hueco, había un montón de tierra húmeda, empezó a cavar hasta dar con una trampilla, apenas había cavado con sus manos hasta llegar a esta, la abrió y del hueco enorme que había abajo, salió un hedor a putrefacto, nauseabundo, como si se estuviera pudriendo aun, una gran cantidad de cadáveres en su interior, y así era, junto vino añejo, comida de la cual solo tendría que quedar polvo. Pues a donde lo iba a lanzar, era una antigua bodega. Lanzó el cadáver y lo volvió a tapar. Para luego dormir en su cama como si nada hubiera pasado.
``No sabes por cual camino te has metido, él no tendría que haber muerto´´
A la mañana siguiente se despertó a su hora, preguntándose lo que quería decir esa voz, abrió la taberna y preparó todo para sus clientes. Ahora Sol se preguntaba qué cosas podrían haber pasado ayer, aunque algo le decía que había actuado Luna, pues la daga que guardaba en la barra de la taberna, había desaparecido, suspiró al ver la ausencia y se apoyó en la barra, con su mano en su cabeza. Se acerco a ella uno de los clientes más comunes mirándola los ojos sonriendo –Se te ve aburrida, ponme una de esas jarras de frutas que te sale tan bien, preciosa- Ella le mostró su sonrisa más dulce y sirvió dos, una para ella y otra para él -Esto, se vuelve aburrido- Suspiró y le dio un sorbo a la jarra –No tengo a nadie con quien compartir mis días- El hombre era alto, de pelo largo y blanco, tendría 50 años pero se conservaba bien, era fuerte y siempre cargaba con una gran hacha a su espalda, era y es un gran leñador, ayudó al antiguo dueño a construir los muebles con la mejor madera del lugar.
-Cierto es que se te va a ir pronto todas las oportunidades, pero...- Acarició su mejilla –Vas a tener suerte te lo aseguro- Ella le devolvió una sonrisa y de golpe entró más personas –Me voy a poner a servir- La mañana empezaba bien, algunos carros comerciantes llegaron a la taberna para dejar su dinero y hacer feliz a Sol. Cuanta más clientela mejor, aunque cuanta más gente más posibilidades de problemas, en donde Luci y Luna actúan. No de la mejor forma pero de la forma mas eficaz.
En uno de lo momentos, cuando fue a servir una jarra de cerveza, uno de los comerciantes, grande y fuerte la cogió de la cadera sentándola en su regazo -Vamos, acompáñame en esta comida- Ella se empezó a intentar zafarse del agarre –Tengo a gente que servir- Él dejó una bolsa de dinero en la mesa –No pasa nada, que yo te pago, no me importa todos esos cortes que tienes en el cuerpo- él le guiño un ojo, y la expresión de ella lo decía todo, se sentía impotente y no tenía muchas maneras de librarse –DEJAME- Le dijo elevando la voz molesta, la había llamado puta al poner la bolsa, y el hombre no la soltaba, al gente no quería meterse en problemas, y el único que podría ayudarla, el leñador, se había ido, ahora estaba llorando en silencio, Luna y Luci dormían, mientras el hombre iba tocando su cuerpo con lentitud.
Última edición por Ocelote el Miér Oct 04 2017, 22:03, editado 1 vez
Ocelote
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
El caballo empezó a encabritarse. Lija le susurro algunas palabras con delicadeza. En esos momentos, yo me desperté. El caballo ya se había calmado y Lilja tomaba las riendas con total naturalidad, con si no hubiera pasado nada. Y el caballo la obedecía como si aquello que le hubiera dicho hubiera sido tan tierno y amable que no hubiera podido rechazar hacer un último esfuerzo. Llevábamos toda la noche cabalgando, regresando desde Ulmer hacia el sur en dirección a Lunargenta. La noche había confundido un poco a mi hermana y por ello habíamos desviado el camino, haciendo que al final rodeáramos toda la península de Verisar hasta llegar a una parte de esta que no conocíamos.
- ¿Ya estas despierto? -pregunto ella, animada. Yo hice un leve sonido del que no fui muy consciente, a modo de asentimiento-. Entonces supongo que puedo acelerar ya la marcha.
Las riendas animaron al caballo y comenzó a ir mucho más deprisa. Me di cuenta de que la luz del sol estaba comenzando a salir, pensé que no habría pasado mucho tiempo desde el amanecer. Aunque no le dije nada a mi hermana todavía, estaba demasiado cansado y confundido.
- ¿Dónde estamos? -le pregunte, finalmente.
- Descubrí nuestra localización hace dos horas, si te soy honesta -me respondió ella. Sujetaba las riendas con fuerza-. Me di cuenta de que nos habíamos alejado demasiado en cuanto vi frente a mí el mar. Estamos en el sur de la península, ahora mismo camino a Lunargenta. Hace dos horas di la vuelta y pidiendo algunas indicaciones retomé el camino original.
- ¿Pidiendo indicaciones? ¿Y no me desperté cuando hablaste con quien fuera aquí hablaste? Si que estaba cansado…
Ella soltó una risotada, pero no hablamos más. Simplemente continuamos nuestro camino hacia Lunargenta, pasando por varias aldeas que había de paso, donde la gente nos daba los buenos días amablemente, y muchos taberneros estaban a la puerta de sus locales haciendo señas, sugiriendo pasar un rato en los establecimientos para poder tomar un buen desayuno a buen precio. Diría que no teníamos mucho tiempo, pero no tampoco era cuestión de que nos faltara. Pero había gastado ya muchos Aeros como para seguir gastando en una taberna; y mi hermana Lilja no tenía nada de dinero, todo lo había pagado yo desde que se había marchado de nuestro viejo hogar.
Así que continuamos el trayecto indefinidamente, hasta que mi estómago comenzó a rugir. Ella se dio cuenta, y le pareció un buen momento para poder tomar esa excusa como buena razón para hacer una parada y que la invitara nuevamente a algo que comer.
- Mira, ahí hay una taberna -dijo ella-. Y está bastante lejos de todo… es posible que sea barata.
Suspire largamente. Tenía hambre, y tampoco iba a hacerle pasar hambre a mi hermana, pese a que no era capaz de decirme directamente “quiero parar, me muero de hambre”. Su orgullo a veces era incluso peor que el mío. Dejamos el caballo amarrado a un costado, y tras bajar fuimos hacia la puerta. La puerta estaba medio abierta, por lo que nos tomamos la libertad de entrar directamente. Una vez dentro, a simple vista no vi a nadie. Luego al dirigí la vista hacia la barra, observé que la -posiblemente- regente de aquel loco, estaba siendo agarrada violentamente por otro individuo. Estuve a punto de reaccionar, pero fue mi hermana quien lo hizo. Fue corriendo hasta ellos y empujo con fuerza al hombre, tratando de alejarlo de la joven. Alta y fuerte, mi hermana no solía tener miedo a nadie.
- ¡¿Que te crees que estás haciendo?! -grito Lilja frunciendo el ceño, mientras trataba de liberar a la joven.
- ¿Ya estas despierto? -pregunto ella, animada. Yo hice un leve sonido del que no fui muy consciente, a modo de asentimiento-. Entonces supongo que puedo acelerar ya la marcha.
Las riendas animaron al caballo y comenzó a ir mucho más deprisa. Me di cuenta de que la luz del sol estaba comenzando a salir, pensé que no habría pasado mucho tiempo desde el amanecer. Aunque no le dije nada a mi hermana todavía, estaba demasiado cansado y confundido.
- ¿Dónde estamos? -le pregunte, finalmente.
- Descubrí nuestra localización hace dos horas, si te soy honesta -me respondió ella. Sujetaba las riendas con fuerza-. Me di cuenta de que nos habíamos alejado demasiado en cuanto vi frente a mí el mar. Estamos en el sur de la península, ahora mismo camino a Lunargenta. Hace dos horas di la vuelta y pidiendo algunas indicaciones retomé el camino original.
- ¿Pidiendo indicaciones? ¿Y no me desperté cuando hablaste con quien fuera aquí hablaste? Si que estaba cansado…
Ella soltó una risotada, pero no hablamos más. Simplemente continuamos nuestro camino hacia Lunargenta, pasando por varias aldeas que había de paso, donde la gente nos daba los buenos días amablemente, y muchos taberneros estaban a la puerta de sus locales haciendo señas, sugiriendo pasar un rato en los establecimientos para poder tomar un buen desayuno a buen precio. Diría que no teníamos mucho tiempo, pero no tampoco era cuestión de que nos faltara. Pero había gastado ya muchos Aeros como para seguir gastando en una taberna; y mi hermana Lilja no tenía nada de dinero, todo lo había pagado yo desde que se había marchado de nuestro viejo hogar.
Así que continuamos el trayecto indefinidamente, hasta que mi estómago comenzó a rugir. Ella se dio cuenta, y le pareció un buen momento para poder tomar esa excusa como buena razón para hacer una parada y que la invitara nuevamente a algo que comer.
- Mira, ahí hay una taberna -dijo ella-. Y está bastante lejos de todo… es posible que sea barata.
Suspire largamente. Tenía hambre, y tampoco iba a hacerle pasar hambre a mi hermana, pese a que no era capaz de decirme directamente “quiero parar, me muero de hambre”. Su orgullo a veces era incluso peor que el mío. Dejamos el caballo amarrado a un costado, y tras bajar fuimos hacia la puerta. La puerta estaba medio abierta, por lo que nos tomamos la libertad de entrar directamente. Una vez dentro, a simple vista no vi a nadie. Luego al dirigí la vista hacia la barra, observé que la -posiblemente- regente de aquel loco, estaba siendo agarrada violentamente por otro individuo. Estuve a punto de reaccionar, pero fue mi hermana quien lo hizo. Fue corriendo hasta ellos y empujo con fuerza al hombre, tratando de alejarlo de la joven. Alta y fuerte, mi hermana no solía tener miedo a nadie.
- ¡¿Que te crees que estás haciendo?! -grito Lilja frunciendo el ceño, mientras trataba de liberar a la joven.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
-¡No metas la mano ahí!- Sintió los sucios dedos de ese hombre, tocas su ropa interior, lo que le hizo estremecerse –Vamos mu…- De pronto, una chica apareció, gritando algo que le alegró la mañana, más que el encontrarse con su viejo amigo ‘’ - ¡¿Que te crees que estás haciendo?! – ‘’ el comerciante se giró a ella levantandose –Cállate, estoy ligando, así que no moleste- Le hizo una seña para que se fuese lejos, medía casi dos cabezas más que ella. Sol aprovechó para separarse de él, pero apenas se alejó un par de pasos, cuando le cogió de los pelos – ¿A dónde vas? Aun no he acabado de hablar contigo, que te estoy pagando bien nena- Dijo riendo. Sus compañeros apenas podían hacer nada con esa bestia, tenía una fuerza descomunal, aunque no era de extrañar, teniendo en cuenta el cuerpo que movía –Oye, no creo que sea lo mejor- Le dijo al fin uno de los hombres, quizás lo hizo para quedar bien ante esas dos chicas, también sería que logró ver a otro hombre en la puerta. Quisiera o no, si la chica tenía ese carácter, quizás el otro hombre también se tuviera que entrometer.
‘’¿Venga, porque no te montas una fiesta esta noche?’’ Sol escuchó la voz en su cabeza, miró con los ojos a los lados por si veía algo ‘’No estoy afuera, estoy dentro de ti, si quiero, puedo sacarte a Luna ¿Qué te parece?’’ Sol solo pudo susurrar casi en silencio ‘’No, por favor’’ Sabía ella que haría una carnicería, había estado en casos parecidos, pero nunca así.
El gran comerciante, soltó el pelo de Sol dejándola caer al suelo, se hizo daño en las desnudas rodillas contra el suelo de madera, pero se arrastró lejos de ese hombre -¿Quién te crees que soy? A mí los bandidos no me atracan, no se si lo pillas- Se giró a la chica que entró por la puerta –Esto es culpa tuya, zorra- Le apuntaba con el dedo, estaba bien molesto y su rechoncha cara se iba poniendo roja –Quien… - De pronto le cogió del brazo uno de sus hombres –Va a ser mejor que nos calmemos, antes de que empiece una batalla campal en la taberna- Sol se levantó rápidamente al escuchar lo que dijo aquel hombre –Por favor… no os peléis, no quiero que destrocéis mi taberna… si… si hace falta, me… me quedaré cerca de ti…- Le cogió del brazo –pero no os peléis- Él sonrió como si hubiera ganado una batalla –Si es que la tengo en el bote, era normal- Se rió y Sol miró a la chica intentando sonreír, como si quisiera decir ‘’Estoy acostumbrada’’
Mientras, por primera vez, Luna, estaba despierta a la vez que Sol, pero sin saber que estaba pasando fuera –¿Dónde coño estoy?- Miraba a todos lados, solo una habitación blanca, al completo, no venía la luz de ningún lado y aun así estaba la habitación entera iluminada. Vio una puerta frente a ella, era roja, no entendió porque estaba allí, pero no dudó en abrirla ‘’Sigue el camino, aprenderás muchas cosas’’.
‘’¿Venga, porque no te montas una fiesta esta noche?’’ Sol escuchó la voz en su cabeza, miró con los ojos a los lados por si veía algo ‘’No estoy afuera, estoy dentro de ti, si quiero, puedo sacarte a Luna ¿Qué te parece?’’ Sol solo pudo susurrar casi en silencio ‘’No, por favor’’ Sabía ella que haría una carnicería, había estado en casos parecidos, pero nunca así.
El gran comerciante, soltó el pelo de Sol dejándola caer al suelo, se hizo daño en las desnudas rodillas contra el suelo de madera, pero se arrastró lejos de ese hombre -¿Quién te crees que soy? A mí los bandidos no me atracan, no se si lo pillas- Se giró a la chica que entró por la puerta –Esto es culpa tuya, zorra- Le apuntaba con el dedo, estaba bien molesto y su rechoncha cara se iba poniendo roja –Quien… - De pronto le cogió del brazo uno de sus hombres –Va a ser mejor que nos calmemos, antes de que empiece una batalla campal en la taberna- Sol se levantó rápidamente al escuchar lo que dijo aquel hombre –Por favor… no os peléis, no quiero que destrocéis mi taberna… si… si hace falta, me… me quedaré cerca de ti…- Le cogió del brazo –pero no os peléis- Él sonrió como si hubiera ganado una batalla –Si es que la tengo en el bote, era normal- Se rió y Sol miró a la chica intentando sonreír, como si quisiera decir ‘’Estoy acostumbrada’’
Mientras, por primera vez, Luna, estaba despierta a la vez que Sol, pero sin saber que estaba pasando fuera –¿Dónde coño estoy?- Miraba a todos lados, solo una habitación blanca, al completo, no venía la luz de ningún lado y aun así estaba la habitación entera iluminada. Vio una puerta frente a ella, era roja, no entendió porque estaba allí, pero no dudó en abrirla ‘’Sigue el camino, aprenderás muchas cosas’’.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Fruncí el ceño y rápidamente me incorpore a la situación. Aunque mi hermana había sido mas rápida que yo en reaccionar, no había surtido el efecto deseado. Aquel hombre había agarrado del pelo a la joven —quien suponía que seria la tabernera— y la había acercado nuevamente violentamente hacia si. Desenvaine mi espada rápidamente. Y reprimí mi deseo de convertirme, pues sentí de repente como el lobo me llamaba, pidiendo a gritos que lo dejara salir. Normalmente conseguía mantenerlo calmado, incluso cuando trabajaba como mercenario y peleaba, o cuando formaba parte de pequeñas batallas, pero cuando me encontraba en una situación injusta, me tomaba completamente desprevenido, y me costaba mantener a la bestia en su lugar. Por que no la dejaba escapar? Porque mi control sobre mi bestia todavía no era absoluto, y cuando me dejaba llevar, por lo general luego no recordaba lo que había sucedido. Odiaba que eso sucediera, y no iba a permitir que pasara allí, en aquellos momentos.
— Déjala en paz —alce la voz, mientras me acercaba violentamente empuñando con fuerza mi espada.
El otro individuo trataba de calmar la situación, un acompañante del que estaba molestando a la joven. Me daba igual de quien se tratara, en aquellos momentos habría matado a los dos si con ello hubiera terminado rápidamente con todo aquello. Pero mi hermana estaba ahora frente a ellos, y había sido la primera en implicarse. Y cuando ella hacia eso, yo no solía entrometerme salvo si fuera realmente necesario. Era algo que habíamos pactado meses atrás.
— No tienes por que dejar que esta basura te toque —dijo Lilja con firmeza, mientras miraba con desagrado al individuo. Se acerco bruscamente y lo empujo nuevamente, tratando de separarlo de la chica.
Fue entonces cuando me acerque yo también mucho mas, espada en mano, para evitar que Lilja pudiera salir herida. Ella tenia dagas, pero no estaban desenfundadas. Me mantuve cerca de ella para evitar que el pudiera tomarla por sorpresa.
— Déjala en paz —alce la voz, mientras me acercaba violentamente empuñando con fuerza mi espada.
El otro individuo trataba de calmar la situación, un acompañante del que estaba molestando a la joven. Me daba igual de quien se tratara, en aquellos momentos habría matado a los dos si con ello hubiera terminado rápidamente con todo aquello. Pero mi hermana estaba ahora frente a ellos, y había sido la primera en implicarse. Y cuando ella hacia eso, yo no solía entrometerme salvo si fuera realmente necesario. Era algo que habíamos pactado meses atrás.
— No tienes por que dejar que esta basura te toque —dijo Lilja con firmeza, mientras miraba con desagrado al individuo. Se acerco bruscamente y lo empujo nuevamente, tratando de separarlo de la chica.
Fue entonces cuando me acerque yo también mucho mas, espada en mano, para evitar que Lilja pudiera salir herida. Ella tenia dagas, pero no estaban desenfundadas. Me mantuve cerca de ella para evitar que el pudiera tomarla por sorpresa.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Ocel miraba a los ojos de la chica, estaba fascinada por como ella la estaba defendiendo, por primera vez en su vida, una mujer la defendía -Guarda la espada sucio tramposo, aquí las peleas se hacen a mano- Escupía al hablar, era desagradable y su voz estaba castigada por las noches frías a la intemperie. De pronto, la chica empujó al hombre separando a Sol de este, la cual se posicionó mejor, detrás de la chica, cogiéndole el brazo -No hace falta pelea… estoy acostumbrada a hombres así, esta taberna se llena de viajeros…- Le casi susurró a su lado, temía más por la taberna, que por ella misma, siempre le había pasado igual.
Cuando el comerciante volvió a la carga, volvió con más fuerzas y más enfadado, hasta uno de sus hombre que intentó detenerlo, acabó contra una mesa, casi rompiendo está -Eres una zorra ¿Pero quien coño te crees?- De pronto sacó una daga gruesa y larga, lo cual asustó mucho a Sol -¡No! Parad por favor no quiero que esto se agrave- Los compañeros del comerciantes se alejaron, quitando a uno de ellos que se acercó a él, sería como un apoyo.
Y el asunto se agravó -¡¿Quien te crees tu?!- Apareció su querido amigo por la puerta con su hacha de leñador -Me olvide de pagarte bonita- Le dijo a Sol guiñandole un ojo. para ella eso fue la mayor alegría del mundo, mientras que para el comerciante, el cual nada más vio que estaba en desventaja, dio un paso hacia atrás -Bueno…- Guardó la daga mirándolos mal a todos -Vamonos, podemos llegar a una buena taberna antes de la noche -Se marchó y varios se fueron con él, pasaron al lado de ellos, mirándolos con desprecio. Tras salir, se cargaron un cartel que ella había pintado a mano, y que veía que de poco valía ‘’No se permiten armas, solo beber y divertirse’’.
Sol cogió aire y poco después se desmayó, eran demasiadas cosas las que estaban pasando para ella, se había imaginado la sangre que pudo haber corrido por los suelos por culpa de ese hombre -Otra vez…- El leñador había dejado el hacha a un lado y se había ido con Sol -Perdonen… no suele pasar esto en la taberna, yo os serviré lo que quieran mientras se recupera- Les dijo el leñador cogiendo a Sol en brazos y llevándola a su cuarto -No se vayan, hay un zumo de frutas magnífico- Dijo sonriendo.
Luna había entrado por aquella puerta a una habitación, algo mas oscura, mas fria, paredes de piedra, era… el sótano -¿Que broma es esta?- miraba todo, era idéntico a como lo recordaba ‘’Vaya… hay algo más que solo la tortura’’ Se vió a ella, de pequeña, abrazada a su torturador, al hombre que mas odiaba, al ser mas diabólico -No, esto es una broma…- Todo se volvió negro.
Cuando el comerciante volvió a la carga, volvió con más fuerzas y más enfadado, hasta uno de sus hombre que intentó detenerlo, acabó contra una mesa, casi rompiendo está -Eres una zorra ¿Pero quien coño te crees?- De pronto sacó una daga gruesa y larga, lo cual asustó mucho a Sol -¡No! Parad por favor no quiero que esto se agrave- Los compañeros del comerciantes se alejaron, quitando a uno de ellos que se acercó a él, sería como un apoyo.
Y el asunto se agravó -¡¿Quien te crees tu?!- Apareció su querido amigo por la puerta con su hacha de leñador -Me olvide de pagarte bonita- Le dijo a Sol guiñandole un ojo. para ella eso fue la mayor alegría del mundo, mientras que para el comerciante, el cual nada más vio que estaba en desventaja, dio un paso hacia atrás -Bueno…- Guardó la daga mirándolos mal a todos -Vamonos, podemos llegar a una buena taberna antes de la noche -Se marchó y varios se fueron con él, pasaron al lado de ellos, mirándolos con desprecio. Tras salir, se cargaron un cartel que ella había pintado a mano, y que veía que de poco valía ‘’No se permiten armas, solo beber y divertirse’’.
Sol cogió aire y poco después se desmayó, eran demasiadas cosas las que estaban pasando para ella, se había imaginado la sangre que pudo haber corrido por los suelos por culpa de ese hombre -Otra vez…- El leñador había dejado el hacha a un lado y se había ido con Sol -Perdonen… no suele pasar esto en la taberna, yo os serviré lo que quieran mientras se recupera- Les dijo el leñador cogiendo a Sol en brazos y llevándola a su cuarto -No se vayan, hay un zumo de frutas magnífico- Dijo sonriendo.
Luna había entrado por aquella puerta a una habitación, algo mas oscura, mas fria, paredes de piedra, era… el sótano -¿Que broma es esta?- miraba todo, era idéntico a como lo recordaba ‘’Vaya… hay algo más que solo la tortura’’ Se vió a ella, de pequeña, abrazada a su torturador, al hombre que mas odiaba, al ser mas diabólico -No, esto es una broma…- Todo se volvió negro.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
— Pues no es lo normal, que estés acostumbrada —espeto Lilja con furia debido a la situación—. Inmundicias como esta deberían estar pudriéndose en cualquier otra parte.
No quería espadas de por medio? No tenia problema en recurrir a los puños. No iba a ser la primera pelea de taberna en la que habría participado. Todavía recordaba aquella pelea en la taberna del Lunargenta, donde habían intercedido mas tarde Vincent y Alois. Pero hasta que ellos habían intercedido, yo me las estaba arreglando estupendamente con todos y cada uno de los individuos con los que me estaba peleando. De hecho, tan solo me lleve una leve magulladura. Envaine la espada y prepare los puños para enfrentarme a aquel inútil.
De repente un individuo apareció por la puerta. Me di cuenta de que trabajaba como leñador debido al tipo de hacha que llevaba en sus manos. Me pregunte por que no habría dejado su hacha antes de venir, pero había sido de lo mas conveniente que la trajera, ya que el violento que estaba molestando a la joven parecía haberse calmado, al ver la clara desventaja en la que se encontraba. Mi hermana seguía firme, con el ceño fruncido, delante de la joven tabernera y con una mano sobre la empuñadura de su daga. Finalmente decidieron marcharse, y a su marcha el amas violento golpeo el cartel que había fuera, que había pintado la tabernera. Por un momento me pareció adorable, una vez lo vi; lo cierto era que al entrar no me había fijado en aquel cartel.
El leñador nos pidió disculpas, tomo a la muchacha y nos invito a quedarnos pese a lo sucedido. Mire de reojo a Lilja, ella respondió por los dos.
— No pasa nada —dijo Lilja—. Estas cosas, por desgracia pasan. Pero no nos ha quitado el hambre.
Esboce una media sonrisa. Todo estaba tranquilo ya, y parecía que aquel leñador conocía a la joven de antes, por lo que seguramente sabría como cuidarla. Me pregunte si realmente la joven estaba acostumbrada a que pasaran esas cosas. Una chica tan joven regentando una taberna en la que cualquier tipo de esa índole invadía con su violencia y falta de educación, era algo que no había visto hasta el momento. Si que había visto alguna que otra tabernera al servicio de un dueño mucho mas grande y corpulento que la defendía si era necesario. Pero aquel establecimiento, era totalmente de su pertenencia.
Buscamos un rincón donde sentarnos. Frente a una mesa redonda muy amplia, la mas limpia que había por allí.
— Te apetece probar ese zumo del que ha hablado el hombre? —Pregunte yo a mi hermana.
— Si, por que no? Y algunas tostadas o alguna cosa para comer —me respondió sonriente. Luego dirigió la mirada hacia la dirección en la que se había marchado el leñador—. Espero que esa chica pueda recuperarse de lo que ha pasado.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Nada más empezó a subir las escaleras el lenador, Ocel se despertó gritando - ¿Qué haces? ¿Por-por-porqué me tienes en tus brazos?- Tras ese grito, ella bajó de los brazos de él -No me gusta esa actitud en tí, eres ya muy mayor para coger a jovencitas y llevarlas a los cuartos- Dijo indignada bajando por las escaleras -¿Y si nos hubiera visto algún…?- Vio a varios clientes y una mesa medio rota -Ya veo…- Al leñador se le escuchó murmurar algo, que hizo girar a Ocel, para poder mirarlo a los ojos molesta -¿Que murmuras?- El se sobresaltó y negó con las manos -Nada nada, Luci, calmate, hay dos clientes que no tienen su bebida y comida, sirveles algo de calidad, yo me… me marcho, mi mujer me espera en casa- Casi sale corriendo, mirando a los ojos a los dos pobres que tendrían que soportarla, aunque antes de irse -Se me olvidaba- Dejo un par de Aleros y se despidió con la mano saliendo con su hacha.
Ella suspiró, no le echó cuenta a sus nuevos clientes, solo fue a la mesa medio rota y la apartó del lugar, salió a mirar una cosa y metió el cartel prohibía las armas dentro, estaba demasiado roto. Lo dejó tras la barra, cogió un paño el cual se enganchó en una cinta de su vestido, el cual vio que se ensucio un poco, además de notar el dolor en sus piernas -Joder…- Los demás clientes apenas querían echar mucha cuenta a ella, hablaban entre ellos, algunos eran habituales, los demás, caras nuevas que no recordaría tras pasar ese dia.
Ocel se acercó a ellos con las manos en sus caderas -¿Que desean? Tengo una bebida especial, está hecha con frutas del bosque que se haya atras de mi taberna, y mi plato principal es un guiso de carne y papas, las papas las cultivo yo misma, la carne es de Gorjo, es un gran hombre y tiene una buena granja- Miró a ambos de arriba abajo -Veo que a pasado…- Dió un manotazo en la mesa -La espada fuera de mi local, si no quieres dejarla fuera, me la he de llevar- Estaba de mal humor y ni sabía por qué, solo qué había pasado algo -Perdonen mi agresividad- Movió la mano para restarle importancia -Como digo, supongo que a pasado algo, y habéis conocido a alguna de las otras dos, me presento, soy Luci- Hizo una leve reverencia, apenas dejaba tiempo para que respondieran, no sabía si ni siquiera se estaban enterando de algo de lo que decía, por lo rápido que hablaba. -Si me ha dicho que os sirva algo de calidad, se ha de deber que me habeis ayudado o algo- Cerró los ojos suspirando y volvio hacer una reverencia -Gracias a ambos, ahora diganme que quereís y yo os invito- Esta vez su voz sonaba más cariñosa y a parte de ello, sonrió mirándolos a los dos.
Luna volvió a despertar en la habitación blanca, la puerta que antes cruzó, estaba tapiada ‘’Vosotras lo estropeasteís todo, absolutamente todo’’ Luna buscó la voz molesta -Yo no he hecho nada ¿Que era eso que he visto?- Miró y vio otra puerta -Quiero salir ya de aquí- La voz se rió de ella ‘’Jajajajaja ¿Crees que puedes salir de mi laberinto?’’ Luna atravesó la puerta, esta vez era una habitación de madera, se veía a ella, quizás tuviese 13 años, estaba en una cama mullida, arropada y con una vela al lado. Cuando se fijó mejor, estaba la bestia, sentada en una mecedora, mirándola a ella, acariciando su cabeza -¡No me toques!- Luna sentía las caricias en su cabeza y a su vez, Luci. La cual se acarició a sí misma la frente, sin saber que pasaba. Otra vez, se volvió todo oscuro para Luna.
Ella suspiró, no le echó cuenta a sus nuevos clientes, solo fue a la mesa medio rota y la apartó del lugar, salió a mirar una cosa y metió el cartel prohibía las armas dentro, estaba demasiado roto. Lo dejó tras la barra, cogió un paño el cual se enganchó en una cinta de su vestido, el cual vio que se ensucio un poco, además de notar el dolor en sus piernas -Joder…- Los demás clientes apenas querían echar mucha cuenta a ella, hablaban entre ellos, algunos eran habituales, los demás, caras nuevas que no recordaría tras pasar ese dia.
Ocel se acercó a ellos con las manos en sus caderas -¿Que desean? Tengo una bebida especial, está hecha con frutas del bosque que se haya atras de mi taberna, y mi plato principal es un guiso de carne y papas, las papas las cultivo yo misma, la carne es de Gorjo, es un gran hombre y tiene una buena granja- Miró a ambos de arriba abajo -Veo que a pasado…- Dió un manotazo en la mesa -La espada fuera de mi local, si no quieres dejarla fuera, me la he de llevar- Estaba de mal humor y ni sabía por qué, solo qué había pasado algo -Perdonen mi agresividad- Movió la mano para restarle importancia -Como digo, supongo que a pasado algo, y habéis conocido a alguna de las otras dos, me presento, soy Luci- Hizo una leve reverencia, apenas dejaba tiempo para que respondieran, no sabía si ni siquiera se estaban enterando de algo de lo que decía, por lo rápido que hablaba. -Si me ha dicho que os sirva algo de calidad, se ha de deber que me habeis ayudado o algo- Cerró los ojos suspirando y volvio hacer una reverencia -Gracias a ambos, ahora diganme que quereís y yo os invito- Esta vez su voz sonaba más cariñosa y a parte de ello, sonrió mirándolos a los dos.
Luna volvió a despertar en la habitación blanca, la puerta que antes cruzó, estaba tapiada ‘’Vosotras lo estropeasteís todo, absolutamente todo’’ Luna buscó la voz molesta -Yo no he hecho nada ¿Que era eso que he visto?- Miró y vio otra puerta -Quiero salir ya de aquí- La voz se rió de ella ‘’Jajajajaja ¿Crees que puedes salir de mi laberinto?’’ Luna atravesó la puerta, esta vez era una habitación de madera, se veía a ella, quizás tuviese 13 años, estaba en una cama mullida, arropada y con una vela al lado. Cuando se fijó mejor, estaba la bestia, sentada en una mecedora, mirándola a ella, acariciando su cabeza -¡No me toques!- Luna sentía las caricias en su cabeza y a su vez, Luci. La cual se acarició a sí misma la frente, sin saber que pasaba. Otra vez, se volvió todo oscuro para Luna.
Ocelote
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Para nuestra sorpresa -mayor para Lilja que para mí-, vimos que la joven había bajado nuevamente las escaleras hasta la sala principal de la taberna. El leñador había salido mucho antes que ella, claro, pero imaginábamos que el seria quien nos atendería rápidamente y se marcharía, y el resto del día la taberna estaría cerrada. En cambio, la joven bajaba como si nada hubiera sucedido. Aunque claramente se veía su frustración, y las molestias físicas que le había causado el desencuentro.
- Mira -me dijo Lilja. Ella creía que todavía no había visto que la chica había bajado nuevamente.
Luego se acercó a nosotros para atendernos. No parecía que nos recordara, era como si de repente nos tratara como a cualquier otra persona, como si en ningún momento se hubiera encontrado con nosotros. Se presento como Luci. Lilja asintió, pronuncio su propio nombre presentándose, y también me presento a mí. Lo que nos dejo desconcertado, fue cuando menciono que posiblemente habríamos conocido a “alguna de las otras dos”. En su momento no había sabido a que se refería, así que había imaginado que había sido simplemente un error a la hora de hablar, probablemente debido a que, por lo sucedido, no tendría todavía la mente clara.
- De acuerdo. Entonces danos un poco de esa bebida especial y de esa carne -pidió Lilja sonriente-. Confiamos en ti.
Mi hermana siempre era tan dulce. Aun así, la joven se había dirigido a mí y me había hecho saber sobre las normas respecto a las armas. Realmente, esta chica no recordaba absolutamente nada de lo que había pasado. No había recordado que, si la había desenvainado en algún momento, no había sido para otra cosa que para defenderla. Y que incluso siendo así, había decidido envainarla de nuevo cuando el otro individuo había reclamado una pelea a base de puños y patadas. No quería ofenderla, pero rara vez me separaba de mi espada.
- Lo siento… pero no quiero alejarme de mi espada -me disculpe y trate de explicarme-. La tendré envainada en todo momento. Solo he venido a comer y beber.
Lilja me miro de reojo. Sabía que mis palabras no podrían convencer a la joven, así que prefirió interrumpir, bromeando un poco.
- Este -me señalo-, usaría cualquier extremidad antes que la espada, hasta su propia cabeza. Es un bruto. -Lilja soltó una carcajada. Luego se dio cuenta de que también sus propias armas estaban a la vista, así que se acomodó la prenda superior de su ropa para que quedaran tapadas. De todas formas, únicamente llevaba dagas, que por lo general pasaban desapercibidas.
- Mira -me dijo Lilja. Ella creía que todavía no había visto que la chica había bajado nuevamente.
Luego se acercó a nosotros para atendernos. No parecía que nos recordara, era como si de repente nos tratara como a cualquier otra persona, como si en ningún momento se hubiera encontrado con nosotros. Se presento como Luci. Lilja asintió, pronuncio su propio nombre presentándose, y también me presento a mí. Lo que nos dejo desconcertado, fue cuando menciono que posiblemente habríamos conocido a “alguna de las otras dos”. En su momento no había sabido a que se refería, así que había imaginado que había sido simplemente un error a la hora de hablar, probablemente debido a que, por lo sucedido, no tendría todavía la mente clara.
- De acuerdo. Entonces danos un poco de esa bebida especial y de esa carne -pidió Lilja sonriente-. Confiamos en ti.
Mi hermana siempre era tan dulce. Aun así, la joven se había dirigido a mí y me había hecho saber sobre las normas respecto a las armas. Realmente, esta chica no recordaba absolutamente nada de lo que había pasado. No había recordado que, si la había desenvainado en algún momento, no había sido para otra cosa que para defenderla. Y que incluso siendo así, había decidido envainarla de nuevo cuando el otro individuo había reclamado una pelea a base de puños y patadas. No quería ofenderla, pero rara vez me separaba de mi espada.
- Lo siento… pero no quiero alejarme de mi espada -me disculpe y trate de explicarme-. La tendré envainada en todo momento. Solo he venido a comer y beber.
Lilja me miro de reojo. Sabía que mis palabras no podrían convencer a la joven, así que prefirió interrumpir, bromeando un poco.
- Este -me señalo-, usaría cualquier extremidad antes que la espada, hasta su propia cabeza. Es un bruto. -Lilja soltó una carcajada. Luego se dio cuenta de que también sus propias armas estaban a la vista, así que se acomodó la prenda superior de su ropa para que quedaran tapadas. De todas formas, únicamente llevaba dagas, que por lo general pasaban desapercibidas.
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Ella los miró bien a los ojos, sabía que si su amigo no le había dicho nada malo de ellos, aun estando armados, sería por algo -Encantada Lilja y Friðþjófur, si no le importa, le llamaré Frio, su nombre es muy largo y complejo- esbozó una leve sonrisa y suspiró al poco -Os dejaré tener la espada a mano, ya que veo que tu novia dice que usáis mejor otras extremidades- Fue algo picarona con ello, le gustaba bromear- porque si mi amigo no te a echado será por algo, pero mantenla escondida, no quiero muchas problemas.Y ahora mismo os sirvo vuestra comida- Se marchó dando un giró sobre sí misma, sus pasos eran rápidos, firmes y llenos de energía, muchos la miraban cuando andaba así, era como si fuese otra, ya que parecía más madura, más confiada en sí misma. Al llegar a la barra, se le acercó uno de los hombres para pagar su comida y la de sus compañeros, hablaron de algo que hizo que mirase a Lilja y sonriese leve, le pidió algo al hombre cuando pagó; este se marchó con sus hombres cerrando la puerta de la taberna.
Luci se acercó a ellos con la bebida y un plato de queso, dejándolo todo en la mesa -Gracias Lilja, creo que nunca nadie ha sido tan valiente, quitando a mi amigo- Le mostró una amplia sonrisa -Os invito al plato de queso, el guiso se está calentando, por cierto Frio, graciaas a ti también, por lo que me han dicho, no dudaste en desenvainar la espada- Los miró por un segundo y antes de que respondiesen, se marchó a por la comida -Ahora vengo- Les dijo antes de irse. Llegó al poco con dos platos de madera, bien grandes, en ellos, un buen estofado de carne con papas, se los dejo en la mesa -Antes que preguntes, no recuerdo nada- Se sentó en una silla, frente a la mesa de ellos, con las piernas cruzadas -Seguramente conocisteís a Sol, ella es algo mas timida- Le restó importancia con la mano y los miró mejor -¿Que os trae por este lugar? no parecéis comerciantes, y tampoco pareceís viajeros de estos pueblos, quiero decir… los que van a la ciudad cogen otros caminos-Se estaba empezando a interesar por ellos, era algo común en ella, siempre que había nuevos clientes interesantes, intentaba conocerlos.
De pronto, entró otro hombre en la taberna, parecía cansado, Luci lo miró bien, una hombrera de cuero en el hombro derecho, atada con una correa de cuero, tenía un pañuelo negro en la cabeza, no llevaba camiseta, iba al pecho descubierto, mostrando varios tatuajes por todo el torso y el pecho, algunas cicatrices, tenía la boca tapada por otro pañuelos, pero al entrar se lo dejó colgando del cuello, miraba la taberna, tenía un sable en su cinto, el cual mantenía bien sujeto sus pantalones de tela negra, eran algo anchos, y tenía remangado hasta la rodilla la parte de la pierna izquierda, donde dejaba ver otra cicatriz, tenía dos botas de cuero con refuerzos de metal, tendrían que pesar mucho, medía cerca de 1’75, aunque era muy delgado, se notaba que tenía fuerza. Miró a la barra y vio el cartel roto y buscó con la mirada al encargado. Luci se levantó y se dirigió a él -Ahora vengo- Les dijo a los dos, se notaba que estaba algo asustada -¿Dónde dejo mi arma sin que me la roben?- Se sorprendió por la pregunta del hombre -Yo la pondré tras la barra, se la daré antes de que se vaya- La desenvainó y se la dió -Quiero una cerveza bien fría y cualquier plato que lleve carne- Se sentó en una de las mesas, no inspiraba confianza, más de uno de sus clientes lo miraban de reojo.
Ella dejó el arma tras la barra y le llevó una buena jarra de cerveza -Ahora le traigo un plato de estofado- Dijo ella sonriendo y él la miró a los ojos desafiante, ella apartó la mirada yendo a por el plato, tras traerlo, se acercó a la puerta de la taberna para cerrarla bien, no quería más invitados -Tabernera, ven, quiero preguntarte algo- Ella se acercó a él, estaba algo asustada, pero cuando llegó, el le dio la espada -¿Sabes si alguien con este tatuaje, ha pasado por aquí?- Ella tras ver el tatuaje, tuvo un breve flash en su cabeza, una imagen de muerte, era un tatuaje, de una calavera con dos lanzas atravesadas -Pa...para nada- Él la miró a los ojos, ella no sabría decir si le había pillado o no -Pasaré la noche aquí, ¿se paga por adelantado?- Ella negó algo nerviosa y el hombre se volvió a su comida.
Ella tras lo sucedido, se volvió a la barra para limpiarla, quería un poco de paz, después de todo lo sucedido, después de esa imagen en la cabeza, después de que quizás ese hombre supiese que mentía, sabía que estaba en peligro.
Luna volvió a despertar, en ese cuarto, blanco, frio, pero esta vez no estaba sola, se encontraba apoyada en las piernas de Sol, la cual miraba el cuarto asustada -¿Dónde estamos Luna?- Luna se levantó y sol tras ella -Hay alguien que nos está enseñando algo… algo que no recordamos-Luna miró a Sol, la cual se abrazaba a si misma, lo mas que pudo hacer Luna, es acariciar su rubio cabello -Ya está… vamos a salir de aquí- Sol la miró, ahora eran tan distintas, Luna tenía el cabello negro, ojos rojos, labios rojos natural y su piel era más colorida, mientras que Sol era rubia, ojos azules, piel blanca como la de un muerto, y labios casi sin color ‘’Ahora todo va a ser más divertido’’ Ambas miraron a una tercera puerta, la cual se abrió.
Luci se acercó a ellos con la bebida y un plato de queso, dejándolo todo en la mesa -Gracias Lilja, creo que nunca nadie ha sido tan valiente, quitando a mi amigo- Le mostró una amplia sonrisa -Os invito al plato de queso, el guiso se está calentando, por cierto Frio, graciaas a ti también, por lo que me han dicho, no dudaste en desenvainar la espada- Los miró por un segundo y antes de que respondiesen, se marchó a por la comida -Ahora vengo- Les dijo antes de irse. Llegó al poco con dos platos de madera, bien grandes, en ellos, un buen estofado de carne con papas, se los dejo en la mesa -Antes que preguntes, no recuerdo nada- Se sentó en una silla, frente a la mesa de ellos, con las piernas cruzadas -Seguramente conocisteís a Sol, ella es algo mas timida- Le restó importancia con la mano y los miró mejor -¿Que os trae por este lugar? no parecéis comerciantes, y tampoco pareceís viajeros de estos pueblos, quiero decir… los que van a la ciudad cogen otros caminos-Se estaba empezando a interesar por ellos, era algo común en ella, siempre que había nuevos clientes interesantes, intentaba conocerlos.
De pronto, entró otro hombre en la taberna, parecía cansado, Luci lo miró bien, una hombrera de cuero en el hombro derecho, atada con una correa de cuero, tenía un pañuelo negro en la cabeza, no llevaba camiseta, iba al pecho descubierto, mostrando varios tatuajes por todo el torso y el pecho, algunas cicatrices, tenía la boca tapada por otro pañuelos, pero al entrar se lo dejó colgando del cuello, miraba la taberna, tenía un sable en su cinto, el cual mantenía bien sujeto sus pantalones de tela negra, eran algo anchos, y tenía remangado hasta la rodilla la parte de la pierna izquierda, donde dejaba ver otra cicatriz, tenía dos botas de cuero con refuerzos de metal, tendrían que pesar mucho, medía cerca de 1’75, aunque era muy delgado, se notaba que tenía fuerza. Miró a la barra y vio el cartel roto y buscó con la mirada al encargado. Luci se levantó y se dirigió a él -Ahora vengo- Les dijo a los dos, se notaba que estaba algo asustada -¿Dónde dejo mi arma sin que me la roben?- Se sorprendió por la pregunta del hombre -Yo la pondré tras la barra, se la daré antes de que se vaya- La desenvainó y se la dió -Quiero una cerveza bien fría y cualquier plato que lleve carne- Se sentó en una de las mesas, no inspiraba confianza, más de uno de sus clientes lo miraban de reojo.
Ella dejó el arma tras la barra y le llevó una buena jarra de cerveza -Ahora le traigo un plato de estofado- Dijo ella sonriendo y él la miró a los ojos desafiante, ella apartó la mirada yendo a por el plato, tras traerlo, se acercó a la puerta de la taberna para cerrarla bien, no quería más invitados -Tabernera, ven, quiero preguntarte algo- Ella se acercó a él, estaba algo asustada, pero cuando llegó, el le dio la espada -¿Sabes si alguien con este tatuaje, ha pasado por aquí?- Ella tras ver el tatuaje, tuvo un breve flash en su cabeza, una imagen de muerte, era un tatuaje, de una calavera con dos lanzas atravesadas -Pa...para nada- Él la miró a los ojos, ella no sabría decir si le había pillado o no -Pasaré la noche aquí, ¿se paga por adelantado?- Ella negó algo nerviosa y el hombre se volvió a su comida.
Ella tras lo sucedido, se volvió a la barra para limpiarla, quería un poco de paz, después de todo lo sucedido, después de esa imagen en la cabeza, después de que quizás ese hombre supiese que mentía, sabía que estaba en peligro.
Luna volvió a despertar, en ese cuarto, blanco, frio, pero esta vez no estaba sola, se encontraba apoyada en las piernas de Sol, la cual miraba el cuarto asustada -¿Dónde estamos Luna?- Luna se levantó y sol tras ella -Hay alguien que nos está enseñando algo… algo que no recordamos-Luna miró a Sol, la cual se abrazaba a si misma, lo mas que pudo hacer Luna, es acariciar su rubio cabello -Ya está… vamos a salir de aquí- Sol la miró, ahora eran tan distintas, Luna tenía el cabello negro, ojos rojos, labios rojos natural y su piel era más colorida, mientras que Sol era rubia, ojos azules, piel blanca como la de un muerto, y labios casi sin color ‘’Ahora todo va a ser más divertido’’ Ambas miraron a una tercera puerta, la cual se abrió.
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Un plato de quesos, una buena bebida y un rincón ahora agradable. Eso era lo que habíamos ido a buscar, y lo que por fin teníamos en aquella taberna. La muchacha hablo brevemente con nosotros. Volvió a mencionar a sus “otras” personalidades. En esta ocasión estaba casi seguro de que no había sido un error a la hora de hablar. estaba hablando de sí misma como si realmente tuviera varios nombres, cada uno con una personalidad distinta. Lilja también se había fijado; en aquellos momentos, cuando había oído sobre esa tal “sol”, había fruncido el ceño, no completamente segura de estar entendiendo lo que debía entender. Luego Lilja le sonrió con amabilidad.
- Muchas gracias, eres muy amable. No te estreses mucho -le pidió-. Las tabernas exigen mucho trabajo, eres increíble por poder hacer todo esto tu sola.
Estábamos por contarle sobre los motivos que nos habían conducido hasta aquel lugar, cuando alguien más entro en la taberna. Ella rápidamente fue a atenderlo, cumpliendo con su responsabilidad. Entonces dirigí la mirada hacia Lilja, mientras llevaba una mano al plato de los quesos, para comer un poco. Ella en cambio, comenzó bebiendo.
- Esto es realmente dulce. ¡Debes probarlo! -me dijo, sorprendida.
Yo tome un poco de aquella bebida especial, propia de la taberna. Estaba increíblemente deliciosa. No sabría describirla, pero tenía un dulzor propio de las frutas maduras. Estaba deliciosamente fresca, además. Lilja comenzó también a comer. Luego estuvimos durante algunos minutos hablando de tonterías diversas, simplemente recuerdos de nuestra infancia; recordamos sabores de comidas que habíamos comido cuando éramos todavía unos cachorros. Cuando terminamos de hablar, continuamos comiendo en silencio, y desviamos la mirada hacia la tabernera, que todavía estaba atendiendo a aquel individuo. Había hecho que se apartara hacia un costado, para hablarle con más intimidad. Tenía un aspecto sospechoso, y de hecho me percate de que Lilja y yo no éramos las únicas personas que estábamos mirándolo. Aun así, no tenía sentido que fuera alguien sospechoso; si realmente quería pasar desapercibido por alguna pretensión oculta, no habría entrado en una taberna públicamente con aquellas pintas. Pensando aquello, me relaje. Además, tenía el pensamiento de que no podían pasar dos cosas gravemente malas en un mismo día. Un pensamiento estúpido y sin sentido, pero que me ayudaba a combatir mi ansiedad.
- Me alegra tener mis armas conmigo -dijo Lilja. Yo no le había dicho nada más hasta el momento.
- ¿Por qué lo dices? -le pregunte.
- No te hagas el tonto. Sabes por qué lo digo.
Mi ansiedad comenzó a aumentar. Había estado tratando de tranquilizare sin pensar que aquella persona pudiera ser sospechosa. Aun así, Lilja sospechaba, y eso me preocupaba. Lilja tenía una extraña habilidad de ser asertiva con casi todo, de tener la razón. Esa intuición infalible que tienen la mayoría de las mujeres.
- Muchas gracias, eres muy amable. No te estreses mucho -le pidió-. Las tabernas exigen mucho trabajo, eres increíble por poder hacer todo esto tu sola.
Estábamos por contarle sobre los motivos que nos habían conducido hasta aquel lugar, cuando alguien más entro en la taberna. Ella rápidamente fue a atenderlo, cumpliendo con su responsabilidad. Entonces dirigí la mirada hacia Lilja, mientras llevaba una mano al plato de los quesos, para comer un poco. Ella en cambio, comenzó bebiendo.
- Esto es realmente dulce. ¡Debes probarlo! -me dijo, sorprendida.
Yo tome un poco de aquella bebida especial, propia de la taberna. Estaba increíblemente deliciosa. No sabría describirla, pero tenía un dulzor propio de las frutas maduras. Estaba deliciosamente fresca, además. Lilja comenzó también a comer. Luego estuvimos durante algunos minutos hablando de tonterías diversas, simplemente recuerdos de nuestra infancia; recordamos sabores de comidas que habíamos comido cuando éramos todavía unos cachorros. Cuando terminamos de hablar, continuamos comiendo en silencio, y desviamos la mirada hacia la tabernera, que todavía estaba atendiendo a aquel individuo. Había hecho que se apartara hacia un costado, para hablarle con más intimidad. Tenía un aspecto sospechoso, y de hecho me percate de que Lilja y yo no éramos las únicas personas que estábamos mirándolo. Aun así, no tenía sentido que fuera alguien sospechoso; si realmente quería pasar desapercibido por alguna pretensión oculta, no habría entrado en una taberna públicamente con aquellas pintas. Pensando aquello, me relaje. Además, tenía el pensamiento de que no podían pasar dos cosas gravemente malas en un mismo día. Un pensamiento estúpido y sin sentido, pero que me ayudaba a combatir mi ansiedad.
- Me alegra tener mis armas conmigo -dijo Lilja. Yo no le había dicho nada más hasta el momento.
- ¿Por qué lo dices? -le pregunte.
- No te hagas el tonto. Sabes por qué lo digo.
Mi ansiedad comenzó a aumentar. Había estado tratando de tranquilizare sin pensar que aquella persona pudiera ser sospechosa. Aun así, Lilja sospechaba, y eso me preocupaba. Lilja tenía una extraña habilidad de ser asertiva con casi todo, de tener la razón. Esa intuición infalible que tienen la mayoría de las mujeres.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Tras limpiar un poco la barra, se le acercó el hombre -¿Cuanto es todo? voy a ir a dormir, llevo un largo dia a la espalda- Le comentó muy serio -Solo 4 aeros…- El los sacó de una bolsa de cuero -¿Y la habitación…?- Ella señaló las escaleras nerviosa -Sube a la segunda planta, la del fondo del pasillo izquierdo, a la derecha- Él asintió y se marchó sin decir nada más, cuando subió hasta perderlo de vista, se casi desmaya, sabía que nada iba a ir bien -Luna… ¿Que has hecho?- Decía en un susurro apoyada en la barra, tenía los ojos abiertos como platos y sudando como nunca, cogió un trapo y se limpió el sudor -Madre mía… asísteme desde tu tumba, concédeme fuerzas- Se agarró con fuerza el pecho cerrando los ojos y apretando la barbilla contra este.
Tras apenas unos segundos se le acercó uno de sus clientes, tras pagar se fue, ya apenas había gente en la taberna, solo los dos Lilja y Frio y un hombre que se había quedado dormido apoyado en la mesa, ella le acercó una manta y se la puso, tras ello, volvió con los otros dos -¿Por dónde dejamos la conversación?- Seguramente si se hiciera silencio en toda la taberna, se llegaría a escuchar su acelerado corazón, hasta quizás sus pensamientos, aunque fue peor el tema, el conflicto en su mente le afectó.
Se sentó en la silla, ahora su pierna se movía inquieta -Perdonen, pero… ¿puedo contaros un secreto?- No sabía si iba a ser algo cuerdo, pues contar lo que iba a contar, podría hacer que más de uno pensase que estaba loca -Ya os he dicho que habéis hablado con otra… el caso es que yo tengo varias personas conmigo, quiero decir…- Le costaba llegar a lo que quería -No recuerdo nada de lo que hacen las otras, pero si ciertas cosas… y..- Miró a la escalera para asegurarse que no viniese el hombre -Ese hombre…- De pronto el que se había quedado dormido se acercó a ellos.
Puso la mano sobre la mesa -Es uno de los bandidos de Twisglade…- Estaba medio borracho aun, ella lo sentó en una silla y se volvió a quedar dormido -Twisblade, un sanguinario hombre, mutado por culpa de la toma de sustancias peligrosas, un hombre digno de ser temido…- Se sentó de nuevo en el mismo sitio -Lo conozco, conozco a sus hombres… uno… pasó la noche en mi taberna, hace poco podría decir, pero…- Cogió aire cerrando los ojos y los abrió de golpe -Está muerto, no sé qué pasó, pero está muerto- Se echó en el respaldo de la silla.
‘’¿Qué crees que vas a ver?’’ Luna andaba cogida de la mano de Sol, estaba asustada y se le notaba en la mano, la cual le sudaba y temblaba -Estoy contigo… calma…- Sol se aferró al brazo de ella, andaban por un pasillo oscuro, sin fin, ambas juntas, por primera vez, en años.
Tras apenas unos segundos se le acercó uno de sus clientes, tras pagar se fue, ya apenas había gente en la taberna, solo los dos Lilja y Frio y un hombre que se había quedado dormido apoyado en la mesa, ella le acercó una manta y se la puso, tras ello, volvió con los otros dos -¿Por dónde dejamos la conversación?- Seguramente si se hiciera silencio en toda la taberna, se llegaría a escuchar su acelerado corazón, hasta quizás sus pensamientos, aunque fue peor el tema, el conflicto en su mente le afectó.
Se sentó en la silla, ahora su pierna se movía inquieta -Perdonen, pero… ¿puedo contaros un secreto?- No sabía si iba a ser algo cuerdo, pues contar lo que iba a contar, podría hacer que más de uno pensase que estaba loca -Ya os he dicho que habéis hablado con otra… el caso es que yo tengo varias personas conmigo, quiero decir…- Le costaba llegar a lo que quería -No recuerdo nada de lo que hacen las otras, pero si ciertas cosas… y..- Miró a la escalera para asegurarse que no viniese el hombre -Ese hombre…- De pronto el que se había quedado dormido se acercó a ellos.
Puso la mano sobre la mesa -Es uno de los bandidos de Twisglade…- Estaba medio borracho aun, ella lo sentó en una silla y se volvió a quedar dormido -Twisblade, un sanguinario hombre, mutado por culpa de la toma de sustancias peligrosas, un hombre digno de ser temido…- Se sentó de nuevo en el mismo sitio -Lo conozco, conozco a sus hombres… uno… pasó la noche en mi taberna, hace poco podría decir, pero…- Cogió aire cerrando los ojos y los abrió de golpe -Está muerto, no sé qué pasó, pero está muerto- Se echó en el respaldo de la silla.
‘’¿Qué crees que vas a ver?’’ Luna andaba cogida de la mano de Sol, estaba asustada y se le notaba en la mano, la cual le sudaba y temblaba -Estoy contigo… calma…- Sol se aferró al brazo de ella, andaban por un pasillo oscuro, sin fin, ambas juntas, por primera vez, en años.
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En cuanto la joven tabernera termino de prestar servicio al individuo que había llegado momentos atrás, volvió a dirigirse hacia nosotros, acercándose un poco.
- Claro, cuéntanos lo que quieras -dijo Lilja con mucha dulzura, mientras miraba a los ojos del joven ocelote.
Nos había dicho sobre contarnos un secreto. Y finalmente nos contó aquella duda que llevábamos teniendo desde poco después de conocerla. Todas y cada una de esas veces en las que ella había mencionado a sus otras personalidades, no era porque no supiera explicarse, no era porque nosotros nos estuviéramos haciendo una historia extraña en base a su forma de hablar: era real. Ella realmente tenía varias personalidades, a las que estaba definiendo en aquello momentos a “otras personas” que permanecían en todo momento con ella. Mi hermana la escucho con atención. Yo sabía que Lilja había tenido en una ocasión una amiga que decía que siempre la acompañaba una segunda persona, alguien que le decía que lo que hacía siempre estaba mal. Aunque en aquel caso se trataban de traumas del pasado. La joven que Lilja había conocido, había perdido a su mejor amiga en su infancia, una mejor amiga que siempre le decía en tono jocoso que lo que hacía estaba mal. Cuando ella murió, en parte se debió a la culpa de esta joven, que paso el resto de los años culpándose por ello. Entonces la voz de su amiga fallecida retumbaba en su cabeza repitiéndole todas y cada una de las cosas que hacía mal. Por ello despertó en Lilja un sentimiento cariñoso por ocelote. En cierto modo, era casi como si estuviera viendo a su vieja amiga.
- Lo entiendo -dijo Lilja, tras escucharla con completa atención. Mi hermana sonreía constantemente, le parecía algo importante que la joven se hubiera sincerado. Tanto con ella, como conmigo.
Pensé en preguntarle si había visitado a alguna curandera desde el momento en el que había comenzado a sentir esa clase de compañías mentales, pero acabe pensando que era demasiado grosero preguntarle aso. Por lo que únicamente permanecí callado y preferí que fuera mi hermana la que hablara con ella, en el caso de continuar la conversación. Aun así, ocelote dijo algo más. Nos hizo saber que no siempre recordaba las cosas que sus otras personalidades hacían, pero de repente sí que recordaba algo importante. Algo en relación a quien ahora se encontraba en una habitación descansando; aquel a quien había estado atendiendo un rato antes. Era un bandido. No un simple mercenario, era un bandido que pertenecía al grupo de bandidos del tal Twisblade. Me sonaba.
- He oído alguna vez ese nombre -dije rápidamente-. He trabajado en muchas ocasiones como mercenario, y recuerdo que ese tipo ofrecía grandes recompensas por trabajos sucios y rastreros, demasiado repugnantes. Valían el precio, y solo los de menos dignidad decidían ir con el…
- Bueno, estando en esos grupos de mercenarios tu podrías trabajar para el fácilmente y matarlo si fuera necesario -dijo Lilja de repente. Era la clase de comentario que soltaba medio en broma y medio en serio. Pero era bastante acertado. Pero también estúpido, arriesgado e innecesario. No conocía personalmente a ese individuo, y tampoco me había hecho nada a mi como para que buscara matarlo tomándome tanto riesgo.
- Cuéntanos más -dije únicamente a ocelote.
- Claro, cuéntanos lo que quieras -dijo Lilja con mucha dulzura, mientras miraba a los ojos del joven ocelote.
Nos había dicho sobre contarnos un secreto. Y finalmente nos contó aquella duda que llevábamos teniendo desde poco después de conocerla. Todas y cada una de esas veces en las que ella había mencionado a sus otras personalidades, no era porque no supiera explicarse, no era porque nosotros nos estuviéramos haciendo una historia extraña en base a su forma de hablar: era real. Ella realmente tenía varias personalidades, a las que estaba definiendo en aquello momentos a “otras personas” que permanecían en todo momento con ella. Mi hermana la escucho con atención. Yo sabía que Lilja había tenido en una ocasión una amiga que decía que siempre la acompañaba una segunda persona, alguien que le decía que lo que hacía siempre estaba mal. Aunque en aquel caso se trataban de traumas del pasado. La joven que Lilja había conocido, había perdido a su mejor amiga en su infancia, una mejor amiga que siempre le decía en tono jocoso que lo que hacía estaba mal. Cuando ella murió, en parte se debió a la culpa de esta joven, que paso el resto de los años culpándose por ello. Entonces la voz de su amiga fallecida retumbaba en su cabeza repitiéndole todas y cada una de las cosas que hacía mal. Por ello despertó en Lilja un sentimiento cariñoso por ocelote. En cierto modo, era casi como si estuviera viendo a su vieja amiga.
- Lo entiendo -dijo Lilja, tras escucharla con completa atención. Mi hermana sonreía constantemente, le parecía algo importante que la joven se hubiera sincerado. Tanto con ella, como conmigo.
Pensé en preguntarle si había visitado a alguna curandera desde el momento en el que había comenzado a sentir esa clase de compañías mentales, pero acabe pensando que era demasiado grosero preguntarle aso. Por lo que únicamente permanecí callado y preferí que fuera mi hermana la que hablara con ella, en el caso de continuar la conversación. Aun así, ocelote dijo algo más. Nos hizo saber que no siempre recordaba las cosas que sus otras personalidades hacían, pero de repente sí que recordaba algo importante. Algo en relación a quien ahora se encontraba en una habitación descansando; aquel a quien había estado atendiendo un rato antes. Era un bandido. No un simple mercenario, era un bandido que pertenecía al grupo de bandidos del tal Twisblade. Me sonaba.
- He oído alguna vez ese nombre -dije rápidamente-. He trabajado en muchas ocasiones como mercenario, y recuerdo que ese tipo ofrecía grandes recompensas por trabajos sucios y rastreros, demasiado repugnantes. Valían el precio, y solo los de menos dignidad decidían ir con el…
- Bueno, estando en esos grupos de mercenarios tu podrías trabajar para el fácilmente y matarlo si fuera necesario -dijo Lilja de repente. Era la clase de comentario que soltaba medio en broma y medio en serio. Pero era bastante acertado. Pero también estúpido, arriesgado e innecesario. No conocía personalmente a ese individuo, y tampoco me había hecho nada a mi como para que buscara matarlo tomándome tanto riesgo.
- Cuéntanos más -dije únicamente a ocelote.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Le sorprendió que ellos no se asustase por sus personalidades, aunque recordó que el pueblo entero la había aceptado aún después de conocer todo lo que le pasaba, sonrió mirándolos a los ojos y cuando ella soltó aquel comentario, Luci negó -Ese hombre a llegado a coger a uno de los suyos por una pierna, y blandirlo como una maza, ese hombre a roto un muro de roca pura, con solo un puñetazo- Los miró muy seria, cogió algo de aire -Vi cuando solo era un soldado de Lunargenta, uno de los guardias, buscaba más fuerza, poco a poco fue corrompiendo, comenzó…- Se reservó eso ultimo y los miró -Ese hombre usaba dos grandes martillos, que pertenecían a dos estatuas de un templo, esos martillos llegan a pesar como un caballo… Y yo… bueno… Luna…- Suspiró negando.
‘’Lo has matado tú, no culpes a Luna, ella eres tú también, eres tu la asesina’’ -¡¡Yo no soy Luna!!- Gritó mirando a todos los lados -¿Donde estas?- Se levantó asustada, buscaba a la persona que hablaba ‘’Estoy en tu cabeza, estúpida’’ -¿Como que en mi…?- De pronto cayó, miró al borracho que la miraba extrañado buscando tambíen, pero buscando sin saber el qué ‘’¿Y si jugamos a un juego? Vamos a sacar a Luna, está cansada, está descontrolada, quizás logre que mate a alguno’’ Se giró a los otros dos -¡Huíd¡- Gritó, de pronto, apenas unos segundo después, le empezó a doler la cabeza, se puso la mano en la frente, agarrándose a una silla para no caerse, y los miró, sin entender qué era lo que pasaba.
-¿Sol?- Miró a Lilja -No… no eres Sol... - Miró el alrededor enderezandose -Estoy en la taberna de nuevo…- Golpeó la silla con la palma molesta -Mierda, ahora Sol anda sola… Maldita…- Volvió a mirar a los dos -¿Quienes sois?- Miró la comida -Veo que os a servido Luci, Sol no podría ser… ella estaba conmigo… no os asustéis- Dijo sonriendo y se sentó, aunque sonrió se veía preocupada por algo -Ahora mismo no estoy muy estable... - Hablaba como si ellos conocieran que tenía varias personalidades, aunque lo sabía -Me ha hablado una voz… me decía que os matase, hay alguien en mi cabeza, alguien me ha embrujado... - Los miró -Creo que lo mejor será que me meta en mi cuarto, tapies mi puerta, por favor, os lo pido como un favor- Raro en ella esa calma, pero después de lo que estaba viviendo, era lo mejor que podía hacer -¿Lo haríais?- Preguntó mirándolos, aun le dolía la cabeza y se veía.
‘’Ahora tu hermana se a de estar dando un festín’’ Sol miró al frente, veía un jardín, lleno de rosas, tulipanes y un pozo, se veía a ella misma, de pequeña cogiendo flores -Esto es mentira, yo nunca cogí flores de pequeña, no me mientas- La voz solo se rió, dejandola sufrir con la imagen. Sol cayó de rodillas mirando el suelo, el cual estaba algo húmedo, vió una sombra acercarse lentamente.
‘’Lo has matado tú, no culpes a Luna, ella eres tú también, eres tu la asesina’’ -¡¡Yo no soy Luna!!- Gritó mirando a todos los lados -¿Donde estas?- Se levantó asustada, buscaba a la persona que hablaba ‘’Estoy en tu cabeza, estúpida’’ -¿Como que en mi…?- De pronto cayó, miró al borracho que la miraba extrañado buscando tambíen, pero buscando sin saber el qué ‘’¿Y si jugamos a un juego? Vamos a sacar a Luna, está cansada, está descontrolada, quizás logre que mate a alguno’’ Se giró a los otros dos -¡Huíd¡- Gritó, de pronto, apenas unos segundo después, le empezó a doler la cabeza, se puso la mano en la frente, agarrándose a una silla para no caerse, y los miró, sin entender qué era lo que pasaba.
-¿Sol?- Miró a Lilja -No… no eres Sol... - Miró el alrededor enderezandose -Estoy en la taberna de nuevo…- Golpeó la silla con la palma molesta -Mierda, ahora Sol anda sola… Maldita…- Volvió a mirar a los dos -¿Quienes sois?- Miró la comida -Veo que os a servido Luci, Sol no podría ser… ella estaba conmigo… no os asustéis- Dijo sonriendo y se sentó, aunque sonrió se veía preocupada por algo -Ahora mismo no estoy muy estable... - Hablaba como si ellos conocieran que tenía varias personalidades, aunque lo sabía -Me ha hablado una voz… me decía que os matase, hay alguien en mi cabeza, alguien me ha embrujado... - Los miró -Creo que lo mejor será que me meta en mi cuarto, tapies mi puerta, por favor, os lo pido como un favor- Raro en ella esa calma, pero después de lo que estaba viviendo, era lo mejor que podía hacer -¿Lo haríais?- Preguntó mirándolos, aun le dolía la cabeza y se veía.
‘’Ahora tu hermana se a de estar dando un festín’’ Sol miró al frente, veía un jardín, lleno de rosas, tulipanes y un pozo, se veía a ella misma, de pequeña cogiendo flores -Esto es mentira, yo nunca cogí flores de pequeña, no me mientas- La voz solo se rió, dejandola sufrir con la imagen. Sol cayó de rodillas mirando el suelo, el cual estaba algo húmedo, vió una sombra acercarse lentamente.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Después de que dijera todas esas cosas sobre el tal hombre sanguinario, no pude evitar soltar una breve carcajada.
- ¡Y seguro que desayuna un enorme tazón de piedra molida con leche! -reí con fuerza. Luego trate de calmarme. Mi hermana no pudo evitar reír un poco también, pero poco a poco fue calmándose, y me miro con seriedad para darme a entender que debíamos dejar de burlarnos.
Luego nos contó sobre la trayectoria de ese mismo individuo, que antes había formado parte de la guardia Lunargenta y que con el tiempo se había visto corrompido. Yo había querido llegar a formar parte de la guardia de Lunargenta en su momento, sin embargo, todavía no había tenido la ocasión. Desde luego sabía que era mucho mejor que seguir siendo un humilde mercenario. Si era guardia de Lunargenta, podría ser distinguido. Tener un buen salario fijo y tener la seguridad que proporciona el hecho de formar parte de un cuerpo de seguridad profesional. Como mercenario, ya podían matarme en medio de una bátala que sabía que ni siquiera tendría un digno funeral. Me dejarían ahí tirado en medio del bosque y se marcharían huyendo por patas para evitar sufrir las mismas consecuencias. La mayoría de los mercenarios eran gente desesperada que no sabía cómo ganarse unos Aeros de otro modo, gente estúpida y desagradable, ruin. Y no me daba ninguna vergüenza ni sentía que no estuviera siendo humilde, por decir que yo era una de las mejores personas que podía cualquiera encontrar entre los mercenarios.
De repente la joven comenzó a comportarse de un modo extraño. Parecía estar confundida, mirar en varias direcciones agitadamente. De hecho, en su cara tenía la típica mueca que alguien tiene cuando acaba de perder algo importante y lo está buscando. Hablo consigo misma, o eso me pareció entender, en repetidas ocasiones. De repente grito “huid”. ¿Huid de qué? Mi hermana y yo estuvimos perplejos en aquel momento, sin saber que era lo que estaba sucediendo. ¿Alguna de sus personalidades la estaba atormentando? Ahora que sabíamos eso que nos había contado, valorábamos cualquier posibilidad. En cuanto pareció que se iba a desvanecer, Lilja rápidamente se acercó a ella para poder sujetarla y evitar que cayera al suelo.
- ¿Te sientes bien? -le pregunto mi hermana con preocupación-. ¿Necesitas que te acompañemos a la habitación donde te había dejado el leñador? Deberías haberte quedado a descansar, y no volver al trabajo tan rápido. -de repente la de pelo níveo hablo-. ¿Sol? ¿Me escuchas?
Dijo algo, palabras que no supe comprender demasiado bien. Seguir y comprender esa múltiple personalidad en ocasiones se volvía de lomas complicado para mí. Sin embargo, Lilja parecía entenderla al momento.
- No tapiaremos tu habitación -dijo Lilja con firmeza-. Pero si quieres podemos acompañarte a tu habitación y cerrar con llave, si la tienes, y si de ese modo te sientes mas segura.
- ¡Y seguro que desayuna un enorme tazón de piedra molida con leche! -reí con fuerza. Luego trate de calmarme. Mi hermana no pudo evitar reír un poco también, pero poco a poco fue calmándose, y me miro con seriedad para darme a entender que debíamos dejar de burlarnos.
Luego nos contó sobre la trayectoria de ese mismo individuo, que antes había formado parte de la guardia Lunargenta y que con el tiempo se había visto corrompido. Yo había querido llegar a formar parte de la guardia de Lunargenta en su momento, sin embargo, todavía no había tenido la ocasión. Desde luego sabía que era mucho mejor que seguir siendo un humilde mercenario. Si era guardia de Lunargenta, podría ser distinguido. Tener un buen salario fijo y tener la seguridad que proporciona el hecho de formar parte de un cuerpo de seguridad profesional. Como mercenario, ya podían matarme en medio de una bátala que sabía que ni siquiera tendría un digno funeral. Me dejarían ahí tirado en medio del bosque y se marcharían huyendo por patas para evitar sufrir las mismas consecuencias. La mayoría de los mercenarios eran gente desesperada que no sabía cómo ganarse unos Aeros de otro modo, gente estúpida y desagradable, ruin. Y no me daba ninguna vergüenza ni sentía que no estuviera siendo humilde, por decir que yo era una de las mejores personas que podía cualquiera encontrar entre los mercenarios.
De repente la joven comenzó a comportarse de un modo extraño. Parecía estar confundida, mirar en varias direcciones agitadamente. De hecho, en su cara tenía la típica mueca que alguien tiene cuando acaba de perder algo importante y lo está buscando. Hablo consigo misma, o eso me pareció entender, en repetidas ocasiones. De repente grito “huid”. ¿Huid de qué? Mi hermana y yo estuvimos perplejos en aquel momento, sin saber que era lo que estaba sucediendo. ¿Alguna de sus personalidades la estaba atormentando? Ahora que sabíamos eso que nos había contado, valorábamos cualquier posibilidad. En cuanto pareció que se iba a desvanecer, Lilja rápidamente se acercó a ella para poder sujetarla y evitar que cayera al suelo.
- ¿Te sientes bien? -le pregunto mi hermana con preocupación-. ¿Necesitas que te acompañemos a la habitación donde te había dejado el leñador? Deberías haberte quedado a descansar, y no volver al trabajo tan rápido. -de repente la de pelo níveo hablo-. ¿Sol? ¿Me escuchas?
Dijo algo, palabras que no supe comprender demasiado bien. Seguir y comprender esa múltiple personalidad en ocasiones se volvía de lomas complicado para mí. Sin embargo, Lilja parecía entenderla al momento.
- No tapiaremos tu habitación -dijo Lilja con firmeza-. Pero si quieres podemos acompañarte a tu habitación y cerrar con llave, si la tienes, y si de ese modo te sientes mas segura.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Suspiró mirándola a los ojos -Me siento como si alguien a quien no conozco estuviera hurgando en mi cabeza- Y verdaderamente ese era el sentimiento, sentía gusanos en su cabeza, cientos de ellos moviéndose, hablando ‘’Matallos’’, ‘’Ellos son culpables de tus males’’, ‘’El mundo te consumirá’’, sentía que lo que le estaba pasando no era algo bueno, sentía que iba a perder el control sobre si misma y no quería eso.
Se agarró su propia mano, acariciándose el dedo gordo, era algo que hacía cuando se sentía incomoda -Quiero que sepan, que a la noche es cuando más vulnerable somos, todas- Voluntad, Elena, y una vez hasta Ocelote, aunque eso fue antes de su encarcelamiento, habían tomado control del cuerpo por la noche. Cogió algo de aire para seguir, le costaba contar sus secretos a la gente, y más siendo Luna- es cuando dormimos, cuando nuestro cuerpo es usado por otras de nuestras… partes… y no sé si hay una nueva- Se levantó de la silla y fué a por una jarra en la barra, no le importó si estaba limpia o no, solo le importó llenarla de cerveza, le dió un largo trago, hasta que le empezó a doler la garganta, luego otro buche hasta acabarla -Quiero… que cerreís bien la puerta, poner algo delante, aunque no lo tapiéis, soy fuerte, no quiero echarla abajo- Se llenó otra jarra, ya con la primera le empezaba a darle vueltas la cabeza, empezó a beber de nuevo, esta vez parte de la cerveza cayó por sus comisuras, mojando su camisa, haciendo que la ropa se pegase a su suave piel.
Se empezó a reír -Borracha… le costará más controlarme- Se rió un poco más acercándose a la escalera, ni vió a Lilja, la cual empezó ayudarla a subir por las escaleras, se sentía tan mareada con solo dos cervezas, aunque era normal, ella nunca había bebido, solo le dió un buche una vez y ya le sentaba mal -Me maleo…- Iba a caerse de un momento ha caerse de un momento ha otro. Señaló su cuarto, le había sentado muy mal la cerveza, demasiado había bebido de golpe y sin haber comido.
No recordó como, pero se encontraba en la cama, abrazada a si misma, con un cubo a su lado, le dolía la cabeza, la barriga, le dolía todo, sabía que la otra persona iba a intentar usarla. Le hizo gracia, miró hacia la ventana, era mas de media noche, empezó a reír en silencio -Intenta… controlarme…- Cerró los ojos y se quedó dormida.
-¡Luci!- Gritó sol al levantar la vista y la abrazó, ella le devolvió el abraazo besando su cabeza, acariciandosela, era una madre con su hija -¿Estas bien?- ‘’No lo está, o mas bien, no lo va a estar’’ Luci ignoraba la voz, a tal punto, que hasta Sol, con solo mirar a los ojos de ella, era como si no existiese -Gracias… ¿donde estan las demas?- ‘’Jajajajaja’’ Eso a las dos la asustó, tanto que cuando se dieron cuenta, ya no estaban en el jardín, sino en una sala oscura ‘’No lo vais a saber… no aun… pero están... ‘’ Sol ocultó su cara en el pecho de Luci llorando, mientras esta la abrazaba sin pronunciar palabra.
Se agarró su propia mano, acariciándose el dedo gordo, era algo que hacía cuando se sentía incomoda -Quiero que sepan, que a la noche es cuando más vulnerable somos, todas- Voluntad, Elena, y una vez hasta Ocelote, aunque eso fue antes de su encarcelamiento, habían tomado control del cuerpo por la noche. Cogió algo de aire para seguir, le costaba contar sus secretos a la gente, y más siendo Luna- es cuando dormimos, cuando nuestro cuerpo es usado por otras de nuestras… partes… y no sé si hay una nueva- Se levantó de la silla y fué a por una jarra en la barra, no le importó si estaba limpia o no, solo le importó llenarla de cerveza, le dió un largo trago, hasta que le empezó a doler la garganta, luego otro buche hasta acabarla -Quiero… que cerreís bien la puerta, poner algo delante, aunque no lo tapiéis, soy fuerte, no quiero echarla abajo- Se llenó otra jarra, ya con la primera le empezaba a darle vueltas la cabeza, empezó a beber de nuevo, esta vez parte de la cerveza cayó por sus comisuras, mojando su camisa, haciendo que la ropa se pegase a su suave piel.
Se empezó a reír -Borracha… le costará más controlarme- Se rió un poco más acercándose a la escalera, ni vió a Lilja, la cual empezó ayudarla a subir por las escaleras, se sentía tan mareada con solo dos cervezas, aunque era normal, ella nunca había bebido, solo le dió un buche una vez y ya le sentaba mal -Me maleo…- Iba a caerse de un momento ha caerse de un momento ha otro. Señaló su cuarto, le había sentado muy mal la cerveza, demasiado había bebido de golpe y sin haber comido.
No recordó como, pero se encontraba en la cama, abrazada a si misma, con un cubo a su lado, le dolía la cabeza, la barriga, le dolía todo, sabía que la otra persona iba a intentar usarla. Le hizo gracia, miró hacia la ventana, era mas de media noche, empezó a reír en silencio -Intenta… controlarme…- Cerró los ojos y se quedó dormida.
-¡Luci!- Gritó sol al levantar la vista y la abrazó, ella le devolvió el abraazo besando su cabeza, acariciandosela, era una madre con su hija -¿Estas bien?- ‘’No lo está, o mas bien, no lo va a estar’’ Luci ignoraba la voz, a tal punto, que hasta Sol, con solo mirar a los ojos de ella, era como si no existiese -Gracias… ¿donde estan las demas?- ‘’Jajajajaja’’ Eso a las dos la asustó, tanto que cuando se dieron cuenta, ya no estaban en el jardín, sino en una sala oscura ‘’No lo vais a saber… no aun… pero están... ‘’ Sol ocultó su cara en el pecho de Luci llorando, mientras esta la abrazaba sin pronunciar palabra.
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Re: No me conoces, no me juzgues. (Libre) [+18]
Me quede a una distancia prudencial mentiras mi hermana era quien le prestaba atención. Lilja asentía, mostrando su comprensión a la joven, cosa que yo envidiaba. Pues, por el contrario, no me estaba enterando de añada en absoluto. Pensé que seguramente más tarde, cuando la muchacha se marchara a dormir o lo que fuera que la mantuviera lejos de Lilja durante un rato, le preguntaría directamente a mi hermana sobre todo aquello.
- Eso haremos -dijo mi hermana finalmente, aceptando las peticiones de la joven-. La cerraremos con seguridad de algún modo. Así descansaras y ninguna de “ellas” saldrá sin que tú lo sepas.
Continúo bebiendo alcohol, y al cabo de un rato explico los motivos. Si estaba borracha, aquellas personalidades podrían controlarla menos. Me encogí de hombros, a veces yo también lo hacía, aunque con otras finalidades. Tiempo atrás me costaba mantener en mi forma humana, y en cuanto sentía la necesidad de convertirme, beber más de la cuenta me servía para que el lobo quedara a un lado, tranquilo, relajado, y decidiera esperar a hacerse aparecer otro día.
Dijo que se estaba mareando, y antes de que lo hiciera, trate de acercarme cuanto pude para poder sostenerla. Pero una vez más, fue mi hermana quien fue mi rápida, y la agarro con sus largos brazos. El rodeo con ellos y la alzo, casi sin dificultad.
- No sabía que fueras tan fuerte -le pregunte jocosamente a Lilja.
- Hacía tiempo que no nos veíamos -me respondió con una sonrisa, mientras acomodaba entre sus brazos a la joven-. No sabes todo lo que he estado haciendo.
Una ´vez la tuvo firmemente agarrada entre sus brazos, mi hermana desapareció tras subir las escaleras. Mientras, bebí un trago de lo que todavía me quedaba de la bebida que nos había ofrecido ya un rato atrás. Me quede allí sentado, esperando, y meditando sobre cualquier cosa. Al principio pensaba en cosas serias, sobre lo que haríamos los próximos días, o lo de nuestra futura marcha hacia Ulmer. Luego los pensamientos se volvieron más estúpidos, y algún que otro era obsceno. Pensé en todos los pechos que había visto a lo largo de mi vida. Me pregunte cuales serían los próximos que verían. Luego pensé en bebidas alcohólicas, y en aquella que me habían mencionado que destilaban los elfos. Todavía debía probar esa…
- ¡Frith! -escuche el grito de mi hermana desde el piso superior. Subí las escaleras y me la encontré buscando con la mirada algo en el pasillo-. Necesito algo para bloquear la puerta.
- Pensaba que se lo habías dicho para dejarla tranquila -le mencione. Realmente, había imaginado eso.
- No. Le dije que lo haría, y eso hare -dijo ella con firmeza.
- Prueba con una silla, colocando la parte superior bajo el pomo.
Ella asintió, así que volví a bajar las escaleras, tomé una silla y subí nuevamente. Se la tendí a mi hermana. Ella la coloco del modo que yo le indique. Luego volvimos a bajar al piso inferior. Al fin y al cabo, debíamos evitar que cualquiera pudiera entrar y ponerse a robar las cosas. mi hermana fue un poco más inteligente con eso: escribió en un pequeño papel que la taberna estaría cerrada el resto del día. Echamos a los que todavía permanecían allí, y una vez estuvimos solos, nos acomodamos frente a la barra. Estábamos sentados, cara a cara y por fin podría preguntarle al respecto.
Mi hermana comenzó a contarme todo lo que había comprendido sobre ocelote. Me explico hasta el más mínimo detalle sus teorías y el tormento que creía que la joven estaba sufriendo.
- Eso haremos -dijo mi hermana finalmente, aceptando las peticiones de la joven-. La cerraremos con seguridad de algún modo. Así descansaras y ninguna de “ellas” saldrá sin que tú lo sepas.
Continúo bebiendo alcohol, y al cabo de un rato explico los motivos. Si estaba borracha, aquellas personalidades podrían controlarla menos. Me encogí de hombros, a veces yo también lo hacía, aunque con otras finalidades. Tiempo atrás me costaba mantener en mi forma humana, y en cuanto sentía la necesidad de convertirme, beber más de la cuenta me servía para que el lobo quedara a un lado, tranquilo, relajado, y decidiera esperar a hacerse aparecer otro día.
Dijo que se estaba mareando, y antes de que lo hiciera, trate de acercarme cuanto pude para poder sostenerla. Pero una vez más, fue mi hermana quien fue mi rápida, y la agarro con sus largos brazos. El rodeo con ellos y la alzo, casi sin dificultad.
- No sabía que fueras tan fuerte -le pregunte jocosamente a Lilja.
- Hacía tiempo que no nos veíamos -me respondió con una sonrisa, mientras acomodaba entre sus brazos a la joven-. No sabes todo lo que he estado haciendo.
Una ´vez la tuvo firmemente agarrada entre sus brazos, mi hermana desapareció tras subir las escaleras. Mientras, bebí un trago de lo que todavía me quedaba de la bebida que nos había ofrecido ya un rato atrás. Me quede allí sentado, esperando, y meditando sobre cualquier cosa. Al principio pensaba en cosas serias, sobre lo que haríamos los próximos días, o lo de nuestra futura marcha hacia Ulmer. Luego los pensamientos se volvieron más estúpidos, y algún que otro era obsceno. Pensé en todos los pechos que había visto a lo largo de mi vida. Me pregunte cuales serían los próximos que verían. Luego pensé en bebidas alcohólicas, y en aquella que me habían mencionado que destilaban los elfos. Todavía debía probar esa…
- ¡Frith! -escuche el grito de mi hermana desde el piso superior. Subí las escaleras y me la encontré buscando con la mirada algo en el pasillo-. Necesito algo para bloquear la puerta.
- Pensaba que se lo habías dicho para dejarla tranquila -le mencione. Realmente, había imaginado eso.
- No. Le dije que lo haría, y eso hare -dijo ella con firmeza.
- Prueba con una silla, colocando la parte superior bajo el pomo.
Ella asintió, así que volví a bajar las escaleras, tomé una silla y subí nuevamente. Se la tendí a mi hermana. Ella la coloco del modo que yo le indique. Luego volvimos a bajar al piso inferior. Al fin y al cabo, debíamos evitar que cualquiera pudiera entrar y ponerse a robar las cosas. mi hermana fue un poco más inteligente con eso: escribió en un pequeño papel que la taberna estaría cerrada el resto del día. Echamos a los que todavía permanecían allí, y una vez estuvimos solos, nos acomodamos frente a la barra. Estábamos sentados, cara a cara y por fin podría preguntarle al respecto.
Mi hermana comenzó a contarme todo lo que había comprendido sobre ocelote. Me explico hasta el más mínimo detalle sus teorías y el tormento que creía que la joven estaba sufriendo.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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