Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Página 2 de 3. • Comparte
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Agarre un huevo aun sin pintar y lo mire en detalle durante algunos segundos, contrario a lo que muchos creían la cascara del huevo era porosa, compuesta en un noventa y cuatro porciento de calcio. Ninguno de estos datos parecía importarle a los miembros más jóvenes de Los Gorriones, quienes se encontraban muy contentos sentados en el piso, rodeados de pinturas y huevos, intentando crear lo que ellos llamaban “el mejor huevo pintado de Ostara”.
-¡Intentalo Zöe! – Me dijo uno de ellos, yo también estaba sentada en el suelo, con uno de los niños sobre mi regazo – Vamos ¡Es fácil!
-No poseo lo que los orgánicos llaman “creatividad” – Le respondí aún con el huevo en la mano, sin saber bien qué hacer con él.
-Solo… Has lo que ves ¿Qué hay alrededor?
-Plantas, árboles, insectos, animales, casas, humanos, hombres-bestia, elfos…-
-Pues bien, puedes dibujar algo de eso – Asentí aunque no estaba segura de que fuera a resultar tan sencillo, mire con atención el paisaje que nos rodeaba. Como eran varios los niños que tenía que cuidar había preferido alejarme con ellos del centro de las celebraciones, así podríamos estar más tranquilos y realizar las actividades de Ostara sin interrupciones.
Con mucho cuidado comencé a pintar la superficie del huevo, al principio los niños se emocionaron y se pusieron a mirar, apoyados en mi espalda, para ver qué era lo que iba a dibujar. Pero pronto se aburrieron, los progresos eran extremadamente lentos, en cuanto notaron a otros niños corriendo y jugando fueron a buscarlos. Parecía correcto dejarlos hacer actividades acorde a su edad al menos por un día.
Para cuando termine de pintar ya era de noche, el paisaje se encontraba iluminado por las velas que los orgánicos encendían para pedir diferentes cosas a sus dioses. Guarde con cuidado el huevo en mi mochila y escuche que a poca distancia alguien estaba pidiendo un deseo [Rezo: Elevación de oraciones religiosas, alabanzas o peticiones en señal de culto] como era de esperarse yo no creía en ningún dios, entre mis funciones no se encontraba la de creer en seres sin materia ni peso comprobable.
El orgánico, presuntamente un vampiro, se quedó quieto mirándome, parecía sorprendido de verme allí, eso no era algo nuevo, solían decirme que era silenciosa y que debía avisar cuando me acercaba. Noté que sus manos estaban llenas de sangre del conejo que había ofrecido a su dios, saque un pedazo de tela y se lo ofrecí.
-Ten, puedes usarlo si lo deseas ¿Si? – Incline la cabeza ligeramente hacia un lado mientras pensaba en las cosas que había pedido – Sería más conveniente arrojar otro tipo de productos en la tierra si lo que desean es que sea fértil, hay muchos tipo de materiales que pueden abonar los campos y generar así una cosecha abundante…
Otra vez estaba aportando datos innecesarios, era por ese tipo de cosas que los Gorriones siempre cortaban mis discursos antes de que pudiera terminar.
-Lo siento – Extendí mi mano para saludarlo según los rituales humanos más comunes y sonreí – Mi nombre es Zöe, soy una bio- cibernética pero no te asustes, no te haré daño – Dije la misma oración que decía siempre, sin quitar la sonrisa para que el orgánico entendiera que mis intenciones eran buenas.
-¡Intentalo Zöe! – Me dijo uno de ellos, yo también estaba sentada en el suelo, con uno de los niños sobre mi regazo – Vamos ¡Es fácil!
-No poseo lo que los orgánicos llaman “creatividad” – Le respondí aún con el huevo en la mano, sin saber bien qué hacer con él.
-Solo… Has lo que ves ¿Qué hay alrededor?
-Plantas, árboles, insectos, animales, casas, humanos, hombres-bestia, elfos…-
-Pues bien, puedes dibujar algo de eso – Asentí aunque no estaba segura de que fuera a resultar tan sencillo, mire con atención el paisaje que nos rodeaba. Como eran varios los niños que tenía que cuidar había preferido alejarme con ellos del centro de las celebraciones, así podríamos estar más tranquilos y realizar las actividades de Ostara sin interrupciones.
Con mucho cuidado comencé a pintar la superficie del huevo, al principio los niños se emocionaron y se pusieron a mirar, apoyados en mi espalda, para ver qué era lo que iba a dibujar. Pero pronto se aburrieron, los progresos eran extremadamente lentos, en cuanto notaron a otros niños corriendo y jugando fueron a buscarlos. Parecía correcto dejarlos hacer actividades acorde a su edad al menos por un día.
Para cuando termine de pintar ya era de noche, el paisaje se encontraba iluminado por las velas que los orgánicos encendían para pedir diferentes cosas a sus dioses. Guarde con cuidado el huevo en mi mochila y escuche que a poca distancia alguien estaba pidiendo un deseo [Rezo: Elevación de oraciones religiosas, alabanzas o peticiones en señal de culto] como era de esperarse yo no creía en ningún dios, entre mis funciones no se encontraba la de creer en seres sin materia ni peso comprobable.
El orgánico, presuntamente un vampiro, se quedó quieto mirándome, parecía sorprendido de verme allí, eso no era algo nuevo, solían decirme que era silenciosa y que debía avisar cuando me acercaba. Noté que sus manos estaban llenas de sangre del conejo que había ofrecido a su dios, saque un pedazo de tela y se lo ofrecí.
-Ten, puedes usarlo si lo deseas ¿Si? – Incline la cabeza ligeramente hacia un lado mientras pensaba en las cosas que había pedido – Sería más conveniente arrojar otro tipo de productos en la tierra si lo que desean es que sea fértil, hay muchos tipo de materiales que pueden abonar los campos y generar así una cosecha abundante…
Otra vez estaba aportando datos innecesarios, era por ese tipo de cosas que los Gorriones siempre cortaban mis discursos antes de que pudiera terminar.
-Lo siento – Extendí mi mano para saludarlo según los rituales humanos más comunes y sonreí – Mi nombre es Zöe, soy una bio- cibernética pero no te asustes, no te haré daño – Dije la misma oración que decía siempre, sin quitar la sonrisa para que el orgánico entendiera que mis intenciones eran buenas.
- Huevo que pinta Zöe:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Zöe interactua con:
- Taliesin Skatha
Zöe
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 607
Nivel de PJ : : 4
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
- ¿No tienes la sensación de que últimamente vamos a muchas fiestas? – Comentó la vampiresa, casualmente, llevándose ambas manos hasta la nuca, subiéndose sobre una piedra para poder ver mejor sobre la multitud de cabezas. – No te lo tomes a mal, me gustan las fiestas. – Afirmó. – Pero no tenemos dinero como para participar realmente. ¡Buscate un trabajo haragán! – dijo dándole un par de codazos a su acompañante que se limitó a sonreír sin decir nada.
Hacía horas que había caído la noche, pero, aun así, el desfile continuaba y parecía reticente a querer finalizar, las personas reían y bebían honrando a los dioses de la mejor forma que podían. Eltrant esbozó una sonrisa y, cruzado de brazos, vislumbró como la multitud se movía de un lado a otro, algunos con comida en las manos, otro sujetando firmemente las manos de sus personas más cercanas.
- Este año no han terminado antes del anochecer. – dijo Lyn al cabo de un rato, volviendo a subirse sobre la roca que tenían al lado. – Seguro que es porque han pensado en mí. – dijo mirando a Eltrant de forma cómplice, señalándose a sí misma con el pulgar.
- Teniendo en cuenta que han tenido que quemar casi todos los campos por la plaga... – Sentenció Eltrant cruzándose de brazos. - …Es normal que la gente este entusiasmada con esto. – dijo llevándose las manos hasta las caderas.
Aquella festividad le era cercana y, aun cuando nunca se había considerado un seguidor acérrimo de los distintos dioses que supuestamente velaban por Aerandir, era consciente de que tampoco les había descartado totalmente de su vida. Le gustase o no, él era un granjero, uno que se enfundaba en una armadura, y en aquellas fechas siempre, sin excepción, había celebración en casa.
- ¿En qué piensas? Se te ve callado. – Preguntó Lyn bajándose de la piedra y colocándose junto a él. Eltrant se encogió de hombros.
- Nada realmente. – dijo al final. - ¿Y si bebemos algo? – dijo dándole un pequeño empujón a la ojiazul. – Yo invito. – dijo comenzando a caminar, internándose entre el gentío.
- ¡Ya has dicho que invitas! – Exclamó Lyn, siguiéndole de cerca de buen humor. - ¡No puedes echarte atrás! – Añadió casi de forma automática.
- …No tenía pensado hacerlo. – dijo dejando escapar una carcajada, girándose hacía la muchacha.
La población en la que se encontraban era pequeña, muy pequeña. Dudaba que, realmente, esta pudiese pudiese ser llamada siquiera de aquella forma. Por lo que los lugareños le habían comentado cuando llegó, aquel sitio era más bien una única granja que, con los suficientes trabajadores, había acabado consiguiendo aquel tamaño.
Se internó con Lyn en el edificio de mayor tamaño de la granja y, tras intercambiar unas palabras con el dueño del lugar, le dejó un par de Aeros y se desplomó sobre una desvencijada silla de madera que yacía a uno de los lados de aquella taberna improvisada.
- Me siento generoso. – dijo extendiendo los brazos de la misma forma que Lyn solía hacerlo, concentrándose por unos instantes en el murmullo del gentío a su alrededor. - ¡Pida lo que usted guste, Lady Lyn! – dijo antes de que se le escapase una risotada. Por unos breves instantes, a Lyn se le iluminó la cara.
Dando un manotazo en la mesa frente a la que Lyn se acababa de sentar, la muchacha se incorporó levemente y señaló al hombre con el que Eltrant había conversado momentos atrás.
- ¡Quiero comprar la granja ente…! –
- Eso no. – dijo Eltrant enseguida. La vampiresa se cruzó de brazos e infló los mofletes, desviando la mirada por unos instantes.
- ¡Posadero! – Volvió a dar un golpe sobre la mesa, algunas cabezas se giraron a mirar a la muchacha - ¡Entonces vino! – Aseguró. El hombre que dirigía aquel lugar miró hacia los lados sin saber muy bien que decir, con una evidente expresión de confusión en su rostro.
- No… no soy posadero… - dijo el hombre, buscando algo parecido una explicación en la cara de Eltrant, que se limitó a encogerse de hombros y suspirar levemente.
- ¡Más brío a esas piernas, posadero! ¡Hay trabajo que hacer! – dijo Lyn levantándose, entre risas, tratando de controlar el tono de aquel registro sonoro al que Eltrant le gustaba llamar: “El capataz de la mina”. - ¡Que hoy estamos de celebración, posadero! ¡Yo te ayudo! ¡Voy contigo! – El granjero, al cabo de unos instantes, esbozó una sonrisa y asintió escuetamente.
- La cocina está por allí. – dijo señalando una de las tantas puertas que había en la amplia habitación, Lyn asintió cruzándose de brazos y se encaminó hacía allí. Una vez desapareció, el encargado se giró hacia Eltrant. – Tiene energía. ¿Te importa si me ayuda por aquí esta noche? Todo lo que pidais corre por mi parte. – dijo, Eltrant volvió a encogerse de hombros, bostezando esta vez.
- Las jarras son de metal así que… - Bebió un trago de la cerveza que una joven camarera se había encargado de servirle mientras Lyn captaba toda la atención. – No creo que sea ningún problema. – dijo.
- ¿Por qué iba eso a ser un probl…? – Antes de que el hombre terminase de formular la pregunta, el característico sonido de diferentes objetos de metal cayendo contra el suelo llamó la atención del granjero.
Evidentemente, venia de la cocina.
- ¡Lo siento! -
Hacía horas que había caído la noche, pero, aun así, el desfile continuaba y parecía reticente a querer finalizar, las personas reían y bebían honrando a los dioses de la mejor forma que podían. Eltrant esbozó una sonrisa y, cruzado de brazos, vislumbró como la multitud se movía de un lado a otro, algunos con comida en las manos, otro sujetando firmemente las manos de sus personas más cercanas.
- Este año no han terminado antes del anochecer. – dijo Lyn al cabo de un rato, volviendo a subirse sobre la roca que tenían al lado. – Seguro que es porque han pensado en mí. – dijo mirando a Eltrant de forma cómplice, señalándose a sí misma con el pulgar.
- Teniendo en cuenta que han tenido que quemar casi todos los campos por la plaga... – Sentenció Eltrant cruzándose de brazos. - …Es normal que la gente este entusiasmada con esto. – dijo llevándose las manos hasta las caderas.
Aquella festividad le era cercana y, aun cuando nunca se había considerado un seguidor acérrimo de los distintos dioses que supuestamente velaban por Aerandir, era consciente de que tampoco les había descartado totalmente de su vida. Le gustase o no, él era un granjero, uno que se enfundaba en una armadura, y en aquellas fechas siempre, sin excepción, había celebración en casa.
- ¿En qué piensas? Se te ve callado. – Preguntó Lyn bajándose de la piedra y colocándose junto a él. Eltrant se encogió de hombros.
- Nada realmente. – dijo al final. - ¿Y si bebemos algo? – dijo dándole un pequeño empujón a la ojiazul. – Yo invito. – dijo comenzando a caminar, internándose entre el gentío.
- ¡Ya has dicho que invitas! – Exclamó Lyn, siguiéndole de cerca de buen humor. - ¡No puedes echarte atrás! – Añadió casi de forma automática.
- …No tenía pensado hacerlo. – dijo dejando escapar una carcajada, girándose hacía la muchacha.
La población en la que se encontraban era pequeña, muy pequeña. Dudaba que, realmente, esta pudiese pudiese ser llamada siquiera de aquella forma. Por lo que los lugareños le habían comentado cuando llegó, aquel sitio era más bien una única granja que, con los suficientes trabajadores, había acabado consiguiendo aquel tamaño.
Se internó con Lyn en el edificio de mayor tamaño de la granja y, tras intercambiar unas palabras con el dueño del lugar, le dejó un par de Aeros y se desplomó sobre una desvencijada silla de madera que yacía a uno de los lados de aquella taberna improvisada.
- Me siento generoso. – dijo extendiendo los brazos de la misma forma que Lyn solía hacerlo, concentrándose por unos instantes en el murmullo del gentío a su alrededor. - ¡Pida lo que usted guste, Lady Lyn! – dijo antes de que se le escapase una risotada. Por unos breves instantes, a Lyn se le iluminó la cara.
Dando un manotazo en la mesa frente a la que Lyn se acababa de sentar, la muchacha se incorporó levemente y señaló al hombre con el que Eltrant había conversado momentos atrás.
- ¡Quiero comprar la granja ente…! –
- Eso no. – dijo Eltrant enseguida. La vampiresa se cruzó de brazos e infló los mofletes, desviando la mirada por unos instantes.
- ¡Posadero! – Volvió a dar un golpe sobre la mesa, algunas cabezas se giraron a mirar a la muchacha - ¡Entonces vino! – Aseguró. El hombre que dirigía aquel lugar miró hacia los lados sin saber muy bien que decir, con una evidente expresión de confusión en su rostro.
- No… no soy posadero… - dijo el hombre, buscando algo parecido una explicación en la cara de Eltrant, que se limitó a encogerse de hombros y suspirar levemente.
- ¡Más brío a esas piernas, posadero! ¡Hay trabajo que hacer! – dijo Lyn levantándose, entre risas, tratando de controlar el tono de aquel registro sonoro al que Eltrant le gustaba llamar: “El capataz de la mina”. - ¡Que hoy estamos de celebración, posadero! ¡Yo te ayudo! ¡Voy contigo! – El granjero, al cabo de unos instantes, esbozó una sonrisa y asintió escuetamente.
- La cocina está por allí. – dijo señalando una de las tantas puertas que había en la amplia habitación, Lyn asintió cruzándose de brazos y se encaminó hacía allí. Una vez desapareció, el encargado se giró hacia Eltrant. – Tiene energía. ¿Te importa si me ayuda por aquí esta noche? Todo lo que pidais corre por mi parte. – dijo, Eltrant volvió a encogerse de hombros, bostezando esta vez.
- Las jarras son de metal así que… - Bebió un trago de la cerveza que una joven camarera se había encargado de servirle mientras Lyn captaba toda la atención. – No creo que sea ningún problema. – dijo.
- ¿Por qué iba eso a ser un probl…? – Antes de que el hombre terminase de formular la pregunta, el característico sonido de diferentes objetos de metal cayendo contra el suelo llamó la atención del granjero.
Evidentemente, venia de la cocina.
- ¡Lo siento! -
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1374
Nivel de PJ : : 10
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Taliesin se quedó paralizado durante unos largos segundos. La sensación de miedo debió reflejarse en su rostro, porque la mujer le tuvo que decir explícitamente "no te asustes". Tardó un poco más en relajarse, aceptar la tela que le tendía y limpiarse un poco las manos antes de aceptar el apretón de manos que le había ofrecido Zöe.
- Taliesin - se presentó simplemente, aún recuperándose -. Perdón, es que... me has dado un susto, la verdad. ¿Estabas escuchando lo que...?
No dijo esto en tono acusador, pero sí con un poco de preocupación. Casi nunca era bueno que le escuchasen a uno decir que era un vampiro, y menos aún con los recientes eventos en Lunargenta. Si además se tenía en cuenta que se encontraban en un evento festivo con mucha gente, mucho alcohol, y bastante niños a los que nadie estaba cuidando, se podría haber imaginado fácilmente cómo de mal podía haber acabado un desliz como aquél.
Pero nunca antes había conocido a un bio. Quizás no tenéis los mismos prejuicios - si bien eran prejuicios muy fundados. Zöe estaba sonriendo y eso no podía ser malo, ¿no? Así que procuró sonreírle de vuelta; no había mejor manera de desescalar un posible conflicto aun antes de que ocurriera.
- La sangre puede no ser el mejor abono, pero capta la atención de la diosa - explicó -. El objetivo no es abonar directamente, sino ofrecersela a Freya y que no olvide los cultivos. Aunque no todo el mundo cree en esto.
De hecho... La miró de arriba abajo, intrigado. Tenía una especie de agujeros en la cabeza y un color de ojos metálico, pero a parte de eso Zöe parecía absolutamente humana.
- ¿No sé si vosotros creéis en esto? - no pudo evitar decir, con la entonación de una pregunta -Te ofrecería algo de sangre de conejo para tus propios ruegos, pero justo he vaciado el cuenco. Lo siento, no sé si estoy siendo maleducado. No sé qué asumir. Jamás había conocido a un... una... biocibernética.
- Taliesin - se presentó simplemente, aún recuperándose -. Perdón, es que... me has dado un susto, la verdad. ¿Estabas escuchando lo que...?
No dijo esto en tono acusador, pero sí con un poco de preocupación. Casi nunca era bueno que le escuchasen a uno decir que era un vampiro, y menos aún con los recientes eventos en Lunargenta. Si además se tenía en cuenta que se encontraban en un evento festivo con mucha gente, mucho alcohol, y bastante niños a los que nadie estaba cuidando, se podría haber imaginado fácilmente cómo de mal podía haber acabado un desliz como aquél.
Pero nunca antes había conocido a un bio. Quizás no tenéis los mismos prejuicios - si bien eran prejuicios muy fundados. Zöe estaba sonriendo y eso no podía ser malo, ¿no? Así que procuró sonreírle de vuelta; no había mejor manera de desescalar un posible conflicto aun antes de que ocurriera.
- La sangre puede no ser el mejor abono, pero capta la atención de la diosa - explicó -. El objetivo no es abonar directamente, sino ofrecersela a Freya y que no olvide los cultivos. Aunque no todo el mundo cree en esto.
De hecho... La miró de arriba abajo, intrigado. Tenía una especie de agujeros en la cabeza y un color de ojos metálico, pero a parte de eso Zöe parecía absolutamente humana.
- ¿No sé si vosotros creéis en esto? - no pudo evitar decir, con la entonación de una pregunta -Te ofrecería algo de sangre de conejo para tus propios ruegos, pero justo he vaciado el cuenco. Lo siento, no sé si estoy siendo maleducado. No sé qué asumir. Jamás había conocido a un... una... biocibernética.
- Taliesin interactua con:
- Zöe
Taliesin Skatha
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 260
Nivel de PJ : : 2
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
- Spoiler:
- Con el permiso de Sigel, la mini trama de este evento ocurre un par de días antes del tema de la casa de la moneda
-Que día más bonito- Esbozó una sonrisa mientras estaba apoyada en el alfeizar de la ventana, recién salía del baño que había pedido en la posada. Su cabello aún goteaba sobre sus hombros y llevaba una camisa que se pegaba a su piel aún húmeda. Cerró los ojos sintiendo la brisa en su rostro, tranquilidad y serenidad. En su rostro no se borraba aquella sonrisa tierna. Con las conversaciones que podía oír desde su ventana abrió los ojos y vio a dos mujeres que hablaban sobre el festival, era la hora de empezar a prepararse y añadir un nuevo recuerdo a todos los que había ido guardando con esmero tanto tiempo. Cerró la ventana y caminó hacia el interior de la habitación. Encima de la cama estaba el vestido que había elegido para la ocasión, algo atrevido para lo que normalmente usaba pero todo hacía. Pasó la mano por las flores que adornaban el traje, lo había visto y no pudo evitar enamorarse, seguramente no sería la última vez que usara ese vestido para alguna festividad.
Su labor de prepararse empezó con su cabello, no se iba a comer la cabeza mucho: Cepilló y secó por encima. Los rizos naturales que se formaban en las puntas hizo que no se le fuera mucho tiempo en arreglarse. Un pequeño accesorio bien colocado sobre su cabeza daría por finalizada la parte del peinado. Al sencillo para no recargarse demasiado, bastante tenía en su cabeza lo extravagante del vestido que había detrás de ella. "-Admítelo, se te cae la baba-" Confesó en su cabeza mientras se miraba en el pequeño espejo. -No seas tonta, ya has pensado en esto muchas veces. Piensa en festividad... Piensa en festividad- Susurraba una y otra vez mientras volvía a levantarse, se quitaba la camisa que llevaba, quedando completamente desuda en la habitación. Cogió el vestido con cuidado, se vistió y con la ayuda solo de lo que sus ojos alcanzaban a ver miró si estaba todo en su sitio.
El vestido era hermoso y con el tono de piel y cabello de Astrid esa mezcla de colores entre blanco, plateado y rosa hacían un bonito contraste. Los pétalos de las flores bordadas en la tela transparente quedaban justo ocultando sus senos pero dejando ver lo bastante para dar rienda suelta a la imaginación. De cintura hacia abajo la tela rosada no dejaba ver nada, pero solo con la parte superior ya era bastante para la dragona, que poco a poco iba dejando de lado aquella personalidad tímida y oculta bajo un cubre todo las 24h del día. La parte trasera del vestido, aunque también tenía algunas flores bordadas, se podía dejar ver claramente toda la espalda de Astrid. Aquello hacía que la gran cicatriz que le llegaba desde el hombro hasta la cintura quedara expuesta a la mirada de todos. Cosa que nunca hubiera hecho antes. La pequeña capa cubría sus hombros y llegaba hasta el suelo, dandole un toque más delicado al vestido.
Estaba lista. Cogió con cuidado la capucha de la capa y colocó el bordado de flores sobre su frente. Abrió la puerta de la habitación y miró a su alrededor ¿Habría salido ya? Sus ojos chocolate miraron por todos lados pero no había rastro. Se encogió de hombros y caminó con tranquilidad hacia las calles exteriores. Aún les quedaba un poco por andar, ya que la festividad se encontraba a las afueras de la ciudad. Notaba algunas miradas fijarse en ella, nunca se había sentido tan observada pero dio gracias a que había poca gente donde se habían hospedado. Una voz ya reconocible hizo que parase y girase un poco. -¡Vamos! O acabará el festival y nosotros seguiremos aquí... Además esta vez te toca a ti ser el guía- Dijo mientras levantaba un poco el vestido para girar sin que arrastrase mucho la tela de los bajos en el suelo.
- Vestido:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Peinado (en vez de ser blanco el cabello es moreno como el de Astrid:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Astrid Leggiend
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 84
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Su condición de vampiro lo ponía muy nervioso [ERROR] lo que parecía inquietarlo es que alguien escuchara que lo era. Revisando mis registros parecía un miedo bastante fundado, las demás razas no tenían en alta estima a los de su tipo, muchos mitos, muchas leyendas y algunas verdades formaban estereotipos [Idea o imagen aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta].
-Sí, escuché tu plegaría, pero no debes preocuparte, si bien conozco las definiciones y conceptos que rondan a la imagen de los vampiros no me guio por ellos, sino por los hechos ¿Piensas alimentarte de alguno de los orgánicos aquí presentes? – La pregunta era seria, si en verdad pensaba hacer daño a alguien entonces tendríamos que pelear, mi programación así lo exigía, pero si solo venía a celebrar como el resto no parecía haber motivo alguno para tomar acciones violentas.
Escuchaba a lo lejos las risas de los niños mientras jugaba, la música que venía del centro de la ciudad, los brindis y la charla animada. En contraste la parte donde nos encontrábamos Taliesin y yo parecía oscura y silenciosa, con el viento agitando las copas de los árboles y el sonido del agua que corría por el arroyo.
-No somos todos iguales – Le aclare al vampiro, un error común era pensar que por pertenecer a una misma especie todos los autómatas pensábamos igual – Cada uno de nosotros tiene su propio sistema operativo… - [ERROR] Si lo decía de esa manera no se entendería – Cada uno de nosotros tiene una mente diferente, que nos dice qué podemos hacer y qué no, es lo que en cierto modo nos limita – Esa explicación era bastante inexacta, pero a los fines de que entendiera mi punto parecía ser suficiente – Mi sistema operativo no incluye el que crea en los dioses, así que no debes preocuparte, no poseo la capacidad de rezar.
Tampoco quería ser quien incumpliera con todas las tradiciones, sabía que a algunos orgánicos podía incomodarles o incluso hacerlos enfadar si aparecía alguien que no respetaba sus creencias. Busque el huevo que había pintado y se lo enseñe a Taliesin, volví a sonreírle ya que la primera vez parecía haber funcionado.
-Pero esta tradición si me resulta agradable, aunque en un comienzo no estaba segura de qué hacer, los niños me dijeron que podía hacer exactamente lo que veía – Y así lo había hecho, era una copia exacta del paisaje que nos rodeaba – Poder pintar es una maravillosa cualidad de los seres vivos como ustedes, así como bailar y cantar, es en verdad fascinante – Guarde el huevo con cuidado para que no se rompa y agregué - ¿Estás aquí apartado por tus ruegos? ¿O porque te preocupa que adviertan tu condición de vampiro?
-Sí, escuché tu plegaría, pero no debes preocuparte, si bien conozco las definiciones y conceptos que rondan a la imagen de los vampiros no me guio por ellos, sino por los hechos ¿Piensas alimentarte de alguno de los orgánicos aquí presentes? – La pregunta era seria, si en verdad pensaba hacer daño a alguien entonces tendríamos que pelear, mi programación así lo exigía, pero si solo venía a celebrar como el resto no parecía haber motivo alguno para tomar acciones violentas.
Escuchaba a lo lejos las risas de los niños mientras jugaba, la música que venía del centro de la ciudad, los brindis y la charla animada. En contraste la parte donde nos encontrábamos Taliesin y yo parecía oscura y silenciosa, con el viento agitando las copas de los árboles y el sonido del agua que corría por el arroyo.
-No somos todos iguales – Le aclare al vampiro, un error común era pensar que por pertenecer a una misma especie todos los autómatas pensábamos igual – Cada uno de nosotros tiene su propio sistema operativo… - [ERROR] Si lo decía de esa manera no se entendería – Cada uno de nosotros tiene una mente diferente, que nos dice qué podemos hacer y qué no, es lo que en cierto modo nos limita – Esa explicación era bastante inexacta, pero a los fines de que entendiera mi punto parecía ser suficiente – Mi sistema operativo no incluye el que crea en los dioses, así que no debes preocuparte, no poseo la capacidad de rezar.
Tampoco quería ser quien incumpliera con todas las tradiciones, sabía que a algunos orgánicos podía incomodarles o incluso hacerlos enfadar si aparecía alguien que no respetaba sus creencias. Busque el huevo que había pintado y se lo enseñe a Taliesin, volví a sonreírle ya que la primera vez parecía haber funcionado.
-Pero esta tradición si me resulta agradable, aunque en un comienzo no estaba segura de qué hacer, los niños me dijeron que podía hacer exactamente lo que veía – Y así lo había hecho, era una copia exacta del paisaje que nos rodeaba – Poder pintar es una maravillosa cualidad de los seres vivos como ustedes, así como bailar y cantar, es en verdad fascinante – Guarde el huevo con cuidado para que no se rompa y agregué - ¿Estás aquí apartado por tus ruegos? ¿O porque te preocupa que adviertan tu condición de vampiro?
Zöe
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 607
Nivel de PJ : : 4
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
La fiesta seguía viento en popa y yo lo estaba pasando muy bien. Me encantaban el ruido, el movimiento. Deambulaba de aquí para allá para empaparme a fondo del espíritu de la fiesta y no perderme nada.
Sven no había vuelto a aparecer, pero ya había cosechado muchas miradas lascivas, numerosos cumplidos y algunas invitaciones. Lamentablemente, de entre todos esos admiradores, no había cosechado acompañante alguno; ninguno me llamaba suficientemente la atención.
De todos modos, eso no me impedía disfrutar de la fiesta, que tenía algunos momentos notables. Luego de escuchar a una chica que tocaba el violín y cantaba, mi atención fue atraída por una mujer que bailaba con un caballo. El espectáculo era realmente hermoso y lo contemplé fascinada, contenta de que un festival más bien típico pudiera tener sorpresas tan agradables.
Y si de sorpresas se trataba… una voz conocida me sacó de la contemplación de la danza. Nada más girarme me encontré con Reivy Abadder, que me saludaba con una reverencia y un besamanos.
La desenvoltura de la dragona me hizo sonreír. No era la primera hembra que se deslumbraba con mis encantos, pero hasta el momento todas las que me habían pretendido, lo habían hecho de manera, clandestina, temerosas de ser descubiertas. El desparpajo de Reivy era refrescante y ella era una mujer hermosa, ninguna de las mujeres ni los varones que había encontrado hasta el momento en la fiesta la superaba en atractivo.
- No sabía que estarías aquí – dije respondiendo a su saludo con una graciosa reverencia- pero me alegra reencontrarte, eres una de las sorpresas bellas de esta fiesta.
La propuesta de la dragona no me sorprendió y no tardé ni un segundo en decidirme. A falta de pan, buena son las tortas y ella era una torta más que apetecible y la fiesta sería mucho mejor en buena compañía.
- ¿Acompañarme hasta que la luna caiga o me canse de tu presencia? Averigüemos que ocurre primero – contesté con una sonrisa traviesa y extendí mi mano hacia ella - ¿Bailamos?
Off: Interactúo con Reivy Abadder.
Sven no había vuelto a aparecer, pero ya había cosechado muchas miradas lascivas, numerosos cumplidos y algunas invitaciones. Lamentablemente, de entre todos esos admiradores, no había cosechado acompañante alguno; ninguno me llamaba suficientemente la atención.
De todos modos, eso no me impedía disfrutar de la fiesta, que tenía algunos momentos notables. Luego de escuchar a una chica que tocaba el violín y cantaba, mi atención fue atraída por una mujer que bailaba con un caballo. El espectáculo era realmente hermoso y lo contemplé fascinada, contenta de que un festival más bien típico pudiera tener sorpresas tan agradables.
Y si de sorpresas se trataba… una voz conocida me sacó de la contemplación de la danza. Nada más girarme me encontré con Reivy Abadder, que me saludaba con una reverencia y un besamanos.
La desenvoltura de la dragona me hizo sonreír. No era la primera hembra que se deslumbraba con mis encantos, pero hasta el momento todas las que me habían pretendido, lo habían hecho de manera, clandestina, temerosas de ser descubiertas. El desparpajo de Reivy era refrescante y ella era una mujer hermosa, ninguna de las mujeres ni los varones que había encontrado hasta el momento en la fiesta la superaba en atractivo.
- No sabía que estarías aquí – dije respondiendo a su saludo con una graciosa reverencia- pero me alegra reencontrarte, eres una de las sorpresas bellas de esta fiesta.
La propuesta de la dragona no me sorprendió y no tardé ni un segundo en decidirme. A falta de pan, buena son las tortas y ella era una torta más que apetecible y la fiesta sería mucho mejor en buena compañía.
- ¿Acompañarme hasta que la luna caiga o me canse de tu presencia? Averigüemos que ocurre primero – contesté con una sonrisa traviesa y extendí mi mano hacia ella - ¿Bailamos?
Off: Interactúo con Reivy Abadder.
Angélique Beauchat
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 51
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Las preocupaciones se me amontonaban en mi cabeza. Eran demasiadas para un chico de dieciséis años. No había pasado mucho tiempo desde que esquive a la muerte, para que está me reencontrara en una taberna cercana. Parece ser que había dejado el bastante regustillo como para volver a verme. Me encontraba en una situación incomoda, ayudar a alguien a quien no quería ayudar, pero con una motivadora amenaza en caso de no hacerlo. Me deje caer sobre la cama de la habitación alquilada y me tape los ojos con el brazo.
"¿Por qué me meteré en estos líos?" aparté la mano y miré al polvoriento techo. La hora de tomar una decisión se acercaba, y se habían acabado todas las prorrogas. "Hoy no debo pensar en eso..." miré la lista con mis objetivos con pesadez. La tomé y la guardé en uno de los cajones de la mesita al lado de la cama.
Me levanté y me dirigí a un cuenco con agua que había colocado para asearme, zambullí mis manos en él y me moje la cara, esperando que el agua barriera los problemas, o que por lo menos los hundiera por un momento. No había servido de mucho, pero al menos me sentía algo más despejado.
Acercándome al armario tomé el traje que había comprado apenas unos días antes, mis desafortunadas desventuras habían traído consigo los fondos suficientes como para permitirme; aquel lujo aunque habiendo podido elegir hubiese preferido seguir con ropas roídas. Me coloqué los calzones negros y luego me até bien las botas. Tras ello me vestí con una camisa blanca sobre la que me puse el jubón, a juego con los calzones, me até el cinto a la altura de la cintura y fije la media capa de color purpura sobre mi hombro derecho.
"Prácticamente soy otra persona..." me dije al fijarme en como me quedaba el atuendo en uno de los espejos de la habitación. Un fuerte contraste entre mi cabello albino y la oscuridad de las ropas, algo que no negaré que me gustaba.
Sin más preámbulos, salí de la habitación para buscar a mi acompañante, el motivo por el cual me había esforzado tanto en arreglarme. Había podido echar un ojo al vestido de Astrid unas noches antes de llegar para la celebración, y no quería que la chica pasará vergüenza al lado de un desarrapado, aunque no se como podría aguantar yo aquel nivel de vida.
Puse rumbo al punto de encuentro que habíamos acordado. Al llegar no fue muy difícil reconocerla. Prácticamente era un punto brillante y hermoso en medio del gentío.
-Estas hermosa Astrid. - le dije dedicándole una sonrisa. Mi madre siempre me había dicho que cuando una mujer se arreglaba un caballero debía de ser bien agradecido y reconocérselo. -Aunque vamos a parecer el día y la noche. Pelo blanco con ropas negras acompañado de pelo negro con ropas blancas.- reí y fue al estar más cerca de ella cuando noté detalles que no había podido ver bien de lejos... "Se transparenta" me sorprendí mirando las curvas marcadas de los pechos de Astrid escondidos tímidamente entre aquella flores.
No recuerdo si mi rostro expreso algo de lo que pasaba por mi mente o la incipiente presión que comenzaba a notar en mi parte inferior, rece a los dioses que no.
-Emm... Si... guía...- intenté despejarme, vaciar la mente y pensar en otra cosa. -Pues por lo que he escuchado... podemos... o sacrificar conejos, o pintar huevos de pascua, o participar en el desfile. - lo de sacrificar conejos no me apetecía mucho, pero en aquel momento era la mejor imagen que tenía para intentar volver a la normalidad.
________________________________________________________________________________________________________"¿Por qué me meteré en estos líos?" aparté la mano y miré al polvoriento techo. La hora de tomar una decisión se acercaba, y se habían acabado todas las prorrogas. "Hoy no debo pensar en eso..." miré la lista con mis objetivos con pesadez. La tomé y la guardé en uno de los cajones de la mesita al lado de la cama.
Me levanté y me dirigí a un cuenco con agua que había colocado para asearme, zambullí mis manos en él y me moje la cara, esperando que el agua barriera los problemas, o que por lo menos los hundiera por un momento. No había servido de mucho, pero al menos me sentía algo más despejado.
Acercándome al armario tomé el traje que había comprado apenas unos días antes, mis desafortunadas desventuras habían traído consigo los fondos suficientes como para permitirme; aquel lujo aunque habiendo podido elegir hubiese preferido seguir con ropas roídas. Me coloqué los calzones negros y luego me até bien las botas. Tras ello me vestí con una camisa blanca sobre la que me puse el jubón, a juego con los calzones, me até el cinto a la altura de la cintura y fije la media capa de color purpura sobre mi hombro derecho.
"Prácticamente soy otra persona..." me dije al fijarme en como me quedaba el atuendo en uno de los espejos de la habitación. Un fuerte contraste entre mi cabello albino y la oscuridad de las ropas, algo que no negaré que me gustaba.
Sin más preámbulos, salí de la habitación para buscar a mi acompañante, el motivo por el cual me había esforzado tanto en arreglarme. Había podido echar un ojo al vestido de Astrid unas noches antes de llegar para la celebración, y no quería que la chica pasará vergüenza al lado de un desarrapado, aunque no se como podría aguantar yo aquel nivel de vida.
Puse rumbo al punto de encuentro que habíamos acordado. Al llegar no fue muy difícil reconocerla. Prácticamente era un punto brillante y hermoso en medio del gentío.
-Estas hermosa Astrid. - le dije dedicándole una sonrisa. Mi madre siempre me había dicho que cuando una mujer se arreglaba un caballero debía de ser bien agradecido y reconocérselo. -Aunque vamos a parecer el día y la noche. Pelo blanco con ropas negras acompañado de pelo negro con ropas blancas.- reí y fue al estar más cerca de ella cuando noté detalles que no había podido ver bien de lejos... "Se transparenta" me sorprendí mirando las curvas marcadas de los pechos de Astrid escondidos tímidamente entre aquella flores.
No recuerdo si mi rostro expreso algo de lo que pasaba por mi mente o la incipiente presión que comenzaba a notar en mi parte inferior, rece a los dioses que no.
-Emm... Si... guía...- intenté despejarme, vaciar la mente y pensar en otra cosa. -Pues por lo que he escuchado... podemos... o sacrificar conejos, o pintar huevos de pascua, o participar en el desfile. - lo de sacrificar conejos no me apetecía mucho, pero en aquel momento era la mejor imagen que tenía para intentar volver a la normalidad.
Interactuo con Astrid y aunque no haga falta me pongo un traje xD
- Traje de Ircan:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ircan
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 466
Nivel de PJ : : 4
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
-Es bueno que nuestro encuentro sea fortuito e inesperado. Porque de no haber sido así, nuestro alegre reencuentro abría sido menos entusiasta y genuino. -La bailarina y el alazán, se alejaban de nosotras siguiendo la comparsa del desfile, momento que aproveche para tomar de la mano a la gatita y guiarla hasta una pista de baile cercana. -Espero que mis pasos de baile estén a tu altura. Seria una pena defraudarte a tan temprana hora. Pues pretendo que sea la luna la primera que deje de verte.
Con sonrisa picara, adelante una pierna e incline el torso a la vez que mis brazo formaban un arco, que se abría de arriba a bajo comenzando a la altura del pecho y terminando tras la cintura. La música comenzó, enderece el cuerpo y dando un paso agarre el cuerpo de Angélique. Una mano sobre el hombro y la otra sobre la cintura, en el punto justo donde la picardia rozaba con la indecencia, tan solo unos milímetros separaban mi mano del comienzo de su cintura baja. Y aun así, ahí seguía la mano, quieta, impasible, sabiendo hasta donde se puede y no se puede llegar, tentando y la vez pidiendo permiso. El principio del baile se antojaba clasico, casi rutinario e incluso insulso.
-¿Escuchaste lo que sucedió la otra noche en la taberna? -El ritmo comenzaba a subir paulatinamente, muy lentamente, casi de manera hipnótica. -Resulta que apareció un hombre, que insto a todos los presentes a hacer las paces con sus enemigos y vencer a un mal mayor. Mal que según él vendría a ser nuestra sociedad actual. Pretende arrasar todo y comenzar desde las cenizas que deje a su paso.
El compás de la música cambiaba y se intensificaba. Separe mi cuerpo del de Angélique con paso rápido y agarre la cola del vestido con una mano, haciendo uso de ella como si fuera un manto que se movía con el ritmo de mis caderas. Caderas sinuosas que siguiendo el ritmo de la música se agitaban frenéticas, intensificadas por el pegado tejido del atuendo. Hacia delante, hacia atrás, de un lado a otro. Sin comerlo ni beberlo el baile paso de insulso y monótono a enérgico y tantrico. Los brazos seguían el movimiento de la cintura como si fueran las olas del mar.
Por otro lado, mi rostro estaba siempre atento a los cambios del de la gata, leyendo y averiguando cada cambio en las facciones de su felina faz, observando al mismo tiempo los movimientos del peludo cuerpo, escondido bajo la transparencia del vestido, viendo el ir y venir de su cola que se asomaba cada tanto por los costados de sus caderas.
-¿Y, que piensas? Sera verdad o tan solo sera otro viejo ebrio buscando llamar la atención. -Hablaba con la respiración agitada, mi pecho subía y bajaba por el exceso de movimiento, la sonrisa bailaba entre picara y excitante. -¿Te gustaría seguir bailando o prefieres una buena jarra de alcohol?
Ahora mismo solo podía centrarme en la mujer que tenia delante, pero si me cerebro diera para mas pensaría, que lo ocurrido en aquella taberna tenia poco de viejo ebrio. El hombre desapareció misteriosamente y todos los presentes nos quedamos en mayor o menor medida con ganas de seguir sus pasos, haya donde fueran a guiarnos. La revolución estaba clara y cercana.
Con sonrisa picara, adelante una pierna e incline el torso a la vez que mis brazo formaban un arco, que se abría de arriba a bajo comenzando a la altura del pecho y terminando tras la cintura. La música comenzó, enderece el cuerpo y dando un paso agarre el cuerpo de Angélique. Una mano sobre el hombro y la otra sobre la cintura, en el punto justo donde la picardia rozaba con la indecencia, tan solo unos milímetros separaban mi mano del comienzo de su cintura baja. Y aun así, ahí seguía la mano, quieta, impasible, sabiendo hasta donde se puede y no se puede llegar, tentando y la vez pidiendo permiso. El principio del baile se antojaba clasico, casi rutinario e incluso insulso.
-¿Escuchaste lo que sucedió la otra noche en la taberna? -El ritmo comenzaba a subir paulatinamente, muy lentamente, casi de manera hipnótica. -Resulta que apareció un hombre, que insto a todos los presentes a hacer las paces con sus enemigos y vencer a un mal mayor. Mal que según él vendría a ser nuestra sociedad actual. Pretende arrasar todo y comenzar desde las cenizas que deje a su paso.
El compás de la música cambiaba y se intensificaba. Separe mi cuerpo del de Angélique con paso rápido y agarre la cola del vestido con una mano, haciendo uso de ella como si fuera un manto que se movía con el ritmo de mis caderas. Caderas sinuosas que siguiendo el ritmo de la música se agitaban frenéticas, intensificadas por el pegado tejido del atuendo. Hacia delante, hacia atrás, de un lado a otro. Sin comerlo ni beberlo el baile paso de insulso y monótono a enérgico y tantrico. Los brazos seguían el movimiento de la cintura como si fueran las olas del mar.
Por otro lado, mi rostro estaba siempre atento a los cambios del de la gata, leyendo y averiguando cada cambio en las facciones de su felina faz, observando al mismo tiempo los movimientos del peludo cuerpo, escondido bajo la transparencia del vestido, viendo el ir y venir de su cola que se asomaba cada tanto por los costados de sus caderas.
-¿Y, que piensas? Sera verdad o tan solo sera otro viejo ebrio buscando llamar la atención. -Hablaba con la respiración agitada, mi pecho subía y bajaba por el exceso de movimiento, la sonrisa bailaba entre picara y excitante. -¿Te gustaría seguir bailando o prefieres una buena jarra de alcohol?
Ahora mismo solo podía centrarme en la mujer que tenia delante, pero si me cerebro diera para mas pensaría, que lo ocurrido en aquella taberna tenia poco de viejo ebrio. El hombre desapareció misteriosamente y todos los presentes nos quedamos en mayor o menor medida con ganas de seguir sus pasos, haya donde fueran a guiarnos. La revolución estaba clara y cercana.
Reivy Abadder
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 891
Nivel de PJ : : 6
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Taliesin dejó escapar un apremiante "ssssssh", y miró a su alrededor para comprobar que nadie más había oído la pregunta de Zöe. De nuevo estaban dejando demasiado claro que uno de ellos era un vampiro.
- No, no, no pretendo alimentarme de nadie - respondió muy rápidamente, casi en susurros.
Lo cierto es que si se presentaba una buena oportunidad, ¿por qué no aprovecharla? Pero claramente "sí, es posible que me alimente de alguien esta noche, ¿te parece bien?" no era la respuesta adecuada en casi ninguna situación.
Preferiría mil veces hablar sobre los biocibernéticos. Realmente era un tema que le llamaba mucho la atención: eran poco comunes, jamás había hablado con uno, y casi todo lo que había escuchado eran rumores y, en una ocasión, un artículo filosófico que estudiaba el concepto de libre albedrío sobre los biocibernéticos, básicamente para concluir que no tienen tal.
- Lo que has dicho se aplica a todas las otras razas también - recalcó -. Todos tenemos una mente diferente. Insinúas que la vuestra viene predefinida con ciertas creencias. ¿No es algo dinámico, que pueda cambiar? Yo no poseo la habilidad de, digamos, disparar con un arco, pero es algo que se puede aprender. Nadie nace con la habilidad de rezar.
O la habilidad de mentir, o la de matar. Y sin embargo...
- Oh, muy bonito - respondió cuando vio el huevo pintado, realmente algo impresionado por lo bien definido que estaba el paisaje -. Una cualidad maravillosa, estoy de acuerdo, a partes iguales creatividad y maestría técnica - Y a penas había dicho esto, Zöe volvió a mencionar que Taliesin era un vampiro. Para él era como si la biocibernética gritara ese detalle cada vez. De nuevo abrió mucho los ojos y miró alrededor antes de contestar - No, con una interacción normal nadie se daría cuenta de lo que soy, y probablemente levante más sospechas estando aquí solo que en medio de la fiesta. Vine aquí porque era un buen lugar para rezar... pero ya he terminado... ¿Quieres volver conmigo a la fiesta? Te puedo presentar a mi hija. Si es que la encontramos.
- No, no, no pretendo alimentarme de nadie - respondió muy rápidamente, casi en susurros.
Lo cierto es que si se presentaba una buena oportunidad, ¿por qué no aprovecharla? Pero claramente "sí, es posible que me alimente de alguien esta noche, ¿te parece bien?" no era la respuesta adecuada en casi ninguna situación.
Preferiría mil veces hablar sobre los biocibernéticos. Realmente era un tema que le llamaba mucho la atención: eran poco comunes, jamás había hablado con uno, y casi todo lo que había escuchado eran rumores y, en una ocasión, un artículo filosófico que estudiaba el concepto de libre albedrío sobre los biocibernéticos, básicamente para concluir que no tienen tal.
- Lo que has dicho se aplica a todas las otras razas también - recalcó -. Todos tenemos una mente diferente. Insinúas que la vuestra viene predefinida con ciertas creencias. ¿No es algo dinámico, que pueda cambiar? Yo no poseo la habilidad de, digamos, disparar con un arco, pero es algo que se puede aprender. Nadie nace con la habilidad de rezar.
O la habilidad de mentir, o la de matar. Y sin embargo...
- Oh, muy bonito - respondió cuando vio el huevo pintado, realmente algo impresionado por lo bien definido que estaba el paisaje -. Una cualidad maravillosa, estoy de acuerdo, a partes iguales creatividad y maestría técnica - Y a penas había dicho esto, Zöe volvió a mencionar que Taliesin era un vampiro. Para él era como si la biocibernética gritara ese detalle cada vez. De nuevo abrió mucho los ojos y miró alrededor antes de contestar - No, con una interacción normal nadie se daría cuenta de lo que soy, y probablemente levante más sospechas estando aquí solo que en medio de la fiesta. Vine aquí porque era un buen lugar para rezar... pero ya he terminado... ¿Quieres volver conmigo a la fiesta? Te puedo presentar a mi hija. Si es que la encontramos.
Taliesin Skatha
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 260
Nivel de PJ : : 2
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Ambos jóvenes conversaban de forma estoica mientras regresaban al festival a un paso sosegado. Parecía que habían hecho buenas migas. Ambos estaban disfrutando de aquella noche, por raro que pareciese.
-No me puedo creer que sea la primera vez que vienes por aquí viviendo en Lunargenta
-¡Sí, por eso me lo estoy pasando tan bien!-Dijo con un tono inocente y dibujando una sonrisa infantil en su rostro
-Bueno, mientras te diviertas...
-Por cierto Alward, ¿A qué te dedicas?
-¿Yo? Pues...-Se quedó unos pocos segundos pensando, sin saber muy bien qué decir. Si le decía que era mercenario probablemente la asustaría. El joven se paró y la encapuchada se puso frente a él.
-¡Mejor no me lo digas, a ver si lo adivino!-La chica se llevó una mano al mentón, sopesando su respuesta, totalmente ensimismada. De pronto, acabó su repentina deducción con un pequeño sobresalto que asustó al propio Alward.-¡Ya sé, eres mercader ambulante!
-¿Eeh...?-Exhaló el joven Sevna con algo de decepción, ¿De verdad tenía pinta de ser un simple mercader ambulante?
-Tienes pinta de haber estado en muchos sitios-Insistió la chica aferrada a su deducción
-Bu-bueno, más o menos...-Dijo con una sonrisa falsa
-¡Lo sabía, he acertado!-Dijo totalmente airosa-Pero en realidad me das un poco de envidia-Dijo cambiando el tono a uno más serio y melancólico-Me gustaría ser como tú, dejar esta ciudad y visitar todo Aerandir, hasta la última ciudad sobre la faz del mundo
Alward sonrió, esta vez con una sonrisa sincera
-No creas que es para tanto...-Cambió su tono a uno más oscuro y sentimental-A veces... He visto cosas que desearía olvidar-Dijo emprendiendo de nuevo el paso hacia adelante
La joven dio un par de zancadas hacia adelante para ponerse a la misma altura que el mercenario, estaba muy curiosa e interesada por lo último que soltó el joven.
-¿Qué cosas...?
En ese momento, el joven Sevna notó que alguien más estaba allí, aparte de ellos dos. Sintió que le tocaron la espalda y se giró repentinamente. Cristina hizo lo mismo. Alward no se esperaba que precisamente quien le tocase no fuese otro que Aliden Tenebrae; un vampiro con el que vivió una pequeña aventura bastante peligrosa hacía poco. Su rostro se tornó entre sorpresa y confusión, al ver que de pronto echó a correr detrás de una mujer, la cual parecía que le había robado. No había estado ni un segundo hablando con él, ni siquiera había dado tiempo al joven mercenario a decir una palabra, cuando se marchó.
Tras ver aquella desastrosa escena y cómo la mujer huyó del vampiro, al joven Sevna se le escapó una mueca de sonrisa inoportuna, aunque quiso mantener su compostura para ver si de verdad se había hecho daño. El vampiro se acercó a ambos dolorido de un brazo.
-¡Oh, por Odín!-Dijo desconcertada por la herida que Aliden dejó descubierta
-¡Aliden! ¿Te encuentras bien?-Dijo preocupado por el vampiro
-¡Déjame echarle un vistazo!-Dijo agarrando el brazo herido del vampiro sin que este le hubiese dado permiso y examinando la herida
-¿Sabes medicina?-Dijo mirando a Cristina
La joven asintió-Bueno... En realidad he leído muchos libros al respecto, pero nunca he puesto en práctica mis conocimientos-Miró al vampiro con una mirada segura y tranquilizadora, aún agarrando su brazo herido-Si me dejas, podría intentar hacer algo
-No me puedo creer que sea la primera vez que vienes por aquí viviendo en Lunargenta
-¡Sí, por eso me lo estoy pasando tan bien!-Dijo con un tono inocente y dibujando una sonrisa infantil en su rostro
-Bueno, mientras te diviertas...
-Por cierto Alward, ¿A qué te dedicas?
-¿Yo? Pues...-Se quedó unos pocos segundos pensando, sin saber muy bien qué decir. Si le decía que era mercenario probablemente la asustaría. El joven se paró y la encapuchada se puso frente a él.
-¡Mejor no me lo digas, a ver si lo adivino!-La chica se llevó una mano al mentón, sopesando su respuesta, totalmente ensimismada. De pronto, acabó su repentina deducción con un pequeño sobresalto que asustó al propio Alward.-¡Ya sé, eres mercader ambulante!
-¿Eeh...?-Exhaló el joven Sevna con algo de decepción, ¿De verdad tenía pinta de ser un simple mercader ambulante?
-Tienes pinta de haber estado en muchos sitios-Insistió la chica aferrada a su deducción
-Bu-bueno, más o menos...-Dijo con una sonrisa falsa
-¡Lo sabía, he acertado!-Dijo totalmente airosa-Pero en realidad me das un poco de envidia-Dijo cambiando el tono a uno más serio y melancólico-Me gustaría ser como tú, dejar esta ciudad y visitar todo Aerandir, hasta la última ciudad sobre la faz del mundo
Alward sonrió, esta vez con una sonrisa sincera
-No creas que es para tanto...-Cambió su tono a uno más oscuro y sentimental-A veces... He visto cosas que desearía olvidar-Dijo emprendiendo de nuevo el paso hacia adelante
La joven dio un par de zancadas hacia adelante para ponerse a la misma altura que el mercenario, estaba muy curiosa e interesada por lo último que soltó el joven.
-¿Qué cosas...?
En ese momento, el joven Sevna notó que alguien más estaba allí, aparte de ellos dos. Sintió que le tocaron la espalda y se giró repentinamente. Cristina hizo lo mismo. Alward no se esperaba que precisamente quien le tocase no fuese otro que Aliden Tenebrae; un vampiro con el que vivió una pequeña aventura bastante peligrosa hacía poco. Su rostro se tornó entre sorpresa y confusión, al ver que de pronto echó a correr detrás de una mujer, la cual parecía que le había robado. No había estado ni un segundo hablando con él, ni siquiera había dado tiempo al joven mercenario a decir una palabra, cuando se marchó.
Tras ver aquella desastrosa escena y cómo la mujer huyó del vampiro, al joven Sevna se le escapó una mueca de sonrisa inoportuna, aunque quiso mantener su compostura para ver si de verdad se había hecho daño. El vampiro se acercó a ambos dolorido de un brazo.
-¡Oh, por Odín!-Dijo desconcertada por la herida que Aliden dejó descubierta
-¡Aliden! ¿Te encuentras bien?-Dijo preocupado por el vampiro
-¡Déjame echarle un vistazo!-Dijo agarrando el brazo herido del vampiro sin que este le hubiese dado permiso y examinando la herida
-¿Sabes medicina?-Dijo mirando a Cristina
La joven asintió-Bueno... En realidad he leído muchos libros al respecto, pero nunca he puesto en práctica mis conocimientos-Miró al vampiro con una mirada segura y tranquilizadora, aún agarrando su brazo herido-Si me dejas, podría intentar hacer algo
- INTERACTÚO CON::
- ALIDEN TENEBRAE
Alward Sevna
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 719
Nivel de PJ : : 5
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Al ser agarrado por la mujer, Aliden hizo un gesto de incomodidad, pero se dejó agarrar.
-No, si está bien... Lo único que necesitaría es que me ayudéis a vendarlo, está en una parte algo complicada de enrollar en vendas...-Miró a la mujer por primera vez con cierta atención y su rostro se relajó.-Alward, ¿Quién es esta encantadora joven?
Prestó atención a la muchacha de ojos claros, la cual había cogido su brazo sin ningún tipo de permiso y le sonrió. La verdad es que no le solía agradar la gente en general, pero esta joven había ido a ayudarle sin pensarlo, y eso era digno de su admiración.
-Bueno... En realidad he leído muchos libros al respecto, pero nunca he puesto en práctica mis conocimientos-Miró al vampiro con una mirada segura y tranquilizadora, aún agarrando su brazo herido-Si me dejas, podría intentar hacer algo
Al oír esto, el vampiro entornó los ojos, ciertamente divertido. La joven decía... ¿Que lo había leído? Y el había leído como forjar un pedazo de hierro, más eso no quería decir que supiera ponerlo en práctica.
-No será necesario... Lo que sea que pretendáis hacer, a pesar de vuestra "vasta experiencia", no creo que sea buena idea llevarlo a cabo de manos de una novicia en la sanación...- Sonrió nuevamente, había hablado cordial pero firme. No iba a dejar que cualquiera le remendara el brazo.
Sin embargo, no apartó el brazo de la joven, a la cual miraba con intriga. ¿Que clase de personalidad lleva a una joven a ofrecerse a curar una herida sin tener ni idea de medicina?
-No, si está bien... Lo único que necesitaría es que me ayudéis a vendarlo, está en una parte algo complicada de enrollar en vendas...-Miró a la mujer por primera vez con cierta atención y su rostro se relajó.-Alward, ¿Quién es esta encantadora joven?
Prestó atención a la muchacha de ojos claros, la cual había cogido su brazo sin ningún tipo de permiso y le sonrió. La verdad es que no le solía agradar la gente en general, pero esta joven había ido a ayudarle sin pensarlo, y eso era digno de su admiración.
-Bueno... En realidad he leído muchos libros al respecto, pero nunca he puesto en práctica mis conocimientos-Miró al vampiro con una mirada segura y tranquilizadora, aún agarrando su brazo herido-Si me dejas, podría intentar hacer algo
Al oír esto, el vampiro entornó los ojos, ciertamente divertido. La joven decía... ¿Que lo había leído? Y el había leído como forjar un pedazo de hierro, más eso no quería decir que supiera ponerlo en práctica.
-No será necesario... Lo que sea que pretendáis hacer, a pesar de vuestra "vasta experiencia", no creo que sea buena idea llevarlo a cabo de manos de una novicia en la sanación...- Sonrió nuevamente, había hablado cordial pero firme. No iba a dejar que cualquiera le remendara el brazo.
Sin embargo, no apartó el brazo de la joven, a la cual miraba con intriga. ¿Que clase de personalidad lleva a una joven a ofrecerse a curar una herida sin tener ni idea de medicina?
Aliden Tenebrae
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 46
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Mientras Cristina examinaba a Aliden, el vampiro no tardar en preguntarle al mercenario quién era esta y de qué la conocía. A lo que el mercenario respondió
-Ella es Cristina, y la he conocido en el festival-Dijo mirándola esbozando una sonrisa
La joven miró al mercenario y le devolvió la sonrisa con su característica alegría, y aún con esta dibujada en su rostro miró con sus ojos azules hipnotizantes como el mismísimo mar a los ojos amarillentos del vampiro.
-¡Sí!-Afirmó
El vampiro cortésmente rechazó la iniciativa de la joven, aunque no apartó el brazo de ella esperando alguna otra posible solución. La joven soltó el brazo de Aliden y colocó sus manos en jarras en su cintura frunciendo un poco el ceño.
-¡Oye, pues algo tendremos que hacer contigo!-Dijo alzando un poco la voz y con un tono maternal que agazapó un poco a Alward, aunque no tardó en escapársele una pequeña risa
-Yo creo que con un vendaje iría bien, mira, aquí tengo unos pocos. Hace poco vine de un trabajo y resulta que tengo vendas-Dijo echándose mano a su zurrón y sacándose las mencionadas venfas
-¿Por qué iba necesitar vendas un vendedor ambulante?-Dijo cruzándose de brazos y encogiendo el rostro extrañada, mirando de reojo al mercenario
En ese momento, Alward se dio cuenta al instante que la había pifiado, y necesitaba inventarse la excusa perfecta que le ayudase a salir del paso, mirando nervioso a Aliden y luego mirando de nuevo a la joven respondió.
-Ya... Es que verás, nunca viene mal tener unas a manos, y más aún cuando viajas tanto como yo JAJAJA-Dijo alzando la voz más de lo necesario y riéndose muy forzosamente-¿Verdad, Aliden? A Aliden me lo encontré en uno de mis viajes por el mundo, ya sabes.-Dijo mirando al vampiro instando con el rostro a que le siguiera la corriente
La joven, sin darle muchas más vueltas, cogió las vendas de Alward y se dirigió tanto al vampiro como al mercenario.
-Alward, ponle firme la mano a Aliden, y tú Aliden, no te muevas, te voy a vendar esa herida, eso al menos lo puede hacer alguien que ni siquiera tenga mis "vastos conocimientos" ¿Verdad?-Dijo guiñándole un ojo al vampiro de forma cómplice y sarcástica
-Ella es Cristina, y la he conocido en el festival-Dijo mirándola esbozando una sonrisa
La joven miró al mercenario y le devolvió la sonrisa con su característica alegría, y aún con esta dibujada en su rostro miró con sus ojos azules hipnotizantes como el mismísimo mar a los ojos amarillentos del vampiro.
-¡Sí!-Afirmó
El vampiro cortésmente rechazó la iniciativa de la joven, aunque no apartó el brazo de ella esperando alguna otra posible solución. La joven soltó el brazo de Aliden y colocó sus manos en jarras en su cintura frunciendo un poco el ceño.
-¡Oye, pues algo tendremos que hacer contigo!-Dijo alzando un poco la voz y con un tono maternal que agazapó un poco a Alward, aunque no tardó en escapársele una pequeña risa
-Yo creo que con un vendaje iría bien, mira, aquí tengo unos pocos. Hace poco vine de un trabajo y resulta que tengo vendas-Dijo echándose mano a su zurrón y sacándose las mencionadas venfas
-¿Por qué iba necesitar vendas un vendedor ambulante?-Dijo cruzándose de brazos y encogiendo el rostro extrañada, mirando de reojo al mercenario
En ese momento, Alward se dio cuenta al instante que la había pifiado, y necesitaba inventarse la excusa perfecta que le ayudase a salir del paso, mirando nervioso a Aliden y luego mirando de nuevo a la joven respondió.
-Ya... Es que verás, nunca viene mal tener unas a manos, y más aún cuando viajas tanto como yo JAJAJA-Dijo alzando la voz más de lo necesario y riéndose muy forzosamente-¿Verdad, Aliden? A Aliden me lo encontré en uno de mis viajes por el mundo, ya sabes.-Dijo mirando al vampiro instando con el rostro a que le siguiera la corriente
La joven, sin darle muchas más vueltas, cogió las vendas de Alward y se dirigió tanto al vampiro como al mercenario.
-Alward, ponle firme la mano a Aliden, y tú Aliden, no te muevas, te voy a vendar esa herida, eso al menos lo puede hacer alguien que ni siquiera tenga mis "vastos conocimientos" ¿Verdad?-Dijo guiñándole un ojo al vampiro de forma cómplice y sarcástica
Alward Sevna
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 719
Nivel de PJ : : 5
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
- Veremos si puedes cumplir tu propósito- contesté, con risueño desafío a las palabras de la dragona
Cuando ella adelantó las manos para rodear mi cuerpo, me dejé hacer y coloqué las mías sobre sus hombros para comenzar a bailar. La posición de su mano en mi cintura no me molestaba, para nada, y no sería yo quien se escandalizara si decidía explorar un poco.
Cuando Reivy comenzó a hablarme, decidí que estábamos demasiado lejos la una de la otra para poder oírnos bien y acerqué mi cuerpo al suyo hasta casi pegarme a ella, mientras enlazaba mis brazos en torno a su cuello y aprovechaba la ocasión para juguetear con su cabello.
- Así puedo oírte mejor – expliqué con picardía.
La noche anterior no había estado en ninguna taberna, me había ocupado en menesteres mucho más lucrativos y el día lo había empleado en descansar y prepararme para la fiesta, así que no estaba enterada de noticias o rumores.
- No estoy al tanto de las noticias de hoy- comenté, remolona, notando como el ritmo de la música aumentaba gradualmente y hacía ondular mi cuerpo pegado al de la dragona, hasta que el compás exigió separarnos para poder seguirlo..
Esa música era embriagante y recorrió mi cuerpo, haciéndolo vibrar y meciéndolo como las olas mecen un barquichuelo. Me movía sensualmente siguiendo la melodía, pero sin perder de vista los meneos de Reivy, ¡qué manera de moverse! Sonreí con deleite, pensando en el momento en que bailaríamos a solas, muy, muy pegadas y sin música mediante.
- Es posible que se trate sólo de otro loco más, hay muchos dando vueltas por ahí – contesté, jadeando levemente por el ejercicio realizado, sin darle mayor importancia al asunto – Una buena jarra de alcohol y seguimos bailando, ¿qué te parece?
¿Por qué elegir una sola alternativa? La noche era joven y había que disfrutarla al máximo, era eso lo único que me importaba; la política me tenía sin cuidado.
Cuando ella adelantó las manos para rodear mi cuerpo, me dejé hacer y coloqué las mías sobre sus hombros para comenzar a bailar. La posición de su mano en mi cintura no me molestaba, para nada, y no sería yo quien se escandalizara si decidía explorar un poco.
Cuando Reivy comenzó a hablarme, decidí que estábamos demasiado lejos la una de la otra para poder oírnos bien y acerqué mi cuerpo al suyo hasta casi pegarme a ella, mientras enlazaba mis brazos en torno a su cuello y aprovechaba la ocasión para juguetear con su cabello.
- Así puedo oírte mejor – expliqué con picardía.
La noche anterior no había estado en ninguna taberna, me había ocupado en menesteres mucho más lucrativos y el día lo había empleado en descansar y prepararme para la fiesta, así que no estaba enterada de noticias o rumores.
- No estoy al tanto de las noticias de hoy- comenté, remolona, notando como el ritmo de la música aumentaba gradualmente y hacía ondular mi cuerpo pegado al de la dragona, hasta que el compás exigió separarnos para poder seguirlo..
Esa música era embriagante y recorrió mi cuerpo, haciéndolo vibrar y meciéndolo como las olas mecen un barquichuelo. Me movía sensualmente siguiendo la melodía, pero sin perder de vista los meneos de Reivy, ¡qué manera de moverse! Sonreí con deleite, pensando en el momento en que bailaríamos a solas, muy, muy pegadas y sin música mediante.
- Es posible que se trate sólo de otro loco más, hay muchos dando vueltas por ahí – contesté, jadeando levemente por el ejercicio realizado, sin darle mayor importancia al asunto – Una buena jarra de alcohol y seguimos bailando, ¿qué te parece?
¿Por qué elegir una sola alternativa? La noche era joven y había que disfrutarla al máximo, era eso lo único que me importaba; la política me tenía sin cuidado.
Angélique Beauchat
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 51
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
No podía mentir por lo tanto tampoco tenía manera de saber si los demás mentían, por defecto mi sistema siempre consideraba que los demás estaban siendo sinceros conmigo. Taliesin aseguraba que no pretendía comer hoy, eso estaba muy bien, aunque en algún momento tendría que hacerlo, pero lo importante es que no fuera en este preciso momento.
-Tus preguntas son muy pertinentes e interesantes para reflexionar – Me costaba responderle, mi sistema no encontraba una única respuesta – Puedo aprender a hacer muchas cosas, las actividades físicas no son una dificultad para mi, tampoco las que requieran de inteligencia, pero… Rezar, Cantar, Escribir poesía.. Son actividades que requieren de sentimientos para realizarlas correctamente, y eso no puedo imitarlo.
Nuevamente no se tomaba a bien que mencionara su raza, yo no creía que fuera para tanto, estaba segura que había más de un vampiro en la fiesta, mezclados entre la gente.
-Sí, creo que regresar a la celebración sería lo más conveniente, no está bien que los niños estén tanto tiempo solos, podrían meterse en problemas – Si bien eran muy buenos en su oficio, siempre podía surgir algún imprevisto. Comparando datos de la reciente charla con los que tenía en mis archivos me surgió una inquietud – Creía que no podían tener hijos – Evite la palabra que asustaba tanto al orgánico ya que estábamos acercándonos al área con más gente.
Ya era tarde a la noche, sin embargo la celebración continuaba en pleno apogeo, muchos de los presentes parecían haber consumido excesivo alcohol y esto era visible en su comportamiento. Las mujeres parecían más desinhibidas de lo habitual, y los hombres se agasajaban con sus muestras de audacia.
-Tantas demostraciones de vitalidad me parecen fascinantes – Alguien tomo mi mano y para que no no separaran tome la mano de Taliesin también, sin estar muy segura de cómo había sucedido estábamos de pronto en medio de un baile en ronda. El paso era sencillo, dos o tres para un lado y luego dos o tres para el otro, no era necesario ser demasiado exactos, los orgánicos se reían cada vez que alguno cometía un error – Esto es muy irregular- Le dije a Taliesin mientras caminaba de un lado a otro sin comprender bien qué debía hacer.
-Tus preguntas son muy pertinentes e interesantes para reflexionar – Me costaba responderle, mi sistema no encontraba una única respuesta – Puedo aprender a hacer muchas cosas, las actividades físicas no son una dificultad para mi, tampoco las que requieran de inteligencia, pero… Rezar, Cantar, Escribir poesía.. Son actividades que requieren de sentimientos para realizarlas correctamente, y eso no puedo imitarlo.
Nuevamente no se tomaba a bien que mencionara su raza, yo no creía que fuera para tanto, estaba segura que había más de un vampiro en la fiesta, mezclados entre la gente.
-Sí, creo que regresar a la celebración sería lo más conveniente, no está bien que los niños estén tanto tiempo solos, podrían meterse en problemas – Si bien eran muy buenos en su oficio, siempre podía surgir algún imprevisto. Comparando datos de la reciente charla con los que tenía en mis archivos me surgió una inquietud – Creía que no podían tener hijos – Evite la palabra que asustaba tanto al orgánico ya que estábamos acercándonos al área con más gente.
Ya era tarde a la noche, sin embargo la celebración continuaba en pleno apogeo, muchos de los presentes parecían haber consumido excesivo alcohol y esto era visible en su comportamiento. Las mujeres parecían más desinhibidas de lo habitual, y los hombres se agasajaban con sus muestras de audacia.
-Tantas demostraciones de vitalidad me parecen fascinantes – Alguien tomo mi mano y para que no no separaran tome la mano de Taliesin también, sin estar muy segura de cómo había sucedido estábamos de pronto en medio de un baile en ronda. El paso era sencillo, dos o tres para un lado y luego dos o tres para el otro, no era necesario ser demasiado exactos, los orgánicos se reían cada vez que alguno cometía un error – Esto es muy irregular- Le dije a Taliesin mientras caminaba de un lado a otro sin comprender bien qué debía hacer.
Zöe
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 607
Nivel de PJ : : 4
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Ostara desde el punto de vista de Aranarth Thal'Dael, acompañante de Helyare.
Apenas se escuchaba más ruido que el de la fiesta, a lo lejos. Caminaban en silencio hacia la ciudad de los humanos, no muy gustosos de cumplir ese cometido, aunque tenían que. Desde que había regresado con el "cadáver de Kaeltha", no había salido de Sandorai; ahora tenía una nueva misión: llevar a la joven Luinil a Lunargenta para que viera la celebración de Ostara. Pronto terminaría la instrucción de la elfa para convertirse en sacerdotisa de pleno derecho y, en su deber estaba el conocer algunas de las festividades más famosas de otras razas. Ella sería la que tendría que aleccionar y enseñar a las generaciones venideras y no podría hacerlo si no sabía de qué iban las fiestas que celebraban los seres inferiores. Sus cultos inventados o sus ridículas acciones para llamar la atención de seres que no les harían caso. Era una forma de enseñanza. La comparación entre lo que estaba bien que hicieran y lo que no. Hareth Naezhelis*, había sido la que les había inculcado a ellos la tradición de su clan, haciendo que vieran el sentido de sus celebraciones y el sinsentido de las de los demás. Y eso tenía que verlo su hija también si quería ser buena sacerdotisa. Ambos iban acompañados de un séquito de la guardia personal de la joven; Aran los comandaba.
Como si fueran uno, los soldados caminaban al unísono, reflejando los rayos del sol en sus brillantes armaduras de color esmeralda y cobre. Ninguno se retrasaba en un paso, no había un solo gesto diferente. La coordinación de los ocho soldados que estaban allí era impoluta, como si fuera una coreografía. Su misión: cuidar a la hija de la sacerdotisa.
Aran caminaba al lado de la joven, a paso firme y con el semblante serio que le caracterizaba. Su capa verde ondeaba a cada paso que daba, siendo la guinda del pastel a su aspecto majestuoso. A su lado, la hermana de Helyare, quien ya era casi tan alta como ella. Escasos centímetros separaban a las dos hermanas, que eran tan parecidas y a la vez tan diferentes... Su larga melena estaba recogida en un extraño peinado a base de trenzas y flores, aunque no se vería, puesto que llevaba una capucha de color tenue. Toda su cara estaba pintada con vivos colores, maquillaje típico de su pueblo.
A paso firme fueron acercándose hasta el lugar donde sería la celebración, que estaba ya empezada. Se oían los gritos y la música de las gentes de la ciudad. El elfo resopló de forma silenciosa, hastiado. No le gustaba nada Lunargenta, lo consideraba un nido de ratas. Pero tenía que acompañar a la joven Luinil. Y a ella no es que le hiciera mucha gracia el ir, pero no podía negarse a esa parte de su entrenamiento como sacerdotisa. Sólo tenía que observar, nada más.
–Espero que sea breve. Tengo entendido que los humanos celebran durante varios días –comentó la chiquilla, a lo que el soldado asintió.
–Así es, hérincë Luinil. Suelen estar varios días tratando de que sus dioses les presten atención –normal, pensó, si él fuera un dios no haría caso a los humanos –. Pero le aseguro que será breve –Aran se quitó el casco y le dedicó una tenue sonrisa a la elfa. Sabía lo horrible que debía ser tener que mezclarse entre esas razas inferiores para tener que ver sus festividades. ¡Como si importasen algo!
Y por fin llegaron al lugar, ese horrible lugar donde los humanos –y otras razas –daban rienda suelta a sus deseos. Repugnante, fue lo primero que se pasó por la cabeza del rubio. Todos los soldados se detuvieron al mismo tiempo y, sin moverse, quedaron tras la joven y Aranarth. Ambos se acercaron un par de pasos más, aunque no querían estar muy próximos. Cuanto más alejados mejor. Lo suficiente para contemplar qué hacían los que festejaban. Unos niños repartían velas, sin distinción de a quién se la daban, así que les tocó también a ambos elfos, que miraron escépticos al niño.
–Y esto, ¿para qué es? –preguntó la joven, mirando al pequeño desde su altura, con un aire de ligero desprecio por el presente del chico.
–Velas, señorita elfa. Para espantar los temores –respondió el muchacho con una gran sonrisa. Parecía orgulloso con lo que hacía. Pero, ¿de qué se tenía que sentir orgulloso? ¿De dar velas? Aranarth enarcó una ceja, tomando las dos velas y mirándolas con desdén e incredulidad.
– ¿Y cómo hará una vela que se vayan los temores? Las velas guían, no acaban con los miedos –repuso éste, con ironía.
– ¡La Diosa Freya los espantará! –el niño parecía saltar de alegría al poder compartir con esos extranjeros su cultura. Aunque ninguno de los dos parecía conforme con la vela. Luinil miró a Aranarth, con gesto serio, haciendo una mueca. El elfo no pudo evitar sonreír en su mente. Ese gesto era tan parecido al de su hermana…
–Comprendo su ignorancia, pequeño humano. Sé que los de vuestra raza rendís culto a seres no existentes, mas cuidaré esta vela, si así lo desea. Aunque, he de decirle que de nada servirá que encienda una ínfima llamita para tratar de llamar a sus dioses. Ellos, si existieran, no podrían verla, y podría apagarse con la brisa de un soplido. Viven demasiado lejos de todos los de vuestra raza –alzó la vista hacia el cielo y al momento volvió a mirar al chiquillo, con su habitual calma y serenidad –, les sería aconsejable rendir culto a otras deidades que de verdad velen por todos los de la raza, que pudieran estar presentes y guardarles a diario. Si su culto es encender una chispa para ahuyentar temores, están equivocados. Las velas guían el camino, no protegen del miedo. Y el fuego destruye, acaba con todo. ¿Qué clase de Dios querría ver su creación destruida? –el pequeño miraba estupefacto a la joven, quien se había quitado la capucha para dirigirse a él. Se mordió el labio, dubitativo. Primero, porque no era capaz de concentrarse ante semejantes seres, parecían bajados del mismo Valhalla. Segundo, porque si había entendido bien –y no estaba seguro de haberlo hecho –, estaban diciendo que su amada diosa Freya no existía.
–Lo… lo s-siento –su barbilla temblaba y rápido se fue corriendo a buscar a sus padres.
Los dos elfos se miraron, sin comprender.
–Humanos –concluyó Aranarth –. No espere mucho de ellos. Suelen ser así de volubles.
Dicho esto, le entregó las velas a sus subordinados antes de volver junto a la sacerdotisa. Le recordaba tanto a su hermana cuando aún vivía en Sandorai… Su mirada se perdió en la joven, mientras que su mente estaba divagando entre sus pensamientos, buscando a su amiga. ¿Dónde estaría ahora? ¿Habría llegado al norte? El plan de Ingela había funcionado, más porque se fiaban de él que por otra cosa. Y había perdido a Kaeltha para siempre. Al menos esperaba que la dragona y ella se hubieran encontrado y estuvieran juntas en el norte.
– ¡Aranarth! –Le llamó por segunda vez Luinil, sacándolo de su distracción. Al instante centró la atención en la joven. –Mira, ¿qué hacen? –con la mirada señaló al frente, donde gran multitud de humanos se concentraban.
–Creo que bailan –dijo después de mirar, sin saber bien cómo iba la celebración. El niño les había distraído para prestar atención y saber por qué estaban bailando.
Había jóvenes levantando sus faldas y moviéndose vivazmente entre risas y jaleo. Ninguno de los dos entendía esa forma de baile, así que miraban como si esa gente estuviera haciendo el ridículo.
–Se agotarán antes de que sus inexistentes dioses les hagan caso –comentó el elfo. La sacerdotisa asintió.
–Esas faldas deben ser incómodas para bailar –apuntó, acostumbrada a tejidos más sutiles y vaporosos –. Por eso las levantan. No pueden moverse bien así –hizo una pausa –. No es por desmeritar a esos humanos, pero los elfos bailamos mucho mejor. Apenas muestran coordinación. No sé si bailan o saltan. Acompáname –miró al rubio y le tendió una de sus manos. Aran se acercó a la sacerdotisa y se la sostuvo con delicadeza.
– ¿Ha visto algo que llame su atención, hérincenya? –Uno de los soldados fue raudo a tomar el casco del guerrero, sin necesidad de recibir una orden, para que pudiera tener las manos libres y acompañar a la joven.
Sólo avanzaron varios pasos. Cuando estuvieron más cerca, la pelirroja se fijó en que lanzaban algo a los campos, y volvió a preguntar a su guardián.
–No tengo idea de por qué lo hacen –respondió, sin saber qué decir.
Una muchacha les escuchó. Llevaba una pequeña bolsa de cuero con harina de colores dentro y estaba dispuesta a explicarles a los elfos en qué consistía su tradición. Así que, rauda se acercó a ellos, sobre todo al chico, y empezó a hablar sin que estos le hubieran preguntado, siquiera –lanzamos harina de colores sobre los campos para que la Diosa Freya la vea desde el Valhalla –tenía la mirada fija en Aranarth, pero este contemplaba a Luinil, quien tenía un gesto de disconformidad muy evidente – ¡Nos dará fertilidad! Aunque… –enarcó una ceja mirando al elfo, mas se vio interrumpida por la armoniosa voz de la joven que lo acompañaba.
– ¿Y para qué necesitan que un dios te otorgue la fertilidad?
–Pues… para tener descendencia –replicó la humana, sin comprender a la chiquilla. ¿Quién no quería tener descendencia? Como si no la hubiera escuchado, Luinil siguió.
–Entonces, ¿sus cuerpos son infértiles y los dioses les dan el don de poder engendrar dependiendo de cuánta harina de colores lancen? –No dio opción a réplica –Déjeme decirle pues, que sus dioses son caprichosos y ambiciosos de malos sucesos para sus creaciones. Entiendo que, como humanos que son, tienen ciertas limitaciones. Pero no esperaba ese tipo –negó sutilmente –. Su cuerpo en sí debería ser un don otorgado por los dioses, con perfecto funcionamiento. No una creación limitada –la mujer estaba atónita y trató de encontrar la mirada azul del elfo, quien parecía darle la razón a su pequeña amiga –. Lo lamento, dama, si tenéis que intentar llamar la atención de vuestros dioses con harina de colores y bailes sin sentido.
–Déjala, hérincenya. No podrá entender lo que le dice, pues vive limitada por sus arcaicas creencias –susurró el elfo, tendiéndole la mano, de nuevo, y alejándola de allí, ante el estupor de la lunargentiense.
– ¡Yo sí que no los entiendo, Aran! –se quejó ella, sin comprender por qué eran tan ineptos los humanos y por qué le había tocado a ella ir a esa estúpida fiesta. El elfo intentó calmarla al recordarle su misión. Luinil también tenía su carácter, pero era infinitamente más fácil tranquilizarla que a su hermana.
–No trate de hacerlo. Hérincë Luinil. Son incomprensibles. En las anteriores fiestas se disfrazaban con trajes extraños que se asemejaban a animales, pintaban huevos como si fueran objetospreciados y se lanzaban sangre.
No tardó en decir eso, la joven elfa quedó petrificada mirando a unos que estaban destripando a los conejos. Su tono se volvió blanco y las manos le empezaron a brillar, cada vez de un tono más intenso. El elfo también vio lo mismo que Luinil y rápidamente la sujetó por la muñeca y la atrajo hacia él, volteándola para que diese la espalda a esa horrible escena. Todavía se estaba conteniendo de desenvainar la espada, sacarles a ellos las tripas y esparcirlas por los huertos. ¡Sus malditas tradiciones eran horribles! Su mirada se clavó en esos desalmados, que acababan con la vida de los conejos sin sentido alguno, nada más que recoger su sangre y esparcir sus entrañas. Abrazó a la joven, quien murmuraba que quería volver a Sandorai.
–Vayámonos. No tiene que ver esto –comunicó el rubio, sujetando a Luinil. Su hermana se habría lanzado contra esos asesinos. Pero ella ya no estaba ahí, y no lo estaría. Con un solo gesto de su cabeza, uno de los soldados se acercó sigilosamente a los que estaban destripando a los animalillos. No volvieron a hacerlo nunca más.
Los siete soldados restantes siguieron a los dos elfos, que encabezaban la comitiva hasta alejarse un poco más de ese nido de ratas. Ellos no hacían sacrificios con animales. ¡Qué barbarie!
– ¿¡Qué dioses son los que permiten sacrificios de sangre de inocentes!? ¡De criaturas creadas por Imbar! –se quejó la sacerdotisa, temblando, con ganas de ir ella a repartir justicia, aunque no debía. Para eso estaban los guerreros. Sus manos puras no podían tocar la sangre, ni siquiera para ajusticiar a los renegados de su raza.
–Unos que no existen, hérincë Luinil –Aran sujetó sus hombros con delicadeza y se inclinó hacia ella –son salvajes, seres inferiores sin la capacidad de razonar como los nuestros. Por eso no se les otorgó la magia, no eran aptos para optar a poder alguno. Esos Taig’Sleanri no podrán ser nunca como nosotros, sus festividades son arcaicas, barbáricas –ella le miró, y al instante apoyó la frente en su hombro, afligida por todo lo que había visto.
–Estaban pintando huevos, también, Aran –le comentó, sin apartarse de él tras un rato en silencio–, no tiene sentido alguno.
–Así es, pequeña. Ahora ya sabe que sus fiestas no tienen sentido alguno.
– ¿Alguna vez celebraste alguna costumbre humana? –preguntó después de unos minutos y él respondió con una negativa. Sabía que Kael sí había acompañado a la dragona en varias festividades, aunque desconocía cuáles o si ella había participado. Pero él no, se negaba. Con una de sus manos se echó el pelo hacia atrás, lo llevaba suelto y caía sobre la cabeza de la sacerdotisa. La última vez que había estado en esa ciudad había estado acompañado de su amiga, pues ella había insistido en seguir la búsqueda de su hermano ahí. Y habían fracasado. –Antes estabas distraído… y ahora igual –la sacerdotisa apoyó los brazos sobre los hombros del guerrero y alzó la vista, disimuladamente, para ver dónde estaba su guardia.
–Lo lamento, hérincenya –trató de disculparse por haber estado disperso en su trabajo, mas ella le cortó, con su habitual y melodiosa voz, sin ápice de mal tono. Se acercó a su oído con sutileza.
–Necesitaba estar contigo a solas… sólo tú sabes dónde está ella.
El elfo no se movió ni dijo nada. No sabía qué decir sin pensar en las represalias que sus respuestas podrían tener.
– ¿Lo sabe alguien más? –Susurró, acercándose un poco más a la joven elfa, tratando de que su voz no denotase el miedo. Por un instante, sólo por un instante, deseó que la estupidez de las velas fuera verdad.
Luinil se separó y clavó su mirada en la suya como única respuesta.
- Aclaraciones:
No se relacionan con nadie, están apartados de todos.
Aclaraciones de los nombres:
Kaeltha es el nombre real de mi personaje.
Hareth Naezhelis es la madre de Helyare, y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], su hermana menor.
Aranarth, el protagonista de este post, es el acompañante de Hely
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Traducciones:
hérincë /érinque/: "pequeña dama". Es un título que se le da a alguien de poder, sería el equivalente a "my lady".
hérincenya: "mi pequeña dama". Lo mismo que "hérincë", pero un poco más cariñoso.
Taig’Sleanri: Insulto hacia los humanos, algo así como "asesinos de árboles" o "tala-árboles", en referencia al poco sentido de protección que tienen de la naturaleza.- Maquillaje y traje de Luinil:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- "Traje" de Aran:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Aran
Helyare
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 768
Nivel de PJ : : 3
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
-Gracias Irc, siempre es un gusto recibir cumplidos- Dijo con una sonrisa en su rostro sin perder detalle en la mirada del joven licántropo. Por aquel momento en silencio pudo comprobar que le había sorprendido verla con ese tipo de vestimenta. Se acercó un poco más a él y arregló las hombreras de su traje. -Así mejor, vamos guía, que se acabará todo en cuanto vuelvas a la realidad- Aquello la hizo soltar una pequeña carcajada y mientras reía el contrario ya comenzaba a arrancar sus palabras. Obviamente no iba a sacrificar conejos después de haberse arreglado tan bien. Pintar huevos y desfile... Sonaba bastante bien y no tendría que llenarse completamente de la sangre de aquellos pobres, pero sabrosos, animalitos. Como si fuera un acto reflejo, esta vez la joven dragona agarró de la mano al lobo y caminó rumbo a las afueras, donde se agrupaban las personas y disfrutaban del Ostara.
La caminata hacia su destino fue agradabe, dio gracias a que ese día no hiciera ni mucho calor ni mucho frío, eran una temperatura tan agradable que deseaba que no terminara nunca. Tal y como le había dicho Ircan, una de las actividades del festival era decorar huevos de pascua. Aquello le pareció interesante a la joven curiosa y sus ojos buscaron el lugar idóneo para hacer aquella primera etapa. Pronto un pequeño tirón de su brazo hizo que girase levemente y siguiera el camino marcado hasta una mujer que explicaba a algunos interesados como ellos el manejo de algunas brochas para pintar. A Astrid no se le daba muy bien dibujar y menos en algo tan pequeño como huevo. Miró a Ircan y rápidamente dio a entender que eso era lo que quería hacer al momento. Como siempre, se sentó donde pudo con un pincel en la mano y el huevo en la otra ¿Qué podría dibujar? Miró a su compañero de nuevo durante unos segundos y algo en su cabeza hizo contacto ¡Claro! ¡Ya sabía qué dibujar!
Con sumo cuidado de no manchar su vestimenta comenzó a pintar en el huevo. No supo cuanto tiempo estuvo dedicándole a los dos huevos que pintó, sí, al final le gustó tanto la idea de dibujar en un huevo que no pudo evitar seguir su nueva afición. Ella esbozó una sonrisa al acabar y luego se los enseñó a Irc. -¿Cómo crees que han quedado? ¿Parecen el cielo que veíamos cada noche de camino a Ulmer?- Sus dedos estaban manchados por la pintura y un poco había llegado hasta una de sus mejillas, pero la sonrisa risueña de la dragona no se borraba ni un segundo. A veces la gente se preguntaba cómo podía sonreír tanto sin acabar fatigada después. -Esto me hizo recordar la que liamos para bajar de aquel risco- La risa de Astrid inundó el silencio del hueco donde estaban sentados. Y la joven dejó los huevos en la mesa delante de ellos para esperar un poco a que se secara por completo. -¿Y qué hacemos ahora?- Preguntó apoyada a un lado de Ircan y dejando reposar su cabeza en su hombro.
La caminata hacia su destino fue agradabe, dio gracias a que ese día no hiciera ni mucho calor ni mucho frío, eran una temperatura tan agradable que deseaba que no terminara nunca. Tal y como le había dicho Ircan, una de las actividades del festival era decorar huevos de pascua. Aquello le pareció interesante a la joven curiosa y sus ojos buscaron el lugar idóneo para hacer aquella primera etapa. Pronto un pequeño tirón de su brazo hizo que girase levemente y siguiera el camino marcado hasta una mujer que explicaba a algunos interesados como ellos el manejo de algunas brochas para pintar. A Astrid no se le daba muy bien dibujar y menos en algo tan pequeño como huevo. Miró a Ircan y rápidamente dio a entender que eso era lo que quería hacer al momento. Como siempre, se sentó donde pudo con un pincel en la mano y el huevo en la otra ¿Qué podría dibujar? Miró a su compañero de nuevo durante unos segundos y algo en su cabeza hizo contacto ¡Claro! ¡Ya sabía qué dibujar!
Con sumo cuidado de no manchar su vestimenta comenzó a pintar en el huevo. No supo cuanto tiempo estuvo dedicándole a los dos huevos que pintó, sí, al final le gustó tanto la idea de dibujar en un huevo que no pudo evitar seguir su nueva afición. Ella esbozó una sonrisa al acabar y luego se los enseñó a Irc. -¿Cómo crees que han quedado? ¿Parecen el cielo que veíamos cada noche de camino a Ulmer?- Sus dedos estaban manchados por la pintura y un poco había llegado hasta una de sus mejillas, pero la sonrisa risueña de la dragona no se borraba ni un segundo. A veces la gente se preguntaba cómo podía sonreír tanto sin acabar fatigada después. -Esto me hizo recordar la que liamos para bajar de aquel risco- La risa de Astrid inundó el silencio del hueco donde estaban sentados. Y la joven dejó los huevos en la mesa delante de ellos para esperar un poco a que se secara por completo. -¿Y qué hacemos ahora?- Preguntó apoyada a un lado de Ircan y dejando reposar su cabeza en su hombro.
- Huevo de Astrid:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Astrid Leggiend
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 84
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Aliden observó la poco hábil mentira que había esbozado Alward, pero le siguió la corriente, total, ¿De que le servía que esos dos empezasen a tener una disputa mientras el seguía sangrando?
-Uh, claro, yo también suelo llevar vendas. Lo que pasa es que me dejé mi bolsa en casa, de ahí mi necesidad de que me ayudaseis.-Miró a la herida mientras asentía.- Si, la verdad, pensaba que íbais a hacer algo más elaborado, de ahí que dudase de vuestros conocimientos.
Aliden se dejó vendar, y poco después decidió encaminarse hacia el festival en busca de aquella furtiva mujer.
-Hasta la vista, debo marchar pero estoy seguro de que no será la última vez que nos veamos.-Sonrió amablemente a ambos y siguió buscando a la mujer ladrona de armas. Estaba seguro que había ido hacia el bosque, pero no estaba seguro de querer entrar en el mismo desarmado, y con el brazo herido, así que se encaminó a Lunargenta, pensando comprar algún arma de utilidad para enfrentarse a la mujer. Aunque, si se compraba otra arma, ¿Que utilidad tendría aquel oxidado estilete que le había sido robado?
Con estos pensamientos, se encaminó a Lunargenta a paso lento.
-Uh, claro, yo también suelo llevar vendas. Lo que pasa es que me dejé mi bolsa en casa, de ahí mi necesidad de que me ayudaseis.-Miró a la herida mientras asentía.- Si, la verdad, pensaba que íbais a hacer algo más elaborado, de ahí que dudase de vuestros conocimientos.
Aliden se dejó vendar, y poco después decidió encaminarse hacia el festival en busca de aquella furtiva mujer.
-Hasta la vista, debo marchar pero estoy seguro de que no será la última vez que nos veamos.-Sonrió amablemente a ambos y siguió buscando a la mujer ladrona de armas. Estaba seguro que había ido hacia el bosque, pero no estaba seguro de querer entrar en el mismo desarmado, y con el brazo herido, así que se encaminó a Lunargenta, pensando comprar algún arma de utilidad para enfrentarse a la mujer. Aunque, si se compraba otra arma, ¿Que utilidad tendría aquel oxidado estilete que le había sido robado?
Con estos pensamientos, se encaminó a Lunargenta a paso lento.
- Interacción:
- Con esto, acabo mi interacción con Alward y me abro a otros que quieran interactuar
Aliden Tenebrae
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 46
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
-Si, seguramente tengas razón, hay mucho loco suelto por la tierra. -Con una amplia sonrisa sonreí a la muchacha ofreciéndole mi brazo, quitandole importancia al asunto. Aunque lo cierto era que el tema tenia muchísima importancia... aunque no tanta como para desperdiciar la oportunidad de cortejar a una dama. -Me parece una excelente idea. Y, a demás conozco una magnifica cervecería Ange.
Con cada paso que doy la cola del vestido se mueve sensual y sinuosa por el suelo, al mismo tiempo puedo notar el vaivén de la caderas de la gata al caminar a mi lado, y juraría que cada tanto su cola rozaba intencionalmente mi cintura y bajaba remolona por mis muslos, tanteando y acariciando todo lo que había a su paso.
Al llegar a la taberna, nos daba la bienvenida un patio con mesas y bancos rodeados por una cerca decorada con los motivos de la celebración. La cerca se única en la puerta por un arco iluminado por un candil de aceite y sobre esta un cartel que anunciaba "Ojo loco y el cuerno tuerto".
-No te dejes engañar por el nombre de la taberna, mi dulce Ange. En este lugar podrás probar una cerveza esplendida.
O al menos eso decía una nota en el mapa de mi bisabuela, donde estaban escritas también las palabras fresa y frutos del bosque. Conduje a la juguetona gatilla hasta la mesa mas limpia que vi en el lugar y un mozo no tardo en llegar.
-Si no te molesta pediré por las dos. -Sonreí con elegancia hacia mi compañera y voltea de nuevo en dirección al camarero. -Tráenos dos jarras de fresas y frutos del bosque. -El hombre me miro atónito ante mi pedido. -Señoritas, esa bebida hace mas de un siglo que no la fabricamos, ahora cambiamos la receta a grosellas y frutos del bosque, pero... -De inmediato corte al camarero. Si estaban escritas aquellas anotaciones eran por algo. -Creo que no hable con claridad. Quiero, dos cervezas de fresas y frutos del bosque, entra en la taberna y dile al dueño que Leonor le manda saludos. -El joven se fue corriendo al interior del establecimiento y minutos después salio con una botella polvorienta y un par de jarras. -Aquí tienen señoritas, la ultima botella de Fresas y frutos del bosque de nuestra propia cosecha. Y... el tabernero dice que invita la casa y que tanto usted como su compañera serán siempre bien recibidas en este lugar. -Sin mas, el rapaz se fue y yo me apresure a destapar la botella. ¿Que tendría de especial aquella bebida? -Sera mejor que degustemos bien el licor, no creo que veamos otro igual en mucho tiempo.
Cuando la presión del interior de la botella se libero, un aroma a fresas inundo la mesa. Al servirse la cerveza, el color no era ni amarillo ni negro ni rojo. Era mas bien como una mezcla borgoña que creaba una espuma rosada, como las de unas fresas recién sacadas del arbusto. Al reposar la espuma y acercar el baso a los labios el aroma se intensificaba, y al saborear al liquido una armoniosa amalgama de sabores se formaba en el paladar. Se podía sentir el característico sabor de la cebada enmascarado por un fuerte sabor a frutos del bosque y justo al final, cuando dejas caer el liquido por la garganta aparece un tímido sabor a fresas.
-Sin duda alguna, puedo decirte esto. La próxima vez pienso pedir que me dejen el barril en la mesa. Esto esta espectacular. -Sonriendo con energía di otro trago a la jarra antes de levantarla para brindar. -Por nosotras y porque la noche termine mejor de lo que empiezo. -Y guiñándole un ojo añadí. -Y por Leo.
Cuando la cerveza se termino, el cuerpo ya estaba fresco para volver a la pista de baile. Aunque la botella de licor resulto tener mas graduación de la esperada y las puntas de mis orejas se notaban algo calientes por culpa de aquel detalle. Al concluir la amena y entretenida charla de la taberna recogí de vuelta el brazo de Angélique y nos dirigí de vuelta a la pista de baile.
-Espero que estés preparada para hacer arder la pista. -Acerque mis labios al oído de la felina y con una suave exhalación le susurre. -Porque la noche ya se esta caldeando.
Con cada paso que doy la cola del vestido se mueve sensual y sinuosa por el suelo, al mismo tiempo puedo notar el vaivén de la caderas de la gata al caminar a mi lado, y juraría que cada tanto su cola rozaba intencionalmente mi cintura y bajaba remolona por mis muslos, tanteando y acariciando todo lo que había a su paso.
Al llegar a la taberna, nos daba la bienvenida un patio con mesas y bancos rodeados por una cerca decorada con los motivos de la celebración. La cerca se única en la puerta por un arco iluminado por un candil de aceite y sobre esta un cartel que anunciaba "Ojo loco y el cuerno tuerto".
-No te dejes engañar por el nombre de la taberna, mi dulce Ange. En este lugar podrás probar una cerveza esplendida.
O al menos eso decía una nota en el mapa de mi bisabuela, donde estaban escritas también las palabras fresa y frutos del bosque. Conduje a la juguetona gatilla hasta la mesa mas limpia que vi en el lugar y un mozo no tardo en llegar.
-Si no te molesta pediré por las dos. -Sonreí con elegancia hacia mi compañera y voltea de nuevo en dirección al camarero. -Tráenos dos jarras de fresas y frutos del bosque. -El hombre me miro atónito ante mi pedido. -Señoritas, esa bebida hace mas de un siglo que no la fabricamos, ahora cambiamos la receta a grosellas y frutos del bosque, pero... -De inmediato corte al camarero. Si estaban escritas aquellas anotaciones eran por algo. -Creo que no hable con claridad. Quiero, dos cervezas de fresas y frutos del bosque, entra en la taberna y dile al dueño que Leonor le manda saludos. -El joven se fue corriendo al interior del establecimiento y minutos después salio con una botella polvorienta y un par de jarras. -Aquí tienen señoritas, la ultima botella de Fresas y frutos del bosque de nuestra propia cosecha. Y... el tabernero dice que invita la casa y que tanto usted como su compañera serán siempre bien recibidas en este lugar. -Sin mas, el rapaz se fue y yo me apresure a destapar la botella. ¿Que tendría de especial aquella bebida? -Sera mejor que degustemos bien el licor, no creo que veamos otro igual en mucho tiempo.
Cuando la presión del interior de la botella se libero, un aroma a fresas inundo la mesa. Al servirse la cerveza, el color no era ni amarillo ni negro ni rojo. Era mas bien como una mezcla borgoña que creaba una espuma rosada, como las de unas fresas recién sacadas del arbusto. Al reposar la espuma y acercar el baso a los labios el aroma se intensificaba, y al saborear al liquido una armoniosa amalgama de sabores se formaba en el paladar. Se podía sentir el característico sabor de la cebada enmascarado por un fuerte sabor a frutos del bosque y justo al final, cuando dejas caer el liquido por la garganta aparece un tímido sabor a fresas.
-Sin duda alguna, puedo decirte esto. La próxima vez pienso pedir que me dejen el barril en la mesa. Esto esta espectacular. -Sonriendo con energía di otro trago a la jarra antes de levantarla para brindar. -Por nosotras y porque la noche termine mejor de lo que empiezo. -Y guiñándole un ojo añadí. -Y por Leo.
Cuando la cerveza se termino, el cuerpo ya estaba fresco para volver a la pista de baile. Aunque la botella de licor resulto tener mas graduación de la esperada y las puntas de mis orejas se notaban algo calientes por culpa de aquel detalle. Al concluir la amena y entretenida charla de la taberna recogí de vuelta el brazo de Angélique y nos dirigí de vuelta a la pista de baile.
-Espero que estés preparada para hacer arder la pista. -Acerque mis labios al oído de la felina y con una suave exhalación le susurre. -Porque la noche ya se esta caldeando.
- Cerveza (de dioses):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Reivy Abadder
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 891
Nivel de PJ : : 6
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Cristina vendó al vampiro con cuidado y dedicación mientras el mercenario le sostenía el brazo para inmovilizarlo y que no se cansara. La joven encapuchada hizo un buen trabajo que, sin ensuciarse las manos, quedó prácticamente impecable. Tras eso, Aliden agradeció a ambos su ayuda.
-No hay de qué, Aliden-Dijo con una sonrisa en su rostro
Aliden acabó por despedirse de ambos y emprendió de nuevo su camino para recuperar aquello que la mujer que salió huyendo antes le había robado. Curioso cuanto menos, pero poco importaba ya que el vampiro sin retraerse mucho se retiró del lugar hacia Lunargenta, el camino opuesto que deberían de tomar tanto Alward como Cristina si querían llegar a la zona de antes del festival.
No tardaron mucho más en llegar a aquel lugar de nuevo, todo seguía como antes; gente disfrutando, bailando, bebiendo, comiendo, rezando, etc... Todo lo que era típico y se esperaba del Ostara. Alward echó un vistazo al sitio donde se suponían que estarían sus amigos, y efectivamente, allí se encontraban, aunque no todos. Estaban Emmanuel, Ivens, Gertrude y Rischer, todos ellos borrachos como cubas, riendo y conversando alegremente. El mercenario no pudo evitar soltar una pequeña risa, aunque también se percató de que faltaban dos miembros de su grupo. "Eiko y Moses habrán regresado a la taberna" Pensó el mercenario para sus adentros.
De pronto, notó que alguien le tiraba del brazo derecho, miró hacia ese lado y vio que era Cristina, la cual le estaba hablando
-¿Alward, dónde crees que podrá estar mi huevo de Ostara?-Dijo con cierta preocupación
El mercenario echó un vistazo rápido a la zona pero no vio gran cosa ni nada fuera de lo común, más que unos cuantos carteles de la fiesta por el suelo, jarras de cerveza y comida.
-Supongo que con tanta gente yendo y viniendo alguien se lo habrá llevado-Dijo encogiéndose de hombros
-Bueno, supongo que sí...-Dijo un tanto apenada
-¡Pero no te preocupes, creo que sé cómo compensarte!-Dijo con una sonrisa alegre
La encapuchada lo miró extrañada y a la vez intrigada. Mientras que el joven Sevna echaba un vistazo a su alrededor, pero no dirigió su atención a la fiesta, sino que parecía mirar más allá.
-¡Conozco un sitio desde el que podremos ver todo el festival, y la vista merece la pena!-Dijo con entusiasmo
-No hay de qué, Aliden-Dijo con una sonrisa en su rostro
Aliden acabó por despedirse de ambos y emprendió de nuevo su camino para recuperar aquello que la mujer que salió huyendo antes le había robado. Curioso cuanto menos, pero poco importaba ya que el vampiro sin retraerse mucho se retiró del lugar hacia Lunargenta, el camino opuesto que deberían de tomar tanto Alward como Cristina si querían llegar a la zona de antes del festival.
No tardaron mucho más en llegar a aquel lugar de nuevo, todo seguía como antes; gente disfrutando, bailando, bebiendo, comiendo, rezando, etc... Todo lo que era típico y se esperaba del Ostara. Alward echó un vistazo al sitio donde se suponían que estarían sus amigos, y efectivamente, allí se encontraban, aunque no todos. Estaban Emmanuel, Ivens, Gertrude y Rischer, todos ellos borrachos como cubas, riendo y conversando alegremente. El mercenario no pudo evitar soltar una pequeña risa, aunque también se percató de que faltaban dos miembros de su grupo. "Eiko y Moses habrán regresado a la taberna" Pensó el mercenario para sus adentros.
De pronto, notó que alguien le tiraba del brazo derecho, miró hacia ese lado y vio que era Cristina, la cual le estaba hablando
-¿Alward, dónde crees que podrá estar mi huevo de Ostara?-Dijo con cierta preocupación
El mercenario echó un vistazo rápido a la zona pero no vio gran cosa ni nada fuera de lo común, más que unos cuantos carteles de la fiesta por el suelo, jarras de cerveza y comida.
-Supongo que con tanta gente yendo y viniendo alguien se lo habrá llevado-Dijo encogiéndose de hombros
-Bueno, supongo que sí...-Dijo un tanto apenada
-¡Pero no te preocupes, creo que sé cómo compensarte!-Dijo con una sonrisa alegre
La encapuchada lo miró extrañada y a la vez intrigada. Mientras que el joven Sevna echaba un vistazo a su alrededor, pero no dirigió su atención a la fiesta, sino que parecía mirar más allá.
-¡Conozco un sitio desde el que podremos ver todo el festival, y la vista merece la pena!-Dijo con entusiasmo
Alward Sevna
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 719
Nivel de PJ : : 5
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
La respuesta de la biocibernética, en lo concerniente a todo lo que no podía hacer (rezar, cantar, escribir poesía) y el por qué, provocaron un marcado gesto de entusiasmo en Taliesin.
- Este es un tema francamente fascinante.
Jamás había tenido la posibilidad de ahondar en estas cavilaciones con alguien como Zöe, quien indudablemente aportaba una perspectiva muy personal a la cuestión. Pero aquella no era la mejor situación para discutir de un tema así: era mejor estar sentados a una mesa, quizás junto a un fuego, con un café o un té en la mano, con una noche muy larga por delante. Era frustrante tener que contenerse, pero Taliesin sabía que si seguía aquella conversación no sería capaz de pararla, así que se mordió la lengua.
- En otra ocasión, ¿quizás? - preguntó casi con un tono suplicante.
Mientras tanto tomaron la decisión de acercarse al resto de la fiesta. Ver la alegría de toda aquella gente, la unidad por la esperanzadora y emocionante llegada de la primavera, era para él reconfortante. Había demasiadas ocasiones en las que imperaba la desigualdad y la cicaña, y pocas como aquella, en las que las viandas y las festividades eran compartidas.
- Ojalá todas las noches fueran como esta - agregó al comentario de Zöe.
Inmediatamente sintió que la biocibernética le agarraba de la mano, arrastrándolo a formar parte de una ronda. ¡Grata sorpresa!
- Es fácil, Zöe - se exclamó Taliesin, riendo y exultante -. Piénsalo como un movimiento mecánico y regular, en la que cada pieza del reloj depende de las que le rodean para poder girar. Si observas lo que hacen todos los demás, es muy simple.
A Taliesin le encantaban las celebraciones y los bailes, le encantaba aquel sentimiento de comunidad y disfrutar del movimento de su cuerpo. Pero de una manera mucho más profunda y personal, no podía evitar engañarse a sí mismo y por un momento sentir que no había barreras que lo separaran de una vida normal.
- Este es un tema francamente fascinante.
Jamás había tenido la posibilidad de ahondar en estas cavilaciones con alguien como Zöe, quien indudablemente aportaba una perspectiva muy personal a la cuestión. Pero aquella no era la mejor situación para discutir de un tema así: era mejor estar sentados a una mesa, quizás junto a un fuego, con un café o un té en la mano, con una noche muy larga por delante. Era frustrante tener que contenerse, pero Taliesin sabía que si seguía aquella conversación no sería capaz de pararla, así que se mordió la lengua.
- En otra ocasión, ¿quizás? - preguntó casi con un tono suplicante.
Mientras tanto tomaron la decisión de acercarse al resto de la fiesta. Ver la alegría de toda aquella gente, la unidad por la esperanzadora y emocionante llegada de la primavera, era para él reconfortante. Había demasiadas ocasiones en las que imperaba la desigualdad y la cicaña, y pocas como aquella, en las que las viandas y las festividades eran compartidas.
- Ojalá todas las noches fueran como esta - agregó al comentario de Zöe.
Inmediatamente sintió que la biocibernética le agarraba de la mano, arrastrándolo a formar parte de una ronda. ¡Grata sorpresa!
- Es fácil, Zöe - se exclamó Taliesin, riendo y exultante -. Piénsalo como un movimiento mecánico y regular, en la que cada pieza del reloj depende de las que le rodean para poder girar. Si observas lo que hacen todos los demás, es muy simple.
A Taliesin le encantaban las celebraciones y los bailes, le encantaba aquel sentimiento de comunidad y disfrutar del movimento de su cuerpo. Pero de una manera mucho más profunda y personal, no podía evitar engañarse a sí mismo y por un momento sentir que no había barreras que lo separaran de una vida normal.
Taliesin Skatha
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 260
Nivel de PJ : : 2
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Un poco alejado y separado del camino que conecta con Lunargenta, se encuentra una pequeña ruta que sube hasta una colina cercana desde la cual se puede ver toda la zona del festival. Desde allí la mezcla de colores y luces es aún más cromática y bella, con mucha diversidad. Encima de aquella colina se estaba muy oscuro, pero enseguida acostumbraron la vista y podían ver, aunque no era mucho a decir verdad. Tomaron asiento en la fresca y confortable hierba de cara al festival.
-Esta vista... ¡Es hermosa!-Dijo con sorpresa. La joven se descaperuzó ya que allí no había nadie más que ellos dos y seguramente ningún guardia iría hasta ese lugar en una noche tan concurrida como esa
Alward la miró sonriente, luego devolvió la mirada hacia el festival que se veía desde allí.
-Cuesta creer que, con todo lo que esta ciudad ha sufrido, sus habitantes aún tengan esa alegría en su corazón y esas ganas de demostrarla...
-¿A qué te refieres?-Dijo encogiendo sus rodillas y rodeando sus brazos sobre ellas para luego colocar su rostro recostado mirando al mercenario
-La ocupación vampírica, la huida del rey, el maltrato de los nobles a sus plebeyos, el cambio radical de la forma de actuar de la guardia...-Tomó una breve pausa, con un rostro de rabia y pena-Supongo que no todo es tan fácil como se nos hace creer de críos...-Dijo manteniendo su mirada firme sobre el festival
La joven no respondió, simplemente se limitó a mirar a donde miraba Alward con tristeza y resentimiento
-Pero bueno...-Dijo desviando la mirada a Cristina-Supongo que debemos tomar ejemplo de aquellas personas, y disfrutar en este día, ¿No?-Dijo esbozando una fugaz sonrisa
La joven miró al mercenario y asintió con una sonrisa en su rostro
-¡Esta seguramente sea la última vez que podré escaparme de casa, así que pienso disfrutar todo lo que pueda!-Dijo con energía y separando su cabeza de sus rodillas. Tras unos segundos de silencio, Cristina lanzó una pregunta al mercenario-Oye... Alward-El joven entonces la miró-¿Tienes algún sueño?
El joven Sevna no respondió enseguida, sino que calló durante unos segundos y soltó un breve risilla
-Mi sueño...-Dijo mirando hacia arriba, admirando el cielo estrellado que se mostraba en el aquel momento
-¿No me lo quieres decir?
-No es eso... Verás... No te rías de mí-Dijo esbozando otra sonrisa
-No me reiré, lo prometo-Dijo asintiendo con la cabeza
-Quiero convertirme en caballero
-¿Caballero?-Dijo la joven con semblante serio y desviando la mirada hacia el festival-¿Por qué caballero?
-Servir al rey, servir a la ciudad y a todo aquel que pueda necesitar mi ayuda, hacer de este mundo, en la manera que me sea posible un lugar mejor, eso es lo que quiero
-¿Servir... Al rey?
-Es cierto que ahora las cosas están un poco complicadas, y que el rey no ha estado cuando más se le ha necesitado... Pero tengo esperanzas de que alguien tomará su lugar y la ciudad volverá a ser la de antes, toda la península lo volverá a ser. Puede que incluso el propio rey actual esté planeando el cómo volver...-Desvió la mirada hacia Cristina-De todas formas, yo solo quiero ayudar-Dijo con una sonrisa esperanzadora.
La joven devolvió una sonrisa también al mercenario, aunque no era muy convincente para ella misma, pues veía muy difícil todo aquello que Alward quería que pasase.
-¿Y tú Cristina, qué sueñas?
-Ah.. No sé, me gustaría ver mundo-Dijo desvolviendo la mirada al festival-Estoy harta de estar siempre en casa-Se tomó unos segundos de pausa-Me siento prisionera de mi propia vida... Quiero ver el mundo tal y cómo es, lo bueno y lo malo de esta vida, quiero experimentar todo lo que esta tiene que ofrecerme...-De pronto, se inclinó hacia el mercenario y le agarró de ambas manos, mirándole a los ojos con total seriedad-Alward, si yo te lo propongo, ¿Me llevarías a donde sea? ¿Aquí y ahora?
-¿¡Q-qué...!?
El mercenario no sabía qué responder, esa pregunta y proposición tan repentinas por parte de la joven le había dejado totalmente sin respuesta, cosa que llevó a que se pusiera nervioso. Cristina entonces empezó a reír y le soltó las manos
-¡Es broma! ¡Te lo has creído!-Dijo con un tono jovial e inocente
-¿Eh...?-Dijo seguido de una pequeña risa
-Bah, tenía que decirlo-Dijo sonriente y alegre, aunque escondiendo en su interior un pesar, ya que en el fondo de su ser deseaba escaparse de su vida. La joven se puso en pie y se limpió un poco la ropa que había tenido contacto con el suelo-Creo que es hora de volver a casa...-Dijo encaperuzándose
El joven Sevna también se puso en pie, sin saber muy bien lo que decir.
-Muchas gracias por la noche tan divertida que me has hecho pasar, sin duda ha sido el mejor Ostara de mi vida, siempre lo recordaré-Dijo con total sinceridad
-¿E-estarás bien...?
-No te preocupes, regresaré a casa después de todo
-Bien... Hasta la vista
Cristina asintió y, con gran pesar en su interior aunque con una sonrisa en su exterior, se fue del lugar, dejando allí al mercenario. La joven desapareció entre la oscuridad de la noche mientras Alward la observaba sin decir nada. De pronto, este sintió una soledad y frío que nunca había sentido, era como si hubiese estado en un sueño y ese sueño se estuviese desvaneciendo. Hasta que finalmente, lo hizo. Entonces regresó a la taberna, ya era muy tarde para estar en el festival y el ambiente poco a poco se iba reduciendo, además, seguramente sus amigos se habrían marchado ya.
Una vez allí, todo estaba bastante oscuro, con las mesas y sillas recogidas y la barra totalmente libre. Apoyado en esta y de brazos cruzados se encontraba Rischer, el dueño de esta, iluminado tan solamente por una pequeña lámpara de cristal que contenía una vela en su interior, la cual estaba en la barra, al lado del tabernero. Al ver que el joven Sevna entró en la taberna, le sonrió de forma cortés.
-Buenas, ¿Y la chica?
El mercenario dio unos breves pasos antes de responder, acercándose a unas escaleras que daban al piso superior, donde estaban las habitaciones.
-Se ha marchado a casa... Para siempre
-¿Para siempre?
-Sí...
El joven Sevna dio otros pasos, esta vez más cerca de la escalera. Se detuvo cuando su amigo miró hacia arriba y tornó su rostro a una seriedad fría. Tras un suspiro, volvió a mirar a Alward.
-¿Y te da igual?
El mercenario bajó la mirada y entristeció su rostro. Acto seguido se dispuso a subir las escaleras totalmente ensimismado en sus pensamientos, con un ánimo totalmente descolorido, mientras Rischer lo observaba, callado y cruzado de brazos, sin añadir nada más. Así acababa su Ostara, con una sensación agridulce, con una experiencia totalmente llena de altibajos que, aún no habiendo sido totalmente feliz, si que la recordaría durante un periodo de tiempo prolongado, aquella chica había despertado algo en su interior, algo que ni sabía que él poseía, y probablemente nunca más la volvería a ver ni saber de ella.
-Esta vista... ¡Es hermosa!-Dijo con sorpresa. La joven se descaperuzó ya que allí no había nadie más que ellos dos y seguramente ningún guardia iría hasta ese lugar en una noche tan concurrida como esa
Alward la miró sonriente, luego devolvió la mirada hacia el festival que se veía desde allí.
-Cuesta creer que, con todo lo que esta ciudad ha sufrido, sus habitantes aún tengan esa alegría en su corazón y esas ganas de demostrarla...
-¿A qué te refieres?-Dijo encogiendo sus rodillas y rodeando sus brazos sobre ellas para luego colocar su rostro recostado mirando al mercenario
-La ocupación vampírica, la huida del rey, el maltrato de los nobles a sus plebeyos, el cambio radical de la forma de actuar de la guardia...-Tomó una breve pausa, con un rostro de rabia y pena-Supongo que no todo es tan fácil como se nos hace creer de críos...-Dijo manteniendo su mirada firme sobre el festival
La joven no respondió, simplemente se limitó a mirar a donde miraba Alward con tristeza y resentimiento
-Pero bueno...-Dijo desviando la mirada a Cristina-Supongo que debemos tomar ejemplo de aquellas personas, y disfrutar en este día, ¿No?-Dijo esbozando una fugaz sonrisa
La joven miró al mercenario y asintió con una sonrisa en su rostro
-¡Esta seguramente sea la última vez que podré escaparme de casa, así que pienso disfrutar todo lo que pueda!-Dijo con energía y separando su cabeza de sus rodillas. Tras unos segundos de silencio, Cristina lanzó una pregunta al mercenario-Oye... Alward-El joven entonces la miró-¿Tienes algún sueño?
El joven Sevna no respondió enseguida, sino que calló durante unos segundos y soltó un breve risilla
-Mi sueño...-Dijo mirando hacia arriba, admirando el cielo estrellado que se mostraba en el aquel momento
-¿No me lo quieres decir?
-No es eso... Verás... No te rías de mí-Dijo esbozando otra sonrisa
-No me reiré, lo prometo-Dijo asintiendo con la cabeza
-Quiero convertirme en caballero
-¿Caballero?-Dijo la joven con semblante serio y desviando la mirada hacia el festival-¿Por qué caballero?
-Servir al rey, servir a la ciudad y a todo aquel que pueda necesitar mi ayuda, hacer de este mundo, en la manera que me sea posible un lugar mejor, eso es lo que quiero
-¿Servir... Al rey?
-Es cierto que ahora las cosas están un poco complicadas, y que el rey no ha estado cuando más se le ha necesitado... Pero tengo esperanzas de que alguien tomará su lugar y la ciudad volverá a ser la de antes, toda la península lo volverá a ser. Puede que incluso el propio rey actual esté planeando el cómo volver...-Desvió la mirada hacia Cristina-De todas formas, yo solo quiero ayudar-Dijo con una sonrisa esperanzadora.
La joven devolvió una sonrisa también al mercenario, aunque no era muy convincente para ella misma, pues veía muy difícil todo aquello que Alward quería que pasase.
-¿Y tú Cristina, qué sueñas?
-Ah.. No sé, me gustaría ver mundo-Dijo desvolviendo la mirada al festival-Estoy harta de estar siempre en casa-Se tomó unos segundos de pausa-Me siento prisionera de mi propia vida... Quiero ver el mundo tal y cómo es, lo bueno y lo malo de esta vida, quiero experimentar todo lo que esta tiene que ofrecerme...-De pronto, se inclinó hacia el mercenario y le agarró de ambas manos, mirándole a los ojos con total seriedad-Alward, si yo te lo propongo, ¿Me llevarías a donde sea? ¿Aquí y ahora?
-¿¡Q-qué...!?
El mercenario no sabía qué responder, esa pregunta y proposición tan repentinas por parte de la joven le había dejado totalmente sin respuesta, cosa que llevó a que se pusiera nervioso. Cristina entonces empezó a reír y le soltó las manos
-¡Es broma! ¡Te lo has creído!-Dijo con un tono jovial e inocente
-¿Eh...?-Dijo seguido de una pequeña risa
-Bah, tenía que decirlo-Dijo sonriente y alegre, aunque escondiendo en su interior un pesar, ya que en el fondo de su ser deseaba escaparse de su vida. La joven se puso en pie y se limpió un poco la ropa que había tenido contacto con el suelo-Creo que es hora de volver a casa...-Dijo encaperuzándose
El joven Sevna también se puso en pie, sin saber muy bien lo que decir.
-Muchas gracias por la noche tan divertida que me has hecho pasar, sin duda ha sido el mejor Ostara de mi vida, siempre lo recordaré-Dijo con total sinceridad
-¿E-estarás bien...?
-No te preocupes, regresaré a casa después de todo
-Bien... Hasta la vista
Cristina asintió y, con gran pesar en su interior aunque con una sonrisa en su exterior, se fue del lugar, dejando allí al mercenario. La joven desapareció entre la oscuridad de la noche mientras Alward la observaba sin decir nada. De pronto, este sintió una soledad y frío que nunca había sentido, era como si hubiese estado en un sueño y ese sueño se estuviese desvaneciendo. Hasta que finalmente, lo hizo. Entonces regresó a la taberna, ya era muy tarde para estar en el festival y el ambiente poco a poco se iba reduciendo, además, seguramente sus amigos se habrían marchado ya.
Una vez allí, todo estaba bastante oscuro, con las mesas y sillas recogidas y la barra totalmente libre. Apoyado en esta y de brazos cruzados se encontraba Rischer, el dueño de esta, iluminado tan solamente por una pequeña lámpara de cristal que contenía una vela en su interior, la cual estaba en la barra, al lado del tabernero. Al ver que el joven Sevna entró en la taberna, le sonrió de forma cortés.
-Buenas, ¿Y la chica?
El mercenario dio unos breves pasos antes de responder, acercándose a unas escaleras que daban al piso superior, donde estaban las habitaciones.
-Se ha marchado a casa... Para siempre
-¿Para siempre?
-Sí...
El joven Sevna dio otros pasos, esta vez más cerca de la escalera. Se detuvo cuando su amigo miró hacia arriba y tornó su rostro a una seriedad fría. Tras un suspiro, volvió a mirar a Alward.
-¿Y te da igual?
El mercenario bajó la mirada y entristeció su rostro. Acto seguido se dispuso a subir las escaleras totalmente ensimismado en sus pensamientos, con un ánimo totalmente descolorido, mientras Rischer lo observaba, callado y cruzado de brazos, sin añadir nada más. Así acababa su Ostara, con una sensación agridulce, con una experiencia totalmente llena de altibajos que, aún no habiendo sido totalmente feliz, si que la recordaría durante un periodo de tiempo prolongado, aquella chica había despertado algo en su interior, algo que ni sabía que él poseía, y probablemente nunca más la volvería a ver ni saber de ella.
Alward Sevna
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 719
Nivel de PJ : : 5
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Parece que mi cumplido había tenido efecto, la chica sonrió ampliamente, pero creo que no funciono del todo bien, creo que se percató de como la había examinado con la mirada. Precisamente por aquello no supe como tomarme sus posteriores acciones, ella se acercó más a mi y comenzó a arreglarme las hombreras, haciendo que fuera mas visible a mi ojos aquel provocativo escote que hacía que mi sangre comenzará a concentrarse en un sólo sitio.
Tosí buscando alejar de mi pensamientos ardientes y desvié la mirada fingiendo planear el camino que íbamos a seguir o las opciones que podía abrirse ante nosotros. Pero parece que la dragona ya lo tenía todo decidido. Me tomó de la mano, lo que hizo que me ruborizara un poco, y me sacó de allí buscando la primera actividad.
-Si... esto... vamos...- tragué saliva e intenté pensar en otras cosas para relajarme, pero era difícil cuando tenía a un bellezon cogido de la mano.
Aunque Astrid no me dijera nada, interpreté que no se había vestido así para matar conejos, y era demasiado pronto para el desfile, así que sólo quedaba una opción. Con ella de la mano, puse rumbo hacía dónde había escuchado que se había montado un improvisado tenderete en el que se pintaban aquellos huevos del Ostara.
Caminar de aquella forma tan tranquila y relajada, de la mano de la dragona fue de lo más agradable. Estábamos acostumbrados a los largos viajes de norte a sur, no solíamos tener tiempo para hacer un actividad tan simple como aquella, andar por andar disfrutando del día, el paisaje y de la tranquilidad de que en verdad no debíamos de llegar a ningún sitio en especial. Lo único que teníamos que hacer era disfrutar de la compañía del otro en un día con una temperatura maravillosa.
Tiré de ella, ya que se como solía hacer se distrajo, y la guié hacía el improvisado puesto. Una mujer de avanzada edad, comenzaba a explicar de que trataba aquella tradición y de como debía hacerse. Típico en ella, mi acompañante no tardó en separarse de mi para buscar, siempre con una sonrisa marcada en el rostro, un lugar donde poder llevar acabo aquella tarea. Yo le sonreí y la imite de una forma más sosegada.
Tome un huevo, pincel, las pinturas que necesitaba, y algo de resina que encontré. Lo primero que hice fue cubrir el huevo con un tono de azul cielo oscuro. Luego, como ya había practicado en la herrería para algunas decoraciones, mezcle un poco de la resina con pintura blanca, y realicé unas pinceladas profundas y bien cargada a modo de manchas. Luego, con la resina que me quedaba, la mezcle con amarillo y dibuje con él una fina capa que cubrió gran parte del huevo. Tomé mi obra de arte, y como todo bien herrero, la calenté en un fuego cercano. La pintura con resina comenzó a contraerse, y en el caso del amarillo a quebrarse por ser muy fina, al tiempo que se secaba, dejando así un maravilloso decorado de amarillo brillante y blanco sobre un fondo de azul oscuro.
En ese momento la dragona se acercó mostrándome sus obras de arte que mostraban un precioso cielo estrellado.
-Creo que te han quedado geniales, se te da bastante bien. - le dediqué una sonrisa y traté de fijarme solo en los huevos y no en los otros dos objetos circulares que estos tenían detrás. -La verdad... es que si que me recuerda a ese cielo, o al cielo que vemos juntos cuando viajamos. Creo que es algo que nos acompañara siempre- le guiñe un ojo sonriente. -Yo he sido menos romántico. -le mostré mi obra. -Más que plasmar algo he dejado que el color y la decoración tomara forma por si sola, ¿Qué opinas?
Reprimí un sobresalto al notar como Astrid se apoyaba sobre mi, y me sorprendí de lo agradable que era el calor que ella desprendía. Reprimí la tentación de alargar mi brazo y rodear sus hombres, mordiéndome el labio.
"No podemos... ¿o si?"- zarandeé la cabeza intentado quitarme de encima aquello. -Pues ahora podríamos ir a ver el desfile. - me giré para mirarla y pude darme cuenta de que tenía las manos manchadas y una pequeña mancha en la mejilla. Me lamí un dedo. -Pero antes...- ahora nada me impidió alargar mi mano y limpiarle con ternura aquella mancha que estropeaba su belleza, mirándola directamente a los ojos. -deberíamos a ir a que te lavaras para quitarte esa pintura. -le guiñe un ojo y me levante para luego ofrecerle mi mano. -¿Vamos?
Tosí buscando alejar de mi pensamientos ardientes y desvié la mirada fingiendo planear el camino que íbamos a seguir o las opciones que podía abrirse ante nosotros. Pero parece que la dragona ya lo tenía todo decidido. Me tomó de la mano, lo que hizo que me ruborizara un poco, y me sacó de allí buscando la primera actividad.
-Si... esto... vamos...- tragué saliva e intenté pensar en otras cosas para relajarme, pero era difícil cuando tenía a un bellezon cogido de la mano.
Aunque Astrid no me dijera nada, interpreté que no se había vestido así para matar conejos, y era demasiado pronto para el desfile, así que sólo quedaba una opción. Con ella de la mano, puse rumbo hacía dónde había escuchado que se había montado un improvisado tenderete en el que se pintaban aquellos huevos del Ostara.
Caminar de aquella forma tan tranquila y relajada, de la mano de la dragona fue de lo más agradable. Estábamos acostumbrados a los largos viajes de norte a sur, no solíamos tener tiempo para hacer un actividad tan simple como aquella, andar por andar disfrutando del día, el paisaje y de la tranquilidad de que en verdad no debíamos de llegar a ningún sitio en especial. Lo único que teníamos que hacer era disfrutar de la compañía del otro en un día con una temperatura maravillosa.
Tiré de ella, ya que se como solía hacer se distrajo, y la guié hacía el improvisado puesto. Una mujer de avanzada edad, comenzaba a explicar de que trataba aquella tradición y de como debía hacerse. Típico en ella, mi acompañante no tardó en separarse de mi para buscar, siempre con una sonrisa marcada en el rostro, un lugar donde poder llevar acabo aquella tarea. Yo le sonreí y la imite de una forma más sosegada.
Tome un huevo, pincel, las pinturas que necesitaba, y algo de resina que encontré. Lo primero que hice fue cubrir el huevo con un tono de azul cielo oscuro. Luego, como ya había practicado en la herrería para algunas decoraciones, mezcle un poco de la resina con pintura blanca, y realicé unas pinceladas profundas y bien cargada a modo de manchas. Luego, con la resina que me quedaba, la mezcle con amarillo y dibuje con él una fina capa que cubrió gran parte del huevo. Tomé mi obra de arte, y como todo bien herrero, la calenté en un fuego cercano. La pintura con resina comenzó a contraerse, y en el caso del amarillo a quebrarse por ser muy fina, al tiempo que se secaba, dejando así un maravilloso decorado de amarillo brillante y blanco sobre un fondo de azul oscuro.
En ese momento la dragona se acercó mostrándome sus obras de arte que mostraban un precioso cielo estrellado.
-Creo que te han quedado geniales, se te da bastante bien. - le dediqué una sonrisa y traté de fijarme solo en los huevos y no en los otros dos objetos circulares que estos tenían detrás. -La verdad... es que si que me recuerda a ese cielo, o al cielo que vemos juntos cuando viajamos. Creo que es algo que nos acompañara siempre- le guiñe un ojo sonriente. -Yo he sido menos romántico. -le mostré mi obra. -Más que plasmar algo he dejado que el color y la decoración tomara forma por si sola, ¿Qué opinas?
Reprimí un sobresalto al notar como Astrid se apoyaba sobre mi, y me sorprendí de lo agradable que era el calor que ella desprendía. Reprimí la tentación de alargar mi brazo y rodear sus hombres, mordiéndome el labio.
"No podemos... ¿o si?"- zarandeé la cabeza intentado quitarme de encima aquello. -Pues ahora podríamos ir a ver el desfile. - me giré para mirarla y pude darme cuenta de que tenía las manos manchadas y una pequeña mancha en la mejilla. Me lamí un dedo. -Pero antes...- ahora nada me impidió alargar mi mano y limpiarle con ternura aquella mancha que estropeaba su belleza, mirándola directamente a los ojos. -deberíamos a ir a que te lavaras para quitarte esa pintura. -le guiñe un ojo y me levante para luego ofrecerle mi mano. -¿Vamos?
- Huevo de Ircan:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ircan
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 466
Nivel de PJ : : 4
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Caminé hacia el sitio que la dragona había propuesto contoneando las caderas para que admirara mi andar y, de cuando en cuando, acariciaba con mi cola su cintura, la parte baja de su espalda y sus muslos, como que no quiere la cosa, juguetonamente.
La taberna a la que llegamos no tenía nada de particular, excepto el nombre, pero no adelanté juicios, la dragona estaba cortejándome y presentía que no era de las que llevaban a sus posibles conquistas a un lugar corriente y ordinario.
- Confío en tu juicio, preciosa dama – dejándome llevar a lo que parecía la mejor mesa del lugar.
Me acomodé sonriente en la silla y crucé mis piernas, levantando la falda de mi vestido lo suficiente como para ofrecer a mi compañera una visión de mis torneadas pantorrillas.
- No me molesta en absoluto, eres tú la que sabe lo que hay que pedir.
Luego de un breve intercambio con el camarero, en el que la dragona impuso sus términos, trajeron la dichosa cerveza. Al menos, el color y el aroma prometían algo diferente y al tomar el primer sorbo, una explosión de sabores inundó mi boca. Era una bebida para ser saboreada y disfrutada con calma.
- Es magnífica- asentí y levanté mi jarra para brindar con ella- Por nosotras y por todos los placeres que nos aguardan. Y por esa Leo que no conozco.
La cerveza era fuerte, pero tengo buena cabeza para el alcohol y no me afectó mayormente; si acaso, me hizo sentir un poco más alegre de lo que ya estaba.
- No es sólo la pista de baile lo que quiero hacer arder – contesté, volviendo mi rostro para besar la comisura de sus labios- Y ya verás lo que es de verás candente- agregué, susurrando a mi vez en su oído y mordiendo suavemente el lóbulo de su oreja, como un pequeño adelanto de lo que venía.
Cuando llegamos a la pista de baile, se desarrollaba un baile grupal al que nos incorporamos alegremente. Al vivo ritmo de la música las parejas giraban y se intercambiaban hasta volver a formar la pareja original. Cuando terminó la danza grupal, vinieron ritmos más lentos, casi ceremoniosos, hechos para gente que apenas si se tocaban, pero que siempre podías convertir en algo más sugerente. Como sea, al poco rato me cansé de ese tipo de baile y decidí darle una sorpresa a la dragona.
- Espérame aquí- le indiqué y me acerqué a hablar con algunos de los músicos, que no vacilaron mucho en aceptar mi petición. Volviendo junto a la dragona, le pedí que me acompañara y la llevé a un lugar más apartado.
- Quédate quietecita aquí y observa- le dije con aire misterioso.
Alejándome un poco de ella, me puse en posición y esperé que la música comenzara. Al sonar las primeras notas, me moví cadenciosa y sensualmente siguiendo al ritmo. Dancé en torno a Reivy acercando mi cuerpo casi hasta rozar el suyo con mis evoluciones, para separarme luego y permitir que sólo mi ondulante cola hiciera contacto con ella, acariciando su torso, su trasero, sus muslos; de cuando en cuando, una mano traviesa tocaba fugazmente sus senos para alejarse enseguida siguiendo la música.
Cuando terminé, me acerqué jadeante a la dragona, hasta que mi aliento se mezcló con el suyo al hablar.
- ¿No te parece… que aquí hay… demasiada gente? – pregunté, incitadora.
La taberna a la que llegamos no tenía nada de particular, excepto el nombre, pero no adelanté juicios, la dragona estaba cortejándome y presentía que no era de las que llevaban a sus posibles conquistas a un lugar corriente y ordinario.
- Confío en tu juicio, preciosa dama – dejándome llevar a lo que parecía la mejor mesa del lugar.
Me acomodé sonriente en la silla y crucé mis piernas, levantando la falda de mi vestido lo suficiente como para ofrecer a mi compañera una visión de mis torneadas pantorrillas.
- No me molesta en absoluto, eres tú la que sabe lo que hay que pedir.
Luego de un breve intercambio con el camarero, en el que la dragona impuso sus términos, trajeron la dichosa cerveza. Al menos, el color y el aroma prometían algo diferente y al tomar el primer sorbo, una explosión de sabores inundó mi boca. Era una bebida para ser saboreada y disfrutada con calma.
- Es magnífica- asentí y levanté mi jarra para brindar con ella- Por nosotras y por todos los placeres que nos aguardan. Y por esa Leo que no conozco.
La cerveza era fuerte, pero tengo buena cabeza para el alcohol y no me afectó mayormente; si acaso, me hizo sentir un poco más alegre de lo que ya estaba.
- No es sólo la pista de baile lo que quiero hacer arder – contesté, volviendo mi rostro para besar la comisura de sus labios- Y ya verás lo que es de verás candente- agregué, susurrando a mi vez en su oído y mordiendo suavemente el lóbulo de su oreja, como un pequeño adelanto de lo que venía.
Cuando llegamos a la pista de baile, se desarrollaba un baile grupal al que nos incorporamos alegremente. Al vivo ritmo de la música las parejas giraban y se intercambiaban hasta volver a formar la pareja original. Cuando terminó la danza grupal, vinieron ritmos más lentos, casi ceremoniosos, hechos para gente que apenas si se tocaban, pero que siempre podías convertir en algo más sugerente. Como sea, al poco rato me cansé de ese tipo de baile y decidí darle una sorpresa a la dragona.
- Espérame aquí- le indiqué y me acerqué a hablar con algunos de los músicos, que no vacilaron mucho en aceptar mi petición. Volviendo junto a la dragona, le pedí que me acompañara y la llevé a un lugar más apartado.
- Quédate quietecita aquí y observa- le dije con aire misterioso.
Alejándome un poco de ella, me puse en posición y esperé que la música comenzara. Al sonar las primeras notas, me moví cadenciosa y sensualmente siguiendo al ritmo. Dancé en torno a Reivy acercando mi cuerpo casi hasta rozar el suyo con mis evoluciones, para separarme luego y permitir que sólo mi ondulante cola hiciera contacto con ella, acariciando su torso, su trasero, sus muslos; de cuando en cuando, una mano traviesa tocaba fugazmente sus senos para alejarse enseguida siguiendo la música.
- Referencia del baile de la gata:
Cuando terminé, me acerqué jadeante a la dragona, hasta que mi aliento se mezcló con el suyo al hablar.
- ¿No te parece… que aquí hay… demasiada gente? – pregunté, incitadora.
Angélique Beauchat
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 51
Nivel de PJ : : 0
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Al'theas se encontraba haciendo guardia en una de las pequeñas villas cercanas a Lunargenta, no hace mucho había sufrido el ataque de un grupo de goblins saqueadores y mientras se hacían las oportunas reparaciones, la guardia había solicitado la ayuda de para sorpresa del elfo... no solo de uno si no de dos caballeros esmeralda en caso de que los agresores de piel verde decidieran volver.
El elfo de armadura esmeralda había llegado hace poco lamentando haberse perdido la batalla, sobre todo porque sabia que los goblins no eran tan tontos como para volver a una villa recién atacada hasta probablemente pasadas varias semanas, por lo que aquella guardia supondría una perdida de tiempo. No obstante... Al'theas sentía cierta curiosidad por aquel camarada que le acompañaría en aquella aburrida guardia, pues hacia ya mucho que no topaba con otro igual.
No paso mucho tiempo hasta que entonces pudo divisar la llegada de otro elfo, portando una armadura esmeralda semejante a la suya, de cabello negro y largo, ojos azules y que curiosamente aparentaba casi su misma edad, cosa que no significaba nada para averiguar su edad, pues podría tener incluso el doble de su edad a pesar de las apariencias, pero entonces noto algo mas a medida que su nuevo compañero se acercaba... su cara... le resultaba familiar...
-Alassi'aure- Dijo aquel elfo dando los buenos días en su lengua.
-Maare tulde...Eärendil- Respondió Al'theas dándole la bienvenida seguidamente de su nombre, pues había logrado recordar quien era aquel elfo.
-¿mmm? Discúlpame... pero no logro recordar... ¿nos habíamos conocido antes?...- Pregunto aquel elfo con incertidumbre.
-Solo de vista... pero sé que fuiste la pareja de mi hermana... Amadrie- Dijo con una amable sonrisa.
Los ojos de Eärendil se abrieron como platos entre una mezcla de sorpresa, alegría... y un atisbo de dolor que procuro disimular mientras se dio cuenta de que aquel elfo portaba la hoja envainada de su amada Amadrie -¿Al'theas?... no me lo puedo creer... cuanto has crecido... y todo un caballero ademas... no te había vuelto a ver desde...-
-Desde que apenas era un niño pequeño... si.- Interrumpió a Eärendil para evitarle tener que continuar aquella frase, pues en realidad, la ultima vez que se vieron fue cuando comunico a su familia el fallecimiento de Amadrie.
Eärendil guardo silencio durante un instante antes de hablar -Tu hermana estaría muy orgullosa de ti...- dijo con cierto tono de culpa que no pudo evitar dejar escapar, cosa de la que Al'theas se dio cuenta enseguida.
Miro a Eärendil con compasión y respondió -Sé que mi familia no te trato con el tacto que correspondió cuanto te tomaste la molestia de ser tu quien comunico la muerte de mi hermana... pero si sirve de algo, yo no te juzgo mal por ello, de hecho... creo que te comportaste como un autentico compañero, estoy seguro de que ella lo hubiera agradecido-
La mirada de Eärendil se torno aliviada al oír aquellas palabras -Gracias Al'theas... agradezco tu comprensión.-
-¿Podrías hacerme un favor?... sé que es difícil... y lo comprenderé si no quieres pero... necesito saberlo... solo he oído historias... sobre la muerte de mi hermana...- Dijo con decisión.
Eärendil se mantuvo en silencio durante unos instantes ante aquella petición, pero accedió -Aquellos eran tiempos oscuros... guerras políticas, conflictos... saqueos... por desgracia no tenia nada que ver con la lucha entre el bien y el mal... Nosotros... tu hermana y yo... luchamos como voluntarios en una ciudad sitiada, y al final nos vimos acorralados y atrincherados en una iglesia en la que se resguardaban civiles... tan solo eramos un puñado de soldados de aquella ciudad y nosotros dos... se suponía... que yo iba a liderarlos mientras tu hermana se encargaba de los civiles... pero entonces... ella se adelanto... cuando me di cuenta de sus intenciones ya era tarde... corrí como nunca para evitar que aquellas puertas de la iglesia se cerraran mientras tu hermana me observaba con una sonrisa hasta que aquellas puertas se cerraron... luego uso algún tipo de hechizo que evitaba que nadie pudiera entrar o salir de la iglesia... y yo me encontraba golpeando la puerta suplicándole que la abriera... ella... decidió enfrentarse sola al ejercito invasor... sin que nadie mas la siguiera... aquellos fueron los instantes... mas largos de toda mi vida... y cuando vi el sello del hechizo deshacerse de la puerta... y las hachas comenzando a golpear las puertas... supe entonces lo que eso significaba... pero... antes de que lograran echarlas abajo por completo... escuchamos los cuernos de batalla de la caballería aproximándose... limpiando las calles de los invasores... tu hermana... se sacrifico para darnos el tiempo necesario para que aquellas personas sobrevivieran... logramos la victoria... pero yo... perdí todo aquel día...-
El silencio se hizo después de aquel relato, hasta que Al'theas decidió hablar.
-Así que... mi hermana fue una terca hasta el final... si... esa era su forma de ser...- Dijo cortando el hielo bajo la mirada de sorpresa de Eärendil -Cuando era pequeño... le pregunte a mi hermana como podría ser un caballero esmeralda tan grandiosa como ella... y ella me respondió... "Cuando encuentres a alguien especial que desees proteger con tu vida... sacaras todo el valor y la fuerza que necesitas"... Creo que ahora lo entiendo...- Al'theas sonrió orgulloso, mientras Eärendil quedaba cautivado ante aquellas palabras que sabían con seguridad que venían de Amadrie.
-Hoy es la venida del Ostara... - Dijo con cierto tono de melancolía.
-Día en el que dejamos atrás el pasado... y saludamos el inicio de una nueva época llena de oportunidades que merecen la pena vivir... es curioso... tenia yo preparada una vela preparada para la ocasión... - Dijo mientras sacaba una vela de su talega decorada con los colores tradicionales. -Esta va a ser una guardia tranquila... ¿que tal si le pedimos a Freya su bendición para lo que este por venir?-
-Hummm... que su bondad nos ilumine a todos pues- Dijo dispuesto a ayudar para realizar el ritual tradicional, con esperanza de que aquel encuentro fuese el inicio de un futuro mejor.
El elfo de armadura esmeralda había llegado hace poco lamentando haberse perdido la batalla, sobre todo porque sabia que los goblins no eran tan tontos como para volver a una villa recién atacada hasta probablemente pasadas varias semanas, por lo que aquella guardia supondría una perdida de tiempo. No obstante... Al'theas sentía cierta curiosidad por aquel camarada que le acompañaría en aquella aburrida guardia, pues hacia ya mucho que no topaba con otro igual.
No paso mucho tiempo hasta que entonces pudo divisar la llegada de otro elfo, portando una armadura esmeralda semejante a la suya, de cabello negro y largo, ojos azules y que curiosamente aparentaba casi su misma edad, cosa que no significaba nada para averiguar su edad, pues podría tener incluso el doble de su edad a pesar de las apariencias, pero entonces noto algo mas a medida que su nuevo compañero se acercaba... su cara... le resultaba familiar...
-Alassi'aure- Dijo aquel elfo dando los buenos días en su lengua.
-Maare tulde...Eärendil- Respondió Al'theas dándole la bienvenida seguidamente de su nombre, pues había logrado recordar quien era aquel elfo.
-¿mmm? Discúlpame... pero no logro recordar... ¿nos habíamos conocido antes?...- Pregunto aquel elfo con incertidumbre.
-Solo de vista... pero sé que fuiste la pareja de mi hermana... Amadrie- Dijo con una amable sonrisa.
Los ojos de Eärendil se abrieron como platos entre una mezcla de sorpresa, alegría... y un atisbo de dolor que procuro disimular mientras se dio cuenta de que aquel elfo portaba la hoja envainada de su amada Amadrie -¿Al'theas?... no me lo puedo creer... cuanto has crecido... y todo un caballero ademas... no te había vuelto a ver desde...-
-Desde que apenas era un niño pequeño... si.- Interrumpió a Eärendil para evitarle tener que continuar aquella frase, pues en realidad, la ultima vez que se vieron fue cuando comunico a su familia el fallecimiento de Amadrie.
Eärendil guardo silencio durante un instante antes de hablar -Tu hermana estaría muy orgullosa de ti...- dijo con cierto tono de culpa que no pudo evitar dejar escapar, cosa de la que Al'theas se dio cuenta enseguida.
Miro a Eärendil con compasión y respondió -Sé que mi familia no te trato con el tacto que correspondió cuanto te tomaste la molestia de ser tu quien comunico la muerte de mi hermana... pero si sirve de algo, yo no te juzgo mal por ello, de hecho... creo que te comportaste como un autentico compañero, estoy seguro de que ella lo hubiera agradecido-
La mirada de Eärendil se torno aliviada al oír aquellas palabras -Gracias Al'theas... agradezco tu comprensión.-
-¿Podrías hacerme un favor?... sé que es difícil... y lo comprenderé si no quieres pero... necesito saberlo... solo he oído historias... sobre la muerte de mi hermana...- Dijo con decisión.
Eärendil se mantuvo en silencio durante unos instantes ante aquella petición, pero accedió -Aquellos eran tiempos oscuros... guerras políticas, conflictos... saqueos... por desgracia no tenia nada que ver con la lucha entre el bien y el mal... Nosotros... tu hermana y yo... luchamos como voluntarios en una ciudad sitiada, y al final nos vimos acorralados y atrincherados en una iglesia en la que se resguardaban civiles... tan solo eramos un puñado de soldados de aquella ciudad y nosotros dos... se suponía... que yo iba a liderarlos mientras tu hermana se encargaba de los civiles... pero entonces... ella se adelanto... cuando me di cuenta de sus intenciones ya era tarde... corrí como nunca para evitar que aquellas puertas de la iglesia se cerraran mientras tu hermana me observaba con una sonrisa hasta que aquellas puertas se cerraron... luego uso algún tipo de hechizo que evitaba que nadie pudiera entrar o salir de la iglesia... y yo me encontraba golpeando la puerta suplicándole que la abriera... ella... decidió enfrentarse sola al ejercito invasor... sin que nadie mas la siguiera... aquellos fueron los instantes... mas largos de toda mi vida... y cuando vi el sello del hechizo deshacerse de la puerta... y las hachas comenzando a golpear las puertas... supe entonces lo que eso significaba... pero... antes de que lograran echarlas abajo por completo... escuchamos los cuernos de batalla de la caballería aproximándose... limpiando las calles de los invasores... tu hermana... se sacrifico para darnos el tiempo necesario para que aquellas personas sobrevivieran... logramos la victoria... pero yo... perdí todo aquel día...-
El silencio se hizo después de aquel relato, hasta que Al'theas decidió hablar.
-Así que... mi hermana fue una terca hasta el final... si... esa era su forma de ser...- Dijo cortando el hielo bajo la mirada de sorpresa de Eärendil -Cuando era pequeño... le pregunte a mi hermana como podría ser un caballero esmeralda tan grandiosa como ella... y ella me respondió... "Cuando encuentres a alguien especial que desees proteger con tu vida... sacaras todo el valor y la fuerza que necesitas"... Creo que ahora lo entiendo...- Al'theas sonrió orgulloso, mientras Eärendil quedaba cautivado ante aquellas palabras que sabían con seguridad que venían de Amadrie.
-Hoy es la venida del Ostara... - Dijo con cierto tono de melancolía.
-Día en el que dejamos atrás el pasado... y saludamos el inicio de una nueva época llena de oportunidades que merecen la pena vivir... es curioso... tenia yo preparada una vela preparada para la ocasión... - Dijo mientras sacaba una vela de su talega decorada con los colores tradicionales. -Esta va a ser una guardia tranquila... ¿que tal si le pedimos a Freya su bendición para lo que este por venir?-
-Hummm... que su bondad nos ilumine a todos pues- Dijo dispuesto a ayudar para realizar el ritual tradicional, con esperanza de que aquel encuentro fuese el inicio de un futuro mejor.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Al'theas Tinarandel
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 143
Nivel de PJ : : 1
Re: Ostara, la Pascua de Aerandir [Evento Global]
Tener charlas con un orgánico en su etapa adulta era bueno para variar, en pocos minutos Taliesin había planteado una serie de dudas validas con respecto a los bio- cibernéticos, y estaba segura que de contar con más tiempo podríamos realizar un intercambio de ideas mucho más profundo.
-Sí, volveremos a encontrarnos ¿Correcto? – Asentí y le sonreí.
Escuché con atención la explicación del vampiro e intenté aplicarlo a la situación, me resultaba extraña la comparación, pero podía entender los ejemplos, si igualaba la situación a construir un autómata, donde cada parte encajaba a la perfección, donde todo tenía alguna función… Quizás resultaba más viable el poder realizar un baile.
-No es simple, pero creo poder hacerlo – Mis movimientos eran una copia exacta de los de Taliesin, pero eso parecía estar bien, o menos desajustado a lo que se esperaba que fuera un baile – También volveremos a bailar, tus ejemplos son de gran ayuda – Agregarle nuevas habilidades a mi sistema parecía una buena idea, en la interacción con orgánicos era fundamental el poder realizar ese tipo de actividades.
-¡¡ZÖE!! – Escuché que me llamaban los Gorriones, me di vuelta en el momento preciso en que uno de ellos saltaba para agarrarse a mi cintura, otros dos pronto se le sumaron, cada uno de un brazo. Los demás niños simplemente se quedaron a mí alrededor y miraban con algo de desconfianza a Taliesin – Ya debemos irnos.
-Zöe, no sé dónde se metió mi mamá ¿Puedo irme con ustedes? – La pequeña Lavey había aparecido de la nada, Reivy había mencionado que irían aunque no creí que fuéramos a encontrarnos. La joven dragona parecía estar más ofendida que preocupada, así que accedí a su pedido.
-Está bien, los niños deben dormir temprano- Dije en un tono neutral, luego mire a Taliesin y le extendí la mano para despedirnos – Volveremos a encontrarnos – Levanté al más pequeño de los Gorriones y lo puse sobre mis hombros, entre tanta gente era fácil perder a los más chicos – Siganme – Les dije a los demás y rápidamente me hicieron caso, Chimar había hecho un buen trabajo con ellos, sabían acatar órdenes a la perfección.
--------------------
-Sí, volveremos a encontrarnos ¿Correcto? – Asentí y le sonreí.
Escuché con atención la explicación del vampiro e intenté aplicarlo a la situación, me resultaba extraña la comparación, pero podía entender los ejemplos, si igualaba la situación a construir un autómata, donde cada parte encajaba a la perfección, donde todo tenía alguna función… Quizás resultaba más viable el poder realizar un baile.
-No es simple, pero creo poder hacerlo – Mis movimientos eran una copia exacta de los de Taliesin, pero eso parecía estar bien, o menos desajustado a lo que se esperaba que fuera un baile – También volveremos a bailar, tus ejemplos son de gran ayuda – Agregarle nuevas habilidades a mi sistema parecía una buena idea, en la interacción con orgánicos era fundamental el poder realizar ese tipo de actividades.
-¡¡ZÖE!! – Escuché que me llamaban los Gorriones, me di vuelta en el momento preciso en que uno de ellos saltaba para agarrarse a mi cintura, otros dos pronto se le sumaron, cada uno de un brazo. Los demás niños simplemente se quedaron a mí alrededor y miraban con algo de desconfianza a Taliesin – Ya debemos irnos.
-Zöe, no sé dónde se metió mi mamá ¿Puedo irme con ustedes? – La pequeña Lavey había aparecido de la nada, Reivy había mencionado que irían aunque no creí que fuéramos a encontrarnos. La joven dragona parecía estar más ofendida que preocupada, así que accedí a su pedido.
-Está bien, los niños deben dormir temprano- Dije en un tono neutral, luego mire a Taliesin y le extendí la mano para despedirnos – Volveremos a encontrarnos – Levanté al más pequeño de los Gorriones y lo puse sobre mis hombros, entre tanta gente era fácil perder a los más chicos – Siganme – Les dije a los demás y rápidamente me hicieron caso, Chimar había hecho un buen trabajo con ellos, sabían acatar órdenes a la perfección.
--------------------
- Acompañante:
- Tengo el permiso de Reivy para utilizar a su Acompañante
Zöe
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 607
Nivel de PJ : : 4
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Ostara: La Pascua Aerandiana +18 [Evento]
» Ostara, Las manzanas de Idunn (Pascua) [Evento Social]
» Feria de los Horrores [Evento global] [Evento Horrorween]
» [Evento de Pascua] Brujo Filch y su bola de cristal
» Día de la Cosecha, Samhain [Evento Global]
» Ostara, Las manzanas de Idunn (Pascua) [Evento Social]
» Feria de los Horrores [Evento global] [Evento Horrorween]
» [Evento de Pascua] Brujo Filch y su bola de cristal
» Día de la Cosecha, Samhain [Evento Global]
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 02:19 por Vincent Calhoun
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Ayer a las 18:40 por Lukas
» Derecho Aerandiano [Libre]
Ayer a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Ayer a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale