Bragiväl [+18] [Evento]
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
Hice un mohín cuando escuche la inapelable negativa de mi acompañante a poder cobrarme mi venganza.
"Mujeres... ¿Quien las entiende?" pensé de inmediato mientras la veía apañárselas por si sola.
Una vez lo hizo me arrastró, como ya era costumbre en ella, por las calles de la ciudad en busca de diversión. Sin duda, ese carácter tan impredecible era lo que más me gustaba de ella, y lo que más me pillaba por sorpresa. Tarde unas varias decenas de segundas en despertar del letargo que me había provocado aquel simple beso en la barbilla. ¿Por qué lo habría hecho? Sólo los dioses sabían.
En mi comenzó a crecer una gran dicótoma, las ilusiones de aquel amor estable del que había oído hablar pero que nunca había visto. Había crecido solo con mi madre, nunca pude ver aquel amor en mis progenitores, si veía el tono de madre cuando hablaba de padre, podía sentir el profundo afecto que nunca dejó de sentir, pero... ¿acaso era un amor estable? Eso hacía surgir la otra banda, el de seguir los pasos de mi desconocido y odiado progenitor, que por muy mal que cayera tenía sus ventajas. Estas no residían en el más puro libertinaje, algo totalmente ajeno a mi mentalidad de aquel entonces, sino más bien en la protección de mi mismo y mis seres queridos. No podía ignorar los peligros que se cernían sobre mi, unos que se cada vez eran más numerosos. A mi problema original de estar en busca y captura por una extraña secta de vampiros, se había unido la enemistad con los leónicos, la rivalidad con los miembros de La Manada y por ultimo, y no por ello menos importante, el encuentro con Randall.
Aquel oscuro y poderoso mago que me había maldecido con una segunda visita que, hasta que se produciera, influiría en mi voluntad con una maldición que me haría seguir vivo aunque para ello significará abandonar a mis seres queridos, otra lid contra la que tendría que lidiar, ¿qué sería más fuerte? ¿La maldición o mis sentimientos? Todo aquello me impedía tener aquel "amor estable" sería condenar a la otra persona a un mundo lleno de peligros, que para mi corta edad ya era demasiado grande para mi solo. No sería justo incluir a nadie más. Pero era joven y pasional, incapaz de resistirme a los más simples impulsos. Por eso seguí a la dragona al centro de la plaza donde se estaba bailando una hermosa melodía.
La dragona se giró de golpe. Creyendo que se iba a caer la tome de la mano que danzaba libre y de la cintura, quedando en una posición de baile bastante clásica, aunque también algo embarazosa en aquel momento, por aquel incitante busto del disfraz y por los ojos con los que me miraba la dragona. No pude evitar que se me subieran los colores, algo que gracias a los dioses la pintura oculto totalmente. La música terminó y los bardos no tardaron en entonar otra melodía, dándole un toqué más enérgico a la velada para que los ánimos no decayesen.
-¿Así que bailar eh...? Mm.... - en venganza por el beso en el mentón me acerqué a su oido y le susurre suavemente. -Veamos como sale...
Siguiendo el ritmo de la música y viendo que el resto de participantes habían comenzado ya con el baile en parejas aproveche la posición de nuestros cuerpos. Guié a mi pareja por la sala con pequeños saltitos laterales al ritmo de la música alrededor siempre de un eje imaginario que ya había marcado en mi mente. A cada cambio de ritmo, cambiaba la dirección de los pasos, si no seguramente nos marearíamos y acabaríamos en el suelo. El ritmo volvió a cambiar, y también lo hicieron los pasos, me alejé de mi acompañante y volví a acercarme a ella tomándola de ambas manos. Los brazos quedaban totalmente estirados en horizontal cuando nos separábamos, y en vertical cuando nos juntábamos, siempre unidos, mientras que nuestros rostros sonrientes se acercaban uno al otro. Un cambio de ritmo más, y ahora comenzamos a movernos al lateral contrario al que se movía nuestra pareja, los brazos quedaban estirados en horizontal hacía un lado, cuando nos volvíamos a juntar ascendían, y bajaban colocándose al ladro contrario de la posición inicial. El ultimo ritmo de la canción fue el más frenético y el más agotador. Saltábamos de manera frenética de adelante hacía atrás, girábamos ya casi sin coordinación dentro del perfecto orden que marcaba la caótica melodía. La hice girar,a la hice danzar de un lado a otro mientras las gotas de sudor manchadas con la tinta que había en nuestras caras caía al suelo y nos manchaba la ropa. Seguramente ahora mismo tendríamos un aspecto bastante macabro, pero que era disimulado por un rostro lleno de alegría y que hacía esfuerzos por obtener aire.
-¡Uff....! ¡Deberíamos ir a descansar a algún lado! - hice una pausa para coger aire. -¡Estoy agotado!
"Mujeres... ¿Quien las entiende?" pensé de inmediato mientras la veía apañárselas por si sola.
Una vez lo hizo me arrastró, como ya era costumbre en ella, por las calles de la ciudad en busca de diversión. Sin duda, ese carácter tan impredecible era lo que más me gustaba de ella, y lo que más me pillaba por sorpresa. Tarde unas varias decenas de segundas en despertar del letargo que me había provocado aquel simple beso en la barbilla. ¿Por qué lo habría hecho? Sólo los dioses sabían.
En mi comenzó a crecer una gran dicótoma, las ilusiones de aquel amor estable del que había oído hablar pero que nunca había visto. Había crecido solo con mi madre, nunca pude ver aquel amor en mis progenitores, si veía el tono de madre cuando hablaba de padre, podía sentir el profundo afecto que nunca dejó de sentir, pero... ¿acaso era un amor estable? Eso hacía surgir la otra banda, el de seguir los pasos de mi desconocido y odiado progenitor, que por muy mal que cayera tenía sus ventajas. Estas no residían en el más puro libertinaje, algo totalmente ajeno a mi mentalidad de aquel entonces, sino más bien en la protección de mi mismo y mis seres queridos. No podía ignorar los peligros que se cernían sobre mi, unos que se cada vez eran más numerosos. A mi problema original de estar en busca y captura por una extraña secta de vampiros, se había unido la enemistad con los leónicos, la rivalidad con los miembros de La Manada y por ultimo, y no por ello menos importante, el encuentro con Randall.
Aquel oscuro y poderoso mago que me había maldecido con una segunda visita que, hasta que se produciera, influiría en mi voluntad con una maldición que me haría seguir vivo aunque para ello significará abandonar a mis seres queridos, otra lid contra la que tendría que lidiar, ¿qué sería más fuerte? ¿La maldición o mis sentimientos? Todo aquello me impedía tener aquel "amor estable" sería condenar a la otra persona a un mundo lleno de peligros, que para mi corta edad ya era demasiado grande para mi solo. No sería justo incluir a nadie más. Pero era joven y pasional, incapaz de resistirme a los más simples impulsos. Por eso seguí a la dragona al centro de la plaza donde se estaba bailando una hermosa melodía.
La dragona se giró de golpe. Creyendo que se iba a caer la tome de la mano que danzaba libre y de la cintura, quedando en una posición de baile bastante clásica, aunque también algo embarazosa en aquel momento, por aquel incitante busto del disfraz y por los ojos con los que me miraba la dragona. No pude evitar que se me subieran los colores, algo que gracias a los dioses la pintura oculto totalmente. La música terminó y los bardos no tardaron en entonar otra melodía, dándole un toqué más enérgico a la velada para que los ánimos no decayesen.
-¿Así que bailar eh...? Mm.... - en venganza por el beso en el mentón me acerqué a su oido y le susurre suavemente. -Veamos como sale...
Siguiendo el ritmo de la música y viendo que el resto de participantes habían comenzado ya con el baile en parejas aproveche la posición de nuestros cuerpos. Guié a mi pareja por la sala con pequeños saltitos laterales al ritmo de la música alrededor siempre de un eje imaginario que ya había marcado en mi mente. A cada cambio de ritmo, cambiaba la dirección de los pasos, si no seguramente nos marearíamos y acabaríamos en el suelo. El ritmo volvió a cambiar, y también lo hicieron los pasos, me alejé de mi acompañante y volví a acercarme a ella tomándola de ambas manos. Los brazos quedaban totalmente estirados en horizontal cuando nos separábamos, y en vertical cuando nos juntábamos, siempre unidos, mientras que nuestros rostros sonrientes se acercaban uno al otro. Un cambio de ritmo más, y ahora comenzamos a movernos al lateral contrario al que se movía nuestra pareja, los brazos quedaban estirados en horizontal hacía un lado, cuando nos volvíamos a juntar ascendían, y bajaban colocándose al ladro contrario de la posición inicial. El ultimo ritmo de la canción fue el más frenético y el más agotador. Saltábamos de manera frenética de adelante hacía atrás, girábamos ya casi sin coordinación dentro del perfecto orden que marcaba la caótica melodía. La hice girar,a la hice danzar de un lado a otro mientras las gotas de sudor manchadas con la tinta que había en nuestras caras caía al suelo y nos manchaba la ropa. Seguramente ahora mismo tendríamos un aspecto bastante macabro, pero que era disimulado por un rostro lleno de alegría y que hacía esfuerzos por obtener aire.
-¡Uff....! ¡Deberíamos ir a descansar a algún lado! - hice una pausa para coger aire. -¡Estoy agotado!
- Canción:
Última edición por Ircan el Mar Feb 20 2018, 15:56, editado 1 vez (Razón : se me olvidó poner el enlace a la musica xD)
Ircan
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
Durante la siguiente canción la dragona solo pudo centrarse en el rostro de su acompañante de festividad. La alegría que rebosaba se la contagiaba con solo observarle, si recién lo hubiera conocido y no supiera todo lo malo que había pasado el joven a tan corta edad, no pensaría que aquella sonrisa escondía un pasado turbulento. Cuando terminó la canción Ircan hizo una pausa para proponerle ir a descansar un rato. La verdad es que ella también tenía que parar un poco para no acabar muerta nada mas empezar el festival. -Claro, vamos. Vas a parecer un muerto si sigues sudando- Esbozó una sonrisa amplia y lo agarró por el brazo nuevamente para comenzar a andar fuera de aquel círculo de baile, el cual volvía a animarse con la nueva canción. Aquella festividad era un no parar y seguramente sería una de las favoritas sin dudas de la joven dragona. Apoyó la cabeza en el hombro de Irc mientras andaban.
-¿Sabes? Si me hubieran dicho alguna vez que iba a acabar divirtiéndome tanto fuera de mi pequeña aldea... Juro que nunca les hubiera creído- Dijo mientras andaba hacia una de las mesas que se habían repartido por la zona de las tabernas, abarcando así más sitio. Lo cual para los dueños significaba más dinero para sus bolsillos. Se sentó en una de ellas junto a su compañero y se apoyó en ésta. -He oído que hay un árbol seco a las afueras. Dicen que se dejan objetos que no queramos o que hayan traído alguna clase de mala fortuna y luego se quema todo junto al árbol... Podríamos llegarnos después de recuperar energía-. Oyó algunas personas detrás de ella pedir algo que a ella le llamó la atención el nombre “hidromiel”. Cuando llegó la chica a saber la orden de ambos Astrid no dudó ni un segundo en pedir esa bebida que le había llamado la atención. Pobre dragona ilusa, lo que le esperaba.
Más bien el calvario se lo llevaría Ircan, al tener que ser el objetivo de una dragona confusa por el alcohol. Cuando le sirvieron aquella bebida y Astrid dio el primer sorbo, fue un no parar. Aquel sabor la hizo beberse la mitad casi en un soplo, cosa que no la llevaría por muy buen camino. Nunca había probado antes ni una gota de alcohol y como era de esperarse, se le subió bastante rápido. Su rostro se fijó entonces en el de su amigo licántropo. -¡Pero bueno! ¿¡Desde cuando tienes un hermano gemelo Irc!?- Preguntó con rostro sorprendido al ver doble. Comenzó entonces una risa tonta e incontrolable. -Deberían llamar a esto la bebida de la felicidad... jajaja...- Se levantó de su silla y caminó hacia el blanco que habían fijado sus ojos chocolate. Se sentó en su regazo y trazando unas suaves caricias con su dedo en su rostro arregló un poco el maquillaje que se había borronado con el sudor del baile. -Así... hip... mucho mejor...- Dijo con una sonrisa en su rostro.
Se dejó caer sobre el pecho del contrario, apoyando la cabeza sobre el hombro del menor. -Vayamos luego a ver aquel árbol... Tengo varias cosas que quiero ver arder...- Susurró mientras desabrochaba los dos botones que asomaban de la camisa de Irc por encima del chaleco del disfraz. Tras pasar nuevamente la yema de su dedo índice por la piel del contrario la subió hasta su mentón y, a la par que ella se reincorporaba para quedar cara a cara con él, agarró su rostro mirándole un tanto seria, pero el rubor de sus mejillas por el alcohol y la sonrisa que esbozaba un par de segundos como si fuera un acto reflejo la hacían ver de muchas formas menos con un semblante serio. -Debo advertirte Irc... Cuidado conmigo... Quien juega con fuego acaba quemándose- Susurró y casi al instante que terminó aquella frase, volvió a dejar su cuerpo caer sobre su pecho. Su frente se apoyó en el hombro, ocultando su rostro, pero se podía oír el leve ataque que le había entrado a Astrid. Quién hubiera dicho que la reacción ante una bebida con alcohol en la dragona hubiera acabado en un ataque de risa.
-¡Viva Bragiväl!- Logró decir entre carcajadas.
-¿Sabes? Si me hubieran dicho alguna vez que iba a acabar divirtiéndome tanto fuera de mi pequeña aldea... Juro que nunca les hubiera creído- Dijo mientras andaba hacia una de las mesas que se habían repartido por la zona de las tabernas, abarcando así más sitio. Lo cual para los dueños significaba más dinero para sus bolsillos. Se sentó en una de ellas junto a su compañero y se apoyó en ésta. -He oído que hay un árbol seco a las afueras. Dicen que se dejan objetos que no queramos o que hayan traído alguna clase de mala fortuna y luego se quema todo junto al árbol... Podríamos llegarnos después de recuperar energía-. Oyó algunas personas detrás de ella pedir algo que a ella le llamó la atención el nombre “hidromiel”. Cuando llegó la chica a saber la orden de ambos Astrid no dudó ni un segundo en pedir esa bebida que le había llamado la atención. Pobre dragona ilusa, lo que le esperaba.
Más bien el calvario se lo llevaría Ircan, al tener que ser el objetivo de una dragona confusa por el alcohol. Cuando le sirvieron aquella bebida y Astrid dio el primer sorbo, fue un no parar. Aquel sabor la hizo beberse la mitad casi en un soplo, cosa que no la llevaría por muy buen camino. Nunca había probado antes ni una gota de alcohol y como era de esperarse, se le subió bastante rápido. Su rostro se fijó entonces en el de su amigo licántropo. -¡Pero bueno! ¿¡Desde cuando tienes un hermano gemelo Irc!?- Preguntó con rostro sorprendido al ver doble. Comenzó entonces una risa tonta e incontrolable. -Deberían llamar a esto la bebida de la felicidad... jajaja...- Se levantó de su silla y caminó hacia el blanco que habían fijado sus ojos chocolate. Se sentó en su regazo y trazando unas suaves caricias con su dedo en su rostro arregló un poco el maquillaje que se había borronado con el sudor del baile. -Así... hip... mucho mejor...- Dijo con una sonrisa en su rostro.
Se dejó caer sobre el pecho del contrario, apoyando la cabeza sobre el hombro del menor. -Vayamos luego a ver aquel árbol... Tengo varias cosas que quiero ver arder...- Susurró mientras desabrochaba los dos botones que asomaban de la camisa de Irc por encima del chaleco del disfraz. Tras pasar nuevamente la yema de su dedo índice por la piel del contrario la subió hasta su mentón y, a la par que ella se reincorporaba para quedar cara a cara con él, agarró su rostro mirándole un tanto seria, pero el rubor de sus mejillas por el alcohol y la sonrisa que esbozaba un par de segundos como si fuera un acto reflejo la hacían ver de muchas formas menos con un semblante serio. -Debo advertirte Irc... Cuidado conmigo... Quien juega con fuego acaba quemándose- Susurró y casi al instante que terminó aquella frase, volvió a dejar su cuerpo caer sobre su pecho. Su frente se apoyó en el hombro, ocultando su rostro, pero se podía oír el leve ataque que le había entrado a Astrid. Quién hubiera dicho que la reacción ante una bebida con alcohol en la dragona hubiera acabado en un ataque de risa.
-¡Viva Bragiväl!- Logró decir entre carcajadas.
Astrid Leggiend
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
Una sonrisa victoriosa se dibujo en el rostro del moreno, todo era perfecto, la muchacha respondió de forma segura y seductora, ella sabia perfectamente lo que buscaba y Matthew estaba totalmente de acuerdo en dárselo. De haber estado en otras circunstancias quizás hubiese intentado ser mas paciente, dar un largo rodeo antes de llegar al punto, tal vez algo de charla intrascendente para romper el hielo. Pero con esta mujer no parecía ser necesario, con un solo movimiento de sus caderas derretiría el hielo de medio Dundarak.
-Oh, siendo así - Se aparto un poco, ofreciéndole así a la mujer sus piernas para que se siente - Hay que hacer caso a las cartas, no queremos que los dioses se enojen con nosotros - Hizo un gesto con la mano para pedir mas bebidas, cualquiera diría que ya había tomado suficiente, pero a Owens no le gustaba decirle que no a una dama -Matthew es mi nombre - Rodeo la cintura de la muchacha, disfrutando del suave contacto con su piel. No era necesario decir un nombre falso, llevaba una mascara en la parte superior de su rostro. Además, un nombre sin apellido era lo mismo que nada. - Y supongo que de aquí en mas podemos decidir nosotros como sigue - Beso el cuello de la mujer con lentitud hasta llegar a su oreja, la cual mordió de forma juguetona.
De forma muy atinada y profesional el cantinero no los interrumpió cuando vino a traer la bebida, simplemente la dejo sobre la mesa y se llevo las monedas que en algún momento Matt había dejado. De todos modos el estafador dejo los besos para permitirle a la dama beber si así lo deseaba, no había porque apurarse, tenían toda la noche por delante, y mostrarse desesperado jamas daba buenos resultados.
-¿Puedo saber tu nombre, mi bella Valkiria? - Le susurro al oído mientras acariciaba su cuerpo con deseo, mas no con ansiedad, disfrutando del momento - ¿O mejor dejamos que esta noche sea un misterio? - Iba a dejar que su mano resbalara bajo la pequeña falda cuando sintió que alguien agarraba su brazo y tiraba hacia atrás.
Quien había interrumpido era un hombre que Matt no conocía de nada, pero con solo ver su rostro enfurecido no tardo mucho en suponer lo que sucedía, al fin y al cabo, era una situación que había vivido muchas veces.
-Ella viene conmigo - Fue todo lo que dijo e intento jalar de la muchacha para llevársela.
-Ains - Suspiro cansado Matthew, no tenía ganas de pelearse con nadie, mucho menos por alguien que acababa de conocer, pero parecía haber pocas opciones - De acuerdo, comportémonos de forma madura, seguramente ella solo quería pasar un buen rato y beber un poco ¿Por que arruinar esta noche peleando? Mejor vamos a compartirla, y así todos seremos felices, sobre todo la hermosa Valkiria, claro - Le guiño un ojo a la mujer y sonrió con picardía.
-Oh, siendo así - Se aparto un poco, ofreciéndole así a la mujer sus piernas para que se siente - Hay que hacer caso a las cartas, no queremos que los dioses se enojen con nosotros - Hizo un gesto con la mano para pedir mas bebidas, cualquiera diría que ya había tomado suficiente, pero a Owens no le gustaba decirle que no a una dama -Matthew es mi nombre - Rodeo la cintura de la muchacha, disfrutando del suave contacto con su piel. No era necesario decir un nombre falso, llevaba una mascara en la parte superior de su rostro. Además, un nombre sin apellido era lo mismo que nada. - Y supongo que de aquí en mas podemos decidir nosotros como sigue - Beso el cuello de la mujer con lentitud hasta llegar a su oreja, la cual mordió de forma juguetona.
De forma muy atinada y profesional el cantinero no los interrumpió cuando vino a traer la bebida, simplemente la dejo sobre la mesa y se llevo las monedas que en algún momento Matt había dejado. De todos modos el estafador dejo los besos para permitirle a la dama beber si así lo deseaba, no había porque apurarse, tenían toda la noche por delante, y mostrarse desesperado jamas daba buenos resultados.
-¿Puedo saber tu nombre, mi bella Valkiria? - Le susurro al oído mientras acariciaba su cuerpo con deseo, mas no con ansiedad, disfrutando del momento - ¿O mejor dejamos que esta noche sea un misterio? - Iba a dejar que su mano resbalara bajo la pequeña falda cuando sintió que alguien agarraba su brazo y tiraba hacia atrás.
Quien había interrumpido era un hombre que Matt no conocía de nada, pero con solo ver su rostro enfurecido no tardo mucho en suponer lo que sucedía, al fin y al cabo, era una situación que había vivido muchas veces.
-Ella viene conmigo - Fue todo lo que dijo e intento jalar de la muchacha para llevársela.
-Ains - Suspiro cansado Matthew, no tenía ganas de pelearse con nadie, mucho menos por alguien que acababa de conocer, pero parecía haber pocas opciones - De acuerdo, comportémonos de forma madura, seguramente ella solo quería pasar un buen rato y beber un poco ¿Por que arruinar esta noche peleando? Mejor vamos a compartirla, y así todos seremos felices, sobre todo la hermosa Valkiria, claro - Le guiño un ojo a la mujer y sonrió con picardía.
- Interacción con:
- Mina Harker
Matthew Owens
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
La dragona volvió a arrastrarme, esta vez a una de las mesas que los taberneros inteligentemente habían colocado para aumentar sus ingresos.
-Bueno, puede que este mundo también guarde sorpresas agradables. Hay que tener esperanza. - le sonreí intentando creerlo yo también. - Y bueno no estaría mal hacer algo para traer la buena fortuna. Nunca se sabe cuando puede funcionar, así que si quieres vamos.
Me senté enfrente de ella y no tardé en ver otra vez su carácter imprevisible cuando pidió que trajeran dos jarras de hidromel. Yo por mi parte, conocía aquella bebida, pero no sus efectos. Madre era muy tajante en lo relacionado con el alcohol. Cuando vi como afectó a Astrid pude entender un poco el porqué.
-Mmm... no tengo hermanos, al menos que yo sepa.- le sonreí y di un sorbo al contenido de la jarra. - !Vaya! Es muy dulce. No se parece mucho al vino. - tuve que reconocer que aquella bebida estaba buena. Aunque no tenía la misma expresividad que la dragona que lo grito a los cuatro vientos. -Ya veo que te gusta Astrid. -reí al ver como gritaba eufórica.
En ese momento, se levantó y se dirigió hacia ami contoneando su cuerpo, seguramente por los efectos del alcohol, si tenía otros objetivos los desconocía. Yo por mi parte casi me atraganto en el siguiente sorbo que dí, ante la sorpresa de que Astrid se sentó en mi regazo y comenzó a acariciarme la cara. La chica sonreía, no se muy bien porqué y mientras me hablaba y yo callaba, fruto de la impresión, se apoyaba en mi hombro y en mi pecho mientras me desabrochaba los botones de la camisa.
Volvió a acariciarme subiendo sus dedos hasta mi mentón, que aún guardaba recuerdos del anterior beso, y me miró fijamente.
"¿Por qué está ruborizada? ¿Qué pretende?" la dragona me miró fijamente a los ojos mientras iba sonriendo de una forma un tanto lasciva o provocativa, por lo menos a mi entender en ese momento.
No entendí muy bien las palabras de Astrid, ¿a qué se refería? Pues en aquel momento no me hacia falta jugar con fuego. Entre la moza sentada en el regazo y el efecto de la hidromel ya hacia que mi cuerpo ardiera.
-Creo...- debía de encontrar alguna escusa para salir de aquella situación que tan desconcertado me tenía. -Que deberíamos darnos prisa para ver el árbol. Puede que lo quemen pronto y no lleguemos.
-Bueno, puede que este mundo también guarde sorpresas agradables. Hay que tener esperanza. - le sonreí intentando creerlo yo también. - Y bueno no estaría mal hacer algo para traer la buena fortuna. Nunca se sabe cuando puede funcionar, así que si quieres vamos.
Me senté enfrente de ella y no tardé en ver otra vez su carácter imprevisible cuando pidió que trajeran dos jarras de hidromel. Yo por mi parte, conocía aquella bebida, pero no sus efectos. Madre era muy tajante en lo relacionado con el alcohol. Cuando vi como afectó a Astrid pude entender un poco el porqué.
-Mmm... no tengo hermanos, al menos que yo sepa.- le sonreí y di un sorbo al contenido de la jarra. - !Vaya! Es muy dulce. No se parece mucho al vino. - tuve que reconocer que aquella bebida estaba buena. Aunque no tenía la misma expresividad que la dragona que lo grito a los cuatro vientos. -Ya veo que te gusta Astrid. -reí al ver como gritaba eufórica.
En ese momento, se levantó y se dirigió hacia ami contoneando su cuerpo, seguramente por los efectos del alcohol, si tenía otros objetivos los desconocía. Yo por mi parte casi me atraganto en el siguiente sorbo que dí, ante la sorpresa de que Astrid se sentó en mi regazo y comenzó a acariciarme la cara. La chica sonreía, no se muy bien porqué y mientras me hablaba y yo callaba, fruto de la impresión, se apoyaba en mi hombro y en mi pecho mientras me desabrochaba los botones de la camisa.
Volvió a acariciarme subiendo sus dedos hasta mi mentón, que aún guardaba recuerdos del anterior beso, y me miró fijamente.
"¿Por qué está ruborizada? ¿Qué pretende?" la dragona me miró fijamente a los ojos mientras iba sonriendo de una forma un tanto lasciva o provocativa, por lo menos a mi entender en ese momento.
No entendí muy bien las palabras de Astrid, ¿a qué se refería? Pues en aquel momento no me hacia falta jugar con fuego. Entre la moza sentada en el regazo y el efecto de la hidromel ya hacia que mi cuerpo ardiera.
-Creo...- debía de encontrar alguna escusa para salir de aquella situación que tan desconcertado me tenía. -Que deberíamos darnos prisa para ver el árbol. Puede que lo quemen pronto y no lleguemos.
Ircan
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
Al poco su ataque de risa acabó y se quedó apoyada en el pecho de su acompañante. Sentía una agradable sensación de tranquilidad en aquella posición. Hacía bastante tiempo que no sentía aquella calidez. El último recuerdo que tenía de aquello fue el último abrazo que recibió de su padre antes de marchar de su aldea. La voz de Ircan la hizo separarse un poco y alzar la mirada hacia sus ojos. -¿Qué árbol? Ah... el árbol, cierto, debemos ir- Se levantó y tras dejar los aeros correspondientes a ambas bebidas se volvió a agarrar al brazo del lobo. Esta vez también porque veía todo dándole vueltas y si daba un paso ella sola tenía por asegurado que se caería de bruces al suelo. Tomó una gran bocanada de aire y luego lo expulsó lentamente en un largo suspiro. -Venga vamos y sentémonos antes de que me caiga redonda al suelo- Logró decir mientras daba los primeros pasos junto al que se había convertido en su guía.
Mientras caminaba e intentaba no caerse, pensaba en qué podría tirar a aquel árbol para olvidar todo lo malo de un pasado ¿Qué cosas habían ocurrido en su pasado que deseaba dejar atrás? Pff Si estuviera plena en sus facultades seguro se tiraría ella misma al fuego de cabeza. Uno de los tantos defectos de Astrid es que era demasiado curiosa y confiada, eso le había ocasionado incontables decepciones a lo largo de los últimos años de su vida. Tan iba absorta en sus pensamientos que era raro que se mantuviera callada durante tanto tiempo. Al llegar frente a aquel árbol seco la dragona respiraba un poco aliviada, la brisa la había despejado un poco aunque seguía sin poder caminar recta. Se giró hacia Ircan y se soltó de su brazo. -Aunque aún estoy mareada por esa bebida extraña creo que este momento debemos hacerlo por separado. Juro no liar nada- Levantó la mano en señal de juramento y dio un par de pasos hasta llegar a un lado.
Se arrodilló con cuidado y sacó de su pequeña bolsa un papel bastante estropeado y arrugado. Ni lo abrió para recordar las palabras que había ahí escritas. Cogió una piedra para ponerla encima de aquel mal recuerdo de Astrid y que no se fuera con el viento. -Eres parte de mi pasado ahora, no interferirás en mi presente... Y mucho menos en mi futuro- Susurró mientras volvía a levantarse, con mucha lentitud y se apartó a un lado a la espera de que su compañero terminase de colocar algún objeto o pensara algo mientras veía los objetos que ya estaban colocados en el árbol. Al rato se reencontraron y ella sonrió ampliamente. -¿Ves? No hice ningún escándalo, estuve bien quietecita- La sonrisa infantil de la dragona volvió a aparecer en su rostro y al contrario de lo que llevaba haciendo durante todo el festival, no agarró a Ircan por el brazo, solo se apoyó en él cerrando los ojos sin borrar aquella mueca de su rostro. -Por un futuro lleno de buenas sorpresas-. Murmuró mientras esperaban a que hicieran arder el árbol.
Mientras caminaba e intentaba no caerse, pensaba en qué podría tirar a aquel árbol para olvidar todo lo malo de un pasado ¿Qué cosas habían ocurrido en su pasado que deseaba dejar atrás? Pff Si estuviera plena en sus facultades seguro se tiraría ella misma al fuego de cabeza. Uno de los tantos defectos de Astrid es que era demasiado curiosa y confiada, eso le había ocasionado incontables decepciones a lo largo de los últimos años de su vida. Tan iba absorta en sus pensamientos que era raro que se mantuviera callada durante tanto tiempo. Al llegar frente a aquel árbol seco la dragona respiraba un poco aliviada, la brisa la había despejado un poco aunque seguía sin poder caminar recta. Se giró hacia Ircan y se soltó de su brazo. -Aunque aún estoy mareada por esa bebida extraña creo que este momento debemos hacerlo por separado. Juro no liar nada- Levantó la mano en señal de juramento y dio un par de pasos hasta llegar a un lado.
Se arrodilló con cuidado y sacó de su pequeña bolsa un papel bastante estropeado y arrugado. Ni lo abrió para recordar las palabras que había ahí escritas. Cogió una piedra para ponerla encima de aquel mal recuerdo de Astrid y que no se fuera con el viento. -Eres parte de mi pasado ahora, no interferirás en mi presente... Y mucho menos en mi futuro- Susurró mientras volvía a levantarse, con mucha lentitud y se apartó a un lado a la espera de que su compañero terminase de colocar algún objeto o pensara algo mientras veía los objetos que ya estaban colocados en el árbol. Al rato se reencontraron y ella sonrió ampliamente. -¿Ves? No hice ningún escándalo, estuve bien quietecita- La sonrisa infantil de la dragona volvió a aparecer en su rostro y al contrario de lo que llevaba haciendo durante todo el festival, no agarró a Ircan por el brazo, solo se apoyó en él cerrando los ojos sin borrar aquella mueca de su rostro. -Por un futuro lleno de buenas sorpresas-. Murmuró mientras esperaban a que hicieran arder el árbol.
Astrid Leggiend
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
Por suerte Astrid se despejó lo suficiente como para poder seguir avanzando en los acontecimientos de aquella noche. Sólo los dioses sabían que hubiese pasado de haber permanecido más tiempo así.
El camino hacía el árbol fue silencioso. Yo, al igual que creo que hizo mi compañera, pensé en que podría arrojar al árbol que me hubiera representado mala suerte, y la verdad es que no había un objeto como tal. Pensé largo y tendido sobre aquello mientras me aseguraba que Astrid no se cayera cuesta abajo, la bebida le había afectado demasiado.
Una vez llegamos al árbol, vi que no eramos los únicos, al menos no llegábamos tarde. La dragona se libró de mi brazos y se excusó.
-Si, lo comprendo. Ahora nos vemos.
Yo aún no sabía muy bien que iba a quemar, pero me acerqué a un lugar solitario del árbol. Fue entonces cuando recordé cómo y dónde habían comenzado todas mis desventuras, con aquella enfermedad contraída en la Arboleda. No es que tuviera ningún recuerdo en forma de objeto de aquella época, todo lo había quemado para que no volviera a aparecer la enfermedad, pero puede que algo simbólico bastará. Saqué un trozo de tela, haciendo como si fuesen las vendas que ocultaron mi enfermedad, y la deposité en el árbol.
-Hay que dejar atrás el pasado.
Me retiré y volví con Astrid, que no tardó en apoyarse en mi pecho.
-Me cuesta creer que no armaras ningún jaleo. -le sonreí. -Por un futuro lleno de sorpresas. -repetí el buen augurio recitado por la dragona.
El camino hacía el árbol fue silencioso. Yo, al igual que creo que hizo mi compañera, pensé en que podría arrojar al árbol que me hubiera representado mala suerte, y la verdad es que no había un objeto como tal. Pensé largo y tendido sobre aquello mientras me aseguraba que Astrid no se cayera cuesta abajo, la bebida le había afectado demasiado.
Una vez llegamos al árbol, vi que no eramos los únicos, al menos no llegábamos tarde. La dragona se libró de mi brazos y se excusó.
-Si, lo comprendo. Ahora nos vemos.
Yo aún no sabía muy bien que iba a quemar, pero me acerqué a un lugar solitario del árbol. Fue entonces cuando recordé cómo y dónde habían comenzado todas mis desventuras, con aquella enfermedad contraída en la Arboleda. No es que tuviera ningún recuerdo en forma de objeto de aquella época, todo lo había quemado para que no volviera a aparecer la enfermedad, pero puede que algo simbólico bastará. Saqué un trozo de tela, haciendo como si fuesen las vendas que ocultaron mi enfermedad, y la deposité en el árbol.
-Hay que dejar atrás el pasado.
Me retiré y volví con Astrid, que no tardó en apoyarse en mi pecho.
-Me cuesta creer que no armaras ningún jaleo. -le sonreí. -Por un futuro lleno de sorpresas. -repetí el buen augurio recitado por la dragona.
Ircan
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
¿Será que ya es primavera? No sé.
¿Será toda la hidromiel? No sé
¿Será su piel morena?
...ojos negros... piel canela...
La brujita entusiasmada, se sentó en las fuertes piernas del moreno, coqueta, coquetísima. -Sí... me gusta como suena Valkiria en tu voz, llámame así... Matthew- respondió melosa, con la mirada felina que podía cuando se encontraba con algo que le atraía mucho. Suavecito, él le besó el cuello, le encantaba. A todas luces aquel era un hombre que sabía lo que hacía, tenía experiencia en conseguir lo que deseaba. Pero Mina no tenía prisas por facilitarle el trabajo, es más, lo iba a poner a prueba.
Juguetona, comenzó a amagar besos, acercándo sus labios a los él, alejándolos ante el mínimo roce -Entonces, ¿has apagado tus poderes adivinatorios?- bromeó. Hizo un gesto con la mano y los dibujos de las cartas salieron de ellas para bailar al rededor de la cabeza del moreno. -No sería justo que tú sepas lo que ocurrirá después y yo no- se quejó, haciendo un puchero. La reina jugueteaba con el cabello de Matthew y suspiraba, eran graciosas ilusiones, pero eso el adivinador no lo sabía, para él, serían completamente reales.
La bruja hacía saltar a los dibujos sobre Matthew y se reía de buena gana, divertida con las caras del adivino, claro, sin dejar de tentarlo a besarla. Sentía su mano recorrer su muslo y ella estaba dispuesta a avanzar un poco más en el delicioso juego que llevaban, pero... no contaba con la aparición del guapito.
De un tirón la levantó del regazo del bombón de caramelo, ella era ligera, no le costó mucho hacerlo. -Ella viene conmigo- bramó enfurecido y alcoholizado. Aquello le molestó sobremanera. Pero fueron las palabras del bombón lo que le molestaron más. Enojada, afirmó al guapito y con un rápido movimiento, giró y lo lazó contra el piso, dejándolo fuera de combate de inmediato. Luego miró al moreno -¿Compartir? ¡JHÁ! Será que te quedé grande- dijo, echando su cabello hacia atrás con un gesto.
Agarró su jarra y se afirmó el arco en la espalda. Miró con desprecio al adivinador y, dando media vuelta, se alejó de él, preciosa, orgullosa y altanera. Ni que fuera el más guapo del lugar. A lo que se giró, divisó otro moreno interesante bailando en una comparsa.
¿Será toda la hidromiel? No sé
¿Será su piel morena?
...ojos negros... piel canela...
La brujita entusiasmada, se sentó en las fuertes piernas del moreno, coqueta, coquetísima. -Sí... me gusta como suena Valkiria en tu voz, llámame así... Matthew- respondió melosa, con la mirada felina que podía cuando se encontraba con algo que le atraía mucho. Suavecito, él le besó el cuello, le encantaba. A todas luces aquel era un hombre que sabía lo que hacía, tenía experiencia en conseguir lo que deseaba. Pero Mina no tenía prisas por facilitarle el trabajo, es más, lo iba a poner a prueba.
Juguetona, comenzó a amagar besos, acercándo sus labios a los él, alejándolos ante el mínimo roce -Entonces, ¿has apagado tus poderes adivinatorios?- bromeó. Hizo un gesto con la mano y los dibujos de las cartas salieron de ellas para bailar al rededor de la cabeza del moreno. -No sería justo que tú sepas lo que ocurrirá después y yo no- se quejó, haciendo un puchero. La reina jugueteaba con el cabello de Matthew y suspiraba, eran graciosas ilusiones, pero eso el adivinador no lo sabía, para él, serían completamente reales.
La bruja hacía saltar a los dibujos sobre Matthew y se reía de buena gana, divertida con las caras del adivino, claro, sin dejar de tentarlo a besarla. Sentía su mano recorrer su muslo y ella estaba dispuesta a avanzar un poco más en el delicioso juego que llevaban, pero... no contaba con la aparición del guapito.
De un tirón la levantó del regazo del bombón de caramelo, ella era ligera, no le costó mucho hacerlo. -Ella viene conmigo- bramó enfurecido y alcoholizado. Aquello le molestó sobremanera. Pero fueron las palabras del bombón lo que le molestaron más. Enojada, afirmó al guapito y con un rápido movimiento, giró y lo lazó contra el piso, dejándolo fuera de combate de inmediato. Luego miró al moreno -¿Compartir? ¡JHÁ! Será que te quedé grande- dijo, echando su cabello hacia atrás con un gesto.
Agarró su jarra y se afirmó el arco en la espalda. Miró con desprecio al adivinador y, dando media vuelta, se alejó de él, preciosa, orgullosa y altanera. Ni que fuera el más guapo del lugar. A lo que se giró, divisó otro moreno interesante bailando en una comparsa.
Mina Harker
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Re: Bragiväl [+18] [Evento]
El ruido y la música llenaban las calles, los colores y las luces volvían la noche, día. Ilusiones por todos lados, el viento llevaba los pétalos de las flores sobre las cabezas de los asistentes, quienes apenas se daban cuenta del aroma que desprendían. El alcohol y el desenfreno ya iban haciendo graves estragos entre los que festejaban la gracia del Dios Bragi. Pero, ¿qué más daba? Era la noche de no juzgar, de no cohibirse de nada. Era la noche de disfrutar y hacer lo que en otras noches estaba vetado.
El sol empezó a despuntar sobre el horizonte, despacio. Muy despacio. Era el momento.
Llegó la hora y empezó la música que daría comienzo a la quema del árbol. El dios los tenía que oír y ver, y el resto de ciudadanos, igual. Se aglomeraron en torno al árbol y comenzó el último baile, seguido por los más acérrimos a la tradición… y por los más alcoholizados. A fin de cuentas, era un baile. A pesar del cansancio, todavía quedaban fuerzas para un último homenaje al dios del arte y las fiestas. Las ganas de divertirse eran demasiadas. ¡Ojalá durase tres días como en Verisar! Eso querían muchos. Tres días de desenfreno. Pero no, en las islas optaban por uno solo, pero intenso.
Al son de la música no solo bailaban los presentes, sino también las llamas que empezaban a deslizarse y a envolver el gigantesco árbol que decoraba las afueras de la ciudad. Todos los objetos malos, lo que traía mala desgracia, estaba siendo consumido por las llamas y evaporándose en el cielo. Toda la desdicha se iba transportada en humo… para quienes habían entregado algo al dios. Lo deseado sería concedido para quien hubiera dejado que su objeto se consumiera.
Las flores seguían cayendo sobre quienes se encontraban en la plaza, quienes habían bailado envueltos en su dulce olor. Todos ellos verían cómo una flor caería sobre sus manos.
El fuego, volviéndolo todo cenizas, fue envuelto por la magia de los encargados del festival. Esos brujos y brujas ancianos que mantenían contacto con los dioses. Ellos fueron los que solidificaron las cenizas y de ellas nacieron miles de pequeñas joyas. Obsequios del dios, decían.
En cuanto las llamas dejaron de danzar y se apagaron, la fiesta se dio por terminada. Todos podrían descansar, y el Dios Bragi orgulloso de su fiesta, esperaría al siguiente año para volver a ver cómo los mortales festejaban para alabarlo.
¡Se terminó la fiesta! Todos a dormir… O no. Recordad que mi amada Wyn os ha brindado la fiesta de Ohdá en Dundarak. Y todos sabemos lo que sucede en esa celebración. ¿Aún queréis dormir?
Estoy muy contento con la amplia participación en este tema. Además de los originales posts y tramas que habéis hecho. También me alegro de ver “caras nuevas” por aquí, y espero que sigan disfrutando de los eventos que creamos.
Lamentablemente no os entregaré el premio por formar parte de la ambientación, pues ninguno se ha atrevido a hacer música, a formar parte del equipo organizador…
¡Pero no os preocupéis! Recompensas hay:
Todos recibís:
• 50 aeros.
• 5 puntos de experiencia
Estos premios han sido añadidos ya a vuestros perfiles.
• Anillo de los Ases
Ircan, Astrid, Mina, Matthew, Reivy y Sauron, por haber creado una trama entre vosotros, recibís:
• Flores de Bragiväl
• El premio al mejor disfraz es para: Níniel. Recibes 100 aeros adicionales, que ya han sido actualizados en tu perfil.
El sol empezó a despuntar sobre el horizonte, despacio. Muy despacio. Era el momento.
Llegó la hora y empezó la música que daría comienzo a la quema del árbol. El dios los tenía que oír y ver, y el resto de ciudadanos, igual. Se aglomeraron en torno al árbol y comenzó el último baile, seguido por los más acérrimos a la tradición… y por los más alcoholizados. A fin de cuentas, era un baile. A pesar del cansancio, todavía quedaban fuerzas para un último homenaje al dios del arte y las fiestas. Las ganas de divertirse eran demasiadas. ¡Ojalá durase tres días como en Verisar! Eso querían muchos. Tres días de desenfreno. Pero no, en las islas optaban por uno solo, pero intenso.
Al son de la música no solo bailaban los presentes, sino también las llamas que empezaban a deslizarse y a envolver el gigantesco árbol que decoraba las afueras de la ciudad. Todos los objetos malos, lo que traía mala desgracia, estaba siendo consumido por las llamas y evaporándose en el cielo. Toda la desdicha se iba transportada en humo… para quienes habían entregado algo al dios. Lo deseado sería concedido para quien hubiera dejado que su objeto se consumiera.
Las flores seguían cayendo sobre quienes se encontraban en la plaza, quienes habían bailado envueltos en su dulce olor. Todos ellos verían cómo una flor caería sobre sus manos.
El fuego, volviéndolo todo cenizas, fue envuelto por la magia de los encargados del festival. Esos brujos y brujas ancianos que mantenían contacto con los dioses. Ellos fueron los que solidificaron las cenizas y de ellas nacieron miles de pequeñas joyas. Obsequios del dios, decían.
En cuanto las llamas dejaron de danzar y se apagaron, la fiesta se dio por terminada. Todos podrían descansar, y el Dios Bragi orgulloso de su fiesta, esperaría al siguiente año para volver a ver cómo los mortales festejaban para alabarlo.
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¡Se terminó la fiesta! Todos a dormir… O no. Recordad que mi amada Wyn os ha brindado la fiesta de Ohdá en Dundarak. Y todos sabemos lo que sucede en esa celebración. ¿Aún queréis dormir?
Estoy muy contento con la amplia participación en este tema. Además de los originales posts y tramas que habéis hecho. También me alegro de ver “caras nuevas” por aquí, y espero que sigan disfrutando de los eventos que creamos.
Lamentablemente no os entregaré el premio por formar parte de la ambientación, pues ninguno se ha atrevido a hacer música, a formar parte del equipo organizador…
¡Pero no os preocupéis! Recompensas hay:
Todos recibís:
• 50 aeros.
• 5 puntos de experiencia
Estos premios han sido añadidos ya a vuestros perfiles.
• Anillo de los Ases
- Spoiler:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Creado por el dios Bragi a través de los sacerdotes brujos. Está formado por ceniza compactada y dura, tanto como una roca. Después de quemar lo que traía desgracia, este anillo os dará suerte con sus dos funciones:
- Si lo soplas, cuando tengas que tirar runas, la suerte será “buena”, independientemente de la runa que salga. Pero, no tendrá efecto si las runas están condicionadas por otra maldición.
- En cambio, si lo frotas, uno de tus atributos mejorará en ese turno un 10%.
Sólo tiene un uso. Después, perderá todo el poder y pasará a ser un mero objeto decorativo.
Ircan, Astrid, Mina, Matthew, Reivy y Sauron, por haber creado una trama entre vosotros, recibís:
• Flores de Bragiväl
- Spoiler:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Estas flores han caído sobre vuestras manos. Si le entregáis una de estas flores a alguien, quedará embobado por vosotros durante dos turnos y tratarán de ser serviciales con vosotros y complaceros. ¡Ojo! No os desearán, ni estarán enamorados. Simplemente buscarán llamar vuestra atención y cumplir lo que les pidáis, siempre y cuando sean órdenes sencillas y que no impliquen herirse a sí mismos o a otros.
Tendrá un uso.
• El premio al mejor disfraz es para: Níniel. Recibes 100 aeros adicionales, que ya han sido actualizados en tu perfil.
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Fehu
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