Aunque la loba se vista de seda...[interpretativo][libre][finalizado]

Abro un ojo. Estoy medio desangrada entre los brazos de Rakan. Miro alrededor. Todo pasa muy despacio. Fred habla con Rakan. No logro escuchar lo que dicen. Las voces se escuchan como si hablasen bajo el agua. Todo tan lento. Todo tan borroso. Es extraño, no recuerdo nada desde que los rehenes y yo salimos de la sala. En cuanto sea capaz de articular una mísera palabra preguntaré a los demás qué ha ocurrido para que yo haya terminado aquí medio muerta y en los brazos de Rakan. La verdad es que no se está nada mal, es tan placentero que te abracen. Hasta creo que podría dormir un poco más. Los ojos se me cierran poco a poco.

Un suceso imprevisto dentro de esa quietud en la que estaba sumida impidió que volviese a quedarme inconsciente. Una daga de considerable tamaño pasa frente a mis ojos. La sigo con la mirada hasta verla clavada sobre una de las rehenes del grupo. Automáticamente todos los que la rodeaban se agachan para intentar hacer algo. Un breve impulso involuntario, si paras a pensarlo durante un segundo, sabes que es demasiado tarde para la pobre muchacha. Una herida dificultosa cuanto menos. Tampoco es que yo esté mucho mejor en estos momentos. Aquí. Desangrándome tan poco a poco que parece no importarle a nadie. Bueno, tal vez a los pantalones de Rakan y a la montaña de dulces que llevo en uno de los bolsillos sí les importe.

Intento moverme, tan solo para abrir un poco más la herida. Un dolor intenso parece recorrer todo el cuerpo hasta llegar a la punta de mi pelo. Vale, tal vez no debería volver a intentarlo por ahora. Wood y el elfo se acercan, comienza a preguntarme cosas, parece demasiado nerviosa y yo estoy demasiado aturdida como para siquiera pensar en qué contestar.

- Wo-Wood... Y-yo...

Hablar duele, un hilillo de sangre se cuela entre la comisura de mis labios. Will se acerca a mi y pone sus manos sobre lo que parece el corte más aparatoso.

Pongo yo también mis manos sobre una de las heridas y me concentro en una plegaria para tratar de cerrarla lo antes posible. Poco a poco, demasiado poco a poco. Me pregunto quien ganará, si acaso mi débil y tonta curación unida a la de Will o la huida al pavimento de la poca sangre que queda por mis venas. Si finalmente consigo cerrar esta, que es la más aparatosa, tal vez viva para comer más dulces en el futuro. Debería probar todos los dulces de todo el mundo. Comenzaré por las ciudades más importantes, seguro que allí se reúnen muchos reposteros famosos y lugareños que llevan sus creaciones para ser vendidas. Suspiro profundamente y me sorprendo de que la bocanada de aire fresco no me provoque el mismo dolor que antes. La herida deja de sangrar y termina por cerrarse definitivamente. El resto son tan solo rasguños. Finalmente el embotamiento mental se desvanece lo suficiente como para poder procesar la situación a mi alrededor. Fred parece haber acusado a Rakan de apuñalarme.

- No, Fred, detente. No creo que haya sido Rakan quien me haya hecho esto. No recuerdo qué ha pasado pero... -Miro a Rakan a los ojos. -Definitivamente no ha sido él. De hecho... Siento como que si no fuese por él yo no estaría aquí ahora así que... -Acaricio la mejilla del caballero. - Gracias. Y bueno, gracias a ti también por intentar vengarme, Fred, eres un gran amigo.

Les sonrío a ambos y vuelvo a sentarme en el suelo a mordisquear los dulces que no han sido mancillados con mi sangre. Ya me estaba volviendo a marear. Tal vez me haya levantado demasiado deprisa para la cantidad de sangre que he perdido. En cuanto pueda levantarme sin caerme de nuevo agradeceré a Will su ayuda con una galleta. Al fin y al cabo es posible que la anterior que le he dado la haya perdido en una de las peleas.

Como buen elfo, Will comenzó a curar a Jeannie mientras yo negaba con la cabeza. Ese Icksen no era nada normal, tenía que tener algún complejo de acusador nato o algo. Estaba que le daba un zape en la nuca por estar diciendo cosas falsas, pero su noviecita celaba un diámetro de al menos dos metros a su alrededor, juraría que incluso me había mostrado los dientes ¿En serio? o sea, parecía ser la única que estaba más sana de todo el maldito grupo, y según mis experiencias sólo los cobardes que corren, son los que quedan tan pulcros. Poner distancia es lo que diferencia a aquellos como yo, de esos como ella. No me cabía en la cabeza como tenía el tupé de venir a hacerme esas caras y señas. Negué con la cabeza. Era hora de volver. Mi mujer probablemente estaría enojada y preocupada, probablemente a la inversa. Lo soportaría todo, eso era lo malo y lo bueno de tener una esposa.

Di un paso hacia el frente, aclarándome la garganta. Quería detener esas cosas entre Icksen y mi buen amigo Rakan. No valía la pena que el dragón se hiciera mala sangre por algo que un buen ermitaño parecía hacer sin darse cuenta. Cuando me iba a interponer entre las ganas asesinas de la flecha del noviecito –porque el de los rayos estaba con Rak- apareció este otro maldito. Me tensé “¿Es que no paran?” me pregunté, buscando rápidamente con la vista algo con qué defenderme de un nuevo ataque del vampiro. Pude notar como el elfo le lanzaba una mirada sombría. Parecía estar hablando con los espíritus oscuros para ver la mejor forma de matar al chupasangre. De verdad, no sabía por qué, pero juraría que el elfo tenía algo realmente fuerte en contra de él. Arrugué la nariz y le mostré los dientes. ¿De verdad estaba diciendo que nos usó? O sea… ¿enserio? Ya tenía su olor, no me costaría darle caza, eventualmente.

Estaba demasiado cansada como para intentar hacer algo malo en contra del vampiro que parecía haber pasado por bastante más luego de nuestro encuentro. Casi me daba lástima, casi. Porque el tipo parecía ser de esos que tiran veneno incluso muriendo dramáticamente. Se merecía sufrir bastante así. Le puse una mano en el hombro al elfo, si seguía mirando la nada con esos ojos, asustaría a la pequeña Jeannie que parecía buscar su atención para agradecerle. -La muerte es sólo el descanso del cuerpo- dijo el elfo, tomando la galleta de la elfina y echándosela a la boca sin pensarlo. Enarqué una ceja, no sabía cuándo, pero parecía que los elfos se habían entendido rápidamente. Lo dicho y lo hecho, dicho y hechos están afirmé, bajando la vista ante la escena de los dragones. Me agaché al costado de Jeannie. Perdón por meterte en todo esto pequeña me tomé la libertad de acariciarle la mejilla. Entonces, sucedió algo que no había  estado esperando. El peor ataque a traición que podría recibir para cerrar con broche de oro las experiencias traumáticas del día.

Ese… alce del mal me estaba lamiendo el rostro como si mi cara estuviera hecha de galletas de pasto. Elfo, te mataré dije entrecerrando los ojos, en realidad no lo decía en serio, sólo quería que apartara a su montura. No tenía el corazón de apartar al animal después de que mi corazón hubiera sido tocado por Bravía años atrás. Me puse en pie y apoyé mis brazos en mis caderas, dándole la espalda a los pocos rayos del sol. Un nuevo día da comienzo. Aquí es mejor no conocerme, hay un alto precio sobre mi cabeza. De todas formas, quienes requieran mi protección, pueden seguirme a la casa, allí estarán seguros por el tiempo que crean necesario aseveré. Estaba segura de que Amanda mantendría sus puertas abiertas para mis amigos, igual que para los fieles de su religión. Para los que no quieran beneficiarse… ha sido un placer. Miré la mano tendida de Rakan y la ignoré, empujándola a un lado para abrazarle como en Lunargenta, toqué su nariz y le besé la mejilla. Que los ancestrales guíen tu camino Rakan, no olvides que eres mejor que sólo un momento de ira susurré a su oído para que sólo él escuchara.



Off: Bueno, muchas gracias por haber participado. Lo disfruté mucho ~<3. Este es mi último post

Todavía sigo sentada en el suelo comiendo dulces cuando Wood se acerca a mi. La miro y le sonrío. Wood da muy buenas vibraciones, me gusta mucho. Aunque hace algo que no me esperaba, me acaricia una mejilla. No recuerdo cuándo fue la última vez que alguien me acarició de esa forma. No es figurativo, es literal. Perder la memoria puede llegar a ser un quebradero de cabeza muchas veces. Aunque el hecho de que prácticamente todo en el mundo sea nuevo para mi es bastante bonito. Me gusta redescubrir estos pequeños gestos. Muevo mi mano para tomar la suya, para aguantar ese sentimiento un poquito más. Pero el alce del elfo la distrae en el último momento y mi mano queda suspendida en el aire. Miro hacia otro lado y la bajo, avergonzada.

- Me he metido en esto porque yo he querido Wood, no tienes por qué disculparte. Simplemente me habría gustado ser de más ayuda.

Me levanto y me acerco a Fred, que hace unos instantes estaba discutiendo con Rakan y su amigo de nuevo. Suspiro. Creo que esos dos no se llevarán bien nunca. Sus personalidades chocan demasiado a menudo. Tampoco es que el hecho de que se anden acusando mutuamente de todos los pequeños altercados que hay en el camino ayude a que se lleven mejor...

- Tendré cuidado con los cuchillos, Fred, lo prometo. -Le sonrío. -Tú intenta no matar ardillas, algún día podrías necesitar su ayuda. Las decisiones que tomes con respecto a ellas pueden definir que sean amigables contigo o que... Bueno... Ya sabes.

Me acerco finalmente a Rakan y su amigo.

- Supongo que esto es finalmente el adios. O el hasta pronto. Siento haberos causado tantos problemas. La capa me la quedaré, al fin y al cabo poco queda ya de mis ropas debajo de esto... Nunca me olvidaré de ti, creo, espero, bueno, ya me he olvidado de mucha gente una vez. Así que dejémoslo en que probablemente no me olvide de ti. Bueno, o sí. Mejor dejémoslo así. -Hago una pequeña reverencia agarrando las puntitas de la capa como si fuesen una falda.

Me quedo pensativa. Wood está caminando ya en dirección a su vivienda. Creo que... Bueno... Lo ha ofrecido, ¿no? Espero que no lo haya hecho solo por cortesía. Además aún me queda... Sí.

Voy corriendo y dando saltitos hasta Wood. Cuando llego a su altura la tomo de la mano. Espero que no le moleste. La miro. Sonrío. Y por primera vez desde que llegué a esa ciudad me siento a salvo. Segura y cómoda.