Re: Tercera Parada: Villa Centollo [Interpretativo][Libre][3/3][Cerrado]

Zatch Dom 13 Ago 2017 - 17:45

Estaba incorporándose cuando un alarido del noblucho marcó el final de la batalla. El zorro miró por sobre el hombro y rodó los ojos mientras se sacudía la arena del pelaje.
-Patético. -Masculló con desagrado. Conocía gente de la peor calaña, personas sin honor ni vergüenza que se movían por el bajo mundo cometiendo todo tipo de delitos. Sin embargo, la nobleza seguía dándole más asco que dichos individuos; quizás porque eran criminales socialmente aceptados que no debían temer las represalias de salirse con la suya y que podían tejer a su gusto las tristes vidas de los campesinos, como si el dinero les otorgase algún tipo de derecho divino sobre los demás. Al menos los delincuentes sabían que lo eran; los nobles eran tan hipócritas que hasta llegaban a creer ser buenas personas.

Ahora, ese tipo que se creía omnipotente sollozaba, insultaba y gemía observando su brazo cercenado casi sin creérselo. Cuando Asher acudió a éste con los vendajes, Zatch frunció el ceño y echó las orejas hacia atrás. ¿Qué se traía entre manos? ¿Era alguna especie de sádico que gustaba de dejar a sus presas vivas, pero con serios traumas? De haber podido elegir, le hubiese rebanado la cabeza en ese mismo instante, pero el perro, evidentemente, tenía otros planes. Intrigado, se limpió los últimos rastros de sangre de la boca y procedió a acercarse con cautela. Entonces fue interceptado por el exguardia, a quien ni siquiera había visto ahí tirado. Cuando bajó la mirada, el estado del hombre le arrancó un silbido de sorpresa y una mueca que no daba lugar a dudas respecto a cuán demacrado se veía.

-Tú no estás muy bien de la cabeza, ¿eh? -Opinó lo mismo que otros tantos, mientras le tendía la mano y halaba de él- ¿Puedo quedarme con tu armadura cuando te maten? -Le sonrió, aunque su mueca cambió al asombro cuando la palmada del hombre lo impulsó hacia adelante. Estaba medio muerto, pero el desgraciado todavía tenía una fuerza envidiable.

Zatch también se aproximó a la escena aunque, a diferencia de Elran, se mantuvo a unos cuantos metros de distancia del hombre perro y el Lord. Realmente estaba interesado en presenciar lo que ocurriría a continuación; las acciones de Asher determinarían la opinión que tendría Zatch del grupo entero de bandidos.

No obstante, antes de eso ocurrió otra cosa: Lyn apareció para dar paso a una escena de lo más peculiar. Tal como había visto horas atrás durante la sigilosa persecución, el dúo cómico de humano y vampiresa dio un pequeño espectáculo antes de terminar en la separación de ambos. El zorro se rascó la barbilla mientras disimulaba una sonrisa burlona al pensar lo fácil que sería aprovechar el momento de distracción para despojarlos de sus pertenencias. Pero hasta alguien como él sentía una mínima lástima hacia aquel hombre esperpéntico que no tenía límites a la hora de darlo todo por los demás. Zatch jamás podría ser así; no estaba dispuesto a precuparse por alguien más aparte de sí mismo. Pero se dijo que su “cuota de malicia” no disminuiría si, por esta vez, no se aprovechaba de la situación. Las riquezas de Lord Centollo bastarían para alimentar su codicia por ese día. Además, malherido y todo, seguía temiendo la posibilidad de que el exguardia le propinase una buena tunda si lo descubría echando mano a sus cosas.

-¿Y? ¿Qué piensas hacer con él? -Avanzó un par de pasos hacia el hombre perro, con la mirada siempre clavada en el noble- Podrías dejarlo vivir, pero abandonarlo en los caminos para que se contagie la peste. -Ladeó levemente la cabeza y esbozó una sonrisa al ver al hombre abrir aún más los ojos. Por el olor, juraría que hasta acababa de vaciar los intestinos del miedo.- O lanzarlo al mar, para que haga honor a su nombre. -Se rascó la barbilla- Bueno, su final tampoco importa mucho, a decir verdad. Mejor vamos a lo interesante. ¿Cómo nos dividimos el botín, ah?

Asher Daregan Miér 23 Ago 2017 - 17:08

-Oh, venga.- dije con una sonrisa sarcástica. -Como si desangrarte fuese un problema. Hay más sangre tuya desperdigada por el mundo que en tu propio cuerpo.- continué, sin mirarle. Estaba ocupado vendandole el tembloroso brazo a aquel idiota. Kothán se acercó por mi espalda y miró al lord, curioso.

-¿Que estás...? Oh. Creo que no se hace así. ¿Cuantas veces has vendado una herida?- preguntó, esbozando una media sonrisa.

Chasqueé la lengua.

-¿Acaso tú lo harias mejor?- respondí, mientras le daba una sección de vendaje a Eltrant. -Sigo diciendo que ese dragón se equivocaba. Sabes más a nuez.-

-¿Nuez?- el zorro frunció el ceño. -Espera, ¿le has mordido?-

-Fue culpa suya. Quería que me vistiese de uniforme.- respondí. Koth rió alegremente. Escuché más pasos. Había conseguido atraer la atención de todos.

-Dejame. Creo que puedo encargarme. Solo quieres que viva unos dias más, ¿no?- preguntó Irirgo. No le había visto cambiar a forma humana, pero ahí estaba. Asentí.

-No va a vivir mucho.- anuncié al resto. -Asi que no os preocupeis. Pero aún tenemos un uso para él.- añadí, dedicandole una sonrisa cruel al noble.

-¿...donde estabas, Koth? No te he visto en un buen rato.-

-La taberna.- respondió, encogiendose de hombros. Ni siquiera había salido hasta que no se calmaron las cosas. Suspiré. Tampoco podía culparle por no arriesgar su cuello. -¿...creeis que es seguro? ¿No se va a escapar y jurar venganza o algo, no?-

-¡Ja! Para eso necesitará tener pies.- sonreí. -Y lengua.-

-...olvida que he preguntado.-

Ahora que había acabado, me sentía extraordinariamente agotado. No. Débil. Había tenido mareos y jaquecas durante algunos dias, pero había evitado quejarme. Sin embargo, se estaban volviendo más fuertes. Necesitaba descansar. Pasar un periodo tranquilo.

-El botin...- dije, con un hilo de voz. -Ah, si... eh... puedes saquear lo que quieras de los soldados muertos. Nosotros nos llevamos al noble. Iremos al castillo en un día o dos, está a tres kilometros al noreste. No tiene casi defensas. Si quieres ir por separado, acercate al tercer día. Habremos dejado suficiente para... ugh.- me froté la frente. Aquello empezaba a ser demasiado molesto. Necesitaba tumbarme. -En fin. Buen trabajo. Te dejo al cargo, Irirgo.- dije. El dragón asintió, sin decir nada. Era evidente que tenia algo en mente.

Me acerqué a Eltrant. Tenia que despedirme, al menos.

-Eh, Tale. Estoy... algo agotado. Tengo que irme pronto.- me excusé. -Ha sido una buena pelea, pero deberiamos... buscar algo tranquilo para la próxima. Sin gente que intente matarnos. No creo que me dirija a las islas, así que probablemente no nos veamos hasta que vuelvas.- dije, intentando concentrarme. -...¿buena suerte? Es decir... no te desangres mucho. Voy a darle instrucciones a Lyn para que te pegue si lo haces.-

Le golpeé en el hombro amistosamente, tratando de ignorar la jaqueca.

-En fin. Buena caza.- terminé, volviendome y caminando de vuelta al campamento.

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Syl observó desde una distancia prudente. Asher estaba dejando que el noble viviese. ¿Imprudencia? El lobo solía tener un buen motivo para sus acciones. Aunque no estaba seguro de si eso era cierto en ese caso. Su odio hacia los nobles podía cegarle... pero no lo discutiria, por el momento. Al menos tenía que darle una oportunidad para excusarse.

Aun así, suspiró. Kothán se había acercado a él, lo que le hizo el pensarse dos veces si intervenir o no. ¿Como podía tener tanta cara? Se había esconcido durante todo el combate, y en el momento en el que terminaba, salía para ser *tan amigable* con todos. Con palabras, no con actos. Pero nadie le iba a hacer caso, incluso si lo mencionaba. Sabía perfectamente como sonaría.

El felino miró alrededor, asegurandose de que todos los soldados estaban muertos. O lo suficientemente muertos como para no ser peligrosos. Cuando se quedó tranquilo, se sentó en el suelo.

La vampiresa le alertó. Era sigilosa por naturaleza, como él, pero aquello le ponía un poco nervioso. Y quería...

¿Entablar conversación?

El felino pestañeó. Era raro. Se había ofrecido a alejarse si molestaba. Ser menos intrusiva. Aquello era de agradecer.

-No. Es solo Syl.- respondió, algo incómodo. La "niña" respondió dando su nombre completo. ¿Era eso un gesto de confianza? No debía confiar en él. Igual que él no debería confiar con ella. Pero allí estaban. El silencio se prolongó un rato, volviendose algo tenso.

El felino dudó, pero finalmente decidió relajarse un poco. Había escuchado su discusión con Eltrant. No era muy distinto de ella, al parecer.

-Viene de... es el nombre de una estrella. En la constelación de el Tigre.- explicó. -Es mi guía.- El hombre gato se llevó la mano al cuello de su armadura de cuero, y sacó un colgante con una forma que, vagamente, representaba la forma de una cabeza de un felino. No era algo que mostrase abiertamente, pero sentía cierto orgullo en sus creencias.

Irirgo le llamó. Era hora de moverse.

-Tengo que irme. Nos vemos.- dijo, haciendo un leve gesto de despedida.

Tal vez fuese distinta a lo que pensaba.

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Irirgo llegó al campamento, seguido del resto del grupo... y el noble, atado de brazos. De brazo y muñón. No sabía exactamente que iban a hacer con él, pero la mirada del lobo le dejaba una idea bastante clara.

El dragón miró alrededor. No escuchaba nada. La hoguera estaba encendida, pero no había rastro de Asher... hasta que se asomó a su tienda. Estaba dormido. Y tosiendo.

El dragón empezaba a preocuparse. Algo iba mal. Había estado sintiendo como una tormenta empezaba a formarse en el horizonte.

Y estaba a punto de llegar.

**Eltrant Tale** Vie 25 Ago 2017 - 14:21

Los murmullos de los aldeanos, que seguían sin saber que hacer exactamente con los cadáveres que había repartidos por el lugar, se hicieron más y más reconocibles, se comenzaron a acumular en torno a la escena de la pequeña escaramuza, curiosos. Eltrant se pasó la mano por el pelo y torció el gesto, cansado.

Se incorporó cuando Asher se volvió a acercar dónde él estaba sentado, Lyn, a lo lejos, conversaba con el felino sentada en el suelo, tendría que disculparse con ella más adelante, en condiciones.

- ¿Seguro que no quieres una copa más? Ahora tenemos unos minutos para descansar… parece – Sonrió llevando su mano hasta la herida que atravesaba su pecho, esperando una respuesta afirmativa por parte de su amigo, este tenía razón, algún día tendrían que encontrarse en mejores condiciones, sin peleas ni batallas a muertes contra bandidos, sin dramas. Aquel momento a el castaño le parecía tan bueno como cualquier otro.

Era imposible meterse en problemas dos veces seguidas en una misma noche. ¿No era cierto?

No obstante, el lobo tenía aspecto cansado, cosa que era normal, después de todo acababan de batirse a muerte con un grupo de soldados bien entrenados; pero aun así había algo en su mirada, en la forma de articular las palabras que hizo que Eltrant se resignase a dejarle ir con un suspiro y, sonriendo, depositase una mano en el hombro del can.

- Cuídate, Asher – Lo sacudió un poco – … Sí que tienes… mala cara – Enarcó una ceja, miró a su amigo directamente a los ojos, había visto aquella expresión en muchos rostros en las últimas semanas. - ¿Has estado en el norte…? – Negó con la cabeza antes de que el can pudiese contestar y apartó aquella idea de sus pensamientos, el lobo hacía negocios en Verisar, dudaba mucho que hubiese ido a lo misionero a Dundarak, no era su estilo. – ...Te estás haciendo viejo – Volvió a sonreír – Y sí, creo que trataré de que mi sangre se quede dónde está. – Amplió la sonrisa cuando el lobo hizo referencia a Lyn – Tomarme las cosas con calma. Quizás plantar más patatas. – Se atusó la barba, Asher se giró y unió al resto de su grupo, el exmercenario levantó un brazo como despedida.

- Buena caza. – Dijo con simpleza. Lyn a varios metros de dónde estaba él agitaba tímidamente la mano, sonriendo, mientras observaba como el felino se alejaba con sus aliados. ¿Había hecho buenas migas con Syl? Lo dudaba, aquel gato les odiaba a ambos, sobre todo a él, aunque estaba seguro de saber más o menos el por qué.

Sonrió y tomó todo el aire que pudo hasta que, como antes, sintió un punzante dolor en el pecho, volvió a tambalearse.

- Te vas a caer, Mortal. ¿Para qué te levantas si apenas puedes mantenerte de pie?– Dijo Lyn sujetándole con dificultad. – Zatch… ¿Puedes ayudarme a llevarle a dentro? – Eltrant se encogió de hombros y se dejó llevar.

- Todo esto me ha dado hambre. – La vampiresa puso los ojos en blanco.

- Te sale sangre por la pernera del pantalón. – Indicó la muchacha caminando hacía la posada con su amigo.

- Son gajes del oficio. – Respondió Eltrant de buen humor cuando el posadero les invitó a volver a entrar con una sonrisa en su rostro.

Podía oír como algunos lugareños seguían al grupo de Asher para agradecer su ayuda, dudaba mucho que al lobo o sus aliados les interesasen mucho aquellas palabras, pero no era un mal detalle.

- ... ¿Que oficio? ¿Por qué oigo sonidos absurdos cada vez que abres la boca? – Preguntó adentrándose en el edificio. - A veces me pregunto si estoy hablando con un humano muy tonto o con un simio muy inteligente. – Añadió – Enserio, deberías hacértelo mirar, Mortal. – Eltrant bostezó dejándose caer en la misma mesa en la que el grupo había estado jugando a las cartas, Lyn infló los mofletes y frunció el ceño - ¡No… No me ignores! ¡No te atrevas! ¡Puñetazo vampírico! – Exclamó volviendo a tocar la herida del pecho de Eltrant, quien reprimió un gemido de dolor y se tumbó sobre la mesa manchándola de sangre en el proceso, atrayendo las miradas y los comentarios de los pocos que habían decidido quedarse en el interior de la posada.

En el exterior el pueblo comenzaba a apilar los cadáveres de las personas que habían decidido acabar con sus vidas bajo las ordenes de "Lord Centollo". ¿Iban a hacer una pira para deshacerse de los cuerpos? Daba igual lo que hiciesen, ya no era asunto suyo, solo quería comer algo y descansar.

- Zatch yo invito, quédate un rato más – Dijo Eltrant al zorro indicándole que se volviese a sentar, ignorando completamente las palabras de las vampiresa, que apremiaba al exmercenario a que descansase en el piso superior, dio un manotazo en la mesa – ¡Vamos! No me digáis que no tenéis hambre. – Lyn entornó los ojos y giró la cabeza, el castaño sonrió. - …Y después me ayudáis a subir las escaleras hasta el dormitorio… ¿…Por favor?

- … Quiero lo más caro del menú. – Dijo Lyn cuando el silencio en el que se había sumido la conversación comenzaba a ser incómodo.

- Pero tú no necesitas…

- Me da igual – Respondió cruzándose de brazos.

Se quedarían un par de días en aquel lugar, esperaría a descansar, a recuperarse. Y se encaminaría a Lunargenta. Estaba seguro que la ciudad iba a ser, irónicamente, un destino mucho más tranquilo que “Villa Centollo”

Al fin y al cabo, no podía tener tan mala suerte.

Zatch Vie 25 Ago 2017 - 17:12

El zorro escuchó atentamente las palabras del perro, algo decepcionado al saber que no presenciarían el mutilamiento de Lord Centollo allí mismo, para disfrute de todo el público. Suspiró y se rascó la cabeza antes de asentir, recordando prioritariamente la ubicación del castillo del noble.

-Pues bien, nos vemos por ahí. Me debes una historia. -Le dedicó una breve sonrisa y, a Kothán, una fuerte palmada en la espalda- Cuídense, cuidado con las pulgas. -Murmuró antes de agacharse a inspeccionar los cadáveres.

Salvo unos cuantos anillos y saquitos de monedas insuficientemente cargados para su gusto, no encontró mucho que echar en su morral. Para cuando se levantó, Asher y sus compañeros ya se habían ido. Él pensaba hacer lo mismo cuando oyó la voz de Lyn, quien le pidió ayuda para mover al exmercenario. Negó suavemente con la cabeza, esbozando una sonrisa mientras se acercaba.

-¿Es capaz de abatir un dragón pero no puede ponerse de pie por su cuenta? -Rió, pasando el brazo ajeno por sobre sus hombros para poder cargarlo- Yo creo que sólo quiere llamar tu atención, niña.

Aguantándose las risas por la conversación del dúo dinámico, ingresó junto a ellos al establecimiento y dejó al viejo guardia caer en la dura silla. Se sacudió el pelaje de los hombros, conteniendo los comentarios sobre el fuerte aroma corporal ajeno, pero prometiéndose no volver a tenerlo tan cerca nunca más.

-Gracias, pero paso. Deberías guardar ese dinero para... no sé... ¿un doctor, quizás? Estás realmente hecho mierda, amigo. Agradece que tienes alguien que te cuide.

Dejó caer una pata sobre la cabeza de la muchachita y le revolvió el cabello antes de darse la vuelta en dirección a la salida. No pensaba pernoctar en un sitio que acababa de ser atacado por dragones; prefería dormir en el bosque. Además, tampoco estaba en sus planes esperar a la banda de Asher para ir al castillo del desafortunado noble. ¿Acaso creían que se conformaría con las sobras?

Se detuvo en el umbral de la puerta y, antes de salir, miró a la parejita por encima del hombro.

-Adiós, ha sido divertido. ¡Mantente vivo, Elran Tail!

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