[Cerrado] Un nuevo comienzo [Interpretativo][Libre]

- Um hmm… Tenemos un aliado fuerte
- Es muy vago, es prácticamente un ejército de Kalirós… ¿qué me ocultas?
Se detuvo y acercó su rostro al de la criada, que no pudo evitar sonrojarse y hacerse para atrás. Una garganta aclarándose hizo que ambos se detuvieran.
- ¿Interrumpo?

El elfo se paró derecho como una lanza y soltó a Nuria, quién cayó al suelo desprevenida, como un objeto inanimado. La fémina que les había dado alcance suspiró y miró a la humana ponerse en pie.

- Hermano, creí haberte dicho que ayudaras a los que están desplazando a los gigantes y te encuentro aquí, cargando con esto
Señaló a Nuria como si fuese un animal indeseado y exhaló un largo suspiro, relajando su postura. El elfo hizo lo mismo y miró a la joven humana.
-Lo siento
Nuria le miró con seriedad sin dejar de sobarse el cuerpo, en sus ojos estaba escrito “lamebotas faldero” pero no dijo nada. Se giró para ponerse de frente con la recién llegada. - ¿Mis amigos están bien?
- Compruébalo por ti misma. Juno, cárgala y vámonos. Estoy cansada y quiero volver a la aldea. Por cierto ¿a dónde la llevabas?
La criada intentó caminar dignamente, o cobrarse de algún modo el trato que estaba recibiendo, pero no lo logró. Finalmente decidió irse a su lugar feliz dentro de su mente. Siempre funcionaba. La conversación de los hermanos estaba en segundo plano mientras ignoraba su resentimiento de ser tratada como a un gato doméstico y las miradas inquisitivas del que la llevaba en brazos.
- …Y como efectivamente dijo la humana, el caballero errante Eltrant y su acompañante, se liberaron del segundo gigante en un tris tras. A veces me siento una tonta siendo una guardiana, viendo a humanos con ese poder ofensivo. Nereyda se preocupó de más

Nuria levantó la cabeza cuando se detuvieron, había escuchado la última parte de la conversación, pero no estaba interesada en participar. Estar entre esos dos era como estar excluida, por un lado estaban “ellos” y por el otro “ella, la humana, la cosa”. Esta vez bajó con más gracia de su transporte élfico y corrió hacia el trío. - ¡Jeannie! ¡Eltrant!- como no supo cómo dirigirse a la acompañante del caballero, simplemente le hizo una seña con la mano. -¿Están bien?- preguntó, arrodillándose al costado de Jeannie para acariciarle la cabeza. Había quedado muy preocupada desde que se separaran. - Eltrant, no puedo más que sorprenderme- comentó a modo de halago ante las evidencias. - Eres… - se quedó sin palabras - Impresionante…- se ruborizó y desvió su atención a su amiga -Estás herida- frunció el entrecejo y apretó los labios escondiendo su enfado creciente.

- ¡Tienes que ser más cuidadosa! Me preocupaste mucho
- Que lo digas… Nereyda y los demás deben de estar caminando por los árboles esperando noticias.
- Mejor nos ponemos en marcha
- Um hmm… yo solo quiero saber cómo llegar a Verisar… ¿por favor?



Off: Bloqueo mental de ideas x) lo siento. Usen como quieran a esos dos. Los códigos de los colores son springgreen y crimson.

apariencias:

- ¿Jeannie? – La elfa se tambaleó, frente a él, y cayó al suelo instantes después de presentarse de improviso y anunciar que habían conseguido despistar a la mayoría de los gigantes.

Eltrants se agachó rápidamente junto a la muchacha. El castaño no tardó en apreciar las distintas contusiones y heridas que cubrían el cuerpo de la elfa. Con la oscuridad le había sido difícil verlas, pero estaban ahí, muy presentes.

¿Por qué no había dicho nada hasta aquel momento? Podía haber usado su espada para curarla como a Nuria.

- ¿Puedes usar tu magia para…? – Negó con la cabeza antes de terminar la pregunta, la muchacha prácticamente había perdido la consciencia, no iba a poder curarse a sí misma - Tenemos que movernos. – Aseveró Eltrant girándose hacía Lyn quien, tras lanzar un rápido vistazo a Jeannie, asintió conforme.

- Yo voy delante. – dijo Lyn dedicándole una sonrisa a la elfa. – Tu relájate y disfruta del paisaje. – Ordenó la vampiresa de buen humor, quizás tratando de contagiarle un poco del mismo a la herida.

Casi como si nunca se hubiese marchado, la quietud de la noche había vuelto a apoderarse de aquel pequeño claro. Los pasos de los gigantes, lo único que se había podido oír en el bosque en la última hora, habían desaparecido, ya no se escuchaban retumbar entre los árboles.

Eltrant ni siquiera lo había notado, estaba más preocupado por el estado de la elfa que tenía a sus pies, Lyn, por otro lado, miraba con cierta preocupación la oscuridad que se extendía a partir de los árboles que descansaban no muy lejos de ella, intuía que aquello podía deberse a dos motivos: o los gigantes se habían marchado, o les habían encontrado.

- ¿Puedes moverte? – Preguntó Eltrant aun sin levantarse.

Si Jeannie respondió a aquella pregunta Eltrant no la escuchó, se levantó casi inmediatamente, echando mano de la empuñadura de la espada que tenía más cerca cuando escuchó el característico sonido de alguien traspasando unos arbustos tras él.

Suspiró aliviado y volvió a soltar la espada cuando comprobó que eran elfos y que estos llevaban consigo a Nuria, la cual no tardó en acercarse hasta dónde estaban ellos dando una breve carrera.

- ¿Impresionante? – Eltrant se llevó la mano hasta la nuca tras escuchar lo que la recién llegada había dicho, sin saber exactamente qué contestar. – No creo -  Se giró hacía Lyn. - ¿No? - La ojiazul se limitó a esbozar una sonrisa.

- Oh, mi querido Mortal. – Negó con la cabeza y se acercó a Nuria. – Algo se te ha tenido que pegar de tu ama y señora, puedes decir que eres mínimamente impresionante. – Eltrant entrecerró los ojos y suspiró, la muchacha dejó escapar una risita. – Yo soy Lyn – dijo a las chicas, con quienes aún no se había presentado. – Ese bestia con armadura está a mi servicio – Indicó sin perder la sonrisa. – Gracias por cuidar de él. – Añadió al final, antes de girarse hacía la pareja de elfos que se acercaba desde la linde del claro.

Eltrant se llevó la mano hasta la cara.

– No la… no la escuchéis. – Indicó después cruzándose de brazos, esbozando una sonrisa. – Tiende a hablar demasiado. – dijo, Lyn le sacó la lengua desde dónde estaba, pero no dijo nada - Me alegro de verte bien. – Le dijo a continuación a Nuria, fijándose concretamente en la pierna de la muchacha, la cual parecía poder mover sin demasiados problemas. – Deberíamos marcharnos… - Volvió a agacharse junto a Jeannie, se alegraba de verles a todos de una pieza, pero Jeannie seguía herida.

- Cierto, cierto. – El elfo de cabellos plateados que había traído a Nuria se agachó junto a Jeannie y, después de apartar a Eltrant, le ofreció una sonrisa que solo podía ser catalogada como “arrebatadora”. - ¿Estas bien, encanto? – Preguntó casi en un susurro, acercándose mínimamente al oído de su congénere. La mujer que le acompañaba suspiró amargamente al ver esto y bajó ambas manos hasta su cintura. – No te preocupes. – El recién llegado extendió una de sus manos sobre el cuerpo de la muchacha. – Yo me encargo. – Hecho esto, la mano del hombre comenzó a emitir un resplandor que Eltrant conocía bastante bien.

Las heridas de Jeannie comenzaron a cerrarse lentamente.

La otra elfa se acercó hasta dónde estaban los demás con cara de circunstancia. La pareja era… curiosa. No poseían nada remotamente parecido a armadura, en sí el hombre llevaba el torso completamente al descubierto, aunque, por otro lado, ambos estaban armados con arcos, no pretenderían luchar de cerca para empezar.

Tras pasar varios segundos en silencio, analizando de arriba abajo al castaño y a su acompañante la elfa volvió a romper el silencio.

- Quedan dos gigantes, aun si no los matamos su tribu no durara mucho por aquí, gracias a los tres. – dijo girándose apenas un segundo a mirar tras ella, hacía el bosque. – …mi nombre es Rely ese mujeriego de ahí es mi hermano Juno. – dijo relajando un poco la expresión, mostrándose mínimamente más cordial con los presentes. – No te preocupes muchacha. – Le dijo a Nuria. – En cuanto lleguemos a la aldea el camino a Verisar no tiene perdida. – Indicó – En sí… es relativamente sorprendente que todos os hayáis perdido al mismo tiempo. – Aseguró tomando mínimamente aire, como si no se terminase de creer que todo aquello fuese una lamentable casualidad. - ¿Has acabado con la muchacha? – Preguntó Elayre a su hermano, quien, tras levantarse, levantó el dedo pulgar.

- ¿Necesitas que te lleve en brazos, querida? –




Off: He cambiado mininamente el color de la elfa (Rely) para que no se confunda con el de Lyn ^^

Todo comienza a nublarse, esta vez no por una situación de presión extrema como me suele ocurrir. Esta vez por falta de sangre y dolor intenso en la cabeza. Eltrant me ayuda a no caerme directamente al suelo agarrándome en el último momento. Suspiro. Desde que ha llegado no ha hecho nada más que ayudar de un lugar a otro y en todas las situaciones que ha podido. No tenía constancia hasta ahora de que una persona de ese calibre pudiera existir en el mundo. Todo lo contrario a mi en estos momentos, que no hago si no meter en líos a los que me rodean y causar la destrucción de un sinnúmero de árboles en el proceso. Me pongo triste tan solo de pensar en cuántas ardillas habrán perdido sus casas por mi culpa. Respiro profundamente.

La joven acompañante de Eltrant toma la delantera no sin antes decirme que disfrute del paisaje. Me quedo embobada mirándola, es una chica guapísima. Sonrío, un poco cohibida y avergonzada, ver a alguien tan animado después de todo lo que ha sucedido es como un soplo de aire fresco en la cara. Pero si además es tan... Concéntrate Jeannie, no es momento para eso. Intento levantarme lentamente sin mucho éxito, me he quedado totalmente sin fuerzas.

- Creo que me he sobreexcedido un poco...

Estaba respondiendo a la pregunta de Eltrant, pero parece no haberlo escuchado, un movimiento a su espalda llama su atención y se gira.

- Nu... ¡Nuria! -No necesitaba nada más en estos momentos que ver la cara de mi amiga para animarme completamente.

Aunque no pueda moverme para abrazarla le envío la mayor de las sonrisas que soy capaz de realizar. Viene acompañada de dos elfos. Suspiro. Ahora me llevarán presa por haber dejado inconsciente a un miembro de su tribu y poner a todos en peligro por mi absurda teoría de que todo el mundo es mala persona hasta que se demuestre lo contrario. Además... El hecho de que te quieran llevar a un poblado sin tan siquiera preguntar ni dar explicaciones da qué pensar.

El elfo se acerca a mi y me sonríe, tal vez intentando parecer sensual. Pero desde que he visto a Lyn, todas las sonrisas se me aprecian insulsas. Me pregunta si estoy bien y ni tan siquiera espera a que responda y procede a curarme. No me gusta este hombre... No, no empieces, no puedes dejar inconscientes a todos los elfos que te parecen sospechosos en Sandorai.

Las heridas se cierran y el dolor se alivia sustancialmente. Me paso una mano por el lateral de la cabeza, donde tenía el corte. Sé de sobra que está cerrado ya, pero tan solo ha sido un pequeño acto reflejo. Agradezco al elfo con una sonrisa. Puede que no me guste pero eso no es motivo para ser descortés. Supongo que toca acompañarlos a la aldea y tal vez disculparme con la elfa y devolverle sus flechas. Echo la mano al carcaj, tan solo queda una flecha rota dentro. Es probable que tras el lanzamiento del gigante a través de los árboles me haya hecho perderlas todas y romperse la única sobreviviente. No importa, tendrá que servir con una pequeña disculpa de corazón.

- No, claro que no necesito que me lleven en brazos. Puedes ahorrarte las energías, elfo. Caminaré yo sola a partir de aquí, gracias. -Aparto la cara y le adelanto dando pequeños saltitos para acercarme a Nuria. De camino aprieto el brazo de Eltrant para agradecerle todo con un pequeño gesto, sonrío y le guiño un ojo a Lyn.

- ¡Nuria! ¿Estás bien? Me tenías muy preocupada, de verdad siento haberte metido en todo este lío. Bueno también siento haber metido en esto a Eltrant... -Bajo la cabeza avergonzada. -Lo entenderé si ya no quieres que seamos amigas. De verdad no pasa nada.

Sigo caminando, sin esperar ninguna respuesta por parte de Nuria. La elfa guía el grupo por el bosque en dirección a la aldea élfica, mientras que su hermano va en retaguardia. No sé si para evitar que nos volvamos a perder o para evitar que nos escapemos. Esta vez de verdad espero que no sea una trampa, no tengo energía ni flechas para sobrevivir a nada más esta noche. Suspiro y sigo caminando.

Además de hacer cosas heroicas y ser valiente, también era humilde. Nuria estaba feliz de haber vivido lo suficiente como para negar las palabras de su madre – “los humanos son los primeros en morir”- y conocer un caballero como Eltrant y su elocuente compañera Lyn. Eran las vivas pruebas de que habían personas buenas y fuertes que no pensaban sólo en su propia seguridad, como tanto afirmaba la asesina muerta. - Él ha sido quien ha cuidado de nosotras. Gracias señora ama - le respondió a la ojiazul y asintiéndole a la vez, a su salvador. - Lo mismo digo- afirmó, sintiendo que los colores volvían a subirle a las mejillas. El caballero Eltrant era la sublimación de sus mejores fantasías, la joven sentía que él estaba por encima del canon o que habían roto el molde, allí donde él había nacido. Le miró con ojos grandes, sabía que no volvería a encontrarle –sería demasiado bueno- por lo que intentó absorber todo lo que pudo.

A Nuria no le pasó por alto el comportamiento del elfo. Negó sutilmente con su cabeza, aunque sabía de la existencia de seres como él, siempre había creído que los íncubos eran vampiros o al menos, exageraciones en las charlas entre las criadas ociosas. Ese tal Juno no desperdiciaba su cuerpo –ni el tiempo- con Jeannie, mientras le curaba o al tiempo que avanzaban. La elfa no parecía muy interesada en él, eso sorprendió a la criada, que veía a la jovencita como una persona extrovertida y enamoradiza. Había tenido la impresión de que le gustaba el caballero Eltrant y ahora se preguntaba si había comprendido mal toda la situación. Entrecerró los ojos, escuchando a la hermana de Juno. A Nuria no le agradaba Rely y le importaba poco que ella pensara o dejara de pensar en la verdad tras de sus presencias en el lugar; sin embargo, pensó que un pequeño descanso desde un nuevo punto cero en su camino, no le sentaría nada mal... así que hizo oídos sordos a lo que ella decía.

- Hablando de preocupación- respondió en tono neutral, estaba intentando no estallar con una regañina épica. Esa jovencita parecía no tener consideración por su propia seguridad y corría para todos lados, sin darle tiempo a nadie de nada. Merecía que le pusieran las ideas en perspectiva para que se cuidara más. Ella estaba dispuesta a hacerlo, aunque temía que su nueva amistad se viera afectada. Buscaba la forma más coherente de acercarse al tema cuando se quedó muda ante la conclusión de Jeannie. Por un momento odió su lentitud y su forma de ser… después recordó que era como era y lo dejó pasar. La alcanzó con cierta torpeza, el camino en los exteriores no era lo de ella, le tomó de un brazo y apoyó su cuerpo contra el de la elfa.

- No hablaré por Eltrant, pero las amigas están para apoyarse entre ellas. Aunque creo que me estimas poco, teniendo en cuenta que te vas por ahí, poniendo en riesgo tu vida y tomando decisiones apresuradas- la miró con severidad para luego hacerle un mimo en las manos - Ten más cuidado. Estaba muy preocupada por ti. Sé que los humanos no somos tan buenos en los bosques… pero sentimos igual que ustedes- suspiró, no quería ponerse dura. Apretó los labios y se volvió hacia Eltrant y su ama Lyn - Me alegra mucho que también se perdieran- rió con alegría - Creo que no fue un encuentro fortuito y que al menos yo, tendré mucho que ponderar en el resto de mi camino. Gracias… a todos. No solía hablar tanto, sintió que su rostro estaba tan caliente que le ardía, agachó su cara para esconder la vergüenza y continuó silenciosa, como de costumbre, pero alegre de estar viva y en buena compañía.

Lyn asintió feliz al ver que Nuria la llamaba “señora ama”, Eltrant enarcó una ceja y, sin decir nada, continuó avanzando tras la elfa que encabezaba el grupo. Estaba bastante seguro de que Nuria era lo suficientemente ingenua como para pensar que la vampiresa iba en serio con aquel título.

Suspirando, lo dejó estar, estaba demasiado cansado como para seguirle el juego, se llevó la mano derecha hasta la cara y se frotó las sienes con suavidad, le dolía la cabeza, mucho. Necesitaba descansar.

- Deberías escuchar a Nuria. – dijo Eltrant, sin detenerse, girándose momentáneamente a mirar a Jeannie. – Es bastante sabía con estas cosas. – Aseveró esbozando una sonrisa, volviendo a depositar su mirada en la espalda de Rely.

- A diferencia de alguien que yo conozco… - Comentó Lyn casualmente, a su lado, llevándose ambas manos hasta la nuca. – Sí, sí. - Eltrant taladró a la muchacha con la mirada, cosa que solo hizo que la muchacha soltase una carcajada jovial.

- El caso es… que no tenéis que agradecer nada. – dijo el castaño tras decidir obviar el comentario de su compañera, negando con la cabeza. – Solo tened más cuidado en adelante. ¿Vale? – dijo – Las dos – Añadió a continuación, era cierto que había sido Jeannie quien había salido corriendo tras haber golpeado a Nereyda, pero Nuria había decidido seguirla apenas segundos después.

Si era completamente honesto consigo mismo, ninguna de las dos parecía tener demasiada experiencia con “el mundo real” algo que, teniendo en cuenta la situación en la que se encontraba Aerandir era una forma de comportarse peligrosa.
Con un poco de suerte la experiencia que acababan de tener les ayudaría algo.

– Y animaos un poco. – dijo rascándose la barba, algo nervioso por el tono tan severo que había adoptado la conversación, quizás por su culpa. – Ahora toca descansar. – dijo como conclusión, sonriendo a las muchachas.

El camino de vuelta fue relativamente tranquilo, los pasos de los gigantes se habían esfumado y habían dejado paso a una extraña tranquilidad solo rota por las constantes quejas de Juno y las réplicas de su hermana.

- ¿Qué esperas? – Le dijo la elfa deteniéndose frente a un árbol. - ¿Pretendes que alguna mujer te tome en serio yendo por ahí sin nada que pueda ser llamado camisa? – Preguntó la mujer sin disimular un ápice la sonrisa que se acababa de apoderar de su rostro.

- Pero… -

- Por aquí. – Indicó Revy al resto del grupo, cortando a su hermano antes de que este pudiese formular más de una palabra.

Una decena de minutos más tarde se encontraron en la aldea élfica a la que llevaban tratando de llegar toda la noche. Un lugar pequeño, construido, como de costumbre entre los elfos, de forma que los árboles que crecían en la aldea eran parte de la misma.

No solía visitar aldeas muchas como aquella, los elfos, al fin y al cabo, no solían ser precisamente acogedores con los extraños que entraban a su tierra sin permiso. Por eso lo primero que hizo al entrar al lugar fue repasarlo completamente con la mirada, aun cuando estaba prácticamente a oscuras y no había nadie en la calle, se encargó de memorizar todos y cada uno de los detalles de las casas-árbol que constituían el poblado.

- ¿Disfrutando del paisaje? – Nereyda, junto a un pequeño grupo de elfos armados con arcos se acercaron hasta el grupo que acababa de salir del bosque.

Estaban sudando, algunos tenían moratones y algunas heridas pequeñas, como cortes.

¿Habían peleado?

Eltrant alzó su mano derecha como todo saludo, Nereyda bajó la cabeza.

- Verisar. – dijo apuntando al amplio camino que tenían justo frente a ellos, lo suficientemente ancho como para que pasasen caravanas por él. – Solo seguid por ahí. – indicó. – De verdad… ¿Cómo habéis podido perderos? – Preguntó suspirando. – Pero bueno. – Sacudió la cabeza. – Nos habéis ayudado… - Entrecerró los ojos, se quedó en silencio. – …a vuestra manera, supongo. – Volvió a tomar aire, se encogió de hombros. – Así que descansad aquí el tiempo que necesitéis. Sin rencores. – Miró a Jeannie. – Y por favor: no más golpes. – Admitió antes de alejarse del grupo, volviendo a dejarlos a solas junto a Juno y a Revy.

- Puede parecer… particular. – dijo Revy – Pero os ha preparado una habitación para cada uno. Seguidme. – Antes de hacer caso a la elfa, Eltrant se giró hacía las chicas.

- Nosotros descansaremos hasta… - Miró rápidamente a Lyn, la vampiresa asintió y dio una corta carrera hasta alcanzar a Revy – Hasta mañana por la noche. – Aseveró – Nos gusta más viajar así. – dijo – Así que… bueno, si salís al amanecer… haced caso de lo que ha dicho Nereyda. – Se cruzó de brazos, miró a las muchachas durante unos largos segundos en silencio. – Por el camino. – Levantó un dedo. – Sin internarse en el bosque. – Levantó un segundo, después miró a Jeannie. – Y nada de golpes. – Sentenció al final, sonriendo.

Eran… más valientes de lo que ellas mismas pensaban, quizás si Aerandir tuviese a más gente como ellas Lunargenta no habría caído en manos de los vampiros.

- Y… eso, buenas noches. – dijo girándose sobre sí mismo. – Si decidís esperarnos, os acompañaremos hasta Verisar. – afirmó – Así seguro que nos perdemos. – dejó a la pareja a solas, después de lo que habían hablado antes quizás necesitasen un tiempo para hablar, como amigas.

Aunque, a decir verdad, lo que de verdad quería era dormir todo el día.