«Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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«Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
«Un lugar sin nombre»La herrería de un ¿topo?, y de un no-elfo con una espada ridículamente extragrande.
En algún lugar de Verisar, hace mucho tiempo vivía un herrero que, cansado de forjar armas y nunca usarlas en combates reales, decidió convertirse en un audaz aventurero. Al día siguiente salió a explorar Aerandir… y murió ese mismo día. Desde entonces, su casa permaneció inhabitada, siendo por años tratada como un lugar maldito, pues, según un rumor, todo aquel que invadiera ese territorio sufriría el mismo destino del fallecido herrero. Y no me pregunten quién inventó tal estupidez, porque no tengo ni la menor idea.
Pero, por su puesto, Rauko no sabía de tal rumor y tampoco le sería relevante saberlo. Así que, cuando apenas descubrió la casa abandonada, decidió comprarla. Y, en realidad, no era necesario comprarla; no había dueño. Pero un hombre se aprovechó de la ignorancia del elfo para ganarse unas cuantas monedas.
Dejando la historia de lado porque, siendo honesto, a nadie le interesa. La vivienda es un enorme agujero hecho en una pequeña colina. Aun así, está equipada como una casa tradicional. Las paredes, ventanas y puertas son redondeadas. Y es difícil de encontrar debido a que está cubierta de césped casi por completo, camuflándose con el entorno.
Al entrar estarás en el pasillo que conecta las cuatro habitaciones, el comedor, la cocina y, justo al final, hay unas escaleras que descienden hasta el sótano, lugar donde los artesanos hacen su trabajo.
En el sótano hay una gran variedad de los típicos instrumentos de la herrería y arcanos, además de algunas armaduras y armas que, por alguna extraña razón, están completamente pegadas a las paredes, piso y a una mesa, y no hay forma de moverlas de donde están.
Y, en una esquina del sótano, hay una cueva hecha a base de espadazos y explosiones, que cuenta con una mesa muy bonita, donde yace una enorme espada la cual nadie puede levantar y que abarca gran parte de ese sector del taller. Hay una silla y una mesa improvisada con los restos de la piedra que había allí antes, y es el lugar donde Zelas trabaja su profesión como ingeniero arcano (más info de su taller aquí).
Finalmente, lo que realmente importa saber. Si quieres que Rauko, que por algún motivo es conocido en los alrededores como «Gran herrero topo», forje algo especial para ti, simplemente debes seguir estas instrucciones:
1) Llegar.
2) Tocar la puerta o llamar.
3) Esperar.
4) Tocar o llamar otra vez.
5) Esperar más.
6) Dar media vuelta para marcharte o amenazar con quemar el lugar.
Cuando cumplas estas instrucciones, aparecerá un hombre de unos 40 años. Este se presentará como Hyro Boden y te tratará con cordialidad. Le dices lo que quieres y él te dirá el precio.
Y listo. Solo te quedará esperar hasta el siguiente día para recibir tu pedido… o puede que tengas que esperar un poco más. Un poco bastante más. ¿Quién sabe?
Mientras tanto, si deseas quedarte a esperar como si no tuvieras nada mejor que hacer, puedes entretenerte con las runas arcanas talladas alrededor de la puerta, las cuales emiten música. Con solo darle unos pocos golpecitos a la puerta al ritmo de la música que tengas en mente, la magia hará el resto, o puedes elegir que suene alguna de las predeterminadas:
Por último y menos importante, un dato extra que, aunque a nadie le interesa, lo menciono porque sí:
Por cualquier ventana podrás tener una hermosa vista del paisaje que rodea la casa.
En este taller, además de contar con todas las recetas del mercado de herrería, así como las de arcanos nivel principiante y avanzado, también se ofrece:
Pero, por su puesto, Rauko no sabía de tal rumor y tampoco le sería relevante saberlo. Así que, cuando apenas descubrió la casa abandonada, decidió comprarla. Y, en realidad, no era necesario comprarla; no había dueño. Pero un hombre se aprovechó de la ignorancia del elfo para ganarse unas cuantas monedas.
Dejando la historia de lado porque, siendo honesto, a nadie le interesa. La vivienda es un enorme agujero hecho en una pequeña colina. Aun así, está equipada como una casa tradicional. Las paredes, ventanas y puertas son redondeadas. Y es difícil de encontrar debido a que está cubierta de césped casi por completo, camuflándose con el entorno.
Al entrar estarás en el pasillo que conecta las cuatro habitaciones, el comedor, la cocina y, justo al final, hay unas escaleras que descienden hasta el sótano, lugar donde los artesanos hacen su trabajo.
En el sótano hay una gran variedad de los típicos instrumentos de la herrería y arcanos, además de algunas armaduras y armas que, por alguna extraña razón, están completamente pegadas a las paredes, piso y a una mesa, y no hay forma de moverlas de donde están.
Y, en una esquina del sótano, hay una cueva hecha a base de espadazos y explosiones, que cuenta con una mesa muy bonita, donde yace una enorme espada la cual nadie puede levantar y que abarca gran parte de ese sector del taller. Hay una silla y una mesa improvisada con los restos de la piedra que había allí antes, y es el lugar donde Zelas trabaja su profesión como ingeniero arcano (más info de su taller aquí).
Finalmente, lo que realmente importa saber. Si quieres que Rauko, que por algún motivo es conocido en los alrededores como «Gran herrero topo», forje algo especial para ti, simplemente debes seguir estas instrucciones:
1) Llegar.
2) Tocar la puerta o llamar.
3) Esperar.
4) Tocar o llamar otra vez.
5) Esperar más.
6) Dar media vuelta para marcharte o amenazar con quemar el lugar.
Cuando cumplas estas instrucciones, aparecerá un hombre de unos 40 años. Este se presentará como Hyro Boden y te tratará con cordialidad. Le dices lo que quieres y él te dirá el precio.
Y listo. Solo te quedará esperar hasta el siguiente día para recibir tu pedido… o puede que tengas que esperar un poco más. Un poco bastante más. ¿Quién sabe?
Mientras tanto, si deseas quedarte a esperar como si no tuvieras nada mejor que hacer, puedes entretenerte con las runas arcanas talladas alrededor de la puerta, las cuales emiten música. Con solo darle unos pocos golpecitos a la puerta al ritmo de la música que tengas en mente, la magia hará el resto, o puedes elegir que suene alguna de las predeterminadas:
- AerSound:
- Alisha's theme:
Si tienes una mascota cerca, al escuchar la música tal vez empiece a despedir una ilusoria estela iridiscente del trasero, especialmente si es un gato. También funciona en cualquier hombre-bestia.
- Master Exploder [Beta] - OST 01(?):
Si escuchas esta, tal vez te regalemos jugo de naranja.
- Entrada de Ryuu en el Midsummarblót:
Al elegir esta, tal vez se proyecte una ilusión de seis piskies sosteniendo un diminuto ataúd mientras bailan.
- Hyro, el héroe:
Esta gatillará una ilusión de un diminuto caballero, vistiendo una armadura completa de oro y bronce, cabalgando heroicamente en su fiel corcel dorado.
- Rauko y Hazel Wind/Zelas siendo orgullosamente bellas:
Con esta se proyectará una ilusión de dos hermosos elfos andróginos, muy parecidos a Rauko y Hazel/Zelas pero en miniatura, perfectamente maquillados y usando vestidos elegantes mientras danzan, aunque la copia de Zelas se paraliza en ocasiones.
Por último y menos importante, un dato extra que, aunque a nadie le interesa, lo menciono porque sí:
Por cualquier ventana podrás tener una hermosa vista del paisaje que rodea la casa.
En este taller, además de contar con todas las recetas del mercado de herrería, así como las de arcanos nivel principiante y avanzado, también se ofrece:
- ;:
- Armas
Arma flexible superior
[Arma flexible] Compuesta principalmente por una cadena, aunque se puede agregar mango y algún objeto sólido en la punta. Es de calidad Superior.
Nivel: Experto en herrería.
Creación: 130 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Acero de Carrasco regular
[Arma de una mano] El acero de esta arma reacciona con los encantamientos. Mientras esté encantada, su filo se refuerza por éter, el que causa un leve daño mágico adicional. Su calidad es normal.
Nivel: Avanzado en herrería (también requiere profesión de arcanos).
Creación: 90 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Acero de Carrasco superior
[Arma de una mano] El acero de esta arma reacciona con los encantamientos. Mientras esté encantada, su filo se refuerza por éter, el que causa un leve daño mágico adicional. Su calidad es superior.
Nivel: Experto en herrería (también requiere profesión de arcanos).
Creación: 140 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Hojas unidas inferiores
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad Pobre.
Nivel: Principiante en herrería.
Creación: 40 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Hojas unidas regulares
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad normal.
Nivel: Avanzado en herrería.
Creación: 100 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Hojas unidas superiores
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad Superior.
Nivel: Experto en herrería.
Creación: 160 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Banana Breaker
[Arma, se liga al éter, 1 uso] De calidad épica. Puede ser cualquier arma de cuerpo a cuerpo. Otorga la habilidad => Gasto 1 uso: Crea un domo traslúcido y estático de dos metros de radio que ralentiza el tiempo en su interior para todos, excepto el usuario del arma, durante un turno. Para quien se encuentre en el área de efecto, parecerá que el exterior del domo, así como el personaje, se movieran con una rapidez extraordinaria.
Nivel: Maestro en herrería.
Creación: 4 materiales épicos.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯Limitados
Joyas de reserva
[Limitado, 2 usos] Conjunto de joyas de fina confección, poseen un gran valor comercial y atractivo. Pueden usarse en un rol como soborno o pago de algún servicio.
Nivel: Avanzado en herrería.
Creación: 90 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Red sorpresa
[Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.
Nivel: Avanzado en arcanos.
Creación: 90 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Pergamino de escape
[Pergamino, Limitado, 1 uso] Pergamino que al ser activado permite generar un par de agujeros en el suelo dentro del campo de visión del personaje. Puede entrar por un agujero y salir inmediatamente por el otro. Ambos agujeros desaparecen después de ser usados.
Nivel: Experto en arcanos.
Creación: 120 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Vaina infinita
[Limitado] Vaina mágica en la que emergerá un arma de tu inventario cuando acerques tu mano. Para convocar otra debes envainar la anterior, que desaparecerá dentro. El arma estará desencantada si ya has usado 6 encantamientos en el tema.
Nivel: Experto en arcanos. Necesita, además, tener la profesión Curtiduría (vaina de cuero duro), Carpintería (vaina de madera) o Herrería (vaina de metal).
Creación: 160 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯Encantamientos
Arma cambiante
[Encantamiento de arma] El arma posee una segunda forma a la que se puede cambiar a voluntad del portador. La forma secundaria puede ser otro tipo de arma (ej: una espada cambiar a daga), siempre y cuando no haya un cambio de masa significativo.
Nivel: Principiante en Arcanos. Requiere, además, tener la profesión relevante para la segunda forma del arma. Ej: Herrería para una espada.
Creación: 40 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Rechazo
[Encantamiento] El objeto encantado dará una fuerte descarga eléctrica a quien intente usarlo, excepto su dueño.
Nivel: Avanzado en arcanos.
Creación: 100 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Manto de aroma
[Encantamiento] El objeto oculta el olor del portador, impidiendo el rastreo por este medio.
Nivel: Avanzado en arcanos.
Creación: 100 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Defensa pétrea
[Encantamiento de Escudo o Armadura] Cada vez que el objeto encantado es golpeado por un ataque de otro objeto (arma, guante, bota, etc.), el objeto atacante se cubrirá de piedras alrededor del lugar del impacto, por dos turnos. Esto le volverá más pesado, puede inutilizar su filo o puntas, dificultar movimiento y, en general, dificultará su uso y efectividad.
Nivel: Experto en arcanos.
Creación: 140 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Proyección oscura
[Encantamiento de arma] Al atacar, el arma libera cortas ondas de energía oscura concentrada que hacen daño leve (cortantes o contundentes, dependiendo del arma).
Nivel: Experto en arcanos.
Creación: 120 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯Consumibles
Tragaéter
[Accesorio, Consumible] Al sostenerlo, es capaz de absorber el daño de un ataque mágico, rompiéndose en el proceso.
Nivel: Experto en herrería.
Creación: 160 Æ (por este precio obtienes 2 al mismo tiempo, pero cuentan como uno solo para subir PPs).
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Tragaéter refinado
[Joya, consumible] Tragaéter mejorado que cuenta con dos efectos꞉
- Si está vacío꞉ puede absorber el daño de un ataque mágico, cargándose con ese éter.
- Si está cargado꞉ puede restaurar 1 uso de una habilidad de hasta nivel 9, rompiéndose en el proceso. Un personaje puede usar este efecto una vez por rol.
Nivel: Experto en herrería.
Creación: 160 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯Otras cositas
Anillos del vínculo
[Joya, 1 uso] Se fabrican como un par y para crear el vínculo es necesario algún tipo de ceremonia (una sola vez) entre dos personas que se amen intensamente. Uno de los portadores puede meditar 10 minutos pensando en el otro. Tras ello, puede enviar un mensaje telepático de hasta 2 frases. La próxima vez que la otra persona duerma, recibirá este mensaje junto a agradables sueños sobre su pareja. Sólo es posible tener un vínculo al mismo tiempo.
Nivel: Avanzado en herrería.
Creación: 100 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Diadema del hechicero
[Yelmo, Joya] Confeccionada con aleaciones que reaccionan con el éter. Cuando uses una habilidad mágica de usos limitados de nivel 4 o superior y siempre que no lleves una armadura (excepto túnica), tu cuerpo se cubrirá de una capa de éter que otorgará una protección similar a una armadura ligera contra el siguiente ataque, hasta tu próximo turno.
Nivel: Experto en herrería.
Creación: 150 Æ.
Precio de venta: ¯\_(ツ)_/¯
Última edición por Rauko el Lun 30 Sep 2024 - 3:00, editado 46 veces
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Taller Grande: 400 aeros. Ahora mi taller es al mismo tiempo una casa, cuenta con bodega y tiene un diseño especial, no tradicional; es decir, ahora mi taller es más suculento ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
-Bien, tengo una herrería, tengo conocimientos básicos de un herrero y quiero hacer algo.- Dije mientras estaba acostado en mi cama, mirando el techo -Creo que es obvio lo que debo hacer- Me acosté de lado y cerré los ojos -Es hora de dormir más.
Luego de unas cuantas horas, o tal vez minutos, me desperté y finalmente fui a hacer lo que había que hacer: comer.
Tras disfrutar del desayuno o almuerzo, ya me sentía aburrido y ni siquiera había nadie en la casa con quien entretenerme, por lo que me vi obligado a salir afuera para entrenar un rato con mi espada.
Un poco después, tras apreciar la poca calidad de las hojillas duales de mi espada, pensé que estas podrían romperse en alguna batalla si yo tenía mala suerte. Con eso en mente, realmente me decidí y fui al sótano a crear un báculo de hierro para Xana, seguramente ella lo necesitaría la próxima vez que fuéramos convocados para otra misión del gremio.
Cuando llegué al sótano, busqué con la mirada dónde estaban los materiales que necesitaba, y vaya que fue difícil con la poca iluminación del momento, pero logré encontrarlas. Sin embargo, las barras de metal que pensaba utilizar, también estaban pegadas en su sitio y no pude moverlas -¡¡Por amor a los dioses, ¿por qué?!!
Luego de notar que, efectivamente, yo no podría utilizar la materia prima que ya estaba en el sótano cuando llegué por primera vez, me vi obligado a salir y comprar barras de metal y todo lo que necesitaba para las dagas que planeaba hacer.
Finalmente volví al sótano con los materiales necesarios para hacer la espada que planeaba hacer desde un principio, y me puse manos a la obra.
Encendí el horno y el ambiente se volvió terriblemente asfixiante, por lo que tuve que abrir la puerta para intentar que el lugar fuera un poco más fresco, pero aun así no pude evitar sudar y sudar de forma exagerada.
Luego tuve que hacer un proceso demasiado largo y tedioso para lograr hacer el alambre. Con el alambre hice una gran cantidad de pequeños aros, y cada uno de estos aros los uní con otros tres que uní a otros tres y así sucesivamente.
No sé cuánto tiempo me tomó, sin embargo, logré crear las cotas de malla que planeé hacer desde un principio, y algo era seguro: terminé agotado y con hambre, pero con una gran sonrisa de satisfacción al ver que mi trabajo estaba hecho.
-Por… fin.- Dije con las pocas fuerzas que me quedaban. Entonces me percaté de algo -Un momento… ¿No se suponía que iba a hacer una lanza? No, ¿no se suponía que iba a hacer... algo... para... alguien?- Me quedé mirando las cotas de malla por unos momentos -Es cierto, esas mallas no podrían resistir mucho daño, así que lo mejor es que me vaya a descansar.- Dicho eso fui a bañarme en un río cercano y después a dormir un rato.
Una hora más tarde, volví y decidí colocarme la cota de malla... Fue entonces cuando me percaté de algo que nunca esperé -¡¡Por los dioses, esto no debería pesar tanto!!- Exclamé al notar el peso -Tendré que llevarla por un tiempo para poder acostumbrarme.- Dije mientras intentaba dar saltos y hacer movimientos rápidos, los cuales eran un poco más lento de lo habitual. No obstante, aunque pesara más de lo que esperaba, no importaría demasiado porque ahora Xana y yo tendríamos protección adicional en nuestras futuras batallas.
Luego de unas cuantas horas, o tal vez minutos, me desperté y finalmente fui a hacer lo que había que hacer: comer.
Tras disfrutar del desayuno o almuerzo, ya me sentía aburrido y ni siquiera había nadie en la casa con quien entretenerme, por lo que me vi obligado a salir afuera para entrenar un rato con mi espada.
Un poco después, tras apreciar la poca calidad de las hojillas duales de mi espada, pensé que estas podrían romperse en alguna batalla si yo tenía mala suerte. Con eso en mente, realmente me decidí y fui al sótano a crear un báculo de hierro para Xana, seguramente ella lo necesitaría la próxima vez que fuéramos convocados para otra misión del gremio.
Cuando llegué al sótano, busqué con la mirada dónde estaban los materiales que necesitaba, y vaya que fue difícil con la poca iluminación del momento, pero logré encontrarlas. Sin embargo, las barras de metal que pensaba utilizar, también estaban pegadas en su sitio y no pude moverlas -¡¡Por amor a los dioses, ¿por qué?!!
Luego de notar que, efectivamente, yo no podría utilizar la materia prima que ya estaba en el sótano cuando llegué por primera vez, me vi obligado a salir y comprar barras de metal y todo lo que necesitaba para las dagas que planeaba hacer.
Finalmente volví al sótano con los materiales necesarios para hacer la espada que planeaba hacer desde un principio, y me puse manos a la obra.
Encendí el horno y el ambiente se volvió terriblemente asfixiante, por lo que tuve que abrir la puerta para intentar que el lugar fuera un poco más fresco, pero aun así no pude evitar sudar y sudar de forma exagerada.
Luego tuve que hacer un proceso demasiado largo y tedioso para lograr hacer el alambre. Con el alambre hice una gran cantidad de pequeños aros, y cada uno de estos aros los uní con otros tres que uní a otros tres y así sucesivamente.
No sé cuánto tiempo me tomó, sin embargo, logré crear las cotas de malla que planeé hacer desde un principio, y algo era seguro: terminé agotado y con hambre, pero con una gran sonrisa de satisfacción al ver que mi trabajo estaba hecho.
-Por… fin.- Dije con las pocas fuerzas que me quedaban. Entonces me percaté de algo -Un momento… ¿No se suponía que iba a hacer una lanza? No, ¿no se suponía que iba a hacer... algo... para... alguien?- Me quedé mirando las cotas de malla por unos momentos -Es cierto, esas mallas no podrían resistir mucho daño, así que lo mejor es que me vaya a descansar.- Dicho eso fui a bañarme en un río cercano y después a dormir un rato.
Una hora más tarde, volví y decidí colocarme la cota de malla... Fue entonces cuando me percaté de algo que nunca esperé -¡¡Por los dioses, esto no debería pesar tanto!!- Exclamé al notar el peso -Tendré que llevarla por un tiempo para poder acostumbrarme.- Dije mientras intentaba dar saltos y hacer movimientos rápidos, los cuales eran un poco más lento de lo habitual. No obstante, aunque pesara más de lo que esperaba, no importaría demasiado porque ahora Xana y yo tendríamos protección adicional en nuestras futuras batallas.
- Cota de malla:
OBJETO | MATERIALES |
Armadura Media x2 | 8+8 |
TOTAL | 16 |
Última edición por Rauko el Lun 15 Ene 2018 - 5:19, editado 1 vez
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Profesión Usada: Herrería
Título: Novato
Puntos Obtenidos: 5
Materiales en reserva: 1
Aeros Descontados: 160
Se han sumado 2 puntos de experiencia por uso del taller
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Estaba tratando de acostumbrarme a la cota de malla, pero vaya que era difícil moverse con eso, pues me impedía realizar con gracia ciertos movimientos cuya precisión era trascendental para mi forma de luchar. Debido a eso, era obvio la conclusión que yo tomaría, la cual fue nada más y nada menos que reforjar mi espada.
-Bien, luego de comer, dormir, comer y hacer cualquier otra cosa, me pondré manos a la obra.- Dije con convicción y con total seguridad de que así sería.
Como era de esperarse, olvidé que quería reforjar la espada, pero al siguiente día sí me puse manos a la obra.
Fui al sótano, encendí el horno, dejé la puerta abierta como un triste intento para no sofocarme con el calor creciente, busqué y ordené los materiales que necesitaría, desenvainé mi espada para colocarla en una mesa, estornudé, me quité la camisa la cual estaba empapada con mi sudor, también me quité los pantalones y los zapatos, amarré mi cabello haciendo una coleta hacia atrás, y finalmente comencé con mi labor.
Para reforjar mi espada, necesitaba desarmarla para solo tomar las cuchillas, así que con la ayuda de unos instrumentos cuyos nombres no recuerdo, logré separarla en todas sus partes.
Luego coloqué una cuchilla junto con una barra de metal en el horno, esperé por un rato, las saqué cuando ambas se fundieron lo suficiente para quedar como uno, y luego comencé a darle forma usando el martillo. Sin embargo, tuve que volver a meterla en el horno varias veces para poder seguir moldeándola o esto último sería imposible. Y vaya que fue aburrido estar por horas en ello.
Una vez terminada esa parte tan tediosa, procedí a usar la lima para darle un mejor filo a la cuchilla, y luego la cubrí con arcilla sobre la parte donde no tenía filo; con esto la haría más resistente. Tras esto volví a colocarla en el horno, esperar un rato más y sacarla para darle los toques finales.
Y finalmente una cuchilla ya estaba lista y con más filo y resistencia que antes. Sin embargo, todavía me faltaba la mitad del trabajo, así que decidí tomarme un descanso y, al siguiente día, repetí todo el proceso con la cuchilla restante.
Al finalizar con la otra, se me ocurrió una gran idea que revolucionaría mi forma de luchar… No, que revolucionaría mi vida entera.
-Tal vez…- Presioné mis labios con el pulgar derecho -(Tal vez pueda hacer que esta espada… pueda convertirse en dos)- Sonreí con malicia.
Con esa maravillosa idea en mente, procedí a hacer dos empuñaduras delgadas, una para cada cuchilla. No obstante, en vez de hacerlas de madera como la forma tradicional, decidí crearlas a partir del metal. Así que nuevamente tuve que volver a usar el horno para forjar las empuñaduras y, además, hacer una serie de pequeños ganchos que me servirían luego.
Tras esto, tomé una empuñadura y le hice unos pequeños agujeros por el lado derecho del extremo superior e inferior. Y para finalizar, pegué los ganchos en el lado izquierdo del extremo superior e inferior de la otra empuñadura.
Al terminar, ya podía unir ambas empuñaduras con solo encajar los ganchos de una con los agujeros de la otra, y también podría separarlas haciendo un movimiento específico para desencajarlas.
Por último, fijé las cuchillas en sus respectivas empuñaduras, teniendo así, finalmente, dos espadas. Luego agarré una con cada mano y practiqué varios ataques con ellas para asegurarme de que no había ningún problema. Después junté las espadas en una sola mediante los enganches y realicé varios movimientos para asegurarme de que no se separarían con facilidad.
Al ver que todo funcionaba a la perfección, guardé la espada doble en una misma vaina, para luego colocarla en mi espalda y llevarla conmigo en mis siguientes aventuras.
-Bien, luego de comer, dormir, comer y hacer cualquier otra cosa, me pondré manos a la obra.- Dije con convicción y con total seguridad de que así sería.
Como era de esperarse, olvidé que quería reforjar la espada, pero al siguiente día sí me puse manos a la obra.
Fui al sótano, encendí el horno, dejé la puerta abierta como un triste intento para no sofocarme con el calor creciente, busqué y ordené los materiales que necesitaría, desenvainé mi espada para colocarla en una mesa, estornudé, me quité la camisa la cual estaba empapada con mi sudor, también me quité los pantalones y los zapatos, amarré mi cabello haciendo una coleta hacia atrás, y finalmente comencé con mi labor.
Para reforjar mi espada, necesitaba desarmarla para solo tomar las cuchillas, así que con la ayuda de unos instrumentos cuyos nombres no recuerdo, logré separarla en todas sus partes.
Luego coloqué una cuchilla junto con una barra de metal en el horno, esperé por un rato, las saqué cuando ambas se fundieron lo suficiente para quedar como uno, y luego comencé a darle forma usando el martillo. Sin embargo, tuve que volver a meterla en el horno varias veces para poder seguir moldeándola o esto último sería imposible. Y vaya que fue aburrido estar por horas en ello.
Una vez terminada esa parte tan tediosa, procedí a usar la lima para darle un mejor filo a la cuchilla, y luego la cubrí con arcilla sobre la parte donde no tenía filo; con esto la haría más resistente. Tras esto volví a colocarla en el horno, esperar un rato más y sacarla para darle los toques finales.
Y finalmente una cuchilla ya estaba lista y con más filo y resistencia que antes. Sin embargo, todavía me faltaba la mitad del trabajo, así que decidí tomarme un descanso y, al siguiente día, repetí todo el proceso con la cuchilla restante.
Al finalizar con la otra, se me ocurrió una gran idea que revolucionaría mi forma de luchar… No, que revolucionaría mi vida entera.
-Tal vez…- Presioné mis labios con el pulgar derecho -(Tal vez pueda hacer que esta espada… pueda convertirse en dos)- Sonreí con malicia.
Con esa maravillosa idea en mente, procedí a hacer dos empuñaduras delgadas, una para cada cuchilla. No obstante, en vez de hacerlas de madera como la forma tradicional, decidí crearlas a partir del metal. Así que nuevamente tuve que volver a usar el horno para forjar las empuñaduras y, además, hacer una serie de pequeños ganchos que me servirían luego.
Tras esto, tomé una empuñadura y le hice unos pequeños agujeros por el lado derecho del extremo superior e inferior. Y para finalizar, pegué los ganchos en el lado izquierdo del extremo superior e inferior de la otra empuñadura.
Al terminar, ya podía unir ambas empuñaduras con solo encajar los ganchos de una con los agujeros de la otra, y también podría separarlas haciendo un movimiento específico para desencajarlas.
Por último, fijé las cuchillas en sus respectivas empuñaduras, teniendo así, finalmente, dos espadas. Luego agarré una con cada mano y practiqué varios ataques con ellas para asegurarme de que no había ningún problema. Después junté las espadas en una sola mediante los enganches y realicé varios movimientos para asegurarme de que no se separarían con facilidad.
Al ver que todo funcionaba a la perfección, guardé la espada doble en una misma vaina, para luego colocarla en mi espalda y llevarla conmigo en mis siguientes aventuras.
- Espada doble:
OBJETO | MATERIALES |
Armas de una mano x2 | 8+8 |
TOTAL | 16 |
Última edición por Rauko el Lun 15 Ene 2018 - 5:21, editado 2 veces
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Profesión Usada: Herrería
Título: Aprendiz
Puntos Obtenidos: 2
Materiales en reserva: 1 (Herrería)
Aeros Descontados: 160
Se han sumado 2 puntos de experiencia por uso del taller
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Nuevamente Hyro y Xana habían salido de compras o algo así, realmente no les presté mucha atención cuando me dijeron hacia dónde iban. Pero ese no es el punto aquí, lo importante es que yo estaba en mi casa, tratando de disfrutar plenamente del día, el cual era inusualmente muy aburrido, además de tedioso por la ola de moscas que llegaron para arruinar la paz de mi hogar.
Sin nada mejor que hacer, opté por irme al sótano y forjar una o dos espadas, pues con esa actividad lograría entretenerme y tener por lo menos un arma que podría utilizar si, en algún momento, llegase a perder mi espada principal; ser precavido nunca está de más.
Entonces me puse manos a la obra, encendí el horno como de costumbre, dejé la puerta abierta, ordené los materiales que necesitaría en el orden en que los utilizaría, estornudé, me quité la camisa, los zapatos y pantalones para estar lo más fresco posible, metalicé cómo debería quedar la espada o espadas que haría y, finalmente, comencé con mi labor.
Agarré una barra de metal y la coloqué en el horno, esperé el tiempo suficiente, la saqué y procedí a golpearla con el martillo para darle la forma deseada, luego la metí en el horno otra vez para evitar que se enfriara, y seguí repitiendo esos pasos una y otra vez por un largo rato.
Creo que transcurrieron por lo menos unas cuantas horas en ello, pues quería darle a la cuchilla la forma exacta que tenía en mente, y no era algo muy sencillo teniendo en cuenta que mi imaginación puede llegar a crear cosas… algo extravagantes.
Entonces seguí con el siguiente paso y usé la lima para mejorar el filo de la cuchilla y terminé con esa parte de la espada, pero ahora faltaba la empuñadura.
Para esa parte preferí usar un molde específico que me ayudaría a terminar mucho más rápido, así que calenté el metal a temperaturas lo suficientemente elevadas para derretirla. Luego la coloqué en el molde y esperé unos cuantos segundos para proceder con darle los toques finales para darle una forma más definida.
Tras terminar completamente con ello, fijé la cuchilla con la empuñadura y admiré mi trabajo.
No obstante, esta vez la inspiración me invadió como si los mismos dioses me hubieran bendecido. Así que volví a repetir gran parte de lo que ya he narrado y no pienso narrar nuevamente porque sería aburrido.
Luego de un par de horas, ya estaba cerca de terminar, pero todavía debía darle a la cuchilla la forma extraña que estaba en mi mente, así que agarré el martillo y empecé a golpear el metal para moldearla como quería.
Creo que me tomó una hora más, pero finalmente lo había conseguido, pero todavía faltaba trabajar en el filo, así que usé la lima y, unos 30 minutos más tarde porque yo era… algo lento, solo tuve que fijar la cuchilla en la empuñadura y admirar con satisfacción mi nueva obra.
Sin nada mejor que hacer, opté por irme al sótano y forjar una o dos espadas, pues con esa actividad lograría entretenerme y tener por lo menos un arma que podría utilizar si, en algún momento, llegase a perder mi espada principal; ser precavido nunca está de más.
Entonces me puse manos a la obra, encendí el horno como de costumbre, dejé la puerta abierta, ordené los materiales que necesitaría en el orden en que los utilizaría, estornudé, me quité la camisa, los zapatos y pantalones para estar lo más fresco posible, metalicé cómo debería quedar la espada o espadas que haría y, finalmente, comencé con mi labor.
Agarré una barra de metal y la coloqué en el horno, esperé el tiempo suficiente, la saqué y procedí a golpearla con el martillo para darle la forma deseada, luego la metí en el horno otra vez para evitar que se enfriara, y seguí repitiendo esos pasos una y otra vez por un largo rato.
Creo que transcurrieron por lo menos unas cuantas horas en ello, pues quería darle a la cuchilla la forma exacta que tenía en mente, y no era algo muy sencillo teniendo en cuenta que mi imaginación puede llegar a crear cosas… algo extravagantes.
Entonces seguí con el siguiente paso y usé la lima para mejorar el filo de la cuchilla y terminé con esa parte de la espada, pero ahora faltaba la empuñadura.
Para esa parte preferí usar un molde específico que me ayudaría a terminar mucho más rápido, así que calenté el metal a temperaturas lo suficientemente elevadas para derretirla. Luego la coloqué en el molde y esperé unos cuantos segundos para proceder con darle los toques finales para darle una forma más definida.
Tras terminar completamente con ello, fijé la cuchilla con la empuñadura y admiré mi trabajo.
- Espada:
No obstante, esta vez la inspiración me invadió como si los mismos dioses me hubieran bendecido. Así que volví a repetir gran parte de lo que ya he narrado y no pienso narrar nuevamente porque sería aburrido.
Luego de un par de horas, ya estaba cerca de terminar, pero todavía debía darle a la cuchilla la forma extraña que estaba en mi mente, así que agarré el martillo y empecé a golpear el metal para moldearla como quería.
Creo que me tomó una hora más, pero finalmente lo había conseguido, pero todavía faltaba trabajar en el filo, así que usé la lima y, unos 30 minutos más tarde porque yo era… algo lento, solo tuve que fijar la cuchilla en la empuñadura y admirar con satisfacción mi nueva obra.
- Espada:
OBJETO | MATERIALES |
Armas de una mano x2 | 8+8 |
TOTAL | 16 |
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Era un nuevo día, uno tan aburrido como los del resto de la semana, pues no había mucho que hacer y nuevamente yo estaba solo. Por si no fuera poco, todavía había una ola de moscas invadiendo mi hogar y el sol brillaba con tal intensidad que salir sería de masoquistas.
Entonces recordé que tenía una herrería y unos materiales que podría utilizar para forjar alguna cosa, así que, sin nada mejor que hacer, opté por entretenerme creando una nueva arma que pudiera servirme a mí o tal vez a alguien más.
Entonces, una vez más, bajé al sótano, encendí el horno, dejé la puerta abierta, ordené los materiales que necesitaría en el orden en que los utilizaría, estornudé, me quité la camisa, los zapatos y pantalones para estar lo más fresco posible, metalicé cómo debería quedar lo que sea que yo quisiera forjar y, finalmente, comencé con mi labor.
Agarré varias barras de metal y las coloqué en el horno, esperé el tiempo suficiente para que se fundieran, luego las saqué y procedí ponerlas en un molde especial para hacer lo que tenía en mente. Tras esto utilicé el martillo, un cincel y una lima en un largo y tedioso proceso para darle la forma a mi obra.
Luego de un largo rato ya había acabado con una parte de lo que quería fabricar, pero, por desgracia, tuve que repetir lo anterior. Agarré más barras de metal y procedí a colocarlas en el horno y hacer todo lo que ya había hecho. Tras eso, tuve que hacer lo mismo para crear la última parte, y con ello ya tendría todo listo, así que al final solo me quedó unir las tres partes de una sola.
Como era de esperarse de cualquiera de mis trabajos, transcurrieron unas cuantas horas, pero al final todo había valido la pena y pude admirar satisfecho el resultado de mis esfuerzos.
Entonces me tomé un descanso y al siguiente día, que también era aburrido, decidí hacer algo nuevo para dejar de lado monotonía, así que me puse manos a la obra para hacer un collar, el cual se lo entregaría a alguien más adelante si todo salía bien al final.
Agarré el metal que me había sobrado del último trabajo y lo calenté en el horno. Mientras tanto me enfoqué en hacer el molde, el cual sería pequeño y fácil de hacer. Luego tomé el metal, lo coloqué en el molde y lo enfrié. Después le di los toques finales y solo me quedó la última parte, la cual era la más importante: coloqué en el collar una piedra preciosa de color verde que había comprado hace poco en un lugar cercano, me aseguré de fijarlo bien y luego solo tuve que admirar mi nueva obra.
Entonces recordé que tenía una herrería y unos materiales que podría utilizar para forjar alguna cosa, así que, sin nada mejor que hacer, opté por entretenerme creando una nueva arma que pudiera servirme a mí o tal vez a alguien más.
Entonces, una vez más, bajé al sótano, encendí el horno, dejé la puerta abierta, ordené los materiales que necesitaría en el orden en que los utilizaría, estornudé, me quité la camisa, los zapatos y pantalones para estar lo más fresco posible, metalicé cómo debería quedar lo que sea que yo quisiera forjar y, finalmente, comencé con mi labor.
Agarré varias barras de metal y las coloqué en el horno, esperé el tiempo suficiente para que se fundieran, luego las saqué y procedí ponerlas en un molde especial para hacer lo que tenía en mente. Tras esto utilicé el martillo, un cincel y una lima en un largo y tedioso proceso para darle la forma a mi obra.
Luego de un largo rato ya había acabado con una parte de lo que quería fabricar, pero, por desgracia, tuve que repetir lo anterior. Agarré más barras de metal y procedí a colocarlas en el horno y hacer todo lo que ya había hecho. Tras eso, tuve que hacer lo mismo para crear la última parte, y con ello ya tendría todo listo, así que al final solo me quedó unir las tres partes de una sola.
Como era de esperarse de cualquiera de mis trabajos, transcurrieron unas cuantas horas, pero al final todo había valido la pena y pude admirar satisfecho el resultado de mis esfuerzos.
- Mi creación:
Entonces me tomé un descanso y al siguiente día, que también era aburrido, decidí hacer algo nuevo para dejar de lado monotonía, así que me puse manos a la obra para hacer un collar, el cual se lo entregaría a alguien más adelante si todo salía bien al final.
Agarré el metal que me había sobrado del último trabajo y lo calenté en el horno. Mientras tanto me enfoqué en hacer el molde, el cual sería pequeño y fácil de hacer. Luego tomé el metal, lo coloqué en el molde y lo enfrié. Después le di los toques finales y solo me quedó la última parte, la cual era la más importante: coloqué en el collar una piedra preciosa de color verde que había comprado hace poco en un lugar cercano, me aseguré de fijarlo bien y luego solo tuve que admirar mi nueva obra.
- Collar:
OBJETO | MATERIALES |
Arma de dos manos | 12 |
Objeto decorativo | 4 |
TOTAL | 16 |
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Y sí, nuevamente estaba aburrido. Yo era el único en casa y no había mucho que hacer más que entrenar, usar la herrería o seguir holgazaneando como siempre. Pero ya había entrenado en este día y holgazanear ya me era aburrido, después de todo, eso último era lo que hacía la mayor parte del tiempo. Así que no me quedaba de otra que intentar forjar alguna cosa, aunque no me apeteciera demasiado, pues, siendo honesto, esa tarea era tediosa y solo la hacía por el sentimiento de satisfacción al final.
Entonces hice lo mismo de siempre: bajé al sótano, encendí el horno, me quité la camisa y ordené sobre una mesa todos los materiales que necesitaría en mi aburrida y tediosa labor.
Aquí sería donde describiría a detalle cómo forjaría una o dos espadas, ¿pero realmente importa? Es lo mismo cada vez. Así que, si decidiera narrarlo, no estaría añadiendo nada nuevo y esto se convertiría en un texto monótono.
Teniendo eso en cuenta solo diré que, sin ánimos de ser innovador, esta vez forjé una espada cuyo diseño ya había visto en algún otro lugar, que además parecía fácil de hacer en comparación con mis obras anteriores. No obstante, a diferencia de la que había visto, opté por hacerla de un menor tamaño para mayor comodidad: de 85 centímetros de largo (15 la empuñadura y 70 la cuchilla).
Luego de ello descansé un par de horas y, a pesar de que ya era de noche, decidí forjar otra cosa. Pero esta vez pensé de forma distinta. A diferencia de mi obra anterior, que posiblemente nunca llegaría a usar en un combate, opté por forjar un dúo de espadas que sí podría llevar a todas mis aventuras; que fueran livianas, fáciles de ocultar, pequeñas y que combinaran con el estilo de mis Sables duales.
Una vez con la idea en mente me puse manos a la obra. Por desgracia solo hice una de las espadas esa noche, pues me dio flojera hacer la otra. Así que al día siguiente continué con el trabajo y terminé antes del mediodía, justo a tiempo para ir a almorzar y saciar placenteramente a mi querido estómago.
Ahora tenía dos nuevas armas en mi inventario: un dúo de pequeñas espadas de 60 centímetros de largo (10 la empuñadura y 50 la cuchilla), con un diseño parecido al de mis Sables duales, aunque sin la curvatura característica de estas.
Entonces hice lo mismo de siempre: bajé al sótano, encendí el horno, me quité la camisa y ordené sobre una mesa todos los materiales que necesitaría en mi aburrida y tediosa labor.
Aquí sería donde describiría a detalle cómo forjaría una o dos espadas, ¿pero realmente importa? Es lo mismo cada vez. Así que, si decidiera narrarlo, no estaría añadiendo nada nuevo y esto se convertiría en un texto monótono.
Teniendo eso en cuenta solo diré que, sin ánimos de ser innovador, esta vez forjé una espada cuyo diseño ya había visto en algún otro lugar, que además parecía fácil de hacer en comparación con mis obras anteriores. No obstante, a diferencia de la que había visto, opté por hacerla de un menor tamaño para mayor comodidad: de 85 centímetros de largo (15 la empuñadura y 70 la cuchilla).
- ¿Cluny?:
Luego de ello descansé un par de horas y, a pesar de que ya era de noche, decidí forjar otra cosa. Pero esta vez pensé de forma distinta. A diferencia de mi obra anterior, que posiblemente nunca llegaría a usar en un combate, opté por forjar un dúo de espadas que sí podría llevar a todas mis aventuras; que fueran livianas, fáciles de ocultar, pequeñas y que combinaran con el estilo de mis Sables duales.
Una vez con la idea en mente me puse manos a la obra. Por desgracia solo hice una de las espadas esa noche, pues me dio flojera hacer la otra. Así que al día siguiente continué con el trabajo y terminé antes del mediodía, justo a tiempo para ir a almorzar y saciar placenteramente a mi querido estómago.
Ahora tenía dos nuevas armas en mi inventario: un dúo de pequeñas espadas de 60 centímetros de largo (10 la empuñadura y 50 la cuchilla), con un diseño parecido al de mis Sables duales, aunque sin la curvatura característica de estas.
- Dual Kodachi:
OBJETO | MATERIALES |
Armas de una mano (x3) | 8+8+8 |
TOTAL | 24 |
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Por alguna razón de poca importancia, desperté al amanecer, justo a tiempo para haber sido capaz de ver, si me hubiera apetecido, al sol salir del horizonte. Normalmente despertaría mucho más tarde, pero ya que no tenía sueño tuve que levantarme de la cama y decidir qué hacer a continuación.
Fue entonces cuando escuché ruidos en la cocina. De inmediato tomé mi espada, fui hacia ese lugar y, justo antes de entrar, tuve cuidado de no ser escuchado por cualquiera que estuviera dentro, que podría ser Hyro, Xana o algún asesino serial contratado para arrancarme el corazón.
Repentinamente escuché un golpe del metal contra la madera, seguido de una voz de alguien maldiciendo su falta de habilidad para cocinar. Solo eso fue necesario para saber quién estaba ahí.
–Hola, Hyro –saludé con una sonrisa fina, casi de forma burlesca–. ¿Qué veneno vas a preparar hoy?
Hyro frunció el ceño, recogió un cuchillo dorado que estaba en el suelo y me miró, con la boca ligeramente abierta.
–¿Disculpa? –habló claramente ofendido por mi comentario–. Si no te gusta como cocino, entonces…
–Sí, sí, sí, ya, tranquilo, viejo –interrumpí para evitar escuchar sus quejas–, cambiemos de tema. ¿Desde cuándo tenemos un cuchillo dorado? –Señalé el arma, y luego me percaté de que eso no era lo único del color amarillento–. Mejor dicho, ¿desde cuándo todos los utensilios de la cocina son dorados?
–Sé que lo sabes, pero usé mi magia para que todo se viera mucho mejor; es decir, me niego a cocinar con utensilios de materiales pobres y diseños simples.
Fue justo en ese momento en que supe qué era lo siguiente que me tomaría la molestia de forjar.
Bajé al sótano, hice lo de siempre y al final del día ya había hecho dos nuevas obras de las que me sentía orgulloso: un sartén y un par de cuchillos de cocina. No obstante, aunque posiblemente nunca los llevaría a un combate, por lo menos tenían un diseño bastante interesante para justificar sus existencias; los cuchillos no eran algo extravagante, pero sus hojas fueron hechas con acero de damasco, haciendo que estas tuvieran unos característicos patrones ondulantes.
El sartén, por su parte, aunque en esencia era igual que cualquier otro, su manija no lo era para nada, pues quise que fuera muy fácil de agarrar, ¿y qué es lo que un espadachín agarra mejor? Pues la empuñadura de una espada.
Al día siguiente Hyro estaba usando mis últimas creaciones. Seguía cocinando con ineptitud, pero ahora lo hacía con más estilo.
Esa tarde él, diciendo que le daba flojera usar su magia para mejorar una pala, me pidió que le hiciera algunos ajustes a la que teníamos. Aunque no supe para qué necesitaba la pala, ni me interesaba, me puse manos a la obra.
En la noche terminé el trabajo y le entregué a Hyro una nueva pala, una cuyo diseño daba la impresión de que podría penetrar hasta lo impenetrable.
Luego de ello me fui a la cama y dejé que mi cuerpo se sumiera en un profundo sueño, en un descanso bien merecido.
Fue entonces cuando escuché ruidos en la cocina. De inmediato tomé mi espada, fui hacia ese lugar y, justo antes de entrar, tuve cuidado de no ser escuchado por cualquiera que estuviera dentro, que podría ser Hyro, Xana o algún asesino serial contratado para arrancarme el corazón.
Repentinamente escuché un golpe del metal contra la madera, seguido de una voz de alguien maldiciendo su falta de habilidad para cocinar. Solo eso fue necesario para saber quién estaba ahí.
–Hola, Hyro –saludé con una sonrisa fina, casi de forma burlesca–. ¿Qué veneno vas a preparar hoy?
Hyro frunció el ceño, recogió un cuchillo dorado que estaba en el suelo y me miró, con la boca ligeramente abierta.
–¿Disculpa? –habló claramente ofendido por mi comentario–. Si no te gusta como cocino, entonces…
–Sí, sí, sí, ya, tranquilo, viejo –interrumpí para evitar escuchar sus quejas–, cambiemos de tema. ¿Desde cuándo tenemos un cuchillo dorado? –Señalé el arma, y luego me percaté de que eso no era lo único del color amarillento–. Mejor dicho, ¿desde cuándo todos los utensilios de la cocina son dorados?
–Sé que lo sabes, pero usé mi magia para que todo se viera mucho mejor; es decir, me niego a cocinar con utensilios de materiales pobres y diseños simples.
Fue justo en ese momento en que supe qué era lo siguiente que me tomaría la molestia de forjar.
Bajé al sótano, hice lo de siempre y al final del día ya había hecho dos nuevas obras de las que me sentía orgulloso: un sartén y un par de cuchillos de cocina. No obstante, aunque posiblemente nunca los llevaría a un combate, por lo menos tenían un diseño bastante interesante para justificar sus existencias; los cuchillos no eran algo extravagante, pero sus hojas fueron hechas con acero de damasco, haciendo que estas tuvieran unos característicos patrones ondulantes.
- Cuchillos:
El sartén, por su parte, aunque en esencia era igual que cualquier otro, su manija no lo era para nada, pues quise que fuera muy fácil de agarrar, ¿y qué es lo que un espadachín agarra mejor? Pues la empuñadura de una espada.
- Espada sartén:
Al día siguiente Hyro estaba usando mis últimas creaciones. Seguía cocinando con ineptitud, pero ahora lo hacía con más estilo.
Esa tarde él, diciendo que le daba flojera usar su magia para mejorar una pala, me pidió que le hiciera algunos ajustes a la que teníamos. Aunque no supe para qué necesitaba la pala, ni me interesaba, me puse manos a la obra.
En la noche terminé el trabajo y le entregué a Hyro una nueva pala, una cuyo diseño daba la impresión de que podría penetrar hasta lo impenetrable.
- Pala superpenetrante:
Luego de ello me fui a la cama y dejé que mi cuerpo se sumiera en un profundo sueño, en un descanso bien merecido.
OBJETO | MATERIALES |
Arma Corta pobre (x2) | 6+6 |
Arma de una mano | 8 |
Arma de dos manos | 12 |
TOTAL | 32 |
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Hyro, ya es momento de que tú también trabajes –le dije–; estamos corto de aeros.
El brujo, sentado en su cama, permaneció unos segundos mirándome fijamente, tratando siempre de evitar que sus pesados párpados se cerraran hasta el amanecer.
–Entonces –habló con pocas fuerzas y con lentitud– ¿estás diciéndome que me despertaste solo para decirme esa tontería?
–Pues sí –afirmé para luego encogerme de hombros y mostrar una sonrisa fina.
–¿Y no pudiste decirme eso mañana? Quiero decir, ya es más de la medianoche, maldita sea, ¿qué pasa contigo?
–No podía dormir, y esperar que vuelva a salir el sol es muy aburrido.
–¿Y tenías que venir a fastidiarme? –Bostezó–. ¿Por qué mejor no vas a…? No sé…
–Nop –interrumpí–, me quedaré aquí a fastidiarte para que te busques un trabajo.
–¡Jah! –Se acostó de lado, dándome la espalda–. No seas ingenuo, solo buscaré un trabajo si los upeleros volaran... o incluso si tú lograras hacer cinco armaduras pesadas en menos de un mes, que es lo más difícil porque eres todo un holgazán.
Sin que él se percatara salí disparado hacia el sótano, ya teniendo en mente el desafío que superaría solo para fastidiar la vida de Hyro. Me preparé como de costumbre y comencé con mi nueva labor.
No tenía sueño, por lo que pude estar toda la noche trabajando sin problemas. No obstante, una noche no era suficiente para hacer una armadura completa, y ni siquiera podría tomándome todo el día siguiente. Así que me esforcé en realizar cada pieza lo más rápido posible; no me importaba si al final no encajaban bien, pues la meta era tener las armaduras hechas, no bien hechas.
Tras los primeros tres días de trabajo completé la primera. No era algo que fuera digno de admirar ni era innovador, pero estaba bien para empezar; parecía algo resistente, aunque no sofisticado.
Los siguientes cuatro días me dispuse a hacer una armadura que fuera un poco más elaborada y elegante. Tuve más cuidado con el refinamiento, traté de quitarle las impurezas al metal y le di algunos adornos meramente estéticos.
La anterior me hizo perder mucho tiempo al centrarme en su aspecto, así que en la siguiente me enfoqué en que fuera realmente protectora, haciéndola con más piezas metálicas que las otras. El resultado fue satisfactorio, pero también me había tomado otros largos cuatro días.
Todavía con el deseo de superarme, hice otra armadura que pareciera impenetrable. No obstante, aunque esta tuvo más placas de metal, también me tomé el tiempo para trabajar en su apariencia, convirtiéndola en mi mejor armadura hasta ahora, aunque no podría decir que fuera original.
Y la última, finalmente, ya estando agotado, fastidiado y estresado de estar todos los malditos días forjando para un simple capricho estúpido, la hice usando no más que chatarra, sin fijarme en la estética ni en la resistencia de esta.
–Ya regresé –saludó Hyro mientras cerraba la puerta de la casa por donde acababa de entrar, cargando una cesta llena de frutas de colores–, y traje biusas… –Se calló cuando se percató que yo estaba esperándolo dentro con una enorme sonrisa desquiciada y con unas notables e inquietantes ojeras. Y, con gran malicia impregnada en mi lengua, le dije:
–Recuerdas que hace unas semanas…
–Parece que no lo entiendes –interrumpió de inmediato–, igual no buscaré trabajo.
El brujo, sentado en su cama, permaneció unos segundos mirándome fijamente, tratando siempre de evitar que sus pesados párpados se cerraran hasta el amanecer.
–Entonces –habló con pocas fuerzas y con lentitud– ¿estás diciéndome que me despertaste solo para decirme esa tontería?
–Pues sí –afirmé para luego encogerme de hombros y mostrar una sonrisa fina.
–¿Y no pudiste decirme eso mañana? Quiero decir, ya es más de la medianoche, maldita sea, ¿qué pasa contigo?
–No podía dormir, y esperar que vuelva a salir el sol es muy aburrido.
–¿Y tenías que venir a fastidiarme? –Bostezó–. ¿Por qué mejor no vas a…? No sé…
–Nop –interrumpí–, me quedaré aquí a fastidiarte para que te busques un trabajo.
–¡Jah! –Se acostó de lado, dándome la espalda–. No seas ingenuo, solo buscaré un trabajo si los upeleros volaran... o incluso si tú lograras hacer cinco armaduras pesadas en menos de un mes, que es lo más difícil porque eres todo un holgazán.
Sin que él se percatara salí disparado hacia el sótano, ya teniendo en mente el desafío que superaría solo para fastidiar la vida de Hyro. Me preparé como de costumbre y comencé con mi nueva labor.
No tenía sueño, por lo que pude estar toda la noche trabajando sin problemas. No obstante, una noche no era suficiente para hacer una armadura completa, y ni siquiera podría tomándome todo el día siguiente. Así que me esforcé en realizar cada pieza lo más rápido posible; no me importaba si al final no encajaban bien, pues la meta era tener las armaduras hechas, no bien hechas.
Tras los primeros tres días de trabajo completé la primera. No era algo que fuera digno de admirar ni era innovador, pero estaba bien para empezar; parecía algo resistente, aunque no sofisticado.
- Meh:
Los siguientes cuatro días me dispuse a hacer una armadura que fuera un poco más elaborada y elegante. Tuve más cuidado con el refinamiento, traté de quitarle las impurezas al metal y le di algunos adornos meramente estéticos.
- Meh:
La anterior me hizo perder mucho tiempo al centrarme en su aspecto, así que en la siguiente me enfoqué en que fuera realmente protectora, haciéndola con más piezas metálicas que las otras. El resultado fue satisfactorio, pero también me había tomado otros largos cuatro días.
- Meh:
Todavía con el deseo de superarme, hice otra armadura que pareciera impenetrable. No obstante, aunque esta tuvo más placas de metal, también me tomé el tiempo para trabajar en su apariencia, convirtiéndola en mi mejor armadura hasta ahora, aunque no podría decir que fuera original.
- Meh:
Y la última, finalmente, ya estando agotado, fastidiado y estresado de estar todos los malditos días forjando para un simple capricho estúpido, la hice usando no más que chatarra, sin fijarme en la estética ni en la resistencia de esta.
- Meeeh:
–Ya regresé –saludó Hyro mientras cerraba la puerta de la casa por donde acababa de entrar, cargando una cesta llena de frutas de colores–, y traje biusas… –Se calló cuando se percató que yo estaba esperándolo dentro con una enorme sonrisa desquiciada y con unas notables e inquietantes ojeras. Y, con gran malicia impregnada en mi lengua, le dije:
–Recuerdas que hace unas semanas…
–Parece que no lo entiendes –interrumpió de inmediato–, igual no buscaré trabajo.
OBJETO | MATERIALES |
Armadura Pesada (x5) | 24+24+24+24+24 |
TOTAL | 120 |
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Salté hacia atrás para evadir el metálico Bō de Xana, arma que casi logró alcanzar mi rostro en un golpe horizontal, y cuando mis pies volvieron a pisar el suelo di un potente salto, situándome rápidamente por encima de la elfa.
Instantáneamente ella se apartó del lugar donde yo caería. Pero, aprovechando que me encontraba en el aire, apuntó su mano hacia mí y de esta salió disparada un orbe de luz; Xana era consciente que sería casi imposible que yo pudiera esquivarlo de alguna manera.
De inmediato separé mis Sables Duales en dos espadas y lancé una de ellas directa hacia el orbe. El impacto entre estos desencadenó una pequeña explosión que me cegó por un instante. Caí al suelo y, por suerte, recuperé la vista al cabo de apenas un par de segundos, justo a tiempo para ver a Xana reducir velozmente la distancia que nos separaba.
Sabiendo que ella esperaba que intentara evadirla, tomé una postura defensiva y reuní energía dentro de mi boca, formando un halo de luz alrededor de mi lengua, halo que dejé escapar en forma de rayo apenas vi un primer amago de ataque de la elfa.
Xana dejó salir un quejido al recibir el rayo en el dorso de una de sus manos, y no pudo evitar soltar el Bō. No obstante, antes de que este llegara al suelo, ella lo detuvo con su pie y lo lanzó hacia su mano, justo a tiempo para bloquear mi espada, que iba dirigida hacia su pecho.
Desafortunadamente, aunque detuvo mi espada, el improvisado movimiento defensivo no le hizo quedar ilesa; una gran línea roja se dibujó desde el espacio entre los dedos índice y medio hasta la muñeca, una herida que marcó el fin del combate.
Tras sanar a Xana y asegurarme de que ella no intentaría vengarse luego, con un molesto sentimiento de culpa fui al sótano para hacer lo que debí haber hecho en un principio: armas de entrenamiento con las que no pudiera matar fácilmente.
Sin tener la necesidad de innovar forjé dos espadas que imitaban a las últimas dos que había creado en la herrería. No obstante, esta vez, además de darles una forma curva a las cuchillas, también las hice con el filo invertido, es decir, con el filo hacia el lado curvo interior y no hacia el exterior.
Tal vez no era necesario que tuvieran filo en algún lado, pues no planeaba usarlas para cortar, pero nunca se sabía cuándo podría aparecer un asesino serial buscando arrancarme el corazón, así que quería estar preparado, solo por si acaso.
Instantáneamente ella se apartó del lugar donde yo caería. Pero, aprovechando que me encontraba en el aire, apuntó su mano hacia mí y de esta salió disparada un orbe de luz; Xana era consciente que sería casi imposible que yo pudiera esquivarlo de alguna manera.
De inmediato separé mis Sables Duales en dos espadas y lancé una de ellas directa hacia el orbe. El impacto entre estos desencadenó una pequeña explosión que me cegó por un instante. Caí al suelo y, por suerte, recuperé la vista al cabo de apenas un par de segundos, justo a tiempo para ver a Xana reducir velozmente la distancia que nos separaba.
Sabiendo que ella esperaba que intentara evadirla, tomé una postura defensiva y reuní energía dentro de mi boca, formando un halo de luz alrededor de mi lengua, halo que dejé escapar en forma de rayo apenas vi un primer amago de ataque de la elfa.
Xana dejó salir un quejido al recibir el rayo en el dorso de una de sus manos, y no pudo evitar soltar el Bō. No obstante, antes de que este llegara al suelo, ella lo detuvo con su pie y lo lanzó hacia su mano, justo a tiempo para bloquear mi espada, que iba dirigida hacia su pecho.
Desafortunadamente, aunque detuvo mi espada, el improvisado movimiento defensivo no le hizo quedar ilesa; una gran línea roja se dibujó desde el espacio entre los dedos índice y medio hasta la muñeca, una herida que marcó el fin del combate.
Tras sanar a Xana y asegurarme de que ella no intentaría vengarse luego, con un molesto sentimiento de culpa fui al sótano para hacer lo que debí haber hecho en un principio: armas de entrenamiento con las que no pudiera matar fácilmente.
Sin tener la necesidad de innovar forjé dos espadas que imitaban a las últimas dos que había creado en la herrería. No obstante, esta vez, además de darles una forma curva a las cuchillas, también las hice con el filo invertido, es decir, con el filo hacia el lado curvo interior y no hacia el exterior.
- Ábreme, wapo 7w7:
Tal vez no era necesario que tuvieran filo en algún lado, pues no planeaba usarlas para cortar, pero nunca se sabía cuándo podría aparecer un asesino serial buscando arrancarme el corazón, así que quería estar preparado, solo por si acaso.
OBJETO | MATERIALES |
Armas de una mano (x2) | 8+8 |
TOTAL | 16 |
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Por primera vez acompañé a Xana en uno de sus diarios paseos matutinos. Hyro era el que solía salir con ella, pues a mí me daba flojera levantarme de madrugada solo para acompañarla. Pero esta vez no pudo, por lo que, por desgracia, me vi obligado a sufrir el fatídico destino de acortar abruptamente mis preciadas horas de sueño, simplemente para evitar dejar la elfa sola en sus compras.
Como sea, gracias a este indeseado viaje mañanero pude notar algo importante: tanto mis espadas, como el bō de Xana y el colgante de ella, fueron hechas por un herrero cuyas manos inexpertas se reflejaban en el descuidado y poco refinado metal de sus obras. Y ese herrero era el yo del pasado, un yo cuyas habilidades y conocimientos no se comparaban con las que poseía ahora.
Tras desperdiciar la mañana escuchando las irrelevantes estupideces que Xana tuvo la necesidad de contarme, cuando apenas volvimos a casa fui directo al sótano, llevando conmigo mis antiguas creaciones que necesitaban ser rehechas.
Luego del desafío de hacer cinco armaduras pesadas en menos de un mes, esto sería más que pan comido. Primero comencé con el bō de Xana, que tuve que derretir para nuevamente darle forma al metal, al cual, esta vez, me encargué de quitarle todas las impurezas posibles.
Del mismo modo, como ya lo había hecho antes, tomé las cuchillas de mis espadas y las derretí para proceder a rehacerlas.
Y para el final dejé los colgantes. Estos daban menos trabajo, pues, aunque no reutilizaría el metal de estos, podría hacerlos de nuevo en muy poco tiempo.
Todavía me faltaba rehacer otras dos espadas, pero estas quedarían para otro día. Así que me olvidé de mi labor y, como era de esperarse de mí, me fui directo a la cama para recuperar aquellas dulces horas de sueño que perdí tiempo atrás.
Como sea, gracias a este indeseado viaje mañanero pude notar algo importante: tanto mis espadas, como el bō de Xana y el colgante de ella, fueron hechas por un herrero cuyas manos inexpertas se reflejaban en el descuidado y poco refinado metal de sus obras. Y ese herrero era el yo del pasado, un yo cuyas habilidades y conocimientos no se comparaban con las que poseía ahora.
Tras desperdiciar la mañana escuchando las irrelevantes estupideces que Xana tuvo la necesidad de contarme, cuando apenas volvimos a casa fui directo al sótano, llevando conmigo mis antiguas creaciones que necesitaban ser rehechas.
Luego del desafío de hacer cinco armaduras pesadas en menos de un mes, esto sería más que pan comido. Primero comencé con el bō de Xana, que tuve que derretir para nuevamente darle forma al metal, al cual, esta vez, me encargué de quitarle todas las impurezas posibles.
- Bō 2.0:
Del mismo modo, como ya lo había hecho antes, tomé las cuchillas de mis espadas y las derretí para proceder a rehacerlas.
- Sables Duales 3.0:
Y para el final dejé los colgantes. Estos daban menos trabajo, pues, aunque no reutilizaría el metal de estos, podría hacerlos de nuevo en muy poco tiempo.
- Colgante 2.0:
- Collar 2.0:
Todavía me faltaba rehacer otras dos espadas, pero estas quedarían para otro día. Así que me olvidé de mi labor y, como era de esperarse de mí, me fui directo a la cama para recuperar aquellas dulces horas de sueño que perdí tiempo atrás.
OBJETO | MATERIALES |
Armas de una mano (x2) | 12+12 |
Arma de dos manos | 18 |
Objeto decorativo (x2) | 5+5 |
TOTAL | 52 |
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Era un día completamente normal y yo entrenaba con Xana como de costumbre. Todo iba bien, de maravilla, excelente y demás. Y de pronto, durante el enfrentamiento de práctica, en un momento en el que la elfa me hizo perder las armas y el equilibrio con una de sus maniobras, descargó su báculo sobre mí y, para evitar que partiera mi dulce y adorable cabeza blanquecina, coloqué mi antebrazo derecho en su trayectoria para bloquear el golpe. Entonces hizo eco el ominoso crujido de un hueso quebrándose.
Mientras sanaba mi antebrazo horriblemente roto, pensé en lo fuerte que se había vuelto Xana en los últimos meses. Antes ni siquiera hubiera podido dejarme un moretón, y ahora hasta podría matarme de un solo golpe.
Me llené de orgullo por Xana. Aunque no era exactamente la vida pacífica que deseaba darle, por lo menos era reconfortante saber que cada día ella era mejor guerrera, más independiente y menos indefensa; lo contrario a la tediosa damisela en peligro que fue alguna vez.
No obstante, esto significaba que ahora debíamos usar protección hasta para entrenar. Puede que recibir dolor sirva para volverse resistente a este, pero eso no significaba que debiéramos luchar sin preocuparnos por los daños; es decir, un antebrazo roto era ya algo más que exagerado, y una fractura como esta en una batalla real sería una derrota instantánea.
Teniendo eso en cuenta, cuando terminé de sanar mi brazo fui directo al sótano para crear protección para el cuerpo. No obstante, como mi cuerpo ya parecía debilitarse con solo la idea de cargar puesta una armadura, pensé en simplemente crear unos brazaletes metálicos, que no serían muy pesados pero que sí me ayudarían a evitar más antebrazos rotos.
Tardé unas cuantas horas en la fabricación de dos brazaletes, los cuales hice con simplemente unas delgadas placas de metal, sin darle ningún diseño extravagante. Tal vez no pudieran resistir golpes contundentes, pero, haciendo el movimiento correcto, ayudarían a desviar el golpe.
Al percatarme de que todavía faltaba para el anochecer, decidí continuar y hacer otro par de brazaletes, esta vez para Xana. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, a estos dos les quise dar un diseño más estético para que hicieran juego con la vestimenta de la elfa. Y sí, sé que no era necesario, pero así sería más divertido fabricarlos.
Y volviendo a notar que todavía tenía tiempo para hacer algo más antes de que llegara la hora de dormir, decidí usar el resto del día para fabricar una espada más para mi colección.
Mientras sanaba mi antebrazo horriblemente roto, pensé en lo fuerte que se había vuelto Xana en los últimos meses. Antes ni siquiera hubiera podido dejarme un moretón, y ahora hasta podría matarme de un solo golpe.
Me llené de orgullo por Xana. Aunque no era exactamente la vida pacífica que deseaba darle, por lo menos era reconfortante saber que cada día ella era mejor guerrera, más independiente y menos indefensa; lo contrario a la tediosa damisela en peligro que fue alguna vez.
No obstante, esto significaba que ahora debíamos usar protección hasta para entrenar. Puede que recibir dolor sirva para volverse resistente a este, pero eso no significaba que debiéramos luchar sin preocuparnos por los daños; es decir, un antebrazo roto era ya algo más que exagerado, y una fractura como esta en una batalla real sería una derrota instantánea.
Teniendo eso en cuenta, cuando terminé de sanar mi brazo fui directo al sótano para crear protección para el cuerpo. No obstante, como mi cuerpo ya parecía debilitarse con solo la idea de cargar puesta una armadura, pensé en simplemente crear unos brazaletes metálicos, que no serían muy pesados pero que sí me ayudarían a evitar más antebrazos rotos.
Tardé unas cuantas horas en la fabricación de dos brazaletes, los cuales hice con simplemente unas delgadas placas de metal, sin darle ningún diseño extravagante. Tal vez no pudieran resistir golpes contundentes, pero, haciendo el movimiento correcto, ayudarían a desviar el golpe.
- Brazaletes plateados:
Al percatarme de que todavía faltaba para el anochecer, decidí continuar y hacer otro par de brazaletes, esta vez para Xana. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, a estos dos les quise dar un diseño más estético para que hicieran juego con la vestimenta de la elfa. Y sí, sé que no era necesario, pero así sería más divertido fabricarlos.
- Otros brazaletes:
Y volviendo a notar que todavía tenía tiempo para hacer algo más antes de que llegara la hora de dormir, decidí usar el resto del día para fabricar una espada más para mi colección.
- Espadita:
OBJETO | MATERIALES |
Objeto decorativo (x4) | 5+5+5+5 |
Armas de una mano | 12 |
TOTAL | 32 |
Última edición por Rauko el Vie 6 Nov 2020 - 8:20, editado 1 vez (Razón : Para más placer)
Rauko
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Caminaba sin rumbo fijo, me habían dicho que buscara la casa que no se ve. Muy tú Wood, solamente a ti se te ocurre salir corriendo tras un buen herrero cuando te dan una pista tan vaga. No puedes ser más tonta porque no te da el tiempo
-O porque crees ciegamente en las personas en las que ya les diste tu confianza. Quédate con cualquiera de las dos
Me había tomado desprevenida. Cuando me di cuenta que se trataba del Willow ese, ya era demasiado tarde, le había tumbado de Eide y estaba sobre él, a punto de morderle la garganta con la cabeza metamorfoseada en la de un lobo. Me aparté rápidamente y me senté cruzada de brazos. ¿Es que no aprendes?
El elfo reía como si su vida fuese un chiste. - Se que no me ibas a hacer daño. Además, tu tampoco aprendes. Siempre estoy contigo-
Tras de mi corregí intentando en vano apartar al alce que me lamía la cabeza.
No hace la diferencia. Si buscas al herrero tal vez debas ir en tu forma de lobo, tal vez puedas olfatearle
Era lo que estaba a punto de hacer le respondí para que se callara, pero en realidad era una excelente idea. Empecé a desvestirme y se dio la vuelta ¿Ahora tienes reparos? pregunté con ironía en la voz. La respuesta fue un mugido del alce.
Una vez en la forma de lobo, pensé que podría correr y dejarlos atrás, pero sabía demasiado bien que estaría haciendo algo que no valía la pena. Siempre hallaban la forma de encontrarme “si no puedes contra ellos, úneteles”.
- Aún no comprendo por qué estás viniendo aquí cuando en Sacrestic hay muy buenos herreros… me volví a mirarlo, torva, pero parecía estar hablando para sí mismo. Eide intentó chuparme una oreja y salí corriendo mientras seguía un olor en el aire.
- Con que es aquí
El elfo se apeó y me tiró la ropa para que volviera a vestirme. Mientras hacía lo mío tocó la puerta repetidas veces. Ya Elfo, si nadie contesta es que no hay nadie
- Podríams aprovechar para incendiar el lugar. Broma
Tch
Vengo por un hacha de dos manos, lo más destructiva posible. También quiero un cuchillo de buen filo para cazar
-Y un guante de batalla. En realidad sólo me interesa que tenga los puños y un protector alrededor de la muñeca, para que el golpe sea efectivo pero no me enlentezca
Tu no tienes dinero, eres un vago
-Pero viajo con una con…
-Está bien, también pagaré por lo de él
Dejé sobre la mesa un saquito con aeros.
Oh, y quiero que el hacha tenga de un lado esta insignia y del otro este símbolo desplegué un papiro con dos dibujos, uno con el estandarte del colmillo de hierro y el otro con la marca de la Woodpecker.
-O porque crees ciegamente en las personas en las que ya les diste tu confianza. Quédate con cualquiera de las dos
Me había tomado desprevenida. Cuando me di cuenta que se trataba del Willow ese, ya era demasiado tarde, le había tumbado de Eide y estaba sobre él, a punto de morderle la garganta con la cabeza metamorfoseada en la de un lobo. Me aparté rápidamente y me senté cruzada de brazos. ¿Es que no aprendes?
El elfo reía como si su vida fuese un chiste. - Se que no me ibas a hacer daño. Además, tu tampoco aprendes. Siempre estoy contigo-
Tras de mi corregí intentando en vano apartar al alce que me lamía la cabeza.
No hace la diferencia. Si buscas al herrero tal vez debas ir en tu forma de lobo, tal vez puedas olfatearle
Era lo que estaba a punto de hacer le respondí para que se callara, pero en realidad era una excelente idea. Empecé a desvestirme y se dio la vuelta ¿Ahora tienes reparos? pregunté con ironía en la voz. La respuesta fue un mugido del alce.
Una vez en la forma de lobo, pensé que podría correr y dejarlos atrás, pero sabía demasiado bien que estaría haciendo algo que no valía la pena. Siempre hallaban la forma de encontrarme “si no puedes contra ellos, úneteles”.
- Aún no comprendo por qué estás viniendo aquí cuando en Sacrestic hay muy buenos herreros… me volví a mirarlo, torva, pero parecía estar hablando para sí mismo. Eide intentó chuparme una oreja y salí corriendo mientras seguía un olor en el aire.
- Con que es aquí
El elfo se apeó y me tiró la ropa para que volviera a vestirme. Mientras hacía lo mío tocó la puerta repetidas veces. Ya Elfo, si nadie contesta es que no hay nadie
- Podríams aprovechar para incendiar el lugar. Broma
Tch
* * *
Vengo por un hacha de dos manos, lo más destructiva posible. También quiero un cuchillo de buen filo para cazar
-Y un guante de batalla. En realidad sólo me interesa que tenga los puños y un protector alrededor de la muñeca, para que el golpe sea efectivo pero no me enlentezca
Tu no tienes dinero, eres un vago
-Pero viajo con una con…
-Está bien, también pagaré por lo de él
Dejé sobre la mesa un saquito con aeros.
Oh, y quiero que el hacha tenga de un lado esta insignia y del otro este símbolo desplegué un papiro con dos dibujos, uno con el estandarte del colmillo de hierro y el otro con la marca de la Woodpecker.
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Re: «Un lugar sin nombre» [Herrería/Arcanos]
Y repentinamente, contra todo pronóstico, alguien tocó la puerta de mi humilde casa apartada de todo. Eso significaba que debía levantarme de mi cómoda cama para atender a la visita. Pero la pereza fue demasiado dominante y preferí quedarme acostado.
–Hyro –llamé al brujo–, ve y asegúrate de que no es un asesino en serie que viene a por mi cabeza. Y si lo es, entonces dile que estoy durmiendo y que venga otro día.
–No seas ridículo –respondió, mostrando más sopor del que yo tenía, mientras caminaba hacia la entrada–. Nadie quiere tu cabeza. Además... ¡Oh, dioses! ¡No quemarán la casa otra vez!
Abrió la puerta de inmediato, temiendo que los invitados fueran otros pirómanos, sin embargo, parecía que no había que preocuparse de eso. Los invitó a pasar cortésmente, aunque sin bajar la guardia en ningún momento. Escuchó lo que querían los visitantes y luego les dijo:
–Oh, pues bien. Por favor, vuelvan mañana y tendrán lo que desean. Les aseguro que estarán satisfechos con nuestros productos de alta calidad.
Poco después Hyro me sorprendió con la noticia. Forjar un hacha, un cuchillo y un guante en un solo día no sería tarea fácil considerando lo flojo que yo era. Pero tampoco sería imposible.
Fui al sótano y, para asegurarme de que pudiera terminar a tiempo, o, quise decir, que el trabajo fuera más sencillo, traje a Hyro conmigo; sus habilidades de brujo para transformar la materia me serían de gran ayuda.
Encendí la fragua y luego seleccioné y acomodé los materiales que necesitaría. Pasado unos minutos finalmente me sumergí en las distintas etapas de mi labor.
No dormí aquel día. Estuve toda la tarde, noche y madrugada mezclando hierro con otros metales para tener una aleación resistente, buscando conseguir algo más duro que el acero de la mayoría de las armas, aunque evitando obtener algo muy pesado; martilleando para perfeccionar las formas, revisando con atención una y otra vez mi progreso; explicándole a Hyro cómo debía crear algunos moldes de una manera bastante específica, no solo para facilitar el trabajo en la estética de las armas, sino para molestar a mi compañero también… Vaya, pero nada fue más tedioso que soportar el calor del sótano.
Al siguiente día, con unas ojeras que resaltaban sobre mi piel pálida, atendí a los clientes porque Hyro no parecía que pudiera despertar otra vez.
–Bien, aquí tienen. –Bostecé y después abrí los ojos al percatarme de que casi me dormía de pie–. Son mis mejores creaciones hasta ahora –afirmé, más para impresionar que por creerlo realmente, pero no creo haberles mentido–. Estas armas son mucho más penetrantes y resistentes que la mayoría; será difícil que algo las rompa o les deje por lo menos una pequeña abolladura… a menos que ese algo sea un ataque bastante poderoso. En ese caso, mejor eviten el combate –les di un consejo aunque ya ni sabía de qué les estaba hablando; casi que me encontraba en automático.
Procedí a tomar el guante y el cuchillo, que estaban sobre una mesa al igual que el hacha, y los entregué, esperando que mis clientes estuvieran más que satisfechos. Después tomé el hacha con ambas manos.
–Tal como fue solicitado, el hacha tiene las dos insignias, una en cada lado –expliqué para seguidamente entregar el arma–. Si por algún motivo sus armas… y guante… sufren algún daño en este mes y necesiten reparo, pueden traerlas de regreso y las repararé sin costo.
Explicado eso me senté en una silla cercana y me dormí al instante.
–Hyro –llamé al brujo–, ve y asegúrate de que no es un asesino en serie que viene a por mi cabeza. Y si lo es, entonces dile que estoy durmiendo y que venga otro día.
–No seas ridículo –respondió, mostrando más sopor del que yo tenía, mientras caminaba hacia la entrada–. Nadie quiere tu cabeza. Además... ¡Oh, dioses! ¡No quemarán la casa otra vez!
Abrió la puerta de inmediato, temiendo que los invitados fueran otros pirómanos, sin embargo, parecía que no había que preocuparse de eso. Los invitó a pasar cortésmente, aunque sin bajar la guardia en ningún momento. Escuchó lo que querían los visitantes y luego les dijo:
–Oh, pues bien. Por favor, vuelvan mañana y tendrán lo que desean. Les aseguro que estarán satisfechos con nuestros productos de alta calidad.
Poco después Hyro me sorprendió con la noticia. Forjar un hacha, un cuchillo y un guante en un solo día no sería tarea fácil considerando lo flojo que yo era. Pero tampoco sería imposible.
Fui al sótano y, para asegurarme de que pudiera terminar a tiempo, o, quise decir, que el trabajo fuera más sencillo, traje a Hyro conmigo; sus habilidades de brujo para transformar la materia me serían de gran ayuda.
Encendí la fragua y luego seleccioné y acomodé los materiales que necesitaría. Pasado unos minutos finalmente me sumergí en las distintas etapas de mi labor.
No dormí aquel día. Estuve toda la tarde, noche y madrugada mezclando hierro con otros metales para tener una aleación resistente, buscando conseguir algo más duro que el acero de la mayoría de las armas, aunque evitando obtener algo muy pesado; martilleando para perfeccionar las formas, revisando con atención una y otra vez mi progreso; explicándole a Hyro cómo debía crear algunos moldes de una manera bastante específica, no solo para facilitar el trabajo en la estética de las armas, sino para molestar a mi compañero también… Vaya, pero nada fue más tedioso que soportar el calor del sótano.
Al siguiente día, con unas ojeras que resaltaban sobre mi piel pálida, atendí a los clientes porque Hyro no parecía que pudiera despertar otra vez.
–Bien, aquí tienen. –Bostecé y después abrí los ojos al percatarme de que casi me dormía de pie–. Son mis mejores creaciones hasta ahora –afirmé, más para impresionar que por creerlo realmente, pero no creo haberles mentido–. Estas armas son mucho más penetrantes y resistentes que la mayoría; será difícil que algo las rompa o les deje por lo menos una pequeña abolladura… a menos que ese algo sea un ataque bastante poderoso. En ese caso, mejor eviten el combate –les di un consejo aunque ya ni sabía de qué les estaba hablando; casi que me encontraba en automático.
Procedí a tomar el guante y el cuchillo, que estaban sobre una mesa al igual que el hacha, y los entregué, esperando que mis clientes estuvieran más que satisfechos. Después tomé el hacha con ambas manos.
- Guante:
- Cuchillo:
–Tal como fue solicitado, el hacha tiene las dos insignias, una en cada lado –expliqué para seguidamente entregar el arma–. Si por algún motivo sus armas… y guante… sufren algún daño en este mes y necesiten reparo, pueden traerlas de regreso y las repararé sin costo.
- Hacha:
Explicado eso me senté en una silla cercana y me dormí al instante.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
Bueno, Wood, aunque me he tomado la molestia de colocar imágenes para los pedidos, puedes cambiarlos si gustas por unas que te agraden más. Aparte, si cualquiera de las armas se rompe por algún motivo en este mes (lo que realmente dudo que pueda suceder, así que estoy confiado), te las repararé gratis; si se rompen después de ese plazo, solo pagarás el coste de los materiales.¡Gracias por venir al mejor taller de herrería!
OBJETO | MATERIALES |
Arma Corta | 9 |
Arma de dos manos | 18 |
Objeto decorativo | 5 |
TOTAL | 32 |
Rauko
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