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Mensaje  Anastasia Boisson Dom Abr 05 2020, 16:26

La recepción en el Oblivion no fue una sorpresa para mí. Tras ver a Rauko empotrado contra una pared, a Eltrant, Lyn e Imargo aguantando golpes y a la otra elfa que no conocía al borde de la muerte. Amén del frío que hacía. Entonces descubrí la verdadera dificultad de la empresa a la que nos enfrentábamos.

La mole Carantir, uno de los jefes, nos recibió con unas enormes esquirlas, que yo esquivé con un atlético salto hacia un lateral. Elen se llevó la peor parte y el jinete le arrebató la reliquia. Amenazando con destruirla de un pisotón si no se actuaba. Y, con ello, también a Elen. – ¡Mierda, haz algo, Asher! – Pedí casi en una desesperación al que veía más capaz, al no ver manera de salvar aquella situación por la distancia.

Por fortuna, Eltrant, quizás el único de los presentes que verdaderamente era un héroe, hizo honor a su figura al acudir al rescate jugándose el tipo en un épico movimiento que salvó por muy poco la reliquia de Elen y a ella misma. Momento que Valyria utilizaba… ¿Magia de fuego? No supe muy bien cómo fue capaz una elfa de hacer algo así, pero la temperatura del sitio comenzó a subir. Alimentada por la llamarada que no había tardado en descargar Alister sobre el jinete.

Si antes hacía mucho frío, ahora el fuego inundaba el alto de manera descontrolada el alto. Antojándose una amenaza ya no sólo para Carantir, sino para todos los que nos encontrábamos allí. Con todo ello, había madera de sobra para acabar con el maldito jinete.

Sólo faltaba un director de orquesta para resolver el problema de la entropía.

Cerré los ojos y permití al éter presente en el viento entrar dentro de mí y volvernos uno. La fuerte corriente de aire me hizo elevarme varios metros por encima de mis compañeros. Me concentré y respiré profundo para manejar con las corrientes las llamas. Primero me costó, pero después de haber absorbido el suficiente maná, ya noté cómo las llamas se balanceaban hacia donde yo movía los brazos. Como era capaz de manejar el fuego.

Quizás en una versión propia más cercana a lo que se esperaba de un brujo, que de la que solía mostrar de lo habitual, comencé a mover las manos en círculos, consiguiendo arremolinar el fuego en una especie de tornado. - ¿Te gusta el calor? – pregunté, girando las manos mientras las corrientes de aire lo generaban. – Pues disfrútalo, hijo de puta. – Y estiré los brazos hacia delante para enviar hacia el jinete una masa de fuego que lo cubriría por completo. Aún más de lo que estaba. Haciéndolo chillar de dolor.

Estaba estática, pero parecía galopar sobre el viento. Con las rodillas retraídas y mi larga melena desbocada al viento, mantuve ambos brazos estirados y las palmas de la mano levantadas para controlar cada extremo del tornado sobre el Tarmúnil. Elen me ofreció su espada Matajinetes para herirlo de muerte. – Vale, tíramela. – pedí flotando en el aire, bajando la cabeza para mirar a mi amiga. Tendí la mano diestra hacia la espada y la detuve en el aire. Luego hice movimiento con el brazo para lanzarla con otra corriente de aire en modo giratorio contra el enemigo y provocarle un corte en el lateral del cuello que supe fue acertado cuando escuché el grito de Carantir. Por desgracia, no había sido suficiente. La espada volvería a la mano de Elen tras acabar el recorrido elíptico de la corriente, en dirección a donde estaba la benjamina de los Calhoun.

Tanta energía me hacía sudar por la fuente. Perdí ligeramente la verticalidad en el aire pues empezaba a mostrar síntomas de fatiga y la vista comenzaba a nublárseme al pestañear. Corría el riesgo de desvanecerme y caer al suelo si seguía abusando de aquel poder. Movilizar tal cantidad de viento era algo relativamente costoso para una bruja que nunca se caracterizó por desplegar un gran poder mágico.

Teníamos que acabar como fuera. Hablé desesperada al elfo, que era el que estaba más cerca de mí en aquel momento, y el único que podía hacer algo ahora mismo.- ¡Rauko, no podré controlarlo mucho tiempo! ¡Ayuda a Asher a rematarlo! – casi supliqué con gran sufrimiento en mi rostro.

Teníamos que matarlo. Como fuera.

Resumen de la acción: Uso la habilidad de nivel 6 Flotación aeroquinética para manejar el fuego de Valyria y Alister contra el jinete y evitar que se disperse. Luego utilizo la racial de telequinesis para mover la espada contra el jinete y dañarlo.
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Mensaje  Rauko Dom Abr 05 2020, 20:56

    Mientras subía hacia donde estarían los demás centinelas, Xana andaba a mi lado, mucho más cerca de lo que estuvo alguna vez, y en varios sentidos.

    Eso hacía mi misión más difícil.

    –Rauko –dijo Xana, sin mirarme, aún caminando con naturalidad–, ¿recuerdas la pregunta que te hice hace mucho, luego del… incidente con el mundo de los escarabajos?

    Mis labios dibujaron una línea tensa. Asentí con la cabeza.

    –La respuesta que me diste aquella vez –continuó–, aunque… me entristeció un poco, ahora sé que es la correcta –aseveró–. Así que… si… en el mundo de los jinetes tienes que elegir, por favor, no te atrevas a dudar –dijo, mortalmente seria–. No importa lo que pase conmigo, ni siquiera pienses en salvarme si eso significa que desaprovecharás la oportunidad de alcanzar la victoria.

    No respondí. No pude hacerlo, aunque sabía que no podría evitar sacrificarla si hiciera falta. Esta vez, después de todo, había hecho minutos atrás una promesa que grabé en mi corazón. Era estúpido aferrarme a tal promesa en busca de esperanza, pensar que lograría hacer volver viva a Xana a nuestro mundo sin importar lo que pasara. Pero quería creer que podría.

    A pesar de mis sentimientos, seguía siendo el mismo idiota incapaz de proteger lo que realmente le importaba.

    Xana quiso decir algo más, pero, tras unos instantes de duda, optó por guardarlo para sí. De pronto tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos, con una pequeña sonrisa adornando su rostro.

    En cualquier otro momento habría sido vergonzoso. Esta vez, sin embargo, no pude percibir la calidez de ese gesto. Aquello no era más que un patético intento de Xana por tener un poco de lo que, probablemente, nunca sería luego de ese día.

    Nos soltamos al reunirnos con los centinelas y los otros guerreros que apoyarían a los primeros. Una breve presentación, escuchar el plan, andar hacia el portal.

    Entonces sucedió.

    Sabía que no seríamos bienvenidos, pero aquello fue…

    Intenté esquivar el martillo del jinete, pero sabía que, al hacerlo, el golpe lo recibiría Xana detrás de mí. Ese instante de duda fue suficiente para perder la oportunidad de eludirlo. Apenas pude anteponer mis antebrazos protegidos por brazales y fortalecer la parte superior de mi cuerpo con éter.

    Un fuerte impactó me empujó hacia atrás. Ni siquiera chocar con Xana me detuvo, sino que ambos terminamos siendo disparados hacia el borde de la torre. Xana consiguió reaccionar a tiempo para expulsar una ráfaga de energía que logró desviarme hacia un lado, manteniéndome en la torre, aunque ella no pudo hacer nada por sí misma.

    El aire escapó de mis pulmones al chocar contra una pared. Caí sobre mis rodillas, mareado durante segundos. Al recordar a Xana, me forcé a levantarme de inmediato.

    Tuve el impulso de lanzarme a por ella. Sabía que, esforzándome un poco, podía rescatarla.

    No. Esa… no era la decisión correcta.

    Salvarla me tomaría algo de tiempo, tiempo valioso.

    Cientos, miles, tal vez una cantidad infinita de mundos. Eso era lo que estaba en juego.

    Una vida nunca valdría más que mundos enteros.

    Una lágrima bajó por mi mejilla. Siempre temí que llegara el momento de hacer ese sacrificio, y ahora me sorprendía y aborrecía la facilidad con la que pude tomar la maldita decisión correcta.

    Detestable.

    Escuché el ruego de Anastasia. Al centrarme de nuevo en el enemigo, busqué un objeto en mis bolsillos, sin ninguna expresión en mi rostro. Al encontrarlo, me incliné hacia adelante, fortaleciendo determinados músculos con mi éter, y endurecí mi corazón para matar a Xana dentro de mí.

    Salí disparado hacia el Jinete, espada en mi mano derecha y un rubí en la izquierda.

    El Jinete empuñó su arma con ambas manos. Un muro de hielo emergió entre el dragón y él. Luego la punta del martillo emitió un brillo fugaz color cian. En respuesta, una coraza de hielo fue creándose cubriendo su actual armadura, intentado protegerse de las llamas controladas por Anastasia. Al verme acercarme y notar en mi mano un pequeño objeto empezar a emitir un brillo rojizo, creó otro carámbano de hielo y lo disparó hacia mí.

    Potencié mis piernas y evadí el proyectil desplazándome sobre él con una grácil voltereta. Cuando mis pies tocaron el suelo, el Jinete ya había iniciado un ataque horizontal con su arma. Salté hacia atrás a tiempo para evadirlo, pero mi espalda, entonces, se encontró con una columna de hielo. Con ambas manos, el Jinete alzó su martillo con la clara intención de aplastarme.

    Una abertura.

    En un rápido movimiento arrojé el rubí directo hacia su rostro, haciendo que entrara a su casco por la rendija que permitía ver sus ojos, nariz y boca.

    Y estalló. Una pequeña explosión de llamas se desató en el interior de su casco y se expandió por el interior del resto de su armadura.[1] La coraza de hielo que le cubría empezó a derretirse como presagio de su inminente derrota.

    El Jinete aulló de dolor y retrocedió mientras ardía.

    Una oportunidad para que algún centinela diera el golpe de gracia.

    Me alejé deprisa de vuelta con el resto del grupo.


(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)

[1] Uso el último de mis hermosos proyectiles encantados: Rubí: daño de fuego, puede prender en llamas y causar quemaduras. Y con esto, solo falta el golpe de gracia de nuestro perrito de ojitos kawaii (─‿‿─)
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Mensaje  Asher Daregan Mar Abr 07 2020, 00:40

Y en cuando llegamos, todo empezó a salir mal.

A diferencia de mi último encuentro, sólo había un Jinete en la plataforma. Debía sentirse con la valentía suficiente para encararnos a todos. Aquella arrogancia era justo el punto a favor que necesitábamos, pero también era justificada. Con tan solo su martillo y su magia, el caballero helado nos había separado y expuesto.

Las piernas de Syl estaban cubiertas por un bloque de hielo que se extendía rápidamente. Carantir se acercaba, martillo en alto. Pero el felino no le pondría una ejecución tan sencilla. Su capa se iluminó durante un solo instante, y todo el cuerpo del tirador se volvió intangible. [1] Nada le impidió liberarse del hielo y elevarse por el aire como si se tratase de un fantasma.

Cuando finalmente se posó, fue en una plataforma elevada, con la ballesta extendida y preparado para disparar al Jinete desde las alturas.

Me lancé a por él tan rápido como los demás, pero un martillazo al suelo levantó varias estacas desde el pináculo sobre el que estábamos. Tuve que tirarme a un lado para evitarlas, momento que el demonio aprovechó para atacar mientras estaba expuesto.

Cargó hacia mi e hizo descender su martillo... pero no sentí nada. Una sombra le había detenido, alzándose contra él y deteniéndolo en el aire. Aquel instante fue suficiente para permitir que me recuperase. Su magia era más fuerte de lo que había imaginado, pero no iba a intimidarme sólo con ello.

-¡Céntrate, Asher!- exclamó la voz de Syl. Un virote impactó contra la coraza de Carantir, liberando una descarga de fuego al alcanzarlo. El felino estaba flotando por encima de todos, disparando al demonio para abrir huecos en su defensa. -Te cubro.-

El siguiente asalto no tuvo mucho éxito. El hielo de su coraza era demasiado resistente para destruirlo mediante ataques normales, y su martillo era demasiado pesado para bloquearlo o arriesgarse a un golpe.

Pero el resto también me cubría. Cada uno tenía su propia forma, pero el grupo empezó a hacer énfasis en la única debilidad verdadera del segundo de los Tarmunil. Con Alister para comenzar las llamas y Huracán para avivarlas, una tormenta de fuego estaba azotando al Jinete. Era un verdadero caos.

Todos estábamos en peligro, y todos lucharíamos hasta el final. Pese a todo lo que estaba en nuestra contra... No había sido ningún dios el que nos había llevado hasta allí. Eran nuestras propias acciones. Nuestra propia voluntad.

De repente, el infierno que rodeaba y debilitaba al Jinete Oscuro dejó de rugir.

Las llamas volaban lentamente en mi dirección, juntándose en un vórtice para unirse con Eclipse. [2] Cuanto más fuego absorbía, más se cubría del mismo elemento. Y mi cuerpo reaccionaba de la misma manera. Primero mis brazos, y luego mi armadura. Poco a poco, el manto de llamas me cubrió por completo. Aquel era la clase de fuego de la que solo un gran dragón podía gozar. Y pese a todo, lo que más brillaba eran mis ojos.

Cada paso levantaba una nube de vapor. Cada aliento, una pequeña llamarada. Era como un sol en mi interior. Me sentía mejor que nunca. Eclipse le señaló, profetizando su perdición. El Tarmunil volvió a conjurar su elemento, lanzando una estaca de hielo en mi dirección. Con un sólo tajo, la deflecté. Se evaporó antes de tocar el suelo.

Carantir no ser rendiría. Volvió a usar su magia, esta vez tratando de congelarme desde el suelo. Su mano se iluminó del más gélido azul, pero el hielo no llegó a alcanzarme. La cantidad de calor que mi cuerpo emitía en ese momento lo fundía, emitiendo un constante siseo.

Era el único a su alcance. El Jinete empezó a cargar. Mi espada se encontró con su martillo, levantando un fogonazo al impactar. No dudaría un instante. Tomé la ofensiva, lanzándome a por su cuello. Carantir usó su martillo para bloquear. Estaba flaqueando. Podía sentirlo en cada vibración de la Corona Astada. El artefacto guiaba cada golpe, y el Jinete comenzaba a retroceder. Más y más, hasta que el Tarmunil se vio al borde de su mismo pináculo.

-Quizás necesitemos a alguien tocado por los dioses.- exclamé. Era ahora o nunca. Movió su martillo, pero otro virote incendiario impactó en su mano. El arma cayó al suelo... y Eclipse quedó hundida en su pecho. Mis manos se cerraron en torno al pomo, y la última runa quedó liberada. [3] -Pero a ti no habrá dios que te salve.-

Una gigantesca llamarada surgió desde Eclipse. El Jinete Oscuro ardió de su interior, siendo calcinado por cada poro de su cuerpo y cada rendija de su armadura. La erupción atravesó su armadura, levantando un enorme pilar ígneo que iluminó la oscura noche del Oblivion.

Y tras unos segundos, volvió la oscuridad. La coraza del demonio cayó al suelo sobre sus cenizas. Alcé el puño, triunfal. Mi cuerpo y mi espada habían vuelto a la normalidad. El combate había acabado, y el que estaba de pie al final no era ningún dios ni Jinete.

Era Asher Daregan.



_________________________________________

[1] Objeto de Syl: Eco
[2] Habilidad: Absorber. Aprovecho la habilidad potenciada de Alister para emitir más fuego que nunca.
[3] Aplico la Sentencia por fuego usando Liberación
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Mensaje  Reivy Abadder Mar Abr 07 2020, 14:24

-Necesito los planos de esto. -Balbuceé anonadada ante el movimiento del barco. No estaba avanzando por el agua, se estaba elevando ¡El maldito trozo de madera volaba! Si salía viva de todo esto tendría una larga charla con el capitán.
Pero la alegría duró solo un instante, sobre el árbol madre se erguía  un... ¿ojo? ¿Que era aquello y porque no tenía que ser allí a donde debía ir? Con la de lugares hermosos y tranquilos que hay en el mundo y tenía que ir a hacer de cartera a la puerta del inframundo.
Suspiré con resignación, pensando tan solo en los problemas que encontraría y en que mi hija estaría en medio de todos ellos. Cerré los ojos y lancé una plegaria al cielo, rogando por cumplir mi cometido sin que ninguna de nosotras saliera herida.

Apenas había puesto un pie en el árbol y Ronaldo ya estaba hablando ¿quién era toda esta gente? No conocía a nadie salvo... Sonreí contenta cuando mis ojos se cruzaron con los de Reike, quería acercarme y saludarla, preguntarle qué tal estaba y porque estaba aquí. Pero aquello tenía que esperar.

-Sí, yo... em...

Me mordí la lengua y apreté los labios. Estaba claro que lo que yo tuviera que decir no valía nada.

-Tengo que admitirlo. -Decía Vey susurrando a mi lado. -Tienes un don para que a la gente no le importe nada lo que tienes que decirles.

Alcé los hombros y seguidamente miré a Canit, el ratoncillo estaba expresando mis mismas incógnitas. Parecía que estuviéramos sincronizados o que me leyeran la mente, no me queda claro, porque ahora fue el elfo quien preguntó otra de mis dudas.

Una carga de electricidad estatiza herido el bello de mi nuca, aquella sensación la conocía bien. No sabía dónde caería, pero me protegí de manera instintiva.
El rayo cayó ante mis pies, el ensordecedor trueno nubló mis sentidos y algo metálico y grande me golpeó. Caí de culo y me deslice varios metros por el suelo. Cuando conseguí abrir los ojos vi que no tenía ni un rasguño, ni siquiera había sentido el golpe pese a haber recibido el impacto1.

Me puse en pie tan rápido como pude, miré en busca de mi hija y la hallé intacta, corriendo hacia mi posición y con el arco en la mano. La voz de la elfa y la premura de la escena me hicieron dejar las palabras para luego. Asentí con la cabeza y la seguí, mirando a Reike por última vez, aunque esperando que no fuera este nuestro último encuentro.

Aunque eso de seguir era más fácil pensarlo que hacerlo, las ramas del árbol se movían con vida propia, el jinete nos perseguía como si su vida dependiera de ello y... Dejé de sentir las pisadas metálicas del enemigo, en su lugar ahora estaba el misterioso encapuchado que llevaba conmigo desde que subí a aquel bote en la orilla del lago.

-¿A dónde vamos? -Conseguí preguntar al adentrarnos por el pasillo. -¿Quiénes son Tyrilula y Niniel? -Estaba segura de que ese no era su nombre, pero el "Tyr" lo había acertado, seguro. -Explícame que diantres está pasando. Koran me ordenó dar el orbe a un Centinela y no pienso hacer otra cosa que...

La elfa paró en seco y me empotró contra la pared.

-Mira bonita, te lo voy a dejar clarito...

Si la situación hubiera sido otra Lavey se habría reído por la interrupción en lugar de apuntar con el arco a la elfa, si la situación hubiera sido otra yo le hubiera guiñado un ojo en lugar de sacármela de encima de un empujón.
Pero aun con todo aquello la elfa me puso a día. De manera muy rápida, casi con monosílabos, pero era mejor que nada.

-Entonces... ¿que se supone que es esa tal Tyrie?

La elfa puso los ojos en blanco y siguió corriendo.



_____________
Off:
1- BENDICIÓN DEL POLVO DE TYR: Bajo los efectos de este polvo, eres inmune a todo tipo de maldiciones, heridas o enfermedades, hasta que consigas (o no) el famoso objeto, que tiene un efecto similar. Y toda runa que tengas que tirar en los próximos cinco temas, será de fortuna muy buena.

2- Dejo a Olfen en la pelea.

3- Reivy entregara el orbe a Niniel (y solo a ella) pues la reconocerá del asedio de Lunargenta donde, casualidades la vida, fue Reivy la que le entrego otro orbe para ayudar a levantar el rastrillo de la muralla.
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Mensaje  Demian Miér Abr 08 2020, 06:33


Demian respiró profundamente. Muy profundamente.

No le causaba mucha gracia que el portal se hubiera cerrado así de pronto. Se había pasado un largo rato estudiándolo, creía que comenzaba a entenderlo, pero aparentemente no era mucho lo que lo conocía.

Cerró sus ojos unos instantes para volver a conectarse con el Vacío, con el Éter a su alrededor, con la calma aprendida en sus años de entrenamiento de estilo monástico. Debía aclarar sus pensamientos.

El Vacío respondió.

Aquella información era confusa, había gente luchando, sentía el dolor de sus aliados, la desesperación, casi podía verles... ¿podía? ¡podía!

Era como si una parte de su Éter estuviera allí, con sus ilusiones. Sabía que no durarían mucho más, pero aún tenía algo de tiempo. Respiró aún más profundo, llegando a sentir un pequeño mareo. Exhaló, mientras asumía la posición de la flor de Loto.

Tú, síguelas –le dijo a uno de sus fantasmas.

Ustedes, quédense con los demás. Ayuden como puedan.

Volvió a inspirar, mientras su mente se entregaba aún más al Vacío. Estaba en el Oblivion, una parte suya, al menos.

Esto no es tan distinto a nuestro mundo, después de todo –dijo, o dijo uno de sus fantasmas. El que estaba con aquellas mujeres–, el Éter también existe aquí y hay cosas que puedo reconocer.

Demian, o su fantasma, estiró un brazo, para señalar una entidad mágica allí presente. Una puerta, en apariencia.

Magia ilusoria –dijeron–. Si cruzan, van a terminar encerrados en ilusiones.

Las mujeres asintieron, de alguna forma entendiendo que aquel fantasma sabía más de lo que aparentaba. El fantasma se giró y miró a los objetos que señalaban las mujeres.

Tres opciones... ¿tres ilusiones? ¿tres caminos? ¿tres enemigos? -dijo el fantasma, para sí mismo, o para la entidad que le controlaba, muy lejos y muy cerca.

Ellas señalaron a otras figuras de animales. Nada de eso parecía tener sentido. ¿Qué podían tener en común esas criaturas? Algunos volaban, pero otros no. Ni siquiera eran todos animales, había una jodida hada. Entonces, como una señal, Demian, el verdadero, sintió unas patitas ligeras posarse en su hombro.

Chispa –escapó de sus labios.

Su fiel gorrión, aquel que siempre aparecía cuando estaba en problemas. Aquel avecilla era un misterio, siempre se asomaba en el lugar correcto.

Un gorrión...

Esperen... ¿será un lobo o será un perro?... no, no los muevan así nada más –dijo el fantasma–. Hay 8 figuras y tres opciones. Si esas cosas nos representan, necesariamente un grupo quedará cojo.

Volvió a respirar profundo, procurando calmarse para pensar con calma. Podía dejar todo concentrado en dos grupos y sacrificar un camino, pero ¿y si eso traía graves consecuencias?. Era muy arriesgado jugar todas las fichas en una apuesta que podía perder y, sin embargo, debía tomar una decisión antes de que los fantasmas se esfumaran.

Los sapos tienen sorpresas. Necesitamos enviar gente con múltiples recursos. El lobo y el hada van allí... también pongan al león allí, en caso de que las cosas se pongan duras –dijo el fantasma con profunda seriedad.

Los toros son fuertes, allí debe ir el jabalí... pero también necesitan... No podemos dejar una de las opciones sin Centinela. Si el murciélago es quien creo que es... ciertamente no es un elfo. Pongan al murciélago allí –suspiró. ¿Y si el jabalí no podía con el toro? no conocía la fuerza del murciélago. Pero también necesitaba gente para el tercer grupo–. ¡Demonios! pongan también al upelero.

A continuación vino un breve silencio, que se amplificó por las circunstancias como si hubiese durado horas.

Lo siento, pequeño cuervo. Te tendré que poner en la zona de sacrificio –dijo el fantasma–. El cuervo va con el halcón –guardó otro momento de silencio, más breve–. Y el gorrión va allí también. Lucha de aves. Si voy a mandar a alguien en desventaja, me pondré yo también. No sé si realmente importe poner mi ficha o no, pero espero que sirva de algo.

Entonces envió una última orden a sus ilusiones. Todos los fantasmas se detuvieron y se giraron hacia sus aliados, sincronizándose, como si fueran un solo.

Si pasan la puerta de la torre, todo lo que vean serán ilusiones. No confíen en nada, pero me temo que no es sólo un engaño. Podría haber enemigos de verdad. Las ilusiones rara vez son perfectas, busquen los errores, lo que no encaje. Es posible que sean separados al cruzar.

Demian envió ese mensaje a través de sus fantasmas. No estaba seguro si llegaría o no a oídos de sus aliados, pero debía intentarlo. Si había podido comunicarse con las mujeres, ¿por qué no con los demás?

Entonces se puso de pie. Tomando sus armas en sus manos. Una daga negra y una daga de siniestros diseños, adelante de una mirada decidida.

Voy a romper el tejido mismo de la realidad, si es necesario –dijo, concentrando su Éter en su magia de translocación–. Voy a llegar allí de una forma u otra.

Demian apuntó con una daga en dirección a donde antes estaba el portal. Una sombra cruzó sus ojos.


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(*) Resumen de mi turno: Me comunico a través de is ilusiones con las mujeres para llevar a cabo el puzzle. Queda así:
- Sapo = Lobo, Hada y León
- Toro = Jabalí, Murciélago y Upelero
- Halcón = Cuervo y Gorrión.
Luego de eso, intento contarles a mis aliados lo que sé sobre la puerta mediante mis ilusiones fantasmales. Dejo a criterio del master si esto funciona.
Para terminar, me concentro en donde estaba el portal e intento usar mi magia de translocación para llegar allí, si es posible. También me dirá el master si tengo alguna opción de ello o no.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Miér Abr 08 2020, 18:48

Níniel alzó un dedo de manera imperativa pidiendo silencio a aquella falsa Tyrande. Usar aquel mapa de los sueños, deseos e intenciones de las personas requería atención y concentración, y una cosa era tenerla a su espalda tratando de averiguar qué era lo que la peliblanca veía, y otra muy diferente interrumpirla para darse aires.

-Si quisiera espiaros en secreto no me hubiese sentado delante vuestra a mirar el criptomapa. O al menos me hubiese apartado cuando os acercasteis.- Se defendió en tono neutro la joven sin levantar la vista de su tarea. Que aquella no-centinela perdiera el tiempo con aquellas estupideces en la situación en la que estaban tal vez hubiese merecido una respuesta más mordaz, pero aún no había decidido si era de fiar o no, como sospechaban ella y muchos. -Aunque debo admitir que me sorprende que sepáis qué es este objeto. Debido al extraño modo en el que lo conseguí, y que en toda Aerandir solo conocen su existencia un puñado de personas...Me hace plantearme muchas preguntas sobre vuestro mundo. Preguntas para las que ahora no tengo tiempo.- Añadió terminando, levantándose y guardando aquel valioso objeto de nuevo en su bolsa con expresión neutra.

-Por poco que os parezcáis a la Tyrande de este mundo...vuestra peligrosidad estaba asegurada. La pregunta era, ¿para quien?.- Respondió de nuevo, esta vez de manera críptica. No añadió más, y tampoco tenían tiempo para ello, pues como bien señaló aquella elfa de otro mundo, parecían tener invitados que requerían de su atención.

-Continuad los preparativos, yo me ocupo de las visitas indeseadas.- Afirmó la joven dirigiéndose hasta la puerta y abriéndola solo instantes después de que aquel nuevo enemigo acabara con los sueños y anhelos de los dos guardias élficos del ritual, con suma facilidad a juzgar por la práctica inexistencia de sonidos de lucha.

-Cuidado Nín, esa cosa es peligrosa. Lanza rayos y...no sé, es rara de cojones.- Advirtió la pelirroja tan pronto como vio a la sacerdotisa salir de la sala del ritual. No quería que su hermana acabase igual de churruscada que aquellos elfos ante un nuevo ataque por sorpresa. Claro que de saber que ella y Nousis serían sus siguientes objetivos y no la peliblanca, seguramente hubiese guardado aquel aviso para luego.

-Será hijo de...- Escupió la felina esquivando su ataque gracias a sus sentidos mejorados, agilidad felina e increíble capacidad de salto. Tan pronto como sus patas volvieron a tocar el suelo se preparó para lanzarse contra aquel ser dispuesta a despedazarlo, pero esta vez fue Níniel la que la advirtió a ella.

-Es un io. es energía de luz pura. Los ataques físicos no sirven contra él. Tampoco los ataques con magia de luz directa me temo.- La felina enarcó una ceja. Evidentemente se había dado cuenta de que allí eran un elfo con espada, una gata experta en combate cuerpo a cuerpo y una sacerdotisa maestra en la magia luz.

-¿Es una puta broma? Dioses, como odio las cosas a las que no puedo matar...-Se quejó con amargura la pelirroja mirando furibunda aquel orbe flotante. -¿Y qué hacemos?-

-Tengo un par de ideas llegado el caso, pero por el momento...La falsa Tyrande lidiará con él.- Dijo antes de dirigirse a aquel orbe, el cual a pesar de su aspecto debía de ser consciente.

-La que buscas está dentro y está realizando el ritual. He averiguado sus intenciones, y no pienso ayudarla a sacrificar mi mundo por el suyo. Puedes vértelas con nosotros o con ella. Tu decides.- Le dijo a aquel io a la vez que aumentaba su concentración de éter para demostrarle que tendría que enfrentar su luz con la de ella*. Un ser de pura luz contra una elfa capaz de otorgársela a sus aliados, o absorberla de sus enemigos. Además, con aquella máscara suya estando dentro del propio árbol madre, su poder era mucho mayor en esos momentos.

Y por si Nousis no entendía aquella postura añadió. -Usé un poderoso objeto para leer sus sueños y deseos, como pidieron los centinelas. Realmente quiere salvar Sandorai, pero no el nuestro, el suyo. Su mundo. No hace falta que te diga cuál es el precio de algo así, y cómo piensa pagarlo.- Afirmó.




OFF: Níniel toma la decisión de confrontar a la otra Tyrande. Interpreta que ya que el Sandorai de Aerandir no tiene esa torre como si la vio en el otro mundo, el Sandorai y el mundo restaurado que vio en el criptomapa no son los nuestros si no los suyos. Además, como maga sabe que todo hechizo tiene un costo, y el precio por un mundo, debe ser otro.

No obstante en vez de atacar al io, Níniel trata de hacer que sea Tyrande quien se enfrente a él con la intención de ocuparse del que gane más fácilmente, sabiendo que el io tiene a tirande como objetivo, ya que ella misma dijo que atacarían el ritual.

*Níniel usa intelecto arcano sobre sí misma y ya que está sobre Nousis.
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Mensaje  Reike Miér Abr 08 2020, 21:28

Valeria estaba nerviosa, en tensión. Procuraba mantenerse cerca de Vincent, pero dejaba que fueran otros los que hablasen. Era como una sombra, encerrada en sí misma. Si alguien le hablaba, respondía con monosílabos o frases cortas, aunque observaba a todo el mundo, analizando a su manera los recursos de que disponían.

Finalmente, le había dado por sacar uno de sus cuchillos envenenados para distraerse haciéndolo brincar y bailar ante su vista. Aquello le ayudaba a no pensar en lo que se les venía encima. O, más bien, en el hecho de no saber qué era lo que se les vendría encima.

Cuando oyeron aquel sonido, extrañamente familiar, hizo que el cuchillo se detuviera en el aire, a su lado, y que la siguiera después, cuando subió hacia la copa del árbol con los demás. Vincent, el marinero, la bruja creída y la elfa mandamás; el pequeño comité que había de dar la bienvenida a un grupo tanto o mas variopinto.

Ante la incredulidad de ver un barco amarrado entre las ramas de aquel inmenso árbol y la sorpresa de toparse con Reivy en el lugar más imposible, Val apenas fue consciente de la discusión que se estaba llevando a cabo en la plataforma. Hasta que el ojo de fuego comenzó a revolverse. Aquello hizo que apretara los puños. El cuchillo vibró en el aire, a su lado.

Y entonces, empezó. Con el rayo, como la primera vez que había estado en aquella plataforma. Pero en aquella ocasión no era una arquera, sino un tipo envuelto en armadura completa. Val lo sintió por la dragona, pero se alegraba de que aquél no hubiese ido a por ella primero. La hubiera hecho papilla al primer golpe.

Para acabar de redondear la escena, el suelo comenzó a moverse bajo la tormenta. Acostumbrada a la navegación marítima, aquello no suponía mayor problema para Valeria que el hecho de saber que hacía mucho que había dejado atrás la masa de agua más cercana. Y el hecho de que las ramas se movieran, claro, aquello sí añadía cierto nivel de complejidad al mantenerse en pie en aquella plataforma.

Quiso avanzar unos pasos y se le interpuso una rama-tentáculo. Retrocedió un poco y sintió que otra la golpeaba. Cayó al suelo con las manos por delante. Su cuchillo cayó junto a ella, lo hizo flotar de nuevo al tiempo que se levantaba. Fue entonces cuando el tipo de la máscara gritó, llamando su atención. Valeria apenas se había fijado en él hasta entonces, aunque no entendía por qué, pues en aquel momento no podía dejar de mirarlo. ¿Que lo atacara? Claro, ¿como iba a negarle nada con esos ojos? Así que le lanzó su cuchillo.

Tuvo el tiempo justo para ver cómo el pequeño proyectil se perdía entre el hielo y el fuego antes de que el golpe de otra rama en su estómago la hiciera tambalearse de nuevo. Cuando volvió a tomar el control de su postura, alzó la vista hacia el barco, pero el atractivo desconocido había desaparecido y el que se tambaleaba confuso y probablemente dolorido, de vuelta a la plataforma, era el jinete que había llegado con el rayo.

El de la armadura se abalanzó contra el primero que le salió al paso, pero se topó con un escudo de hielo. No resistió el impacto del mandoble, pero sirvió para darle tiempo a don Capitán para esquivar el golpe.

¡Salid de aquí, poneos a salvo! —gritó en dirección al barco y se volvió con un remolino de agua preparándose entre sus manos, hacia el Jinete. Éste había iniciado un nuevo ataque, pero tuvo que echarse a un lado para esquivar un rayo de luz procedente del sobrio elfo que había llegado con los del barco.

Valeria tomó buena nota del hecho de que evitaba los ataques del elfo más que los de ningún otro y, también, de que cojeaba ligeramente y le costaba mantener el mandoble en alto. Probablemente, su triste cuchillo se había fundido antes de llegar a rozarlo, pero era evidente que había sentido los otros ataques. Aún así, si aquello no lo había matado, ella no tenía mucho más que aportar a la pelea. A menos que…

La bruja echó un rápido vistazo a su alrededor. ¿Cuándo habían dejado de agitarse las ramas? De repente, parecían tan rígidas como antes de la llegada del elfo oscuro. Tal vez no le quedara energía para controlarlas, o quizá no era él, después de todo. En cualquier caso, aquello le había dado una idea. ¿Cuánto podía pesar una de aquellas enormes ramas? Había movido una pesada losa de granito hacía unos meses, aquello no podía ser más complicado.

Sin dejar de vigilar a los contendientes por el rabillo del ojo, se apartó un poco del centro de la acción. Eligió una rama de buen tamaño y se concentró en ella. Logró que se agitara sin problemas, pero no podría usarla para lo que quería a menos que consiguiese separarla del resto del árbol.

¡Eh, marinero! —llamó. El hombre había caído no muy lejos de ella en la última embestida del Jinete—. ¿Me echas una mano con esto?

¿De qué estás hablando? —respondió él—, el enemigo está al otro lado.

Lo sé —dijo la bruja—, pero ¿ves algo más contundente que esto a mano? Sólo necesito que me ayudes a partirla. Si pudieras extraer el agua sólo de esa zona…

Dejó la frase inacabada y señaló un punto concreto en la rama. El hombre miró un momento hacia lo demás y otra vez hacia Valeria.

Entiendo —dijo y se acercó un poco más a la rama—. Canit, avísanos si vienen hacia aquí.

¿Yo? ¿Por qué tengo que ser el que vigile? —comenzó el roedor, pero se dio cuenta más rápido que su compañero de lo que intentaban hacer los brujos y cambió de enfoque—. De momento lo tienen ocupado, pero…

Lo interrumpió un crujido cuando la parte en la que trabajaba el brujo empezó a resquebrajarse. El hombre se concentró un poco más y Valeria adelantó ambas manos. No lo necesitaba para concentrar su éter en torno a la rama, pero le ayudaba a enfocar mejor su energía. Un segundo crujido y el brujo se apartó.

Hora de avisar a los otros —dijo.

¿Ya? —preguntó el ratón. El tercer crujido, al desgajarse del todo la rama, le dio su respuesta— ¡Apartaoooos! —gritó mientras corría hacia el grupo.

¡Al suelooo! —le acompañó el brujo.

Valeria terminó de separar, no sin esfuerzo, la pesada rama y la envió, con toda la fuerza que pudo reunir, hacia el tipo de la armadura.


----------

OFF: Resumen: Reike hace caso a Bio y le tira con el cuchillo, pero eso le parece poco y decide tirarle también con una de las ramas del Árbol. Sí, me han hecho falta 1100 palabras para contar eso.

Edición: No me acordé de añadir esto porque me pareció obvio, pero uso mi maestría en telequinesis avanzada para arrancar y mover la rama.
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Mensaje  Invitado Jue Abr 09 2020, 11:01

Los momentos de tranquilidad se extinguen como la nieve en verano, todo lo que se tiene que decir se dice, lo que se debe callar se calla… y lo que se guarda para después pesa a sobremanera en el alma.

Pero ya no hay tiempo para cursilerías adicionales, el evento más trascendental de la era inicia. No hay que ser un genio para entender que lo que ocurra en árbol definirá la historia aerandiana durante las siguientes décadas, para bien o para mal.

Dentro del cumulo de emociones que siente Maquiavelo se puede encontrar algo de orgullo personal, tanto él como otros personajes muy importantes en su vida son protagonistas de primera fila ahora mismo.

Cuando termine tendrán una gran historia que contar, hablando en términos generales. No es apuesta segura que todos consigan sobrevivir claro pero en su mente esa posibilidad ni se vislumbra, el destino se define con acciones y dará todo por ver a esas personas respirando mañana.

El chico inventor niega con la cabeza entonces, traga saliva y observa, la locura está por comenzar. Hizo lo mejor que pudo para preparar la sección encomendada, ahora todo depende tanto de los defensores como de la fortuna.

Es en ese momento cuando Chim nota una mirada apenada de su hermano pequeño, algo a lo que no tarda en responder con cierta mueca noble. Se necesita mucho más que palabras acaloradas para dañar una relación así.

De repente inicia, con violencia dispersa. Es difícil seguirle el paso a todo pues parece que los puntos están bajo ataque al mismo tiempo, cada sección con su propio tipo de enemigo predilecto vale destacar.

Ambos hermanos se acercan en medio del desplazamiento de tropas, listos para colaborar. En este punto son muy diestros en todo lo que implica la supervivencia pero ahora mismo tienen una tarea más grande, básicamente cuidar la trinchera.

La aparición de una enorme bola ardiente en el cielo hace que los dos mocosos despabilen al unísono, Maquiavelo porque sabe que puede causar severos daños en las defensas y Canel por algunas ideas demasiado raritas para ser expuestas de entrada.


Esto es malo…

“Canel asiente con los ojos como platos”.

Chimar no tarda en poner su ágil mente a trabajar, debe hacer algo. A simple vista parece ser el único con la capacidad o disposición de detener la jodida cosa… algo que es más fácil decirlo que hacerlo.

Cierra los ojos algunos instantes, tratando de ignorar el demencial entorno para centrarse. Por suerte su mente no decepciona y la respuesta le llega de golpe, acto seguido saca un disco de extrañas características.

Inicia la carrera, con el fiel brujito detrás. Lo que lleva en mano es su escudo especial, un artilugio bastante peculiar que ahora mismo es la respuesta a sus plegarias. La ciencia nunca decepciona a quienes hacen vida de ella.

Sube a lo alto de una torre de asedio reconvertida e incrusta la creación de golpe, lo siguiente para él es sacar sus herramientas especiales y ponerse a implementar algunas modificaciones de último minuto… a diferencia de lo que piensa el populacho, la invención no es un arte exacto.


¡¡¡Rayos!!!

Con una molesta descarga que le duerme el brazo izquierdo, finaliza sus trabajos. No tarda en presionar el boto de encendido entonces para luego saltar encima del niño rubio a modo de cobertura, esto último como respuesta natural ante lo desconocido.

Afortunadamente los dioses están de su lado y se genera una cúpula de energía expandida, el aparato de defensa personal fue eficientemente transformado en uno de área. La zona cero del impacto ahora cuenta con un recio escudo de protección.

Maquiavelo sonríe como tonto varios segundos antes de tomar la mano del pequeño hechicero y bajar como alma que lleva el diablo de la torre, después de todo está casi seguro que al momento del impacto los magnetrones se llevaran a la torre consigo en una explosión de sobrecarga.

En teoría debería servir para eliminar la amenaza ardiente pese al vistoso efecto secundario, aunque todo depende nuevamente del factor suerte. Los dioses de la ciencia tendrán que decidir si favorecen al chiquillo o no.

Por su parte los dos gorriones llegan a una de las trincheras, preparándose para lo peor… o es lo que intenta Chimar pues su pariente por elección parece más interesado en mirar todo, lo bueno es que primero fue sábado que domingo.

Off:
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Mensaje  Nousis Indirel Jue Abr 09 2020, 13:02





Dos guardianes, la felina que le había salvado durante el ataque de los rátidos, y él. Tal era la última línea de defensa del ritual de la heroína que se había demostrado. El poder que había visto desplegado era una inundación que amenazaba con asolar todo cuanto conocía y él, una barcaza de juguete formada en base a una nuez y una minúscula vela. Podía enfrentarse a bandidos, guerreros, traficantes de criaturas, guardias… pero eso, lo que se estaba desatando, precisaba una defensa en la que él aún no tenía cabida.

Las voces crispadas que provenían del interior del santuario pronto se disiparon, al salir la elfa del cabello blanco del mismo mostrando un rictus no demasiado tranquilizador. El árbol madre encerraba aquel día cientos de historias de criaturas de todo signo, de unas capacidades suficientes como para batallar contra fuerzas capaces de sacudir el mundo. Contenía decenas de vidas que estaban dando cuanto tenían para equiparar la balanza del poder del lado de la salvación. O eso quería pensar. Jinetes, otros mundos, logias de hechiceros, secretos, guerras invisibles para la gente corriente que fuera de Sandorai, descansaban o vivían ajenos tal vez a la pugna que se estaba librando. Pensamientos que llegaban a su mente mientras sus pasos resonaban en la sagrada estancia de aquel asombroso lugar, llevándole de uno a otro lado de ésta.

La falta de control de todo cuanto estaba ocurriendo no podía sino preocuparle en extremo. De niño había soñado con pertenecer a la guardia del Árbol Madre, considerándolo un honor. Ahora, custodiando el santuario, envilecido con brujos en las entrañas del tronco, sólo deseaba que todo terminase cuanto antes, poder regresar a la normalidad, si tal cosa era posible cuando la guerra llegase a su fin. Buscar culpables, ayudar a los suyos que estaban padeciendo en su tierra los rigores del asalto enemigo, cambiar su propio país, lleno de traidores y con tratos bajo cuerda con sus enemigos históricos… Había demasiado que cambiar en Sandorai. Y todo debía esperar. Al menos, se decía mirando hacia otra parte de la estancia, hasta saber si lograría salir con vida.
Hubiera esperado que los problemas llegasen precedidos de un ruido ensordecedor, tal y como estaban las cosas, algo semejante a los cuernos de una invasión. En absoluto habría imaginado que el primer enemigo que para ellos comenzase la lucha a vida o muerte llegase a ser un ente de pura luz. Casi resultaba una burla hacia quienes buscaban proteger el lugar, terminando con la vida de dos guardianes en apenas unos segundos.

La mera lógica no tardó en advertirle que no existía demasiada inteligencia en pretender terminar con la esencia luminosa con el acero de su espada. Por ello, su único pensamiento se centró en mantenerla alejada de sí y de quienes con él se encontraban. Recordando el sorprendente éxito que había tenido con la bola de fuego de la que había conseguido rescatar a algunos miembros de su raza, tomó su segunda muestra de fertilizante, arrojándola contra un punto de Árbol Madre, buscando una pared vegetal que, como quizá infantil intento, pudiese contribuir a salvar el ritual. Perplejo, volvió a ver crecer la flora a la misma velocidad que la primera vez, al mismo tiempo que el ataque de la entidad abstracta llegaba hacia él. Agachándose lo más velozmente que pudo, comprendió enseguida que no le había salvado su propia presteza, sino el raudo desarrollo arbóreo, y desenvainó sin apenas esperanzas, sólo para sentir su mano confortada con el familiar peso del arma.

Miró hacia un lado, advirtiendo que su acto sólo había ocultado aproximadamente un tercio de la estancia. La felina continuaba en su lugar. Centrándose en sí mismo, no supo si había sido o no atacada como le había ocurrido a él, y su mente barajaba todo cuanto había leído en las últimas décadas, con la débil esperanza de hallar un remedio a la situación. Vana tentativa.

De la conversación de ambas mujeres comprendió cuan diferentes parecían ser, preguntándose, siempre curioso, qué habría podido reunirlas llegando a tal cercanía de combatir juntas jugándose la vida. Mas también, como había intuido, que nada podía él hacer para enfrentarse al Ío. El nombre de la criatura, antes perdido en los mares de su memoria, evocó en su mente la silueta de una imagen que amenazó con hacerse demasiado corpórea. Sacudió la cabeza, retornando su atención, para asistir asombrado a las palabras que la Elfa le dirigió a la esfera asesina. ¿No estaban acaso allí para hacer exactamente lo contrario a lo que ella proponía? ¿Estaba traicionando Árbol Madre para salvar la vida?

Cuando buscó en hacer a Nousis conocedor de lo que había descubierto, el Elfo miró un instante al suelo. La había visto luchar cerca del templo de Anar, y fugazmente a los pies del lugar más sagrado de su pueblo. Tyrande había admitido no ser la heroína que todos habían esperado. Y él no tenía modo alguno de detener por otros medios al orbe invasor. Apretó los puños, constatando que sus decisiones no tenían apenas valor en esos momentos, más allá de añadir un elfo más a la lista de bajas de la gran contienda. Sólo podía confiar en que ella estuviese en lo correcto.

-Espero por el bien de nuestra tierra que tengas razón- habló, uniendo en cada sílaba la esperanza con el temor.




__________________

off: Uso del segundo fertilizante para detener el ataque a traición de la luz asquerosa infernal.
La caca de rata está siendo la más rentable de la historia de Aerandir.
Y por sentido común, acepta la lógica de Nin.
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Mensaje  Anders Vie Abr 10 2020, 02:50

Sonreí tranquilamente.

Tan tranquilo como se podía estar en una situación como esa, al menos. Había decidido subir con el resto al santuario. Bueno, más bien, había seguido arriba a Nahir y Uriel. Lagóles y su grupo habían ido afuera a distribuirse y opté por no acompañarlos a la formación porque ellos eran los que tenían la experiencia de ir corriendo como ardillas en pleno diluvio y no caerse.

También porque tenían mejor compañía para lo que había que hacer.

Otro niño. Que por alguna razón, tenía planos para fortificar el árbol, planos donde al menos un tercio se me escapaba del entendimiento. Uriel, que estaba casi seguro se había aguantado peores heridas que nadie en el árbol hasta el momento, luego algo de que un crío apuñaló a Rigobert, y ahora eso, uno que no tenía que llegar a los 13, o eso supondría yo a ojo, que era mejor carpintero que yo.

A este punto parecía que todos lo eran, excepto los que no eran carpinteros, pero contar esos era trampa.

¡Uriel! —decidí acercarme finalmente cuando se alejó Galatrea, muy ocupada organizando gente y asegurándose de que todo estuviese bien—. Uriel…

Um. No estaba seguro de qué decirle. Verlo más de cerca disparaba mi preocupación al punto donde empezaba a bordar en enojo. Debería estar en cama. Debería estar descansando. Había hecho mucho.

Suspiré. Pero estaba ayudando. Y a gente que lo habían llevado a su estado inicial. Supuse que más que enojado podía estar orgulloso.



«Oh dios» agarré aire, «¡estoy pensando cómo un papá!» noté, estremeciéndome un poco. Me agaché y le puse una mano sobre la cabeza, acariciándole el pelo.

…Solo darte las gracias«Y decirte que no hagas más locuras cómo apuñalar otro jinete»—. Fëanor me comentó lo que hiciste. Me salvaste, así que quiero que tengas cuidado y ayudes a salvar a otros aquí con Galatrea. Por cierto —añadí, murmurando—, cuida a Nahir.

De nuevo, era un intento de que no hiciera cosas arriesgadas. No sabía que ungüentos le habría puesto Fëanor o algo, pero era un milagro en al menos dos formas distintas que estuviese de pie. Me paré luego de abrazarlo con excesivo cuidado y también me acerqué a oídos de la bruja.

Ponle el ojo encima, por favor —murmuré, con el tono de alguien que temía que un vampirito edición extra-inquieto correría de pies a cabeza el árbol si alguien no lo estaba viendo.

Caminé hacia una de las personas del equipo de mensajería, y, por supuesto, no había respuesta de un grupo en el piso de arriba,

Subiré a ver.

Si no habían dado respuesta. Era… era raro, suponiendo que hubiese alguien arriba tendría que haber pasado por la culpa, y había visto subir gente. Así que… en el peor de los casos, ¿los habían derrotado? Y venían hacía acá. Eso o… o …

Detuve en seco mis pensamientos. Daba igual el cómo, ya estaban adentro. Si ya había heridos, necesitaría gente conmigo para poder cargarlos aquí abajo. Hice una broma mala en las líneas de “¿alguien quiere arriesgarse a recibir una puñalada?”
Y ante toda maldita lógica y peor, ante un chiste tan malo, alguien se acercó. Una elfa de ojos azules, alta. La había visto, era la que estaba acompañada por el tigre de Eleatril.

Fue bastante evidente. Algunos se relajaron ante su presencia, bien porque eso significaba que no debían tomar el riesgo ellos, o porque la elfa resultaba confiable. Seríamos ella y yo, entonces.

Busca a Lágoles y sus hombres en la corteza. Si no están ocupados, que suban —dije, viendo al mensajero.

Tomé mi golem y le sonreí a la mujer. Como estaba bastante claro el curso de acción, sin decir nada más, corrimos piso arriba. Los pasadizos de Árbol Madre eran suficiente camino como para tener el tiempo de preguntar su nombre, y también fueron suficiente para que la elfa notase algo. Un pequeño colgante que había obtenido hace mucho tiempo y que llevaba encima porque honestamente, se me olvidaba quitármelo.

Según ella, dejaba usar magia que normalmente no estaba a manos de los elfos.

Espera, ¿hablas en serio? —pregunté corriendo. Vi el colgante rebotando con cada paso, la volví a ver a ella; ceja alzada, y volví a ver el colgante—. …Entonces, ten.

Lo retiré con cuidado de mi cuello y se lo tendí. Si realmente podía usar magia desde el, yo no sabía cómo, así que sería más útil con ella.

Cuando íbamos a arribar a la sala del consejo, nos detuve. Cuando subí esperaba ver o escuchar cualquier cosa horrible…

…pero no “gatitos” precisamente. Di unos pocos pasos con cautela para asomarme, y tuve una sola impresión: «Mierda». Eredin. ¿El tipo segu… no, sabía que seguía vivo. Pero… habían tantos. ¿No se debilitó siquiera un poco antes en la pelea? Aunque recordando las palabras del lobo… sí. Tenían alguien para curar. En el peor de los casos, había vuelto con todo.

«¿Hm?». No. Vi a la cara a Ellie, sus ojos seguían aquí, así que su mente también lo estaba. No era la misma demostración de poder que tuvo en las raíces, puede que sí estuviese cansado, y no sólo eso.

Había alguien con él. Por los tonos de la conversación, no precisamente un aliado.

Supe irrazonable entrar, habiendo peleado con él antes. No había el espacio cerrado ni la ventaja numérica de antes, en cualquier caso, ahora eso lo tenía él. Conté unos dos, pero eso era sólo con el ángulo que tenía disponible. Sabía, habían más.

Pero si ya había alguien adentro no merecía tampoco estar precisamente solo. No era como si tuviéramos opciones.

Ellie —murmuré—. Hay… un jinete en la sala. Es un ilusionista —continué, detallándole por encima los aspectos importantes—. Recuérdalo. Sin importar en qué te veas, recuerda tu nombre, o quizá no vuelvas. Déjame ir primero, y si ves un hueco, toma la oportunidad.

Absorbí el golem dentro mi armadura, tomé mi hacha, tomé aire, y entré a la sala de forma bastante casual.

…Gatito aquí —alcé una mano, viendo al hombre con quien debía estar hablando el Tarmúnil… y la cantidad que había de este. Mentalmente musité otro “mierda”, pero no se lo mostraría. Le sonreí, apretando los dientes—. Hola, queso.

Y me recibió como me recibiría cualquiera por tal comentario. No la puñalada que esperaba en la espalda, sino dos copias a un lado, lanzándome simultáneamente ambas una patada doble cada una. Empujó mi cuerpo contra una tercera copia, lista con las dagas en mano para apuñalarme.

Dejé salir el golem de ese lado de mi armadura, extendiéndolo como una barrera con espinas y aplastándolo contra la pared cuando chocamos. Abrí un pequeño espacio en el mismo, viendo que ya no había nada al otro lado. Las risas sarcásticas del hombre inundaron al lugar.

Oh, tú... ¿crees qué puedes hacer algo aquí?

Volví a cambiar la forma del golem sin decir nada, esta vez a la de un hacha. Seguía equivocándose de entrada.

Conozco el árbol. Te enseñaré la salida.

_______________________________________

Le tiendo mi colgante de escarcha a Eilydh. Subo donde Eredin a darle apoyo a Bio, y tiro runita para ver cuantas maldiciones me van a caer al siguiente turno.
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Mensaje  Tyr Vie Abr 10 2020, 02:50

El miembro 'Anders' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Eilydh Vie Abr 10 2020, 16:22

[justify]Los ojos de Galatrea se iluminaron. Eilydh creyó ver el fuego mismo de Anar en su mirada mezclado con el miedo que la había abordado hasta hacía unos minutos. El miedo era la chispa que necesitaba aquella mujer para alzar el vuelo y su protección y decisión tranquilizaron un poco a Eilydh, que suspiró aliviada al saber que los heridos iban a estar bien custodiados, y con ellos... su tigre.

El animal pareció leerle la mente y se puso en pie, dispuesto a acompañarla.

-Lo siento compañero, pero estoy segura de que no querrías que nadie te viese cometiendo imprudencia y dudase de tus habilidades, al fin y al cabo tienes una reputación que mantener, ¿cierto?- le acarició la cabeza y el tigre rugió molesto, pero siguió su mano con gesto condescendiente mientras cerraba los ojos- No será nuestra última batalla, Ashali,- le dijo de manera cariñosa- Ahora descansa y mantén un ojo a Galatrea... ya sabes como son las sacerdotisas... Les hablas de Ísil, y pierden el norte- Eilydh apoyó su frente frente a la del tigre y lo dejó estar, marchándose de la sala.

-Ve tranquila, Eilydh. Tu tigre está en buenas manos, como el resto de heridos que os apresuréis a traer aquí.- dijo la voz de Galatrea tras ella. - La bendición de tus Dioses y los mios irá contigo siempre que tu objetivo sea proteger a otros o a ti misma. Nos vemos pronto. Ambas con vida- dijo la mujer.

Eltrant había mencionado a cierto elfo en su despedida, y aunque a Eilydh le costaba reconocerlo, el hombre no se había ganado su sobrenombre por nada, así que pensó que quizás fuese buena idea ir a buscarlo y unirse a sus planes.  No tardó mucho en hacerlo. La figura larguirucha de sus orejas con el cabello alborotado y los ojos grandes hablando con un mensajero la animó a acercarse, más serena que de costumbre, envuelta en la paz de saber que pasase lo que pasase, aquella batalla era necesaria.


-Llámame Eillle- le dijo la elfa aprovechando que el elfo buscaba a personas para subir al consejo-  Tan solo porque c la loca respuesta a tus plegarias es bastante largo, y no disponemos de tiempo que perder..- sonrió. Hacía tanto que no dejaba su ira atrás que se había olvidado que ella misma tenía un lado amable, bromista y hasta... cercano. Sin duda las situaciones extremas acarrean comportamientos desconocidos en los que la viven-

Recorrieron los pasillos que llevaban a su objetivo de manera pareja, el elfo parecía conocer casi tan bien el camino como ella misma. De nuevo, hacía tanto que no se unía a los de su propia raza que había olvidado la simplicidad de no tener que explicar, o enseñar o intentar comprender, tan solo ser. Reparó en el colgante de su cuello, y se percató de que aquel elfo debió también haber estado en el lugar del día de la alianza. Recorrió sus facciones sin ser demasiado descarada y creyó reconocerlo, pero no sabía su nombre, al menos no entonces.

-Ese colgante...- dijo cuando casi habían llegado a su destino.- Eres afortunado de conservarlo.  Puede sacarte de algún que otro contratiempo y esta cargado de éter... es como... magia en la palma de tu mano- rió de manera consciente de que justo aquello era. Por toda respuesta el elfo se deshizo de él y se lo tendió.

En cualquier otra situación, Eilydh hubiese encontrado aquel gesto hiriente. ¿Tan solo por ser una mujer necesitaba una protección extra?  Aquel hombre, como todos, asumía que no era capaz de valerse por si misma tan solo por no estar planificada como guerrera pero... algo en su gesto, honrado, casi sin percatarse de qué hacía, la hizo pensar que quizás hubiese hecho lo mismo si hubiese sido un hombre. No era el primer hombre considerado y bueno que conocía, y en tiempos de guerra cualquiera que rechazase una ayuda extra era una estúpida.

Lo agarró y se lo puso al cuello.

-Una carga cada uno ¿De acuerdo?- le dijo, en una promesa que mantendría aunque debiese morir por ello- Gracias- dijo simplemente.

Rozó el colgante y sintió el eter recorrerla por un segundo. No iba a atacar desde la posición de ventaja que tenía para ayudar a curar gracias a la protección de Galatrea, pero tampoco quería ser una carga, así que cuando sus manos comenzaron a hacerse invisible supo que aquello era lo que necesitaba. Agarró por un segundo la mano del elfo, para no asustarlo cuando descubriese que se había evaporado en apariencia [1]

-Estoy justo detrás tuya- dijo en un susurro cuando el elfo explicaba acerca del jinete en la habitación- Mi espada, y yo misma. - dijo y avanzó tras él.

Observó la sala, llena con la presencia del aquel hombre al que no conocía. Escuchó las palabras que Anders le dedicaba, y se percató de que no estaban solo. Desenvainó a Karma, por si le hacía falta. Debía mantener la calma y enfocarse en sanar en vez de atacar, pero... nadie cambiaba tanto por una guerra.

Y Eilydh se conocía lo suficiente como para saber que no iba a poder contener su ira demasiado tiempo.Al fin y al cabo, aquel jinete tenía como objetivo destruir su misma esencia y la única certitud que tenía sobre si misma.



--

Off sigo a Anders al consejo.

[1] Uso su collar de escarcha  con su permiso para volverme invisible con la habilidad de nivel 2 de Demian:(Mantenida) Te envuelves en ilusiones para volverte invisible y cubrir tus sonidos. Tus ataques físicos son el doble de eficaces mientras estés bajo este efecto. Realizar un ataque detiene esta habilidad. Activar esta habilidad remueve el enfriamiento de Puñalada del Fantasma.
Duración: Mantenida.
Enfriamiento: 3 turnos, contados a partir del turno en que sales de la ilusión
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Mensaje  Vincent Calhoun Vie Abr 10 2020, 19:13

Aquella no era la reunión familiar que el brujo deseara, y con franqueza, nadie en su sano juicio soñaría con un reencuentro como aquel. Volver a ver a su hermana para dejarla marchar inmediatamente después hacia ese oscuro lugar una vez más, hacerla sufrir al acabar convertido en centinela maldito igual que ya lo era ella desde hacía demasiado tiempo…

No, no era ni de lejos lo que deseaba. Pero en la vida, en contables ocasiones, para conseguir lo que se deseaba un hombre tenía que hacer lo que debía, no lo que quería justo en ese momento, no lo que soñaba.

Aquello era lo que diferenciaba a un hombre de un niño, a una mujer de una chiquilla, y él hacía tiempo que había dejado atrás ese tiempo de estúpida adolescencia.

Lo sueños, sueños eran, y en esta ya mencionada y perra vida, había que ganarse el futuro.

- Hey, ¿qué demonios hacer? - le preguntó a Reike, como respuesta a los movimiento de la bruja. -La correa, ya…

Su armadura estaba perfectamente, en su sitio, el mercenario no había notado que se le desplazara o estuviera demasiado suelta. Por esa razón y por muchas otras que no hacía falta contar, pero se pueden resumir en que el brujo conocía muy bien a la bruja, Vinc estuvo seguro de que Reike había hecho algo- Estaba seguro de que se había acercado a él y le había tocado por algún motivo, más después de revisar rápidamente sus pociones y objetos más importantes, se había tranquilizado al notar que estaba todo donde debería.

“¿Qué había hecho?” Porque de que algo tramaba, de eso podía estar seguro.

- Te contaré un secreto. En la batalla siempre es personal, siempre eres tú o el que tienes delante-. “¿Pensaba ir a luchar? ¿Se había vuelto loca?” - Y si fueras más ducha en estas lides, lo sabrías-, dijo en tono medio burlón. - No sé muy bien que tramas, pero no es una buena idea que luches en el frente de la defensa de este árbol. Además, ¿de verdad eres Reike? Creo que alguien te ha cambiado. A ver si vas a ser la jinete esa rara que podía transformarse en otras personas-, bromeó con aquello último.

Obvio que no lo era, la capa blanca no se había inmutado con su presencia, sin embargo… Había algo raro en la mujer. Vincent lo notaba perfectamente porque en su último encuentro había visto y tratado con la Reike de siempre, y ahora….

Y no, el brujo mercenario sabía que esa bruja sabía defenderse y pelear. No en vano, era toda una superviviente. Una luchadora. Pero a su manera, no era una guerrera convencional.

En cualquier caso, las palabras del brujo se las llevó el viento, pues un rato más tarde, cuando sus piernas ya lo sostenían sobre la plataforma de la copa…

Vincent miró por encima su hombro mientras se acercaba a los tripulantes del Lunargentés. Valeria Reike se había convertido en la sombra del centinela del Este.

“Qué mosca le habrá picado”, pensó el brujo, volviendo de nuevo la vista hacia el frente y clavando la mirada sobre el capitán del barco.

Por fin había llegado Ronaldo con nuevas desde la cascada.

- Lo siento, capitán. Le doy el pésame por Bárbara-, contestó serio, ya que la situación no dejaba espacio para otra actitud. - Querostraza atacó el templo de Anar y era muy poderosa. Solo puedo decirle que Bárbara luchó bien y con valor, y nos ayudó a vencerla.

No pensaba decirle aquello de que tuvo una buena muerte, porque para él, no existía una buena muerte. Lo que importaba era como vivías y lo que hacías mientras tanto. No morir. Por eso había querido dejar claro que la mujer había sido leal y una gran combatiente, y con ello bastaba.

En ese momento, el mercenario dejó que Lucy y Ronaldo se pusieran al día, y atendiendo la conversación pudo averiguar que la misión había sido un éxito y habían traído consigo ese artefacto tan codiciado.

¿Aquello sería bueno? Dependería de lo que Níniel hubiera averiguado sobre la Tyr del Oblivion.

- Por gajes del oficio, ahora mismo yo soy centinela-, contestó, cuando Canit mencionó que había que dárselo a uno de ellos. - Pero sinceramente, no tengo ni puta idea de qué hacer con ese trasto. Al menos no antes de analizarlo y el tiempo…-, miró hacia el cielo, hacia aquel ojo de fuego sobre sus cabezas en mitad de aquella tormenta que cada vez se ponía peor. - Sí, será mejor llevárselo a Níniel-. Estuvo de acuerdo. - Nosotros te cubriremos, Reivy-. Así recordaba que se llamaba la dragona que había conocido en la barca. - Níniel, debería estar cerca de la Casa de Vestales-, dijo por último.

Tyrande “la falsa” sabría qué hacer con él, pero, ¿les diría verdad? Esa era la cuestión que cambiaba por completo la situación. No obstante, no encontraba persona más capaz para proteger el artefacto que la propia Níniel. Era la sacerdotisa más poderosa que conocía y la persona en quien más podía confiar en aquel árbol.

Pero ahí se terminaron las cavilaciones y estrategias anteriores a la batalla. Por fin había llegado el primero de los jinetes al árbol, y este, en particular, bien parecía el gemelo de la amazona que había enfrentado anteriormente en la Sala del Consejo. Era otra bestia parda capaz de triturar personas como si de un biocibernético de combate se tratara. No había más que verlo, para saber que sería un rival duro de roer en lucha cercana.

- Por fin, un poco de fiesta. Ya pensaba que se habían olvidado de nosotros-, bromeó, desenvainando la espada.

Sin embargo, el brujo tuvo que contentarse con sacar al espada de su funda y tirarse al suelo para esquivar el ataque de una rama.

“¿Este tipo también dominaba la magia?”, pensó el mercenario, mientras se incorporaba y veía como Ronaldo tomaba la iniciativa en el combate.

Eso complicaba las cosas, ya que la elfa oscura del salón solo era guerrera y este parecía ser una fuerte combinación de físico y magia.

En cualquier caso, nadie ijo que fuera a ser fácil ganar aquella guerra contra los oscuros. Los defensores no se amilanaron y tomaron posiciones, dispuestos a atacar contra el jinete… Cuando de repente, una loca sugerencia resonó en los oídos del brujo y de varios de los presentes.

¿Qué lo atacase? Eso era una maldita locura. Vinc no conocía a Bio de muchas vivencias, pero había luchado alguna que otra vez, el uno junto al otro. Era un buen tipo, o eso creía. No podía matarlo. Más algo en él le impulsaba a hacerle caso, a agarrar la empuñadura de su espada con ambas manos y con un movimiento contundente, hacer que su acero mágico partiera por la mitad al vampiro de arriba hacia abajo. Lo estaba pidiendo, después de todo.

Las bolas de fuego envolviendo al vampiro fue lo primero que pudo apreciar Vincent, justo antes de que su espada arremetiera contra el pobre Bio que moriría indefectiblemente ante tanto fuego. Una espada mágica envuelta en ese mismo elemento era lo último que necesitaba… más esta lo encontró y le dio un fuerte tajo en cuello, en concreto, entre este y el hombro. Un punto débil para cualquier persona.

Sin embargo, la espada rebotó, como si hubiera chocado contra algo duro y no contra un quieto, y por tanto, indefenso vampiro.

En un instante, un brujo dejó de ver a un vampiro ante sí, para ahora ver a un jinete con armadura aparecer bajo el fuego de Lucy delante de él. Uno al que tuvo que esquivar para no acabar empalado irremediablemente cuando este contraatacó.

- ¡Maldita seas, Bio. No juegues con mi mente! - gritó, pero sin buscar con la mirada al vampiro, sino centrado en el jinete.

Ahora que todo había pasado, el mercenario tenía bien claro lo que había hecho el vampiro. Al menos respecto a sus ganas de matarle, porque que hiciera para que donde antes hubiera un Bio, ahora hubiese un jinete… de eso no tenía idea alguna.

El combate prosiguió, mientras cada uno de ellos, Lucy, Ronaldo, el elfo desconocido, realizaban ataques de cada uno de sus elementos para derribar a ese enemigo, más parecía que no se podía acabar con él. Tenía una gran resistencia, aunque al menos ahora daba síntomas de debilidad y una ligera cojera.

- Esto está llevando demasiado-, musitó para sí mismo el brujo, que por el momento, se contentaba con fintar y atacar con su espada, para desgastar y cansar al jinete.

No sabía todo lo que duraría esa batalla, ni a cuantos jinetes tendría que expulsar, si es que había más, pero debía contar con ello y por esa razón quería ahorrar energías mágicas. Debía ser inteligente si debía vencer a varios de ellos y darles a los centinelas que habían ido al Oblivion, a su hermana, la posibilidad de ganar.

- ¡Apartaoooos! - fue lo único que pudo escuchar en el fragor de la batalla.

Pero fue lo único que necesitó el brujo para impulsarse hacia atrás con su magia de viento y ver como una gran rama le caía encima al maldito jinete.

- ¡Ahora, es nuestra oportunidad! -, gritó, al tiempo que se movía a toda velocidad hacia su enemigo. - ¡Debilitadlo, a poder ser en la junta de la armadura del cuello de su hombro izquierdo!

Lucy descargó su magia de fuego sobre el jinete, que atrapado entre las ramas, solo pudo arder como un condenado a la hoguera, entre las ramas, ardiendo sin posibilidad de defenderse. El elfo al que no conocía lanzó un rayo a donde les había indicado que atacase, impactando sobre el cuello y hombro del pobre diablo. Y él, se acercó hasta el jinete, para justo cuando estuvo a un paso de este, impulsarse hacia arriba con su magia de viento, y buscar enterrarle a plomo el acero de su espada, desde la punta hasta la guarda. Justo en aquel sitio donde antes ya hubiera hecho mella con su arma, cuando Bio le manipulase mentalmente, y donde ahora atacaban elfo y brujo al unísono.

- La próxima vez trae unos aguardientes-, le dijo, mientras saltaba con ayuda de su magia. - Seguro que así te daremos una mejor bienvenida-, soltó seguido, apuñalando hacia abajo al jinete, enterrando su espada hasta la empuñadura y sacándola inmediatamente después mientras continuaba su salto.

Llegados a este punto, Vincent no estaba seguro de si el ataque conjunto tendría éxito, y si por tanto, el jinete acabaría expulsado. Más de lo que sí estaba seguro era de su siguiente movimiento. Si el jinete acababa huyendo con el rabo entre las piernas, al verse debilitado y demasiado herido, o por las heridas provocadas por un centinela, le mandaría un bonito regalo a través del portal. Unos bonitos ojos de lobo de lo más explosivos. Para que no se dijera que los aerandianos no eran gente generosa.



Offrol
___________________________________________________________________________

¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Brad Pitt? No, peor, es el cobrador del frac (?

Resumen: Vincent se raya mentalmente por esa Reike tan rara que le hace sombra y va a una batalla sin estar esposada. Habla con los recién llegados en Halcón Viajes, ahora también hacemos cruceros aéreos. Luego comienza la batalla, cubrimos a Reivy para que lleve el orbe a Nin y Bio nos la hace. Lo maldigo aunque ya no esté, porque gritar unas maldiciones siempre está bien. Al bicho malo le cae encima una jodida rampa del tamaño de un piano de cola, quizás más, no llevo el metro encima, Lucy lo abrasa, que no abraza, que no son tan íntimos. En ese mismo momento, el elfo, que ahora ni recuerdo como se llama, le da poderosa luz en el cuello, y a la vez le hago un Aquiles versión película, en ese mismo punto que ataca el Olfen. Que sí, que sé como se llama, os tomaba el pelo... (?)

El éxito de nuestro ataque dependerá de la decisión de los master, obviamente, pero dejo constancia de que si tenemos éxito, uso mi habilidad de nivel 1 para atacar con 8 bolas de fuego explosivo a través del portal en cuánto huya. Que para eso siempre te dan un regalito al acabar el viaje en crucero ¿no? La idea es impactarlo al otro lado y que muera, y el éxito de esto, por supuesto, también lo decidirán los master. Con igual obviedad, si la expulsión del jinete fracasa, este ataque no se realizará y la batalla continuará en la copa.
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Mensaje  Fehu Miér Abr 15 2020, 10:56





Nos han pedido un poco más de tiempo para las que faltan por responder. Rogamos paciencia a los que ya lo hicieron.

Como parece que sólo queda una zona desatendida, Ger y yo iremos preparando la tortura del resto mientras esperamos.
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Mensaje  Aradia Hazelmere Jue Abr 16 2020, 04:39

Cuando Aradia llego a la corteza fue a la zona para reforzar indicada por Lagoles y un grupo pequeño de dragones  fueron a apoyarla. Ella giro los ojos, temía que ya había tenido suficiente de dragones para una vida y sintió un escalofrió que le recorrió su espalda como sudor frio. Pero prefirió concentrarse, la ayuda era más que necesaria en ese momento y requerían moverse hábilmente y repeler al enemigo cuanto fuera necesario. Todo lo que conocía y veneraba estaba en ese árbol que para su pueblo era el faro en la obscuridad. Conforme veía las reparaciones de la corteza entre las instrucciones del chaparro, pero no veía que hubiera un cambio notable.-Tal vez una segunda carga sea necesario ¿no?- Se dijo a sí misma y sintiendo que perdía demasiado tiempo y prefirió regresar a las raíces. –Ustedes vengan.- Le dijo a un par de su tropa y corrió hacia las raíces, todos estaban en algo, resguardando civiles, alistándose para defender el hogar, curando heridos.

-¿Pero que crees que pueda haber allá mujer?.- Grito uno, seguro ya se habían hecho esa pregunta, pero se había vencido a un jinete en ese lugar, o un ataque, pasara ser sincera ella no había puesto mucha atención. Tal vez el daño abajo era mucho y el fertilizante ese solo estaba reparando esa sección. ¿Si necesitaba más? No vio a nadie ir hacia allá, todo se centraba en la copa y el ojo en fuego sobre el árbol Madre.

-Son libres de acompañarme o no.- Respondió concentrada al gradoq ue solo vio por el rabillo del ojo que alguien al parecer se acercaba a ellos. Y realmente sus sospechas parecían correctas, nadie había pensado en las raíces siendo estas un lugar tan vital y ahora vulnerable. Cuando llego al lugar se le fue el alma a los pies y el otro dragón hizo la pregunta que ella tenía en la cabeza.

-¿Qué son esos?- El color del soldado se le fue a los pies, ciertamente esas criaturas no eran algo a lo que se hubieran enfrentado ninguno de los presentes, que capacidades tenían, que gama de posibilidades ofrecían esos enemigos. Aradia  relamió su labio, una parte de ella se emociono y otra estaba aterrada.

-No lo sé, pero debemos detenerlos. Te tengo una idea-Musito la elfa respirando hondo, ciertamente los planes no eran su fuerte,solía ser mas impulsiva, ver el entorno y manejarse en él era una reacción aprendida, tal vez debía aplicar en su entorno lo que hacia con su cadena, al lanzarla debía saber donde y como golpearía, las posibilidades y el rebote, bueno ahora tenia la oportunidad. Acaricio con la yema de los dedos la segunda toma del fertilizante del templo, había pensado usarlo para fortalecer al árbol pero ahora todo cambiaba de forma radical y esperaba que pudieran hacer algo.

-Yo te cubro- Dijo el soldado desenvainando la espada como esperando que de un momento a otro se les lanzaran esas criaturas a la yugular. El hombre pasó saliva, era un suicidio ser los primeros en atacar.

- Hay que ver de donde vinieron y hacer que regresen a su infierno, o, hacer de este santuario su tumba. Tú lanza un trozo de planta lo que encuentres una raíz hacia ellos, usare una poción para que crezca y los atrape, no se cuanto dure pero  - Mientras hablaba desenfundaba con la zurda la cadena tomándola del aro central y con la diestra saco el frasco de fertilizante. -A la señal ve por ayuda-

¿A la señal?, dijo el que buscaba algo verde y casi tropezaba en el suelo con una raíz.-¿Cual señal?- Por un momento al soldado le dio por tirarla a loca y salir por patas de ahí y dar la alarma, primero lo mangoneaba una elfa y segundo le daba una orden, de no ser por que se había ofrecido para ayudar ahí... una planta. Con una daga y tratando de no moverse de forma agresiva mientras su compañero se ponía a la defensiva, corto un palmo de raíz que casi lo hacia caer al suelo, por la forma medio titubeante de hablar de la elfa, lanzo el trozo de raíz como si fuera una pequeña pelota, recordando como jugaba con su perro de niño, seguro de esa forma las criaturas no le pondrían atención. Aradia agradeció eso, nunca lo hubiera pensado y ahí donde termino el trozo de raíz ella lanzo el frasco que se volvió pedazos y bañaba esta con (no había mejor forma de decirlo) la mierda de rata. Esperaba su plan funcionara, y apenas noto cuando el que habia cortado la raiz daba algunos pasos hacia atrás y emprendía una sigilosa huida en busca de ayuda.

Off:
Uso de
[Trama de Sandorái] Veo fuego en Anar
Recompensa: Fertilizante de rata [Consumible 3 cargas me queda 1 ]: Uno de los potingues que traía las ratas de la peste. Cuando la tiráis sobre una planta, la hace crecer a un tamaño sobrenatural. Diversas aplicaciones: Subir a sitios, bloquear puertas, etc.
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Mensaje  Nahir Jue Abr 16 2020, 16:58

Le sorprendió lo rápido que improvisaron un hospital en aquel santuario.
Trasladaban a las personas que se encontraban más graves, ayudándose de camillas improvisadas que habían hecho con los materiales que tenían a mano.

-Una, dos y tres… abajo, poco a poco. - se movían todos al unísono.

Antes de subir a nadie a la camilla ponían una tela sobre esta, así la movilización se hacía más sencilla y no había que tocar tanto a los heridos.

-Vamos, cada uno de una punta… - estiraban de la tela, colocando a los heridos sobre las mantas que anteriormente habían dispuesto en el suelo. Y vuelta a empezar.


Nahir no sabía muy bien en que podía ayudar, pero se sumaba ahí donde veía que faltaban manos: empezó colocando las mantas en el suelo, después había llenado cuencos de agua limpia y los había repartido ahí donde eran necesarios, y ahora se encontraba ayudando a mover una mesa para que los que estaban preparando los ungüentos pudiesen trabajar con mayor comodidad.

-. - Nahir se volvió, como si supiese que se estaban dirigiendo a ella. Había un elfo con un mortero en las manos, no esperó a que la bruja respondiese. - A tu derecha, ¿ves esas plantas? Colócalas sobre la mesa. - la morena obedeció.

-¿Qué más necesitas?

-Ahora, con los dedos, desmenuza las hojas secas y déjamelas en este cuenco. - Nahir estaba acostumbrada a asistir a su madre en aquel tipo de tareas, así que no le fue difícil seguir las instrucciones del elfo. - Muy bien, esto ya está… - le tendió el frasco a la bruja. -Llevárselo.- dijo señalando a una mujer que estaba arrodillada sobre uno de los enfermos.

-Aquí tienes…- la mujer alzó la vista para mirarla.

-De “aquí tienes” nada, ayúdame a rasgarle el pantalón, hay que administrarlo en las piernas.
La bruja obedeció, cogió su vieja daga y rompió la tela. La piel parecía quemada.

-Pon en abundancia, ten cuidado con las ampollas. - en ese momento estaban colocando a otro hombre en la manta de al lado, también parecía que le había alcanzado el fuego, pero a diferencia de al que estaba tratando Nahir, este estaba consciente.

-¿Que ha pasado? - preguntó la mujer empezando a examinarlo.

-Huargos en las raíces…- dijo apretando los dientes mientras le empezaban a poner la misma pomada.

-¿Queda alguien más ahí abajo?

-No.
Nahir miró a la médico, ya había terminado de untar el ungüento en las piernas del hombre. Era como si algo en su interior le estuviera gritando que debía bajar ahí. La mujer al parecer la comprendió sin necesidad de decir nada.

-Vamos, ve. Pero ten cuidado, bastante gente tenemos ya aquí.

La morena asintió y salió corriendo dirección a las raíces. Se cruzó con un pequeño grupo de elfos en las escaleras.

-¿A dónde vais?

-Nos dirigimos al santu…

-No, acompañadme. - le interrumpió, reanudando el descenso. Los elfos se quedaron parados, mirando a la bruja que se iba perdiendo escaleras abajo. -Venga, ¿a qué estáis esperando?
Estos tardaron un segundo en responder, pero terminaron por obedecer a la bruja y seguirla hasta las raíces.


El hombre que la había informado de la situación en la raíces había dicho que no había nadie más allí abajo, pero cuando la bruja llegó se encontró con una pareja lanzandoles algo a unos… ¿Que demonios era aquello? La bruja abrió mucho los ojos, parando en seco.

-!Huargos! - gritó uno de los elfos tras la morena. Esta frunció el ceño, nunca había visto semejantes bestias, pero se fijó en el fuego que rodeaba su cuerpo, de eso si sabía un poco.

Ya estaba a punto de abrir la boca cuando se pudo escuchar el frasco de cristal romperse, todo el contenido de este empapó lo que desde ahí parecía una raíz.

-Entrad, aseguraos de que no hay nadie herido. -La bruja avanzó hasta colocarse al lado de la elfa. -¿Cual es el plan? - preguntó sin dejar de mirar al frente, vigilando los movimientos de los huargos.

Entonces la raíz empezó a crecer, y cuando alcanzó el techo empezó a avanzar hacia delante, como una enredadera de enormes y largos brazos. Los huargos retrocedieron, intentando huir de aquella enorme planta que amenazaba con engullirlos, pero no disponían de tanto espacio, por lo que no tardaron mucho en verse atrapados dentro de la raíz, como insectos en una telaraña.

Pero aquellas bestias no tardarían mucho en quemar la planta y quedar libres de nuevo.
Nahir alzó ambas manos y empezó a lanzarles agua, que caía desde el techo, para asegurarse de que llegase a empapar a todas las bestias, aquello ayudaría a apagar todo aquel fuego. Cuando estuvo segura de que la lluvia había hecho su efecto, procedió a congelar todo el agua que había dentro de las raíces, evitando así que el fuego reapareciese y dañar a los huargos.

-Preparaos, no sabemos si será suficiente…- dijo tensa, esperando que en cualquier momento un bicho de aquellos se lanzase sobre ellos.
__________________________

Uso de: Especialización
Escuela tensai: Brujos tradicionales que se especializan en un elemento específico, pudiendo acceder a formas incluso más avanzadas del mismo. Es capaz de crear el elemento en cuestión o manipularlo a partir de su presencia en el ambiente. Agua ->Hielo
Maestría: Control de agua

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Mensaje  Uri Sáb Abr 18 2020, 21:06

¡Así no, vampiro! ¡Tiene que ser hasta la mitad! ¡Hasta la mitad ¿Que parte de hasta la mitad no entiendes?


...


La dulce voz aniñada de una joven aprendiz de sacerdotisa ensordeció los oídos del cansado infante por unos segundos ¡Su cabeza le dolía por culpa de esa aguda y chillona voz! ¿Como diablos acabó en esa situación? ¡Antes de que se diera cuenta ya había sido emparejado con una joven elfa, de no más de 14 o 15 años que no dejaba de regañarlo por todo! Aunque no negaría que la muchacha era bonita. Poseía una voz dulce y armoniosa que complementaban perfectamente con una porte solemne y digna de una futura sacerdotisa de Árbol Madre, cuando se la presentaron el niño quedó unos segundos de piedra ¡Lastima que esa impresionante primera impresión la destruyó el descubrir que lo que tenía de linda lo tenía de temperamental!


La joven había mareado y mandado al pobre vampiro haciéndolo ir de aquí para allá en la enfermería como quiso ¡Uriel no tuvo tiempo ni de rechistar siquiera! Para cuando quiso darse cuenta ya tenía una montaña enorme de recados y trabajo. El infante suspiró solo de recordarlo. Pero no todo era malo, incluso si era bastante exigente, la elfa no le pedía lo imposible; Solo trabajos ligeros que no pusieran en riesgo su malherido cuerpo. Y eso no cambió incluso cuando descubrió por parte de su profesor que era un vampiro.


No seas dura no él, Vira. El también parece bastante herido.....


¡Hmp! ¡Es usted el blando, profesor! Los vampiros son naturalmente más resistentes físicamente que los elfos ¡Si un par de quemaduras pueden hacer que nisiquiera pueda rellenar unos cuencos correctamente, quiere decir que los vampiros no son más que unos enclenques!


El curandero elfo, maestro de Vira, quien intervino a favor de Uriel lo miró con  cierta lástima y disculpa. Uriel le respondió con una sonrisa forzada ¡Una vez que la elfa de nombre Vira tomaba una postura respecto a algo, incluso para el viejo sacerdote, era más fácil matar a un dios antes que hacerla cambiar de parecer! No había nada que pudiera hacer por el pobre vampiro. Encogiéndose de hombros, el niño pacientemente obedeció a la futura sacerdotisa y diligentemente llenó hasta la mitad los cuencos de madera finamente talladas con agua espesada, siguiendo a rajatabla las medidas ¡Al parecer el importante mantener hidratados a los heridos y soldados! Mientras que la mayoría de curanderos estaban tratando directamente a los heridos, ellos se encargaban de las cosas mas rutinarias; Vigilar a los civiles enfermos, abastecer de víveres médicos al grupo principal y velar por los soldados que aún yacían en sus puestos.


¡No te duermas en los laureles, vampiro! Mientras estás holgazaneando varios soldados ya podrían haber muerto ¡Estate siempre atento!


¡S-Si!


Siendo regañado de nuevo por la preadolescente, Uriel rápidamente se centró en su labor ¡Y eso que él no quería estar en la enfermería para empezar! ¡Todo lo contrario! Quería ir donde estaba Anders ¡Pero fue arrastrado por Fëanor hasta ese lugar antes de que se diera cuenta!


Las personas pacientes y amables dan miedo cuando se enfadan….


<< En un primer momento no siguió a Eilydh, Galatrea o Nahir hasta la enfermería ¡Se quedó ahí quietecito mientras las veía marchar! La arruinó por completo por un impulso pero, incluso en aquel momento, no había olvidado su principal objetivo. Estaba por girarse para seguir paseando hasta encontrar a su elfo favorito pero, antes de siquiera dar un paso, fue levantar cuál gatito del suelo por dos fuertes manos ¡Al inicio luchó con una vocecilla indignada y su inútil fuerza infantil! Pero se detuvo en cuanto  Uriel reconoció la fría y molesta voz del adulto que lo estaba sujetando.  


Creo recordar que te dije que no salieras del cuarto, vampiro….¿Acaso no lo dejé claro? Tus heridas son muy graves, que no duelan no restan su gravedad….¿Que tiene que pasar hasta que te detengas de forzar tu cuerpo? ¿Que se te infecten las heridas? ¿Que se abran? ¿O quizá morirte?


A-Ah....Y-Yo l-lo sien-....…..


Ah~ ¡Déjalo! Es mi culpa por creer en la palabra de un vampiro, para empezar....¡Te llevaré a la enfermería de guardia! Ahí al menos habrán un par de ojos sobre ti...


Dado que lo habían sujetado por la espalda, no pudo ver el rostro de Fëanor pero entendió de inmediato que estaba furioso con él ¡Su tono generalmente apacible y gentil era en aquellos momentos estaba muy molesta y fría! Pero enseguida, tras suspirar para tranquilizarse, recuperó su compostura mientras dejaba de sujetar a Uriel como si fuera un gato y lo tomaba correctamente entre sus brazos. Por Instinto, Uriel rodeo el cuello del elfo con sus brazitos para evitar caerse ¡Parecía acostumbrado a cargar niños! El elfo no pareció en lo más mínimo incómodo y Uriel se sentía realmente cómodo en sus brazos.


¡E-Espera! ¡Quiero ir con An-...!



¡Me temo que no puedo permitir eso! ¡El señor Anders está ocupado! No solo eso, está encargándose de una zona demasiado peligrosa para un niño herido como tú.


¡P-Pero…!


Irás a la enfermería, y no hay más que hablar…..
>>


Así fue como acabó en la enfermería de guardia, no importó cuanto protestara o pataleara cual niño malcriado y caprichoso ¡El guardia ni siquiera se lo replanteó ni por un segundo! Al final, se rindió al entender que sus esfuerzos eran inútiles ¡De momento sería un buen niño y se quedaría ahí! obedientemente No se fiaba de los elfos de Árbol Madre, pero al menos Fëanor estaba ahí; Incluso si no era una fuente de seguridad como lo era Anders, sabía que el guardia no era un mal hombre ¡Si estaba ahí podía sentirse un poco más seguro!


Vira, ve a las raíces junto con el pequeño vampiro para entregarle los cuencos al equipo de defensa que pasará de patrulla ahí en unos minutos. Muchos de ellos no han parado desde que empezó el día ¡Esto les ayudará a seguir moviéndose un rato más! Jael, Assy, id con ellos también


Yo iré también, solo por si acaso pasa algo de camino….


"Se lo agradecería"


Una vez Uriel acabó de llenar los cuencos, el sacerdote miró suavemente a su aprendiz, dándole su siguiente tarea. Vira y los otros dos aprendices de inmediato asintieron, acatando serenamente las ordenes de su maestro mientras que Uriel ocultó la exasperación de sus ojos; Pensaba que podría librarse Vira tras llenar los cuencos, pero parece que debía tolerar los regaños un rato más. Por otro lado, Fëanor, quien se había arremangado y puesto un delantal de sanador para echar una mano al sacerdote, de inmediato se ofreció a acompañar a los preadolescentes hasta las raíces en caso de emergencia.


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Y obviamente, la suerte no le sonreiría ni una sola vez al pobre vampiro......


Escondidos tras los pilares que sujetaban la gran sala que eran las raíces de Árbol Madre, Uriel, Vira y Fëanor -Los otros dos aprendices estaban ocultos en el pilar del lado.- se esforzaban por esconder sus presencias del pequeño grupo de Huargos rodeados de llamas. Uriel contuvo las ganas de echarse a llorar ¡Hace apenas una hora luchó por su vida contra un malvado “jinete”! ¡¿Ahora tenía que encarar perros en llamas?! ¡Por el gran Habbakhuk! ¡Detengan el maldito abuso infantil de destino! Vira parecía igualmente asustada, peor debido a su personalidad orgullosa, mantenía la compostura correctamente incluso cuando su pequeño cuerpo temblaba detrás de las túnicas de sacerdotisa aprendiz.


¿Huargos en las raíces? ¿Como….? Tch….Parece que los otros ya han ido a avisar a los demás…...Quedaros cerca de mi, niños...


Murmurando en voz muy bajita, Fëanor se asomó con un semblante serio para evaluar la situación ¡Una manda de perros de fuego gruñían a  no muchos metros de ellos! El elfo llegó a divisar otro grupo de elfos y dragones no muy lejos de ellos, liderado por una elfa que logró cercar a los huargos inteligentemente ¡Al poco se les unió una bruja y otros pocos elfos! Reconoció a la bruja como Nahir casi de inmediato. El elfo suspiró aliviado, sabía que ella era una tensai de agua bastante talentosa, de vuelta contra el jinete, su magia fue realmente útil ¡Y por supuesto, sabía que ella era prácticamente el enemigo natural de los huargos!


Si tan solo pudiéramos abrirle una abertura….


Si la bruja atacaba en aquellos momentos, los cánidos de inmediato se alejarían de la fuente de agua; Eran bestias pero no tontos ¡La elfa del látigo logró atrapar algunos! Pero tarde o temprano harían arder las raíces que los entorpecían y, furiosos, se tirarían sobre ellos ¡Debían darle una mejor cobertura a la bruja de agua y rápido!


E-er…..V-Veamos…..”
 

Uriel tendía a suplir sus desventajas físicas y mentales con herramientas u objetos que pudieran ayudarle, siempre llevaba encima un par de ases en la manga para garantizar su supervivencia en casos extremos ¡Quizá tenga algo útil para ese momento! ¡Comenzó a rebuscar en sus bolsillos, en busca de cualquier cosa útil para distraer a los perros de fuego! Sacó un poco de todo, cada vez más desesperado, haciendo un poco de ruido de más en el proceso.


O-Oye ¿Q-que estás hacien-....? ¿...? Eso es…..



¿Que es todo ese barullo? Al final nos escucha-.....Ah....¿De donde has sacado esto, pequeño?


Ante el sonido que hacía el vampirito mientras buscaba algo que pudiera serles útil, los dos elfos se giraron nerviosos para detener a Uriel ¡Pero enseguida sus rostros de nerviosismo cambiaron a sorpresa en cuanto divisaron unas pequeñas esferas al lado de Uriel! Claramente confundido, Uriel la tomó entre sus manitas y se las mostró al par de elfos.


Las encontré hace no mucho…..¿Es algo especial?


“¿Especial? ¡esto es justo lo que necesitábamos! ¡Buen trabajo, pequeño~~! Con esto, no solo le daremos cobertura a Nahir, sino a todos para atacar de forma segura a los Huargos.”



E-Errrr……¿Q-Que bien? ¿Gracias….?



Quien diría que tenías algo tan útil~~ Nada mal, vampiro. Lo que tienes ahí son Orbes de Imbar; Sirven para provocar ilusiones a los enemigos en un radio de 5 metros ¡Pensar que tendrías algo tan útil!


Mientras que el elfo guardia revolvió animadamente el cabello de Uriel antes de tomar una de las esferas, Vira golpeó alegremente la espalda de Uriel con una amplia sonrisa aliviada ¡Eso confundió mucho a Uriel! ¿Pero estaba bien? Lo que importaba era que tenían algo para hacer que los huargos se quedaran quietos. EL vampirito sonrío levemente, feliz de ser de ayuda


“¡Iré yo! No os mováis de aquí ¿De acuerdo?


Fëanor tomó firmemente la pequeña esfera de cristal y miró con un semblante serio a los preadolescentes mientras que, por si acaso, desenvainaba su daga. Había dejado en la enfermería su arco, pero afortunadamente vino armado con sus armas cortas. Vira y Uriel asintieron al únismo, acatando en silencio las órdenes del adulto.


Uriel podía entender, viendo a Fëanor, el nivel de los guardias del Árbol Madre e inevitablemente sintió un poco de respeto por ellos ¡No necesitaba saber de ninguna arte militar para entender la gran capacidad física del elfo!


Valiéndose de la natural rapidez de los elfos y del entrenamiento militar de los guardias de Árbol Madre, Fëanor logró colarse rápidamente detrás de los confundidos Huargos antes de que se dieran cuenta de su presencia, demasiado ocupados quemando las raíces que los encerraban. Sin temer a las imponentes criaturas del Oblivion, el elfo lanzó la pequeña esfera de cristal justo en medio del grupo de lobos. Con su mano libre, desenvainó su otra daga. El elfo puso algo más de distancia con los cánidos y él, sin regresar al pilar para evitar poner en riesgo a los preadolescentes.


"Les lancé un Orbe de Imbar! ¡Durante un rato se estarán quietos ¡Es ahora o nunca! ¡Atcadlos a distancia!"


Exclamó el elfo en un tono serio, sin apartar la vista de sus enemigos.


-----------------------Off-Rol----------------------------------------

Antes que nada, perdón por la tardanza ): ): ):

Resumen del post:

- Anders, gracias por mandarme a Fëanor <3 Gracias a ti no tengo que tirar de nuevo a lo leones al pobre Uriel, sino que puedo lanzar a los leones al pobre Fëanor XDDD (?) (?) (?) (?) (?)

- Fëanor le lanza a los huargos Orbe de Imbar, que hace lo siguiente:
 

  • Orbe de Imbar x3: [Consumible] Piensa en un lugar, real o imaginado, y arrójalo al suelo. La imagen de tu mente se proyectará en un radio de cinco metros desde el punto de impacto con todos sus detalles: imágenes, sonidos, olores e incluso obstáculos físicos. Las personas en el área de acción sentirán que están presentes en ese lugar, a menos que tengan alguna habilidad u objeto que les ayude a destapar ilusiones. Tú podrás ver a través de la ilusión. Dura 2 turnos.


Y hace que los Huargos tengan una hermosisima ilusión de estar cayendo en la profundidad de un gran y eterno océano, ahogándose muy horriblemente sin poder hacer nada <3 Que agradable todo <3


Uriel no hizo nada directamente, así que debería de conservar el bonus del grupo de curación~~



Y eso es todo, amigos :3
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Mensaje  Fehu Dom Abr 19 2020, 09:59





En breve subiremos el próximo turno, pero antes quiero hacer una aclaración:

Uri, aunque tu PJ no hizo nada directamente, empleaste el turno en atacar, por medio de Fëanor, y no en defender, por lo que sí perdiste el bono de curación. En este caso, no es tan importante, porque no había heridos en la zona, pero sí conviene tenerlo en cuenta para los próximos turnos. El bono (tanto el de salud como el de refuerzo) no se pierde permanentemente, sino que se aplica o no en cada turno, en función de si decidís emplearlo en atacar o en defender.
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Mensaje  Fehu Jue Abr 23 2020, 20:37







Árbol Madre

Como viene siendo habitual, los hechos narrados a continuación no se presentan necesariamente en orden cronológico, sino por zonas


Copa
Estado: Destruida
Personajes y NPCs en el Área: Vincent Calhoun, Reike, Lucy Fireheart (tensai fuego, 8 ), Wilhelm Dutch (tensai agua, 4), Ronaldo de Trastámara (tensai de agua, 9), Canit (ladrón, 3) y Olfen Neril (magia ofensiva luz, 10)

Ante la clara orden de su capitán, la tripulación del Lunargentés Errante, es decir, aquellos que no habían desembarcado, se apresuró a sacar el navío de entre las ramas del gran árbol. La lucha contra el Jinete se desarrollaría en la plataforma de la Copa. Un Celebrimbor herido trató de abrirse paso de nuevo hacia la mujer que portaba el Orbe, pero al ver cómo ésta desaparecía por la apertura que llevaba al interior del árbol, hubo de contentarse con defenderse, tratando de hacer el máximo daño posible a su vez.

Por desgracia para él, aquel lugar estaba lleno de magos que, si bien no hubieran tenido mucho que hacer contra él en un combate de a uno, se habían coordinado para atosigarlo desde todos los flancos. Fuego, luz, hielo y ¿de dónde había salido aquella jodida rama? Hizo lo que pudo por el tiempo que pudo, pero finalmente, no le quedó más remedio. Debía volver, recuperarse, antes de que fuera demasiado tarde. El portal se abrió a su lado y se dejó caer a través de él, pues no le quedaban fuerzas para más. Quiso su mala suerte que no fuera él lo único que cruzaría al otro lado.

Desde su posición aventajada, Vincent Calhoun podría ver cómo media docena de sus ojos de lobo atravesaban el portal del Jinete antes de que se cerrara. Los dos últimos irían a estrellarse contra el ramaje, donde resultaban más que patentes las consecuencias del fuego de Lucy, el hielo de Ronaldo y el fuerte viento de la tormenta. El Centinela no tendría ocasión de preocuparse por los estragos de la batalla, pues al poco de cerrarse el portal, la muerte que acababa de infligir en el enemigo se haría sentir en su propio cuerpo. Su vista se desenfocó por completo y sus piernas se tambalearían bajo el peso y el dolor.

Vincent, ¿te encuentras bien, te ha herido? —preguntó Ronaldo mientras se apresuraba a sostenerlo del brazo para evitar que cayera al suelo.

Dutch, que se había acercado al otro costado del Centinela para ayudar también a sostenerlo, cruzó una rápida mirada con la Alta Encantadora. ¿Cuánto de verdad habría en la historia de la falsa Tyrande? ¿Estarían los Centinelas abocados a una muerte segura si acaso lograban cumplir su objetivo? La mirada alarmada de Lucy, sin embargo, pasó de largo el pálido rostro de Vincent para centrarse en su capa, que había perdido su blanco radiante y lucía desvaída. Presentaba incluso algunas rasgaduras. ¿Cómo era aquello posible?, se preguntó la bruja. ¿Qué ocurriría si las reliquias se rompían y dejaban de funcionar antes de acabar con los Jinetes?

No quiero asustar a nadie —dijo, nerviosa, la voz de Canit—, pero va a ser mejor que nos larguemos de aquí.

El mausu hablaba con la voz de la razón ya que, a pesar de la lluvia, el fuego había prendido en las hojas del Árbol y el viento lo hacía saltar de rama en rama. Olfen, por su parte, había tomado una determinación. Le dolía en el alma tener que recurrir a aquello, pero si querían que las ramas y hojas volvieran a brotar en el futuro, debían proteger el tronco, no podían permitir que el fuego se extendiera más allá. Aprovechando las zonas debilitadas por la escarcha, cortó con potentes tajos de luz las ramas afectadas y as dejó caer. Era todo lo que podía hacer en aquel momento para proteger su hogar.

Rápido —ordenó, ocultando tras un rostro inexpresivo la profunda emoción que sentía—, todos adentro. —Y guió al grupo en dirección a la entrada.

___________

Equipo Eleatril: Habéis derrotado a Celebrimbor, ¡enhorabuena! Sin embargo, estáis muy lejos de poder sentaros a descansar. Tras el combate de Asher y el vuestro, no podíais esperar que el escenario quedase intacto, ¿cierto? Ante la falta de refuerzo en la zona, la copa se desmorona y vosotros corréis en la única dirección posible: hacia abajo. Seguid leyendo para saber con qué os encontraréis allí.

___________


Planta alta / Sala del Consejo
Estado: Invadido por Eredin Tarmúnil
Personajes y NPCs en el Área: Los de la Copa, junto con Bio, Eilydh, Anders y Lágoles (arquero, 4)

El tipo había tenido el descaro de venir solo. Eso le gustaba y su misión no descartaba la posibilidad de divertirse un rato. Para eso estaban los otros allí, después de todo. Los había creado para encargarse de la parte más físicamente destructiva y, así, poder ocupar su mente en otros menesteres. Como explorar los más oscuros secretos de aquel osado aventurero, por ejemplo.

Veamos qué tan intimidante te parezco en un rato —habló sin mover los labios. Sus ojos claros miraron fijamente los oscuros del vampiro y un destello travieso apareció en ellos, para extenderse a todos los rincones de la sala. Pronto, Bio se encontraría muy lejos de Árbol Madre y de Sandorai.


Cuando Anders entró en la sala, Eredin permanecía inmóvil, frente al vampiro, completamente ajeno a él. Pero había otros para recibirle. Otros que recordaban, como su creador, lo que el joven elfo les había hecho abajo. Esta vez, no se repetiría aquella derrota. No tenía al ex-centinela consigo, había cometido la estupidez de venir solo, mientras que ellos nunca estaban solos.

Cuatro de ellos se colocaron en formación defensiva, frente a su creador y el nuevo juguete de éste. Tres se lanzaron a por el recién llegado, con los otros dos observando desde las sombras de la sala en penumbra, esperando su oportunidad. Cuando su hermano cayó y vieron el barro salir de la armadura para pasar a recubrir el arma del elfo, supieron aprovechar el momento. El primero de ellos se unió a los que habían atacado anteriormente. Tres contra uno, demasiados flancos que proteger y, mientras tanto, un asesino silencioso buscando una apertura.

Creo que me quedaré por acá un poco más, Anders Ahlberg —oiría el joven elfo justo después de que un dolor agudo en su costado le alertara de la daga que acababa de penetrar entre sus costillas—. Qué lástima que no tengas tiempo de mostrarme el lugar.


Olfen, ¿cu-cuándo has v…? —El guardabosques, que casi se estrelló con su superior, fue interrumpido antes de que pudiera terminar su pregunta.

Luego, Légolas, ¿cómo está la situación por aquí? —dijo Olfen.

La-Lágoles, señor, y lo cierto es que lo desconozco. Recibí aviso de que no llegaban noticias de esta sección y vine a comprobarlo.

¿Qué ha sido eso? —preguntó Dutch de repente, buscando con la mirada la procedencia del ruido que acababa de escuchar. No tardó en toparse con la puerta entreabierta de la sala del Consejo.

Suena como una pelea —dijo Lucy frunciendo el ceño y, sin pensarlo dos veces, lideró la marcha hacia el peligro.


En el momento en que el elfo oscuro extraía su daga zurda del cuerpo de su víctima, las puertas de la sala se abrieron y cayeron pesadamente al suelo, acompañadas de una explosión llameante que ocultó brevemente los rostros de quienes llegaban desde el otro lado. El asesino no esperó a que la llamarada se disipase y aprovechó el movimiento de su brazo al extraer la daga para lanzarla con fuerza más allá del fuego.

Al otro lado de la puerta, Lucy cayó de espaldas con el arma clavada hasta la empuñadura en medio del pecho. Lo siguiente que verían los recién llegados sería el cuerpo de un joven elfo cayendo al suelo como un muñeco de trapo y a ocho jinetes idénticos cubriendo el camino entre ellos y la pareja del fondo, ambos de pie, inmóviles, mirándose el uno al otro.

___________

¡Boss Fight 2.0!: Eredin Tarmúnil ha vuelto a por la revancha. Tendréis que ocuparos de él. Si seguisteis el combate contra Carantir el turno anterior, os sonarán los conceptos de “ataque de debilidad” y “sentencia”. Aquí seguiremos una mecánica parecida, solo que no irá dirigida a una debilidad específica. Salvo que se indique lo contrario, cada uno de vosotros podrá realizar, en su turno, una acción de ATAQUE o una acción de PROTECCIÓN (sólo tendréis tiempo para una de las dos). A efectos narrativos, podréis colorear vuestros ataques tanto como queráis, pero a efectos de conteo, aunque lancéis cinco bolas de fuego seguidas, sólo contarán como un ataque. Cada ataque directo de un PJ a Eredin (al verdadero) causará 1 golpe de daño. Si recibe 3 golpes de daño, estará tan debilitado que abrirá un portal para huir al Oblivion. En ese momento, Vincent, y sólo Vincent, podrá atravesar el portal para ejecutar al jinete en el Oblivion o bien lanzarle un ataque a distancia como hizo en la Copa. Dada la formación defensiva de los Eredins, no creo haceros una gran revelación si os digo que el verdadero es el que está al fondo de la sala, junto a Bio, por lo que, para que Vincent pueda llegar hasta el portal o bien su ataque a distancia no se tope con ningún obstáculo, uno de vosotros deberá, necesariamente, emplear una acción de ataque en deshacerse de todas las copias que se encuentran entre el Centinela y el Jinete verdadero. Para ello, podrá valerse de todos los PNJs que tenéis en la zona y no estén incapacitados. En resumen: para matar a Eredin necesitáis 1) despejar el camino de copias, 2) causar 3 puntos de daño al Eredin verdadero y 3) la sentencia de Vincent a través del portal. Hasta aquí, las instrucciones generales; a continuación, os dejo vuestras instrucciones específicas:

Eilydh: Eres invisible. Sólo Anders sabe que estás en la sala y, aunque Bio y Eredin cuenten con recursos para detectar ilusiones, están demasiado ocupados el uno con el otro para percibir tu presencia. Tienes una oportunidad de oro para acercarte al Eredin real y asestarle un golpe donde más le duela. Debido a eso, si decides atacarle directamente, le causarás, no uno, sino 2 puntos de daño. Eso sí, a menos que algún otro de tus compañeros pueda hacer algo al respecto, si tú atacas, Lucy morirá y Anders, demasiado grave para continuar, será llevado por Lágoles a la planta intermedia, por lo que ninguno de los tres podrá ayudaros en este turno. Además, perderás tu invisibilidad y Eredin no se quedará quieto, por lo que deberás tirar runa para determinar las consecuencias de su contraataque. Si los dioses te sonríen, saldrás con una herida leve, si tienes suerte media, la herida será moderada, si la runa es mala, recibirás una herida grave y será muy grave si la runa es muy mala. Tus compañeros tienen permiso para describir el contraataque de Eredin en función de tu runa (ojo, sólo el contraataque, no la reacción de Eilydh, para eso necesitaríais su permiso).

Por otro lado, tanto Lucy como Anders han recibido una puñalada mortal. Su estado es Muy Grave. Si decides no atacar en este turno, se pondrá en juego tu bono de salud y su estado pasará a ser Grave, vivirán. Además, podrás emplear una acción de protección en sanar a uno de los dos (tras sanar a uno, podrás acercarte a atender al otro, por supuesto, pero a efectos prácticos, en este turno sólo tendrás tiempo de curar a uno de los dos). Si no atacas en este turno, podrás conservar tu invisibilidad.

Tienes una tercera opción, emplear una acción de ataque en ocuparte de los Eredins falsos. Perderás tu invisibilidad en cuanto ataques al primero. No tendrás que tirar runa, pero las consecuencias para Lucy y Anders serán las mismas que si atacas directamente al Eredin verdadero. Este turno, tú posteas la primera en esta zona.

Bio: Le diste una buena sorpresa de bienvenida a Celebrimbor y cumpliste el objetivo de atraer la atención de Eredin para que tus compañeros pudieran luchar sin obstáculos en la Copa. Tanto atrajiste su atención, que ahora su magia de ilusiones es sólo para ti y anda rebuscando en tu cerebro la mejor manera de torturarte. No he querido entrar en detalles porque sólo tú conoces realmente los entresijos de la mente de tu personaje. En este sentido, puedes llevar la narración por donde lo veas conveniente. Siempre que Eilydh decida NO atacar directamente a Eredin en este turno, tú podrás realizar, no una, sino hasta 2 acciones. La primera se producirá dentro de vuestras mentes, donde se está librando una batalla de voluntades entre ambos. Tienes total libertad para describir cómo se producirá este combate y cómo atacarás a Eredin. Aunque el ataque no sea físico, recibirá igualmente 1 punto de daño (será daño mental).

La segunda de tus acciones (o la primera, si Eilydh atacó), tendrá lugar en el plano físico, cuando te liberes de la ilusión de Eredin. Podrás atacar directamente a Eredin, pues estará a tu lado. Esto le provocaría 1 punto de daño (físico, esta vez). O, si lo prefieres, podrás decantarte por atacar a los Eredins falsos, liberando el camino para que Vincent o alguno de los otros puedan acercarse a atacar al Eredin real. Si tienes recursos para ello, podrás optar en su lugar por realizar una acción de protección, tratando de asistir a uno de los personajes heridos (Lucy, Anders o, en el caso de que haya atacado a Eredin y obtenido una mala runa, Eilydh).

¿Como te librarás de la ilusión? Existen dos posibilidades: En el momento que el Eredin verdadero reciba 2 puntos de daño, te liberará de la ilusión automáticamente (es debido a esto que no tendrás tiempo de realizar el ataque mental si Eilydh ataca a Eredin). Pueden ser dos puntos de daño físico causados por tus compañeros, o una combinación de 1 punto de daño físico de uno de tus compañeros y 1 punto de daño mental que le causes tú mismo. Sin embargo, no será necesario que él te libere para escapar de la ilusión. Tienes el nivel y los recursos, podrás salir de la ilusión con ayuda de tu fuerza de voluntad y el daño mental que tú mismo puedas causarle a él.

Reike: Eres un poco el comodín del grupo. No estás cerca del Eredin real, pero con tu Telequinesis, no lo necesitas. Puedes atacarle directamente. O tal vez prefieras abrirle paso a Vincent cargándote a las copias. Por tus conocimientos de Alquimia, podrías funcionar también como sanadora suplente: si Eilydh ataca y tú renuncias a hacerlo, podrás salvar o a Anders o a Lucy (o ayudar a la elfa con sus heridas si tiene mala suerte con las runas). Aunque dudo que tengas los recursos para una curación total. Queda a tu elección.

Anders: ¿Creíste que porque el ataque físico iba asociado a la runa buena tendrías mejor experiencia de la que viviste en las raíces? ¡Pobre iluso! Eredin no iba a arriesgarse a que lo humillaras de nuevo y esta vez no estaba Uri cerca para librarte de la puñalada. Tu estado actual es Muy Grave. No has muerto aún porque no se puede matar PJs porque lleva un poco de tiempo morir ahogado o desangrado. Si Eilydh decide atacar y nadie se ocupa de tu herida, quedarás incapacitado por el resto del evento. Te tocará narrar cómo Lágoles te lleva apresuradamente a la planta intermedia con Galatrea, o tus desvaríos inconscientes, o un poco de cada, lo que prefieras.

Si Eilydh no ataca, pero decide curar a Lucy, o si algún otro compañero consigue mejorar tu estado de salud a Grave, podrás tratar de curarte a ti mismo (a efectos narrativos, también podrías ayudarte de Lágoles para ello). Esto contará como una acción de protección. No podrás atacar en este turno, pero estarías disponible en el siguiente.

Sólo si Eilydh te cura o tus compañeros consiguen mejorar tu estado de salud, al menos, a Moderado, podrás o bien efectuar una acción de protección para sanar a otro herido, o bien efectuar una acción de ataque (si alguien te pasa una poción de su inventario y tú la bebes, no cuenta como una acción). Estás lejos del Eredin real, por lo que no podrás atacarle directamente a menos que otro compañero haya hecho limpieza de clones. O puedes ser tú quien saque la escoba.

Vincent: Sufres la enfermedad de los Centinelas. Han muerto 2 Jinetes en esta ronda y el efecto se ha dejado sentir. Tras cerrarse el portal que se llevó a Celebrimbor, tu capa se rasgará por varias partes y tú sentirás el peso del agotamiento caer de golpe sobre ti. Te dolerá todo el cuerpo y apenas lograrás mantenerte en pie, en los primeros momentos, hasta tendrás dificultades para enfocar tu visión. Necesitarás ayuda para escapar de la Copa. Una vez en la planta alta, cualquier acción, hasta caminar, requerirá un enorme esfuerzo por tu parte.

Igual que tus compañeros, podrás realizar o una acción de protección o una acción de ataque. Eres el único en la sala que puede ejecutar a Eredin, pero eso no significa que estés obligado a hacerlo. Puedes confiárselo a los del otro lado, aunque a estas alturas, ya deberías saber que, si tú estás como estás, ellos no estarán mucho mejor. En cualquier caso, es tu elección. Si quieres asegurarte de acabar para siempre con Eredin, deberás confiar el combate a tus compañeros mientras reúnes fuerzas para el golpe final.


___________


Planta intermedia / Santuario
Estado: Libre
Personajes y NPCs en el Área: Galatrea Neril

Nada amenaza esta zona por el momento. Las tareas de los sanadores se desarrollan con la mayor normalidad posible y los habitantes del Árbol aquí reunidos están tan seguros como pueden estarlo, dadas las circunstancias.

___________


Planta baja / Casa de las Vestales
Estado: Libre de Jinetes. Tyrie: ¿enemiga o aliada?
Personajes y NPCs en el Área: Níniel Thenidiel, Catherine, Nousis Indirel, Reivy Abadder y Lavey

Pese a que Reivy Abadder consiguió llegar con el orbe a regañadientes a la casa de las vestales, Níniel se lo negó a Tyrie. Lejos de enfadarse, la extraterrestre se sintió ciertamente decepcionada de primeras y respiró profundo. El ritual de luz estaba listo y solamente faltaba el orbe para orquestar su ansiado plan. Pero Níniel la había “pillado”.

Calmada, Tyrie, sin ser centinela, emitió un fuerte rayo de luz sobre la mano de Níniel para provocar la activación del Orbe de Aerandir y abrir un portal rápido allí. Después, utilizó un látigo de energía para sacar a Erzébeth del, atarla y lanzarla con fuerza al portal justo antes de que las defensas terrígenas de Nousis colapsaran. No sabía ni como había librado el joven elfo. Pero una vez más, salió victorioso.

-¡Apriétalo! – pidió la elfa, para poner fin a la segunda incursión fallida de Erzsébeth ahí.

Con aquel grácil movimiento, Tyrie había dejado que incluso allí tenía unas capacidades superiores a las de los jinetes, incluso. Por ello, se dio la vuelta despacio y calmada hacia el grupo compuesto por Eleatril, Níniel, Catherine, Nousis, Reivy y Lavey, observándolos con una serena, pero apenada. Para nada agresiva, como seguramente esperarían.

-En efecto, no os conté toda la verdad. – Reveló, comenzando a caminar hacia ellos tranquila. - El precio a pagar para… este Árbol Madre. Es alto. No lo negaré. El ritual de luz está pensado para drenar la energía, y planeaba utilizar el traslador para enviarla al Oblivion y restaurar nuestro árbol. Era lo que viste en mi sueño. – Reveló. – Pero si los centinelas destruyen a Imlerith, dejarán de caer meteoritos sobre este árbol y será nuestro destruido mundo el que quede aislado… Tal y como lo habéis visto. – continuó sin quitar la vista al ansiado orbe. Aún tenía una opción para salvar a su pueblo. – No os mentí cuando dije que podíais utilizar el Orbe de Aerandir para cerrar vuestro mundo. Tienes el orbe. Puedes salvar tu árbol si lo destruyes. – reveló. – Pero si lo haces, dejarás a los jinetes, centinelas y no solo a ellos, también a los niños y gente de mi pueblo condenados a vivir en el mundo que has visto. Sin agua ni comida que llevarse a la boca. ¿Es eso lo que merecemos? ¿Es que no hemos sufrido ya bastantes penurias? – inclinó la cabeza, pidiendo algo de comprensión con su causa. – Usad el orbe y dadme la oportunidad de traerlos aquí, al menos. Déjame llevar a cabo un éxodo que me permita salvar a los máximos posibles. – Los ojos de Tyrie comenzaron a brillar de lágrimas. – Tenéis que hacerlo… Os lo ruego. ¡Es mi familia!

Y se arrodilló, casi en una súplica. Con esta petición, el grupo estaba ahora en una nueva disyuntiva.

___________

Nousis está dando toda una lección de supervivencia. Reivy quizás no debió llevar el orbe a la sala de Tyrie (¿o sí?). Pero la decisión tomada por Níniel os ha salvado. Efectivamente, haber aceptado la opción Tyrie habría terminado por destruir Árbol Madre. Si los centinelas acaban con Imlerith, esta decisión tomada desbloquea el “true ending”. Sin embargo, esto os otorga una nueva disyuntiva que deberéis decidir como grupo:

Opción A: Aceptar la petición de Tyrie. Os comprometéis a llevar a cabo el éxodo. Hay un total de 90 habitantes del Árbol Madre del Oblivion que tendréis que rescatar. Sois 3. Tendréis que narrar vuestro paso al Árbol Madre en destrucción del Oblivion y tirar una runa que determinará dos cosas 1-el número de habitantes que salváis (siendo 1 la peor runa contando por la izqda y 30 la mejor), que con el uso de habilidades de al menos 1 habilidad/objeto de apoyo por cada 10, podéis suplir este efecto. Y 2- La consecuencia del último turno que os llevaréis, que puede desembocar en un fatídico resultado para vosotros pese a vuestra heroicidad. Podréis utilizar a Tyrie y Eleatril a efectos de narración (pero salváis a la gente vosotros).

Opción B : No acceder a la petición de Tyrie. En ese caso os atacará. Si optáis por esta opción, mandadme un MP y os pongo mecánicas (que no os pongo por adelantado para llevaros la sorpresa, ya que es el boss nivel calavera opcional).

Opción C : Destruir el Orbe de Aerandir. Lo que Tyrie os había dicho hace un par de turnos. Lo que supondrá el fin de los jinetes oscuros en Aerandir automáticamente. Concluyendo todas las batallas en Árbol Madre tal y como estén y cerrando los portales. Aseguráis al 100% mantener  Árbol Madre vivo (ya que el árbol está dañado, pero no destruido), pero condenáis a los que están en el Oblivion.



___________

Corteza
Estado: En peligro, bola de fuego en camino
Personajes y NPCs en el Área: Ninguno

¿Quién iba a decir que un par de niños hallarían la forma de evitar lo inevitable? Todos los equipos que permanecían aún en la corteza exterior observaban lo más resguardados posible cómo los dos muchachos corrían derechos hacia el lugar previsible del impacto. Nadie supo lo que estaban haciendo hasta que vieron la barrera resplandeciente que se creó en el área antes de que los chicos salieran corriendo de allí.

No se parecía a los escudos protectores de algunos de sus más poderosos congéneres, pero cumplió el propósito para el que había sido creado. El impacto causó un sonido atronador y aquellos que permanecían resguardados en los parapetos de la corteza pudieron percibir una ligera vibración en la misma, pero cuando el fuego se disipó, la zona de impacto estaba intacta.

Lo que alarmó a los guardabosques fue algo que nadie había imaginado ni en sus peores pesadillas. Y es que varias de las pesadas ramas de su Árbol, ennegrecidas o todavía llameantes, se precipitaban sin remedio hacia el suelo. La espantosa visión estuvo a punto de distraerlos del peligro inmediato de su situación: una segunda bola de fuego venía en camino.

___________

El primer ataque del ojo ha sido detenido. Un segundo viene en camino y no queda nadie en la zona para impedirlo. A menos que alguien encuentre la manera de librarse de sus tareas, llegar hasta la corteza y detener o desviar el fuego, se producirá el impacto, causando 1 punto de daño en la corteza.


___________

Raíces subterráneas
Estado: Invadido por huargos ígneos
Personajes y NPCs en el Área: Aradia Hazelmere, Nahir y Uri

A medida que los huargos se veían obligados a retroceder, aumentaba su nerviosismo y, con él, su agresividad. Cuando el agua comenzó a caer desde el techo, comenzaron a lanzarse con furia contra aquella planta, tratando de abrirse paso para escapar.

El agua tuvo el efecto deseado: todo el fuego que se había extendido por la zona, así como el que alumbraba la piel de aquellas bestias, se extinguió sin remedio. Pero también tuvo un efecto inesperado: una nube de vapor se elevó en el aire al tiempo que se apagaba la piel de los huargos y, al contacto con dicha nube, la parte alta y media de la planta, recientemente brotada de un fragmento de raíz, comenzó a marchitarse. Las raíces de Árbol Madre eran fuertes y resistentes, pero ¿cuánto tiempo podrían aguantar hasta sufrir el mismo efecto?

Oh, mierda —dijo Fëanor después de que una bocanada de aire le hiciera comenzar a toser—. Me temo que hemos liberado una especie de vapor tóxico.

No era aquel su único problema. Para evitar ahogarse en medio del océano que percibían a su alrededor, los huargos habían comenzado una carrera por ser los últimos en caer. Saltaban unos sobre otros, tratando de quedar arriba y evitar lo inevitable. Entre aquellos saltos y con la planta que los atrapaba debilitándose, uno de los monstruos acertó a traspasar la barrera. Cayó hacia delante, derribando a Nahir y, en su desesperación por no hundirse en el vasto mar, comenzó a agitarse frenéticamente sobre la bruja.

___________

¡Enhorabuena!, habéis atrapado a los huargos (casi todos) y anulado su capacidad de quemar las raíces con su fuego. Solo hay un pequeño problema: al apagar su piel, se ha liberado una nube de vapor tóxico que no sólo dañará las vías respiratorias de los presentes, sino también el Árbol (causará 1 punto de daño a las raíces si nadie puede evitarlo). Además, uno de los huargos, rabioso y asustado, ha conseguido escapar de su prisión y ha aterrizado sobre Nahir (mala suerte). Aradia o Uri (directamente o con ayuda de los PNJs que traen consigo) deberán ayudarla a quitárselo de encima. Quien se ocupe de esta tarea, deberá tirar runa para determinar la gravedad de las heridas que sufrirá Nahir por este ataque: Runa buena, herida leve; runa media, herida moderada; runa mala, herida grave. Si la herida es grave, necesitará curación para poder continuar.

Aradia: Si te centras en tratar de proteger las raíces del gas tóxico, o fortalecerlas para resistirlo, anularás el punto de daño a las raíces, pero no podrás atacar en este turno. Por otro lado, tenéis a los huargos atrapados y casi indefensos, debido a la ilusión, por lo que tú y tus dragones podríais acabar con ellos fácilmente si decides confiar en la fortaleza de las raíces y atacar. Una tercera opción para ti sería encargarte del huargo fugado y liberar a Nahir (serías la que tire runa por ella), aunque, si le dejas esta tarea a Uri, quedarías libre para curarla con tu magia élfica en el caso de que resultase gravemente herida (si haces esto, no podrás atacar en este turno, tampoco proteger las raíces).  

Uri: Al igual que Aradia, puedes ayudar a Nahir y acabar con su atacante (tirarías runa por ella) o acabar con los huargos atrapados. Por otro lado, si decides NO atacar (ni tú ni tus PNJs, a menos que los maneje una de tus compañeras), conservarás tu bono de salud y anularás el daño producido al grupo por el gas tóxico (narrativamente, puedes valerte de cualquiera de los PNJs que has traído para ayudar con esto). El bono no afecta a las heridas sufridas por Nahir a causa del aterrizaje del huargo sobre ella, pero tú o tus PNJs podréis curarla (al contrario que en el caso de Aradia, esta acción no es incompatible con anular el daño del gas tóxico, ya que perteneces al equipo de curanderos).

Nahir: Has tenido mala suerte y te ha caído un pesado y tóxico huargo encima. No podrás postear hasta que Aradia o Uri se ocupen de él. Tus heridas dependerán de la runa que saque esa persona. Si se trata de herida grave, no podrás continuar a menos que la otra te cure o que tengas en tu inventario (o alguna de tus compañeras) una poción u objeto que te ayude a curarte. Podrás curarte a ti misma por otras vías, pero no podrás atacar en este turno si lo haces (aunque sí se pondrá en juego tu bono de salud y anularás el daño por vapor tóxico al grupo). Si ni Uri ni tú atacáis en este turno, tus heridas mejorarán automáticamente 1 punto (junto con la anulación de daño anteriormente mencionada), pero necesitáis que dos personas ataquen si queréis libraros de los huargos en este turno. Si tu herida es moderada o leve, o te cura alguna de tus compañeras, podrás atacar y acabar con los huargos atrapados.

Todas: En resumen: necesitáis 1) que alguien le quite de encima el huargo a Nahir y acabe con él; 2) que alguien acabe con el otro grupo de huargos; 3) es posible que también haya que curar a Nahir (en función de la runa). Otros riesgos a tener en cuenta: 1) un punto de daño a las raíces (solo Aradia puede evitarlo, pero si lo hace, no podrá atacar ni curar a Nahir); 2) daño por envenenamiento a todos los presentes (tanto Uri como Nahir pueden anularlo, pero quien lo haga no podrá atacar). No podréis hacerlo todo, así que debéis decidir si es el Árbol o vuestros PJs los que arrastrarán las consecuencias al próximo turno.


___________

El Oblivion

La cosa no iba mal en la copa. Allí, los héroes se enfrentaron exitosamente a los retos propuestos de Caranthir. No sin pequeño esfuerzo, habían derrotado al segundo jinete más poderoso. Finalmente, fue Asher Daregan quien dio el remate final. Ahora sólo tenían que entrar a la torre, subir los peldaños del pináculo y enfrentarse a Imlerith. Cuando invadieron el interior, se encontraron con una torre estrecha. El mismo escenario para todos. Miraron a lo alto, pero no alcanzaron a ver nada. Pues la torre formaba una escalera de caracol muy estrecha que cerraba continuamente la visión.

-Ahora sólo tenemos que subir… - inquirió un Melena Blanca que había entrado el primero, quizás rememorando sus tiempos de centinelas. La puerta se cerró a su paso y puso observar como en el pequeño espacio sólo estaban Asher, Syl y Valyria. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los demás? ¿Ja'zad? – preguntó enfadado. – Joder… Debe ser otro de sus truquitos de magia. – refunfuñó el leónico, que nunca había escondido su repugna generalizada hacia todo lo relacionado con la magia.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

El escenario era el mismo para todos. Pero el rival y la compañía para cada héroe había quedado resuelta por la voluntad de Demian y su habilidad para resolver correctamente el puzzle. Sí. El Destino, esta vez, no lo eligieron los dioses. Sino el propio adolescente asesino. En primer lugar, ni Henrietta ni Virgo ni Imargo ni Saranee vieron nada al cruzar la puerta. Ellos no tenían “símbolo”, por tanto la ilusión les transportó al bosque de Sandorái. Para problema de ellos. Lejos de ayuda. - ¡No! ¡Mierda! – gritó Imargo a Saranee. - ¿Dónde estamos? – a lo que la gata sólo pudo contestar con un cruce de hombros. Estaban lejos de todo enfrentamiento. Imargo pateó una piedra. - ¡Mierda! ¡Mierda y más mierda! - Y, sentándose sobre una roca y llevándose las manos a la cabeza, acabó su aventura en la batalla.

Pero no todos corrieron esa suerte. Así, perro, león y hada tenían se encontraron una torre de piedra con una atmósfera irrespirable. Venenosa. Mithnediel Tarmúnil colocó una serie de trampas-enredaderas sobre el suelo con la intención de pararles los pies y evitar que llegaran a lo alto de la torre. Mithnediel no era excesivamente poderoso, pero sí muy puñetero. En el aspecto de las trampas de pinchos y ramas que dificultaban el avance hasta él. En lo alto de la torre.

Maestra cazadora y Demian, se encontraron con una torre protegida por un francotirador.

La más crítica de todas era, quizás, la torre de la centinela Elen, Alister, Rauko, Xana, Lyn y Eltrant. Milane volvía a enfrentarse cara a cara con Eltrant Tale. Lo que parecía una ventaja numérica sería sin duda un problema en un lugar en el que no había espacio para tantos combatientes. Tenían por delante un duelo de fuerza, como el tira y afloja. Milane trataba de lanzarlos por la puerta por la que habían entrado, ayudándose de unas fuertes corrientes de aire de las ilusiones del jinete del engaño. Era la sensación que amenazaba con sacarlos del terreno de combate. Pero no tenían espacio para pasar uno delante y otro detrás. Rauko y Xana, los últimos de la fila, literalmente. Eran los primeros candidatos a salir por la puerta, tenían que mantener esa puerta cerrada como fuera para evitar las corrientes.

-Eltrant. – Susurró una voz femenina. La de una niña. Como si de su hija se tratara. Sonaba en su cabeza. Parecía un cuervo. – Te di mi bendición hace años. Te dije que si estabas ahí, tendrías que tomar una decisión. – continuó. - Tendrás que salvar a tus amigos. Tendrás que salvar al mundo. Y morirás en ello. – indicó. - Cuando ellos no puedan hacerlo. Mira ahora atrás. Sus reliquias se resquebrajan. - Momento oportuno para que Eltrant observase a Elen y la viese en los brazos de Alister tosiendo sangre. Cada jinete muerto era una losa para ellos. Y habían caído ya unos cuantos. – No van a poder con Imlerith. – Advirtió. - Mantente preparado y, recuerda. Nunca agaches la cabeza. – Con ello confiaba en que Eltrant, que aguantaba espada con escudo a Milane, pudiera hacer subir a la jinete venciendo fuerza y aire. Difícil para él.

Sí. Elen era mucho más fuerte que Asher y Anastasia en el Oblivion. El hombre bestia se encontraba agotado, pero podía rendir medianamente si conseguía poner freno a la hemorragia. La bruja fue quizás quien más acusó el cansancio de los tres, cayó de rodillas nada más entrar a la torre. No podía ni levantarse para sorpresa de Demian. Y Aegus les esperaba con su ballesta-rifle, esperando abatirlos a ambos.

Estaban tan cerca todos… y, a la vez, tan lejos.

* * * * * * * * * * * * * *
Habéis derrotado a Caranthir y Demian ha resuelto correctamente el puzzle ¡Muy bien! Estáis a solo un paso de vuestro objetivo: Imlerith, pero cada uno tenéis una tarea de acuerdo a la resolución planteada por Demian. Vuestra ruta sigue siendo lineal. El escenario es el mismo para todos. Vamos definiendo también este “final” épico que se avecina. Vais camino del true ending.

Asher, Valyria y Melena Blanca: Os enfrentáis a un lugarteniente: Mithnediel. Dos golpes + sentencia. Tenéis una atmósfera de veneno. Esta vez, el que primero postee tendrá que darle solución al tema del veneno o cada uno deberá salvarse de la manera que pueda. Melena Blanca no cuenta como herido. Cualquiera podéis usar al leónico.

Demian y Anastasia: Vosotros tenéis una sensación un tanto “especial”. Más bien tenéis un ataque directo con flecha que tendréis que detener (no lo podéis esquivar por la falta de espacio). No es un espacio que favorezca a Aegus, desde luego, pero tampoco a vosotros. 1 golpe + sentencia.

Eltrant, Rauko y Elen:  Vuestra sensación son unas corrientes de aire que amenazan con tiraros de la torre. Para detenerlas, tenéis que acabar con las corrientes de aire... cerrando la puerta Sólo Rauko y Xana pueden hacer esta tarea. Así que si no tienen modo, tendréis que ayudarlos.sumando la propia fuerza de Milane. ¿Recordáis el juego del tira y afloja? Nada bueno os espera si consigue tiraros. Si no quitáis el viento, por lo menos os echará a todos menos a Elen y Eltrant (y no iréis a Aerandir de vuelta). Lo demás es superar a Milane en fuerza y rematarla. 2 golpes + 1 sentencia (Sí. Rauko/Xana también tendrán que herirla).

Eltrant: Koran se ha puesto en contacto contigo. Algo va a pasar en el próximo turno, y parece que vas a tener que hacer algo especial. ¿Tendrá que ver con una condición que obtuviste hace tiempo?

Centinelas: Las reliquias se resquebrajarán cuando derrotéis a vuestro jinete y acabaréis en modo despojo. Sí. Como lo oís. Podéis darle un final épico vosotros mismos por última vez, si queréis.
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Mensaje  Valyria Lun Abr 27 2020, 21:12

Seguía jadeando, en el suelo, empapada en sudor, más por el susto y el infierno a su alrededor que por necesidad. La batalla y lo que había a su alrededor era… confuso, pero alguien la había rodeado de fuego para que no se congelaras y luego… dicho fuego había explotado. Más o menos. Entre el golpe y la pantalla de fuego, la verdad era que no estaba muy segura de que había pasado. Pero el tipo estaba definitivamente muerto, y eso era bueno. Y tenían que avanzar, así que se puso de pie y siguió al resto.

No podían quedar muchos, no tardaría en acabarse. Solo un poco más. Miró hacia arriba en cuando entraron en la torre, como todos, pero la escalera dificultaba las cosas, no podría dispararle desde allí, lo que implicaba subir y arriesgarse... otra vez. Mal asunto.

Lo que suponía que era un reniego de Melena Blanca la saco de sus pensamientos, viendo la puerta cerrada. No había para tanto, puertas que se cerraban solas siniestramente era de esperar….

Oh, no era la puerta. Era que de repente habían perdido como al... 75% de las personas.

Si, puede que eso fuese un problema.

Y unos escalones más arriba, empezó a notar el aire, el olor, hasta el sabor, el regusto que dejaba en la boca, estaba mal. Erróneo. Su cuerpo gritándole que era malo. Poco después vio las plantas, reptando hacia ellos, estorbando, intentando agarrarlos. Miró al perro y al león. Podían seguir sin ella, solo necesitaba convocar a sus pequeños, podría atacarlo sin moverse del sitio, sin retrasarlos. Cerró los ojos, buscando en su interior, y entró en pánico.

Sus pequeños, los espiritus, sus compañeros… se oían tan lejanos, tan… distorsionados, hasta el punto que no estaba segura de que pudiera invocarlos. De que debiera. Formas erróneas, confusas, que le provocaban dolor de cabeza invadieron su mente, de espíritus deformados, huecos, incorrectos en una manera para la que no encontraba palabras. Rotos de una manera primordial, intrínseca. No. No podía.

¿Y qué le dejaba eso? ¿Su arco? Su pierna se negó a avanzar y retrocedió un paso, hacia la salida. Siempre podía irse, vivir para luchar otro día, de nada habría servido el arco contra el último, dudaba que sirviera con este. Y sin embargo, una canción elfica llego a sus labios.

-Todo héroe debe hacer una elección
Luchar con honor, hacerlos temblar como un canalla
Morir en batalla, una leyenda, una lección
O correr del peligro para luchar otra batalla

Los verdaderos héroes no temen a la muerte y el dolor
Como un soldado, luchando hasta su último aliento
Dedicando sus vidas a una causa, sin un solo lamento
Luchando y entrenando hasta el último albor.-

Que arrogante se había vuelto, creyéndose una heroína por una estúpida canción infantil. Y aun así, de alguna forma, se sentía mejor, sus dudas disipadas, y hasta juraría que su Luz… brillaba con más intensidad que nunca, latiendo al ritmo de su corazón. Habían parado brevemente en cuando notaron el veneno, pero el leonido había retomado los esfuerzos, sacando su hacha y cortando cualquier rama o enredadera que gozara interponerse entre él y el jinete. Una actitud que podía compartir, la verdad. A medida que veía a las plantas, destrozadas en su camino a la cima, cualquier brizna de terror o incertidumbre se disipaba. Tenía que ser uno de los suyos, ninguna otra raza que conociera manipulaba plantas de esa forma. Haber caído de esa forma, volverse una existencia tan retorcida como para amenazar el árbol más sagrado… Otra estrofa de la canción llego a sus labios, incendiando una pequeña ascua de odio en un infierno.

-Alzo mi arco, disparando como ninguno
Como un soldado, seguimos avanzando
Nuestros corazones, latiendo como uno
Honramos a los que ya no están, luchando.-

Había ido allí por el bien de su mundo, de todos los mundos. Y había tomado la elección que creía, era la mejor, para no arrepentirse en los años venideros. E iba a seguirla hasta el final.

Habían llegado a lo alto de la torre, o al menos, al piso donde estaba el jinete, por suerte más grande que el tramo de escaleras en el que estaban dando vueltas, o habrían estado a distancia de apuñalamiento. Raíces, enredaderas y demás partes de plantas se extendían por el suelo, con un aspecto enfermizo. O puede que estuviera proyectando el desagrado que sentía por el dueño hacia sus creaciones. Daba igual. Melena Blanca cargo contra el con un gritó, al mismo tiempo que ella daba un brusco quiebro a la derecha, arco y flechas ya listos.

Esa cosa con forma de elfo extendió las manos, abrió la boca, puede que para lanzar un conjuro, puede que para decir alguna tontería como “bienvenidos a vuestra muerte”. Poco importó, puesto que una flecha tuvo la cortesía de clavarse en su cuello y callarlo. No estaba muerto, no podía estarlo, físicamente, así que siguió disparando, otra flecha se clavó en su hombro, y una última en el muslo, por si se le ocurría nada gracioso.



_______
Uso esa bonita bendición que recibí el tema anterior para subir mi Sab +100 y esperar que sea suficiente para ignorar el veneno.

Y uso la OTRA bendición para acertarle al jinete, 7 flechas restantes.

También le dejo el ataque de Melena a Asher.

Y finalmente, cualquier posible error en la rima es debido a que es una canción infantil, traducida desde el elfico, y adaptada a las bendiciones. Absolutamente. Nada que ver con mi sueño o pésimas notas en literatura. Promise.
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Mensaje  Nousis Indirel Lun Abr 27 2020, 23:48




Las fuerzas que allí contendían minimizaban todo cuanto creía saber. El campo de la magia, exceptuando aquello en lo que todo Elfo era diestro, era un mundo oscuro, caótico, tan descorazonador como incomprensible. Las hazañas de la mujer de cabello blanco, y las habilidades de la Tyrie del reverso no podían concretarse en su entendimiento, por más que lo desease con todas sus fuerzas. Deseó ser capaz de contrarrestar tales prodigios con algo más que suerte y fertilizante. Y aún así, allí continuaba. En una situación tan semejante a cuantas había leído que en ciertos momentos sólo se sentía espectador de cuanto ocurría ante sí. Los escritos de la batalla se compondrían desde su mismo final, si el Árbol resistía. Los hechos se estudiarían en cada tribu, en cada clan. ¿Y qué dirían de él? Se preguntó no sin cierto sarcasmo, cuando el Io malévolo falló en eliminarle como a los pobres guardias que no tuvieron tanta suerte. Se limitaba a resistir. A aportar cuanto podía ante un poder desconocido y gigantesco. Nada le importaban el Oblivion, la extraña dimensión a la que habían hecho mención, ni otras gentes. Ni siquiera muchas de las que contenía el Árbol en esos momentos. Todo se resumía en salvar Sandorai.

La llegada de dos nuevos individuos no mutó un panorama que en la mente del elfo ya no seguía razonamiento alguno. Parecía en los últimos tiempos que todo podía ocurrir, y en cualquier momento. No había nada sencillo ni nada predecible. La lógica había muerto, aplastada bajo las ruedas de los acontecimientos.

Al tratar de hacerse una vaga idea de los recién llegados, sus ojos captaron otra fantasía mágica que le hizo comprender aún en mayor medida cuan lejos estaba de resultar decisivo en todo aquello. Su orgullo se resentía con el transcurso de cada hora, experimentaba, al ver la mágica cuerda de Tyrie expulsar al invasor. Aún habiendo escuchado las leyendas de la Nemaniel de su mundo, el poder que manejaba su doble aparentaba ser abrumador. Entonces cayó en la cuenta de preguntarse qué haría esa mujer si no accedían a sus deseos. La elfa portadora del orbe, ahora brillante, había desenmascarado su plan sí. Nousis miró su espada, como si apelase inútilmente a ella ante lo que podría estar por venir. Paseó la vista desde la felina y su compañera hasta los recién llegados, finalizando en la maga extradimensional. Y lo que escuchó, le provocó una mueca de odio que a duras penas pudo controlar.

¡Atreverse a pedir su ayuda, cuando hubiera destruido el Árbol de no haber sido entendidas sus jodidas intenciones! Tyrie merecía la muerte por sus actos, ninguna otra cosa que separar su cabeza de sus hombros por haber intentado tamaño genocidio. La espada en su mano, y su razón pedían la sangre de aquella mujer como una de las peores criminales de la historia. Haber logrado su propósito o no, carecía de sentido. En su mente, había sido juzgada, condenada y merecía el destino de cualquier que se atreviera a tal blasfemia. La más dolorosa de las muertes.

Abrió los labios, calmándose lo necesario para dirigirse a la elfa de cabellos de plata. De reojo, observó a quien llevaba la misma apariencia que la heroína de Sandorai.

-No tengo conocimiento de las criaturas que han estado atacando nuestra tierra- comenzó- apenas he comenzado a atisbar su poder o naturaleza. Pero sí conozco mi deber, nuestro deber como hijos del bosque- entonó con una seguridad que no admitía réplica- Y es salvar cada vida que contiene. Salvar sus sueños y su futuro. No conozco ese mundo de cual nos habla. Mi esfuerzo y mi sangre pertenecen a los míos. A los elfos que han nacido y viven en ésta realidad. Toda mi vida he tratado de encontrar como protegerlos- reveló, mirando un instante al suelo, antes de que sus ojos volvieran a la pétrea confianza que había exhibido hasta ese instante- Y éste es un momento decisivo. Yo… no puedo hacerlo. Carezco del poder suficiente- masculló, como si tragase algo realmente repugnante- Te he visto actuar, salvar a muchos de los nuestros. Ahora es tiempo del último acto - alzó un poco la voz- ¡Destruye esa maldita esfera y que vivan para verse libres de una sola muerte más! ¡SI ASÍ TODO TERMINA, HÁZLO POSIBLE!

Señaló a Tyrie con la espada. Miró de frente a la hechicera, serenándose un punto- Quédate con nosotros, llora a los tuyos. Olvidemos la traición- afirmó, expresando su lengua tal mentira. Jamás podría perdonarla- Y déjanos rescatar nuestra tierra, Tyrie.

-¡DESTRÓZALO!- pidió con todo su ser a Níniel, rogando a los dioses ser escuchado.

Una plegaria halló un recoveco en sus pensamientos. ¿Serían abandonados tan cerca de la salvación?
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Mensaje  Eilydh Mar Abr 28 2020, 23:28

Era extraño no ser visible. Eilydh se percató por un momento de que lejos de sentirse excluida de la batalla que se estaba librando, el no poder ser vista casi le daba la extraña ventaja de observar como espectadora todo lo que aquella sala estaba viviendo.

Sentía el éter del propio árbol fluir a través de la sala, el jinete lo manipulaba y ambos él y el vampiro que lo enfrentaban parecían no estar más que ella misma en aquella sala. Su corazón se encogió por un instante al entender cuán afortunada era de que aquel jinete hubiese estado lo suficiente ocupado como para siquiera atender a Anders y ella misma. Dudaba de alguna manera que no supiese que estaban allí y por un instante aquellos pensamientos la apartaron lo suficiente como para no darse cuenta de las figuras que si que presentaban una amenaza a ambos elfos.

Para cuando se giró hacia su compañero la daga de uno de ellos ya se había clavado en él, a través de su armadura. Eilydh no había conocido  nunca a un elfo que fuese capaz de manipular el éter de aquella manera, y en cualquier otra situación aquello la hubiese hecho maravillarse de todo lo que no conocía de su propia especie y había tomado por poco relevante: Pero la sangre de aquel elfo se esparcía en el suelo sagrado del árbol santo que había jurado proteger, y no tardó mucho en que una segunda víctima también cayese en las redes de aquellas bestias casi gemelares.

Su primer instinto fue viejo conocido de la chica. La ira la recorrió desde el centro de su pecho y contuvo un grito amargo entre los dientes, tan solo apagado por el hecho de que se recordó invisible. Agarró a Karma, sin pensárselo dos veces. De nuevo aquella partida de Tok con tres jugadas. La visión única de la elfa casi llamaba a la chica a acercarse por fin a aquel Jinete.

Había traído la oscuridad al bosque de Sandorai. Apagado la luz de Anar y osado corromper las raíces de ese árbol, su árbol, con la ambición de la destrucción. Había forzado a todos los elfos fuera de lo sagrado de su tierra conocida, y aún así, aquel jinete estaban tan solo a dos metros de ella... ajeno siquiera a su ínfima presencia. Porque ella era, al fin y al cabo ínfima.

Eilydh agarró a Karma dispuesta a desempuñarla. Dejándo que la ira se apoderase de ella.  Casi sumiéndose en toda la piedra que había en su corazón pero...

¿Acaso era aquello todo lo que era? ¿ Ira, desolación, dolor y vacío? ¿Acaso no era aquello todo lo que habían dejado atrás los jinetes a su paso? ¿Acaso no era aquello contra todo lo que estaba luchando? ¿Por lo que había tenido que despedir amigos y ver caer a valerosos luchadores en el camino?


Por algún motivo cesó su camino cuando tan solo había avanzado unos pasos. Su mirada se topó con los ojos de aquel elfo. Ese desconocido no había dudado en prestarle una defensa a ella minutos atrás, apenas sin conocerla. Apartó la mano de su espada por un momento.

La sangre de aquel elfo se había esparcido lo suficiente como para identificar que no era capaz de curarse por si mismo. Aquella sangre era su sangre. La de todos los elfos que estaban en las raíces intentando apagar el fuego de la batalla, la misma que sin descanso ayudaba a heridos  en las planta media. Aquella sangre era la de la hija de Galatrea, y la de su marido. Los ojos de Anders parecían haberse fijado en algo que ella no veía, la chica adivinó que nublándose en quizás un último grito de auxilio. Aquel elfo era todo aquello de lo que había huido hacía ahora casi un año. Y a la vez se había convertido en todo lo que no le habían ofrecido en los últimos 5 minutos. Todos los valores que quizás ella misma... no habría podido mostrar en las mismas circunstancias.

La elfa no se había dado cuenta pero su ira se había aplacado hacía bastante y casi sin pensarlo se había estado acercando a Anders de manera sigilosa, casi intuitiva.

No.

Ella era más que rencor e ira. El árbol una vez más le brindaba la posibilidad de avanzar y dejar atrás todo aquello. Aquel era el karma que la elfa nunca buscó: El tener lo necesario en sus manos para destrozar todo lo que le había hecho daño, y aún así elegir salvarlo.

Se apresuró a arrodillarse ante Anders con el corazón latiéndole rápido buscó a tientas el lugar exacto donde aquel arma se había clavado y cuando lo encontró se deshizo de parte de la armadura del elfo que le entorpecía ver la extensión de la herida completa, respirando rápida, asustada por primera vez en mucho tiempo.

-Ísil no marcó mis manos para mancharlas con sangre elfa inocente- dijo como simple oración mientras imponía las manos sobre Anders.

Giró su cabeza hasta el jinete, casi imaginando qué podría haber sido si hubiese decidido distinto. La sensación de calidez de su propio éter fluyendo mientras curaba a Anders le reafirmó su decisión.[1] No estaba segura de que pudiese curarlo por completo, pero aquello debía bastar para que el elfo pudiese ponerse en pie de nuevo. Aprisionó sus manos en la cara del elfo durante un segundo, casi zarandeándolo para que despertase y cerciorarse así de que había funcionado.

-Vamos, vamos, vamos... -  le dijo la chica en un susurro para no descubrirse- No puedes morirte. Le prometí a alguien que me importa que te ayudaría..¿ Sabes la cantidad de problemas que me traerías si llega a enterarse que te dejé morir?

Cuando sintió que el éter de sus manos dejaba de emanar y la sangre del elfo había parado de manchar el suelo en el que ambos se apoyaban, se acercó a Lucy e intentó reanimarla como pudo. No sabía cuánto duraría el trance en el que estaba sumido aquel Jinete, pero estaba segura que aquella decisión suya había sido algo que tan solo pasa una vez en una misma batalla.

La hoja de su espada parecía quemarle en su cinturón.



---------

[1] Uso manos sanadoras para mejorar la gravedad de Anders y que no muera.  Imagino que mantengo mi visibilidad como Ger definió y ayudo a la curación de ambos por el bono de Galatrea al no atacar en esta ronda.


Perdón por el post moñas... se avecina final, y el cuerpo lo sabe (?)
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Mensaje  Bio Jue Abr 30 2020, 12:32

Al menos algo era claro, tenía su atención, tristemente mi plan no llegaba más lejos de ahí, el solo hecho de no haber muerto aún parecía ser todo un logro digno de festejar, solo necesitaba entretenerlo un poco más hasta que llegara alguien que sí pudiera matar a ese sujeto, pero ¿tendría tanta suerte?

Seguramente no, lo supe de inmediato cuando de sus ojos un destello emanó cubriendo la sala entera en apenas un parpadeo -Impresióname- Dije confiado justo antes que mi cuerpo comenzara a desintegrarse -Bueno, ya estoy impresionado- miré mis manos que en pedazos comenzaba a desmoronarse cual piezas de un rompecabezas -Que buen truco, sé que es una ilusión, solo tengo que…- No alcancé a terminar la frase pues mi cuerpo había desaparecido por completo.

Tosí por el mal olor, extendí las manos rompiendo una cortina viscosa y caí al piso -Maldita sea, apesta… ay no…- Estaba rodeado de absoluta oscuridad, abrí mis ojos tanto como pude y vi a través del largo pasillo (igual de tétrico en ambos sentidos) una llama que se acercaba a lo lejos -Ya despertó de nuevo- Eran dos, tal vez más, hablaban entre ellos, se acercaban cada vez más rápido y no parecían tener buenas intenciones, así que corrí en dirección contraria, tan rápido como mis sentidos me permitían recorrer la oscuridad.

Corrí, al tomar confianza en mi vista, corrí tanto como pude, pero el maldito camino no tenía fin. De pronto sin más, sin aviso ni advertencia crucé una entrada y sin detenerme me estrellé contra un cuerpo grande y pegajoso -Ay no- Dije mientras caía al piso y aquella criatura se volteaba hacia mí -Pero miren quién está aquí de nuevo- Dijo aquella criatura, una enorme y tétrica araña sobre cuya espalda se veía la mitad del cuerpo de una hermosa pelirroja -No estoy aquí, esto es una ilusión- Negué lo que mis ojos estaban viendo.

¿Te parece que no estás aquí?- Sonrió con malicia -¿No has pensado que tal vez nunca saliste?- me confundió ligeramente, tal vez todo evento hasta ahora había sido solo un sueño ¿era posible? Y si lo era ¿Cómo saldría de ahí? -No saldrás- Negó la criatura meneando su dedo índice de un lado a otro, cual si lo hubiera pensado en voz alta. En ese momento sentí una fuerte puñalada en mi pierna izquierda, la hoz de una de aquellas arañas soldados me la atravesó y me envió al piso en medio de un dolor indescriptible.

Nada de esto puede ser cierto. Un segundo grito de mi parte sacudió las minas oscuras cuando otra oz entró por mi espalda y salió por mi pecho bañando de sangre la cara de la reina araña, que sádicamente sacó su lengua para limpiarse el rostro, avanzó hacia mí y con sus patas más próximas me puñaleó los costados para levantarme mientras me abría la herida del pecho son sus manos -Llevarás a mis pequeños… de nuevo- Mis ojos se abrieron como platos y grité nuevamente antes de quedarme callado al escuchar sus últimas palabras -¿Ahora ya te resulto más intimidante?

Quise suponer que lo había traicionado su ego, el mismo que había herido antes y que de alguna manera, necesitaba demostrarme que sí era intimidante -Cometiste tres errores- Dije mientras tomaba las manos de la reina araña y las apartaba de mi pecho con fuerza -El primero es usar esa estúpida frase que te delata- Apreté con fuerza las muñecas de la araña hasta amputarlas -El segundo es que las arañas no hablan nuestro idioma- A este punto había tomado ya demasiada autoconfianza como para presumir.

Y el tercero es usar ilusiones contra el maestro… ¡YO!- Di un chasquido mientras usaba aquel grito para dejar salir una descarga de magia que rompería la ilusión… Y volví, así sin más estaba de nuevo en el Árbol Madre, pero ya no quedaba nadie en ese lugar. Al parecer habían pasado algunas horas y la lucha había terminado, se escuchaban pasos de armaduras y gritos de alegría aunque no de los que acababan de entrar.

Y es que había todo un regimiento de guardias de Dundarak y entre ellos, como prisionera, mi pequeña hija Magita -¿Pero qué rayos está pasando?- Pregunté con rostro serio -Entrégate y nadie saldrá herido- Dijo quien parecía ser el líder mientras sostenía un papel con un dibujo de mi rostro -¿Recompensa? Eso ya ni es válido- Protesté nervioso al notar que uno de ellos tomó a Magita poniendo una daga en su cuello -Entrégate y no la lastimaremos- Dijo mientras presionaba el filo de la daga contra la piel de mi pequeña.

Apreté los puños furioso y volví a soltarlos cuando de pronto mi pequeña comenzó a llorar asustada -Un momento- Me detuve -Algo anda mal- Retrocedí un paso y el guardia clavó la daga hasta el fondo en el cuello de la pequeña. Abrí los ojos como platos ante aquella dolorosa visión, apreté los puños y grité con fuerza -¡BASTA!- [1] Apreté los puños con tal fuerza que mis manos se veían rojas -Magazubi jamás lloraría de miedo- Dije entre dientes -Ella no es real, si ella no lo es, nada de esto es real- Ciertamente me despertaba cierta admiración el haber escondido una ilusión dentro de otra ilusión, pero me dominaba por completo la ira.

Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron a tal grado que sentía como si pudiera romper un árbol a la mitad -No te perdonaré que hayas tomado su imagen… ¡NUNCA!- [2] Aquel último grito dejó salir también una potente descarga mágica en todas direcciones, atacando con tal potencia como jamás había atacado a nadie antes, sin limitaciones, sin control, a un humano normal le sacudiría el cerebro, a este monstruo debía al menos hacerle algo de daño como para romper la ilusión.

Y así fue, cual si estuviera atrapado en una esfera de cristal, la ilusión se rompió en pedazos y volví a la realidad, no estaba solo, había más personas, pero solo uno tenía mi atención. El jinete tenía una mano en su frente y la guardia baja, algo de daño le había hecho a su mente pero aún faltaba más -No te lo perdonaré- Dije con los ojos rojos de furia y todos los músculos tensados.

Me lancé hacia él golpeándolo bajo la barbilla para levantarlo del piso al punto que sus piernas quedaron a la altura de mi pecho. Lo agarré por una pata y lo bajé brutalmente estrellando su espalda contra el piso, la fuerza fue tal que rebotó lo suficiente como para que lo terminara de levantar y lo estrellada de pecho contra el piso en el lado contrario soltándolo en el proceso. [3]

Referencia:

De inmediato sentí que mis fuerzas me abandonaban, comencé a tambalearme mientras mi vista se hacía oscura. Si aquello no acababa con aquel sujeto, y que seguro no lo haría, me sería muy difícil defenderme ahora que mis fuerzas ya comenzaban a menguar -Y no…- Dije con una sonrisa y la vista ligeramente nublada -Realmente no eres tan intimidante- Ya que antes había funcionado ¿por qué no enojarlo más?

Me sostuve sobre mis piernas temblorosas con los puños al frente como si aún pudiera pelear, aunque más allá de los puños no veía más que luz y sombras, si esta vez no había manera de escapar de la muerte, la enfrentaría con valentía.
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[1] Habilidad de Nivel 8: Nunca más. Ver a Magazubi en peligro activa el supersayayin de Bio y lo hace más fuerte

[2] Habilidad de Nivel 0: El que susurra en la oscuridad (+). Ataque mental contra el jinete para romper la ilusión

[3] Luego de realizar un ataque mental para escapar de la ilusión, y ahora bajo el efecto de la habilidad de nivel 8 Bio es el doble de fuerte y lo aprovecha para hacer la merecida batuqueada de Loki, siendo este el ataque físico. Si se levanta me hará puré, no dejen que se levante T.T Finalmente dejo al jinete boca abajo y termino mi turno.
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La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai] - Página 4 Empty Re: La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai]

Mensaje  Eltrant Tale Jue Abr 30 2020, 22:37

No era momento de escuchar voces.

Daba igual a quien perteneciesen. Podían ser alucinaciones, un juego de los jinetes para distraerle o una verdadera diosa a su favor, pero al final era él quien se estaba jugando la vida en aquel lugar, eran los centinelas, eran Rauko y Valyria…

No necesitaba promesas de ningún dios para saber lo que tenía que hacer.

Olvido, el alma de Melissa, impactó con fuerza contra el escudo del Jinete que había aparecido frente a ellos. Notó el arma vibrar en sus manos, como el mundo se ralentizaba a su alrededor, como su corazón bombeaba sangre hasta cada milímetro de su cuerpo.

Divididos, azotados por un vendaval en una habitación que podía entrar holgadamente en la mesa de su taller, peleando por el futuro de no uno, sino muchos mundos. Eltrant solo tenía una única cosa que hacer, una cosa que, quizás, se le daba preocupantemente bien.

Pelear.

Empujó con fuerza, contra el escudo, consiguiendo entre nada y poco. La fuerza de aquel ser era descomunal, pero eso nunca le había impedido nada. No iba a rendirse, Elen estaba cada vez más débil y Rauko y su compañera estaban en la puerta.

Tenía que ganar tiempo para ellos.

Las sombras de la vampiresa que le acompañaba de cerca brotaron del suelo, justo a los pies del Jinete, momento que la enredaron en apenas un instante. Eltrant se separó del escudo dando un salto hacia atrás, siendo arrastrado, además, varios metros debido a la fuerza del viento.

Aquella cosa quería echarles de la habitación, por eso tenía que centrarse, no podían permitirse perder demasiado tiempo. Notaba como sus fuerzas le fallaban, como cada segundo que pasaba allí su cuerpo se volvía más y más pesado.

Clavando la espada en el suelo, se aseguró de que el vendaval no le arrastraba más lejos.

- Quedáis muy pocos de los tuyos… - Gruñó entre dientes caminado contra el viento, mirando fijamente al Jinete.

Entre tanto, las sombras de una Lyn que empezaba a recuperar sus facciones habituales, comenzaron a enredar aún más al Jinete, ralentizándolo mínimamente antes de que este se liberase golpeando el escudo contra el suelo, fragmentándolas todas de golpe.

Dejando escapar un grito ahogado, la ojiazul cayó de rodillas cuando esto sucedió recuperando completamente su forma usual. Pero esta estaba muy lejos de rendirse, frunciendo el ceño, apartándose el flequillo de la cara entre jadeos, apuntó con las palmas de ambas manos en dirección al jinete.

- ¡Lyn! – Eltrant se detuvo momentáneamente a mirarla - ¿¡Estás bien!? – La vampiresa no respondió con su voz, un pilar de sombras, o más bien una estaca sobredimensionada, respondió a aquella pregunta.

La sombra se deslizó a contracorriente, sin apenas inmutarse por el vendaval que la empujaba en dirección a la puerta, y estalló en un centenar de pedazos en el escudo del jinete que no pudo sino tambalearse varios pasos hacia atrás.

- ¡No te preocupes por eso ahora y ataca, Mortal! – Musitó Lyn, volviendo a levantarse, respirando todavía con algo de dificultad. - ¿¡A qué esperas!? – Bramó, algo que se tradujo en Eltrant asintiendo inmediatamente y dando varias largas zancadas en dirección a su oponente.

Todo aquel viento era ridículamente molesto, incluso con el peso de todo su equipo era capaz de zarandearle de aquí a allá; tenía que hacer algo. Aunque fuese una solución temporal mientras los demás lidiaban con el problema.

Alzó la espada por encima de su cabeza, justo cuando lo hizo el viento inextinguible de Olvido creó una cúpula de aire que le tenía a él como epicentro, expulsando el resto del vendaval del interior de una “zona segura” que, a grandes rasgos, ocupaba prácticamente la totalidad de aquella torre debido a su tamaño. [1]

Esto, si bien le ayudó considerablemente, le dejó abierto a ataques durante unos momentos.

Momentos que aprovechó el jinete saliendo de detrás de su escudo y propinándole a Eltrant un potente golpe en la sien con la pesada maza que tenía oculta tras aquella defensa aparentemente impenetrable.

Cayendo de lado, notando como el mundo daba vueltas de golpe, el castaño solo pudo dejar escapar un gemido de dolor mientras era apartado del camino del jinete como si no fuese más que un muñeco de felpa.

- ¡Eltrant!

Lyn dio otra palmada frente a su rostro y solicitó a sombras el que comenzasen a acumularse a su alrededor.

- ¡To… davía no he acabado!

Todo aquel cumulo oscuridad no se dirigió hacia el Jinete, que ya había preparado su escudo anticipando lo peor, sino que rodeó a su compañero durante unos segundos para después materializarse a su lado como una figura similar a la del castaño, [2]

- ¡Destrózalo! – Proclamó Lyn, señalando al jinete, respirando cada vez con más y más dificultad, luchando una batalla personal contra su propio cuerpo por quedarse erguida.

La sombra de Eltrant alzó su réplica de Olvido frente a su cara y asintiendo a su ama, cargó contra la criatura.

Sin miedo, sin dolor, la silueta recibió un potente escudazo en pleno rostro que le hizo retroceder varios pasos, pero volvió a acometer como si no hubiese sucedido nada, siguiendo ciegamente las palabras de la vampiresa.

En ese mismo momento, el mundo de Eltrant volvió a recuperar el sentido. La marabunta de imágenes y el mar de formas inconexas desaparecieron y los sonidos, que habían sido sustituidos por el molesto pitido que se había apoderado de su oído izquierdo, volvieron.

Se levantó tambaleándose, llevándose la mano hasta la herida abierta que tenía en la sien, para ver como la sombra de Lyn seguía encarando a la criatura.

Aunque no lo vio… bien, o no como debería haberlo visto hacía apenas diez minutos.

En ese momento no se daría cuenta, simplemente recuperaría su espada y se lanzaría al combate percatándose solamente de que no podía ver correctamente. Pero su ojo izquierdo, debido al golpe, había adquirido una tonalidad grisácea apagada, una sin brillo.

Acompañando a su clon sombrío en la acometida, Eltrant se movió hacia la derecha, intentando evitar a toda costa, o más bien de forma instintiva, su actual punto ciego.

Desvió la maza del Jinete que buscaba su cara a duras penas y contempló como este, al mismo tiempo, usaba el peso escudo para cercenar uno de los brazos de su doble quien, sin sentirlo siquiera, continuó atacando con su brazo sano hasta el momento en el que el Jinete decidió hacer lo mismo con una de sus piernas, sacándolo definitivamente del combate.

Elen estaba agotada desde el último jinete.

Tenía que abrirle paso, tenían que abrirle paso.

Pero un escudo infranqueable se alzaba frente a él. Un auténtico muro de acero. ¿Cómo lo sorteaba? No podía rodearlo, no le dejaba hacerlo. Incluso ayudado por la sombra aquella mole parecía tener ojos en todas partes.

Si no podía flanquearlo, si no le dejaban ningún plan de acción lo haría directamente.

Lo atravesaría.

Asió a Olvido con ambas manos y la posicionó frente a su cara.

Preparó su ataque, se concentró en lo que iba a hacer, en acabar con aquel Jinete.

Por supuesto, Milane no iba a permitirlo, no pensaba dejarle tiempo al humano para que finalizase su absurdo plan, uno que le dejaba completamente expuesto a merced de su oponente. Alzando su pesada maza, el Jinete atacó a Eltrant con la intención de hacerle estallar la cabeza de una vez por todas.

Pero no fue su cuerpo el que encontró, si no el de la réplica oscura de Lyn. La figura saltó frente al original en un desesperado intento por protegerle, recibiendo en el proceso tal impacto que acabó al otro lado de la estancia, deteniéndose solo al chocar contra la pared estrepitosamente. [3]

Incapaz de levantarse de dónde estaba debido a la ausencia de piernas, la sombra empezó a evaporarse lentamente sin apartar sus ojos del Eltrant original, dando por finalizada su breve existencia y su cometido en aquel lugar.

El castaño, entonces, asestó una estocada en horizontal, una en la que depositó toda la fuerza que tenía en los brazos. Buscó la apertura que su sombra le había asegurado, buscó romper la armadura del Jinete, facilitarle el trabajo a Elen y a Rauko. [4]

Pero no fue sino el escudo lo que se encontró.

Gritó de frustración. Aquel no era ni el líder de los Jinetes, no era sino uno de los muchos que había entre sus filas, similares a los que posiblemente se estaban enfrentando los demás en aquel mismo momento. Notó como volvía a ser arrastrado por la abrumadora fuerza de Milane.

- ¡No! – Exclamó, afianzando sus pies en el suelo, haciendo aun fuerza. - ¡No, no, no! – Repitió, como si de una especie de mantra se tratase, como si cada silaba que pronunciaba les transmitiese más fuerza a sus músculos.

No iba a quedarse allí, iba a atravesar ese escudo, iba a terminar lo que había empezado.

Todavía le quedaban muchos trucos bajo la manga.

Tratando de no perder terreno, Eltrant convocó desesperadamente una de las media-luna de viento que Olvido era capaz de generar justo sobre el escudo, sin dejar de forcejear en ningún momento. [5]

Un estallido de aire y un sonoro chasquido metálico acompañó al hecho de que el mandoble plateado se hundió tímidamente en el metal que protegía al Jinete entre un sinfín de chispas y esquirlas de metal. Pero no había acabado, estaba muy lejos de haberlo hecho, notó como la espada le clamaba seguir peleando, como esta anticipaba lo que sabía que Eltrant iba a hacer a continuación.

Según hacía fuerza con ambos brazos volvió a imitar la acción anterior, dejó escapar una segunda media-luna, cosa que, por como vibraba Olvido, esta agradeció enormemente.[6]

Empujado por la ira que le transmitía la espada, por las ganas de vencer a todos y cada uno de los Jinetes, por cumplir su papel en todo aquel plan para salvar Aerandir, Eltrant continuó con la estocada de forma instintiva, dejándose llevar por la inercia del ataque, mientras veía como la mitad inferior del escudo de Milane caía pesadamente al suelo y Olvido se abría paso a través de ella.

Aquello le había dolido.

Quizás no físicamente, quizás solo había conseguido arrancar varias piezas de su armadura y su golpe no había surtido efecto más allá de herir el orgullo del jinete. Pero sin su escudo… Elen lo tendría muchísimo más fácil.  


__________________________________________________________________________________

En mi turno: Ataco a Debilidad.

[1] Habilidad de Eltrant de Nivel 9: Inamovible.
[2] Habilidad de Lyn de Nivel 9: Vástago de la Noche.
[3] El clon usa Habilidad de Eltrant de Nivel 1: Salvaguarda.
[4] Habilidad de Eltrant de Nivel 3: Hoja Cargada.
[5][6] Hago uso de los dos usos de la espada de Eltrant. Ambas veces se usa: Cortaviento.


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Mensaje  Reike Vie Mayo 01 2020, 17:53

«¡Vincent!»

Valeria maldijo por lo bajo mientras se acercaba al brujo. Se había concentrado tanto en eliminar la amenaza que había dejado de lado su misión autoimpuesta de protegerlo. Claro que él tampoco lo había puesto fácil, yendo a enfrentarse espada en mano contra un tipo envuelto en metal. Sí, sin duda, él tenía la culpa, por masoquista.

Una rama se interpuso en su camino y la apartó con gesto de fastidio(1), pero cuando llegó junto al rubio no tuvo tiempo de soltarle ninguno de los reproches que se habían agolpado de pronto en su mente. El ratón tenía razón, había que salir de allí, así que se limitó a regalarle una breve mirada cargada de irritación antes de dirigirse a los dos marinos que lo sujetaban.

Pasad delante —les dijo—, yo os cubro. —Y se colocó a su espalda, apartando cualquier rama que amenazase con caerles encima(1).

Fue la última en entrar de nuevo al árbol, por lo que no llegó a enterarse de qué hablaban el elfo que había llegado en el barco y el que los había detenido en la entrada hacía apenas unas horas, aunque ahora parecieran siglos. Lo que sí oyó fue el ruido de pelea en la sala donde había estado a punto de morir varias veces aquella noche. No le hacía mucha gracia volver allí pero, por supuesto, era allí adonde iban y la niñata con aires de líder ni siquiera se pararía a idear algún tipo de estrategia.

Val debió ser de las pocas en el grupo que no se lamentó al ver caer a la Alta Encantadora. «Mira, si sales de esta», pensó mientras sacaba sus cuchillos con un rápido gesto, «a lo mejor aprendes a no lanzarte a lo loco». El sarcasmo la abandonó  por completo cuando empezó a disiparse el humo y vio el pequeño ejército que los esperaba en la sala. Como si no dieran bastante trabajo de uno en uno.

El que parecía haber lanzado el primer ataque, el único al que le faltaba un cuchillo, se preparaba ya para lanzar el siguiente, así que Valeria no lo pensó mucho y le envió, a toda velocidad, un pequeño proyectil azulado(2). Le faltó tiempo para apuntar, por lo que no llegó a hacer un gran daño, pero la magia del objeto cumplió su cometido, dando tiempo al elfo rubito a apuntar con su arco y atravesarlo con una flecha. Para sorpresa de la bruja, el Jinete desapareció(3).

Son sólo copias —les informó entonces el del arco—, pero cuidaos del real u os atrapará con sus ilusiones.

Aquello cambiaba las cosas. Un rápido vistazo al interior de la sala fue suficiente para imaginar cuál era el real, la disposición defensiva de los otros siete no dejaba mucho lugar a dudas. También fue suficiente para darse cuenta de que Vincent y su no tan lustrosa capa habían acaparado la atención de aquellos siete. «¡Cómo no!».

Haznos un favor a todos, Calhoun, y quédate atrás esta vez —le dijo entre dientes mientras se colocaba delante de él con los tres cuchillos que le quedaban repartidos entre ambas manos.

A un gesto de su capitán, el ratón se colocó junto a la bruja, mientras los otros dos marinos y los dos elfos avanzaban posiciones para enfrentarse al primer grupo de jinetes falsos(4). Acostumbrados a moverse en los limitados confines de su barco, los dos brujos lo tuvieron un poco más fácil para desenvolverse en el interior de la sala que sus compañeros elfos. Aún así, sus enemigos eran ágiles y rápidos, no como el de la copa.

Y eran más. Uno de ellos, no tardó en abrirse paso al exterior de la sala. Valeria lo recibió con un cuchillo envenenado directo a su frente, que el tipo no tuvo problema alguno para esquivar. La bruja alzó una palma hacia el techo y dobló los dedos hacia ella, gesto que el jinete interpretó como una invitación a atacar. Su sonrisa de suficiencia desapareció de la vista de todos cuando el cuchillo dio la vuelta en redondo y se clavó en su nuca(5).

Por desgracia, el que venía detrás lo vio todo y tomó buena nota de ello. Cuando Val le lanzó el primer cuchillo, no se limitó a esquivarlo, sino que lo golpeó con una de sus dagas y lo lanzó a quién sabía dónde. Hasta tuvo tiempo de hacer lo mismo con el que la bruja había lanzado inmediatamente después.

«Esto no es bueno», pensó ella, nerviosa, mientras alzaba una mano hacia adelante para recibir la daga que salió despedida de la caña de su bota. No le gustaba el cuerpo a cuerpo, pero no había otra: se había quedado sin cuchillos y no tenía prisa por perder también la daga.

Quédate con él —le dijo al ratón, refiriéndose a Vincent, y avanzó unos pocos pasos para enfrentarse al elfo.

No era tan ágil como él, ni mucho menos, pero tampoco era la primera vez que tenía que vérselas en un uno contra uno y sabía una cosa o dos sobre pelea sucia. Sabía, por ejemplo, que un pequeño toque de telequinesis sobre el arma del rival podía desestabilizar su ataque, facilitándole a ella el esquivar sus puñaladas. Aún así, le pareció a la bruja que aquel baile estaba siendo menos complejo de lo esperado. Pronto se dio cuenta de la razón: el elfo no estaba interesado en herirla. Aún. Solo quería alejarla de Vincent y el maldito lo estaba consiguiendo.

Aquel descubrimiento fue suficiente para que la preocupación la distrajese por un instante. Supo por la sonrisa de él que se había dado cuenta, o quizá solo se había cansado de jugar. La puñalada, sin embargo, no llegó. En su lugar, Valeria vio al pequeño hombre-ratón emerger tras el hombro de su rival y clavar su delgado estoque en la yugular del enemigo(6).

No hubo sangre ni gritos, el tipo desapareció y el roedor cayó al suelo y rodó por el piso. Valeria se volvió hacia Vincent sólo para descubrir a otro de aquellos asesinos a su espalda y lanzó su daga hacia él. El elfo no tuvo problemas para esquivarla con ayuda de una de las suyas, pero eso le dio tiempo a ella para apartar al brujo de un empujón e interponerse en el camino de la otra. Sintió la hoja clavarse en su hombro derecho al tiempo que su cabello caía libre de nuevo. El elfo sólo sentiría un leve pinchazo en la sien antes de desaparecer como los otros(7).

¿Estás bien? —dijo volviéndose hacia Vincent y tratando de ignorar que ella no lo estaba. La maldita daga se había quedado clavada en su hombro.

Al mirar hacia el brujo, vio más allá el camino libre hacia el fondo de la sala del Consejo. Los dos hombres parecían estar reaccionando por fin, si ahora le daba por las ilusiones, estaban jodidos. Apretando los dientes y conteniendo el aliento, Valeria se sacó la daga del hombro y avanzó unos pasos, buscando un mejor ángulo de visión, pero tropezó con algo que la hizo caer al suelo junto a la Alta Encantadora.

¡Mierda! —dejó escapar con rabia, en parte por el dolor del hombro al golpear contra el suelo, en parte por haber perdido la daga en el proceso.


----------

OFF: Me enfado con Vincent, porque es más fácil que enfadarme conmigo misma, (1) me ayudo de mi telequinesis para apartar las ramitas juguetonas de la Copa que se nos cae encima, entro en el árbol detrás de los demás, me alegro de no ser yo la que se ha llevado la puñalada aérea y (2) le lanzo mi cuchillo elemental a la copia sanguinaria (proyectil elemental de agua, produce daño por frío, ralentiza levemente al enemigo). Esto le da tiempo a Lágoles para atacar (3). Uno menos, punto para Lágoles.

Me quedo atrás con Canit, protegiendo a Vincent, mientras Olfen, Lágoles, Ronaldo y Dutch van a partirles la cara a un grupo de copias (4). Cuatro contra cuatro, quedan 3 copias sueltas. Una viene hacia nosotros y (5) uso mi telequinesis otra vez para clavarle un cuchillo en la nuca, quedan 2 copias. Pierdo mis dos cuchillos restantes peleando con otro hasta que Canit se lo carga a golpe de estoque (6). Punto para Canit y yo me cargo a la última copia (7) alojándole un bonito dardo en el cerebro. Me quedé sin armas T.T

Para terminar, me tropiezo con Eilydh invisible intentando apuntarle a Loki muñeco de trapo y caigo al suelo. Se acabó la siesta, Anders, ¡dale caña!
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