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La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai]

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Mensaje  Nahir Jue Mayo 28 2020, 18:16

Con el veneno contenido y los huargos fuera de combate, o al menos entretenidos en la ilusión, disponían de algo de tiempo para poder planificar su siguiente jugada, ahora solo tenían que ponerse todos de acuerdo e idear un plan que acabase de una vez con aquellos malditos huargos, que suficiente daño habían hecho ya.

Pero los dioses, nuevamente, tenían otros planes.

Todo aquel tiempo de ventaja y anticipación del que disponían se esfumó cuando el lobo ígneo se liberó de la cárcel de plantas y de la ilusión, y con él, algunos ejemplares más. Aquel giro de los acontecimientos volvía a complicar las cosas a los que se encontraban en la raíces.


A Nahir se le ocurrió una idea, pero aún quedaban unos cabos sueltos. Miró al suelo, tierra, eso podría ser un problema, necesitarían una distracción, una buena distracción, para alejarse lo suficiente como para no verse todos afectados.
Se llevó la mano al pecho, pensando, cuando sintió el frío contacto con el cristal del colgante. Alzó las cejas, como si la respuesta hubiese aparecido ante sus ojos, no estaba segura de que aquello fuese a funcionar al cien por cien, pero no había tiempo para pararse a pensar en otras alternativas.
Apretó el puño contra el collar y tiró de él, rompiendo la cuerda que lo rodeaba a su cuello. Buscó a la elfa hasta que sus ojos se encontraron, entonces, alzó la mano, dejando ver el colgante de escarcha.

-¿Tú también tienes uno, verdad? - dio un par de zancadas, para colocarse junto a Aradia.
Era un plan sencillo, humedecer la tierra y luego lanzar el colgante para que electrocutase a los huargos, tan solo tenían que intentar no pisar la tierra y… Nahir se llevó la mano que le quedaba libre a la frente, como había podido ser tan tonta, las raíces también estaban en contacto con la tierra, por lo que la electricidad también afectaría al árbol.
Empezó a ponerse nerviosa, podía sentir como su corazón latía cada vez más deprisa y un sudor frío trepaba por su espalda.

Entonces la vio, aparecida como por arte de magia. Una mujer, espada en mano, empezó a abrirse paso en las raíces, utilizando una cuerda para atar a los huargos… Se guardó el colgante en el bolso que colgaba de su cinturón.
Había nuevo plan.

-Cubrenos desde lejos, y si hace falta, úsalo.- le dijo a Aradia, refiriéndose a su propio colgante, antes de salir corriendo en dirección a los huargos.
Podría haber sacado su daga para enfrentarse a los animales, pero esta no estaba ni afilada, así que hubiese sido de poca ayuda. En su defecto, cuando uno de los animales se lanzó contra ella, la bruja creó un pequeño escudo de agua, el cual congeló inmediatamente, haciendo que el huargo impactara con el de frente. El escudo se rompió, pero al menos le dio el tiempo suficiente como para agacharse, coger uno de los extremos de la cuerda que había en el suelo, y atar al animal aturdido por el golpe. Se ayudaba de la telekinesis para rodear a los animales con la cuerda, o para pasarla por sitios que ella misma no podría haberlo hecho sin llevarse un mordisco. Aunque no pudo librarse de algunos arañados y embestidas.

La adrenalina ayudaba a que las heridas no doliesen tanto, pero sí que, al terminar de atar todos los animales, necesitó un par de segundos para recuperar el aliento, intentaba normalizar su respiración, ahora acelerada.

-Preferiría no saber de animales peligrosos por un tiempo…- dijo con media sonrisa, mirando a Eilydh. Se había fijado un poco en ella, o más bien en cómo ataba a los huargos, para poder imitarla y hacerlo correctamente, aunque con menos maña, claro, pero hasta ahora no se había percatado de que se trataba de una elfa.

Ya más calmada y sin la presión de perder una extremidad en la boca de aquellas bestias, Nahir empezó a humedecer la cuerda. Metió una de las manos en el bolsito y le lanzó su colgante a la elfa.

-Cógelo. - le dijo antes de volver a colocar ambas manos en la cuerda, tirando con todas sus fuerzas para que no perdiese tensión. -Átalo en el medio...-

Aquella última sonrisa de la elfa hizo que todo el vello del cuerpo de la bruja se erizase, como si un escalofrío recorriera cada rincón de su ser. Ella también sonrió, una sonrisa de complicidad para aquella elfa con la que no había hecho falta decirse una sola palabra para entenderse.
Si iban a desatar el caos, ellas lo verían en primera fila.

Justo un segundo antes de golpear el cristal, Nahir grito:

-!Ahora! - y ambas soltaron la cuerda que sujetaba a los lobos ígneos.
El cristal del collar estalló con un chispazo de electricidad, que rápidamente entró en contacto con la humedad de la cuerda, recorriendola por completo, causando quemaduras eléctricas a todos los huargos atrapados en ella. 1


-¿Estas bien? - le preguntó a la elfa sin dejar de mirar a los huargos, por si algunos de ellos conseguía liberarse, aunque esperaba que aquello hubiese sido suficiente para acabar con sus vidas.

________________________________________

Uso habilidad racial y especialización para defenderme de los huargos y atarlos con mayor facilidad.

1 Uso ultima carga de colgante de la escarcha.
" El poseedor del cristal podrá utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en el ritual del elfo Thanedir (a saber: Asher Daregan, Demian, Rakan'Drag,  Níniel Thenidiel, Valyria, Vincent Calhoun, Helena Rhodes, Nahir, Reike, Alisha Lessard, Nayru y Canel, en sustitución de, Chimar, por ser quien guiaba a su hermano en esta empresa). Los personajes de nivel 0-3, podréis elegir una habilidad de hasta un nivel superior al vuestro; los personajes de nivel 4 en adelante, podreis elegir una habilidad de nivel 4 o inferior.
Tras la segunda descarga, el cristal se resquebrajará y no podrá volver a utilizarse."

Habilidad Asher Nivel 2: DESCARGA
(Activable) El hombre bestia arroja una pequeña y ligera piedra imbuida con una peligrosa runa. Al impactar con algo, la runa lanza una descarga eléctrica hacia el objetivo vivo más cercano (max. 2 metros del impacto). El objetivo es aturdido durante un turno y recibe quemaduras eléctricas leves. Fuentes de agua o metales conductores pueden transmitir el efecto y causar el doble de daño.

Atributos relacionados: Fuerza (Velocidad de proyectil), Destreza (Precisión, Potencia)
Enfriamiento: 5 turnos.
Nahir
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Mensaje  Reike Sáb Mayo 30 2020, 09:31

OFF: Ayudo a Vincent a espabilarse y bajar hasta la sala de las Vestales y ataco a debilidad a Tyrie. Sé que Bio se la estaba preparando a Catherine, pero seamos realistas: la gata tiene agilidad, garras afiladas y es como nivel 13, mientras que yo soy nivel 2 y vengo desarmada del turno anterior, si no me aprovecho de que me la ponen de espaldas es que soy idiota.

________________________________________________________________________________

¿Quieres que te maten? Claro que no quería que la matasen. Y no lo habían hecho, sólo era una estúpida herida en un hombro. Si no la había matado el fuego saliendo por su garganta, no la iba a matar una daga clavada en un hombro.

Iba a gritarle a Vincent que se metiera sus elecciones y sus sacrificios por donde no le daba el sol, que a ella nadie le decía lo que tenía que hacer, pero se le atoraron las palabras en la garganta cuando el rubio le tomó la mano. ¿Por qué siempre hacía eso? Podía ser el tipo más irritante del mundo un momento y, al siguiente, una sonrisa, un gesto amable que la desarmaban por completo.

Apartó los ojos de los de él antes de que terminase de hablar, tragó saliva para desbloquear el nudo que se le había formado y asintió. Ni siquiera hizo amago de decirle que sabía perfectamente bien cómo tratar una herida, gracias. Colocó su mano izquierda sobre el corte y presionó, mientras miraba al rededor para enterarse de cómo estaba la situación.

Los marinos y los dos elfos que habían llegado con ellos habían dado cuenta de los jinetes falsos y se enfrentaban al que quedaba. De algún lado, había aparecido un tercer elfo que le resultaba vagamente familiar y Vincent se acercaba como podía a la contienda.

Y me llamas loca a mí —murmuró. El nudo de la garganta había bajado hasta el estómago—. Haz el favor de no dejarte matar.

En el momento en que el brujo clavaba su espada en la espalda del jinete, Valeria creyó oír algo a su lado. Volvió la vista inmediatamente, pero allí sólo estaba la bruja que había luchado con ellos en la copa. ¿Era su imaginación o su tez se veía sonrosada de nuevo? Val se incorporó con cuidado y se acercó al rostro de su congénere. De alguna manera, estaba respirando.

Un relámpago iluminó la sala y su cuerpo se tensó de nuevo, pero cuando volvió la oscuridad, ya no se oían signos de lucha. Sintió pasos acelerados acercándose, desde el interior de la sala y desde fuera.

Lucy, tú también no —dijo el capitán en tono fúnebre.

Es-está viva —le confirmó Valeria, aún sin poder creerlo.

Aquello bastó para que los marinos se movilizasen al momento. Había que llevarla abajo, sólo que abajo también parecía haber problemas, por lo que contaban los recién llegados. Aunque la bruja no prestó mucha atención, pues su mirada había dado con Vincent.

Aunque no comprendió de dónde venía el susurro que creyó escuchar en aquel momento, entendió perfectamente las palabras que, en semejante contexto, le sonaron a última despedida. Lejos de transmitirle paz, aquellas palabras le dieron el empujón que necesitaba para levantarse y caminar hacia el brujo. Para Valeria Reike, los dioses eran esos seres ajenos que disfrutaban metiendo en problemas a los mortales. No tenía intención de encomendarse a una, mucho menos, a una diosa extranjera.

Se cruzó con el hombre que los había ayudado también en la Copa casi sin percibirlo y se agachó junto a Vincent. Se movía, estaba vivo, eso era bueno. La bruja apartó la mano de su hombro, que ya casi no sangraba, y la llevó a su bolso, del que sacó un par de frascos. Suspiró mientras los mezclaba apresuradamente(1). Sólo había salido a dar un paseo por el bosque, no iba preparada para un combate, pero esperaba que aquello fuera suficiente para espabilar al brujo.

Hey, Calhoun —dijo con voz dura—. Espabila, tómate esto. —Y, con un guiño producido por el dolor, le acercó el frasco a la boca y le mojó los labios con parte del contenido—. Venga, salgamos de aquí. —añadió cuando el rubio reaccionó y tomó el frasco.

Pero, por supuesto, aquella noche estaba lejos de haber terminado. Las noticias no eran claras, sólo sabían que había problemas abajo: huargos en las raíces y un peligro indefinido en la Sala de las Vestales. No había que ser un genio para saber a dónde iría Vincent, ella misma había visto a la elfa caminar hacia allí lo que parecían eones atrás, aunque no podía haber pasado mucho tiempo desde entonces. También era allí donde había ido la mujer que venía del otro lado, la que ocultaba más de lo que contaba.

Prepárate para un golpe bajo y veloz, fue lo primero que oyó Valeria desde la puerta de la sala. Conocía esa voz, era la misma que la había instado a atacar en la Copa y la que diera órdenes de reanimar a Vincent hacía tan sólo un momento. La bruja sabía que no se dirigía a ella y tampoco se sentía particularmente veloz herida como estaba, pero algo sabía de golpes bajos y si había que estar preparada, lo estaría.

O no. La escena que se encontró no le decía mucho, salvo que, al parecer, la extranjera había sacado sus verdaderos colores. Y que era endiabladamente rápida. La bruja se volvió brevemente hacia Vincent y alargó la mano izquierda. El hombre iba cargado de armas, no echaría de menos una pequeña daga, ¿cierto?(2)

Notó el éter imbuido en el arma en cuanto tuvo al empuñadura en su mano y tragó saliva, volviéndose hacia la pantalla de hojas que tenía enfrente. Debía estar preparada para un golpe bajo. Y el momento llegó: la elfa estaba de espaldas, con la atención puesta en el hombre que había liderado el ataque. Pero ¿cómo llegar a tiempo?

No bien se hizo esa pregunta, se encontró a si misma a la espalda de la elfa, con la daga de Vincent clavada en su costado(3). Nunca llegaría a saber cómo lo había hecho. Cuando, al día siguiente, descubrió hecho trizas el colgante con que le obsequiaran en la Plaza de la Alianza, lo atribuyó al golpe que recibió en el momento en que la elfa sintió la descarga que acompañó a la puñalada. Sin soltar la daga, la bruja salió disparada unos metros hacia atrás, yendo a caer sobre su hombro herido. Ya no vio nada más.


----------

OFF: (1) Uso mi Kit Alquímico Regular ([Limitado, Requiere ser Alquimista, 2 Usos] Set de viales con fórmulas secretas diversas que permiten llevar a cabo una Técnica de Alquimia a nivel Avanzado o inferior) para aplicar la técnica de nivel principiante de Alquimia Despertar: [Técnica] Improvisas una mezcla capaz de despertar a alguien inconsciente o dormido. Disminuye hemorragias, pero no sana las heridas.

(2) Con permiso de su user, tomo prestada la daga de calidad regular de Vincent, con encantamiento de Electricidad (puede que aparezca como Superior en su lista de tareas porque la mejoró hace poco, por eso uso la versión anterior).

(3) Uso la última carga de mi colgante de escarcha (no copio todo, que ya nos lo sabemos) para ganar acceso a la habilidad de nivel 3 de Demian, Paso del Espectro: (Activable) Tu cuerpo se fusiona con tus ilusiones. En el lugar donde estabas queda por unos segundos una imagen fantasmal de tu apariencia, pero tu forma física desaparece y reaparece a una distancia máxima que depende de tu Intelecto. Al usar esta habilidad, el enfriamiento de Presencia Fantasmal se reduce en 1 turno.
Distancia: 1 metro por cada 10 de Intelecto.
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Mensaje  Fehu Sáb Mayo 30 2020, 11:34





Puesto que falta bastante gente por postear y quedan varios asuntos pendientes, dejaremos unos días más para dar tiempo a los que quedan.
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Mensaje  Vincent Calhoun Sáb Mayo 30 2020, 22:59

La noche se había vuelto un lugar aún más oscuro de lo que ya era de por sí. Sin el sonido de las voces amigas, ni siquiera del burlesco y artero enemigo que instantes antes se mostraba tan seguro de su victoria, aquello parecía el fin.

- Agh-, dijo con gesto torcido cuando sintió el sabor de un líquido en la punta de su lengua. Poco a poco se sintió mejor y pudo ingerir una cantidad cada vez mayor de aquel mejunje que bien podría ser meado de caballo. - Este es el peor alcohol que he tomado en mi jodida vida-, comentó en broma, antes de toser.

Cuando Vincent fue más consciente del mundo que le rodeaba, supo, al ver quien le hacía beber esa asquerosa mierda salvadora, que le debía una más a Reike.

- Ni una siesta dejan echarse a uno-, respondió al vampiro, haciendo ademán de levantarse.

Las fuerzas fallaron al brujo, más sintió las manos que lo ayudaron a levantarse, y al comprobar de quien se trataba, pudo observar que era el elfo que los había ayudado en la copa y había llegado junto a Ronaldo.

Los compañeros de la Logia se centraron en Lucy, que había sido la primera en caer en cuánto llegaron al salón. Pero su tez ya no estaba tan blanquecina y parecía que estaba saliendo de aquella. Por el momento, un par de brujos tendrían una segunda oportunidad de vivir.

- Pero es una mierda que me hace sentir mejor. Eso te lo concedo, Reike. Buena chica-, dijo de mejor humor al encontrarse más vivo, quitándole el frasco a la morena para darle un trago con el que apuró su contenido. - Solo debes conseguir que tenga mejor sabor-, comentó seguido, limpiándose los labios con el dorso de su guante y devolviéndole el frasco. - Eso te ayudará a vender más.

El brujo sonrió en cuánto terminó de hablar, más ello le dio una punzada de dolor en el rostro. Estaba mejor, pero no, no estaba en su mejor momento. Para eso quedaba mucho, y lo más importante, el efecto sanador dudaba que durase demasiado.

Poco a poco la sala se fue vaciando, después de que las nuevas hubiesen llegado. El capitán fue de los primeros en marcharse para llevar a Lucy hacia la presencia de una sanadora. Él también debería hacerlo, y en cierta manera lo haría, más no era esa la motivación que lo llevaría hasta la planta baja del árbol.

- Debemos ponernos en marcha. No suena alentador-, comentó, recogiendo la espada del suelo. En ese momento, Vinc asintió al ver marchar a Eilydh, cuando esta le echó una última mirada antes de desaparecer por la puerta. - Necesito saber que información ha sonsacado Níniel a esa falsa Tyr.

Unos huargos no eran unos jinetes. Los defensores del árbol podrían lidiar con ellos por el momento, mientras bajaba hacia allí. Su idea era ver que había pasado con Tyr y después continuar hacia abajo para seguir con el combate. Un Calhoun nunca se rendía. Solo esperaba que el efecto del mejunje de la morena durara lo suficiente.

Bio partió delante, en la misma dirección que ellos, por lo que Vinc pudo intuir de sus palabras. Le interesaba aquel orbe que habían traído. ¿Dinero? ¿Solo una cuestión de dinero? No lo conocía lo suficientemente bien para estar seguro de ello, más por las veces que había luchado junto a él, no parecía un mal tipo. Aunque las apariencias muchas veces engañaban.

El brujo iba al lado de Reike, y por el momento, se podía mover con dolor pero con cierta soltura. Ya no era un trozo de carne del todo inválido. Así fue al menos hasta que llegó al piso bajo, allí comenzó a sentir el dolor in crescendo. Aún podía caminar solo, pero cada vez se sentía peor.

Fue entonces vieron a los guardias tirados delante de la entrada de la Casa de Vestales, así como escucharon voces del interior. Una, claramente era Bio amenazando a alguien.

- Maldita sea-, maldijo, porque aún no estaba en unas condiciones optimas para plantar batalla a quien tuviera que enfrentar.

¿Bio se había vuelto en su contra? Después de instarle a levantarse, lo dudaba, como ya se ha mencionado anteriormente, había luchado alguna vez junto él, y parecía buena gente. Entonces…

¡Joder! Niníel seguro que podría haberle ayudado a sentirse aún mejor para enfrentarse a los huargos y todo jinete que osara llegar hasta allí. Ahora debía luchar como un maldito títere con hilos de hierro.

La duda luchaba enconadamente en el interior de la mente del brujo. Quizás debió pasar por el Santuario por unas curas, antes de seguir la marcha. Pero la prisa lo había llevado hasta allí. Tenía que saber que pasaba con Tyr y ese condenado orbe. Y lo cierto, es que si se hubiera ido a por unas curas al Santuario, ahora puede que no estuviera en disposición de ayudar. No hubiera llegado a tiempo.

- Eh, pero qué haces-, dijo, casi en un susurro para no alertar al desconocido enemigo.

Reike le había robado una de sus dagas y se había echado a correr hacia la entrada de la Casa de Vestales.

“Qué cojones les pasa a todos hoy”, pensó, fastidiado por la nueva intención semi suicida de la que fue su ex pareja tiempo atrás.

No. Si estaba claro que Valeria se había vuelto majareta, y por lo demás, bien parecía que a nadie le parecía importar que estuviera medio lisiado.

De todos modos, esta vez podía caminar mejor que cuando enfrentó al último jinete, la cojera no era tan evidente como en aquella ocasión, y cuando entró al salón, pudo observar que todo estaba recubierto de una extraña vegetación.

No sabía de qué iba todo aquello, o quien había usado esa magia. Lo que el brujo sí pudo observar es que el enemigo con el que luchaba Bio, antes de ser rechazado, era la propia Tyr del Oblivion. ¿Al final si resultaba que esa mujer estaba en el bando de los jinetes?

Poco importaba. Estaba atacando a sus aliados y no podía permitir que aquello siguiera en curso.

Vincent hizo un gesto con su mano a Níniel y luego a Reike, y ambas pareció que no se percataron de su presencia. Sería por esa extraña magia, no parecía, por lo menos se había acercado unos pasos a Nin y estaba demasiado cerca para no ser visto por ella después de su gesto.

Entonces el brujo miró hacia su pecho, sentía el mismo calor que en el Salón del consejo, cuando había logrado usar magia de agua sin ser un brujo de aquella escuela.

“¿Cuántos trucos tenía aquel medallón?”, pensó, al tiempo que intentaba llamar la atención de la dragona que había traído el orbe, sin éxito.

Sí, podía estar más o menos seguro de que se trataba de eso. Y cuando Reike desapareció de repente para aparecer al lado de Tyr, el mercenario decidió que era el momento de actuar.

Un hilillo de sangre salió por la nariz del brujo. Un síntoma reconocible. Su tiempo se iba agotando, debía llegar hasta la elfa del Oblivion antes de que cayera nuevamente al suelo.

Vincent desenvainó su espada lentamente, y en cuánto estuvo a la distancia adecuada, atravesó el costado contrario al que, instantes antes, hubiera apuñalado Valeria. Enterró el acero y dejó todas sus fuerzas en ese movimiento.

Una vez más, estaba acabado. Una vez más, había luchado por ayudar y salvar a otros, no por salvarse a sí mismo.



Offrol
___________________________________________________________________________

Pésimo post que me ha salido. Pero da igual. Debo ser consecuente con el personaje y, cómo ya puedo escribir, aligerar un poco el tema.

Gracias al colgante de escarcha, obtengo la habilidad de nivel 2 de Demian:

PRESENCIA FANTASMAL
(Mantenida) Te envuelves en ilusiones para volverte invisible y cubrir tus sonidos. Tus ataques físicos son el doble de eficaces mientras estés bajo este efecto. Realizar un ataque detiene esta habilidad. Activar esta habilidad remueve el enfriamiento de Puñalada del Fantasma.
Duración: Mantenida.
Enfriamiento: 3 turnos, contados a partir del turno en que sales de la ilusión.

Y la uso para acercarme en sigilo a Tyr y darle una estocada con mi espada.
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Mensaje  Anders Sáb Mayo 30 2020, 23:29

El trabajo estaba hecho.

Luego del destello, también lo vi. A Vincent tirado en el suelo. A restos de una capa que no había sufrido daños. Cada fin a un jinete me lo recordaba. «Van a morir». Aunque intentase pensar «van a estar bien y vamos a sacarlos». Las palabras de Olfen alcanzaron mi oído y vi a un lado.

No sabía porqué el jodido jefe de medio Sandorai habría dicho eso, pero no sería nada bueno, y hacia donde estaba mirando...

Seguían cayendo bolas de fuego. ¿No tendríamos ni un respiro esta noche...? Pasé los ojos rápido por la sala, deteniéndolos en lo que parecía una bruja muerta. Una mujer con algo brotando del hombro afirmó que estaba viva. Me sonaban familiares, de… maneras distintas.

…Sí, ahora que la veía, es la que había dado toda la charla de...

¿Qué pasó con el orbe?

Miré al hombre que había sacudido como a un muñeco de trapos al jinete. Entonces el orbe estaba aquí; pero la bruja que estaba en contra de las magníficas ideas de Tyrie no. Nada de esto era bueno. Me di vuelta una vez más buscando a Ellie con la mirada. No tarde en recordar que permanecía invisible.

Corrí hacia el balcón a hablar con el hombre, sin una oportunidad a hacerlo. El brillo era demasiado: el del… por amor a. Eso no era una bola de fuego más. Estaba cayéndose… ¿el ojo mismo? Y uno viniendo de los pisos inferiores.

Vi de mala gana al vampiro, más que nada porque no sabía si nos acababa de amenazar o de aconsejar. Antes de poder decir algo corrió, y el infeliz era rápido. Volví a ver el ojo cayendo, y puede que por una mala predisposición, afiance el oído. ¿Gritos?

…Mierda, mierda mierda mierda.

¡Ustedes! ¡Llévensela a Galatrea! —dije a un par de hombres de Lágoles, emprendiendo carrera fuera del lugar sin pensar más. La situación solo se oscureció más al observar y oír noticias en el Santuario.

Mi mente se quebró entre las posibilidades ante más avisos negativos. ¿La maldita había hecho algo con el orbe? El ángulo del ojo- ¿las raíces tenían gente? Uriel tenía un instinto suicida tan fuerte cómo para bajar?

Vi a los lados. Uriel y Nahir no estaban. La saliva se acumuló en mi boca, levemente abierta. Todavía había rastros de sangre. Vi a uno de los elfos que parecía haber hablado antes, ¿miedo a interrumpir el ritual? Maldito- seguían insistiendo con hacer lo que Tyrie quería, reventar el puto orbe. Si el ritual no se había interrumpido iba a…

Tomé aire y reanudé mi carrera. Una parte de mi mente me susurraba lo lógico: las raíces. Era un carpintero de mierda, pero era un carpintero de mierda. No sería un levantador de árboles pero sin raíces se iría abajo. Podían soportar… ¿podían?

Si tomamos ese camino podemos saltarnos un par de pisos a las raíces —comentó Lágoles, acomodándose el arco en el cuerpo.




Entré en el lugar, a espaldas de las puertas abiertas donde Tyrie estaría rezando. A espaldas de hombres tirados y heridos, y elfos sin moverse o hacer nada.

A espaldas de ella siendo atacada por los presentes adentrados en la Casa.

Y... a la falta de un portal.

Ya no había un portal.

Antes de separarme de Lágoles le pedí correr abajo y que sacase al niño vampiro – Uriel, y si veía a una mujer de tez morena; Nahir, de allí. Si contaba con algún hombre que supiera llamar animales quizá podría atraer al upelero con el que había llegado a árbol madre en primer lugar.

...Eso era por si todo salía mal.

Con mi mano bajando al hacha sin pensarlo... parecía haberlo hecho. Apreté la mano para detener la sensación de miedo en los dedos, y para sostener el culelo (del ropaje) de un hombre.

¿Quién fue?

¿Quién fue?

Tomé uno de los hombres derribados, ¿quemaduras por luz? ...No, esto era distinto. No me importaba, tampoco. Agitándolo con la fuerza que no podía poner en mi voz repetíl a pregunta varias veces más, cada vez más alto, sin llegar nunca a un grito. Respiraba entre los dientes, agitado. Los oídos me saltaban, como si tuviese sangre en ellos, pero lo escuché murmurar. El ruido se detuvo un instante: alcé la mirada, viendo los restos de algo regado. Negué con la cabeza un par de veces sin querer creerlo, y subí la mirada a quién estaba más cerca de ellos. Entonces empeoró.

El orbe estaba roto y ellos no estaban de vuelta. Tensé el cuello con gritos en la cabeza. ¿Al final... de verdad tenía qué hacerme cargo de su asqueroso taller? ¿De vender lo qué había confeccionado porque habia quedado encerrada? No podría pedirle que arreglara el maldito hueco que me había dejado la puñalada- no podría agradecer tampoco la runa hecha con mi sangre. Y todos los otros... no sabía quienes eran. ¿Tenían familia? ¿Amigos?

Nadie había hecho nada en este lugar para impedir esto. Había vivido con esto antes. Toda la vida. Que alguien decidiese por todos los demás, el pedazo de mierda de líder del clan que no llegué a ser parte. No de nuevo. No otra vez. ¿Qué sucedía con todos estos infelices? ¿Por salvar el árbol? ¿Tenían tantas dudas aunque acababamos de patear a uno de ellos? ¿Aunque habían otros? ¿Por salvar su sangre, como el asesino del líder?

...Si estaban... si estaban tan desesperados por ver la luz mañana, el estúpido sol. Por su pureza, por lo que lo hubiesen hecho, o siquiera, por no haber hecho nada por impedirlo.

Sollocé y gruñí. Merecían quedar ciegos.

Cargué corriendo dentro de la cúpula con todo, mirando a un lado a la mujer gato y su hermana. ¿Era así? ¿Incluso en el pantano? N-...

No tenía tiempo de pensarlo, y no lo hice. Cargué dentro de la cúpula dejando caer el hacha, liberando todo el éter que podía de las manos, sin siquiera traer el golem conmigo. Choque fuertemente contra algo llevandolo al suelo, y la tome, no distinto a ella en el momento. Llorando.

Molesto.

¿¡Quién fue!?

La zarandeé. Escuchar el nombre de la más grande sacerdotisa repetirse fue suficiente detonador. Abrí lentamente el puño apretado, alguien debía pagar... pero no todos... no condenaría a todos otra vez.

...ayúdame con el meteoro, a no ver otro árbol quemado, Y te ayudaré a acabar con el responsable de esto, pero...

La imagen de sus cenizas contenidas en un frasco me cruzó la mente. No... no acabaría con toda una tribu por la decisión de uno. Tampoco... permitiría que ella destruyese un árbol por la decisión de uno. Acerqué la mano, todavía emitiendo el ténue brillo.

...No condenes a todos. Te ayudaré. Te ayudare... sólo con el responsable.
_______________________________

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Mensaje  Níniel Thenidiel Dom Mayo 31 2020, 01:02

Lo hecho hecho estaba. Ya no había vuelta atrás. Níniel había tomado su decisión. La decisión de que ni el árbol, ni su gente ni Aerandir podían arriesgarse ni un segundo más. Aquello tenía que parar en ese mismo momento o podrían perderlo todo...Y con ese pensamiento en mente rompió aquel orbe y sintió como el extraño poder que manaba desaparecía entre sus manos conforme los pedazos caían al suelo.

-No me hace feliz tu pérdida, ni la de aquellos que se arriesgaron a cruzar por el portal. Pero no habría hecho esto de no sentir que era lo correcto y necesario. A un lado un centenar de vidas, al otro un mundo entero. Hice lo que debía hacerse. Tu mejor que nadie debe entenderlo. Ibas a sacrificar todo un mundo por mucho menos.- Respondió Níniel seria a las acusaciones sin sentido de la falsa Tyrande.

Entonces todo se precipitó. Cualquier esperanza de que aquella impostora aceptara su decisión se esfumó cuando atacó a Nousis como anticipo de su venganza, y solo un rápido flechazo evitó que más de los allí presentes compartieran su destino. Entonces todo fue un caos aumentado con la repentina llegada, uno tras otro, de toda una serie de inesperados aliados.

El primero en aparecer fue Bio, que pronto comprendió la situación y pareció planear un ataque conjunto a su poderosa enemiga junto con Catherine. Combinación que al final quedó en engañar a la felina para usarla como trampolín para su propio ataque, algo que no le hizo ninguna gracia a la pelirroja.

Tras él llegaría aquella vieja conocida de Vincent, que no tardaría en unirse a la refriega justo tras el ataque del vampiro pelinegro. Su valentía era encomiable, pues no se lanzaba contra una cualquiera. Con razón el brujo la tenía en alta estima. Níniel se sintió renovada viendo como más y más amigos se unían a la lucha, aunque sintió una punzada de miedo al no ver a Vincent entre ellos.

-No vamos a ser menos Cath. Acabemos con esta locura.- Urgió la peliblanca a su hermana entonces, asintiendo la una a la otra, siendo la felina la primera en atravesar aquella esfera de oscuridad y en ver como los ataques de sus aliados habían tenido un gran éxito, aunque también un gran costo. Incluso allí estaba también Vincent, aunque cómo lo había logrado era algo que la pelirroja no comprendía. Tenía su espada atravesando de lado a lado a una Tyrande que parecía no dar crédito ante su situación. Y no era para menos, pues estaba siendo atacada por muchos más rivales de los que pensaba que tenía, y a esas alturas tenía ya toda una serie de gravísimas heridas.

-Debiste hacerle caso a mi hermana...- Fue cuanto dijo la felina ante aquella escena, justo en el momento en el que un congestionado Anders entraba también a la carga dentro de la esfera y se lanzaba contra Tyrande seguido de cerca por Níniel. En un primer momento parecía un nuevo aliado dispuesto a acabar con ella, aunque enseguida quedó patente que estaba intentando curarla. Curarla mientras la zarandeaba a pesar de sus gravísimas heridas y mientras gritaba algo de ayudarla a acabar con un culpable...

-Anders...¿Se puede saber qué haces? Esta mujer ha estado a punto de sacrificar a todo nuestro mundo, su plan era todo un engaño.- De nuevo ambas hermanas intercambiaron una mirada y Níniel no dudo en aplicar sobre el confundido elfo una potente ilusión* con la intención de detenerlo de inmediato. Sabía que sus capacidades de sanación eran muy limitadas, y que las heridas de Tyrande eran demasiado graves, pero aún así no podía permitirse darle ninguna posibilidad a aquella enemiga.

-Esto debe terminar aquí, Cath..- Repitió la peliblanca sabiendo que nuevamente debía de hacer lo que debía de hacer. Entonces Catherine asentiría y, con su garras preparadas, no dudaría en usar toda su fuerza y destreza para separar la cabeza del cuerpo de la falsa Tyrande.


Offrol: Níniel usa el colgante que todo el mundo conoce para stunear a Anders un turno con la habilidad de nivel 4 de Demian: Nivel
Valle de los espíritus.:
Por supuesto esto no es pvp por lo que dejo al master la decisión de si funciona o no. En caso afirmativo, o si bien el master decide que las curas de Anders no son suficientes porque las heridas de Tyrande son graves y el es de nivel 1 sin especialidad de restauración, Catherine con sus altos parámetros de fuerza y destreza y sus garras duras como el metal, le corta la cabeza a la enemiga.
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Mensaje  Aradia Hazelmere Dom Mayo 31 2020, 01:57

Las cosas no podían ir peor. Los perros esos se liberaban de la ilusión de las lianas y para colmo casi apoyo las palabras del otro elfo. Por suerte habían llegado refuerzos o eso parecía cuando una elfa llego lazando a los huargos. Ella con la bruja le hicieron a lo domadoras de bestias pero Aradia tenía un conflicto, el hielo resultante del vapor no se le antojaba para nada que este se derritiera y entrara concentrado en las raíces por lo que saco su petaca y vaciándola comenzó a reunir los trozos de hielo y meterlos en el pellejo, el dragón que había sido herido al verla le apoyo tomando también el frasco que no se había roto.

-No sé si con esa descarga fue suficiente, lo ideal sería rematarlos.
-Pensé lo mismo, pero, hacerlo sí que sangren. Si el vapor que emitían es toxico su sangre no creo que sea menos mortífera.-Medito la elfa sin dejar de centrarse en su tarea, los demás parecían tener el tema de los huargos bajo control. lo peor que podía pasar era que alguno se le lanzara encima pero, ¿acaso eso importaba? no podía no quería pensar en la tierra contaminada con ese veneno, el solo vapor había hecho cenizas las raíces con las que los habían atrapado.
-Los desnucaremos, antes que espabilen.

El dragón se levantó y le expuso su idea a su compañero, no era una tarea difícil siempre y cuando los perretes no se despertaran. ¿Qué tanto molestaría a Ahroun que ella apareciera con una de esas criaturas para investigar propiedades de esos animales bizarros? Su mente se desvariaba pensando en las posibilidades que atraían esos ejemplares, pero seguramente era algo que se consideraría profano en muchos sentidos, además de que era algo que debía manejarse con extremo cuidado. Cuando todo el caos terminara vería hacerse con algo de ello y sacar sus dudas dela mente. Era algo que no la dejaría dormir mucho tiempo. Uno de los dragones se transformó y aprovechando su forma de dragón de tierra con sus garras tomo la cabeza de uno de estos y haciendo presión se oyó un crujido viscoso.

-Hay que evitar que sangren y contaminen la tierra y sus raíces.
-Advirtio el dragón herido a los demás.



Resumen uno de los dragones desnuca a un perrete, y Aradia se pone a recoger hielitos. 
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Mensaje  Elen Calhoun Lun Jun 01 2020, 10:09

Valiéndose de la agilidad que su naturaleza le brindaba, ahora más acentuada si cabe gracias a la fusión con las almas del medallón solar, Elen subió los peldaños de la escalera de caracol de dos en dos hasta llegar a lo más alto de la torre, donde aguardaba Ilmerith, acompañado de una de sus hermanas. Los negros ojos de la vampira se clavaron en su enemigo al instante, sin apenas prestar atención a lo que sucedía a su alrededor, a pesar de que por una vez se trataba de algo positivo, sus hermanos centinelas también estaban allí, junto con el resto de aliados que los habían acompañado a través del Oblivion.

- Después de tantos años… por fin acabará todo. - pensó, convencida de que uniendo fuerzas con el resto podrían erradicar a los Tarmúnil a pesar del estado de las reliquias. Solo tenían que coordinarse y quitar de en medio a la mujer que acompañaba al líder de aquel clan, que por capricho del destino era Erzébeth, con quien la benjamina de los Calhoun también tenía algo de historia.

Ella había sido la primera jinete con que la joven se había topado en Aerandir, durante su ascenso por isla lunar, cuando trataba de reunir los fragmentos para forjar el medallón y convertirse en la sucesora de Tarivius. - No podría ser más adecuado. - se dijo mentalmente, recordando aquel enfrentamiento entre ambas. La entonces hechicera cometió el error de no seguir a raja tabla las instrucciones del Centinela, liberando accidentalmente a Erzébeth de una estatua de piedra en que se hallaba atrapada y provocando la pelea que tuvo lugar en la cima, durante la cual se vio obligada a utilizar su reliquia para desterrar a la elfa al Oblivion.

Pero eso no era todo.

Años más tarde, mientras la bruja intentaba ayudar a Xana a liberarse de la maldición que Amaterasu le había impuesto, sus caminos volvieron a cruzarse, en mitad de la batalla que se había librado en isla lunar durante la guerra por las islas. En aquella ocasión, y bajo un disfraz, Elen luchó junto a la guerrera y llegó incluso a salvarla de terminar electrocutada en la playa, pero no porque quisiese ayudarla sino porque sabía exactamente cuál debía ser el destino de la morena, acabar atrapada en la roca para que mucho más tarde, ella la liberase y todo ocurriese tal como debía.

La señora de sombras aún recordaba perfectamente aquel momento, y como la jinete gritaba pidiéndole auxilio mientras era absorbida por la estatua, súplicas que por supuesto ignoró completamente, permitiendo que el hechizo se completase y la mujer quedase encerrada en la piedra. - Ésta vez las cosas serán diferentes. - murmuró, dispuesta a matar a su adversaria y zanjar así el asunto, pero sorprendentemente, Ilmerith se le adelantó.

Decepcionado con la debilidad de su hermana, que tras observar con preocupación al grupo buscó su apoyo con la mirada, como pidiéndole que la salvase, el cabeza del clan decidió acabar con la vida de la luchadora, rajándole la garganta con su afilado báculo y arrojando su inerte cuerpo torre abajo sin ningún tipo de miramiento. En otras circunstancias la criatura de la noche habría considerado aquello como un acto ruin y rastrero, pero ¿qué podía esperar de aquel individuo? Solo estaba haciendo honor a lo que representaba.

Un nuevo dolor recorrió el cuerpo de la centinela, amenazando con dejarla demasiado débil para el combate, y no le hizo falta echar mano al medallón para saber que sus fisuras se habían hecho más grandes con la desaparición de Erzébeth, pero no podía rendirse, no cuando estaba tan cerca de cumplir su misión. - Flaquear no es una opción, debe morir… y tiene que ser a mis manos. - se dijo interiormente para darse fuerzas, pero entonces algo inesperado lo complicó todo.

El inconfundible sonido de una explosión en la parte baja de la torre atrajo la atención de todos los presentes, el portal había desaparecido, la salida que los llevaría de regreso a su plano ya no estaba, se había esfumado. - ¿Qué ha pasado? - alcanzó a preguntar Alister, antes de darse cuenta de lo que aquello significaba. - Estamos atrapados… nos han abandonado a nuestra suerte. - susurró el dragón, mientras Imargo y Melena Blanca comentaban el tema.

La confusión se apoderó del rostro de la vampira, ¿por qué lo habían hecho? ¿tan mal estaba la situación en Árbol Madre como para traicionar de aquella forma a quienes luchaban por defender Aerandir? No lo entendía, simplemente no podía entender por qué los estaban condenando a permanecer en el Oblivion por el resto de sus vidas, pero pronto aquel sentimiento cambió, pasando de la confusión al enfado.

No le molestaba quedar atrapada en aquel plano, de hecho muchas veces había reflexionado acerca de aquella última batalla, aceptando incluso que no saliese con vida de ella, pero ¿Alister? él no se merecía acabar allí, no era justo que los Tarmúnil destruyesen también sus opciones de seguir adelante, bastante le habían arrebatado ya con provocar la muerte de Emily. - No debí dejar que me acompañase. - se reprendió mentalmente, mientras la furia se mezclaba con una profunda sensación de culpabilidad.

La benjamina de los Calhoun maldijo por lo bajo mientras apretaba los puños, pero pronto las almas del medallón comenzaron a hablarle, tratando de calmarla y conseguir que se centrase en lo que aún le quedaba por hacer, matar a Ilmerith. - Te sacaré de aquí, hallaré el modo de hacerlo. - susurró a su compañero, para acto seguido girarse hacia su enemigo, quien disfrutaba del nuevo giro de los acontecimientos, riendo a pleno pulmón. - Melena Blanca tiene razón, tienes los minutos contados. - secundó, situándose junto al imponente leónico y dirigiendo a sus criaturas para que la acompañasen.

Pero el peliblanco no era como sus hermanos, tenía más poder y sabía cómo usarlo, así que sin esperar más, utilizó su báculo para dañar las reliquias y con ello, a sus portadores. De un momento a otro, la señora de sombras se vio prácticamente de rodillas otra vez, luchando por mantenerse consciente y sin poder hacer nada para evitar que su oponente desatase una lluvia de candentes meteoritos sobre la torre. Pronto el calor comenzó a causar estragos en su cuerpo y necesitó la ayuda del cazador para no terminar tirada en el suelo, pero una extraña fuerza la arrancó de los brazos del norteño para arrastrarla hacia el elfo.

No le costó entender que era cosa suya, la había llevado a su lado para controlarla y darle un final diferente al que tenía reservado para el resto, el odio que se profesaban era mutuo y solo podría desaparecer cuando uno de los dos muriese. - Malnacido. - susurró, apoyando las manos en el suelo para no desplomarse y haciendo un esfuerzo enorme solo para poder levantar la cabeza y cruzar una mirada con el protagonista de tantas de sus pesadillas. El último miembro de los Tarmúnil le dedicó una sonrisa cargada de malicia en respuesta, como si se diese por ganador de aquella batalla, pero no pudo quedarse en el sitio mucho más, los centinelas y sus aliados habían iniciado el ataque.

Mientras el jinete se defendía, Elen reunió las fuerzas que le quedaban para echar mano a su bolsa y sacar un par de objetos, primero el polvo gélido, que arrojó sin pensárselo mucho a su alrededor, extinguiendo los focos de calor más cercanos, y luego el cristal de lágrima, que destapó y orientó hacia sí misma durante unos segundos, permitiendo que el agua refrescase su cuerpo antes de dejarlo en el suelo, con la idea de que rebajase la temperatura del suelo que la rodeaba.

Aquello pareció funcionar, al menos lo suficiente como para que pudiese ver el desarrollo del combate y cómo tras abalanzarse contra el enemigo, Asher se interponía en la trayectoria de una candente corriente de energía que iba directamente hacia Syl. Poco a poco los demás se fueron sumando a la pelea, consiguiendo no solo herir de importancia al peliblanco sino también destruir su báculo, y liberando con ello a la oscura silueta que se debatía bajo su influencia.

El dragón, que tenía algo más de ventaja sobre el resto en aquella situación, adoptó su forma bestial para sobrellevar el calor y trató de llegar hasta su compañera aprovechando el caos de la lucha, pero era demasiado voluminoso como para pasar desapercibido a ojos de Ilmerith, con lo que no le quedó más remedio que mantenerse a cierta distancia y ver con alivio como la criatura de la noche se ponía en pie por sus propios medios.

El enemigo estaba herido y ahora despojado de su arma, había llegado el momento de poner punto final a aquella historia, de cerrar el doloroso capítulo de su vida que la había llevado desde Lunargenta a prácticamente todos los confines de Aerandir. - Horta nonwa nalanta tó huo, Tarmúnil. - *  pronunció con toda la claridad que le fue posible, repitiendo exactamente las palabras que Erzébeth le había dicho a ella durante su primer enfrentamiento en isla lunar, unas que debido a la importancia del momento, se habían quedado grabadas a fuego en su memoria.

El último jinete se giró hacia ella, dando la espalda al resto para encarar a la persona que más derecho tenía a combatir contra él, después de todo lo que le había hecho no podía negarle eso, así que se esforzaría para darle una pelea memorable. - ¡Es nuestro momento! ¡Matémoslo! - la animaban las almas que quedaban aún en el medallón, sentimiento que sus sombrías criaturas compartían ya que no tardaron en colocarse alrededor del elfo, rodeándolo casi por completo.

Con una simple orden mental, Elen las mantuvo a raya, por una vez no quería que interviniesen, no a menos que fuese realmente necesario para alcanzar la victoria. Y sin más que añadir desenvainó la matajinetes, concediéndose unos segundos antes de lanzarse hacia su adversario, quien optó por esquivarla hacia un lado. Aprovechando la posición en que había quedado la benjamina de los Calhoun, el guerrero le propinó un fuerte golpe en el costado, obligándola a doblarse y dándole con ello la posibilidad de hacerse con una nueva arma, la envenenada daga.

Pero arrancársela de los dedos a su contrincante no iba a ser tan sencillo, mucho menos teniendo en cuenta lo peligrosa que resultaba. Ilmerith sujetó con fuerza la mano de la joven y apretó tanto como pudo, buscando hacerle el daño necesario para que soltase la hoja mientras cerraba la diestra en torno a su cuello para hacer más presión aún.

Sin embargo, la centinela no tenía planeado rendirse, manipuló su elemento y se dotó de las afiladas garras que tantas veces le habían sido útiles en la batalla, realizando un rápido movimiento con la zurda y atravesando desde abajo el brazo de su oponente a la altura del bíceps, con lo que no le quedó más remedio que liberarla de su agarre y apartarla de sí de un empujón, estratégicamente dirigido para que acabase cerca del lugar en que había impactado uno de los meteoritos.

A fin de cuentas ahora era una maldita, ¿no? Entonces aún podía aprovechar el fuego que quedaba en la torre contra ella, solo tenía que conducirla hacia él y dejar que se quemase. - Quiere explotar mi debilidad, pues que lo intente. - pensó ella, consciente de las retorcidas intenciones de su enemigo. Elen aguardó en una posición defensiva hasta que el Tarmúnil fue a por ella e hizo lo mismo que él, valerse de su agilidad para esquivar el primer golpe y tratar de castigarlo con la daga, pero el jinete reaccionó con rapidez, evitando el filo envenenado y concentrando una bola de fuego en la palma a modo de respuesta.

A esa distancia la esfera no podía fallar, o eso creyó el hechicero, que la disparó contra la centinela cuando ambos estaban a poco más de un metro. Pero para su desgracia, la agilidad de la vampira fue mayor, con lo que no la alcanzó de lleno sino solo de refilón, quemando parte de la armadura que le cubría el hombro. Otra bola siguió a la primera, y así una tras otra, el guerrero trató de conducirla hasta la zona más dañada de la torre, donde el ambiente decantaría la balanza a su favor, pero la defensora de Aerandir ya contaba con ello, y antes de que pudiese acorralarla reunió sus sombras hasta formar un orbe, que estalló creando una densa nube negra a su alrededor.

El propio Ilmerith se vio atrapado en la niebla, y antes de que pudiese darse cuenta las garras de la otrora hechicera volvieron a hundirse en su carne, ésta vez en el brazo que le quedaba útil, con lo que su capacidad para seguir peleando se redujo drásticamente. Podría haber acabado con él allí, sin que nadie lo viese, solo tendría que haber apuntado a un órgano vital y usar la matajinetes, pero no quería… no quería que aquello terminase tan pronto, aquel ser de pesadilla no se merecía un final rápido.

De un empujón, la criatura de la noche expulsó a su enemigo fuera del oscuro humo, yendo tras él de inmediato para no darle oportunidad de reponerse. Sin pensárselo dos veces lo embistió, buscando tirarlo al suelo para que acabase de rodillas frente a ella, frente a todos, su muerte llegaría, pero no se iba a librar de la humillación. Tras rodar por el suelo un par de veces, enzarzados en un forcejeo que ponía de manifiesto la fuerza de voluntad del líder del clan, quien seguía peleando fieramente a pesar de sus heridas, el hechicero consiguió una posición ventajosa, levantándose antes que la centinela y preparando rápidamente un ardiente proyectil que ésta vez sí dio de lleno en una de las piernas de la joven, quemando la tela y provocándole un dolor terrible.

Elen apretó los dientes para no gritar, no iba a darle ese gusto, así que se puso en pie y pasó al ataque, esquivando un nuevo proyectil antes de alzar su arma e intentar alcanzar uno de los puntos débiles de la armadura, cosa que no llegó a hacer ya que una onda de ardiente energía la envió hacia atrás, haciéndola perder el equilibrio durante unos instantes. Esforzándose por respirar, cosa que el calor no facilitaba en absoluto, la oscura silueta volvió a incorporarse y no perdió el tiempo, reunió todas las sombras que pudo a su alrededor, absorbiendo incluso a las que formaban parte de sus aliadas, y se hizo más grande, para luego dividirse en dos copias exactas de sí misma, la Elen real y su Doppelgänger.

Con una de ellas por cada lado, y siendo prácticamente igual de letales, al elfo no le quedaría más remedio que ponerse en modo defensivo, había estado en desventaja desde el primer momento, pero ahora su situación empeoraba.

Perfectamente coordinadas, ambas lanzaron un ataque simultáneo por los dos flancos, obligando a su contrincante a retroceder rápidamente para evadir los golpes, pero no iba a limitarse a eso, levantó una mano hacia el cielo y sorprendentemente consiguió conjurar otro meteorito, que cayó entre su posición y las de las sombras, dándole algo de tiempo para planear una estrategia mientras ellas bordeaban la candente roca para seguirlo. - Es la hora, acabemos con esto. - transmitió mentalmente la verdadera centinela a su copia, intentando que el dolor no afectase a sus movimientos, debía ocultar el daño que había recibido en la pierna o el enemigo sabría que era la original.

Así, cuidándose de no ser descubierta, Elen avanzó hacia el jinete tan rápido como le fue posible, cosa que su Doppelgänger también hizo desde el otro lado, pero adelantándose ligeramente para que su objetivo la tomase por la mayor amenaza. Ilmerith reaccionó como lo habría hecho cualquiera en su lugar, volvió a crear una bola de fuego y la lanzó hacia la oscura figura, ésta vez acertándole de lleno en el vientre, con lo que el ser se detuvo en seco, bajando la vista y llevándose las manos a la zona afectada, no porque sintiese dolor, eso no era posible, sino porque era parte de la pantomima.

“Si mato a la verdadera la otra desaparecerá” Eso debió pensar el brujo, convencido de que había herido a la vampira, pero para su desgracia la silueta a la que había alcanzado simplemente se desvaneció ante sus ojos, dejando una pequeña nube de humo en su lugar.

Para cuando pudo recomponerse ya era tarde, la joven estaba demasiado cerca y no dudó en asestar lo que parecía un tajo frontal, o eso es lo que vio el peliblanco, aunque no era más que una mera ilusión para esconder la verdadera trayectoria de la matajinetes. Con un movimiento circular, la sucesora de Tarivius dirigió su arma hacia el hueco que separaba el yelmo del peto, acertando en pleno cuello y logrando que por una vez, la fría mirada de aquel asesino cambiase, mostrando un atisbo de sorpresa.

Lo había engañado, y al cubrirse el torso había dejado una parte más vulnerable a merced del veneno de Verzhela, que en cuestión de segundos comenzó a circular por sus venas. - Se acabó Ilmerith. - le susurró, sujetándolo por el cuello mientras las piernas le fallaban. Al final aquel hombre que tanto la había atormentado si quedó de rodillas, pero ella también frente a él, mientras su fusión con las almas del medallón se desvanecía, dejando a la chica de cabellos del color de la ceniza e intensos ojos verdes, lo último que aquel desgraciado alcanzaría a ver, el monstruo que él y sus hermanos habían creado y que ahora, había cumplido su venganza.

En un último acto de maldad, el elfo consiguió alzar una de las manos y colocarla en torno al cuello de la centinela, dispuesto a usar su fuego para matarla y llevársela consigo al infierno, arrebatándole la posibilidad de disfrutar de su victoria, pero apenas tuvo fuerzas para concentrar el elemento, con lo que a la guardiana del sur no le resultó complicado zafarse, aunque nadie la libraría de unas feas quemaduras, más dolorosas para ella que para una persona normal.

- No podías irte de otra forma. - consiguió articular con voz ronca en cuanto se puso en pie, con el rostro contraído, y como castigo a su oponente, volvió a empuñar la matajinetes y a hundirla en su torso, aprovechando las hendiduras que las flechas de Syl habían abierto previamente. Para cuando extrajo la daga Alister ya se encontraba a su lado con la preocupación grabada en la mirada, ya que su reptiliano hocico poco podía expresar. - ¿Estás bien? - preguntó, y ella se limitó a asentir sin quitar ojo de encima al hijo de Sandorai, que pronto sucumbió al veneno y a las heridas, desplomándose hacia un lado.

- Elen, ¡tu garganta! - exclamó el alado al ver las marcas que los dedos de aquel desgraciado habían dejado en la pálida piel de la vampira, pero ésta lo acalló con un gesto de la mano, e ignorando su propio y lamentable estado se arrodilló de nuevo junto al cadáver, no olvidaba su trofeo y ésta vez iba a ser algo especial, no solo una calavera de las que decoraban el maltrecho peto sino también la negra tiara que el jinete llevaba en la cabeza.

- Lo logré Tarivius, no como esperabas… pero lo conseguí. - pensó, sintiendo un leve cosquilleo en la muñeca, donde llevaba la marca del hechicero. Años atrás el anciano le había legado la misión de reunir a los Centinelas contra un enemigo común, cediéndole su cargo y sacrificándose durante el proceso para que ella pudiese hacerse con el Medallón solar, todo había cambiado tanto desde entonces.

De los cuatro guardianes originales solo quedaba ella, Vladimir y Amaterasu estaban muertos y Melena Blanca, a pesar de seguir con vida, había perdido la propiedad de su reliquia en favor de Vincent, pero al final lo único que contaba era que habían cumplido su labor, los Tarmúnil no volverían a hacer daño a nadie más y los nuevos hermanos de armas que había conseguido formaban un mejor equipo que el que podría haber llegado a tener con la Nigromante y el Inmortal.

Ahora la cuestión era otra, ¿terminarían de romperse los artefactos que portaban? Y lo que era más importante, ¿qué repercusión tendría eso para ellos? ¿morirían como había predicho la Tyrande del Oblivion?




Off: Sé que me ha quedado un testamento así que os resumo: Elen utiliza dos objetos para soportar el calor de estar junto a Ilmerith:

- Polvo gélido: Este polvo es capaz de extinguir el fuego de forma instantánea, al entrar en contacto con éste.
- Cristal de lágrima: Una vez que el pequeño tapón de metal sea extraído del cristal azul de este empezará a salir un chorro de agua capaz de inundar una habitación entera o, incluso, crear un pequeño lago.

Luego se une a la pelea y tiene su duelo particular con el jinete hasta que consigue llevar a cabo la sentencia, llevándose un pequeño souvenir para recordar ese día y el fin de su misión.

* Horta nonwa nalanta tó huo, Tarmúnil. Frase tomada de master Ger en la quest Ascensión, cuya traducción es: Tu muerte será dolorosa, Tarmúnil.

Habilidades:
Mantiene activas las habilidades de nivel 6 (Llamada a las armas) y 9 (dominio de la oscuridad), que se desvanecen durante el turno.
Por orden durante el combate utiliza su habilidad de nivel 2 (Mundo de sombras), nivel 4 (Doppelgänger) y nivel 0 (Espectro de la noche)

Y por supuesto escojo la senda de la manía
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La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai] - Página 6 Empty Re: La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai]

Mensaje  Rauko Miér Jun 03 2020, 03:37

    Dos. Solo dos enemigos y habríamos terminado, fue lo que pensé al llegar a la cima. Sin embargo, uno de los Jinetes optó por eliminar a su propia compañera, no haciendo más que facilitar el trabajo de los centinelas. Fue un idiota, sin lugar a dudas, pero yo no iba a quejarme sobre eso.

    Y luego… luego tuvo lugar la traición.

    –¿Q-qué… –empezó Xana, perpleja, mirando al lugar donde nuestra puerta a casa ya no estaba– hicieron? –No podía creerlo. Se negaba a creerlo. Tenía que ser un error. No podían habernos condenado. Las náuseas la invadieron mientras la innegable verdad destruía todas las explicaciones alternativas que se formaban en su mente. Decepción. Terror. Luego furia y tristeza convergiendo en un deseo ominoso que ella preferiría no admitir que tuvo.

    Esforzándome en enterrar el torrente de emociones que nacieron en mí, coloqué un mano en el hombro de Xana y le susurré:

    –Ya nos preocuparemos por eso luego. Ahora debemos terminar nuestra misión.

    Justo entonces el último Jinete exhibió su poderío, casi llevándose la victoria con una facilidad aterradora. Por suerte, nuestro bando logró responderle. Y bastó con observar unos instantes para ver lo obvio: nuestro enemigo no sobreviviría a esta batalla.

    Solté un largo suspiro, liberándome de la presión, y envainé mi espada en un movimiento suave. Pero no me sentía bien. No había satisfacción. Solo un frío vacío en mi pecho y un nudo en la boca de mi estómago.

     Al ir al Oblivion, tanto Xana como yo sabíamos que las posibilidades de volver eran desesperanzadoras. Aun así, si fuera necesario morir por el bien de incontables mundos, lo habríamos hecho. Sin embargo, a pesar de superar los obstáculos mortales, a pesar de tener la victoria casi asegurada, moriríamos de todas maneras.

    Xana moriría.

    –Rauko, abajo –dijo ella abruptamente, haciéndome volver en sí, y señaló a la plataforma donde murió el Jinete de hielo. Chasqueé la lengua al ver las dos personas que aún estaban allí, a pesar de la lluvia de meteoros–. Debemos llevarlos a un lugar seguro –fue lo que dijo antes de correr.

    Eché un último vistazo a la batalla, asegurándome de que no me necesitarían. Entonces seguí a Xana.

    Descendimos rápidamente. Encontramos a Virgo y Henrietta frente a donde ya no estaba el portal. Ella sobre sus propias rodillas y con los hombros caídos, lívida. Él… haciendo movimientos raros y recitando con prisa:

    –Pitemparo pompo, pimpea pompo, tompe pepo, pupi paro, que compapa cara pu ¡pepooo!

    –Pero ¡¿qué demonios están haciendo en medio de este caos?! –espetó Xana.

    –¿No es obvio? ¡Intentando reabrir el portal! –respondió, sin voltearse a mirarnos–. ¡Wingardium leviosa! –Nada pasó, frustrándolo y desesperándolo más–. ¡Avada kedavra! ¡Azarath Metrion Zinthos! ¡Bibidi babidi bu! ¡Ábrete, sésamo! –Un tic nervioso en uno de sus ojos apareció–. Joder, ¡funciona ya, mierda! No quiero morir joven y virgen –lloriqueó.

    –Déjalo ya –instó Xana, con la poca fe en Virgo desecha y reprochándose interiormente por siquiera haber considerado esperar si algún conjuro funcionaba–. Los llevaremos a un lugar seguro, pero ya.

    Virgo asintió y se acercó a la desesperanzada Henrietta para ayudarla a levantarse y seguirnos.

    –¿A dónde nos lleváis? –preguntó.

    –Rauko, ¿dónde? –dijo Xana.

    –¡¿Qué?! –exclamé, atónito–. Pero si yo voy siguiéndote.

    –¡Cuidado, arriba! –advirtió Virgo.

    Xana sacó un pergamino de un bolsillo y lo abrió adelante. En respuesta, una pared translúcida de energía se formó para detener un meteorito, que terminó estallando dejando una nube negruzca.[1]

    –Conozco un camino –recordé. Después de todo, fui parte de uno de los Jinetes.

    Corrimos por el mismo sendero que recorrí con Elessar. Mientras descendíamos a una zona segura, Xana dejó una tenue estela de luz tras de sí, por si el resto necesitara una guía. Entonces la princesa por fin habló.

    –¿Iremos a casa? –fue lo que musitó.

    Todos nos detuvimos, por alguna razón. Tensé la mandíbula y mis puños mientras pensaba qué responderle. La verdad era una: no volveríamos, nunca podríamos.

    Entonces ¿qué demonios estábamos haciendo? Los centinelas morirían en unos instantes y los demás perderíamos el resto de nuestras fuerzas paulatinamente hasta que, en unos días, ya ni podríamos levantarnos. Estábamos condenados. Entonces ¿qué demonios estábamos haciendo? ¿Qué sentido tenía intentar sobrevivir si de todas maneras moriríamos poco después?

    – –murmuró Xana. Henrietta alzó la mirada hacia ella, incrédula, pero queriendo creer–, pero no será ahora. Primero tenemos que ir a un lugar seguro.

    –P-pero… –empezó Virgo– Tyrande explicó…

    –Volveremos a casa –sentenció. Unos segundos después, dijo–: Tener más aventuras, hacerme mucho más poderosa, que me reconozcan como una gran heroína, patearle el trasero a cierto brujo por enviarnos a Sandorái en un mal momento… –Una débil sonrisa apareció en su rostro. Miró a Virgo y la princesa–. Hay muchas cosas que aún quiero hacer. Muchas. Y no voy renunciar sin haberlo intentado. Arriba están luchando personas excepcionales, muy superiores a mí, y sé que entre todos podremos volver a Aerandir, de alguna manera.

    –¿Y… si no podemos volver? –inquirí con la mirada ausente.

    Silencio, uno que Xana odió no poder eliminar. Se mordió el labio.

    –Al final sí moriré y la única persona que he besado fue un hombre –se lamentó el elfo.

    –¿Un hombre? –pregunté extrañado. Él había mencionado que besó a Lucy Fireheart, lo que significaba…–. Espera, ¿Lucy es hombre?

    –N-no, no, no es hombre, la de verdad no –intentó explicar, pero luego dejó escapar un suspiro y murmuró–: Olvidadlo.

    –No podemos terminar así –pronunció Henrietta, de pronto, sin mirar a nadie en específico–. Morí una vez, morí sin vivir como de verdad quería. –Llevó una mano al pecho–. Esta vida que tengo ahora… juré usarla para hacer lo que quisiera, para ser lo que quisiera. P-pero… –Su voz pareció quebrarse un instante al final. Negó con la cabeza–. No quiero morir. No así, no aquí. Pero… si es la única opción, no quiero que el resto de mi vida sea algo miserable, ni tener la cara patética que tenéis vosotros. –levantó la mirada–. Voy a vivir.

    Puede que hubiera un ligero temblor en sus manos. Puede que sus ojos estuvieran húmedos, incluso, pero en estos había una chispa de rebeldía, lo suficiente para impulsarla, para mostrarme algo, recordarme algo.

    Xana estaba allí por mí, así que debía encargarme de que no se arrepintiera. Antes fracasé en ayudar a Virgo, así que debía protegerlo a él y a su princesa ahora. Se los debía y, después de todo, simplemente lamentarse no resolvería nada.

    –Entonces viviremos –dije–, pero para eso debemos seguir descendiendo o el techo nos apachurrará cuando se derrumbe la torre del pináculo, así que continuemos. –Reanudé el viaje–. Por cierto, ya veo por qué recorriste medio mundo por ella, Virgo –comenté, más adelante.

    La princesa miró al elfo, dudando unos segundos antes de decirle:

    –Lo lamento.

    –No, por favor. Fue mi culpa lo del veneno.

    –No, me refiero a lo de arrastrarte aquí. Lo del veneno definitivamente fue culpa vuestra.

    –Ah, sí, tenéis razón en disculparte. Obligarme a venir aquí definitivamente fue culpa vuestra.

    –En ese caso, entonces… ¿estamos a mano?

    Virgo fingió considerarlo.

    –No, estar aquí es mucho más horrible. Pido una compensación, princesa.

    –No tendréis un beso mío.

    –Bueno, lo intenté –suspiró, mostrándose más desilusionado de lo que estaba realmente.

    –Y… gracias, por viajar medio mundo por mí –le dijo con timidez.

    –A-ah, pues… no fue nada –le respondió con un ligero rubor–. Lo que sea por la bella princesa.

    –Hmm… No, por favor, no más princesa, no más Lady Henrietta Dahl-Gunderssen. Ella murió. –Esbozó una media sonrisa–. Yo… soy Piscis, una aventurera igual que tú.

(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)

[1] Uso objeto: Pergamino de inversión, el cual hace un bonito escudo mágico.
Y elijo la senda de la manía, aunque con casi la misma mentalidad de Dem. Y si me ponen adelante a elfos de los Ojos Verdes o a Frederica Lombardi (no sé si ella sigue viva o no), no me contendré =)

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La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai] - Página 6 Empty Re: La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai]

Mensaje  Uri Sáb Jun 06 2020, 02:25

A-Ah….L-Los h-huar-...


¡M-muévete!


La primera en reaccionar ante la liberación de los huargos fue Vira, quien aterrorizada comenzó a temblar arrodillada en el suelo, mientras sus ojos se humedecían hasta provocar una fina línea de lagrimas en sus grandes ojos femeninos. Uriel reconoció su reacción de inmediato; Horror, terror y pesimismo. Exactamente como él reaccionó al ver el infierno en Villasauco, hará casi….¿Cuándo fue que sucedió exactamente? Para Uriel se sentía como años y años, pero sabía que fue hace menos de dos días.


El niño reaccionó rápidamente cuando un cánido, furioso por haber sido engañado, se abalanzó sobre las dos figuras más vulnerables y cercanas a el. Sin pensarlo, Uriel tomó por el brazo a Vira y la apartó de la trayectoria con suma rapidez, incluso si Vira estaba horrorizada, Uriel ya se había adaptado a la opresiva y desesperante situación; Podía pensar con claridad y protegerla en consecuencia.


Valorando la situación, se percató Fënaor estaba encarando otro huargo no muy lejos de ellos, Uriel podía escucharlo luchar desesperadamente para matar al poderoso cánido, seguramente temiendo por la vida de los infantes. Uriel contuvo una sonrisa, apenas lo conocía de horas, pero era tan predecible y honesto que ya entendía la forma de pensar del elfo. Comprendiendo que los adultos no podían defenderlos, y Fëanor estaba demasiado ocupado luchando por su propia vida, Uriel escogió la opción mas lógica y sensata.


No planeo morir hoy aquí, ni yo, ni Anders, ni el señor Fëanor ni nadie…..Hoy no es el día, ni mañana, ni tampoco pasado...


El huargo, confuso por no sentir bajo sus afiladas garras a su pequeña presa, se quedó unos pocos segundos, críticos para Uriel y Vira, confusamente mirando el suelo ¡Uriel aprovechó para tomar a Vira de la muñeca y arrastrarla hasta detrás de las raíces, un escondrijo perfecto! La pobre muchachita estaba temblando


P-Por I-Isil ¿V-Voy a-a morir aquí? U-Uriel ¿V-vamos a morir?


......Lo siento, no sabría decírtelo….


....


Uriel pudo comprender el estado de horror absoluto, y porque lo entendía, era incapaz de decirle a Vira “todo irá bien” ¡Extrañamente no podía engañarla! Se mordió levemente el labio, pensando sus opciones rápidamente ¿Que debían hacer? Bastantes haurgos habían salido de la ilusión y los refuerzos no habían llegado aún ¿Que-....? ¿....?


¿hmm? ¿....Es la señorita Eilydh? ¿Porque….?


Sintió como el ambiente del campo de batalla había cambiado, ya no había confusión o tensión, sino….¿Sorpresa? El infante se asomó de entre las raíces para observar qué sucedió. Reconoció enseguida la femenina figura de una conocida elfa, una extraña sensación de alivio llegó levemente a Uriel ¡Sabía perfectamente lo capaz de que era esa elfa! No solo eso, la llegada repentina de un enemigo claramente astuto provocó confusión entre los violentos animales. Uriel sonrió levemente.


“¡Rectifico lo dicho, señorita! Hoy no será el día que muera, definitivamente….


¿....?


¡Señorita, escúcheme, por favor! Debemos regresar ahí.


¡E-Estas loco! ¡V-Vamos a morir! N-No es algo que noso-..


Ciertamente, no es algo con lo que nosotros podamos lidiar, si lo intentamos solo lograríamos ser asesinados por alguna de esas bestias….


¡E-Enton-...!


¿Quien nosotros debemos luchar directamente?


¿...?


Sonriendo suavemente, como un niño apunto de hacer una travesura, el pequeño vampiro entrecerró su único ojo a la vista con un inocente brillo malicioso. Vira se encogió algo incómoda, se llevó una impresión más bien dócil y quejica de Uriel ¡Era la primera vez que se encontraba con el lado más “vampiro” del menor! Inconscientemente, la muchacha había olvidado que el pequeño de 11 años frente a ella no era un niño cualquiera, sino un vampiro; Seres egoístas y maliciosos capaces de cambiar de un momento para otro, individuos extraños de difícil comprensión para personas ajenas a la raza.


Los refuerzos deben estar al caer, ellos vendrán con los medios correctos para matar a los huargos….Probablemente ¡Eso quiere decir que ganaremos si logramos imposibilitarles para que ellos puedan acabarlos fácilmente! ¿Ves la señorita elfa de ahí? ¡Junto a Nahir parecen tener un plan! ¡Así que voy a ayudarlas reduciendo su trabajo~! Me encargaré de los que siguen en la ilusión


¡E-Eso es t-totalmente suicida! ¿C-Com-...?


Dra-go-nes~ ¡Tenemos de nuestro lado dos dragones! ¿verdad? Serán unos campesinos, pero siguen siendo dragones ¡Son fuertes por defecto cuando se transforman!


¿.....?


Fufu~ ¡Nada  de lo que deba preocuparse, señorita! De todas formas ¿Logró calmarse, señorita Vira? También debe regresar cuanto antes ¿Sabe? ¡El resto de aprendices se ven perdidos sin su presencia! ¿Sabe?


.....¡...!


Sintiendo el repentino golpe de conciencia sobre ella, Vira se asomó rápidamente desde la gran raíz en la que estaban escondidos ¡Ahogó un grito de sorpresa y culpabilidad al constatar que las palabras de Uriel eran ciertas! Como la aprendiz principal, era la referente de sus hermanos discípulos ¡Pero por miedo olvidó sus deberes! La elfa puso una expresión culpable que hizo a Uriel sonreír levemente para sí mismo; Se percató que de hecho, si había bastante gente honesta y seria entre los elfos de Árbol Madre, no solo egolatras que solo podían ver su raza ¿O quizá tuvo la suerte de conocer a las únicas?


Asistiré a las señoritas, regresa y guía al resto de sanadores ¡Solo queda un poco más! Si resistimos un poco más, ganaremos.


¡Si! Más te vale no morir, vampiro


Lo mismo digo, señori-.....Vira…..


Los dos se miraron con un gesto tímido pero determinado, no se conocían ni tenían un lazo real de compañerismo ¡Pero ambos compartían la determinación para salir vivos de ahí sin permitir que el árbol cayese! En contra de lo que el orgullo elfo dictaba, eso era todo lo que se necesitaba para confiar el uno en el otro incluso siendo de razas enemistadas. Vira, con su usual mirada aguda y orgullosa, de un salto salió del escondite y se dirigió rápidamente hacia sus hermanos discípulos ¡Apenas había algo del miedo que antes prácticamente la paralizó! Incluso temblando, no dejó que eso la impidiera seguir dando lo mejor de si misma. Uriel la imitó, pero su dirección era ligeramente diferente, estaba dirigiéndose hacía la figura del segundo dragón ¡Aquel que fue herido!


¡Señor dragón! ¡Señor dragón!


.....


Uriel se aproximó al adulto, daga en mano en caso de ser atacado por algún cánido. El dragón adulto, cuya edad no debía pasar los 25 o 26 años, no le prestó atención al infante ¡El tipo parecía sumamente nervioso! Parecía petrificado, con una cara asustada. Le recordó al estado anterior de Vira, parecía que el terror también se había extrapolado a algunos adultos. Uriel suspiró, podía entender en parte al adulto ¡Pero no era momento de estar petrificado de miedo! Sacando su lado mas "serio", el niño se prometió que haría que el adulto le hiciera caso ¡Si o si!

¡S-E-Ñ-O-R~~!


Poniendo más fuerza en su infantil voz, el niño tomó de la solapa de la cota de malla y tiró hacia abajo, obligándolo a ponerse en su nivel ¡Así se aseguraría de que el dragón le prestara atención! Y con una voz seria pero cargada de la dulzura innata en la voz de un niño, exclamó:


“¡Escuche! ¿Es un dragón verdad? ¡Retome su forma! Tal y como es ahora, es un verdadero inútil~~ ¡Pero como dragón, la cosa cambia totalmente! ¡Será usted el que tenga la ventaja contra ellos con su fuerza bruta! Los refuerzos llegarán en cualquier momento ¡Debemos debilitaros lo suficiente como para facilitarles el trabajo!


El joven dragón, que miraba sorprendido al infante, se mostró silenciosamente fascinado por las palabras que salían de los labios del pequeño vampiro ¡Sentía que era imposible ir en su contra! No, no era eso; Era más bien, que le era imposible no creer en esa pequeña figura que, con determinación y convicción, le instó a luchar . Se sentía confiable, creíble…..Hasta inspirador. Asintiendo, el hombre comenzó a cambiar a su forma dragonil.



Era la primera vez que el vampiro presenciaba el proceso de conversión de los dragones ¡El infante lo observó con asombro y fascinación, sin poder evitar preguntarse a si mismo si no era doloroso! Tras retomar su forma del todo, debía de medir unos 4 o 5 metros ¡Su cuerpo se asemejaba al de una lagartija tanto en forma como en color! Carente de alas, lo que verdaderamente resaltaba eran sus afiladas y largas garras junto a su enorme boca forrada en finos pequeños pero afilados y numerosos colmillos. La fascinación le duró poco a Uriel, sabiendo que no había tiempo ¡Sin dudarlo escaló hasta la espalda del dragón! Este lo permitió, moviéndose rápidamente con la agilidad de una verdadera lagartija únicamente cuando sintió el minúsculo peso en su lomo acomodarse.


¡La señorita Eily y Nahir han electrocutado a los que se han liberado de la ilusión! Estarán atontados por un buen rato ¡Vamos a por los que están en la ilusión! Podrían salir en cualquier momento ¡Tenemos que matarlos!


Haciendo caso al niño, el reptil pasó olímpicamente de aquellos que fueron electrocutados ¡Fue directamente lo que continuaban en la ilusión! Eran cuatro huargos, que confusos pero despiertos parecían comenzar a ser conscientes de lo sucedido mientras gimoteaban. El dragón no lo dudo un segundo, movido por las palabras de Uriel, se abalanzó sobre las cuatro confundidas figuras.


Con sus potentes garras, el dragón tumbó y apresó a unos de los huargos que adoloridamente chilló ¡Por mucho que intentó liberarse a mordidas de las garras reptiles apenas pudo atravesar la dura piel rugosa de color tierra! Sosteniendo con fuerza el animal debajo de su extremidad, de un fuerte coletazo mandó a volar a otro de los huargos que Intentó atacar por la espalda al dragón de tierra ¡Pero Uriel fue más rápido advirtiendo a su compañero! El animal impactó con fuerza en una de las paredes de la sala, incrustrandose varios centímetro en esta, luego cayó al suelo con múltiples heridas graves por la zona del lomo ¿Estaba muerto o herido? No lo sabía, pero había quedado fuera de combate.


El tercero, más observador y calculador, esperó a que el dragón estuviera ocupado lidiando con sus otros dos compañeros, uno aún atrapado pero luchando y el otro que insistentemente esquivaba los ataques del inexperto reptil, aprovechándose de la herida en su abrazo para atacar la piel debilitada. Silenciosamente, el cánido corrió hacía el masivo cuerpo ¡Pero no tenía intenciones de atacar al peligroso reptil! Aprovechando el cuerpo de dragón como un trampolín, salto directamente hacía el infante con claras intenciones de matar.


¡Ah!


Tardó demasiado en darse cuenta, antes de que pudiera moverse ya tenía encima al animal intentando desfigurar su rostro a mordidas ¡Desesperadamente forcejeó contra él! Interponiendo su daga y sus escasas fuerzas de infante, el niño intentó desesperadamente quitarse de encima a la enorme bestia ¡Apenas podía contenerla debido a la adrenalina y su determinación a no morir! Debido al encarnizado encuentro, ambos cayeron del lomo del dragón mientras rodaban, uno con violentos ataques destinados a matar y el otro buscando salvar su propia vida de las enormes terroríficas fauces. El dragón rugió con horror al notar el infantil peso desaparecer de su espalda, pero no es como si pudiera hacer algo por Uriel con un huargo debajo de su pata forcejeando y el otro atacando insistentemente la herida en su brazo.  


¡N-No tengo más fuerza!


Con su escasa resistencia, antes de poder sacarse de encima a la bestia que casi triplicaba su tamaño, comenzó a cansarse rápidamente y a sentir el ya nostálgico dolor familiar por su cuerpo ¡Un sudor frío bajó por su espalda, su boca se secó y se puso amarga! Fëanor y los adultos estaban demasiado ocupados lidiando con los otros huargos, el dragón apenas podía contra lo que tenía, no había forma de que lo salvaran ¡En cuanto fue consciente de eso, comprendió que ese era probablemente su final! La única razón por la que seguía forcejeando y tratando de quitarlo de encima desesperadamente era porque se negaba a aceptarlo por muy obvio que fuera.


¡No sobreviví a una villa ardiente y un jinete para ser asesinado aquí!


Con sus ojos acuosos en miedo y desesperación pero totalmente determinado, ignoró el ardiente dolor y se esforzó por clavar su daga en el cuello del animal ¡No moriría sin oponerse primero a su destino! Pero entonces, como si le hubieran cortado las cuerdas, el huargo dejó de intentar clavar sus fauces en el niño y cayó de lado, golpeando de forma seca el suelo de tierra. Uriel miró la escena anonadado, pero enseguida se percató de las 8 flechas clavadas en distintas partes de su cuerpo. Por instinto miró a su lado derecho, pues de ahí provenían las flechas.


¡Por órdenes de la gran Sacerdotisa Galatrea y en nombre de Imbar, venimos a subyugar a las malvadas criaturas que osaron atentar contra la seguridad de Árbol Madre!


La potente voz de una mujer elfo resonó, Uriel contuvo una sonrisa aliviada ¡Eran los refuerzos! ¡Llegaron a tiempo! Lo sabía porque, justo detrás del grupo de elfos, estaban los aprendices que Vira mandó, tímidamente asomándose por el portón abierto. Sin dudarlo dos veces, con una organización que solo la élite elfa tendría, se movieron rápidamente en grupos de dos a tres personas para acabar con los cánidos aún vivos. La elfa avanzó a paso seguro, quedando justo en frente del que intentó antes matar a Uriel. Clavó sus serenos ojos  miel, casi dorados, en el infante y con una voz neutral dijo.


Muévete a un lugar seguro, niño. Esas fechas llevan un paralizante muy potente, pero sigue siendo peligroso


La voz de la mujer, estoica y segura, hizo que el vampirito se sobresaltara un poco ¡Estaba tan aliviado de no haber muerto que se quedó ahí acostado, molestando al trabajo de los guardias! Obedeciendo silenciosamente a la soldado, el vampiro rápidamente se puso en pie y se alejó rápidamente de ahí ¡Pudo ver como la elfa clavó su afilada espada corta en el cuello del animal! Le llamó la atención como la estocada fue tan certera y contundente que la herida de la criatura apenas sangró. Acto seguido, la mujer se dirigió hacia sus compañeros para terminar de subyugar a los huargos que el dragón logró retener valiéndose de su colosal fuerza bruta.


Uriel suspiró y miró el panorama, parecía que con la llegada de Eilydh y los refuerzos la situación había dado un giro de campana, la sensación de pesadez en su pecho fue levantándose rápidamente. Quería saber como estaban Fëanor y Vira pero, en lugar de ir hacía donde aún había huargos, decidió hacer caso a su lado racional y esperar a que primero los adultos acabaran del todo con los enemigos ¡Sería malo si por casualidad acabará provocando molestias o peor! ¡Su propia muerte! Por primera vez, hizo caso a los adultos y se quedó en un lugar seguro obedientemente.


----------------------------OFF-ROL----------------------------------------------

Habilidad Nivel 1:
Palabras Amigables (mantenida) Las palabras del vampiro pasan a estar cargadas por una aura dulce y pura poderosamente encantadoras, inclinado la persona a creer en lo que dice. El personaje afectado por la habilidad se sentirá más propenso a creer en el vampiro.

Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
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La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai] - Página 6 Empty Re: La batalla de Árbol Madre por el destino de Aerandir [Trama Sandorai]

Mensaje  Ger Sáb Jun 06 2020, 14:07


Oblivion

Y con el golpe definitivo de Elen, todo había acabado. Imlerith Tarmúnil, en un ahogado grito de sufrimiento que evocaba el final de los de sus hermanos, comenzó a descomponerse y con él, el más de medio kilómetro de altura que tenía la estructura comenzó a venirse abajo. Si bien, los héroes pudieron salvarse por sus propios medios o con ayuda. Habían derrotado a un jinete oscuro. ¿Cómo no podrían salvarse del derribo de la torre?

El polvo que salía de las ruinas de la estructura no tardó en disiparse y aparecer una mujer sujeta a una especie de balancín flotante. El balancín estaba sujeto por dos cuervos que, aleteando en sus extremos, sujetaban la estructura.

En principio, Melena Blanca se puso en guardia ante la recién llegada. ¿Una nueva amenaza? Lejos de la realidad, conforme Koran empezó a hablar y a mostrarse pacífica, el leónico fue rebajando su nivel de tensión. Todavía alto por los recientes combates. Lo primero que hizo aquella especie de bruja de los cuervos fue mostrar una sonrisa tras el plumaje negro que escondía su maquillaje.

¿Cómo os sentís ahora que lo habéis conseguido? – comenzó diciendo la mujer del balancín de los cuervos. – Es difícil imaginarse que llegaríais tan lejos y, sin embargo, aquí estáis. Puedo confirmar que todo ha acabado, que el árbol ha aguantado y que los jinetes han sido destruidos. – resumió. - Y vosotros, pese a todos los esfuerzos realizados, habéis sido traicionados. Vilipendiados. Y vuestra heroica figura se ha diluido como un azucarillo en un vaso con agua caliente. – hizo una pausa. – Pero la gloria debería suponer una nimia recompensa. Porque los auténticos héroes no esperan ser reconocidos. Simplemente actúan por determinación. Porque es lo que creen que deben hacer. – Con el índice, señaló a todos y los miró uno a uno, barriéndolos. – Cada uno de vosotros entró aquí aceptando las posibles consecuencias. Sí. Podéis consideraros héroes, porque lo sois. – hizo una pausa. – Y porque sois héroes, soy magnánima y os sacaré de aquí. – reveló. – Sin embargo, el precio a pagar por llevaros de vuelta quizás resulte alto. Pero no daré adelantos. Lo descubriréis.

Y Koran se bajó del balancín y dibujó un portal con su mano que, con un elegante gesto de manos, les invitó a atravesar.

-Podéis explorar este yermo tanto como queráis. El portal seguirá abierto y, cuando lo crucéis, estaréis de nuevo en Lunargenta. Vuestra nueva vida empieza. Os deseo buena suerte.

Después, se dio media vuelta. Creando un portal al lado del otro. Ella no iba al mismo sitio. Pero aquel portal tenía una extraña magia. Una que ni siquiera el señor de los portales, Demian, sería capaz de describir. Un montón de cuervos salieron de él. Y una luz resplandeciente, como si fuera la puerta al cielo, iluminaba el suyo. Koran se aproximó a él.

-¡Espera! ¿Quién eres? ¿A dónde vas? – preguntó el siempre miedoso Virgo.

La figura misteriosa torció la cabeza con interés. Y se dio la vuelta ante la pregunta. Miró el yermo desolado del Oblivion y a los presentes. No sin cierta añoranza.

-Aunque os parezca mentira, nadie especialmente particular. – declaró. – Cualquiera de vosotros representáis más en vuestro mundo natal – señaló el portal de Aerandir. - de lo que yo represento en el mío.

-Habéis visto este mundo paralelo. También os habéis encontrado con gente que os recuerda a conocidos en Aerandir. Ahora sabéis que todos nosotros, en cada uno de estos mundos, representamos algo. – E hizo una pequeña pausa. – Nos gusta explorar pero, al final, siempre añoramos volver a casa. Ser nosotros mismos, ¿Verdad? – reflexionó. -  Sí. Ha sido un viaje largo, pero es hora de que yo vuelva al mío.

La mujer cuervo se dio la vuelta de nuevo y se agarró al portal de luz brillante. Tan sólo tenía que alzar las piernas y dar un paso adentro. Miró por última vez a los presentes y, después al Oblivion.

-Gracias. Ha sido divertido.

Y cruzó el portal.

___________

Fin de la historia: Este es el fin de la trama de Sandorái. Habéis conseguido destruir a los jinetes oscuros. Después de muchos años, Elen Calhoun pierde todas las maldiciones y poderes relativos a los jinetes y vuelve a ser normal.

Como la gente del árbol también ha tenido problemas para derrotar a Tyrande (ver abajo), he decidido eliminar las restricciones de senda (manía/demencia). La parte del cambio de aspecto y el olvido del personaje para todos sus conocidos seguirán activos. Sí que os enteraréis de que los que tengan los ojos brillantes serán los héroes de Aerandir y, por tanto, los que os han arrebatado la gloria. Pero será responsabilidad de cada usuario aceptar PvP. Se habilitará un evento generalizado (estilo los eventos de festividades) para que, una vez completados dos temas con bonus de puntuación (+3 ptos), donde se descubran las consecuencias de la maldición, cada uno pueda quitarla individualmente si así lo desea.



___________

Casa de las Vestales

Después de los golpes de Bio, Reike, Vincent y la supresión de sus capacidades por parte de Reivy. Tyrie empezaba a encontrarse de manera moribunda y todo parecía indicar que perecería allí.

Sin embargo, el curso lógico de la batalla cambió cuando una inesperada intervención de Anders surgió para dar a la elfa una inesperada dosis de vitamina para poder seguir empujando. Con los daños realizadas por las armas de Bio y Vincent sobre su fina piel, poco iba a poder hacer Tyrie por dar la vuelta al combate. Níniel logró atolondrar a Anders, pero ya había sido tarde ya que el elfo había aplicado su imposición curativa muy leve.

Tyrie utilizó la energía de Anders para prácticamente suicidarse en un hechizo de liberación de luz. En un grito, barrió con energía toda la sala y tiró a todos los presentes contra las paredes del árbol. En una estruendosa onda lumínica que perfectamente podría haber dejado ciegos a todos los que no cerraran los ojos.

Finalmente, la gata Catherine, en medio del mar de luz que Tyrie había desprendido hacia la sala, logró rebanarle la cabeza y detener el ataque.

La energía liberada por la extraterrestre fue tal, que a algunos les llevaría algo más de tiempo recomponerse de sus golpes. O incluso sentirse casi al borde de la muerte.

Galatrea y los hombres de las raíces irrumpirían en la sala poco después de comprobar que todo en el árbol había acabado. La sacerdotisa se vio sorprendida al ver a Tyrie decapitada. Tendría tiempo para preguntar por qué había sucedido eso, pero pronto comenzó a realizar con sus vestales.

-Itw’ylne apare tá no ulién. – comenzó a rezar en élfico para impregnar la sala de magia sanadora para recuperar las heridas más graves de los presentes.

-Hoy han muerto muchos de nuestros seres queridos. – inquirió Galatrea Neril, totalmente desolada. Ella había perdido a hija y marido en una sola noche. Pero aún así, en su corazón había lugar para la esperanza. Miró al cielo, por el agujero que ascendía por todo el tronco de Árbol Madre hasta la copa, donde un agujero en llamas permitía ver el cielo. Allí, el torbellino que se había situado sobre el cielo ya no quedaba nada. Sólo una providencial llovizna que comenzó a extinguir las llamas de la destruida copa. Esta agua bendita, consiguió hacer rebrotar una pequeña hojita situada a los pies de Galatrea, la cual rodeó con sus manos. - Árbol Madre volverá a renacer. Y vosotros sois los héroes que lo habéis salvado. Seréis recordados como héroes.

___________

Todos: Habéis conseguido matar a Tyrie y, así, terminar con todo mal posible que pudiera propagarse por Aerandir. Me habéis puesto difícil ofrecer una solución pacífica y convincente para todos. He permitido que matéis a Tyrie (sensación+3 golpes + sentencia). Sin embargo, técnicamente no se han cumplido las premisas, por la loca acción de Anders, que resta un golpe. Por ello, durante la muerte de Tyrie, todos los que estáis en la sala acabáis malditos (menos Nousis, que conserva su maldición anterior).

Reivy, Vincent, Níniel, Reike, Bio y, por supuesto, Anders, recibís la maldición Recuerdo heroico”: Es una maldición “espejo” respecto a la de los compañeros del Oblivion. Vosotros no os convertiréis en defenestrados, sino que vuestros ojos quedarán brillantes y emitirán una pequeña luz. Esto os hará especialmente visibles e identificables tanto por el día como por la noche, por lo que perdéis capacidades de sigilo e invisibilidad. Y además, no solo no os olvidarán, sino que por vuestro brillo de ojos correrá el rumor de que sois los “héroes de Árbol Madre”. Es decir, os idolatrarán y acosarán si entráis en las ciudades hasta el punto de haceros la vida imposible o, incluso, muchos os verán como objetivos interesantes de los que sacar un botín. Por lo que tendréis dificultades para rolear en las ciudades. Además, vuestros seres queridos y amigos, será de hecho la única hazaña que os recuerden y admiren, aunque podéis quitarla con el objeto crafteable con habilidad de arcanos: “Polvos del Recuerdo”, de los que recibís 5 unidades, para que os recuerden tal y como erais. Tendréis que realizar dos temas con este lore (uno al menos en una ciudad) con bonus de 3 ptos de exp, y participar en un evento (estilo los de los eventos festivos) de manera individual para quitarla, si así lo deseáis. Por lo que volveréis a vuestra vida normal y ya nadie os reconocerá por nada.

___________

Exterior de Árbol Madre

La mañana posterior a la Batalla


Galatrea observaba el panorama a su alrededor con gesto de desasosiego. Habían prevalecido, los enemigos habían sido expulsados o eliminados y, sin embargo, aquello no se sentía como una victoria.

El tronco maltrecho y frágil que se erguía ante ella apenas recordaba en nada al magnífico Árbol que los destellos saltarines de la luz del atardecer iluminaran la tarde anterior. En lugar de los haces de luz que se colaban cada mañana entre ramas y hojas, aquella ruina ante ella recibía de lleno la luz directa del astro rey, como si el propio Anar hubiera decidido que la vergüenza de su pueblo no escapara a la vista de nadie.

El último gran golpe había caído sobre la base misma, haciendo tambalear Árbol Madre en su totalidad y, viendo los destrozos producidos en la zona, la Sacerdotisa no pudo evitar sorprenderse de que el Árbol se mantuviera aún en pie. El gran Ojo había golpeado con fuerza contra la parte externa de las raíces y el fuego, alimentado por todo el ramaje que había caído desde la copa, se había extendido por los alrededores creando un amplio cerco de carbón y cenizas. De no haber sido por los dragones que habían permanecido de su lado y aquellos brujos que llegaron navegando los cielos, quién sabe cuánto más se habría extendido el fuego antes de que pudieran detenerlo.

No, aquello no se sentía como una victoria y no era con ánimo orgulloso que aquellos que aún contaban con las fuerzas necesarias rebuscaban entre los escombros de la base del antaño espléndido Árbol Madre en busca de supervivientes. Frente al tronco, donde la noche anterior se extendía la avenida principal y los mercaderes y artesanos trataban de cerrar las últimas ventas antes de retirarse a descansar, se extendían dos hileras de cuerpos.

A un lado, cubiertos por mantos grises, descansaban los que no habían logrado rescatar con vida. Galatrea suspiró recordando su propia pérdida al ver a los dos abatidos muchachos acurrucados junto al cuerpo de la capitana Alkare. Había dado la vida por proteger Árbol Madre y sus habitantes, todo un honor. La Sacerdotisa intuía que los niños habrían preferido tener a su madre con ellos, como ella deseaba volver a abrazar a su hija.

Al otro lado, los sanadores se afanaban por tratar a los supervivientes. Habían estado sacándolos de entre las calcinadas raíces desde antes del amanecer. Presentaban quemaduras, golpes, huesos rotos. Algunos, como la mujer de piel oscura a la que trataba en aquel momento una agotada pero decidida Vira, presentaban también marcas de colmillos. Habían sacado de entre los escombros los cuerpos inertes de algunos huargos, pero aún no estaba del todo claro lo que había ocurrido ahí dentro.

¡Aquí hay otro! —anunció una voz desde el interior de las raíces—¡Aún respira!

No por mucho tiempo si no lo cubrís inmediatamente —dijo apresuradamente Galatrea desde el exterior. Habiendo reconocido al instante al muchacho que extraían en aquel momento, la Sacerdotisa se apresuró a tomar una de las mantas que reposaban en las cercanías y se la pasó al grupo de rescate—. No bastará con eso, debéis aislarlo por completo de la luz, rápido.

¿Es el vampiro?, ¿está vivo?

Fëanor, ¿qué haces levantado? Tus heridas…

Estaré bien —cortó el elfo, que caminaba cojeando hacia el grupo con un par de mantas más entre los brazos—. Ponedle esto también, rápido. Sé dónde llevarlo.

Galatrea observó al grupo alejarse durante un momento antes de volverse de nuevo hacia el Árbol. Caminó despacio hacia una sección de tierra removida en la base y se agachó, al percibir algo azulado en el suelo. Sacudió con la mano un montón de ceniza y la vio emerger, ajada, pero aún viva.

Namarië —murmuró acariciando con suavidad uno de sus pétalos—. Aún hay esperanza.

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Eilydh, Nahir, Aradia y Uri: Finalmente, lograsteis contener a los huargos dentro de las raíces e, incluso, eliminasteis a algunos de ellos. También evitasteis que el veneno se extendiera y debilitara las raíces del árbol. ¡Enhorabuena!

Lamentablemente, ninguno de vuestros compañeros logró detener el Ojo de Fuego, que impactó contra el exterior de las raíces con vosotras dentro, por lo que no saldréis indemnes del evento. Miradlo por el lado bueno, al menos estáis vivas, los huargos no han corrido la misma suerte.

Para libraros de vuestras varias heridas, tendréis que contratar los servicios de un sanador en el Mercado o consumir algún tipo de poción sanadora u objeto mágico similar en vuestro próximo rol. Si lo consumís en el mismo post en que lo compráis, ya sea en el Mercado o alguno de los Talleres, indicadlo en el Off, junto con la compra. Si lo hacéis así, comenzaréis “limpias” vuestro próximo rol. Otra opción posible es que dediquéis vuestro próximo tema, o parte de él, a recobraros de vuestras heridas con la ayuda de un PJ con capacidades de sanación.

Una vez os hayáis librado de estas heridas, obtendréis la Bendición de Galatrea: Durante los próximos 3 temas, todas las heridas que recibáis se contarán como 2 grados más leves. Es decir, las heridas muy graves se considerarán moderadas, las graves se considerarán leves y las que sean moderadas o menos se ignorarán. Además, todos los efectos sanadores aplicados sobre vosotras actuarán el doble de rápido.


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Llegamos a la parte interesante, ¿verdad? Recompensas:

- 200 aeros para todos
- 15 puntos de experiencia para todos, excepto Sango, Reivy, Bio, Elen y Eltrant, que reciben 25 puntos por una segunda fase que otorgó 10 ptos a otros usuarios y que desafortunadamente no llegaron a disfrutar por los recortes de trama.

Eilydh: Eleatril Nemaniel te hace entrega de parte del equipamiento de Ash'Alá, obtienes Silla de montar de los exploradores Nemaniel.
recompensa:

Anders: Mientras te recuperas de lo sucedido en la Casa de las Vestales, Lágoles y sus guardabosques le llevan tu hacha a su maestro de armas para que le haga unos retoques, ahora tiene el siguiente encantamiento:
recompensa:

Aradia Hazelmere: Te guardas una parte del veneno congelado. Tras un cuidadoso estudio y con la ayuda de los mejores alquimistas de Árbol Madre, logras crear algo nuevo, aunque te llevará un tiempo ser capaz de reproducirlo. Obtienes 1 PP en Alquimia, junto con la siguiente receta:
recompensa:

Nousis Indirel: Cuando por fin despiertas tras los sucesos acaecidos en la Casa de las Vestales, a tu lado descansa una Espada de una mano de calidad superior
recompensa:

Valyria: Obtienes el Peluche de jabalí lanudo. Lo encontraste en una de las celdas del pináculo. Parece de algún niño de Árbol Madre del Oblivion que permaneció allí, y que no tuvo un buen final. Quizás le venga bien a una custodio.
recompensa:

Sango: A tu regreso a Villasauco con Bunyan y Owen, encontráis el lugar completamente destruido. Entre los restos, tus compañeros encuentran el escudo que adornaba la sala principal de la taberna que, milagrosamente, ha sobrevivido al incendio. Lo limpian de ceniza y te lo entregan, en agradecimiento por proteger sus vidas y restitución por el que perdiste en la Cascada del Dragón.
recompensa:

Eltrant Tale: Obtienes Armadura golpeada por Caranthir Tarmúnil. Cuando fue golpeado por Caranthir Tarmúnil, algo cambió en esta armadura...
recompensa:

Demian: Obtienes los Cuchillos arrojadizos de sangre azul. La sangre del Rey Rigobert salpicó estos tres cuchillos arrojadizos. Por ello, su filo se volvió azul, como la sangre Real.
recompensa:

Rauko: A pesar de la maldición que pesa sobre ellos, Virgo y Piscis, agradecidos por su nueva oportunidad, deciden hacerle unos remiendos a tu vieja armadura de cuero de calidad pobre, añadiéndole un toque extra.
recompensa:

Nahir: Como gesto de respeto y agradecimiento por arriesgar tu vida para proteger Árbol Madre, Galatrea en persona te hace entrega de una prenda que ha permanecido expuesta en su Santuario desde que su antigua dueña pereciera durante el asedio de la Primera Guerra Illidense.
recompensa:

Uri: Como recuerdo de tu temple frente a estas bestias ígneas, Fëanor te obsequia con un Colmillo de huargo.
recompensa:

Vincent Calhoun: Te has comportado en todo momento con honor y mostrando respeto por los elfos, sus costumbres y sus exigencias. Has defendido Árbol Madre con todo lo que tenías, como digno sucesor de la gran Tyrande Nemaniel. Es poco probable que los elfos tallen figurillas con tu imagen y, si acaso tu nombre llega a repetirse entre los suyos, no dudes que se olvidarán convenientemente de mencionar tu raza, pero con los primeros rayos de luz del día, en una modesta ceremonia, los supervivientes del Consejo honran tus servicios haciéndote entrega de uno de sus preciados objetos mágicos. Obtienes Anillo de Ysgafn
recompensa:

Reike: El último Jinete en abandonar Árbol Madre dejó atrás una de sus dagas, la tomas para sustituir a la que perdiste.
recompensa:

Bio: La apresurada retirada de Eredin Tarmúnil tras ser vapuleado hizo que dejase atrás algunos objetos, entre ellos, un frasco de forma extraña, con una sustancia oscura y viscosa en su interior que, al retirar el tapón, sale al exterior creando una forma similar a la de una daga. Consciente de sus posibilidades, decides quedártelo.
recompensa:

Reivy Abadder: Los elfos saben recompensar que hayas salvado Árbol Madre y te forjan estos guardacuernos épicos.
recompensa:

Níniel Thenidiel: Sobre el altar en el que la falsa Tyrande preparaba el ritual para absorber la energía de Árbol Madre, un objeto atrae tu atención. Lo reconoces, sientes que te llama. Sin poder o querer evitarlo, te lo pones y, al momento, sientes su éter recorrer tu cuerpo hasta hacer contacto con su gemelo, el que Tyrande Nemaniel te entregó poco antes de su muerte.
recompensa:

Anastasia Boisson: Sufres una mejora en tu ballesta y obtienes El Cuervo.
recompensa:

Asher Daregan: Obtienes Supernova, una mejora para Eclipse tras ser impregnada por la magia de Imlerith Tarmúnil.
recompensa:

Elen Calhoun: Cuando mataste a Imlerith y saltaste de la torre, un gran tomo apareció en tus manos. El libro está firmado por Tarivius, en el preludio dice contener toda la historia de los 4 primeros centinelas, cómo consiguieron las reliquias y sus batallas contra los jinetes oscuros. Si bien hay ciertas páginas que sólo contienen un breve pasaje…
recompensa:

Mensaje de máster Ger sobre el evento:
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