MERCADO de Aerandir
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MERCADO de Aerandir
Mercado de Aerandir
En este tema puedes adquirir objetos válidos on-rol. Si tienes una profesión, también puedes aprender las recetas para crear tus propios objetos en tu taller.
Puedes consultar la lista de precios en ESTE LINK.
De ese enlace obtendrás, además, un código BBCode para pegar en tu post.
Para comprar algo, asegúrate de que dispones de los Aeros necesarios y luego crea un post en este tema. No basta con poner qué quieres comprar, sino que debes también describir tu llegada al mercado en términos de rol, justificando el hecho. Puedes incluir vínculos a temas on-rol de ser necesario.
Una vez anunciado lo que deseas comprar (y los detalles, si deseas, tales como apariencia), alguien del staff pasará por el tema para aprobar la transacción y te restará los aeros.
Luego de esto es tu deber actualizar tu Lista de Tareas para reflejar la adquisición.
En lo posible, intenta no comprar objetos y aprender recetas en el mismo post.
Última edición por Demian el Dom 13 Oct - 21:59, editado 1 vez
Demian
Aerandiano de honor
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Re: MERCADO de Aerandir
Chimar lleva meses escuchando rumores acerca de una nueva unión de mercaderes, una que promete cielo y tierra. Sabe que son solo babosadas pero la curiosidad es difícil de disolver, al final no se puede culpar a un ladrón por buscar rebajas. Ningún descuento se le debe escapar, investigara aunque la veracidad sea mínima.
Llega al mercado principal de Lunargenta y de inmediato nota mucha actividad, parece que los rumores son ciertos. Varios productos raros se ven en los anaqueles, sin duda lo mejor de Aerandir. Con una red de distribución fija no existe límite para el comercio, los productos aparecerán por todas partes.
El niño sonríe, lleva meses ahorrando y ya es tiempo de gastar. Tiene un excedente enorme que ha logrado acumular gracias a sus aventuras, literalmente le pesa la bolsa. Cosas de buena calidad pueden dar ventajas adicionales durante situaciones peliagudas, en pocas salvaran el trasero de su dueño.
Maquiavelo da un par de vueltas, pone su mejor cara de aburrido fingida. Estudiar los productos es indispensable para tomar una buena decisión, las mejores compras se realizan tras varias visitas a un mismo puesto. Tanto tiempo tratando con peristas le ha dado al chico una óptica de negocios bastante buena, cuando es cuestión de supervivencia se aprende rápido.
Finalmente Chimar decide arriesgarse, tiene la lista mental completa. Comprará varias cosas, en el negocio de las aventuras es mejor estar listos. Se acerca al mercader más amistoso y luego de escuchar el típico “fuera niño” enseña su bolsa de monedas, la cara que ponen los adultos en ese momento siempre es memorable.
Ahora hablemos de negocios.
Llega al mercado principal de Lunargenta y de inmediato nota mucha actividad, parece que los rumores son ciertos. Varios productos raros se ven en los anaqueles, sin duda lo mejor de Aerandir. Con una red de distribución fija no existe límite para el comercio, los productos aparecerán por todas partes.
El niño sonríe, lleva meses ahorrando y ya es tiempo de gastar. Tiene un excedente enorme que ha logrado acumular gracias a sus aventuras, literalmente le pesa la bolsa. Cosas de buena calidad pueden dar ventajas adicionales durante situaciones peliagudas, en pocas salvaran el trasero de su dueño.
Maquiavelo da un par de vueltas, pone su mejor cara de aburrido fingida. Estudiar los productos es indispensable para tomar una buena decisión, las mejores compras se realizan tras varias visitas a un mismo puesto. Tanto tiempo tratando con peristas le ha dado al chico una óptica de negocios bastante buena, cuando es cuestión de supervivencia se aprende rápido.
Finalmente Chimar decide arriesgarse, tiene la lista mental completa. Comprará varias cosas, en el negocio de las aventuras es mejor estar listos. Se acerca al mercader más amistoso y luego de escuchar el típico “fuera niño” enseña su bolsa de monedas, la cara que ponen los adultos en ese momento siempre es memorable.
Ahora hablemos de negocios.
OBJETO | AEROS |
Armas Cortas | 180 |
Ganzúas | 120 |
Ropa Común superior | 100 |
Armadura Ligera superior | 360 |
Bolso Reforzado | 200 |
TOTAL | 960 |
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Re: MERCADO de Aerandir
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Demian
Aerandiano de honor
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Re: MERCADO de Aerandir
Iltharion llevaba mucho tiempo en Dundarak, mas del que había permanecido en un mismo lugar desde hacía muchas décadas. Quizás era por eso que había empezado a tener una rutina, espaciada, eso si, pero rutina al fin y al cabo, y por primera vez había tomado cierto cariño hacia algo que no fuera el mismo.
El hijo de Sandorai se percato, algo tarde, de aquello, y se resolvió en partir, sin embargo, aquella tierra había empezado a trazar pequeños hilos que ataban al bardo su esencia. Si no queria perder del todo aquel lugar, ni tampoco atarse a el, solo tenía una opción, llevarse algo del mismo. Y casi como una evocación del sino, la imagen de los askki tan característicos de aquella región flotó por su mente con la nitidez de la resolución.
El bardo se alejo de la capital y se adentro unas millas en las llanuras, donde los criaderos salpicaban, escasos, el paisaje de la tundra
Iltharion bajó del yakk y lo ató cerca de la casa, se acercó a la puerta y golpeo su rugosa superficie con los nudillos. Segundos después se hallaba en el interior del humilde domicilio, examinando los especímenes de aquel exótico animal.
-Arëannor.-Aquel nombre salio cual murmullo de los labios del bardo en el momento en el que posó la mirada sobre un askki con el pelaje que parecían briznas de fuego, y una ligera sonrisa se pintó fugaz en su rostro. El bardo sacó de su cinto una bolsa de cuero que tintineó con el inconfundible sonido del chocar de los Aeros al estrellarse sobre la mesa mas cercana.-Quisiera llevarme a ese de allí.-Declaró con su melodiosa y firme voz.
El hijo de Sandorai se percato, algo tarde, de aquello, y se resolvió en partir, sin embargo, aquella tierra había empezado a trazar pequeños hilos que ataban al bardo su esencia. Si no queria perder del todo aquel lugar, ni tampoco atarse a el, solo tenía una opción, llevarse algo del mismo. Y casi como una evocación del sino, la imagen de los askki tan característicos de aquella región flotó por su mente con la nitidez de la resolución.
El bardo se alejo de la capital y se adentro unas millas en las llanuras, donde los criaderos salpicaban, escasos, el paisaje de la tundra
Iltharion bajó del yakk y lo ató cerca de la casa, se acercó a la puerta y golpeo su rugosa superficie con los nudillos. Segundos después se hallaba en el interior del humilde domicilio, examinando los especímenes de aquel exótico animal.
-Arëannor.-Aquel nombre salio cual murmullo de los labios del bardo en el momento en el que posó la mirada sobre un askki con el pelaje que parecían briznas de fuego, y una ligera sonrisa se pintó fugaz en su rostro. El bardo sacó de su cinto una bolsa de cuero que tintineó con el inconfundible sonido del chocar de los Aeros al estrellarse sobre la mesa mas cercana.-Quisiera llevarme a ese de allí.-Declaró con su melodiosa y firme voz.
OBJETO | AEROS |
Animal Mediano | 200 |
TOTAL | 200 |
Iltharion Dur'Falas
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Re: MERCADO de Aerandir
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
Al final el momento había llegado. Siempre era difícil separarse de un compañero de aventuras que siempre había estado ahí, para lo bueno y para lo malo, pero el tiempo no pasa en balde y por muchos remiendos y parches que Níniel le pusiera a la relación solo retrasaban lo inevitable. Había llegado el momento de separarse y la joven peliblanca debía buscar un sustituto, uno incluso superior si era posible. Más grande, más robusto, que le permitiera espacio suficiente para sus cosas...En definitiva, un bolso mejor. Y el mercado de Lunargenta, con su gran número de artesanos, era el lugar ideal para encontrarlo.
Los había de todos los tamaños y formas. Desde los más clásicos que no destacaban ni tan siquiera en el color, hasta auténticas obras de arte fruto de una imaginación desbordante como unas especie de mochilas que casi harían parecer que llevabas una mascota colgada a la espalda, con sus largas orejotas y sus ojos y bocas bordados con esmero. Eran bastante monas aunque no demasiado prácticas. Níniel quería algo útil sobre todo, y si podía no ser demasiado fea pues mejor.
Terminó por llegar a la planta baja de un taller de curtiduría. El olor era bastante fuerte debido a los trabajos que allí realizaban y a los productos con los que trabajaban pero la elfa hizo un esfuerzo por soportarlo y se acercó hasta uno de aquellos hombres y le preguntó al respecto, siendo dirigida al dueño del establecimiento que era además el artesano de mayor habilidad entre ellos. Un hombre bien entrado en la cuarentena, de fuerte musculatura y manos curtidas como el cuero al que daba forma.
-¿Qué necesitas elfa? ¿Una armadura nueva que no te estorbe mientras conviertes a tus enemigos en un alfiletero con el arco? ¿Una silla de montar para tu montura?- Preguntó el hombre apartándose de su banco de trabajo y señalando en dirección al género que tenía a la venta. -Los ajustes tanto de lo uno como de lo otro van incluidos en el precio.-
-Estoy interesada en una bolsa viaje, grande, resistente, y si puede disponer de compartimentos diferenciados sería de gran ayuda.- Pidió la elfa, esperando la respuesta del hombre que se quedó rascándose la barbilla un instante.
-Creo que tengo exactamente lo que necesitas.- Dijo finalmente yendo a la trastienda y volviendo con un bolso que efectivamente parecía adaptarse a su necesidades a la perfección, quedando ello patentes al mostrarle su interior.
-Es perfecto, me lo llevo-
Los había de todos los tamaños y formas. Desde los más clásicos que no destacaban ni tan siquiera en el color, hasta auténticas obras de arte fruto de una imaginación desbordante como unas especie de mochilas que casi harían parecer que llevabas una mascota colgada a la espalda, con sus largas orejotas y sus ojos y bocas bordados con esmero. Eran bastante monas aunque no demasiado prácticas. Níniel quería algo útil sobre todo, y si podía no ser demasiado fea pues mejor.
Terminó por llegar a la planta baja de un taller de curtiduría. El olor era bastante fuerte debido a los trabajos que allí realizaban y a los productos con los que trabajaban pero la elfa hizo un esfuerzo por soportarlo y se acercó hasta uno de aquellos hombres y le preguntó al respecto, siendo dirigida al dueño del establecimiento que era además el artesano de mayor habilidad entre ellos. Un hombre bien entrado en la cuarentena, de fuerte musculatura y manos curtidas como el cuero al que daba forma.
-¿Qué necesitas elfa? ¿Una armadura nueva que no te estorbe mientras conviertes a tus enemigos en un alfiletero con el arco? ¿Una silla de montar para tu montura?- Preguntó el hombre apartándose de su banco de trabajo y señalando en dirección al género que tenía a la venta. -Los ajustes tanto de lo uno como de lo otro van incluidos en el precio.-
-Estoy interesada en una bolsa viaje, grande, resistente, y si puede disponer de compartimentos diferenciados sería de gran ayuda.- Pidió la elfa, esperando la respuesta del hombre que se quedó rascándose la barbilla un instante.
-Creo que tengo exactamente lo que necesitas.- Dijo finalmente yendo a la trastienda y volviendo con un bolso que efectivamente parecía adaptarse a su necesidades a la perfección, quedando ello patentes al mostrarle su interior.
-Es perfecto, me lo llevo-
OBJETO | AEROS |
Bolso del Viajero | 300 |
TOTAL | 300 |
Níniel Thenidiel
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
Otra vez de nuevo la chica se entretenía dando un paseo por el mercado.Aquella mañana estaba todo siendo tan relativamente monótono que tenía las esperanzas de que algo chocara contra ella, que realmente ocurriera algo que la sacara de ese aburrimiento constante. Solo podía mirar cada puesto para ver si realmente habría algo interesante, como si un milagro fuese a ocurrir.
Todo cambió cuando llego al puesto de los animales.entre la variedad de criaturas que existían, un perro de un pelaje anaranjado y con una mirada apagada, levantaba la cabeza curioso ante la presencia de ella. Tenía una cicatriz en su pata izquierda, se encontraba sucio y parecía un poco mal alimentado.-¿Qué miras muchacha?. ¿Este perro?- Preguntó el vendedor a la ladrona, que la misma asintió.- No te recomiendo comprarlo. Nunca quieren dar una moneda por él.- Termino de añadir mientras limpiaba las pezuñas de otro animal.
- La gente busca animales sanos. Animales que no estén heridos , ni estén abandonados. Su dueño falleció combatiendo y desde entonces este ser no sirve para nada. Tengo más criaturas si te interesan.-
-Me interesa él.- Cortó de raíz a aquel hombre. Sabía el dolor de perder a quien amabas y no volver a tener calor ni un hogar, por eso la criatura que no era muy vieja, iría con ella. Ya pensaría como cuidarlo y que nombre darle.
Dejó una bolsa con unos 300 aeros sobre el suelo y fue directa hacia él para acariciarlo.
-Se viene conmigo. Ya encontró hogar.- Exclamo mientras el animal le lamía la mano con cierta felicidad.
Objeto: Animal Grande
Aeros:300
Total:300
Todo cambió cuando llego al puesto de los animales.entre la variedad de criaturas que existían, un perro de un pelaje anaranjado y con una mirada apagada, levantaba la cabeza curioso ante la presencia de ella. Tenía una cicatriz en su pata izquierda, se encontraba sucio y parecía un poco mal alimentado.-¿Qué miras muchacha?. ¿Este perro?- Preguntó el vendedor a la ladrona, que la misma asintió.- No te recomiendo comprarlo. Nunca quieren dar una moneda por él.- Termino de añadir mientras limpiaba las pezuñas de otro animal.
- La gente busca animales sanos. Animales que no estén heridos , ni estén abandonados. Su dueño falleció combatiendo y desde entonces este ser no sirve para nada. Tengo más criaturas si te interesan.-
-Me interesa él.- Cortó de raíz a aquel hombre. Sabía el dolor de perder a quien amabas y no volver a tener calor ni un hogar, por eso la criatura que no era muy vieja, iría con ella. Ya pensaría como cuidarlo y que nombre darle.
Dejó una bolsa con unos 300 aeros sobre el suelo y fue directa hacia él para acariciarlo.
-Se viene conmigo. Ya encontró hogar.- Exclamo mientras el animal le lamía la mano con cierta felicidad.
Objeto: Animal Grande
Aeros:300
Total:300
Runa Thorgil
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Re: MERCADO de Aerandir
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
Para Ingela el asunto había llegado demasiado lejos. Estuvo 3 días -¡TRES DÍAS!- vagando por los bosques de Sandorai cubierta solamente por la capa de Aranarth y nada más. Eso no podía ser... no podía volverle a ocurrir.
Por eso fue al Mercado. Ese mercado especial, mágico y único que le recomendaron. Allí encontraría lo que buscaba. No fue fácil llegar allí, y tuvo que preguntar a mucha gente por indicaciones.
Pero por fin, por fin llegó a la tienda adecuada -Buenas tardes... quiero... un pergamino de Pudor- le dijo en voz baja. Por alguna extraña razón, la joven dragona sentía vergüenza de eso. Era como que todo lo referente a su cuerpo desnudo le daba vergüencita. El vendedor la miró de pies a cabeza. No parecía ser una licántropo... así que seguramente era una dragona. -Son 80 aeros- dijo el hombre. Ella sin demora sacó las monedas y las entregó, recibiendo a cambio el pergamino, el cual guardó con sumo cuidado en su bolso.
Salió de la tienda y se disponía a partir, pero sintió que haber hecho semejante viaje por solo una compra era bastante triste, así que decidió dar una vuelta por el mercado. Encontró así una botica con diversos suministros médicos. Entró y le llamaron la antención varias pócimas y ungüentos, pero no llevaba consigo tantos aeros como para volverse loca a comprar, así que optó por un sencillo botiquín de emergencia que le serviría mucho. La vendedora se lo envolvió en un pequeño bolsito muy bonito.
Y así perdió un par de horas, entre mirar cosas y preguntar precios, antojarse y desistir. Pero no se pudo contener ante un conjunto de ropa que si bien era bastante rústico, le pareció cómodo y estaba limpio y olía a nuevo. Sin poder volver a su hogar, donde su madre se encargaba de hacer relucir su ropa, Ingela no sabía lo que eran prendas perfumadas hacía tiempo, así que gastó un poco más con tal de poder sentir de nuevo esa sensación de completa limpieza.
Por eso fue al Mercado. Ese mercado especial, mágico y único que le recomendaron. Allí encontraría lo que buscaba. No fue fácil llegar allí, y tuvo que preguntar a mucha gente por indicaciones.
Pero por fin, por fin llegó a la tienda adecuada -Buenas tardes... quiero... un pergamino de Pudor- le dijo en voz baja. Por alguna extraña razón, la joven dragona sentía vergüenza de eso. Era como que todo lo referente a su cuerpo desnudo le daba vergüencita. El vendedor la miró de pies a cabeza. No parecía ser una licántropo... así que seguramente era una dragona. -Son 80 aeros- dijo el hombre. Ella sin demora sacó las monedas y las entregó, recibiendo a cambio el pergamino, el cual guardó con sumo cuidado en su bolso.
Salió de la tienda y se disponía a partir, pero sintió que haber hecho semejante viaje por solo una compra era bastante triste, así que decidió dar una vuelta por el mercado. Encontró así una botica con diversos suministros médicos. Entró y le llamaron la antención varias pócimas y ungüentos, pero no llevaba consigo tantos aeros como para volverse loca a comprar, así que optó por un sencillo botiquín de emergencia que le serviría mucho. La vendedora se lo envolvió en un pequeño bolsito muy bonito.
Y así perdió un par de horas, entre mirar cosas y preguntar precios, antojarse y desistir. Pero no se pudo contener ante un conjunto de ropa que si bien era bastante rústico, le pareció cómodo y estaba limpio y olía a nuevo. Sin poder volver a su hogar, donde su madre se encargaba de hacer relucir su ropa, Ingela no sabía lo que eran prendas perfumadas hacía tiempo, así que gastó un poco más con tal de poder sentir de nuevo esa sensación de completa limpieza.
OBJETO | AEROS |
Pudor | 80 |
Kit de primeros auxilios menor | 160 |
Ropa Común | 60 |
TOTAL | 300 |
Ingela
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Re: MERCADO de Aerandir
Merrigan me lleva de la mano por las calles menos transitadas. No hay tanta gente y podemos ver mejor todo lo que los humanos tienen para ofrecernos. Ella necesita cuerdas nuevas para el arpa. Las que tiene no están rotas, no hay necesidad de cambiarlas. Pero ella dice que siempre es bueno tener cuerdas de recambio. También necesita resina, una especial con la que limpia el instrumento. La resina de los árboles no sirve, me lo explicó cuando me ofrecí hace dos días a sacar la resina de un pino anciano, la resina que ella quiere se fabrica de la resina de los árboles, pero es diferente.
-Es aquí- Merrigan señala una tienda que en su letrero tiene una guitarra y una espada dibujada- espérame fuera, no tardaré lo prometo-.
Le contesto con un movimiento afirmativo de cabeza. No me importa esperarla. En cambio, a ella, parece que sí le importa hacerme esperar. Desde que no desaparece por la puerta de la tienda no deja de verme. Creo que tiene miedo que me vaya y no me vuelva a ver. A veces le oigo decir esas cosas en sueños. Tiene tanto miedo a estar sola como yo, puede que incluso más. Es difícil pensar que por mí culpa, Merrigan tuvo una vida tan difícil. ¿Y yo que podía hacer? Ni siquiera sabía que existía. No sé lo que podría haber hecho, pero sé lo que puedo hacer ahora. Me asomo por la ventana de la tienda donde ha entrado Merrigan y la busco entre las estanterías. Yo tampoco quiero perderla de vista. No es difícil encontrarla, su pelo rojo como el fuego resalta por encima de todos los demás colores. No voy a perderla y ella no va a perderme.
Un hombre, dentro de la tienda, se pone detrás de Merrigan. No me gusta cómo mira ese hombre a la niña. La mira como si quisiera hacerle algo malo. He visto a muchos hombres de esos en la ciudad, es otro por los motivos que los humanos no me gustan. Siempre tienen intenciones de hacer algo malo.
Sin pensarlo dos veces, entro en la tienda que tiene una guitarra y una espada dibujada en el letrero.
-Bienvenido caballero, ¿desea comprar alguna cosa? - detrás del mostrador principal segundo hombre habla con una sonrisa. –Somos especialistas en todo tipo de armas de corazón. Sea caballero aventurero o bohemio trovador, aquí encontrará lo que necesite-.
Miro al hombre del mostrador y no le contesto. Él no me importa. Solo me importa Merrigan.
-¡Merrigan!- llamo a la niña.
-Disculpe caballero, no he entendido lo que ha dicho-.
Merrigan no contesta
-¿¡Qué has hecho con mi hija!?- golpeo el mostrador con fuerza.
El hombre da dos pasos hacia atrás asustado. Él no sabe nada.
Un grito apagado su escucha detrás de unas estanterías. Es Merrigan, puedo distinguir su voz, aunque le estén tapando la boca. Dejo al hombre del mostrador y corro hacia el lugar donde he oído el grito.
Detrás de una cortina está el hombre que miraba mal a Merrigan, ahora la mira peor. Con una mano amordaza a la chica, con la otra la amenaza poniendo el filo de su cuchillo en el cuello de Merrigan. Me fijo en un detalle que hace que se me erice la piel: La entrepierna del hombre está muy cerca de mi hija. MI HIJA. Cuando van a hacerle daño no pienso en ella como “la chica” o como “Merrigan”. En estos momentos, ella es mi HIJA y él el hombre que va a hacer daño a mi HIJA.
-¡No te muevas! ¿Verdad que quieres ver a tu putita entera? Sí, seguro que sí. ¡Tira ese arco al suelo o mataré a la puta!- sus labios están muy cerca de las mejillas de Merrigan. Demasiado cerca- ¡Las flechas también!-
Le hago caso. No quiero que le haga daño. Si fuera otra persona, no me costaría coger una flecha y dispararla en la cabeza del hombre. Tengo muy buena puntería, sé que no fallaría. Pero se trata de Merrigan. No puedo arriesgarme que le hagan daño.
-Muy bien, muy bien. ¡Así me gusta! Ahora vete de aquí, déjanos veinte minutos a solas y entonces te la devolveré…-
El hombre podría haber continuado hablando, pero Merrigan es tan rápida como yo. Ella muerde la mano del hombre con la que amordazaba y él grita. Levanta la mano para abofetear a mi HIJA y es ahí donde yo soy más rápido. Cojo lo primero que me encuentro en una de las estanterías, un hacha pequeña, y lo lanzo contra el brazo en alto del hombre cercenándolo de un solo golpe. Lo siguiente que cojo es un cuchillo y éste lo lanzo hacia la frente del hombre, justo entre las dos cejas.
-¿Estás bien, te ha hecho algo?- Abrazo a Merrigan.
-No, estoy bien-. Otra chica lloraría, ella no. Se deja caer sobre mi pecho- gracias papá. Te quiero-.
-Yo también te quiero-.
Merrigan coge el hacha pequeña y el cuchillo manchados de sangre y los pone en el mostrador junto con las cosas que necesitaba para su arpa.
-Si me has salvado una vez con estas armas, me podrás salvar una segunda- me guiña el ojo, parece que se divierte con eso. Se divierte conmigo.
-Es aquí- Merrigan señala una tienda que en su letrero tiene una guitarra y una espada dibujada- espérame fuera, no tardaré lo prometo-.
Le contesto con un movimiento afirmativo de cabeza. No me importa esperarla. En cambio, a ella, parece que sí le importa hacerme esperar. Desde que no desaparece por la puerta de la tienda no deja de verme. Creo que tiene miedo que me vaya y no me vuelva a ver. A veces le oigo decir esas cosas en sueños. Tiene tanto miedo a estar sola como yo, puede que incluso más. Es difícil pensar que por mí culpa, Merrigan tuvo una vida tan difícil. ¿Y yo que podía hacer? Ni siquiera sabía que existía. No sé lo que podría haber hecho, pero sé lo que puedo hacer ahora. Me asomo por la ventana de la tienda donde ha entrado Merrigan y la busco entre las estanterías. Yo tampoco quiero perderla de vista. No es difícil encontrarla, su pelo rojo como el fuego resalta por encima de todos los demás colores. No voy a perderla y ella no va a perderme.
Un hombre, dentro de la tienda, se pone detrás de Merrigan. No me gusta cómo mira ese hombre a la niña. La mira como si quisiera hacerle algo malo. He visto a muchos hombres de esos en la ciudad, es otro por los motivos que los humanos no me gustan. Siempre tienen intenciones de hacer algo malo.
Sin pensarlo dos veces, entro en la tienda que tiene una guitarra y una espada dibujada en el letrero.
-Bienvenido caballero, ¿desea comprar alguna cosa? - detrás del mostrador principal segundo hombre habla con una sonrisa. –Somos especialistas en todo tipo de armas de corazón. Sea caballero aventurero o bohemio trovador, aquí encontrará lo que necesite-.
Miro al hombre del mostrador y no le contesto. Él no me importa. Solo me importa Merrigan.
-¡Merrigan!- llamo a la niña.
-Disculpe caballero, no he entendido lo que ha dicho-.
Merrigan no contesta
-¿¡Qué has hecho con mi hija!?- golpeo el mostrador con fuerza.
El hombre da dos pasos hacia atrás asustado. Él no sabe nada.
Un grito apagado su escucha detrás de unas estanterías. Es Merrigan, puedo distinguir su voz, aunque le estén tapando la boca. Dejo al hombre del mostrador y corro hacia el lugar donde he oído el grito.
Detrás de una cortina está el hombre que miraba mal a Merrigan, ahora la mira peor. Con una mano amordaza a la chica, con la otra la amenaza poniendo el filo de su cuchillo en el cuello de Merrigan. Me fijo en un detalle que hace que se me erice la piel: La entrepierna del hombre está muy cerca de mi hija. MI HIJA. Cuando van a hacerle daño no pienso en ella como “la chica” o como “Merrigan”. En estos momentos, ella es mi HIJA y él el hombre que va a hacer daño a mi HIJA.
-¡No te muevas! ¿Verdad que quieres ver a tu putita entera? Sí, seguro que sí. ¡Tira ese arco al suelo o mataré a la puta!- sus labios están muy cerca de las mejillas de Merrigan. Demasiado cerca- ¡Las flechas también!-
Le hago caso. No quiero que le haga daño. Si fuera otra persona, no me costaría coger una flecha y dispararla en la cabeza del hombre. Tengo muy buena puntería, sé que no fallaría. Pero se trata de Merrigan. No puedo arriesgarme que le hagan daño.
-Muy bien, muy bien. ¡Así me gusta! Ahora vete de aquí, déjanos veinte minutos a solas y entonces te la devolveré…-
El hombre podría haber continuado hablando, pero Merrigan es tan rápida como yo. Ella muerde la mano del hombre con la que amordazaba y él grita. Levanta la mano para abofetear a mi HIJA y es ahí donde yo soy más rápido. Cojo lo primero que me encuentro en una de las estanterías, un hacha pequeña, y lo lanzo contra el brazo en alto del hombre cercenándolo de un solo golpe. Lo siguiente que cojo es un cuchillo y éste lo lanzo hacia la frente del hombre, justo entre las dos cejas.
-¿Estás bien, te ha hecho algo?- Abrazo a Merrigan.
-No, estoy bien-. Otra chica lloraría, ella no. Se deja caer sobre mi pecho- gracias papá. Te quiero-.
-Yo también te quiero-.
Merrigan coge el hacha pequeña y el cuchillo manchados de sangre y los pone en el mostrador junto con las cosas que necesitaba para su arpa.
-Si me has salvado una vez con estas armas, me podrás salvar una segunda- me guiña el ojo, parece que se divierte con eso. Se divierte conmigo.
- Tomahawk:
- cuchillo:
OBJETO | AEROS |
Armas de una mano | 240 |
Armas Cortas | 180 |
TOTAL | 420 |
Sarez
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Honorable
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Nivel de PJ : : 3
Re: MERCADO de Aerandir
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
Ahora que ya estaban en Lunargenta, era el momento de solucionar algunos problemas y temores que la elfa llevaba pensando durante mucho tiempo. Era hora de cambiar de aspecto y también equiparse más pues no eran pocas las veces en las que la joven se había metido en líos en los que algún arma de corto alcance le hubiera venido estupendamente. Por no hablar de Fuga, que ahora también debía cuidar de ella, si se metía en líos ahora no era sólo su vida, sino la de la pequeña también.
-Ven Fuga, vamos al mercado, debo comprar algunas cosas- comentó Wind mientras salía de la habitación de la posada, con la mano extendida hacia atrás para que la pequeña pudiera darle la mano al alcanzarla - ¿Tienes dinero para comprar cosas? - Preguntó Fuga como si realmente dudara de que tuvieran dinero después de que hacía apenas unos días la elfa hubiera cambiado la vestimenta de la pequeña -C-Claro que tenemos, no te preocupes por eso. Además, lo que hay que comprar es por seguridad, para cuidarte- En realidad no estaba segura de que tuvieran el dinero, pero no pensaba contarle eso a la pequeña, así que salieron de la posada en dirección al mercado.
No tardaron en llegar al mercado y localizar una tienda donde vendían todo lo que la elfa reclamaba, así que entraron en la tienda y una señora detrás del mostrador saludó a las jóvenes con una sonrisa – Buenos días, ¿Qué deseáis ¿Quizás un vestido para montar a caballo? - Wind y Fuga cruzaron la mirada asombradas, para después clavarla en la señora del mostrador, la elfa con una sonrisa burlona y Fuga asombrada al pensar que aquella señora las había confundido con damas. -B-Buenos días- Wind se aclaró la garganta para evitar reírse y explicó lo que quería -Lamento decepcionarla señora, pero lo que quiero son dos dagas, pequeñas que sean fáciles de esconder y con sus respectivas correas para atarmelas, una armadura que me permita hacer de escudo para la pequeña, pero también correr y moverme libremente y un encantamiento de Pudor, para no tener que comprar ropa todas las semanas- La señora miró sin pestañear a las jóvenes, paseando la mirada entre ambas. Tardó unos segundos en reaccionar - ¿Eh? A-ah sí, claro. ¿Alguna especificación? - Wind se quedó pensativa y Fuga tiró de su mano mientras señalaba con la otra unas dagas que estaban tras el mostrador - ¿Te gustan? - Y la pequeña asintió -Pues esas dagas de ahí, el pergamino y la armadura ligera menos estrafalaria que tengas- explicó Wind. La señora se fue a la trastienda y volvió con un traje, demasiado llamativo para su gusto, pero parecía resistente - ¿Este está bien? - Preguntó la señora con una sonrisa -Mmmm… supongo que sí, con esto me vale. Cóbremelo todo y por favor, absténgase de intentar timarme… que no tengo mucho dinero y se cuánto pude valer más o menos todo esto- A la señora esfumó la sonrisa y le dijo lo que debía.
-Ven Fuga, vamos al mercado, debo comprar algunas cosas- comentó Wind mientras salía de la habitación de la posada, con la mano extendida hacia atrás para que la pequeña pudiera darle la mano al alcanzarla - ¿Tienes dinero para comprar cosas? - Preguntó Fuga como si realmente dudara de que tuvieran dinero después de que hacía apenas unos días la elfa hubiera cambiado la vestimenta de la pequeña -C-Claro que tenemos, no te preocupes por eso. Además, lo que hay que comprar es por seguridad, para cuidarte- En realidad no estaba segura de que tuvieran el dinero, pero no pensaba contarle eso a la pequeña, así que salieron de la posada en dirección al mercado.
No tardaron en llegar al mercado y localizar una tienda donde vendían todo lo que la elfa reclamaba, así que entraron en la tienda y una señora detrás del mostrador saludó a las jóvenes con una sonrisa – Buenos días, ¿Qué deseáis ¿Quizás un vestido para montar a caballo? - Wind y Fuga cruzaron la mirada asombradas, para después clavarla en la señora del mostrador, la elfa con una sonrisa burlona y Fuga asombrada al pensar que aquella señora las había confundido con damas. -B-Buenos días- Wind se aclaró la garganta para evitar reírse y explicó lo que quería -Lamento decepcionarla señora, pero lo que quiero son dos dagas, pequeñas que sean fáciles de esconder y con sus respectivas correas para atarmelas, una armadura que me permita hacer de escudo para la pequeña, pero también correr y moverme libremente y un encantamiento de Pudor, para no tener que comprar ropa todas las semanas- La señora miró sin pestañear a las jóvenes, paseando la mirada entre ambas. Tardó unos segundos en reaccionar - ¿Eh? A-ah sí, claro. ¿Alguna especificación? - Wind se quedó pensativa y Fuga tiró de su mano mientras señalaba con la otra unas dagas que estaban tras el mostrador - ¿Te gustan? - Y la pequeña asintió -Pues esas dagas de ahí, el pergamino y la armadura ligera menos estrafalaria que tengas- explicó Wind. La señora se fue a la trastienda y volvió con un traje, demasiado llamativo para su gusto, pero parecía resistente - ¿Este está bien? - Preguntó la señora con una sonrisa -Mmmm… supongo que sí, con esto me vale. Cóbremelo todo y por favor, absténgase de intentar timarme… que no tengo mucho dinero y se cuánto pude valer más o menos todo esto- A la señora esfumó la sonrisa y le dijo lo que debía.
- Dagas:
- Armadura ligera:
OBJETO | AEROS |
Pudor | 80 |
Armadura Ligera normal | 240 |
Armas Cortas | 120 |
Armas Cortas | 120 |
TOTAL | 560 |
Última edición por Windorind Crownguard el Miér 5 Abr - 15:53, editado 1 vez
Windorind Crownguard
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
Amanecí creativa, alegre y con muchas ganas de llevar mi potencial a lo más alto. El sol estaba saliendo y presentía que sería un día muy largo; iba a dedicar todo el día a dar un paseo por el mercado.
A pesar de ser una brujita, la mayor parte del tiempo me sentía como una humana especial y ya; muy pocas veces hacía cosas de brujos; y como ya era buena con el arco y la flecha, realmente no sentía mucha necesidad de utilizar mi magia para atacar, así que se me ocurrió aprovechar, que tengo tiempo, para aprender poco a poco todo lo que pudiese sobre el arte de encantar objetos, hechizarlos, conjurar e incluso realizar pócimas interesantes; en algún momento las necesitaría, y estaba segura de eso.
El problema estaba en que para la mayoría de esas cosas se necesitan algunos materiales y todos cuestan aeros. Revisé mi bolsillo con poca esperanza y logré visualizar que tenía lo necesario para ponerme a crear, pero no todo lo que yo quería como para ser una bruja temida por todos.
Agarré una pluma y una hoja, necesitaba escribir una lista de cosas que realmente necesitaba, para luego rebuscar entre mis cosas para deshacerme de cosas que no usaba. Encontré algunos recuerditos lindos y unas cosas que realmente no servían para nada, ni siquiera de pisa papeles; entonces metí todo aquello que no usaba en una bolsa y me preparé para ofertarlo en el mercado.
Tenía en una mano al señor capitansito, un peluche morado con figura de pulpo que me había regalado mi papá; y en esa misma mano la bolsa en donde se encontraba todo lo que pretendía vender, mientras que la otra mano la dejé libre para poder sacar los objetos y ofrecerlos a la gente.
-¡Vendo mis juguetes porque no tengo que comer!- repetí unas cuantas veces como técnica de mercadeo para llamar la atención y llegar a los corazones de los más nobles.
Luego de haber vendido aquellos objetos que realmente no me eran de mucha utilidad me encontré en el camino una tienda muy bonita, que tenía lamparas con líquidos extraños adentros. Toda la tienda me hipnotizó, mientras yo trataba de resistirme ya que no quería gastar lo poquito que había obtenido en la venta de mis pertenencias.
Pero caí en la tentación.
-¿Cuanto cuesta ese bolso?- pregunté.
A pesar de ser una brujita, la mayor parte del tiempo me sentía como una humana especial y ya; muy pocas veces hacía cosas de brujos; y como ya era buena con el arco y la flecha, realmente no sentía mucha necesidad de utilizar mi magia para atacar, así que se me ocurrió aprovechar, que tengo tiempo, para aprender poco a poco todo lo que pudiese sobre el arte de encantar objetos, hechizarlos, conjurar e incluso realizar pócimas interesantes; en algún momento las necesitaría, y estaba segura de eso.
El problema estaba en que para la mayoría de esas cosas se necesitan algunos materiales y todos cuestan aeros. Revisé mi bolsillo con poca esperanza y logré visualizar que tenía lo necesario para ponerme a crear, pero no todo lo que yo quería como para ser una bruja temida por todos.
Agarré una pluma y una hoja, necesitaba escribir una lista de cosas que realmente necesitaba, para luego rebuscar entre mis cosas para deshacerme de cosas que no usaba. Encontré algunos recuerditos lindos y unas cosas que realmente no servían para nada, ni siquiera de pisa papeles; entonces metí todo aquello que no usaba en una bolsa y me preparé para ofertarlo en el mercado.
Tenía en una mano al señor capitansito, un peluche morado con figura de pulpo que me había regalado mi papá; y en esa misma mano la bolsa en donde se encontraba todo lo que pretendía vender, mientras que la otra mano la dejé libre para poder sacar los objetos y ofrecerlos a la gente.
-¡Vendo mis juguetes porque no tengo que comer!- repetí unas cuantas veces como técnica de mercadeo para llamar la atención y llegar a los corazones de los más nobles.
Luego de haber vendido aquellos objetos que realmente no me eran de mucha utilidad me encontré en el camino una tienda muy bonita, que tenía lamparas con líquidos extraños adentros. Toda la tienda me hipnotizó, mientras yo trataba de resistirme ya que no quería gastar lo poquito que había obtenido en la venta de mis pertenencias.
Pero caí en la tentación.
-¿Cuanto cuesta ese bolso?- pregunté.
OBJETO | AEROS |
Bolso Reforzado | 200 |
TOTAL | 200 |
_____________________
OffRol
Pretendo vender todo…
1. Tetero.
1. Cinturón que sirve de collar.
1. Capa marrón multibolsillos.
1. Colgante con forma de bellota.
1. Mariposa de cristal.
1. Collar de madera.
Lista de tareas con todo objeto justificado.
Y comprar el bolso reforzado.
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Pretendo vender todo…
1. Tetero.
1. Cinturón que sirve de collar.
1. Capa marrón multibolsillos.
1. Colgante con forma de bellota.
1. Mariposa de cristal.
1. Collar de madera.
Lista de tareas con todo objeto justificado.
Y comprar el bolso reforzado.
Magazubi
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Re: MERCADO de Aerandir
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Recibes 120 aeros por tus objetos vendidos.
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Re: MERCADO de Aerandir
La campanilla de entrada sonó anunciando la llegada de un nuevo cliente. Aquella modesta tienda situada en las inmediaciones del bosque de Sandorai no solía tener visitas que no ostentasen puntiagudas orejas y elegante porte élfico, no obstante esta vez era una criatura peluda y de mal carácter la que se abría paso hacia el mostrador, sin siquiera detenerse a observar los numerosos estantes que soportaban frasquitos de todos los tamaños y colores. El lugar olía a una fuerte mezcla de hierbas, ungüentos, almizcles y fragancias, tanto que Zatch no pudo evitar estornudar en reiteradas ocasiones antes de poder dirigirse al elfo serio y cano que esperaba pacientemente su petición, no sin dedicarle furtivas miradas curiosas desde detrás del mostrador.
-Necesito tratar esto. -Dijo sin más rodeos mientras alzaba las manos y las apoyaba pesadamente sobre la tabla de madera. Las extremidades lucían un aspecto asqueroso y preocupante: estaban hinchadas, de color morado, la carne avanzaba sobre las uñas y numerosas heridas supuraban por entre el pelaje. El zorro se apresuró a bajarlas y esconder los brazos bajo su capa ante la mirada ceñuda del hombre, quien, a decir verdad, no parecía demasiado espantado por la imagen; no por nada los elfos tenían fama de ser excelentes sanadores.
-Muéstrame bien tus manos, zorro. Vamos, trae aquí. -Zatch gruñó al tiempo en que volvía a exhibir aquello que pronto se convertiría en muñones si no se apresuraba a tratarlo. Impaciente, permitió que el hombre lo examinase y ahogó -casi todos- los gemidos de dolor cuando era tocado- Tienes los huesos rotos -determinó el elfo- No me diga... -respondió, sarcástico, el irritado zorro. El curandero salió de detrás del mostrador para caminar hasta la puerta y voltear el letrero, que ahora ponía “cerrado”. Luego, ante la curiosa e inquieta mirada de su cliente, el de orejas puntiagudas enfrentó dos banquitos y tomó asiento en uno de ellos.
-Siéntate, esto tardará un rato.
Estuvo por lo menos cuatro horas gritando y retorciéndose al sufrir el proceso en que sus huesos eran reacomodados, apuntalados, las heridas drenadas y desinfectadas, siendo cubiertas de ungüentos con olor a los mil demonios y, por último, fuertemente vendadas. Esa tarde quedaría en la memoria del zorro por ser, probablemente, la más dolorosa de su vida. Bueno, la segunda más dolorosa; la primera había sido aquella en que le rompieron las manos a martillazos.
-Necesito tratar esto. -Dijo sin más rodeos mientras alzaba las manos y las apoyaba pesadamente sobre la tabla de madera. Las extremidades lucían un aspecto asqueroso y preocupante: estaban hinchadas, de color morado, la carne avanzaba sobre las uñas y numerosas heridas supuraban por entre el pelaje. El zorro se apresuró a bajarlas y esconder los brazos bajo su capa ante la mirada ceñuda del hombre, quien, a decir verdad, no parecía demasiado espantado por la imagen; no por nada los elfos tenían fama de ser excelentes sanadores.
-Muéstrame bien tus manos, zorro. Vamos, trae aquí. -Zatch gruñó al tiempo en que volvía a exhibir aquello que pronto se convertiría en muñones si no se apresuraba a tratarlo. Impaciente, permitió que el hombre lo examinase y ahogó -casi todos- los gemidos de dolor cuando era tocado- Tienes los huesos rotos -determinó el elfo- No me diga... -respondió, sarcástico, el irritado zorro. El curandero salió de detrás del mostrador para caminar hasta la puerta y voltear el letrero, que ahora ponía “cerrado”. Luego, ante la curiosa e inquieta mirada de su cliente, el de orejas puntiagudas enfrentó dos banquitos y tomó asiento en uno de ellos.
-Siéntate, esto tardará un rato.
Estuvo por lo menos cuatro horas gritando y retorciéndose al sufrir el proceso en que sus huesos eran reacomodados, apuntalados, las heridas drenadas y desinfectadas, siendo cubiertas de ungüentos con olor a los mil demonios y, por último, fuertemente vendadas. Esa tarde quedaría en la memoria del zorro por ser, probablemente, la más dolorosa de su vida. Bueno, la segunda más dolorosa; la primera había sido aquella en que le rompieron las manos a martillazos.
OBJETO | AEROS |
Curación completa | 50 |
TOTAL | 50 |
Zatch
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Re: MERCADO de Aerandir
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Curación Realizada.
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Re: MERCADO de Aerandir
Llegó a la plaza cuando la campana de la diminuta iglesia tocaba las doce, el sol primaveral quemaba en la piel mientras el viento fresco combatía el calor que el primero daba, parecía dispuesto a helar la sangre mientras el astro rey abrasaba. Notaba las mejillas coloradas ya cuando un relincho llamó su atención. Llevaba toda la mañana vigilando el mercado, la mañana había sido tranquila, y, a excepción de un par de ladronzuelos que no había tenido problema para atrapar, no había habido contratiempo alguno, para su suerte, no estaba con ánimos de pelear o correr.
Era hora de recoger los tenderetes cuando miró a su lado, un caballo joven de un profundo negro se removía entre las cuerdas, intentando escapar, llevándose un latigazo del comerciante, que consiguió calmarlo. Aunque el rocín parecía seguir con sus ansias por librarse de las cuerdas. La chica contempló un momento al animal, que parecía fruncir el ceño a su dueño con cara de pocos amigos, como exigiéndole libertad, o, al menos, una de esas zanahorias que había sobre la mesa. Alanna no pudo evitar soltar una risa suave, que el caballo pareció escuchar, pues se giró, devolviéndole una mirada retadora, como si no quisiera que se riera de él.
La guardia quedó muda, ni siquiera Juvia, un caballo de la guardia, tenía semejante aire de grandeza, ese animal, si era algo, era orgulloso, orgulloso y rebelde, por lo que parecía. Como movida por un resorte, se acercó al caballo, sin intención de acariciarle siquiera, solo queriendo verlo de más cerca. Era negro, totalmente negro, incluso sus ojos lo eran, tan negro como el ébano, como una noche sin luna. Se acercó algo más, el animal no parecía intención de moverse, y la miraba, altivo. La Gata estiró la mano en un intento de tocar sus crines, que tan suaves parecían y sintió una mano cogiéndole el brazo, parándola en seco.
- Le aconsejo que no lo haga, señorita, este animal es un salvaje, es el único caballo que no hemos podido vender, cada vez que alguien se le acerca, le da una coz.- informó un hombre enjuto y barrigón, con aspecto de paje, con cierto aire elegante en el tono.
- ¿Está a la venta?- preguntó con curiosidad.
- Así es señorita, fue el corcel de un noble que tuvo mala suerte en la batalla de Roilkat, está adiestrado, pero... no escucha a nadie, parece ser que solo obedecía a su amo.- el tono de desgana y frustración del vendedor hizo sonreír a la guardia, que, cogiendo una zanahoria, se la acercó al animal.
- Supongo que quiere ser él quien elija a su nuevo jinete.- comentó dejando al caballo oler la zanahoria, y su mano.
- Es posible...- alzó un ceja molesta, el hombre- se lo he dicho, la morderá.
El caballo, en cambio, como si quisiera llevarle la contraria al tipo, agachó la cabeza, manso, y cogió la zanahoria permitiendo que la guardia le acariciase la quijada, relajado bajo su tacto. Alanna sonrió, era suave, como había pensado, las largas y finas patas lo delataban como un caballo veloz, más de carreras que de carga, elegante, probablemente sería un gozo verle trotar, debía ser agil y veloz. Con ceño fruncido, y bajo la mirada de sorpresa del tipo, que parecía haber sufrido un hictus, o creerla loca, tocó las crines del animal.
- ¿Querrías que fuera tu jinete?- le preguntó al caballo, que, dejando caer la zanahoria, la miró largamente, hasta, finalmente, agachar la cabeza en un elegante gesto, propio de un caballo de exhibición.- ¿eso es un sí?- acertó a decir cierto entusiasmo en la voz.
- Pero... cómo...- la incredulidad en la voz del tipo la hizo reír, y el caballo alzó la cabeza con un relincho, como si siguiera su carcajada.
- Si le parece bien hacer una venta más, me gustaría llevarme al caballo, ¿tiene nombre?.- preguntó.
- Por supuesto señorita, ahora mismo.- se apresuró a desatar las cuerdas.- Su amo lo llamaba Brean, es una Yegua, pero tiene el carácter de cualquier macho.- aseguró.- también llevaba una silla con él, no quise tirarla, estaba como nueva y parecía hecha a medida, mire.- se alejó sacándola de un carro en el que había empezado a recoger ya su tenderete- mire, es una hermosura.
- Me la llevo también.- sonrió cediendo, no podía depender siempre de que la guardia le prestase caballo y silla, ni de que la yegua de su padre estuviera disponible.
Pagó antes de ponerle la montura al caballo y guiarlo por las calles del mercado, ya casi recogido, hasta dar con un viejo alquimista que guardaba una especie de botiquín en un baúl. Se quedó mirándolo con fijeza, hacía tiempo que quería un quit para sus venenos, algo que poder llevar encima y usar en cualquier momento, para cualquier situación, miró su bolsa, aun tenía suficiente, después de todo, no le valía de nada tener dinero si no iba a usarlo para algo de provecho, y, al final, llevar sus venenos y medicinas encima era lo más provechoso, tanto para ella como para su equipo, el escuadrón de acero solo la tenía a ella como "médica" sus conocimientos de primeros auxilios eran nimios, pero... menos daba una piedra.
- Señor, ese maletín de alquimista, ¿está en buen estado?- preguntó recibiendo un mero asentimiento de parte del hombre.- Démelo, por favor.- le pidió con una sonrisa antes de entregarle las monedas a cambio del equipo.
Y, finalmente, cargada, pudo volver a casa. El día había empezado con mal pie, pero había acabado siendo una caja de sorpresas, no esperaba tener a una Yegua al final del día, y menos una tan rebelde, una que, daba la sensación, de escucharla únicamente a ella. Brean, su nueva yegua, sería todo un descubrimiento para el Escuadrón de acero, y esperaba que, si no escuchaba a los demás, al menos los respetase. Miró al animal antes de dejarlo en la cuadra de la casa de su padre, esa noche dormiría allí, y probaría el maletín del alquimia, se sentía entusiasmada.
Era hora de recoger los tenderetes cuando miró a su lado, un caballo joven de un profundo negro se removía entre las cuerdas, intentando escapar, llevándose un latigazo del comerciante, que consiguió calmarlo. Aunque el rocín parecía seguir con sus ansias por librarse de las cuerdas. La chica contempló un momento al animal, que parecía fruncir el ceño a su dueño con cara de pocos amigos, como exigiéndole libertad, o, al menos, una de esas zanahorias que había sobre la mesa. Alanna no pudo evitar soltar una risa suave, que el caballo pareció escuchar, pues se giró, devolviéndole una mirada retadora, como si no quisiera que se riera de él.
La guardia quedó muda, ni siquiera Juvia, un caballo de la guardia, tenía semejante aire de grandeza, ese animal, si era algo, era orgulloso, orgulloso y rebelde, por lo que parecía. Como movida por un resorte, se acercó al caballo, sin intención de acariciarle siquiera, solo queriendo verlo de más cerca. Era negro, totalmente negro, incluso sus ojos lo eran, tan negro como el ébano, como una noche sin luna. Se acercó algo más, el animal no parecía intención de moverse, y la miraba, altivo. La Gata estiró la mano en un intento de tocar sus crines, que tan suaves parecían y sintió una mano cogiéndole el brazo, parándola en seco.
- Le aconsejo que no lo haga, señorita, este animal es un salvaje, es el único caballo que no hemos podido vender, cada vez que alguien se le acerca, le da una coz.- informó un hombre enjuto y barrigón, con aspecto de paje, con cierto aire elegante en el tono.
- ¿Está a la venta?- preguntó con curiosidad.
- Así es señorita, fue el corcel de un noble que tuvo mala suerte en la batalla de Roilkat, está adiestrado, pero... no escucha a nadie, parece ser que solo obedecía a su amo.- el tono de desgana y frustración del vendedor hizo sonreír a la guardia, que, cogiendo una zanahoria, se la acercó al animal.
- Supongo que quiere ser él quien elija a su nuevo jinete.- comentó dejando al caballo oler la zanahoria, y su mano.
- Es posible...- alzó un ceja molesta, el hombre- se lo he dicho, la morderá.
El caballo, en cambio, como si quisiera llevarle la contraria al tipo, agachó la cabeza, manso, y cogió la zanahoria permitiendo que la guardia le acariciase la quijada, relajado bajo su tacto. Alanna sonrió, era suave, como había pensado, las largas y finas patas lo delataban como un caballo veloz, más de carreras que de carga, elegante, probablemente sería un gozo verle trotar, debía ser agil y veloz. Con ceño fruncido, y bajo la mirada de sorpresa del tipo, que parecía haber sufrido un hictus, o creerla loca, tocó las crines del animal.
- ¿Querrías que fuera tu jinete?- le preguntó al caballo, que, dejando caer la zanahoria, la miró largamente, hasta, finalmente, agachar la cabeza en un elegante gesto, propio de un caballo de exhibición.- ¿eso es un sí?- acertó a decir cierto entusiasmo en la voz.
- Pero... cómo...- la incredulidad en la voz del tipo la hizo reír, y el caballo alzó la cabeza con un relincho, como si siguiera su carcajada.
- Si le parece bien hacer una venta más, me gustaría llevarme al caballo, ¿tiene nombre?.- preguntó.
- Por supuesto señorita, ahora mismo.- se apresuró a desatar las cuerdas.- Su amo lo llamaba Brean, es una Yegua, pero tiene el carácter de cualquier macho.- aseguró.- también llevaba una silla con él, no quise tirarla, estaba como nueva y parecía hecha a medida, mire.- se alejó sacándola de un carro en el que había empezado a recoger ya su tenderete- mire, es una hermosura.
- Me la llevo también.- sonrió cediendo, no podía depender siempre de que la guardia le prestase caballo y silla, ni de que la yegua de su padre estuviera disponible.
Pagó antes de ponerle la montura al caballo y guiarlo por las calles del mercado, ya casi recogido, hasta dar con un viejo alquimista que guardaba una especie de botiquín en un baúl. Se quedó mirándolo con fijeza, hacía tiempo que quería un quit para sus venenos, algo que poder llevar encima y usar en cualquier momento, para cualquier situación, miró su bolsa, aun tenía suficiente, después de todo, no le valía de nada tener dinero si no iba a usarlo para algo de provecho, y, al final, llevar sus venenos y medicinas encima era lo más provechoso, tanto para ella como para su equipo, el escuadrón de acero solo la tenía a ella como "médica" sus conocimientos de primeros auxilios eran nimios, pero... menos daba una piedra.
- Señor, ese maletín de alquimista, ¿está en buen estado?- preguntó recibiendo un mero asentimiento de parte del hombre.- Démelo, por favor.- le pidió con una sonrisa antes de entregarle las monedas a cambio del equipo.
Y, finalmente, cargada, pudo volver a casa. El día había empezado con mal pie, pero había acabado siendo una caja de sorpresas, no esperaba tener a una Yegua al final del día, y menos una tan rebelde, una que, daba la sensación, de escucharla únicamente a ella. Brean, su nueva yegua, sería todo un descubrimiento para el Escuadrón de acero, y esperaba que, si no escuchaba a los demás, al menos los respetase. Miró al animal antes de dejarlo en la cuadra de la casa de su padre, esa noche dormiría allí, y probaría el maletín del alquimia, se sentía entusiasmada.
- Caballo y silla:
- Maletín de alquimia:
OBJETO | AEROS |
Montura Superior | 1000 |
Silla de Montar | 200 |
Kit Alquímico | 280 |
TOTAL | 1480 |
Alanna Delteria
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
No solía hacerlo nunca, pero había conseguido, finalmente, ahorrar lo suficiente como para poder hacerse con una armadura competente. Después de todo, la que siempre llevaba se la había hecho él mismo y, aunque no eran malas, sus habilidades como herrero necesitaban mucho tiempo para desarrollarse.
Entró en la herrería, aquel lugar tenía relativamente buena fama, le habían hablado de él en el cuartel. En primera instancia no había nadie a simple vista, y aunque el lugar estaba mucho mejor ordenado que su propia herrería, no pudo evitar observar que las diferentes pilas de metal amontonadas en diferentes lugares.
Se cruzó de brazos y estudió los diferentes objetos que el dueño del local tenía expuestos, varias espadas, distintas armaduras de mayor y menor precio, incluso grilletes y utensilios de cocina. – ¿Puedo ayudarte? – Una voz a su espalda le sacó de sus cavilaciones, girándose entonces para encontrarse a una muchacha no mucho más joven que él mismo – Estoy buscando al dueño de… - La mujer levantó una manó un sonrió – No sigas, que te vas a poner en evidencia, yo soy la dueña de esta herrería. ¿Qué estás buscando? – Eltrant respondió a esa sonrisa con una similar y golpeó levemente su pecho – Una armadura – La mujer frunció el ceño y observó la indumentaria del guarda – Ya veo… - Dijo jugueteando con la trenza dorada que descansaba en su hombro. – Sígueme. – Obedeciendo la petición de la joven herrera, Eltrant acabó en una especie de trastienda en la que había mucha más mercancía que en la estancia principal - ¿Tienes algo específico en mente? – Preguntó repasando las diferentes corazas que descansaban en maniquíes - …Que sea resistente – Contestó después de pensarlo unos segundos, aquello hizo que la rubia dejase escapar una sonora carcajada – Bueno, supongo que encontramos algo.
Después de varios minutos hablando en voz baja, la herrera presentó una recia armadura de confección similar a la que él vestía – Se parece a la tuya – Dijo separando el peto del maniquí y mostrándoselo a Eltrant – Pero te puedo asegurar que esta es bastante mejor – El guarda sonrió, conocía sus limitaciones como herrero, cualquier cosa de aquel lugar era bastante mejor que lo que él hiciese – Es un poco cara, pero por ese precio no vas a encontrar nada mejor. – Se atusó la barba y miró su reflejo en la pulida superficie de la armadura.
– Esta bien. – Dijo estrechando la mano de la muchacha – Me la llevo.
***
Entró en la herrería, aquel lugar tenía relativamente buena fama, le habían hablado de él en el cuartel. En primera instancia no había nadie a simple vista, y aunque el lugar estaba mucho mejor ordenado que su propia herrería, no pudo evitar observar que las diferentes pilas de metal amontonadas en diferentes lugares.
Se cruzó de brazos y estudió los diferentes objetos que el dueño del local tenía expuestos, varias espadas, distintas armaduras de mayor y menor precio, incluso grilletes y utensilios de cocina. – ¿Puedo ayudarte? – Una voz a su espalda le sacó de sus cavilaciones, girándose entonces para encontrarse a una muchacha no mucho más joven que él mismo – Estoy buscando al dueño de… - La mujer levantó una manó un sonrió – No sigas, que te vas a poner en evidencia, yo soy la dueña de esta herrería. ¿Qué estás buscando? – Eltrant respondió a esa sonrisa con una similar y golpeó levemente su pecho – Una armadura – La mujer frunció el ceño y observó la indumentaria del guarda – Ya veo… - Dijo jugueteando con la trenza dorada que descansaba en su hombro. – Sígueme. – Obedeciendo la petición de la joven herrera, Eltrant acabó en una especie de trastienda en la que había mucha más mercancía que en la estancia principal - ¿Tienes algo específico en mente? – Preguntó repasando las diferentes corazas que descansaban en maniquíes - …Que sea resistente – Contestó después de pensarlo unos segundos, aquello hizo que la rubia dejase escapar una sonora carcajada – Bueno, supongo que encontramos algo.
Después de varios minutos hablando en voz baja, la herrera presentó una recia armadura de confección similar a la que él vestía – Se parece a la tuya – Dijo separando el peto del maniquí y mostrándoselo a Eltrant – Pero te puedo asegurar que esta es bastante mejor – El guarda sonrió, conocía sus limitaciones como herrero, cualquier cosa de aquel lugar era bastante mejor que lo que él hiciese – Es un poco cara, pero por ese precio no vas a encontrar nada mejor. – Se atusó la barba y miró su reflejo en la pulida superficie de la armadura.
– Esta bien. – Dijo estrechando la mano de la muchacha – Me la llevo.
***
- Armadura Pesada Superior + Uniforme de guarda de Lunargenta:
OBJETO | AEROS |
Armadura Pesada superior | 720 |
TOTAL | 720 |
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
Ya era hora de tomarme un poco más en serio mi trabajo de ladrona del gremio; al principio lo tomaba muy tranquilamente, pero quería llegar a hacer grandes cosas y para ello necesitaba grandes juguetes. Estaba decidida a ir al mercado y buscar un arco lindo, resistente y práctico con el cuál ir a mis asignaciones de forma cómoda, tenía que ser discreto, liviano y preciso; de hecho había escuchado que hay algunas personas que le colocan mecanismos interesantes a las armas.
Me levanté temprano, desayuné con Pelusa y salimos de nuestro taller para dirigirnos a la zona del mercado, seguramente ahí íbamos a encontrar buenas ofertas.
Me monté sobre Pelusa, ya él tenía el tamaño de un poni, y poco a poco lo estaba acostumbrando a llevarme en su lomo, nos fuimos a los establecimientos conocidos y observamos los precios de los arcos.
Pasamos por varias tiendas, pero ningún arco me gustaba por completo; luego llegamos a un puesto especializado en ballestas, arcos y cuchillos; y entramos ahí. Tenían gran variedad en sus productos, así que le pregunté al muchacho del mostrador qué me podría ofrecer. Él estuvo un rato explicándome varios modelos y su versatilidad, y luego yo le expliqué mis intereses. Me mostró un muy lindo arco pero se rehusó a vendérmelo por ser menor de edad; así que lo reté.
-Hagamos algo… si tengo mejor puntería que tú lanzando cuchillos, luego disparando con la ballesta y con el arco; me vendes el arco y a parte me le haces unas modificaciones… si no… no me vendes nada, ¿trato?-
-Está bien niña, pero no quiero que llores cuando te gane… las armas son cosas peligrosas y no juegos.-
Primero utilizamos el arco, y ambos teníamos muy buena puntería, por lo que quedamos empatados en esa categoría; luego seguía la ballesta, yo jamás había usado ese arma y no me sentía muy cómoda compitiendo con algo que no dominaba, así que en esta parte perdí; quedaba sólo la parte del cuchillo, pero al menos me sentía bien porque el joven se dio cuenta de que no iba a tener problema en venderme un arma; pero igual necesitaba ganarle, así que en esta etapa usé un poco de telekinesis para ganarle al chico.
-Quedamos empatados- dijo él -Se me ocurre que podría vendértela y hacerle unas pequeñas modificaciones a tu arma ¿me pediste que pudiese desarmarse en el centro para llevarla en el carcaj no? No será muy difícil, solemos hacer ese tipo de mecanismos de forma especial, pero viendo que me agradas… vamos a hacértela, pero no le digas a nadie ¿ok?-
Asentí con la cabeza y me retiré para que él pudiese hacerle las modificaciones a mi nuevo arco.
Mientras daba vueltas por el mercado se me ocurrió que ahora que estaba montando a Pelusa, sería bueno comprar una silla de montar, así que fui a eso y luego me devolví a buscar mi arco. Y en el camino de salida quedé impactada con un lindo traje.
Me levanté temprano, desayuné con Pelusa y salimos de nuestro taller para dirigirnos a la zona del mercado, seguramente ahí íbamos a encontrar buenas ofertas.
Me monté sobre Pelusa, ya él tenía el tamaño de un poni, y poco a poco lo estaba acostumbrando a llevarme en su lomo, nos fuimos a los establecimientos conocidos y observamos los precios de los arcos.
Pasamos por varias tiendas, pero ningún arco me gustaba por completo; luego llegamos a un puesto especializado en ballestas, arcos y cuchillos; y entramos ahí. Tenían gran variedad en sus productos, así que le pregunté al muchacho del mostrador qué me podría ofrecer. Él estuvo un rato explicándome varios modelos y su versatilidad, y luego yo le expliqué mis intereses. Me mostró un muy lindo arco pero se rehusó a vendérmelo por ser menor de edad; así que lo reté.
-Hagamos algo… si tengo mejor puntería que tú lanzando cuchillos, luego disparando con la ballesta y con el arco; me vendes el arco y a parte me le haces unas modificaciones… si no… no me vendes nada, ¿trato?-
-Está bien niña, pero no quiero que llores cuando te gane… las armas son cosas peligrosas y no juegos.-
Primero utilizamos el arco, y ambos teníamos muy buena puntería, por lo que quedamos empatados en esa categoría; luego seguía la ballesta, yo jamás había usado ese arma y no me sentía muy cómoda compitiendo con algo que no dominaba, así que en esta parte perdí; quedaba sólo la parte del cuchillo, pero al menos me sentía bien porque el joven se dio cuenta de que no iba a tener problema en venderme un arma; pero igual necesitaba ganarle, así que en esta etapa usé un poco de telekinesis para ganarle al chico.
-Quedamos empatados- dijo él -Se me ocurre que podría vendértela y hacerle unas pequeñas modificaciones a tu arma ¿me pediste que pudiese desarmarse en el centro para llevarla en el carcaj no? No será muy difícil, solemos hacer ese tipo de mecanismos de forma especial, pero viendo que me agradas… vamos a hacértela, pero no le digas a nadie ¿ok?-
Asentí con la cabeza y me retiré para que él pudiese hacerle las modificaciones a mi nuevo arco.
Mientras daba vueltas por el mercado se me ocurrió que ahora que estaba montando a Pelusa, sería bueno comprar una silla de montar, así que fui a eso y luego me devolví a buscar mi arco. Y en el camino de salida quedé impactada con un lindo traje.
- Arco:
- Ropita:
- Silla de montar cómoda:
OBJETO | AEROS |
Silla de Montar Superior | 300 |
Armadura Ligera superior | 360 |
Arco normal reforzado | 240 |
TOTAL | 900 |
Magazubi
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Re: MERCADO de Aerandir
El viejo Ernie y yo terminamos por separarnos antes de entrar en la ciudad. Como gesto de despedida me había dado un colgante extraño. Lo olfatee y mordí por derecho y por revés pero no le encontré nada especial, por lo que sin pensármelo demasiado me lo puse al cuello y a otra cosa. Tenía que recorrer bastante rápido las calles, el incidente con el viejo y los muchachos había tomado más tiempo del que disponía realmente y aunque quería recorrer mejor las calles de Vulwulfar, tampoco quería demorarme mucho más. El camino era largo y no quería reventar a Bravía por los caminos. Volvería a la ciudad, algún día lo haría y en ese momento recorrería sus calles con la parsimonia de un fraile. Pero de momento, sólo buscaba una cosa, una cosa que no sabía qué era pero que tenía que encontrarse allí.
En los puestos habían hermosas joyas, bellos ornamentos, pero nada apropiado para mi Alex, nada que representase fielmente mi amor, nuestra conexión. De cosas lindas estaba lleno el mundo, pero no estaba allí ese algo especial. Algo hastiada de tanto mirar, decidí que ya era tiempo de volver. Aunque no había recorrido ni una fracción de todos los locales de venta, estaba claro que no era el día para ese tipo de incursión. Me encontraba lista para montar a Furia y partir cuando un brillo oscuro captó mi atención por el rabillo de mi ojo. Curiosa volví sobre mis pasos hasta un vendedor que había hecho de la vereda su punto de venta. Sobre una vieja tela tenía sus bienes dispersos para ser bien vistos.
Vaya, no creí que tendrías tanta variedad de cosas dije, reclinándome con las manos tras la espalda. El vendedor era un hombre bien entrado en sus treinta, con barba gris y pelo corto metido bajo un turbante. Parecía un escapado de los desiertos de Roilkat, pero eso a mí no me importaba. Entre sus pertenencias habían joyas antiguas que parecían de gran valor, objetos extraños, piedras preciosas y algunas armas. Me vi tentada a comprar algunas para mí misma, pero sería derrochar. Después de todo, tenía más que suficiente con mis fieles hachas. Mmm… creo que me he equivocado, que tenga buenos días buen hombre saludé antes de partir. El desconocido me hizo una reverencia silenciosa en señal de despedida, pero nuevamente el brillo oscuro captó mi atención.
Algo exasperada regresé y comencé a hurgar entre las cosas hasta que la encontré. “Haladie” dijo él y por la forma en que lo hizo supuse que no hablaba correctamente. No me importó indagar más. Poco después, el intercambio estuvo hecho y mi corazón tranquilo. Tenía lo que había venido a buscar.
En los puestos habían hermosas joyas, bellos ornamentos, pero nada apropiado para mi Alex, nada que representase fielmente mi amor, nuestra conexión. De cosas lindas estaba lleno el mundo, pero no estaba allí ese algo especial. Algo hastiada de tanto mirar, decidí que ya era tiempo de volver. Aunque no había recorrido ni una fracción de todos los locales de venta, estaba claro que no era el día para ese tipo de incursión. Me encontraba lista para montar a Furia y partir cuando un brillo oscuro captó mi atención por el rabillo de mi ojo. Curiosa volví sobre mis pasos hasta un vendedor que había hecho de la vereda su punto de venta. Sobre una vieja tela tenía sus bienes dispersos para ser bien vistos.
Vaya, no creí que tendrías tanta variedad de cosas dije, reclinándome con las manos tras la espalda. El vendedor era un hombre bien entrado en sus treinta, con barba gris y pelo corto metido bajo un turbante. Parecía un escapado de los desiertos de Roilkat, pero eso a mí no me importaba. Entre sus pertenencias habían joyas antiguas que parecían de gran valor, objetos extraños, piedras preciosas y algunas armas. Me vi tentada a comprar algunas para mí misma, pero sería derrochar. Después de todo, tenía más que suficiente con mis fieles hachas. Mmm… creo que me he equivocado, que tenga buenos días buen hombre saludé antes de partir. El desconocido me hizo una reverencia silenciosa en señal de despedida, pero nuevamente el brillo oscuro captó mi atención.
Algo exasperada regresé y comencé a hurgar entre las cosas hasta que la encontré. “Haladie” dijo él y por la forma en que lo hizo supuse que no hablaba correctamente. No me importó indagar más. Poco después, el intercambio estuvo hecho y mi corazón tranquilo. Tenía lo que había venido a buscar.
- Spoiler:
OBJETO | AEROS |
Armas Cortas | 180 |
TOTAL | 180 |
Woodpecker
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Re: MERCADO de Aerandir
ACTUALIZADO PARA AMBAS
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