El sueño de Odín [Evento Social. Yule]
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Re: El sueño de Odín [Evento Social. Yule]
Heroismo. Salvar a otros... y una compañera. Contemplé al elfo con curiosidad. Eran temas familiares, por supuesto. Desde mi posición, era fácil criticar aquella posición.
Al igual que muchos otros, estaba cargando con más responsabilidad de la que debía. Abrí la boca para responder... y me di cuenta de que lo que iba a decir también podía aplicarse a mi. Resoplé, algo molesto, y me tragué las palabras. Por el momento.
-Sería extraño que el cometa estuviese enlazado con alguien.- comenté, aún dividido en la conversación. -El único que se me ocurre... bueno, hubo un elfo anciano en el día de la Alianza. El que propuso el ritual. Nunca supimos que hacía exactamente: bien podría haber hecho algo más de lo que esperábamos...- musité, pensativo.
Mencionó entonces la posibilidad de la retromonición. Memoricé la palabra con cuidado, pero negué con la cabeza.
-Es imposible saber si lo que vi era cierto realmente. Bien podría haber sido una alucinación sin más, y no hay forma de demostrarlo.- suspiré. Como con todo lo que respectaba a esa piedra. Gruñí ligeramente. -Lo de esa mujer me interesa más. Ha dicho que tendríamos una oportunidad más adelante... y se ha ido, con bastante prisa.- añadí.
Continué con mi comida mientras pensaba. ¿Podría rastrearla si buscaba? Era posible, pero... lo que había visto tenía ciertas implicaciones. Cualquiera que supiera de las propiedades del meteorito podría usar un fragmento como un escudo, o esponja, para borrar todo rastro de magia. Si tenía metal en su interior, sería un material increible para cualquier arma o armadura.
Una vez terminé, me dispuse a levantarme. Tendría tiempo para pensar más tarde. Pero aún había algo que quería decir.
-Tu compañera. ¿Confías en su juicio?- pregunté. -...He tenido gente que ha muerto por seguirme. Pero lo hicieron por su propia voluntad. Su propia decisión. Conocían los riesgos. Incluso ahora, estoy en una situación parecida.- dije, mirándole a los ojos. -Al final, todo depende de lo que quieran. Si confías en ella y en sus habilidades... no tiene sentido decir que es culpa tuya. Ella elige quien influye en sus decisiones. Si no hubieses sido tu, quizás otro héroe le habría inspirado a ser así.- añadí, encogiéndome de hombros.
-Poniéndolo de esta forma... si sigues a alguien que es idiota y lo sabes, y como consecuencia acabas mal, ¿culpas al idiota, o te culpas a ti mismo?- planteé. Esbocé una tenue sonrisa, y me despedí con un gesto mientras me daba la vuelta. Tenía que buscar a Oshu.
Lamentablemente, no había rastro del hombre perro en el interior. Decidí salir fuera. El frío era agradable, en cierta forma. Y... ahí estaban, las huellas del hombre perro en la nieve, alejadas del camino normal, dirigidas al bosque. Suspiré. El paso parecía irregular.
Tardé un rato en encontrarlo. Al parecer, se había adentrado en el bosque, y estaba volviendo con un decente montón de gruesas ramas bajo el brazo.
Debía haberse tomado aquello en serio, después de todo. Le acompañé de vuelta a la cabaña. Podíamos descansar un poco más antes de volver.
Interactuo con Rauko y preparo mi salida del evento.
Al igual que muchos otros, estaba cargando con más responsabilidad de la que debía. Abrí la boca para responder... y me di cuenta de que lo que iba a decir también podía aplicarse a mi. Resoplé, algo molesto, y me tragué las palabras. Por el momento.
-Sería extraño que el cometa estuviese enlazado con alguien.- comenté, aún dividido en la conversación. -El único que se me ocurre... bueno, hubo un elfo anciano en el día de la Alianza. El que propuso el ritual. Nunca supimos que hacía exactamente: bien podría haber hecho algo más de lo que esperábamos...- musité, pensativo.
Mencionó entonces la posibilidad de la retromonición. Memoricé la palabra con cuidado, pero negué con la cabeza.
-Es imposible saber si lo que vi era cierto realmente. Bien podría haber sido una alucinación sin más, y no hay forma de demostrarlo.- suspiré. Como con todo lo que respectaba a esa piedra. Gruñí ligeramente. -Lo de esa mujer me interesa más. Ha dicho que tendríamos una oportunidad más adelante... y se ha ido, con bastante prisa.- añadí.
Continué con mi comida mientras pensaba. ¿Podría rastrearla si buscaba? Era posible, pero... lo que había visto tenía ciertas implicaciones. Cualquiera que supiera de las propiedades del meteorito podría usar un fragmento como un escudo, o esponja, para borrar todo rastro de magia. Si tenía metal en su interior, sería un material increible para cualquier arma o armadura.
Una vez terminé, me dispuse a levantarme. Tendría tiempo para pensar más tarde. Pero aún había algo que quería decir.
-Tu compañera. ¿Confías en su juicio?- pregunté. -...He tenido gente que ha muerto por seguirme. Pero lo hicieron por su propia voluntad. Su propia decisión. Conocían los riesgos. Incluso ahora, estoy en una situación parecida.- dije, mirándole a los ojos. -Al final, todo depende de lo que quieran. Si confías en ella y en sus habilidades... no tiene sentido decir que es culpa tuya. Ella elige quien influye en sus decisiones. Si no hubieses sido tu, quizás otro héroe le habría inspirado a ser así.- añadí, encogiéndome de hombros.
-Poniéndolo de esta forma... si sigues a alguien que es idiota y lo sabes, y como consecuencia acabas mal, ¿culpas al idiota, o te culpas a ti mismo?- planteé. Esbocé una tenue sonrisa, y me despedí con un gesto mientras me daba la vuelta. Tenía que buscar a Oshu.
Lamentablemente, no había rastro del hombre perro en el interior. Decidí salir fuera. El frío era agradable, en cierta forma. Y... ahí estaban, las huellas del hombre perro en la nieve, alejadas del camino normal, dirigidas al bosque. Suspiré. El paso parecía irregular.
Tardé un rato en encontrarlo. Al parecer, se había adentrado en el bosque, y estaba volviendo con un decente montón de gruesas ramas bajo el brazo.
Debía haberse tomado aquello en serio, después de todo. Le acompañé de vuelta a la cabaña. Podíamos descansar un poco más antes de volver.
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Interactuo con Rauko y preparo mi salida del evento.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: El sueño de Odín [Evento Social. Yule]
—Así que el humo del incienso te hace estornudar.
Desde un rincón tranquilo de la sala, Esben y Lars observaban a sus dos amigos bailando alegres entre otras parejas.
—Puedes decir la verdad, ella ya no te oye.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Lars a su compañero. Intentaba parecer distraído con la música, pero su cuerpo se había puesto rígido y su voz sonaba tensa.
—Sólo que es natural que estas cosas te pongan nervioso, teniendo en cuenta tu pasado.
Ambos se miraron en silencio durante un instante. Finalmente, Esben posó su jarra en la mesa y se levantó. Agarró el brazo de su amigo y dio un pequeño tirón.
—Vamos —dijo—, yo te conté mi estúpida visión. Tengo curiosidad por la tuya.
Lars se resistió durante unos segundos pero, finalmente, se dejó arrastrar a la sala del cráter. Una vez allí, el impulso que traía pareció abandonarle de pronto. En cuanto se vio en medio de aquel ambiente, quiso volver a salir de allí. Dio un par de pasos atrás, pero chocó con Esben, que se había colocado detrás de él.
—Vamos, amigo —susurró su compañero—. Estas cosas hay que enfrentarlas en caliente, o acabarás teniendo miedo toda la vida.
Le dio un suave empujón acompañando a sus palabras, pero Lars, que no lo esperaba, acabó perdiendo el equilibrio y cayendo hacia adelante, hasta dar con ambas palmas en la superficie oscura de la roca. Sin embargo, la roca no frenó su avance, sino que sintió que se precipitaba hacia delante, a través de aquella oscuridad, y cayó durante lo que le pareció una eternidad, hasta que se vio tumbado boca abajo sobre un suelo de obsidiana.
Se levantó en medio de una enorme sala vacía. Las paredes y el techo eran del mismo material oscuro que el suelo. No vio ninguna puerta, pero había un amplio balcón al otro lado de donde él se encontraba desde el que podía verse el cielo nocturno. En el balcón, de espaldas a él, había un hombre, con una larga melena gris, que se apoyaba en una lanza como si de un cayado se tratase.
Lars se acercó despacio, sin atreverse a hablar. Antes de que llegase a su altura, el hombre se dio la vuelta y lo miró desde su increíble altura. Le faltaba un ojo y su larga barba estaba tan llena de canas como su cabellera, pero se veía que era un hombre fuerte, que podría atravesarlo sin apenas esfuerzo con aquella lanza si se lo proponía.
—¿Recibiste mi regalo? —dijo el hombre y su voz reverberó en las paredes de la sala como si de un trueno se tratase—. Es hora de compartirlo.
El anciano alzó la lanza y golpeó el suelo con ella. Una luz cegadora obligó a Lars a cerrar los ojos. Cuando los abrió, vio sus manos apoyadas contra la oscura roca que había caído del cielo. Sintió una ligera vibración y se fijó en unas grietas en la superficie de la piedra. Apartó las manos y observó en silencio cómo las grietas crecían y se dividían hasta que toda una sección e la roca se desgajó y cayó al suelo convertida en varios fragmentos. Una exclamación de asombro se oyó en la sala. Esben se acercó nervioso a su amigo y lo agarró del brazo, obligándolo a volverse hacia él.
—¿Qué ha pasado?, ¿qué has visto? —lo urgió.
—Es hora de compartirlo —respondió Lars con voz serena.
Una hora después, un hombre alto vestido con cota de malla y espada al cinto y otro mucho más bajo, envuelto en un pesado manto con multitud de pliegues a modo de bolsillos, abandonaban un bosquecillo de fresnos camino de un pequeño carruaje de madera cubierto con pieles. Al llegar allí, el más alto de los hombres fijó la mirada en lo alto de una pequeña loma, un poco más allá, y le hizo una seña a su compañero. Ambos siguieron andando loma arriba, hasta detenerse a pocos pasos de una mujer vestida de rojo, con una blanca piel de armiño en torno a los hombros. La mujer estaba arrodillada con los ojos cerrados. Ambos esperaron en silencio, pues sabían que no debían molestarla mientras meditaba.
—¿Y bien? —dijo la dama abriendo los ojos al cabo de un momento—, ¿lo tenéis? —La mujer alzó una mano que el caballero de la cota de malla tomó al momento para ayudarla a levantarse.
—Bueno, sí, lo tenemos —respondió nervioso el otro hombre—. Es sólo que, bueno…
—Me temo que no somos los únicos —finalizó con voz firme el de la cota de malla.
—Eso no me preocupa —dijo con calma la mujer—. Lo importante no es la espada, sino el brazo que la empuña.
La dama adelantó de nuevo una mano enguantada en blanco, esta vez con la palma hacia arriba. El hombre del manto rebuscó entre uno de sus muchos pliegues y le entregó un pedazo de oscura roca. Ella la observó y la sopesó durante un momento.
—¿Y no habéis tenido ninguna visión por el camino? —preguntó. Ambos hombres negaron en silencio. Ella asintió distraída, como confirmando algo para sí misma. Finalmente, echó a andar loma abajo con la piedra entre las manos, de vuelta al carruaje—. Preparad los caballos, nos vamos de aquí.
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Debo decir que habéis superado con creces mis expectativas al abrir este tema. Ha sido un placer leer vuestras historias e interacciones, tanto las más dramáticas como las más cómicas. Algunos os habéis apoyado fuertemente en vuestras tramas personales, algo que me ha encantado. En algunos casos, incluso me habéis tenido en vilo, esperando el siguiente “capítulo” de la historia. Ahora entiendo por qué a Sigel le gusta tanto organizar estos eventos, todos tenéis muchísima imaginación.
Pasando a temas más prosaicos, tal y como se anunció a la apertura del evento, todos (y todas, por supuesto) recibís 5 puntos de experiencia y 50 aeros, que empezaré a repartir tan pronto como cierre el tema.
Para aquellos que os tomasteis el tiempo y la energía de interactuar con otros usuarios (Asher Daregan, Rauko, Alward Sevna, Alisha Lessard, Chimar, Uri, Eilydh, Zöe, Sashenka Dozorova, Matthew Owens, Lyra, Aradia Hazelmere, Elian, Reike, Yenna y Ahroun), se prometió también un objeto especial. Obtenéis:
Fragmento de meteorito: Material épico. Sirve para la creación de objetos de calidad épica de cualquier profesión.
Por último, y siguiendo también el ejemplo de Sigel, me gustaría oír (leer) vuestras impresiones acerca del evento; qué os ha gustado, qué no, si tenéis alguna sugerencia que queráis compartir conmigo de cara a futuros eventos (incluso si es para decirme que es mejor dejarle estas cosas a Sigel). ¡Feliz año 2020!
Fehu
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Re: El sueño de Odín [Evento Social. Yule]
Al parecer, ha habido un malentendido con respecto al objetivo adicional del evento. Ha sido culpa mía, hablé de compartir las visiones con otros personajes sin aclarar que me refería a los personajes de otros usuarios. Algunos de vosotros, creyendo que cumplíais con el objetivo planteado, habéis conversado acerca de vuestras visiones con pnjs del evento o propios.
Puesto que el error ha sido mío, por no expresarme con suficiente claridad, y dado que todos, sin excepción, os habéis esforzado en crear visiones interesantes y amenas de leer para este evento, todos los que habéis participado (los nombrados en el post anterior y los seis que no nombré) recibiréis como obsequio el fragmento de meteorito, con las mismas especificaciones que indiqué arriba.
Aquellos que interactuasteis con otros personajes, creando pequeñas tramas (vuelvo a nombraros. Asher Daregan, Rauko, Alward Sevna, Alisha Lessard, Chimar, Uri, Eilydh, Zöe, Sashenka Dozorova, Matthew Owens, Lyra, Aradia Hazelmere, Elian, Reike, Yenna y Ahroun), recibiréis, además del fragmento de meteoro, el siguiente obsequio:
Incienso de Jólmundröm: [Consumible] Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso. Cantidad: 2 conos.
- Incienso de Jólmundröm:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Disculpad las molestias y, una vez más, feliz año 2020 a todos.
Fehu
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