[Pasado] Golpe de suerte [Trabajo Kosir - Rumpel]

La segunda jarra de cerveza cae vacía sobre la mesa y la gata no aparece, ¿se había echado atrás en lo del golpe? ¿Tendría miedo? No necesito miedosos en un plan como este. Necesito gente hábil y con el suficiente valor y cabeza como para reaccionar ante los imprevistos. La gata cumple los requisitos, no así como la puntualidad y no podemos esperar más, era esta noche o nunca. Pues la guerra amenazaba con estallar en cualquier momento y eso complicaría las cosas o bien daría más competencia a la hora de limpiar aquellas cámaras.

-¿Le sirvo otra señor? - pregunta una voluminosa camarera, y no por los pechos sino por todo su cuerpo. Le hago una mueca en el cual asiento. Ella sonríe y deja otra jarra al tiempo que coge el aero que dejo encima de la mesa.

Se me acaban las opciones, y la posibilidad de hacerlo por mi cuenta es tan disparatada como irreal. Me miro las manos incrédulo preguntándome por qué tengo que tener esa mala suerte. Pego otro largo sorbo a la cabeza y me apoyo en mis manos mientras estudio con determinación a todo parroquiano. ¿Podré encontrar algo útil? Lo dudo, todos son demasiado imbéciles como para fiarme de ellos.

No soy muy dado a las premoniciones o "mensajes divinos" pero en aquel momento necesitaba una de esas cosas en las que creían la población palurda, lo que viene a ser el setenta por ciento del mundo.

Sólo necesito una persona...con habilidad... cierta fuerza... honestidad en los tratos... frialdad... Me quedo pensativo mirando a toda aquella plebe.

Si contase como habilidad el tener pulgas cumplirían la primera, la mayoría eran hombres fuertes, o por lo menos eso aparentaban. Pero de las dos otras características no las cumplía ninguno.

Otro trago.

Deberé hacerlo sólo... Sonrío con cierta pena y me entretengo en degustar aquella asquerosa cerveza aguada. Que haya pagado por esto... que asco... Pego el penúltimo trago.

Kosir pega algunos sorbos de la bebida que le sirven con cierto desagrado en el rostro, esta gente no sabe cómo hacer un poco de hidromiel de forma decente… su pueblo podrá ser salvaje pero tiene bien claro cómo fabricar buenas bebidas.

Toma otro trago ahora más asqueado que antes, por desgracia no puede dejar la orina con sabor que le sirvieron e ir a buscar un mejor sitio porque toda la ciudad carece de sentido común en lo que respecta al alcohol.

Suspira y vuelve a tomar otro poco del horrible brebaje, al menos agradece las buenas vistas de este viaje en particular. Cuando le dijeron en el camino que Lunargenta era la “ciudad del mundo” solo se limitó a reírse, ahora entre sus murallas no puede evitar sentir cierta vergüenza por tomar tal postura.

El bárbaro jamás hubiera podido imaginar ni siquiera en sus sueños más salvajes una ciudad tan grande, se pueden pasar horas sin ver algo verde en el enorme paisaje urbano que compone la capital humana.

Tales vistas casi justifican el terrible olor que encierra la gran ciudad… casi. Por alguna razón todo entorno urbano fuera de bosque negro padece del mismo mal, a veces parece un enorme campo de batalla en descomposición.

Mientras el muchacho medita tales realidades al lado de un licor que no puede sino odiar, un idiota se tropieza en un lateral y lo llena de cerveza negra. El ahora molesto salvaje le clava cierta mirada homicida a lo que el hombre trata de explicarse con claro estado de ebriedad.

Lo siento chico “hip” oye “amaga una caída” ¿no eres muy enano para estar aqu…

No lo deja terminar, el joven simplemente lo noquea de un golpe. Aquel sujeto cae como si fuera un árbol viejo y se estrella en el suelo, eso forma cierto silencio hasta que otros elementos aparecen.

¡Tío Fernando!

¡¡Pagaras por esto renacuajo!!

Cierta sonrisa se forma en el amenazado, ahora podrá sacarse el horrible sabor de la boca. Salen cinco hostiles de entre las mesas, parece que el pobre diablo que ahora visita el quinto sueño era algo conocido.

Saltan todos al mismo tiempo a lo que Kosir se escabulle por lo bajo, eventualmente le patea las pelotas a uno de los matones dejándolo fuera de combate. Pronto la taberna entera medita sobre si iniciar la típica batalla campal de bar o no.

¡Ni se les ocurra malvivientes! “dice sacando un garrote de la barra” ¡El siguiente que se amotine no podrá entrar por un mes!

Dice el tabernero al presentir problemas para su bolsillo dejando claro que es una pelea privada, sin duda debe agradecer que el guerrero enano desee pulir sus puños y no su espada en esta oportunidad.

Sin inmutarse Kosir le revienta una silla a otro idiota mandándolo de inmediato con sus amigos al velo. Por desgracia otros dos aprovechan para sujetarle, acción que un tercero ve como oportunidad dorada.

Deberías “los golpes se detienen un momento” llamar a más amigos para que sea una justa jajaja “recibe otro ataque que lo pone a sangrar”.
 

Mientras pienso se arma una grande en la taberna, lo típico, pero no puede ser que por cosas de sus cortos cerebros yo me veo inoportunado al ver como un armatoste cae encima de mi mesa y tira mi asquerosa cerveza, que sí, estaba asquerosa, pero era mía y no puedo permitir eso. Le parto el tabique nasal al que está tirado en el suelo con una patada y me levanto a los otros dos que sujetan a un crió, el que había comenzado la pelea.

Mmmm... pensándolo bien... Estudio al niño, pequeño, que muestra fuerza y arrojo al no rendirse. Sólo faltaba que tuviera el cerebro suficiente para realizar un plan fino y detallado. Pero sin duda había una señal obvia, era pelirrojo, aquello era una señal del fuego, justo lo pedido, lo que provoca un palpito que conlleva una sonrisa. - Perdone... - toco el hombro del hombre que se centra en usar al chico como un saco de boxeo. - Nos se lleva al chico. Suéltenlo.

- ¿Y tú a qué te metes espantapájaros? ¿Qué eres su puto padre? - se ríe en mi cara y me escupe.

-No, nos no es su padre... puede que su futuro empleador. - miro al chico, mientras meto mi mano en mi bolsillo tomando un aero. - Y no debería haber hecho eso. - mi mano crea unas llamas dentro de mi palma que comienzan a calentar la moneda¹. - Nos le pagara su vida con una moneda.

-¿Qué?

Con la moneda ya al rojo la pongo de canto y dirijo mi mano contra él atravesando su cuello mediante la moneda y un fuerte golpe. El hombre se lleva las manos a la garganta en un autoreflejo intentando respirar mientras no puede siquiera gritar de dolor. Me agacho y tomo su bolsa de aeros mientras este agoniza. Al levantar miro a los hombres que aún sujetan al chico pero ya no tan seguros.

-¿Algunos más desea ser irrespetuoso con nos? - le lanzo la bolsa del moribundo a uno de ellos, chocando en su pecho y cayendo al suelo. - Soltar al chico, ahora mismo tiene una deuda que saldar con nos. - miro fijamente al chico esperando acertar en mi palpito. Pero aún no es liberado por lo que vuelvo a mirar a los hombres. - Si lo prefieren nos tendrá tres bolsas en vez de perder una.

-Lo has matado...

-¿Y ves que a nos le importe? Me escupió al hablar, merecía morir. - mis manos se prenden un poco al ver que no me obedecen.² - Y ustedes me están empezando a enfadar también.

Los matones se miran entre ellos con cierto temblor nervioso al percatarse que están frente a un brujo. Al final toman la opción más sensata y sueltan al chico para llevarse a los suyos trastabillando con media taberna.

-Tú. - señalo al crío. - Ven conmigo. Tu vida, aunque no lo creas, tiene un valor que nos ha pagado, y ahora tu vas a tener que devolver a nos dicho valor. Aunque puede que también saques un beneficio de ello, si eres un chico listo, ¿lo eres? - me giro para salir de la taberna encaminándome a mi taller esperando ser seguido por el chico.

El chico no responde a mi pregunta, lo que quiero pensar que es una buena señal.

-Si. - activo la runa y abro la puerta del taller. - Entra, debemos prepararnos. - le doy paso y luego cierro la puerta tras de mi volviendo a activar la runa, no quiero que nos molesten. - A nos le sorprende que no quieras saber para que tarea os requiero. - menciono mientras le doy paso a que se siente en la mesa provista en el taller.

Tomo unos pergaminos y los dejo sobre la mesa. Unos están en blanco mientras que en otro se ven dibujados los planos de la Casa de la Moneda.

-Si es perspicaz puede que se haga una idea de lo que planeo. - miro a los ojos al chico. - A nos le gustaría tener un conocimiento más profundo de sus... - lo miro de arriba abajo. - habilidades... Obviamente se llevará una parte siempre y cuando cumpla con su parte del trato... que viene a ser... colaborar hasta la repartición del botín, lo que incluye haberlo obtenido y seguir ciertas... directrices.  Bien es cierto que nos sabe que los planes se pueden torcer, y aprecia la improvisación. Pero quiero a alguien inteligente no a alguien que realice actos estúpidos, de ahí la pregunta de antes.

Señalo varios puntos en el mapa.

-Hay... varias posibilidades... El edificio tiene una entrada principal, bastante vigilada y una trasera que está más vigilada aún. Por otro lado estaría entrar por las ventanas o por el balcón superior. Pero nos no tiene habilidades de escalador no se si usted contara con ellas... - le miro por un momento y pongo los dedos en las puertas. - Por otro lado, la idea de nos es dejar el sitio herméticamente cerrado, para evitar la entrada desde el exterior. Para ello colocaré runas cerradura en ambas salidas. Para ello deberemos neutralizar a los guardias, podemos crear bombas cargadas con un compuesto de la pócima del sueño o bien noquearlos por la fuerza. - señalo el salón. - Seguramente habrá más gente, pero nos pueden venir bien... a la hora de la huida. - deslizo el dedo hasta la cámara acorazada del sótano. - No tengo habilidades de cerrajero, no se usted, pero de no ser así podríamos echar la puerta abajo a base de explosiones en diferentes puntos de la pared de la habitación contigua. - señalo una habitación al lado del plano. - Nadie se espera que el robo no se haga por la puerta, ¿no cree?

Me recuesto en el sillón y miro al que posiblemente iba a ser mi socia en aquel empleo.

-La huida la haremos por la catacumbas... No es algo muy aseado, pero aprovecharemos los conductos del alcantarillado con los que cuenta el edificio. - señalo los conductos de desagüe. - Lo que quiere decir que alguien deberá de abrirlos bien con más explosiones o con otro método... ¿a lo mejor fundirlos?

Me vuelvo a recostar y miro su semblante.

-De aceptar nos espera una noche de largo trabajo... ¿alguna sugerencia?

Llegan a un sitio que tiene cierto mecanismo chamánico de entrada, no despierta nada de confianza en Kosir pero se fuerza a cruzar el umbral sin chistar… está en deuda y debe pagarla por su honor.

El lugar es de lo más extraño y tiene muchas cosas que se escapan a la mente del salvaje, siente aversión instintiva hacia todo tipo de artefactos relacionados con la magia debido a viejas supersticiones.

Pronto un elemento más extraño suplanta al reducto y es su propio dueño, con la forma de hablar que lo caracteriza empieza una detallada instrucción sobre lo que tienen por delante ambos personajes.

Kosir mira extrañado el plano, es un dibujo muy detallado que va más allá de arte rupestre. Sabe bien que los seres civilizados tienen una escritura muy desarrollada pero no se imaginaba tales diseños intrincados.

Con cierto rostro curioso que peca de infantil mira cada detalle, alguien debió tomarse mucho tiempo en plasmar todo lo que compone una estructura. Incluso el chamán de los brumosos tendría problemas en interpretarle correctamente.

Eventualmente la atención del muchacho se centra en cada palabra que sale de su nuevo kadam, asiente y niega según la pregunta aunque debe admitir para su perturbación que carece de muchas habilidades necesarias.

Solo las comadrejas cobardes planean algo así, cualquier guerrero que se respete atacaría la puerta principal a modo de sacar el botín caminando sobre un cumulo de cadáveres… va a ser una noche larga.

Terminan las explicaciones, una respuesta del chico es esperada. Dicho personaje medita un poco antes de dispensar palabras esta vez, quiere cumplir su deuda de manera eficiente para que los dioses no se venguen.

Podría causar una conmoción, dejarte los detalles más… sensibles “sonríe maliciosamente” tengo experiencia.

La guerra de guerrillas es natural bosque negro, un estilo de lucha pseudodiscreta que se basa en causar daño sin dejarse ver mucho. A diferencia de cualquier operación discreta, tales guerreros no temen en mostrarse primero para luego desaparecer mientras siguen acumulando victorias.

Mira de forma interrogante al viejo chaman, quiere contar con su aprobación en esto. Una vez el avispero este corriendo de lado a lado la mente podrá colarse en cualquier zona desprotegida y realizar su “trabajo” más fácilmente.

No puedo evitar esbozar una sonrisa ante las respuestas del dicho.

-¿Ni siquiera escalar o actuar con sigilo? Una lastima... - tomo uno de los pergaminos en blanco y comienzo a escribir runas en el mediante el empleo de la tinta mágica.¹ - Entonces tendremos que ser más... directos... Espero que al menos seas lo suficientemente rápido como para no dejar que los guardias te atrapen... - termino con un pergamino y comienzo a escribir en otro. - Bien... nuevo plan... - miro al chico a los ojos seriamente. - Ya que lo has propuesto, tomarás estos pergaminos y los colocaras en la fachada, en diferentes puntos. Cuentas con cinco segundos una vez colocados, deberás ser rápido... Comienza por la parte trasera. - se lo indico en el mapa. - De esa forma también te llevaras contigo a los guardias que custodian esa parte. Y sigue hasta la delantera, ya que vamos a hacerlo vamos a hacerlo a lo grande, ¿no? No quiere que tu conmoción vacié el lugar de guardias. De esta forma nos hará ese trabajo más... sensible. - le guiño un ojo. - Por ello nos esperara dentro a que todas las piezas se muevan.

Sigo escribiendo en los pergaminos con sumo detalle¹ mientras espero la respuesta del chico. La idea se me hace atractiva dentro de ese contexto de caos que siempre me acompaña, aunque ahora este no fuera a provenir de mi, sino de un niño. Conforme los termino pongo mi mano sobre las letras y enunció su significado arcano para imbuirlos de poder, para luego cerrarlos. repitiendo el proceso unas cinco veces¹. Tras ello se los entrego al chico. Me levanto y voy hacia el mostrador buscando un frasco, una vez lo encuentro tomo una pequeña brocha y la llevo a la mesa.

-Esto es un tipo de sabia manipulada, te ayudará a pegar los pergaminos a la pared y que se mantengan en su sitio. - me recuesto jugando con mis dedos sobre mi regazo. - Por cierto, si para que tu conmoción es necesario que prendas fuego al edificio entero no temas por nos, incluso puede ser una ayuda llegado el momento...

La noche pasa con el planteamiento del golpe estableciendo el punto de reencuentro en mi taller. Bien es cierto que luego tendremos que desaparecer prácticamente, pero eso no es problema cuando vas cargado de oro. También aprovecho las horas nocturnas para crear más pergaminos explosivos, necesitaremos de una gran cantidad de ellos.

Horas después...

La Casa de la Moneda abre temprano, lo que es bueno, facilita que las calles estén lo suficientemente vacías para el plan. Me siento en uno de los bancos del gran salón del banco, con la mascara de Ser Gregor bien guardada en el pecho, no voy a realizar un acto así con el rostro al descubierto. Me distraigo con cualquier cosa, como si fuera allí todos los días mientras hago tiempo hasta que las explosiones o la conmoción pensada por Kosir empiece y comience el precioso caos planeado.

No por nada tiene el pelo rojo. Pienso con una amplia sonrisa. ¿Cómo había podido pedirle sutileza al fuego? Me estoy volviendo viejo...

Su plan es tomado con entusiasmo, eso anima bastante al chico de pelo rojizo. No se veía escalando o jugando con las sombras, simplemente no es su estilo o el de la cultura que le dio forma.

Un nuevo plan es elaborado por el chamán, viene con aditamentos mágicos especiales. Un pedazo de papiro explosivo suena a mentira pero el bárbaro no dice nada, seguirá las instrucciones con devoción hasta saldar su deuda.

Si su kadam dice la verdad, tales pergaminos se traducirán en aun más caos… glorioso. Batalla total bajo el sonido de las explosiones, como cuando alguna tribu consigue catapultas y trata de causar daños a su vecino en bosque negro.

Kosir no logra disipar su sonrisa en un buen tiempo, comienza a agradarle la situación actual. Después de todo, ¿Cuantas personas pueden estar planeando un ataque grande en estos momentos?

Le facilitan nuevas herramientas al bárbaro quien se apresura a entender sus formas de uso, no le importa saber cómo funcionan sino la manera de operarlas. Lo que harían en casa con estas cosas trae buenas sensaciones a su mente.

Aprovechando que el chamán se pone a realizar preparativos en solitario, su sirviente temporal saca un jueguito alquímico burdo pero efectivo que denota un uso intensivo de al menos seis o siete años.

El personaje salvaje comienza entonces a fabricar dos juegos de pociones, unas destinadas a aumentar la fuerza y otras enfocadas en la constitución. Sabe que la batalla próxima requerirá un poco de ayuda brumosa.

Gasta sus recursos rápido pero consigue embotellar dos frascos de cada tipo, eso junto con la pócima que lleva en su pecho debería darle ventaja una vez entre en combate… algunas costumbres nunca se pierden.

Las horas pasan y antes de que darse cuenta Kosir se encuentra caminando en la zona trasera del enorme recinto, hay dos guardias haciendo patrullaje de lado a lado con un patente rostro de aburrimiento.

El muchacho sonríe a medida que toma cierto trago de su brebaje personal, cuando siente los atributos subir se lanza en contra de ambos personajes. Al primero le estrella una manopla con placas de hierro en el rostro mandándolo al velo, luego usa la parte contundente de su mandoble para noquear al segundo.

El metal no para todos los golpes “dice pateando una armadura de láminas”.

Aprovechando de que nadie aparece avanza hasta la sección indicada por su kadam, coloca un pergamino en la puerta principal y se las arregla para llegar al umbral de servicio antes de la explosión. Con los dos puntos cubiertos espera el espectáculo de magia en una posición protegida hasta que…

Es hermoso “expresa con los ojos enfocando cada uno de los estallidos”.

Me paseo por la estancia mirando distraído a todos lados, el muchacho debe estar apunto de crear la distracción en las paredes del complejo. Por lo que me comienzo a situar lo más cerca posible de la puerta de atrás, manteniéndome en el área de los clientes.

- Oiga... yo a usted le conozco... - me dice de repente uno de los cliente elegantemente ataviado . -Tu eres un muerto de hambre. - se ríe. - No tienes dinero como para estar aquí. A no ser...

Vamos... no hagas nada estúpido... pienso mirándole seriamente acercándome a él, quien se aleja a su vez.

- ¡Eres un la....!  

Pero en ese momento en la puerta principal se produce una explosión que hace que se desencaje de las bisagras y caiga a plomo, al mismo tiempo que se escucha un sonido similar en la parte trasera.

El hombre se gira sorprendido mientras que yo aprovecho, y tomando mi bastón con fuerza se lo parto en la cabeza de un golpe dejándolo inconsciente en el acto y con una grave brecha.

¡Dije claramente las paredes! ¡No las puertas! ¡Las paredes! pienso enfadado lanzando el bastón roto lejos. ¿Acaso ese niño no sabe distinguir entre una pared y una puerta? ¿Me estará traicionando? Me agacho junto al hombre caído liberándole de su pesada bolsa con agilidad. - ¡Oh no! ¡Le ha caido algo en la cabeza a mi amigo! ¡Ayuda! ¡Ayuda! - me pongo a interpretar mi papel antes de que nadie sospeche. - ¿Quién nos ataca? ¿Quién quiere demoler el edificio?

Eso termina por desatar el caos entre todos los presentes que comienzan a correr de un lado al otro chocándose y empujándose para salir del banco creando una montaña humana en la puerta. Los guardias que vigilan la puerta se ven abrumados por la marea de gente mientras que ellos mismos salen para buscar al responsable

Me levanto dejando al inconsciente ahí fingiendo pánico y me meto dentro de la cabina de los empleados que también han salido presa del pánico, o al menos los de la ventanilla. Todo marcha bien hasta que escucho gritos de horror provenientes de la marea de gente y sonidos de espadas luchando. Al parecer hay gentes armadas que quieren entrar en el recinto, por lo que me apuro en inscribir la marca rúnica en la puerta por la que he entrado¹.

-¿¡Qué hacéis!? - grita uno de los guardias.

-¡Matar a todo aquel que parezca sospechoso! - grita otro que parece más un mercenario que un guardia, pues está armado hasta los dientes.

No puedo perder más tiempo. Termino de señalar la runa en la puerta y me dirijo a la siguiente¹ ¡Debo cerrar las puertas ya!

Off:

Las explosiones causan daño y desatan un pánico infernal adentro, Kosir puede notarlo por los gritos que escapan de la estructura. Cierta sonrisa maliciosa se forma en su rostro al ver tan hermoso espectáculo mientras camina tranquilamente a la entrada saboteada.

Los guardias parecen enfocarse primero en la fachada dejando descubierta el área de la explosión, realidad que el muchacho toma de mala manera pues quería luchar con la nube de escombros aun en alza.

Decide ingresar con cuidado para no tragar polvo de más, irónicamente se encuentra de lleno con su empleador. Al notar las inscripciones raras el joven salvaje pasa el umbral con rapidez y cierta desconfianza.

No sabe mucho de artes chamánicas pero luego de utilizar papiros explosivos… es simple más no estúpido. Los guerreros que usan las fuerzas ancestrales ahora son enemigos de cuidado en su mente.

Como bien adivino el chico desde el exterior, adentro reina el caos. Una masa de gente se aglomera en la salida llevándose por el medio a cualquier personaje atravesado, igual que hormigas escapando del fuego.

Cobardes “masculla con desprecio”.

De repente una visión diferente aparece, guerreros mejor equipados que incluso traen consigo una actitud nueva. Enemigos dignos para que un jovencito tribal pueda desatar su fuego.

Dicho elemento mira a su Kadam en busca de instrucciones, se siente aliviado al no recibir órdenes que puedan cortar su furia. Eventualmente enumera todos los hostiles en acercamiento como preludio a una batalla interesante para los ancestros.

Espera en una esquina a que el primer desafortunado aparezca, este se lleva una patada retráctil que lo manda al suelo. Salen dos por los laterales dispuestos a superar de manera decisiva a su adversario pero contra todo pronóstico este último resiste.

En un particular golpe conjunto, Kosir desvía los tajos para luego propinar su propio corte descendente. La acción culmina con un mercenario incrustado en el suelo, mas muerto que águila rota.  

El contrincante desequilibrado logra volver a ponerse vertical e inicia una ofensiva frenética conjunta que hace retroceder entre protestas al muchacho, no se puede decir que carecen de experiencia o voluntad.

Cierto tajo termina por tocar al chico salvaje quien retrocede hasta una pared, allí se queda mirando a sus atacantes con una expresión de cansancio. Los pobres idiotas muerden el truco e intentan finiquitar de un estoque pero para su mala suerte un movimiento diestro los deja con dos espadas rotas por la piedra.

Bien “les mira con malicia mientras guarda su mandoble” que sea como hombres “levanta los puños”.

Estoy sólo, el chico ha decidido quedarse fuera peleando por lo que las puertas quedan ya completamente cerradas a no ser que las echen abajo, claro. Pero al menos estoy ganando tiempo. Sin perder ningún segundo más corro para introducirme en el piso inferior del banco, dónde se de buena mano por el mapa que se encuentra la camara acorazada.

-Espero que el crio pueda ganarme el suficiente tiempo... me muerdo el labio algo nervioso pues las cosas no han salido exactamente como deberían y eso me disgusta.

La planta inferior del edificio podía resultar un verdadero laberinto, de hecho estaba diseñada así a posta, pero no si contabas con un mapa que había memorizado hasta la saciedad. Mis pasos saben perfectamente a donde se dirigen, doblo una esquina a la izquierda, otra a la derecha, paso un, dos, tres pasillos y.... ¡premio! Abro una puerta que busca disimular la entrada a la camara, pero ahí está, una imponente puerta de acero con llaves y combinaciones.¹

-Bien...- dejo la puert abierta y sigo hacia la derecha hasta una puerta cercana, un simple escobero, pero que es el verdadero objetivo del golpe.

Me apresuro a sacar todos los elementos de limpieza que me molestan para lo que quiero hacer y me introduzco en el cuartucho.

-Siempre suelen proteger mucho la entrada principal, pero... - toco la pared hecha en ladrillo, aunque bastante solida. - Pero se olvidan que hay muchos caminos para obtener los deseos de uno.

Saco los pergaminos explosivos y comienzo a colocarlos estrategicamente pegandolos a la pared con sabia de arból. Los coloco cada pocos tramos para asegurarme que la encadenación de explosiones debilite completamente una zona determinada, un pequeño agujero que me permita pasar al otro lado. Una vez colocados, los abro a toda velocidad y salgo corriendo del cuarto. La explosión me pilla justo cuando he dejado la habitación y la onda me tira al suelo, pero también provoca un hermoso sonido de resquebrajamiento. Sale un montón polvo de la habitación, lo que es bueno.

Me acerco y aparto a patadas los ladrillos que aún se han quedado pero que están claramente debilitados y casi desprendidos de la estructura.

-Qué empiece la retirada de cápital. - sonrío ampliamente bajo la máscara.

El kadam se encierra en cierta zona segura para llevar a cabo sus planes dejándole toda la diversión a Kosir… algunas personas valoran más el oro que la carnicería, que gente más enferma fabrica el exterior.

Pronto vienen más guerreros a suplantar los enemigos caídos y su flujo se ve constante, sin duda el muchacho podrá liberar toda su ira aunque debe tener cuidado de no agotar reservas antes de que todos estén apilados en el suelo.

Desgraciadamente la juventud del guerrero salvaje juega en contra cuando se trata de regular su vigor, como todo joven es alocado a la hora de combatir lo que suele traerle problemas en batallas prolongadas.

En su mente debe eliminar al enemigo de manera salvaje, destrozando sus líneas. Esa es la senda del brumoso y para ello utilizan elixires extraños, estimulantes naturales que dan un segundo respiro en batalla.

Piensa en todo esto de manera lejana mientras lucha, no se preocupa de momento pues su adrenalina se mantiene alta. También siente como la poción neutra sigue haciendo efecto, está en el mejor momento.

Blandiendo su mandoble acaba con la vida del primer relevo, luego se acerca a un segundo hostil para noquearlo con golpes certeros en el rostro. Pocas personas pueden soportar más de tres ataques directos en la cabeza con manoplas reforzadas.

Un tercer personaje vacila al principio aunque su coraje vuelve cuando recibe apoyo de refuerzos, como si eso fuera a cambiar algo. Esta vez toman posiciones más defensivas antes de atacar pero su resultado sigue siendo el mismo.

Kosir es un brumoso, guerrero de bosque negro. Nació entre luchadores y se crio con ellos aprendiendo cada detalle del oficio. No combate por obligación o dinero, es una cuestión de amor a la lucha.

Allí mismo, con su cara demostrando el fervor que experimenta al acabar una vida, se siente en el paraíso. No existe nada más, solo su espada junto con los pobres ineptos que intentan detener la marea.

Los enemigos comienzan a titubear, preguntándose si deben cumplir con su contrato o salir corriendo para vivir una vida completa. Típicos cobardes que demuestran su temor con la línea de muerte que trazan.

¡¡Es solo un maldito mocoso, avancen!!

Tu serás el primero “se ríe denotando sed de sangre pura”.

Me abro pasos a patadas, pues a parte de los ladrillos aún me obstruía el paso una estantería. Cuando ésta cae al suelo se puede oír el tintineo de las monedas. Una vez ya dentro mi sonrisa se amplia hasta mis orejas al ver la fortuna que estaba al alcance de mi mano. Bien es cierto que, como era de esperar, el banco no estaba pasando por su mejor momento, una epidemia y una invasión vampírica suelen afectar a este tipo de instituciones, pero sin embargo era suficiente como para que el reparto del botín entre dos nos asegurara una buena vida.

-Comencemos. - saco el saco, pues hubiese sido de tontos ir a atracar un banco sin una buena saca donde meter el botín, y comienzo a meter a puñaos las monedas.

Conforme el saco se llena mi sonrisa se queda fija, no hay visión más hermosa que la de un río de monedas cayendo en una saca de tu propiedad, hacedme caso. Aquellos que digan que es el amor y esas ñoñerías son estúpidos. Me lleva unos largos minutos llenarlo, y cuando está comienzo a llenarme los bolsillos y cualquier otro elemento. Incluso arranco una cortina para hacer una segunda saca que alcanzo a llenar. Habiendo poco no puedo permitir dejarme mucho. Aseguro ambos sacos con una cuerda para que no se pierda nada y me los cargo a la espalda.

-Vaya... la fortuna pesa.... - me rió de mi propia broma y salgo de la estancia por el agujero en la pared pasando primero yo y luego el botín. - Mmmm... me va a doler la espalda despues de esto. - y no era para menos, ya tengo una edad.

Una vez en el pasillo con la carga, me adentro de nuevo en aquel laberinto de pasillos buscando lo que, muy a mi pesar ya había decidido que iba a ser mi escapatoria. Mis pasos me llevan a uno de los unirarios del banco, si ya se que no es la forma más elegante de huir pero es la única posible.

Dentro del unirario me dirijo a uno de los retretes y levanto la tapa de madera mostrando de forma inmediata el agujero de las deposiciones. Es lo suficientemente grande para mi y los sacos, aunque huela a rayos.

-Todo en esta vida tiene un precio... - arrugo la nariz al tiempo que me encojo de hombros.

Sobreponiendome al olor y al pudor me meto con cuidado en el agujero. Enseguida siendo como mi ropa se impregna de las deposiciones humanas, tanto solidas como liquidas, que quedan en ese conducto. Sujetando los sacos fuertemente contra mi pecho con una de las manos, uso la otra para coger la tapa. En cuanto me deslizo por el conducto, tiro de la tapa de madera para que quede en su lugar, como si yo nunca hubiese estado allí.

El desagüe me lleva hasta unos barrotes que me impiden caer a las clocas. Mis pies chocan con ellos y me quedo ahí atascado.

-Un imprevisto... vaya...

Me relamo los labios y soltando ambos sacos de dinero pongo mis manos en dos de los barrotes centrales. Me concentro y comienzo a despedir calor usando mi poder de tensai. Mis llamas carmesíes salen de mis manos y envuelven los barrotes poniendolos al rojo vivo. Sigo calentando con la intención de fundirlos, aunque eso me haga gastar mucho poder. No llego a hacerlo pero los dejo lo suficiente blandos para destruirlos a patadas. El acero ardiente es placado por el cuero de mi bota y cae a la cloaca soltando humo cuando impacta con su superficie húmeda. Sigo golpeando para crear la apertura suficiente para mi cuerpo y para el botín y espero hasta que el metal se enfríe para evitar accidentes Una vez logrado, me deslizo con cuidado por los barrotes y caigo a la cloaca, hundiéndome en sus apestosas aguas hasta casi las rodillas.

-Que asco... - aunque mi sentido olfativo ya había sido anulado en el desagüé.

Antes de poder andar, siendo como algo hace temblar el lugar y diversas rocas caen desde el techo, forzándome a esquivarlas para no acabar sepultado, aparte de evitar bañarme en esa agua putrefacta.

-Pero que diantres...

No se que ha pasado y casi prefiero no saberlo, teniendo el oro, la principal prioridad es huir al lugar de encuentro, seguro que el chico ya está allí esperando..

Ando por las cloacas hasta que consigo llegar a un lugar donde la mierda no me cubre ninguna parte del cuerpo. Conforme avanzo por ese conducto puedo ver más muestras del terremoto. Prendo una de mis manos para darme algo de visibilidad, como por lo menos ver lo que hay a unos escasos metros, y puedo distinguir una cabellera roja.

-¿Chico?- me acerco y puedo ver como mi socio está ahí plantado como algo mareado. - ¿Cómo ha llegado aquí abajo? ¿Qué ha hecho?

Unos sonidos de pelea se escuchan por la grieta encima de nuestras cabezas,una que muestra el techo del banco.

-Vale ya se como has llegado. Debemos irnos ya tenemos el premio. - comienzo andar cargando con los sacos, el joven está demasiado magullado como para darle algo de peso sin correr riesgos. - Vamos es por aquí.

El plan había requerido de haber recorrido las cloacas hasta ese lugar semanas anteriores, por lo que más o menos sabía como salir de aquel nauseabundo lugar. Ya casi puedo sentir el tacto del oro escurriéndose entre mis dedos en un lugar seguro mientras fumaba mi pipa y tomaba una buena copa de vida.

El crío se atreve a darme una orden, ¿tanta confianza a cogido en tan poco tiempo? ¿O era algo propio de la inocencia infantil? Me cuadra que de jovenes seamos más impulsivos. Veo como escala por los tejados y me pregunto a dónde ira, ¿acaso va a dejarme plantado ahora? ¿Me venderá? Examino bien a los mercenarios que esperan aún apostados. Al menor movimiento sospechoso me largo...

Es escucha un brusco sonido, como el de un cuerpo estampado contra el suelo. El grito de una mujer rompe la atmósfera y los mercenarios se mueven sorprendidos yendo el origen del grito. En apenas un minuto el chico vuelve a estar de nuevo a mi lado vuelve a darme paso asegurando que el camino es seguro con una sonrisa juguetona.

- No me equivoqué en pensar que era un chico interesante. - le devuelvo la sonrisa y le guiño un ojo. Sin lugar a dudas fue una buena decisión confiar en el color del fuego.

Salgo corriendo a toda prisa antes de que los mercenarios vuelvan a su posición original. De reojo puedo ver como hay un cuerpo inerte en el suelo rodeado por varias personas. Este chico es una caja de sorpresas muy violenta.

Tras unos cuantos más cruces de calles poco transitadas, conseguimos alcanzar la puerta de mi taller, que no tardo en abrir activando la runa con gran habilidad y ansiedad. Una vez estemos dentro ya nadie nos podrá quitar el premio.

Una vez dentro dejo los sacos en la mesa más cercana y cierro las cortinas. Vuelvo a activar la runa y miro fijamente a mi socio. Llegaba el momento del reparto, en muchas ocasiones esta era la parte más peligrosa. Cuando los socios no se ponían de acuerdo solían provocar enfrentamientos en los que acababa con la muerte del otro.

- Bien... Procedamos al reparto. - me siento en uno de los sillones cercano a la mesa en la que reposa el botín. - Aunque aprecio vuestra ayuda, no debemos olvidar que el que ha orquestado el plan, elegido el objetivo y hecho los preparativos es nos. Además, está el hecho de haberte ayudado en un momento de apuro. - miro al chico desde mi posición llevandome las manos a los labios sopesando mis ideas. - Pese a todo, nos reconoce la sorpresa de sus habilidades y el arrojo con el que ha realizado el encargo. Por ello estoy dispuesto a aceptar un reparto de un cuarenta y un sesenta por ciento. Sesenta para nos, cuarenta para usted. ¿Alguna objeción?

Me considero una persona generosa, además que esa cantidad era más de la que un muchacho como él estaría dispuesto siquiera a imaginar. Por lo tanto, no esperaba tener ningún tipo de conflicto, sería una verdadera decepción...