Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
- Es mejor pasarse. - Dije a la elfa también al oído. - A diferencia, otros lo mataran. Yo solo haré que me odie.
Mientras la elfa atendía al chico, me acerque a los extremos de ese pequeño callejón y vigile pacientemente hasta que la elfa y el chico, que mantenía aun la mirada gacha, se aproximaban.
- ¿A donde? - Pregunté.
El chico no dijo nada, pero hizo una seña para ir hacia la derecha. Pasamos por los pasillos menos iluminados y concurridos para evitar espacios abiertos con grandes lineas de visión. Por suerte para todos, durante este camino no tuvimos ningún encuentro desafortunado a excepción de uno o dos sustos cuando casi creemos que nos habían visto unos individuos que, sin lugar a dudas, formaban parte de la manada.
Apenas unos quince minutos desde salir del callejón estábamos en la entrada a una gran casa. Una mansión de varios pisos de alto y decorada exteriormente con esmero y cuidado. Madera de la buena y unos embellecedores de piedra en las esquinas. Tanto las cornisas como el suelo y la entrada también estaban hechos de piedra. Di un pequeño silbido mientras me acercaba, pero el chico me detuvo agarrándome de la capa.
- No usaremos la principal... Puede que haya alguien dentro.
No dije nada. Lo cierto era que habría sido una temeridad entrar de sopetón, pero no era esa mi intención al ir hacia la puerta. Solo quería ver a través de las ventanas... En parte para saber cuanto pedirle al crió una vez finalizado el trabajo.
El chico nos indico ir entre las hierbas que decoraban el patio delantero de su casa y nos hizo subir por una enredadera oculta que llevaba hasta el piso superior.
- Iré primero. - Dije sin lugar a discusión.
Pase por delante hasta poder asomarme y comprobar como, según había sospechado, los pisos superiores eran los dormitorios. Ese, seguramente, era el de su madre.
Estaba decorado con una moqueta roja y una cama (ahora destrozada) de seda y plumas. Varios cuadros de aspecto gótico / clásico decoraban las paredes forradas en papel. La iluminación oscilaba entre una araña de techo con velas a medio acabarse y pequeños artefactos de Luz de Hada. Un pequeño aparato mágico que canalizaba la energía en forma de luz sin calor.
Al fondo, una tina con agua que soltaba una pequeña nube de vapor estaba preparada. El suelo, ligeramente mojado, indicaba que alguien la había usado hacia poco, pero a juzgar por como estaba el agua de limpia, seguramente no había podido ni lavarse.
Sospeche que el lobo alfa de la manada había sido interrumpido justo ahí cuando se le dio la noticia de nuestra presencia.
Con un silbido, hice subir a ambos.
- Bien... - Dije mirando a todos lados. - La casa parece vacía. Como mínimo, el piso superior. Voy a investigar el inferior. Tu. - Me gire al mocoso. - Necesitamos la plata prometida. Búscala, pero no hagas ruido. Ardilla, tu... estate aquí ahora. No quiero que nos atrapen a los dos abajo en el caso de que ocurra algo. Si necesito ayuda con sanación - Dije al ver su mirada severa. - Te avisare, lo prometo. Pero parece que todos han salido a buscarnos, así que no creo que pase nada. Dicho esto... A moverse.
Mientras la elfa atendía al chico, me acerque a los extremos de ese pequeño callejón y vigile pacientemente hasta que la elfa y el chico, que mantenía aun la mirada gacha, se aproximaban.
- ¿A donde? - Pregunté.
El chico no dijo nada, pero hizo una seña para ir hacia la derecha. Pasamos por los pasillos menos iluminados y concurridos para evitar espacios abiertos con grandes lineas de visión. Por suerte para todos, durante este camino no tuvimos ningún encuentro desafortunado a excepción de uno o dos sustos cuando casi creemos que nos habían visto unos individuos que, sin lugar a dudas, formaban parte de la manada.
Apenas unos quince minutos desde salir del callejón estábamos en la entrada a una gran casa. Una mansión de varios pisos de alto y decorada exteriormente con esmero y cuidado. Madera de la buena y unos embellecedores de piedra en las esquinas. Tanto las cornisas como el suelo y la entrada también estaban hechos de piedra. Di un pequeño silbido mientras me acercaba, pero el chico me detuvo agarrándome de la capa.
- No usaremos la principal... Puede que haya alguien dentro.
No dije nada. Lo cierto era que habría sido una temeridad entrar de sopetón, pero no era esa mi intención al ir hacia la puerta. Solo quería ver a través de las ventanas... En parte para saber cuanto pedirle al crió una vez finalizado el trabajo.
El chico nos indico ir entre las hierbas que decoraban el patio delantero de su casa y nos hizo subir por una enredadera oculta que llevaba hasta el piso superior.
- Iré primero. - Dije sin lugar a discusión.
Pase por delante hasta poder asomarme y comprobar como, según había sospechado, los pisos superiores eran los dormitorios. Ese, seguramente, era el de su madre.
Estaba decorado con una moqueta roja y una cama (ahora destrozada) de seda y plumas. Varios cuadros de aspecto gótico / clásico decoraban las paredes forradas en papel. La iluminación oscilaba entre una araña de techo con velas a medio acabarse y pequeños artefactos de Luz de Hada. Un pequeño aparato mágico que canalizaba la energía en forma de luz sin calor.
Al fondo, una tina con agua que soltaba una pequeña nube de vapor estaba preparada. El suelo, ligeramente mojado, indicaba que alguien la había usado hacia poco, pero a juzgar por como estaba el agua de limpia, seguramente no había podido ni lavarse.
Sospeche que el lobo alfa de la manada había sido interrumpido justo ahí cuando se le dio la noticia de nuestra presencia.
Con un silbido, hice subir a ambos.
- Bien... - Dije mirando a todos lados. - La casa parece vacía. Como mínimo, el piso superior. Voy a investigar el inferior. Tu. - Me gire al mocoso. - Necesitamos la plata prometida. Búscala, pero no hagas ruido. Ardilla, tu... estate aquí ahora. No quiero que nos atrapen a los dos abajo en el caso de que ocurra algo. Si necesito ayuda con sanación - Dije al ver su mirada severa. - Te avisare, lo prometo. Pero parece que todos han salido a buscarnos, así que no creo que pase nada. Dicho esto... A moverse.
Erenair
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Iredia siguió en silencio a la cuadrilla, cerrando la marcha. Oldar era quien guiaba, a fin de cuentas, ella sólo tenía que seguir. Si se paraba a pensarlo, realmente no sabía muy bien qué papel tenía que jugar ahí. Bueno, si acaso, juntar los cachos en caso de que a alguno se le cayese un brazo.
Rushi, en su hombro, se mantenía callado, aún un poco asustado por la explosión de antes. El cachorro de asski no era un bicho agresivo, tal y como había comprobado Iredia. Dio un pequeño suspiro mientras le acariciaba la panza durante el trayecto. Lo cierto era que se alegraba de tener a esa mascotilla junto a ella, aunque... había pagado un alto precio. Un precio que ella aún desconocía.
Una vez llegaron a la caseta, acompañó al silbido de Karkaran con un levantamiento de ceja y una sonrisa divertida. Sí, empezaba a entender por qué Markiel se había juntado con su madre. Sin duda, tenía una gran fortuna. Le sorprendió que el chico no aparentaba ser un mimado. Si acaso, sólo un poco torpe.
Al subir por la enredadera, el bicho colorido esperó a que Iredia se aproximase lo suficiente y, de un salto, llegó y se puso en la cornisa de la ventana con una envidiable agilidad. Aunque dio muestras evidentes de que seguía siendo un cachorro cuando se pisó la cola sin querer y se cayó al interior de la habitación de la madre del muchacho. Acorde con la dueña.
En efecto, frunció el ceño con severidad cuando su protector expuso su idea de ir abajo solo. Puso una mueca de disgusto y preocupación, pero asintió.
-Recordad el arma de plata... -les recordó.
Ella se quedó rondando por la habitación de la madre mientras el crío rebuscaba ansiosamente por el resto de habitaciones. Se paró a observar aquellos bellísimos cuadros góticos. Había oído hablar de gente con el don de poder plasmar rostros en un lienzo y, sin duda, para ella el hecho de ver a una persona en un pedazo de pared le resultaba de lo más fascinante. Siguió deambulando, llegando hasta la tina con agua. Se mojó los dedos en ella, disfrutando de la cálida temperatura.
<<Me daría un baño encantada, la verdad.>>
De pronto, sintió una opresión dolorosa en el pecho y se llevó la mano a la zona dolorida. Aún era muy joven para un ataque al corazón; serían los nervios. Después, otra punzada dolorosa en el estómago y otra en sus partes más prohibidas.
<<Ay...>>
Se arrodilló un momento, aquellas punzadas eran incómodas y le costaba respirar. A ver si al final se estaba haciendo vieja realmente y empezaba a tener achaques. No, demonios, no podía ser. Sólo tenía ochenta años, aún le quedaban otros trescientos. Cuando pareció que las punzadas remitían, se incorporó despacio. Se notaba rara, pero no supo identificar exactamente por qué. Se giró y vio a su gato moteado mirándola muy fijamente. Muy fijamente. Mucho.
-Rushi, ¿qué miras?
Oldar entonces volvió justo en ese momento al cuarto de su madre, donde se encontraba Iredia.
-Oye, igual deberíamos bajar, no encuentro... ¿¡PERO, QUË COJONES!?¿¡Quién eres tú y qué has hecho con Iredia!? -exclamó de golpe el muchacho mientras retrocedía unos pasos, mirando a Iredia con horror. El grito seguramente lo hubiese oído media Baslodia.
La elfa lo miró como si el crío se hubiera vuelto idiota del todo.
-¿Eres tonto? Oye, ya sé que nos pasamos con el susto, pero... -su voz se fue apagando a medida que hablaba, llevándose muy lentamente la mano a la garganta con un gesto en los ojos de puro terror. Su tono de voz había salido mucho más grave de lo que había esperado.
Se miró entonces el pecho, completamente aterrada. No tenía tetas. Se miró debajo de la muda. En su lugar, tenía unos bellos y marcadísimos pectorales con más bello del habitual (sólo un poco y muy rojo).
-Mi... mis... mi... pecho... qué...
Se empezó a tocar por todas partes. La cara, las orejas (por suerte, esas seguían en su sitio), la piel, los brazos. Estaba mucho más dura, mucho más marcada de músculo. Y entonces llegó, llegó al eje de su cuerpo, al epicentro, al asunto, a la clave de sol.
Cuando su protector subiese, vería el momento clave en el cual Iredia descubría una nueva realidad sobre su sexualidad.
-Ay, no. No, no, no, no, no. -sin dudarlo, se bajó los pantalones, dejando al descubierto su nuevo rasgo "prominente"- Ay, por los dioses, ¡que me ha salido pito! -se señaló reiteradas veces el pene para corroborar aquel increíble y fálico hecho.
Efectivamente, la bella elfa pelirroja de ojos violetas que el crío y el brujo había desaparecido. En su lugar, había un apuesto hombre de rasgos bellísimos, con un sedoso cabello pelirrojo y unos marcados ojos violetas.
Rushi, en su hombro, se mantenía callado, aún un poco asustado por la explosión de antes. El cachorro de asski no era un bicho agresivo, tal y como había comprobado Iredia. Dio un pequeño suspiro mientras le acariciaba la panza durante el trayecto. Lo cierto era que se alegraba de tener a esa mascotilla junto a ella, aunque... había pagado un alto precio. Un precio que ella aún desconocía.
Una vez llegaron a la caseta, acompañó al silbido de Karkaran con un levantamiento de ceja y una sonrisa divertida. Sí, empezaba a entender por qué Markiel se había juntado con su madre. Sin duda, tenía una gran fortuna. Le sorprendió que el chico no aparentaba ser un mimado. Si acaso, sólo un poco torpe.
Al subir por la enredadera, el bicho colorido esperó a que Iredia se aproximase lo suficiente y, de un salto, llegó y se puso en la cornisa de la ventana con una envidiable agilidad. Aunque dio muestras evidentes de que seguía siendo un cachorro cuando se pisó la cola sin querer y se cayó al interior de la habitación de la madre del muchacho. Acorde con la dueña.
En efecto, frunció el ceño con severidad cuando su protector expuso su idea de ir abajo solo. Puso una mueca de disgusto y preocupación, pero asintió.
-Recordad el arma de plata... -les recordó.
Ella se quedó rondando por la habitación de la madre mientras el crío rebuscaba ansiosamente por el resto de habitaciones. Se paró a observar aquellos bellísimos cuadros góticos. Había oído hablar de gente con el don de poder plasmar rostros en un lienzo y, sin duda, para ella el hecho de ver a una persona en un pedazo de pared le resultaba de lo más fascinante. Siguió deambulando, llegando hasta la tina con agua. Se mojó los dedos en ella, disfrutando de la cálida temperatura.
<<Me daría un baño encantada, la verdad.>>
De pronto, sintió una opresión dolorosa en el pecho y se llevó la mano a la zona dolorida. Aún era muy joven para un ataque al corazón; serían los nervios. Después, otra punzada dolorosa en el estómago y otra en sus partes más prohibidas.
<<Ay...>>
Se arrodilló un momento, aquellas punzadas eran incómodas y le costaba respirar. A ver si al final se estaba haciendo vieja realmente y empezaba a tener achaques. No, demonios, no podía ser. Sólo tenía ochenta años, aún le quedaban otros trescientos. Cuando pareció que las punzadas remitían, se incorporó despacio. Se notaba rara, pero no supo identificar exactamente por qué. Se giró y vio a su gato moteado mirándola muy fijamente. Muy fijamente. Mucho.
-Rushi, ¿qué miras?
Oldar entonces volvió justo en ese momento al cuarto de su madre, donde se encontraba Iredia.
-Oye, igual deberíamos bajar, no encuentro... ¿¡PERO, QUË COJONES!?¿¡Quién eres tú y qué has hecho con Iredia!? -exclamó de golpe el muchacho mientras retrocedía unos pasos, mirando a Iredia con horror. El grito seguramente lo hubiese oído media Baslodia.
La elfa lo miró como si el crío se hubiera vuelto idiota del todo.
-¿Eres tonto? Oye, ya sé que nos pasamos con el susto, pero... -su voz se fue apagando a medida que hablaba, llevándose muy lentamente la mano a la garganta con un gesto en los ojos de puro terror. Su tono de voz había salido mucho más grave de lo que había esperado.
Se miró entonces el pecho, completamente aterrada. No tenía tetas. Se miró debajo de la muda. En su lugar, tenía unos bellos y marcadísimos pectorales con más bello del habitual (sólo un poco y muy rojo).
-Mi... mis... mi... pecho... qué...
Se empezó a tocar por todas partes. La cara, las orejas (por suerte, esas seguían en su sitio), la piel, los brazos. Estaba mucho más dura, mucho más marcada de músculo. Y entonces llegó, llegó al eje de su cuerpo, al epicentro, al asunto, a la clave de sol.
Cuando su protector subiese, vería el momento clave en el cual Iredia descubría una nueva realidad sobre su sexualidad.
-Ay, no. No, no, no, no, no. -sin dudarlo, se bajó los pantalones, dejando al descubierto su nuevo rasgo "prominente"- Ay, por los dioses, ¡que me ha salido pito! -se señaló reiteradas veces el pene para corroborar aquel increíble y fálico hecho.
Efectivamente, la bella elfa pelirroja de ojos violetas que el crío y el brujo había desaparecido. En su lugar, había un apuesto hombre de rasgos bellísimos, con un sedoso cabello pelirrojo y unos marcados ojos violetas.
Iredia
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
El piso de abajo había tenido días mejores.
Sin lugar a dudas, esa era una casa que había visto riquezas y valores de diferentes tipos y artes. Había cuadros que, por suerte, aun estaban intactos en las paredes. Algunos sacros, otros en cambio, más clásicos y minimalistas. En lo que respectaba al mobiliario, se podía diferenciar en dos partes: La que se consideraba burguesa y la que se había considerado como tal.
La primera parte, eran librerías, algunas mesas y butacas repartidas por casi todas las habitaciones. El segundo grupo era el conjunto de objetos y mobiliario roto y destruido por lo que parecían ser unas grandes garras dispuestas a arrancar mucho más que madera y cuero. Sino más bien musculo y piel.
Pasé mis dedos sobre la superficie de una antigua madera de ebano ahora recubierta por unas enormes grietas que rasgaban la madera y alzaban astillas.
Sin lugar a dudas, no había nadie en ese piso. Me acerque a una de las estanterías para ojear uno de los libros.
Apenas había pasado un par de paginas cuando escuche un grito en la parte superior. No era la voz de la elfa, y desde luego no era la del mocoso.
Desenvaine la espada y subí de dos en dos los escalones de la escalera. Entre de sopetón en la sala donde, minutos antes, habíamos estado los tres, colocándome delante del niño, y apunté con la hoja de mi arma al desconocido que estaba frente a la tina, mirándome con terror mientras alzaba las manos y tartamudeaba.
Entrecerré los ojos al ver en el rasgos elficos. Era más complejo que un elfo contrajera el licantropismo, así como el vampirismo. Por otro lado, no parecía siquiera estar dispuesto a tomar ofensiva. Tal y como se movía, parecía incluso sorprendido de existir.
Mire entonces sus ropas. Algunas partes rasgadas. Luego su pelo y el arco que descansaba en su espalda. Por ultimo, y bajando muy despacio la espada, clave mi mirada en sus ojos.
- Dime... Que es una broma, ardilla.
Sin lugar a dudas, esa era una casa que había visto riquezas y valores de diferentes tipos y artes. Había cuadros que, por suerte, aun estaban intactos en las paredes. Algunos sacros, otros en cambio, más clásicos y minimalistas. En lo que respectaba al mobiliario, se podía diferenciar en dos partes: La que se consideraba burguesa y la que se había considerado como tal.
La primera parte, eran librerías, algunas mesas y butacas repartidas por casi todas las habitaciones. El segundo grupo era el conjunto de objetos y mobiliario roto y destruido por lo que parecían ser unas grandes garras dispuestas a arrancar mucho más que madera y cuero. Sino más bien musculo y piel.
Pasé mis dedos sobre la superficie de una antigua madera de ebano ahora recubierta por unas enormes grietas que rasgaban la madera y alzaban astillas.
Sin lugar a dudas, no había nadie en ese piso. Me acerque a una de las estanterías para ojear uno de los libros.
Apenas había pasado un par de paginas cuando escuche un grito en la parte superior. No era la voz de la elfa, y desde luego no era la del mocoso.
Desenvaine la espada y subí de dos en dos los escalones de la escalera. Entre de sopetón en la sala donde, minutos antes, habíamos estado los tres, colocándome delante del niño, y apunté con la hoja de mi arma al desconocido que estaba frente a la tina, mirándome con terror mientras alzaba las manos y tartamudeaba.
Entrecerré los ojos al ver en el rasgos elficos. Era más complejo que un elfo contrajera el licantropismo, así como el vampirismo. Por otro lado, no parecía siquiera estar dispuesto a tomar ofensiva. Tal y como se movía, parecía incluso sorprendido de existir.
Mire entonces sus ropas. Algunas partes rasgadas. Luego su pelo y el arco que descansaba en su espalda. Por ultimo, y bajando muy despacio la espada, clave mi mirada en sus ojos.
- Dime... Que es una broma, ardilla.
Erenair
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Seguía mirándose su nuevo pene cuando su protector subió, espada en alto y apuntándola con un arma.
-¡No, no, no, no, no!¡Que soy yo!¡No me ensartes con eso!
Vio cómo Karkaran la escrutaba intensamente y al final la reconocía. Nunca se había alegrado tanto de que la llamase "ardilla".
-No he tocado nada, no he hecho nada, esta vez sí que no he hecho nada -hablaba atropelladamente-Sólo estaba mirando cuadros. Y, encima, ¡me pica un huevo!
Con esa expresión, quería manifestar que sentía picores en el pecho, en la cara y en sus partes íntimas en general. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo desafortunada que había sido su frase. Lo que no conseguía era acostumbrarse a su voz grave.
-O sea, quería decir que me pica... no esto, que también, sino...
-Ya, vale, te entendimos. Tápate. -interrumpió Oldar mientras giraba la cabeza hacia el otro lado sin soportar mirar más tiempo el nuevo pene de Iredia.
La joven, o mejor dicho el joven apuesto, dio un respingo y se subió las mallas. Era absolutamente grotesco, pues más que un elfo grácil daba el aspecto de ser un elfo muy homosexual.
Rushi entonces se acercó a su.... ¿dueño? lo olfateó y se alzó sobre sus dos patas traseras, pidiendo ser cogido. Aparentemente, le daba igual que su dueña fuese macho en esos momentos. Sin embargo, Iredia estaba muy ocupada intentando colocarse sus partes íntimas para no sentirse incómoda. Le raspaba por todas partes. Oldar se marchó un momento a su cuarto.
-¿Y vosotros sentís esta incomodidad todo el tiempo? -preguntó, mirando a Karkaran.
Después, el crío volvió con ropas más acordes con el cuerpo de un hombre.
-Igual esto te va mejor. Y, em... ¿cómo te llamo ahora?¿Iredio? -y empezó a partirse de risa.
-Ah, no. Cuando acabemos con esos lobos, pienso volver a ser mujer.Oye, ¡que no tiene gracia! -refunfuñó, frustrada. Sus testículos nuevos eran un incordio.
-¡No, no, no, no, no!¡Que soy yo!¡No me ensartes con eso!
Vio cómo Karkaran la escrutaba intensamente y al final la reconocía. Nunca se había alegrado tanto de que la llamase "ardilla".
-No he tocado nada, no he hecho nada, esta vez sí que no he hecho nada -hablaba atropelladamente-Sólo estaba mirando cuadros. Y, encima, ¡me pica un huevo!
Con esa expresión, quería manifestar que sentía picores en el pecho, en la cara y en sus partes íntimas en general. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo desafortunada que había sido su frase. Lo que no conseguía era acostumbrarse a su voz grave.
-O sea, quería decir que me pica... no esto, que también, sino...
-Ya, vale, te entendimos. Tápate. -interrumpió Oldar mientras giraba la cabeza hacia el otro lado sin soportar mirar más tiempo el nuevo pene de Iredia.
La joven, o mejor dicho el joven apuesto, dio un respingo y se subió las mallas. Era absolutamente grotesco, pues más que un elfo grácil daba el aspecto de ser un elfo muy homosexual.
Rushi entonces se acercó a su.... ¿dueño? lo olfateó y se alzó sobre sus dos patas traseras, pidiendo ser cogido. Aparentemente, le daba igual que su dueña fuese macho en esos momentos. Sin embargo, Iredia estaba muy ocupada intentando colocarse sus partes íntimas para no sentirse incómoda. Le raspaba por todas partes. Oldar se marchó un momento a su cuarto.
-¿Y vosotros sentís esta incomodidad todo el tiempo? -preguntó, mirando a Karkaran.
Después, el crío volvió con ropas más acordes con el cuerpo de un hombre.
-Igual esto te va mejor. Y, em... ¿cómo te llamo ahora?¿Iredio? -y empezó a partirse de risa.
-Ah, no. Cuando acabemos con esos lobos, pienso volver a ser mujer.Oye, ¡que no tiene gracia! -refunfuñó, frustrada. Sus testículos nuevos eran un incordio.
Iredia
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Me rasqué los ojos con un largo y profundo suspiro mientras Iredia se colocaba de forma muy ridícula sus nuevos genitales en su ropa. Por primera vez, me alegre de que ese niño fuera algo más inteligente que una rata al traerle ropa que no hiciera parecer que ese elfo había crecido sintiéndose atrapado en un cuerpo que no era el suyo.
Ambos esperamos sin decir palabra hasta que la elfa (o el elfo) se acabo de vestir y di, de nuevo, otro suspiro.
- Ardilla... Un ser vivo normal no puede engendrar un órgano propio de un día para otro. Mucho menos de un instante para otro... ALGO has tenido que hacer. Quizás parezca una tontería, pero ALGO has tenido que hacer. ¿Has dicho algo en concreto? ¿Has maldecido un cuadro? ¿Has tocado algo que no deberías?
Mientras hacia ese atajo de preguntas, me di un vistazo por la habitacion desde la puerta donde estaba parado. Lo cierto era que ni siquiera se percibía en ella rastro alguno de magia ni tan siquiera parecía que hubiera nada fuera de lugar. Me rasqué la cabeza encarecidamente mientras la elfa meditaba y me gire al chico.
- Dejando a un lado a la gafe de la elfa, tu has tenido suerte con tu plata?
- La he localizado, pero esta guardada en una vitrina de mi padre... Mi padre autentico, quiero decir. No tengo la llave.
Asentí.
- Yo la abriré. Llévame a la vitrina.
Mientras los tres hacíamos camino. (El elfo aun meditando sus pasos desde que había entrado en la casa) nadie dijo demasiado. El nuevo pene de Iredia llamaba demasiado la atención como para que se nos ocurrieran otros temas.
Al llegar al cuarto, saqué mi kit de ganzúas nada más cruzar el umbral, y al fondo pude ver la vitrina de la que hablaba el chico.
Era de hierro y de un cristal oscuro que apenas dejaba entrever la silueta de varias figuras de tonos dorados y plateados. Me puse a trabajar.
No llevaba ni siquiera un minuto cuando, abajo, se oyó la puerta que daba a la calle. Todos callamos. En especial, le hice una señal a Iredia para que no alzara su nueva y masculina voz.
Teníamos visita.
Ambos esperamos sin decir palabra hasta que la elfa (o el elfo) se acabo de vestir y di, de nuevo, otro suspiro.
- Ardilla... Un ser vivo normal no puede engendrar un órgano propio de un día para otro. Mucho menos de un instante para otro... ALGO has tenido que hacer. Quizás parezca una tontería, pero ALGO has tenido que hacer. ¿Has dicho algo en concreto? ¿Has maldecido un cuadro? ¿Has tocado algo que no deberías?
Mientras hacia ese atajo de preguntas, me di un vistazo por la habitacion desde la puerta donde estaba parado. Lo cierto era que ni siquiera se percibía en ella rastro alguno de magia ni tan siquiera parecía que hubiera nada fuera de lugar. Me rasqué la cabeza encarecidamente mientras la elfa meditaba y me gire al chico.
- Dejando a un lado a la gafe de la elfa, tu has tenido suerte con tu plata?
- La he localizado, pero esta guardada en una vitrina de mi padre... Mi padre autentico, quiero decir. No tengo la llave.
Asentí.
- Yo la abriré. Llévame a la vitrina.
Mientras los tres hacíamos camino. (El elfo aun meditando sus pasos desde que había entrado en la casa) nadie dijo demasiado. El nuevo pene de Iredia llamaba demasiado la atención como para que se nos ocurrieran otros temas.
Al llegar al cuarto, saqué mi kit de ganzúas nada más cruzar el umbral, y al fondo pude ver la vitrina de la que hablaba el chico.
Era de hierro y de un cristal oscuro que apenas dejaba entrever la silueta de varias figuras de tonos dorados y plateados. Me puse a trabajar.
No llevaba ni siquiera un minuto cuando, abajo, se oyó la puerta que daba a la calle. Todos callamos. En especial, le hice una señal a Iredia para que no alzara su nueva y masculina voz.
Teníamos visita.
Erenair
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Con un refunfuño, la elfa/elfo agradeció las ropas masculinas y se las puso no sin cierta dificultad. Al menos, esta vez le quedaban más holgadas y sus genitales estaban algo más sueltos. Aún así, tenía la sensación de tener dos incómodos pendientes colgando en su entrepierna. No estaba acostumbrada y no quería estarlo.
Ante el cuestionario de Karkaran, volvió a alzar los brazos para protestar. No se dio cuenta de que, en su nueva forma, sus movimientos enérgicos eran más imponentes. Suerte que estaban en confianza.
-Pero, ¡cómo voy a maldecir yo algo!¡No me ha dado tiempo! Ni siquiera sé maldecir, sé curar, por todos los dioses.
¡Los brujos sois los que hacéis esas cosas!¿Y cómo voy a ser tan estúpida de maldecirme a mí misma?Lo único destacable que me ha pasado es que he tocado el agua caliente y me ha dado un... ¿cómo se decía?...¡retortijón! Eso.
Y se cruzó de brazos, de mal humor. De pronto, abrió mucho los ojos y se llevó una mano a la frente mientras cerraba los ojos, suspirando mientras los otros hablaban sobre la plata. En el camino, se mordió el labio mientras recordaba el incidente que le había hecho tener a esa nueva mascota con ella. Como si leyera su pensamiento, su asski se encaramó sobre su pierna. El elfoide le cogió en brazos y lo miró unos instantes mientras Karkaran jugaba con las ganzúas.
-Igual nuestra aventura de esta noche nos ha salido cara...
Entonces, también oyó aquel ruido y asintió cuando su protector le instó a mantener silencio. Las voces se oían en el piso inferior. Se acercó con cuidado cerca de la barandilla para poder oír mejor. Por suerte, aún no estaban a la vista.
-¿Tú sabes dónde está la cosa esa? -preguntó uno.
-No. Markiel nos dijo que viniéramos a cogerlo, pero nada más. Cállate y empieza a buscar.
Iredia (o Iredio) se giró hacia los compañeros e hizo señas de urgencia al brujo para que se apresurase a abrir la vitrina. Vocalizó sin emitir sonido alguno: <>.
Y justo, siguieron hablando.
-Voy al piso de arriba. -se empezaron a oír pasos y el elfoide se alejó de la barandilla para volverse a meter en la habitación.
En la estancia empezaba a oler a perro.
Ante el cuestionario de Karkaran, volvió a alzar los brazos para protestar. No se dio cuenta de que, en su nueva forma, sus movimientos enérgicos eran más imponentes. Suerte que estaban en confianza.
-Pero, ¡cómo voy a maldecir yo algo!¡No me ha dado tiempo! Ni siquiera sé maldecir, sé curar, por todos los dioses.
¡Los brujos sois los que hacéis esas cosas!¿Y cómo voy a ser tan estúpida de maldecirme a mí misma?Lo único destacable que me ha pasado es que he tocado el agua caliente y me ha dado un... ¿cómo se decía?...¡retortijón! Eso.
Y se cruzó de brazos, de mal humor. De pronto, abrió mucho los ojos y se llevó una mano a la frente mientras cerraba los ojos, suspirando mientras los otros hablaban sobre la plata. En el camino, se mordió el labio mientras recordaba el incidente que le había hecho tener a esa nueva mascota con ella. Como si leyera su pensamiento, su asski se encaramó sobre su pierna. El elfoide le cogió en brazos y lo miró unos instantes mientras Karkaran jugaba con las ganzúas.
-Igual nuestra aventura de esta noche nos ha salido cara...
Entonces, también oyó aquel ruido y asintió cuando su protector le instó a mantener silencio. Las voces se oían en el piso inferior. Se acercó con cuidado cerca de la barandilla para poder oír mejor. Por suerte, aún no estaban a la vista.
-¿Tú sabes dónde está la cosa esa? -preguntó uno.
-No. Markiel nos dijo que viniéramos a cogerlo, pero nada más. Cállate y empieza a buscar.
Iredia (o Iredio) se giró hacia los compañeros e hizo señas de urgencia al brujo para que se apresurase a abrir la vitrina. Vocalizó sin emitir sonido alguno: <
Y justo, siguieron hablando.
-Voy al piso de arriba. -se empezaron a oír pasos y el elfoide se alejó de la barandilla para volverse a meter en la habitación.
En la estancia empezaba a oler a perro.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Hay dos cosas que uno a de tener presente cuando tiene que forzar una cerradura.
Lo primero, no te ha de importar el resto de lo que ocurre a tu alrededor. Cuanto más te desconcentres, más posibilidades habrá de que se te rompa la ganzúa y tardes más todavía de lo que ya estas tardando.
Lo segundo es no olvidar las ganzúas.
Tragué saliva mientras, procurando que mi pulso no temblara en exceso, deslicé el metal de la ganzúa apenas un par de milímetros a la derecha mientras, de fondo, podía oir como unos pasos iniciaban el camino a por los escalones, uno a uno.
De golpe, un pequeño y sutil "click" nos hizo mirar a todos en dirección a la cerradura. Saque con cuidado la ganzúa y deje la vitrina cerrada.
Tome al chico e hice una señal a Iredia para escondernos entre las sombras al lado de la puerta. Si bien era un chucho y entraba, tardaría unos segundos en reconocer que ahí había alguien por el cambio de la iluminación. Durante esos segundos, era crucial eliminarlo, de una forma u otra, con el más absoluto de los silencios. Si bien había suerte, quizás no tendríamos ni que pelear. Quizás el perro no entraría en esa habitacion.
Solo la suerte deciridiria nuestro destino.
Lo primero, no te ha de importar el resto de lo que ocurre a tu alrededor. Cuanto más te desconcentres, más posibilidades habrá de que se te rompa la ganzúa y tardes más todavía de lo que ya estas tardando.
Lo segundo es no olvidar las ganzúas.
Tragué saliva mientras, procurando que mi pulso no temblara en exceso, deslicé el metal de la ganzúa apenas un par de milímetros a la derecha mientras, de fondo, podía oir como unos pasos iniciaban el camino a por los escalones, uno a uno.
De golpe, un pequeño y sutil "click" nos hizo mirar a todos en dirección a la cerradura. Saque con cuidado la ganzúa y deje la vitrina cerrada.
Tome al chico e hice una señal a Iredia para escondernos entre las sombras al lado de la puerta. Si bien era un chucho y entraba, tardaría unos segundos en reconocer que ahí había alguien por el cambio de la iluminación. Durante esos segundos, era crucial eliminarlo, de una forma u otra, con el más absoluto de los silencios. Si bien había suerte, quizás no tendríamos ni que pelear. Quizás el perro no entraría en esa habitacion.
Solo la suerte deciridiria nuestro destino.
********* RUNAS TIME **********
Bien, lo de siempre, varias runas, varias posibilidades.Runa Horrible / Mala, el chucho no solo entra sino que alerta a los otros y hemos de escapar SIN el objeto.
Runa neutra, el chucho entra, pero al eliminarlo, el ruido llama la atención de otro de los de abajo y sube a ver, esta vez, más cauteloso.
Runa buena, el perro pasa de largo, dándonos tiempo a salir y correr como nenas.
Runa MAGNIFICA. Entra y muere en silencio. Nadie se acuerda de que esta ahi o no les importa.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
El miembro 'Karkaran' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Iredia versión hombre casi suelta un suspirazo al ver que la cerradura por fin cedía. En el momento en el que consiguieron entrar, el lobo ya asomaba por las escaleras. Haciendo caso a la seña de Karkaran, se escondió en las sombras de la puerta y su gato se deslizó en la oscuridad, mucho más hábil ocultándose.
El perrazo entró, provocando que la elfa arrugase la nariz ante el olor. Tenía que empezar a asumir que los dulces olores del bosque eran un lujo realmente. Acarició con el pulgar la pluma de su flecha y frunció los labios, preparada para ensartar al bicho en cuanto pasase y les diese la espalda.
Efectivamente, el momento se produjo. El perrazo pasó de largo sin verlos, yéndose hasta la vitrina. Ese gesto le hizo sospechar a Iredia que el hombre lobo conocía lo que allí se guardaba.
-El cuarto clave, despejado.
Y entonces, se dio la vuelta, mirándolos directamente. La elfa/elfo soltó la flecha. Acertó en el cuello, lo que provocó que el bicho cayese pesadamente al suelo entre gorgoteos y pataleando buscando respirar entre su sangre. Todo parecía ir bien hasta que, en medio de ese pataleo, tiró bruscamente una silla al suelo.
-¿Brol?
<<Mierda>>, maldijo Iredia para sus adentros.
Al no obtener respuesta, el licátropo subió las escaleras muy despacio mientras llamaba de nuevo a su compañero. El nuevo elfo miró a Karkaran, haciéndole una seña hacia el muerto y se fue directo al cuerpo del fallecido, intentando moverlo para ocultarlo. Tenían unos segundos cruciales, pues el lobo subía despacio intuyendo peligro y podría ser que, si no veía el cuerpo, pasase de largo. O no.
-------------------------
Let´s go:
Runa buena: Conseguimos ocultar el cuerpo, el perro pasa de largo. Si es buenísima, abandonará la casa en ese mismo turno.
Runa neutral:Nos pilla, pero nos deshacemos de él y conseguimos que no escape para que no avise a su manada.
Runa mala:Nos pilla, no nos deshacemos de él y consigue escapar para avisar a los demás. Si es horriblosa de la muerte, en el siguiente turno aparece Markiel.
El perrazo entró, provocando que la elfa arrugase la nariz ante el olor. Tenía que empezar a asumir que los dulces olores del bosque eran un lujo realmente. Acarició con el pulgar la pluma de su flecha y frunció los labios, preparada para ensartar al bicho en cuanto pasase y les diese la espalda.
Efectivamente, el momento se produjo. El perrazo pasó de largo sin verlos, yéndose hasta la vitrina. Ese gesto le hizo sospechar a Iredia que el hombre lobo conocía lo que allí se guardaba.
-El cuarto clave, despejado.
Y entonces, se dio la vuelta, mirándolos directamente. La elfa/elfo soltó la flecha. Acertó en el cuello, lo que provocó que el bicho cayese pesadamente al suelo entre gorgoteos y pataleando buscando respirar entre su sangre. Todo parecía ir bien hasta que, en medio de ese pataleo, tiró bruscamente una silla al suelo.
-¿Brol?
<<Mierda>>, maldijo Iredia para sus adentros.
Al no obtener respuesta, el licátropo subió las escaleras muy despacio mientras llamaba de nuevo a su compañero. El nuevo elfo miró a Karkaran, haciéndole una seña hacia el muerto y se fue directo al cuerpo del fallecido, intentando moverlo para ocultarlo. Tenían unos segundos cruciales, pues el lobo subía despacio intuyendo peligro y podría ser que, si no veía el cuerpo, pasase de largo. O no.
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Let´s go:
Runa buena: Conseguimos ocultar el cuerpo, el perro pasa de largo. Si es buenísima, abandonará la casa en ese mismo turno.
Runa neutral:Nos pilla, pero nos deshacemos de él y conseguimos que no escape para que no avise a su manada.
Runa mala:Nos pilla, no nos deshacemos de él y consigue escapar para avisar a los demás. Si es horriblosa de la muerte, en el siguiente turno aparece Markiel.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
- Mierda mierda y mas mierda. - Dije sacando la espada mientras trataba, sin éxito, de levantar esa enorme masa de musculo y grasa.
Podía oír como unos pesados pasos subían por las escaleras rápidamente. Me coloqué en el centro de la sala, justo al lado del cadáver. Preparé un conjuro mientras escuchaba las voces del estúpido lobo. Casi parecía estar avisándonos de que se dirigía hacia nosotros.
- ¿Eh, Brol, estas ahí?
Tracé dos dibujos de aire y uno de desplazamiento. Lo concentre. Trate de enfocarlo solo en una dirección. Una modificación de la Explosión de aire que únicamente impulsara hacia un lado. La puerta estaba justo delante de mi.
- ¿Eh, Brol...?
En el momento en el que el licantropo apareció por la abertura de la puerta, descargué todo el aire hacia mi, haciendo que el lobo se alzara con el primero de los símbolos de aire y viniera volando en mi dirección. Con el segundo símbolo de aire, empujé mi espada para darle más fuerza a un gesto que consiguió atravesar la piel del lobo justo en el pecho. A una altura perfecta para atravesarle el corazón.
Finalmente, con el símbolo del desplazamiento, empuje el cuerpo, ahora muerto, del segundo lobo para recuperar mi espada. El licantropo se desplomo al suelo y yo suspire. Había usado demasiada magia en el primer conjuro. Tendría que mejorarlo para la próxima.
- Y todo... - Me acerqué a la vitrina y saqué el contenido. - ¿Por un puto collar?
Quise matar en ese momento al niño. Esperaba un arma. ¿Como íbamos a matar a un licantropo alfa únicamente con un collar?
Podía oír como unos pesados pasos subían por las escaleras rápidamente. Me coloqué en el centro de la sala, justo al lado del cadáver. Preparé un conjuro mientras escuchaba las voces del estúpido lobo. Casi parecía estar avisándonos de que se dirigía hacia nosotros.
- ¿Eh, Brol, estas ahí?
Tracé dos dibujos de aire y uno de desplazamiento. Lo concentre. Trate de enfocarlo solo en una dirección. Una modificación de la Explosión de aire que únicamente impulsara hacia un lado. La puerta estaba justo delante de mi.
- ¿Eh, Brol...?
En el momento en el que el licantropo apareció por la abertura de la puerta, descargué todo el aire hacia mi, haciendo que el lobo se alzara con el primero de los símbolos de aire y viniera volando en mi dirección. Con el segundo símbolo de aire, empujé mi espada para darle más fuerza a un gesto que consiguió atravesar la piel del lobo justo en el pecho. A una altura perfecta para atravesarle el corazón.
Finalmente, con el símbolo del desplazamiento, empuje el cuerpo, ahora muerto, del segundo lobo para recuperar mi espada. El licantropo se desplomo al suelo y yo suspire. Había usado demasiada magia en el primer conjuro. Tendría que mejorarlo para la próxima.
- Y todo... - Me acerqué a la vitrina y saqué el contenido. - ¿Por un puto collar?
Quise matar en ese momento al niño. Esperaba un arma. ¿Como íbamos a matar a un licantropo alfa únicamente con un collar?
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Los alardeos mágicos de Karkaran nunca dejaban de sorprenderla. En un instante el lobo estaba muerto cuando, momentos antes, el corazón se le iba a salir por la boca porque venía el lobo. Tenía una suerte asombrosa con él.
No le gustó, en cambio, cuando la suerte volvió a tornarse turbia en el momento en el que su protector reveló el contenido de la vitrina. Ella esperaba una estaca, un puñal, una navaja pequeña, una llave a un cofre que contuviese una espada... pero no un collar. Un maldito, inútil y encima feo collar. Estaban bien... fastidiados.
Resopló mientras el niño se iba con Karkaran a examinar el collar.
-Debe saber que el collar le hace daño y mandaría fundir el arma... -comentó el chaval con voz queda, ligeramente amedrentado.
-En ese caso, tendremos que encontrar la forma de que se lo ponga, ¿no? -inquirió el elfo/elfa.
El crío lo miró como si hubiese dicho una estupidez.
-¿Ser hombre te ha frito la cabeza? -después, cerró la boca de golpe, dándose cuenta de que eso no dejaba en muy buen lugar a su género.
Iredia lo miró con resignación y con los ojos entrecerrados.
-Me refiero a una trampa. Atraemos a Markiel y le atamos el collar.
-¿Pero cómo? -lanzó un suspiro al vuelo, como si el elfo definitivamente fuera idiota.
-Contigo. -y el atractivo elfo sonrió maliciosamente.
Después miró a su protector con complicidad.
-No estaréis pensando en usarme a mí para atraerlo, ¿verdad?
No le gustó, en cambio, cuando la suerte volvió a tornarse turbia en el momento en el que su protector reveló el contenido de la vitrina. Ella esperaba una estaca, un puñal, una navaja pequeña, una llave a un cofre que contuviese una espada... pero no un collar. Un maldito, inútil y encima feo collar. Estaban bien... fastidiados.
Resopló mientras el niño se iba con Karkaran a examinar el collar.
-Debe saber que el collar le hace daño y mandaría fundir el arma... -comentó el chaval con voz queda, ligeramente amedrentado.
-En ese caso, tendremos que encontrar la forma de que se lo ponga, ¿no? -inquirió el elfo/elfa.
El crío lo miró como si hubiese dicho una estupidez.
-¿Ser hombre te ha frito la cabeza? -después, cerró la boca de golpe, dándose cuenta de que eso no dejaba en muy buen lugar a su género.
Iredia lo miró con resignación y con los ojos entrecerrados.
-Me refiero a una trampa. Atraemos a Markiel y le atamos el collar.
-¿Pero cómo? -lanzó un suspiro al vuelo, como si el elfo definitivamente fuera idiota.
-Contigo. -y el atractivo elfo sonrió maliciosamente.
Después miró a su protector con complicidad.
-No estaréis pensando en usarme a mí para atraerlo, ¿verdad?
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
-¿Ser hombre te ha frito la cabeza?
No les escuchaba. Estaba irritado mirando el collar. Era una pieza de trabajo tosco. Sin lugar a dudas, el que la habia fundido solia hacer otro tipo de orfebrería o bien era herrero, pero sin lugar a dudas, no tenia ni puta idea en lo que se referia a diseño de joyas. Por esa pieza, ni siquiera hubiera entrado a robar una casa. Eso lo tenia claro.
"Y pensar en la montaña de oro que había en el Banco de Lunargenta... " Me dije a mi mismo.
-Me refiero a una trampa. Atraemos a Markiel y le atamos el collar.
Seguía diciendo la elfa. Yo aun miraba el collar, preguntándome porque seguía robando si ya era rico.
-¿Pero cómo?
- Contigo.
Me giré entonces para atrapar una mirada de la elfa. Ella sonriente. A mi se me dibujo despacio una sonrisa bajo la capa, pero supe disimularla. Bromas a parte, empecé a considerar los puntos.
-No estaréis pensando en usarme a mí para atraerlo, ¿verdad?
- Ciertamente.... - Empecé. - Seria una buena treta. Saben que estas por aquí. Bien seria posible que alguien te haya atrapado.
Me giré a los cuerpos de los cadáveres que había en esa habitacion.
- Aprovechando ahora que esa tiene pene. - Dije señalando con la cabeza a Iredia. - Podemos ponernos sus ropas. Nos tapamos la cara y decimos que ha sido Brol quien te ha capturado. El olor de las prendas tapara el nuestro... Y cuando menos se lo esperé, pum. Sorpresa.
- ¿Y sino cuela?
- ¿Se te ocurre un plan mejor?
El silencio reino.
- Pues eso.
No les escuchaba. Estaba irritado mirando el collar. Era una pieza de trabajo tosco. Sin lugar a dudas, el que la habia fundido solia hacer otro tipo de orfebrería o bien era herrero, pero sin lugar a dudas, no tenia ni puta idea en lo que se referia a diseño de joyas. Por esa pieza, ni siquiera hubiera entrado a robar una casa. Eso lo tenia claro.
"Y pensar en la montaña de oro que había en el Banco de Lunargenta... " Me dije a mi mismo.
-Me refiero a una trampa. Atraemos a Markiel y le atamos el collar.
Seguía diciendo la elfa. Yo aun miraba el collar, preguntándome porque seguía robando si ya era rico.
-¿Pero cómo?
- Contigo.
Me giré entonces para atrapar una mirada de la elfa. Ella sonriente. A mi se me dibujo despacio una sonrisa bajo la capa, pero supe disimularla. Bromas a parte, empecé a considerar los puntos.
-No estaréis pensando en usarme a mí para atraerlo, ¿verdad?
- Ciertamente.... - Empecé. - Seria una buena treta. Saben que estas por aquí. Bien seria posible que alguien te haya atrapado.
Me giré a los cuerpos de los cadáveres que había en esa habitacion.
- Aprovechando ahora que esa tiene pene. - Dije señalando con la cabeza a Iredia. - Podemos ponernos sus ropas. Nos tapamos la cara y decimos que ha sido Brol quien te ha capturado. El olor de las prendas tapara el nuestro... Y cuando menos se lo esperé, pum. Sorpresa.
- ¿Y sino cuela?
- ¿Se te ocurre un plan mejor?
El silencio reino.
- Pues eso.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Vio cómo su sugerencia funcionaba a la perfección con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque la idea de ponerse la ropa de esos... ¿lobos? no le agradaba lo más mínimo, todo sea por el plan.
-Pues obra a las manos. - y se dispuso, sin pudor alguno, a cambiarse de ropa.
Por supuesto, no fue consciente de que había dicho la frase al revés de como solía ser, muestra de que el idioma común se le trababa algunas veces. Una vez cambiado, observó que el crío estaba pálido.
-¡Tranquilo! Seguro que todo sale bien. -le alentó, dándole una palmadita en la espalda- Habrá que alejarlo de la manada, de todos modos, para poder capturarlo mejor, ¿no?
El crío la miró con terror, pero el elfo solo sonrió.
-¡Va a salir bien! Yo sigo viva. Vivo -torció el morro. Zarandeó la cabeza- Viva. ¡Viva! Venga, vámonos.
Esperó a que Karkaran también se pusiese las apestosas ropas y salieron los tres con cuidado. El brujo era el custodio del colgante. La verdad es que no tenía ni idea de cómo iban a ponérselo, pero se les daba genial improvisar. Solamente deseó que el pobre crío no muriese por culpa de una imprudencia.
El muchacho iba en el centro, Iredia a su derecha y Karkaran a su izquierda. No tardaron mucho en encontrar a la manada al completo, en un descampado algo apartado de la ciudad. Las hermanas y la madre del muchacho estaban en el centro de un círculo, atadas a un tronco. Un lobo sobresalía sobre los demás. Debía ser Markiel. El elfo, bajo sus ropajes, tragó saliva. Esos bichos peludos eran grandes e imponían. No hace mucho había estado a punto de morir por culpa de uno.
Markiel, el gran lobo negro, se giró hacia ellos.
-Pues obra a las manos. - y se dispuso, sin pudor alguno, a cambiarse de ropa.
Por supuesto, no fue consciente de que había dicho la frase al revés de como solía ser, muestra de que el idioma común se le trababa algunas veces. Una vez cambiado, observó que el crío estaba pálido.
-¡Tranquilo! Seguro que todo sale bien. -le alentó, dándole una palmadita en la espalda- Habrá que alejarlo de la manada, de todos modos, para poder capturarlo mejor, ¿no?
El crío la miró con terror, pero el elfo solo sonrió.
-¡Va a salir bien! Yo sigo viva. Vivo -torció el morro. Zarandeó la cabeza- Viva. ¡Viva! Venga, vámonos.
Esperó a que Karkaran también se pusiese las apestosas ropas y salieron los tres con cuidado. El brujo era el custodio del colgante. La verdad es que no tenía ni idea de cómo iban a ponérselo, pero se les daba genial improvisar. Solamente deseó que el pobre crío no muriese por culpa de una imprudencia.
El muchacho iba en el centro, Iredia a su derecha y Karkaran a su izquierda. No tardaron mucho en encontrar a la manada al completo, en un descampado algo apartado de la ciudad. Las hermanas y la madre del muchacho estaban en el centro de un círculo, atadas a un tronco. Un lobo sobresalía sobre los demás. Debía ser Markiel. El elfo, bajo sus ropajes, tragó saliva. Esos bichos peludos eran grandes e imponían. No hace mucho había estado a punto de morir por culpa de uno.
Markiel, el gran lobo negro, se giró hacia ellos.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Markiel, allí delante, era como cabria esperarse de un marginado lobo.
Ropajes harapientos. Pelo negro por la altura de la mandíbula mugroso y lleno de mierda. Unas facciones duras. El pecho casi al descubierto. Pelo por todos lados. Una sonrisa macabra petrificada en su cara. Varias cicatrices repartidas por toda la cara y el cuerpo. Y sin lugar a dudas, una postura digna de líder. Altiva. Con aires de superioridad. Que el resto supieran donde estaba su lugar.
Miró a los ojos del niño con un intenso color amarillo que se escondía en sus iris. Luego, paso rápidamente la mirada entre la elfa y a mi.
- Al menos, no todos mis jodidos lacayos son unos incompetentes. - Dijo sin tapujos. - Buen trabajo, chicos... - Dijo mientras se acercaba con la mirada fija en el crio. - Desde aqui ya sigo yo...
En el momento en el que alargo la mano para tocar al crío, lo aparte un poco. Markiel clavo su mirada en mi. Estaba seguro de que no reconocería ni a sus propios hombres, pero ahí dude un instante.
- Hay algo... - Dije bajando un poco la voz, para que solo el me oyera, tratando de dar la sensación de tener que decírselo solo a el. - Que el niño escondía, señor... Valdría más que lo vieseis... En privado. - Aclaré. - O cundirá el caos.
Markiel entrecerró los ojos.
- ¿Qué es?
- Valdría más no decirlo en voz alta. Sera mejor que lo veais...
En ese momento, después de mucho tiempo sin siquiera pensar en ellos, decidí que seria buen momento para que los dioses nos echaran un cable...
Ropajes harapientos. Pelo negro por la altura de la mandíbula mugroso y lleno de mierda. Unas facciones duras. El pecho casi al descubierto. Pelo por todos lados. Una sonrisa macabra petrificada en su cara. Varias cicatrices repartidas por toda la cara y el cuerpo. Y sin lugar a dudas, una postura digna de líder. Altiva. Con aires de superioridad. Que el resto supieran donde estaba su lugar.
Miró a los ojos del niño con un intenso color amarillo que se escondía en sus iris. Luego, paso rápidamente la mirada entre la elfa y a mi.
- Al menos, no todos mis jodidos lacayos son unos incompetentes. - Dijo sin tapujos. - Buen trabajo, chicos... - Dijo mientras se acercaba con la mirada fija en el crio. - Desde aqui ya sigo yo...
En el momento en el que alargo la mano para tocar al crío, lo aparte un poco. Markiel clavo su mirada en mi. Estaba seguro de que no reconocería ni a sus propios hombres, pero ahí dude un instante.
- Hay algo... - Dije bajando un poco la voz, para que solo el me oyera, tratando de dar la sensación de tener que decírselo solo a el. - Que el niño escondía, señor... Valdría más que lo vieseis... En privado. - Aclaré. - O cundirá el caos.
Markiel entrecerró los ojos.
- ¿Qué es?
- Valdría más no decirlo en voz alta. Sera mejor que lo veais...
En ese momento, después de mucho tiempo sin siquiera pensar en ellos, decidí que seria buen momento para que los dioses nos echaran un cable...
*******RUNAS TIME********
Mala / Horrible: No se lo traga. Nos descubren. Prepárate porque probablemente nos follen.Neutral / Buena: Se viene, pero se lleva a un par de lobos consigo, vaya a ser...
SUPERDUPI: Se acojona tanto que viene solo con un lobo y con las chicas a ver que es "eso".
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Tragó saliva en cuanto ese lobazo de pelo en pecho (y en todo lo demás) se acercó a ellos alto, imponente y aterrador. La elfa convertida en elfo y disfrazada de lacayo estaba bastante amedrentada. Aquel ser era el bicho más grande que había visto en su vida. Aunque el vampiro de la otra vez le había causado un miedo más irracional.
Vio cómo su protector negociaba con el lobo y no llegó a oír del todo las palabras que decía. Fuera lo que fuese, no consiguió irse con el niño y el líder a solas: dos lobos algo más pequeños, pero enormes de todas formas, salieron detrás de Markiel. Oliéndose que eso no era lo esperado, frunció el ceño y apretó los labios, pensando.
<<Piensa, Iredia, piensa. Una distracción. Un algo. ¿Pero el qué?... ¡Fuego! El fuego siempre funciona. Aunque sería la segunda cosa que quemamos esta noche. ¿Y cómo hago yo el fuego? Porque me están mirando mucho, no me puedo ir. ¡Oh, ya sé!>>
Se fue entonces a donde estaban el resto de los lobos. Rodeadas, estaban la madre y las hermanas, llorosas y silenciosas espalda con espalda. Qué terrible destino les hubiera sucedido si no llegan a aparecer ellos. Aunque tampoco podían cantar victoria. Se acercó a uno de los lobos, fingiendo naturalidad.
-Qué mal pinta esto...
-¿Qué ocurre?
Al instante otro lobo se unió a la conversación. El corazón de Iredia latía a mil por hora, pero mantuvo la compostura.
-El crío... parece ser que ha descubierto el colgante. -los otros lobos rebufaron entre sí- Parece ser que lo ha escondido en algún lugar de la casa. Quiere negociar por sus hermanas. Si cayera en malas manos... -dejó caer.
La reacción de los lobos sorprendió a Iredia.
-Podríamos cogerlo y matarlo. -espetó el recién llegado, relamiéndose el hocico.
-Grrr, sí. Markiel estaría a nuestra merced. -comentó el otro.
Las sonrisas taimadas de los licántropos aterraron a Iredia. No había caído en que, en las manadas, nadie perdía la oportunidad de derrocar al macho alfa.
-Está en la casa. Yo vigilo a esas.
Los lobos entonces la miraron.
---------------------------------------------------
Buena/buenísima:Se lo tragan. Se van a la casa, no verán los cuerpos y, al volver y ver que no está el colgante, iniciarán una trifulca y Markiel se verá obligado a mandar a sus guardias.
Neutral: Se lo tragan a medias, al llegar a casa y ver que no está el colgante y unos cuerpos, volverán y no harán nada. Tocará intentar otra cosa.
Mala/malísima: Van a la casa. Ven los cuerpos. Nos pillan. La cagamos.
Vio cómo su protector negociaba con el lobo y no llegó a oír del todo las palabras que decía. Fuera lo que fuese, no consiguió irse con el niño y el líder a solas: dos lobos algo más pequeños, pero enormes de todas formas, salieron detrás de Markiel. Oliéndose que eso no era lo esperado, frunció el ceño y apretó los labios, pensando.
<<Piensa, Iredia, piensa. Una distracción. Un algo. ¿Pero el qué?... ¡Fuego! El fuego siempre funciona. Aunque sería la segunda cosa que quemamos esta noche. ¿Y cómo hago yo el fuego? Porque me están mirando mucho, no me puedo ir. ¡Oh, ya sé!>>
Se fue entonces a donde estaban el resto de los lobos. Rodeadas, estaban la madre y las hermanas, llorosas y silenciosas espalda con espalda. Qué terrible destino les hubiera sucedido si no llegan a aparecer ellos. Aunque tampoco podían cantar victoria. Se acercó a uno de los lobos, fingiendo naturalidad.
-Qué mal pinta esto...
-¿Qué ocurre?
Al instante otro lobo se unió a la conversación. El corazón de Iredia latía a mil por hora, pero mantuvo la compostura.
-El crío... parece ser que ha descubierto el colgante. -los otros lobos rebufaron entre sí- Parece ser que lo ha escondido en algún lugar de la casa. Quiere negociar por sus hermanas. Si cayera en malas manos... -dejó caer.
La reacción de los lobos sorprendió a Iredia.
-Podríamos cogerlo y matarlo. -espetó el recién llegado, relamiéndose el hocico.
-Grrr, sí. Markiel estaría a nuestra merced. -comentó el otro.
Las sonrisas taimadas de los licántropos aterraron a Iredia. No había caído en que, en las manadas, nadie perdía la oportunidad de derrocar al macho alfa.
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Los lobos entonces la miraron.
---------------------------------------------------
Buena/buenísima:Se lo tragan. Se van a la casa, no verán los cuerpos y, al volver y ver que no está el colgante, iniciarán una trifulca y Markiel se verá obligado a mandar a sus guardias.
Neutral: Se lo tragan a medias, al llegar a casa y ver que no está el colgante y unos cuerpos, volverán y no harán nada. Tocará intentar otra cosa.
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Iba andando bastante agitado. Notando trás de mi a Markiel y a sus dos guardaespaldas. Unicamente tenia mi magia y mi espada a la disposicion, relativamente oculta en mi cinto para que les costase a ellos distinguirla. El niño, por su parte, iba a mi lado, ambos a unos pasos por delante del pequeño trio de lobos que estaba a unos pasos más atras.
"¿Tienes algún plan?" Dijo apenas moviendo los labios el niño con la cabeza gacha.
"No." Confesé.
Estaba sospesando opciones. La más segura, sin lugar a dudas, era dejar que el niño y sus familiares murieran y que Iredia y yo nos apresuráramos en poner pies en polvorosa.
La segunda, menos atractiva para mi, era escapar con el niño. Sin lugar a dudas, mucho más segura que la tercera opcion: Pelear contra la manada.
Eramos dos hombres... (Si a uno se le podía llamar así) Contra un maldito ejercito de lobos. El pueblo, asustado en sus casas, no parecía estar muy dispuesto a colaborar, el único que nos había abierto la puerta había sido...
Abrí ligeramente los ojos y cambié un poco la ruta, dirigiéndome a la iglesia.
- ¿A donde vamos? - Preguntó Markiel dudoso.
- A la iglesia, señor.
- ¿Porque? - Preguntó uno de los lacayos.
- En lo alto de la torre, allí es donde el niño escondió algo que valdría la pena que vieseis, mi señor.
- Si se trata de el collar... - Dijo Markiel deteniéndose.
- No, mi señor. Otros objetos. Punzantes sobretodo. Muchos escondidos. Creo que el cura planea una revuelta contra vos.
Markiel pareció picar ante tal treta. El niño me miro ofendido, como si vender la vida del cura no fuera justo.
- Voy a matar a ese maldito vejestorio. - Dijo apretando los dientes Markiel y encabezando de golpe la marcha.
- Vaya usted a por el, señor... - Asentí. Me empezaba a quemar la garganta el trato de usted. - Nosotros subiremos con el niño a la torre y destruiremos las armas de plata.
- Bien...
Entonces, tras un breve y silencioso paseo, llegamos a las puertas de la iglesia, donde nadie nos abrió esta vez. Markiel pego una patada que rompió el cerrojo muy sonoramente, mientras empezaba a gritar, rompiendo los bancos a golpes y exigiendo al cura que apareciera.
- ¿Subimos? - Preguntó el guardia que aun no había hablado. Este era calvo.
- Vosotros primero... - Dije yo, dibujando una sonrisa bajo mis ropajes.
Lanzarlos a ambos desde lo alto de la torre no seria complicado usando magia de viento... Y luego, pelear contra Markiel por sorpresa... Podría tener frutos.
Desde detrás de ellos espere pacientemente a que subieran, con el niño a mi lado, aun mirándome con odio y asco. Cuando estuvimos los tres arriba, todos notamos la brisa de ese lugar, cerca de unos cincuenta metros por encima del nivel del suelo. El espacio era pequeño, y empezaron a mirar. Espere a que se juntaran y, cuando no miraban empecé a conjurar los símbolos.
- ¿Donde están las armas? - Preguntó el calvo.
- Justo aquí...
Y antes siquiera de saber que les había golpeado, un estallido de aire les empujo a ambos varios metros más allá del suelo de la torre. Demasiados sorprendidos para gritar. Demasiado pesados como para que sus huesos no se convirtieran en astillas cuando impactaron contra el suelo de la calle unos segundos después. El niño me miro con miedo mientras, ante la brisa de la noche, dejaba que la luna viese mi macabra sonrisa.
"¿Tienes algún plan?" Dijo apenas moviendo los labios el niño con la cabeza gacha.
"No." Confesé.
Estaba sospesando opciones. La más segura, sin lugar a dudas, era dejar que el niño y sus familiares murieran y que Iredia y yo nos apresuráramos en poner pies en polvorosa.
La segunda, menos atractiva para mi, era escapar con el niño. Sin lugar a dudas, mucho más segura que la tercera opcion: Pelear contra la manada.
Eramos dos hombres... (Si a uno se le podía llamar así) Contra un maldito ejercito de lobos. El pueblo, asustado en sus casas, no parecía estar muy dispuesto a colaborar, el único que nos había abierto la puerta había sido...
Abrí ligeramente los ojos y cambié un poco la ruta, dirigiéndome a la iglesia.
- ¿A donde vamos? - Preguntó Markiel dudoso.
- A la iglesia, señor.
- ¿Porque? - Preguntó uno de los lacayos.
- En lo alto de la torre, allí es donde el niño escondió algo que valdría la pena que vieseis, mi señor.
- Si se trata de el collar... - Dijo Markiel deteniéndose.
- No, mi señor. Otros objetos. Punzantes sobretodo. Muchos escondidos. Creo que el cura planea una revuelta contra vos.
Markiel pareció picar ante tal treta. El niño me miro ofendido, como si vender la vida del cura no fuera justo.
- Voy a matar a ese maldito vejestorio. - Dijo apretando los dientes Markiel y encabezando de golpe la marcha.
- Vaya usted a por el, señor... - Asentí. Me empezaba a quemar la garganta el trato de usted. - Nosotros subiremos con el niño a la torre y destruiremos las armas de plata.
- Bien...
Entonces, tras un breve y silencioso paseo, llegamos a las puertas de la iglesia, donde nadie nos abrió esta vez. Markiel pego una patada que rompió el cerrojo muy sonoramente, mientras empezaba a gritar, rompiendo los bancos a golpes y exigiendo al cura que apareciera.
- ¿Subimos? - Preguntó el guardia que aun no había hablado. Este era calvo.
- Vosotros primero... - Dije yo, dibujando una sonrisa bajo mis ropajes.
Lanzarlos a ambos desde lo alto de la torre no seria complicado usando magia de viento... Y luego, pelear contra Markiel por sorpresa... Podría tener frutos.
Desde detrás de ellos espere pacientemente a que subieran, con el niño a mi lado, aun mirándome con odio y asco. Cuando estuvimos los tres arriba, todos notamos la brisa de ese lugar, cerca de unos cincuenta metros por encima del nivel del suelo. El espacio era pequeño, y empezaron a mirar. Espere a que se juntaran y, cuando no miraban empecé a conjurar los símbolos.
- ¿Donde están las armas? - Preguntó el calvo.
- Justo aquí...
Y antes siquiera de saber que les había golpeado, un estallido de aire les empujo a ambos varios metros más allá del suelo de la torre. Demasiados sorprendidos para gritar. Demasiado pesados como para que sus huesos no se convirtieran en astillas cuando impactaron contra el suelo de la calle unos segundos después. El niño me miro con miedo mientras, ante la brisa de la noche, dejaba que la luna viese mi macabra sonrisa.
Erenair
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Los lobos decidieron al final ir a la casa. Iredia sólo tenía un rato para avisar a las mujeres. Quedaban dos lobos más presentes, el resto parece ser que, siguiendo las ordenes de Markiel, aún no habían llegado. Los dos lobos rezagados estaban hablando (o mejor dicho, gruñendo) entre sí. La elfa... elfo se situó ante ellas, dándoles la espalda. Sintió su miedo y la tristeza cruzó su semblante. Sólo esperó que al menos su protector hubiese conseguido derrocar a Markiel en este tiempo.
-Pst... -llamó a las muchachas.
Las chicas miraron confusas a su alrededor.
-Yo, aquí. La... el peludo. -se corrigió.
La madre de ellas, con gesto más severo, susurró:
-¿Qué quieres?
-Sacaros de aquí
Ante la afirmación, las cejas de la madre se alzaron con sorpresa. Miró de reojo a los dos lobos que, al ver que Iredia estaba con ellas, no se habían molestado en acercarse. Estaban lo suficientemente cerca para ver lo que sucedía y lo suficientemente lejos para no oír la conversación.
-Escuchadme: dos amigos míos se han llevado a Markiel. Con un poco de suerte, lo habrán matado ya. No hay mucho tiempo, no puedo soltaros sin que esos dos me vean, pero he mandado a dos lobos ahora a buscar a vuestra casa un colgante que, por fortuna, no está ahí. Lo tiene tu hijo.
-Cielos, Oldan está vivo...- susurró la madre a las muchachas, que empezaron a tener un brillo de esperanza en la mirada.
-Tomad -disimuladamente, se sacó el puñal del cinto y se lo entregó a las mujeres a escondidas de los lobos. Lo ocultaron con sus cuerpos- No sé cuánto van a tardar en descubrir la treta, pero os recomiendo que intentéis soltaros y que aprovechéis la menor oportunidad para escapar, ¿vale, chicas?
-De acuerdo. Gracias, gentil hombre -le dijo una de las hermanas.
Gentil hombre. Claro, era un hombre ahora, su voz sonaba como tal. Rezó a los dioses para que pronto pudiese volver a su forma normal, no se iba a acostumbrar a que las mujeres le trataran así y no como a una igual.
Se le encogió entonces el estómago cuando vio llegar a los dos lobos que había mandado a la mansión. Por la pinta, no parecían precisamente contentos. Confirmó ese pensamiento cuando uno de ellos corrió hacia ella.
-Es un impostor. ¡Cogedlo!
E iredia hizo lo mejor que pudo hacer en este caso: correr. Sólo deseó que al menos las chicas pudiesen escapar. Lo que no estaba segura era de cuánto podría aguantar con cuatro lobos pisándole los talones.
----------------------------------------------------
Buena:No me pillan en este turno. Si es buenísima, me pierden la pista y las chicas logran escapar en el siguiente post.
Neutral: Aguanto un turno, pero me pillan al siguiente. Las chicas consiguen desatarse, pero no escapar.
Mala: Me pillan. Me llevan con las chicas. Si es horrible, salgo con una herida grave[/color][/color]
-Pst... -llamó a las muchachas.
Las chicas miraron confusas a su alrededor.
-Yo, aquí. La... el peludo. -se corrigió.
La madre de ellas, con gesto más severo, susurró:
-¿Qué quieres?
-Sacaros de aquí
Ante la afirmación, las cejas de la madre se alzaron con sorpresa. Miró de reojo a los dos lobos que, al ver que Iredia estaba con ellas, no se habían molestado en acercarse. Estaban lo suficientemente cerca para ver lo que sucedía y lo suficientemente lejos para no oír la conversación.
-Escuchadme: dos amigos míos se han llevado a Markiel. Con un poco de suerte, lo habrán matado ya. No hay mucho tiempo, no puedo soltaros sin que esos dos me vean, pero he mandado a dos lobos ahora a buscar a vuestra casa un colgante que, por fortuna, no está ahí. Lo tiene tu hijo.
-Cielos, Oldan está vivo...- susurró la madre a las muchachas, que empezaron a tener un brillo de esperanza en la mirada.
-Tomad -disimuladamente, se sacó el puñal del cinto y se lo entregó a las mujeres a escondidas de los lobos. Lo ocultaron con sus cuerpos- No sé cuánto van a tardar en descubrir la treta, pero os recomiendo que intentéis soltaros y que aprovechéis la menor oportunidad para escapar, ¿vale, chicas?
-De acuerdo. Gracias, gentil hombre -le dijo una de las hermanas.
Gentil hombre. Claro, era un hombre ahora, su voz sonaba como tal. Rezó a los dioses para que pronto pudiese volver a su forma normal, no se iba a acostumbrar a que las mujeres le trataran así y no como a una igual.
Se le encogió entonces el estómago cuando vio llegar a los dos lobos que había mandado a la mansión. Por la pinta, no parecían precisamente contentos. Confirmó ese pensamiento cuando uno de ellos corrió hacia ella.
-Es un impostor. ¡Cogedlo!
E iredia hizo lo mejor que pudo hacer en este caso: correr. Sólo deseó que al menos las chicas pudiesen escapar. Lo que no estaba segura era de cuánto podría aguantar con cuatro lobos pisándole los talones.
----------------------------------------------------
Buena:No me pillan en este turno. Si es buenísima, me pierden la pista y las chicas logran escapar en el siguiente post.
Neutral: Aguanto un turno, pero me pillan al siguiente. Las chicas consiguen desatarse, pero no escapar.
Mala: Me pillan. Me llevan con las chicas. Si es horrible, salgo con una herida grave[/color][/color]
Última edición por Iredia el Dom Sep 24 2017, 20:46, editado 1 vez
Iredia
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
El miembro 'Iredia' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Bajaba las escaleras con el niño detras. Aun seguia con rastros de esa sonrisa macabra dibujada en el rostro. Mientras bajaba, iba susurrando unas palabras arcanas que habia aprendido de un libro por el que habian tenido que morir tres personas y media.
- Mah Navalari. Murs. Fijt vahl Dook. Nuul sa vul navalari Kra.
- ¿Que significa? ¿Es un hechizo?
Nos acercabamos al final de la escalera.
- Más o menos. Es una maldición. "Maldito aquel que dice estas palabras. Pero mas maldito estará aquel para el que van".
- ¿Y porque susurras eso?
- Porque lo susurro antes de cada combate en el que la muerte este a mi lado.
Y sin decir nada más, al llegar a la puerta que daba a la nave de la iglesia, deje atrás al niño y lo encerré en la torre, no sin antes robarle el collar de su bolsillo. Oí un par de golpes por su parte tratando de abrir inútilmente la puerta. Yo me quite la cobertura del rostro y deje mis cabellos negros, cenizos ante la luz de la luna, ondular al viento mientras me encaraba hacia el altar, donde estaba Markiel sentado, sosteniendo la cabeza del cura entre las manos cubiertas de sangre.
- Ha sido una jugada astuta. - Decía. - Camuflarte entre el olor de los lobos. Ademas, me has alejado de las chicas. ¿Tu compañero también había sustituido al otro miembro?
- Si. - Dije sereno, sacando mi espada y trazando un par de arcos para activar un poco la sangre de mi brazo.
- Muy astuto... - Dijo dejando cuidadosamente la cabeza, que tenia la boca abierta y los ojos reventados, a un lado del altar. Luego se puso en pie y me miro. - Como comprenderás, no puedo dejarte vivo ahora...
- Comprenderás que no me la he jugado tanto ahora como para morir aquí...
El extendió los brazos y dejo parte de su pecho al descubierto mientras su cráneo empezaba a crujir grotescamente y sus músculos parecían contraerse de una forma horriblemente dolorosa.
Cargué entonces contra el, avivando aun más la sonrisa de sed de sangre que tenia dibujada en el rostro.
- Mah Navalari. Murs. Fijt vahl Dook. Nuul sa vul navalari Kra.
- ¿Que significa? ¿Es un hechizo?
Nos acercabamos al final de la escalera.
- Más o menos. Es una maldición. "Maldito aquel que dice estas palabras. Pero mas maldito estará aquel para el que van".
- ¿Y porque susurras eso?
- Porque lo susurro antes de cada combate en el que la muerte este a mi lado.
Y sin decir nada más, al llegar a la puerta que daba a la nave de la iglesia, deje atrás al niño y lo encerré en la torre, no sin antes robarle el collar de su bolsillo. Oí un par de golpes por su parte tratando de abrir inútilmente la puerta. Yo me quite la cobertura del rostro y deje mis cabellos negros, cenizos ante la luz de la luna, ondular al viento mientras me encaraba hacia el altar, donde estaba Markiel sentado, sosteniendo la cabeza del cura entre las manos cubiertas de sangre.
- Ha sido una jugada astuta. - Decía. - Camuflarte entre el olor de los lobos. Ademas, me has alejado de las chicas. ¿Tu compañero también había sustituido al otro miembro?
- Si. - Dije sereno, sacando mi espada y trazando un par de arcos para activar un poco la sangre de mi brazo.
- Muy astuto... - Dijo dejando cuidadosamente la cabeza, que tenia la boca abierta y los ojos reventados, a un lado del altar. Luego se puso en pie y me miro. - Como comprenderás, no puedo dejarte vivo ahora...
- Comprenderás que no me la he jugado tanto ahora como para morir aquí...
El extendió los brazos y dejo parte de su pecho al descubierto mientras su cráneo empezaba a crujir grotescamente y sus músculos parecían contraerse de una forma horriblemente dolorosa.
Cargué entonces contra el, avivando aun más la sonrisa de sed de sangre que tenia dibujada en el rostro.
************* Runas *************
Buena: Cuando intento hacer eso mismo, me muerde el cuello, dejándome incapaz de combatir durante dos turnos.
Normal: Me daña y muerde durante el combate, ademas el no muere enseguida, sino que tardara unos dos turnos en morir por infección de la plata. Yo quedo incapacitado por dos turnos igual.
Mala: No muere. Estará algo más débil. Incapacidad del brujo por tres turnos.
Horrible: Me corta un brazo y no es afectado para nada en cuanto a lo que se refiere del collar.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Perdió la cuenta de cuántos callejones había recorrido ya hasta que se ocultó en un recodo y se escondió largo rato tras una montaña de basura. Era ideal, además del olor a lobo ahora iba a oler a mierda.
Pasados unos minutos, se asomó por la esquina y no vio ni oyó ni un alma. Tenía que buscar un refugio. ¿Dónde?
<<La Iglesia...>>
Y echó a correr de nuevo, algo más despacio. Estaba agotada y aquella larga carrera a había dejado prácticamente sin resuello. Menos mal que su cría de Asski al menos podía ocultarse mejor, pues todo este rato, pensando que Iredia y Karkaran eran lobos, había salido de la casa y se había escondido cerca de la iglesia, donde había conocido a la niña pequeña que su protector había rescatado.
Una vez vislumbró el refugio sagrado cerca de ella, oyó unos pasos y corrió de nuevo a ocultarse tras una calle. Los lobos se guiaban por su olor. Pronto la encontrarían si no se daba prisa. ¿Dónde se habría ido su protector y el niño? Si habían conseguido matar a Markiel, entonces estaba el problema solucionado. Tenía que encontrarlos.
-Maldita sea, Rushi... -masculló con voz triste.
Como si los dioses la hubieran escuchado, oyó un maullido. Bajó la mirada y se encontró unos grandes y preciosos ojos gatunos en un ser minúsculo y colorido, mirándola con curiosidad. Se agachó y cogió a la criatura en brazos, abrazándola con fuerza.
-Esto es terrible, Rushi, menos mal que no te ha pasado nada -le contó mientras lo besuqueaba en la cabeza- ¿Sabes dónde está Kar o el niño?
En cuanto oyó los nombres, el asski saltó de sus brazos y la llevó hasta un sitio que la elfa/elfo reconoció: la salida del pasadizo por dónde habían escapado de la iglesia. Gato y persona se deslizaron de nuevo por él. Al salir, vio algo sorprendente: la niña estaba sola y llorando a mares, escondida bajo la cama. Iredia, acongojada, la llamó. Costó, porque su disfraz de lobo ayudó a que la niña se asustase más, pero al final reconoció al menos al hombre que la elfa siempre llevaba dentro. O fuera, en este caso.
-Lo ha matado... -lloraba la niña mientras se acurrucaba en los brazos del elfo, buscando protección.
-¿A quién?
-Al cura... -sollozó-Markiel...
El nombre hizo que el corazón de Iredia diera un vuelco. Se arrodilló y se encaró con la niña, con los ojos violetas asustados.
-¿Markiel ha estado aquí?
La pequeña asintió e Iredia frunció los labios. ¿Dónde estaban el crío y su protector?¿Habría salido mal el plan? Con el corazón en un puño, la elfa señaló la cama de nuevo.
-Tú y tú os vais a esconder ahí debajo -les dijo al gato y a la niña- Si en una hora no vuelvo a buscaros, salid por el pasadizo y largaos de aquí, ¿vale?
El asski no asintió, mas la niña sí y ambos hicieron lo que se les mandó. La joven tragó saliva y abrió la puerta de la habitación con mucho cuidado. En el exterior, la escena que vio fue impresionante y aterradora al mismo tiempo: Su protector había metido la mano de lleno en el corazón del lobo, el cual prácticamente estaba deshecho. La mueca de él era aterradora, sádica, disfrutaba con ello. Por primera vez en semanas, Iredia tuvo realmente miedo de lo que veía en el rostro de su protector. Auténtica locura. Sonó entonces un aullido largo , luego otro, luego otro y luego otro más. Los cuatro lobos estaban aproximándose a la iglesia.
Sin mediar palabra, juntó las manos y oró en voz baja hasta que una potente corriente sacudiese sus manos y el cuerpo de Karkaran. Una sensación que él conocía perfectamente, pues ya había experimentado antes ese poder de la elfa. Si no se había percatado de que ella estaba ahí, ahora sí. Metió entonces la cabeza de nuevo en la habitación.
-Ni os mováis.
Y, con manos temblorosas, cogió su arco, deshaciéndose del maldito disfraz de lobo. Ya daba igual, estaban a punto de encontrarlos. Aullaban alrededor de la iglesia y pronto entrarían a ver si estaban allí.
-Córtale la cabeza. -le recomendó a Kar, con voz más chillona de la que le hubiera gustado teniendo en cuenta que ahora era todo un macho.
Si mostraban la cabeza de su líder, quizás no fuese necesario luchar.
Pasados unos minutos, se asomó por la esquina y no vio ni oyó ni un alma. Tenía que buscar un refugio. ¿Dónde?
<<La Iglesia...>>
Y echó a correr de nuevo, algo más despacio. Estaba agotada y aquella larga carrera a había dejado prácticamente sin resuello. Menos mal que su cría de Asski al menos podía ocultarse mejor, pues todo este rato, pensando que Iredia y Karkaran eran lobos, había salido de la casa y se había escondido cerca de la iglesia, donde había conocido a la niña pequeña que su protector había rescatado.
Una vez vislumbró el refugio sagrado cerca de ella, oyó unos pasos y corrió de nuevo a ocultarse tras una calle. Los lobos se guiaban por su olor. Pronto la encontrarían si no se daba prisa. ¿Dónde se habría ido su protector y el niño? Si habían conseguido matar a Markiel, entonces estaba el problema solucionado. Tenía que encontrarlos.
-Maldita sea, Rushi... -masculló con voz triste.
Como si los dioses la hubieran escuchado, oyó un maullido. Bajó la mirada y se encontró unos grandes y preciosos ojos gatunos en un ser minúsculo y colorido, mirándola con curiosidad. Se agachó y cogió a la criatura en brazos, abrazándola con fuerza.
-Esto es terrible, Rushi, menos mal que no te ha pasado nada -le contó mientras lo besuqueaba en la cabeza- ¿Sabes dónde está Kar o el niño?
En cuanto oyó los nombres, el asski saltó de sus brazos y la llevó hasta un sitio que la elfa/elfo reconoció: la salida del pasadizo por dónde habían escapado de la iglesia. Gato y persona se deslizaron de nuevo por él. Al salir, vio algo sorprendente: la niña estaba sola y llorando a mares, escondida bajo la cama. Iredia, acongojada, la llamó. Costó, porque su disfraz de lobo ayudó a que la niña se asustase más, pero al final reconoció al menos al hombre que la elfa siempre llevaba dentro. O fuera, en este caso.
-Lo ha matado... -lloraba la niña mientras se acurrucaba en los brazos del elfo, buscando protección.
-¿A quién?
-Al cura... -sollozó-Markiel...
El nombre hizo que el corazón de Iredia diera un vuelco. Se arrodilló y se encaró con la niña, con los ojos violetas asustados.
-¿Markiel ha estado aquí?
La pequeña asintió e Iredia frunció los labios. ¿Dónde estaban el crío y su protector?¿Habría salido mal el plan? Con el corazón en un puño, la elfa señaló la cama de nuevo.
-Tú y tú os vais a esconder ahí debajo -les dijo al gato y a la niña- Si en una hora no vuelvo a buscaros, salid por el pasadizo y largaos de aquí, ¿vale?
El asski no asintió, mas la niña sí y ambos hicieron lo que se les mandó. La joven tragó saliva y abrió la puerta de la habitación con mucho cuidado. En el exterior, la escena que vio fue impresionante y aterradora al mismo tiempo: Su protector había metido la mano de lleno en el corazón del lobo, el cual prácticamente estaba deshecho. La mueca de él era aterradora, sádica, disfrutaba con ello. Por primera vez en semanas, Iredia tuvo realmente miedo de lo que veía en el rostro de su protector. Auténtica locura. Sonó entonces un aullido largo , luego otro, luego otro y luego otro más. Los cuatro lobos estaban aproximándose a la iglesia.
Sin mediar palabra, juntó las manos y oró en voz baja hasta que una potente corriente sacudiese sus manos y el cuerpo de Karkaran. Una sensación que él conocía perfectamente, pues ya había experimentado antes ese poder de la elfa. Si no se había percatado de que ella estaba ahí, ahora sí. Metió entonces la cabeza de nuevo en la habitación.
-Ni os mováis.
Y, con manos temblorosas, cogió su arco, deshaciéndose del maldito disfraz de lobo. Ya daba igual, estaban a punto de encontrarlos. Aullaban alrededor de la iglesia y pronto entrarían a ver si estaban allí.
-Córtale la cabeza. -le recomendó a Kar, con voz más chillona de la que le hubiera gustado teniendo en cuenta que ahora era todo un macho.
Si mostraban la cabeza de su líder, quizás no fuese necesario luchar.
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Re: Guia de un mercenario: ¡Cobra siempre primero! [TEMA CERRADO] [Karkaran - Iredia]
Cuando el can comenzó el ataque, lo recibí con una sonrisa y un corte. Este no trató de evitar el corte, sino que cargó contra el. Confiando en que su poderosa masa de músculos y tejidos sería completamente capaz de desviar el hierro de mi hoja.
Pero eso no era una espada común. Ese no era un mineral corriente. Una espada élfica era una obra de arte. Una soloda pieza de una aleación concreta calentado a una temperatura precisa. Una arma con la que dar una muerte limpia que atraviese cualquier armadura..
Y así lo hizo.
El corte desgarro con limpieza la piel que cubría parte del hombro del lobo, haciendo que con el dolor reaccionará echándose a un lado, dándose cuenta del peligro.
Pero no iba a dejarle ir. Avisando aún más mi sonrisa, empecé a trazar una consecución de golpes que obligaron al lobo a ponerse a la defensiva, tratando de esquivar tantos golpes como fue capaz... pero no todos.
Un golpe le alcanzó el brazo. Otro el estómago. Otro la rodilla. Tras el décimo tercer golpe, se tiró al suelo de rodillas. La sangre le daba un brillo a su pelaje mientras se deslizaba hacia el suelo por su cuerpo. Alzó la mirada, aún desafiante. Yo alcé mi espada.
Y descargue sobre su rostro treinta cortes que desfigurado su rostro. Aún respirando y vomitando sangre, le acometí dos cortes más en el pecho. Levantando la piel.
Sonreí un poco más mientras la sangre manchada mi rostro.
- Esperaba más.
Y con un rápido gesto final, atraviese su corazón metiendo mi mano en su pecho. Con el medallón en la mano. Noté sus costillas crujir ante el paso de mi extremidad. Noté como, al contacto con la plata, empezaba a notar como iba secándose poco a poco, al igual que su cuerpo se pensaba. Mire al techo de la Iglesia sobre el inmenso cadáver del lobo. El corazón me palpitaba. La sangre cubría ambas partes de mi rostro. Sonreí.
Noté entonces otro subidón de adrenalina. Me giré para mirar con euforia y sed de sangre contenida a la elfa, que aún era elfo. Trace un par de arcos más con la espada. Emocionado cuando escuché venir a los otros lobos. Corte tal y como dijo Iredia la cabeza al lobo, y la mande de una patada donde iban apareciendo los lobos, aún conmi sonrisa muerta dibujada en la cara.
- Venid a por más.
Pero eso no era una espada común. Ese no era un mineral corriente. Una espada élfica era una obra de arte. Una soloda pieza de una aleación concreta calentado a una temperatura precisa. Una arma con la que dar una muerte limpia que atraviese cualquier armadura..
Y así lo hizo.
El corte desgarro con limpieza la piel que cubría parte del hombro del lobo, haciendo que con el dolor reaccionará echándose a un lado, dándose cuenta del peligro.
Pero no iba a dejarle ir. Avisando aún más mi sonrisa, empecé a trazar una consecución de golpes que obligaron al lobo a ponerse a la defensiva, tratando de esquivar tantos golpes como fue capaz... pero no todos.
Un golpe le alcanzó el brazo. Otro el estómago. Otro la rodilla. Tras el décimo tercer golpe, se tiró al suelo de rodillas. La sangre le daba un brillo a su pelaje mientras se deslizaba hacia el suelo por su cuerpo. Alzó la mirada, aún desafiante. Yo alcé mi espada.
Y descargue sobre su rostro treinta cortes que desfigurado su rostro. Aún respirando y vomitando sangre, le acometí dos cortes más en el pecho. Levantando la piel.
Sonreí un poco más mientras la sangre manchada mi rostro.
- Esperaba más.
Y con un rápido gesto final, atraviese su corazón metiendo mi mano en su pecho. Con el medallón en la mano. Noté sus costillas crujir ante el paso de mi extremidad. Noté como, al contacto con la plata, empezaba a notar como iba secándose poco a poco, al igual que su cuerpo se pensaba. Mire al techo de la Iglesia sobre el inmenso cadáver del lobo. El corazón me palpitaba. La sangre cubría ambas partes de mi rostro. Sonreí.
Noté entonces otro subidón de adrenalina. Me giré para mirar con euforia y sed de sangre contenida a la elfa, que aún era elfo. Trace un par de arcos más con la espada. Emocionado cuando escuché venir a los otros lobos. Corte tal y como dijo Iredia la cabeza al lobo, y la mande de una patada donde iban apareciendo los lobos, aún conmi sonrisa muerta dibujada en la cara.
- Venid a por más.
*** RUNAS ***
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