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Mensaje  Ocelote Lun Jun 12 2017, 14:05

La luna iluminaba el cuerpo desnudo de Ocel, estaba a contra luz, dejando ver una figura hipnotizante, su cabello brillaba con la luz, parecía un ángel, aunque, quien estaba frete a ella, no apreciaba esas cosas –¿Te pones arriba?- Ella lo miró con una leve sonrisa asintiendo mientras él ya se iba desnudando. En la espalda de este, gracias a la luz de la luna, vio un tatuaje, una calavera muy realista con dos lanzas cruzadas, no le echó mucha cuenta a ello, pues iba a morir pronto por su cuchillo, y cuanto antes mejor. La brisa que entraba por la ventana, estaba haciendo que el bello de su cuerpo se le erizase por el frío, se acabó tapando sus pechos abrazándose. El hombre se giró levemente mirándola –¿Ahora te entra la vergüenza? O... ¿es que tienes frio?- Él sonreía de una forma asquerosa, se le caía por la comisura del labio un poco de babas –Túmbate boca abajo...- Le dijo Luna acercándose a él de una forma sensual –Por favor, hazlo- El bandido aceptó lo que ella dijo y se tumbó boca abajo, ignorando lo que ella iba hacer, ignorando que su muerte se acercaba, ignorándolo todo como había ignorado a lo largo de su vida.

Luna se agachó con lentitud sacando un cuchillo de cocina, estaba debajo de la cama, enganchado a unos hilos fáciles de quitar. Una vez se vio armada con el cuchillo, sonrió, de una forma verdaderamente diabólica, sus ojos estaban abiertos como platos, su sonrisa mostraba sus dientes blancos brillantes gracia a la luz de la luna. Se puso a horcajadas sobre él, acarició su espalda sonriendo –Tienes una mano muy suave, aunque prefiero algo mas húmedo, tú ya me entiendes- Bromeó él, se acercaba su muerte, su final, su ultimo destello de luz en sus ojos, el beso frio de la muerte. Hincó el cuchillo en la nuca de él, escuchó algo crujir mientras este se hundía en su dura piel, fue cuando se dio cuenta que le había partido la columna vertebral entre la vertebra C4 y la C5, logrando con ello que quedase inmóvil, cuando lo giró, vio su expresión de terror, y sus ojos moviéndose en busca del porqué.

-No pensé que alguien podría sobrevivir a esto- Ella estaba girando la cabeza como un perro que no entendía algo, su cara estaba llena de dudas –Bueno...- Sonrió nuevamente como antes -Así podré enterrarte vivo- La expresión de él llena de miedo, empezando a llorar en silencio al no poder ni gritar. Le vendó la herida del cuello con el cuchillo aun colocado, apenas había sangrado en comparación a los otros, y solo tuvo que ensuciar unas sabanas viejas. Lo envolvió bien, con cuidado de su herida. Quería que viviera hasta enterrarlo, aunque eso no pasó, murió cuando lo bajó por las escaleras, se dio un golpe en la nuca clavándose el cuchillo mucho mas, matándolo en el acto.

-Me encanta el olor de sangre cuando la luna llena se cierne sobre mi- Aun desnuda, deja el cuerpo en el frío suelo de huerto trasero de su taberna. El huerto estaba repleto de coles que habría que recoger pronto. En un hueco, en el lado contrario de la taberna, había un montón de tierra húmeda, empezó a cavar hasta dar con una trampilla, apenas había cavado con sus manos hasta llegar a esta, la abrió y del hueco enorme que había abajo, salió un hedor a putrefacto, nauseabundo, como si se estuviera pudriendo aun, una gran cantidad de cadáveres en su interior, y así era, junto vino añejo, comida de la cual solo tendría que quedar polvo. Pues a donde lo iba a lanzar, era una antigua bodega. Lanzó el cadáver y lo volvió a tapar. Para luego dormir en su cama como si nada hubiera pasado.

A la mañana siguiente se despertó a su hora, abriendo la taberna y preparándolo todo para sus clientes. Ahora Sol se preguntaba que cosas podrían haber pasado ayer, aunque algo le decía que había actuado Luna, le faltaba uno de sus mejores cuchillos en su cajón, suspiró al ver la ausencia y se fue a la barra apoyándose en esta, apoyando su mano en su cabeza, se acerco a ella uno de los clientes mas comunes mirándola los ojos sonriendo –Se te ve aburrida, ponme una de esas jarras de frutas que te sale tan bien preciosa- Ella le mostró su sonrisa mas dulce y sirvió dos, una para ella y otra para él -Esto, se vuelve aburrido- Suspiró y le dio un sorbo a la jarra –No tengo a nadie con quien compartir mis días- El hombre era alto, de pelo largo y blanco, tendría 50 años pero se conservaba bien, era fuerte y siempre cargaba con una gran hacha a su espalda, era y es un gran leñador, ayudó al antiguo dueño a construir los muebles con la mejor madera del lugar.

-Cierto es que se te va a ir pronto todas las oportunidades, pero...- Acarició su mejilla –Vas a tener suerte te lo aseguro- Ella le devolvió una sonrisa y de golpe entró mas personas –Me voy a poner a servir- La mañana empezaba bien, algunos carros comerciantes llegaron a la taberna para dejar su dinero y hacer feliz a Sol. Cuanta mas clientela mejor, aunque cuanta mas gente mas posibilidades de problemas, en donde Luci y Luna actúan. No de la mejor forma pero de la forma mas eficaz.

En uno de lo momentos, cuando fue a servir una jarra de cerveza, uno de los comerciantes, grande y fuerte la cogió de la cadera sentándola en su regazo -Vamos, acompáñame en esta comida- Ella se empezó a intentar zafarse del agarre –Tengo a gente que servir- Él dejó una bolsa de dinero en la mesa –No pasa nada, que yo te pago, no me importa todos esos cortes que tienes en el cuerpo- él le guiño un ojo, y la expresión de ella lo decía todo, se sentía impotente y no tenía muchas maneras de librarse –DEJAME- Le dijo elevando la voz molesta, la había llamado puta al poner la bolsa, y el hombre no la soltaba, al gente no quería meterse en problemas, y el único que podría ayudarla, el leñador, se había ido, ahora estaba llorando en silencio, Luna y Luci dormían, mientras el hombre iba tocando su cuerpo con lentitud.
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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Matthew Owens Lun Jun 12 2017, 18:17

Matt podía sentir sus pies húmedos, era lo que tenía el estar caminando por el frío barro durante semanas, no quería ni imaginarse como estarían sus dedos en cuanto se quitara las botas. Le había costado mucho encontrar una caravana que aceptara llevarlo, principalmente porque no tenía nada para aportar que fuera de ayuda y porque la gente podía ser muy desconfiada con los desconocidos.

Pero ahora por fin había logrado sumarse a un grupo de comerciantes, y si, no eran los compañeros más cultos, ni los más divertidos, de hecho Matt había tenido que recurrir a toda la charla mundana que conocía para poder caerles en gracia y que lo dejaran subir a un carro. Iba rebotando dentro de una de las carretas mientras el conductor le comentaba con lujo de detalle una de sus últimas conquistas, el erudito sonreía con picardía y hacía comentarios picantes de vez en vez, mientras se aguantaba con todas sus fuerzas para no hacer algún comentario mordaz.

-Tendrías que haber visto como me monte a esa guarrilla, se hacía la puritana pero en cuanto bebió unas pocas copas de vino en seguida se dejo convencer la muy putilla, jajaja, todas son así – Dejó escapar otra risotada mientras le daba con el codo a Matt en tono socarrón.

-Jajaja, es usted todo un galán, Señor – “Deben ser unos 100kg de galantería pura y musculosa” Pensaba por dentro Matt – De seguro no hay mujer que se le resista – “Que resista su peso encima de ellas, la pobre muchacha de la anécdota debió morir asfixiada” – No me cuente más ¡Qué envidia me da!- “No sé si podré pasar mi siguiente comida si sigue dándome detalles”

-Jajaja, ya lo verás, te enseñare un truco o dos en la próxima taberna que nos detengamos – Y una nueva risotada acompaño al comentario.

Poco después llegaron a una taberna donde decidieron detenerse para comer, Matt agradeció el poder bajarse y estirar un poco las piernas, además de poder deshacerse por un rato de su fastidioso acompañante. Aunque poco le duro el descanso, en cuanto entró al lugar lo llamaron para que se siente con ellos.

-Esto de ser simpático comienza a ser un dolor de culo – Murmuro mientras se acercaba sonriente y se sentaba con el resto. Una bella muchacha de cabello claro les tomo el pedido y fue en busca de los platos, Matt pensaba comer lo más rápido posible para luego alegar que estaba muy cansado y retirarse de la mesa sin más. Pero sus “compañeros” tenían otros planes.

-Eh, mira esto… - Dijo el insoportable sujeto que había pregonado sobre su habilidad con las chicas durante medio camino - Vamos, acompáñame en esta comida- Claramente la chica tenía buen gusto y por lo tanto no le interesaba la propuesta del sucio comerciante –No pasa nada, que yo te pago, no me importa todos esos cortes que tienes en el cuerpo- “Y a ella no le debe preocupar que te falten algunos dientes ¿Cierto?”

La joven se debatía contra el grandulón, negándose rotundamente a aceptar los términos y condiciones que le planteaban, incluso llego a darle un poco de pena a Matt, pero no tenía la menor intención de pelear con las personas que le aseguraban el poder viajar cómodo y con los pies secos el resto del camino.

-Oiga, buen amigo, tal vez sea su primera vez por aquí, pero, como lo aprecio y le tengo gran estima me siento en el deber de avisarle que todos aquí saben la fama que tiene esa muchacha – Hizo una pausa como para darle aires de seriedad al asunto, acompañando con gesto adusto agregó – Todo mundo sabe que esta apestada, usted me entiende – No era necesario dar muchos detalles para que se entendiera que se refería a alguna enfermedad sexual, bien conocidas por su facilidad de contagio.

Ahora solo esperaba que la muchacha fuera lo suficientemente avispada como para seguirle el juego, y sino, de todos modos Matt dormiría con la consciencia tranquila ya que había hecho todo lo posible.
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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Invitado Lun Jun 12 2017, 22:07

Jarle llevaba varias semanas por Lunargenta, desde que había vuelto de su última expedición se había hospedado en la Posada Estrella, la comida no estaba del todo mal, pero empezaba a echar de menos el olor a mugre, alcohol barato y sudor agrío de comerciante. Con lo que aquel día decidió acercarse a la taberna a pegar un trago y probar alguno de los platos de la casa. Llevaba varios días dándole vueltas al encuentro que había tenido con aquella rubia, Kwensdsadf, como fuera, pero le había marcado y cualquier brisa le traía su olor, parecía un perro buscando su presa.

Salió de la posada despidiéndose de la recepcionista, le había informado que hoy sería un día bastante transitado, puesto que habían bastantes reservas de comerciantes en la posada. Si por algo no le gustaba Lunargenta era por esto, por el ritmo continuo de forasteros, no tenía nada en contra de los comerciantes pero poca veces traían nada bueno, además de ser rácanos y mareantes, eran unos usureros de mucho cuidado, más de una vez les habría arrancado la cabeza a más de uno del cuerpo. Había tenido que mantener la tentación en más de una ocasión.

Mientras se acercaba a la taberna un comerciante que saltaba del carro mientras Jarle pasaba, acabó manchándole las botas de gotas de barro, Jarle respiró y siguió caminando, no era el día ni el momento. - Hay que ver por donde se camino forastero, nunca se sabe de donde puede salir uno mal parado- le dijo el forastero al ver a Jarle suspirar, 'mal comenzamos el día Jarle' Se giro hacia el comerciante, sonrió y le espeto - Está en lo cierto comigo comerciante, hay que ir con mil ojos, nunca sabemos cuando el marrano quiere revolcarse en el fango. La próxima estaré más atento y le rebanaré el pescuezo antes de que muerda la manzana. - El comerciante rebuzno con cara de pocos amigos, pero menos amigos tenía ganas de hacer Jarle, con lo que se giró y entro en la taberna.

Una joven preciosa le sirvió una jarra mientras se ponía cómodo en una de las mesas del fondo de la taberna, no quería llamar la atención y quizás entrara la rubia por la puerta con sus cinco matones, viniendo a buscarle. Jarle reía mientras pensaba en aquella situación tan cómica, seguramente reiría más con cinco o seis jarras más, pero había que ir despacio. Los comerciantes entraron poco después y se sentaron en una de las mesas, entraban uno detrás de otro, haciendo un escándalo de un par de cojones, no había allí quien pudiera descansar y disfrutar de una buena jarra.

-Vamos, acompáñame en esta comida- Escuchó a aquel comerciante de la entrada de la taberna rebuznar, en un tono jocoso como si fuera el pionero de la gracia, Jarle giró la cabeza y vio a la joven que le había servido la cerveza intentando zafarse de aquel marrano de 200k, pegó un sorbo largo, muy largo a la jarra, no quería desperdiciar en gran medida –No pasa nada, que yo te pago, no me importa todos esos cortes que tienes en el cuerpo- le dijo el seboso sujetando una bolsa de dinero encima de la mesa, mientras la chica agonizaba por soltarse de aquel bellaco, Jarle comenzó con otro sorbo largo - DÉJAME!

Aquel grito le revolvió el estomago, si algo no le gustaba a Jarle eran aquellos comportamientos, y sobre todo en humanos, después de todo, seguían habiendo ingratos y soberbios que se pensaban que eran impunes. En otra situación, quizás, pero si vienen mal dadas, Jarle estaba allí para recibirlas, nobleza espiritual. -Oiga, buen amigo, tal vez sea su primera vez por aquí, pero, como lo aprecio y le tengo gran estima me siento en el deber de avisarle que todos aquí saben la fama que tiene esa muchacha – Jarle con la cabeza baja sonrió al oír aquellas palabras, apretó el puño y los dientes mientras sacudía la cabeza negando aquella situación, odiaba ver como la gente hacía de todo menos mover un dedo, pero como aquel forastero media taberna, sentados o en la barra viendo la situación pasar, algunos reían jocosos, solo quedaba respirar hondo – Todo mundo sabe que esta apestada, usted me entiende'Apestada, ya he esperado bastante señor' pensó Jarle que se levantó de la mesa de inmediato, con la jarra cogida por el borde y la lanzó directa a aquel berraco, 3 metros de distancia, manteniendo la misma altura y dirección, impactando contra la boca del comerciante que sentado en la silla se balanceó hacia atrás, si aquella chica no hubiera estado sentada en sus piernas habría caído como la torre más alta, una pena pensó Jarle. El comerciante se tiró las manos a una boca, a una porque ya no sabía ni cuantas tenía, en cuestión de cinco segundos rebosaba de sangre, mientras el resto de presentes atónitos no supieron como reaccionar.


Última edición por Jarle Björn el Mar Jun 13 2017, 21:19, editado 1 vez
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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Ocelote Mar Jun 13 2017, 15:41

Estaba entrado en estado de pánico, nuca le había pasado aquello en la taberna, sus manos temblaban mientras intentaba zafarse de él. Demasiados recuerdos que quería olvidar rondaban su cabeza, su corazón estaba yendo a casi 200 pulsaciones por minuto, como si llevase corriendo una gran cantidad de tiempo, estaba sudando y le salían lagrimas por sus ojos, las cuales caían por sus mejillas hasta llegar al mentón, le costaba respirar, se iba poniendo peor por momentos ''está apestada''. Eso no la ayudó para nada, pues Luna estaba tomando el cuerpo, estaba intentando apoderarse de ella. Aunque Luna era fuerte y de estas cosas se reía, podría provocar muerte, podría acabar con la vida de ellos, volverse loca y matarlos a todos, bañarse en su sangre y hacer un festín con las tripas de ellos. Lo cual no era lo mejor para la reputación de la taberna, ni que el hombre ese crease falsos rumores sobre el cuerpo de ella. Había demasiados cobardes en aquella taberna, demasiada gente que no sería capaz de enfrentarse a una cucaracha muerta.

Ella buscaba con la mirada a alguien que la ayudase, aunque sus lagrimas hacían que fuese mas difícil, pues no tenía ni fuerzas ni valor de limpiarse las lagrimas, estaba casi como una muñeca de porcelana, que buscaba a su príncipe. El hombre empezó a llevar sus manos a otras partes antes de que llegase a decir aquello el moreno, sintió sus manos acariciando sus caderas, sus senos, los cuales sintió sucios aun con la ropa por medio. Sentía como se iba excitando aquél hombre, se le iba poniendo mas dura y a ella le estaba molestando aquella cosa que se le clavaba en la nalga -Chico, no me impor- De golpe, escuchó como algo crujía a su espalda, sintió algo húmedo caer por esta y trozos rotos de algo. La erección del hombre se bajó y con ellos las manos de este la soltaron. Aprovechó el momento, casi por instinto, levantándose y alejándose un par de pasos antes de girar la cabeza y saber que a pasado.

No llegó a ver quien fue el que le rompió la mandíbula al comerciante. Se limpio las lagrimas y empezó a ver la sangre brotar  de la boca de este como una fuente -¡AAAAAAH!- Grito con las manos en la boca intentando acallar el grito, sus ojos estaban como platos mirando la sangre, mientras se iba encobrando hasta acabar agachada y hecha un ovillo llorando. Odiaba la sangre, le recordaba a los cortes que le hacia Gordon, se pasaba las manos por sus brazos en búsqueda de heridas, de cualquier cosa que pudiera haber sucedido. El comerciante se acabó levantando al cobrar la noción escupiendo a los pies de Ocelote una gran cantidad de sangre, que la volvió mas histérica y la hizo gritar mas fuerte -No,no,no,no,no... otra vez no... no a mi... no... por favor... soy una niña buena... soy buena...- Su voz se entre cortaba al igual que su respiración, apenas lograba mantenerse en la posición en la que estaba -¡Puta zorra de mierda!- El comerciante le dio una patada en la boca a ella, haciendo que cayese de espalda. Cogió un cuchillo de su comida, ya que se prohibían las armas al entrar, sino, quizás hubiera sacado una espada -Por no haber aceptado lo que te propongo, ese desgraciado me a lanzado la jarra- Acabó escupiendo de nuevo mas sangre acompañada de un diente, uno de los pocos que le quedaba. Ella ahora estaba sangrando por la boca abrazada a si misma llorando -No... no otra vez...- El comerciante se lanzó a por el hombre que lanzó la jarra -Te voy a matar, puto cabrón- Grito corriendo hacia él.

Ella se acabó arrastrando hasta la barra, escondiéndose detrás de ella, en una de las esquinas abrazándose a si misma -Ma-ma... Pa-pa... ve-ve-venir... o-o-os echo de-de menos- Sus lagrimas se unieron a la sangre que le salía de la boca, no lograba calmarse, estaba tiritando del miedo, mientras miraba a un mismo lugar. Le estaban hablando -No puedes salir... sabes lo que ocurrirá... sabes que puede pasar...- Las palabras que salían de ella, estaban mas calmadas, algo mas relajada, aunque no dejaba de llorar y tiritar -Se que...- En ocasiones se veía interrumpida por alguien, pero ese alguien estaba en su cabeza, eran las personalidades -Dejarme- Se tapó los oídos y se quedo en la esquina, tapando su cara con las rodillas, sentada en la esquina, no había pasado tanto miedo desde aquellos tiempo con Gordon, era insufrible.

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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Matthew Owens Mar Jun 13 2017, 22:51

La situación no solo no mejoro, sino que no hizo más que empeorar más y más. La muchacha parecía tener algún tipo de ataque, con lágrimas desbordando sus hermosos ojos y todo lo demás, cualquiera pensaría que debía estar más que acostumbrada a ese tipo de tratos siendo dueña de una taberna, pero al parecer era nueva en eso. Matt sabía muy bien como fingir lágrimas, como provocarlas y como evitarlas, lo que no estaba muy seguro era como detenerlas, se sentía francamente incomodo en ese tipo de situaciones.

Cuando vio que su “compañero” no iba a detenerse pensó por un instante en detenerlo, claro que ni por un instante cruzo por su mente la idea de levantar los puños, pero bien podía alegar que prefería ser el primero y luego dejarla ir, o algo similar. De todos modos apenas había abierto la boca para comenzar con su espectáculo de mentiras cuando vio que un objeto volaba hasta golpear al comerciante en pleno rostro.

“Yo diría que lo dejo más bello de lo que era” Pensó Matt mientras veía como la cara del hasta entonces “galán” de la caravana sangraba copiosamente. Dirigió la mirada hacia el causante de tan oportuna intervención y se encontró con un sujeto enorme que tenía toda la apariencia de alguien que podía hacer del romper columnas todo un arte. De pronto al artesano le pareció que era un excelente momento para desaparecer de la escena, con disimulo fue escabulléndose hasta quedar debajo de la mesa.

Mientras, a su alrededor todo se volvía una confusión, la chica gritaba incoherencias, el comerciante la golpeaba, eso no estaba bien, Matt se encogió e hizo un gesto de dolor al imaginar cómo debió sentirse eso, sin duda si el grandulón hubiese intentado golpearla de nuevo se habría metido en medio, pero por suerte para él no fue necesario. En cambio fue a por el sujeto que lo había atacado, acompañado claro por el resto de sus compañeros.

-Ah… Peleas de taberna, que nostalgia me da esto – Dijo para sí mismo Matt, ciertamente le hacía acordar mucho a cuando era joven y se metía en más de un problema, pero actualmente había aprendido a lograr mantenerse al margen. Lentamente fue dirigiéndose hacia atrás de la barra donde, además de buscar algo que pudiera beber, se escondió de todo el desorden.

Claro que el muchacho que jugaba al héroe y el grupo de comerciantes no eran los únicos que se pusieron a pelear, pronto todo aquel que fuera capaz de levantar una jarra para usarla de arma se había sumado. Matthew podía escuchar el enorme barullo que estaban armando desde su privilegiada posición, y para su sorpresa pocos segundos después de que llegara apareció la causante de todo el conflicto para esconderse también ¡Muchachita lista!

-Oye, este es buen lugar para…- Se detuvo al notar que la chica en verdad no estaba nada bien, es decir, nadie está bien luego de que te patean la cara, pero no era eso a lo que se refería – Mmm – Era evidente que no le hablaba a él, más bien era como si estuviera perdida en sí misma, siquiera notaba que había alguien más allí. Supuso que lo mejor era dejar que se calmara primero, espero pacientemente mientras todo alrededor de ellos se iba al demonio, con sonidos de golpes y muebles rotos.

Cuando la muchacha dejó de hablarse a sí misma y se agarró las rodillas Matt solo atino a sacar un pañuelo que tenía en el bolsillo y acercarlo lentamente.

-Ten, por si quieres limpiarte el rostro, mmm, es lamentable que algunos hombres solo sepan recurrir a la violencia para intentar conseguir lo que desean… Emmm ¿Te lastimo mucho con el golpe? – Como suponía que lo último que la muchacha querría en ese momento es que otro hombre la tocara Matt se aseguró de mantener las manos bien quietas y lejos de su persona.
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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Invitado Miér Jun 14 2017, 00:01

Aniquilar a sus fantasmas y vivir en la utopía. Pelea de tabernas, que clase de clase social dormiría esa noche y quien no despertaría más. Jarle recibió un impacto de aquel gorrino, 200k sin nada que lo detuviera más que su cuerpo. Lo volcó sobre una de las mesas y Jarle se golpeó con la cabeza en ella, perdio durante dos o tres segundos la orientación. Aquel cerdo se aprovechó, no contento le cogió de la barba y lo levantó como si de un muñeco de trapo se tratara, pero antes de que pudiera arrancarle la barba con otro tirón, Jarle le golpeo con el antebrazo de nuevo en la mandíbula, provocando que el comerciante se posara de rodillas y gritara de dolor como un gorrino -.. esto no ha acabado, has despertado al berraco de verdad- le dijo para acabar partiéndole una silla en la espalda y verle caer como un peso pluma contra el suelo de la taberna. Pensó en aplastarle la cabeza con sus botas manchadas de fango, pero aquel pensamiento duró un instante, el suficiente para recordarse.

En pocas ocasiones Jarle ha perdido la cabeza, ese deseo de desear víctimas hasta por su signo del zodíaco, a veces le invadía ese odio eterno y una especie de sádico se hacía con el, el deseo de aniquilar por el simple hecho de compartir el dolor... Jarle se limpió con la manga los labios, le escocían, seguramente se había hecho sangre al morderse, tanta rabia contenida por algún lado tenía que salir. Miró al resto de caballeros presentes, algunos habitantes del pueblo estaban en el tumulto, golpeando a algunos de los comerciantes amigos del cerdo, la cobardía acababa cuando lo que peligraba era la taberna. Ninguno de los presentes, presentó muestras de proseguir aquella pelea, ni Jarle tampoco tenía ganas de seguir con aquella estúpida escena . - Llevaros a este saco de grasa y recordarle que no vuelva por estas tierras, o yo me encargaré de que su cabeza sea un aviso a los forasteros mareantes. - les espetó mientras señalaba a aquel comerciante del tres al cuarto.

'Los miedos en ocasiones se convertían en fuegos artificiales, nos invade en ocasiones como la diosa Atenea, pero al miedo lo matas o lo moldeas. El temor era capaz de invadirte, pero podía ser beneficioso, ese era el buen consejo de un maestro. Pero tanto entrenamiento convertía tu vida en algo frustrante, el vino en las cenas a veces sabía a sangre.' pensó para si mismo Jarlé, sacudió la cabeza para olvidar todos aquellos pensamientos, no le gustaba aquel lado que no acababa de comprender, aquel Jarle que se puede comparar con sus ancestros.

Giró la cabeza nervioso cuando se dio cuenta que no localizaba a aquella chica, le había perdido el rastro cuando el cerdo le arrastró contra la mesa. Pasó la mano por la barra de la taberna, el rastró de las jarras vertidas se perdía en un tramo de la barra, alguien había pasando la mano por ahí antes. Jarle dio la vuelta para entrar por la parte de detrás de la barra, allí vio cuatro pies acurrucados como podían en un pequeño espacio, se puso de cuclillas delante de ellos y le ofreció su mano a la chiquilla. - Soy Jarle, ¿puede servirme la señorita una jarra bien fresca por favor?
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Mensaje  Ocelote Miér Jun 14 2017, 13:01



La situación en su cabeza empeoraba, toda la sangre, el golpe en su boca, demasiados recuerdos se le venían a la cabeza, conjunto a un nombre ''Gordon'' maldito sea. Aunque ese golpe en la boca no fuese nada en comparación a las torturas, el hecho de volver a vivir un dolor que se le acercaba, la estaba matando por dentro, destrozando su mente. Se le había inflamado el labio por el golpe y sangraba un poco; se le caía la sangre por la comisura del labio, aparentando ser una vampiresa que recién se había alimentado, a Luna le hubiera encantado estar en esa situación, con todo lo que sucedía. Los gritos por la pelea que estaba habiendo, los golpes y crujidos de su inmobiliario, la estaban matando por dentro, su hogar estaba siendo destrozado por infelices que no sabían actuar, por personas que se creían que por tener algo de fuerza, eran dioses del mundo. Mentes insanas, sucias por la arrogancia y por su alto ego, mentes que se pudrían día tras día. Algún día, alguien mas fuerte acabaría con sus vidas, acabarían matándolos.

De pronto, alguien a su lado le ofreció un pañuelo que ella cogió sin mirar a esa persona, limpiándose la boca y las lagrimas y sonándose los mocos -Gra-gracias... y... pe-pe-perdón...- Miró el pañuelo, se sentía mal ahora por limpiarse en el -Sss-sselo limpiaré- Su voz sonaba rota, aun le costaba recobrar la normalidad en su respiración que cortaba cada palabra que decía con cortas aspiraciones -Llevaros a este saco de grasa y recordarle que no vuelva por estas tierras, o yo me encargaré de que su cabeza sea un aviso a los forasteros mareantes.- Escuchó aquellas palabras que en parte la relajaron, varios clientes comunes se pusieron abuchear a los comerciantes que apoyaron al gordo, no todos los comerciantes se pusieron a su favor, es mas, muchos, acabaron echando al resto y escuchó algo que le hizo tener un destello en su mente -Los de la calavera con lanzas acabaran con ellos, ya veras, esos bandidos son despiadados- No supo quien lo dijo, pero se le vino a la mente dos cosas que la dejaron con los ojos como platos de nuevo, mirando el pañuelo aun, sin ni siquiera girar su cabeza a quien se lo ofreció -Twinblade- Susurró en silencio. No solo fue el nombre de aquel hombre que casi la viola, no, sino que también recordó al bandido que mató a la noche.

Giró levemente la cabeza para mirar al hombre que le ofreció el pañuelo, le había sonado algo la voz y nada mas se giró al verlo, lo reconoció. Fue nada mas reconocerlo y suspiró -Eres un cobarde- Su voz sonó calmada, pero triste, no entendía como alguien podría ser tan cobarde, como no podía hacer algo para ayudarla. Solo fe capaz de ofrecer un pañuelo, el cual miró ella de nuevo y negó -No mereces ni que te lo limpie...- Parecía que iba a volver a llorar dentro de poco, pero por suerte, un hombre, fuerte y valiente, le ofreció la mano, era quien había echado a esos bellacos. Cogió su mano impulsándose para abrazarlo y llorar en su pecho. Llega a pesar mucho y podría haberlo tirado, pero por suerte no fue el caso -¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!- Repitió consecutivamente abrazándose mas a él, supuso que era el hombre que la había ayudado anterior mente con la jarra, supuso que era el valiente que le partió la mandíbula al comerciante y eso la tenía muy contenta. Estaba ante un héroe para ella.

-Cla-claro, pa-pa-parati lo que sea- Le costó mucho decirlo, ahora estaba nerviosa por su actitud de abrazarlo de aquella manera, se separó de ese hombre fuerte despacio, dejando caer el pañuelo al suelo. Se acercó a una de las jarras y se la llenó al hombre, se quedó mirando la taberna; había un par de comerciantes que estaban intentando arreglar una de las sillas con un martillo y unos clavos, la silla se había roto demasiado, pero al menos hacían lo que podían, algunos de sus clientes frecuentes se pusieron a recoger los destrozos y eso a ella le estaba alegrando el corazón haciendo que sonriese mirándolos a todos, quienes la veían sonreían mirándola, se le escapó un par de lagrimas que se limpió con la muñeca dejando la jarra ya llena a un lado -¡Gracias a todos!- Les acabó gritando sonriendo y estos rieron mirándola y alguno que otro le soltó un piropo. Se acercó al héroe dándole su jarra -Toma...- Se sentía rara, tenía los mofletes algo rojos y no por el golpe, ademas de que de golpe se había vuelto tímida ante ese hombre, quizás no se sentía digna de haber sido salvada por él.

Ella se fue a una silla a sentarse tras darle la jarra, estaba algo cansada después de lo que había pasado y le dolía algo la cabeza. Lo que había pasado había hecho que Luna quisiera salir fuese como fuese y eso no era bueno para nadie del lugar, eso hubiera causado muchos problemas que eran mejor ignorar -Debería lavarme la cara- Se limpió con el dedo indice la comisura del labio, el cual tenía algo de sangre, ni lo miró, se limpió en su ropa y suspiró triste.

Los comerciantes que habían salido, se reían de lo que había pasado y de como habían dejado la taberna mientras montaban en el carro y montaban al grandullón -Deberíamos haber salido a por las armas- Uno de los comerciantes, se fue al cartel que había en la entrada en donde se podía leer:

''Si quieres entrar
tus armas has de dejar
pues no podrás matar
en este lugar''

Arrancó el cartel y se monto en su carruaje con el resto de compañeros alejándose. Dejó el cartel en el suelo manchado de barro que no dejaba ver apenas lo que decía. Le había costado mucho a Ocel hacer aquel cartel, le había ayudado su amigo el leñador, se notaba que a la gente el trabajo de otros no les importaba, y eso dolía en el fondo.
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Mensaje  Matthew Owens Miér Jun 14 2017, 18:04

Observo satisfecho como la muchacha aceptaba el pañuelo, por un segundo pensó que podría tomar algo en esa taberna después de todo sin que nadie quisiera golpearlo ni obligarlo a reír de chistes malos. Matt no se sentía siquiera mínimamente responsable de cómo se habían desarrollado los acontecimientos, pero entendía que visto desde afuera podía ser fácilmente mal interpretable su actitud.

-Oh, no es necesario que lo limpies, de todos modos pensaba dejártelo – Respondió despreocupado – Parece que el héroe del momento está terminando con su trabajo – Comentó el artesano al escuchar las amenazas del grandote ¡Que bien que le quedaba ese papel! casi parecía haber nacido para él.

Cuando la tabernera por fin se giro para verlo Matt la recibió con una amplia sonrisa ¿Por qué no? ¡Él no había hecho nada! Aunque debía haber supuesto que la chica podía disentir, y le soltó en pleno rostro un “Eres un cobarde” sin más. El artesano suspiro mientras revoleaba los ojos, claro, eso era típico, quien solucionaba las situaciones a los golpes siempre eran los que mejor quedaban. Pero no tenía sentido discutir con ella, solo era una muchacha asustada, no tenía la culpa de entender todo mal.

-Viva por ti, fortachón, te mereces varias rondas de cerveza por tu trabajo – Le dijo Matt al hombre que se asomaba por la barra. Claro que no había agradecimiento para el artesano, los beneficios eran para los que actuaban de modo más llamativo, recogió el pañuelo del piso y salió de atrás de la mesa para ir a sentarse a una mesa cercana.

Podía sentir las miradas poco amables del resto de los clientes que habían visto todo lo que había pasado, no podía culparlos por pensar que era parte del desagradable grupo de rufianes. Pero Matthew no estaba dispuesto a dejarse intimidar, acababa de quedarse sin medio de transporte por intentar ayudar a la dueña de ese lugar, lo mínimo que podía esperar es que le permitiera beber algo y luego alquilar una habitación por una noche.

-Disculpe Señorita ¿Puedo solicitarle algo de vino? – “Y en lo posible que no lo escupa mientras lo trae”, el ruido que continuaron haciendo afuera los comerciantes no estaba ayudando a la popularidad de Matt – Oh vamos, que se vayan de una buena vez – Murmuro el artesano mientras se tapaba la cara con una mano en un gesto de exasperación.
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Mensaje  Ocelote Jue Jul 06 2017, 15:52

Quizás Ocelote no estuviera del mejor humor que se podría estar, pero aun así, comprendió que la actitud ante el chico que le había ofrecido el pañuelo, no era la mejor que podría tener una dama, y menos, la mejor que podría tener delante de sus clientes; que ya habían tenido más que suficiente con lo sucedido con los comerciantes, que por la gracia de los dioses, se habían marchado del lugar y no volverían a molestar en un tiempo.

Algunos de los hombres que estaban en la taberna, se pusieron a recoger los destrozos que provocaron los comerciantes. Ella se levantó casi corriendo a ayudarlos, pero el chico del pañuelo le pidió algo para beber, y ella no podía negarse a ello. Se fue a él con la cabeza algo baja –He de pedirte disculpas por mi forma de actuar, pero entiende que me molestase que me llamases esas cosas- Suspiró y se pasó tras la barra para coger una jarra y llenársela de vino. Antes de que él pudiera o no cogerla, le miró los ojos –Quisiera que pidieras disculpas por tus palabras ante todos los hombres que se hayan en mi taberna en estos momentos.- No se iba a librar tan fácilmente de su odio por las palabras soltadas antes.

-Entiende que no esté agradecida por tus palabras, aunque las dijeras por un bien mayor, ya fuese por cobardía o por ingenio- Se notaba aun su enfado –Voy a servir las demás mesas, si deseas, podríamos hablar más tarde- Tras decir aquello, se marchó y se puso a manos en obra, sirvió unas cuantas mesas y también se puso a recoger los trozos de cerámica de las jarras que habían tirado, eso era lo más tedioso, había demasiados trozos tirados por los suelos.

Tras una hora y media, tirando por lo bajo, se fue a sentarse al lado del chico del pañuelo - ¿Qué tal está el vino? - Preguntó mirándolo de reojo, apoyada en la barra con los codos y la espalda, mirando como la taberna se iba vaciando, alguno se aceraba a ella a darle un par de aeros para pasar la noche en su taberna, acabaron solos en la planta de abajo, todos se habían ido o se habían marchado a sus hogares. Se metió detrás de la barra y se sirvió a si misma un zumo de frutas de su propia creación.

Apoyada en la barra con solo un brazo, le dolía la espalda por las horas que había pasado de pie todo el día y aparte de eso, lo sucedido con los comerciantes –Odio cuando los días se vuelven tan cansados, hoy he tenido muchos clientes y encima a este grupo de alimañas…- Suspiró nuevamente -Puedes dormir en mi taberna si deseas, te invito, al igual que te invito al vino- Bostezó y se acomodó apoyada en la barra, quedándose dormida.

Estaba plácidamente dormida, sintiendo levemente mientras respiraba levemente, tenía sobre su cara, la cual estaba ladeada apuntando al chico, era difícil dormir de aquella forma, pero el cansancio podía con cualquier ser vivo
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Mensaje  Matthew Owens Vie Jul 07 2017, 04:44

Que cambio tan brusco de los acontecimientos, hasta hacia unos segundos Matt estaba casi seguro que tendría que salir corriendo del lugar antes de que la dueña lo partiera al medio con un cuchillo de cocina…. Y al momento siguiente se estaba disculpando, la única respuesta que a su entender podía explicar semejante giro era: “Bah, mujeres…” que era básicamente el resumen de una idea mucho más compleja y larga de explicar.

Un destello cruzo la mirada de Matthew cuando la mujer le planteo que pidiera disculpas en público, un brillo que decía “Tienes agallas” y también “No tienes idea de lo que estas pidiendo”, una fugaz sonrisa burlona hizo su aparición, pero así como vino se fue y la remplazo un serio gesto de arrepentimiento y congoja.

-Tiene usted toda la razón, Señorita, me comporté como un canalla y un cobarde – Se puso en pie y apoyó una mano en su corazón, haciendo uso de sus capacidades oratorias comenzó a hilar toda una sarta de tonterías muy convincentes – Solo soy un humilde artesano que se gana la vida vendiendo cosas por los caminos, y al ver que estaba en apuros me puse nervioso y  no supe como intervenir ¡Dije la primer tontería que se me vino a la mente! En verdad me disculpo con usted y con todos los presentes – Concluyo extendiendo la mano para señalar a todos los presentes, quienes se mostraban sinceramente conmovidos por las palabras del hombre.

Conforme con los resultados, Matt volvió a tomar asiento, dejando que la dueña del lugar atendiera a las otras mesas tranquila. Bebió un poco del vino, aunque lo olio antes solo para asegurarse de que no estuviera pasado o adulterado, cuando paso casi una hora sin ningún síntoma pudo terminar de beber tranquilo de que no lo habían envenenado. A medida que el lugar se iba quedando vacío el artesano se enfrentaba a la idea de que tendría que pasar la noche en algún lado, ya no había manera de que se fuera.

-No está mal, y me alegra ciertamente de que no lo haya escupido antes de dármelo, hubiese sido más difícil beberlo así – Le sonrió divertido, luego de haber pasado por esa tensa situación se sentía un poco más en confianza con la muchacha – Uno pensaría que una dueña de taberna estaría más acostumbrada a las peleas…

Claramente alguien como el señor Owens no iba a rechazar una oferta tan generosa, bebida y habitación gratis, pues bien ¡Bienvenido sea! Le ahorraba el trabajo de tener que inventarse una excusa por la cual no podía pagarle, o de irse a la madrugada sin pagar antes de que todos se despertaran.

-Vaya... Eso sí que fue rápido – Murmuro Matt mientras veía a la muchacha caer rendida ante el sueño. Le había dicho que durmiera en la taberna, no le dijo nada sobre habitaciones ni cual estaba libre, era todo un problema, tendría que arreglárselas con lo que tuviera a mano.

Con cuidado de no hacer ruido movió varias de las sillas, las puso una junto a la otra hasta poder recostarse y estirar las piernas, ciertamente no era el lugar más cómodo en el que había dormido… Pero seguía siendo mil veces mejor que estar acampando afuera, en la fría noche. Así y todo, el sueño tardaba en llegar, Matt se tapó con su abrigo y se quedó semi recostado mirando el lugar, a la tabernera, la decoración, se respiraba una gran paz en el lugar, era increíble que hasta hace algunas horas atrás hubiese sido el centro de un conflicto lleno de bullicio y descontrol.
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Mensaje  Friðþjófur Rögnvaldsson Miér Jul 12 2017, 21:47

¿De verdad me lo estas preguntando de nuevo?   —me dijo Lilja.

Llevábamos un rato largo discutiendo sobre lo mismo. Según ella, yo bebía demasiado, y últimamente más que nunca desde que ella había regresado. Yo hice un gesto con la mano, quitándole importancia al asunto.

Bebo porque me gusta. No es que traté de celebrar que estés aquí conmigo de nuevo ni nada así —le respondí. Ella frunció el ceño y acabo suspirando.

Aquel día había decidido mostrarle la ciudad. Había cambiado mucho desde la última vez que ella había estado por allí. De hecho, los recuerdos que tenia de la ciudad todavía eran muy vividos, y desagradables. Aun así, poco a poco parecía que se iba sintiendo mejor, y todos esos recuerdos quedaban atrás como un mal del pasado, y poco más que eso. Ahora la ciudad no le parecía un lugar peligroso, salvo si evidentemente marchabas por los suburbios, esos que seas o no de la ciudad, sabes que no son el lugar más apropiado para sentarte a tomar el sol.

Recorrimos el mercado a mediodía, y comimos queso y otros alimentos locales en algunas de las tiendas que había en las afueras. El día era excelente, por lo que no valía la pena permanecer en el interior de una taberna; ya haríamos eso más tarde. Recorrimos muchas de las calles que conformaban la hermosa ciudad Lunargenta. Ella recordaba algunos barrios, y me hacía saber sobre aquellas memorias que tenia de nosotros jugando a cualquier cosa en muchos de los rincones que habíamos llegado a ver.

Fue agradable, pero la noche llego más rápido de lo que habríamos imaginado. No es que fuera como uno de esos días de invierno, en los que la luz del sol no ocupaba más que cinco o seis horas y por la tarde todo oscurecía dando paso a una larga noche; simplemente habíamos disfrutado muchísimo de aquel día, como hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Por la noche, marchamos a la posada de Nadia, aquella posada a la que solía ir últimamente, desde que había oído sobre la dragona Alice, una muchacha que se dedicaba a cantar y tocar en esa misma taberna. De hecho, gracias a esa muchacha había aprendido muchas cosas sobre los dragones últimamente, e incluso sobre otras razas; y era bastante gracioso, porque hasta el momento todavía no había mediado palabra con ella.

¿Otra vez aquí?  —me pregunto Lilja.

¿Te refieres a la posada?   —la mire un poco confundido. No comprendía porque había dicho aquello, como si le cansara dormir en el mismo lugar.


 ¿Si, quiero decir… porque no me muestras más posadas?

Bueno, normalmente una persona permanece en la que se siente más cómodo —me encogí de hombros—. No sé porque debería cambiar de posada.

Porque tal vez puedas encontrar una mejor. No estaré muchos días, simplemente muéstrame un poco más de la ciudad de noche, y las otras posadas que conozcas.

No entendía esa curiosidad repentina que tenía Lilja por conocer más posadas. Luego pensé durante algunos segundos y me di cuenta de cual debía ser la razón. Lilja llevaba años viviendo en la misma pequeña casa de madera donde nos habíamos criado después de abandonar Lunargenta. Había olvidado completamente lo que suponía vivir en una ciudad. Y si bien era consciente de los peligros que suponía vivir en una ciudad, no comprendía muchas otras cosas básicas, como el hecho de tener una residencia estable; para ella era extraño permanecer en un mismo lugar; especialmente si tenía varias opciones: quería probarlas todas.

Conozco otra taberna que está cerca del muro este de la ciudad —le dije, encogiéndome de hombros de nuevo—. Tal vez te puede gustar. Hay buena comida.

¿Y buena cerveza?   —pregunto ella de repente.

Es raro que lo preguntes tú, pero si. Hay buena cerveza también.

Entonces no quiero ir ahí. Seguro que acabas estando borracho —me replico, frunciendo el ceño. No pude evitar reír.

No beberé. No esta noche, no me apetece.

Al final pasamos la noche en la posada que había al lado del muro, aunque ni siquiera recuerdo el nombre que tenía. La verdad, es que la cerveza había estado espantosa, y la carne cruda. El día siguiente paso casi igual de rápido. Vimos una hermosa obra de teatro que había sido protagonizada por unos jóvenes que venían de otra ciudad. No recuerdo demasiado bien el nombre de la otra ciudad, pero se encontraba en la península; según decían, querían obtener Aeros suficientes como para poder preparar un largo viaje y continuar con su carrera artística mas allá de la península. Sonaba muy bien, muy interesante y me habría encantado aportar algo para ellos, aunque en aquel momento no tenía mucho dinero; y el poco que tenia, era para contentar a mi hermana durante su estadía en la ciudad.

 ¡Claro! ¡Tomad!   —ella en cambio había preferido darles algunas monedas. Siempre igual de encantadora; siempre era así.


Aun así, me gustaba esa forma de comportarse. No solía pensar demasiado antes de decidir hacer algo, y por lo general podría decirse que hacía casi todo directamente desde el corazón. Era algo que admiraba. En el pasado también yo había sido así, pero había cambiado mucho después de mucho tiempo. Podría decirse que yo era mucho más débil de corazón: mientras ella había pasado por diversos males y había continuado siendo de corazón bondadoso, yo no había pasado por tantos y sin embargo había optado por enfriarme un poco y darle más lugar al razonamiento y la desconfianza.
Como dije, el día paso realmente rápido, y avanzada la tarde quise darle a mi hermana la oportunidad de recorrer algunos de los pequeños poblados que había en los alrededores de Lunargenta. Muchos de estos tenían una deliciosa comida local, y quería que probara aquellos placeres. Tomamos un par de caballos —bastante caros, cabe decir— pagando para poder tenerlos durante los próximos cinco días y marchamos por los distintos poblados que había alrededor. Nos tomamos más o menos unas cuatro horas recorriendo varios pueblos. Probamos un queso exquisito, y una carne deliciosa. Las vacas… del campo al plato, era fantástico. Mi hermana quedo extremadamente encantada con aquello, y me pidió en varias ocasiones que quería regresar. De hecho, llegamos a hablar sobre esa idea.

¿Te parecería bien si en algún momento decidimos quedarnos aquí?   —me pregunto.

¿En Lunargenta?

No querría regresar a Lunargenta, en realidad —me dijo, y desvió la mirada. En aquellos momentos nos encontrábamos en el jardín de una de las tantas tiendas que había en aquel pequeño poblado de paso, en un cruce de caminos. Las flores tenían colores diversos, y había un olor dulzón en el ambiente. Era gracioso porque este mismo olor dulzón se mezclaba también con un fuerte olor a queso fresco—. Me encantaría vivir en uno de estos pequeños poblados —ella sonreía, parecía feliz haciéndose una idea en la cabeza.

No llegue a responderle; tan solo me limite a sonreír. Poco después, no pude evitar hacerle una pregunta.

¿Y Ulmer?   —y ella frunció el ceño al escucharlo.

Nunca he estado. Y es donde nuestra madre esta. Nuestra madre nos abandonó, Frith. ¿Es que lo has olvidado? No quiero estar cerca de ella. Me gusta este lugar, y todo lo que me has mostrado, y no tengo motivos por los que ir allí.

El resto del trayecto fue un poco más silencioso. Aquello había sido una pequeña discusión conformada por muy pocas palabras, pero nos generó una situación incómoda que duro bastante. La noche llego, y estábamos bastante lejos de Lunargenta como para regresar. Además, tenía aquellos caballos por cinco días por lo que no valía la pena regresar a Lunargenta cuando podíamos aprovecharlos para poder recorrer más villas y poblados de los alrededores.

Creo que deberíamos parar en algún sitio a descansar —propuse. Llevábamos horas sin hablar.

Si 1—dijo ella seriamente.

Tampoco recuerdo el nombre de aquel poblado. Aunque si dijera que me acuerdo del nombre de alguno de los poblados que habíamos visitado, mentiría como un patán. Nos acercamos a una taberna; o por lo menos parecía ser una taberna. A primera vista parecía más bien una especie de villa, un lugar en el que debía vivir alguien acaudalado. Pero luego me fije mejor en la estructura de la edificación y efectivamente parecía más propio de una sala de reuniones, un lugar en el que se solía reunir gente y comer; una taberna. Mi hermana parecía un poco más sonriente, seguramente contenta de visitar por fin una taberna de las afueras de la ciudad. Para ella, sería distinto, la misma gente que conformaba la taberna sería distinta. Siempre le habían dicho que la gente de los pueblos era más amable y cercana.

Entramos, abriendo la puerta en silencio. De hecho, la taberna estaba mucho más silenciosa de lo que habríamos imaginado. Al mirar dentro, no vimos que hubiera mucha gente.

¿Es demasiado tarde?   —pregunte a mi hermana.

No lo sé. Creía que sería más temprano.

Es noche cerrada —comente, como una observación.

Pero las tabernas están abiertas durante toda la noche. ¿No?

Las de la ciudad. Probablemente aquí sea diferente.

Mi hermana echo un ojo a la estancia. Era bastante amplia, y agradable. Había rastro de madera rota y mobiliario que parecía haber sido despedazado con rabia por alguien. Aun así, no hizo mucha más observación sobre ello. Lo que, si le llamo la atención, fue la joven que reposaba su cabeza sobre sus brazos, en la barra; estaba completamente dormida. Yo la mire con curiosidad, tenía los cabellos blanquecinos, de un rubio tan brillante que parecía que tuviera su propia luminiscencia. Mi hermana se acercó a ella, despacio. Se notaba que no quería molestarla, pero al mismo tiempo queríamos permanecer en aquella taberna.

¿Perdona… está abierto? —pregunto mi hermana con suavidad.
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Mensaje  Ocelote Sáb Jul 22 2017, 19:35

''Mátalo, nadie se dará cuenta de ello, nadie pensará mal de ti, nadie... Lo sabes, nunca ha pasado nada de eso, nunca han pensado mal de ti, solo...''

El sueño se esfumó tal y como apareció, se quedó algo aturdida, lo primero que vio fue la barra, se había quedado dormida sobre ella, otra vez. Se giró para ver quien la había despertado, una hermosa dama se hallaba a su lado, la había despertado y se alegraba que fuese ella y no uno de los hombres que se hallaban allí -Hola...- Sonó como un suspiro –Esto... si, claro, la taberna está abierta, aun- Le mostró una tierna sonrisa y se hecho un mechón del cabello tras la oreja -Podéis beber lo que deseéis, aunque a esta hora no hay comida, me traen la carne mañana al amanecer- Se fue a por dos jarras –Os voy a servir algo que en ninguna taberna os servirán, es de mi propia creación- Llenó ambas jarras con su zumo de bayas y fresas, líquido y espumoso –Probarlo, si no os gusta os serviré cerveza- Puso las dos jarras en la barra, aunque ignoraba algo al hombre.

-Por cierto, me llamo Luna... ¿Y tú como te llamas? - Estaba contenta de habar con ella –Por cierto... tengo mala noticia, no tengo habitación libre, aunque...- Miró al hombre que estaba tumbado en las sillas, sabía que Sol le había prometido dormir en su taberna, aunque no así -Esta cogida por él, hay dos camas en la habitación, podéis compartirla- sonrió algo picarona –Los dos hombres en una cama, ella en la otra, o los hombres en camas diferentes, y ella puede dormir en mi cama, no tengo problemas, mi cama es grande- Se fue al dormilón y le dio una patada a su silla –Despierta, vas a dormir en una...- De pronto, alguien interrumpió en la taberna, dando un tremendo portazo, iba con una ballesta de acero en una mano, y en la otra una cimitarra desenfundada –Mi compañero vino hace unos días- Empezó hablar, tenía una bandana puesta en la cabeza, otra que le tapaba la nariz y la boca, pero se veía los ojos negros, iba con una camisa de mangas cortas de cuero negro, tenía unos pantalones que la parte izquierda llegaba al talón y la derecha a la altura de la rodilla, donde tenía una chapa que protegía su rodilla, unas botas de cuero negro bien gruesas y unas correas de cuero atadas en los brazos, en el brazo derecho se veía un tatuaje, una carabera y dos lanzas.

''Ya sabes lo que hacer, ellos van a entenderlo, ellos saben que lo que vas hacer está bien, no lo dudes, mátalo''

-No- Susurró ella en silencio y se acercó al hombre –No sé quién era tu compañero, quizás, si me dieras más información sobre él sabría quién es- Sabía mentir; tanto que no se diferenciaba si mentía o no –Pues mi compañero era un bandido, seguro que lo tienes que haber reconocido- Estaba molesto, se le notaba como iba subiendo su tono, poco a poco, no le agradaba al parecer, que la chica negase con la cabeza –No reconozco a todos los que son bandidos, muchos comerciantes visten como ellos para pasar desapercibido- Mintió sutilmente, cogiendo con ambas manos, sin miedo, la mano del hombre, la que sostenía la ballesta –Podemos hablar mejor sentados y con las armas bajas- Le mostró una sonrisa dulce y tiró de él. El cual se dejó llevar como si nada hasta una silla, pero no se sentó. Estaba impaciente y cada vez más molesto.

''Mátalo, te lo ordeno, no has querido matar al otro, mata a este, mátalo, disfruta de su frio cuerpo en la cama'' La voz retumbaba en la cabeza de ella, y aunque el solo el hecho de imaginárselo le hacía acelerarse su corazón, se controló.

-Vamos mujer, dime en donde está mi compañero, o juro que te clavo mi saeta en la cabeza- Estaba muy furioso, se sentó en la silla, pero apuntando con su ballesta a ella, no dudaría en disparar –Está ocupado- Admitió ella sin sentarse, estaba de pie, delante de él, pero mantenía una silla en medio, sabía que la ballesta atravesaría la madera de esa silla, pero aun así, se sentía más protegida. -Dime a que te refieres, me estas tocando los cojones- Puso la espada sobre la mesa, era una cimitarra muy bella, de oro quizás -Está de camino a un lugar mejor, aunque partió ayer por la noche, seguro que ha llegado, seguro que ya está dentro- Intentaba ganar tiempo para que la ayudasen.

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Mensaje  Matthew Owens Mar Jul 25 2017, 14:16

El sueño había tardado en llegar, pero cuando por fin se había presentado más visitas decidieron interrumpirlo, claro, estaban en una taberna al fin y al cabo. Matthew decidió que lo mejor era hacerse el dormido, con lo rara que era la dueña quizás lo pondría a servir jarras a él, y de ninguna manera trabajaría de gratis. Eran los únicos en la sala común, todas las personas se habían ido a su casa o habían tomado alguna habitación; a su entender esa taberna estaba oficialmente cerrada, pero lamentablemente el resto no pensaba lo mismo.

Se quedó escuchando con los ojos cerrados las presentaciones y la propuesta para dormir que les sugería Luna. ¡Prefería dormir con los caballos en el establo antes que compartir cama con otro hombre! Esa mujer no estaba en sus cabales, él ya estaba bien acomodado allí en las sillas ¿Para qué quería moverlo? Su altanería comenzaba a irritarlo, pero claro, no buscaría pelea, no era su estilo.

-… - Estaba a punto de hacer un inteligente y oportuno comentario cuando la puerta se abrió de golpe, Matt se quedó mirando al exaltado sujeto y ya sea por costumbre o por algún tipo de sexto sentido, lo primero que pensó es “¿Cuáles son mis posibilidades de escapar?” –No es la manera más educada para preguntar por el paradero de alguien – Comentó el artesano, no veía cual era la relación entre ingresar armado a una taberna y preguntar por un compañero perdido.

“Pues mi compañero era un bandido, seguro que lo tienes que haber reconocido-“Matthew tuvo que hacer mucho esfuerzo para no revolear los ojos y suspirar con cansancio. Claro, que dato tan relevante, era un bandido, como más o menos media ciudad; ese sin duda era una pista muy útil para encontrar a alguien. Pero no podía decirle eso a un sujeto que los apuntaba con una ballesta cargada.

-Oiga caballero, vamos a calmarnos, ninguno de nosotros tiene idea de qué está hablando o donde se encuentra su compañero – Tampoco era necesario invitarlo a sentarse, pero quien era él para contradecir a la dueña del lugar. Miro al hombre de cabello cobrizo que había entrado poco antes, como intentando adivinar qué pensaba hacer al respecto, porque evidentemente era su deber el rescatar a las Damas y a Matt de esa situación.

Cambiar de versión en mitad de una mentira no era buena idea, Luna acababa de pasar del “No sé de qué me habla” a “Ahora no puede atenderte”, eso encendió todas las alarmas en la mente del artesano. Lentamente, muy despacio, comenzó a acercarse a la salida del lugar, siempre manteniendo la vista en la escena, como si estuviera escuchando atentamente cuando en realidad estaba pensando si a esa hora podría encontrar a alguien que lo llevara hasta la ciudad, o si tendría que caminar.

¿Qué era lo que esa chica sabia? Le hubiese encantado quedarse para averiguarlo, pero su instinto de supervivencia era mucho más fuerte que su curiosidad, y ya estaba a medio camino de llegar a la puerta.
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Mensaje  Friðþjófur Rögnvaldsson Miér Jul 26 2017, 01:57

- ¿Con él? -pregunté yo, mientras dirigía mi mirada hacia Matt. En aquellos momentos todavía ni siquiera conocía a aquel joven. Aunque, tanto si lo conocía como si no, creo que jamás me habría sentido cómodo compartiendo lecho con un hombre. Enarqué una ceja y miré a la tabernera con curiosidad. Mi hermana me dio un codazo, obligándome a callar.

- Encontraremos algún modo -dijo Lilja sonriente-. Sino, podemos ir a otra taberna. No pasa nada. Por ahora querríamos beber un poco, y pasar el rato.

Alguien entró de repente. No parecía tener un aspecto muy amistoso. De hecho, parecía que había entrado con un propósito muy claro. Nada más entrar en la taberna, ya estaba haciéndole saber a la tabernera sobre sus intenciones, sobre la razón que lo había traído hasta allí. Conduje mi mano a la empuñadura; pasara lo que pasara, debía estar preparado. Si bien no eran mis asuntos, mi hermana estaba presente, y cualquier mínimo movimiento que pudiera ponerla en peligro, me haría intervenir. Ella ya había pasado por demasiados males como para que ahora llegaran nuevos. Lo evitaría a toda costa.

- ¿Quién eres tú? -intervino mi hermana, mientras lo miró con el ceño fruncido.

Aun así, fue la tabernera quien continuó la conversación. Siguió hablando con el desconocido, haciéndole saber que no tenía la menor idea de a qué se refería. En aquellos momentos yo estaba un poco confundido, sin estar demasiado seguro de lo que estaba pasando. ¿Se conocían? ¿No se conocían? Mi hermana se mantuvo tensa, mirando la situación. Las palabras de la tabernera fueron amables, tratando en todo momento de pacificar la situación. El individuo, en cambio, se mostraba tenso y decidido a descubrir lo que fuera que hubiera pasado a su compañero. Pero parecía que fuera a estallar en cualquier momento. De repente, el hombre dijo algo que despertó la furia en mi hermana. “O juro que te clavo mi saeta en la cabeza”, fueron textualmente las palabras que hicieron que mi hermana se pusiera en pie y caminara hacia aquel individuo, situándose a escasa distancia de la tabernera.

Rápidamente también yo me puse en pie, y desenvainé la espada. Si bien no me acerqué hasta mi hermana en un primer momento, avancé un poco, lo suficiente como para tenerla cerca en el caso de que aquel desgraciado tomara la desafortunada decisión de hacer el más mínimo daño a Lilja. Escuché fuera el ladrido recurrente de un perro. Un ladrido grave y feroz. Me giré un momento en dirección a la puerta, y pude ver como el individuo con quien la tabernera había insinuado podría yo pasar la noche, compartiendo una cama, se acercaba despacio y con cautela a la puerta. El animal que había fuera parecía darse cuenta de la presencia de aquel joven, dado que sus ladridos se volvían más intensos a medida que se acercaba.
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Mensaje  Ocelote Jue Jul 27 2017, 10:55

De pronto, cuando la joven se acercó a Luna, el bandido, que no iba a entender a razones, la apuntó con intenciones de disparar la saeta, pero Luna, sin pensarlo, se interpuso en medio –No le hagas a ella nada, ella no tiene que ver con esto, al igual que nadie de esta taberna- Su voz sonó asustada en ese momento, cosa que no era común en ella, ya que más bien, el resto de personas le solía importar poco, aunque solían ser hombres, nunca había estado una mujer en peligro delante de ella –Si vas hacer algo, que sea a mi- El bandido se rio y de pronto se levantó de un salto, disparó a la puerta, había visto a Frio mirar hacía la puerta, en donde estaba el otro, la saeta atravesó la puerta de madera –A donde crees...- De pronto, sin previo aviso, se lanzó sobre el Ocelote, la cual tenía una daga la cual le clavó en el brazo de la espada –¡Hija de ramera! - Gritó soltando la ballesta para quitarse la daga clavada, ella se alejó un paso con la daga en la mano, sus instintos se apoderaban de ella.

''Mátalo, no tiene que vivir, descuartízalo, comete su corazón, su corazón te hará vivir más tiempo''

-Claro... si... tienes razón- Sus palabras sonaron más fuerte de lo que ella creía -Te voy a matar- Le dijo el bandido, pero ella solo rio y seguido de ello, lamió la sangre de la daga –No intervengáis, él es mío... como su amigo... tiene que tener ya gusanos, alguna rata se habrá comido ya su minúscula polla- Se volvió a lanzar a por él, pero se defendió con su puño, haciendo que ella cayera sobre una mesa, se reía cada vez más –¿Crees que eso me va hacer algo? - Lo miró y escupió algo de sangre por la boca, el bandido estaba asustado, se mantenía la herida del brazo como podía, había soltado la cimitarra cuando le clavó la daga –Estas loca... ¿Nadie la va a detener?- El bandido no se creía lo que veía, había visto a hombres que habían perdido la cabeza, pero no mujeres tan jóvenes –Aléjate de mi- Ella negó, se fue hacía el, aunque él la esquivó huyendo. No lo logró, pues a los pocos pasos que dio, ya tenía la daga de ella clavada en la columna –Mmmmm... que crujido tan excitante- Se había olvidado de todos en aquel momento.

Cayó contra el suelo, intentaba arrastrarse, pero ella le dio la vuelta y se sentó a horcajadas sobre él, antes de que pudiera hacer algo, clavó su daga en el corazón de aquel hombre –Duerme, que yo mientras voy a cenar- La mirada del bandido, era de terror puro. Luna se quedó mirando el cuerpo por un segundo, apenas tardó en lanzar sus dientes al cuello del hombre y arrancar un trozo de carne de este, masticando esa dura carne mientras sonreía y le salía la sangre y babas de la boca ''Buena chica ¿Despertamos a Sol?'' De pronto, Sol se vio frente a un cadáver, con la boca llena de ese sabor oxidado, con trozos de carne cruda entre los dientes, las manos mojadas de un líquido rojo y espeso –No...- Miró a los demás esperando una explicación, aunque ya la conocía, de pronto, le entró unas ganas horribles de vomitar, soltando todo su vomito al lado del cadáver, no pudo dejar de vomitar, pero cuando ya no tenía más que soltar, se abrazó a si misma llorando, alejándose del cadáver, sin poder dejar de mirarlo –A sido Luna... Ella de nuevo a hecho esto... A sido Luna...- Se excusaba entre sollozos, hasta chocar con una mesa, se hizo un ovillo bajo la mesa.
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Mensaje  Matthew Owens Vie Jul 28 2017, 20:39

Nunca había entendido porque la gente decía que el perro era el mejor amigo del hombre, en lo personal Matthew los detestaba, no solo eran sucios, también portaban toda una serie de parásitos muy dañinos, y lo más importante: Eran asquerosamente guardianes. Al escuchar los ladridos tras la puerta, el artesano dio un salto para alejarse de ella, mientras murmuraba maldiciones en varios idiomas. Se había quedado sin ruta de escape, o al menos la principal.

Miro los diferentes objetos que tenía a mano, mesas, sillas, jarras de cerveza, platos, podía usar eso para hacerlo dormir llegado el caso. Mientras pensaba en el modo de huir había perdido por completo de vista el motivo por el que discutían, vio como la chica que acababa de llegar se acercaba al bandido, y casi al unísono tanto la tabernera como el hombre se pusieron en guardia para defenderla. Matthew revoleó los ojos, aguantándose las ganas de hacer algún tipo de comentario sarcástico, una crítica que se le olvido de inmediato en cuanto el virote salió volando para clavarse en la puerta que estaba justo a su lado.

-Ojala se le haya clavado al asqueroso chucho del otro lado – Dijo con un poco de esperanza en su tono, aunque era poco probable que algo así lo asustara.

Lo que paso a continuación fue algo completamente impredecible, o al menos Matthew jamás hubiese podido imaginarse que una simple parada para comer y beber algo se convertiría en una carnicería pura y cruda. Había escuchado y visto que en algunas tabernas las personas, sobre todo si eran muy molestas, “desaparecían”… Pero eso era en las zonas de la ciudad más turbias, donde un cadáver podía aparecer tirado en la calle por la mañana y que nadie se preguntara nada.

Pero este lugar no parecía ser como esos, en realidad parecía el típico sitio donde uno se tomaría unas cervezas con los amigos mientras escuchaba a algún trovador andante, en el que compartirías varias historias, crearías nuevas y si tenias algo de suerte te irías con una linda muchacha a tu habitación. Matt miro con un gesto de repugnancia la macabra escena, el perro tras la puerta al oler sangre se puso más eufórico y comenzó a ladrar con desesperación mientras arañaba la madera.

El artesano se acercó a la puerta con una idea en mente, probablemente el aroma de la sangre excitaría mucho más al perro que su presencia. Puso la mano en el picaporte y la abrió, quedando él escondido tras la puerta, y tal como imagino el animal fue corriendo hacia la dueña de la taberna y el cuerpo, pasando totalmente por alto al humano escondido, quien aprovecho para escabullirse del lugar.
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Mensaje  Friðþjófur Rögnvaldsson Mar Ago 01 2017, 23:32

Todo paso demasiado deprisa, como para que pudiera reaccionar a tiempo. Mi hermana estaba bien, de hecho ninguno de esos hombres se fijo demasiado en ella. Estaban mas centrados en la dueña del establecimiento, quien en principio había parecido tierna e inocente, amable y adormilada, pero mas adelante llego a mostrar una sed desquiciada por la sangre y la violencia. Aunque claro, yo en esos momentos no tenia la menor idea de que tenia alguna clase de problema de personalidad; para mi, simplemente era alguien con un pasado turbio, a quien gente del pasado la perseguía. Con lo del pasado turbio me refiero a que lo que pensé al ver su reacción, y la facilidad con la que consiguió dejar en una situación vulnerable al bandido que había tratado de atacarla, que era la clase de persona que guardaba grandes habilidades que habría utilizado en el pasado con otras intenciones, y que únicamente dejaba escapar cuando era necesario. Aunque, aquello no fue únicamente necesidad. Llegue a pensar que realmente estaba disfrutando con la muerte de aquel individuo, haciendo de ello mas que un triunfo o una venganza, algo que no habría sabido definir.

- Hay un perro ahí fuera? -Me pregunto mi hermana-. No se si debería intervenir.

Esto ultimo lo dijo refiriéndose a la chica. Íbamos a intervenir, pero la habíamos visto tan resuelta que hasta llegamos a pensar que podría ser peligroso para nuestra propia seguridad interrumpir aquella pelea. Tal vez, en el peor de los casos, podría confundirnos con alguno de los otros individuos que iban con aquel bandido, y nos hubiera atacado. Y no queríamos sufrir daños, ni tampoco causarlos, así que nos quedamos firmes esperando. Si se torcía demasiado la situación, íbamos a ayudar a la muchacha sin dudarlo. Y bueno, pensamos quedarnos esperando… hasta que la joven empezó a comer la carne cruda de aquel individuo. Mi hermana abrió mucho los ojos sorprendida, pues aquello fue como menos inesperado. Rápidamente ella se lanzo hacia la muchacha, y tomándola de los hombros trato de levantarla, o alejarla del cuerpo. Ella comprendía que la chica quisiera venganza, o quisiera librarse de aquel sujeto violento, pero la reacción consecuente le había parecido salvaje. La muchacha comenzó a vomitar, y se alejo rápidamente escondiéndose bajo una mesa. Mi hermana instintivamente corrió hacia ella y se acerco, agachándose a su lado.

- Eh, tranquila -dijo Lilja-. Ya esta. No te hará nada ahora. Nadie te hará nada. -Mi hermana dirigió una mirada violenta hacia el acompañante de aquel que ahora yacía muerto.

Los ladridos del perro se hicieron todavía mas intensos y frecuentes. Cuando dirigí la mirada hacia la puerta, vi como uno de los clientes se marchaba, dejando entrar al perro, que se lanzaba directo hacia la joven muchacha…y mi hermana. Fruncí el ceño y antes de que este llegara hasta mi hermana, le propine una fuerte patada, haciendo que cayera hacia un lado. Odiaba hacer daño a los animales, pero cuando se trataba de mi hermana, ni siquiera era capaz de pensar, simplemente reaccionaba. Y esa misma razón fue la que me guió a pensar en una cosa. «Si este perro ha entrado, ha sido por culpa de ese desgraciado que se ha dedicado únicamente a huir y complicarlo mas dejando entrar esta bestia».

- Puedes estar sola? -Pregunte a mi hermana. Ella asintió. Dirigió una mirada amenazante al otro bandido, que no parecía estar muy dispuesto a hacer nada, temiendo acabar como su compañero.

Así que me puse en pie, y me dirigí corriendo hacia la puerta, dispuesto a seguir y atrapar al individuo por el cual casi un perro dañaba a mi hermana.
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Mensaje  Ocelote Vie Ago 11 2017, 21:20

Una risa tenebrosa sonaba en su cabeza, como si se hubiera cumplido el deseo de alguien malévolo, estaba claro que ella no estaba y no iba a estar bien un largo tiempo. Al menos, gracias al contacto de la chica, se sentía más aliviada, era un sentimiento que se asemejaba mucho a lo que una sentía cuando su madre la abrazaba por la noche, una noche de tormenta y lluvia, después de haber llorado. Su respiración se calmó, fue cada vez más consciente de lo sucedido, del cadáver, del que huía, pero su mente tenía que centrarse en aclarar lo sucedido. Aunque le sorprendía que la chica hubiera acercado a Sol después de todo, además de que estaba llena de sangre. Dejó las lágrimas de correr por sus mejillas, el sabor a hierro aún corría por su boca, aunque no con tanta fuerza como antes, pues ahora el sabor de su propio vómito lo reducía.

Se puso la mano en el pecho – Yo… soy Sol… - Tenía que empezar desde el inicio – Luna… es… la otra… - Le gustaba decir las cosas claras, y antes de poder seguir explicando, el perro interrumpió en la taberna, ese perro lo había visto ya alguna veces, siempre acompañado del “matón” del pueblo, era muy desagradable y eso siempre se trasmitía a los animales, ella no se asustó del animal, solo sintió pena por este, no merecía ser así, cuando vio como este cayó al suelo, y furioso se fue, ella miró al chico – Cierra la puerta… olvida ese hombre… no quiero más sangre… no quiero más mál… yo no soy así… - Se abrazó a ella misma, no sabía si le había escuchado el hombre que la defendió del animal, su voz estaba débil – Esto no tendría que haber pasado… - miró a la chica a los ojos, Sol estaba triste, y en esos momentos se odiaba a si misma – Luna… Luna ataca, es decir… Luna es mala… bueno, no... Ella en verdad es buena, pero a vivido cosas malas... Yo la quiero y ella me quiere, nos protegemos como hermanas... Pero... No se... - No sabía si les iba a creer, ni sabia si se explicaba.

Miró el cadáver de nuevo – Yo… lo he pasado muy mal… yo no soy lo que habéis visto, esa era Luna… somos muchas personas… aunque ya aparecemos menos… tengo miedo de desaparecer – Intentaba contenerse y no llorar – ayúdame… quisiera lavarme… estoy muy manchada… - Le dijo a la chica mirándola a los ojos triste – Te lo suplico… - no se sentía capaz de levantarse, sus piernas se sentían débiles, su cuerpo entumecido, sus manos mojadas, aunque se iba secando la sangre, sabía que perdería su ropa – No entiendo por qué… seguro que Luna mató a su compañero… - Sol tenía demasiadas cosas en la cabeza, estaba en stock, no sabía ya ni como actuar, no sabía que pensar.

Luna, en su mente, estaba atónita, no sabía que había pasado, no sabía porque había actuado así, no sabía porque se había preocupado por la chica ni sabia quien era esa nueva voz en su cabeza, al parecer, alguien la controlaba, alguien estaba metida en su cabeza, alguien estaba controladolas a todas, y ahora veía nuevos caminos en su cabeza, estaba en una sala, iluminada por una luz que no venía de ningún lado, era de rocas, tanto las paredes como el techo y el suelo, había una puerta, de madera, se fue a cruzarla, Luna no sería la que más quisiera investigar en sus recuerdos, pero era la mas fuerte y lo sabía.
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Mensaje  Matthew Owens Dom Ago 13 2017, 20:25

El frío aire nocturno le sirvió a Matt para poder poner en orden sus ideas, los primeros pasos que dio para salir de la taberna fueron rápidos, pero luego se detuvo en seco y se quedó respirando con dificultad, no por el esfuerzo, sino por lo conmocionante de los acontecimientos. No era la primer muerte que veía, ese no era el punto, la cuestión es que lo había tomado todo por sorpresa ¡Había pasado muy rápido! Solo ahora el tiempo parecía volver a su ritmo normal, y eso le daba la pausa que necesitaba para poner sus pensamientos en orden.

-El mundo entero se volvió loco – Susurro el artesano, entre enojado y asustado. Miro la carretera por la que habían llegado ese mismo día con los comerciantes, estaba completamente oscuro y no se podía ver un solo alma caminando por allí. Claro, es que las personas de bien a esas horas ya estaban en sus casas cenando o acostándose – En cambio yo… - Matthew chasqueo la lengua para no comenzar una retahíla de improperios, y es que no le quedaría más remedio que empezar a caminar, en la oscuridad, con el frío y el peligro de que lo asaltaran.

Esto era de lo peor ¡Y todo por querer ayudar a una dama en apuros! Pensaba Matt mientras iba pateando piedras, él nunca era de meterse en problemas ajenos, precisamente porque podía terminar mal parado. Pero tampoco era tan desalmado como para dejar que una persona aparentemente inocente sufriera daño... Al final siempre era lo mismo, nada era lo que parecía, y hasta la dama más bonita y delicada podía ser una psicópata.

Escuchó unos pasos que se acercaban rápidamente a su espalda, para entonces Matthew ya estaba andando por el camino y le pareció extraño que alguien más decidiera salir de su casa a esas horas. Se giró y levanto una ceja como único gesto de sorpresa: Era el hombre de la taberna. Y al parecer iba a su encuentro… Y no tenía cara de venir a saludarlo…

-Oh, claro, lo que le faltaba a mi noche – Era para cerrar con broche de oro, recibir una golpiza de un sujeto enojado al cual siquiera conocía, pero que por algún motivo ya estaba enojado con él – Oiga, caballero, no quiero tener problemas – Intento decir como para evitar lo inevitable.
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Mensaje  Friðþjófur Rögnvaldsson Dom Ago 20 2017, 12:14

Continúe corriendo apresuradamente con la intención de atrapar al desgraciado que no había hecho más que agravar la situación. Lo busqué entre la oscuridad, por cada rincón que pude; no podía entender como había huido tan rápido y se había perdido de mi vista con tanta facilidad. Corrí con una agresividad poco contenida hacia él, y lo agarré por el cuello de su camisa. No llegue a levantarlo, pero en aquellos momentos sentía deseos de tomarlo y lanzarlo a cualquier parte. Hoy en día pienso en la situación, y puede que tampoco fuera tan grave lo que hizo. Solo huyo, como cualquier cobarde haría, y dejo entrar a un perro. Pero en aquellos momentos para mí todo era muy distinto; hacía tiempo que no veía a mi hermana, y cualquier cosa que pudiera dañarla, debía pagar por ello. Desde el perro, hasta quien lo había dejado entrar.

- Si que quieres problemas -afirme yo, en cuanto estuvimos frente a frente-. Sino no habrías dejado entrar ningún animal dentro. ¿Te cuesta pensar un poco? ¿Sucede algo malo, y además de largarte, dejas entrar un animal agresivo?

- ¿Sucede algo? -se escuchó una voz en la lejanía. La voz de un hombre. Era un anciano, que se tambaleaba por la calle.

- No sucede nada, caballero. No se preocupe -me gire hacia él, mientras hacia un gesto con la mano para que no se preocupara.

- Menos mal. Porque ni siquiera sé dónde está mi casa. -y se marchó entre risas.

* * *

Mientras tanto, en la taberna mi hermana trataba de calmar a la joven. Se había quedado cerca de ella.

- Tranquila, ya está -decía mi hermana con suavidad a la joven-. ¿Te llamas sol? ¿O luna? -aunque después de un instante, se dio cuenta de lo que estaba pasado. O por lo menos imagino lo que sucedía-. ¿Todas ellas están en ti? -se aventuró a preguntar.


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Mensaje  Matthew Owens Miér Sep 06 2017, 01:46

Tiro del cuello de la camisa de Matthew con tal agresividad que parecía que iba a romperla, el artesano tuvo la sensación que de haber querido lo hubiese podido levantar sin mucho esfuerzo y tirarlo para que cuelgue del árbol más cercano. Pero por suerte para él no lo hizo, no parecían faltarle las ganas, pero tal vez aún había un mínimo de razonamiento en esa encolerizada mente, un poco, tampoco demasiado.

-Caballero, seamos razonables, lo único que hice fue marcharme de un lugar donde de cualquier manera no podía ser de gran ayuda – Mientras hablaba iba apoyando las manos sobre el puño del sujeto, intentando con delicadeza que lo suelte – No tengo nada en contra de nadie, solo quiero caminar el resto de la noche por este asqueroso camino lleno de barro hasta encontrar algún lugar donde acampar… - Y eso lo explicaba para dejar en claro que tampoco era como si hubiese elegido la opción más agradable.

Al parecer su discusión había llamado la atención de alguno de los pueblerinos, de ser alguien más grande y fuerte seguramente Matt hubiese intentado pedir ayuda, pero era solo un viejo enclenque, no había manera de que pudiera hacer algo.

-Vaya a descansar, buen hombre, que ya es muy tarde y el camino está lleno de peligros – Para entonces el artesano ya había logrado liberarse del agarre, aunque aún tenía al hombre al lado y no parecía querer entrar en razón – Mire, creo que tiene cosas más importantes que hacer ahora. Como estar con esa señorita que lo acompañaba ¿De verdad la va a dejar sola con una mujer que acaba de comerse el cuello de un sujeto? Ordene sus prioridades, caballero.

Dicho eso, se acomodó la camisa y haciendo un educado saludo se dio la vuelta y comenzó a caminar, esperaba que esta vez sin más interrupciones.

El viento se levantó de pronto, agitando los árboles con violencia, Matthew levanto el cuello de su abrigo para resguardarse del frío. Sería complicado pasar esa noche, pero seguía siendo mil veces mejor que estar encerrado en la misma habitación que esa extraña mujer…

FDI:
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Mensaje  Friðþjófur Rögnvaldsson Jue Sep 07 2017, 02:30

Suspiré largamente y me encogí de hombros. Lo deje marchar. Porque, al fin y al cabo, el muchacho tenía razón. Mi enfado con el solo por el hecho de que hubiera huido dejando entrar aquel animal, y poniendo en peligro a mi hermana, no era peor que dejar a mi hermana sola con una persona que acababa de hacer semejante horror. Me di media vuelta y corrí en dirección a la taberna donde había dejado a mi hermana. Si bien sabía que ella era capaz de defenderse sola, especialmente de una joven como aquella, también era cierto que no hacia ni una hora atrás había visto a esa misma joven acabar con un individuo mucho más grande y fuerte que ella. Aunque mi hermana era fuerte y sabia valerse por si misma, no tenía ninguna clase de garantía de que aquella loca pudiera hacer lo mismo con ella.

No tarde mucho en llegar hasta la taberna; y si no tarde fue porque fui realmente con prisa, dado que cuando llegue estaba casi empapado de sudor. Una vez entre, busqué con la mirada a mi hermana, y la encontré casi en el mismo lugar donde la había dejado la última vez que la había visto, al salir corriendo a buscar al cobarde.

- ¿Estás bien?  -le pregunte.

Ella hizo un gesto con la mano, buscando callarme. No quería que pusiera nerviosa a la chica. ¿Le habría contado algo a mi hermana? Todavía no sabía absolutamente nada. Pero si algo era cierto, era que Lilja de algún modo siempre conseguía llegar al corazón de las personas. Y no había mejor persona que ella para consolar a la joven, y tal vez, para más adelante encontrar algunas respuestas.

- ¿Crees que la guardia vendrá?   -pregunte. No podía quedarme callado. No sabía que sería lo que podría parar después.

- No te preocupes por eso. Y si viene la guardia, le diremos lo que ha pasado. Tú lo has visto, no es que la chica haya sido quien ha comenzado todo.

- Ya, eso es cierto…  -me encogí de hombros.

- Voy a llevarla a una de las habitaciones de este lugar, para que descanse. Mañana ya le haremos las preguntas pertinentes, y hablaremos con la guardia -dijo finalmente Lilja, tratando de levantar en brazos a la joven para conducirla hasta una de las habitaciones.
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Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18] Empty Re: Cuidado, no sabes con quien hablas. [Libre] [+18]

Mensaje  Ingela Lun Sep 25 2017, 01:11

TEMA CERRADO


Por solicitud de Ocelote por MP, procedo a cerrar el tema.
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