La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Abrí los ojos grandes cuando vi a Siria con su amiga Leverunia bajo su brazo, por un momento pensé en que la situación era extraña, mi instinto me decía que había que impedirle rápidamente el movimiento a la dragona, si es que Siria quería ganarle, pero mi racionalidad me decía que debía estarme quieta y que todo estaba bien. Que había llegado en ese incómodo momento en el que alguien está siendo ajusticiado dentro del clan por haber cometido algún error. Sólo me preguntaba qué cosa mala podría haber hecho la amiga de Siria como para estar recibiendo esos castigos. Dejé caer mis hombros, esas personas de las estepas iban a terminar con mis nervios o me los iban a dejar peor –si es que eso era posible-. Dejé escapar un suspiro y levanté la cabeza con una sonrisa Supongo que matar antes sería… una falta extrema a las buenas costumbres aseveré, uniéndome al juego.
Mi bromita murió rápidamente al ver a la señora del hogar poniéndole los puntos sobre las íes al que estaba segura, era el “tío” de la noche anterior. Era un poco más gordito de lo que me había imaginado, pero definitivamente, totalmente, no esperaba que la madre –probablemente- de Leverunia, fuese tan estricta. Me paré derecha frente a ella, intentando no parecer un blanco débil o algo en las líneas de carne para moler a palos y con lo que una ama de casa se quita la violencia de dentro. Tal vez fuera porque el tío daba la sensación de ser un hombre autoritario o quizás porque la señora de la casa parecía ser una flor de las estepas, pero doña Margareth –como me enteré después que se llamaba- me dejó una impresión profunda. Eh… claro cerré mi boca … pensaba seguirle el juego a la amiga de Siria, pero lo pensé mejor y preferí buscar la forma de entrar a la casa para que la mamá no me pegara a mí también.
¿Historias de dragoncitos? pregunté en el doble sentido, apresurándome a tomar un lugar al lado de Siria. La mesa estaba espléndidamente tendida, era casi como volver veinte años en el pasado. Una mesa con mucha armonía y un desayuno saludable antes de comenzar a trabajar. Estaba tan alegre que tuve que aferrarme de la mesa para estar segura de que no saldría volando hacia el techo. Prácticamente podía imaginarme la presencia de aquellos que ya no estaban a mi lado en el mundo de los vivos, iluminando la mesa, danzando sobre los rayos de luz de la mañana. Mis hijitos… estuvieran donde estuvieran, estaban juntos y felices. No habían conocido la maldad del mundo y por ello cualquier dios bueno los tendría a su lado, como eternos y dulces querubines. Tenía que estar alegre por ellos… alegre.
Después de que los dueños de casa hicieran los honores, me serví algo de leche y fruta fresca. Sonreí mientras saboreaba el dulzor de los alimentos. Un par de años atrás hubiera dado vuelta la mesa y hubiese reventado la fruta contra las paredes, renegando de que no había nada “fuerte” para desayunar. Ahora estaba allí, sintiéndome bien conmigo misma, compartiendo los frutos de la naturaleza y el trabajo de esas buenas personas. Estaba bien, estábamos bien. Era como mis padres habían sido, y me gustaba volver a ser llamada Feith como lo hizo la tía. Una podía acostumbrarse a esos momentos. Apreté los labios conteniendo una lagrimita traicionera. Hacía tiempo que no tenía un desayuno tan bueno. ¿Es leche de bisonte? pregunté, no sabía por qué, pero tenía un gusto que nunca antes había probado. Entonces… ¿En qué podemos ayudar en la granja antes de partir? pregunté frotándome las manos. No tenía idea del ramo al que se dedicaban, pero estaba segura que podía dar una mano en algo.
Mis padres solían vivir en un pueblito pequeñito. Trabajábamos la tierra… aunque tengo un poco más de facilidad con los animales… por eh… experiencias más recientes miré a Siria, no sabía si debía ser honesta al cien por ciento. Provengo de Ulmer, el pueblo de los lobos aunque claro, no nací allí. De hecho, estuve allí durante su fundación. Así que… aprendí a hacer una cosa o dos con mis manos sonreí, eso era totalmente verdadero. Estaba segura que probablemente me harían más de una pregunta, así que decidí prepararme y atacar lentamente algunas de los frutos secos. Tenía la impresión de que alguien diría algo de la armadura, así que lancé un ataque preventivo Dejé el pueblo hace un tiempo, tenía unos cuantos... enemigos. Los lobos somos bastante vengativos sonreí con ironía Así que bueno... esa es la razón de la armadura. Pero si tienen un cambio de ropa viejo, descubrirán que también puedo fungir muy bien como un buey fruncí el entrecejo, esperaba que hubieran captado el chiste.
Mi bromita murió rápidamente al ver a la señora del hogar poniéndole los puntos sobre las íes al que estaba segura, era el “tío” de la noche anterior. Era un poco más gordito de lo que me había imaginado, pero definitivamente, totalmente, no esperaba que la madre –probablemente- de Leverunia, fuese tan estricta. Me paré derecha frente a ella, intentando no parecer un blanco débil o algo en las líneas de carne para moler a palos y con lo que una ama de casa se quita la violencia de dentro. Tal vez fuera porque el tío daba la sensación de ser un hombre autoritario o quizás porque la señora de la casa parecía ser una flor de las estepas, pero doña Margareth –como me enteré después que se llamaba- me dejó una impresión profunda. Eh… claro cerré mi boca … pensaba seguirle el juego a la amiga de Siria, pero lo pensé mejor y preferí buscar la forma de entrar a la casa para que la mamá no me pegara a mí también.
¿Historias de dragoncitos? pregunté en el doble sentido, apresurándome a tomar un lugar al lado de Siria. La mesa estaba espléndidamente tendida, era casi como volver veinte años en el pasado. Una mesa con mucha armonía y un desayuno saludable antes de comenzar a trabajar. Estaba tan alegre que tuve que aferrarme de la mesa para estar segura de que no saldría volando hacia el techo. Prácticamente podía imaginarme la presencia de aquellos que ya no estaban a mi lado en el mundo de los vivos, iluminando la mesa, danzando sobre los rayos de luz de la mañana. Mis hijitos… estuvieran donde estuvieran, estaban juntos y felices. No habían conocido la maldad del mundo y por ello cualquier dios bueno los tendría a su lado, como eternos y dulces querubines. Tenía que estar alegre por ellos… alegre.
Después de que los dueños de casa hicieran los honores, me serví algo de leche y fruta fresca. Sonreí mientras saboreaba el dulzor de los alimentos. Un par de años atrás hubiera dado vuelta la mesa y hubiese reventado la fruta contra las paredes, renegando de que no había nada “fuerte” para desayunar. Ahora estaba allí, sintiéndome bien conmigo misma, compartiendo los frutos de la naturaleza y el trabajo de esas buenas personas. Estaba bien, estábamos bien. Era como mis padres habían sido, y me gustaba volver a ser llamada Feith como lo hizo la tía. Una podía acostumbrarse a esos momentos. Apreté los labios conteniendo una lagrimita traicionera. Hacía tiempo que no tenía un desayuno tan bueno. ¿Es leche de bisonte? pregunté, no sabía por qué, pero tenía un gusto que nunca antes había probado. Entonces… ¿En qué podemos ayudar en la granja antes de partir? pregunté frotándome las manos. No tenía idea del ramo al que se dedicaban, pero estaba segura que podía dar una mano en algo.
Mis padres solían vivir en un pueblito pequeñito. Trabajábamos la tierra… aunque tengo un poco más de facilidad con los animales… por eh… experiencias más recientes miré a Siria, no sabía si debía ser honesta al cien por ciento. Provengo de Ulmer, el pueblo de los lobos aunque claro, no nací allí. De hecho, estuve allí durante su fundación. Así que… aprendí a hacer una cosa o dos con mis manos sonreí, eso era totalmente verdadero. Estaba segura que probablemente me harían más de una pregunta, así que decidí prepararme y atacar lentamente algunas de los frutos secos. Tenía la impresión de que alguien diría algo de la armadura, así que lancé un ataque preventivo Dejé el pueblo hace un tiempo, tenía unos cuantos... enemigos. Los lobos somos bastante vengativos sonreí con ironía Así que bueno... esa es la razón de la armadura. Pero si tienen un cambio de ropa viejo, descubrirán que también puedo fungir muy bien como un buey fruncí el entrecejo, esperaba que hubieran captado el chiste.
Woodpecker
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Hubo solo un segundo de silencio cuando Wood hizo esa pregunta, prosiguiendo con la risa más honesta que la escuché tener en muchos años. Usualmente se reía recatadamente, o algo cínica incluso para ella, pero las palabras de Wood la sorprendieron de buena gana, puesto que sintió como si alguien más que no fuera Samantha le seguía el juego.
- Siria, Siria – dijo animadamente aquella persona que se hacía llamar mi amiga – Hablando de dragoncitos, ¿cuántos que quería tener ese chico?
Por la vergüenza, mi rostro se encontraba lo suficientemente rojo como para que se me subiera hasta las orejas, sin posibilidad de poder ocultarlo con mis brazos encima de la mesa, aunque no fue lo suficiente como para mover mi brazo derecho, y levantar mi dedo índice y mi dedo medio, indicando que aquel chico quería dos.
- Creo que si no vas a hacer movimientos con él, no deberías suspirar tanto por él – comentó la tía Maggie, colocando finalmente las últimas cosas, sentándose y acomodándose en su lugar – Ya sabes, si un chico – o una chica – realmente le interesas, se acercará a ti y podrán conversar sobre estas cosas.
Sé que la tía Maggie es alguien sabia y con todas las mejores intenciones, pero… creo que nunca le conté lo que pasó en Yule una vez. Y creo que, por mantener el respeto de todos en la mesa, lo mejor era que esa historia quedara enterrada.
Afortunadamente, al rato, todo eso se olvidó y se dejó a un lado, como extrañamente era lo usual en las conversaciones de mesa. Los temas fluían naturalmente, desde los libros que leía Leveru en su tiempo libre, o cuando se dedicaba a estudiar. A veces el tío Al comentaba cosas de la estepa, de donde irían a pastar los Yak y los Bisontes, y la tía comentaba sobre como, por ejemplo, con su vecina pudieron reparar la rueca con la que trataban los pelajes de los animales.
Por mi parte, me quedaba en silencio la mayor parte del tiempo, aunque regresaba algunas bromas o hacía algunos comentarios sobre lo que vi de casa hasta acá, que pudo haberles servido para saber qué hacer durante el día. Creo que en parte porque esta sería la última vez que vería a los tres en mucho tiempo, quizás mucho más del que podría recordar. No lo sé, sentía que si me ponía a conversar normalmente como siempre lo hacía, no podría recordar exactamente como eran cuando no estaba con ellos. Se daba esa naturalidad única.
Pero gran parte fue por Wood. Y creo que por ella misma debería separar las cosas en dos: la primera, era porque, durante el tiempo en que estuvimos en la casa del tío Al y de la tía Marggie, ella estuvo muy callada la gran parte del tiempo, a veces interactuando muy incómoda o intentando no actuar o decir algo que pudiera nacer de ella y que fuera malentendido. Lo segundo, por lo que me había dicho la tía Marggie antes de que nos sentaramos, antes que Wood apareciera por la ventana.
- En efecto es de bisonte, Feith – dijo la tía Marggie al comentario de la leche – Si quieres llevar para el viaje, me preocuparé de que Al te guarde un poco para que puedan beber para mañana en la mañana.
Las familias en la estepa no eran iguales unas a otras. Suena tonto cuando lo digo de esa forma, porque en efecto ninguna familia en ningún lugar del mundo es igual a la otra. En la estepa, sin embargo, no estaba aquella presión social que habían en muchos lugares, como la que el hombre de la casa siempre era el patriarca, puesto que para los dragones, no había un sistema fijo. Muchas familias tenían como “líder de la manada” a mujeres, las que hacían de matriarcas. Otras tenían a los hombres, siendo como patriarcas cuando correspondía. Incluso estaban aquellos en donde los que realmente llevaban las riendas eran los abuelos y abuelas, así que podías encontrar de todo.
Wood me había contado algunas cosas de ella, creo que lo que la confianza y el tiempo permitían, pero eso se había logrado debido a lo que había pasado el día anterior. El que lo hiciera con ellos quizás era por mi confianza hacia ellos, de la confianza que me tenían a mi, y de cómo esas confianzas rebotaron entre si. Quizás también al ver que no pasaba nada al beber la leche, de comer el pan y de sentarse en la mesa. Sé que ella era alguien dolida, y como su naturaleza licántropo, me imaginaba que todavía se sentía como un lobo herido y que desconfiaba de quienes querían verlo sanar.
Y aunque pensé por un momento que le harían preguntas, más bien mis tíos giraron sus cabezas para mirar a Leveru cuando Wood contó lo de Ulmer.
- Es una localidad costera del Este del continente. Se encuentra en un punto intermedio entre Dundarak y Lunargenta, lo que la hace estratégicamente ideal para el comercio, aunque son reacios a admitir extranjeros o quienes no sean licántropos, lo que hace que muchos de ellos, al igual que los Hombres Bestia, hayan proliferado en negocios mercantiles
Ambos dijeron “Ooohhhh” al unísono, mientras Wood continuaba. Parecían muy metidos en la conversación, mostrando mucho respeto ante sus palabras. Aunque cada vez que tenían una duda, volvían a mirar a Leveru…
- Ella es una licántropo.
… y eso no parecía ser algo educado, considerando que quizás la mejor para responder dudas era la propia Wood.
Aunque mis tíos tardaron un par de chistes en entender el chiste, probablemente porque pensaron durante dos segundos sobre qué se refería, recordé lo de ayer cuando caminábamos hacia esta casa, por lo que no reí mucho más de lo que hubiera querido.
- Pues, tenemos algunas labores si estás dispuesta a conocer el rubro – el tío Al fue el primero en hablar – Aunque no necesitarás transformarte en lobo, eso pone aun más nerviosos a los animales – mencionó por el comentario anterior de Wood, por si aquel chiste no era tan chiste en la realidad.
- Aunque no lo creas, papá tenía una complexión parecida a la tuya hace una década atrás – mencionó Leveru, mientras miraba de reojo a ambos comensales – pero ya sabes, comienzas a tomarle el gusto a comer pan a cada rato, y terminas con esto que no se le quita ni con todo el ejercicio que hace – refiriendose a la panza
- Lo más importante por el momento es que hay una conversación pendiente entre ustedes no, he de imaginarme – la tía Marggie fue la última en hablar, y como que en cierto sentido le daba un sentimiento de… ¿como era la palabra? ¿Omniciencia? ¿Omnipociencia? Bueh, le preguntaré después.
Y fue casi como dejar a dos amigas que se habían peleado hace unos segundos, y que habían dejado solas para que se reconciliaran, y que no tenían permitido salir de ahí hasta que se arreglaran. Todo esto después de que el desayuno terminara, y más bien parecía como en aquellas novelas que narraba Leveru, en donde el chico estaba a punto de confesarse con la chica que le gustaba después de graduarse de la escuela.
- ¿… te incomodan estas cosas?
No pude evitar pegarme una palmada en la frente como si hubiera cometido un error garrafal. Y es que eso había hecho, al menos sentí.
- D-disculpa, te la lancé muy directo y sin contexto – a veces esperaba que estas cosas fueran fáciles, y es que tratar con gente que no era dragón era raro incluso para mi, por lo que a veces mis costumbres salían muy a flote y chocaban con las costumbre de otros.
- Es… algo que vengo pensando desde ayer – proseguí – No me di cuenta la verdad hasta que estaba acostada contigo anoche en el granero. Y la verdad es que no me doy cuenta de muchas cosas, porque las doy por sentado, o porque me crié en espacios en donde cosas así y cosas asá son normales, y… bueno, mi normalidad no tiene por qué ser la normalidad de otros.
Sentí que me estaba dando vueltas en puntos confusos y poco ordenados, así que tomé un poco de aire, cerré mis ojos unos momentos hasta que pude ordenar mis ideas, y decidí continuar con la conversación-monólogo que tendría.
- Te he notado algo incómoda durante momentos desde que llegamos a la casa… un poco antes, si es que podríamos decir. ¿Quizás un poco antes, cuando en mi forma dragón te pedí un abrazo? La verdad es que si intentara recordar todos los puntos en los que he incomodado a la gente por diversas cosas, creo que tendría para décadas de experiencia – considerando que mi primer recuerdo fue estar encima de un bisonte salvaje y que logré que mis papás me salieran persiguiendo por varios metros de la estepa – De todas formas, como que… hago estas cosas porque… - jugaba con mis manos en ese punto, mientras intentaba encontrar las palabras - … tengo confianza en quienes conozco. Por ejemplo, si te presto un collar que llevo conmigo, lo hago porque sé que no saldrás corriendo a venderlo por ahí. Lo mismo por ejemplo fue anoche al sugerir que podíamos venir a dormir acá. Quizás pensaste un montón de cosas, debido al griterío que teníamos anoche. O porque Leveru se asustó y no pareció muy simpática al inicio… aunque eso es regular de ella, te acostumbrarás.
Por una parte, Leveru buscaba entre las cosas viejas las ropas de su padre que le cabían a Wood, y es que no mentía, puesto que esas ropas no solo le protegerían si los vientos se ponían duros, le calzaría muy bien y sin quedar muy ancha, aunque sé que se quedó mirando la parte de atrás del pantalón por largo rato, quizás pensando en qué cosa. El tío Al se encontraba sacando algunos animales que lentamente comenzaban a buscar alimento en la cercanía, y la tía Marggie se encontraba separando algunas telas de las lanas que se formaban de los pelos de los animales.
- El caso es que nada de lo que hago, aunque pueda incomodar, lo hago pensando en que esa incomodidad sea a propósito, o que la intención o el resultado es que sea que tu orgullo disminuya o sea pisoteado – y se me vinieron a la mente esas palabras de que los lobos eran vengativos – Y… bueno, aparte de disculparme, si en un momento algo de mi, de lo que digo, de lo que hago, o cualquier cosa te incomoda, por favor coméntamelo. Lo que menos quiero es que te tragues tu orgullo, o comiences a sentir un rencor por este tipo de cosas, como cargar tu sola las cosas, o algo que se acumule y que no puedas controlar. Porque de verdad te estimo y quiero mucho como para que algo así comience a incomodar tu corazón, o tu cabeza.
- Siria, Siria – dijo animadamente aquella persona que se hacía llamar mi amiga – Hablando de dragoncitos, ¿cuántos que quería tener ese chico?
Por la vergüenza, mi rostro se encontraba lo suficientemente rojo como para que se me subiera hasta las orejas, sin posibilidad de poder ocultarlo con mis brazos encima de la mesa, aunque no fue lo suficiente como para mover mi brazo derecho, y levantar mi dedo índice y mi dedo medio, indicando que aquel chico quería dos.
- Creo que si no vas a hacer movimientos con él, no deberías suspirar tanto por él – comentó la tía Maggie, colocando finalmente las últimas cosas, sentándose y acomodándose en su lugar – Ya sabes, si un chico – o una chica – realmente le interesas, se acercará a ti y podrán conversar sobre estas cosas.
Sé que la tía Maggie es alguien sabia y con todas las mejores intenciones, pero… creo que nunca le conté lo que pasó en Yule una vez. Y creo que, por mantener el respeto de todos en la mesa, lo mejor era que esa historia quedara enterrada.
Afortunadamente, al rato, todo eso se olvidó y se dejó a un lado, como extrañamente era lo usual en las conversaciones de mesa. Los temas fluían naturalmente, desde los libros que leía Leveru en su tiempo libre, o cuando se dedicaba a estudiar. A veces el tío Al comentaba cosas de la estepa, de donde irían a pastar los Yak y los Bisontes, y la tía comentaba sobre como, por ejemplo, con su vecina pudieron reparar la rueca con la que trataban los pelajes de los animales.
Por mi parte, me quedaba en silencio la mayor parte del tiempo, aunque regresaba algunas bromas o hacía algunos comentarios sobre lo que vi de casa hasta acá, que pudo haberles servido para saber qué hacer durante el día. Creo que en parte porque esta sería la última vez que vería a los tres en mucho tiempo, quizás mucho más del que podría recordar. No lo sé, sentía que si me ponía a conversar normalmente como siempre lo hacía, no podría recordar exactamente como eran cuando no estaba con ellos. Se daba esa naturalidad única.
Pero gran parte fue por Wood. Y creo que por ella misma debería separar las cosas en dos: la primera, era porque, durante el tiempo en que estuvimos en la casa del tío Al y de la tía Marggie, ella estuvo muy callada la gran parte del tiempo, a veces interactuando muy incómoda o intentando no actuar o decir algo que pudiera nacer de ella y que fuera malentendido. Lo segundo, por lo que me había dicho la tía Marggie antes de que nos sentaramos, antes que Wood apareciera por la ventana.
- En efecto es de bisonte, Feith – dijo la tía Marggie al comentario de la leche – Si quieres llevar para el viaje, me preocuparé de que Al te guarde un poco para que puedan beber para mañana en la mañana.
Las familias en la estepa no eran iguales unas a otras. Suena tonto cuando lo digo de esa forma, porque en efecto ninguna familia en ningún lugar del mundo es igual a la otra. En la estepa, sin embargo, no estaba aquella presión social que habían en muchos lugares, como la que el hombre de la casa siempre era el patriarca, puesto que para los dragones, no había un sistema fijo. Muchas familias tenían como “líder de la manada” a mujeres, las que hacían de matriarcas. Otras tenían a los hombres, siendo como patriarcas cuando correspondía. Incluso estaban aquellos en donde los que realmente llevaban las riendas eran los abuelos y abuelas, así que podías encontrar de todo.
Wood me había contado algunas cosas de ella, creo que lo que la confianza y el tiempo permitían, pero eso se había logrado debido a lo que había pasado el día anterior. El que lo hiciera con ellos quizás era por mi confianza hacia ellos, de la confianza que me tenían a mi, y de cómo esas confianzas rebotaron entre si. Quizás también al ver que no pasaba nada al beber la leche, de comer el pan y de sentarse en la mesa. Sé que ella era alguien dolida, y como su naturaleza licántropo, me imaginaba que todavía se sentía como un lobo herido y que desconfiaba de quienes querían verlo sanar.
Y aunque pensé por un momento que le harían preguntas, más bien mis tíos giraron sus cabezas para mirar a Leveru cuando Wood contó lo de Ulmer.
- Es una localidad costera del Este del continente. Se encuentra en un punto intermedio entre Dundarak y Lunargenta, lo que la hace estratégicamente ideal para el comercio, aunque son reacios a admitir extranjeros o quienes no sean licántropos, lo que hace que muchos de ellos, al igual que los Hombres Bestia, hayan proliferado en negocios mercantiles
Ambos dijeron “Ooohhhh” al unísono, mientras Wood continuaba. Parecían muy metidos en la conversación, mostrando mucho respeto ante sus palabras. Aunque cada vez que tenían una duda, volvían a mirar a Leveru…
- Ella es una licántropo.
… y eso no parecía ser algo educado, considerando que quizás la mejor para responder dudas era la propia Wood.
Aunque mis tíos tardaron un par de chistes en entender el chiste, probablemente porque pensaron durante dos segundos sobre qué se refería, recordé lo de ayer cuando caminábamos hacia esta casa, por lo que no reí mucho más de lo que hubiera querido.
- Pues, tenemos algunas labores si estás dispuesta a conocer el rubro – el tío Al fue el primero en hablar – Aunque no necesitarás transformarte en lobo, eso pone aun más nerviosos a los animales – mencionó por el comentario anterior de Wood, por si aquel chiste no era tan chiste en la realidad.
- Aunque no lo creas, papá tenía una complexión parecida a la tuya hace una década atrás – mencionó Leveru, mientras miraba de reojo a ambos comensales – pero ya sabes, comienzas a tomarle el gusto a comer pan a cada rato, y terminas con esto que no se le quita ni con todo el ejercicio que hace – refiriendose a la panza
- Lo más importante por el momento es que hay una conversación pendiente entre ustedes no, he de imaginarme – la tía Marggie fue la última en hablar, y como que en cierto sentido le daba un sentimiento de… ¿como era la palabra? ¿Omniciencia? ¿Omnipociencia? Bueh, le preguntaré después.
Y fue casi como dejar a dos amigas que se habían peleado hace unos segundos, y que habían dejado solas para que se reconciliaran, y que no tenían permitido salir de ahí hasta que se arreglaran. Todo esto después de que el desayuno terminara, y más bien parecía como en aquellas novelas que narraba Leveru, en donde el chico estaba a punto de confesarse con la chica que le gustaba después de graduarse de la escuela.
- ¿… te incomodan estas cosas?
No pude evitar pegarme una palmada en la frente como si hubiera cometido un error garrafal. Y es que eso había hecho, al menos sentí.
- D-disculpa, te la lancé muy directo y sin contexto – a veces esperaba que estas cosas fueran fáciles, y es que tratar con gente que no era dragón era raro incluso para mi, por lo que a veces mis costumbres salían muy a flote y chocaban con las costumbre de otros.
- Es… algo que vengo pensando desde ayer – proseguí – No me di cuenta la verdad hasta que estaba acostada contigo anoche en el granero. Y la verdad es que no me doy cuenta de muchas cosas, porque las doy por sentado, o porque me crié en espacios en donde cosas así y cosas asá son normales, y… bueno, mi normalidad no tiene por qué ser la normalidad de otros.
Sentí que me estaba dando vueltas en puntos confusos y poco ordenados, así que tomé un poco de aire, cerré mis ojos unos momentos hasta que pude ordenar mis ideas, y decidí continuar con la conversación-monólogo que tendría.
- Te he notado algo incómoda durante momentos desde que llegamos a la casa… un poco antes, si es que podríamos decir. ¿Quizás un poco antes, cuando en mi forma dragón te pedí un abrazo? La verdad es que si intentara recordar todos los puntos en los que he incomodado a la gente por diversas cosas, creo que tendría para décadas de experiencia – considerando que mi primer recuerdo fue estar encima de un bisonte salvaje y que logré que mis papás me salieran persiguiendo por varios metros de la estepa – De todas formas, como que… hago estas cosas porque… - jugaba con mis manos en ese punto, mientras intentaba encontrar las palabras - … tengo confianza en quienes conozco. Por ejemplo, si te presto un collar que llevo conmigo, lo hago porque sé que no saldrás corriendo a venderlo por ahí. Lo mismo por ejemplo fue anoche al sugerir que podíamos venir a dormir acá. Quizás pensaste un montón de cosas, debido al griterío que teníamos anoche. O porque Leveru se asustó y no pareció muy simpática al inicio… aunque eso es regular de ella, te acostumbrarás.
Por una parte, Leveru buscaba entre las cosas viejas las ropas de su padre que le cabían a Wood, y es que no mentía, puesto que esas ropas no solo le protegerían si los vientos se ponían duros, le calzaría muy bien y sin quedar muy ancha, aunque sé que se quedó mirando la parte de atrás del pantalón por largo rato, quizás pensando en qué cosa. El tío Al se encontraba sacando algunos animales que lentamente comenzaban a buscar alimento en la cercanía, y la tía Marggie se encontraba separando algunas telas de las lanas que se formaban de los pelos de los animales.
- El caso es que nada de lo que hago, aunque pueda incomodar, lo hago pensando en que esa incomodidad sea a propósito, o que la intención o el resultado es que sea que tu orgullo disminuya o sea pisoteado – y se me vinieron a la mente esas palabras de que los lobos eran vengativos – Y… bueno, aparte de disculparme, si en un momento algo de mi, de lo que digo, de lo que hago, o cualquier cosa te incomoda, por favor coméntamelo. Lo que menos quiero es que te tragues tu orgullo, o comiences a sentir un rencor por este tipo de cosas, como cargar tu sola las cosas, o algo que se acumule y que no puedas controlar. Porque de verdad te estimo y quiero mucho como para que algo así comience a incomodar tu corazón, o tu cabeza.
Siria
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
En la mesa Siria se mostró más recatada que en la tarde anterior… tal vez también la estaba incomodando a ella. Afortunadamente esa amiga suya, Leveru, parecía un gran tomo mágico del conocimiento. Agradecí que ella hiciera las traducciones necesarias, porque estaba un poco en blanco con la forma en la que debía tratar a los dragones. Para mí ellos eran como su propia familia/manada. A mi entender, cada manada tenía sus reglas y yo, no quería estar debajo del cucharón con el que la “tía” revolvía la leche antes de mezclarla con… ¿avena? No estaba segura. De todas formas, sentía que no estaba conectando mucho con esas amables personas y eso me aterrorizaba. Sabía que yo no era normal, pero no tenía una regla con la que medir mi nivel de anormalidad Versus cosas de dragones esteparios.
Cuando el tío habló, sentí que volvía a ponerme rígida. Tenía un no-se-qué- en su voz que confería respeto. Reí un poco incómoda a su observación, nadie en su sano juicio no se pone incómodo frente a un licántropo. Sabría bien eso yo… que generalmente despertaba las pasiones más oscuras en los seres vivos. Miré a la amiga de Siria, alegre de que su comentario rompiera la conexión entre la mirada del hombre y la mía. Probablemente me hubiera reído si hubiese tenido más confianza, pero en ese momento, solamente hice una mueca y asentí Será más fácil así sentencié, preparándome mentalmente para ir a algún cofre perdido y sentir en mi nariz la humedad de la ropa almacenada. Si el tío tenía una complexión parecida a la mía… tendría que haber sido un par de lustros atrás… cuento menos. Con los dragones una nunca podía estar segura. La tía, parecía tener el tercer ojo de las abuelas, no estaba segura de lo que implicara un “tiempo a solas”. A ver, lo sabía, pero podía tener muchas lecturas distintas…
Por ejemplo, en el gremio “un tiempo a solas” se refiere a torturar a alguien. Entre amantes, un “tiempo a solas” es para … bueno, hacer esas cosas que no haces frente a los demás. Y entre… dragonas y licántropas… ¿qué quería decir? Me prepararía para lo que fuese. Asentí con resolución para mí misma, mientras seguía a Siria a otra habitación. ¿Estas cosas? pregunté, haciendo eco de su tono. No tardó en volver a parafrasear el significado tras esas palabras. Siria siempre me había dado la impresión de ser muy tranquila, pero parecía perturbada. Cuando salió a la luz la parte de haber dormido juntas, sentí cierto calorcillo que me brotaba del pecho y subía por el cuello. No recordaba nada de esa noche, tenía cierta memoria de haber sentido algo más cálido… me llevé una mano a la cabeza y me peiné hacia atrás con los dedos el pelo, mientras seguía escuchándola, manteniendo una expresión neutra. Esperaba no haberla atacado mientras dormía… no recordaba haber compartido lecho con otra mujer… en toda mi vida. Los accidentes pasaban…
Oh… se me escapó, no le había hecho nada, se trataba de algo totalmente diferente. Respiré aliviada y me relajé mientras escuchaba el resto de su desahogo. Al menos Leveru parecía estar tranquila con la situación, Siria era… tan especial. Dejé relucir una sonrisa y me permití tomarla de las manos, era muy contra mí, pero era consciente que para ella eso fuera parte de su forma de ser. Ya… ya… tranquila. Le mostré una sonrisa reaseguradora mientras acariciaba sus manos entre las mías. Mi incomodidad… se debe a que hace mucho tiempo que… no… mmm… ¿cómo decirlo? Digamos que las personas con las que me rodeo son peligrosas y ya no me sale… confraternizar… y eres tan amable que parece parte de algún extraño sueño… me tomé un momento para respirar y ordenar mis ideas. No era como que quisiera justificar mi incapacidad de adaptarme o darle lástima.
Y… el orgullo, bueno… creo que es distinto para todos. Tú no me incomodas Siria, si lo hicieras me hubiese ido hace tiempo. le acaricié el rostro, se sentía extraño Necesito algo de tiempo para… no sé, recordar cómo vivir en paz me encogí de hombros, no sabía cómo parafrasearlo Además, mi luto es muy reciente, es… era raro expresarlo en palabras del lenguaje común un desafío, lidiar con lo que estoy sintiendo en este momento. Me temo que probablemente te haré sentir un poco insegura por algún tiempo, pero desde ya, debes saber que no es mi intención. Es más, a cambio de mis futuras lecciones de lectura, sería bueno que me enseñaras de esas cosas le señalé a ella toda. Fue en ese momento que Leveru se puso casi entre nosotras, al parecer tenía algunas cosas que decirle a Siria con el tema de la lectura. Sonreí de lado, tal vez era un terreno digno de otra historia, porque veía que en esa casa abundaban los libros…
Tomé rápidamente la ropa que me había llevado y empecé a cambiarme… aunque la cuestión se tardó porque no era precisamente velocidad de halcón esto de quitarse cada una de las partes de la armadura. Leveru parecía estar entre feliz por la noticia, pero enojada… tal vez porque ella habría querido enseñarle antes… no estaba segura. No me sentía cómoda escuchando las conversaciones ajenas. Cuando pude, intenté fugarme con el tío, que andaba por las cercanías con sus animales. Agité una mano, intentando no espantar nada a mi paso. Es… interesante esto de volver a tener pantalones le comenté al tío, intentando buscar la forma de caerle en gracia, aunque no tenía mucha esperanza. El ajuste era bueno, aunque estaban ligeramente apretados los pantalones… y la camisa alrededor del pecho. Me moví, estaba un poquito incómoda, pero lo había estado más la última vez que me había travestido… con las subsecuentes consecuencias. Sonreí ante el recuerdo ¿Cómo puedo ayudarle? pregunté, jugando inquieta con las rodillas del pantalón. Sentía que se me iban un par de años de encima respirando aquellos aires, viendo llanuras interminables...
Cuando el tío habló, sentí que volvía a ponerme rígida. Tenía un no-se-qué- en su voz que confería respeto. Reí un poco incómoda a su observación, nadie en su sano juicio no se pone incómodo frente a un licántropo. Sabría bien eso yo… que generalmente despertaba las pasiones más oscuras en los seres vivos. Miré a la amiga de Siria, alegre de que su comentario rompiera la conexión entre la mirada del hombre y la mía. Probablemente me hubiera reído si hubiese tenido más confianza, pero en ese momento, solamente hice una mueca y asentí Será más fácil así sentencié, preparándome mentalmente para ir a algún cofre perdido y sentir en mi nariz la humedad de la ropa almacenada. Si el tío tenía una complexión parecida a la mía… tendría que haber sido un par de lustros atrás… cuento menos. Con los dragones una nunca podía estar segura. La tía, parecía tener el tercer ojo de las abuelas, no estaba segura de lo que implicara un “tiempo a solas”. A ver, lo sabía, pero podía tener muchas lecturas distintas…
Por ejemplo, en el gremio “un tiempo a solas” se refiere a torturar a alguien. Entre amantes, un “tiempo a solas” es para … bueno, hacer esas cosas que no haces frente a los demás. Y entre… dragonas y licántropas… ¿qué quería decir? Me prepararía para lo que fuese. Asentí con resolución para mí misma, mientras seguía a Siria a otra habitación. ¿Estas cosas? pregunté, haciendo eco de su tono. No tardó en volver a parafrasear el significado tras esas palabras. Siria siempre me había dado la impresión de ser muy tranquila, pero parecía perturbada. Cuando salió a la luz la parte de haber dormido juntas, sentí cierto calorcillo que me brotaba del pecho y subía por el cuello. No recordaba nada de esa noche, tenía cierta memoria de haber sentido algo más cálido… me llevé una mano a la cabeza y me peiné hacia atrás con los dedos el pelo, mientras seguía escuchándola, manteniendo una expresión neutra. Esperaba no haberla atacado mientras dormía… no recordaba haber compartido lecho con otra mujer… en toda mi vida. Los accidentes pasaban…
Oh… se me escapó, no le había hecho nada, se trataba de algo totalmente diferente. Respiré aliviada y me relajé mientras escuchaba el resto de su desahogo. Al menos Leveru parecía estar tranquila con la situación, Siria era… tan especial. Dejé relucir una sonrisa y me permití tomarla de las manos, era muy contra mí, pero era consciente que para ella eso fuera parte de su forma de ser. Ya… ya… tranquila. Le mostré una sonrisa reaseguradora mientras acariciaba sus manos entre las mías. Mi incomodidad… se debe a que hace mucho tiempo que… no… mmm… ¿cómo decirlo? Digamos que las personas con las que me rodeo son peligrosas y ya no me sale… confraternizar… y eres tan amable que parece parte de algún extraño sueño… me tomé un momento para respirar y ordenar mis ideas. No era como que quisiera justificar mi incapacidad de adaptarme o darle lástima.
Y… el orgullo, bueno… creo que es distinto para todos. Tú no me incomodas Siria, si lo hicieras me hubiese ido hace tiempo. le acaricié el rostro, se sentía extraño Necesito algo de tiempo para… no sé, recordar cómo vivir en paz me encogí de hombros, no sabía cómo parafrasearlo Además, mi luto es muy reciente, es… era raro expresarlo en palabras del lenguaje común un desafío, lidiar con lo que estoy sintiendo en este momento. Me temo que probablemente te haré sentir un poco insegura por algún tiempo, pero desde ya, debes saber que no es mi intención. Es más, a cambio de mis futuras lecciones de lectura, sería bueno que me enseñaras de esas cosas le señalé a ella toda. Fue en ese momento que Leveru se puso casi entre nosotras, al parecer tenía algunas cosas que decirle a Siria con el tema de la lectura. Sonreí de lado, tal vez era un terreno digno de otra historia, porque veía que en esa casa abundaban los libros…
Tomé rápidamente la ropa que me había llevado y empecé a cambiarme… aunque la cuestión se tardó porque no era precisamente velocidad de halcón esto de quitarse cada una de las partes de la armadura. Leveru parecía estar entre feliz por la noticia, pero enojada… tal vez porque ella habría querido enseñarle antes… no estaba segura. No me sentía cómoda escuchando las conversaciones ajenas. Cuando pude, intenté fugarme con el tío, que andaba por las cercanías con sus animales. Agité una mano, intentando no espantar nada a mi paso. Es… interesante esto de volver a tener pantalones le comenté al tío, intentando buscar la forma de caerle en gracia, aunque no tenía mucha esperanza. El ajuste era bueno, aunque estaban ligeramente apretados los pantalones… y la camisa alrededor del pecho. Me moví, estaba un poquito incómoda, pero lo había estado más la última vez que me había travestido… con las subsecuentes consecuencias. Sonreí ante el recuerdo ¿Cómo puedo ayudarle? pregunté, jugando inquieta con las rodillas del pantalón. Sentía que se me iban un par de años de encima respirando aquellos aires, viendo llanuras interminables...
Woodpecker
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
A veces cuando conoces a una persona, ya sea por mucho o poco tiempo, tiendes a darte cuenta de cómo las cosas son y serán por el resto del tiempo que se permitan estar juntas. Sabes de qué temas hablar, las comidas que se pueden comer, o comentarios que podrían sonar hirientes, pero en realidad no lo son. Con Leveru o Samantha, por ejemplo. O incluso personas con las que no te veías regularmente, como lo era la tía Marggie y el tío al. Y con Wood también comenzaba lentamente a entender algunas cosas. Por ejemplo, cuando estuvimos comiendo asado el día anterior, de saber cómo era algo reacia al contacto físico, que estaba constantemente en modo vigilante por si algo pasaba, o que muchas cosas la incomodarían. Aquellas eran las cosas que asumí que serían propias de Wood, y como era algo obvio, acepté porque el cariño que le tenía superaba ese tipo de complicaciones.
Y es curioso porque, aunque es algo que sabes que es obvio, cuando ocurre te sigue sorprendiendo. Cambia tu mente, lo que sabes de la otra persona, y te da una sacudida en la cabeza, en tu alma, en las cosas que diste por sentada. Cuando Wood me tomó las manos y me acarició la cara, sentí una mezcla de sentimientos que hacía que mi corazón tuviera un calorcito que se dispersaba a todo mi cuerpo con cada latido que hacía. Su explicación, sobre todo, me daba una sensación tanto de agrado como de disgusto: agrado, porque sentía que estaba siendo honesta en sus sentimientos, que podía sentirlos en mi corazón como ayer cuando me nació cantar para ella, que ese sentimiento de conexión, de preocupación, también era importante para ella.
Y sentí disgusto… por mi misma. Terminaba olvidando lo que había pasado recientemente, que intentaba rearmar su vida, y que hasta antes que la conocí, probablemente se hubiera hundido en alcohol y en esa tristeza autodestructiva que la podría haber dejado en cualquier lado del mundo. Y sin embargo, terminó donde comenzaba mi camino, permitiendome acercarme a ella cuando se encontraba herida, contra cualquier instinto que tendría un lobo, y queriendo vivir de manera diferente a lo que había vivido hasta ese entonces. Y lo que había terminado por hacer, durante el día de ayer, era empujarla a situaciones que pensé que estaban bien, que no tendrían problema porque no tendrían un desenlace negativo.
Debí haber pensado un poco más en ella, en lo que sentía, y en lo que quería.
- Me caen muy bien, señoritas, pero creo que están acercando peligrosamente a las novelas románticas clichés que se venden como pan caliente entre las señoras de 80 necesitadas de acción marital – un comentario bastante agudo, pero debo reconocer que en cierto sentido tenía razón, las mujeres cotizaban mucha lectura romántica en el mercado – Y creo que ninguna de las dos quiere demorar más las tareas que se deben hacer durante el día.
Aunque podría escucharse como una pesada frente a quienes no la conocían, tenía algo de razón: ambas nos habíamos comprometido a hacer labores que compensaran el dejarnos dormir y comer en su hogar. Y tampoco era la idea que demorásemos las cosas si nos habíamos comprometido a ello.
- Si, pero…
- Nada de “pero”, señorita – casi sonaba a regaño cuando se colocaba entre nosotras, con algunos libros en sus manos – Además que ya me enteré que Wood será tu tutora para aprender a leer, así que tendré que buscarte algo que sea de ayuda.
- Ah, si… sobre eso…
No les conté al respecto, pero Leveru intentó enseñarme a leer en el pasado, durante varias etapas de mi vida: cuando eramos pequeñas y recién nos conocimos, cuando fuimos adolescentes y rebeldes, y cuando maduramos para dirigirnos cada una a lo que creíamos nuestro destino. Y en esas tres etapas la rechacé: la primera porque pensaba que leer era una pérdida de tiempo y que montar Yak corriendo era lo más divertido del mundo, la segunda porque… bueno, estaba en mi época rebelde, y la tercera fue porque pensé que ya era tarde para mi y me quedaría en la estepa para siempre, continuando el trabajo y la labor de mis padres.
Muchas veces, el destino con solo un regalo cambia todas nuestras expectativas y planes para el futuro, ya fuera para bien o para mal. Solo podía pensar en si aceptaba lo que quería darme.
- Pues, si. Intenté enseñarte, pero me diste la negativa cada vez que te lo propuse.
- ¿Me estás guardando rencor?
Podía sentir cómo colocaba la tapa del libro que tenía en mi mejilla, haciendo presión para hacerme hacia atrás, lo que era incómodo al estar sentada.
- Oh, no, haré que Wood te haga comer cada letra que hay en estas maravillas de la humanidad - al parecer si me guardaba algo de rencor, aunque a su manera
- Pero el papel no suena como algo sabroso. Wood no creo que me quiera dar algo que le haga mal a mi cuerpo...
- Ah, hablando de eso…
Leveru se asomó por la ventana para ver en qué estaban el tío Al y Wood. Se quedó largo rato mirandolos, aunque creo que específicamente no al tío ni a los animales, ya que nunca tuvo que limpiarse la baba cuando los miraba.
- Ajá, apretado como pensaba - murmuró mientras seguía mirando. ¿Qué demonios estaba pensando?
Por su parte, el tío Al parecía que la mirada se le desviaba porque sus ojos estaban fijos en los ojos de Wood por varios segundos, pero lentamente comenzaban a bajar, y luego volvían a sus ojos como si recordara algo, para luego repetir el ciclo por algunas veces más.
- Pues, el río se encuentra a media hora….. de acá – ahí hay un ciclo – Trabajaste en la tierra, según recuerdo. No se si tus padres trabajaron con…… animales alguna vez – ahí va otro ciclo – pero acá los llevamos a tomar agua después de pasar la noche encerrados en……. Los corrales – uno más.
De tal palo, tal astilla.
- Los llevaremos a un riachuelo cercano, que está a 20 minutos caminando – esta vez desvió la mirada hacia uno de los animales, quizás para concentrarse mejor – Aunque los animales nos obedecen la mayor parte del tiempo, tienen a lo que ellos sienten como “líder de la manada”, que es este ejemplar de nombre “Dab” - Dab era un ejemplar fino, un macho que tenía un paño rojo en uno de sus cuernos, como forma de diferenciarlo del resto - Cuando se ponen rebeldes, es cosa de que llevemos a Dab a caminar, y toda la manada lo sigue. De igual forma, si Dab se pone rebelde, es cosa de que le tomes de los cachos fuertemente y lo mires con decisión y firmeza. Así entiende quién es el líder de la manada, y obedecerá donde vayas.
El tío Al se giró para Wood, y como que se sonrojó, aunque a diferencia de lo que se podía pensar, era porque pensó que había tratado a Wood como una “ignorante”.
- Lo siento, eres una licántropo, me imagino que sabes todo esto de las manadas, así que no tendría que estar comportándome condescendientemente contigo – y sus palabras se escuchaban sorprendentemente humildes – Acá al menos los Bisontes y los Yak son animales pacíficos y muy llevaderos. Ni aun enojados es posible que te ataquen, a lo mucho te empujarán para mostrar su valía ante la manada, y demostrar que son líderes que hacen lo que quieren. Pero mientras te muestres determinada, ellos terminan cediendo… aunque a su manera, como para decirle al resto de la manada que siguen siendo los machos alfa.
Y es curioso porque, aunque es algo que sabes que es obvio, cuando ocurre te sigue sorprendiendo. Cambia tu mente, lo que sabes de la otra persona, y te da una sacudida en la cabeza, en tu alma, en las cosas que diste por sentada. Cuando Wood me tomó las manos y me acarició la cara, sentí una mezcla de sentimientos que hacía que mi corazón tuviera un calorcito que se dispersaba a todo mi cuerpo con cada latido que hacía. Su explicación, sobre todo, me daba una sensación tanto de agrado como de disgusto: agrado, porque sentía que estaba siendo honesta en sus sentimientos, que podía sentirlos en mi corazón como ayer cuando me nació cantar para ella, que ese sentimiento de conexión, de preocupación, también era importante para ella.
Y sentí disgusto… por mi misma. Terminaba olvidando lo que había pasado recientemente, que intentaba rearmar su vida, y que hasta antes que la conocí, probablemente se hubiera hundido en alcohol y en esa tristeza autodestructiva que la podría haber dejado en cualquier lado del mundo. Y sin embargo, terminó donde comenzaba mi camino, permitiendome acercarme a ella cuando se encontraba herida, contra cualquier instinto que tendría un lobo, y queriendo vivir de manera diferente a lo que había vivido hasta ese entonces. Y lo que había terminado por hacer, durante el día de ayer, era empujarla a situaciones que pensé que estaban bien, que no tendrían problema porque no tendrían un desenlace negativo.
Debí haber pensado un poco más en ella, en lo que sentía, y en lo que quería.
- Me caen muy bien, señoritas, pero creo que están acercando peligrosamente a las novelas románticas clichés que se venden como pan caliente entre las señoras de 80 necesitadas de acción marital – un comentario bastante agudo, pero debo reconocer que en cierto sentido tenía razón, las mujeres cotizaban mucha lectura romántica en el mercado – Y creo que ninguna de las dos quiere demorar más las tareas que se deben hacer durante el día.
Aunque podría escucharse como una pesada frente a quienes no la conocían, tenía algo de razón: ambas nos habíamos comprometido a hacer labores que compensaran el dejarnos dormir y comer en su hogar. Y tampoco era la idea que demorásemos las cosas si nos habíamos comprometido a ello.
- Si, pero…
- Nada de “pero”, señorita – casi sonaba a regaño cuando se colocaba entre nosotras, con algunos libros en sus manos – Además que ya me enteré que Wood será tu tutora para aprender a leer, así que tendré que buscarte algo que sea de ayuda.
- Ah, si… sobre eso…
No les conté al respecto, pero Leveru intentó enseñarme a leer en el pasado, durante varias etapas de mi vida: cuando eramos pequeñas y recién nos conocimos, cuando fuimos adolescentes y rebeldes, y cuando maduramos para dirigirnos cada una a lo que creíamos nuestro destino. Y en esas tres etapas la rechacé: la primera porque pensaba que leer era una pérdida de tiempo y que montar Yak corriendo era lo más divertido del mundo, la segunda porque… bueno, estaba en mi época rebelde, y la tercera fue porque pensé que ya era tarde para mi y me quedaría en la estepa para siempre, continuando el trabajo y la labor de mis padres.
Muchas veces, el destino con solo un regalo cambia todas nuestras expectativas y planes para el futuro, ya fuera para bien o para mal. Solo podía pensar en si aceptaba lo que quería darme.
- Pues, si. Intenté enseñarte, pero me diste la negativa cada vez que te lo propuse.
- ¿Me estás guardando rencor?
Podía sentir cómo colocaba la tapa del libro que tenía en mi mejilla, haciendo presión para hacerme hacia atrás, lo que era incómodo al estar sentada.
- Oh, no, haré que Wood te haga comer cada letra que hay en estas maravillas de la humanidad - al parecer si me guardaba algo de rencor, aunque a su manera
- Pero el papel no suena como algo sabroso. Wood no creo que me quiera dar algo que le haga mal a mi cuerpo...
- Ah, hablando de eso…
Leveru se asomó por la ventana para ver en qué estaban el tío Al y Wood. Se quedó largo rato mirandolos, aunque creo que específicamente no al tío ni a los animales, ya que nunca tuvo que limpiarse la baba cuando los miraba.
- Ajá, apretado como pensaba - murmuró mientras seguía mirando. ¿Qué demonios estaba pensando?
Por su parte, el tío Al parecía que la mirada se le desviaba porque sus ojos estaban fijos en los ojos de Wood por varios segundos, pero lentamente comenzaban a bajar, y luego volvían a sus ojos como si recordara algo, para luego repetir el ciclo por algunas veces más.
- Pues, el río se encuentra a media hora….. de acá – ahí hay un ciclo – Trabajaste en la tierra, según recuerdo. No se si tus padres trabajaron con…… animales alguna vez – ahí va otro ciclo – pero acá los llevamos a tomar agua después de pasar la noche encerrados en……. Los corrales – uno más.
De tal palo, tal astilla.
- Los llevaremos a un riachuelo cercano, que está a 20 minutos caminando – esta vez desvió la mirada hacia uno de los animales, quizás para concentrarse mejor – Aunque los animales nos obedecen la mayor parte del tiempo, tienen a lo que ellos sienten como “líder de la manada”, que es este ejemplar de nombre “Dab” - Dab era un ejemplar fino, un macho que tenía un paño rojo en uno de sus cuernos, como forma de diferenciarlo del resto - Cuando se ponen rebeldes, es cosa de que llevemos a Dab a caminar, y toda la manada lo sigue. De igual forma, si Dab se pone rebelde, es cosa de que le tomes de los cachos fuertemente y lo mires con decisión y firmeza. Así entiende quién es el líder de la manada, y obedecerá donde vayas.
El tío Al se giró para Wood, y como que se sonrojó, aunque a diferencia de lo que se podía pensar, era porque pensó que había tratado a Wood como una “ignorante”.
- Lo siento, eres una licántropo, me imagino que sabes todo esto de las manadas, así que no tendría que estar comportándome condescendientemente contigo – y sus palabras se escuchaban sorprendentemente humildes – Acá al menos los Bisontes y los Yak son animales pacíficos y muy llevaderos. Ni aun enojados es posible que te ataquen, a lo mucho te empujarán para mostrar su valía ante la manada, y demostrar que son líderes que hacen lo que quieren. Pero mientras te muestres determinada, ellos terminan cediendo… aunque a su manera, como para decirle al resto de la manada que siguen siendo los machos alfa.
Siria
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Probablemente el tío no estaba muy familiarizado con esto de que las mujeres nos pusiéramos ropa de hombre, pues me observaba detalladamente. Tal vez le molestara que estuviese usando su ropa, pero podría haberlo dicho antes. Tampoco estaba siendo muy informativo con lo que pensaba. Evidentemente me estaba mirando, pero prefería intentar canalizar esos comentarios educadamente hacia el trabajo. No lo estaba logrando… definitivamente no. Prácticamente podía sentir la fricción de sus ojos sobre mi entrepierna o el busto, si no fuese un tío tan hogareño, hubiese supuesto que necesitaba de los servicios de una acompañante, pero… vamos, era imposible, es decir… yo estaba vestida de hombre. Eso tenía que matar todas las pasiones. No había duda que el problema era que yo estaba usando su ropa, intentaría ser cuidadosa, pero no quise hacerle ningún comentario comprometedor. Yo era ese tipo de personas que no tenía mucha suerte cuando se comprometía a hacer algo bueno.
Correcto que no siempre me mirara a los ojos, me desconcentraba un poco, era difícil seguir sus pensamientos, pero lo intenté. Si podía salir con vida de una batida con no muertos y nigromantes, tendría que ser capaz de llevar al abrevadero un grupo de animales… suponía. Dab, lo tengo confirmé, mirando al toro de gran porte. Está bien, cada manada tiene sus reglas le respondí con una sonrisa recatada, era tierno ver a un señor mostrando signos de estar apenado. La tía debía tenerlo corto en la casa, casi que podría asegurarlo. Eran buenas personas, buenos dragones. Todavía no entendía por qué no usaban tanto sus formas dracónicas, pero era más bien un tema mío con la forma de pensar de los dragones en general, más que con la familia puntualmente.
Muy bien, determinación asentí, siguiéndole con la vista hasta que se me perdió. Muy bien manada ¡a andar! ¡vaaaaaamoooooos! canturree un par de veces, poco a poco, recordaba las mañanas que se usaban en la aldea, tantos años atrás. Claro que en mis memorias, los pastores movían a sus cabras, ovejas y aiones, nada de yaks, ni bisontes… La familia de Leveru, parecía tener de los dos, Dab era el más grande de todos los animales que estaban frente a mí, debían de haber como una veintena, repartidos por igual. Entendía cuál era la diferencia entre unos y otros, por ejemplo, la forma de sus cuerpos: los bisontes tenían un marco más grande y musculoso, los yaks eran como sus versiones más enclenques… la forma de sus cabezas, la de los bisontes eran como las de una cabra, parecían estar hechos para dar cabezazos, al igual que sus cuernos.
Me puse a contarlos, no era como que se fueran a desparramar, pero era una costumbre arraigada. Cada vez que tuve que hacerme cargo de algún rebaño, sabía que era bueno contarlos, claro… cuando los números daban para hacer eso. Pero al igual que yo lo había hecho, los animales también parecieron darse cuenta del lugar exacto desde donde se perdía de vista la casa y la buena familia, porque comenzaron a romper filas y retozar por donde querían. ¡Por los dioses del caos! Malditas vacas gigantes mascullé, intentando atajarlos con mi presencia, o haciendo aspavientos. ¡Já! Tocá que te van a abrir mascullé con cierto odio. Una leve traspiración había roto en mi cuerpo. Sabía que no debía correrlos porque sería peor, pero me enrabiaba que se detuvieran a esperarme para luego correr de nuevo. ME LO ESTABAN HACIENDO A POSTA.
Agua agua… vamoooos grité, caminando sola hacia el riachuelo, pero pasaron de mí, como si fuese una mosca pesada, mientras la mayoría se ponía a comer. Le di una palmada a una de las hembras yak, y me devolvió una patada que tuvo que haberle vuelto la leche crema con todo lo que se movió. Estúpidos cuadrúpedos mal habidos! refunfuñé, golpeando una piedra del camino. Se suponía que los animales necesitan abrevarse antes de comer, porque así no les daba hambre, por lo que realmente lo estaban haciendo para tocarme toda la fibra nerviosa. Tenían que estar viéndome como el elemento más bajo de toda la manada; cerré mis puños y apreté los dientes, intentando mantener el lobo a raya. Los teneros que estaban más cerca de mí, lamiéndome y chupeteando todo lo chupeteable, se asustaron. Probablemente olfatearon los cambios que se estaban dando en mi cuerpo, cambios que yo no podía controlar. Balaron con tal agudeza, que su berrido hizo eco en la distancia.
Ay… mierda mascullé, cuando vi a las madres celosas, cargar contra mí en una pequeña estampida. Sabía que no debía correr, las piernas humanas no son tan fuertes como para ganarle a una de esas vacas furiosas, pero… comencé a desnudarme a media carrera, el pantalón voló por los aires y quedó aplastado en el camino ¡perfecto! la camisa al menos, quedó terciada en alguna piedra elevada. Me salvé por los pelos ¡literalmente! De que me hicieran parte del lodo residente. Mi rabo fue babeado por esa asquerosa baba dulce de los bóvidos esteparios. ¿La parte buena? Al menos me habían seguido a la carrera hasta el río. ¿Las partes malas? Estaban tan alterados que no querían beber, se habían puesto nerviosos y en vez de correr, los bisontes parecían dispuestos a trillarme y convertirme en fertilizante de los campos.
Me alejé y volví a mi forma humana, pero… ves que cuando la confianza se pierde, es para siempre… pues, esos animales que los dioses habían puesto en mi camino, parecían estar diseñados para que deseara comérmelos a todos más que cuidarles. Miraba a los yaks y me daba cierto odio ver que con esas patas tan cortas hubieran querido aplastarme, ponía mi atención en los bisontes y solamente veía filetes intentando atacar al depredador. Estábamos todos locos. Todos locos… Además ¡tenía tanto frío! Vacas del mal, debería de darles vergüenza. Con gusto las convertiría en mi nuevo abrigo… rezongué, sobándome el cuerpo. Ya ni me atrevía a usar el control de la metamorfosis para calentarme, Fenrir no lo quisiera, pero probablemente si me olían en mi forma peluda, ya no tendría fin. Suspiré, al menos estaban todos juntos y más tranquilos. Me puse en pie y comencé a arrearlos a las pasturas, claro, hasta que recordaron que yo estaba por debajo de su bosta.
Dab se detuvo y se giró. Ese cuerpo masivo venía en dirección a mí con la velocidad que le permitían sus patas. Apreté los dientes Ay tío… susurré apenas moviendo los labios, alzando los brazos para que me dieran, de alguna forma, más volumen. La bestia se detuvo a centímetros de mí, le agarré fuertemente de los cuernos y me adelanté con mi cabeza, poniendo la expresión más fiera que tenía en todo mi repertorio. Ambos nos miramos por largos segundos, estábamos agitados y ninguno de los dos quería ceder, pero yo era el depredador allí, tenía la mente fija en ello, no dejaría que una vaca macho hiciera lo que quisiera conmigo. Aquí estoy yo a cargo Daboso, hazme caso o convenceré a la tía que te convierta en churrasco estepario sabía que no me entendería, pero tenía que intentarlo, con todo el sentimiento que tenía dentro.
El toro del pañuelo rojo bufó y se me pararon todos los pelos. Ewww Dab. Eso no puede ser pasto comenté, liberando sus cuernos para que se fuera. Y así, quedó claro quién tenía el mando en esa manada tan dispareja. Recogí la ropa e intenté quitarle el barro a los pantalones. Me detuve a media tarde, cuando me di cuenta que las pisadas no tenían tanto que ver con la mancha, sino con “la marca”. El resto de la jornada pasó con tranquilidad. Para el camino de regreso, ya éramos como una familia unida. Los animales me rodeaban mientras caminábamos juntos hacia los corrales de la casa. Me había llevado una nueva impresión de estos animales que nunca había visto de otra forma que comida. Cuando cerré la puerta del corral, me daba pena alejarme de los más jóvenes que me habían seguido, eran tan bonitos que te daban ganas de comértelos… a besos y mimos. Pero tenía que volver y… digamos que hacerme cargo de lo que le había pasado a los queridos pantalones del tío.
Correcto que no siempre me mirara a los ojos, me desconcentraba un poco, era difícil seguir sus pensamientos, pero lo intenté. Si podía salir con vida de una batida con no muertos y nigromantes, tendría que ser capaz de llevar al abrevadero un grupo de animales… suponía. Dab, lo tengo confirmé, mirando al toro de gran porte. Está bien, cada manada tiene sus reglas le respondí con una sonrisa recatada, era tierno ver a un señor mostrando signos de estar apenado. La tía debía tenerlo corto en la casa, casi que podría asegurarlo. Eran buenas personas, buenos dragones. Todavía no entendía por qué no usaban tanto sus formas dracónicas, pero era más bien un tema mío con la forma de pensar de los dragones en general, más que con la familia puntualmente.
Muy bien, determinación asentí, siguiéndole con la vista hasta que se me perdió. Muy bien manada ¡a andar! ¡vaaaaaamoooooos! canturree un par de veces, poco a poco, recordaba las mañanas que se usaban en la aldea, tantos años atrás. Claro que en mis memorias, los pastores movían a sus cabras, ovejas y aiones, nada de yaks, ni bisontes… La familia de Leveru, parecía tener de los dos, Dab era el más grande de todos los animales que estaban frente a mí, debían de haber como una veintena, repartidos por igual. Entendía cuál era la diferencia entre unos y otros, por ejemplo, la forma de sus cuerpos: los bisontes tenían un marco más grande y musculoso, los yaks eran como sus versiones más enclenques… la forma de sus cabezas, la de los bisontes eran como las de una cabra, parecían estar hechos para dar cabezazos, al igual que sus cuernos.
Me puse a contarlos, no era como que se fueran a desparramar, pero era una costumbre arraigada. Cada vez que tuve que hacerme cargo de algún rebaño, sabía que era bueno contarlos, claro… cuando los números daban para hacer eso. Pero al igual que yo lo había hecho, los animales también parecieron darse cuenta del lugar exacto desde donde se perdía de vista la casa y la buena familia, porque comenzaron a romper filas y retozar por donde querían. ¡Por los dioses del caos! Malditas vacas gigantes mascullé, intentando atajarlos con mi presencia, o haciendo aspavientos. ¡Já! Tocá que te van a abrir mascullé con cierto odio. Una leve traspiración había roto en mi cuerpo. Sabía que no debía correrlos porque sería peor, pero me enrabiaba que se detuvieran a esperarme para luego correr de nuevo. ME LO ESTABAN HACIENDO A POSTA.
Agua agua… vamoooos grité, caminando sola hacia el riachuelo, pero pasaron de mí, como si fuese una mosca pesada, mientras la mayoría se ponía a comer. Le di una palmada a una de las hembras yak, y me devolvió una patada que tuvo que haberle vuelto la leche crema con todo lo que se movió. Estúpidos cuadrúpedos mal habidos! refunfuñé, golpeando una piedra del camino. Se suponía que los animales necesitan abrevarse antes de comer, porque así no les daba hambre, por lo que realmente lo estaban haciendo para tocarme toda la fibra nerviosa. Tenían que estar viéndome como el elemento más bajo de toda la manada; cerré mis puños y apreté los dientes, intentando mantener el lobo a raya. Los teneros que estaban más cerca de mí, lamiéndome y chupeteando todo lo chupeteable, se asustaron. Probablemente olfatearon los cambios que se estaban dando en mi cuerpo, cambios que yo no podía controlar. Balaron con tal agudeza, que su berrido hizo eco en la distancia.
Ay… mierda mascullé, cuando vi a las madres celosas, cargar contra mí en una pequeña estampida. Sabía que no debía correr, las piernas humanas no son tan fuertes como para ganarle a una de esas vacas furiosas, pero… comencé a desnudarme a media carrera, el pantalón voló por los aires y quedó aplastado en el camino ¡perfecto! la camisa al menos, quedó terciada en alguna piedra elevada. Me salvé por los pelos ¡literalmente! De que me hicieran parte del lodo residente. Mi rabo fue babeado por esa asquerosa baba dulce de los bóvidos esteparios. ¿La parte buena? Al menos me habían seguido a la carrera hasta el río. ¿Las partes malas? Estaban tan alterados que no querían beber, se habían puesto nerviosos y en vez de correr, los bisontes parecían dispuestos a trillarme y convertirme en fertilizante de los campos.
Me alejé y volví a mi forma humana, pero… ves que cuando la confianza se pierde, es para siempre… pues, esos animales que los dioses habían puesto en mi camino, parecían estar diseñados para que deseara comérmelos a todos más que cuidarles. Miraba a los yaks y me daba cierto odio ver que con esas patas tan cortas hubieran querido aplastarme, ponía mi atención en los bisontes y solamente veía filetes intentando atacar al depredador. Estábamos todos locos. Todos locos… Además ¡tenía tanto frío! Vacas del mal, debería de darles vergüenza. Con gusto las convertiría en mi nuevo abrigo… rezongué, sobándome el cuerpo. Ya ni me atrevía a usar el control de la metamorfosis para calentarme, Fenrir no lo quisiera, pero probablemente si me olían en mi forma peluda, ya no tendría fin. Suspiré, al menos estaban todos juntos y más tranquilos. Me puse en pie y comencé a arrearlos a las pasturas, claro, hasta que recordaron que yo estaba por debajo de su bosta.
Dab se detuvo y se giró. Ese cuerpo masivo venía en dirección a mí con la velocidad que le permitían sus patas. Apreté los dientes Ay tío… susurré apenas moviendo los labios, alzando los brazos para que me dieran, de alguna forma, más volumen. La bestia se detuvo a centímetros de mí, le agarré fuertemente de los cuernos y me adelanté con mi cabeza, poniendo la expresión más fiera que tenía en todo mi repertorio. Ambos nos miramos por largos segundos, estábamos agitados y ninguno de los dos quería ceder, pero yo era el depredador allí, tenía la mente fija en ello, no dejaría que una vaca macho hiciera lo que quisiera conmigo. Aquí estoy yo a cargo Daboso, hazme caso o convenceré a la tía que te convierta en churrasco estepario sabía que no me entendería, pero tenía que intentarlo, con todo el sentimiento que tenía dentro.
El toro del pañuelo rojo bufó y se me pararon todos los pelos. Ewww Dab. Eso no puede ser pasto comenté, liberando sus cuernos para que se fuera. Y así, quedó claro quién tenía el mando en esa manada tan dispareja. Recogí la ropa e intenté quitarle el barro a los pantalones. Me detuve a media tarde, cuando me di cuenta que las pisadas no tenían tanto que ver con la mancha, sino con “la marca”. El resto de la jornada pasó con tranquilidad. Para el camino de regreso, ya éramos como una familia unida. Los animales me rodeaban mientras caminábamos juntos hacia los corrales de la casa. Me había llevado una nueva impresión de estos animales que nunca había visto de otra forma que comida. Cuando cerré la puerta del corral, me daba pena alejarme de los más jóvenes que me habían seguido, eran tan bonitos que te daban ganas de comértelos… a besos y mimos. Pero tenía que volver y… digamos que hacerme cargo de lo que le había pasado a los queridos pantalones del tío.
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
- Ahora que lo pienso, ¿por qué no llevaste contigo a Momo mientras viajabas hacia el sur?
Cerca del establo donde pasamos la noche, había una pequeña bodega en donde se guardaban víveres y otros elementos comestibles tanto para la familia como para los animales. Las estepas eran frías de por si, pero algunos hogares, sin los materiales de construcción adecuados, no lograban capturar el poco calor y mantenerlo dentro del inmueble, consiguiendo que el interior a veces fuera más frío que el mismo exterior. Aquello tenía una ventaja, puesto que permitía que algunas cosas pudieran mantenerse más tiempo en estado comible que otras. Las semillas, por ejemplo, aguantaban mucho más y mejor los meses dentro de este lugar que en la casa, donde se pudrían más rápido por el calor.
- Hubiera sido algo ventajoso, si – le respondí mientras estrujaba el paño de agua helada, lo que hacía que se sintiera el frío hasta en los huesos – pero después le hubiera sido complicado volver a casa. Además que los bisontes y yaks aclimatados a las estepas sufren mucho con climas muy templados.
Creo que nunca se los comenté, pero Momo es… como decirlo. Si tuviera que comentar nuestra relación, podría resumirlo en lo siguiente: ¡Es mi niño y mi pequeño y mi amoroso y mi jugoso y mi meloso Yak! Es mi pequeñín que lo crié desde que sus padres fueron cazados por depredadores en la estepa hace 10 años. Con la ayuda de la leche de las otras madres que teníamos en la manada, pude alimentarlo y salvarlo de una muerte más que segura. A pesar de que fueron otras mamás Yak la que lo alimentaron, era yo la que seguía a todos lados, ayudando a su forma con las labores de la vida diaria, e incluso durmiendo en la misma cama en la que yo dormía.
Bueno, hasta que su peso la rompió.
- Tiene un sentido de la orientación mil veces mejor que la tuya – tuvo que recalcar debido a que le había comentado que ayer nos perdimos de camino a acá – al menos lo hubieras llevado hasta acá y el se hubiera podido volver solo a casa.
- No tengo esa relación de “animal de carga” con él – con el paño, comenzábamos a pasarlo por el piso mientras corríamos, moviendo la basura y el polvo desde lo más profundo del lugar hasta el final de la puerta, en donde sacábamos todo lo que podía afectar a las cosas de la bodega – el es mi niño, y no voy a usarlo como si fuera otro animal cualquiera.
- Aun cuando pesa más de 600 kilos.
- Así es.
- Aun cuando mide dos metros e incluso le saca más altura que casi toda la gente de la estepa.
- Así es.
- Aun cuando puede cargar hasta 100 kilos sin drama alguno y sin cansancio, cuando puede pegar cabezazos que le pueden fracturar las costillas a un dragón transformado, cuando siquiera tiene que luchar para imponer su estatus de macho alfa frente a otras manadas porque todos le respetan, y aun así te obedece por completo y sin oposición como podría pasar con cualquier macho que tuviera sus mismas características.
- …
- …
- … pues, es malhumorado. No voy a estar llevando a un malhumorado por todos lados.
Si, sé que era una excusa, pero mi viaje se hubiera dificultado mucho más en mi estado anímico de haber viajado con él y separarnos irremediablemente. Además que, aunque sea difícil de creer, ese muchacho tenía un genio bastante fuerte y difícil de tratar. Tenía 10 años, pero se comportaba como un adolescente en sus peores días. Y mira que la gente me decía que yo era difícil en mis 15, imaginen ese pequeño demonio.
¡Pero lo amo tanto...!
Ejem… cuando terminamos de limpiar la bodega, y de dejar de vuelta todo lo que sacamos para limpiarla, pasamos al establo donde los animales dormían por la noche. Muchos de ellos estaban acostumbrados a la intemperie, pero era una medida para protegerlos tanto de depredadores como de ladrones. Para los que no estaban acostumbrados, podía apestar a excremento, pedazos de pelaje que usaban para marcar territorio, e incluso olor a ratones y brambos que a veces se colaban entre algunos agujeros. Afortunadamente para nosotras, tenía un olor más que hogareño. Eso no quitaba que debíamos limpiarlo para evitar que los animales enfermaran.
Estaba más acostumbrada a estas labores que Leveru, por lo que fui yo la que tomó la pala que se usaba para cavar cuando se necesitaba y sacabamos las cosas que estaban en el suelo. “Sorpresas”, como algunos le enseñaban a sus hijos, aunque a nosotras se nos enseñó la muy coloquialmente “caca”. Así que diré que estabamos sacandole la caca a los animales.
- ¿Y por qué sientes que debes viajar por todo el mundo?
Fue una pregunta que sentí que Leveru me quiso hacer desde hace mucho, pero no encontraba forma de metermela en alguna conversación.
- No es algo que haya decidido racionalmente – no sabía como comentárselo, ya que tampoco había una respuesta “correcta” para mi, por lo que solo me quedaba decirlo como lo sentía – Es algo… curioso lo que se siente. Es como si el viento hubiera viajado por todo el mundo, explorando cada rincón que esta vida puede ofrecer, y cuando finalmente siente que ha llegado al “fin del mundo”, decide descansar en este y tomar a alguien en sus brazos, le dice “hay un mundo que espera por ti”, y se queda muy dentro de tu corazón, abrazándolo y cuidando, como si fuera alguien que te conoce y te ha visto crecer desde que eras pequeña, y que te hace sentir que allá afuera hay cosas que necesitas ver, así como cosas que necesitan que las vea.
No sé si era algo que pudiera expresar correctamente en palabras. Eran muchas las sensaciones, y daría una tarde entera para intentar transmitirlas. Pero era algo parecido a cuando canté el día de ayer cuando me encontré con Wood. Creo que… era algo como una conexión con otros, conmigo y con el ambiente. Era como si las tres cosas pudieran converger en algo que nos unía, que nos permitía comunicarnos más allá de las palabras, algo más honesto, similar a cuando tocabas la mano de alguien para hacerlo sentir seguro, o cuando un abrazo podía cambiar la tristeza interior más profunda. Carecía de aquella comunicación cultural que tanto nos separaba, y lo hacía más honesto. En cualquier otra circunstancia, y quizás con otras personas, Wood hubiera sido vista a mal, de manera sospechosa, o derechamente la hubieran golpeado para robarle las cosas. Y todas ellas aplicaban para mi al salir sola por el mundo, si lo pensaba detenidamente. Pero nada de ello sucedió. Más bien, esa honestidad del corazón hizo que pudiéramos tomar el dolor y compartirlo, así como nuestras inquietudes, nuestras alegrías y boberías también.
No se si era algo que pudiera decirle a otros. No por un tema de honestidad, sino de que algo así no tenía cómo ser expresado correctamente por las palabras. Era algo que se sentía, al final. Y quería creer que, con el tiempo, pudiera ser entendido con el lenguaje del corazón.
Cuando salimos de aquel lugar, no nos dimos cuenta que olíamos “muy hogareñamente”, entiéndase como “oler a caca por todos lados”, y aunque el tío Al no le importaba mucho, la tía Marggie no era de dar la bienvenida ese “hogareñamiento” en su casa.
- A limpiarse el par de “hogareñas” - lo que me sorprendió, ya que el término era muy específico para ser usado tan rápidamente. O quizás lo decía en sarcasmo. Ahora que lo pienso, debía ser eso.
Desafortunadamente, Leveru fue esta vez la ganadora en entrar al baño antes que yo. Usando el pestillo como arma contra mi ingreso, poco pude hacer para poder doblegar su voluntad.
- ¡Pero si soy yo la que sale a viajar dentro de poco!
- Ni loca creas que dejaré mi habitación pasada con olor a caca.
Y así tuve que esperar afuera de la casa. Sentada a un costado de la entrada, solo pude jugar con algunas piedritas que tenía a mano, forjando figuras o poniendolas unas encima de otras. Lentamente el tiempo se hacía pasar, y las piedritas terminaron a algunos metros míos, ya que en mi forma más aburrida terminé por tirarlas a cualquier lado.
Fue entonces cuando miré a Wood llegando junto con el rebaño de Yaks y Bisontes que habían tomado agua y pastado un poco en el río cercano. Desde lejos solo podía adivinar que le había ido bien, debido a que habían vuelto todos los animales, aunque me invadía la curiosidad por saber cómo le había ido, si había sido complicado todo o si la obedecieron como la líder del rebaño como daba la impresión de ser.
- ¡Oi Wood, buen trabajo! - le grité mientras la saludaba con mi mano derecha moviéndola animada desde donde estaba - ¡No te pregunté antes, ¿pero tienes el olfato sensible?! ¡Porque se me impregnó el olor "hogareño" de los animales!
Ahora que lo pienso, no era la forma más señoritamente del mundo para expresar que había recogido excremento de animales domésticos. Eso ocurre cuando tienes mucho éxtasis por la alegría de hacer las cosas bien, y de viajar con quien quieres viajar.
Cerca del establo donde pasamos la noche, había una pequeña bodega en donde se guardaban víveres y otros elementos comestibles tanto para la familia como para los animales. Las estepas eran frías de por si, pero algunos hogares, sin los materiales de construcción adecuados, no lograban capturar el poco calor y mantenerlo dentro del inmueble, consiguiendo que el interior a veces fuera más frío que el mismo exterior. Aquello tenía una ventaja, puesto que permitía que algunas cosas pudieran mantenerse más tiempo en estado comible que otras. Las semillas, por ejemplo, aguantaban mucho más y mejor los meses dentro de este lugar que en la casa, donde se pudrían más rápido por el calor.
- Hubiera sido algo ventajoso, si – le respondí mientras estrujaba el paño de agua helada, lo que hacía que se sintiera el frío hasta en los huesos – pero después le hubiera sido complicado volver a casa. Además que los bisontes y yaks aclimatados a las estepas sufren mucho con climas muy templados.
Creo que nunca se los comenté, pero Momo es… como decirlo. Si tuviera que comentar nuestra relación, podría resumirlo en lo siguiente: ¡Es mi niño y mi pequeño y mi amoroso y mi jugoso y mi meloso Yak! Es mi pequeñín que lo crié desde que sus padres fueron cazados por depredadores en la estepa hace 10 años. Con la ayuda de la leche de las otras madres que teníamos en la manada, pude alimentarlo y salvarlo de una muerte más que segura. A pesar de que fueron otras mamás Yak la que lo alimentaron, era yo la que seguía a todos lados, ayudando a su forma con las labores de la vida diaria, e incluso durmiendo en la misma cama en la que yo dormía.
Bueno, hasta que su peso la rompió.
- Tiene un sentido de la orientación mil veces mejor que la tuya – tuvo que recalcar debido a que le había comentado que ayer nos perdimos de camino a acá – al menos lo hubieras llevado hasta acá y el se hubiera podido volver solo a casa.
- No tengo esa relación de “animal de carga” con él – con el paño, comenzábamos a pasarlo por el piso mientras corríamos, moviendo la basura y el polvo desde lo más profundo del lugar hasta el final de la puerta, en donde sacábamos todo lo que podía afectar a las cosas de la bodega – el es mi niño, y no voy a usarlo como si fuera otro animal cualquiera.
- Aun cuando pesa más de 600 kilos.
- Así es.
- Aun cuando mide dos metros e incluso le saca más altura que casi toda la gente de la estepa.
- Así es.
- Aun cuando puede cargar hasta 100 kilos sin drama alguno y sin cansancio, cuando puede pegar cabezazos que le pueden fracturar las costillas a un dragón transformado, cuando siquiera tiene que luchar para imponer su estatus de macho alfa frente a otras manadas porque todos le respetan, y aun así te obedece por completo y sin oposición como podría pasar con cualquier macho que tuviera sus mismas características.
- …
- …
- … pues, es malhumorado. No voy a estar llevando a un malhumorado por todos lados.
Si, sé que era una excusa, pero mi viaje se hubiera dificultado mucho más en mi estado anímico de haber viajado con él y separarnos irremediablemente. Además que, aunque sea difícil de creer, ese muchacho tenía un genio bastante fuerte y difícil de tratar. Tenía 10 años, pero se comportaba como un adolescente en sus peores días. Y mira que la gente me decía que yo era difícil en mis 15, imaginen ese pequeño demonio.
¡Pero lo amo tanto...!
Ejem… cuando terminamos de limpiar la bodega, y de dejar de vuelta todo lo que sacamos para limpiarla, pasamos al establo donde los animales dormían por la noche. Muchos de ellos estaban acostumbrados a la intemperie, pero era una medida para protegerlos tanto de depredadores como de ladrones. Para los que no estaban acostumbrados, podía apestar a excremento, pedazos de pelaje que usaban para marcar territorio, e incluso olor a ratones y brambos que a veces se colaban entre algunos agujeros. Afortunadamente para nosotras, tenía un olor más que hogareño. Eso no quitaba que debíamos limpiarlo para evitar que los animales enfermaran.
Estaba más acostumbrada a estas labores que Leveru, por lo que fui yo la que tomó la pala que se usaba para cavar cuando se necesitaba y sacabamos las cosas que estaban en el suelo. “Sorpresas”, como algunos le enseñaban a sus hijos, aunque a nosotras se nos enseñó la muy coloquialmente “caca”. Así que diré que estabamos sacandole la caca a los animales.
- ¿Y por qué sientes que debes viajar por todo el mundo?
Fue una pregunta que sentí que Leveru me quiso hacer desde hace mucho, pero no encontraba forma de metermela en alguna conversación.
- No es algo que haya decidido racionalmente – no sabía como comentárselo, ya que tampoco había una respuesta “correcta” para mi, por lo que solo me quedaba decirlo como lo sentía – Es algo… curioso lo que se siente. Es como si el viento hubiera viajado por todo el mundo, explorando cada rincón que esta vida puede ofrecer, y cuando finalmente siente que ha llegado al “fin del mundo”, decide descansar en este y tomar a alguien en sus brazos, le dice “hay un mundo que espera por ti”, y se queda muy dentro de tu corazón, abrazándolo y cuidando, como si fuera alguien que te conoce y te ha visto crecer desde que eras pequeña, y que te hace sentir que allá afuera hay cosas que necesitas ver, así como cosas que necesitan que las vea.
No sé si era algo que pudiera expresar correctamente en palabras. Eran muchas las sensaciones, y daría una tarde entera para intentar transmitirlas. Pero era algo parecido a cuando canté el día de ayer cuando me encontré con Wood. Creo que… era algo como una conexión con otros, conmigo y con el ambiente. Era como si las tres cosas pudieran converger en algo que nos unía, que nos permitía comunicarnos más allá de las palabras, algo más honesto, similar a cuando tocabas la mano de alguien para hacerlo sentir seguro, o cuando un abrazo podía cambiar la tristeza interior más profunda. Carecía de aquella comunicación cultural que tanto nos separaba, y lo hacía más honesto. En cualquier otra circunstancia, y quizás con otras personas, Wood hubiera sido vista a mal, de manera sospechosa, o derechamente la hubieran golpeado para robarle las cosas. Y todas ellas aplicaban para mi al salir sola por el mundo, si lo pensaba detenidamente. Pero nada de ello sucedió. Más bien, esa honestidad del corazón hizo que pudiéramos tomar el dolor y compartirlo, así como nuestras inquietudes, nuestras alegrías y boberías también.
No se si era algo que pudiera decirle a otros. No por un tema de honestidad, sino de que algo así no tenía cómo ser expresado correctamente por las palabras. Era algo que se sentía, al final. Y quería creer que, con el tiempo, pudiera ser entendido con el lenguaje del corazón.
Cuando salimos de aquel lugar, no nos dimos cuenta que olíamos “muy hogareñamente”, entiéndase como “oler a caca por todos lados”, y aunque el tío Al no le importaba mucho, la tía Marggie no era de dar la bienvenida ese “hogareñamiento” en su casa.
- A limpiarse el par de “hogareñas” - lo que me sorprendió, ya que el término era muy específico para ser usado tan rápidamente. O quizás lo decía en sarcasmo. Ahora que lo pienso, debía ser eso.
Desafortunadamente, Leveru fue esta vez la ganadora en entrar al baño antes que yo. Usando el pestillo como arma contra mi ingreso, poco pude hacer para poder doblegar su voluntad.
- ¡Pero si soy yo la que sale a viajar dentro de poco!
- Ni loca creas que dejaré mi habitación pasada con olor a caca.
Y así tuve que esperar afuera de la casa. Sentada a un costado de la entrada, solo pude jugar con algunas piedritas que tenía a mano, forjando figuras o poniendolas unas encima de otras. Lentamente el tiempo se hacía pasar, y las piedritas terminaron a algunos metros míos, ya que en mi forma más aburrida terminé por tirarlas a cualquier lado.
Fue entonces cuando miré a Wood llegando junto con el rebaño de Yaks y Bisontes que habían tomado agua y pastado un poco en el río cercano. Desde lejos solo podía adivinar que le había ido bien, debido a que habían vuelto todos los animales, aunque me invadía la curiosidad por saber cómo le había ido, si había sido complicado todo o si la obedecieron como la líder del rebaño como daba la impresión de ser.
- ¡Oi Wood, buen trabajo! - le grité mientras la saludaba con mi mano derecha moviéndola animada desde donde estaba - ¡No te pregunté antes, ¿pero tienes el olfato sensible?! ¡Porque se me impregnó el olor "hogareño" de los animales!
Ahora que lo pienso, no era la forma más señoritamente del mundo para expresar que había recogido excremento de animales domésticos. Eso ocurre cuando tienes mucho éxtasis por la alegría de hacer las cosas bien, y de viajar con quien quieres viajar.
Siria
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
No muy lejos de los corrales, sentada en la entrada de la casa estaba Siria. Cuando me vio agitó una mano alegremente hacia mi y mis interiores se volvieron tibios y melosos. No entendía la razón, pero era la sensación de “haber regresado a casa”, como cuando iba a una misión sin saber si volvería y retornaba con mis… respiré profundamente y me obligué a sonreírle “Querubines hermosos” dije en mis fueros internos, viendo los rayos de luz danzar entre nosotras y el horizonte. “Hermoso”. Encaminé hacia la dragona, que olía fatal. Al principio me pregunté si era algo de los alrededores, pero a medida que cerraba distancias era cada vez más evidente. No había dudas que ahora la mujer de las estepas era por lejos lo más destacable en los alrededores. A ti también dije fuerte y claro, aunque por algún motivo había sonado más a una pregunta que a una afirmación. Al menos su rostro no delataba nada especialmente negativo.
Eh… pues, digamos que no es solo con las especias esto de mi nariz respondí con media sonrisa. ¿Hogareño? Já “más que hogareño parece que los yaks la hubieran hecho comer sus desperdicios hasta hacerla exudar su peste. ¿Dónde está lo hogareño en eso?” mis ideas se habían vuelto casi salvajes, por lo que deliberadamente cambié su dirección Estás pasada a bosta Siria jajajajajaja ¿por eso estás afuera? ¿La tía te ha amenazado con su cucharón? volví a preguntarle entre tantas risas que sentía cierta humedad en mis ojos. Al menos nos hemos ganado el pan de la noche. Ya te digo yo, que es más fácil ir de mercenaria que ir a abrevar a estos animales. Primero vas con emoción, luego te encuentras con los problemas y los ves como carne andante y finalmente terminas con ganas de volverte vegetariana porque se roban tu corazón levanté la cabeza, alguien se nos acercaba desde dentro de la casa, casi que temía que se tratara del tío, sería la hora de las explicaciones… estiré un poco la conversación con mi compañera ¿Cómo estuvo tu día? pregunté.
La conversación se interrumpió cuando tanto Leveru como la tía se nos acercaron; la más joven parecía haber salido de la tina recientemente y se acercó a Siria, aunque no dejaba de sentir sus ojos sobre mi cuerpo. Probablemente se había enojado por el estado de la ropa. Margareth se dirigió a mí, me preguntó cómo me había ido en el día y le expliqué, en resumidas cuentas, lo que había sucedido. Obvié la parte en la que me había transformado claro está, esos detalles no eran necesarios puesto que el resultado había sido bueno. Y así, me gané un pase hacia la tina para ir a adecentarme. Le ofrecí a Siria ir primero, pero al parecer “las visitas” tenían prioridad. Le lancé una última mirada apologética a la buena de Siria y me fui a limpiarme exhaustivamente, sólo después de que la tía me asegurara que no había problemas con “esa ropa vieja” y que ella había preparado algo mejor para que continuáramos nuestro viaje.
Fue especialmente interesante limpiarme en la casa de los dragones. No esperaba que en un hogar tan humilde usaran la raíz de cierta planta de la que no conocía el nombre. Estando en Dundarak, la había utilizado, pero sólo había escuchado la denominación en el lenguaje de los dragones y nadie había sabido –o querido- decírmela en el lenguaje común. Siempre me pareció muy atrayente esto de investigar las propiedades de determinadas plantas para utilizarlas en mis productos alquímicos. Sobre todo en el área de la limpieza; porque por un lado mi lado de lobo me impelía a revolcarme en cosas con olores muy fuertes –como Siria momentos atrás- y por otro lado, las costumbres de la hermandad me habían enseñado que un buen asesino no puede tener olor, introduciéndome al mundo del jabón y la “higiene”… los lavados periódicos… …
El tener esa planta en vez de sólo agua, o la mezcla de aceites y ceniza, lo volvía todo más fácil y rápido. Sólo había que machacar la raíz y revolverla en el agua que usarías. Quitaba rápidamente las impurezas y los olores. Nada mejor para una amante de la practicidad como yo. Salí del cuarto envuelta en un paño grande y me dirigí con la tía, no sin antes dirigirme a Leveru y Siria Es genial tener esa raíz en la casa. Necesito información, mucha información, como su nombre y forma de cultivo… ¿creen que podría plantarla en lugares cálidos y con menos altitud? fui interrumpida por la tía aclarándose la garganta. Evidentemente la sala común no era un buen lugar para estar en esas pintas y el frío no era menor. Eh… lo siento, la sigo Margareth.
Eh… pues, digamos que no es solo con las especias esto de mi nariz respondí con media sonrisa. ¿Hogareño? Já “más que hogareño parece que los yaks la hubieran hecho comer sus desperdicios hasta hacerla exudar su peste. ¿Dónde está lo hogareño en eso?” mis ideas se habían vuelto casi salvajes, por lo que deliberadamente cambié su dirección Estás pasada a bosta Siria jajajajajaja ¿por eso estás afuera? ¿La tía te ha amenazado con su cucharón? volví a preguntarle entre tantas risas que sentía cierta humedad en mis ojos. Al menos nos hemos ganado el pan de la noche. Ya te digo yo, que es más fácil ir de mercenaria que ir a abrevar a estos animales. Primero vas con emoción, luego te encuentras con los problemas y los ves como carne andante y finalmente terminas con ganas de volverte vegetariana porque se roban tu corazón levanté la cabeza, alguien se nos acercaba desde dentro de la casa, casi que temía que se tratara del tío, sería la hora de las explicaciones… estiré un poco la conversación con mi compañera ¿Cómo estuvo tu día? pregunté.
La conversación se interrumpió cuando tanto Leveru como la tía se nos acercaron; la más joven parecía haber salido de la tina recientemente y se acercó a Siria, aunque no dejaba de sentir sus ojos sobre mi cuerpo. Probablemente se había enojado por el estado de la ropa. Margareth se dirigió a mí, me preguntó cómo me había ido en el día y le expliqué, en resumidas cuentas, lo que había sucedido. Obvié la parte en la que me había transformado claro está, esos detalles no eran necesarios puesto que el resultado había sido bueno. Y así, me gané un pase hacia la tina para ir a adecentarme. Le ofrecí a Siria ir primero, pero al parecer “las visitas” tenían prioridad. Le lancé una última mirada apologética a la buena de Siria y me fui a limpiarme exhaustivamente, sólo después de que la tía me asegurara que no había problemas con “esa ropa vieja” y que ella había preparado algo mejor para que continuáramos nuestro viaje.
Fue especialmente interesante limpiarme en la casa de los dragones. No esperaba que en un hogar tan humilde usaran la raíz de cierta planta de la que no conocía el nombre. Estando en Dundarak, la había utilizado, pero sólo había escuchado la denominación en el lenguaje de los dragones y nadie había sabido –o querido- decírmela en el lenguaje común. Siempre me pareció muy atrayente esto de investigar las propiedades de determinadas plantas para utilizarlas en mis productos alquímicos. Sobre todo en el área de la limpieza; porque por un lado mi lado de lobo me impelía a revolcarme en cosas con olores muy fuertes –como Siria momentos atrás- y por otro lado, las costumbres de la hermandad me habían enseñado que un buen asesino no puede tener olor, introduciéndome al mundo del jabón y la “higiene”… los lavados periódicos… …
El tener esa planta en vez de sólo agua, o la mezcla de aceites y ceniza, lo volvía todo más fácil y rápido. Sólo había que machacar la raíz y revolverla en el agua que usarías. Quitaba rápidamente las impurezas y los olores. Nada mejor para una amante de la practicidad como yo. Salí del cuarto envuelta en un paño grande y me dirigí con la tía, no sin antes dirigirme a Leveru y Siria Es genial tener esa raíz en la casa. Necesito información, mucha información, como su nombre y forma de cultivo… ¿creen que podría plantarla en lugares cálidos y con menos altitud? fui interrumpida por la tía aclarándose la garganta. Evidentemente la sala común no era un buen lugar para estar en esas pintas y el frío no era menor. Eh… lo siento, la sigo Margareth.
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Ay, es una maravilla poder echarse en la tina y descansar de todas las preocupaciones del día. Podía sentir cómo la Agdhav’acea volvía a convertirme en la hermosa dama de las estepas… bueno, siempre y cuando no existiera otra mujer en ellas. A veces me preguntaba si era algo con la edad, o con mi peinado, o algo así. ¿Debería ser más salvaje, me pregunto? Quizás no usar sombrero, y amoldar mis cabellos para que se inclinen todos hacia un lado mientras que dejo la parte cercana de la oreja sin tanto pelo cubierto. ¿O quizás cortarmelo muy corto esa parte? Osea, hay gente que se pela esa parte y se deja la parte central del pelo de forma larga. He visto algunos hombres que hacen eso, y se hacen un moño mientras estiran todo su pelo hacia atrás, pero la verdad es que se les ve como si fuera pasado de moda.
El espejo no mentía. La verdad es que se me veía mal usar el pelo hacia un lado.
O lo otro podría ser que me podría recortarlo un poco para hacerlo más delgado, cortarme las chasquillas del frente para hacerlas rectas mientras me dejo dos flequillos a los lados. Era un corte que estaba siendo furor entre la nobleza, daba un aire de ser importante, imponente y con actitud de señorita de la familia real. Pero la verdad es que tampoco pegaba con las ropas que normalmente llevaba. Tendría que comprar ropa nueva para que calzara bien, joyas con qué llevarla, luego tendría que saber cómo caminar para llevarla correctamente…
Ew, mucho trabajo.
… como me gustaría ser popular. Suspiré y me hundí hasta que solo mis ojos estaban encima del nivel del agua de la tina. Ello me duró poco, debido a la falta de aire, así que levanté mi cabeza hasta que pudiera respirar bien, y ahí me quedé. Afuera se escuchaba cómo Siria y Wood conversaban animadamente sobre su día laboral.
- Oh, no, la tía tiene un arma mucho más temible en su poder… en el idioma dragón tiene un nombre especial que marca el terror de los niños. Se le dice… ch’ancla.
La ch’ancla. Es el arma mortal de todas las madres dragones. No importaba cuánta resistencia o rebeldía tenían los más desobedientes hijos de los Dioses Dragones, una vez que la madre sacaba la ch’ancla, la obediencia era absoluta. Había que ser un insensato, alguien con el poder de pelear contra el Dragón de la Oscuridad,para oponerse a él.
- En realidad solo se saca el zapato y con eso te das entendida que tienes que hacer caso – y ahí iba Siria arruinando la diversión – Ni es que duela cuando te pegan con ella, pero como que está en el inconsciente de los dragones el obedecer cuando una madre usa la ch’ancla. ¿Quizás los Dioses pensaron que era divertido darnos un trauma así en nuestra sangre?
Siendo justos, si yo fuera una Diosa Dragón, le daría traumas graciosos a mis súbditos o a mis hijos del mundo. Pero creo que dejarían de creer en mi, o se volverían ateos por desquite.
- Ni me digas de robar corazones. Mi pequeño Momo fue tan difícil dejarlo atrás en su hogar… - escuchaba a Siria hablar mientras salía de la tina y me secaba, mientras los olores y las porquerías se desvanecían de mi cuerpo – Imagina que si te encariñaste con uno con solo sacarlo a pasear un día, imagina tenerlo desde que era un pequeño al que podías cargar sin despedazar tu espalda.
Y es que 600 kilos de carne, grasa, músculos y huesos era difícil de cargar para cualquiera que no pesara más de 3 toneladas. Creo que solo existían dos o tres especies de animales en todo el mundo que podían cargar, o llevarse volando, un Yak de esas dimensiones. Y ni qué decir de un bisonte.
Cuando terminé de secarme el cabello, salí a ver de qué hablaban ese par de dispares, aunque probablemente estaba hablando de Momo. Cuando salía el tema, no había quién pudiera pararla.
- … y entonces Momo se comió el estofado – Como adivinaba.
- Buen trabajo a ambas – dijo mamá mientras les traía algo para beber, mientras me dedicaba a examinar su cuer-- digo, las ropas de trabajo. Habían algunas manchas irregulares, que usualmente se daban cuando algo grande y pesado hacia presión sobre la ropa, que difícilmente se desvanecían por completo. Considerando que no se veía lastimada, y por la incidencia de las arrugas, probablemente se sacó la ropa en un punto. Eso barajaba dos opciones: o pensó que los bisontes y los yak se detenían al ver a gente desnuda, o se transformó en lobo en algún momento y sus ropas quedaron atrás. No creo que ella fuera de las personas que pensaran que la primera opción tuviera validez, aunque…
De tanto pensar me distraje, y solo pude darme cuenta que Wood se dirigía hacia la casa cuando esos muslos comenzaron a moverse hacia el interior. También me di cuenta que, por el movimiento de caderas, no estaba muy acostumbrada a ser una señorita. Osea, la femineidad se nota con esos simples detalles.
- Auch – me tomé la nuca por el leve golpe que Siria me dio
- ¿Aterrizaste por fin?
- No es que yo sea la que más desvaría en esta casa, sabes.
Papá había llenado algunos recipientes de agua caliente que calentó antes de que Wood se metiera en el baño, por lo que no pasaría más del frío que usualmente se pasaba por hacerlo con agua helada. Creo que muchos humanos eran así, pero no conocía lo suficiente a los licántropos. Podía incluso bañarse en su forma de lobo y ni idea tendríamos, y no es que hubiera muchos libros al respecto. Después de todo, no vas a ir por ahí preguntando como maleducado, o espiando los baños como un degenerado.
Pero algo que más me ganaba que el estar sabiendo cómo se bañaba la gente eran las preguntas. Y era una excelente, que me daba cosquillas en la panza por responder. Estuve a punto de responder cuando mamá hizo un gesto como tosiendo, y se llevó a Wood del lugar. No es que hubiera mucho por donde ocultar info, papá se encontraba durmiendo en el sofá y Siria se iba a meter a la tina antes que dejara impregnado de su olor todo el lugar. Igual, por ello, las seguí hasta la habitación donde dormía papá y mamá. Ahí me di cuenta que no era por hablar, sino porque podía enfermarse.
Mamá era alguien que preveía muchas cosas. Muchas veces se encontraban extranjeros que subestimaban el frío, y a veces un abrigo hecho de los pelajes de los animales era suficiente para que pudieran llegar a la ciudad sin problemas. Es por eso que, mientras haciamos nuestras labores, mamá se encargó de sacar ropa que era más “adecuada” para Wood. Adecuada en el sentido de que no era ropa de hombres que quedaba apretada en la parte de la cadera, sino era algo más suelto y ligero de llevar, pero que entregaba mucha calidez frente al clima de las estepas. También era lo suficientemente ancha como para complementar con la armadura que llevaba consigo, e incluso podía ocultar alguna que otra arma. En realidad, aquello no era exclusivo de esas ropas, normalmente todos llevaban ropas así, incluso si Wood se vestía con las ropas de Siria, podía sentir exactamente la misma sensación con sus armas y armadura.
- Esto es algo que usaba hace mucho tiempo – dijo mamá, mientras le entregaba las ropas para que se vistiera – No es mucho, pero ayudará a que el clima no te haga helarte por las noches cuando viajes por la estepa. Y no es pesado de llevar cuando estés en climas más cálidos.
Mamá era algo… peculiar. Normalmente, cuando hacía las labores de la casa, cuando necesitaba pedirnos favores, o cosas así, era alguien que imponía respeto cuando lo necesitaba. Sobre todo cuando papá se ponía desordenado cuando venían chicas viajeras… o cuando yo me ponía desordenada cuando venían chicas viajeras. Pero a diferencia de lo que aparentaba, era muy maternal cuando se preocupaba por las otras personas. En todo el momento en que Wood estuvo en casa, se preocupó de que no saliera mal alimentada, asegurando incluso algo de leche de la que probamos en la mañana. Más no era así con mucha gente, después de todo, tenía la experiencia para saber cuando la gente era mala o tenía malas intenciones.
- Queríamos agradecerte por pasar un tiempo con nosotros mientras viajan – volvió a hablar, mientras preparaba algo del armario, un par de botas desgastadas hechas para evitar el dolor de viajar por los irregulares campos del norte – Y por supuesto, por viajar con Siria.
- Sabes, quizás lo has notado, pero en las estepas la gente es muy diferente de lo que normalmente se encuentra en las ciudades, o incluso en algunos poblados pequeños. Y más diferente es esa joven con la que viajarás. Tu lo has notado, ¿verdad?
Y aun cuando no lo notara conscientemente, había algo que atraía la gente a Siria. No sabría decir lo que era, pero… ¿era quizás el sentir que no estabas sola cuando estabas a su lado? ¿Que eras importante para alguien? ¿Que no parecía imposible que podías ser mejor persona? Cuando estabas a su lado, como que te daban ganas de serlo. Querías ser alguien mejor, pero no solo por querer serlo. Como que honestamente pensabas que podías ser feliz así, que no era algo bobo, que tus sentimientos importaban.
- Siempre he creído que Siria tiene un algo que permite que otras personas puedan ver la felicidad cuando miran la vida con otros ojos. Antes de conocerla, Leveru era alguien muy infeliz, que tenía un enorme resentimiento hacia la gente que la ignoraba. Como madre primeriza, no sabía como tratar de hacerla feliz, de poder hacerla sonreír. Y cuando Siria la conoció, todo fue tan…
Mamá siempre se emocionaba cuando contaba aquella historia. No era algo que la llevara al llanto o a las lágrimas, pero podías sentir en sus palabras el enorme agradecimiento que sentía cada vez que recordaba aquella época.
- … todo fue tan cambiante. De pronto, sentí que, aunque no pudiera entender la mitad de las cosas que hacía, podía sentir una forma de ser brutalmente honesta de hacer las cosas. Que ella le interesaba que mi Leveru pudiera sonreír y sentirse feliz con ella misma. Y no la abandonó en todo el tiempo que esa transformación sucedió. Pero no solo eso. También sentí que la misma forma de ser de Siria cambió con el tiempo, como si tomara las cosas buenas de Leveru y las hiciera suyas, las transformara en algo personal y que quedara para ella. Eso también lo hizo con Samantha, quién conoció después de Leveru.
Mientras hablaba, se sentó al lado de Wood y, por un momento, sentí que iba a abrazarla. Pero aquello no sucedió como esperaba. Mamá era alguien que, cuando la veías, daban ganas de abrazarla y ser abrazada por ella, porque era alguien muy maternal cuando estaba preocupada por ti, pero era como si supiera que no todos necesitan un abrazo de manera inmediata. Ella estaría ahí para dar y recibir un abrazo solo cuando la otra parte lo necesitara y quisiera.
- Aunque parezca raro, Siria no es de muchos amigos. En el fondo, aunque es buena persona, creo que sabe escoger a las personas que quiere a su lado. Y si su corazón te ha escogido a ti es porque siente que puede existir algo lindo entre ustedes dos, y que puede madurar y crecer estando a tu lado. Puede que suenen raras mis palabras, pero quizás exista confusión entre ustedes dos. Quizás sientan que ciertos sentimientos sean extraños, ajenos, y muy nuevos. Probablemente ciertos cariños que se tienen se confundan con otros. Pero estoy segura que, cuando amanezca, sentirán esa sensación de que quieren estar juntas, ya sea como amigas, consejeras, caminantes, o cualquiera otra cosa que sus corazones sientan.
A veces las palabras de mamá eran confusas, no tenían mucha claridad, pero se sentía que tenían algo de experiencia detrás, como si fueran las palabras de alguien que ha vivido esas mismas experiencias, y que ha aprendido a no arrepentirse de las decisiones que toman.
- Prepararé las cosas de la comida – cuando terminó de interactuar con Wood, se levantó de la cama, y comenzó a salir de la habitación – Si desean salir pronto, prepararé algo ligero para que la panza no les duela mientras viajan. Si desean pasar más tiempo con nosotros, prepararé algo más para hacer que su estadía sea más grata. Y por cierto… - dijo mientras estaba en el marco de la puerta - … sé que es complicado por tu forma de vida, y sé que no querrás ponernos en peligro, pero si un día necesitas alojarte con nosotros, pasar un tiempo, o simplemente quedarte un tiempo con nosotros, solo tienes que confiar en nosotros.
En un momento, quedamos solas entre las dos. La verdad es que escuchar las palabras de mamá, cada vez que daba algo de su sabiduría, me hacía sentir… ¿como sería la palabra? ¿Melosa? ¿Con ganas de que me abrazaran y me trataran como una niña pequeña? Era algo así, como también el querer ser más sabia, como ella. Aunque lo de ella era más por experiencia de la vida que por leer mucho.
- Ah, si, lo de la planta… - le comenté mientras me ponía a los pies de la cama, poniéndome de espaldas a Wood, y es que la verdad me sentía tan así gracias a mi mamá que no sentía ganas de andar acosando a Wood – Su nombre es Agdhav’acea, aunque creo que muchos lenguajes comunes la llaman… Yaca. Es más bonito en draconiano, eso si. Es una planta que aguanta bien las temperaturas bajas, hasta 15 grados de temperatura, si mal no me equivoco, aunque temperaturas más bajas que menos 25 grados pueden congelar por completo la planta. Por crecer habitualmente en climas fríos, no se le puede encontrar en los bosques, o climas donde la temperatura promedio sean más de 15 grados.
Había mucha información en los libros, pero intenté recitarlo de forma en que no pareciera aburrido. Solo agregaba los detalles que podían ser importantes para ella, sobre todo si quería hacer su propio cultivo.
- Requiere mucho sol, es bueno plantarla en lugares donde sabes que podrá llegarle sol durante el dia sin ser interrumpida por una casa o edificio. Necesitan agua constante, pero no mucha. Regar con dos taza de agua 4 veces al día es suficiente para que crezca muy bien. Si las hojas se están volviendo amarillentas es porque está recibiendo demasiada agua, y las raíces se pueden pudrir.
Ahora, si quieres usarla más allá de solo aceite o para untarla en el cuerpo, se puede comer cuando se tiene mucha hambre y no se tiene más qué comer. No es muy recomendable hacerlo en exceso, porque comer mucho de las raíces puede causar envenenamiento y una diarrea muy… explosiva. Pero si la consumes como una papa, o cualquier otro tubérculo, no genera problemas.
Creo que eso era todo lo que tenía que comentar al respecto. Ahora que lo pienso, pude haber explicado mejor lo de la diarrea. Muchos prefieren llamarla “indigestión”, o “complicación estomacal”, pero debo confesar, diarrea suena muy divertido de decir.
El espejo no mentía. La verdad es que se me veía mal usar el pelo hacia un lado.
O lo otro podría ser que me podría recortarlo un poco para hacerlo más delgado, cortarme las chasquillas del frente para hacerlas rectas mientras me dejo dos flequillos a los lados. Era un corte que estaba siendo furor entre la nobleza, daba un aire de ser importante, imponente y con actitud de señorita de la familia real. Pero la verdad es que tampoco pegaba con las ropas que normalmente llevaba. Tendría que comprar ropa nueva para que calzara bien, joyas con qué llevarla, luego tendría que saber cómo caminar para llevarla correctamente…
Ew, mucho trabajo.
… como me gustaría ser popular. Suspiré y me hundí hasta que solo mis ojos estaban encima del nivel del agua de la tina. Ello me duró poco, debido a la falta de aire, así que levanté mi cabeza hasta que pudiera respirar bien, y ahí me quedé. Afuera se escuchaba cómo Siria y Wood conversaban animadamente sobre su día laboral.
- Oh, no, la tía tiene un arma mucho más temible en su poder… en el idioma dragón tiene un nombre especial que marca el terror de los niños. Se le dice… ch’ancla.
La ch’ancla. Es el arma mortal de todas las madres dragones. No importaba cuánta resistencia o rebeldía tenían los más desobedientes hijos de los Dioses Dragones, una vez que la madre sacaba la ch’ancla, la obediencia era absoluta. Había que ser un insensato, alguien con el poder de pelear contra el Dragón de la Oscuridad,para oponerse a él.
- En realidad solo se saca el zapato y con eso te das entendida que tienes que hacer caso – y ahí iba Siria arruinando la diversión – Ni es que duela cuando te pegan con ella, pero como que está en el inconsciente de los dragones el obedecer cuando una madre usa la ch’ancla. ¿Quizás los Dioses pensaron que era divertido darnos un trauma así en nuestra sangre?
Siendo justos, si yo fuera una Diosa Dragón, le daría traumas graciosos a mis súbditos o a mis hijos del mundo. Pero creo que dejarían de creer en mi, o se volverían ateos por desquite.
- Ni me digas de robar corazones. Mi pequeño Momo fue tan difícil dejarlo atrás en su hogar… - escuchaba a Siria hablar mientras salía de la tina y me secaba, mientras los olores y las porquerías se desvanecían de mi cuerpo – Imagina que si te encariñaste con uno con solo sacarlo a pasear un día, imagina tenerlo desde que era un pequeño al que podías cargar sin despedazar tu espalda.
Y es que 600 kilos de carne, grasa, músculos y huesos era difícil de cargar para cualquiera que no pesara más de 3 toneladas. Creo que solo existían dos o tres especies de animales en todo el mundo que podían cargar, o llevarse volando, un Yak de esas dimensiones. Y ni qué decir de un bisonte.
Cuando terminé de secarme el cabello, salí a ver de qué hablaban ese par de dispares, aunque probablemente estaba hablando de Momo. Cuando salía el tema, no había quién pudiera pararla.
- … y entonces Momo se comió el estofado – Como adivinaba.
- Buen trabajo a ambas – dijo mamá mientras les traía algo para beber, mientras me dedicaba a examinar su cuer-- digo, las ropas de trabajo. Habían algunas manchas irregulares, que usualmente se daban cuando algo grande y pesado hacia presión sobre la ropa, que difícilmente se desvanecían por completo. Considerando que no se veía lastimada, y por la incidencia de las arrugas, probablemente se sacó la ropa en un punto. Eso barajaba dos opciones: o pensó que los bisontes y los yak se detenían al ver a gente desnuda, o se transformó en lobo en algún momento y sus ropas quedaron atrás. No creo que ella fuera de las personas que pensaran que la primera opción tuviera validez, aunque…
De tanto pensar me distraje, y solo pude darme cuenta que Wood se dirigía hacia la casa cuando esos muslos comenzaron a moverse hacia el interior. También me di cuenta que, por el movimiento de caderas, no estaba muy acostumbrada a ser una señorita. Osea, la femineidad se nota con esos simples detalles.
- Auch – me tomé la nuca por el leve golpe que Siria me dio
- ¿Aterrizaste por fin?
- No es que yo sea la que más desvaría en esta casa, sabes.
Papá había llenado algunos recipientes de agua caliente que calentó antes de que Wood se metiera en el baño, por lo que no pasaría más del frío que usualmente se pasaba por hacerlo con agua helada. Creo que muchos humanos eran así, pero no conocía lo suficiente a los licántropos. Podía incluso bañarse en su forma de lobo y ni idea tendríamos, y no es que hubiera muchos libros al respecto. Después de todo, no vas a ir por ahí preguntando como maleducado, o espiando los baños como un degenerado.
Pero algo que más me ganaba que el estar sabiendo cómo se bañaba la gente eran las preguntas. Y era una excelente, que me daba cosquillas en la panza por responder. Estuve a punto de responder cuando mamá hizo un gesto como tosiendo, y se llevó a Wood del lugar. No es que hubiera mucho por donde ocultar info, papá se encontraba durmiendo en el sofá y Siria se iba a meter a la tina antes que dejara impregnado de su olor todo el lugar. Igual, por ello, las seguí hasta la habitación donde dormía papá y mamá. Ahí me di cuenta que no era por hablar, sino porque podía enfermarse.
Mamá era alguien que preveía muchas cosas. Muchas veces se encontraban extranjeros que subestimaban el frío, y a veces un abrigo hecho de los pelajes de los animales era suficiente para que pudieran llegar a la ciudad sin problemas. Es por eso que, mientras haciamos nuestras labores, mamá se encargó de sacar ropa que era más “adecuada” para Wood. Adecuada en el sentido de que no era ropa de hombres que quedaba apretada en la parte de la cadera, sino era algo más suelto y ligero de llevar, pero que entregaba mucha calidez frente al clima de las estepas. También era lo suficientemente ancha como para complementar con la armadura que llevaba consigo, e incluso podía ocultar alguna que otra arma. En realidad, aquello no era exclusivo de esas ropas, normalmente todos llevaban ropas así, incluso si Wood se vestía con las ropas de Siria, podía sentir exactamente la misma sensación con sus armas y armadura.
- Esto es algo que usaba hace mucho tiempo – dijo mamá, mientras le entregaba las ropas para que se vistiera – No es mucho, pero ayudará a que el clima no te haga helarte por las noches cuando viajes por la estepa. Y no es pesado de llevar cuando estés en climas más cálidos.
Mamá era algo… peculiar. Normalmente, cuando hacía las labores de la casa, cuando necesitaba pedirnos favores, o cosas así, era alguien que imponía respeto cuando lo necesitaba. Sobre todo cuando papá se ponía desordenado cuando venían chicas viajeras… o cuando yo me ponía desordenada cuando venían chicas viajeras. Pero a diferencia de lo que aparentaba, era muy maternal cuando se preocupaba por las otras personas. En todo el momento en que Wood estuvo en casa, se preocupó de que no saliera mal alimentada, asegurando incluso algo de leche de la que probamos en la mañana. Más no era así con mucha gente, después de todo, tenía la experiencia para saber cuando la gente era mala o tenía malas intenciones.
- Queríamos agradecerte por pasar un tiempo con nosotros mientras viajan – volvió a hablar, mientras preparaba algo del armario, un par de botas desgastadas hechas para evitar el dolor de viajar por los irregulares campos del norte – Y por supuesto, por viajar con Siria.
- Sabes, quizás lo has notado, pero en las estepas la gente es muy diferente de lo que normalmente se encuentra en las ciudades, o incluso en algunos poblados pequeños. Y más diferente es esa joven con la que viajarás. Tu lo has notado, ¿verdad?
Y aun cuando no lo notara conscientemente, había algo que atraía la gente a Siria. No sabría decir lo que era, pero… ¿era quizás el sentir que no estabas sola cuando estabas a su lado? ¿Que eras importante para alguien? ¿Que no parecía imposible que podías ser mejor persona? Cuando estabas a su lado, como que te daban ganas de serlo. Querías ser alguien mejor, pero no solo por querer serlo. Como que honestamente pensabas que podías ser feliz así, que no era algo bobo, que tus sentimientos importaban.
- Siempre he creído que Siria tiene un algo que permite que otras personas puedan ver la felicidad cuando miran la vida con otros ojos. Antes de conocerla, Leveru era alguien muy infeliz, que tenía un enorme resentimiento hacia la gente que la ignoraba. Como madre primeriza, no sabía como tratar de hacerla feliz, de poder hacerla sonreír. Y cuando Siria la conoció, todo fue tan…
Mamá siempre se emocionaba cuando contaba aquella historia. No era algo que la llevara al llanto o a las lágrimas, pero podías sentir en sus palabras el enorme agradecimiento que sentía cada vez que recordaba aquella época.
- … todo fue tan cambiante. De pronto, sentí que, aunque no pudiera entender la mitad de las cosas que hacía, podía sentir una forma de ser brutalmente honesta de hacer las cosas. Que ella le interesaba que mi Leveru pudiera sonreír y sentirse feliz con ella misma. Y no la abandonó en todo el tiempo que esa transformación sucedió. Pero no solo eso. También sentí que la misma forma de ser de Siria cambió con el tiempo, como si tomara las cosas buenas de Leveru y las hiciera suyas, las transformara en algo personal y que quedara para ella. Eso también lo hizo con Samantha, quién conoció después de Leveru.
Mientras hablaba, se sentó al lado de Wood y, por un momento, sentí que iba a abrazarla. Pero aquello no sucedió como esperaba. Mamá era alguien que, cuando la veías, daban ganas de abrazarla y ser abrazada por ella, porque era alguien muy maternal cuando estaba preocupada por ti, pero era como si supiera que no todos necesitan un abrazo de manera inmediata. Ella estaría ahí para dar y recibir un abrazo solo cuando la otra parte lo necesitara y quisiera.
- Aunque parezca raro, Siria no es de muchos amigos. En el fondo, aunque es buena persona, creo que sabe escoger a las personas que quiere a su lado. Y si su corazón te ha escogido a ti es porque siente que puede existir algo lindo entre ustedes dos, y que puede madurar y crecer estando a tu lado. Puede que suenen raras mis palabras, pero quizás exista confusión entre ustedes dos. Quizás sientan que ciertos sentimientos sean extraños, ajenos, y muy nuevos. Probablemente ciertos cariños que se tienen se confundan con otros. Pero estoy segura que, cuando amanezca, sentirán esa sensación de que quieren estar juntas, ya sea como amigas, consejeras, caminantes, o cualquiera otra cosa que sus corazones sientan.
A veces las palabras de mamá eran confusas, no tenían mucha claridad, pero se sentía que tenían algo de experiencia detrás, como si fueran las palabras de alguien que ha vivido esas mismas experiencias, y que ha aprendido a no arrepentirse de las decisiones que toman.
- Prepararé las cosas de la comida – cuando terminó de interactuar con Wood, se levantó de la cama, y comenzó a salir de la habitación – Si desean salir pronto, prepararé algo ligero para que la panza no les duela mientras viajan. Si desean pasar más tiempo con nosotros, prepararé algo más para hacer que su estadía sea más grata. Y por cierto… - dijo mientras estaba en el marco de la puerta - … sé que es complicado por tu forma de vida, y sé que no querrás ponernos en peligro, pero si un día necesitas alojarte con nosotros, pasar un tiempo, o simplemente quedarte un tiempo con nosotros, solo tienes que confiar en nosotros.
En un momento, quedamos solas entre las dos. La verdad es que escuchar las palabras de mamá, cada vez que daba algo de su sabiduría, me hacía sentir… ¿como sería la palabra? ¿Melosa? ¿Con ganas de que me abrazaran y me trataran como una niña pequeña? Era algo así, como también el querer ser más sabia, como ella. Aunque lo de ella era más por experiencia de la vida que por leer mucho.
- Ah, si, lo de la planta… - le comenté mientras me ponía a los pies de la cama, poniéndome de espaldas a Wood, y es que la verdad me sentía tan así gracias a mi mamá que no sentía ganas de andar acosando a Wood – Su nombre es Agdhav’acea, aunque creo que muchos lenguajes comunes la llaman… Yaca. Es más bonito en draconiano, eso si. Es una planta que aguanta bien las temperaturas bajas, hasta 15 grados de temperatura, si mal no me equivoco, aunque temperaturas más bajas que menos 25 grados pueden congelar por completo la planta. Por crecer habitualmente en climas fríos, no se le puede encontrar en los bosques, o climas donde la temperatura promedio sean más de 15 grados.
Había mucha información en los libros, pero intenté recitarlo de forma en que no pareciera aburrido. Solo agregaba los detalles que podían ser importantes para ella, sobre todo si quería hacer su propio cultivo.
- Requiere mucho sol, es bueno plantarla en lugares donde sabes que podrá llegarle sol durante el dia sin ser interrumpida por una casa o edificio. Necesitan agua constante, pero no mucha. Regar con dos taza de agua 4 veces al día es suficiente para que crezca muy bien. Si las hojas se están volviendo amarillentas es porque está recibiendo demasiada agua, y las raíces se pueden pudrir.
Ahora, si quieres usarla más allá de solo aceite o para untarla en el cuerpo, se puede comer cuando se tiene mucha hambre y no se tiene más qué comer. No es muy recomendable hacerlo en exceso, porque comer mucho de las raíces puede causar envenenamiento y una diarrea muy… explosiva. Pero si la consumes como una papa, o cualquier otro tubérculo, no genera problemas.
Creo que eso era todo lo que tenía que comentar al respecto. Ahora que lo pienso, pude haber explicado mejor lo de la diarrea. Muchos prefieren llamarla “indigestión”, o “complicación estomacal”, pero debo confesar, diarrea suena muy divertido de decir.
Siria
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Re: La estepa no es para cualquiera [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Doña Marga era comestible, la clase de mamá dragón muy similar a lo que yo había apuntado a ser en aquella…otra vida. Sentía que de cierta forma me había adoptado como a una especie de cría de dragón peluda, aunque nunca me atreví a ir más allá de aquél abrazo cuando nos sentamos juntas en la cama. Fue un momento emocional por la historia de Leveru –quién asumí era su única hija- podía sentir la conexión entre nosotras, ese punto en común de tener el corazón más amplio y la paciencia más dilatada… esa otra forma de ver las cosas, por el simple hecho de haber engendrado otra vida con mucho amor por varios meses, meses que marcan el carácter de una mujer. El resto del discurso prácticamente lo omití de mis memorias, porque fue raro. Sólo recuerdo haberle dado otro abrazo antes de que saliera de la puerta de su propia habitación Gracias tía. Aprecio mucho lo que está…bueno, están haciendo por mí, por nosotras. Pero creo que es tiempo de partir, si queremos ir a Beltrexus, tenemos que aprovechar los vientos que pronto cambiarán por el fin de la temporada y yo… odio los viajes en barco (no le diga a Siria) no quiero que se alargue más de la cuenta.
Cuando Leveru y yo quedamos juntas, ella se sentó dándome la espalda, creo que estaba de alguna forma, tímida. Dirigí mi atención a la ropa que la tía me había dejado y comencé a ponérmela. Se trataba de dos piezas que eran como una y un par de botas. Cuidadosamente me puse esa especie de sobretodo de piel, era largo hasta casi tocar el suelo, las mangas –en la terminación- tenían aún el pelo de la bestia. El cuello era alto, como las ropas tradicionales de las gentes de la estepa y el color era esencialmente el común por esos lares… aunque un poco más conservador, probablemente la tía había notado que tantos colores no iban conmigo. Básicamente era una escala de marrón con las figuras en un tono más claro. La siguiente prenda –que era compañera de la primera- se trataba de otra capa de ropa –una tonalidad más oscura y con el mismo diseño- que era como un jubón, más corto que su compañero, sin mangas, pero que igualmente ofrecía una gran resistencia al frío. Como me habían adelantado, eran tan calurosas y cómodas, que preferí mantener una en mis manos mientras estuvimos dentro de la casa.
La información de Leveru sobre la raíz era tan exacta, que me preguntaba si había integrado los libros que tanta fama tenía de leer, dentro de su cabeza o algo. Era tanto para retener que pronto sentí que mis ojos se cruzaban hacia mi nariz. Eh… es bueno saber todo eso. Supongo que ¿podrías anotármelo en algo? Estoy segura que me voy a hacer un lío. Por cierto, Siria mencionó algo de que le donarías sus primeros materiales de lectura. Será mejor que yo cargue con ellos… sólo por las dudas. No se por qué, pero después de la conversación con tu madre tengo la sensación de que estarán más seguros conmigo, ya sabes me encogí de hombros y le sonreí. Se que probablemente esto no te calmará, pero prometo que pronto recibirás alguna carta de Siria, relatándoles sobre nuestro viaje todos allí me caían muy bien, y aunque Leveru me había parecido difícil de aproximar al principio, una mujer de carácter fuerte, después de observarla más, me parecía una muy buena amiga. Algo así como la Hera de Nana, como la mano derecha de la alfa que le da sus coscorrones cuando es necesario.
El tío estaba un poco melodramático en la sala, despidiendo a Siria. Era una buena familia, una podía sentir la unión fuerte entre ellos. Leveru hizo que me uniera al abrazo grupal lacrimoso y digamos que me contagié y apuré las cosas antes de arrepentirme de salir de allí. Sería mejor poner distancia entre esa casa y yo, o bien que podría habituarme tanto de estar allí que las ideas de quedarse indefinidamente se podrían volver peligrosamente factibles. Muy bien ¡hasta que los dioses nos vuelvan a unir! Gracias por todo dije a modo de despedida, tenía ganas de transformarme y salir corriendo. Esas cosas de despedirse no iban conmigo, pero ahora me sentía como una licántropo de las estepas, por lo que miré al horizonte y caminé hombro a hombro con Siria –más o menos pues ella es demasiado alta- intentando infundirle fuerzas para finalmente dar el primer paso de ese prometedor y largo viaje.
Cuando Leveru y yo quedamos juntas, ella se sentó dándome la espalda, creo que estaba de alguna forma, tímida. Dirigí mi atención a la ropa que la tía me había dejado y comencé a ponérmela. Se trataba de dos piezas que eran como una y un par de botas. Cuidadosamente me puse esa especie de sobretodo de piel, era largo hasta casi tocar el suelo, las mangas –en la terminación- tenían aún el pelo de la bestia. El cuello era alto, como las ropas tradicionales de las gentes de la estepa y el color era esencialmente el común por esos lares… aunque un poco más conservador, probablemente la tía había notado que tantos colores no iban conmigo. Básicamente era una escala de marrón con las figuras en un tono más claro. La siguiente prenda –que era compañera de la primera- se trataba de otra capa de ropa –una tonalidad más oscura y con el mismo diseño- que era como un jubón, más corto que su compañero, sin mangas, pero que igualmente ofrecía una gran resistencia al frío. Como me habían adelantado, eran tan calurosas y cómodas, que preferí mantener una en mis manos mientras estuvimos dentro de la casa.
La información de Leveru sobre la raíz era tan exacta, que me preguntaba si había integrado los libros que tanta fama tenía de leer, dentro de su cabeza o algo. Era tanto para retener que pronto sentí que mis ojos se cruzaban hacia mi nariz. Eh… es bueno saber todo eso. Supongo que ¿podrías anotármelo en algo? Estoy segura que me voy a hacer un lío. Por cierto, Siria mencionó algo de que le donarías sus primeros materiales de lectura. Será mejor que yo cargue con ellos… sólo por las dudas. No se por qué, pero después de la conversación con tu madre tengo la sensación de que estarán más seguros conmigo, ya sabes me encogí de hombros y le sonreí. Se que probablemente esto no te calmará, pero prometo que pronto recibirás alguna carta de Siria, relatándoles sobre nuestro viaje todos allí me caían muy bien, y aunque Leveru me había parecido difícil de aproximar al principio, una mujer de carácter fuerte, después de observarla más, me parecía una muy buena amiga. Algo así como la Hera de Nana, como la mano derecha de la alfa que le da sus coscorrones cuando es necesario.
El tío estaba un poco melodramático en la sala, despidiendo a Siria. Era una buena familia, una podía sentir la unión fuerte entre ellos. Leveru hizo que me uniera al abrazo grupal lacrimoso y digamos que me contagié y apuré las cosas antes de arrepentirme de salir de allí. Sería mejor poner distancia entre esa casa y yo, o bien que podría habituarme tanto de estar allí que las ideas de quedarse indefinidamente se podrían volver peligrosamente factibles. Muy bien ¡hasta que los dioses nos vuelvan a unir! Gracias por todo dije a modo de despedida, tenía ganas de transformarme y salir corriendo. Esas cosas de despedirse no iban conmigo, pero ahora me sentía como una licántropo de las estepas, por lo que miré al horizonte y caminé hombro a hombro con Siria –más o menos pues ella es demasiado alta- intentando infundirle fuerzas para finalmente dar el primer paso de ese prometedor y largo viaje.
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