El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
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El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
I - ¿Puedes escuchar sus campanas?
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⋐ Capitulo 4: Muñecas rotas ⋑
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⋐ Capitulo 4: Muñecas rotas ⋑
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | amhain, Samhain, ¡vaya creatividad! Bardo no podía recordar desde cuando comenzó a celebrarse semejante festividad. Su nombre variaba según el territorio en que te encontraras |
Las fiestas de Samhain dieron comienzo, Adanedhel decidió celebrarlas este año en la tierra de inmortales. ¡Era el único periodo de tiempo en Sacrestic Ville donde podías caminar por las calles sin preocuparte por recibir heridas letales! ... O eso decían algunos. ¡El terror abundaba en cada esquina! ¡Los disfraces de la gente eran horripilantes! ¿Como era posible que alguien como Adanedhel disfrutara de esta celebración? Aquella que se burlaba de los que abandonaron el plano terrenal mucho antes. ¿Quien sabe? Quizás se sentía identificado con ellos al poseer un alma incapaz de ascender a un lugar de descanso o descender a un lugar de tragedia y llanto.
El músico caminaba por la plaza central admirando todas las aterradoras atracciones. Ropajes negros desgastados, una cinta negra cubriendo completamente sus labios, pintura blanca enmascarando cada una de sus facciones. Saludaba a cada persona que se cruzaba en su brillante camino de felicidad. Tomaba sus muñecas con ambas manos, estrechándolas con entusiasmo y efusividad. En un principio, los individuos se extrañaban de su comportamiento anormal. ¡Pero luego lo superaban! ¡Se celebraba Horroween! ¡La más extraña festividad!
Un inesperado giro del destino cambio la bella noche del elfo por completo. Se sentó a descansar en la fuente que adornaba el centro de la plaza, pero su visión se vio violentamente obstruida por una especie de panfleto. Lo retiro rápidamente, el viento le había atacado con un truco muy sucio. No importaba realmente, lo importante era lo que aquel papel plasmaba en forma de anuncio. La sonrisa del músico, debajo de aquella fina venda negra, no hizo más que crecer y crecer a medida que leía las letras que conformaban aquel mensaje. Se levantó de un brinco, tras confirmar que todavía no era demasiado tarde para asistir a semejante evento. ¿Donde quedaría aquel lugar? ¡La mejor parte siempre era descubrir el misterio! El entusiasmado Adanedhel inició su búsqueda del punto de reunión, aquel donde se llevaría acabo aquella fascinante interpretación.
¿Qué harás tu, joven aventurero? ¿Te atreves a seguir al bardo en esta espeluznante aventura? ¡Estamos en pleno Horroween y las noches están llenas de espantos, misterios y travesuras! No obstante, también se conocen por ser increíblemente peligrosas. Quizás asistir a dicho evento no sea una actividad agradable o muy provechosa. ¡Igual sera toda una aventura! ¡Vivirá para siempre en el fondo de tu mente! La decisión es tuya, ¡Bardo nunca olvida premiar a los valientes!
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- Disfraz de Adanedhel:
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Última edición por Bardo el Jue Oct 26 2017, 16:31, editado 3 veces
Tenzin Fang Leiden
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
¿Qué estaba haciendo allí? Fue el pensamiento de Astrid cuando dio un paso más por las calles de Sacrestic Ville. Sí, sus caminos eran recorrer todo el mundo pero entrar en aquel lugar sola la hacía tener escalofríos por todo su cuerpo. No era de susto fácil, pero aquello era otra clase de miedo. Miraba de arriba a abajo a las personas que pasaban por al lado de ella, la información que había conseguido era casi nula para seguir su camino hacia delante y partir hacia otros lados. Pero como siempre, la curiosidad mató a la dragona. Desde pequeña nunca había visto tal festividad en “honor” a los difuntos caídos. Lo más cerca que estuvo en su aldea de alguna festividad como esa fue en cada aniversario del fallecimiento de un ser querido se le oraba para que su alma pudiera llegar bien al otro mundo. No hacían una fiesta como tal por eso, Horroween le llamó la atención y decidió ser una más en Sacrestic Ville y divertirse un poco.
Se había quedado en una habitación y dejó sus cosas en la cama. Abrió la puerta para salir y un hombre vestido como si fuera un muerto de vuelta a la vida paró delante de su puerta. Astrid ahogó un grito por el susto que se había dado y durante unos segundos estuvo en shock hasta que el hombre se alejó. La joven dragona cerró la puerta de golpe y se apoyó en ella. -¡Astrid idiota!- Se dijo a si misma negando con la cabeza y fue hacia su bolsa. Todos iban disfrazados de algo tétrico ¿serían así como celebraban eso? Buscó y rebuscó en sus cosas y sacó un vestido blanco. Quemó la parte de abajo para acortarlo por las rodillas como si hubiera ardido de verdad y un par de trozos de las mangas más. Ensució un poco el vestido y lo puso sobre la cama. Salió fuera y buscó algún sitio donde pudiera comprar un par de pinturas. A la media hora volvió y se pintó la cara y la parte del pecho que se veía de blanco y un poco de negro en sus ojos. Se colocó el vestido y se recogió un poco el cabello sonriendo.
Cogió lo básico para pasar una buena noche y lo escondió en el bolsillo del interior de la falda del vestido. -Listo- Susurró y salió del lugar hacia las calles. Su primera parada fue la plaza, las personas parecían divertirse y decidió buscar algún sitio donde ella pudiera divertirse también. Cuando se fue a acercar a un banco para descansar, un panfleto cayó donde iba a sentarse. Se agachó un poco para cogerlo y comenzó a leer. Mientras más leía más se ampliaba la sonrisa en su rostro. -Una fabulosa danza... Eso no me lo pierdo- Guardó el panfleto y se puso a andar para ir a aquella atracción de la Casa del Voodo. Pero entonces paró en secó, miró a su derecha, a su izquierda, detrás de ella y nuevamente sus ojos chocolate se posaron a la lejanía. -¿Y dónde está la casa del Voodo?- Preguntó al aire alzando una ceja y a base de ir preguntando de un lado a otro y casi desesperada por, a veces, sentirse la loca del pueblo sin saber porqué, encontró a alguien que la guió hasta el lugar del panfleto.
Se había quedado en una habitación y dejó sus cosas en la cama. Abrió la puerta para salir y un hombre vestido como si fuera un muerto de vuelta a la vida paró delante de su puerta. Astrid ahogó un grito por el susto que se había dado y durante unos segundos estuvo en shock hasta que el hombre se alejó. La joven dragona cerró la puerta de golpe y se apoyó en ella. -¡Astrid idiota!- Se dijo a si misma negando con la cabeza y fue hacia su bolsa. Todos iban disfrazados de algo tétrico ¿serían así como celebraban eso? Buscó y rebuscó en sus cosas y sacó un vestido blanco. Quemó la parte de abajo para acortarlo por las rodillas como si hubiera ardido de verdad y un par de trozos de las mangas más. Ensució un poco el vestido y lo puso sobre la cama. Salió fuera y buscó algún sitio donde pudiera comprar un par de pinturas. A la media hora volvió y se pintó la cara y la parte del pecho que se veía de blanco y un poco de negro en sus ojos. Se colocó el vestido y se recogió un poco el cabello sonriendo.
Cogió lo básico para pasar una buena noche y lo escondió en el bolsillo del interior de la falda del vestido. -Listo- Susurró y salió del lugar hacia las calles. Su primera parada fue la plaza, las personas parecían divertirse y decidió buscar algún sitio donde ella pudiera divertirse también. Cuando se fue a acercar a un banco para descansar, un panfleto cayó donde iba a sentarse. Se agachó un poco para cogerlo y comenzó a leer. Mientras más leía más se ampliaba la sonrisa en su rostro. -Una fabulosa danza... Eso no me lo pierdo- Guardó el panfleto y se puso a andar para ir a aquella atracción de la Casa del Voodo. Pero entonces paró en secó, miró a su derecha, a su izquierda, detrás de ella y nuevamente sus ojos chocolate se posaron a la lejanía. -¿Y dónde está la casa del Voodo?- Preguntó al aire alzando una ceja y a base de ir preguntando de un lado a otro y casi desesperada por, a veces, sentirse la loca del pueblo sin saber porqué, encontró a alguien que la guió hasta el lugar del panfleto.
- Traje de Astrid:
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Astrid Leggiend
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Ury estaba calamavillosamente feliz por los eventos del Samhain. Cuando aún vivía con abuelita Laureen, hacíamos, a escondidas de Leónidas, un teatro del terror. Esta sería la primera vez que Ury podría salir de fiesta y ver, con sus propios ojos, las festividades. Porque Ury era una niña pobre, no podía darse el lujo de comprar ropa para un atuendo apropiado. Los tentáculos tampoco ayudaban, el tiempo pasaba y ¡no podía decidirme por mi tan esperado disfraz! Mientras [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] caminaba lentamente hacia Sacrestic, yo pensaba en las cosas buenas y malas que habían pasado en las últimas semanas.
-Cosas buenas Bueno, el Vengador tocó tierra y ustedes volvieron. También mis amigos humanos regresaron a Lunargenta. MMMM… eso no es tan bueno, porque pueden ser chupetiados por los vampiros… y esto de la pandemia y…y…
- Niña, el Vengador tiene que tocar puerto. Aunque todos seamos hombres bestia de mar, es necesario para algunas ¡ejem! Cosas…
Bueno Hydo tenía tanta gracia como siempre, es decir, ninguna. Le miré a uno de sus ojos desde mi posición sentada en su hombro. Por más que hacía meses que lo conocía y trataba con él, aún me parecía tétrico. Eso, sin sus “maquillajes” del Samhain. Ahora toda esa mole prácticamente gritaba “corre y no pares”. La fealdad solamente se podía disimular un poco; cualquiera que se cruzaba en nuestro camino en seguida veía más allá de la pintura sobre la piel brillosa de Bueno Hydo. Además de su tan característica falta de tacto, de buenos modales, de buen carácter y de buen gusto, Bueno Hydo no tenía paciencia , aunque tampoco mentía.
- Y esos amiguitos tuyos, probablemente se dieron cuenta que toda Aerandir está igual. Sus padres deben de preferir morir en su hogar que en una tierra desconocida.
Su planteamiento era tan sencillo que no lo vi venir. Le mordí su cabeza calva hasta que me dolieron las mandíbulas. Su intento de deshacerse de mí no le sirvió de nada. Le había abrazado con doce extremidades. A ver si podía con toda una Ury enfurecida Puh Puh Puh.
-Me rindo ¡me rindo! ¿Contenta?
Su pregunta reafirmó mi momento caníbal. Estaba segura que él todavía no se había dado cuenta de la razón por la que me ensañé con su cabeza brillosa.
-¡¿ESTO ES SANGRE?!
- Solo baba con maquillaje corrido Mentí, restándole importancia al tema, pero lo peor fue que, siendo tan simplista. Bueno Hydo me creyó. En buena hora me había tocado una nana tan tonta. Yo quería haber venido en compañía de Bud y de Teke, pero al parecer el… el… el ¡infame! De Martillo ya tenía su propia fiesta privada y ellos estaban en sus planes. -Tontos… ¡tontos todos!- me mordí los cachetes mientras hacía un mohín. Todavía estaba de mal humor por lo que me había dicho niño rico acerca de la pobreza en la que yo vivía y la comparación entre su disfraz y el mío. “¿Quién se va a Sacrestic a festejar?” le había preguntado Ury para hacerle callar. Pero ese no era el punto.
Chinchilla y Lara me habían ayudado a coser la máscara hecha con una bolsa vieja de las raciones del Vengador. Los hermanos primos Grumete y Caballero, cada uno me prestó un zapato. Lechero me regaló una camisa vieja que adapté a mi gusto, abriendo la manga que se correspondía con mis ventosas y saco de tinta. Una siempre tenía que ser precavida. Los pantaloncillos cortos fueron un detalle no esperado de Niño Rico “para que recordara lo pobre que soy”. - Solamente yo vengo a aceptar lo que ese me da- refunfuñé.
Me desperecé, asegurándome de pegarle lo máximo posible al hombre tiburón. Estaba cansada de estarme quieta sobre su hombro. Me sentía más como un cotorro que como una niña calamar -¿Ya llegamos?- le pregunté (era la vez número trece, las iba contando). Mi nana no me respondió, al parecer comenzaba a ver los límites de su paciencia. Entonces apuntó algo con esa nariz triangular y gigante que tiene. -¡Heh! Allí-. Era bastante perturbador… esperaba que hubiese más gente para una fiesta de Horrorween, pero me encogí de hombros y me tiré al suelo con mi arpón a la espalda y el señor Capitán Gato atado a mi cuello. -¡Si no me alcanzas serás un salmón podrido!- grité cuando llegaba a la puerta, habiendo puesto más de cincuenta metros de distancia entre ambos en cuestión de poco tiempo.
-Cosas buenas Bueno, el Vengador tocó tierra y ustedes volvieron. También mis amigos humanos regresaron a Lunargenta. MMMM… eso no es tan bueno, porque pueden ser chupetiados por los vampiros… y esto de la pandemia y…y…
- Niña, el Vengador tiene que tocar puerto. Aunque todos seamos hombres bestia de mar, es necesario para algunas ¡ejem! Cosas…
Bueno Hydo tenía tanta gracia como siempre, es decir, ninguna. Le miré a uno de sus ojos desde mi posición sentada en su hombro. Por más que hacía meses que lo conocía y trataba con él, aún me parecía tétrico. Eso, sin sus “maquillajes” del Samhain. Ahora toda esa mole prácticamente gritaba “corre y no pares”. La fealdad solamente se podía disimular un poco; cualquiera que se cruzaba en nuestro camino en seguida veía más allá de la pintura sobre la piel brillosa de Bueno Hydo. Además de su tan característica falta de tacto, de buenos modales, de buen carácter y de buen gusto, Bueno Hydo no tenía paciencia , aunque tampoco mentía.
- Y esos amiguitos tuyos, probablemente se dieron cuenta que toda Aerandir está igual. Sus padres deben de preferir morir en su hogar que en una tierra desconocida.
Su planteamiento era tan sencillo que no lo vi venir. Le mordí su cabeza calva hasta que me dolieron las mandíbulas. Su intento de deshacerse de mí no le sirvió de nada. Le había abrazado con doce extremidades. A ver si podía con toda una Ury enfurecida Puh Puh Puh.
-Me rindo ¡me rindo! ¿Contenta?
Su pregunta reafirmó mi momento caníbal. Estaba segura que él todavía no se había dado cuenta de la razón por la que me ensañé con su cabeza brillosa.
-¡¿ESTO ES SANGRE?!
- Solo baba con maquillaje corrido Mentí, restándole importancia al tema, pero lo peor fue que, siendo tan simplista. Bueno Hydo me creyó. En buena hora me había tocado una nana tan tonta. Yo quería haber venido en compañía de Bud y de Teke, pero al parecer el… el… el ¡infame! De Martillo ya tenía su propia fiesta privada y ellos estaban en sus planes. -Tontos… ¡tontos todos!- me mordí los cachetes mientras hacía un mohín. Todavía estaba de mal humor por lo que me había dicho niño rico acerca de la pobreza en la que yo vivía y la comparación entre su disfraz y el mío. “¿Quién se va a Sacrestic a festejar?” le había preguntado Ury para hacerle callar. Pero ese no era el punto.
Chinchilla y Lara me habían ayudado a coser la máscara hecha con una bolsa vieja de las raciones del Vengador. Los hermanos primos Grumete y Caballero, cada uno me prestó un zapato. Lechero me regaló una camisa vieja que adapté a mi gusto, abriendo la manga que se correspondía con mis ventosas y saco de tinta. Una siempre tenía que ser precavida. Los pantaloncillos cortos fueron un detalle no esperado de Niño Rico “para que recordara lo pobre que soy”. - Solamente yo vengo a aceptar lo que ese me da- refunfuñé.
Me desperecé, asegurándome de pegarle lo máximo posible al hombre tiburón. Estaba cansada de estarme quieta sobre su hombro. Me sentía más como un cotorro que como una niña calamar -¿Ya llegamos?- le pregunté (era la vez número trece, las iba contando). Mi nana no me respondió, al parecer comenzaba a ver los límites de su paciencia. Entonces apuntó algo con esa nariz triangular y gigante que tiene. -¡Heh! Allí-. Era bastante perturbador… esperaba que hubiese más gente para una fiesta de Horrorween, pero me encogí de hombros y me tiré al suelo con mi arpón a la espalda y el señor Capitán Gato atado a mi cuello. -¡Si no me alcanzas serás un salmón podrido!- grité cuando llegaba a la puerta, habiendo puesto más de cincuenta metros de distancia entre ambos en cuestión de poco tiempo.
- Ulareena:
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Ulareena Werner
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Habia llegado a lo que llamaban ciudad, y la verdad sea dicha.
Esto es mas aterrador que cargarse un oso, La gente lucia como si alguien importante se hubiese muerto ¿Estaban dandole honra? Continue caminando hasta que pille una tarjeta del suelo, estaba sucia y maltratada, sin embargo desprendia un olor extraño, como perfumes que no habia olido antes, me quema la nariz olerlo., Pero si algo pude entender, recordando las historias del anciano la gente de afuera le gustaban hacer fiestas y derrochar la comida en ellas.
Incluso iban tan lejos de vomitar para seguir comiendo, que desperdicio. tras olisquear delicadamente la tarjeta, e incluso me dispuse a darle unos mordiscos pude asegurarme que era un material que el anciano llamo papel, obviamente recuerdo haberla probado para saber, ademas ¿en todos estos ritos se requiere ropa no?.
Entonces era un hecho, necesitaba un traje adecuado. Al final no podía decir nada si no llevaba algo adecuado, por suerte deje mi lanza oculta en un tejado junto con mis cosas al lado de una chimenea, un lugar el cual si no tenias patas poderosas y buena destreza jamas llegarías.
Continue pensando donde conseguir el traje ritual, Aunque no comprendia la nececidad de llevar tanta ropa.
Al parecer los del exterior repudian estar como la madre tierra los trajo al mundo, simplemente vivian amansados pero bueno yo era extranjero aquí ¿no? pensé seriamente sobre robarle a alguien ropa pero eso solo seria hacerme malas migas, así que plan B: a revisar la basura. Solo debía evitar donde oliera a podrido, cosa fácil para mi poderosa nariz. No podía entender como algunos tiraban cosas aun buenas, como las hojas de la zanahoria ¡es comida saben! Chasque la lengua varias veces mientras me llevaba a la boca las hojas de zanahoria. Tenían un sabor exquisito que resbalaba por mi boca, mostrando que estaban frescas y tiernas, eran unos incivilizados y mal agradecidos con la comida. Estaba ya perdiendome oliendo cada basurero hasta que mis patas pedían descanso buscando el montículo adecuado.
Camine por un rato hasta que encontré un basurero, no olía a comida podrida. Acerque mi nariz y la agite en señal de olisqueo, mientras tenia las orejas paradas de un lado al otro escuchando el ambiente, ¡era el adecuado! no olia mas que a ropa usada y no apestaba demasiado, solo tenia que sacudirlo pero primero, revisarlo.
Bingo un traje, algo roto pero servirá, ¿debería arreglarlo?, no, no había tiempo, la comida esperaba. Me quite mi ropa y me puse el traje, era unas ropas comunes del lugar, aunque desgastadas me haría destacar menos que mi traje de fibras, cogi otras ropas y anudándolas cree un bolso donde puse mis ropa de fibras.
Dicho esto salí en el gentío con las orejas levantadas, sinceramente me sentía pequeño entre tanta gente, aunque mis orejas daban la falsa ilusión de ser muy alto, ademas que me permitía tener una mejor recepción de las voces, tras un rato llegue al lugar de donde provenía la tarjeta.
Estaba babeando en la entrada pero no tenia el valor de entrar.
Tengo hambre.
Esto es mas aterrador que cargarse un oso, La gente lucia como si alguien importante se hubiese muerto ¿Estaban dandole honra? Continue caminando hasta que pille una tarjeta del suelo, estaba sucia y maltratada, sin embargo desprendia un olor extraño, como perfumes que no habia olido antes, me quema la nariz olerlo., Pero si algo pude entender, recordando las historias del anciano la gente de afuera le gustaban hacer fiestas y derrochar la comida en ellas.
Incluso iban tan lejos de vomitar para seguir comiendo, que desperdicio. tras olisquear delicadamente la tarjeta, e incluso me dispuse a darle unos mordiscos pude asegurarme que era un material que el anciano llamo papel, obviamente recuerdo haberla probado para saber, ademas ¿en todos estos ritos se requiere ropa no?.
Entonces era un hecho, necesitaba un traje adecuado. Al final no podía decir nada si no llevaba algo adecuado, por suerte deje mi lanza oculta en un tejado junto con mis cosas al lado de una chimenea, un lugar el cual si no tenias patas poderosas y buena destreza jamas llegarías.
Continue pensando donde conseguir el traje ritual, Aunque no comprendia la nececidad de llevar tanta ropa.
Al parecer los del exterior repudian estar como la madre tierra los trajo al mundo, simplemente vivian amansados pero bueno yo era extranjero aquí ¿no? pensé seriamente sobre robarle a alguien ropa pero eso solo seria hacerme malas migas, así que plan B: a revisar la basura. Solo debía evitar donde oliera a podrido, cosa fácil para mi poderosa nariz. No podía entender como algunos tiraban cosas aun buenas, como las hojas de la zanahoria ¡es comida saben! Chasque la lengua varias veces mientras me llevaba a la boca las hojas de zanahoria. Tenían un sabor exquisito que resbalaba por mi boca, mostrando que estaban frescas y tiernas, eran unos incivilizados y mal agradecidos con la comida. Estaba ya perdiendome oliendo cada basurero hasta que mis patas pedían descanso buscando el montículo adecuado.
Camine por un rato hasta que encontré un basurero, no olía a comida podrida. Acerque mi nariz y la agite en señal de olisqueo, mientras tenia las orejas paradas de un lado al otro escuchando el ambiente, ¡era el adecuado! no olia mas que a ropa usada y no apestaba demasiado, solo tenia que sacudirlo pero primero, revisarlo.
Bingo un traje, algo roto pero servirá, ¿debería arreglarlo?, no, no había tiempo, la comida esperaba. Me quite mi ropa y me puse el traje, era unas ropas comunes del lugar, aunque desgastadas me haría destacar menos que mi traje de fibras, cogi otras ropas y anudándolas cree un bolso donde puse mis ropa de fibras.
Dicho esto salí en el gentío con las orejas levantadas, sinceramente me sentía pequeño entre tanta gente, aunque mis orejas daban la falsa ilusión de ser muy alto, ademas que me permitía tener una mejor recepción de las voces, tras un rato llegue al lugar de donde provenía la tarjeta.
Estaba babeando en la entrada pero no tenia el valor de entrar.
Tengo hambre.
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | ardo derivaba por Sacrestic Ville buscando aquella ceremonia... aunque, realmente, no tenía ningún punto de referencia que le permitiera localizar aquel lugar que deseaba encontrar |
Adanedhel, en un principio, solo había llamado a la puerta por curiosidad y para pedir indicaciones. ¡Por suerte esos amables niños le recibieron confirmando que este era el lugar de la presentación y sus horrores! Los niños no tardaron en llevar al elfo al interior de su casa, ¡y vaya que era mucho más grande de lo que por fuera aparentaba! Un pasillo cuyas paredes color vino parecían infinitas, era lo que se encontraba detrás de la puerta de la entrada. Puertas, candelabros y más puertas, era el monótono siclo que hallaba el músico mientras avanzaba. Finalmente llegó a un punto muerto, donde una puerta inmensa marcaba el final del corredor. Los niños le animaron a entrar, pues en esa sala sería la presentación. ¡Bardo no puso peros! Entusiasta como siempre afirmó. Entró a la sala por aquellas puertas... vaya sorpresa se llevó.
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¡El teatro era enorme! ¡Había personas de todas las razas por todo el lugar! Todos llevaban disfrazados horrendos, ¡la esencia de Horroween sobraba para regalar! Habían demasiados asientos, ¿cual sería entonces el ideal? Bardo se aproximó hasta los primeros puestos, donde podría mejor la interpretación apreciar. ¿Como era posible que una casa tan pequeña por fuera escondiera semejante lugar? Ciertamente, nunca a un libro por su portada se debe juzgar. ¡Los candelabros eran preciosos! ¡Estaban por todo el tejado! ¿Cuando daría entonces la bienvenida comienzo? ¡A Bardo le hervía por explorar el resto de la casa y descubrir sus misterios!
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Aquel par de hermanos disfrutaba de la celebración, como si brincaran en un bello campo de flores. De manos tomados, caminaban por toda la feria admirando la gran cantidad de horrores, se divertían observando los disfraces de todos y participando en las incontables atracciones. Disfrazados como muñecos, aquel par no podía dejar de divertirse... aunque la mirada en sus ojos no demostraba realmente que estuvieran felices. Bajo la sombra de aquellos peculiares disfraces, su mirada no mostraba emoción, no mostraba ningún tipo de brillo, estaba completamente vacía. Sentados en la plaza central, sin entender porque lo hacían o cual era su significado, ambos hermanos un dulce gesto de afecto compartían.
—¿Te gusta mi vestido, Mario? —preguntó ella tras separarse de los labios de su hermano. Aquella voz tan dulce y pausada tenía un cierto toque espeluznante. El maquillaje en su rostro, su elegante vestido rosa, todo la hacía lucir como una hermosa muñeca.
—Es muy bonito, Onette. Te queda muy bien. —respondió él. Su voz tenía el mismo efecto que su hermana, la única diferencia era el ligero toque masculino que el niño le brindaba. Sus ropajes eran infantiles pero elegantes, su rojo corbatín le hacía lucir como una clásica marioneta.
Los niños volvieron a juntar sus labios en un beso. Lo que para muchos tenía un muy importante significado, para ellos solo era un simple acto. Recordaban que papá y mamá solían hacerlo con mucha frecuencia, justo aquí, en el mismo lugar en que ellos se hallaban. ¡Estarían muy felices de verlos hacer lo mismo que ellos! ¿Cierto? Al separarse nuevamente, su atención fue captada por una bella chica. Parecía estar buscando algo, ¿acaso estaba pensando en su casa visitar? Al aproximarse a ella, esta les explicó justo lo que pensaban: con ellos quería jugar.
—Sabemos donde queda. Nuestro padre es el dueño del lugar. —anunció Onette, mirando directo a los ojos de la chica. Los movimientos de los niños eran robóticos, ¿realmente estaban tan sumergidos en el personaje?
—Síguenos, nosotros te guiaremos hasta allá. —agregó Mario sin ninguna expresión. Los niños, como si hubieran ensayado previamente, cada uno tomó al mismo tiempo una de las manos de la chica. Tiraron de ella lentamente, pero con una fuerza para su edad y tamaño inaudita. La joven, lamentablemente, más que dejarse llevar por los niños no tendría alternativa.
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—Que flores tan hermosas, Mario. —decía Onette mientras arrancaba varias flores de aquel hermoso arbusto a las afueras de su hogar. —¿Crees que le gusten a Mamá?
—Le encantarán, Onette. Son sus favoritas. —respondió Mario mientras ayudaba a su hermana en su labor, sin siquiera emitir una sonrisa.
Los niños fueron interrumpidos de su trabajo cuando vieron a aquella niña aproximarse hasta su hogar. Estaba corriendo, ¿estaba entusiasmada por con ellos jugar? Dudaban de si realmente era niña, lo que cargaba en la cabeza no les daba esa sensación. Más bien les parecía... ¡una extraña especie de flor! Sus pétalos, desde el punto de vista de los niños, eran sumamente preciosos.
—¿Que tal esa, Onette? ¿No es hermosa? —preguntó Mario dejando a un lado el bellisimo ramo que con las flores recogidas había formado previamente.
—Es preciosa. Llevemosla adentro, a Papá le encantará. —contestó Onette, compartiendo el mismo comportamiento neutro de su hermano.
Los hermanos se dirigieron a Ulareena, sin importarles lo que ella estuviera diciendo. Cada uno le tomó de una mano, invitándola a entrar a su casa y, sin esperar una respuesta previa, llevándola adentro. Le indicaron a la niña tentacular/flor que se quedara parada en medio del pasillo y les esperara solo un momento. Los niños abrieron una de las puertas y tras ella desaparecieron. Debían buscar algo donde cupiera Ulareena, toda flor necesitaba un adecuado florero, ¿cierto?
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La puerta se abrió ante los ojos del hombre-conejo, revelando dos individuos que solo le superaban un par de centímetros en estatura. Le dedicaron esa mirada vacía que le brindaban a toda la gente, pero en el fondo estaban realmente entusiasmados de ver al de orejas enormes.
—Mira, Mario. Es un lindo conejo —dijo la niña acariciando mecánicamente al hombre felpudo y orejón.
—¿Crees que tenga hambre? Traigamosle zanahorias —añadió el niño mirando a su hermana con una mirada vacía y sin expresión.
Los niños asintieron al mismo tiempo, desapareciendo tras la puerta y dejándola abierta para el hombre-conejo. Los hermanos ignoraron por completo a la niña tentacular que, aparentemente, acababan de invitar a entrar a su casa y servir como su nuevo florero. Abrieron una de las puertas y tras cerrarla volvieron a desaparecer.
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¡Bienvenidos jóvenes y valientes aventureros! ¡Esta es la Casa del Voodoo! Espero os agraden sus anfitriones: Los hermanos [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Lo que piensan que están viendo, no es real. No se encontraron con los mismos Mario's y Onette's en diferentes tiempos. Hay tres pares de los hermanos exactamente iguales.
Disculpen si he hecho meta-rol, cualquier inconveniente comunicarlo por MP. De igual modo, he hecho lo posible por mantener su libre albedrío.
Astrid: Mario y Onette te han llevado a la Casa del Voodoo. No te soltaran hasta que estén seguros de que has entrado a la sala de presentaciones. Una vez dentro, eres libre de salir y desplazarte por el lugar, aunque todas las puertas del pasillo están cerradas. En este turno quiero saber si permaneces en el salón o si prefieres ir a otro lado.
Puedes controlar a Mario y Onette hasta que llegues a la sala de presentaciones, una vez ahí, desaparecerán a quien sabe donde.
Ulareena: Veamos... los hermanos marioneta piensan que eres una flor. ¡Pero al menos te ha servido para acceder sin problemas a la casa del Voodoo! Si quieres, puedes quedarte a esperar que los hermanos traigan el florero para ti, aunque déjame decirte que no lo encontraran y se olvidaran de tu existencia. Tienes libre movimiento, puedes ir a la sala de presentaciones si lo deseas o puedes explorar el pasillo, aunque todas las puertas están cerradas. ¡El conejo esta contigo! Quizás quieras interactuar un poco con tu compañero de equipo. En este turno quiero saber si permaneces en el pasillo o si decides ir a la sala de presentaciones.
Puedes controlar a Mario y Onette hasta que desaparezcan por la puerta.
Rapport: ¡Tu aspecto adorable fascina a los hermanos! ¡Te han dejado libre acceso a la Casa del Voodoo! Una vez dentro, la salida quedara bloqueada. Puedes quedarte en el pasillo con Ulareena o ir a la sala de la presentación. Si intentas explorar, te darás cuenta que todas las puertas están cerradas. También puedes esperar que Mario y Onette vengan a traerte zanahorias... pero ellos tienen cosas más importantes que hacer.
Puedes controlar a Mario y Onette hasta que desaparezcan por la puerta.
Disculpen si he hecho meta-rol, cualquier inconveniente comunicarlo por MP. De igual modo, he hecho lo posible por mantener su libre albedrío.
Astrid: Mario y Onette te han llevado a la Casa del Voodoo. No te soltaran hasta que estén seguros de que has entrado a la sala de presentaciones. Una vez dentro, eres libre de salir y desplazarte por el lugar, aunque todas las puertas del pasillo están cerradas. En este turno quiero saber si permaneces en el salón o si prefieres ir a otro lado.
Puedes controlar a Mario y Onette hasta que llegues a la sala de presentaciones, una vez ahí, desaparecerán a quien sabe donde.
Ulareena: Veamos... los hermanos marioneta piensan que eres una flor. ¡Pero al menos te ha servido para acceder sin problemas a la casa del Voodoo! Si quieres, puedes quedarte a esperar que los hermanos traigan el florero para ti, aunque déjame decirte que no lo encontraran y se olvidaran de tu existencia. Tienes libre movimiento, puedes ir a la sala de presentaciones si lo deseas o puedes explorar el pasillo, aunque todas las puertas están cerradas. ¡El conejo esta contigo! Quizás quieras interactuar un poco con tu compañero de equipo. En este turno quiero saber si permaneces en el pasillo o si decides ir a la sala de presentaciones.
Puedes controlar a Mario y Onette hasta que desaparezcan por la puerta.
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Puedes controlar a Mario y Onette hasta que desaparezcan por la puerta.
Tenzin Fang Leiden
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
La pobre muchacha preguntó varias veces a un par de personas y parecía que casi se la querían comer con los ojos. Pero no en el sentido de piropo, sino realmente. Se metió por un callejón y al ver dónde había vuelto a desembocar suspiró pataleando un poco frustrada. -¡Astrid idiota!- Gritó enfadada mirando el papel. De repente, su frustración cesó cuando oyó la voz de una niña que la hizo apartar el papel de su centro de visión. Por un segundo a ella casi se le sale el corazón por la boca por los disfraces de los jóvenes. Cuando iba a preguntarles sus nombres se vio obligada casi a seguir a los dos niños que le habían explicado que su destino era la casa de su padre ¿Podría tener más suerte que encontrarse con los mismísimos hijos del dueño? No opuso mucha resistencia y siguió a los niños tranquilamente por las calles de Sacrestic Ville. Miró a los niños y mientras andaba esbozó una pequeña sonrisa ¿Qué le depararía a la joven dragona?
Aquello le recordó a cuando iba con sus hermanos a dar paseos por las llanuras alrededor de su tribu. Los dos pequeños que la cogían ahora de la mano eran un poco más calmados que sus hermanos menores. Seguramente aquellos dos estarías dando saltos o sacando sus pequeñas alas para intentar levantar a su hermana del suelo. Astrid esbozó una sonrisa algo melancólica. Echaba de menos a esos dos traviesos dragones que cuidó con amor. Mientras jugaba un poco con los niños llegaron a la casa. Realmente sorprendió a Astrid lo pequeña que era aquella cabaña para lo que ella había pensado. Los niños rápidamente la llevaron dentro y por la misma velocidad, la joven de cabellos castaños solo pudo mirar al suelo para no caerse. Cuando llegó al destino donde, por primera vez, los hermanos soltaron sus manos, Astrid se quedó boquiabierta. Aquel lugar era inmenso ¡Era mucho más grande por dentro! ¿Cómo entraría algo tan grande dentro de aquella pequeña casa?
-Chicos, muchas grac...- Cuando se giró para ver a los niños ya no estaban. Miró a su alrededor de un lado a otro para ver dónde se habían metido, pero sus ojos no pudieron encontrarlos. Se arregló un poco más el cabello y caminó lentamente por los pasillos llenos de sillas, las cuales estaban ocupadas con personas de todo tipo, se alegraba por aquella diversidad de razas que se habían juntado en aquella festividad. Miró a las personas que estaban disfrazadas con vestimentas más extravagantes que la suya propia. Se mordió el labio mirando a su alrededor por algunas miradas que se posaban en ella, estaba un poco nerviosa ¿hubiera sido una buena idea? Se paró en mirad de aquel pasillo lleno de butacas y miró hacia arriba. Intentaba buscar algo que pudiera calmarla, pero le fue imposible encontrar algo que para su cabeza pudiera significar tranquilidad. Aunque no se había ido porque la curiosidad dentro de su cabeza era mucho mayor que la inquietud que la estaba atormentando.
Cogió una bocanada de aire para coger fuerzas y dio un paso hacia delante, luego otro y otro... Hasta que inició la marcha nuevamente y comenzó a dejar las últimas filas detrás de ella. Cuando menos quiso darse cuenta ya no podía seguir hacia delante ya que se acababan las filas de sillas. Se giró y caminó delante de la primera fila buscando alguna silla libre. Encontró una cerca de donde estaba junto a un hombre con una venda negra alrededor de su boca y un maquillaje siguiendo los colores predominantes de aquella festividad. Se acercó al asiento y con un poco de timidez señaló el asiento. -¿Está ocupado?- Preguntó esbozando una pequeña sonrisa en su rostro. Dependiendo de la respuesta del contrario tomaría asiento o seguiría su búsqueda.
Aquello le recordó a cuando iba con sus hermanos a dar paseos por las llanuras alrededor de su tribu. Los dos pequeños que la cogían ahora de la mano eran un poco más calmados que sus hermanos menores. Seguramente aquellos dos estarías dando saltos o sacando sus pequeñas alas para intentar levantar a su hermana del suelo. Astrid esbozó una sonrisa algo melancólica. Echaba de menos a esos dos traviesos dragones que cuidó con amor. Mientras jugaba un poco con los niños llegaron a la casa. Realmente sorprendió a Astrid lo pequeña que era aquella cabaña para lo que ella había pensado. Los niños rápidamente la llevaron dentro y por la misma velocidad, la joven de cabellos castaños solo pudo mirar al suelo para no caerse. Cuando llegó al destino donde, por primera vez, los hermanos soltaron sus manos, Astrid se quedó boquiabierta. Aquel lugar era inmenso ¡Era mucho más grande por dentro! ¿Cómo entraría algo tan grande dentro de aquella pequeña casa?
-Chicos, muchas grac...- Cuando se giró para ver a los niños ya no estaban. Miró a su alrededor de un lado a otro para ver dónde se habían metido, pero sus ojos no pudieron encontrarlos. Se arregló un poco más el cabello y caminó lentamente por los pasillos llenos de sillas, las cuales estaban ocupadas con personas de todo tipo, se alegraba por aquella diversidad de razas que se habían juntado en aquella festividad. Miró a las personas que estaban disfrazadas con vestimentas más extravagantes que la suya propia. Se mordió el labio mirando a su alrededor por algunas miradas que se posaban en ella, estaba un poco nerviosa ¿hubiera sido una buena idea? Se paró en mirad de aquel pasillo lleno de butacas y miró hacia arriba. Intentaba buscar algo que pudiera calmarla, pero le fue imposible encontrar algo que para su cabeza pudiera significar tranquilidad. Aunque no se había ido porque la curiosidad dentro de su cabeza era mucho mayor que la inquietud que la estaba atormentando.
Cogió una bocanada de aire para coger fuerzas y dio un paso hacia delante, luego otro y otro... Hasta que inició la marcha nuevamente y comenzó a dejar las últimas filas detrás de ella. Cuando menos quiso darse cuenta ya no podía seguir hacia delante ya que se acababan las filas de sillas. Se giró y caminó delante de la primera fila buscando alguna silla libre. Encontró una cerca de donde estaba junto a un hombre con una venda negra alrededor de su boca y un maquillaje siguiendo los colores predominantes de aquella festividad. Se acercó al asiento y con un poco de timidez señaló el asiento. -¿Está ocupado?- Preguntó esbozando una pequeña sonrisa en su rostro. Dependiendo de la respuesta del contrario tomaría asiento o seguiría su búsqueda.
Astrid Leggiend
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Ury estaba parada y cruzada de brazos. Me mordía el labio y de tanto en tanto gesticulaba a Bueno Hydo para que apurase el paso, pero el viejo tiburón parecía arrastrar un ancla en vez de cola, porque avanzaba más lento que una tortuga marina comiendo espárragos viejos. Allí, cuando faltaban apenas diez metros apareció una mujer bestia disfrazada de medusa, era tan pero tan blanca que parecía transparentarse en la oscuridad y su vestido era tan liviano que el aire constantemente lo mantenía inflado, así como esos seres marinos.
-Heh, aquí está el tiburón que te pondrá la red, medusita-
Miré la reacción de la mujer y puse los ojos en blanco. Acababa de perder a mi nana. Me encogí de hombros y me voltee para tocar la puerta, en algún momento tendría que recordarme… suponía. Pero antes de alcanzar el llamador labrado de la sospechosa casa, una niña se puso a uno de mis lados y un niño al otro. Ella pasó una de sus manos por mi cintura y él por mis hombros.
- ¿Te gusta la casa Flor?
- ¡Claro! Es donde se hace la gran fiesta ¿Verdad?
-Entonces acompáñanos Flor
- ¡Sis sis! Pero no me llamo Flor…
Ellos me tomaron de la mano y así entramos, pero una vez en el pasillo parecieron perder el interés en mí.
-¿…ese jarrón?
-Pensaba algo más grande
-Mamá nos ayudará
-Sí, ella lo hará
Por más que intenté romper con tanta dulzura e interrumpir ese ambiente meloso entre el niño títere y la niña bailarina fue imposible; era como lanzar un poroto al mar. Antes de salir por una de las cuantiosas puertas me dijeron que debía quedarme allí, esperando. Como Ury era una buena niña aceptó, de todas formas ellos no parecían salir de sus papeles de títere y muñeca. Eran demasiado perfectos y eso era tentatrófico. Me quedaría sí, pero sólo hasta estar segura de no volvérmelos a cruzar mientras emprendía mi calamavillosa aventura Samhaimnistica.
-Puh puh puh es hora del duelo, cofcof de la FIES-TAAA- levanté mis tentáculos por debajo de mi máscara y los moví como si fuesen ondas que subían al cielo. Comencé a probar puertas, pero ninguna de ellas cedía, ni siquiera cuando aplicaba toda mi fuerza. Sabía que estaba perdiendo tiempo de la celebración del Horrorween en Sacrestic, pero Ury comenzaba a poner de mal humor. ¡Esas puertas no le ganarían a Ury! Me senté cruzada de brazos y piernas en un rincón, viendo la puerta por donde habían desaparecido esos dos niños que no parecían niños. Ellos que eran como la versión disfrazada y más avanzada de la mezcla entre Chim y Zöe.
En lugar de volver a aparecer por donde salieron, volvieron a entrar por la puerta de afuera, esta vez con un señor conejo. Me puse en pie, mirándolos fijamente, con tanta concentración que mis cejas eran como un sombrero tapando la mitad de mi frente, pero pasaron de mí como quién atraviesa el aire. Ury no lo podía creer -¡Ury no lo puede creer!- dije estampando un pie en el suelo con mucha fuerza pero con más rabia. Miré al conejo y le toqué una de sus orejas con uno de mis tentáculos.
-Ese disfraz de conejo es calamavilloso. Yo soy… la niñacabezadesacoyflores. Pero puedes llamarme Ury. ¿También te dejaron aquí? Ese par es increíble. Ellos mismos me dejaron en el pasillo y ahora ni me ven ¡habrase visto! Ury se queda aquí hasta volver a encontrarlos. Entonces me los comeré lentamente puhpuhpuh-
Off: Por si no queda claro, he elegido quedarme en el pasillo
-Heh, aquí está el tiburón que te pondrá la red, medusita-
Miré la reacción de la mujer y puse los ojos en blanco. Acababa de perder a mi nana. Me encogí de hombros y me voltee para tocar la puerta, en algún momento tendría que recordarme… suponía. Pero antes de alcanzar el llamador labrado de la sospechosa casa, una niña se puso a uno de mis lados y un niño al otro. Ella pasó una de sus manos por mi cintura y él por mis hombros.
- ¿Te gusta la casa Flor?
- ¡Claro! Es donde se hace la gran fiesta ¿Verdad?
-Entonces acompáñanos Flor
- ¡Sis sis! Pero no me llamo Flor…
Ellos me tomaron de la mano y así entramos, pero una vez en el pasillo parecieron perder el interés en mí.
-¿…ese jarrón?
-Pensaba algo más grande
-Mamá nos ayudará
-Sí, ella lo hará
Por más que intenté romper con tanta dulzura e interrumpir ese ambiente meloso entre el niño títere y la niña bailarina fue imposible; era como lanzar un poroto al mar. Antes de salir por una de las cuantiosas puertas me dijeron que debía quedarme allí, esperando. Como Ury era una buena niña aceptó, de todas formas ellos no parecían salir de sus papeles de títere y muñeca. Eran demasiado perfectos y eso era tentatrófico. Me quedaría sí, pero sólo hasta estar segura de no volvérmelos a cruzar mientras emprendía mi calamavillosa aventura Samhaimnistica.
-Puh puh puh es hora del duelo, cofcof de la FIES-TAAA- levanté mis tentáculos por debajo de mi máscara y los moví como si fuesen ondas que subían al cielo. Comencé a probar puertas, pero ninguna de ellas cedía, ni siquiera cuando aplicaba toda mi fuerza. Sabía que estaba perdiendo tiempo de la celebración del Horrorween en Sacrestic, pero Ury comenzaba a poner de mal humor. ¡Esas puertas no le ganarían a Ury! Me senté cruzada de brazos y piernas en un rincón, viendo la puerta por donde habían desaparecido esos dos niños que no parecían niños. Ellos que eran como la versión disfrazada y más avanzada de la mezcla entre Chim y Zöe.
En lugar de volver a aparecer por donde salieron, volvieron a entrar por la puerta de afuera, esta vez con un señor conejo. Me puse en pie, mirándolos fijamente, con tanta concentración que mis cejas eran como un sombrero tapando la mitad de mi frente, pero pasaron de mí como quién atraviesa el aire. Ury no lo podía creer -¡Ury no lo puede creer!- dije estampando un pie en el suelo con mucha fuerza pero con más rabia. Miré al conejo y le toqué una de sus orejas con uno de mis tentáculos.
-Ese disfraz de conejo es calamavilloso. Yo soy… la niñacabezadesacoyflores. Pero puedes llamarme Ury. ¿También te dejaron aquí? Ese par es increíble. Ellos mismos me dejaron en el pasillo y ahora ni me ven ¡habrase visto! Ury se queda aquí hasta volver a encontrarlos. Entonces me los comeré lentamente puhpuhpuh-
Off: Por si no queda claro, he elegido quedarme en el pasillo
Ulareena Werner
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Estos chicos huelen... extraño, por que olían uno al otro, era demasiado confuso, pero preferí ignorarlo por lo cual continué oliendo el ambiente quieto, tratando de oler... muchos productos de calabaza, se me hacia agua la boca, ¿a que sabia la calabaza? seguro algo dulce por su olor.
Fue entonces que lo sentí, algo horrible reptando por mi espalda, tocando el pelaje de mis orejas caídas, era una sensación viscosa , y extraña que pasaba por el interior del pelaje para llegar a la carne, me sentía mal, luego aterrado, mi corazón latía extremadamente rápido, sentía que se iba a ir volando en cualquier momento desde mi pecho rasgándolo, entonces la sangre que rugía en mi interior, aterrada, apreté los músculos y trate de huir, en mi tribu ante el peligro íbamos bajo tierra o saltábamos hasta donde no podían alcanzarnos,
Era casi un reflejo para mi, huir y mantenerse vivo. Di un salto con todas mis fuerzas y el mínimo de movimiento hasta llegar a la araña del techo de la entrada, cuando visualice la araña demasiado cerca la abrace con mis manos y piernas, agarrándome, tenia suerte de ser tan ligero pues si no la araña no hubiese caído de golpe. Mis ojos estaban abiertos y olía el ambiente, voltee para mirar al suelo a ver que cosa aterradora me había tocado.
Bueno era una chica con algunos tentáculos en la cabeza ¿que rayos era?. Ademas por que olía a sal, ¿era un ser marino? bueno no podía enojarme pues había sido mi culpa la reacción exagerada, sabia que los de afuera no saltaban a las ramas para protegerse, ni vivían bajo tierra, esos eran conceptos que los demás encontrarían raros, por eso me dedique a caminar por los callejones evitando el gentío.
-Disculpa, no me acostumbro a que me toquen de sorpresa, ¿sabes donde esta la comida?- Mi estomago rugía poderosamente, me dispuse a ver el ambiente y verificar que no hubiese llamado demasiado la atención, bueno tampoco había saltado mas de dos metros, pero aun así estaba asustado de lo desconocido de esa chica, pero debía recordar mi deber: ser discreto y enterarte de lo demás.
Tras rezar constantemente la oración "ser discreto y curioso " me dispuse a bajar amortiguando mi caída con mis patas traseras que amortiguaron el impacto, podía sentir que ese movimiento rasgo algo mi ropa, a fin de cuentas no fue hecha a mi medida asi que no debía sorprenderme volverme el indeseado foco de atención, ojala no me hubiesen visto.
Continué hablando a fin de cuentas debía presentarme.
-Disculpa Soy Rapport ¿y tu? ¿de donde vienes? ¿que son esas cosas en tu cabeza?- dije sacudiendo la nariz rápidamente, del miedo a la curiosidad había un paso y pasar de allí era la clave para aprender de los Lapin, conoce el exterior pero que el exterior no te conozca a ti, aun temblaba por que el tacto de esas... Cosas en la cabeza de la niña me causaban mucho miedo, el miedo que uno tiene a lo desconocido, no se veía como un ser volador ni uno de tierra, ¿viviría en el rió? o seria alguno que viva en lo que llaman mar, por que decían que el mar olía a sal y ella olía a eso.
Fue entonces que lo sentí, algo horrible reptando por mi espalda, tocando el pelaje de mis orejas caídas, era una sensación viscosa , y extraña que pasaba por el interior del pelaje para llegar a la carne, me sentía mal, luego aterrado, mi corazón latía extremadamente rápido, sentía que se iba a ir volando en cualquier momento desde mi pecho rasgándolo, entonces la sangre que rugía en mi interior, aterrada, apreté los músculos y trate de huir, en mi tribu ante el peligro íbamos bajo tierra o saltábamos hasta donde no podían alcanzarnos,
Era casi un reflejo para mi, huir y mantenerse vivo. Di un salto con todas mis fuerzas y el mínimo de movimiento hasta llegar a la araña del techo de la entrada, cuando visualice la araña demasiado cerca la abrace con mis manos y piernas, agarrándome, tenia suerte de ser tan ligero pues si no la araña no hubiese caído de golpe. Mis ojos estaban abiertos y olía el ambiente, voltee para mirar al suelo a ver que cosa aterradora me había tocado.
Bueno era una chica con algunos tentáculos en la cabeza ¿que rayos era?. Ademas por que olía a sal, ¿era un ser marino? bueno no podía enojarme pues había sido mi culpa la reacción exagerada, sabia que los de afuera no saltaban a las ramas para protegerse, ni vivían bajo tierra, esos eran conceptos que los demás encontrarían raros, por eso me dedique a caminar por los callejones evitando el gentío.
-Disculpa, no me acostumbro a que me toquen de sorpresa, ¿sabes donde esta la comida?- Mi estomago rugía poderosamente, me dispuse a ver el ambiente y verificar que no hubiese llamado demasiado la atención, bueno tampoco había saltado mas de dos metros, pero aun así estaba asustado de lo desconocido de esa chica, pero debía recordar mi deber: ser discreto y enterarte de lo demás.
Tras rezar constantemente la oración "ser discreto y curioso " me dispuse a bajar amortiguando mi caída con mis patas traseras que amortiguaron el impacto, podía sentir que ese movimiento rasgo algo mi ropa, a fin de cuentas no fue hecha a mi medida asi que no debía sorprenderme volverme el indeseado foco de atención, ojala no me hubiesen visto.
Continué hablando a fin de cuentas debía presentarme.
-Disculpa Soy Rapport ¿y tu? ¿de donde vienes? ¿que son esas cosas en tu cabeza?- dije sacudiendo la nariz rápidamente, del miedo a la curiosidad había un paso y pasar de allí era la clave para aprender de los Lapin, conoce el exterior pero que el exterior no te conozca a ti, aun temblaba por que el tacto de esas... Cosas en la cabeza de la niña me causaban mucho miedo, el miedo que uno tiene a lo desconocido, no se veía como un ser volador ni uno de tierra, ¿viviría en el rió? o seria alguno que viva en lo que llaman mar, por que decían que el mar olía a sal y ella olía a eso.
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | l observar el elfo la timidez con la que aquella bella chica le pedía, usando una voz suave; opacada ante las numerosas voces que luchaban por hacerse oír en la inmensidad del tea- |
Si ella aceptaba o no su noble gesto, igual ambos pronto tendrían que tomar asiento. Las bellas e inmensas cortinas rojo carmín se abrieron, indicando que la danza por fin daría comienzo. Toda la audiencia aplaudía con regocijo, cuando el grupo de bailarines hizo su coordinada aparición. Para casi todo el publico solo eran seis simples niños disfrazados exactamente igual, pero, quizás con la joven princesa ellos guardaban cierta relación. Esa mirada tétrica, esa perfecta sincronización... ¿No eran los niños que le habían guiado cuando se encontró con aquella mágica invitación?
Los niños adoptaron cierta formación, justo antes de que aquella extraña melodía se expandiera por cada esquina del gran salón. No tardaron en iniciar su danza: un hermoso ballet que hipnotizaba y captaba toda la atención. Bardo estaba fascinado con toda la presentación. ¡Los disfraces de los niños eran tan geniales que incluso parecían reales! Sus brazos, sus piernas... cada formación y movimiento del baile era tan perfectamente ejecutado. ¡Realmente parecía un espectáculo de marionetas! La danza era hermosa, no podías dejar ni un segundo de verla...
No... realmente no podías quitar tus ojos de la hermosa danza de los niños. La sinfonía se adentraba en tu cerebro, retumbaba en cada esquina de tu mente. Los precisos movimientos confundían tu visión, el mareo empezaba a hacerse presente. Adanedhel comenzó a inquietarse en el momento en que la música no se detuvo, pero los niños descendieron del escenario. Se repartieron por todo el salón, dando hermosos giros de ballet alrededor de los presentes poco afortunados. El elfo se preocupó, él conocía los extraños efectos que empezaban a percibirse en los bajos de la melodía. Los invitados estaban en una especie de trance... ¡los niños estaban hipnotizando con la presentación a todas sus victimas!
Bardo no tardó en accionar, sacudió a la chica que se había sentado a su lado para despertarla del trance. Le mostró lo que ocurría a su alrededor, justo antes de indicarle que no observara la danza y cubriera sus oídos para evitar más percances. Los niños marionetas no parecieron percatarse de cómo dos individuos habían logrado de su hipnosis librarse. Finalizaron su danza con un ultimo paso, los invitados quedaron en un estado de pasmo del que no podrían salvarse. Los niños se retiraron del lugar, mientras Bardo intentaba de todo para despertar a los individuos a su alrededor. No importaba que hicieran, nada lograría liberarles de su control. El músico miro la salida con ojos determinados, solo esos niños tenían la respuesta. Partió sin mirar atrás, dejando a la chica que trataba cual princesa.
No... realmente no podías quitar tus ojos de la hermosa danza de los niños. La sinfonía se adentraba en tu cerebro, retumbaba en cada esquina de tu mente. Los precisos movimientos confundían tu visión, el mareo empezaba a hacerse presente. Adanedhel comenzó a inquietarse en el momento en que la música no se detuvo, pero los niños descendieron del escenario. Se repartieron por todo el salón, dando hermosos giros de ballet alrededor de los presentes poco afortunados. El elfo se preocupó, él conocía los extraños efectos que empezaban a percibirse en los bajos de la melodía. Los invitados estaban en una especie de trance... ¡los niños estaban hipnotizando con la presentación a todas sus victimas!
Bardo no tardó en accionar, sacudió a la chica que se había sentado a su lado para despertarla del trance. Le mostró lo que ocurría a su alrededor, justo antes de indicarle que no observara la danza y cubriera sus oídos para evitar más percances. Los niños marionetas no parecieron percatarse de cómo dos individuos habían logrado de su hipnosis librarse. Finalizaron su danza con un ultimo paso, los invitados quedaron en un estado de pasmo del que no podrían salvarse. Los niños se retiraron del lugar, mientras Bardo intentaba de todo para despertar a los individuos a su alrededor. No importaba que hicieran, nada lograría liberarles de su control. El músico miro la salida con ojos determinados, solo esos niños tenían la respuesta. Partió sin mirar atrás, dejando a la chica que trataba cual princesa.
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Así es, aquel peculiar par de hombre-conejo y niña-calamar se habían salvado de una muy buena. El pasillo les mantenía a salvo de una trampa que habían tendido los niños, jugando con sus victimas hasta la hora de la merienda. Aún así, ellos podían percatarse de lo que estaba ocurriendo. Tenían sentidos animales, su oído; o al menos el de aquel que no le era fácil disimular sus orejotas, era lo suficientemente agudo para percatarse de que la presentación ya había comenzado. Igual ya no podrían entrar, los niños habían bloqueado el acceso al salón para evitar que sus victimas escaparan en dado caso.
¡Genial! El espectacular dúo tenía un poco más de tiempo para seguir tomando el té y continuar su charla mientras las marionetas hipnotizaban a más de cien personas. Nada podían hacer, solo esperar a que los niños finalmente decidieran salir y se encontraran con un pequeño percance que no esperaban a estas elevadas horas. Ahí se hallaban, ante el conejo y la niña calamar, los tres pares de Mario's y Onette's les miraban extrañados, pero, internamente fascinados.
—Más invitados, Mario. —comentaron todas las Onette's en una perfecta y tenebrosa sincronía. —Llegan un poco tarde, ¿crees que aún quieran jugar con nosotros?
—Definitivamente, Onette. —respondieron todos los Mario's, imitando el comportamiento sombrío de sus hermanas y sonriendo por primera vez con una cara siniestra. —La noche es el mejor escenario para jugar a Las Escondidas.
Siniestra fue la risa de las marionetas, justo antes de comenzar a danzar nuevamente y desaparecer cada uno por una puerta diferente. Los hombres-bestia tenían que jugar, ellos no les iban a dejar ir hasta que les encuentren finalmente. La salida estaba cerrada, sus puertas eran demasiado fuertes para poder romperse. ¡Pero ahora tenían mas opciones! Las puertas del pasillo ahora les llamaban a explorar y entre sus misterios perderse. Ocho puertas había en total, cada una con un color diferente. ¿A donde les iban a llevar? Tendrían que averiguarlo si querían abandonar aquel hogar que no debieron visitar realmente.
No tan rapido, aventureros. El elfo Adanedhel apareció tras la puerta que llevaba al gran salón, sorprendiéndose al toparse con la niña y el conejo. Bajo aquella venda su sonrisa apareció, saludándoles con un gesto de mano tras comprobar su disfraz en un cercano espejo. Bardo no entendía porqué estaban ellos aquí, pero se alegraba de que estuvieran a salvo de la trampa de los niños marioneta. Sin mucho más que comunicar, accedió y desapareció tras aquella puerta de color violeta.
¡Genial! El espectacular dúo tenía un poco más de tiempo para seguir tomando el té y continuar su charla mientras las marionetas hipnotizaban a más de cien personas. Nada podían hacer, solo esperar a que los niños finalmente decidieran salir y se encontraran con un pequeño percance que no esperaban a estas elevadas horas. Ahí se hallaban, ante el conejo y la niña calamar, los tres pares de Mario's y Onette's les miraban extrañados, pero, internamente fascinados.
—Más invitados, Mario. —comentaron todas las Onette's en una perfecta y tenebrosa sincronía. —Llegan un poco tarde, ¿crees que aún quieran jugar con nosotros?
—Definitivamente, Onette. —respondieron todos los Mario's, imitando el comportamiento sombrío de sus hermanas y sonriendo por primera vez con una cara siniestra. —La noche es el mejor escenario para jugar a Las Escondidas.
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Siniestra fue la risa de las marionetas, justo antes de comenzar a danzar nuevamente y desaparecer cada uno por una puerta diferente. Los hombres-bestia tenían que jugar, ellos no les iban a dejar ir hasta que les encuentren finalmente. La salida estaba cerrada, sus puertas eran demasiado fuertes para poder romperse. ¡Pero ahora tenían mas opciones! Las puertas del pasillo ahora les llamaban a explorar y entre sus misterios perderse. Ocho puertas había en total, cada una con un color diferente. ¿A donde les iban a llevar? Tendrían que averiguarlo si querían abandonar aquel hogar que no debieron visitar realmente.
No tan rapido, aventureros. El elfo Adanedhel apareció tras la puerta que llevaba al gran salón, sorprendiéndose al toparse con la niña y el conejo. Bajo aquella venda su sonrisa apareció, saludándoles con un gesto de mano tras comprobar su disfraz en un cercano espejo. Bardo no entendía porqué estaban ellos aquí, pero se alegraba de que estuvieran a salvo de la trampa de los niños marioneta. Sin mucho más que comunicar, accedió y desapareció tras aquella puerta de color violeta.
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¡Buen trabajo, pequeños aventureros! ¡Y mis felicitaciones Astrid, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (el adorable sistema de runas que uso en mis temas de este tipo) te ha sonreído y has salido sana y salva de la trampa de los niños marioneta! Ninguno ha quedado victima del Vals del Voodoo, créanme, ninguno hubiera deseado cargar con ello por los siguientes turnos y mucho menos en la batalla final.
Lo que ocurre es simple, Mario y Onette no son tan buenos como no lo aparentaban. O al menos eso es lo que ustedes pueden percibir actualmente. Los motivos por los cuales han tendido esta inmensa trampa son temporalmente un misterio, misterio que resolveremos más adelante. ¡Ahora es el momento de que juguemos un poco a ser investigadores y exploremos La Casa del Voodoo!
Ulareena y Rapport: Los niños no se esperaban que estuvieran aquí. Irónico, ¿no? Ellos los trajeron en primer lugar. ¡Pero al menos no los ven como enemigos! ¡Quieren jugar con ustedes! No tiene que ser malo... ¿cierto? De más esta decirles que no tienen grandes alternativas, la salida esta bloqueada. Pueden ir al gran salón... pero no creo que tengan mucho que ver ahí. Pueden quedarse a esperar a la nada en el pasillo... pero, yo siendo ustedes, no buscaría hacer enfadar a las marionetas.
El juego es sencillo, tienen ocho puertas de ocho colores frente a ustedes. Cada una lleva a un lugar diferente de la mansión... y por supuesto, cada lugar puede llevarlos a un lugar bonito y con buenas consecuencias... o a un lugar malo lleno de trampas y riesgos. ¡Pero tienen una pequeña pista! ¡Adanedhel ya ha escogido una puerta! Quizás sea buena opción seguirle, no obstante, solo uno de ustedes podrá hacerlo.
Puerta Azul: ¡Lleva al cuarto de Mario!
Puerta Amarilla: ¡Lleva al cuarto de la mascota!
Puerta Naranja: ¡Lleva al cuarto de Mamá! (ella "no estará ahí")
Puerta Roja: ¡Lleva a la cocina!
Puerta Verde: ¡Lleva a un inexplicable bosque!
Puerta Rosa: ¡Lleva al cuarto de Onette!
Puerta Gris: ¡Lleva al cuarto de Papá! (él no estará ahí)
Puerta Violeta: ¡Lleva a la biblioteca!
Seis marionetas están en seis de las puertas, no hay que buscar mucho para saber que encontrarse con ellos no sera específicamente "bueno". Las otras dos ubicaciones son "seguras" por así decirlo. La ambientación de los lugares los dejo a su imaginación. ¡Suerte!
Astrid: Bardo ha impedido que la hipnosis de las marionetas te afecte. ¡Eres libre! ¡En todos los sentidos! Oh... claro, no puedes irte. La salida esta bloqueada, pero tu a diferencia tienes "elecciones". Puedes quedarte en el gran salón, evitando participar en el juego sin sufrir grandes consecuencias, y tal vez cosas buenas te traiga el destino. Después de todo, Mario y Onette no saben que estas despierta y no se enfadaran contigo si no juegas con ellos. Pero igual puedes elegir ser participe, salir al pasillo y reunirte con Ulareena, Rapport y Bardo. En dado caso, deberás elegir también una puerta.
Lo que ocurre es simple, Mario y Onette no son tan buenos como no lo aparentaban. O al menos eso es lo que ustedes pueden percibir actualmente. Los motivos por los cuales han tendido esta inmensa trampa son temporalmente un misterio, misterio que resolveremos más adelante. ¡Ahora es el momento de que juguemos un poco a ser investigadores y exploremos La Casa del Voodoo!
Ulareena y Rapport: Los niños no se esperaban que estuvieran aquí. Irónico, ¿no? Ellos los trajeron en primer lugar. ¡Pero al menos no los ven como enemigos! ¡Quieren jugar con ustedes! No tiene que ser malo... ¿cierto? De más esta decirles que no tienen grandes alternativas, la salida esta bloqueada. Pueden ir al gran salón... pero no creo que tengan mucho que ver ahí. Pueden quedarse a esperar a la nada en el pasillo... pero, yo siendo ustedes, no buscaría hacer enfadar a las marionetas.
El juego es sencillo, tienen ocho puertas de ocho colores frente a ustedes. Cada una lleva a un lugar diferente de la mansión... y por supuesto, cada lugar puede llevarlos a un lugar bonito y con buenas consecuencias... o a un lugar malo lleno de trampas y riesgos. ¡Pero tienen una pequeña pista! ¡Adanedhel ya ha escogido una puerta! Quizás sea buena opción seguirle, no obstante, solo uno de ustedes podrá hacerlo.
Puerta Azul: ¡Lleva al cuarto de Mario!
Puerta Amarilla: ¡Lleva al cuarto de la mascota!
Puerta Naranja: ¡Lleva al cuarto de Mamá! (ella "no estará ahí")
Puerta Roja: ¡Lleva a la cocina!
Puerta Verde: ¡Lleva a un inexplicable bosque!
Puerta Rosa: ¡Lleva al cuarto de Onette!
Puerta Gris: ¡Lleva al cuarto de Papá! (él no estará ahí)
Puerta Violeta: ¡Lleva a la biblioteca!
Seis marionetas están en seis de las puertas, no hay que buscar mucho para saber que encontrarse con ellos no sera específicamente "bueno". Las otras dos ubicaciones son "seguras" por así decirlo. La ambientación de los lugares los dejo a su imaginación. ¡Suerte!
Astrid: Bardo ha impedido que la hipnosis de las marionetas te afecte. ¡Eres libre! ¡En todos los sentidos! Oh... claro, no puedes irte. La salida esta bloqueada, pero tu a diferencia tienes "elecciones". Puedes quedarte en el gran salón, evitando participar en el juego sin sufrir grandes consecuencias, y tal vez cosas buenas te traiga el destino. Después de todo, Mario y Onette no saben que estas despierta y no se enfadaran contigo si no juegas con ellos. Pero igual puedes elegir ser participe, salir al pasillo y reunirte con Ulareena, Rapport y Bardo. En dado caso, deberás elegir también una puerta.
Tenzin Fang Leiden
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Esbozó una amplia sonrisa al ver los gestos del joven delante de ella. Hizo una reverencia sin dejar de sonreír y posó su mano en la del joven y se sentó despacio junto a él. Justo a tiempo para que el espectáculo comenzara. Se acomodó mejor en su asiento y cruzó las piernas esperando aquella danza que le había llamado la atención al leer el panfleto en la plaza. Pero cuando los grandes telones rojos se abrieron con rapidez y pudo observar al grupo de bailarines su cuerpo sintió un escalofrío que no le agradó nada. Se fijó que eran los dos niños que la habían llevado hasta ese lugar ¿porqué todo aquello le parecía espeluznante? Tragó saliva algo nerviosa y miró al joven que estaba a su lado, pero su mirada no quería apartarse de los niños que bajaron del escenario para dar vueltas por sus alrededores. Su cuerpo no se podía mover, su cabeza solo repetía una y otra vez la música que sonaba, no le estaba agradando la situación.
Salió de aquella mala sensación cuando sintió que el elfo que estaba a su lado la sacudió. Lo agradeció enormemente y casi gritaba agradecida, pero sabía que no sería buena idea. Miró a su alrededor e intentó despertar a una señora que estaba en la fila de atrás de ellos. Pero parecían hechizados ¿alguna clase de magia? ¿qué era eso? Cuando quiso preguntarle al elfo, éste ya había empezado a correr hacia la salida del teatro. -¡Eh! ¡No me dejes aquí sola!- Se levantó la falda y comenzó a correr siguiendo los pasos del elfo. Miraba hacia los lados por si veía a aquellos monstruos con apariencia de niños pero parecía que no estaban en la sala, cosa que realmente la perturbó por dentro ¿serían capaces de salir ambos con vida de allí?
Logró alcanzarle en la puerta del gran salón cuando saludaba a alguien delante de él. Pudo observar a ambos seres que estaban delante de ella cuando el elfo se metió por una de las puertas del pasillo... Espera... ¿estaban esas puertas de colores cuando entró? La cabeza de Astrid echaba humo y no porque había usado su habilidad de escupir fuego. Sintió un escalofrío y sintió como su mejilla cambiaba a una piel escamosa. La incertidumbre de lo que estaba pasando estaba haciendo que su interior deseara convertirse y quemarlo todo para salir corriendo, pero debía mantener la compostura y no actuar sin pensar. -No se fíen de los niños e intenten salir de aquí- Dijo algo apresurada.
Sin mucho más que añadir al ver a la chica con un disfraz que le daban escalofríos y un conejo gigante, cogió aire para armarse de fuerza y abrió la puerta violeta por donde se había metido el elfo un par de segundos atrás. Cuando entró la puerta se cerró casi con un portazo haciendo que la joven diera un grito y luego se llevase ambas manos a la boca. Esperaba que no hubiera gritado lo suficiente como para alertar si los niños se encontraban en esa habitación. A todo eso ¿dónde estarían esos seis niños? ¿serían seis o solo dos? ¿Porqué ocurría eso? Tantas preguntas en su pequeña cabeza hizo que rodara los ojos negando intentando calmarse. Suspiró temblando un poco por el miedo a la incertidumbre y cerró los ojos unos segundos.
Cuando sus ojos se abrieron de nuevo pudo observar el lugar donde había entrado tras seguir al elfo que recién conocía en las butacas del gran salón. No podía confiar en nadie en ese momento, pero él la había espabilado cuando entró en esa especie de trance y él tampoco había sido afectado por aquello, algo debía estar pasando y tendría que permanecer con él para no luchar a solas si es que tuvieran que hacerlo, esperaba que no. -¿Una biblioteca? Woah... Esta casa es mucho más grande que por fuera... Pero... ¿Y ahora qué hacemos?- Preguntó esperando alguna respuesta, la había lanzado al aire como si alguien o algo fuera de aquella casa pudiera salvarlos. -Esto es de locos...- Susurró negando con la cabeza.
Salió de aquella mala sensación cuando sintió que el elfo que estaba a su lado la sacudió. Lo agradeció enormemente y casi gritaba agradecida, pero sabía que no sería buena idea. Miró a su alrededor e intentó despertar a una señora que estaba en la fila de atrás de ellos. Pero parecían hechizados ¿alguna clase de magia? ¿qué era eso? Cuando quiso preguntarle al elfo, éste ya había empezado a correr hacia la salida del teatro. -¡Eh! ¡No me dejes aquí sola!- Se levantó la falda y comenzó a correr siguiendo los pasos del elfo. Miraba hacia los lados por si veía a aquellos monstruos con apariencia de niños pero parecía que no estaban en la sala, cosa que realmente la perturbó por dentro ¿serían capaces de salir ambos con vida de allí?
Logró alcanzarle en la puerta del gran salón cuando saludaba a alguien delante de él. Pudo observar a ambos seres que estaban delante de ella cuando el elfo se metió por una de las puertas del pasillo... Espera... ¿estaban esas puertas de colores cuando entró? La cabeza de Astrid echaba humo y no porque había usado su habilidad de escupir fuego. Sintió un escalofrío y sintió como su mejilla cambiaba a una piel escamosa. La incertidumbre de lo que estaba pasando estaba haciendo que su interior deseara convertirse y quemarlo todo para salir corriendo, pero debía mantener la compostura y no actuar sin pensar. -No se fíen de los niños e intenten salir de aquí- Dijo algo apresurada.
Sin mucho más que añadir al ver a la chica con un disfraz que le daban escalofríos y un conejo gigante, cogió aire para armarse de fuerza y abrió la puerta violeta por donde se había metido el elfo un par de segundos atrás. Cuando entró la puerta se cerró casi con un portazo haciendo que la joven diera un grito y luego se llevase ambas manos a la boca. Esperaba que no hubiera gritado lo suficiente como para alertar si los niños se encontraban en esa habitación. A todo eso ¿dónde estarían esos seis niños? ¿serían seis o solo dos? ¿Porqué ocurría eso? Tantas preguntas en su pequeña cabeza hizo que rodara los ojos negando intentando calmarse. Suspiró temblando un poco por el miedo a la incertidumbre y cerró los ojos unos segundos.
Cuando sus ojos se abrieron de nuevo pudo observar el lugar donde había entrado tras seguir al elfo que recién conocía en las butacas del gran salón. No podía confiar en nadie en ese momento, pero él la había espabilado cuando entró en esa especie de trance y él tampoco había sido afectado por aquello, algo debía estar pasando y tendría que permanecer con él para no luchar a solas si es que tuvieran que hacerlo, esperaba que no. -¿Una biblioteca? Woah... Esta casa es mucho más grande que por fuera... Pero... ¿Y ahora qué hacemos?- Preguntó esperando alguna respuesta, la había lanzado al aire como si alguien o algo fuera de aquella casa pudiera salvarlos. -Esto es de locos...- Susurró negando con la cabeza.
Astrid Leggiend
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
En un momento Ury estaba hablándole al conejo, en el siguiente, el conejo había desaparecido del rango visual. Levanté mis ojos y miré al techo, los tentáculos se adaptaron al movimiento de mi cabeza. La sorpresa inicial se transformó en molestia: Ury sabía que su disfraz no era calamavilloso… no necesitaba que el conejo se hiciera el lucido con su traje totalmente genialoso. Puse cara fea bajo la bolsa que cubría mi cabeza, no necesitaba estar más tiempo colgado del candelabro, Ury ya había entendido el punto. Ury suspiró, algunas veces los chicos que parecían más grandes eran los más inmaduros.
-¿Comida?- repitió Ury un poco extrañada, una fiesta es un lugar donde hay comida y bebida y diversión. Ury no había pensado en la comida hasta el momento en el que el señor conejo lo mencionó. Miré con asombro como bajaba con tanta agilidad, el señor conejo se movía como pez en el agua. Al escuchar la presentación de Rapport le saqué la lengua, pero recordé que fue una acción tonta porque él no podía verme bajo la máscara. - Tienes orejas grandes pero no escuchas bien. Mi nombre es Ury. U-ry- la repetición la dije lentamente y con claridad, como quién le habla a un bebé para que pueda repetir una palabra.
-¿Esto?- pregunté con cierta malicia al tiempo que movía los tentáculos todos al mismo tiempo en ondas. Puse la cabeza de lado, aprovechando mi disfraz y la facilidad de él para sorprenderse - Son tentáculos del fondo del mar Puh puh puh-. Ury intentaba no reírse a carcajadas. Levanté mis brazos, estirándolos hacia el hombre conejo y moví mis dedos como si tocara un piano. - Sólo puedo salir del mar cuando sale la luna y me alimento de niños y animales pequeños- puse mi voz lo más misteriosa que me salió, era Horrorween, quería asustar gente y comenzar a divertirme.
No tuve mucho tiempo para seguir jugando con Rapport porque aparecieron estos dos niños que me habían llevado hasta allí para luego ignorarme como a una pasa del camino. Los miré fijamente y vi como aparecían dos juegos más de sus copias. Me masajee los ojos, restregándolos fuertemente un par de veces, pero no cambió nada. Ellos estaban allí, con idénticas expresiones y vestuario. Estaban tan sincronizados que cuando hablaban se escuchaba prácticamente un solo juego de voces. Ury se sintió extremadamente perturbada, al punto que mi piel se puso como el de una gallina resfriada. -Tiene que ser una broma- de alguna forma, la sonrisa del niño multiplicado parecía fuera de lugar, como si planeara algo siniestro con el juego.
Ellos todos desaparecieron por las puertas que yo misma no había podido abrir - Los encontraré y los haré tortita y puré, esto es una declaración directa de guerra calamaroooosa- el tono en la voz de Ury era imperativo y mu seguro. Corrí tras uno de los niños y cuando me iba a meter en la puerta verde, vi a un hombre de orejas en punta con un disfraz tétrico a su modo; le devolví el saludo en silencio, deteniéndome por unos momentos para verlo desaparecer por la puerta violeta. Ury quiso seguir a este hombre misterioso, pero los sonidos que venían de por detrás de la puerta AMARILLA me hicieron entrar sin pensármelo dos veces.
Cuando la puerta se cerró tras mi espalda, me vi rodeada de flores del doble de mi tamaño, un ambiente de extrema humedad y sonidos escalofriantes. - Orcas en fuego… -
-¿Comida?- repitió Ury un poco extrañada, una fiesta es un lugar donde hay comida y bebida y diversión. Ury no había pensado en la comida hasta el momento en el que el señor conejo lo mencionó. Miré con asombro como bajaba con tanta agilidad, el señor conejo se movía como pez en el agua. Al escuchar la presentación de Rapport le saqué la lengua, pero recordé que fue una acción tonta porque él no podía verme bajo la máscara. - Tienes orejas grandes pero no escuchas bien. Mi nombre es Ury. U-ry- la repetición la dije lentamente y con claridad, como quién le habla a un bebé para que pueda repetir una palabra.
-¿Esto?- pregunté con cierta malicia al tiempo que movía los tentáculos todos al mismo tiempo en ondas. Puse la cabeza de lado, aprovechando mi disfraz y la facilidad de él para sorprenderse - Son tentáculos del fondo del mar Puh puh puh-. Ury intentaba no reírse a carcajadas. Levanté mis brazos, estirándolos hacia el hombre conejo y moví mis dedos como si tocara un piano. - Sólo puedo salir del mar cuando sale la luna y me alimento de niños y animales pequeños- puse mi voz lo más misteriosa que me salió, era Horrorween, quería asustar gente y comenzar a divertirme.
No tuve mucho tiempo para seguir jugando con Rapport porque aparecieron estos dos niños que me habían llevado hasta allí para luego ignorarme como a una pasa del camino. Los miré fijamente y vi como aparecían dos juegos más de sus copias. Me masajee los ojos, restregándolos fuertemente un par de veces, pero no cambió nada. Ellos estaban allí, con idénticas expresiones y vestuario. Estaban tan sincronizados que cuando hablaban se escuchaba prácticamente un solo juego de voces. Ury se sintió extremadamente perturbada, al punto que mi piel se puso como el de una gallina resfriada. -Tiene que ser una broma- de alguna forma, la sonrisa del niño multiplicado parecía fuera de lugar, como si planeara algo siniestro con el juego.
Ellos todos desaparecieron por las puertas que yo misma no había podido abrir - Los encontraré y los haré tortita y puré, esto es una declaración directa de guerra calamaroooosa- el tono en la voz de Ury era imperativo y mu seguro. Corrí tras uno de los niños y cuando me iba a meter en la puerta verde, vi a un hombre de orejas en punta con un disfraz tétrico a su modo; le devolví el saludo en silencio, deteniéndome por unos momentos para verlo desaparecer por la puerta violeta. Ury quiso seguir a este hombre misterioso, pero los sonidos que venían de por detrás de la puerta AMARILLA me hicieron entrar sin pensármelo dos veces.
Cuando la puerta se cerró tras mi espalda, me vi rodeada de flores del doble de mi tamaño, un ambiente de extrema humedad y sonidos escalofriantes. - Orcas en fuego… -
Off: Perdonen la demora ._.
Ulareena Werner
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Espera.
Los depredadores que tenia conocimiento no cazaban cachorros.
¿esta tipa se comía a cachorros? ¡es como comerse una lechuga cuando aun es pequeña! sin embargo supongo que son costumbres de la gente del exterior.
Una detestable costumbre. Cuando esta salio corriendo pensé en seguirla pero la verdad. Quien quiere seguir a un carnívoro. así que simplemente decidí vagar por el edificio hasta toparme con una puerta de colores chillones,el lugar estaba demasiado saturado de olores, todos quemaban fuertemente mi nariz, creo que les llamaban perfumes y decían que olían bien. Podría ser si no me quemara la nariz olerlos.
Al final casi perdido por los olores note que había poco ruido respecto a antes. empuje la puerta de color amarillo, y me di cuenta que lachica-come-cachorros Estaba allí y que bueno unas plantas de un tamaño absurdo adornaban el lugar impidiéndome ver el si el lugar acababa..
-Nunca vi un diente de león tan grande.- murmure, para luego acercarlo con una mano y olerlo. ¿Era real? solo existía una forma de confirmarlo: arranque un pétalo de la planta y me puse a masticarlo, en efecto se veía como diente de león, sabe a diente de león y huele a diente de león. Es un diente de león muy sabroso.
Tras mi riguroso análisis pude afirmar con alegría en voz alta prácticamente olvidándome de lacosa-come-niños temporalmente, si llevaba unas semillas de esta a mi hogar y ¡ y lográramos plantarla durante primavera! Los gazapos tendrían postre durante toda esa temporada y ¡no tendríamos que preocuparnos por cuidarla!
-¡Es un diente de leon! y es sabroso- fue mi exclamación acompañada de muchos sonidos proveniente de mi nariz y un agite de cola innecesario que expresaba mi alegria de ver algo que consideraba un postre, en forma gigantesca.
Entonces recordé 0que estaba, bueno en un lugar cerrado con unamonstruo-devora-entrañas-de-gazapos.
Bueno entonces simplemente le dije, algo que no me di cuenta hasta ese momento.
-Creo... que huele... - Interrumpí con un chirrido de mis dientes, aun no me desprendía de la forma de hablar de mi tribu. - A algo mas- Dije, por que lo habia pasado por algo pero habia un leve olor a excremento. ¿era la guarida de algún bicho?
Los depredadores que tenia conocimiento no cazaban cachorros.
¿esta tipa se comía a cachorros? ¡es como comerse una lechuga cuando aun es pequeña! sin embargo supongo que son costumbres de la gente del exterior.
Una detestable costumbre. Cuando esta salio corriendo pensé en seguirla pero la verdad. Quien quiere seguir a un carnívoro. así que simplemente decidí vagar por el edificio hasta toparme con una puerta de colores chillones,el lugar estaba demasiado saturado de olores, todos quemaban fuertemente mi nariz, creo que les llamaban perfumes y decían que olían bien. Podría ser si no me quemara la nariz olerlos.
Al final casi perdido por los olores note que había poco ruido respecto a antes. empuje la puerta de color amarillo, y me di cuenta que la
-Nunca vi un diente de león tan grande.- murmure, para luego acercarlo con una mano y olerlo. ¿Era real? solo existía una forma de confirmarlo: arranque un pétalo de la planta y me puse a masticarlo, en efecto se veía como diente de león, sabe a diente de león y huele a diente de león. Es un diente de león muy sabroso.
Tras mi riguroso análisis pude afirmar con alegría en voz alta prácticamente olvidándome de la
-¡Es un diente de leon! y es sabroso- fue mi exclamación acompañada de muchos sonidos proveniente de mi nariz y un agite de cola innecesario que expresaba mi alegria de ver algo que consideraba un postre, en forma gigantesca.
Entonces recordé 0que estaba, bueno en un lugar cerrado con una
Bueno entonces simplemente le dije, algo que no me di cuenta hasta ese momento.
-Creo... que huele... - Interrumpí con un chirrido de mis dientes, aun no me desprendía de la forma de hablar de mi tribu. - A algo mas- Dije, por que lo habia pasado por algo pero habia un leve olor a excremento. ¿era la guarida de algún bicho?
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | ardo dio un pequeño brinco del susto cuando aquella puerta, con un estruendoso chirrido producido por la vejez de la madera, se cerro de golpe a sus espaldas. No tardó en girarse, |
Cuando ya parecía que ambos se habían perdido en la monotonía de la infinita oscuridad... El elfo logró divisar una especie de figura en la lejanía. Apresurando el paso hacía su objetivo, Bardo encontró lo que parecía ser una especie de base. Dicha base poseía una extraña abertura en el centro, como si colocar un objeto en su interior fuera su objetivo. Pensar resultaba difícil para el de orejas largas mientras sostenía aquella antorcha. Decidió dejarla reposar en aquella abertura, parecían estar hechas una para la otra. Un pequeño sonido pudo percibirse una vez la antorcha tocó fondo, activando así una especie de extraño mecanismo que iluminó todo a su alrededor.
Un hermoso suelo de marfil era dividido por interminables pasillos hechos con estanterías llenas de libros y más libros. Iluminado por elegantes candelabros, este templo del saber se expandía en dos pisos conectados por una fina escalera de madera. ¡El lugar era inmenso! Bardo no podía ver el final. ¿En serio habían estado caminando todo este tiempo en semejante salón sin tropezarse?
Saliendo de su fascinación, el bardo escuchó atentamente los comentarios de la joven princesa de Horroween. Ciertamente, él no tenía gran idea de que debían hacer ahora, incluso había llegado a olvidar temporalmente que se hallaban en un gran peligro y que debían buscar una forma de despertar a todas las personas que estaban hipnotizadas en el gran salón. Encogiéndose de hombros como única respuesta para la muchacha, Adanedhel fue interrumpido por un repentino golpe en su cabeza. Llevándose las manos a la misma para cubrirse y evitar más ataques, el elfo extrañado se giró para encontrarse con aquel individuo que le había atacado.
Su ataque fue propiciado por un hombre anciano. Cabello canoso y barba pronunciada. De ropajes finos, pero un rostro que, entre tanto enfado e indignación, tenía un cierto deje de tristeza y pena absurda. —¿¡Quienes son ustedes!? ¿¡Y que hacen en mi casa!? —carraspeó el anciano increíblemente enfadado. No esperó una respuesta, el hombre continuó atacando al corpulento elfo que solo se limitaba a bloquear sus golpes con su antebrazo. ¿Quien era este sujeto?
- Biblioteca:
- Anciano:
————————————————————————————————————
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | ientras tanto, en el otro extremo de aquella mansión del terror, el adorable dúo de hombres-bestia se atrevió a cruzar aquella chillona puerta de color amarillo. La favorita de los niños- |
Como un eslabón perdido en una oscura mazmorra, aquella especie de cueva-hogar se hallaba al final del camino que nacía desde la entrada a la habitación. Al igual que el resto de componentes pertenecientes al peculiar bosque, esa cueva era de proporciones mucho mayores que las normales. Aunque a simple vista parecía no ser habitada por nadie, cuando el peculiar par finalmente se acercara, ellos podrían sentir una extraña y pesada aura emanar desde su interior.
Suaves pisadas indicarían que alguien se acercaba. Desde lo profundo de la cueva apareció uno de esos espeluznantes niños, con una extraña sonrisa de oreja a oreja contrarrestada con el vació en sus ojos. —Me habéis encontrado, que buenos sois. —anunció aquel Mario con ese tono tan tétrico. —¿Que tal si jugamos ahora con Manchitas? Acaba de despertar.
Tras aquella breve frase reinó el silencio. A los pocos segundos se escuchó una fuerte pisada que estremeció toda la habitación como si de un terremoto se tratara, luego otra, y otra, hasta que finalmente se pudo divisar en las sombras de la cueva una inmensa figura aterradora. Sus brillantes colmillos fueron los primeros en salir a la luz, acompañados de un par de espeluznantes ojos blanquecinos y un inmenso cuerpo tan resistente como diez fortalezas de metal. La inmensa bestia se detuvo justo al lado del niño-marioneta, alegre de verle como si de su perrito se tratara. Al niño poco le costo subirse a su cabeza, la bestia tampoco mostró ninguna oposición.
—No tengáis miedo, Manchitas ama jugar con los invitados. —anunció el niño como si estuviera jugando con sus amigos. El inmenso perro-bestia fijó su mirada en la niña-calamar y el hombre-conejo, no miento cuando les digo que ese par se había metido en un verdadero aprieto. Podían correr todo lo que quisieran, pero no había salida alguna que alcanzar. Manchitas estaba con las pilas cargadas, dio un salto hacía sus nuevos amigos, listo para jugar. No querría ser ellos cuando la bestia cayera y liberara una onda de choque tan potente como para mandarlos volando derechito hasta las Islas Ilidenses. Sinceramente, que los dioses se apiaden de sus almas.
- Cueva:
- Manchitas:
————————————————————————————————————
Astrid Leggiend: ¡Una sabia decisión, dragona! No te toparas con esos niños diabólicos... aún. Tienes a ese anciano frente a ti, osando dañar el sensual cuerpo de mi amado elfo. No puedes permitirle que haga eso, ¿cierto? Tienes libertad de hacer lo que quieras con él (hasta rostizarlo, si es tu deseo), con tal de que salves a mi elfo. Pero... Yo no buscaría enemistarme con una fuente de información tan valiosa como la es el padre de Mario y Onette. Imagina que esos niños se enteren de que has matado o herido a su padre... Solo es un pobre hombre sumido en la agonía y la soledad. Con un poco de comprensión y paciencia, responderá a TODAS tus preguntas. Aprovecha este valioso turno al máximo, pues no hay runas que debas lanzar.
Ulareena Werner y Rapport: ¿Que les hizo pensar que visitar a la mascota era buena idea? ¡Pues felicidades! ¡Seréis las primeras victimas de una Boss Battle dirigida por mi! Que conste que yo no quería traerlos aquí todavía... Lastima que todo se halla dado de este modo.
MANCHITAS es el sub-jefe de este tema. Su tamaño anormal le brinda un fuerza abrupta y una defensa impenetrable. Si tratan de atacarle al cuerpo, solo lograran hacerle cosquillas. Como sub-jefe, Manchitas no caerá tan fácilmente. En este primer turno la vitalidad de Manchitas sigue muy elevada para que logren sacarlo del juego con sus bajos niveles. Espero hayas escondido una lanza de repuesto en tu disfraz, Rapport, y espero tengas recargados tus sacos de tinta, Ulareena, pues la única debilidad de esta bestia son sus ojos. Sería ilógico que logréis matarlo, pero si podéis intentar "desmoralizarlo" al dejarlo ciego. Es bastante sensible, al menos emocionalmente. También podéis intentar jugar con él hasta lograr cansarlo, pero de más esta decirles que es sumamente peligroso. ¿Mencione ya que no podéis salir de la habitación? Pues se los recuerdo, estará sellada hasta que logren librarse de Manchitas. Sois libres de esquivar completamente su primer ataque, así es, sin runas ni nada. Si quieren dejarse golpear para darle más drama a la escena... Ya es su decisión. Luego podéis planear su método para pararle los pies a Manchitas o empezar a correr como cobardes. ¡Suerte!
Ulareena Werner y Rapport: ¿Que les hizo pensar que visitar a la mascota era buena idea? ¡Pues felicidades! ¡Seréis las primeras victimas de una Boss Battle dirigida por mi! Que conste que yo no quería traerlos aquí todavía... Lastima que todo se halla dado de este modo.
MANCHITAS es el sub-jefe de este tema. Su tamaño anormal le brinda un fuerza abrupta y una defensa impenetrable. Si tratan de atacarle al cuerpo, solo lograran hacerle cosquillas. Como sub-jefe, Manchitas no caerá tan fácilmente. En este primer turno la vitalidad de Manchitas sigue muy elevada para que logren sacarlo del juego con sus bajos niveles. Espero hayas escondido una lanza de repuesto en tu disfraz, Rapport, y espero tengas recargados tus sacos de tinta, Ulareena, pues la única debilidad de esta bestia son sus ojos. Sería ilógico que logréis matarlo, pero si podéis intentar "desmoralizarlo" al dejarlo ciego. Es bastante sensible, al menos emocionalmente. También podéis intentar jugar con él hasta lograr cansarlo, pero de más esta decirles que es sumamente peligroso. ¿Mencione ya que no podéis salir de la habitación? Pues se los recuerdo, estará sellada hasta que logren librarse de Manchitas. Sois libres de esquivar completamente su primer ataque, así es, sin runas ni nada. Si quieren dejarse golpear para darle más drama a la escena... Ya es su decisión. Luego podéis planear su método para pararle los pies a Manchitas o empezar a correr como cobardes. ¡Suerte!
Tenzin Fang Leiden
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
Se alejó unos pocos metros del elfo para mirar los largos pasillos que les rodeaban. Llenos hasta arriba de miles de libros ¿cómo podría entrar un lugar tan amplio? ¿Sería cosa de magia? Rodó los ojos. Como no sería magia, habían dormido a un teatro entero delante de sus ojos. La mirada curiosa de la dragona se fijaba en los libros. Llevó sus dedos hasta el lomo y caminó observándolos con sumo detalle. Si no fuera por la situación en la que se encontraba junto aquel elfo miraría cada portada por la fascinación que le causaba encontrar nuevos conocimientos entre aquellos libros. Pero la fascinación de Astrid duró poco cuando notó una suave brisa que la hizo girarse para comprobar qué había sido eso ¿Serían los niños de nuevo? Por suerte no fue así. Era un hombre mayor que había golpeado al elfo el cual se había llevado las manos a la cabeza para cubrirse. Sorprendida solo pudo observar cómo el anciano seguía golpeándolo.
Cuando el hombre preguntó con ese tono de enfado rápidamente se colocó entre el elfo y el señor. Empujó suave al elfo detrás de ella para alejarlo del atacante y Astrid se llevó la mano hacia el bolsillo de su falda. Sacó el papel que había cogido en el pueblo como invitación a aquel lugar y se lo entregó al mayor. -Solo venimos por esto... No pensábamos invadir la casa de nadie- Su tono era tranquilo e intentaba sonar poco amenazadora. No quería que el hombre que estaba delante suya volviera a atacarles al creer que fueran ladrones o algo parecido. -Yo me llamo Astrid. Unos niños me guiaron hasta aquí, pero cuando estábamos en el teatro todos se durmieron, salimos de allí y entramos en este lugar buscando ayuda- Siguió explicando la dragona. Esbozó una pequeña sonrisa. En su aldea las personas ancianas eran centro de admiración por los años de conocimientos. Sabía que debía mantener la compostura delante de aquel hombre.
-Solo queremos saber cómo salir de aquí ¿si? Se lo aseguro señor... ¿Es usted familiar de los niños? Estaban disfrazados al igual que todos en el pueblo... Iban como si fueran pequeños muñecos- Astrid se giró levemente hacia el elfo pidiéndole con la mirada que se comportase para que el hombre mayor no le volviera a golpear. Si algo saliera mal sabía que no iba a ser fácil salir. Ya pasaron por el espectáculo siniestro y de la nada llegaron a una gran sala a oscuras que, por arte de magia, se iluminó todo para dar paso a una gran biblioteca. Aquello la superaba, pero debía mantenerse serena delante del hombre que había aparecido. Volvió a girarse hacia el anciano esperando que se sintiera más calmado, dejara de golpear al compañero de la dragona en aquella sala y les pudiera dar una solución para salir de ese lugar terrorífico ¡Maravilloso! Si querían que ese día pasase miedo lo estaban consiguiendo.
Cuando el hombre preguntó con ese tono de enfado rápidamente se colocó entre el elfo y el señor. Empujó suave al elfo detrás de ella para alejarlo del atacante y Astrid se llevó la mano hacia el bolsillo de su falda. Sacó el papel que había cogido en el pueblo como invitación a aquel lugar y se lo entregó al mayor. -Solo venimos por esto... No pensábamos invadir la casa de nadie- Su tono era tranquilo e intentaba sonar poco amenazadora. No quería que el hombre que estaba delante suya volviera a atacarles al creer que fueran ladrones o algo parecido. -Yo me llamo Astrid. Unos niños me guiaron hasta aquí, pero cuando estábamos en el teatro todos se durmieron, salimos de allí y entramos en este lugar buscando ayuda- Siguió explicando la dragona. Esbozó una pequeña sonrisa. En su aldea las personas ancianas eran centro de admiración por los años de conocimientos. Sabía que debía mantener la compostura delante de aquel hombre.
-Solo queremos saber cómo salir de aquí ¿si? Se lo aseguro señor... ¿Es usted familiar de los niños? Estaban disfrazados al igual que todos en el pueblo... Iban como si fueran pequeños muñecos- Astrid se giró levemente hacia el elfo pidiéndole con la mirada que se comportase para que el hombre mayor no le volviera a golpear. Si algo saliera mal sabía que no iba a ser fácil salir. Ya pasaron por el espectáculo siniestro y de la nada llegaron a una gran sala a oscuras que, por arte de magia, se iluminó todo para dar paso a una gran biblioteca. Aquello la superaba, pero debía mantenerse serena delante del hombre que había aparecido. Volvió a girarse hacia el anciano esperando que se sintiera más calmado, dejara de golpear al compañero de la dragona en aquella sala y les pudiera dar una solución para salir de ese lugar terrorífico ¡Maravilloso! Si querían que ese día pasase miedo lo estaban consiguiendo.
Astrid Leggiend
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Re: El Vals del Voodoo [Libre] [Noche] [4/4]
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