[Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
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[Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
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Algunos de los más ancianos de la comunidad de elfos aún recordaban con espanto la historia de Triss, una joven y hermosa elfa que había cometido el terrible pecado de enamorarse de un brujo, el amor entre ambos jamás podría ser permitido, más allá de las complicaciones entre razas y el reciente final de una guerra contra los hechiceros era solo el primero de los problemas, pues había más de lo que se podía ver.
No todos saben la historia completa, sin embargo habían intereses ocultos que condujeron a que la joven Triss fuera llevada a una terrible muerte de la que lentamente todos los involucrados se habían arrepentido posteriormente, y es que antes de morir la joven había proferido las palabras de una maldición que difícilmente podría ser olvidada, la cual anunciaba su venganza contra todos los que habían arrancado las páginas a su historia de amor.
Sin embargo todo eso es tan solo una leyenda, a fin de cuentas Triss habría muerto hacía ya más de 60 años, lo extraño era que cada 10 años uno de los involucrados en su muerte fallecía por causas misteriosas, algunos lo atribuían a la maldición que había dejado la joven antes de morir, otros la atribuían a simples casualidades, pero de cualquier manera, esta noche de Samhaim se cumplen 10 años desde la última muerte.
Un sendero poco transitado, cuya ruta se mostraba cubierta por abundantes hojas y arbustos debido al abandono, llevaba a lo que los más ancianos conocían como el “Árbol del Sacrificio”, un curioso ejemplar de hojas rojas que lucía diferente a cualquier otro árbol en el bosque de los elfos, según decían algunos, había enrojecido sus hojas al absorber la ira con la que había muerto Triss.
Reunidos alrededor del enigmático árbol se encontraba un par de niñas elfas jugando a ser valientes -Ya estamos aquí Mariel, no te vayas a acobardar- Dijo la más alta de ambas mientras se acercaba llevando a la otra tomada del brazo -No, no, ya no quiero hacer esto, tengo miedo- Respondió la más pequeña de las dos sin que sus palabras causaran efecto alguno en la otra -Eres una tonta cobarde- Se burló la mayor -Volvamos, no quiero estar aquí, este lugar da miedo- Su voz temblorosa demostraba lo aterrada que estaba y no era para menos, entre los gritos de ambas un torbellino de hojas se formó de la nada abrazando a la mayor de las dos y llevándosela hasta el árbol en donde desapareció sin explicación alguna, dejando a la pequeña pasmada e inmóvil, temblando de miedo sin decir una palabra
∞ Al entrar a este tema formarás parte de una trama más grande que se irá escribiendo en 3 desafíos a la vez, y lo que suceda en uno afectará lo que suceda en los otros, por lo que debes tener mucha cautela en tus decisiones.
∞ Si lo deseas puedes relatar cómo has llegado a ese lugar y qué razones te mueven a ayudar a la niña, o a no hacerlo, cualquier opción es válida.
∞ Los desafíos están pensados para resolverse en un par de respuestas, sin embargo se pueden extender a tres si resulta necesario.
∞ No existe riesgo de muerte o heridas graves, pero sí de alguna maldición.
∞ Para entrar a este desafío deber solicitarlo antes [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
No todos saben la historia completa, sin embargo habían intereses ocultos que condujeron a que la joven Triss fuera llevada a una terrible muerte de la que lentamente todos los involucrados se habían arrepentido posteriormente, y es que antes de morir la joven había proferido las palabras de una maldición que difícilmente podría ser olvidada, la cual anunciaba su venganza contra todos los que habían arrancado las páginas a su historia de amor.
Sin embargo todo eso es tan solo una leyenda, a fin de cuentas Triss habría muerto hacía ya más de 60 años, lo extraño era que cada 10 años uno de los involucrados en su muerte fallecía por causas misteriosas, algunos lo atribuían a la maldición que había dejado la joven antes de morir, otros la atribuían a simples casualidades, pero de cualquier manera, esta noche de Samhaim se cumplen 10 años desde la última muerte.
Un sendero poco transitado, cuya ruta se mostraba cubierta por abundantes hojas y arbustos debido al abandono, llevaba a lo que los más ancianos conocían como el “Árbol del Sacrificio”, un curioso ejemplar de hojas rojas que lucía diferente a cualquier otro árbol en el bosque de los elfos, según decían algunos, había enrojecido sus hojas al absorber la ira con la que había muerto Triss.
Reunidos alrededor del enigmático árbol se encontraba un par de niñas elfas jugando a ser valientes -Ya estamos aquí Mariel, no te vayas a acobardar- Dijo la más alta de ambas mientras se acercaba llevando a la otra tomada del brazo -No, no, ya no quiero hacer esto, tengo miedo- Respondió la más pequeña de las dos sin que sus palabras causaran efecto alguno en la otra -Eres una tonta cobarde- Se burló la mayor -Volvamos, no quiero estar aquí, este lugar da miedo- Su voz temblorosa demostraba lo aterrada que estaba y no era para menos, entre los gritos de ambas un torbellino de hojas se formó de la nada abrazando a la mayor de las dos y llevándosela hasta el árbol en donde desapareció sin explicación alguna, dejando a la pequeña pasmada e inmóvil, temblando de miedo sin decir una palabra
- Niña asustada:
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∞ Si lo deseas puedes relatar cómo has llegado a ese lugar y qué razones te mueven a ayudar a la niña, o a no hacerlo, cualquier opción es válida.
∞ Los desafíos están pensados para resolverse en un par de respuestas, sin embargo se pueden extender a tres si resulta necesario.
∞ No existe riesgo de muerte o heridas graves, pero sí de alguna maldición.
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Ansur
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Re: [Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
Una vez más los caminos reclamaban a la hechicera y a su compañero, que tras celebrar el día de los difuntos en Beltrexus habían partido nuevamente hacia Sandorai. Aquel no era un lugar que entusiasmase a la joven pero sabía bien lo delicada que estaba la situación en Lunargenta y que el pueblo la buscaba para vengarse por su intervención en los muelles, cuando para salvar al su majestad el rey Siegfried, colaboró con la guardia y evitó que los ciudadanos abordaran el único barco que quedaba. Ahora era una persona non grata en la ciudad y eso la mantendría fuera de sus muros durante unos meses, al menos hasta que las cosas se calmasen y con suerte, se encontrase una cura para la pandemia que asolaba todo Aerandir.
Ya había visitado el territorio de los elfos poco después de escapar de Lunargenta con su familia, pero sus esperanzas de que los sanadores más ancianos pudiesen ayudar se esfumaron rápidamente, nadie tenía idea de cómo combatir la enfermedad. Sin una cura lo único que podían hacer era evitar que la pandemia siguiese expandiéndose de forma descontrolada, pero muchos de los enfermos se resistían a ser puestos en cuarentena y buscaban desesperadamente un modo de huir a alguna zona libre de aquel mal, es decir, a las islas.
Elen podría haberse quedado en su tierra y limitarse a esperar que todo pasase, pero no se sentía cómoda dando la espalda a aquella situación, tenía que hacer algo, aunque aún no sabía el qué. Después de unas semanas, y de pasar con parte de su familia el día de los difuntos, la hechicera decidió volver a Sandorai para comprobar cómo les iba, puede que aquel fuese territorio bajo la protección de Melena Blanca pero dado que no podía asomar la cabeza por Verisar, algo tenía que hacer. Así pues desembarcaron en la playa de los ancestros y se internaron en el bosque de los elfos, donde a pesar de todo también se estaban celebrando festejos en honor a los difuntos. - No somos tan distintos después de todo. - se dijo Elen mentalmente, mientras avanzaban a través de la frondosa vegetación.
Alister caminaba a su lado, atento a todo cuanto lo rodeaba, algo a lo que se había acostumbrado con los años. El peligro podía estar acechando en cualquier parte, y teniendo en cuenta que no habían podido traer los caballos lo mejor que podían hacer era evitar problemas innecesarios. Su destino era el poblado élfico que rodeaba al árbol madre, pero pronto un par de siluetas llamaron la atención de la tensai, que se detuvo para observar al par de niñas que paseaban solas por el bosque. Ambas eran de la zona, sus puntiagudas orejas lo delataban, pero teniendo en cuenta la situación por la que pasaba Aerandir y las bestias que moraban en los bosques, no parecía buena idea que anduviesen por ahí sin la compañía de un adulto.
Con esa idea en mente, Elen se desvió de su camino para seguirlas, quizá pudiese convencerlas de que regresasen al poblado antes de que les pasara nada. - Puede que esté exagerando. - pensó, pero los años le habían enseñado que el mal estaba en todas partes y nunca sabías cómo ni cuándo podía aparecer para destrozarte la vida. Lo había visto tantas veces que ya no la sorprendía, tristemente se había acostumbrado a que ese tipo de cosas pasasen a menudo no solo a ella sino a cuantos la rodeaban. Puede que su maldición realmente le trajese muy mala suerte, o que simplemente siempre estuviese en el lugar y momento adecuados para ver como una vida terminaba de forma repentina.
Aún se sentía culpable por lo ocurrido en Lunargenta, toda aquella gente, ella los había condenado a permanecer en una ciudad tomada por vampiros, pero no podía permitir que la pandemia llegase las islas y se cobrase más víctimas, no, había hecho lo correcto, aunque saber eso no la liberase de aquella culpa. - ¿Elen? - intervino Alister, al verla tan pensativa. La hechicera reaccionó y se dio cuenta de que entraban por un sendero bastante descuidado, que sin duda no era lugar para un par de niñas. - No deberían andas solas por aquí, intentaré convencerlas de que regresen al poblado. - dijo para tranquilizar a su compañero, al tiempo que apartaba unos arbustos para poder seguir adelante.
Aquel lugar estaba bastante abandonado, quizá en el pasado fuese una ruta para viajeros y comerciantes pero ahora no parecía llevar a ninguna parte, solo conducía a árbol de hojas rojizas, en torno al cual se encontraban las dos elfas. ¿Habían ido hasta allí solo para ver un árbol? No tenía demasiado sentido, a no ser que aquel sitio tuviese una historia que la benjamina de los Calhoun desconocía. Sea como fuere, las dos intercambiaron unas palabas y pudo ver como la más pequeña se mostraba asustada, quería marcharse, pero antes de que pudiese dar un paso para alejarse del lugar un torbellino de hojas envolvió a su amiga, atrayéndola hacia el árbol y haciéndola desaparecer. Tanto el dragón como la hechicera salieron corriendo hacia la pequeña, sorprendidos tras lo que acababan de ver. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde ha ido? - preguntó Elen, tomando a la niña por los hombros y apartándola un poco para que no fuese la siguiente en desvanecerse por arte de magia.
- ¿Qué ha pasado? - volvió a preguntar, pero el terror se había apoderado de la elfa y en ese estado quizá no pudiese responderle. Aquello no pintaba bien, ¿árboles que hacían desaparecer a la gente? No, definitivamente no podía ser bueno. Alister no quitaba ojo al rojizo árbol, como si esperase que volviese a ocurrir algo. Siendo un dragón de fuego veía una clara solución al problema, quemarlo en cuanto consiguiesen recuperar a la otra niña, pero ¿cómo iban a hacerlo?
Ya había visitado el territorio de los elfos poco después de escapar de Lunargenta con su familia, pero sus esperanzas de que los sanadores más ancianos pudiesen ayudar se esfumaron rápidamente, nadie tenía idea de cómo combatir la enfermedad. Sin una cura lo único que podían hacer era evitar que la pandemia siguiese expandiéndose de forma descontrolada, pero muchos de los enfermos se resistían a ser puestos en cuarentena y buscaban desesperadamente un modo de huir a alguna zona libre de aquel mal, es decir, a las islas.
Elen podría haberse quedado en su tierra y limitarse a esperar que todo pasase, pero no se sentía cómoda dando la espalda a aquella situación, tenía que hacer algo, aunque aún no sabía el qué. Después de unas semanas, y de pasar con parte de su familia el día de los difuntos, la hechicera decidió volver a Sandorai para comprobar cómo les iba, puede que aquel fuese territorio bajo la protección de Melena Blanca pero dado que no podía asomar la cabeza por Verisar, algo tenía que hacer. Así pues desembarcaron en la playa de los ancestros y se internaron en el bosque de los elfos, donde a pesar de todo también se estaban celebrando festejos en honor a los difuntos. - No somos tan distintos después de todo. - se dijo Elen mentalmente, mientras avanzaban a través de la frondosa vegetación.
Alister caminaba a su lado, atento a todo cuanto lo rodeaba, algo a lo que se había acostumbrado con los años. El peligro podía estar acechando en cualquier parte, y teniendo en cuenta que no habían podido traer los caballos lo mejor que podían hacer era evitar problemas innecesarios. Su destino era el poblado élfico que rodeaba al árbol madre, pero pronto un par de siluetas llamaron la atención de la tensai, que se detuvo para observar al par de niñas que paseaban solas por el bosque. Ambas eran de la zona, sus puntiagudas orejas lo delataban, pero teniendo en cuenta la situación por la que pasaba Aerandir y las bestias que moraban en los bosques, no parecía buena idea que anduviesen por ahí sin la compañía de un adulto.
Con esa idea en mente, Elen se desvió de su camino para seguirlas, quizá pudiese convencerlas de que regresasen al poblado antes de que les pasara nada. - Puede que esté exagerando. - pensó, pero los años le habían enseñado que el mal estaba en todas partes y nunca sabías cómo ni cuándo podía aparecer para destrozarte la vida. Lo había visto tantas veces que ya no la sorprendía, tristemente se había acostumbrado a que ese tipo de cosas pasasen a menudo no solo a ella sino a cuantos la rodeaban. Puede que su maldición realmente le trajese muy mala suerte, o que simplemente siempre estuviese en el lugar y momento adecuados para ver como una vida terminaba de forma repentina.
Aún se sentía culpable por lo ocurrido en Lunargenta, toda aquella gente, ella los había condenado a permanecer en una ciudad tomada por vampiros, pero no podía permitir que la pandemia llegase las islas y se cobrase más víctimas, no, había hecho lo correcto, aunque saber eso no la liberase de aquella culpa. - ¿Elen? - intervino Alister, al verla tan pensativa. La hechicera reaccionó y se dio cuenta de que entraban por un sendero bastante descuidado, que sin duda no era lugar para un par de niñas. - No deberían andas solas por aquí, intentaré convencerlas de que regresen al poblado. - dijo para tranquilizar a su compañero, al tiempo que apartaba unos arbustos para poder seguir adelante.
Aquel lugar estaba bastante abandonado, quizá en el pasado fuese una ruta para viajeros y comerciantes pero ahora no parecía llevar a ninguna parte, solo conducía a árbol de hojas rojizas, en torno al cual se encontraban las dos elfas. ¿Habían ido hasta allí solo para ver un árbol? No tenía demasiado sentido, a no ser que aquel sitio tuviese una historia que la benjamina de los Calhoun desconocía. Sea como fuere, las dos intercambiaron unas palabas y pudo ver como la más pequeña se mostraba asustada, quería marcharse, pero antes de que pudiese dar un paso para alejarse del lugar un torbellino de hojas envolvió a su amiga, atrayéndola hacia el árbol y haciéndola desaparecer. Tanto el dragón como la hechicera salieron corriendo hacia la pequeña, sorprendidos tras lo que acababan de ver. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde ha ido? - preguntó Elen, tomando a la niña por los hombros y apartándola un poco para que no fuese la siguiente en desvanecerse por arte de magia.
- ¿Qué ha pasado? - volvió a preguntar, pero el terror se había apoderado de la elfa y en ese estado quizá no pudiese responderle. Aquello no pintaba bien, ¿árboles que hacían desaparecer a la gente? No, definitivamente no podía ser bueno. Alister no quitaba ojo al rojizo árbol, como si esperase que volviese a ocurrir algo. Siendo un dragón de fuego veía una clara solución al problema, quemarlo en cuanto consiguiesen recuperar a la otra niña, pero ¿cómo iban a hacerlo?
Elen Calhoun
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Re: [Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
Aire y hojas se fusionaban en un torbellino que iba y venía; no tardó mucho en caer desde las ramas del árbol la pequeña elfa que antes había sido arrastrada hacia el árbol pero lucía muy diferente; sus manos estaban sujetadas por lianas que caían del árbol y al igual que sus piernas y cabeza eran sujetadas cual si fuera una marioneta; sus párpados se mantenían abiertos a la fuerza por pequeñas ramas al tiempo que los ojos bailaban sin descanso ni rumbo.
No había rastros de cordura o vitalidad en la pequeña más allá de algunos espasmos esporádicos y efímeros que a ratos hacían temblar las piernas de la pequeña; la otra por su parte, sostenida por la bruja de blancos cabellos, miraba pasmada sin entender lo que había ocurrido a su compañera -Ce-Celin- Susurró la pequeña Mariel sin encontrar explicación alguna al cambio que había tenido su compañera convirtiéndola en un amasijo de carne movido a la voluntad del árbol o algo peor.
Sutiles movimientos de las ramas habían andar el cuerpo de la niña que atravesada por las filosas lianas goteaba dibujando un sangriento camino que lentamente la alejaba del árbol y la acercaba a los presentes -No habrá descanso para los culpables, no lo habrá, no lo habrá- La frase sonaba algo extraña y sin sentido, pero la marioneta humana señalaba un bulto de tierra cercano al árbol en torno al cual se reunían algunas hojas girando sin parar -No habrá descanso para los culpables- Repetía una y otra vez con una voz de mujer adulta y enfurecida.
Un grito de la pequeña Mariel la trajo de vuelta a la realidad, sus piernas flaquearon y cayó de rodillas al piso con los ojos cubiertos de lágrimas y sus manos temblorosas intentando enjugarse el mar de llanto que le recorría las mejillas hasta que de pronto dejó de llorar y como si hubiera tenido algún tipo de revelación señaló hacia el bulto de tierra que se encontraba entonces bajo los pies de la atormentada Celin.
Revelado el camino lo difícil era llegar al objetivo, pues tenían de por medio el cuerpo de la niña que como una marioneta era agitado de un lugar a otro por las lianas que la sujetaban y que no parecía dispuesta a dejar que se acercasen al árbol tal vez por mero instinto de autopreservación o quizá, algo peor.
∞ Te enfrentas a una situación difícil, la pequeña ha sido poseída por el árbol, por lo que atacarla solo dañará el cuerpo de la niña y no a quien la controla, deberás lanzar una runa para determinar la suerte de la pequeña en base al rumbo de tus acciones.
∞ Salvar a la niña o no, no será limitante para tu éxito en el desafío, pero claramente llevará a desenlaces distintos.
∞ Te recomiendo tratar de encontrar lo que se halla oculto en el bulto de tierra, tal vez sea un secreto que busca ser descubierto.
No había rastros de cordura o vitalidad en la pequeña más allá de algunos espasmos esporádicos y efímeros que a ratos hacían temblar las piernas de la pequeña; la otra por su parte, sostenida por la bruja de blancos cabellos, miraba pasmada sin entender lo que había ocurrido a su compañera -Ce-Celin- Susurró la pequeña Mariel sin encontrar explicación alguna al cambio que había tenido su compañera convirtiéndola en un amasijo de carne movido a la voluntad del árbol o algo peor.
Sutiles movimientos de las ramas habían andar el cuerpo de la niña que atravesada por las filosas lianas goteaba dibujando un sangriento camino que lentamente la alejaba del árbol y la acercaba a los presentes -No habrá descanso para los culpables, no lo habrá, no lo habrá- La frase sonaba algo extraña y sin sentido, pero la marioneta humana señalaba un bulto de tierra cercano al árbol en torno al cual se reunían algunas hojas girando sin parar -No habrá descanso para los culpables- Repetía una y otra vez con una voz de mujer adulta y enfurecida.
Un grito de la pequeña Mariel la trajo de vuelta a la realidad, sus piernas flaquearon y cayó de rodillas al piso con los ojos cubiertos de lágrimas y sus manos temblorosas intentando enjugarse el mar de llanto que le recorría las mejillas hasta que de pronto dejó de llorar y como si hubiera tenido algún tipo de revelación señaló hacia el bulto de tierra que se encontraba entonces bajo los pies de la atormentada Celin.
Revelado el camino lo difícil era llegar al objetivo, pues tenían de por medio el cuerpo de la niña que como una marioneta era agitado de un lugar a otro por las lianas que la sujetaban y que no parecía dispuesta a dejar que se acercasen al árbol tal vez por mero instinto de autopreservación o quizá, algo peor.
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∞ Te enfrentas a una situación difícil, la pequeña ha sido poseída por el árbol, por lo que atacarla solo dañará el cuerpo de la niña y no a quien la controla, deberás lanzar una runa para determinar la suerte de la pequeña en base al rumbo de tus acciones.
∞ Salvar a la niña o no, no será limitante para tu éxito en el desafío, pero claramente llevará a desenlaces distintos.
∞ Te recomiendo tratar de encontrar lo que se halla oculto en el bulto de tierra, tal vez sea un secreto que busca ser descubierto.
Ansur
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Re: [Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
Antes de que la pequeña pudiese responder a las preguntas de la hechicera, el cuerpo de la otra niña cayó de entre las ramas del árbol, quedando colgado del mismo por lianas que le sujetaban tanto las extremidades como la cabeza, dándole un aspecto de tenebrosa marioneta. Su mirada parecía perdida y su rostro había palidecido considerablemente, casi como si la vida le hubiese sido arrebatada en un instante, dejándola como una carcasa vacía. Elen miró con preocupación cómo su delgado cuerpo sufría espasmos por momentos, no sabía qué estaba pasando pero debían hacer algo al respecto antes de que la elfa saliese herida.
De forma instintiva, la de ojos verdes se colocó por delante de la segunda niña para evitar que pudiese pasarle algo a ella también, mientras Alister barajaba a toda prisa las opciones que tenían mentalmente. Estaba claro que la elfa estaba siendo manipulada y que no debían hacerle daño sino buscar el modo de cortar las lianas que la sujetaban, pero eso no iba a ser sencillo si el árbol la manejaba a su antojo. Dañar el tronco podría dar resultado pero ¿podían arriesgarse? Quizá no soltase a su rehén sino todo lo contrario, podía optar por matarla en un arrebato de furia. El dragón estaba entre la espada y la pared, y para colmo de males el tiempo jugaba en su contra, lo que le impediría transformarse a menos que Elen consiguiese atraer la atención del árbol.
Despacio, las lianas hicieron avanzar a su prisionera sin tener en cuenta que dejaba tras de sí un reguero de sangre, no les importaba en absoluto lo que ocurriese a la elfa, tan solo era un instrumento para transmitir un mensaje de venganza. Mientras repetía una y otra vez que no habría descanso para los culpables, la pequeña alzó un brazo y señaló un montículo de tierra que destacaba sobre el resto del suelo, pero el grito de su amiga captó la atención de los presentes, que se giraron hacia ella justo para ver cómo se desplomaba de rodillas entre llantos.
Para entonces la marioneta humana ya se encontraba sobre el sospechoso montículo, complicando un poco las cosas al par de viajeros, que ahora debían librarse de la niña para averiguar qué se escondía bajo él. - Tranquila, quédate aquí. - instó la joven, dirigiéndose a la asustada elfa. Alister, sin querer transformarse por miedo a que el árbol lo tomase como una amenaza y dañase a su rehén, se mantuvo junto a la tensai y aferró con firmeza el pomo de su espada, listo para desenvainarla si no quedaba más remedio, pero un gesto de Elen lo detuvo. - Hablas de culpables, ¿qué culpa puede tener esta niña? ¿acaso te ha hecho algo? - preguntó la bruja, avanzando con lentitud hacia el lugar en que se encontraba el montículo.
- Percibo ira en tu voz, y queda claro que algo horrible debió ocurrir aquí para que ese sentimiento se apoderase de un árbol, ¿qué te hicieron? Si me cuentas lo que pasó y liberas a la pequeña te ayudaré. - prosiguió, sin dejar de acercarse. Aquello podía parecer una estupidez, un movimiento demasiado arriesgado por su parte, pero ¿qué hacer sino? La elfa necesitaba su ayuda o terminaría desangrándose a causa de las espinas de las lianas, tratar de atacar las ramas o al tronco solo la pondrían más en peligro de lo que ya estaba así que debía buscar otra vía. El diálogo podía funcionar o no pero al menos lo habría intentado, y en caso de que no diese resultado al menos estaría algo más cerca de las lianas para intentar cortarlas con su daga, saltando de forma repentina contra el árbol.
- Dime qué hay ahí, ¿es tu cuerpo? ¿te abandonaron en el bosque? - continuó, en un intento de entablar conversación con el espíritu que poseía a la niña y conocer la terrible historia que aquel lugar guardaba. Todo parecía apuntar a que se había cometido un crimen, un asesinato para ser más exactos, y que el fantasma de la mujer aún permanecía atada a aquel plano por su enorme deseo de venganza. Algunos espíritus se veían incapaces de cruzar al otro lado si tenían cuentas pendientes o sufrían muertes violentas, razón de más para intentar ayudarla a encontrar el camino hacia la luz y el descanso eterno, pero esto podía no ser tan fácil. Si en verdad se trataba de un asesinato y la víctima buscaba acabar con los culpables, ¿qué le pediría?
Elen estaba dispuesta a hacer justicia pero no a convertirse en verdugo de nadie, había visto sangre y muerte como para llenar más de una vida y aún le quedaba mucho por delante antes de terminar su misión, no podía seguir así, no si pretendía tener alguna posibilidad de tener una vida medianamente normal cuando todo acabase. Matar se había vuelto tan normal y sencillo en su día a día que amenazaba con llevarla directamente hacia la oscuridad que intentaba corromperla, esa que colgaba de su cuello y que en más de una ocasión había conseguido apoderarse de su voluntad, convirtiéndola en una marioneta del mismo modo que le estaba pasando a la niña.
Alister observaba visiblemente tenso, no creía que aquello fuese a funcionar y estaba preparado para lo peor, si algo llegaba a pasarle a la pequeña ya no habría nada que lo detuviese, se transformaría de inmediato y arrasaría el lugar con sus llamas para evitar que aquel árbol volviese a hacer daño a otra persona.
De forma instintiva, la de ojos verdes se colocó por delante de la segunda niña para evitar que pudiese pasarle algo a ella también, mientras Alister barajaba a toda prisa las opciones que tenían mentalmente. Estaba claro que la elfa estaba siendo manipulada y que no debían hacerle daño sino buscar el modo de cortar las lianas que la sujetaban, pero eso no iba a ser sencillo si el árbol la manejaba a su antojo. Dañar el tronco podría dar resultado pero ¿podían arriesgarse? Quizá no soltase a su rehén sino todo lo contrario, podía optar por matarla en un arrebato de furia. El dragón estaba entre la espada y la pared, y para colmo de males el tiempo jugaba en su contra, lo que le impediría transformarse a menos que Elen consiguiese atraer la atención del árbol.
Despacio, las lianas hicieron avanzar a su prisionera sin tener en cuenta que dejaba tras de sí un reguero de sangre, no les importaba en absoluto lo que ocurriese a la elfa, tan solo era un instrumento para transmitir un mensaje de venganza. Mientras repetía una y otra vez que no habría descanso para los culpables, la pequeña alzó un brazo y señaló un montículo de tierra que destacaba sobre el resto del suelo, pero el grito de su amiga captó la atención de los presentes, que se giraron hacia ella justo para ver cómo se desplomaba de rodillas entre llantos.
Para entonces la marioneta humana ya se encontraba sobre el sospechoso montículo, complicando un poco las cosas al par de viajeros, que ahora debían librarse de la niña para averiguar qué se escondía bajo él. - Tranquila, quédate aquí. - instó la joven, dirigiéndose a la asustada elfa. Alister, sin querer transformarse por miedo a que el árbol lo tomase como una amenaza y dañase a su rehén, se mantuvo junto a la tensai y aferró con firmeza el pomo de su espada, listo para desenvainarla si no quedaba más remedio, pero un gesto de Elen lo detuvo. - Hablas de culpables, ¿qué culpa puede tener esta niña? ¿acaso te ha hecho algo? - preguntó la bruja, avanzando con lentitud hacia el lugar en que se encontraba el montículo.
- Percibo ira en tu voz, y queda claro que algo horrible debió ocurrir aquí para que ese sentimiento se apoderase de un árbol, ¿qué te hicieron? Si me cuentas lo que pasó y liberas a la pequeña te ayudaré. - prosiguió, sin dejar de acercarse. Aquello podía parecer una estupidez, un movimiento demasiado arriesgado por su parte, pero ¿qué hacer sino? La elfa necesitaba su ayuda o terminaría desangrándose a causa de las espinas de las lianas, tratar de atacar las ramas o al tronco solo la pondrían más en peligro de lo que ya estaba así que debía buscar otra vía. El diálogo podía funcionar o no pero al menos lo habría intentado, y en caso de que no diese resultado al menos estaría algo más cerca de las lianas para intentar cortarlas con su daga, saltando de forma repentina contra el árbol.
- Dime qué hay ahí, ¿es tu cuerpo? ¿te abandonaron en el bosque? - continuó, en un intento de entablar conversación con el espíritu que poseía a la niña y conocer la terrible historia que aquel lugar guardaba. Todo parecía apuntar a que se había cometido un crimen, un asesinato para ser más exactos, y que el fantasma de la mujer aún permanecía atada a aquel plano por su enorme deseo de venganza. Algunos espíritus se veían incapaces de cruzar al otro lado si tenían cuentas pendientes o sufrían muertes violentas, razón de más para intentar ayudarla a encontrar el camino hacia la luz y el descanso eterno, pero esto podía no ser tan fácil. Si en verdad se trataba de un asesinato y la víctima buscaba acabar con los culpables, ¿qué le pediría?
Elen estaba dispuesta a hacer justicia pero no a convertirse en verdugo de nadie, había visto sangre y muerte como para llenar más de una vida y aún le quedaba mucho por delante antes de terminar su misión, no podía seguir así, no si pretendía tener alguna posibilidad de tener una vida medianamente normal cuando todo acabase. Matar se había vuelto tan normal y sencillo en su día a día que amenazaba con llevarla directamente hacia la oscuridad que intentaba corromperla, esa que colgaba de su cuello y que en más de una ocasión había conseguido apoderarse de su voluntad, convirtiéndola en una marioneta del mismo modo que le estaba pasando a la niña.
Alister observaba visiblemente tenso, no creía que aquello fuese a funcionar y estaba preparado para lo peor, si algo llegaba a pasarle a la pequeña ya no habría nada que lo detuviese, se transformaría de inmediato y arrasaría el lugar con sus llamas para evitar que aquel árbol volviese a hacer daño a otra persona.
Elen Calhoun
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Re: [Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
El miembro 'Elen Calhoun' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Desafío] Conspiración en el bosque: El mensaje de Triss [Samhain]
Astucia y precaución eran elementos necesarios para resolver la situación de la mejor manera posible y aunque claramente la pequeña había perdido mucha sangre, aún era posible salvarla si se lograba que lo que fuera que estuviera controlándola, la dejaba libre; tras los primeros pasos de la bruja, el cuerpo de la pequeña se contorsionó al ser apretado por las lianas, pero luego dejó caer sus brazos y torció ligeramente el cuello de medio lado cual si fuera una muñeca de trapo, dirigió la vista al piso cuando Elen le preguntó lo que había bajo sus pies. Como si le hubieses arrancado el corazón del pecho la pequeña dejó salir un grito desgarrador que removió los árboles cercanos y le erizarían los vellos del cuerpo a quien lo escuchara pero había más que eso, levantó la mirada hacia la bruja y al conectar sus miradas le dejarían a la hechicera no solo saber, sino también ver y sentir lo que había sucedido.
Niebla y hojas se arremolinaron alrededor de Elen envolviéndola en una especie de capullo que al dejarla libre la harían ver lo sucedido; una joven elfa era clavada de pies y manos a una caja de madera que sería su tumba; los desgarradores gritos rasgaban el aire y sacudían de dolor las profundidades del bosque -Su boca, cierren su sucia boca- Ordenaba Tradiel, un elfo de edad madura pero no tan avanzada que se movía con cierto nerviosismo -Traidora, traidora- Se escuchaba gritar a otros cercanos quienes la escupían con odio.
Sacrificada por el honor de los elfos y para evitar que se uniera con el brujo al que le había ofrecido su amor y su cuerpo, aquella joven y hermosa elfa lloraba de rabia e impotencia mientras la sangre que brotaba de los clavos en sus muñecas y tobillos escapaba de su cuerpo para teñir la tierra y buscar refugio en el viejo árbol que posteriormente tomaría un tinte rojizo, largas horas demoró la pobre en sucumbir a la muerte en donde Tradiel susurró para sí mismo -Es tu castigo por haber sido suya y no mía- Al tiempo que dejaba salir una ligera sonrisa.
Un último aliento de la elfa Triss, sirvió para proferir la maldición que acosaría a aquellos que la habían condenado -Os ruego y aseguro; dioses del bosque, espíritus oscuros; que mi sangre es vuestra a cambio de un conjuro; tomen mi odio, mi furia y mi alma, para que los culpables no encuentren la calma; tomen mi sangre, mis huesos y piel para que la muerte persiga a Tradiel, que coma los huesos de sus colegas muertos o se le seque su piel cual desierto, y que por igual de tus piernas y brazos, tu débil piel se te caiga a pedazos y solo tengas paz el día que- Inconclusa quedaría la maldición al extinguirse la vida de Triss.
Recuerdos de dolor y odio que Elen habría sentido como si fueran propios, se quedarían grabados en su mente junto a la imagen del rostro de Tradiel por quien heredaría también un profundo odio. Tras despertar podría ver de nuevo a la jovencita a quien las lianas lentamente liberaban y dejaban caer al piso; el bulto de tierra se abrió en una helada ventisca que dejó ver la tumba de Triss en cuyos ojos se podían ver unas lágrimas recientes, la noche se calmó pausadamente y todo comenzaba a volver a la normalidad, aunque la mente de Elen estaba ahora llena de nuevos recuerdos que se hospedarían en ella durante un tiempo.
∞ Elen: Hasta ahora la suerte te había acompañado en mis desafíos pero esta vez los dioses no han querido arroparte bajo su gracia, en consecuencia has heredado un odio añejado en varias décadas; en principio permanecerá dormido, pero aflorará cuando conozcas a Tradiel, por quien sentirás profundo odio y repulsión llegando hasta el impulso de asesinarle.
∞ Por tu excelente desarrollo de la historia recibes 5 puntos de experiencia, además de 200 aeros y la maldición Venganza de Triss.
∞ Venganza de Triss: El odio desmedido no es lo único que has heredado de la difunta elfa, sino que además algo sucederá cada vez que uses ráfagas de viento, pues estas ahora tomarán un tono rojizo gracias a pequeñas partículas que te permitirán causar pequeños cortes a la piel de quienes sean alcanzados por ellas pero ten cuidado, entre más lo uses, más crecerá el odio de Triss.
Niebla y hojas se arremolinaron alrededor de Elen envolviéndola en una especie de capullo que al dejarla libre la harían ver lo sucedido; una joven elfa era clavada de pies y manos a una caja de madera que sería su tumba; los desgarradores gritos rasgaban el aire y sacudían de dolor las profundidades del bosque -Su boca, cierren su sucia boca- Ordenaba Tradiel, un elfo de edad madura pero no tan avanzada que se movía con cierto nerviosismo -Traidora, traidora- Se escuchaba gritar a otros cercanos quienes la escupían con odio.
Sacrificada por el honor de los elfos y para evitar que se uniera con el brujo al que le había ofrecido su amor y su cuerpo, aquella joven y hermosa elfa lloraba de rabia e impotencia mientras la sangre que brotaba de los clavos en sus muñecas y tobillos escapaba de su cuerpo para teñir la tierra y buscar refugio en el viejo árbol que posteriormente tomaría un tinte rojizo, largas horas demoró la pobre en sucumbir a la muerte en donde Tradiel susurró para sí mismo -Es tu castigo por haber sido suya y no mía- Al tiempo que dejaba salir una ligera sonrisa.
Un último aliento de la elfa Triss, sirvió para proferir la maldición que acosaría a aquellos que la habían condenado -Os ruego y aseguro; dioses del bosque, espíritus oscuros; que mi sangre es vuestra a cambio de un conjuro; tomen mi odio, mi furia y mi alma, para que los culpables no encuentren la calma; tomen mi sangre, mis huesos y piel para que la muerte persiga a Tradiel, que coma los huesos de sus colegas muertos o se le seque su piel cual desierto, y que por igual de tus piernas y brazos, tu débil piel se te caiga a pedazos y solo tengas paz el día que- Inconclusa quedaría la maldición al extinguirse la vida de Triss.
Recuerdos de dolor y odio que Elen habría sentido como si fueran propios, se quedarían grabados en su mente junto a la imagen del rostro de Tradiel por quien heredaría también un profundo odio. Tras despertar podría ver de nuevo a la jovencita a quien las lianas lentamente liberaban y dejaban caer al piso; el bulto de tierra se abrió en una helada ventisca que dejó ver la tumba de Triss en cuyos ojos se podían ver unas lágrimas recientes, la noche se calmó pausadamente y todo comenzaba a volver a la normalidad, aunque la mente de Elen estaba ahora llena de nuevos recuerdos que se hospedarían en ella durante un tiempo.
- Tradiel:
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Imagen de Tradiel en los recuerdos vistos por Elen.
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∞ Elen: Hasta ahora la suerte te había acompañado en mis desafíos pero esta vez los dioses no han querido arroparte bajo su gracia, en consecuencia has heredado un odio añejado en varias décadas; en principio permanecerá dormido, pero aflorará cuando conozcas a Tradiel, por quien sentirás profundo odio y repulsión llegando hasta el impulso de asesinarle.
∞ Por tu excelente desarrollo de la historia recibes 5 puntos de experiencia, además de 200 aeros y la maldición Venganza de Triss.
∞ Venganza de Triss: El odio desmedido no es lo único que has heredado de la difunta elfa, sino que además algo sucederá cada vez que uses ráfagas de viento, pues estas ahora tomarán un tono rojizo gracias a pequeñas partículas que te permitirán causar pequeños cortes a la piel de quienes sean alcanzados por ellas pero ten cuidado, entre más lo uses, más crecerá el odio de Triss.
Ansur
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